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Críticas ordenadas por fecha (desc.)
18 de diciembre de 2024
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al grano: Si te gustó la primera, y también te gustó la segunda, no hay razón para pensar que no te vaya a gustar la tercera. Más de lo mismo, con más o menos los mismos resultados. 'Sonic 3: La película' es la secuela que cabe esperar que sea dadas las circunstancias. Una película muy resultona para un público que busca poco más que eso, pero que tampoco se conforma con nada menos que eso: Una película muy resultona.
Y 'Sonic 3: La película' lo es tanto como lo fueron las dos anteriores a grosso modo, por más que obviamente siga sin ser lo que tampoco pretende ni quiere ni tan siquiera necesita ser: Una gran película. Una autoimposición plenamente consciente que utiliza a su/nuestro favor: En vez de avergonzarse de lo que es como otras adaptaciones de videojuegos, lo abraza con alegría y determinación. Con cariño y relajación. Para vosotros, jugadores.
Con ese buen rollo del que sabe que no se trata más que de una película, y de un videojuego. De pasar un buen rato distraído en base a un concepto claro y simple: Darle espacio a Sonic para que corra a gusto y a Jim Carrey para que se deje llevar. Con la pragmática y honesta sencillez de los juegos de los 90, siendo que hablamos como hablamos de una tercera entrega que, a grandes rasgos, es un poquito "aún más" que las dos anteriores.
Las adiciones de Shadow, Maria y Gerald Robotnick no suponen un gran salto, por más que le añadan un puntito emocional que puede que no tuvieran las dos anteriores. Puede, tal vez, es posible. Como también puede, tal vez, sea posible que las relaciones humanas no sean lo más relevante de la película, como bien demuestra la anecdótica presencia de Krysten Ritter. No deja de ser lo que es, no deja de ser una somanta palos CGI, y a correr.
Y 'Sonic 3: La película' acepta y asume de nuevo como propias las carencias y virtudes de la franquicia, y las potencia sin mayor pretensión que la de ofrecer otro pasatiempo juguetón, con doble de Carrey y a los puntos un poquito más resultón, por alevosía y premeditación, y a la vez igual de emocionante como de desechable. Como sin ir más lejos lo que (parece) suponer echarse una partidita siendo adulto, disfrutar de perder el tiempo.
Aunque sin malgastarlo ni mal invertirlo.
Y 'Sonic 3: La película' lo es tanto como lo fueron las dos anteriores a grosso modo, por más que obviamente siga sin ser lo que tampoco pretende ni quiere ni tan siquiera necesita ser: Una gran película. Una autoimposición plenamente consciente que utiliza a su/nuestro favor: En vez de avergonzarse de lo que es como otras adaptaciones de videojuegos, lo abraza con alegría y determinación. Con cariño y relajación. Para vosotros, jugadores.
Con ese buen rollo del que sabe que no se trata más que de una película, y de un videojuego. De pasar un buen rato distraído en base a un concepto claro y simple: Darle espacio a Sonic para que corra a gusto y a Jim Carrey para que se deje llevar. Con la pragmática y honesta sencillez de los juegos de los 90, siendo que hablamos como hablamos de una tercera entrega que, a grandes rasgos, es un poquito "aún más" que las dos anteriores.
Las adiciones de Shadow, Maria y Gerald Robotnick no suponen un gran salto, por más que le añadan un puntito emocional que puede que no tuvieran las dos anteriores. Puede, tal vez, es posible. Como también puede, tal vez, sea posible que las relaciones humanas no sean lo más relevante de la película, como bien demuestra la anecdótica presencia de Krysten Ritter. No deja de ser lo que es, no deja de ser una somanta palos CGI, y a correr.
Y 'Sonic 3: La película' acepta y asume de nuevo como propias las carencias y virtudes de la franquicia, y las potencia sin mayor pretensión que la de ofrecer otro pasatiempo juguetón, con doble de Carrey y a los puntos un poquito más resultón, por alevosía y premeditación, y a la vez igual de emocionante como de desechable. Como sin ir más lejos lo que (parece) suponer echarse una partidita siendo adulto, disfrutar de perder el tiempo.
Aunque sin malgastarlo ni mal invertirlo.
18 de diciembre de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quién me iba a decir que una de las películas que más me iban a emocionar y gustar de todo el año, sino la que más iba a ser un biopic de Robbie Williams...
Un día, paseando por la Gran Vía madrileña, a la altura del número 32, hace ya muchos años, me encontré a una exaltada multitud esperando con impaciencia y excitación. Por descontado, pregunté quién venía. Robin Williams entendí yo, lo que es verdad que no tenía mucho sentido teniendo en cuenta la edad media de las allí presentes... Cuando apareció Robbie Williams y la locura se apoderó de la situación, se me quedó cara de tonto, y volví a preguntar a la misma persona que quién era ese. Obviamente, era Robbie Williams.
Nunca he estado tan cerca de él, y dudo que vuelva a estar cerca suya. Pero después de ver 'Better Man' constato que conozco bastantes más canciones suyas que de por ejemplo Taylor Swift, a la que no creo que reconociera si me la encontrase en un ascensor. Aunque a decir verdad 'Better Man' no es ni un musical ni un biopic al uso, sino más bien una creativa y chispeante forma de exorcizar sus demonios por parte del propio Williams. Al final que lo interprete el único mono CGI de toda la película hasta acaba teniendo sentido.
Porque puede. Porque quiere. Porque no es un don nadie. Y porque 'Better Man' ni quiere ni pretende ser o un musical o un biopic tradicional como pueden ser 'Bohemian Rhapsody' o 'Rocketman'. Precisamente, en la crítica de una de ellas escribí que "no se dejaba llevar por la incontenible alegría musical que desprendía ese 'El gran showman' del que debería, podría haber tomado más (y mejores) notas". Williams es obvio que sí lo hizo, hasta el punto de contratar directamente al director de 'El gran showman', Michael Gracey.
'Better Man' posee la misma arrolladora y alegre energía de aquel ya mítico film, siendo un cruce entre biopic y musical sumamente inteligente que evita lo malo de unos y otros; en especial, la tendencia a convertirse en mecánicos, superficiales y modosos "greatest hits" que lo fían todo a los fans y a la música, como por ejemplo 'Back to Black'. 'Better Man' incluso se permite el lujo de que la canción más representativa e importante de la película, la que de hecho da forma a su clímax emocional... no sea siquiera de Williams.
La grandeza de la película reside, precisamente, en que ni está anclada ni tiene por qué ser fiel a la realidad, siendo una constante ensoñación onírica, como por otro lado deja claro que su protagonista sea un simio CGI (tan bien hecho) como los de 'El reino del planeta de los simios'. 'Better Man' está concebida como una suerte de gran, impulsivo, disparatado y vibrante videoclip, manifestándose continuamente con la misma desenfada y desenfrenada libertad y explosividad narrativa, alegórica y conceptual que suele permitir dicho medio.
Más, no por ello sin dejar de encajar en las formas de una película, y además de comportarse, también funcionar como tal. Y es que más allá de la música, siempre presente pero no omnipresente, 'Better Man' hace algo que muchos biopics ignoran por costumbre: En vez de dedicarse a repasar y leer la Wikipedia en voz alta como si fuese un dictado para fans aborregados, convierte la historia de Williams en la historia de un padre y su hijo que, por cosas de esas de la vida, es lo que siempre había querido ser: Alguien. Alguien y famoso.
Esto es, si le quitas a Williams y su música, incluso si le quitas sus efectos CGI o la exquisita y eléctrica labor de Michael Gracey... te queda una película. Puede que no tan especial y emotiva, puede que no tan vigorizante y contundente; puede que no tan guay y vibrante. Pero te queda una película, la que sirve de base a 'Better Man': Un estupendo film con un fuerte componente musical y algunas escenas soberbias -como la de "Rock DJ"- cuyo visionado se siente como un conciertazo de dos horas tras el cuál sales con ganas de vivir.
Un día, paseando por la Gran Vía madrileña, a la altura del número 32, hace ya muchos años, me encontré a una exaltada multitud esperando con impaciencia y excitación. Por descontado, pregunté quién venía. Robin Williams entendí yo, lo que es verdad que no tenía mucho sentido teniendo en cuenta la edad media de las allí presentes... Cuando apareció Robbie Williams y la locura se apoderó de la situación, se me quedó cara de tonto, y volví a preguntar a la misma persona que quién era ese. Obviamente, era Robbie Williams.
Nunca he estado tan cerca de él, y dudo que vuelva a estar cerca suya. Pero después de ver 'Better Man' constato que conozco bastantes más canciones suyas que de por ejemplo Taylor Swift, a la que no creo que reconociera si me la encontrase en un ascensor. Aunque a decir verdad 'Better Man' no es ni un musical ni un biopic al uso, sino más bien una creativa y chispeante forma de exorcizar sus demonios por parte del propio Williams. Al final que lo interprete el único mono CGI de toda la película hasta acaba teniendo sentido.
Porque puede. Porque quiere. Porque no es un don nadie. Y porque 'Better Man' ni quiere ni pretende ser o un musical o un biopic tradicional como pueden ser 'Bohemian Rhapsody' o 'Rocketman'. Precisamente, en la crítica de una de ellas escribí que "no se dejaba llevar por la incontenible alegría musical que desprendía ese 'El gran showman' del que debería, podría haber tomado más (y mejores) notas". Williams es obvio que sí lo hizo, hasta el punto de contratar directamente al director de 'El gran showman', Michael Gracey.
'Better Man' posee la misma arrolladora y alegre energía de aquel ya mítico film, siendo un cruce entre biopic y musical sumamente inteligente que evita lo malo de unos y otros; en especial, la tendencia a convertirse en mecánicos, superficiales y modosos "greatest hits" que lo fían todo a los fans y a la música, como por ejemplo 'Back to Black'. 'Better Man' incluso se permite el lujo de que la canción más representativa e importante de la película, la que de hecho da forma a su clímax emocional... no sea siquiera de Williams.
La grandeza de la película reside, precisamente, en que ni está anclada ni tiene por qué ser fiel a la realidad, siendo una constante ensoñación onírica, como por otro lado deja claro que su protagonista sea un simio CGI (tan bien hecho) como los de 'El reino del planeta de los simios'. 'Better Man' está concebida como una suerte de gran, impulsivo, disparatado y vibrante videoclip, manifestándose continuamente con la misma desenfada y desenfrenada libertad y explosividad narrativa, alegórica y conceptual que suele permitir dicho medio.
Más, no por ello sin dejar de encajar en las formas de una película, y además de comportarse, también funcionar como tal. Y es que más allá de la música, siempre presente pero no omnipresente, 'Better Man' hace algo que muchos biopics ignoran por costumbre: En vez de dedicarse a repasar y leer la Wikipedia en voz alta como si fuese un dictado para fans aborregados, convierte la historia de Williams en la historia de un padre y su hijo que, por cosas de esas de la vida, es lo que siempre había querido ser: Alguien. Alguien y famoso.
Esto es, si le quitas a Williams y su música, incluso si le quitas sus efectos CGI o la exquisita y eléctrica labor de Michael Gracey... te queda una película. Puede que no tan especial y emotiva, puede que no tan vigorizante y contundente; puede que no tan guay y vibrante. Pero te queda una película, la que sirve de base a 'Better Man': Un estupendo film con un fuerte componente musical y algunas escenas soberbias -como la de "Rock DJ"- cuyo visionado se siente como un conciertazo de dos horas tras el cuál sales con ganas de vivir.
12 de diciembre de 2024
36 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película del (fallido) Universo Marvel de Sony es bastante representativa de los problemas de la industria norteamericana, no ya sólo con este tipo de grandes producciones... comerciales. Como ya lo fueron 'Morbius' o 'Madame Web'; como también lo fueron las tres entregas de 'Venom', por más que su (incomprensible) éxito comercial nos incite a pensar en lo contrario.
'Kraven The Hunter' es una víctima, otra más, de la inseguridad, la indecisión y el miedo de una industria que tiende a convertir sus criaturas en monstruos. Es evidente que se trata de otra película reconvertida en producto reciclado cuál monstruo de Frankenstein, en un intento desesperado por salvar los muebles y sobrevivir a lo que no es tanto un accidente como un ejercicio de autosabotaje.
Uno ve su director y su reparto, incluso algunos momentos logrados e ideas prometedoras que permiten intuir su potencial como película. El por qué por ejemplo el director de 'El año más violento' podría tener interés en lo que no tendría por qué ser "una de superhéroes"... pero que tiene que serlo, por cojones; pese a quien le pese, cueste lo que cueste. Con lo que eso conlleva.
Porque sí, porque así son las cosas.
Porque lo digo yo, que soy el jefe. Porque puedo, aunque no tenga ni puñetera idea de quien es "Craben". Puede que tampoco ni puñetera idea de hacer cine... dado que al fin y al cabo, un ejecutivo no responde ante el público, sino ante una junta directiva o los inversores. Lo suyo es vender algo... ya sea una película o una moto, da lo mismo. Un superhéroe, actores famosos, efectos digitales...
¿Qué puede salir mal? ¿Por qué el Universo Marvel de Sony ha salido mal si a la propia Marvel le ha salido bien? No hay más que fijarse en películas como 'The Batman', ya gusten más o menos, para encontrar la respuesta. Una respuesta por otro lado obvia y evidente, o que al menos debería de serlo cuando inviertes 100 millones de euros, tanto como lo es cuando no tienes más de 1.000 euros.
Las ideas claras. Desde el principio, antes de gastar un sólo euro. Apostar por algo, tener claro por el qué apostar. Por qué, y para qué apostar por ello. Confiar en la apuesta, y en los escogidos para sacarla adelante. Ser valiente (aunque no temerario). Y sobre todo, intentar hacer algo que merezca la pena. Mantener viva siempre la inquietud y "el gusanito" por hacer algo que merezca la pena.
Por hacer cine, o algo que se le pueda parecer. Algo que merece la pena siempre encuentra su público, tarde o temprano. Sin embargo autosabotajes como los de 'Morbius', 'Madame Web' o 'Kraven The Hunter' lo tienen muy difícil. Posibles películas, al menos sobre el papel convertidas en memes por esa trituradora llamada "industria" que se atreve a usar el término "cine" en vano.
'Kraven The Hunter' no es una mala película, ya que en la práctica se le ha negado la posibilidad de intentar ser una película, ya fuera mejor o peor. Es distraída, no siendo una pérdida de tiempo pero por las razones equivocadas: La de estar durante dos horas haciendo como que intenta escapar de las arenas movedizas que la retienen. Por la resignación del que ya tiene el culo pelao.
Porque el que no se consuela es porque no quiere, y porque la película pisoteada y arrollada por la industria asoma de vez en cuando dando muestras de que, en otra vida, igual, tal vez, hubiera podido merecer la pena. Llegar incluso a ser una digna película, quien sabe si algo más. Por desgracia nunca lo sabremos, siendo 'Kraven The Hunter' el enésimo "#ReleaseTheMovieCut".
'Kraven The Hunter' es una víctima, otra más, de la inseguridad, la indecisión y el miedo de una industria que tiende a convertir sus criaturas en monstruos. Es evidente que se trata de otra película reconvertida en producto reciclado cuál monstruo de Frankenstein, en un intento desesperado por salvar los muebles y sobrevivir a lo que no es tanto un accidente como un ejercicio de autosabotaje.
Uno ve su director y su reparto, incluso algunos momentos logrados e ideas prometedoras que permiten intuir su potencial como película. El por qué por ejemplo el director de 'El año más violento' podría tener interés en lo que no tendría por qué ser "una de superhéroes"... pero que tiene que serlo, por cojones; pese a quien le pese, cueste lo que cueste. Con lo que eso conlleva.
Porque sí, porque así son las cosas.
Porque lo digo yo, que soy el jefe. Porque puedo, aunque no tenga ni puñetera idea de quien es "Craben". Puede que tampoco ni puñetera idea de hacer cine... dado que al fin y al cabo, un ejecutivo no responde ante el público, sino ante una junta directiva o los inversores. Lo suyo es vender algo... ya sea una película o una moto, da lo mismo. Un superhéroe, actores famosos, efectos digitales...
¿Qué puede salir mal? ¿Por qué el Universo Marvel de Sony ha salido mal si a la propia Marvel le ha salido bien? No hay más que fijarse en películas como 'The Batman', ya gusten más o menos, para encontrar la respuesta. Una respuesta por otro lado obvia y evidente, o que al menos debería de serlo cuando inviertes 100 millones de euros, tanto como lo es cuando no tienes más de 1.000 euros.
Las ideas claras. Desde el principio, antes de gastar un sólo euro. Apostar por algo, tener claro por el qué apostar. Por qué, y para qué apostar por ello. Confiar en la apuesta, y en los escogidos para sacarla adelante. Ser valiente (aunque no temerario). Y sobre todo, intentar hacer algo que merezca la pena. Mantener viva siempre la inquietud y "el gusanito" por hacer algo que merezca la pena.
Por hacer cine, o algo que se le pueda parecer. Algo que merece la pena siempre encuentra su público, tarde o temprano. Sin embargo autosabotajes como los de 'Morbius', 'Madame Web' o 'Kraven The Hunter' lo tienen muy difícil. Posibles películas, al menos sobre el papel convertidas en memes por esa trituradora llamada "industria" que se atreve a usar el término "cine" en vano.
'Kraven The Hunter' no es una mala película, ya que en la práctica se le ha negado la posibilidad de intentar ser una película, ya fuera mejor o peor. Es distraída, no siendo una pérdida de tiempo pero por las razones equivocadas: La de estar durante dos horas haciendo como que intenta escapar de las arenas movedizas que la retienen. Por la resignación del que ya tiene el culo pelao.
Porque el que no se consuela es porque no quiere, y porque la película pisoteada y arrollada por la industria asoma de vez en cuando dando muestras de que, en otra vida, igual, tal vez, hubiera podido merecer la pena. Llegar incluso a ser una digna película, quien sabe si algo más. Por desgracia nunca lo sabremos, siendo 'Kraven The Hunter' el enésimo "#ReleaseTheMovieCut".
2024
27 de noviembre de 2024
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recién salido de la correspondiente sala de cine, me descubro a mí mismo pensando en 'Vaiana 2' en los mismos términos que en 'Frozen 2' -según creo recordar a bote pronto...- cuando en su momento resulta que con 'Vaiana' tuve la misma sensación que tuve con 'Frozen, el reino del hielo', según me lo confirma la hemeroteca, béndita hemeroteca que me ayuda al igual que a Disney a solventar la papeleta de forma fácil, rápida, cómoda y sencilla. Es lo que tienen las secuelas, y demás derivados.
No soy un especial entusiasta ni de 'Vaiana' ni de 'Frozen, el reino del hielo', pero guardo un buen recuerdo de ambas. No tan bueno como de '¡Rompe Ralph!', pero sí un buen recuerdo. No soy un especial entusiasta, y aunque me dejaron algo frío se puede decir que disfruté de ambas. Como también disfruté de 'Ralph rompe Internet' y 'Frozen 2'; o ahora de 'Vaiana 2', tres secuelas que aun luciendo de forma más o menos parecida, son significativamente inferiores a sus originales respectivos.
Por más que Disney rara vez no dé la cara, por más que Disney rara vez no presente una cinta de animación como mínimo decente y respetable, no sólo en lo técnico y audiovisual. Como son el caso de las tres citadas secuelas, toscas réplicas con la intención de servir como expansiones que carecen de la entidad propia suficiente como para valerse por sí mismas. Incluso para valerse con (o sin) orgullo como películas, no siendo 'Vaiana 2' una excepción y dejar de sentirse más una secuela que una película.
Una entretenida y digna secuela que, pocas dudas tengo, agradará en una medida más que razonable a los fans de la primera, por descontado algo más compacta, lograda y que además contaba con más y mejores "picos de interés". De hecho está la principal diferencia entre ambas: Esos ocasionales grandes momentos que impulsaban el primer filme pero que en 'Vaiana 2', por más que sus responsables parezcan intentar emular, no logran romper su mantenida y episódica consonancia narrativa.
En cualquier caso, tiene una primera película por delante que le cubre las espaldas y cuya inercia heredada, muy posiblemente, sea más que suficiente como para respaldar su condición de digno pasatiempo "disneyniano". A veces queremos más de lo mismo, pero no sabemos conformarnos con más o menos lo mismo. 'Vaiana 2', al igual que 'Ralph rompe Internet' y 'Frozen 2', son simplemente secuelas. Secuelas, por otro lado, estrenadas en salas de cine, y no directamente en VHS o Disney+...
... aunque en el caso de 'Vaiana 2' se haga evidente demasiado a menudo y de forma recurrente su origen como serie de televisión que, sobre la marcha y a trompicones, ha sido reconvertida en una película. Perdón, en una secuela cuyas heridas de guerra pueden no ser tan molestas como evidentes, por más que si redunden en un producto menos consistente y a la postre menos disfrutable de lo que tal vez sí, tal vez no hubiera podido ser de haber sido una película y no una secuela; o más bien, un producto.
No soy un especial entusiasta ni de 'Vaiana' ni de 'Frozen, el reino del hielo', pero guardo un buen recuerdo de ambas. No tan bueno como de '¡Rompe Ralph!', pero sí un buen recuerdo. No soy un especial entusiasta, y aunque me dejaron algo frío se puede decir que disfruté de ambas. Como también disfruté de 'Ralph rompe Internet' y 'Frozen 2'; o ahora de 'Vaiana 2', tres secuelas que aun luciendo de forma más o menos parecida, son significativamente inferiores a sus originales respectivos.
Por más que Disney rara vez no dé la cara, por más que Disney rara vez no presente una cinta de animación como mínimo decente y respetable, no sólo en lo técnico y audiovisual. Como son el caso de las tres citadas secuelas, toscas réplicas con la intención de servir como expansiones que carecen de la entidad propia suficiente como para valerse por sí mismas. Incluso para valerse con (o sin) orgullo como películas, no siendo 'Vaiana 2' una excepción y dejar de sentirse más una secuela que una película.
Una entretenida y digna secuela que, pocas dudas tengo, agradará en una medida más que razonable a los fans de la primera, por descontado algo más compacta, lograda y que además contaba con más y mejores "picos de interés". De hecho está la principal diferencia entre ambas: Esos ocasionales grandes momentos que impulsaban el primer filme pero que en 'Vaiana 2', por más que sus responsables parezcan intentar emular, no logran romper su mantenida y episódica consonancia narrativa.
En cualquier caso, tiene una primera película por delante que le cubre las espaldas y cuya inercia heredada, muy posiblemente, sea más que suficiente como para respaldar su condición de digno pasatiempo "disneyniano". A veces queremos más de lo mismo, pero no sabemos conformarnos con más o menos lo mismo. 'Vaiana 2', al igual que 'Ralph rompe Internet' y 'Frozen 2', son simplemente secuelas. Secuelas, por otro lado, estrenadas en salas de cine, y no directamente en VHS o Disney+...
... aunque en el caso de 'Vaiana 2' se haga evidente demasiado a menudo y de forma recurrente su origen como serie de televisión que, sobre la marcha y a trompicones, ha sido reconvertida en una película. Perdón, en una secuela cuyas heridas de guerra pueden no ser tan molestas como evidentes, por más que si redunden en un producto menos consistente y a la postre menos disfrutable de lo que tal vez sí, tal vez no hubiera podido ser de haber sido una película y no una secuela; o más bien, un producto.
23 de noviembre de 2024
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Steve McQueen tiene una de las escenas más impactantes que he visto en los últimos tiempos. Una de esas escenas que sé que recordaré toda la vida. Y gracias a ella, posiblemente, me acordaré de 'Blitz'. De la nueva película del responsable de 'Viudas', película de 2018 que un servidor describió en aquel entonces "como el resumen de una miniserie en vez de una película inspirada en una, que es lo que se supone que es".
No sé hasta qué punto dicha sensación se me ha quedado asociada al nombre de McQueen; recordemos, también responsable de 'Small Axe', una colección de cinco largometrajes formada por 'Mangrove', 'Lovers Rock', 'Alex Wheatle', 'Education', y 'Red, White and Blue' que, más bien, actuaba como una serie de antología. 'Blitz', bien lo pueda parecer por sí misma o bien por mis fundados prejuicios, podría ser una mezcla de ambos proyectos.
Una suerte de resumen de una serie de antología, siendo una de esas películas bélicas, del estilo a por ejemplo 'El capitán', 'El pájaro pintado' o '1917' en la que su protagonista, ya sea un soldado o un niño, va recorriendo una zona de guerra y se va encontrando con diversas circunstancias más o menos cotidianas que, enlazadas una tras otra, superpuestas, nos vienen a insistir en el horror, dolor y miseria que trae consigo cualquier conflicto bélico.
En el caso que nos ocupa, durante los bombardeos de Londres llevados a cabo por los nazis vistos a través de los ojos de un niño de 9 años que no quiere separarse de su madre, una Saoirse Ronan que como siempre está en su sitio. Como lo está la propia 'Blitz', una película muy sólida y de virtud intachable que además cuenta, recordemos, con una de las escenas más impactantes que un servidor recuerda haber visto en los últimos tiempos.
¿Y por qué lo repito? Porque, probablemente, gracias a ella me acordaré de 'Blitz'. No es que no se trate de una película (casi) notable, que en la práctica (casi) lo es, ni cuente con algunos otros momentos o imágenes brillantes, que también. Pero, a pesar de sus incuestionables bondades, a diferencia de, por ejemplo, las mencionadas 'El capitán', 'El pájaro pintado' o '1917', no cuenta con un elemento realmente diferencial e inconfundible.
Puede ser, tal vez, debido a una cuestión de metraje, dado que ninguno de los personajes con los que se cruza el protagonista (salvo uno...) tienen tiempo de dejar huella; igual McQueen, también responsable de 'Occupied City', un documental de cuatro horas sobre la ocupación nazi de Ámsterdam, tendría que haber apostado por "otra colección de largometrajes" como la de 'Small Axe'. Quizá bastaba con haber depurado algo más el guión.
O por una realización no tan formal y educada, habida cuenta que su higiénica puesta en escena y los ojos de su protagonista no ligan con los horrores de la guerra de la misma manera que, por ejemplo, 'El pájaro pintado' o 'Masacre. Ven y mira', "Padrinos" de un género que recordamos por el horror, la rabia y la impotencia que son capaces de transmitir. Por su capacidad, precisamente, de abrazar e incluso regodearse en la miserabilidad humana.
Visto así, 'Blitz' sería más bien, en comparación y salvando algunas distancias, como un tour turístico. Como visitar ahora un campo de concentración con cara triste pero sin mancharse las manos. No por ello deja de ser una película (muy) bien hecha y de notable apariencia que durante su visionado se comporta, y además, de forma (casi) notable. Pero le falta ESE, digamos, factor X que marca la diferencia entre lo (casi) notable y muy respetable...
... y lo impactante y, por lo tanto, inolvidable. Aunque cuente una de las escenas más impactantes que he visto en los últimos tiempos.
No sé hasta qué punto dicha sensación se me ha quedado asociada al nombre de McQueen; recordemos, también responsable de 'Small Axe', una colección de cinco largometrajes formada por 'Mangrove', 'Lovers Rock', 'Alex Wheatle', 'Education', y 'Red, White and Blue' que, más bien, actuaba como una serie de antología. 'Blitz', bien lo pueda parecer por sí misma o bien por mis fundados prejuicios, podría ser una mezcla de ambos proyectos.
Una suerte de resumen de una serie de antología, siendo una de esas películas bélicas, del estilo a por ejemplo 'El capitán', 'El pájaro pintado' o '1917' en la que su protagonista, ya sea un soldado o un niño, va recorriendo una zona de guerra y se va encontrando con diversas circunstancias más o menos cotidianas que, enlazadas una tras otra, superpuestas, nos vienen a insistir en el horror, dolor y miseria que trae consigo cualquier conflicto bélico.
En el caso que nos ocupa, durante los bombardeos de Londres llevados a cabo por los nazis vistos a través de los ojos de un niño de 9 años que no quiere separarse de su madre, una Saoirse Ronan que como siempre está en su sitio. Como lo está la propia 'Blitz', una película muy sólida y de virtud intachable que además cuenta, recordemos, con una de las escenas más impactantes que un servidor recuerda haber visto en los últimos tiempos.
¿Y por qué lo repito? Porque, probablemente, gracias a ella me acordaré de 'Blitz'. No es que no se trate de una película (casi) notable, que en la práctica (casi) lo es, ni cuente con algunos otros momentos o imágenes brillantes, que también. Pero, a pesar de sus incuestionables bondades, a diferencia de, por ejemplo, las mencionadas 'El capitán', 'El pájaro pintado' o '1917', no cuenta con un elemento realmente diferencial e inconfundible.
Puede ser, tal vez, debido a una cuestión de metraje, dado que ninguno de los personajes con los que se cruza el protagonista (salvo uno...) tienen tiempo de dejar huella; igual McQueen, también responsable de 'Occupied City', un documental de cuatro horas sobre la ocupación nazi de Ámsterdam, tendría que haber apostado por "otra colección de largometrajes" como la de 'Small Axe'. Quizá bastaba con haber depurado algo más el guión.
O por una realización no tan formal y educada, habida cuenta que su higiénica puesta en escena y los ojos de su protagonista no ligan con los horrores de la guerra de la misma manera que, por ejemplo, 'El pájaro pintado' o 'Masacre. Ven y mira', "Padrinos" de un género que recordamos por el horror, la rabia y la impotencia que son capaces de transmitir. Por su capacidad, precisamente, de abrazar e incluso regodearse en la miserabilidad humana.
Visto así, 'Blitz' sería más bien, en comparación y salvando algunas distancias, como un tour turístico. Como visitar ahora un campo de concentración con cara triste pero sin mancharse las manos. No por ello deja de ser una película (muy) bien hecha y de notable apariencia que durante su visionado se comporta, y además, de forma (casi) notable. Pero le falta ESE, digamos, factor X que marca la diferencia entre lo (casi) notable y muy respetable...
... y lo impactante y, por lo tanto, inolvidable. Aunque cuente una de las escenas más impactantes que he visto en los últimos tiempos.
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