El universo de la
teatralidad conventual
en Nueva España,
siglos xvii-xix
El universo de la
teatralidad conventual
en Nueva España,
siglos xvii-xix
Asunción Lavrin
Rosalva Loreto López
Miguel García Audelo
Edición
UNAM San Antonio
Ing. Paula de Gortari Pedroza
Directora
Laura Carreón
Asistente de la Dirección
Alfredo Ávalos Lara
Comunidad y Cultura
Zoraida Serrano
Departamento de Español
Stephanie Regalado
Criste Tonra
Departamento de Inglés
Antonio Huereca
Adriana Bartolo Díaz
Departamento de Administración
ÍNDICE
Agradecimientos ........................................................................11
Introducción general ............................................................................... 13
CAPÍTULO I
UNAM San Antonio
Biblioteca Arte & Cultura UNAM San Antonio
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix / Asunción
Lavrin y Rosalva Loreto. Editado por Miguel García Audelo.
1. Lavrin, Asunción — 2. Loreto, Rosalva — Novohispanic History — XVII Century —
XVIII Century — XIX Century — I. Miguel García Audelo — II. UNAM San Antonio
— III. Sección de Historia.
D. R. © 2022
D. R. © 2022
D. R. © 2022
Asunción Lavrin (Au.)
Rosalva Loreto (Au.)
UNAM San Antonio
600 Hemisfair Plaza Way San Antonio, TX 78205.
United States of America.
This book was subject to double-blind peer review.
Este libro fue sometido a una revisión por pares a doble ciego.
Ofelia Mercado Arzate, design.
Aída Flota, proofreading.
First edition.
ISBN: 979-8848570670
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Sección I
1.1.
Composiciones para festejar la profesión: poesía,
villancicos, sermones y coloquios teatrales representados
dentro del claustro................................................................................49
1.1.a. María Ignacia Azlor Echevers (1715-1767) ..............................................52
1.1.b. Anónimo. Festejos en la profesión de María Ignacia Azlor y Echevers
en su profesión solemne en el convento de la Orden de María en Tudela,
Navarra (Selección)...............................................................................53
1.1.c. Villancicos de profesión ....................................................................... 61
1.1.d. Himnos Acordes ...................................................................................64
Anónimo. Hymnos Acordes, cánticos festivos, sonoras aclamaciones,
con que se celebra el dichoso arribo, y el feliz ingreso de las muy ilustres
Señoras Doña María Ignacia Azlor y Echeverz, y Doña Anna de Torres y
Quadrado, en el religiosísimo, y ejemplar convento de la Compañía de
María Santísima de las Señoras de la Enseñanza de la muy noble,
antigua, y leal ciudad de Tudela. El día 2 de febrero, Año de 1743 ............. 66
1.1.e. Ramillete Harmónico .......................................................................... 81
Anónimo. Ramillete Harmónico que, en el ameno, sagrado, y
fructuosísimo pensil de la Compañía de María Santísima forma el
regocijo, entreteje el pasmo, y presenta el respeto a las muy ilustres
señoras Doña María Ignacia Azlor y Echeverz, y Doña Ana de Torres, y
Quadrado. Con el feliz motivo de celebrar su profesión solemne, y místico
desposorio con el Rey de las Almas Jesu-Cristo, en el ejemplar, venerable
y utilísimo convento de las Señoras de la Enseñanza de la muy noble,
antigua, y leal ciudad de Tudela, el día 2 de febrero, año de 1745 .............. 83
Sección II
1.2.
Sermones de profesión....................................................................... 103
1.2.a. Sermón de profesión de María Ignacia Azlor y Echevers .................. 106
Sermón de profesión de María Ignacia Azlor y Echevers. Isidoro
Francisco Andrés, Oración doctrinal, gratulatoria y encomiástica
a Christo… y María Santísima en el… misterio de su purificación,
8
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
que en la profesión solemne de… la hermana María Ignacia Azlor y
Echevers… y la hermana Anna de Torres Quadrado, celebrada
en el… convento de la Compañía de María… de Tudela, día 2 de
febrero de 1745 (Selección) ...................................................................110
1.2.b. Sermón de profesión de Sor María Joaquina Juana
Evangelista ........................................................................................... 121
Leyes de la Esposa intimadas a Sor María Joaquina Juana
Evangelista, en el día de su profesión. Por el Reverendo Padre
Fray Juan José Sáenz de Gumiel. En el sermón que predicó en
el convento de Señor San José de Gracia de Señoras Religiosas
pobres Capuchinas, el día 26 de noviembre, en el que se celebran los
desposorios de María Santísima con San José. Año de 1788 ..................... 130
1.2.c. Sermón de profesión de Sor María Antonia Ildefonsa .......................144
José Antonio Plancarte, Sermón de profesión, que en la que hizo
sor María Antonia Ildefonsa, en el siglo Doña María Ignacia de la
Rocha. En el convento de San Joseph de Gracia de Reverendas Madres
Capuchinas, en la ciudad de Querétaro, el día 28 de abril del año de
1799, en que celebra dicho convento la fiesta de la dedicación de la
Basílica de Asís de Nuestro Padre San Francisco, 1799 (Selección) ...........144
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
9
CAPÍTULO II
Sección I
2.1.
Composiciones de ocasión ................................................................. 381
2.1.a. La recreación espiritual ......................................................................387
Anónimo. Recreación espiritual que tuvieron cinco religiosas
carmelitas descalzas de un muy observante convento con el fin
de preparar sus almas para recibir al Espíritu-Santo en la Pascua
del año de 1790 .....................................................................................397
2.1.b. La virtud agradecida ...........................................................................438
Anónimo. La virtud agradecida. Coloquio de las madres Capuchinas
de esta corte de México, en que muestran su gratitud al Señor
Doctor Don Cayetano de Torres, cuyo asunto y metro, adentro se verá,
y gustará el lector de su dulzura y doctrina ............................................. 449
2.1.c. La fundación de San José de Ávila .................................................... 475
Anónimo. Coloquio a la fundación primitiva de San Joseph de Ávila
hecha por nuestra Madre Santa Teresa................................................... 482
1.3.a. Primer diálogo místico. A quien Dios oye a Dios halla ......................... 176
2.1.d. La celebridad de los Santos Patronos ................................................499
Anónimo. Coloquio en celebridad de los Santos Patronos de la orden
Carmelita, que se reduce a pedir a Dios ilumine y de acierto en su
nueva Prelacía a la Reverenda Madre Priora del convento de
Santa Teresa de Jesús, la Madre Catalina de Jesús, celebrado en
dicho convento el día de su Santo de la expresada Prelada a 25
de noviembre de 1815 ............................................................................506
1.3.b. Segundo diálogo místico. Mucho es lo que puede el Mundo
pero más puede la Gracia ...................................................................... 219
Sección II
Sección III
1.3.
Obras teatrales para la profesión religiosa. Los dos diálogos
místicos de Fray Mariano de la Concepción....................................... 158
1.3.c. El opúsculo de la madre María Vicenta de la Encarnación................283
Coloquio que compuso la reverenda madre María Vicenta de la
Encarnación. Para la profesión de su discípula la hermana María
Margarita de San Eliseo, carmelita descalza en el Convento de
Santa Teresa la Antigua, México, 1804 ...................................................293
1.3.d. Un coloquio jesuita para la profesión de una carmelita .................... 343
Anónimo. Coloquio que, para celebrar la profesión de la Madre Ana
María de San Esteban, hizo un Jesuita en reconocimiento del
mucho amor, que la Profesa tiene a la Sagrada Compañía
de Jesús ................................................................................................350
Sección IV
1.4.
Poemas para la profesión religiosa .....................................................364
1.4.a. Poemas de Fray Juan de la Anunciación, OCD (1691-1764)................ 366
Letras a la profesión de las dos Lucías, llamadas Francisca de la
Encarnación y Micaela de San Agustín, Querétaro, 1724 .........................370
2.2.
Cayetano Javier de Cabrera y Quintero (1698-1775) ........................... 523
2.2.a. Jácara. Da las pascuas la vicaria de coro de Nuestra Señora
[de Balvanera] a su comunidad, año de 1723...........................................526
2.2.b. Loa jocosa para entregar el oficio la Maestra Correctora
que acaba, a la que comienza. Letrillas ..................................................538
2.2.c. Loa jocosa que se representó en la portería del convento
de Jesús María, para la entrega a las nuevas porteras ............................. 542
2.2.d. Coloquio al hospedaje de Nuestra Señora en el Noviciado
del Convento de Religiosas Capuchinas de esta Corte [de
México] ................................................................................................ 548
2.3.
Fray Juan de la Anunciación, OCD (1691-1764) ...................................565
Loa a Nuestra Señora del destierro la noche de año nuevo, que
le ponen posa las porteras del Convento de Santa Clara de
Querétaro, año de 1723..........................................................................569
10
2.4.
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Francisco Vidales (1630-1702). Villancico Con que gala
en el campo nace la rosa ........................................................................ 574
Agradecimientos
Sección III
2.5.
Liturgia y teatralidad. Las reglas de coro ...........................................585
2.5.a. Bachiller José de Mondragón. Directorio, Régimen, y Orden
inviolable que deben observar y guardar las Señoras. Vicarias de
Coro en lo que pertenece al canto. Hecho en el año de 1810 conforme
a las rúbricas y costumbres que siempre se han observado ....................... 594
2.5.b. Fray Manuel Aromir y Bustamante. Reglas generales para dentro
y fuera del coro: Arregladas a las ceremonias que usa la orden de
nuestro Seráfico Padre San Francisco [...] año de 1825 ........................... 603
CAPÍTULO III
Sección I
3.1.
El espectáculo de la muerte y las honras fúnebres ............................ 631
3.1.a. Joseph Bellido. Vida de la Venerable Muy Reverenda Madre
María Águeda de San Ignacio, primera priora del religiosísimo
convento de Dominicas Recoletas de Santa Rosa de la Puebla
de los Ángeles, 1750 (Selección) ........................................................... 636
3.1.b. Juan de Villa Sánchez. Justas y debidas honras que se hicieron,
y hacen sus propias obras, a la Muy Reverenda Madre María Anna
Águeda de San Ignacio, primera priora y fundadora del convento
de Religiosas Dominicas de Santa Rosa de Santa María de la Puebla
de los Ángeles, 1756 (Selección) ............................................................ 645
3.1.c. Luis de Torres. Sermón fúnebre que en las honras que hicieron en
29 de mayo del año de 1767 las Señoras religiosas de la Enseñanza
de México a su fundadora y prelada. La Muy Ilustre Señora y
Reverenda Madre María Ignacia de Azlor y Echevers, 1768 .................. 660
Bibliografía selecta general ...........................................................................687
Este libro es resultado de muchos meses de trabajo y como
en todo buen resultado académico, se debe a la intervención
y colaboración de distintas personas que hicieron posible su
conclusión. A Zoila Luna Mendoza le agradecemos su infinita
paciencia y dedicación en la revisión de las primeras versiones
de este texto. A Miguel García Audelo, Ofelia Mercado Arzate,
Aída Flota y a todo el equipo de trabajo de la unam San Antonio,
a quienes le debemos las revisiones posteriores y sus esfuerzos
por dar forma editorial al documento al que ahora el lector tiene
acceso.
De manera puntual varias personas nos apoyaron facilitándonos copias de valiosos documentos resguardados en sus archivos
como es caso del padre José de Jesús Orozco, OCD, quien nos
proporcionó la Recreación espiritual que tuvieron cinco religiosas
carmelitas descalzas de un observante convento con el fin de preparar
sus almas para recibir al Espíritu Santo en la pascua de año de 1790.
El padre José Gerardo Herrera Alcalá nos permitió una copia
del sermón firmado por fray Juan José Sáenz de Gumiel: Sermón
o plática de profesión de la hermana Joaquina Juana Evangelista en
el convento de San José de Gracia, del convento de Señor San José
de Gracia de Señoras pobres capuchinas, de 1788, localizado en su
importante colección de manuscritos. La doctora Ángela Atienza
amablemente gestionó desde la Universidad de la Rioja para que
pudiéramos acceder a una copia de los Villancicos de profesión
hechos en honor de María Ignacia Azlor Echevers (1715-1767).
El doctor Manuel Ramos Medina, director del Centro de Estudios de Historia de México Carso, y su amable personal nos auxiliaron de manera pormenorizada, en especial Rubén Martínez
Jiménez en la localización de documentación específica sobre
prácticas colectivas conventuales. De la misma manera, mucho
nos auxilió el personal de la Biblioteca Nacional de México y del
fondo franciscano del Instituto Nacional de Antropología e His-
12
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
toria. En los Estados Unidos recibimos información de la doctora Anne Cruz, mientras que William Soergel nos auxilió con
traducciones del latín. El maestro Gustavo Mauleón Aguilar nos
facilitó copias de los villancicos del convento de la Santísima
Trinidad de Puebla, procedentes de la colección Sánchez Garza
localizada en la unam, de entre los cuales seleccionamos el análisis del aquí incluido. De igual manera, el doctor César Fávila
hizo recomendaciones sobre los textos musicales. A todas estas
personas e instituciones agradecemos su desinteresado apoyo.
Puebla, en la casa de las Bóvedas,
23 de marzo de 2022.
“Mucho me alegro, procure que se alegren las hermanas”1
Introducción general
Desde que santa Teresa escribió estas letras, el significado de
“alegría” ha probado ser un reto intrigante para quienes se interesan en la vida cotidiana de los monasterios femeninos del
mundo hispanoparlante de los siglos xvii y xviii. ¿Cómo se manifiesta la alegría en conventos de clausura? ¿En qué consiste?
¿Es algo permisible, personal o comunitario? ¿Puede compaginarse con la vida de observancia en una comunidad de clausura? La respuesta no parece ser fácil desde un punto de vista
epistemológico, ya que demanda un estudio cultural de las emociones a lo largo de varios siglos y varias formas de expresión
tanto sociales, como intelectuales. Sin embargo, cultivadores
de la historia y la literatura se han aproximado al problema de
cómo comprender las expresiones de alegría en sociedades del
pasado mediante distintas formas de recreación tanto públicas,
como privadas. La aparente inocencia de una pregunta sobre
cómo se expresa la felicidad o la sensación de bienestar personal de forma comunitaria ha encontrado muchas y complejas respuestas que no cabe aquí revisar. Queda, sin embargo, la
posibilidad de explorar un aspecto de recreación comunitaria
dentro del claustro al que pudo haberse referido Santa Teresa
como algo aceptable y aun deseable, precisamente porque llevaban a la alegría personal. A ese efecto se han elaborado diversos
Santa Teresa de Jesús. Obras completas. Efrén de la Madre de Dios, ocd, Edit.,
Biblioteca de Autores Cristianos (bac), Madrid, 1976, Cartas, 385, p. 13. “La fraternidad y la alegría carmelitana”, Comunidad de Carmelitas descalzas, cit.
en Rosalva Loreto ed. Una empresa divina. Las Hijas de Santa Teresa de Jesús en
América, Puebla: 2004, p. 21.
1
14
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
estudios sobre composiciones escritas para fiestas o celebraciones conventuales compaginables con sus propios fines espirituales, los cuales alteran nuestra visión del convento como un
recinto dedicado exclusivamente a propósitos religiosos donde
la “fiesta” o celebración de carácter lúdico no tuviera cabida.2
Por otra parte, debemos considerar que hubo otras formas de
reunión comunitaria y celebración conventual que no fueron
necesariamente de alegría o de carácter festivo, sino de pesar,
como lo fueron las que giraron alrededor de los servicios fúnebres para las religiosas fallecidas, o de meditación religiosa por
medio de charlas que a veces daban religiosos de nota durante la cuaresma. También cabe añadir otras formas de reunión
celebratoria de carácter espiritual que implicaban sentimientos
de reverencia y acción de gracia, como todas aquellas asociadas
con el Oficio Divino en el coro de la iglesia: la observación de
las horas canónicas y la misa. Las obligaciones espirituales de la
liturgia podían ser emocional y espiritualmente celebratorias o
penitenciales, lo cual nos lleva a concluir que el énfasis que se
ha puesto en el concepto de “fiesta’ respecto de los nuevos descubrimientos de fuentes de carácter teatral necesita ser matizada para incluir un espectro más amplio de emociones a tono con
las variadas formas de expresión espiritual que se encuentran
dentro del claustro.
El propósito de este volumen es dar a conocer un muestrario
de escritos de carácter celebratorio y de manifestación de sentimientos tanto de alegría, como de dolor dentro de un marco
religioso. Estas composiciones fueron dirigidas al consumo de las
religiosas para llenar sus necesidades espirituales y todas comparten dos elementos: la intención de cimentar la sororidad espiritual y la “teatralidad” como formato estructural y de expresión
que permite establecer una conexión epistemológica entre ellas.
El conjunto es variado: sermones de profesión y de exequias
fúnebres, lecturas de carácter didáctico-espiritual, poesías de
ocasión, villancicos y obras de teatro. En esa categoría están los
coloquios y las loas como representaciones teatrales, y los textos
de lectura y meditación. Los textos son poco conocidos, a pesar
de que algunos fueron impresos en su tiempo, como los sermones de profesión o de exequias, y los villancicos cantados en
celebraciones religiosas. Los inéditos, rescatados de diferentes
archivos, pertenecen a diversos géneros de expresión histórico-literaria, y la falta de atención que han recibido solo puede explicarse por haber sido escritos para uso litúrgico, o como
lectura didáctica, o por ser vehículos de celebraciones íntimas
dentro del convento sin otro fin de divulgación. En esa situación
están los coloquios y las loas, y los textos de lectura y meditación. La aparente heterogeneidad de estos escritos tiene una
lógica interior: siguen la ruta cronológica de la vida religiosa,
desde la iniciación en la profesión de la monja hasta su fallecimiento, con algunos de los momentos de celebración y meditación permitidos por las reglas y su observancia. Hemos elegido
esta ordenación interior porque refleja fielmente la experiencia
de la vida de las religiosas.
La tradición cultural de celebraciones intramuros en los
conventos femeninos en Nueva España ya se asomaba en menciones sesgadas, como la de una orden real de 1620 contra comedias en los conventos, y otra más directa testificada por Thomas
Gage en 1625.3 Otras fuentes nos indican que en los claustros
Ignacio Arellano y Andrés Eichmann, eds. Entremeses, loas y coloquios de Potosí,
Madrid/Frankfurt am Main: Iberoamericana/ Vervuert, 2005; Ignacio Arellano,
“Una colección dramática de Potosí (convento de Santa Teresa)” en Temas del
barroco hispánico, Ignacio Arellano y Eduardo Godoy, eds., Madrid: Iberoamericana, pp. 25-51. Otras obras de este autor y otros estudiosos se encuentran
en la bibliografía. Ver también, María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No
solo ayuno y oraciones: piezas teatrales menores en conventos de monjas (Siglo xviii).
unam: Facultad de Filosofía y Letras, buap, 2007; Frederick Luciani. “Fantasmas en el convento: una ‘máscara’ en San Jerónimo (México 1756)” en El teatro
en la Hispanoamérica colonial. Eds. Ignacio Arellano y José Antonio Garrido.
Madrid: Iberoamericana/Vervuert, 2008, pp. 259-273; Joaquín Barruci y Arana,
Relación del festejo que a Los Marqueses de las Amarillas les hicieron la Señoras
Religiosas del Convento de San Jerónimo, México, 1756. Edición de Frederick Luciani. Madrid: Iberoamericana/Vervuert, 2011.
2
3
En cédula real de 18 de octubre de 1620, el monarca demanda al arzobispo de
16
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
novohispanos se celebraban “ocasiones” especiales con música
y representaciones teatrales quizá ya desde principios de ese
siglo. Agustín de Vetancurt, en su Menologio Franciscano nos
cuenta que, con ocasión de celebrar los años de una abadesa
del convento de Santa Clara en Puebla, las coristas se ataviaron
con vestiduras seculares. Una monja, la madre Águeda de San
Bernardo, mientras le rezaba a una imagen de la virgen, vio que
esta cerraba los ojos, y con desconsuelo grande le dijo: “Señora mía, ¿por qué cerráis los ojos misericordiosos? Muchas son
las culpas que por no verlas cerrareis los ojos, que son para mi
‘luceros’.” y respondió la imagen: “¿Cómo quieres que no cierre
los ojos cuando las esposas de mi Hijo que a la religión vinieron
a buscarle se acuerdan del siglo que dejaron con las vestiduras
seculares que se visten...?”.4 Otra religiosa poblana del convento de la Santísima Trinidad, Bárbara Josepha de San Francisco,
también se dice recibió un mensaje de Jesucristo en contra de
las representaciones de comedias y coloquios con vestiduras
profanas.5 En este último caso el autor del documento, que escribió a principios del siglo xviii, añade que los coloquios recreacionales autorizados por las abadesas no eran contrarios a la
observancia. O sea, que la denuncia corrobora el uso, y se dirige
al abuso. Este parco rastro histórico acicatea nuestro interés en
representaciones conventuales, ya que se ve reforzado por la conocida condena de un prelado. En su visita a los conventos bajo
su jurisdicción (1672-75) el arzobispo fray Juan Payo de Ribera
condenó la representación de comedias en el convento de Jesús
María, uno de los más aristocráticos de la ciudad de México.
Un problema común a estas referencias es que no ha quedado huella documental de ninguna de las representaciones,
incluso las del convento de Jesús María que provocaron la condena arzobispal.6 La evidencia histórica mejora con noticias de
la fiesta de recepción a la virreina condesa de Paredes y marquesa de la Laguna, auspiciada por la abadesa del convento de Santa Clara de México que se celebró con un “festín plausible”.7 Sor
Juana Inés de la Cruz fue comisionada para escribir una décima
a su autor y, además, escribió más tarde una loa en honor de la
condesa de Paredes.8 La crónica del festín plausible nos informa
que la celebración se llevó a cabo en la huerta del monasterio, y
que las “niñas” del convento participaron en un baile ostentando un vestuario lujoso con joyas y plumas, que tenían eco en los
trajes de Tetis y Flora, dos personajes simbólicos.9 Estos deben
México que cuidara no se repitieran actos seculares profanos que se le habían
informado. Se detallan como uso de trajes y actos profanos a título de “comedias o juegos indecentes.” El viajero, entonces fraile dominico, Thomas Gage
(1603-56) informaba a sus lectores sobre entretenimientos en algunos conventos capitalinos en la tercera década del siglo xvii, que atraían un numeroso
público. Nueva Relación que contiene Los Viages(sic) de Thomas Gage en La Nueva
España. Tomo Primero. París: Librería de Rosa, 1838, pp. 183-84. Ver la orden
real en, Manuel Ramos Medina, Místicas y descalzas. Fundaciones femeninas carmelitas en la Nueva España. México: Condumex, 1997, pp. 261-62.
4
Agustín de Vetancurt, Menologio Mexicano, en Teatro Mexicano, México: Doña
María de Benavides: viuda de Juan de Ribera, 1697, pp. 4-5. Informa sobre la
vida de Ana de San Bernardo, nacida en Guatemala, profesa en el convento de
Puebla el 12 de agosto de 1613 y “de altísima contemplación”.
5
Fray Miguel de Torres, Vida ejemplar y muerte preciosa de la Madre Bárbara
Josepha de San Francisco, religiosa … del convento de la Santísima Trinidad de la
Puebla de los Ángeles … México: Herederos de la viuda de Francisco Rodríguez
Lupercio, 1725. Ver comentarios adicionales en Sten y Gutiérrez Estupiñán, No
solo ayunos, p. 11.
Leticia Pérez Puente, Gabriela Oropeza Tena y Marcela Saldaña Solís, Autos
de las visitas del arzobispo fray Payo Enríquez a los conventos de monjas de la ciudad
de México (1672-1675). México: unam, 2005.
7
El festín parece se llevó a cabo en 1681 y el convento de Santa Clara no fue
el único que hizo recepción a la virreina. Judith Farré Vidal. Festín plausible
conque el convento de Santa Clara celebró en su felice entrada a la Ex. Ma. D. María
Luisa, condesa de Paredes, Marquesa de la Laguna y Virreina de esta Nueva España.
México: El Colegio de México/Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios,
2009. De la misma autora, “Sobre loas y festines o el elogio de las virreinas
en la Nueva España durante la época de Carlos II” en Judith Farré Vidal, ed.
Teatro y poder en la época de Carlos II: fiestas en torno a reyes y virreyes Madrid:
Iberoamericana/Vervuert, 2007, pp. 117-132; “Loas, festines y saraos en jardines
novohispanos, el Paraíso Occidental” en Inmaculada Rodríguez Moya, ed. El
rey festivo: Palacios, jardines, mares y ríos como escenarios cortesanos (siglos xvi-xix),
Valencia: Universitat Valencia, 2019, pp. 271-290.
8
Sara Poot Herrera, Anthropos, 243, pp. 17-35.
9
El término “niñas” se refiere a seculares internadas en el convento para su
6
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
ser los trajes indecentes a que se refieren las autoridades reales
y eclesiásticas. Aún más, la sección musical de la loa fue actuada
y cantada por dos monjas, una de las cuales, Juana Teresa de San
Antonio, tuvo una voz que mereció el elogio del escritor de la
crónica de la fiesta.10
No cabe duda de que las monjas de Santa Clara continuaron
sus celebraciones. En 1718, el comisario general de la orden de
San Francisco, fray Agustín de Mesones, escribió al convento
sobre la observancia, y a título de su papel de “cuidar vírgenes”
ordenó a la madre abadesa que, bajo pena de excomunión mayor y desposesión de velo, no se celebraran “músicas ni fandangos” en los locutorios o rejas.11 Aunque es posible que el término
“fandango” exagerara lo que pudiera haber ocurrido en el locutorio, la indignación de fray Agustín es prueba fehaciente de
las celebraciones ocasionales, para algunas de los cuales existen
muestras que han sobrevivido y que reproducimos aquí.12 De
mediados del siglo xviii (1756) es una fiesta con su “representación” en honor de otra virreina, la que permite establecer que
ese tipo de ocasiones festivas se llevaban a cabo cuando se brindaba la oportunidad.13 Las composiciones teatrales para la pro-
fesión de tres novicias que se incluyen aquí se llevaron a cabo en
1784, 1785 y 1803, respectivamente, lo que nos permite establecer
la sobrevivencia del teatro religioso conventual a despecho de
las críticas que se habían elevado contra toda clase de teatro en
los claustros.
No es de extrañar que Nueva España siguiera tradiciones
que también florecieron en la Península desde el siglo xvii. En
España, la cultura interior de algunos monasterios femeninos
incluyó celebraciones comunitarias en las cuales la música, la
escenificación de piezas teatrales, la lectura de poemas y aun
danzas sirvieron para expresar, tanto el gozo espiritual, como la
recreación simplemente social y humana.14 Es bien conocido el
hecho de que Santa Teresa de Jesús respaldaba actividades de
recreación con música y canto en las cuales también participaba.15 Su influencia daría frutos en la creatividad que demostraron los conventos del Carmelo Descalzo en España y la América
hispana. Pero la actividad de comunión festiva no se redujo a
esta orden. Se llevó a cabo en otros conventos, en algunos de los
cuales florecieron ingenios femeninos.16
María del Carmen Alarcón Román, “Convent Theater” en Nieves Baranda
Leturio y Anne Cruz, eds. The Routledge Research Companion to Early Modern
Spanish Women Writers. New York: Routledge, 2018, pp. 103-114. Hay versión en
español.
15
Vicente de la Fuente, Escritos de Santa Teresa, Biblioteca de Autores Españoles, Tomo liii, Madrid: M. Rivadeneyra, Editor, 1877, pp. 501-18. Ver, p. 502. Teresa de Jesús, Camino de Perfección, Capítulo xviii, No. 3; Vida, Cap. xiii, No. 1. Ver,
Obras de la gloriosa madre Sta. Teresa de Jesús, Madrid: Imprenta del Mercurio
por Joseph de Orga, 1752, tomo I, pp. 86, 474.
16
Elisa B. Weaver, Convent Theatre in Early Modern Italy. Spiritual Fun and Learning for Women. Chicago: The University of Chicago Press, 2002; María del
Carmen Alarcón Román, “Nuns and Actresses. The Performance of Dramatic
Works in the Convent of the Trinitarias Descalzas of Madrid by Sister Francisca of Santa Teresa. (1654-1709)” en Rina Walthaus and Marguerite Cororaal
(eds.) Heroines of the Golden Stage: Women and Drama in Spain and England 15001700. Kassel, Alemania: Edition Reichenberg, 2008, pp. 88-100; Electa Arenal,
y Georgina Sabat-Rivers, eds. Literatura conventual femenina: Sor Marcela de
San Félix, hija de Lope de Vega. Obra Completa. Barcelona: Promociones y Publicaciones Universitarias, S.A., 1988; Georgina Sabat de Rivers. “Literatura
14
educación y resguardo. Tampoco se asume que fueran todas menores de edad
pues en general se llamaban “niñas” a todas las residentes seculares de cualquier edad.
10
Judith Farré, ed. Festín plausible, pp. 21-53. Para la monja cantora ver
p. 38.
11
Biblioteca Nacional de México (bnmx) Fondo Franciscano, vol. 102. Carta de
fray Agustín de Mesones, México 16 de abril de 1718. Fandango puede ser un
baile con acompañamiento de canto y guitarra o una fiesta con bullicio.
12
Sten y Gutiérrez Estupiñán ofrecen fechas para tres de las composiciones
que publicaron: 1765, 1782, y 1791. En nuestra selección, las obras fechadas
corresponden a los años 1784, 1785, 1804 y 1815. Una composición de Cayetano
de Cabrera de 1723, que incluimos, sugiere que cualquier otra de su pluma
dedicada a los conventos data de la década de 1720. El coloquio La virtud agradecida, aunque carece de fecha, es atribuible a la segunda mitad del siglo por
haber sido dedicado a un personaje que vivió entre 1719 y 1787.
13
Barruchi y Arana, Joaquín. Relación del festejo que a los Marqueses de las Amarillas les hicieron las Señoras Religiosas del Convento de San Jerónimo México, 1756.
Edición de Fredrick Luciani, ya citada anteriormente.
20
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Nuestro deseo de ampliar el conocimiento de las actividades
celebratorias dentro de los conventos novohispanos nos ha dirigido a recuperar textos inéditos y otros que, a pesar de haber
recibido alguna atención, no se han integrado dentro de un amplio marco referencial a otros documentos de carácter similar.
En 1995, la tesis de maestría de Víctor Jesús Guillén Baca recogió un buen número de composiciones en los monasterios.17 En
México, Claudia Parodi y un nuevo elenco de críticas literarias
han publicado estudios monográficos sobre las composiciones
escritas para el teatro claustral femenino.18 En 2005, Ignacio Arellano y Andrés Eichmann publicaron un valioso estudio en el
que se pone al descubierto la producción teatral de las monjas del Carmen en Potosí, hoy Bolivia.19 En 2007, María Sten y
Raquel Gutiérrez Estupiñán publicaron un volumen dedicado
a manuscritos de obras teatrales comisionadas por conventos
de religiosas, No solo ayunos y oraciones. Piezas teatrales menores
en conventos de monjas. Siglo xviii, que sorprendió a muchos por
su contenido, ya que la mayoría de las composiciones incluidas
son de carácter secular, sin fines piadoso-didáctico aparentes,
aunque sí muy dentro de los cánones del teatro lúdico del siglo xviii.20 Esta publicación, junto con los textos de Judith Farré
Vidal y Frederick Luciani y varias tesis de maestría y doctorales
inéditas, establecen firmemente una tradición de obras representables dentro de los claustros novohispanos.21
Los testimonios de escritura y sensibilidad teatral que se recogen en esta publicación se han ordenado conforme al orden
cronológico de vivencia en el convento, que se iniciaba con la
entrada de la novicia y su profesión. Este fue el evento celebratorio que dio pie al mayor número de documentos histórico-literarios como ocasión de regocijo personal, familiar y social.
Estas ceremonias incluían elementos litúrgicos acompañados
de música y, en algunos casos, un sermón de recepción que introducía el protagonismo de un predicador y el sonido de una
voz masculina fuera de los pertenecientes al acto de la misa.
Los villancicos que acompañaban la ceremonia de algunas profesas de la élite social introducen no solo un texto de carácter
literario, sino también el elemento musical que puntualizó la
vida conventual en las ocasiones conmemorativas y en la liturgia
diaria. La vocalización armoniosa del mensaje de la fe es parte
de la alegría comunal de la profesión que ayudaba a reiterar
su carácter lúdico.22 El escogimiento de varios elementos de la
profesión de la madre María Ignacia Azlor Echevers es significativo. La madre Azlor es un puente entre España y México, como
manuscrita de convento: Teatro y poesía de la hija de Lope en el Madrid del
xvii” en Enlaces. Anuario de Letras, Lingüística y Filología, 39 (2001), pp. 435-50;
Esther Borrego Gutiérrez, “De la lírica a la escena. Tres fiestas teatrales en
el convento vallisoletano de la Concepción del Carmen” en uned, review, 2
(2014), pp. 11-40; Juan Cerezo Soler, “Creación teatral desde la celda: elementos
conventuales y mundanos en el teatro de Sor Marcela de San Félix” en Calamo
FASPE, 63 (enero-diciembre 2014), pp. 10-16. Ver la bibliografía general de este
volumen para otros títulos.
17
Víctor Jesús Guillén Baca, “Ocho piezas devocionales inéditas del teatro carmelita (Siglos xviii-xix)”. Tesis de licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras, unam, 1995. https://www.cervantesvirtual.
com/obra/teatro-de-monjas-en-la-nueva-espaa-0/
18
Claudia Parodi, “Teatro de monjas en la Nueva España” en Enrique Ballón
Aguirre y Oscar Rivera Rodas, eds. De palabras, imágenes y símbolos. Homenaje
a Pascual Buxo. México: unam, 2002, pp. 233-251. http://www.cervantesvirtual.
com/obra/teatro-de-monjas-en-la-nueva-espaa-0/html/14b3595f-0e02-48598da2-808e9a6fa0bd_2.htmlParodi; María Eugenia García Gómez, “La loa, forma teatral festiva en la Nueva España del siglo xviii”. Tesis para obtener el
grado de maestría en Letras Mexicanas. unam, Facultad de Filosofía y Letras,
abril 2005, y “Poesía dramática de Fray Juan de la Anunciación. Edición y estudio de las carmelitas del siglo xviii”. Tesis para optar al grado de doctora en
Letras Mexicanas, unam, 2010.
19
Ignacio Arellano y José A Rodríguez Garrido, eds., Entremeses, loas y coloquios
de Potosí. Colección del convento de Santa Teresa). Madrid: Iberoamericana/Vervuert,
2005; Andrés Eichmann Oehrli, “El Coloquio de los Once Cielos. Una obra de teatro breve del Monasterio de Santa Teresa (Potosí)” H.Y.C., xxviii-xxix, pp. 95-142.
María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No sólo ayuno y oraciones, passim.
Frederick Luciani, “Reminiscences of Sor Juana in a festejo in the convent
of San Jerónimo (Mexico City, 1756)” en Hispanófila, 171 (junio 2014), pp. 95-111.
22
Sarah Finley, Hearing Voices. Aurality and New Spanish Sound Culture in Sor
Juana Ines de la Cruz, Lincoln, Nebraska: The University of Nebraska Press,
2019.
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
fundadora de una orden religiosa, la Compañía de María, con el
elenco de monjas que reunió para ese fin. De la madre Azlor, se
incluyen la fiesta de recepción en el convento de la Compañía
de María en Tudela, y los villancicos que se cantaron en esa ocasión. Más adelante se añaden partes de su sermón de profesión
formal, los villancicos cantados en esa ocasión, y en su sección
correspondiente, parte de su sermón funeral. Estas muestras cubren el ciclo completo de su vida religiosa.
Los sermones son el segundo elemento de teatralidad que
aparece, tanto en el inicio, como al final de la vida de la religiosa
como tal. En la profesión representan el acogimiento de la religiosa en el convento y la aprobación del desposorio espiritual
con Dios. Como señala Verónica Zaragoza, el sermón fue la expresión literaria más popular en Nueva España23. No eran solo
literatura y ejemplos de retórica, sino una actividad con la cual
se identificaba la mayoría de la población y no solo las monjas.
No debe olvidarse que fueron escritos para ser predicados. Sin
la locución dentro de un espacio preciso y un tiempo determinado, el texto del sermón, como tal, deviene en otra expresión
literaria y cultural24. La imposibilidad de recobrar la voz del predicador no obsta para reconocer que fue la locución lo que situó
al sermón dentro del ambiente de la dramatización implícita en
la teatralidad, ya que en él se unen gestualidad, voz, oído, y aún la
vista del espectador, que se dirige a la figura declamatoria en
su posición teatral y central del púlpito. Muchos sermones han
permanecido inéditos, como el de Sor María Joaquina Juana,
profesa en el convento de San José de Gracia en Querétaro, que
damos a la luz como ejemplo de lo que queda por explorar en
cuanto a la oratoria sagrada de finales del siglo xviii. Contamos
con una lista de 68 sermones impresos de profesión y exequias
que, aunque posiblemente incompleta, eleva este género a uno
meritorio de mayor estudio.25
Las festividades de la profesión también produjeron obras
escenificadas dentro del convento. De ellas han sobrevivido
un número relativamente corto para el siglo xviii, parte de un
cuerpo de representaciones más amplio que incluye obras de
carácter secular ya señaladas.26 Aquí se presentan esos textos
de carácter espiritual escritos para celebrar la consagración
del especial llamado de Dios. Dos de ellos, llamados “diálogos
místicos”, fueron obra de fray Mariano de la Concepción, ocd:
“Quien a Dios oye a Dios halla,” y “Mucho puede el Mundo,
pero más puede la Gracia”. La única obra conocida de autoría
femenina es el “Coloquio de la madre Vicenta de la Encarnación, para la profesión de la hermana Margarita de San Eliseo”
como hermana lega en el convento capitalino de San José, también conocido como Santa Teresa la Antigua. Por ser la única
de autoría femenina su recuperación es de gran importancia.
La orden del Carmelo Descalzo tiene una vigorosa presencia no
solo en este género, sino en otros que incluimos. La obra de fray
Mariano de la Concepción, ocd, no era completamente desconocida, pero necesita reafirmación intelectual dada la calidad
de los dos textos que se han recuperado de su pluma. El coloquio anónimo para la celebración de la madre Ana María de San
Esteban, también dentro del convento de San José carece de
fecha, pero por la participación de personajes jesuitas se deduce que debe haber sido escrito antes de la expulsión de la Compañía en 1767. Es de carácter jocoso y carece de la solemnidad
espiritual de las composiciones de Mariano de la Concepción y
Verónica Zaragoza, “La oratoria sagrada novohispana: una revisión bibliográfica” en xi Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Facultad de Filosofía
y Letras/Universidad de Tucumán, Museo Nacional del Virreinato, inah, México,
2007, pp. 1-20. http://cdsa.aacademica.org/000-108/416.pdf
24
Ana Castaño Navarro, “Sermón y literatura. La imagen del predicador en
algunos sermones de la Nueva España” en Acta poética, 29:2, septiembre-noviembre, 2008, pp. 191-212.
Véase, por ejemplo, Fr. Juan Antonio de Barbosa, Triumpho glorioso se la cruz,
que, en la solemne profesión, que hizo la R.M María Feliciana de la Asunción religiosa dominica del Convento observantísimo de Santa María de Gracia de la ciudad
y corte de Guadalajara, el día diez y seis de julio de este ano de 1730. México: Imprenta Real del Superior Gobierno, de los herederos de la viuda de Miguel de
Rivera Calderón, 1730.
26
María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No solo ayuno y oraciones, passim.
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la madre Vicenta de la Encarnación, pero se dirige a celebrar la
entrada al convento.
La profesión también se celebró de forma más íntima y personal con la escritura de poemas dedicados a las profesantes, una
tradición que se remonta al autor teatral del siglo xvi Fernán
González de Eslava y que cuenta con varios poemas de Sor Juana
Inés de la Cruz de carácter similar. Menos conocidos o estudiados
son dos poemas de fray Juan de la Anunciación ocd, un prolífico
escritor de comienzos del siglo xviii. Sus “letras” a la profesión
de dos hermanas siguen los momentos culminantes en el proceso
de la profesión como la votación por las monjas, la velación y la
recepción dentro de la comunidad y son pinturas poéticas muy
apropiadas para una celebración de alcance modesto e íntimo.
En la vida diaria del convento se podían insertar otras ocasiones de celebración cuyos límites espirituales son de difícil
demarcación y se ha agrupado como rememoraciones de ocasión y de meditación. Dada la tradición de evocar la memoria
propia de su orden, no es extraño encontrar un coloquio en
el que se conmemorara la fundación de la orden del Carmelo
Descalzo, otro en veneración de los santos patrones y el festejo
de una nueva prelacía, así como un diálogo entre varias monjas
que analizan el carisma teresiano. Este último, de posible fin
didáctico, asume el ropaje de los diálogos de carácter moral y
religioso que sirvieron de instrucción a seculares y religiosos.
El coloquio dedicado a la fundación primitiva puede haberse
hecho para conmemorar la fundación del convento de Carmelistas Descalzas en España el 24 de agosto de 1562 y está basado
en un pasaje histórico de la misma. Tampoco se puede detectar
la fecha exacta de celebración del coloquio dedicado a Cayetano
de Torres, capellán del convento de Capuchinas de Jesús, pero
se asume ser de mediados del siglo xviii. Esta representación
comparte con los coloquios dedicados a la profesión, el interés
en la vocación religiosa, así como el desconcierto emocional que
podían experimentar las recién llegadas a la vida conventual,
pero reafirma el valor de la fe y el carisma teresiano en disipar
las dudas acerca de la vocación.
Incluimos grupo de composiciones de Cayetano de Cabrera
que ilustran el servicio de plumas masculinas a las ocasiones
especiales de los conventos de monjas. Las composiciones del
citado autor para los conventos de Balvanera y Jesús María, de
la capital –y otro sin identificar– no han llamado la atención
de sus estudiosos, y merecen ser recordados como ejemplos de
acerba jocosidad que corroboran el valor del coloquio y la loa
como medio lúdico fuera del teatro secular convencional. Su
coloquio para el hospedaje de Nuestra Señora fue destinado a
las novicias del convento de Capuchinas de la capital para una
conmemoración navideña. Esta composición destaca el protagonismo de las novicias, situación poco usual en la vida real
del convento, y desconocemos de quién partió la iniciativa, si
de las religiosas o del escritor. Nos inclinamos a pensar que las
religiosas comprendieron la importancia didáctica de una pieza
dedicada a quienes serían el futuro del convento. Estas loas para
funciones íntimas dentro del claustro ofrecen interés humano y
social y le permitieron al autor entretener una burla ingeniosa.27
Por otra parte, la loa a Nuestra Señora del Destierro viene de la
pluma de un prolífico autor, fray Juan de la Anunciación, ocd, y
es otro ejemplo del uso de este género para una fiesta religiosa
de ocasión dentro del recinto conventual que no se desvía de las
prácticas de la época.
27
María Eugenia García Gómez, “La loa, forma teatral festiva en la Nueva España del siglo xviii”. Tesis de maestría, unam, Facultad de Filosofía y Letras,
2005, pp. 177-178.
26
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Referentes musicales y liturgia
La liturgia ocupó un lugar especial dentro del claustro. Fue el
axis de la espiritualidad conventual expresada en el rezado diario de las horas canónicas y en las celebraciones de fiestas del
calendario santoral y del canon cristiano de la encarnación de
Jesucristo y la promesa de redención universal. De igual importancia fueron las devociones a la Virgen María, cuya figura cobró
una importancia capital dentro del catolicismo y, en especial,
dentro de los claustros femeninos. En ambos casos, la liturgia y
su expresión musical y gestual son parte medular de la tradición
histórica de estas instituciones que no debe permanecer separada de los testimonios documentales referentes a otros aspectos
de su vida. A ese efecto incluimos el texto de un villancico dedicado al nacimiento de María, parte de la rica colección musical
de la ciudad de Puebla. Su autor fue un bien conocido maestro,
Francisco Vidales, que ejerció su arte en el último cuarto del siglo xvii. Al uso de villancicos en las profesiones, añadimos una
muestra de su función durante las fiestas dobles y a la hora de
laudes.
El conocimiento de música fue una vía de ascenso social para
aquellas monjas que profesaron para practicarla, pero más allá
de la habilidad de tocar un instrumento, estaba la posibilidad
de exteriorización de la espiritualidad, en especial, mediante la
vocalización diaria del coro conventual. Cuando se entonaba un
himno se elevaba la voz a su más alto grado de acercamiento a
la divinidad, y esta acción era contrapunto del énfasis en la oración mental que se puso tan de moda desde el siglo xvii. Quizá
sea posible ver en ese énfasis en la interioridad espiritual, el
elemento que persuadía a las autoridades eclesiásticas a insistir
en el canto llano sin ornamentación alguna y su falta de apoyo a
cualquier desviación de la reglamentación litúrgica y expansión
de la vocalización e instrumentalización.
La reglamentación de la liturgia dentro del claustro estaba
sujeta a un código de comportamiento y expresión oral de la
devoción que se plasmaba en las Reglas de Coro, sin duda, pro-
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
27
ducto de la normativa buscada desde el Concilio de Trento. De
estas fuentes, poco utilizadas por los historiadores, quedan poquísimos ejemplos en México de aquellos utilizados en los conventos femeninos. Aquí reproducimos en su totalidad las reglas
pertenecientes a los conventos franciscanos, en perfecto estado
de conservación y, parcialmente, las que regían un convento que
creemos fue el de San Lorenzo en la capital. El ceremonial religioso establecía un orden celosamente regularizado de las oraciones y los pasajes de canto llano, afín a una teatralización del
ritual litúrgico. También regía la coreografía de los movimientos
corporales de las monjas dentro del coro y ordenaba la vocalización de las oraciones por medio de una colección de himnos escogidos. La exteriorización de la oración vía el canto fue una de
las funciones más importantes de la música dentro del claustro.
Desde el punto de vista estrictamente litúrgico, son una fuente
básica para conocer el repertorio vocal y musical y su práctica
cotidiana por la comunidad. Las Reglas de Coro permiten seguir la compleja red de celebración espiritual y establecer las
jerarquías y categorías que regían el culto divino, en general, y
del santoral, en particular. Gracias a ellas, podemos penetrar en
un área de la vida religiosa que siempre ha sido de muy difícil
acceso a los seculares.
Composiciones para el final de la vida
El final de la vida de la religiosa se celebraba con la misma solemnidad que su comienzo, pero el espectáculo tenía otro objetivo. Si la profesión ofrecía la promesa de una vida dedicada a
Dios, las exequias sellaban la promesa inicial con un resumen de
sus logros. En el sermón funerario se celebra una vida ejemplar.
El predicador tiene en cuenta el público que llena el ámbito del
templo, sobre todo las religiosas que veían morir a una de sus
hermanas, y se atiene a las prescripciones clásicas para ese tipo
de elocución: la tragedia de la muerte y la naturaleza efímera de
los asuntos del mundo. Por otra parte, la muerte temporal abría
28
29
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
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las puertas de la vida perpetua del alma y tras la aceptación de
las lágrimas, aparecía la enumeración y elogio de las virtudes de
la monja que le permitirían acceder al premio final. Lo ejemplos escogidos en esta edición son de finales del siglo xviii y se
salvan del peso de la erudición barroca, recargada de oraciones
en latín y citas bíblicas, y excesos de barroquismo verbal tan de
moda en el siglo xvii. Para finales del virreinato se abandonó esa
retórica y se optó por una prosa más directa, y que, aunque panegírica, no es necesariamente hagiográfica. En general, los sermones, fueran de profesión o fúnebres, pocas veces innovaron
los cánones espirituales que rigieron la vida conventual. Excepcionalmente, en el sermón fúnebre de María Azlor de Echevers
se proclama la necesidad de la educación femenina y se elogia la
labor de la monja como innovadora en ese campo.
y heterogeneidad de las formas de elocución y representación
dentro del claustro, como medios de expresión de la cultura religiosa cuyo propósito principal era enriquecer la experiencia
espiritual de las profesas, más allá de las lecturas piadosas y las
oraciones que orientaban su vida diaria. La teatralidad religiosa
en acción se extiende más allá de las composiciones formalmente “teatrales con actoras y escenificación,” a otras dedicadas a
marcar las pautas espirituales de la vida cotidiana como su liturgia y los festejos especiales en honor de entes divinos y santos
patrones.
Entendemos a las representaciones teatrales como parte
de un sistema cultural de comunicación y, como tal, se deben
comprender en un sentido amplio, heterogéneo y abierto. Toda
ocasión teatral tiene como objetivo crear significados y formular mensajes mediante signos y códigos comprensibles entre los
autores, los actores y el público de determinados contextos sociales, en nuestro caso las monjas.29 Dentro de la clausura, circulaban diversos tipos de obras para ser representadas. Algunas
fueron diseñadas como obras teatrales, mientras que otras, recurrían a esquemas de la teatralidad durante su presentación. El
objetivo de ambas “puestas en escena” era orientar comportamientos individuales y colectivos de manera didáctica práctica.
Para algunos estudiosos, la teatralidad ni siquiera requiere una
representación con actores. Hay muchos actos sociales que se
pueden interpretar como teatrales.30 Las fiestas de recepción de
los virreyes y los autos de fe, por ejemplo, fueron espectáculos
Teatralidad: un enfoque amplio
El teatro conventual se ha definido de manera general como “el
representado por las propias monjas en su convento … piezas
de carácter circunstancial religioso o profano” y escritas por religiosas o por letrados locales.28 Las composiciones escenográficas de Sor Juana Inés de la Cruz fueron personificadas fuera de
su claustro y escritas para el consumo de la corte virreinal y, por
ser bien conocidas y estudiadas, no son de nuestra competencia,
pero como autora que escribe desde dentro del claustro para
un público secular, Sor Juana rompe todas las premisas intelectuales de su tiempo y del resto del periodo virreinal. Es nuestro
propósito ampliar el contexto cultural de las obras que hemos
escogido para este volumen, analizando sus elementos de “teatralidad”. Con esta inclusión se expande el concepto cultural de
“teatro” para una comprensión más amplia de la multiplicidad
M. Carmen Alarcón Román, “El cumpleaños de la abadesa: Una loa de Alonso Martin Brahones en el convento de Santa Inés de Sevilla (1671)” en Revista de
estudios culturales/ A Journal of Cultural Studies, vol. 19 (2003), pp.107-34.
28
Los códigos son los sistemas de reglas generales utilizadas para la creación
utilización e interpretación de los signos y sus conceptos en creaciones culturales o estéticas portadoras de significados. Así hubo reglas o tratados o manuales para el teatro, la danza, la arquitectura, la pintura y escultura desde el
siglo xvi. Erika Fisher-Lichte, Semiótica del Teatro, Madrid: Arco-Libros, S.L.,
1999. pp. 14, 19, 21, 32 y 297.
30
Juan Villegas, Historia multicultural del teatro y las teatralidades en América Latina, Buenos Aires: Galerna, 2005, p. 15; “De la teatralidad como estrategia multidisciplinaria” en Gestos, 21 (abril 1996); Óscar Cornago, “¿Qué es teatralidad?
Paradigmas estéticos de la Modernidad” en Telondefondo, No.1 (agosto 2005),
29
30
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públicos y dramáticos de festejo o de admonición aterradora.
Ambos actos se planeaban cuidadosamente con abundancia de
elementos teatrales. Ninguno tuvo actores profesionales, pero
ambos tuvieron cientos de actores reales y una coreografía meticulosa. Para determinar los matices de actos o textos cargados de
teatralidad que presentamos en este estudio se tienen en cuenta
los elementos señalados por críticos teatrales que harán comprensible a un amplio sector de lectores los conceptos básicos
que se han utilizado para la inclusión de los textos escogidos en
esta publicación. Juan Villegas, desde su interpretación semiótica, entiende el teatro como “un acto de comunicación entre
un emisor y un destinatario (receptor) en una situación específica, en el cual el emisor utiliza una pluralidad de signos (verbales, gestuales, casuales, auditivos, culturales, estéticos, etc.) para
construir un imaginario social y comunicar un mensaje a sus
receptores.”31 Anne Ubersfeld, por su parte, define teatralidad
como “el conjunto de signos textuales, corporales y audiovisuales presentes en un espacio textual o escénico y que interactúan
entre si ante un lector y espectador”.32 En ambas definiciones,
aun la falta de un texto diseñado exprofeso no parece hacer
mella en la conceptualización de teatralidad. Tomamos cierta
distancia de lo que usualmente se considera teatro secular: un
espectáculo en un medio público al que se accede por medio
de un pago, y nos acercarnos a una teatralidad más dentro de
la tradición propia del recinto conventual. Esta iba más allá de
la escenificación o puesta en escena. Se insertaba en textos que
podían ser leídos, predicados, cantados, o incluso declamados.
Los elementos de teatralidad que consideramos son la locución
y el lenguaje; el espacio y la escenificación; la artificialidad y la
ilusión; el tiempo y la gestualidad. Todos están presentes de un
modo u otro en los textos escogidos y subrayan una ampliación
del concepto de teatralidad dentro del espacio claustral.
pp. 1-13; “La teatralidad como critica de la modernidad” en Tropelías. Revista de
Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, pp.15-17 (2004-05) pp. 15-17.
31
Juan Villegas, Historia multicultural del teatro y las teatralidades en América Latina, Buenos Aires: Galerna, 2005, p. 15.
32
Cita en Thamer Arana Grajales, “El concepto de teatralidad” en Artes, La Revista [Universidad de Antioquia/Facultad de Artes], Vol. 7, No. 13, (enero-junio),
2007, p. 81.
Locución y lenguaje
Los textos de las representaciones teatrales se estructuraron
bajo el esquema metodológico de la retórica postridentina. De
manera particular, las obras escritas para ser representadas como
teatrales fueron los diálogos, coloquios, las letrillas, jácaras y
loas, algunas de estas últimas jocosas. Eran géneros recurrentes,
ya que reflejaban situaciones culturales comunes a la sociedad
de su época. Cada obra fue escrita con intenciones específicas
y cada una y, en conjunto, formaron parte del universo literario del barroco hispanoamericano. Para escritores españoles y
criollos su producción enalteció su estatus como intelectuales y
reforzó la cultura a la que ellos representaban; de esta manera
se generó un circuito de influencias culturales dedicado a vincular a las mujeres enclaustradas con el arte y las costumbres de
la época. La autoría masculina no es casual. En Nueva España
era la predominante. Ya hemos comentado sobre el atentado de
control de las representaciones por las autoridades eclesiásticas
y a veces por la Corona, como a principios del siglo xvii.33 En
esta colección solo conocemos a una autora religiosa y su obra
no se diferencia mucho de la de los autores masculinos en la
composición o intención. Entonces hay que aceptar que es el
espectáculo y su performatividad o locución lo que concede feminidad a estas composiciones, no su autoría, sino su adopción
y representación por las monjas en su espacio propio.
La locución y la memoria corresponden al ámbito del actor y
a su contexto interpretativo. Aluden a los textos lingüísticos que
soportan la obra y la forma de representarlos, ya sean coloquios
33
En España la producción literaria y espiritual presentó un panorama diferente en cuanto a que las monjas tomaron la pluma para escribir composiciones de varios géneros literarios y devocionales.
32
33
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o loas jocosas, incluidos los sonidos que acompañan a la representación, tanto los previos, como las campanas, y los textuales,
como la música de los villancicos a los que se recurría para dividir una obra mayor y retomar la atención de quienes escuchan
y presencian la representación. La teatralidad demanda que alguien enuncie un texto escrito para ese propósito, y alguien que
escuche. La acción elocutiva a través de la voz es dinámica; la
receptiva, a través del oído, es pasiva. Quien escucha, en la dinámica de la locución teatral, nunca sale de ese papel: es el público
que presencia el espectáculo o que recibe el mensaje. El sujeto
que desempeña el acto elocutivo ocupa su espacio propio; los receptores mantienen el suyo. Los espacios no son intercambiables.
La locución teatral puede adquirir formas no cotidianas de
expresión, ya sea poesía, o prosa culta y abundante en conceptos que son comprendidos por los espectadores que comparten
el contenido intelectual del mensaje enunciado por los actores.
Por ejemplo, en los sermones, el predicador, el actor principal
y único, utiliza un vocabulario lleno de símbolos y referencias
religiosas que son perfectamente entendidas y compartidas por
el público oyente. Lo mismo se puede decir de todas las composiciones incluidas aquí, sean en prosa o en verso. En todas,
su inteligibilidad por el público que escucha estaba garantizada
porque sus significados fueron aprendidos a lo largo de los años
como parte del acervo cultural religioso de todos los participantes en el acto. Como complemento, los signos escenográficos
se asociaban con la pronunciación del texto en el espacio de la
representación, que en los conventos eran la iglesia y sus coros,
o dentro del claustro, sus patios, sus huertos o algún otro recinto
lamentablemente no especificado en algunas obras.
escenario formal. Los actores que enuncian y los espectadores
que miran y escuchan, están separados por una línea divisoria
imaginaria que sitúa a cada quien en el lugar adecuado para
llevar a cabo la relación actor-espectador del espectáculo teatral. La teatralidad no requiere una representación con actores
profesionales, rasgo que se aplica a las composiciones que aquí
incluimos. Algunos de los textos de esta edición especifican la
existencia de un espacio separado y dedicado a quienes toman
la palabra. El poema dedicado a los días de la abadesa, o el dedicado a la entrega de un oficio, prefiguran un espacio en el cual
la declamadora o lectora se sitúa en su espacio propio y frente
al resto de la comunidad que escucha su mensaje. Una situación
similar se encuentra con la lectura en el refectorio. Otros espacios que deben ser considerados idóneos para el tipo de representaciones y actividades comunitarias dentro del convento son
el coro alto de la iglesia, donde se cantaban los villancicos de
profesión o de celebraciones especiales, aunque permanecían
cerrados durante la conmemoración de las horas canónicas y
maitines festivos. Para los sermones estaba designado el púlpito
como espacio del único actor, dado que su objetivo era mostrar
el comportamiento ejemplar de la religiosa, se hacía de rigor
la apertura del templo al público y familiares. En cuanto a los
coloquios o diálogos, no hay indicaciones específicas sobre si
se representaban en los locutorios o en los patios conventuales.
Los “diálogos” de Fray Mariano de la Concepción requerirían
espacios amplios para acomodar los artefactos requeridos por
sus notas escenográficas. El espacio escénico cobraba así una
connotación específica según el tipo de obra, pues de esto dependía si se leía, declamaba, representaba o cantaba.
Las representaciones de las obras teatrales llámense coloquios o diálogos, al igual que las letras, jácaras y loas eran por lo
regular cerradas. Alguna que otra se podría celebrar en la portería, citada en algunos documentos, o en el patio del convento. Ya
constatamos que, en 1681, el festín del convento de Santa Clara
se celebró en su propio huerto. Estos espacios estarían cerrados
al público por pertenecer exclusivamente a las religiosas o a sus
Espacio y escenificación
Si se consideran en primer lugar los textos creados específicamente para ser actuados en una representación teatral, veremos
que éstos requieren un espacio destinado al actor o actores y
otro a los espectadores. Esto no significa que sea necesario un
34
35
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
invitadas, tales como las virreinas y sus séquitos y ocasionalmente el virrey. Estas visitas, además de programarse, debían
contar con el permiso del obispo para interrumpir la clausura
y presenciar la obra preparada para la ocasión. En el caso de
las carmelitas, el coloquio anónimo titulado Recreación espiritual
de cinco carmelitas descalzas con el fin de preparar sus almas para
recibir al Espíritu Santo alude de manera directa al retiro individual que periódicamente hacían en las ermitas localizadas en las
esquinas de las huertas. Esta composición sugiere un escenario
adecuado a una actividad privada y reducida a un pequeño número de monjas escogidas que son las “actoras” del texto.
Los ceremoniales y directorios o reglas del coro como el
Directorio o régimen y orden inviolable que deben observar y guardar las señoras vicarias de coro, reflejan el ceñimiento constante
y repetitivo a las normas de conducta y rituales que las religiosas de velo negro y coro debían guardar, el coro alto. Allí, mediante sus movimientos completamente regulados, cada monja
sabía su lugar y su función. Anotamos que el coro alto, física
y espiritualmente, era el espacio más sagrado de las religiosas, casi invisible para los fieles y en especial valorado como el
refugio privilegiado de la comunidad. De manera metafórica,
los asuntos más espirituales de una vida religiosa se llamaban
“de coro alto.” El espacio del coro bajo se volvía semipúblico
cuando fallecía alguna religiosa venerable, como fue el caso
de la poblana María de Jesús Tomellín. Desde la calle, la gente
hizo filas para entrar y aspirar el olor a santidad que su cadáver
desprendía. En el interior, monjas y frailes hicieron guardia
y acompañaron al cadáver antes de ocupar su sitio final en el
piso del citado coro.
mente en esa situación específica. Su presencia en el momento
de la representación teatral es una “ocasión” En los conventos
encontramos una situación sui generis, ya que las experiencias
de carácter teatral que hemos señalado, si bien son de “ocasión”
se llevaban a cabo entre quienes convivían en un mismo recinto, y de por vida. Por otra parte, existe una ocasión compartida
cuando se trata de un sermón de profesión o fúnebre, ya que el
recinto dramático, el templo, es compartido entre un público de
fieles en sus naves, y las religiosas tras las rejas. En esta situación
existe una separación de ambos “públicos” que resuelve el problema de su heterogeneidad.
Todas las obras aquí presentadas contienen elementos de
teatralidad al crear la ilusión de una realidad que no es la usual
o diaria, pero que cobra vida propia con su desarrollo. Sin embargo, esta ilusión necesita estar conectada de algún modo con
la realidad de las espectadoras para ser aceptable o deseable
para ellas mismas. La ilusión es una forma de idealizar la realidad, no un engaño. En el teatro religioso se permite experimentar o proyectar “realidades” espirituales que se dan mediante la
fe y no son necesariamente aprehensibles en el mundo físico.
Por ejemplo, los coloquios dedicados a la profesión proyectan
la ilusión de una situación de angustia real experimentada por
la novicia. El coloquio dedicado a la fundación de la orden del
Carmelo Descalzo refleja la ansiedad de Teresa de Ávila respecto del éxito de su fundación, pero al mismo tiempo, reafirma el
poder de su fe y la posibilidad de un “milagro”. Las loas dedicadas a la posada de la virgen crean una ilusión de una visita
real para quienes se iniciaban en la vida religiosa y necesitaban anclarse espiritualmente en ella. Los villancicos cantados
en oficios públicos o durante algunas profesiones evocaban una
música celeste, “desde lo alto”. Aun para las cantoras mismas
se recomendaba en las Reglas de Coro, cantar con el corazón,
proyectar una aspiración espiritual con su voz, situación que se
aplicaba también al rezado en alta voz. Las composiciones para
la celebración de profesiones tienen directrices específicas para
una escenificación y fueron escritas con una clara idea de los
Artificialidad e ilusión
La teatralidad secular crea una situación para un objetivo específico y es esencialmente una situación artificial. De acuerdo con
algunas interpretaciones, quienes participan en un momento de
teatralidad público, sean actores o público, no conviven diaria-
36
37
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
elementos esenciales de lo teatral para una ocasión que marcaba
el cambio de rumbo de una vida
La preparación material del espacio donde se lleva a cabo
la obra para crear la ilusión de otra realidad puede ser mínima,
como el uso de cortinajes para ocultar la entrada y salida de los
“actores”, o más elaborada, como la construcción de un trono
o unas “torres” detrás de las cuales se esconden los personajes,
o la introducción de plantas para crear la ilusión de un huerto.
Estas escenificaciones se señalan en las obras de Mariano de la
Concepción y la anónima dedicada a Cayetano Torres, siendo
las de fray Mariano las más complejas en la escenificación. En
el caso de ocasiones como la profesión o sermones de exequias,
el escenario es la iglesia iluminada y decorada y el centro de
la escenificación es el púlpito desde el cual el orador religioso
enuncia su mensaje. Aunque no señalado dentro el texto, las
grandes ocasiones fúnebres contaban con la erección de un túmulo y una iluminación especial que acentuaba el espectáculo
con la majestad de la armazón y la luminosidad de las velas.
Mediante escenografías artificiosas y artificiales, la imaginación
y todos sus sentidos se involucraban para identificarse, autorrepresentarse y reflexionar sobre su piadosa pero jerarquizada y
privilegiada existencia. El escenario suele ser de una artificialidad estereotipada, de acuerdo con cada argumento, por ejemplo,
una tragedia alude al monte, mientras el amor al jardín. Los significados morales reacomodan el mundo desde una perspectiva
de ilusión óptica y teatral.
mente. En la medida que hablamos no solo de obras concebidas
de esta manera, sino de otros textos que teatralizaban situaciones cotidianas y rituales, sus interpretaciones y puestas en escena obedecieron a dinámicas específicas. Según el género del
que se tratara, dentro de los claustros se establecieron tres tipos
de interacciones que en algunas ocasiones fueron simultáneas,
entre el autor, el actor o actores, y el público de fieles como en el
caso la predicación de sermones. En el sermón, el autor era su
propio intérprete y se dirigía personalmente a los fieles llamando su atención hacia la lección ejemplarizante de la profesión
o de la muerte. Otras veces, las presentaciones eran diferidas
en el tiempo y actualizadas y representadas cíclicamente, como
los villancicos, repetitivas, los directorios o reglas de coro que
regían la liturgia.
El uso de gestos cargados de significación es parte esencial
de la teatralidad, pues apoya la comunicación del sentido de la
palabra entre actor y público, o de actores entre sí. En composiciones para el ámbito religioso femenino, las obras escenificadas requerían movimientos y gestos para acompañar la palabra.
La gestualidad se hace mínima en la elocución de poemas, por
ejemplo, o en obras que tienen una sola voz, como en las loas
que se presentan en este volumen. Sin embargo, aun estas loas
deben haber sido “declamadas” con gestos significativos. En los
textos dentro de los cuales se establecen diálogos o conversaciones entre varios personajes, la gestualidad está señalada en el
texto mismo, que describe si un personaje se mueve de alguna
forma, o se expresa emotivamente sugiriendo con ademanes o
gestos su estado emocional. Por ejemplo, la gestualidad de los
personajes en el Coloquio a la Fundación, donde varios personajes –incluso la santa– despliegan un abanico de emociones
que van, desde la ira de Juana de Cepeda, hasta la angustia y el
arrobamiento de Santa Teresa, incluyendo los saltos y el baile del
personaje Alegría. La composición “Recreación Espiritual” que
a primera vista parece menos ligada a la tradición de dramatización es, de hecho, ‘teatral’, en cuanto a que utiliza intercambios
y movimientos entre personajes y recursos poéticos –se recitan
Tiempo y gestualidad
La teatralidad también implica un tiempo específico de representación y de interacción mutua entre el autor o locutor, los
actores y el receptor. La ocasión y el desarrollo de la trama, o del
texto que se lee, canta, o recita, tienen una duración temporal
tras la cual termina su mensaje y se disuelve la experiencia. Los
textos, como tales, pueden crear una infinidad de tiempos no
reales, que subrayan el carácter de ilusión señalado anterior-
38
39
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
poemas– y auditivos –se toca una vihuela– que le confieren teatralidad en su elocución, carácter ya señalado en estudios de los
diálogos como manifestaciones literarias en España.34 También
añade la creación de una ilusión de localidad y temporalidad
con su emplazamiento dentro de un jardín conventual y sus reuniones que transcurren durante varios días. Durante la liturgia diaria o la extraordinaria, las monjas del coro debían seguir
una gestualidad convencional obligatoria y estricta no solo en
ocupar sus puestos, sino en moverse dentro del coro y utilizar
manos, cabezas y rodillas para expresar rendimiento a las jerarquías divinas y humanas.
Las religiosas no eran mujeres del siglo. Eran diferentes y
así se han definido en la historia con una cultura propia. En el
claustro se experimentaban una disciplina, unos rituales y unas
emociones personales y comunitarias propias de su “estado”.
Las composiciones escritas para ellas en su espacio conventual,
y representadas o enunciadas dentro de él cobran un perfil propio, precisamente por ser diferentes de las del mundo secular.35
Es indispensable comprender esa “otredad” para comprender la
escritura que la refleja, la música que la expresa, las escenificaciones, los sermones, y todas las formas de locución que daban
voz al mundo interior personal de las religiosas y al de la comunidad que conformaban. Esas composiciones, de manera obligatoria, tenían que hablar a las religiosas en un lenguaje inteligible
para ellas, reflejar su vida, su fe, su espiritualidad, sus emociones
y motivaciones; es decir, recrear y reflejar prácticas sociales y literarias propias del claustro como un mundo fundamentalmente femenino. En este volumen enfatizamos la teatralidad de una
variedad de elocuciones porque la vida conventual se apoyaba
en la representación de las expresiones de espiritualidad personal y colectiva dentro del claustro. Los sermones, las fiestas en
honras de los santos patrones, las lecturas en el refectorio o en
la celda, la lectura de poesías y las representaciones de carácter
teatral eran expresiones de religiosidad compartida y en absoluto esenciales para la continuidad de la vida religiosa.
Nuestro objetivo fue hacer los textos más asequibles al lector
de hoy, y no hacer ediciones críticas de estos. Se ha modernizado
el lenguaje al suprimir consonantes dobles, por ejemplo, y añadir las letras de muchas contracciones en algunos documentos.
También se ha tratado de normalizar, en lo que cabe, la errática
puntuación de la mayoría de los originales. Estos cambios han
sido indicados por corchetes. Las trascripciones han sido anotadas para aclarar el sentido de los textos. Las citas bíblicas se
han incluido cuando no se hacen explícitas en los textos. Cada
sección del libro y cada composición dentro esta cuenta con su
introducción propia para ampliar su significación más allá de la
Introducción al volumen.
34
Al respecto, ver la técnica de análisis de un texto de coloquios del siglo xvi
de Asunción Rallo Gruss, Coloquios Matrimoniales del Licenciado Pedro de Luján. Madrid: Anejos del Boletín de la Real Academia Española, número xlviii,
1990; La escritura dialéctica. Estudios sobre el diálogo renacentista. Málaga: Universidad de Málaga, 1996; La prosa didáctica en el siglo xvi. Madrid: Taurus, 1987;
La prosa didáctica en el siglo xvii. Madrid: Taurus, 1988. Este tipo de análisis es
aplicable a los coloquios religiosos.
35
Para el concepto de espacio y otredad resultante del mismo y cómo afectaban las composiciones teatrales ver, Anna-Lisa Halling, “Feminine Voice and
Space in Early Modern Iberian Convent Theater”. Disertación doctoral, Vanderbilt University, 2012.
40
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
41
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Cuadro I
Tipología de las obras
Id
1
Tipología de la obra
VILLANCICOS
Título
Autor y su origen
Año Convento y lugar
Soporte
Hymnos acordes (ingreso al
noviciado)
Anónimo
(Zaragoza España)
1743
Orden de la
Compañía de
María, Tudela,
España
Impreso en
Zaragoza
2
Ramillete armónico (profesión
solemne)
Anónimo
(Zaragoza España)
1745
Orden de la
Compañía de
María, Tudela,
España
Impreso en
Zaragoza
3
Con que gala en el campo nace la
rosa
Francisco Vidales,
criollo
1673
Convento de
la Santísima
Trinidad de
Puebla
Manuscrito
De la hermana María Ignacia
Azlor y Echevers
Isidoro Francisco
Andrés (Zaragoza
España)
1745
Compañía de
María de Tudela,
España
Impreso en
Zaragoza
5
De la hermana Joaquina Juana
Evangelista
Fray Juan José
Saénz Gumiel
(Agreda, España)
1788
San José de
Manuscrito
Gracia de pobres encuadernado
Capuchinas de
Querétaro
6
De sor María Antonia Ildefonsa
Fray José Antonio
Plancarte, criollo
(Michoacán)
1799
San José de
Impreso en
Gracia de pobres México
Capuchinas
Querétaro
Justas y debidas honras (…) a la
M.R.M María Anna Águeda de
San Ignacio
Juan de
Villasánchez,
criollo
1756
Convento de
Impreso en
Dominicas, Santa Mexico
Rosa de Puebla
4
7
SERMONES DE
PROFESIÓN
SERMONES
FÚNEBRES
42
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Id
8
9
Tipología de la obra
Título
Honras a la muy Ilustre y
M.R.M. María Ignacia de Azlor y
Echevers
OBRAS
Dialogo místico. A quien Dios
TEATRALES PARA oye a Dios haya. Profesión de
LA PROFESIÓN
María Joaquina de Cristo
RELIGIOSA:
Diálogos, coloquios
y letras
43
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Autor y su origen
Año Convento y lugar
Soporte
Dr. Luis de Torres
criollo, nacido en
Panamá educado
en Mexico
1767
Convento de la
Orden de María,
Enseñanza de
México
Impreso en
México
Fray Mariano de la
Concepción OCD,
criollo
1784
Convento de
Nuestro Padre
San José y
Santa Teresa de
Carmelitas de
México
Manuscrito
Archivo de
la Orden de
la Orden
del Carmelo
Descalzo
10
Dialogo místico. Mucho es lo que
puede el Mundo pero más puede
la Gracia. Profesión de María
Catarina de Jesús
Fray Mariano de la
Concepción OCD
1785
Ibid ante.
Convento de
Nuestro Padre
San José y
Santa Teresa de
Carmelitas de
México
Manuscrito,
Ibid ante.
Manuscrito
Archivo de
la Orden de
la Orden
del Carmelo
Descalzo
11
Coloquio (…) Para la profesión
de su discípula María Margarita
de san Eliseo
M.R.M. Vicenta de
la Encarnación, se
asume criolla
1804
Convento de
Santa Teresa la
Antigua, México,
Manuscrito
Universidad
de Texas,
Austin, Nettie
Lee Benson
12
Coloquio (…) Para celebrar la
profesión de la Madre Ana María
de San Esteban
Jesuita (Anónimo)
1748
Convento de
San José de
Carmelitas
Descalzas de
México
Manuscrito
44
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Id
Tipología de la obra
13
Título
45
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Autor y su origen
Año Convento y lugar
Soporte
Letras A la profesión de las dos
Lucías, llamadas Francisca de la
Encarnación y Micaela de San
Agustín
Fray Juan de la
1723
Anunciación OCD,
criollo
Convento de
Carmelitas
Descalzas
Manuscrito
inah, México
Coloquio / Recreación espiritual.
Que [hacen] Cinco carmelitas
descalzas con el fin de preparar
sus almas para recibir el espíritu
santo
Anónimo
1794
Convento
Carmelita de
Carmelitas
Descalzas
Manuscrito
Archivo de
la Orden de
la Orden
del Carmelo
Descalzo
Coloquio. La virtud agradecida
Anónimo
1780
ca
Convento de
Capuchinas de
México
Manuscrito
Biblioteca
Nacional,
Madrid
Coloquio. A la fundación
primitiva de San Joseph de Ávila
hecha por nuestra Madre Santa
Teresa
Anónimo
1780
ca
Convento de
Santa Teresa (la
antigua?)
Manuscrito
Coloquio En la celebridad de
los santos patronos de la orden
carmelita
Anónimo
1815
Convento de
Santa Teresa
Manuscrito
18
Jácara. Da las pascuas la vicaria
de coro de nuestra señora [de
Balvanera] a su comunidad
Cayetano Cabrera 1723
y Quintero, criollo
(Ciudad de México)
Convento de
Balvanera
Manuscrito
Biblioteca
Nacional,
México
19
Loa jocosa para entregar el oficio
la maestra que acaba, a la que
comienza
Cayetano de
Cabrera y
Quintero
-------
Manuscrito
Biblioteca
Nacional,
México
14
COMPOSICIONES
PARA LA VIDA
DIARIA: Coloquios
y loas
15
16
17
Celebraciones de
ocasión
1723
inah
inah
46
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Id
Tipología de la obra
Título
47
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Autor y su origen
Año Convento y lugar
Soporte
20
Loa jocosa que se representó en
la portería para la entrega a las
nuevas porteras
Cayetano de
Cabrera y
Quintero
1723
Portería del
Convento de
Jesús María
Manuscrito
Biblioteca
Nacional,
México
21
Coloquio Al hospedaje de
Nuestra Señora
Cayetano Cabrera
y Quintero
1723
En el noviciado
del convento
Capuchinas
Manuscrito
Biblioteca
Nacional,
México
22
Loa A Nuestra Señora del
Destierro la noche de año nuevo,
que le ponen posa las porteras
Fray Juan de la
Anunciación,
OCD, criollo
1723
Convento de
Santa Clara de
Querétaro
Manuscrito
Biblioteca
Nacional,
México
Directorio, régimen y orden
inviolable que deben observar y
guardar las señoras vicarias de
coro en lo que pertenece al canto
(…)
Br. Joseph de
Mondragón [¿?]
1773
Orden de San
Jerónimo
Manuscrito,
Centro de
Estudios de
Historia de
México Carso,
México
Reglas generales para dentro y
fuera del coro: arregladas a las
ceremon.[ia]s que usa la orden de
n[ues]tro Seráfico Padre S.[a]n
Francisco (…)
Fray Manuel
Aromir y
Bustamante [¿?]
1825
Conventos
femeninos
franciscanos
Manuscrito
Centro de
Estudios de
Historia de
México Carso,
México
Vida De la V.M. María Agueda
de San Ignacio (…)
Fray Joseph
Bellido, criollo
1758
Santa Rosa de
Puebla
Impreso en
México
23
LITURGIA Y
TEATRALIDAD
24
25
VIDAS IMPRESAS
Tabla elaborada con base en los textos localizados en la Biblioteca Nacional
de México (bnm), Biblioteca Nacional de España (bne), Archivo Histórico del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (ahinah) y otros procedentes
de colecciones particulares.
CAPÍTULO I
Sección I
1.1. Composiciones para festejar la profesión:
poesía, villancicos, sermones y coloquios teatrales
representados dentro del claustro
Es nuestro interés recordar que cualquier manifestación artística dirigida a ser leída o actuada para la comunidad conventual
fue parte de la tradición de “representación” de los sentimientos
de espiritualidad y devoción dentro de esos recintos. De ahí la
inclusión de poemas dedicados a la profesión religiosa en honor a la elogiada que se puede presumir eran leídos en voz alta
ante toda su comunidad o por miembros de su familia o por sus
autores. En Nueva España no abundan ejemplos de este género, pero los que existen son bien conocidos, como los escritos
tempranamente por González de Eslava, los de la pluma de sor
Juana Inés de la Cruz y en el siglo xviii los del carmelita fray
Juan de la Anunciación.
La profesión religiosa era un momento culminante en el ciclo
de la vida de las mujeres que entraban a un convento para tomar
un “estado” voluntario y permanente para el resto de su vida. Los
votos que sellaban el matrimonio espiritual con Cristo eran irrevocables espiritual y legalmente. Una ocasión tan profundamente
definitoria requería una liturgia y una celebración especial dentro
del ciclo de la vida conventual y marcaba la vida de la profesante
de modo muy especial. Algunas creían ver a Jesucristo a su lado,
como en el caso de la madre María Marcela, capuchina queretana
del siglo xviii. La profesión solemne sellaba el destino de la novicia que, tras un año de noviciado y previa aprobación consensuada era recibida como miembro de la comunidad.
50
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
El interés que ha despertado la celebración de fiestas públicas
dentro del ámbito urbano merece la inclusión de la celebración de
la profesión religiosa de las esposas de Cristo.36 Fue un espectáculo observado y compartido en todas las ciudades de Nueva España
y, en general, en el mundo ibérico e hispanoamericano. Las profesiones eran espectáculos públicos por excelencia que, representando un matrimonio simbólico, mimetizaban hasta cierto punto
las celebraciones propias de las fiestas matrimoniales seculares.
Aunque pública, la fiesta establecía varios grados de participación.
El anuncio sonoro de la ocasión con el repique de campanas alertaba a toda la colectividad urbana seglar y religiosa. Los seculares
podían apiñarse a la entrada del templo e incluso tener acceso, si
así lo permitían los familiares y las autoridades religiosas. Para las
monjas de otros conventos el sonido les permitía cierto modo de
participación putativa en el evento. La posición social de la novicia determinaba la fastuosidad y gasto de la celebración.
El paseo de la novicia por las calles de la ciudad, o la visita a
familiares y amistades antes de su entrada al claustro era un espectáculo permitido por ciertos conventos, de los cuales quedan
varios cortos testimonios.37 La postulante abandonaba el mundo
con una última inmersión en este. Las celebraciones dentro del
templo eran, preferiblemente, para familiares, miembros distinguidos de la sociedad, de las religiones y cuerpos administrativos y legales como invitados especiales y el derroche que se
hacía era para dejar una marca de prestigio simbólico y social
para la familia, podemos afirmar que en igual grado que el de
un matrimonio secular. La naturaleza religiosa de una profesión
y la importancia y significado de su liturgia –que seguía reglas
muy precisas y significativas– no impedían la demostración del
lujo que la familia de la profesante podía costear. El arreglo de
flores y luces en el templo, el atuendo de los asistentes, la vestimenta especial para las profesantes, y la ejecución de música
coral y de órgano durante la celebración indican la teatralidad
intrínseca de un acto eminentemente comunitario y social.
En aquellos conventos que no favorecían el espectáculo público o, en el caso de mujeres cuyas familias no contaban con recursos económicos para celebraciones, la profesión se celebraba
de modo íntimo y sencillo. El testimonio de algunas profesas
indica que en los conventos de observancia más estrecha no
se admitían las expresiones de boato.38 En todo caso, la extracción social de la religiosa determinaba el grado de teatralidad
y ostentación de su profesión. En Nueva España se recogieron
algunos testimonios de las festividades que acompañaban las
profesiones religiosas y que marcaron un hiato memorable en el
calendario de festividades urbanas. La mejor conocida pertenece al siglo xix, y la escribió Frances Calderón de la Barca, esposa
del embajador de España en la república de México entre 1839
y 1842.39 Para la marquesa Calderón del Barca tales espectáculos
serían una novedad. No así durante el periodo virreinal, en el
que fueron el “pan de cada día” en los centros urbanos.
Sobre fiestas barrocas, ver V. Mínguez, I. Rodríguez Moya, P. Gonzales Tornel
y J. Chiva, eds. La fiesta barroca. Los virreinatos americanos (1560-1808). Las Palmas, Gran Canaria: Publicaciones de la Universitat Jaume I, 2012; Ver, a modo
de ejemplo, Pilar Gonzalbo Aizpuru, “Las fiestas novohispanas: Espectáculo
y ejemplo” en Mexican Studies/Estudios Mexicanos, 9:1 (Winter) 1993, pp. 19-45;
María Águeda Méndez, ed. Fiesta y celebración. Discurso y espacio novohispanos.
México: El Colegio de México, 2009; María José Garrido Áspero, Fiestas cívicas
en la ciudad de México, 1765-1823. México: Instituto Mora, 2006; Erja Vetteranta,
“La relación feliz de María de Medinilla en la fiesta barroca de la Nueva España” en Guaraguo, 15: 36 (2011), pp. 34-48; Solange Alberro, “Imagen y fiesta
barroca en Nueva España, siglos xvi-xvii” en Petra Shumam, ed. Barrocos y
modernos. Nuevos caminos en la investigación del barroco americano. Frankfurt,
Madrid: Vervuert/Iberoamericana, 1998, pp. 33-48; Judith Farré, Espacio y tiempo de fiesta en Nueva España (1665-1760). Madrid: Universidad de Navarra/Editorial Iberoamericana, 2013.
Ver a modo de ejemplo, Asunción Lavrin, Las esposas de Cristo, pp. 99-108.
37
Ver la descripción de “Sor María Marcela Soria, capuchina queretana” en
Asunción Lavrin y Rosalva LoretoLópez, Diálogos espirituales, pp. 74-94.
36
Myers, Kathleen Ann. Word from New Spain.The Spiritual autobiography of
Madre María de San José (1656-1715). Liverpool: Liverpool University Press 1993.
39
Fanny Erskine Inglis, Life in Mexico (Londres/Boston, 1843). La Vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México: Editorial Porrúa, 1984,
Carta Veinte.
38
52
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
1.1.a. María Ignacia Azlor y Echeverz (1715-1767)
Nació en una familia de mayorazgos y títulos de nobleza.40 Su
madre fue Ignacia Javiera de Echeverz y su padre, José de Azlor
y Virto de Ver, ambos de familia de hidalgos y nobles en la región
de Aragón y poseedores del título de marqueses de San Miguel
de Aguayo en la Nueva España. La familia poseía un enorme latifundio y mayorazgo en la provincia de Nueva Vizcaya y la casa
ancestral en la hacienda de San Francisco de Patos, donde María
Ignacia nació y pasó varios años de su vida. Su hermana María Josefa de Echeverz y Azlor casó con Francisco de Valdivieso,
conde de San Pedro del Álamo en 1735 y heredó el mayorazgo
familiar. María Ignacia heredó una suma de cien mil pesos y
bienes materiales como parte de sus legítimas herencias que le
permitieron llevar a cabo la fundación de un convento de la
orden de María, “La Enseñanza”, en Ciudad de México en 1754.
María Ignacia vivió en la hacienda de Patos y en Ciudad de México hasta 1737, cuando a los 22 años viajó a España. Residió por
varios años de en la ciudad de Zaragoza, donde como seglar resolvió conflictos de bienes con la rama peninsular de la familia y,
de paso, rechazó enlaces matrimoniales. De allí pasó a Tudela en
septiembre de 1742 y después de varios meses como postulanTodos los datos respecto de su familia y vida son tomados del bien documentado libro de Pilar Foz y Foz, La revolución pedagógica en Nueva España
(1754-1820). Madrid: Instituto “Gonzalo Fernández de Oviedo”, 1981. Ver también, Anón. Relación histórica de la fundación de este convento de Nuestra Señora
del Pilar, Compañía de María, llamada vulgarmente la Enseñanza, en esta ciudad
de México, y compendio y virtudes de N.M.R.M María Ignacia Azlor y Echeverz, su
fundadora y patrona. México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1793. Sobre el marquesado de San Miguel de Aguayo ver, María Vargas-Lobsinger. Formación y
decadencia de una fortuna: los mayorazgos de San Miguel de Aguayo y de San Pedro
del Álamo, 1583-1823. México: unam, 1992; Ida Altman, “A family and region in
the Northern Fringe Lands: The Marqueses de Aguayo of Nuevo Leon and
Coahuila” en Ida Altman y James Lockhart, eds. Provinces of Early Mexico Variants of Spanish American Regional Evolution, Los Ángeles: ucla Latin American Center Publications: University of California, Los Ángeles, 1976, pp.
253-272.
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
53
te, entró oficialmente al convento de la Orden de María con su
prima, por la rama de los Echeverz, Ana María Torres Quadrado
y Echeverz, el 2 de febrero de 1742. Su ingreso al noviciado fue
celebrado con un sermón predicado por Hipólito Escuer, que se
publicó en 1743. La profesión solemne de ambas como monjas
de coro y velo negro tuvo lugar el 2 de febrero de 1745.
Para su celebración tanto de entrada al convento como de su
profesión en 1745, se llevaron a cabo las consabidas fiestas, incluida la visita de los templos de la ciudad, lujosamente ataviadas y
con misa solemne el día siguiente. En esas ceremonias se incluyeron los villancicos y coplas que se transcriben aquí. Ana María
acompañó a María Ignacia en su viaje a Ciudad de México como
una de las once religiosas profesas y una postulante que fundarían el convento de esa orden en el virreinato de la Nueva España.
1.1.b. Anónimo. Festejos en la profesión de María Ignacia Azlor
y Echevers en su profesión solemne en el convento de la Orden
de María en Tudela, Navarra (Selección)
La vida de Azlor y Echevers es de especial importancia como un
ejemplo de prácticas sociales compartidas entre España y sus
virreinatos de ultramar. Se ofrece aquí el estudio de los textos
de su profesión como religiosa con la intención de seguir el itinerario de las celebraciones que puntualizaron su vida claustral.
La entrada al convento y su profesión solemne se celebraron en
España, donde se escribieron y representaron villancicos especiales que fueron complementados con un elocuente sermón de
profesión. La madre Azlor, criolla y de alta alcurnia social, regresó a México y dejó un impresionante surco histórico en la vida
del virreinato como fundadora de la orden de María, dedicada a
la enseñanza de niñas. Falleció en Ciudad de México y el sermón
fúnebre con el que se le despidió fue de autoría mexicana. Así,
se tejió una malla cultural trasatlántica y universalmente católica
alrededor de la madre Azlor. En todas estas ocasiones prima el
espíritu de celebración mediante ceremonias cargadas de valor
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
simbólico y arropadas dentro de los cánones literarios y artísticos de la época.
El marqués de Campo Real, miembro de la nobleza de Navarra y Aragón, dedicó la impresión del sermón de profesión
de María Ignacia Azlor, a María Isabel Eufrosina Aznarez y Garro, Echeverz y Valdés, duquesa de Granada, además de varios
otros títulos, quien estaba emparentada con los Echeverz de
Navarra. El patronazgo era una etiqueta social inter pares que
permitía al marqués allegarse el favor y buena voluntad de otro
miembro de su clase social. María Ignacia Azlor y Echeverz
es identificada como “prima” del marqués y “hermana” de la
duquesa. En el caso de la duquesa la relación de parentesco
parece haber sido simbólica y en varios grados de separación,
lo cual no obstaba para rendir obsequio a ambas señoras. Ese
objetivo se vuelve a hacer aparente cuando el marqués recuerda los muchos miembros de la casa de la marquesa que habían
brillado en la religión. “Dudo que se halle casa más poblada
de santos que la de Vuestra Excelencia”. Entre los antepasados
citados por el marqués estaban San Luis, rey de Francia, San
Enrique, emperador de Alemania, dos santos Eduardos, reyes
de Inglaterra y Santa Matilde, reina de Alemania y Santa Margarita, reina de Escocia. La hipérbole genealógica debe haber
complacido a la duquesa.
La descripción de las festividades que rodearon la profesión
indica que no se dejó piedra por mover para marcar la misma
con todo el boato necesario para impresionar no solo a Tudela,
sino a Navarra. Alojados en casa del marqués, los invitados presenciaron los fuegos artificiales de la noche anterior a la profesión. También nota el Salve musical entonado por las religiosas
y letras dirigidas al asunto de la profesión, muy posiblemente
villancicos, ya que dice que “halagaban el oído con sus cadencias, y excitaban a contemplar los divinos efectos de la gracia.”
Al día siguiente, los numerosos convidados llenaron el recinto
de la iglesia, y se vedó el paso a la plebe que pudiera haber ofendido con su presencia el lucido espectáculo de luces a granel y
ornamentados altares.
Los villancicos dados a la imprenta fueron posiblemente
los cantados durante la misa de profesión al igual que el elogiado sermón. El marqués se aseguró de recoger las emociones religiosas que despertó el espectáculo entre los asistentes,
lo que salva su recuento de ser un mero testimonio secular.
Con el mismo propósito también se fijó en una prenda especial que vistió María Ignacia con la estampa de los cuatro
votos de su estado. Tampoco dejó de recordar las donaciones
caritativas que se hicieron entre los desposeídos de la ciudad,
costumbre de rigor para la ocasión entre familias poderosas.
Era el paliativo para el disfrute de la suntuosa recepción privada que siguió a la ceremonia de profesión y a la cual ya no
acudiría la recién profesa. Para la despedida de la nueva monja se hizo una visita al locutorio donde se sirvieron bebidas
acompañadas de música. Este tipo de celebraciones en los locutorios también se llevaban a cabo en Nueva España desde el
siglo xvii, a despecho de la crítica de algunos prelados. Desde
el punto de vista del escritor seglar y pariente de la monja, esa
celebración era algo normal y deseable, opinión que posiblemente reflejaría la de muchos familiares de religiosas. El locutorio se convertía en una extensión de la fiesta y del entorno
familiar para ocasiones especiales y no se veía en ello ninguna
ofensa a la religión.
La descripción de la celebración de la profesión de coro y
velo negro de la madre María Ignacia Azlor y Echevers en el
convento de Tudela, Navarra, es de especial importancia como
ejemplo de prácticas sociales compartidas entre España y sus
virreinatos de ultramar. Se ofrece aquí para seguir el itinerario
de las celebraciones que puntualizaron su vida como religiosa. La entrada al convento de la orden de María en la ciudad
de Tudela, y su profesión solemne se celebraron en España. Su
fallecimiento ocurrió en Ciudad de México. Los villancicos escritos para su entrada al convento y para su profesión solemne
son complementados por el sermón de profesión. Todos se escribieron y se ejecutaron en España. El sermón fúnebre que
la despidió en Ciudad de México fue de autoría mexicana. Así,
56
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se tejió una malla cultural trasatlántica y universalmente católica alrededor de la madre Azlor. En todas estas ocasiones, las
ceremonias estuvieron cargadas de valor simbólico y arropadas
dentro de los cánones literarios y artísticos de la época.
Ya estaban congregados en una espaciosa casa, que siendo mía,
precisamente fue suya; los parientes convidados a la función,
y a ser oculares testigos de una hazaña, que pudo servir a los
Alejandros, y Césares de gloriosa afrenta. Llegó la tarde del día
primero de febrero, que no conoció noche, porque iluminada la
esfera con fuegos artificiales, si el año antecedente hizo alarde
de su interior lucimiento, presentando un nuevo cometa a los
ojos: la dicha tarde se vieron tantos volantes cometas encendiendo la atmosfera, que pudiera recelarse un estrago, a no preservarla del riesgo lo justo del motivo, y como se multiplicaban
por el aire estas fogosas exhalaciones, parece que quería la tierra
pagar al cielo en luminarias ruidosas cuanto de él recibió en
claridades funestas. Cantóle en el convento de las Señoras de la
Enseñanza la Salve en honor de la reina de los serafines, dulcemente modulada, por la diestra capilla de la Insigne Colegial, a
que se siguieron unas letras dirigidas al asunto de la profesión,
que al paso que alagaban el oído con sus cadencias, excitaba a
contemplar los divinos efectos de la gracia.42
Amaneció el día dos de febrero, día grande, por estar dedicado a la purificación de la virgen, que es la patrona y capitana,
bajo cuyas banderas se alista esta nueva Compañía. Ya era el
templo viva emulación del cielo por lo brillante, lo rico, lo precioso, y lo iluminado. No desmentía lo celeste la uniformidad,
pues se percibía en el adorno de los altares simétricamente vistosos con primorosísimos frontales, que ellos mismos estaban
señalando sus artífices; dando a entender, que tan peregrina
obra solo pudieran formarla unos ángeles en casa de María. Expúsose el Soberano Dueño de las Almas, dejándose ver con cándida vestidura, siento justo, que, en día de himeneo tan sagrado,
saliese en forma a vistas el Esposo.
Aún las circunstancias de las candelas (alusión misteriosa a
la purificación de la gran reina) fue precisa, porque habiendo
tanto que ver en función tan gloriosa, era forzoso encender nuevas luces, para registrar maravillas tan superiores.
Selección
La [elección] de esta Señora en el religioso estado, ha sido tan
aplaudida, ejemplar, y prodigiosa, que fatigado el aliento de
aclamarla con celebridades, solo acierta a respirar veneraciones.41 Así se vio en los días del lucido festejo de su profesión,
en que extáticas las almas de los concurrentes con el sagrado
fenómeno, que miraban, no podían ponderar el prodigio, que
veían, porque arrebatados los sentidos con maravilla tan nueva,
les hacía dolor divertirse un punto del objeto admirable de su
embeleso. Y ciertamente, considerar a una señora, ilustre por
su sangre, abundante en los intereses, adulada de la fortuna, lisonjeada de las gracias, favorecida de la naturaleza, enriquecida
de talentos, obsequiada de los nobles, atendida de los parientes,
instruida en la política de las Cortes, admirada en las más populosas ciudades, amabilísima en su trato, bizarra en los empeños,
caritativa con los menesterosos, y últimamente angelical en su
genio; olvidar de una vez nobleza, caudal, hermosura, obsequios,
lisonjas, felicidades, rendimientos, y aclamaciones del siglo, para
esconderse en el retiro de un claustro, es acción que deja sin
camino a los hipérboles, cerrando el paso a las exageraciones,
porque la sencillez de relatarla es el medio de engrandecerla.
La función de este admirable holocausto fue una de las mayores, que han podido llenar los números al deseo. Fue dichoso
teatro de sus religiosas nupcias la siempre grande, antiquísima,
y leal ciudad de Tudela, y en ella se interesó tan del todo lo
eclesiástico, y político en cortejar a la felize novia, que, a caber
envidia en lo sagrado, hubiera habido emulación en su cortejo.
Sin paginación. Parte del estilo del marqués fue la abundancia de comas (,)
en su escritura.
41
42
Se refiere a los villancicos cantados en la ocasión.
58
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
A las diez de la mañana comenzaron en la elevación de las
torres a celebrar pompa tan solemne las ruidosas lenguas de
los metales, siendo propio, que el metal se hiciese lenguas para
aplaudir el generoso denuedo, con que nuestra heroína ilustre
desdeñaba al príncipe de los metales. Tan abundantes corrieron
aquella mañana, que sin apelar a las fabulosas, doradas arenas
del Pactolo,43 pudo ver la curiosidad un rio de plata, que entrándose por el sagrado de las iglesias, por las más necesitadas
comunidades, y por los míseros cortijos de los pobres: remedió miserias, alivió lástimas, infundió alegrías, disipó congojas, y
desvaneció angustias.
Llegó el venerable Cabildo de la Colegial Insigne,44 presidido de su muy ilustre Prelado, que en la distinción de las sagradas ínsulas muestra el especial elevado carácter de su dignidad
eclesiástica. Acudió el recto, respetable Ayuntamiento de la antiquísima Tudela, cabeza de su merindad, y asistió finalmente lo
sabio, lo religioso, lo discreto, y lo noble, en Prelados, señoras,
y caballeros, no sólo de aquella ciudad, sino de otras muchas
partes de Navarra, y Aragón. Para evitar los confusos desórdenes de la plebe se previnieron seis alabarderos, que, como los
leones del trono de Salomón,45 hiciesen guardia a aquel precioso relicario de virtud. Celebró el sacrificio incruento el Señor
Tesorero de aquella iglesia, entonando a su tiempo la música,
las armoniosas letras, que se dieron a la estampa para que, recreados los oídos, llegase la dulzura del metro hasta los ojos.46
Después de cantando el Evangelio dijo la presente oración (con
indecible silencio y atención de los oyentes) el orador señalado
para esta festividad ruidosa, buscando, para el desempeño de
una fiesta que tenía tanto de real, a quien ya mereció en aparato,
igualmente misterioso, y alegre, la asistencia y el agrado de las
personas reales.47
Al finalizar la misa se siguió la sagrada ofrenda de los votos que tenía preciosamente estampados la novia en una lámina, que representaba la figura, y forma de su corazón, con cuya
portentosa habilidad, ya no tienen que ponderarse el anillo de
Pirro48, ni la carroza de Myrmecides49, ni las otras miniaturas de
Calicrates50, pues fue aquí mayor el primor del artífice poder
reducir al breve espacio de una lámina todo el dilatado, grande, magnánimo corazón de esta señora, cuyos generosos efectos
han sido capaces de llenar de admiración a dos mundos.
Al tiempo que estaba el sacerdote para administrarla el santo sacramento de la eucaristía, pronunció la novicia sus votos
como se acostumbra en esta religión esclarecida: hizo la misma demostración su ilustre compañera prima y nueva hermana.
Incorporose el divino Esposo con ambas, y adornándolas con
los velos negros el Señor Dean, las ciñó después unas coronas
de diversidad de flores tan amenas, sobresalientes, y vivas, que
aún está la naturaleza quejosa de que haya el arte usurpado sus
jurisdicciones bellas. Inmediatamente entono la música el Te
Deum, y aquí no es fácil de relatar los diversos afectos de ternura, asombro, veneración, y embeleso, que se reprodujeron en el
ánimo de todos. Unos con el concierto harmónico se embelesaban; otros con acción tan heroica se compungían; éstos con el
idioma de los ojos hablaban en mudas admiraciones; aquellos
Pactolo: un río cerca de la costa egea de Turquía. Según la leyenda, el rey
Midas se deshizo de una parte de su capital de oro al bañarse en el río, de ahí
las doradas arenas de su ribera, que en realidad acarrea partículas de oro.
44
Se llama iglesia colegial a un templo que posee un cabildo, pero no es catedral. Está regida por un abad o prior.
45
El trono de Salomón se decía, tenía dos leones a cada lado y doce leones
sobre las gradas de ascensión a este.
46
Referencia a los villancicos.
43
47
Se refiere al hecho de que Andrés predicó una oración fúnebre en las exequias del rey de Portugal, Juan V, en Madrid, en el convento de Santo Domingo
el Real, el 22 de enero de 1751.
48
Mítico anillo del rey y general Pirro, rey del Epiro (307-302 B.C.) hecho con
un ágata donde figuraban Apolo y las musas.
49
Carroza de marfil, obra en miniatura del escultor griego Myrmecides, que
representaba la carroza con cuatro caballos y su gobernador.
50
Calícrates: Lacedemonio, escultor griego mencionado por Plinio y el estudioso Eliano que esculpía obras de marfil en miniatura, especialmente hormigas.
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
con la afluencia de los labios prorrumpían en justas celebridades, y en fin, no habría alguno de los asistentes que no elevase
el pensamiento al cielo, alabando al soberano autor de todo lo
criado, considerando los admirables influjos de su gracia, y los
arcanos de su providencia, pues en tiempo, en que las relajaciones del siglo dan más vigor al brazo de su justicia, dispuso, que
una dama noble, rica, y adornada de cuantas calidades pueden
caber en los dilatados ámbitos de la imaginación, se sacrificase
victima en los divinos altares para aplacar las justas soberanas
indignaciones.
Terminado el culto del templo. Se sirvió en la gran casa, destinada para los convidados, un espléndido banquete, a que a la
voz del poder, del gasto, y de la profusión, contribuyó el aire con
las más delicadas plumas, el agua con las más sabrosas escamas;
la tierra con las más substanciosas producciones, y el fuego con
lentas actividades, dando el punto a la sazón sin permitir estragos a su voracidad.
Por la tarde acudió el mismo distinguido concurso al locutorio de dicho religiosísimo convento, donde al compás de músicos primores se entonó más la bizarría en abundante copia de
bebidas, y ramilletes, que perficionó (sic) el arte, y aprobaron dos
sentidos: la vista, y el gusto, pues tanto tenía aquella que celebrar en lo vario, como este que aplaudir en lo exquisito.
Mucho más había que relatar, si la multitud de circunstancias no embarazase el paso a la descripción de todas, pero habiendo dicho, que profesó mi señora, Doña María Ignacia Azlor
en el observantísimo convento de La Enseñanza, está ya insinuado cuanto en esta materia pueden ponderar las más largas
digresiones, y referir las más exactas puntualidades.
[El resto del texto se orienta a elogia la familia de la duquesa
y el número de santos en la familia]
Zaragoza, y abril a 19 de 1745.
Excelentísima Señora,
A los pies de V. Exc[elencia].
Su más atento servidor,
El marqués de Campo Real
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
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1.1.c. Villancicos de profesión
Los villancicos son composiciones vocales y musicales cuyos
orígenes en España se pueden trazar desde el siglo xv.51 Son
expresiones artísticas de carácter mixto en cuanto a que involucran poesía, música y expresión vocal y requieren tres formas artísticas: la escritura, la composición musical, y la expresión coral.
En sus periodos iniciales, los villancicos podían ser de carácter
cortesano y dedicado a temas amorosos, humorísticos o cotidianos. Sin embargo, para finales del siglo xvi comenzó a desarrollarse el villancico litúrgico y ya para los siglos xvii y xviii este
tipo de canto religioso teatralizado estuvo casi siempre dedicado
a esos fines y hasta cierto punto inspirado por melodías y caracteres de origen popular.52 Su tono era de regocijo y celebración.
Se cantaba en ocasiones festivas de la iglesia como la Navidad,
la calenda del Corpus y la calenda al Santísimo, o en las fiestas
Marta Sánchez, xviii Century Spanish Music.Villancicos of Juan Francés de Iribarren. Pittsburgh, Pennsylvania: Latin American Literary Review Press. Series:
Explorations, 1988; Aurelio Tello, Humor, pericia y devoción: Villancicos en la Nueva España. México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2013. En España los textos de los villancicos se recogían en
pliegos manuscritos o impresos. Ver, Nieves Baranda Leturio, “Cantos al santo
epitalamio, o sea, pliegos poéticos para las tomas de velo. Deslindes preliminares” en Bulletin Hispanique, 113:1 (2011) pp. 269-96; Esther Borrego Gutiérrez,
“Un siglo de impresión de pliegos de villancicos. El caso de los Monasterios
Reales de la Encarnación y las Descalzas (1649-1752)” en Criticón, 119 (2013),
pp. 127-143. Se puede ver en: https://criticon.revues.org/632. Aunque en Nueva
España ya hubo un maestro de capilla en 1539 y en sus catedrales se cantaron composiciones tanto de autores novohispanos como peninsulares, es
recientemente que se ha ahondado en el tema de villancicos en los claustros
femeninos.
52
Como ejemplo de la adopción de personajes del pueblo, estaban los villancicos llamados guineos, negros o negrillas, muy populares en la península y
los territorios americanos, que decían imitar el habla de los africanos. Otros
incorporaban personajes indígenas también hablando un español distorsionado.En España aparecieron gitanos, vizcaínos y gallegos, entre otros tipos
populares. Ver, Álvaro Losa Sanz, “Literatura y sociedad en algunos villancicos
del siglo xvii” en: https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero19/villanci.html.
51
62
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
de la Asunción de María, San José, o San Pedro, entre muchas
otras. Su formato como composiciones vocales y musicales era
el de una composición polifónica con tres o más movimientos
o partes que podían contener arias y recitativos para voces, con
una partitura para varios instrumentos. La composición musical
era obra de un maestro de capilla y los instrumentos más frecuentemente usados eran violines, trompas, oboes, clarines, el
arpa, el bajón y el órgano. La lírica del villancico estaba en las
manos de un escritor, que podía ser o no un músico, como el
maestro de capilla de la catedral, pero también podía tratarse de
un escritor versado en esas composiciones. El aspecto literario
del villancico tenía que adaptarse a las melodías compuestas por
el autor y ser adaptable al carácter religioso de esas piezas. Su
autoría fue frecuentemente anónima. Fueron también utilizados
para la toma de velos de las religiosas, tanto la entrada al convento, como en la profesión solemne, un aspecto poco estudiado
de esta forma de composición literario-musical.
En la Nueva España, los villancicos se produjeron y ejecutaron en todas las iglesias catedrales, parroquiales, y en las pertenecientes a las órdenes religiosas.53 De especial interés son
los villancicos compuestos por Sor Juana Inés de la Cruz, que
es la mejor conocida autora novohispana en este género literario-musical, aunque no la única. Sor Juana parece no haber
escrito ningún villancico para la profesión de otra religiosa.54 En
Puebla, el rico acervo musical litúrgico perteneciente al convento de La Santísima Trinidad promete revelar la obra de las
monjas no solo como intérpretes, sino también como posibles
compositoras de música sacra para sus necesidades litúrgicas55.
De acuerdo con Aurelio Tello, el instrumentalista Juan de Baeza
escribió villancicos para el convento que mantuvo un coro de
gran reputación durante los siglos xvii y xviii.56 Aquí presentamos dos villancicos compuestos para la entrada al convento y
profesión solemne de la novohispana Sor María Ignacia Azlor y
Echeverz, que profesó en el convento de la Compañía de María,
en Tudela, Zaragoza. Ya hemos visto la descripción de las festividades de su profesión solemne, en la cual se hace mención de su
aspecto musical. Aquí se incluyen los villancicos cantados para
su entrada al convento y los ejecutados para su profesión solemne, ambos casos poco conocidos en México por ser anónimos y
publicados en España.
53
Sobre villancicos en Nueva España, ver, Margit Frenk, ed. Villancicos, romances, ensaladas y otras canciones devotas. Libro Segundo de los Coloquios espirituales y sacramentales y Canciones divinas de Fernán González de Eslava, México: El
Colegio de México, 1989; Alfonso Méndez Plancarte, ed. Obras completas de Sor
Juana Inés de la Cruz. 2 vols., México: Fondo de Cultura Económica, 1952, Vol.
2, Villancicos y letras sacras. Andrés Estrada Jasso, El villancico virreinal mexicano: siglo xvii. San Luis Potosí: Archivo Histórico del Estado, 1991; Manuel Tello,
“Villancicos y Cantatas de Manuel de Sumaya” en Tesoro de la Música Polifónica en México, Vol. vii. México: cenidim, 1994; Josefina Muriel y Luis Lledias,
La música en las instituciones femeninas novohispanas. México: Universidad del
Claustro de Sor Juana, 2009; Magdalena Altamirano, “Encrucijadas poéticas:
una colección de villancicos novohispanos en la John Carter Brown Library”
en Colonial Latin American Review, 212:3 (2012), pp. 441-456; Jorge Gutiérrez Reyna, “Andanzas de una oreja rebanada en algunos villancicos novohispanos” en
Acta poética, 32:1 (enero-junio 2011), pp. 303-313; Anastasia Krutitskaya, “Reutilización de formas tradicionales en los villancicos de Sor Juana” en Olivar,
18 (2012), pp. 95-11, y en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/
pr.5827/pr.5827.pdf.
Martha Lilia Tenorio. Los villancicos de sor Juana. México: El Colegio de México, 1999; Luz Ángela Martínez, “Suelo y cielo: La imagen de la mujer en los
Villancicos de Sor Juana Inés de la Cruz” en Signos, 37:55, 2004, pp. 97-112;
Dario Puccini, “Los ‘villancicos’ de Sor Juana Inés de la Cruz” en Cuadernos
Americanos, 24:142 (1966), pp. 223-252; Oswaldo Estrada, “Sor Juana y el ejercicio pedagógico en sus villancicos marianos” en Letras femeninas, 32:2 (invierno
2006), pp. 81-100.
55
Aurelio Tello, “La capilla musical del convento de la Santísima Trinidad de
Puebla en los siglos xvii y xviii” en Mujeres, negros y niños en la música y sociedad
colonial iberoamericana. Víctor Rondón, ed. iv Festival Internacional de Música
Renacentista y Barroca Americana, Misiones de Chiquitos, Santa Cruz de la Sierra:
apac, 2002, pp. 52-61.
56
Aurelio Tello, “Music: Convents” en Ivonne Levy y Kenneth Mills, eds. Lexikon of the Hispanic Baroque. Austin: University of Texas Press, 2013, pp. 343-45.
Un ejemplo de una obra escrita por el maestro Vidales y procedente del acervo
del convento de la Santísima Trinidad de Puebla, “Con que gala en el campo
nace la rosa” se analizará en este volumen.
54
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1.1.d. Himnos Acordes
En Himnos Acordes, el texto comienza con una metafórica llamada a vitorear el triunfo de la iglesia militante simbolizada por la
profesión. Sin embargo, se mueve inmediatamente al contexto
mundano del viaje a las Indias y el despliegue de abundancia
material que trae consigo la rica indiana y al final de las composiciones, compara a María Ignacia con Sor Juana Inés de la
Cruz, obvio esfuerzo de adulación personal a lo que se añade
la asociación con su innegable posición de criolla. El mensaje
moral retorna más adelante en las Coplas que advierten que la
opulencia y los bienes de fortuna no valen nada comparados
con las riquezas espirituales. Las profesantes han elegido su estado usando de su voluntad y entendimiento y responden sabiamente al llamado de Dios. El elogio personal que esa decisión
significa se extiende al convento que las amparara, donde en el
“cielo de María” las esperaba para satisfacer el incendio de su
amor hacia el esposo. Así, se entrelazan los valores espirituales
de las novicias con las del convento, “selva frondosa” que goza
preeminencias del paraíso.
Los Himnos Acordes se componen de seis villancicos.57 El primero adopta un tema marcial presentado a las novicias como
alistadas en la tropa de la Compañía de María y prestas para progresar en su primera campaña. El estribillo llama a la batalla con
los sonidos de instrumentos musicales, cuya presencia sugiere
se encontrarían en la partitura, y presenta a las primas como
“marianas amazonas” en lucha contra el enemigo, el “mundo
El primer villancico consta de una introducción y un estribillo, escritos en
versos heptasílabos, métrica que se sigue en todos ellos. Los recitativos están
escritos en versos endecasílabos. El segundo tiene una introducción y un estribillo. El tercer villancico consiste en un estribillo con aria y recitativo. El
cuarto tiene estribillo y unas coplas escritas en versos heptasílabos. El quinto
consta de una introducción y coplas en versos endecasílabos. El sexto villancico tiene su estribillo y coplas en versos octosílabos. Es una composición de
carácter más ligero que los villancicos compuestos para la profesión solemne.
En total a los versos se añaden tres introducciones y tres coplas.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
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engañador”. María Ignacia es presentada en el segundo villancico como rica y noble indiana que busca el tesoro que esconde
la clausura, un tema que se repite en el estribillo. El cruce del
océano y el arribo de las viajeras permiten al autor ampliar la
visión de una nave dichosa y rica que arriba a las playas peninsulares, un tema que se repetiría en la composición de los
villancicos para la profesión solemne. El viaje de María Ignacia
era el reverso del fluir misionero de España a América y aunque
el número de fundadoras españolas en los conventos novohispanos fue reducido, María Ignacia se destaca por la originalidad
de su deseo de profesar en España y fundar conventos dedicados exclusivamente a la educación femenina, de los cuales aún
no existían ninguno en el siglo xviii en Nueva España. El tercer
villancico introduce el tema del amor divino que guía a las novicias a ofrecerse al “dueño” que las espera en el convento.58 La
cuarta composición subraya el rápido paso de las ansiosas profesantes por acogerse en el convento y su bien pensada voluntad
e inspiración divina para seguir la disciplina en el noviciado. El
villancico quinto ofrece la voz del Mundo que trata de disuadir
a las novicias de entrar al convento y trata de convencerlas de
gozar su juventud. Este tema se desarrolla más ampliamente en
los Diálogos Espirituales, las piezas teatrales compuestas por Fray
Mariano de la Concepción para celebrar la entrada y profesión
sagrada de las religiosas carmelitas. Fue un tema fundamental
en el repertorio de mensajes apropiados para esas ocasiones, y
se utilizó en todas las manifestaciones literarias creadas alrededor de la profesión. Las coplas de este villancico reafirman
el valor espiritual de la renuncia a los falsos valores del mundo
57
Sobre el contraste entre el amor divino y el mundano ver, Maurice Daumas,
coord.., Amour divin, amour mondain dans les ecrits du fioi privé de de la fin du
Moyen Âge a 1914. Pau: Editions Cairn, 2011. Una primera aproximación historiográfica al tema puede verse en Rosalva Loreto López, “El amor Divino y
la mística hispanoamericana. Una aproximación a las representaciones emocionales de la feminidad barroca” en Pilar Gonzalbo Aizpuru, coord. Amor e
historia: La expresión de los afectos en el mundo de ayer, México, El Colegio de México,
2013, pp. 275-298.
58
66
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
y exaltan el escogimiento de la vida claustral. El sexto y último
villancico elogia las virtudes y hermosura de quienes toman el
velo y, sobre todo, la renuncia de María Ignacia a sus riquezas y
su lejana patria, así como la prudente elección de la Compañía
de María para su profesión. Los versos finales dan la enhorabuena a ambas “vírgenes bellas” que se añaden a los otros ángeles
de la clausura. Las anotaciones para el canto son mínimas y solo
una indicación de “a 4” y otra “a 2” señala la participación de las
voces. Por otra parte, la alusión a oboes, cajas y trompas indican
que esos instrumentos se usarían como acompañamiento.
Anónimo. Hymnos Acordes, cánticos festivos, sonoras
aclamaciones, con que se celebra el dichoso arribo, y el feliz
ingreso de las muy ilustres Señoras Doña María Ignacia
Azlor y Echeverz, y Doña Anna de Torres y Quadrado, en el
religiosísimo, y ejemplar convento de la Compañía de María
Santísima de las Señoras de la Enseñanza de la muy noble,
antigua, y leal ciudad de Tudela. El día 2 de febrero, Año de
174359
Himnos Acordes
Villancico Primero
Introducción
En la tropa de María
Cuya Compañía sacra
Es el mejor regimiento
Para poder sentar plaza,
Dos primas se alistan hoy,
Muy cuerda, y muy templadas,
59
Texto cortesía de la biblioteca de la Universidad de Navarra.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
67
Que harán crecidos progresos
En la primera campaña.
Estribillo
Suenen los oboes,
Las trompas y cajas,60
Y de cuerpo a cuerpo
Dese la batalla:
Al arma sentidos,
Potencias al arma,
Que ya el enemigo
Sus huestes avanza.
Al arma, […]
Disparen las primas
Su primera carga,
Disparen aprisa,
Virtudes por balas.
Al arma, […]
Den al enemigo
Su carga cerrada
Que huye cobarde,
Y vuelve la espalda.
Al arma, […].61
Suenen los oboes,
Las trompas y cajas,
Que ya la victoria
Se nos declara,
Ya el campo queda
Por María Ignacia,
Que en este combate
Es la generala,
Obues en el original. Instrumento de viento de 50-60 cm de largo con seis
agujeros y desde dos a trece llaves. Trompas: instrumento musical de viento.
Cajas: tambores.
61
Repetición
60
68
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Y su amante prima
Es la edecana.62
Suenen los oboes,
Las trompas, y cajas.
Recitado
Canten, pues alegre la victoria
Y al Dios de las batallas den la gloria,63
Pues del Mundo han triunfado,
Infiel aleve, monstruo amotinado,
Llevando por escudo
El pecho de pasiones ya desnudo;
Más que mucho, si va en su compañía
¡El sagrado estandarte de María!
Aria
Puesta en la valla,
Ganó la batalla
De Ignacia el valor:
Al pérfido infiel,
Mundo engañador.
Puesta, […]
Final
Ciñan, pues, las diadema y coronas
Las invictas Marianas amazonas,
Explicando hasta el cielo su alegría
Por el triunfo festivo de este día.
Edecana: usado en femenino por edecán, ayudante de campo de un oficial
del ejército.
63
El Antiguo Testamento cita a Dios, o el Señor, como compañero de las batallas. Ver Deuteronomio 3: 22; 31:6; Crónicas, 20:15, 32: 15; Salmos 46: 7, 11.
62
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Villancico Segundo
Introducción
Una nave llega de Indias,
Y en ella María Ignacia,
Que sobre noble es muy rica,
Pero no es interesada.
Aunque trae del otro mundo
Tesoros en abundancia
Otro tesoro escondido
Viene a buscar en España.
Con esas ideas viene
Porque sabe la Madama
Que el tesoro más precioso
Ha de encontrar intra claustra.
Estribillo
A la nave dichosa
Que hoy desembarca
Con próspero viento
Hagan la salva.
El fuego con luces,
El viento con auras,
La tierra con flores,
El mar con sus aguas,
Pues hasta el cielo
Sus rayos dispara,
Y en luces brillantes
Le hace luminarias.
Ya llega a la arena,
Ya pisa la playa,
Con mucha riqueza
María Ignacia.
De México viene
Buscando afanada
Tesoros de gloria
69
70
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
En Indias de gracia.
Aplausos, honores,
Riquezas mundanas,
Todo lo renuncia,
Y aún las esperanzas.
Al clima dichoso
Llega sin borrasca
A ser de Dios Esposa,
De María, esclava.
A la Nave, […]
Recitado
Llega María Ignacia de su viaje
Con mucho tren, criados y equipaje,
Y la nave ancorada
Apenas pisa la tierra deseada,
Cuando nota su ingenio prevenido
Que es el mejor tesoro el escondido,
Y que ha de encontrarle su ardimiento
En el retiro amable de un convento,
Porque le enseña bien la letanía,
Que es casa de oro, la casa de María.
Aria
Vio el cielo abierto
Ignacia en el puerto
Que ansiosa buscó:
Y en la Compañía
Halló de María
Cuanto apeteció. Vio, […]
Final
Descansa, pues, nave peregrina
En el puerto, que el cielo te destina
Donde hallarán tus ansias y desvelo
De María el puerto, Puerta al cielo.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
71
Villancico Tercero
Estribillo
Cante el jilguerillo,64
Ría el aurora
Fugitivas perlas
Que el alba llora.
Y en plumas rizadas,
Y en bellas garzotas,65
Y en cuajada plata,
En líquido aljófar,66
Con música acorde,
Con lira harmoniosa,
Con suaves acentos
De dulces tiorbas,67
Canten y rían
Con voces canoras.
Sus plumas parleras
Celebren la gloria
De dos bellos astros
Lucidas antorchas,
A quienes María
Ciñe la corona,
Y por esclavas
Se ofrecen gustosas,
Pues flecha divina
Hirió misteriosa
El pecho, que rinden
Al Dueño que adoran.
Cante el jilguerillo,
Jilguero: pájaro común en España y que canta bien.
Garzotas: Ave zancuda.
66
Aljófar: perla pequeña de forma irregular; cosa parecida al aljófar, como las
gotas de rocío.
67
Tiorbas: Instrumento musical semejante al laúd, pero mayor, con dos mangos y ocho cuerdas más para los bajos.
64
65
72
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Ría la aurora68
Fugitivas perlas,
Que el alba llora.
Recitativo
Heridos de amor dos corazones
Buscan su libertad en las prisiones
Del Esposo más bello,
Que de solo un cabello
Al cielo las conduce María
En cuya santa noble Compañía
Previene amor en llama lisonjera
Para dos corazones una hoguera.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Aria
Entrad, que halagüeño
Espera el Dueño
Del corazón
A daros el pecho
A fuerzas hecho
La posesión.
Final
Entrad, pues que María os asegura
En candores de gracia, nieve pura,
Con que ya mitigado tanto fuego,
Vuestras ansias consigan el sosiego.
Aria
Grande prenda es el amor
Pues aquel que si no ama
Apetece de su llama,
El voraz activo ardor
Ese divino querer
Ese incendio, ese volcán
Al alma santa le dan
El más gustoso placer.
Recitado
[¡]Oh! [¿]Qué feliz advierto? [¡]Oh! Que dichoso
Vuestro pecho amoroso,
Que en lo fino y constante
Fénix se eterniza por lo amante,
Añadiendo así tanta nobleza
El quilate mayor a la fineza,
Y por ese amor sino ese desvelo
El cielo de María en vuestro cielo.
68
Anteriormente el autor usó “aurora” como masculino.
Villancico Cuarto
Estribillo
A muy buen paso
Se vienen acá
Dos señoritas
Sin más, ni más.
Tanto caminan,
Que intentan volar.
Parece que dejan
El Mundo atrás.
Si dan tales pasos
Presto llegarán,
Jamás se ha visto
Tal velocidad.
Ya están muy cerca,
Ya van a entrar,
Ya vienen, ya llegan,
Ya están acá.
73
74
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Coplas
1. En una casa o palacio
Descanso de la deidad,
Donde enseña el buen ejemplo
Con Enseñanza ejemplar.
2. En cuyo centro se oculta
El más rico mineral
En competencias de Ofir69
Y en desprecio de Sabá.70
3. Hoy entran dos señoritas,
Y apenas pisan su umbral,
Cuando nota su fineza
Lo atractivo de su imán.71
4. Apenas ponen los pies,
Cuando ya quieren entrar,
Y en esa resolución
Firmes, que firmes están.
5. [¿]Con quién habrán consultado
Negocio tan principal?
Pero luego me responden:
[¿]Con quién? Con su voluntad.
6. Guion el entendimiento,
Que del alma es el final,
Fue explorador de la tierra
Prometida a su beldad.
7. Conocen que es el destino
Que el cielo las quiso dar,
Y no parten de ligero,
Yendo con velocidad.
8. Es el punto la ocasión
Ofir: Tierra bíblica famosa por su oro, sándalo y especias. Se desconoce su
ubicación exacta.
70
Sabá: Reino de la reina de Sabá, posiblemente en la presente Yemen o Arabia, cuya reina visito a Salomón para conocer sobre el Dios que veneraba.
Reyes 10: 1-13.
71
Imán: Alegóricamente es Cristo o Dios, que atrae a las novicias.
69
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Del llamamiento auxiliar,
Y es eficaz al oír
Su eficacia en el obrar.
9. Se valen del documento
Y máxima espiritual,
Que una santa inspiración
No se debe dilatar.
10. Pulsó Dios su corazón
Con toque tan especial,
Que empezaron a seguir
El empezar a llamar.
11. Y es tan grande su obediencia
Que nunca pueden parar,
Y los santos ejercicios,
Sus diversiones serán.
12. Los años del Noviciado
Sin duda se han de elevar,
Pero después de profesas,
Yo creo que volarán.
Villancico Quinto
Introducción
[¿]A dónde avecillas
Vuestro giro vuela,
Agitando las alas
En la carrera?
Mirad que os empeña
A un imposible
La intención vuestra
Porque es intratable
Tanta aspereza,
Tanto retiro
Y tanta tarea.
Mirad las delicias
75
76
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Y ved las riquezas
Que el cielo os ha dado
Para poseerlas.
Mirad, que es difícil
Pasar tan aprisa72
A buscar fatigas
Quien el ocio deja.
Mirad. Que es extremo,
Mirad, que es violencia
Vivir como esclavas
Y no como reinas.
Gozad en el siglo
Vuestra primavera
Que para penar
Mucho tiempo os queda.
Así el Mundo engaña
Cuando representa
Mentidos placeres,
Con falsos sistemas.
Pero Ignacia y Anna
Al ver su cautela
Huyendo del Mundo
Burlado le dejan.
Coplas
1. Los dones de naturaleza y de fortuna
Son escollo arriesgado a la inocencia,
Y se fabrica la inmortal corona
Quien los abate, humilla, y los desprecia.
2. [¿]Qué vale lo magnifico y soberbio?
[¿]Qué sirve la magnífica opulencia
Si el reino de los cielos lo consigue
El patrimonio real de la pobreza?
3. Son engañosas, falsas, aparentes
Del mar del Mundo en la dorada arena
Esas fingidas perlas que en la concha
La falsedad encubre su fineza.
4. Esos que llaman bienes de fortuna
Males son, que al vicio dan la rienda;
Son armas del doméstico Enemigo
Y con ellas nos hace cruda guerra.
5. [¿]Qué importa el adorno de los cuerpos
Con ricos diamantes, bellas telas,
Si despojada el alma de virtudes
Teme estar de su Esposo en la presencia?
6. [¡]Oh! Qué bien nuestra Ignacia nos predica
[¡]Oh! ¡Qué bien nuestra Anarda nos enseña!73
Despreciando el Mundo vanidades
Para hallar en el cielo las riquezas.
7. Día en que la primera fundadora
Pasó al alcázar de la gloria eterna,
Entra Ignacia en su casa edificando,
Para ser a su ejemplo otra primera.
8. Día en que la Virgen bella y pura
Al templo lleva la mejor ofrenda
En alas de su amor, tórtola humilde,
Ignacia sacrifica su pureza.74
9. Todas sus circunstancias son acaso
Prevenciones de oculta providencia,
Que de Ignacia predicen con asombro
Encumbradas virtudes giganteas.75
10. Y más cuando la veo astro añadido
Al celeste escuadrón de luces bellas
Que producen del cielo de María
Soberanas, divinas influencias.
11. Gozad, pues, de su emporio tachonado,
Anarda: Anna.
El 2 de febrero se celebra la ofrenda de María en el templo.
75
Giganteo-a: Gigantesco.
73
74
72
Apriesa en el original.
77
78
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Las delicias que el cielo te franquee
En la selva frondosa de este claustro,
Que de paraíso goza preeminencias.
12. Goza de sus aromas suavidades,
Que al Esposo Divino le recrean,
Logrando venturosa en otro Mundo
Tremolar de María la bandera.
Villancico Sexto
Estribillo
A4
El hábito piden hoy
A María dos bellezas,
Que en virtudes y hermosura
Las califican las pruebas,
No son sino flores
No son sino estrellas
El mayo lo dice
El cielo lo muestra.
Todos
Que la flor de su hermosura
Es esta clausura
A María consagra
Beldad y pureza:
No son sino flores
No son sino estrellas
A2
Que hoy toman el blanco velo
Y hacen nube y cielo,
De pobre estameña76
76
Estameña: Tejido de lana ordinario.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
79
Todos
Sigan su estrella:
Si es tu estrella María,
La tendrán buena.
Coplas
Una ilustre y rica dama
Hoy viste pobre estameña
Que solo por Dios se hace
Pobre, la que es opulenta.
Sigan su estrella, etc.
María Ignacia es el nombre,
Corona de su belleza
Que un Etna de amor divino77
Hasta con el nombre ostenta.
Nació jazmín en las Indias,
Ya es clavel en penitencia,
Y el blanco velo nos dice
Que aspira a ser azucena.78
Dotóla de cuanto pudo
Pródiga naturaleza
Y ser maravilla suya
Bien lo acreditan sus prendas.
A dejar su patrio suelo
Sagrado impulso la alienta,
Que solo el cielo es la patria
De quien por Dios se destierra.
Al océano gallarda
Con valor santo se entrega,
Más que en el mar engolfada
Etna: relativo al volcán Etna, en Sicilia. El uso de este vocablo es ambiguo
dentro de la copla, ya que no usa mayúscula.
78
El jazmín: simboliza la mansedumbre y pureza. El clavel apareció cuando
Jesús llevaba la cruz y las lágrimas de María. La azucena es símbolo de pureza
e inocencia.
77
80
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
En sus heroicas ideas.
Inmensos piélagos surca
Burlando sus inclemencias
Pero [¡]qué mucho! Si es Cristo
El norte que la gobierna
Con inclinación sagrada.
Muchos conventos se muestran
Queriendo ser cada uno
Feliz concha de esta perla.
Más la Casa de María
Es la que su amor aprecia,
Que siendo esta casa un cielo
Bien se coloca su estrella.
Casa de enseñanza busca
Con misteriosa prudencia,
Pues nació para Enseñanza
La que dos mundos desprecia.
Para no venirse sola
Con la prima se concierta,
Que en tan santas harmonías
Es cuerda que no disuena.
Anna es su nombre, o su gracia,
Que Anna, gracia se interpreta,79
Y a esta gracia otras mil gracias
Místicamente se agregan.
Hoy a Cristo se consagran
Estas dos vírgenes bellas,
Y él se ofrece por su Esposo
En pago de tal fineza.
Gocen, pues, de las delicias
Que les brinda su clemencia,
Anna: Significa benéfica, compasiva y llena de gracia. El nombre lo llevaba
la madre de Samuel y es el nombre de la madre de la Virgen María. El nombre
aparece en el proto evangelio de Santiago, posiblemente del siglo II que narra
la vida de María hasta el nacimiento de Cristo.
79
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
81
Y a la corona que hoy ciñen
La de la gloria suceda.
Y a ti, sagrado convento,
Te doy mil enhorabuenas,
Pues dos ángeles añades
A los que tu claustro encierra.
Fin
1.1.e. Ramillete Harmónico
El Ramillete Harmónico que celebró la profesión de María Ignacia y Ana de Torres es de autoría anónima. El impreso de Zaragoza (1745) no ofrece el nombre del autor o autores de la lírica o
la música. Consta de cinco villancicos, tres de los cuales tienen
su estribillo, y tres coplas.80 En general, estas composiciones celebran las cualidades personales y espirituales de María Ignacia,
en primer lugar, y de su prima, en segundo lugar. El primer villancico anuncia el viaje por mar y la llegada de María Ignacia
a la península con derroche de menciones de dioses marinos y
mitología griega. El estribillo es particularmente melódico con
hábil uso de un lenguaje fácilmente adaptable a la música. La
primera copla identifica a las profesantes. El elogio de María
Ignacia es prominente. Se ensalza su linaje y, sobre todo, el valor de su patrimonio: “una que importa por muchas” y vale “según sus dotes se tasan más que muchos mexicanos”. Aun así,
la “noble, discreta y rica” mujer descarta todo por su deseo de
profesar. La copla hace eco del viaje marino alabado en el villanLa primera copla contiene 22 cuartetas que, erróneamente, están numeradas
como veintiuna. La segunda copla es de pie quebrado, y consta de seis cuartetos de versos octosílabos entre los cuales se alternan cuatro de versos irregulares. El villancico segundo tiene acotaciones para una introducción cantada
a solo, dos recitativos y un aria. El villancico cuarto se cantaría “a duo”, con un
recitativo en forma de soneto en el cual las dos voces se alternarían en decir
los versos. También incluye un aria. El quinto villancico carece de notación
para las voces.
80
82
83
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
cico y del homenaje de las deidades, pero introduce el elemento
religioso y su destino como monja, que merece se la reciba con
salvas. Se cierra la copla con una elegante adulación del origen
de la “indiana”, “naves que vienen de Indias, se admiten bien en
España”.
El villancico segundo se inspira en el Cantar de los Cantares
de modo bastante suelto pero reconocible para las profesantes, la comunidad religiosa, y quienes participaban en el acto
de profesión. El divino amante acecha a sus futuras esposas y,
al encontrarlas también llenas de amor, les declara el suyo. El
tercer villancico se remite a la presentación de María en el templo y su ofrenda. De manera alegórica, las nuevas esposas son
dos palomas, semejantes a las que María ofreció. En la segunda
copla el esposo llama a las esposas, y se vuelve al tema de María
como arca en la cual se acogerán las nuevas palomas. El arca es,
simbólicamente, la Compañía de María, el nombre de la orden,
el puerto seguro donde se acogerán.
En el cuarto villancico, para dos voces alternadas, se retorna
al tema del viaje que une a los “dos mundos” (España y Nueva
España) lo que permite la introducción de la duda y la posible
tentación del mundo seglar para medir la determinación de las
profesantes. Es un tema teatralmente necesario y que aparece
en los coloquios escritos para las profesiones, como las de fray
Mariano de la Concepción, que también presentamos en este
volumen. Las dos gallardas profesantes navegan victoriosas evadiendo los escollos y prestando oídos sordos a quienes las instan a volver al “patrio nido” para llegar al puerto de la Compañía
de María, porque no hay riesgo para “quien pisa al mundo para
subir al cielo”.
En el quinto villancico se alude al interior del colegio de La
Enseñanza donde están las niñas prestas a cumplir sus ocupaciones. Se las insta a que dejen sus diarias labores de aguja para
recibir a “dos niñas” Es una nota de domesticidad que contrasta
de los temas bíblicos que se esgrimen en la composición. El
villancico tiene por objeto elogiar las estirpes de María Ignacia
y Ana de Torres y su dejamiento de las riquezas. Este villancico
resalta por el uso de juegos vocales con los apellidos de las profesantes, la relación de parentesco entre ambas, su matrimonio
con Cristo, el puerto de partida y el amor a la cruz, y aun una
comparación de la palabra “compañía” con el vocablo de uso
mercantil, mientras se elogia a la orden como reformada y sin
faltas. En este último villancico, el autor se afanó por lucir sus
habilidades versificadoras. María Ignacia, comparada con una
veloz nave y un águila que se eleva a los cielos, es también celebrada como novohispana. Según Pilar Foz y Foz, se la conocía
como “la indiana”.81 Este último villancico la compara con Sor
Juana Inés de la Cruz e, hiperbólicamente, también merecedora
de ser tan reconocida como su predecesora.
Anónimo. Ramillete Harmónico que, en el ameno, sagrado,
y fructuosísimo pensil de la Compañía de María Santísima
forma el regocijo, entreteje el pasmo, y presenta el respeto a las
muy ilustres señoras Doña María Ignacia Azlor y Echeverz,
y Doña Ana de Torres, y Quadrado. Con el feliz motivo de
celebrar su profesión solemne, y místico desposorio con el Rey
de las Almas Jesu-Cristo, en el ejemplar, venerable y utilísimo
convento de las Señoras de la Enseñanza de la muy noble,
antigua, y leal ciudad de Tudela, el día 2 de febrero, año de
1745
Villancico primero
Introducción
Un nuevo prodigio asoma,
Por esta región cerúlea.82
Dando con sus bellas plantas,
81
82
Foz y Foz, La revolución pedagógica, p. 147.
Cerúleo: color azul de cielo despejado.
84
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Vanidad a las espumas.
El corazón es la nave,
De velas sirven sus plumas,
El discurso de timón,
Y la voluntad de auja.83
Es la Carta la Cartilla,84
En que sus dichas estudia;
Y estrella norte, aquel astro,
Que ignora sombras de culpa.85
Beldad de las discreciones,
Corriendo, los mares cruza,
Porque una vez la viveza
Corra bien con la hermosura.
Estribillo
Ya viene, ya llega, y ya la saludan
Con métricas, dulces, sonoras faenas
Tritones, nereidas, delfines, sirenas.86
Ya la festejan con suaves canciones
Sirenas, delfines, nereidas, tritones.
Ya la celebran (vivientes clarines)
Nereidas, tritones, sirenas, delfines.
Ya la reciben del agua por reina
Delfines, sirenas, tritones, nereidas.
Venga rindiendo a su heroico dominio
Scylas, escolios, Caribdis, y Eurypos87
Auja: aguja. Referencia a la aguja de bitácora o de marear.
Carta: la carta de marear en la cual se describe el mar y sus escollos. Cartilla:
cuaderno de primeras letras y también cuaderno donde se anotan los modos
de proceder en determinado asunto.
85
Se refiere al sol.
86
Tritones, deidades mitológicas con figura de hombres hasta la cintura y de
pez el resto; sirena, ser mitológico mitad mujer y mitad pez; nereidas son las 50
hijas de Nereos y Doris, ninfa, que usualmente acompañan a Poseidón, el dios
del mar y que pueden ayudar a los marinos en peligro.
87
Escolio: Escollos, dificultad u obstáculo. Carybdis [Caribdis] y Scylla eran
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
85
Venga domando con planta invencible
Eurypos, escollos, Scylas, Caribdis.
Venga humillando con pompa festiva
Escolios, Eurypos. Caribdis, y Scylas.
Venga burlando con ímpetu airoso
Scylas Caribdis, Eurypos, y escollos.
Que en el mar, que navega
Con fausto viento,
Por el tiempo en que viene
No hay contratiempo.
Pues a su obsequio
Contribuyen rendidos, finos, y acordes.
Delfines, nereidas, sirenas, tritones,
Inclinando el copete88
Del cano promontorio89
Caribdis, y Scylas, Eurypos, y escollos.
Para que a su imperio
Se sujeten firmes
Escollos y Eurypos
Scylas y Caribdis,
Tritones, sirenas,
Nereidas, delfines.
Coplas
1. [¿]Quién es el nuevo prodigio,90
Que para volar se embarca?
[¿]Es Ignacia, o es Maria?
83
84
dos monstruos marinos situados a ambos extremos del estrecho de Messina
entre Sicilia e Italia. Caribdis era representado como una roca y descrito como
un animal con seis cabezas. Scyllas era representada como un remolino en la
costa de Sicilia. Entre ambos constituían una gran amenaza a los marinos. El
estrecho de Euripus en el mar Egeo, separa a Euboea de Boetia, en la tierra
firme griega.
88
Copete: el punto más alto de los montes.
89
Cano: en lengua poética, de color blanco.
90
Las coplas están numeradas cada cuatro versos.
86
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
No, sino María Ignacia.
2. Maria, Ignacia, son dos
Pero si bien se repara,
Una, que importa por muchas
Es la que tiene esa gracia.
3. Capaz fuera de poner
(Si su ejemplo se tomara)
A España tal como nueva
Al venir de Nueva España.
4. De México sale, y vale,91
Es según sus dotes se tasan,
Más que muchos mexicanos
Esta sola mexicana.
5. Honra las tablas de un vaso,
Y vienen por leyes santas
En la Tablas de una Ley,92
Más que en la ley de unas tablas.
6. Nave del sol es la nave,
Que la conduce a la playa,
[¿]Y quién duda que es de el sol
Siendo suya? Cosa es clara.
7. Ni teme el vaivén de el buque,
Ni las tormentas la espantan,
Ni las espumas la alteran,
Ni los vientos la contrastan.
8. Como de el Dueño Divino
Se presiente enamorada,
Junta el agua con su fuego
Por pasar por fuego, y agua.
9. Su candor es una nieve,
Su corazón es una llama,
El original repite la numeración de las coplas por lo que resultan dos con el
número 3.
92
Moisés recibe los diez mandamientos en las Tablas de la Ley. La ley que vale
más que la de las tablas es la del Evangelio cristiano.
91
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
87
Monja se hace, y toma el velo,
Luego es monjivelo el que anda.
10. No se ignora, pues su pecho
Es vivo volcán de el alma,
Que aun respetado bombea
Las celestiales murallas.
11. Una nieve es su pureza,
Que ningún tizne la empaña,
Tanto, que su mismo ardor
Se interna por no humearla.93
12. Este, pues, portento hermoso
Es la que viniendo marcha
A ocultar sus perfecciones
Cuando vota el aumentarlas.
13. Es noble, discreta, y rica,
Y de todo se descarta,
Sirviendo, y empobreciendo,
E ignorando la ignorancia.
14. Burla de el agua el orgullo,
Porque su viveza es tanta,
Que como virgen prudente
Jamás la miró apagada.94
15. Todo el mar la felicita
Por nereida soberana,
Y el coraje de su espuma
Es pluma para elogiarla.
16. Los delfines la respetan,
Porque en sus ideas altas
Hace el viaje presurosa
Se contrastan las metáforas de lo blanco frío, símbolo de la pureza, con las
llamas vivas del amor, que, siendo inspiradas por el esposo, es un fuego que
arde limpiamente.
94
Mateo 25:1-13. La parábola de las vírgenes prudentes que tomando sus lámparas (siempre preparadas) salieron a recibir al esposo, mientras las otras
tuvieron que ir a comprar aceite. Solo las vírgenes que estaban preparadas
pudieron desposarse con el Señor.
93
88
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Por medio del-fin, que aguarda.
17. A su vista los tritones
Pierden la figura humana,
Y como el pasmo, se quedan
En la espina sus escamas.
18. Las sirenas la veneran,
Pues si ellas con vil falacia
Engañan enamorando;
Esta enamora, y no engaña.
19. Al ver cual nave corre,
Por ave el viento la aclama,
Rindiéndola el mar las olas,
Cuando viene a amar con alas.
20. Como el bien es difusivo
Llega bien acompañada;
Y como Ana es quien la sigue,
Trae de remolco la gracia.
21. De Santa María al puerto
Arriban para enseñanza
De otros pequeños bajeles,
Que sin su aviso encallaran.
22. Vengan, pues, y no se admiren,
Que las reciban con salvas;
Que naves, que vienen de Indias,
Se admiten bien en España.
Villancico segundo
Cantada a solo
Introducción
Aquel divino amante95
Del corazón humano,
El villancico segundo es una paráfrasis de algunos de los capítulos y versos
del Cantar de los Cantares.
95
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
89
Que venciendo los montes,
Trasciende presuroso los collados.
Finamente celoso
Se muestra recatado,
Y acecha por canceles
De sus Esposas los hermosos pasos.
Tan vivo ardor padece,
Que en un Vesubio sacro
Encendido su pecho
Vive para morir más abrasado.
-Recit[ativo]No es mucho que hoy se sienta muy rendido
Al suave golpe de fineza tanta,
Cuando Ignacia, y Anarda han conseguido96
Hollar con firme planta
El monte de la mirra, y el collado
Del incienso, al ejemplo de su amado
Por eso su pasión, dándolas vida,
Se recrea en las llagas de su herida
Y a cada cual, en sueño misterioso,
Habla con alma, y dice silencioso:
Aria
Heriste dulce Esposa
Con un solo cabello,
Y con tu mirar bello
Mi tierno corazón:
En uno de tus ojos
El pecho ensangrentado
Para su amor ha hallado
El más agudo arpón heriste
Anarda fue un apelativo de personaje femenino usado por Lope de Vega y
Juan Ruiz de Alarcón, por ejemplo, en las comedias del Siglo de Oro.
96
90
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
-Recit[ativo]Al escuchar tan suave melodía,
Ambas la anhelan con igual porfía
Y cuando saben que el galán ardiente,
Rondándolas con ansia diligente
Por el inculto monte y valle umbrío
Corona su cabeza de rocío.
Acusan ya con rígida aspereza
La mayor diligencia por pereza,
Y al Esposo encontrando
Así su voz respira, suspirando
Aria
Ovejuela bulliciosa
Veloz huye del ganado,
Y lozana, y orgullosa
Salta el monte, corre el prado,
Más con industria celosa
Siempre la busca el Pastor:
Si a nuestro amor en su daño
La desvió la tibieza
(Buen Pastor) de este rebaño,
Cuídelo vuestra fineza,
No perezca con su engaño
Pues como la oveja erró
Ovejuela, etc.
Grave
Al celeste Galán tanto complace
Este santo temor, que enamorado,
De amor enferma, y pide que le cerquen
De flores, que son frutos de honor alto.
Y no extrañan Ignacia, y Anarda
Que su esposo adorado
Encuentre en las flores, y frutos, alivio,
Hallándole en frutos, y flores cifrado
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
91
Al ser divinamente milagroso
Racimo de Caleb y flor del campo.97
Villancico tercero
Introducción
En el día, en que María
Dos palomas ofreció
Para cumplir con la Ley
De la Purificación
Dos palomas se le ofrecen,
Esperando su candor,
Que una ofrenda que es tan suya
Logrará su aceptación 98
Estribillo
Feliz sacrificio,
Dichosa oblación
Ofrecer a María
Lo mismo, que ofreció;
Los cielos lo envidian,
La tierra lo aplaude,
Y en discorde unión,
Con astros, que fragancia reverberan,
Con plantas, que florecen resplandor
La víctima coronan,
Caleb: después de la huida de Egipto, representante de la tribu de Judea,
en su búsqueda de la tierra prometida, Canaá, y regresa con buenas nuevas.
En el siglo xvii se le representa con Josué con un racimo de frutas, símbolo
de la abundancia que encontrarían. “Flor del campo” remeda el Cantar de los
Cantares.
98
El 2 de febrero, fecha de la profesión de María Ignacia, se celebra la presentación de Jesús en el templo y la purificación de María. Se conoce como fiesta
de La Candelaria. María ofrecería un cordero en acción de gracias, pero por
ser pobre ofrecería una tórtola o, como en este villancico, dos palomas.
97
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Porque sea en tan bella confusión,
Al tejerla frondosas brillantes guirnaldas
De esplendor oloroso
De luciente verdor,
Feliz sacrificio,
Dichosa oblación.
Coplas
Como a palomas las llama
De su Esposo la afición,
y que vengan de Líbano las dice
A coronarse en premio de su amor.
Es Líbano María,
Y en tus altares
Lo mismo es ofrecerse,
Que coronarse.99
Para que no las asuste
Lo frío de la estación,
Que ya cedió el ibierno [invierno] las avisa
Al incendio eficaz de su fervor.
Para arder en María
Perciben llamas
Al mirarla columna
O al verla zarza.
La oliva en el pico dicen,
Que ostenta la discreción,
Y el pico de estas cándidas palomas
En el gusto al Esposo le picó.
Como es Arca María,
Son sus arrullos,
Cuando van hacia el Arca
El Líbano es interpretado como la tierra de María. Se reinterpreta el llamado
de la esposa a que venga de los Montes del Líbano en el Cantar de los Cantares, Cant. 4: 8.
99
93
Feliz anuncio.100
Las coge huyendo del mundo
El Divino Cazador,
Y a su madre amoroso las presenta
Aunque es, por aves, tan ligero el don.
María las estima,
Pues siendo dadas,
serán para su gloria
Aves de gracia.
Una de estas palomillas
Corrió una, y otra mansión;
Pero, hasta ver el Arca de María,
Donde sentar el pie, jamás halló.
Por buscar en sus claustros
Puerto seguro
Lo que dejó en el siglo
Es un diluvio.
Que en Compañía le alaben
Gusta el Supremo Hacedor
Desde que bellos astros matutinos
Unidos le aplaudieron allá en Job.101
En Compañía quiere
Le alaben ambas
Porque se oigan sus voces
Acompañadas.102
En la doctrina católica hay muchas prefiguraciones de María en el Antiguo
Testamento, tales como el arca de Noé, la paloma con el olivo en el pico, la
zarza flamígera de Moisés, etcétera.
101
El Libro de Job narra las vicisitudes de Job como una prueba que el Señor
hizo de su fidelidad, que resistió todas las pérdidas de familia, heredad y salud.
102
El autor establece un juego de palabras con el nombre de la orden: la Compañía de María y el verbo acompañar. El Arca de María es la Orden de La
Enseñanza o Compañía de María.
100
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Sobre si misma rápida volaba:104
1. Teme en las ondas, que tu buque bruma,
Un escollo encontrar en cada espuma
2. Teme al girar la esfera sin recelo,
Que precipicio llores a tu vuelo.
3. A tierra vuelve
4. Vuelve al patrio nido.
Villancico cuarto
-Cantada a dúoIntroducción.
1. Veloz nave, que surcas
El inconstante piélago,103
Tan feliz que dos mundos
Te ofrecen puerto.
2. Águila generosa
Que en los boreales términos
Al Cielo te avecinas
Buscando el Cielo
-Las 2 [dos][¿]Por qué huyes de la tierra?
1. Detén el curso intrépido
Suspende, para el rumbo.
2. Para, suspende el vuelo
-Las 2 [dos]No huyas, no del mundo
Sin ver primero
Lo mucho, que en él dejas,
Piénsalo, míralo, nótalo, adviértelo.
-Recit[ativo]1. Aunque la nave, que de lejos vino
Trayendo el pan, que al hombre le previno
Abundancias, y hartura,
En el golfo bonaza te asegura:
2. Aunque Ezequiel con vista misteriosa
Vio una águila caudal, que presurosa
A escalar el aire, que cortaba,
-Las dosQue, en las comodidades, que has perdido
Tendrás seguro, y cierto
Sin el menor peligro, mejor puerto.
Aria
1. Vuelve nave bella
2. Vuelve águila hermosa
1. No el golfo navegues
Que así te atropella;
2. No a esfera te eleves,
Que te es tan penosa.
-Las dosSi el mundo te ofrece
Su halago, y favor.
1. Delicias, y agrados,
2. Aplausos, riquezas,
1. Sin ansias, ni sustos,
2. Con dichas, con gustos,
1. Tendrás.
2. Lograrás.
Ezequiel 17:1. Parábola del águila. Sedequías rompe su pacto con Nabucodonosor, y rompe su pacto con Dios. Las profesantes resisten romper su pacto
con Dios a despecho de las tentaciones del mundo.
104
103
Piélago: mar, especialmente cuando dista de la tierra.
95
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
-Las dosSi sigues al mundo
Con paso veloz
Final
1. Así a Ignacia, mística nave,
2. Así a Anarda, rápida ave,
-Las dosPersuade el mundo ciego
1. Sin ver, que el mar, que afortunada surca;
Es María, que a un tiempo es mar, y puerto,
2. Sin mirar, que las alas, con que vuela,
Son las que a una mujer prodigio hicieron.
-Las dosY así Ignacia, y Anarda prosiguen
En fiel compañía de puros afectos,
1. El rumbo,
2. El camino
-Las dosQue unidas emprendieron,
1. Sin temor, sin espanto,
2. Sin susto, sin recelo.
-Las dosPorque en la Compañía de María
No puede tener riesgo
Quien pisa al mundo por subir al cielo.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
97
Villancico quinto
Introducción
Las niñas de la Enseñanza
A la Enseñanza han llegado,
Que las que entran aquí, llegan
A enseñar en breve espacio.
Que es día de fiesta ignoran,
Pero si bien lo reparo,
El día de profesión
Es un día de trabajo.
Por eso todas acuden
Con cestillas en las manos
Y como vienen con medias
Están por puntos llamando.105
La Portera las despide,
Diciéndoles con el sabio,
Que todo tiene su tiempo,
Y hoy es tiempo de descanso.
Ellas en rolde se sientan.106
(No es poco en sus pocos años)
Y en unas adivinanzas
Quieren divertirse un rato.
Estribillo
Sarturnina, Fermina,
Ana, Javiera,
Venid a divertiros.
Dejar apriesa
Las almohadas, dedales,
Aujas, medias.107
Otro juego de palabras con punto, como puntada en la costura y medias,
como prenda para el pie, que podía ser tejida.
106
Rolde: corro o rueda de personas.
107
Aujas: agujas.
105
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Ana, que en Hallo tuvo
Cuna lucida,
Y cuando no está hallada,
No está perdida.
[¿]Quién es una gran mujer
A quien dio México cuna,
Y su ingenio, estado, y patria
La aclaman décima musa?
De México la monja
Era Sor Juana,
Pero Ignacia le quita
La antonomasia.111
[¿]Quién es una niña hermosa
Que con ser nada soberbia,
Es tan grande, que levanta
Sobre Torres su cabeza?
Es doña Ana de Torres
Tan eminente,
Que coloca el cielo
Sus capiteles.
[¿]Quién es un pecho tan noble,
Generoso, y abundante,
Que pudiendo batir oro
Por no batirle, le bate?112
Ignacia, que desprecia
Oros mundanos;
Y en María la casa
Los palillos, los copos.108
Husos y ruecas.109
Y unas adivinanzas
Sean la tela,
En que borde primores
Vuestra destreza.
La hacienda con vosotras
Que hacer no tenga,
Que hoy dos niñas por Cristo
Dejan la hacienda.
Venid a divertiros,
Dejad apriesa
Las almohadas, dedales,
Aujas, medias,
Los palillos, los copos
Husos y ruecas.
Coplas
[¿]Quién es un monstruo halagüeño
Que viene del otro mundo
Amortajando lo vivo,
Y avivando lo difunto?
Esta es María Ignacia,
Que viene de Indias,
A vivir como muerta
Muriendo viva.
[¿]Quién es una cosa, que
(Huyendo del suelo patrio)
No la hallo en Hallo, y la encuentro
Bien hallada fuera de Hallo?110
Palillos: varilla para encajar la aguja para hacer media. Copos: porción de
lino, algodón o lana para hilarse.
109
Huso y rueca: instrumentos para hilar y devanar.
110
Los padres de Ana María Torres Quadrado residían en Allo ciudad de Navarra. Ver, https://www.youtube.com/watch?v=fI9OrIZHP6w
108
99
Sugiere que Ignacia también merece ser tan conocida como Sor Juana. Evguenia Roubina establece que María Ignacia fue violoncelista y que practicó
ese instrumento en el convento además de impartir conocimientos musicales
a sus hermanas y que en el convento novohispano instruía en el canto espiritual. Ver, Evguenia Roubina, “Una hermana de la décima musa: retratos de
una violonchelista novohispana.” Cuadernos de Iconografía Musical, I:1 (octubre
2014), pp. 128-42.
112
Sugiere que quien pudiera derrochar oro, lo desprecia. También puede referirse al batihojero que es el artesano que pega el oro y lo bruñe.
111
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Pero quiere tenerlas
En Compañía.
[¿]Quién es un portento extraño,
Que en contradicción discreta,
Vino por la Vera Cruz,
Para abrazar la Cruz Vera?
Es Ignacia, que carga
Con la de Cristo,
Y otra Vera Cruz deja
En el camino.115
[¿]Quién es una mujer fuerte,
Que ganar ha profesado
Puesta en una Compañía,
Ciento por uno en el trato?
Ana, que lograr pudo
Por sus talentos,
La mejor compañía
Para el comercio.116
[¿]Quién es un alma, y no en pena,
Que vio asombrado el asombro
En la Corte, en el cortijo,
Es este mundo, y en otro?
Ignacia, que corriendo
Regiones varias,
La tiene todo el mundo
Por muy sentada.117
[¿]Quiénes son unas personas
De tanta humildad, y brío,
Que se muestran más rendidas,
Cuando echan votos a Cristo?
De oro ha encontrado.
[¿]Quién es una dama ilustre,
Que pisa con veloz paso
De la tierra lo redondo,
Y del mundo lo cuadrado?113
Ana, que es por la madre
Mujer cuadrada
Más por madre, María
Mejor le cuadra.
[¿]Quién es otra dama rica
(Usemos de ajena frase)
Compatriota del oro,
Paisana de los metales?
Es Ignacia, que dice
De oros, y joyas,
Que no la tocan nada,
Pues no los toca.
[¿]Quién es una prima de otra,
Que en el árbol de la gracia,
Hace hermanas a la que es prima,
Porque sea prima hermana?
Dos señoras, que en Cristo
Tanto se estiman,
Que en Dios las quiso hermanas,
Y el mundo primas.
[¿]Quién es un galán tan fino
De estas dos primas amadas,
Que con ellas se casó
Sin dispensación del Papa?114
Es Jesús, que las guarda
Como a sus niñas,
Juego de palabras entre el puerto mexicano de Veracruz y la verdadera cruz
de Cristo que toma al profesar.
116
Era mejor negocio profesar en La Compañía de María que daba un interés
de cien por uno.
117
Sentada: bien colocada; firme.
115
Juego de palabras con el apellido de Ana de Torres y Quadrado, que profesó
junto con María Ignacia.
114
Alusión a la prohibición de casarse con parientes consanguíneos sin dispensación papal.
113
101
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Son las dos que pretenden
Hoy coronarse,
Y olvidan por los votos
sus calidades.
[¿]Quién es una Compañía
De condición tan extraña,
Que se mira más completa,
Cuando está más reformada?
Es una Compañía,
Que Dios levanta
Para que haya reformas,
Sin haber faltas.
[¿]Quién es una ave, que sigue
Los vuelos de otra ave hermosa
Y para volar más lejos
En un nido se colocan?
Son las dos señoritas,
Que aquí han venido,
Más dirán: vuelan, vuelan
Los pajaritos.
Fin.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
103
Sección II
1.2. Sermones de profesión
Dentro del concepto de teatralidad, cabe ubicar los sermones de
toma de hábito, los de profesión solemne y los funerarios, que
de manera habitual se ofrecían un año después del deceso de la
religiosa, conocidos como exequias fúnebres. Según Herrejón
Peredo, los sermones en honor de la profesión o las exequias de
religiosas son contados en número, solo se citan veintiuno para
el periodo que corre entre 1760 y finales del periodo virreinal, la
mayoría de ellos de los últimos años del siglo xviii.118
Nuestra investigación arroja 69 sermones para los siglos xvii
y xix (1668-1806), número que puede aumentar si se descubren
otros. Aunque el género solo se cultivó en “tono menor”, si lo
comparamos con el gran número de sermones dedicados a fiestas titulares, santos, Cristo y su pasión, o las advocaciones de
María. El sermonario en elogio de profesiones o exequias de
monjas notables pertenecen con propiedad al campo de la teatralidad religiosa. Las reglas de la escritura y representación del
Carlos Herrejón Peredo, Del sermón al discurso cívico. México, 1760-1834. Zamora: El Colegio de Michoacán/El Colegio de México, 2003, 214; “Oratoria en
Nueva España”. Discurso de recepción a la Academia Mexicana de la Historia,
7 de septiembre de 1993. Ver también, Benjamin Daniel Reed, Sermons, Preaching, and ideological Production: A Case Study of Seventeenth Century New Spain.
Bloomington, Indiana: Indiana University Press, 2006; Charles C. Noel, “Missionary Preachers in Spain: Teaching Social Virtue in the Eighteenth Century” en The American Historical Review, 90 (octubre 1985), pp. 866-92; Verónica
Zaragoza, “La oratoria sagrada novohispana: una revision bibliográfica” en xi
Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Facultad de Filosofía y Letras.
Universidad de Tucumán, San Miguel de Tucumán, 2007, 1-22; Blanca López
de Mariscal y Nancy Joe Dyer, eds. El sermón novohispano como texto de cultura.
Ocho estudios. Nueva York: idea, 2012; Celia Angélica Cortes Ortiz, “Sermones
impresos novohispanos del siglo xvii: la edición del sermonario Historias varias canónicas moralizadas en sermones de Antonio Delgado y Buenrostro”.
Tesis Doctoral, Universidad de Salamanca, Facultad de Filología, 2015.
118
104
105
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
sermón seguían cánones bien reconocidos por su largo linaje
intelectual.119 Como declamaciones públicas, contaban con una
audiencia atenta a las palabras y gestualidad teatral del predicador, el único “personaje” en un escenario que era el púlpito y que involucraba con su voz a todo el espacio de la iglesia
conventual. Dentro de ese ámbito estaban incluidos los coros,
desde donde las monjas escuchaban las palabras del predicador
y en uno de los cuales se efectuaba la ceremonia de la toma de
hábito o la de profesión solemne. En esta forma discursiva de
teatralidad no se entablaba un diálogo, pero se presumía una
respuesta emotiva en el auditorio que, aunque íntima y no expresada verbalmente, se esperaba encontrar en la atención a los
preceptos y su seguimiento en la conducta personal.120 Como
tal, el sermón religioso era tan interactivo como cualquier otra
forma de “representación” destinada al consumo conventual. Ya
en el siglo xvi, fray Luis de Granada, en su Retórica Eclesiástica
[1576] explicaba el método de predicación. Todo sermón debía
tener en cuenta a los oyentes, que como blancos de la elocución
eran partícipes del espectáculo. En otra parte de su consejo,
Granada requería la preparación espiritual del predicador, y su
control sobre la forma de expresión, que en sus propias palabras
consistía en “gobernar la acción” y prestar atención a la elocución y pronunciación, elementos todos indicativos de una necesidad de adoptar la gestualidad apropiada a toda representación
pública.121 Granada también creía que el oficio del orador no era
tanto instruir sino “mover los ánimos de los oyentes”, efectos en
que el sermón se asemeja a las obras teatrales. Por su parte, fray
Francisco Terrones Aguiar, otro perito en la predicación, subrayaba también la importancia de la voz y del gesto. Respecto de
este último, observa que los ojos del oyente captaban al predicador “y para estos son necesarios buenos meneos y acciones de
cuerpo, que es lo que llamamos gesto”.122 La experiencia viva del
predicador sólo podía ser recordada por el espectador, pero el
mensaje era preservado para su posterior lectura y mayor aprovechamiento mediante su impresión y consecuente difusión.
Dentro del ámbito conventual femenino, el sermón impreso fue
más frecuente y perdurable que aquellas obras dedicadas a la
recreación y edificación de las cuales tratamos en otras partes
de esta obra. La anonimidad en que quedaron la mayoría de las
obras teatrales representadas en los conventos era de esperarse dado que eran ocasiones sui generis e íntimas para un públi-
Jaen Croizat-Vallet, “Como se escribían los sermones en el Siglo de Oro.
Apuntamientos en algunas homilías de la Circuncisión de Nuestro Señor” en
Criticón, Vols. 84-85 (2002), pp. 101-122; Mauricio Beuchot, La retórica como pragmática y hermenéutica, Rubi Barcelona: Anthropos Editorial, 1998; José Patricio
Fernández de Uribe. Canónigo penitenciario de la iglesia catedral de México.
Sermones de honras de militares, de profesiones de religiosas, morales y doctrinales.
Tomo iii. Madrid: Ibarra, Impresor de Cámara, 1821.
120
Luis Robledo Estaire, “El sermón como representación: teatralidad y musicalidad en la oratoria sagrada española de la Contrarreforma” en Revista de
Musicología, Vol.26, No. 1 (junio 2003), pp. 27-185.
121
Fray Luis de Granada, Los seis libros de la Retórica Eclesiástica o de la manera
de predicar. Obras del V.P. M. Fray Luis de Granada. Vol. xi. Biblioteca de Autores
119
Españoles. Madrid: Imprenta de los Sucesores de Hernando, 1906, pp. 488-642.
Ver, Libro v, que trata del escogimiento de las palabras y la elocución. También, Libro vi, Cap. iv, p. 618; Capítulo v, 521; Cap. xiv, pp. 640-41.
122
Francisco Terrones Aguilar de Caño, Arte o instrucción, y breve tratado que
dice las partes que ha de tener el predicador evangélico, cómo ha de componer el
sermón, que cosas ha de tratar, y en qué manera las ha de decir, Granada: Bartolomé de Lorenzana, 1617, p. 57. Sin embargo, este autor no aconsejaba acciones
vehementes o descompuestas en el púlpito. En cuanto al lenguaje y disposición de materias, ver pp. 51-57. Asimismo, Juan Vitulli, “Los mocos del predicador: cuerpo, gestualidad y auto-control en el púlpito barroco” en Zama, No. 6
(2014), pp. 167-181. Los sacerdotes novohispanos se distinguieron por practicar
los mismos fines emocionales y pedagógicos en sus prédicas. En un caso inquisitorial se recordaba la actuación emocional en el púlpito de uno de los
acusados. El padre fray José María López Aguado, franciscano miembro de la
provincia de San Pedro y San Pablo, fue acusado de solicitar de amores a una
donada española de 21 años con palabras libidinosas e insinuaciones a pecar
con ella dentro del convento. En su juicio se descubrió que era dado al vino,
pero cuando estaba sobrio era tenido como de genio “vivo” y humilde, modesto y religioso y “muy dedicado al púlpito y al confesionario”. En el púlpito
daba “sermones y pláticas acompañadas de lágrimas, y con tal fervor que se
ha azotado con una cadena en una plática de la Pasión que predicó el viernes
santo del año 84 en la villa de San Miguel [el Grande]. Ver agn, Inquisición,
Vol. 1277, exp. 3, (1784).
106
107
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
co relativamente pequeño dentro de una comunidad cerrada,
mientras que los sermones eran actos públicos que apoyaban
el prestigio del predicador y su orden, el de los patrones de
la publicación, el de los calificadores del texto y el del propio
convento. Ese prestigio se consolidaba con su publicación. La
imprenta se ponía al servicio tanto de la política social, como de
los frutos morales y espirituales que se pretendía sacar con la
publicación. Los sermones en honor de las religiosas excedían
la regla de intimidad claustral, ya que su mensaje se consideraba
de amplia utilidad social y sus autores eran predicadores por vocación y obligación religiosa. A continuación, presentamos una
selección de los de profesión.
nobiliarios que la hacían “grande de España de primera clase
y mariscala perpetua del reino de Navarra” y que era parienta
de María Ignacia. La impresión corrió a cargo de don Fernando Manuel de Sada Contreras, marqués de Campo Real, conde
de Cobatillas y otros títulos nobiliarios. Las jóvenes hicieron su
profesión solemne el 2 de febrero, que celebra la presentación
de Jesús en el templo y la purificación de María, conocida como
fiesta de la Candelaria, día en que se bendicen las velas o candelas que se necesitarían por todo el año.126
El sermón consta de un exordio, una introducción y el desarrollo de los dos temas escogidos: la purificación de María y
la explicación de los votos religiosos. En el exordio fray Andrés,
en el que expresa primero su diminutio capitatio, apresta su auditorio a “ver” más que oír el significado de la profesión. Son dos
esposas de casas ilustres que renuncian y ofrecen el espectáculo
del desengaño, buscando la humildad, el silencio, el retiro y la
modestia: espectáculo solo posible por conducto de Cristo. Además, incorpora el tema de la atracción de las enseñanzas de María que llevan a las profesantes al claustro donde, al emplearse
como Martas y Marías, unen la contemplación con la educación
de las niñas.
En una breve introducción el autor sugiere los temas eucarísticos: Cristo cordero ofrecido en la Eucaristía perpetua, y la
purificación de María, celebración propia del día 2 de febrero.
Cristo sacramentado y María purificada comparten pureza, obediencia y pobreza. El predicador también incluye a la prima de
María Ignacia, que profesó junto a ella y cuyo nombre era Ana,
recordando la presencia de Ana la profetisa en el templo y su
visión de Jesús como el mesías.
1.2.a Sermón de profesión de María Ignacia Azlor y
Echevers123
Dada su calidad social, María Ignacia Azlor tuvo un sermón en
su ingreso al noviciado y otro en su profesión solemne.124 Este
último –del cual se presenta aquí uno de los dos temas desarrollados– fue escrito por Isidoro Francisco Andrés, maestro de la
congregación Benedictina del real monasterio de Nuestra Señora de Santa Fe y un muy reconocido teólogo.125 El sermón
está dedicado a Doña María Isabel Eufrosina Aznárez y Garro,
Echeverz y Valdés, duquesa de Granada de Ega, y otros títulos
Se ubica en la colección digital de la Biblioteca Nacional de España. http://
bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000169061&page=1
124
El sermón de bienvenida al noviciado fue obra de, Hipólito Escuer, Oración
panegyrica, moral, gratulatoria, en el ingreso al noviciado de la Compañía de María
Santísima en el Convento de la Enseñanza de la ciudad de Tudela ... de las ... Señoras
Dª María Ignacia de Azlor, y Echeverz, natural de la Nueva España ... y Dª Ana de
Torres, Quadrado, y Echeverz. Sin lugar de publicación, la ficha indica 1743 con
un signo de interrogación. La casa impresora fue la Imprenta del Rey nuestro
Señor. Se ubica en la colección de la Biblioteca Nacional de España.
125
Del mismo autor se conocen al menos ocho sermones, publicados entre
1733 y 1757.
123
La ley de Moisés requería que las madres de hijos varones acudieran al
templo a los cuarenta días del parto para “purificarse” ya que se consideraba
“impura” por siete días y debía permanecer otros treinta y tres días en ese
proceso. En el templo se ofrecía el niño a Dios. También se hacía un ofertorio
de una oveja y un pichón o una tórtola. Quien no tuviera recursos para una
oveja ofrecería dos tórtolas o dos pichones. Ver Levítico: 12:1-5. En el templo, el
hombre santo Simeón, reconoció a Jesús como Cristo.
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Tras esa corta introducción, el predicador discurre dos temas: la purificación de María, en su “primer punto”, y el significado de los votos religiosos, en el “segundo punto.”127 En el
punto primero, Andrés recurre a una variedad de argumentos
teológicos y “científicos” mediante fuentes bíblicas, autores de
la antigüedad griega y romana, y algunos libros científicos de
la época. Andrés hace referencias a teorías de los vapores, y la
naturaleza de la luz y los colores para explicar la emblemática
luz de María. Explica cómo la luz que irradiaba de María y sus
seguidoras en el claustro se acentuaba en contraste con sus negros hábitos. También recurre a una explicación de cómo el sol
aumenta su resplandor al destruir las “opacidades” y compara
esta información con la capacidad de la luz de María de convertir vapores y opacidades en resplandor. También recurrió a
la mitología del ave fénix que revivió gracias al ardor del sol.
El juego de metáforas entre el sol y la luz radiante y vivificante servía para identificar poéticamente las cualidades de vida
y gracia de Jesús y María. También utilizó el mitológico fénix
para asemejarlo a la tradición educativa y religiosa de Juana de
Lestonnac, fundadora de la Orden de María, quien “renacía”
por medio de la profesión de otras, y especialmente con el nacimiento de un nuevo fénix duplicado en la América, referencia a la madre Azlor y la repetición en su prima. El ave fénix,
que tuvo su origen quizá en la India fue objeto de una mitología propia en Egipto y continuó atrayendo la imaginación de
poetas y estudiosos de la naturaleza en la antigüedad romana.
Llegó a ser símbolo de la resurrección entre los cristianos, y
no es sorprendente encontrarlo en el sermón del Benedictino.
Andrés, empapado en la cultura clásica también introduce a
Minerva, la diosa grecorromana del conocimiento y estudio, y
la propone como maestra de niñas, pero superada por la luz de
María y Juana de Lestonnac. Las religiosas de la orden pueden
considerarse Minervas, pero mejor aún, “mujeres celestiales.”
De ahí se remite a explicar otro emblema: el del águila que
vuela presurosa hacia el sol y que no permite el menor desvío
de sus polluelos. El sol que ilumina a María y sus hijas religiosas es Cristo sacramentado. La fe y determinación de las dos
hijas que profesaban ese día hacían honor al águila y a María
al remontarse a las regiones más altas sin “perder de vista a la
mayor antorcha.”
El benedictino también se vale de fuentes bíblicas y cristianas para explicar la cobertura del velo, y su protección contra
los “desórdenes seculares” del mundo, acción que también las
acercaría a los serafines que cerca del Señor cubrían sus rostros.
Subraya la semejanza de los hábitos que vestían con los de San
Benito, orden hermandada con la de María. Andrés esgrime una
afilada arma crítica contra las flaquezas del mundo para asegurar a las profesantes que su retiro al claustro las salvaba de
tanta corrupción y las acercaba a los serafines y a María, “solio
elevado del Señor.” Para rematar su punto y finalizar con un galanteo religioso, Andrés acude a Plinio y su información sobre
la singularidad natural de las perlas para contravenirlo con la
evidencia de que existen dos “perlas” que unidas profesan ese
día. La Gracia hizo posible lo que se había juzgado sobrenatural.
Este sermón, escrito a mediados del siglo xviii, va apuntando hacia una prédica libre de las ampulosidades del barroco
literario y espiritual, lo cual no significa que no estuviera firmemente anclado en la tradición oratoria para la profesión religiosa. Las numerosas citas latinas que apoyaron sus argumentos
estuvieron dirigidas a sus lectores, pero no agobiaron el texto.
Aunque Andrés se inclinó a buscar una conexión entre fuentes bíblicas, latinas, tomistas y “científicas,” no se alejó de la ortodoxia en ningún momento y expuso con elegancia el canon
de exaltación de la virgen y de las religiosas como esposas de
Cristo. Llama la atención el gran número de autores citados:
Homero, Plinio, Lactancio y Pausanias, entre otros clásicos, hermanados con fuentes judeocristianas como Ezequiel, Isaías, Salomón, los apóstoles, San Jerónimo, San Ambrosio y teólogos de
los siglos xvi y xvii.
Aquí solo reproducimos la Introducción y el Primer Punto. El significado de
los votos es un tema más general en todos los sermones de profesión.
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Sermón de profesión de María Ignacia Azlor y Echevers.
Isidoro Francisco Andrés, Oración doctrinal, gratulatoria y
encomiástica a Christo… y María Santísima en el… misterio
de su purificación, que en la profesión solemne de… la
hermana María Ignacia Azlor y Echevers… y la hermana
Anna de Torres Quadrado, celebrada en el… convento de la
Compañía de María… de Tudela, día 2 de febrero de 1745
(Selección)128
Cristo en el sacramento y María en su purificación son los objetos principales de nuestra festividad, y así en Cristo sacramentado, como en María purificada, encuentro yo las notables
circunstancias de este día. Cristo sacramentado, ya se ve, que se
echa un velo ocultando sus divinas perfecciones con el cándido
velo de los accidentes. Ostentase también en el sacramento puro,
obediente, y pobre. Puro, pues esta sagrada ostia se llama pura
por antonomasia. Obediente, pues a pocas palabras del sacerdote, baja del cielo al mundo obedeciendo a su voz, y verificando lo
que allá se dijo de Josué. Esto es, que obedeció la voz del hombre la deidad.129 Y en fin, se muestra pobre, pues aun con todos
los tesoros y bienes no se queda con un bocado de pan para
alimentarse. María purificada hace también alarde de las mismas
prendas, pues enseña en su purificación la pobreza más humilde,
la castidad más excelente, y la obediencia más grande. La pobreza, pues siendo así que la Ley mandaba que los ricos ofrecieran
un cordero y los pobres unas palomas.130 Por seguir María a los
pobres y no a los ricos, no ofreció cordero como los opulentos,
El texto contiene numerosas referencias a sus fuentes que, en la mayoría de
los casos, están en abreviatura y son frecuentemente imprecisas. Aquí se ha
tratado de identificar cuantas han sido posible.
129
Josué 10: 14. Y ni antes ni después hubo un día como aquel cuando el Señor
prestó atención a la voz de un hombre, porque el Señor peleó por Israel. Las
citas bíblicas son las del autor.
130
Levítico 12: 6 Cuando los días de su purificación fuesen cumplidos, por un
hijo o una hija, traerá un cordero de un año para holocausto y un palomino o
una tórtola para expiación.
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sino palomas como los menesterosos. La castidad, pues como
dice Silveira en este misterio admirable, adquirió su pureza mayores creces. Puso también en práctica la obediencia, pues en
medio de no estar sujeta a la ley universal, obedeció el precepto
de la ley y últimamente escribe el docto Pyres,131 muy a nuestro
propósito, que el día de la purificación se puso María un velo
que, aunque por eso discurre un doctísimo jesuita que fue María
la primera religiosa que observó pobreza, castidad y obediencia.
Ahora notad que el evangelista sagrado no solo hace memoria de María, sino también de Ana, advirtiendo que Ana vino a la
misma hora que María para que haciendo misterio del asunto se
vea nuestro asunto altamente bosquejado en el misterio, pues en
uno y otro María toma un velo y profesa la pobreza más estrecha,
la castidad más pura, la obediencia más rendida, con la puntual
advertencia de que no está en el sacrificio sola, sino que en el
mismo día y hora la sigue Ana concurriendo también, como hemos visto, en las mismas circunstancias: Cristo sacramentado, en
prueba de mostrarse complacido. Ya, pues, sin perder de vista a
María en su purificación y a Cristo en el sacramento, tengo mi
oración dividida en dos puntos. Será el primero que María purificada adquiere en este día mucha gloria; será el segundo que
el ofrecerle sus votos María y Ana, es para Cristo sacramentado
singular delicia.
Punto Primero (parte 1)132
Supongo que María, en su purificación, es sol hermoso porque
entre las pardas sombras de la Ley, salió más luminoso su resplandor. En otros misterios se ostenta su Majestad más divina.
En este quiso aparecer su dignación más terrena, y como aquí
se abate hasta la tierra su dignación, y allá se entroniza en el
zenit su Majestad, por esta misma causa sobresale la luz de su
Doctor Antoni Pyres de Bulhan, vicario general de Lisboa a mediados del
siglo xvi.
132
Selección de páginas 15-33.
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hermosura, porque la propia humildad con que mitiga sus rayos
aumenta el esplendor de sus reflejos.
Por eso dijo el Laurensanense ingenioso que, en la purificación de María creció admirablemente la luz entre los mismos
vapores de la Ley.133 La luz toda es resplandor: el vapor todo densidad. Pues si María en su purificación se circundó de vapores,
[¿]cómo ha de crecer la belleza de sus luces? El mismo autor da
solución el reparo, notando en esos vapores la circunstancia de
negros. Linda alusión a la purificación de María venerada en la
sublime esfera de esta casa, donde sus prudentes vírgenes, que
profesan de tenues vaporcillos en la humildad, dan con su negro
traje mayor aumento a su luz.
Esto es lo que allá borroneó la gentilidad fabulosa, y es aquí
iluminado escorzo de la habilidad divina. Celebró a la diosa
Vesta, madre respetada de los dioses como llama inextinguible,
antorcha viva, luz primera134 y la cubrió con negra vestidura, pareciéndola que era el medio mejor de que sus luces sobresaliesen, adornarla con los negros vestidos que la sombreasen. Aún
Aristóteles dijo que la más airosa gala del Iris consiste en aquella
negrura aparente, oscuro lienzo de los pinceles solares135 porque
los otros colores, en compañía del negro, se objetan a la vista
cándidos.136 Es María en su purificación iris florido.137 Es también
amada madre del Dios verdadero. Celebrase en este religiosísimo claustro, donde reconcentrando sus hijas, puras candideces,
se visten en lo exterior de oscuridades. Luego en este día ha de
lograr aumentos la luz mariana, añadiendo nuevos visos a su
gloria, pues como suprema madre y como sagrado iris, esmalta
con lo oscuro su claridad, y aviva con lo negro su candor.
Atendida precisamente María como purificada, se ve igualmente con las densidades más bella. Del sol, dicen los filósofos
que nunca aparece más lleno de lucimientos que cuando hiriendo con sus rayos el pavimento terrestre, eleva hasta su trono las
opacidades. Esto consiste en que, a la eficacia del sol, se convierten los vapores en luz, y como al paso que los va atrayendo,
los va benignamente iluminando. Cada uno que introduce en su
dorado círculo abulta el resplandor del solar cuerpo. Así nuestra
soberana emperatriz. En todos los misterios es sol animado, que
este epíteto le da su divino esposo,138 pero como en el misterio
de la purificación atrae a sí los vapores de la Ley, son más copiosos sus rayos, más crecidos sus reflejos, siendo la mayor gloria de
sus luces descubrir nuevo modo de aumentarse con lo mismo
que habían de oscurecerse.
No perdamos de vista a María como sol, que aún brilla más
en esta festividad. Una de las repetidas glorias de la mayor lumbrera es reconocer al ave fénix por vasalla. Es el fénix ave del sol,
dice Achiles Tácito139 porque este planeta hermoso la inflama
amorosamente en sus incendios y la anima nuevamente con sus
influjos. Ya sabéis como: hallase esta ave anciana, y queriendo
renacer de sus cenizas, pide al sol que la abrase en sus ardores
para deber nueva vida sus actividades.140 Prende la luz, se embravece la llama, muere el fénix y aparece otro con aliento más
Referencias a fray Emmanuel de Villaroel, monje benedictino de Valladolid
y autor de Sacras Tautologías, Madrid: Gabriel del Barrio, 1728, 4 vols.
134
Cita del Libro vi de Ovidio, Fastas, sobre el calendario romano y Flaminius
Cartharim De Imaginibus Deorum Libellus, o Libro sobre las imágenes de Dios.
Esta y otras referencias latinas las agradecemos a William Soergel.
135
Aristóteles escribió un tratado, Meteorológicos, en el cual se tratan asuntos de
los elementos celestes, hidrología, climatología, efectos del calor y el frio, lluvia
etc. Andrés se refiere a un volumen iv.
136
Otra cita sobre teología natural ha resultado indescifrable. Las abreviaturas
usadas por Andrés, no permiten seguirle la pista.
137
Cita a Juan Geómetra, teólogo del siglo xi, proponente de la fiesta litúrgica
de la Concepción y las lamentaciones de María. Cita uno de sus himnos litúrgicos (2) en honor a la Virgen María.
133
Cantar de los Cantares de Salomón, 6: 9. Más una es la paloma mía, la perfecta mía, etcétera.
139
Achiles Tatius o Tácito de Alejandría fue un escritor griego en el primer siglo después de Cristo y autor de varias obras, de las cuales solo ha sobrevivido
una novela de las aventuras y tropiezos de una pareja de enamorados, titulada
Leucippe y Clitophon. Libro 3, Ceucip.
140
Aquí Andrés cita a un poeta de la antigüedad, Claudio, autor de Carmina
Minora, y un poema sobre el fénix.
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durable.141 Hoy, señores, murió inflamada a los puros ardientes
rayos de nuestra soberana emperatriz, la venerable madre Juana de Lestonnac, fénix propiamente de las mujeres, asombro
venerado de los hombres, y fundadora de esta religión insigne.
Luego, [¿]quedó está feliz Arabia sin su fénix? No, señores, que
ya dispone María, como sol lucido, que renazca otro fénix duplicado. Al fénix llamó San Jerónimo ave de la India.142 Baltasar de
Bias la apellido estrella americana143 y finalmente escribe Pierio
con erudita novedad, que ya se han visto dos fénix de una vez.144
Es el fénix, según Lactancio, ave única y sola.145 Pues si esta ave
de la India, estrella de la América, es por sus prendas tan úni-
ca [¿] cómo se deja ver acompañada? Esto se debe al benévolo
radiante sol de María, que como hoy murió la venerable Juana,
fénix amante, abrasada por los rayos de su devoción ardiente,
quiere suplir esta falta disponiendo su providencia amorosa que
el mismo día que murió aquel fénix para trasladarse al cielo,
aparezcan dos fénix para admiración del mundo, que es María
tan pródiga en las gracias, tan eficaz en las influencias, que por
un fénix que se subió a la esfera de la inmortalidad, nos envía
hoy los fénix de dos en dos. Nadie puede dudar, que ésta es especial gloria de María porque lo mismo es renovarse estas aves en
sus incendios que criar nuevas plumas para sus aplausos. Por eso,
como madre, las alienta, como maestra, las alecciona que, si en la
fundadora de esta incomparable religión aseguró María la enseñanza de la juventud, en cada una de estas dos felicísimas almas
agregadas a su noble Compañía, afianza esta Señora el honor, el
crédito, y el lauro que produce la extensión del magisterio.
Hoy día dos de febrero festejaban los egipcios a Minerva encendiendo en su templo multitud de antorchas.146 Fue Minerva la
primera mujer que instruyó a las niñas en la labor, alicionadolas
en todas las haciendas que sirven de económica utilidad en una
casa.147 Del cielo, decían que había bajado esta heroína que dio
tanto provecho al mundo con su enseñanza, porque mujer, en
quien interesaba tanta conveniencia el mundo, se debía aplaudir
Cita a San Gregorio Nacianceno (330-389 d.C), nacido en Capadocia (hoy
Turquía). Fue estudiante de Basilio y defensor de la doctrina de la trinidad.
estudiante de Basilio. Fue partidario de la iglesia ortodoxa de Constantinopla
frente a los arrianos y autor de, al menos, 45 discursos teológicos que sirvieron
de referencia fundamental a la patrística cristiana. Aquí se cita un poema de
Nacianceno, Ad virginem, en el cual se interpelan las vírgenes esposas de Cristo. Ver, Agnes Clare Way, C.D.P., Gregorius Nazianzenus, 60.
http://catalogustranslationum.org/PDFs/volume02/v02_gregorius.pdf
142
San Jerónimo, (320-420 d.C). Exégeta y traductor de la Biblia al latín vulgar,
y bastión de la patrística cristiana. Su epistolario recoge sus consejos espirituales y es voluminoso. Desconocemos la edición del epistolario a que se
refiere Andrés en este sermón. Una edición de Madrid por Luis Sánchez de
1613, está dividida en seis libros, “para diversos estados,” como casadas, viudas
y vírgenes. Las ediciones modernas agrupan las cartas por el recipiente o por
materias lo que impide la localización de esta cita.
143
La mención de Baltasar de Bias es entresacada de la obra El Fénix y su Historia Natural de José Pellicer de Salas (Ossau) y Tovar Abarca. Pellicer fue un
erudito autor de numerosas obras históricas en su capacidad de cronista de
los reinos de Castilla.
144
Piero Valeriano (1477-1588) humanista italiano, poeta y autor de Los infortunios de los literatos, publicado en 1620. También autor de Hyerogliphica sobre la
jeroglífica del antiguo Egipto, en latín, en Basilea 1556. Andrés cita, Lib. 10, cap.
2, pero no la edición que utilizó.
145
Lactancio, (306-325-330?) Apologista cristiano del siglo iv, convertido al
cristianismo, y patroneado por el emperador Diocleciano como profesor de
retórica en Nicomedia. Fue consejero del emperador cristiano Constantino
I. Su obra mejor conocida es De Instituciones Divinas, escrita en defensa del
cristianismo. Andrés cita en su sermón uno de los pocos poemas autenticados
del autor “De Ave Phenice” sobre el ave fénix.
141
Andrés busca significados al día 2 de febrero en la antigüedad y se refiere
tanto a Homero en su relación de los dioses como a Flaminius Cartharim De
Imaginibus Deorum Libellus, citado anteriormente. Homero escribió una serie
de himnos a alguno de los cuales es posible se refiera aquí Andrés. Ver, Himnos Homéricos. Batracomiomaquia. Edición de María Antonia García Velázquez,
Madrid: Ediciones Akal, 2000. El culto de Minerva en Egipto se practicaba en
la ciudad de Sais, donde había un templo dedicado a esta diosa. Ver, V. Joaquim
Bastus, Diccionario Histórico Enciclopédico. Barcelona: Imprenta de Roca, 1855,
vol. IV, p. 75. Las citas de Andrés referente a los autores de donde tomó su
información son muy obscuras e incompletas.
147
Como en la nota anterior, Libro vi de Ovidio, Fasti, sobre el calendario romano y Flaminius Cartharim De Imaginibus Deorum Libellus, o Libro sobre las
imágenes de Dios.
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como venida del cielo.148 A esta gran matrona (quiero decir a la
venerable Juana) arrebató en este día la muerte con dolor universal de los mortales, pero a la luz de las muchas antorchas que
hoy se encienden en el culto en memoria propísima del misterio,
vemos que conduce a su religión la próvida solicitud de María,
no una sola, sino dos Minervas, que aplicadas a la enseñanza de
las vírgenes puedan tenerse por mujeres celestiales.
Corresponded, corresponded, señoras, a esta especial elección que hace de vosotras María. Mucho es lo que dejasteis en
el siglo, pero más lo que hallasteis en el claustro. [¿]Qué gloria
puede medirse con la de venir por divino llamamiento a renovar
y encender las cenizas ilustres de vuestra fundadora venerable?
[¿]Qué dicha puede igualarse a la de tener por madre a esta soberana reina? [¿]Qué logro al de vivir bajo el auxilio de esta amabilísima señora? Hoy os declara María por hijas suyas y al paso
que os muestra su amorosa maternidad quiere que acreditéis la
legitima filiación. [¿]Y cómo ha de ser? No perdiendo un punto
de vista a vuestro Esposo Jesús, que esto os enseña hoy esta reina engrandecida en el admirable misterio de purificada.
Un águila vio Ezequiel de grandes alas, dilatados miembros,
matizadas plumas que, llegando al Monte Líbano, robó la médula del más empinado cedro.149 Esta águila ya se sabe que es María
en común sentimiento de los padres y doctores de la iglesia, y si
no se engaña mi cortedad, es María santísima en su purificación,
porque si la águila es reina de los plumados vivientes, nunca
como hoy en este día se proclamó María reina de las aves, pues
las tórtolas se rindieron, las palomas la arrullaron. Pero, [¿] qué
conexión se hallará entre la águila que se remonta y María que
se purifica? Con una vulgar erudición de los naturales, explico
mi pensamiento de esta suerte:
Quiere el águila, hidrópica de luz, beberle al planeta más
propicio la impetuosa corriente de su raudal fogoso. Navega por
el mar del viento, sirviendo de seguros remos la ligereza de sus
alas. Nunca vuelve los ojos al suelo porque siempre los tiene
fijos en el flamante globo.150 Si dejó amenidades de los vergeles,
domina campos azules; si la tierra con verdores la lisonjea, el
sol, con benévolas influencias, la halaga. Lleva pendiente de su
pico, o prisionera en la estrecha cárcel de sus garras, a su prole hermosa y tierna. Mírala con desvelo, atiéndele con cuidado,
registra sus ojos, repara sus movimientos. Pero si ella, o embriagada de luces, o ciega de resplandores, vuelve el rostro, encorva
el cuello, o pestañean sus dos pequeños orbes, declinando en
cobardes timideces, la despeña con ira, la precipita con rabia, y
arrojándola de las nubes la destina para pasto de crueles voracidades. Mas, si amante de aquella mayor antorcha, alada Clicie151
de su incesante carrera, enamorada de su esplendor, apasionada
de su brillantez, conserva estable la vista, aguantando el tropel
de tantas llamas, en plácidos ademanes la expresa más intensos
sus amores, siendo prueba de su legítima filiación el simpático
afecto a la claridad.152
Esto hace el águila con su prole tierna, y esto practica hoy
María purificada con sus nuevas hijas. Al tiempo de ofrecer en su
profesión los votos, las pone delante de Cristo en el sacramento,
misteriosísima y loable costumbre de este sagrado instituto y
por ser Cristo, en pluma de Mendoza, divino sol en el augusto
Andrés cita a Pausanias, escritor griego del siglo ii a.C. y autor de una descripción de Grecia llena de información geográfica y cultural, en la cual se
refiere frecuentemente a los templos locales y su culto. Su obra se divide en
libros. Andrés solo cita un capítulo, lo que imposibilita su ubicación.
149
Ezequiel 17:3 Así ha dicho Jehová, el Señor una gran águila de grandes alas
y largos miembros llena de plumas de diversos colores vino al Líbano y tomó
el cogollo de un cedro. Ezequiel 17 es una parábola, que Andrés interpreta a su
modo cristiano, asociando el águila a María. En otras interpretaciones el águila
se identifica con Nabucodonosor. En todo caso, el águila es un vocero de Dios.
148
Cita a Filipo Pincinelli, Mondo simbólico, Milano, 1653, en su libro iv. Pincinelli (1604-85) miembro de la orden de San Agustín, nacido en Milán. Esta obra
es una colección de emblemas del autor y de varios otros.
151
Clicie: ninfa enamorada del sol. Se mudó en flor del sol, o girasol, que sigue
al sol constantemente.
152
Glosa de San Juan Crisóstomo, (347-404), eremita, sacerdote y obispo de
Constantinopla, en sus Homilías sobre San Mateo. Las homilías fueron escritas
contra los judaizantes y judíos.
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sacramento del altar153 lo mismo es ponerlas María delante del
Señor cuando se ofrecen, que encararlas al sol para el examen.154
Ve que, dulcemente halagadas de su soberano resplandor, están
sedientas de beber su luz hasta libar por la purpúrea copa de
sus labios la suavísima ambrosía de sus influjos, y como a vista
de tanto sol ni pestañean indevotas, ni declinan indiscretas, las
declara esta generosa águila por hijas, asegurando en la protección de sus alas, el vuelo más veloz de sus finezas. Y si es glorioso
timbre de la reina de las aves educar unos polluelos de tan suma
perspicacia, que trascienden las más lucientes alturas, también
es grande gloria de María ver que sus dos hijas tienen tan viva
la lince ceguedad de la fe, que se calan de un vuelo en la región
más alta sin perder de vista a la mayor antorcha.
Después de este amorosísimo examen pasaran estas señoras
a agraciar con un velo sus facciones, y esto será imitar a los serafines amantes que, sobre asistir inmediatos al más excelso trono,
se cubrían los rostros por respeto, que es lo que notó el profeta
Isaías en una de sus contemplaciones extáticas. Vio al Señor en
el solio de su gloria y a dos bellos serafines que cubrían con velos sus semblantes.155 Estos serafines, dice San Pedro Damián,156
que vestían un hábito religioso, con mucha alusión al Instituto
Benedictino. María santísima es el solio 157 y parece que es María en este misterio, pues conduciendo en sus brazos al Señor
desde su casa al templo de Jerusalén, sirvió de portátil solio a
su Majestad. Pero, [¿]por qué estos dos serafines han de cubrirse
con velos? Ya responde el máximo doctor San Jerónimo: porque
conocían que estaba el mundo tan lleno de maldades, que no se
atrevían a ver los pecados de los hombres.158
Con vosotras hablo, humanos serafines, con vosotras dos,
inteligencias celestes159 que vestís este hábito religioso, muy
semejante al de mi gran Benito que, como por agregadas a su
Orden, hacéis aprecio sumo de la hermandad, no queréis que
os distinga ni aun el color. Con vosotras, que las alas que os dio
prodiga naturaleza para sublimes vuelos, las abatís humildes
a la religión y al retiro; con vosotras, que corréis un velo a las
facciones por no ver los desórdenes seculares. Qué bien hacéis
en aprontar esos velos, que a la verdad [¡]no está el mundo
para visto! Allá veríais a la virtud perseguida, a la ciencia pisada, despierta a la curiosidad, dormida a la razón, enfermo el
espíritu, robusto el barro, escasos los caudales, opulentos los
portes, graduada de doctora a la bachillería, reputada a la murmuración por elocuencia; por chiste a la desenvoltura, por gala
a la deuda; por honra a la venganza, por economía al interés, al
embuste por discreción; por prudencia al artificio, por tesón,
al encono, y por conceptos, agudezas y sales, enfados, insipiencias y desazones. No os parece, señoras, [¿]qué tendríais que
llorar si no [os] pusierais los velos para no ver? Pues, ea, tomad
esos velos con discretas precauciones, que así os acreditáis de
serafines, y así gozareis de la Compañía de la soberana emperatriz que hoy muestra su mayor gloria siendo solio elevado del
Señor.
Y no es mucho que hoy se ostente muy gloriosa María porque sale riquísimamente adornada con unos preciosos arreos
que la prometió en otro tiempo su divino amante para que tu-
Cita parece referirse al Cardenal Pedro González de Mendoza (1428-1495).
Ver, F. J. Villalba Ruiz de Toledo, El cardenal Mendoza (1428-1495), Madrid: Rialp,
1988. Mendoza ordenó compilar un tratado para visitadores y clérigos.
154
La nota es muy incompleta y no se puede averiguar el autor.
155
Isaías, 6: 1- 8. Sobre la visión del Señor y la purificación de Isaías.
156
San Pedro Damián (1007-1072). Nació en Ravena y perteneció a la orden
benedictina. Teólogo, obispo y cardenal y defensor de la vida contemplativa y
eremítica, prior del monasterio de Fonte Avellana. Fue cardenal y obispo de
Ostia de 1057 a 1067. En 1828 el papa León XII lo canoniza y proclama doctor
de la Iglesia por sus escritos teológicos, contenidos en varios tratados y sus
abundantes cartas.
157
Cita a Petri Galatini, Opus de Arcanis Catholicae Veritatis. Basilea Harvagium
1550. Libro vii, Sobre María santísima, madre del Mesías.
153
Cita a San Pedro Damián, posiblemente en referencia a su Libro de Gomorra, Liber Gomorrhianus, ca. 1051, en el cual condena una plaga de homosexualidad en la clerecía del siglo xi.
159
Aquí cita el tratado De Virginibus de San Ambrosio de Milán (229-397) dedicado a su hermana Marcelina, en el cual San Ambrosio defiende el concepto y
estado de virginidad cristiano basado en fuentes bíblicas.
158
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
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viera con ello las atenciones pendientes. Esposa mía, la dijo, yo
te haré unas exquisitas arracadas160 en que se engasten dos bellas margaritas. Que el texto se verifique de María en su purificación, lo expresa Beda con bastante claridad, 161 pues según
este autor, debe entenderse del caso, en que se sujetó esta señora a una ley, pero a mí me parece que el texto habla del día
de hoy, porque solo en este día encuentre dos perlas preciosas
que puedan servir de engaste fino en los pendientes de María.
Supongo con Plinio que la perla blasona de la mejor Compañía,
porque el cielo hace compañía a la perla.162 Supongo también
que hasta ahora no se han visto dos perlas en una concha de
manera que el descubrimiento de esta preciosidad duplicada
sería el más venturoso hallazgo de la diligencia. Luego, en suposición de haberse de componer de perlas los pendientes de
María, hoy se le ofrecen a María las más singulares perlas, pues
no solo participan inmediatamente de los celestiales influjos de
su Compañía, sino que se conciben místicamente en la concha
de su casa, haciendo ver en estas dos margaritas el poder de la
gracia, lo que se juzgó imposible en el teatro de la naturaleza.
Llámase la perla unión163 y acredita este significado la unión que
estas dos margaritas atendemos, ya porque la ilustre sangre que
las circula es nacarada cinta que las ata, y ya porque habitan
reducidas en la estrechez de un claustro, como allá ponderaba
el profeta regio.164 Bien puede, pues, la gran reina estar gloriosa
a vista de la gala, del adorno, del arreo con que brilla, sobresale
y luce en el presente culto, porque cumpliéndola su palabra el
divino Esposo, la presenta estas dos perlas, de tan excesivo valor
y tan rara calidad, que, aunque pudieran hallarse separadas, es
un milagro el encontrarse unidas.
Arete con adorno colgante.
Beda, (¿672-73? -735) monje benedictino del monasterio de Northumbria
(hoy Inglaterra) apodado el venerable, presbítero y declarado doctor de la iglesia, autor de numerosos escritos de exegesis bíblicas, un martirologio, tratados
sobre cálculos astronómicos y cronológicos, himnos, homilías, etc. Su obra
más conocida es la Historia eclesiástica del pueblo de los anglos. La escueta referencia no permite una identificación más precisa.
162
Cayo Plinio Segundo, o Plinio el Viejo (23-79 A.D.) Autor de una enciclopédica, Historia Natural. Hay varias ediciones en castellano entre 1599 y 1624.
En la edición de 1624, de Jerónimo de Huerta y publicada en Madrid el libro
ix trata de los seres marinos o animales de agua y trata sobre las perlas en el
capítulo xxxv.
163
Aquí cita a Isidoro de Sevilla en su obra Orígenes, Libro xvi. Isidoro (556636), obispo y teólogo y doctor de la Iglesia. Educador, reformador y escritor
prolífico su obra más conocida es Etimología (también conocida por Orígenes)
una enciclopedia ordenada por sujetos de estudios, extracto de muchas obras,
y que tuvo una gran difusión en el mundo medieval. Obviamente era aún lectura del padre Andrés en el siglo xviii.
160
161
1.2.b. Sermón de profesión de Sor María Joaquina Juana
Evangelista
Fray Juan José Sáenz de Gumiel, franciscano, del Colegio de
Propagada Fide de la Santa Cruz de Querétaro, entró al Colegio
el 12 de septiembre de 1749, junto con fray Miguel Álvarez y Ulate, su hermano de religión. Ambos provenían del convento franciscano de Ágreda, España, del que salieron el 17 de noviembre
de 1748.165 Gumiel fue comisionado como misionero en Texas, en
la misión de Nuestra Señora de la Purísima Concepción hacia
mediados de la década de 1760.166 Allí sirvió hasta que en diciemAndrés se refiere de modo general al Salmo 132. Es posible que se refiriera a
los versículos 13 y 14: “Pues el Señor ha escogido a Jerusalén. Ha querido que
sea su hogar. Este es mi lugar de descanso para siempre. Viviré aquí porque
éste es el hogar que he deseado”. El claustro es el hogar deseado y para siempre de las profesantes.
165
Archivo Histórico de la Provincia Franciscana de Michoacán, Papeles del
Convento de Propaganda Fide de la Santa Cruz de Querétaro, H, Cuaderno 7.
Libro de Pláticas y Sermones de fray Juan José Sáenz Gumiel. No tenemos
datos sobre las fechas de su nacimiento o muerte.
166
Felix D. Almaraz Jr., “Social interaction between civil, military, and mission
communities in Spanish Colonial Texas during the height of the Bourbon reforms, 1763-1772” en Revista Complutense de Historia de América, 21 (1995), pp. 1128. Para el traspaso de las misiones, ver, fray Juan Domingo de Arregui, Crónica
Seráfica y Apostólica del Colegio de Propaganda Fide de la Santa Cruz de Querétaro
en la Nueva España. México: Felipe De Zúñiga y Ontiveros, 1792, pp. 437-443.
164
122
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bre de 1772 recibió la dirección de todas las misiones texanas
del Colegio de Santa Cruz, al sustituir a fray Asisclos Valverde.
Ambos habían recibido la orden de preparar un inventario de
todas las misiones a cargo del Colegio de Querétaro, ya que estaban destinadas a pasar a la jurisdicción del Colegio de Propaganda Fide de Zacatecas. Tras su retorno a Querétaro, fue dos
veces guardián del Colegio, en 1784 y en 1790.167 Sus borradores
y manuscritos de pláticas y sermones indican su actividad como
predicador en Querétaro, parte de la práctica de misión entre la
población católica y uno de los objetivos de la comunidad del
Colegio de la ciudad. Del fraile y sus actividades administrativas
quedan algunas cartas enviadas a varias autoridades eclesiásticas. Entre ellos estaban el obispo de Oaxaca, y fray Antonio Barbastro, misionero en Urea y Aconchí. También existe una carta
enviada a la abadesa de las capuchinas en Oaxaca, Sor Ana María, fechada en 21 febrero 1786.168
El sermón para la profesión de Sor María Joaquina Juana
Evangelista fue parte de la misión del fraile como predicador.
Asumimos que Sáenz Gumiel tuvo relaciones de dirección espiritual con las religiosas del convento de Señor San José de
Capuchinas y conocía a la profesante y su familia. Era usual
que la familia escogiera el predicador y le pidiera la plática
para la ocasión de la profesión. De Sor María no se sabe nada,
dada la escasez de información sobre el convento. El sermón
no se llegó a publicar, aunque la preparación de una ornamentada portada, y las anotaciones marginales del texto con las
fuentes de su inspiración, al estilo y usanza de la época, indican que estaba listo para entregarse al impresor, posibilidad
que nunca se materializó.
El convento de San José de Gracia de Pobres Capuchinas
fue fundado en Querétaro por real cédula y bula papal en 1717
y recibió a su comunidad en 1721. Sus fundadoras salieron del
convento de San Felipe de Jesús de México. Su primera abadesa fue Sor María Estrada Escobedo, cuyo sermón funerario fue
escrito por el capellán del convento, Juan Antonio Rodríguez y
publicado en 1728.169 De hecho, varias madres capuchinas queretanas fueron objetos de sermones de profesión y fúnebres que
llegaron a imprimirse. Estos sermones son signos de la reverencia que las monjas y el convento engendraron en la comunidad
queretana del siglo xviii.170 En sus primeras décadas de vida, San
José de Gracia gozaba del patronazgo de dos distinguidos personajes con títulos nobiliarios: Juan Antonio de Urrutia, marqués
del Villar del Águila y más tarde el de José de Escandón, conde
de la Sierra Gorda y caballero de Santiago,
El sermón del franciscano Sáenz Gumiel encaja perfectamente dentro de la tradición del convento y de la ciudad. Los
sermones a las tres monjas capuchinas arriba citados elogian las
virtudes personales y espirituales de las religiosas con la retórica
de los tiempos: perfección en la observancia y ejemplos de pobreza y obediencia, atributos que exaltaban la vida espiritual de
David Rex Galindo, “Propaganda Fide: Training Franciscan Missionaries in
New Spain”. Tesis doctoral, Southern Methodist University, Texas, 2010, Apéndice A, 388.
168
David Rex Galindo, To Sin No More. Franciscans and Conversion in the Hispanic World, 1683-1830. Stanford y Ocean Side, California: Stanford, California:
Stanford University Press and The Academy of American Franciscan History,
2017, pp. 202, 226.
167
Juan Antonio Rodríguez, Vuelos de la paloma. Oración fúnebre …a su M.R.M.
Abadesa fundadora, Sor Marcela de Estrada y Escobedo el 14 de mayo de este año
de 1728… México: Imprenta Real del Superior Gobierno de los herederos de la
viuda de Miguel de Rivera y Calderón, 1731.
170
Crisóstomo López Aguado, Mística piedra cuadrada fundamental del ejemplar
edificio del religiosísimo convento de San José de Gracia de la ciudad de Querétaro …
la Madre Petra Francisca María. México: Joseph Bernardo de Hogal, 1738; Manuel
de las Heras Mystica Piedra Cuadrada Fundamental del esplendor edificio, del Religiosísimo Convento de Señor San Joseph de Gracia de Religiosas Capuchinas de la
Ciudad de Querétaro: La Venerable Madre Sor Petra Francisca María. Sermón funeral
que …celebró dicho convento, el día 19 de agosto de 1737. Predicó el P. Fr. Manuel de
las Heras… México: Joseph Bernardo de Hogal, 1738; Joseph Ignacio de Cabrera.
Gloriosa Exaltación, de Mystica piedra maravillosa. Sermón fúnebre, que en las honras
de la R. M. Soror María Petra Trinidad, Religiosa Layca del Convento de Señor San
Joseph de Gracia y Pobres Capuchinas de la Ciudad de Santiago de Querétaro, Predicó
el día 19 de febrero del año de 1762. México: Imprenta de la Bibliotheca Mexicana,
1762. “Aprobación”, sin paginación.
169
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las difuntas y las presentaban como modelos icónicos de lo que
era posible para una religiosa dedicada a su orden y su deber
religioso. El sermón de Sáenz de Gumiel, escrito para el inicio
de la vida religiosa, adopta un tono mucho más didáctico, que
se asemeja más a los escritos de instrucción y admonición sobre
la vida monástica del fraile Antonio Arbiol y de Antonio Núñez
de Miranda.171
Para comprender el mensaje del sermón tenemos que remitirnos a las reglas de la orden de Pobres Capuchinas y su carisma religioso.172 La más importante virtud en la Regla de las
capuchinas era la pobreza física. Las reglas requerían la “vileza”,
“austeridad y pobreza” de los vestidos, paños pobres, cordones
rústicos; ambos sin curiosidad. Los velos y tocas debían cubrir
lo más posible del rostro y del cuerpo; de ahí que Sáenz Gumiel
enfatiza el nombre de “pobre” capuchina en su sermón. Los conventos no podían tener propiedades de ninguna clase y tendrían
que vivir de la caridad. La dieta era rigurosa. El ayuno sería “en
todo el tiempo del año” y se refería especialmente a comer carne, excepto en caso de enfermedad o alguna ocasión permitida
por la abadesa, cuando alguien se las obsequiaba. El silencio
se guardaba de ordinario y se comenzaba a observar en el noviciado. La comunicación con el exterior se restringía a lo más
necesario y estaba sumamente vigilada en los locutorios, guardaFray Antonio Arbiol, La religiosa instruida con doctrina de la sagrada escritura
y santos padres de la iglesia católica…desde que recibe el habito santo, hasta la hora
de su muerte. Madrid: Imprenta de la Viuda de Marín, 1791. La primera edición
fue publicada en 1717; Antonio Núñez de Miranda, Plática doctrinal que hizo
el padre Antonio Núñez de Miranda de la Compañía de Jesús … en la profesión de
una señora religiosa del convento de San Lorenzo. México: Viuda de Bernardo de
Calderón, 1679; Dolores. Bravo Arriaga, El discurso de la espiritualidad dirigida:
Antonio Núñez de Miranda, confesor de sor Juana, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, 2001.
172
Regla de la Gloriosa Santa Clara, con las Constituciones de las monjas capuchinas
del Santísimo Crucifijo de Roma, reconocidas, y reformadas por el Padre General de
los capuchinos. Madrid: Luis Sánchez, 1619; Regla Primera de la Gloriosa Madre
Santa Clara y Estatutos, y Constituciones de las monjas capuchinas. Sevilla: Juan
Francisco Blas de Quesada, 1693.
171
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da por varias religiosas discretas, quienes mantenían cubiertos
los rostros. Sus rejas estarían completamente tapadas con telas
negras. La obediencia a la abadesa era rigurosa. En cuanto a la
espiritualidad, la edición de 1619 recomendaba la oración mental
siguiendo a fray Luis de Granada, el doctor Diego Pérez [de Valdivia] y libros devotos aprobados por la abadesa.173
Por otra parte, las monjas podían tener libros que pudieran
“edificar sus almas, encenderlas al amor de Dios, en el provecho
espiritual y en la observancia de la Regla”.174 Siguiendo esta línea de observancia, el sermón del padre Sáenz de Gumiel, aunque inédito, era objeto de lectura de las monjas y en esa función
era comparable con la lectura de un libro de edificación, como
sugieren las reglas de la Orden de 1619. Las curiosas líneas calígrafas al final del documento, de mano de sor María Joaquina,
demuestran que el texto de este sermón servía a la madre Joaquina como lectura, y que posiblemente circulaba entre otras
religiosas.
La profesión de María Joaquina se celebró el día que se
observaba el matrimonio de José con la Virgen María. El tema
del desposorio de José es solo un punto de partida para justificar el desposorio espiritual. Para desarrollar sus puntos en el
explicatio, el predicador elaboró dos conceptos claves relativo a
las leyes de la esposa. La primera, la ley de amor, refiere a que la
monja, como esposa de Dios, se abstiene de toda cosa terrena
para dedicarse a él; esta norma se inspira, en gran parte, en los
escritos de Sor María de Jesús de Ágreda. Ese tipo de entrega
demanda la renuncia de sí misma, que es la segunda ley. Ambas
leyes están contenidas en el mensaje del Cantar de los Cantares, base de una tradición muy arraigada en la interpretación
de la espiritualidad cristiana del amor divino. La dedicación
de la esposa tiene su contraparte en la entrega mutua, ya que
Dios también se entrega a la esposa. Sin embargo, en esa mutualidad existe un subtexto aplicable a toda relación matrimonial: la voluntad del Señor tiene primacía. El comportamiento
del Señor no será discutible; unas veces será placentero, otras
veces seco y desabrido. Dios tiene esos altibajos; la vida religiosa dedicada a Dios reflejará ocasiones de inmensa felicidad
espiritual y otras de sequedad absoluta. La esposa comprenderá esas variables y jamás las cuestionará. Nunca se desviará
de su amor a Dios. Esa dedicación tiene sus premios. Cuando
Dios otorga su amor lo hace con liberalidad. Sáenz Gumiel
alude a la posibilidad de que la religiosa pueda experimentar
situaciones de tanta abundancia del amor de Dios que quedará
“borrachita”, es decir, sumida en un éxtasis espiritual.175 Estas
experiencias pueden ocurrir en cualquier lugar, desde el coro
hasta la cocina. Quienes están en esa situación no deben ser
molestadas; deben ser respetadas. El predicador sugiere que
tales efusiones han ocurrido en el convento de las Capuchinas
y pide perdón a las madres por revelar “tales afectos” y sacarlos
a la calle al hablar de ellos en público. Es un desliz intencionado para señalar las cualidades espirituales de la comunidad.
El éxtasis espiritual podía ser experimentado por cualquiera
que cumpliera esa dedicación de entrega completa a Dios. Así,
Sáenz de Gumiel advierte a la recién profesa que frecuente la
“botellería” del esposo, y que busque ese “generoso” vino que
“embriaga el alma”. Es precisamente ese vino el que permite
vivir la vida capuchina en su perfección.
La segunda parte del sermón subraya el despojo de las ataduras mundanas para asemejarse lo más posible a Dios. Solo
huyendo de los apetitos de la vida se puede tratar con Dios, pues
desea relacionarse con almas que intentan asemejarse a él y las
Diego Pérez de Valdivia, (1510-1589). Teólogo, y predicador capuchino. Discípulo de Juan de Ávila y autor de varios tratados sobre la oración, la confesión,
y la vida recogida, entre otros títulos. Fray Luis de Granada, teólogo dominicano y reputado predicador, autor de popular Libro de la oración y meditación,
la Guía de Pecadores y otras obras de análisis de la fe y la conducta cristiana.
174
Regla de la Gloriosa Santa Clara (1619), 72. Las características de la observancia señaladas anteriormente provienen de esta fuente.
173
Magnus Lundberg, Mission and Ecstasy. Contemplative Women and Salvation
in Colonial Spanish America and the Philippines. Upsala: Swedish Institute of
Mission Research, 2015. Copia libre en internet.
175
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hace objeto de su atención. Para lograr esa semejanza, la religiosa aspirará a ser como el Dios crucificado, cuya apariencia física
sugiere el comportamiento de la esposa: muda, ciega, sorda. Tras
esa aparente muerte está la vida. La gloria se compra con padecer, no con el placer. Sáenz de Gumiel subraya que profesar es
padecer al abrazar las penalidades de la cruz.
Además de la negación de sí misma, Sáenz de Gumiel presta
especial atención a la obediencia, y toma al mismo Dios como
ejemplo. Dios se hace presente en la hostia al llamado de cualquier sacerdote. Es una rara pero elocuente defensa del sacerdocio, del cual Sáenz Gumiel era representante y quien utilizaba
las enseñanzas del teólogo franciscano John Duns Scotus (12661308).
Los puntos desarrollados por Sáenz de Gumiel se hacen eco
de las recomendaciones de la Regla capuchina.176 La edición de
la Reglas de 1693 sigue muy de cerca ediciones anteriores, pero
tiene un “breve compendio de todo lo que conviene al estado
religioso para caminar a la perfección” que pudo servir de base
para los comentarios sobre la observancia que hace el predicador.177 En este “compendio” se establece que la buena religiosa
debe “amar a Dios; aborrecerse a sí misma; desarraigar los vicios; plantar las virtudes; vencer los enemigos; observar los votos, hacer bien; padecer males por Dios”. Añade, además, una
referencia a una monja capuchina ejemplar, Sor Josefa García,
del convento capuchino de Castellón de la Plana, en Valencia.
La vida de la monja había sido publicada en 1759, unas tres décadas atrás. La cita sugiere la circulación de hagiografías femeninas en el mundo cultural-espiritual del siglo xviii, y el interés
que un predicador como Sáenz Gumiel tenía en estas lecturas
edificantes, como fuente de sus escritos y mensaje de su prédica.
Su admiración se revela en una elocuente pero exagerada comparación de la capuchina española con varios santos de ambos
géneros. Sin embargo, tras esa desviación no completamente
ortodoxa, el predicador se escapa ágilmente y retorna a las enseñanzas de San Pablo y, en especial, a la siempre popular Sor
María de Jesús de Ágreda. La biografía de Sor María le sirve
para exaltar la pobreza, tema que se insinuaba anteriormente en
su sermón y al que retrocede para terminar su prédica al argüir
que, como la monja de Ágreda, pretendía hablar por María, y
que el mensaje de la pobreza que ella sustenta se puede definir
como “doctrina de María Santísima”.
En la despedida, Sáenz Gumiel utiliza la popular metáfora
del convento referente al panal de abejas que recogen néctar
para elaborar su miel. Gumiel insta a la profesante a imitar a sus
hermanas de religión en la profesión que practican, y promete
que pedirá por ellas y para sí, las arras del amor del esposo que
ha logrado durante su profesión.
La vena teológica del padre se revela en sus citas: Scotus,
San Bernardo, San Buenaventura, San Agustín, y la madre María de Jesús de Ágreda. En cuanto a sus pilares bíblicos, hurga en el Cantar de los Cantares, los salmos, los proverbios, y
Samuel, para la historia del amor de David y Jonatán. Gumiel es
un predicador conservador que retiene los conceptos de ascetismo predicados en el siglo xvii y difundidos desde el Concilio de
Trento. Sólo la defensa de la tradición mantendría la ortodoxia
capuchina.
Regla Primera de la gloriosa madre Santa Clara, Sevilla: Juan Francisco Blas
de Quesada, 1693, p. 306.
177
Regla Primera de la gloriosa madre Santa Clara, Ibid, pp. 305v-313.
176
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Leyes de la Esposa intimadas a Sor María Joaquina Juana
Evangelista, en el día de su profesión. Por el Reverendo Padre
Fray Juan José Sáenz de Gumiel. En el sermón que predicó en
el convento de Señor San José de Gracia de Señoras Religiosas
pobres Capuchinas, el día 26 de noviembre, en el que se
celebran los desposorios de María Santisima con San José. Año
de 1788.178
la boca; porque el silencio es el guardajoyas de las virtudes, y
el compendio de todas las leyes, en donde su observancia es
más severa, allí las virtudes más sólidas. Le puso en el corazón
este verso de David: Mi carne solo descansa en mi esperanza,181
porque una Capuchina en su profesión, se despide de todas las
delicias del mundo, y abraza las penalidades de la Cruz o de la
religión.
Cum esset desponsata Mater Jesus Maria Joseph antequam convenirent.179
1. Si es presunción necia, esperar dos glorias, [¿]quién es aquel
que se atreve a apetecer en este mundo ser coronado de rosas,
habiendo de ser en la eternidad coronado de espinas? La virtud sólida mejor se adquiere, y conserva con el lastre del penar,
que con la vela y viento en popa del gozar. La gloria se compra
con el padecer, no con el placer. Una ligera tribulación, clamaba
San Pablo ha de obrar en nosotros un eterno peso de gloria.180
Quema, Dios mío, corta en esta vida, porque el que nada padece,
padecerá finalmente.
2. Instruida con acertado magisterio en su noviciado en esta segurísima doctrina la joven y prudente virgen Sor María Joaquina
Juana Evangelista, es admitida con la aprobación universal de
tan venerable, y santa comunidad a la deseada profesión, que es
lo mismo, que profesar de por vida el padecer. Acertado discurso el de un discreto: Para insinuar éste la idea de una religiosa
Capuchina, la pintó crucificada. No es esto lo particular, porque
a cada alma religiosa la religión es cruz; le puso un candado en
3. Elige esta prudente virgen para su profesión este día, en que
se celebran los desposorios del santísimo purísimo y castísimo
José con la purísima castísima y santísima María. ¡Día Feliz! Porque en estos castísimos desposorios el mundo todo se interesa,
por haber introducido en él a su redentor, celando al diablo este
admirable misterio. Feliz día, en que recibió el purísimo Señor
San José el mayor honor de dar la mano de verdadero, y legítimo
esposo a la verdadera Madre de Dios prevista.182 [¿]De dónde,
oh varón de Dios, entre los nacidos el más feliz, en pluma de la
venerable Madre Ágreda, os vino tanta felicidad y dicha, ¿qué
el hijo de Dios se reputase por vuestro único Hijo? El eterno
padre os da su hijo, el hijo su real querida madre; el espíritu
santo os fía su esposa, y da sus veces, y toda la Santísima Trinidad a su electa, única, y escogida, como al Sol os la concede,
y entrega por vuestra legítima esposa. Ésta dio a su verdadero
esposo su corazón, dice mi San Bernardino de Sena.183 Si, que
una fiel amante-esposa no debe dar menos cuando da la mano
a su esposo, que el corazón. Cumplió exactamente con las leyes
de esposa de Santísima Señora, estando sujeta, y obediente a su
Esposo en todo como la Iglesia a Cristo.
Salmos.15: 9. Esta nota está equivocada Debe ser Salmo 16: 9. “Por tanto mi
corazón se alegra y mi alma se regocija: también mi carne morará segura”.
182
Mística Ciudad de Dios. Primera parte, libro 2, Cap. 22, n 766. Ver, María de
Jesús de Ágreda, Mystica Ciudad de Dios. Milagro de su Omnipotencia y Abismo
de la gracia Primera Parte. Lisboa: Imprenta de Miguel Manescal, 1684, p. 368.
183
Apud Espinosa. Nota del padre Gumiel. Las referencias bíblicas son del
autor.
181
Ms. Colección privada del padre José Herrera a quien agradecemos su generosidad. Se reproduce el texto completo.
179
Mateo, 1:18. Referente al nacimiento de Jesucristo y la concepción de María
antes de desposarse con José.
180
Pablo, 2 Corintios 4:17. Porque nuestra leve aflicción, la cual es momentánea,
produce en nosotros un inmensurable y eterno peso de gloria.
178
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4. Yo en este rato intimaré a Sor María Joaquina Juana Evangelista las leyes de esposa de Cristo, que aunque son muchas, se
reducirán a dos, que serán las dos partes de mi oración. Leyes
de amor María santísima, madre del amor hermoso, despida una
chispa a mi corazón, para hablar con acierto, fruto y gracia Ave
María.
bien ordenada, y en cuanto te puede ayudar, para que le ames á
solo él. Hasta aquí el texto de la primera parte”.186
Cum esset desponsata Mater Jesu Maria Joseph184
5. Cualquiera República, cualquiera monarquía, cualquiera al
imperio, cualquier gobierno, y cualquier credo, tiene sus leyes
consagradas todas a su establecimiento. Hoy in facie ecclesia es
declamada, declarada, y coronada por Esposa del Cordero Sor
María Joaquina Juana Evangelista. Advierte, hija, que aunque
Cristo algún día rugirá como león, que hará temblar las columnas más elevadas, cuando trata de desposarse, se llama cordero;
para que entiendas que desde hoy has de ser mansa como una
corderita.
Primera parte
6. La primera Ley del amor, que ha de observar la Esposa de
Cristo, se la declaró a la Venerable Recoleta de Ágreda una voz
intelectual, que le habló en lo interior en la siguiente forma:185
“Alma criada por mano del omnipotente Dios, si pretendes como
escogida seguir el camino de la verdadera luz, y llegar a ser carísima esposa del señor, que te llamó, conviénete, que guardes las
leyes del amor, que de ti quiere. La primera ha de ser, que con
efecto te niegues toda a ti misma, y a todas tus inclinaciones terrenas, renunciando todo, y cualquier amor de lo momentáneo,
para que ni ames, ni admitas el amor de ninguna criatura visible,
por más útil, hermosa, y agradable que te parezca más de en
cuanto te lo mandare tu señor y esposo, para el uso de la caridad
184
185
Mateo, como arriba. Ubi supra.
Mística ciudad de Dios, Introducción a la 2ª. Parte, n. 16.
7. Ley proporcionada dice San Bernardo a la grandeza, y dignidad de este matrimonio espiritual; porque si por el esposo
terreno ordena Dios, que se dejen y abandonen padre y madre,
por el espiritual obliga, y manda que nos dejemos a nosotros
mismos, porque era justísimo, que por un esposo, que es Dios,
se dejase más que por un esposo de la tierra. Sor María Joaquina, debes por esposa de Cristo, dejarte a ti misma, hacer entera
renuncia de ti misma, y despegarte de ti misma, y entregar todo
tu corazón a tu esposo sin reserva, y puedas con verdad decir
con la Esposa de los Cantares: Mi Esposo es todo para mí, y yo soy
toda de mi Esposo Dios.187 Y si yo soy toda de mi Esposo Dios, es
preciso en adelante no viva sino para él es preciso que en todas
mis acciones resplandezca el carácter de mi consagración; es
preciso que yo piense, hable, y trate con las criaturas, como un
alma dedicada enteramente a Dios; finalmente es preciso que
cuanto en mi se descubra, y manifieste, de á entender, que yo
soy esposa de Dios.
8. A título de Esposa debes acompañar a tu esposo en toda fortuna, sea próspera, o adversa: debes sufrir sus humores que, con
todo de ser Dios, los tiene varios y desiguales. A título de virgen
debes seguir al Cordero por cualquier parte que fuere. Unas veces te llevará al desierto de la quietud y oración: otras te pondrá
en medio de ocupaciones domésticas de torno, de cocina, de
refectorio, de ropería, de enfermería, que con violentas distracciones te embaracen, y disipen. Ya te conducirá a cumbre de un
monte, donde te hallarás rodeada de resplandores de gloria, de
cuya altura te parezcan todas las cosas de este valle nada. Ya te
Ver, María de Jesús de Ágreda, Mystica Ciudad de Dios. Milagro de su Omnipotencia y Abismo de la gracia… Segunda Parte, Lisboa: Miguel Manescal 1684,
Introducción, iii. Sáenz Gumiel suprimió parte del texto en su cita.
187
Cantar de los Cantares, 2:16.
186
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llevará otro monte, donde no verás otra cosa que espinas, y cruces, que te cerquen por todas partes. Habrá ocasión en que se
ausente tu Esposo, sin saber dónde, ni por qué. Otras lo tendrás
tan presente que oprimida del peso de su majestad, le rogarás,
que huya, y se retire al monte de los aromos.188 Tal vez te hablará
con sequedad, desviándote de ti, pero tal vez él mismo te buscará, te hablará con ternura, liquidando tu alma con los cariñosos
nombres de amiga, de hermana, de esposa, y de paloma: Un día
amanecerá con el semblante seco, y desabrido; otro, risueño, y
apacible.
no la despertéis hasta que ella quiera: quod usque ipsa velit. Y a ti
sóror María Joaquina Juana Evangelista, te prevengo, y suplico,
que frecuentes esa botellería de tu esposo. De allí saldrás tan
fuerte, que triunfarás de todos tus enemigos; y émula fervorosa
del apóstol San Pablo, fijarás en tu corazón aquel cartel de desafío: ¿Quién es capaz en todo el mundo de separarme del amor
de mi esposo Jesús[?]190 Con ese vino tan generoso tendrás una
oración frecuente, y elevada, un riguroso silencio, una humildad profunda, una lección útil y atenta, una presencia de Dios
sin quiebra, ni interrupción; una obediencia ciega, y pronta; un
trato familiar edificativo con tus hermanas, y próximos; una diligencia exacta en tus ministerios. Finalmente, en esa botellería te
ordenará tu Esposo la caridad, para que pienses, hables, y trates
con caridad, conque cumplirás perfectamente la primera Ley de
tu Esposo Cristo.
9. Finalmente, unas veces te negaría una gota de su adobado
vino, y te dará a beber las amarguras de su cáliz: pero algunos
días te franqueará la botillería de sus consuelos, dándote a beber con tanta abundancia del dulce vino de su amor, que te embriagará, y como a una borrachita, o te dejará tirada en el suelo,
o te reclinará en sus amorosos brazos. No paso adelante, sin prevenir a esas brillantes estrellas de ese claro cielo, y respetable
coro, con un consejo, que da el Esposo en el capítulo tercero de
los Cantares, y repite en el octavo con las mismas palabras, sin
duda porque es muy importante: Ne suscitetis, neque evigilare faciates dilectam, donec ipsa velit. 189 Perdonadme, señoras religiosas,
que bien sé, que mi presunción os sacará los colores a la cara,
porque por ella saco yo vuestros afectos a la calle.
10. Atención R.R.M.M. [Reverendas madres] que he entendido
que en estas vuestra santa casa se bebe ese adobado, y generoso vino, que embriaga hasta el alma, y aunque sois pobres,
hay muchas aficionadas; porque se vende de balde; pues yo os
prevengo de parte de vuestro amante esposo, que si encontráis
alguna borrachita tirada en ese coro, en cocina, en refectorio,
en torno, enfermería, ropería, o por algún rincón de la casa, que
Aromos: especie de acacia con ramas espinosas.
Cantar de los Cantares, Cap. 3: 5; Cap. 8:4. “No despertéis ni hagáis velar al
amor hasta que quiera”.
188
189
Segunda parte
11. La segunda ley de amor, que intimó aquella voz intelectual
a la Venerable Madre Ágreda,191 y yo te intimo a ti, Sor María
Joaquina Juana Evangelista, es, que con diligencia te despojes
de la vileza de tus vestiduras, desandrajadas por tus culpas e
imperfecciones, inmundas por los efectos del pecado, y horribles por la inclinación de la naturaleza. Quiere su majestad lavar
tus manchas, y purificarte, y renovarte con su hermosura. Hasta
aquí el texto de tan santa ley.192 Sor María Joaquina, si tu Esposo
quiere renovarte con su hermosura, es, para asemejarte a Él, y
tener sus delicias con tu alma. El último grado del amor según
San Bernardo N.S.D. San Buenaventura, es la total semejanza
Pablo, Romanos, 8: 35. “¿Quien nos separara del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?”
191
María de Jesús de Ágreda, Mística Ciudad de Dios, Introducción a la segunda
parte, n. 18.
192
San Bernardo, Tratado del amor de Dios. Ver, Opúsculos de S. Bernardo, Abad de
Claraval. Burgos: Josef de Navas, 1795, 281. “Libro, o Tratado del Amor de Dios,
dirigido a Emerix cardenal y cancelario de la Santa Romana Iglesia”.
190
136
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con Dios en el modo que la criatura puede hacerse semejante a
su Dios, y Señor en esta vida. Esta semejanza aconsejaba el príncipe de los apóstoles San Pedro en su segunda epístola.193 Nos
dio, dice este fino amante, preciosos dones, para que os hagáis
compañeros de la Divina naturaleza, huyendo de los apetitos
corruptibles de esta vida. El tratar con estas almas sus compañeras,194 tiene el Divino Esposo sus gustos, y delicias.
amorosa semejanza te persuade mudamente desde aquel trono. Allí está vivo con apariencias de muerto; tiene ojos, y no
ve; lengua, y no habla; manos, y no palpa; pies, y no anda. Así
tú Sor María Joaquina, aunque estés viva en lo natural, te has
de portar como muerta en lo espiritual. Con ojos, sí, pero como
muerta modestos y cerrados para no ver sino el consuelo de
tus hermanas, y próximos. Oídos sí, pero como muerta, sorda,
cerrados aun a la más leve murmuración; y abiertos para oír la
voz de Dios en la de la Superiora: Lengua sí, pero muda, y como
muerta a la menor quejita, y desahogo si en él interviene la más
ligera faltilla de caridad: Mano[s] sí, pero cruzadas como muerta,
y solo extendidas para las obras y empleos de tu ministerio: Pies
sí, pero inmobles199 como muerta, y solo ligeros para correr con
diligencia, como David, el camino de los mandamientos de Dios,
de la Regla, y Constituciones.
12. ¡Oh, admirable de su grandeza! Un señor infinito en toda clase
de bienes. Un Señor, a cuyo tabernáculo no se acerca el azote, ni
mal alguno. Un Dios, que con solo esa voz se dice todo, tiene su
recreación, y gusto en comunicar con sus criaturas. [¡] Agota la
admiración! Que no teniendo Dios necesidad de alguno de nuestros bienes para su felicidad inmensa, como dice David195 sin embargo busca a sus pobres criaturas, y las hace como blanco de sus
finezas, y amor infinito. Bien, que como enseña la Teología, sola su
infinita, incomparable, y suma bondad, especialmente el objeto
primario de su amor, es propio del amor, según el Filósofo,196 hacer de dos sujetos uno, tal es la suave fuerza, y poderosa destreza
del amor, dice el siempre grande Agustino,197 que a las personas
las muda una en otra. El amor de David a Jonatás los hizo tan semejantes, que se aglutinaron sus almas tanto, que parecían una.198
13. Aspira, Sor María Joaquina, a este grado de amor, para que
en tus desposorios te asimiles a tu fino, amante Esposo. A esta
Pedro, Epístolas 2, 1: 4. “Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para
que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina”.
194
Proverbios, 8: 31. “El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; más
la oración de los rectos es su gozo”.
195
Salmos 15, “Oh, Señor, ¿quién habitará en tu tabernáculo?”
196
Tomás de Aquino.
197
Historia. De Dolores. fol.8. 468. Nota del autor. Después de revisar una compilación de las obras de San Agustín no hemos encontrado ninguna que coincida con el título ofrecido por el predicador. La vaguedad de esta nota precluye
su identificación.
198
Samuel, 18: 1 “Y aconteció que cuando el acabo de hablar con Saúl, el alma
de Jonatán quedo ligada al alma de David, y Jonatán lo amo como a sí mismo”.
193
14. Desde aquel trono te persuade tu fino amante la semejanza
en la más heroica humildad, y más pronta obediencia. Siendo
un Señor infinitamente grande, en cuya presencia los mayores
monarcas de la tierra son como un granito de arena, creemos, y
veneramos, ocultando tanta majestad, y grandeza en los corruptibles accidentes de pan, y vino, para que tú te humilles hasta lo
profundo: porque a los que hemos sido concebidos en culpa,
ningún agravio se nos hace en el mayor desprecio. Finalmente,
ese Señor tu Esposo es de tan rara obediencia, que, a la voz de
un verdadero sacerdote, aunque sea el más indigno, a que pronuncie sobre el pan, y el vino las palabras de la consagración,
primero faltara el cielo, que Él falte a la obediencia, haciéndose
luego presente real, y verdaderamente.
15. Son de tanta fuerza las palabras de la consagración, en la sutil pluma de nuestro Mariano Doctor Scoto, y nuestros grandes
teólogos, que si antes de encarnar Cristo, y antes de criar Dios
al mundo, criara solamente un sacerdote, y una hostia, sobre la
199
Inmobles: inmovibles.
138
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cual pronunciase las palabras de la consagración, en el mismo
punto había de estar Cristo en aquella hostia, tan real y verdaderamente como hoy está; porque así la omnipotencia de aquellas
palabras tiene fuerza para reproducir el cuerpo de Cristo en el
lugar donde no estaba, así, dice mi sutil Doctor, tendrían también fuerza en este caso, para producirlo en el tiempo, que no
era; porque no se requiere mayor poder para un milagro, que
para otro. [¡]Oh, admirable obediencia!
de la religión, que así te asimilaras a tu Esposo, y cumplirás las
Leyes del Amor, y de fina amante Esposa.
16. Procura tu Sor María Joaquina imitarla, para asemejarse a
tu Esposo. La obediencia, la más pronta, y ciega es la mejor.
Puede servirnos de modelo a las personas religiosas la pronta,
y ciega obediencia del buen soldado a su jefe. Nuestro Seráfico
Doctor San Buenaventura afirma,200 que es mui alto grado de
obediencia obedecer a un hombre por amor de Dios, como al
mismo Dios; y dice más, que para ser verdadero obediente, es
necesario ser como un cadáver, que se deja mover sin resistencia alguna. El que obedece consigue lo que en Dios es singular,
que es no poder errar, porque la obediencia es como vicaria de
la Sabiduría Divina. Hija, le dice María Santísima a su discípula
de Ágreda, trabaja por ser obediente y obedecer, “que este es el
camino seguro; y lo es tanto, que los yerros de los obedientes no
los pone Dios en memoria para el día de la cuenta, antes borrara
los demás pecados por solo el sacrificio de la obediencia”.201 Sor
María Joaquina obedecer, y obedecer como muerta en la cruz
17. A costa de innumerables fatigas procuraba San Pablo, que
se formase en los corazones de los de Galatia la imagen de Jesús.202 Trabaja, les decía el Santo, en repetidas penas hasta que
Cristo se forme en vosotros. Sobre esta sentencia del Apóstol de
las gentes, dicen algunos SS[antos] Doctores que el medio para
que el Señor se forme en el corazón humano, es la frecuente
consideración de los misterios de su vida, pasión, y muerte. El
Vener[abl]e P[adre] presentado fray Francisco de Posadas en la
vida, que escribió de Nuestro querúbico P. S. Domingo,203 hablando de sus milagrosas transformaciones en Cristo, asegura
que fueron muy frecuentes, y fervorosas; porque su continua
vigilancia era meditar la vida del Señor, y seguirle sus pasos en
el ejercicio de sus virtudes heroicas, conformando su querúbica
vida con la de Jesús: y este es el medio, dice San Bernardo para
que una alma se transforme en el Señor.204
18. Una de las almas, que en nuestros tiempos consiguieron esta
admirable transformación, es la venerable sor Josefa García religiosa capuchina en Castellón de la Plana en el reino de Valencia.205 A esta te propongo por ejemplar, por ser de tu misma
religión. Esta Capuchina santa cumplió tan exactamente las suaGálatas, 4:19. “Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta
que Cristo sea formado en vosotros”.
203
Posadas, Vida de Santo Domingo, Cap. 5. No es posible saber a qué edición se
refería Sáenz Gumiel. Ver, fray Francisco de Posadas Vida del glorioso patriarca
Santo Domingo de Guzmán, fundador del Orden de Predicadores, Córdoba: Real
Convento de San Agustín, 1701. El capítulo 5 corresponde a su juventud, pero
Sáenz de Gumiel se refiere a aspectos más generales de su vida.
204
San Bernardo, Sermón 38 in Cantic. Ver, Sermones sobre el Cantar de los Cantares. Obras completas de San Bernardo. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1987, Vol. V. San Bernardo escribió 85 sermones y solo llegó al Cántico 3:1.
205
Fray Joseph de Vela, Idea de la Perfecta Religiosa en la vida de la Ven. Madre Sor
Josepha María García, primera hija del Real Convento de Capuchinas de la Villa de
Castellón. Valencia: Imprenta de la Viuda de Antonio Bordazar, 1750.
202
200
Formula Aurea de grandibus virtutum, Cap. 2, lit. A. Número que representa la
perfeccion de la naturaleza. Sobre el respeto a la obediencia en San Buenaventura, ver, fray Juan Andrés Moraleda, Piadoso novenario en honra del seráfico Dr.
San Buenaventura. Madrid. Imprenta de “La esperanza”, 1865, p. 29. San Buenaventura es muy citado en los libros de instrucciones para los principiantes en
la vida religiosa, tal como fray Diego Murillo, Instrucción para enseñar la virtud a
los principiantes y Escala espiritual para la perfección evangélica, Tomo Segundo,
Barcelona: Gustavo Gili, editor, 1907; fray Antonio Arbiol, Desengaños místicos
(Undécima edición), Madrid: Imprenta de Joseph Herrera, 1789, p. 240.
201
Mystica Ciudad de Dios 1.part. Lib. 2, Cap 3. n. 450. Ver, María de Jesús de
Agreda, Mystica Ciudad de Dios. Lisboa, Miguel Manesca, Imp. 1684, p. 214.
140
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ves Leyes del Amor, que le correspondió el Señor en tan sumo
grado, que parece que fue la niña de sus ojos. Cuantos favores
especiales ha comunicado el Señor liberalmente a las insignes
almas, que celebra la Iglesia, las recopiló en esta insigne Capuchina. Le hizo el corazón como a la Seráfica Doctora M[adre]
Santa Teresa, se lo dilató como a San Felipe Neri, le imprimió
sus llagas, y permutó el corazón, como lo hizo con Santa Catarina de Sena; le dio a beber la sangre del costado como a N.P.S.
Francisco, y María Santísima le dio el dulce néctar de sus virginales pechos. De modo, que se puede decir, y afirmar de esta venerable capuchina, que todas las perfecciones, favores, y gracias,
que divididas repartió la omnipotente María a las demás almas,
se hallan en ella maravillosamente copiadas, como del gran Antonio predicó Gerson.206
que hubiera más almas transformadas en Jesús, si vivieran más
conformes con Jesús.
19. Se le oyó decir muchas veces a esta v[enerable] capuchina, lo
que ya dijo de sí el Señor; esto es, que el camino y puerta para
entrar infaliblemente en la divina presencia, y gozar la unión
santa de su majestad, era la fervorosa consideración de la vida,
pasión, y muerte de Jesús. Sor María Joaquina, esta será la materia frecuente de tu oración, y continua presencia de Dios; que
así lograrás conformarte con tu Esposo, y luego transformarte
en Él maravillosamente. Y así puedes decir con San Pablo: Vivo
yo, y no vivo yo, porque vive Cristo en mí.207 Aquí quiero hacer
una penetrante pregunta que hace el venerable Posadas, para
nuestra confusión, y enseñanza: ¿Por qué no me transformo en
Jesús? Y responde: Porque no me conformo. O[h] qué cierto es,
Gerson, tomo 8, Part. 4. Juan Gerson (1363-1429) escribió prolíficamente
sobre temas teológicos, canónicos, y doctrinarios. Entre sus numerosas obras
se cita un sermón sobre San Antonio Abad enunciado durante el concilio de
Constanza, a 17 enero 1417. Para una lista muy completa de sus obras, ver, Antonio Pereira de Figueredo, Compendio dos escritos e doutrina do veneravel João
Gerson de Paris. Lisboa: Antonio Vicente da Silva, 1769, pp. 117, 122, 146.
207
Gálatas, 2: 20. “Con Cristo estoy juntamente sacrificado y ya no vivo yo más
vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a si mismo por mí”.
206
20. El Señor en todas las virtudes fue perfectísimo maestro;
pero la que practicó más fue la santa pobreza voluntaria. Siendo del Señor la tierra, y su plenitud, el orbe y cuantos lo habitan: nació pobre, vivió pobre, y murió pobre. N.P.S. Francisco
en todo cuanto le fue posible se conformó con Cristo; pero en
lo que más se distinguió, fue en la santa pobreza, que fue altísima, y la llamaba su señora. Te aseguro, le dice María S[antísi]
ma a su discípula de Ágreda; y yo te digo a ti, “te aseguro amiga,
que no hay para el Altísimo más precioso don, ni ofrenda, que
la pobreza voluntaria. Esta pobreza quiero que ames, y la busques con toda diligencia; porque es el ornato de las Esposas
de mi Hijo dulcísimo, sin el cual te aseguro, carísima, que la
desconoce, y repudia, como desiguales y disimiles monstruosamente208 pues no tiene proporción la esposa rica, y abundante
de superfluas alhajas, con el Esposo pobrísimo y destituido de
todo; ni puede haber amor recíproco con tanta desigualdad.
En el uso, y en el deseo has de seguir ajustadamente a Cristo
pobre, y desnudo en la cruz. Renuncia, hija mía, toda afición, y
amor a cosa alguna terrena. Lo mucho debes renunciarlo por
superfluo, lo poco también se debe estimar en poco; porque
será mayor error, embarazar el Corazón con lo que nada vale, y
estorba mucho. En la pobreza están encerradas muchas virtudes, que hacen muy dichosa a la criatura”. Toda esta es doctrina de María Santísima.
21. No cabe, que quien con verdadero espíritu menosprecia la
tierra de su misma persona, (que esto es renunciarse a sí misma
como Ley del espíritu de Cristo) haga estimación de la tierra
208
Mystica Ciudad de Dios, 2. part. lib. 4.cap.17, n.571, 297, y el, cap.29. n. 689.
Ver, Agreda, Mística Ciudad de Dios, Lisboa 1683. Sáenz Gumiel cita también
3a. part., libro.8, cap. 1.n. 389. Ver, Agreda, Mística Ciudad de Dios, Amberes:
Hermanos de Tournes, 1736, p. 146.
142
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extraña de los intereses temporales. Es la pobreza voluntaria
fundamento esencial de la perfección. Por esto el mismo Señor
le dio la primacía.209 Bienaventurada la pobreza voluntaria, o de
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Para alcanzar
esta bienaventuranza, aspira a la perfecta pobreza. Digo perfecta, porque es cosa lastimosa, dice San Bernardo, que muchos
quieren ser pobres, y se glorían de serlo; pero no les ha de faltar
cosa, que pueda hacer a su propia conveniencia. Sor María Joaquina, cuando algo te faltare, que serán muchas veces, acuérdate, que eres pobre Capuchina. Renueva este voto cuantas veces
puedas, y cuando la necesidad, o caridad te obligase a escribir
fírmate después de tus nombres: Pobre Capuchina, y advierte,
que nunca serás más señora, que cuando seas más pobre. Desempeña el honroso título de S[eñor]a Pobre Capuchina.
la abstinencia moderada; de otra el silencio riguroso; de una la
exacta diligencia de asistir a las enfermas; de otra la religiosa afabilidad con las sanas; finalmente de una la encendida caridad, y
de otra la continua oración, y presencia de Dios. Así cumplirás
exactamente con las Leyes de tus venturosos desposorios, de
que doy los debidos parabienes.
22. La última instrucción que te doy, es el que, como el Espíritu Santo envía al perezoso á que aprenda de la hormiga, para
aprender: Vade ad fornicam, o piger et disce que vayas, y aprendas
en la Escuela de las Abejas:210 La diligencia, vigilancia, cuidado, y esmero, que ponen estas oficiosas abejitas, para fabricar
sus panales, recogiendo en varios campos, y jardines hermosas
y fragantes flores, con que hacen su miel y cera. Sor María Joaquina, Juana Evangelista, sin salir tú de tu clausura, puedes en
este ameno pensil de tantas hermosas, y fragantes flores, cuantas son las religiosas, en que Dios te ha colocado, puedes, digo,
como oficiosa abeja recoger, para fabricar el dulce panal para tu
amante, y dulce esposo, de una eminente perfección Y ¿cómo
será esto? copiando de cada una de estas venerables religiosas la
flor más fragante de su virtud más sobresaliente. De una imitar
la humildad más profunda; de otra la obediencia pronta; de una
la mansedumbre de cordera; de otra la pureza de ángel; de una
Mateo, 5: 3. “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el
reino de los cielos”.
210
Proverbios 6: 6. “Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé
sabio”. El ejemplo se extiende hasta el verso 11.
209
23. Y pues lograste un esposo tan rico, como liberal, pídele por
arras el precioso inestimable don del amor, para esta venerable, y santa comunidad, y en especial para su meritísima cabeza.
Amor encendido para la que, con tanto acierto, y magisterio te
guió, y subió al florido tálamo de tu Esposo. Amor ardiente para
el que, haciendo veces de amoroso padre, no descansó hasta
concertar tus desposorios. O[h¡] qué pasos tan bien dados! Y tan
bien premiados. Amor finalmente para todos los presentes, y tan
penetrante, que antes si posible fuera, quisiéramos estar en el
infierno con amor de Dios que sin este amor en la Gloria.
FINIS.
[Nota caligráfica al pie de la página] de el simple uso de Sor María Joaquina con licencia de su prelada. Pido por amor de Dios
me lo vuelvan porque me hace mucha falta.
[Nota caligráfica 2 al pie de la página] el silencio y abstracción
llevan a la perfección.
[Nota caligráfica 3 al pie de la página] La que quiere ascender
al monte de la perfección arrójese de corazón en un todo al
padecer.
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
1.2.c. Sermón de profesión de Sor María Antonia
Ildefonsa
José Antonio Plancarte, Sermón de profesión, que en la que
hizo sor María Antonia Ildefonsa, en el siglo Doña María
Ignacia de la Rocha. En el convento de San Joseph de Gracia
de Reverendas Madres Capuchinas, en la ciudad de Querétaro,
el día 28 de abril del año de 1799, en que celebra dicho
convento la fiesta de la dedicación de la Basílica de Asís de
Nuestro Padre San Francisco, 1799211 (Selección)
Este sermón fue predicado el 28 de abril para celebrar, al mismo
tiempo, la dedicación del templo de las madres capuchinas y la
profesión de la novicia Sor María Antonia Ildefonsa, en el siglo María Ignacia de la Rocha, quien perteneció a una distinguida familia
novohispana. Según Herrejón Peredo, nació en León y se educó
en el colegio de Carmelitas de Valladolid. Su padre fue Francisco
Xavier de la Rocha y tuvo un hermano franciscano, fray José Francisco de la Rocha, quien escribió un sermón para su profesión, al
igual que lo hizo, el autor citado aquí, fray José Antonio Plancarte
(1745-1815).212 Esta monja contó con el favor de la jerarquía religiosa
Plancarte fue un bien conocido predicador en su tiempo. El sermón tuvo los
pareceres de Dr. fray Manuel Mercadillo, del Real y Militar Orden de nuestra
Señora de la Merced, actual provincial de esta Santa Provincia de la Visitación.
Dada a octubre 1, 1799 en su convento de La Merced; Lic. Del R.P. Lic. Ramón
Fernández del Rincón, presbítero de la Real Congregación del Oratorio de
San Felipe de Neri de esta capital, dada en México a 18 de septiembre de 1799.
Aprobación del R. P. Fr Joseph Pablo Sánchez, lector jubilado, ex definidor de
la Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán y capellán del Santuario
de Loreto en el convento Grande de N. P. S Francisco de Querétaro, dada a
agosto 20 de 1799. Recibe la bendición y licencia para darse a la prensa de fray
Joseph María Carranza de la observancia de N.S.P. S Francisco, lector jubilado
y Ministro Provincial de la provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán,
Querétaro a 21 de agosto de 1799.
212
Carlos Herrejón Peredo, Del sermón al discurso cívico, 214-19. Herrejón Peredo
analiza este sermón como ejemplo de panegírico neoclásico. El sermón fue publicado por el hermano de la religiosa profesante, fray José Francisco de la Ro211
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
145
de su tiempo, la cual medió en su admisión al convento, y facilitó
la celebración de su profesión y su impresión. Parece haber sido la
única monja que recibiera dos sermones elogiosos.
Fray José Antonio Plancarte nació en Zamora213 fue guardián
del convento franciscano de Celaya y definidor de la provincia de
San Pedro y San Pablo. Cultivó la oratoria y la poesía y gozó de
una buena reputación en ambos géneros.214 El sermón en honor de
Sor María Antonia Ildefonsa consta de dos partes. En la primera,
el autor explica la ley del desposorio espiritual y la dedicación de
Jesucristo a sus esposas.215 En la segunda, explica los deberes de
la esposa y cómo ella ha de ser toda para Jesucristo. Este tema es
el mismo que guía otras piezas citadas en este volumen y que fue
el fundamento de la espiritualidad femenina a lo largo de varios
siglos. Como se echa de ver, Plancarte se inspiró fuertemente en
cha, natural de la villa de León de Michoacán. Rocha fue lector de teología en
el Colegio Real y Pontificio de la Purísima Concepción de Celaya y Comisario
de la Tercera Orden de San Francisco de Celaya. El sermón se publicó como
Ventajas del estado religioso sobre la vida del siglo, México, Ontiveros, 1799. Rocha
también publicó, Panegíricos Morales, México: Ontiveros, 1802, y La amada del
Señor: Elogio de la Concepción Purísima de María. México: Ontiveros, 1797. Este
último lo predicó en la fiesta anual de la imagen de la virgen del Pueblito, en
las afueras de Querétaro, una devoción muy popular en ese siglo.
213
Fray José Antonio Plancarte (1735-1815) fue tío de Gabriel Méndez Plancarte.
Tarcisio Herrera Zapien, “El grupo ábside y los humanistas levíticos de México”, en Nova Tellus. Revista Semestral del Centro de Estudios Clásicos, Instituto de
Investigaciones Filológicas, unam, Vol.17:1,1999, pp.159-187.
214
Fray José Antonio Plancarte, Flores Guadalupanas, O Sonetos Alusivos a la celestial imagen de María Santísima Nuestra Señora en su advocación de Guadalupe,
especialmente en cuanto a el vestido y adornos. México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1785; Poema panegírico hispano-latino, México: Felipe Zúñiga y Ontiveros, 1790; Lágrimas sacrosantas derramadas por Jesucristo en su Santísima Cruz,
México: Felipe Zúñiga y Ontiveros, 1788; Sermón de gracias que, en la exaltación
al trono de nuestro católico monarca, el Señor Carlos Cuarto, rey de las Españas y
de las Indias. México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1791; Recreación Poética.
México: Ontiveros, 1794; Alabanzas y deprecaciones para venerar y glorificar a los
santísimos, dulcísimos y misteriosos nombres de los cinco Señores Jesús, María, Joseph,
y Anna. México: Herederos de Felipe Zúñiga y Ontiveros, 1784. Ver, Alfonso
Méndez Plancarte, Fray José Antonio Plancarte, Morelia, sin impresor, 1959.
215
Ver, Herrejón Peredo, Del sermón, p. 217.
146
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
textos bíblicos clásicos, en los Evangelios y los escritos de padres
de la Iglesia como San Agustín, San Buenaventura y Gregorio
Nacianceno. Los Cantares de Salomón ofrecieron la base espiritual como texto privilegiado para los sermones de toma de hábito
y de profesión solemne. El tono es eminentemente pedagógico
y exento de los artificios barrocos de la prédica del siglo xvii y
comienzos del xviii, momentos en los que se explotaba la retórica
del lenguaje con buenas dosis de alegorías, hipérboles, metáforas
y demás artificios de la escritura.216 Sin embargo, Plancarte no se
desvía ni un ápice del tradicional escrutinio del significado de
la ocasión. Mediante el cuerpo (corazón y brazo) como muletilla
retórica, Plancarte transciende la corporeidad para ascender al
mensaje afectivo y espiritual. El sello como dominio del esposo
marca el cuerpo de la esposa como señal de un amor que demanda la completa absorción de la amada por el amado. Para corroborar la grandeza de la unión, el orador trae a cuenta ejemplos del
mundo, como el significado de un desposorio con un rey magnífico, el honor que ello implica, todos temas que serían bien entendidos por la religiosa, sus compañeras y el auditorio. Por ejemplo,
el abrazo de la cruz, el Cristo Confixus sum cruci, que dio pie a una
serie de grabados muy socorridos en el siglo xviii reaparece en
este sermón antes de la explicación de cómo esa simbólica unión
en la cruz la ayudará a conseguir la plena observancia de los votos.
Partiendo de la premisa que la perfección del amor de Cristo es
indudable, los sermones se enfocan en la explicación de los deberes de la esposa y las recompensas que su privilegiado espacio les
otorgará honor, riqueza, consuelo y gozo, pero todos espirituales.
En este ejemplo, Plancarte explica in crescendo la amplitud y generosidad de Cristo reclamando cómo es el todo el que envuelve
y recompensa. Tras llegar a esa cima de bondades, Plancarte su-
braya la observancia y los sacrificios que serán necesarios para
recibir esos obsequios. En comparación, los sacrificios son como
espinas que esconden flores. El brazo del Señor estará siempre a
su lado para ayudarla.
El orador entonces vuelve su vista a quien profesa y al público del templo, a quien interpela como testigo del sacrificio de
una “tierna virgen” que encuentra vida en su muerte simbólica,
siempre la diada más recurrida del predicador. La juventud de la
mujer que toma el hábito fue siempre un tópico favorito de los
oradores porque ofrecía el dramático contraste del holocausto
de la vida en su momento más prometedor y aparentemente más
feliz.217 La inocencia no impide el valor, especialmente en una
mujer joven. Plancarte recurre a otro interesante giro estilístico
al incorporar al público a su sermón. Tras encomiar el sacrificio
de la juventud, el predicador gira la rueda de la teatralidad al
incluir la participación de quienes son usualmente miembros
pasivos del acto. Le pregunta al auditorio si ellos no quisieran
también abrazarse a Cristo, los desafía a imitar a quien toma el
hábito. Dramáticamente, hace una interrupción en medio de su
plegaria y vuelve su atención hacia la verdadera heroína del momento. Asumiendo que habla por ella, enuncia las palabras de
total entrega del desposorio. Los afectos amorosos expresados
en esta parte del sermón se atenúan con la frase preventiva del
orador, que se dirige hacia el esposo en forma de niño. Así evita
suponer un diálogo completamente amoroso entre Jesús como
hombre adulto y la profesante. Plancarte termina anunciado la
muerte al mundo de María Antonia, pero la acompaña con jaculatorias de felicidad. La encomienda al amparo de María para
que la religiosa logre su plena dignidad como esposa y ruega por
su protección para todos.
Francisco Javier Cárdenas Ramírez, “Un acercamiento a la alegoría en la
profesión de monjas novohispanas” en Revista destiempos, 44 (abril-mayo 2015),
pp. 34-45; María Dolores Bravo Arriaga, “Un sermón de profesión de monjas
del siglo xvii: la retórica de la perfección” en Caravelle. 76-77 (2001), pp. 391-99.
Por la misma autora, ver, “Erotismo y represión en un texto del Padre Antonio
Núñez de Miranda” en Revista de filología hispánica, unam: 2011, pp. 127-134.
216
Ver, padre Pedro Calatayud, Misiones y sermones. Arte y método con que las establece. Tomo Segundo. Madrid: Imprenta de Música de D Eugenio Bieco, 1754.
El Tomo iii se publicó en tercera edición en Madrid: Imprenta de don Benito
Cano, 1796
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No cabe duda que, en cuanto a mantener un texto preciso
y claro, con un elegante ascender y descender en tonos y modalidades de expresión y contenido, Plancarte logró un sermón
ejemplar en el cual revisó todos los argumentos obligatorios a la
ocasión sin extenuarlos con pesadas digresiones.
y que más cela su Majestad en sus Esposas, que es la fidelidad en
su amor. Cela ésta tanto, que la pone por ley fundamental y por
condición de su desposorio. Me desposaré contigo (le dice a su
Esposa) mediante tu fe y fidelidad. Spontabo te mibi in fide.221 Con
que no ha de tener la Esposa otro amor que el suyo.
No ha de desear o codiciar tampoco cosa alguna fuera del Esposo porque esto sería, en cierto modo, suponer que había cosas
deseables o codiciables fuera de este divino dueño, lo cual es tan
injurioso a su soberana Majestad, como falso. Porque, ¿qué cosas
se pueden imaginar, de cuantas pudiera dar el mundo con todo
su poder, que no las tenga la Esposa mejoradas, con inmensas
ventajas, en Jesucristo? Demos caso que una pobrecilla aldeana
fuera electa en Esposa de un poderoso Rey. Sería Reina; sería
señora, ¿pero lo sería como lo es una esposa del Rey de Reyes, y
Señor de Señores? Tendría honores, ¿pero los honores del mundo son otra cosa que humo, como nos enseñan las letras santas?222 Tendría riquezas, ¿pero las riquezas del mundo (hablando
a lo cristiano) son más que estorbos y espinas del corazón, como
las llama el mismo Jesucristo en su Evangelio.223 Tendría placeres, diversiones, delicias mundanas, ¿pero éstas son otra cosa
que las fuentes de los pesares y de las amarguras en que al fin
vienen a parar, como dice el Sabio: extrema gaudii luctus occupat?224 Tendría en fin, (o demos que tuviera) cuanto pudo desear su
corazón, o de honorifico, o de magnifico, o deleitable. Después
de haberlo experimentado todo, ¿no diría, lo que enseñado de la
experiencia dijo el citado sabio Salomón, que todo era vanidad
Selección: Segunda parte: Páginas 14-24 218
Así como Jesucristo es todo para la esposa, así la Esposa ha de
ser toda para Jesucristo. Esto es una cosa tan justa, y una verdad
tan indubitable, que no tanto necesita de persuadirse, cuanto
de declararse: motivo porque procurare declarar (y juntamente
promover) como una Esposa de Jesucristo habrá de ser toda
para su Majestad. Lo será pues, guardando dos leyes particulares y propias de esposa, que le intima el Divino esposo en sus
Cantares por estas palabras: Pone me ut signaculum super cor tuun,
ut signaculum super brachium tuum.219 Así como en los desposorios
humanos suele ir adornada la esposa con una preciosa joya en el
pecho, y otro adorno también precioso en los brazos; así el alma
que ha de desposarse con Jesucristo, ha de adornarse y traer
siempre en su pecho y brazo una preciosísima joya; pero esta
no ha de ser otra que Jesucristo, y Jesucristo puesto como sello:
Pone me ut signaculum.
Poner pues, a Jesucristo como sello sobre el corazón, es que
la Esposa lo haga dueño de él,220 porque ya sabéis que el sello significa dominio. Tan absoluto dueño, tan dueño único y sólo ha de
ser Jesucristo del corazón de la Esposa, que no ha de amar ésta,
ni desear cosa alguna fuera de su Esposo Divino. No ha de amar
cosa que no sea Jesucristo, o en Jesucristo, porque esto sería hacer traición al Esposo; esto sería faltarle en el punto más esencial,
Se han conservado y anotado todas las citas originales del texto.
Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, Cantares de Salomón, 8: 6.
220
Videntis Tirin. Hic. Se refiere al jesuita flamenco Jacobo Tirinis (1580-1636),
comentarista de las escrituras, Commentarius ad Biblia, 2 vols. Amberes, 1668.
218
219
Oseas 2:20. “Y te desposaré conmigo en fe, y conocerás a Jehová”.
Isaías 9:8. “El Señor envía un mensaje contra Jacobo y cae sobre Israel”.
Salmos 36:20. La referencia debería ser 37:20. “Más los impíos perecerán y los
enemigos del Señor serán como las flores de los prados. Desaparecen, se desvanecen como el humo”. La referencia a Isaías no es clara, excepto que solo Dios
salvará al pueblo de Israel y la justicia se logrará con la llegada del Mesías”.
223
Mateo 13:7. “Y parte cayó entre espinos y lo espinos crecieron, y la ahogaron”.
224
Proverbios 14:13. “Aun en la risa tendrá dolor el corazón; y el término de la
alegría es congoja”.
221
222
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y aflicción del espíritu?225 Los objetos alicientes de nuestras concupiscencias, que tanto halagan y atraen el corazón humano, por
el mismo caso que lo arrastran al goce de ellos, lo desquician, lo
sacan de su centro, que es Dios. Y un corazón fuera de su centro,
no podrá tener quietud, y tranquilidad, gozo, alegría verdadera.
Nos criasteis, Señor, para Vos, decía San Agustín.226 Y así está
inquieto nuestro corazón mientras no descansa en Vos.
En consecuencia, solo en Jesucristo puede hallar descanso
el corazón, porque solo en su Majestad se hallan todos aquellos
bienes que pueden saciarlo, y juntamente el medio para conseguirlos. Porque si se considera como Dios, es el bien infinito que
solo puede llenar la casi inmensa capacidad del alma, y considerado como hombre, es el medio para conseguir aquel bien, y
a todo Jesucristo, como que su Majestad nos mereció la gracia
de Dios, mediante la cual nos unimos al ser divino, por consiguiente, al mismo Cristo, que, es decir, a un Dios hombre, en
quien solo se halla y tenemos (a más del ser de Dios) todo bien
verdadero, ya sea de honor, ya de riqueza, ya de consuelo y gozo.
De honor, porque solo su Majestad es el Grande por excelencia: Hic erit magnus 227 de cuyos ilustres y magníficos títulos,
que le dan las sagradas Escrituras, y de cuyas grandezas, inefable participa y honra con ellas a los que aman y honran a su
Majestad, como nos asegura el mismo Señor en su Evangelio.228
De riquezas, porque solo en su Majestad en quien están encerrados todos los tesoros de Dios, se hallan y tenemos riquezas
verdaderas, riquezas divinas, riquezas de gracia y virtudes, de
que hacen las Esposas su vestido nupcial, vestido (según la
frase de la escritura) de riquísimo oro, perlas preciosas (cuales
nunca vio el mundo) con que ellas se adornan y preparan para
ir al festín de las bodas, y al banquete espléndido que les tiene prevenido el Cordero su esposo en su palacio del empíreo,
como nos dice San Juan en su Apocalipsis.229 De gozo y consuelo, porque sólo su Majestad es la Flor de la Vara de Jesé, como
lo nombra Isaías230 en quien descansa el espíritu del Señor, el
espíritu Santo, que es el óptimo consolador de las almas, y que
sólo por medio de Jesucristo viene a ellas, mittam eum ad vos.231
En suma, solo Jesucristo es el todo amable, el todo deseable,
como lo llama la Esposa en sus Cantares: Totus desiderabilis, 232
no solo porque todo lo que hay en Jesucristo es amable, sino
porque no hay deseable o amable que no se halle, con infinitas
ventajas en Jesucristo. Por consiguiente, seria injurioso a su
Majestad que la esposa amara o deseara cosa alguna que no
fuera su divino esposo, o por amor suyo. Y esto ya no sería tenerlo como sello sobre su corazón; ya no sería hacerlo dueño
absoluto de él, como pide su Majestad.
Pero, ¿qué más pide Jesucristo a su esposa en la dicha frase
de ponerlo como sello sobre su corazón? Pide (dicen los santos Padres)233 que lo traiga siempre tan impreso en su memoria
y corazón, que todo su pensamiento sea su Divino Esposo Jesucristo; toda su meditación sea de su santísima vida, pasión y
muerte, y que así lo muestre en sus palabras, porque como estas
salen del corazón, lo mismo que los pensamientos, no tendría
la esposa a Jesucristo como sello en su corazón, si uno y otro,
pensamientos y palabras, no respiran amor de Cristo. Pide fi-
Eclesiastés 1:14. “Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he
aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu”.
226
Confesiones del glorioso doctor de la iglesia San Agustín. Tomo Primero. Alcalá:
Isidro López, 1797, Lib. 1, Cap. 1, p. 2.
227
Lucas 1: 32. “Este será grande”.
228
Juan 12: 16. “Estas cosas no las entendieron sus discípulos primero. Empero
cuando Jesús fue glorificado entonces se acordaron de que estas cosas estaban
escritas de Él”.
225
229
Apocalipsis 19: 9. “Y Él me dice: Escribe: bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero”.
230
Isaías 11: 1. “Y saldrá una vara del tronco de Jesé y un vástago de sus raíces
dará fruto”.
231
Juan 16:7. “Yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya, porque si yo
no fuese, el Consolador no vendrá vosotros; más si yo me fuese, os lo enviaré”.
232
Cantar de los Cantares 5: 16. “Su paladar dulcísimo y todo él codiciable”.
233
Referencia a Cornelius Lapide (1567-1637) fue un exégeta bíblico flamenco.
Perteneció a la Compañía de Jesús y sus comentarios bíblicos le ganaron reconocida fama.
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nalmente Jesucristo a la esposa en la dicha frase, que se asimile
en lo interior de su espíritu al de su Majestad. Que, así como la
figura que se hace con un sello es una imagen y semejanza de
él, así lo sea la Esposa en su interior, del espíritu de Cristo, que
(como ya sabéis) es espíritu de amor, de caridad, de humildad,
mansedumbre, y mortificación, o cruz, del cual espíritu ha de
vestirse la Esposa para semejarse, para configurarse en su interior, al de Cristo. Y esto será traer a su Majestad como sello en el
corazón, o ser imagen y semejanza suya en lo interior del corazón y espíritu, como debe serlo. Pero no basta eso. Es menester
que lo sea también en lo exterior, lo cual ya toca en lo que es
tener a su Majestad como sello sobre el brazo, que es lo que voy
a expender ahora.
Tener pues a Jesucristo como sello sobre el brazo (en el
cual se significan las obras) es que la esposa también en lo
exterior, o en obras, sea viva imagen y semejanza de Cristo, y
de Cristo como crucificado (que es el ejemplar y el sello de
los predestinados, especialmente de sus esposas) es, que sus
obras parezcan y sean de quien vive crucificada con Cristo,
y crucificada con Cristo en su misma cruz, como quiere el
Apóstol: Cristo confixus sum cruci.234 Porque sólo estas serán
obras dignas de una esposa de Jesucristo. ¿Y cómo conseguirá esto la esposa? Lo conseguirá la esposa religiosa con
la puntual observancia de los tres votos solemnes con que
se consagra a su Majestad. Lo conseguirá el Alma santa, que
no es Religiosa, con la imitación de quien lo es. Porque si lo
que hemos de crucificar, para que nuestras obras parezcan y
sea de quien vive crucificado con Cristo, es el hombre viejo,
el hombre de pecado, y este se compone de tres concupiscencias, que son la de la carne, la de los ojos, y la soberbia de la
vida, como dice San Juan.235 Todas tres se crucifican, como
otros tantos clavos, con los tres dichos votos. La concupiscencia de la carne, con el voto de castidad; la de los ojos, o
codicia de bienes temporales, con el de la pobreza evangélica;
y la soberanía de la vida, o ambición de honores, con el de la
obediencia o negación de propia voluntad. Y esto será vivir
la esposa crucificada con Cristo en su misma cruz. Porque si
la cruz de Cristo fue el amor, por el cual quiso vivir obediente, pobre, entregado a las asperezas, al tormento, al dolor, renunciando el gozo, como dice el Apóstol: Proposito sibi Gaudio
sustinui cruce.236 Abrazando la esposa la obediencia, pobreza y
mortificación de la carne por amor suyo, esto será vivir crucificada con el Esposo en su cruz misma; esto será también
tener obras dignas de una esposa de Jesucristo, y esto tener a
su Majestad como sello sobre su brazo.
Ni hay que temer (amada sor) en abrazarse con su esposo en
su misma cruz. Es cruz de amor, que todo lo hace fácil y suave;
es el lecho que escogió el Esposo para sí; y por este mismo, y
no otro, el que ofrece a sus amadas esposas. Es verdad que él
parece espinoso, y lo es efectivamente en lo exterior; pero en
lo interior no es sino florido, como asegura la Esposa en sus
cantares: lectulos nos ter floridus.237 La cruz del mundo, que son
aquellas amarguras que le acarrean sus referidas concupiscencias, ostenta flores y oculta espinas. Por el contrario, la cruz de
Cristo, muestra espinas y esconde flores. Mientras más se abraza
la cruz, mientras más se mortifican los deseos de la carne, tanto
más abunda en consolación y gozo del espíritu, como nos lo
Gálatas 2:19. “Porque yo por la ley soy muerto a la ley para vivir en Dios con
Cristo clavado en la cruz”.
235
San Juan, Epístola 1, 2: 16. “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos
de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del
234
Padre, sino del mundo.” Ver al respecto, Antonio Rubial García y Doris Bienko
de Peralta, “Los cinco sentidos en la experiencia mística femenina novohispana” en Antonio Rubial y Doris Bienko de Peralta, coord., Cuerpo y religión en el
México barroco, México: inah/Conaculta, Promep, 2011, pp.145-179.
236
Hebreos 12:2. “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; el
cual habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciado el oprobio
y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
237
Cantares de Salomón 1:16 “Una alfombra de verdor es nuestro lecho.” Así
aprecece en la Nueva Versión Internacional de la Biblia. En la versión de Reina
Valera aparece como 1:16: “Nuestro lecho también florido.”
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enseña y testifica repetidas veces el Apóstol.238 Con que no hay
nada que temer.
A más de que, para la esposa emprenda todo lo bueno, y
principalmente para lo arduo, ya le da el esposo un aviso bien
importante en la dicha frase de traerlo como sello sobre el brazo, y es el que ya diré. La Majestad de Cristo se llama en las
Sagradas Escrituras, el Brazo del Señor, Brachium Domini,239 es
decir, su virtud, su fuerza. Ahora pues, como en el brazo de
la Esposa se significan sus fuerzas propias, y ella de por si no
tiene ningunas, decirle el Esposo que lo ponga como sello sobre su brazo, es avisarle, es prevenirle, que para todo lo bueno,
pero especialmente para lo arduo y difícil, nunca cuente con
sus fuerzas solas sino siempre como ayudadas del Brazo de su
Majestad, Brazo fuerte, excelso, poderoso, como que es toda la
virtud y fuerza de Dios.
¡Ay, hermana carísima en Jesucristo sor María Antonia, y
cuanto le importa a V.R. [Vuestra Reverencia] este aviso! Pues
aunque es cierto que en el retiro de ese Claustro (Sagrado asilo
de la inocencia) estará libre de los peligros del mundo, pero no
lo estará (como no lo está nadie) de los asaltos y combates de
los enemigos domésticos, que todos tenemos dentro de nosotros mismo, y que son los más fuertes.240 Tendrá que vencer las
repugnancias de la carne a obrar lo bueno; tendrá que crucificar, o que tener siempre crucificadas sus concupiscencias, como
queda dicho; tendrá por consiguiente que moderar las pasiones
del ánimo, que negarse a las aficiones del corazón, o deseos de
la voluntad propia. En suma, tendrá que negarse a sí misma, tomar su cruz (que es el estado que abraza de religiosa, y religiosa
Capuchina, cuyas austeridades parecen insoportables a fuerzas
humanas) seguir con su cruz al Salvador, seguir al esposo, al
Cordero de Dios (que es el caudillo celestial de las vírgenes) y
seguirlo por donde su Majestad quisiese llevarla: Sequuntur Agnum quocumque ierit.241
Tal vez podrá suceder que su esposo quiera regalarla, o con
enfermedad corporal, o con sequedades y desolaciones de espíritu, o con cualquiera otro género de tribulaciones con que
suele probar la fidelidad de sus esposas, acrisolarlas y disponerlas para comunicarles después con más abundancia sus dones.
Entonces pues (carísima hermana), quiero decir, en cualquier
caso en que le parezca imposible llevar tanto peso, entonces (o
entonces principalmente) acuérdese bien de este aviso que le
da el esposo: que ponga a su Majestad sobre su brazo. Es decir,
que, desconfiando enteramente de sus fuerzas propias, ponga
toda su confianza en las de su esposo divino. Lo cual hecho, bien
puede (animada de esta confianza) decir con el Apóstol: [¡]Ea,[!]
que todo lo puede en aquel brazo que me asiste: Omnia possum
eo qui me confortat.242 Y con esto he concluido este punto, puesto
que ya se ha declarado en Él, como la Esposa ha de ser toda
para el Esposo, que es poniéndolo como sello sobre su corazón,
y como sello sobre su brazo: es decir no teniendo otro amor que
el suyo, procurando llevar en lo interior y exterior la imagen de
su Divino Esposo crucificado, y poniendo toda su confianza en
su poderosísima virtud y gracia. Porque con esto la esposa será
toda para su Majestad, como su Majestad es todo para la esposa.
Dilectus meu mihi et ego illi.243 ¡Feliz alma la que logra del Altísimo
Corintios 2, 7:4 et alibi. “Mucha es mi confianza en vosotros; tengo mucho
orgullo de vosotros; lleno estoy de consuelo y sobreabundo de gozo en toda
nuestra aflicción.” Versión Biblia de las Americas.
239
Isaías, 53:1. “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? Y sobre quien se ha manifestado el brazo de Jehová”.
240
San Buenaventura (1218-21?-1274). Fue uno de los pilares de la espiritualidad
franciscana. Collationes de septem donis Spiritus Sancti vi, 2. Escribió un tratado
de teología mística, De triplice via, al cual puede haberse referido esta cita del
autor. Lucas, 2:35, “a fin de que se manifiesten las intenciones de muchos corazones. En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma.”
238
Revelaciones de San Juan. Apocalipsis 14: 4. “Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero
por donde quiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como
primicias para Dios y para el Cordero”.
242
Philip. 4:13. Filipenses, de San Pablo. “Todo lo puedo en aquel que me conforta”.
243
Cantares de Salomón, 2: 15. “Mi amado es mío y yo soy suya”.
241
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tan imponderable merced! ¡Feliz Sor María Antonia que se consagra enterante a Jesucristo!
Y vosotros (mis amados oyentes) que habéis venido a este
sagrado templo a ser espectadores de este milagro de la gracia
(que ya por repetido deja de admirarse) como es el que una tierna
virgen, en la flor de sus años, renuncie el mundo, pise al mundo, y atraída de los olorosos ungüentos de Jesucristo, corra en su
seguimiento, lo busque en los silencios de un claustro (soledad
donde el esposo le habla al corazón a la esposa) y allí se amortaje
en señal de que muere para sí, por vivir en su amado Jesús. Vosotros que habéis venido a presenciar el sacrificio de esta virgen
Religiosa, sacrificio de la propia voluntad y del corazón, ejecutado
a manos el divino amor, que es el tirano (tirano dulce, como le
llamo el Nacianceno)244 que da una muerte que es vida, y una vida
que es muerte. Vosotros, digo, que profesáis la misma fe, la misma religión santa, ¿no tomareis ejemplo de esta heroica virgen?
¿No os servirá esta su cristiana resolución de un serio desengaño
para despreciar, para mirar con desapego todo lo terreno y anhelar solo por lo celestial? ¿No querréis vosotros también (movidos
de la celestial y edificante prudencia de esta joven virgen) poner
todo vuestro tesoro, todo vuestro corazón, todo vuestro amor en
el Dios humanado, y por efecto de su amor abrazaros (como podéis, y aun debéis hacerlo en cualquier estado y condición que
os halléis) abrazaros, digo, con este nuestro Dios crucificado que
por cada herida está respirando amor de nuestras almas y quien
únicamente las puede hacer felices? ¿No os animareis a …[?] pero
dejadme, mis oyentes, dejadme, porque me está llamando la atención otra vez (por última vez) la esposa de Jesucristo, cuyo desposorio, cuya total entrega, cuyo sacrificio, ya, ya se va a efectuar.
[¡]Ea,[!] hermana carísima Sor María Antonia, ya se llegó la
hora deseada, el día feliz. Cuando reciba en su pecho a su divino
esposo Sacramentado, haga cuenta que va su Majestad personalmente a celebrar con su alma su desposorio religioso. Entonces,
considerándolo (como es regular en sus esposas) en aquel estado
y forma que tuvo de niño hermosísimo, dígale con los más íntimos afectos de su alma: Ven Esposo mío dulcísimo, hermosura
de las hermosuras, resplandor de la gloria del Padre, alegría del
cielo, regalo de las almas, bien mío, amor mío: Ven en buena hora,
ven a tomar entera y perpetua posesión de esta alma, que por tu
bondad y sin mérito mío te dignaste elegir para Esposa, de que
te doy y te daré eternamente gracias. Ven, pues si tú has sido todo
para mí, yo quiero ser toda para ti: cuanto tengo (que es lo mismo
que tu bondad me ha dado) sentidos, potencias, alma, corazón,
todo, Esposo mío, lo entrego en tus manos, todo lo consagro a tu
voluntad, para ser toda tuya. Y me abrazo de tus sagradas plantas,
y no te dejaré eternamente. Jesús Niño, Esposo mío amabilísimo,
lo dicho: tuya, y solo tuya desde ahora hasta la eternidad. Todo
lo que no eres Tú (Amado de mi alma) ya murió para mí, y yo
para todo lo que no eres tú. Placeres mundanos, encantos de los
sentidos, lejos para siempre estéis de mí. Consuelos dulces, dulce
compañía de padres, de hermanos, de pariente, de amigas, por
Dios os dejo. Reputadme por muerte y quedad con Dios.
Si, mis oyentes, murió en vida, murió para el mundo y para sí
misma Sor María Antonia. Murió, víctima del amor santo con que
se consagró a Jesucristo, y ya no vive sino para este su amantísimo
y fino Esposo. ¡Dichosa muerte! ¡Feliz vida! Gozad en buena hora
(carisima hermana), gozad eternamente vuestra dicha.
Y vos, Purísima Madre y Reina de las Vírgenes, María Santísima nuestra, que en ese tierno y más ilustre misterio de vuestra
concepción inmaculada habéis sido electa por Sor María Antonia para hacer de patrona de su profesión religiosa, correspondedle su devoción con alcanzarle de vuestro Esposo el Espíritu
Santo, todos aquellos preciosos adornos de gracia, que la hagan
digna esposa de vuestro Santísimo Hijo. Y alcanzadnos a todos
cuanto necesitan nuestras almas para conseguir nuestra felicidad eterna. Esta os deseo en el nombre del Padre [del] Hijo y del
Espíritu Santo.
Orat. 27. Gregorio Nacianceno 330-90?. En el siglo xvii sus discursos teológicos se leían en latín y se organizaban de acuerdo con su temática. Sancti
Gregorii Nazianzeni. Cognomento Theologi, Opera, Anturerpia: Ioannem Keerbergium, 1612.
244
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Sección III
devocional que se nutre de los principios de la vida conventual
y de la hagiografía que la sostenía.
De fray Mariano hay datos esporádicos. Sabemos que profesó tras su año de noviciado en el convento del Carmelo de
Puebla de los Ángeles el 12 de octubre de 1770. Fue hijo de José
Polo y Josefa Montezuma Osorio, vecinos de Puebla y oriundos
de Tlaxcala. Cuando escribió sus obras de teatro era secretario
de su provincia, cargo que ocupaba en 1785. En 1789 fue electo
prior del convento de Celaya, pero solo ocupó ese cargo durante
un corto tiempo, pasando a Valladolid, donde posiblemente se
encontraba en 1793. Entre 1801 y 1804 era prior del convento de
Salvatierra (1801-04) desde donde ayudó a fundar el convento
de Carmelitas de Querétaro, conocido por el Dulce Nombre de
Jesús, y de quien fue patrona en su fundación María Antonia
Rodríguez de Pedrosa, condesa de Selvanevada.247 Fray Mariano
murió en el convento de Querétaro el 12 de agosto de 1821 con
más de 80 años de vida y 51 de profesión.248 No se conoce ninguna otra obra teatral o lírica de su pluma.
Los “Diálogos místicos” del padre Mariano de la Concepción
son obras de particular interés porque celebran la profesión religiosa para las cuales se podían escribir obras congratulatorias
1.3. Obras teatrales para la profesión religiosa.
Los dos diálogos místicos de Fray Mariano de la
Concepción
Aunque ya sabemos con certitud que la representación de obras
teatrales era frecuente en el ambiente claustral novohispano, no
sabemos cuan asiduamente se contó con estas manifestaciones
celebratorias. De especial interés son aquellas escritas y puestas
en escena para la profesión solemne de las cuales hasta ahora se
han descubierto tres textos completos. Sin embargo, es posible
que otras obras, las cuales no están expresamente identificadas
como para la profesión, fueran puestas en escena para esa circunstancia. Por ejemplo, el coloquio espiritual sobre El favor del
Clavo,245 en el cual la maestra, novicia y tres monjas aparecen
como personajes, pudo haber sido escrito para una toma de hábito, dado el propósito del mensaje y la participación de dos
jóvenes que aspiran al noviciado.
El carmelita fray Mariano de la Concepción emerge como
un maestro de este poco conocido género. De él se conocen dos
“Diálogos místicos” escritos para la profesión de dos hermanas
carmelitas del convento de Santa Teresa la Antigua. El primero está fechado en 1784 y se titula Quien a Dios oye a Dios halla
para la profesión de la hermana María Joaquina de Cristo. El
segundo diálogo se titula Mucho puede el Mundo, pero más puede
la Gracia y fue escrito en 1785 para la profesión de la hermana
María Catarina de Jesús.246 Ambos contienen un mensaje muy
Coloquio espiritual sobre el favor del clavo, que Cristo Jesús dio a nuestra
Biblioteca Central del inah, Colección Antigua, Núm. Actual 583; Núm.
Anterior 280/rollo 123.
246
Ambos manuscritos se encuentran en la Biblioteca Nacional de Mexico,
Fondo Reservado, 1602, Nos. 55 y 56. De acuerdo con Manuel Ramos Medina,
María Joaquina fue hija de Juan Manuel y Francisca de Paula Ugarte y profesó
en 1783. El autor debe referirse a la entrada al convento como novicia. En 1785
profesó una monja con el nombre de María Catarina de Santa Inés. La discre-
245
nsm.
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pancia en los nombres solo puede explicarse por una decisión de las profesas
en cambiar el mismo y no afecta en nada el estudio de la obra. Manuel Ramos
Medina, Místicas y Descalzas. Fundaciones femeninas carmelitas en la Nueva España. México: Condumex, 1997, p. 286.
247
Josefina Muriel, Fundaciones neoclásicas. La marquesa de Selvanevada, sus conventos y sus arquitectos. México: unam, 1969.
248
Agradecemos al padre José de Jesús Orozco, ocd, la información sobre la
profesión y fecha de muerte de fray Mariano. Sus fuentes son, Archivo Histórico de la Provincia de Carmelitas de México (ahpcn): Libro, Noviciado de
Puebla 3; Libro Noviciado de Puebla 8; Libro de difuntos (sin clasificación
2016); Carta de fray Miguel de la Virgen, Fondo cccliii del ahpcn, documento
1138, digitalizado y en la colección del Centro de Estudios de Historia de México carso; María Concepción Amerlicnk de Corsi y Manuel Ramos Medina,
Conventos de Monjas. Fundaciones en el México Virreinal. México: Grupo Condumex, 1995, pp. 344-45; Manuel Ramos Medina, El Carmelo novohispano, México:
Centro de Estudios de Historia de México Carso, 2008.
160
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
de corto metraje.249 Los dos textos despliegan un mensaje que se
ajusta a las enseñanzas espirituales que recibían los miembros
de la iglesia, en general, y las monjas, en particular, en cartas
pastorales, sermones, tratados devocionales, tratados de teología
moral, biografías de santas y monjas notables, y las reglas de las
órdenes religiosas, entre otras fuentes.250 La profesión era el momento más adecuado para plasmar esas enseñanzas en palabras
vivas, enunciadas en forma de diálogo por personajes que representan virtudes y peligros en el camino hacia los votos finales y
perpetuos. El mensaje clave de las obras del padre Mariano fue
la trasformación de la novicia de persona titubeante frente a
conflictos espirituales que experimentaba durante su formación
a la profesante segura de sí misma y de su elección de la vida
conventual, ratificando su fe y su amor a Cristo y a su orden.
En ambos coloquios, la novicia, como futura esposa, evoluciona
desde el primer acto o “jornada”, y forja su carácter frente a las
tentaciones, dudas y caídas, hasta lograr su acrisolamiento mediante las pruebas que ha sufrido y vencido. Los Diálogos del
padre Mariano son un punto de exclamación final y celebratorio
para la comunidad en la que se representaron.
Apenas separadas por un año, las dos obras de fray Mariano comparten algunas similitudes básicas en su estilo literario,
pero ofrecen matices que las diferencian significativamente.
Aquí analizamos sus similitudes y diferencias en cuanto al pa-
pel de la novicia, los personajes emblemáticos o simbólicos y
la escenificación. Las habilidades poéticas del carmelita eran
sorprendentes. De hecho, su agilidad para poner en verso las
emociones que experimentan sus personajes es impresionante.
Su estilo es cultivado y enriquecido por su cultura bíblica y
teológica.
El título del dialogo más temprano, Quien a Dios oye a Dios
halla se explica en la Segunda Jornada [segundo acto] cuando
la “Religión” explica a la “Esposa” que quien oye la voz del “Esposo”, como ella la ha oído, y comprende su mensaje, triunfará
contra las adversidades y peligros del camino a la profesión solemne. El oído y la capacidad de escuchar los llamados tanto de
Dios como la de la “Vocación” juega un papel psicológico muy
importante en la Segunda Jornada, que recuerda el pasaje Audi
Filia de los Salmos, 44, 11 y el bien conocido tratado de Juan de
Ávila (1499-1569) Libro espiritual sobre el verso Audi Filia donde
el autor abunda sobre el significado de estos versos, el amor
de Dios y otros tópicos espirituales.251 El primer acercamiento a
Dios se hace de modo auricular. A Dios corresponde llamar, a la
novicia, oír y comprender. El título de la segunda obra. Mucho es
lo que puede el Mundo pero más puede la Gracia (1785) invita a meditar sobre el combate entre las vanidades y atractivos del mundo, cuya fuerza no es desdeñable, y la Gracia, que es el don que
Dios otorga a quien lo busca. El enfrentamiento entre el mundo
y la religión fue tema común de ambos coloquios y, en eso, no se
apartan de otro tipo de composiciones escritas para profesiones
o para el recreo espiritual de mujeres profesas.
Magdalena Camiro Vázquez, “Fray Mariano de la Concepción. Diálogos
místicos. Edición y estudio introductorio”. Tesis de maestría en Historia de
México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y
Letras, 1999. Este es un estudio literario y filológico de gran amplitud y de
recomendable lectura. Para España, a modo de ejemplo, ver, “Coloquio para la
profesión de Sor Manuela Petronila, compañera de la autora” en, Ma. Del Carmen Alarcón y Román, Sor Francisca de Santa Teresa. Coloquios. Sevilla: ArCibel
Editores, 2007, pp. 95-114.
250
Con respecto a la educación de las novicias, véase, Asunción Lavrin, “La
educación de una novicia capuchina” en Hispanófila. Ensayos de literatura, Vol.
171 (junio 2014), pp.77-93. También en Mina Ramírez Montes, coord. Monacato
Femenino Franciscano en Hispanoamérica y España. Querétaro: Poder Ejecutivo
del Estado de Querétaro, 2012, pp. 187-198, 451-55.
249
Juan de Ávila, Libro espiritual sobre el verso Audi Filia & Vide & compuesto por
el V.M. Juan de Ávila, predicador apostólico de Andalucía. En, Tesoro de Escritores
Místicos Españoles, Tomo Segundo, París: Baudry, Librería Europea, 1847, pp.
119-270. La obra fue publicada en Alcalá en 1556 sin la autorización del autor y
en Madrid en 1578 ya con la revisión de éste. Fray Mariano debió haber conocido muy bien la obra de Juan de Ávila. Ver también, Obras del venerable maestro
Juan de Ávila, clérigo apóstol de Andalucía, Tomo Cuatro, Segunda Parte, Madrid:
Imprenta Real, 1805. La segunda parte contiene una serie de cartas dirigidas a
mujeres, en especial, a las religiosas.
251
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El papel de la novicia es clave para comprender el significado de estas dos composiciones y la visión Carmelita de la vida
conventual que, hacia finales del siglo xviii, permanecía fiel a
los conceptos teresianos establecidos en el siglo xvi. Fray Mariano presenta a las novicias que se preparaban para la profesión
como “Esposas”, aunque no llegarían a serlo sino hasta el final
de la obra, cuando se consagraban en el desposorio espiritual
con Cristo después de haber sido aceptadas por la comunidad.
El tratamiento de la novicia-esposa tiene diferencias perceptibles en los dos diálogos. En Quien a Dios oye la futura Esposa se
presenta como vacilante y asediada por el Mundo y sus tentaciones. Aunque no duda de los valores eternos que le ofrece la vida
religiosa, la flaqueza inherente a toda criatura humana la hace
vulnerable. Su cuerpo no es inmune a los placeres que ofrecen
los sentidos. Se entabla así, la clásica lucha entre el cuerpo y
espíritu, que en este coloquio se presentan como “dos leyes”.
La ley del espíritu se apoya en la ley de la razón o entendimiento, uno de los elementos esenciales del ser humano (memoria,
entendimiento y voluntad). La ley del cuerpo se presenta como
algo somático que arrastra con una fuerza casi irresistible y desafía al espíritu.
En ambas obras, el elemento psicológico de incertidumbre
presenta a la novicia a merced de sus debilidades no solo como
ser humano sino también como mujer. La condición femenina
se hace patente en Mucho es lo que puede el Mundo, cuando el
Mundo, al evaluar las posibilidades de su triunfo en seducir a
la novicia, se pregunta: “¿Por ventura no es mujer?” En Quien
a Dios oye, aunque vacilante, la Esposa comprende la raíz de su
desasosiego y pide ayuda a Dios para resolver su dilema. En su
prueba frente al Mundo no está sola. El apoyo de la Vocación le
viene de lejos, como un llamado de conciencia, pero la ausencia
de este personaje del escenario hace a la Esposa más vulnerable.
Sin embargo, cuando se entabla una verdadera lucha conceptual entre el Mundo y la Vocación, la Esposa elige el convento,
aunque su decisión no es el fin de la historia. El mensaje de fray
Mariano es más sutil y complejo. Es dentro del convento y, des-
pués de la elección, donde se prueba la tesitura de la vocación.
La postulante está apoyada por el personaje Vocación, que se
materializa y hace presente dentro del claustro y en el escenario,
cuando la Esposa expresa sus deseos ardientes de encontrar a
Dios. La Religión calma sus ansias temporalmente cuando le
asegura que ya está recibida porque es el deseo de Dios premiar
su voluntad de ser hija de Teresa. A pesar de ello, la admonición de la Religión sobre las dificultades del camino inyecta un
presagio de posibles vicisitudes. La moderación de las pasiones,
las austeridades, la negación de sí misma y otras duras pruebas
esperan a la novicia.
La joven se siente segura y promete obediencia a cuanto
requiera la Religión. Para reforzar su dedicación, Fray Mariano
introduce el elemento escénico del jardín de las Esposas252 y la
presencia del Esposo, quien, al encaminarse de modo directo a
la postulante, la recibe y le expresa su amor y el sacrificio que
Él ha hecho al hacerse hombre y sufrir en su carne por la salvación de la humanidad. La novicia redobla su promesa de amor
inexpugnable al Señor. Es sólo en la Tercera Jornada, cuando
la futura Esposa ya está vestida con su hábito, que reaparece el
Mundo para hostigarla a que recupere su libertad y le promete
aplausos, palacios, festines y convites que divertirán al alma y
satisfarán al cuerpo. Fray Mariano presenta a la novicia preparada para resistir las engañosas promesas y, aun, las amenazas del
Mundo. La Vocación le recuerda que la oración es la mejor arma
contra las tentaciones y, la novicia, ayudada por la música y los
otros personajes, hace un llamado al Señor: “Ven Señor, ven”.
Con esa expresión de su voluntad terminan sus vacilaciones
iniciales y llamar a Dios le significa que ha oído su voz y comAlejandra Mayela Flores Enrique, “Jardines místicos carmelitanos y su representación en la pintura del siglo xviii: Alegorías de la perfección monjil.”
Tesis de maestría Universidad Nacional Autónoma de México-Facultad de Filosofía y Letras: Instituto de Investigaciones Estéticas, 2014; Carmen Añón Feliu, “El claustro: jardín místico-litúrgico en Carmen Añón Feliu, ed. El lenguaje
oculto del jardín: jardín y metáfora. El Escorial: Editorial Complutense, 1996,
pp. 11-27.
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prendido su mensaje. En el escenario, el Mundo se va retirando
lentamente y la Esposa se consagra a Dios con sus votos.
La novicia-Esposa de Quien a Dios oye a Dios haya es de carácter fuerte y determinado a pesar de sus dudas iniciales. No es
ese el caso en su segunda obra, Mucho es lo que puede el Mundo,
pero más puede la Gracia, donde Fray Mariano prefiere complicar
la situación mostrando la fragilidad de la novicia que, en apariencia, era fuerte y determinada. A pesar de estar bien aconsejada por la Gracia y sentirse segura de sí misma, la novicia cae
fácilmente en los lazos del Mundo, a pesar de los llamados y advertencias de la Gracia, a quien ella rechaza en la falsa creencia
que podrá primero disfrutar del mundo para encontrar la Gracia más tarde. Al creer por completo en las promesas del Mundo
dice: “Contigo Mundo hermoso-siempre espero vivir.” Su error
se hace obvio cuando pierde su vestidura blanca y su corona,
y queda vestida de negro. Como Eva, ha perdido su inocencia
y se enfrenta a la realidad de su engaño. El Mundo destruye el
mentido e ilusorio jardín y cruelmente le aclara que no se hace
responsable de su treta. Al contrario, le hace ver a la novicia que
fueron su propia voluntad y libre albedrío los que le hicieron
perder la gracia. La lección moral para las futuras esposas es
hacerles comprender que el origen del error humano no es el
Mundo, sino la voluntad personal de quien hace el escogimiento. La escena en la que la infeliz novicia ve su jardín mundano
perecer y quedar ella alelada como una estatua es magistral y
debe haber impresionado visual y emocionalmente a su público
conventual. No solo por el tono repetitivo de los estribillos, sino
por el oscurecimiento del escenario que se aúna para proyectar
auricular y visualmente la depresión de verse perdida.
Ya por completo vencida, a la novicia no le queda otro remedio que llorar su destino y esperar el perdón del cielo. Aunque
Dios es amor y perdón, la redención de quienes han errado es
también por su propia voluntad, con los medios que ofrece la
Religión. Es mediante la Penitencia y la contrición de la Esposa,
que esta logra hacerse oír del Esposo. Cuando este aparece, le
ofrece la fórmula para recobrar la gracia, que es seguirle por el
estrecho camino de su sufrimiento. En un largo soliloquio, la
Esposa reconoce su error y comprende el sacrificio del Esposo. Ruega por el perdón prometiendo nunca apartarse de Él y
cuando lo recibe, la novicia recobra la gracia y se transforma en
confiada y expectativa Esposa, tal y como apareció en el primer
acto de la obra. Es entonces que recibe todos los atributos físicos y simbólicos del hábito de profesión y agradece al Señor el
favor de haberla sacado del mundo. La variación en el carácter
de la novicia, en ambas obras, permitió a fray Mariano exponer
los riesgos implícitos en las postulantes: las dudas de sí mismas,
o la demasiada confianza en su aptitud y vocación. Fray Mariano
sugiere que las posibilidades de errar serían más posibles en
quienes no dudaban de sí, condición que podía ser una debilidad porque era una indicación de soberbia.
En ambas obras, el rol del Esposo es su contraparte. Las acciones y aun las palabras de todos los personajes están dirigidas
a Él y al favor de su gracia. Cuando Cristo emerge en el escenario en las dos producciones, la majestad de su presencia se
expresa en sus medidas palabras, así como en la escenificación
que establece fray Mariano para sus entradas y salidas. En Quien
a Dios oye, el Esposo, aunque vestido de Nazareno, aparece en un
jardín galante al que invita a sus Esposas para prometerles felicidades, no obstante sus dudas personales o las austeridades del
convento. Es una promesa que se expresa con la comparación
de la postulante a la esposa del Cantar de los Cantares.253 Cristo,
como pastor amante, ha de buscarla y expresa su amor con bellas palabras que subrayan la habilidad poética del autor y sus
conocimientos bíblicos y literarios. El Esposo establece que por
ella ha sufrido y no se negará a recibirla si ella también lo busca
a Él y promete serle fiel en el cumplimiento de la observancia.
Añade que siempre ha estado velando por ella en su batalla con
253
El Cantar de los Cantares es la fuente bíblica y recurso poético clásico utilizada para entender los desposorios espirituales en la Biblia. En la tradición
literaria española, la interpretación del Cantar en San Juan de la Cruz ejerció
una enorme influencia sobre el carisma teresiano.
166
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el Mundo y, en la escena final, la recibe e impone una guirnalda
de flores para después llevarla a la diestra de su trono.
El sacrificio del Esposo por la humanidad y por las esposas
de sus claustros está mejor elaborado en Mucho es lo que puede el
Mundo, que proyecta un Cristo sufriente que ante la posible pérdida de una Esposa, se reafirma como figura clave en el proceso
de salvación. Sus palabras logran encaminar a la postulante hacia la senda verdadera de la religión, señalada con la huella sangrante de sus pies. El Esposo dialoga con la Esposa en el usual
leguaje amatorio de las bodas místicas. Una vez que la Esposa se
ha arrepentido, el Esposo le ofrece su pecho como lecho donde
encontrara sus caricias, símbolos de la restitución de la gracia.
Su misericordia se viste de lisonjas hacia la Esposa para lograr
la correspondencia amorosa de la que llama “zagala hermosa”.
Al final, cuando perdona a la oveja descarriada, la eleva consigo
al lugar privilegiado de Esposa en una escena destinada a un
desenlace visualmente apoteósico, en el cual el Esposo aparece
con el ropaje y los atributos de su resurrección.
conventual, así como la inteligencia para discernir lo que son las
falacias de la vida seglar.
Ya dentro del convento, la Vocación sigue su papel de consejera y panegírica de la tranquilidad y seguridad del claustro. La
Vocación habla al corazón, aconseja constantemente a la novicia
en su periodo de prueba describiendo los beneficios que brinda
la vida religiosa, cuyo retrato es almibarado. En el claustro no
hay disensiones, todo es orden, seguridad y obediencia. Inspirada en esa visión, la novicia desea una pronta profesión. Es
muy posible que el dibujo exagerado de la perfectibilidad de la
vida religiosa haya sido intencional en fray Mariano que, como
capellán, debió conocer muy bien a las postulantes. Guiadas por
una vocación aún no probada, ellas creerían ver en el convento
un mundo de perfección sin darse cuenta de que tenían que
probarse a sí mismas antes de asumir sus votos.
Para explicar el significado de la vida conventual, el carmelita utiliza al personaje Religión en ambas obras. En Quien a Dios
oye, Religión explica el significado y la necesidad de la observancia de la vida conventual. Sus palabras tienen la resolución sin
ambages de la que carece la Vocación, que si bien es necesaria
no es del todo suficiente para asumir la responsabilidad de ser
Esposa de Dios. La Religión asume un papel directriz al hablar
de la necesidad de desnudarse de las pasiones personales y de
los esfuerzos necesarios para llegar al Esposo. Tanto en esta primera obra como en Mucho es lo que puede el Mundo, el fraile pone
en boca de la Religión un discurso que estaba más a tono con
las pruebas conferidas a las novicias. Es un discurso hasta cierto
punto de vista “masculino,” en cuanto a que está salpicado de
metáforas marciales que son comunes en los escritos de pluma
varonil. Oración y Penitencia son “armas” que “combaten” las
pasiones. El reino del cielo demanda ejercitar la fuerza: “es preciso el violentarle”. Quien se acerca al cielo es comparado con
un soldado “que pelea en el campo y no es cobarde”.254 No es
Personajes simbólicos: Mundo, Vocación, Gracia, Religión
Los personajes emblemáticos son el Mundo, la Vocación, la Gracia y la Religión. El Mundo recoge en sí toda la carga negativa
de valores engañosos en ambas piezas. Sin embargo, su papel
es más fuerte y mejor delineado en Quien a Dios oye. Va vestido
simbólicamente de varios colores, mientras que los personajes
que representan los valores positivos portan ropajes de un solo
color. El Mundo se vale de su astucia para halagar a la novicia, le
sugiere que no desperdicie su florida juventud en pensamientos
oprimentes que no son propios de su edad y la llama a disfrutar
la vida. La Vocación es la aliada y maestra de la novicia y se define como “la voz de Dios”. Lo que ofrece el Mundo es vida, pero
perecedera; lo que ofrece la Vocación es la muerte al mundo que
traerá consigo la redención eterna de su alma. Sus esfuerzos
se orientan a otorgar a la novicia la fortaleza que necesita para
contemplar la muerte al mundo y los desafíos de la disciplina
Asunción Lavrin, “Los hombes de Dios: aproximación a un estudio de la
masculinidad en Nueva España”. En Anuario Colombiano de Historia Social y de
254
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común que en los escritos de pluma femenina se recurra a esta
fraseología.
En Mucho es lo que puede el Mundo, la Religión, asume un papel didáctico-histórico en un largo soliloquio que se explaya en
las virtudes y personalidad de Elías, fundador del Carmelo. Fray
Mariano subraya el castigo de quienes agraviaron a Dios con sus
idolatrías. Elías es el vengador de Dios y fray Mariano no esconde su violencia. Como paladín de Dios mereció escapar a la
muerte, referencia a la tradición de su elevación al cielo en un
carro tirado por seis caballos. Es obvio que el carmelita tenía una
gran admiración por el profeta y sus versos en esta sección son
muy inspirados por su fe y respeto a su propia orden. Cuando
la Religión da entrada a la novicia, nota que viene acompañada
de la Penitencia, práctica que desde el siglo xvii se asociaba con
la observancia de la orden del Carmen y que haría a la Esposa
hermosa ante los ojos del Esposo. En las crónicas del Carmelo
novohispano femenino se subrayaba la austeridad de la orden
y la penitencia física de sus monjas que, se asumía, eran reflejo
del carisma teresiano, aunque la austeridad penitencial fue más
bien un elemento en la observancia carmelita de ese siglo y no
necesariamente una práctica recomendada por Teresa de Jesús.255
La Gracia es un personaje que solo aparece en Mucho es lo que
puede el Mundo. El título sugiere la importancia que el autor dio
a este emblema en su segundo coloquio. La Gracia aparece vestida de blanco y adornada con guirnaldas, pero, en sus acotacio-
nes, fray Mariano advierte que ha de sufrir una transformación
al ordenar que en un momento dado deba cambiar su traje por
otro de color negro. La Gracia sustituye a la Vocación del primer
coloquio en su papel de consejera contra los engaños del mundo. Conoce las flaquezas humanas encarnadas en la novicia y le
informa de la estrechez de la vida conventual. La Gracia recuerda
los principios de la teología moral en su admonición contra los
sentidos como vehículos de engaño y asiste a la novicia en su
esfuerzo de resistirlos y superar su debilidad humana. Sin embargo, la Gracia necesita de la cooperación de la Esposa; ella no
puede actuar por sí misma. Solo la voluntad propia de la postulante puede ayudar a conseguir un don que emana de Dios, con
lo que se reafirma el libre albedrío que todo ser tiene al escoger.
El Mundo reconoce el poder de la Gracia y casi se da por vencido
antes de comenzar su obra, pero no puede resistir el atentado de
vencer a la profesante y, por ende, de pervertir su voluntad.
La tragedia de la Gracia en esta obra es que, a pesar de su
admonición, la Esposa se deja vencer por los ofrecimientos engañosos del Mundo, que al principio se esconde tras una cortina
e insta a la música a tentarla. Fray Mariano da al discurso de la
Gracia profundidad y pathos. La gracia es un don de Dios y se
puede perder cuando el ser humano se deja arrastrar por sus
sentidos. Gracia y Esposa, como personajes, entablan en la obra
un diálogo que subraya el esfuerzo de la primera en convencer
a la segunda de perseverar en su búsqueda. Aunque no ceja en
su tarea, la Gracia llora al verse casi vencida y, con ese llanto,
el fraile acicatea las emociones de su público. Sin embargo, la
Gracia es fiel y regresa para consolar a la Esposa cuando esta
sufre las consecuencias de haber elegido al Mundo. Entonces
la Gracia recurre a otro personaje emblemático, la Penitencia,
para recobrar a la Esposa para el Esposo en la vida claustral.
La Penitencia ayuda a reclamar a la Esposa con su trato, y la
Gracia espera que el Señor se compadezca de los sufrimientos
de la Esposa errante. La disciplina de la penitencia es parte del
proceso de contrición que llevaría a la absolución del error de
la Esposa. La Penitencia enseña cómo enternecer a Dios con su
la Cultura, Vol. 31 (2004), pp. 283-309; “Masculine and Feminine. Construction
of Gender Roles in the Regular Orders in Early Modern Mexico” en Explorations in Renaissance Culture, Vol. 34, Núm. 1 (verano 2008). pp. 1-26.
255 Véase, fray Agustín de la Madre de Dios, ocd Tesoro escondido en el santo
Carmelo mexicano. Mina rica de ejemplos y virtudes en la historia de los carmelitas descalzos de la provincia de Nueva España. México: Probursa/Universidad
Iberoamericana, 1984; José Gómez de la Parra, Fundación y primero siglo del
muy religioso convento de Sr S. Joseph de Religiosas Carmelitas Descalzas de la ciudad de Puebla de los Ángeles [6704-1704]. México: Universidad Iberoamericana/
Comisión Puebla v Centenario, 1992; Asunción Lavrin, “Santa Teresa en los
conventos de monjas de Nueva España.” Hispania Sacra, Vol. lxvii , Núm. 136
(julio-diciembre 2015), pp. 506-529.
170
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arrepentimiento y cómo seguir al Esposo por las “breñas y zarzales” de la senda estrecha. La Gracia triunfa porque, como ella
declara, es más poderosa que el Mundo, pero al darle espacio a
la Disciplina, fray Mariano establece que ambas se hermanan en
la tarea de encontrar al Esposo y que el rigor de la observancia
y la contrición, seguida del sufrimiento por la caída, llevan por
el camino recto al amor de Cristo. Al final, Religión, Gracia y Penitencia, todas dentro del Carmelo, anuncian el feliz desposorio.
carmelita afirma su criollismo intelectual dentro de una orden
que se inclinaba hacia lo peninsular más que hacia lo novohispano en su membresía. No es de esperar, sin embargo, que tuviera en mente el elemento de danza que se implicaba en tocotines
públicos y populares. Por eso, específicamente, indica que se “ha
de cantar”.257
Tradicionalmente, la música y el canto han sido parte de la
liturgia carmelitana.258 Historiadores de la orden arguyen que
desde su fundación se seguía la tradición de cantar salmos a semejanzas del rey David, práctica que se sostuvo a lo largo del
tiempo ya adecuada a la liturgia católica. Fray Mariano utiliza la
música como personaje y como acompañamiento auditivo. Como
personaje, la Música es plástica y espiritualmente maleable. Se
presta tanto a elogiar al Mundo como a los fines espirituales. En
la Primera Jornada de Quien a Dios oye, la música repite “vida,
vida” para apoyar la seducción del Mundo en contrapunto con el
mensaje de “muerte” esgrimido por la Vocación. La Música sigue
las órdenes del Mundo encomiando los placeres. Por otra parte,
una vez que comienza a servir a los fines de la espiritualidad Carmelita, y siguiendo la melodía del tocotín, la Música se dirige a
las Esposas para instarlas a que alaben a su Esposo, las compara
Otros elementos emblemáticos y escenográficos
Fray Mariano asignó a la música un papel central en sus dos
obras. La Música es un “personaje”, además de estar presente
como elemento de la escenografía. La música, como tal, es esencial al desarrollo de la trama en ambos diálogos. Fray Mariano
da órdenes muy específicas en cuanto al estilo que debe seguir
la melodía en la Segunda Jornada de Quien a Dios oye. Nacido en
Puebla, y seguro conocedor de la tradición teatral novohispana,
el carmelita establece que la música adoptará el estilo de “tocotín”, porque el mismo, dice, es “dulce, tierno y grave” al mismo
tiempo. Para entonar los versos que las Esposas dedican a su
Esposo, así como la respuesta de este, fray Mariano escoge el
elemento musical que había utilizado Sor Juana Inés de la Cruz
en su Divino Narciso y El cetro de San José, y por otros autores que
habían aceptado esta expresión autóctona en representaciones
teatrales del siglo xvii.256 Al distinguir la melodía del tocotín, el
256
El tocotín se expresa en versos hexasílabos en español y náhuatl. Fue utilizado por otros autores en el siglo xvii, como sor Juana Inés de la Cruz y Matías de Bocanegra. Ver, Martha L. Tenorio, Los villancicos de sor Juana. México:
Colegio de México, 1999; Darío Puccini, “Los villancicos de Sor Juana Inés de
la Cruz” en Cuadernos Americanos, Vol. 24, Núm. 142 (1966), pp. 223-52; Matías
de Bocanegra, Comedia de Sn Francisco de Borja a la feliz venida del excelentísimo
señor marques de Villena, virrey de esta Nueva España. Teatro profesional jesuita del
sigo xvii, editado por C. Frost, México: Conaculta, 1992; Claudia Parodi, “Indemnización y diglosia del teatro criollo. Los Tocotines y los Cantares Mexicanos” en, Judith. Farré Vidal, ed. Dramaturgia y espectáculo teatral en la época de
los Austrias. Madrid: Iberoamericana, 2009, pp. 251-269; Thomas Hanrahan, S.J.
“El tocotín: expresión de identidad” en Revista Iberoamericana, Vol. 36, Núm. 70
(enero-marzo1970), pp. 51-60; Enrique Flores, “Sor Juana y los indios: loas y
tocotines” en Literatura mexicana, Vol. 18, No 2 (2007), pp. 1-39.
257
La música y el canto siempre tuvieron su lugar dentro de los conventos de
religiosas para acompañar el ritual y no es de extrañar la presencia de este
personaje en la obra de fray Mariano. Santa Teresa alude a la necesidad de recreación dentro de los conventos y sugiere el canto como parte de esta. Sobre
las coplas espirituales de Santa Teresa y el rol de la recreación en sus conventos, ver. Rafael Zafra, “Las coplas descalzas: música y poesía en Santa Teresa y
sus carmelitas” en Scripta Theologica, Vol. 47, (2015), pp. 735-59. Sin embargo,
hubo autoridades que se opusieron a la ejecución de música que se acercara a
la “profana”. Ver, Asunción Lavrin, Las esposas de Cristo. La vida conventual en la
Nueva España. México: Fondo de Cultura Económica, 2016, pp. 212-14.
258
Fr. Manuel Román y Juan Serrano Zapata, Elucidaciones varias de la antigüedad y escritores ilustres de la sagrada orden del Carmen, colegidas de autores graves.
Madrid: Juan González, 1624.
172
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con diferentes flores cuyas virtudes son emblemáticas de todos
los aspectos de la vida religiosa. Como personaje, la Música asume un papel discursivo al explicar que la raíz de las dudas que
acosan a la novicia está en el corazón, que es fuente de los sentimientos y responsable por la inquietud que acecha a la postulante. El corazón es un agente desconfiable: no sabe distinguir el
bien del mal; vacila ante el temor a errar; no acierta a determinar
una ruta cierta; actúa como un ciego y no encuentra gusto ni en
el mundo ni en el retiro. Dicta valores antagónicos que impiden la claridad de pensamiento y enflaquecen el entendimiento.
Después de esta explicación, la Música señala la respuesta a las
incertidumbres de la novicia. Solo cuando Dios viva en el centro
del corazón, encontrará la paz y la respuesta que ansía. Cuando
Dios se entrona en el corazón, la Música acompaña a todos los
personajes en un elocuente estribillo de llamada al Señor: “Ven
Señor, ven”. Cristo explica cómo las armonías de las voces y la
sonoridad de la música pueden expresar tanto la alegría como la
pena. La Música pone el punto final a Quien a Dios oye con un
Veni Sponsa que anuncia la entrada de la Esposa del brazo del
Esposo a la casa de Teresa y a la seguridad de su dichoso destino.
En su segunda obra, Mucho es lo que puede el Mundo, fray Mariano sigue concediendo a la música un papel protagónico. En
la primera jornada, la Música alaba al Señor en conjunción con
la Esposa-novicia, pero igualmente se apresta a apoyar al Mundo
para seducir a la Esposa al llamarla con el estribillo: “Ven, esposa al Mundo ven, donde todo es alegría y donde todo es placer”.
El fraile utiliza el mismo llamado de su primera obra. El atractivo de la melodía es poderoso, ya que la Esposa inmediatamente
presta atención y declara todos sus sentidos suspensos y al final
se rinde ante ella. El mensaje moralizante es que la música del
mundo puede seducir, mientras que al servicio de la religión
es un medio de elevar la humanidad a los altos fines de exaltar
a Dios. Esa dualidad la expresa la asediada Esposa cuando se
refiere a la Música y al llanto de la Gracia como rémoras de
un bajel: ambas igual la reclaman y la atan. La polivalencia del
personaje Música se hace realidad cuando reprende a la novicia
por su errada elección del Mundo: “Ay de ti, que, al quedar sin la
Gracia, te queda que sentir”. Sin embargo, una vez que la Esposa pierde la gracia y contempla su triste destino en el ya caduco
jardín del mundo, la Música comienza a apoyar las palabras de la
Gracia, instigando a la novicia a la penitencia. En la tercera jornada la Música de nuevo sostiene a la Gracia y, ya de parte de la
profesión y de la postulante, describe lo apetecible del claustro
de las teresas y las amenidades espirituales que se encuentran
en él. Al final, la Música se hace parte del coro de voces que encomian la gloria y eterna misericordia del Señor.
A pesar de la importancia de la música como personaje en
los escritos de Fray Mariano, no se ha encontrado partitura conocida que nos hubiera dado una idea no solo de la melodía,
sino de los instrumentos utilizados específicamente en estas representaciones. Por otra parte, sabemos que la actividad musical
en los conventos novohispanos era intensa y constante, lo cual
no deja duda alguna sobre la capacidad de las enclaustradas de
ejecutar las prescripciones de Fray Mariano para sus obras.259 Sus
demandas musicales y corales no encontrarían problema alguno
dentro del claustro. Como escritor de mediados del siglo xviii, el
fraile nos deja evidencia de que, al menos en los conventos carmelitas, la música seguía teniendo un papel significativo.
Harmonia Mundi: Los instrumentos sonoros en Iberoamérica, siglos xvi al xix.
Edición a cargo de Lucero Enríquez, México: unam, Coordinación de Humanidades, 2009; Lidia Guerberof Hahn, “El archivo musical del convento
Franciscano de Celaya (México) en Anuario Musical, Vol. 65 (enero-diciembre
2010), pp. 251-68. El convento de la Santísima Trinidad de Puebla fue un centro musicólogo donde sor María Ana Josefa de Santa Bárbara se ejercía como
maestra de capilla. Ver, en http://www.musicaantigua.com/encontradas-cientos-de-partituras-antiguas-en-una-caja-que-iba-a-ser-reciclada/. Ver también,
José Antonio Robles, “Los libros de Euterpe en la Nueva España en Historias,
Vol. 31 (octubre 1993-marzo 1994), pp.161-172. Con propósitos comparativos, ver,
Constanza Toquica y Luis Fernando Restrepo, “Las canciones del coro alto
de la iglesia del convento de Santa Clara” en Cuadernos de Literatura, Vol. vi,
Núm. 12 (julio-enero 2001), pp. 90-117; Matilde del Tránsito Chaves de Tobar, “La
vida musical en los conventos femeninos de Alba de Tormes-Salamanca. “Tesis
Doctoral-Universidad de Salamanca”, 2009.
259
174
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
El jardín emblemático
El simbolismo del jardín como espacio conventual tenía profundas raíces en el ámbito teresiano y Fray Mariano lo proyectó
en su escenificación al seguir la tradicional y respetada metáfora
del convento como jardín cerrado.260 En Quien a Dios oye, ordenó que se pusieran macetas y flores para dar la ilusión del locus
ameno donde habitaba el Esposo y sus Esposas. En Mucho es lo
que puede el Mundo, se representa al mundo también como un
“jardín alegre” con su fuente, y colmado de flores evocadas visualmente con una variedad de colores con los que se representan alhelíes, lirios, jazmines, claveles y flores color carmesí. Este
jardín es el espacio en el que se celebran festines y se exaltan
gustos y glorias que obviamente son de carácter mundano y efímero. El jardín de los placeres se dirige a probar que los engaños
del mundo se afinan para mimetizar los verdaderos valores de
la vida conventual. Para subrayar esta idea, sugiere que la vía de
la religión es un “bosque” con caminos estrechos. El bosque, un
lugar cerrado y en apariencia difícil de penetrar, se ajusta mejor
al proceso de iniciación en la religión porque es un espacio por
conquistar, no un espacio para recrear. Desde luego, la ilusión
del jardín del mundo se hace patente cuando todo cambia el
escenario y queda completamente oscuro, al insinuarse la falta
de luz que solo se encuentra en la religión. La oscuridad cierra
los caminos de los sentidos que tanto atrajeron a la novicia y la
dejan prostrada en una sequedad espiritual, convertida en una
estatua como de bronce y carente de todas las sensaciones que
se tienen mediante los sentidos. Cuando la Esposa penitenciada
va tras el Esposo hacia el bosque, encuentra allí la cruz y comprende el significado de la muerte de Jesús como camino de
salvación. En la escenificación, el bosque y el jardín del mundo
desaparecen para convertirse en el simbólico Monte Carmelo,
Fray Agustín de la Madre de Dios se refiere a las carmelitas ejemplares como
floreciendo en el jardín del celestial esposo. Cap. xv. Compara a las religiosas
con azucenas y jazmines.
260
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
175
el origen espacial de la orden. Es allí donde hay un trono en el
cual se sientan el Esposo con la Esposa y los demás personajes
entonando un himno de gloria.
La escenificación
La escenificación de ambas obras es compleja, aunque no tanto
como podría serlo en el teatro seglar, pero definitivamente superior a las simples acotaciones que se encuentran en otras obras
escritas para conventos femeninos. La presencia de cortinas,
flores, y macetas para el jardín, la colocación de la fuente y el
manejo de los movimientos de los personajes indican que Fray
Mariano era un buen conocedor de los requerimientos espaciales y kinésicos del teatro. Requería cortinajes que ocultaban algunos personajes para hacer su mensaje sonoro, pero no visual,
para prestar fuerza a las palabras que procedían de otro plano.
También tuvo mucho cuidado en describir la colocación de los
personajes, sus entradas y salidas del escenario, la iluminación
de este y el acompañamiento musical.
La escenificación de Quien a Dios oye es mucho menos demandante que la de Mucho es lo que puede el Mundo. En esta última se debería diseñar una representación del Monte Carmelo
que requería un intermedio durante el cual se retiraban los elementos del escenario y se montaba otra escena mientras se entretenía al público con un entremés que no se conoce y que al
parecer no fue de su pluma. Todo este movimiento de cambio
escénico se realizaría con las cortinas cerradas, lo que significaba un espacio con capacidad para acomodar esas demandas.
Se colige que, para ascender al Monte Carmelo, se necesitaban
unas gradas de alguna altura, elemento que parece también era
necesario respecto del ascenso al trono en Quien a Dios oye. En
Mucho es lo que puede el Mundo hay una acotación sobre la ascensión de un Santo Cristo (¿una escultura o un crucifijo?) en la
que se usó una carretilla ayudada por unas vigas. De otro modo,
si este “artificio” no era posible, se corría la cortina para sugerir el misterio de la Ascensión. También es relevante señalar las
176
177
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
instrucciones que da respeto del cambio de ropajes y su color,
de los adornos florales, así como de detalles como la soga que
el Mundo debería llevar al cuello en la última escena de la obra.
La dirección teatral de fray Mariano se encauza a las religiosas y
subraya lo que han de hacer y dónde situarse para que el efecto
escénico no deje nada que desear. Sus acotaciones hubieran requerido que las teresas utilizaran carpinteros para construir algunos elementos de las representaciones y quizá ayudantes para
ensamblar el escenario. Añádase a eso el vestuario y adornos
de los personajes que tenían que coser las religiosas para tener
una idea de que la presentación de estas obras demandaría un
esfuerzo humano y económico de considerable alcance.
entre los escollos del mundo. Pide ayuda a Dios para que le dé
luz a su entendimiento y asegure una acertada elección.
El Mundo y la Vocación aparecen en la escena en lugares
opuestos y ambos notan la vacilación de la Esposa. El Mundo
declara su objetivo de variar los sentimientos de la esposa. La
Vocación declara que viene a ayudarla a ser esposa de Dios con
el auxilio de la gracia y el recuerdo de la muerte. La Esposa
está apercibida de que debe tomar una decisión que afecte el
bien de su alma después de su muerte. El Mundo sale al paso
de la Esposa y la recrimina por estar tan triste. La insta a que
deseche sus temores y pensamientos funestos tan poco propios de su juventud. De igual modo, la Música la insta a que
olvide la muerte y disfrute la vida. A pesar de reconocer que la
gloria del mundo es mentida, la Esposa concede que el mundo
le agrada y divierte. La Vocación le recuerda que si desea la
dicha se acuerde de la muerte. Dejando de lado sus dudas, e
inspirada por la música, la esposa expresa su deseo de disfrutar
de la vida y pospone el llanto para después. Sin embargo, bajo
presión de la Vocación y del Mundo, sigue dudando e indecisa
frente al animado diálogo entre los valores opuestos de ambos
personajes. Al final, la Esposa decide dejar el mundo y pedir el
velo en el claustro de Teresa y deja el escenario con la triunfante Vocación. El Mundo no se da por vencido y promete sacar la
Esposa del claustro.
Segunda Jornada. La Vocación y la Esposa entablan un diálogo en el cual la primera sigue convenciendo a la segunda
de los peligros del mundo y exponiendo los consuelos y felicidades de la Religión donde Jesús habita con sus esposas.
La Esposa expresa su deseo de ser recibida pronto y recibe la
respuesta de la Religión que le asegura que ya está recibida
como hija fiel de Teresa y el Señor desea llamarla como esposa
consagrada. La Esposa expresa su felicidad y la Religión le indica que, para encontrar a Dios, es preciso que se desnude de
sus pasiones y se aperciba que la vida religiosa es un camino
estrecho que demanda sacrificios, moderación de las pasiones,
austeridades, oración, penitencia y obediencia. La Esposa ex-
1.3.a. Primer diálogo místico. A quien a Dios oye a Dios
halla
Compuesto por Fr. Mariano de la Concepción, ocd, en 1784, en
honor de la profesión de la hermana María Joaquina de Cristo
en el convento de Nuestro Padre San José y Santa Teresa de la
Orden de las Carmelitas Descalzas, México
Escrito en tres jornadas.
Sumario
Primera Jornada. La música preconiza el tema: el corazón humano siempre estará inquieto hasta que Dios viva en su centro.
Sale la Esposa en busca de soledad para resolver las inquietudes que experimenta. La razón le señala los riesgos y las vanidades del mundo y la insta a que se aparte de este. Al mismo
tiempo, la ley de su cuerpo y el mundo la halagan con gustos y
placeres tan encantadores que no puede determinarse si seguir
al entendimiento o los afectos. La Esposa reprocha al corazón
que la hace vacilar a pesar de no ofrecerle una respuesta acertada a sus propios desvaríos. La Esposa sabe que no tendrá descanso hasta entregarse a Dios, pero no sabe cómo hallar a Dios
178
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
presa su deseo de obedecer los dictados de la Religión. Para
convencerla, la Religión le descubre un jardín donde se pasea
el Esposo, vestido de Nazareno. La Música entona una alabanza
a las esposas del Señor en el jardín del Carmen. El Esposo se
une a la Música elogiando los gozos de su reino. La Esposa se
hinca ante el Esposo y le expresa el deseo de darle su corazón
y dejar al mundo. El Esposo elogia a la Esposa y le expresa su
amor, pero le recuerda cómo debe comportarse para hacerse
digna de Él. La Esposa expresa su agradecimiento y amor por
los beneficios que el esposo le ofrece. La Religión, la Esposa
y la Vocación prometen ayudarse entre sí para conseguir los
beneficios del Carmen y el amor de Dios. El Esposo invita a la
Esposa a los esponsales divinos.
Tercera Jornada. El Mundo irrumpe en el escenario tratando de seducir de nuevo a la Esposa, ya vestida de novicia, y le
recuerda la magnitud de su sacrifico y la aspereza del camino
que ha tomado. La insta a que mire las bellezas del mundo, sus
fiestas y satisfacciones sensoriales, y le recuerda el desconsuelo
de los padres a quien deja. La Vocación actúa de contrapunto al señalarle a la Esposa las falacias del mundo y recordarle
su mortalidad. La Esposa responde al Mundo con argumentos
irrebatibles sobre lo mudable de sus falsedades y engaños, pero
el Mundo no se da por vencido y amenaza a la Esposa con seguirla tentando hasta que salga del claustro. La Esposa, ayudada
por las razones de la Vocación le responde llamando al Señor,
ayudada por un coro de voces que invoca lecciones bíblicas del
Viejo Testamento. El Mundo se va retirando y regresa el Esposo
asegurando a la Esposa con su presencia del pendiente desposorio. La Esposa enumera sus votos, su significado y ofrece su
obediencia a estos. El Esposo corona a la Esposa y la lleva al jardín donde se sienta en un trono a la diestra del Señor, mientras
la Música celebra su entrada a la casa de Teresa, “donde Jesús
reposa”.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
179
Primer Diálogo místico. Quien a Dios oye a Dios halla
Hablan en él las personas siguientes: El Esposo, La Esposa, La
Vocación, La Religión, El Mundo, La Música
Jornada 1ª
Canta la Música el primer verso, y sale la Esposa vestida de gala.
[Al margen izquierdo:] este diálogo lo compuso el R.[everendo] P.[adre] Fr.[ay] Mariano de la Concepción Carmelita Descalzo. P.[ar]a
celebrar la profesión de la H.[erman]a M[arí]a Joaquina de Cristo el
año de 1784 siendo su autor actual Secr[etari]o de Provincia.
Música
El corazón humano
1
Siempre está inquieto
Hasta que en su Dios viva
Como en su centro.
Esposa
Huyendo yo de mí misma
5
A esta soledad me vengo
Donde a solas con mis ansias
Pueda quejarme a los cielos.
Pero en vano (ay de mi triste)
Buscar desahogo pretendo,
10
Si en esta lucha interior
Que en mí misma experimento
A un mismo tiempo dos Leyes
Conmigo están combatiendo[.]
Porque la de la razón
15
Avisándome los riesgos
Del Mundo, sus vanidades,
Sus engaños, y tropiezos,
180
20
25
30
35
40
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Me inclina a que de él me aparte,
Me compele a aborrecerlo[.]
Me mueve a que de él me olvide,
Y solo busque lo eterno.
Pero en ese mismo instante,
En ese mismo momento
Que siento estos desengaños,
Siento otra Ley en mis miembros[,]
Que brindándome con gustos,
Placeres, y pasatiempos,
Aun siendo tan repugnante
A la de mi entendimiento[,]
Me arrastra con tal violencia,
Me inclina con tal esfuerzo,
Me halaga con tal dulzura,
Y me atrae con tal apego,
Que me cautiva la Ley
De mis pasiones y afectos
Sin poder determinarme
A alguno de los extremos.
De suerte que vacilando
En mis zozobras y miedos,
Solo llego a conocer
Que en este infeliz destierro.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
55
60
65
70
75
Música
El corazón humano
Siempre está inquieto.
Esposa
Así es verdad, y así tú
45
Medroso, infiel, turbulento
Pensamiento, que yo ignoro
Corazón, que yo no entiendo[;]
Pues[,] indeciso en tus dudas,
Y neutral en tus deseos
50
Como sin timón la nave,
Y como sin tino el ciego[,]
Caminas sin saber dónde,
Y giras rumbos inciertos.
¿Dime, qué lucha es la tuya
De tan contrarios afectos[,]
Que al mal no te determinas,
Que en el bien temes los yerros,
Que en lo indiferente dudas,
Y no aciertas en lo cierto?
Si en los aplausos encuentras
Solo engaños lisonjeros261
Si en las riquezas solo hallas
Cuidados para el desvelo[.]
Si en la diversión no tienes
Gusto, ni divertimiento[.]
Si en la libertad que gozas
Solo tienes cautiverio[.]
Si en el Mundo no hallas paz[,]
Porque la que da es veneno[.]
Si en el retiro tampoco
Porque no aciertas los medios[.]
Si en todo encuentras zozobra,
Y en nada tienes consuelo[.]
[¿]En qué vacilante puedes
Corazón, tener sosiego?
Di hasta cuando has de tener
Vacilante el pensamiento.
Música
Hasta que en su Dios viva
Como en su centro.
80
261
Lisonjero: El que lisonjea, adula y alaba engañosamente a otro.
181
182
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Esposa
[“]Hasta que a su Dios entregue[”][,]
Dicen esos dulces ecos[,]
No tendrá descanso alguno
El humano pensamiento.
Así lo expreso Agustino,262
85
Y así también lo confieso:
Pero [¿]En dónde, cómo, o cuándo
Hallaré a Dios sin perderlo[,]
Si es el Mundo todos escollos,
Lazos, peligros y riesgos?
90
Ay Dios, si eres tú el que así
Trae mi corazón inquieto[,]
Para que solo en ti busque
Mi corazón el sosiego[.]
Si tu sabia Providencia
95
No me deja hallar contento
En las cosas de la tierra
Porque lo halle en las del cielo
Haz que con el desengaño
100 Tenga luz mi entendimiento
Para hacer lo que tú quieres,
Y lograr yo mis deseos,
Porque si sola camino,
Si senda alguna no veo[,]
105 Si me llama a nuevas luchas
Mi cansado pensamiento,
Si éste es ciego conductor
Y este conduce a otro ciego
[¿]Cómo poder asegurar
En mi elección el acierto?
110
Y así[,] Dios piadoso,
Pues eres tan bueno,
Mis suspiros oye,
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Y atiende a mis ruegos.
-Quedase paseando el tablado pensativa, y por el lado izquierdo
llega el Mundo, y sin salir afuera, sino como acechando dice desde
el paño,263 y vendrá vestido de varios colores-
Mundo
Hacia aquí vino la esposa
115
Tan vacilante, que temo
Encuentre algún desengaño
Que la obligue a mi desprecio.
Allí está, y yo desde aquí
120 Quiero ver sus pensamientos
Para salir si es preciso
A variarle los afectos.
-Por la puerta del lado derecho llega la Vocación vestida de blanco,
y como el Mundo, dice desde el paño-
Vocac[ió]n
Allí está sola la Esposa
Tocada de un buen deseo
Que la gracia excitó en ella
125
Para mayores progresos.
Si ella escuchare mis voces,
Cuando yo a llamarla vengo
Y no impidiere la gracia
130 Los auxilios resistiendo[;]
Yo haré que triunfe del Mundo,
De sus pasiones, y afectos
Con aquella especial gracia
Eficaz, que le prevengo[,]
135 Para que merezca ser
Esposa fiel del Cordero.
Y así como voz de Dios
Paño: Frase de teatros que se dice del que está a la cortina que cubre el
vestuario, oculto y escuchando.
263
262
San Agustín.
183
184
140
145
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Desde aquí hablarle pretendo
Para darle los auxilios
Y prevenirle los riesgos.
Doyle pues para excitarla
Del olvido en que la veo
Una inspiración con que haga
De la muerte algún recuerdo.
Ya prendió en su corazón,
Ya está pensando en lo eterno,
Ya considera en la muerte,
Ya expresa sus sentimientos.
Esposa
[¿]Posible es que ha de llegar
150 Aquel último momento
Crítico, de quien depende
El bien, o el mal que es eterno?
Ay Dios, como me argüirás
En aquel lance postrero
Para acriminar mi causa
155
Los instantes que ahora pierdo.
Mundo
Mucho va profundizando
La Esposa sus pensamientos,
Ya aquí el salir es preciso
160 Porque si sigue, la pierdo.
Esposa, [¿]Tú así tan triste
Cuando está la edad pidiendo
La diversión, el placer,
El gusto y divertimiento?
165 Ahora que apenas están
Tus Abriles floreciendo
[¿]Quieres marchitar tus gustos
Con pensamientos funestos?
No Esposa, no así te oprimas
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
170
175
Deshecha esos pensamientos[,]
Dale a tu edad lo que es suyo
Y al tiempo lo que es del tiempo.
Vuelve, vuelve tu atención
Y escucha esos dulces ecos
Que para explayar tu gusto
A voces te están diciendo.
Música
Si quieres gozar florida
Edad, entre dulce suerte
Olvídate de la muerte,
180 Acuérdate de la vida.
Esposa
Toda esa gloria es mentida
Pero me agrada y divierte.
-Tocan una caja264 y dice la Vocación desde el paño[:]
Vocac[ión]
Esposa el peligro advierte
Si quieres dicha crecida,
185 No te acuerdes de la vida,
Acuérdate de la muerte
Esposa
Según lo que en mi Alma siento
Sin duda estas voces son
Voces de mi vocación
190 Que alumbra mi entendimiento.
Ella me llama, y yo intento
Seguirla.
264
Caja: Instrumento militar, igual que un tambor.
185
186
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Mundo
De ella te olvida
Esposa
[¿]Cómo si estoy tan movida?
Mundo
195 Cantad, porque está medrosa
De oír aquella voz la esposa.
Música
Acuérdate de la vida.
Esposa
Si haré[,] que bien larga es,
Y después tendré lugar
200 Para sentir, y llorar[;]
Pues[,] me bastará después,
A tus gustos vuelvo pues
Mundo hermoso.
Mundo
Feliz suerte.
Esposa
205 Pues todo en ti me divierte
Contigo estaré gustosa.
Mundo
Ya la voy venciendo.
Vocac[ión]
Esposa[,]
Acuérdate de la muerte.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esposa
210 Fuerza es que me acuerde ([¡]Ay triste!)
Cuando mi afecto se mueve
De que es tan incierta, y breve
Que en un instante consiste.
Vocación mía, pues tu hiciste
En mi tal efecto, advierte
215
Que ya voy a obedecerte.
Mundo
Vuestra voz su paso impida.
Música
Acuérdate de la vida.
Vocac[ión]
Acuérdate de la muerte.
Esposa
220 Aquí el Mundo me está dando
Gusto, placer, y ocasión[,]
Cuando allí mi vocación
Del Mundo me está apartando.
Mundo
[¿]Qué dudas?
Vocac[ión]
225 [¿]Qué estás pensando?
Mundo
No de esa voz confundida
Tu memoria esté afligida.
Vocac[ión]
Que el Mundo te engaña advierte[,]
Acuérdate de la muerte
187
188
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Música
230 Acuérdate de la vida
Esposa
En dos mitades estoy
Partida, pasión tirana;
En la muerte de mañana;
Y en la vida, que gozo hoy
235 Sigo aquella, y a esta voy,
Y una, y otra en mal tan fuerte,
O me aflige, o me divierte,
[¿]Cuál pues, será preferida
De mis glorias?
Música
240 Vida, vida.
Esposa
[¿]De mis penas?
Vocac[ión]
Muerte, muerte.
-Sale ahora.
245
250
Solo en ella has de pensar
Si al Mundo quieres vencer
Pues cuanto en él puede haber
Con la muerte ha de acabar,
Y así para asegurar
El bien que Dios te previene,
Deja el Mundo y cuanto tiene,
Sigue en mí tu vocación,
Entrate a la Religión[,]
Que esto es lo que te conviene[.]
Mundo
Pues que allá estará mejor
La Esposa en tanta abstinencia,
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
255
Donde todo es penitencia,
Todo aspereza, y rigor,
Todo tristeza, y pavor,
Que aquí [¿]Donde la divierte
Tanta gloria?
Vocac[ión]
260 Si, si advierte[,]
Que toda es gloria fingida
Mundo
Cantad, cantad.
Música
Vida, vida.
Vocac[ión]
Tocad, tocad.
-Tocan dentro la caja y dicen la religión y la Vocación[:]-
Vocac[ión] y Relig[ió]n
265 Muerte, muerte.
Esposa
Dices bien, a ti te creen
Mis oídos, aunque es penoso.
Mundo
[¡]Pues dejasme[!]
Esposa
[¡]Ay mundo hermoso[!]
270 Que tú también dices bien.
Vocac[ión]
Valor mis voces te den.
189
190
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Mundo
No, no te des por vencida.
Vocación
285 En que eres mortal advierte[.]
Vocac[ión]
Nada el seguirme te impida
Tocad.
Mundo
No te acuerdes de eso, no.
Mundo
275 Cantad.
Esposa
Pena fuerte.
Música
Vida, vida.
Vocac[ión] y Relig[ió]n
Muerte, muerte.
Vocac[ión]
Esta es bien perecedero.
Mundo
280 Aquella es pena cruel.
Vocac[ión]
Pero eterno es su laurel.
Mundo
Goza tu vida primero.
Vocación
Mira que es encanto fiero.
Mundo
Mira que es tormento fuerte.
Música
Vida.
Dentro[:] Religión
Muerte.
Mund[o] y Vocac[ión]
[¿]Quién venció?
Esposa
290 La memoria de la muerte,
Y así pues he de morir[;]
Al Mundo quiero dejar[.]
Ni sus glorias quiero amar,
Ni sus engaños quiero oír.
295 Solo a ti te he de seguir
Para que me guíes al cielo,
Y así pido el sacro velo
De religiosa profesa
En los claustros de Teresa,
300 Y descalcez del Carmelo.
Vocac[ión]
Venció en ti la Gracia, Esposa[.]
Pues[,] con haber a Dios oído
Dejas ya al Mundo vencido
Y tú quedas victoriosa.
305 Ven, sígueme fervorosa
Por darle al Mundo ese apodo.
191
192
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Esposa
Ya para mí todo es lodo[,]
Vamos a Dios, veleidades
A Dios falsas vanidades,
310 A Dios Mundo, y a Dios todo.
-Vanse-
Mundo
Fuese, y dejó en confusión
A mi astucia su eficacia[,]
Porque a esfuerzos de la gracia
Dio el oído a su vocación[.]
Pero[,]
aunque en la Religión
315
Al Mundo quiera olvidar,
Tan vivas le iré a pintar
Mis glorias a sus sentidos[,]
Que con ellas pervertidos
320 Del claustro la he de sacar.
-Vase-
Jornada 2ª
-Salen la Vocación y la EsposaEsposa
A Jesús mi amado Esposo
Buscando voy, y he de hallarle.
Vocac[ión]
Dices bien, a Jesús busca
Que es esposo, y como amante
325 En todas tus aflicciones
Sabrá siempre consolarte[.]
Que el Mundo es muy proceloso265
265
Proceloso: Lo que frecuentemente padece tempestades y tormentas.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
330
Donde del alma la nave
Yerra el rumbo, y está a pique
De perderse en un instante[,]
Porque a cada paso encuentra
Escollos insuperables[,]
Que lo hacen dejar el puerto
Y engolfarse en falsedades.
Esposa
335 Que bien dices, no más Mundo,
Horror me da ya el nombrarle,
Solo a la Religión quiero
Y a ella sola he de entregarme[.]
Vocac[ión]
Si Esposa, en la Religión
340 Hallarás consuelo fácil[,]
Porque solo allí se encuentran
Todas las felicidades.
Allí la muerte no es muerte
Porque allí debe llamarse
345 Tránsito para llegar
A las bodas celestiales.
Allí abundante la gracia
Redunda hasta en los semblantes
Porque la conciencia siempre
350 Goza de tranquilidades.
Allí no entran los peligros
Porque en almas observantes
La distribución, y el orden
Doblan las seguridades.
355 Allí los afectos todos
Son de amor para abrazarse
Porque cuanto allí se mira
Solo devoción persuade.
Allí no hay más de un querer
193
194
360
365
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
En todas las voluntades,
Porque todas solo quieren
Lo que la obediencia mande.
Finalmente, allí es en donde
Todo el bien llegó a encerrarse
Porque allí con sus esposas
Jesús vive y se complace.
Esposa
Tan encendida en deseos
Está mi Alma al escucharte
Que ya me parecen siglos
370 Perezosos los instantes,
Que pasan mientras no gozo
Felicidades tan grandes.
[¡]Ay Dios[!] [¿]Cuándo será el día
En que merezca contarme
375 Por una de tus esposas
En las clausuras del Carmen?
Tú Señor, que en esos claustros
Vives por solo recrearte,
Entre azucenas tan puras
380 Como lirio de los valles,
Haz que entre ellas me reciban
Pues para ti me llamaste.
-Sale la Religión vestida de religiosa con capa-
Religión
Ya Esposa estás recibida[;]
Porque Dios por sus piedades[,]
385 Al ver que has correspondido
A la gracia de llamarte[,]
Quiere premiar tus deseos[,]
Con que en los claustros del Carmen
Como hija fiel de Teresa
390 Por su Esposa te consagres.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esposa
Feliz yo que así ha querido
De mi nada levantarme;
Pero [¿]Quién eres que así
Me alegras y me complaces?
Religión
395 Soy la Religión que es puerto
Seguro, en las tempestades.
Esposa
Deja que a tus pies postrada
Te reconozca por madre
Pues[,] en ti solo aseguro
400 Todas las felicidades
-Hincase-
Relig[ió]n
Todas las tendrás en mí
Si en mí solo a Dios buscares.
-Levántale-
Esposa
Eso quiero, pues sin Dios
Ningún bien es apreciable[.]
405 Sin Dios, solo es sombra todo,
Y con Dios todo es amable[,]
Y así a Dios busco[,] y espero[,]
En ti Religión hallarle.
Relig[ió]n
Sí le hallarás[;] pero[,] advierte
410 Esposa para animarte[,]
Que si has de buscar a Dios
Es preciso el desnudarte
De todas esas pasiones
195
196
415
420
425
430
435
440
445
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Que te cercan, y combaten.
Ni has de buscar al Esposo
Jamás, en comodidades
Que el camino de la vida
Es muy estrecho[,] y no es fácil
Que puedan entrar por él
Sino los que fuerza se hacen.
El reino feliz del cielo
Padece fuerza notable[,]
Y para poder llevarlo
Es preciso el violentarse.
Pero esto no te amedrente[;]
Pues también [en] otra parte[,]
Dice Cristo que su carga
Es leve y su yugo es suave[;]
Y así, aunque a muchos parezca
Áspera e impenetrable
La senda de la virtud[,]
Eso es para el que no sabe
Ni reprimir su amor propio[,]
Ni aún a si mismo negarse[.]
Pero[,] aquellos que lo abrazan
Con amor, y son constantes
En moderar sus pasiones[,]
La hallan tan gustosa, y fácil
Que en todo encuentran delicias[;]
Porque[,] las austeridades,
La oración, [y] la penitencia[,]
Son armas con que combaten
Para vencer las pasiones,
Y de triunfos coronarse[.]
Que el soldado que pelea
En el campo y no es cobarde
Se corona de laureles,
Si justamente peleare.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
197
Esposa
Al escuchar de tus labios
450 Tan manifiestas verdades
Inflamado el corazón
Siento un impulso admirable
Que me arrastra dulcemente
A que con todo me abrace,
455 Para seguir cuanto dices
Y obedecer cuanto mandes.
Relig[ió]n
La obediencia es muy precisa
Y es forzoso el conformarse
Con las pensiones que ofrece
460 La religión[.] Más son tales
Que se toleran con gusto
Por lograr premio tan grande
Como es gozar de esta suerte
Aquella paz inefable
465 Con que Dios se comunica
Entre las austeridades[,]
Porque Dios no falta de ellas
Para hacer su yugo suave[;]
Pero[,] como esto no entiende
470 Sino quien a Dios gustare[,]
Para que tú lo percibas
Quiero al Esposo mostrarte.
-Córrase la cortina y se descubre el jardín, que podrá hacerse de
ramas y macetas, y el Esposo vestido de Nazareno paseándose como
gustando de las flores. Lo que sigue[,] todo hasta donde habla el
esposo[,] lo ha de cantar la Música en el tono del Tocotín,266 que
para él están hechos los versos porque es dulce, tierno y grave.-Canta266
Tocotín: danza popular de raíces prehispánicas acompañada de canto e instrumentos musicales.
198
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Música
Místicas Esposas
Al Esposo amante[,]
475 Que plantó Teresa
Para que lo alaben,
Pues que sois vosotras
Del jardín del Carmen
Las místicas flores
480 Que saben recrearle.
Venid, venid todas,
Venid para darle
Con vuestras virtudes
Olores fragantes.
485 La rosa entre espinas
Reina de los valles
Le ofrezca en sus puntas
Sus austeridades.
El clavel que en rasgos
490 Supo matizarse
Por disciplinado
Le ofrezca corales.
El girasol bello
Que al sol mira amante
495 Sus giros le ofrezcan
Para contemplarle.
La azucena hermosa
Con fragancias suaves
Su misma pureza
500 Le ofrezca y consagre.
Y pues en vosotras
Flores racionales
Tiene sus delicias
El Esposo amable.
505 Venid, venid todas
Venid para darle,
Con vuestras virtudes
Olores fragantes.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esposo
Venid, venid todas
510 Esposas amantes
Que donde yo asisto
Todo es agradable.
La misma aspereza
Se hace tan amable
Que se vuelven gozo
515
Las austeridades[.]
Los fuertes trabajos
Que duros combaten
Todos se transforman
520 En felicidades
Paran las tristezas
Cesan los pesares
Y en luz se convierten
Las oscuridades.
525 Las tinieblas huyen[,]
Los fervores arden[,]
Los afectos crecen
Y el amor es grande[,]
Y así pues[,] son tantas
530 Las tranquilidades
Que están encerradas
En comunicarme[.]
Venid, venid todas
Y nadie os espante
535 Que mi carga es leve,
Y mi yugo suave.
Vocac[ió]n
Esposa[,] ya los que miras
Son auxilios eficaces
De la gracia con que Dios
540 Piadoso quiere llamarte.
199
200
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Relig[ió]n
Quien a Dios oye, a D[io]s halla,
Nada esposa te acobarde,
Y pues has oído sus voces
En responderle no tardes.
Esposa
545 Si es su voz, voz de virtud,
Que cuanto toca deshace[,]
Que no hará en mi corazón
Cuando ella quiera llamarle[.]
Y así a tus pies dulce Esposo
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
570
575
-Hincase550
Rendida a tu amor se abate
Para darte el corazón
Una alma que por buscarte
Viene abandonando al Mundo.
Esposo
Levanta Esposa, y no extrañes
555 Que cuando a mis pies te arrojas
Yo a mis brazos te levante,
Que pueden mucho conmigo
Los deseos de una alma am.[an]te,
Y así cuando en ti miré
267
560 La Esposa de los Cantares[,]
Solicita en los deseos
Y cuidadosa en buscarme[;]
Como en uno de tus ojos
Mi corazón vulneraste
565 Un solo cabello tuyo
La autoría del rey Salomón es más una tradición que un hecho histórico.
Quizá escrito en el siglo iv A.C. Consta de un prólogo y cinco cantos. La Iglesia católica lo considera como un libro canónico, como alegórico del amor de
Dios a su esposa la Iglesia.
580
585
590
595
267
268
Bastó para aprisionarme.
Y no te admires Esposa
De que así llegue a expresarme[;]
Que donde hay amor infinito[,]
Como en mi hay, todo eso cabe.
Porque te amo de tal suerte
Desde las eternidades
Que desde entonces previne
Los medios para buscarte[,]
Hasta ponerte en mis hombros
Como a la ovejuela errante,
El Pastor que la ha perdido
Por las selvas y los valles.
Testigos son las finezas
Con que yo bajé a buscarte,
Testigos los llamamientos
Ocultos, que tu bien sabes[.]
Y testigos los trabajos
Esposa, que me costaste,
[¿]Quién sino yo padeciera
Tantas penas, por librarte
De aquella primera culpa
Transcendente a los mortales?
[¿]Quién se humanó por quererte
Sino yo? [¿]Quién por amarte,
Y darte en manjar mi cuerpo
Se quedó en el admirable
Sacramento, en que mi amor
Se manifestó tan grande?
Yo esposa soy quien por ti
Derramé toda mi sangre[,]
Sentí oprobios, oí baldones,268
Sufrí azotes, pasé ultrajes,
Y cargué sobre mis hombros
Baldón: oprobio, injuria y palabra afrentosa.
201
202
600
605
610
615
620
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Un madero como infame
Hasta dar en él la vida
Para redimirte, y salvarte,
Pues quién hizo esto por ti
Dime, ¿qué podrá negarte?
Y así pues[,] oíste mis voces
Y con afectos constantes
Quieres en la religión
Por mi Esposa consagrarte,
Yo te recibo gustoso
Como Esposo y como Padre
Pero con la condición
Que a mis finezas no faltes[.]
Que por mí al Mundo te niegues,
Que a tus pasiones contrastes[,]
Que en la observancia seas fiel,
Que tu Regla, y Leyes guardes,
Que como a Esposo me mires
Y tengas cuando te llame
La lámpara del afecto
De modo que no se apague.
Esposa
Deja, Señor, que mil veces
Mi labio en tus pies estampe,
Por favor tan señalado,
Que beneficio tan grande
625 [¡]Ay Dios! Si a los que te gustan
Eres tan dulce, y tan suave[,]
Como yo ahora experimento
Viendo en ti tantas piedades[;]
Si con ellas has querido
630 Que mi corazón se abrase
Con el fuego de tu amor
[¿]Quién de él podrá separarme?
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
635
640
645
650
[¿]Por ventura269[,] las angustias,
La tribulación, el hambre,
La desnudez, el peligro,
El cuchillo, y las más graves
Persecuciones del mundo?
No, que todo es superable
Con el amor por tí solo
Que tanto quisiste amarme.
Y así pues[,] solo en ti estriban
Todas mis seguridades,
Cierta estoy que con la gracia
Que tu mi bien quieres darme[,]
Ni la muerte aunque es terrible,
Ni la vida aunque es amable,
Ni los principados todos[,]
Ni todas las potestades[,]
Ni lo alto, ni lo profundo,
Ni lo futuro, y estable,
Ni otra criatura en la tierra
Podrá jamás separarme
De tu amor Esposo mío.
Esposo
Si en ello fueres constante
655 Verás el premio mayor
De mis finezas amantes.
Esposa
Tú[,] Religión por quien siempre
Mis obras han de arreglarse
Dirige todos mis pasos
660 Y hazme en ti tan observante
Que atenta a tu dirección
A mi obligación no falte.
269
Ventura: El caso favorable, o suerte inesperada, dichosa y feliz.
203
204
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Relig[ió]n
Yo seré de tus acciones
Un Argos270 tan vigilante
665 Que en las tinieblas te excite
Y en el favor te adelantes.
Esp[os]a
Tú[,] Vocación mía, que has sido
La voz de Dios en llamarme,
Haz que el eco de tus voces
670 Nunca de mis oídos falte
Para que de mis propósitos
Mis pasiones no me aparten.
Vocac[ió]n
Como tú seas eficaz
Y atiendas siempre a escucharme,
675 Yo te hablaré al corazón
Para que siempre te guardes
Del peligro con que el Mundo
Puede tal vez inquietarte.
Esp[os]a
Tu emperatriz soberana
680 De mi Esposo dulce madre,
Amparo de pecadores,
Sagrada virgen del Carmen.
Medianera peregrina
Cuya gracia incomparable
685 Ni jamás tuvo primera
Ni tendrá otra semejante.
Se tú el norte a quien yo siga
Cuando llego a consagrarme
Argos: Metafóricamente se refiere a la persona que está sobre aviso, muy
vigilante y lista.
270
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
690
695
Por esposa de Jesús
En tu religión del Carmen.
Y tú[,] dulcísimo Esposo[,]
Cuyo amor, cuyas piedades
Del estiércol de mi nada
Han querido levantarme,
Dispón de mí como tuya
Haz de mí como gustares
Cumple en mí como quisieres
Tu voluntad agradable.
Esposo
Ven Esposa[,] que han podido
700 Tus afectos inclinarme,
A que contigo celebre
Los divinos esponsales.
-Vanse los dos-
Relig[ió]n
Esto es premiar Dios a quien
Con amor llega a escucharle.
Vocac[ió]n
705 Esto es darle Dios el premio
A quien responderle sabe.
Relig[ió]n
Porque entiendan las criaturas.
Vocac[ió]n
Porque a todos sea constante.
Relig[ió]n
Que siempre y en todo tiempo
205
206
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Vocac[ión]
710 Que siempre, y todo instante
-Las dos-
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esp[os]a
Ya lo tengo muy bien visto
Y así no quiero escucharte.
Quien a Dios oye, a Dios halla.
Jornada 3ª
Sale la esposa huyendo del Mundo, que saldrá tras de ella, y la vocación saldrá por la otra puerta. La Esposa vestida ya de Relig[ios]a
Novicia.Esp[os]a
Déjame, y no me persigas
Mundo vil en acordarme
Las pompas que he renunciado
715
Con todas tus vanidades.
-Sale la Vocación-
Vocación
Esposa en tu vocación
Persevera, y no desmayes[,]
Pues tienes un Dios tan fiel
720 Que aunque permita el tentarte,
No permitirá que sean
Las tentaciones tan grandes
Que no las puedas vencer[.]
Esp[os]a
En vano Mundo es cansarte
725 Porque yo no he de rendirme.
Mundo
Bien, pero mira lo que haces.
Mundo
Pues [¿]Es posible que quieras
730 Tú para siempre encerrarte[,]
Dejando tu libertad
Que es la prenda más amable?
[¿]No pudieras en el Mundo
Servir a Dios, y salvarte
735 Y no emprender una senda
Que es del todo impenetrable,
Toda abrojos, toda espinas
Toda sustos, toda males
Toda rigor, y aspereza,
740 Toda horror, y austeridades?
Si cuanto Dios creo en el Mundo[,]
Lo creó porque lo gozases
[¿]No es volverle el beneficio
Desairado en despreciarle?
Vocac[ión]
745 Esposa, no te alucinen
Estas razones falaces[.]
Mundo
Vuelve los ojos, y mira
Todo lo que despreciaste[,]
Pues en tu imaginación
750 Desde aquí puedes mirarle.
Mira tantas hermosuras
Que arrastran las voluntades,
Ente las cuales pudieras
Tú los aplausos llevarte.
755 Refleja un poco y verás
207
208
760
765
770
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Tantos objetos brillantes,
Tantos palacios hermosos
Tanto jardín admirable,
Tantos festines alegres,
Músicas, saraos271 y bailes[,]
Que entre dulces instrumentos
Divierten tanto y complacen.
Ponte a mirar los convites
Con exquisitos manjares
Donde sazonan el gusto
Los licores abundantes[,]
Donde luce el chiste tanto[,]
El equívoco, el donaire
Dónde el alma se divierte
Y el cuerpo se satisface.
Vocac[ión]
A la luz del desengaño
Todo, Esposa, se deshace
Acuérdate de la muerte,
Y descubrirás verdades
775 Con su memoria.
Esp[os]a
A[h], vil Mundo
Cuan en vano me persuades[.]
Déjame que no me llenan
Tus intenciones falaces
780 Por a vista de la muerte
Solo hallo en ti vanidades.
[¿]Qué puedes dar si no sustos,
Ansias y penalidades?
[¿]Qué gustos hay verdaderos?
785 [¿]Qué diversiones durables,
271
Sarao: Reunión de festejo con instrumentos, y bailes cortesanos.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
790
795
800
805
Si todo en ti es apariencia
Humo, sombra, polvo y aire?
Vuelve los ojos, y mira
Aquel helado cadáver
Que predica mudamente
Lo que es la vida inconstante.
Mira aquel otro infeliz
Revolcándose en su sangre,
A quien mató mano aleve272
De envidia, encono, y coraje.
Mira aquel que disfrutaba
Riquezas imponderables
Hecho ya de la fortuna[,]
El desprecio, y el ultraje.
Todas aquellas bellezas
Que se juzgaban deidades
¿No son ahora en el sepulcro
El polvo más despreciable?
Pues si en esto para todo
Y todo en ti es tan mudable,
Si eres todo una ilusión
Que engaña con falsedades
[¿]Cómo podrán tus ficciones
De la religión sacarme?
Mundo
810 [¿]Pues que haz de tener valor
Para que cru[e]l con tu sangre
Dejes sin gusto a los tuyos
Y sin consuelo a tus padres?
Vocac[ió]n
Esposa en las tentaciones
815 Cuando son tan pertinaces
272
Aleve: “Infiel, desleal, pérfido, alevoso y traidor…”
209
210
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Que las razones no bastan[,]
El remedio es despreciarles
Y huir la ocasión, porq[u]e en ella
Puede mucho aventurarse.
Esposa
820 Pues Mundo vil, la respuesta
Que acaso tengo de darte
Es haber dicho mi Esposo
Que quien no deja a sus padres
Por su amor, no es digno de él[.]
825 Yo a esta fe no he de faltarle,
Y pues solo mi desprecio
Es el que ha de contestarte,
Quédate para lo que eres
Que para mí nada vales[;]
830 Pues solo eres para mi
Vanidad de vanidades.
-Vase con la Vocación-
Mundo
Tus pasos he de seguir
Y tanto he de importunarte
Que he de rendir tu constancia
835 Si Dios no viene a ampararte.
-Vase-Salen la Religión, la Vocación. La Esposa, y el Mundo-
Esp[os]a
Ya estás respondido, y puesto
Que no has visto, ni has de ver
Mudanza en mí, que no sea
Ser constante, firme, y fiel
840 En el amor de mi Esposo
A quien yo no he de ofender,
No des otro paso más
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Porque otro paso que des
Podrá ser que…
Mundo
845 No prosigas
Déjame a mí el podrá ser
Pues podrá ser que viniendo
A obligar, vuelva a ofender.
Que si en la fe de tu Esposo
850 No mudas de parecer,
Y no dejas la clausura
De esta murada pared
Tan grandes persecuciones
Contra ti levantaré
855 Que sin paz en tu convento
Te obligue a que salgas de él.
Vocación
Esposa en las tentaciones
Que urgen, se debe temer
Mucho el peligro[;] y así[,]
860 El mejor remedio es[,]
Ocurrir a la oración
Que así solo has de vencer.
Esp[os]a
Pues para que veas postrada,
Mundo, toda tu altivez
865 Alentando mi confianza
Con la virtud de la fe,
Levantaré el corazón,
Y en mi favor llamaré
Las piedades de mi Esposo
870 Diciendo una y otra vez
-Hincase y dice:-
Ven Señor, ven.
211
212
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Todos y Música
Ven, Señor, ven.
Todos y Música
Ven Señor, ven[.]
Esp[os]a
Que a la Esposa que has llamado.
Esp[os]a
Ven, y pues Jacob segundo
Te precias de amante fiel
Mira el llanto en que afligida
274
890 Llorando está tu Raquel.
Todos y Música
Que a la Esposa que has llamado.
Esp[os]a
875 La quiere el Mundo vencer.
Todos y Música
La quiere el Mundo vencer.
-Todo esto, y lo que sigue lo dice la esposa hincada[.] A los lados
la vocación y la religión en pie, lo repiten todo con la Música
que lo canta, y el Mundo poco a poco se va retirando hasta que
desaparece, el cual no repite nada.-
Esp[os]a
Ven que amenazando ruina
Como caduca pared
El reparo de sus muros
880 Pide tu Jerusalén.
Todos y Música
Ven Señor, ven[…]
Esp[os]a
Ven, y segundo David
Véate el cielo defender,
Del primero Golíat 273
885 A este su abreviado Israel.
Gigantesco paladín de los filisteos en Samuel 17, que se enfrenta al israelita
David quien lo venció con el golpe de una sola piedra. En este pasaje Cristo es
el segundo David que vence al Mundo. Fray Mariano se remite a varios pasajes
del antiguo testamento para invocar el retorno de Cristo a su Esposa.
273
213
Música y Todos
Ven Señor, ven.
Esp[os]a
Ven, que a tu Débora, el fiero
Sisara275, intenta vencer
Ven si en la defensa suya
276
895 Has de inspirar a Jael.
Raquel y Jacobo representan el amor entre Cristo y la esposa y a veces entre
Cristo y su Iglesia. Jacobo estuvo enamorado a primera vista de Raquel, pero
fue engañado por su tío y suegro, que sustituyó a Lea, la hermana mayor de
Raquel en la noche de bodas. Jacob había contratado trabajar por siete años
por la mano de Raquel, y tuvo que trabajar otros siete años por su desposorio
con Raquel. Raquel fue su esposa favorita a quien amó más que a Lea. Génesis
29: 15-30.
275
Sisara: teniente del ejército Jabín, rey de Cansem, le venció Baruch, juez de
Israel. Fue muerto por Jahel que al verle dormido le clavó un puñal por las
sienes.
276
Jueces, 4:1-24. Débora es una profetisa de Jehová y también juez. Insta al
juez Barac a luchar contra los hombres del rey Jabín, pero predice que la victoria sería de una mujer. Sisara, al frente de las tropas de Jabín, es derrotado
y en su huida se acoge a la tienda de Jael, mujer de Heber, ceneo, en paz con
Jabín. Jael, no era judía. Invita a Sisara a entrar en su tienda y le da leche,
que lo adormece. Entonces, Jael toma una estaca de la tienda y la hunde en
la cabeza de Sisara. Israel se libra Jabín rey de Canaán. Estos pasajes bíblicos
simbolizan la lucha que la novicia entabla con el Mundo y que vencerá con la
presencia del Señor.
274
214
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
-Al mismo t[iem]po que el Mundo se va retirando se va corriendo la
cortina del Jardín, y poco a poco va saliendo de él el Esposo hasta
salir al tablado, o teatro, cerca de la esposa al t[iem]po que acaba
de cantarse y retirarse todo lo dicho.-
Música y todos
Ven Señor, ven.
Esposa
Ven, y generoso Asuero277
Castiga al Aman infiel
Que quiere ver comprendida
278
900 En culpa, a tu amada Ester.
Música y todos
Ven Señor, ven.
Esposa
Ven, y subiendo a su solio279
Estos ruegos que en mi ves
Como el humo del incienso,
280
905 Como vara de Jesé[.]
Ven a consolar su llanto
Compadecido de que
La Esposa que tú has llamado
La quiere el Mundo vencer.
Música y todos
910 Ven Señor, ven[.] Que a la Esposa que has llamado, la quiere
El Mundo vencer.
Asuero: Rey de Persia, casado con la judía Ester.
Ester, 1-10. Ester, esposa favorita del rey persa Asuero, prima del judío Mardoqueo de la tribu de Benjamín. Ester intercede ante Asuero por la salvación
de su pueblo contra Aman, que tramaba la destrucción de todos los judíos. Las
adiciones griegas al libro de Ester fueron admitidas como canónicas para el
cristianismo católico solo después del concilio de Trento (1545-63). Fr. Hipólito
interpreta al Señor como Asuero, salvador de su asediada esposa.
279
Solio: Trono, y silla real con dosel.
280
Vara de Jesé: línea genealógica de Cristo. Jesé fue el padre del rey David,
según los Evangelios de Lucas y Mateo. La vara de Jesé representa el tronco
simbólico del cual brotará un retoño que en el cristianismo sería Jesucristo.
277
278
215
Esposo
[¡]Qué bien suenan veloces
Las lástimas del llanto
Si unísonas en cláusulas del canto
Hurtándose las voces
915 A imitación del Alba, y de la Aurora
Canta una, lo que la otra llora!
[¡]Qué dulcemente suena
En la memoria mía
Puesta en sonora Música la pena
281
920 Puesta en fúnebre metro la alegría!
Prosiga dulce esposa la armonía
De la aflicción llorada[,]
Prosiga pues cantada
También en consonanc[ia]s la al[e]gría[.]
Que
aunque retarde el día
925
De gozar tu belleza
No ha sido desamor, sino fineza,
Por qué merezcas mientras no me olvides
Y me hagas liberal con que me pidas[,]
930 Y más en el conflicto
En que heredera del primer delito
Es piedad el dejarte
Lidiar para subir a coronarte[.]
Que en el certamen de la eterna idea
935 (Sin exceptuar persona)
No lleva la corona
Estas líneas en boca de Jesús suscriben el valor que el autor concede a la
música como expresión de los afectos y su lugar en la espiritualidad claustral.
281
216
940
945
950
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Quien legítimamente no pelea.282
Más no por eso crea
Tu temor que de ti vivo olvidado[,]
Que eres tú Esposa todo mi cuidado[.]
Ni atribuyas al olvido
El hacerme dormido
Porque mi amor velando
Aquí ha estado mirando
Las luchas, y batallas que contigo
Ha tenido el Mundo tu enemigo[,]
Y me he estado gloriando
De mirar como sales de él triunfando.
Y así Esposa querida[,]
De tus voces movida
Mi piedad ha querido consolarte
Con premiar tu lealtad, y asegurarte
Que éste ha de ser el día
En que te puedas llamar Esposa mía.
Esposa
955 Amado Esposo mío[,]
A quien consagro todo mi albedrio[,]
Si para ser tu Esposa
Como se digna tu bondad piadosa
Debo en todo a ti ser semejante,
960 Y tú[,] como es constante[,]
Por darme feliz suerte
Te mostraste obediente hasta la muerte[,]
Mis votos consagrando en tu presen[ci]a
Lo primero que ofrezco es la obedienc[i]a
Aclara fray Mariano que el Señor no olvida a quienes le aman, y que haber
dejado a su esposa entablar una lucha contra el Mundo ha sido su intención
para probar la verdad del amor de la Esposa. La lucha es necesaria ya que
“no lleva la corona quien legítimamente no pelea”. Esta expresión se reitera
más adelante en su discurso. Ratifica la necesidad de expiar las flaquezas para
recibir su retribución.
282
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Relig[ió]n
965 La obediencia en clausura
Triunfos ofrece, palmas asegura
Y así pues con ella triunfa el Alma
Mil victorias te ofrece en esta palma.
-Dáselas-
Esp[os]a
La virginal pureza
970 Cuyo puro candor, cuya entereza
Debe guardar intacta, y con esmero
La que ha de ser esposa del Cordero[;]
Yo la ofrezco Señor a tu deidad
Para guardar perpetua castidad.
Vocac[ió]n
975 Es la azucena hermosa
Símbolo de pureza, y así Esposa
Por la que ofreces de fragancias llena
El símbolo te doy de esta azucena.
-Dásela-
Esposa
Si tú mismo abrazaste
980 La pobreza, S[eño]r que tanto amaste
Y tu tan pobre fuiste
Que nada en vida, ni al morir tuviste
La pobreza de tal suerte
Te prometo guardarla hasta la muerte.
Esposo
985 Tanto me has agradado
Con tus votos Esposa, que he aceptado
Cuanto en ellos me ofreces
Para darle a tu corona creces.
Y porque el Mundo vea
217
218
990
995
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Sin exceptuar persona
Que lleva la corona
Quien legítimamente y bien pelea;
Y tu fiel has vestido[,]
Y al Mundo, y sus pasiones resistido
Ven Esposa conmigo a desposarte,
Ven del Líbano, ven a coronarte.283
-Vase la Esposa a los pies del Esposo, y este le pone una corona,
o guirnalda de flores[;] la toma de la mano, y dando vuelta por el
tablado la entra al Jardín[,] en cuya fuente habrá unas gradas
como trono en donde la sienta a su diestra, y la Religión y Vocación
se pondrán en pie a los lados[;] y luego que el esposo diga: ven del
Libano, va. Canta la Música todo lo siguiente:-
Música
Ven Esposa de Cristo
Recibe la corona
Que el esposo te endona
1000 Porque vencer te ha visto[.]
[¡]O[h] qué feliz criatura[!]
Que de su Esposo asida
Con él camina unida
Para vivir segura[.]
1005 Todo es felicidades
El dichoso destino
Que el S[eñ]or le previno
En las eternidades[.]
Y asi goce dichosa
1010 La vida que hoy profesa
En casa de Teresa
Donde Jesús reposa.
[Fin]
283
Cantar de los Cantares, 4:8.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
219
1.3.b. Segundo Diálogo místico. Mucho es lo que puede
el Mundo, pero más puede la Gracia. Diálogo místico.
Compuesto por Mariano de la Concepción, secretario
de Provincia, para la profesión de la hermana María
Catarina de Jesús, carmelita en el convento antiguo de las
Carmelitas de México, 1785
Sumario
Primera Jornada
Personajes: El Esposo, la Gracia, la Religión, la Esposa, la Penitencia, el Mundo y la Música.
Música y Esposa bendicen al Señor por la grandeza de sus obras
como criador del mundo natural y exaltan el poder de Dios en
su Trinidad. La Esposa reitera la omnipotencia de Dios ante la
Gracia, quien la alaba, pero le advierte de los engaños del Mundo y le aconseja que no se deje arrastrar por sus sentidos. La
Esposa promete prestar atención a la voz de la Gracia para resistir las tentaciones del mundo. La Gracia le teme a la flaqueza
humana y le señala a la Esposa la senda que la llevará al feliz
jardín de las esposas de Cristo. Le advierte que es estrecha pero
que, con su ayuda, podrá seguir sin riesgos. También le muestra
otro camino que lleva al mundo y a la perdición eterna. En apariencia, este camino es ameno y florido, pero es todo engaño que
ofrece glorias y solo ocasiona penas. La Esposa debe escoger el
camino que da trabajos, pero lleva a la vida eterna. La Esposa
promete seguir a la Gracia, alabando al Señor.
El Mundo aparece y expresa sus dudas sobre poder vencer
a la Esposa mientras esta escuche los consejos de la Gracia. Sin
embargo, recapacita y se dispone a llevar a cabo su propósito
basado en su experiencia con mujeres, y con todos los hijos de
Eva que comparten la flaqueza humana y están rodeados de pasiones y apetitos. Señala cómo los cinco sentidos embelesan con
sus hechizos y los hace vulnerables. Así, el Mundo se apresta a
conquistar a la Esposa.
220
221
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Reaparecen la Gracia y la Esposa y la primera sigue aconsejando a la segunda que no se deje llevar por sus sentidos. Se oye
entonces la voz melodiosa de la Música que llama a la Esposa
al mundo “donde todo es alegría y donde todo es placer”. El
Mundo observa oculto detrás de la cortina mientras la Música
continúa su discurso prometedor de festejos y felicidad. La Gracia aconseja a la Esposa que no se deje llevar por su curiosidad
y le recuerda que fue la curiosidad la que perdió a la primera
mujer. La Esposa no puede resistir el llamado a pesar de las advertencias de la Gracia. Promete regresar a ella, pero la Gracia
le advierte que quizá no la encuentre de nuevo si la abandona.
A pesar de sus titubeos, la Esposa se decide a seguir el camino
del Mundo, que aparece como florido vergel mientras la Gracia
se retira llorando. El Mundo sigue describiendo un bello paraje
lleno de flores, de festines, gustos y glorias. Una vez que la Esposa le promete vivir en él, el Mundo transforma su discurso
instantáneamente y revela a la Esposa su error. Al abandonar
la Gracia ha entrado en un espacio donde todas las prometidas
bellezas perecen y donde la Esposa será una muda estatua de
bronce viviendo “entre brutos sentidos.” La Esposa lamenta su
situación y expresa su esperanza de que el Cielo la perdone.
La Gracia promete a la Esposa ayudarla a seguir al Señor
para recobrarlo y enseñarle cómo seguir sus huellas. La Esposa
promete seguir a la Penitencia. Entra la Gracia y dialoga con el
Mundo, quien está apesadumbrado por la posible pérdida de la
Esposa. La Gracia le recuerda que ella puede más que él con
respecto de la flaqueza humana. El Mundo promete derrotar a la
Gracia y se establece una apuesta entre ambos. En un soliloquio,
la Esposa expresa sus deseos de ver al Señor y pide ayuda con
palabras que recuerdan a la esposa del Cantar de los Cantares.
Reitera largamente su contrición y expresa su deseo de perdón
y vida cerca de su salvador y muerta al mundo. El Esposo se
declara enternecido por el pedido de la Esposa y la levanta y le
restituye la gracia. Penitencia y Gracia celebran el perdón del
Señor y la Esposa se declara ser su esclava.
Segunda Jornada
Entra la Gracia, apesadumbrada por la suerte de la Esposa y
acusando al Mundo de haberla perdido. La Gracia acude a la
Penitencia y pide su ayuda para que la Esposa pueda recobrar
el favor de Dios. La Gracia también implora la ayuda de Dios
para la Esposa, ahora reducida a tristes lamentos. Regresa la Penitencia, quien entabla un diálogo con la Esposa y la insta a
que gima, suspire y llore en espera de la misericordia divina. La
Esposa, contrita, pide al Señor borre sus pecados. Aparece el
Esposo vestido de Nazareno, quien se lamenta por la pérdida de
la Esposa y la insta a que reconozca el sacrificio que Él ha hecho
por ella. Se aleja hasta entrar en el bosque que representa la
vida religiosa.
Tercera Jornada
Música, Gracia, Esposa y Penitencia se reúnen para elogiar la
entrada de la Esposa a la seguridad y gozos del claustro de
Teresa. Sale la Religión para elogiar el Carmelo. Instada por
la Esposa a descubrirle quién es, la Religión ofrece un largo
y elogioso discurso sobre Elías, como fundador de la orden.
La Religión accede a la petición de la Esposa para recibirla
en los claustros de Teresa con la prometida asistencia de la
Gracia y la Penitencia. La Esposa promete ser constante a la
Gracia, obediente a la Penitencia, obediente a la Religión, y ser
nada para sí, olvidando al Mundo. La Jornada termina con una
escena en la que Religión, Gracia y Penitencia entran con el
Mundo como prisionero y despechado por su derrota. La Esposa recibe el hábito de sus tres ayudantas mientras se explica
su simbolismo. El Esposo invita a la Esposa a entrar en su florido alcázar. Todas las voces femeninas se unen en himnos de
exaltación a la gloria de Dios. La Gracia declara que el Mundo
nada puede contra ella y la Esposa y todas elogian la bondad y
misericordia del Señor.
222
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Segundo Diálogo místico. Mucho es lo que puede el Mundo
pero más puede la Gracia
Hablan: El Esposo, la Gracia, la Religión, la Esposa, la Penitencia, Mundo y Música.
Canta la Música
Sale la Gracia vestida de blanco con guirnalda de flores blancas, y la
Esposa también de blanco con guirnalda de rosas, pero de tal suerte
que a su tiempo, con la mayor presteza pueda quitársele el vestido
blanco, y quede vestida de negro, y con el pelo tendido, como la ha de
traer aun con la guirnalda.
Música
En los cielos y en la tierra
Te bendigan, Señor, tus obras mismas.284
Esposa
Si, bendígale Señor
Todas las inteligencias
De ángeles y de virtudes
5
Que habitan tu gloria imensa.
La luz con sus resplandores
Te bendiga en las esferas
El fuego, el sol, y la luna
Los astros, signos y estrellas
10
Todos a una vez concordes
Tu Majestad engrandezcan
Porque así en todas las cosas
Ella y Música
Te bendigan Señor tus obras mismas
284
Tobías, 8: 18. En el original, mesmas.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esposa
15
En las vagas impresiones
Del aire y las nubes densas
Te bendigan tus rocíos
Escarchas, granizos, nieblas,
Estío, invierno y primavera
20
Ya que hasta en sus variedades
Ella y Música
Te bendigan, Señor, tus obras mismas
Esposa
Los montes y los collados
Con cuanto en su centro encierran
Los valles de varias frutas
25
De varias flores las selvas
Te bendigan pues no pudo
Sino tu divina ciencia
De sabores y matices
Unir tan divina mezcla
30
Para que con muda voz
Ella y Música
Te bendigan Señor tus obras mismas
Esposa
Los mares, los ríos, las fuentes,
Las aguas y cuanto en ellas
Se mueve en tierra y en aire
Ella y Música
De peces, aves y fieras
35
Te alaben, y porque así
Todos bendiciendo al Padre
Hijo y Espíritu, sean
Gloriosamente exaltados
Tres personas y una esencia
40
223
224
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Ella y Música
Alábente tus criaturas,
Bendígante Señor tus obras mismas
Gracia
Cuanto me alegra de que
A los cielos enternezcas
Alabado en las criaturas
45
A Dios, como criador de ellas
Sin que en tus mismos afectos
Te exaltes ni te envanezcas
Esposa
[¿]Qué vanidad puedo yo
Tener, si de la grandeza
50
De Dios es dádiva cuanto
Me mueve, anima, y alienta?
Si lo recibí, [¿]de qué
Me he de gloriar? Pues es cierta
Cosa que no es nada mío.
55
Todo es de Dios, él lo emplea
En quien quiere y como quiere
Y cuando quiere. Que ésta
De su liberalidad
Es la mayor providencia
60
Criarlo todo y darlo todo
Sin que nadie lo merezca
Porque todo es por su gracia
Que eres tú.
Gracia
Muy bien reflejas
65
Y pues piensas de esa suerte
Quiero hacerte una advertencia,
Y es que al pasar por el Mundo
No des los oídos atenta
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
70
75
80
85
A sus voces, porque son
Tan de engañosa sirena
Que encantando a los sentidos
Tras si el corazón se lleva.
Son tales que por los oídos
Todo el afecto envenenan
Y halagando con engaños
Matan con lo que recrean
Con los deleites inclinan
Con la dulzura embelesan
Con los placeres arrastran
Y engañan con apariencias.
Y así vive prevenida
En no escuchar sus ternezas
Porque si tú a tus sentidos
Ir tras el Mundo los dejas
Vendrás a ser en tu ruina
Escarmiento de ti misma.
Esposa
Si ya el riesgo me previenes
[¿]Qué peligro habrá que tema?
Gracia
El que trae con tus sentidos
90
Tu frágil naturaleza.
Esposa
Pues si la Gracia me asiste
[¿]No será ella mi defensa?
Gracia
Si, más será ineficaz
Si a la Gracia no cooperas.
95
225
226
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esposa
Seré un Argos vigilante285
Que siempre a tu voz atienda.
Gracia
[¿]Y si el Mundo te divierte
Y los sentidos te lleva?
Esposa
100 Siempre tendré mis sentidos
Prontos a la resistencia
Gracia
Mucho es lo que puede el Mundo
Y yo temo a tu flaqueza.
120
125
130
Esposa
Pero más puede la Gracia
105 En quien quiere obrar con ella
Gracia
Pues si con la Gracia obrares
Y a los sentidos te niegas
Tú serás feliz en todo.
Y así, Esposa ésta es la senda
Que se encamina a un jardín
110
De cándidas azucenas
Donde para desposarte
Dios como Esposo te espera.
No su estrechez te horrorice
Ni te acobardes al verla
115
Argos, en la mitología griega, un gigante con cien ojos, hijo de Zeus. Por orden de Hera. Argos prevenía que Zeus se acercara a la joven Io, que había sido
convertida en ternera por Zeus para protegerla de Hera. Argos muere a manos
de Hermes, comisionado por Hera. En esta línea, la esposa será vigilante como
si tuviera muchos ojos.
135
140
145
285
150
Sembrada toda de espinas
De abrojos y de malezas
Porque para que los pises
Sin que sus puntas te hieran
Yo te llevaré sin riesgo
Pero tú te has de hacer fuerza
Para entrar sin cobardía
Porque ésta es la senda estrecha
De quien dice el Evangelio
Que pocos entran por ella.
A esta otra parte también
Que corresponde a la izquierda
Se divisa otro camino
Que no quiero que tú veas
Porque es el que lleva al Mundo
Por la perdición eterna.
Él es camino espacioso
De frondosas alamedas
Sembrado todo de rosas
Todo lleno de florestas.
Pero todo es un engaño
Porque todo es apariencias
Que aprecia una ceguedad
Y un desengaño desprecia.
Y así entre éste y entre aquel
Hay distancias muy opuestas
Porque éste lleva a la muerte
Y aquel a la vida lleva.
Éste siempre ofrece glorias
Pero lo que da son penas;
Aquel ofrece trabajos
Pero el gozo en él se encuentra.
Éste todo es esperanzas
De bienes que nunca llegan
Aquel siempre es posesión
Del bien que el Alma desea.
227
228
155
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Éste es camino de muerte
Aquel de la vida es senda.
Y así para que huyas de éste
Y para que aquel emprendas
Tomemos por esta parte
Hacia la senda la vuelta
Esposa
Guía tú, que con mis cinco
Sentidos yo, Gracia bella
160 Te seguiré repitiendo
Contigo en voces diversas
Que en los cielos y en la tierra
Te bendigan Señor, tus obras mismas
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
185
190
195
-Vánse-Sale el Mundo vestido de colores con guirnaldas de hojas verdes.-
Mundo
Estos fervores que inspira
165 La Gracia en la Esposa bella
Cantando con alabanzas
Del Criador las excelencias
Son un presagio que me hace
Entrar en graves sospechas
170 De que la Esposa ha de ser
En los claustros de Teresa
Quien pise mis vanidades
Y quien de mí triunfe y venza.
La Gracia siempre la asiste
Con auxilios que la esfuerzan
175
Para que de mí se aparte
Y a mis voces nunca atienda.
La Esposa en todos sus pasos
Siempre a la Gracia coopera
180 Y a quien coopera a la Gracia
No es fácil que yo le venza.
200
205
210
215
Todo esto me hace temer
Que aunque emplee todas mis fuerzas
En pervertir a la Esposa
No he de poder yo vencerla
Pero, [¿]qué es lo que temo?
[¿]Será la primer belleza
Que le quite yo a la Gracia
Y que mi astucia pervierta?
[¿]Por ventura no es mujer,
No viste humana flaqueza
No la rodean sus pasiones
No está a apetitos sujeta
No tiene el fumes que inclina
A todos los hijos de Eva?
[¿]No goza el libre albedrio
Para elegir lo que quiera.
No tiene cinco sentidos
Que son otras tantas puertas
Por donde se entra a la muerte
Si el cuidado no las cierra?
Pues aquí de mi poder
Aquí de mi astucia y fuerza
Que no es invencible un Alma
Mientras que vive en la tierra.
Y así, caducos placeres,
Y glorias perecederas
En que los cinco sentidos
Avaramente se ceban
Vanos contentos del Mundo
Que en transitoria apariencia
Sois del corazón humano
Hechizo que lo embelesa,
Prevenid contra la esposa
El imán de vuestras fuerzas
Antes que a la religión
La llame la Gracia misma.
229
230
220
225
230
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Que no es bien que su hermosura,
Su discreción y sus prendas
Pudiendo servir al Mundo
Se encierren en una celda.
Pero ella viene. Yo voy
A prevenir mis cautelas
En las dulzuras del canto
Que a los Sentidos perviertan
Para que mire la Esposa
Para que la Gracia entienda,
Para que todos conozcan
Que a pesar de su defensa
Mucho es lo que puede el Mundo
Contra la humana flaqueza
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
250
Esposa
[¿Qué] fatigas, si contigo
No hay estancia que no sea
Descanso, alivio y consuelo
240 Pues lo son hasta las penas?
Gracia
Todo con la Gracia es suave,
Porque mira que si dejas
Divertir a tus sentidos
En las cosas de la tierra
245 Te han de acibarar el gusto
Que hallas en las cosas buenas,
E inclinándote a las malas
Si no te precaves de ellas
Vendrán a parar contigo
En una infeliz tragedia.
Y así para que ocupados
En toda ocasión los tengas
Prosigue en las alabanzas
De Dios, que al cielo recrean
Esposa
255 Si, haré, y pues a los sentidos
La voluntad los gobierna,
Con ellos proseguiré
Cantando en distinta letra.
-Adentro-
-Vase-Salen la Gracia y la Esposa-
Gracia
Aquí puedes a la sombra
Que hacen estas duras peñas
235 Desquitar con el descanso
Las fatigas de la Selva.
231
Música
Ven, esposa al Mundo ven
260 Donde todo es alegría
Y donde todo es placer
Esposa
Pero [¿]qué Música es ésta
Que ha podido suspender
Todos mis cinco sentidos?
Gracia
265 Mira que no te está bien
Que la escuchéis.
-El Mundo, sin salir, se pone al paño por la puerta del lado
izquierdo del teatro en cuanto pueda verse y dice, encubierto allí.-286
Fray Mariano hace una acotación de mucho interés aquí. Se refiere a “la
puerta del lado izquierdo del teatro” lo cual sugiere que el convento tenía un
recinto dedicado al teatro o a funciones de carácter similar. Aunque esta referencia es de difícil comprobación merece tenerse en cuenta.
286
232
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Mundo
Desde aquí
Sus movimientos veré
Para poner los reparos
270 Cuando fueren menester.
Ella está considerando
Que la Gracia dice bien,
Y así para divertirla
Cantad, cantad otra vez.
Música
275 Ven, y será tal dicha
Que a tu gusto prevendré
Que en materia de envidiar
No tendrá tu deseo qué.
Gracia
Nada escuches
Esposa
280 Pues en oír
[¿]Qué peligro puede haber?
Gracia
[¿]No ves que es curiosidad
Y la curiosidad fue
Quien hizo perder la Gracia
285 A la primera mujer?
Mundo
Muchos auxilios le da
La Gracia, y así poned
Nuevo atractivo en la voz
Que la incline de una vez.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Música
290 Ven pues te llaman los gustos
A gozar de tanto bien
Que hasta las felicidades
Sean escabel de tus pies
Esposa
¡Qué suavidad, que dulzura
295 Y que fuerza para atraer!
Gracia
Que no quieras escuchar
Vuelvo a decirte
Esposa
[¿]Por qué?
Gracia
Porque quien busca el peligro
300 Cierto es que perece en él.
Mundo
[¡]Ay, Gracia, y cuanto trabajas
En quererla defender!
Cantad, otra vez, cantad
Música
Ven, esposa, al Mundo, ven
305 Donde todo es alegría
Y donde todo es placer
Esposa
Todo el afecto me arrastra
Esta voz, ya [¿]qué he de hacer?
Hace que se va.
233
234
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Gracia
[¿]Dónde vas?
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Tanta indómita altivez
Me arrastra tras mis sentidos.
Esposa
310 Tan sin sentidos estoy
Que apenas lo sé.
Gracia
Mira que ese Mundo cruel
330 Quiere engañarte, no has de ir.
Gracia
Detente.
Esposa
Quita, que después vendré
A buscarte.
Esposa
[¿]Cómo es posible no seguirlos?
Gracia
315 Mejor si te escandalizan
Tus ojos, sacarlos, que
Dejarte escandalizar.
Gracia
Y [¿]de qué sabes si hallarme podrás después?
Esposa
[¿]Por qué no?
Esposa
Esa es piedad muy cruel
Gracia
335 Porque la Gracia es más fácil
De perder, que de cobrar
Gracia
Mira.
Esposa
[¿]Cómo?
Esposa
320 Aparta.
Gracia
Como
Puede el que quiebra la ley
340 Perderme por sí, y sin Dios
Hallarme por sí no puede
Gracia
Advierte.
Esposa
En vano
Me procuras detener
Que aquella dulzura, aquella
325 Sonora Música, aquel
Prodigio ve avasallar
Esposa
Si mis sentidos me llevan
Tras sí, ¿qué puedo yo hacer?
235
236
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Gracia
No irte tú tras tus sentidos
345 Sino obligarlos a que
Ellos se vengan tras ti.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Gracia
Si, más podré suspenderle,
Porque libre siga a quien
Le dictare su albedrio.
-Se retira la Gracia un poco, como que quiere irse-
Esposa
[¡Ay] Gracia tú dices bien
No quiero seguirlos, no.
Dentro Música
Ven Esposa al Mundo, ven
350 Donde todo es alegría
Y donde todo es placer
Esposa
[¿]Dónde todo es alegría
Y donde todo es placer?
Perdona que estos acentos
355 Me arrastran segunda vez.
Gracia
[¿]Quién puede hacer que ellos puedan
Tu alto espíritu mover
Más que mis suspiros?
Esposa
370 [¿]Te vas?
Gracia
No.
Esposa
[¿]Pues eso qué es?
Gracia
Que temas, no dé la Gracia
Atrás los pasos que dé
375 Hacia delante la culpa
Que ella, y yo, no puede ser
Que estemos contigo iguales.
Esposa
Donde me incline, no sé.
-Sale el Mundo-
Yo.
Gracia
360 Pues [¿]como tu Mundo infiel
Si está conmigo la Esposa
Te le atreves?
Mundo
Como siempre,
Que afecta a mi afecto esté
365 No me podrás tu cerrar
La entrada que ella me dé.
Música y Mundo
Donde todo es alegría
Y
donde todo es placer.
380
Gracia
Mortal no ese dulce engaño
Te detenga, tras mí, ven.
-Llora la Gracia-
Esposa
Si haré, que ese llanto imán
Es del alma.
237
238
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Mundo
385 Bien se ve
Que estás ciega.
Gracia
Si nos crees, ay de ti.
Esposa
[¿]En qué?
Esposa
[¿]De qué calmado bajel
405 Se oyó ser Música, y llanto
La rémora de sus pies?
Mundo
En que vas
Baldonando de tu ser
390 A donde mortal te llama.
Gracia
[¿]No es piedad de amante fiel
Si tú de lo que es, la olvidas
Acordarle yo lo que es?
Esposa
Dices bien, y pues mortal
395 Soy, la Gracia seguiré.
Mundo
Eso es serlo ahora, pudiendo
Dejarlo para después.
Esposa
También dices bien tú.
Gracia
El tiempo no da fianzas
400 De que ha de esperar.
Música y Mundo
Ay de ti si sus engaños
Crees.
239
-Llora-
Mundo
Breve es tu ser, no malogres
Lo florido de tu ser.
Gracia
No por deleitar lo breve
410 Lo eterno pierdas.
Esposa
[¿]Qué hare?
Gracia
Sígueme a mí.
Esposa
Ya te sigo.
Pero en tu senda se ve
Una estrechez que está llena
415
De espinas y de aridez.
-Córrese la cortina y se descubre el camino de la Gracia, que es el
bosque.-
Mundo
Pues sigue esta otra.
-Córrese la cortina del otro lado y se descubre el camino del Mundo,
que es el jardín.-
240
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Esposa
Si haré.
Pues por la que tú me llevas
420 Es un hermoso vergel.
Gracia
No le sigas.
-Llorando-
Mundo
No la veas.
Gracia
Ven tras de mí.
Música y Mundo
Tras de mí ven,
425 Donde todo es alegría
Y donde todo es placer.
Gracia y Mundo
[¿]En fin a qué te resuelves?
Esposa
A ir pues me dais a escoger
A donde todo es contento
430 A donde todo es placer.
-Vase la gracia y córrese la cortina del bosque.-
435
Pues fuera necia en dejar
Lo que es, por lo que ha de ser.
Guía pues que ya a ti te sigo.
Tú, perdona, [¿]mas con quién
Hablo? [¿]Qué se hizo de la Gracia?
-Quítanle desde la cortina la vestidura blanca y la corona con
brevedad.-
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Mundo
Sin ser sentida se fue
Pero no te desconsuele
Su ausencia, alégrete el ver
Desde aquí de mis jardines
440 Ya el florido abril en quien
Hallaras tan bien hallados
Tus sentidos, que me des las gracias
Pues ya gustosos
Te están dando el parabién
445 De que te vengas tras ellos.
Esposa
Pues di que no me los den
Sino es de venir contigo
Que entonces caerá más bien
El que la Música diga.
Música
450 Ven Esposa al Mundo, ven
Donde todo es alegría,
Y donde todo es placer.
Mundo
No cantéis más, que quiero
Que me dejéis a mí
Proseguir con la Esposa
Lo alegre del festín.
Ven, pues, enhorabuena
Y goza de este país
Donde dichosa vivas
460 Sin llegarte a afligir
La ausencia de la Gracia
Que dejaste para mí.
Y si esto te entristece
Te sabrán divertir
241
242
465
470
475
480
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
En fuentes, el cristal
En flores, el matiz.
Este jardín te alegre
Cuya menor raíz
Da en hojas de esmeralda
Claveles de rubí,
Aroma es de coral
Cada flor carmesí,
Zafiro, cada lirio
Oro cada alhelí
Siendo de cada aurora
Perla cada jazmín
Que se engendra al llorar
Y se cuaja al reír.
En él a todas horas
Tendrás tras el festín
Los gustos ciento, a ciento
Las glorias mil, a mil.
Esposa
Contigo, Mundo hermoso,
Siempre espero vivir
485 Tan feliz que no pueda
Pasar a más feliz.
Mundo
Pero como las glorias
Que firmes te ofrecí
Son glorias momentáneas
490 Todo se acabó aquí.
Y para que conozcas
Palpablemente en ti
El pago que da el Mundo
A quien le sigue, así
495 Refleja en tu conciencia
Y en ella has de advertir
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
500
Un torcedor tirano
Que es lo que yo te di
Y para que lo sientas
Más vivo, repetid
Vosotras aquel canto
En el cual infundí
Los ayes del dolor
Y decidle.
Mundo y Música
505 Ay de ti.
Esposa
Ay de mí.
Mundo y Música
Que al quedar sin la Gracia.
Esposa
Que al quedar sin la Gracia.
Mundo y Música
Te queda que sentir.
Esposa
510 Me queda que sentir
[¿]Qué es esto, cielos?
Mundo
Es cerrar para ti
Los mismos cielos, viendo
Que ofendidos de ti
Dejaste a la gracia
515
Para seguirme a mí.
243
244
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Esposa
Pues [¿]cómo ingrato Mundo
Por qué a tus voces oí
Con esto me has pagado?
Mundo
520 Pregúntatelo a ti
Que al quedar sin la gracia
Te queda que sentir.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
540
Que a no animar anima
Y vive a no vivir.
Música
Ay de ti.
-Estribillo [?]-
Esposa
Ay de mí
Que al quedar sin la gracia
525 Me queda que sentir.
[¿]Qué miserable torpeza
Es la que ha entrado en mí
Que no permite, ay triste,
Ni hablar ni discurrir?
Esposa
Estatua viva soy,
Pues tengo (ay infeliz)
Ojos para no ver,
545 Oídos, para no oír,
Labios, para no hablar,
Plantas, para no huir,
Para no tocar, manos
Para no discurrir,
550 Entendimiento; en todo
Soy una estatua.
Música
530 Ay de ti, que al quedar sin la Gracia.
Te queda que sentir.
Mundo
Así en ídolos de bronce
Te definió David.287
Esposa
Que letargo mortal
Este traidor motín
De sentidos me deja
535 Tan sin mí misma a mí.
Esposa
Tirano cruel, sangriento
555 Mundo, mil veces vil.
[¿]Por qué para llorar
Me alegraste con reír?
Música
Ay de ti.
Mundo
Porque lo uno es atraer
560
Y lo otro es destruir
Y para que lo veas.
-Estribillo [?]-
Esposa
Trabado el corazón
Late tan sin latir
245
287
2 Reyes: 18:4, Apocalipsis 9:20. En varios pasajes de la Biblia se alude a ídolos de bronce como ídolos falsos.
246
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
-Se apagan a un tiempo las luces que alumbran el jardín para que
quede oscuro, y sin distinguirse las flores.-
565
570
575
580
(Pues nunca cegar vi
Para no ver desdichas)
Vuelve a ver el pensil
Que tan florido vistes
Y verás que dio fin
De sus caducas flores
El purpúreo matiz.
Convertido ya en nada
Todo el florido abril
Pues toda su hermosura
Se acabó, porque así
Se acaba cuanto el Mundo
Ofrece con su ardid.
Y pues ya muda estatua
Serás de este jardín
Ven, mortal, mientras yo
Por todo su confín
Siembro plantas que broten
Espinas para ti
Porque ellas sean el pago
Que te doy.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Mundo
Sus voces confundid
590 Con las vuestras, no le oiga.
Música
Ay de ti.
Esposa
[¿]Cómo ya he de vivir[?]
Música
Ay de ti.
Esposa
Entre brutos sentidos.
Música
595 Ay de ti.
Esposa
Para solo morir.
Música
Ay de ti.
Música y Esposa
Ay de mí, que al quedar sin la Gracia
Me queda que sentir.
Mundo
No tienes que clamar
Ven, pues a vivir.
Sola la Esposa
No queda, pues me queda
585 Vida para pedir
Perdón al Cielo, y él
Se dolerá de mí
Al verme tan postrada.
El y Música
600 Entre brutos sentidos
Para solo morir.
-Vanse por el jardín. Se cierra la cortina y sale la Gracia por la
puerta del bosque.-
247
248
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Jornada 2ª
-Dice la Esposa dentro los primeros versos y luego sale la Gracia repitiéndolos.Esposa
Ay de mí, que al quedar sin la Gracia
1
Me queda que sentir.
-Sale la Gracia-
Gracia
Ay de mí, que al quedar sin la Gracia
Me queda que sentir.
Voces de la Esposa son
5
Que su desgracia lamenta
O como desea la Gracia
Consolarla en tanta pena
Triste su desdicha llora
Trémula la voz se queja
10
Pesarosa se lastima
Y su libertad no encuentra
Pero si está sin la Gracia
[¿]Qué ha de hallar sino cadenas?
¡Ah Mundo tirano y vil
15
Que tú la pusiste en ellas
Previniéndole los lazos
En la voz de tus ternezas!
Triunfaste así de la Esposa
Afeaste así su belleza
20
Borraste así su hermosura
Y manchaste su inocencia.
Pero, con todo, traidor,
Yo haré contra tu cautela
Que triunfe de ti la Esposa
25
Como tú triunfaste de ella.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
249
Y porque lo veas más presto
Virtud de la Penitencia.
-Sale la Penitencia vestida de un cilicio con guirnaldas de espinas.-
Penitencia
[¿]Qué me quieres?
Gracia
Qué pues tu
30
Con mi eficacia remedias
Los males del alma, haciendo
Que a Dios contrita se vuelva,
Veas a la Esposa, y le inspires
Tus alientos con que pueda
35
Clamar a Dios de tal suerte
Que a Dios y al cielo enternezca
Penitencia
Si, haré, y para mostrar que
Mi voz cuando triste suena
Es Música para oír a Dios.
40
Ha de ser de esta manera.
-Vase-
Gracia
Y tú, Señor, en quien siempre
Resplandece la clemencia
Pues compadecerte sabes
De las humanas miserias
45
Desciende de las alturas
Y porque a tu Esposa veas
En la miseria que yace
Y oigas las piadosas quejas
Con que te clama, los ojos
50
Vuelve a la lóbrega esfera
-Córrese las cortinas del jardín-
250
55
60
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
De ese caduco jardín
Y mira allí cuan deshecha
Tu imagen está, y cuan brutos
Sus sentidos cuando emblema
Del pecador, con lo mismo
Que le alegan le atormentan
Y pues en lo racional
Del alma, siempre le queda
El uso, al libre albedrio
Oye como se lamenta.
-Córrese la cortina del jardín donde se dijo arriba y en él se verá la
Esposa sentada al pie de un árbol seco en acción de tristeza, pero el
jardín sin la hermosura que antes, sino lóbrego y sin más luces que
la que baste a que se vea la Esposa. Saldrá a su tiempo, por dentro
del jardín, la Penitencia. La Gracia se queda fuera del Teatro, a la
izquierda del jardín.-
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Ella y Música
Gime, suspira, llora, confía y espera
Pues te inspira tu voz la penitencia.
Sale el Mundo
No hará tal, pues también yo
75
Pues que Dios me da licencia
Sobre todos sus sentidos
Sabré impedirle la lengua.
Gracia
-Aparte80
No podrás porque a la gracia
Tanto más ella se acerca
Cuanto más la dispusiere
La voz de la penitencia.
-Vase-
Esposa
Ay infeliz288 de mí
[¿]Quién dará alivio a mis penas
Cuando me falta la gracia?
-Sale la Penitencia-
Penitencia
Yo que soy la Penitencia
65
Pues interviniendo yo
Por grande que sea la ofensa
Al instante Dios la olvida
Y no se acuerda más de ella.
Y así, levántate Esposa,
70
Y desata la cadena
-[Al margen Atiende a mis suspiros]De tus yerros con el llanto.
288
Infelice en el original.
Penitencia
Rompe ya la voz, Esposa
Para que a Dios enternezcas
Pues el mismo Dios ha dicho
85
Que hasta los cielos se alegran
Cuando ven a un pecador
Arrepentido en la tierra
Y así, para que esto logres.
Ella y Música
Gime, suspira, llora, confía, espera
90
Pues te inspira su voz la penitencia.
Esposa
Inmenso Dios, de mi te compadece
Al verme envuelta en mi mortal discordia
No según que mi culpa lo merece
Sino según tu gran misericordia
95
251
252
100
105
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Y según el número que ofrece
De tus miseraciones la concordia
Por tu piedad, del libro de los días
Borra, Señor, iniquidades mías
Con amplia gracia; pues tu gracia ha sido
La viva fuente de inmortal pureza.
Lava las manchas en que me ha tenido
El lodo vil de mi naturaleza,
No porque yo lo tengo merecido
Sino porque conozco mi flaqueza
Y confieso que siempre conjurado
Va contra mí conmigo mi pecado.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
125
130
Penitencia y Música
Gime, suspira, llora, confía, espera
Pues te inspira dolor la penitencia.
135
Mundo
Ay infeliz de mí
110
Que ya es preciso acaben
Las ruinas de la Esposa
Y empiecen mis pesares.
140
-Sale el Esposo vestido de Nazareno con su cruz y su corona de
espinas y soga. Empieza a salir poco a poco desde que empieza la
Esposa a decir las octavas de manera que saliendo por la puerta
del bosque llegue al jardín cuando acabe la Esposa, y hará lo que
dicen los versos, e irá como escuchando con atención.-
Esposo
Perdida Esposa mía
Que ingrata me dejaste
115
Por seguir de ese Mundo
Los placeres falaces,
Mira lo que me cuestas
Pues si en desdichas tales
120 Te perdí como Esposo,
145
Te busco como amante.
No solo por ti al suelo
Quiso mi amor que baje.
Mas por ti también quiero
Que hasta la muerte pase,
Para cuyo camino
Ha dispuesto que labre
Esta cruz que en el hombro
Agobiado me trae.
En ella van tus culpas
Para que yo las pague.
Y es tanto lo que pesan
Que llegan a agobiarme.
Tres veces me hizo caer
Su peso formidable
Para que de tus caídas
Quieras tu libertarte.
Tan llena está de abrojos
La senda que dejaste
Que al pisarla la voy
Regando con mi sangre.
Más, aunque áspera sea
Y esta cruz sea tan grande
En ella me has de ver
Levantado en el aire
Para que así conozcas
En finezas tan grandes
Que di por ti la vida,
Que morí por salvarte.
-Vase por el bosque-
Esposa
150 Estoy tan sin aliento
Al verle y escucharle
Que lánguidos los pulsos
Intercadentes laten.
253
254
155
160
165
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Oye, Señor, espera,
No así de mí te apartes.
Más, ay de mí, que ya
Para que me oigas es tarde.
Fuese, dejando a un tiempo
Conmigo dos pesares
Uno de haberle visto
Otro de no mirarle
[¿] Quién dará agua a mis ojos
Para llorar a mares
La pena de haberse ido
Y el riesgo de no hallarle?
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
190
195
200
Penitencia
Si tu buscarlo quieres
Fácil será que le halles
Como sigas sus pasos
Por breñas y zarzales.
170 Aquella senda estrecha
De que tú te apartaste
Es por dónde camina
Solícito a buscarte.
Si allí de sus pisadas
Quisieres informarte,
175
De él te irán dando señas
Con que puedas hallarle,
Porque verás en todas
Tan frescas las señales.
180 Como que donde pisa
Va dejando su sangre
Te dirá cada huella
Con su mudo lenguaje
Que por allí pasó
185 Derramando corales,
Y que iba con suspiros
Enterneciendo el aire
Al Monte de la mirra
Para morir de amante.
Que tal vez fatigado
Volvía el rostro a buscarte
Como el pastor que busca
A la ovejuela errante.
Y así si por las señas
Te animas a buscarle
Yo guiaré tus afectos
Por sendas y por valles.
Ven, y porque tus voces
Penetrando los aires
Lleguen hasta sus oídos
En penitentes ayes.
Ella y Musica
Llora, gime, suspira,
Confía, y espera,
Pues te inspira dolor
205 La penitencia.
Esposa
Si tú tanto me animas
[¿]Quién podrá acobardarse
A seguirte en su busca
Por montes, y por mares?
210 Y hasta hallar a mi Esposo
Que remedie mis males
No cesaré de enviarle
Al cielo mis gemidos
Que muevan sus piedades.
Mi corazón al fuego
215
Que en ardores lo inflame.
Mis ojos a las fuentes
Que aumenten sus raudales.
Y al viento mis suspiros
255
256
220
225
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Que pueblen esos aires.
Y así guía Penitencia
Por donde tú ordenares.
Y tú, Mundo, que fuiste
La causa de mis males
Queda para desprecio
Pues eres tan infame
-Vanse-
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Mundo
No lo confieso, antes bien
A pesar tuyo has de verla
Volverse otra vez al Mundo
250 Por más que la favorezcas.
Gracia
Tú verás tus arrogancias
A sus mismas plantas puestas.
Mundo
Y vosotras, esperanzas
Que oís este ultraje, y afrenta,
Bien podéis morir, pues yo
230 Muero de dolor y pena.
Mundo
Y tú verás tus auxilios
Frustrado con mis cautelas.
Sale la Gracia
¿Qué has visto Mundo en la Esposa
Que tan confuso te quejas?
Gracia
255 Yo haré para confundirte
Que aprisionado en cadenas
Sirvas de triunfo a la Esposa
En los claustros de Teresa.
Mundo
Que gime, suspira y llora
Que Dios se conduele en ella.
235 Que tú le das tus auxilios,
Que ella con ellos coopera,
Que ya se aparta de mí,
Que sigue a la Penitencia,
Que va a buscar a su Esposo,
240 Y, en fin, que a mí me desprecia.
Gracia
Luego, según lo que dices
Ya claramente confiesas
Que si creías poder mucho
Contra la humana flaqueza
245 Puede más que tú la Gracia
En quien coopera con ella.
257
-Vase-
Mundo
Primero me iré al abismo
260 Que yo tal baldón consienta.
-Vase-Sale[n] la Penitencia y la Esposa por la puerta que corresponde al
jardín, accionando lo que denotan los versos. Se irá para el bosque
poco a poco, en donde estará un crucifijo grande levantado, y a sus
espaldas, o al paño, estará encubierta la que hace al Esposo para
que hable por el crucifijo a su tiempo.-
Esposa
[¿]Posible es que no he de hallarte
Después que llegué a perderte
Y que no merezca el verte
Cuando he salido a buscarte?
258
265
270
275
280
285
290
295
289
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
[¿]Dónde has llegado a ocultarte
Que no te encuentra mi amor?
[¿]Dónde descansas, Señor,
Reclinado al medio día
Que te busca la fe mía
Y no te halla mi dolor?
Hijas de Jerusalén,
Decidme a donde se esconde
Que le llamo y no responde
Le busco, y no hallo a mi bien.
Y si vosotras también
Como yo a buscarle vais,
Decidle si lo encontráis
Que estoy enferma de amor,
Y explicadle mi dolor
Si por ventura le halláis.289
Pero aquí según yo creo
Veo sus huellas estampadas
Mas, [¿]si serán sus pisadas
O me engañará el deseo?
Si, ellas son, y en ellas veo
Como hermosas clavellinas
La sangre que las espinas
Al ir por ellas pasando
Iban con crueldad sacando
De aquellas plantas divinas.
Más allá distingo yo
El rastro que hizo la cruz
Si, pues se ve a buena luz
Que aquí con la cruz cayó.
Aquí ya se levanto
Y aquí siguen ya sus huellas.
Fray Mariano, de nuevo, se inspira en el Cantar de los Cantares.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Penitencia
[¿]No te dije que por ellas
Lo habías de hallar?
Esposa
Es así.
Penitencia
300 Pues ya lo tienes aquí.
Para escuchar tus querellas.
Esposa
Ya que en tus heridas miro
Señor, mi delito atroz
Y con silenciosa voz
Culpando estás mi retiro
305 Ya que en tu presencia admiro
La razón tan de tu parte
Que aún para llegar a hablarte
Me confunden tus respectos,
Oye, Señor, mis afectos
310 Pues vengo a desenojarte.
Las tinieblas de un engaño
Me cegaron la razón
Mas ya miro mi traición
Viendo en tí mi desengaño.
315 Ya veo Señor cuan extraño
Fue mi error en ofenderte
Más que cuando llego a verte
Es esa cruz por mi amor
Me oprimo con el dolor
320 De haber llegado a perderte.
Pródiga fui de tus penas
Pues veo que con mi pecado
El tesoro he disipado
Que veo correr de tus venas.
259
260
325
330
335
340
345
350
355
360
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Más, si están Señor, tan llenas
De piedad para templarte
Como Padre has de mostrarte
Cuando llego yo a pedirte
Con el deseo de servirte
Y con el fin de agradarte.
[¿]Qué importa que a mi esperanza
Se le oponga mi malicia
Si yo sé que tu justicia
Se paga de la confianza?
Y así pues ésta me afianza
En tu piedad, feliz suerte,
Confío en ti que he de deberte
Viéndome a tus pies rendida
Qué pues convidas con vida
Le des a mi muerte, muerte.
Todo lo aseguro en ti,
Pues desde esa cruz sagrada
Con la cabeza inclinada
Me estás diciendo que sí.
Y así no apartes de mí
Tu rostro, y para agradarte
Dame tal fe para amarte
Que atenta solo a seguirte
Pueda sin cesar servirte
Y después, sin fin, gozarte.
Pero si el llegar a verte
En la vida, y muerte estriba
Haz que muerta al Mundo viva
Para que viva en la muerte.
Y así para no perderte
Tus huellas quiero seguir.
No quiero al Mundo vivir
Porque al fin lo he de dejar
Ni sus glorias quiero amar
Porque al fin he de morir.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
365
370
375
380
385
390
Dame esos brazos de Amigo
Pues los mira la atención
Abiertos para el perdón,
Clavados para el castigo.
Y si con llorar te obligo
Y el llanto a mi bien conviene,
Ya el alma llorar previene
Hasta que venga la muerte.
Y propongo no ofenderte.
Mas, entretanto que viene,
No mires de mi pecado
La ingratitud insolente,
Sino a esa perenne fuente
Que miro yo en tu costado.
No mires que he despreciado
Tu muerte con mal vivir
Sino mira que al morir
De ella heredera me hiciste
Y que al fin por mi moriste
Porque yo pueda vivir.
De tus pies no he de apartarme
Como allá la cananea
Hasta que inclinada vea
Tu piedad a perdonarme
Con ellos he de abrazarte
Para enternecer tu amor,
Esposo, mi bien, Señor,
Pues viendo estás mi quebranto
Enternézcate mi llanto
Y muévete mi dolor.
Esposo
Tanto me han enternecido
Las lágrimas de tus ojos
Que he borrado mis enojos
Y el corazón me han herido.
261
262
395
400
405
410
415
420
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Ellas son las que han podido
Hacer feliz tu desgracia
Porque es tanta la eficacia
De tu llanto y tu dolor
Que han obligado a mi amor
A restituirte la gracia.
Levántate Esposa mía
Que si permití tu caída
Fue para que arrepentida
Me dieras esta alegría.
Tú has dado al cielo un buen día
Con tu llanto y desconsuelo
Porque cuando acá en el suelo
Hace un alma penitencia
Se llenan de complacencia
Mis ángeles en el cielo.
Desde hoy con tales primicias
Será para mí tu pecho
Mi florido y casto lecho
En que tengas mis delicias.
Y así pues en mis caricias
Se ha mudado tu desgracia
Y ves cuanta es la eficacia
De mi piedad amorosa.
Queda en paz amada Esposa
Pues ya quedas en mi gracia.
-Si pudieren poner de las vigas una carretilla, subirán por ella el
Santo Cristo luego que diga el último verso. Si no pudiere ser, se
correrá la cortina, de modo que queden fuera de ella, la Esposa, la
Gracia y la Penitencia.-
Gracia
Ya Esposa estás perdonada
Y de la gracia asistida.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
263
Penitencia
Ya de Dios favorecida
Estás, y de mi amparada
Gracia
425 Y así, pues, de ti se apiada
[¿]Qué dices de su piedad?
Penitencia
Y así pues ves su bondad,
[¿]Qué le dices a su amor?
Esposa
Que esclava soy del Señor
430 Que haga en mí su voluntad.
Que cuanto en mi puede haber
A Dios lo he de consagrar.
Que en mí ya no se hallar
Más querer que su querer
435 Y que para merecer
El verme unida al señor
Tú inflames, Gracia, mi amor
Con su adorable presencia,
Y tú amada Penitencia
440 Que ordenes a él mi dolor.
-Vanse, y ya desde que se cerró el bosque al crucifijo y el jardín
del Mundo, ha de haber mudado, o quitado lo que sirviere para el
Monte Carmelo, y puéstolo detrás de él, y este estará prevenido para
descubrirlo a su tiempo.-
264
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Jornada 3ª
-Salen después de algún entremés con Música, la Gracia, la Esposa, y
la Penitencia.Esposa
No quiero más que buscar
1
Mi felicidad en Dios
Y así inspiradme las dos
Los medios que he de tomar.
Gracia
Pues lo que importa es dejar
5
Al Mundo y a sus contentos
Penitencia
Pues todo él es detrimentos
Sus peligros debes huir.
Esposa
Bien, [¿]a dónde tengo de ir?290
Penitencia y Gracia
Óyelo en estos acentos
10
Dentro Música
Venid, venid al Carmelo
Si buscáis la perfección
Pues solo en la Religión
Se goza en la tierra el cielo.
Esposa
[¡]Ay Dios con cuanto consuelo
15
Esas voces me han dejado
290
Escribe aonde.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Toda el alma me han llevado
Todo mi afecto han movido!
Gracia
Pues Esposa, si esto es oído
[¿]Qué será experimentado?
20
Dentro Música
Allí no hay riesgos ni males,
Pues todo el mundo confiesa
Que en los claustros de Teresa
Solo hay gozos celestiales.
Penitencia
Es verdad, porque son tales
25
Sus glorias si a ellas te inclinas
Que aun las que allí son espinas
Las convierte Dios en rosas
Porque les da a sus Esposas
Consolaciones divinas.
30
Música
Allí el pesar no es pesar
Ni el sentir es padecer
Pues lo convierte en place
El alma que sabe amar.
Gracia
Así es porque el tolerar
35
Cualquier tribulación,
Como se halla el corazón
En amores inflamado
Padecer por el amado
Más es gozo que aflicción.
40
265
266
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Música
Allí el gozo siempre mora
Con la misma Penitencia
Porque la buena conciencia
Siempre gozos atesora.
Penitencia
Así es porque aun cuando llora
45
Es del gozo que le inflama
Porque es tan dulce la llama
Del amor que le divierte
Que dulces lágrimas vierte
Tanto más cuanto más ama.
50
-Sale la Religión vestida de Religiosa con báculo pastoral y
guirnalda de flores moradas.-
Religión
Allí es adonde triunfantes
51
Multiplicando sus palmas
Triunfan del Mundo las almas
Siguiendo al esposo amantes
Y así almas que andáis errantes
55
Por los placeres del suelo
Ella, y Música
Venid, venid al Carmelo
Si buscáis la perfección
Pues solo en la Religión
Se goza en la tierra el cielo.
60
Esposa
Tan pendiente la atención
Ha estado de esos acentos
Que no hay ya más pensamientos
En mí, que la Religión.
Ella sola el corazón
65
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
70
267
Me ha llenado de placeres
Y tú que el alma me hieres
Con tu honestidad modesta
Perdona si soy molesta,
[¿]No podré saber quién eres?
Religión
A satisfacerte voy
Más, para darme a entender
Te diré quién me dió el ser
Para decirte quien soy.
Mi Padre (que vive hasta hoy 291
75
De sus glorias coronado
Pues de añadir no ha dejado
Méritos a su laurel)
Fue el mayor hombre de Israel
De Dios el mayor privado
80
Dióle a su merecimiento
Dios por imperio en la tierra
Cuantos límites encierra
El agua, el fuego, y el viento.
Domicilio de su asiento
85
Fue el Carmelo, donde tantas
Victorias alcanzó, cuantas
Al impulso de su celo
Vengando agravios del cielo
Cortó rebeldes gargantas.
90
Todo a su voz fue obediente
Sin resistirle arrogantes
Ni las nubes por distante
Ni por undoso el torrente
Porque Jordán reverente
95
Le dio paso enjuto el suelo
Lo que sigue es un elogioso resumen de la vida de Elías, presunto fundador
de la Orden del Carmelo. Ver Reyes, 1:17; 1:18, 19; 2:7-8; 2: 11.
291
268
100
105
110
115
120
125
130
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Y su celoso desvelo
Castigando rebeldías
Por tres años y más días
Cerró los diques al cielo.
Así cercó a todo Israel
Batiendo para escarmiento
El fuego de su ardimiento
Contra la dureza infiel
Hasta que desde Israel
(Rendido ya el enemigo)
Trayendo al Rey por testigo
De quedar la fe triunfante
Con una lluvia inundante
Puso término al castigo.292
Nunca el riesgo pudo hallarle
Pues vivió en si tan seguro
Que en su espíritu el muro
Más fuerte para guardarle,
Y así el que intentó agraviarle
Trágico escarmiento hallaba,
Pues como el fuego le daba
Vasallaje a su obediencia.
Era su voraz violencia
Quien sus injurias vengaba.
Así la osadía venció
Que desbocada corría,
Y así de la idolatría
Gloriosamente triunfó.
Todo así lo ejecutó
Con tanto merecimiento
Que dejando por aumento
De la fe su Religión
Le dejó a la obstinación
Por padrón el escarmiento.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
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292
Santiago 5:17.
Fue, en fin, su poder tan fuerte
Que en cuanto el tiempo admiró
Fue el primero que triunfó
Del imperio de la muerte,
Porque él la estrechó de suerte
Luchando a brazo partido
Que estando con ella asido
Cuerpo a cuerpo y mano a mano
Se dio el imperio tirano
De la muerte por vencido.
Con esta victoria rara
Fue la muerte tan corrida
Que no se atreve a su vida
Por no mirarle la cara
Y así, aunque el arpón dispara
A cuantos el orbe encierra
Con mi padre no abre guerra
Pues rendida le entregó
El reino que le usurpó
Al primer hombre en la tierra.
Fuese a él mi padre de asiento
Para reinar siempre en él
Y al ausentarse de Israel
Le sirvió todo elemento.
La agua dio paso a su intento
Contra su corriente undosa.
La tierra en la deliciosa
Región, corte le previno.
El aire le dio camino
Y el fuego le dio carroza.
Eran seis volantes brutos
Los que del carro tiraban
Batiendo cuando volaban
Por Atlas los pies enjutos.
Tan del rayo substitutos
Que al hollar del aire el lleno
269
270
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293
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Parecían tascando el freno
Y haciendo en el tiro ensayo
Los brutos viviente rayo
Relámpago el carro, y trueno
Así se partió surcando
Con el vuelo transitorio
El dorado promontorio
De nubes que iba abrasando.
Y como el irse elevando
Todo el cuerpo disminuya
A los ojos parecía
En el ardiente fanal
Salamandra racional
O Fénix que renacida.
Llegó al paraíso feliz
Trocando el carro de ardores
Por alcatifas de flores293
En donde sus plantas pise.
Allí para que eternice
El triunfo último que aguarda
Ningún riesgo le acobarda
Porque aunque vive en la tierra
Todo lo feliz encierra
Todo un querubín le guarda.
Éste que así te he pintado
Para hacer sus glorias mías
Es el portentoso Elías
Y quien a mí el ser me ha dado.
Éste es el que en mi ha dejado
Su instituto y profesión,
Y así, si has dado atención
A cuánto te he referido
Por ello habrás entendido
Que [yo] soy su Religión.
Alcatifa: Tapete o alfombra fina.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esposa
Deja que a tus pies postrada
-Híncase-
205
210
Te los bese enternecida
Para que en ellos te pida
Me admitas en tu morada.
Y pues miras cuan deseada
Estás en mi corazón
No deseches Religión
Mi petición fervorosa
Pues para ser religiosa
Me has traído tú la ocasión.
Religión
Levanta Esposa del suelo
Pues viniendo con la gracia
Fuerza es que tenga eficacia
Tu vocación al Carmelo.
Esposa
Mil años te guarde el cielo
215
Para honrar su Providencia.
Religión
Levanta, que es consecuencia
-Levántase la Esposa-
220
De ser buena Carmelita
El traer quien lo solicita
Consigo a la Penitencia.
Y así, ya estás admitida
A los claustros de Teresa.
Ven, y seguirás la empresa
Que tanto bien te convida.
Gracia
225 Yo hare que de mí asistida
Seas para Dios fiel Esposa
271
272
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Penitencia
Y haré yo, que fervorosa
Seas tan hermosa a sus ojos
Como es el nardo entre abrojos
230 Y es entre espinas la rosa.
Esposa
Y yo humilde y reverente
Seré para Dios amante
Para ti seré constante
-a la Gracia-
Para ti seré obediente
-a la Penitencia235
Para ti seré obediente
-a la Religión-
240
Para el silencio, callada
Para el trabajo, humillada
Para mi llanto, gemido
Para el Mundo seré olvido
Y para mí, seré nada.
-Vanse-El Monte Carmelo ya debe estar pronto e iluminado, y se ha de
haber quitado la cortina que lo cubría, y la que dividía el jardín
del bosque. Todo lo cual deben haber dispuesto las que no salen
al Teatro, mientras las que han estado allí, están representando
desde que se acabó el jardín y el bosque, para que no haya ahora
falla. Salen la Religión, trayendo de la mano a la Esposa, tras
de esta siguen la Gracia y la Penitencia, que traen prisionero al
Mundo, o con unas cadenas en cada brazo, o con una soga, el cual
traerá en la mano derecha una palma, una azucena, una corona.
En la izquierda traerá el vestuario para la Esposa con este orden:
inmediatamente a la mano, el velo; encima de este, la capa; luego
la toca; encima los cacles, luego la correa, y encima el hábito para
que comenzando por el hábito a vestir a la esposa siga todo por el
orden de los versos sin enredarse, y que sea el vestirla con la mayor
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
273
brevedad para que no haya mucha interrupción de verso a verso,
porque no se gusta así.-294
Religión
Aquí entre seguridades
Hallarás con los consuelos
Dulce mansión a tu vida
Feliz logro a tus deseos.
Gracia
245 Aquí, fiel, amante Esposa
Segura ya de los riesgos
Tu espíritu quedará
Más libre cuando más preso.
Penitencia
Aquí vestirás las ropas
250 Que te da tu Esposo mismo
Porque con el sayal triunfes
Del Mundo y sus devaneos.
Mundo
Y aquí infeliz en perderte
Me entregaré yo al despecho
255 De sentir con mi dolor
Tus triunfos y mi desprecio.
Esposa
Feliz el día y el instante
En que hallé el seguro puerto
De la religión, en donde
260 Paró el bajel de mis yerros
[¿]Ya está todo?
294
Fray Mariano hace una segunda alusión al teatro, ya mencionado en la Primera Jornada. Se refuerza la noción de que las Carmelitas tenían un teatro
propio dentro del convento.
274
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Religión
Todo ya
Prevenido lo tenemos
Y el mismo Mundo que dejas
265 Viene a servirte trayendo
Túnica, correa y sandalias.
La toca, la capa y el velo,
Palma, azucena y corona
Porque de él triunfes con ello.
Gracia
270 Yo que la primera fui
En adornar para el cielo
El alma, también daré.
-Toma el hábito que trae el Mundo y se lo pone con brevedad.-
El primer adorno al cuerpo
Y le pondré a la Esposa única.
-Híncase la Esposa-
Ella y Música
275 La túnica.
Gracia
Y porque fiel siempre sea.
Ella y Música
Correa.
Gracia
Dejando ámbares y algalias.295
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Ella y Música
Sandalias.
Gracia
296
280 Y así las cumbres castalias
Celebraran su entereza
Pues viste ya de Teresa.
Ella y Música
Túnica, correa y sandalias.
Penitencia
Yo que la purifiqué
285 Con el dolor de sus yerros
Y sus pasos dirigí
Por el arrepentimiento
Pondré en ella pues me toca
Ella y Música
La toca.
Penitencia
290 Trocando en júbilo el llanto.
Ella y Música
El manto..
Penitencia
Porque solo miro al cielo.
Ella y Música
El velo.
Cumbres Castalias: Perteneciente o relativo a Castalia, fuente cercana al
santuario de Apolo en Delfos. Allí se zambulló la ninfa Castalia huyendo de
Apolo. Significa castidad.
296
Algalia: Sustancia untuosa, de consistencia de miel, blanca, de olor fuerte y
sabor acre. Se usa en perfumería.
295
275
276
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Penitencia
Así subirá al Carmelo
295 A ser lirio entre las flores
Vistiendo en nuevos candores.
Ella y Música
La toca, el manto y el velo.
Religión
Yo que en pasos de gigante
Con virtud y con ejemplo
300 He de encaminar la Esposa
A las bodas del cordero,
Preparé para el alma.
Ella y Música
La palma
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
277
Con Música
Palma, Azucena y Corona.
-Levántanla entre la Religión y la Gracia-
Esposa
Por merced tan señalada
Como es lo que os debo a todas
Os doy las gracias y os pido
315 Que vuestras voces sonoras
Me ayudéis para cantar
De Dios la[s] misericordias
Que ha querido usar conmigo
Y así agradecidas todas
320 Al Señor, confesemos
Que por su bondad sola
Me ha sacado del Mundo
Para hacerme su Esposa.
-Dásela y así lo demás-
Religión
Porque sea de candor llena.
Con Música
305 Azucena.
Sola
Cuando el Esposo le endona.
Con Música
Corona.
-Pónesela en la cabeza.-
Sola
Y así pues se galardona
El mérito con los bienes
310 Justo es que adornen sus sienes
Ella y todas
Confesemos su gloria
325 Porque es en eterno
Su misericordia.
-Desde que la visten han de irse poniendo todas en este orden:
La esposa en medio; a su derecha ha de estar la Religión, y luego
la Penitencia, y a su izquierda la Gracia, y el Mundo teniendo la
Gracia la cadena. Se corren todas las cortinas, y se descubre el
Monte Carmelo. El Esposo ya ha de estar al correr las cortinas
junto a la Esposa, vestido de blanco, con potencia, manto encarnado
y cruz con bandera como lo pintan resucitado, y se pone entre
la Gracia y la Esposa. Al irse para el Monte no hacen más que
voltearse con el mismo orden de dos en dos y suben el Esposo, y la
Esposa junto al medio; más abajo se sientan en medio la Gracia, y
[a] los lados la Religión y la Penitencia, y en el suelo el Mundo, en
pie, o hincado.-
278
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Esposo
Porque veas Raquel querida,
Porque veas, amada Esposa
330 Cuan pronto estoy a escucharte
Te salgo al paso, de forma
Que agradecida mi fe
A tus ansias amorosas
Quiero que se conozca
Cuanto es en eterno
335 Mi misericordia.
Enamorado de ti
Porque a mi amor correspondas
Lo grande de mis finezas
Vestí en traje de lisonjas,
340 Y espero que de mi amor
Te obligues, zagala hermosa
Pues ya se sabe que una Alma
En gracia, es mi mejor boda
Mostrando al ser mi esposa
345 Cuanto es en eterno
Mi misericordia.
Esposa
Dios de Dios y Luz de Luz
Que así el símbolo te nombra
Tan humilde, tan rendida
350 Tan voluntaria se postra
A ti el alma que confiesa
Ser más esclava que Esposa
[Ay de]ti más que mucho, si te ama? [al margen]
Si te adora?
Con Música
355 Porque es en eterno
Tu misericordia.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esposo
Entra en mi florido Alcázar
A vivir con mis esposas
Para que tenga yo en ti
360 Mis delicias y mis glorias
Ven pues, y todas venid
Pues en su edad venturosa
Ella ha de gozar los días
Que eternos siglos componga.
Esposa
365 Venid, y cantando sea
-Vanse para el Monte a sentarse como queda dicho.-
370
Para que hablando en su propia
Frase, le suene mejor
Lo que de nosotras oiga.
Al Señor confesemos
Que por su bondad sola
Me ha sacado del Mundo
Para hacerme su esposa.
Todas y Música
Confesemos su gloria
Pues es en eterno
297
375 Su misericordia.
Esposa
Al que es Dios de los dioses
Y según la fe informa
Es en la Esencia uno
Y Trino en las personas.
Todas y Música
380 Confesemos su gloria.
-Estribillo297
Este será el estribillo que se repetirá.
279
280
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esposa
Señor de los Señores
Que con su poderosa
Mano da a la más ruda
Materia, bella forma.
Esposa
Al que manchó de varios
Colores, pieles toscas
Que en solos brutos pueden
Ser las manchas curiosas.298
Todas y Música
385 Confesemos su gloria.
Todas y Música
405 Confesemos su gloria.
Esposa
Al que en su entendimiento
Con solo querer obra
De nuevas maravillas
Las fábricas hermosas.
Todas y Música
390 Confesemos su gloria.
Esposa
Al que afirmó la tierra
Sobre las vagas ondas
E hizo dos luminares
De luces y de sombras.
Todas y Música
395 Confesemos su gloria.
Esposa
Al que pobló la tierra
De escuadrones de rosas
Y de peces y aves
El mar, y el aire a tropas.
Todas y Música
400 Confesemos su gloria.
281
Esposa
Y pidámosle todo
Con mil ansias devotas
Que de los que le buscan
No se oculte ni esconda.
Esposo
299
410 No hará, Esposa querida,
Porque es en eterno
Mi misericordia.
Gracia
Lo mismo que contigo
-Se pone en pie415
Hará siempre con todas
Cuantas almas le busquen
Con ansias amorosas
Y a sus pies pondrá el Mundo
Como a los tuyos ahora
Para que asi confiese
Posible alusión al pasaje de la historia de Jacobo y Raquel, que al separarse
de Laban promete quedarse con las ovejas manchadas de color y las de color
oscuro y, usando una treta, apareaba ovejas que procreaban de color oscuro
o listado y así llegó a tener muchas ovejas y llegó a ser muy rico. Ver, Génesis,
30: 25-37.
299
Debería ser: No haré.
298
282
420
425
430
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Y todos reconozcan
Que el Mundo nada puede
Con su ardid y sus pompas
Y que solo la gracia
De Dios es poderosa
Pues como ahora lo miras
Lo rinde y lo aprisiona.
Y así todos alaben
Y tu feliz Esposa
Prosigue en tus acentos
Diciendo fervorosa
-Siéntase-
Esposa
Al Señor confesemos
Que por su bondad sola
Me ha sacado del Mundo
Para hacerme su Esposa
Todos y Música
435 Confesemos sus glorias
Pues en eterno es
Su misericordia
-Ciérranse las cortinas y se da fin al Diálogo.-
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
283
1.3.c. El opúsculo de la madre María Vicenta de la
Encarnación300
Presentación
El Coloquio para la profesión de la hermana María Margarita de San
Eliseo fue escrito por su maestra la madre María Vicenta de la Encarnación y está fechado en 1804. Es el coloquio más tardío dentro
del periodo virreinal de aquellos que se han llegado a conocer.301
María Margarita era hija de Alejandro Antonio de Canas y María
Villegas y profesó como hermana de velo blanco en ese año. María
Vicenta de la Encarnación profesó en 1774 y tenía treinta años de
vida conventual cuando escribió esta pieza.302 Hasta ahora, es el
único coloquio de profesión que saca de la anonimia la autoría
femenina y claustral de su compositora y hace referencias específicas a ella como “la poeta.” Suponemos que existió un fuerte
lazo afectivo entre novicia y maestra que inspiró a la segunda a
dedicar una compleja pieza teatral para la profesión, sobre todo
si tenemos en cuenta que se trataba de una monja de velo blanco
que no aportaba dote y estaría dedicada a las labores manuales
de la comunidad. Esta obra y su propósito reafirmarían que dentro del claustro carmelita se vivía el carisma original teresiano de
igualdad espiritual de sus miembros, que ya se había sugerido en
otro coloquio escrito para este convento.303
Como en otros coloquios compuestos para la profesión, los
personajes principales son el Esposo-Cristo y la Esposa, la noUniversidad de Texas Nettie Lee Benson Latin American Collection, The
University of Texas Library, Collection Genaro Garcia Ms. G312 Ms.
301
I. Arellano y A. Eichmann, eds. Entremeses, loas y coloquios de Potosí; María
Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No solo ayunos y oraciones.
302
Manuel Ramos Medina, Místicas y descalzas. Fundaciones femeninas carmelitas
en la Nueva España. México: Condumex, 1997, pp. 286-287.
303
Véase el “Coloquio a la fundación primitiva de S. Joseph de Ávila hecha por nuestra Madre Santa Teresa”. En este documento hay un diálogo sostenido entre
Antonia del Sacramento y María Bautista, en el cual la primera establece que
no hay categorías entre las religiosas.
300
284
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
vicia que profesa. Ambos están rodeados de personajes emblemáticos: el Mundo, la Carne, la Religión, la Música y las virtudes
religiosas, la Vocación, la Constancia, la Paciencia y la Perseverancia, pero la madre Vicenta añade al Demonio, que funge un
rol decisivo. La trama es tradicional: los elementos de tentación
entablan una lucha contra la profesante, quien después de sufrir
sus embates sale victoriosa y es recibida como Esposa. Durante
el periodo de prueba, las virtudes específicas de la religión son
las mediadoras y protectoras de la novicia.
En un diálogo introductorio hablan la Constancia y la Paciencia, inspiradas por el mensaje de la Música, que anuncia
el tema del coloquio: la lucha de la Gracia contra el Mundo, la
Carne y el Demonio, y la alegría que emana de la victoria de la
Gracia. Desde el comienzo del Coloquio la Música insta a cantar
y celebrar el desposorio de quien vencerá a los enemigos. Constancia y Paciencia se unen a la invitación reafirmando el objetivo festivo de esta composición. Esa introducción podría quitar
parte de su impacto al desarrollo de la trama, ya que promete
una victoria. Sin embargo, en las piezas conventuales para la
profesión, la premonición de la victoria no resta interés a su desarrollo. Si la tensión dramática disminuye, el mensaje moral es
el verdadero meollo y propósito de la representación. Aunque la
autoría del Coloquio queda bien establecida en la página titular,
donde aparece el nombre de la madre Vicenta, en la introducción, el personaje Constancia pide perdón para “la poeta” que
ha escrito el coloquio: Que la poeta no ha sabido “hacer más de
este borrón”. Este diminutio era frecuente, pero llama la atención cómo la madre Vicenta de la Encarnación se autoidentifica
como “poeta” en el texto mismo. Aunque un buen número de
monjas españolas se identificaron como autoras de obras teatrales, la madre Vicenta, que sepamos, es hasta hora la única con
nombre y autoría de un coloquio de profesión.304
La autoidentificación fue común en escritoras conventuales españolas
como sor Marcela de San Félix y sor Francisca de Santa Teresa, como dos
ejemplos bien conocidos. Ver, M. Carmen Alarcón Román, ed. Sor Francisca de
304
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
285
Sumario y personajes
Diez personajes simbolizan las virtudes requeridas en la religión y los actores usuales en el mundo religioso. Los protagonistas principales son: el Esposo [Cristo] y la Esposa, o sea, la
novicia que profesa. Los personajes simbólicos son el Demonio,
el Mundo, la Carne y la Religión. Las virtudes son la Vocación,
la Constancia, la Paciencia, y la Perseverancia. La obra tiene una
introducción, no identificada como tal, que consiste en un diálogo entre Constancia y Paciencia, y tres jornadas o actos en los
cuales se desarrolla la acción. El Coloquio es apoyado por ocho
intervenciones musicales, que llevan anotaciones de melodías
populares de carácter festivo. La última intervención musical
establece que es “música seria”, que implicaría “a lo divino” con
melodías litúrgicas. La música, como en otras composiciones
teatrales, añade una dimensión auditiva que puntualiza el desarrollo de la trama. No hay anotación en cuanto al uso de instrumentos.
Este coloquio se distingue de otros en que la primera intervención de la música es una tonada identificada como por
los nopales, se dirige al público y anuncia el mensaje de la pieza
teatral: la Gracia ayuda a quien se esfuerza por vencer al Mundo,
la Carne y el Demonio. De paso, se presagia el buen fin de la
trama. En el diálogo inicial hablan Paciencia y Constancia, que
se preguntan el significado del mensaje que les ha llegado de las
voces y la canción que acaban de oír. Implícitamente advertimos
que hay un coro en esa primera intervención musical.305 Paciencia y Constancia deciden remitirse a Jesucristo en oración para
que Él les explique quién ha ganado tan aplaudidos galardones.
Inmediatamente después de este breve diálogo aparece Música
Santa Teresa, Coloquios. Sevilla: ArCiBel editores, S.L. 2007, pp. 71-72.; Electa
Arenal y Georgina Sabat-Rivers, Literatura Conventual Femenina: Sor Marcela de
San Félix, hija de Lope de Vega. Obra Completa. Barcelona: PPU, 1988, pp. 64-66.
305
Los sujetos están en plural: “cantemos alegres”, y “qué gusto será el que
anuncien esas voces peregrinas”.
286
287
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
entonando una patera306 y pidiendo atención para aclarar el misterio. Se cuenta que en el claustro teresiano se consagra quien
ha vencido los estorbos del Diablo, la Carne, y el Mundo y ha
logrado ver su vocación triunfante. Constancia y Paciencia se
unen en el elogio de la escogida e instan a todo el noviciado a
festejar la ocasión.
Tras esta extensa introducción comienza la primera jornada
del Coloquio, precedida por una pieza musical que se especifica
seguirá la tonada por el mambrú y que pide atención para escuchar la historia, la relación entre el Esposo divino y la prueba
que prepara para su escogida. La Esposa confiesa estar desorientada en el mundo y aunque busca su seguridad en la doctrina de
Dios, necesita luz para fortalecer su voluntad. Inmediatamente
aparece el Demonio, colérico porque una “mocosuela” le desea
vencer. Siendo el Demonio un “espíritu” y “serafín” [aunque
ángel caído] no soporta que alguien hecho de carne lo pueda
vencer. El Demonio explica la guerra que le hace la religión del
Carmen y su deseo de prevalecer sobre la postulante y pide ayuda a sus aliados, el Mundo y la Carne para tentar a la mozuela.
Los tres personajes se aprestan a una batalla.
Aparece de nuevo la Música con una indicación de son de
perejiles, en la que se establece que nadie puede vencer el poder
de Dios. Aun así, Música invoca a su San Alberto, y promete
ayunar a pan y agua para recibir su asistencia. Aparece entonces el Esposo, quien manifiesta que, aunque ha criado y amado
a la “criatura” objeto de la atención de todos, desea ponerla a
prueba, pero con la ayuda de Perseverancia y Vocación, que la
asistirán en los lances en los cuales será probada. La prueba
sería cómo purificar el oro y tenía el propósito de asegurar que
la Esposa habría de llegar limpia y sin mancha al desposorio. Vocación y Perseverancia prometen obedecer al Esposo y ayudar a
la futura Esposa. El Esposo da permiso al Demonio para tentar
a la “niña pequeña” que lo quiere a Él y solicita su amor. Tanto
Esposo como Demonio creen que vencerán en la contienda. El
diálogo entre el Demonio y el Señor se inspira en el Libro de
Job, en el cual Dios da permiso a Satanás para que tiente a Job
a que desdiga de Él. El mensaje moral, adaptado al carácter de
la pieza, explica el aparente retiro del Señor y las penas ocasionadas a la Esposa, de las cuales ésta se redime por medio de la
penitencia y el amor incondicional.
En la Primera Jornada, la Esposa manifiesta su ansiedad porque no ve al Amado, tema inspirado por el papel de la amada en
el Cantar de los Cantares, fuente de inspiración carmelita que se
remonta a su raíz bíblica y a su interpretación en San Juan de la
Cruz. La Vocación le pide que siga negando la Carne y se retire
al claustro. El Mundo y la Carne instan a la confusa y vacilante
novicia a la diversión y a disfrutar de sus años y belleza. El Demonio urge a Carne y Mundo a proseguir su tarea, pero Perseverancia y Vocación apuntalan su resistencia. Religión sale a la
escena y argumenta contra el Demonio. El Señor la ha enviado
para aliviar la aflicción de la Esposa y darle dirección segura a
su vida a través de la orden del Carmelo, y sus gloriosos fundadores y santas. Con la ayuda de la Vocación y la Perseverancia, la
Novicia se decide a entrar en la morada de la Religión.
En la Segunda Jornada, el Demonio, la Carne y el Mundo
resienten la entrada de la Esposa al claustro y aunque el Demonio elogia el ejemplo de la novicia, el Mundo y la Carne se
proponen sacarla del claustro. Vocación y Perseverancia siguen
guiando a la Esposa, quien entabla un diálogo con el Esposo y le
pide no se retire a pesar de no merecerlo. El Esposo le advierte
que ha de dedicarse toda a Él dentro de un huerto cerrado sin
compartir su amor con otras criaturas. Solo así llegará a poseer
su corazón. Religión, Perseverancia y Vocación apoyan a la Esposa y le recuerdan no apartarse de ellas. Al retirarse estas de
la escena, reaparecen Demonio, Mundo y Carne y renuevan sus
persuasiones. La Esposa comienza a sentirse débil frente a la
observancia requerida en el claustro y pide fuerzas al Señor y a
los santos. Perseverancia y Vocación tratan de ayudarla. Mundo y
La patera es una embarcación pequeña, sin cubierta, que se usa en aguas
poco profundas. En este caso puede aludir a una canción sencilla que toma
como referencia a ese tipo de embarcaciones y navegación.
306
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289
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Demonio creen haber ganado la batalla cuando reaparece Religión para darle alientos a su hija. Ha sido enviada por Dios para
que aprecie la orden del Carmelo, y cita a los gloriosos fundadores y predecesores como Elías, Simón Stock, Juan de la Cruz,
Magdalena de Pazis y Teresa de Jesús. La urge a corresponder
al Señor que la llama a esa religión. La Esposa renueva su valor
y arrodillada reitera su deseo de seguir adelante. La Religión la
recibe y le anuncia que está cerca de profesar.
En la Tercera Jornada Demonio, Mundo y Carne continúan
insistiendo en sus propósitos, pero la Esposa ya solo desea el
desposorio. Religión aprehende a los tentadores y declara a la
Esposa hija de María y de Teresa. La urge reclame al Señor con
humildad y rendimiento. La Esposa ruega al Dios de amor que
se presente. El Esposo declara que sus clamores y suspiros han
herido su corazón y ya que ha vencido a sus enemigos la insta a
que se llegue a sus brazos y le dé su corazón indiviso. La Esposa,
ayudada por Perseverancia y Vocación, promete pobreza y encerramiento y el Esposo la declara su Esposa e insta a Religión
a ponerle el velo. El Esposo recuerda a la Esposa sus deberes y
la llama a su trono. La Esposa pide que el Esposo favorezca su
convento y la comunidad. También pide luz por quien escribió
la obra y ayuda para otra novicia que espera su turno. El Señor
lo concede. Mundo, Carne y Demonio se retiran vencidos. La
obra termina con la voz del Esposo que exalta a su nueva Esposa
y le promete gozo eterno después de su muerte.
El Coloquio de la madre María Vicenta sigue rutas tradicionales en cuanto a su temática. No era de esperarse que se
desviara de los modelos teatrales ya sólidamente establecidos
desde el siglo xvii y reafirmados en el xviii tanto en España,
como en Nueva España. En el desarrollo de la trama se subrayan el deseo y la esperanza de la profesión, el asedio de los
impedimentos humanos, el consuelo interior de la fe apoyado
por la religión, la vocación y la perseverancia, y el amor del Esposo como promesa y destino. La futura esposa, descrita como
“criatura” y “niña,” que busca a su esposo “tan temprano” tiene
la vulnerabilidad que se espera en quien cuenta con el deseo
de la fe, pero carece la experiencia que acrisole su voluntad.
Como mujer, la madre Vicenta demuestra simpatía por la juventud y falta de experiencia de su pupila lo que sugiere que
la misma era bastante joven. Intelectualmente, Vicenta de la
Encarnación se asimila al papel de la Religión como madre
y maestra. Explica, en tono didáctico que, aunque la disciplina parezca dura, solo su observancia la hará merecedora del
Esposo. La novicia llama “madre mía” a la Religión, otro signo de la identificación de la maestra con la regla de la orden.
Vocación y Perseverancia se muestran eficaces herramientas y
consejeras, pero ninguna es llamada “madre mía.”
En la introducción que hace la Música, se encuentra la frase: “lo que puede la Gracia”, que recuerda el tema central de la
obra de fray Mariano de la Concepción en 1785. El papel de la
Música en este coloquio también parece llevar la impronta del
carmelita en cuanto a que es un personaje y un elemento auditivo al mismo tiempo. Sin embargo, ese autor no hizo ninguna
anotación respecto de qué tipo de música se utilizaba en sus
obras, excepto en una instancia. Al contrario, la madre Vicenta
añade anotaciones musicales que la revelan conocedora de la
música popular como elemento de cotidianeidad. Sus anotaciones identifican perejiles, la patera, la tirana, música tortolita y el
mambrú. De ellas, todas excepto el mambrú, son sonecitos del
país o de la tierra, reconocidos como regionales más tarde en el
siglo xix. El mambrú fue una tonada muy popular y centrada en
la figura del duque de Malborough inglés.
A semejanza de la obra de fray Mariano, la Música en la madre Vicenta de la Encarnación posee un carácter voluble. En la
primera jornada la autora “antropomorfiza” a la Música y la hace
vehículo de emociones. Aunque se supondría que es la aliada
de las fuerzas de la virtud religiosa, la Música es a veces cómplice del mundo o herramienta de sus tentaciones, tal y como
aparece en la obra del fraile carmelita. En la primera jornada, al
entonar una melodía “por la tirana” y en otra “tortolita”, exhorta
a la Esposa a gozar de su juventud antes de que se marchite. Sin
embargo, a medida que se desenvuelve la trama, su papel como
290
291
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
vocera del cielo es mucho más fuerte que el de su inicial servicio
al Mundo. En la escena final cuando la Esposa obtiene la invitación del Esposo al huerto de sus escogidas, la autora anota que
la Música es “seria” y sugiere el uso de música litúrgica apropiada. En total, Vicenta de la Encarnación se refiere a seis tonadas
o sones populares citados anteriormente. Esta asimilación de
música local sugiere la conexión de lo sagrado con lo popular
ya usado por fray Mariano de la Concepción en su referencia
a la música de los tocotines, que a su vez nos remite al uso de
melodías populares por Sor Juana Inés de la Cruz y las coplas
y villancicos usados en las profesiones religiosas en España e
Hispanoamérica.307
La madre Vicenta también recuerda al padre Mariano de la
Concepción al insistir que, para lograr la profesión, la novicia se
debía enfrascar en una lucha contra las tentaciones del mundo
y las dudas personales. Como maestra de novicias, la religiosa
conoce que el noviciado puede ser un periodo de dudas y confía
en el valor de esas virtudes personales que representan Vocación y Perseverancia. Para incitar a la novicia a proseguir en su
elección, fray Mariano adopta, aunque de modo sutil, el lenguaje
marcial de lucha y resistencia y utiliza los personajes Vocación y
Gracia para sostener a la futura esposa, mientras que la madre
Vicenta utiliza la Vocación en conjunción con la Perseverancia
para reafirmar el mensaje. La vocación es un elemento personal,
fruto de la introspección y de la fe, y no puede faltar en ninguna
pieza conventual en la que se celebra la fruición de esa virtud.
La perseverancia es disciplina, y es fruto de la voluntad y el entendimiento, en cuanto a que ambas se hermanan para demostrar el libre albedrío de quien, con la perseverancia, se consagra
a la religión. La madre Vicenta subraya la disciplina más que la
gracia.
El Esposo que retrata la madre de Vicenta es amoroso pero
demandante. Remedando al Jehová bíblico, pacta con el demonio para probar a la novicia y acrisolar su voluntad de profesar.
Aun cuando la Esposa lo reclama ya dentro del convento, él le
advierte ser “delicado y celoso” y puntualiza sus demandas a la
futura esposa. No compartirá su amor con nadie y espera que su
prometida le sea constante y firme en su devoción. Aunque la
Esposa se decide por el claustro, el Esposo, aunque satisfecho
le pide más rendimiento de la voluntad y completa entrega de
su amor. Una vez que la Esposa ha superado las pruebas a que
fue sometida, le llama con un repetido verso: “ven ya, oh Dios de
amor.” Cristo declara estar enternecido y solo entonces la insta
a sus brazos y promete sus caricias, aunque reiterando control
absoluto del corazón de la Esposa. El interludio amoroso entre
el Señor y la novicia es relativamente corto y con leves trazas
del Cantar de los Cantares. Lo que sobresale es la promesa de
renuncia completa que la Esposa hace de su persona. La madre
Vicenta ha delineado un Esposo distante, que se hace esperar,
escueto en la expresión de su amor y centrado en la sujeción total de la Esposa. No queda duda de que ese fuera el sentimiento
personal de la maestra, expresado con las palabras de la Religión, que aprueba la obediencia al Esposo en el tercer acto y la
remacha con el deseo de Cristo de que la nueva religiosa lleve el
velo sobre su rostro, señal de que nadie más posee sus afectos.
Al reiterar los deseos y votos de castidad, obediencia, pobreza y
enclaustramiento, la Esposa significa que esos son los eslabones
de la cadena que la atan a su Esposo.
El personaje Religión tiene un propósito esencial en el Coloquio: explicar un concepto fundamentalmente abstracto, pero
al mismo tiempo una realidad que se vive mediante una institución, la Iglesia, y de la fe personal. Al ser representada como un
ente femenino, se presta a albergar tanto sentimientos afectivos,
como defensivos. En la primera jornada, Religión se autoriza
a librar a la novicia del dominio del mundo con un rotundo
“yo” cuando Mundo pregunta quién podrá vencerle. También
demuestra su poder en el tercer acto, al ordenar una detención
Véase, uso de la música y representación de la música como personaje en
las obras teatrales del convento de Santa Teresa en la ciudad de Potosí, Bolivia.
En, I. Arellano y A. Eichman, eds. Entremeses, loas y coloquios de Potosí (Colección
del convento de Santa Teresa).
307
292
293
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
forzosa del Mundo, del Demonio y de la Carne, desde la cual observarán humillados el triunfo de la novicia. Al mismo tiempo,
es madre que consuela y alivia de modo personal. Es la vocera
de la orden del Carmelo y, como tal, elogia su carisma y prístina
espiritualidad. Al tomar la palabra, Religión se ubica dentro de
la especificidad de la orden y la elogia como favorecida de la
Virgen María, uno de sus cultos preferidos. Recuerda los favores
marianos a Elías y Simón Stock, las gracias obtenidas de los
pontífices, los castigos de sus enemigos, la sangre derramada
por sus mártires, y las insignes figuras de Santa Teresa de Jesús
y Juan de la Cruz. En su alabanza de la orden reformada del Carmelo, la madre Vicenta recuerda el texto del padre Mariano de la
Concepción, su predecesor, que también derramó abundantes
palabras de admiración por ella. No era un ejercicio ocioso, sino
necesario, para reafirmar la identidad espiritual de la comunidad y de la profesante. El amor y respeto hacia la orden en la
cual se escogía profesar era un deber en quienes pertenecían a
ésta.
En cuanto a la escenificación, la madre Vicenta señala las
acciones y movimientos que deben acompañar el desarrollo
de la trama, como entradas y salidas de los personajes, cuándo
hincarse, sentarse, pararse, y agarrar a otro personaje. Sus indicaciones son bastante escuetas en contraste con las detalladas
prescripciones del fraile carmelita. Es la Música la que puntualiza el tono del mensaje de los personajes y su intervención con
diversas canciones inyecta movimiento a la escena. El repertorio de emociones nos muestra cómo la novicia es asaltada por
muchas inquietudes. Sabe que su seguridad no depende ya de
sus padres ni de sus hermanos. Se muestra indecisa frente a la
renuncia de los placeres de la juventud. El personaje Demonio,
propio de esta pieza, se muestra colérico y con un sentimiento de
ultraje a su poder cuando lo reta un ser humano, especialmente
femenino y joven. Al mismo tiempo, lo atormenta la visión de la
dedicación de la novicia a Dios. No actúa por sí mismo, sino que
manipula al mundo y a la carne para llevar a cabo sus designios.
Es importante subrayar que la madre Vicenta nos recuerda la
anuencia del Esposo a someter a la novicia a una prueba con
una alusión bíblica en la cual se enfrentan Dios y Satanás. Esta
apuesta confiere un elemento dramático que no se encuentra en
otras obras.
Coloquio que compuso la reverenda madre María Vicenta de
la Encarnación. Para la profesión de su discípula la hermana
María Margarita de San Eliseo carmelita descalza en el
convento de Santa Teresa la Antigua. 1804.308
Personas que hablan: Paciencia, Demonio, Vocación, Esposo,
Constancia, Mundo, Perseverancia, Esposa, Carne, Religión.
Música
Por los nopales
[1] Al mundo y a la Carne
Hoy se presenta
Lo que puede la Gracia
Con quien se esfuerza.
Ellos dan combates
Y naturaleza
5
Les hace buen tercio,
Y a la competencia
El demonio ayuda
Por salir con ella.
Más la Gracia acude
10
Y gana la prenda,
Cantemos alegres liri, liri, li
Que los enemigos lara, lara, la
Perdiendo la prenda liri, liri, li.
Quedaron vencidos lara, lara, la.
15
Universidad de Texas Nettie Lee Benson Latin American Collection, The
University of Texas Library, Collection Genaro Garcia Ms. G312 Ms.
308
294
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Paciencia
[¿]Qué triunfo será el que gana,
Qué victoria o qué laurel,
Qué reino, qué monarquía,
Qué grandeza puede haber?
Constancia
[¿]Qué gusto será el que anuncian
20
Esas voces peregrinas
Si en esta vida solo hay
Abrojos, cruces y espinas?
Paciencia
De confusión y de espanto
Yo me lleno sin saber
25
Lo que estas voces pronuncian
Ni a donde van a tener.
Constancia
Allí distingo yo un bulto.
Me llegaré por si fue
Quien anunciando estas dichas
30
Me diga que dio a entender.
Paciencia
Pasos oigo, aguardaré.
Quizá por mi grande dicha
Sabré cuál es el motivo,
De esta anunciada alegría.
35
Constancia
Por vuestra vida os pregunto
Me digas con claridad
Si unas voces que han sonado
Fueron vuestras en verdad.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Paciencia
A preguntarte iba yo
40
Lo que tú deseas saber:
Me explicarás de esas voces,
Qué es lo que dan a entender.
Pero si tan ignorante
Como estoy te miro a ti
45
[¿]A quién volveré los ojos?
[¿]Quién acudi[r]á aquí?
Constancia
Sin constancia hermana mía
Nada se conseguirá.
La paciencia en los trabajos
50
Todo lo llega a alcanzar,
Por lo cual las dos llamemos
Al que es padre de bondad
Para que de esta aflicción
Nos saque Su Majestad.
55
Paciencia
Si a la oración acudimos
Todo se remediará,
Que ella es la puerta, y camino
Que a Dios nos acercará.
Si andamos en su presencia
60
Ciegas nos hemos de quedar,
Y así retiradas ambas
A solas vamos a orar.
Constancia
Oh Señor y Dios inmenso
Padre de toda piedad,
65
Muévan[se] nuestros suspiros
Y acaba de declarar
Cuál es el triunfo y victoria
295
296
70
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Que la Gracia ha conseguido
Del Mundo, Demonio y Carne,
Y quien los tiene vencidos.
Paciencia
Dios de amor, Dios de clemencia
Que tanto amas a los hombres,
[¿]Quién es, quien ha conseguido
Le den aplausos y olores?
75
[¡]O cómo te agradará
Quien sujetó sus pasiones
Quien venció sus enemigos
O quien mereció tus dones!
Decláranos Jesús mío
80
Que alma es ésta tan dichosa
Como subiera hacia ti
Como águila generosa.
Música
-Por la patera85
[2]El cielo compadecido
Os declara este misterio
Manifestando este enigma
Diciendo todo el suceso:
-Estribillo-
90
95
Escuchen, atiendan,
Que con claridad
Os lo voy diciendo
Con toda verdad.
En los claustros de Teresa
Hoy ha hecho su profesión
Un alma que generosa
Toda a Dios se consagró.
-Estribillo-
Escuchen[…]
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
100
105
297
Vencido ha muchos estorbos
Que el Demonio le tramó
Valiéndose de su Carne
Que el Mundo les ayudó.
Escuchen[…]
Mas con la Gracia ha salido
Triunfando su vocación
Que desde su tierna el Esposo309
Para suya la eligió.
Escuchen[…]
Paciencia
Laudatem Dominum digo,
Omnes gentes gran Señor,310
Porque escogiste a esta alma
Y le diste tal valor.
110
Constancia
Servite domine meo311
In letitia pues tanto amas.
A quien a ti se dedica,
Y desde tan tierna llamas.
Paciencia
Si a los Ángeles mandastes
115
Que al justo defiendan siempre,
[¿]A quién mejor que a esta niña
Tal defensores previenes?
Su tierna edad.
Laudatem Dominun, Omnes gentes: Alaben al señor todas las naciones. Referencia al Salmo 117.
311
Servite Domine meo: Posible referencia al Salmo 2:11: Servite Domino in timore
et exultate ei in tremore. Sirvan al Señor con temor, Temblando, ríndanle homenaje. Laetitia equivale a alegría, felicidad. La autora posiblemente desearía
decir: Servir al señor con alegría.
309
310
298
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Constancia
Y si cuando acá en la tierra
120 Un pecador se convierte
Hacen los Ángeles fiesta
En el cielo con motetes,
¡Que alegría, que regocijo
Tendrán con aquesta niña
Viendo que sigue al cordero
125
Con constancia y fe muy finas!
Paciencia
Cielo y tierra se convocan
A celebrar dicha tanta
Si es esposa de Jesús,
130 [¿]Qué ha de ser sino una Santa?
Su corona en la Paciencia
Ha labrado con esmeros,
Y así merece la aplaudan
El Sol, la Luna y Luceros.
Constancia
135 Los Astros y los Planetas,
El Aire, el Agua y el Fuego,
Las Fuentes, los Ríos, los Mares,
Cuanto tiene el Universo.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Paciencia
Lo que es grande, y mucho vale,
Mucho ha de constar.
145
Constancia
Pues ya está dicho el asunto
Vamos a disponer.
Paciencia
Y la niña profesante
Reciba la voluntad
150 Con que todo el noviciado
La pretende festejar.
Constancia
De nuestras madres consiga
De los yerros el perdón,
Que la poeta no ha sabido
155 Hacer más de este borrón.
Las dos
Y para lo que siga
Que nos presten atención.
Primera Jornada
Paciencia
Todos acudan veloces,
140 Y ayuden a celebrar
En una loa, a la que supo
Al Mundo vil despreciar.
Constancia
[¿]Cuál título ha de ser?
-Música por el mambrúAtención, atención
Que alegría, que contento, que gozo,
160 Que vamos a empezar
Del Esposo divino
Las Gracias a contar
Que con su Esposa el alma
Tiene muy singular.
165 Del mundo la retira
299
300
170
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Porque venga a gozar
De sus castos amores.
Mas quiérela provocar
Y si su amor es fino
La quiere coronar.
Esposa
Mi corazón está inquieto.
No sé dónde puede hallar
Al que es causa de mis ansias
Y me llama sin cesar.
Si
en las Diversiones busco
175
Alguna tranquilidad
En medio de Ellas mi amado
Me dice son falsedad.
Si entre mis Padres y hermanos
180 Busco mi seguridad
Con su ejemplo y su doctrina,
Mi corazón desea más.
Si la memoria me acuerda
Tantas actas que en el siglo312
185 Han conseguido ser santas
No me acomoda el camino.
[¡]O[h] Dios santo, Dios amado!
Envíame un rayo de luz,
Que mi voluntad esta pronta
190 Para seguir a Jesús
-Vase-
Demonio
[¡]O[h] qué rabia, que tormentos
Qué cólera, qué pesar!
Que una mocosuela quiera
Hoy a mi imperio ultrajar
312
Actas en el original. Podría ser “otras” y un error de la copista.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
195
200
301
Qué ignominia, qué desdoro
Quiera vencerme a mí,
Siendo ella tierra, yo Espíritu
La nada, yo Serafín.313
Pero, [¿]qué temores siento
[¿]Qué desmayo estoy palpando
Qué susto o qué cobardía?
[¿]Y no tenté yo a tanto santo?
-Toca-
205
Pues no sea así, toque al arma,
Ayúdenme mis vasallos.
Vengan el Mundo, la Carne
Que son siempre mis aliados.
-Los dos-
Aquí nos tienes dispuestos y
Prontos a tus mandatos.
Demonio
Entre la guerra continua
210 [Que la religión del Carmen
Me ha hecho y me hace sin cesar]314
Y sin perder un instante
Sabed amigos que me hallo
¡O[h] con qué valor lo digo!
Perseguido de una niña
215
[¡]O[h] con qué pena me explico!
A ella la escogió Dios
Para su esposa querida
Y ella con gran voluntad
220 Le corresponde rendida.
Bien sabes que a mi soberbia
Podría ser “Ella nada, yo Serafín”, que se adapta mejor al ritmo del verso.
Errores en las copias eran frecuentes.
314
Estas dos líneas están entre guiones, sugiriendo que se habrían eliminado o
que se habrían añadido
313
302
225
230
235
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Ésta no es primera vez
La humana naturaleza
Me atormenta, porque al ver
Que sobre mi cabeza
Ella se quiere poner.
Siendo hecha de polvo y nada
Yo espíritu de alto son315
No puedo, no puedo, no,
Sufrir que ella sea exaltada
Y que venza mi poder.
Y así Mundo tú halagas
Como lo sabes hacer
Con diversiones, halagos
Y pasatiempos, a ver
Si con tus encantos puedes
Nuestro imperio defender.
Mundo
Yo te ofrezco de mi parte
Tales gustos le pondré
240 En todo lo que aparento
Que no nos pueda vencer.
Demonio
Tú, carne, que de más cerca
La tienes, puedes hacer
Más tiros en esta guerra.
245 Y así no dejes de perder
Un instante ni un momento,
Que mucho puede valer
Un lance que se malogre,
Que después puede no haber.
315
De alto son. De noticia y fama.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
303
Carne
250 Yo te prometo que haré
Cuanto pueda en tu servicio.
Más tú ayúdame también
Trayéndole a lo interior
Lo que se halla menester
255 Para que a mí me obedezca,
Y la verás a tus pies.
Demonio
Pues al arma.
Mundo
A la guerra.
Carne
Al combate.
-Vase-Perejiles-
Música
260 [¿]Quién contra el poder de Dios
Podrá vencer ni triunfar?
Pues la gracia no se niega
A quien quiere aprovechar.
El Mundo, Demonio y Carne
265 Muy bien la pueden tentar,
Que su Esposo la defiende
Y siempre la ha de guardar.
[¡]Oh padre mío San Alberto316
Yo te prometo ayunar
San Alberto de Trapani, considerado como el padre de la orden. Originario
de Sicilia murió en Messina en 1307 y su veneración se extendió rápidamente. Fue canonizado verbalmente por Calisto III en 1457. La canonización fue
ratificada en carta publicada en 1507. Su fiesta se celebra el 7 de agosto. Santa
Teresa fue devota de San Alberto y la provincia del Carmelo novohispano fue
llamada de San Alberto en su honor.
316
304
270
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Las vísperas a pan y agua
Como me quieras sanar[!]317
Esposo
Hechura de mis manos
En quien yo me recreo
Y por tu amor he criado
275 A todo el universo
[¿]Qué dudas? Si mi amor
Para mí te ha escogido
Pues muestras de que te amo
Siempre te participo.
280 Mas otra prueba quiero
Ahora de mi amor darte,
Pues a la Religión
Quiero también llamarte
Vocación pues te crie
285 Para mi Esposa amada,
Un instante no dejes
Sin estar en su alma.
Y porque a perseguirla
Se previenen con armas
290 Sus enemigos tres,
Venga Perseverancia.
Las dos asistiréis
O, oculto, o a las claras,
Según los lances sean,
295 Porque no tenga entrada
La tentación, y lucha
Con que será probada,
Para que como el oro
Quede purificada,
Estos versos se han puesto entre corchetes quizá para sugerir su eliminación
o una adición.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
300
Y al desposorio llegue
Pura, limpia y sin mancha,
Como para tal dicha
Debe llegar una alma.
Vocación
Señor, a vuestro mandato
305 Siempre obediente estaré
Y de vuestra Esposa amada
Jamás me separaré.
Perseverancia
Yo pronta tu voluntad
Voy a obedecer Señor
310 Y a vuestra Esposa querida
Jamás dejaré desde hoy.
Esposo
[¿]De dónde vienes Satanás[?]318
Demonio
De rondar toda la tierra.
Esposo
[¿]Y no has encontrado en ella
315 Una niña pequeñita
Que me quiere, que me ama,
Y que mi amor solicita[?]
Demonio
Si tú de ella no te apartas
Si a todo bien[,] bien la inclinas
320 [¿]Cómo no te ha de ser fiel,
317
318
La autora escribe “onde”.
305
306
325
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Si todo le facilitas?
Déjala tú en mi poder
Déjame que la persiga
Y entonces verás si te ama,
Si es constante, si te estima.
Esposo
[¿]Piensas que se han acabado
Ya mis amigos en Job?
Te engañas, porque lo ves.
Licencia tienes desde hoy.
330 Tiéntala, pruébala y haz
Con ella cuanto quisieres
Qué más mérito le das
Y tú más pérdida tienes
La misma limitación
335 Que con Job, te pongo en ella
No le llegues a su vida.319
Demonio
Pues a darle guerra voy
Que yo me la he de ganar.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
307
Esposo
Y yo que su Dios, Esposo
340 Soy, la tengo de salvar.
-Vase-
Esposa
Cada día crecen mis ansias
Por encontrar el consuelo,
Más éste mi corazón
No puede encontrar sosiego
345 Y lo busco a todas horas.
Pero si estoy sin mi Dueño
[¿]Qué consuelo puedo hallar
Si me falta el verdadero?
Ángeles, Aves y Plantas
350 Decid dónde está mi amado
Y si acaso lo encontrareis
Dadle de mí un recado.
Decidle por que se ausenta
Por qué así me ha dejado.
355 Que mande lo que quisiere
Pronto será ejecutarlo.320
-Vase-
Libro de Job. Aquí Vicenta de la Encarnación parafrasea algunos pasajes
del Libro de Job. Satanás estima que Job está bien protegido por Jehová y
éste le da permiso para tentarlo a blasfemar a Dios, pero le prohíbe quitarle la
vida. Es un desafío a Satanás para probar que a pesar de los sufrimientos que
le inflige a Job, Jehová siempre vencerá. Job sufre durísimas pruebas contra
su familia, su hacienda y su persona y se queja amargamente contra Jehová.
Sus amigos Elifaz, Bildad y Elihut no logran explicar a satisfacción sus sufrimientos. Jehová aparece e insta a Job a reconocer su poder y juicio. Después
de muchas disquisiciones sobre la naturaleza del mal y del bien en el hombre
y el poder de Dios, Job proclama la soberanía de Dios y la dificultad de comprender sus decisiones. Su prosperidad es restaurada, y vive una larga vida.
319
Vocación
Esposa, si estás dispuesta
Para seguir a tu amado
Óyeme que ya te tiro
360 A tu corazón un dardo.
Quiere de ti que te niegues,
Que le sigas renunciando
A la Carne y a la Sangre
Y te retires al claustro.
Versión suelta de algunos versos de los capítulos 3 y 5 del Cantar de los
Cantares.
320
308
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esposa
365 [¿]Qué voz tan dulce es aquesta
Que siente mi corazón?
[¡]Qué anhelo, qué paz, qué gozo
Para seguir al Señor!
Carne
Goza, goza de tus años,
Que
eres hermosa y afable.
390
Dale al tiempo lo que es suyo
Que esta es prudencia muy loable.
Mundo
No hagas caso[,] es fantasía.
370 Date hoy a la diversión
Que eres niña y tienes tiempo
De darte a la devoción.
Vocación
La muerte no es para tiempos,
Siempre está alerta y no sabes
395 Si vendrá cuando no esperes.
No malogres los instantes.
Perseverancia
Y cuando eso no sea así,
Tu Esposo merece le ames
Sin dilación ni intervalos,
400 Si, con afectos constantes.
Perseverancia
Si malogras este auxilio
No sabes si otro tendrás
375 Y si lo aprecias, sin duda,
Otros muchos lograrás.
Carne
Dios no es de ratos ni días.
A todas horas está
Pronto a recibir al alma
380 Y sus auxilios les da.
Esposa
[¡]Qué afectos tan encontrados
Está sintiendo ahora el alma!
Pues dos contrarios afectos
Le parece que le llaman.
Mundo
385 Para divertir tristeza
Y dar valor a cobardes
Los dos estamos aquí.
No te atormentes y acabes.
Esposa
Mucho aprietan los contrarios
Sin que pueda separarme
De esta interior guerra que
Es fuerza que me maltrate
405 Y me resigno con ella,
Y ofrezco a mi Esposo amante
Porque me dé luz y fuerza
Y venza en este combate.
Demonio
Aunque se muestra valiente,
410 Ahora que está vacilante
Aprieten bien los cordeles
Que yo hago de mi parte.
-Vase-
Mundo
Yo te llevaré donde estés
Sin esas funestidades,
309
310
415
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Que con ellos no se encuentran
Gustos que sean verdaderos.
Y si no porque lo veas
Vuelve a mirar a esta parte.
Carne
Vamos a gozar tal dicha
Que los dos te llevaremos,
Y con nosotros tendrás
420 Salud, gozo, paz, contento.
Esposa
Y que estando entre vosotros
Podré tener el consuelo
De amar y servir a Dios
Y después verle en el Cielo.
Mundo
425 Para servir al Señor
La paz es el mejor medio.
Carne
Y si el corazón inquieto
Está, no puedes hacerlo.
Esposa
Pues vamos que solo aguardo
430 Saber cómo puedo hallarlo.
Vocación
Esposa, mira te engañan
Tus enemigos perversos.
La paz que ellos te prometen
No te ha de llevar al Cielo.
Perseverancia
435 Antes ellos te darán
Aflicción, pena y tormentos,
Esposa
Vuelvo a mis perplejidades.
440 ¿A quién deberé seguir?
Demonio
No pierdan un solo instante.
Procúrenla divertir.
-Vase-
Los dos
Oye que esta canción
Te dicen lo que has de hacer.
-Música por la Tirana445
Goza de tu juventud,
No malogres ahora el tiempo
Que después en la vejez
Lloraras tu desacierto.
Vocación
[¿]Y quién te asegura esposa
450 Tendrás tiempo para hacerlo?
Perseverancia
Oye que con más verdad
Te lo dicen otros ecos.
-Música Tortolita-
455
321
La vida se va en un soplo
Que es como la flor del heno
Y en cuanto se ve lozana
Se marchita luego, luego.321
Luego luego: mexicanismo que significa inmediatamente.
311
312
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Vocación
Es así que breve pasa
Y solo deja el dolor
De haber malogrado el tiempo
Que
es la pérdida mayor.
460
Perseverancia
Y refleja Esposa que322
Al soberano Señor
Le has de dar estrecha cuenta
De un solo instante que no
465 En su servicio aproveches,
Pues solo para él te crió.
Esposa
Si sola para él me ha criado
Si para sí me ha escogido
A él solo me entrego ya.
470 Que eres mi verdadero amigo.
¡O[h] señor guía donde, que ya voy.
Enséñame ya el camino
Por donde quieres que vaya
Y te seguiré bien mío.
Demonio
475 [¿]Quién te librará rapaz
De mi poder y dominio?
Religión
Yo, que para vencerte a ti
Me ha criado la providencia.
Demonio
También a mí la licencia
Me
la ha dado el poderoso,
480
322
Refleja: reflexiona.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Y he de salir victorioso
Aunque ella haga resistencia.
Religión
Huid de aquí, Demonio y Carne
Y haced tú lo mismo Mundo
485 Pues en esta cruz sagrada
Todas mis victorias fundo;
-Vanse-
490
Y tu hija mía da gracias
Al que es Padre de clemencia
Y por su alta providencia
Quiere premiar ya tus ansias.
Esposa
[¿]Qué eres que el corazón
Y el alma de gozo llenas?
Religión
Soy la Religión, que es Madre
Y consuelo en todas penas.
495 Para consolarte de ellas,
Aquí me ha enviado el Señor.
Óyeme, que en mi hallarás
El alivio en tu aflicción.
Aunque en común dice mucho
500 Este nombre Religión,
Solo te diré ahora
A lo que tu Dios me envió.
Yo del Carmelo he bajado
Para ser tú norte y guía
505 Pues para mí te ha escogido
Nuestra Gran Reina María.
Tanto ésta me ama
Tanto me honra y favorece
Que a todas horas me aclama
313
314
510
515
520
525
530
535
540
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Suya, y como tal me protege
Dice soy su patrimonio,
Mis hijos son tus hermanos.
Muchas gracias me concede.
Me libra de los tiranos.
Cuando esta Reina vivía
Muchas horas se pasaba
Conversando con sus hijos
Y en virtudes aumentaba.
[¿]No fue Elías quien primero
A esta Virgen adoró,
Y aun viviendo todavía
Primer templo dedicó?
[¿]No después a San Simón
El escapulario dio,
Y con él muchos favores
Como Madre concedió?323
[¿]No con los mismos Pontífices
Ha solicitado gracias
Y privilegios y favores
Para mis hijos y casas?
[¿]No ha pagado con castigos
A los que me han perseguido
De que hay tantos ejemplares
Y están llenos los escritos?
Y yo como he procurado
Corresponder a tal Madre
Dándole hijos verdaderos
Que han derramado su sangre
En defensa de la Fe
Sin mostrarse no cobardes
En uno y en otro sexo,
Simón Stock fue nombrado general de la orden del Carmelo en 1246. Según
la tradición en 1251 la virgen le dio el escapulario para la orden y le prometió
que como signo de su favor, quien muriera con él lograría su salvación.
323
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
545
550
555
560
315
Sin dejar perder un instante.
Que del primer adalid
Padre del Monte Carmelo
Imitando en sus fervores
Siempre han mostrado su anhelo.
Otros que con sus Escritos
Han ayudado a la Iglesia
Y con ejemplo y Doctrina
Trabajando en su defensa
[¿Qué diré de la Doctora
De la mística Teresa?324
Diré, mas no sé qué decir
Porque se pasma la lengua.]325
Dígalo un Juan de la Cruz326
Que con su gran penitencia
En retiro y abstracción
A la carne no dio audiencia.
Y a Magdalena de Pazis327
Febronia, Eufrasia, Efrosina328
Y otras muchas que no nombro
Que en la presencia divina
Están patentes y al Mundo
Le han hecho guerra muy viva,
Santa Teresa de Jesús (1515-1582) Beatificada en 1614 y canonizada en 1622.
Versos enmarcados en el texto.
326
San Juan de la Cruz (1542-1591). Beatificado en 1675 y canonizado en 1726.
327
Magdalena de Pazzi, (1566-2607). Nacida en Florencia y autora de varias
obras de carácter místico. Canonizada en 1669.
328
Febronia, virgen y mártir del siglo iv que fue perseguida bajo el imperio de
Diocleciano al rechazar un matrimonio con su sobrino. Sufrió la muerte bajo
tortura. Eufrasia, joven virtuosa que se consagró a Cristo, salvó su virginidad
antes de ser violada. Engañó a su posible violador al ofrecerle salvarse de toda
agresión si usaba una hierba que había escogido en el jardín y, para probarlo,
pidió al hombre le asestara un golpe con su espada que, efectivamente la llevó
al martirio. Efrosina, virgen cristiana hija de Panutius, un rico hombre de Alejandría que se vistió de hombre y se retiró a un monasterio donde vivió una
vida ascética.
324
325
316
565
570
575
580
585
590
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Atropellando con todo
Por gozar de las delicias
De aquel celestial Esposo,
Cuyas amables caricias
Solo quien las goza puede
Conocerlas y decirlas.
En fin de tantos varones
Que se adora en los altares
Que quererlos enumerar
Fuera reducir los mares.
[Que] ella
Ella con muchos trabajos
El reformarme emprendió
No solo en el sexo frágil
Si en el fuerte de varón.329
En fin no paso adelante
Porque será echar borrón
A las obras tan heroicas
Que por Dios ejecutó.
Pues para esta Religión,
Alma, te llama el Señor
Correspóndele constante
Camina con gran fervor.
No su esperanza te espante,
No te detenga el temor
De que es áspero el camino
Que Dios es tu ayudador.
Esposa
[¿]Qué cobardía ni que espanto
He de sentir, si el Señor
Me guía al puerto donde labre
Estas cinco líneas parecen fuera de lugar y por referirse a Santa Teresa, es
posible que se hayan añadido a versos anteriores que se refieren a las virtudes
de la santa.
329
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
595
Sin riegos mi Salvación?
Y así a tus pies Madre amada,
-Hincase-
Me tienes ya muy rendida.
Religión
Levántate hija querida
Y entra pues en mi morada.
Esposa
600 Vosotras no me dejéis
De asistir un solo instante.
Perseverancia
Persevera y sé constante
Que yo no te faltaré.
Vocación
Siempre a tu lado estaré
605 No temas en el combate.
Esposa
Vamos, porque cada instante,
Siglos me parecen ya,
Que sin ti, Religión, no gozo
Toda mi felicidad.
-Vanse-
Segunda Jornada
Demonio
610 Nuestro Imperio se destruye
Fieles vasallos y amigos
Como nos dormimos tanto
Como hemos de ser vencidos.
Ya la Esposa se retira
317
318
615
620
625
630
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Ya se entra en la Religión
Ya de nosotros se aparta,
Ya [en]rabió330 en tanto dolor,
Ya nos persigue a las claras,
Ya se muestra con valor,
Y a todos los ejercicios
Se entrega con gran fervor
Qué ejemplo tan poderoso
En el mundo no será
Al ver a una tierna niña
Que a la carne y sangre da
Tan de mano; y que se entrega
Con toda su voluntad
En un encierro perpetuo
Y al Mundo repudio da.
Que a sus fantásticos gustos
Desprecia y con gran fervor
Se entrega a los ejercicios
De una áspera Religión.
Mundo
Pues [¿]a dónde se ha encerrado?
635 [¿]A dónde se sepultó?
[¿]Dónde está? Que he de sacarla
Y haré que vuelva a mi amor.
Carne
Yo también he de ayudarte.
Yo le quitaré el valor.
640 Yo le haré las observancias
Duras, y pondré temor
Para que seguir no pueda.
Tal desmayo le daré
Que consiga ya, que, en conciencia,
645 No puede permanecer.
330
Acción asociada a enojarse y manifestarlo explícitamente.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Mundo
Bien[,] pero [¿]en qué religión
La habemos de perseguir?
Carne
A las Carmelitas se ha ido
Para perseguirme a mí.
Demonio
650 Es así.
Y es tanto mi sentimiento,
Tanta mi pena y dolor
De verla en ese convento
Que ya excede mi favor.
-Entra ella- [??]
655
660
No es menos la que en el día
Me está haciendo con llevarse
A esta niña por quien yo
Pensé otras almas lograseme
Y así a perseguirla amigos
Hasta sacarla del Carmen.
Para conseguirlo es fuerza
Una fuerte guerra armen.
Los Dos
Vamos que hemos de vencerla.
Demonio
Vamos que hemos de ganarle.
-Vanse-
Esposa
665 [¡]Qué felicidad se goza[,]
Qué contento que alegría
Al verse con la librea
De la gran Reina María!
319
320
670
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
[¿]Habrá contento que llegue
A llenar el corazón
Como el consuelo que siento
En mi santa vocación?
Vocación
Si no te desvías de mí
Yo jamás te he de faltar
675 Porque siempre en centinela
Para tu bien me hallarás.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
695
700
705
Perseverancia
A tu amada Religión
No la olvides un instante,
Que si en ella perseveras
680 A Dios hallarás amante.
Esposa
[¿]Cómo me había de olvidar
De mi Madre tan querida?
Que en su defensa daré
Mi sangre, mi honor, mi vida.
685 Ojalá la vean mis ojos
Y yo la obedezca fiel,
Guardando sus leyes santas
Por amor del sumo bien.
Religión
Aquí estoy hija querida
331
690 Echa un Argos en tu bien,
Y aunque te parezca dura
No dejes de obedecer.
Mira que a tu Esposo agrada
La suma solicitud
331
Argos: En la Odisea, el siempre fiel perro de Odiseo. Símbolo de lealtad.
De su Esposa, y cualquiera falta
La detiene en la virtud.
Mis leyes aunque parezcan
Duras, ásperas, groseras,
Y como el mundo se explica
Imprudencias y tonteras.
Por ellas te has de seguir
Si me quieres profesar
Pero a ti primero misma
Anímate a renunciar,
Que si a tu Esposo presente
Tienes, suave se te hará
El vencerte a ti, y así,
Podrás mucho adelantar.
Esposa
Eso deseo Madre mía
710 Pues mis ansias son lograr
Saber amar a mi Esposo
Y al desposorio llegar.
Religión
Para que más te enamorare
Su hermosura y su verdad,
Aunque por un breve instante
715
Ahora te lo he de mostrar.
Vocación
Esposa, mira que dicha.
No malogres tanto bien.
Llégate y con tus caricias
720 Muéstrale lo quieres bien.
Perseverancia
Aunque se te muestre esquivo
Persevera y no desmayes,
321
322
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Que el corazón animoso
Vence las dificultades.
Esposa
725 Mi dueño, mi bien, mi Esposo,
Hechura soy de tu mano
No me deseches bien mío
Pues te busco tan temprano.
Bien conoces tu Señor,
730 No merecer ser tu Esposa,
Y que en mi es atrevimiento
Querer conseguir tal cosa.
Más, mirando a tu bondad
Y que para ti me llamas,
735 Te pido que arda en tus llamas
De tu amor mi voluntad.
Como a ti me vea yo unida
Más que padezca trabajos
Que todos son agasajos
740 Para una voluntad rendida.
No te retires de mí,
Porque, [¿]a dónde iré Señor
Si me falta vuestro amor
Y si me dejas sin ti?
745 Enternézcate mi llanto
Y muévate ya a clemencia,
Pues estando en tu presencia
Nada me causa ya espanto.
Esposo
Esposa, tu voluntad
750 Se me muestra ya rendida,
Pero advierte que en la vida
Hay mudanzas en verdad.
Y aunque parece que estás
Pronta a cualesquier trabajo
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
755
760
765
770
Aun yo no me satisfago
Y te quiero pedir más.
En primer lugar te advierto
Soy delicado y celoso
Y si yo he de ser tu Esposo
Tú has de ser huerto cerrado.
Si partido el corazón
Lo tienes con las criaturas,
Aunque sean de las más puras
Ya no esperes mi atención.
Con el Mundo, mi contrario,
No pretendas hacer paces
Porque en el día que las haces
Me sentirás retirado.
Si tú en estas lecciones
Me fueres constante y firme
Ya no tienes que pedirme
Que tuyo es mi corazón.
Esposa
Señor, pues el mío está pronto
Para hacer tu voluntad.
775 Échame tu bendición
Que la voy a ejecutar.
Esposo
Si así lo hicieres serás
De mi amor tú la escogida.
Y si di por ti la vida
780 [¿]Cómo de mi dudarás?
-Vase-
Religión
Hija, pronta me tendrás
Para tu adelantamiento.
Quita todo pensamiento
323
324
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Del mundo y la vanidad.
-Vase-
Esposa
785 Al retiro y soledad
Me llama mi Esposo amado
Y teniéndoos a mi lado332
[¿]Para qué quiero yo más?
Vocación
Si, pero la tentación
790 No está muy lejos de ti,
Y así no apartes de mí,
En la ausencia, el corazón.
-Vase-
Perseverancia
Perseverancia y paciencia
No olvides de tu memoria,
795 Que no se alcanza la gloria
Sino con la resistencia.
-Vase-
Esposa
[¡]Ay de mí! En que soledad
Me he quedado sin sentir.
Pero [¿]a dónde tengo de ir
800 Si siento a mi voluntad
Que está caída y sin aliento
Y en una perplejidad
Que, hablando en toda verdad,
Lo bueno me da tormento?
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Demonio
805 Eso has logrado rapaz
Imprudente por querer
Seguir a tu parecer
Y no del que sabe más.
No obstante[,] todavía puedes
810 Remediar tu desacierto
Pues yo con todo secreto
Te sacare si tú quieres.
Mundo
Yo en mi te esconderé
Sin que se acuerden de ti.
815 Y así vuélvete hacia mí,
Que yo te defenderé
Y también te sacaré
De todas tus aflicciones.
Que conozcas mis razones
820 Son solo para tu bien.
Carne
No seas cruel contigo misma
Que eres niña y delicada,
Y esta vida tan cansada
Te dará la muerte misma.
825 Ya tú eres captiva mía,
Y como mi esclava haré
Desista tu valentía
Y tus fuerzas quitaré.
Esposa
Estoy ya tan sin aliento
-Siéntase830
332
Dice teniendos.
Que no es posible seguir,
Y así me pretendo ir
Saliéndome del convento.
325
326
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Demonio
Aprieten bien los cordeles
Que ya la vamos venciendo.
Esposa
835 Yo siento que estoy muriendo.
La observancia es superior
A mis fuerzas. [¡]Ah, Señor!
[¿]Qué es lo que está sucediendo?
Mi voluntad está pronta
840 Mi carne es la que resiste
Pues con tu gracia me asiste
Y saldré de tal congoja.
Santos de mi devoción,
Luz os pido para hacer
845 La voluntad del señor
En tanta tribulación.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
No merece ser oída
-Hincase860
Voy a buscar acogida
De los santos la piedad
Hoy [Pídelo ella?] [lP?]333
Carne
Calla, que no has de lograr
El salir con tu capricho.
Mundo
Por nosotros la victoria
865 Es ya, no hay que dudar.
Demonio
Y pues que ganada está
Me la tengo que llevar.
-Agarra-
Perseverancia
Persevera y no desmayes.
Vocación
Esposa vuelve a tu aliento
Renueva tu vocación.
Esposa
850 Con todo mi corazón
-Parase-
855
A mi Dios he de clamar
Y espero he de alcanzar
La victoria de[l] Señor.
Y así pido con fervor
Y confianza muy profunda,
Pues mi confianza se funda
En que es Dios mi salvador.
Pero si mi indignidad
Esposa
Jesús, padre San Alberto,
Que ya me quiere tragar.
Religión
870 No hará tal, que yo en su nombre
Te vengo a favorecer.
Ya no tienes que temer,
Pues estando yo a tu lado
Tu enemigo ya burlado
875 No puede prevalecer.
Aliéntate hija querida
Que para esta Religión
Dios te pide el corazón.
Sele muy agradecida.
333
Se puede referir al gesto o acción de implorar.
327
328
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Esposa
880 Me siento con tanto aliento,
Con tanta fuerza y valor
Que ya solo es mi dolor
Se me dilate mi intento.
Y así Madre mía querida,
-Hincase885
890
895
Yo jamás te dejaré.
Contigo me quedaré
Todo el tiempo de mi vida.
Perdóname si de algún modo
Yo quise de ti apartarme,
Que era solo por librarme.
Era inútil para todo
No me deseches de ti,
Que quiero a mi Esposo unida
Servirle en ti agradecida
Que es lo que quiere de mí.
Perseverancia
Con perseverancia Esposa
Todo lo puedes lograr.
Vocación
Si en tu vocación gozosa
Todo el bien quieres ganar.
Religión
900 Feliz Esposa levanta,
Que es mucha tu dignidad
Para que a mis pies postrada
Estés con tanta humildad.
Esposa
No me corráis Madre mía
905 Que no merezco besar
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
El suelo donde tus plantas
Lo llegaren a pisar.
Religión
Vamos Señora que el tiempo
-Cógela-
Se acerca de profesar.
-Vanse-
Tercera Jornada
Esposa
910 [¿]Es posible que ya llega
Este tiempo tan deseado
En que yo a mi Esposo amado
De mi le hago yo la entrega?
Demonio
[¡]Que entrega ni que locura!
915 Si yo que era un serafín,
No tuve tan alto fin
[¿]Lo tendrá si una criatura?
Deja ya esa fantasía
Y ese imaginado Esposo.
920 Ven conmigo y generoso
Te pondré en seguridad.
[¿]No ves que es soberbia grande
Pesar que una vil criatura
Ha de servir a la altura
925 De un Dios que no hay quien le iguale?
Esposa
Fuera soberbia muy grande
Al quererme yo igualar
Si pretendiera buscar
A Dios para sublevarme.
329
330
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Mundo
930 Y [¿]qué pretendas hacer
Con ese encierro tan necio,
Sino que piensen por eso
Que te supiste vencer,
Que al mundo y a sus regalos
935 Los supiste renunciar,
Y te vienes a encerrar
Para padecer trabajos?
Esposa
No quiero más alabanza
Sino a mi Dios agradar
940 Y si esto llegara hallar
Fuera mi mayor ganancia
Carne
Toda alabanza tendrás
Riqueza, aplauso, y contento
Si te sales del convento,
945 Si con nosotros te estás.
Mira tus padres están
Locos de pena por ti,
Y así me han enviado a mí
Que te saque de este afán.
Esposa
950 Quita que la carne y sangre
Por mi Esposo ya he dejado
Y por su amor renunciado
Cuanto quieras acordarme.
Solo en ti quiero pensar
955 Esposo del alma mía.
[¿]Cuándo llegará este día
En que acabe de lograr
La dicha de ser tu Esposa
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
960
331
Sin otra cosa desear?
Más aquí estoy para pensar
Si es tu gusto y no otra cosa.
Vocación
Tu resignación Esposa
En el gusto de tu amado.
Mucho es lo que le ha agradado
965 Mirándote fervorosa.
Perseverancia
El premio de esto ha de ser
De que venga ya el Esposo
Y como tan poderoso
Te dé su eterno poder.
970 Alienta ese corazón
Y con ansia muy crecida
Ve con lámpara encendida
A recibir al Señor.334
Los tres[:]
No hará tal, que de mis brazos
975 Nadie la podrá sacar.
Religión
Quitad de ahí canalla vil
Que no la habéis de vencer
Pues contra vuestro poder
La defiendo en mi redil.
980 Ya ella es hija de María
Hija de la gran Teresa
Y pues de su hija se precia
Alusión a las vírgenes prudentes que estuvieron preparadas para recibir al
Señor con sus lámparas encendidas mientras que las vírgenes tontas no tenían
aceite para las suyas y llegaron tarde. Mateo 25:1-13.
334
332
985
990
995
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Logre ya el felice día
Vosotros, porque quedéis
Más vencidos que hasta aho[ra]
En nombre de tal Señora
Os mando de ahí no os meneis.
Siempre a la vista estaréis
De lo que va sucediendo
Para que esta alma venciendo
Más y más os sujetéis.
Y tu hija muy amada
Disponte ya, que ya viene[.]
Mucha humildad te conviene
Que así te hallará adornada.
Clámale con gran fervor
Y voluntad muy rendida[.]
Confiésate agradecida
Para lograr tal favor.
Esposa
1000 Esposo mío y señor…
-Hincase-
1005
1010
1015
Pues mi alma desea os tanto
Enternézcate mi llanto
Y ven ya, ven Dios de amor.
Yo no me merezco el favor
Más, si tú ya me elegiste
Y por mí, tu vida diste
Pues ven ya oh Dios de amor.
[¿]No eres tú mi Salvador?
[¿]No eres mi padre y mi hermano?
[¿]No me escogiste temprano?
Pues ven ya[,] oh Dios de amor.
Más si eres mi Redentor,
Y con tu sangre has comprado
Esta alma que se os ha entregado,
Ven ya, ven, oh Dios de amor.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Muévate, pues mi dolor
Que al verme de ti apartada
Conozco no valgo nada
Y a ti busco, oh Dios de amor.
Esposo
1020 Tanto me han enternecido
Tus clamores y suspiros,
Y con tus tiernos gemidos
Que el corazón me has herido.
Y pues ya tus enemigos
1025 Con mi gracia los venciste
Y por mí a tu carne no oíste,
Quedemos los dos amigos.
Y como a más se encamina
Para conmigo tu anhelo
1030 Celebre tu dicha el Cielo
Pues es tan alta y divina.
Llega amada mía a mis brazos
Y logra de mis caricias.
Pero en tan tiernas delicias
1035 Ámame sin embarazos.
Esto es, quita el corazón
De criaturas, sea quien fuere,
Pues mientras ellas hubiere
Que yo esté en ti[,] no es razón.
1040 Tu corazón para mí
Tan entero te lo pido
Que no esté, no, dividido
Ni con amor hacia ti.
Esposa
Sustentadme con manzanas
335
1045 Porque me muero de amor
335
Otra referencia casi literal al Cantar de los Cantares.
333
334
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Al ver que mi Salvador
Me escogió entre mis hermanas.
-Hincase-
1050
1055
Pues yo de muy buena gana
Mi corazón te daré
Y con él sacrificaré
Sentidos, potencia y alma.
Y así ya vuestros consejos
Por presentos yo me impongo336
Y gustosa arrimo el hombro
Mirando al mundo de lejos.
Mi voluntad sacrifico
Por tu amor a la obediencia.
Enseñadme aquesta ciencia
Pues aprenderla me aplico.
Religión
1060 Con la obediencia le das
A tu Esposo mucho gusto
Pues lo más noble, y más justo
Sacrificado le has.
Esposa
Como la misma pureza
1065 Eres, por no hallar calma,
La del cuerpo y la del alma
Sacrificio a tu belleza.
Vocación
Tan bella estas a sus ojos
Con la Castidad hermana
1070 Que admite de buena gana
De ti misma estos despojos.
336
Presentos, por “preceptos”, o sea, reglas de comportamiento inapelable.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Esposa
Del mundo quisiera ser
Dueña por este momento
Y dejar todo contento
1075 Por tener que merecer.
Y así os hago saber
Que prometo la pobreza
Pues en casa de Teresa
Nada se puede poseer
Perseverancia
1080 Más libre y más adornada
Quedaste para tu Esposo
No te faltará el gozo
De no reservarte nada.
Esposa
Más como soy tan mudable
1085 Tan débil y sin constancia
Y deseo con toda ansia
El huir, porque soy miserable
Y así añadiendo otro
Eslabón a mi cadena
1090 Me encierro pero sin pena
Prometiendo esto, convento.
Esposo
Que bella que me pareces
Esposa; en ti me recreo
Cúmplase ya tu deseo
1095 Pues en las virtudes creces.
Tanto tus votos me agradan
Tanto con ellos me obligas
Que aquí acaban tus fatigas
Y eres ya mi Esposa amada.
1100 Esta señal llevaras
335
336
1105
1110
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
En tu rostro por que vean
Que ya eres mía, y no posean
A tus afectos jamás.
Religión, a ti te toca
Ponerle a la esposa el velo
Pues ella con grande anhelo
Fue constante como roca.
Ayuda tú, Vocación,
Y ven tú, Perseverancia,
Pues las dos con gran constancia
Guardaran su corazón.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Religión
Presos ahí habéis de estar
Y todo el suceso ver.
Esposa
1125 Esposo amado de mi alma
[¡]Que exceso con vuestra sierva!
Vocación
No ceses de darle gracias
Que se adquieren las más finezas.
-Música por [notación en blanco]-337
[Esposa]
Puso una señal el Señor
En mi rostro porque fiel
Sea tan suyo mi amor
1115 Que no admita fuera del
Otro cualquier amador
Demonio
Y yo ya de pena muero
Sin poderme desprender.
Mundo
Yo a los montes me quiero ir
1120 Para poderme esconder.
Carne
Y yo volverme a mi nada
Quedando en mi primer ser.
Falta también la notación del personaje Esposa quien, obviamente toma la
palabra.
337
Perseverancia
Y pagarle con amor,
1130 Pues su amor te manifiesta.
Esposo
Para ti Esposa querida
He creado el Cielo y la tierra
Y cuanto en ello se encierra
A tu planta esta rendida.
1135 Más vive reconocida
Que el premio se te dará
Si tú con puntualidad
Guardares tu profesión
Y si no la Religión
1140 [De] Infiel te acusará.
En lo poco gran cuidado
Tendrás que en mi eterno juicio
Te servirá de perjuicio
En no haberlo tu guardado.
1145 Tu corazón resguardado
De lo grande así estará
Porque muy claro se está,
Que si en lo poco estuviere
Descuidado, ya se infiere
337
338
1150
1155
1160
1165
1170
1175
1180
1185
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Que en lo más grande caerá.
Y si cuando como Juez
Al mundo venga a juzgar
Yo te llegaré a encontrar
Que en todo me has sido fiel.
Si en mi divino arancel
Tus cuentas están cabales
Haré que en juzgar me iguales
Y porque fiel sierva fuiste
Entra, pues te constituiste.
Goza el premio de los leales
La Corona lograrás
De esposa mía muy querida.
Pero ya desde esta vida
De mi mano gozarás.
También te prepararás
Por lo que vaya enviando,
Que en la vida trabajando
Por mi amor es muy preciso.
Y si te apartas del vicio
Vas sin duda aprovechando.
Más como todo mi amor
Lo tengo puesto en mi Esposa
No quiero que quede cosa
Que no venga con fervor
A servirla, que este honor
Le he de hacer porque es mi amada,
La escogida y regalada
La que con perseverancia
Con la ayuda de mi gracia
No la pudo vencer nada.
Y así venid a gozar
Un destello de mi gloria,
Porque quede en la memoria
Como sé galardonar
A quien por mí el penar
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
1190
Desprecian con violencia.
Con constancia y bizarría.
A un martirio prolongado
Por mi amor se han entregado,
Como ha hecho esta Esposa mía.
Ven al trono de tu Esposo
Y goza con alegría
De éste tu felice día
Todo sea placer y gozo.
-Música Seria-
1195
1200
1205
Feliz Esposa mía
Que has conseguido
Vivir gozosa
Con tu querido
Hoy que es el día
De hacer mercedes.
Pide, que todo
Se concede.
Pide la gracia
Para servirle,
Que el que esto alcanza,
Es el que vive.
Esposo
Triunfa de tus enemigos
Y mírales ya a tus pies.
Rendidos y avergonzados
1210 Los tienes a todos tres.
Esposa
Querido Esposo del alma
Confiada vuelvo otra vez
A repetirte las gracias
Por tal favor y merced
1215 También te pido que veas
A mi amada Religión
339
340
1220
1225
1230
1235
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Y cada día más la aumentes
En gracia y en perfección.
Por este Santo Convento
Por mi N. M. P.338
Por mi superiora y demás
Pertenecientes de toda.
Por todas las Religiosas
De aquesta Comunidad
Que como son tus Esposas
Te desean mucho agradar.
Y por todo el Jovenado339
Que te ame con perfección,
Que lo llenes de tu gracia
Y le eches tu bendición.
Por la pobre que presenta
Por obsequio esta friolera,
Dale luz para que te ame
Y que en tu gracia se muera.
Por la novicia
Que queda, tenla
Señor, de tu mano
Para que al mundo no
Vuelva y se la coja.
Esposo
1240 Todo lo concedo Esposa
Y más que oculto daré
A tus pies [ya] tus hermanas
Y aun a ti misma también
Vocación
Goza tu dicha que ya
1245 Nadie te la ha de quitar.
338
339
N.M.P. Puede ser: Nuestra Madre Priora.
Jovenado es el estatus con el que se identificaban las recién profesas.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Perseverancia
Ya ves, lo que mucho vale,
Mucho es lo que ha de costar.
Esposa
Las dos con la religión
Me ayudareis a guardar
1250 Con la mayor perfección
Lo que llegue a profesar.
Religión
Hija no te dejaré
Si perseveras constante.
En la guarda de [la] ley
1255 Acuérdate en todo tiempo
Cuantas empezaron bien
Y al acabar se perdieron
Por no saberse vencer.
La Corona no se da
1260 Hasta el fin de la pelea
Sosiégate y así gozarás
Sin duda de la gloria eterna.
Demonio
Todo lo he perdido yo
Quedando ella vencedora.
Mundo
1265 Ya despreciado y corrido
Me salgo de este convento.
Carne
Mortificada y vencida
Aquí me dan gran tormento.
341
342
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Esposo
[¿]Ves Satanás que no pudiste
1270 Vencer a quien yo defiendo?
Canten esta gran victoria
Los Ángeles en el Cielo
Y los hombres en la tierra
Todo sea gozo y contento.
1275 Cantan por la Gloria.
Goza de tu dicha
Y vive [y] goza
Pues venció la gracia
¡Oh[,] feliz Esposa!
1280 El Cielo se alegra
La tierra se pasma
Viendo tan divina
A la que es humana.
Si Esposa se nombra
1285 Del manso Cordero,
Que sea corderita
Le pide primero.
El Sol y la Luna
Las Aves y plantas
1290 Todos se le rinden
Y están a sus plantas.
Como el Dios de amor340
Es su querida
Todo se le da
1295 En pan y en bebida.
Que mucho, que todas
Las otras criaturas
La sirvan, la obsequien
Pues son sus hechuras.
1300 Que viva el Esposo
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
En los Corazones
[¡]Qué viva, qué viva!
Y nos de sus Dones.
-Aquí el último párrafo-
Esposo
Levanta Esposa y advierte
1305 Que esta candela te avisa
Que el tenerla es muy precisa
Para la hora de la muerte.
Entonces como prudente
Sin tener que ir a buscar
1310 Aceite para echar
En tu lámpara a aquella hora
Gozarás lo que por ahora
Tú supieres preparar.
FINIS CORONAT
341
1315 OPUS
1.3.d. Un coloquio jesuita para la profesión de una
carmelita342
El carácter sui generis de este coloquio de profesión reside en el
mensaje de unión y compatibilidad entre la orden del Carmelo
reformada instituida por Santa Teresa de Jesús y la Compañía de
Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola. Aunque estos dos personajes históricos no se conocieron personalmente, la influencia
de la orden jesuita en la vida espiritual de Teresa de Jesús por
medio de varios de sus confesores es bien conocida. La notoriedad de los confesores jesuitas en la Nueva España se aprecia
El fin corona la obra.
Gertrudis María de San Esteban profesó en el convento de San José de
Carmelitas descalzas de Ciudad de México en 1748. Es muy posible que sea la
profesa a quien se le dedicó este coloquio.
341
342
Debía ser “del Dios de Amor” para seguir la consonancia con las siguientes
líneas. Es posiblemente error de la copista.
340
343
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345
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
en esta composición, que fue escrita por un miembro anónimo
para celebrar la profesión de una religiosa que se crió espiritualmente bajo la protección de la orden. La madre Ana María de
San Esteban y el año de su profesión se han identificado, con
un alto grado de probabilidad, mediante la consulta de las tablas
de religiosas profesas en el convento de San José de Carmelitas
Descalzas de Ciudad de México, conocido también como Santa
Teresa la Antigua, y publicadas por Manuel Ramos Medina. De
acuerdo con esta fuente, la profesión se realizó en 1748.343
Ningún otro coloquio, de los conocidos hasta ahora, en honor de una profesión religiosa, utiliza santos como sus personajes, factor que concede a esta corta composición un carácter
distintivo y excepcional. Las dos órdenes están representadas
con dos santos de cada parte. Teresa de Jesús y Juan de la Cruz
se complementan con Ignacio de Loyola y Luis Gonzaga, patrón
de la juventud y muy apropiado para aparecer en la profesión de
una joven religiosa. El personaje popular del mandadero sirve
con el fin de añadir jocosidad a la composición. La música se
asocia a un grupo musical descrito como “coro de música” que
canta un estribillo y sirve de apoyo a la locución muy usual en
las composiciones teatrales conventuales del siglo xviii.
La trama es sencilla pero también significativamente diferente de otros coloquios de profesión en cuanto a que no se recurre
a la aparición de personajes emblemáticos de la espiritualidad
como Mundo, Demonio, Gracia, etc., entablados en una lucha
por el alma de la profesante. En este coloquio se propone que
los santos jesuitas intentan “robar” a una novicia que se apresta
a entrar en el convento de las carmelitas y su justificación de
tal intento, que al final queda defraudado. El descabellado plan
de los dos jesuitas da lugar a ser tomados por “ladrones”. La
hilaridad y la ofuscación se hacen precisamente más obvias por
tratarse de figuras de santos muy reverenciados que se emplean
en comportamientos nada ejemplares.
El Coloquio comienza con San Ignacio, que atormentado,
pretende buscar algo perdido. San Luis Gonzaga inquiere por la
causa de su preocupación. Ignacio acusa sesgadamente a Teresa
de Jesús de haberle quitado “una prenda” que le pertenece, la
joven Ana María, quien acaba de profesar. San Luis Gonzaga se
hermana a San Ignacio en su agravio. Inmediatamente Ignacio
sugiere hurtar a la religiosa del convento con sigilo y llevarla
a uno de los colegios jesuitas donde la esconderían y donde
ella viviría contenta. El complot jesuítico es descubierto por un
mandadero que celebraba la profesión y que, al ver a los dos
jesuitas en el templo, supone son ladrones. Inmediatamente da
la voz a Santa Teresa, pero la incrédula santa intenta sacarlo de
su error. Ante la insistencia del mandadero la santa se decide a
averiguar el asunto. Al encontrarse con los jesuitas, se reconocen mutuamente, y San Ignacio, tras rendirle tributo declara no
ser un ladrón, sino una persona en busca de una reparación: la
devolución de un tesoro propio. San Luis aclara que el tesoro
es la profesa Ana María, e insiste en la devolución de la alhaja
jesuítica. Santa Teresa, ahora en compañía de San Juan de la
Cruz, pide una aclaración.
La alegación hecha por San Ignacio, es que, desde su niñez,
la profesa se ha criado devotamente en las iglesias y en la espiritualidad ignaciana, aunque el santo concede que la joven también ha buscado la tutela carmelita. En busca de una reparación
equitativa, propone encontrar la respuesta más justa: cuál de las
dos devociones ha sido la primera, asumiendo que la primicia
sería la ganadora. San Luis Gonzaga apuntala el argumento de
Ignacio aduciendo que aun antes de nacer, Ana María era ignaciana porque su ilustre parentela era devota de los jesuitas y era
imposible negar su filiación.
De modo sorprendentemente directo, Santa Teresa niega la
validez del argumento de los ignacianos, con la certitud que le
Manuel Ramos Medina, Místicas y descalzas. Fundaciones femeninas Carmelitas
en la Nueva España. México: Condumex, 1997, 285. “Gertrudis María de San
Esteban. Profesó en 1748”. La ligera variación en los nombres era usual, y dado
el hecho de que la profesión se hizo antes de la expulsión de los jesuitas en
1767, la identificación tiene un alto grado de certitud. La única otra religiosa
que utilizó el apelativo de San Esteban fue María Micaela de San Esteban, que
profesó en 1774, cuando ya no era posible una intervención de los jesuitas.
343
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347
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
da saber que la profesión de la carmelita se había hecho por
“disposición suprema”. Esta invocación tendría un gran peso
en la solución del problema. El mandadero se hace parte del
diálogo, e incita a Santa Teresa en su defensa y hace chanza de
los padres al decir que la podrían ver, pero ya como parte del
convento de las carmelitas. La seriedad argumentativa regresa
cuando Ignacio y Luis confiesan que si Teresa puede probar que
la profesión fue de “disposición suprema” eso bastaría para que
él y San Luis salieran derrotados en su empresa. Teresa explica
los argumentos que le dan plena confianza de la posesión legitima de la profesa para su claustro. Aduce que en su elección y
profesión se siguieron las reglas teresianas de un riguroso método de oración e introspección profunda de la comunidad antes
de la admisión de una nueva monja, así como un examen de la
fuerte vocación de la aspirante durante su noviciado virtuoso, y
la felicidad que la colma en su profesión. ¿Pudiera dudarse que
su profesión en el Carmelo no es sino aprobada por una autoridad suprema? San Ignacio se rinde ante los argumentos y el
Coloquio termina con la aparición de la madre Ana María en la
escena donde recibe un abrazo y las bendiciones de San Ignacio
y San Luis en medio de un regocijado reconocimiento.
Este coloquio sugiere la voluntad de acercar el carisma espiritual ignaciano al teresiano, proceso que comenzó con la admisión personal de Santa Teresa de estar endeudada con el canon
ignaciano cuya influencia fue muy importante en la adquisición
de su madurez espiritual. Teresa llegó a conocer y recibir consejo espiritual de San Francisco de Borja y se confesaba con los
jesuitas. A raíz de la guía espiritual de esos confesores Teresa experimentó lo que ella describió como su primer arrobamiento.344
En el siglo xviii y algunos años antes de la profesión de Ana María de San Esteban, la comunión espiritual que parecía acercar a
estos dos santos llegó a predicarse como “desposorio” espiritual
por un popular y ampuloso orador sagrado carmelitano del vi-
rreinato, fray Nicolás de Jesús María. En 1733 se imprimió en
México su sermón sobre los desposorios de San Ignacio y Santa
Teresa.345 Sería posible que ese tema se hubiera hecho materia
de especulación con posibilidad de expresión en un coloquio
celebratorio de un desposorio espiritual como el que nos ocupa.
En el coloquio del anónimo jesuita, la escena final conjura una
unión discreta de la espiritualidad de ambas órdenes. De la condición de carmelita de María Ana, San Luis Gonzaga dice: “en
el habéis juntado con traje de carmelita la realidad de jesuita”.
Por su parte, San Juan de la Cruz y Santa Teresa remachan ese
concepto cuando dicen que el amor de las dos órdenes quedará
vinculado en la profesión, que será digna de alabanza y para
gloria de Dios. Aun el humilde mandadero se inspira a declarar
la unidad esencial de Teresa e Ignacio: “La Compañía es de Jesús, y es de Jesús Teresa”, una ingeniosa síntesis del espíritu del
Coloquio.
Es de notar que, a pesar de la brevedad de esta composición
y de la intervención de Teresa, la santa aparece con una bien
delineada autoridad femenina y espiritual. Teresa se enfrenta
a dos hombres santos, uno de los cuales esgrime con firmeza
un reto a la validez de la profesión, alegando un “derecho que
siempre hemos tenido”. El cuestionamiento de la pertenencia
Teresa de Jesús, Obras de la gloriosa madre Santa teresa de Jesús, Bruselas:
Francisco Foppens, 1675, pp. 96-97.
344
Fr. Nicolás de Jesús María, El Pretendido. Empeños de la Santidad y Desposorios
de San Ignacio de Loyola con Santa Teresa de Jesús. Panegírico que en el día del generoso adalid Capitán General de la más Sagrada Compañía, predicó en el Colegio
de los Reverendos Padres jesuitas de San Luis Potosí el Padre Fray Nicolás de Jesús
María, Religioso Carmelita Descalzo… México: José Bernardo de Hogal, 1733.
Gran parte del sermón y una acerba crítica de éste y de su autor se encuentra en, Agustín Rivera, Principios críticos sobre el Virreinato de la Nueva España
y sobre la revolución de Independencia. Tomo 2º, Lagos: Tip. de V. Vezoz, 1887,
pp. 166-178. Fray Nicolás predicó el sermón en el templo jesuita de San Luis
Potosí. Tres reinos pretendían a Ignacio: Gracia, Virtud e Iglesia, pero Teresa
los derrotó y conquistó a Ignacio. “Fue Teresa una santa muy casada con San
Ignacio y está San Ignacio muy casado con Santa Teresa.” “¿Quién ha dado
estas manos? ¿Quién ha hecho este casamiento? ¿Quién? Lo uniforme de sus
voluntades en el maridaje de sus virtudes; ya nacieron desde sus cunas casados.”, p. 17.
345
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
de un alma al Carmelo y no a los jesuitas, exige una razón muy
convincente para privar a la Compañía de su señorío espiritual.
En su respuesta, Teresa dice enfáticamente que la “alhaja es muy
nuestra.” Niega que haya privación. Ignacio y Luis persisten: “¿Y
habrá razón de privarnos de esta flor que ha sido nuestra?” En
una sola línea de gran contundencia la mujer se yergue segura
de su juicio: “Sí habrá, y yo soy quien lo niego.” El yo teresiano
es rotundo; su certidumbre es firme. Siembra la duda en Ignacio
y Luis. San Juan de la Cruz, el tercer hombre, si bien apoya a
Santa Teresa, sugiere una “prueba” a la cual asienten Ignacio y
Luis. Entonces Teresa despliega sus argumentos. La tensión de
géneros en este pasaje no deja de impresionar porque al final
de cuentas, el balance resulta a favor de Santa Teresa. La “contienda” prevista por los jesuitas es ganada por la mujer santa. Si
Ignacio necesitaba saber si “el cielo así lo dispuso” concluye que
“venciste, y de nosotros has triunfado”.
Asimismo, es digno de resaltar que hay varios elementos de
comicidad sutil dirigidos a quien sabría interpretarlos. Cuando
San Ignacio y San Luis planean su complot para robarse a la
profesa sugieren internarla en varios colegios jesuitas, ninguno
de los cuales aceptaba mujeres, siendo uno de ellos específicamente dedicado a los indígenas. Sin duda estas alusiones harían
reír al auditorio que compartiría el Coloquio. Muy importante es
la voz del humilde mandadero, quien expresa el apoyo popular
a la santa y a sus carmelitas. No solo es él quien dirige la fiesta
popular ante la profesión, sino quien alerta a la santa sobre el
“robo”, e inserta varios pasajes que dentro de su jocosidad indican que su presencia es necesaria. Insta a los músicos a seguir
cantando, aplaudiendo y justificando la profesión ante el cuestionamiento ignaciano. Cuando Teresa se dispone a exponer sus
razones, el mandadero hace un comentario chistoso sobre las
únicas posibilidades de ver a la profesa: o en la reja, o en la azotea del convento teresiano, y confía en la defensa de la santa y
en su capacidad de “sujetar” a los padres. “Todo ello parará en
fiesta”, dice, poniendo su esperanza en el triunfo teresiano. El
estribillo musical “que es justa nuestra alegría” resume el ar-
gumento del Coloquio a través de esa óptica popular. Importa
también señalar que, en esta composición, se insertan varios
elementos del habla y uso del siglo, aunque algunos no quedan
muy claros para el lector o lectora modernos. Los términos chiquihuite y monjivelos tendrían un significado especial para los
contemporáneos. El adjetivo “jesuana” respecto de una floresta
es de notar. La costumbre de las monjas a subir a la azotea para
unirse a la celebración de alguna fiesta del calendario religioso
(como el día de San Juan) indica ciertas trasgresiones a la estricta observancia, no solo en este convento sino en los de otras
órdenes femeninas. En ningún momento deberían las religiosas
subir a las azoteas, pero hay constancia que esto se llegó a hacer
en algunas ciudades del Virreinato.346
El jesuita anónimo autor de este coloquio no alcanzó el pulimiento literario que sería de esperar en una obra de mayor
rigor teatral, pero sí logró capturar y resolver con ecuanimidad,
simpatía, y sinceridad la relación entre los jesuitas y la reformada de Santa Teresa de Jesús cuando ambas se conjugaban en la
profesión de una religiosa devota de ambos carismas. La escenificación no es compleja, pero hay suficientes acotaciones para
indicar el movimiento de los personajes y su interacción en los
diálogos, tales como movimientos corporales, correr, volverse el
uno al otro, y propiciarse abrazos.
En la segunda mitad del siglo xviii se suscitó un enfrentamiento, generado a raíz de la implantación de las reformas a la vida común entre el obispo
Francisco Fabián y Fuero y las monjas de los cinco conventos de calzadas de
la ciudad de Puebla de los Ángeles. Las religiosas subieron a las azoteas dando
“voces” al público sobre de su inconformidad, y fueron amenazadas por el
mitrado de ser excomulgadas al acusarlas de haber roto el voto de clausura.
Al respecto véase Rosalva Loreto López, Los conventos de mujeres en el mundo
urbano de la Puebla de los Ángeles del siglo xviii, pp.117-66.
346
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Anónimo. Coloquio que para celebrar la profesión de la Madre
Ana María de San Esteban, hizo un Jesuita en reconocimiento
del mucho amor, que la Profesa tiene a la Sagrada Compañía
de Jesús.
Personajes: San Ignacio, San Luis Gonzaga, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz347 y un mandadero.
-Sale por un lado San Ignacio mostrando un gran cuidado y en ademán de quien busca por todas por partes alguna cosa que perdió.-Sale por el otro lado San Luis y le dice:San Luis
[¿]Dónde vas Padre querido?
[¿]Que es lo que así te atormenta[?]
Que siendo tuyo el cuidado
De los dos será la pena.
Dime, [¿]acaso te fatiga
5
Alguna fortuna adversa?
[¿]Cómo en un templo de paz
Así la inquietud se alberga?
[¿]Acaso la Compañía
Se ha destruido? Más aquesta
10
Pena con breve oración
En ti quedara deshecha.
347
San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Sociedad de Jesús. Beatificado en 1609 y canonizado en 1622. La Compañía de Jesús se fundó en 1539
y fue aprobada en 1540 para la preparación de misioneros. San Luis Gonzaga
(1568-1591) fue miembro de la distinguida familia de la Casa Gonzaga en el ducado de Mantua. Fue estudiante del Colegio de la Sociedad de Jesús en Roma
y murió a raíz de una epidemia. Fue beatificado en 1650 y canonizado en 1726
como patrón de la juventud. Santa Teresa de Jesús, o Teresa de Ávila (1515-1582)
reformadora y fundadora de la orden de las Carmelitas Descalzas. Beatificada
en 1614 y canonizada en 1622. San Juan de la Cruz (1542-1591), miembro de la
orden del Carmen reformada por Teresa de Jesús, canonizado en 1726. Se destacó por su obra poética y mística.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
15
351
Di pues, te ruego la causa
Que así tu pecho atormenta
Que yo siguiendo iré
Contigo a cualquier empresa.348
San Ignacio
Eso ignoras Luis [¿]no sabes?
Que aquella que de la Iglesia
Ha sido luciente antorcha
Y de amor divino esfera,
20
Aquella que en las virtudes
Lució como sol, Teresa
Que ha sido por sí y sus hijas
En honrarnos la primera
25
Ahora en este día nos quita
En Anna María una prenda
La más amada de todas.
San Luis
Pues Padre, justa es tu queja
Y tan justa, que por eso
30
Te dije antes de saberlo
Y ahora lo vuelvo a decir
Que de los dos es la pena.
San Ignacio
Pues valor que victoriosos
Salir hemos con la nuestra
35
Hurtándola del convento
Sin que las Madres lo sientan.
José de Páez, maestro de pintura del siglo xviii representó a San Ignacio
junto a San Luis Gonzaga adorando el Sagrado Corazón de Jesús en 1770.
La obra se encuentra en la colección de Jan y Frederick Mayer, en Denver,
Estados Unidos. Ver, Luisa Elena Alcalá. Fundaciones jesuíticas en Iberoamérica.
Fundación Iberdrola, Ediciones el Viso, 2002, p. 39.
348
352
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
San Luis
Pronto estoy para ayudarte
En tan reñida contienda
Pues queriéndome ella tanto
40
Es mucha razón quererla.
A San Gregorio llevarla
Que es el colegio más cerca349
Me parece, que yo sé
Que allí vivirá contenta.
45
San Ignacio
No, que [en] el Colegio Máximo350
Será mejor esconderla,
Que aquel fue el cielo primero
En que nació como estrella
Si no es, que por el amor
50
Que al Padre que la gobierna,
Tiene, y ha tenido siempre.
A San Andrés se nos va ella.351
San Luis
Padre sea donde se fuere
Sin que la tierra lo sienta
55
El Colegio de San Gregorio de la ciudad de México fue establecido en 1586
y fue destinado a la instrucción de los hijos de caciques indígenas y su preparación elemental.
350
El Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo fue fundado en 18 de octubre
de 1574, dos años después de la llegada de los jesuitas a Ciudad de México. Para
el siglo xvii se había convertido en sede de estudios mayores para la formación
intelectual y religiosa de la élite social. Nunca admitió mujeres.
351
Colegio de San Andrés, de México. Su rector, consultor de Provincia y prefecto de Salud era el padre Francisco Ceballos, que debe ser uno de los dos
jesuitas mencionados en el Coloquio. Tomó el hábito en 1720. Ver, Catálogo de
los sujetos de la Compañía de Jesús que formaban la provincia de México el día del
arresto, 25 de junio de 1767. México: Imprenta de I. Escalante y Cía. 1871, p. 111,
184; Rafael Heliodoro Valle, Jesuitas de Tepotzotlán (1953), 185. En, https://cvc.
cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/09/TH_09_123_165_0.pdf
349
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
353
Ni las Madres se alboroten
Demos principio a la empresa.
-Sale el mandadero con un coro de música cantando toda esta
letra.-
60
A la Madre Ana María
Musiqueros aplaudir
Es necesario y decir
Que es justa nuestra alegría.
-Salen Santa Teresa y San Juan de la Cruz y corriendo tras ellos el
mandadero dice:-
65
Los ladrones, Santa Madre,
Los ladrones dentro están.
Si no socorremos presto
La Iglesia nos robarán.
Vestidos como los Padres
Jesuitas entraron ya
Y no sé qué robos dicen
Que quieren hacer acá.
Santa Teresa
Calla ignorante, [¿]no sabes
70
Que los Jesuitas lo mas
Que buscan son almas
Que a Dios procuran ganar[?],
Y si les llamas ladrones
De las almas lo serán.
75
Ojalá y que fueran ellos
Ojalá y fuera verdad.
Mandadero
Madre es cierto lo que digo
Los ladrones dentro están
Que porque no los conozcan
80
De Padres se visten ya.
No es nuestro Padre Ceballos
Que viene aquí a confesar.
354
85
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Ni el Padre Castillo,352 ni otros
De los que vienen acá.
Santa Teresa
Pues si son ladrones, vamos
No temas, que ellos huirán.
Puesto que tú sabes dónde,
Iremos juntos allá.
-Vanse juntos, y San Ignacio, y San Luis les salen al encuentro. Dice
hablando con San Juan de la Cruz y después con Santa Teresa.
San Ignacio
Dios te guarde astro ardiente, luminoso
90
Y fortísimo Atlante del Carmelo
Cuya cruz conservó con santo celo
Este pensil de frutos tan copioso
Y a ti prospere el Todopoderoso
Oh Teresa, pues siendo monjivelo
95
De amor divino, tu encendido anhelo
Un vergel fabricó tan portentoso.
No venimos, no injustos robadores
a despojar tu templo enriquecido
100 Gonzaga, y yo, ni a hurtarle sus honores.
El derecho que siempre hemos tenido
A un tesoro, nos trae como acreedores
Pues dicen que en tu casa se ha escondido
-San Luis hablando con los dos105
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
La perla que aquí buscamos
No es ahora la que se piensa
Pues ya sabéis, no merecen
Hubo un padre jesuita Miguel Castillo, nacido en México en 1707 y novicio
en 1726. Pertenecía al Colegio Máximo de México, actuando como prefecto de
la Anunciación y confesor. Otros tres individuos de apellido Castillo son mencionados como miembros de la provincia en 1773. Ver, Catálogo de los sujetos
de la Compañía de Jesús, pp. 13, 99, 108; Rafael Heliodoro Valle, Jesuitas, p. 184.
110
115
355
Atención cosas terrenas.
Es aquella luz hermosa
Aquella blanca azucena
Que a este jardín trasplantada
Hoy la celebran profesa.
Ésta a tus pies nos ha traído
[Oh] Juan, [Oh] ilustre Teresa,
Que en cobrar alhajas tales
Justo es se emple la prudencia
Santa Teresa
Enigma parece obscuro
Vuestra razón y propuesta,
Pues como propia cobráis
la que es alhaja muy nuestra
San Ignacio
120 Ser nuestra, verdad es clara
y a toda luz manifiesta.
San Luis
Para que conste, ser cierto
Que se lo pregunten a ella.
San Juan de la Cruz
A ceder prontos estamos
Pero oír queremos la prueba.
125
Mandadero
Seculorum353 nuestro Padre
Sor Chiquicuite354 se da,
Si no estoy muy sobre aviso
352
Bonorum y Seculorum, términos utilizados en esta composición, son parodias
del latín puesto en boca de un personaje de poca educación
354
Chiquihuite. Cesto para tortillas; palabra de origen nahua y de uso desde
tiempos prehispánicos.
353
356
130
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Santa Madre se la llevan.
Y así mis cantores
Con vuestros acentos
A estos mis dos Padres
Demos un recuerdo.
-Cantan-
135
A la Madre Anna María
Musiqueros aplaudir
Es necesario, y decir
Que es justa nuestra alegría
San Ignacio
Obedecer, quiero luego
Oye Juan, y oye Teresa
140 Les derechos que me asisten
Y que la razón alega.
Digo pues, que aquesta flor
Que con su blancura tersa
Si acaso no las excede
Compite con las estrellas.
145
Apenas nació a gozar
Aquesta vital esfera
Cuando se vio florecer
En la Jesuana355 floresta,
150 Con tal amor, que dejando
Aun las caricias maternas
Todo su contento fue
Vivirse en nuestras Iglesias.
De los Jesuitas mis hijos,
Aquella leche primera
155
Recibió, que en el espíritu
Hace a las almas perfectas.
No fue más constante el sol
En alumbrar las esferas
355
Propio de la Compañía de Jesús.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
160
165
170
175
180
Ni en ilustrar todo el orbe
Con sus benignas influencias,
Cuanto lo fue en ilustrar
Como aurora, o como estrella
Nuestras casas frecuentando
Y asistiendo a nuestras fiestas.
Cual haya sido su amor
Conmigo y con Luis, se prueba
Pues honrarnos le fue siempre
Su más feliz primavera.
Más con todo, me parece
Podrás responder Teresa
Que también estas delicias
Encontró en tus flores bellas.
Que en tus porterías y tornos
Se vivía desde pequeña
Pretendiendo desde entonces
De tu escudo la tutela.
Es así, y yo te concedo
Que sea su afición pareja
A entre ambas partes, más, [¿]cuál
Fue de las dos la primera?
San Luis
De la que tuvo a nosotros
Puedo decir con verdad
Que no sé qué fue primero,
185 Si amar, o tener ser ella.
No había nacido, y ya el cielo
Parece, que daba muestras
De querer, que Anna María
Fuese luz de nuestra esfera.
190 Y es que nacía de unos padres
De una ilustre parentela
Que en nuestro amor se ha esmerado
Y presa de él se confiesa.
357
358
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
-Dicen juntos San Ignacio y San Luis195
[¿]Y habrá razón de privarnos
De esta flor, que ha sido nuestra?
[¡]Oh cielos! [¿]Quién dudará
Que es nuestra aquesta azucena?
Santa Teresa
Si habrá, y yo soy quien lo niego
Porque estoy del todo cierta.
200 Que fue dádiva del cielo
La que hoy gozamos profesa.
Y es tanta verdad, oh, Ignacio,
Que yo por tu amor cediera
a no saber que esto se hizo
Por
disposición suprema.
205
Mandadero
Bonorum, oh Santa Madre
Eso sí, que a mí me alegra,
Que contra tantas razones
Así sepas defenderla.
210 Dile a esos Padres benditos
Que acá la verán en reja
y que con tocar a ejemplo
Saltará ella de contenta.
Diles que el día de San Juan356
Cuando a la azotea se trepan
215
Nuestras Madres, desde allá
La verán sus Reverencias.
Y en fin no consientas, no
Que se vaya, que de pena
220 Se morirá nuestra Madre
Su Maestra y todas con ellas.
Y así para divertir
356
24 de junio. Se celebra el nacimiento de San Juan Bautista.
225
a los Padres de esta empresa
Cantemos para que todos,
Todos estemos de fiesta.
A la Madre Anna María
Musiqueros aplaudir,
Es necesario, y decir
Que es Justa nuestra alegría.
San Ignacio
230 Ni el concierto de las voces
Ni la armonía de las cuerdas
Me divierten, pues no olvido
Lo que escuché de Teresa
Luis, oíste bien lo que nos dijo
235 Que es disposición suprema
Que el cielo así lo dispuso
Esto es lo que me hace fuerza.
San Luis
Y con razón en tu pecho
O[h!] Santo Padre hace mella
240 Esa razón, que eso basta
Para ceder de la empresa
San Juan de la Cruz
Basta y sobra, pues Ignacio
Y su religión entera
No buscan más que la gloria
245 Y disposición eterna.
Más con todo, será bien
Que de esto nos dé la prueba
Teresa, pues asegura
Ser de Dios voluntad cierta
San Ignacio y San Luis juntos
250 Contentos somos con eso
Pues como ella no convenza
359
360
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
De que este es gusto de Dios
Se acabará la contienda.
280
Santa Teresa
Escuchadme pues, y atentos
255 A las razones, que alega
Mi lengua, conoceréis
Si es disposición suprema.
Mandadero
Buena va la danza
Ya los Padres se sujetan
260 Al dicho de nuestra Madre.
Todo ello parará en fiesta.
Santa Teresa
Digo pues que este mi cielo
Tiene número de estrellas
Tan fijo, que no se ve una
357
265 Hasta que la otra fallezca.
Murió, mal digo, pasó
Una de ellas a otra esfera,
Y luego al punto escogimos
Entre todas las más bella.
270 Ésta fue tu Anna María
Cuya elección ha sido hecha
No por humanas razones,
No por motivos de tierra.
Se hizo antes mucha oración
275 Se ofrecieron penitencias
Y con los votos de todas
Habló Dios por todas ellas.
Las constituciones carmelitas especificaban que solo podía haber 21 monjas
en cada convento.
357
285
290
295
A esto se llega también
De su vocación, la fuerza
Con que nos pedía la cruz
Que su esposo le apareja.
De esto nos daba también
Una, y repetidas pruebas,
Con el amor, que nos tiene
Como tú mismo confiesas.
Lléganse a esto los ejemplos
De virtud, y de entereza
Que en su noviciado dio
Aun con ser planta muy tierna.
[¿]Qué diré, del regocijo
Al verse este día profesa
Que parece estar en esto
Su felicidad eterna?
Siendo esto así, [¿]dudarás
[Oh] Ignacio y Luis, ser muy nuestra
La que obedecéis rendida
A la voluntad suprema?
-Quédase San Ignacio en silencio y suspenso por un rato y luego
dice:-
300
305
Venciste, y de nosotros has triunfado
Teresa, con facundia, más que humana
Y habiendo nuestras quejas escuchado
Todas las has deshecho muy ufana
Mas ya que la contienda se ha acabado
Déjame ver a mi hija la Madre Anna,
Que yo de tus razones convencido,
Del daño me confieso agradecido.
Santa Teresa
Ya que mi amor no te puede,
Ceder esta hermosa perla,
Negar no puede la vista
A la que tu afecto anhela.
-Sale la Madre Anna María, y al llegar a San Ignacio dice:-
361
362
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
San Juan de la Cruz
310 Advierte cuan bien empleada
Está tu fineza en ella
Mira Luis, que bien el traje
De Carmelita le asienta.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
363
San Luis
Sea eternamente alabado.
San Juan de la Cruz
340 Sea, para que vinculado
-La abraza San Ignacio y le dice:315
320
Fino, amante girasol,
Azucena la más bella
Si vuestra mejor estrella
Vuestro mejor arrebol
Ausente de éste su sol,
Va a llevar cual nuevo día
Luces a otra monarquía
Le dono mi conveniencia
Y no lloro vuestra ausencia
Lleno todo de alegría
-La abraza San Luis, y le dice:-
325
330
Sea en hora buena hija mía
Que desde el punto en que os vi
Tan bien empleada sin mí
Me he llenado de alegría.
Dicha vuestra y dicha mía
Es veros en este estado
Pues en él habéis juntado
Con traje de Carmelita
La realidad de Jesuita.
Con espíritu doblado.
Mandadero
Si Padres míos todo es uno
335 Por eso estamos tan cerca
La Compañía es de Jesús
Y de Jesús es Teresa.
San Ignacio
Sea para gloria de Dios
Santa Teresa
Quede el amor de los dos
-Aquí se abrazan San Ignacio y Santa Teresa y Luis Gonzaga con
San Juan de la Cruz y luego le dice San Ignacio a la Madre Anna:-
345
Id a dar para que, en fin
Mejor se unan gloria y pena
a tu Priora esta azucena
Y a tu Maestra este jazmín
Y vosotras, [oh] rosas
De esta floresta
Celebrad con aplauso
Rosa tan bella.
-Música, y se acaba.-
364
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Sección IV
espirituales y sacramentales y poesías sagradas.361 González de Eslava identificó someramente a las religiosas, citando sus nombres
de profesas en algunas ocasiones: las hermanas Inés de la Cruz
y Aldonza de Santa Ana; Francisca de San Juan y Mariana de los
Ángeles. En otros apenas se esboza el nombre de la profesante: “una novicia llamada Clemencia y otra llamada Isabel”; una
novicia llamada Clara, y una llamada Magdalena que profesó en
el convento de Santa Clara. Ni siquiera el hecho de que una
“canción” fue dedicada a la hija del virrey Luis de Velasco logró
recordar su nombre en la edición de su obra. El texto de sus
poemas nos permite identificar los conventos de Regina Coeli,
Santa Clara y Santa Paula, mejor conocido como San Jerónimo,
como las sedes de las profesiones. La posición de Eslava como
capellán de este último explica el número de composiciones y
su familiaridad con el tema. En estos casos, como en los de los
siglos xvii y xviii, los poemas fueron seguramente enviados a
la novicia y su familia, pero desconocemos cómo se inició el
proceso: si fueron peticiones de la familia, del convento, o de
algún patrón, o si el autor siquiera conocía personalmente a las
profesantes. Obviamente, fueron poemas de encargo realizados
de forma genérica.
En el siglo xvii tenemos las composiciones que escribió
Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) para la profesión de una
religiosa.362 Tampoco Sor Juana identifica a la religiosa ni a su
comunidad. Son cuatro “Letras” cada una de las cuales consta
de un estribillo y una copla. Sor Juana subraya los temas de la
elección de la esposa, el amor que une castamente al esposo y la
esposa y la invitación a la celebración de las bodas.
1.4. Poemas para la profesión religiosa
Las celebraciones de profesión religiosa podían ser modestas e
íntimas o singularmente suntuosas. Su carácter dependía de la
posición social de la profesante y del convento donde lo hiciera. Hemos visto varias formas de celebrar la profesión de una
religiosa, de las cuales, la más singular fue el montaje de una
obra teatral. No es factible asumir que todos los conventos de
religiosas contaran con recursos para asumir representaciones
teatrales, ni una inclinación a estas ceremonias. La poesía fue
un modo alternativo de festejar la ocasión de modo discreto
y aceptable para la comunidad y posiblemente sus superiores
eclesiásticos varones.358 La escritura de poemas para la profesión religiosa se registra tanto en España como en Nueva España.359 En el virreinato de Nueva España tuvo sus raíces en el
siglo xvi con las composiciones del notable autor teatral Fernán
González de Eslava (ca. 1534-1599), quien compuso quince poemas en diversas versificaciones destinados a ese fin. González
de Eslava fue capellán del convento de San Jerónimo, y dos de
sus poemas parecen haber estado dirigidos personalmente a varias novicias del convento.360 Las quince composiciones de este
autor han sido recogidas en la colección de sus obras, Coloquios
La profesión religiosa también inspiró el arte del pincel con la tradición
de retratos de monjas en el siglo xviii. Josefina Muriel de la Torre y Manuel
Romero de Terreros, Retratos de monjas. México: Editorial Jus, 1952; Norma
Montero Alarcón, Monjas coronadas. México: Círculo el Arte, 1999, y Monjas
Coronadas/Crowned Nuns: Profesión y muerte en Hispanoamérica Virreinal/Profession and Death in Viceregal Latin America, México: Plaza y Valdés, 2008; James
M. Córdova, The Art of Professing in Bourbon Mexico: Crowned Nun Portraits and
Reform in the Convent. Austin: University of Texas Press, 2014.
359
A modo de ejemplo, para España, ver, Eva Llergo Ojalvo, “Un contraejemplo
de santidad femenina: A la profesión de una monja que se llamaba Doña Bárbara” de León Marchante, Medievalia, 18:2 (2015), pp. 273-96.
360
Margit Frenk, “Nuevas aportaciones a la biografía de Fernán González Eslava,” Anuario de Letras Filológicas, Vol. 38 (2000), pp. 1-18.
358
365
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Fernán González de Eslava, Coloquios espirituales y sacramentales y poesías
sagradas. Segunda edición conforme a la primera hecha en México en 1610.
Introducción de Joaquín García Icazbalceta. México: Imprenta de Francisco
Díaz de León, Antigua Librería, Portal de Agustinos, 1877. Ver pp. 245, 253, 254,
257, 258 y 261.
362
Sor Juana Inés de la Cruz, Obras Completas. México: Editorial Porrúa, 1969,
pp. 296-98.
361
366
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
1.4.a. Fray Juan de la Anunciación, OCD, (1691-1764)
Es dentro de esta tradición que se enmarcan las “letras” de fray
Juan de la Anunciación, ocd, (1691-1764). Fray Juan fue un prolífico compositor de poesía religiosa y secular además de obras de
teatro breve.363 Fraile criollo, fue una de esas figuras carmelitanas con afición a las “letras prácticas”, o sea, composiciones para
actos religiosos como la llegada de un padre comisario, la profesión de frailes y monjas, la celebración de las fiestas navideñas.
Quedan pocas noticias de su vida, excepto aquellas relacionadas
a su membresía en la orden del Carmen. Ingresó en el convento
de Nuestra Señora de los Remedios en Puebla el 29 de julio de
1708 y profesó en 1709. Durante sus estudios residió en Ciudad
de México. Estudió artes en el Colegio de San Joaquín (1711-14) y
teología en San Ángel (1714-17). Estuvo en el convento de Valladolid entre 1718 y 1722 y también residió en Toluca, Querétaro,
Celaya, Salvatierra y Atlixco.364 La obra de fray Juan ha recibido
suficiente atención crítica para preservar su memoria como autor de mérito, sobre todo en la literatura teatral barroca.
Conforme a los precedentes de González de Eslava y de Sor
Juana Inés de la Cruz, las composiciones dedicadas a profesiones de monjas de pluma de fray Juan empalman en la tradición
de poemas de encargo para ocasiones religiosas.365 Fueron escritos para tres religiosas del convento de Santa Clara de Querétaro que profesaron en 1724. En uno de ellos se identifica a
dos hermanas “Lucía” que tomaron los nombres de Francisca
Germán Viveros, “Dramaturgia de fray Juan de la Anunciación” en Literatura Mexicana, 4:2 (1993), pp. 433-56; Jaime Gallardo Ávila, “Una loa de fray Juan
de la Anunciación, poeta novohispano del xviii” en Literatura Mexicana, 4: 2
(1993), pp. 457-80.
364
Germán Viveros Maldonado, “Dramaturgia” pp. 434-35. Oros datos fueron
provistos por fray José Orozco, ocd, a quien quedamos agradecidas.
365
En cuanto a poesía religiosa, cuando fray Juan escribió para sus hermanos
de religión, lo hizo en ocasiones como la visita o llegada de sus superiores, el
cumpleaños del prior y la profesión de un franciscano. De otro modo, sus poemas religiosos estuvieron dirigidos a diferentes santos, a la Virgen María en sus
fiestas o en sus acepciones, a San José, la Magdalena, y el nacimiento de Cristo.
363
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
367
de la Encarnación y Micaela de San Agustín. Las segundas letras lucen como producción genérica para una profesión y están
dedicadas a “otra de esa misma casa” cuyo nombre fray Juan
parece ignorar.366
Las “letras” a la profesión de dos hermanas tiene un formato
sui generis.367 Se dividen en siete secciones de métrica variada y
235 versos que siguen los puntos cruciales del ritual de la profesión, presumimos que se declamaban o cantaban antes de cada
etapa: “Votos”, la primera sección se refiere al proceso de voto
de la comunidad para aceptar o rechazar a la novicia. Las novicias ya han aprendido la regla y están listas para la aprobación
comunitaria. El poema pide a las madres acepten y confirmen a
las nuevas monjas mediante las papeletas blancas que significaban aprobación. “Vísperas” era la oración de la tarde, posiblemente el día anterior a la votación. Ofertorio es el momento en
que se ofrecen agua y vino en recuerdo del sacrificio de Jesús.
En “vísperas” y “para después de vísperas”, las novicias se presentan como flores en un jardín, como las ofrendas a Cristo.
Como tales, se pide de nuevo a la comunidad las acepte ya que
serán fieles a los votos. Metafóricamente comparadas con águilas, carbunclos y antorchas, fray Juan “pinta” con las palabras
Las hermanas Lucías aparecen también en la loa a Nuestra Señora del Destierro la noche de Año Nuevo de 1725, una de dos loas dedicadas al convento
de Querétaro. Es posible que las dos Lucías de esta loa de 1725 hayan sido estas
hermanas a quienes se les dedicaron las letras para su profesión.
367
La profesión formal podía seguir varios rituales que cada orden establecía
para sí, pero, básicamente, no se podían diferenciar mucho sino en detalles.
Ver, Orden que se ha de guardar con la que entra en religión y modos de que se ha
de vestir el hábito de las religiosas de la Purísima Concepción de Nuestra Sra. y de
San Gerónimo sujetas al Ordinario de este arzobispado de Mexico. México, 1756;
Asunción Lavrin, Las esposas de Cristo, pp. 73-112. Sobre ajuar y costo de
la profesión ver, Alicia Bazarte Martínez, Enrique Tovar Esquivel y Martha A.
Tronco Rosas, El convento Jerónimo de San Lorenzo (1598-1867). México: Instituto
Politécnico Nacional, 2001, pp. 41-59, 67-73.
Respecto de la relación entre maestras y novicias en el noviciado, los pasos
básicos de la ceremonia de profesión y su significado, ver, Fr. Antonio Arbiol,
La religiosa instruida. Madrid: Imprenta de la viuda de Marin, 1791, Libro Primero, pp. 1-218.
366
368
369
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
las cualidades de las novicias en todo el poema, y al referirse a
ellas como “sonoros jilgueros”, informa al lector que ambas han
entrado para cantar en el coro, que tenían voces excepcionales,
y que con su profesión llenaban el coro del convento. Todas las
metáforas de estas dos secciones son referentes a la música. En la
sección “para después de la misa” se presenta a Dios enamorado
que se presura a bajar del cielo al recinto claustral para conocer
a sus nuevas esposas. Va disfrazado en la hostia y movido por el
afecto que le ofrecen las esposas. Es un momento especial para
las profesantes y la comunidad: están “endiosadas” con la visita
del esposo. El siguiente paso en la profesión era la toma del velo.
Tal y como el esposo se veló de forma humana para ocultar su
divinidad, fray Juan se explaya explicando los varios significados
del velo: es como un lunar que agracia el rostro; hace resplandecer el rostro; oculta las faltas de “afuera” y protege el interior;
libra los ojos de peligros mortales y defiende lo flaco del corazón; media entre la religiosa y el mundo para conservarla pura al
resguardar sus luces. Esta parte del ropaje recibe gran atención
por su rico significado simbólico. La “velación” y el compromiso
espiritual que imponía a la religiosa era de capital importancia
no solo como muestra exterior de su condición, sino como sello
de su compromiso con Dios.
Tras la velación, la nueva religiosa es recibida por la comunidad en el acto de ágape, con “los abrazos”. Fray Juan interpreta el abrazo como un acto de expresión de afecto superior a
la expresión verbal: “en amor las obras/estén en las manos/sean
pregoneras /de afecto exacto/que el labio por grande/no supo
explicarlo”. El contacto con el cuerpo y el sentido del tacto se
señalan como conductos afectivos que superan la cortedad de
las palabras. Fray Juan se acercaba a límites peligrosos, ya que,
de acuerdo con la Teología Moral, el cuerpo era un vaso lleno de
tentaciones que debía sujetarse a la voluntad. Sin embargo, al
referirse a las manos “hacedoras”, las pone en acción como vehículos de espiritualidad, como cuando se juntan en oración o se
estrechan en signo de fraternidad. Finalmente, la novicia toma
la palabra en la despedida de sus compañeras de noviciado y de
su maestra, ya dispuesta a entrar de corista en el jovenado que
usualmente consistía en uno o dos años de aprendizaje en la
vida comunitaria y la práctica espiritual. Aquí hay una transición
importante de la voz del poeta a la de la religiosa que se hace sin
ninguna anotación en el texto, pero con una métrica diferente
para señalar el cambio de sujeto, y el paso de la descripción a la
enunciación propia de la religiosa. Fray Juan captura con elocuencia las emociones que pudo haber experimentado la profesa al dejar atrás a quienes han sido sus maestras y compañeras
en el aprendizaje de la vida religiosa, aunque les asegura que
no se va a ninguna parte: “Me despido. No me voy/ porque acá
dentro me estoy”.368 Es importante notar que fray Juan adscribe
a las monjas gran fuerza de carácter. En los votos habla de mujeres que saben lo que desean y que cumplirán su palabra: “Y no
hay que dudar/ Porque son mujeres/Que hablan verdad”.
La segunda composición, de menor calidad poética, repite
algunas imágenes ya encontradas en la primera, como la gestualidad de amor implícita en el abrazo, las caricias de las nuevas
hermanas, y su superioridad como expresión de afecto. El segundo poema también llama la atención hacia el significado del
cambio de ropaje como señal del paso de un mundo a otro. Es
una forma de desnudarse y olvidarse de la personalidad propia
del mundo secular. Por demás, fray Juan usa metáforas y alegorías bastante comunes en la poesía, prosa, y oratoria sagrada de
su tiempo, al referirse a los incendios de amor que experimenLa agustina recoleta sor María de San José, que entró en el convento de
Santa Mónica de Puebla en 1687, dejó escrito un recuerdo de su entrada. Describe el recibimiento con el abrazo fraternal de sus compañeras y la consolación recibida de la madre rectora que, ante sus irreprimibles sollozos, le tomó
la cabeza en sus manos y la recostó sobre sus faldas. Esta expresión afectiva
logró calmarla. La demostración de afecto corporal seguía siendo imprescindible, como decía fray Juan, para decir lo que los labios quizás no lograran
expresar. Ver, Mario A. Ortiz, ed. La autobiografía espiritual de La Madre María
de San José (1656-1719), Newark, Delaware: Juan de la Cuesta 2011, p. 120. La
real cédula de aprobación del convento se emitió en mayo 1 de 1686 y las hasta
entonces colegialas, profesaron como monjas el 24 de mayo de 1688.
368
370
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
tan las jóvenes, tiernas flores del mes de mayo, en la solemnidad
de la profesión.
Letras a la profesión de las dos Lucías, llamadas Francisca de
la Encarnación y Micaela de San Agustín, Querétaro, 1724.369
30
Para los Votos
5
10
15
20
25
De Clara brillante la claridad
Y dos mariposas
Van a rodear
Déjenlas estar, déjenlas estar
Que sus claros rayos
No apagarán.
Lucías, o Lúcidas
Quieren ser más
Con la luz, que al pecho
Han de trasladar.
Y lo alcanzarán, y lo alcanzarán,
Porque mucha parte
Han bebido ya.
Su Regla prometen
Fieles guardar,
Y si aquesto votan
Lo cumplirán.
Y no hay que dudar
Porque son mujeres,
Que hablan verdad.
Con este fin vienen
A suplicar
El voto a esta s[anta]
Comunidad.
Bien lo pueden dar,
35
40
Biblioteca Nacional, México, Ms. 1597, fol. 214-17.
Que no harán pecado
En ese votar.
Voten Madres, voten
Con caridad,
Porque aquí ninguna
Se ha de excusar
Y al blanco han de dar,
Y al blanco han de dar,
Que si dan al prieto
Nos lo herrarán.370
Que admitirlas quieran
A su hermandad,
Les ruegan rendidas
Con humildad.
Déjenlas entrar,
Que han de ser muy santas
Como verán.
A Vísperas
En el estrado de rosas fragantes
Del más ameno de Clara jardín
Hoy se entretejen dos tiernos pimpollos
Que hacen sus brillos más claros lucir
45
Aunque renuevos en tantos albores
No son pigmeos del bello matiz
Porque sus rayos de luces oriundos
Como nacidos le vienen allí.
50
Son sus fervores alientos del prado
Donde se mira florido el Abril
Cuyos pimpollos brotando fragancias
Frutos prometen al Mayo feliz.
Tanto de Clara los claros reflejos
55
Águilas nobles de vista sutil
Se refiere a las boletas usadas por las monjas para votar la profesión de una
novicia. Las boletas blancas eran de aprobación; las negras, de negación.
370
369
371
372
60
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Hanle bebido, que pueden sus luces,
Como en espejo mirarlas en sí.
Como del prado carbunclos con alma
Eran antorchas de verde zafir,
Así en el coro sonoros jilgueros
Son con sus voces del metro buril.
Para después de vísperas
En metro acorde, y sonoro
Dos Philomelas (sic) canoras
Profesan hoy de cantoras
65
De Clara en el suave coro[.]
Aunque nuevas se ven, más
Compiten con la más diestra
Porque como sus maestras
Siguen de Clara el compás[.]
70
Nombre, y renombre, en las dos
Del Verbo eterno es blasón[.]
En una la Encarnación
Y en otra quien como Dios
De Francisco y Augustino371
75
En sus sonoras canciones
Las humildes confesiones
Trinan en tono divino[.]
Con tan nuevo arte dispuesto
De Clara el compás está
80
Que estas dos le dejan ya
Su coro pleno, y compuesto[.]
Para el ofertorio
Por esposas de Cristo
Hoy se consagran
Dos hermanas amantes
85
En esas aras[.]
371
Referencia a los nombres adoptados por las religiosas.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
90
95
100
Con sentido, y potencias
Con vida, y almas
Por Esposo os eligen
Jesús, que gracia
Y os suplican rendidas
A vuestras plantas
Que queráis admitirlas
En vuestra casa.
Si esta gracia consiguen
Prometen, ambas,
No admitir otros dueños
En sus moradas.
Ser muy fieles os votan
Con tiernas ansias
Y guardaros los votos,
Que su ley manda.
Para después de la misa
Todo un Dios enamorado
Con carreras presurosas
105 Del cielo al suelo ha bajado
A ver dos nuevas esposas
Que hoy con él se han desposado.
Con disfraz muy peregrino
Por poderles dar la mano
Con modo nuevo se vino
110
Vestido de traje humano
El que en su ser es divino.
Y usando de esta librea
Se quedó en ella escondido
Del mundo, por que sea
115
Que solo quien lo ha elegido
Para su esposo lo vea.
Solo el afecto pudiera
De esposas con tanto anhelo
120 Apresurar la carrera
373
374
125
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
De Dios y desde su cielo
Y trasladarlo a nuestra esfera.
O esposas bien empleadas,
Que dichosas, y felices
Tenéis en vuestras moradas
A Dios con térreos matices372
Para estar más endiosadas[.]
Para el Velo
Solo de Cristo la esposa
Pudiera con negro velo
130 Ocultar su hermoso cielo
Siendo ella como una rosa[.]
Por imitar al Esposo
Que con muestra humanidad
Veló su divinidad
135 Usa la esposa el embozo.
Como en la cara el lunar
Lo blanco del rostro agracia
Es el negro velo gracia
De quien se ha de desposar
373
140 Negro velo no le empeces
A su beldad el candor
Antes con mayor primor
Sus resplandores acreces[.]
Lo negro es de faltas centro,
Y así cubre lo de afuera,
145
Porque sepas, que en tu esfera
No has de tener faltas dentro
Y siendo de tantos males
Indicio en claros despojos
150 Es el que libra a los ojos
De los peligros mortales.
372
373
Térreos: de tierra; parecido a la tierra.
Empecer: dañar, ofender, impedir u obstar.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
155
160
Es negro cuyo borrón
Por lo denso, y lo fornido
Tiene siempre defendido
Lo flaco del corazón.
Es como una noche obscura
Que en aqueste mar profundo,
Media entre vos, y entre el mundo
Para conservaros pura.
Él, en fin el rostro vela,
Y con oscuros capuces
Es la guarda de sus luces
Como viva centinela[.]
Para los abrazos
Oh, qué bien parece
165 Que expliquen los brazos
La dicha, que en ecos
No alcanzan los labios.
Que ad unen en uno
Con amores castos
170 A quienes en Cristo
hermanas se han dado[.]
Denles parabienes
Por honor tan alto,
Que solo lo alcanza
Quien sabe buscarlo.
175
Por esposas lleguen
A gozar el lado
De aquellas que a Cristo
Esposo han votado.
180 De todas las hijas
De Clara alabado
Sea este designio,
Y el amor su pago.
El pecho amorosas
185 Les den con agrado,
375
376
190
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Como a sus hermanas
En tan noble trato.
Todo sea gloria,
Júbilos y cantos,
Regocijos, gozos,
En asunto tanto.
Si el pecho en su centro
Se mira abrasado
En amor, las obras
Estén en las manos.
Sean pregoneras
De afecto exacto,
Que el labio por grande
No supo el explicarlo.
Y en admiraciones
Publiquen callando
La gracia, que alcanzan
Las que han profesado.
Y esta gracia pidan
Al Rey Soberano
La conserve en ellas
Siglos dilatados[.]
Para despedirse
Ya me vengo a despedir
De tan santa compañía,
210 Pero no es por vida mía
Sin pedir[.]
Empezaré como diestra
A la que más he debido
Y con ésta me despido
De la Maestra
215
Agradeciendo cortés
Lo mucho, que me ha enseñado,
Pues doctrina en ella he hallado
Para tres.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
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235
240
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250
377
De otra, que el nombre me ahoga
Me despido desde luego,
Que pudiera ser de un ciego
Pedagoga.
Si bien siempre la he estimado
El afecto, con que amante
Como guarda vigilante,
Me ha cuidado.
De pedagogas la mapa374
Pudiera a mi juicio ser
Pues ni una falta, a mi ver,
Se le escapa.
Aquí entra bien sin enojo
El refrán: Que tanto ve
Que le sobra por mi fe
Con un ojo[.]
De las novicias también
Amigas, y compañeras
Ya me despido, de veras[.]
Más por bien
Aunque con tanto enredo
Me despido, no me voy
Porque acá dentro me estoy
A pie quedo.
Adiós maestras queridas,
Adiós pedagoga fiel,
Adiós novicias nivel
De mi vida
Al Jovenado profesa
Paso con gustos ufanos,
Que por salir de sus manos
No me pesa.
Aquí entra mi petición
Con “la mapa” quiere decir “el mapa”, y, por extensión, “la guía” o “que sirve
de guía”.
374
378
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Por remate de mi bien,
Y es que a mis faltas le den,
El perdón.
Fin.
30
Otras a la entrada de otra de esa misma casa en el mismo convento. Y
año de 1724.
Para el principio
Hoy una Fénix dichosa
1
En sacrificio amoroso
Al supremo y dulce Esposo
Se consagra por Esposa
En pira ardiente de amores
5
Al incendio de sus rayos
De sus rozagantes mayos
Renueva tiernos primores.
Sus años en tierna flor
Le dedica su fineza
10
Que a Dios siempre con presteza
Se ha de dar, y lo mejor.
En premio correspondida
De su flamante contienda
Goza de su esposo en prenda
15
Renuevos de eterna vida[.]
Tan resplandeciente, y bella
Con luz del eterno sol
Renace, que es su arrebol
Del coro de Clara estrella.
20
-Al entrar dentro, quitarse el hábito de seglar, y ponerse el hábito
de monja-
25
Ya remontando su vuelo
Una águila generosa
Alentada de su celo
Hoy se introduce animosa
De Clara en el claro cielo.
Para volar más ligera
35
40
45
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55
60
Al adorno de sus alas
Le desnuda en su carrera
De las femeniles galas
Que son del mundo veneras.
Como hacia el cielo camina
Con tan fervoroso aliento,
Ya del mundo peregrina,
De su traje, en un convento
Aliviarse determina.
De ropa menos pesada
Se adorna, y aunque grosera
Para su intento adecuada,
Que no vuela a Dios ligera
El alma, que va cargada.
A las bodas de su Esposo
Adornada de pobreza
Camina con mucho gozo,
Pues nunca fue la riqueza
De su dulce amado embozo[.]
Para gozar sin ultraje
De esposa la vestidura
Del mundo el antiguo traje
Desprecia y vestir procura
Nuevo hábito en su ropaje.
Acción que debe aplaudir
El más prudente consejo,
Que el que a Dios ha de seguir
Desnudo del hombre viejo,
Del nuevo se ha de vestir.
Vestida de adorno tal
Bien puede entrar a la mesa
Del convite celestial
Pues goza en tan alta empresa
La vestidura nupcial[.]
Y si en renovar se esmera
Sus alas con tal extremo
379
380
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Águila será en la esfera
Del Júpiter más supremo
Que le sirva de copera.
CAPÍTULO II
Al abrazarla
Con tiernos lazos de amor,
Las hermanas más queridas
A una nueva compañera
Parabienes sacrifican.
Con retórica de manos
70
Celebrando están su dicha,
Porque son para su asunto
Las palabras corta y frías.
Ya con los brazos abiertos
Esperan para admitirla
75
Con igual gusto de todas
En su santa compañía.
Ya la cogen, ya la abrazan,
Con hermanables caricias,
Y ofreciendo el corazón
80
Hacia sus pechos la aplican.
Justas son en tanto empeño
Expresiones tan festivas
Que quien las viene buscando
Ya las tiene merecidas.
Y así es justo en recompensa
85
Del amor con que se inclina
A acompañarlas, que todas
Con abrazos lo repitan.
Sección I
65
FIN
2.1. Composiciones de ocasión
Se agrupan en esta sección varias composiciones escritas para
ocasiones especiales, excluidas aquellas relacionadas con la profesión o los rituales observados al final de la vida. Por su carácter
variado no se ajustan a un rasero común, reflejan la variedad de
expresiones artísticas y literarias que encontramos dentro de los
recintos claustrales. Los “coloquios” siguen la pauta teatral de
recreación interior pero no parecen haber sido actos “repetibles” cronológicamente, y si lo fueron no queda evidencia histórica. Ni las obras de carácter religioso, ni las de carácter secular
que se han publicado por otros autores eran acontecimientos
frecuentes; precisamente porque eran especiales pudieron sobrevivir la crítica de las autoridades eclesiásticas. El montaje de
estas obras implicaba gastos cuyo origen aún no se ha descubierto. El examen de cientos de libros de cuentas conventuales
en el virreinato novohispano no ha revelado, en ninguna ocasión, gastos para celebraciones que incluyeran coloquios o loas.
Solo quedan registrados aquellos incurridos por misas y fiestas
a los santos patronos, pagos a los padres predicadores y costos
de cera y adornos para los altares. El enigma del financiamiento
de las “recreaciones” extraordinarias queda por resolver.
Comenzamos con un género que estuvo muy en boga en los
siglos xvi y xvii como herramienta didáctica: el diálogo. Se le
encuentra frecuentemente como método de enseñanza básica
del catecismo, pero elevado a un plano de mayor categoría intelectual fue muy utilizado para la enseñanza de reglas de comportamiento moral y espiritual. Por ejemplo, fue el medio utilizado
382
383
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
por Antonio Núñez de Miranda para “adoctrinación” a las futuras novicias en la disciplina de la vida dentro del claustro.375 La
recreación espiritual, obra de un anónimo carmelita descalzo es
excepcional en cuanto a que no fue muy frecuente en el ámbito
conventual novohispano del siglo xviii. Escrita en las postrimerías de ese siglo comparte el carácter del diálogo renacentista
con la tradición de escritoras discípulas de Santa Teresa como
María de San José y pone de relieve el hecho de que el diálogo
nunca perdió su relevancia como medio de adoctrinación y de
meditación.376 Sin embargo, el carácter “teatral” de los diálogos
no ha sido tomado en cuenta frecuentemente por haber sido
escritos en prosa, y a pesar de la presencia de varias voces y
personajes, ese carácter ha sido detectado por estudiosos de la
literatura del Siglo de Oro.377 La inclusión de la “Recreación”
escrita para las religiosas carmelitas tiene como objetivo reconocer el concepto de teatralidad en obras que superficialmente no
parecen compartir ese carácter. La “Recreación” introduce una
polifonía de voces que discurren sobre temas espirituales dentro
de un espacio escénico –el jardín conventual– y en varios “tiempos” virtuales. La inclusión de poemas y la sugerencia de música
añaden profundidad y teatralidad a la prosa de ese diálogo.
Como se echa de ver en esta sección, el “coloquio” como
género teatral fue muy favorecido más allá de ser un vehículo de
celebración para la profesión. La virtud agradecida y el Coloquio
a la fundación primitiva de San Joseph de Ávila y el Coloquio en celebridad a los santos patrones de la orden Carmelita son ejemplos de
cómo ese tipo de composición se adaptaba a las necesidades festivas –como eventos excepcionales y de júbilo– de las religiosas.
La virtud agradecida se escribió para el convento de capuchinas
de Ciudad de México en honor de su capellán y se desconoce
su autor. De mucho menor extensión que los coloquios de profesión, comparte con estos la exteriorización de algunas de las
dudas espirituales de las religiosas, que se resuelven mediante
el consejo de su director espiritual, cuyo acierto y protección
celebran. Esta composición sugiere el carácter esporádico de
las celebraciones dentro de los claustros. El Coloquio a la fundación primitiva de San Joseph de Ávila hecha por Nuestra Madre
Santa Teresa, de autoría anónima, combina elementos históricos,
hagiográficos, jocosos, y de meditación y denota la importancia
de su propia memoria para la orden. Esta composición pudo
haber sido puesta en escena como celebración histórica, pero
también existe la posibilidad de que fuera dedicada a celebrar
una profesión dadas las alusiones a posibles profesiones y al
carisma teresiano. El coloquio en celebridad de los santos patronos de la orden Carmelita, fechado en 1815, cuando la Nueva
España era aun oficialmente parte del imperio español marca
el ocaso de la tradición teatral en el virreinato. Celebra no solo
a los santos patronos sino a la prelacía y los días de la abadesa.
Es notable por la presencia del personaje Alegría, que aparentemente desafía algunos de los preceptos de la regla carmelitana,
pero en realidad, y en honor de las virtudes de la abadesa en
cuestión, el coloquio termina haciendo compatible las virtudes
tradicionales con la alegría que la devoción hace experimentar a
las seguidoras de Teresa.
Un grupo de composiciones de la pluma de Cayetano de
Cabrera y Quintana, conocido hombre de letras de la primera
mitad del siglo xviii es de especial interés. Como parte de una
Antonio Núñez de Miranda, Cartilla de la doctrina religiosa, México: Viuda de
Miguel de Ribera, 1708; Lia Schwartz Lerner, “El diálogo en la cultura áurea.
De los textos al género” en Ínsula: Revista de Letras y Ciencias Humanas, No. 542,
pp.1-28; Julio Alonso Asencio, “Bases y despegue del teatro como elemento
educativo en la edad Moderna en” TearEsco, vol. 4 (2010), pp. 29-62.
376
Santa Teresa siempre propició las recreaciones y lecturas intelectuales para
sus profesas. María de San José escribió un “Libro de Recreaciones” en forma
de diálogo sobre la vida y obra de Santa Teresa. Ver, Fr. Simón de la S. Familia
ocd, prólogo y edición de los escritos de María de San José, en Humor y Espiritualidad de la Escuela Teresiana Primitiva, Burgos: Editorial Monte Carmelo,
1982, pp. 121- 350; Ma Milagros Sánchez Daz, “Las recreaciones en el Carmelo: Ana de San Bartolomé” (Análisis de una Conferencia Espiritual), aiso, Actas ii (1990), Centro Virtual Cervantes https://cvc.cervantes.es/Literatura/aiso/
pdf/02/aiso_2_2_050.pdf
377
Asunción Rallo Gruss, Coloquios matrimoniales del Licenciado Pedro de Lujan.
Madrid: Anejos del Boletín de la Real Academia Española, 1990, pp. 23-33.
375
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
serie de manuscritos poco conocidos y adscritos a su autoría forman una compacta unidad de obras de teatro menor dedicadas
a varios conventos femeninos, de las cuales solo una tiene como
tema una celebración litúrgico-religiosa. Los otros se escribieron para actividades de nota dentro de la vida diaria del convento, como el paso de una administración a otra o una pequeña
celebración comunitaria de la pascua navideña entre las monjas
del convento. Tres están dedicadas a conventos capitalinos identificados (Capuchinas de San Felipe de Jesús), no así el cuarto.
Cabrera utilizó la “loa” precisamente por su adaptabilidad a un
tono jocoso y de crítica sutilísima. El Coloquio al hospedaje de
Nuestra Señora se adhiere a la observancia del contenido religioso de la Navidad. Esa misma línea tradicional de celebración
navideña sigue una loa escrita por fray Juan de la Anunciación,
de quien ya se han visto dos composiciones poéticas dedicadas a
la profesión de tres monjas del convento de Santa Clara de Querétaro. Fray Juan escribió dos coloquios sobre la “posa” o acogimiento de la virgen en su huida a Egipto, tema que al parecer
era propio de una representación en el convento en esa época
del año. Fray Juan parece haber estado ligado al convento por
lazos de sociabilidad y sus composiciones para los años 1723 y
1725 sugieren que las monjas celebraban esta fiesta anualmente
y tenían interés en poseer dos versiones de la obra.
Todas estas piezas de ocasión fueron escritas a petición de
las religiosas y señalan el papel de los hombres de la élite intelectual en el proceso de creación de una tradición literaria
dentro de los conventos, en los que la autoría femenina fue muy
limitada. La presencia de Cayetano de Cabrera es notable, si
bien fue ocasional y en tono menor, no deja de ser importante
tanto para la memoria de este hombre de letras, como para los
conventos para los cuales escribió. Su genio satírico, jocoso y
su religiosidad no eran incompatibles, como lo demuestran las
obras que aquí recogemos.
Como hemos anotado, las celebraciones teatrales conventuales eran más bien excepcionales. No eran de esperarse con frecuencia, excepto aquellas dedicadas a liturgias tan importantes
como las de Navidad. Dentro del convento, sin embargo, había
un tipo de “celebración” de carácter diario y repetitivo, meollo
y objetivo de su existencia: la celebración litúrgica. La música
instrumental y la voz, como vehículo sonoro de la oración, eran
sus bases fundamentales. Las ceremonias de la liturgia católica
en los recintos conventuales eran públicas y privadas. En ambos
casos, la liturgia era invariable y seguía reglas firmemente establecidas en Roma. Para los conventos, el aspecto privado de la
liturgia eran los rezos y el canto de las horas canónicas, en los
que se incluían selecciones de los salmos y del Evangelio. Los
himnos y letanías que se entonaban durante las horas del Oficio
Divino eran propios de cada periodo del día, de cada estación
litúrgica, o de la fiesta que se celebraba. Para la liturgia diaria
se establecía un orden procesional en el cual cada participante
tomaba su lugar propio, adoptaba gestos reverenciales ante el
altar, y entonaba los himnos apropiados al orden de la misa. Estos elementos eran preordenados y repetitivos, no se aceptaban
desviaciones. De hecho, se consideraba pecado muy grave para
los prelados no procurar que se guardaran debidamente.378 Ese
orden interno, unido a la gestualidad y la expresión vocal, sigue
las reglas de teatralidad en cuanto a la participación de actores, vocalización, y coreografía de movimientos. Consideramos
ejemplos de estas expresiones que no se asocian frecuentemente con el ambiente de teatralidad conventual por su asociación
con la música más que con la escritura en prosa.
Los referentes musicales como parte de la teatralidad implícita en la misa y el rezo de las horas canónicas son todos los
himnos que se cantaban durante la misa y la celebración del
oficio, y aunque necesariamente comprenden la ejecución instrumental, este elemento no es parte de nuestro esquema. Los
Bartolomé de Olalla y Aragón, Ceremonial de las misas solemnes cantadas con
diáconos, o sin ellos, según las rúbricas del misal romano. Madrid: Juan García Infanzón, 1696. En Prólogo al curioso lector, sin paginación; Frutos Bartolomé de
Olalla y Aragón, Ceremonial Romano de la Missa Rezada conforme al missal mas
moderno …, Madrid: Gerónimo de Estrada, 1707.
378
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himnos litúrgicos se heredaron de tiempos tempranos en el culto cristiano y tampoco pertenecen aquí. Por otra parte, se hace
deseable incluir la letra de, al menos, un villancico, como representante de uno de los elementos vocales más populares de la
liturgia, el cual representa la asociación entre escritor y músico.
Estas composiciones poético-musicales fueron muy populares
como forma de celebración; ya las hemos visto en los actos de
profesión, y se compusieron para fiestas de santos, la Navidad y
hasta para la visita de los obispos. Incluimos un ejemplo de un
reconocido maestro poblano, Francisco de Vidales, escrito para
una de las acepciones marianas más populares, la Virgen de la
Concepción, para apuntalar la presencia de la música dentro del
concepto de teatralidad, más allá de haber sido un “personaje”
dentro de un coloquio o acompañamientos de composiciones
teatrales. Fueron elemento sonoro indispensable en las ceremonias de la liturgia de Navidad y también se compusieron para
las fiestas de santos patronos. En Nueva España hubo un buen
número de ejemplos para su interpretación en la catedral y ciudades de provincia, entre ellas Puebla, cuyo rico acervo ha sido
analizado por distinguidos musicólogos.
Toda la información necesaria para el desarrollo y actuación
de la liturgia se encuentra en las llamadas reglas de coro, referentes indispensables para cada iglesia y comunidad monástica.
Las reglas siguen el formulario dictado por los obispos y, de
acuerdo con las normas conciliares postridentinas, fueron las
normas imprescindibles dentro de cada convento para uso de
las vicarias. La desaparición de los manuscritos de las reglas de
coro a lo largo del tiempo es lamentable y es necesario que los
pocos ejemplos que quedan se conozcan y conserven. A ese fin
ofrecemos una copia completa de un libro de coro para los conventos franciscanos. Aunque fechado en 1825, su contenido se
remonta al siglo anterior; la fecha solo señala una nueva copia.
Se han escogido tres meses de otro documento de reglas de
coro escrito para los conventos jerónimos, especialmente aplicable al de San Lorenzo de la capital y, aunque fechado en 1810,
hace referencias a precedentes del siglo xviii. Este último pare-
ce ser resultado de apuntes escritos para uso diario y reducidos
a una mínima expresión por parte de quien ya conocía las reglas
como recurso nemotécnico, pero carece de la formalidad del
tomo completo de reglas para las franciscanas. En ambos casos,
la selección de himnos es de interés para los musicólogos.
2.1.a. La recreación espiritual
Este extraordinario documento ha permanecido inédito en el
archivo provincial de la orden de Carmelitas Descalzos. Estuvo guardado en un convento de Tepeyac y ahora ve su primera
impresión a más de doscientos años de su ejecución. La rama
femenina de la orden del Carmelo descalzo se introdujo tempranamente en Nueva España en el siglo xvii con la fundación
de su primer convento en Puebla en 1604.379 Al final del periodo
virreinal existían cuatro conventos de la orden, el segundo en
fundación fue el de la capital (1615) y el tercero en la ciudad de
Guadalajara (1687) y se construyó uno más en la capital (1704).380
El culto a Santa Teresa fue lo suficientemente importante como
para dar pie a varias controversias sobre milagros en el siglo
xvii381 y, para el siglo xviii, ya estaba bien enraizado en el virreinato, aunque nunca fue competencia para el culto guadalupano.
Sin embargo, no cabe duda de que la observancia estrecha del
Carmelo reformado, junto con la de las capuchinas descalzas de
la orden de San Francisco, era admirada como ejemplo vivo de
Sobre esa primera fundación puede verse Rosalva Loreto López, ed. Una
empresa Divina, Las hijas de Santa Teresa de Jesús en América, 1604-2004. México:
Universidad de las Américas-Puebla, 2004.
380
Manuel Ramos Medina, Místicas y descalzas. Fundaciones femeninas carmelitas en la Nueva España. México: Condumex, 1997; Imagen de santidad en un
mundo profano. México: Universidad Iberoamericana, 1990; Fray Joseph Gómez
de la Parra, Fundación y primero siglo. Crónica del primer convento de carmelitas
descalzas de Puebla, 1604-1704. México: Universidad Iberoamericana/Comisión
Puebla v Centenario, 1992.
381
María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No solo ayunos y oraciones, passim.
379
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religiosidad espartana y contrastante con la menos estrecha de
otras órdenes religiosas femeninas.
En La recreación espiritual, la obra que aquí presentamos, tenemos una explicación de varios puntos de la observancia del
Carmelo a finales del siglo xviii. En un comentario, posiblemente escrito por su anónimo autor, se explica que el documento fue
redactado en 1794, pero se basaba en una reunión de religiosas
efectuada en la Pascua de 1790 en un convento que queda sin
identificar. Aunque es factible que la tal reunión hubiera tenido
lugar como parte de los ejercicios de la comunidad, el producto
literario que este documento representa trasciende las fronteras
de una discusión semanaria o extraordinaria entre varias monjas. La recreación espiritual resulta un escrito culto, producto de
una pluma entrenada no solo en la escritura, sino en la lectura
e interpretación de los textos fundamentales de Santa Teresa y
San Juan de la Cruz, y otros autores de la constelación mística
que floreció en España en el siglo xvi. Sin duda alguna su autor fue un miembro de la orden y su intención fue elaborar un
documento de carácter didáctico que sirviera de lectura para
las comunidades teresianas femeninas. Siguiendo la tradición
carmelita de estudiar las fuentes de su propia espiritualidad,
este diálogo entre cinco religiosas indica el interés del autor
en mantener una tradición de igualdad entre ambos sexos en
cuanto a la necesidad del estudio de las fuentes de inspiración
de la orden de Carmelitas Descalzas. De acuerdo con las reglas
y constituciones escritas por el arzobispo Baltasar de Moscoso
y Sandoval para el convento de Nuestra Señora de la Natividad
y San José de Madrid, “cada religiosa se ejercitará después de
vísperas por espacio de media hora en la lectura de algún libro
espiritual, tal cual convenga al espíritu de cada una. De consejo
de la Prelada y del Padre espiritual”.382
El autor de La recreación espiritual programa la tónica del escrito. En él se expondrán y discutirán cinco virtudes necesarias
en la vida de una monja del Carmelo descalzo. Las virtudes han
sido elegidas al azar de una lista de quince puntos guardados en
papeletas en el escapulario de una religiosa y cada monja hace
una exposición de su comprensión personal del mensaje de la
orden. Esta directiva hace de este escrito una pieza muy original en cuanto a dar la palabra a las religiosas en lo que sería su
propia voz, y hace el texto menos “dirigido” desde arriba, y más
personal e íntimo como resultante de la visión de las propias religiosas. Esta aproximación haría de esta lectura una más amena
y cercana a quienes lo leyeran, pues la comunidad femenina se
vería retratada en los personajes que hablaban. Sin embargo, es
obvio que el meollo del mensaje viene de una pluma masculina
y que las monjas son solo intérpretes en un sentido de representación. En otras palabras, si bien la forma literaria del texto
utiliza personajes femeninos y se dirige a un público femenino,
la raíz intelectual de este es la cultura masculina de los prelados
y directores espirituales.
La pieza se define como una “recreación” y se desarrolla
en el locus ameno del jardín o “huerta” del convento, que es
el escenario virtual donde se mueven y hablan estas religiosas.
Aunque este escrito no parece tener obvias características de
“teatralidad”, un examen de su configuración nos sugiere que el
382
Regla y Constituciones de las Religiosas Carmelitas Descalzas del Convento de
Nuestra Señora de la Natividad y S. Joseph... Dadas por el Señor D. Baltasar de Moscoso y Sandoval, cardenal de la S Iglesia de Roma… Arzobispo de Toledo. Madrid:
Imprenta de Domingo Morras, 1662, Capítulo v, pp. 142-43. Se recomendaban
las obras de Santa Teresa, fray Luis de Granada, fray Juan de la Cruz, Juan
de Padilla, El Cartujano, el Contemptus Mundi de San Pedro de Alcántara; el
padre [Juan de] Ávila, Santa Gertrudis, Ludovico Blosio, Gabriel López Navarro, el padre Alonso Rodríguez; Villacastín, y Vidas de santos y otros que
traten de materias espirituales. Ludovico Blosio (1506-65) es mejor conocido
como François-Louis de Blois y fue un monje de San Benito autor de obras
místicas escritas en latín y la Guía espiritual, (1551); Gabriel López Navarro fue
el autor de una Theologia mística, unión y junta perfecta con Dios en este destierro
por medio de la oración de contemplación (Madrid, 1641). El padre Alonso Rodríguez, S.J. (1538-1616) fue autor de los Ejercicios de perfección y virtudes cristianas
3 Vols. (1609); Thomas Villacastín, S.J. (1570-1649 escribió un Manual de ejercicios
espirituales para tener oración mental [1618] Madrid: Gerónimo Ortega e hijos de
Ibarra, 1789.
390
391
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
autor inyectó elementos teatrales al definir tiempos diferentes
para la reunión, las entradas y salidas de los personajes en los
espacios del convento, y algunos comentarios hasta cierto punto
jocosos que amenizan la seriedad del discurso. La intención de
crear una representación, aunque de modo simbólico, se confirma con la inserción de poemas que podrían haber sido recitados
en cualquier otra ocasión y una invitación a terminar el ejercicio
espiritual con música de vihuela, en manos de la hermana Lucía
de San Alberto, quien fue acompañada del canto a coro por el
resto del grupo. Las monjas entonarían una glosa de un pasaje
de un poema de San Juan de la Cruz, quizá escrita especialmente para esta ocasión y este texto. Sabemos que Santa Teresa
fue amiga de la recreación dentro del convento, en particular,
cantos y música inspirados por la devoción de las religiosas, así
que el final musical de una pieza que tenía toda la seriedad de
una discusión de los puntos de observancia concuerda con las
enseñanzas de la fundadora.
Otro elemento que sugiere intención de teatralidad es el
contexto físico de la animada conversación entre las monjas.
Simbólicamente, es un escenario que no por usual deja de ser
importante. Se trata del huerto cerrado conventual, y la descripción que se hace de éste, intenta ser lo más poética posible.
Se trata de la “huerta de su convento a la orilla de un hermoso estanque bajo la sombra de unos frondosos árboles”, “sitio
ameno y apacible”, con un viento “suave” y en una “tarde serena”. La fuente que usualmente se encontraba en el centro del
patio conventual es el estanque, pero es dudoso que existieran
árboles frondosos en el mismo. Lo usual era que se adornara el
patio con plantas en macetas, medios más apropiados para su
cultivo y cuidado. En la huerta conventual de esta composición,
las “siervas heridas” acompañaban al Esposo “entre lirios y azucenas”, las iconográficas flores simbólicas de la pureza desde
el periodo medieval, y que también aparecieron en numerosas
expresiones de la pintura novohispana. Las “siervas heridas”
simbolizan a las religiosas exhaustas: “tenían los cuerpos extenuados y enfermos”, pero enfervorizadas por las prácticas de
cuaresma y conservando sus espíritus aún “fuertes y robustos”.
No podía ser menos en religiosas tan determinadas en tratar de
asuntos de Dios, con “orden y concierto”.
El autor de esta obra prestó atención a la fecha de la celebración de este “recreo” espiritual por razones de peso. Anota que
ocurrió “después de pasada la cuaresma” en la cual las religiosas
se ejercitaron en los fervores de la estación. La cuaresma de 1790
se extendió entre el 17 de febrero, miércoles de Ceniza, y el 4 de
abril, domingo de Resurrección. La primera reunión se celebró
el 22 de abril de 1790 como una forma de refrigerio espiritual en
el huerto-jardín del convento tras la intensa absorción en la oración y contemplación de la temporada. En esa reunión se sugirió el carácter de la siguiente, que sería una conversación sobre
las virtudes espirituales de la vida descalza carmelita. Originalmente se había acordado que la reunión se celebraría el 3 de
mayo, pero el olvido de la hermana Esmaragda de la Cruz –que
no se presentó– obligó a las religiosas a posponerla hasta el 13
de mayo, día de la Ascensión de Jesucristo. Este comentario se
hace con cierto tono jocoso atribuyendo el olvido de la religiosa
a estar embebida en su celda. El mismo tono continúa cuando al
llegar Esmaragda tarde a la segunda reunión, Peregrina sugiere
que quizá el Señor la hubiera podido llevar a sí, aludiendo a esos
embebimientos de Esmaragda citados anteriormente, a lo cual
esta contesta que no se reciben angelitos harapientos y su falta
de ropa adecuada le habría imposibilitado subir ante el Señor.
El autor toma la palabra para hacer notar que tanto Esmaragda
como Eufrosina de Jesús habían llegado “muy festivas” posiblemente para aclarar las alusiones jocosas. Como contrarrespuesta
al chiste de que ha sido objeto, Esmaragda hace un comentario
sobre la tardanza de la enfermera Lucía de San Alberto, cuya
excusa fue que tuvo que atender a dos enfermas. Esmaragda se
permite la libertad de sugerir que Lucía podía haber estado embebida en las tinieblas de la “noche oscura”, alusión a la “noche
oscura del alma” de los comentarios místicos de San Juan de
la Cruz, a quien se rinde especial respeto y elogio en esta obra.
Esta mezcla de seriedad y jocosidad aligera el carácter didáctico
392
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
y espiritual de la obra y humaniza a sus personajes. Otras piezas
literarias escritas para los conventos femeninos también se permiten recurrir a elementos de risa y buen humor.383
La ligereza de algunos pasajes no afecta la seriedad del propósito. El autor indica que ejercicios similares a los aquí detallados eran parte de la observancia de la orden, y los remonta a
sus tiempos más antiguos. Queda sentado que el autor deseaba
solemnizar esa práctica en esta pieza. El manuscrito quedó terminado en 1794 tras un lapso de cuatro años. La determinación
de formalizar los ejercicios espirituales con un manuscrito indica la preocupación del autor de dejar constancia de éstos y
proporcionar a las religiosas un texto de estudio que también
sería testimonio de su religiosidad y ejemplaridad. No se puede aventurar en cuál de los conventos de carmelitas se celebrarían reuniones como las que recoge este documento. Parece ser
esta la intención del autor, de modo que cada convento pudiera
“apropiárselo”.
joven, no queda indicación alguna de su posición en la jerarquía
conventual; podría haber sido una novicia o corista.
De una lista de quince virtudes por explicar, cinco son escogidas al azar. Este escogimiento disfraza la voluntad del autor
en hacer hablar a los personajes sobre puntos que consideraba
de importancia para la observancia conventual. Estos fueron:
la mortificación interior, el olvido de las criaturas, es decir, la
renuncia al amor tanto filial como a otros lazos afectivos; la obediencia, la humildad, y la presencia de Dios en el alma. De estos,
solo la obediencia era voto. Las demás virtudes eran patrimonio
del carisma teresiano para los miembros de la orden, aunque,
en general, eran comunes a todas las órdenes de religiosas Cada
disquisición era seguida de un poema que encapsulaba el mensaje del texto en prosa y le ponía punto final con el uso de un género, la poesía religiosa, que fue siempre un elemento esencial
en la producción literaria española y novohispana. Suponemos
que estos cinco poemas fueron también de la pluma del autor
de las Recreaciones. A los poemas se añaden algunas preguntas
de las hermanas sobre su contenido. Supuestamente, el autor
rebatía o aclaraba argumentos que se pudieran ofrecer al respecto. Este fue un modo discursivo de puntualizar la doctrina
en los tratados de teología mística o moral. Esta metodología
refuerza la asunción de que el autor fue hombre y letrado.
La mortificación interior cupo a la religiosa de más edad,
Esmaragda. A medida que explica su significado, verificamos
que significaba la “negación de la propia voluntad”, la “crucifixión” de todos los deseos. Al despojar al alma de todo deseo,
se la dejaba en la condición de desnudez necesaria para recibir
a Dios. Esta “virtud’ refleja el espíritu de Las moradas de Santa
Teresa, especialmente la morada séptima, pero se encuentra en
todos sus escritos. La negación de la voluntad propia es una
forma de mortificación interior que se considera más heroica
que la mortificación del cuerpo. Se entendía que la supresión de
todo aquello que fuera externo al objetivo espiritual era imprescindible para que el alma quedara metafóricamente desnuda y
perfectamente preparada para recibir a Dios. Se debían mortifi-
Personajes y temas discurridos
Esmaragda de la Cruz, la directora del grupo se destaca como
la mayor de las monjas participantes en el recreo espiritual, y
tan solo tenía treinta y cuatro años, lo que denota que se trataba
de un grupo de monjas relativamente joven. A Esmaragda se la
describe como “acabada religiosa” y se la señala por aparecer
leyendo un “cuaderno espiritual” que guardaba en su escapulario. Parece haber sido tornera, pero su papel en el grupo también la señala como una maestra espiritual y puede haber sido
maestra de novicias. Peregrina del Carmelo, era la segunda en
antigüedad, y parece haber sido ropera o provisora. Lucía de
San Alberto era la enfermera; se sugiere que estaba escribiendo
un examen de conciencia y que tenía un lápiz a mano. Eufrosina
de Jesús estaba a cargo de las cuentas del convento, actividad
que se menciona en el texto. De Fortunata de San Cirilo, la más
383
María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No solo ayunos y oraciones., passim.
394
395
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car las tres potencias del alma: al entendimiento, apartando del
mismo todo lo que no concerniera a Dios; la voluntad, mediante
los trabajos y las penitencias y la memoria, el recuerdo de todo
aquello que no llevare a Dios. La mortificación fue un elemento
esencial de la observancia y queda bien explicada en el texto
asignado a Esmaragda. No es quizá casual que la religiosa que
funge como directora del grupo y con más autoridad se encargara de explicar esta virtud tan fundamental a la vida en el claustro
teresiano.
El segundo tema o razonamiento es el desarraigo del amor a
otras criaturas, que cupo a Sor Peregrina. Para llegar a la unión
con Dios, era necesario renunciar el apego a toda criatura y
amar a Dios en completa entrega. Dios no admite compartir el
amor de sus esposas. Por demás, siendo las criaturas del mundo
frágiles y quebradizas, el amarlas nos hará de esa misma baja
naturaleza. El amor a las criaturas del mundo es siempre interesado y niega la capacidad de elevarse para amar a Dios, por eso
había que rechazar cualquier lazo que las atara a esos intereses.
La religiosa invoca la autoridad de Santa Teresa y San Juan de
la Cruz. De este último, toma una “sentencia” que alude a un
pájaro atado que no puede volar. Las ataduras son los afectos del
mundo que impiden al alma volar a Dios. Este aspecto cultivado
del texto cabía solo a quien hubiera leído a cabalidad las obras
de este fundador.
Una importante aclaración al mensaje de afectos a las criaturas surge de una pregunta de Peregrina sobre la posibilidad
de amar al confesor, asunto delicado en cuanto a que sería muy
frecuente y hasta necesario establecer lazos afectivos hacia el
confesor, la persona que mejor conocía las interioridades de las
religiosas y de quienes dependían en su esfuerzo de encontrar
a Dios. La respuesta recuerda el consejo de Santa Teresa sobre
tener amor al confesor santo y espiritual que ayuda a la religiosa
a enderezarse en el camino de perfección espiritual. Era legítimo reconocer su ayuda como el instrumento por el que se daba
a conocer la voluntad divina, y desechar escrúpulos. Sin embargo, el asunto no queda dilucidado del todo, ya que la joven
Fortunata, que recuerda que San Juan de la Cruz advierte que
la voluntad de Dios es que se gocen en su amor y no en el de
criatura alguna. Ni Fortunata ni Eufrosina están aún dispuestas
a la “sequedad” que implica despojarse del amor por otras criaturas, y considerando Eufrosina su indisposición para un tema,
que es un “asunto odioso”, sugiere pasar a la consideración de
otra virtud. El tópico era complejo y demandaba más tiempo
para desentrañarlo. Quien escribió el texto de estas recreaciones
espirituales estaba apercibido de su dificultad y prefería permanecer en una ambigüedad que permitiera matizaciones en la
ejecución de esta recomendación espiritual.
La tercera virtud, la obediencia, le correspondió a Lucía, la
enfermera. Recordemos que la obediencia era voto y usualmente ocupaba el primer lugar en la explicación de las reglas. Por
eso se la llama “santa obediencia.” La eliminación de la voluntad propia era un punto dificilísimo en la adopción de la vida
conventual, ya que mortificaba el libre albedrío y demandaba
la sujeción completa de la voluntad personal. La mortificación
interior se hacía necesaria para lograr la obediencia, esta debía ser tan absoluta e incondicional que se la compara con la
muerte. Era la muerte de las pasiones; también era la muerte
de una potencia del alma: la voluntad. Al cumplimiento de esta
virtud se atribuía la ejemplaridad reinante en los conventos del
Carmelo, ya que la obediencia era “el alma de nuestra sagrada
religión”. La pregunta que se ofrece en cuanto al ejercicio de la
obediencia parecía muy humana y natural. ¿Es tal virtud si se
ejerce contra el deseo del cuerpo? Precisamente, contesta Lucía,
el mérito de la obediencia es mayor cuanto más se hace contra
nuestro apego. Así, la religiosa se empeña en una lucha consigo
misma que se hace extensiva a la siguiente virtud.
Toca a Eufrosina explicar la humildad, que se hermana en
cuanto a “santa” con la obediencia y que recibe el tratamiento
más largo en el texto, su significación en la observancia. La religiosa advierte que lo que dice es dictado de Dios, ya que ella
es solo un ejemplo imperfecto de tal virtud. Precisamente este
tipo de comentario constituye en sí una manifestación de virtud
396
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y de la autohumillación. De la “negación” de la humildad nace
el muy conocido diminutio que tan frecuentemente aparece en
la escritura claustral femenina. La humildad consiste en la desvaloración voluntaria y sostenida del libre albedrío y no es algo
que los principiantes pueden dominar. La humildad se contrapone al orgullo, un pecado capital, y distingue a los verdaderos
amantes de Dios de los falsos pretendientes a su favor. Es con
la humildad que se puede esperar el gozo de la gracia de Dios
y el favor de la vida eterna. Es una virtud tan fundamental que
se aprende, sin ir más allá, en el básico catecismo cristiano. La
explicación de esta virtud es la que más se ajusta a los cánones de la teología moral, lo que significa que todos la pueden
aprender tempranamente. Estilísticamente, esta explicación se
asemeja mucho a un sermón, con citas del Evangelio, de Santa
Teresa y San Juan de la Cruz. De hecho, el texto se convierte en
un mensaje de elogio y admiración hacia el Carmelo descalzo y
las palabras de sus fundadores.
Fortunata, la más joven, explica la última propuesta, que es
presencia de Dios en todas las cosas naturales y en el alma. Es
uno de los temas de más difícil explicación teológica, que el autor deseaba poner en boca de quien se presumía saber menos.
De entrada, Fortunata confiesa que todo lo que sabe le ha sido
enseñado; no habla por su propia experiencia, sino por la de
sus maestros. Esta acotación parece tener el fin de hacer de la
explicación de la presencia de Dios un ejercicio en el estudio y
comprensión de los escritos de Santa Teresa, a quien se le rinde homenaje con la cita de pasajes de su Camino de perfección.
La respuesta para comprender el profundo significado de la
presencia de Dios en el alma se encuentra en hacer los diarios
deberes con la seguridad de saber que Dios se encuentra siempre dentro de nosotros. Llega a esta conclusión por medio de
exaltadas exclamaciones de carácter teresiano sobre los consuelos que se encontrarán dentro de ella misma cuando la religiosa
sepa seguir el camino interior que la llevará a la manifestación
de la presencia de Dios. Para coronar su exaltada intuición y
comprensión, cita cuatro versos del Cántico espiritual de San
Juan. También entretiene una explicación del recogimiento y la
vía unitiva inspirada en Las moradas. Así se reitera el valor de
la poesía mística como medio de comprender la presencia de
Dios y se da expresión a la afectividad que aparece más regulada en el discurso sobre las otras virtudes. La explicación de
la presencia de Dios rivaliza en extensión con la explicación de
la humildad y dan pauta a pensar que el autor privilegiaba estos dos aspectos del carisma teresiano. Toca a Fortunata, la más
inexperta, hacer el discurso más emocional y al mismo tiempo
más cercano no solo a los más prácticos consejos de Santa Teresa, sino a las complejidades de la experiencia mística, al unir
a Marta y María en su mensaje. La glosa de una de las poesías
devotas de San Juan de la Cruz cierra este documento con una
reafirmación de las aspiraciones espirituales del Carmelo: lograr la unión con Dios mediante el recogimiento y la iluminación interior.
Anónimo. Recreación espiritual que tuvieron cinco religiosas carmelitas descalzas de un muy observante convento con el fin de preparar sus
almas para recibir al Espíritu-Santo en la Pascua del año de 1790384
DEDICADA a la SSma. Virgen del Monte Carmelo
Colegio de Sor.385 Sn. Joaquín año de 1794.
AL LECTOR
Es tan antiguo el uso que nuestra Sagrada Religión tiene de
las conferencias, y recreaciones espirituales, que tiene su origen en aquellos primitivos Padres nuestros, y descendientes de
los Profetas, de los Monjes de Egipto y Palestina, los cuales según Casiano sustentaron esta práctica, y de ellos la aprendieron
nuestros primeros Legisladores Descalzos, por lo que tiene toda
la descalces Carmelita, así hombres como mujeres por Ley una
384
385
Portada (fol. 1).
Sor, síncopa de Señor.
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conferencia espiritual semanaria, a más de la obligación que otra
Ley nos impone de hablar siempre (f.3)386 cosas de Dios. En esto
encuentra el Alma tanta ganancia que lo debíamos hacer, aunque no fuera por otro motivo, sino el que exige la promesa que
el Señor tiene hecha de estar en medio de los que se juntaren
en su Nombre, y así determinaron cinco Religiosas Carmelitas
unirse en Caridad, para que el Divino Espíritu las visite y por
eso formaron esta Recreación.
acabada religiosa, viendo a sus compañeras suspensas sacó de
debajo del (f.6) escapulario un cuaderno espiritual, y comenzó
a leer en él, todas escuchaban alegres, y divertidas a la hermana
Esmaragda que con su grande espíritu le comunicaba toda el
alma a la lección; pero la hermana Peregrina del Carmelo que
era la que en antigüedad seguía dijo.
Recreación espiritual que hicieron (f.4) cinco Religiosas descalzas Carmelitas en un Convento muy observante de su orden
Después de pasada la Cuaresma en la que se empeñó en fervores una comunidad de religiosas carmelitas descalzas floreciente en toda virtud y especialmente dadas todas las religiosas de
ella al ejercicio Santo de la Oración y contemplación por ser
esta el alma de su Instituto. Andaban tan absortas y embebidas
en ella que se olvidaban enteramente de sí, y se encendían en
tantos fervores que el fuego del amor de Dios, les consumía el
natural y tenían los cuerpos extenuados y enfermos, pero los
espíritus fuertes y robustos. Entre tan fervorosas religiosas, algunas se particularizaban más, y de estas se juntaron cinco (f.5)
en la huerta de su convento a la orilla de un hermoso estanque
bajo la sombra de unos frondosos árboles, pues como siervas
heridas buscaban en las aguas del refrigerio, y como Esposas
amantes acompañaban al Esposo entre lirios y azucenas. El sitio
ameno y apacible, el viento suave, la tarde serena y el día veinte y
dos de abril que era cuando esto sucedía, movieron los espíritus
de aquellas cinco vírgenes prudentes, deseosas de tratar cosas
celestiales, comenzaron unas con suspiros, otras con exclamaciones tiernas, y todas con contemplaciones divinas, las cuales
hicieron prorrumpir a la más antigua de las cinco religiosas (que
tenía solo treinta y cuatro años de edad), y era para todo muy
agraciada y discreta, su nombre Esmaragda de la Cruz, ésta tan
386
(F. 3).
Peregrina. Perdonen, V.C.,387 hermanas, que interrumpo la lección, pero no quiero que perdamos esta ocasión que muchos
días hace deseo, y ahora se nos viene a las manos para que tratemos de nuestro Señor, pero en orden y con concierto. A esto
contestó la hermana Lucía de San Alberto.
Lucía. Yo también lo deseo hermanas, y quisiera que fuera esta
tarde, en que mis enfermas me dan lugar por estar aliviadas, y mi
compañera la Enfermera acompañándolas. La hermana Eufrosina de Jesús respondió porque era muy pronta y fervorosa (f.7).
Eufrosina. Pues que sea en el instante antes que nos entibiemos, que yo diré todo lo que mi esposo me enseñare. Entonces, la última y más moderna, que era la hermana Fortunata de
San Cirilo, reconociéndose insuficiente para la prontitud de sus
compañeras dijo:
Fortunata. Si les parece a V.C., mis hermanas, que preparemos
esta recreación para el día de la Cruz de Mayo,388 entonces podremos hablar con más acierto, y ahora, solo digan V. C., la virtud o virtudes de que hemos de tratar, porque Yo no soy capaz
de tratar de ninguna tan de repente, si fueran vicios y pecados
en eso puedo poner escuela, pues cuando más sumergida estaba
en ellos, me sacó la infinita piedad de mi Dios y Señor, y me
trajo a este Santo Convento desde tan lejanas (f.8) tierras por caSíncope de Vuestras Caridades, en adelante v.c., es una forma de dirigirse
entre sí las religiosas.
388
Con la Cruz de mayo, se alude a la fiesta de la Santa Cruz que se realiza en
día 3 de mayo. Cfr., en línea: http://es.catholic.net/op/articulos/35015/la-santacruz.html
387
400
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minos bien extraordinarios; no sé hermanas con qué agradecer
a este Señor tan gran beneficio.
Fortunata. Yo viví sumergida en el Mar proceloso390 de mis vicios, pero siempre llamándome Dios en lo secreto de mi corazón,
y amargándome mis mayores gustos este secreto llamamiento.
En fin hermanas, es mucho lo que a Dios debemos, y así en
Dios pensemos, de Dios hablemos, por Dios obremos, y en Dios
siempre nos empleemos.
Esmaragda. Si eso dice V.C., hermana, que diré Yo debiéndole
tantos, pues me sacó del Mundo, cuando me tenía más cautiva
con el amor de mis padres y hermanos, quién pudiera hermanas
agradecerle a mi Dios, dignamente tan grandes favores, les parece a V. C., el menor, este de habernos escogido para la religión
de su Madre y Nuestra la Santísima Virgen del Monte Carmelo,
Religión la más antigua, la más privilegiada, la más honrada con
nuestros primeros Padres, los Profetas, y con todos los Santos
sus sucesores, y últimamente ennoblecida con las dos columnas
de la Descalces, digo, con nuestros Padres, Juan y Teresa, yo, hermanas, no sé qué hacer para corresponder tantos beneficios de
mi Señor, y les aseguro a VV. CC., que si mi salud tan extenuada
(f.10) y la obediencia no impidieran mis deseos, manifestara con
el rigor de mi vida el incendio que deposita mi Corazón.
Peregrina. Si yo hablara hermana en punto de beneficios de
Dios, dijera que los que conmigo ha usado son los mayores, pero
todos los pasos en silencio, solo el que no puedo dejar de referir,
es, el de haberme dado deseos de ser su Esposa, antes que conociera lo que era el Mundo.
Lucía. A mí también me dio los mismos deseos, pero yo los divertía con no hallar una vida de la sencillez y abstracción que mi
corazón me pedía, pero el Señor que me quería para su casa, me
hizo encontradizo como por acaso el Libro de nuestra Regla y
Constituciones, y como en la vida de Carmelita encontré lo que
deseaba, no tuve disculpa que dar a nuestro Señor, y así me di
por concluida.
Eufrosina. (f.11) Yo no sabré decir por donde me vino el deseo de
ser Carmelita, lo que les puedo asegurar a V. C., es que siempre
por particular beneficio de Dios, conocí los engaños del Mundo,
y nunca me dejé encantar de sus Sirenas.389
389
Las sirenas son genios marinos, mitad mujer, mitad ave. De acuerdo con la
Esmaragda. Mucho nos hemos divertido de nuestro propósito,
pero vale, qué dejar a Dios por Dios no es dejarlo.
Peregrina. Dejáramos de ser Mujeres, si no mezcláramos diversidad de asuntos, pero lo que he estado observando es lo que se
han fervorizado (f.12) en tan corto espacio de tiempo.
Lucía. El Espíritu Santo ha anticipado su venida y por eso estamos tan calientes.
Eufrosina. Yo le confieso a Nuestro Señor que siempre en tratando cosas suyas tengo mucho consuelo.
Fortunata. Solamente, yo con nada me caliento, qué espíritu tan
tibio, no tomen hermanas por amor de Dios mis malos ejemplos.
Esmaragda. Creerá hermana que no es día de mortificación,
sino de Recreación, y así no nos caliente la cabeza con sus pecados que harto se confiesa de ellos.
Peregrina. Dejemos a la hermana Fortunata, y si les parece que
echemos suertes, para que sepamos de qué virtud hemos de tratar, el día que nos volvamos a juntar.
Lucía. Pues con este lápiz que tengo a mano para escribir el
examen de conciencia, lo podemos hacer.
Eufrosina. (f.13) Yo daré papel que me sobró de las cuentas que
di, a nuestra madre priora esta mañana, y con esto no falta más,
leyenda más antigua, las sirenas habitaban una isla del Mediterráneo. Estos
genios marinos, con su música, atraían a los navegantes que pasaban por sus
parajes.
390
Proceloso es un adjetivo que proviene de procela, palabra latina que significa tormenta.
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si no es, que nos demos prisa que escriban la hermana Esmaragda, y Peregrina, mientras invocamos al Divino Espíritu para
que lo ordene todo.
que aquello que fuere, paso adelante, y digo que esta otra Cédula dice a la hermana Lucía, y (f.15) es la obediencia la que le
cupo por suerte.
Fortunata. Recemos el Himno del Veni Creator.391 Todas dijeron
norabuena,392 y así se hizo. Después escribieron quince virtudes
en otras tantas cedulillas y de estas sacaron por suerte cinco, hecho esto dijo la hermana Esmaragda, echando las cinco cédulas
en su escapulario.
Lucía. La sangre se me ha helado, hermana mire bien si es cierto, cómo es posible que yo hable de virtud que no ejercito, pero
con este acto, iré empezando, obedeciendo a V. C., en esto.
Esmaragda. Hermana Peregrina saque la suerte y diga a quien
le toca.
Peregrina. A la hermana Esmaragda dice, sea Dios alabado, que
le cupo la mortificación interior, ella nos dirá maravillas, pues si
me hubiera cabido, estuviera algo apurada, porque no sé ni el
Jesús en esta materia.
Esmaragda. (f.14) Yo sé menos, pero Dios me ayudará, saque hermana la cédula que sigue.
Peregrina. A la hermana Peregrina dice, y me ha cabido en suerte el olvido de criaturas. Por cierto, que no me he sabido negar,
ni olvidarme a mí misma, y esta cédula me da a conocer, la falta
mía, y me enseña lo mal que he aprovechado los años de mi
Religión.
Lucía. Hermana, no me confunda con los actos de humildad
que está haciendo tan repetidos.
Eufrosina. Ni V. C., la envanezca con dárselos a conocer.
Fortunata. Está tan bien fundada en la virtud la hermana Peregrina, que nada le entienda.
Peregrina. Agradezco el buen concepto que V. C., tienen de mí,
pero, porque conozco que ante los ojos de Dios nada soy más
Fragmento del Veni Creator Spiritus: “Ven Espíritu creador; visita las almas
de tus fieles. Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado”.
Se cree haber sido escrito por un monje alemán enel siglo ix.
392
Norabuena es aféresis de enhorabuena.
Peregrina. A la hermana Eufrosina, dice la Cedulilla de la humildad, y se nos ha quedado suspensa.
Eufrosina. Tal pieza me ha cabido hermanas, hay que no es nada,
la humildad nada menos, pero me desempeñaré con decir a V.C.,
que no obren nada de lo que en mí entiendan.
Esmaragda. No se nos escapará, sino que nos dirá muy por menor todo lo que Nuestro Señor le dictare, porque yo tengo mucho deseo de oírla tratar de esta materia con todo su fervor y
eficacia natural.
Peregrina. La última Cedulilla dice a la hermana Fortunata, y es
la que más Sal (f.16) tiene, por ser la presencia de Dios; él le dé
acierto.
Fortunata. Conozco hermanas que son anzuelos con que este
Señor misericordioso procura prenderme, y como Su Majestad conoce lo muy olvidado que lo tengo, de este modo quiere
atraerme, y darme, digámoslo así, precisión de tenerlo presente.
Esmaragda. Ya hemos cavado nuestras suertes, y pasado muy
buen rato con la disposición de nuestra recreación. Para el día
de la Cruz nos juntaremos, la tercera, la enfermera, la provisora,
y la ropera, desocúpense temprano, que Yo despacharé mi torno393 lo más temprano que pueda, y ahora vamos hermanas, que
ya es tarde, a recogernos en nuestras celdas, o por mejor decir
en nuestro cielo, a tratar en ellas con nuestro dulce Esposo. Pues
391
Torno es un armazón giratorio compuesto de varios tableros verticales que
concurren en un eje, con suelo y techo circulares empleado para pasar objetos
de una parte a otra, como en los conventos de clausura.
393
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a Dios hermanas se dijeron todas, y con orden y concierto, se
(f.17) entraron muy fervorosas, a lo interior de su Convento, encendidas, alegres y deseosas de que llegara el día aplazado.
mucho qué meditar, mucho qué contemplar, y mucho por qué
elevar.
Llegado el día de la Cruz
Todas las Religiosas acudieron al sitio en que la primera vez se
habían juntado, pero no pudieron cumplir perfectamente su deseo, porque la hermana Esmaragda de la Cruz, divertida quizás
en su celda interior, se olvidó de todo lo que había ella misma
concertado, y así, aunque las otras cuatro religiosas trataron de
cosas espirituales y dijeron cosas notables, (que no escribo por
no alargarme demasiado) determinó la hermana Peregrina del
Carmelo, (y todas condescendieron) que se difiriese la recreación para el día de la Ascensión del (f.18) Señor que fue el trece
del mismo mes.
Juntanse segunda vez las cinco religiosas
Habiendo asistido la comunidad a la hora de Oración que se
tuvo después de acabadas vísperas, salieron todas ellas llenas
de fervor y espíritu que el Señor les había comunicado a manos
abiertas. La hermana Fortunata de San Cirilo se encaminó a su
correspondiente lugar, y a poco rato, llegó la hermana Peregrina
del Carmelo.
Peregrina. Deo gracias
394
hermana Fortunata ¿en qué pensaba?
Fortunata. En mis pecados hermana Peregrina, y también
poco hace que discurría en las palabras que mi Señor les dijo
a sus Apóstoles, tal día como el de hoy, cuando se subió a los
Cielos. Me voy a mi Padre y a vuestro Padre, a mí (f.19) Dios y a
vuestro Dios, que igualar a estas pobres Criaturas, miserables
y bajísimas, con el Criador poderosísimo y altísimo, tiene esto
Peregrina. Es un océano insondable el de el amor de Dios,
cuándo hermana ponderaremos dignamente las finezas que a
este Señor le debemos? A mí me ha tenido hoy tan embebida
con ellas, que temo no acertar a contestar a cosa particular, porque me tiene ocupada un conjunto de Dios que me arrebata las
Potencias. Esto trataban, cuando llegaron muy festivas las hermanas Esmaragda de la Cruz, y Eufrosina de Jesús.
Esmaragda. Alabado sea Jesucristo, nos han ganado la palmeta.395
Peregrina. Sea por siempre loado, hermana Esmaragda, pensé
que se había subido (f.20) a los Cielos hoy con nuestro Señor,
porque como se ha preparado con tanta oración para ello, creí
que le hacía Su Majestad el gusto de llevársela.
Esmaragda. Dicen que no van por allá Angelitos trapientos, y
como yo no he hecho mi vestido, por eso no lo logré.
Eufrosina. Y a mí no me echaban V. C., menos. Deo gracias les
digo hermanas.
Fortunata. Deo gracias les respondemos, yo pensé que alguna visión o arrobamiento tenía a vuestra Caridad, más divertida
que lo que en vuestra compañía puede estar.
Eufrosina. No haga burla de una pobre hermana.
Fortunata. No la hago hermana, por cierto, sabe Dios que así lo
juzgo por muy sólidos fundamentos.
Peregrina. Que hará la hermana Lucía, pues solo por ella queda.
Lucía. (f. 21) No queda hermana Deo gracias, sino que las enfermas me han detenido, una con el temperante,396 otra con que la
compusiera la celda.
Palmeta. Dicho de una persona: llegar antes que otra a una parte.
Temperante o que tempera, esto apunta a templar o calmar el exceso de
acción o de excitación orgánicas por medio de calmantes y antiespasmódicos.
395
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Deo gracias, esto es, gracias a Dios.
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Esmaragda. Pues aquí estaban imaginando que se le había
hecho escrúpulo el alejarse de sus enfermas, y que por eso no
venía, porque está esa Cabeza, llena de ideas y tinieblas, es la
noche oscura animada.
ninguna, así el alma que emprende una sublime perfección, si
no pone por fundamento sólido la mortificación interior que
consiste en estar continuamente contradiciendo en su interior
todos sus afectos e inclinaciones, callando cuando quiere hablar,
sufriendo cuando quiere satisfacer, negándose a todo consuelo,
no dándose gusto ni en levantar los ojos, si su inclinación se lo
pide, poniendo toda su mira en un interior desprecio de sí mismo, huyendo toda propia estimación que ésta es una mortificación interior heroica, jamás (f.24) decir ni procurar alabanza, ni
desear, ni aun pensar que debe ser tenida en algún aprecio, huyendo con particular cuidado, de todo apego a lo más mínimo de
propia voluntad, porque es señal clara de que no hay verdadera
mortificación interior, cuando en nada nos sujetamos y a todo
contradecimos, dando a conocer en esto, lo pagada que estamos
interiormente de nuestros discursos y modos de pensar: ella es
la vida de el Alma y el alimento de la perfección, con la mortificación interior se empieza, crece y se consuma la perfección,
importa poco que nos carguemos de mortificaciones exteriores,
cuando estamos tan lejos de la interior, que consiste en la negación de la propia voluntad, en el vencimiento propio, en sujetar
la ira, en abrazar el desprecio propio, en buscar la humillación,
en obedecer a ciegas y en una crucifixión entera de (f.25) todos
sus deseos, de que se sigue una desnudez tan verdadera que
no quiere el Alma más que a Dios, y lo que más a su Majestad
la une, y todo lo demás le es martirio y tormento, por medio
de la mortificación interior, se va el Alma disponiendo para el
trato interior, sólido y verdadero con Dios, porque libre el Alma
de sus propios afectos, entra el Señor a tomar posesión de su
Corazón y llenarlo de todo bien con su inseparable asistencia,
entonces es el Alma morada del Divino Esposo, quien recogiéndola a la más secreta estancia, se recrea con ella y le comunica
los más espirituales favores, dale en pago de la morada que ella
le ha dispuesto por medio de la mortificación interior su Divino amor, y un total olvido de lo que no es Dios, no la aparta
jamás el Señor de sus brazos, y ella entregada toda sin reserva
de afecto ninguno a (f.26) su Divino dueño, dice abrasada en
Lucía. Hermana Esmaragda, quedó que está bajo mi dominio,
y sé lo que no alcanza Galeno acerca de sus enfermedades, y así
chitón397 y empecemos porque hay mucho que decir, y temo no
alcance el tiempo.
Todas se sentaron con orden, y comenzó la hermana Esmaragda
a quien por más antigua le toca el[:]
Primer razonamiento (f.22)
De la hermana Esmaragda de la Cruz sobre la mortificación interior
Esmaragda. Llena de rubor y vergüenza me pongo en presencia
de V.C., amadas hermanas mías, pues con mi casual olvido, ha
dado el Señor a conocer a V.C., lo desproveída que me hallo de
la mortificación interior que la suerte me señala para hablar en
nuestra espiritual recreación, he manifestado lo disipado que
se halla mi espíritu, pues el discípulo que se olvida de acudir
a aprender a la escuela, da a entender, no cuida de su aprovechamiento, ni tiene voluntad de aprender, he manifestado en
ninguna aplicación a lo espiritual e interior, pues proporcionándoseme el aprender de V. C., como mis maestras por lo muy
instruidas que están en toda perfección, me olvidé (f.23) de mi
propio provecho, entregada toda a las acciones exteriores, pero
pidiendo perdón a Dios de mi irreligiosidad, y a mis hermanas
del mal ejemplo que les di, y desconsuelo que en sus ánimos
ocasioné con mi tibieza, doy principio diciendo. Que así como
el cuerpo sin el alma no vale nada, ni es de provecho para cosa
397
Chitón es una interjección coloquial usada para imponer silencio.
408
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
amor, mi amado para mí y yo toda para él, no sabe pensar más
que en su dueño, no sabe hablar más que de su Esposo, no sabe
querer más que a su amante, pone con la mortificación interior
cercado de espinas a su Corazón para su dulcísimo Esposo, él
es el Hortelano de esta huerta y hace en él todas las labores
que necesita, hoy poda este afecto desordenado que tenemos
a nuestras mismas, mañana arranca aquel sentimiento que nos
causa la palabra desabrida de la hermana, ya riega con repetidas
inspiraciones a que sigamos lo más perfecto en todos nuestros
ejercicios, ya arraigadas plantas de la virtud, de la mortificación
interior por medio de la enfermedad, del desprecio, de la persecución, de los retiros, de sus divinas luces con que nos descubre nuestras faltas, imperfecciones y tibiezas trabajando en
nuestras (f.27) Almas como Jardinero vigilantísimo para irnos
encaminando a la íntima unión con su Divina Majestad, siendo
el principal medio para llegar a este felicísimo estado una continua y sólida mortificación interior y negación de sí misma. Esto
es lo que mi ignorancia alcanza, pero como falta la práctica, se
ha producido esto sin espíritu y sin alma por obedecer a V.C.,
y por no amargarles estos ratos de recreación, he escrito estos
disparates, pero llena de confusión de verme tan distante de la
alta perfección a que soy llamada, nuestro Señor nos conceda a
todas, esta sólida virtud en todo su aumento, y me perdone mi
mucha tibieza, y para endulzar las amarguras de la mortificación,
diré la sustancia en estos cuatro versos:
Si la mortificación
Te dieres con todo empeño
En breve caminarás
Y llegarás a tu Dueño.
La interior es la mejor (f.28)
Por tocarle más al Alma
Sin esta no se consigue
De las pasiones la calma.
O morir o padecer
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
409
Dice [Nuestra] [Santa] Madre
Ser despreciado por ti
Repite mi Sto. [Santo] Padre.
Pues aliento hermanas mías
Y abrazar de corazón
Con ánimo fervoroso
Esta mortificación.
Peregrina. Yo como más atrevida, hermana Esmaragda, respondo la primera y digo en nombre de todas, que quedamos
edificadas de la humildad con que se introduce en su razonamiento por su casual olvido que V. C., dijo, y yo juzgo con
razón, que el Amor de nuestro divino esposo la traía tan embebida en el todo de su divinidad que no la deja pensar en
parte, o cosa particular de su Majestad, como nos dice nuestra
Santa Madre en el capítulo 2º de su vida, por estas palabras,
bien entiende el Alma que no quiere sino a su Dios, más no
ama cosa particular de él, sino todo junto lo quiere y no sabe
lo que quiere, así V. C., no se acordó de tratar de nuestro Dios,
por tratar con su Majestad y con la instrucción que nos ha
dado sobre (f.29) la mortificación interior, nos ha dejado más
enamoradas de ella, y deseosas de ponerla en ejecución, pero
yo como ignorante de toda virtud pregunto, y así mi hermana
tenga paciencia. Con qué obras se ejercitarán las potencias del
Alma en esta mortificación, para que por medio de ella se purgue todo lo que impide la unión con Dios Nuestro Señor en
cuanto está de Nuestra parte.
Esmaragda. He alabado al Señor, amadas hermanas, de la candidez y pureza de sus Corazones, que han hallado tantas disculpas
con que cubrir mi tibieza y falta de aprovechamiento, cuando
debían haberme impuesto una dura penitencia por descuidada y desobediente a las órdenes de V.C., y ahora me harán la
caridad de irme dando cada una la penitencia que su fervor le
dictare, para que no tenga tan flaca memoria, contestando a mi
amada hermana Peregrina en la mortificación de sus potencias,
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
porque sin ella no llegará a la debida unión, (f.30) pues en ella
reside principalmente la mortificación interior, mortificando la
memoria de todo acuerdo que no lleve a Dios, ni acordándose
más que del ejercicio Santo de las virtudes, cómo ejercitará la
humildad profunda, la ciega obediencia, el sufrimiento heroico,
y así de las demás, poniéndose en un total olvido de todo lo que
no es interior. El entendimiento se ha de mortificar, apartando
de él toda noticia que no sea de Dios y lleve al Alma. Mas poniendo en su lugar la de su divinidad, sus atributos y perfecciones, deleitándose en cada una de ellas y cerrando la puerta
a todo otro objeto que no ayude para la divina unión, y estarle
viendo inseparable en el Alma, por una interior pura y sencilla
vista de fe. En la voluntad, es en la que hay más que mortificar,
porque sus afectos se van con facilidad a lo sensible, aunque parezcan espirituales, (f.31) y es menester mucho cuidado de estarla mortificando, que busque en todo la voluntad de Dios, en los
consuelos, en los trabajos, en las penitencias, y en otros muchos
afectos interiores, que mucho mejor que yo sabe V. C., como tan
entregada al trato interior. Esto es lo que a mí ningún espíritu
me dicta V. C., perdonará mis simplezas, y acudirá a nuestros
Místicos Padres que la instruyan en esto con preferencia.
Peregrina. Amadas hermanas mías, en nuestro Señor, con bastante confusión mía hablo a V.C., sobre la virtud que me ha tocado, pues me hallo tan al principio en todo, después de llevar
algunos años de Religión sin haber dado ni el primer paso en
la perfección, a que por nuestro estado estoy obligada. Mas por
obedecer a V.C., y no desalentar, las diré, lo que mi tibieza y ningún espíritu me dan lugar; digo, pues, que para llegar a la unión
con nuestro Divino Esposo, a que estamos obligadas a aspirar, es
menester olvidarnos de todas las Criaturas, quitando aun el más
mínimo apego a ellas, porque como (f.33) nuestro Señor debe
ser amado con todo nuestro corazón, con toda nuestra Alma,
con todas nuestras fuerzas, y nuestro corazón es tan limitado,
cualquiera partecita del que le demos a la Criatura, ya se la robamos a nuestro Soberano dueño, y como dice nuestro Padre San
Juan de la Cruz, el que ama desordenadamente a una criatura
tan baja, se queda como aquella Criatura, y en alguna manera
más baja, porque el amor no solo iguala, mas aun sujeta al amante a lo que ama, y si nos acordamos que solo fuimos criados
para amar y servir a Dios nuestro Señor, y que su Majestad santísima nos quiere solas para sí, y nos pide nuestros Corazones
desocupados para morar de asiento en ellos, y el amor con que
bajó del Cielo a la tierra en busca de Nuestras Almas y tantos
beneficios como le debemos así en general como en particular,
y que en (f.34) correspondencia de todos, no nos pide más que
nuestro amor !Ay hermanas mías! ¿Cómo hemos de negárselo
por entregarlo a una Criatura frágil y quebradiza? No nos enseña nuestra Madre Santa Teresa, que no consintamos, sea esclava de nadie nuestra voluntad, sino del que la compró por su
sangre. Pues sigamos este consejo Santísimo, y desarraiguemos
de nuestro corazón cualquiera afectillo, entregándonos todas al
todo poderoso, pongamos en ejecución el primer pie de la cuarteta398 de nuestro Santo Padre, olvido de lo criado; porque sin
tener esto ejecutado, me parece a mí, no podremos pasar a los
otros, a lo menos con la perfección que se requiere, para que
Lucía. Víctor[ia], la hermana Esmaragda que nos ha dejado maravilladas.
Fortunata. Yo no admiro tanto, en mi hermana, lo que dice,
muevome más por sus obras, porque es un vivo ejemplar de la
mortificación, y por eso la escogió Nuestro Señor para que nos
hablara de ella.
Eufrosina. Hermana Esmaragda, que no entre la vanidad, porque no es de V. C., de quien hablamos, es de una Esmaragda
muerta (f.32), y esperamos oír a una Peregrina viva.
Segundo razonamiento
De la hermana Peregrina del Carmelo sobre el olvido de las
Criaturas.
398
Cuarteta, combinación métrica de cuatro octosílabos.
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
este desasimiento de las criaturas, sea como debe ser, me parece
que es necesario desasirnos de nosotras mismas, y negarnos en
todo, porque como todo amor a la Criatura lleva algún interés,
(f.35) o conveniencia propia, o porque nos ayudan, o porque nos
quieren, o porque les debemos favores, Hermanas, negándonos
a nosotras, no buscaremos esto, y no nos pagaremos a ellas, y
lo conseguiremos haciendo lo que nuestra Madre Santa dice,
que traiga el Alma gran cuidado, aun en las cosas pequeñas, en
aficionándose alguna, procurar apartar el pensamiento de ella
y volverle a Dios nuestro Señor. No dice nuestro Santo Padre,
que lo mismo es estar el Pájaro atado a una gruesa cadena, que
con hilo delgado, pues este le impide volar como aquella. Pues
así nosotras, que importa que nos parezca que no tenemos el
corazón pegado a ninguna Criatura, si le tenemos a nosotras.
En fin hermanas mías, el retiro de la celda como punto principal de nuestra Santa Regla, nos ayudará mucho al olvido de las
criaturas, nos tendrá más actas [aptas] para la oración tan propia
de (f.36) nuestro Instituto, en ella buscaremos a Dios nuestro
Señor para conocerle y amarle, nos contentaremos a nosotras
para aborrecernos, con un odio santo, nos apartaremos de las
criaturas, cuanto nos impidan para unirnos a nuestro Esposo, y
de este modo junto con las otras virtudes que V.C., me enseñan,
ejercitándolas con la mayor perfección que cada una pueda, nos
servirán de disposición para que venga a nosotras el Espíritu
Santo, que fue el fin, porque V. C., inventaron hiciéramos esta
recreación hoy día de la Ascensión, y por el Señor que subió a
los Cielos, les pido me perdonen, lo que con mi razonamiento
las he entibiado, pues ya se sabe que es muy impropio de la nieve calentar, y por eso me he valido de algunas palabras de nuestros Santos Padres, para que suplan mi simplicidad y tibieza,
también alabo (f.37) a Dios nuestro Señor, por lo que obra en los
Corazones de V. C., y le pido les pague a mis hermanas, lo que
con su santa plática me han enseñado, y les suplico, nos encomendemos a Dios nuestro Señor desde hoy hasta la venida del
Divino Espíritu, para que nos halle dispuestas y preparadas para
venir a nuestros corazones, y nos encienda en el Divino amor,
por amor y con amor obremos, y que amor tengamos, amor respiremos, de amor tratemos siempre, y así imitemos a nuestros
Santos Padres, Juan y Teresa, y pues nos preciamos de hijas de
la Santísima Virgen Madre y Señora nuestra del Monte Carmelo,
le mostremos con obras, que nos asemejen a nuestros primitivos
Padres, y nos hagan verdaderas Carmelitas Descalzas; y porque
se diviertan un poco con mis boberas, vayan unos versitos que
en breve digan lo que he dicho en tantas palabras (f.38).
Si unirte a tu Dios deseas
Por amor y con presteza
Pídele a Teresa y Juan
Te den de su fortaleza.
No te apegues a un hilito
Por delgado que parezca
Que este te impedirá mucho
Para la unión que deseas.
Para vencerte a ti misma
Y olvidarte de lo criado
Entregando el Corazón
A Jesús tu Esposo amado.
No dejes no ser esclava
Tu voluntad de Criaturas
Sino del que la compró
Con su Sangre y amarguras.
Desnuda del todo en toda
Por la senda de la nada
Caminando valerosa
Hasta Dios no hagas parada.
Así estará bien dispuesta
La posada de tu Alma
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Para que venga el Esposo
A comunicar su gracia.
Con retiro y oración
Procurarás conocerte
Apartándote de todo
Si impide tu feliz suerte.
Amale de Corazón
Sírvele con gran constancia
Entrégate a él fervorosa
Y su voluntad en ti haga.
Lucía. [¡]Ay hermana Peregrina ¡que me ha dado en lo vivo de
mi deseo con su olvido de las Criaturas, porque confieso que
me (f. 39) llama nuestro Sor [Señor] a lo muy interior con su
Majestad, aunque Yo no le correspondo, como a ninguna de sus
inspiraciones, pero dígame V. C., ha de ser tan absoluto este olvido, que hasta de las Criaturas espirituales, pero que no son el
mismo Dios, nos hemos de olvidar.
Peregrina. Muy alta está la pregunta para quien no sabe, ni aun
el A, B, C de la virtud, pero por lo que a mí me han enseñado,
aunque no lo he sabido ejecutar, digo, que sí, porque Dios nuestro Señor es muy celoso, y no admite compañía ninguna, y así
hemos de querer a las criaturas por espirituales que sean, en
cuanto nos llevan y encaminan a Dios nuestro Señor, porque
lo que nos mueve a amarlas, lo tenemos con más perfección en
nuestro Divino Esposo, hermosura, discreción hermanas, como
que es la fuente donde se reparten a todas las Criaturas. Pero
hablando con toda ingenuidad, me parece que su pregunta viene
(f.40) enderezándose al amor del Confesor, aquí me acuerdo de
lo que he leído en nuestra Santa Madre a cerca de esto en el camino de perfección. Cap.[ítulo] 1, num [número] 98, donde dice,
antes tengo por gran principio de aprovechar mucho, tener amor
al Confesor, si es Santo y espiritual, y veo que pone mucho en
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
415
aprovechar mi Alma, porque es tal nuestra flaqueza, que nos ayuda mucho para poner por obra cosas muy grandes en servicio de
nuestro Señor, hasta aquí nuestra Santa Madre, es verdad que es
más perfecta la obra que se hace solo por agradar a su Majestad,
pero nuestra naturaleza, mucho más a los principios necesita de
todas estas ayudas; pero con el tiempo la repetición de actos, y
sobre todo la ayuda de nuestro Señor, como a mí me lo han enseñado, lo que se empezó por amor del Confesor, se hace después
por obedecerlo, si pero conociendo el Alma que es un instrumento, por donde se nos da a entender (f.41) la voluntad Divina;
pero ejercitada, y así no andemos con escrúpulos, que nuestro
Señor y nuestra Santa Madre, nos quieren con una santa libertad
en el servicio de nuestro Divino Esposo, quien es todo amabilidad, todo amor, todo dulzura, [¡]Oh! Y quien se empleará todo en
amarle y servirle cumpliendo en todo su Divina voluntad; perdónenme hermanas mías, que me salgo fuera de mí, considerando a
todo un Dios; cuya grandeza no soy capaz de conocer, enamorada
de una Criatura tan baja, y miserable, aún más que todas, como
yo soy, y pídanle a ese Señor V. C., sea la que debo.
Esmaragda. Quedo muy edificada hermana de su razonamiento, y alegre porque me ha dicho con doctrina de nuestra Santa
Madre, la libertad con que podemos amar en Dios, y por Dios a
nuestros Confesores.
Fortunata. No quedará tan serena, si yo no me callara por hallarme en esta materia, comprendida (f.42) como dicen de medio
a medio, y si no fuera eso, dijera lo que dice nuestro Padre San
Juan de la Cruz, en estas palabras. Más quiere Dios que el Alma
se goce con él, que con Criatura alguna, por más aventajada que
sea, y por más al caso que le haga, esto dice nuestro Santo Padre;
pero yo no puedo conformarme con esta sequedad.
Eufrosina. Yo espero conformarme con el tiempo, pero aún no
he tomado esta resolución, porque necesito todavía de andaderas, y así dejemos esto, porque es asunto odioso, y que diga la
hermana Lucía, lo que nos tiene prevenido que no puedo ya más
de deseo, porque pienso nos dirá maravillas de la Obediencia.
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Tercer razonamiento
De la Hermana Lucía de San Alberto sobre la Obediencia
Lucía. Hermanas muy amadas en Nuestro (f.43) Señor Jesucristo. Con grandísimo acortamiento y dificultad hablo de la Santa
Obediencia. Lo uno, porque como Dios sabe, mi gran soberbia
no me da que decir; y lo otro, porque totalmente no me he ejercitado en esta virtud, y soy muy ignorante de ella, y creo que, en
haberme tocado a mí esta Santa virtud, ha sido disposición de
Dios, para que, con esta reflexión, y recreación espiritual, empiece a ejercitarla desde ahora, es cierto hermanas, que con solo
que reflexionáramos y cumpliéramos bien lo que Nuestra Santa
Regla dice. El que a vosotras oye a mi oye, y quien a vosotras
menosprecia a mi menosprecia, entendiendo que es Cristo y no
el que es. Cómo tendríamos, ánimo para discurrir, pensar y reprobar, lo que la Santa Obediencia nos manda. Dichosos los
verdaderos obedientes, que a pocos pasos y sin mucho trabajo,
llegaron a unirse con nuestro amantísimo Dios, porque si orando, si trabajando, si comiendo, (f.44) si durmiendo, y aun, si riendo, todo esto haciéndose con espíritu de obediencia, sujetando
el quiero, o no quiero, aun en las mismas cosas espirituales,
cómo no agradará a Dios un espíritu tan humilde y tan abnegado, aun a sus más justas y buenas inclinaciones. He leído que
lo que constituye Religión, es la obediencia, porque a mi modo
de pensar, se me hace que no hay cosa, que más al vivo nos asemeje la muerte, aun en la realidad, dándonos la verdadera vida,
que esta virtud. Porque es muerte de todas nuestras pasiones y
apetitos; y en verdad hermanas, que para cumplir como nuestro
Esposo quiere con este voto tan esencial, hemos de procurar
portarnos de la misma manera que un Cuerpo muerto, o como
dice nuestra Santa Madre, como una bolsa en manos de nuestros Superiores, porque esto nos hará vivir en la tierra, gozando
gajes399 del Cielo, y creo que por la perfección (f.45) con que
399
Gaje es un emolumento o una remuneración.
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cumplían este voto los Religiosos en los primitivos tiempos, se
veían tantas Almas ejemplares en todas las Religiones, y principalmente en la nuestra, como ven V. C., que desde nuestros
primeros pasos, nos la enseñan, y por lo que cada Convento de
hijos e hijas de nuestra Santa Madre Teresa, parece un vergel
ameno, porque esta simple obediencia, nos hará creer como debemos obedecer, no pensando nunca, que en lo que no mandan,
hay permisión de Dios, sino que obedeceremos creyendo que
en la obediencia, siempre está clara la voluntad de Dios, y los
superiores. Y bien ejercitadas, en esto viviremos, y obraremos
en todo con aquella santa seguridad, que es el Alma de nuestra
Sagrada Religión. Bendito sea el que a ella me trajo, perdónenme hermanas, el que no las enseñe con el ejemplo que siempre
están mirando en mí repetidas veces, digo faltas de obediencia
y ahora más patentes por (f.46) el oficio de enfermera que tan
mal ejército, sin considerar que lo sirvo por obediencia; y para
acabar diré unos versitos.
La sencilla obediencia
Le facilita
Lo más dificultoso
A la Carmelita.
En los primeros tiempos
Nuestros mayores
Los más subordinados
Eran mejores.
Dicen que no hay virtud
Más excelente
Que obedecer sencilla
Y ciegamente.
El ejemplo de Abraham
Todos sabemos
Y la fina obediencia
De él aprendemos.
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Más grato es a los ojos
Del Uno y Trino
El acto de obediencia
Que el de Martirio.
Si quiere el Religioso
Lograrlo todo
Con solo que obedezca
Encontró el modo.
El rendir su querer
A ajeno juicio
De acabada obediencia
Es ejercicio.
Vamos obedeciendo
Con el consuelo
Que es fuerza obedecer
Para irse al cielo.
Eufrosina. Se me ofrece preguntar a V. C., (f.47) una duda, y es, si
cuando se obedece con repugnancia en la parte inferior, tendrá
la obra de obediencia tanto mérito, como cuando se hace sin
resistencia de dicha parte.
Lucía. Digo, hermana Eufrosina, que me alegro de que me haga
esta pregunta para decir, según ella, mi parecer, y así digo pues,
que cuando se obedece en las cosas que la parte inferior quiere
y apetece, va el mérito de la obediencia muy arreglado, porque
es menester mucha desnudez y virtud, en quien obedece, para
no engolosinarse en su amor propio, y también se aventura la
humildad, pues con hallarse autorizado su propio juicio, y querer con el del Superior, se paga de sí, y piensa que en todo lo
que quiere acierta. De todo esto, está libre quien obedece con
violencia o resistencia de su natural inclinación, lo primero por
el Sacrificio que a Dios Nuestro Señor le hace de su propio
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Juicio, que es el mayor que (f.48) le podemos hacer, lo segundo,
porque queda libre de dar a nuestro Señor cuenta de la obediencia que tuvo, pues lo hizo solo por darle al Superior lo que
era suyo, y así nos lo enseña nuestro Padre San Juan de la Cruz
por estas palabras, y las acciones del religioso no son suyas, sino
de la obediencia, y si las sacare de ella, se le pedirán como perdidas. Pero, si procura el verdadero obediente, cerrar su juicio
y obedecer sin apego a su querer, o no querer, tendrá ante Dios
Nuestro Señor más mérito, que quien obedece en cosas que le
son conformes a su inclinación o parte inferior.
Esmaragda. En todo muestra, la hermana Lucía, la desnudez y
negación con que obra y vive, dichosos los perfectos obedientes.
Peregrina. Es una verdad que a mí siempre me ha inclinado,
porque tiene hermandad espiritual con la Santa Humildad.
Eufrosina. (f.49) A mí, porque ahorra mucho trabajo para alcanzar la perfección, y porque es el Carro Volante para llegar al
Cielo.
Fortunata. No nos quiera emborucar con sus gracias, sino díganos presto su discurso acerca de la virtud que le tocó en suerte, y
a fe, que ya tengo hablado a un sujeto para que luego lo mande a
imprimir, y para que salga en la Gaceta, porque ha de estar muy
profundo por producido de V. C., no se envanezca, sino es por
ser de la Santa Humildad.
Cuarto razonamiento
De la hermana Eufrosina de Jesús sobre la humildad
Eufrosina. [¡]Ay! Hermanas, más grande, por cierto, es el empeño en que V.C., me han puesto por mi suma ignorancia: difícil es,
hablando ingenuamente, que yo sepa desempeñar un asunto, en
que consiste toda la perfección Cristiana, y sin ella no se seguirá
el camino (f.50) de la Religión. Es pues esta, hermanas mías, la
Santa humildad, no sé cómo fue a caberme a mí que obro tan al
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
contrario, que si el Espíritu Divino derrama sobre mí, oscurecido entendimiento, las luces de su divina gracia en lugar de elogiarla, y mover a V.C., a su práctica, haré lo contrario. Digo pues
llena de rubor lo que su Majestad me fuere dictando, sin esta mi
mencionada virtud, no puede caminarse con acierto a la más
sublime Santidad, sería querer fabricar una alta Torre sin cimientos ¿qué diríamos de la Persona que tal pensara, sino que
padecía frenesí; pues así hermanas, podemos decir, es la que no
arraigando en su Corazón la humildad, quiere conseguir un alto
grado de perfección, desatino es imaginarlo, cuando vemos a
Jesucristo, Señor Nuestro, que se abatió a tomar carne humana,
pasible y mortal, viniendo a enseñarnos el camino (f.51) del cielo,
como lo hizo desde el instante que encarnó, escogiendo para
Madre, la más humilde (aunque purísima Criatura) la que se tenía por indigna de ser sierva, de la que había de ser Madre de
Dios. Qué responde esta humildísima Virgen a la Salutación Angélica, aquí está la esclava del Señor, no dijo aquí estoy Yo, sino
la esclava, y porque se humilló, fue Virgen exaltada de todas las
criaturas. La vida de Nuestro Señor Jesucristo me desempeñará
para hablar con acierto de su favorita virtud, para comenzar hermanas, tratemos de nuestra indignidad, y bajeza y los afectos de
voluntad, que a él se consiguen, y aunque ya V.C., tienen hablando de otras virtudes más elevadas, sin esta serán como la flor del
Heno,400 y sin la humildad, se puede decir es ilusión, pretenda la
práctica de ella, porque ésta mi mencionada virtud, no solo sirve
para la primera Jornada que es la vía purgativa, sino para mediar
(f.52) y llegar al fin de nuestro Camino, prosigamos con el Nacimiento de Cristo en un portal, donde quiso nacer, para enseñanza nuestra, era un establo donde se recogían las bestias, lleno de
telarañas, e incomodísimo con un muy mal labrado pesebre, de
pedernales, donde se apacentaban un buey y una mula, todo lo
cual veremos al pie de la letra en nosotras, [¿]Qué es nuestra
Alma y Cuerpo, sino un establo de bestias, donde siempre como
tales se albergan nuestros apetitos? El hombre, ya se sabe que es
un compuesto de medio ángel y medio bestia, y como el estado
de la inocencia, y de la gracia, se hace todo espíritu por no dejar
obrar la parte de bestia, sino traerla sujeta al espíritu, así en el
estado de la culpa, se hizo todo bestia, sacudiendo de sí el yugo
y el freno de la razón, y aun sirviéndose de ella como de esclava,
enlodándola en las cosas de la tierra, con el cieno de los vicios,
(f.53) de dos causas nacen los pecados y defectos que nos hacen
viles y abominables delante de Dios, de una ignorancia culpable
que admitimos en el entendimiento, la cual se entiende por la
mula, y de una perversa inclinación en la voluntad significada
por el buey, cuyo oficio es siempre arar la tierra y traer su cabeza
muy inclinada a ella sin poderla levantar hacia el cielo, es también como dice San Gregorio, símbolo de nuestra soberbia por
ser tan cabezudos, y de una frente que así se suelen llamar los
soberbios, y presuntuosos, amigos de su parecer y capricho,
cuánto vale para todo el conocimiento propio, que cubra lo bueno de las obras, con lo malo que en ellas hay, y que nos dé a
entender cuan ajenos a nosotras, es lo bueno, pues solo viene de
Dios, y cuan propio y común es lo malo, pues todo lo que no
cubriere con su misericordia, correrá muy gran trabajo y vergüenza, y estará sujeto al rigor (f.54) de su justicia, ningún viviente dice David, podrá, Señor, justificarse delante de ti, si has de
entrar con él a Juicio y medir sus obras con el peso y rigor que
pide tu Justicia, y San Agustín en sus meditaciones. [¡]Ah! Ay De
cualquiera, dice, por justo que sea, si tú Señor no le juzgas con
misericordia, disimulando sus faltas, porque no solo en las malas obras, sino en las buenas y justas, tiene Dios bien que Juzgar,
como dice su Profeta: nosotros somos necios por amor de Jesucristo, nosotros somos flacos, vosotros fuertes, vosotros sois nobles, nosotros hombres desconocidos, esto decía San Pablo, y de
esto se honraba, no hubo santo que no hubiese sentido bajamente de sí; la humildad que es fundamento de las virtudes cristianas, los caracterizó, los distinguió a todos, unas de las más
grandes obligaciones que tenemos a Dios es que hubiera hecho
dependiente nuestra Salvación de nuestra humildad, (f.55) y no
El heno es una hierba con flores en panoja, que se utiliza como alimento
para el ganado.
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de nuestra elevación, no todos pueden subir y elevarse, pero
todos pueden bajar y abatirse, no todos son capaces de hacer
grandes cosas por Dios; pero ninguno hay que no se pueda humillar, bien se puede decir que ninguna virtud cristiana, está
más a la mano de todos que ésta, quién tendrá valor para decir
que no puede sentir bajamente de sí mismo, que no puede hacer
más concepto de los otros que de sí, nunca nos faltan razones
para creer que es mayor el mérito de los otros que el nuestro,
hay muchos que no pueden estar dotados de un eminente don
de oración, pero quién hay que no pueda humillarse en ella:
dice muy a nuestro propósito, nuestra gloriosa madre y maestra
Santa Teresa, en el cap. [capítulo], 5º de sus Fundaciones. Tengo
por mayor merced de Dios nuestro Señor, un día de propio y
humilde conocimiento, que nos haya costado muchas aflicciones y trabajos, que muchos de oración, (f.56) no ayunar, ni ejercitarme en obras de caridad, pero siempre puedo humillarme, [¿]
Oh, Humildad, camino breve y fácil, pero camino seguro para
arribar a poca costa a una eminente Santidad. ¿De qué dependerá que no tenemos este camino? No es menester salir de nosotros para encontrar mil motivos de humillarnos, este mismo
orgullo nuestro, debe ser mayor motivo para humillarnos, la humildad debe extenderse a toda clase de personas, a todos estados y a todas condiciones, tan obligado está el grande como el
pequeño, el rústico como el sabio, el adelantado en la virtud,
tiene aún más necesidad que quien no la práctica, porque sin
duda, perderán el mérito de sus buenas obras, y si le entra la
vanagloria, lo pierden todo. Los ignorantes y pequeños muchas
veces son humillados sin ser humildes, y los grandes quisieran
ser humildes sin ser humillados, desengañémonos, (f.57) no hay
virtud alguna sin aquella cristiana humildad, que no consiste en
conocer claramente cada uno que verdaderamente le falta el
mérito y las prendas que afecta, y que no tiene. Esta es una humildad de puro entendimiento que hasta en los réprobos401 se
puede hallar, sino en gusto y alegrarse de que los otros, también
conozcan las prendas de que carece, y el mérito que le falta, ésta
es aquella humildad de corazón, que nos enseña Jesucristo,
cuando nos repite en el Evangelio tantas veces, aprended de mí
que soy manso y humilde de corazón; para enamorarse este Señor del Alma, no pone los ojos en su grandeza, más en la grandeza de su desprecio y humildad, dice el místico doctor y padre
nuestro San Juan de la Cruz, en sus avisos y sentencias espirituales clase 2º, para mortificar de veras el apetito de la honra de
que se originan otros muchos, lo primero, procuraré obrar en su
desprecio, y deseará (f.58) que los otros lo hagan: lo segundo,
hablará en su desprecio, y procurará que los otros lo hagan, lo
tercero, procurará pensar bajamente de sí en su desprecio, y deseará que los demás lo hagan. [¿]Oh, hermanas mías, qué vergüenza qué yo crea esto, se debe practicar, y obré tan al contrario
V. C., cuenta que Lucifer es quien está hablando de esta soberana virtud, este nombre, y no otro se me puede aplicar a mí, pues
soy una Discípula tan aprovechada en su escuela y muy parecida, no en su principio, porque el mío no fue de Ángel, sino de
tierra; pero sí en su infeliz caída, y en la existencia de su Soberbia, quiera Dios me sirva lo poco que sé, en la teoría de esta
virtud, y ya que hasta ahora no tengo nada de práctica, en lo de
adelante con el ejemplo de V. C., entiende mis viciosas costumbres, y no sea como el papagayo que habla lo que le enseñan; sí
les digo hermanas que la humildad (f.59) y sujeción al maestro
espiritual, comunicándole cuanto pasa en el Alma en el trato
con Dios, causa luz, sosiego, satisfacción y seguridad. Las comunicaciones que verdaderamente son de Dios, esta propiedad tienen, que de una vez humillan y levantan a el Alma, porque en
este camino el bajar es subir, y el subir es bajar, la propiedad del
Alma humilde en nada tiene sus obras, gusta más de ser enseñada y reprendida, que de enseñar y advertir, es imperfección de
principiantes, condenada por nuestro Santo Padre, la de algunas
Personas, que cuando parece le enseñan algo, ellas mismas toman la palabra de la boca, como que ya lo sabían, huyamos hermanas este peligro, no nos suceda lo que a nuestros primeros
padres, Adán y Eva que por querer saber tanto como Dios, se
401
Réprobos, esto es, condenado a las penas eternas.
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volvieron la suma ignorancia, pues irritaron a Dios a que los
condenara a tantos (f.60) trabajos, a que participara toda su descendencia de ellos, y fue necesario que Jesucristo para reparar
su Soberbia, se humillara hasta la muerte, y muerte de Cruz, y
con esto satisfacer la grande ofensa que había irritado tanto al
padre, este fue el patrimonio que nos quedó; pero renunciémoslo, y sigamos al que siendo la suma Santidad, quiso tomar el
nombre de pecador, y morir en una Cruz, como ladrón, para
abatir nuestro orgullo. Otra propiedad diré de la soberbia espiritual que no me es posible omitir de algunas Almas, que cuando los confesores y prelados no les aprueban su espíritu, juzgan
que no se lo entienden, ni son espirituales, procuran tratar con
otro que cuadre con su gusto, porque ordinariamente, desean
tratar con aquellos que entienden que han de abrir su espíritu,
no sucede así a los humildes los cuales tienen vergüenza (f.61) de
decir sus cosas a sus Maestros espirituales, pareciéndoles que no
merecen hacer lenguaje de ella, tienen más ganas de decir sus
pecados y faltas, y se inclinan más a tratar su Alma, con quien no
estima su espíritu, muy para nuestra imitación, es lo que acostumbraba nuestra Santa Madre, que más anhelaba a publicar
sus pecados que a referir sus virtudes, como lo hace a cada paso
en toda su vida, en el Cap[ítulo] 14 pide la Santa a su confesor,
publique sus pecados y recate sus virtudes, en el siguiente, dice
mi amada Madre, la humildad tiene tal excelencia, que no hay
obra que acompañe, que deje disgustada al Alma, sigue la Santa,
que más sirve esta virtud para la oración, que toda la sabiduría
del mundo, humildad, humildad, hijas, nos dice nuestra Madre
y Maestra, porque si ésta no hay, no habrá contemplación, ni
unión verdadera, y yo añado, habrá ilusión y suposición, no
unión; pero para que tengo (f.62) yo que cansar más la atención
de mis hermanas, por esta parte o la otra, si con que subamos a
nuestro origen, que es el Monte Carmelo, mejor diré escuela, en
donde se aprende de la santa humildad con todas sus propiedades, ¿pues es posible siendo este nuestro origen, tener alientos
para no querer otra cosa que humillaciones? Para alcanzar la
verdad, después de haber pasado la vista por nuestros antiguos
Padres, que con solo oír decir el modo perfectísimo de su vida,
se saca que estaban profundizados en mí deseada virtud; vamos
a los héroes, Juan y Teresa, Reformadores y Padres nuestros; entendamos la vista en el modo con que la humildísima Madre
nuestra, fundó su Monasterio, [¿]con qué pobreza, qué trabajos,
qué deseos de fundarlo sin rentas, qué contradicciones, y de
dónde le vinieron tales deseos? Todos fueron efectos de su humildad, qué dice nuestra Santa Regla402 (f.63) en el Cap[ítulo] 13,
tened siempre en la memoria, y poner por obra aquello que dice
el S[eñ] or en el Evangelio, cualquiera que entre vosotras quisiere ser el mayor, será vuestro Ministro; y el que quisiere ser el
primero entre vosotros, será vuestro siervo. Alabemos al S[eñ] or,
fuera plantado el vergel del Carmen con tanta humildad? Y que
de los reformadores tenga tanto que decirse, que apenas uno u
otro acto se pueda referir, por ser mucho lo que he dejado ir el
discurso, veamos pues el alto grado de perfección a que llegó
nuestro Santo Padre, pues el mismo Señor le dice [¿]qué quiere
en premio de sus trabajos? [¿]Qué responde a esto? Que ser despreciado por su amor, en su vida trae dos pasajes, que por ser al
caso diré, la primera cuando aquel religioso le dijo que sería
hijo de algún labrador, aquí el Santo respondió, no soy tanto,
sino hijo de un tejedorcito. La otra, diciendo un compañero
suyo en su presencia que había sido prior en cierto (f.64) convento, a que respondió, en ese mismo fui cocinero.403 En toda su
doctrina, no se halla más que desnudez, nada, nada, no digo
más, porque V. C., que tanto leen y practican la doctrina de
Nuestro Santo Padre, me pueden a mí enseñar. [¡] Oh! Hermanas
y como me he divertido para no conocer el yerro con que estoy
Regla y Constituciones de las Religiosas carmelitas Descalzas del Convento de
nuestra Señora de la Natividad y s. Joseph. Dadas por el eminentísimo Señor D. Baltasar de Moscoso y Sandoval, Cardenal de la S Iglesia de Roma, Arzobispo de Toledo
y su Prelado. Madrid: Imprenta de Domingo Morales, 1662, 28.
403
Fr. Gerónimo de San Joseph, Historia del Venerable Padre Fr. Juan de la Cruz,
primer Descalzo Carmelita. Madrid: Diego Diaz de la Carrera, 1641. Ver, Libro
Quinto, Cap. XI, p. 552. Este capítulo destaca las virtudes de Fr. Juan de la Cruz.
Ver, Libro Sexto, Capitulo VIII, 679.
402
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desatinando tanto y cansando su atención, con eso escarmentarán mis hermanas, y creerán lo que yo les digo de mi corto caudal;
pues me ratifico en que si su Majestad, me ha dado un talento, no
está cabal, porque aunque la materia por ser reina y señora de
todas las virtudes es fecunda, pero V. C., hubieran reducido a pocos renglones la sustancia, esto era mi deseo, pero no hay más
suficiencia. Ojalá y no fuera mi humildad solo de entendimiento,
sino de voluntad, que con solo la frecuente memoria que el Se[ño]r me da de los agravios que le he hecho, y verme (f.65) sin dotes
de gracia, ni de naturaleza, era sobrado motivo, pero estoy ciega y
mucho más, sino ceso de hacer perder a V. C., más el tiempo. Perdónenme, hermanas, que quisiera tener la elocuencia de un San
Pablo para que lo largo no causara fastidio. Quiera el espíritu Divino preparar los corazones de estas cinco criaturas, para que
venga a morar muy de asiento en ellos, y nos conceda conocerle
para amarle, y conocernos a nosotras, y anonadarnos en su presencia, y abatirnos hasta lo más profundo de la humildad para
que se nos dé el premio de agradar a Dios en esta vida, y después
verle y gozarle en la Jerusalén Triunfante.404
Perdón pido hermanas
De mi atrevimiento
Que sin saber nada
Tanto he hablado de estos.
La humildad es la raíz
De las virtudes
Y mientras más profunda
Más altas suben.
Funda bien tus virtudes (f.66)
Sobre esta baja
Y serás para el cielo
Muy bien fundada.
En el fin de los tiempos la Jerusalén triunfante simboliza el triunfo de Dios
sobre la tierra y la vida eterna de sus militantes.
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Es la puerta del Cielo
Corta y estrecha
Y solo los humildes
Entran por ella.
Nada bueno presumas
De tu vileza
Porque harás mil maldades
Si dios te deja.
Los humildes se llevan
De Dios el todo
Pues en ellos habita
Como en su trono.
Oración, disciplina,
Limosna grande:
Si la humildad les falta
Las lleva el aire.
Al humilde revela
Dios sus secretos
Pero esconde su rostro
A los Soberbios.
Fortunata. Digo, hermana Eufrosina, que como le salió tan a
gusto la virtud de que le tocó hablar, nos ha dejado gustosísimas,
porque nos ha declarado lo más menudo de ella; pero yo quisiera preguntar a V. C., ¿Qué mérito tendrá ante Dios una Alma que
desea ser humillada, y por más que desea ser humillada, por más
que lo procure y lo quiera, no lo consigue?
Eufrosina. (f.67) Responderé, hermana Fortunata, brevemente,
sin más que con el catecismo. Qué cosa es humildad, nos pregunta, y responde, inclinación al propio desprecio. De donde
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debe, V. C., creer que el Alma que no solo tiene inclinación a los
desprecios, sino es, que los busca y solicita, no solo merecerá,
como quien los sufre, mas también tendrá el mayor premio, porque pone todo lo que está de su parte para sufrir la humillación,
el que no la tolere, no está en ella, y así hay, se puede acomodar
aquel dicho (y con él ahorrarse muchas palabras) de que Dios se
paga de deseos.
hablar este rato de la presencia de Dios interior, porque de ésta
usan las Almas que caminan con más solidez, y según la senda
del espíritu. Asiento que Dios Nuestro Señor está en todas las
cosas, que como dice David: si asciendo a los cielos, te encontraré allí, si desciendo al abismo, también estás, si voy a los extremos del mar, u otro cualquiera sitio, también estás allí. Como
todas las cosas dependen de Dios, en la sustancia y duración
de su ser, y ésta siempre causa y conserva en ellas cuanto son,
y como es preciso en cualesquiera agente la unión y asistencia
inmediata en aquello que obra (f.70) por eso existe y se halla
Dios, con íntima asistencia en cuanto tiene ser, pero donde yo lo
considero con más intimidad y claridad, es dentro del Alma que
está en gracia. Ésta presencia la tengo por la más provechosa
por el arreglo y ligación, en que pone toda nuestra conducta en
lo interior y exterior, y porque está libre de engaños, y así con
el favor del mismo Dios, diré mis necesidades. En el fondo de
nuestra alma está Dios presentísimo, porque la escogió para especial aposento suyo, y por consiguiente, en ella continuamente
engendra a su hijo, y también por especial adopción a nosotros.
De este fondo procede nuestra vida, nuestras acciones y nuestro
mérito, pues, por qué hemos de perder de vista a este Señor que
está obrando, dentro de nuestras Almas, cosas tan grandes, y
de tanta utilidad para nosotros, todas las obras que hiciéremos
con esta interior presencia, tengo creído que las recibe (f.71) su
Majestad con un particular aprecio, y que aunque ellas en sí no
sean grandes, como es inmenso el objeto que tienen presentes,
y por quien se mueve, las pone en un grado muy sobresaliente
y útil, así a nosotros mismos, creo que esto es así, porque me lo
dice mi padre confesor. Que no consiste la perfección en hacer
cosas tremendas, sino en hacer las que tenemos de obligación
con espíritu y con presencia de Dios. Para ordenar esta presencia
nos da una excelente regla, nuestra Madre Santa Teresa de Jesús
en el camino de perfección Cap[ítulo] 29, donde dice; si hablare,
procurare acordarse de que hay con quien hable dentro de sí
misma, si oyere, acordarse a quien ha de oír, a quien más cerca le
habla. En fin, traer cuenta que puede, si quiere, nunca se aparta-
Esmaragda. Aseguro, hermana Eufrosina, que no sé, por qué V.
C., se nos hacía tanto del rogar para hablar, pues ha dicho cosas
tan buenas y provechosas.
Peregrina. A mí, por lo menos, me ha dejado edificada y deseosa
de practicar virtud (f.68) tan necesaria, y que ni la conozco.
Lucía. Yo podría decir mucho sobre lo que me ha gustado el
razonamiento de mi hermana Eufrosina, pero, porque alcance
el tiempo para que diga el suyo la hermana Fortunata, no digo
más, sino que la hermana Eufrosina, puede poner catedra de
humildad.
Eufrosina. Para que cesen tantas palabras ociosas, que diga la
hermana Fortunata las suyas, que las espero muy útiles: suplico
que no me alaben más.
Quinto razonamiento
De la hermana Fortunata de San Cirilo sobre la presencia de
Dios
Fortunata. Lo que voy a decir, hermanas mías, en orden a la
presencia de Dios, no es nada de mi discurso, todo es aprendido
de lo que he oído y leído, pero los muchos defectos que tendrá,
serán porque no habré sabido (f.69) coordinar, lo que me han
enseñado. En esta suposición, digo, primeramente, qué según
nuestra profesión de Carmelitas, debemos estar dedicadas a este
ejercicio, pues nos obliga nuestra Santa Regla por estas palabras, meditando de día y de noche en la Ley del Señor, yo deseo
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rá de tan buena compañía, y pesarle, cuando mucho tiempo ha
dejado solo a su padre, si pudiere muchas veces en el día, si no
sean pocas, como lo acostumbrare, (f.72) saldrá ganancia, o presto, o más tarde después que se lo dé el Señor, no lo trocaría por
ningún tesoro, pues nada se desprende sin un poco de trabajo
por amor de Dios, hermanas, que deis por bien empleado el cuidado que en esto gastareis, y yo sé que si lo tenéis, un año y quizá medio, saldréis con ello con el favor de Dios, mirad que poco
tiempo para tan gran ganancia, como es hacer buen fundamento
para, si quiere el Señor levantaros a grandes cosas, que halle en
vos aparejo, hallando os cerca de sí, pliegue a su Majestad, no
consienta nos apartemos de su presencia. Amén. Hasta aquí la
Doctrina de nuestra Santa Madre y ella me saca del empeño de
decir a V.C., lo que han confiado de mi insuficiencia; porque en
estas breves cláusulas, podemos aprender toda la práctica de la
presencia de Dios unitiva o interior que es mi asunto. Yo creo,
que bien (f.73) ordenada esta interior presencia, comenzaremos,
desde esta vida, a ser bienaventurados en parte, ya que no en el
todo; pues como el Catecismo nos enseña, la bienaventuranza
consiste en ver a Dios, asimismo, amarle y gozarle eternamente.
El ver a Dios en sí mismo, no le es concedido a los viadores,405
pero el amarle y gozarle, considerándole morador perpetuo del
palacio interior de nuestra Alma, es facilísimo, andando en fe, y
por consiguiente, ya gozamos desde esta miserable vida gajes de
la eterna, teniendo a este Sor.[Señor], presente, a él ocurriremos
en todas nuestras necesidades. Si esto no se nos ofuscara, no
tendríamos nunca tribulaciones en el espíritu, a lo menos permanentes, porque con ocurrir a nuestro huésped, todas se disiparán. En lo íntimo del Alma, está de asiento, allí nos espera a
todas horas para darnos lo que le pedimos, allí está éste Esposo
celestial con los brazos abiertos para recibirnos: (f.74) allí tiene
este Divino Salomón406 su reclinatorio de oro: allí descansa y se
apacienta al medio día: allí lo encuentra el Alma que fatigada,
y trabajada le busca: allí la tendrá y no la dejará, allí morará en
uno con ella, y le comunicará el torrente de los consuelos, allí
la endiosará: allí se la manifestará: allí se le comunicará: allí la
hará desfallecer con aquella marca celestial: allí le embriagará
con el néctar fuerte de su amor: allí ¿Pero a dónde voy hermanas? pues si dejo correr mi discurso, nunca acabaré de explicar
lo que siente la dichosísima Alma que llega a este estado, dígalo
quien lo pasa, porque yo soy muy insuficiente, pero en todo, me
quedo muy deseosa de decir más, quién pudiera traer aquí a
nuestro Padre San Juan de la Cruz, para que nos explicará estos
sentimientos; pero diré un verso de sus canciones, que me parece es, a nuestro caso.
405
Viador, criatura racional que está en esta vida y aspira y camina a la eternidad.
406
Salomón alude al sucesor del trono de David, véase, 1Reyes 1: 28-30.
Entrádose ha la Esposa
En el ameno huerto deseado (f.75)
Y a su sabor reposa el cuello declinado
Sobre los dulces brazos del amado.
En fin, yo en este punto me pierdo, y así temo el hablar, y
por eso ceso, perdónenme V.C., lo mal que me voy explicando,
y así dejando esto, sigo diciendo que en esta íntima y unitiva
presencia de Dios, está comprendida toda la sabiduría, y lo
más fino de la perfección, porque, qué Alma por llena de estulticia407 que se halle, y por ofuscada que sus pasiones la hayan
tenido, si considera, seriamente, el huésped Divino que habita
en ella, [¿]se atreverá a serle infiel y traidora? Éste es, sin duda,
el eje de nuestra salvación, digo justificación, y como asenté
al principio, que está Dios engendrando a su hijo en nuestra
Alma, lo podemos contemplar: no solo como Dios, sino también como hombre para refrenar los orgullos, humilde en el
pesebre, para vivir retirados solo (f.76) en el desierto, en donde
nos servirá también para vencer tentaciones, para ser dulces
con nuestras hermanas, lo tenemos conversando, sanando, re407
Estulticia, necedad, tontería.
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sucitando, convirtiendo y beneficiando con los fariseos,408 con
los Ciegos,409 con Lázaro,410 con la Magdalena,411 con los desposados de Cana,412 hermanas, si lo queremos obediente, lo fue
hasta la muerte de Cruz, en fin, en nuestro Divino morador,
tenemos dechado de todas virtudes en el grado más eminente;
como que es el origen de todas, considero que estarán V.C.,
como tan amantes a mi Dios y Señor, deseando tener mucha
proporción para atraerle a solas: y que por esto, les serán, las
ocupaciones exteriores, molestas y pesadas, (Aunque las hagan con el consuelo de que son obediencia;) pero yo les recuerdo lo que nuestra Santa Madre dice; recia cosa fuera que
solo en los rincones, se pudiera tener oración.413 En el mismo
(f.77) lugar, dice que el verdadero amante en todas partes ama:
dejo otros mismos lugares de la misma Santa por no alargarme
más, y solo les recuerdo a V.C., a mí amado Padre San Juan de
la Cruz, padeciendo en aquella penosísima cárcel, y en ella,
teniendo tan íntimas y dulces comunicaciones con su Dios,
que produjeron la celestial doctrina que nos dejó a sus hijos.
Daniel entre los leones, Jonás en el vientre de la ballena. Los
tres niños en el horno de Babilonia, José en el trono de Egipto. Josué rigiendo su ejército, Débora y Judith en sus hazañas
valientes, y últimamente nuestra Madre Santa Teresa de Jesús,
fundando y reformando monasterios, tratando con príncipes
y personajes del mundo, y lo que es más a nuestro consuelo,
curando enfermas, sazonando pucheros, hilando, barriendo,
fregando, y haciendo todo lo que las Carmelitas (f.78) hacemos.
Fue Santa de clase muy elevada, porque todos los que hacen
las obras exteriores con presencia de Dios, hallan en ellas mismas más provechos que si estuvieran en lo más sosegado de
su retiro, y así no nos desconsolemos hermanas por vernos
tan afanadas con nuestros empleos de la comunidad, porque
este es el camino, por donde hemos de subir a la cumbre de la
virtud; y más que mi padre me ha enseñado, que la vida mixta
de contemplativa y activa es la mejor. Que a este propósito dijo
nuestro Señor Jesucristo a Marta que María había escogido la
mejor parte que fue de la contemplación, pues si fuera ésta el
todo de la vida espiritual, le hubiera dicho el Señor, que había
escogido la única parte; pero la que es, sin duda, la óptima
y más perfecta, es la mixta, en la que se gozan las dulzuras
de la contemplación, y se merece con los afanes de la activa.
(f.79) Por eso me dice también mi padre, mereció, y agradó la
Santísima Virgen tanto ante los ojos de Dios, y lo complació
como ninguna criatura, porque supo ordenar todas sus obras
interiores y exteriores, sin perder de vista en ellas al Señor por
quien las hacía, esta presencia no fue solo la material que tenía
cuando trataba a su Santísimo hijo, en carne pasible, sino es
aquella interior en la cual adoraba y servía a Dios en sí mismo,
y le dirigía por ella los más finos actos de todas virtudes, esto
mismo, aunque no como la Santísima Virgen, pero sí, imitándola en todo lo posible, podemos lograr nosotras, y más con la
asistencia del divino Espíritu, por cuyo amor nos hemos juntado esta tarde para preparar nuestras Almas, y que nos las llene
y replete de sus dones Soberanos. Espero en su amor que lo
hemos de lograr, si nos (f.80) disponemos con el ejercicio de
tener a Dios uno y Trino presente, y V. C., me perdonen lo mal
que he cumplido con el encargo de hablar de la virtud de la
Divina presencia, pero no he sabido más, pues estas cosas más
las enseña la experiencia que el estudio, yo carezco de uno y
otro, y por eso pido encarecidamente, que me encomienden a
nuestro Señor, para que me haga tal cual debo ser, y les doy a
todas las gracias, porque me han admitido en su compañía esta
tarde.
El nombre fariseo alude a la hipocresía, véase. Mateo, 5: 20; 16: 6-12; 23: 1-36.
Jesús cura al ciego, véase Juan, 9: 1-11.
410
Jesús resucita a Lázaro, véase Juan, 11:38-44.
411
María Magdalena, a esta mujer, Jesús la había curado de los espíritus malos,
véase, Lucas, 8: 2-3.
412
Jesús convierte el agua en vino en una boda que se celebraba en Caná de
Galilea, véase, Juan. 2, 1-11.
413
Libro de las fundaciones de las Hermanas Descalzas Carmelitas, que escribió la
madre Fundadora Teresa de Jesús, Bruselas: Casa de Roger Velio y Hubert Antonio, Impresores, 1610, p. 43.
408
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Quien a Dios tiene presente
Siempre en todo ha de acertar
Sus pasiones refrenar
Y la virtud dar correctamente.
Tema el Alma se le ausente
Si lo llega a disgustar
Con solo del separar
Sus acciones y su mente.
Delicadezas el Alma siente
Cuando la llega abrazar
El morador celestial
Que compañía no consiente.
Quiere que perpetuamente
Lo sepa comunicar
Su voluntad sepa obrar
Y sus consejos asiente.
No temerá (f.81) que incidente,
Alguno pueda estorbar
Que pueda comunicar
Con su amor perpetuamente.
Entonces amor que ardiente
La ha llegado así a inflamar
Sus efectos sabrá obrar
De una caridad vehemente
Un sacrificio excelente
El amor consumara
Y el Alma se abrasará
Por amor perpetuamente.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
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Esmaragda. Por no cargar a V. C., de trabajo, le pregunto a la
ligera ¿Cómo se recogen los sentidos interiores para conseguir
la presencia de Dios unitiva?
Fortunata. La pregunta de V. C., es tan alta como su espíritu,
yo no entiendo cosa, pero diré lo que Dios me inspirare. Digo,
pues, que los sentidos interiores obran en el Alma, o por mejor
decir, se siente su operación, mientras ella por su necesidad los
necesita, y busca por eso arrimo a los conocimientos e ilustraciones de Dios, pues cuando anda en total desnudez y llega a
consumarse (f.82) el Matrimonio espiritual a oscuras y por fe,
entiendo yo en este caso, pueden todas las noticias aquietarse,
y efectivamente, se recogen, porque no tienen el Alma necesidad de su ruido, pues para lo que servían, era para darle luz del
Esposo que se le había escondido. Es, a mi parecer, esto, como
cuando para trabajar de noche, nos valemos de la luz de la candela que en esclareciendo el día, la apagamos por no necesitarla.
Estos sentidos interiores son como siervos o criados de la fe,
que le disponen todo lo necesario a la Esposa, para que se una
con su Dueño, y una vez unida que duerman todos, y por eso se
dice que a oscuras, para que estén más recogidos. En la presencia de Dios unitiva o interior, halla el Alma este recogimiento,
porque como en Dios se encuentra todo lo que necesita; cesan
todos los conocimientos; por esto, se consigue desnudándose
primero de todos (f.83) los gustos, de todos los consuelos, y de
todas las operaciones, y dejarse levantar a cosas que no se conocen ni entienden. Fe desnuda es la que conduce, y mientras más
oscura más segura, y no haya cuidado de que inquieten los sentidos interiores, porque el haberlos mortificado con este Santo
desasimiento, los tiene quietos y escarmentados. Esto me parece
que dan a entender nuestros Santos Padres Juan y Teresa en su
cántico espiritual el uno, y el otro en sus séptimas moradas.
Esmaragda. Son tan dulces estas materias, que no se quisiera
tratar ni discurrir en otras, y a la hermana Peregrina me la han
trasportado.
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
en Dios vivo trasformada
en una floresta hermosa.
Me vi bien aposentada
con el favor Soberano
por un gran estrecho cupe
no fue mi trabajo en vano
que ayudada de su mano
entréme por do no supe.
Como en tal gloria me vi
sin saber por dónde vino
y en tan próspero camino
de allí nunca me volví
aunque me ha faltado el tino
mas tan gran gloria sentí
de lo que estaba entendiendo (f.86)
que un poco adelante fui
puesto que no me perdí
y quedéme no sabiendo
fue muy próspera la suerte
que me trajo a tal estado
donde no alcanza la muerte
y en gloria se me convierte
todo mi daño pasado.
Y en tan próspera victoria
a solo Dios atendiendo
engolfada en una gloria
toda ciencia trascendiendo.
Peregrina. Peregrina no está transportada, sino confundida de
ver tan grandes creces en los espíritus de V.C., gracias a Dios
que tanto se les comunica.
Lucía. No se queje hermana Peregrina, que tomara (f.84) yo sus
desperdicios, digo sus consolaciones y luces, y no que a mí me
da Nuestro Señor Cruz de sequedades y oscuridades, y así vivo
envidiando a V. C., y especialmente a una de la rueda, a quien
Dios le ha dado don de lágrimas.
Eufrosina. Son por mis pecados, hermana Lucía, y así no haga
juicios temerarios.
Fortunata. Yo tengo el mismo concepto que la hermana Lucía
de la hermana Eufrosina, gracias a Dios, y no le niegue sus beneficios, y porque se concluya esta recreación con música, y no
se le quede a la hermana Lucía en el cuerpo su prevención de
vihuela que trajo, que toque y cantemos el trovo414 del verso de
nuestro Padre San Juan de la Cruz.
Todas convinieron, y tomando la hermana Lucía la vihuela con
mucho donaire, y las otras preparando sus voces que las tenían
de Ángel, comenzaron el siguiente.
Entréme por do no supe (f.85)
Y quedéme no sabiendo
Toda ciencia trascendiendo.
Glosa415
Tanto de amor cuidadosa
cuanto de mí descuidada
Trovo es una composición métrica popular, generalmente de asunto amoroso.
Glosa: explicación que se añade a un tema difícil para aclararlo. En literatura
es una composición poética elaborada a partir de unos versos que pertenecen
al texto original y que aparecen dentro de la glosa, ya explicados por la misma.
El autor de esta glosa puede haber sido la misma persona que escribió este
diálogo y que permanece anónimo.
414
415
437
Con esto se acabó la glosa, y también la Recreación, porque dio
el Reloj, y contaron las Religiosas las seis de la tarde. Levantaronse prontas para ir a Refectorio416 y se entraron gustosísimas
a lo interior de su Santo Monasterio, encargando a la hermana
Fortunata de San Cirilo, escribiera todo lo (f.87) que en tan feliz
tarde había pasado.
416
i.e., Refectorio. Habitación destinada para juntarse a comer.
438
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
2.1.b. La virtud agradecida417
Este coloquio se originó en el convento de San Felipe de Jesús
de capuchinas descalzas de Ciudad de México. El convento fue
dedicado en 1666 tras varios años de difíciles negociaciones y
decisiones problemáticas respecto de su acomodo material. La
comunidad se estableció en ese año con un grupo de seis fundadoras peninsulares provenientes del convento de Toledo.418 De
la comunidad del siglo xviii quedan algunas importantes hueBiblioteca Nacional, Madrid, Ms. 21.408-5.
418
Cabe aclarar que la fundación de este convento dependiente de la llegada
de monjas españolas enviadas para cumplir con este objetivo de manera exprofesa fue excepcional en Nueva España. De manera regular los beaterios
y conventos emergieron como producto de las necesidades sociales locales,
puede afirmarse que las fundaciones fueron un fenómeno autónomo, aunque
siempre dirigido, observado y regulado por el clero diocesano. Al respecto,
véase Rosalva Loreto López, “La función social y urbana del monacato femenino novohispano” en María del Pilar Martínez López-Cano, coord. La iglesia en
Nueva España. Problemas y perspectivas de investigación, México: unam, 2010, pp.
267-302. Sobre la fundación del convento ver, Francisco de Villareal y Águila,
La Thebayda en poblado. El convento de la Concepción Capuchina en la imperial
Toledo. Madrid: Imprenta de Antonio Roñan, 1686. El autor detalla la historia
de la fundación del convento novohispano en el “Trienio xi”, pp. 197-242. Otras
fuentes trazan la historia durante el siglo xviii. Ver, Ignacio de la Peña, Trono
mexicano en el convento de religiosas pobres capuchinas. Su construcción y adorno
en la insigne Ciudad de México, Madrid: Francisco del Hierro, 1728; Emilia Alba
González, “Presencia de América en Toledo: Aportación cultural y social. (El
establecimiento de las capuchinas toledanas en Nueva España)”. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia de América, 1998; Alejandro Tonatiuh Romero
Contreras, “San Felipe de Jesús o las Capuchinas: un convento olvidado” en
Ciencia Ergo Sum, 6:2 (julio 1999), pp. 109-117. Romero Contreras señala que el
convento estuvo envuelto en una alegación contra el conde de Jala respecto
de una casa en construcción perteneciente a este a principios de la década de
1760, cuando posiblemente se representó este Diálogo: Asunción Lavrin, “La
educación de una novicia capuchina” en Hispanófila, 71 (junio 2014), pp. 77-93.
Ver también, sobre monjas capuchinas, Asunción Lavrin “María Marcela Soria:
una capuchina queretana” en Asunción Lavrin y Rosalva Loreto, eds. Diálogos espirituales: letras femeninas hispanoamericanas, siglos xvi-xix. Puebla: buap/
Universidad de las Américas, 2006, pp. 74-92.
417
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
439
llas históricas, ya que en este siglo la orden pudo expandirse en
Nueva España y tuvo su historiadora dentro del claustro.419 Hasta
cierto punto, el Coloquio nos brinda la oportunidad de acceder a
un poco conocido aspecto de la vida comunitaria de esa orden
femenina. La pieza se puso en escena para celebrar el nacimiento de Cristo y, al mismo tiempo, elogiar la dirección espiritual
del capellán del convento, Cayetano Antonio de Torres.
Sumario
Aparecen cuatro personajes alegóricos, Alma Conturbada, Alma
Atormentada, Recelo y Buen Consejo. La Música es un personaje que aporta la esperada intervención musical en este tipo de
obras y hace varias irrupciones verbales para celebrar la persona
de Cayetano de Torres y su valiosa guía espiritual. En su primera
aparición la Música anuncia crípticamente que las religiosas que
pudieran albergar algunos temores ya tienen quien las guíe, al
anticipar cual sería el tema de la pieza. El Coloquio está escrito
en octosílabos y se desarrolla en 733 versos.
Los personajes Alma Conturbada y Alma Atormentada expresaban su aflicción, desengaño y tormento por no encontrar a
su amado esposo, a pesar de la observancia, encierro y penitencia. Ambas manifestaban sus angustias espirituales y emocionales, por lo que Alma Atormentada pide al Esposo que la ayude o
le quite todo auxilio, aunque conserva esperanza de que recibirá alivio. Aparece Buen Consejo y reprende a ambas almas por
Carta de la Rda. Madre Sor. María Teresa, Abadesa del Convento de Capuchinas
de la Puebla de los Ángeles, dando noticia de la Vida, y Virtudes de la Señora Leocadia González Aranzamendi, y en la Religión Sor María Leocadia, fundadora del
Convento de Capuchinas de la Puebla de los Ángeles. México: Joseph Bernard de
Hogal, 1734; Memorias de Sor Mariana, fundadora y abadesa del monasterio de
religiosas capuchinas. México: María Jáuregui, 1808. Respecto de la fundación
poblana generada de la toledana en México, puede verse a Isabel Arenas Frutos “Mecenazgo femenino y desarrollo conventual en Puebla de los Ángeles
(1690-1711)”, en Clara García Ayluardo y Manuel Ramos Medina, coords. Manifestaciones religiosas en el mundo colonial americano, Vol.2, México: Condumex/
inah /Universidad Iberoamericana, 1994, pp. 29-40.
419
440
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atreverse a analizar sus problemas por sí mismas. Asume que
él es quien debe tomar cartas en el asunto y las insta a que se
dirijan a unas “torres” donde encontrarán la respuesta a sus ansiedades. Buen Consejo se esconde detrás de las torres y desde
allí se dispone a escuchar a las almas bajo la postura de confesor
que escucha tras el confesionario. Alma Conturbada revela el
estado de divorcio espiritual en que se encuentra, que atribuye al demonio. Utilizando un símil de vida doméstica, compara
su situación con la de una esposa inquieta y engreída a quien
su hastiado marido ha abandonado. No puede rezar sin sentir
tentaciones y flojedades. Sus oraciones son repetitivas y sin sentimiento. Buen Consejo responde con una parábola acerca de
dos soldados que, enviados por su rey a defenderlo del enemigo, actúan de modo completamente diferente. Uno se comporta
cobardemente antes del inicio de la batalla: se esconde y huye;
el otro, sale presto a luchar y determinado a morir o vencer. El
soldado perezoso no es el favorito de Dios, sino el que se apresta
a combatir contra el demonio cuando Dios le da la oportunidad.
El alma debe abrazar la oración, aunque signifique una batalla
espiritual.
Por su parte, Alma Atormentada confiesa que le es imposible ejecutar los objetivos espirituales que se propone, en
especial los ayunos de pan y agua. Buen Consejo le explica
que Dios quiere más afectos y menos desviadas intenciones de
santidad. No todos son llamados a ser mártires y se debe conformar con hacer mérito de otra manera. Una vez despedidas
las dos almas, Buen Consejo se apresta a enfrentarse a Recelo,
de quien anticipadamente se dice ha sido enviado por “el padre de las mentiras”. Este aparece vestido de morado y majestuoso en el uso de un color dedicado a aquellos con poder y
experimentado en la administración de la penitencia. Recelo
expresa su asombro de que en el convento haya madres que
estén buscando enredos con la Inquisición. Específicamente
cita a dos “capuchinitas mozas” que ya tienen excesos mentales
y aspiraciones de santidad. En su memoria, los santos fueron
individuos privilegiados con la Gracia, y la santidad no se lo-
gra en corto tiempo. También se pregunta el significado de las
torres y especula si no serían torres de Babel o “torreones de
viento”, esto es, carentes de solidez. Así siembra duda sobre la
eficacia de quien es representado por aquellos símbolos. Salen
Alma Conturbada y Alma Atormentada, y Recelo les aconseja
que acaten a sus prelados y sigan su regla sin atentar meterse
por senderos inapropiados para ellas. Sugiere que aún no han
recibido buen consejo.
Aquí aparece de nuevo Buen Consejo, ofendido por las palabras de Recelo, y tras identificarse, advierte a Recelo que ha
errado en su opinión. Prometiendo una retractación de su yerro,
Recelo se entera del motivo del festejo que, además de celebrar
el nacimiento de Cristo, se propone elogiar las virtudes del capellán del convento. Sigue un largo e hiperbólico elogio de las
virtudes, sabiduría y fama de Cayetano Torres, a quien representan las torres del escenario, y sobre quien se dice que si estuviera más cerca de Roma bien podría reclamar las llaves de San
Pedro. Más humildemente se le compara con el erudito novohispano Juan José Eguiara y Eguren, quien entonces parece haber
ya fallecido. Este detalle nos permite situar la composición del
Coloquio después de 1763, año en el que falleció el citado intelectual criollo. Recelo queda convencido del prestigio del capellán Torres y recomienda a las religiosas que sigan sus consejos.
Los personajes, incluso la Música, expresan su conformidad y
aprecio de los consejos del capellán Torres y Recelo promete no
regresar al convento que tan bien custodiado está. Todas están
resguardadas del demonio y desean que jamás le llegue la mitra
a su capellán para así no perderlo nunca.
Tras el fin del Coloquio sale un personaje cómico: un indio
abrazado a una almohada. Con un lenguaje imitativo de alguien
que maneja pobremente el español, el indio se burla de los escrúpulos de las madres y elogia la capacidad de su almohada
para darle consejos cuando experimenta “escropolitos”. El uso
del diminutivo de “escrúpulos” provoca cierta burla de las desazones espirituales de las religiosas. El personaje tiene premonición de su muerte y prosigue haciendo un “testamento” en
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el cual hace a algunas de las monjas herederas de sus pocos
bienes, como sus mantas y sombrero, y le deja su propio cuerpo
a la abadesa a quien le encarga “le haga muchos sahumerios,
oficios de difunto y ayunos, y proponiendo verlas todas en la
patria celestial”.
Esta representación se hizo alrededor de Navidad, pues tuvo
como propósito festejar una de las ocasiones más sagradas en
el ritual de la Iglesia y hacer un obsequio de reconocimiento
a una distinguida figura del mundo eclesiástico novohispano,
Cayetano Torres y Tuñón (1719-1787). Torres nació en Natá de los
Caballeros, Panamá, en 1719 y pasó a Nueva España con su tío
Luis Torres para educarse en el colegio de San Ildefonso. Fue
maestro en Artes y doctor en Teología y sirvió en las cátedras de
Retórica, Vísperas y Prima de Teología en el colegio de jesuitas.
Fue cura de la parroquia de San Sebastián en la ciudad, y ocupó los meritorios cargos de prebendado, canónigo magistral y
maestre-escuela de la iglesia catedral. También fue examinador
sinodal del Arzobispado y calificador del tribunal de la Inquisición.420 Asistió como diputado del cabildo al iv Concilio Provincial Mexicano en 1771.421 En su posición de capellán del convento
de San Felipe de Jesús, Cayetano Torres estableció una relación
afectiva de admiración y mutua confianza con la comunidad ca-
puchina de ese monasterio.422 Aparte de cuantiosos donativos
monetarios, su oficio le llevó a escribir varias obras de consejo
espiritual para sus discípulas. Al parecer ninguna se imprimió.
De ellas solo se conoce, por el momento, un tratado, el Directorio, para la instrucción de las novicias.423
Como en otros casos, los archivos conventuales no dan noticia alguna sobre el Coloquio y su puesta en escena. Se deduce
que muchos de estos guiones quedarían archivados para una
posible lectura posterior. De algún modo este manuscrito pasó
a España, donde quedó archivado. En el corto proemio se dice
de su asunto y metro que “gustará el lector de su dulzura y doctrina”, y sugiere una presunta y anticipada lectura o representación posterior que permitiría apreciar el meollo de su mensaje y
quizá la esperanza de una impresión.424
Dado su papel de confesor y capellán, es lógico deducir que
el padre Torres conocía muy bien los problemas personales experimentados por las novicias y las profesas del convento. Así lo
corrobora su texto inédito dedicado a la guía de novicias. Aunque
desconocemos la autoría del Coloquio, no es probable que fuera de la pluma de Torres ya que hubiera sido impropio escribir
un elogio de ese alcance de su propia persona. El autor conocía
bien los problemas espirituales de las religiosas y los escritos de
Torres. El Coloquio examina las dudas y confusiones que deben
haber confrontado tanto novicias como profesas en una orden
de observancia tan estricta como las capuchinas, y usa esta pieza
Véase uno de sus dictámenes en, agn, Inquisición, Vol. 1126, exp. 52, fols 355392. Tuvo un hermano llamado Luis de Torres. La familia Torres tuvo una buena posición económica y se distinguió por su servicio en la iglesia secular, a
la que hicieron generosas dotaciones para funciones litúrgicas y sus altares y
obras caritativas.
421
Para más información sobre Cayetano Torres, ver, Joaquín Gallardo, Sermón
fúnebre: que en las solemnes exequias que celebro esta Real Pontifica Universidad, la
mañana del día 19 de junio de este presente año, por el alma de su muy amado cancelario el señor Dr. y Mro. D. Cayetano Antonio de Torres. México: Imprenta Nueva
Madrileña de los Herederos del Lic. D. Joseph de Jauregui, 1787, Juan Becerra
Moreno, Pedro Joseph Rodríguez de Arizpe, Francisco Javier Alegre, Cayetano
Antonio de Torres, Relación del funeral entierro y exequias de el Illmo. Sr. Dr. D.
Manuel Rubio y Salinas, Arzobispo que fue de esta Santa Iglesia Metropolitana de
México. México: Imprenta del Real y más antiguo Colegio de S. Ildefonso, 1766.
420
De acuerdo con Gallardo, la familia Torres dotó el jubileo de 40 horas en las
Carnestolendas para la iglesia de las Capuchinas y 44,000 pesos para la fábrica
de su convento. Torres patrocinó la impresión de varios opúsculos religiosos
dedicados a Nuestra Señora de Guadalupe y San Felipe de Jesús. También
consiguió indulgencias plenarias para las capuchinas los días de la Santísima
Trinidad, la Sangre de Cristo, San Francisco de Sales y el último día de las
misas de Aguinaldo.
423
Directorio para las novicias de este convento de San Phelipe de Jesús, pobres capuchinas de México. Ms. Archivo Histórico del Instituto Nacional de Antropología
e Historia, Colección Gómez Orozco. Ver, Lavrin, “La educación…” op. cit.
424
No subrayado en el original, sino aquí lo utilizamos para destacar aquí su
significado.
422
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como medio didáctico para despejar los problemas creados en las
religiosas jóvenes por un deseo mal encaminado de autoexamen
y autocondena. Las constricciones impuestas a un guion teatral
no permiten, en realidad, ahondar sobre el problema de las dudas
personales de las profesas y su resolución es sintética, en especial
porque el objetivo principal de esta pieza era el elogio a la dirección espiritual, y no la naturaleza de esa dirección, tema de la
teología moral y la dirección de monjas (curia monialibus).425
A pesar de que el tratamiento de las dudas espirituales es
corto, retrata la austeridad de vida de las capuchinas (ayunos,
oración), pero se insinúa que la mera observancia de las reglas
no puede llevar a la plenitud espiritual. Buen Consejo, como
personaje clave, es el axis alrededor de quien giran las almas.
Representa a Torres, simulacro que se insinúa cuando corre a
esconderse tras las torres del escenario para oír las confesiones
de las novicias. De Buen Consejo emanan las directivas que resuelven las ansiedades de las profesas de modo eminentemente
práctico. Su enseñanza se trasmite mediante parábolas, género
favorecido en los Evangelios. Para el Alma Conturbada se explica que la vida religiosa es una batalla y Dios se puede negar
a quienes no luchan por Él. El uso de emblemas militares encarnados en dos soldados: uno cobarde y otro valiente, denuncia una pluma masculina. Las metáforas y alusiones a la virtud
religiosa como una lucha bélica abundan en las crónicas de las
órdenes religiosas.
El problema de Alma Atormentada es su falta de voluntad
para afrontar los sacrificios que cree debe hacer para vivir en
religión, como la voluntad de ayunar. Buen Consejo le advierte
que a veces Dios no desea sacrificios y aceptar la falta de martirio puede ser en sí, un martirio, pero también un entendimiento
de que Dios reserva a sus almas para diversos servicios. Hasta
cierto punto los consejos se acomodan plásticamente a dos si-
tuaciones diferentes que, como capítulos de la vida cotidiana, no
son de altos vuelos espirituales ni van más allá de las fronteras
de cómo coordinar la fe y las ansias de espiritualidad con la disciplina de la vida diaria.
Una vez desechados esos pruritos menores, Buen Consejo
se enfrenta a Recelo para resolver lo que podría leerse como un
rebate de algunos “escrúpulos” de los que sufrían no solo las
religiosas, sino, en particular, los censores de la conducta de las
profesas. Recelo puede representar a un alto dignitario eclesiástico en su supervisión del convento y su director espiritual. Su
sospecha se extiende nada menos que al confesor de las capuchinas que parece no saber controlar las ansias de “santidad” de
algunas “capuchinitas mozas” que pretendían llegar a las alturas
de los santos sin tener experiencia de la excepcionalidad de los
agraciados. La tácita amenaza de una posible investigación inquisitorial detona la ira de Buen Consejo, que salta a la palestra
a defender al capellán Cayetano Torres.426 A pesar de su atrevida
425
Respecto de esta problemática, véase, Andrés de Borda, Práctica de confesores
de monjas en que se explican los quatro votos de obediencia, pobreza, castidad y clausura por medio del diálogo. México: Francisco Rivera Calderón, 1708.
La mayoría de los casos de monjas llevadas a la Inquisición tratan sobre
visiones y “herejías” contra los cánones de la Iglesia. Sin embargo, hubo casos
relativos a abusos descritos en los casos de solicitación por parte de los confesores y, aun, de las mismas monjas. Para Nueva España, ver, Antonio Rubial,
“¿Herejes en el claustro? Monjas ante la Inquisición novohispana del Siglo
xviii.” Estudios de Historia Novohispana, 31 (julio-diciembre 2004), pp. 19-38, y en
Manuel Ramos Medina, ed. Memoria del ii Congreso Internacional, El Monacato
Femenino en el Imperio Español, México: Condumex, 1995, pp. 351-358; Asunción
Lavrin, Las esposas de Cristo. pp. 274-313. La experiencia visionaria ha recibido
mucha atención en la literatura histórica y literaria. A manera de un temprano
ejemplo se debe citar el caso de “La vida y heroicas virtudes de la madre Isabel
de la Encarnación, carmelita descalza del convento del Señor San José de la
Puebla de los Ángeles de la Nueva España” presentado por Rosalva Loreto
López en Asunción Lavrin y Rosalva Loreto López, eds. Diálogos Espirituales.
Manuscritos Femeninos Hispanoamericanos. Siglos xvi-xix, México: Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla/Universidad de las Américas, 2006, pp. 184201; Nora Olanni Ricalde Alarcón, “La monja que se ahorcó. Pensamiento femenino e Inquisición en la Nueva España del siglo xvi” en Reflexiones: Revista
Interdisciplinaria de Filosofía y Humanidades, 3 (2016), pp. 113-26; Rosa María
Alabrús, “Visiones y sueños de las monjas del barroco español” en e-Spania.
Revue interdisciplinaire d’Etudes Hispaniques médievales et modernes, 21 (junio
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especulación, Recelo oye atentamente el elogio de Torres que
se derrama en un largo enunciado que se remonta a personajes
bíblicos, autoridades eclesiásticas e intelectuales, y hasta sugiere
que el capellán podría ser material para la sede de San Pedro.
Las capuchinas podían descansar espiritualmente bajo la dirección de tan dedicado e ilustre hombre.
Esta defensa del director espiritual nos remite a la consideración de las más recientes investigaciones sobre la relación
entre profesas y confesores o directores espirituales. A mediados del siglo xviii la experiencia de profesas novohispanas con
sus directores parece aún seguir patrones de dependencia mutua establecidos en siglos anteriores. Por medio de la escritura
de diarios espirituales o cuentas de conciencia de mediados del
siglo xvii hasta finales del xviii, comprobamos una relación de
autoridad-dependencia, desafío-conformidad entre estos actores históricos que sigue provocando respuestas que parecen
satisfacer y eludir al mismo tiempo nuestro cuestionamiento.427
¿Sofocaba el confesor a la religiosa, o podía ella gozar de cierta libertad para dirigir su propia fe hacia Dios? Para el autor
del Coloquio y para las espectadoras enclaustradas parece que la
respuesta sería menos complicada. El director espiritual podía
resolver dudas, podía desentrañar las cuestiones más arduas o
más sencillas y llevar a sus simples jóvenes capuchinas a un estado de conformidad y acomodo personal conducente a la tranquilidad espiritual. Todo se reduciría a cómo saber rezar, aceptar
la voluntad de Dios y mantener al Demonio lejos de la práctica
diaria. No podíamos esperar un mensaje más profundo en un
coloquio teatral que combinaba la recreación con la didáctica a
un nivel inteligible para todas las aptitudes intelectuales dentro
del claustro. No cabe duda, sin embargo, que el texto reiteraba la
autoridad del confesor y resaltaba las vicisitudes y debilidades
de las religiosas, en especial de las jóvenes que aún no tenían
mucha práctica en comprender y controlar sus estados espirituales. La simplicidad del mensaje de Buen Consejo no alentaba
digresiones y dirigía a la religiosa hacia la interpretación fiel
de sus votos, sin “meterse por senderos que solo han pisado
espíritus noveleros”. La crítica se expresa con palabras como
atrevimiento y “sofisterías” y se extiende explicando las dudas
interiores como vicio extremo. El personaje Recelo también inicia su monólogo sentando una duda sobre la observancia de
las capuchinas. Un convento tan observante puede caer en el
descrédito e invitar al cuestionamiento de la Inquisición por el
comportamiento de dos religiosas mozas. Recelo asume una posición retórica que abre la posibilidad de defender al capellán
y su papel es ambiguo ya que, si bien nota las debilidades y
peligros, también señala con firmeza cómo cumplir los deberes
religiosos y acepta incondicionalmente el elogio de las virtudes
de Torres.
La adición de una escena en la que un indio aparece hablando a su almohada, haciendo una alusión chistosa a los “escrupulitos” y a las teologías, y dejando sus míseras posesiones a
varias madres nos coloca de nuevo en el escenario de mediados
del siglo xviii cuando era necesario romper la “austeridad” del
mensaje con alguna escena risible. El personaje pintoresco nos
recuerda los atentados de incorporar lo “popular” a los “sagrado” y la supervivencia del mundo indígena y callejero dentro de
los cánones de vida y arte que encontramos en los claustros. Las
monjas tenían que reír. Después de todo, este coloquio se escribió para celebrar el nacimiento de Cristo, y tras la lección moral
era apetecible una morcilla jocosa. Sin embargo, la aparición
del indio con su almohada y su lenguaje tergiversado insinúa
2015) http://journals.openedition.org/e-spania/24474 “El discurso eclesiástico
ante las visiones femeninas en la España de los siglos xvi y xvii” en Cahiers
d’Etudes des Cultures Ibériques et Latino-américaines, 3, (2017), pp.101-114; Asunción Lavrin, “La madre María Magdalena Lorravaquio y su mundo visionario”
en Signos Históricos, 7:13 (enero-junio 2005), pp. 22-41; Rosalva Loreto López,
“Los manuscritos confesionales. Un acercamiento a la mística novohispana”
en Estudios Humanísticos. Historia, No. 5 (2006), pp. 93-119.
427
Kathleen Myers, ” en Bulletin of Hispanic Studies, 69, 1 (1992), pp. 39-47; Asunción Lavrin, “La religiosa y su confesor: Epistolario de una clarisa mexicana,
1801-02” en Archivum Franciscanum Historicum, 105 (2012), pp. 455-478; Jodi Bilinkoff, Related lives:Confessors and their Female Penitents, 1450-1750, Ithaca: Cornell University Press, 2005.
448
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la conciencia de alteridad del indígena que aún se manifiesta a
mediados del siglo xviii. Estamos muy lejos del teatro evangelizador del siglo xvi, que utilizaba la fiesta escénica para atraer
a los indígenas a la religión y catequizarlos por medio de la escenificación de los cánones católicos al utilizar su propia lengua.428 Tampoco se trata de los chichimecas no reducidos y aun
vilificados del teatro de Eslava, o de la inclusión de tocotines y
ritos o tradiciones indígenas, e incluso el lenguaje de los negros
en la obra de sor Juana Inés de la Cruz.429 En este coloquio, el
lenguaje del indio se asemeja al lenguaje de un negro en uno
de los villancicos a San Pedro Nolasco de sor Juana, intencionalmente sui generis y en el que se denota la falta de asimilación
lingüística.430 En ambos casos, el personaje se asume cristiano
y creyente fervoroso. En forma simplificada, el indio mimetiza
las preocupaciones de las monjas, pero confía en el consejo de
su almohada. Hasta cierto punto, su intervención tiene tonos
preocupantes en cuanto a que el personaje declara su miedo a
la muerte y hace testamento verbal de sus pocas posesiones, al
dejarlas a la vicaría, la cocinera, una “Gabriela” y a la abadesa.
Sus últimas palabras son de despedida y espera de la presencia
de las madres en la “patria celestial”. Es un final inesperado y
que, si se entendía por jocoso, no deja de ser triste. El cierre
del Coloquio nos invita a una pregunta sobre la comprensión o
incomprensión del personaje indígena y si su intervención es
jocosa o signo de una persistente caricatura cultural en la sociedad dieciochesca.
La escenografía es mínima, pero suficiente para indicar movimiento: entrada y salida de personajes, la erección de unas
torres en un escenario y la colocación de los personajes delante
o detrás de estas. Las voces escondidas contrastan con la obvia
presencia de la música y ambos añaden elementos de sonoridad.
El vestuario se significa con colores simbólicos: negro y rojo
para las emociones en tensión; morado para la autoridad que
cuestiona con cierto rigor, aunque no bien encaminado, y blanco para Buen Consejo, al asumirse la nobleza de la intención y
los actos del consejero espiritual.
Beatriz Aracil Varón, “La función evangelizadora del teatro breve en la Nueva España del siglo xvi” en Miguel Zugasti, coord. América Sin Nombre, 212
(2016), pp. 39-48; Fernando Horcasitas, El teatro náhuatl. Épocas novohispanas y
moderna. México: unam, 1974.
429
Edgar García Valencia, “Mundo, demonio y carne. La caracterización del
indígena en los coloquios de Fernán González de Eslava” en El teatro barroco:
Textos y contextos. Actas Selectas del Congreso Extraordinario de la Aitenso, Vitoria, Brasil, 3-5 octubre 2012, Miguel Zugasti, Ester Abreu Vieira de Oliveira y
María Mirtis Caser, eds. Vitoria: ppgl/Aitenso, 2014, pp. 195-200; Carmela Zanelli, Cultura indígena e impronta femenina en dos loas de Sor Juana Inés de la
Cruz, Biblioteca Virtual Cervantes http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/
cultura-indgena-e-impronta-femenina-en-dos-loas-de-sor-juana-ins-de-lacruz-0/html/8f2bd4d6-f545-4006-9d2f-1e267ed7ea2b_4.html; Enrique Flores,
“Sor Juana y los indios: loas y tocotines.” https://revistas-filologicas.unam.mx/
literatura-mexicana/index.php/lm/article/viewFile/566/564
430
Sor Juana Inés de la Cruz, Obras Completas. México: Editorial Porrúa, 1969,
pp. 199-200. “Villancicos a San Pedro Nolasco”, 1677, Villancico viii.
428
Anónimo. La virtud agradecida. Coloquio de las madres
Capuchinas de esta corte de México, en que muestran su
gratitud al Señor Doctor Don Cayetano de Torres, cuyo asunto
y metro, adentro se verá, y gustará el lector de su dulzura y
doctrina
Personajes: Alma Conturbada, Alma Atormentada, Recelo, Buen
Consejo, Indio
Música
Amantes Esposas,
Que en este destierro
Buscáis al Amado.
Y teméis perderlo
Alientos que ya
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Piadosos los Cielos
Proveen de conducta
Que evite los riesgos.
Es aquella Nube
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Columna de Fuego
Que al Pueblo Israelítico
Guio por El Desierto
Es aquella estrella.
Que con raro acierto
Condujo a los Magos
A Belén derechos.
-Sale el Alma Conturbada vestida de negro, ha de haber en el
Teatro dos Torres elevadas, de suerte que por detrás de ella quepa
un cuerpo parado sin ser visto del Auditorio-Han de estar cubiertas con un velo hasta su tiempo-
Cont[urbada]
[¿]Hasta cuando Esposo mío.
Hasta cuando dulce Dueño[?],
¿Serás para mí el Cuchillo
Mas afligido, y sangriento?
20
Yo bien sé que aún no te he amado
Con todo el amor que debo;
Pero sé, que para amarte
Mis diligencias he puesto.
Yo renuncié las caricias
25
De Mis Padres, y mis deudos,
Los regalos de mi casa.
Y no vulgares aprecios.
Yo pretendo ser tu esposa
En el Instituto austero,
30
Que a los Hombres más valientes
Quizás levantan el pelo.
Digo que soy Capuchina,
Y con solo decir esto,
Para todo lo que es Mundo
35
Me cuento ya con los muertos.
[¿]No es muerte el perpetuo ayuno?
[¿]No es muerte, el andar en cueros?
[¿]No es muerte el dormir en tablas?
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
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[¿]No es muerte tanto silencio?
[¿]No es muerte la penitencia?
[¿]No es muerte el continuo encierro[?]
[¿]No es muerte tener dos ojos,
Y no poder usar de ellos?
Pues si todas estas muertes
Solo por tu amor padezco:
[¿]Cómo tienes corazón
Para no darme tormento?
Si a todos los afligidos
Clamas en el Evangelio
Que vengan a ti confiados
Que tú les darás consuelo.
[¿]Por qué a mí no me recibes
Cuando a ti me voy corriendo,
Como el Hijo va a su Padre,
Como al agua va el sediento[?]
Si te clamo, te haces sordo;
Si te busco, no te encuentro;
Si lloro, no me haces caso;
Me desprecias, si te ruego.
-Sale el alma Atormentada, vestida de encarnado-
Ator[mentada]
Esposo de mis entrañas
A quien más amo, y más quiero,
Que a mí misma. Qué es, lo
Yo más querer, y amar puedo.
[¿]No me dirás dueño mío,
65
Qué implicación, o qué encuentros,
Qué pugnas o que batallas
En mi corazón has puesto?
Por una parte me llamas
Con silbos dulces, y tiernos,
70
A que emprenda heroicidades
Del estado que profeso
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Por otra parte, me pones
Tan graves impedimentos,
Que no es mi fragilidad
Capaz para deshacerlos
Yo como, por gracia tuya
Soy tan propensa a lo bueno
Quiero acometer a el acto431
Y es solo acometimiento.
Si acaso, Jesús mis culpas
Son causa de este tormento
Para no irritarte más
Quítame la vida luego[.]
Una de dos dueño mío
En una de dos quedemos:
O suspende estos auxilios,
O que no haya impedimentos.
[¿]Aquí estas hermana mía?
Cont[urbada]
Aquí estamos padeciendo
Ator[mentada]
No hay que perder la paciencia,
Vamos el cáliz bebiendo,
Que después de estas tinieblas
Nacerá riéndose Febo.432
95
Cont[urbada]
Si el sol se tarda en nacer,
No lo veré desde luego
Se ha respetado el arcaísmo para mantener la métrica.
Febo: Apolo, dios de la luz del sol en la mitología romana. Febo y su carro
eran metáforas del sol usuales en la literatura del siglo xvi en adelante. En este
contexto, el alma atormentada ve la esperanza de una solución a sus problemas
al renacer el sol tras las tinieblas.
431
432
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Para la boca del asno
No es la miel, dice un proverbio.
-Sale el Buen Consejo vestido de blanco muy claro-
Cons[ejo]
Basta de temeridades,
100 Y carnales sentimientos,
Que aunque no lleguen a culpa
Son reprensibles defectos.
Si os tiene ciegas la pena,
Es dictamen indiscreto,
105 Dirigirse por sí mismas,
Con peligros manifiesto.
Otro con mejores ojos,
Con más vista, y más acuerdo,
Examinará las causas,
Y preveerá remedio.
110
Pues os halláis afligidas,
Digo, que por eso mismo
Debierais de buscarme a mí,
Pues yo soy el Buen Consejo.
115
Cont[urbada]
Mis espinas serán flores,
En teniendo Buen Consejo.
A tu obediencia me pongo.
Ator[mentada]
Aunque los Mares, y Vientos
Se conjuren contra mí,
120 Si te tengo, nada temo.
A tu dirección me acojo,
Ve mandando, ve diciendo.
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Cons[ejo]
Aunque yo en cualquiera parte
Hablo bien, y con acierto,
Con todo, tengo un lugar
125
Donde mi mansión he puesto,
Para este lugar os cito,
Donde espero que hablaremos
Cosas quizás no sabidas,
130 Y que serán de provecho.
Para que encontréis conmigo,
Esta sola seña os dejo
Que en donde halléis unas torres,
Allí paréis, que allí espero.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
455
Música
En las torres descansa
Como en su centro,
El Soberano Don
145
Del Buen Consejo.
Quien quisiera escalar
Desde hoy los cielos,
Suba por estas Torres,
150 Y ya está dentro.
-Entretanto que canta la Música se descubren las Torres-Se pone detrás de ellas el Buen Consejo, cosa que se oiga- Y no sea
Visto- Acabada la Música salen las dos Almas-
-Vase135
Cont[urbada]
[¿]Has visto casa más linda?
Ator[mentada]
Juzgo que es Ángel del Cielo.
Cont[urbada]
Y así se llegó nuestro día
Según el gozo, que siento.
Ator[mentada]
Si de esta vez no acertamos,
140 Para siempre nos perdemos.
Cont[turbada]
Sigámosle no se aleje.
Ator[mentada]
En sus torres lo hallaremos.
-Vánse-
Cont[urbada]
Muchas vueltas hemos dado,
Y tales torres no vemos
Ator[mentada]
[¿]Como no? Si allí están yá,
A la vista las tenemos.
Llega tú primero a hablar,
155
Y no perdamos más tiempo.
-Llega a hablar la Alma Conturbada por la parte delantera de las
Torres-
Cont[urbada]
Alabado sea por siempre,
El Augusto Sacramento
[¿]Habrá forma de que me oiga?
160 Si vive aquí el Buen Consejo?
Con[sejo]
Puedes comenzar a hablar,
Que ya te escucho, y atiendo.
456
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Cont[turbada]
Para que tú más me entiendas
Y yo explique cuanto siento,
165 Comenzaré con un símil
Que es del caso en que nos vemos.
Un hombre de bellas prendas
Tomar estado queriendo,
Casó con una mujer
170 De natural muy inquieto.
Reprehender a esta mujer,
Será atizar más el fuego,
Callar, y disimular,
Era aumentar su engreimiento.
Viendo ya el triste marido
175
Que nada servía de freno,
Largó a su fiera consorte,
Y se fue para otro reino.
Es a la letra el estado,
180 En que mi alma está gimiendo:
Y es Estado de Divorcio
En que el Demonio lo ha puesto.
Es la esposa la Oración,
Esposo el Entendimiento:
185 Quienes celebraron Bodas
Desde mis lustros primeros
No tenía el varón más gusto
Que en su esposa estarse viendo:
La esposa le acariciaba
190 Con mil dulzuras y afectos.
Quiero decir, que tan fácil
Le era ya a mi entendimiento,
Recogerse en la oración,
Como lo es menear un dedo.
195 En ella hallaba quietud,
Devoción, gustos, consuelos,
Favor, fervor, y ternuras.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
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Animosidad, y esfuerzo.
Mas el común Enemigo
Por atajar mis progresos,
Comenzó a descomponer
Oración, y entendimiento.
Lo mismo es que empiece a orar,
Que empezar un hervidero
De pasiones, de pecados,
Y de varios pensamientos.
Ya me altera las pasiones,
Con tan vivos pensamientos
Que si no es cierta mi caída
Dudo del consentimiento.
Ya me acuerda los pecados,
Que cometí en otros tiempos,
O como mal confesados,
O que no tienen remedio.
Ya me sugiere en la mente
Tan inmundos pensamientos
Que mejor estar dejados
En un profundo silencio.
Esta continua batalla
Me ha causado tanto tedio
Que ya tanto a la oración
Como al Demonio le tiemblo.
Le he cobrado tal horror,
Que me sirve de tormento,
Oír que toquen a oración
En este u otro Convento.
Llevada de este temor
Nada medito, ni pienso:
Solo rezo mis novenas,
Y devociones, que tengo.
Más en esto no descansa,
Mi corazón, que es afecto
A los empleos de María
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
A quien envidia profeso.
De solo oír contemplación,
Siento tales movimientos,
Que si este Don se comprara
Lo comprara a todo precio.
Con[sejo]
Te has explicado mui bien,
240 Ya puedes irme atendiendo,
Has de saber, que hay dos hombres,
Nobles, ricos, caballeros,
Ambos asisten al Rey
Con los banquetes, y juegos,
245 En fiestas, en diversiones,
Y en otros mil pensamientos
Manda el Rey que se preparen
Para salir con sus ejércitos
A afrontarse a un enemigo,
250 Que quiere invadir sus reinos.
El uno toma las armas
Con tal horror y tal miedo,
Que apenas puede tener
En pie su gigante cuerpo.
255 Sale sin embargo al campo:
Pero de que oye los truenos,
Apenas puede alcanzarlo
La ave de mayores vuelos.
Se restituye a su casa
260 Y encerrado en su aposento,
Solo cuida de su vida,
Sin hacer de nada aprecio.
Por el extremo contrario
El otro su compañero,
265 Que acomete el enemigo,
Como león el más sangriento.
Y es que va determinado,
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
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O a morir en el empeño,
O a derrotar, al contrario,
Para gloria de su dueño.
El Rey, que a estos dos soldados,
Ocultamente está viendo,
Decreta severidades
Contra el soldado primero.
Soldado, dice, que solo
Es para los gustos bueno,
Ya no me verá festivo.
Siempre me verá severo,
Para el otro si, mi amor,
Y mis cariños reservo:
Lo he de llenar de favores,
Y lo he de colmar de premios.
Y pues, alma,[¿]te parece,
Procede el Rey con acierto?
Cont[urbada]
Procedido ha con cada uno,
Según su merecimiento.
Con[sejo]
Pues ésta ha sido parábola,
Oye, que ya la interpreto.
El soldado perezoso
290 Que solo quería contentos,
Gustos, caricias, regalos
En la corte de su dueño,
Viene a ser imagen tuya
Porque tú quieres lo mismo.
295 Como Dios en la oración
Te regalaba en un tiempo,
La oración era tu encanto.
La oración era tu centro.
Más ahora que quiere Dios,
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460
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Hacer de ti experimento,
Aborreces la oración,
Y ya te sirve de tedio
Quiere Dios, que seas soldado,
Y que desnudo el acero,
Batalles con el Demonio,
Como dices, cuerpo a cuerpo.
Más tú, cobarde, cuitada,
A la batalla temiendo,
Privas a Dios de los triunfos,
Y el Diablo se queda riendo.
Debieras considerar
Que la corona del premio,
No se le da a los cobardes,
Si a los valientes guerreros.
Pues, teme, alma, que tu Dios,
En pena de tu defecto,
Se te niegue para siempre,
A todo lo que es consuelo.
Anímate pues, y abraza
A la oración concibiendo,
Que no vas allí a descansos,
Sino a pelea con empeño.
Yo te prometo, que así
Sera tu aprovechamiento.
Cuanto tú puedes desear,
Y yo decirte no puedo.
Cont[urbada]
Admito tu gran Doctrina.
Y practicarla prometo.
Con[sejo]
Retírate porque llegue,
330 La otra que busca Consejo.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
-Retirase eta Alma y métese allá dentro-Llega la otra-
Ator[mentada]
El espíritu Divino
Ilustre tu entendimiento,
Porque conozcas en mi
Lo que yo misma no entiendo.
335
Cons[ejo]
Concibe, que hablas con Dios.
Y ve hablando sin recelo.
Ator[mentada]
Yo estoy viviendo una vida,
Que dudo si vivo, o muero,
Quiero hacer cosas heroicas,
340 Y ejecutarlas no puedo.
Para explicar algún tanto
De este gigante tormento,
Si no te sirve de enfado,
Te he de poner un ejemplo.
345 Quiero ayunar a pan, y agua,
Los viernes de un año entero:
Y esto con tal eficacia,
Que a emprenderlo me resuelvo.
Llega el viernes, y esperando,
Ver cumplidos mis deseos.
350 Con aguda calentura,
U otro accidente amanezco.
Esto mismo me sucede,
Con todo cuanto deseo:
Vengo a estar como una nave
355 Entre todos contrarios vientos.
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Que se me ofrece un encuentro,
Que el Padre de las mentiras
Astuto me está urdiendo.
Cons[ejo]
[¿]Y ésto tienes por atraso?
-Se mete esta Alma y se retira también el Buen Consejo-Sale el Recelo, vestido de morado, y majestuoso-
Ator[mentada]
Y como que así lo pienso.
Con[sejo]
Pues desde hoy en adelante
Tenlo por merecimiento:
360 Porque ese es un gran martirio
En que tu Esposo te ha puesto.
No siempre que llama Dios,
Quiere que su llamamiento,
Se ponga en ejecución,
365 Porque a veces quiere afecto.
[¡]Ojalá que esto advirtieses
espíritus indiscretos!
No se vieran enredados
En mil quimeras, y cuentos.
370 Convertir a pecadores,
Ya se ve que es santo, y bueno.
Pero unos quiere Dios lo hagan,
Y otros que lo estén queriendo.
El martirio es cosa santa,
375 Y de muchos santos leemos,
Que llamados al martirio
Martirio no padecieron.
Y es que solo quería Dios,
Fueren mártires de afecto,
380 Reservándoles la vida
Para servicios diversos.
Procura que esta Doctrina
Ya te sirva de gobierno,
Para que humilde, y conforme,
385 Vayas aumentando mérito.
Ya te puedes retirar,
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Rez[elo]
A no verlo con mis ojos,
Lo tuviera yo por sueño:
Y aun después de haberlo visto,
Dudo mucho, darle ascenso.
Que haya madres capuchinas
En este ejemplar convento,
[¿]Que por querer novedades
Se busquen algún descredito?
El Sagrado Tribunal,
O Inquisición de este reino,
Nunca ha tenido, que hacer
En aqueste monasterio.
Más según yo veo las cosas,
Mucho, señoras, me temo,
Que el Santo Oficio tendrá,
Que hacer aquí en breve tiempo.
Dos capuchinitas mozas,
Que ayer tomaron el velo,
Ya tienen vuelos de espíritu,
Tienen mentales excesos.
[¡]Fatales tiempos vivimos!
A lo menos yo no entiendo,
Como hoy se labran los santos
En instantes, o momentos.
Que dijeran los Antonios,
Los Hilariones, los Pedros.
Si vieran en cuatro días
Tantos aprovechamientos?
Yo sé, que la Magdalena
Fue una santa tan corriendo,
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Que el día que se convirtió
La celebró Christo mismo.
También se, que el Buen Ladrón
Fue otro santo, tan de presto,
Que en una hora mereció
Gracia, las Aras, y el Cielo.
Más casos tan singulares
No pueden formar derecho,
Que haga reglas generales,
Que nos sirvan de gobierno.
Fueron, digámoslo así
De la gracia privilegios,
En que Dios quiso asentar
Que no se sujeta al tiempo.
No es ésta mi mayor pena,
Es otro mi desconsuelo,
Estas torres, madres mías,
Estas torres, esto temo.
Que enigma se oculte en ellas,
Que arcanos, o que misterios.
Si el tiempo no lo descubre,
Yo ni lo alcanzo, ni entiendo.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
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Rec[elo]
[¡]Ay cosa más delicada!
[¡] Bellos, espíritus, bellos!
Si el león pintado os espanta,
[¿]Que hará, siendo verdadero?
[¿]Quieren hijas, acertar?
Pues miren, les aconsejo,
Que la regla, que profesan,
La guarden con todo empeño.
Que observen todos los votos,
Que en su profesión hicieron,
Que acaten a sus preladas,
Y obedezcan sus preceptos.
Pero que jamás se metan,
En caminar por senderos,
Que solo los han pisado
Espíritus noveleros.
Déjense ya de esas torres,
No sea el diantre, que encontremos
Unas Torres de Babel,
Y unos torreones de vientos.
-Sale el Buen Consejo, con semblante enojado-
-Sale el Alma conturbada, con ademan de afligida-
Cont[urbada]
Dios te perdone la pena,
En que tu temor me ha puesto:
Adentro he estado escuchando,
445 Cuanto has estado diciendo
-Sale el Alma Atormentada, también afligida-
Ator[mentada]
Toda me has alborotado,
Monigote del infierno:
Puedes ir a predicar
Sermones al matadero.
Con[sejo]
Basta de sofisterias,
Que ya es mucho atrevimiento,
Profanar lo más sagrado
475 Con la socapa de celo.
Rec[elo]
Señor, si yo te he ofendido,
Tal cosa no fue mi intento:
Pues ni yo te conocía,
Ni tú, agravio me has hecho.
[¿]Quieres decirme, quién eres?
465
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Con[sejo]
Si diré: Soy Buen Consejo.
Rec[elo]
Sujeto tan venerable,
[¡]Que me alegro conocerlo!
Déjame besar tus plantas,
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
505
510
-Se hinca-
Pretextando mi respeto.
485
Con[sejo]
Levántate, y otro día
515
-Se levanta-
A tus temores pon freno,
Que si es virtud el temor,
Es vicio, si es con extremo.
Rec[elo]
Si Yo he herrado en lo que he dicho,
490 Cantar palinodia quiero.
Para conocer mis faltas,
Que me las declares ruego.
Cons[ejo]
Pues sabrás primeramente
Que este festín, o festejo
495 Ha tenido dos motivos,
Que motivaron hacerlo.
El primer motivo fue,
Celebrar el Nacimiento
De Dios, que quiso hacerse hombre
500 Para el humano remedio.
Segundo motivo fue,
Mostrar con tan corto obsequio
La gratitud en que vive
A sus torres el convento.
520
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467
Sabes quién es este Torres?
Es aquel grade sujeto,
Cuyo nombre, cuya fama
Ya no cabe en todo México.
Por eso, para caber
En un lugar menos estrecho,
Ya ocupa toda la Europa,
Y aun se queda descubierto.
Es aquel, que desde niño
Ya fue un venerable viejo,
Ya desde entonces las Canas
Se miraban como a espejo.
Es aquel, que desde el punto,
Que al estudio le pusieron,
Ya los doctos cuestionaban,
Que tal será este, en creciendo?
Es aquel famosos teólogo
De las Indias ornamento,
De las catedral honor,
Del púlpito complemento.
Es aquel, a quien la Iglesia
Catedral de el grande México
Lo propuso magistral,
Como ve salió con ello.
Es aquel a quien la mitra
Ya le viene de derecho.
Es aquel, por quien ya aclaman
El birrete, y el capelo.433
Es aquel a quien sus Llaves
Ya le confiara San Pedro
Si de Roma nuestras Indias
No se situaran tan lejos.
Birrete: gorro de forma prismática y coronado por una borla que llevan los
profesores o magistrados en actos solemnes. Capelo: Sombrero rojo que usan
los cardenales.
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550
555
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Es aquel, a quien de Dios
El omnipotente dedo
Hizo Eguiara redivivo
Por el grande Eguiara muerto.434
Es aquel cuya doctrina
Y espiritual magisterio,
En una flor, que nos siembra,
Produce flores a cientos.
Es en fin aquella torre,
Que el Génesis en su texto
Llama torre del rebaño
Y fue teatro de portentos.435
En esta torre Jacob,
Con espíritu profético,
Amparaba sus ovejas,
Y jamás tuvieron riesgo.
A esta torre los pastores,
La noche del Nacimiento
Por asegurar su grey
No sin misterio acudieron.
Así lo afirma el Tostado,436
Y otros que cita Cornelio437
En él lo verá el curioso,
Se refiere a Juan José Eguiara y Eguren (1696-1763). Notable hombre de letras, teólogo, obispo electo de Yucatán, responsable por la Bibliotheca Mexicana,
un compendio bibliográfico de la literatura y cultura novohispana. Se compara
a Torres con Eguiara y Eguren en calidad intelectual.
435
Génesis, 35: 21. Torre de los Rebaños. Migdal Ader o lugar en el que Jacobo
plantó su tienda después de la muerte de Raquel. En la tradición de los Evangelios lugar de pastoreo donde estaban los pastores la noche del anuncio del
nacimiento de Jesús.
436
El Tostado: Alonso Fernández de Madrigal, conocido como “el Tostado” o “el
Abulense.” (1410-1455). Erudito polígrafo, comentarista de la Biblia y sostenedor
de la autoridad de los concilios sobre el Papa. Consejero de Juan II y obispo
de Ávila durante un año.
437
Referencia difícil de identificar. Quizás se refiera a Cornelio Musso (1511-74)
fraile menor franciscano y notable predicador italiano.
434
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
560
565
570
Si acaso quisiere leerlo.
Por eso a las Capuchinas
Hoy el Encarnado Verbo
Nace con modo especial,
Digamos más placentero.
De fuerza si las encuentra,
Como rebaño del Cielo,
Amparadas de sus torres,
Y su dirección siguiendo.
Basta ya de digresiones,
Volvamos a nuestro cuento.
Rec[elo]
No volvamos, baste ya
De quien es, y argumentos
Me tienes ya convencido,
Y del todo satisfecho.
575 Esas almas aunque tiernas,
Pueden vivir sin recelo,
Que conducidas de Torres
Caminarán sin tropiezo.
Las dos
[¿]Con que ya no nos darás
580 Otro susto con tus miedos?
Rec[elo]
Eso ya, ni se imagine
El señor Torres viviendo.
Antes amonesto a todas,
Que como a un Ángel del Cielo,
585 Que respeten, y obedezcan
Sus dictámenes siguiendo.
469
470
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Cons[ejo]
Pues acábense señoras,
Temores sin fundamento,
Que más hoy sirvan de atraso
590 Que de espiritual progreso
El señor Torres os rige,
Con solo deciros esto,
Ya podéis imaginaros
En las Bodas del Cordero.
595 Es tan completa su ciencia,
Tan pleno su magisterio,
Que no hay morada en la mística,
Que a Torres corra (¿)de nuevo.
A esto se junta tener,
600 Aquel dulce suave genio,
Con que hecho Ansión lleva así
Hombres, piedras, mentes, cerros.
Por estas, y otras razones,
Que por ahora no refiero,
605 Tengo Yo mi domicilio.
En tu grande entendimiento.
Quien quisiere pues hallarme,
Para tomar mis consejos
En casa del señor Torres,
610 Que me busque, que allí espero.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
620
625
630
-Vase-
Música
Así lo decimos
Las que poseemos;
Como él no nos falte,
Nada más queremos.
635
-Vase-
Música
Dichosas nosotras,
Que acá le tenemos
Sin tener trabajo,
De salir a verlo.
615
Rec[elo]
Quedemos almas felices
En que no ha de haber ya miedos.
Y que a Dios se ha de servir
Con un espíritu quieto
Por la parte, que a mi toca,
Pues soy el mismo recelo,
De vosotras me despido,
Y no volver más prometo.
En el señor doctor Torres
Vivo ya tan satisfecho,
Que cosa, que Torres diga,
Yo la he de creer, como el Credo.
Despidámonos, por fin.
Por despedida diciendo:
Que quien tiene al señor Torres,
Ya posee todo lo bueno.
640
645
Cont[urbada]
Ya mis pasadas espinas
En flores se convirtieron:
Porque a nuestro Padre Torres
Obedecí con esmero.
Ojala todas mis madres
De mí hayan tomado ejemplo:
Habrá menos suspiritos,
Y muchos gozos del Cielo.
Nunca dejará el Demonio
De solicitar perdernos:
Pero solo ladrará,
No nos morderá este perro.
-Vase-
471
472
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Música
Dejadle ladrar,
Que Torres viniendo,
Creeremos en Dios,
650 Y el creerá en un Hueso.
Ator[mentada]
Ya las penas me son dulces
Y es antídoto el Veneno;
Solo quiero amar a Dios,
Sea gozando, o padeciendo.
655 Dios nos guarde al señor Torres
Cuyos sanos documentos,
Si no me hicieron volar,
Me alentarán a lo menos.
El Cielo lo felicite,
660 Y para consuelo nuestro,
Que no le venga la mitra
Hasta hacer nuestros entierros.
-Vase-
Musica
De vivir sin Torres,
O con él muriendo,
665 Primero morir,
Antes que perderlo.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
675
680
-abraza y besa su almohada685
690
695
-Acabado el Coloquio, sale el Indio, haciendo de las suyas con una
almohada-debaxo del Brazo700
Ind[io]
Oste Magres, que lo tienes
On Torres con to Convento:
Yo pobre, que no lo sayas
670 On compañerito viejo.
Monchos lo tengo coidados
Que se lo machocan pecho,
Que no los puede sospiros,
Que se lo salgan derechos.
Ya tos Mongitas Mochachos
So Torres, te lo cogieron:
Yo me lo dejas tirado
Con valor de vazorero
Más que Torres te lo coxas.
No me los pierdo con eso
Yo lo tengo me consoele,
Cuando lo boscas consoelo.
Almohadita Corazon
705
Moncho Moncho te lo quiero:
Mejor lo haces Tologías,
Que so Torres concejero.
Ostevieras Magres mias,
Sos escropolitos tengo,
Que se los hacen cosquillas
So cabeza, entendimiento.
So Almohada se lo pregonto,
So Almohada se lo va diciendo,
Las orejas te lo tapas
Y callas boca dormiendo.
Pero sabes, Magres mias,
Se lo tengo mucho miedo,
Me lo dice y a la moerte,
Telo llevo con los Muertos.
Por eso lo quiero Ya,
Que telo hago Testamento
No me lo lleven los Diablos
Por que no los hize Herederos
Oste mi Magre Vicaria
To Mantita telo dexo,
Que lo tienes Moncho frio.
Monchos años tienes Viejos.
473
474
710
715
720
725
730
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
So sombrero Cocinera,
Solo lleva so Brazero,
No lo saya Abentador,
Solo sopla so sombrero.
So Cotón toma Gabriela,
Tizayuca lo traxeron,438
Se lo pegas con so pita,
A el Habito so remiendo.
Este Almohada Serafina,
Moncho le cuadra so soeño,
Llévalo torno, lo pones.
En monchas gentes habiendo.
Oste mi Magre Abadesa,
Todo te lo dexo Coerpo
Moncho Rosas se lo pones,
Se lo hechas moncho saomerio.
Monchos oficios Defunctos
Me lo rezas todos recio
Por qué lo sabes soy sordo,
Y lo estare Yo moi lexos.
Monchos ayonos me lo haces,
Solo comas on Goevo:
No lo dejes de llorar
En todos los Noches Boenos.
A Dios Magres se acabo
Noche Boeno to Indizoelo,
Patria Celestial me voy
Allá todos los espero.
-VaseFin
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
2.1.c. La fundación de San José de Ávila439
Aunque aparentemente anónimo, pues no hay constatación alguna de un autor, este Coloquio es evidentemente obra de una
pluma letrada y bien apercibida de la historia de la fundación
del convento de San José y de las reformas a que aspiraba Santa
Teresa en cuanto a la observancia. El autor posiblemente pertenecía a la orden del Carmelo, pues se introduce a Teresa como
“nuestra Madre Santa Teresa”. Desconocemos la fecha de su escritura, aunque es obviamente del siglo xviii. Tampoco sabemos
en qué convento pudo haber sido representado, y si fue escrito
para alguna ocasión especial, como la celebración de la fiesta de
Santa Teresa (15 de octubre) o el aniversario de la fundación del
convento (7 de febrero de 1562).
Sumario
Teresa agradece al Señor los beneficios que ha dispuesto para
sus criaturas y expresa sus deseos de dar a conocer tal bien al
mundo para que aprenda a amar y temer a Dios. Su monólogo
da a entender que ya estaba apercibida de que Dios la había escogido para reformar su orden y devolverla a su antiguo carisma,
y se admira de que Dios la haya señalado a ella, no solo mujer
sino la “más baja” siendo “medio tan ruin,” para vencer las grandes dificultades que se presentan a la empresa.
Su devoto y elegiaco discurso es interrumpido por la aparición de doña Guiomar que trae un bulto con la forma de un
niño muerto en sus brazos y con un sardónico mensaje para
Santa Teresa: quizá la reforma ya ha ocasionado un daño. El
niño es su sobrino, hijo de su hermana, doña Juana de Cepeda.
Por desgracia una viga le había caído encima quitándole la vida.
La viuda urge a la santa se dé “prisa con Dios” para que remedie
el caso, pues la obra de reforma se puede amargar con la muerte
Biblioteca Central inah, Colección Antigua No. 95, Rollo 193. Número actual
583, antiguo 123.
439
438
Tizayuca: centro de artesanía textil.
475
476
477
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
del inocente. Teresa recibe al niño en sus brazos y se hinca para
rogar a Dios que lo resucite. Su petición, como explica, significa
más que la restitución del alma al cuerpo aparentemente muerto. El devolver la vida al niño sería una metáfora de la infusión
de una nueva vida a la orden del Carmen, religión que parecía
“muerta” en su observancia primitiva. La acción divina serviría
para mayor gloria del Señor.
Cuando la apesadumbrada y airada madre del niño irrumpe
en la escena le echa en cara a la santa la pérdida de su hijo por
tan malhadado convento y quimérica fundación. Calmada, Teresa le devuelve al niño que ha recobrado la vida. Con discreción,
Guiomar testifica que es un verdadero milagro, mientras la madre acaricia al niño emocionada y se pregunta quién le ha dicho
que había muerto. Teresa aprovecha el momento para reprender
quietamente a su hermana sobre su falta de confianza en Dios,
insinuando que el Señor apoya la fundación de la casa. En un
corto intercambio entre Guiomar y Teresa, la primera da a entender a la santa que sabe que ha obrado un milagro que en un
futuro será elogiado como signo de su voluntad respecto de la
reforma. Teresa le urge que calle, ya que a Dios no le agrada se
publiquen sus obras.
Con la salida de Guiomar, Teresa y Juana de Cepeda del escenario, el Coloquio se aleja del tema solemne del milagro hacia un
ambiente coloquial entre dos religiosas, Antonia del Sacramento y María Bautista, que discurren sobre el carácter de la nueva
fundación. Ambas visten el hábito de las carmelitas calzadas y
discurren sobre la reforma de la orden. Antonia insta a María a
considerar la profesión como “corista”, o sea, de velo negro. En
su defensa de las virtudes de la vida como simple lega, María
pone una nota jocosa, al contraponer las obligaciones del rezo y
el ritual de la observancia que deben seguir las coristas, representadas por Antonia con la simplicidad de la vida lega. Antonia
acepta sus argumentos, y hace notar que, en la religión reformada, tanto coristas como legas han de compartir el trabajo físico.
Tras el diálogo de las novicias reaparece Teresa ya vestida
con el hábito de la orden reformada. Sus palabras se remiten
a denotar cómo su nuevo hábito y tocado simbolizan el escogimiento del Esposo y su exclusiva relación espiritual. Teresa
afirma que la mano de Dios está detrás de la reforma y ninguna
oposición “ruidosa” en España o Roma la detendrá. El monólogo tiene profundidad histórica en cuanto a que Teresa recuerda
los fallidos deseos de reformas de tantos “doctos” y la elección
de doce “pobrecitas solas” en su pequeño convento. Insinúa algunas de las críticas que se levantaron contra la casa, en especial,
la puesta de una custodia en la pobre casa que albergó el primer
convento, dedicado a San José. El mensaje de apoyo divino se
hace oír por una voz que asegura a la santa que Dios es quien la
guía. Llena de agradecimiento en el amparo del Señor, la santa
cae en un arrobo. Este episodio es seguido del regreso de Antonia y María al escenario, vestidas con el hábito de la reforma.
Mientras Antonia está contenta, María Bautista se burla de sí
misma sugiriendo que el hábito las hace parecer “santularias” o
beatas de las que piden limosnas por semana santa engañando a
la gente. Antonia responde que la belleza del ropaje está en ser
bellas al Señor, y le muestra un crucifijo que sería el “espejo” de
las almas que buscan la perfección. María Bautista continúa con
algunos comentarios cómicos sobre la oración mental, otro pilar
de la espiritualidad teresiana, con lo que se subraya el contraste
entre ambas. Sus comentarios son interrumpidos al ver a Teresa
arrobada. María Bautista queda espantada y reafirma su fe en
oraciones de “cuentecitas”, posible referencia al rosario. Antonia le explica el significado de un “arrobo” como la forma del
alma de gozar del Esposo.
Al regresar de su arrobo, Santa Teresa pretende haber estado cansada y casi dormida, con la anuencia de Antonia que
comprende la necesidad del disimulo. María Bautista pide a la
santa el estado de lega trabajando en la cocina para servir a Dios
sin pretensiones intelectuales, pero Teresa le explica que en la
religión reformada no habrá diferencias: todas han de servir siguiendo los ejemplos de humildad sentados por José y María. Todas han de ser obedientes y rendidas. En la casa solo la oración
será la guía para alcanzar “la eternidad y su dicha”. Al recono-
478
479
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
cer la “sencillez” de María, Teresa, sin embargo, reafirma que no
quiere a sus monjas bachilleras.440 Antonia apoya a Teresa y elogia
la reforma. Teresa termina su parte en el coloquio al exaltar la
renovación de la Iglesia con la restauración de la observancia
primitiva. Las últimas palabras corresponden a la “sencilla” María Bautista que exalta la promesa de un lugar de descanso sin
breviario o calendarios pero que promete la gloria del Señor.
El Coloquio a la fundación primitiva de San Joseph de Ávila
seguía una tradición establecida dentro de los conventos: una
pieza teatral que podía adaptarse a varios propósitos de celebración religiosa dentro del marco íntimo del claustro. Por otra
parte, sus personajes no fueron alegóricos o sacramentales, lo
cual define esta composición como diferente de otros modelos
mexicanos o peninsulares. De los personajes que aparecen en
la obra hay certitud histórica sobre Guiomar de Ulloa. Ella fue
amiga por muchos años de Santa Teresa. Había quedado viuda
a los diecinueve años y eventualmente adoptó una vida de carácter ascético, pero nunca tomó el velo por considerarse muy
mayor para sostener la observancia. Es mencionada en todas
las biografías tempranas de Santa Teresa como apoyo espiritual
del proyecto de fundación, aunque su falta de recursos no le
permitían ir más allá. Aun así, su amistad fue muy valiosa para
Teresa y el Breve autorizando la fundación de San José el 7 de
febrero de 1562 se dirigió a ella y su madre Aldonza de Guzmán,
que aparecían como las solicitantes.441 Sin tener completa corroboración sobre el asunto, se puede especular que el personaje
de la novicia Antonia pudiera ser Antonia del Espíritu Santo,
una de las cuatro novicias que acompañaron a Teresa al recién
fundado convento de San José, que se conocen como las “primitivas”. A las cuatro novicias originales se unieron otras cuatro,
y una de ellas se llamaba María Bautista. No es difícil concebir
que el autor del Coloquio decidiera usar los nombres reales de
las primeras fundadoras en su empeño de realzar su mensaje
didáctico y edificante y haberse inspirado en pasajes de la vida
real de la religiosa.
El Coloquio sigue de cerca los datos históricos de la fundación, así como los estados espirituales de la fundadora y sus
intenciones respecto de la observancia que se proponía en su
reforma. En su Vida, Teresa de Jesús narra sus propósitos aun
no bien desarrollados de seguir una observancia más rigurosa
de la que llevaba en su convento antes de llegar a oír la voz del
Señor en repetidas ocasiones, sobre fundar un monasterio. En
el primer monólogo del Coloquio en el cual la santa habla con el
Señor y señala los antagonismos y burlas sufridos respecto de
la fundación, se resume la información que se encuentra en su
Vida y otras biografías subsiguientes.442 Las intervenciones espirituales e interiores de Dios que acaecen en el Coloquio tienen
sus ecos en la Vida. La escena final, en la cual el arrobamiento
constituye un punto central de la trama, también tiene su fuen-
Yepes, Vida, pp. 330-331. Tratase de una aspirante a entrar de monja en el
monasterio de Toledo. En su propia educación y conocimiento de latín y de
los textos fundamentales del cristianismo católico, Teresa fue autodidacta y
nunca aprendió suficiente latín para leer la Biblia a cabal o los padres de la
Iglesia, como para considerarse bachillera. Ver, Esteban Monjas Auso, “Santa Teresa y el latín”. https://delaruecaalapluma.wordpress.com/2015/11/12/santa-teresa-de-jesus-y-el-latin/ 12/11/2015.
441
Sonsoles Sánchez Reyes, “San José de Ávila. La primera fundación” en Salamanca. Revista de Estudios, 59 (2014), pp. 45-64. https://delaruecaalapluma.wordpress.com/2014/12/14/san-jose-de-avila-la-primera-fundacion/
440
Santa Teresa de Jesús, Libro de su Vida, capítulos xxxii al xxxvi. Cualquier
edición sirve para los propósitos de la cita sobre su vida o sus fundaciones.
Hubo cuatro biógrafos de Santa Teresa en el siglo xvi: el padre Francisco de
Ribera, fray Diego de Yepes, fray Luis de León y Julián de Ávila. Ver, Fidel
Fita Colomé, Boletín de la real Academia de la Historia. Vol. 67, 1915. Ver también, Biblioteca Virtual Cervantes, http://www.cervantesvirtual.com/obra/
cuatro-biografos-de-santa-teresa-en-el-siglo-xvi-el-padre-francisco-de-Ribera-fr-diego-de-yepes-fr-luis-de-leon-y-julian-de-avila--0/. Fray Luis de León
nunca terminó su intentada biografía de Teresa que se redujo a varios pliegos.
Francisco de Ribera, S.J. Vida de Santa Teresa de Jesús, Barcelona: Gustavo Gili,
editor, 1908, La biografía de Yepes se publicó en 1614. Ver, Juan de Yepes, Vida,
virtudes, y milagros de la bienaventurada virgen Teresa de Jesús, Madre y fundadora
de la Nueva Reformación de la Orden de los Descalzos y Descalzas de Nuestra Señora del Carmen. Madrid: D. Manuel Martin, 1776, pp. 231-41.
442
480
481
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
te en la Vida. La santa experimentó tanto arrobamientos, como
visiones y explicó su significado para sus monjas y los lectores
eclesiásticos.443
El milagro de restituir la vida a su sobrino, fue un incidente
recogido por los biógrafos de Santa Teresa. El niño era su sobrino, Gonzalo de Ovalle, hijo de su hermana Juana y Juan de Ovalle, que se encontraban en Ávila, llamados por Santa Teresa para
ayudarla en la compra de la casa donde se fundó el convento y
en las obras de remodelación. La versión recogida en el Coloquio
se ajusta más a la proporcionada por Juan de Yepes, aunque la
del jesuita Francisco de Ribera, que es anterior, tiene algunas
variaciones dignas de considerarse. Según Ribera, Juan de Ovalle encontró al niño en el umbral de la puerta del convento, sin
sentido y yerto. Según Yepes, una pared del convento había caído sobre la criatura, y lo había dejado frío y sin sentido.444 Ambas
fuentes concuerdan, en general, en los detalles del accidente, el
papel de Teresa en devolverle la vida, y el testimonio de Guiomar de Ulloa, la amiga de Teresa que estuvo presente, y quien
tiempo después escribía a fray Luis de León que no le cabía
duda de que la resucitación del niño había sido un milagro. Por
su parte, Ribera dice: “De donde vino esto, o que fuese, nunca
se pudo saber, ni si estaba verdaderamente muerto, más de estar
de la manera que he dicho”.445 Este comentario añade una nota
de precaución muy comprensible dada la restricción de la Iglesia de admitir milagros a personas no sacralizadas. El autor del
Coloquio que nos ocupa hoy ya no podía tener inhibiciones al
respecto ya que Santa Teresa fue canonizada el 12 de marzo de
1622. Por otra parte, se toma algunas libertades como la de repre-
sentar a Juana de Cepeda encolerizada cuando se dirige a Santa
Teresa para pedirle la restitución de la vida a su hijo. También es
significativo que Juan de Ovalle desaparece de la obra y esta se
hace completamente femenina y quizá más apropiada para un
convento de mujeres donde en creaciones de carácter religioso,
los únicos varones admisibles eran figuras emblemáticas y sagradas como el Señor, o el diablo, el mundo, etcétera.
La escenificación ayuda a mover estas varias partes del coloquio sin mayores tropiezos. Sin requerir las complicaciones
escenográficas de las obras de fray Mariano de La Concepción,
el autor introduce suficientes acotaciones para asegurarnos que
demandaba una puesta en escena con suficiente movimiento. La
atención dada a los hábitos de Santa Teresa y sus novicias nos indica cuánta importancia simbólica se le da al traje religioso como
evidencia del importante cambio en la observancia. También se
maneja el asunto del cuerpo del niño con discreción al describirlo como simple bulto arropado, eliminando la posibilidad de
contar con un niño real. Cuando este incidente ocurrió, se dice
que Gonzalo Ovalle tenía alrededor de cinco años. El momento
transformativo de la oración y resurrección es sencillo. La Santa
se cubre con el velo para significar la intimidad y profundidad del
momento, aunque para añadir realismo, el autor introduce gemidos y voces de la madre. El elemento sonoro se sacraliza cuando
se oye una voz detrás de una cortina –otro elemento escénico– que
se refuerza con luces que iluminan la custodia. La conjunción de
luz y sonido indicarían el carácter milagroso de la presencia de
Dios y serían suficientemente sencillos de montar, pero el autor
se toma el trabajo de indicar exactamente cómo se llevaría a cabo
el montaje. La economía en la escenificación sugiere la posibilidad de representar la obra sin esfuerzos extraordinarios por la comunidad y también la parquedad que se esperaba de una religión
reformada y ajustada a una vida esencialmente austera. Para las
carmelitas, esta producción serviría como recordatorio del mensaje fundacional de Santa Teresa para sus monjas. Era necesario
reinscribir en la memoria de las religiosas cuáles habían sido los
ideales que guiaron a Teresa a hacer sus fundaciones.
Pasajes respecto de sus visiones y arrobamientos abundan en sus escritos.
Ver, a modo de ejemplos, Vida, Capítul xx, donde explica la diferencia entre
visión y arrobamiento. Para otros ejemplos de visiones y comunicaciones, ver
los capítulos xxviii, xxxi, xxxvii. En Las moradas, ver, Moradas Sextas, iv, v,
viii, xix.
444
Ribera, Vida de Santa Teresa de Jesús, p. 165.
445
Ibid., Ribera terminó su biografía en 1590 y murió en 1591; Yepes, Vida, virtudes, y milagros, pp.205-07.
443
482
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Anónimo. Coloquio a la fundación primitiva de San Joseph de
Ávila hecha por nuestra Madre Santa Teresa446
25
Hablan: Madre Santa Teresa, Doña Juana de Cepeda su hermana, Doña Guiomar de Ulloa, viuda, Antonia del Sacramento, María Bautista, monjas
-Sale Nuestra Madre Santa Teresa con traje y manto de monja carmelita calzada, tocado y velo de calzadaSanta Teresa
Bendito sea Señor
Vuestro divino poder
Que de bienes ocasiona
Vuestro amoroso querer.
[¿]Qué grandezas no dispone
5
Vuestro infinito saber[?]
Dichosas las criaturas
Que merecieron tener
Dios de tales propiedades
Cuyo divino entender
10
Se ocupa siempre en trazar
Misericordias que hacer.
Amorosísimo padre
[¡]Oh, quién diera conocer
Al mundo vuestra bondad
15
Para que supiera ser
Agradecido a tal Dios
Reconocido a tal bien
Porque así os supiera amar
Así os supiera temer[!]
20
Habéis mi Dios ordenado,
[¿]Quién lo pudiera creer[?]
Biblioteca Central inah. Colección Antigua, No. 95, Rollo 123, Número actual
583 y antiguo 123.
446
30
35
40
483
Que por medio tan ruin
Como yo, vuelva a su ser
Antiguo la más anciana
Religión que fundó aquel
Cuyo valor, cuyo celo
Se conoció solo en él
Volviendo por vuestra honra
En el reino de Israel
Que idólatra a vuestro culto
Casi se llegó a perder
Y lo que admira (mi Dios)
En este portento, es ver
Que hazaña tan sin segunda
La encomendéis a mujer
Que entre todas las mujeres
La escoria más baja es
Siendo las dificultades
Que en caso hay que vencer
Imposibles a lo humano
Superiores al poder.
Bendito sea por siempre
Vuestro querer y poder.
-Sale Doña Guiomar muy asustada con un bulto que representa un
niño difunto en los brazos, en busca de la santa-
45
50
Doña Guiomar
Regálese bien con Dios
Que yo le aseguro hermana
Que su obra y su reforma
Nos ha salido a la cara.
Atravesaba este niño
El único de su hermana
Y una viga no sé como
Vino a caer desmandada
Que quitándole la vida
Nos dejó a todas heladas.
484
55
60
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Dese priesa allá con Dios
Que remedie esta desgracia
Antes que llegue la nueva
A la triste doña Juana,
Pues tiene cierta su muerte
En sabiendo lo que pasa
Mire si estamos medrados
Con la obra de su casa
Y si son buenos principios
Con desgracia tan amarga.
-Deja el niño en los brazos a la santa que puesta con el de rodillas
dice a Dios-
65
70
75
80
85
Santa Teresa
Señor Dios omnipotente
Supuesto mi Dios que nada
Declara tanto quien sois
Como el obrar esta hazaña
De volver el alma al cuerpo.
No miréis a vuestra esclava
Mirad mi bien que os importa
Volver hoy por vuestra fama
Para que le conste al mundo
Que la obra comenzada
Es hija de vuestro brazo.
Vuelva a su cuerpo esta alma
Hija soy de aquel profeta
Cuya oración alcanzaba
Para los cuerpos la vida
Que el alma desamparaba
Si queréis que resucite.
La religión que ya estaba
Si muerta en lo primitivo
Sin alma en su observancia
Resucitad este niño
[¡]Ea[!] Mi Dios que ya tarda
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
485
Para vuestra mayor gloria
Vuestra inspiración sagrada.
-Pega su rostro al del niño y echase el velo de suerte que cubra su
rostro y el del niño y quedase, así como en oración callada. Hace
adentro ruido de llanto. Oyense gemidos y sale muy apresurada
llorando Doña Juana, de seglar con el pañuelo en las manos
clavijadas (enclavijadas) diciendo-
Doña Juana
Ay prenda de mis afectos
Ay fruto de mis entrañas
90
Ay lumbre de aquestos ojos
[¿]Qué es del hijo de mi alma?
Y así acabaron mis gustos
[¿]Quién me sacó de mi casa
95
Para que vieran mis ojos
En una tantas desgracias?
Nunca se hiciera tal obra
Nunca se hiciera la casa
100 Que convento o que quimera.
-Acercase como rabiosa a la Santa y dice:-
Vuélvame mi hijo hermana [ahora?]
-Levanta la Santa el velo y con mucho sosiego como si no hubiera
habido nada, dale el niño resucitado diciendo:-
Santa Teresa
Vaya tome allá su hijo
[¿]Han visto las alharacas?
[¿]Quién le ha dicho que está muerto?
105
Doña Guiomar
En verdad que ya lo estaba
Este milagro ha sido
Aunque lo encubra la santa.
486
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Juana
Hijo mío y de mi vida
[¿]Hay hermosura tan rara?
¿Quién me dijo que era muerto?
110
-Hácele muchas caricias-
[¿]Y de qué se espanta hermana
Si me llegan a decir
Que me le mató una tapia?
115
120
Santa Teresa
Otra vez no culpe a Dios
Ni a sus obras ni a su casa
Que el asistir a esta obra
Tiene bienes que no alcanza
A saber su entendimiento
Tenga en Dios más confianza.
Doña Guiomar
-aparta a-
Doña Juana
Lleve su hijo allá dentro
Que no dudo que su hermana
Se lo ha resucitado
Porque el niño muerto estaba
125
Doña Juana
Así lo tengo entendido
Los oficiales me llaman.
-Vase-
Santa Teresa
Vaya cuidar de la obra
Señora desconfiada.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
487
Doña Guiomar
No esta malo el disimulo
La
maravilla está clara.
130
Santa Teresa
Pues ve que es obra de Dios
Calle, porque no le agrada
Que publiquemos sus obras
Hasta haber dado gracias.
-Vase135
140
Doña Guiomar
Yo lo vi; yo soy testigo
Y aunque su humildad lo calle
Tiempo vendrá en que lo cante
Toda la iglesia sagrada
En principio de reforma
Que diremos de esta casa
Donde Dios en sus principios
Pone milagros por cata.
- Vase-Salen Antonia del Sacramento y María Bautista, monjas calzadas
con hábito y tocado de tales-
María Bautista
Digo Antonia que yo iré
Contigo y las compañeras
A
esa su nueva reforma
145
Si me queréis para lega.
Antonia
[¿]Por qué no para corista
Como ahora lo profesas?
María
Ay, amiga, que es gran cosa
150 Cuidando solo las cuentas
488
155
160
165
170
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Del rosario en los maitines
Cuando las coristas rezan
En sus breviarios, sin que
Aun ellas mismas se entiendan
Sin cuidado así falte
Si la superiora enmienda,
Si me tengo de postrar,
Si voy despacio o aprisa.
Las legas con su horario
Sin que nadie las atienda
Dan allá sus cabezadas
Cuando el sueño las aprieta
Y tal vez todas las Laudes
Con gran quietud se las llevan
En oración de quietud
Durmiendo entre cuenta y cuenta.
No pienses que es lo peor
Si las hacen cocineras
Que el olor de los guisados
Y más si llegan a prueba
Fortalece el corazón.
Linda vida es la de lega.
Antonia
Por lo que tiene de humilde
El estado que tú apruebas
Tienes buen gusto María
175
Pero no en el fin que llevas.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Que no hay para cuatro días
Vida con tanta tarea.
185
María
Hermana, ¿no ha ido decir
190 A los curas de su tierra
Muera Marta y muera harta?
Y de la gallina clueca
Que viva con su pepita.
Pues hasta que Dios lo quiera.
195 Ya no me quiero morir
Porque en estando yo muerta
Ni hay quien se acuerde de mí
Ni quien de mi tenga cuenta.
Yo mientras vivo la tengo
200 Y sepa hermana que mientras
Como y duermo con descanso
Que vivo es cosa muy cierta.
¿Quién me mete a mí en matarme
Si puedo vivir contenta?
205
María
[¡]Ay Antonia! Que el descanso
Es el fin que nos gobierna
Si descansamos con Dios
180 Las coristas y las legas
Sea con menos trabajo
Y durará más la tela
Antonia
Pues hermana.
[¿]A qué venimos…
Sino a morir en la vida
De los trabajos dichosos
Que una eternidad esperan?
Antonia
-Aparte-
Ella es sencilla
en extremo
Con esto tiene encubierta
Su virtud y su oración
Oh, [ ¿]quién fuera como ella?
[!Ea!], hermana, vamos, vamos
489
490
210
215
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Que las coristas y legas
En esta nueva reforma
Hemos de ser cocineras
Con igualdad al trabajo
Hortelanas y porteras.
María
Pues vamos y Dios con todas
Pues su Majestad nos lleva.
-Vase-Sale la santa con hábito y velo de reforma como hoy lo usan las
descalzas-
Santa Teresa
Ya mi Dios está en mundo
De la reforma la forma
Este es el traje de que vos
220 Quieres que vuestras Esposas
Traigan hasta en el tocado.
[¡]Oh providencia amorosa!
Habéis sido mi maestro
Que hasta en esto no perdona
225 El celo, divino bien
Con que atendéis a la Esposa
Porque la queréis tan fina
Que si otro es el que la toca
O no es el tocado vuestro
230 No la miráis como a Esposa.
Sea mi bien en hora buena
(Mi bien) y nunca sea otra
La mano que nos gobierne
Aún en materia tan poca,
235 Pues desde el primer pensar
Hasta la última obra
Se ha conocido muy bien
Vuestra mano poderosa.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
240
245
250
255
260
265
491
Y queréis esposo divino
Que en toda España y en Roma
Las dificultades grandes
Oposiciones ruidosas
Imposibles como montes
Por nuestro amparo conozcan.
Quién pudiera conseguir
Tan deseada reforma
Tan intentada de tantos
Como dicen las historias.
Doctos santos alentados
No alcanzaron lo que hoy gozan
En esta pobre chocita
Doce pobrecitas solas.
Bien el aliento divino
Su resolución pregona
Si es esto como lo digo
[¿]Qué discurso me congoja?
[¿]No es Dios quien me lo ha dictado[?]
La casa veo que es corta
Más, ¿si acaso no hice bien
En haber puesto custodia?
Más si hay algunos herejes
En ciudad tan populosa
Y hacen algún desacato
Viendo en clausura tan poca
El divino sacramento?
En todo he sido una tonta
Pero [¿]qué pude hacer yo
Sino acciones tan de loca?
-Ha de haber en la pieza una custodia sin hostia con sus rayos
detrás de una cortina con su altar y luces que al decir esto la santa
se correrá la cortina y aparecerán las luces y detrás de la custodia
se oirá una voz que diga-
270
No temas hijas yo soy
Quien tus acciones gobierno
492
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Jamás podrá contrastarte
La máquina del infierno.
Santa Teresa
¡Oh, querido esposo mío!
¡Oh luz y bien de las almas!
275 Como a quien en ti confía
Nunca Señor desamparas.
-Quédase arrobada la santa y salen Antonia y María ya de
descalzas como que no han visto a la santa que quedara arrobada
hacia un lado, y dicen:-
Antonia
Ya bendito sea Dios
María, somos descalzas
Qué lindo traje que es este
280 [¿]No está muy contenta, hermana[?]
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
295
De estas que andan engañando
Pidiendo de casa en casa.
Antonia
¿Quieres parecerte bien?
Pues un espejo está en casa
Donde te verás muy linda
Desde la toca a las faldas.
300
María
Pues[¿]a dónde está
este espejo?
-Habrá un santo crucifijo-
Antonia
Este esposo de mi alma
Que por ponerla muy linda
-Enséñale el Santo Cristo-
María
Sí, pero estoy rabicorta
Mirase hacia los calzados
Parecemos santularias
De las que piden limosnas
285 Allá por semana santa.
Antonia
¿Hay sencillez como esta?
Pues si somos ermitañas
No habemos de andar humildes
Hemos de arrastrar las faldas.
290 No somos monjas Señoras
Somos monjas reformadas.
María
Pues mira luego el tocado
Que parecemos beatas
305
Permitió que le asearan
Siendo la misma hermosura
Por ser espejo a las almas
Que tratan de perfección
Donde todas se miraran
Condenando la hermosura
Perecedera y profana.
María
Tienes razón, ya soy linda
310 Más eso de orar hermana
No lo entiendo (si es mental)
Que si mi alma no parla
Me muero de [melancolía]
Las tripas se me devanan
315 En pensando he de callar
Y parece que me llaman
Con campanilla a dormir
493
494
320
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Cuando a la oración me llaman
Coma yo y duerma muy bien
Y seré linda descalza.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
340
-Santiguase muchas veces-
Miran a la santa y quedan espantadas
María
Ay Antonia [¿]qué es aquesto?
Antonia
Que se ha quedado arrobada
Nuestra Madre en la oración.
María
Jesús, que esta desmayada
325 [¡]Guarda Pablo ¡ Esto es arrobo.
Bien en mis treces estaba
Esto es tener oración
Mis cuentecitas me bastan
Dios me libre Santantón [San Antón].
330
Antonia
Bien se echa de ver hermana
Su sencillez, pues ahora
Está gozando aquella alma
Los abrazos de su esposo
Entre angélicas escuadras.
-Vuelve la Santa-
335
Santa Teresa
Ay, dulce Jesús
Ay, esposo de mi alma
Parece de la otra vida
Parece muerto que habla
Guarda fuera Dios me libre.
Santa Teresa
Conviene disimular
Que me han visto las hermanas (aparte)
Hijas mías,[¿] a qué entraron [?]
345 Estaba un poco cansada
Y casi ya me dormía
Díganme de que trataban
Antonia
-Aparte350
No está malo el disimulo.
Madre, la hermana Bautista.
María
Pide por amor de Dios
El estado de leguita
Y para servir a Dios
Que le den la cocinita
355 Para que haga de comer
A las hermanas coristas
Licencia para almorzar
En algunas mañanitas
Que de esta suerte pasar
360 En aquesta pobre vida
Sin cuidados de maitines
Y tomar agua bendita.
-Asustase María-
María
Ay Antonia [¿]qué es aquesto[?]
Parece que es la fantasma
Santa Teresa
Hermana, en aquesta casa
No ha de haber grandes y chicas
365 Iguales hemos de ser
495
496
370
375
380
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Para el coro y la cocina
Si es portera de una puerta
La virgen Santa María
Y San Joseph de la otra
Que por su piedad se humillan.
Porque anda entre nosotras
Jesús bondad infinita
[¿]Cómo ha de haber diferencia[?]
La mayor es la chiquita
En tal casa no ha de haber
Ni nombrarse mayorías.
Si salvarse y agradar
A Dios desea mi hija
Solo trate de oración
Que esa le será la guía
Para alcanzar sin peligro
La eternidad y su dicha.
Antonia
Dios nos la conceda, amen
Que fuera grande desdicha
385 Descalzarnos en reforma
Y pretender mayorías.
María
Pues si pretendo ser lega
Puedo hacerme más chiquita
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
395
400
Teresa
Si, hija
Maríapues cuando a mi
Me quepa yo haré mis migas
Que duren hasta que vuelvan
De cocinera mis días.
Teresa
Muy sencilla es esta hermana.
Antonia
Es por extremo sencilla.
Teresa
No las quiero bachilleras
Que en almas muy resabidas
No asienta bien el espíritu
405 Y el trato de Dios peligra.
[¿]No estás muy contenta Antonia
De vernos ya recoletas
En aqueste paraíso
Como mi Dios lo apellida?
410
Santa Teresa
Ahora falta que sea
390 Muy obediente y rendida
Y no quiera más de aquello
Que quiere quien la encamina.
415
Bautista
De suerte madre que a todas
Hemos de hacer la cocina.
420
Antonia
[¿]Quién madre no está con gusto
Viendo tantas maravillas
Y los caminos tan raros
Por donde Dios encamina
Las cosas que su servicio
Y nuestro provecho mira?
Sea bendita por siempre
Su eterna sabiduría
Que hazaña tan si segunda
A pesar de la malicia
Ha conseguido sin fin
En su eterna gloria viva.
497
498
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Teresa
Ya Señor la religión
De vuestra madre bendita
Ve renovada la iglesia
425 Con tanto verdor florida
Y después de tantos siglos
Su observancia primitiva
Resucitada la muerta
Y recién nacida la antigua.
430 Llevad mi Dios hasta el fin
Vuestra obra peregrina
Porque sin fin os alaben
Todos vuestros carmelitas.
María
Y mi Dios no os olvidéis
435 De María la Bautista
Que por lega o por corista
A vuestra gloria llevéis
De trabajos la librad
Por lo que tenéis de manso
440 Como yo tenga descanso
No quiero más libertad.
Dicen que allá no hay breviario
Para haberos de alabar
Vámonos a descansar
445 Donde no hay calendario
Y adonde durmamos siempre
Por siempre jamás.
Amén
Etiam omnia hic cedam in Laude Dei Omnipotentis suaeque Sanctisimae Matris447
447
Todo lo que deseo es en honor de Dios Omnipotente y su Santísima Madre. Agradecemos a Francisco Morales ofm la corrección de los errores en la cita latina
del original.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
499
2.1.d. La celebridad de los Santos Patronos448
La celebración del cumpleaños de una priora no fue un acto
extraño para los claustros femeninos. María Carmen Alarcón
Román ha estudiado la celebración de los días de la abadesa
del convento de Santa Inés de Sevilla.449 A pesar de la existencia
de obras teatrales dedicadas a fines litúrgicos en los conventos
femeninos novohispanos, hasta ahora no se conocía ninguna
dedicada específicamente a la celebración del día onomástico o
de nacimiento de la abadesa de un convento. El Coloquio que
aquí se presenta propone dos festejos: una nueva prelacía y el
cumpleaños de la madre Catarina, la nueva presidenta de un
convento del Orden del Carmen. Este coloquio es de fecha tardía, 1815, lo que sugiere que la tradición teatral se mantuvo vigente hasta las postrimerías del virreinato. El título de esta obra
propone dos festejos: una nueva prelacía y el cumpleaños de la
madre Catarina, la nueva presidenta.450
El Coloquio presenta un problema en cuanto a la identificación de la superiora en cuestión. El convento denominado de
“Santa Teresa de Jesús” pudo ser el de San José de México. De
inah, Colección Antigua, Número 523; Número Antiguo 280, Rollo 123.
M. Carmen Alarcón Román, “El cumpleaños de la abadesa: Una loa de Alonso Martín Brahones en el convento de Santa Inés de Sevilla (1671)” en Teatro:
Revista de Estudios Culturales/A Journal of Cultural Studies, 19 (2003), pp. 107-34.
Santa Inés era un convento de franciscanas clarisas. Aunque la obra estudiada
lleva el nombre de “Loa” era, en realidad, muy parecida a un coloquio, nomenclatura más común en Nueva España. Para México, ver, Coloquio joco-serio
dividido en tres jornadas que se hizo a pedimento de la M.R.M. subpriora del Convento de Santa Teresa la Antigua para celebrar los días de la M.R.M. sor Ana Josefa,
dignísima priora de dho. Convento. Año de 1797. México: inah, Biblioteca Central,
Colección Antigua, No. 523. Número antiguo 280, Rollo 123. Ha sido publicado
por María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán en No solo de ayuno y oraciones…, pp. 97-134. Con este antecedente, es posible suponer que la tradición de
celebrar los cumpleaños de la priora en ese convento seguía vigente en 1815.
450
Entre las religiosas carmelitas es costumbre referirse a las prioras también
como superioras o “presidentas”, dada su función de presidir los capítulos de
su comunidad.
448
449
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
acuerdo con el listado de religiosas de Manuel Ramos Medina,
no hay ninguna monja con el nombre de Catalina de Jesús. Sí se
encuentra la madre Catarina de Santa Inés, que profesó en 1785,
y que para 1815 hubiera podido ser la priora.451 Por otra parte, si
se tratara del convento conocido como Santa Teresa la Nueva,
la lista de posibles presidentas en ese año ofrecida por Ramos
Medina no ofrece sus nombres de claustro. Tampoco se localizó
a ninguna superiora con ese nombre en los listados de carmelitas de Puebla manejados en los libros de fundaciones de los
conventos de Santa Teresa y La Soledad.452 Obviamente estamos
ante un problema que requiere más investigación y la certeza
depende de conocer los libros de profesiones de los conventos
de carmelitas descalzas de otras ciudades novohispanas. Por el
momento, nos remitimos al reconocimiento del valor literario e
histórico de esta composición.
Esta representación demandaba la reunión de la comunidad en un espacio apropiado para su declamación por seis
personajes. En las acotaciones se especifica que los personajes podrán ir vestidos “según las virtudes que representan,
o con sus trajes naturales de monjas que es también traje
natural”. Se asume que, si se usaban vestimentas teatrales,
estas seguirían coloridos o vestuarios simbólicos. Su autoría
es desconocida, pero los abundantes elogios a los santos carmelitas hacen presumir que el autor perteneció a esta orden
o que era persona devota de ésta, y dadas las características
de la obra, letrada.
En consonancia con el carácter festivo de la ocasión, se introduce un personaje poco común en otras obras conventuales,
la Alegría. Se trata de una joven vestida de blanco, indicación de
su inocencia, coronada con guirnaldas de flores y con una sonaja que utiliza para acompañar lo que se describe como bailes,
aunque no se trata de una danza formal dado que se alude a saltos y brincos.453 La alegría es un elemento afectivo que, aunque
subyacente en las composiciones dedicadas a ocasiones festivas,
como la profesión de una monja, es difícil de encontrar como
“personaje” en el teatro claustral femenino.
La irrupción de un comportamiento inusitado en un claustro es inicialmente atajada por los emblemáticos personajes Devoción y Humildad, que le advierten que su comportamiento
escandaliza y distrae a una comunidad acostumbrada al silencio.
Saltar y brincar no se entienden como una forma de baile, sino
como una expresión desenfrenada de felicidad que carece de
pulimiento y no se adhiere a regla alguna. Por eso, Alegría recibe inmediatamente la reprensión de tres virtudes religiosas
que arguyen que perturba el silencio del convento, distrae con
sus exhortaciones, profana el decoro y mancilla la modestia. Son
expresiones duras. El decoro, entendido como honor y respeto
a las condiciones de ser esposa de Cristo, y probado con una
conducta de discreción y urbanidad, ha sido hollado por una
conducta ajena a éstas. Mancillar es deslustrar y afear, y la modestia era una virtud que temperaba el comportamiento externo
de toda mujer, en particular el de las religiosas. La respuesta de
Alegría es todo un desafío a las razones de Humildad y Devoción y una apología de sí misma. Acallando a sus interlocutoras,
Alegría tilda las recriminaciones de Humildad y Modestia de
“escrúpulos tontos,” arguyendo que Dios no prohíbe la alegría,
ni le agrada ver a sus esposas “mustias y afligidas”. Dios no es
Manuel Ramos Medina, Nuria Salazar Simarro, N.V. Madre Inés de la Cruz,
José de Jesús Orozco, OCD, María de Cristo Méndez, OCD, María Concepción
Amerlinck de Corsi, Monasterio de Carmelitas Descalzas de San José, 1616-2016.
Conmemoración Histórica del iv Centenario de la Fundación, México: Multigráfica
Publicitaria, S.A. de C.V. 2016, p. 203. Ver también, Manuel Ramos Medina, Místicas y descalzas. Fundaciones femeninas carmelitas en la Nueva España. México:
Condumex, 1997.
452
Al respecto puede verse ese listado en Rosalva Loreto López, edit. Una empresa Divina, las hijas de Santa Teresa de Jesús en América, 1604-2004. México: udla-Puebla, 2004, pp. 161-163.
451
En algunos pasajes bíblicos el blanco representa el color de la alegría. Ver,
Félix Torres Amat, La Sagrada Biblia. Traducida de la Vulgata latina al español.
Madrid: Imprenta de D Miguel de Burgos, 1834. Vol. ii, Eclesiastés, 9: 8, 285,
nota 2.
453
502
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un tirano, sino un ser de amor que dispensa bondad a quienes
lo aman. Su discurso no es totalmente iconoclasta, ya que Dios
desea a sus hijas con las virtudes claustrales de humildad, arrepentimiento y docilidad en las profesas. La Alegría, sin embargo,
no aprueba la tristeza porque “en el cielo no hay tristeza”.
Modestia parece convencida, pero tilda a Alegría de “bachillera y ladina”, términos de desconfianza aplicados a las mujeres con demasiado saber, sugiriendo que sus razonamientos son
ajenos al claustro. La alegría es “andariega en estos claustros” y
pide se explique. Con ayuda de la Música, Alegría explica que el
motivo de júbilo es el “cumpleaños venturoso” de la madre Catalina. Su “baile” introduciría un elemento jocoso, pero también
expresaba un estado emocional. Este personaje introduce un
discurso de crítica e, incluso, de rebeldía contra la observancia
del silencio, la modestia y el “decoro” de la comunidad carmelita. Alegría argumenta que la bondad de Dios comprende la
expresión de júbilo. Salomón insta a servir al Señor con alegría.
La alegría a que convida es “santa” en quienes le sirven. Es una
verdad que la Biblia y la Iglesia aprueban. De hecho, se atreve
a calificar de “mojigatas” a quienes desean parecer tristes con
“falsa hipocresía”. Este desafío abierto y, aun, audaz, es aceptado
hasta cierto punto por la Modestia, la virtud encargada de velar
por el comportamiento y la observancia carmelita.
Voluntad, en representación de la comunidad, opina que es
de justicia celebrar la ejemplaridad de la priora por sus virtudes.
Parecería que la Alegría hubiera ganado la aceptación voluntaria
de las virtudes de la vida religiosa, cuando todas acuerdan que es
digno y justo celebrar el cumpleaños de la priora. Hasta aquí, la
celebración sugerida por Alegría hubiera sido simplemente una
expresión de respeto y admiración, pero la Humildad interviene
para introducir un discurso alternativo que juzga está más a tono
con el carácter de la prelada y con la palabra de Dios, también
recogida en la Biblia. Humildad recuerda que una persona en
religión está limitada por la humildad propia de su condición a
no revelar sus virtudes. También recuerda a la comunidad que la
Biblia previene no se alabe a ninguno durante su vida. Yerra Ale-
gría al creer que la priora se alegraría de ser encomiada. Entonces
Devoción ofrece una solución para el problema de rendirle justo
tributo a la mencionada superiora: los elogios deben dirigirse a
la Virgen María y a los santos patronos de la orden del Carmelo
como San José, Santa Teresa, San Juan de la Cruz y Santa Catalina, cuyo nombre lleva la priora. La sugestión es bien recibida
y cada uno de los personajes escoge una advocación para la alabanza y es mediante ellas que se exaltan las virtudes de la priora,
quien, se espera, reciba la protección de los santos como sus parabienes. Humildad elogia a María y le pide asistencia a sus hijas
y la alabanza de la prelada en el cielo. Voluntad elogia a San José
y ruega por su consuelo y protección para las carmelitas y asistencia para la prelada en su hora final. Modestia invoca a Santa
Teresa, de quienes son hijas y ruega sea su directora y obsequie a
la prelada del monasterio con una “saeta del Amor Divino.” Devoción se dirige a San Juan de la Cruz, compañero de Teresa en la
reforma del Carmelo, y le pide que todas puedan verlo en el cielo.
Alegría invoca a Santa Catalina mártir y le pide proteja a la prelada que es muy devota suya. Los cuatro personajes repiten otros
deseos en forma más sucinta, y al dirigirse a la prelada le piden
admitan sus deseos de felicidad en su día, terminando todas con
festivas “vivas” para la priora
De un modo no muy sutil, el Coloquio nos remite a un aspecto de la tradición teresiana de recreación compatible con la
vida reformada de sus religiosas. Es bien conocido que Teresa
de Jesús apoyaba el uso de cantos de coplas sencillas y sentimientos de regocijo expresados corporalmente con palmadas,
sin música, pero llevando el compás y que gustaba se expresara
la alegría de esta forma, sobre todo, en el día de los santos de
su devoción, o en ocasiones de recreación. Ella misma cantaba
y danzaba en ocasiones para expresar su fervor.454 Por ejemplo,
en los Avisos a sus religiosas escribió: “Andar alegres sirviendo en
lo que les mandan.” En su Vida recomendó a las religiosas que
Vicente de la Fuente, Escritos de Santa Teresa, Biblioteca de Autores Españoles, Tomo liii, Madrid: M. Rivadeneyra, Editor, 1877, pp. 501-518.
454
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“procuren a los principios andar con alegría y libertad…Mas hay
muchas cosas adonde se sufre … tomar recreación aún para tornar a la oración más fuertes.”455 Por otra parte, las Reglas establecían el silencio a horas determinadas y en lugares y tiempos
previstos, como en el refectorio, en la sala de labor, en el coro
y en los dormitorios, y después de Completas y hasta la segunda señal de Primas, horas canónicas de rezo. En los conventos
carmelitas se guardarían los consejos de sus constituciones, que
recomendaban que “en el mucho hablar no faltara pecado” y el
que “usa de muchas palabas daña su alma”.456 La vida claustral
estaba estrictamente regulada y la alegría, como forma de expresión, no figura en ningún manual o regla. En este coloquio se
critica explícitamente el concepto tan barroco de aspereza y disciplina que se percibe en los escritos de religiosas de los siglos
xvii y xviii, en los que prevalece la abstinencia, el desconsuelo y
la negación de felicidad personal.457 Alegría refleja una posición
nueva, aunque tiene sus fundamentos en similarmente clásicos
sentimientos de euforia ante la grandeza de Dios y la paz espiritual que su presencia infunde en sus almas escogidas.
Es significativo cómo es que el personaje Devoción encuentra la solución del conflicto entre rendir homenaje a la
priora y expresar alegría sin ofender sus virtudes personales
y aún menos la observancia del Carmelo. La devoción es la
virtud que hace la alegría aceptable e, incluso, deseable, pero
sujeta las restricciones de humildad, decoro y respeto a las reglas. Sólo la devoción puede guiar el festejo y elevarlo a un
plano sagrado que estaría más de acuerdo con el carisma de las
hijas de Teresa. El viraje del argumento se hace con elegancia y
naturalidad, y sirvió para ratificar el valor espiritual de la fiesta.
La alegría era factible en un ámbito donde se tenía el silencio y la estrecha observancia como norte de sus moradoras. A
pesar de su crítica a la opacidad afectiva del claustro, Alegría
comprende los argumentos esgrimidos y sigue la ruta sugerida
por Devoción. Para aplaudir a una prelada la mejor vía era el
elogio de sus devociones personales que son las devociones de
sus santos patronos. La lección moral no podía ser más obvia
y la energía de la Alegría se reorienta hacia objetivos más espirituales, muchos de los cuales ya han sido aprobados de antemano cuando había admitido que Dios quiere a sus esposas
virtuosas, santas, humildes, dóciles y arrepentidas. En suma,
el desafío a ciertas normas lleva a la más sosegada admisión
que la recreación y la alegría no están reñidas con los objetivos de la vida conventual. Así queda resuelto el problema de
hacer compatible el elogio personal y las ocasiones de fiestas
celebratorias con las virtudes apropiadas de una religiosa. La
intercesión a la protección, inspiración y clemencia a la hora
de la muerte confieren a esta pieza teatral otro apropiado mensaje edificante. Es plausible interpretar esta composición como
un atentado de renovación de la espiritualidad de finales del
virreinato, en contraposición a las asperezas elogiadas en el
siglo xvii.
Como en otros coloquios, se introduce la música, elemento
que apoya, en este caso, el regocijo que se espera en el claustro en ocasiones especiales. Aparece muy brevemente para dar
a conocer el significado del día, y no reaparece en ningún otro
455
Teresa de Jesús, Camino de Perfección, Capítulo xviii, No 3; Vida, Cap. xiii, No.
1. Estas citas están tomadas de, Obras de la gloriosa madre Sta. Teresa de Jesús, Madrid: Imprenta del Mercurio por Joseph de Orga, 1752, tomo i, 86, 474. Respecto
de las obras de Santa Teresa es recomendable referirse al capítulo y número del
párrafo de modo que se puedan encontrar en cualquier impresión de sus obras.
456
Regla y Constituciones de las Religiosas Carmelitas Descalzas del convento de
nuestra Señora de la Natividad y S. Joseph. Madrid: Imprenta de Domingo Morras, 1662, 321-23. Manual de las religiosas Carmelitas Descalzas. Madrid: Bernardo de Villa-Diego, 1687.
457
Ver, Asunción Lavrin, “La escritura desde un mundo oculto: espiritualidad
y anonimidad en el convento de San Juan de la Penitencia” en Estudios de
Historia Novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México (unam), Vol.
22, (2000), pp. 49-75; “La vida femenina como experiencia religiosa: Biografía y
hagiografía en Hispanoamérica colonial” en Colonial Latin American Review 3-4
(1993), pp. 27-52.; ”Sor María de Jesús Felipa: un diario espiritual de mediados
del siglo xviii (1758)” en Asunción Lavrin y Rosalva Loreto L. eds. Monjas y
Beatas: La escritura femenina en la espiritualidad barroca novohispana. Siglos xvii
y xviii (México: Archivo General de la Nación/Universidad de las Américas,
Puebla, 2002), pp.111-160.
506
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momento. El autor no hizo acotaciones algunas en cuanto a instrumentos, voces, o escenificación, excepto sus comentarios al
traje que podían llevar las monjas. Obviamente, no hubo movimiento escénico alguno en este coloquio ni tampoco necesidad
de ningún aparato mecánico. Sin embargo, el diálogo es ágil y
confiere un movimiento interno a la composición que revela
una buena pluma teatral. Una vez que comienzan los elogios de
las virtudes de los santos patronos, la versificación se hace más
majestuosa con versos dodecasílabos, y el tono se solemniza en
las más tradicionales expresiones de respeto hacia los santos y
la Virgen María. Cronológicamente, esta representación podría
cerrar un ciclo de expresiones teatrales para la celebración de
actividades cotidianas durante el periodo virreinal. Queda por
resolver si esta tradición se continuó durante el siglo xix tras la
independencia de México.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Ale[gría]
Déjenme que salte y brinque
y celebre nuestra dicha
supuesto que nada menos
soy que la misma alegría.
Humil[dad]
Sosiégate.
5
Alegría
Yo no quiero.
Modes[tia]
Reportate.
Aleg[ría]
¡Qué porfía!
Anónimo. Coloquio en celebridad de los Santos Patronos de
la orden Carmelita, que se reduce a pedir a Dios ilumine y de
acierto en su nueva Prelacía a la Reverenda Madre Priora del
convento de Santa Teresa de Jesús, la Madre Catalina de Jesús,
celebrado en dicho convento el día de su Santo de la expresada
Prelada a 25 de noviembre de 1815458
Personas actoras: La Alegría, La Modestia, La Humildad, La Devoción, La Voluntad
-Sale Alegría vestida de blanco con una guirnalda de flores en la cabeza y una sonajita en la mano, saltando y bailando y las otras cuatro
deteniéndola. Esta cuatro o vestidas de alegoría, según las virtudes que
representan, o con sus trajes de monjas que es también traje natural.-
458
Biblioteca Central del inah, Colección Antigua Ms. Número 523. Rollo 123.
Devoc[ión]
Estáte.
Ale[gría]
¡Jesús, que necias!
10
Si es porque tenéis envidia
de mi gusto, saltad todas
que ninguno hay que lo impida.
Todas
No es por eso.
Alegr[ía]
¿Pues por qué?
15
Devoc[ión]
Por qué nos escandalizas
con esos brincos y saltos,
507
508
20
25
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
y la Comunidad misma
no podrá menos, tal vez,
que mostrarse resentida
de esas locuras[.] ¿No ves
que tú con todas tus tingas
interrumpes el silencio
que en este convento habita?
Su decoro lo profanas,
su modestia la mancillas,
siendo causa de que todas
se distraigan con tus risas?
Aleg[ría]
Vamos, calla, calla.
30
No prosigas, no prosigas,
con escrúpulos tan tontos
que huelen a monerías.
¿Piensas, tú, que aquí servimos
a alguna deidad mezquina
35
que como esclavas nos trata
o como a unas malas hijas?
¿Crees, por ventura, que Dios
la alegría santa prohíba?
¿Piensas, tu, que su bondad
40
es melindrosa ni esquiva?
¿Crees que se agrade de vernos
siempre mustias y afligidas?
¿O crees, por fin, que este Dios
tan bondadoso nos mira
45
con un ceño de tirano
o de un cruel amo? Imagina
que cuando, tu [¿?], tal pensares459
u otra de la comitiva
su misma bondad ultraja,
50
459
La grafía es confusa. Puede ser “ni” tal pensares.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
55
60
65
70
75
80
460
su afabilidad irrita;
porque Dios, este gran Dios
que las culpas abomina
a los que le aman dispensa
innumerables caricias.
Todo él es bondad, amor,
virtud, cariño, delicia
para las almas que lo aman
como suyas y escogidas.
No las quiere tristes, no[.]
Las quiere si, compungidas[,]
virtuosas, santas, humildes,
dóciles, arrepentidas;
pero no tristes; no, no[.]
Si él es la misma alegría;
si con su vista deleita;
si todo alegra su vista[;]
si con su aspecto los cielos
se gozan y regocijan[.]
Si en el Cielo no hay tristeza;
antes una cruel harpía
es el fruto de la culpa
y es la pena de ella misma;
y, por último, si Dios
hecho hombre nos testifica
esta verdad, cuando dice
allá en la Sagrada Biblia:
No queráis parecer tristes
Con la falsa hipocresía[.]460
Y el Santo Profeta Rey
nos dijo con frase digna
que Dios ama a las alegres
no a las almas entumidas,
y a este júbilo ordenado
Subrayado en el original.
509
510
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90
95
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claramente nos convida
cuando nos dice: servid
al Señor con alegría,461
cuyo eco la Iglesia Santa
repite todos los días.462
Baste esto, porque entendáis
que yo soy santa alegría
y por eso aquí jamás
he de ser cosa prohibida;
y así dejadme saltar
todo cuanto dure el día.
Mod[estia]
Ya que nos has convencido,
explícanos el enigma
de verte hoy entre nosotras
tan bachillera y ladina,
100 Pues es enigma sin duda
advertir a la alegría
andariega en estos claustros
sin saber a lo que aspira.
Aleg[ría]
Muy bien. Eso lo diré,
105 Si me dais palabra, amigas,
de ayudarme a festejar
al objeto de mi misma.
Todas
Si, te damos, si te damos.
Aleg[ría]
¿No es mentira?
461
462
Subrayado en el texto.
Salmo 100: 2.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Todas
No es mentira.
110
Aleg[ría]
Pues escuchad; pero no,
que la música la diga.
Música.
Hoy celebra este convento
con júbilo y alegría
el cumpleaños venturoso
115
de la Madre Catarina.
Aleg[ría]
[¿]Habéis oído lo que dijo
esa música divina?
Tod[as]
Si[,] hemos oído.
Aleg[ría]
120 Pues decid,
que me gusta se repita.
Humil[dad]
Que hoy celebra este convento.
Modest[ia]
Con júbilo y alegría[.]
Devoc[ión]
El cumpleaños venturoso[.]
Volun[tad]
De la madre Catarina.
125
511
512
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Aleg[ría]
Pues ya veis cual es la causa
que nuestro gozo hoy excita:
Justa y honesta, pues solo
felicitar determina
130 el cumpleaños venturoso
de la madre Catarina.
Volun[tad]
Es muy justo, no hay q[u]e hacer.
Humi[ldad]
La gratitud nos obliga.
Dev[oción]
El amor lo recomienda.
Mod[estia]
135 La voluntad nos lo dicta.
Aleg[ría]
Pues supuesto lo conocen,
queridas amigas mías,
y me han dado la palabra
de cooperar a la activa
140 voluntad con que deseo
como amante agradecida
de nuestra amable prelada
felicitarla su día;
tiempo es ya de que cumpláis
la palabra prometida.
145
Volun[tad]
A mí, que la voluntad
de esta comunidad pía
represento, me parece
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
que conviene de justicia
hablar por ella.
Alegr[ía]
Es así[.]
Y pues todas entendidas
están en que lo que quieras
eso querrán ellas mismas,
[¡]Di!
155
Volun[tad]
[¿]Qué tengo que decir?
Sino que es cosa muy digna
celebrar de la Prelada
sus virtudes conocidas
160 con que a todas nos enseña,
nos instruye y edifica.
[¿]Pues a quien no admirará
su observancia tan prolija
a las reglas y estatutos
165 de este claustro? ¿A q[uié]n no hechiza
su modestia, su humildad
su devoción …?
Humild[ad]
No prosigas,
que aquí estamos todas tres,
170 y en verdad que nos fastidia
escuchar tantos elogios
como tu voz la prodiga;
pues [,] aunque en la realidad
nuestra Madre Catarina
posee estas y otras virtudes
175
ya morales, ya divinas,
a mí que soy su humildad
no me ha gustado, Alegría,
513
514
180
185
190
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
que a quien me tiene en su pecho
lo celebren a mi vista.
Fuera de esto, el mismo Dios
dice en la sagrada Biblia
que[:] no se alabe a ninguno[;]
esto es, durante su vida.463
Con que así, yo te agradezco,
honesta y santa Alegría,
tu intención; pero mejor
será que su loa omitas;
pues su modestia, sin duda,
debe darse por sentida
de tus aplausos.
[¿]Qué dices,
Modestia, saldré fallida
en mi juicio?
Modes[tia]
195 Es muy prudente,
y su Reverencia misma
no piensa de otra manera.
Aleg[ría]
Bien se yo de Catarina
su prudencia y humildad;
200 muy bien sé que se fastidia
de escuchar de nuestra boca
su alabanza, aunque tan digna
es de que se le tribute
por su virtud; pero digan:
205 hoy es el día de su santo,
es ceremonia precisa
obsequiarla y yo no sé
ni mi júbilo me dicta
463
Subrayado en el original.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
210
otro modo que alabar
sus prendas tan exquisitas.
Humil[dad]
Pues si así lo haces, lo yerras,
y antes cree que la darían
un disgusto que un obsequio
tus alabanzas prolijas.
Aleg[ría]
Pues [¿]Qué haremos?
215
Humild[ad]
Yo no s[é].
Aleg[ría]
¿Y tú, Modestia?
Modest[ia]
En la misma incertidumbre me tienes.
Aleg[ría]
Pues que su devoción diga
220 cuál puede ser el obsequio’
que le agrade a Catarina.
Dev[oción]
Si diré, si me permiten
poder hablar este día.
Todas
Eso es lo que pretendemos.
Devo[ción]
225 Pues bien, si vuestras caricias
se dirigen a obsequiar
515
516
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
a esta monja peregrina,
cooperad a mis ideas,
y se dará por servida.
Aleg[ría]
230 Como sea así, no dilates
decirnos lo que imaginas.
Devoc[ión]
Pues es, que vuestros elogios
solamente se dirijan
al imán de sus cariños,
235 al centro de sus delicias.
Es decir, a nuestra Madre
la siempre Virgen María
como Augusta Protectora
de la orden Carmelita.
240 A nuestra madre Teresa
que a las reglas más estrictas
la redujo. Al envidiable
Juan de la Cruz que edifica
la fábrica del Señor
245 con su virtud peregrina.
Al santo José Patriarca
y esposo de aquella niña
siempre pura, Virgen Santa,
trono, mansión y delicia
250 de la Deidad soberana
en su Trinidad divina.
Finalmente, a su Patrona
a la ínclita Catarina
confusión de los infieles
255 y modelo de fe viva.
Si todos vuestros elogios
dirigís a estas benditas
memorias, yo os aseguro
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
260
que os escuchará tranquila[,]
gustosa, alegre, contenta
y aún se dará las albricias
de atender las alabanzas
a tales héroes debidas
¿Os parece?
Aleg[ría]
265 Haz dicho bien,
tu prudencia nos admira,
lo que importa es, no se pierdan
de estas horas tan precisas
los instantes. Tú, Humildad,
elige
a quien preconizas.
270
Humil[dad]
Yo, a mi S[eñor]a del Carmen.
Modes[tia]
Yo, si permiten que elija,
a nuestra Madre Teresa
mis afectos se dedican.
Volunt[ad]
275 A mí me inclina alabar
al esposo de María.
Devoc[ió]n
Pues yo a San Juan de la Cruz.
Aleg[ría]
Pues yo a Santa Catarina
elogiaré, y pues que ya
280 para ello estamos hitas,
comencemos.
517
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Tod[as]
Si ser[á], conforme, tú, nos elijas.
310
Alegría
Pues el mismo Dios me enseña
a ensalzar al q[u]e se humilla,
285 humildad, comienza[,] tú.
315
Humildad
A obedecerte se anima
mi lengua de buena gana[,]
pues anhela y se dedica
por alabar a la Madre
290 de la orden Carmelita.
Bellísimo de Dios trono sagrado,
sacra, divina, celestial María,
intacta siempre, libre del pecado,
del Cielo regocijo y alegría.
295 Acuérdate, señora, del agrado
con que al Beato Simón en fausto día
le diste por nuestra honra y gran consuelo
la sagrada divisa del Carmelo.
Y pues tu protección, virgen dichosa,
300 lib[eral] a nuestra orden prometiste.
Pues fue la orden primera y venturosa
por quien en vida venerada fuiste,
míranos siempre a todas bondadosa[.]
A tus hijas benigna siempre asiste,464
305 y después de esta vida fatigada
haz te alabe en el cielo mi Prelada.
Volunta[d]
Esposo digno de la Virgen Madre,
Patriarca Santo, imán de mis amores,
464
La grafía parece insinuar “asiste” aunque no es clara.
320
y de Jesús estimativo padre[.]
Elógiente los cielos, y tus loores
aterren al infierno, el diablo ladre,
y consuélense si, cuantos viadores
tu protección invoquen con anhelo,
pues puedes tanto en el augusto cielo.
Sí mi José, sí mi José querido
del niño Dios, custodio soberano
y entre millares de hombres escogido.
Patrón de este Convento, a quien ufano
ha amado siempre, humilde yo te pido
el que jamás nos dejes de tu mano, y que
a nuestra Prelada el postrer día
asistas con Jesús y con María.
Modesti[a]
Y tú, madre Teresa, a quien el Cielo
quiso que fueras nuestra protectora,
325 premiando tu virtud y santo celo
con que emprendiste ser reformadora
de la orden primitiva del Carmelo,
cuida tu grey benigna pues te adora,
y cada una te llama en este día,
330 Teresa de Jesús y también mía.
Somos tus hijas, ínclita Teresa,
después que en el Carmelo profesamos.
Por nuestra Madre la Orden te aclama
y con títulos mil, todas te amamos.
335 Sed nuestra directora y Prelada para
que tu virtud siempre sigamos
y a quien te substituye por destino
dale una saeta del amor divino.
Devoc[ión]
Juan de la Cruz, austero penitente,
340 a quien el cielo desde niño llama,
519
520
345
350
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
pues de nueve años ya, tan inocente
tomabas los sarmientos por la cama.
Desde el cielo do[nde] estás, mira clemente
a esta comunidad cuando te aclama
llena de amor y afecto soberano:
Segundo Fundador Carmelitano.
Tú, de Teresa compañero fuiste,
de la Virgen María favorecido
e inspirado de Dios te propusiste
ver el Orden Carmelo restituido
a su antiguo esplendor, y así lo viste
con tu tesón constante y decidido.
Pues por este fervor y santo celo
haz que te veamos todas en el Cielo.
Aleg[ría]
355 Esclarecida virgen Catarina,
impávida de Cristo confesora,
martillo del gentil, sabia heroína,
y de la fe constante defensora.
Por tu virtud y caridad divina
360 te suplico que seas la Protectora
de nuestra amable madre, Priora.
Pues tu especial devota se confiesa.
Por aquella tu fe grande y constante
con que sufriste azotes tan sangrientos.
365 Por amor de Jesús, y con q[u]e amante
once días de prisión sin alimentos
sufriste heroica[,] nunca vacilante
hasta rendir los últimos alientos
al filo de la cruel funesta espada
370 tu protección dispensa a la Prelada.
Humil[dad]
Virgen del Monte Carmelo,
dale acierto en su gobierno,
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
porque no logre el infierno
su entrada impedirla al cielo.
Modest[ia]
375 Pues súbdita se confiesa,
[¡]O[h] Teresa ! siempre tuya,
haz que tu virtud la instruya
porque sea digna Teresa.
Devoc[ión]
Dala de gobierno luz,
380 y consíguela la gracia
pues te ama con eficacia,
glorioso Juan de la Cruz.
Alegría
Haz, Catarina gloriosa,
porque el demonio se asombre
385 qué pues tiene aquí tu nombre,
te vea en el cielo dichosa.
Voluntad
Y en su postrera agonía
o José, merezca verte
porque sea feliz su muerte
390 con tu amable compañía.
Humi[ldad]
Y tú, Prelada digna, a quien amamos.
Voluntad
Tú, nuestra siempre amada Superiora[;]
nuestros afectos hoy te consagramos.
Como que de ellos eres acreedora.
521
522
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Modestia
395 Admítelos benigna pues deseamos
que en todo seas felice [sic], y por ahora ...
Devoción
…permite diga nuestra voz festiva[:]
[¡]Que viva Catarina[!]
Todas
Viva, viva.
Fin
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
523
Sección II
2.2. Cayetano Javier de Cabrera y Quintero (1698-1778)
Este autor que presentamos fue un conocido polígrafo novohispano del siglo xviii. Además de su magnífica obra Escudo de
Armas de México y otras notables composiciones,465 escribió varias obras menores para los conventos de religiosas de Ciudad
de México, con algunas de las cuales parece sostuvo una relación
amistosa y cercana, quizá en su calidad de presbítero perteneciente a la Congregación de Sacerdotes de San Felipe de Neri
de Ciudad de México. Dedicó al menos cinco textos breves a las
citadas comunidades monásticas.466 Su Coloquio para el hospedaje
de Nuestra Señora lo dedicó para el noviciado del convento de
Entre otros estudios de Cabrera y Quintero ver, Claudia Parodi, Obra dramática. Teatro novohispano del Siglo xviii. México: unam, 1976; Lia Coronati,
Obras poéticas latinas de Cayetano de Cabrera y Quintero. México: Instituto de
Investigaciones Filológicas, unam, 1988; Marco J. Guillén, “Cayetano de Cabrera y Quintero: ‘elegante sonoro cisne del Mexicano Pindo’” en Patricia Villegas
Aguilar, coord. Estela de San Juan de la Cruz en Nueva España. México: Universidad Iberoamericana, 2008, pp. 67-88. Germán Viveros Maldonado ha hecho
estudios introductorios y bien documentadas ediciones de, Empeños de la casa
de la sabiduría, Escudo de armas de México y El iris de Salamanca. Sin lugar a
duda, los estudios de Iván Escamilla actualizan el problema historiográfico de
este personaje en el contexto de la Nueva España del siglo xviii. Al respecto
puede verse a Iván Escamilla González “Cayetano de Cabrera y Quintero y su
Escudo de armas de México”, en Rosa Camelo y Patricia Escandón, coords. La
creación de una imagen propia. La tradición española Tomo 1: Historiografía civil,
Vol. ii, (México: iih/unam, 2012) pp. 583-604.También puede verse la perspectiva
de Cabrera en su magna obra en Iván Escamilla González y Paula Mues Orts
“Visualizaciones del territorio urbano en el Escudo de armas de México, de
Cayetano Cabrera Quintero” en La iglesia y sus territorios, siglos xvi-xviii, María
del Pilar Martínez López-Cano y Francisco Javier Cervantes Bello, coords. México: iih/unam, 2020, pp. 353-378,
466
Un estudio más específico de la producción de este personaje puede verse
en Claudia Parodi Lewin, “La obra dramática de Cayetano Javier Cabrera y
Quintero. Aproximación al estudio del teatro del siglo xviii en la Nueva España. Tesis de licenciatura en Letras Españolas, Escuela de Filosofía y Letras,
Universidad Iberoamericana, México, 1968.
465
524
525
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
religiosas capuchinas de la capital. Otra composición fue para
la vicaria de coro del convento de Balvanera con motivo de la
celebración navideña y les dedicó Da las Pascuas la vicaria de
coro. Para el convento de Jesús María, uno de los más antiguos y
prestigiosos de la capital, Cabrera escribió una Loa jocosa que se
representó en la portería del convento para la entrega del oficio
que hacían las “antiguas” porteras a las nuevas. La cuarta Loa
jocosa para entregar el oficio la maestra de novicias se orientó a desearle parabienes a quien se haría cargo del oficio y una quinta
obra no está claramente identificada.467
De acuerdo con las reglas y constituciones, las prioras o abadesas tomaban el cargo tras las elecciones y con ellas cambian
su capítulo y se asignaban los oficios; todos estos movimientos
administrativos, de manera regular debían ser trianuales. Las religiosas pedían autorización para la celebración de las elecciones
y sometían su resultado a los superiores para su aprobación y legitimación final. La designación de “candidatas” para los oficios
suponía una selección interior que dependía del juicio de las religiosas más antiguas, quienes estudiaban las aptitudes de cada
miembro de la comunidad. Este proceso no estuvo exento de
animosidades o amiguismos, pero fueron una de las actividades
interiores del convento que tuvieron una regularidad y firmeza
muy enraizada.468 Es evidente que con los cambios de prioratos
y de oficios se realizaban actos festivos y las loas formaron parte
de estos. Algunos documentos muestran que las nuevas religio-
sas en los “oficios” ofrecían bocadillos o chocolate a las hermanas que los dejaban y las composiciones de Cabrera sugieren
que, en su tiempo, la trasmisión de oficios podría acompañarse
con alguna composición jocosa. No podemos asegurar que esta
fuera la costumbre en todos los conventos novohispanos, ni que
tales ocasiones se celebraran de igual manera en tiempos anteriores. Pudieron haber sido actos muy especiales y no repetibles.
No es de extrañar que Cabrera escribiera estas composiciones dada su religiosidad y su habilidad como literato. Pueden
haber sido resultado de encargo de las religiosas y pueden no
haberle tomado mucho de su tiempo al escritor, cuyos vuelos
literarios se orientaban hacia obras de mayor magnitud. Sin embargo, lo que es preciso subrayar es como aun los más encumbrados intelectuales del siglo xviii no desdeñaron complacer a
las monjas y obsequiarles algunas composiciones para sus festejos. Cabrera escribió además otras dos obras para el Colegio
de San Miguel de Belén en 1756 y una para el recibimiento del
virrey Agustín Ahumada y Villalón, conde de las Amarillas y su
esposa.469
Poemas de Cayetano de Cabrera, Biblioteca Nacional de México (bnm), Manuscritos, 1595, No. 57. fols. 172v-173.
468
Al respecto, ver, Lavrin, Las esposas de Cristo, pp. 160-94. Aunque ese orden
se procuró seguir en los conventos de descalzas, en los de calzadas hubo excepciones a la regla y fueron comunes las reelecciones o las alternancias del
poder internamente. Véase, Rosalva Loreto López, “Las Abadesas virtuosas y
poderosas en el mundo colonial americano”, pp.. 429-265, junto con diversos
casos hispanoamericanos y europeos en Ángela Atienza López (ed.) Mujeres
entre el claustro y el siglo. Autoridad y poder en el mundo religioso femenino. Siglos
xvi-xviii, (Madrid: Fundación San Millán de la Cogolla/Silex/Universidad de
la Rioja, 2018).
467
Ver el coloquio en otra sección de este volumen. Octavio Rivera Krakowska y Abel Rogelio Terrazas, “Comunidades, monjas y teatro en Nueva España,
siglo xviii” en Investigación teatral, 6:9 (enero-julio 2016) http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/teatro-de-monjas-en-la-nueva-espaa-0/html/14b3595f0e02-4859-8da2-808e9a6fa0bd_2.html. Sobre otras obras teatrales para recibir
a los marqueses de las Amarillas, ver, Frederick Luciani, Joaquín Barruchi y
Arana, Relación del festejo que a los Marqueses de las Amarillas les hicieron las Señoras Religiosas del Convento de San Jerónimo. México, 1756. Madrid/Frankfurt:
Iberoamericana/Vervuert, 2011.
469
526
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
2.2.a. Jácara. Da las pascuas la vicaria de coro de Nuestra
Señora [de Balvanera] a su comunidad, año de 1723470
Sumario
Una de las obras más humorísticas de la pluma de Cayetano de
Cabrera fue la que escribió para la vicaria de coro del convento
de Balvanera de México. Cabrera capturó el espíritu festivo de
la estación navideña en una graciosa loa en la que la vicaria
promete regalos especiales para toda la comunidad. Se trata
de una jácara, uno de los géneros satíricos que se representaban en el entreacto de las comedias del Siglo de Oro español. En los intermedios se podían representar bailes, loas y
entremeses. Los personajes eran gente del bajo mundo y su
diálogo provocaba la hilaridad. Calderón de la Barca y Francisco de Quevedo cultivaron este género. Cabe añadir que entre
los siglos xvi y xviii, la jácara fue también un estilo musical
de carácter instrumental. Siguiendo esta línea,471 en esta obra,
Cabrera juega con las identidades de las religiosas y con sus
actividades dentro del claustro y hace una burla muy sana pero
respetuosa de estos.472
La intérprete es la vicaria de coro, a quien cabía la dirección
de las actividades que se llevaban a cabo en el coro, como el
rezo, la música y el canto y supervisaba el ejercicio correcto de
los oficios. En esta loa el discurso no es de carácter espiritual. Al
contrario, se enfoca sobre bienes materiales que se distribuían
en la Navidad. La vicaria, que es el único personaje, promete un
Biblioteca Nacional, México. Manuscritos 1595. No 57, fol. 168v-172v.
Se trata de un monólogo de 184 versos octosílabos en el cual todos los “regalos” tienen un sentido sesgado que les confiere jocosidad.
472
Para una descripción de los oficios internos de un convento ver, Alicia Bazarte Martínez, Enrique Tovar Esquivel y Martha A. Tronco Ramos, El convento jerónimo de San Lorenzo (1598-1867). México: Instituto Politécnico Nacional,
2001. Asimismo, Alicia Bazarte Martínez, Desde el Claustro de la Higuera. Objetos
sacros y vida cotidiana en el exconvento Jerónimo de San Lorenzo. México: Instituto
Politécnico Nacional, 2007.
470
471
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
527
aguinaldo o regalo como festejo de la tradicional Noche Buena
el 24 de diciembre, cuando se celebra el advenimiento de Jesús.
Aclara, con ironía, que los regalos no son producto de su imaginación, sino “realidades físicas de sus ideas.” En realidad, era
todo lo contrario. No eran solo imaginarios, sino hiperbólicos, tal
como los deseos de que las religiosas vivieran mil navidades sin
hacerse viejas, ni perder su virtud o belleza. La vicaria de coro
va enumerando todos los oficios dentro del convento, y ofrece a
quienes lo ejercían los objetos que reflejarían su carácter o el de
su ocupación, y anota que no dejaría de pedir recibo de todos
los regalos, conforme al uso y costumbre de las contadoras de
tener un recibo escrito de toda transacción. Este detalle añadiría mayor jovialidad a su lista. El uso de chistes o dichos del
momento serían muy claros a quienes los escuchaban entonces.
Cabrera, intencionalmente, inyectó un sabor local a esta pieza
que resulta muy idiosincrático al volcarse la sátira al interior del
convento. Cabrera mezcla las alegorías con las metáforas, las sutilezas de intención con las de lenguaje, y desafía al auditorio de
entonces y al lector de hoy a encontrar el significado de los acertijos verbales, algunos de los cuales se insinúan a continuación.
La vicaria se dirige en primer lugar a la abadesa, a quien
como cabeza del convento ofrece una “barbacoa” en un plato
de oro. De manera literal puede referirse a un plato lleno de
comidas asadas,473 pero en un sentido figurado es un regalo de
abundancia ofrecido en un “Platón” de oro a quien en acciones
y palabras es todo oro y piedras preciosas. El platón se refiere al tamaño de la pieza, pero por estar escrito con mayúscula
se sugiere al filósofo griego, cuyo émulo en sabiduría sería la
abadesa. En cuanto al regalo para la madre vicaria, que era la
segunda autoridad del convento, consistiría en fardos de tejiLa palabra barbacoa tiene raíces prehispánicas en el Caribe y en México y
significa cocción por calor indirecto. Cobra variantes según la parte de México
en donde se prepara, en el centro del país, por lo regular es carne de carnero
envuelta en pencas de maguey y cocida en un horno bajo tierra. En el sureste
se emplea carne de puerco.
473
528
529
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
dos de Inglaterra, los cuales se intelige eran refinados, suave
como la persona, y también caros antes del tercer cuarto del
siglo, dado que Inglaterra y España sostuvieron varias guerras
durante el siglo xvii, y su comercio era muy restringido.474 A los
tejidos exóticos se añadirían cien mil bayetas, tejido más burdo
pero útil para “beber” sus enseñanzas. Resulta contradictorio
utilizar una metáfora líquida aplicada a un paño, pero es posible
que eso fuera el objeto del chiste. Las enseñanzas se podrían
diluir en el tejido. ¿Sería posible empaparse con ellas como el
paño con el líquido, o serían simplemente filtradas y quizá no
recordadas? Respecto de las definidoras o consejeras del claustro, ellas recibirían también telas labradas con corazones, el sitio
de los afectos. Es posible una sugerencia al carácter de las definidoras como centro o corazón del monasterio, pero también
indica cuán apreciados eran los textiles para las necesidades de
las enclaustradas. La secretaria, que necesitaba papel para sus
actividades como encargada de cuentas, cartas, y todo lo escrito,
recibiría mil resmas, otra exageración dado el alto precio del
papel y su regulado comercio como parte del monopolio real. El
chiste está en la comparación de las manos, parte de la medida
del papel, con las manos de la secretaria.
Las celadoras, encargadas de velar por el orden interno y la
observancia de la regla en la vida cotidiana recibirían seis mil
cajetas, conserva que se hacía con leche azucarada y se conoce también como dulce de leche. Cabrera juega con el uso de
conserva como dulce y el verbo conservar, tarea de las celadoras que debían “conservar” las reglas del convento. Las porteras,
encargadas de cuidar las puertas y verdaderas bisagras entre el
mundo interior y el mundo seglar, recibirían dinero, para que
nunca se quedaran sin éste para las compras que realizaban.
Mirarse por puertas, frase que utiliza para describir la posible
inopia económica de la portera, significaba carecer de dinero y,
aquí de nuevo, el autor juega con el dicho popular y la ocupación de las porteras que tienen necesidad constante de dinero
para la compra de y pago de las mercancías que pasaban por las
puertas, así como el pago de los compromisos económicos de la
institución. Siguiendo su juego verbal, las torneras, encargadas
del torno del convento, tendrían cien “terneras.” Con el cambio
de una vocal, creaba palabra afín al oficio de tornera que seguramente causaría hilaridad. La maestra de novicias recibiría una
medida de almendras y pasas para las novicias, productos que
“pulirían” o acabarían bien pronto. Se insinúa que las novicias
parecen delicadas, pero comen mucho, y así se le darán regalo
“a gruesa” con gran cantidad de colaciones. La maestra, no ya de
novicias, sino de las niñas que vivían en los conventos, recibiría
muchas de ellas, descritas como buenas piezas de oro. La sacristana, encargada del aseo de los altares, recibiría ornamentos
y cera, mientras que las “obreras” o legas recibirían cargas de
piedras,475 pero “preciosas” y madera, pero muy fina, de canela. Las obreras eran aquellas monjas legas encargadas de obras
físicas en el convento. Respecto de las mozas, encargadas del
trabajo cotidiano en el monasterio, darían gustos a la maestra
encargada de adoctrinarlas, porque sería “justo” que le dieran
gusto. Cabrera pudo haber escrito justo con g, a propósito, para
añadir el doblez de la palabra. Por otra parte, significaría que
sería placentero que las mozas cesaran de dar disgustos a su
maestra. Igual chanza se hace con la enfermera, a quien se le
daría camisas para sanar a las enfermas, que podrían vender. Si
quieres, decía, las “vendas”, o sea, algo que se utilizaba mucho
en la enfermería. Las escuchas, encargadas de asegurar que no
se hablara nada no deseable durante las visitas, tendrían “orejeras” de virtud para no oír nada malo. Las correctoras, quienes
no serían muy populares dado su papel de corregir y ordenar
Richard Salvucci, Textiles and Capitalism in Mexico: An economic History of the
Obrajes, 1539-1840. Princeton: Princeton University Press, 1987; Manuel Miño
Grijalva, Obrajes y tejedores de Nueva España, 1700-1810. México: El Colegio de
México, 1998.
474
475
Quizá se asoció con el término de “silleras”, porque eran las monjas mayores las encargadas de recibir los sillares de cantería con los que se construía
alguna sección del convento.
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castigos si fueran necesarios, serían muy halagadas y serían menos severas, y a todas les agradarían sus dictados. A la vicaria de
coro, es decir, ella misma, se le darían cajetas que igualarían la
dulzura de la voz, –voz de jalea– cualidad que también elogia a la
religiosa “calendaria” que anunciaba el nacimiento de Cristo. El
dulce era para causar dulzura, especialmente en la voz.
La pieza demuestra su aspecto popular y de aprecio de las
comidas navideñas al enumerar las copiosas cantidades de comestibles que llegarían al convento para la nochebuena: coquitos, piñones, pescado, aguardiente, frutas y pasteles. Se trataba
de una verdadera cornucopia para el regocijo de todas, que nos
da una idea de la variedad de productos elaborados en la cocina
conventual, y se sugiere que se incluirían dos bebidas alcohólicas: el aguardiente y la mistela. De allí pasa a obsequiar a las
autoridades eclesiásticas con regalos como un forlón o coche
para el capellán que las visita, tirado por mulas que había que
domesticar. No sería muy arriesgado pensar que las mulas cerreras y negras serían las mismas religiosas en sus hábitos, y la
tarea del capellán era la ingrata de mantenerlas sujetas a su vida
interior. Al cirujano se le darían “piezas” para cortar vestidos de
nobleza. Para este objetivo no tendría que usar las tijeras de su
profesión. Cortaría vestidos, no cuerpos. Esta es posiblemente
una referencia oblicua a la falta de alto estatus social que tenían
los cirujanos o sangradores en la sociedad. Los sacristanes recibirían paneles de cera para que no “vendan” la cera del convento, sino la propia. Hay aquí una solapada crítica, quizá, de
alguna que otra desaparición de velas del convento. Las mozas
recibirían turrones para que no se quejen de la “feria” o sea
del trabajo que aún tienen que hacer el día de “descanso”. Un
solo nombre propio se menciona en este recitativo entremés: el
de Pancho Morán, al parecer un mozo o intermediario que las
servía y a quien se ofrecen medias y una porción de los “regalos” que llevaba y traía al convento. Puede también haber sido
un administrador. Las “medias” y el “diezmo” son metáforas de
porción tributaria. Al final, la vicaria de coro anuncia que ha
gastado toda su hacienda –todo lo que posee– para alegrar su
claustro y hogar, fiel como Vesta a su patrona religiosa, y rico
en sus dichas como el mítico rey Creso lo era con sus tesoros,
y pide indulgencia a sus hermanas por las chanzas y las caracterizaciones. El ingenio de Cayetano de Cabrera brilla en esta
composición. Su comprensión del mundo claustral le permitió
una aproximación muy empática y en sintonía con este.
Da las pascuas la Vicaria de coro de Nuestra Señora [de
Balvanera] a su comunidad, año de 1723
Jácara
5
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15
20
Va de Pascuas reinas mías
Allá van escuchen, atiendan
Verán que linda ensalada
Les sirvo esta noche buena
A todas sin que una falte
He de dar a manos llenas
Aguinaldo, que bien caben
De mi memoria en las cuentas.
Y no piensen que es fingido,
Lo que mi amor dar intenta
Que todas son realidades
De mis físicas ideas.
Tengan pues muy buenas Pascuas,
Y sean tantas las que tengan,
Que cuenten mil navidades
Sin llegar a hacerse viejas.
Siempre con cara de Pascua
Las celebren y las vean
Compitiéndose en sus lustros
La virtud y la belleza.
Empiece ya el aguinaldo
A darse, con advertencia
Que han de darme su recibo
532
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45
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
De todo al pie de la letra.
A nuestra Abadesa doy
Una barbacoa entera
Que es cosa que le conviene
Por ser suave y ser cabeza.
En un Platón se la sirvo476
De oro fino, porque sepan
Que tienen cabeza de oro
En nuestra Madre Abadesa.
Tantas perlas y diamantes
Como encubre, pues en ella
Es cada acción un diamante,
Cada palabra, una perla,
A nuestra Madre vicaria
Le traigo de Inglaterra
Treinta fardos de tejidos
Como su genio, de seda
Cien mil bayetas lustrosas.477
Porque dar a beber pueda
Lo dulce de sus preceptos
Con cucharas de bayeta.
Luego a las Definidoras
Grande cantidad de telas
De corazones labradas
De inestimable fineza[.]
A la ilustre Secretaria
Platón es un plato grande para servir alimentos, pero cuando se usa con
mayúscula se refiere al filósofo griego, Por lo tanto, sugiere un doble entendido en cuanto a que como cabeza del convento se elogia a la abadesa por su
entendimiento, sus acciones y sus palabras, al asemejarlas con el oro, las perlas
y los diamantes.
477
El texto dice “sin mil”. Puede ser error de la copista. Tela de lana poco tupida o paño para limpiar superficies. En México se vendía bayeta de la tierra
y bayeta de Castilla, por varas. Concepción Company y Chantal Melis, Léxico
histórico del español de México, México: unam, 2002, p. 97.
476
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
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533
Daré de papel mil resmas478
Cuyas manos son muy blancas
Porque a las suyas parezcan.
A las Madres Celadoras
Ofrezco seis mil cajetas479
Que a dulces tan religiosos
El celo es quien los conserva.
Diez mil almudes de doblones480
Doy a la Madre Portera
Para que así quede rica
Aunque se mire por puertas.
A las torneras les traigo
Con mudar solo una letra
Sobre las torneras mías
A cada una cien terneras
A la Maestra de Novicias
Un caíz de pasas y almendras481
Pues de este género pule
Unas niñas y otras frescas.
Mil piezas de oro reciba.
De jóvenes la Maestra
Pues cada una es como un oro
Y también muy buena pieza.
A las Sacristanas pongo
La resma consiste en 20 manos de papel. Una mano contiene 5 cuadernillos. Cada cuadernillo tenía 5 hojas. En total, una resma contenía 500 hojas de
papel. El regalo sería de una cantidad inusitada, ya que el papel fue siempre
caro en Nueva España dado que estaba sujeto a impuestos especiales por tratarse de monopolio real. Véase el juego de manos de papel con las manos de
la secretaria.
479
Cajeta, dulce de leche de cabra o mezclada con leche de vaca y preparada en
ollas de cobre, que se originó en la ciudad de Celaya.
480
Almud es una medida para granos equivalente a 3.5 kilogramos actuales.
Doblones eran monedas de oro que valían dos escudos de oro. El valor exacto
de las monedas es irrelevante, ya que al ser el regalo de “almudes” de monedas
de oro significaba una gran riqueza.
481
Cahiz, medida de capacidad para cereales equivalente a 8 fanegas.
478
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
En sus manos a Venecia
Pues son para los altares
Tersos vidrios blancas ceras482
A la obrera doy cien cargas483
De piedras y de madera
La una (sic) son de zafiros
Y las otras de canela.
A la Maestra de las mozas
Doy mil gustos, que hagan ellas,
Pues es gusto que den gusto
Las mozas a la maestra.
A la enfermera mayor
Seis mil camisas muy buenas
De sana, con que las cures
Y si no quiera, las vendas.
A las Escuchas les mando
Unas ricas orejeras
De tanta virtud, que nunca
Oirán las palabras necias.
A las Correctoras doy
Una gala tan discreta484
Que con ella, cuanto manden
A todos bien les parezca[.]
A la Vicaria de coro
Dos mil cajetas bien hechas
Que son por dulces y suaves
Como su voz de jalea.
A la Calendaria traigo
Un ángel de oro y de piedras
Pues en su voz como un Ángel
Comprar las sacristanas con vidrios o cristales finos de Venecia y la cera cara
para velas de los altares que cuidan.
483
La carga equivalía a dos fanegas. Fanega también se escribe anega en esta
jácara y equivale a 43.27 kilogramos.
484
Gala: banquete o recepción de lujo.
482
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Nos anuncia la Calenda.485
Para las demás vicarias
Daré tres mil Phylomenas486
Pájaros que por sonoros
Ser retrato suyo puedan.
A las conventuales traigo
Tantas de las cosas buenas
Que avala por cantidad
Entre si partan, y cuentas.
De coquitos veinte cargas487
De piñones cien [f]anegas
De pescado mil barriles
Cuidado con lo que pescan.
Diez mil búcaros de Italia488
Para que con ellos beban
Tres mil pipas de aguardiente
Y otras tantas de mistela.489
Doce carros en que vienen
Naranjas, limas[,] camuesas490
Porque tengan algún jugo
No sea todo fruta seca.
A las Novicias daré
Setenta gruesas de hojuelas491
Que aunque son muy delicadas
Se les da el regalo a gruesas
Y además gran cantidad
De colaciones diversas
La calenda es el himno que anuncia la natividad de Cristo Las religiosas
bernardas cantaban la calenda a las 6 de la mañana.
486
Las filomenas son ruiseñores o aves canoras.
487
Fruto de una especie de palma; bebida típica navideña.
488
Búcaro, vasija de arcilla roja; vasos de cristal importados de Italia.
489
Licor elaborado con la mezcla de mosto de uva y alcohol.
490
Camuesas: una especie de manzana aromática de España.
491
Hojuelas: porción de masa harina que se fríe y se come con azúcar o miel.
485
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Excepto los canelones492
Que este dulce las arredra.
Doy al Capellán mayor
Un forlón con mulas negras493
Que podrán tirarle pías
Si las saca de cerreras494
Para el Capellán segundo495
Me labr[ó] una confitera496
Un parnaso de alfeñique497
No se lo hurten los poetas.
Al mayordomo, supuesto
Que corre con nuestras rentas
Le doy a puerta cerrada
Sobre ellas libranzas abiertas498
Al Doctor doy tantos bobos499
Como julepes nos echa500
Porque vea que de aguinaldo
También su récipe llena.
Al Cirujano daré
Treinta piezas de nobleza
Canelones: Pasta de harina de trigo con la que se envuelve un relleno de
carne, ave o pescado y verduras.
493
Furlón es un coche, estrecho por abajo y ancho por arriba, de cuatro asientos y sin estribos.
494
Cerreras: Animal sin domar.
495
El capellán ofrece consejo espiritual y oficia las misas del convento, recibiendo un salario o capellanía anual, usualmente de la mitra, de su Orden, o
de una obra pía.
496
Confitera: recipiente para dulces o persona que los confecciona.
497
Alfeñique: dulce de pasta de azúcar. Parnaso es un término asociado a la
producción de poesía. Quizá sugiere que el capellán componía versos o alguna
otra obra literaria.
498
Libranzas: carta de pago contra alguien que tiene fondos a su disposición.
499
Bobos: pez del golfo de México y ríos que desembocan en él. Era comestible
frecuente en los conventos.
500
Julepe: sirope, jarabe que se suponía fortificaba el corazón, o poción recomendada para las “sufocaciones histéricas”. Ver Félix Palacios, Palestra Pharmaceutica Chymico-Galenica. Madrid: Juan García Infanzón, 1706.
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Para que corte vestidos
Pero no con su tijera.
A todos los sacristanes
Doy de panal una recua501
Porque si cera vendieren
Lo saquen de su colmena.
A las mozas doy cien libras
De turrones de Valencia
Que en esta feria he comprado
No me hablen mal de la feria.502
A Pancho Morán le doy
Demás de muy ricas medias
El diezmo de los regalos503
Que nos trae, y que nos lleva.
Pienso que nadie se olvida
Más si alguno queda fuera
Que goce todas las faltas
De lo que al número resta.
Y con esto reinas mías
Vuestros perdones merezca
Que yo para mí no quiero
Más que vuestra indulgencia.
Y con esto santas Pascuas
Que ya he gastado mi hacienda504
Porque de mi voluntad
Tengáis una alegre muestra.
Conque este ilustre convento
Sacra emulación de Vesta,505
Recua: una multitud de cosas o animales que siguen unas tras de otra. Burla
de sacristanes que pueden robarse la cera destinada al convento.
502
Descanso del trabajo.
503
Diezmo: tributo del diez por ciento sobre el valor de ciertas mercancías
que recibían la Iglesia o el rey. Usualmente se rebajaba del diez a una porción
menor.
504
Conjunto de bienes y riqueza.
505
Vesta: diosa del hogar, hermana de Júpiter y símbolo de fidelidad.
501
538
180
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
De la religión emporio
Y gloria de Balvanera506
Mejor que Creso en sus dichas507
Tan felices pascuas tenga
Y tantas que del guarismo508
Se llegue a perder la cuenta.
FIN
2.2.b. Loa Jocosa para entregar el oficio la Maestra Correctora
que acaba, a la que comienza. Letrillas509
Pequeña composición de tono satírico que delata una pluma no
conventual, pero conocedora de los problemas anteriores del
claustro. Ninguna de las dos acepciones de esta breve composición llena la definición de su carácter. No es una loa, como composición breve antes de una pieza dramática. El subtítulo también
añade “letrillas”, que es una composición breve dividida en estrofas al final de las cuales se repite un estribillo. De acuerdo con esa
definición, esta composición no es una letrilla, aunque comparte
el espíritu satírico que animaron las de escritores de la Edad de
Oro de la literatura española como Luis de Góngora y Francisco
de Quevedo. De hecho, este último es citado al final de esta.
La tarea de maestra correctora era una de las más demandantes dentro del claustro, ya que tenía que corregir los defectos
en la observancia de la regla en que incurrían las religiosas de
la comunidad.510 La jocosidad es negativa. La maestra correctora
El monasterio de Valvanera en la Rioja, España, rinde culto a la virgen de
Valvanera. Su fiesta se celebra el 8 de septiembre.
507
Creso, último rey de Lidia, hoy Turquía, en el siglo vi a.C. que se tenía por
el hombre más rico de su tiempo.
508
Acepción de la época que significaba número. Sugiere que sus regalos son
tan numerosos que se pierde la cuenta.
509
Biblioteca Nacional, México, Manuscritos 1595, No. 57, fol. 172 v, 173.
510
Contamos con referencias exactas de las diversas actividades como correctora de mesa, de la encargada de la capilla de canto o de la lectura, quien
506
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
539
hace burla de sus obligaciones y de las evasiones que ha encontrado en su tarea. Sin embargo, el significado de esta composición no es fácil de descifrar. Expresa el reproche mediante una
parábola bien conocida en el evangelio de Mateo, sobre la invitación de Jesús a los convidados a una boda, que sería su reino.511
En el caso de las religiosas la invitación a la boda se hacía aún
más patente en cuanto a que la profesión solemne se entendía
como las bodas con el esposo Divino. La composición sugiere
que la maestra había comprobado cierto desgano y evasiones,
“excusándose todos/allá con sus razones y pretextos.” ¿Se referiría a sus compañeras o a las que, como “los penitenciarios”, pedía confesiones sin recibir apoyo “excusandose todos … con sus
razones y pretextos”? De un modo u otro se declara penitenciaria “en solitario yermo”. O sea, también ella sufría su penitencia
al cumplir su obligación sin tener recurso alguno para cambiarlo. Deja detrás “esqueletos” de pecados y comportamientos que
serían mejor dejar en sus tumbas los confesores.
Tres años de tal ocupación esperaban a la nueva maestra,
quien, a su vez, habría de llegar a su fin, y alcanzar la felicidad
que ésta experimentaba al dejar tan comprometida y difícil labor. Citando a Quevedo, observa que no habrá relevo alguno,
siempre se está pegado a los remos del deber. No es esta la despedida de una persona que ha recibido satisfacción en su oficio.
Su experiencia la lleva a conmiserarse con quien tomaría su lugar. Por su parte, da gracias a Dios que ha terminado su trienio.
Ninguna otra expresión de su estado emocional podría haber
sido más clara o contundente. Es difícil determinar si en realidad esta composición sería para decirse o declamarse ante la
comunidad, o más bien fuera dedicada a alguna monja conocida
por el autor, con simpatía hacia su situación. Como el tono de la
corregía a la hebdómada asignada para el refectorio. Al respecto, puede verse
a Rosalva Loreto López, “Leer, contar, cantar y escribir. Un acercamiento a las
prácticas de la lectura conventual. Puebla de los Ángeles, México, siglos xvii y
xviii” en Estudios de Historia Novohispana, Vol. 23, 2000, pp. 67-96.
511
Mateo 22, 1:14.
540
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
composición es quejumbroso, es difícil imaginar que esta obra
pudiera haber sido compartida con la comunidad, pero no cabe
duda de que nació de la experiencia de una persona.512 La habilidad de Cabrera y Quintero para trasladar tales sentimientos al
papel es solo imaginable como resultado de una amistad de confianza con la monja que fungió como maestra. Como hipótesis,
tal vez no sea muy descabellada.
Loa jocosa para entregar el oficio la Maestra Correctora- que
acaba, a la que comienza. Letrilla513
5
10
15
Por el cargo que antes
Este pasado trienio
Indignamente tuve
Y que[,] hoy corrida por inútil dejo,
Supuesto que se colma
Con más digno sujeto,
Que obrará con más garbos
En el debido a su persona empleo.
Y por lo mejorado
Que queda el ministerio
Le rindo a Dios las gracias
De haber salido bien de tanto empeño.
Tres años de corista
He pasado viviendo
Con los penitenciarios,
Penitenciada en solitario yermo
Pidiendo confesiones
Traspasada y muriendo
Y excusándose todos
512
Asunción Lavrin, Las Esposas de Cristo, 89-92. El testimonio de una maestra de
novicias ilumina las demandas del oficio. Sobre el noviciado en general, ver,
pp.73-99.
513
Biblioteca Nacional, México, Manuscritos 1595, No. 57, fol. 172 v, 173.
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35
541
Allá con sus razones y pretextos
[¿]Cómo harían al trabajo
De venir, cuando vemos
Que a las bodas se excusan
Los convidados tres del evangelio?514
Dejo gustosa el coro
Por ser dejo, sin dejo515
Esos confesionarios.
Y ese asiento cogido tan de asiento,516
Iglesias, altar, tribunas,
Las lámparas, los muertos,
Calaveras, cadáveres517
Osamentas, sepulcros, y esqueletos.
Asístalos la Madre
Sucesora sin miedo
Hasta que llegue el plazo
De su entonces feliz futuro entrego.
Que tres y muchos años
Como dice Quevedo518
Parábola de los convidados a una boda, Mateo 22, 1:14. También se puede
pensar en Lucas 14-15: 24: “Muchos son los llamados y pocos los escogidos”.
515
Juego de palabras y significados. La palabra “Dejo” puede ser una inflexión
peculiar del habla, pero también, descuido y flojedad, placer o disgusto que
queda después de una acción. Al terminar su trienio, la maestra abandona
(dejó) su puesto, sin dejo, sin placer, sin descuido. Es un complicado juego de
significados a los que Cabrera parecía inclinarse.
516
Las posibilidades de varios significados hacen difícil explicar esta frase. El
primer asiento se refiere al del confesionario, pero la segunda mención de la
palabra puede significar estar establecido en el puesto de confesor, o el ordenamiento o registro de lo que allí se confiesa. La maestra correctora tenía que
oír mucho de sus pupilas y hasta cierto punto lo que oía eran confesiones en
un sentido amplio de la palabra, ya que, estrictamente, no podía ejercer esa
función. Por otra parte, sería posible una crítica a los confesores
517
Calavera: osamenta de la cabeza, pero también persona disipada e irresponsable.
518
El autor se ha leído a Francisco de Quevedo Villegas (1580-1645) polifacético
escritor cuyas obras pocas monjas hubieran tenido a mano, o considerada lectura apropiada para su estado.
514
542
40
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Un galeote los pasa
Bogando sin cesar pegado al remo.519
2.2.c. Loa jocosa que se representó en la portería del convento
de Jesús María, para la entrega a las nuevas porteras520
Esta loa fue escrita para “representarse “en la portería del convento. Tenía una intención clara de teatralidad en un espacio
amplio e idiosincrático por ser, de hecho, el mismo que se pretendía “representar”.
La Música alerta a las madres del convento de una pretendida batalla ocasionada por una “traición.” El autor usa la palabra
“entrega” del título, donde se usa en sentido de dar a otro, en
un sentido alegórico marcial que indicaría entrega a un enemigo. Cabrera creó una ilusión de batalla en la simple ceremonia
de traspaso de oficio para introducir un simulacro de traición
por Judas, quien se introduce en el recinto y trata de engañar
a las madres. El autor propone que Judas se esconde entre los
mercachifles que se encuentran usualmente en la portería. Judas es un despreciable impostor, y no hay que temer que dañe
a las porteras. Entre ellas, que son doce como los paladines de
Francia en tiempos de Carlomagno, desterrarán a la “gente de
Judas”, los mercaderes que venden chucherías y otros objetos.
Judas estará siempre colgado, alusión al suicidio de Judas, y las
madres cumplirán sus cargos con decoro, tal y como San Pedro
cuidaba de las puertas del cielo.
Esta obra tiene un sentido satírico y social más allá de su título. Las porteras eran parte del equipo de oficialas que gobernaEsta alusión a Quevedo es bastante oscura. Puede referirse a una jácara sin
nombre “dedicada a Escarramán” en la cual Quevedo comenta sobre la suerte
de un galeote. Ver, La poesía de Quevedo, ed. Manuel Ángel Candelas, Colodrón,
2007, p. 109. Agradecemos a la profesora Anne Cruz su asistencia con este
pasaje.
520
Poemas de Cayetano de Cabrera, Biblioteca Nacional de México (bnm), Manuscritos, 1595, No. 57. fols. 173v-176v.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
543
ban cada convento y su misión principal era servir de mediadoras
entre el convento y el mundo exterior. Al guardar el acceso al
convento, las porteras se responsabilizaban en recibir a personas que tenían negocios legales, espirituales o comerciales con
las religiosas. Para enfrentarse a sus tareas, las prioras o abadesas
elegían a monjas mayores para tal tarea, estas se alternaban en la
portería durante las horas en que permanecía abierta al público,
tanto a seglares como a los religiosos que tenían encargos espirituales con las monjas. El papel de la portería como única apertura
al mundo era complejo ya que en ese espacio se mezclaba lo secular con lo sagrado. En el siglo xvii las porterías conventuales de
los monasterios de monjas calzadas estuvieron sujetas a críticas
de autoridades eclesiásticas por haberse convertido en un lugar
bullicioso, lleno de mercachifles y mercaderías, y lejos de la circunspección apropiada para un recinto donde se albergaban las
esposas de Cristo.521 Esta alusión directa a los mercaderes sugiere
que las porterías seguían siendo espacio para la compra de mercancías de todas las especies.522
Loa jocosa que se representó en la portería del convento de
Jesús María, para la entrega a las nuevas porteras523
Música
Traición, traición, señora
Deste [de este] convento reinas
Madres chicas y grandes
Religiosas antiguas y modernas
[¡]Traición, traición, ay cielos!
5
Traición que nos entregan
519
Asunción Lavrin, Las esposas de Cristo, pp. 195-97.
Sobre la extrema sociabilidad en las porterías conventuales véase Rosalva
Loreto López, Los conventos de mujeres, pp. 139-145.
523
Poemas de Cayetano de Cabrera, Biblioteca Nacional de México (bnm), Manuscritos, 1595, No. 57. fols. 173v-176v.
521
522
544
10
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Que toquen a rebato,
Que el enemigo bate nuestras puertas.
Seis porteras antiguas
Salen, y vienen nuevas
De refresco otras tantas
Que unas y otras ajustan la docena
Como tres y dos cinco
Las seis, y seis numeran
Doce que son las mismas
Según San Juan que tiene el cielo puertas524
Por doce el cielo todo
bello se manifiesta
Luciendo en cada entrada
Una preciosa peregrina perla.
Traición, traición que al husmo525
De tan grande riqueza
El enemigo asalta.
Traición, ay Dios, traición que nos entregan.
Representan
Las porteras que salen
A las nuevas que hoy entran
Llámense Catarinas
Juanas, Luisas, Lugardas o Josefas.526
Aunque santos Tomases
Y aunque San Pedros sean
San Andrés, San Antonio,
Sinforosas, Belisas o Quiterias527
A las seis sucesoras
Apocalipsis, 21:12.
Husmo. Andar al husmo: esperar la ocasión para conseguir algo.
526
Referencia a los nombres de las porteras. Catarina puede referirse a santa
Catalina de Siena, o a Catalina de Alejandría. Lutgarda es santa Lutgarda,
[1182-1246] visionaria y mística nacida en Tongres en 1182. Profesó en el convento benedictino de Saint Trond, hoy Holanda, y murió en el convento cisterciense de Aywieres.
527
Sinforosa, mártir cristiana durante el reino del emperador Adriano (117-138
524
525
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
35
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45
50
55
545
Que tenemos Porteras
Llámense Estefanias
Escotofias, Urracas, Berenguelas528
Ello es, que las que salen
A las otras que hoy entran
Pax Christi las saludan
Y, tocan las campanas a la entrega.
Entrega dicen, cuando
Se le vino a la idea
Del traicionero Judas
Que a él le llamaban, y cátate que entra
Adsum dijo, con cara529
De quien vinagre prueba
Y a la entrega concurre
Con rara propensión el de Viruega.530
Aquí donde se engaña
Con maña fraudulenta
Tiene su lugar Judas
Entre los mercachifles que aquí llegan
Y en esta portería
Como hay compras y ventas
Funda su mayorazgo
Patrimonial con vínculo, y herencia.
Aquí su tribunal
Exige en estas puertas
A.D.). Quiteria fue virgen y mártir del segundo siglo cristiano, en la presente
Portugal. Belisa, personaje femenino que aparece en numerosas obras literarias como en la comedia de Lope de Vega, “Las bizarrías de Belisa,” y “La
discreta enamorada.” También aparece en La Diana de Jorge Montemayor.
528
Escotofia, es mujer descarada y habladora. Urraca fue una reina de León,
Castilla y Galicia [1079-1126]. Hay otra reina Urraca, en Castilla y Portugal (11861220), pero también puede referirse a los pájaros ruidosos del mismo nombre
y símbolos de mujeres parlanchinas. Berenguela se puede referir a la reina de
Castilla, Berenguela (1180-1246)
529
Adsum: latín, Estoy presente.
530
Viruega: Victoria militar contra los soldados británicos en la guerra de sucesión 1700-1714, que tuvo lugar el 8 de diciembre de 1710.
546
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Rabioso condenando
A que todos como él, barato vendan.
Que aprendan de él, les dice
Que sus tratos prendan
Pues vendió en treinta reales
De cielo y mundo la mayor presea.
Es de medir su vara
Mercantil, tal que buena
Una cuarta de hocico
Dos palmos de nariz, y uno de lengua
Y si comprar a ahorcados
Quieren las reverendas
[¿]De quien, como de Judas
Comprarán con mayores conveniencias?
Mal mercader se halla
Sin blanca sin bermeja
Moneda en su bolsillo
Por eso el pobretón anda por puertas
[¿]Hay quien le dé limosnas
a Judillas, siquiera
Porque mísero ahorcado
Arrepentido muere y desespera?
Váyase nora mala [en hora mala]
[¿]No ve, que enhorabuenas
Estamos entendiendo
Seis pares de gravísimas porteras?
Seis pares, que a ser doce
Sin duda compartieran
Con los doce de Francia531
Pares, que el mundo en quien celebra
Los grandes nobles durante el reinado de Carlomagno. Aparecen en La Canción de Rolando, gesta que subraya la muerte de Rolando, uno de los paladines
del emperador, en Roncesvalles en 779. La historia se tradujo al castellano y
fue publicada en Sevilla en 1521, siguiéndole numerosas ediciones en los siglos xvi y xvii. Los doce pares también se asocian con los doce apóstoles. En
Puebla se celebraban bailes de Tecuanis de los Doce Pares de Francia el 12 de
diciembre.
531
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
90
95
100
105
110
115
120
547
Váyase a las oscuras
De su seno cavernas
Vaya a sus calabozos
[¡]Estése allá, y acá nunca más vuelva!
[¿]Qué dicen Madres mías
Que aquí es donde se infiernan
Las almas, como quieren
Echarlo de su casa, a casa ajena?
Si esta puerta es su propio
Sitio,[¿]cómo lo echan
Del lugar en que se anda
Sin remisión en derramadas penas?
Si la gente de Judas
Viene aquí, y se congrega
A vender maritatas532
Cintas, listones, medias y calcetas
Siendo el patrono Judas
Que los capitanea
[¿]Cómo podrá su jefe
Faltarles a los suyos sin ofensa?
Si aquí se cortan bolsas
Y de ellas es mecenas
Invocado no puede
Dejar de cooperar con su influencia.
Y si aquí dan gatazos533
Buhoneros que alternan
Aunque tan de avería
No los puede faltar tan buena pieza.
Si aquí se vende fruta
y él es racimo, tenga
Entre guindas y anonas
Como zapote Judas su asistencia.
Maritatas: Bártulos o trastos.
Gatazos: Engaño que se hace a alguien para sacarle dinero. Aparentar algo
distinto de lo que se es, o guardar apariencias.
532
533
548
125
130
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Y si fue despensero,
Y ésta es una despensa
Téngalo aquí colgado,
Como que siempre jueves santo fueras.
Y al aire como la alma
De Garibay en pena534
Acompañe a estos bobos
Aquí colgados con la boca abierta
Y gocen muchos años
Nuestras madres porteras
Sus decorosos cargos
Imitando a San Pedro en cuidar puertas.
2.2.d. Coloquio al hospedaje de Nuestra Nuestra Señora en el
Noviciado del Convento de Religiosas Capuchinas de esta Corte
[de México]535
Pocas veces se encuentran composiciones literarias dedicadas a
las religiosas novicias. El Coloquio que aquí se transcribe es una
de ellas. A pesar de que un cronista español llamó al noviciado
“la primavera de la religión”, este autor también indicaba que el
periodo de prueba demandaba los mayores ejemplos de virtudes.536 El noviciado comenzaba una vez que la candidata pasaba
la aprobación del definitorio del convento y era el periodo de
entrenamiento para las aspirantes al velo de esposas de Jesucristo antes de hacer sus votos solemnes y perpetuos. En Nueva
Garibay es un personaje jocoso en Francisco de Quevedo, cuya alma se decía
no la querían ni Dios o el diablo. Obras escogidas de D. F. Quevedo y Villegas, ed.
Eugenio Ochoa, Paris, Garnier Hermanos, 1897, p. 237.
535
Cayetano de Cabrera y Quintero, Borradores de Cabrera, Ms. 1595, Vol. 3,
Biblioteca Nacional, México, fols. 114-117v.
536
Luis González Ceballos, Chronica del Observantísimo convento de madres Capuchinas de la Exaltación del Santísimo Sacramento en la ciudad de Murcia. Madrid: Imprenta de la viuda de Don Pedro Enguera, 1736, 65.
534
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
549
España se requería que las aspirantes satisficieran los requisitos
de edad mínima o máxima, para su entrada al monasterio, la
limpieza de sangre o prueba de no poseer mezclas interétnicas,
además de la promesa de la dote requerida por el convento para
garantizar su mantenimiento.537 A pesar de que esos requisitos,
el carácter o la disposición de la aspirante para sobrellevar la
disciplina conventual y su religiosidad eran cualidades que la
abadesa y su consejo consideraban con gran cuidado, porque
eran tan importantes como sus atributos sociales.538 La maestra
de novicias estaba encargada de la instrucción religiosa de la
novicia y de juzgar la solidez de su fe. Su opinión era crucial
para la comunidad cuando llegaba el momento de la votación
para la admisión. Sin embargo, las guías para el noviciado de
mayor peso fueron escritas por hombres, maestros en teología
y en la tarea de educar monjas.539 El convento de capuchinas de
San Felipe de Jesús, donde se llevó a cabo la representación del
Coloquio que se transcribe aquí, contó con un manual escrito
Regla y Constituciones para las Religiosas Recoletas Dominicas del Sagrado Monasterio de la Gloriosa y Esclarecida Virgen Santa Rosa de Santa María. Puebla:
Oficinas del Real Seminario Palafoxiano, 1789, pp. 65-74. Cabe aclarar que el
costo de las dotes para religiosas varió según la época, la demanda de lugares,
así como el tipo de orden monástica. En los siglos xvi y xvii se recibieron
dotes equivalentes a 2,500 pesos de oro común. Al iniciar la siguiente centuria,
la cantidad se elevó a 3,000 pesos. En las reglas o en las actas fundacionales
se especificó el número de monjas que el convento podría mantener. Con una
mayor demanda y para los casos de conventos de calzadas se reconoció una
nueva categoría de monjas. Estas además de la dote, debían recibir mensualmente un peculio para su sostenimiento por parte de sus familiares y comprar
una celda, eran las supernumerarias. Rosalva Loreto López, Los conventos femeninos, pp. 189-195.
538
Regla y Constituciones…Religiosas Recoletas Dominicas…Santa Rosa de Santa
María, pp. 74-87; Nicoás Quiñones, Explicación de la Primera Regla de la esclarecida Madre Santa Clara de Assis. México: Joseph Bernardo de Hogal, 1736, pp.
86, 110.
539
Antonio Núñez, Cartilla de la doctrina religiosa par las niñas que desean ser
monjas. México: Viuda de Ribera, 1708; Antonio Arbiol, O.F.M. La religiosa instruida con doctrina de la Sagrada Escritura y Santos padres de la Iglesia Católica …
desde que recibe el hábito hasta la hora de su muerte. Madrid: Imprenta de la Casa
537
550
551
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
específicamente para sus novicias, de la pluma de su capellán
Cayetano Antonio Torres.
A pesar de la estrechez de su observancia, las capuchinas de
Ciudad de México tuvieron ocasión para la recreación en forma
teatral, del cual existen dos muestras: el Coloquio para el hospedaje de Nuestra Señora y La virtud agradecida.540 El hospedaje a la
Virgen María era el ritual de ofrecer descanso a una imagen de
la virgen en dos posibles ocasiones: el nacimiento en Belén, o
la huida a Egipto. Se asumía que la virgen necesitaba “posada”
o albergue y descanso, y el convento se lo ofrecía. Al respecto,
véase en este volumen, la escenificación en el convento de Santa Clara de Querétaro, escrita por fray Juan de la Anunciación,
para la celebración que se hacia el día de año nuevo. No hay
información exacta sobre la fecha de la estación navideña en
que se representó en la morada de las capuchinas. Aunque el
propósito de estas dos composiciones tenía un objetivo común
de proteger a María y ofrecerle hospitalidad, la diferencia reside
en que el de las capuchinas fue escrito para las novicias del convento. Esta especificidad la hace única.
Aparte de la reglamentación de su vida, quedan pocas huellas de las actividades emprendidas en el noviciado, y este coloquio es prueba de que la representación locutiva se incorporó
al noviciado, al menos en este convento y que no estaba reñida
con la estrechez de la regla de la orden. No es de extrañar, si se
toma en cuenta que la representación se consideraba un medio
de adoctrinamiento en vivo y una forma de expresar la espiritualidad de modo comunitario y palpable. Se ensayaba en el noviciado lo que sería posible en la vida de las profesas y, para las
jóvenes del noviciado, sería una oportunidad de entretenimiento
aceptable. La ofrenda a la virgen era una forma de materializar
lo que estaban aprendiendo respecto de la liturgia, y la forma
de expresar su fe. Esta obra es un ejemplo de una situación muy
especial en cuanto a destacar la presencia de las novicias dentro
del convento. Como miembros de la comunidad conventual tenían poca visibilidad física una vez que ingresaban, aunque su
comportamiento y educación estaba vigilado y bien regulado. Su
ambiente físico, separado del resto de la comunidad, contribuía
a negarles un papel protagónico en el claustro. Sabemos que sus
lecturas e instrucción religiosa eran cuidadosas como demuestran los inventarios de libros del convento de Santa Clara de
Querétaro de principios del siglo xviii.541 Sin embargo, las reglas
conventuales determinaban que las novicias permanecieran en
el anonimato, situación de quienes aún necesitaban educación
y guía, y solo aparecían sus nombres en algunas de las listas
conventuales. El Coloquio que nos ocupa da protagonismo a las
novicias. Se les concede voz sin otra compañía que la de la Música y la velada presencia de María. La composición se acomoda
al papel que se esperaba de las novicias: devotas y dedicadas al
culto de María, las cuales reiteran su decisión de hacer los votos
solemnes, lo que las haría miembros permanentes del claustro.
El texto del Coloquio llama la atención hacia la sonoridad.
El símbolo de la paloma en su nido se complementa con el
sonido de su arrullo. El Coloquio se inicia con una sesgada alusión al silencio que debían guardar las jóvenes en formación,
en este caso alude la ocasión de la entrada de María, éste se
logra vencer, pues la Regla no prohíbe oír, sutileza que subraya
el papel de oyentes de las novicias durante su aprendizaje. El
acto de oír no perturbaba las Reglas. El llamado de la paloma
da sentido al Coloquio. Es a través del sonido que se puede
reconocer que quien llama a sus puertas no es una paloma
común y corriente sino la madre de Dios. La armonía de la música incita a las novicias a escuchar y percibir el ruego de María
de la V.M. María de Jesús de Agreda, 1753; Cayetano Antonio de Torres, Directorio para las novicias de este convento de S[an] Felipe de Jesús y pobres capuchinas de
México, Ms. ainah, Colección Gómez Orozco, Vol. 30.
540
Ver, La virtud agradecida en este volumen.
541
María Concepción de la Vega Macías, Fragmentos de vida cotidiana Cinco
inventarios del Real Convento de Santa Clara de Jesús, Santiago de Querétaro (siglos xviii-xix), Querétaro: Estado de Querétaro/Consejo del iv Centenario de
la fundación del convento de Santa Clara de Jesús, 2007, pp.167-177.
552
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
a través de los “dulces ecos” de quien desea compartir el nido
del noviciado. También el sonido de las voces de Jesús y las virtudes de la vida religiosa son de cardinal importancia para las
aspirantes a monjas, como se echa de ver en las composiciones
de fray Mariano de la Concepción, en este volumen. El teatro
religioso dieciochesco subrayó el valor de la voz, el vehículo de
locución en toda composición teatral y el acto de oír y prestar
atención. En esta obra se reafirma que el silencio de la vida
capuchina pudo aceptar la voz teatral para sus novicias como
medio para sostener y enriquecer la fe.
Una peculiaridad de esta composición es que la Virgen
María, cuyo nombre no aparece como “interlocutora”, es resguardada bajo el apelativo “Ella.” Este subterfugio escénico es
intrigante. ¿Pretendía el autor proteger la pureza de María y
su anonimidad en calidad de viajera con el ocultamiento de
su nombre? ¿Sería esta su intención propia o un requerimiento de las monjas? Es significativo que “Ella” aparece como un
sonido junto a la voz de la música cuando hace su primera petición de acogimiento con un estribillo de cuatro versos, y que
sus siguientes tres intervenciones son igualmente lacónicas y
en la misma forma de estribillo repetido. El Coloquio requiere
poco movimiento escénico. Se nota la aparición y salida de las
novicias, pero no hay ninguna otra sugerencia excepto la notación de música para ese personaje. La autoría de Cabrera se
echa de ver con sus incursiones en la mitología latina. Manejaba esa lengua a la perfección y como hombre de su tiempo, recurría a esa fuente para enriquecer su producción intelectual,
por lo que no pudo dejar de introducir algunas comparaciones
discursivas en este texto. Para indicar la nobleza del amor de
Dios a María y la pureza de la concepción de Jesús, compara ese amor con los lascivos deseos de Júpiter-Zeus por tres
de sus conocidas amantes, Dánae, Leda y Europa. Dios viste a
María como paloma y su espíritu divino toma la forma de una
paloma, símbolo de pureza.542
542
Juan Antonio Rodríguez, Vuelos de la paloma. Oración fúnebre en las honras
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
553
Sumario
Los personajes del Coloquio son tres novicias y la Música. La
Música inicia con un estribillo de ocho versos que en varios momentos se repiten como la voz alternativa de “Ella.” Después de
la tercera intervención de la virgen como “Ella”, la Música sigue
su voz, y ruega a María que proteja a las novicias. La Música
pide a las novicias que permitan a una paloma posarse entre
ellas. El juego de la palabra “posa” –hospedaje– y el verbo posar,
para el ave que arresta su movimiento en una rama es claro. Las
novicias habitan en un nido y son presentadas como cándidas
palomas que prestan atención al llamado de otra que desea aposentarse bajo su techo. Una novicia logra desentrañar el misterio
de esa voz y la reconoce como María. Cada una de las novicias
expresa su veneración por la virgen por su pureza y como madre
del verbo encarnado. Se nota el acompañamiento y la protección de José y se extiende la misma veneración hacia su figura.
El culto josefino era extenso en el ámbito claustral. Una vez reconocida la virgen, las novicias le ofrecen su pobre albergue con
todo el fervor que pueden demostrar. Todo un aparato metafórico se despliega en la recepción para ofrecerle a la virgen lecho,
cortinas, alhajas, y un aposento que se fabrica con el amor de
sus corazones para quien ofrece grandes beneficios a cambio de
su piedad. El manifiesto deseo de las novicias es que María las
mueva a ser firmes en el deseo de cumplir los votos que tomarán
tras el noviciado y las prevenga del peligro de renunciar en su
empresa. “Solo se libra de presa, la que libre se aprisiona.”
que celebró el religiosísimo convento de S. Joseph de Gracia, de señoras pobres capuchinas de la ciudad de Querétaro a su M.R.M. abadesa fundadora, Sor Marcela
de Estrada Y Escobedo el dia 11 de mayo de 1728. México: Herederos de la viuda
de Miguel Rivera Calderón, p. 173; Fray Ignacio Saldaña, La penitente paloma
o gemebunda maya. Sermón fúnebre en las exequias de sor Sebastiana Josefa de la
Santísima Trinidad del convento de San Juan de la Penitencia. México: Imprenta de
la Biblioteca, 1758.
554
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Coloquio al hospedaje de Ntra.[Nuestra] Sa. [Señora] en el
Noviciado del Convento de Religiosas Capuchinas de esta
Corte. [México]543
Personajes que hablan: Novicia 1ª, Novicia 2a, Novicia 3a, Música
Música
Del más puro nido
Cándidas palomas
Permitid que una
Pose con nosotras.
Pues en recompensa
5
De piedad tan corta
De altos beneficios
Su gratitud colma.
-Sale Novicia 2a y 3a-
Novic[ia] 2a
[¿]Oye Soror?
Nov[icia] 3a
[¿]Qué es hermana?
10
Nov[icia] 2a
Que me admira que esté sorda;
La Regla manda que no hablen
Mas no sé mande que no oigan.
[¿]No oye en sonoros acentos
Que ¡suavemente alborotan!
15
Al aire blandas quietudes
Armonías sediciosas?544
Cayetano de Cabrera y Quintero, Borradores de Cabrera, Ms. 1595, Vol. 3,
Biblioteca Nacional, México, fols. 114-117v.
544
Sedicioso: el que causa alboroto.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
20
555
[¿]No percibe en dulces ecos
Arrullos de una paloma,
Que hacia el blanco techo vuela?
[¿]No la oye? Pues Dios la oiga.
Nov[icia] 3a
No hay dudar que es pretendiente
De esta gala, de esta ropa,
Que yo cual ninguna indigna,
Logré vestir como todas.
25
Nov[icia] 2a
Ello es así; que aunque pide
Con dulce voz armoniosa,
Nos junta en dulzuras, que canta
Las ternuras de quien llora;
Pues repite si es que oír
30
La distancia no me estorba.
Ella y Mús[ica]
Del más puro nido
Cándidas palomas
Permitid que una
Pose con vosotras.
35
Nov[icia] 3a
Que bien en mi atención suenan
Sus suplicas fervorosas;
Que es digna de tanto anhelo
De esta habitación la gloria.
Yo digo por mi (y lo mismo
40
Venero que dicen todas)545
Que si como ya la logró,
543
545
Venero: origen y principio de donde procede algo; manantial. Metafóricamente puede significar que todas juntas desean o creen lo mismo.
556
45
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Aún no la logrará, ansiosa
Alas de paloma al cielo
Le pidiera a todas horas,
Para remontarme al nido
De esta amurallada choza.
Pero aún no cerrará el ruego
Mientras la quietud no logra.
Nov[icia] 2a
Y yo, y todo.
50
Nov[icia] 3a
Por si la ama
Nuestro esposo para esposa,
A afinar su voluntad
Nuestro ruego se interponga.
Nov[icia] 2a
Que me place. Pero extraño
Que esta habitación dichosa
55
Cuando debe ser perpetua
La apetezca transitoria.
Pues si aún todavía en mi oído
Resuena su voz sonora,
Dice obligando al hospicio,
60
Que pretende de nosotras.
Ella y Mús[ica]
Pues en recompensa
De piedad tan corta
De altos beneficios
Su gratitud colma.
65
Nov[icia] 3a
[¿]Cómo? [¿]Quién con su presencia
Nos promete tantas honras
[¿]Indica que ha de ausentarse?
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Nov[icia] 2a
Sus voces son misteriosas.
Pero allí Sor Serafina
70
Viene; y espero que rompa
Con noticia más expresa
Contradicción tan nudosa
Que al fin como más antigua
Sabrá de estas ceremonias.
75
-Sale-
Novic[ia] 1ª
Poco sé y mucho; pues sé
Que esta Peregrina, airosa
Deidad, que a pasos mendiga
Mansión para su persona,
No es, como ya imagináis
80
De aquellas castas palomas
Que anhelando a ser de Cristo
Finas amantes esposas
Huyendo al sacre546 del mundo
Las garras destrozadoras
85
En el muro de esta Torre547
Edifican su custodia.
Paloma es, sí; pues así
La dulce voz la pregona
De su criador; más su esposo
90
E hijo, cuando así la nombra,
La pinta, con el carmín
De sus labios, y su boca,
Hermosa, como ella misma,
Singular, como ella sola.
95
546
547
Sacre: hombre que roba.
Torre con mayúscula La Virgen María se representa como torre.
557
558
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Nov[icia] 2ª
No digas más; pues es fuerza
Que por las señas conozca
Ser tan gallarda hermosura
Que aun a si misma se ignora,
100 María llena de Gracia
Aquella Sacra Paloma
Que encaminada a Belén548
Desde las confusas olas
Que el Aquilón de un edicto549
105 En Palestina alborota,
Viene, con floridos pasos
De una habitación en otra,
A publicarnos la paz
Trayendo misteriosa
Si azucena en el vientre
110
Ramos de oliva en la boca.
Nov[icia] 3ª
o así también la venero
Cuando su cuello colora
En hilos de sus virtudes
Collar de piedras preciosas;
115
Blanca Paloma, que al Sol
De justicia expuesta, logra
Ser Iris de pluma, siendo550
De la paz fiel, precursora.
120 Deidad que de mil colores
Sus airosas galas corta.
Bethlem en el original.
Aquilón: uno de los cuatro vientos que se llama Norte o Cierzo, soplando del
norte. El edicto se refiere a la orden de registrarse en un censo en su pueblo
natal para pagar el impuesto demandado por los romanos. De acuerdo con
Lucas, José se traslada a Belén, sitio de sus ancestros para pagar el impuesto.
Lucas 2: 1-7.
550
Iris: quien media o pone paz. También portador de varios colores.
548
549
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
125
130
135
559
Paloma de que, prendada
La alta gallardía airosa
Del Espíritu Divino
Así amoroso la ronda,
Que más amante que Jove551
De Danae552, Leda,553 y Europa 554
No ya en Oro, Cisne, o Toro
Vario Proteo,555 se transforma;
Sino, que vistiendo amante
Los colores de su Esposa,
De Paloma también blanca
Toma la galana forma
Para que así a Dios conciba556
Y en carne humana lo ponga.
Nov[icia] 2a
Y si aún más señales buscas
Repase allá tu memoria
El esmero con que, cuando
En el nido de una tosca
140 Ruina, o portal, dando a luz,
De Divina virtud, la obra;
Jove: Júpiter o Zeus.
El texto dice Daphnae. Se trata de Danae, hija del rey de Argos, Acrisio, fue
encerrada en una cámara subterránea. Allá llegó Zeus, quien, convertido en
lluvia de oro, sedujo a Danae. Su hijo fue Perseo quien mató accidentalmente
a Acrisio.
553
Zeus se enamoró de Leda y, tomando la forma de un cisne, logró seducirla.
De esa unión nacieron Pólux y Helena, inmortales.
554
Enamorado de Europa, Zeus se convierte en un toro manso que la roba y la
lleva a Creta donde reinó desde entonces.
555
Protheo en el texto.
556
El Espíritu Santo se representa como paloma. Se refiere a la concepción
de Jesús a través del Espíritu Santo. La paloma también era el símbolo de la
resurrección Las monjas eran frecuentemente comparadas con palomas en su
nido, metáfora que ya se usaba desde tiempos de Santa Teresa.
551
552
560
145
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Paloma amante repela
De sus delicadas tocas
Las plumas, para mullirle
Tierno lecho y blandas ropas.
Nov[icia] 1ª
Así es; pero es bien sepáis
Que, aunque por casta y hermosa
Sola esta paloma siempre,
Ahora no viene sola;
150 Pues la trae (porque así
Adoremos una y otra)
Aquella cuyos Armiños
le vienen haciendo sombra;
José,557cuya candidez,
Prudencia, y virtud heroica
155
Tendidas del patrocinio
Las dos alas protectoras
Para que al hijo de Dios
Cubra las Divinas glorias,
160 Muro de plumas le labra
Nube de luces le forma.
Palomas dos, que ya Pías
De una coyunda amorosa,
No el de Venus, si el más puro
165 Dorado yugo soportan.
Palomas, en fin, Divinas,
Que mejor que a un Eneas otras
No el ramo, si un Pino de oro
Indican, cuando le adoran.558
Joseph en el original
Eneas, héroe de la Eneida del poeta romano Virgilio, guerrero hijo de Venus,
y Miseo, debe ofrecer un ramo de hojas de oro del árbol –ciprés o roble– a
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
561
Nov[icia] 2ª
Pues si esto es así, [¿]qué esperan
170 Las piedades perezosas?
[¿]Qué a huéspedes tan sagrados
Decente mansión no adornan?
Mayormente cuando a precio
De los favores que otorga
Piedades que deudas son
175
A nuestro interés se compra.
Ella y Mús[ica]
Pues en recompensa
De piedad tan corta
De altos beneficios
Su
gratitud colma.
180
Nov[icia] 3ª
Admitid, bella María
De nuestra piedad devota
El desaliñado Albergue
Que os compone afectuosa.
185 Ocupad esta mansión
Que la Religión adorna.
Volcán que declara incendios
De Novicias fervorosas.
Honrad, pues esta Oficina,
190 Donde Jesús, que oro compra,
Piedra de toque examina
Lo fino de sus esposas.
Nov[icia] 1ª
Pues Paloma, peregrina
Vuestra Deidad se remonta,
195 Abatid el sacro vuelo
557
558
Proserpina para poder viajar por el mundo subterráneo o Hades en busca de
su padre Anquises. Ser un pino de oro se dice de una persona alta y garbosa.
562
200
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Y de inferiores Palomas
Ocupad el pobre nido,
Habitación escabrosa,
En que por vencer del Mundo
Las invasiones traidoras,
Finca en mortificaciones
El lauro de sus victorias.
Nov[icia] 2a
Entrad, Señora, que aunque
Es la Posada tan corta,
205 Cuanto su estrechez limita
Nuestro corazón desahoga.
En sus senos, el amor.
Arquitecto a mejor obra
Claros Gabinetes abre
210 Salas traza más vistosas.
Nov[icia] 3ª
Obedientes los sentidos
De la razón a los dogmas
Haremos que a vuestra Casa
Ventanas y Puertas rompan.
Siendo incansables los ojos
215
A tu luz, las claraboyas
Pues por sus tersas vidrieras
A nuestros ojos te asomas.
Nov[icia] 1a
Telas del corazón mismo
220 Serán colgaduras rojas
Que a tu voluntad pendientes,
De no servirte se corran.
Y para que blando lecho
A tu descanso componga,
225 Por si su quietud te agrada
Plumas de sus alas corta.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
563
Nov[icia] 2ª
En fin de nosotras mismas
Fabricaremos gustosas
Las Alhajas que al descanso
230 El artificio acomoda,
Quedando ufanas de serlo,
Puesto que tienen por honras
Los más altos Serafines559
Ser de sus plantas Alfombra.
235
Nov[icia] 3ª
Y porque esté la Posada
Sagradamente olorosa
Deprecaciones humildes560
Serán volantes aromas.
Nov[icia] 1a
Y pues como obsequios quieres
240 Pagarnos deudas forzosas,
Repitiendo en dulces ecos
De tu dulce voz sonora.
Ella y Music[a]
Pues en recompensa
De piedad tan corta
245 De altos beneficios
Su gratitud colma.
Concédenos, o[h] María561
Reyna la más generosa,
Que pues cual Palomas tiernas
Jesús niño nos convoca
Serafín: el ángel de mayor jerarquía, encargado del trono de Dios.
Deprecación: ruego o súplica ferviente.
561
En esta entrada, el personaje Música ha tomado la palabra para hacer un
ruego a María, a quien apela por su nombre.
559
560
564
Al techo de esta Clausura,
Que puro Armiño colora;
Resguardadas en su centro
No renunciemos traidoras
El nido, en que nos defiende
De ser presas lastimosas
Pues en la Caza que astutos
Sacres enemigos forman,
Solo se libra de presa
La que libre se aprisiona.
250
255
260
265
270
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Nov[icia] 1ª
Y para que siempre sea
Nuestro nido esta Custodia
De Comunidad tan grave
Mueve el Corazón Señora,
No solamente al fervor
Que en él tan de asiento mora;
Sino para que en el cielo
De esta esfera562 Religiosa
Con plenos Votos sufraguen
A nuestra perpetua gloria.
Nov[icia] 2a
Recompensando también
Esmeros con que os adorna
Quien sirviéndoos Camarera
De vuestra Esclava blasona.
275
562
563
Nov[icia] 3a
Para que así recibiendo
Vuestra Deidad majestuosa
Paloma que en este nido
A serlo nos alecciona,563
Esphera en el original.
Aliciona en el original.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
280
565
Obedezcamos la voz
Que aun sonoramente entona
Todas y Músic[a]
Del más sacro nido
Cándidas Palomas
Permitid el que una
Pose con vosotras.
FIN
2.3. Fray Juan de la Anunciación, OCD (1691-1764)
Loa a Nuestra Señora del destierro la noche de año nuevo, que
le ponen posa las porteras del Convento de Santa Clara de
Querétaro, año de 1723564
La tradición de dar posada o refugio a la sagrada familia durante
su huida a Egipto para evitar el edicto contra los niños del rey
Herodes565 fue un ritual popular navideño novohispano que aún
perdura hoy en día. Dentro de los conventos femeninos existía
toda una tradición de celebración y veneración del nacimiento
de Cristo que se expresaba en misas, armazón de belenes y, al
parecer, la puesta en escena de alguna forma de teatro que recreara parte de la misma Epifanía para las religiosas.
Biblioteca Nacional de México, Manuscritos Ms. 1597. Cuaderno de varios
versos. Compuesto por el padre fray Juan de la Anunciación… en diversos
tiempos y lugares. Valladolid, 13 de agosto, 1718, fols. 210, recto y verso. El religioso también escribió una loa para dar los días a la madre abadesa de Querétaro [sor Clara de Santa Rosa] el día de la Natividad de Nuestro Señor; Loa a
Nuestra Señora del Destierro, la noche de Año Nuevo, 1725; A la posa que le pusieron las torneras, llamadas las dos Lucías y la mayor, Puente, las cuales son aquí
presentadas. Además, escribió otras “letras” a la profesión de dos niñas, obras
de las que no se tiene el dato exacto de pertenencia a este convento.
565
Para la historia de Herodes, ver Mateo 2:1-18.
564
566
567
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Fray Juan de la Anunciación566 compuso dos “Loas a N.[uestra] Señora del Destierro la noche de año nuevo” (1723 y 1725)
para las clarisas de Querétaro, el convento más prestigioso de
esa ciudad.567 Deben haber sido composiciones de encargo, actividad aceptable y corriente en el México dieciochesco, y una
que el prolífico fraile aceptó, aparentemente con gusto, dada su
afición a componer loas568. Una de las advocaciones del convento de Santa Clara de Querétaro era, precisamente, la de Nuestra
Señora del Destierro, que representa a María con Jesús en los
brazos y montada en una mula, con San José a su lado. La virgen tenía su capilla propia y se le celebraban varias misas. Se le
atribuía al menos un milagro al salvar la vida de un administrador del convento.569 La loa a Nuestra Sra. del Destierro de 1723
es una composición para dos intérpretes: una es la música, que
comienza la historia; la segunda, identificada como “ella” toma
a su cargo la información y asume el resto de la composición en
forma de soliloquio.
Este personaje ha sido estudiado por María García Gómez, “Poesía dramática de Fray Juan de la Anunciación. Edición y estudio de loas carmelitas del
siglo xviii”. Tesis para optar al grado de doctora en Letras Mexicanas, unam,
2010, páginas; cciii, ccvii, ccviii, 257 y siguientes; María Eugenia García Gómez, “La loa, forma teatral festiva en la Nueva España”. Tesis para obtener el
grado de Maestría en Letras Mexicanas, unam, 2005. Lucía Elvira Pérez Álvarez.
“Siete loas de Fray Juan de la Anunciación. Edición, comentario y anotación.”
Tesis de maestría en Literatura Mexicana. Facultad de Filosofía y Letras, 2011.
567
Sobre el convento de Santa Clara de Querétaro ver, Mina Ramírez Montes,
Niñas, doncellas, vírgenes eternas. Santa Clara de Querétaro (1607-1864). México:
unam/Instituto de Investigaciones Estéticas, 2005.
568
Según María García Gómez, Fray Juan compuso 82 loas. Ver, “Poesía dramática…”, pág. cxxii. Sobre fray Juan de la Anunciación y su producción literaria, véase, Jesús Yhmoff Cabrera, Poemas religiosos y profanos de Fray Juan de
la Anunciación. Toluca, Ediciones del Estado de México, 1985; Jaime Gallardo
Dávila, “Una loa de fray Juan de la Anunciación, poeta novohispano del xviii”
en Literatura mexicana. Filológicas, Vol. 4, No 2 (1993), pp. 457-80. Este autor fija
el número de loas en 84; Germán Viveros Maldonado, “Dramaturgia de fray
Juan de la Anunciación” en Literatura Mexicana, 4:2 (1993), pp. 433-56.
569
María Concepción de la Vega Macías, Fragmentos de la vida cotidiana. Cinco
inventarios del Real Convento de Santa Clara de Jesús, Santiago de Querétaro (siglos
xviii-xix). Querétaro: Consejo del Cuarto Centenario, Estado de Querétaro,
207, 90-92; Antonio Rubial García, “Tesoros simbólicos. Imágenes sagradas en
los monasterios femeninos de las ciudades virreinales novohispanas” en Histórica, xxxvii, 1 (2013), pp. 57-72.
566
Sumario
Los dos versos iniciales de esta loa repiten la práctica, muy común entre los miembros de las órdenes regulares y el clero en
general, de llamar a la Virgen María “emperatriz del cielo” y tratarla como “reina soberana.” Los barroquismos verbales continúan al llamarla “Aurora que camina” y “Nuncia inmaculada
del sol”. Recordemos que esta loa fue escrita para un convento
franciscano y que la Orden estuvo siempre dedicada a propagar
y defender el dogma del inmaculismo de María. Por otra parte,
fray Juan era un hombre formado dentro de la cultura barroca
del siglo xvii y, aunque escribía a principios del xviii, su estilo
todavía refleja la mentalidad de la cultura barroca, adepta a esas
hipérboles poéticas respecto de la Virgen María.
La loa comienza con el personaje Música, que insta a las porteras a prevenir un lugar decente y aseado para recibir a la cansada madre. La recomendación es también espiritual: acojan a
María en sus almas; ocúltenla allí. Se dice que el destierro y huida
de la madre y el niño resulta de la envidia del rey Herodes, que
teme que Jesús le robe su imperio. Jesús, como rey del orbe, no
necesita robar imperios mundanos. Se invita a María a reposar
en el convento, donde encontrará descanso y amor. Su breve estancia en lo que se presenta como “choza pobre” no le impedirá
proseguir su viaje para salvar a su hijo, “ese Adonis.” El claustro es
“torre” donde María estará bien defendida. Sus puertas están cerradas y la clausura es bien guardada; el demonio no entrará porque es una corte más del cielo que de la tierra. Se ruega entonces
a la virgen a que reciba la posa que se le ofrece por el amor con
que la acogen. La composición finaliza con el tema del destierro.
El de María era temporal, pero el de los humanos podría ser eterno. Por eso se le ruega a la virgen que después del destierro de la
vida terrenal donde todas caminan, las corone con la estancia en
568
569
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
la “patria celestial”. Allí las religiosas seguirán cantando agradecidas y con “música más acorde”. El cierre de la loa recuerda las
meditaciones sobre los novísimos y el destino del alma.
En esta composición el elemento teatral se reduce, como en
las loas de Cayetano de Cabrera, a ser una simple representación en cuanto a ser recitada o declamada ante un público, que
presumimos era estrictamente conventual. Esto nos lleva a pensar que, en ambos casos, la comunidad simplemente deseaba
realzar un acto para el cual se reunían las religiosas para una
celebración, prólogo para el recitativo que enuncia el meollo
del mensaje religioso. En otras loas del autor, el manuscrito establece “canta la Música” y aunque ese detalle falta en este, puede
haber sido olvido del copista. No se establece uso de ningún
instrumento.
En esta composición, fray Juan incluye a la comunidad completa, aunque esta habla con una sola voz, que se identifica como
“Ella”. Al comienzo, la Música se dirige a las porteras, pero también a las esposas, en plural, y las hace responsables de la protección y bienestar de María. La voz narrativa de “Ella” es la voz de la
comunidad. “Ella” se dirige a María en los términos más elogiosos
y consabidos de la escritura didáctico-religiosa, subrayando luminosidad y pureza: claros resplandores, sol divino, aurora pura, virgen inmaculada. Su maternidad corona su personalidad y poder,
al ser madre del rey de los cielos y monarca de emperadores. El
propósito es señalar cómo tan excelsa mujer se encuentra en circunstancias tan deplorables, “hollando caminos ásperos” “andáis
sola por los montes” por la envidia de un tirano.
La comunidad aparece como refugio de amor y protección,
porque las religiosas le deben a su hijo, como su esposo, su propia defensa. O sea que, aunque ellas ofrecen protección, también reciben protección del hijo de María. Aunque la protección
de la “posa” es solo temporal, el mensaje final es ganar de algún
modo el reconocimiento de María en la patria celestial, donde
esperan verla algún día. Es una composición sencilla, sin solemnidades ni complicaciones dramáticas y a propósito para una
recreación alrededor del calendario religioso.
Loa a N. Señora del destierro la noche de año nuevo, que le ponen
posa las porteras del Convento de Santa Clara de Querétaro, año de
1723570
Música
A la emperatriz del cielo
A la reina soberana
A la que el mundo destierra
Prepare el alma morada.
En el camino de Egipto
5
María viene cansada
Y así es bien le pongan posa
En los atrios de su casa.
Prevénganle las porteras
Posa decente y aseada
10
A la Aurora que camina
Del Sol nuncia inmaculada.571
Ocúltenla sus esposas
En el centro de sus almas
Que va huyendo los rigores
15
De una envidia que la infama.
-Loa-
Ella
Soberana emperatriz
A quien la celeste corte
Aplaude incesantemente
Con música muy acorde.
20
Nuncia del sol más divino572
Biblioteca Nacional de México, Manuscritos Ms. 1597. Cuaderno de varios
versos. Compuesto por el padre fray Juan de la Anunciación (…) en diversos
tiempos y lugares. Valladolid, 13 agosto, 1718.
571
Nuncio es un representante diplomático de la Santa Sede con rango de embajador y es comparable en rango al de un arzobispo. Su uso en género femenino y adjudicado a María subraya su papel como embajadora de Dios mismo.
572
Jesucristo representado como sol, también se le apela como rey de los cielos
y emperador de emperadores.
570
570
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45
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55
573
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Cuyos claros resplandores
Dan terror a los abismos
Si claridad a los orbes
Celestes, cuyas esferas
Clarifican vuestros soles.
Aurora pura y hermosa
Rosa entre animadas flores.
Virgen siempre inmaculada
Madre de[l] más bello joven
Rey de los cielos y tierra
Monarca de emperadores
A que la envidia traidora
Aborta contradicciones,
Porque siempre fue la envidia
De émulos madrastra torpe,573
Maquinando a los dichosos
Mal fundadas las traiciones.
Reyna que, por serlo vos
Por derecho muy conforme
A vuestro hijo divino
Dios con el vestido de hombre,
Vais ahora desterrada,
Atropellando temores,
Hollando ásperos caminos
Entre sombras de la noche
Caminando para Egipto
Huyendo los fieros golpes
De un rey tirano que avaro
Intenta ser fiero Herodes
Con ese tierno inocente
Temeroso que le robe
La corona de su imperio,
Como si fuera su norte
El andar robando imperios
Émulos: enemigo y contrario de otro; competidor.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
60
65
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75
571
El Rey Supremo del orbe.
Reposad aquí, Señora,
Desechad esos horrores
Que aquí seguro está el paso
A semejantes baldones.574
Descansad en esta posa
Que con rendidos amores
Las porteras de esta casa
Os ponen para que goce
Vuestra fatiga el descanso
Que necesario recoge.
Favorezca esa presencia.
Señora, esta choza pobre,
No desechéis su servicio.
Honrad con vuestros favores
Este sitio que, la mora.575
Que hiciéredes esta noche
En este breve pasaje
No será rémora torpe
Que impida vuestro camino
Para librar ese Adonis576
De las manos del tirano
Aunque mil muertes aborte.577
Dentro estáis de vuestra casa
Baldones: afrentas.
Mora: demora.
576
Cristo comparado con Adonis, en la mitología griega, el favorito de Afrodita.
Además de símbolo de belleza, Adonis vivió en parte en el inframundo por
circunstancias complicadas de su nacimiento y el ser objeto de interés de dos
diosas, pero logró volver del inframundo en un par de ocasiones. La promesa
de un renacer a la vida podría asociarse con la resurrección. Por otra parte,
como símbolo de belleza perene, no estaría fuera de la imaginación poética
comparar a Cristo con un modelo de perfección estética. Adonis también se
puede asociar al Yahveh, señor de los señores, o Adonay. Adonay representa a
Dios en la religión hebrea. Es difícil determinar cómo fray Juan manejo este
símil.
577
Abortar: interrumpir o frustrar. En este caso, impedir la muerte de Jesús a
574
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Con que no será disforme
El hospedaje, porque
Estos claustros son la torre
Donde estáis bien defendida
De la envidia más enorme.
Las puertas están cerradas
Con llaves más que de bronce.
La clausura bien guardada
De baluartes superiores
Y mucho más del amparo
De vuestro hijo, que noble
Amador de sus esposas
Con sus celestes campeones,578
Las defiende del demonio,
Y todos sus seguidores.
Y así vos también, Señora
Lo estaréis, sin que os asombre
El nombre, la voz, o fama
De los que se os contraponen.
Del destierro os apellidan579
De los humanos las voces,
Y si bien se considera
Es verdad, pues vuestra corte
No es de tierra, que si fuera
Tuvierais mil valedores.580
Es de cielo, y aun por eso
Andáis sola por los montes.
Mucho de aquesto os dijera
Por si acaso mis razones
Os podían dar consuelo,
Aunque fuese con temores.
manos de Herodes.
578
Celes en el manuscrito. Obviamente debe ser celestes.
579
Apellidar: llamar o convocar; llamar a las armas
580
Valedores: persona que vale y ampara.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
115
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Más, veo que estáis de prisa
Y ya la noche recoge
Su negro velo, y no quiero
Que mis ecos os estorben
Vuestro camino. Y así
Seguid con pasos veloces
Vuestro curso; y recibid
De los tiernos corazones
Que os ofrecen esta posa
El amor con que os la ponen
Y alcanzad de vuestro hijo
Por orla estos honores,
Que después de este destierro
Del mundo tirano, donde,
Aún más que vos, desterrados
Caminamos, nos corones
Con la Patria, donde todas
Con más sonoras canciones
De agradecidas cantemos
En música más acorde.
Fin
573
574
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
2.4. Francisco Vidales (1630-1702). Villancico Con que
gala en el campo nace la rosa581
Como hemos visto, los villancicos fueron obras paralitúrgicas
festivas utilizadas con diversos fines, dedicaciones y funciones.
En algunos casos se compusieron e interpretaron como muestra
de la importancia económica, política y simbólica de las monjas
profesantes como hemos visto en el caso de la profesión de la
Madre Azlor y Echeverz y su prima en la primera sección de este
volumen. De manera más funcional se emplearon a manera de
entremeses para diferenciar entreactos en la presentación de
alguna obra, coloquio, o recreación.
El villancico que aquí presentamos, titulado Con que gala en el
campo nace la Rosa, fue compuesto alrededor de 1673 por el maestro Francisco Vidales para ser interpretado por las monjas del
convento de La Santísima Trinidad de Puebla.582 Este autor perteneció a una élite de músicos profesionales que conocían muy
bien la teoría musical de su tiempo, como se ha podido constatar
Aurelio Tello, Nelson Hurtado, Omar Morales y Bárbara Pérez, Colección
Sánchez Garza Estudio documental y catálogo de un acervo musical novohispano.
México: Conaculta/Inba/Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla,
2015, 525. Villancico Núm. 285. Agradezco al maestro Gustavo Mauleón haberme proporcionado copia de este villancico.
582
Este convento se fundó el 19 de septiembre de 1619, véase Mariano Fernández de Echeverría y Veytia, Historia de la fundación de la ciudad de la Puebla de los
Ángeles en la Nueva España, su descripción y presente estado. 1780 (Edición, prólogo y notas de E. Castro Morales). Puebla: Altiplano, 1962-1963, t. ii, pp. 450-455.
De manera notable esta fundación dependió de la salida de monjas del convento de la Concepción y de la entrada de un grupo de jóvenes procedentes de
dos ramas de un mismo grupo familiar cuya cabeza fue el acaudalado regidor
Alonso de Rivera Barrientos. La dote fueron unas casas en las que se fabricó
el convento, valuadas en cincuenta mil pesos. En la fundación se le señaló el
número de cincuenta religiosas y, entre 1688 y1714, tenía cincuenta y cinco,
todas de velo negro y coro, por no admitir legas la fundación. Esto no eximía
la entrada de seglares por tratarse de un convento de calzadas y de poder contar con esclavas, sirvientas y niñas educandas en su interior. Rosalva Loreto
López, Los conventos de mujeres en el mundo urbano de la Puebla de los Ángeles del
siglo xviii, passim.
581
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
575
en el desempeño de sus actividades como compositor, intérprete,
afinador y organista en las catedrales de México y Puebla. Sin lugar a duda, también influyó en la formación de jóvenes cantoras
que se capacitaron en la ejecución y puesta en práctica de sus
obras dentro de los conventos de mujeres de la ciudad de Puebla.
Parte de su formación en el campo de la música la debió a su
tío Fabián Pérez Ximeno, posible hermano de su madre, quien
fue maestro de Capilla de la catedral de México583. El contribuyó
en su temprana inserción en el ambiente cultural de Ciudad
de México y lo puso en contacto con destacados músicos que
conocían, utilizaban y actualizaban tratados teóricos y prácticos
conocidos en Europa y América.
El éxito de estas representaciones puede verse como consecuencia del impulso cultural representado hacia la década de
1640 por la figura del obispo virrey Juan de Palafox y Mendoza
en Puebla. El mitrado, junto con la imprenta y la edición de las
constituciones de las reglas de la catedral de México y las reglas
de coro de las de Puebla, revisó y editó las constituciones de las
monjas concepcionistas.584 De la producción de villancicos manuscritos, solo sabemos de manera parcial de su existencia. Es en
este contexto que cobra importancia la obra de Francisco Vidales,
de él se conocen una pequeña colección de obras, diez piezas
breves, manuscritos diseñados e interpretados de manera específica por y para las monjas del convento concepcionista antes
mencionado.585
Francisco Vidales fue sobrino y organista de Fabián Pérez Ximeno, maestro
de capilla de la catedral de México. A su muerte, heredó la mitad de sus papeles de música y un monocordio, además de 20 y 25 pesos para él y su madre,
respectivamente. Aurelio Tello/Dalila Franco/Abel Maní Andrade. Proyecto de
catalogación, transcripción, investigación y difusión del Archivo Musical del Venerable Cabildo de la Catedral de Puebla. Catálogo y Apéndice Biográfico de Compositores Novohispanos. México: Conaculta/Inba/Consejo Estatal para la Cultura y las
Artes de Puebla, 2015, p. 517.
584
Sobre la producción de los villancicos impresos, véase de manera obligada
el trabajo de Anastasia Krutitskaya, Villancicos que se cantaron en la Catedral de
México (1693-1729). México: unam, 2018.
585
Estos documentos son resguardados en el fondo musical del Centro Nacio583
576
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Temáticas
Los modelos representativos aludidos en los manuscritos musicales diseñados por Vidales se presentaron en forma de romances,586 jácaras587 y villancicos.588 En las temáticas comprendidas
en esta tipología de música breve es perceptible la utilización de
metáforas y simbolismos que sintetizan recursos iconográficos y
emblemáticos propios de la liturgia tridentina. Los temas tratados en los versos de Vidales obedecen de manera predominante
a pasajes de la vida de Cristo o de su madre, y se encuentran
en menor medida las obras de corte evangélico o teológico. De
manera general, la música dedicada al nacimiento de la vida de
Jesús formó parte integral de las series de villancicos navideños
que se componían, actualizaban e interpretaban cada año a lo
largo de todo el adviento. Sin embargo, el dedicado a la madre
de Dios cobró particular importancia en el mundo occidental,
se materializó con Trento e influyó de manera directa en el mundo hispanoamericano a partir del siglo xvii cuando se dio espenal de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez
del Inbal, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. Esta colección ha
sido inventariada, catalogada e interpretada por el grupo de musicólogos del
cenidim bajo la dirección del maestro Tello. Nuestra aproximación a su análisis
procede de la historia y pretende enriquecer las perspectivas sociales de la
producción musical en los conventos novohispanos.
586
El romance en España es una forma de balada épica que se remonta al
siglo xiv. Una fuente importante de inicios del romance fue el Cancionero de
Palacio (1505-1520), En el siglo xvii el término se convirtió en sinónimo de villancico y en el siglo xviii se extendió como una cantata en miniatura.
587
La jácara era una antigua balada de danza española. En el siglo xvii se
utilizaba a menudo en el teatro y terminó por convertirse en la “tonadilla”.
Diccionario enciclopédico de la música. México: Alison Latham/Fondo de Cultura
Económica, 2008, p. 801.
588
En su acepción más general, los villancicos son composiciones de carácter
religioso diseñadas para ser cantadas. Desde la perspectiva literaria se estructuran a partir de un poema que sirve de “cabeza”, un estribillo y una glosa
compuesta por diverso número de versos y la repetición del estribillo. Desde
el punto de vista musical, cada sección tiene su propia música y se diferencian
entre sí mediante mudanzas, vueltas o cambios que permiten diferenciarlas.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
577
cial impulso a la propuesta predogmática de asociar su propia
existencia y concepción libre de pecado.589 Esta propuesta fue
lentamente aceptada y forma parte de una actualización dogmática de la iglesia católica contrarreformista que se centró en resaltar la figura de María como medio de intercesión salvífica de
la humanidad ante el pecado original. Con la llegada del obispo
Palafox esta problemática cobró importancia y a su difusión durante el siguiente siglo se sumaron los jesuitas.590
En los conventos concepcionistas, los villancicos se cantaban en las fiestas dobles de segunda clase, y se ejecutaban a
la hora de laudes; eran pues interpretados en días especiales.
Esta modalidad musical se introdujo en la liturgia de las horas sustituyendo los responsorios de los maitines.591 La novedad
de su ejecución en Nueva España en el siglo xvii dependió de
dos situaciones. La primera, del uso horario de cada zona de
los virreinatos y, en segundo lugar, de los permisos concedidos
Rosalva Loreto López y Francisco Javier Cervantes Bello, “La proclamación
dogmática de la Inmaculada en 1854 y el liderazgo concepcionista dentro del
mundo católico” en Tota Pulchra. Historia del monasterio de la Purísima Concepción de Puebla, siglos xvi-xix. México: buap/Ediciones de Educación y Cultura/
Monasterio de la Purísima Concepción. 2017, 210- 235.
590
Para el siglo xviii son los principales promotores, véase Pilar Gonzalbo
Aizpuru, “Las devociones marianas en la vieja provincia de la Compañía de
Jesús”, y a Tomás Calvo “El zodiaco de la nueva Eva: el culto mariano en la
América Septentrional hacia 1700” ambos en Clara García Ayluardo y Manuel
Ramos Medina, Manifestaciones religiosas en el mundo hispanoamericano. México: Condumex/inah/Universidad Iberoamericana, 253-266 y117-131, respectivamente.
591
Dentro de los conventos el rezo del Oficio Divino forma parte del ciclo
litúrgico anual, las alabanzas al señor se hacen cuatro veces en el día y tres
veces en la noche. De esta manera se dividía el día natural en siete fracciones.
Por la noche la primera vigilia correspondía a Maitines y comenzaba a eso de
las 11 de la noche y se componía de tres nocturnos cada uno con tres antífonas
que son melodías cortas, de estilo silábico, interpretadas en latín y se canta
como estribillo antes y después de los versículos, de un salmo o un cántico y
de tres lecciones de responsorios. Justo se suple un responsorio o canto litúrgico colectivo o individual por un villancico en los días de fiestas dobles. La
división del día continuaba con Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona Vísperas y
Completas.
589
578
579
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
por el obispo del lugar para adelantar o atrasar su rezado. Otra
particularidad novohispana fue la posibilidad de combinar el
rezo en latín con música interpretada en lengua vernácula, esto
representó la posibilidad de una mayor introyección del mensaje litúrgico en el idioma local y con esto su difusión colectiva.
Las temáticas marianas que incluían diversos pasajes de la vida
de María como la Anunciación y la Concepción, la Purificación,
la Asunción y la Coronación por la Santísima Trinidad tuvieron
una gran aceptación en las manifestaciones plásticas592. De manera particular en la poesía villanciquera se condensaban varios
pasajes de la vida de la madre de Cristo mediante el uso de
simbolismos específicos, por ejemplo, al nombrar a la serpiente
como su enemiga a vencer, la virgen emergía como mujer pura
y triunfante.593 De manera especial Vidales aludió al nacimiento
de la virgen como su temática predilecta.
por demás importante porque fue seleccionado por Luis de
Góngora y, más adelante, fue retomado y reelaborado parcialmente por autores de villancicos novohispanos. La figura de
María en la poesía de Vidales estuvo asociada con la aurora y la
salida del sol,595 con la concha y su capacidad de albergar a la
perla, y con la luna que con sus ciclos aludía a la feminidad fecunda.596 Todos estos atributos fueron empleados para reforzar
el nacimiento de la virgen como un acto de gracia y de pureza,
en la tierra representa a la Iglesia, mientras que su transformación en reina alude su llegada a los cielos.597
La preparación de este villancico implicó que al menos seis
monjas acoplaran además de sus devociones, sus voces, movimientos corporales y su gestualidad en torno a un canto lleno de
significado. Como un “solo” o como coros alternados al cantar
el estribillo, todas y cada una desempeñó un papel para su co-
Sumario
El villancico intitulado “Con que gala en el campo nace la Rosa”,
escrito entre 1673 y 1691, es una composición dedicada al nacimiento de la Virgen María, compuesto de cinco versos de la
introducción y seis coplas, desarrollado a cuatro voces. Alude
iconográficamente a la rosa y su metamorfosis.594 Este tema es
La vida de la virgen o ciclo mariano son denominaciones convencionales
de un conjunto de temas que, con base en el relato evangélico se insertó en la
liturgia cristiana. La representación plástica de la vida de María se desarrolla
de manera independiente y asociada con pasajes de la vida de Cristo. El ciclo
comienza con la virgen niña y con su educación. Se sigue la Anunciación, los
Desposorios y la Visitación, se inserta en la vida de Cristo a partir de la Natividad. Aunque es relativamente frecuente que el ciclo incluya las Bodas de Caná
y escenas de la Pasión de Cristo (Crucifixión, Descendimiento, Santo Entierro
y Tres Marías). Por lo regular la serie asociada con la madre de Dios culmina
con su muerte o tránsito y la asunción o coronación.
593
“Villancico a la Concepción de Nuestra Señora”, Archivo del Cabildo de
la Catedral de México, Fondo Estrada (ii 76) compositor Manuel de Sumaya,
Anastasia Krutitskaya, Villancicos, pp. 37-38.
594
Esta flor por su belleza y complejidad se convirtió en un símbolo de la ico592
nografía cristiana en occidente. Se asocia con ciertas afinidades con la sangre
de Jesús, elemento que es interpretado como alimento de la vida espiritual del
cristiano. Desde la edad media es símbolo mariano, la virgen es llamada Rosa
sin espinas en alusión a su singularidad. Esta temática forma parte de las alegorías alusivas al Rosal Místico, discurso de las letanías Lauretanas dedicadas
a la Madre de Dios. Ver, Federico Revilla, Diccionario de Iconografía. Madrid:
Cátedra, 1992, p. 324, La rosa se convierte en la justificación del rezo del rosario
aludiendo a las virtudes de la virgen Apocalíptica.
595
“Rosa que agraciada naces como aurora” Francisco Vidales, CSG, Villancico
A la natividad de la virgen, con que gala nace en el campo, núm. 18. párrafo 5. El
alba como aurora se asocia con la salida del sol, en su acepción fecundadora
y como fuente de vida, al asociarse con María, esta aparece triunfante sobre
las tinieblas.
596
En la simbología, la concha, el nácar y las perlas aluden a la belleza, al secreto de su concepción inmaculada y a su emergencia de entre las aguas. “Miren
que perla noten que aurora, que aurora que la gracia en purezas le hace la costa”. CSG, Villancico A la natividad de la virgen, “Con que gala nace en el campo”,
núm.18. párrafo 4. La perla aparece en el interior de un molusco, es el símbolo
femenino en el seno de otro símbolo femenino, asocia al agua, a la luna y a la
mujer. En su aspecto puro se hizo de la perla un centro místico: símbolo de la
sublimación de las fuerzas instintivas, la superación de la materia y la transfiguración de los elementos. Federico Revilla, Diccionario de Iconografía, p. 295.
597
La imagen de María, como reina, aparece ya en los cielos en la fiesta de la
Asunción.
580
581
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
munidad en un día especial. Esta representación connotaba la
importancia de la capilla del convento como un conjunto ante
un colectivo que se conmovía de manera emotiva. Tras ellas estaba la dirección del maestro Vidales y de la maestra de coro, y
en ocasiones de las monjas músicas que no necesariamente eran
cantoras.598
La conformación de la capilla musical del convento de la santísima Trinidad de Puebla estuvo sujeta a las condiciones sociales
y económicas desde su fundación. Algunas veces, su existencia
dependió de las redes de parentesco que lo retroalimentaban
con monjas hermanas o huérfanas que sabían cantar o eran hijas
de algún músico y sabían tocar algún instrumento. De cualquier
modo, debió mucho a la especialización de las monjas y del impulso que los maestros o los obispos le otorgaban. Esto se puede
constatar en el libro de profesiones del citado monasterio, en el
lapso de la estancia del obispo Palafox en Puebla, quien además
de otorgarles constituciones específicas a las monjas concepcionistas dio licencia para que entraran cinco religiosas exentas del
pago de dote por saber cantar y, así, se fortaleció la capilla del
monasterio de la Santísima Trinidad como ningún otro.
[3]toda su pompa risa es del alba, del alba ay ay q[u]e graciosa
miren, miren, miren q[u]e
[4]perla noten q[u]e aurora, que aurora q[u]e la gracia en purezas
le hace la costa, la costa
-anotación al margen derecho- coplas [5]rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura
ninguna se rosa nacer.
Con que gala en el campo nace la rosa599
[VILLANCICO]
[2]NATIVIDAD DE LA VIRGEN
-tenor a 4-Vidales600
[1]Con q[u]e gala en el campo nace la rosa la rosa desbrochando
en candores toda su pompa su pompa con q[u]e
[2]gala en el campo nace la rosa, en el campo nace la rosa desbrochando en candores toda su pompa
Respecto del impacto de la interpretación de los villancicos, véase Margit
Frenk, “Introducción” en Fernán González de Eslava, Villancicos, romances, ensaladas y otras canciones devotas. México: El Colegio de México, 1989, pp. 13-86.
599
Colección Sánchez Garza, Villancico Núm. 285.
600
Hemos puesto los nombres de los intérpretes remarcados para diferenciarlos de las instrucciones de cada participante.
598
-tiple 1° a 4 - Vidales
[1] con que gala en el campo nace la rosa, la rosa desbrochando
en candores toda su pompa, su pompa
[2]con q[u]e gala en el campo nace la rosa desbrochando en candores toda su pompa, toda su
[3]pompa del alba ay ay q[u]e graciosa miren, miren aurora q[u]
e la gracia en pu
[4]rezas le hace la costa le hace la costa
[sobre el pentagrama:]
-coplas[5]rosa q[u]e agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa naces
[6]señora que libre de tributos gozas el mayor renombre de reina y señora de tri
[7]hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se d[i]jo toda
eres hermosa entre
[8]concha peregrina de quien se desbrocha la perla más neta sin
romper la concha de quien
[9] aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y
sin noche aurora mañana.
[hoja en blanco]
-tiple 2° a 4Inés de Jesús Nazareno -Vidales
[2] la rosa su pompa con q[u]e gala en el campo nace la rosa en el
[3]campo nace, nace la rosa desabrochándose en candores toda
su pompa del alba
582
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
[4][¡]ay ay ¡q[u]e graciosa miren miren miren miren q[u]e perla
noten q[u]e aurora aurora
[5]q[u]e la gracia en purezas le hace la costa, le hace la costa [sobre el pentagrama:]
-coplas[6]rosa q[u]e agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa nace
[7]señora q[u]e libre de tributos gozas el mayor renombre de
reina y señora
[8]hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se dijo toda
eres hermosa
[9] concha peregrina de quien se desbrocha la perla más neta sin
romper la concha
[10]aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y
sin noche aurora.
[hoja sin pentagrama]
Fran[cis]ca de S[a]n Sebastian-Vidales[2] con qué gala en el campo nace la rosa, la rosa desabrochando
en candores toda su pompa su pompa con qué
[3] gala en el campo nace la rosa, en el campo nace la rosa desabrochando en candores toda su pompa
[4] toda su pompa risa es del alba, del alba. [¡]Ay! [¡]Ay! Qué graciosa, miren, miren, miren que
[5] perla noten, qué aurora, aurora, que la gracia en purezas le
hace la costa, la costa
[6] rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa nacer.
-alto a 4[2]la rosa su pompa con q[u]e gala en el campo nace la aurora
desabro
[3]chando en candores toda su pompa, risa, risa es del alba del
alba ay ay q[u]e graciosa
[4]miren aurora q[u]e la gracia en purezas purezas le hace la costa
-coplas[5]rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura
ninguna se rosa naces
[6]s[eño]ra que libre de tributos gozas el mayor renombre d[e]
reina y señora
[7]hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se dijo toda
eres hermosa
[8]concha peregrina de quien se desbrocha la perla más neta sin
romper la concha
[9]aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y
sin noche aurora
[Hoja sin pentagrama, solo se lee:]
Isabel d[e]l San[tisi]mo Sacram[en]to
- Tiple 1° a 4Vidales
[1] con qué gala en el campo nace la rosa, la rosa desabrochando
en candores toda su pompa su pompa
[2] con qué gala en el campo nace la rosa, desabrochando en
candores toda su pompa toda su
[3] pompa del alba ¡Ay! ¡Ay que graciosa, miren! miren aurora
que la gracia ampa
[4]rases le hace la costa le hace la costa
[5] rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa, naces
[6] señora que libre de tributos gozas, el mayor renombre de
reina y señora de tu
[7] hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se dijo toda
eres hermosa entre
[8] concha peregrina de quien se desabrocha la perla más neta
sin romper la concha de quien
[9] aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y
sin noche aurora mañana.
[1] [hoja en blanco]
-Tiple 2° a 4Inés de Jesús Nazareno- Vidales
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[2] la rosa su pompa con qué gala en el campo nace la rosa en el
[3] campo nace, nace la rosa desabrochándose en candores toda
su pompa del alba
[4] [¡] Ay! [¡]Ay! qué graciosa, miren! Miren, miren, miren que
perla noten que aurora, aurora
[5] que la gracia en purezas le hace la costa le hace la costa
[6] rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa nace
[7] señora que libre de tributos gozas el mayor renombre de reina y señora
[8] hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se dijo toda
eres hermosa
[9] concha peregrina de quien se desabrocha la perla más neta
sin romper la concha
[10] aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y
sin noche aurora.
Sección III
- alto a 4[2] la rosa su pompa con qué gala en el campo nace la aurora
desbro[3] chando en candores toda su pompa risa, risa es del alba, del
alba. ¡Ay! ¡Ay qué graciosa,
[4] miren! Aurora que la gracia en purezas, purezas, le hace la
costa
- coplas[6] rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa naces
[7] señora que libre de tributos gozas, el mayor renombre de
reina y señora
[8] hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se dijo toda
eres hermosa
[9] concha peregrina de quien se desbrocha la perla más neta sin
romper la concha
[10] aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y
sin noche aurora
[Hoja sin pentagrama]
585
2.5. Liturgia y teatralidad. Las reglas de coro
Las reglas de coro eran prescripciones para conducir la liturgia
del culto divino que se debían observar en todos los conventos
de ambos sexos, y en todas las iglesias seculares, incluidas las
catedrales diocesanas. Las reglas de coro de las grandes catedrales metropolitanas eran muy complejas, comprendían asuntos
como la asistencia obligatoria de los oficiantes, el canto de las
horas canónicas, la regulación de las procesiones, el modo de
celebrar las fiestas del santoral católico, las misas de rigor, la
frecuencia de los sermones e, incluso, el toque de las campanas.601 En 1579 se dieron las primeras ordenanzas para el coro
de la catedral metropolitana de México por el arzobispo Alonso
de Montúfar.602 Otro tipo de libro perteneciente al coro de las
iglesias son los cantorales en los que se copiaba la música y letra
del repertorio musical de los institutos religiosos.603
Ninguna de estas categorías se aplica a los textos que presentamos aquí como ejemplo de fuentes poco conocidas, aunque de gran relevancia para comprender la disciplina litúrgica
y las normas de comportamiento personal de las religiosas en
los coros de sus conventos, así como su responsabilidad en su
participación. Los libros de coro son un género mixto. No conRegla del Coro y Cabildo de la S. Iglesia Metropolitana de Sevilla y Memoria de las
procesiones y manuales que son a cargo de los señores Deán y Cabildo. Sevilla, 1658.
602
Alonso de Montúfar, Ordenanzas para el coro de la catedral metropolitana.
México: J. Porrúa Turanzas, 1964. Las reglas de coro se publicaron en 1570; José
Gabino Castillo Flores y Ruth Yareth Reyes Acevedo, “Ritual y ceremonia en
la catedral de México, 1560-1600” en Letras Históricas, 14 (marzo 2016), pp. 17-49.
Hoy en día, el acervo de libros de coro de la catedral metropolitana de Ciudad
de México está catalogado y en línea. Hay colecciones para catedrales novohispanas como las de Morelia, Guadalajara, Oaxaca, Puebla y San Cristóbal de
las Casas.
603
Los libros corales o de facistol son manuscritos que contienen la música que
se cantaba en los coros de las iglesias. Otros tipos de libros de notación musical
son los antifonarios o colección de antífonas tomadas de los salmos bíblicos.
601
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tienen partituras musicales, pero prescriben la celebración litúrgica diaria y la de fiestas especiales mediante la expresión
vocal contenida en himnos y oraciones, así como en la disciplina
de todos los movimientos corporales que debían acompañar la
expresión vocal. Dicho de otro modo, contenían las reglas para
armonizar dos diferentes signos simbólicos de la liturgia católica: la regimentación del cuerpo durante los oficios divinos y el
canto apropiado para cada ocasión.
La regularización de las ceremonias del coro fue asunto de
mucha importancia para las autoridades eclesiásticas, quienes
veían la expresión ordenada de oraciones y el movimiento dentro del coro como la manifestación más prístina de reverencia
y adoración a Dios.604 La regulación del ceremonial de la misa
se inició en Roma con la codificación del Misal Romano, que
fue revisado por varios papas a lo largo del tiempo y que cobró
su máxima normativa tras el Concilio de Trento. El misal dio la
pauta que seguían las diversas órdenes religiosas y los ministros seculares en todas las iglesias. Estas fuentes usualmente se
orientan a la celebración de la misa, pero algunas contienen la
regulación del comportamiento dentro y fuera del coro y se conocen como ceremoniales.605
En las reglas de coro encontramos una disciplina cuyo objetivo era definir y llevar a cabo de modo preciso los momentos más
solemnes de la vida religiosa: aquellos en que se cantaban las horas canónicas, se acompañaba el sacrificio de la misa y se celebraban las fiestas en honor de los santos patrones de las órdenes.606
Las reglas se aplicaban a la ejecución de canto y rezo diarios,
ordinarios y extraordinarios, incluidos lo rutinario y lo excepcional, como cuando se estipula que “en domingo primero del
mes no hay hora tercia cantada porque hay procesión”. Además
de determinar los tonos vocales, se regulaba el acompañamiento
instrumental, la colocación de las monjas en el coro, y los gestos
y posturas que debían adoptar durante los diferentes momentos de la liturgia.607 De este modo, estas fuentes establecen y
codifican la coreografía de voces y cuerpos que era propia de la
teatralidad de esas ceremonias interiores de los claustros y que
eran totalmente inaccesibles al público. El cumplimiento de las
reglas de coro estaba a cargo de la abadesa y de la vicaria de
coro, y los textos debían seguirse al pie de la letra por los miembros de la comunidad. Las monjas actuarían como una unidad
armoniosa, en la cual cada una estaría consciente de su papel y
lo llevaría a cabo con perfección. La conformidad exterior, según fray Juan Bautista Méndez, indicaría la que había de existir
en los corazones de la comunidad.608
“Faltando en el cuerpo místico de la religión uniformidad de ceremonias,
más parecería una monstruosidad por el desorden y mal se podría decir orden.” Así escribió fray Ambrosio de Artías, capuchino de la Provincia de Cataluña en su aprobación del ceremonial de los menores capuchinos de San
Francisco en 1716. Ver, fray Athanasio de Barcelona, Espejo ceremonial seráfico
para instrucción de la juventud de Menores Capuchinos de N.S.P. S. Francisco en la
Santa Provincia de Cathaluña. Barcelona: Rafael Figuero, 1716. Sin paginación.
605
Manual Summa de las Ceremonias de la Provincia de el Santo Evangelio de Mexico. México: Miguel de Ribera Calderón, 1703; Ceremonial de los oficios divinos, así
para el altar como para el choro y fuera del(sic),(…) el cual compusieron ciertos religiosos de la Orden de San Francisco (…) Toledo: Pedro Rodríguez Impresor, 1591.
Fray Agustín de la Concepción, Ceremonial de las misas (…) Al uso de la santa
provincia de S. Joseph de los Descalzos de N.P.S. Francisco con el Manual de la misma
provincia. Cuenca: Imprenta de Salvador Viader, 1647; fray Andrés Guerrero,
Ceremonial para misas rezadas y solemnes en el cual se ponen las rúbricas del misal
Romano (…) Zaragoza: Juan de Lanaja y Quartaner, 1628.
604
A manera de ejemplo puede verse el estudio sobre la regulación de los
sonidos asociados con todas y cada una de las actividades cotidianas, festivas
y conmemorativas especificadas en un ceremonial sobre los toques de campanas dentro de un convento concepcionista novohispano, puede verse a Rosalva Loreto López, “Campanas, esquilones y esquilitas. El espacio y el orden de
la sonoridad conventual en la Puebla de los Ángeles del siglo xviii” en Pilar
Gonzalbo Aizpuru, ed. Espacios en la Historia. Invención y transformación de los
espacios sociales. México: El Colegio de México, 2014, pp. 75-96.
607
Regla y Constituciones para las Religiosas Recoletas Dominicanas del Sagrado Monasterio de la Gloriosa y Esclarecida Virgen Santa Rosa de Santa María fundado en
la Ciudad de Puebla (…). Puebla: Oficina del Real Seminario Palafoxiano, 1789.
608
Juan Bautista Méndez, Regla de N.G.P.S. Augustín (sic), y Constituciones de las
Religiosas del Sagrado Orden de Predicadores. México: Doña María de Benavides,
viuda de Juan de Ribera, 1691, pp. 6v, 7v. Méndez tradujo personalmente las
606
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Pocos libros de reglas de coro de conventos femeninos novohispanos han sobrevivido el paso del tiempo. Una reciente publicación sobre las fuentes para el estudio de la liturgia
en los conventos de monjas dominicanas cita apenas media
docena, algunos de los cuales se encuentran en bibliotecas
extrajeras.609 Los pasajes escogidos aquí provienen de dos documentos poco conocidos que se resguardan en los fondos del
Centro de Estudios de Historia de México Carso.610 Ambos están dirigidos a las vicarias de coro. Uno está fechado en 1810
y carece de autoría aparente y parece haber sido de uso de la
orden jerónima. El segundo ejemplo está fechado en 1825 y se
dirige a los conventos que seguían las reglas de San Francisco,
que incluye a las concepcionistas. Las reglas de coro dirigidas a los conventos de la orden jerónima establecen que el
directivo, régimen y orden eran “inviolables”. Por su parte, fray
Manuel Aromir, que firma la regla de 1825, admite que cada
comunidad “tiene sus particulares costumbres” que se pueden
guardar siempre y cuando “no se oponga a alguna disposición
o precepto expreso”.
De antemano hay que establecer que las reglas y constituciones de algunas órdenes regulares contenían un esquema de
la secuencia interior del Oficio Divino, con detalles respecto
de la asistencia y comportamiento en el recinto del coro, el seguimiento exacto y sin yerros del canto y rezos propios para el
calendario religioso general y el particular de cada orden, así
como la observancia puntual al coro y las reglas que lo regían.611
Por ejemplo, para los conventos dominicos de Santa Catarina
de Sena y Santa Inés de Monte Policiano de Puebla (1773) se
recomendaba a la priora y religiosas rezar “con pausa y devoción, guardando en el Rezo, Canto, Solemnidad, y Ceremonias
y la costumbre de que un Coro esté en pie, y el otro sentado,
excepto en los Salmos y demás cosas en que todas deben estar
en pie”.612 Ese era el comienzo de la regulación de los cuerpos
para llevar a cabo la enunciación verbal de la ceremonia. Nadie
debía entrar o salir del recinto del coro sin causa justa. Todas
las religiosas harían de hebdomadarias, o ayudantes semanales
en los servicios, “por su turno, después que hayan salido del Jovenado”. La priora o superiora hacía el oficio de hebdomadaria
constituciones de las dominicas del latín para uso de las religiosas de Santa
Catalina de Siena de la ciudad de Valladolid, Michoacán, fundado en 1591. Su
impresión fue pagada por el capitán Felipe de Salinas, vecino y minero de
Guanajuato, regidor perpetuo de esta, notario de la Inquisición y alcalde ordinario en 1690.
609
Mercedes Pérez Vidal, “Creación, destrucción y dispersión del patrimonio
litúrgico de los monasterios de Dominicas en España y Nueva España” en Revista D’Estudis Comparatius. Art, Literatura, Pensament, 12 (2015), pp. 67-86.
610
“Directorio, Régimen y Orden inviolable que deben observar y guardar las
señoras vicarias de coro en lo que pertenece al canto. Hecho el año de 1810
conforme a las rúbricas y costumbres que siempre se han observado.” En, Carso, Fondo cdlv-i José de Mondragón; “Reglas Generales para dentro y fuera
del coro, arregladas a las ceremonias que dicha orden de nuestro Seráfico
padre San Francisco y dirigida por el M.R.P. Calendarista Fray Manuel Aromir
y Bustamante, lector jubilado definidor y examinador sinodal de las diócesis
de México, Puebla y Durango y escrito en el año de 1825”. Centro de Estudios
de Historia de México Carso, Fondo cdlv-i, Fray Manuel Aromir y Bustamante
Agradecemos al Dr. Manuel Ramos Medina, director del Centro, la gentileza de
proporcionarnos una copia de estas dos fuentes.
La prescripción del orden de las horas canónicas y de la formalidad de las
misas, cantadas o rezadas, era un elemento esencial de las reglas y constituciones de todos los conventos femeninos y masculinos tanto en España como en
sus dominios. Fray Antonio de Castro, Ceremonial para el uso de los religiosos de
la Orden de N.P. San Augustín (sic): Madrid: Imprenta de Don Joseph Doblado,
1792; Regla del Gran padre S. Agustín y Constituciones del Convento de Religiosas
Canónigas Reglares de su Orden y Comendadoras de S. Spiritus de la Villa de Puente-la Reyna, 1762. Sin ubicación o imprenta. Ver, pp. 43-51 para la regulación de
la gestualidad, pp. 263-266 para la regulación de “lo que ha de ser cantado en
el oficio divino”.
612
Regla y Constituciones que han de guardar las Religiosas de los Conventos de Santa Catarina de Sena, y Santa Inés de Monte Policiano de la Ciudad de Los Ángeles.
Reimpresas. Puebla: Seminario Palafoxiano, 1773, p. 71. El rezado seguiría el
Breviario Romano sin admisión de cambio sin licencia expresa, y se sugiere
que cualquier duda fuera consultada con el maestro de ceremonia de la catedral. Tal era la importancia del seguimiento fiel de las reglas del coro. Para un
ejemplo del seguimiento perfectamente ritual y normado de las monjas en el
coro, véase, Rosalva Loreto López, “Las abadesas, virtuosas y poderosas…” op.
cit., passim.
611
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
en las fiestas solemnes. Ningún rezo sería alterado sin licencia,
y cualquier duda debía remitirse al maestro de ceremonia de la
iglesia catedral.613
Las constituciones del convento de Santa Rosa de Santa
María de Puebla explicitan la atención al Oficio Divino en su
primer capítulo, detallando con prolijidad el modo de dirigir
todos los movimientos corporales durante los oficios en el coro
y tomar la pauta de los versos de las oraciones o de los versos
de himnos y salmos.614 La primera regla del rezo era decir las
horas del oficio “breve y distintamente” para guardar el metro
entre los dos coros de religiosas que se reunían para la oración. La modulación de la voz y el acoplamiento de los dos coros
era el primer paso hacia la educación de la sonoridad teatral.
Le seguía el consabido entrenamiento en los movimientos del
cuerpo: inclinaciones de cabeza, genuflexiones, postraciones y
venias, siguiendo el “Ceremonial Dominicano” que las religiosas
debían aprender. Las reglas y constituciones escritas por fray
Juan Bautista Méndez para el convento dominicano de Santa
Catalina de Siena, de la ciudad de Valladolid son muy detalladas
en cuanto a la prescripción de la gestualidad de las religiosas.
Indica varios modos de inclinaciones e hincaduras durante los
oficios para los días regulares y de fiesta, similares a los que se
leen en las reglas de coro manuscritas de las que tratamos aquí.
O sea, que las dominicas michoacanas ya tenían en la impresión
de sus reglas y constituciones unas reglas de coro abreviadas,
gracias a la meticulosidad del citado fraile.615 Las reglas y constituciones del convento de San Jerónimo, en México, subrayaban
la obligación de los oficios divinos en el coro y el celo que debían poner la priora y la vicaria en guardar el orden escrito en
cuanto a gestualidad y posición en el mismo.616 Esta reglamentación meticulosa establece cómo el cuerpo ha de responder a
los mensajes de la voz cuando esta menciona pasajes simbólicos
de lo sagrado en las oraciones o el canto y establece un diálogo
gestual entre sí durante la celebración de la liturgia.
El canto no estaba circunscrito a las horas canónicas o la
misa. El ritual de la comida diaria o la comida pascual terminaba
con la entonación de antífonas iniciadas por la cantora y respondidas por la comunidad cuando se dirigía al coro bajo encabezada por la hebdomadaria.617 En contraste con el uso del canto
y la voz, los conventos tenían por disciplina diaria el silencio en
la mayoría de las dependencias del claustro. Los sonidos de las
voces y la música del coro alternaban con el silencio, en particular, en los conventos de descalzas, aunque en los de reglas menos
austeras se manejaba de diversa manera el silencio riguroso.
Las reglas de San Agustín, que sirven de prólogo a las
constituciones de la orden jerónima, impresas en 1702, dicen:
Regla y Constituciones (…) de los conventos de Santa Catarina de Sena, y Santa
Inés de Monte Policiano, pp. 71-73. Se seguía el Breviario Romano. También establecía las horas canónicas por las que se regía el convento.
614
Regla y Constituciones para las Religiosas Recoletas Dominicanas … Santa Rosa
de Santa María. Puebla, pp. 1- 24. Se definen y describen tres formas de inclinaciones, tres formas de genuflexión, postración y venia. Cada uno de esos movimientos eran obligatorios en determinados momentos de la misa y habían de
hacerse correctamente. Las constituciones del convento comienzan después de
las reglas generales de San Agustín, y siguen una numeración diferente. Aquí
se sigue la paginación de las constituciones.
613
Juan Bautista Méndez cita el Capítulo General de la Orden en Barcelona de
1474, lo cual indica la antigüedad de algunas de las disposiciones de las reglas
de coro tanto para este convento como para otros de las diferentes órdenes.
Ver, Méndez, Regla, pp. 13v, 12-17.
616
Reglas y Constituciones, que por autoridad Apostólica deben observar las Religiosas del Orden del Máximo Doctor S. Gerónimo, en esta ciudad de México. México: Herederos de la Viuda de Bernardo Calderón, 1702. La publicación de las
reglas fue dedicada a la vicaria María de San Francisco, del convento de San
Jerónimo, por su capellán, Joseph de Ribera Calderón. Como complemento,
ver, Constituciones de las Monjas del Máximo Doctor de la Iglesia Nuestro Padre S.
Gerónimo (…) confirmadas por su Capitulo privado, celebrado en nuestro Colegio de
San Gerónimo de Jesús de Ávila en el mes de octubre de 1760. Madrid: Imprenta de
D. Juan Antonio Lozano, 1774, pp. 36-37, 76-79.
617
Regla y Constituciones para las Religiosas Recoletas Dominicanas, pp. 35-39. Esta
costumbre sería aplicable a los conventos que tenían refectorio común. Parece
parcialmente aplicable a aquellos que permitían a las monjas tomar sus alimentos en celdas privadas.
615
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“Cuando con salmos e himnos oráis a Dios, esto se medite en
el corazón, que se pronuncia en la boca. Y no queráis cantar,
si no fuere lo que leéis, que se ha de cantar; pero aquello que
no está escrito para que se cante, no se cante”.618 En cuanto a
lo que se cantaba o se ejecutaba en los coros, la abundancia de
información en las reglas de coro no deja lugar a duda que el
ejercicio de la voz y la música tuvieron un protagonismo diario
en la vida conventual como expresión de la espiritualidad personal y comunitaria.
La importancia de estos dos documentos es innegable debido al escaso número de ejemplares sobrevivientes, e iluminan
nuestro conocimiento de la vida interior en los claustros novohispanos. Ambos registran el ceremonial que regía el cumplimiento de uno de los deberes más sagrados de la vida religiosa:
la exteriorización de la oración. Sin embargo, ambos son diferentes en su redacción y pulimiento estilístico. El de 1810 da la
impresión de haber pertenecido a una serie de “papelitos” con
apuntes concisos, y de los cuales pueden haber existido varias
copias para uso de las hebdomadarias.619 Hay varias referencias
a “el Libro,” que indica que existía un manual de coro en el
cual estaban, por ejemplo, las partituras de las antífonas de
Benedictus, y el Benedictus y Christus Factis, las antífonas y los
salmos para los maitines de difuntos, entre otros materiales.
Las reglas de 1825, encuadernadas y de mucho mayor extensión es un documento más completo y más representativo de
las complejas reglas impresas para uso general de las órdenes
en España. Dirige los cuerpos y gestos de las religiosas con una
exactitud que recuerda la danza en cuanto a la ordenación de
pasos, entradas, salidas, inclinaciones, y movimientos de aproximación a los objetos del altar durante la misa. Además, también explica cuidadosamente las oraciones y composiciones
vocales que se habían de cantar en el coro en todos los oficios
y en las ceremonias interiores del claustro. De acuerdo con lo
escrito por el padre Aromir, podemos seguir las actividades y
contextos que funcionaban dentro del teatro del mundo de las
religiosas. Eran un sistema cultural que se entendía a partir de
conocer y reconocer los significados de cada actividad y de su
desarrollo mediante la comprensión de los códigos internos
que los regían. Entendidos y comprendidos por la comunidad
eclesiástica, se expresaban de manera ritual.620 La religiosa de
velo negro y coro debía aprender los preceptos que habían de
seguirse de acuerdo con el calendario litúrgico de la Iglesia y
de manera específica de la orden a que pertenecía. Era un proceso complejo, como se aprecia en el texto.
La riqueza informativa sobre la liturgia conventual que ofrecen ambas reglas de coro solo se puede apreciar con un estudio
minucioso de sus textos, una labor que no pretendemos llevar a
cabo aquí. Ofrecemos una breve selección de las reglas de 1810
y el manuscrito completo de la regla de 1825, cuyas anotaciones
respecto del comportamiento en el coro y la selección musical
para la liturgia son extensas.
618
619
Regla y Constituciones [1702], Comienza la Regla de San Agustín Obispo, 3.
Este “libro” carece de paginación.
Erika Fischer-Lichte, Semiótica del teatro. Madrid: Arco Libros, S.L., 1999,
p. 22. Según Fischer-Lichte, los ceremoniales, costumbreros y las constituciones son herramientas alegóricas que se desarrollaron en la Edad Media para
interpretar la Sagrada Escritura. El sentido alegórico servía para mostrar a
las almas cristianas la vía para llevar una vida encaminada a la santidad. Ver,
Semiótica, p. 313.
620
594
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
2.5.a. Bachiller José de Mondragón. Directorio, Régimen, y
Orden inviolable que deben observar y guardar las Señoras
Vicarias de Coro en lo que pertenece al canto. Hecho en el año
de 1810 conforme a las rúbricas y costumbres que siempre se
han observado621
Las reglas establecidas por este directorio para las vicarias de
coro de 1810 ordenan los cantos litúrgicos de un convento femenino no nombrado en Ciudad de México. Aunque el documento no lleva el nombre de la orden para la que fue escrito,
hay mucha certitud de que este fue destinado al uso de la orden jerónima y sus conventos de San Lorenzo y San Jerónimo
de la ciudad. La evidencia interior favorece al convento de San
Lorenzo, pero se puede asumir que San Jerónimo seguiría lineamientos similares, excepto que celebraría las fiestas de San
Jerónimo preferentemente.622
La información que inclina a ver este documento como
propio del convento de San Lorenzo es la relativa a la celebración de los santos patronos. Para la fiesta del santo, el 10 de
agosto, día de San Lorenzo, la celebración litúrgica es compleja y de peso, mientras que la festividad de San Jerónimo, 30
de septiembre, es mucho más sencilla. La liturgia de la fiesta
de San Lorenzo comenzaba con la celebración de vísperas y
segundas vísperas, costumbre seguida solo para actos considerados como solemnidades. Se entonaba una calenda que, técCentro de Estudios de Historia de México Carso, Fondo cdlv-i José Mondragón. En este caso concreto se trata de un ceremonial ajustado a las reglas y
constituciones de la orden. Un ejemplo del trabajo con este tipo de documentación y que muestra el oficio a desempeñar por las abadesas específicamente,
puede verse en Rosalva Loreto López “Las abadesas, virtuosas y poderosas en
el Mundo colonial Novohispano”, en Angela Atienza López, Mujeres entre el
claustro y el Siglo. Autoridad y poder en el mundo religioso femenino. Siglos xvi-xviii, (Madrid: Silex, 2018) 249-66.
622
Ordinario, y ceremonial de la Misa, y Oficio divino, según el Orden de la Santa
Iglesia Romana, y Rito del Misal, Breviario, Ritual Romano, y las costumbres loables
de la Orden de nuestro Padre San Gerónimo. Madrid: Antonio Marín, 1752.
621
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
595
nicamente, es un himno de anuncio festivo de la celebración
del día siguiente. También se entonaba una novena “de N.P.”
[Nuestro Padre]. Se tocaba el órgano, y al rezado se agregaba el canto de una letanía y la antífona Beatus Laurentis. Se
registra una procesión claustral que llevaba una imagen del
santo y una subida al coro (alto) donde se cantaba el Pange
Lingua, las antífonas correspondientes a las horas canónicas,
el Magníficat, el Tantum Ergo, y el Benedictus.623 Si la fiesta caía
sábado había Salve [Regina]. La octava del santo se celebraba
con igual pompa ya que se consideraba que “el día Octavo de
N. Padre es todo como en el día de la fiesta”. Para la Octava,
las horas “tercia” y “vísperas” también eran cantadas. O sea,
las celebraciones eran complejas y posiblemente costosas y
como se observa, regulaban el canto coral, el uso del órgano, y
una ceremonia de procesión, actos que combinaban elocución,
movimiento y desplazamientos. Por otra parte, la celebración
de San Jerónimo, que se hacía el 30 de septiembre no tiene
información alguna sobre la liturgia. En una apretada marginalia entre el texto correspondiente a septiembre y octubre se
lee: “Visp. De N.P.S Gerónimo, se canta la calenda”. De modo
más completo el texto establece que “el día ocho o el siguiente
después de la octava de N. P. Sn. Gerónimo se hace el sufragio
por los hermanos de la orden y hay Vigilia, Misa de Réquiem
y Responso”. Estos datos indican con suficiente seguridad su
adscripción jerónima.
623
La antífona Beatus Lurentis recordaba el martirio de San Lorenzo y se cantaba a cuatro o cinco voces. Pange Lingua, gloriosi corporis mysterium (“canta
oh lengua el misterio del glorioso cuerpo de Cristo”) era cantado por varias
voces en dos coros. El himno fue escrito por Santo Tomás de Aquino para la
fiesta de Corpus Christi dedicado al misterio de cuerpo de Cristo. El Magnificat proviene del evangelio de Lucas (Lucas 1: 146-55) y supone las palabras de
María a Dios cuando visita a su prima Isabel, madre de San Juan Bautista y
también el Tantum Ergo consiste en las dos últimas estrofas del Pange Lingua.
El Benedictus corresponde a palabras de Zacarías en Lucas I: 68-79. Zacarías
anticipó la llegada de un mesías. Para la fiesta solemne se especifica el canto
en fabordones, una técnica musical de armonización tradicional para el canto
de los salmos que se remonta a los finales del medioevo.
596
597
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Las reglas de coro establecidas en este documento siguen
fielmente lo ordenado en las constituciones de la orden jerónima en cuanto a celebrar el día del santo titular y hacer un oficio
de difuntos por los hermanos y hermanas de la orden, el día
octavo después del día del santo.624 La celebración de la fiesta de
San Lorenzo pertenecía al convento que lo llevaba como patrono, pero no está especificada en las constituciones. Sin embargo,
este “directorio” demuestra que se invertía un gran capital litúrgico por el convento que llevaba su nombre, que no era el caso
para la fiesta de San Jerónimo. Según fuentes de principios del
siglo xviii, en el convento de San Lorenzo de México se predicaban sermones por ocho días para la celebración de la fiesta de
su patrón y, en 1729, se estrenó un costoso órgano que sería el
que todavía prestaba sus funciones a finales de siglo.625 El instrumento permitía añadir un elemento sonoro al de las voces de
las monjas y quizá señalaba que ya se había suavizado una prohibición explícita en las Constituciones impresas en México en
1702, de no cantar “canto de órgano ni contrapunto solas, acompañadas, ni en otra manera alguna”.626 Las constituciones de la
orden impresas en España en 1774 permitían “cantar canto de
órgano (polifonía) en los coros, especialmente en las principales
festividades”.627 El órgano y “el clave’ son los únicos instrumentos musicales que se mencionan en este documento. El órgano
cobraba relevancia el día de elección de prelada, cuando se tocaba “con trompas” para aumentar su resonancia a la entrada del
arzobispo que presidía el proceso de elección. El uso de la voz y
el canto en el coro tenía un objetivo espiritual muy importante
para todas las religiosas, que se define de modo preciso por las
reglas fundamentales de San Agustín, base de esta y otras reglas.
Como documento dirigido exclusivamente a la dirección de la
música vocal, el Directorio de 1810 pone de relieve cuán importante era el canto en el claustro y la necesidad de entrenar monjas para conformar una capilla musical. El canto era un ejercicio
diario y el instrumento se requería con mucha frecuencia. Hay
una interesante distinción entre “música de la calle” –que era la
que se tocaba el miércoles santo– y el canto propio de las horas
canónicas, que demandaba todo el ritual que se explicita en este
documento. Se han seleccionado tres meses de las reglas: agosto, septiembre y octubre, que dan una buena idea del carácter de
“apuntes” de su uso interno.
Regla y Constituciones (…) del Orden del Máximo Doctor S. Gerónimo, en esta
ciudad de México, pp. 16-25v. La misa de difuntos sería Réquiem. La publicación
de las reglas fue dedicada a la vicaria, María de San Francisco, del convento de
San Jerónimo, por su capellán, Joseph de Ribera Calderón.
625
Alicia Bazarte Martínez, Enrique Tovar Esquivel y Martha A. Troncoso, El
convento jerónimo de San Lorenzo (1598-1867). México: Instituto Politécnico Nacional, 2001, 202-03. Para cubrir los costos de las fiestas había capitales invertidos en censos a rédito. Ver, pp. 324-330.
626
Regla y Constituciones (…) del Máximo Doctor S. Gerónimo, [1702], Constitución
xiv, pp. 16v-17. El “canto de órgano” era canto polifónico.
627
Constituciones de las Monjas de la Orden del Máximo Doctor de la Iglesia Nuestro
Padre S. Gerónimo (…), Constitución xv, p. 39.
Directorio, Régimen y Orden inviolable, q[u]e deben observar
y guardar las Señoras Vicarias de coro en lo q[u]e pertenece
al canto. [H]echo el año de 1810. Conforme a las Rubricas y
costumbres q[u]e siempre se [h]an observado
Méx[ic]o octubre 31 de 1773
B[achille]r José de Mondragón
Agosto (fol. 13)628
624
628
Esta regla divide al año litúrgico por meses. Las páginas carecen de numeración y la puntuación es errática. A veces se introduce una semicoma; otras
veces se pone coma donde sería preciso una semicoma y no hay punto final
en ninguna oración. Se ha introducido la puntuación necesaria para hacer el
texto más legible usando corchetes. Se han corregido errores menores en el
deletreo y se ha usado la palabra completa en caso de contracciones. La letra
es clara y legible, aunque tiene algunos borrones de correcciones. La transición de una página a la siguiente no es clara. El nombre de las horas canónicas
está a veces en letras capitales y otras veces en minúsculas. Se ha adoptado
ponerlas en minúsculas excepto cuando comiencen una oración.
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
En la Novena de Nuestro Padre629 acabada la misa rezada (que en
ella se toca el órgano) se reza la novena y se canta la letanía y la
antífona Beatus Laurensius y la oración la canta el padre.630
La víspera de N. Padre se canta la calenda. A la tarde[,] antes de Vísperas se baja N.P. y se va cantando el himno[;] luego
suben al coro y descubren a N. Amo; se canta el Pange lingua
en papeles[,] (fol. 14) las antífonas de víspera y las de Magnificat en el Libro631[.] La Magnificat en papeles[.] Si es sábado en
vísperas hay Salve632[.] En Completas es hebdómada la Madre
Vicaria de casa[.] Para los Maitines se ponen cinco sobrepellices633[.] Las antífonas de maitines y laudes son en tonito634[,]
la de Benedictus en el Libro635[.] Las lecciones del segundo
nocturno las cantan las tres vicarias de coro[.] La primera lección canta la tercera vicaria[;] la segunda lección[,] la segunda
vicaria[,] y la tercera lección canta la primera vicaria porque
las otras tres del tercer nocturno las cantan los padres.636
Dia de N.P. se descubre antes de tercia cantada con el Pange
Lingua[;] de papeles[;] es solemne637[.] Los fabordones638 en la
tercia cantada son como los dispusiere la Madre Vicaria de coro
y [borrón] su merced será hebdómada.639
Las segundas vísperas también son solemnes y si es sábado
hay Salve640[.] El depósito como el día anterior[,] pero es después
de maitines.
Todos los días de la octava hay tercia cantada antes de la
misa[,] y vísperas cantadas de afuera[.] Víspera de San Hipólito
se canta la calenda641[.]
El día doce de agosto que es el entierro de Nuestra Señora[,]
acabada la lección en la ermita se canta la Tota Pulcra642 [borrón]
y sale la procesión[;] se va cantando en ella los himnos de Nuestra Señora, el de vísperas; el de maitines; y el de laudes[.] En
Se refiere a San Agustín.
La letanía es una oración que consiste en una serie de súplicas o peticiones.
El Beatus Laurentius es un motete a varias voces. Elogia el sacrificio de San Lorenzo. Beatus Laurentius dum incraticula superpositus ureretur; Bendito San Lorenzo quemado encima de una reja. La antífona es una melodía corta cantada
por todas las voces y es el canto más frecuente en los oficios. El padre se refiere
al capellán o religioso a cargo de la misa.
631
La calenda es, técnicamente, un himno de anuncio festivo de la celebración
del día siguiente. Pange Lingua es un himno compuesto por Santo Tomás de
Aquino para la fiesta de Corpus Christi, dedicado al misterio del cuerpo de
Cristo: “Canta o lengua el misterio del glorioso cuerpo.” El Magnificat proviene
del evangelio de Lucas (Lucas 146-55) y supone las palabras de María a Dios
cuando visita a su prima Isabel madre de San Juan Bautista. Usualmente se
canta en Vísperas. La notación en “papeles” en contraste con “el Libro” sugiere
que hubo copias hechas en papeles sueltos de un libro maestro y una de ellas
es el documento que utilizamos aquí.
632
El Salve Regina, dedicado a la Virgen María: “Dios te salve, reina y madre de
misericordia”, pide intercesión a favor de los fieles. Es de origen medieval y
anónimo. La Salve se cantaba en la abadía de Cluny en el siglo xii. Fue usada
por los Cistercienses y las órdenes de Santo Domingo y San Francisco desde
el siglo xiii.
633
Dice sobrepeliz en el original.
634
Esta notación es críptica y poco usual. Puede significar en un tono más bajo.
635
Benedictus. Es el canto de Zacarías al recobrar la voz. Lucas 1:68-79. “Bendito
sea el Señor, Dios de Israel”.
629
630
Los nocturnos son las oraciones de las horas de la noche, los maitines.
La misa solemne era cantada y se tocaba el órgano. Entre las partes cantadas estaban la Gloria in Excelsis, el Credo, el Dominus Vobiscum, etc. Ver, Frutos
Bartolomé de Olalla y Aragón, Ceremonial de las Misas solemnes cantadas, con
diáconos o sin ellos.
638
Fabordón significa falso bajo es un acompañamiento en contrapunto y a un
tono menor (una cuarta por debajo) utilizado para la alabanza. Es de origen de
finales de la Edad Media y la época moderna temprana y de manera habitual
se usa en composiciones en las que hay dos o más voces. Se utiliza para los
salmos y cánticos de rezo litúrgico con varias voces.
639
La forma de apelación sugiere que el copista se está dirigiendo personalmente a quien está encargada de recibir estas reglas, que puede ser la abadesa,
ya que la madre vicaria está señalada en el texto como tal y en tercera persona,
mientras que en este pasaje se dice “vuesa merced” y se establece una relación
de “frente a frente” entre quien entrega el documento y quien lo recibe.
640
Las segundas vísperas se aplicaban a las fiestas de solemnidad únicamente.
La primera víspera se oficia la tarde anterior a la fiesta y, la segunda víspera, la
tarde del mismo día de la solemnidad.
641
La fiesta de Santa Clara de Asís, 11 de agosto, no es mencionada mientras se
observan las fiestas de San Hipólito y San Agustín.
642
Tota Pulcra es un himno que se remonta al siglo iv, en el que se elogia la belleza de la virgen y su concepción inmaculada “Tota Pulcra es Maria, Et macula
originales no est in te…”
636
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cada posa se canta un verso entero643[.] Acabada la procesión se
canta en el coro la antífona y verso de la feria que corresponde
a ese día [,] y la oración de la vigilia que canta la primera vicaria
[,] y después se canta la Salve.644
Vísperas de la Asunción se canta la calenda[.] En vísperas
hay salve cantada[.] Es hebdomadaria la madre (fol. 15) Vicaria
de coro, y en completas la Madre Vicaria de casa[.] Para maitines
se ponen cinco sobrepellices[;] es hebdómada la madre Vicaria
de coro[.] Las antífonas de maitines y laudes se cantan en tonito
y la de Benedictus en el libro[.] Las lecciones se cantan con el
orden que el día de Nuestro Padre.
En las segundas vísperas también se canta la salve clásica
como la anterior.
El día octavo de Nuestro Padre es todo como en el día de la
fiesta[.] Después de maitines depositan y luego [que] entra Nuestro Padre645 se canta el himno en la procesión.
Víspera de Nuestro Padre San Agustín se canta la calenda[.]
El día treinta de agosto comienzan las misas de la novena de
Nuestra Sra. del Loreto[.] Son cantadas[.] Acabada la misa rezan
la novena y luego se canta la letanía.
na de prima647[.] A la hora de la Calenda se toca el órgano mientras
van por la calendaria; y todo lo q[u]e responde el coro es en tonito
hasta el fin[.] Después que se acaba prima, se reza tercia y sigue la
Misa[;] y acabada es la Novena y la Letanía648 cantada[,] y después
se reza la Sexta y Nona, y después no hay Letanía ni cantada ni
rezada aunque sea sábado o domingo[.] Si este día de la Calenda
cae en domingo de mes[,] acabada de rezar tercia sale la procesión
con la Letanía cantada[,] acabada sale el asperges649 y luego sigue
la Misa, después la Novena[,] y la Letanía cantada y luego se reza
sexta[.] Y a las once y media se reza el Rosario y la Nona[.] - La
hora rezada del Rosario se adelanta el sábado en ese año.
Las vísperas de N[uestra] S[eño]ra del Loreto son cantadas
de adentro[,] es hebdómada la M[adr]e Vicaria de coro, y (f.17)
en completas la M[adr]e Vicaria de casa[.] Hay Salve cantada en
estas vísp[era]s[.] El día de N[uestra] S[eño]ra hay hora de Tercia
cantada antes de la Misa[.]
Vísp[er]a del S[eño]r S[a]n Miguel Calenda cantada[.]
Vísp[er]a de N[uestro] P[adre] S[an] Gerónimo se canta la
Calenda[.]
Septiembre[.]
Víspera de N[uestra] S[eño]ra del Loreto para la Calenda646 solemne[.] Se ponen cinco sobrepel[l]ices, se canta toda la Prima[,] es
hebdómada la primera vicaria q[u]e solo le toca apuntar la antífo-
Octubre[.]
Víspera de N[uestra] S[eño]ra del Rosario se canta la Calenda[.]
Sus Vísperas son cantadas de afuera[,] hay Salve cantada650[.] En
Completas es hebdómada la M[adr]e Vicaria de casa[,] El día de
N[uestra] S[eño]ra hay hora de tercia cantada y antes de ella se
Antífona: breve pasaje de la sagrada escritura que se canta o reza antes y
después de los salmos y de los cánticos en las horas canónicas.
648
Letanía: oración que invoca a Jesucristo, la virgen o a los santos como mediadores. En este caso se asume es la letanía por la virgen, expresando sus
atributos. Se suele cantar después del rosario.
649
Aspersorio: utilizado para dispersar el agua bendita. En el ritual se recuerda
la gracia del bautismo y su purificación. El himno Asperger me, Domine hyssopo
se entona en las misas solemnes con la entrada del presbítero Las palabras
provienen del salmo 51.
650
La fiesta de Nuestra Señora del Rosario es el 23 de octubre. La Salve, es una
oración en honor de la virgen, Salve regina. Mater misericordiae. Dios te salve,
reina y madre de misericordia.
647
643
Una importante información respecto de la liturgia claustral es esta ceremonia de procesión interna, que comenzaba en la ermita del convento y recorría
varias posas o paradas, cuyo número no se determina. En la posa se podía
decir una oración o, en este caso, se cantaba un verso de los varios himnos
dedicados a María.
644
Se supone que exista un antifonario, el libro donde se registraban las antífonas apropiadas para la liturgia y cuyo texto las religiosas debían aprender.
645
El significado de Nuestro Padre en esta línea del documento es ambiguo ya
que es difícil asumir se trate de San Agustín.
646
Primer día de cada mes en cómputo eclesiástico.
602
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
descubre a N[uestro] Amo[.] Primero es la procesión del domingo de mes, luego se reza la hora, después se descubre y se canta
tercia y sigue la misa[.]
El día ocho[,] q[u]e es el siguiente después de la octava de
N[uestro] P[adre] S[a]n Jerónimo[,] se hace el sufragio por los
hermanos de la orden[,] hay Vigilia, Misa de Requie[m] y Responso[.]651 Si cae en domingo se hará este sufragio el lunes[.]
Día nueve comienzan las siete Misas cantadas de S[eño]r S[a]
n José[,] – después de la Misa se canta un responso por el patrón[,]652 menos cuando es primera o segunda clase o domingo[.]
Día de S[an]ta Teresa653 que se acaban los desagravios[.] A la
noche en la ermita se reza la Corona[,]654 se canta la Letanía[,] y
su oración y nos cu[m] prole pia[;]655 y sigue la procesión de ella[,]
se canta el pregón con Miserere,656 hay amarrada[.]
Día de las once mil vírgenes657[.] Hay hora de Tercia cantada
y luego la Misa[.]
Misa en honor de los difuntos.
Persona que paga por el costo de la misa.
653
El Día de Santa Teresa, 15 de octubre.
654
Rosario de siete dieces que se reza a la Virgen María.
655
Nos cum prole pia benedicat Maria. Con su descendencia bendita nos bendiga
la Virgen María. Oración de bendición final de las oraciones dedicadas a María.
656
Misereri mei, Deus: Procede del salmo 51. Misereri mei, Deus, secumdum magnam
misericordia tuam. Ten piedad de mi señor, conforme a tu misericordia. Himno
compuesto en el siglo xvii para la capilla Sixtina.
657
Día de las once mil vírgenes, 21 de octubre. De acuerdo con una leyenda con
muchas variaciones que no fueron admitidas por muchos teólogos, Úrsula,
acompañada de numerosas vírgenes viajaba a Roma para convertirse cuando
fueron martirizadas en Colonia (Alemania).
651
652
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603
2.5.b. Fray Manuel Aromir y Bustamante. Reglas generales
para dentro y fuera del coro: Arregladas a las ceremonias que
usa la orden de nuestro Seráfico Padre San Francisco […] de
1825658
Este manuscrito consta de noventa páginas escritas a una sola
cara por un religioso franciscano que contaba con una especial
capacitación. Había sido lector durante muchos años y estaba
relacionado con la cultura religiosa escrita659. En su papel de calendarista se vinculaba de manera directa con la programación
de las prácticas y rituales de la rama femenina de su orden. En
este texto, el autor detalla los métodos de comportamiento que
debían seguirse de manera colectiva, semicolectiva e individual
en el coro de los conventos concepcionistas, de clarisas y de capuchinas fundados en la Nueva España.
La extensión de este documento nos permite seguir las actividades y contextos que funcionaban dentro del convento mucho mejor que con las reglas de 1810. Dentro de este existía un
sistema cultural basado en el conocimiento de los significados
de cada actividad y de su desarrollo mediante la comprensión de
los códigos internos que los regían. Entendidos y comprendidos
por la comunidad eclesiástica, se expresaban de manera ritual.
La religiosa de velo negro y coro debía aprender los preceptos
que debían seguirse de acuerdo con el calendario litúrgico de
la Iglesia y de manera específica de la orden a la que pertenecía.
Era un proceso complejo, como se aprecia en el texto.
Las Reglas generales para dentro y fuera del coro servían como
sistema directivo de comportamientos dentro del coro que esCentro de Estudios de Historia de México Carso, Fondo cdlv-i, Fray Manuel Aromir y Bustamante.
659
El padre Aromir fue guardián del convento grande de San Francisco en
Ciudad de México y Visitador y presidente para el Capítulo de la Provincia del
Santo Evangelio. Ver, Leonor Tesso, y William L. Merrill, Los negocios Eclesiásticos de la Independencia a la Reforma. Guía Documental del Ministerio de Justicia y
Negocios Eclesiásticos. México: Archivo General de la Nación, 1998, pp. 103-105.
658
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
tructuraba la práctica diaria del tiempo divino. Su organización
por apartados funcionaba como guía que regía el movimiento de
los cuerpos: genuflexiones, inclinaciones de cabeza, el número
de cantoras, su alternancia al emitir la respuesta a las antífonas
de cada día del calendario litúrgico etc. En el universo del coro
los desplazamientos de las cantoras estaban intensamente regulados. Por ejemplo, no se podía cruzar libremente el espacio
sagrado. “Al entrar al coro debe la religiosa hacer adoración al
Santísimo Sacramento postrándose hasta llegar los labios al pavimento, verificándose esta acción en el medio y entre el espacio
que haya entre el facistol y la reja del coro”.660 A esto se añadían
las variaciones en la escenificación, la cual estaba definida por
el número de candelas o por la presencia de ceniza o palmas
al cuidado y disposición de la vicaria de coro, la sacristana, y la
encargada del aderezo del altar de la virgen.
Cada día era una experiencia vivida de manera exclusiva
por las monjas oficialas encargadas del decoro y limpieza del
coro alto. El punto focal de la representación lo desempeñaba la
hebdomadaria, quien, por lo regular, era la abadesa o la vicaria
según la importancia del ritual. También solía nombrarse una
monja experimentada que rotaba con otra de manera programada. Con el manejo de estos manuales se organizaba el tiempo
de todas y cada una de las religiosas cantoras. El aprendizaje de
las reglas específicas como las aquí presentadas garantizaba la
armonía social basada en el reconocimiento de la autoridad generada gracias a la concordancia entre los habitus de las religiosas. El rigor aprendido con la disciplina y la repetición era una
garantía del éxito de la empresa pedagógica y la preservación del
ethos de la comunidad a lo largo de los siglos.661
El orden de las monjas al entrar o salir de los lugares colectivos “por antigüedades” también era sinónimo de la dinámica
interna a que estaba sujeta la comunidad, pero más allá de las
diferencias de edad, en cada generación, los comportamientos se
aprendían, se enseñaban, se repetían y las religiosas concordaban
entre sí de manera práctica. En los días especiales de la liturgia
como la Natividad, la Pasión o la Santa Cruz, las religiosas acudían con mantos y hábitos de ceremonia y el orden cromático
complementaba el escenario. Se critica la práctica de llevar mantos la hebdomadaria y cantoras cuando el resto de la comunidad
no lo lleva, prescribiendo así la uniformidad visual como ejemplo
de belleza y edificación. El número de cantoras variaba para cada
ocasión, tres o seis en cada fila. Se alternaban en el canto y en los
asientos según la importancia del Oficio Divino y de la celebración litúrgica. Lo mismo sucedía en las festividades de los santos
de la orden y los destinados a sufragios. En este último caso, se
especificaban las modulaciones de la voz como sinónimo de coherencia según la dedicación de cada oficio. Por ejemplo, en la
rememoración de los difuntos, la voz y las tinieblas conformaban
una actuación anual inolvidable. En ese ceremonial de los “antiguos” [difuntos y bienhechores], la orden estipulaba que, para las
antífonas y lamentaciones, “aunque no tengan las mejores voces
no se acusen [las religiosas] pues representan mejor las de aquellos PP. [adres] antiguos, de quienes, como de Jeremías, sabemos,
que no con voces sonoras, sino con tiernos quejidos, y lamentables ecos las dijeron. Las voces destempladas, y roncas son propias de estos días; no los gorjeos”.662 Por otra parte, en las reglas
se mostraba preocupación de que los movimientos del cuerpo no
afectaran la voz, como cuando se aconseja que la genuflexión se
haga al mismo tiempo de proferir las palabras que las piden para
Manuel Aromir y Bustamante, Reglas Generales para dentro y fuera del coro,
fol..2. Si se cometía una falta como llegar tarde, se debía permanecer en la entrada y mantener la cabeza inclinada hasta recibir una señal de incorporación
a su respectiva fila. Esta falta se convertía en transgresión y mutaba en culpa
que debía redimirse.
661
El habitus es uno de los conceptos centrales de la teoría sociológica de
Pierre Bourdieu, significa “esquemas de obrar, pensar y sentir asociados a la
660
posición social” y que son compartidos por personas del mismo grupo social,
en Raisons pratiques. París: Seuil, coll. Points, 1996, p. 21.
662
Manuel Aromir y Bustamante, Reglas Generales para dentro y fuera del coro,
ff.51 y 52.
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impedir que la voz se quiebre y se desafine.663 La didáctica monástica se repetiría no solamente en el coro sino también en el refectorio. Esta relación de orden y armonía estructurada mediante
el aprendizaje de roles fue posible gracias al seguimiento de las
normas de comportamiento descritas en los ceremoniales o reglas y repetidas consuetudinariamente en los espacios claustrales.
cantoría en segunda clase, visten sobrepelliz. Y además hay acólitas para ciriales e incensarios, especialmente si aquella parte
del oficio es cantada, p[o]r ejemplo [,] Vísperas. El yerbar [llevar]
la hebdomadaria y cantoras cuando están oficiando manto, no
llevándolo la comunidad; es no guardar la uniformidad [de los
hábitos] q[u]e es la gala más hermosa q[u]e tanto se procura en
los actos públicos, (f.5) y de que se edifican los concurrentes. En
la provincia de Franciscanos del S[an]to Evang[eli]o[.], se manda
en su ceremonial q[u]e aún en el rigor del invierno, el hebdomadario, cantores, lectores de coro, y mesa, y cuantos tengan
que hacer alguna acción solitaria en comunidad, se quiten los
mantos.664 Esto mismo ordena para las candelas, ceniza, palmas,
y adoración de la S[an]ta Cruz el Viernes de la semana may[o]r
[.] Pero esto segundo no deberá practicarse por las religiosas, (f.
6) que toda la comunidad toma manto para los cuatro referidos
actos y algunos otros solemnes en q[u]e los usa toda la comunidad. Para el oficio no conduce el traer manto, y menos no siendo
este parte del hábito como se puede inferir de no sepultarse con
él las religio[sa]s. Durante el oficio divino deben arder seis velas
en 1ª Clase: en 2ª cuatro, y en los d[o]bles en el altar mayor de
la Iglesia o el altar principal del coro, o en las rejas de éste. Y
en lo más conforme al cere (f.7) monial de la orden: y se apagan
luego que termina la hora Canónica. Cuando alguna religiosa
tiene q[u]e salir del coro durante el oficio; tomada la venia de la
Prelada, o de la q[u]e preside hace la misma adoración y postración del principio, y las inclinaciones de cabeza, al altar y coro.
Acerca del color de los paramentos de altar úsese [el] del oficio;
si las vísperas son desde el capítulo del siguiente, úsese desde el
principio del (f. 8) color del siguiente. Y en el oficio Solemne de
Difuntos póngase el negro luego que comiencen las vísperas de
difuntos, y se quite al fin de ellas, volviendo a poner el color de
oficio del día. Cuando el oficio tiene segundas vísperas enteras,
no se varía el color hasta acabar completas, que es la hora en
(F.1) Reglas generales para dentro y fuera del coro: Arregladas a las
ceremon[ia]s que usa la orden de n[ues]tro Seráfico Padre S.[a]n Francisco y dirigidas por el M.[uy] R[everendo] P.[adre] Calendarista Fray
Manuel Aromir y Bustamante Lector Jub[ilad]o definidor y examinad[o]r Sinodal de las diócesis de México, Puebla y Durango y escrito en
el año de 1825.
Cada Iglesia y comunidad tiene sus particulares costumbres
laudables que pueden muy (f. 2) bien guardarse mientras no
se opongan a alguna disposición o precepto expreso. Al entrar
al coro debe la relig[ios]a hacer adoración al S[antísi]mo Sacram[en]to postrándose hasta llegar los labios al pavim.[en]to
verificándose esta acción en el medio, y entre el espacio q[u]e
haya entre el facistol, y reja del coro: Esto es antes de dar principio a la hora; porque si ha habido algún motivo por justo q[u]
e sea, y se entra al coro ya comenzada la hora, en este caso se
hace la adoración ya dicha, y sin irse en derechura al coro, que
le (f.3) corresponda, apartándose lo que baste del medio, en la
misma línea lateral a su coro, hace inclinación de cabeza [h]acia
el altar de la Iglesia, y otra al coro, e inmediatam[en]te se hinca con el rostro a la Iglesia levantándose [h]echa la señal de la
prelada, y en su ausencia de la vicaria, o de la q[u]e según la
costumbre; o alguna constitución especial llame en turno. Las
dos cantoras la may[o]r se pone en la parte de la hebdómada,
y la menor en la opuesta. Así mismo tanto la (f.4) hebdómada,
como las ocho religiosas en primera clase, y las seis que hacen
663
Ibid. fol. 24.
664
Manual Summa de las Ceremonias de la Provincia del Santo Evangelio. [1703],
pp. 14-54.
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q[u]e termina el oficio del día antecedente. En los coros se han
de poner las religiosas p[o]r sus antigüedades. Se ha de rezar el
ofic[i]o Divino con pausa en la med (f.9) iación del verso. En los
dobles despacio, en los semidobles, y ferias no tanto El signarse
al principio de las horas, solo corresponde a las hebdómad[ari]
a cuando dice el Deus y adjutorium; y en la repetición tripl[e] q[u]
e se hace de este verso en Prima se signa también.665 Y el signo
que se forma para este v[er]s[o] se hace con la palma de la mano
diestra extendida diciendo Deus tocando con los tres dedos la
frente y abierta la mano. In adjutorium bajándola recta hasta lo
inferior del (f.10) pecho. Meum tocando el hombro siniestro: intende tocando el diestro. No se hace cruz con los dedos pulgar e
índice para besarla. Al v[er]s[o] Domine Labia mea y al v[er]s[o]
Converte nos Deus,666 de Completas: se hace el signo de labios y
pecho, sin formar cruz con los dedos pulgar, e índice. Si no con
solo el pulg[a]r recto formando la cruz en los labios a lo primero,
y en el pecho a lo segundo.
y en Completas al v[er]s[o] Benedicat: en aquellas palabras: Pater
et filius, et spiritus Sanctus.668
Se signa también la hebdomadaria, cuando dice en la (f.11) confesión indulgentiam: en la misma forma que se hace al v[er]s[o]
Deus in adjutorium.
La comunidad no debe formar más signo, que en dos ocasiones, a saber, en Prima al v[er]s[o] D[o]m[i]n[u]s nos benedicat667
Deus, in adjutorium meum intende. Salmo 69 en la Vulgata. “Señor ven en mi
ayuda”. Súplica al comienzo de cada hora canónica. Es conveniente comparar
estas reglas de coro con otros ceremoniales impresos. Ver, Fr. Luis de Granada,
Traducción Literal del Salterio de David al idioma castellano (…) Segovia: Antonio
de Espinosa, 1801; Ceremonial de sagradas ceremonias conformes a las rúbricas
del Misal y Breviario Romano y Autores clásicos que se han de observar en la Real
capilla de Señor San Isidro Labrador, patrón de esta villa de Madrid. (Madrid, sin
impresor), 1691; Sebastián de Málaga, Ceremonial Romano Seráfico de los Menores
capuchinos de N.S.P.S Francisco, Granada: Imprenta de la S.S.Trinidad, sin fecha
(ca. 1720).
666
Domine labia mea [aperies]…converte nos deus: Abre mis labios, Señor; conviértenos Dios. Salmo 50:17-19. En maitines, Domine labia me precede al Domino adjutorium. En Completas Converte nos eus, precede al Adjutorium.
667
Dominus nos benedicat: Dios bendícenos.
665
Inclinaciones solo de Cabeza
Las inclinacion [e]s de cabeza se hacen al entrar y salir del coro,
como queda dicho. Cuando se dicen los nombres (f.12) de Jesús,
María, Francisco, S[an]to del Oficio, y del Papa reinante: Advirtiendo que sea muy profunda en el primer caso, y menos respectivam[en]te en los otros tres. Pues al nombrar el de María debe de
ser media; mínima a los s[an]tos y de las mínimas las más mínima
al nombre del Papa. A los S[an]tos inocentes en el Himno Salvete
Flores martyrum.669 Al Gloriosa Domina670 en la Benedicta. Cuando
se reza, o canta la Salve, al Salve Regina y al Spes nostra salve.671 En
el oficio de la cruz672 a el Adoramus te (f.13) Christe. A el Tuam Crucem adoramus673 y en la gloria de la misa a el Adoramus te: al Sucipe
Deprecationem nostram674 en el Credo a el Credo in unum Deum675
La gestualidad prescrita sigue las reglas del misal romano adoptado después del Concilio de Trento.
669
Salvete Flores martyrum. Himno en honor de los santos inocentes.
670
Gloriosa Domina: Oh, reina gloriosa; himno en honor de María que se atribuye a San Ambrosio.
671
Benedicta, Salve, Salve regina, Spes nostra. Bendita, Te saludo reina y Esperanza nuestra son composiciones de reverencia a María. La antífona Salve fue
compuesta en el siglo xi.
672
El oficio de la cruz, oficio devocional en honor de la cruz compuesto en el
siglo x.
673
Tuam Crucem adoramus Domine: Adoramus tu cruz Señor. El texto también
incluye un laude a la resurrección. Se cantaba en la fiesta de la exaltación de
la cruz, el 14 de septiembre. La ceremonia de la adoración de la Santa Cruz es
el primer oficio del Viernes Santo.
674
Adoramus te, Suscipe derectionem nostram: Te adoramos, Acepta nuestra súplica. Es parte del Gloria en excelsis deo o simplemente Gloria. Sigue al verso
Qui tollis peccata mundi (Tú que quitas los pecados del mundo, acepta nuestra
súplica).
675
Credo: Creo, profesión de fe en los apóstoles y signo, referencia fundamental
de la catequesis fruto de los concilios ecuménicos de Nicea (325) y Constantinopla (381). Se cantaba como canto gregoriano.
668
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a el Simul adoratur.676 Quien encomienda antíf[on]a, y a quien se
encomienda aunq[u]e sea prelado baja la cabeza. El q[u]e la entona, y entona salmo. Y al repetirla los cantores Ad invicem (esto es
uno al otro) y al salir al medio del coro; y después al apartarse del
medio del coro, para ir a su asiento dirigiéndola a el altar.
(f.14) Siempre que las cantoras salen al medio del coro y al
apartarse la indicac[ió]n que hacen debe ser profunda como que
es dirigida al S[antísi]mo Sacram[en]to y cuando se dirigen así
mismas sólo basta la inclinac[ió]n mínima de cabeza. Si el venerable Sacram[en]to está manifiesto[,] entonces al llegar al medio
y al apartarse se arrodilla con ambas rodillas, si hay pausa en la
genuflexión, o con solo una rodilla si no [h]ay pausa, o tardanza
en ella. Además (f.15) Cuando se lee la tabla de oficios en el refectorio cualquiera religiosa que oye su nombre baja la cabeza.
Cuando las servidoras ponen o quitan algo de delante ad invice.677 Y a la prelada con más cuidado y reverencia q[u]e a todas: y
cuando se lee alguna carta del prelado superior.
al Sanctum et terribile nomem ejus,679 y no más. Al del salmo Laudate pueri D[omi]num680 al 2° verso sit nomen D[omi]ni benedictum681
hasta el ast[eris]co * (f.17) En el cántico de Magnificat al Sanctum
nomem ejus682 y s[iem]pre que en otro salmo se halle igual clausula a las aquí insinuadas. La misma inclinación se hace en el Tantum ergo (cuando no está descubierto el S[antísi]mo Sacram[en]
to pues estándolo[,] debe ser genuflexión como se dirá en su
lugar) más: a la 1ª oración del oficio (ex[c]e[p]ta la hebdomadaria) y se están inclinadas [las cantoras] hasta el Quite cum.683 En
Completas en el v[er]s[o] de las preces Benedicamus Patrem684 no
a su respuesta. En el Benedicat de Completas, en aquellas (f.18)
palabras: Pater, et filius, et spiritus sanctus. Y se signan juntamente
como ya se dijo arriba. En maitines a el Jube dom[i]ne benedicere685 vuelto no del todo a hacia la hebdomad[ari]a hasta acabar
la bendición. En el salmo Deus judicium tuum686 regida: al ve[r]
s.[verso] Sit nomen ejus benedictum in secula no más. En el salmo
Benedic anima mea: al ve[r]s[o] Benedictum nomen magestatis ejus.687
Inclinacion[e]s profund[a]s
Éstas se entiende aquella que, si se soltaran los brazos (que no
se sueltan) pudieran llegar las palmas de las manos a tocar las
rodillas. Se hacen éstas (f.16) al Pater noster, Ave María, Credo. A
el Gloria Patri. A la Confesion, a todos los finales de los himnos
en q[u]e se hace mención de la S[antísi]ma Trinidad. Y solo se
exceptúan aquellos (que son pocos) en q[u]e no se nombra este
misterio, como es el de Maitines de muchos mártires. Y otros que
finalicen así. En vísperas a los versos de los salmos Confitebor678
Simul adoratur: que es tambien adorado. Parte del Credo referente al Espíritu
Santo: Y creo en el Espíritu Santo, señor y vivificador (…) y que con el Padre y
el Hijo es adorado y glorificado, etcétera.
677
Ad invicem: uno al otro.
678
Confitebur tibi un gentibus Domine: Yo te confesare, Señor, entre las gentes,
Salmo 110. También en la epístola de San Pablo a los Romanos. La ubicuidad
de los cantos de los salmos en el oficio divino llevó a algunas autoridades a
hacer tablas de los salmos que se rezaban en todas las festividades del año
676
según el Breviario Romano. Son instrumentos de consulta útiles para la investigación. Ver, Fr. Jayme Serrano, Los Salmos de David y cánticos sagrados. Madrid:
Imprenta Real, 1796.
679
Sanctum et terribile nomem ejus: Santo y terrible es el nombre del Señor,
Salmo 110.
680
Laudate pueri Dominum: Alabad, jóvenes, al Señor, Salmo 112.
681
Sit nomen D[omi]ni benedictum. Sea bendito el nombre del Señor, Salmo 112.
682
Magnificat, Sanctum nomem ejus. Magnifica, Santo es el nombre. El Magnificat
es el cántico de María a la grandeza de Dios en la Anunciación. Lucas 1: 46-55.
683
Qui tecum: Contigo. Parte de los ritos introductorios de la misa, y la oración
colecta de recogimiento que invoca a Dios y suplica su intervención. La oración se dirige al Padre por el Hijo en el Espíritu Santo: Qui tecum vivit et regnat
in unitate spiritus sancti [que contigo vive y reina en el espíritu santo].
684
Benedicamus Patrem: Bendigamos al Padre (al Hijo y al Espíritu Santo). Penúltimo verso del Benedicite.
685
Jube Domine benedicere: Señor, por favor bendíceme. En la misa después de
Munda cor Meum o petición de limpiar el corazón.
686
Deus judicium tuum. “Oh Dios da tu juicio [al rey]”. Salmo 71. Hasta el verso
17: Sea su nombre bendito.
687
Benedic anima mea: Señor bendice mi alma. Los salmos 102 y 103 comienzan
con la misma imprecación. El Benedictum es un verso responso de una antí-
612
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No más. En los apóstoles en el Salmo D[o]m[i]n[u]s regnavit irascantur: a el v[er]so 3° Confiteantur nomine tuo magno: quoniam terribile, et (f.19) Sanctum est, no más.688 A laudes en el último ve[r]
s.[so del salmo Deus misereatur, se inclinan al Benedicat nos Deus
hasta el aster[is]co.*689 En el cántico Benedicite: a la ve[r]s[o] Benedicamus patrem, hasta el aster[is]co. *690 En Prima a el D[o]m[i]
n[u]s nos benedicat hasta el perducat eternam: la hebdomad[ari]a
no se inclina del todo para decirlo. Y en esto se signan al mismo
tiempo como ya se dijo arriba. El signo ha de se[r] el mismo q[u]
e se dijo p[ar]a el v[er]s[o] Deus in adjuntorium. En la misa al Salve
Sancta parens al Gratias agim[u]s tibi de (f.20) de la gloria. Al Gratias agamus Domino Deo nostro; del pref[aci]o a la oración 1ª de la
misa. A la oración A Cunctis de la misa (cuando la hay) desde las
palabras intercedente: hasta Omnibus sanctis.691
Siempre que se inclinen las Cantoras profundam[en]te ha
de ser vueltas unas a otras. Siempre que en el coro se pasa de
un lado a otro, no se pasa por medio atravesándolo, sino pasando por entre atril y rejas del coro: estando en el medio, debe
hacerse inclinación profunda, (f.21) o genuflexión cuando está el
S[antísi]mo manifiesto.
hábito, p[ar]a q[u]e cubra los pies por la honestidad. Hincadas
ambas rodillas están, en las preces feriales hasta el final de la
oración que se para la comun[ida]d[,] ex[c]e[p]to la hebdomadaria, q[u]e en ésta se debe parar en el v[er]so que precede a
la orac[ió]n d[ic]ho el v[er]s[o] Fidelium anime;692 se vuelven (f.22)
a hincar. Se hace genuflex[ió]n a el Tantum ergo, cuando está
el S[antísi]mo Sacram[en]to descubierto. Pero al v[er]so Venite
adoremus et procidamus ante Deum del salmo Venite693 al v[er]so
Te ergo del himno Te Deum a las estrofas de los Himnos, Ave Maria: veni Creator; O Cru[x] ave, del himno Vexilla regis694 y a la del
himno de la Natividad del señor: et nos beata quos Sacri695 y a la
octava bendición del oficio de N[uestra] S[eño]ra. En esto, además de hincar ambas rodillas, se han de poner frente a frente
los dos coros. Y lo mismo ha de ser (f.23) en las preces feriales y
las de difuntos. La genuflexión de la estrofa Veni creator se hace
poniendo las manos al pecho, esto es, palma con palma con los
dedos a lo alto y lo mismo se guarda en el v[er]s[o] Te ergo, por
ser deprecación juntamente. Las genuflexion[e]s, ni se hacen
antes de las palabras que las piden, ni después; sino al mismo
tiempo de proferirlas, y toda la comunidad aun las cantoras, especialmente si la cláusula es breve. Y que en canto no quiebren
la voz desafinándola; pues siendo (f.24) larga la cláusula, hay peligro de impedir la voz quebrantándola: entonces siendo solas
las cantoras, las que con canto dicen las cláusulas, la genuflexión
se hace al fin de las palabras. En los himnos cantando el 1º v[er]
s[o] de la estrofa se hace la genuflexión por las que lo entonen.
De las genuflexiones
Se hacen siempre hincando primero el pie derecho echándole
con arte honesta [h]acia atrás, p[ar]a llevar con él la fimbria del
fona cantada en maitines.
688
Dominus Regnavit Irascantur Populi. El Señor reina a pesar de la ira de las
naciones. Salmo 98 hasta el verso Alaben Señor tu nombre excelso, terrible y
santo.
689
Deus Misereatur Nostri: Compadécete de nosotros Señor. Salmo 66.
690
Benedicite domine: Bendigamos al Señor. El Benedicite es un cántico propio
de la liturgia de las horas, derivado de El canto de los tres niños, Daniel 3:57.
691
Las numerosas citas latinas precedentes indican versos de varios himnos
tomados de los Salmos o, como en el caso del Te Deum Laudamus, ascrito a San
Ambrosio o San Agustín, e incluido en la liturgia de la orden benedictina en
el siglo vi.
Fidelium Anime: Ánimas fieles.
Venite adoremus, et procidamus …ante Dominum: Venid, y adoremos y postrémonos a ante el Señor. Salmo 94.
694
Vexilla regis prodeunt: las banderas de rey se enarbolan. Himno latino atribuido a San Venancio Fortunato, obispo de Poitiers. O crux Ave Spes Unica:
Salve oh, cruz que es nuestra esperanza es el primer verso de otra estrofa que
varía de posición según las diferentes versiones.
695
Verso del himno Jesu redemptor ominum: Jesús redentor de todos. Atribuido
a Ambrosio. Verso seis, et nos beata quos sacri, etc.: Y a nosotros cuya bendita
sangre ha limpiado.
692
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Se hincan también a las antífonas finales de N[uestra] S[eño]ra,
salvo en tiempo pascual. S[iem]pre al Sacrosancte: y quando se
comete algún defecto, y no se levantan hasta hecha la señal, en
Comp (f.25) letas se hincan al Pater Nost[e]r Ave María, y Credo.
Pero en el tiempo pascual y domingos de entre año inclinadas
Profunde. Híncase la religiosa cuando en comunidad se le cae
paño, u otra cosa cogiendo en la mano derecha lo caído y levantado el brazo esta así hasta q[u]e le hagan señal. Pero en el
refectorio además de esta ceremonia, se dice, digo mi culpa. En
la misa estando de rodillas a todas las oraciones del oficio ferial,
y de difuntos. Se ponen de rodillas al fletamus genua, de (f.26) las
oraciones del viernes S[an]to[,] en las epístolas donde se dice in
Nomine Jesu; hasta infernorum[,] cuando hay Veni creator: en los
evangelios donde se dice Verbum Caro: Procidentes adoraverunt:
Procidens adoravit: a el Incarnatus.696
De rodillas reciben ceniza, palmas, candelas. Besando la vela,
y palma, y luego la mano del sacerdote de rodillas se hacen las
3 Adoraciones el Viernes S[an]to[,] pero no se postran hasta la
tercera como se dirá en su lugar. El Sábado s[an]to se hincan a él
Lumen christi.697 (f.27) En el coro se habla a la prelada de rodillas
[,] y cuando entra se paran todas excepto cuando está el S[antisi]
mo Sacram[en]to patente.
todas hasta la palabra Secumdum carnem699 y se besa la tierra. En
las pasiones a el Emisit Spiritum700 p[o]r espacio de un Pater (f.28)
Noster: hay postrac[ió]n, también en la última adoración de la
cruz el viernes s[an]to, se hace la postrac[ió]n, y se besa sin llegar
los ojos, y diciendo en silencio Adoramus te Christe: y se levantan
sin hincarse más.
Postraciones
Son estas, señal de humildad más profunda, ordenada en los estatutos de Barcelona. Esta se hace en la Calenda de Navidad en
llegando a la palabra in Bethelem Judee.698 Se postran en el coro
Varias frases latinas provenientes de las escrituras sagradas. In nomine Jesu:
en el nombre de Jesús; Veni creator: Ven, creador; Procidentes adoraverunt: Procidens adoravit: adorareis de rodillas, entre otros.
697
Lumen Christi: Luz de Cristo. Versículo cantado para la iluminación de tres
cirios durante la vigilia pascual y significa la luz de Cristo como signo de resurrección y salvación.
698
Mateo 2:1. Cuando Jesús nació en Belén.
696
De los oficios
Cuando el oficio es doble, las dos cantoras han de comenzar los
salmos, repetir las antífonas decir los versos, los responsorios de
maitines, y los breves de las horas.701 También el invitatorio y ambas han de encomendar las antífonas a la hebdomadaria, (f.29)
haciéndolo cada una por si, en las otras encomendadas, q[u]e
correspondan a su coro. Si el oficio es semidoble, dirán juntas
invitatorio, versos, responsorios breves de las horas, y el verso de
los r[ezo]s de los Nocturnos.702 La antífona q[u]e se encomienda
a la hebdomad[ari]a (en solo los semidobles) lo hace sola la cantora mayor y lo mismo los salmos que toquen a su coro. Lo q[u]
e hará igualmente la cantora menor con los q[u]e sean del suyo.
Si el Oficio es ferial la cantora mayor sola en su asiento dice el
invitatorio, y comienza el himno; los (f.30) salmos de su coro,
repetición de antífonas, el responsorio de la Lección que lea la
cantora menor, el v[er]s[o] Benedicamus d[o]m[i]no y los responsoSecumdum carnem: según la carne. Pablo: Epístolas a los Romanos 1:4 Ex quibus natus estest secumdum carnem Dominus Christus. De su Hijo, el cual fue hecho
de la simiente de David según la carne.
700
Emisit Spiritum: emitió el espíritu (expiró). Marco 15:37. Pasiones: Lectura de
las varias versiones de la pasión de Cristo.
701
El responsorio es un canto litúrgico de tipo salmódico en el cual la entonación de los versículos por un solista o grupo de lectores-cantores es respondida por los asistentes con una breve vocalización (el responsorio propiamente
dicho). Este responsum se plantea como un eco reiterativo, el cual usualmente
deriva del último sonido del último inciso dejado por el o los solistas. Es una
serie de preces y versículos que se dicen después de las lecciones en los maitines y después de otras horas según el ceremonial.
702
Las horas canónicas de los nocturnos son vísperas y completas.
699
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rios breves de todas las horas. Los principios de los Salmos, repetición de antífonas, y r[ezo] de la Lección q[u]e lea la cantora
mayor, todo esto toca a la cantora menor. Si hay preces feriales
se hincan las rodillas (como ya está dicho arriba) y se mantienen hincadas, hasta la oración, u oraciones exclusivam[en]te y
el coro hasta el v[er]so Benedicamus d[o]m[i]no. Inclusivam[en]te
los Versos (f.31) de las preces los dice la hebdomadaria y todo el
coro responde[.] El salmo lo entona la cantora mayor, y se reza a
coros lo mismo q[u]e los demás salmos.
En Maitines sea el oficio d[o]b[l]e[,] semidoble, simple (q[u]e
estos ya no los hay) o ferial: las antífonas se encomiendan a las
más antiguas del respectivo coro. Y se continua p[o]r las demás
según su antigüedad. En las vísperas se observará esto en las
fiestas particulares, y en los domingos; pero en las otras fiestas se
encomendarán a otros menos antiguos, conforme a la dignidad
(f.32) de la fiesta. La cantora mayor y menor juntas encomiendan
a la hebdomad[ari]a menos en las fiestas semidobles o simples
(que ya no hay) y en las ferias como ya queda explicado antes.
Dicha hebdomadaria entona la primera antífona de Vísp[era]s
Maitines (y en estos también la primera del tercero Noct[urn]o) y
la 1ª de Laudes, como la de Magnifica, y Benedictus.
Las lecciones703 deben decirse las 1as[primeras] lección[e]s
por la cantora menor. 2.as [segundas] por la cantora mayor: 3.as
[terceras] por la hebdoma[ari]a y (f.33) este mismo orden se guarda cuando [h]ay seis cantoras y en todos los ofic[io]s (véase al fin
la nota 6ª). En completas corresponde a la hebdomadaria decir la
confesión; entonar las antífonas Miserere, o alleluia: y la del cántico Nunc dimitiis704 Salva nos a la confesión[.] Cuando la dice la hebdomad[ari]a ambos coros están sin inclinarse: y cuando el coro
la dice, se inclina este, y la hebdomad[ari]a se pone recta (esto es,
derecha) y se debe dejar la inclinación luego que se dice el Amen
del Misere a trir705 (f.34) tanto la hebdomadaria, como el coro cada
una en su voz. Esto mismo se hace o observa siempre q[u]e se
dice la confesión en pie porque si se dice de rodillas, no hay inclinación ninguna por mínima que sea (sirva esto de regla para las
genuflexiones)[,] si no es q[u]e haya rúbrica que lo ordene, como
es la del Misal en los días de la Encarnación, y Natividad de N[uestro] S[eño]r J[esu]C[ris]to que dispone haga el sacerdote profunda
inclinación de cabeza al Incarnatus:706 circunstancia especial de
dichos dos días, y que no (f.35) debe traerse a casos semejantes.
Cuando se está rezando el Pater noster, Ave María y Credo después
de la antífona fin[a]l se hace la aspersión del agua bendita, no
mientras se reza la antífona. Pues es faltar a la rúbrica, q[u]e manda se diga o hincada o en pie según el tiempo.
En las horas menores nada hay particular q[u]e prevenir, por
estar bien claro en lo arriba dicho. Sin embargo repítase q[u] e
la Preciosa,707 y los tres Deus In adjutorium los diga la hebdomadaria haciendo signo a los (f.36) v[er]s[os] Deus in adjutorium
la hebdomad[ari]a solam[en]te[,] no la comunidad. Nunca jamás
dentro del oficio divino otra religiosa prelada o súbdita, distinta
de la hebdomad[ari]a diga oración, ni alguna otra cosa, que le
corresponda a la hebdomad[ari]a pues a sola ella señala la rúbrica. E ir en contra de lo q[u]e ordena, es un abuso intolerable.
Es regla general, y muy laudable q[u]e mientras se dicen los
salmos, un coro esté en pie, y el otro sentado, alternando así por
todo el Oficio, dando princip[i]o, (f.37) en pie el coro de la hebdómada. Para tomar asiento se espera a decir completo el v[er]
s[o] 1º del salmo, y para ponerse en pie acabado el penúltimo
verso. La cantora q[u]e haya de encomendar antífona se levanta
al penúltimo verso quedándose ya en pie[,] lo mismo que la religiosa encomendada. Cuando en el salmo hay v[er]s[o] en el q[u] e
corresponda hacer inclinación profunda, se levanta luego que
Lecturas apropiadas de la Biblia para la celebración del oficio divino.
Cántico de Simeón, Lucas 2. Ahora Señor, dejas a tu siervo en paz.
705
Miserere mei Deus. Salmos comienzan con esta frase. Salmo 50, 55. Perdóname
703
704
señor; Apiádate de mí, Señor. La notación indica Miserere Sancta Trinitas Unus
Deus, parte de las letanías de la virgen.
706
Evangelio de Juan 1:14. Encarnó del Espíritu Santo. Parte del Credo y de la
misa usualmente cantado en el coro. Antiguamente cuando el sacerdote llegaba al Incarnatus en la misa, los fieles se arrodillaban.
707
La Preciosa sangre de Cristo.
618
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
termina el v[er]s[o] antecedente, y se vuelve a tomar asiento luego q[u]e acaba el v[er]s[o] de la inclinación, o las palabras en las
que corresponda (f.38) hacerse. Adviértase q[u]e en el v[er]s[o] 2º
del salmo Laudate pueri d[o]m[inu]m;708 ocurre inclinación, y por
lo mismo hasta no haber proferido las palabras q[u]e la indican;
no se tomará asiento. En vísperas ordinariam[en]te, es el último
salmo Laudate d[o]m[inu]m omnes gentes709 y por constar de 2 v[er]
s[os] se omite tomar asiento; pero podrá hacerse cuando es otro
el último salmo, y tiene más de cuatro versos. El oficio todo se
dice en pie estando manifiesto el S[anti]s[imo] Sacramento, pero
en las lecciones se sientan.
(f.39) El himno Te deum laudam[us]710 y el símbolo de S[an]
Atanasio Quicumque vult salvus esse: siempre se dicen en pie. En
los maitines de Epifan[í]a no habiendo en el día de esta fiesta,
los versos D[o]m[i]ne labia Mea, ni Deus in adjuntorium: La hebdomadaria comienza absolutam[en]te por la 1a a[ntífo]na, haciendo antes de entonarla, y luego q[u]e acaba de rezar el Credo,
el signo de la Cruz, lo mismo q[u]e lo hace al v[er]s[o] Deus in
adjutorium y esto mismo se ha de guardar también en el triduo
último (f. 40) de la semana Mayor. En los r[ezo]s de este día de la
Epifanía, último, y antepenúltimo y al 3[º] nocturno, en el salmo
q[u]e sirve de invitator[i]o al decir Venite adoremus eum: a estas
repeticiones no más, se hace la genuflexión sin postra[r]se. En
los responsorios dichos, al decir et procidentes, adoraverunt eum (y
no más) se hace la misma genuflexión por toda su octava.
La Benedicta q[u]e se le reza a N[ues]tra S[eño]ra no es más
q[u]e el 1º Nocturno del oficio parvo, y se (f.41) llama con este
nombre p[or]que así comienza la 1ª a[ntífo]na. Según las constitucion[e]s Franciscanas, se debe rezar cuando en el sábado
ocurre semidoble, y esto inmediatamente después de d[ic]has
completas de la tarde del viernes.
Este nocturno se dice con las antífon[a]s, salmos, v[er]s[o]
difusa, lecciones, in ómnibus y r[ezo] el prop[i]o como está en
la lección. El R[ezo] de la 2ª lección es O gloriosa domina (que
circula impreso en las sufragias franciscanas) después de la 3ª
lección, se dice la a[ntífo]na Conceptio tua. Y ya dicha, se entona
(f.42) el v[er]s[o] Per inmaculatam conceptionem[,] y respondido
por el coro Defende nos Semper. La hebdomadaria dice el v[er]
s[o] D[o]m[i]ne exaudit orationem[,]711 reza la oración Deus qui per
inmaculatam[,]712 a la que antepone orem[u]s y termina con la
conclusión breve Per cumdem christum D[ominum] N[ostrum][,]713
y el coro responde Amen con lo q[u]e se da fin sin otra adición.
Las ceremonias q[u]e se guardan en esta son las mismas del
Oficio Divino. Es hebdomad[ari]a en esta desde la prelada superior, a quien van (f.43) siguiendo todas las religiosas por sus
antigüedades. Y aunq[u]e en la religión de N[uestro] S[anto]
P[adre] San Francisco es solemne, no [h]ay más de dos cantoras. Y se reza con rito sem[anal] las antífon[a]s como en los
semidobles, y las lecciones las cantan, o rezan las dos cantoras
de semana como en el Oficio diario[,] la cantora menor la 1ª [,]
la mayor la 2ª[,] la hebdomad[ari]a la 3ª. Los salmos, antífonas,
y responsorios primero, y segundo como en el Oficio[;] ésto es,
en pie, y un coro parado, y otro sentado en dos salmos. (f.44)
Cuando se está cantando la 3ª lección las dos cantoras cada
una por su coro, se llega a cada religiosa, y con voz baja la dice,
ad honorem beate virginis.
El conceptio se reza hincadas las rodillas frente a frente las
religiosas; saliendo las cantor[a]s a decir los versos. Para decir
la ora[ció]n se para la hebdomad[ari]a, pero la com[unida]d,
se mantiene hincada de rodillas hasta acabada la oración las
Domine exhaudit Orationem: Oye, Señor, mis oraciones. Salmo 142.
Deus qui per inmaculatam virginis conceptionem: Oh Señor que por la inmaculada concepción de la virgen etc. Inmaculata Conceptionem y Conceptio son
también oraciones sobre la inmaculada concepción de María, algunas de las
cuales pueden ser entonadas como himnos.
713
Per cumdem Christum Dominum nostrum: A través de Cristo nuestro Señor.
Verso final de varias oraciones de reverencia al sacrifico de Cristo.
711
712
Salmo 112.
Laudate Dominum omnes gentes: Alabad al Señor todas las gentes. Salmo 116.
710
Te Deum Laudamus: A ti, Señor, te alabamos. Se atribuye a San Ambrosio y
a San Agustín.
708
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cantoras luego q[u]e dicen el verso, se vuelven a su lugar a
hincarse. (f.45) La aspersión del agua q[u]e se dijo antes hacerse después de Completas, en los viernes de Benedicta se
hace cuando la hebdomad[ari]a acaba la oración Deus qui per
inmaculatam. Vr.
Rezarse la Benedicta después de completas cuando, en el
sábado ocurre[n] sem[i dobles].714 Aunque es disposición de las
constituciones Franciscan[a]s, no por eso impide se continúe
la práctica buena q[u]e haya en aquellas prov[incia]s o conventos en que acostumbren rezarla todos los viernes. Los únicos
q[u]e se excluyen, son (f.46) aquellos viernes, a los q[u]e sigan,
sábados en que ocurren oficios clásicos, o vigilias de Epifanía, Pentecostés y Navidad. Entonces[,] se omite, como también
cuando se hace el sábado oficio de alguna festividad de N[ues]
tra Señora.
Como este nocturno es solamente en reverencia del Misterio
de la Concep[ció]n sin mancha de la bienavent[ura]da Virgen
María Madre de Dios, las lecciones son las arriba notadas, sin
atención a la diversidad de tiempos. La oración siempre se dice
en pie, sea la de la a[ntífo]na final, (f.47) la de la Benedicta, la de
después de las preces c[uan]do se dicen de rodillas, la del oficio
de difuntos, o la de Responso[,] o alguna otra en comunidad.
Luego q[u]e se dice el v[er]s[o] antecedente inmediato a la orac[ió]n, se levanta la hebdomad[ari]a y vuelve a hincarse dicho el
último v[er]so después de la oración.
m[oraci]ón será la primera; pero si es en feria, en este caso se
dirá después de la de la Cruz. Está bien el que se usen las sufragias de los s[an]tos q[u]e usa el clero; pero parece inconsecuencia q[u]e arreglándose al calendario Franciscano se omitan las
q[u]e le son propias. Cuando aún se quiera continuar en ese uso,
no debe por eso omitirse la de N[uestro] S[anto] P[adre] S[an]
Francisco[,] cuya fiesta siempre celebran las relig[iosa]s que profesan la regla de la Concep[ció]n (f.49) como fiesta principal de
su Orden.
A la religión Franciscana deben su principio y progreso, y
por la misma rezan el Oficio del S[an]to con rito de 1ª cl[ase]
y octava; cualidad q[u]e le dan un derecho incontestable a la
Co[n]mem[oraci]ón entre las comunes. Los Regulares no tienen,
obligación si no al título de la Iglesia propia, y a la del S[an]to
fundador. Los patronos universales, o locales, tienen lugar si hay
costumbre, o no la tienen si está asi en práctica.
(f.50) Las religiosas se comprenden en el nombre de Regulares, y siguen el breviario del instituto q[u]e profesan; aunque
estén sujetas al señor obispo, si no hay alguna disposición especial, que derogue las repetidas declaraciones de la Sagrada
Congregación de Ritos.
De tiniebl[a]s y lamentacion[e]s
Como en las sufragias, o conmemoraciones comunes de los s[an]
tos, se debe hacer la del título de la Iglesia, a cuyo coro está
obligado el que reza: dicha c[on]m[e]m[oraci]ón se dirá en lugar
correspond[ien]te conforme a su (f. 48) dignidad. P[o]r lo que en
la Iglesia cuyo título es la S[antísi]ma Trinidad. Esta c[on]m[e]
Todos estos tres días, estando la superiora presente es la hebdomad[ari]a, a todo Oficio Divino. D[ic]ho Pater Noster, Ave María,
y Credo; en silencio se signa (f. 51) como si dijera Deus in adjutorium. (Solo la prelada hebdomad[ari]a) y entona la a[ntífo]na
Zelus;715 no [h]ay más de las dos cantoras de sem[an]a. El ceremonial de la orden manda q[u]e las antífonas y lamentaciones, se
digan p[o]r los antiguos. Y así se han de echar desde las preladas
hasta donde alcanzaren. Y aunque no tengan las mejores voces
no se excusen, pues representan mejor las de aquellos PP[adres]
Contracción ambigua. Puede referirse a misas “semidobles” como en el folio
43.
715
Zelus doma tuae, Salmo 68:10. Los que son de tu grey han morado en ella.
También usado como antífona.
De las sufragias
714
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
antiguos, de quienes, como de Jeremías, sabemos, que no con
voces sonoras, si no con tiernos quejidos, y lamentables ecos
(f.52) las dijeron. Las voces destempladas y roncas son propias
de estos días; no los gorjeos. Y más edifica la voz de los antiguos,
temblante, q[u]e la de los mancebos en diferencias, y pasos, consistente aquellas notas.
Aleph, Beth, Gimel: no son nombres de profetas, si no letras
del abecedario hebreo q[u]e se deben cantar. Las antífonas de
Laudes vuelven desde el prelado a decirse. Ponerse junto a las
rejas del coro seis velas de cera de muerto[,] estas no se comienzan a apagar al Benedictus, (f.53) sino al comenzar el v[er]s[o] ut
sine timore.716 y a cada v[er]s[o] de los que se siguen una. Estas
velas son aparte de las seis que debe haber en el altar principal
del coro, o de la Iglesia.
En el Domingo de Ramos ya se dijo el q[u]e de rodillas se
toma la palma besándola, y luego la mano del sacerdote. Se añade ahora, q[u]e en la procesión se debe llevar alta la palma en señal de triunfo, y tenerla en la mano todo el tiempo de la pasión.
Bendición de la mesa p[ar]a estos días
Los tres días de esta semana, se (f.54) dice sin nota el verso Christus factus717 (y se van añadiendo las palabras como en el oficio) acabado: Pater Noster en secreto. Y [h]abiéndolo rezado sin decir otra
cosa alguna (la hebdomad[ari]a q[u]e lo es la Prelada estos días)
con la señal de la Cruz bendice la mesa. Al fin se repite el v[er]so
Christus como arriba, y después el salmo Miserere[,] y habiéndose
acabado, Pater Noster. Luego dice la prelada absolutam[en]te la
oración Respice,718 sin terminación; al fin otro Pater noster.
Ut sine timore: sin temor [le servimos]. Que librados de nuestros enemigos,
sin temor le servimos. Lucas 1:74
717
Christus Factus est pro nobis obedens: Cristo obedeció por nos (hasta su muerte). Pablo, Epístola a los Filipenses 2:8-9.
718
Respice, Domine in testamentum tuum: Vuelve tus ojos a tu alianza. Salmo 73:
20.
716
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623
Jueves S[an]to
(f.55) *El lavatorio como ha sido costumbre, se hace en la Relig[io]n franciscana. Pero trayendo todas las ceremon[ia]s q[u]e se
han observado hasta ahora en esta com[unida]d, advierte en su
ceremonial q[u]e esto no habla con las religiosas.
Viernes Santo
No parece [que] puede aprobarse el que en la Adoración de la
Cruz de este día en los oficios se substituya la Reliquia del S[an]
to Leño a la Cruz con la imagen del crucifijo, que pide la rúbrica[;] y que[,] declara muy bien un Decreto de la Sagrada Congregación de Ritos. (f.56) cuando ordena que el ósculo después
de la última genuflexión, no se haga en el rostro y brazos, si no
en los pies de la imagen, o en la parte inferior de la cruz. Véase
aquí como está claro debe ser cruz con imag[e]n, y que esto no
se verifica con la reliquia del S[an]to Leño cuya adoración así
en este día, como en todos los días q[u]e se celebra fiesta de la
Cruz, y en aquellos q[u]e tengan de devoción se podrá hacer muy
bien, y del modo más religioso, imitando esta tierna ceremonia
de n[uest]ra Santa Madre (f.57) la Iglesia; pero en la adoración
de los oficios de ninguna manera; pues debe ser enteram[en]te
conforme con la rúbrica del día.
Sábado Santo
Este día ya se dijo q[u]e debe haber genuflexión al Lumen Christe.
Vísperas fuera del coro. Se dicen así Pater Noster, Ave María y sin
decir Deus in adjutorium, ni otra cosa, sino solo signándose. En secreto, se dice tres veces el Aleluya , y luego Laudate d[o]m[inum][;]
otras tres veces el Aleluya. La a[ntífo]na de Magnificat[,] el cantico
de Magnificat. Se vuelve a repetir la (f.58) A[ntífo]na. La oración,
v[erso]s Benedicam[u]s D[o]m[i]no con dos Aleluyas, y en su respuesta lo mismo. Pater Noster y no más. Las vísperas de la Gloria
es alabar a Dios sin principio, ni fin. Y no lo yerren las religiosas.
624
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
De la bendición de mesa y gracias y p[ar]a el refectorio
Para comer y cenar tocada la campana asisten las religiosas al de
Profundis, y haciendo reverencia a la imagen q[u]e debe estar en
medio, se sientan. Luego que entre la prelada se paran. Y se (f.59)
reza lo acostumbrado. Acabado el salmo de Profundis, van entrando al refectorio de dos, en dos, desde las nov[icia]s al pasar por
delante de la prelada superiora sin detenerse se inclinan un poco.
Vanse poniendo delante de las raciones, y llegando la prelada a
su lugar dice la hebdomad[ari]a la bendición como es costumbre
y está en el Brev[iari]o y al decir esta mence celestis hace la señal
de la cruz sobre las mesas. Acabada esta, se acatan religiosamente unos a otros, y se entran en sus asientos. [H]echa señal (f. 60)
e[x]tienden sus servilletas, besan el pan y partenlo sin llegarle al
pecho ni hábito. Acabada la refección para levantarse de la mesa
parando un poco la lectora dice la prelada Omnis Spiritus Laudet
Dominum. A q[u]e como respuesta dice la lectora Tu autem d[o]m[i]
ne: y la comun[ida]d Deo gratias. Y haciendo cada relig[ios]a sobre
la mesa una cruz la besan, y se levantan a las gracias. Al decir la
hebdomad[ari]a agimus tibi: esta, y todas, vuelven el rostro inclinado, así a la imagen que (f. 61) se halle en el refectorio719 Y acabado
la hebdomad[ari]a es la q[u]e debe entonar el salmo miserere o el
q[u]e cabe según el t[iem]po como lo señala el brev[iari]o y van
saliendo de dos en dos[,] desde las nov[icia]s p[ar]a ir al coro a las
gracias. La hebdomad[ari]a se entrara entre las demás en el lugar
q[u]e le corresponda p[o]r antigüedad entrando en el coro toma
esta el lugar de en medio p[ar]a finalizar las gracias.
Bendic[ió]n de la mesa en días de ayuno.
La lectora no tiene q[u]e pedir (f.62) bendición, ni la hebdomad[ari]a q[u]e darla. Pues luego q[u]e se ha rezado por toda la
comun[ida]d, simultáneam[en]te el Ave María[,] la hebdomad[ari]a hace la cruz sobre las mesas profiriendo al mismo tiempo
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
Hoc donum caritatis720 y respondido por la comunidad el Amen,
toman todas asiento, y hecha señal p[o]r la prelada, o p[o]r la
que presidiere, comienza la lección, y lo demás se sigue como se
acostumbra, y está claro en el calendario de 1794.721
La práctica de las religion[e]s, (f.63) o comunidades enseñan
q[u]e el hebdoma[ari]o haga la bendición sin llamar a otra persona q[u]e se interponga en su oficio: lo que es según la rúbrica.
Notas: 1ª
Las que lean o canten lecc[ió]n[,] la que entona antífona o hace
Oficio alguno otro en comun[ida]d luego que acaba de ejecutarlo bien sea cumplidam[en]te o bien con alguna falta, se hinca: pero con esta diferencia que si ha hecho su oficio sin falta,
se hinca, y se levanta luego. Pero si ha incurrido (f.64) en falta
aunque sea involuntaria, se hinca y no se levanta hasta q[u]e la
prelada o la q[u]e presidiere haga seña p[ar]a q[u]e se levante. Me
parece q[u]e esto segundo podrá entenderse con las que están
en jovenado, y con las q[u]e ya son Madres a quienes solo corresponde el primer caso.
Nota 2ª
Ya queda dicho q[u]e en 1ª clase deben ser ocho cantoras y en 2ª
seis. Pero en estos números se comprende las 2 relig[iosa]s q[u]e
dicen las dos leccion[e]s del 3º N[úmer]o por lo que solo se advierte q[u]e (f.65) siguiéndose la costumbre en esta comunidad,
q[u]e en 2ª clase sean solo cuatro cantor[a]s, las dos lecciones
sobrantes 5ª y 6ª las digan las dos religiosas más antiguas q[u]
e asisten en el coro. Además de las dos Relig[iosa]s q[u]e deben
decir las dos leccion[e]s del 3º Nocturno (en el q[u]e no debe
haber nov[edad] y de este modo se verifica q[u]e sean seis las
cantoras en 2ª clase. Cuando la M[adr]e vicaria sea la hebdomad[ari]a al decir su Rev[erenci]a la hom[ilí]a d[ic]ho el texto debe
hacer señal con la cabeza (f. 66) p[ar]a q[u]e tomen asiento. Ya se
720
719
Todas las expresiones de gracias y laude a Dios.
625
721
Hoc donum caritatis: Este regalo del amor.
Referencia a otro calendario ceremonial previo, posiblemente manuscrito.
626
627
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
sabe q[u]e cuando la Prelada superior es hebdomad[ari]a q.do
[cuando] dice la homilía no se sienta la com[unida]d. En estas
fiestas de 1ª y 2ª cl[ase] el invitatorio entonación de salmos, y los
3 versos de los Nocturnos se dicen como es costumbre. Solo las
leccion[e]s deben ser como en el oficio diario de mayor a menor
(diciendo la cantora más antigua el último respons[ori]o en el
oficio de muertos clásico).
Los versos que se dicen desp[ué]s de los himnos, solo las dos
(f.67) cantoras más antiguas los dicen. Pero las antífonas q[u]e se
le encargan a la hebdomadaria todas las cantoras a un t[iem]po
deben encargarlas. Las demás antífonas, solo las dos cantor[a]s
más antiguas deben encargarlas cada una por si misma p[o]r su
respectivo coro[,] comenzando p[o]r la más antigua relig[ios]a
tanto en V[ís]p.[era]s, como en Maitines, y Laudes.
Cuando en los clásicos [h]ay con[memoracione]s en los clásicos los versos de éstas, los dicen las cantor[a]s p[o]r el orden
q[u] e se dicen los de los Nocturnos[;] (f. 68) si es 1ª cl[ase] y [h] ay
dos con[memoracione]s los versos de la 1ª los dicen los 2os [segundos] cantores, y las de la 2a los tercer[o]s cantores, de más a
menos. Si son tres, los 1os [primeros] versos dicen los dos primer[o]s cantor[e]s[,] y siguen con la orden dicha.722 En 2ª cl[ase]
lo mismo. Pero si son en esta más de dos las con[memoracione] s
comienzan la misma secuela los dos primeros, como en la entonación de los salmos.
atril, como quien mira la antífona que ha de entonar, sin dar paso
fuera de su asiento, esto es en oficio rezado[;] pues si es cantado,
aunq[u]e sea de difuntos debe salir al plano del coro, para entonar la a[ntífo]na, y se debe poner como haciendo coro con las
vicar[ia]s de coro, o cantoras, para entonar la a[ntífo]na: y permanecerá así hasta entonar el 1º verso del salmo. Haciendo cuando
(f.70) inclinación primero al S[antísi]mo Sacramento, y después a
la cantora que se la encargó[,] pero a ésta de cabeza y lo mismo la
cantora. Y para volverse a su lugar la vuelve a hacer[hacia] al altar.
Advertencia
El uso de los incensarios y ciriales, guárdese en esta comunidad
el que aiga [haya]. Solo se advierte, que en las funciones que aiga
[haya] ciriales y cruz, cuando ocurra genuflexión esta se haga
solo por la comunidad, pero las religiosas q[u]e vayan con cruz,
y ciriales, deben mantenerse rectas.
(f. 71) Nota 5ª
Nota 3ª
En los oficios q[u]e se cantan en Vísp[era]s y Laudes, se alternan
a[l] sentarse los coros en los Salmos. Pero en Maitines, dicho o
cantado el 1º verso se sientan todos, y se paran acabado el penúltimo verso. Los cantores q[u]e encomiendan antífona ya se dijo
cuándo deben ponerse en pie. Cuando [h]ay órgano, un cantor
con voz humana dice en tono lo que el órgano suple. (Esto es
ceremonia de la Orden)
En todo oficio sea el que fuere, y sea cual fuere su especie las
lecciones se dicen en medio del coro, al atril o facistol.
Nota 6ª
(f. 69) Nota 4ª
La religiosa a quien se le encomienda antífona debe ponerse en
pie, y hasta dicho el v[er]s[o] Gloria no se inclinara al facistol, o
722
Sobre conmemoraciones, ver, D. Antolín Monescillo, Suplemento al Diccionario de Teología del Abate Bergier. Madrid: Imprenta de D. Manuel Minuesa,
1857, p. 220.
(f. 72) En las ferias: deberá seguirse la costumbre en el orden de
las lecciones. Cuando es homilía dice la primera lección la hebdomad[ari]a[,] la 2ª la cantora mayor[,] la 3ª la cantora menor[,] y
el resp[onsori]o la cantora mayor. Más si son lecciones dirá la 1ª
la cantora menor. La 2ª la cantora mayor[;] la 3ª la hebdomad[ari]
a y el responsorio la cantora menor.
En los dos días de Jueves y Viernes S[an]tos el 1º nocturno
de lecciones le corresponde a la (f. 73) cantora menor. El 2º a
628
El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
la cantora mayor[;] el 3º a las 2 relig[iosa]s más antiguas[,] las
2 primeras leccion[e]s de menor a mayor[,] y la 3ª la prelada
hebdomad[ari]a diciendo la cantora mayor el último responsorio.
Los oficios de difuntos que se rezan al año son siete. El 1° el
general que es cl[ásico] y en este es hebdomad[ari]a la prelada
con seis cantoras. Y no [h]ay el salmo suelto. El 2° el que se reza
p[o]r los difuntos de la Orden tamb[ié]n clásico, y se omite tamb[ié]n el salmo suelto[.] 3° (f.74) el que se reza en la infraoctava
de todos s[ant]os p[o]r n[uest]ras hermanas las relig[iosa]s[.] 4°
el que se reza p[o]r Padres y Madres de las religiosas; y 3 que se
rezan p[o]r los Bienechores Difuntos.
Además 3 q[u]e se rezan por cada Religiosa Difunta[.] El 1º
de éstos, no se da salmo suelto p[o]r estar el cuerpo insepulto[,]
y nueve vigilias que se rezan también en su muerte. Todo lo cual
se debe rezar con las mismas ceremonias del Oficio Divino[,] y
las leccion[e]s de menor a mayor. Los resp[onsorio]s (f.75) del 3º
noct[urn]o los dice la cant[or]a mayor, y en el ofic[i]o general q[u]
e [h]ay seis cantor[a]s, la cant[or]a más antigua dice también el
último resp[onsori]o y el 6º lo dice la 1ª de las men[o]s antiguas.
Las Vig[ilia]s sem[anales] se rezan con las ceremonias de las
fer[ia]s.
Nota 7ª
Día de la Purificación ya se dijo que se recibe de rodillas la
vela, y se besa y luego la mano del sacerdote. Ahora se añade
que en el coro se tiene en la mano derecha toda la misa hasta la
comunión (f.76) El domingo de Ramos, Jueves y Viernes S[an]to
lee la prelada en el refectorio. Y mientras lee su Rev[erenci]a se
le guarda la política de no tomar alim[ent]o hasta que acaba la
lección y comienza su Rev[erenci]a su refecc[ió]n. En estos días
de Viernes, y Juev[e]s S[an]to en las V[ís]p[era]s[,] Completas y
[H]oras, debe estar la comun[ida]d en pie por que se representa
en el Divino Oficio toda la Sagrada pasión, y las Finezas que
el S[eñ]or obró en estos S[an]tos días para n[uest]ro rescate y
redención. Sea p[o]r todo glorificado su S[an]to (f. 77) Nombre.
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
629
Nota 8ª
En las Misas Cantadas debe estar la Maestra con sus Nov[icia]s
y Jóvenes en pie a las oraciones, evangelio, e introito; inclinándose a la 1a y ultima oración de la Misa. Y al Gloria Patri y de más
cosas que quedan advertidas. En las de Difuntos, se mantienen
de rodillas en toda, y sólo se paran para el responso cuando lo
haiga [haya]. En los Coros se debe estar con toda veneración,
como lo pide la cri[s]tiandad y religión[,] guardando todo el silencio posible a tan sagr[ad]o lugar.
(f. 78) Nota 9ª
La Nona se comienza en la Pascua de Resurrección, y se acaba la
Vísp[er]a de la exaltación de la S[an]ta Cruz.
Las letanías que se cantan son las siguientes[:] las tres de la
Ascensión del Señor[,] día de S[a]n Marcos[,] y día de los S[an]
tos M[ártire]s Fabián y Sebastián.
Nota 1[0]ª
En la Cuaresma y Adviento se hacen mortificaciones en el Refectorio, y son las sig[uien]tes:
El lunes mordaza y tapa ojos, y perdón. Miércoles pon(f.79)
erse en cruz y boca en tierra. Y en haciendo señal la prelada se
pone de rodillas a pedir perdón. El Viernes se besan escapularios, se pide perdón y se come en tierra.
Entre año, el Miércoles se pide perdón[,] y el Viernes se pide
perdón y se besan escapularios. Estas mortificaciones las hacen
las Nov[icia]s con las Jóvenes y su M[aes]tra, y las Hebdomadarias menores.
El lavatorio del Jueves S[an]to deberá seguir como ha sido
costumbre[,] y lo demás q[u]e no se nota.
FIN
CAPÍTULO III
Sección I
3.1. El espectáculo de la muerte y las honras fúnebres
Las “fiestas” y celebraciones públicas como espectáculos coloniales han recibido atención en la literatura histórica reciente
por su significado social, entre los cuales se destaca la expresión
de poder político.723 Por otra parte, los espectáculos funerales
han sido menos estudiados y los que existen se orientan hacia
exequias reales o virreinales, o la de miembros de la oligarquía
criolla, a pesar de que los ritos funerales que acompañaban a
las figuras religiosas fueron actos igualmente significativos en
la sociedad virreinal.724 Los religiosos y religiosas de nota, o las
personas seculares señaladas por su piedad, fueron objeto de
magníficos espectáculos significados no por la alegría, sino por
el dolor, y fueron compartidos por un amplio muestrario de la
A modo de ejemplos de una más amplia literatura histórica, ver, Pilar Gonzalbo Aizpuru, “Las fiestas novohispanas: espectáculo y ejemplo” en Mexican
Studies/Estudios Mexicanos, vol. 9. No. 2 (verano 1993), pp. 347-531; Solange Alberro, “Los efectos especiales de las fiestas virreinales de Nueva España y Perú”
en Historia Mexicana, vol. 59, No. 235 (enero-marzo 2010), pp. 837-75; Beatriz
Berndt León Mariscal, “Discurso de poder en un nuevo dominio: el trayecto
del virrey marqués de las Amarillas de Veracruz a Puebla, las fiestas de entrada y el ceremonial político” en Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad, vol.
xxvi, No. 101 (2005) pp. 227-259; Linda Curcio-Nagy, The great festivals of Colonial Mexico City: Performing Power and Identity, Albuquerque: University of New
Mexico Press, 2004; Patricio Hidalgo Nuchera, “De cortes y fiestas cortesanas
en la América Hispana. Una aproximación bibliográfica” en Libros de la Corte,
verano 2018, pp. 26-85.
724
Sobre la propiedad de definir las exequias funerales como “fiesta” o no, ver,
Victoria Soto Caba, “Teatro y ceremonia: algunos apuntes sobre las exequias
barrocas” en Revista de la Facultad de Geografía e Historia, No. 2 (1988), pp. 111-138.
723
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
jerarquía social colonial. El poder de la Iglesia y, sobre todo, el de
la religión, como aglutinador y conformador de mentalidades se
transparenta en los rituales mortuorios en los cuales se eleva un
miembro de la Iglesia a un plano superior en la escala del favor
divino. El templo se convertía en escenario público en el cual se
desarrollaba un acto por varios días alrededor del féretro y despojos mortales de una persona marcada por su servicio a Dios
y presuntamente receptor y medio de difusión de su Gracia. El
espectáculo funeral se organizaba por una bien reglamentada
participación de los miembros de la comunidad religiosa y las
autoridades eclesiásticas como mensajeros de las expresiones
oficiales de pesar privado y público. La participación de los fieles era espontánea y llena de emotividad. Coronando todos los
actos litúrgicos estaba el sermón fúnebre a cargo de un orador
notable. La ciudad toda se movilizaba. A los personajes distinguidos que concurrían a la “velada” del cuerpo y la función de
exequias, se unía un amplio número de devotos y aun curiosos,
que voluntariamente rendían homenaje final a quien simbolizaba una vida religiosamente ejemplar que había sido parte del
trajinar de la ciudad por varias décadas.
En el sermón de exequias, el predicador era el único protagonista en un escenario que dominaba todo el ámbito de la
Iglesia en un acto recordatorio que sobrepasaba su carácter de
hombre de hábito y lo convertía en vocero social y moral.725 Sobre el predicador pesaba la responsabilidad de ratificar e incluso
incrementar el valor cristiano de una vida ya extinguida, consolar la pérdida de la comunidad religiosa y enaltecer el prestigio de la orden y de la Iglesia en general. Como tal, el sermón
tomaba datos históricos y los ponía al servicio de una misión
evangelizadora entre creyentes, cuya protagonista, en el caso de
las religiosas, era una mujer que había adquirido autoridad por
medio de la práctica diaria de los principios de la religión y de
la disciplina conventual. Usualmente, los sermones incluían los
datos biográficos más relevantes de la fallecida, y que, en algunos casos, cobran gran importancia como valiosa fuente de
información.726 Este fue el caso, por ejemplo, y entre muchos
otros, del sermón predicado por fray Joseph López, ofm, en las
honras de sor Petra de San Francisco, monja del convento de
San Juan de la Penitencia que pasó a ser una de las fundadoras,
maestra y abadesa del convento de Corpus Christi para indígenas.727 Predicando por acto de obediencia sobre alguien a quien
no conocía, fray Joseph explica en su sermón cómo llevó a cabo
su tarea, colectando datos de la vida de sor Petra, suministrados
por sus hermanas en religión y algunas de sus cartas. El predicador llevó a cabo su labor con todo éxito, en un sermón que
unía biografía con elogio de virtudes morales y espirituales. La
importancia del elemento biográfico es patente en los sermones
que aquí incluimos sobre las madres María Anna Águeda de San
Ignacio y María Ignacia Azlor y Echevers, ambas abadesas de sus
respectivos conventos. Estas notables mujeres, como abadesas
llevaron a cabo la tarea de “edificar” en el sentido moral y, en el
sentido físico, de fundar una “casa” y una familia. Las alusiones
a la maternidad fueron categorías de elogio para las abadesas
como madres de su comunidad. Otro elogio frecuente fue el del
carácter de mujer fuerte, sabia y prudente.728 Esa sabiduría siemJosefina Muriel ya señaló los sermones como biografías de mujeres en miniatura. Ver, Cultura Femenina Novohispana. México: unam, 2000, pp. 23-43.
727
Fray Joseph López, Piedra fundamental de la Mystica Sion […] la R.M y V. M. sor
Petra de San francisco, su primera fundadora y abadesa. México: Joseph Bernardo
de Hogal, 1727.
728
Dr. Juan Joseph de Eguiara y Eguren, La Muger (sic) edificativa. Panegírico fúnebre […] de la M.R. Madre Augustina Nicolasa María, abadesa tercera vez, que fue,
del convento de San Phelipe de Jesús, y pobres Capuchinas de esta ciudad. México:
Imprenta Nueva de la Bibliotheca Mexicana, 1755.
726
Ana Castaño Navarro, “Sermón y literatura. La imagen del predicador en
algunos sermones de la Nueva España” en Acta Poética, Vol. 29, No. 2 (septiembre-noviembre 2008), pp. 191-210; Viviana Arce Escobar, “El sermón. Palabra
dramatizada y control social. Antonio Ossorio de las Peñas, un predicador en
la Nueva Granada del siglo xvii”, Tesis para obtener el título de Licenciada en
Historia, Universidad del Valle, Facultad de Humanidades, abril 2009, Historia
y espacio, vol. 5 No. 32 (2009), pp. 1-21. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4015548
725
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
pre se ponía al servicio de las virtudes cardinales y teologales
y se expresaba en su diario y continuo comportamiento como
religiosa. Edificar era servir a Dios.
Si bien el papel del predicador era servir al objeto de su
peroración, su protagonismo no se le escapaba a nadie. La reputación de los oradores de los siglos xvii y xviii comenzaba
con su elocución en el templo, en las muchas ocasiones en que
una celebración requería un sermón. Cuando un predicador “de
fama” aparecía en el pulpito, la iglesia se llenaba de miembros
de las órdenes religiosas, también predicadores, dignidades de
la iglesia secular, y miembros de la administración real, incluidos muchas veces el virrey y la virreina. Todos venían a apreciar
la elocuencia del mensaje y su ejecución como protagonista. Algunos tomaban nota, otros lo comentaban en privado y, eventualmente, se construía una “reputación” respecto del orador. La
consagración final, sin embargo, dependía mucho de la impresión y difusión de los sermones. Para llevar la enunciación del
sermón a la letra de molde, se requería el patronato económico
de algún interesado.729 Antes de su impresión, los sermones eran
sometidos a la dictaminación de varios miembros del cuerpo
eclesiástico que emitían sus “pareceres” sobre la ortodoxia del
texto, y sus cualidades literarias como ejemplo de oratoria. Los
pareceres se imprimían como lo que hoy llamamos “paratextos”
y que, de forma práctica, además de ser requisitos legales eran
elogios del estilo, la claridad, la emotividad, la habilidad retórica
y la erudición sagrada del enunciante. “Este panegírico es índice de un ingenio alto y noble, cultivado con no vulgar estudio y
dirigido de maduro y prudente juicio…” escribía en 1762 el distinguido doctor Juan José de Eguiara y Eguren del sermón de
honras fúnebres que predicó Joseph Ignacio de Cabrera sobre
la hermana María Petra Trinidad, religiosa lega del convento de
capuchinas de la ciudad de Querétaro.730
Indiscutiblemente, al ascender al púlpito, el predicador tenía conciencia de las consecuencias de su papel protagónico
respecto de su reputación personal, y hacía uso de todos los
recursos a su disposición. No todos tenían que ver con las reglas
de la retórica, como señala Juan Vitulli, pues parte del entrenamiento del predicador era el de regular y conformar su cuerpo,
sus gestos y su voz al propósito de su actuación.731 Desde mediados del siglo xvi, los tratados de retórica aludían a comediantes,
actores, control del cuerpo y la deseable armonía de este con
la voz. Como bien apunta Luis Robledo Estaire, la “representabilidad” del sermón era una preocupación entre los tratadistas
de ese siglo y los siguientes.732 En su recorrido por los autores
de retórica de predicación, Estaire señala la importancia de la
enseñanza de los tonos musicales para suscitar emociones en
el auditorio, método aparentemente bien conocido y practicado
entre los predicadores. La modulación de la voz debía corresponder al sentimiento que se expresaba y debería compaginarse
tanto con los movimientos del cuerpo como con los elementos
retóricos del sermón. Ni la gestualidad, un elemento teatral que
debía acompañar a la voz, ni la voz misma, son elementos recobrables para la historia. La tecnología que hizo posible recogerlos no se alcanzó, sino hasta el siglo xx. Sin duda, la disciplina
del cuerpo y la voz para obtener el máximo grado de efectividad
del mensaje espiritual y edificante fue un aspecto esencial del
arte de “decir” sermones, y los elevaron a un lugar de primera
El patronazgo de predicadores es tema que necesita estudiarse de manera
general.
730
Joseph Ignacio de Cabrera, Sermón que en las honras fúnebres de la R.M. Sor
729
María Petra Trinidad […] predicó el día 9 de febrero del año de 1762. México: Imprenta de la Bibliotheca Mexicana, 1762. “Aprobación”, sin paginación.
731
Juan Vitulli, “Los mocos del predicador: cuerpo, gestualidad y auto-control en el pulpito barroco” en Zama, Vol. 6 (2014), pp. 167-182. El autor explica
lúcidamente los preceptos de los tratadistas de la oratoria del siglo xvii. Ver
también, Fernando R. de la Flor, “La oratoria sagrada del Siglo de Oro y el dominio corporal” en Culturas en la Edad de Oro, Madrid: Editorial Complutense,
1995, pp. 123-47.
732
Luis Robledo Estaire, “El sermón como representación: Teatralidad y musicalidad en la oratoria sagrada española de la Contrarreforma” en Revista de
Musicología, Vol. xxvi, No. 1 (2003), pp. 134-83.
636
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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix
Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
categoría en la difusión de la religiosidad y la imposición de valores sociales promovidos por la Iglesia y la Corona.
La complejidad del espectáculo funerario requiere atención
a su teatralidad explícita. El ritual fúnebre era en particular significativo para toda la familia religiosa, no solo para las monjas
del convento de la fallecida. La presencia de los representantes
masculinos de todas las religiones recordaba a las monjas y, al
público en general, la hermandad espiritual frente a la muerte
de hombres y mujeres dentro de la Iglesia. La ausencia de las
monjas del espectáculo público señalaba su renuncia al mundo,
pero todos los participantes estaban apercibidos de su presencia tras las rejas del coro. La biografía de la madre María Anna
Águeda de San Ignacio, del convento dominico de Santa Rosa
de Santa María en Puebla, contiene una descripción detallada
del espectáculo de honras fúnebres en la iglesia y claustro del
convento. Es un documento poco usual y definitivamente único
en cuanto su extensión y su valor testimonial como fuente de
información sobre las exequias de una monja mexicana.
bién pagó por la impresión del sermón de exequias que predicó
fray Juan de Villa Sánchez el 15 de julio de 1756.733 María Anna
Águeda de San Ignacio (1695-1756) falleció el 25 de febrero de
1756 a la edad de 60 años, habiendo sido beata por 25 años en
el beaterio que precedió a la fundación del convento por cédula
real en 1735 y, por bula papal, en 1739, además de haber sido durante 15 años religiosa de dicho convento. Sus honras fúnebres
fueron un acto notable en la ciudad, comparable, en opinión
de algunos participantes, a una fiesta de canonización en lo fastuoso. El espectáculo era de esperarse, ya que la religiosa había
recibido el apoyo social y espiritual del obispo de Puebla, quien
la tuvo en gran estimación. En la ciudad, los fieles la conocían
como “consejera” espiritual de cuantos llegaban al convento
para consultarla sobre sus problemas.
Tanto para Bellido, como para la población de la ciudad, María Anna Águeda había sido una religiosa virtuosa y “santa”, un
galardón humano para Puebla, la ciudad en la cual se había criado y demostrado sus virtudes. La narrativa del biógrafo recogió
todos los detalles que llevarían al lector a visualizar y aun oír los
elementos del espectáculo humano y social provocado por la
muerte de la religiosa. Bellido se detuvo en el sonido de las campanas en su redoble funeral, en las voces del coro, en la música
en el templo durante los servicios religiosos, en los sollozos de
las monjas, y en la voz del orador durante las exequias. Recreó
la vista con las pinceladas que reproducen las luces del templo
y aquellas en las manos de los concurrentes, las flores enviadas
al convento, la pompa implícita en la erección de un túmulo
funeral, y la vestimenta del obispo y las dignidades eclesiásticas.
En su descripción hay un kinetismo verbal que permite sentir el
movimiento de los personajes dentro del templo y del claustro,
con la presencia y permanencia de los miembros de las reli-
3.1.a. Joseph Bellido. Vida de la Venerable Muy Reverenda
Madre María Águeda de San Ignacio, primera priora del
religiosísimo convento de Dominicas Recoletas de Santa Rosa
de la Puebla de los Ángeles, 1758
La celebración de los rituales fúnebres eran un espectáculo que
iba más allá de los sermones que eran parte, si bien central, de
un teatro de acciones requeridas como ritual canónico para observar la despedida del alma del cuerpo y su esperada ascensión
al reino de los cielos. Una visión amplia y especialmente rica en
detalles de una función fúnebre fue recogida por el jesuita Joseph Bellido, quien había sido director espiritual y biógrafo de
la notable monja poblana María Anna Águeda de San Ignacio.
El servicio en honor de la abadesa fue organizado por el obispo
de Puebla, Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, quien tam-
733
R. Juan de Villa Sánchez, Justas y debidas honras, que hicieron, y hacen sus
propias obras a la M.R.M. María Anna Águeda de S. Ignacio, Primera Priora, y
Fundadora del Convento de Religiosas Dominicas de Santa Rosa de Santa maría de
la Puebla de los Ángeles. México: Imprenta de la Biblioteca Mexicana, 1756.
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
giones, el cabildo eclesiástico y secular, la procesión dentro del
claustro, el descenso del féretro en su tumba y el ascenso del
predicador al púlpito. El cuadro escénico se amplía con la adición de la gente apiñada en la puerta de la iglesia, y que acudió
al templo por tres días para ver el cuerpo yacente. Bellido era un
maestro de la palabra puesta al servicio de la teatralidad y también trae a colación el despliegue de emociones que rodearon
el fallecimiento, como la perturbación del mitrado, admirador
de muchos años de la priora, y el desconsuelo a voz viva experimentado por sus hermanas en religión. Eran ambas una clara
manifestación de las emociones que estos actos solían generar,
y cuya recordación los elevaba de lo personal a lo social. Como
parte del usual deseo de apropiarse de una parte material de
la santidad de una persona, el autor recoge los pequeños actos
de robo de palmas, flores y otras reliquias. La recordación del
escenario físico y religioso del espectáculo de ritualidad funeral sería complementada con la publicación del sermón de fray
Juan de Villaseñor, también patrocinado por el obispo, y que
serviría de ejemplo de la retórica de la predicación, así como de
inspiración piadosa para los lectores.
Joseph Bellido, S.J. Vida de la V. M.R. M. María Anna Águeda
de San Ignacio, primera priora del religiosísimo convento
de Dominicas recoletas de Santa Rosa de la Puebla de los
Ángeles. Mexico: Imprenta de la Bibliotheca Mexicana, 1758734
Selección
Libro ii, Capítulo xx, pp.143-148. “De su entierro, y de lo acaecido
después de su muerte”
Murió la Sierva de Dios Madre María Anna de San Ignacio, y
como era mucha la estimación, y aprecio, que hacia de ella el
Illmo. Señor Arzobispo Obispo Dr. Don Domingo Pantaleón
Álvarez de Abreu, por el alto concepto que había formado de
su gran virtud, y amabilísima Santidad, se pensó el prevenirlo
con tiempo; para que no le cogiera de susto el grave pesar, que
se conocía había de tener con tan fatal suceso. Un señor cura
de sus familiares pasó a verlo antes de la muerte, y como a las
primeras palabras prevencionales lo reconociese muy conturbado, haciéndose cargo del genio melancólico de su Ilma., que de
sólo oír doblar se contrista; y así lo escusa por dictamen de los
médicos, que le tienen encargado procure divertirse; para poder
conservar la salud. Tomó el arbitrio de decirle, Señor vamos a
Santa Isabel de Cholula, que dista dos leguas de la Puebla; porque quiero que pase su Señoría Ilma. unos días, y se divierta.
Eso no, respondió prontamente, porque si mi priora se muere, la
he de honrar yo mismo, aunque me cueste la vida. Como todos
se interesaban tanto en la vida de la sierva de Dios, sugirieron
a su Ilma. que se juntasen de nuevo los médicos, y se quedasen
Joseph Bellido, S.J. Vida de la V. M.R. M. María Anna Águeda de San Ignacio,
primera priora del religiosísimo convento de Dominicas Recoletas de Santa Rosa de
la Puebla de los Ángeles. México: Imprenta de la Bibliotheca Mexicana, 1758. La
impresión de la vida fue costeada por el obispo de Puebla y después arzobispo
de Santo Domingo, Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu. Aquí se transcriben
selecciones del Libro ii, capítulos xx, pp. 143-151. Se ha modernizado la errática
puntuación del original.
734
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
en el convento para que no se dejara de ejecutar cuanto fuese
conducente a recobrarla, aun estando ya en agonía. Solo sirvió
para martirizarla más, con ventosas sajadas, y una sangría, que
se le dio por ultimo. Habiendo fallecido aquella noche, se trató
de noticiar a su Illma. [Ilustrisima] la muerte, antes que las campanas se lo avisasen con el doble. En medio de las verdaderas
demostraciones del grave dolor que le causo la funesta noticia,
por la falta que hacía y orfandad en que toda la comunidad quedaba, mandó que se dispusiese su entierro con la mayor decencia posible, que su Illma. [Ilustrisima] determinaba hacerlo
personalmente con asistencia de su Illmo.[Ilustrisimo] Auxiliar,
de las dignidades de la santa iglesia, y, en fin, que sin escrúpulo ejecutaran cuanto condujese para el mayor lustre de las
sepulcrales exequias y consuelo de todas. Se obedeció y ejecutó
todo puntualmente. La ciudad se conmovió con el doble de las
campanas y noticia de la muerte de la sierva de Dios. Los padres
capellán y mayordomo, con otros, por su respecto formaron los
convites que se repartieron a los capitulares todos del Cabildo
Eclesiástico, a los regidores de la ciudad, señores curas, y sagradas religiones, como también a todas las personas de distinción.
El señor Secretario de su Il[lustrisi]ma., le estuvo en persona
llevando razones de todas las disposiciones que se hacían, volviendo con determinaciones que el Illustrisi]lmo. señor daba,
pues de las nueve a las once de la mañana hizo tres viajes a Santa Rosa. El mismo con su hermano D.[on] Mathias Grasuisen
costearon una caja forrada en hoja de lata con su tapa, bisagras
y llave, para depositar en ella el cuerpo que había sido habitación de tan santa alma, y cerrada se metiese en el sepulcro. Éste,
mandó el Ilustrísimo Prelado que se abriese delante de la cratícula, en donde había experimentado su Ilustrísima las veces que
le dio la sagrada comunión, el ardoroso fuego que exhalaba su
pecho, por el extraordinario fervor con que llegaba a recibir el
eucarístico sacramento, asegurando que parecía, se le abrasaban
las manos al darle la comunión. Por esto quería descansase su
cuerpo en aquel lugar donde llegaba con tan revente devoción.
Añadía sí la circunstancia de que no hubiese otros huesos.
Al abrir la sepultura se hallaron huesos de otras difuntas
religiosas. Arbitró con esto el amor de las doloridas hijas, modo
de cumplir el mandato, y que se enterrase en tierra nueva. Se
hizo vaciar aquel lugar, y labrar de cal y piedra el sepulcro, como
se consiguió en los tres días que estuvo sin sepultar el cuerpo.
El día del entierro asistieron las sagradas comunidades plenas,
cantó cada una el responso, haciendo el oficio y cantando la oración los dignísimos prelados de ellas, que en honrar la virtud,
ninguna cosa tienen por exceso, y haciendo demostración del
alto concepto en que tenían a la venerable difunta. Quedáronse
después con muchos de sus religiosos a todo el entierro, autorizándolo con su presencia. Estaba el cuerpo expuesto delante de
la reja del Coro bajo, adornado con bellísima palma, y corona,
como que supo triunfar y salir victoriosa, como piadosamente
creemos, de los más tiranos enemigos. Estaba con variedad de
hermosísimas flores que abundantemente enviaron los conventos de recoletas, y muchas personas seculares, de suerte que no
siendo suficiente el torno, fue necesario para recibirlas, abrir
también la puerta. Se enfloró todo el Coro, los antepechos, y se
alfombró el suelo de los claustros por donde había de pasar el
entierro. El féretro estaba rodeado de hachas de cuatro pabilos
y variedad de luces. Con otras muchas estaba iluminada la iglesia, que hacían mas vistosos el aparato pontifical de dos señores
obispos, y los más ricos ornamentos que para semejantes funciones tiene la Santa Catedral Iglesia.
Desde el día antes había llamado las atenciones el sonoro
clamoroso doble de Cabildo, acompañado del conjunto de campanas de todas las casas de religiosos y religiosas. Sentóse en su
sitial el Ill.[lustrísim]o Prelado, vestido de Pontifical, y acompañado de los Señores arcedianos y chantre con capas, de otros
capitulares, y toda su familia. Enfrente estaba el I[lustrísim]o.
Auxiliar con el acompañamiento de muchos señores curas y
eclesiásticos que concurrieron en gran número, todos con luces
en las manos. Otros muchos con los capellanes de los conventos
de religiosas asistieron con sobrepellices. En su propio lugar
estaba el señor Gobernador, alcaldes, y regidores, en forma de
642
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Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López
ciudad, y muchos caballeros de distinción. Del pueblo era muy
atropado el crecido concurso, ansioso siquiera de ver el cuerpo
de la que tanto amaban, y de la que tanto bien habían recibido.
La comunidad toda estaba en el Coro bajo, cubiertos los rostros
con velos, y luces en las manos, sin percibirse mas que sollozos y
dolorosos gemidos, ahogados en las muchas contiguas lágrimas.
De esta suerte asistieron a los responsos, que, acabados, comenzó una lúgubre bien pausada vigilia de la música de la catedral,
que plena hizo grave y majestuosa función. Cantó la misa de
cuerpo presente el S[eño]r. D[octo]r. D.[on] Vicente Ronderos,
canónigo de la santa iglesia. Muchas personas [al] ver el conjunto de solemnidad, aparato, y seriedad de la función, solían
decir, esto parece canonización de una santa, que entierro de
una difunta religiosa. Se procedió a este, entrando la cruz con
numeroso crecido de capellanes y eclesiásticos; todos los prelados de las sagradas religiones, que tuvieron la dignación de
cargar el cuerpo; todos los familiares de su I[lustrísim]a, los señores capitulares, y los curas con el I[lustrísim]o. Señor Auxiliar.
El I[lustrísim]o prelado pontifical hizo el entierro, como lo había
prometido, aun antes de que muriese la venerable. Anduvo por
los cuatro corredores del claustro, que, con ser anchurosos, no
bastaban para poder ordenarse procesionalmente El maestro de
ceremonias determinó fuesen las religiosas interpoladas con el
clero. No había salido el cuerpo del coro y la cruz iba entrando
ya, sin que pudiesen caber más en todo el claustro. En los cuatro ángulos de éste, se dispusieron cuatro posas, en que, descansando el cuerpo, se cantaron cuatro responsos con la mayor
solemnidad. Llego en fin el cadáver al lugar del sepulcro, sus
mismas hijas debajo de un paño que sostenían los señores presbíteros, sacaron el cuerpo del féretro, y lo colocaron en la caja,
que cerrada, y clavada, se metió en el nuevo sepulcro, llevándose
consigo los doloridos corazones de todas las religiosas. A éstas
las procuraron consolar aquellos señores, quienes solicitaron
también algunas prendas de la sierva de Dios con aquel mismo
crecido afecto y grande veneración, con que llegándose al féretro le habían besado las manos, tocándole rosarios y aun quitado
un corporal con que tenía cubierto el rostro, por la sangre que
echaba. Cogieron también la palma, la corona, y las flores que
había sobre el cuerpo [.] [Al] quitar éste del lugar donde estaba
expuesto fue tal la conmoción dolorosa del concurso, que lloraban a gritos, lamentándose de su desgracia y trabajo en faltarles
aquella alma justa, y el consuelo que tenían con ver el cadáver.
En los tres días en que estuvo expuesto eran continuas las avenidas de gente a verlo; las súplicas aún importunas para que le
tocasen los rosarios, y les diesen alguna cosa suya. Lo que con
mayor prudencia se escusó, por no prevenir el juicio de la Santa
Iglesia, ni dar nuevos fomentos a los extremos de la piedad y
devoción.
Capítulo xxi. Libro ii. De las Honras que se hicieron a la sierva de
Dios, M.R.M. María Anna Ignacia Águeda de San Ignacio. pp. 148151.
El grano enterrado, no solo renace, sino que se multiplica. Luego que se enterró el cadáver, se puede decir que se multiplicó
renacido en las tiernas memorias, vivos deseos, sólidas estimaciones y verdaderas alabanzas. Cuanto más humilde fue la sierva
de Dios, tanto tuvo de recatada y con una grande naturalidad
ocultaba el rico caudal de virtudes, que solo el ser tan heroicas,
las hacía el descubrir algunos brillos. Después de su muerte ha
querido Dios dar a luz este escondido tesoro. El Illmo. Señor
Obispo dispuso hacer y costearle las públicas solemnes honras
con la magnífica ostentación, conque sabe y acostumbra honrar
siempre a los sujetos más dignos. La religiosísima madre fue tan
de su estimación, que no ha omitido cosa que pueda servir para
dar a conocer este amable ejemplar de la perfección religiosa,
para que vea el mundo con cuánta razón la apreciaba, y como
la virtud, es la que sola merece ser aplaudida. Se señaló el día
catorce de julio de cincuenta y seis, y habiendo precedido convite a ambos cabildos eclesiástico y secular, a todas las sagradas
religiones, y nobleza de la ciudad; todos concurrieron gustosos
a una función tan de su deseo, como de su gusto. Precedió el
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doble lúgubre de las campanas. Levantóse delante de la reja del
coro bajo una pira muy elevada, cubierta de paños negros de
terciopelo galoneados, y con mucho número de antorchas de la
más fina cera, cercada alrededor de gruesas hachas de cuatro
pabilos, y repartidas otras muchas luces por toda la iglesia, y para
las manos de los asistentes más distinguidos. Luego que fue hora
competente y que estaba junto el concurso, que se componía
de gran número de señores curas, y eclesiásticos, de religiosos
de todas las sagradas familias, con sus dignísimos prelados; el
señor gobernador, alcaldes, y regidores en forma de ciudad, y
de la nobleza más distinguida, con concurrencia de tanta gente,
que fue acertada, necesaria diligencia haber puesto varios soldados de guardia a las puertas para que moderase y contuviese las
olas del innumerable pueblo. Entraron por último el Ilustrísimo
Señor Arzobispo Obispo, y su Ilustrísimo Señor Obispo auxiliar
el señor Dr. D. Anselmo Álvarez de Abreu, con muchos señores
capitulares, y toda su familia. Ocupó en el presbiterio su solio
y sitial el Illmo. Prelado, y enfrente el señor Auxiliar. Entonó la
música plena de la catedral una vigilia con tan bella pausa, acorde compas, y sonoras voces, que a ninguno pareció larga, porque
todos quedaron sorprendidos de la melodía.
Cantó después la misa con toda solemnidad el señor Dr. D.
Vicente Ronderos, Canónigo de la Santa Iglesia, que, con el mayor gusto, y aprecio se encargó del altar, no solo el día del entierro, sino también en éste de las funerales exequias.
Acabada la misa ocupó el púlpito un orador tan singular y de
tanta fama, que basta decir su nombre para que venga no solo
en el conocimiento, sino en la admiración de todos. Dijo tantas,
y tan escogidas cosas de la vida, virtudes, obras y favores, que
Dios hizo a la sierva de Dios M. R. Madre Priora, y las dijo con
tanta caridad, gracia, y juicio, que todos pendientes del orador
daban mil gracias a Dios por la mucha que había dado a su sierva para ejecutarlas, y al M.R.P. Mtro. Fr. Juan de Villa Sánchez,
para decirlas. Se imprimido el sermón, donde las podrá leer, el
que no tuvo la fortuna de oírlas. Era muy debido, que oración
fúnebre tan perfecta, quedase muy bien impresa, para norma en
el asunto, como lo puede ser en todo este esclarecido hijo de la
Guzmana familia. Siguieron después los responsos, con los que
se concluyó esta función solemnísima; salieron alabando a Dios,
como ensalza, y premia, aun en esta vida a los que con empeño le
sirven. Creo no faltaría quien repitiese el decreto del rey Asuero,
y dijese: Así debe ser honrado aquel a quien el Rey de los Reyes
quiere honrar. Y si así honra en este valle de lágrimas, [¿]qué honras, que premios no gozaría, y eternamente gozará, como cuanto
cabe en una fe humana podemos creer en la patria Celestial?
Desde allí estará atendiendo al Ilustrísimo Príncipe su honrador;
a la ciudad de los Ángeles, su dulce patria; a su querido convento
de Santa Rosa, que, a costa de tantas ansias, lágrimas, oraciones,
y sufrimientos, consiguió, fundó, arregló, y animó con el fuego
de su espíritu a todas y cada una de sus hijas para que la sigan,
la imiten, y cada día más crezcan en virtud y perfección. A este
fin tratara el siguiente Libro, muy en particular de sus virtudes.735
3.1.b. Juan de Villa Sánchez, Justas y debidas honras que
se hicieron, y hacen sus propias obras, a la Muy Reverenda
Madre María Anna Águeda de San Ignacio, primera priora
y fundadora del convento de Religiosas Dominicas de Santa
Rosa de Santa María de la Puebla de los Ángeles, 1756736
El sermón fúnebre de una abadesa era el elogio máximo, tanto
como mujer como religiosa, ya que, aunque anclada a su comuSe refiere al Libro Tercero de la biografía de la madre María Anna de San
Ignacio.
736
El sermón está incluido en Joseph Bellido, S.J., Vida de la V.M.R. María Anna
Águeda de S. Ignacio, primera priora del religiosísimo convento de Dominicas Recoletas de Santa Rosa de la Puebla de los Ángeles. México: Imprenta de la Bibliotheca México, 1758. Tiene su numeración propia y sigue al Libro iii, p. 311, tras
una nota que da cuenta de cómo una medalla que había pertenecido a María
Anna Águeda logró el feliz parto de una Sra. que se creía ya moribunda. El
sermón tiene 58 páginas impresas y originalmente se publicó en 1756 por la
Bibliotheca Americana.
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nidad, la abadesa había adquirido una estatura más allá de los
muros del claustro, aunque sin perder aquellas características
que se consideraban cualidades aplicables a todas las mujeres.737
Su protagonismo borraba la anonimidad que rodeaba a la mayoría de las mujeres.738 Los sermones bajo nuestra consideración
se dedicaron a dos madres abadesas y fundadoras de conventos,
actividades que las distinguieron de otras monjas más dedicadas
a objetivos espirituales.
Las exequias de la Madre María Anna Agueda de San Ignacio, fundadora del convento dominico de Santa Rosa en
Puebla fueron celebradas a instancias del obispo Domingo
Pantaleón Álvarez de Abreu. El predicador sagrado fue Fray
Juan de Villa Sánchez (1633-1760) de la orden de Predicadores
que fue comisario del Santísimo Rosario en el convento de
Santo Domingo de México. El autor dedicó el sermón a la madre Teresa Antonia de Señor San Joseph Abreu y Bertodano,
religiosa del convento de Santo Domingo el Real de la corte de
Madrid, y sobrina del obispo. De ella existe un retrato pintado
por el tlaxcalteco Francisco Antonio González y que perteneció
a la galería William O. Jenkins, y hoy propiedad de la buap.739
Juan de Villa Sánchez fue un orador de reconocido nombre
en la capital novohispana en la primera mitad del siglo xviii.
Sus sermones se recogieron en un tomo publicado en 1738.740
Editó y publicó en 1744 la obra póstuma del también dominico
maestro Antonio López Cordero, autor de una Vida de Santa
Inés de Monte Policiano. También de su pluma fue Puebla sagrada y profana (1746) sobre la ciudad, su historia y ambiente socioeconómico.741 El obispo Álvarez de Abreu (1683-1763) nació
en Santa Cruz de Tenerife en la isla canaria de Palma. Estudió
en las universidades de Valladolid, Alcalá y Ávila. En esta última obtuvo el doctorado en Cánones. Fungió como racionero
catedralicio en Santa Cruz de Palma hasta 1725 y sirvió en la
iglesia de las islas en diversos cargos hasta 1737 cuando fue
nombrado y aprobado arzobispo de Santo Domingo, a donde
llegó en 1739. En 1743 fue nombrado obispo de Puebla donde
desempeñó su cargo hasta su fallecimiento en 1763.742
Asunción Lavrin, “Abadesas novohispanas. Representación y realidad histórica” en Ángela Atienza López, ed. Mujeres entre el claustro y el siglo. Autoridad
y poder en el mundo religioso femenino. Siglos xvi-xviii. Madrid: Silex Ediciones,
2018, pp. 17-36.
738
La publicación del sermón lo hacía asequible al público lector cuyo número
fue mucho más reducido que el del público oyente, aunque más perdurable
para la historia. Sin embargo, el impacto inmediato del sermón en su momento de ejecución no es en nada desdeñable y tuvo una fuerza oral que es preciso
considerar como medio de apuntalar la opinión de autoridad que tuvieron los
conventos y sus abadesas.
739
Tiempo Universitario, año 3, No. 13 (2000) “La pinacoteca Guillermo O. Jenkins con acervo pictórico universitario. http://www.archivohistorico.buap.mx/
tiempo/2000/num13/index.html. Otro retrato de medio cuerpo de esta religiosa
se encuentra en el Museo de Navarra. http://www.unav.es/catedrapatrimonio/
paginasinternas/pieza/retratomonja/default.html
737
Fray Juan de Villa Sánchez, Sermones varios. México: Imprenta Real del Superior Gobierno y del Nuevo Rezado de doña María de Rivera, 1738. Además
de este sermón en honor de María Anna Águeda de San Ignacio, dedicó uno
al padre Thomas Ripoll, maestro general de la orden, publicado en Puebla en
1748, y otro para celebrar el nacimiento de San Juan Bautista. Es de interés
también su Rosario de agonizantes para auxiliar a las almas en una buena muerte,
publicado en México en 1754. Ver las referencias en, Nicolás León, Bibliografía
mexicana del siglo xviii. Sección Primera, volumen 2, A-Z. México: Imprenta
Sucesores de Francisco Díaz de León, 1905, pp. 1345-47.
741
Juan José de Eguiara y Eguren, Biblioteca Mexicana. México: unam, 1986,
cccxiv-cccxv; Puebla Sagrada y profana. Informe dado a su muy ilustre ayuntamiento el año de 1746. Puebla: Impreso en la casa del ciudadano José María
Campos, 1835.
742
Ma. Magdalena Guerrero Cano, “D. Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu,
de Arcediano de la Catedral de las Palmas a Arzobispo de Santo Domingo”
en xix Coloquio de Historia canario-americana, 2010, 873-881. http://mdc.ulpgc.
es/cdm/ref/collection/coloquios/id/558; Manuel Lobo Cabrera, “La biblioteca
de Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, arzobispo de Santo Domingo” en
Anuario de Estudios Atlánticos, Vol. 35 (1989), 417-38 http://mdc.ulpgc.es/cdm/
ref/collection/aea/id/1778; Juan Pablo Salazar, “Domingo Pantaleón Álvarez de
Abreu, 1743-1763” en Anuario Mexicano de Historia del Derecho, xviii (2006), pp.
253-78. Manuel de Paz Sánchez, “Vísperas de un Nuevo Mundo: Biblioteca y
testamento inédito del arzobispo Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu (16831763)” en Nave@merica. Revista electrónica editada por la Asociación Española de
Americanistas, No. 15(2016), pp. 1-32. El obispo fue patrono de la educación,
740
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El texto del sermón de Villa Sánchez se extiende por 58 páginas, pero es muy posible que el de la prédica para las exequias
fuera de menor extensión. El sermón sigue la convicción del
prelado sobre que las virtudes de las personas singulares deben ser conocidas por todos por medio de la imprenta. Como
expresa en su dedicatoria y propositio, las honras de la madre
San Ignacio eran justamente recordadas porque “pagar lo que
es justo, y por excelencia justo, llaman los Latinos a estas funerales exequias, porque sólo se hacen y se deben hacer estas honras
a los muertos que las merecieron vivos”743 Escrito en un estilo
directo y claro, el sermón es erudito en cuanto al frecuente uso
de fuentes bíblicas y latinas. Su intención, sin embargo, no era
llamar la atención hacia sí mismo, sino hacia las virtudes de la
religiosa, su relación con sus directores espirituales y el obispo
de Puebla, así como la espiritualidad detectada en sus escritos.744
Tras una breve noticia de la niñez de la madre Maria Anna
Águeda, el predicador traza su vida como novicia y miembro del
beaterio de Santa Rosa hasta que el mismo logró su elevación
a convento. Villa Sánchez tuvo acceso a la biografía del padre
Bellido y hace abundante uso de esta, pero no necesariamente pare repetir expositivamente los hechos de su vida. Uno de
sus objetivos era subrayar la labor de María Anna Águeda como
fundadora material y espiritual del convento, y la contribución
que hizo en los diversos oficios que ocupó: tornera, maestra de
novicias, procuradora y priora por quince años. El cúmulo de
su experiencia se vio impreso; el predicador la compara con
“sapientísimos prelados” como el padre Antonio Núñez o fray
Jaime Barón.745 María Anna Águeda escribió varias obras de dirección espiritual con el apoyo del obispo de Puebla y, además,
dejó en manos de su director, el padre Joseph Bellido, numerosas comunicaciones de conciencia.
Villa Sánchez hace honor a su propósito, que no era, dice,
aumentar el dolor de la comunidad por la pérdida de su priora,
sino alabarla por sus obras.746 Así, captura la atención de la comunidad religiosa y la secular. Para cumplir ese cometido, recorrió
en su texto los oficios que tuvo a su cargo la madre María Anna y
cómo sus virtudes se hicieron vivas con su comportamiento. De
ese modo sacralizaba la vida diaria no solo de esta religiosa, sino
de todas las monjas que cumplían tales oficios. A ese propósito,
va citando las obras de la religiosa y elogiando su mensaje humano y espiritual. Con el sermón se iba construyendo la biografía de la religiosa mediante anécdotas de su vida diaria.
Villa Sánchez se detiene en el elogio de María Anna Águeda
como tornera, cargo que le permitió ejercer un papel de predicadora y confesora, o como él la llama “madre de espíritu”
de algunos caballeros notables de la ciudad, incluso el propio
obispo. A la tornera se le entregaba “un portillo por donde debe
salir al mundo el buen olor del huerto del Señor” en palabras
de la religiosa. De acuerdo con el predicador, ese era el “teatro
donde se da a conocer, y de donde salgan las alabanzas de sus
obras a las de fuera”. El protagonismo de la religiosa se ubica en
un lugar del convento –el torno–, donde podía superar su aisla-
habiendo fundado el Colegio de San Pantaleón que abrió sus puertas en 1762.
Respecto de su interés en la educación, ver, El discreto estudiante. Reglas de buena crianza para la educación de los colegiales. A expensas de Illmo. Señor Doctor D.
Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu. Puebla: Imprenta de la viuda de Miguel
de Ortega y Bonilla, 1754.
743
Villa Sánchez, Justas y debidas honras, p. 1.
744
El estudio más extenso de los escritos de la madre María Anna Águeda es
Jennifer Eich, The Other Mexican Muse. Sor María Anna Águeda de San Ignacio
(1695-1756), Nueva Orleans: University Press of the South, 2004.
745
Jaime Barón y Arin, (1657-1734), Luz de fe y de la ley: entretenimiento christiano
entre Desiderio y Electo, maestro y discípulo, en dialogo y estilo parabólico: adornado
con varias historias y moralidades para enseñanza de ignorantes en la doctrina christiana. Madrid: Joseph Mathis Escrivano, 1747. Aunque no se refiere a qué obra
de Antonio Núñez de Miranda (1618-1695) podía tener en mente, es posible
que se refiriera a la Cartilla de la doctrina religiosa para las niñas que desean ser
monjas. México: Viuda de Ribera, 1708. Otra edición fue publicada en Puebla
en 1750.
746
Proverbios, 31:31 Laudent ea in portis opera ejus: Dadle del fruto de sus manos
y alábenla en las puertas sus hechos. La cita está errada en esta impresión del
sermón, pero fue el leit motiv de este.
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miento dentro del huerto cerrado y ejercer una influencia espiritual que, a lo largo del tiempo, la hizo un personaje “público”.
El torno dio a la madre un “escenario” adecuado a su capacidad
de influeir a otros por medio de su propia voz, la única prédica
posible a las mujeres de su época. Otros pasajes hablan sobre el
oficio de maestra de novicia y abadesa. La otra tarea femenina,
el magisterio, se elogia como el arte de hacer religiosas de las
novicias, tarea en la cual es factible usar tanto del castigo corporal como de la rara habilidad de discernir la disposición de
la novicia para la vida religiosa. También recordó su labor como
abadesa con algunas instancias edificativas en el cumplimiento
de ese rol y los beneficios materiales allegados al convento durante su prelacía.747
De estos elogios, que Villa Sánchez llama “coro bajo” pasa a
las virtudes infusas o espirituales, “regalos conque el amantísimo y liberalísimo esposo quiso dotar a su amada”. Para ilustrar
los “incendios de divino amor” y el grado de perfección a que
arribó su espíritu, cita sus escritos más notables. El primero fue
el Tratado de la Leche Virginal de la Soberana madre de Dios, en
el cual María Anna Águeda escribe sobre la benéfica sabiduría trasmitida metafóricamente con la leche de su doctrina. El
segundo, las Leyes del divino Amor y el de Las medidas del alma
con nuestro Señor Jesu-Cristo.748 María Anna Águeda fue una de
las monjas mas prolíficas en la escritura devocional –quizá la
más notable del periodo virrenal. No podía faltar tampoco la
sensibilidad visionaria. Para subrayar las visiones experimentadas por la religiosa, Villa Sánchez hace uso de largas citas, acaso
insertadas en la versión impresa del sermón con fines edificantes y como testimonios de su espiritualidad. Siguiendo la línea
intelectual de su época, el autor muestra la afición a ver a las religiosas como testimonios vivos de las comunicaciones afectivas
y directas con la divinidad y recipientes de sabiduría infusa.749
Villa Sánchez sigue una ruta tradicional en cuanto a que nos
presenta una religiosa a la puerta del cielo, armada con todas las
virtudes de la vida religiosa; su piedad tiene una vida propia, paralela al de su vida intelectual y espiritual. En su conclusión, el
predicador ofrece una exaltada y celebratoria visión de la monja,
ejemplo para su comunidad, su orden y su patria. La selección
de las virtudes tanto de coro bajo como de coro alto es emblemática de la visión de una monja ideal. La teatralidad de este
sermón se aprecia aun en su lectura. El predicador hace preguntas retóricas para invitar la atención de los oyentes y desarrollar sus esperadas respuestas exclamatorias que seguramente
eran acompañadas de gestualidad; entretiene al auditorio con
anécdotas sacadas de la vida real de la monja, e incita a verla ya
escalando al cielo acompañada de un pintoresco séquito divino
y llegando a los brazos del Señor. Aromas, colores y emociones
ayudan a crear una verdadera etopeya de la religiosa y el orador
logra su propósito de enjugar las lágrimas de la comunidad y
cambiarlas por la alegría de verla llegar a su exaltado paraíso
celestial.
Selección: Punto vii (pp. 18-20)
Pero mayor teatro se abre, y prepara, para que la bendita Madre
haga obras, que mas dignamente la alaben: el torno, este es el
teatro donde se da a conocer, y de donde salgan las alabanzas
de sus obras a los de afuera: dice instruyendo a la tornera, que
debe advierte que se le entrega un portillo, por donde debe salir al
mundo el buen olor del huerto del Señor:750 y cuanto olor, cuanta
fragancia salió por este portillo, de aquella flamantísima rosa
Antonio Rubial García, “Las ánimas del locutorio. Alianzas y conflictos entre las monjas y su entorno en la manipulación del sagrado,” Prolija Memoria,
Vol. ii, No. 1-2, (2006), pp. 113-28.
750
En itálica en el original. El predicador denotaba que eran palabras de la
religiosa.
749
Villa Sánchez, Justas y debidas honras, pp. 18, 20, 24, 27, 28 y 32.
Ambos tratados están incluidos en la edición de la vida y obras del padre
Bellido. Ver, pp. 226-349 y 350-410.
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de este vergel, cuando no hubiera tantas, bastaba esta sola, para
que toda esta ciudad percibiera el buen olor de nuestro Señor
Jesu-Christo, que exhala este amenísimo huerto verdaderamente de rosas. Fue tornera cono les enseña a serlo: con todos
afable, con los señores sacerdotes reverente, con los seglares afables
con gravedad, con las mujeres puede mostrarse mas cariñosa, con
los bienhechores agradecida: [¡]qué alabanzas de una política religiosa! Pero que diga la venerable Madre que a los que le descubrieren (a la tornera) sus pecados los anime a confesarlos,
y salir de ellos proponiéndoles sus peligros; pues [¿]el torno
es confesionario? [¿]O la tornera predicadora? No escribiría la
celosísima, y prudentísima madre esto, siendo priora; si no lo
hubiera experimentado tornera. O como quisiera yo se hallara
en este concurso aquel a quien quiera que fue, que noticiosa la
Madre de que vivía obstinado, en un odio, y capital enemistad
con su prójimo, haciendo diligencias de que se llegase al torno,
vino: con que palabras lo animó a confesar sus pecados, y salir
de ellos, yo lo sé: pero sé, y admiro la eficacia, y el espíritu, porque él atónito, despavorido, prorrumpió en esta admiración: [¿]
qué es esto Madre? [¿]No han bastado tantos amigos que me
ruegan, tantos predicadores que me exhortan; tantos confesores que me amenazan: y con tan pocas palabras ha podido V.R.
arrancar de mi corazón el aborrecimiento de ese hombre? [¿]
Qué es esto? Pues madre ya se acabó, hoy comerá conmigo ese,
ya no mi enemigo, sino amigo, amado en Dios. De este suceso
es testigo la religiosa que era su compañera en el torno, en
cuya presencia pasó.
Quiere también que la tornera de buenos consejos a quien
los pidiere: O si hubiera dejado a las tornera, su sabiduría, su
prudencia, y aquel don de consejo, de que le adorno el espíritu
santo: me asegura, y certifica el docto, prudente, cauto Director, árbitro de la conciencia de la Venerable Madre, que era
frecuentísimo en el torno, el concurso de personas de todos
estados, que venían a proponerle sus dudas, sus aflicciones, sus
trabajos, sus peligros; y que era cosa digna de la mayor admiración la facilidad y prontitud con que daba expediente a todo,
con prudentísimos, y provechosísimos consejos. Yo sé de una
persona (y también lo escribe el Director en el compendio de la
vida de la Madre) sé, digo, de una persona muy distinguida, que
viviendo en esta ciudad, se había entregado a la dirección de
la Madre, arreglaba sus operaciones, observando puntualmente
sus consejos, amando, y venerando a su Directora como Madre
de su espíritu; hubo de salir de esta ciudad para un empleo de
mucha autoridad, y jurisdicción; y le pidió a la prudentísima
Madre instrucción, y documentos, para llenar cristiana, y justamente las partes de su oficio, repitiendo la misma diligencia
por cartas, siempre solicitando, y pidiendo sus consejos: y así
es pública voz, y fama, que ha dado este caballero muy buen
ejemplo, con lo ajustado, y piadoso de su vida; y mucha utilidad
a su República, con lo justo, y prudente de su gobierno.
Punto viii: Sobre el oficio de maestra de novicias (pp. 25-27)
Pero no dejó de la mano los documentos de mi prudentísima María Anna a las maestras de novicias: dice, que la Maestra
ha de deshacer a las novicias, para volverlas a hacer, como quien
destruye una casa para reedificarla mejor: deshacer, y volver hacer: Hay que es nada: como quien dice nova creatura (también
pensamiento de San Pablo) y dignamente reverendas hijas, y
discípulas de la Madre; [¿]no conocerán, y confesarán que son
otras, y muy otras en la religión de lo que eran en el siglo? [¿]
No están conociendo la mutación, y distinción tan grande que
hay de señoritas a religiosas? Yo creo que seria la mutación tan
insensible que no la echarían de ver, hasta hallarse ya mudadas: tal era la suavidad, tal la destreza de la prudentísima deshacedora: ella dice, que esto se ha de hacer poco a poco, para irles
introduciendo la religión, y quitando lo que puede oler a siglo. Es
verdad, que alguna de sus discípulas que me oye, se glorió en
mi presencia, que alguna vez le había puesto la Madre aquella
bendita mano: pero no eran aquellas manos de deshacer: [¡]con
qué dolor lo haría, y que pocas veces lo haría! Un bello texto
de Isaias, hablando del modo con que Dios amorosamente cas-
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tiga!751 Radet Dominus in novacula conducta: que Dios afeita con
navaja alquilada, afeita, no desuella: Radet non excarnificabit:
y con navaja alquilada para usarla pocas veces: bella doctrina
especialmente para maestras de novicias; las doncellitas que
vienen a la religión, se cortan los amados cabellos para consagrarlos al Esposo; pero en el noviciado necesitan de cuando en
cuando una pasadita, o como dicen los oficiales, es conveniente descañonarlas para introducir la religión, quitando aquello
que puede oler a siglo.
Otro documento muy importante, de lo que han de observar
las maestras, es si las novicias tienen espíritu de religión, que
bien lo harán, si tuvieren aquellas gracias, que concedió Dios a
la Madre, la discreción de espíritu, y de penetrar los secretos del
ánimo: me oyen las que lo saben, y lo confiesan: hable por todas
aquella del gusanito; le remordía tanto, y tanto le inquietaba el
pensamiento de que no era para religiosa, que no convenia a
su salvación este estado, que estaba casi determinada a dejarlo:
cogiola la Madre a solas, y haciéndole en la frente la señal de
la cruz. Ah mi palomita (le dijo) deseche ese gusanito: la novicia,
que a nadie había revelado su pensamiento: Madre (respondió)
[¿] por qué me dice eso su Reverencia? Hijita no me lo niegues, anda,
y sosiégate que eres para religiosa. Se sosegó, lo es tan religiosa, y
observante como todas: que dignas alabanzas dan sus obras a tal
maestra.
no bastan a mitigar el dolor, a enjugar las lágrimas de sus amantes hijas, las consolarán, las alegrarán aquellas alabanzas que, al
entrar en el otro mundo, le dieron en las puertas, ya de la parte
de adentro. Dice el Evangelista profeta en su Apocalipsis que
son bienaventurados los muertos que mueren en el Señor Beati
mortui qui in Domino moriuntur.752 Los vivos que mueren, pueden
ser bien, o malaventurados; pero los que mueren ya muertos,
muertos primero al mundo, y después a la carne (como expone
San Ambrosio), estos son ciertamente bienaventurados: y la razón que da el Evangelista, es porque a estos los siguen sus buenas obras: Opera enim illorum sequuntur illos. Pero, [¿]cómo los
siguen? Si dijera el Evangelista, que llevan consigo sus buenas
obras, o que allá las hallan en la presencia del divino juez, bien:
pero [¿]qué bulto, que pasos tienen para seguir? Pero la misma
dificultad se ofrece: [¿]qué voces tienen para alabar? Es forzoso
que nos imaginemos una prosopopeya, de unas obras personadas, que puedan seguir, y hacer una ilustre majestuosa compañía, alabando a las almas justas al entrar en el otro mundo: esto
tiene fundamento en la Sagrada Escritura: Quit videtis in Sulamite, nisi choros castrorum?753. [¿]Qué es lo que veis en la Sulamitis
sino coros de compañías?754 Coros de soldados, y tropas de cantores: pues semejante acompañamiento pienso yo que no lo podían componer; sino las virtudes personadas, porque como el
reino de los cielos se gana a viva fuerza Regnum Caelorum vim
patitur, et violenti rapiunt illud.755 A las virtudes invictísimas amazonas, que emprendieron, y lograron la hazaña de la conquista,
Punto xv [final del sermón] (pp. 53-58)
Y si estas insignes honras tan justas, y tan debidas, que hacen a
la Venerable Madre sus prodigiosas obras, alabándola acá en el
mundo, en las puertas de la parte de afuera; si estas honras, digo,
Isaías. 9:20. La cita es parcial y vaga. El libro de Isaías contiene 66 capítulos y
es posible que el predicador tuviera en mente el mensaje que las tribulaciones
sufridas llegarían a un fin con el premio del Mesías, y en el caso de las novicias,
los castigos y penas sufridos se redimirían con su perfeccionamiento en la
observancia y la ayuda de Dios.
751
Apocalipsis 14:13. Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados son los muertos, que de aquí en adelante mueren en el Señor. Si, dice el
espíritu, que descansan de sus labores y sus obras los siguen.
753
Cantar de los Cantares 7: 1. Sin embargo, la cita latina en el texto corresponde a 6:13 Quid videtis in Sulamite, nisi choros castrorum? ¿Qué veréis en la
sulamita? Algo como la reunión de dos campamentos.
754
Nativa de Sulem o Sunem. Significa la mansa, o pacífica. Cantar de los Cantares 6:13. Regresa, regresa, oh, Sulamita. Regresa, regresa y te miraremos. En
el siguiente verso se elogia la belleza corporal de la Sulamita.
755
Mateo, 21:12. La cita no parece coincidir.
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toca el cantar, y celebrar la victoria: pues veis hoy el ostentoso, y
majestuoso acompañamiento que llevaba consigo, y con que entró de las puertas adentro del otro mundo, la bellísima felicísima
Sulamitis María Anna: el ejército triunfal y juntamente festivo
coro de las virtudes, éstas eran las obras que la seguían: Opera
eorum sequuntur illos: y éstas las que de puertas adentro la alaban:
laudent eam in partis opera ejus.756 Ahora, como imagino, y me parece que veo esta portentosa comitiva, este coro militar de las
virtudes, un escuadrón de vírgenes, [¡]qué bellas y que ricamente adornadas, cada una con una palma en la mano[!] La reina de
todas, la caridad con una corona de oro y preciosísimas piedras;
las demás con coronas, ya de oliva, ya de laurel, ya de rosas, ya de
toda variedad de flores, las contemplo como millares, llegar a
aquella felicísima puerta por donde entran los justos, Haec porta
Domini Justii intrabunt in eam: y pulsar tocar con valentía: Aperite,
aperite: abrid, abrid, para que entre una alma justa a recibir la
corona de la justicia de este reino, que con nosotros ha conquistado: y preguntando de arriba: Quae est ista que ascendit? ¿Quién
es esta que sube? Respondería la Fe esta es la que conmigo ha
vencido al mundo.757 Diría la Esperanza: esta es la que con mis
alas de águila ha volado sin desmayar a esta cumbre. La Caridad
respondería: Esta es una virgen prudentísima que con sus lámparas, y con mis alas de fuego subió a la esfera, y entro en la
mina del amor. Clamaría la Obediencia alabando sus triunfos y
contando sus victorias. Diría la santa Pobreza: Ésta es la que
conmigo y por mí, ha hecho su reino de los cielos. La santa Virginidad diría: Ésta es la que por la pureza y limpieza de corazón
ha merecido y merece ver a Dios. La Mortificación clamaría: ésta
por mi vivió manifiestamente la vida de Jesu-Christo; La religión: Ésta es la verdadera adoradora, que adoró al Padre en es-
píritu, y verdad. La que, con una religión limpia e inmaculada
ante Dios, y el Padre, se guardó y conservó inmaculada en el siglo. [¿]Y qué diría la Justicia? Que aquella alma iba a recibir la
corona, que le tenía preparada, y repuesta el justo Juez. La Misericordia: que iba a conseguir la eterna. La Compasión: que
aquella María de las lágrimas, por su llanto iba a lograr un sempiterno consuelo.758 Y si volvieron a preguntar, [¿]Quién es esta
que sube? Responderían a una voz todas las virtudes, es una
varita de humo, es lo mínimo del ser, es la deficiencia del ser,
Sicut déficit fumus deficien: es el ser de la nada, a que redujo esta
alma su más profunda humildad, que la amarga mirra de la mortificación y del incienso de la oración, y polvos aromáticos de
todo género de virtudes: Ex aromatibus mirrhae thurris et universi
pulveris pigmentaris: y del fuego de la Caridad sube del desierto
del mundo a las altas regiones, y al verdadero centro, que es
Dios. Oída esta respuesta se abre aquella puerta de los justos.
[¡] Oh, qué regocijo! [¡]Oh qué alegría! [¡]Oh qué aplausos! [¡]Oh,
qué vivas! Conque es celebrada aquella alma felicísima, que oye
aquellos Euges759 de arriba: enhorabuena, enhorabuena, alma
fiel, y buena, entra en el gozo de tu Señor: Intra in gaudium Domini tui: Ello es cierto, que tal es el júbilo de los bienaventurados, tal el regocijo de los ángeles, especialísimamente de aquel
arcángel y serafín, aquel capitán general de la milicia del cielo,
aquel Miguel constituido por Dios. para recibir las almas, y del
ángel custodio de la que logra esta eterna felicidad, tales los
aplausos y los plácemes, que da a aquella alma justa, que va a la
otra vida con la comitiva, y séquito de sus buenas obras: Opera
eorum sequuntur illos, y a quien en aquellas puertas de la parte de
adentro, recomiendan, y alaban sus virtudes. Laudem eam in portis opera ejus.760 Yo, que tan alto concepto he formado de las adCada una de estas virtudes van acompañadas de citas bíblicas de versículos
del antiguo y nuevo testamento como expresiones de erudición.
759
Euges: expresión de admiración; aplauso.
760
Cantar de los Cantares 3: 6. ¿Quién es esta que sube del desierto como
columna de humo, sahumada de mirra y de incienso y de todos los polvos
aromáticos?
758
El predicador retorna al tema escogido para su oración fúnebre.
757
Para cada una de las preguntas y las respuestas, Villaseñor se apoya en citas
del antiguo y nuevo testamento, que van al margen. Son diez citas en total, que
se han omitido para no recargar el texto, pero que para el lector del sermón
indicarían la erudición teológica del predicador.
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mirables heroicas virtudes de la madre María Anna, que cuanto
ella escribió de su prodigiosa vida, me parece lo hallo, como ella
afirma, haberle dicho el Señor: Que lo había sellado con el sello de
la verdad.761 Que oyendo en el refectorio leer la vida de nuestra
prodigiosa Villani,762 los admirables libros que escribió, y los títulos que les puso, viniéndole a nuestra María Anna el pensamiento: Señor, y a lo que yo he escrito, [¿]qué título le he de dar? Oyó
pronta esta respuesta: Maravillas del Divino Amor. Yo digo, que,
dando crédito a estas verdades, estoy firmemente persuadido, a
que la Venerable Madre, era un alma escogida, amada, favorecida
del Señor, su fiel Esposa, su Serafín (como en otra ocasión le dijo),
la Rosa de su Corazón: consiguientemente confiado en la infinita misericordia de Dios, con la misma firmeza me persuado, el
que aquella bendita alma inocente, pura, que tan heroicamente
sirvió, tan perfectamente amó a su soberano Esposo: entró con
aquel séquito de sus prodigiosas obras Opera eorum sequuritu
illos: y con las alabanzas que ellas le dieron en aquellas puertas
de la parte de adentro,763 Laudent eam in portis opera ejus: que
entró digo, por la puerta de los justos con aquel júbilo de los
bienaventurados; con aquel regocijo de los ángeles; con aquellos plácemes, parabienes, enhorabuenas. Euge, euge. Entra alma
felice en el gozo del Señor: Intra in gaidium Domini tui.764 Recibida amorosamente de su amantísimo Esposo, oyó estas dulcísimas palabras: Veni electa mea intra in thalamum mum Sponsi tui765
Ven escogida mía, entra en el tálamo de tu Esposo: Así lo pienso,
o[h], con cuanto regocijo de mi alma; y pues no pueden dejar de
pensarlo así sus religiosas, y amantes hijas, depongan, Señoras
mías, depongan su sentimiento, enjuguen sus lágrimas, y llenas
de regocijo, alaben a Dios, den gracias a Dios, confiando en su
Divina Majestad, que han de tener a su bendita Madre, por abogada en el cielo. [¡]Oh, quiera la eterna, divina Majestad, que
estas verdades selladas del Pontífice Eterno Christo Jesús, las
refrende, las autorice, para que hagan fe en su iglesia el sello del
pescador! [¡]O[h], venga tiempo en que el Vice de nuestro Señor
Jesu-Christo las apruebe. Qué felicidad, qué esplendor para este
religiosísimo convento: Qué lustre para esta dichosísima Patria,
para todo este reino! [¡]Que honor para mi sacratísima Religión!
[¡]Que gloria para Dios. [¡]Oh! Si esta nuestra amada Patria tomara esta causa con el afecto, con el empeño, que ha tomado la
de la Venerable Madre María de Jesús;766 pero no dudo, que V.S.
I[lustrísim]ma empeñará Señor su autoridad, su piadosísimo
afecto a la Madre, en procurarle este honor, para eternizar, y mejorar estas honras que se ha dignado hacerle: Yo, persuadido
(como tengo dicho) con cuanta firmeza cabe en la piedad cristiana, a que está gozando de Dios, acabo ratificando y protestando
que Credo videre bona Domini in terra viventium.767
Se refiere a María de Jesús Tomellin (1579-1637), monja concepcionista
poblana, cuya causa de beatificación fue apoyada por los obispos poblanos.
Ver, Diego de Lemus, Vida, virtudes, trabajos, favores y milagros de la Ven. M. Sor
María de Jesús angelopolitana. León: Anisson y Posuel, 1683; Fr. Félix de Jesús
María, Vida y virtudes y dones sobrenaturales de la venerable sierva de Dios, Sor
María de Jesús, religiosa profesa en el V. Monasterio de la Inmaculada Concepción
de Puebla de los Ángeles en las Indias Occidentales. Roma: Imprenta de Joseph y
Felipe de Rossi, 1756.
767
Salmos 26: 13. En la versión Vulgata de la Biblia compuesta por San Jerónimo en el siglo V. Creo ver las buenas obras del Señor vivas en la tierra.
766
Villa Sánchez significa las palabras de los escritos de la Madre con letra
bastardilla. Asimismo, trata las palabras emitidas por Dios.
762
Sor María Villani, fundadora del convento de Santa María del Divino Amor,
en Nápoles, visionaria y religiosa ejemplar. Ver, Fray Domenico Maria Marchese, Vita della serva di Dio, Suor Maria Villani, Dell’ Ordine de Predicatori. Bologna:
G. Longhi, 1683.
763
Otra referencia al tema del sermón Laudent eam in portis opera ejus.
764
Mateo 25: 21 y 23: Entra en el gozo del Señor.
765
Tal y cual está en el texto. De otro modo: intra in thalamum sponsi tui.
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3.1.c. Luis de Torres. Sermón fúnebre que en las honras que
hicieron en 29 de mayo del año de 1767 las Señoras religiosas
de la Enseñanza de México a su fundadora y prelada. La Muy
Ilustre Señora y Reverenda Madre María Ignacia de Azlor y
Echevers, 1768
catedralicia de servicio público, a la cual Luis legó su propia
biblioteca (que comprendía los libros de su tío y los propios)
y 20,000 pesos para un bibliotecario. La biblioteca recibió el
nombre de Biblioteca Turriana en honor de la familia Torres y
se abrió en 1804 y estuvo en funciones hasta 1867.770 El interés
de ambos hermanos en la ilustración y los libros también tuvo
sus proyecciones devocionales. Ambos compilaron, de manera
anónima, una colección de obras y opúsculos sobre la aparición
guadalupana publicada en Madrid en 1785.
El elogio fúnebre, que se imprimió en 1768 va precedido de
una dedicación a la virgen del Pilar como protectora y objeto
devocional del convento de La Enseñanza. Aunque lleva la firma
estampada de la comunidad como “la Priora y religiosas de tu
Compañía en México” su autoría queda cuestionada y no corroborada. Está escrita en un estilo formal y utiliza los dos motivos
centrales del sermón: el elogio de la fundadora y el deseo de la
propagación del instituto. Al preceder al texto del sermón, la dedicatoria pone a la comunidad en primer plano, algo poco usual,
aunque observando la modestia apropiada a su estado con expresiones devocionales. Hay que recordar, por otra parte, que las
religiosas tuvieron un papel muy importante en la elaboración
de la historia de la fundación del convento.771 En la dedicación a
nombre de la comunidad se interpela a la Virgen María con cierta familiaridad, como la de hijas a madre, y se remite a una imagen traída de España cuya antigüedad las hace poseedoras de
El autor de este sermón fúnebre fue Luis Antonio de Torres Tuñón (1719-1788), aunque su nombre aparece como Luis de Torres
en la página titular de su edición impresa. Torres perteneció a
una distinguida familia de intelectuales cuyo interés en las letras
se desarrolló dentro del ámbito de la Iglesia. Fue sobrino de
Luis Antonio de Torres Quintero y hermano de Cayetano Torres
Tuñón, ambos también miembros de la élite clerical novohispana. Nacidos en Natá de los Caballeros en Panamá, virreinato del
Perú, de familia de establecida raigambre en la sociedad colonial, los hermanos se trasladaron a Nueva España para su educación, bajo la tutoría de su tío. Educado en el Colegio de San
Ildefonso, Luis Antonio terminó sus estudios en la Universidad
de Ávila en 1747, donde recibió el doctorado en Sagrados Cánones. De regreso a Nueva España ocupó varios cargos eclesiásticos, como los de examinador sinodal del arzobispado, canónigo,
chantre y juez hacedor de rentas de la catedral. También fue
rector de la Universidad y catedrático de cánones y consultor
del iv Concilio Mexicano (1771).768 Además del sermón de honras
fúnebres en honor de María Ignacia de Azlor y Echevers, escribió otro en honor del rey Fernando VI, publicado en 1760.769
Ambos hermanos se unieron en la creación de una biblioteca
Su Relación de Méritos subraya su genealogía y sus méritos académicos,
desde su educación hasta su actuación como catedrático. Ver, Relación de Méritos del Doctor Don Luis Antonio de Torres Tuñón, presbítero domiciliario del Arzobispado de México, 1743, [Consejo de Indias, Secretaría de Nueva España] en
http://bdh.bne.es/bnesearch/Search.do?. Colección de documentos digitalizados de la Biblioteca Nacional de España, http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000125989&page=1.
769
José Mariano Beristáin de Souza, Biblioteca Hispano americana setentrional,
pp. 142, 146.
768
Para más datos, ver https://mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/
object/pintura:2514. sobre un retrato de Luis de Torres. Existe un sermón dedicado al convento de La Enseñanza y sus fundadoras. Ver, Bernardo Pazuengos,
María Santísimo, dechado de religiosas de su Compañía, llamada comúnmente de
La Enseñanza. Sermón en la erección de su primer convento y templo dedicado a
Ntra. Sra. del Pilar en la ciudad de México. México: Imprenta de la Bibliotheca
Mexicana, 1755.
771
Relación histórica de la fundación de este convento de Nuestra Señora del Pilar
Compañía de María, llamada vulgarmente La Enseñanza … y compendio de la vida
y virtudes de N.M.R.M. María Ignacia de Azlor y Echevers, su fundadora y patrona.
México: Felipe Zúñiga y Ontiveros, 1793.
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un verdadero tesoro. Mediante preguntas retóricas se introduce
el tema de la ejemplaridad de las intenciones de la fundadora
al traer la orden de la Compañía de María a Nueva España. La
composición elogia su objetivo al colectivizar sus virtudes y, en
particular, su labor orientada al bien de la sociedad y, de manera
específica, al género femenino. Al entablar una conversación y
un elogio de la imagen de la virgen, se la responsabiliza como
patrona de una misión educativa que, bajo su amparo, lograría
hacer muchos frutos en su nueva ubicación y les proporcionaría
el apoyo social que aún no creía se había alcanzado.
Luis de Torres conoció a la madre María Ignacia, quizá en capacidad de director o consejero espiritual, relación que se echa
de ver en sus abiertas expresiones de tristeza y sus recuerdos
de oraciones hechas a su favor por la difunta. Salta a la vista el
estilo despejado y cultivado del autor, que señala una dirección
muy diferente de su retórica fúnebre a la de otros predicadores
y, sobre todo, de la oratoria barroca del siglo anterior y de épocas
más tempranas del siglo xviii. Torres ofrece datos biográficos de
la religiosa que, si bien persiguen subrayar su linaje y el poder
económico y social de su familia, logra asimilar esta información
al objetivo espiritual del sermón. Además, incorpora algunos datos de interés sobre el carácter secular de la joven María Ignacia
que posiblemente aprendió de ella, como su inclinación a los
chistes, su habilidad en la escritura, y su penetración intelectual.772 Aunque cita una conversación tal vez recordada por la
madre Azlor sobre la predilección de su madre por la orden de
La Enseñanza, parece haber desconocido, o quizá voluntariamente ignorado, muchos datos de su niñez, que admite cubre
con el silencio que se esperaría de toda doncella sujeta a su
familia. Estos recuerdos familiares y la breve delineación del carácter de la joven no acogen motivos de predestinación a la vida
religiosa ni insinúan una religiosidad exagerada en la futura
monja, temas predilectos de otros sermones barrocos. El orador
se inserta de forma teatral dentro de la vida de su elogiada para
fortalecer su posición como predicador de sus virtudes, pero
rechaza teatralmente el uso de su familiaridad con la religiosa
para reafirmar la de juez de su carácter.
Es obvio que el objetivo de este sermón fue más allá de elogiar el carácter y las virtudes religiosas de la madre Azlor. Tanto
en el ofrecimiento de su comunidad, que precede al sermón,
como en el sermón mismo, se hace patente que hay una apelación de apoyo al convento y su misión. El proyecto de María Ignacia Azlor encontró muchos contratiempos económicos
y políticos. La disputa en cuanto a la parte de su herencia que
se dedicaría a la fundación del convento fue suficientemente
seria para demorar la fundación, que tuvo poco apoyo oficial en
Nueva España. La fundación se debió a intervención real, por
decreto de 21 de febrero de 1752. A la muerte de la madre Azlor,
el convento no tenía una iglesia “apropiada” según el sesgado
comentario del predicador, y el colegio aún no abría sus puertas
del modo amplio con que lo había concebido María Ignacia. Así
se entienden mejor las veladas súplicas de la comunidad en el
ofrecimiento y las que hacía Luis Torres en el sermón. También
relevante es la información sobre la importancia espiritual de
las reliquias que poseía la Iglesia y el valor de la imagen de la
virgen del Pilar que la comunidad había recibido de poderosas
manos en España.
Torres eligió destacar la figura de la madre Azlor al compararla con la de “un hombre grande”, nada menos que la de
Abraham, patriarca de las religiones judeocristianas. El mejor
elogio que se podía hacer de una mujer de carácter, era compararla con un hombre y Torres siguió esa tradicional ruta al
Pilar Foz y Foz en su erudita historia de la fundación de La Enseñanza y la
vida de María Ignacia Azlor corrobora con amplitud su capacidad intelectual
para dirigir su vida y organizar todos los aspectos de la fundación y dirección
del convento de La Enseñanza. Su perseverancia y visión le permitieron superar los muchos obstáculos que le presentaron los administradores de bienes
y las autoridades eclesiásticas. Pilar Foz y Foz, La revolución pedagógica en Nueva España (1754-1820). Tomo 1, Madrid: Publicaciones del Instituto “Gonzalo
Fernández de Oviedo, 1981. Sobre sus habilidades musicales, ver. Evguenia
Roubina, “Una hermana de la Décima Musa: retratos de una violoncellista novohispana” en Cuadernos de Iconografía Musical, I:1(octubre, 2014) 2014, 128-142.
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decir que María Ignacia “pensaba y obraba como hombre, y
como grande hombre”. El texto sigue su curso señalando el
paralelismo de la vida y carácter de Abraham y el de la madre
Azlor. Tal como Abraham, la madre Azlor tuvo riquezas, pero las
abandonó y dejó su tierra para seguir su vocación y el llamado de Dios. Como Abraham, encontró una tierra promisoria en
España donde tomó el hábito religioso. La “teatralidad” de su
elocución es sutil: el viaje riesgoso, la decisión juiciosa de una
joven aplaudida por todos en un mundo secular, la decisión de
dejar al mundo y de mostrar la verdadera fortaleza de su personalidad. La religiosa va cobrando estatura moral y espiritual a
medida que el orador avanza en su mensaje, que define como el
descubrimiento de la fidelidad de la protagonista a su vocacion,
el abandono de todo lo que tenía por la conecución de un ideal
social y espiritual
En su segundo punto, Torres abandona la comparación bíblica y masculina y adopta un elogio más centrado en la femineidad
de María Ignacia, en el significado de su maternidad religiosa, y
en su protagonismo como innovadora. Tras el sacrificio del viaje
a la península, encontraría la “humildad y pobreza de Jesucristo” en una celda, demostrando cuanto se equivocaban aquellos
que pudieran haber especulado sobre el motivo de su traslado
a España como un deseo mundano de matrimonio y halagos.
Aquí se centra en las virtudes de María Ignacia como religiosa
y devota de María y de Cristo, y la orientación de esa devoción
hacia una obra de carácter social. Torres señala con discreción
los contratiempos que sufrió la fundación para poner de relieve
la fortaleza de carácter y la dedicación de María Ignacia a su
objetivo fundacional. Como religiosa, su mayor logro fue, precisamente, el de fundadora, que le permitió esparcir la semilla
de su maternidad espiritual tal y como Dios había multiplicado
la semilla de Abraham. Es un sermón elegante y convincente.
María Ignacia vence todos los obstáculos y trae once hijas de
María a México para cumplir su destino y convertirse en madre
y pedagoga por medio del instituto de La Compañía de María.
Las religiosas dignificaban y ennoblecían a Ciudad de México.
La madre Azlor, como maestra, era comparable en su misión a la
de San Pablo. Tal y como el apóstol había engendrado hijos en
Jesucristo, María Ignacia había sido maestra de muchas hijas e
imitadoras de Cristo y, por lo tanto, generatriz por antonomasia.
En el cierre de su elogio, Torres hace patente su apoyo al
convento. El predicador reflejaba el pensamiento ilustrado de
su época. México se había distinguido por su educación a la juventud masculina, pero necesitaba ya de centros de instrucción
femenina para igualarse a otras partes de Europa donde se daba
aprecio a la instrucción de las niñas. También destaca su estima
a la comunidad vizcaína que había apoyado la idea durante varias décadas.
Torres no se aparta del todo del tradicional encomio a las virtudes de observancia religiosa y sacrificio que fueron los temas
favoritos de los elogios fúnebres tradicionales. Destaca la pobreza con que vestía la monja, su pureza y su obediencia, notables
en una mujer que por su nacimiento podía haber mandado y
llevado otro tipo de vida. Torres, sin embargo, se orienta hacia
el protagonismo intelectual y espiritual de la madre Azlor que,
sin ofender las sensibilidades religiosas de sus oyentes, apunta
nuevas sendas de ejemplaridad para las mujeres dentro de la religión. Torres se distingue por salirse del encuadre estrictamente devocional y religioso y por la parquedad de citas latinas o
bíblicas. Si bien presta atención a la religiosidad del sujeto de su
oración fúnebre, lo que destaca es su aprecio por la personalidad fuerte y ejemplar de una mujer que si bien fue monja, supo
apreciar las corrientes de cambio que se apuntaban en cuanto a
los miembros de su sexo. Así, termina instando enfáticamente a
sus oyentes a imitar el modelo que fue la madre Azlor.
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Sermón Fúnebre que en las honras que hicieron en 29 de mayo
del año de 1767 las Señoras Religiosas de la Enseñanza de
México a su fundadora, y prelada, la M. I. Sra. y R.M. María
Ignacia de Azlor y Echevers. Predicó el Sr. Dr. D. Luis de
Torres, prebendado de esta Santa Iglesia y capellán mayor,
que fue de dichas Señoras Religiosas, etc. Sale a la luz por
dichas señoras, quienes lo consagran a su SS. Madre, patrona,
y titular María SSma. de El Pilar. México: Imprenta Nueva
Antuerpiana de D. Phelipe de Zúñiga y Ontiveros, 1768773
prodigio, que ella es, y que ninguna de cuantas hacen felices a
nuestra España puede disputar, por lo menos, antigüedad a ésta
que, aún viva tú, trajeron los ángeles a aquella ciudad, con las
singularidades que nos dicen nuestras historias. Sin pretender
pues empeñarte a que emplees tu protección, a fin de que corra,
como lo deseamos vivamente, esta oración bajo el amparo de tu
augusto nombre, con encarecimientos de tu grandeza y del gran
portento de tu imagen de Zaragoza, sólo queremos representarte lo interesante que será el que se perpetúe la memoria de
nuestra difunta madre en la posteridad, para la gloria tuya, y la
de tu hijo Dios.
A la verdad, Señora, ¿quién podrá ver este bien sacado retrato de nuestra heroína, sin admirar lo que cupo en una vida,
que aunque no demasiado larga, ha dejado mucho, que celebrar
a los siglos venideros? ¿Qué dirán, Señora, los hombres, al ver el
aliento varonil con que se desprendió de su patria, de su casa, de
su ilustre parentela la M. María Ignacia, para conducirse a España a poner en planta aquel gran proyecto, que con razón ha sido
el pasmo, y la edificación de dos mundos? ¿Qué dirán las mujeres, al considerar que esta mujer verdaderamente fuerte no sólo
consagró su opulento caudal, para traer a México fundación de
tu Compañía, sino venció todas las dificultades que se ofrecieron, sostenida de aquella magnanimidad que le inspiraban con
su noble corazón lo heroico de su fe, lo firme de su esperanza,
lo encendido de su caridad? ¿Quién sabe si alguna emprenderá,
movida de su ejemplo, alguna u otras fundaciones en este vasto
país de la América, u en otras partes? [¡]Ah! Que si quien tuviese
proporciones y sintiese tocado su corazón para esto, meditase
atentamente su utilidad, acaso se hallaría sin arbitrio, para la
elección de otro Instituto, que el que escogió nuestra prudentísima fundadora, para dar con su establecimiento, lo que faltaba
a México de gloria, en la graciosa competencia, que hace, con
justo título, a las ciudades más cultas de la Europa.
La buena educación de nuestro sexo fue el importante fin a
que miró cuando fundó tu Compañía la M. Juana de Lestonac
[sic] claro honor de Burdeos. Ensenar a las niñas los rudimentos
[Dedicación] Amabilísima Señora y Madre nuestra.774
Es el común empeño en las dedicatorias, la ponderación, o de la
pequeñez de lo que se dedica, o de la grandeza del mecenas. Ni
uno, ni otro, es, o reina soberana, nuestro intento en ésta que te
hacemos del sermón fúnebre dicho en las honras que celebramos a la tierna memoria de nuestra madre y fundadora. No lo
primero, porque es grande, y mucho, a la verdad que te presentamos. Toda la grandeza es (nada menos) de aquella heroína, que
en los ojos del Señor, creemos, que es como nos la pinta en ella,
el docto, y elocuente autor de esta pieza. Ni lo segundo, porque
estamos bien entendidas, en que no puede haber alabanza que
sea proporcionada a tu soberanía. Tu propia, o María, tu propia
no acertaste (si podemos decirlo así) a explicar los favores de
que te colmaron las liberales manos de Dios. La mayor expresión que salió de tus labios fue que había hecho contigo cosas
grandes. Pero no supiste decir, que cosas grandes fueron las que
contigo hizo el Todo Poderoso. Por esto, sin pretender elogiarte, ni considerándote en ti misma, porque eres superior a toda
alabanza, ni en tu respetable imagen de Zaragoza, pues, aunque no lo digamos, sabe bien el mundo cristiano el estupendo
El texto del sermón consta de 26 páginas impresas y se transcribe en su
totalidad.
774
La dedición carece de numeración en la paginación y precede al texto del
sermón.
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de la Fe, e instruirlas en la modestia, y piedad cristiana, fueron
las miras de aquella excelente matrona. Y el profundo conocimiento de la indecible utilidad de este Instituto fue el que movió
para traerlo a aquí, a esta dichosísima heredera de su espíritu.
Podrá ser que a su imitación haya quien lo lleve a otras partes
para que en ellas se vea lo que, gracias al Padre de las Misericordias, ha visto México en el poco tiempo que ha que nos recibió,
y nos mira con aquella ternura que es tan propia de su genial
piedad, y del amoroso respeto con que atiende a todo lo que es
tuyo y de tu hijo sacrosanto. Si fuere así, [¡]Oh!, [¡]qué gloria seria ésta para ti, oh reina soberana! Tantas cuanta seria grande el
bien que resultaría de tan útil e importante pensamiento. Todo
lo que produciría éste, cuantas consecuencias se seguirían de
él, todo debería decirte, que era un efecto de tu favor. No hay
pensamiento bueno, no hay auxilio ni ilustración del Espíritu
Divino que no venga, o tesorera gloriosísima de sus gracias, por
tus manos. Tú eres el hermosísimo cuello de la Iglesia, en quien
está la plenitud de la gracia, para transfundirse al cuerpo de su
augusta cabeza. Por ti se nos derivan todos los dones, porque
ésta fue la adorable voluntad de nuestro gran Dios, que todo lo
tuviésemos por ti.
Así, si sucediese que hubiese quien a la elocuente voz del
ejemplo de tu amantísima hija y Madre nuestra, quisiese extender el Instituto que ella abrazó y nosotras, por nuestra dicha,
profesamos: debería sin duda atribuirse a ti, a ti, Señora, que de
unas palabras que podrían parecer casualidad, hiciste que tomase ella motivo para encender su corazón en deseos de lo que
logro por fina tu sombre, erigiendo esta casa en honor tuyo bajo
el título de tu imagen del Pilar, servicio que, desde luego[,] le pagaste con el consuelo que tuvo al recibo de la hermosa imagen
(copia de aquella) que tenemos en el altar mayor de nuestra iglesia, cuya posesión, aunque retardada por algún tiempo, lleno de
tanta alegría su espíritu, cuanto había sido grande su deseo de
verla en el sitio en que hoy se halla, el mismo en que por el aire
caía el oratorio del Sr. D. Sebastián Sáenz, arcediano que fue de
esta metropolitana de México, cuya casa frecuentaba desde pe-
queña, visitando a una hermana de este ejemplarísimo capitular,
solo por amor a ella, inspirando al caballero, que era dueño de
esta rica presea, que la dejase en su disposición testamentaria en
España, a la M. María Ignacia, para que le colocase donde está
en el día, aunque, antes había resistido desapropiarse de ella,
aun ofreciéndole 200 pesos y la que teníamos entonces en el
altar mayor de nuestro templo.
Con éste, y otros muchos favores que hiciste a ella, y has hecho a nosotras tus esclavas, pagaste el amor que te tuvo en vida,
y en su muerte, creemos que harías con ella todos los oficios
de una madre, como sabes serlo, amorosa. Nosotras, aunque no
seamos como ella fue a ti recomendable, no dudamos que harás
que llegue a efecto lo que pretendemos, con dar este sermón
a la luz pública, que su lección produzca el efecto que sabes
que es (para de algún modo acreditar, que somos hijas suyas)
nuestro anhelo, que es la propagación de nuestro Instituto y la
dilatación de tu Compañía. Firmemente esperamos, que, si conviene, por tus ruegos no nos retardará tu hijo Dios, éste, que es
el consuelo que solicitamos en la pérdida, que hemos hecho en
la muerte de nuestra Madre, que nada más deseaba la extensión
de tu Compañía, y la veneración de el tuyo, y de su nombre, [¡]
Oh! [¡] Y así sea! Que como ella lo deseó en el mundo, y piadosamente juzgamos, que lo está pidiendo en el cielo, lo veamos
en la tierra.
Benignísima madre y señora nuestra,
Tus obligadas, e indignas esclavas,
La Priora y Religiosas de tu Compañía en México
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Texto del sermón
Egredere de terra tua et de cognatione tua et de domo patris tui, et
veni in terram, quam monstravero tibi. Génesis 12: 1. Multiplicabo semen tuum, sicut stellas coeli. Ibíd., Cap. 22, 17.775
y si no obstante lo habéis querido; perdonareis si no fuere el
elogio grande como ella, y vuestros deseos. Tú, Virgen Madre,
eres interesada en sus alabanzas. Ella fue siempre tu devota, tu
amartelada, tu esclava. El tierno y fervoroso amor que te tuvo
ocupó siempre todo su corazón, y ocupara no pequeña parte de
mi discurso. Ayúdame pues, como interesada, y alcánzame de tu
Hijo Santísimo la divina gracia.
El elogio fúnebre de la M. Ilustre. Señora, y R.M. María Ignacia
de Azlor y Echevers, Fundadora y Priora de este convento, que
en seis del pasado abril de este año de sesenta y siete acabó con
la muerte la ilustre, y santa carrera de su vida, es Señores, como
ya sabéis, mi triste ocupación de este rato. Triste a la verdad, y
las más triste, y difícil que puede suceder al aprecio, y veneración, con que la miraba. Si hubiese solo de suspirar, de gemir,
de llorar allá a mis solas: si hubiese de presentar mi corazón al
Altísimo liquidado en votos por su alma, ¡Oh!, [¡]que a propósito
sería yo! Recordaría el cristiano, y santo amor, que me tuvo: recordaría los caritativos cuidados, que le costaban los míos, y mis
trabajos de esta vida calamitosa: recordaría las oraciones, y ruegos que me procuraba de otros, y que ella misma hacía por mí,
por mis sucesos, y por los quebrantos de mi salud. Recordaría...
[¿]cuántos otros oficios de benevolencia y de caridad? Y penetrado de gratitud, me cubriría de ceniza, y luto: me volvería a Dios:
me postraría humillado en su presencia: derramaría el corazón
en su acatamiento: le ofrecería por ella, y en reconocimiento,
las penosas usuras de esta vida, que acaso vivo por sus ruegos,
e intercesión. Haría, ¿más qué no haría si sólo se hiciese de los
oficios de caridad, y del corazón? Pero hablar de ella, y hablar
en público: explicar en un discurso elocuente su vida, y virtudes:
dar a este auditorio, y a la posteridad un retrato suyo: pintarla
grande, como ella era; esto necesitaba, con un genio más grande,
y más elevado que el mío, un corazón menos acongojado. Así os
lo representé, religiosas vírgenes, para excusarme de predicar:
“Pero Jehová había dicho a Abrahán: vete de tu tierra y de tu parentela, y de
la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y multiplicaré tu descendencia
como las estrellas del cielo.” Esta y otras citas sagradas señaladas con letras
mayúsculas son las que hizo el padre Torres en su original.
775
Ave María
Egredere de terra tua et de cognatione tua et de domo patris tui, et
veni in terrma, quan monstravero tibi. Genesis ubi supra. Multiplicabo
semen tuum, sicut stellas coeli. Ibíd. ubi supra.
En vida de la M. Azlor dije muchas veces que era una mujer,
que pensaba y obraba como hombre, y como grande hombre:
y por eso hoy, para hacerle el elogio, he tomado las palabras
del Génesis que he citado buscando la semejanza con Abraham mismo, grande padre de los creyentes. En efecto, ella fue
grande en todo; grande en nacimiento, y nobleza; grande en
riquezas y bienes, que llaman, de fortuna; grande en capacidad,
y extensión de genio; grande en virtud, y más grande en ella,
que en los demás.
Nació en 9 de octubre del año de 15 en San Francisco de
Patos, hacienda del mayorazgo de sus padres, más digna del
vínculo por este acaecimiento, que por su opulencia: y como que
se adelantase la naturaleza, a dar a estas tierras la que había de
ser su lustre, y ornamento, nació sietemesina, perfecta en todo, y
sin alguno de aquellos defectos, que se observan por lo común,
en los partos anticipados a los nueve meses que forman, y perfeccionan los fetos.776
Fueron sus padres el Señor Don Joseph de Azlor Virto de
Vera, y la señora Doña Ignacia Xaviera de Echevers, marqueses
776
Interesante nota científica respecto de la evolución fetal, imposible de imaginar en discursos fúnebres de épocas anteriores.
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de San Miguel de Aguayo, tan ilustres y esclarecidos, como todos
saben. Hacer un catálogo de los grandes hombres de espada, y
toga que sus dos familias han dado al estado, y de sus enlaces
con las más ilustres de Aragón, Navarra, Vizcaya, las Castillas,
y casi de toda España, sería un elogio; más no el de la M[adre]
Azlor, que tenía en sí misma su alabanza, y de quien ya dijo el
Señor Marqués de Campo Real (A)777 a vista de su parentela y de
toda España, que fueron tan ilustres, y singulares sus prendas,
que podía litigarse su parentesco, como se litigó el nacimiento
de Homero, por siete ciudades de la Grecia. Con todo, no puedo
dejar de decir, que entre las casas cubiertas, que cuenta su parentela, una es la de su sobrino, hijo de una señora su hermana,
el Exc[elentísim]o Señor Duque de Granada de Ega, Conde de
Javier, Marqués de Cortes, y Conde de Solina, en quien, por rara
y singular providencia, se juntan hoy las dos casa solares, del
grande Santo Ignacio de Loyola, fundador de la Sagrada Compañía de Jesús, y de San Francisco Javier, lumbrera de la misma
religión, apóstol de la India y bienhechor del género humano.
Fue tan rica como noble; y sus padres así aquí, como en
Navarra, abundaron en bienes libres, y vinculados. Aquí principalmente tuvieron casi más criados, entre urbanos, y rurales,
que los trescientos diez y ocho (B)778 que armó Abraham, para
libertar a Lot de Amrafael, Chodorlahomor, y demás reyes confederados.779 Tuvieron a más de eso tierras inmensas; muchos
graneros; frutos en abundancia; infinitos ganados; oro, plata,
perlas, piedras preciosas y todo género de opulencias. Es verdad, que como la menor de tres hijas, que tuvo la Señora su
madre, no sucedió en los vínculos, quizás por sabio consejo de
la Providencia, para dejarle libres los pensamientos, y sin los
embarazos, que podía tener la prudencia, en dar sucesión a los
mayorazgos; más con todo, eran muchos los bienes libres; tuvo
en ellos muy rica parte.
Su capacidad fue un prodigio de naturaleza. Lo juntaba
todo, aquello también, que, en buenas razones físicas, se junta
difícilmente; por ejemplo, la memoria de recibir, y la de retener; la penetración pronta, y la profunda; la imaginación fértil,
y florida, y el juicio recto. Y era de estos principios, que en las
conversaciones, era una Menagiana780 de chistes que refería con
urbana, y decorosa gracia; que en la pluma era afluente, expresiva, y natural; que en los hechos era ella misma archivo, y registro; que en los negocios, penetraba pronta, hasta las últimas
diferencias; que en las dudas, era su juicio el hilo de Ariadne,781
con que caminaba derecha a lo recto, y a la verdad. No acabaría
de hablar, su pusiese su elogio en esta prenda, que por sí sola
podría ser elogio de un hombre grande; pero la concibo mayor a
toda alabanza tomada de estos principios naturales, y de acá-bajo; y camino a buscársela en principios más elevados.
Y por lo mismo no me detengo, en aquellas semejanzas, con
Abraham, que por sí mismas fluyen de lo dicho: es a saber, como
fue noble, como Abraham, de cuya nobleza tiene principio, no
sólo la de todo pueblo de Dios, la de sus patriarcas, la de sus
tribus, y la del mismo Cristo, según la carne; sino de muchas familias, y naciones enteras de todo el Oriente, que ponen su gloria, en llevar a él sus orígenes, o por adopciones, o por alianzas:
como fue rica, como Abraham, de quien dice el sagrado texto (
A. Dedicatoria al sermón de su profesión. Ver, Cap. 1, en este volumen.
B. Génesis, 14, 14.
779
Génesis, 11-14 y 19. Lot, sobrino de Abraham, fue rescatado por este después
de haber sido hecho prisionero durante una guerra entre Amrafael, rey de
Shinr y Bera, rey de Sodoma.
777
778
Menagiana: se dice de una colección de chistes y agudezas eruditas que se
oyeron en la conversación de Monsieur Gilles Ménage (1613-1692) erudito francés conocido por sus dichos y sátiras que fueron compiladas después de su
muerte como una colección. Los dichos menagianos no eran todos de su autoría, sino que los incorporaba a su conversación. Se cita en la Carta Séptima
de las Cartas eruditas y curiosas, de Benito Jerónimo Feijoo. De ellos se deduce
que Luis Torres se inclinaba a la Ilustración y sus autores.
781
Ariadne, hija del rey Minos de Creta, se enamoró de Teseo, hijo del rey Aegeos de Atenas, quien era parte de un grupo de jóvenes que se sacrificarían al
Minotauro. Ariadne le dio una bola de hilo para que pudiera guiarse por él y
regresar al principio del laberinto después de matar al minotauro. Usado aquí
como metáfora de juicio recto.
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C)782 que era muy rico en oro, y en plata; y en otro lugar, (D)783
que eran tantos sus ganados que no podía tenerlos la tierra, cuán
grande era y dilatada, y le fue preciso apartarse de Lot, a quien
la Escritura llama su yerno:( E)784 como fue capaz, como Abraham, cuya vasta capacidad recibió de Sem, como es de creer, en
la cohabitación, que con él tuvo, por más de un siglo, el sagrado,
y vasto depósito de toda la tradición, y sabiduría de los tiempos
pasados: quiero decir, la divina filosofía de la creación, la historia del género humano, la de sus patriarcas, sus genealogías, las
datas precisas de sus nacimientos, y de sus muerte, el diluvio, el
arca, sus medidas, y todas aquella tantas y grandes cosas, que el
mismo Abraham, y por el mismo camino de la tradición, como
de mano en mano, por Isaac, Jacob, y los hijos de éste, envió
hasta Moisés, que las compiló, y escribió en el divino libro del
Génesis, libro, de cuantos vio el mundo, el más antiguo, y más
importante. Mas, como ya decía, no paro en estas semejanzas;
porque ni son ellas las que le busco con aquel grande hombre,
ni he de poner en ellas sus alabanzas.
Tenga alabanza, si así quisiereis, en la nobleza; pero en haberla dejado al mundo por la humilde esclavitud y servidumbre
de Jesucristo. Tenga alabanza en las riquezas; pero en la permuta, que de ellas hizo con la pobreza de espíritu. Tenga alabanza
en los talentos; pero en haberlos puesto a usuras centésimas,
para el grande día de la cuenta, en el importante, y único negocio de la alma. Por manera, que no concibo sus alabanzas en
el goce de la nobleza, de las riquezas, de los talentos; pero las
concibo, y las concibo grandes, en haber triunfado por su virtud,
de la nobleza, de las riquezas, de los talentos, y hecho servir a la
gloria de Dios, esas grandes máquinas de la gloria mundana. Y
veisme aquí, casi naturalmente engolfado ya en el alto mar de su
virtud, en la que le he de buscar las semejanzas con Abraham, y
su verdadera alabanza. Más, porque el discurso no flote sin rum-
bo, lo sujetare a dos puntos: primero: su vocación, como la de
Abraham, y su fidelidad hasta la muerte a su vocación; segundo:
la propagación de su espíritu en ese coro de vírgenes, con que
desde su vida premió Dios su fidelidad, como premió la fidelidad de Abraham con su gloriosa posteridad.
Pero antes de entrar en estos dos puntos es preciso notar
aquí, que conviene dejar vacío, todo aquel tiempo de su edad
joven, en que hija de familias, estuvo sujeta a sus padres, así
porque en ese tiempo la principal alabanza de las doncellas de
honor, es huir de las alabanzas; como porque ella, como buena
hija, pensaba entonces principalmente en sujetarse y obedecer.
Dejo por tanto, en silencio, cuanto por ese tiempo pudiera decir
de sus virtudes, y digo sólo que estaba sujeta a sus padres. En
todos los Evangelios no se dice otra cosa del mismo Cristo, por
diez y ocho años íntegros de su adorable vida, es a saber, desde
la disputa del templo con los doctores, que fue a sus doce años
(F)785 hasta los tiempos de su misión, sino que estaba sujeto a sus
padres: erat subditus illis.( G)786 Más como aquel silencio, y misteriosa expresión de los sagrados evangelistas deja lugar a pensar,
cuanto se quiera pensar, por todo aquel tiempo, digno de un
hombre Dios; así, mi silencio os deja lugar a pensar el retiro, la
modestia, el recato, las oraciones, los oficios domésticos, y cuanto queráis pensar digno de la M. Azlor, y propio de aquel estado.
Yo pienso, acá para mí, que ella se ocupaba entonces principalmente, en oír en silencio, y con humildad las voces de Dios, y en
meditar a sus solas, y preparar a su Majestad, aquel sacrifico que
pensaba hacerle de sí misma, como ya digo en el primer punto.
Egredere de terra tua et de cognatione tua et de domo patris tui,
et veni in terrma, quan monstravero tibi. La vocación de Abraham
ha sido la época, no sólo de la prosperidad, y grandeza de aquel
patriarca; sino una de las más notables, con que señala su edad
el mundo. Sal de tu tierra, le dijo Dios, sal de tu parentela, sal de
la casa de tus padres, y ve a la tierra que te mostraré. Así, y con
(C) Génesis, Cap. 13:2.
(D) Ibid., Ver 5 y 6.
784
(E) Ibid. ver 8.
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783
785
786
(F) Lucas, 2: 42.
(G) Ibid. 51.
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las mismas palabras, a lo que yo entiendo, llamó Dios y habló
al corazón de la M. Azlor, aunque no de aquel modo inmediato
y extraordinario, que tuvo con Abraham; sino por el ordinario
y natural órgano de su madre. Diré la cosa, como la recibí de
ella misma, que parece, que adivinó, que había de predicarle las
honras, en algunos de aquellos presagios, que suelen hallarse
naturalmente en las almas grandes.
La señora su madre juntaba frecuentemente a la labor las
dos hijas, que tenía en esta tierra, y las entretenía en aquel trabajo con buenas, y provechosas conversaciones. Éstas cayeron
algunas veces sobre el Instituto de la Enseñanza, que había venido de Francia a España, y habiéndoles explicado su utilidad,
les dijo: “Si yo no os tuviera a vosotras, emplearía mis caudales en
traerlo a México”. Estas palabras se imprimieron altamente en su
corazón. Ella las refrescaba frecuentemente, las recordaba, las
recogía, las abrigaba, y ya desde entonces, casi no pensaba otra
cosa, que en ser, si pudiese, la ejecutora de los pensamientos
de su madre. Murieron sus padres, y como si Dios le estuviere
diciendo al corazón: sal de tu tierra, y ve a España, que es la
tierra que te señalo, para que ejecutes allí las cosas, que te he
inspirado por la voz de tu madre, determinó cuanto antes pudo,
y con valentía de hombre, su viaje a España. Regló sus cosas; y
despedida de la señora su hermana, marquesa de S. Miguel y
condesa de S. Pedro del Álamo, con la misma generosidad por
los intereses, y con la misma ternura por el amor con que se
apartó de Lot, Abraham (H)787 y salió de México para Veracruz.
Llegó a Veracruz, y se embarcó allí, [¡]espantaos mares! si, si,
para España. Navío, navío, marineros, piloto, navegad sin miedo,
porque en la virtud de esta tierna doncella, vais más seguros aún
todavía que en la fortuna del mismo César (I)788
Era el tiempo aquí, si lo hubiese bastante, de comparar
largamente, lo primero su vocación con la de Abraham: la de
Abraham inmediata, sensible, y extraordinaria dejaba sin duda
el llamamiento; la suya ordinaria, y común, cuanto menos quitaba las dudas del llamamiento, tanto añadió de mérito a la obediencia. Lo segundo, las tierras, que ella dejaba, y a donde iba
siguiendo su vocación, y las que dejaba Abraham, y a donde
caminaba: Abraham dejaba a Harán, tierra poco ilustre en Mesopotamia, y caminaba a Canaán, que le había de dar leche, y
miel, y ganados en abundancia; ella dejaba a México, y caminaba
a España, tierra afortunada, y feliz a la verdad, y a quien esta se
une con eternos vínculos de agradecimiento, y fidelidad; pero
que la excede en abundancia, fertilidad, dulzura de clima, y en
la cría, y labores de plata y oro, que no recibe sino de acá. Lo
tercero, los caminos que ella hizo siguiendo el llamamiento, y
los que caminó Abraham: Abraham caminó el no difícil camino
de Mesopotamia a Canaán; ella redobló los caminos de tierra,
que hizo Abraham, y navegó a más de eso por los peligros, y las
borrascas de inmensos mares.
Era también el tiempo, de entrar en los pensamientos de
México, al verla salir, y dejar la tierra: como unos la acusaban de
temeraria en exponerse sola a tantos riesgos: como otros, más
compasivos, temían por su sexo, por su edad, y por los pundonores de una doncella: como éstos, ponderaban la ilustre sucesión,
que podía dar a la tierra un matrimonio, y los grandes caudales,
que sacaba de ella: como aquellos tiraban las miras hasta la secreta ambición de hacerse en España un partido sobresaliente:
más, [¡]Oh, Dios! Tú confundirás estos pensamientos. Ínterin,
porque me llaman mayores cosas, dejo a los que tengan más
tiempo, el que entren largamente en todas estas reflejas, y sólo
digo, sobre las últimas, que unos, y otros, éstos, y aquellos, estaban todos de acuerdo, en que la resolución era animosa, y valiente, y que ella debía tener en su corazón un grande, y oculto
móvil de aquel empeño.
Llegó a España, y llegó al teatro de sus aplausos. Ellos la
seguían por donde caminaba, lugares, villas, grandes ciudades, y
(H) Génesis, 13: 8 y siguiente.
(I) Confide fortuna y Scias [que te] Cesarem Vehere: Confía en la fortuna sabiendo que consigues al César. Parte de una colección de anaforismos que
provienen de la Moralia de Plutarco. Agradezco a William Soergel su ayuda
con esta cita.
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por todas gentes, chicas, y grandes, aquellas principalmente, que
más instruidas, y más urbanas, podían, más que otras, conocer
su mérito. No se hablaba sino de la indiana, la indiana, y sus
prendas ocupaban las conversaciones, y las plumas. Corrían por
toda España las cartas de sus elogios: y muchos apenas podían
creer, lo que de ella se escribía, y lo que se contaba. Me contó
de algunos, que la probaron por cartas, y que hallaron en sus
respuestas, que era todavía mayor que su fama.
Sobre estos aplausos, sobre los cortejos de todos, sobre sus
prendas de cuerpo, y alma, sobre su nobleza digna de las mayores
alianzas, y sobre una dote, que en otros tiempos podría ser dote
de una Infanta de España, muchas gentes de buen sentido, le hacían ya ventajosos pronósticos de partidos. Y en efecto, cuantos
fueron; más calla lengua, detente, no pronuncies lo que ella no
querría, que yo pronunciara. [¡]Y aquí fue grande Dios! [¡]Aquí
fue quien lo creyera! Aquí fue, aquí, que, en el seno mismo de
las esperanzas, y la fortuna, y cuando más la halaga el mundo,
desplegó su corazón, descubrió los fines que la llevaron a España,
renunció al mundo, y con júbilo de los fieles, con alegría de las
almas santas, con edificación de la Iglesia, y con admiración, y
espanto de toda España, recibió en Tudela, cuando menos podía
pensarse, el hábito, y profesión de religiosa de la Enseñanza
[¡]México, México! Si vieras este espectáculo, [¡]que distintos serían de aquellos otros, tus pensamientos! Esta tierna doncella, que abrigó tu seno, contenta de estar, como otra María, a
los pies de Cristo, deja a tu nombre toda la gloria de un hecho
nuevo. Se ha visto que la ambición atraviese el océano, se ha
visto, que la avaricia lo atraviese, y navegue frecuentemente per
mare pauperiem fugiens, per faxa, per undas789 pero que una niña
delicada, y tierna, llena de honores, y de riquezas, atraviese
dos mil, y más leguas de borrascosos mares, por buscar en un
claustro la humildad, y pobreza de Jesucristo, en aquella tierra, y al mismo tiempo, que ella le brindaba, con más honores,
y más opulencia; en esta alabanza, ni tuvo primera, ni tendrá
segunda en lo venidero.
Con razón España, antiguo teatro de espectáculos grandes
de piedad, y de religión, celebró éste con plumas, y lenguas; más
por decir lo que siento, le faltó todavía grabarlo en mármoles con
cinceles. Tú, afortunada Tudela, guarda en ínterin el sagrado depósito de esta perla, la de más quilates, que han dado a España las
Indias por mano de los Echevers (J).790 Guarda esas prendas, que
tienes de su garbo, y magnificencia, por memoria eterna, de que
prefirió a su opulencia, la religiosa pobreza que profesas. Guarda,
sobre todo, las prácticas, las virtudes, los ejercicios de su vida [de]
novicia, y de profesa. Guárdalas, guárdalas, no se pierdan, hasta
que alguna pluma dé al público, con su vida, tan bellos ejemplos.
Yo, así por el poco tiempo, en que debo hablar, como por las leyes
de la oración, hablaré solo de aquellas más principales, que más
la pintan, y que más entran en su carácter. Hablaré, por tanto,
primero de aquellas tres virtudes principalísimas, que se dicen
substanciales de la vida profesa, y después, de su religión, y culto
de Dios, virtud príncipe, y en que ella floreció tanto, que no puede
omitirse, sin dejar imperfecto su retrato.
Llevó la pobreza hasta el extremo. Con mucha dificultad se
vestía de nuevo, y casi no tenía zapatos. Sólo en esta parte reco-
789
Horacio, Epístolas, Lib. i, epístola. i, 45-6. Describiendo los mercaderes que
iban a la India. Significa el valor de quienes se aventuran en nuevas empresas.
Ver John Weever, Antient Funeral Monuments of Great Britain, Ireland, and the
Islands Adjacent. Londres: W. Tooke, 1768, p. 134.
(J) “La rama de Panamá ha servido a los reyes con varias muy preciosas,
y la última de que tengo noticia es la que presentó al rey Fernando, el Sr, D.
Pedro Antonio de Echevers, actual oidor de Lima.” Nótese aquí una referencia
velada a la tierra de nacimiento del predicador. Aunque Torres nunca regresó a
Panamá, obviamente deseaba resaltar el servicio de algunos de sus hijos, entre
los cuales figuraban su propia familia. Pedro Antonio de Echevers figura como
oidor de la Real Audiencia de Lima en 1756, cuando se observaron las exequias
de Mariana Josefa de Austria, reina de Portugal y madre de María Bárbara
Amelia, esposa de Fernando VI. Ver, Fray Alejo de Alvitez, Puntual descripción,
fúnebre lamento y suntuoso tumulto conque en la santa iglesia metropolitana de la
ciudad de los Reyes, Lima… mandó solemnizas las reales exequias de la Serenísima
Señora, la Señora Doña Mariana Josepha de Austria… Lima: sin editorial, 1757,
p. 64.
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nocí escrúpulo en su genio, por todo lo demás libre, y desembarazado: y era un bello fenómeno de la gracia, el componer tanta
pobreza de espíritu, con su genio garboso naturalmente, y con
la opulencia de su crianza. Su pureza fue de ángel en carne. No
sufrió, no digo faltas, no digo defectos, pero ni aquellos escrúpulos, que suelen atreverse a las almas santas. Más por decir lo
que siento, ella no tuvo gran mérito en esta parte; porque tenía
en su misma grandeza de alma la oposición natural, con todas
las bajezas del vicio opuesto.
Su obediencia fue un milagro de la gracia. Nacida para mandar,
por su talento, por su prudencia, por su equidad, y por su nobleza,
que autorizaba al mando, solo tenía gusto en obedecer. Desde la
primera elección, que se hizo en México, la eligieron Prelada; y
por razones todas de peso, continuaron reeligiéndola, en las que
después se hicieron. Cada reelección le era más sensible, que lo
sería a una ambiciosa, el que no la eligiesen; y se conmovía, alteraba, y turbaba tanto, que enfermaba, por lo común. De hecho, y
a pocos días de la última reelección enfermó de la enfermedad de
que murió; y ya en la mayor altura del accidente, menos abrumada con él, que, con la prelacía, se depuso ella misma, o para aliviar
la naturaleza de ese peso, que la agobiaba, y darle fuerzas contra
el accidente, o para morir gustosa sin la prelacía, que temía más,
que a la misma muerte. [¡] Moderación singular! En los genios rudos, que Aristóteles llama esclavos de naturaleza, la obediencia es
necesidad; en los genios comunes, puede ser conveniencia; más
que un genio elevado, y claro, nacido para mandar por su natural
ascendiente, aborreciese así el mando, y amase así la obediencia,
es moderación sin ejemplo.
La religión es la virtud de las almas grandes, que como conciben grandemente de Dios, le tributan un culto grande: y fue
por eso, que su religión fue grande, como era su alma. Avivaba
la fe en los corazones, el verla asistir a los divinos misterios, con
que Cristo se sacramenta en nuestras aras: y era en el culto, y
religión de estos grandes misterios en lo que principalmente
se señalaba. Para aquel celestial convite lo preparaba todo con
propiedad, y magnificencia, los altares, las vestiduras, los vasos
sagrados, y el pan, y vino, que había de mudarse en el manjar del
cielo; sin que, en esta parte, esta pequeña iglesia tenga que ceder
a las más grandes, y opulentas. Asistía a todas las misas, que se
decían en esta iglesia, y se decían muchas, por los urbanos modos, con que, llevada del culto, y amor a los sacrificios, atraía los
sacerdotes, que habían de celebrar.
Más como después del culto, que se da en derechura a Dios,
es parte de la religión, el culto, que se da a los santos, aquel principalmente, que se tributa a la Virgen Madre, aquí eran las ternuras,
los incendios de su corazón. Ardía en amores de María Santísima.
Sus días le eran verdaderamente fastos,791 y hacía en ellos cuanto
tenía que hacer importante, y grande. Hasta de su nombre, y de
sus letras hacia misterio, y componía, y reglaba por ellas sus cosas,
y devociones. Impetró de Roma una Congregación, consagrada a
venerarla, al mismo tiempo que impetró la del ínclito mártir Nepomuceno, cuya reliquia está en esta iglesia con el aprecio debido
así a la reliquia de tan gran santo, y a la hermosa y bien trabajada
estatua de oro, que la guarda, como a las nobles circunstancias de
ser dádiva hecha a la Serenísima Señora Emperatriz, cuando visitó el cuerpo del santo, y de su alteza imperial, hecha al Excmo. Señor Don Antonio de Azlor, y de este señor hecha a su muy amada
sobrina, por manos del Excmo. Señor Marqués de las Amarillas,
cuando vino de Virrey al reino.
Fueron de ver sus júbilos, y las fiestas, que hizo al recibo de
una hermosísima imagen del Pilar, que vino de España para esta
iglesia, de un modo muy raro, y cuya historia podrán saber los
curiosos, de las Señoras religiosas, que por notable, la habrán
archivado; y conocerán, que no es demasiada credulidad, tenerla
por prodigiosa. No dejó día alguno de rezarle el oficio, y el rosario, y ya en el mayor crecimiento de la última enfermedad, no se
pudo persuadir a que lo dejase, y continuó rezando uno, y otro
hasta que le faltaron del todo las fuerzas y el sentido. La noche
antes de morir, en la mayor altura de la noche, arrebatada, como
es de creer, de las fervorosas memorias de su amada Madre, lla791
Dicho de un día venturoso.
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mó las mejores voces de la comunidad, y como pudo le cantó
con ellas en coro su devoto, y compasivo himno Stabat Mater.
Así correspondió hasta la muerte a su vocación, y sirvió a María
Santísima, a cuya Compañía fue llamada. Veamos como premió
Dios su fidelidad en el segundo punto.
K. Multiplicabo semen tuum, sicut stellas coeli.792 Multiplicó Dios
la semilla de Abraham como las estrellas del cielo, por su fidelidad a la vocación, y multiplicó también la semilla de la M. Azlor,
como las estrellas del cielo, por haber seguido su vocación por
tierra, y mar. No se note esta proposición, hasta que la desenvuelva. La llevó Dios de México a Tudela, para ponerla allí en la
Compañía de su Madre, y desposarla consigo por la profesión:
y estos eran los desposorios dignos de su virtud, y los que ella
buscaba en España, y no aquellos otros, que sospecharon algunas gentes, que sólo pensaban según la carne. Más no paraban
aquí los designios de Dios sobre ella, y quería todavía hacerla
madre de muchas hijas, que a su tiempo viniesen a ser como
otras tantas estrellas en el devoto cielo de esta iglesia de Nueva
España. Y por eso ella, atenta siempre a los designios, y voluntades de Dios, después de haber profesado, empezó a digerir, y
tentar los modos de traer a México el Instituto.
Más, como estas fundaciones tienen siempre dificultades,
ellas las encontró grandes por la parte de adentro, y por la de
afuera. Las razones de estado, que se les oponen por lo común,
por el gravamen, que se dicen tener del público, por los matrimonios, que quitan, y por la amortización, y falta de círculo de
los bienes; se oponían a ésta, principalmente por estarse entonces tratando, no sólo de dificultar las que se quisiesen fundar
de nuevo; sino reducir las ya hechas, y establecidas a las Reglas
del Concilio de Trento. Pero como ella era fértil en expedientes,
y estaba apoyada en la autoridad de su parentela, y, sobre todo,
como era de Dios su causa, y era Dios quien la conducía, venció
las dificultades. Habilitó sus despachos, y determinó su regreso
a Nueva España. Vino a Cádiz con once compañeras, y desde
allí, como otra Berecynthia,793 rodeada de un coro de celestiales
hijas, surcó los mares. Llegó a Veracruz, y de allí a México.
[¡]Oh, México! Aquí llamo otra vez tus pensamientos. Ella, y
su virtud, fueron mayores que todos ellos; y ellos no pudieron
llegar a donde ella llegó con sus virtuosos hechos. Volvió los
caudales consagrados a Dios, y libres de riesgo. Trajo en once hijas, más de las que tendría en un matrimonio. ¿Y qué hijas? Que
habían de ser madres de muchas hijas y multiplicar su semilla,
como las estrellas del cielo.
No sólo es semilla aquella virtud natural, que forma y multiplica los cuerpos, como la de Abraham, sino que lo es también
aquella espiritual virtud de la Divina Palabra, que forma los corazones, y los engendra en Cristo. Así lo dijo el mismo Cristo en
el Evangelio, en la hermosa y divina parábola del sembrador, al
capítulo octavo de San Lucas. Y es de aquí, que todos aquellos,
que ponen la divina palabra en los corazones, y por su medio los
hacen de Jesucristo, se llaman padres espirituales; y que no hay
cosa más usada en la iglesia, que este lenguaje, ni más repetida
en los santos libros. San Pablo principalmente lo usa por todas
partes en sus vivas, y originales cartas, y dijo así en la primera a los
de Corinto: (L)794 Si decen millia Paedagogorum habeatis in Christo;
sed non multos Patres: nam in Cristo Jesu, per Evangelium, ego vos genui. Aunque tengáis muchos pedagogos; pero no muchos padres:
porque yo soy el que os ha engendrado en Jesucristo.
Pedagogo es lo mismo que preceptor, o maestro. Padre es
el que engendra, o por naturaleza, o por caridad, como en las
adopciones, y en los parentescos espirituales. El pedagogo, o
792
K: Génesis 26: 4. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo.
Berecynthia, versión de Cibeles, madre de los dioses. En Grecia, diosa de
las brisas. En la Metamorfosis de Ovidio, la diosa cambió las naves troyanas en
ninfas. Eneas tenía la misión de fundar una nueva ciudad, la primera de ellas
fue la ciudad de Pérgamo en Creta y lugar del culto de Cibeles. Es posible que
el autor haga uso de la metáfora para comparar a la madre Azlor como una
diosa que se atrevió a surcar los mares.
794
L: Pablo, Corintios, 4. El predicador proporciona la traducción en su texto.
En esta y otras ocasiones, las referencias carecen de todos los datos. Se asumía
que el lector religioso conocía las fuentes.
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maestro por su oficio debe ser más rígido, que amoroso; y el padre más amoroso, que rígido. Y era por eso el nombre de padre,
en el que gloriaba San Pablo, y el que quería para sí, dejando
para otros el de pedagogos. Las religiosas de La Enseñanza por
su Instituto son uno, y otro, pedagogas y madres. Son pedagogas,
por la instrucción de sus educandas; y son madres, por la caridad con que las hacen de Cristo con la palabra, y con el ejemplo.
No tengo voces, conque alabar las religiosas de los demás institutos. Me han encantado siempre por sus nobles resoluciones,
su retiro, su modestia, su pureza, su pobreza, su obediencia, su encierro en cuatro paredes en lo más florido de sus años. Sus coros y
sus tribunas, y las puras oraciones, que de ellas envían a Dios por
los pecados de pueblo, me han parecido siempre, diga el mundo
lo que quiera, los muros más fuertes contra las calamidades del
estado. Pero el Instituto de La Enseñanza tiene, sobre todo lo dicho, el servir al mismo estado en la educación de la juventud, que
tanto lo interesa. Y es por eso la celebridad, que ha tenido este
Instituto en aquellas partes de Europa, que dan el debido aprecio
a la buena crianza del sexo tierno: y debe ser por lo mismo, que
debía tener en México más aprecio, y celebridad, es preciso decirlo, mexicanos, de la que manifiesta este pequeño templo.
Ha tenido México desde mucho tiempo colegios magníficos,
numerosos, y bien reglados, en que la juventud masculina se ha
formado, como en Atenas: más para la femenina, los colegios tales cuales, que ha tenido no han dado abasto: hasta que en estos
tiempos se va supliendo esta falta por el establecimiento de este
convento y por un colegio magnifico y digno de Roma, que está
muy cerca de abrirse, por los cuidados, y liberales oficios de la
nación vizcaína.795 Con todo, es México ya tan populoso, y grande,
y de tal modo el centro de todo el reino, que todavía necesitaba en
cada uno de sus cuarteles un convento de La Enseñanza.
Por manera, que las religiosas de la Enseñanza, según se
deduce de todo lo discurrido, son pedagogas, y madres, y no
madres de cualquier modo, sino madres de muchas hijas, que
deben ser madres de otras, y multiplicar su semilla, como las estrellas del cielo, mientras haya convento de la Enseñanza. Pero,
aunque todas sean madres, debe ser de la M. Azlor la antonomasia. Ella podría decir a todas las hijas de su espíritu, lo que
decía S. Pablo en el lugar citado, a sus hijos espirituales: aunque
tengáis muchas pedagogas; pero no muchas madres, porque yo
he sido la que os ha engendrado en Jesucristo. Yo os he fundado;
yo os he dado los hábitos, yo os he admitido a las profesiones, yo
os he gobernado por tanto tiempo, no con el serio de pedagoga,
o maestra, sino con dulzura, y caridad de madre. Podría decirles
también con el mismo apóstol, y en el mismo lugar poco más
abajo: (M)796 Sed pues, mis imitadoras, como yo le he sido de
Cristo: Imitatores mei estote, sicut et ego Christi. Pude traeros a México, y pude fundaros, sin profesar en la religión; más quise, no
solo fundaros con mis caudales; sino edificaros con el ejemplo.
Sed, pues, mis imitadoras, como yo le he sido de Cristo.
Imitadla pues, Señoras, imitadla. Y si alguna vez aflojare la
cuerda de la imitación y de la observancia, traed a la memoria estos razonamientos, y haceos cuenta de que ella os habla. Imitadla, pues, imitadla. Digna es por todo de que la imitéis, digna por
fundadora; digna por Prelada de tantos años; digna por su amor
y caridad de Madre; digna por su heroica virtud; digna por su nobleza, que provoca, y anima la imitación. Imitadla pues, imitadla.
Sois mil veces afortunadas en que el modelo de vuestra imitación
sea igualmente perfecto, y grande. Imitadla pues, imitadla. Si la
imitareis, yo os aseguro, seréis agradables a Dios, y al mundo. Imitadla pues, imitadla: y para animaros más, y más a imitarla, creed
piadosamente como yo creo, que está en la Gloria.
O.S.C.S.R.E.797
Nota señalada con asterisco en el texto: “Está abierto desde 9 de septiembre,
y en 12 de febrero de 68, tiene 86 colegialas dotadas y pensionistas. Esta nota
fue añadida después del sermón público.” Cuando se publicó el sermón, la
escuela ya estaba abierta.
795
(M) Pablo, Corintios, 16.
Omnia Submitto Correctione Santae Romanae Ecclesiae, es decir, “Todo
queda sometido a la corrección de la Santa Iglesia Romana”.
796
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Compañía de María Santísima forma el regocijo, entreteje el pasmo, y
presenta el respeto a las muy ilustres señoras Doña María Ignacia Azlor
y Echeverz, y D. Ana de Torres y Cuadrado. Con el feliz motivo de celebrar su profesión solemne y místico desposorio con el Rey de las Almas
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Fue editado por Miguel García Audelo para la
Biblioteca Arte & Cultura, UNAM San Antonio
Agosto 2022