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Todavía faltan ocho meses

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Pese a que los periodistas empiezan a pedirlo, el ministro de Educación y Cultura Pablo da Silveira, se niega a hacer hoy un balance de su gestión. Entiende que eso corresponde al terminar la tarea. “Todavía faltan ocho meses para ello y hay mucho por hacer”, sostuvo la semana pasada durante el acto por el cual Carlos Muñoz tomó posesión como nuevo director (en sustitución de Gerardo Sotelo) del Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional (Secan).

El clima electoral pasa a ser tan dominante que muchos creen que este gobierno ya cerró su ciclo.

Sin embargo, falta mucho para terminar y no es bueno entrar en un largo impasse por el solo hecho de que en forma paralela (pero distinta) está en marcha el proceso por el cual la ciudadanía decidirá quienes habrán de gobernar a partir del 1° de marzo del año que viene. Como bien dijo el ministro, quedan 8 meses y en consecuencia, dispone de mucho tiempo para seguir haciendo cosas.

La característica del gobierno presidido por Luis Lacalle Pou ha sido justamente la de ser proactivo. Se hace más de lo que se habla. El propio presidente ha sido claro en insistir en que el motor no se apaga y es bueno que sus ministros (como fue el caso de Da Silveira), lo anuncien y sostengan.

Los micrófonos y las cámaras están mirando a otro lado, los candidatos son las estrellas, los actos y las recorridas hacen ruido, las redes se copan con mensajes electorales, pero nada es excusa para que el gobierno reduzca su ritmo, aún cuando nadie le esté prestando atención.

Es que si la Coalición pretende ser reelegida, debe actuar con criterio de continuidad. El último día de febrero del año que viene sería simplemente el mero traspaso de todo lo hecho para que quienes vengan el 1° de marzo continúen, avancen y profundicen lo que será en este caso, una “herencia bendita”.

Este gobierno tuvo muchos logros, sin duda, pero le queda mucho por hacer. El candidato nacionalista Álvaro Delgado insiste en cubrir la corta distancia que hay para llegar a ser un país desarrollado. Como suele ocurrir en la actividad deportiva, los tramos finales son los más complicados y exigen esfuerzos desmedidos. Por eso Uruguay no puede detenerse por el hecho de que hay una campaña en curso.

Debe insistir en mantener a toda costa la Reforma Jubilatoria, cuestionada a partir de la realización de un plebiscito que no solo busca derogarla sino que quiere implantar en la Constitución un sistema que provocará un tremendo desastre.

No hay en filas oficialistas mucha claridad de cómo insistir en ese asunto. A no ser el candidato por el Partido Independiente, Pablo Mieres y quien asesoró al gobierno en ese tema, Rodolfo Saldain, la dirigencia política, la que recorre el territorio nacional para conseguir votos, no se muestra muy comprometida con el tema.

Fue la decisión más valiente que tomó este gobierno. Pero la tarea no estará concluida, mientras exista la amenaza del plebiscito.

No se trata solo de argumentar contra la iniciativa sindical; esa es la tarea más fácil y para ello sobran demoledores argumentos. Se trata además de defender la reforma por sí misma, argumentar en favor de sus bondades y de su necesidad.

Por otro lado, hay que avanzar en estos meses con la transformación educativa. La pandemia retrasó su puesta en marcha, por lo tanto todavía es temprano para hacer evaluaciones precisas. Pero como el objetivo fue el de ir hacia una “transformación” más que una reforma definitiva, se buscó que sea un proceso permanente de ajustes y mejoras, de acuerdo a los resultados que se van viendo y ante los continuos cambios que toda sociedad plantea. Es, por lo tanto, una tarea que nunca termina.

Uruguay no logró en este período la esperada apertura comercial internacional. Avanzó en contactos, entreabrió puertas, aprendió, pero los avances fueron pocos. En estos ocho meses hay que seguir hasta quedar lo más cerca de los objetivos buscados para cuando venga un nuevo gobierno.

Los indicadores económicos son muy alentadores. Lo peor que podría pasar es que distraídos por el ruido de la campaña, se bajen los brazos e imprevistamente haya algún retroceso. No es el estilo de la rigurosa ministra de Economía, por lo tanto es esperable que en ese tema se aproveche cada día en estos ocho meses.

Estamos en campaña es verdad, pero el gobierno aún continúa su gestión. El tramo que queda por recorrer debe ser aprovechado al máximo. Como dijo el ministro Da Silveira, todavía falta tiempo para hacer los balances finales.

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