Reseña de Santiago Slabodsky,
Decolonial Judaism: Triumphal
Failures of Barbaric Thinking.
Nueva York: Palgrave
MacMillan, 2014; xi + 259 pp.,
ISBN 978-1-137-52028-9
Por Hugo Córdova Quero
Graduate Theological Union
Hugo Córdova Quero
Profesor adjunto y Director del Departamento de Educación Online en el
Starr King School, Graduate Theological Union, en Berkeley, California,
EEUU. Doctor en Estudios Interdisciplinarios en Religión, Etnicidad y
Migración (2009) y Magíster en Teología Sistemática y Teorías Críticas
(Feminista, Queer y Poscolonial) (2003), ambos por el Graduate
Theological Union. Miembro de Emerging Queer Asian/Pacific Islander
Religion Scholars (EQARS), Grupo de Estudios Multidisciplinarios en
Religión e Incidencia Pública (GEMRIP) y Queer Migrations Research
Network. Autor de numerosos capítulos de libros, artículos y del libro El
desafío del diálogo: Historia, definiciones y problemáticas del
ecumenismo y la pluralidad religiosa (GEMRIP, 2014).
Cita recomendada de este artículo
Córdova Quero, Hugo (2015). «Reseña de Santiago Slabodsky, Decolonial
Judaism: Triumphal Failures of Barbaric Thinking. Nueva York: Palgrave
MacMillan, 2014; xi + 259 pp., ISBN 978-1-137-52028-9». Religión e Incidencia
Pública. Revista de Investigación de GEMRIP 3: pp. 121–127. [Revista digital].
Disponible en internet en: <http://religioneincidenciapublica.gemrip.org/>
[consultado el dd de mm de aaaa].
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons
Atribución-NoComercial-NoDerivadas 3.0
Religión e Incidencia Pública
N° 3 (2015): pp. 121–127
Hugo Córdova Quero
En un mundo marcado por la denominada «guerra contra el
terrorismo» y su consecuente «demonización de la alteridad»
—dentro de un pensamiento binario que no deja lugar a terceros
espacios—, este libro constituye un aporte significativo para el
pensamiento decolonial tanto en el mundo de habla sajona como
en el Sur Global. Santiago Slabodsky —pensador judío argentino—
es egresado del Seminario Rabínico de Buenos Aires, Argentina, y
Doctor por la Universidad de Toronto, en Canadá. Actualmente se
desempeña como catedrático de la Cátedra Florence y Robert
Kaufmann en Estudios Judaicos del Departamento de Religión y
Profesor Asociado de Estudios Latinoamericanos y del Caribe,
ambos en la Universidad Hofstra en Nueva York, EEUU. Fruto de
su análisis en la intersección entre la geopolítica, la religión y la
teoría social, Slabodsky ofrece claves pertinentes para comprender
el trabajo intelectual de pensadores judíos en nuestro mundo
contemporáneo —marcado por el episodio del 11-S en EEUU— a
través del rescate de la obra de estos autores en el período
1940-1980.
Tanto la introducción y los siete capítulos como el epílogo a
través de los cuales se organiza el libro despliegan una arqueología
del linaje conceptual e histórico de la resistencia de estos
pensadores judíos al incipiente poder neocolonial que les
confronta(ba) con una asimilación al judaísmo normativo. A través
de la figura de lo «barbárico», los capítulos deconstruyen y
decolonizan epistemologías y conversaciones subyacentes al
pensamiento judío poscolonial y pos-holocausto. Sería imposible
comentar cada uno de los importantes aspectos que este libro
contiene. La contribución de Slabodsky a la tarea académica es, sin
lugar a dudas, magistral. Es por ello que tomaré tres ejemplos, tres
momentos del devenir del discurso de esta obra, a fin de ilustrar la
importancia de este escrito y su merecido lugar en el discurso
decolonial.
El primer momento está marcado por la localización geopolítica
de lo «barbárico» dentro de los discursos poscoloniales y
decoloniales judaicos tal como Slabodsky lo plantea en el capítulo
1. El contexto para esto lo constituye la creciente racialización de
las comunidades judías en el período 1940-1980, aspecto que se
sumó a lo que Slabodsky llama «una paradoja» (p. 18). Es decir,
mientras el prototipo de personas judías es representado como
!
122
Religión e Incidencia Pública, N° 3 (2015)
Reseña de Santiago Slabodsky, Decolonial Judaism (2014)
históricamente oprimido, cada intento discursivo de romper con
esa opresión es invisibilizado. Esto se produce como consecuencia
de dos procesos. Por un lado, se nos presenta un panorama donde
se (re)produce la rearticulación de la noción de «civilización
judeocristiana» y la racialización de las personas y comunidades
judías dentro de una Europa autopercibida como homogénea. Por
otro lado, el discurso decolonial judío es relegado a un plano lejano
a la hegemonía de los estudios poscoloniales occidentales,
contribuyendo entonces a su invisiblización. Esto tiene
consecuencias tremendas para la denuncia, deconstrucción y
crítica de discursos hegemónicos, aún dentro de estos estudios
poscoloniales, porque reifica tanto la racialización como la
invisibilización.
Así, Slabodsky identifica dos tipos de trabajos dentro de los
discursos decoloniales judíos en dos corrientes representadas —
entre otras/os autoras/es— por Ella Shohat, por un lado, y por
Susannah Heschel, por el otro. Los objetivos de estas dos corrientes
son diferentes. La primera, si bien crítica la hegemonía de
discursos que homogeneizan a las personas y comunidades judías
europeas, también reconoce que los judíos europeos se
beneficiaron del colonialismo a expensas de los judíos noeuropeos. La segunda, reconoce también la apropiación del
discurso colonialista orientalista por parte de las personas judías
europeas, pero postula —parafraseando a lo postulado
anteriormente por los estudios queer— que la repetición excesiva
de ese mismo discurso contribuyó a la re-imaginación de un tercer
espacio que rompiera con la dicotomía impuesta por occidente.
Dado este contexto, Slabodsky rastrea cómo se construyó
entonces lo «barbárico» examinando el trabajo de Albert Memmi y
Aimé Césaire, con la contribución del pensamiento fronterizo de
Walter Mignolo y Enrique Dussel. El resultado es un análisis
provocativo y decolonizante que visualiza a la vez que (re)construye
y problematiza la conformación de la alteridad como barbárica, no
solo entre judíos no-europeos sino también entre personas
provenientes de África, del mundo árabe y de pueblos originarios
en las Américas. Usando heurísticamente el término «marrano»
Slabodsky logra insertar discursiva e históricamente alternativas y
resistencias de un tercer espacio a fin de visibilizar el discurso
decolonialista judío largamente ocluido por tendencias
Religión e Incidencia Pública, N° 3 (2015)
!123
Hugo Córdova Quero
europeizantes, algo que el autor continuará en el análisis del
capítulo 2.
El segundo momento lo constituyen los términos «barbarismo
negativo» (capítulo 3) y «barbarismo positivo» (capítulo 5)
conectados por un «barbarismo de transición» (capítulo 4). Esta
tríada analítica mapea de manera brillante trayectorias de
resistencia que difícilmente han sido (inter)conectadas
anteriormente. Si el primer momento que identifico en este libro se
embarcaba en la deconstrucción de la invisiblización del
pensamiento judío decolonial, este segundo momento entra de
lleno a poner en la superficie del plano discursivo las
contribuciones reales y tangibles de esos pensadores.
El capítulo 3 analiza la conexión entre el pensamiento judío y el
discurso marxista en la obra de Isaac Deutscher. Aquí, Slabodsky
también analiza la contribución de tres de los más prominentes
miembros de la Escuela de Frankfurt: Walter Benjamin, Theodor
Adorno y Max Horkheimer, cuyo camino fue pavimentado con el
trabajo de dos judíos extraordinarios: Karl Marx y Rosa de
Luxemburgo. Slabodsky sostiene que estos pensadores rescatan el
discurso judío marxista como una contra-narrativa a la civilización
europea «barbárica» (p. 69) que buscaba «asimilar la diferencia
para finalmente aniquilarla» (p. 70). El fruto de esta contribución
intra-europea fue el discurso de los pensadores de la Escuela de
Frankfurt, que tuvo éxito en retener lo negativo del barbarismo
construido por Europa al tiempo que borraba la conexión de los
judíos con ese epíteto.
Al mismo tiempo, en el capítulo 4, Slabodsky encuentra un
pensamiento de «barbarismo de transición» que busca
contrarrestar el imaginario colonial «nórdico», específicamente
europeo. Basado en el trabajo del pensador Emmanuel Lévinas, de
origen lituano, Slabodsky identifica cómo pensadores de Europa
del este también mantienen lo negativo del epíteto «barbárico»
para denunciar las atrocidades colonialistas cometidas por el
occidente europeo. Al hacer esto, Lévinas se convierte
—simultáneamente— en un referente para el emergente
pensamiento de resistencia latinoamericano, por ejemplo en el
trabajo de Enrique Dussel. Esta denuncia de la negatividad de lo
«barbárico» por parte de estos pensadores posiciona
!
124
Religión e Incidencia Pública, N° 3 (2015)
Reseña de Santiago Slabodsky, Decolonial Judaism (2014)
magistralmente en el centro del discurso lo que para el
colonialismo europeo es solo «su periferia». Es decir, un diálogo
entre Europa del este y el Sur Global en plano de igualdad y
colaboración inter-judaica que (re)posiciona el poder hegemónico
colonial europeo en una posible «periferia».
Finalmente, completa la tríada el capítulo 5 en el cual Slabodsky
identifica una postura diferente a los otros dos capítulos de esta
sección. Ya no se encuentra Europa en posición central, sino que el
pensamiento de «barbarismo positivo» es resultado de una
colaboración entre pensadores del Sur Global. Partiendo del
trabajo de Memmi y Césaire, Slabodsky rastrea las redes
decoloniales en las cuales emergen epistemologías concurrentes.
Así, lo judaico se relaciona con la negritud a fin de marcar las
múltiples aristas de lo que se ha denominado como «barbárico».
Esta re-imaginación —y re-apropiación decolonialista— de lo
barbárico resulta en un pensamiento tercermundista del Sur Global
que está imbuido de una táctica triple del pensamiento judío de
resistencia basado en la obra de Memmi: «auto-rechazo, autoaceptación y liberación» (p. 133). Desafortunadamente, y tras el
rompimiento del pensamiento de Memmi con Jean-Paul Sartre y
Frantz Fanon, esta propuesta no ha sido retomada. Sin embargo, lo
que Slabodsky muestra en este segundo momento es una
arqueología del pensamiento judío decolonial que nos ilumina en la
compresión de redes subyacentes a los diferentes proyectos de
liberación del Sur Global, en cuya heráldica el pensamiento judío
ha sido —¿quizás a propósito?— invisibilizado completamente.
El tercer momento se centra en lo que ya ha pasado a ser una
línea geopolítica y temporal en el mundo global del siglo XXI: los
sucesos del 11-S en Estados Unidos. Ese episodio se diferencia de
otros sucesos similares en el mundo a fines del siglo XX y
comienzos del siglo XXI que no han cobrado la misma relevancia a
pesar de ser aún más atroces. Quizás es en este momento donde
puede observarse con mayor fuerza el proyecto colonial occidental
en el mundo globalizado que hoy denominamos —paradójicamente
— «pos-11-S». Slabodsky analiza esta situación en el capítulo 7 e
identifica nuevas narrativas de lo barbárico. En este capítulo, el
autor nos lleva más allá del período en el que centra el libro —las
décadas de 1940-1980— para actualizar el tema de lo barbárico en
nuestro contexto temporal. Slabodsky toma el trabajo del pensador
Religión e Incidencia Pública, N° 3 (2015)
!125
Hugo Córdova Quero
judío argentino Marcos Aguinis, quien denuncia alianzas entre
camaradas de izquierda que habían adoptado una postura
antisemita en los movimientos revolucionarios posteriores a la
década de 1960. De este modo, Slabodsky identifica cómo a fines
del siglo XX y comienzos del siglo XXI asistimos a una nueva
narrativa de lo barbárico que re-posiciona al pensamiento judío
normativo dentro del binomio «civilización/barbarie». Basado en
el trabajo de Ricardo Forster —otro pensador argentino—,
Slabodsky reconstruye los dualismos occidentales que reifican
posiciones geopolíticas con raíces extendidas tan lejos como el siglo
XVI. El binomio «civilización/barbarie» se encuentra en la base de
lo que hoy se conoce como la «guerra contra el terrorismo» pero lo
supera para abrazar también el combate contra toda forma de
«barbarismo» presente en los países auto-proclamados como
«civilizados». Paradójicamente, en esta nueva conformación
geopolítica, el discurso judío normativo ha logrado instalar el
«antisemitismo» como sinónimo de «anti-sionismo» (p. 184) –tal
como es representado por el trabajo de Bernard-Henry Levy y su
llamado a occidente de borrar todo vestigio de «neobarbarismo» (p. 178)–. Siguiendo a Forster, Slabodsky plantea
cómo el pensamiento contra-narrativo de lo barbárico debe
contribuir hoy en día a desarmar y desestructurar las nuevas
narrativas del binomio «civilización/barbarie». En un movimiento
decolonial, Forster afirma que es la imagen del holocausto
—culmen de la atrocidad del pensamiento «civilizador» contra la
«barbarie» en occidente— lo que hoy en día puede constituir una
contra-narrativa a ese binomio. Así, Slabodsky propone volver a las
pequeñas comunidades judías en cuyo seno se han mantenido las
resistencias al pensamiento judío normativo para encontrar allí
mecanismos de resistencia.
Estos tres momentos que identifico en esta obra nos sirven como
péndulo para mostrar la fluidez y la marcha/contra-marcha del
pensamiento judío decolonial en un mundo globalizado y
dicotomizante. Al mismo tiempo, creo que la obra de Slabodsky nos
ayuda también a —y nos abre el camino en pos de— identificar y
buscar como necesidad casi existencial los asideros del
pensamiento decolonial islámico, budista, hinduista —y quizás
también cristiano— en nuestro tiempo. Este último requiere,
desafortunadamente, deconstruir dos mil años de alianza con los
!
126
Religión e Incidencia Pública, N° 3 (2015)
Reseña de Santiago Slabodsky, Decolonial Judaism (2014)
poderes hegemónicos para observar sus movimientos de
resistencia. La máxima de Michel Foucault de que a todo poder
siempre se le opone una resistencia nos conduce —siguiendo a
Slabodsky quien sigue a Forster— a plantearnos la búsqueda de
esos otros pensamientos contra-narrativos emergentes. Es decir, la
indagación en comunidades con un anclaje original en lo religioso
—como la judía— pero que finalmente transcienden esa conexión a
fin de mostrar el accionar del poder racial, geopolítico y
metanarrativo en los discursos hegemónicos. Allí radica lo central
del trabajo de Slabodsky, es decir, en pavimentar un camino por el
cual otras/os pensadoras/es puedan aventurarse a alzar su voz en
un mundo donde la homogeneidad parece cernirse incólume
—cual espada de Damocles— sobre la cabeza de cualquier
disidencia. Esta última nota —que pareciera negativa— dista
mucho de un pesimismo antropológico. Al contrario, si Slabodsky
ha posibilitado desenterrar artefactos valiosos del pensamiento
judío de resistencia, las herramientas utilizadas en esa arqueología
pueden ayudarnos en desempolvar nuevos artefactos en otros
terrenos. Es decir, pueden auxiliarnos en la tarea de excavar otros
pensamientos críticos con conexión etno-religiosa a fin de sacarlos
de la caverna en la cual han sido enterrados por los poderes de
turno a fin de iluminar e iluminarnos en un camino que finalmente
deslegitime y desnaturalice toda narrativa hegemónica.
Religión e Incidencia Pública, N° 3 (2015)
!127