Segunda película que veo de André De Toth y segunda película en la que me pierdo. Cuando se trata de una película con giros, como esta, es necesario marcar los giros claramente para que no nos perdamos. Me ocurrió con otros de sus westerns, “Ramrod”, en donde a pesar de que me puse la película de nuevo desde el principio, volví a perderme. Al ver “El rifle de Springfield”, corroboré atónito que no era una cuestión mía, sino más bien un tic de De Toth.

En lo que se refiere a la película, destaco el trato realista con la nieve, el trasiego de los caballos y el juego de los espejos. La comunicación a través de los espejos es algo tan ancestral como las mismas guerras.

Por otro lado, se destila un machismo rancio y retrógrado en la película, lo que hace que la vejez de esta película haya sufrido con el tiempo. Hay películas de los años 30 que han superado esta criba mucho mejor, valga como dato Scarlet O’Hara, por decir alguien.

Finalmente, duele el reiterado uso de la melodía no original, en diferentes formatos, que hace el director.