FRAUDE, MENTIRAS Y ENGAÑOS EN
EL MUNDO ANTIGUO.
Col·lecció INSTRUMENTA
Barcelona 2014
45
FRAUDE, MENTIRAS Y ENGAÑOS EN
EL MUNDO ANTIGUO.
Francisco Marco Simón
Francisco Pina Polo
y José Remesal Rodríguez (Eds.)
© PUBLICACIONS I EDICIONS DE LA UNIVERSITAT DE BARCELONA, 2014
Adolf Florensa, 2/n; 08028 Barcelona; Tel. 934 035 442; Fax 934 035 446.
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1ª edición: Barcelona, 2014
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Composición y maquetación : Juan Manuel Bermúdez Lorenzo.
Portada: GEORGES DE LA TOUR, Le Tricheur à l'as de carreau (ca. 1636-1638). Musée du Louvre. Autor de la fotografía : F. Pina.
Impresión: Gráficas Rey, S.L.
Depósito legal: B-26.023-2014
ISBN: 978-84-475-3889-8
Impreso en España / Printed in Spain.
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editor.
Índice general
Introducción
(Francisco Marco Simón, Francisco Pina Polo y José Remesal Rodríguez)
9
¿Mentira fenicia? El oráculo de Melqart en los relatos de fundación de Tiro y Gadir
(Manuel Álvarez Martí-Aguilar)
13
Manipulating the Past. Re-thinking Graeco-Roman accounts on ‘Celtic’ religión
(Ralph Häussler)
35
Alexandre à Jerusalem: Entre mensonge et iction historiographique
(Corinne Bonnet)
55
Fraudes sobrenaturales: Embaucadores, crédulos y potencias divinas en la antigua Roma
(Silvia Alfayé)
65
Devoti (…) sint, qui mi (…) in fraude fecerunt: la execración de las actividades
fraudulentas en el Occidente latino
(Francisco Marco Simón)
97
Cómo evitar una condena mediante una boda: el primer matrimonio de Pompeyo Magno
(Plut. Pomp.4)
(Luis Amela Valverde)
105
Impostores populares y fraudes legales en la Roma tardorrepublicana
(Francisco Pina Polo)
123
Vigilar y castigar: publicanos, contratistas, senadores y otros defraudadores en el mundo
romano
(Cristina Rosillo López)
139
Corrupción y fraude documental en la administración municipal romana
(Juan Francisco Rodríguez Neila)
153
Mentiras de una adopción. La sucesión de Trajano
(Juan Manuel Cortés Copete)
187
Falacias persuasivas en la literatura cristiana antigua: retórica y realidad
(Juana Torres)
209
Falsiicación histórica y apología mesiánica en el cristianismo primitivo
(Gonzalo Fontana Elboj)
225
Las fraudes en el rescripto constaniniano de Hispellum
(Esteban Moreno Resano)
255
7
Publicidad engañosa: el caso de Maximino en la Hispania Citerior
(Fernando Martín)
271
Fraus Maligna y simulatio fallax: delatar maniqueos en la época de la hipocresía
(María Victoria Escribano Paño)
281
Los “hallazgos singulares” de Iruña-Veleia: de la ilusión al iasco
(Juan Santos Yanguas)
295
Índices temáticos
- De fuentes clásicas
- Inscripciones
- Onomástico
- Lugares
- Materias
309
311
312
315
317
8
Mentiras de una adopción. la sucesión de traJano*
Juan Manuel cortés coPete
Universidad Pablo de Olavide, Sevilla
En el año 117 d. C. Roma tuvo que enfrentarse a una crisis total. La campaña pártica de Trajano
había comenzado, años atrás, con los mejores auspicios y resultados esperanzadores1. El emperador,
camino de oriente, pudo permitirse despreciar a los embajadores del rey parto con los que se encontró
en Atenas. No estaba dispuesto a ninguna suerte de concesión política. Había decidido emprender
la guerra para acabar deinitivamente el problema del reino parto, cuestión que ni el propio Augusto
había podido solucionar. Quizás se sintiera como un nuevo Alejandro o como un nuevo César a
la conquista del Oriente, pero con seguridad coniaba en sus experimentadas legiones, curtidas en
otras guerras, en la inteligencia de sus generales, puesta a prueba en anteriores conquistas, y en su
propio genio militar que había llevado al imperio del Pueblo Romano a límites jamás conocidos
hasta entonces. Y los hechos le dieron la razón. Armenia cayó en su poder con rapidez y facilidad.
De allí sus tropas descendieron por los cursos del Tigris y Éufrates y Mesopotamia fue conquistada.
El rey parto perdió la autoridad entre los suyos, cuestionado ante el empuje incontenible del enemigo
romano, estalló la guerra civil y la lucha entre los nobles. Los ejércitos de Partia rehuían el combate,
cediendo terreno al aplastante avance de las tropas romanas. Sabían que en campo abierto su destino
era la derrota. Las ciudades de origen griego o macedonio abrían las puertas de sus murallas a las
legiones, atraídas por la fama de protectores de la cultura helénica de sus nuevos dueños. Ctesifonte,
la capital del reino, cayó en manos del emperador. En Babilonia, Trajano visitó la casa donde murió
*
Este estudio ha sido realizado dentro del Proyecto “Adriano, imágenes de un Imperio” (Har 2011-26381), del Ministerio
de Economía y Competitividad de España.
1
La principal fuente es C. D. 68.17.32. J. guey, Essai sur la guerre parthique de Trajan, Bucarest 1937. F. a. lePPer,
Trajan’s Parthian War, Oxford 1948. La secuencia cronológica del desarrollo de la guerra no puede ser establecida con
precisión por la escasez e insuiciencia de los testimonios.
187
Alejandro. En el Golfo Pérsico lavaron los soldados romanos sus armas. El soberano de Mesene,
Atémbalo, prometió lealtad al conquistador. Ante tanta felicidad sólo la contemplación de un bajel
haciéndose a la mar con destino a la India nubló la mirada de Trajano y de sus ojos brotaron unas ya
olvidadas lágrimas. Se le atribuía el deseo de conquistar incluso la India, si su edad hubiese sido otra.
El emperador superaba ya los sesenta años.
El holgorio se había instalado en Roma. Los senadores, entusiasmados y desconcertados ante
las noticias de las interminables victorias del oriente, le concedieron el honor de “celebrar triunfo
sobre tantos pueblos como quisiera” (C.D. 68.28.3), incapaces de decretar otros honores por las
victorias sobre pueblos cuyos nombres no sabían pronunciar. También le concedieron el título de
Óptimo, con el que se habían referido a él desde los lejanos tiempos de su adopción por Nerva. Pero
ahora el nombre había cambiado de valor. Si hasta entonces Optimus era un adjetivo que resaltaba su
excelencia sobre los demás senadores y la razón de su adopción, ahora Optimus acompañaría al título
de Princeps o de Emperador: se le elogiaba como el mejor de todos los emperadores2.
En medio de tanta felicidad, no obstante, aparecieron síntomas preocupantes. En el invierno
del año 115 al 116, Antioquía sufrió un terrible terremoto. El propio Trajano, que allí estaba
preparando la campaña de la primavera siguiente, se salvó de milagro, literalmente. Se decía que
un fantasmagórico gigante lo había sacado de su habitación, que se derrumbó (C.D. 68.25.5). Hubo
muertos y heridos entre los ciudadanos de Antioquía y entre los soldados allí acantonados, venidos
de todas partes del imperio. Los suministros que pudieron rescatarse tuvieron que ser empleados
en el auxilio de la ciudad en lugar de guardarse para la nueva campaña. Los augurios para la nueva
expedición no parecían favorables.
Mientras el emperador conseguía sus mayores éxitos en Mesopotamia y el enemigo parecía
deinitivamente derrotado, aparecieron los primeros signos de que la campaña pártica no acabaría
tan felizmente como la dácica. Las ciudades con población griega y macedonia que antes saludaron
al conquistador, ahora se sublevaron al comprobar la eicacia del sistema impositivo romano. Las
comunidades judías, especialmente prósperas en las tierras de Mesopotamia, se sumaron a aquellas
revueltas movidas por la esperanza escatológica. El conlicto entre los dos reinos más grandes de
la tierra los llevaría a su aniquilación, lo que permitiría, a su vez, la restauración de reino de Israel.
Algunos nobles partos consiguieron organizarse y empezaron el hostigamiento de las tropas invasoras.
Y entonces se comprobó que se había cometido una terrible imprevisión. Para aquella conquista no se
había levantado ninguna nueva legión y ahora resultaba imposible dominar ese inmenso territorio que
tan fácilmente se había conquistado. Trajano no había previsto que necesitaría un ejército de ocupación3.
No obstante, la capacidad operativa de los ejércitos romanos no estaba afectada y los
generales pudieron asumir, con determinación, la represión de la revuelta. Nisibis, Edesa y Seleucia
fueron nuevamente capturadas; estas dos últimas fueron incendiadas. La propia Dura Europos,
sin duda sublevada también, sufrió el saqueo de las tropas romanas. Trajano, comprendiendo la
diicultad de la situación, renunció a provincializar Partia y le otorgó un rey cliente en la persona de
Partamaspates, al que coronó en una ceremonia pública en Ctesifonte. El propio emperador y sus
equites sigulares participaron en el intento de asalto a Hatra, insensata operación en la que se quería
vencer la solidez de sus murallas con una carga de caballería. Que miembros de la escolta imperial
resultaran heridos muestra lo desesperado del intento. Y para terminar de empeorar las cosas, los
2
La discusión sobre el momento de la concesión de este título: g. Migliorati, Cassio Dione e l’impero romano da Nerva
ad Antonino Pio, Milano 2003, 145-147, con la bibliografía pertinente.
3
h. g. PFlauM, Les procurateurs équestres sous le Haut-Empire Romain, Paris 1970, 107-9.
188
judíos del imperio, movidos por el mismo espíritu religioso que sus correligionarios de Babilonia, se
unieron a la sublevación4. Cirene, Egipto, Chipre, quizás la propia Palestina, se levantaron en armas
y hubo horribles matanzas de gentiles. Ahora, los posibles refuerzos destinados al oriente debían
emplearse en reprimir los problemas dentro de las fronteras. Algunas de las restantes provincias,
en el Danubio, en Britania, quedaron parcialmente desguarnecidas porque sus unidades militares se
necesitaban en otros lugares. Y también en ellas se produjeron problemas.
La llegada del invierno del año 116 tranquilizó la situación. El emperador parecía decidido a
continuar su lucha al otro lado del Éufrates y estaba tomando las disposiciones necesarias para que
así fuera. Además, desplazó a alguno de sus mejores generales a las tierras sublevadas del imperio:
Lusio Quieto a Palestina y MarcioTurbón a Egipto. Y ellos, con esfuerzo, empezaron a controlar la
sublevación. Pero durante la primavera de 117, aquejado ya por la enfermedad, cambió parcialmente
de planes. Decidió volver a Roma, dejando a Adriano como comandante de los ejércitos de Siria y
encargado de la próxima campaña. El emperador no llegó a la capital. Agravado su mal durante el
viaje, tuvo que desembarcar en Selinunte, en Cilicia, donde a principios del mes de agosto de 117
murió. Adriano, según el relato oicial, recibió la carta en la que se le anunciaba la adopción el 9 de
agosto y aquella otra en la que se le daba cuenta de la muerte de Trajano, el 11 del mismo mes. Esta
fecha sería considerada oicialmente su dies imperii (HA Hadr. 4.6-7).
Trajano se había convertido no sólo el primer emperador muerto fuera de Italia sino el primero
en fallecer en una campaña militar. Ocurrió, aparentemente, sin que hubiese designado públicamente
al heredero y dejando al sucesor en una lejana provincia del oriente, sumido en una guerra externa
y teniendo que hacer frente a los restos de las sublevaciones judías del imperio y a los movimientos
en algunas fronteras europeas. Parece que entonces se levantaron voces que pusieron en duda la
legitimidad de su sucesor, Adriano.
una adoPción Fraudulenta. la tradición historiogrÁFica
La inmensa mayoría de las fuentes literarias recogen, con mayor o menor énfasis, la noticia de
un proceso sucesorio fraudulento. Casio Dion, Eutropio, la Historia Augusta, el Liber de Caesaribus,
o Historiae abreviatae, de Aurelio Víctor, todos ellos traen a colación la noticia de la falsiicación
del testamento de Trajano en su lecho de muerte en favor de Adriano. Y todos acusan, con mayor o
menor inquina, a Plotina de haber sido la autora del fraude.
El autor más cercano a los acontecimientos es el griego Casio Dion, quien empezó los trabajos
de documentación y composición de su Historia romana en las primeras décadas del s. III, después
de haber estado activo políticamente desde tiempos de Cómodo5. Dice así (69.1.1-4):
Ἁδριανὸς δὲ ὑπὸ μὲν Τραϊανοῦ οὐκ ἐσεποιήθη· ἦν μὲν γὰρ πολίτης αὐτοῦ καὶ ἐπετροπεύθη
ὑπ` αὐτοῦ‚ γένους θ’οἱ ἐκοινώνει καὶ ἀδελφιδῆν αὐτοῦ ἐγεγαμήκει‚ τό τε σύμπαν συνῆν αὐτῷ
καὶ συνδιῃτᾶτο‚ (2) τῇ τε Συρίᾳ ἐπὶ τῷ Παρθικῷ πολέμῳ προσετάχθη‚ οὐ μέντοι οὔτ` ἄλλο
τι ἐξαίρετον παρ` αὐτοῦ ἔλαβεν οὔθ` ὕπατος ἐν πρώτοις ἐγένετο‚ ἀλλὰ καὶ Καίσαρα αὐτὸν
καὶ αὐτοκράτορα τοῦ Τραϊανοῦ ἄπαιδος μεταλλάξαντος ὅ τε Ἀττιανὸς πολίτης αὐτοῦ ὢν
4
M. Pucci, La rivolta ebraica al tempo di Traiano, Pisa 1981.
C.D. 72.23.5.F. Millar, A Study of Cassius Dio, Oxford 1966, 28-40. F. gascó, Sociedad y cultura en tiempos de los
Severos, Madrid 1988.
5
189
καὶ ἐπίτροπος γεγονώς‚ καὶ ἡ Πλωτῖνα ἐξ ἐρωτικῆς φιλίας‚ πλησίον τε ὄντα καὶ δύναμιν
πολλὴν ἔχοντα ἀπέδειξαν. (3) ὁ γὰρ πατήρ μου Ἀπρωνιανός‚ τῆς Κιλικίας ἄρξας‚ πάντα
τὰ κατ` αὐτὸν ἐμεμαθήκει σαφῶς‚ ἔλεγε δὲ τά τε ἄλλα ὡς ἕκαστα‚ καὶ ὅτι ὁ θάνατος τοῦ
Τραϊανοῦ ἡμέρας τινὰς διὰ τοῦτο συνεκρύφθη ἵν` ἡ ποίησις προεκφοιτήσοι. (4) ἐδηλώθη δὲ
τοῦτο καὶ ἐκ τῶν πρὸς τὴν βουλὴν γραμμάτων αὐτοῦ· ταῖς γὰρ ἐπιστολαῖς οὐχ αὐτὸς ἀλλ` ἡ
Πλωτῖνα ὑπέγραψεν‚ ὅπερ ἐπ` οὐδενὸς ἄλλου ἐπεποιήκει.
Adriano no fue adoptado por Trajano. No obstante Adriano era su conciudadano y estuvo bajo
su tutela, mantenía con él una relación de parentesco y casó con una sobrina suya. En suma,
estaba vinculado a Trajano y compartía con él la vida diaria. (2) Para la guerra pártica fue
puesto al frente de Siria, aunque ciertamente no había recibido de Trajano ningún otro cargo
por elección ni tampoco había sido cónsul entre los primeros. Pero Atiano, que también era su
compatriota y había sido su tutor, y Plotina, movida por un sentimiento amoroso, lo designaron
no sólo César sino también emperador cuando Trajano murió sin hijos, porque estaba cerca
y tenía a sus órdenes un poderoso ejército. (3) Mi padre Aproniano, que fue gobernador de
Cilicia, conoció todo lo que tenía que ver con aquello con exactitud y, entre otros detalles,
airmaba que la muerte de Trajano se ocultó durante algunos días por la siguiente razón, para
que se pudiera hacer pública con antelación la adopción. (4) Esto quedó también de maniiesto
por sus cartas enviadas al Senado. En estas cartas no era Trajano quien irmaba sino Plotina,
lo que nadie nunca había hecho.
No es necesario recordar que hasta nosotros no ha llegado el texto del historiador bitinio
sino sólo sus resúmenes y reescrituras de manos de autores bizantinos. En este caso se trata del
epítome realizado por la pluma del monje Jiilino. Pero este hecho no puede hacernos dejar de lado
la especial mordacidad con la que se airma que Adriano no fue adoptado. Sería difícil pensar que
este énfasis era obra de un monje del s. XI. Se acertará mejor pensando que aquí, ante lo singular del
acontecimiento y como en otras ocasiones, Jiilino trasladó el verdadero pensamiento e incluso la
auténtica formulación del autor original, de Casio Dion6.
De la misma opinión que Dion fue Eutropio, ya en el siglo IV, quien en su Breviario se
maniiesta en términos similares a los del Bitinio:
Eutr. 8.6.1.
Defuncto Traiano Aelius Hadrianus creatus est princeps, sine aliqua quidem voluntate Traiani, sed
operam dante Plotina Traiani uxore; nam eum Traianus quamquam consobrinae suae ilium vivus
noluerat adoptare. Natus et ipse Italicae in Hispania.
Fallecido ya Trajano, Elio Adriano fue nombrado príncipe sin que hubiese, ni siquiera, alguna
disposición testamentaria de Trajano pero siendo Plotina, la mujer de Trajano, la que prestó su ayuda.
Pues Trajano, mientras estuvo con vida, y a pesar de que era hijo de una prima materna suya, no había
querido adoptarlo. También él había nacido en Itálica, en Hispania.
6
F. Millar, A Study..., 2. ch. l. Murison, Rebellion and Reconstruction.An Historical Commentary on Dio’s Roman History,
Books 64-67, Atlanta 1988, 1-2. Los métodos de Jiilino fueron la transcripción literal del texto de Dion, la supresión de
pasajes y el resumen, dando lugar a una obra incoherente: P. a. brunt, On Historical Fragments and Epitomes, CQ 30,
1980, 477-494, esp. 488-492
190
En cambio, los otros fueron más moderados en su expresión e, incluso también, en su pensamiento.
Atribuyeron la noticia de la falsiicación testamentaria a la opinión de ciertas personas, sin tomarla por
verdad absoluta como habían hecho Dion y Eutropio. He aquí los testimonios.
HA Hadr. 4.10
Nec desunt qui factione Plotinae mortuo iam Traiano Hadrianum in adoptionem adscitum
esse prodiderint, supposito qui pro Traiano fessa uoce loquebatur.
No faltan quienes proclamaron que Adriano, por la acción de Plotina, fue recibido en adopción una vez
ya fallecido Trajano, por medio de un impostor que hablaba por Trajano con voz fatigada.
Aur.Vict.Caes. 13.13.
Quanquam alii Plotinae, Traiani coniungis, favore imperium assecutum putant, quae viri testamento
heredem regni institutum simulaverat.
Sin embargo otros consideran que (Adriano) alcanzó el imperio por el favor de Plotina, la esposa de
Trajano, quien ingió en el testamento de su marido que había sido instituido como heredero del reino.
Por último, debe recordarse que el Epitome de Caesaribus calla todo lo referente a esta supuesta
maquinación para llevar al trono al joven pariente de Trajano7. A pesar de proclamarse versión de la obra
de Aurelio Víctor, esta obra se nutre de informaciones diversas y opta por una independiente selección
de noticias frente a su pretendida obra de referencia, el Liber de Caesaribus8. Un posible explicación
para esta suerte de gradación en el juicio sobre la labor de Plotina en la sucesión, desde Eutropio, que la
considera el cerebro perverso que concibe y ejecuta el fraude, hasta el Epitome que ignora esa tradición,
pasando por la Historia Augusta y el propio Aurelio Víctor, donde se recogen como opiniones de otros
los rumores sobre aquella maquinación, podría encontrarse en el uso diverso de fuentes diferentes.
Pocas cuestiones hay más controvertidas en el estudio de los compendios históricos del s. IV
que el análisis y la determinación de las fuentes históricas que usaron. Más allá de la exactitud de las
propuestas hechas sobre la existencia de un Suetonio ampliado9, de una Historia imperial perdida10
o de un autor desconocido11 de los que pudieran nutrirse, en diferente grado, estos resúmenes de la
época imperial, creo prudente intentar un acercamiento a la cuestión siguiendo la propuesta metódica
que enuncia P. Dufraigne en su edición de la Historia Abreviada de Aurelio Víctor12. En lugar de partir
de la hipótesis de una fuente principal que habría sido resumida de diversas maneras en los distintos
compendios, Dufraigne propone seguir la confesión que el propio Aurelio Víctor hace, y que podría
extenderse a los demás autores de los otros resúmenes: Ac mihi quidem audienti multa legentique...13:
una multitud de fuentes usadas, sin duda, con distinto aprovechamiento.
7
Epit. 14.1.
M. Festy, Pseudo-Aurélius Victor. Abrégé des Césars (Texte établi, traduit et commenté), Paris 2002, viii-xii.
9
a. cohn, Quibus ex fontibus S. Aurelii Victoris et libri de Caesaribus et Epitomes undecim capita priora luxerint, Berlin
1884.
10
a. enMann, Eine verlorene Geschichte der römischen Kaiser und das Buch De Viris Illustribus Vrbis Romae, Philologus
4, 1884, 335-501. t. d. barnes, The lost Kaisergeschichte and the Latin Historical Tradition, BHAC, 1968/1969, 13-43.
11
R. syMe, Emperors and Biography. Studies in the Historia Augusta, Oxford 1971. T. D. barnes, The Sources of the Historia Augusta (Coll. Latomus 155), Bruxelles 1978.
12
P. duFraigne, Aurélius Victor. Livre des Césars (Text établi et traduit), Paris 2003, xxv-xxxv.
13
Aur.Vict.Caes. 11.13. Debe reseñarse que esta confesión la hace el autor para resaltar cómo a partir de Nerva empezaron
a reinar gentes de origen no romano que engrandecieron el imperio. Es Dion quien sostiene el origen íbero de Trajano: C.
D. 68.4.1.
8
191
La hipótesis que deseo desarrollar consiste en la posibilidad de que estos compendios hubieron
usado la Historia Romana de Casio Dion cuando mencionan la conspiración golpista tramada por
Plotina. Dado que el bitinio es el testimonio explícito más antiguo que tenemos de esta maquinación,
de ser cierta la relación de dependencia entre los autores latinos del siglo IV y el historiador del siglo
II, podríamos renunciar a ellos como testimonios que soportaran la impostura que llevó al trono a
Adriano. Así quedaría centrado el debate en el propio Casio Dion y las posibilidades que tuvo de
conocer un fraude como el que denuncia.
La cuestión del uso de Casio Dion en el siglo IV por autores que escriben en latín se centra,
casi exclusivamente, en la capacidad de estos para entender griego14 y poder aprovechar la magna obra
del bitinio. Evidentemente, este no es un argumento que pudiera usarse contra Eutropio, el compilador
que sigue sin atisbo de dudas el argumento de Dion. Eutropio era, posiblemente, de origen asiático,
sirvió en la administración romana del Oriente y tuvo que hacer uso constante de la lengua griega que
dominaba con altísima competencia15. Asimismo resulta interesante el hecho de que Eutropio conoció
y fue condiscípulo del traductor al griego de su Breviarium, el sirio Peanio16. Esta versión griega es
esclarecedora porque, pudiendo haber sido conocida por el propio Eutropio y, por lo tanto, de alguna
manera autorizada, evidencia paralelismos con el texto de Dion que no pueden dejarse escapar. Donde
el bitinio airma, Ἁδριανὸς δὲ ὑπὸ μὲν Τραϊανοῦ οὐκ ἐσεποιήθη, la traducción griega del Breviario
transforma la frase a la voz activa para sentenciar con la misma contundencia: οὐδὲ... αὐτὸν εἰσεποιήσατο
Τραϊανός (6.1-2)17. Difícil sería no intuir una conexión literaria entre Dion y Eutropio-Peanio.
Más difícil parece la cuestión en los otros dos textos, la Historia Augusta y la obra de Aurelio
Víctor. Si se puede dudar de la capacidad de leer griego y de utilizar obras en esta lengua como fuente
de información del autor, o autores, de la Historia Augusta, el alto número de correspondencias entre
la Vida de Adriano y el libro LXIX de Casio Dion han obligado a buscar una explicación. Parece
la más lógica pensar que se utilizó una adaptación latina de la Historia Romana18. Esto, además,
podría explicar el carácter subsidiario, o complementario, que le atribuye la Historia Augusta a esta
fuente, por detrás de sus referencias latinas básicas19. Y así, tras haber informado del procedimiento
oicial y dar noticia de las cartas de adopción y de anuncio del fallecimiento del emperador, tras
haber recordado los demás rumores que circulaban sobre los planes sucesorios de Trajano20, todos
ellos propios del ambiente senatorial de la capital, termina el capítulo añadiendo: Nec desunt qui...
prodiderint, “no faltan quienes proclamaron que Adriano fue recibido en adopción una vez fallecido
Trajano.” No sería equivocado pensar que la referencia se hacía a Dion.
Para Aurelio Víctor ha sido costumbre negar también su capacidad de leer griego. Las
coincidencias evidentes entre su texto y pasajes de Casio Dion, sobre todo entre los reinados de
Augusto y Domiciano, se han explicado, habitualmente, como producto del recurso a las fuentes latinas
comunes para Suetonio, Tácito y Dion21. Es obvio que el argumento no podría extenderse al reinado
14
El retroceso en el conocimiento de la lengua griega en Occidente durante el s. IV: P. courcelle, Les lettres grecques en
Occident de Macrobe à Casiodore, Paris 1948.
15
G. bonaMente, La biograia di Eutropio “lo storico”, AFLM 10, 1977, 159-210. id., La dedica del Breuiarium e la carriera
di Eutropio, GIF 8, 1977, 274-297.
16
E. Malcovati, Le traduzioni greche di Eutropio, RIL s. III 8, 1943-4, 273-304.
17
Eutropi Breviarium ab urbe condita cum versionibus Graecis. Recensuit et adnotavit H. Droysen, Beroloni 1879, 139.
18
J.-P. callu, Histoire Auguste. Tome I 1. Introduction générale. Vies d’Hadrien, Aelius, Antonin, Paris 2002, 8. H. W.
benario, A Commentary on the Vita Hadriani in the Historia Augusta, Ann Arbor 1980, 60, establece la relación con el
pasaje de Dion.
19
El Ignotus de Syme, la biografía de Mario Máximo y la Kaisergeschichte de Enmann: H. W. benario, A Commentary..., 3-14.
20
HA Hadr. 4.6-9.
21
P. duFraigne, Aurélius Victor...,107, n.26.
192
de Adriano puesto que los mismos textos que nutrieron a los dos escritores latinos, coetáneos del
emperador, no podrían haber contenido noticias sobre Adriano que Dion pudiera haber utilizado. No
obstante, el extraño pasaje que narra la muerte de Tito ha vuelto a abrir el debate sobre el uso directo
del texto griego de Dion por parte de Aurelio Víctor y su incapacidad para comprenderlo cabalmente22.
Un conocimiento insuiciente de la lengua griega podría explicar la equivocación que ese pasaje
recoge, pero demostraría el uso directo del texto de Dion al que, sin duda por la propia diicultad para
entenderlo, se le otorgaría una posición secundaria. Y esta condición de fuente secundaria explicaría
también una aparente incongruencia del texto de Víctor que se ha intentado subsanar con una enmienda
a los manuscritos. El texto completo sobre la sucesión de Trajano dice así (Aur.Vict.Caes. 13.11-13):
Rogatu patrum Italiam [Traianus]repetens, morbo periit grandaeua aetate, ascito prius ad imperium
Hadriano ciui propinquoque. Abhinc diuisa nomina Caesarum atque Augusti, inductumque in
rempublicam, uti duo seu plures, summae potentiae dissimiles, cognomento ac protestate dispari sint.
Quanquam alii Plotinae, Traiani coniungis, fauore imperium assecutum putant, quae uiri testamento
heredem regni institutum simulauerat
Cuando regresaba a Italia a ruego de los senadores, murió por una enfermedad a edad avanzada,
habiendo sido llamado antes Adriano al imperio, su conciudadano y pariente. A partir de entonces
los títulos de los césares y del augusto quedaron separados, se introdujo en la república que hubiese
dos o más personas diferentes en el poder supremo, desiguales tanto en el título como en la potestad.
Sin embargo otros consideran que (Adriano) alcanzó el imperio por el favor de Plotina, la esposa de
Trajano, quien ingió en el testamento de su marido que había sido instituido como heredero del reino.
Los editores, ante la aparente incoherencia del periodo discursivo, que empieza y termina con
el proceso de adopción y sucesión, y en medio incluye una relexión sobre la división entre los títulos
de Augusto y César, han creído que el orden de las frases en los manuscritos debería alterarse23. Y
así, el párrafo debería terminar con la relexión sobre los títulos imperiales mientras que la frase que
comienza con Quanquam alii Plotinae debería seguir a la que termina en civi propinquoque. Pero
desde la argumentación que desarrollamos aquí parecería una corrección innecesaria. Víctor habría
recurrido, en primer lugar a una fuente que contiene la referencia oicial a la sucesión, y que por eso
es favorable al propio Adriano, concluyendo con una relexión institucional. Después habría tirado
de Casio Dion, al que habría convertido en uno de los alii. Evidentemente, tanto la Historia Augusta
como Aurelio Víctor habían bebido del mismo origen para esta noticia de una sucesión fraudulenta.
Y en el estado actual de nuestros conocimientos, podríamos concluir que esa fuente común era Casio
Dion y su singular animadversión al proceso que condujo a Adriano al solio imperial.
el PerFil del candidato
Si la argumentación desarrollada hasta aquí es aceptable, resulta que el único origen
identiicable de la historia de un fraude sucesorio urdido por Plotina estaría en Casio Dion. Sería
necesario entonces preguntarse por las razones del historiador y sus vías de conocimiento de esa
noticia que ofrece. Pero antes creo que es preferible exponer una hipótesis sobre los últimos designios
de Trajano para su sucesión.
22
Aur.Vict. Caes. 10.5: amphitheatri perfecto opere lautusque, veneno interiit. Este lautus, bañado, sería una mala interpretación de un pasaje de Dion. C. D. 66.26.1: μετήλλαξεν ἐν τοῖς ὕδασιν, “murió en los baños” en los que también murió
su padre, en Cutilias.
23
P. duFraigne, Aurélius Victor...,107, n.26.
193
La Historia Augusta, entre la narración de la secuencia oicial que condujo a Adriano al trono
y el recuerdo del rumor que podría tener su origen en Casio Dion, se entretiene dando cuenta de otras
habladurías, todas ellas propias del ambiente senatorial: Neracio Prisco como sucesor, el emperador
que imita a Alejandro y deja el trono vacante, o la encomienda al senado para que designase al
heredero son las tres opciones que recoge24. Quizás no fuera ninguna de ellas auténticos relejos
de las intenciones de Trajano sino trasunto de las opciones políticas que tenían cabida en la curia
romana. Así, por un lado, estarían aquellos que creían haber ganado, con el asesinado de Domiciano,
el derecho del Senado a elegir príncipe25 y lo reclamaban ante el silencio imperial. La segunda de las
opciones, mejor que una opción real, podría considerarse la expresión de una crítica al emperador
conquistador que, incumpliendo su obligación de nombrar sucesor, podría estar abocando al imperio
a un destino similar al del reino de Alejandro: la disgregación y la guerra civil26. Neracio Prisco, en
in, parece más bien el recurso en un momento de peligro durante la guerra dácica27, cuando Decébalo
organizó un atentado contra el emperador, que un proyecto de futuro.
Estas diversas opiniones parecen corresponder al desconcierto que provocaba el silencio y la
aparente pasividad del emperador en lo que a su sucesor se reiere. No obstante, existen a mi entender
algunos indicios que podría sugerir que Trajano diseñó su proceso sucesorio. Este procedimiento
habría pretendido reproducir los mecanismos y las circunstancias que lo llevaron a él, de senador
discreto, general leal y gobernador de una provincia bien armada, a hijo adoptivo, primero, y sucesor,
después, del emperador Nerva. De ser así, Trajano habría diseñado su sucesión inspirándose en su
propio pasado. Sólo la enfermedad y un tardío y fracasado regreso a Roma frustrarían sus intenciones.
Pero antes de que las cosas salieran mal, debía deinirse el peril del candidato y establecerse el
método político e institucional para asegurar una tranquila transición en el poder.
Los golpistas que asesinaron a Domiciano, que auparon a Nerva y que lo presionaron hasta
que designó sucesor28, aspiraban a que el nuevo emperador reuniera una condición esencial, ser
el mejor de los senadores, el optimus princeps29. Qué podía signiicar este término era cuestión
discutida. Más allá de la posesión de una serie de virtudes morales, para las que, en cualquier caso,
siempre se contaría con un hábil soista que se las atribuyera, la condición de optimus debía tener
también un cierto aspecto institucional y político. No podía signiicar, evidentemente, el senador
de mayor prestigio puesto que en una organización tan jerarquizada como el Senado romano esto
24
HA Hadr. 4.8-9. A estas opciones quizás debería unirse la de Serviano, si es que Jiilino está en lo cierto al atribuir a
Trajano y no a Adriano, como hace Zonaras, la anécdota según la cual un emperador preguntaba por los capaces imperii. C.
D. 69.17.3: τὸν δὲ Σερουιανὸν τοῦτον Ἁδριανὸς [Τραϊανὸς] καὶ τής αὐταρχίας ἄξιον ἐνόμισεν εἶναι. g. Migliorati, Cassio
Dione..., 205. a. r. birley, Hadrian, London 1997, 320, n.3.
25
ch. WirszubsKi, Libertas as a Political Idea at Rome during the late Republic and Early Principate, Cambridge 1968,
154-8, sostiene que la elección del emperador por el Senado no fue nunca parte del programa político del grupo que aupó
a Nerva y Trajano. El testimonio más irme para esta opinión está en Plin. Pan. 7.6: Imperaturus omnibus eligi debet
ex omnibus. De esta forma el panegirista resaltaba la idea de que cualquiera de los senadores podía ser emperador pero
(aunque no se dice explícitamente) no debía ser elegido ab omnibus. No obstante, el giro retórico ya indica que habría
quienes pensaban en la elección por el senado. Tácito pone esta idea en boca de Galba, Tac. Hist. 1.16.1: loco libertatis erit
quod elegi coepimus. Y correspondería a la supuesta pretensión que muchos atribuían a Trajano: HA Hadr. 4.9: multi ad
senatum eum orationem uoluisse mittere petiturum ut... principem Romanae rei publicae senatus daret, additis dumtaxat
nominibus ex quibus optimum idem senatus eligeret.
26
El ejemplo de Alejandro siempre tuvo una lectura ambivalente para los romanos, entre el gran conquistador y el rey
tirano. La consideración negativa de los sucesores de Alejandro como incapaces de mantener unida y en paz la herencia
de este puede leerse en Plut. Mor. 33f-337 y Aristid. 26.27. Trajano y Alejandro: r. syMe, Tacitus, Oxford 1958, 770-1. g.
Migliorati, Cassio Dione..., 172-5.
27
a. r. birley, Hadrian, 50. PIR2 N 60.
28
J. d. grainger, Nerva and the Roman Succession Crisis of AD 96-99, London 2003.
29
ch. WirszubsKi, Libertas..., 153-4.
194
habría equivalido a designar como sucesor a personas de la edad de Nerva. El desempeño de varios
consulados30, alguno de estos como ordinario, el gobierno proconsular de África o Asia, el gobierno
de varias provincias imperiales, etc., distinguían a los senadores más respetados pero también a
los más ancianos. Nerva tampoco podía elegir a un muchacho con la esperanza de formarlo, como
había hecho Galba con Pisón31. No tenía ni el tiempo ni la estabilidad política necesaria para una
larga transición. Debía elegir, entonces, a alguien que, con una sólida carrera institucional, todavía
fuese lo suicientemente joven para ejercer un mando efectivo sobre el ejército y asegurar años de
tranquilidad. Se buscaba, podría decirse así, un experimentado senador, recién entrado en la madurez
y que pudiera ofrecer una esperanza de futuro.
El cursus honorum de Trajano se adaptaba a estos requerimientos. Una larga experiencia
militar como tribunus militum laticlauius dio comienzo a una carrera política que lo hizo pasar por
la cuestura, la pretura, el mando de la Legión VII Gémina, el consulado, ordinario, en el año 91 y el
gobierno de la provincia de Germania Superior32. Fue en este punto cuando recibió la noticia de la
adopción por Nerva. Además su pertenencia a una familia de rango patricio favorecía su valoración
positiva como candidato a la designación imperial33. Que mi argumento sobre el peril del candidato
no está construido desde Trajano se hace evidente si se compara con la igura de M. Cornelio Nigrino
Curiatio Materno. Si G. Alföldy y H. Halfmann tenían razón cuando sostuvieron que Cornelio
Nigrino, gobernador de Siria en el año 97, era un candidato alternativo a Trajano en la sucesión34,
entonces nos encontraríamos con dos opciones muy similares en edad y experiencia política y militar.
Cornelio Nigrino empezó su carrera en el ejército como caballero y fue incluido entre los pretorios
por Vespasiano y Tito. Legado de la Legio VIII fue, a continuación, gobernador de Aquitania. En
el año 83 fue cónsul, si bien sustituto, y de allí pasó al gobierno de Mesia para acabar, por último,
al frente de Siria. Un consulado, mando militar y gobierno de provincias imperiales podrían ser el
resumen de su carrera. En contra de sus aspiraciones estaba su originaria condición de caballero,
el hecho de que el consulado fuera sufecto y su rango plebeyo. Estas desventajas, de matiz, quizás
pesaron sobre Nerva en el momento de la elección. Así, al menos, lo sostienen Alföldy y Halfmann.
La carrera de Adriano podía ser equiparable a la de quienes una generación antes aspiraron al
trono . Comenzada con una larga experiencia de servicio militar, Adriano fue cuestor, tribuno de la
plebe, pretor, legado de la Legio I y gobernador de Panonia. En el año 108 desempeñó el consulado36,
sufecto, y acabó gobernando la provincia de Siria. No se dio, como tampoco había ocurrido con
Trajano y con Cornelio Nigrino, una acumulación singular de puestos políticos y magistraturas. Un
35
El honor del segundo consulado se fue rariicando en el reinado de Trajano. Nueve senadores recibieron este honor entre
100 y 109. Tras Cornelio Palma sólo tuvo un segundo consulado Publilio Celso en 113. Sólo tres senadores recibieron un
tercer consulado. r. syMe, Tacitus, 230, 643-4.
31
L. Calpurnio Pisón había nacido en el año 38, así que contaba con 30 años cuando fue adoptado, a comienzos del año 69,
sin que hubiese tenido ocasión de desarrollar una carrea política. PIR2 C 300.
32
a. caballos, Los senadores hispanorromanos y la romanización de Hispania, I, Écija 1990, 314-5, nº 168.
33
El patriciado como cualidad para el imperio: Plin. Paneg. 9.2. La condición de patricio la recibió su padre de manos de
Vespasiano y Tito durante su censura del año 73-4.
34
g. alFöldy; h. halFMann, M. Cornelius Nigrinus Curiatus Maternus, General Domitians und Rivale Trajans, Chiron
3, 1993, 331-373. Cornelio Nigrino se identiica con el misterioso personaje que se menciona Plin, Epist. 9.13.11, quien
mandaba un gran ejército en Oriente y sobre el que “corrían rumores insistentes y ambiguos, magnis dubiisque rumoribus”,
que podrían referirse a su candidatura al imperio.
35
a. caballos, Los senadores..., 40-44, nº7. a. r. birley, Hadrian, 56 retoma una vieja tradición de considerar que tras el
consulado de 108 hubo una paralización de la carrera de Adriano que, de alguna manera, lo alejaba de la sucesión. Entonces
marchó a Atenas. A la sombra de R. Syme, ve en Adriano al Tiberio que se retira a Rodas.
36
Según HA Hadr. 3.10, Adriano recibió el consulado como premio a su mando militar en Panonia, su lucha contra los
sármatas y sus esfuerzos por conservar la disciplina. Sería ejemplo de la promoción de un uir militaris. Además, fue la
ocasión en que Licinio Sura le habría informado de las intenciones de Trajano de adoptarlo.
30
195
consulado, ordinario en un caso y suffecto en los otros, colocaba a cada uno de los candidatos en un
rango bien deinido del Senado, a las puertas del máximo prestigio pero sabedores de que por encima
de ellos estaban otros con más experiencia, mérito, auctoritas y edad37. No obstante, en todos ellos se
había primado el mando militar y el gobierno de provincias imperiales. En efecto, ninguno de los tres
gobernó provincia senatorial alguna, ni como procónsul de rango pretorio ni consular. Dion censuró
este hecho en el caso de Adriano, así como también su consulado suplente: οὐ μέντοι οὔτ` ἄλλο τι
ἐξαίρετον παρ` αὐτοῦ ἔλαβεν οὔθ` ὕπατος ἐν πρώτοις ἐγένετο, “aunque ciertamente no había recibido
de Trajano ningún otro cargo por elección ni tampoco había sido cónsul entre los primeros”. Esta crítica
sólo tenía sentido o bien a la luz de aquellos pocos senadores que habían hecho una carrera pública más
amplia, o a la del siguiente emperador, Antonino Pío, quien sí gobernó la provincia de Asia.
un Método Para la sucesión
Si la carrera de Adriano, más allá de una falsa apariencia de lento progreso, fue diseñada
cuidadosamente siguiendo los pasos del emperador reinante hasta llegar al trono, otro tanto se
podría decir del mecanismo de sucesión. De nuevo recurriremos a Dion. Con gusto por las escenas
dramáticas, narra el historiador el proceso de designación de Trajano (C. D. LXVIII 3, 4)38:
“ὅθεν ὁ Νέρουας διὰ τὸ γῆρας οὕτω καταφρονούμενος ἀνέβη τε ἐς τὸ Καπιτώλιον‚ καὶ ἔφη γεγωνήσας·
“ἀγαθῇ τύχῃ τῆς τε βουλῆς καὶ τοῦ δήμου τῶν Ῥωμαίων καὶ ἐμοῦ αὐτοῦ Μᾶρκον Οὔλπιον Νέρουαν
Τραϊανὸν πιοῦμαι.” καὶ μετὰ ταῦτα ἐν τῷ συνεδρίῳ Καίσαρά τε αὐτὸν ἀπέδειξε‚ καὶ ἐπέστειλεν αὐτῷ
αὐτοχειρίᾳ (ἦρχε δὲ τῆς Γερμανίας ἐκεῖνος)
τίσειαν Δαναοὶ ἐμὰ δάκρυα σοῖσι βέλεσσιν
οὕτω μὲν ὁ Τραϊανὸς Καῖσαρ καὶ μετὰ τοῦτο αὐτοκράτωρ ἐγένετο‚ καίτοι συγγενῶν τοῦ Νέρουα
ὄντων τινῶν”.
Y entonces Nerva, vilipendiado así por su vejez, subió al Capitolio y dijo elevando la voz: “¡A la buena
fortuna del Senado, del Pueblo romano y de mí mismo, adopto a Marco Ulpio Nerva Trajano!”
“Después en el Senado lo nombró César y le escribió, de su puño y letra, la siguiente carta ―pues
Trajano gobernaba Germania―:
Que paguen las dánaos mis lágrimas con tus dardos”.
Así se convirtió Trajano en César y, a continuación, en Emperador, aunque Nerva tenía algunos
parientes vivos”.
Son tres pasos claramente deinidos: adopción ante los dioses y el pueblo, designación como
César ante el Senado y, cuando se estimara oportuno o llegara la hora, conversión como emperador39.
En el caso de Trajano, durante el año 97, todo ocurrió a veloz ritmo porque la emergencia de la
37
Es necesario resaltar que dos de los máximos oponentes de Adriano, A. Cornelio Palma Frontiniano y L. Publio Celso,
habían ocupado por dos veces el consulado. Más allá de sus ambiciones personales, debían considerarse mejores que
Adriano para ocupar el trono imperial. HA Hadr. 4.3: Palma et Celso, inimicis semper suis..., in suspicionem adfectatae
tyrannidis lapsis.r. syMe, Tacitus, 244, n.4, cree grotesca esta noticia; H. W. Benario, A Commentary..., 59, la cree una
icción. No obstante en C. D. 68.16.2 puede estar el refrendo de esta voluntad de acceder al trono de estos generales.
38
g. Migliorati, CassioDione..., 26-35.
39
M. haMMond, The Transmission of the Powers of the Roman Emperor from the Death of Nero in A.D. 68 to that of Alexander Severus in A. D. 235, MAAR 24, 1956, 86-90.
196
situación interior y exterior así lo requería40. Por eso se renunció a la presencia del adoptado en
aquella ceremonia41; por eso, durante sus últimos meses de vida de Nerva, Trajano ya se convirtió en
Imperator42. Plinio, en su Panegírico, compartía el mismo relato del procedimiento sucesorio, del que
era su narrador oicial (Pan. 8, 6):
“Simul ilius, simul Caesar, mox imperator et consors tribuniciae potestatis, et omnia pariter et statim
factus es, quae proxime parens uerus tantum in alterum ilium contulit.
Te convertiste a la vez en hijo y en César, pronto en emperador y partícipe de la potestad tribunicia, y de
una vez e inmediatamente en todas las cosas que hasta hace poco un padre legítimo había compartido
sólo con uno de sus hijos”.
El proceso llevó asociado, además, la designación de Trajano como cónsul ordinario por
segunda vez para el año siguiente, el año 9843. Se daba así un paso signiicativo en su cursus honorum
que lo distanciaba, deinitivamente, de cualquier otro posible canditado de méritos equiparables44. El
segundo consulado ordinario colocaba a Trajano entre lo más granado de la aristocracia senatorial.
En ese momento, además, Trajano recibió el cognomen honoríico de Germánico que Nerva había
asumido con motivo de las noticias de una victoria, posiblemente insigniicante, obtenida en
Panonia45. La ofrenda de aquellos laureles a Júpiter Capitolino fue la ocasión elegida por el anciano
Nerva para anunciar la adopción (Plin., Pan. 8, 2):
“Adlata erat ex Pannoia laurea, id agentibus dis ut inuicti imperatoris exortum uictoriae insigne
decoraret. Hanc imperator Nerua in gremio Iouis collocarat, cum repente solito maior augustiorque
aduocta hominum contione deorumque te ilium sibi, hoc est unicum auxlium fessis rebus, adsumpsit”.
“Acababa de llegar de Panonia laurel por mediación de los dioses para que el signo de la victoria
adornara el nacimiento del emperador invicto. El emperador Nerva lo había colocado en el regazo de
Júpiter cuando de repente, con una apariencia mayor y más augusta de lo acostumbrado, convocada
la asamblea de hombres y dioses, te aceptó como a su hijo, es decir, como único socorro ante aquellas
difíciles circunstancias”.
Y aunque el epítime de Jiilino no incluyó esta noticia, la obra original de Dion se mostraba
de acuerdo con aquel relato de los hechos. Así al menos se deduce del Compendio Histórico de
Cedreno, que bebía también la obra del bitinio (Cedr. Com.hist. 433, 20-434, 2 B):
40
Los pocos meses en los que se completó el proceso de sucesión de Nerva limitan la posibilidad de que pervivan evidencias
epigráicas del nombramiento de Trajano como César. No obstante en ILS 1577 se recuerda la donación, por un liberto
imperial, de una imaginem Corintheam Traiani Caesari; pero será una conmemoración de una situación pasada más que un
testimonio coetáneo a la condición de César.
41
Si la forma legal de la adopción fue la adrogatio, se habría necesitado la presencia del adoptando, condición que, evidentemente, no se cumplió. a. garzetti, Nerva, Roma 1950, 87
42
a. garzetti, Nerva, 81-97. J. d. grainger, Nerva..., 89-108.
43
a. garzetti, Nerva, 91. La adopción de Trajano su nombramiento como César y su designación como cónsul para el año 98,
en octubre de 97, obligaron a cambiar la lista de cónsules para el año siguiente. Esta ya había sido publicada en enero. Por eso
se da una anómala acumulación de cónsules sufectos de alto rango político y social. J. d. grainger, Nerva..., 13-16, 100-2.
44
Los senadores de mayor rango, y especialmente aquellos que estaban recibiendo en aquellas fechas el tercer consulado,
tenían ya una edad demasiado avanzada para competir con Trajano. J. d. grainger, Nerva..., 73-88.
45
Plin. Pan. 9.3: iam Caesar, iam imperator, iam Germanicus. M. durry, Pline le Jeune. Panégyrique de Trajan (Préfacé,
édité et commenté), Paris 1938, 98. a. garzetti, Nerva, 86. J. bennett,Trajan, London 1997, 48.
197
“ἐκ Παιονίας δὲ ἀγγελία ἐπινικίων ἐλθοῦσα παρὰ Τραϊανοῦ‚ ἀνελθὼν ἐν τῷ Καπιτωλίῳ καὶ
λιβανωτὸν ἐπιθύσας‚ στάς τε ἐπὶ βήματος καὶ μεγάλα βοῶν τῆς τε βουλῆς καὶ τοῦ δήμου τῶν
Ῥωμαίων παρόντων‚ ἔφη· ἀγαθῇ τῦχῃ Μάρκος Νέρβας Τραϊανὸν υἱοποιοῦμαι”.
“Cuando desde Peonia llegó un mensaje de victoria de parte de Trajano46, [Nerva], tras subir al
Capitolio y ofrecer incienso, de pie sobre la tribuna, hablando a gritos en presencia tanto del Senado
como del Pueblo Romano dijo: A la buena fortuna, adopto a Marco Nerva Trajano”.
Creo que se puede argumentar, y esta será mi propuesta, que la sucesión en favor de Adriano se
diseñó siguiendo estos mismos pasos por las que había discurrido la llegada al trono de su predecesor.
Esta se habría planeado en tres fases (adopción, proclamación como César y asunción del imperio),
se debería haber comenzado aprovechando las celebraciones del triunfo pártico y, aunque Adriano
habría de estar ausente, el precedente de Trajano sería suiciente para calmar las inquietudes de los
más conservadores. Aunque las evidencias son tenues, creo que se conservan indicios suicientes
para sostener que así se planeó. Al inal, la muerte intempestiva de Trajano impidió el correcto
desarrollo del proyecto.
La concesión por parte de los senadores del honor de “celebrar tantos triunfos como quisiera”
y “sobre tantos pueblos como quisiera”47 pudo considerarse como la ocasión favorable para proceder
a la adopción de un heredero y a su designación como sucesor. Se conseguiría un efecto equivalente,
pero magniicado, al que causaron las noticias llegadas desde Panonia veinte años atrás. Este honor,
concedido en 116, acabaría desembocando en la celebración de un triunfo pártico con las cenizas del
conquistador formando parte del desile48. Pero entonces, cuando se aprobó el decreto, nadie podría
haber pensado que este sería el destino de su protagonista. Por otra parte, la concesión de este honor
pudo ser interpretada como una señal de llamada que el Senado enviaba al emperador, como un ruego
para que volviera a Roma con la excusa de aquella celebración. De esta forma, al menos, podría
interpretarse el pasaje de Aurelio Víctor recogido más arriba: Rogatu patrum Italiam [Traianus]
repetens. El emperador debía volver a Roma para proceder a la adopción de su sucesor en el Capitolio,
para lo que diecisiete años antes ya Plinio había solicitado el auxilio de Júpiter (Pan. 94.5):
“oro et obtestor...ut quandoque successorem ei tribuas, ..., in consilio sis eligenti monstresque ailiquem
quem adoptari in Capitolio deceat”.
“Te pido y te suplico... que algún día le otorgues un sucesor... que intervengas en su elección y le
muestres a alguien que sea digno de ser adoptado en el Capitolio”.
Este texto que une Panonia (si así debe leerse Παιονίας), como el lugar de la victoria, y a Trajano, como su autor, ha
abierto el debate sobre la provincia que gobernaba Trajano en el año en que fue adoptado. J. bennett, Trajan, 45-6, a quien
sigue g. Migliorati, CassioDione...,29-30, sostienen que era Panonia. Esta interpretación se opone a la idea tradicional
y, posiblemente correcta, del mando en Germania: R. Paribeni,Optimus Princeps, Mesina 1926, 85-108. Posiblemente el
historiador bizantino unió la victoria con Trajano, aunque este no fue el protagonista de la misma: el anuncio de la victoria
sólo habría proporcionado la ocasión propicia para la adopción.
47
C.D. 68.28.3: ἐψηφίσθη δὲ αὐτῷ παρὰ τῆς βουλῆς τά τε ἄλλα‚ καὶ νικητήρια ὅσα ἐθελήσει διεορτάσαι y C.D. 68.29.2:
καὶ ἐπινίκια ὅσων ἂν ἐθελήσῃ ἐθνῶν πέμψαι.
48
C.D. 69.2.3.g. Migliorati, Cassio Dione..., 228-31. HA Hadr. 6.3: Adriano rechaza el triunfo y hace desilar una imagen
de Trajano. Epitome. 13.11. Se discute la fecha de este triunfo, si en 117, con Adriano ausente, como sostiene W. KierdorF,
Apotheose und postumer Triumph Trajans, Tyche 1, 1986, 147-155 (opinión con la que coincido), o en 118, ya con Adriano
en Roma, como cree a. r. birley, Hadrian, 328, n.20. Por su parte J. arce, Muerte, consecratio y triunfo del emperador
Trajano, en: J. gonzÁlez (ed.), Trajano emperador de Roma, Roma 2000, 54-69, niega la celebración de un triunfo póstumo.
46
198
A principios de cada año, los emperadores solían hacer pública la lista de los cónsules
designados para el año siguiente. Esto no fue posible hacerlo en el caso de Trajano, designado
cónsul para el año 98 a mediados del año 97, cuando ya estaba publicada la lista. Se ha defendido
sólidamente que las anomalías que presentan los fasti consulares del año 98 se deben a la necesidad
de rehacerlos para incluir a Trajano como ordinario y ofrecer una compensación razonable a los
desplazados. En la lista que se publicó a principios del 117 para el año 118 no fue necesario introducir
modiicación alguna49. Adriano iguraba como el candidato para ocupar su segundo consulado, ahora
ya sí ordinario. Debemos aceptar que tanto el propio Adriano como sus contemporáneos, y las fuentes
que recogen sus opiniones, dieron a esta designación consular un valor singular y la consideraron
paso fundamental en la sucesión (HA Hadr. 4.4):
“Secundo consul favore Plotinae factus, totam praesumptionem50 adoptionis emeruit”.
“Creado cónsul por segunda vez gracias al apoyo de Plotina, obtuvo el total convencimiento de su
adopción”.
La forma de actuar de Adriano en la regulación de su propia sucesión, a partir del año 136,
también es indicio del alto valor político que le otorgaba al segundo consulado. Ceyonio Cómodo
recibió un segundo consulado para el año 13751. Tras su muerte adoptó a Antonino como heredero
y se le designó, avanzado ya el año, para su segundo consulado, ordinario también, en el año 139.
El regreso a Roma en el año 117 exigía algo más que designar cónsules para el año siguiente.
Con la guerra sin terminar y en pleno proceso de supresión de las revueltas en los antiguos y nuevos
territorios, era necesario nombrar un nuevo comandante en jefe del frente oriental. El nombramiento
recayó en Adriano. Las fuentes literarias que dan la noticia no son lo suicientemente precisas
para identiicar la base institucional del poder otorgado a Adriano. Dion dice τῇ τε Συρίᾳ ἐπὶ τῷ
Παρθικῷ πολέμῳ προσετάχθη, “para la guerra pártica fue puesto al frente de Siria”. Y la Historia
Augusta lo reiere así: legatus expeditionis Parthicae tempore destinatus est52. Sin duda, el nuevo
mando de Adriano se refería al gobierno de la provincia de Siria, aunque posiblemente no solo a ella.
Sus competencias debían de superar la simple demarcación provincial, puesto que ambas fuentes
recuerdan su vinculación directa con la guerra. Un mando con capacidad de organizar los diversos
ejércitos situados dentro y fuera de las antiguas fronteras romanas conviene mejor a la imprecisión
terminológica que usan ambos autores. Se trataría, así, de una suerte de imperium maius, limitado al
Oriente. También implicaría una mayor concordancia con la carrera política de Trajano quien, tras
ser designado heredero, mantuvo su mando en Germania con una nueva dimensión supraprovincial,
que le otorgó un poder político y militar como ningún otro general tenía en Roma53. En 117 se repitió
la situación, ahora en favor de Adriano. Dion así lo entendió aunque, movido por su inquina contra
el nuevo emperador, convirtió aquel mando militar en razón de su nombramiento como heredero y
emperador y no en síntoma de su designación (C.D. 69.1.2): καὶ Καίσαρα αὐτὸν καὶ αὐτοκράτορα...
πλησίον τε ὄντα καὶ δύναμιν πολλὴν ἔχοντα ἀπέδειξαν “lo designaron no sólo César sino también
emperador..., porque estaba cerca y tenía a sus órdenes un poderoso ejército”.
49
A. birley, Hadrian, 75.
Para el valor de praesumptio: H. W. benario, A Commentary..., 58-9.
51
M. haMMond, The Transmission..., 94.
52
C.D. 69.1.2. HA Hadr. 4.1. Más adelante, HA Hadr. 4.6, lo llama legatus Syriae. Hasta donde sé, no hay testimonio
epigráico de este mando.
53
R. Paribeni, Optimus Princeps..., 85-108. Adriano volvió a hacer lo mismo con su sucesor, Ceyonio Cómodo, al que le
otorgó un imperio ampliado en Panonia. M. haMMond, The Transmission..., 94-5.
50
199
Esta última frase del senador bitinio desvela que también él era consciente del desarrollo del
proceso institucional. A la adopción se le sumaron, como años atrás con Trajano, la designación de
Adriano como César y más tarde como emperador. No obstante, hay una diferencia substancial entre
ambos procesos: mientras que en el caso de Trajano todo fue una afortunada improvisación, para
Adriano se trató de la institucionalización de un procedimiento de sucesión y la determinación de sus
diversos estadios. Esta es la interpretación que ofrece Aurelio Víctor en el pasaje citado más arriba:
Abhinc diuisa nomina Caesarum atque Augusti. Esta innovación institucional, que se mantendría
de ahora en adelante, se suele atribuir a Adriano durante la organización de su propia sucesión54. El
nombramiento de L. Elio Cómodo como César sería el momento de su institucionalización. Pero es
necesario admitir que esta hipótesis se fundamenta en una lectura apresurada de la biografía de Elio
César en la Historia Augusta. El biógrafo, con el ánimo de superar a otros autores, decidió incluir en
su lista de personajes estudiados a aquellos “que recibieron el título de Césares y no llegaron a ser ni
príncipes ni Augustos”, qui uel Caesarum nomine appellati sunt nec principes aut Augusti fuerunt.
El primero de estos fue Elio César (HA, Ael. 1.1):
“quorum praecipue de Aelio Vero dicendum est, qui primus tantum Caesaris nomen accepit, adoptione
Hadriani familiae principum adscitus”.
“De estos se hace necesario hablar principalmente de Elio Vero, quien fue el primero en recibir sólo el
título de César, includio por la adopción de Adriano en la familia de los príncipes”.
Es evidente que no se está diciendo que Elio fuera el primero en recibir el título de César
como distinto del de Augusto, sino que fue el primero que, aunque fue nombrado César, no alcanzó
la máxima dignidad. El proceso sucesorio ya estaba establecido desde la sucesión de Trajano y la
llegada al trono de Adriano.
Apenas existen evidencias del nombramiento como César de Adriano: un solitario áureo que
no obstante contiene preciosa información55. Una de las caras de la moneda reza así: Imp. Cae. Nerv.
Traian. Optim. Aug. Germ. Dac. El reverso es más importante: Hadriano Traiano Caesari. Sobre
esta serie monetaria tan escasamente atestiguada, pero de implicaciones tan trascendentales, se han
sembrado toda suerte de dudas, asentadas en su escasez56. No obstante, se hace necesario profundizar
en las implicaciones que tiene para comprender el proceso sucesorio. Acuñar una serie numismática no
es un proceso instantáneo, sino que exige la decisión de la puesta en producción de las monedas con
antelación al acontecimiento que se quiere conmemorar. Así se garantiza que se puedan lanzar cuando
este ocurra. Por lo tanto, en la ceca romana se habría conocido la voluntad de nombar a Adriano César
y se habría preparado la emisión con tiempo. Los agentes de Trajano, entre los que, por supuesto, había
senadores, estaban preparando la llegada del emperador y el proceso de sucesión57. Sin embargo, la
puesta en circulación de estas monedas no podría haber empezado hasta que llegaran las noticias de
54
M. haMMond, The Antonine Monarchy, Roma 1959, 1-2.
h. Mattingly, BMC III, 124. e. M. sMallWood, Documents illustrating the Principates of Nerva, Trajan and Hadrian,
Cambridge 1966, nº 110ª.
56
La duda está presente en casi todos los autores desde el propio Mattingly. M. haMMond, The Transmission..., 92, n. 169.
M. a. levi, Adriano Augusto, Roma 1993, 66, airma que el áureo no es suiciente para desmentir la tradición recogida
por Dion y la Historia Augusta. En cambio a. birley, Hadrian, 81, lo cita sin entrar en las implicaciones para el proceso
sucesorio. a. galiMberti, Adriano el’ideologia del principato, Roma 2006, 19, propone ponerla de nuevo en valor.
57
Sorprendentemente, Mattingly, BMC III 86, sostiene que la moneda pudo ser mandada acuñar por los agentes de Plotina.
Supondría una capacidad de actuación insólita de la emperatriz cuando todavía Trajano estaba con vida. En cambio, más
adelante, BMC III 126, admite un tránsito normal entre la decisión de acuñar, la acuñación y la puesta en circulación. La
conclusión no puede ser otra que el proceso sucesorio se había puesto en marcha con antelación.
55
200
la adopción. De la misma manera que Adriano recibió la carta con el anuncio el 9 de agosto, podemos
estar seguros de que otras con la misma información partieron para la capital. Su recepción daría
lugar a que estos aureos se lanzaran al mercado. Podemos suponer, razonablemente, que la puesta en
circulación de estos aureos se detuvo tan pronto como llegaron las nuevas noticias de la muerte de
Trajano. A Siria, desde Cilicia, tardaron dos días las nuevas cartas; algunas semanas a Roma. El metal
de aquellas monedas que todavía no circulaban tuvo que aprovecharse para una nueva acuñación58. Esta
secuencia, hipotética, explicaría la escasez de ejemplares conservados pero serviría de refrendo a las
noticias literarias unánimente trasmitidas. Dion reconoce que Adriano fue designado César, primero, y
emperador, después: καὶ Καίσαρα αὐτὸν καὶ αὐτοκράτορα, de la misma manera que había ocurrido con
Trajano: οὕτω μὲν ὁ Τραϊανὸς Καῖσαρ καὶ μετὰ τοῦτο αὐτοκράτωρ ἐγένετο.
A esta primera rectiicación, que supuso la renuncia a la puesta en circulación o la retirada
de los áureos de Adriano César, se añadirían otras a raíz de la enfermedad y muerte de Trajano en
Cilicia. La proclamación por los ejércitos romanos en Siria de Adriano como emperador, ratiicada
por el Senado, cerraba el proceso sucesorio. Nuevas monedas se pusieron en circulación ya con
nuevos lemas. Y estos, a todas luces, habían sido diseñados antes de que el acidente de la muerte
prematura de Trajano trastocara los planes de la casa imperial. Los lemas de las primereras series
numismáticas de Adriano como emperador dicen así (RIC 2b):
“IMP CAES TRAIAN HADRIAN OPT AVG GER DAC
PARTHIC DIVI TRAIAN AVG F PM TR P COS PP”
Lo signiicativo es que tanto los títulos de Germánico y Dácico como, sobre todo, el de
Pártico se atribuyen a Adriano. La explicación es, creo, sencilla. De la misma manera que Trajano
recibió el cognomen de Germánico de manos de Nerva tras su adopción y proclamación como César,
también estaba previsto que Adriano asumiera los títulos de su padre adoptivo. No debe olvidarse que
el regreso de Trajano a Roma pretendía la celebración del triunfo. Fue el propio emperador Adriano
quien dio la orden directa de corregir la situación, renunciando a unos títulos que ya no le convenían
de manera alguna. Es Dion, de nuevo, quien informa de ello (C. D. 69.2.2):
“ἔγραψε δὲ πρὸς τὴν βουλὴν ὁ Ἁδριανὸς ἀξιῶν βεβαιωθῆναι αὑτῷ τὴν ἡγεμονίαν καὶ παρ`ἐκείνης‚
καὶ ἀπαγορεύων μηδὲν αὐτῷ μήτε τότε μήτε ἄλλοτε τιμὴν δή τινα φέρον‚ οἷα εἰώθει γίγνεσθαι‚
ψηφισθῆναι‚ πλὴν ἄν τι αὐτὸς ποτε ἀξιώσῃ“.
“Adriano escribió al Senado pidiéndoles que también el Senado le conirmase su mando y prohibiéndole
que, ni entonces ni en ningún otro momento, votara en su favor ningún honor que supusiera algún
beneicio, tal y como acostumbraba a suceder, salvo que él mismo, en algún momento, lo estimase
oportuno“.
La rectiicación imperial tuvo un efecto inmediato. El segundo lema de las monedas acuñadas
bajo su imperio corregían ya los títulos otorgados al emperador. El mérito de la guerra pártica recaía
exclusivamente sobre Trajano, a quien se hacía único protagonista del triunfo póstumo (RIC 5).
“IMP CAES TRAIN HADRIANO AVG DIVI TRA
PARTH F NER NEP P M TR P COS“
58
Esta nueva serie ya llevaba el lema: Imp. Caes. Traian. Hadrian. Opt. Aug. Ger. Dac. P. Pavón, La propaganda
imperial de Adriano a través de sus emisiones monetarias, en: J. gonzÁlez; P. Pavón (eds.), Adriano emperador de Roma,
Roma 2009, 85-100, esp. 87-8.
201
Debe notarse, y es importante para nuestro argumento, que la rectiicación se produjo en
el propio año 117, cuando Adriano ostentaba su primera potestad tribunicia y todavía no había
tomado posesión del segundo consulado59. Habida cuenta del margen temporal existente, de agosto a
diciembre del año 117, y de la distancia que separaba Antioquía de Roma, se impone la idea de que
ya estaba el proceso preparado y de que fue necesario corregirlo a toda velocidad a raíz del último y
frustrado viaje de regreso de Trajano a Roma.
No habían sido estas sus primeras letras dirigidas al Senado. Incinerado Trajano en Cilicia
y cuando Plotina, Atiano y Matidia se preparaban para embarcar con destino a Roma y escoltar los
restos fúnebres, Adriano escribió desde Selinunte al Senado60. Pedía que se le reconociese como
emperador a pesar de que había sido el ejército, y no el Senado, quien primero lo había aclamado.
Su argumento enlazaba con el pensamiento de aquellos senadores que habían acabado aceptando
la existencia del emperador como mal menor para salvar la República, quod esse res publica sine
imperatore non posset, en palabras del propio Adriano61. El Senado asumió el ruego y Adriano se
convirtió en emperador. La noticia circuló por las provincias. En Egipto se airmó que había sido el
propio Apolo quien lo proclamó emperador62:
“ἥκω σοι‚ ὦ Δῆμε‚ οὐκ ἄγνωστος Φοῖβος θεὸς ἄνακτα καινὸν Ἁδριανὸν ἀγγελῶν‚ ὧι πάντα δοῦλα
δι` ἀρετὴν καὶ πατρὸς τύχην θεοῦ χαίροντες”.
“Llego ante vosotros, pueblo, yo, Febo, no un dios desconocido, para anunciaros al nuevo rey Adriano,
ante el que todo está sometido, con alegría, gracias a su virtud y la fortuna de su divino padre”.
Las ciudades griegas enviaron embajadas para felicitarlo por la herencia recibida. Él les
contestaba feliz63:
“ἐκ τοῦ ψηφίσμα[τος ὑμῶν]/ [ἔμαθον]ὅπως ἤσθητε διαδεξαμέν[ου ἐμοῦ]/ [τὴν πατ]ρῴαν ἀρχήν“.
“por vuestro decreto he llegado a conocer cómo os complacisteis cuando yo recibí en herencia el
imperio paterno“.
Plotina
De todo lo dicho hasta ahora puede concluirse que la sucesión en favor de Adriano fue una
decisión meditada de Trajano. Se desarrolló durante un largo periodo, desde, al menos, el primer
consulado de Adriano en 108 hasta la efectiva sucesión nueve años más tarde. Sólo el precipitado
inal del emperador le impidió concluir el proceso tal y como lo había diseñado y a plena satisfacción.
Pero esto no fue obstáculo para que el ejército, el Senado y las provincias aceptaran a Adriano como
h. Mattingly, BMC III, 126.
HA Hadr. 5.9. Adriano acudió a Selinunte en un viaje relámpago para proceder a la incineración del cadáver. Tras la
crematio ya se podía proceder a la consecratio. J. arce, Muerte, consecratio..., 61-2.
61
HA Hadr. 6.2. La paz como valor supremo, como bien que merece conservarse aun a costa de la implantación del poder
personal del príncipe, es el argumento político que permitió la reconciliación con Augusto: Tac. Hist. 1.1; Ann. 3.39.2.ch.
WirszubsKi, Libertas..., 97-99.
62
P. Giessen 3. e. M. sMallWood, Documents illustrating..., 519. P. J. alexander, Letters and Speeches of the Emperor
Hadrian, HSCP 49, 1938, 143-4.W. den boer, Trajan’s Deiication and Hadrian’s Succession, AncSoc 6, 1975, 203-212.
63
J. h. oliver, Greek Constitutions of Early Roman Emperors from Inscriptions and Papyri, Philadelphia 1989, 160-1, nº
64. Posiblemente se pueda reconstruir la mención al imperio paterno en una carta dirigida a Delfos, nº 62.
59
60
202
legítimo sucesor. No obstante, Plotina aparece reiteradamente en algunas fuentes como la auténtica
protagonista de aquella determinación, y esto exige también nuestra atención.
El régimen político instaurado en el golpe de estado del año 97 podría deinirse como
contrario al poder femenino. Los conjurados impusieron a un anciano como emperador para que
acabase designando como heredero y sucesor a un experimentado, pero todavía joven, general. Este,
Trajano, felizmente casado, no tenía hijos ni ―puede pensarse― debía tenerlos. En la voluntad
de aquellos senadores que se rebelaron contra el tirano estaba la de hacer del principado un hecho
puramente masculino. La imposición del método sucesorio de la adopción, en ceremonia pública,
privaba a las mujeres de la familia de cualquier atisbo de inluencia y poder. Lo que en la vida
privada se sustanciaba en la alcoba matrimonial64, ahora se realizaba ante el Senado, ante la Curia,
la reunión de los varones. Plinio volvía a sentenciar sobre el proceso que aupó a Trajano (Pan. 7.4):
Itaque adoptatus es non ut prius alius atque alius in gratiam uxoris, “fuiste adoptado no como otros
lo fueron antes para satisfacer a una esposa.”
La razón no debía de ser otra que la creencia en los efectos negativos que sobre el Estado
tenía la inluencia de las mujeres de la casa imperial. La historia de los emperadores Julio-Claudios
y de sus mujeres es el mejor ejemplo de los mismos. ¡Cuántos males se hubiese ahorrado el imperio
sin una Livia, una Agripina o una Mesalina!65 El nuevo régimen debía arrinconar a la esposa del
Emperador a la posición de comparsa silenciosa y discreta de su función pública.
M. T. Boatwright, en una fundamental contribución66, ha analizado las noticias existentes
sobre las mujeres de la dinastía Antonina, especialmente de las vinculadas a Trajano y Adriano, y las
ha sometido a comparación con las de las mujeres de la dinastía Julio-Claudia. El saldo es netamente
desfavorable, en términos de inluencia, poder y presencia pública, para las damas del s. II. Frente a
aquellas mujeres poderosas, inluyentes sobre sus maridos, capaces de usar sus riquezas privadas para
favorecer su actividad y reconocimiento público, y presentes en la vida política, Plotina, Marciana,
la hermana de Trajano, y Sabina se nos presentan como modelos de discreción, prudencia y ausencia
de ambición, como encarnación de los valores tradicionales67. El elogio que Tácito pronuncia de la
esposa y de la madre de Vitelio deinía el nuevo tipo ideal de mujer de la casa imperial (Tac. Hist.
2.64): “El libertinaje de Tiaria se hizo más gravoso con un ejemplo muy cercano de moderación:
Galeria, esposa del emperador, no se inmiscuyó en estos sombríos asuntos. Y no menos virtuosa
fue Sextilia, la madre de los dos Vitelios, una mujer a la antigua usanza, antiqui moris.” Plinio,
en el elogio de Plotina que pronuncia al inal del Panegírico muestra la misma opinión: “Tu mujer
contribuye a tu honra y gloria. ¿Qué hay más virtuoso que ella, más tradicional?, Quid enim illa
sanctius, quid antiquius.” Los parágrafos 83 y 84 del Panegírico contienen la caracterización de las
nuevas mujeres de la casa imperial: la armonía familiar, el sometimiento al varón, la prudencia, la
castidad, la falta de ambición, el retraimiento público en favor de la vida privada... Todo ello hizo
de Plotina sanctissimam feminam, “la más venerable de las mujeres.”68 El Epitome de Caesaribus,
el único compendio histórico del siglo IV que no recoge los rumores sobre el fraude tramado por
64
Intra cubibulum: Tac. Ann. 11. 2.
r. syMe, Princesses and Others in Tacitus, G&R 28, 1981, 40-52.
66
M. t. boatWright, The Imperial Women of the Early Second Century A. D., AJPh 112, 1991, 513-540.
67
Véase ahora también Mª. J. hidalgo de la vega, Las emperatrices romanas. Sueños de púrpura y poder oculto,
Salamanca 2012, esp. 99-110.
68
Plin. Epist.9.28.1. P. a. roche, The Public Image of Trajan’s Family, CPh 97, 2002, 41-60.
65
203
Plotina, tiene ocasión de ofrecer un elogio de la emperatriz69: namque, ut ceteras omittam, Pompeia
Plotina incredibile dictu est quanto auxerit gloriam Traiani.
El propio Casio Dion, el historiador que mantiene una actitud tan hostil contra la emperatriz,
tuvo ocasión de mostrar, so pena de resultar incoherente, su acuerdo con esta visión. Aunque atribuyó
a Plotina la maquinación del fraude en la adopción de Adriano y le asigna la peor de las causas, una
relación amorosa con el joven heredero, en otro lugar su juicio sobre aquella mujer se maniiesta
concorde con el retrato pliniano70(C.D.68.5.5):
“Πλωτῖνα δὲ ἡ γυνὴ αὐτοῦ ὅτε πρῶτον ἐς τὸ παλάτιον ἐσῄει‚ ἐπὶ τοὺς ἀναβαθμοὺς καὶ πρὸς τὸ
πλῆθος μεταστραφεῖσα εἶπε· τοιαύτη μέντοι ἐνταῦθα ἐσέρχομαι οἵα καὶ ἐξελθεῖν βούλομαι. καὶ οὕτω
γε ἑαυτὴν διὰ πάσης τῆς ἀρχῆς διήγαγεν ὥστε μηδεμίαν ἐπηγορίαν σχεῖν”.
“Cuando su mujer, Plotina, entró por primera vez en el palacio, volviéndose hacia la multitud que
estaba en las gradas dijo: “¡En verdad entro aquí como quiero también salir!” Y durante todo el reinado
se condujo de tal manera que no recibió censura alguna”.
Pero estos elogios no permitían bajar la guardia. Quizás fuese ese conocimiento que creían
tener estos tradicionalistas de la naturaleza de las mujeres lo que les mantuviera siempre alerta ante
cualquier indicio de inluencia femenina en el gobierno del imperio. Incapaces de comprender el bien
público, estas mujeres podían caer en la búsqueda de beneicios privados con resultados nefastos.
Quienes así pensaban elogiaban a Plotina con palabras de Plinio (Pan. 83.6): Quam illa nihil sibi ex
fortuna tua nisi gaudium uindicat!, “de tu posición ella no reclama nada salvo la alegría.” El miedo a
que las mujeres, a través de sus peticiones, torcieran la voluntad del gobernante se mantuvo presente
siempre71. El emperador Adriano, en el elogio fúnebre de Matidia, su suegra, ya sabía de la existencia
de esta acusación y la defendió frente a cualquier sospecha de haber presionado a Trajano o a él
mismo72. Y de la misma forma habló en el elogio de Plotina (C.D. 69.10.3ª):
“ὅτι τῆς Πλωτίνης ἀποθανούσης ἐπῄνει αὐτὴν Ἀδριανός‚ λέγων ὅτι πολλὰ παρ` ἐμοῦ αἰτήσασα
οὐδενὸς ἀπέτυχεν. τοῦτο δὲ οὐκ ἄλλως ἔλεγεν‚ ἀλλ` ὅτι τοιαῦτα ᾔτει οἷα οὔτε ἐβάρει με οὔτε συνεχώρει
ἀντειπεῖν”.
“Cuando murió Plotina, Adriano la elogió diciendo: “A ella, que solicitó de mí muchas cosas, nada se
le negó.” Y con esto no quería decir otra cosa que lo siguiente: “Me solicitó lo que ni me supuso carga
alguna ni aquello a lo podía oponerme”.
Adriano discurría aquí como un buen discípulo de soista. Sabía que era notoria la inluencia
que la emperatriz había ejercido sobre él en algunos asuntos menores. Quedaban testimonios públicos
de concesiones a provinciales otorgadas por el emperador gracias a la mediación de Plotina. El mejor
69
Epit.Caes. 42.21. El elogio no se hace en la biografía de Trajano sino en la de Constancio II, muestra de que el prestigio
de la emperatriz había sobrevivido a los intentos de difamación.
70
G. Migliorati, Cassio Dione..., 43-45.
71
Debe señalarse que el elogio de Plotina en Epit. Caes. 42.21 también incluye su preocupación por los abusos cometidos
por los procuradores imperiales y cómo llamó la atención del Emperador sobre este asunto. Mª. J. hidalgo de la vega, Las
emperatrices romanas..., 107.
72
CIL 14.3579. e. M. sMallWood, Documents illustrating..., 114, ll. 25-27: Iam quod ad me atti[net... ]lari post tanta
modestia, uti nihil umquam a me pe[tierit quod... plu]raque no petierit. Matidia murió en 119. h. teMPorini, Die Frauen
am Hofe Trajan, Berlin-N.York, 1978, 170-3.
204
testimonio es la inscripción que recoge el privilegio otorgado al presidente de la escuela epicúrea de
Atenas. Allí, en una carta propia, Plotina se expresa en los siguientes términos73:
“Πλωτεῖνα σεβαστὴ πᾶσι τοῖς φίλοις χαίρειν· ἔχομεν οὗ τυχεῖν
ἐσπεύδομεν·... καλῆς οὖν
τῆς ἐξουσίας προσγ[εγ]ενημένης ἧς ἀξίαν χάριν
ὀφείλομεν εἰδέναι τῶι ὡς ἀληθῶς εὐεργέτηι
καὶ πάσης π[α]ιδείας
κοσμητῆι ὄντι καὶ κατὰ τοῦτο σε[βα]σμιωτάτωι αὐτοκράτορι, ἐμοὶ δὲ
προσφιλεστάτω[ι] κατὰ πάντα καὶ ὡς διαφέροντι κυρίωι καὶ ὡ[ς ἀ]γαθῶι
τέκνωι,...”
“Plotina Augusta saluda a todos sus hijos: tenemos lo que ansíabamos recibir... Conseguida tan esta
hermosa facultad (la de nombrar un sucesor para la escuela epicúrea de Atenas que no sea ciudadano
romano), por ella debemos sentir un digno agradecimiento al que verdaderamente es nuestro benefactor,
el enaltecedor de toda la cultura y el emperador más venerado por esta razón, y para mí el ser más
querido en todos los aspectos, no sólo como mi distinguido señor sino como mi buen hijo...”
Ante evidencias tan explícitas era difícil escapar a la acusación de gobernar bajo la inluencia
de una mujer. Los enemigos de Roma supieron aprovecharlo. Un papiro de Oxirrinco relata la
inverosímil historia de una nueva disputa entre judíos y alejandrinos que se sustanciaba ante Trajano.
La intervención de Plotina inclinó no sólo el parecer imperial a favor de los judíos sino incluso el de
los propios senadores74:
“ἡ δὲ Πλωτεῖνα ἀπαντᾷ τοῦς συνκλητικοὺς παραγενέσθαι κατὰἈλεξανδρέων καὶ τοῖς Ἰουδαίοις
βοηθῆσαι.... ὁ δὲ Καῖσαρ εὐμενέστατα αὐτοὺς ἠσπάσατο‚ καὶ αὐτὸς ἤδη προπεπεισμένος ὑπὸ τῆς
Πλωτείνης“.
“Pero Plotina se aproximó a los senadores para que se opusieran a los alejandrinos y prestaran ayuda a
los judíos... El César los acogió [a los judíos] con la más favorable de las intenciones pues ya él había
sido convencido previamente por Plotina“.
Sólo la decidida acción de Serapis pudo contrarrestar la inluencia de aquella mujer75.
Otras acusaciones contra Plotina eran más graves por su mayor contenido político. La
emperatriz aparece citada en cinco ocasiones a lo largo de la Vida de Adriano en la Historia Augusta.
De estas cinco menciones, dos podrían no contener una valoración política directa: Plotina, Marciana
y Atiano custodiaban el cadáver de Trajano y Adriano levantó en honor a Plotina, ya fallecida, una
espléndida basílica en Nemausus76. Otra, es la ya comentada acusación de fraude testamentario.
Interés tienen las tres apariciones restantes, ya que también la relacionan directamente con el proceso
de sucesión. El matrimonio entre Adriano y Sabina se habría realizado fauente Plotina, aunque con un
Traiano leuiter volente. También se nos informa de que el mando de la campaña pártica lo consiguió
Adriano Plotinae fauore. Y el mismo sintagma es utilizado para recordar la razón de su segundo
consulado, aquel que le debía llevar a la seguridad de que sería adoptado77. Y así se sitúan algunos de
los pasos fundamentales que condujeron a Adriano al imperio en la esfera de inluencia de la mujer
de Trajano. No obstante se debe reconocer que estas ofrecen una diferencia sustancial con aquella
que se reiere a la pretendida falsiicación testamentaria. Mientras que la falsiicación no es asumida
como cierta sino citada como historia de algunos, nec desunt qui factione Plotinae... prodiderint, las
73
IG II2 1099. J. H. oliver, Greek Constitutions..., 174-180, nº 73.
CPJ 157, col. II ll. 26-8, 30-32. H. teMPorini, Die Frauen..., 90-100.
75
CPJ 157, col. III ll. 50-53.
76
HA Hadr. 5.9; 12.2.
77
HA Hadr. 2.10; 4.1; 4.4.
74
205
otras tres intervenciones se recuerdan en la Historia Augusta como noticias verdaderas y no simple
rumores. La fuente de información para la intervención de la emperatriz en el matrimonio de Adriano
con Sabina es identiicada explícitamente como Mario Máximo. Y aunque nada se dice de las otras
dos, no sería imprudente seguir la opinión de Syme y asignarlas a la misma mano78.
conclusión: inFluencia FeMenina, sucesión dinÁstica y tiranía
La conclusión parece evidente. Entre el inal del s. II y el s. III dos historiadores del ordo
senatorial atribuyeron a Plotina una inluencia decisiva en el proceso de llegada al trono de Adriano.
Quizás fuese esta inluencia, que habría llevado al trono a un candidato inadecuado, la causa última
de las tendencias tiránicas de Adriano, empezando por la muerte de los cuatro consulares. La
experiencia de Cómodo recordaba que el peligro que suscitaba la relación entre dinastía y tiranía
aún seguía vivo79. Pero mientras que Mario Máximo atribuye a Plotina el desarrollo de los pasos
fundamentales para la sucesión (matrimonio, mando en Siria y segundo consulado), Casio Dion la
convierte en autora de un gigantesco fraude político e histórico. Y aunque ambos autores compartían
el sentir de aquellos senadores que se oponían a la inluencia de las mujeres en la vida política, las
acusaciones vertidas contra la emperatriz muestran un grado diferente. Esto hizo que la opinión de
Casio Dion no fuera aceptada sin reparos por ningún historiador posterior salvo Eutropio. El propio
historiador Bitinio había creído poseer una información singular que agrandaba la vileza de aquella
mujer y por eso cita la fuente: su padre Aproniano, gobernador de Cilicia80. Pero lo que para Dion
era prueba deinitiva de veracidad, para nosotros no pasa de fuente de un rumor. No se conoce el
momento del gobierno cilicio de Aproniano pero debió de rondar la década de 180. Muchas son las
preguntas que surgen: ¿conoció el gobernador de la provincia en el año 117, quien con seguridad
acompañaba al emperador, el fraude? ¿Fue transmitido este secreto de gobernador a gobernador
hasta llegar a los oídos de Aproniano, sesenta años después? ¿Ninguno de aquellos gobernadores
que le antecedieron desveló tamaña impostura?
Pero Dion, más allá del énfasis que quisiera poner en sus airmaciones, conocía bien los
límites de las mismas. Y así, arrebatado por su pasión política parece que había olvidado sus propias
consideraciones sobre la labor del historiador en tiempos de Imperio (C. D. 53.19):
Pero desde aquel momento (el año 27 a. C.), la mayoría de los asuntos empezaron a ser tratados
como secretos y reservados. Y si algunas noticias se hacen públicas, sin embargo no son dignas de
crédito al no poder ser veriicadas. Se sospecha que todo se hace y se dice según los designios de los
sucesivos detentadores del poder y de sus allegados. En consecuencia, corren rumores de cosas que
nunca han ocurrido, se ignoran otras muchas que efectivamente han sucedido y todas, abreviando, se
divulgan de una manera completamente distinta a como en realidad han ocurrido.
78
H. Peter, Historicorum Romanorum Reliquiae, II, Leipzig 1906, 121-2, fr. 3 (HA Hadr. 2.10), ya vinculaba a este testimonio los otros referidos al apoyo político de Plotina. R. syMe, Emperors and Biography, Oxford 1971, 126. A. R. birley,
Marius Maximus: the Consular Biographer, ANRW 2.34.3, Berlin-N. York, 2679-2757, esp. 2685; 2718-20.
79
Debe notarse que Casio Dion utiliza argumentos parecidos para explicar la llegada al poder de Cómodo: la emperatriz
Faustina conspirando con Casio (71.29.1); la muerte de Marco no por la enfermedad sino por los médicos que favorecían a
Cómodo, “como yo claramente oí” (71.33.42); el fracaso de Marco en la educación de su hijo (71.36.4); Cómodo, malvado
por verse sometido a las personas que lo rodeaban (72.1.1). En las imprecaciones que se lanzaron contra Cómodo a su
muerte, según las traslada Mario Máximo (HA Com. 18-19), la acusación más repetida es la de parricida.
80
PIR2 C 485. F. Millar, A Study..., 14-15; 36, sitúa el gobierno en Cilicia a principios de la década de 180 porque allí supo
Dion de la muerte de los Quintilios.
206
Toda aquella historia no parece más, en in, que propaganda política contra un emperador
con el que parecía renacer el principio dinástico. Y así, un método de sucesión que recuperaba los
lazos familiares como factor determinante se convertía en la razón última de las tendencias tiránicas
de las que parecía que Adriano daba muestras. La muerte de los cuatro consulares en su primer año
de mandato se convertiría no sólo en factor clave del distanciamiento del Senado sino en primera
muestra de las consecuencias nefastas de la inluencia femenina en el poder.
ePílogo: Per uxorium ambitum et senili adoPtione
R. Syme tuvo una genial intuición: la teoría adriánica81. Según esta, los Annales fueron
compuestos a la luz del nuevo reinado de Adriano y estuvieron movidos por el deseo de criticar
su deriva tiránica. Puesto en aquella senda interpretativa por una airmación de P. L. Strack, Syme
percibió la siniestra importancia de una frase de Tácito sobre la designación imperial de Tiberio82:
per uxorium ambitu et senili adoptione. Tiberio y Adriano habrían llegado al trono por el mismo
procedimiento ilegítimo, convertidos en herederos por un viejo impotente movido como una
marioneta por su esposa. A esto, el sabio inglés unió otros indicios que creyó reconocer no sólo en los
libros de Tiberio sino también en aquellos dedicados a Claudio y, especialmente, Nerón. Así todas las
acusaciones vertidas en las fuentes griegas y latinas a partir del s. III cobraban una inusitada fuerza,
gracias a la prueba de veracidad proporcionada por un supuesto testigo coetáneo. Los discípulos del
sabio inglés, especialmente A. Birley han asumido el presupuesto, y han convertido los Annales en
fuente de información para el reinado de Adriano83.
Pero la hipótesis de Syme presenta, a pesar de su atractivo, inteligencia y conocimiento del
texto de Tácito, numerosos lancos débiles84: la fecha de composición de los Anales85, las posibilidades
de acceso a la información, la realidad de los acontecimientos del s. I que justiicarían, por sí solos, una
narración como la que Tácito desarrolló. A estas laquezas, habría que añadir el hecho de que el argumento
de la inluencia femenina en el proceso de adopción ya estuviese fabricado y enunciado públicamente por
Plinio. Con diicultad los acontecimientos históricos se moldean sobre los eslóganes políticos.
Todo ello debería conducir a una actitud prudente a la hora de afrontar la relación entre los
Annales y la adopción de Adriano. En el mejor de los casos, podría sostenerse que, si la fecha de
composición lo permite, la lucha contra el nuevo emperador y los esfuerzos de algunos senadores
por denigrarlo empezaron en los primeros años del reinado. El evidente distanciamiento del Senado
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a. n. sherWin-White, Rev. R. Syme, Tacitus, Oxford, 1958, JRS 49, 1959, 140-146, esp. 141: The most debatable thesis
in this book is the Hadrianic theory.
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Tac. Ann. 1.7.7. P. l. stracK, Untersuchungen zur römische Reichprägung des zweiten Jahrhunderts, II, Stuttgart 1933,
52. r. syMe, Tacitus, 481, n. 4: The sinister relevance of the phrase was detected by P. L. Strack. The scholar did not,
however, search the early chapters of Book I for further indications.
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Así se expresa cuando explica el proceso de adopción, a. birley, Hadrian, 77: Trajan was dead and Hadrian had long
been the obvious heir. But the adoption was, at best, by dying man and stage-managed by the Empress.
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A la ya citada reseña crítica de A. N. Sherwin-White se añaden otras. J. P. v. d. balsdon, Rev. R. Syme, Tacitus, Oxford,
1958, CR 9.3, 1959, 258-261, esp. 260: Here (cuando habla de Adriano) one reaches the part of Syme’s book on which
cautious historians will return a verdict of “not proven”.c. W. Mendell, Rev. R. Syme, Tacitus, Oxford, 1958, AJPh 80,
1959, 321-4, esp. 323: To many students of Tacitus it will probably seem unnecessary to ind such speciic motivation.
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e. Paratore, Tacito, Milano, 1951, ofrece, además de una batería de argumentos no atendidos por Syme, una análisis de las
indicaciones temporales al presente en los Annales que le llevan a una conclusión distinta de la del inglés: últimos años del
reinado de Trajano. El pasaje fundamental, y ambiguo, es aquel en que se hace referencia a los límites del imperio, Tac. Ann.
2.61.2: nunc rubrum ad mare patescit. r. syMe, Tacitus, 768-782, desarrolla su argumentación en siete apéndices, en los
que, como reconoció A. N. Sherwin-White, Syme “himself gives some of the best arguments against his own interpretation.”
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tras la muerte de los cuatro consulares sería el detonante de las críticas que Tácito pudo verter en su
obra. Otros, ya a la luz de los destinos del imperio a ines del s. II, quizás pudieron aprovechar aquella
información, si es que fueron capaces de reconocerla, pues como airmaba A. N. Sherwin –White en
su reseña al libro: Yet was it so necessary under Hadrian to be so secret?
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