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El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin Rosalva Loreto López Miguel García Audelo Edición UNAM San Antonio Ing. Paula de Gortari Pedroza Directora Laura Carreón Asistente de la Dirección Alfredo Ávalos Lara Comunidad y Cultura Zoraida Serrano Departamento de Español Stephanie Regalado Criste Tonra Departamento de Inglés Antonio Huereca Adriana Bartolo Díaz Departamento de Administración ÍNDICE Agradecimientos ........................................................................11 Introducción general ............................................................................... 13 CAPÍTULO I UNAM San Antonio Biblioteca Arte & Cultura UNAM San Antonio El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix / Asunción Lavrin y Rosalva Loreto. Editado por Miguel García Audelo. 1. Lavrin, Asunción — 2. Loreto, Rosalva — Novohispanic History — XVII Century — XVIII Century — XIX Century — I. Miguel García Audelo — II. UNAM San Antonio — III. Sección de Historia. D. R. © 2022 D. R. © 2022 D. R. © 2022 Asunción Lavrin (Au.) Rosalva Loreto (Au.) UNAM San Antonio 600 Hemisfair Plaza Way San Antonio, TX 78205. United States of America. This book was subject to double-blind peer review. Este libro fue sometido a una revisión por pares a doble ciego. Ofelia Mercado Arzate, design. Aída Flota, proofreading. First edition. ISBN: 979-8848570670 All rights reserved. This work may include contents whose reproduction rights have been limited to this non-profit academic edition. It is up to the publisher to determine whether the citation of texts or the reproduction of parts of the work for criticism or scientific research should be associated with this source. Reproduction for scholarly purposes is authorized, provided the source is properly cited. Work printed on demand in The United States of America, Latin America and Europe. UNAM San Antonio welcomes your comments. Visit our website http://unamsa.edu/mx/ to look at our educational, cultural, and publishing offerings. Sección I 1.1. Composiciones para festejar la profesión: poesía, villancicos, sermones y coloquios teatrales representados dentro del claustro................................................................................49 1.1.a. María Ignacia Azlor Echevers (1715-1767) ..............................................52 1.1.b. Anónimo. Festejos en la profesión de María Ignacia Azlor y Echevers en su profesión solemne en el convento de la Orden de María en Tudela, Navarra (Selección)...............................................................................53 1.1.c. Villancicos de profesión ....................................................................... 61 1.1.d. Himnos Acordes ...................................................................................64 Anónimo. Hymnos Acordes, cánticos festivos, sonoras aclamaciones, con que se celebra el dichoso arribo, y el feliz ingreso de las muy ilustres Señoras Doña María Ignacia Azlor y Echeverz, y Doña Anna de Torres y Quadrado, en el religiosísimo, y ejemplar convento de la Compañía de María Santísima de las Señoras de la Enseñanza de la muy noble, antigua, y leal ciudad de Tudela. El día 2 de febrero, Año de 1743 ............. 66 1.1.e. Ramillete Harmónico .......................................................................... 81 Anónimo. Ramillete Harmónico que, en el ameno, sagrado, y fructuosísimo pensil de la Compañía de María Santísima forma el regocijo, entreteje el pasmo, y presenta el respeto a las muy ilustres señoras Doña María Ignacia Azlor y Echeverz, y Doña Ana de Torres, y Quadrado. Con el feliz motivo de celebrar su profesión solemne, y místico desposorio con el Rey de las Almas Jesu-Cristo, en el ejemplar, venerable y utilísimo convento de las Señoras de la Enseñanza de la muy noble, antigua, y leal ciudad de Tudela, el día 2 de febrero, año de 1745 .............. 83 Sección II 1.2. Sermones de profesión....................................................................... 103 1.2.a. Sermón de profesión de María Ignacia Azlor y Echevers .................. 106 Sermón de profesión de María Ignacia Azlor y Echevers. Isidoro Francisco Andrés, Oración doctrinal, gratulatoria y encomiástica a Christo… y María Santísima en el… misterio de su purificación, 8 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix que en la profesión solemne de… la hermana María Ignacia Azlor y Echevers… y la hermana Anna de Torres Quadrado, celebrada en el… convento de la Compañía de María… de Tudela, día 2 de febrero de 1745 (Selección) ...................................................................110 1.2.b. Sermón de profesión de Sor María Joaquina Juana Evangelista ........................................................................................... 121 Leyes de la Esposa intimadas a Sor María Joaquina Juana Evangelista, en el día de su profesión. Por el Reverendo Padre Fray Juan José Sáenz de Gumiel. En el sermón que predicó en el convento de Señor San José de Gracia de Señoras Religiosas pobres Capuchinas, el día 26 de noviembre, en el que se celebran los desposorios de María Santísima con San José. Año de 1788 ..................... 130 1.2.c. Sermón de profesión de Sor María Antonia Ildefonsa .......................144 José Antonio Plancarte, Sermón de profesión, que en la que hizo sor María Antonia Ildefonsa, en el siglo Doña María Ignacia de la Rocha. En el convento de San Joseph de Gracia de Reverendas Madres Capuchinas, en la ciudad de Querétaro, el día 28 de abril del año de 1799, en que celebra dicho convento la fiesta de la dedicación de la Basílica de Asís de Nuestro Padre San Francisco, 1799 (Selección) ...........144 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 9 CAPÍTULO II Sección I 2.1. Composiciones de ocasión ................................................................. 381 2.1.a. La recreación espiritual ......................................................................387 Anónimo. Recreación espiritual que tuvieron cinco religiosas carmelitas descalzas de un muy observante convento con el fin de preparar sus almas para recibir al Espíritu-Santo en la Pascua del año de 1790 .....................................................................................397 2.1.b. La virtud agradecida ...........................................................................438 Anónimo. La virtud agradecida. Coloquio de las madres Capuchinas de esta corte de México, en que muestran su gratitud al Señor Doctor Don Cayetano de Torres, cuyo asunto y metro, adentro se verá, y gustará el lector de su dulzura y doctrina ............................................. 449 2.1.c. La fundación de San José de Ávila .................................................... 475 Anónimo. Coloquio a la fundación primitiva de San Joseph de Ávila hecha por nuestra Madre Santa Teresa................................................... 482 1.3.a. Primer diálogo místico. A quien Dios oye a Dios halla ......................... 176 2.1.d. La celebridad de los Santos Patronos ................................................499 Anónimo. Coloquio en celebridad de los Santos Patronos de la orden Carmelita, que se reduce a pedir a Dios ilumine y de acierto en su nueva Prelacía a la Reverenda Madre Priora del convento de Santa Teresa de Jesús, la Madre Catalina de Jesús, celebrado en dicho convento el día de su Santo de la expresada Prelada a 25 de noviembre de 1815 ............................................................................506 1.3.b. Segundo diálogo místico. Mucho es lo que puede el Mundo pero más puede la Gracia ...................................................................... 219 Sección II Sección III 1.3. Obras teatrales para la profesión religiosa. Los dos diálogos místicos de Fray Mariano de la Concepción....................................... 158 1.3.c. El opúsculo de la madre María Vicenta de la Encarnación................283 Coloquio que compuso la reverenda madre María Vicenta de la Encarnación. Para la profesión de su discípula la hermana María Margarita de San Eliseo, carmelita descalza en el Convento de Santa Teresa la Antigua, México, 1804 ...................................................293 1.3.d. Un coloquio jesuita para la profesión de una carmelita .................... 343 Anónimo. Coloquio que, para celebrar la profesión de la Madre Ana María de San Esteban, hizo un Jesuita en reconocimiento del mucho amor, que la Profesa tiene a la Sagrada Compañía de Jesús ................................................................................................350 Sección IV 1.4. Poemas para la profesión religiosa .....................................................364 1.4.a. Poemas de Fray Juan de la Anunciación, OCD (1691-1764)................ 366 Letras a la profesión de las dos Lucías, llamadas Francisca de la Encarnación y Micaela de San Agustín, Querétaro, 1724 .........................370 2.2. Cayetano Javier de Cabrera y Quintero (1698-1775) ........................... 523 2.2.a. Jácara. Da las pascuas la vicaria de coro de Nuestra Señora [de Balvanera] a su comunidad, año de 1723...........................................526 2.2.b. Loa jocosa para entregar el oficio la Maestra Correctora que acaba, a la que comienza. Letrillas ..................................................538 2.2.c. Loa jocosa que se representó en la portería del convento de Jesús María, para la entrega a las nuevas porteras ............................. 542 2.2.d. Coloquio al hospedaje de Nuestra Señora en el Noviciado del Convento de Religiosas Capuchinas de esta Corte [de México] ................................................................................................ 548 2.3. Fray Juan de la Anunciación, OCD (1691-1764) ...................................565 Loa a Nuestra Señora del destierro la noche de año nuevo, que le ponen posa las porteras del Convento de Santa Clara de Querétaro, año de 1723..........................................................................569 10 2.4. El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Francisco Vidales (1630-1702). Villancico Con que gala en el campo nace la rosa ........................................................................ 574 Agradecimientos Sección III 2.5. Liturgia y teatralidad. Las reglas de coro ...........................................585 2.5.a. Bachiller José de Mondragón. Directorio, Régimen, y Orden inviolable que deben observar y guardar las Señoras. Vicarias de Coro en lo que pertenece al canto. Hecho en el año de 1810 conforme a las rúbricas y costumbres que siempre se han observado ....................... 594 2.5.b. Fray Manuel Aromir y Bustamante. Reglas generales para dentro y fuera del coro: Arregladas a las ceremonias que usa la orden de nuestro Seráfico Padre San Francisco [...] año de 1825 ........................... 603 CAPÍTULO III Sección I 3.1. El espectáculo de la muerte y las honras fúnebres ............................ 631 3.1.a. Joseph Bellido. Vida de la Venerable Muy Reverenda Madre María Águeda de San Ignacio, primera priora del religiosísimo convento de Dominicas Recoletas de Santa Rosa de la Puebla de los Ángeles, 1750 (Selección) ........................................................... 636 3.1.b. Juan de Villa Sánchez. Justas y debidas honras que se hicieron, y hacen sus propias obras, a la Muy Reverenda Madre María Anna Águeda de San Ignacio, primera priora y fundadora del convento de Religiosas Dominicas de Santa Rosa de Santa María de la Puebla de los Ángeles, 1756 (Selección) ............................................................ 645 3.1.c. Luis de Torres. Sermón fúnebre que en las honras que hicieron en 29 de mayo del año de 1767 las Señoras religiosas de la Enseñanza de México a su fundadora y prelada. La Muy Ilustre Señora y Reverenda Madre María Ignacia de Azlor y Echevers, 1768 .................. 660 Bibliografía selecta general ...........................................................................687 Este libro es resultado de muchos meses de trabajo y como en todo buen resultado académico, se debe a la intervención y colaboración de distintas personas que hicieron posible su conclusión. A Zoila Luna Mendoza le agradecemos su infinita paciencia y dedicación en la revisión de las primeras versiones de este texto. A Miguel García Audelo, Ofelia Mercado Arzate, Aída Flota y a todo el equipo de trabajo de la unam San Antonio, a quienes le debemos las revisiones posteriores y sus esfuerzos por dar forma editorial al documento al que ahora el lector tiene acceso. De manera puntual varias personas nos apoyaron facilitándonos copias de valiosos documentos resguardados en sus archivos como es caso del padre José de Jesús Orozco, OCD, quien nos proporcionó la Recreación espiritual que tuvieron cinco religiosas carmelitas descalzas de un observante convento con el fin de preparar sus almas para recibir al Espíritu Santo en la pascua de año de 1790. El padre José Gerardo Herrera Alcalá nos permitió una copia del sermón firmado por fray Juan José Sáenz de Gumiel: Sermón o plática de profesión de la hermana Joaquina Juana Evangelista en el convento de San José de Gracia, del convento de Señor San José de Gracia de Señoras pobres capuchinas, de 1788, localizado en su importante colección de manuscritos. La doctora Ángela Atienza amablemente gestionó desde la Universidad de la Rioja para que pudiéramos acceder a una copia de los Villancicos de profesión hechos en honor de María Ignacia Azlor Echevers (1715-1767). El doctor Manuel Ramos Medina, director del Centro de Estudios de Historia de México Carso, y su amable personal nos auxiliaron de manera pormenorizada, en especial Rubén Martínez Jiménez en la localización de documentación específica sobre prácticas colectivas conventuales. De la misma manera, mucho nos auxilió el personal de la Biblioteca Nacional de México y del fondo franciscano del Instituto Nacional de Antropología e His- 12 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix toria. En los Estados Unidos recibimos información de la doctora Anne Cruz, mientras que William Soergel nos auxilió con traducciones del latín. El maestro Gustavo Mauleón Aguilar nos facilitó copias de los villancicos del convento de la Santísima Trinidad de Puebla, procedentes de la colección Sánchez Garza localizada en la unam, de entre los cuales seleccionamos el análisis del aquí incluido. De igual manera, el doctor César Fávila hizo recomendaciones sobre los textos musicales. A todas estas personas e instituciones agradecemos su desinteresado apoyo. Puebla, en la casa de las Bóvedas, 23 de marzo de 2022. “Mucho me alegro, procure que se alegren las hermanas”1 Introducción general Desde que santa Teresa escribió estas letras, el significado de “alegría” ha probado ser un reto intrigante para quienes se interesan en la vida cotidiana de los monasterios femeninos del mundo hispanoparlante de los siglos xvii y xviii. ¿Cómo se manifiesta la alegría en conventos de clausura? ¿En qué consiste? ¿Es algo permisible, personal o comunitario? ¿Puede compaginarse con la vida de observancia en una comunidad de clausura? La respuesta no parece ser fácil desde un punto de vista epistemológico, ya que demanda un estudio cultural de las emociones a lo largo de varios siglos y varias formas de expresión tanto sociales, como intelectuales. Sin embargo, cultivadores de la historia y la literatura se han aproximado al problema de cómo comprender las expresiones de alegría en sociedades del pasado mediante distintas formas de recreación tanto públicas, como privadas. La aparente inocencia de una pregunta sobre cómo se expresa la felicidad o la sensación de bienestar personal de forma comunitaria ha encontrado muchas y complejas respuestas que no cabe aquí revisar. Queda, sin embargo, la posibilidad de explorar un aspecto de recreación comunitaria dentro del claustro al que pudo haberse referido Santa Teresa como algo aceptable y aun deseable, precisamente porque llevaban a la alegría personal. A ese efecto se han elaborado diversos Santa Teresa de Jesús. Obras completas. Efrén de la Madre de Dios, ocd, Edit., Biblioteca de Autores Cristianos (bac), Madrid, 1976, Cartas, 385, p. 13. “La fraternidad y la alegría carmelitana”, Comunidad de Carmelitas descalzas, cit. en Rosalva Loreto ed. Una empresa divina. Las Hijas de Santa Teresa de Jesús en América, Puebla: 2004, p. 21. 1 14 15 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López estudios sobre composiciones escritas para fiestas o celebraciones conventuales compaginables con sus propios fines espirituales, los cuales alteran nuestra visión del convento como un recinto dedicado exclusivamente a propósitos religiosos donde la “fiesta” o celebración de carácter lúdico no tuviera cabida.2 Por otra parte, debemos considerar que hubo otras formas de reunión comunitaria y celebración conventual que no fueron necesariamente de alegría o de carácter festivo, sino de pesar, como lo fueron las que giraron alrededor de los servicios fúnebres para las religiosas fallecidas, o de meditación religiosa por medio de charlas que a veces daban religiosos de nota durante la cuaresma. También cabe añadir otras formas de reunión celebratoria de carácter espiritual que implicaban sentimientos de reverencia y acción de gracia, como todas aquellas asociadas con el Oficio Divino en el coro de la iglesia: la observación de las horas canónicas y la misa. Las obligaciones espirituales de la liturgia podían ser emocional y espiritualmente celebratorias o penitenciales, lo cual nos lleva a concluir que el énfasis que se ha puesto en el concepto de “fiesta’ respecto de los nuevos descubrimientos de fuentes de carácter teatral necesita ser matizada para incluir un espectro más amplio de emociones a tono con las variadas formas de expresión espiritual que se encuentran dentro del claustro. El propósito de este volumen es dar a conocer un muestrario de escritos de carácter celebratorio y de manifestación de sentimientos tanto de alegría, como de dolor dentro de un marco religioso. Estas composiciones fueron dirigidas al consumo de las religiosas para llenar sus necesidades espirituales y todas comparten dos elementos: la intención de cimentar la sororidad espiritual y la “teatralidad” como formato estructural y de expresión que permite establecer una conexión epistemológica entre ellas. El conjunto es variado: sermones de profesión y de exequias fúnebres, lecturas de carácter didáctico-espiritual, poesías de ocasión, villancicos y obras de teatro. En esa categoría están los coloquios y las loas como representaciones teatrales, y los textos de lectura y meditación. Los textos son poco conocidos, a pesar de que algunos fueron impresos en su tiempo, como los sermones de profesión o de exequias, y los villancicos cantados en celebraciones religiosas. Los inéditos, rescatados de diferentes archivos, pertenecen a diversos géneros de expresión histórico-literaria, y la falta de atención que han recibido solo puede explicarse por haber sido escritos para uso litúrgico, o como lectura didáctica, o por ser vehículos de celebraciones íntimas dentro del convento sin otro fin de divulgación. En esa situación están los coloquios y las loas, y los textos de lectura y meditación. La aparente heterogeneidad de estos escritos tiene una lógica interior: siguen la ruta cronológica de la vida religiosa, desde la iniciación en la profesión de la monja hasta su fallecimiento, con algunos de los momentos de celebración y meditación permitidos por las reglas y su observancia. Hemos elegido esta ordenación interior porque refleja fielmente la experiencia de la vida de las religiosas. La tradición cultural de celebraciones intramuros en los conventos femeninos en Nueva España ya se asomaba en menciones sesgadas, como la de una orden real de 1620 contra comedias en los conventos, y otra más directa testificada por Thomas Gage en 1625.3 Otras fuentes nos indican que en los claustros Ignacio Arellano y Andrés Eichmann, eds. Entremeses, loas y coloquios de Potosí, Madrid/Frankfurt am Main: Iberoamericana/ Vervuert, 2005; Ignacio Arellano, “Una colección dramática de Potosí (convento de Santa Teresa)” en Temas del barroco hispánico, Ignacio Arellano y Eduardo Godoy, eds., Madrid: Iberoamericana, pp. 25-51. Otras obras de este autor y otros estudiosos se encuentran en la bibliografía. Ver también, María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No solo ayuno y oraciones: piezas teatrales menores en conventos de monjas (Siglo xviii). unam: Facultad de Filosofía y Letras, buap, 2007; Frederick Luciani. “Fantasmas en el convento: una ‘máscara’ en San Jerónimo (México 1756)” en El teatro en la Hispanoamérica colonial. Eds. Ignacio Arellano y José Antonio Garrido. Madrid: Iberoamericana/Vervuert, 2008, pp. 259-273; Joaquín Barruci y Arana, Relación del festejo que a Los Marqueses de las Amarillas les hicieron la Señoras Religiosas del Convento de San Jerónimo, México, 1756. Edición de Frederick Luciani. Madrid: Iberoamericana/Vervuert, 2011. 2 3 En cédula real de 18 de octubre de 1620, el monarca demanda al arzobispo de 16 17 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López novohispanos se celebraban “ocasiones” especiales con música y representaciones teatrales quizá ya desde principios de ese siglo. Agustín de Vetancurt, en su Menologio Franciscano nos cuenta que, con ocasión de celebrar los años de una abadesa del convento de Santa Clara en Puebla, las coristas se ataviaron con vestiduras seculares. Una monja, la madre Águeda de San Bernardo, mientras le rezaba a una imagen de la virgen, vio que esta cerraba los ojos, y con desconsuelo grande le dijo: “Señora mía, ¿por qué cerráis los ojos misericordiosos? Muchas son las culpas que por no verlas cerrareis los ojos, que son para mi ‘luceros’.” y respondió la imagen: “¿Cómo quieres que no cierre los ojos cuando las esposas de mi Hijo que a la religión vinieron a buscarle se acuerdan del siglo que dejaron con las vestiduras seculares que se visten...?”.4 Otra religiosa poblana del convento de la Santísima Trinidad, Bárbara Josepha de San Francisco, también se dice recibió un mensaje de Jesucristo en contra de las representaciones de comedias y coloquios con vestiduras profanas.5 En este último caso el autor del documento, que escribió a principios del siglo xviii, añade que los coloquios recreacionales autorizados por las abadesas no eran contrarios a la observancia. O sea, que la denuncia corrobora el uso, y se dirige al abuso. Este parco rastro histórico acicatea nuestro interés en representaciones conventuales, ya que se ve reforzado por la conocida condena de un prelado. En su visita a los conventos bajo su jurisdicción (1672-75) el arzobispo fray Juan Payo de Ribera condenó la representación de comedias en el convento de Jesús María, uno de los más aristocráticos de la ciudad de México. Un problema común a estas referencias es que no ha quedado huella documental de ninguna de las representaciones, incluso las del convento de Jesús María que provocaron la condena arzobispal.6 La evidencia histórica mejora con noticias de la fiesta de recepción a la virreina condesa de Paredes y marquesa de la Laguna, auspiciada por la abadesa del convento de Santa Clara de México que se celebró con un “festín plausible”.7 Sor Juana Inés de la Cruz fue comisionada para escribir una décima a su autor y, además, escribió más tarde una loa en honor de la condesa de Paredes.8 La crónica del festín plausible nos informa que la celebración se llevó a cabo en la huerta del monasterio, y que las “niñas” del convento participaron en un baile ostentando un vestuario lujoso con joyas y plumas, que tenían eco en los trajes de Tetis y Flora, dos personajes simbólicos.9 Estos deben México que cuidara no se repitieran actos seculares profanos que se le habían informado. Se detallan como uso de trajes y actos profanos a título de “comedias o juegos indecentes.” El viajero, entonces fraile dominico, Thomas Gage (1603-56) informaba a sus lectores sobre entretenimientos en algunos conventos capitalinos en la tercera década del siglo xvii, que atraían un numeroso público. Nueva Relación que contiene Los Viages(sic) de Thomas Gage en La Nueva España. Tomo Primero. París: Librería de Rosa, 1838, pp. 183-84. Ver la orden real en, Manuel Ramos Medina, Místicas y descalzas. Fundaciones femeninas carmelitas en la Nueva España. México: Condumex, 1997, pp. 261-62. 4 Agustín de Vetancurt, Menologio Mexicano, en Teatro Mexicano, México: Doña María de Benavides: viuda de Juan de Ribera, 1697, pp. 4-5. Informa sobre la vida de Ana de San Bernardo, nacida en Guatemala, profesa en el convento de Puebla el 12 de agosto de 1613 y “de altísima contemplación”. 5 Fray Miguel de Torres, Vida ejemplar y muerte preciosa de la Madre Bárbara Josepha de San Francisco, religiosa … del convento de la Santísima Trinidad de la Puebla de los Ángeles … México: Herederos de la viuda de Francisco Rodríguez Lupercio, 1725. Ver comentarios adicionales en Sten y Gutiérrez Estupiñán, No solo ayunos, p. 11. Leticia Pérez Puente, Gabriela Oropeza Tena y Marcela Saldaña Solís, Autos de las visitas del arzobispo fray Payo Enríquez a los conventos de monjas de la ciudad de México (1672-1675). México: unam, 2005. 7 El festín parece se llevó a cabo en 1681 y el convento de Santa Clara no fue el único que hizo recepción a la virreina. Judith Farré Vidal. Festín plausible conque el convento de Santa Clara celebró en su felice entrada a la Ex. Ma. D. María Luisa, condesa de Paredes, Marquesa de la Laguna y Virreina de esta Nueva España. México: El Colegio de México/Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, 2009. De la misma autora, “Sobre loas y festines o el elogio de las virreinas en la Nueva España durante la época de Carlos II” en Judith Farré Vidal, ed. Teatro y poder en la época de Carlos II: fiestas en torno a reyes y virreyes Madrid: Iberoamericana/Vervuert, 2007, pp. 117-132; “Loas, festines y saraos en jardines novohispanos, el Paraíso Occidental” en Inmaculada Rodríguez Moya, ed. El rey festivo: Palacios, jardines, mares y ríos como escenarios cortesanos (siglos xvi-xix), Valencia: Universitat Valencia, 2019, pp. 271-290. 8 Sara Poot Herrera, Anthropos, 243, pp. 17-35. 9 El término “niñas” se refiere a seculares internadas en el convento para su 6 18 19 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López ser los trajes indecentes a que se refieren las autoridades reales y eclesiásticas. Aún más, la sección musical de la loa fue actuada y cantada por dos monjas, una de las cuales, Juana Teresa de San Antonio, tuvo una voz que mereció el elogio del escritor de la crónica de la fiesta.10 No cabe duda de que las monjas de Santa Clara continuaron sus celebraciones. En 1718, el comisario general de la orden de San Francisco, fray Agustín de Mesones, escribió al convento sobre la observancia, y a título de su papel de “cuidar vírgenes” ordenó a la madre abadesa que, bajo pena de excomunión mayor y desposesión de velo, no se celebraran “músicas ni fandangos” en los locutorios o rejas.11 Aunque es posible que el término “fandango” exagerara lo que pudiera haber ocurrido en el locutorio, la indignación de fray Agustín es prueba fehaciente de las celebraciones ocasionales, para algunas de los cuales existen muestras que han sobrevivido y que reproducimos aquí.12 De mediados del siglo xviii (1756) es una fiesta con su “representación” en honor de otra virreina, la que permite establecer que ese tipo de ocasiones festivas se llevaban a cabo cuando se brindaba la oportunidad.13 Las composiciones teatrales para la pro- fesión de tres novicias que se incluyen aquí se llevaron a cabo en 1784, 1785 y 1803, respectivamente, lo que nos permite establecer la sobrevivencia del teatro religioso conventual a despecho de las críticas que se habían elevado contra toda clase de teatro en los claustros. No es de extrañar que Nueva España siguiera tradiciones que también florecieron en la Península desde el siglo xvii. En España, la cultura interior de algunos monasterios femeninos incluyó celebraciones comunitarias en las cuales la música, la escenificación de piezas teatrales, la lectura de poemas y aun danzas sirvieron para expresar, tanto el gozo espiritual, como la recreación simplemente social y humana.14 Es bien conocido el hecho de que Santa Teresa de Jesús respaldaba actividades de recreación con música y canto en las cuales también participaba.15 Su influencia daría frutos en la creatividad que demostraron los conventos del Carmelo Descalzo en España y la América hispana. Pero la actividad de comunión festiva no se redujo a esta orden. Se llevó a cabo en otros conventos, en algunos de los cuales florecieron ingenios femeninos.16 María del Carmen Alarcón Román, “Convent Theater” en Nieves Baranda Leturio y Anne Cruz, eds. The Routledge Research Companion to Early Modern Spanish Women Writers. New York: Routledge, 2018, pp. 103-114. Hay versión en español. 15 Vicente de la Fuente, Escritos de Santa Teresa, Biblioteca de Autores Españoles, Tomo liii, Madrid: M. Rivadeneyra, Editor, 1877, pp. 501-18. Ver, p. 502. Teresa de Jesús, Camino de Perfección, Capítulo xviii, No. 3; Vida, Cap. xiii, No. 1. Ver, Obras de la gloriosa madre Sta. Teresa de Jesús, Madrid: Imprenta del Mercurio por Joseph de Orga, 1752, tomo I, pp. 86, 474. 16 Elisa B. Weaver, Convent Theatre in Early Modern Italy. Spiritual Fun and Learning for Women. Chicago: The University of Chicago Press, 2002; María del Carmen Alarcón Román, “Nuns and Actresses. The Performance of Dramatic Works in the Convent of the Trinitarias Descalzas of Madrid by Sister Francisca of Santa Teresa. (1654-1709)” en Rina Walthaus and Marguerite Cororaal (eds.) Heroines of the Golden Stage: Women and Drama in Spain and England 15001700. Kassel, Alemania: Edition Reichenberg, 2008, pp. 88-100; Electa Arenal, y Georgina Sabat-Rivers, eds. Literatura conventual femenina: Sor Marcela de San Félix, hija de Lope de Vega. Obra Completa. Barcelona: Promociones y Publicaciones Universitarias, S.A., 1988; Georgina Sabat de Rivers. “Literatura 14 educación y resguardo. Tampoco se asume que fueran todas menores de edad pues en general se llamaban “niñas” a todas las residentes seculares de cualquier edad. 10 Judith Farré, ed. Festín plausible, pp. 21-53. Para la monja cantora ver p. 38. 11 Biblioteca Nacional de México (bnmx) Fondo Franciscano, vol. 102. Carta de fray Agustín de Mesones, México 16 de abril de 1718. Fandango puede ser un baile con acompañamiento de canto y guitarra o una fiesta con bullicio. 12 Sten y Gutiérrez Estupiñán ofrecen fechas para tres de las composiciones que publicaron: 1765, 1782, y 1791. En nuestra selección, las obras fechadas corresponden a los años 1784, 1785, 1804 y 1815. Una composición de Cayetano de Cabrera de 1723, que incluimos, sugiere que cualquier otra de su pluma dedicada a los conventos data de la década de 1720. El coloquio La virtud agradecida, aunque carece de fecha, es atribuible a la segunda mitad del siglo por haber sido dedicado a un personaje que vivió entre 1719 y 1787. 13 Barruchi y Arana, Joaquín. Relación del festejo que a los Marqueses de las Amarillas les hicieron las Señoras Religiosas del Convento de San Jerónimo México, 1756. Edición de Fredrick Luciani, ya citada anteriormente. 20 21 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Nuestro deseo de ampliar el conocimiento de las actividades celebratorias dentro de los conventos novohispanos nos ha dirigido a recuperar textos inéditos y otros que, a pesar de haber recibido alguna atención, no se han integrado dentro de un amplio marco referencial a otros documentos de carácter similar. En 1995, la tesis de maestría de Víctor Jesús Guillén Baca recogió un buen número de composiciones en los monasterios.17 En México, Claudia Parodi y un nuevo elenco de críticas literarias han publicado estudios monográficos sobre las composiciones escritas para el teatro claustral femenino.18 En 2005, Ignacio Arellano y Andrés Eichmann publicaron un valioso estudio en el que se pone al descubierto la producción teatral de las monjas del Carmen en Potosí, hoy Bolivia.19 En 2007, María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán publicaron un volumen dedicado a manuscritos de obras teatrales comisionadas por conventos de religiosas, No solo ayunos y oraciones. Piezas teatrales menores en conventos de monjas. Siglo xviii, que sorprendió a muchos por su contenido, ya que la mayoría de las composiciones incluidas son de carácter secular, sin fines piadoso-didáctico aparentes, aunque sí muy dentro de los cánones del teatro lúdico del siglo xviii.20 Esta publicación, junto con los textos de Judith Farré Vidal y Frederick Luciani y varias tesis de maestría y doctorales inéditas, establecen firmemente una tradición de obras representables dentro de los claustros novohispanos.21 Los testimonios de escritura y sensibilidad teatral que se recogen en esta publicación se han ordenado conforme al orden cronológico de vivencia en el convento, que se iniciaba con la entrada de la novicia y su profesión. Este fue el evento celebratorio que dio pie al mayor número de documentos histórico-literarios como ocasión de regocijo personal, familiar y social. Estas ceremonias incluían elementos litúrgicos acompañados de música y, en algunos casos, un sermón de recepción que introducía el protagonismo de un predicador y el sonido de una voz masculina fuera de los pertenecientes al acto de la misa. Los villancicos que acompañaban la ceremonia de algunas profesas de la élite social introducen no solo un texto de carácter literario, sino también el elemento musical que puntualizó la vida conventual en las ocasiones conmemorativas y en la liturgia diaria. La vocalización armoniosa del mensaje de la fe es parte de la alegría comunal de la profesión que ayudaba a reiterar su carácter lúdico.22 El escogimiento de varios elementos de la profesión de la madre María Ignacia Azlor Echevers es significativo. La madre Azlor es un puente entre España y México, como manuscrita de convento: Teatro y poesía de la hija de Lope en el Madrid del xvii” en Enlaces. Anuario de Letras, Lingüística y Filología, 39 (2001), pp. 435-50; Esther Borrego Gutiérrez, “De la lírica a la escena. Tres fiestas teatrales en el convento vallisoletano de la Concepción del Carmen” en uned, review, 2 (2014), pp. 11-40; Juan Cerezo Soler, “Creación teatral desde la celda: elementos conventuales y mundanos en el teatro de Sor Marcela de San Félix” en Calamo FASPE, 63 (enero-diciembre 2014), pp. 10-16. Ver la bibliografía general de este volumen para otros títulos. 17 Víctor Jesús Guillén Baca, “Ocho piezas devocionales inéditas del teatro carmelita (Siglos xviii-xix)”. Tesis de licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras, unam, 1995. https://www.cervantesvirtual. com/obra/teatro-de-monjas-en-la-nueva-espaa-0/ 18 Claudia Parodi, “Teatro de monjas en la Nueva España” en Enrique Ballón Aguirre y Oscar Rivera Rodas, eds. De palabras, imágenes y símbolos. Homenaje a Pascual Buxo. México: unam, 2002, pp. 233-251. http://www.cervantesvirtual. com/obra/teatro-de-monjas-en-la-nueva-espaa-0/html/14b3595f-0e02-48598da2-808e9a6fa0bd_2.htmlParodi; María Eugenia García Gómez, “La loa, forma teatral festiva en la Nueva España del siglo xviii”. Tesis para obtener el grado de maestría en Letras Mexicanas. unam, Facultad de Filosofía y Letras, abril 2005, y “Poesía dramática de Fray Juan de la Anunciación. Edición y estudio de las carmelitas del siglo xviii”. Tesis para optar al grado de doctora en Letras Mexicanas, unam, 2010. 19 Ignacio Arellano y José A Rodríguez Garrido, eds., Entremeses, loas y coloquios de Potosí. Colección del convento de Santa Teresa). Madrid: Iberoamericana/Vervuert, 2005; Andrés Eichmann Oehrli, “El Coloquio de los Once Cielos. Una obra de teatro breve del Monasterio de Santa Teresa (Potosí)” H.Y.C., xxviii-xxix, pp. 95-142. María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No sólo ayuno y oraciones, passim. Frederick Luciani, “Reminiscences of Sor Juana in a festejo in the convent of San Jerónimo (Mexico City, 1756)” en Hispanófila, 171 (junio 2014), pp. 95-111. 22 Sarah Finley, Hearing Voices. Aurality and New Spanish Sound Culture in Sor Juana Ines de la Cruz, Lincoln, Nebraska: The University of Nebraska Press, 2019. 20 21 22 23 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López fundadora de una orden religiosa, la Compañía de María, con el elenco de monjas que reunió para ese fin. De la madre Azlor, se incluyen la fiesta de recepción en el convento de la Compañía de María en Tudela, y los villancicos que se cantaron en esa ocasión. Más adelante se añaden partes de su sermón de profesión formal, los villancicos cantados en esa ocasión, y en su sección correspondiente, parte de su sermón funeral. Estas muestras cubren el ciclo completo de su vida religiosa. Los sermones son el segundo elemento de teatralidad que aparece, tanto en el inicio, como al final de la vida de la religiosa como tal. En la profesión representan el acogimiento de la religiosa en el convento y la aprobación del desposorio espiritual con Dios. Como señala Verónica Zaragoza, el sermón fue la expresión literaria más popular en Nueva España23. No eran solo literatura y ejemplos de retórica, sino una actividad con la cual se identificaba la mayoría de la población y no solo las monjas. No debe olvidarse que fueron escritos para ser predicados. Sin la locución dentro de un espacio preciso y un tiempo determinado, el texto del sermón, como tal, deviene en otra expresión literaria y cultural24. La imposibilidad de recobrar la voz del predicador no obsta para reconocer que fue la locución lo que situó al sermón dentro del ambiente de la dramatización implícita en la teatralidad, ya que en él se unen gestualidad, voz, oído, y aún la vista del espectador, que se dirige a la figura declamatoria en su posición teatral y central del púlpito. Muchos sermones han permanecido inéditos, como el de Sor María Joaquina Juana, profesa en el convento de San José de Gracia en Querétaro, que damos a la luz como ejemplo de lo que queda por explorar en cuanto a la oratoria sagrada de finales del siglo xviii. Contamos con una lista de 68 sermones impresos de profesión y exequias que, aunque posiblemente incompleta, eleva este género a uno meritorio de mayor estudio.25 Las festividades de la profesión también produjeron obras escenificadas dentro del convento. De ellas han sobrevivido un número relativamente corto para el siglo xviii, parte de un cuerpo de representaciones más amplio que incluye obras de carácter secular ya señaladas.26 Aquí se presentan esos textos de carácter espiritual escritos para celebrar la consagración del especial llamado de Dios. Dos de ellos, llamados “diálogos místicos”, fueron obra de fray Mariano de la Concepción, ocd: “Quien a Dios oye a Dios halla,” y “Mucho puede el Mundo, pero más puede la Gracia”. La única obra conocida de autoría femenina es el “Coloquio de la madre Vicenta de la Encarnación, para la profesión de la hermana Margarita de San Eliseo” como hermana lega en el convento capitalino de San José, también conocido como Santa Teresa la Antigua. Por ser la única de autoría femenina su recuperación es de gran importancia. La orden del Carmelo Descalzo tiene una vigorosa presencia no solo en este género, sino en otros que incluimos. La obra de fray Mariano de la Concepción, ocd, no era completamente desconocida, pero necesita reafirmación intelectual dada la calidad de los dos textos que se han recuperado de su pluma. El coloquio anónimo para la celebración de la madre Ana María de San Esteban, también dentro del convento de San José carece de fecha, pero por la participación de personajes jesuitas se deduce que debe haber sido escrito antes de la expulsión de la Compañía en 1767. Es de carácter jocoso y carece de la solemnidad espiritual de las composiciones de Mariano de la Concepción y Verónica Zaragoza, “La oratoria sagrada novohispana: una revisión bibliográfica” en xi Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Facultad de Filosofía y Letras/Universidad de Tucumán, Museo Nacional del Virreinato, inah, México, 2007, pp. 1-20. http://cdsa.aacademica.org/000-108/416.pdf 24 Ana Castaño Navarro, “Sermón y literatura. La imagen del predicador en algunos sermones de la Nueva España” en Acta poética, 29:2, septiembre-noviembre, 2008, pp. 191-212. Véase, por ejemplo, Fr. Juan Antonio de Barbosa, Triumpho glorioso se la cruz, que, en la solemne profesión, que hizo la R.M María Feliciana de la Asunción religiosa dominica del Convento observantísimo de Santa María de Gracia de la ciudad y corte de Guadalajara, el día diez y seis de julio de este ano de 1730. México: Imprenta Real del Superior Gobierno, de los herederos de la viuda de Miguel de Rivera Calderón, 1730. 26 María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No solo ayuno y oraciones, passim. 23 25 24 25 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López la madre Vicenta de la Encarnación, pero se dirige a celebrar la entrada al convento. La profesión también se celebró de forma más íntima y personal con la escritura de poemas dedicados a las profesantes, una tradición que se remonta al autor teatral del siglo xvi Fernán González de Eslava y que cuenta con varios poemas de Sor Juana Inés de la Cruz de carácter similar. Menos conocidos o estudiados son dos poemas de fray Juan de la Anunciación ocd, un prolífico escritor de comienzos del siglo xviii. Sus “letras” a la profesión de dos hermanas siguen los momentos culminantes en el proceso de la profesión como la votación por las monjas, la velación y la recepción dentro de la comunidad y son pinturas poéticas muy apropiadas para una celebración de alcance modesto e íntimo. En la vida diaria del convento se podían insertar otras ocasiones de celebración cuyos límites espirituales son de difícil demarcación y se ha agrupado como rememoraciones de ocasión y de meditación. Dada la tradición de evocar la memoria propia de su orden, no es extraño encontrar un coloquio en el que se conmemorara la fundación de la orden del Carmelo Descalzo, otro en veneración de los santos patrones y el festejo de una nueva prelacía, así como un diálogo entre varias monjas que analizan el carisma teresiano. Este último, de posible fin didáctico, asume el ropaje de los diálogos de carácter moral y religioso que sirvieron de instrucción a seculares y religiosos. El coloquio dedicado a la fundación primitiva puede haberse hecho para conmemorar la fundación del convento de Carmelistas Descalzas en España el 24 de agosto de 1562 y está basado en un pasaje histórico de la misma. Tampoco se puede detectar la fecha exacta de celebración del coloquio dedicado a Cayetano de Torres, capellán del convento de Capuchinas de Jesús, pero se asume ser de mediados del siglo xviii. Esta representación comparte con los coloquios dedicados a la profesión, el interés en la vocación religiosa, así como el desconcierto emocional que podían experimentar las recién llegadas a la vida conventual, pero reafirma el valor de la fe y el carisma teresiano en disipar las dudas acerca de la vocación. Incluimos grupo de composiciones de Cayetano de Cabrera que ilustran el servicio de plumas masculinas a las ocasiones especiales de los conventos de monjas. Las composiciones del citado autor para los conventos de Balvanera y Jesús María, de la capital –y otro sin identificar– no han llamado la atención de sus estudiosos, y merecen ser recordados como ejemplos de acerba jocosidad que corroboran el valor del coloquio y la loa como medio lúdico fuera del teatro secular convencional. Su coloquio para el hospedaje de Nuestra Señora fue destinado a las novicias del convento de Capuchinas de la capital para una conmemoración navideña. Esta composición destaca el protagonismo de las novicias, situación poco usual en la vida real del convento, y desconocemos de quién partió la iniciativa, si de las religiosas o del escritor. Nos inclinamos a pensar que las religiosas comprendieron la importancia didáctica de una pieza dedicada a quienes serían el futuro del convento. Estas loas para funciones íntimas dentro del claustro ofrecen interés humano y social y le permitieron al autor entretener una burla ingeniosa.27 Por otra parte, la loa a Nuestra Señora del Destierro viene de la pluma de un prolífico autor, fray Juan de la Anunciación, ocd, y es otro ejemplo del uso de este género para una fiesta religiosa de ocasión dentro del recinto conventual que no se desvía de las prácticas de la época. 27 María Eugenia García Gómez, “La loa, forma teatral festiva en la Nueva España del siglo xviii”. Tesis de maestría, unam, Facultad de Filosofía y Letras, 2005, pp. 177-178. 26 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Referentes musicales y liturgia La liturgia ocupó un lugar especial dentro del claustro. Fue el axis de la espiritualidad conventual expresada en el rezado diario de las horas canónicas y en las celebraciones de fiestas del calendario santoral y del canon cristiano de la encarnación de Jesucristo y la promesa de redención universal. De igual importancia fueron las devociones a la Virgen María, cuya figura cobró una importancia capital dentro del catolicismo y, en especial, dentro de los claustros femeninos. En ambos casos, la liturgia y su expresión musical y gestual son parte medular de la tradición histórica de estas instituciones que no debe permanecer separada de los testimonios documentales referentes a otros aspectos de su vida. A ese efecto incluimos el texto de un villancico dedicado al nacimiento de María, parte de la rica colección musical de la ciudad de Puebla. Su autor fue un bien conocido maestro, Francisco Vidales, que ejerció su arte en el último cuarto del siglo xvii. Al uso de villancicos en las profesiones, añadimos una muestra de su función durante las fiestas dobles y a la hora de laudes. El conocimiento de música fue una vía de ascenso social para aquellas monjas que profesaron para practicarla, pero más allá de la habilidad de tocar un instrumento, estaba la posibilidad de exteriorización de la espiritualidad, en especial, mediante la vocalización diaria del coro conventual. Cuando se entonaba un himno se elevaba la voz a su más alto grado de acercamiento a la divinidad, y esta acción era contrapunto del énfasis en la oración mental que se puso tan de moda desde el siglo xvii. Quizá sea posible ver en ese énfasis en la interioridad espiritual, el elemento que persuadía a las autoridades eclesiásticas a insistir en el canto llano sin ornamentación alguna y su falta de apoyo a cualquier desviación de la reglamentación litúrgica y expansión de la vocalización e instrumentalización. La reglamentación de la liturgia dentro del claustro estaba sujeta a un código de comportamiento y expresión oral de la devoción que se plasmaba en las Reglas de Coro, sin duda, pro- Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 27 ducto de la normativa buscada desde el Concilio de Trento. De estas fuentes, poco utilizadas por los historiadores, quedan poquísimos ejemplos en México de aquellos utilizados en los conventos femeninos. Aquí reproducimos en su totalidad las reglas pertenecientes a los conventos franciscanos, en perfecto estado de conservación y, parcialmente, las que regían un convento que creemos fue el de San Lorenzo en la capital. El ceremonial religioso establecía un orden celosamente regularizado de las oraciones y los pasajes de canto llano, afín a una teatralización del ritual litúrgico. También regía la coreografía de los movimientos corporales de las monjas dentro del coro y ordenaba la vocalización de las oraciones por medio de una colección de himnos escogidos. La exteriorización de la oración vía el canto fue una de las funciones más importantes de la música dentro del claustro. Desde el punto de vista estrictamente litúrgico, son una fuente básica para conocer el repertorio vocal y musical y su práctica cotidiana por la comunidad. Las Reglas de Coro permiten seguir la compleja red de celebración espiritual y establecer las jerarquías y categorías que regían el culto divino, en general, y del santoral, en particular. Gracias a ellas, podemos penetrar en un área de la vida religiosa que siempre ha sido de muy difícil acceso a los seculares. Composiciones para el final de la vida El final de la vida de la religiosa se celebraba con la misma solemnidad que su comienzo, pero el espectáculo tenía otro objetivo. Si la profesión ofrecía la promesa de una vida dedicada a Dios, las exequias sellaban la promesa inicial con un resumen de sus logros. En el sermón funerario se celebra una vida ejemplar. El predicador tiene en cuenta el público que llena el ámbito del templo, sobre todo las religiosas que veían morir a una de sus hermanas, y se atiene a las prescripciones clásicas para ese tipo de elocución: la tragedia de la muerte y la naturaleza efímera de los asuntos del mundo. Por otra parte, la muerte temporal abría 28 29 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López las puertas de la vida perpetua del alma y tras la aceptación de las lágrimas, aparecía la enumeración y elogio de las virtudes de la monja que le permitirían acceder al premio final. Lo ejemplos escogidos en esta edición son de finales del siglo xviii y se salvan del peso de la erudición barroca, recargada de oraciones en latín y citas bíblicas, y excesos de barroquismo verbal tan de moda en el siglo xvii. Para finales del virreinato se abandonó esa retórica y se optó por una prosa más directa, y que, aunque panegírica, no es necesariamente hagiográfica. En general, los sermones, fueran de profesión o fúnebres, pocas veces innovaron los cánones espirituales que rigieron la vida conventual. Excepcionalmente, en el sermón fúnebre de María Azlor de Echevers se proclama la necesidad de la educación femenina y se elogia la labor de la monja como innovadora en ese campo. y heterogeneidad de las formas de elocución y representación dentro del claustro, como medios de expresión de la cultura religiosa cuyo propósito principal era enriquecer la experiencia espiritual de las profesas, más allá de las lecturas piadosas y las oraciones que orientaban su vida diaria. La teatralidad religiosa en acción se extiende más allá de las composiciones formalmente “teatrales con actoras y escenificación,” a otras dedicadas a marcar las pautas espirituales de la vida cotidiana como su liturgia y los festejos especiales en honor de entes divinos y santos patrones. Entendemos a las representaciones teatrales como parte de un sistema cultural de comunicación y, como tal, se deben comprender en un sentido amplio, heterogéneo y abierto. Toda ocasión teatral tiene como objetivo crear significados y formular mensajes mediante signos y códigos comprensibles entre los autores, los actores y el público de determinados contextos sociales, en nuestro caso las monjas.29 Dentro de la clausura, circulaban diversos tipos de obras para ser representadas. Algunas fueron diseñadas como obras teatrales, mientras que otras, recurrían a esquemas de la teatralidad durante su presentación. El objetivo de ambas “puestas en escena” era orientar comportamientos individuales y colectivos de manera didáctica práctica. Para algunos estudiosos, la teatralidad ni siquiera requiere una representación con actores. Hay muchos actos sociales que se pueden interpretar como teatrales.30 Las fiestas de recepción de los virreyes y los autos de fe, por ejemplo, fueron espectáculos Teatralidad: un enfoque amplio El teatro conventual se ha definido de manera general como “el representado por las propias monjas en su convento … piezas de carácter circunstancial religioso o profano” y escritas por religiosas o por letrados locales.28 Las composiciones escenográficas de Sor Juana Inés de la Cruz fueron personificadas fuera de su claustro y escritas para el consumo de la corte virreinal y, por ser bien conocidas y estudiadas, no son de nuestra competencia, pero como autora que escribe desde dentro del claustro para un público secular, Sor Juana rompe todas las premisas intelectuales de su tiempo y del resto del periodo virreinal. Es nuestro propósito ampliar el contexto cultural de las obras que hemos escogido para este volumen, analizando sus elementos de “teatralidad”. Con esta inclusión se expande el concepto cultural de “teatro” para una comprensión más amplia de la multiplicidad M. Carmen Alarcón Román, “El cumpleaños de la abadesa: Una loa de Alonso Martin Brahones en el convento de Santa Inés de Sevilla (1671)” en Revista de estudios culturales/ A Journal of Cultural Studies, vol. 19 (2003), pp.107-34. 28 Los códigos son los sistemas de reglas generales utilizadas para la creación utilización e interpretación de los signos y sus conceptos en creaciones culturales o estéticas portadoras de significados. Así hubo reglas o tratados o manuales para el teatro, la danza, la arquitectura, la pintura y escultura desde el siglo xvi. Erika Fisher-Lichte, Semiótica del Teatro, Madrid: Arco-Libros, S.L., 1999. pp. 14, 19, 21, 32 y 297. 30 Juan Villegas, Historia multicultural del teatro y las teatralidades en América Latina, Buenos Aires: Galerna, 2005, p. 15; “De la teatralidad como estrategia multidisciplinaria” en Gestos, 21 (abril 1996); Óscar Cornago, “¿Qué es teatralidad? Paradigmas estéticos de la Modernidad” en Telondefondo, No.1 (agosto 2005), 29 30 31 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López públicos y dramáticos de festejo o de admonición aterradora. Ambos actos se planeaban cuidadosamente con abundancia de elementos teatrales. Ninguno tuvo actores profesionales, pero ambos tuvieron cientos de actores reales y una coreografía meticulosa. Para determinar los matices de actos o textos cargados de teatralidad que presentamos en este estudio se tienen en cuenta los elementos señalados por críticos teatrales que harán comprensible a un amplio sector de lectores los conceptos básicos que se han utilizado para la inclusión de los textos escogidos en esta publicación. Juan Villegas, desde su interpretación semiótica, entiende el teatro como “un acto de comunicación entre un emisor y un destinatario (receptor) en una situación específica, en el cual el emisor utiliza una pluralidad de signos (verbales, gestuales, casuales, auditivos, culturales, estéticos, etc.) para construir un imaginario social y comunicar un mensaje a sus receptores.”31 Anne Ubersfeld, por su parte, define teatralidad como “el conjunto de signos textuales, corporales y audiovisuales presentes en un espacio textual o escénico y que interactúan entre si ante un lector y espectador”.32 En ambas definiciones, aun la falta de un texto diseñado exprofeso no parece hacer mella en la conceptualización de teatralidad. Tomamos cierta distancia de lo que usualmente se considera teatro secular: un espectáculo en un medio público al que se accede por medio de un pago, y nos acercarnos a una teatralidad más dentro de la tradición propia del recinto conventual. Esta iba más allá de la escenificación o puesta en escena. Se insertaba en textos que podían ser leídos, predicados, cantados, o incluso declamados. Los elementos de teatralidad que consideramos son la locución y el lenguaje; el espacio y la escenificación; la artificialidad y la ilusión; el tiempo y la gestualidad. Todos están presentes de un modo u otro en los textos escogidos y subrayan una ampliación del concepto de teatralidad dentro del espacio claustral. pp. 1-13; “La teatralidad como critica de la modernidad” en Tropelías. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, pp.15-17 (2004-05) pp. 15-17. 31 Juan Villegas, Historia multicultural del teatro y las teatralidades en América Latina, Buenos Aires: Galerna, 2005, p. 15. 32 Cita en Thamer Arana Grajales, “El concepto de teatralidad” en Artes, La Revista [Universidad de Antioquia/Facultad de Artes], Vol. 7, No. 13, (enero-junio), 2007, p. 81. Locución y lenguaje Los textos de las representaciones teatrales se estructuraron bajo el esquema metodológico de la retórica postridentina. De manera particular, las obras escritas para ser representadas como teatrales fueron los diálogos, coloquios, las letrillas, jácaras y loas, algunas de estas últimas jocosas. Eran géneros recurrentes, ya que reflejaban situaciones culturales comunes a la sociedad de su época. Cada obra fue escrita con intenciones específicas y cada una y, en conjunto, formaron parte del universo literario del barroco hispanoamericano. Para escritores españoles y criollos su producción enalteció su estatus como intelectuales y reforzó la cultura a la que ellos representaban; de esta manera se generó un circuito de influencias culturales dedicado a vincular a las mujeres enclaustradas con el arte y las costumbres de la época. La autoría masculina no es casual. En Nueva España era la predominante. Ya hemos comentado sobre el atentado de control de las representaciones por las autoridades eclesiásticas y a veces por la Corona, como a principios del siglo xvii.33 En esta colección solo conocemos a una autora religiosa y su obra no se diferencia mucho de la de los autores masculinos en la composición o intención. Entonces hay que aceptar que es el espectáculo y su performatividad o locución lo que concede feminidad a estas composiciones, no su autoría, sino su adopción y representación por las monjas en su espacio propio. La locución y la memoria corresponden al ámbito del actor y a su contexto interpretativo. Aluden a los textos lingüísticos que soportan la obra y la forma de representarlos, ya sean coloquios 33 En España la producción literaria y espiritual presentó un panorama diferente en cuanto a que las monjas tomaron la pluma para escribir composiciones de varios géneros literarios y devocionales. 32 33 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López o loas jocosas, incluidos los sonidos que acompañan a la representación, tanto los previos, como las campanas, y los textuales, como la música de los villancicos a los que se recurría para dividir una obra mayor y retomar la atención de quienes escuchan y presencian la representación. La teatralidad demanda que alguien enuncie un texto escrito para ese propósito, y alguien que escuche. La acción elocutiva a través de la voz es dinámica; la receptiva, a través del oído, es pasiva. Quien escucha, en la dinámica de la locución teatral, nunca sale de ese papel: es el público que presencia el espectáculo o que recibe el mensaje. El sujeto que desempeña el acto elocutivo ocupa su espacio propio; los receptores mantienen el suyo. Los espacios no son intercambiables. La locución teatral puede adquirir formas no cotidianas de expresión, ya sea poesía, o prosa culta y abundante en conceptos que son comprendidos por los espectadores que comparten el contenido intelectual del mensaje enunciado por los actores. Por ejemplo, en los sermones, el predicador, el actor principal y único, utiliza un vocabulario lleno de símbolos y referencias religiosas que son perfectamente entendidas y compartidas por el público oyente. Lo mismo se puede decir de todas las composiciones incluidas aquí, sean en prosa o en verso. En todas, su inteligibilidad por el público que escucha estaba garantizada porque sus significados fueron aprendidos a lo largo de los años como parte del acervo cultural religioso de todos los participantes en el acto. Como complemento, los signos escenográficos se asociaban con la pronunciación del texto en el espacio de la representación, que en los conventos eran la iglesia y sus coros, o dentro del claustro, sus patios, sus huertos o algún otro recinto lamentablemente no especificado en algunas obras. escenario formal. Los actores que enuncian y los espectadores que miran y escuchan, están separados por una línea divisoria imaginaria que sitúa a cada quien en el lugar adecuado para llevar a cabo la relación actor-espectador del espectáculo teatral. La teatralidad no requiere una representación con actores profesionales, rasgo que se aplica a las composiciones que aquí incluimos. Algunos de los textos de esta edición especifican la existencia de un espacio separado y dedicado a quienes toman la palabra. El poema dedicado a los días de la abadesa, o el dedicado a la entrega de un oficio, prefiguran un espacio en el cual la declamadora o lectora se sitúa en su espacio propio y frente al resto de la comunidad que escucha su mensaje. Una situación similar se encuentra con la lectura en el refectorio. Otros espacios que deben ser considerados idóneos para el tipo de representaciones y actividades comunitarias dentro del convento son el coro alto de la iglesia, donde se cantaban los villancicos de profesión o de celebraciones especiales, aunque permanecían cerrados durante la conmemoración de las horas canónicas y maitines festivos. Para los sermones estaba designado el púlpito como espacio del único actor, dado que su objetivo era mostrar el comportamiento ejemplar de la religiosa, se hacía de rigor la apertura del templo al público y familiares. En cuanto a los coloquios o diálogos, no hay indicaciones específicas sobre si se representaban en los locutorios o en los patios conventuales. Los “diálogos” de Fray Mariano de la Concepción requerirían espacios amplios para acomodar los artefactos requeridos por sus notas escenográficas. El espacio escénico cobraba así una connotación específica según el tipo de obra, pues de esto dependía si se leía, declamaba, representaba o cantaba. Las representaciones de las obras teatrales llámense coloquios o diálogos, al igual que las letras, jácaras y loas eran por lo regular cerradas. Alguna que otra se podría celebrar en la portería, citada en algunos documentos, o en el patio del convento. Ya constatamos que, en 1681, el festín del convento de Santa Clara se celebró en su propio huerto. Estos espacios estarían cerrados al público por pertenecer exclusivamente a las religiosas o a sus Espacio y escenificación Si se consideran en primer lugar los textos creados específicamente para ser actuados en una representación teatral, veremos que éstos requieren un espacio destinado al actor o actores y otro a los espectadores. Esto no significa que sea necesario un 34 35 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López invitadas, tales como las virreinas y sus séquitos y ocasionalmente el virrey. Estas visitas, además de programarse, debían contar con el permiso del obispo para interrumpir la clausura y presenciar la obra preparada para la ocasión. En el caso de las carmelitas, el coloquio anónimo titulado Recreación espiritual de cinco carmelitas descalzas con el fin de preparar sus almas para recibir al Espíritu Santo alude de manera directa al retiro individual que periódicamente hacían en las ermitas localizadas en las esquinas de las huertas. Esta composición sugiere un escenario adecuado a una actividad privada y reducida a un pequeño número de monjas escogidas que son las “actoras” del texto. Los ceremoniales y directorios o reglas del coro como el Directorio o régimen y orden inviolable que deben observar y guardar las señoras vicarias de coro, reflejan el ceñimiento constante y repetitivo a las normas de conducta y rituales que las religiosas de velo negro y coro debían guardar, el coro alto. Allí, mediante sus movimientos completamente regulados, cada monja sabía su lugar y su función. Anotamos que el coro alto, física y espiritualmente, era el espacio más sagrado de las religiosas, casi invisible para los fieles y en especial valorado como el refugio privilegiado de la comunidad. De manera metafórica, los asuntos más espirituales de una vida religiosa se llamaban “de coro alto.” El espacio del coro bajo se volvía semipúblico cuando fallecía alguna religiosa venerable, como fue el caso de la poblana María de Jesús Tomellín. Desde la calle, la gente hizo filas para entrar y aspirar el olor a santidad que su cadáver desprendía. En el interior, monjas y frailes hicieron guardia y acompañaron al cadáver antes de ocupar su sitio final en el piso del citado coro. mente en esa situación específica. Su presencia en el momento de la representación teatral es una “ocasión” En los conventos encontramos una situación sui generis, ya que las experiencias de carácter teatral que hemos señalado, si bien son de “ocasión” se llevaban a cabo entre quienes convivían en un mismo recinto, y de por vida. Por otra parte, existe una ocasión compartida cuando se trata de un sermón de profesión o fúnebre, ya que el recinto dramático, el templo, es compartido entre un público de fieles en sus naves, y las religiosas tras las rejas. En esta situación existe una separación de ambos “públicos” que resuelve el problema de su heterogeneidad. Todas las obras aquí presentadas contienen elementos de teatralidad al crear la ilusión de una realidad que no es la usual o diaria, pero que cobra vida propia con su desarrollo. Sin embargo, esta ilusión necesita estar conectada de algún modo con la realidad de las espectadoras para ser aceptable o deseable para ellas mismas. La ilusión es una forma de idealizar la realidad, no un engaño. En el teatro religioso se permite experimentar o proyectar “realidades” espirituales que se dan mediante la fe y no son necesariamente aprehensibles en el mundo físico. Por ejemplo, los coloquios dedicados a la profesión proyectan la ilusión de una situación de angustia real experimentada por la novicia. El coloquio dedicado a la fundación de la orden del Carmelo Descalzo refleja la ansiedad de Teresa de Ávila respecto del éxito de su fundación, pero al mismo tiempo, reafirma el poder de su fe y la posibilidad de un “milagro”. Las loas dedicadas a la posada de la virgen crean una ilusión de una visita real para quienes se iniciaban en la vida religiosa y necesitaban anclarse espiritualmente en ella. Los villancicos cantados en oficios públicos o durante algunas profesiones evocaban una música celeste, “desde lo alto”. Aun para las cantoras mismas se recomendaba en las Reglas de Coro, cantar con el corazón, proyectar una aspiración espiritual con su voz, situación que se aplicaba también al rezado en alta voz. Las composiciones para la celebración de profesiones tienen directrices específicas para una escenificación y fueron escritas con una clara idea de los Artificialidad e ilusión La teatralidad secular crea una situación para un objetivo específico y es esencialmente una situación artificial. De acuerdo con algunas interpretaciones, quienes participan en un momento de teatralidad público, sean actores o público, no conviven diaria- 36 37 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López elementos esenciales de lo teatral para una ocasión que marcaba el cambio de rumbo de una vida La preparación material del espacio donde se lleva a cabo la obra para crear la ilusión de otra realidad puede ser mínima, como el uso de cortinajes para ocultar la entrada y salida de los “actores”, o más elaborada, como la construcción de un trono o unas “torres” detrás de las cuales se esconden los personajes, o la introducción de plantas para crear la ilusión de un huerto. Estas escenificaciones se señalan en las obras de Mariano de la Concepción y la anónima dedicada a Cayetano Torres, siendo las de fray Mariano las más complejas en la escenificación. En el caso de ocasiones como la profesión o sermones de exequias, el escenario es la iglesia iluminada y decorada y el centro de la escenificación es el púlpito desde el cual el orador religioso enuncia su mensaje. Aunque no señalado dentro el texto, las grandes ocasiones fúnebres contaban con la erección de un túmulo y una iluminación especial que acentuaba el espectáculo con la majestad de la armazón y la luminosidad de las velas. Mediante escenografías artificiosas y artificiales, la imaginación y todos sus sentidos se involucraban para identificarse, autorrepresentarse y reflexionar sobre su piadosa pero jerarquizada y privilegiada existencia. El escenario suele ser de una artificialidad estereotipada, de acuerdo con cada argumento, por ejemplo, una tragedia alude al monte, mientras el amor al jardín. Los significados morales reacomodan el mundo desde una perspectiva de ilusión óptica y teatral. mente. En la medida que hablamos no solo de obras concebidas de esta manera, sino de otros textos que teatralizaban situaciones cotidianas y rituales, sus interpretaciones y puestas en escena obedecieron a dinámicas específicas. Según el género del que se tratara, dentro de los claustros se establecieron tres tipos de interacciones que en algunas ocasiones fueron simultáneas, entre el autor, el actor o actores, y el público de fieles como en el caso la predicación de sermones. En el sermón, el autor era su propio intérprete y se dirigía personalmente a los fieles llamando su atención hacia la lección ejemplarizante de la profesión o de la muerte. Otras veces, las presentaciones eran diferidas en el tiempo y actualizadas y representadas cíclicamente, como los villancicos, repetitivas, los directorios o reglas de coro que regían la liturgia. El uso de gestos cargados de significación es parte esencial de la teatralidad, pues apoya la comunicación del sentido de la palabra entre actor y público, o de actores entre sí. En composiciones para el ámbito religioso femenino, las obras escenificadas requerían movimientos y gestos para acompañar la palabra. La gestualidad se hace mínima en la elocución de poemas, por ejemplo, o en obras que tienen una sola voz, como en las loas que se presentan en este volumen. Sin embargo, aun estas loas deben haber sido “declamadas” con gestos significativos. En los textos dentro de los cuales se establecen diálogos o conversaciones entre varios personajes, la gestualidad está señalada en el texto mismo, que describe si un personaje se mueve de alguna forma, o se expresa emotivamente sugiriendo con ademanes o gestos su estado emocional. Por ejemplo, la gestualidad de los personajes en el Coloquio a la Fundación, donde varios personajes –incluso la santa– despliegan un abanico de emociones que van, desde la ira de Juana de Cepeda, hasta la angustia y el arrobamiento de Santa Teresa, incluyendo los saltos y el baile del personaje Alegría. La composición “Recreación Espiritual” que a primera vista parece menos ligada a la tradición de dramatización es, de hecho, ‘teatral’, en cuanto a que utiliza intercambios y movimientos entre personajes y recursos poéticos –se recitan Tiempo y gestualidad La teatralidad también implica un tiempo específico de representación y de interacción mutua entre el autor o locutor, los actores y el receptor. La ocasión y el desarrollo de la trama, o del texto que se lee, canta, o recita, tienen una duración temporal tras la cual termina su mensaje y se disuelve la experiencia. Los textos, como tales, pueden crear una infinidad de tiempos no reales, que subrayan el carácter de ilusión señalado anterior- 38 39 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López poemas– y auditivos –se toca una vihuela– que le confieren teatralidad en su elocución, carácter ya señalado en estudios de los diálogos como manifestaciones literarias en España.34 También añade la creación de una ilusión de localidad y temporalidad con su emplazamiento dentro de un jardín conventual y sus reuniones que transcurren durante varios días. Durante la liturgia diaria o la extraordinaria, las monjas del coro debían seguir una gestualidad convencional obligatoria y estricta no solo en ocupar sus puestos, sino en moverse dentro del coro y utilizar manos, cabezas y rodillas para expresar rendimiento a las jerarquías divinas y humanas. Las religiosas no eran mujeres del siglo. Eran diferentes y así se han definido en la historia con una cultura propia. En el claustro se experimentaban una disciplina, unos rituales y unas emociones personales y comunitarias propias de su “estado”. Las composiciones escritas para ellas en su espacio conventual, y representadas o enunciadas dentro de él cobran un perfil propio, precisamente por ser diferentes de las del mundo secular.35 Es indispensable comprender esa “otredad” para comprender la escritura que la refleja, la música que la expresa, las escenificaciones, los sermones, y todas las formas de locución que daban voz al mundo interior personal de las religiosas y al de la comunidad que conformaban. Esas composiciones, de manera obligatoria, tenían que hablar a las religiosas en un lenguaje inteligible para ellas, reflejar su vida, su fe, su espiritualidad, sus emociones y motivaciones; es decir, recrear y reflejar prácticas sociales y literarias propias del claustro como un mundo fundamentalmente femenino. En este volumen enfatizamos la teatralidad de una variedad de elocuciones porque la vida conventual se apoyaba en la representación de las expresiones de espiritualidad personal y colectiva dentro del claustro. Los sermones, las fiestas en honras de los santos patrones, las lecturas en el refectorio o en la celda, la lectura de poesías y las representaciones de carácter teatral eran expresiones de religiosidad compartida y en absoluto esenciales para la continuidad de la vida religiosa. Nuestro objetivo fue hacer los textos más asequibles al lector de hoy, y no hacer ediciones críticas de estos. Se ha modernizado el lenguaje al suprimir consonantes dobles, por ejemplo, y añadir las letras de muchas contracciones en algunos documentos. También se ha tratado de normalizar, en lo que cabe, la errática puntuación de la mayoría de los originales. Estos cambios han sido indicados por corchetes. Las trascripciones han sido anotadas para aclarar el sentido de los textos. Las citas bíblicas se han incluido cuando no se hacen explícitas en los textos. Cada sección del libro y cada composición dentro esta cuenta con su introducción propia para ampliar su significación más allá de la Introducción al volumen. 34 Al respecto, ver la técnica de análisis de un texto de coloquios del siglo xvi de Asunción Rallo Gruss, Coloquios Matrimoniales del Licenciado Pedro de Luján. Madrid: Anejos del Boletín de la Real Academia Española, número xlviii, 1990; La escritura dialéctica. Estudios sobre el diálogo renacentista. Málaga: Universidad de Málaga, 1996; La prosa didáctica en el siglo xvi. Madrid: Taurus, 1987; La prosa didáctica en el siglo xvii. Madrid: Taurus, 1988. Este tipo de análisis es aplicable a los coloquios religiosos. 35 Para el concepto de espacio y otredad resultante del mismo y cómo afectaban las composiciones teatrales ver, Anna-Lisa Halling, “Feminine Voice and Space in Early Modern Iberian Convent Theater”. Disertación doctoral, Vanderbilt University, 2012. 40 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix 41 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Cuadro I Tipología de las obras Id 1 Tipología de la obra VILLANCICOS Título Autor y su origen Año Convento y lugar Soporte Hymnos acordes (ingreso al noviciado) Anónimo (Zaragoza España) 1743 Orden de la Compañía de María, Tudela, España Impreso en Zaragoza 2 Ramillete armónico (profesión solemne) Anónimo (Zaragoza España) 1745 Orden de la Compañía de María, Tudela, España Impreso en Zaragoza 3 Con que gala en el campo nace la rosa Francisco Vidales, criollo 1673 Convento de la Santísima Trinidad de Puebla Manuscrito De la hermana María Ignacia Azlor y Echevers Isidoro Francisco Andrés (Zaragoza España) 1745 Compañía de María de Tudela, España Impreso en Zaragoza 5 De la hermana Joaquina Juana Evangelista Fray Juan José Saénz Gumiel (Agreda, España) 1788 San José de Manuscrito Gracia de pobres encuadernado Capuchinas de Querétaro 6 De sor María Antonia Ildefonsa Fray José Antonio Plancarte, criollo (Michoacán) 1799 San José de Impreso en Gracia de pobres México Capuchinas Querétaro Justas y debidas honras (…) a la M.R.M María Anna Águeda de San Ignacio Juan de Villasánchez, criollo 1756 Convento de Impreso en Dominicas, Santa Mexico Rosa de Puebla 4 7 SERMONES DE PROFESIÓN SERMONES FÚNEBRES 42 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Id 8 9 Tipología de la obra Título Honras a la muy Ilustre y M.R.M. María Ignacia de Azlor y Echevers OBRAS Dialogo místico. A quien Dios TEATRALES PARA oye a Dios haya. Profesión de LA PROFESIÓN María Joaquina de Cristo RELIGIOSA: Diálogos, coloquios y letras 43 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Autor y su origen Año Convento y lugar Soporte Dr. Luis de Torres criollo, nacido en Panamá educado en Mexico 1767 Convento de la Orden de María, Enseñanza de México Impreso en México Fray Mariano de la Concepción OCD, criollo 1784 Convento de Nuestro Padre San José y Santa Teresa de Carmelitas de México Manuscrito Archivo de la Orden de la Orden del Carmelo Descalzo 10 Dialogo místico. Mucho es lo que puede el Mundo pero más puede la Gracia. Profesión de María Catarina de Jesús Fray Mariano de la Concepción OCD 1785 Ibid ante. Convento de Nuestro Padre San José y Santa Teresa de Carmelitas de México Manuscrito, Ibid ante. Manuscrito Archivo de la Orden de la Orden del Carmelo Descalzo 11 Coloquio (…) Para la profesión de su discípula María Margarita de san Eliseo M.R.M. Vicenta de la Encarnación, se asume criolla 1804 Convento de Santa Teresa la Antigua, México, Manuscrito Universidad de Texas, Austin, Nettie Lee Benson 12 Coloquio (…) Para celebrar la profesión de la Madre Ana María de San Esteban Jesuita (Anónimo) 1748 Convento de San José de Carmelitas Descalzas de México Manuscrito 44 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Id Tipología de la obra 13 Título 45 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Autor y su origen Año Convento y lugar Soporte Letras A la profesión de las dos Lucías, llamadas Francisca de la Encarnación y Micaela de San Agustín Fray Juan de la 1723 Anunciación OCD, criollo Convento de Carmelitas Descalzas Manuscrito inah, México Coloquio / Recreación espiritual. Que [hacen] Cinco carmelitas descalzas con el fin de preparar sus almas para recibir el espíritu santo Anónimo 1794 Convento Carmelita de Carmelitas Descalzas Manuscrito Archivo de la Orden de la Orden del Carmelo Descalzo Coloquio. La virtud agradecida Anónimo 1780 ca Convento de Capuchinas de México Manuscrito Biblioteca Nacional, Madrid Coloquio. A la fundación primitiva de San Joseph de Ávila hecha por nuestra Madre Santa Teresa Anónimo 1780 ca Convento de Santa Teresa (la antigua?) Manuscrito Coloquio En la celebridad de los santos patronos de la orden carmelita Anónimo 1815 Convento de Santa Teresa Manuscrito 18 Jácara. Da las pascuas la vicaria de coro de nuestra señora [de Balvanera] a su comunidad Cayetano Cabrera 1723 y Quintero, criollo (Ciudad de México) Convento de Balvanera Manuscrito Biblioteca Nacional, México 19 Loa jocosa para entregar el oficio la maestra que acaba, a la que comienza Cayetano de Cabrera y Quintero ------- Manuscrito Biblioteca Nacional, México 14 COMPOSICIONES PARA LA VIDA DIARIA: Coloquios y loas 15 16 17 Celebraciones de ocasión 1723 inah inah 46 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Id Tipología de la obra Título 47 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Autor y su origen Año Convento y lugar Soporte 20 Loa jocosa que se representó en la portería para la entrega a las nuevas porteras Cayetano de Cabrera y Quintero 1723 Portería del Convento de Jesús María Manuscrito Biblioteca Nacional, México 21 Coloquio Al hospedaje de Nuestra Señora Cayetano Cabrera y Quintero 1723 En el noviciado del convento Capuchinas Manuscrito Biblioteca Nacional, México 22 Loa A Nuestra Señora del Destierro la noche de año nuevo, que le ponen posa las porteras Fray Juan de la Anunciación, OCD, criollo 1723 Convento de Santa Clara de Querétaro Manuscrito Biblioteca Nacional, México Directorio, régimen y orden inviolable que deben observar y guardar las señoras vicarias de coro en lo que pertenece al canto (…) Br. Joseph de Mondragón [¿?] 1773 Orden de San Jerónimo Manuscrito, Centro de Estudios de Historia de México Carso, México Reglas generales para dentro y fuera del coro: arregladas a las ceremon.[ia]s que usa la orden de n[ues]tro Seráfico Padre S.[a]n Francisco (…) Fray Manuel Aromir y Bustamante [¿?] 1825 Conventos femeninos franciscanos Manuscrito Centro de Estudios de Historia de México Carso, México Vida De la V.M. María Agueda de San Ignacio (…) Fray Joseph Bellido, criollo 1758 Santa Rosa de Puebla Impreso en México 23 LITURGIA Y TEATRALIDAD 24 25 VIDAS IMPRESAS Tabla elaborada con base en los textos localizados en la Biblioteca Nacional de México (bnm), Biblioteca Nacional de España (bne), Archivo Histórico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (ahinah) y otros procedentes de colecciones particulares. CAPÍTULO I Sección I 1.1. Composiciones para festejar la profesión: poesía, villancicos, sermones y coloquios teatrales representados dentro del claustro Es nuestro interés recordar que cualquier manifestación artística dirigida a ser leída o actuada para la comunidad conventual fue parte de la tradición de “representación” de los sentimientos de espiritualidad y devoción dentro de esos recintos. De ahí la inclusión de poemas dedicados a la profesión religiosa en honor a la elogiada que se puede presumir eran leídos en voz alta ante toda su comunidad o por miembros de su familia o por sus autores. En Nueva España no abundan ejemplos de este género, pero los que existen son bien conocidos, como los escritos tempranamente por González de Eslava, los de la pluma de sor Juana Inés de la Cruz y en el siglo xviii los del carmelita fray Juan de la Anunciación. La profesión religiosa era un momento culminante en el ciclo de la vida de las mujeres que entraban a un convento para tomar un “estado” voluntario y permanente para el resto de su vida. Los votos que sellaban el matrimonio espiritual con Cristo eran irrevocables espiritual y legalmente. Una ocasión tan profundamente definitoria requería una liturgia y una celebración especial dentro del ciclo de la vida conventual y marcaba la vida de la profesante de modo muy especial. Algunas creían ver a Jesucristo a su lado, como en el caso de la madre María Marcela, capuchina queretana del siglo xviii. La profesión solemne sellaba el destino de la novicia que, tras un año de noviciado y previa aprobación consensuada era recibida como miembro de la comunidad. 50 51 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López El interés que ha despertado la celebración de fiestas públicas dentro del ámbito urbano merece la inclusión de la celebración de la profesión religiosa de las esposas de Cristo.36 Fue un espectáculo observado y compartido en todas las ciudades de Nueva España y, en general, en el mundo ibérico e hispanoamericano. Las profesiones eran espectáculos públicos por excelencia que, representando un matrimonio simbólico, mimetizaban hasta cierto punto las celebraciones propias de las fiestas matrimoniales seculares. Aunque pública, la fiesta establecía varios grados de participación. El anuncio sonoro de la ocasión con el repique de campanas alertaba a toda la colectividad urbana seglar y religiosa. Los seculares podían apiñarse a la entrada del templo e incluso tener acceso, si así lo permitían los familiares y las autoridades religiosas. Para las monjas de otros conventos el sonido les permitía cierto modo de participación putativa en el evento. La posición social de la novicia determinaba la fastuosidad y gasto de la celebración. El paseo de la novicia por las calles de la ciudad, o la visita a familiares y amistades antes de su entrada al claustro era un espectáculo permitido por ciertos conventos, de los cuales quedan varios cortos testimonios.37 La postulante abandonaba el mundo con una última inmersión en este. Las celebraciones dentro del templo eran, preferiblemente, para familiares, miembros distinguidos de la sociedad, de las religiones y cuerpos administrativos y legales como invitados especiales y el derroche que se hacía era para dejar una marca de prestigio simbólico y social para la familia, podemos afirmar que en igual grado que el de un matrimonio secular. La naturaleza religiosa de una profesión y la importancia y significado de su liturgia –que seguía reglas muy precisas y significativas– no impedían la demostración del lujo que la familia de la profesante podía costear. El arreglo de flores y luces en el templo, el atuendo de los asistentes, la vestimenta especial para las profesantes, y la ejecución de música coral y de órgano durante la celebración indican la teatralidad intrínseca de un acto eminentemente comunitario y social. En aquellos conventos que no favorecían el espectáculo público o, en el caso de mujeres cuyas familias no contaban con recursos económicos para celebraciones, la profesión se celebraba de modo íntimo y sencillo. El testimonio de algunas profesas indica que en los conventos de observancia más estrecha no se admitían las expresiones de boato.38 En todo caso, la extracción social de la religiosa determinaba el grado de teatralidad y ostentación de su profesión. En Nueva España se recogieron algunos testimonios de las festividades que acompañaban las profesiones religiosas y que marcaron un hiato memorable en el calendario de festividades urbanas. La mejor conocida pertenece al siglo xix, y la escribió Frances Calderón de la Barca, esposa del embajador de España en la república de México entre 1839 y 1842.39 Para la marquesa Calderón del Barca tales espectáculos serían una novedad. No así durante el periodo virreinal, en el que fueron el “pan de cada día” en los centros urbanos. Sobre fiestas barrocas, ver V. Mínguez, I. Rodríguez Moya, P. Gonzales Tornel y J. Chiva, eds. La fiesta barroca. Los virreinatos americanos (1560-1808). Las Palmas, Gran Canaria: Publicaciones de la Universitat Jaume I, 2012; Ver, a modo de ejemplo, Pilar Gonzalbo Aizpuru, “Las fiestas novohispanas: Espectáculo y ejemplo” en Mexican Studies/Estudios Mexicanos, 9:1 (Winter) 1993, pp. 19-45; María Águeda Méndez, ed. Fiesta y celebración. Discurso y espacio novohispanos. México: El Colegio de México, 2009; María José Garrido Áspero, Fiestas cívicas en la ciudad de México, 1765-1823. México: Instituto Mora, 2006; Erja Vetteranta, “La relación feliz de María de Medinilla en la fiesta barroca de la Nueva España” en Guaraguo, 15: 36 (2011), pp. 34-48; Solange Alberro, “Imagen y fiesta barroca en Nueva España, siglos xvi-xvii” en Petra Shumam, ed. Barrocos y modernos. Nuevos caminos en la investigación del barroco americano. Frankfurt, Madrid: Vervuert/Iberoamericana, 1998, pp. 33-48; Judith Farré, Espacio y tiempo de fiesta en Nueva España (1665-1760). Madrid: Universidad de Navarra/Editorial Iberoamericana, 2013. Ver a modo de ejemplo, Asunción Lavrin, Las esposas de Cristo, pp. 99-108. 37 Ver la descripción de “Sor María Marcela Soria, capuchina queretana” en Asunción Lavrin y Rosalva LoretoLópez, Diálogos espirituales, pp. 74-94. 36 Myers, Kathleen Ann. Word from New Spain.The Spiritual autobiography of Madre María de San José (1656-1715). Liverpool: Liverpool University Press 1993. 39 Fanny Erskine Inglis, Life in Mexico (Londres/Boston, 1843). La Vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México: Editorial Porrúa, 1984, Carta Veinte. 38 52 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix 1.1.a. María Ignacia Azlor y Echeverz (1715-1767) Nació en una familia de mayorazgos y títulos de nobleza.40 Su madre fue Ignacia Javiera de Echeverz y su padre, José de Azlor y Virto de Ver, ambos de familia de hidalgos y nobles en la región de Aragón y poseedores del título de marqueses de San Miguel de Aguayo en la Nueva España. La familia poseía un enorme latifundio y mayorazgo en la provincia de Nueva Vizcaya y la casa ancestral en la hacienda de San Francisco de Patos, donde María Ignacia nació y pasó varios años de su vida. Su hermana María Josefa de Echeverz y Azlor casó con Francisco de Valdivieso, conde de San Pedro del Álamo en 1735 y heredó el mayorazgo familiar. María Ignacia heredó una suma de cien mil pesos y bienes materiales como parte de sus legítimas herencias que le permitieron llevar a cabo la fundación de un convento de la orden de María, “La Enseñanza”, en Ciudad de México en 1754. María Ignacia vivió en la hacienda de Patos y en Ciudad de México hasta 1737, cuando a los 22 años viajó a España. Residió por varios años de en la ciudad de Zaragoza, donde como seglar resolvió conflictos de bienes con la rama peninsular de la familia y, de paso, rechazó enlaces matrimoniales. De allí pasó a Tudela en septiembre de 1742 y después de varios meses como postulanTodos los datos respecto de su familia y vida son tomados del bien documentado libro de Pilar Foz y Foz, La revolución pedagógica en Nueva España (1754-1820). Madrid: Instituto “Gonzalo Fernández de Oviedo”, 1981. Ver también, Anón. Relación histórica de la fundación de este convento de Nuestra Señora del Pilar, Compañía de María, llamada vulgarmente la Enseñanza, en esta ciudad de México, y compendio y virtudes de N.M.R.M María Ignacia Azlor y Echeverz, su fundadora y patrona. México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1793. Sobre el marquesado de San Miguel de Aguayo ver, María Vargas-Lobsinger. Formación y decadencia de una fortuna: los mayorazgos de San Miguel de Aguayo y de San Pedro del Álamo, 1583-1823. México: unam, 1992; Ida Altman, “A family and region in the Northern Fringe Lands: The Marqueses de Aguayo of Nuevo Leon and Coahuila” en Ida Altman y James Lockhart, eds. Provinces of Early Mexico Variants of Spanish American Regional Evolution, Los Ángeles: ucla Latin American Center Publications: University of California, Los Ángeles, 1976, pp. 253-272. 40 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 53 te, entró oficialmente al convento de la Orden de María con su prima, por la rama de los Echeverz, Ana María Torres Quadrado y Echeverz, el 2 de febrero de 1742. Su ingreso al noviciado fue celebrado con un sermón predicado por Hipólito Escuer, que se publicó en 1743. La profesión solemne de ambas como monjas de coro y velo negro tuvo lugar el 2 de febrero de 1745. Para su celebración tanto de entrada al convento como de su profesión en 1745, se llevaron a cabo las consabidas fiestas, incluida la visita de los templos de la ciudad, lujosamente ataviadas y con misa solemne el día siguiente. En esas ceremonias se incluyeron los villancicos y coplas que se transcriben aquí. Ana María acompañó a María Ignacia en su viaje a Ciudad de México como una de las once religiosas profesas y una postulante que fundarían el convento de esa orden en el virreinato de la Nueva España. 1.1.b. Anónimo. Festejos en la profesión de María Ignacia Azlor y Echevers en su profesión solemne en el convento de la Orden de María en Tudela, Navarra (Selección) La vida de Azlor y Echevers es de especial importancia como un ejemplo de prácticas sociales compartidas entre España y sus virreinatos de ultramar. Se ofrece aquí el estudio de los textos de su profesión como religiosa con la intención de seguir el itinerario de las celebraciones que puntualizaron su vida claustral. La entrada al convento y su profesión solemne se celebraron en España, donde se escribieron y representaron villancicos especiales que fueron complementados con un elocuente sermón de profesión. La madre Azlor, criolla y de alta alcurnia social, regresó a México y dejó un impresionante surco histórico en la vida del virreinato como fundadora de la orden de María, dedicada a la enseñanza de niñas. Falleció en Ciudad de México y el sermón fúnebre con el que se le despidió fue de autoría mexicana. Así, se tejió una malla cultural trasatlántica y universalmente católica alrededor de la madre Azlor. En todas estas ocasiones prima el espíritu de celebración mediante ceremonias cargadas de valor 54 55 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López simbólico y arropadas dentro de los cánones literarios y artísticos de la época. El marqués de Campo Real, miembro de la nobleza de Navarra y Aragón, dedicó la impresión del sermón de profesión de María Ignacia Azlor, a María Isabel Eufrosina Aznarez y Garro, Echeverz y Valdés, duquesa de Granada, además de varios otros títulos, quien estaba emparentada con los Echeverz de Navarra. El patronazgo era una etiqueta social inter pares que permitía al marqués allegarse el favor y buena voluntad de otro miembro de su clase social. María Ignacia Azlor y Echeverz es identificada como “prima” del marqués y “hermana” de la duquesa. En el caso de la duquesa la relación de parentesco parece haber sido simbólica y en varios grados de separación, lo cual no obstaba para rendir obsequio a ambas señoras. Ese objetivo se vuelve a hacer aparente cuando el marqués recuerda los muchos miembros de la casa de la marquesa que habían brillado en la religión. “Dudo que se halle casa más poblada de santos que la de Vuestra Excelencia”. Entre los antepasados citados por el marqués estaban San Luis, rey de Francia, San Enrique, emperador de Alemania, dos santos Eduardos, reyes de Inglaterra y Santa Matilde, reina de Alemania y Santa Margarita, reina de Escocia. La hipérbole genealógica debe haber complacido a la duquesa. La descripción de las festividades que rodearon la profesión indica que no se dejó piedra por mover para marcar la misma con todo el boato necesario para impresionar no solo a Tudela, sino a Navarra. Alojados en casa del marqués, los invitados presenciaron los fuegos artificiales de la noche anterior a la profesión. También nota el Salve musical entonado por las religiosas y letras dirigidas al asunto de la profesión, muy posiblemente villancicos, ya que dice que “halagaban el oído con sus cadencias, y excitaban a contemplar los divinos efectos de la gracia.” Al día siguiente, los numerosos convidados llenaron el recinto de la iglesia, y se vedó el paso a la plebe que pudiera haber ofendido con su presencia el lucido espectáculo de luces a granel y ornamentados altares. Los villancicos dados a la imprenta fueron posiblemente los cantados durante la misa de profesión al igual que el elogiado sermón. El marqués se aseguró de recoger las emociones religiosas que despertó el espectáculo entre los asistentes, lo que salva su recuento de ser un mero testimonio secular. Con el mismo propósito también se fijó en una prenda especial que vistió María Ignacia con la estampa de los cuatro votos de su estado. Tampoco dejó de recordar las donaciones caritativas que se hicieron entre los desposeídos de la ciudad, costumbre de rigor para la ocasión entre familias poderosas. Era el paliativo para el disfrute de la suntuosa recepción privada que siguió a la ceremonia de profesión y a la cual ya no acudiría la recién profesa. Para la despedida de la nueva monja se hizo una visita al locutorio donde se sirvieron bebidas acompañadas de música. Este tipo de celebraciones en los locutorios también se llevaban a cabo en Nueva España desde el siglo xvii, a despecho de la crítica de algunos prelados. Desde el punto de vista del escritor seglar y pariente de la monja, esa celebración era algo normal y deseable, opinión que posiblemente reflejaría la de muchos familiares de religiosas. El locutorio se convertía en una extensión de la fiesta y del entorno familiar para ocasiones especiales y no se veía en ello ninguna ofensa a la religión. La descripción de la celebración de la profesión de coro y velo negro de la madre María Ignacia Azlor y Echevers en el convento de Tudela, Navarra, es de especial importancia como ejemplo de prácticas sociales compartidas entre España y sus virreinatos de ultramar. Se ofrece aquí para seguir el itinerario de las celebraciones que puntualizaron su vida como religiosa. La entrada al convento de la orden de María en la ciudad de Tudela, y su profesión solemne se celebraron en España. Su fallecimiento ocurrió en Ciudad de México. Los villancicos escritos para su entrada al convento y para su profesión solemne son complementados por el sermón de profesión. Todos se escribieron y se ejecutaron en España. El sermón fúnebre que la despidió en Ciudad de México fue de autoría mexicana. Así, 56 57 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López se tejió una malla cultural trasatlántica y universalmente católica alrededor de la madre Azlor. En todas estas ocasiones, las ceremonias estuvieron cargadas de valor simbólico y arropadas dentro de los cánones literarios y artísticos de la época. Ya estaban congregados en una espaciosa casa, que siendo mía, precisamente fue suya; los parientes convidados a la función, y a ser oculares testigos de una hazaña, que pudo servir a los Alejandros, y Césares de gloriosa afrenta. Llegó la tarde del día primero de febrero, que no conoció noche, porque iluminada la esfera con fuegos artificiales, si el año antecedente hizo alarde de su interior lucimiento, presentando un nuevo cometa a los ojos: la dicha tarde se vieron tantos volantes cometas encendiendo la atmosfera, que pudiera recelarse un estrago, a no preservarla del riesgo lo justo del motivo, y como se multiplicaban por el aire estas fogosas exhalaciones, parece que quería la tierra pagar al cielo en luminarias ruidosas cuanto de él recibió en claridades funestas. Cantóle en el convento de las Señoras de la Enseñanza la Salve en honor de la reina de los serafines, dulcemente modulada, por la diestra capilla de la Insigne Colegial, a que se siguieron unas letras dirigidas al asunto de la profesión, que al paso que alagaban el oído con sus cadencias, excitaba a contemplar los divinos efectos de la gracia.42 Amaneció el día dos de febrero, día grande, por estar dedicado a la purificación de la virgen, que es la patrona y capitana, bajo cuyas banderas se alista esta nueva Compañía. Ya era el templo viva emulación del cielo por lo brillante, lo rico, lo precioso, y lo iluminado. No desmentía lo celeste la uniformidad, pues se percibía en el adorno de los altares simétricamente vistosos con primorosísimos frontales, que ellos mismos estaban señalando sus artífices; dando a entender, que tan peregrina obra solo pudieran formarla unos ángeles en casa de María. Expúsose el Soberano Dueño de las Almas, dejándose ver con cándida vestidura, siento justo, que, en día de himeneo tan sagrado, saliese en forma a vistas el Esposo. Aún las circunstancias de las candelas (alusión misteriosa a la purificación de la gran reina) fue precisa, porque habiendo tanto que ver en función tan gloriosa, era forzoso encender nuevas luces, para registrar maravillas tan superiores. Selección La [elección] de esta Señora en el religioso estado, ha sido tan aplaudida, ejemplar, y prodigiosa, que fatigado el aliento de aclamarla con celebridades, solo acierta a respirar veneraciones.41 Así se vio en los días del lucido festejo de su profesión, en que extáticas las almas de los concurrentes con el sagrado fenómeno, que miraban, no podían ponderar el prodigio, que veían, porque arrebatados los sentidos con maravilla tan nueva, les hacía dolor divertirse un punto del objeto admirable de su embeleso. Y ciertamente, considerar a una señora, ilustre por su sangre, abundante en los intereses, adulada de la fortuna, lisonjeada de las gracias, favorecida de la naturaleza, enriquecida de talentos, obsequiada de los nobles, atendida de los parientes, instruida en la política de las Cortes, admirada en las más populosas ciudades, amabilísima en su trato, bizarra en los empeños, caritativa con los menesterosos, y últimamente angelical en su genio; olvidar de una vez nobleza, caudal, hermosura, obsequios, lisonjas, felicidades, rendimientos, y aclamaciones del siglo, para esconderse en el retiro de un claustro, es acción que deja sin camino a los hipérboles, cerrando el paso a las exageraciones, porque la sencillez de relatarla es el medio de engrandecerla. La función de este admirable holocausto fue una de las mayores, que han podido llenar los números al deseo. Fue dichoso teatro de sus religiosas nupcias la siempre grande, antiquísima, y leal ciudad de Tudela, y en ella se interesó tan del todo lo eclesiástico, y político en cortejar a la felize novia, que, a caber envidia en lo sagrado, hubiera habido emulación en su cortejo. Sin paginación. Parte del estilo del marqués fue la abundancia de comas (,) en su escritura. 41 42 Se refiere a los villancicos cantados en la ocasión. 58 59 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López A las diez de la mañana comenzaron en la elevación de las torres a celebrar pompa tan solemne las ruidosas lenguas de los metales, siendo propio, que el metal se hiciese lenguas para aplaudir el generoso denuedo, con que nuestra heroína ilustre desdeñaba al príncipe de los metales. Tan abundantes corrieron aquella mañana, que sin apelar a las fabulosas, doradas arenas del Pactolo,43 pudo ver la curiosidad un rio de plata, que entrándose por el sagrado de las iglesias, por las más necesitadas comunidades, y por los míseros cortijos de los pobres: remedió miserias, alivió lástimas, infundió alegrías, disipó congojas, y desvaneció angustias. Llegó el venerable Cabildo de la Colegial Insigne,44 presidido de su muy ilustre Prelado, que en la distinción de las sagradas ínsulas muestra el especial elevado carácter de su dignidad eclesiástica. Acudió el recto, respetable Ayuntamiento de la antiquísima Tudela, cabeza de su merindad, y asistió finalmente lo sabio, lo religioso, lo discreto, y lo noble, en Prelados, señoras, y caballeros, no sólo de aquella ciudad, sino de otras muchas partes de Navarra, y Aragón. Para evitar los confusos desórdenes de la plebe se previnieron seis alabarderos, que, como los leones del trono de Salomón,45 hiciesen guardia a aquel precioso relicario de virtud. Celebró el sacrificio incruento el Señor Tesorero de aquella iglesia, entonando a su tiempo la música, las armoniosas letras, que se dieron a la estampa para que, recreados los oídos, llegase la dulzura del metro hasta los ojos.46 Después de cantando el Evangelio dijo la presente oración (con indecible silencio y atención de los oyentes) el orador señalado para esta festividad ruidosa, buscando, para el desempeño de una fiesta que tenía tanto de real, a quien ya mereció en aparato, igualmente misterioso, y alegre, la asistencia y el agrado de las personas reales.47 Al finalizar la misa se siguió la sagrada ofrenda de los votos que tenía preciosamente estampados la novia en una lámina, que representaba la figura, y forma de su corazón, con cuya portentosa habilidad, ya no tienen que ponderarse el anillo de Pirro48, ni la carroza de Myrmecides49, ni las otras miniaturas de Calicrates50, pues fue aquí mayor el primor del artífice poder reducir al breve espacio de una lámina todo el dilatado, grande, magnánimo corazón de esta señora, cuyos generosos efectos han sido capaces de llenar de admiración a dos mundos. Al tiempo que estaba el sacerdote para administrarla el santo sacramento de la eucaristía, pronunció la novicia sus votos como se acostumbra en esta religión esclarecida: hizo la misma demostración su ilustre compañera prima y nueva hermana. Incorporose el divino Esposo con ambas, y adornándolas con los velos negros el Señor Dean, las ciñó después unas coronas de diversidad de flores tan amenas, sobresalientes, y vivas, que aún está la naturaleza quejosa de que haya el arte usurpado sus jurisdicciones bellas. Inmediatamente entono la música el Te Deum, y aquí no es fácil de relatar los diversos afectos de ternura, asombro, veneración, y embeleso, que se reprodujeron en el ánimo de todos. Unos con el concierto harmónico se embelesaban; otros con acción tan heroica se compungían; éstos con el idioma de los ojos hablaban en mudas admiraciones; aquellos Pactolo: un río cerca de la costa egea de Turquía. Según la leyenda, el rey Midas se deshizo de una parte de su capital de oro al bañarse en el río, de ahí las doradas arenas de su ribera, que en realidad acarrea partículas de oro. 44 Se llama iglesia colegial a un templo que posee un cabildo, pero no es catedral. Está regida por un abad o prior. 45 El trono de Salomón se decía, tenía dos leones a cada lado y doce leones sobre las gradas de ascensión a este. 46 Referencia a los villancicos. 43 47 Se refiere al hecho de que Andrés predicó una oración fúnebre en las exequias del rey de Portugal, Juan V, en Madrid, en el convento de Santo Domingo el Real, el 22 de enero de 1751. 48 Mítico anillo del rey y general Pirro, rey del Epiro (307-302 B.C.) hecho con un ágata donde figuraban Apolo y las musas. 49 Carroza de marfil, obra en miniatura del escultor griego Myrmecides, que representaba la carroza con cuatro caballos y su gobernador. 50 Calícrates: Lacedemonio, escultor griego mencionado por Plinio y el estudioso Eliano que esculpía obras de marfil en miniatura, especialmente hormigas. 60 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix con la afluencia de los labios prorrumpían en justas celebridades, y en fin, no habría alguno de los asistentes que no elevase el pensamiento al cielo, alabando al soberano autor de todo lo criado, considerando los admirables influjos de su gracia, y los arcanos de su providencia, pues en tiempo, en que las relajaciones del siglo dan más vigor al brazo de su justicia, dispuso, que una dama noble, rica, y adornada de cuantas calidades pueden caber en los dilatados ámbitos de la imaginación, se sacrificase victima en los divinos altares para aplacar las justas soberanas indignaciones. Terminado el culto del templo. Se sirvió en la gran casa, destinada para los convidados, un espléndido banquete, a que a la voz del poder, del gasto, y de la profusión, contribuyó el aire con las más delicadas plumas, el agua con las más sabrosas escamas; la tierra con las más substanciosas producciones, y el fuego con lentas actividades, dando el punto a la sazón sin permitir estragos a su voracidad. Por la tarde acudió el mismo distinguido concurso al locutorio de dicho religiosísimo convento, donde al compás de músicos primores se entonó más la bizarría en abundante copia de bebidas, y ramilletes, que perficionó (sic) el arte, y aprobaron dos sentidos: la vista, y el gusto, pues tanto tenía aquella que celebrar en lo vario, como este que aplaudir en lo exquisito. Mucho más había que relatar, si la multitud de circunstancias no embarazase el paso a la descripción de todas, pero habiendo dicho, que profesó mi señora, Doña María Ignacia Azlor en el observantísimo convento de La Enseñanza, está ya insinuado cuanto en esta materia pueden ponderar las más largas digresiones, y referir las más exactas puntualidades. [El resto del texto se orienta a elogia la familia de la duquesa y el número de santos en la familia] Zaragoza, y abril a 19 de 1745. Excelentísima Señora, A los pies de V. Exc[elencia]. Su más atento servidor, El marqués de Campo Real Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 61 1.1.c. Villancicos de profesión Los villancicos son composiciones vocales y musicales cuyos orígenes en España se pueden trazar desde el siglo xv.51 Son expresiones artísticas de carácter mixto en cuanto a que involucran poesía, música y expresión vocal y requieren tres formas artísticas: la escritura, la composición musical, y la expresión coral. En sus periodos iniciales, los villancicos podían ser de carácter cortesano y dedicado a temas amorosos, humorísticos o cotidianos. Sin embargo, para finales del siglo xvi comenzó a desarrollarse el villancico litúrgico y ya para los siglos xvii y xviii este tipo de canto religioso teatralizado estuvo casi siempre dedicado a esos fines y hasta cierto punto inspirado por melodías y caracteres de origen popular.52 Su tono era de regocijo y celebración. Se cantaba en ocasiones festivas de la iglesia como la Navidad, la calenda del Corpus y la calenda al Santísimo, o en las fiestas Marta Sánchez, xviii Century Spanish Music.Villancicos of Juan Francés de Iribarren. Pittsburgh, Pennsylvania: Latin American Literary Review Press. Series: Explorations, 1988; Aurelio Tello, Humor, pericia y devoción: Villancicos en la Nueva España. México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2013. En España los textos de los villancicos se recogían en pliegos manuscritos o impresos. Ver, Nieves Baranda Leturio, “Cantos al santo epitalamio, o sea, pliegos poéticos para las tomas de velo. Deslindes preliminares” en Bulletin Hispanique, 113:1 (2011) pp. 269-96; Esther Borrego Gutiérrez, “Un siglo de impresión de pliegos de villancicos. El caso de los Monasterios Reales de la Encarnación y las Descalzas (1649-1752)” en Criticón, 119 (2013), pp. 127-143. Se puede ver en: https://criticon.revues.org/632. Aunque en Nueva España ya hubo un maestro de capilla en 1539 y en sus catedrales se cantaron composiciones tanto de autores novohispanos como peninsulares, es recientemente que se ha ahondado en el tema de villancicos en los claustros femeninos. 52 Como ejemplo de la adopción de personajes del pueblo, estaban los villancicos llamados guineos, negros o negrillas, muy populares en la península y los territorios americanos, que decían imitar el habla de los africanos. Otros incorporaban personajes indígenas también hablando un español distorsionado.En España aparecieron gitanos, vizcaínos y gallegos, entre otros tipos populares. Ver, Álvaro Losa Sanz, “Literatura y sociedad en algunos villancicos del siglo xvii” en: https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero19/villanci.html. 51 62 63 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López de la Asunción de María, San José, o San Pedro, entre muchas otras. Su formato como composiciones vocales y musicales era el de una composición polifónica con tres o más movimientos o partes que podían contener arias y recitativos para voces, con una partitura para varios instrumentos. La composición musical era obra de un maestro de capilla y los instrumentos más frecuentemente usados eran violines, trompas, oboes, clarines, el arpa, el bajón y el órgano. La lírica del villancico estaba en las manos de un escritor, que podía ser o no un músico, como el maestro de capilla de la catedral, pero también podía tratarse de un escritor versado en esas composiciones. El aspecto literario del villancico tenía que adaptarse a las melodías compuestas por el autor y ser adaptable al carácter religioso de esas piezas. Su autoría fue frecuentemente anónima. Fueron también utilizados para la toma de velos de las religiosas, tanto la entrada al convento, como en la profesión solemne, un aspecto poco estudiado de esta forma de composición literario-musical. En la Nueva España, los villancicos se produjeron y ejecutaron en todas las iglesias catedrales, parroquiales, y en las pertenecientes a las órdenes religiosas.53 De especial interés son los villancicos compuestos por Sor Juana Inés de la Cruz, que es la mejor conocida autora novohispana en este género literario-musical, aunque no la única. Sor Juana parece no haber escrito ningún villancico para la profesión de otra religiosa.54 En Puebla, el rico acervo musical litúrgico perteneciente al convento de La Santísima Trinidad promete revelar la obra de las monjas no solo como intérpretes, sino también como posibles compositoras de música sacra para sus necesidades litúrgicas55. De acuerdo con Aurelio Tello, el instrumentalista Juan de Baeza escribió villancicos para el convento que mantuvo un coro de gran reputación durante los siglos xvii y xviii.56 Aquí presentamos dos villancicos compuestos para la entrada al convento y profesión solemne de la novohispana Sor María Ignacia Azlor y Echeverz, que profesó en el convento de la Compañía de María, en Tudela, Zaragoza. Ya hemos visto la descripción de las festividades de su profesión solemne, en la cual se hace mención de su aspecto musical. Aquí se incluyen los villancicos cantados para su entrada al convento y los ejecutados para su profesión solemne, ambos casos poco conocidos en México por ser anónimos y publicados en España. 53 Sobre villancicos en Nueva España, ver, Margit Frenk, ed. Villancicos, romances, ensaladas y otras canciones devotas. Libro Segundo de los Coloquios espirituales y sacramentales y Canciones divinas de Fernán González de Eslava, México: El Colegio de México, 1989; Alfonso Méndez Plancarte, ed. Obras completas de Sor Juana Inés de la Cruz. 2 vols., México: Fondo de Cultura Económica, 1952, Vol. 2, Villancicos y letras sacras. Andrés Estrada Jasso, El villancico virreinal mexicano: siglo xvii. San Luis Potosí: Archivo Histórico del Estado, 1991; Manuel Tello, “Villancicos y Cantatas de Manuel de Sumaya” en Tesoro de la Música Polifónica en México, Vol. vii. México: cenidim, 1994; Josefina Muriel y Luis Lledias, La música en las instituciones femeninas novohispanas. México: Universidad del Claustro de Sor Juana, 2009; Magdalena Altamirano, “Encrucijadas poéticas: una colección de villancicos novohispanos en la John Carter Brown Library” en Colonial Latin American Review, 212:3 (2012), pp. 441-456; Jorge Gutiérrez Reyna, “Andanzas de una oreja rebanada en algunos villancicos novohispanos” en Acta poética, 32:1 (enero-junio 2011), pp. 303-313; Anastasia Krutitskaya, “Reutilización de formas tradicionales en los villancicos de Sor Juana” en Olivar, 18 (2012), pp. 95-11, y en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/ pr.5827/pr.5827.pdf. Martha Lilia Tenorio. Los villancicos de sor Juana. México: El Colegio de México, 1999; Luz Ángela Martínez, “Suelo y cielo: La imagen de la mujer en los Villancicos de Sor Juana Inés de la Cruz” en Signos, 37:55, 2004, pp. 97-112; Dario Puccini, “Los ‘villancicos’ de Sor Juana Inés de la Cruz” en Cuadernos Americanos, 24:142 (1966), pp. 223-252; Oswaldo Estrada, “Sor Juana y el ejercicio pedagógico en sus villancicos marianos” en Letras femeninas, 32:2 (invierno 2006), pp. 81-100. 55 Aurelio Tello, “La capilla musical del convento de la Santísima Trinidad de Puebla en los siglos xvii y xviii” en Mujeres, negros y niños en la música y sociedad colonial iberoamericana. Víctor Rondón, ed. iv Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana, Misiones de Chiquitos, Santa Cruz de la Sierra: apac, 2002, pp. 52-61. 56 Aurelio Tello, “Music: Convents” en Ivonne Levy y Kenneth Mills, eds. Lexikon of the Hispanic Baroque. Austin: University of Texas Press, 2013, pp. 343-45. Un ejemplo de una obra escrita por el maestro Vidales y procedente del acervo del convento de la Santísima Trinidad de Puebla, “Con que gala en el campo nace la rosa” se analizará en este volumen. 54 64 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix 1.1.d. Himnos Acordes En Himnos Acordes, el texto comienza con una metafórica llamada a vitorear el triunfo de la iglesia militante simbolizada por la profesión. Sin embargo, se mueve inmediatamente al contexto mundano del viaje a las Indias y el despliegue de abundancia material que trae consigo la rica indiana y al final de las composiciones, compara a María Ignacia con Sor Juana Inés de la Cruz, obvio esfuerzo de adulación personal a lo que se añade la asociación con su innegable posición de criolla. El mensaje moral retorna más adelante en las Coplas que advierten que la opulencia y los bienes de fortuna no valen nada comparados con las riquezas espirituales. Las profesantes han elegido su estado usando de su voluntad y entendimiento y responden sabiamente al llamado de Dios. El elogio personal que esa decisión significa se extiende al convento que las amparara, donde en el “cielo de María” las esperaba para satisfacer el incendio de su amor hacia el esposo. Así, se entrelazan los valores espirituales de las novicias con las del convento, “selva frondosa” que goza preeminencias del paraíso. Los Himnos Acordes se componen de seis villancicos.57 El primero adopta un tema marcial presentado a las novicias como alistadas en la tropa de la Compañía de María y prestas para progresar en su primera campaña. El estribillo llama a la batalla con los sonidos de instrumentos musicales, cuya presencia sugiere se encontrarían en la partitura, y presenta a las primas como “marianas amazonas” en lucha contra el enemigo, el “mundo El primer villancico consta de una introducción y un estribillo, escritos en versos heptasílabos, métrica que se sigue en todos ellos. Los recitativos están escritos en versos endecasílabos. El segundo tiene una introducción y un estribillo. El tercer villancico consiste en un estribillo con aria y recitativo. El cuarto tiene estribillo y unas coplas escritas en versos heptasílabos. El quinto consta de una introducción y coplas en versos endecasílabos. El sexto villancico tiene su estribillo y coplas en versos octosílabos. Es una composición de carácter más ligero que los villancicos compuestos para la profesión solemne. En total a los versos se añaden tres introducciones y tres coplas. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 65 engañador”. María Ignacia es presentada en el segundo villancico como rica y noble indiana que busca el tesoro que esconde la clausura, un tema que se repite en el estribillo. El cruce del océano y el arribo de las viajeras permiten al autor ampliar la visión de una nave dichosa y rica que arriba a las playas peninsulares, un tema que se repetiría en la composición de los villancicos para la profesión solemne. El viaje de María Ignacia era el reverso del fluir misionero de España a América y aunque el número de fundadoras españolas en los conventos novohispanos fue reducido, María Ignacia se destaca por la originalidad de su deseo de profesar en España y fundar conventos dedicados exclusivamente a la educación femenina, de los cuales aún no existían ninguno en el siglo xviii en Nueva España. El tercer villancico introduce el tema del amor divino que guía a las novicias a ofrecerse al “dueño” que las espera en el convento.58 La cuarta composición subraya el rápido paso de las ansiosas profesantes por acogerse en el convento y su bien pensada voluntad e inspiración divina para seguir la disciplina en el noviciado. El villancico quinto ofrece la voz del Mundo que trata de disuadir a las novicias de entrar al convento y trata de convencerlas de gozar su juventud. Este tema se desarrolla más ampliamente en los Diálogos Espirituales, las piezas teatrales compuestas por Fray Mariano de la Concepción para celebrar la entrada y profesión sagrada de las religiosas carmelitas. Fue un tema fundamental en el repertorio de mensajes apropiados para esas ocasiones, y se utilizó en todas las manifestaciones literarias creadas alrededor de la profesión. Las coplas de este villancico reafirman el valor espiritual de la renuncia a los falsos valores del mundo 57 Sobre el contraste entre el amor divino y el mundano ver, Maurice Daumas, coord.., Amour divin, amour mondain dans les ecrits du fioi privé de de la fin du Moyen Âge a 1914. Pau: Editions Cairn, 2011. Una primera aproximación historiográfica al tema puede verse en Rosalva Loreto López, “El amor Divino y la mística hispanoamericana. Una aproximación a las representaciones emocionales de la feminidad barroca” en Pilar Gonzalbo Aizpuru, coord. Amor e historia: La expresión de los afectos en el mundo de ayer, México, El Colegio de México, 2013, pp. 275-298. 58 66 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix y exaltan el escogimiento de la vida claustral. El sexto y último villancico elogia las virtudes y hermosura de quienes toman el velo y, sobre todo, la renuncia de María Ignacia a sus riquezas y su lejana patria, así como la prudente elección de la Compañía de María para su profesión. Los versos finales dan la enhorabuena a ambas “vírgenes bellas” que se añaden a los otros ángeles de la clausura. Las anotaciones para el canto son mínimas y solo una indicación de “a 4” y otra “a 2” señala la participación de las voces. Por otra parte, la alusión a oboes, cajas y trompas indican que esos instrumentos se usarían como acompañamiento. Anónimo. Hymnos Acordes, cánticos festivos, sonoras aclamaciones, con que se celebra el dichoso arribo, y el feliz ingreso de las muy ilustres Señoras Doña María Ignacia Azlor y Echeverz, y Doña Anna de Torres y Quadrado, en el religiosísimo, y ejemplar convento de la Compañía de María Santísima de las Señoras de la Enseñanza de la muy noble, antigua, y leal ciudad de Tudela. El día 2 de febrero, Año de 174359 Himnos Acordes Villancico Primero Introducción En la tropa de María Cuya Compañía sacra Es el mejor regimiento Para poder sentar plaza, Dos primas se alistan hoy, Muy cuerda, y muy templadas, 59 Texto cortesía de la biblioteca de la Universidad de Navarra. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 67 Que harán crecidos progresos En la primera campaña. Estribillo Suenen los oboes, Las trompas y cajas,60 Y de cuerpo a cuerpo Dese la batalla: Al arma sentidos, Potencias al arma, Que ya el enemigo Sus huestes avanza. Al arma, […] Disparen las primas Su primera carga, Disparen aprisa, Virtudes por balas. Al arma, […] Den al enemigo Su carga cerrada Que huye cobarde, Y vuelve la espalda. Al arma, […].61 Suenen los oboes, Las trompas y cajas, Que ya la victoria Se nos declara, Ya el campo queda Por María Ignacia, Que en este combate Es la generala, Obues en el original. Instrumento de viento de 50-60 cm de largo con seis agujeros y desde dos a trece llaves. Trompas: instrumento musical de viento. Cajas: tambores. 61 Repetición 60 68 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Y su amante prima Es la edecana.62 Suenen los oboes, Las trompas, y cajas. Recitado Canten, pues alegre la victoria Y al Dios de las batallas den la gloria,63 Pues del Mundo han triunfado, Infiel aleve, monstruo amotinado, Llevando por escudo El pecho de pasiones ya desnudo; Más que mucho, si va en su compañía ¡El sagrado estandarte de María! Aria Puesta en la valla, Ganó la batalla De Ignacia el valor: Al pérfido infiel, Mundo engañador. Puesta, […] Final Ciñan, pues, las diadema y coronas Las invictas Marianas amazonas, Explicando hasta el cielo su alegría Por el triunfo festivo de este día. Edecana: usado en femenino por edecán, ayudante de campo de un oficial del ejército. 63 El Antiguo Testamento cita a Dios, o el Señor, como compañero de las batallas. Ver Deuteronomio 3: 22; 31:6; Crónicas, 20:15, 32: 15; Salmos 46: 7, 11. 62 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Villancico Segundo Introducción Una nave llega de Indias, Y en ella María Ignacia, Que sobre noble es muy rica, Pero no es interesada. Aunque trae del otro mundo Tesoros en abundancia Otro tesoro escondido Viene a buscar en España. Con esas ideas viene Porque sabe la Madama Que el tesoro más precioso Ha de encontrar intra claustra. Estribillo A la nave dichosa Que hoy desembarca Con próspero viento Hagan la salva. El fuego con luces, El viento con auras, La tierra con flores, El mar con sus aguas, Pues hasta el cielo Sus rayos dispara, Y en luces brillantes Le hace luminarias. Ya llega a la arena, Ya pisa la playa, Con mucha riqueza María Ignacia. De México viene Buscando afanada Tesoros de gloria 69 70 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix En Indias de gracia. Aplausos, honores, Riquezas mundanas, Todo lo renuncia, Y aún las esperanzas. Al clima dichoso Llega sin borrasca A ser de Dios Esposa, De María, esclava. A la Nave, […] Recitado Llega María Ignacia de su viaje Con mucho tren, criados y equipaje, Y la nave ancorada Apenas pisa la tierra deseada, Cuando nota su ingenio prevenido Que es el mejor tesoro el escondido, Y que ha de encontrarle su ardimiento En el retiro amable de un convento, Porque le enseña bien la letanía, Que es casa de oro, la casa de María. Aria Vio el cielo abierto Ignacia en el puerto Que ansiosa buscó: Y en la Compañía Halló de María Cuanto apeteció. Vio, […] Final Descansa, pues, nave peregrina En el puerto, que el cielo te destina Donde hallarán tus ansias y desvelo De María el puerto, Puerta al cielo. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 71 Villancico Tercero Estribillo Cante el jilguerillo,64 Ría el aurora Fugitivas perlas Que el alba llora. Y en plumas rizadas, Y en bellas garzotas,65 Y en cuajada plata, En líquido aljófar,66 Con música acorde, Con lira harmoniosa, Con suaves acentos De dulces tiorbas,67 Canten y rían Con voces canoras. Sus plumas parleras Celebren la gloria De dos bellos astros Lucidas antorchas, A quienes María Ciñe la corona, Y por esclavas Se ofrecen gustosas, Pues flecha divina Hirió misteriosa El pecho, que rinden Al Dueño que adoran. Cante el jilguerillo, Jilguero: pájaro común en España y que canta bien. Garzotas: Ave zancuda. 66 Aljófar: perla pequeña de forma irregular; cosa parecida al aljófar, como las gotas de rocío. 67 Tiorbas: Instrumento musical semejante al laúd, pero mayor, con dos mangos y ocho cuerdas más para los bajos. 64 65 72 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Ría la aurora68 Fugitivas perlas, Que el alba llora. Recitativo Heridos de amor dos corazones Buscan su libertad en las prisiones Del Esposo más bello, Que de solo un cabello Al cielo las conduce María En cuya santa noble Compañía Previene amor en llama lisonjera Para dos corazones una hoguera. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Aria Entrad, que halagüeño Espera el Dueño Del corazón A daros el pecho A fuerzas hecho La posesión. Final Entrad, pues que María os asegura En candores de gracia, nieve pura, Con que ya mitigado tanto fuego, Vuestras ansias consigan el sosiego. Aria Grande prenda es el amor Pues aquel que si no ama Apetece de su llama, El voraz activo ardor Ese divino querer Ese incendio, ese volcán Al alma santa le dan El más gustoso placer. Recitado [¡]Oh! [¿]Qué feliz advierto? [¡]Oh! Que dichoso Vuestro pecho amoroso, Que en lo fino y constante Fénix se eterniza por lo amante, Añadiendo así tanta nobleza El quilate mayor a la fineza, Y por ese amor sino ese desvelo El cielo de María en vuestro cielo. 68 Anteriormente el autor usó “aurora” como masculino. Villancico Cuarto Estribillo A muy buen paso Se vienen acá Dos señoritas Sin más, ni más. Tanto caminan, Que intentan volar. Parece que dejan El Mundo atrás. Si dan tales pasos Presto llegarán, Jamás se ha visto Tal velocidad. Ya están muy cerca, Ya van a entrar, Ya vienen, ya llegan, Ya están acá. 73 74 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Coplas 1. En una casa o palacio Descanso de la deidad, Donde enseña el buen ejemplo Con Enseñanza ejemplar. 2. En cuyo centro se oculta El más rico mineral En competencias de Ofir69 Y en desprecio de Sabá.70 3. Hoy entran dos señoritas, Y apenas pisan su umbral, Cuando nota su fineza Lo atractivo de su imán.71 4. Apenas ponen los pies, Cuando ya quieren entrar, Y en esa resolución Firmes, que firmes están. 5. [¿]Con quién habrán consultado Negocio tan principal? Pero luego me responden: [¿]Con quién? Con su voluntad. 6. Guion el entendimiento, Que del alma es el final, Fue explorador de la tierra Prometida a su beldad. 7. Conocen que es el destino Que el cielo las quiso dar, Y no parten de ligero, Yendo con velocidad. 8. Es el punto la ocasión Ofir: Tierra bíblica famosa por su oro, sándalo y especias. Se desconoce su ubicación exacta. 70 Sabá: Reino de la reina de Sabá, posiblemente en la presente Yemen o Arabia, cuya reina visito a Salomón para conocer sobre el Dios que veneraba. Reyes 10: 1-13. 71 Imán: Alegóricamente es Cristo o Dios, que atrae a las novicias. 69 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Del llamamiento auxiliar, Y es eficaz al oír Su eficacia en el obrar. 9. Se valen del documento Y máxima espiritual, Que una santa inspiración No se debe dilatar. 10. Pulsó Dios su corazón Con toque tan especial, Que empezaron a seguir El empezar a llamar. 11. Y es tan grande su obediencia Que nunca pueden parar, Y los santos ejercicios, Sus diversiones serán. 12. Los años del Noviciado Sin duda se han de elevar, Pero después de profesas, Yo creo que volarán. Villancico Quinto Introducción [¿]A dónde avecillas Vuestro giro vuela, Agitando las alas En la carrera? Mirad que os empeña A un imposible La intención vuestra Porque es intratable Tanta aspereza, Tanto retiro Y tanta tarea. Mirad las delicias 75 76 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Y ved las riquezas Que el cielo os ha dado Para poseerlas. Mirad, que es difícil Pasar tan aprisa72 A buscar fatigas Quien el ocio deja. Mirad. Que es extremo, Mirad, que es violencia Vivir como esclavas Y no como reinas. Gozad en el siglo Vuestra primavera Que para penar Mucho tiempo os queda. Así el Mundo engaña Cuando representa Mentidos placeres, Con falsos sistemas. Pero Ignacia y Anna Al ver su cautela Huyendo del Mundo Burlado le dejan. Coplas 1. Los dones de naturaleza y de fortuna Son escollo arriesgado a la inocencia, Y se fabrica la inmortal corona Quien los abate, humilla, y los desprecia. 2. [¿]Qué vale lo magnifico y soberbio? [¿]Qué sirve la magnífica opulencia Si el reino de los cielos lo consigue El patrimonio real de la pobreza? 3. Son engañosas, falsas, aparentes Del mar del Mundo en la dorada arena Esas fingidas perlas que en la concha La falsedad encubre su fineza. 4. Esos que llaman bienes de fortuna Males son, que al vicio dan la rienda; Son armas del doméstico Enemigo Y con ellas nos hace cruda guerra. 5. [¿]Qué importa el adorno de los cuerpos Con ricos diamantes, bellas telas, Si despojada el alma de virtudes Teme estar de su Esposo en la presencia? 6. [¡]Oh! Qué bien nuestra Ignacia nos predica [¡]Oh! ¡Qué bien nuestra Anarda nos enseña!73 Despreciando el Mundo vanidades Para hallar en el cielo las riquezas. 7. Día en que la primera fundadora Pasó al alcázar de la gloria eterna, Entra Ignacia en su casa edificando, Para ser a su ejemplo otra primera. 8. Día en que la Virgen bella y pura Al templo lleva la mejor ofrenda En alas de su amor, tórtola humilde, Ignacia sacrifica su pureza.74 9. Todas sus circunstancias son acaso Prevenciones de oculta providencia, Que de Ignacia predicen con asombro Encumbradas virtudes giganteas.75 10. Y más cuando la veo astro añadido Al celeste escuadrón de luces bellas Que producen del cielo de María Soberanas, divinas influencias. 11. Gozad, pues, de su emporio tachonado, Anarda: Anna. El 2 de febrero se celebra la ofrenda de María en el templo. 75 Giganteo-a: Gigantesco. 73 74 72 Apriesa en el original. 77 78 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Las delicias que el cielo te franquee En la selva frondosa de este claustro, Que de paraíso goza preeminencias. 12. Goza de sus aromas suavidades, Que al Esposo Divino le recrean, Logrando venturosa en otro Mundo Tremolar de María la bandera. Villancico Sexto Estribillo A4 El hábito piden hoy A María dos bellezas, Que en virtudes y hermosura Las califican las pruebas, No son sino flores No son sino estrellas El mayo lo dice El cielo lo muestra. Todos Que la flor de su hermosura Es esta clausura A María consagra Beldad y pureza: No son sino flores No son sino estrellas A2 Que hoy toman el blanco velo Y hacen nube y cielo, De pobre estameña76 76 Estameña: Tejido de lana ordinario. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 79 Todos Sigan su estrella: Si es tu estrella María, La tendrán buena. Coplas Una ilustre y rica dama Hoy viste pobre estameña Que solo por Dios se hace Pobre, la que es opulenta. Sigan su estrella, etc. María Ignacia es el nombre, Corona de su belleza Que un Etna de amor divino77 Hasta con el nombre ostenta. Nació jazmín en las Indias, Ya es clavel en penitencia, Y el blanco velo nos dice Que aspira a ser azucena.78 Dotóla de cuanto pudo Pródiga naturaleza Y ser maravilla suya Bien lo acreditan sus prendas. A dejar su patrio suelo Sagrado impulso la alienta, Que solo el cielo es la patria De quien por Dios se destierra. Al océano gallarda Con valor santo se entrega, Más que en el mar engolfada Etna: relativo al volcán Etna, en Sicilia. El uso de este vocablo es ambiguo dentro de la copla, ya que no usa mayúscula. 78 El jazmín: simboliza la mansedumbre y pureza. El clavel apareció cuando Jesús llevaba la cruz y las lágrimas de María. La azucena es símbolo de pureza e inocencia. 77 80 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix En sus heroicas ideas. Inmensos piélagos surca Burlando sus inclemencias Pero [¡]qué mucho! Si es Cristo El norte que la gobierna Con inclinación sagrada. Muchos conventos se muestran Queriendo ser cada uno Feliz concha de esta perla. Más la Casa de María Es la que su amor aprecia, Que siendo esta casa un cielo Bien se coloca su estrella. Casa de enseñanza busca Con misteriosa prudencia, Pues nació para Enseñanza La que dos mundos desprecia. Para no venirse sola Con la prima se concierta, Que en tan santas harmonías Es cuerda que no disuena. Anna es su nombre, o su gracia, Que Anna, gracia se interpreta,79 Y a esta gracia otras mil gracias Místicamente se agregan. Hoy a Cristo se consagran Estas dos vírgenes bellas, Y él se ofrece por su Esposo En pago de tal fineza. Gocen, pues, de las delicias Que les brinda su clemencia, Anna: Significa benéfica, compasiva y llena de gracia. El nombre lo llevaba la madre de Samuel y es el nombre de la madre de la Virgen María. El nombre aparece en el proto evangelio de Santiago, posiblemente del siglo II que narra la vida de María hasta el nacimiento de Cristo. 79 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 81 Y a la corona que hoy ciñen La de la gloria suceda. Y a ti, sagrado convento, Te doy mil enhorabuenas, Pues dos ángeles añades A los que tu claustro encierra. Fin 1.1.e. Ramillete Harmónico El Ramillete Harmónico que celebró la profesión de María Ignacia y Ana de Torres es de autoría anónima. El impreso de Zaragoza (1745) no ofrece el nombre del autor o autores de la lírica o la música. Consta de cinco villancicos, tres de los cuales tienen su estribillo, y tres coplas.80 En general, estas composiciones celebran las cualidades personales y espirituales de María Ignacia, en primer lugar, y de su prima, en segundo lugar. El primer villancico anuncia el viaje por mar y la llegada de María Ignacia a la península con derroche de menciones de dioses marinos y mitología griega. El estribillo es particularmente melódico con hábil uso de un lenguaje fácilmente adaptable a la música. La primera copla identifica a las profesantes. El elogio de María Ignacia es prominente. Se ensalza su linaje y, sobre todo, el valor de su patrimonio: “una que importa por muchas” y vale “según sus dotes se tasan más que muchos mexicanos”. Aun así, la “noble, discreta y rica” mujer descarta todo por su deseo de profesar. La copla hace eco del viaje marino alabado en el villanLa primera copla contiene 22 cuartetas que, erróneamente, están numeradas como veintiuna. La segunda copla es de pie quebrado, y consta de seis cuartetos de versos octosílabos entre los cuales se alternan cuatro de versos irregulares. El villancico segundo tiene acotaciones para una introducción cantada a solo, dos recitativos y un aria. El villancico cuarto se cantaría “a duo”, con un recitativo en forma de soneto en el cual las dos voces se alternarían en decir los versos. También incluye un aria. El quinto villancico carece de notación para las voces. 80 82 83 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López cico y del homenaje de las deidades, pero introduce el elemento religioso y su destino como monja, que merece se la reciba con salvas. Se cierra la copla con una elegante adulación del origen de la “indiana”, “naves que vienen de Indias, se admiten bien en España”. El villancico segundo se inspira en el Cantar de los Cantares de modo bastante suelto pero reconocible para las profesantes, la comunidad religiosa, y quienes participaban en el acto de profesión. El divino amante acecha a sus futuras esposas y, al encontrarlas también llenas de amor, les declara el suyo. El tercer villancico se remite a la presentación de María en el templo y su ofrenda. De manera alegórica, las nuevas esposas son dos palomas, semejantes a las que María ofreció. En la segunda copla el esposo llama a las esposas, y se vuelve al tema de María como arca en la cual se acogerán las nuevas palomas. El arca es, simbólicamente, la Compañía de María, el nombre de la orden, el puerto seguro donde se acogerán. En el cuarto villancico, para dos voces alternadas, se retorna al tema del viaje que une a los “dos mundos” (España y Nueva España) lo que permite la introducción de la duda y la posible tentación del mundo seglar para medir la determinación de las profesantes. Es un tema teatralmente necesario y que aparece en los coloquios escritos para las profesiones, como las de fray Mariano de la Concepción, que también presentamos en este volumen. Las dos gallardas profesantes navegan victoriosas evadiendo los escollos y prestando oídos sordos a quienes las instan a volver al “patrio nido” para llegar al puerto de la Compañía de María, porque no hay riesgo para “quien pisa al mundo para subir al cielo”. En el quinto villancico se alude al interior del colegio de La Enseñanza donde están las niñas prestas a cumplir sus ocupaciones. Se las insta a que dejen sus diarias labores de aguja para recibir a “dos niñas” Es una nota de domesticidad que contrasta de los temas bíblicos que se esgrimen en la composición. El villancico tiene por objeto elogiar las estirpes de María Ignacia y Ana de Torres y su dejamiento de las riquezas. Este villancico resalta por el uso de juegos vocales con los apellidos de las profesantes, la relación de parentesco entre ambas, su matrimonio con Cristo, el puerto de partida y el amor a la cruz, y aun una comparación de la palabra “compañía” con el vocablo de uso mercantil, mientras se elogia a la orden como reformada y sin faltas. En este último villancico, el autor se afanó por lucir sus habilidades versificadoras. María Ignacia, comparada con una veloz nave y un águila que se eleva a los cielos, es también celebrada como novohispana. Según Pilar Foz y Foz, se la conocía como “la indiana”.81 Este último villancico la compara con Sor Juana Inés de la Cruz e, hiperbólicamente, también merecedora de ser tan reconocida como su predecesora. Anónimo. Ramillete Harmónico que, en el ameno, sagrado, y fructuosísimo pensil de la Compañía de María Santísima forma el regocijo, entreteje el pasmo, y presenta el respeto a las muy ilustres señoras Doña María Ignacia Azlor y Echeverz, y Doña Ana de Torres, y Quadrado. Con el feliz motivo de celebrar su profesión solemne, y místico desposorio con el Rey de las Almas Jesu-Cristo, en el ejemplar, venerable y utilísimo convento de las Señoras de la Enseñanza de la muy noble, antigua, y leal ciudad de Tudela, el día 2 de febrero, año de 1745 Villancico primero Introducción Un nuevo prodigio asoma, Por esta región cerúlea.82 Dando con sus bellas plantas, 81 82 Foz y Foz, La revolución pedagógica, p. 147. Cerúleo: color azul de cielo despejado. 84 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Vanidad a las espumas. El corazón es la nave, De velas sirven sus plumas, El discurso de timón, Y la voluntad de auja.83 Es la Carta la Cartilla,84 En que sus dichas estudia; Y estrella norte, aquel astro, Que ignora sombras de culpa.85 Beldad de las discreciones, Corriendo, los mares cruza, Porque una vez la viveza Corra bien con la hermosura. Estribillo Ya viene, ya llega, y ya la saludan Con métricas, dulces, sonoras faenas Tritones, nereidas, delfines, sirenas.86 Ya la festejan con suaves canciones Sirenas, delfines, nereidas, tritones. Ya la celebran (vivientes clarines) Nereidas, tritones, sirenas, delfines. Ya la reciben del agua por reina Delfines, sirenas, tritones, nereidas. Venga rindiendo a su heroico dominio Scylas, escolios, Caribdis, y Eurypos87 Auja: aguja. Referencia a la aguja de bitácora o de marear. Carta: la carta de marear en la cual se describe el mar y sus escollos. Cartilla: cuaderno de primeras letras y también cuaderno donde se anotan los modos de proceder en determinado asunto. 85 Se refiere al sol. 86 Tritones, deidades mitológicas con figura de hombres hasta la cintura y de pez el resto; sirena, ser mitológico mitad mujer y mitad pez; nereidas son las 50 hijas de Nereos y Doris, ninfa, que usualmente acompañan a Poseidón, el dios del mar y que pueden ayudar a los marinos en peligro. 87 Escolio: Escollos, dificultad u obstáculo. Carybdis [Caribdis] y Scylla eran Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 85 Venga domando con planta invencible Eurypos, escollos, Scylas, Caribdis. Venga humillando con pompa festiva Escolios, Eurypos. Caribdis, y Scylas. Venga burlando con ímpetu airoso Scylas Caribdis, Eurypos, y escollos. Que en el mar, que navega Con fausto viento, Por el tiempo en que viene No hay contratiempo. Pues a su obsequio Contribuyen rendidos, finos, y acordes. Delfines, nereidas, sirenas, tritones, Inclinando el copete88 Del cano promontorio89 Caribdis, y Scylas, Eurypos, y escollos. Para que a su imperio Se sujeten firmes Escollos y Eurypos Scylas y Caribdis, Tritones, sirenas, Nereidas, delfines. Coplas 1. [¿]Quién es el nuevo prodigio,90 Que para volar se embarca? [¿]Es Ignacia, o es Maria? 83 84 dos monstruos marinos situados a ambos extremos del estrecho de Messina entre Sicilia e Italia. Caribdis era representado como una roca y descrito como un animal con seis cabezas. Scyllas era representada como un remolino en la costa de Sicilia. Entre ambos constituían una gran amenaza a los marinos. El estrecho de Euripus en el mar Egeo, separa a Euboea de Boetia, en la tierra firme griega. 88 Copete: el punto más alto de los montes. 89 Cano: en lengua poética, de color blanco. 90 Las coplas están numeradas cada cuatro versos. 86 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix No, sino María Ignacia. 2. Maria, Ignacia, son dos Pero si bien se repara, Una, que importa por muchas Es la que tiene esa gracia. 3. Capaz fuera de poner (Si su ejemplo se tomara) A España tal como nueva Al venir de Nueva España. 4. De México sale, y vale,91 Es según sus dotes se tasan, Más que muchos mexicanos Esta sola mexicana. 5. Honra las tablas de un vaso, Y vienen por leyes santas En la Tablas de una Ley,92 Más que en la ley de unas tablas. 6. Nave del sol es la nave, Que la conduce a la playa, [¿]Y quién duda que es de el sol Siendo suya? Cosa es clara. 7. Ni teme el vaivén de el buque, Ni las tormentas la espantan, Ni las espumas la alteran, Ni los vientos la contrastan. 8. Como de el Dueño Divino Se presiente enamorada, Junta el agua con su fuego Por pasar por fuego, y agua. 9. Su candor es una nieve, Su corazón es una llama, El original repite la numeración de las coplas por lo que resultan dos con el número 3. 92 Moisés recibe los diez mandamientos en las Tablas de la Ley. La ley que vale más que la de las tablas es la del Evangelio cristiano. 91 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 87 Monja se hace, y toma el velo, Luego es monjivelo el que anda. 10. No se ignora, pues su pecho Es vivo volcán de el alma, Que aun respetado bombea Las celestiales murallas. 11. Una nieve es su pureza, Que ningún tizne la empaña, Tanto, que su mismo ardor Se interna por no humearla.93 12. Este, pues, portento hermoso Es la que viniendo marcha A ocultar sus perfecciones Cuando vota el aumentarlas. 13. Es noble, discreta, y rica, Y de todo se descarta, Sirviendo, y empobreciendo, E ignorando la ignorancia. 14. Burla de el agua el orgullo, Porque su viveza es tanta, Que como virgen prudente Jamás la miró apagada.94 15. Todo el mar la felicita Por nereida soberana, Y el coraje de su espuma Es pluma para elogiarla. 16. Los delfines la respetan, Porque en sus ideas altas Hace el viaje presurosa Se contrastan las metáforas de lo blanco frío, símbolo de la pureza, con las llamas vivas del amor, que, siendo inspiradas por el esposo, es un fuego que arde limpiamente. 94 Mateo 25:1-13. La parábola de las vírgenes prudentes que tomando sus lámparas (siempre preparadas) salieron a recibir al esposo, mientras las otras tuvieron que ir a comprar aceite. Solo las vírgenes que estaban preparadas pudieron desposarse con el Señor. 93 88 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Por medio del-fin, que aguarda. 17. A su vista los tritones Pierden la figura humana, Y como el pasmo, se quedan En la espina sus escamas. 18. Las sirenas la veneran, Pues si ellas con vil falacia Engañan enamorando; Esta enamora, y no engaña. 19. Al ver cual nave corre, Por ave el viento la aclama, Rindiéndola el mar las olas, Cuando viene a amar con alas. 20. Como el bien es difusivo Llega bien acompañada; Y como Ana es quien la sigue, Trae de remolco la gracia. 21. De Santa María al puerto Arriban para enseñanza De otros pequeños bajeles, Que sin su aviso encallaran. 22. Vengan, pues, y no se admiren, Que las reciban con salvas; Que naves, que vienen de Indias, Se admiten bien en España. Villancico segundo Cantada a solo Introducción Aquel divino amante95 Del corazón humano, El villancico segundo es una paráfrasis de algunos de los capítulos y versos del Cantar de los Cantares. 95 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 89 Que venciendo los montes, Trasciende presuroso los collados. Finamente celoso Se muestra recatado, Y acecha por canceles De sus Esposas los hermosos pasos. Tan vivo ardor padece, Que en un Vesubio sacro Encendido su pecho Vive para morir más abrasado. -Recit[ativo]No es mucho que hoy se sienta muy rendido Al suave golpe de fineza tanta, Cuando Ignacia, y Anarda han conseguido96 Hollar con firme planta El monte de la mirra, y el collado Del incienso, al ejemplo de su amado Por eso su pasión, dándolas vida, Se recrea en las llagas de su herida Y a cada cual, en sueño misterioso, Habla con alma, y dice silencioso: Aria Heriste dulce Esposa Con un solo cabello, Y con tu mirar bello Mi tierno corazón: En uno de tus ojos El pecho ensangrentado Para su amor ha hallado El más agudo arpón heriste Anarda fue un apelativo de personaje femenino usado por Lope de Vega y Juan Ruiz de Alarcón, por ejemplo, en las comedias del Siglo de Oro. 96 90 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix -Recit[ativo]Al escuchar tan suave melodía, Ambas la anhelan con igual porfía Y cuando saben que el galán ardiente, Rondándolas con ansia diligente Por el inculto monte y valle umbrío Corona su cabeza de rocío. Acusan ya con rígida aspereza La mayor diligencia por pereza, Y al Esposo encontrando Así su voz respira, suspirando Aria Ovejuela bulliciosa Veloz huye del ganado, Y lozana, y orgullosa Salta el monte, corre el prado, Más con industria celosa Siempre la busca el Pastor: Si a nuestro amor en su daño La desvió la tibieza (Buen Pastor) de este rebaño, Cuídelo vuestra fineza, No perezca con su engaño Pues como la oveja erró Ovejuela, etc. Grave Al celeste Galán tanto complace Este santo temor, que enamorado, De amor enferma, y pide que le cerquen De flores, que son frutos de honor alto. Y no extrañan Ignacia, y Anarda Que su esposo adorado Encuentre en las flores, y frutos, alivio, Hallándole en frutos, y flores cifrado Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 91 Al ser divinamente milagroso Racimo de Caleb y flor del campo.97 Villancico tercero Introducción En el día, en que María Dos palomas ofreció Para cumplir con la Ley De la Purificación Dos palomas se le ofrecen, Esperando su candor, Que una ofrenda que es tan suya Logrará su aceptación 98 Estribillo Feliz sacrificio, Dichosa oblación Ofrecer a María Lo mismo, que ofreció; Los cielos lo envidian, La tierra lo aplaude, Y en discorde unión, Con astros, que fragancia reverberan, Con plantas, que florecen resplandor La víctima coronan, Caleb: después de la huida de Egipto, representante de la tribu de Judea, en su búsqueda de la tierra prometida, Canaá, y regresa con buenas nuevas. En el siglo xvii se le representa con Josué con un racimo de frutas, símbolo de la abundancia que encontrarían. “Flor del campo” remeda el Cantar de los Cantares. 98 El 2 de febrero, fecha de la profesión de María Ignacia, se celebra la presentación de Jesús en el templo y la purificación de María. Se conoce como fiesta de La Candelaria. María ofrecería un cordero en acción de gracias, pero por ser pobre ofrecería una tórtola o, como en este villancico, dos palomas. 97 92 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Porque sea en tan bella confusión, Al tejerla frondosas brillantes guirnaldas De esplendor oloroso De luciente verdor, Feliz sacrificio, Dichosa oblación. Coplas Como a palomas las llama De su Esposo la afición, y que vengan de Líbano las dice A coronarse en premio de su amor. Es Líbano María, Y en tus altares Lo mismo es ofrecerse, Que coronarse.99 Para que no las asuste Lo frío de la estación, Que ya cedió el ibierno [invierno] las avisa Al incendio eficaz de su fervor. Para arder en María Perciben llamas Al mirarla columna O al verla zarza. La oliva en el pico dicen, Que ostenta la discreción, Y el pico de estas cándidas palomas En el gusto al Esposo le picó. Como es Arca María, Son sus arrullos, Cuando van hacia el Arca El Líbano es interpretado como la tierra de María. Se reinterpreta el llamado de la esposa a que venga de los Montes del Líbano en el Cantar de los Cantares, Cant. 4: 8. 99 93 Feliz anuncio.100 Las coge huyendo del mundo El Divino Cazador, Y a su madre amoroso las presenta Aunque es, por aves, tan ligero el don. María las estima, Pues siendo dadas, serán para su gloria Aves de gracia. Una de estas palomillas Corrió una, y otra mansión; Pero, hasta ver el Arca de María, Donde sentar el pie, jamás halló. Por buscar en sus claustros Puerto seguro Lo que dejó en el siglo Es un diluvio. Que en Compañía le alaben Gusta el Supremo Hacedor Desde que bellos astros matutinos Unidos le aplaudieron allá en Job.101 En Compañía quiere Le alaben ambas Porque se oigan sus voces Acompañadas.102 En la doctrina católica hay muchas prefiguraciones de María en el Antiguo Testamento, tales como el arca de Noé, la paloma con el olivo en el pico, la zarza flamígera de Moisés, etcétera. 101 El Libro de Job narra las vicisitudes de Job como una prueba que el Señor hizo de su fidelidad, que resistió todas las pérdidas de familia, heredad y salud. 102 El autor establece un juego de palabras con el nombre de la orden: la Compañía de María y el verbo acompañar. El Arca de María es la Orden de La Enseñanza o Compañía de María. 100 94 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Sobre si misma rápida volaba:104 1. Teme en las ondas, que tu buque bruma, Un escollo encontrar en cada espuma 2. Teme al girar la esfera sin recelo, Que precipicio llores a tu vuelo. 3. A tierra vuelve 4. Vuelve al patrio nido. Villancico cuarto -Cantada a dúoIntroducción. 1. Veloz nave, que surcas El inconstante piélago,103 Tan feliz que dos mundos Te ofrecen puerto. 2. Águila generosa Que en los boreales términos Al Cielo te avecinas Buscando el Cielo -Las 2 [dos][¿]Por qué huyes de la tierra? 1. Detén el curso intrépido Suspende, para el rumbo. 2. Para, suspende el vuelo -Las 2 [dos]No huyas, no del mundo Sin ver primero Lo mucho, que en él dejas, Piénsalo, míralo, nótalo, adviértelo. -Recit[ativo]1. Aunque la nave, que de lejos vino Trayendo el pan, que al hombre le previno Abundancias, y hartura, En el golfo bonaza te asegura: 2. Aunque Ezequiel con vista misteriosa Vio una águila caudal, que presurosa A escalar el aire, que cortaba, -Las dosQue, en las comodidades, que has perdido Tendrás seguro, y cierto Sin el menor peligro, mejor puerto. Aria 1. Vuelve nave bella 2. Vuelve águila hermosa 1. No el golfo navegues Que así te atropella; 2. No a esfera te eleves, Que te es tan penosa. -Las dosSi el mundo te ofrece Su halago, y favor. 1. Delicias, y agrados, 2. Aplausos, riquezas, 1. Sin ansias, ni sustos, 2. Con dichas, con gustos, 1. Tendrás. 2. Lograrás. Ezequiel 17:1. Parábola del águila. Sedequías rompe su pacto con Nabucodonosor, y rompe su pacto con Dios. Las profesantes resisten romper su pacto con Dios a despecho de las tentaciones del mundo. 104 103 Piélago: mar, especialmente cuando dista de la tierra. 95 96 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix -Las dosSi sigues al mundo Con paso veloz Final 1. Así a Ignacia, mística nave, 2. Así a Anarda, rápida ave, -Las dosPersuade el mundo ciego 1. Sin ver, que el mar, que afortunada surca; Es María, que a un tiempo es mar, y puerto, 2. Sin mirar, que las alas, con que vuela, Son las que a una mujer prodigio hicieron. -Las dosY así Ignacia, y Anarda prosiguen En fiel compañía de puros afectos, 1. El rumbo, 2. El camino -Las dosQue unidas emprendieron, 1. Sin temor, sin espanto, 2. Sin susto, sin recelo. -Las dosPorque en la Compañía de María No puede tener riesgo Quien pisa al mundo por subir al cielo. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 97 Villancico quinto Introducción Las niñas de la Enseñanza A la Enseñanza han llegado, Que las que entran aquí, llegan A enseñar en breve espacio. Que es día de fiesta ignoran, Pero si bien lo reparo, El día de profesión Es un día de trabajo. Por eso todas acuden Con cestillas en las manos Y como vienen con medias Están por puntos llamando.105 La Portera las despide, Diciéndoles con el sabio, Que todo tiene su tiempo, Y hoy es tiempo de descanso. Ellas en rolde se sientan.106 (No es poco en sus pocos años) Y en unas adivinanzas Quieren divertirse un rato. Estribillo Sarturnina, Fermina, Ana, Javiera, Venid a divertiros. Dejar apriesa Las almohadas, dedales, Aujas, medias.107 Otro juego de palabras con punto, como puntada en la costura y medias, como prenda para el pie, que podía ser tejida. 106 Rolde: corro o rueda de personas. 107 Aujas: agujas. 105 98 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Ana, que en Hallo tuvo Cuna lucida, Y cuando no está hallada, No está perdida. [¿]Quién es una gran mujer A quien dio México cuna, Y su ingenio, estado, y patria La aclaman décima musa? De México la monja Era Sor Juana, Pero Ignacia le quita La antonomasia.111 [¿]Quién es una niña hermosa Que con ser nada soberbia, Es tan grande, que levanta Sobre Torres su cabeza? Es doña Ana de Torres Tan eminente, Que coloca el cielo Sus capiteles. [¿]Quién es un pecho tan noble, Generoso, y abundante, Que pudiendo batir oro Por no batirle, le bate?112 Ignacia, que desprecia Oros mundanos; Y en María la casa Los palillos, los copos.108 Husos y ruecas.109 Y unas adivinanzas Sean la tela, En que borde primores Vuestra destreza. La hacienda con vosotras Que hacer no tenga, Que hoy dos niñas por Cristo Dejan la hacienda. Venid a divertiros, Dejad apriesa Las almohadas, dedales, Aujas, medias, Los palillos, los copos Husos y ruecas. Coplas [¿]Quién es un monstruo halagüeño Que viene del otro mundo Amortajando lo vivo, Y avivando lo difunto? Esta es María Ignacia, Que viene de Indias, A vivir como muerta Muriendo viva. [¿]Quién es una cosa, que (Huyendo del suelo patrio) No la hallo en Hallo, y la encuentro Bien hallada fuera de Hallo?110 Palillos: varilla para encajar la aguja para hacer media. Copos: porción de lino, algodón o lana para hilarse. 109 Huso y rueca: instrumentos para hilar y devanar. 110 Los padres de Ana María Torres Quadrado residían en Allo ciudad de Navarra. Ver, https://www.youtube.com/watch?v=fI9OrIZHP6w 108 99 Sugiere que Ignacia también merece ser tan conocida como Sor Juana. Evguenia Roubina establece que María Ignacia fue violoncelista y que practicó ese instrumento en el convento además de impartir conocimientos musicales a sus hermanas y que en el convento novohispano instruía en el canto espiritual. Ver, Evguenia Roubina, “Una hermana de la décima musa: retratos de una violonchelista novohispana.” Cuadernos de Iconografía Musical, I:1 (octubre 2014), pp. 128-42. 112 Sugiere que quien pudiera derrochar oro, lo desprecia. También puede referirse al batihojero que es el artesano que pega el oro y lo bruñe. 111 100 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Pero quiere tenerlas En Compañía. [¿]Quién es un portento extraño, Que en contradicción discreta, Vino por la Vera Cruz, Para abrazar la Cruz Vera? Es Ignacia, que carga Con la de Cristo, Y otra Vera Cruz deja En el camino.115 [¿]Quién es una mujer fuerte, Que ganar ha profesado Puesta en una Compañía, Ciento por uno en el trato? Ana, que lograr pudo Por sus talentos, La mejor compañía Para el comercio.116 [¿]Quién es un alma, y no en pena, Que vio asombrado el asombro En la Corte, en el cortijo, Es este mundo, y en otro? Ignacia, que corriendo Regiones varias, La tiene todo el mundo Por muy sentada.117 [¿]Quiénes son unas personas De tanta humildad, y brío, Que se muestran más rendidas, Cuando echan votos a Cristo? De oro ha encontrado. [¿]Quién es una dama ilustre, Que pisa con veloz paso De la tierra lo redondo, Y del mundo lo cuadrado?113 Ana, que es por la madre Mujer cuadrada Más por madre, María Mejor le cuadra. [¿]Quién es otra dama rica (Usemos de ajena frase) Compatriota del oro, Paisana de los metales? Es Ignacia, que dice De oros, y joyas, Que no la tocan nada, Pues no los toca. [¿]Quién es una prima de otra, Que en el árbol de la gracia, Hace hermanas a la que es prima, Porque sea prima hermana? Dos señoras, que en Cristo Tanto se estiman, Que en Dios las quiso hermanas, Y el mundo primas. [¿]Quién es un galán tan fino De estas dos primas amadas, Que con ellas se casó Sin dispensación del Papa?114 Es Jesús, que las guarda Como a sus niñas, Juego de palabras entre el puerto mexicano de Veracruz y la verdadera cruz de Cristo que toma al profesar. 116 Era mejor negocio profesar en La Compañía de María que daba un interés de cien por uno. 117 Sentada: bien colocada; firme. 115 Juego de palabras con el apellido de Ana de Torres y Quadrado, que profesó junto con María Ignacia. 114 Alusión a la prohibición de casarse con parientes consanguíneos sin dispensación papal. 113 101 102 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Son las dos que pretenden Hoy coronarse, Y olvidan por los votos sus calidades. [¿]Quién es una Compañía De condición tan extraña, Que se mira más completa, Cuando está más reformada? Es una Compañía, Que Dios levanta Para que haya reformas, Sin haber faltas. [¿]Quién es una ave, que sigue Los vuelos de otra ave hermosa Y para volar más lejos En un nido se colocan? Son las dos señoritas, Que aquí han venido, Más dirán: vuelan, vuelan Los pajaritos. Fin. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 103 Sección II 1.2. Sermones de profesión Dentro del concepto de teatralidad, cabe ubicar los sermones de toma de hábito, los de profesión solemne y los funerarios, que de manera habitual se ofrecían un año después del deceso de la religiosa, conocidos como exequias fúnebres. Según Herrejón Peredo, los sermones en honor de la profesión o las exequias de religiosas son contados en número, solo se citan veintiuno para el periodo que corre entre 1760 y finales del periodo virreinal, la mayoría de ellos de los últimos años del siglo xviii.118 Nuestra investigación arroja 69 sermones para los siglos xvii y xix (1668-1806), número que puede aumentar si se descubren otros. Aunque el género solo se cultivó en “tono menor”, si lo comparamos con el gran número de sermones dedicados a fiestas titulares, santos, Cristo y su pasión, o las advocaciones de María. El sermonario en elogio de profesiones o exequias de monjas notables pertenecen con propiedad al campo de la teatralidad religiosa. Las reglas de la escritura y representación del Carlos Herrejón Peredo, Del sermón al discurso cívico. México, 1760-1834. Zamora: El Colegio de Michoacán/El Colegio de México, 2003, 214; “Oratoria en Nueva España”. Discurso de recepción a la Academia Mexicana de la Historia, 7 de septiembre de 1993. Ver también, Benjamin Daniel Reed, Sermons, Preaching, and ideological Production: A Case Study of Seventeenth Century New Spain. Bloomington, Indiana: Indiana University Press, 2006; Charles C. Noel, “Missionary Preachers in Spain: Teaching Social Virtue in the Eighteenth Century” en The American Historical Review, 90 (octubre 1985), pp. 866-92; Verónica Zaragoza, “La oratoria sagrada novohispana: una revision bibliográfica” en xi Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Tucumán, San Miguel de Tucumán, 2007, 1-22; Blanca López de Mariscal y Nancy Joe Dyer, eds. El sermón novohispano como texto de cultura. Ocho estudios. Nueva York: idea, 2012; Celia Angélica Cortes Ortiz, “Sermones impresos novohispanos del siglo xvii: la edición del sermonario Historias varias canónicas moralizadas en sermones de Antonio Delgado y Buenrostro”. Tesis Doctoral, Universidad de Salamanca, Facultad de Filología, 2015. 118 104 105 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López sermón seguían cánones bien reconocidos por su largo linaje intelectual.119 Como declamaciones públicas, contaban con una audiencia atenta a las palabras y gestualidad teatral del predicador, el único “personaje” en un escenario que era el púlpito y que involucraba con su voz a todo el espacio de la iglesia conventual. Dentro de ese ámbito estaban incluidos los coros, desde donde las monjas escuchaban las palabras del predicador y en uno de los cuales se efectuaba la ceremonia de la toma de hábito o la de profesión solemne. En esta forma discursiva de teatralidad no se entablaba un diálogo, pero se presumía una respuesta emotiva en el auditorio que, aunque íntima y no expresada verbalmente, se esperaba encontrar en la atención a los preceptos y su seguimiento en la conducta personal.120 Como tal, el sermón religioso era tan interactivo como cualquier otra forma de “representación” destinada al consumo conventual. Ya en el siglo xvi, fray Luis de Granada, en su Retórica Eclesiástica [1576] explicaba el método de predicación. Todo sermón debía tener en cuenta a los oyentes, que como blancos de la elocución eran partícipes del espectáculo. En otra parte de su consejo, Granada requería la preparación espiritual del predicador, y su control sobre la forma de expresión, que en sus propias palabras consistía en “gobernar la acción” y prestar atención a la elocución y pronunciación, elementos todos indicativos de una necesidad de adoptar la gestualidad apropiada a toda representación pública.121 Granada también creía que el oficio del orador no era tanto instruir sino “mover los ánimos de los oyentes”, efectos en que el sermón se asemeja a las obras teatrales. Por su parte, fray Francisco Terrones Aguiar, otro perito en la predicación, subrayaba también la importancia de la voz y del gesto. Respecto de este último, observa que los ojos del oyente captaban al predicador “y para estos son necesarios buenos meneos y acciones de cuerpo, que es lo que llamamos gesto”.122 La experiencia viva del predicador sólo podía ser recordada por el espectador, pero el mensaje era preservado para su posterior lectura y mayor aprovechamiento mediante su impresión y consecuente difusión. Dentro del ámbito conventual femenino, el sermón impreso fue más frecuente y perdurable que aquellas obras dedicadas a la recreación y edificación de las cuales tratamos en otras partes de esta obra. La anonimidad en que quedaron la mayoría de las obras teatrales representadas en los conventos era de esperarse dado que eran ocasiones sui generis e íntimas para un públi- Jaen Croizat-Vallet, “Como se escribían los sermones en el Siglo de Oro. Apuntamientos en algunas homilías de la Circuncisión de Nuestro Señor” en Criticón, Vols. 84-85 (2002), pp. 101-122; Mauricio Beuchot, La retórica como pragmática y hermenéutica, Rubi Barcelona: Anthropos Editorial, 1998; José Patricio Fernández de Uribe. Canónigo penitenciario de la iglesia catedral de México. Sermones de honras de militares, de profesiones de religiosas, morales y doctrinales. Tomo iii. Madrid: Ibarra, Impresor de Cámara, 1821. 120 Luis Robledo Estaire, “El sermón como representación: teatralidad y musicalidad en la oratoria sagrada española de la Contrarreforma” en Revista de Musicología, Vol.26, No. 1 (junio 2003), pp. 27-185. 121 Fray Luis de Granada, Los seis libros de la Retórica Eclesiástica o de la manera de predicar. Obras del V.P. M. Fray Luis de Granada. Vol. xi. Biblioteca de Autores 119 Españoles. Madrid: Imprenta de los Sucesores de Hernando, 1906, pp. 488-642. Ver, Libro v, que trata del escogimiento de las palabras y la elocución. También, Libro vi, Cap. iv, p. 618; Capítulo v, 521; Cap. xiv, pp. 640-41. 122 Francisco Terrones Aguilar de Caño, Arte o instrucción, y breve tratado que dice las partes que ha de tener el predicador evangélico, cómo ha de componer el sermón, que cosas ha de tratar, y en qué manera las ha de decir, Granada: Bartolomé de Lorenzana, 1617, p. 57. Sin embargo, este autor no aconsejaba acciones vehementes o descompuestas en el púlpito. En cuanto al lenguaje y disposición de materias, ver pp. 51-57. Asimismo, Juan Vitulli, “Los mocos del predicador: cuerpo, gestualidad y auto-control en el púlpito barroco” en Zama, No. 6 (2014), pp. 167-181. Los sacerdotes novohispanos se distinguieron por practicar los mismos fines emocionales y pedagógicos en sus prédicas. En un caso inquisitorial se recordaba la actuación emocional en el púlpito de uno de los acusados. El padre fray José María López Aguado, franciscano miembro de la provincia de San Pedro y San Pablo, fue acusado de solicitar de amores a una donada española de 21 años con palabras libidinosas e insinuaciones a pecar con ella dentro del convento. En su juicio se descubrió que era dado al vino, pero cuando estaba sobrio era tenido como de genio “vivo” y humilde, modesto y religioso y “muy dedicado al púlpito y al confesionario”. En el púlpito daba “sermones y pláticas acompañadas de lágrimas, y con tal fervor que se ha azotado con una cadena en una plática de la Pasión que predicó el viernes santo del año 84 en la villa de San Miguel [el Grande]. Ver agn, Inquisición, Vol. 1277, exp. 3, (1784). 106 107 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López co relativamente pequeño dentro de una comunidad cerrada, mientras que los sermones eran actos públicos que apoyaban el prestigio del predicador y su orden, el de los patrones de la publicación, el de los calificadores del texto y el del propio convento. Ese prestigio se consolidaba con su publicación. La imprenta se ponía al servicio tanto de la política social, como de los frutos morales y espirituales que se pretendía sacar con la publicación. Los sermones en honor de las religiosas excedían la regla de intimidad claustral, ya que su mensaje se consideraba de amplia utilidad social y sus autores eran predicadores por vocación y obligación religiosa. A continuación, presentamos una selección de los de profesión. nobiliarios que la hacían “grande de España de primera clase y mariscala perpetua del reino de Navarra” y que era parienta de María Ignacia. La impresión corrió a cargo de don Fernando Manuel de Sada Contreras, marqués de Campo Real, conde de Cobatillas y otros títulos nobiliarios. Las jóvenes hicieron su profesión solemne el 2 de febrero, que celebra la presentación de Jesús en el templo y la purificación de María, conocida como fiesta de la Candelaria, día en que se bendicen las velas o candelas que se necesitarían por todo el año.126 El sermón consta de un exordio, una introducción y el desarrollo de los dos temas escogidos: la purificación de María y la explicación de los votos religiosos. En el exordio fray Andrés, en el que expresa primero su diminutio capitatio, apresta su auditorio a “ver” más que oír el significado de la profesión. Son dos esposas de casas ilustres que renuncian y ofrecen el espectáculo del desengaño, buscando la humildad, el silencio, el retiro y la modestia: espectáculo solo posible por conducto de Cristo. Además, incorpora el tema de la atracción de las enseñanzas de María que llevan a las profesantes al claustro donde, al emplearse como Martas y Marías, unen la contemplación con la educación de las niñas. En una breve introducción el autor sugiere los temas eucarísticos: Cristo cordero ofrecido en la Eucaristía perpetua, y la purificación de María, celebración propia del día 2 de febrero. Cristo sacramentado y María purificada comparten pureza, obediencia y pobreza. El predicador también incluye a la prima de María Ignacia, que profesó junto a ella y cuyo nombre era Ana, recordando la presencia de Ana la profetisa en el templo y su visión de Jesús como el mesías. 1.2.a Sermón de profesión de María Ignacia Azlor y Echevers123 Dada su calidad social, María Ignacia Azlor tuvo un sermón en su ingreso al noviciado y otro en su profesión solemne.124 Este último –del cual se presenta aquí uno de los dos temas desarrollados– fue escrito por Isidoro Francisco Andrés, maestro de la congregación Benedictina del real monasterio de Nuestra Señora de Santa Fe y un muy reconocido teólogo.125 El sermón está dedicado a Doña María Isabel Eufrosina Aznárez y Garro, Echeverz y Valdés, duquesa de Granada de Ega, y otros títulos Se ubica en la colección digital de la Biblioteca Nacional de España. http:// bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000169061&page=1 124 El sermón de bienvenida al noviciado fue obra de, Hipólito Escuer, Oración panegyrica, moral, gratulatoria, en el ingreso al noviciado de la Compañía de María Santísima en el Convento de la Enseñanza de la ciudad de Tudela ... de las ... Señoras Dª María Ignacia de Azlor, y Echeverz, natural de la Nueva España ... y Dª Ana de Torres, Quadrado, y Echeverz. Sin lugar de publicación, la ficha indica 1743 con un signo de interrogación. La casa impresora fue la Imprenta del Rey nuestro Señor. Se ubica en la colección de la Biblioteca Nacional de España. 125 Del mismo autor se conocen al menos ocho sermones, publicados entre 1733 y 1757. 123 La ley de Moisés requería que las madres de hijos varones acudieran al templo a los cuarenta días del parto para “purificarse” ya que se consideraba “impura” por siete días y debía permanecer otros treinta y tres días en ese proceso. En el templo se ofrecía el niño a Dios. También se hacía un ofertorio de una oveja y un pichón o una tórtola. Quien no tuviera recursos para una oveja ofrecería dos tórtolas o dos pichones. Ver Levítico: 12:1-5. En el templo, el hombre santo Simeón, reconoció a Jesús como Cristo. 126 108 109 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Tras esa corta introducción, el predicador discurre dos temas: la purificación de María, en su “primer punto”, y el significado de los votos religiosos, en el “segundo punto.”127 En el punto primero, Andrés recurre a una variedad de argumentos teológicos y “científicos” mediante fuentes bíblicas, autores de la antigüedad griega y romana, y algunos libros científicos de la época. Andrés hace referencias a teorías de los vapores, y la naturaleza de la luz y los colores para explicar la emblemática luz de María. Explica cómo la luz que irradiaba de María y sus seguidoras en el claustro se acentuaba en contraste con sus negros hábitos. También recurre a una explicación de cómo el sol aumenta su resplandor al destruir las “opacidades” y compara esta información con la capacidad de la luz de María de convertir vapores y opacidades en resplandor. También recurrió a la mitología del ave fénix que revivió gracias al ardor del sol. El juego de metáforas entre el sol y la luz radiante y vivificante servía para identificar poéticamente las cualidades de vida y gracia de Jesús y María. También utilizó el mitológico fénix para asemejarlo a la tradición educativa y religiosa de Juana de Lestonnac, fundadora de la Orden de María, quien “renacía” por medio de la profesión de otras, y especialmente con el nacimiento de un nuevo fénix duplicado en la América, referencia a la madre Azlor y la repetición en su prima. El ave fénix, que tuvo su origen quizá en la India fue objeto de una mitología propia en Egipto y continuó atrayendo la imaginación de poetas y estudiosos de la naturaleza en la antigüedad romana. Llegó a ser símbolo de la resurrección entre los cristianos, y no es sorprendente encontrarlo en el sermón del Benedictino. Andrés, empapado en la cultura clásica también introduce a Minerva, la diosa grecorromana del conocimiento y estudio, y la propone como maestra de niñas, pero superada por la luz de María y Juana de Lestonnac. Las religiosas de la orden pueden considerarse Minervas, pero mejor aún, “mujeres celestiales.” De ahí se remite a explicar otro emblema: el del águila que vuela presurosa hacia el sol y que no permite el menor desvío de sus polluelos. El sol que ilumina a María y sus hijas religiosas es Cristo sacramentado. La fe y determinación de las dos hijas que profesaban ese día hacían honor al águila y a María al remontarse a las regiones más altas sin “perder de vista a la mayor antorcha.” El benedictino también se vale de fuentes bíblicas y cristianas para explicar la cobertura del velo, y su protección contra los “desórdenes seculares” del mundo, acción que también las acercaría a los serafines que cerca del Señor cubrían sus rostros. Subraya la semejanza de los hábitos que vestían con los de San Benito, orden hermandada con la de María. Andrés esgrime una afilada arma crítica contra las flaquezas del mundo para asegurar a las profesantes que su retiro al claustro las salvaba de tanta corrupción y las acercaba a los serafines y a María, “solio elevado del Señor.” Para rematar su punto y finalizar con un galanteo religioso, Andrés acude a Plinio y su información sobre la singularidad natural de las perlas para contravenirlo con la evidencia de que existen dos “perlas” que unidas profesan ese día. La Gracia hizo posible lo que se había juzgado sobrenatural. Este sermón, escrito a mediados del siglo xviii, va apuntando hacia una prédica libre de las ampulosidades del barroco literario y espiritual, lo cual no significa que no estuviera firmemente anclado en la tradición oratoria para la profesión religiosa. Las numerosas citas latinas que apoyaron sus argumentos estuvieron dirigidas a sus lectores, pero no agobiaron el texto. Aunque Andrés se inclinó a buscar una conexión entre fuentes bíblicas, latinas, tomistas y “científicas,” no se alejó de la ortodoxia en ningún momento y expuso con elegancia el canon de exaltación de la virgen y de las religiosas como esposas de Cristo. Llama la atención el gran número de autores citados: Homero, Plinio, Lactancio y Pausanias, entre otros clásicos, hermanados con fuentes judeocristianas como Ezequiel, Isaías, Salomón, los apóstoles, San Jerónimo, San Ambrosio y teólogos de los siglos xvi y xvii. Aquí solo reproducimos la Introducción y el Primer Punto. El significado de los votos es un tema más general en todos los sermones de profesión. 127 110 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Sermón de profesión de María Ignacia Azlor y Echevers. Isidoro Francisco Andrés, Oración doctrinal, gratulatoria y encomiástica a Christo… y María Santísima en el… misterio de su purificación, que en la profesión solemne de… la hermana María Ignacia Azlor y Echevers… y la hermana Anna de Torres Quadrado, celebrada en el… convento de la Compañía de María… de Tudela, día 2 de febrero de 1745 (Selección)128 Cristo en el sacramento y María en su purificación son los objetos principales de nuestra festividad, y así en Cristo sacramentado, como en María purificada, encuentro yo las notables circunstancias de este día. Cristo sacramentado, ya se ve, que se echa un velo ocultando sus divinas perfecciones con el cándido velo de los accidentes. Ostentase también en el sacramento puro, obediente, y pobre. Puro, pues esta sagrada ostia se llama pura por antonomasia. Obediente, pues a pocas palabras del sacerdote, baja del cielo al mundo obedeciendo a su voz, y verificando lo que allá se dijo de Josué. Esto es, que obedeció la voz del hombre la deidad.129 Y en fin, se muestra pobre, pues aun con todos los tesoros y bienes no se queda con un bocado de pan para alimentarse. María purificada hace también alarde de las mismas prendas, pues enseña en su purificación la pobreza más humilde, la castidad más excelente, y la obediencia más grande. La pobreza, pues siendo así que la Ley mandaba que los ricos ofrecieran un cordero y los pobres unas palomas.130 Por seguir María a los pobres y no a los ricos, no ofreció cordero como los opulentos, El texto contiene numerosas referencias a sus fuentes que, en la mayoría de los casos, están en abreviatura y son frecuentemente imprecisas. Aquí se ha tratado de identificar cuantas han sido posible. 129 Josué 10: 14. Y ni antes ni después hubo un día como aquel cuando el Señor prestó atención a la voz de un hombre, porque el Señor peleó por Israel. Las citas bíblicas son las del autor. 130 Levítico 12: 6 Cuando los días de su purificación fuesen cumplidos, por un hijo o una hija, traerá un cordero de un año para holocausto y un palomino o una tórtola para expiación. 128 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 111 sino palomas como los menesterosos. La castidad, pues como dice Silveira en este misterio admirable, adquirió su pureza mayores creces. Puso también en práctica la obediencia, pues en medio de no estar sujeta a la ley universal, obedeció el precepto de la ley y últimamente escribe el docto Pyres,131 muy a nuestro propósito, que el día de la purificación se puso María un velo que, aunque por eso discurre un doctísimo jesuita que fue María la primera religiosa que observó pobreza, castidad y obediencia. Ahora notad que el evangelista sagrado no solo hace memoria de María, sino también de Ana, advirtiendo que Ana vino a la misma hora que María para que haciendo misterio del asunto se vea nuestro asunto altamente bosquejado en el misterio, pues en uno y otro María toma un velo y profesa la pobreza más estrecha, la castidad más pura, la obediencia más rendida, con la puntual advertencia de que no está en el sacrificio sola, sino que en el mismo día y hora la sigue Ana concurriendo también, como hemos visto, en las mismas circunstancias: Cristo sacramentado, en prueba de mostrarse complacido. Ya, pues, sin perder de vista a María en su purificación y a Cristo en el sacramento, tengo mi oración dividida en dos puntos. Será el primero que María purificada adquiere en este día mucha gloria; será el segundo que el ofrecerle sus votos María y Ana, es para Cristo sacramentado singular delicia. Punto Primero (parte 1)132 Supongo que María, en su purificación, es sol hermoso porque entre las pardas sombras de la Ley, salió más luminoso su resplandor. En otros misterios se ostenta su Majestad más divina. En este quiso aparecer su dignación más terrena, y como aquí se abate hasta la tierra su dignación, y allá se entroniza en el zenit su Majestad, por esta misma causa sobresale la luz de su Doctor Antoni Pyres de Bulhan, vicario general de Lisboa a mediados del siglo xvi. 132 Selección de páginas 15-33. 131 112 113 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López hermosura, porque la propia humildad con que mitiga sus rayos aumenta el esplendor de sus reflejos. Por eso dijo el Laurensanense ingenioso que, en la purificación de María creció admirablemente la luz entre los mismos vapores de la Ley.133 La luz toda es resplandor: el vapor todo densidad. Pues si María en su purificación se circundó de vapores, [¿]cómo ha de crecer la belleza de sus luces? El mismo autor da solución el reparo, notando en esos vapores la circunstancia de negros. Linda alusión a la purificación de María venerada en la sublime esfera de esta casa, donde sus prudentes vírgenes, que profesan de tenues vaporcillos en la humildad, dan con su negro traje mayor aumento a su luz. Esto es lo que allá borroneó la gentilidad fabulosa, y es aquí iluminado escorzo de la habilidad divina. Celebró a la diosa Vesta, madre respetada de los dioses como llama inextinguible, antorcha viva, luz primera134 y la cubrió con negra vestidura, pareciéndola que era el medio mejor de que sus luces sobresaliesen, adornarla con los negros vestidos que la sombreasen. Aún Aristóteles dijo que la más airosa gala del Iris consiste en aquella negrura aparente, oscuro lienzo de los pinceles solares135 porque los otros colores, en compañía del negro, se objetan a la vista cándidos.136 Es María en su purificación iris florido.137 Es también amada madre del Dios verdadero. Celebrase en este religiosísimo claustro, donde reconcentrando sus hijas, puras candideces, se visten en lo exterior de oscuridades. Luego en este día ha de lograr aumentos la luz mariana, añadiendo nuevos visos a su gloria, pues como suprema madre y como sagrado iris, esmalta con lo oscuro su claridad, y aviva con lo negro su candor. Atendida precisamente María como purificada, se ve igualmente con las densidades más bella. Del sol, dicen los filósofos que nunca aparece más lleno de lucimientos que cuando hiriendo con sus rayos el pavimento terrestre, eleva hasta su trono las opacidades. Esto consiste en que, a la eficacia del sol, se convierten los vapores en luz, y como al paso que los va atrayendo, los va benignamente iluminando. Cada uno que introduce en su dorado círculo abulta el resplandor del solar cuerpo. Así nuestra soberana emperatriz. En todos los misterios es sol animado, que este epíteto le da su divino esposo,138 pero como en el misterio de la purificación atrae a sí los vapores de la Ley, son más copiosos sus rayos, más crecidos sus reflejos, siendo la mayor gloria de sus luces descubrir nuevo modo de aumentarse con lo mismo que habían de oscurecerse. No perdamos de vista a María como sol, que aún brilla más en esta festividad. Una de las repetidas glorias de la mayor lumbrera es reconocer al ave fénix por vasalla. Es el fénix ave del sol, dice Achiles Tácito139 porque este planeta hermoso la inflama amorosamente en sus incendios y la anima nuevamente con sus influjos. Ya sabéis como: hallase esta ave anciana, y queriendo renacer de sus cenizas, pide al sol que la abrase en sus ardores para deber nueva vida sus actividades.140 Prende la luz, se embravece la llama, muere el fénix y aparece otro con aliento más Referencias a fray Emmanuel de Villaroel, monje benedictino de Valladolid y autor de Sacras Tautologías, Madrid: Gabriel del Barrio, 1728, 4 vols. 134 Cita del Libro vi de Ovidio, Fastas, sobre el calendario romano y Flaminius Cartharim De Imaginibus Deorum Libellus, o Libro sobre las imágenes de Dios. Esta y otras referencias latinas las agradecemos a William Soergel. 135 Aristóteles escribió un tratado, Meteorológicos, en el cual se tratan asuntos de los elementos celestes, hidrología, climatología, efectos del calor y el frio, lluvia etc. Andrés se refiere a un volumen iv. 136 Otra cita sobre teología natural ha resultado indescifrable. Las abreviaturas usadas por Andrés, no permiten seguirle la pista. 137 Cita a Juan Geómetra, teólogo del siglo xi, proponente de la fiesta litúrgica de la Concepción y las lamentaciones de María. Cita uno de sus himnos litúrgicos (2) en honor a la Virgen María. 133 Cantar de los Cantares de Salomón, 6: 9. Más una es la paloma mía, la perfecta mía, etcétera. 139 Achiles Tatius o Tácito de Alejandría fue un escritor griego en el primer siglo después de Cristo y autor de varias obras, de las cuales solo ha sobrevivido una novela de las aventuras y tropiezos de una pareja de enamorados, titulada Leucippe y Clitophon. Libro 3, Ceucip. 140 Aquí Andrés cita a un poeta de la antigüedad, Claudio, autor de Carmina Minora, y un poema sobre el fénix. 138 114 115 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López durable.141 Hoy, señores, murió inflamada a los puros ardientes rayos de nuestra soberana emperatriz, la venerable madre Juana de Lestonnac, fénix propiamente de las mujeres, asombro venerado de los hombres, y fundadora de esta religión insigne. Luego, [¿]quedó está feliz Arabia sin su fénix? No, señores, que ya dispone María, como sol lucido, que renazca otro fénix duplicado. Al fénix llamó San Jerónimo ave de la India.142 Baltasar de Bias la apellido estrella americana143 y finalmente escribe Pierio con erudita novedad, que ya se han visto dos fénix de una vez.144 Es el fénix, según Lactancio, ave única y sola.145 Pues si esta ave de la India, estrella de la América, es por sus prendas tan úni- ca [¿] cómo se deja ver acompañada? Esto se debe al benévolo radiante sol de María, que como hoy murió la venerable Juana, fénix amante, abrasada por los rayos de su devoción ardiente, quiere suplir esta falta disponiendo su providencia amorosa que el mismo día que murió aquel fénix para trasladarse al cielo, aparezcan dos fénix para admiración del mundo, que es María tan pródiga en las gracias, tan eficaz en las influencias, que por un fénix que se subió a la esfera de la inmortalidad, nos envía hoy los fénix de dos en dos. Nadie puede dudar, que ésta es especial gloria de María porque lo mismo es renovarse estas aves en sus incendios que criar nuevas plumas para sus aplausos. Por eso, como madre, las alienta, como maestra, las alecciona que, si en la fundadora de esta incomparable religión aseguró María la enseñanza de la juventud, en cada una de estas dos felicísimas almas agregadas a su noble Compañía, afianza esta Señora el honor, el crédito, y el lauro que produce la extensión del magisterio. Hoy día dos de febrero festejaban los egipcios a Minerva encendiendo en su templo multitud de antorchas.146 Fue Minerva la primera mujer que instruyó a las niñas en la labor, alicionadolas en todas las haciendas que sirven de económica utilidad en una casa.147 Del cielo, decían que había bajado esta heroína que dio tanto provecho al mundo con su enseñanza, porque mujer, en quien interesaba tanta conveniencia el mundo, se debía aplaudir Cita a San Gregorio Nacianceno (330-389 d.C), nacido en Capadocia (hoy Turquía). Fue estudiante de Basilio y defensor de la doctrina de la trinidad. estudiante de Basilio. Fue partidario de la iglesia ortodoxa de Constantinopla frente a los arrianos y autor de, al menos, 45 discursos teológicos que sirvieron de referencia fundamental a la patrística cristiana. Aquí se cita un poema de Nacianceno, Ad virginem, en el cual se interpelan las vírgenes esposas de Cristo. Ver, Agnes Clare Way, C.D.P., Gregorius Nazianzenus, 60. http://catalogustranslationum.org/PDFs/volume02/v02_gregorius.pdf 142 San Jerónimo, (320-420 d.C). Exégeta y traductor de la Biblia al latín vulgar, y bastión de la patrística cristiana. Su epistolario recoge sus consejos espirituales y es voluminoso. Desconocemos la edición del epistolario a que se refiere Andrés en este sermón. Una edición de Madrid por Luis Sánchez de 1613, está dividida en seis libros, “para diversos estados,” como casadas, viudas y vírgenes. Las ediciones modernas agrupan las cartas por el recipiente o por materias lo que impide la localización de esta cita. 143 La mención de Baltasar de Bias es entresacada de la obra El Fénix y su Historia Natural de José Pellicer de Salas (Ossau) y Tovar Abarca. Pellicer fue un erudito autor de numerosas obras históricas en su capacidad de cronista de los reinos de Castilla. 144 Piero Valeriano (1477-1588) humanista italiano, poeta y autor de Los infortunios de los literatos, publicado en 1620. También autor de Hyerogliphica sobre la jeroglífica del antiguo Egipto, en latín, en Basilea 1556. Andrés cita, Lib. 10, cap. 2, pero no la edición que utilizó. 145 Lactancio, (306-325-330?) Apologista cristiano del siglo iv, convertido al cristianismo, y patroneado por el emperador Diocleciano como profesor de retórica en Nicomedia. Fue consejero del emperador cristiano Constantino I. Su obra mejor conocida es De Instituciones Divinas, escrita en defensa del cristianismo. Andrés cita en su sermón uno de los pocos poemas autenticados del autor “De Ave Phenice” sobre el ave fénix. 141 Andrés busca significados al día 2 de febrero en la antigüedad y se refiere tanto a Homero en su relación de los dioses como a Flaminius Cartharim De Imaginibus Deorum Libellus, citado anteriormente. Homero escribió una serie de himnos a alguno de los cuales es posible se refiera aquí Andrés. Ver, Himnos Homéricos. Batracomiomaquia. Edición de María Antonia García Velázquez, Madrid: Ediciones Akal, 2000. El culto de Minerva en Egipto se practicaba en la ciudad de Sais, donde había un templo dedicado a esta diosa. Ver, V. Joaquim Bastus, Diccionario Histórico Enciclopédico. Barcelona: Imprenta de Roca, 1855, vol. IV, p. 75. Las citas de Andrés referente a los autores de donde tomó su información son muy obscuras e incompletas. 147 Como en la nota anterior, Libro vi de Ovidio, Fasti, sobre el calendario romano y Flaminius Cartharim De Imaginibus Deorum Libellus, o Libro sobre las imágenes de Dios. 146 116 117 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López como venida del cielo.148 A esta gran matrona (quiero decir a la venerable Juana) arrebató en este día la muerte con dolor universal de los mortales, pero a la luz de las muchas antorchas que hoy se encienden en el culto en memoria propísima del misterio, vemos que conduce a su religión la próvida solicitud de María, no una sola, sino dos Minervas, que aplicadas a la enseñanza de las vírgenes puedan tenerse por mujeres celestiales. Corresponded, corresponded, señoras, a esta especial elección que hace de vosotras María. Mucho es lo que dejasteis en el siglo, pero más lo que hallasteis en el claustro. [¿]Qué gloria puede medirse con la de venir por divino llamamiento a renovar y encender las cenizas ilustres de vuestra fundadora venerable? [¿]Qué dicha puede igualarse a la de tener por madre a esta soberana reina? [¿]Qué logro al de vivir bajo el auxilio de esta amabilísima señora? Hoy os declara María por hijas suyas y al paso que os muestra su amorosa maternidad quiere que acreditéis la legitima filiación. [¿]Y cómo ha de ser? No perdiendo un punto de vista a vuestro Esposo Jesús, que esto os enseña hoy esta reina engrandecida en el admirable misterio de purificada. Un águila vio Ezequiel de grandes alas, dilatados miembros, matizadas plumas que, llegando al Monte Líbano, robó la médula del más empinado cedro.149 Esta águila ya se sabe que es María en común sentimiento de los padres y doctores de la iglesia, y si no se engaña mi cortedad, es María santísima en su purificación, porque si la águila es reina de los plumados vivientes, nunca como hoy en este día se proclamó María reina de las aves, pues las tórtolas se rindieron, las palomas la arrullaron. Pero, [¿] qué conexión se hallará entre la águila que se remonta y María que se purifica? Con una vulgar erudición de los naturales, explico mi pensamiento de esta suerte: Quiere el águila, hidrópica de luz, beberle al planeta más propicio la impetuosa corriente de su raudal fogoso. Navega por el mar del viento, sirviendo de seguros remos la ligereza de sus alas. Nunca vuelve los ojos al suelo porque siempre los tiene fijos en el flamante globo.150 Si dejó amenidades de los vergeles, domina campos azules; si la tierra con verdores la lisonjea, el sol, con benévolas influencias, la halaga. Lleva pendiente de su pico, o prisionera en la estrecha cárcel de sus garras, a su prole hermosa y tierna. Mírala con desvelo, atiéndele con cuidado, registra sus ojos, repara sus movimientos. Pero si ella, o embriagada de luces, o ciega de resplandores, vuelve el rostro, encorva el cuello, o pestañean sus dos pequeños orbes, declinando en cobardes timideces, la despeña con ira, la precipita con rabia, y arrojándola de las nubes la destina para pasto de crueles voracidades. Mas, si amante de aquella mayor antorcha, alada Clicie151 de su incesante carrera, enamorada de su esplendor, apasionada de su brillantez, conserva estable la vista, aguantando el tropel de tantas llamas, en plácidos ademanes la expresa más intensos sus amores, siendo prueba de su legítima filiación el simpático afecto a la claridad.152 Esto hace el águila con su prole tierna, y esto practica hoy María purificada con sus nuevas hijas. Al tiempo de ofrecer en su profesión los votos, las pone delante de Cristo en el sacramento, misteriosísima y loable costumbre de este sagrado instituto y por ser Cristo, en pluma de Mendoza, divino sol en el augusto Andrés cita a Pausanias, escritor griego del siglo ii a.C. y autor de una descripción de Grecia llena de información geográfica y cultural, en la cual se refiere frecuentemente a los templos locales y su culto. Su obra se divide en libros. Andrés solo cita un capítulo, lo que imposibilita su ubicación. 149 Ezequiel 17:3 Así ha dicho Jehová, el Señor una gran águila de grandes alas y largos miembros llena de plumas de diversos colores vino al Líbano y tomó el cogollo de un cedro. Ezequiel 17 es una parábola, que Andrés interpreta a su modo cristiano, asociando el águila a María. En otras interpretaciones el águila se identifica con Nabucodonosor. En todo caso, el águila es un vocero de Dios. 148 Cita a Filipo Pincinelli, Mondo simbólico, Milano, 1653, en su libro iv. Pincinelli (1604-85) miembro de la orden de San Agustín, nacido en Milán. Esta obra es una colección de emblemas del autor y de varios otros. 151 Clicie: ninfa enamorada del sol. Se mudó en flor del sol, o girasol, que sigue al sol constantemente. 152 Glosa de San Juan Crisóstomo, (347-404), eremita, sacerdote y obispo de Constantinopla, en sus Homilías sobre San Mateo. Las homilías fueron escritas contra los judaizantes y judíos. 150 118 119 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López sacramento del altar153 lo mismo es ponerlas María delante del Señor cuando se ofrecen, que encararlas al sol para el examen.154 Ve que, dulcemente halagadas de su soberano resplandor, están sedientas de beber su luz hasta libar por la purpúrea copa de sus labios la suavísima ambrosía de sus influjos, y como a vista de tanto sol ni pestañean indevotas, ni declinan indiscretas, las declara esta generosa águila por hijas, asegurando en la protección de sus alas, el vuelo más veloz de sus finezas. Y si es glorioso timbre de la reina de las aves educar unos polluelos de tan suma perspicacia, que trascienden las más lucientes alturas, también es grande gloria de María ver que sus dos hijas tienen tan viva la lince ceguedad de la fe, que se calan de un vuelo en la región más alta sin perder de vista a la mayor antorcha. Después de este amorosísimo examen pasaran estas señoras a agraciar con un velo sus facciones, y esto será imitar a los serafines amantes que, sobre asistir inmediatos al más excelso trono, se cubrían los rostros por respeto, que es lo que notó el profeta Isaías en una de sus contemplaciones extáticas. Vio al Señor en el solio de su gloria y a dos bellos serafines que cubrían con velos sus semblantes.155 Estos serafines, dice San Pedro Damián,156 que vestían un hábito religioso, con mucha alusión al Instituto Benedictino. María santísima es el solio 157 y parece que es María en este misterio, pues conduciendo en sus brazos al Señor desde su casa al templo de Jerusalén, sirvió de portátil solio a su Majestad. Pero, [¿]por qué estos dos serafines han de cubrirse con velos? Ya responde el máximo doctor San Jerónimo: porque conocían que estaba el mundo tan lleno de maldades, que no se atrevían a ver los pecados de los hombres.158 Con vosotras hablo, humanos serafines, con vosotras dos, inteligencias celestes159 que vestís este hábito religioso, muy semejante al de mi gran Benito que, como por agregadas a su Orden, hacéis aprecio sumo de la hermandad, no queréis que os distinga ni aun el color. Con vosotras, que las alas que os dio prodiga naturaleza para sublimes vuelos, las abatís humildes a la religión y al retiro; con vosotras, que corréis un velo a las facciones por no ver los desórdenes seculares. Qué bien hacéis en aprontar esos velos, que a la verdad [¡]no está el mundo para visto! Allá veríais a la virtud perseguida, a la ciencia pisada, despierta a la curiosidad, dormida a la razón, enfermo el espíritu, robusto el barro, escasos los caudales, opulentos los portes, graduada de doctora a la bachillería, reputada a la murmuración por elocuencia; por chiste a la desenvoltura, por gala a la deuda; por honra a la venganza, por economía al interés, al embuste por discreción; por prudencia al artificio, por tesón, al encono, y por conceptos, agudezas y sales, enfados, insipiencias y desazones. No os parece, señoras, [¿]qué tendríais que llorar si no [os] pusierais los velos para no ver? Pues, ea, tomad esos velos con discretas precauciones, que así os acreditáis de serafines, y así gozareis de la Compañía de la soberana emperatriz que hoy muestra su mayor gloria siendo solio elevado del Señor. Y no es mucho que hoy se ostente muy gloriosa María porque sale riquísimamente adornada con unos preciosos arreos que la prometió en otro tiempo su divino amante para que tu- Cita parece referirse al Cardenal Pedro González de Mendoza (1428-1495). Ver, F. J. Villalba Ruiz de Toledo, El cardenal Mendoza (1428-1495), Madrid: Rialp, 1988. Mendoza ordenó compilar un tratado para visitadores y clérigos. 154 La nota es muy incompleta y no se puede averiguar el autor. 155 Isaías, 6: 1- 8. Sobre la visión del Señor y la purificación de Isaías. 156 San Pedro Damián (1007-1072). Nació en Ravena y perteneció a la orden benedictina. Teólogo, obispo y cardenal y defensor de la vida contemplativa y eremítica, prior del monasterio de Fonte Avellana. Fue cardenal y obispo de Ostia de 1057 a 1067. En 1828 el papa León XII lo canoniza y proclama doctor de la Iglesia por sus escritos teológicos, contenidos en varios tratados y sus abundantes cartas. 157 Cita a Petri Galatini, Opus de Arcanis Catholicae Veritatis. Basilea Harvagium 1550. Libro vii, Sobre María santísima, madre del Mesías. 153 Cita a San Pedro Damián, posiblemente en referencia a su Libro de Gomorra, Liber Gomorrhianus, ca. 1051, en el cual condena una plaga de homosexualidad en la clerecía del siglo xi. 159 Aquí cita el tratado De Virginibus de San Ambrosio de Milán (229-397) dedicado a su hermana Marcelina, en el cual San Ambrosio defiende el concepto y estado de virginidad cristiano basado en fuentes bíblicas. 158 120 121 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López viera con ello las atenciones pendientes. Esposa mía, la dijo, yo te haré unas exquisitas arracadas160 en que se engasten dos bellas margaritas. Que el texto se verifique de María en su purificación, lo expresa Beda con bastante claridad, 161 pues según este autor, debe entenderse del caso, en que se sujetó esta señora a una ley, pero a mí me parece que el texto habla del día de hoy, porque solo en este día encuentre dos perlas preciosas que puedan servir de engaste fino en los pendientes de María. Supongo con Plinio que la perla blasona de la mejor Compañía, porque el cielo hace compañía a la perla.162 Supongo también que hasta ahora no se han visto dos perlas en una concha de manera que el descubrimiento de esta preciosidad duplicada sería el más venturoso hallazgo de la diligencia. Luego, en suposición de haberse de componer de perlas los pendientes de María, hoy se le ofrecen a María las más singulares perlas, pues no solo participan inmediatamente de los celestiales influjos de su Compañía, sino que se conciben místicamente en la concha de su casa, haciendo ver en estas dos margaritas el poder de la gracia, lo que se juzgó imposible en el teatro de la naturaleza. Llámase la perla unión163 y acredita este significado la unión que estas dos margaritas atendemos, ya porque la ilustre sangre que las circula es nacarada cinta que las ata, y ya porque habitan reducidas en la estrechez de un claustro, como allá ponderaba el profeta regio.164 Bien puede, pues, la gran reina estar gloriosa a vista de la gala, del adorno, del arreo con que brilla, sobresale y luce en el presente culto, porque cumpliéndola su palabra el divino Esposo, la presenta estas dos perlas, de tan excesivo valor y tan rara calidad, que, aunque pudieran hallarse separadas, es un milagro el encontrarse unidas. Arete con adorno colgante. Beda, (¿672-73? -735) monje benedictino del monasterio de Northumbria (hoy Inglaterra) apodado el venerable, presbítero y declarado doctor de la iglesia, autor de numerosos escritos de exegesis bíblicas, un martirologio, tratados sobre cálculos astronómicos y cronológicos, himnos, homilías, etc. Su obra más conocida es la Historia eclesiástica del pueblo de los anglos. La escueta referencia no permite una identificación más precisa. 162 Cayo Plinio Segundo, o Plinio el Viejo (23-79 A.D.) Autor de una enciclopédica, Historia Natural. Hay varias ediciones en castellano entre 1599 y 1624. En la edición de 1624, de Jerónimo de Huerta y publicada en Madrid el libro ix trata de los seres marinos o animales de agua y trata sobre las perlas en el capítulo xxxv. 163 Aquí cita a Isidoro de Sevilla en su obra Orígenes, Libro xvi. Isidoro (556636), obispo y teólogo y doctor de la Iglesia. Educador, reformador y escritor prolífico su obra más conocida es Etimología (también conocida por Orígenes) una enciclopedia ordenada por sujetos de estudios, extracto de muchas obras, y que tuvo una gran difusión en el mundo medieval. Obviamente era aún lectura del padre Andrés en el siglo xviii. 160 161 1.2.b. Sermón de profesión de Sor María Joaquina Juana Evangelista Fray Juan José Sáenz de Gumiel, franciscano, del Colegio de Propagada Fide de la Santa Cruz de Querétaro, entró al Colegio el 12 de septiembre de 1749, junto con fray Miguel Álvarez y Ulate, su hermano de religión. Ambos provenían del convento franciscano de Ágreda, España, del que salieron el 17 de noviembre de 1748.165 Gumiel fue comisionado como misionero en Texas, en la misión de Nuestra Señora de la Purísima Concepción hacia mediados de la década de 1760.166 Allí sirvió hasta que en diciemAndrés se refiere de modo general al Salmo 132. Es posible que se refiriera a los versículos 13 y 14: “Pues el Señor ha escogido a Jerusalén. Ha querido que sea su hogar. Este es mi lugar de descanso para siempre. Viviré aquí porque éste es el hogar que he deseado”. El claustro es el hogar deseado y para siempre de las profesantes. 165 Archivo Histórico de la Provincia Franciscana de Michoacán, Papeles del Convento de Propaganda Fide de la Santa Cruz de Querétaro, H, Cuaderno 7. Libro de Pláticas y Sermones de fray Juan José Sáenz Gumiel. No tenemos datos sobre las fechas de su nacimiento o muerte. 166 Felix D. Almaraz Jr., “Social interaction between civil, military, and mission communities in Spanish Colonial Texas during the height of the Bourbon reforms, 1763-1772” en Revista Complutense de Historia de América, 21 (1995), pp. 1128. Para el traspaso de las misiones, ver, fray Juan Domingo de Arregui, Crónica Seráfica y Apostólica del Colegio de Propaganda Fide de la Santa Cruz de Querétaro en la Nueva España. México: Felipe De Zúñiga y Ontiveros, 1792, pp. 437-443. 164 122 123 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López bre de 1772 recibió la dirección de todas las misiones texanas del Colegio de Santa Cruz, al sustituir a fray Asisclos Valverde. Ambos habían recibido la orden de preparar un inventario de todas las misiones a cargo del Colegio de Querétaro, ya que estaban destinadas a pasar a la jurisdicción del Colegio de Propaganda Fide de Zacatecas. Tras su retorno a Querétaro, fue dos veces guardián del Colegio, en 1784 y en 1790.167 Sus borradores y manuscritos de pláticas y sermones indican su actividad como predicador en Querétaro, parte de la práctica de misión entre la población católica y uno de los objetivos de la comunidad del Colegio de la ciudad. Del fraile y sus actividades administrativas quedan algunas cartas enviadas a varias autoridades eclesiásticas. Entre ellos estaban el obispo de Oaxaca, y fray Antonio Barbastro, misionero en Urea y Aconchí. También existe una carta enviada a la abadesa de las capuchinas en Oaxaca, Sor Ana María, fechada en 21 febrero 1786.168 El sermón para la profesión de Sor María Joaquina Juana Evangelista fue parte de la misión del fraile como predicador. Asumimos que Sáenz Gumiel tuvo relaciones de dirección espiritual con las religiosas del convento de Señor San José de Capuchinas y conocía a la profesante y su familia. Era usual que la familia escogiera el predicador y le pidiera la plática para la ocasión de la profesión. De Sor María no se sabe nada, dada la escasez de información sobre el convento. El sermón no se llegó a publicar, aunque la preparación de una ornamentada portada, y las anotaciones marginales del texto con las fuentes de su inspiración, al estilo y usanza de la época, indican que estaba listo para entregarse al impresor, posibilidad que nunca se materializó. El convento de San José de Gracia de Pobres Capuchinas fue fundado en Querétaro por real cédula y bula papal en 1717 y recibió a su comunidad en 1721. Sus fundadoras salieron del convento de San Felipe de Jesús de México. Su primera abadesa fue Sor María Estrada Escobedo, cuyo sermón funerario fue escrito por el capellán del convento, Juan Antonio Rodríguez y publicado en 1728.169 De hecho, varias madres capuchinas queretanas fueron objetos de sermones de profesión y fúnebres que llegaron a imprimirse. Estos sermones son signos de la reverencia que las monjas y el convento engendraron en la comunidad queretana del siglo xviii.170 En sus primeras décadas de vida, San José de Gracia gozaba del patronazgo de dos distinguidos personajes con títulos nobiliarios: Juan Antonio de Urrutia, marqués del Villar del Águila y más tarde el de José de Escandón, conde de la Sierra Gorda y caballero de Santiago, El sermón del franciscano Sáenz Gumiel encaja perfectamente dentro de la tradición del convento y de la ciudad. Los sermones a las tres monjas capuchinas arriba citados elogian las virtudes personales y espirituales de las religiosas con la retórica de los tiempos: perfección en la observancia y ejemplos de pobreza y obediencia, atributos que exaltaban la vida espiritual de David Rex Galindo, “Propaganda Fide: Training Franciscan Missionaries in New Spain”. Tesis doctoral, Southern Methodist University, Texas, 2010, Apéndice A, 388. 168 David Rex Galindo, To Sin No More. Franciscans and Conversion in the Hispanic World, 1683-1830. Stanford y Ocean Side, California: Stanford, California: Stanford University Press and The Academy of American Franciscan History, 2017, pp. 202, 226. 167 Juan Antonio Rodríguez, Vuelos de la paloma. Oración fúnebre …a su M.R.M. Abadesa fundadora, Sor Marcela de Estrada y Escobedo el 14 de mayo de este año de 1728… México: Imprenta Real del Superior Gobierno de los herederos de la viuda de Miguel de Rivera y Calderón, 1731. 170 Crisóstomo López Aguado, Mística piedra cuadrada fundamental del ejemplar edificio del religiosísimo convento de San José de Gracia de la ciudad de Querétaro … la Madre Petra Francisca María. México: Joseph Bernardo de Hogal, 1738; Manuel de las Heras Mystica Piedra Cuadrada Fundamental del esplendor edificio, del Religiosísimo Convento de Señor San Joseph de Gracia de Religiosas Capuchinas de la Ciudad de Querétaro: La Venerable Madre Sor Petra Francisca María. Sermón funeral que …celebró dicho convento, el día 19 de agosto de 1737. Predicó el P. Fr. Manuel de las Heras… México: Joseph Bernardo de Hogal, 1738; Joseph Ignacio de Cabrera. Gloriosa Exaltación, de Mystica piedra maravillosa. Sermón fúnebre, que en las honras de la R. M. Soror María Petra Trinidad, Religiosa Layca del Convento de Señor San Joseph de Gracia y Pobres Capuchinas de la Ciudad de Santiago de Querétaro, Predicó el día 19 de febrero del año de 1762. México: Imprenta de la Bibliotheca Mexicana, 1762. “Aprobación”, sin paginación. 169 124 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix las difuntas y las presentaban como modelos icónicos de lo que era posible para una religiosa dedicada a su orden y su deber religioso. El sermón de Sáenz de Gumiel, escrito para el inicio de la vida religiosa, adopta un tono mucho más didáctico, que se asemeja más a los escritos de instrucción y admonición sobre la vida monástica del fraile Antonio Arbiol y de Antonio Núñez de Miranda.171 Para comprender el mensaje del sermón tenemos que remitirnos a las reglas de la orden de Pobres Capuchinas y su carisma religioso.172 La más importante virtud en la Regla de las capuchinas era la pobreza física. Las reglas requerían la “vileza”, “austeridad y pobreza” de los vestidos, paños pobres, cordones rústicos; ambos sin curiosidad. Los velos y tocas debían cubrir lo más posible del rostro y del cuerpo; de ahí que Sáenz Gumiel enfatiza el nombre de “pobre” capuchina en su sermón. Los conventos no podían tener propiedades de ninguna clase y tendrían que vivir de la caridad. La dieta era rigurosa. El ayuno sería “en todo el tiempo del año” y se refería especialmente a comer carne, excepto en caso de enfermedad o alguna ocasión permitida por la abadesa, cuando alguien se las obsequiaba. El silencio se guardaba de ordinario y se comenzaba a observar en el noviciado. La comunicación con el exterior se restringía a lo más necesario y estaba sumamente vigilada en los locutorios, guardaFray Antonio Arbiol, La religiosa instruida con doctrina de la sagrada escritura y santos padres de la iglesia católica…desde que recibe el habito santo, hasta la hora de su muerte. Madrid: Imprenta de la Viuda de Marín, 1791. La primera edición fue publicada en 1717; Antonio Núñez de Miranda, Plática doctrinal que hizo el padre Antonio Núñez de Miranda de la Compañía de Jesús … en la profesión de una señora religiosa del convento de San Lorenzo. México: Viuda de Bernardo de Calderón, 1679; Dolores. Bravo Arriaga, El discurso de la espiritualidad dirigida: Antonio Núñez de Miranda, confesor de sor Juana, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2001. 172 Regla de la Gloriosa Santa Clara, con las Constituciones de las monjas capuchinas del Santísimo Crucifijo de Roma, reconocidas, y reformadas por el Padre General de los capuchinos. Madrid: Luis Sánchez, 1619; Regla Primera de la Gloriosa Madre Santa Clara y Estatutos, y Constituciones de las monjas capuchinas. Sevilla: Juan Francisco Blas de Quesada, 1693. 171 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 125 126 127 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López da por varias religiosas discretas, quienes mantenían cubiertos los rostros. Sus rejas estarían completamente tapadas con telas negras. La obediencia a la abadesa era rigurosa. En cuanto a la espiritualidad, la edición de 1619 recomendaba la oración mental siguiendo a fray Luis de Granada, el doctor Diego Pérez [de Valdivia] y libros devotos aprobados por la abadesa.173 Por otra parte, las monjas podían tener libros que pudieran “edificar sus almas, encenderlas al amor de Dios, en el provecho espiritual y en la observancia de la Regla”.174 Siguiendo esta línea de observancia, el sermón del padre Sáenz de Gumiel, aunque inédito, era objeto de lectura de las monjas y en esa función era comparable con la lectura de un libro de edificación, como sugieren las reglas de la Orden de 1619. Las curiosas líneas calígrafas al final del documento, de mano de sor María Joaquina, demuestran que el texto de este sermón servía a la madre Joaquina como lectura, y que posiblemente circulaba entre otras religiosas. La profesión de María Joaquina se celebró el día que se observaba el matrimonio de José con la Virgen María. El tema del desposorio de José es solo un punto de partida para justificar el desposorio espiritual. Para desarrollar sus puntos en el explicatio, el predicador elaboró dos conceptos claves relativo a las leyes de la esposa. La primera, la ley de amor, refiere a que la monja, como esposa de Dios, se abstiene de toda cosa terrena para dedicarse a él; esta norma se inspira, en gran parte, en los escritos de Sor María de Jesús de Ágreda. Ese tipo de entrega demanda la renuncia de sí misma, que es la segunda ley. Ambas leyes están contenidas en el mensaje del Cantar de los Cantares, base de una tradición muy arraigada en la interpretación de la espiritualidad cristiana del amor divino. La dedicación de la esposa tiene su contraparte en la entrega mutua, ya que Dios también se entrega a la esposa. Sin embargo, en esa mutualidad existe un subtexto aplicable a toda relación matrimonial: la voluntad del Señor tiene primacía. El comportamiento del Señor no será discutible; unas veces será placentero, otras veces seco y desabrido. Dios tiene esos altibajos; la vida religiosa dedicada a Dios reflejará ocasiones de inmensa felicidad espiritual y otras de sequedad absoluta. La esposa comprenderá esas variables y jamás las cuestionará. Nunca se desviará de su amor a Dios. Esa dedicación tiene sus premios. Cuando Dios otorga su amor lo hace con liberalidad. Sáenz Gumiel alude a la posibilidad de que la religiosa pueda experimentar situaciones de tanta abundancia del amor de Dios que quedará “borrachita”, es decir, sumida en un éxtasis espiritual.175 Estas experiencias pueden ocurrir en cualquier lugar, desde el coro hasta la cocina. Quienes están en esa situación no deben ser molestadas; deben ser respetadas. El predicador sugiere que tales efusiones han ocurrido en el convento de las Capuchinas y pide perdón a las madres por revelar “tales afectos” y sacarlos a la calle al hablar de ellos en público. Es un desliz intencionado para señalar las cualidades espirituales de la comunidad. El éxtasis espiritual podía ser experimentado por cualquiera que cumpliera esa dedicación de entrega completa a Dios. Así, Sáenz de Gumiel advierte a la recién profesa que frecuente la “botellería” del esposo, y que busque ese “generoso” vino que “embriaga el alma”. Es precisamente ese vino el que permite vivir la vida capuchina en su perfección. La segunda parte del sermón subraya el despojo de las ataduras mundanas para asemejarse lo más posible a Dios. Solo huyendo de los apetitos de la vida se puede tratar con Dios, pues desea relacionarse con almas que intentan asemejarse a él y las Diego Pérez de Valdivia, (1510-1589). Teólogo, y predicador capuchino. Discípulo de Juan de Ávila y autor de varios tratados sobre la oración, la confesión, y la vida recogida, entre otros títulos. Fray Luis de Granada, teólogo dominicano y reputado predicador, autor de popular Libro de la oración y meditación, la Guía de Pecadores y otras obras de análisis de la fe y la conducta cristiana. 174 Regla de la Gloriosa Santa Clara (1619), 72. Las características de la observancia señaladas anteriormente provienen de esta fuente. 173 Magnus Lundberg, Mission and Ecstasy. Contemplative Women and Salvation in Colonial Spanish America and the Philippines. Upsala: Swedish Institute of Mission Research, 2015. Copia libre en internet. 175 128 129 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López hace objeto de su atención. Para lograr esa semejanza, la religiosa aspirará a ser como el Dios crucificado, cuya apariencia física sugiere el comportamiento de la esposa: muda, ciega, sorda. Tras esa aparente muerte está la vida. La gloria se compra con padecer, no con el placer. Sáenz de Gumiel subraya que profesar es padecer al abrazar las penalidades de la cruz. Además de la negación de sí misma, Sáenz de Gumiel presta especial atención a la obediencia, y toma al mismo Dios como ejemplo. Dios se hace presente en la hostia al llamado de cualquier sacerdote. Es una rara pero elocuente defensa del sacerdocio, del cual Sáenz Gumiel era representante y quien utilizaba las enseñanzas del teólogo franciscano John Duns Scotus (12661308). Los puntos desarrollados por Sáenz de Gumiel se hacen eco de las recomendaciones de la Regla capuchina.176 La edición de la Reglas de 1693 sigue muy de cerca ediciones anteriores, pero tiene un “breve compendio de todo lo que conviene al estado religioso para caminar a la perfección” que pudo servir de base para los comentarios sobre la observancia que hace el predicador.177 En este “compendio” se establece que la buena religiosa debe “amar a Dios; aborrecerse a sí misma; desarraigar los vicios; plantar las virtudes; vencer los enemigos; observar los votos, hacer bien; padecer males por Dios”. Añade, además, una referencia a una monja capuchina ejemplar, Sor Josefa García, del convento capuchino de Castellón de la Plana, en Valencia. La vida de la monja había sido publicada en 1759, unas tres décadas atrás. La cita sugiere la circulación de hagiografías femeninas en el mundo cultural-espiritual del siglo xviii, y el interés que un predicador como Sáenz Gumiel tenía en estas lecturas edificantes, como fuente de sus escritos y mensaje de su prédica. Su admiración se revela en una elocuente pero exagerada comparación de la capuchina española con varios santos de ambos géneros. Sin embargo, tras esa desviación no completamente ortodoxa, el predicador se escapa ágilmente y retorna a las enseñanzas de San Pablo y, en especial, a la siempre popular Sor María de Jesús de Ágreda. La biografía de Sor María le sirve para exaltar la pobreza, tema que se insinuaba anteriormente en su sermón y al que retrocede para terminar su prédica al argüir que, como la monja de Ágreda, pretendía hablar por María, y que el mensaje de la pobreza que ella sustenta se puede definir como “doctrina de María Santísima”. En la despedida, Sáenz Gumiel utiliza la popular metáfora del convento referente al panal de abejas que recogen néctar para elaborar su miel. Gumiel insta a la profesante a imitar a sus hermanas de religión en la profesión que practican, y promete que pedirá por ellas y para sí, las arras del amor del esposo que ha logrado durante su profesión. La vena teológica del padre se revela en sus citas: Scotus, San Bernardo, San Buenaventura, San Agustín, y la madre María de Jesús de Ágreda. En cuanto a sus pilares bíblicos, hurga en el Cantar de los Cantares, los salmos, los proverbios, y Samuel, para la historia del amor de David y Jonatán. Gumiel es un predicador conservador que retiene los conceptos de ascetismo predicados en el siglo xvii y difundidos desde el Concilio de Trento. Sólo la defensa de la tradición mantendría la ortodoxia capuchina. Regla Primera de la gloriosa madre Santa Clara, Sevilla: Juan Francisco Blas de Quesada, 1693, p. 306. 177 Regla Primera de la gloriosa madre Santa Clara, Ibid, pp. 305v-313. 176 130 131 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Leyes de la Esposa intimadas a Sor María Joaquina Juana Evangelista, en el día de su profesión. Por el Reverendo Padre Fray Juan José Sáenz de Gumiel. En el sermón que predicó en el convento de Señor San José de Gracia de Señoras Religiosas pobres Capuchinas, el día 26 de noviembre, en el que se celebran los desposorios de María Santisima con San José. Año de 1788.178 la boca; porque el silencio es el guardajoyas de las virtudes, y el compendio de todas las leyes, en donde su observancia es más severa, allí las virtudes más sólidas. Le puso en el corazón este verso de David: Mi carne solo descansa en mi esperanza,181 porque una Capuchina en su profesión, se despide de todas las delicias del mundo, y abraza las penalidades de la Cruz o de la religión. Cum esset desponsata Mater Jesus Maria Joseph antequam convenirent.179 1. Si es presunción necia, esperar dos glorias, [¿]quién es aquel que se atreve a apetecer en este mundo ser coronado de rosas, habiendo de ser en la eternidad coronado de espinas? La virtud sólida mejor se adquiere, y conserva con el lastre del penar, que con la vela y viento en popa del gozar. La gloria se compra con el padecer, no con el placer. Una ligera tribulación, clamaba San Pablo ha de obrar en nosotros un eterno peso de gloria.180 Quema, Dios mío, corta en esta vida, porque el que nada padece, padecerá finalmente. 2. Instruida con acertado magisterio en su noviciado en esta segurísima doctrina la joven y prudente virgen Sor María Joaquina Juana Evangelista, es admitida con la aprobación universal de tan venerable, y santa comunidad a la deseada profesión, que es lo mismo, que profesar de por vida el padecer. Acertado discurso el de un discreto: Para insinuar éste la idea de una religiosa Capuchina, la pintó crucificada. No es esto lo particular, porque a cada alma religiosa la religión es cruz; le puso un candado en 3. Elige esta prudente virgen para su profesión este día, en que se celebran los desposorios del santísimo purísimo y castísimo José con la purísima castísima y santísima María. ¡Día Feliz! Porque en estos castísimos desposorios el mundo todo se interesa, por haber introducido en él a su redentor, celando al diablo este admirable misterio. Feliz día, en que recibió el purísimo Señor San José el mayor honor de dar la mano de verdadero, y legítimo esposo a la verdadera Madre de Dios prevista.182 [¿]De dónde, oh varón de Dios, entre los nacidos el más feliz, en pluma de la venerable Madre Ágreda, os vino tanta felicidad y dicha, ¿qué el hijo de Dios se reputase por vuestro único Hijo? El eterno padre os da su hijo, el hijo su real querida madre; el espíritu santo os fía su esposa, y da sus veces, y toda la Santísima Trinidad a su electa, única, y escogida, como al Sol os la concede, y entrega por vuestra legítima esposa. Ésta dio a su verdadero esposo su corazón, dice mi San Bernardino de Sena.183 Si, que una fiel amante-esposa no debe dar menos cuando da la mano a su esposo, que el corazón. Cumplió exactamente con las leyes de esposa de Santísima Señora, estando sujeta, y obediente a su Esposo en todo como la Iglesia a Cristo. Salmos.15: 9. Esta nota está equivocada Debe ser Salmo 16: 9. “Por tanto mi corazón se alegra y mi alma se regocija: también mi carne morará segura”. 182 Mística Ciudad de Dios. Primera parte, libro 2, Cap. 22, n 766. Ver, María de Jesús de Ágreda, Mystica Ciudad de Dios. Milagro de su Omnipotencia y Abismo de la gracia Primera Parte. Lisboa: Imprenta de Miguel Manescal, 1684, p. 368. 183 Apud Espinosa. Nota del padre Gumiel. Las referencias bíblicas son del autor. 181 Ms. Colección privada del padre José Herrera a quien agradecemos su generosidad. Se reproduce el texto completo. 179 Mateo, 1:18. Referente al nacimiento de Jesucristo y la concepción de María antes de desposarse con José. 180 Pablo, 2 Corintios 4:17. Porque nuestra leve aflicción, la cual es momentánea, produce en nosotros un inmensurable y eterno peso de gloria. 178 132 133 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 4. Yo en este rato intimaré a Sor María Joaquina Juana Evangelista las leyes de esposa de Cristo, que aunque son muchas, se reducirán a dos, que serán las dos partes de mi oración. Leyes de amor María santísima, madre del amor hermoso, despida una chispa a mi corazón, para hablar con acierto, fruto y gracia Ave María. bien ordenada, y en cuanto te puede ayudar, para que le ames á solo él. Hasta aquí el texto de la primera parte”.186 Cum esset desponsata Mater Jesu Maria Joseph184 5. Cualquiera República, cualquiera monarquía, cualquiera al imperio, cualquier gobierno, y cualquier credo, tiene sus leyes consagradas todas a su establecimiento. Hoy in facie ecclesia es declamada, declarada, y coronada por Esposa del Cordero Sor María Joaquina Juana Evangelista. Advierte, hija, que aunque Cristo algún día rugirá como león, que hará temblar las columnas más elevadas, cuando trata de desposarse, se llama cordero; para que entiendas que desde hoy has de ser mansa como una corderita. Primera parte 6. La primera Ley del amor, que ha de observar la Esposa de Cristo, se la declaró a la Venerable Recoleta de Ágreda una voz intelectual, que le habló en lo interior en la siguiente forma:185 “Alma criada por mano del omnipotente Dios, si pretendes como escogida seguir el camino de la verdadera luz, y llegar a ser carísima esposa del señor, que te llamó, conviénete, que guardes las leyes del amor, que de ti quiere. La primera ha de ser, que con efecto te niegues toda a ti misma, y a todas tus inclinaciones terrenas, renunciando todo, y cualquier amor de lo momentáneo, para que ni ames, ni admitas el amor de ninguna criatura visible, por más útil, hermosa, y agradable que te parezca más de en cuanto te lo mandare tu señor y esposo, para el uso de la caridad 184 185 Mateo, como arriba. Ubi supra. Mística ciudad de Dios, Introducción a la 2ª. Parte, n. 16. 7. Ley proporcionada dice San Bernardo a la grandeza, y dignidad de este matrimonio espiritual; porque si por el esposo terreno ordena Dios, que se dejen y abandonen padre y madre, por el espiritual obliga, y manda que nos dejemos a nosotros mismos, porque era justísimo, que por un esposo, que es Dios, se dejase más que por un esposo de la tierra. Sor María Joaquina, debes por esposa de Cristo, dejarte a ti misma, hacer entera renuncia de ti misma, y despegarte de ti misma, y entregar todo tu corazón a tu esposo sin reserva, y puedas con verdad decir con la Esposa de los Cantares: Mi Esposo es todo para mí, y yo soy toda de mi Esposo Dios.187 Y si yo soy toda de mi Esposo Dios, es preciso en adelante no viva sino para él es preciso que en todas mis acciones resplandezca el carácter de mi consagración; es preciso que yo piense, hable, y trate con las criaturas, como un alma dedicada enteramente a Dios; finalmente es preciso que cuanto en mi se descubra, y manifieste, de á entender, que yo soy esposa de Dios. 8. A título de Esposa debes acompañar a tu esposo en toda fortuna, sea próspera, o adversa: debes sufrir sus humores que, con todo de ser Dios, los tiene varios y desiguales. A título de virgen debes seguir al Cordero por cualquier parte que fuere. Unas veces te llevará al desierto de la quietud y oración: otras te pondrá en medio de ocupaciones domésticas de torno, de cocina, de refectorio, de ropería, de enfermería, que con violentas distracciones te embaracen, y disipen. Ya te conducirá a cumbre de un monte, donde te hallarás rodeada de resplandores de gloria, de cuya altura te parezcan todas las cosas de este valle nada. Ya te Ver, María de Jesús de Ágreda, Mystica Ciudad de Dios. Milagro de su Omnipotencia y Abismo de la gracia… Segunda Parte, Lisboa: Miguel Manescal 1684, Introducción, iii. Sáenz Gumiel suprimió parte del texto en su cita. 187 Cantar de los Cantares, 2:16. 186 134 135 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López llevará otro monte, donde no verás otra cosa que espinas, y cruces, que te cerquen por todas partes. Habrá ocasión en que se ausente tu Esposo, sin saber dónde, ni por qué. Otras lo tendrás tan presente que oprimida del peso de su majestad, le rogarás, que huya, y se retire al monte de los aromos.188 Tal vez te hablará con sequedad, desviándote de ti, pero tal vez él mismo te buscará, te hablará con ternura, liquidando tu alma con los cariñosos nombres de amiga, de hermana, de esposa, y de paloma: Un día amanecerá con el semblante seco, y desabrido; otro, risueño, y apacible. no la despertéis hasta que ella quiera: quod usque ipsa velit. Y a ti sóror María Joaquina Juana Evangelista, te prevengo, y suplico, que frecuentes esa botellería de tu esposo. De allí saldrás tan fuerte, que triunfarás de todos tus enemigos; y émula fervorosa del apóstol San Pablo, fijarás en tu corazón aquel cartel de desafío: ¿Quién es capaz en todo el mundo de separarme del amor de mi esposo Jesús[?]190 Con ese vino tan generoso tendrás una oración frecuente, y elevada, un riguroso silencio, una humildad profunda, una lección útil y atenta, una presencia de Dios sin quiebra, ni interrupción; una obediencia ciega, y pronta; un trato familiar edificativo con tus hermanas, y próximos; una diligencia exacta en tus ministerios. Finalmente, en esa botellería te ordenará tu Esposo la caridad, para que pienses, hables, y trates con caridad, conque cumplirás perfectamente la primera Ley de tu Esposo Cristo. 9. Finalmente, unas veces te negaría una gota de su adobado vino, y te dará a beber las amarguras de su cáliz: pero algunos días te franqueará la botillería de sus consuelos, dándote a beber con tanta abundancia del dulce vino de su amor, que te embriagará, y como a una borrachita, o te dejará tirada en el suelo, o te reclinará en sus amorosos brazos. No paso adelante, sin prevenir a esas brillantes estrellas de ese claro cielo, y respetable coro, con un consejo, que da el Esposo en el capítulo tercero de los Cantares, y repite en el octavo con las mismas palabras, sin duda porque es muy importante: Ne suscitetis, neque evigilare faciates dilectam, donec ipsa velit. 189 Perdonadme, señoras religiosas, que bien sé, que mi presunción os sacará los colores a la cara, porque por ella saco yo vuestros afectos a la calle. 10. Atención R.R.M.M. [Reverendas madres] que he entendido que en estas vuestra santa casa se bebe ese adobado, y generoso vino, que embriaga hasta el alma, y aunque sois pobres, hay muchas aficionadas; porque se vende de balde; pues yo os prevengo de parte de vuestro amante esposo, que si encontráis alguna borrachita tirada en ese coro, en cocina, en refectorio, en torno, enfermería, ropería, o por algún rincón de la casa, que Aromos: especie de acacia con ramas espinosas. Cantar de los Cantares, Cap. 3: 5; Cap. 8:4. “No despertéis ni hagáis velar al amor hasta que quiera”. 188 189 Segunda parte 11. La segunda ley de amor, que intimó aquella voz intelectual a la Venerable Madre Ágreda,191 y yo te intimo a ti, Sor María Joaquina Juana Evangelista, es, que con diligencia te despojes de la vileza de tus vestiduras, desandrajadas por tus culpas e imperfecciones, inmundas por los efectos del pecado, y horribles por la inclinación de la naturaleza. Quiere su majestad lavar tus manchas, y purificarte, y renovarte con su hermosura. Hasta aquí el texto de tan santa ley.192 Sor María Joaquina, si tu Esposo quiere renovarte con su hermosura, es, para asemejarte a Él, y tener sus delicias con tu alma. El último grado del amor según San Bernardo N.S.D. San Buenaventura, es la total semejanza Pablo, Romanos, 8: 35. “¿Quien nos separara del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” 191 María de Jesús de Ágreda, Mística Ciudad de Dios, Introducción a la segunda parte, n. 18. 192 San Bernardo, Tratado del amor de Dios. Ver, Opúsculos de S. Bernardo, Abad de Claraval. Burgos: Josef de Navas, 1795, 281. “Libro, o Tratado del Amor de Dios, dirigido a Emerix cardenal y cancelario de la Santa Romana Iglesia”. 190 136 137 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López con Dios en el modo que la criatura puede hacerse semejante a su Dios, y Señor en esta vida. Esta semejanza aconsejaba el príncipe de los apóstoles San Pedro en su segunda epístola.193 Nos dio, dice este fino amante, preciosos dones, para que os hagáis compañeros de la Divina naturaleza, huyendo de los apetitos corruptibles de esta vida. El tratar con estas almas sus compañeras,194 tiene el Divino Esposo sus gustos, y delicias. amorosa semejanza te persuade mudamente desde aquel trono. Allí está vivo con apariencias de muerto; tiene ojos, y no ve; lengua, y no habla; manos, y no palpa; pies, y no anda. Así tú Sor María Joaquina, aunque estés viva en lo natural, te has de portar como muerta en lo espiritual. Con ojos, sí, pero como muerta modestos y cerrados para no ver sino el consuelo de tus hermanas, y próximos. Oídos sí, pero como muerta, sorda, cerrados aun a la más leve murmuración; y abiertos para oír la voz de Dios en la de la Superiora: Lengua sí, pero muda, y como muerta a la menor quejita, y desahogo si en él interviene la más ligera faltilla de caridad: Mano[s] sí, pero cruzadas como muerta, y solo extendidas para las obras y empleos de tu ministerio: Pies sí, pero inmobles199 como muerta, y solo ligeros para correr con diligencia, como David, el camino de los mandamientos de Dios, de la Regla, y Constituciones. 12. ¡Oh, admirable de su grandeza! Un señor infinito en toda clase de bienes. Un Señor, a cuyo tabernáculo no se acerca el azote, ni mal alguno. Un Dios, que con solo esa voz se dice todo, tiene su recreación, y gusto en comunicar con sus criaturas. [¡] Agota la admiración! Que no teniendo Dios necesidad de alguno de nuestros bienes para su felicidad inmensa, como dice David195 sin embargo busca a sus pobres criaturas, y las hace como blanco de sus finezas, y amor infinito. Bien, que como enseña la Teología, sola su infinita, incomparable, y suma bondad, especialmente el objeto primario de su amor, es propio del amor, según el Filósofo,196 hacer de dos sujetos uno, tal es la suave fuerza, y poderosa destreza del amor, dice el siempre grande Agustino,197 que a las personas las muda una en otra. El amor de David a Jonatás los hizo tan semejantes, que se aglutinaron sus almas tanto, que parecían una.198 13. Aspira, Sor María Joaquina, a este grado de amor, para que en tus desposorios te asimiles a tu fino, amante Esposo. A esta Pedro, Epístolas 2, 1: 4. “Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina”. 194 Proverbios, 8: 31. “El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; más la oración de los rectos es su gozo”. 195 Salmos 15, “Oh, Señor, ¿quién habitará en tu tabernáculo?” 196 Tomás de Aquino. 197 Historia. De Dolores. fol.8. 468. Nota del autor. Después de revisar una compilación de las obras de San Agustín no hemos encontrado ninguna que coincida con el título ofrecido por el predicador. La vaguedad de esta nota precluye su identificación. 198 Samuel, 18: 1 “Y aconteció que cuando el acabo de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedo ligada al alma de David, y Jonatán lo amo como a sí mismo”. 193 14. Desde aquel trono te persuade tu fino amante la semejanza en la más heroica humildad, y más pronta obediencia. Siendo un Señor infinitamente grande, en cuya presencia los mayores monarcas de la tierra son como un granito de arena, creemos, y veneramos, ocultando tanta majestad, y grandeza en los corruptibles accidentes de pan, y vino, para que tú te humilles hasta lo profundo: porque a los que hemos sido concebidos en culpa, ningún agravio se nos hace en el mayor desprecio. Finalmente, ese Señor tu Esposo es de tan rara obediencia, que, a la voz de un verdadero sacerdote, aunque sea el más indigno, a que pronuncie sobre el pan, y el vino las palabras de la consagración, primero faltara el cielo, que Él falte a la obediencia, haciéndose luego presente real, y verdaderamente. 15. Son de tanta fuerza las palabras de la consagración, en la sutil pluma de nuestro Mariano Doctor Scoto, y nuestros grandes teólogos, que si antes de encarnar Cristo, y antes de criar Dios al mundo, criara solamente un sacerdote, y una hostia, sobre la 199 Inmobles: inmovibles. 138 139 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López cual pronunciase las palabras de la consagración, en el mismo punto había de estar Cristo en aquella hostia, tan real y verdaderamente como hoy está; porque así la omnipotencia de aquellas palabras tiene fuerza para reproducir el cuerpo de Cristo en el lugar donde no estaba, así, dice mi sutil Doctor, tendrían también fuerza en este caso, para producirlo en el tiempo, que no era; porque no se requiere mayor poder para un milagro, que para otro. [¡]Oh, admirable obediencia! de la religión, que así te asimilaras a tu Esposo, y cumplirás las Leyes del Amor, y de fina amante Esposa. 16. Procura tu Sor María Joaquina imitarla, para asemejarse a tu Esposo. La obediencia, la más pronta, y ciega es la mejor. Puede servirnos de modelo a las personas religiosas la pronta, y ciega obediencia del buen soldado a su jefe. Nuestro Seráfico Doctor San Buenaventura afirma,200 que es mui alto grado de obediencia obedecer a un hombre por amor de Dios, como al mismo Dios; y dice más, que para ser verdadero obediente, es necesario ser como un cadáver, que se deja mover sin resistencia alguna. El que obedece consigue lo que en Dios es singular, que es no poder errar, porque la obediencia es como vicaria de la Sabiduría Divina. Hija, le dice María Santísima a su discípula de Ágreda, trabaja por ser obediente y obedecer, “que este es el camino seguro; y lo es tanto, que los yerros de los obedientes no los pone Dios en memoria para el día de la cuenta, antes borrara los demás pecados por solo el sacrificio de la obediencia”.201 Sor María Joaquina obedecer, y obedecer como muerta en la cruz 17. A costa de innumerables fatigas procuraba San Pablo, que se formase en los corazones de los de Galatia la imagen de Jesús.202 Trabaja, les decía el Santo, en repetidas penas hasta que Cristo se forme en vosotros. Sobre esta sentencia del Apóstol de las gentes, dicen algunos SS[antos] Doctores que el medio para que el Señor se forme en el corazón humano, es la frecuente consideración de los misterios de su vida, pasión, y muerte. El Vener[abl]e P[adre] presentado fray Francisco de Posadas en la vida, que escribió de Nuestro querúbico P. S. Domingo,203 hablando de sus milagrosas transformaciones en Cristo, asegura que fueron muy frecuentes, y fervorosas; porque su continua vigilancia era meditar la vida del Señor, y seguirle sus pasos en el ejercicio de sus virtudes heroicas, conformando su querúbica vida con la de Jesús: y este es el medio, dice San Bernardo para que una alma se transforme en el Señor.204 18. Una de las almas, que en nuestros tiempos consiguieron esta admirable transformación, es la venerable sor Josefa García religiosa capuchina en Castellón de la Plana en el reino de Valencia.205 A esta te propongo por ejemplar, por ser de tu misma religión. Esta Capuchina santa cumplió tan exactamente las suaGálatas, 4:19. “Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros”. 203 Posadas, Vida de Santo Domingo, Cap. 5. No es posible saber a qué edición se refería Sáenz Gumiel. Ver, fray Francisco de Posadas Vida del glorioso patriarca Santo Domingo de Guzmán, fundador del Orden de Predicadores, Córdoba: Real Convento de San Agustín, 1701. El capítulo 5 corresponde a su juventud, pero Sáenz de Gumiel se refiere a aspectos más generales de su vida. 204 San Bernardo, Sermón 38 in Cantic. Ver, Sermones sobre el Cantar de los Cantares. Obras completas de San Bernardo. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1987, Vol. V. San Bernardo escribió 85 sermones y solo llegó al Cántico 3:1. 205 Fray Joseph de Vela, Idea de la Perfecta Religiosa en la vida de la Ven. Madre Sor Josepha María García, primera hija del Real Convento de Capuchinas de la Villa de Castellón. Valencia: Imprenta de la Viuda de Antonio Bordazar, 1750. 202 200 Formula Aurea de grandibus virtutum, Cap. 2, lit. A. Número que representa la perfeccion de la naturaleza. Sobre el respeto a la obediencia en San Buenaventura, ver, fray Juan Andrés Moraleda, Piadoso novenario en honra del seráfico Dr. San Buenaventura. Madrid. Imprenta de “La esperanza”, 1865, p. 29. San Buenaventura es muy citado en los libros de instrucciones para los principiantes en la vida religiosa, tal como fray Diego Murillo, Instrucción para enseñar la virtud a los principiantes y Escala espiritual para la perfección evangélica, Tomo Segundo, Barcelona: Gustavo Gili, editor, 1907; fray Antonio Arbiol, Desengaños místicos (Undécima edición), Madrid: Imprenta de Joseph Herrera, 1789, p. 240. 201 Mystica Ciudad de Dios 1.part. Lib. 2, Cap 3. n. 450. Ver, María de Jesús de Agreda, Mystica Ciudad de Dios. Lisboa, Miguel Manesca, Imp. 1684, p. 214. 140 141 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López ves Leyes del Amor, que le correspondió el Señor en tan sumo grado, que parece que fue la niña de sus ojos. Cuantos favores especiales ha comunicado el Señor liberalmente a las insignes almas, que celebra la Iglesia, las recopiló en esta insigne Capuchina. Le hizo el corazón como a la Seráfica Doctora M[adre] Santa Teresa, se lo dilató como a San Felipe Neri, le imprimió sus llagas, y permutó el corazón, como lo hizo con Santa Catarina de Sena; le dio a beber la sangre del costado como a N.P.S. Francisco, y María Santísima le dio el dulce néctar de sus virginales pechos. De modo, que se puede decir, y afirmar de esta venerable capuchina, que todas las perfecciones, favores, y gracias, que divididas repartió la omnipotente María a las demás almas, se hallan en ella maravillosamente copiadas, como del gran Antonio predicó Gerson.206 que hubiera más almas transformadas en Jesús, si vivieran más conformes con Jesús. 19. Se le oyó decir muchas veces a esta v[enerable] capuchina, lo que ya dijo de sí el Señor; esto es, que el camino y puerta para entrar infaliblemente en la divina presencia, y gozar la unión santa de su majestad, era la fervorosa consideración de la vida, pasión, y muerte de Jesús. Sor María Joaquina, esta será la materia frecuente de tu oración, y continua presencia de Dios; que así lograrás conformarte con tu Esposo, y luego transformarte en Él maravillosamente. Y así puedes decir con San Pablo: Vivo yo, y no vivo yo, porque vive Cristo en mí.207 Aquí quiero hacer una penetrante pregunta que hace el venerable Posadas, para nuestra confusión, y enseñanza: ¿Por qué no me transformo en Jesús? Y responde: Porque no me conformo. O[h] qué cierto es, Gerson, tomo 8, Part. 4. Juan Gerson (1363-1429) escribió prolíficamente sobre temas teológicos, canónicos, y doctrinarios. Entre sus numerosas obras se cita un sermón sobre San Antonio Abad enunciado durante el concilio de Constanza, a 17 enero 1417. Para una lista muy completa de sus obras, ver, Antonio Pereira de Figueredo, Compendio dos escritos e doutrina do veneravel João Gerson de Paris. Lisboa: Antonio Vicente da Silva, 1769, pp. 117, 122, 146. 207 Gálatas, 2: 20. “Con Cristo estoy juntamente sacrificado y ya no vivo yo más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a si mismo por mí”. 206 20. El Señor en todas las virtudes fue perfectísimo maestro; pero la que practicó más fue la santa pobreza voluntaria. Siendo del Señor la tierra, y su plenitud, el orbe y cuantos lo habitan: nació pobre, vivió pobre, y murió pobre. N.P.S. Francisco en todo cuanto le fue posible se conformó con Cristo; pero en lo que más se distinguió, fue en la santa pobreza, que fue altísima, y la llamaba su señora. Te aseguro, le dice María S[antísi] ma a su discípula de Ágreda; y yo te digo a ti, “te aseguro amiga, que no hay para el Altísimo más precioso don, ni ofrenda, que la pobreza voluntaria. Esta pobreza quiero que ames, y la busques con toda diligencia; porque es el ornato de las Esposas de mi Hijo dulcísimo, sin el cual te aseguro, carísima, que la desconoce, y repudia, como desiguales y disimiles monstruosamente208 pues no tiene proporción la esposa rica, y abundante de superfluas alhajas, con el Esposo pobrísimo y destituido de todo; ni puede haber amor recíproco con tanta desigualdad. En el uso, y en el deseo has de seguir ajustadamente a Cristo pobre, y desnudo en la cruz. Renuncia, hija mía, toda afición, y amor a cosa alguna terrena. Lo mucho debes renunciarlo por superfluo, lo poco también se debe estimar en poco; porque será mayor error, embarazar el Corazón con lo que nada vale, y estorba mucho. En la pobreza están encerradas muchas virtudes, que hacen muy dichosa a la criatura”. Toda esta es doctrina de María Santísima. 21. No cabe, que quien con verdadero espíritu menosprecia la tierra de su misma persona, (que esto es renunciarse a sí misma como Ley del espíritu de Cristo) haga estimación de la tierra 208 Mystica Ciudad de Dios, 2. part. lib. 4.cap.17, n.571, 297, y el, cap.29. n. 689. Ver, Agreda, Mística Ciudad de Dios, Lisboa 1683. Sáenz Gumiel cita también 3a. part., libro.8, cap. 1.n. 389. Ver, Agreda, Mística Ciudad de Dios, Amberes: Hermanos de Tournes, 1736, p. 146. 142 143 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López extraña de los intereses temporales. Es la pobreza voluntaria fundamento esencial de la perfección. Por esto el mismo Señor le dio la primacía.209 Bienaventurada la pobreza voluntaria, o de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Para alcanzar esta bienaventuranza, aspira a la perfecta pobreza. Digo perfecta, porque es cosa lastimosa, dice San Bernardo, que muchos quieren ser pobres, y se glorían de serlo; pero no les ha de faltar cosa, que pueda hacer a su propia conveniencia. Sor María Joaquina, cuando algo te faltare, que serán muchas veces, acuérdate, que eres pobre Capuchina. Renueva este voto cuantas veces puedas, y cuando la necesidad, o caridad te obligase a escribir fírmate después de tus nombres: Pobre Capuchina, y advierte, que nunca serás más señora, que cuando seas más pobre. Desempeña el honroso título de S[eñor]a Pobre Capuchina. la abstinencia moderada; de otra el silencio riguroso; de una la exacta diligencia de asistir a las enfermas; de otra la religiosa afabilidad con las sanas; finalmente de una la encendida caridad, y de otra la continua oración, y presencia de Dios. Así cumplirás exactamente con las Leyes de tus venturosos desposorios, de que doy los debidos parabienes. 22. La última instrucción que te doy, es el que, como el Espíritu Santo envía al perezoso á que aprenda de la hormiga, para aprender: Vade ad fornicam, o piger et disce que vayas, y aprendas en la Escuela de las Abejas:210 La diligencia, vigilancia, cuidado, y esmero, que ponen estas oficiosas abejitas, para fabricar sus panales, recogiendo en varios campos, y jardines hermosas y fragantes flores, con que hacen su miel y cera. Sor María Joaquina, Juana Evangelista, sin salir tú de tu clausura, puedes en este ameno pensil de tantas hermosas, y fragantes flores, cuantas son las religiosas, en que Dios te ha colocado, puedes, digo, como oficiosa abeja recoger, para fabricar el dulce panal para tu amante, y dulce esposo, de una eminente perfección Y ¿cómo será esto? copiando de cada una de estas venerables religiosas la flor más fragante de su virtud más sobresaliente. De una imitar la humildad más profunda; de otra la obediencia pronta; de una la mansedumbre de cordera; de otra la pureza de ángel; de una Mateo, 5: 3. “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos”. 210 Proverbios 6: 6. “Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio”. El ejemplo se extiende hasta el verso 11. 209 23. Y pues lograste un esposo tan rico, como liberal, pídele por arras el precioso inestimable don del amor, para esta venerable, y santa comunidad, y en especial para su meritísima cabeza. Amor encendido para la que, con tanto acierto, y magisterio te guió, y subió al florido tálamo de tu Esposo. Amor ardiente para el que, haciendo veces de amoroso padre, no descansó hasta concertar tus desposorios. O[h¡] qué pasos tan bien dados! Y tan bien premiados. Amor finalmente para todos los presentes, y tan penetrante, que antes si posible fuera, quisiéramos estar en el infierno con amor de Dios que sin este amor en la Gloria. FINIS. [Nota caligráfica al pie de la página] de el simple uso de Sor María Joaquina con licencia de su prelada. Pido por amor de Dios me lo vuelvan porque me hace mucha falta. [Nota caligráfica 2 al pie de la página] el silencio y abstracción llevan a la perfección. [Nota caligráfica 3 al pie de la página] La que quiere ascender al monte de la perfección arrójese de corazón en un todo al padecer. 144 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix 1.2.c. Sermón de profesión de Sor María Antonia Ildefonsa José Antonio Plancarte, Sermón de profesión, que en la que hizo sor María Antonia Ildefonsa, en el siglo Doña María Ignacia de la Rocha. En el convento de San Joseph de Gracia de Reverendas Madres Capuchinas, en la ciudad de Querétaro, el día 28 de abril del año de 1799, en que celebra dicho convento la fiesta de la dedicación de la Basílica de Asís de Nuestro Padre San Francisco, 1799211 (Selección) Este sermón fue predicado el 28 de abril para celebrar, al mismo tiempo, la dedicación del templo de las madres capuchinas y la profesión de la novicia Sor María Antonia Ildefonsa, en el siglo María Ignacia de la Rocha, quien perteneció a una distinguida familia novohispana. Según Herrejón Peredo, nació en León y se educó en el colegio de Carmelitas de Valladolid. Su padre fue Francisco Xavier de la Rocha y tuvo un hermano franciscano, fray José Francisco de la Rocha, quien escribió un sermón para su profesión, al igual que lo hizo, el autor citado aquí, fray José Antonio Plancarte (1745-1815).212 Esta monja contó con el favor de la jerarquía religiosa Plancarte fue un bien conocido predicador en su tiempo. El sermón tuvo los pareceres de Dr. fray Manuel Mercadillo, del Real y Militar Orden de nuestra Señora de la Merced, actual provincial de esta Santa Provincia de la Visitación. Dada a octubre 1, 1799 en su convento de La Merced; Lic. Del R.P. Lic. Ramón Fernández del Rincón, presbítero de la Real Congregación del Oratorio de San Felipe de Neri de esta capital, dada en México a 18 de septiembre de 1799. Aprobación del R. P. Fr Joseph Pablo Sánchez, lector jubilado, ex definidor de la Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán y capellán del Santuario de Loreto en el convento Grande de N. P. S Francisco de Querétaro, dada a agosto 20 de 1799. Recibe la bendición y licencia para darse a la prensa de fray Joseph María Carranza de la observancia de N.S.P. S Francisco, lector jubilado y Ministro Provincial de la provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán, Querétaro a 21 de agosto de 1799. 212 Carlos Herrejón Peredo, Del sermón al discurso cívico, 214-19. Herrejón Peredo analiza este sermón como ejemplo de panegírico neoclásico. El sermón fue publicado por el hermano de la religiosa profesante, fray José Francisco de la Ro211 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 145 de su tiempo, la cual medió en su admisión al convento, y facilitó la celebración de su profesión y su impresión. Parece haber sido la única monja que recibiera dos sermones elogiosos. Fray José Antonio Plancarte nació en Zamora213 fue guardián del convento franciscano de Celaya y definidor de la provincia de San Pedro y San Pablo. Cultivó la oratoria y la poesía y gozó de una buena reputación en ambos géneros.214 El sermón en honor de Sor María Antonia Ildefonsa consta de dos partes. En la primera, el autor explica la ley del desposorio espiritual y la dedicación de Jesucristo a sus esposas.215 En la segunda, explica los deberes de la esposa y cómo ella ha de ser toda para Jesucristo. Este tema es el mismo que guía otras piezas citadas en este volumen y que fue el fundamento de la espiritualidad femenina a lo largo de varios siglos. Como se echa de ver, Plancarte se inspiró fuertemente en cha, natural de la villa de León de Michoacán. Rocha fue lector de teología en el Colegio Real y Pontificio de la Purísima Concepción de Celaya y Comisario de la Tercera Orden de San Francisco de Celaya. El sermón se publicó como Ventajas del estado religioso sobre la vida del siglo, México, Ontiveros, 1799. Rocha también publicó, Panegíricos Morales, México: Ontiveros, 1802, y La amada del Señor: Elogio de la Concepción Purísima de María. México: Ontiveros, 1797. Este último lo predicó en la fiesta anual de la imagen de la virgen del Pueblito, en las afueras de Querétaro, una devoción muy popular en ese siglo. 213 Fray José Antonio Plancarte (1735-1815) fue tío de Gabriel Méndez Plancarte. Tarcisio Herrera Zapien, “El grupo ábside y los humanistas levíticos de México”, en Nova Tellus. Revista Semestral del Centro de Estudios Clásicos, Instituto de Investigaciones Filológicas, unam, Vol.17:1,1999, pp.159-187. 214 Fray José Antonio Plancarte, Flores Guadalupanas, O Sonetos Alusivos a la celestial imagen de María Santísima Nuestra Señora en su advocación de Guadalupe, especialmente en cuanto a el vestido y adornos. México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1785; Poema panegírico hispano-latino, México: Felipe Zúñiga y Ontiveros, 1790; Lágrimas sacrosantas derramadas por Jesucristo en su Santísima Cruz, México: Felipe Zúñiga y Ontiveros, 1788; Sermón de gracias que, en la exaltación al trono de nuestro católico monarca, el Señor Carlos Cuarto, rey de las Españas y de las Indias. México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1791; Recreación Poética. México: Ontiveros, 1794; Alabanzas y deprecaciones para venerar y glorificar a los santísimos, dulcísimos y misteriosos nombres de los cinco Señores Jesús, María, Joseph, y Anna. México: Herederos de Felipe Zúñiga y Ontiveros, 1784. Ver, Alfonso Méndez Plancarte, Fray José Antonio Plancarte, Morelia, sin impresor, 1959. 215 Ver, Herrejón Peredo, Del sermón, p. 217. 146 147 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López textos bíblicos clásicos, en los Evangelios y los escritos de padres de la Iglesia como San Agustín, San Buenaventura y Gregorio Nacianceno. Los Cantares de Salomón ofrecieron la base espiritual como texto privilegiado para los sermones de toma de hábito y de profesión solemne. El tono es eminentemente pedagógico y exento de los artificios barrocos de la prédica del siglo xvii y comienzos del xviii, momentos en los que se explotaba la retórica del lenguaje con buenas dosis de alegorías, hipérboles, metáforas y demás artificios de la escritura.216 Sin embargo, Plancarte no se desvía ni un ápice del tradicional escrutinio del significado de la ocasión. Mediante el cuerpo (corazón y brazo) como muletilla retórica, Plancarte transciende la corporeidad para ascender al mensaje afectivo y espiritual. El sello como dominio del esposo marca el cuerpo de la esposa como señal de un amor que demanda la completa absorción de la amada por el amado. Para corroborar la grandeza de la unión, el orador trae a cuenta ejemplos del mundo, como el significado de un desposorio con un rey magnífico, el honor que ello implica, todos temas que serían bien entendidos por la religiosa, sus compañeras y el auditorio. Por ejemplo, el abrazo de la cruz, el Cristo Confixus sum cruci, que dio pie a una serie de grabados muy socorridos en el siglo xviii reaparece en este sermón antes de la explicación de cómo esa simbólica unión en la cruz la ayudará a conseguir la plena observancia de los votos. Partiendo de la premisa que la perfección del amor de Cristo es indudable, los sermones se enfocan en la explicación de los deberes de la esposa y las recompensas que su privilegiado espacio les otorgará honor, riqueza, consuelo y gozo, pero todos espirituales. En este ejemplo, Plancarte explica in crescendo la amplitud y generosidad de Cristo reclamando cómo es el todo el que envuelve y recompensa. Tras llegar a esa cima de bondades, Plancarte su- braya la observancia y los sacrificios que serán necesarios para recibir esos obsequios. En comparación, los sacrificios son como espinas que esconden flores. El brazo del Señor estará siempre a su lado para ayudarla. El orador entonces vuelve su vista a quien profesa y al público del templo, a quien interpela como testigo del sacrificio de una “tierna virgen” que encuentra vida en su muerte simbólica, siempre la diada más recurrida del predicador. La juventud de la mujer que toma el hábito fue siempre un tópico favorito de los oradores porque ofrecía el dramático contraste del holocausto de la vida en su momento más prometedor y aparentemente más feliz.217 La inocencia no impide el valor, especialmente en una mujer joven. Plancarte recurre a otro interesante giro estilístico al incorporar al público a su sermón. Tras encomiar el sacrificio de la juventud, el predicador gira la rueda de la teatralidad al incluir la participación de quienes son usualmente miembros pasivos del acto. Le pregunta al auditorio si ellos no quisieran también abrazarse a Cristo, los desafía a imitar a quien toma el hábito. Dramáticamente, hace una interrupción en medio de su plegaria y vuelve su atención hacia la verdadera heroína del momento. Asumiendo que habla por ella, enuncia las palabras de total entrega del desposorio. Los afectos amorosos expresados en esta parte del sermón se atenúan con la frase preventiva del orador, que se dirige hacia el esposo en forma de niño. Así evita suponer un diálogo completamente amoroso entre Jesús como hombre adulto y la profesante. Plancarte termina anunciado la muerte al mundo de María Antonia, pero la acompaña con jaculatorias de felicidad. La encomienda al amparo de María para que la religiosa logre su plena dignidad como esposa y ruega por su protección para todos. Francisco Javier Cárdenas Ramírez, “Un acercamiento a la alegoría en la profesión de monjas novohispanas” en Revista destiempos, 44 (abril-mayo 2015), pp. 34-45; María Dolores Bravo Arriaga, “Un sermón de profesión de monjas del siglo xvii: la retórica de la perfección” en Caravelle. 76-77 (2001), pp. 391-99. Por la misma autora, ver, “Erotismo y represión en un texto del Padre Antonio Núñez de Miranda” en Revista de filología hispánica, unam: 2011, pp. 127-134. 216 Ver, padre Pedro Calatayud, Misiones y sermones. Arte y método con que las establece. Tomo Segundo. Madrid: Imprenta de Música de D Eugenio Bieco, 1754. El Tomo iii se publicó en tercera edición en Madrid: Imprenta de don Benito Cano, 1796 217 148 149 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López No cabe duda que, en cuanto a mantener un texto preciso y claro, con un elegante ascender y descender en tonos y modalidades de expresión y contenido, Plancarte logró un sermón ejemplar en el cual revisó todos los argumentos obligatorios a la ocasión sin extenuarlos con pesadas digresiones. y que más cela su Majestad en sus Esposas, que es la fidelidad en su amor. Cela ésta tanto, que la pone por ley fundamental y por condición de su desposorio. Me desposaré contigo (le dice a su Esposa) mediante tu fe y fidelidad. Spontabo te mibi in fide.221 Con que no ha de tener la Esposa otro amor que el suyo. No ha de desear o codiciar tampoco cosa alguna fuera del Esposo porque esto sería, en cierto modo, suponer que había cosas deseables o codiciables fuera de este divino dueño, lo cual es tan injurioso a su soberana Majestad, como falso. Porque, ¿qué cosas se pueden imaginar, de cuantas pudiera dar el mundo con todo su poder, que no las tenga la Esposa mejoradas, con inmensas ventajas, en Jesucristo? Demos caso que una pobrecilla aldeana fuera electa en Esposa de un poderoso Rey. Sería Reina; sería señora, ¿pero lo sería como lo es una esposa del Rey de Reyes, y Señor de Señores? Tendría honores, ¿pero los honores del mundo son otra cosa que humo, como nos enseñan las letras santas?222 Tendría riquezas, ¿pero las riquezas del mundo (hablando a lo cristiano) son más que estorbos y espinas del corazón, como las llama el mismo Jesucristo en su Evangelio.223 Tendría placeres, diversiones, delicias mundanas, ¿pero éstas son otra cosa que las fuentes de los pesares y de las amarguras en que al fin vienen a parar, como dice el Sabio: extrema gaudii luctus occupat?224 Tendría en fin, (o demos que tuviera) cuanto pudo desear su corazón, o de honorifico, o de magnifico, o deleitable. Después de haberlo experimentado todo, ¿no diría, lo que enseñado de la experiencia dijo el citado sabio Salomón, que todo era vanidad Selección: Segunda parte: Páginas 14-24 218 Así como Jesucristo es todo para la esposa, así la Esposa ha de ser toda para Jesucristo. Esto es una cosa tan justa, y una verdad tan indubitable, que no tanto necesita de persuadirse, cuanto de declararse: motivo porque procurare declarar (y juntamente promover) como una Esposa de Jesucristo habrá de ser toda para su Majestad. Lo será pues, guardando dos leyes particulares y propias de esposa, que le intima el Divino esposo en sus Cantares por estas palabras: Pone me ut signaculum super cor tuun, ut signaculum super brachium tuum.219 Así como en los desposorios humanos suele ir adornada la esposa con una preciosa joya en el pecho, y otro adorno también precioso en los brazos; así el alma que ha de desposarse con Jesucristo, ha de adornarse y traer siempre en su pecho y brazo una preciosísima joya; pero esta no ha de ser otra que Jesucristo, y Jesucristo puesto como sello: Pone me ut signaculum. Poner pues, a Jesucristo como sello sobre el corazón, es que la Esposa lo haga dueño de él,220 porque ya sabéis que el sello significa dominio. Tan absoluto dueño, tan dueño único y sólo ha de ser Jesucristo del corazón de la Esposa, que no ha de amar ésta, ni desear cosa alguna fuera de su Esposo Divino. No ha de amar cosa que no sea Jesucristo, o en Jesucristo, porque esto sería hacer traición al Esposo; esto sería faltarle en el punto más esencial, Se han conservado y anotado todas las citas originales del texto. Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, Cantares de Salomón, 8: 6. 220 Videntis Tirin. Hic. Se refiere al jesuita flamenco Jacobo Tirinis (1580-1636), comentarista de las escrituras, Commentarius ad Biblia, 2 vols. Amberes, 1668. 218 219 Oseas 2:20. “Y te desposaré conmigo en fe, y conocerás a Jehová”. Isaías 9:8. “El Señor envía un mensaje contra Jacobo y cae sobre Israel”. Salmos 36:20. La referencia debería ser 37:20. “Más los impíos perecerán y los enemigos del Señor serán como las flores de los prados. Desaparecen, se desvanecen como el humo”. La referencia a Isaías no es clara, excepto que solo Dios salvará al pueblo de Israel y la justicia se logrará con la llegada del Mesías”. 223 Mateo 13:7. “Y parte cayó entre espinos y lo espinos crecieron, y la ahogaron”. 224 Proverbios 14:13. “Aun en la risa tendrá dolor el corazón; y el término de la alegría es congoja”. 221 222 150 151 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López y aflicción del espíritu?225 Los objetos alicientes de nuestras concupiscencias, que tanto halagan y atraen el corazón humano, por el mismo caso que lo arrastran al goce de ellos, lo desquician, lo sacan de su centro, que es Dios. Y un corazón fuera de su centro, no podrá tener quietud, y tranquilidad, gozo, alegría verdadera. Nos criasteis, Señor, para Vos, decía San Agustín.226 Y así está inquieto nuestro corazón mientras no descansa en Vos. En consecuencia, solo en Jesucristo puede hallar descanso el corazón, porque solo en su Majestad se hallan todos aquellos bienes que pueden saciarlo, y juntamente el medio para conseguirlos. Porque si se considera como Dios, es el bien infinito que solo puede llenar la casi inmensa capacidad del alma, y considerado como hombre, es el medio para conseguir aquel bien, y a todo Jesucristo, como que su Majestad nos mereció la gracia de Dios, mediante la cual nos unimos al ser divino, por consiguiente, al mismo Cristo, que, es decir, a un Dios hombre, en quien solo se halla y tenemos (a más del ser de Dios) todo bien verdadero, ya sea de honor, ya de riqueza, ya de consuelo y gozo. De honor, porque solo su Majestad es el Grande por excelencia: Hic erit magnus 227 de cuyos ilustres y magníficos títulos, que le dan las sagradas Escrituras, y de cuyas grandezas, inefable participa y honra con ellas a los que aman y honran a su Majestad, como nos asegura el mismo Señor en su Evangelio.228 De riquezas, porque solo en su Majestad en quien están encerrados todos los tesoros de Dios, se hallan y tenemos riquezas verdaderas, riquezas divinas, riquezas de gracia y virtudes, de que hacen las Esposas su vestido nupcial, vestido (según la frase de la escritura) de riquísimo oro, perlas preciosas (cuales nunca vio el mundo) con que ellas se adornan y preparan para ir al festín de las bodas, y al banquete espléndido que les tiene prevenido el Cordero su esposo en su palacio del empíreo, como nos dice San Juan en su Apocalipsis.229 De gozo y consuelo, porque sólo su Majestad es la Flor de la Vara de Jesé, como lo nombra Isaías230 en quien descansa el espíritu del Señor, el espíritu Santo, que es el óptimo consolador de las almas, y que sólo por medio de Jesucristo viene a ellas, mittam eum ad vos.231 En suma, solo Jesucristo es el todo amable, el todo deseable, como lo llama la Esposa en sus Cantares: Totus desiderabilis, 232 no solo porque todo lo que hay en Jesucristo es amable, sino porque no hay deseable o amable que no se halle, con infinitas ventajas en Jesucristo. Por consiguiente, seria injurioso a su Majestad que la esposa amara o deseara cosa alguna que no fuera su divino esposo, o por amor suyo. Y esto ya no sería tenerlo como sello sobre su corazón; ya no sería hacerlo dueño absoluto de él, como pide su Majestad. Pero, ¿qué más pide Jesucristo a su esposa en la dicha frase de ponerlo como sello sobre su corazón? Pide (dicen los santos Padres)233 que lo traiga siempre tan impreso en su memoria y corazón, que todo su pensamiento sea su Divino Esposo Jesucristo; toda su meditación sea de su santísima vida, pasión y muerte, y que así lo muestre en sus palabras, porque como estas salen del corazón, lo mismo que los pensamientos, no tendría la esposa a Jesucristo como sello en su corazón, si uno y otro, pensamientos y palabras, no respiran amor de Cristo. Pide fi- Eclesiastés 1:14. “Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu”. 226 Confesiones del glorioso doctor de la iglesia San Agustín. Tomo Primero. Alcalá: Isidro López, 1797, Lib. 1, Cap. 1, p. 2. 227 Lucas 1: 32. “Este será grande”. 228 Juan 12: 16. “Estas cosas no las entendieron sus discípulos primero. Empero cuando Jesús fue glorificado entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas de Él”. 225 229 Apocalipsis 19: 9. “Y Él me dice: Escribe: bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero”. 230 Isaías 11: 1. “Y saldrá una vara del tronco de Jesé y un vástago de sus raíces dará fruto”. 231 Juan 16:7. “Yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya, porque si yo no fuese, el Consolador no vendrá vosotros; más si yo me fuese, os lo enviaré”. 232 Cantar de los Cantares 5: 16. “Su paladar dulcísimo y todo él codiciable”. 233 Referencia a Cornelius Lapide (1567-1637) fue un exégeta bíblico flamenco. Perteneció a la Compañía de Jesús y sus comentarios bíblicos le ganaron reconocida fama. 152 153 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López nalmente Jesucristo a la esposa en la dicha frase, que se asimile en lo interior de su espíritu al de su Majestad. Que, así como la figura que se hace con un sello es una imagen y semejanza de él, así lo sea la Esposa en su interior, del espíritu de Cristo, que (como ya sabéis) es espíritu de amor, de caridad, de humildad, mansedumbre, y mortificación, o cruz, del cual espíritu ha de vestirse la Esposa para semejarse, para configurarse en su interior, al de Cristo. Y esto será traer a su Majestad como sello en el corazón, o ser imagen y semejanza suya en lo interior del corazón y espíritu, como debe serlo. Pero no basta eso. Es menester que lo sea también en lo exterior, lo cual ya toca en lo que es tener a su Majestad como sello sobre el brazo, que es lo que voy a expender ahora. Tener pues a Jesucristo como sello sobre el brazo (en el cual se significan las obras) es que la esposa también en lo exterior, o en obras, sea viva imagen y semejanza de Cristo, y de Cristo como crucificado (que es el ejemplar y el sello de los predestinados, especialmente de sus esposas) es, que sus obras parezcan y sean de quien vive crucificada con Cristo, y crucificada con Cristo en su misma cruz, como quiere el Apóstol: Cristo confixus sum cruci.234 Porque sólo estas serán obras dignas de una esposa de Jesucristo. ¿Y cómo conseguirá esto la esposa? Lo conseguirá la esposa religiosa con la puntual observancia de los tres votos solemnes con que se consagra a su Majestad. Lo conseguirá el Alma santa, que no es Religiosa, con la imitación de quien lo es. Porque si lo que hemos de crucificar, para que nuestras obras parezcan y sea de quien vive crucificado con Cristo, es el hombre viejo, el hombre de pecado, y este se compone de tres concupiscencias, que son la de la carne, la de los ojos, y la soberbia de la vida, como dice San Juan.235 Todas tres se crucifican, como otros tantos clavos, con los tres dichos votos. La concupiscencia de la carne, con el voto de castidad; la de los ojos, o codicia de bienes temporales, con el de la pobreza evangélica; y la soberanía de la vida, o ambición de honores, con el de la obediencia o negación de propia voluntad. Y esto será vivir la esposa crucificada con Cristo en su misma cruz. Porque si la cruz de Cristo fue el amor, por el cual quiso vivir obediente, pobre, entregado a las asperezas, al tormento, al dolor, renunciando el gozo, como dice el Apóstol: Proposito sibi Gaudio sustinui cruce.236 Abrazando la esposa la obediencia, pobreza y mortificación de la carne por amor suyo, esto será vivir crucificada con el Esposo en su cruz misma; esto será también tener obras dignas de una esposa de Jesucristo, y esto tener a su Majestad como sello sobre su brazo. Ni hay que temer (amada sor) en abrazarse con su esposo en su misma cruz. Es cruz de amor, que todo lo hace fácil y suave; es el lecho que escogió el Esposo para sí; y por este mismo, y no otro, el que ofrece a sus amadas esposas. Es verdad que él parece espinoso, y lo es efectivamente en lo exterior; pero en lo interior no es sino florido, como asegura la Esposa en sus cantares: lectulos nos ter floridus.237 La cruz del mundo, que son aquellas amarguras que le acarrean sus referidas concupiscencias, ostenta flores y oculta espinas. Por el contrario, la cruz de Cristo, muestra espinas y esconde flores. Mientras más se abraza la cruz, mientras más se mortifican los deseos de la carne, tanto más abunda en consolación y gozo del espíritu, como nos lo Gálatas 2:19. “Porque yo por la ley soy muerto a la ley para vivir en Dios con Cristo clavado en la cruz”. 235 San Juan, Epístola 1, 2: 16. “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del 234 Padre, sino del mundo.” Ver al respecto, Antonio Rubial García y Doris Bienko de Peralta, “Los cinco sentidos en la experiencia mística femenina novohispana” en Antonio Rubial y Doris Bienko de Peralta, coord., Cuerpo y religión en el México barroco, México: inah/Conaculta, Promep, 2011, pp.145-179. 236 Hebreos 12:2. “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; el cual habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciado el oprobio y se sentó a la diestra del trono de Dios.” 237 Cantares de Salomón 1:16 “Una alfombra de verdor es nuestro lecho.” Así aprecece en la Nueva Versión Internacional de la Biblia. En la versión de Reina Valera aparece como 1:16: “Nuestro lecho también florido.” 154 155 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López enseña y testifica repetidas veces el Apóstol.238 Con que no hay nada que temer. A más de que, para la esposa emprenda todo lo bueno, y principalmente para lo arduo, ya le da el esposo un aviso bien importante en la dicha frase de traerlo como sello sobre el brazo, y es el que ya diré. La Majestad de Cristo se llama en las Sagradas Escrituras, el Brazo del Señor, Brachium Domini,239 es decir, su virtud, su fuerza. Ahora pues, como en el brazo de la Esposa se significan sus fuerzas propias, y ella de por si no tiene ningunas, decirle el Esposo que lo ponga como sello sobre su brazo, es avisarle, es prevenirle, que para todo lo bueno, pero especialmente para lo arduo y difícil, nunca cuente con sus fuerzas solas sino siempre como ayudadas del Brazo de su Majestad, Brazo fuerte, excelso, poderoso, como que es toda la virtud y fuerza de Dios. ¡Ay, hermana carísima en Jesucristo sor María Antonia, y cuanto le importa a V.R. [Vuestra Reverencia] este aviso! Pues aunque es cierto que en el retiro de ese Claustro (Sagrado asilo de la inocencia) estará libre de los peligros del mundo, pero no lo estará (como no lo está nadie) de los asaltos y combates de los enemigos domésticos, que todos tenemos dentro de nosotros mismo, y que son los más fuertes.240 Tendrá que vencer las repugnancias de la carne a obrar lo bueno; tendrá que crucificar, o que tener siempre crucificadas sus concupiscencias, como queda dicho; tendrá por consiguiente que moderar las pasiones del ánimo, que negarse a las aficiones del corazón, o deseos de la voluntad propia. En suma, tendrá que negarse a sí misma, tomar su cruz (que es el estado que abraza de religiosa, y religiosa Capuchina, cuyas austeridades parecen insoportables a fuerzas humanas) seguir con su cruz al Salvador, seguir al esposo, al Cordero de Dios (que es el caudillo celestial de las vírgenes) y seguirlo por donde su Majestad quisiese llevarla: Sequuntur Agnum quocumque ierit.241 Tal vez podrá suceder que su esposo quiera regalarla, o con enfermedad corporal, o con sequedades y desolaciones de espíritu, o con cualquiera otro género de tribulaciones con que suele probar la fidelidad de sus esposas, acrisolarlas y disponerlas para comunicarles después con más abundancia sus dones. Entonces pues (carísima hermana), quiero decir, en cualquier caso en que le parezca imposible llevar tanto peso, entonces (o entonces principalmente) acuérdese bien de este aviso que le da el esposo: que ponga a su Majestad sobre su brazo. Es decir, que, desconfiando enteramente de sus fuerzas propias, ponga toda su confianza en las de su esposo divino. Lo cual hecho, bien puede (animada de esta confianza) decir con el Apóstol: [¡]Ea,[!] que todo lo puede en aquel brazo que me asiste: Omnia possum eo qui me confortat.242 Y con esto he concluido este punto, puesto que ya se ha declarado en Él, como la Esposa ha de ser toda para el Esposo, que es poniéndolo como sello sobre su corazón, y como sello sobre su brazo: es decir no teniendo otro amor que el suyo, procurando llevar en lo interior y exterior la imagen de su Divino Esposo crucificado, y poniendo toda su confianza en su poderosísima virtud y gracia. Porque con esto la esposa será toda para su Majestad, como su Majestad es todo para la esposa. Dilectus meu mihi et ego illi.243 ¡Feliz alma la que logra del Altísimo Corintios 2, 7:4 et alibi. “Mucha es mi confianza en vosotros; tengo mucho orgullo de vosotros; lleno estoy de consuelo y sobreabundo de gozo en toda nuestra aflicción.” Versión Biblia de las Americas. 239 Isaías, 53:1. “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? Y sobre quien se ha manifestado el brazo de Jehová”. 240 San Buenaventura (1218-21?-1274). Fue uno de los pilares de la espiritualidad franciscana. Collationes de septem donis Spiritus Sancti vi, 2. Escribió un tratado de teología mística, De triplice via, al cual puede haberse referido esta cita del autor. Lucas, 2:35, “a fin de que se manifiesten las intenciones de muchos corazones. En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma.” 238 Revelaciones de San Juan. Apocalipsis 14: 4. “Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por donde quiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero”. 242 Philip. 4:13. Filipenses, de San Pablo. “Todo lo puedo en aquel que me conforta”. 243 Cantares de Salomón, 2: 15. “Mi amado es mío y yo soy suya”. 241 156 157 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López tan imponderable merced! ¡Feliz Sor María Antonia que se consagra enterante a Jesucristo! Y vosotros (mis amados oyentes) que habéis venido a este sagrado templo a ser espectadores de este milagro de la gracia (que ya por repetido deja de admirarse) como es el que una tierna virgen, en la flor de sus años, renuncie el mundo, pise al mundo, y atraída de los olorosos ungüentos de Jesucristo, corra en su seguimiento, lo busque en los silencios de un claustro (soledad donde el esposo le habla al corazón a la esposa) y allí se amortaje en señal de que muere para sí, por vivir en su amado Jesús. Vosotros que habéis venido a presenciar el sacrificio de esta virgen Religiosa, sacrificio de la propia voluntad y del corazón, ejecutado a manos el divino amor, que es el tirano (tirano dulce, como le llamo el Nacianceno)244 que da una muerte que es vida, y una vida que es muerte. Vosotros, digo, que profesáis la misma fe, la misma religión santa, ¿no tomareis ejemplo de esta heroica virgen? ¿No os servirá esta su cristiana resolución de un serio desengaño para despreciar, para mirar con desapego todo lo terreno y anhelar solo por lo celestial? ¿No querréis vosotros también (movidos de la celestial y edificante prudencia de esta joven virgen) poner todo vuestro tesoro, todo vuestro corazón, todo vuestro amor en el Dios humanado, y por efecto de su amor abrazaros (como podéis, y aun debéis hacerlo en cualquier estado y condición que os halléis) abrazaros, digo, con este nuestro Dios crucificado que por cada herida está respirando amor de nuestras almas y quien únicamente las puede hacer felices? ¿No os animareis a …[?] pero dejadme, mis oyentes, dejadme, porque me está llamando la atención otra vez (por última vez) la esposa de Jesucristo, cuyo desposorio, cuya total entrega, cuyo sacrificio, ya, ya se va a efectuar. [¡]Ea,[!] hermana carísima Sor María Antonia, ya se llegó la hora deseada, el día feliz. Cuando reciba en su pecho a su divino esposo Sacramentado, haga cuenta que va su Majestad personalmente a celebrar con su alma su desposorio religioso. Entonces, considerándolo (como es regular en sus esposas) en aquel estado y forma que tuvo de niño hermosísimo, dígale con los más íntimos afectos de su alma: Ven Esposo mío dulcísimo, hermosura de las hermosuras, resplandor de la gloria del Padre, alegría del cielo, regalo de las almas, bien mío, amor mío: Ven en buena hora, ven a tomar entera y perpetua posesión de esta alma, que por tu bondad y sin mérito mío te dignaste elegir para Esposa, de que te doy y te daré eternamente gracias. Ven, pues si tú has sido todo para mí, yo quiero ser toda para ti: cuanto tengo (que es lo mismo que tu bondad me ha dado) sentidos, potencias, alma, corazón, todo, Esposo mío, lo entrego en tus manos, todo lo consagro a tu voluntad, para ser toda tuya. Y me abrazo de tus sagradas plantas, y no te dejaré eternamente. Jesús Niño, Esposo mío amabilísimo, lo dicho: tuya, y solo tuya desde ahora hasta la eternidad. Todo lo que no eres Tú (Amado de mi alma) ya murió para mí, y yo para todo lo que no eres tú. Placeres mundanos, encantos de los sentidos, lejos para siempre estéis de mí. Consuelos dulces, dulce compañía de padres, de hermanos, de pariente, de amigas, por Dios os dejo. Reputadme por muerte y quedad con Dios. Si, mis oyentes, murió en vida, murió para el mundo y para sí misma Sor María Antonia. Murió, víctima del amor santo con que se consagró a Jesucristo, y ya no vive sino para este su amantísimo y fino Esposo. ¡Dichosa muerte! ¡Feliz vida! Gozad en buena hora (carisima hermana), gozad eternamente vuestra dicha. Y vos, Purísima Madre y Reina de las Vírgenes, María Santísima nuestra, que en ese tierno y más ilustre misterio de vuestra concepción inmaculada habéis sido electa por Sor María Antonia para hacer de patrona de su profesión religiosa, correspondedle su devoción con alcanzarle de vuestro Esposo el Espíritu Santo, todos aquellos preciosos adornos de gracia, que la hagan digna esposa de vuestro Santísimo Hijo. Y alcanzadnos a todos cuanto necesitan nuestras almas para conseguir nuestra felicidad eterna. Esta os deseo en el nombre del Padre [del] Hijo y del Espíritu Santo. Orat. 27. Gregorio Nacianceno 330-90?. En el siglo xvii sus discursos teológicos se leían en latín y se organizaban de acuerdo con su temática. Sancti Gregorii Nazianzeni. Cognomento Theologi, Opera, Anturerpia: Ioannem Keerbergium, 1612. 244 158 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Sección III devocional que se nutre de los principios de la vida conventual y de la hagiografía que la sostenía. De fray Mariano hay datos esporádicos. Sabemos que profesó tras su año de noviciado en el convento del Carmelo de Puebla de los Ángeles el 12 de octubre de 1770. Fue hijo de José Polo y Josefa Montezuma Osorio, vecinos de Puebla y oriundos de Tlaxcala. Cuando escribió sus obras de teatro era secretario de su provincia, cargo que ocupaba en 1785. En 1789 fue electo prior del convento de Celaya, pero solo ocupó ese cargo durante un corto tiempo, pasando a Valladolid, donde posiblemente se encontraba en 1793. Entre 1801 y 1804 era prior del convento de Salvatierra (1801-04) desde donde ayudó a fundar el convento de Carmelitas de Querétaro, conocido por el Dulce Nombre de Jesús, y de quien fue patrona en su fundación María Antonia Rodríguez de Pedrosa, condesa de Selvanevada.247 Fray Mariano murió en el convento de Querétaro el 12 de agosto de 1821 con más de 80 años de vida y 51 de profesión.248 No se conoce ninguna otra obra teatral o lírica de su pluma. Los “Diálogos místicos” del padre Mariano de la Concepción son obras de particular interés porque celebran la profesión religiosa para las cuales se podían escribir obras congratulatorias 1.3. Obras teatrales para la profesión religiosa. Los dos diálogos místicos de Fray Mariano de la Concepción Aunque ya sabemos con certitud que la representación de obras teatrales era frecuente en el ambiente claustral novohispano, no sabemos cuan asiduamente se contó con estas manifestaciones celebratorias. De especial interés son aquellas escritas y puestas en escena para la profesión solemne de las cuales hasta ahora se han descubierto tres textos completos. Sin embargo, es posible que otras obras, las cuales no están expresamente identificadas como para la profesión, fueran puestas en escena para esa circunstancia. Por ejemplo, el coloquio espiritual sobre El favor del Clavo,245 en el cual la maestra, novicia y tres monjas aparecen como personajes, pudo haber sido escrito para una toma de hábito, dado el propósito del mensaje y la participación de dos jóvenes que aspiran al noviciado. El carmelita fray Mariano de la Concepción emerge como un maestro de este poco conocido género. De él se conocen dos “Diálogos místicos” escritos para la profesión de dos hermanas carmelitas del convento de Santa Teresa la Antigua. El primero está fechado en 1784 y se titula Quien a Dios oye a Dios halla para la profesión de la hermana María Joaquina de Cristo. El segundo diálogo se titula Mucho puede el Mundo, pero más puede la Gracia y fue escrito en 1785 para la profesión de la hermana María Catarina de Jesús.246 Ambos contienen un mensaje muy Coloquio espiritual sobre el favor del clavo, que Cristo Jesús dio a nuestra Biblioteca Central del inah, Colección Antigua, Núm. Actual 583; Núm. Anterior 280/rollo 123. 246 Ambos manuscritos se encuentran en la Biblioteca Nacional de Mexico, Fondo Reservado, 1602, Nos. 55 y 56. De acuerdo con Manuel Ramos Medina, María Joaquina fue hija de Juan Manuel y Francisca de Paula Ugarte y profesó en 1783. El autor debe referirse a la entrada al convento como novicia. En 1785 profesó una monja con el nombre de María Catarina de Santa Inés. La discre- 245 nsm. 159 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix pancia en los nombres solo puede explicarse por una decisión de las profesas en cambiar el mismo y no afecta en nada el estudio de la obra. Manuel Ramos Medina, Místicas y Descalzas. Fundaciones femeninas carmelitas en la Nueva España. México: Condumex, 1997, p. 286. 247 Josefina Muriel, Fundaciones neoclásicas. La marquesa de Selvanevada, sus conventos y sus arquitectos. México: unam, 1969. 248 Agradecemos al padre José de Jesús Orozco, ocd, la información sobre la profesión y fecha de muerte de fray Mariano. Sus fuentes son, Archivo Histórico de la Provincia de Carmelitas de México (ahpcn): Libro, Noviciado de Puebla 3; Libro Noviciado de Puebla 8; Libro de difuntos (sin clasificación 2016); Carta de fray Miguel de la Virgen, Fondo cccliii del ahpcn, documento 1138, digitalizado y en la colección del Centro de Estudios de Historia de México carso; María Concepción Amerlicnk de Corsi y Manuel Ramos Medina, Conventos de Monjas. Fundaciones en el México Virreinal. México: Grupo Condumex, 1995, pp. 344-45; Manuel Ramos Medina, El Carmelo novohispano, México: Centro de Estudios de Historia de México Carso, 2008. 160 161 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López de corto metraje.249 Los dos textos despliegan un mensaje que se ajusta a las enseñanzas espirituales que recibían los miembros de la iglesia, en general, y las monjas, en particular, en cartas pastorales, sermones, tratados devocionales, tratados de teología moral, biografías de santas y monjas notables, y las reglas de las órdenes religiosas, entre otras fuentes.250 La profesión era el momento más adecuado para plasmar esas enseñanzas en palabras vivas, enunciadas en forma de diálogo por personajes que representan virtudes y peligros en el camino hacia los votos finales y perpetuos. El mensaje clave de las obras del padre Mariano fue la trasformación de la novicia de persona titubeante frente a conflictos espirituales que experimentaba durante su formación a la profesante segura de sí misma y de su elección de la vida conventual, ratificando su fe y su amor a Cristo y a su orden. En ambos coloquios, la novicia, como futura esposa, evoluciona desde el primer acto o “jornada”, y forja su carácter frente a las tentaciones, dudas y caídas, hasta lograr su acrisolamiento mediante las pruebas que ha sufrido y vencido. Los Diálogos del padre Mariano son un punto de exclamación final y celebratorio para la comunidad en la que se representaron. Apenas separadas por un año, las dos obras de fray Mariano comparten algunas similitudes básicas en su estilo literario, pero ofrecen matices que las diferencian significativamente. Aquí analizamos sus similitudes y diferencias en cuanto al pa- pel de la novicia, los personajes emblemáticos o simbólicos y la escenificación. Las habilidades poéticas del carmelita eran sorprendentes. De hecho, su agilidad para poner en verso las emociones que experimentan sus personajes es impresionante. Su estilo es cultivado y enriquecido por su cultura bíblica y teológica. El título del dialogo más temprano, Quien a Dios oye a Dios halla se explica en la Segunda Jornada [segundo acto] cuando la “Religión” explica a la “Esposa” que quien oye la voz del “Esposo”, como ella la ha oído, y comprende su mensaje, triunfará contra las adversidades y peligros del camino a la profesión solemne. El oído y la capacidad de escuchar los llamados tanto de Dios como la de la “Vocación” juega un papel psicológico muy importante en la Segunda Jornada, que recuerda el pasaje Audi Filia de los Salmos, 44, 11 y el bien conocido tratado de Juan de Ávila (1499-1569) Libro espiritual sobre el verso Audi Filia donde el autor abunda sobre el significado de estos versos, el amor de Dios y otros tópicos espirituales.251 El primer acercamiento a Dios se hace de modo auricular. A Dios corresponde llamar, a la novicia, oír y comprender. El título de la segunda obra. Mucho es lo que puede el Mundo pero más puede la Gracia (1785) invita a meditar sobre el combate entre las vanidades y atractivos del mundo, cuya fuerza no es desdeñable, y la Gracia, que es el don que Dios otorga a quien lo busca. El enfrentamiento entre el mundo y la religión fue tema común de ambos coloquios y, en eso, no se apartan de otro tipo de composiciones escritas para profesiones o para el recreo espiritual de mujeres profesas. Magdalena Camiro Vázquez, “Fray Mariano de la Concepción. Diálogos místicos. Edición y estudio introductorio”. Tesis de maestría en Historia de México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 1999. Este es un estudio literario y filológico de gran amplitud y de recomendable lectura. Para España, a modo de ejemplo, ver, “Coloquio para la profesión de Sor Manuela Petronila, compañera de la autora” en, Ma. Del Carmen Alarcón y Román, Sor Francisca de Santa Teresa. Coloquios. Sevilla: ArCibel Editores, 2007, pp. 95-114. 250 Con respecto a la educación de las novicias, véase, Asunción Lavrin, “La educación de una novicia capuchina” en Hispanófila. Ensayos de literatura, Vol. 171 (junio 2014), pp.77-93. También en Mina Ramírez Montes, coord. Monacato Femenino Franciscano en Hispanoamérica y España. Querétaro: Poder Ejecutivo del Estado de Querétaro, 2012, pp. 187-198, 451-55. 249 Juan de Ávila, Libro espiritual sobre el verso Audi Filia & Vide & compuesto por el V.M. Juan de Ávila, predicador apostólico de Andalucía. En, Tesoro de Escritores Místicos Españoles, Tomo Segundo, París: Baudry, Librería Europea, 1847, pp. 119-270. La obra fue publicada en Alcalá en 1556 sin la autorización del autor y en Madrid en 1578 ya con la revisión de éste. Fray Mariano debió haber conocido muy bien la obra de Juan de Ávila. Ver también, Obras del venerable maestro Juan de Ávila, clérigo apóstol de Andalucía, Tomo Cuatro, Segunda Parte, Madrid: Imprenta Real, 1805. La segunda parte contiene una serie de cartas dirigidas a mujeres, en especial, a las religiosas. 251 162 163 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López El papel de la novicia es clave para comprender el significado de estas dos composiciones y la visión Carmelita de la vida conventual que, hacia finales del siglo xviii, permanecía fiel a los conceptos teresianos establecidos en el siglo xvi. Fray Mariano presenta a las novicias que se preparaban para la profesión como “Esposas”, aunque no llegarían a serlo sino hasta el final de la obra, cuando se consagraban en el desposorio espiritual con Cristo después de haber sido aceptadas por la comunidad. El tratamiento de la novicia-esposa tiene diferencias perceptibles en los dos diálogos. En Quien a Dios oye la futura Esposa se presenta como vacilante y asediada por el Mundo y sus tentaciones. Aunque no duda de los valores eternos que le ofrece la vida religiosa, la flaqueza inherente a toda criatura humana la hace vulnerable. Su cuerpo no es inmune a los placeres que ofrecen los sentidos. Se entabla así, la clásica lucha entre el cuerpo y espíritu, que en este coloquio se presentan como “dos leyes”. La ley del espíritu se apoya en la ley de la razón o entendimiento, uno de los elementos esenciales del ser humano (memoria, entendimiento y voluntad). La ley del cuerpo se presenta como algo somático que arrastra con una fuerza casi irresistible y desafía al espíritu. En ambas obras, el elemento psicológico de incertidumbre presenta a la novicia a merced de sus debilidades no solo como ser humano sino también como mujer. La condición femenina se hace patente en Mucho es lo que puede el Mundo, cuando el Mundo, al evaluar las posibilidades de su triunfo en seducir a la novicia, se pregunta: “¿Por ventura no es mujer?” En Quien a Dios oye, aunque vacilante, la Esposa comprende la raíz de su desasosiego y pide ayuda a Dios para resolver su dilema. En su prueba frente al Mundo no está sola. El apoyo de la Vocación le viene de lejos, como un llamado de conciencia, pero la ausencia de este personaje del escenario hace a la Esposa más vulnerable. Sin embargo, cuando se entabla una verdadera lucha conceptual entre el Mundo y la Vocación, la Esposa elige el convento, aunque su decisión no es el fin de la historia. El mensaje de fray Mariano es más sutil y complejo. Es dentro del convento y, des- pués de la elección, donde se prueba la tesitura de la vocación. La postulante está apoyada por el personaje Vocación, que se materializa y hace presente dentro del claustro y en el escenario, cuando la Esposa expresa sus deseos ardientes de encontrar a Dios. La Religión calma sus ansias temporalmente cuando le asegura que ya está recibida porque es el deseo de Dios premiar su voluntad de ser hija de Teresa. A pesar de ello, la admonición de la Religión sobre las dificultades del camino inyecta un presagio de posibles vicisitudes. La moderación de las pasiones, las austeridades, la negación de sí misma y otras duras pruebas esperan a la novicia. La joven se siente segura y promete obediencia a cuanto requiera la Religión. Para reforzar su dedicación, Fray Mariano introduce el elemento escénico del jardín de las Esposas252 y la presencia del Esposo, quien, al encaminarse de modo directo a la postulante, la recibe y le expresa su amor y el sacrificio que Él ha hecho al hacerse hombre y sufrir en su carne por la salvación de la humanidad. La novicia redobla su promesa de amor inexpugnable al Señor. Es sólo en la Tercera Jornada, cuando la futura Esposa ya está vestida con su hábito, que reaparece el Mundo para hostigarla a que recupere su libertad y le promete aplausos, palacios, festines y convites que divertirán al alma y satisfarán al cuerpo. Fray Mariano presenta a la novicia preparada para resistir las engañosas promesas y, aun, las amenazas del Mundo. La Vocación le recuerda que la oración es la mejor arma contra las tentaciones y, la novicia, ayudada por la música y los otros personajes, hace un llamado al Señor: “Ven Señor, ven”. Con esa expresión de su voluntad terminan sus vacilaciones iniciales y llamar a Dios le significa que ha oído su voz y comAlejandra Mayela Flores Enrique, “Jardines místicos carmelitanos y su representación en la pintura del siglo xviii: Alegorías de la perfección monjil.” Tesis de maestría Universidad Nacional Autónoma de México-Facultad de Filosofía y Letras: Instituto de Investigaciones Estéticas, 2014; Carmen Añón Feliu, “El claustro: jardín místico-litúrgico en Carmen Añón Feliu, ed. El lenguaje oculto del jardín: jardín y metáfora. El Escorial: Editorial Complutense, 1996, pp. 11-27. 252 164 165 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López prendido su mensaje. En el escenario, el Mundo se va retirando lentamente y la Esposa se consagra a Dios con sus votos. La novicia-Esposa de Quien a Dios oye a Dios haya es de carácter fuerte y determinado a pesar de sus dudas iniciales. No es ese el caso en su segunda obra, Mucho es lo que puede el Mundo, pero más puede la Gracia, donde Fray Mariano prefiere complicar la situación mostrando la fragilidad de la novicia que, en apariencia, era fuerte y determinada. A pesar de estar bien aconsejada por la Gracia y sentirse segura de sí misma, la novicia cae fácilmente en los lazos del Mundo, a pesar de los llamados y advertencias de la Gracia, a quien ella rechaza en la falsa creencia que podrá primero disfrutar del mundo para encontrar la Gracia más tarde. Al creer por completo en las promesas del Mundo dice: “Contigo Mundo hermoso-siempre espero vivir.” Su error se hace obvio cuando pierde su vestidura blanca y su corona, y queda vestida de negro. Como Eva, ha perdido su inocencia y se enfrenta a la realidad de su engaño. El Mundo destruye el mentido e ilusorio jardín y cruelmente le aclara que no se hace responsable de su treta. Al contrario, le hace ver a la novicia que fueron su propia voluntad y libre albedrío los que le hicieron perder la gracia. La lección moral para las futuras esposas es hacerles comprender que el origen del error humano no es el Mundo, sino la voluntad personal de quien hace el escogimiento. La escena en la que la infeliz novicia ve su jardín mundano perecer y quedar ella alelada como una estatua es magistral y debe haber impresionado visual y emocionalmente a su público conventual. No solo por el tono repetitivo de los estribillos, sino por el oscurecimiento del escenario que se aúna para proyectar auricular y visualmente la depresión de verse perdida. Ya por completo vencida, a la novicia no le queda otro remedio que llorar su destino y esperar el perdón del cielo. Aunque Dios es amor y perdón, la redención de quienes han errado es también por su propia voluntad, con los medios que ofrece la Religión. Es mediante la Penitencia y la contrición de la Esposa, que esta logra hacerse oír del Esposo. Cuando este aparece, le ofrece la fórmula para recobrar la gracia, que es seguirle por el estrecho camino de su sufrimiento. En un largo soliloquio, la Esposa reconoce su error y comprende el sacrificio del Esposo. Ruega por el perdón prometiendo nunca apartarse de Él y cuando lo recibe, la novicia recobra la gracia y se transforma en confiada y expectativa Esposa, tal y como apareció en el primer acto de la obra. Es entonces que recibe todos los atributos físicos y simbólicos del hábito de profesión y agradece al Señor el favor de haberla sacado del mundo. La variación en el carácter de la novicia, en ambas obras, permitió a fray Mariano exponer los riesgos implícitos en las postulantes: las dudas de sí mismas, o la demasiada confianza en su aptitud y vocación. Fray Mariano sugiere que las posibilidades de errar serían más posibles en quienes no dudaban de sí, condición que podía ser una debilidad porque era una indicación de soberbia. En ambas obras, el rol del Esposo es su contraparte. Las acciones y aun las palabras de todos los personajes están dirigidas a Él y al favor de su gracia. Cuando Cristo emerge en el escenario en las dos producciones, la majestad de su presencia se expresa en sus medidas palabras, así como en la escenificación que establece fray Mariano para sus entradas y salidas. En Quien a Dios oye, el Esposo, aunque vestido de Nazareno, aparece en un jardín galante al que invita a sus Esposas para prometerles felicidades, no obstante sus dudas personales o las austeridades del convento. Es una promesa que se expresa con la comparación de la postulante a la esposa del Cantar de los Cantares.253 Cristo, como pastor amante, ha de buscarla y expresa su amor con bellas palabras que subrayan la habilidad poética del autor y sus conocimientos bíblicos y literarios. El Esposo establece que por ella ha sufrido y no se negará a recibirla si ella también lo busca a Él y promete serle fiel en el cumplimiento de la observancia. Añade que siempre ha estado velando por ella en su batalla con 253 El Cantar de los Cantares es la fuente bíblica y recurso poético clásico utilizada para entender los desposorios espirituales en la Biblia. En la tradición literaria española, la interpretación del Cantar en San Juan de la Cruz ejerció una enorme influencia sobre el carisma teresiano. 166 167 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López el Mundo y, en la escena final, la recibe e impone una guirnalda de flores para después llevarla a la diestra de su trono. El sacrificio del Esposo por la humanidad y por las esposas de sus claustros está mejor elaborado en Mucho es lo que puede el Mundo, que proyecta un Cristo sufriente que ante la posible pérdida de una Esposa, se reafirma como figura clave en el proceso de salvación. Sus palabras logran encaminar a la postulante hacia la senda verdadera de la religión, señalada con la huella sangrante de sus pies. El Esposo dialoga con la Esposa en el usual leguaje amatorio de las bodas místicas. Una vez que la Esposa se ha arrepentido, el Esposo le ofrece su pecho como lecho donde encontrara sus caricias, símbolos de la restitución de la gracia. Su misericordia se viste de lisonjas hacia la Esposa para lograr la correspondencia amorosa de la que llama “zagala hermosa”. Al final, cuando perdona a la oveja descarriada, la eleva consigo al lugar privilegiado de Esposa en una escena destinada a un desenlace visualmente apoteósico, en el cual el Esposo aparece con el ropaje y los atributos de su resurrección. conventual, así como la inteligencia para discernir lo que son las falacias de la vida seglar. Ya dentro del convento, la Vocación sigue su papel de consejera y panegírica de la tranquilidad y seguridad del claustro. La Vocación habla al corazón, aconseja constantemente a la novicia en su periodo de prueba describiendo los beneficios que brinda la vida religiosa, cuyo retrato es almibarado. En el claustro no hay disensiones, todo es orden, seguridad y obediencia. Inspirada en esa visión, la novicia desea una pronta profesión. Es muy posible que el dibujo exagerado de la perfectibilidad de la vida religiosa haya sido intencional en fray Mariano que, como capellán, debió conocer muy bien a las postulantes. Guiadas por una vocación aún no probada, ellas creerían ver en el convento un mundo de perfección sin darse cuenta de que tenían que probarse a sí mismas antes de asumir sus votos. Para explicar el significado de la vida conventual, el carmelita utiliza al personaje Religión en ambas obras. En Quien a Dios oye, Religión explica el significado y la necesidad de la observancia de la vida conventual. Sus palabras tienen la resolución sin ambages de la que carece la Vocación, que si bien es necesaria no es del todo suficiente para asumir la responsabilidad de ser Esposa de Dios. La Religión asume un papel directriz al hablar de la necesidad de desnudarse de las pasiones personales y de los esfuerzos necesarios para llegar al Esposo. Tanto en esta primera obra como en Mucho es lo que puede el Mundo, el fraile pone en boca de la Religión un discurso que estaba más a tono con las pruebas conferidas a las novicias. Es un discurso hasta cierto punto de vista “masculino,” en cuanto a que está salpicado de metáforas marciales que son comunes en los escritos de pluma varonil. Oración y Penitencia son “armas” que “combaten” las pasiones. El reino del cielo demanda ejercitar la fuerza: “es preciso el violentarle”. Quien se acerca al cielo es comparado con un soldado “que pelea en el campo y no es cobarde”.254 No es Personajes simbólicos: Mundo, Vocación, Gracia, Religión Los personajes emblemáticos son el Mundo, la Vocación, la Gracia y la Religión. El Mundo recoge en sí toda la carga negativa de valores engañosos en ambas piezas. Sin embargo, su papel es más fuerte y mejor delineado en Quien a Dios oye. Va vestido simbólicamente de varios colores, mientras que los personajes que representan los valores positivos portan ropajes de un solo color. El Mundo se vale de su astucia para halagar a la novicia, le sugiere que no desperdicie su florida juventud en pensamientos oprimentes que no son propios de su edad y la llama a disfrutar la vida. La Vocación es la aliada y maestra de la novicia y se define como “la voz de Dios”. Lo que ofrece el Mundo es vida, pero perecedera; lo que ofrece la Vocación es la muerte al mundo que traerá consigo la redención eterna de su alma. Sus esfuerzos se orientan a otorgar a la novicia la fortaleza que necesita para contemplar la muerte al mundo y los desafíos de la disciplina Asunción Lavrin, “Los hombes de Dios: aproximación a un estudio de la masculinidad en Nueva España”. En Anuario Colombiano de Historia Social y de 254 168 169 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López común que en los escritos de pluma femenina se recurra a esta fraseología. En Mucho es lo que puede el Mundo, la Religión, asume un papel didáctico-histórico en un largo soliloquio que se explaya en las virtudes y personalidad de Elías, fundador del Carmelo. Fray Mariano subraya el castigo de quienes agraviaron a Dios con sus idolatrías. Elías es el vengador de Dios y fray Mariano no esconde su violencia. Como paladín de Dios mereció escapar a la muerte, referencia a la tradición de su elevación al cielo en un carro tirado por seis caballos. Es obvio que el carmelita tenía una gran admiración por el profeta y sus versos en esta sección son muy inspirados por su fe y respeto a su propia orden. Cuando la Religión da entrada a la novicia, nota que viene acompañada de la Penitencia, práctica que desde el siglo xvii se asociaba con la observancia de la orden del Carmen y que haría a la Esposa hermosa ante los ojos del Esposo. En las crónicas del Carmelo novohispano femenino se subrayaba la austeridad de la orden y la penitencia física de sus monjas que, se asumía, eran reflejo del carisma teresiano, aunque la austeridad penitencial fue más bien un elemento en la observancia carmelita de ese siglo y no necesariamente una práctica recomendada por Teresa de Jesús.255 La Gracia es un personaje que solo aparece en Mucho es lo que puede el Mundo. El título sugiere la importancia que el autor dio a este emblema en su segundo coloquio. La Gracia aparece vestida de blanco y adornada con guirnaldas, pero, en sus acotacio- nes, fray Mariano advierte que ha de sufrir una transformación al ordenar que en un momento dado deba cambiar su traje por otro de color negro. La Gracia sustituye a la Vocación del primer coloquio en su papel de consejera contra los engaños del mundo. Conoce las flaquezas humanas encarnadas en la novicia y le informa de la estrechez de la vida conventual. La Gracia recuerda los principios de la teología moral en su admonición contra los sentidos como vehículos de engaño y asiste a la novicia en su esfuerzo de resistirlos y superar su debilidad humana. Sin embargo, la Gracia necesita de la cooperación de la Esposa; ella no puede actuar por sí misma. Solo la voluntad propia de la postulante puede ayudar a conseguir un don que emana de Dios, con lo que se reafirma el libre albedrío que todo ser tiene al escoger. El Mundo reconoce el poder de la Gracia y casi se da por vencido antes de comenzar su obra, pero no puede resistir el atentado de vencer a la profesante y, por ende, de pervertir su voluntad. La tragedia de la Gracia en esta obra es que, a pesar de su admonición, la Esposa se deja vencer por los ofrecimientos engañosos del Mundo, que al principio se esconde tras una cortina e insta a la música a tentarla. Fray Mariano da al discurso de la Gracia profundidad y pathos. La gracia es un don de Dios y se puede perder cuando el ser humano se deja arrastrar por sus sentidos. Gracia y Esposa, como personajes, entablan en la obra un diálogo que subraya el esfuerzo de la primera en convencer a la segunda de perseverar en su búsqueda. Aunque no ceja en su tarea, la Gracia llora al verse casi vencida y, con ese llanto, el fraile acicatea las emociones de su público. Sin embargo, la Gracia es fiel y regresa para consolar a la Esposa cuando esta sufre las consecuencias de haber elegido al Mundo. Entonces la Gracia recurre a otro personaje emblemático, la Penitencia, para recobrar a la Esposa para el Esposo en la vida claustral. La Penitencia ayuda a reclamar a la Esposa con su trato, y la Gracia espera que el Señor se compadezca de los sufrimientos de la Esposa errante. La disciplina de la penitencia es parte del proceso de contrición que llevaría a la absolución del error de la Esposa. La Penitencia enseña cómo enternecer a Dios con su la Cultura, Vol. 31 (2004), pp. 283-309; “Masculine and Feminine. Construction of Gender Roles in the Regular Orders in Early Modern Mexico” en Explorations in Renaissance Culture, Vol. 34, Núm. 1 (verano 2008). pp. 1-26. 255 Véase, fray Agustín de la Madre de Dios, ocd Tesoro escondido en el santo Carmelo mexicano. Mina rica de ejemplos y virtudes en la historia de los carmelitas descalzos de la provincia de Nueva España. México: Probursa/Universidad Iberoamericana, 1984; José Gómez de la Parra, Fundación y primero siglo del muy religioso convento de Sr S. Joseph de Religiosas Carmelitas Descalzas de la ciudad de Puebla de los Ángeles [6704-1704]. México: Universidad Iberoamericana/ Comisión Puebla v Centenario, 1992; Asunción Lavrin, “Santa Teresa en los conventos de monjas de Nueva España.” Hispania Sacra, Vol. lxvii , Núm. 136 (julio-diciembre 2015), pp. 506-529. 170 171 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López arrepentimiento y cómo seguir al Esposo por las “breñas y zarzales” de la senda estrecha. La Gracia triunfa porque, como ella declara, es más poderosa que el Mundo, pero al darle espacio a la Disciplina, fray Mariano establece que ambas se hermanan en la tarea de encontrar al Esposo y que el rigor de la observancia y la contrición, seguida del sufrimiento por la caída, llevan por el camino recto al amor de Cristo. Al final, Religión, Gracia y Penitencia, todas dentro del Carmelo, anuncian el feliz desposorio. carmelita afirma su criollismo intelectual dentro de una orden que se inclinaba hacia lo peninsular más que hacia lo novohispano en su membresía. No es de esperar, sin embargo, que tuviera en mente el elemento de danza que se implicaba en tocotines públicos y populares. Por eso, específicamente, indica que se “ha de cantar”.257 Tradicionalmente, la música y el canto han sido parte de la liturgia carmelitana.258 Historiadores de la orden arguyen que desde su fundación se seguía la tradición de cantar salmos a semejanzas del rey David, práctica que se sostuvo a lo largo del tiempo ya adecuada a la liturgia católica. Fray Mariano utiliza la música como personaje y como acompañamiento auditivo. Como personaje, la Música es plástica y espiritualmente maleable. Se presta tanto a elogiar al Mundo como a los fines espirituales. En la Primera Jornada de Quien a Dios oye, la música repite “vida, vida” para apoyar la seducción del Mundo en contrapunto con el mensaje de “muerte” esgrimido por la Vocación. La Música sigue las órdenes del Mundo encomiando los placeres. Por otra parte, una vez que comienza a servir a los fines de la espiritualidad Carmelita, y siguiendo la melodía del tocotín, la Música se dirige a las Esposas para instarlas a que alaben a su Esposo, las compara Otros elementos emblemáticos y escenográficos Fray Mariano asignó a la música un papel central en sus dos obras. La Música es un “personaje”, además de estar presente como elemento de la escenografía. La música, como tal, es esencial al desarrollo de la trama en ambos diálogos. Fray Mariano da órdenes muy específicas en cuanto al estilo que debe seguir la melodía en la Segunda Jornada de Quien a Dios oye. Nacido en Puebla, y seguro conocedor de la tradición teatral novohispana, el carmelita establece que la música adoptará el estilo de “tocotín”, porque el mismo, dice, es “dulce, tierno y grave” al mismo tiempo. Para entonar los versos que las Esposas dedican a su Esposo, así como la respuesta de este, fray Mariano escoge el elemento musical que había utilizado Sor Juana Inés de la Cruz en su Divino Narciso y El cetro de San José, y por otros autores que habían aceptado esta expresión autóctona en representaciones teatrales del siglo xvii.256 Al distinguir la melodía del tocotín, el 256 El tocotín se expresa en versos hexasílabos en español y náhuatl. Fue utilizado por otros autores en el siglo xvii, como sor Juana Inés de la Cruz y Matías de Bocanegra. Ver, Martha L. Tenorio, Los villancicos de sor Juana. México: Colegio de México, 1999; Darío Puccini, “Los villancicos de Sor Juana Inés de la Cruz” en Cuadernos Americanos, Vol. 24, Núm. 142 (1966), pp. 223-52; Matías de Bocanegra, Comedia de Sn Francisco de Borja a la feliz venida del excelentísimo señor marques de Villena, virrey de esta Nueva España. Teatro profesional jesuita del sigo xvii, editado por C. Frost, México: Conaculta, 1992; Claudia Parodi, “Indemnización y diglosia del teatro criollo. Los Tocotines y los Cantares Mexicanos” en, Judith. Farré Vidal, ed. Dramaturgia y espectáculo teatral en la época de los Austrias. Madrid: Iberoamericana, 2009, pp. 251-269; Thomas Hanrahan, S.J. “El tocotín: expresión de identidad” en Revista Iberoamericana, Vol. 36, Núm. 70 (enero-marzo1970), pp. 51-60; Enrique Flores, “Sor Juana y los indios: loas y tocotines” en Literatura mexicana, Vol. 18, No 2 (2007), pp. 1-39. 257 La música y el canto siempre tuvieron su lugar dentro de los conventos de religiosas para acompañar el ritual y no es de extrañar la presencia de este personaje en la obra de fray Mariano. Santa Teresa alude a la necesidad de recreación dentro de los conventos y sugiere el canto como parte de esta. Sobre las coplas espirituales de Santa Teresa y el rol de la recreación en sus conventos, ver. Rafael Zafra, “Las coplas descalzas: música y poesía en Santa Teresa y sus carmelitas” en Scripta Theologica, Vol. 47, (2015), pp. 735-59. Sin embargo, hubo autoridades que se opusieron a la ejecución de música que se acercara a la “profana”. Ver, Asunción Lavrin, Las esposas de Cristo. La vida conventual en la Nueva España. México: Fondo de Cultura Económica, 2016, pp. 212-14. 258 Fr. Manuel Román y Juan Serrano Zapata, Elucidaciones varias de la antigüedad y escritores ilustres de la sagrada orden del Carmen, colegidas de autores graves. Madrid: Juan González, 1624. 172 173 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López con diferentes flores cuyas virtudes son emblemáticas de todos los aspectos de la vida religiosa. Como personaje, la Música asume un papel discursivo al explicar que la raíz de las dudas que acosan a la novicia está en el corazón, que es fuente de los sentimientos y responsable por la inquietud que acecha a la postulante. El corazón es un agente desconfiable: no sabe distinguir el bien del mal; vacila ante el temor a errar; no acierta a determinar una ruta cierta; actúa como un ciego y no encuentra gusto ni en el mundo ni en el retiro. Dicta valores antagónicos que impiden la claridad de pensamiento y enflaquecen el entendimiento. Después de esta explicación, la Música señala la respuesta a las incertidumbres de la novicia. Solo cuando Dios viva en el centro del corazón, encontrará la paz y la respuesta que ansía. Cuando Dios se entrona en el corazón, la Música acompaña a todos los personajes en un elocuente estribillo de llamada al Señor: “Ven Señor, ven”. Cristo explica cómo las armonías de las voces y la sonoridad de la música pueden expresar tanto la alegría como la pena. La Música pone el punto final a Quien a Dios oye con un Veni Sponsa que anuncia la entrada de la Esposa del brazo del Esposo a la casa de Teresa y a la seguridad de su dichoso destino. En su segunda obra, Mucho es lo que puede el Mundo, fray Mariano sigue concediendo a la música un papel protagónico. En la primera jornada, la Música alaba al Señor en conjunción con la Esposa-novicia, pero igualmente se apresta a apoyar al Mundo para seducir a la Esposa al llamarla con el estribillo: “Ven, esposa al Mundo ven, donde todo es alegría y donde todo es placer”. El fraile utiliza el mismo llamado de su primera obra. El atractivo de la melodía es poderoso, ya que la Esposa inmediatamente presta atención y declara todos sus sentidos suspensos y al final se rinde ante ella. El mensaje moralizante es que la música del mundo puede seducir, mientras que al servicio de la religión es un medio de elevar la humanidad a los altos fines de exaltar a Dios. Esa dualidad la expresa la asediada Esposa cuando se refiere a la Música y al llanto de la Gracia como rémoras de un bajel: ambas igual la reclaman y la atan. La polivalencia del personaje Música se hace realidad cuando reprende a la novicia por su errada elección del Mundo: “Ay de ti, que, al quedar sin la Gracia, te queda que sentir”. Sin embargo, una vez que la Esposa pierde la gracia y contempla su triste destino en el ya caduco jardín del mundo, la Música comienza a apoyar las palabras de la Gracia, instigando a la novicia a la penitencia. En la tercera jornada la Música de nuevo sostiene a la Gracia y, ya de parte de la profesión y de la postulante, describe lo apetecible del claustro de las teresas y las amenidades espirituales que se encuentran en él. Al final, la Música se hace parte del coro de voces que encomian la gloria y eterna misericordia del Señor. A pesar de la importancia de la música como personaje en los escritos de Fray Mariano, no se ha encontrado partitura conocida que nos hubiera dado una idea no solo de la melodía, sino de los instrumentos utilizados específicamente en estas representaciones. Por otra parte, sabemos que la actividad musical en los conventos novohispanos era intensa y constante, lo cual no deja duda alguna sobre la capacidad de las enclaustradas de ejecutar las prescripciones de Fray Mariano para sus obras.259 Sus demandas musicales y corales no encontrarían problema alguno dentro del claustro. Como escritor de mediados del siglo xviii, el fraile nos deja evidencia de que, al menos en los conventos carmelitas, la música seguía teniendo un papel significativo. Harmonia Mundi: Los instrumentos sonoros en Iberoamérica, siglos xvi al xix. Edición a cargo de Lucero Enríquez, México: unam, Coordinación de Humanidades, 2009; Lidia Guerberof Hahn, “El archivo musical del convento Franciscano de Celaya (México) en Anuario Musical, Vol. 65 (enero-diciembre 2010), pp. 251-68. El convento de la Santísima Trinidad de Puebla fue un centro musicólogo donde sor María Ana Josefa de Santa Bárbara se ejercía como maestra de capilla. Ver, en http://www.musicaantigua.com/encontradas-cientos-de-partituras-antiguas-en-una-caja-que-iba-a-ser-reciclada/. Ver también, José Antonio Robles, “Los libros de Euterpe en la Nueva España en Historias, Vol. 31 (octubre 1993-marzo 1994), pp.161-172. Con propósitos comparativos, ver, Constanza Toquica y Luis Fernando Restrepo, “Las canciones del coro alto de la iglesia del convento de Santa Clara” en Cuadernos de Literatura, Vol. vi, Núm. 12 (julio-enero 2001), pp. 90-117; Matilde del Tránsito Chaves de Tobar, “La vida musical en los conventos femeninos de Alba de Tormes-Salamanca. “Tesis Doctoral-Universidad de Salamanca”, 2009. 259 174 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix El jardín emblemático El simbolismo del jardín como espacio conventual tenía profundas raíces en el ámbito teresiano y Fray Mariano lo proyectó en su escenificación al seguir la tradicional y respetada metáfora del convento como jardín cerrado.260 En Quien a Dios oye, ordenó que se pusieran macetas y flores para dar la ilusión del locus ameno donde habitaba el Esposo y sus Esposas. En Mucho es lo que puede el Mundo, se representa al mundo también como un “jardín alegre” con su fuente, y colmado de flores evocadas visualmente con una variedad de colores con los que se representan alhelíes, lirios, jazmines, claveles y flores color carmesí. Este jardín es el espacio en el que se celebran festines y se exaltan gustos y glorias que obviamente son de carácter mundano y efímero. El jardín de los placeres se dirige a probar que los engaños del mundo se afinan para mimetizar los verdaderos valores de la vida conventual. Para subrayar esta idea, sugiere que la vía de la religión es un “bosque” con caminos estrechos. El bosque, un lugar cerrado y en apariencia difícil de penetrar, se ajusta mejor al proceso de iniciación en la religión porque es un espacio por conquistar, no un espacio para recrear. Desde luego, la ilusión del jardín del mundo se hace patente cuando todo cambia el escenario y queda completamente oscuro, al insinuarse la falta de luz que solo se encuentra en la religión. La oscuridad cierra los caminos de los sentidos que tanto atrajeron a la novicia y la dejan prostrada en una sequedad espiritual, convertida en una estatua como de bronce y carente de todas las sensaciones que se tienen mediante los sentidos. Cuando la Esposa penitenciada va tras el Esposo hacia el bosque, encuentra allí la cruz y comprende el significado de la muerte de Jesús como camino de salvación. En la escenificación, el bosque y el jardín del mundo desaparecen para convertirse en el simbólico Monte Carmelo, Fray Agustín de la Madre de Dios se refiere a las carmelitas ejemplares como floreciendo en el jardín del celestial esposo. Cap. xv. Compara a las religiosas con azucenas y jazmines. 260 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 175 el origen espacial de la orden. Es allí donde hay un trono en el cual se sientan el Esposo con la Esposa y los demás personajes entonando un himno de gloria. La escenificación La escenificación de ambas obras es compleja, aunque no tanto como podría serlo en el teatro seglar, pero definitivamente superior a las simples acotaciones que se encuentran en otras obras escritas para conventos femeninos. La presencia de cortinas, flores, y macetas para el jardín, la colocación de la fuente y el manejo de los movimientos de los personajes indican que Fray Mariano era un buen conocedor de los requerimientos espaciales y kinésicos del teatro. Requería cortinajes que ocultaban algunos personajes para hacer su mensaje sonoro, pero no visual, para prestar fuerza a las palabras que procedían de otro plano. También tuvo mucho cuidado en describir la colocación de los personajes, sus entradas y salidas del escenario, la iluminación de este y el acompañamiento musical. La escenificación de Quien a Dios oye es mucho menos demandante que la de Mucho es lo que puede el Mundo. En esta última se debería diseñar una representación del Monte Carmelo que requería un intermedio durante el cual se retiraban los elementos del escenario y se montaba otra escena mientras se entretenía al público con un entremés que no se conoce y que al parecer no fue de su pluma. Todo este movimiento de cambio escénico se realizaría con las cortinas cerradas, lo que significaba un espacio con capacidad para acomodar esas demandas. Se colige que, para ascender al Monte Carmelo, se necesitaban unas gradas de alguna altura, elemento que parece también era necesario respecto del ascenso al trono en Quien a Dios oye. En Mucho es lo que puede el Mundo hay una acotación sobre la ascensión de un Santo Cristo (¿una escultura o un crucifijo?) en la que se usó una carretilla ayudada por unas vigas. De otro modo, si este “artificio” no era posible, se corría la cortina para sugerir el misterio de la Ascensión. También es relevante señalar las 176 177 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López instrucciones que da respeto del cambio de ropajes y su color, de los adornos florales, así como de detalles como la soga que el Mundo debería llevar al cuello en la última escena de la obra. La dirección teatral de fray Mariano se encauza a las religiosas y subraya lo que han de hacer y dónde situarse para que el efecto escénico no deje nada que desear. Sus acotaciones hubieran requerido que las teresas utilizaran carpinteros para construir algunos elementos de las representaciones y quizá ayudantes para ensamblar el escenario. Añádase a eso el vestuario y adornos de los personajes que tenían que coser las religiosas para tener una idea de que la presentación de estas obras demandaría un esfuerzo humano y económico de considerable alcance. entre los escollos del mundo. Pide ayuda a Dios para que le dé luz a su entendimiento y asegure una acertada elección. El Mundo y la Vocación aparecen en la escena en lugares opuestos y ambos notan la vacilación de la Esposa. El Mundo declara su objetivo de variar los sentimientos de la esposa. La Vocación declara que viene a ayudarla a ser esposa de Dios con el auxilio de la gracia y el recuerdo de la muerte. La Esposa está apercibida de que debe tomar una decisión que afecte el bien de su alma después de su muerte. El Mundo sale al paso de la Esposa y la recrimina por estar tan triste. La insta a que deseche sus temores y pensamientos funestos tan poco propios de su juventud. De igual modo, la Música la insta a que olvide la muerte y disfrute la vida. A pesar de reconocer que la gloria del mundo es mentida, la Esposa concede que el mundo le agrada y divierte. La Vocación le recuerda que si desea la dicha se acuerde de la muerte. Dejando de lado sus dudas, e inspirada por la música, la esposa expresa su deseo de disfrutar de la vida y pospone el llanto para después. Sin embargo, bajo presión de la Vocación y del Mundo, sigue dudando e indecisa frente al animado diálogo entre los valores opuestos de ambos personajes. Al final, la Esposa decide dejar el mundo y pedir el velo en el claustro de Teresa y deja el escenario con la triunfante Vocación. El Mundo no se da por vencido y promete sacar la Esposa del claustro. Segunda Jornada. La Vocación y la Esposa entablan un diálogo en el cual la primera sigue convenciendo a la segunda de los peligros del mundo y exponiendo los consuelos y felicidades de la Religión donde Jesús habita con sus esposas. La Esposa expresa su deseo de ser recibida pronto y recibe la respuesta de la Religión que le asegura que ya está recibida como hija fiel de Teresa y el Señor desea llamarla como esposa consagrada. La Esposa expresa su felicidad y la Religión le indica que, para encontrar a Dios, es preciso que se desnude de sus pasiones y se aperciba que la vida religiosa es un camino estrecho que demanda sacrificios, moderación de las pasiones, austeridades, oración, penitencia y obediencia. La Esposa ex- 1.3.a. Primer diálogo místico. A quien a Dios oye a Dios halla Compuesto por Fr. Mariano de la Concepción, ocd, en 1784, en honor de la profesión de la hermana María Joaquina de Cristo en el convento de Nuestro Padre San José y Santa Teresa de la Orden de las Carmelitas Descalzas, México Escrito en tres jornadas. Sumario Primera Jornada. La música preconiza el tema: el corazón humano siempre estará inquieto hasta que Dios viva en su centro. Sale la Esposa en busca de soledad para resolver las inquietudes que experimenta. La razón le señala los riesgos y las vanidades del mundo y la insta a que se aparte de este. Al mismo tiempo, la ley de su cuerpo y el mundo la halagan con gustos y placeres tan encantadores que no puede determinarse si seguir al entendimiento o los afectos. La Esposa reprocha al corazón que la hace vacilar a pesar de no ofrecerle una respuesta acertada a sus propios desvaríos. La Esposa sabe que no tendrá descanso hasta entregarse a Dios, pero no sabe cómo hallar a Dios 178 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix presa su deseo de obedecer los dictados de la Religión. Para convencerla, la Religión le descubre un jardín donde se pasea el Esposo, vestido de Nazareno. La Música entona una alabanza a las esposas del Señor en el jardín del Carmen. El Esposo se une a la Música elogiando los gozos de su reino. La Esposa se hinca ante el Esposo y le expresa el deseo de darle su corazón y dejar al mundo. El Esposo elogia a la Esposa y le expresa su amor, pero le recuerda cómo debe comportarse para hacerse digna de Él. La Esposa expresa su agradecimiento y amor por los beneficios que el esposo le ofrece. La Religión, la Esposa y la Vocación prometen ayudarse entre sí para conseguir los beneficios del Carmen y el amor de Dios. El Esposo invita a la Esposa a los esponsales divinos. Tercera Jornada. El Mundo irrumpe en el escenario tratando de seducir de nuevo a la Esposa, ya vestida de novicia, y le recuerda la magnitud de su sacrifico y la aspereza del camino que ha tomado. La insta a que mire las bellezas del mundo, sus fiestas y satisfacciones sensoriales, y le recuerda el desconsuelo de los padres a quien deja. La Vocación actúa de contrapunto al señalarle a la Esposa las falacias del mundo y recordarle su mortalidad. La Esposa responde al Mundo con argumentos irrebatibles sobre lo mudable de sus falsedades y engaños, pero el Mundo no se da por vencido y amenaza a la Esposa con seguirla tentando hasta que salga del claustro. La Esposa, ayudada por las razones de la Vocación le responde llamando al Señor, ayudada por un coro de voces que invoca lecciones bíblicas del Viejo Testamento. El Mundo se va retirando y regresa el Esposo asegurando a la Esposa con su presencia del pendiente desposorio. La Esposa enumera sus votos, su significado y ofrece su obediencia a estos. El Esposo corona a la Esposa y la lleva al jardín donde se sienta en un trono a la diestra del Señor, mientras la Música celebra su entrada a la casa de Teresa, “donde Jesús reposa”. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 179 Primer Diálogo místico. Quien a Dios oye a Dios halla Hablan en él las personas siguientes: El Esposo, La Esposa, La Vocación, La Religión, El Mundo, La Música Jornada 1ª Canta la Música el primer verso, y sale la Esposa vestida de gala. [Al margen izquierdo:] este diálogo lo compuso el R.[everendo] P.[adre] Fr.[ay] Mariano de la Concepción Carmelita Descalzo. P.[ar]a celebrar la profesión de la H.[erman]a M[arí]a Joaquina de Cristo el año de 1784 siendo su autor actual Secr[etari]o de Provincia. Música El corazón humano 1 Siempre está inquieto Hasta que en su Dios viva Como en su centro. Esposa Huyendo yo de mí misma 5 A esta soledad me vengo Donde a solas con mis ansias Pueda quejarme a los cielos. Pero en vano (ay de mi triste) Buscar desahogo pretendo, 10 Si en esta lucha interior Que en mí misma experimento A un mismo tiempo dos Leyes Conmigo están combatiendo[.] Porque la de la razón 15 Avisándome los riesgos Del Mundo, sus vanidades, Sus engaños, y tropiezos, 180 20 25 30 35 40 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Me inclina a que de él me aparte, Me compele a aborrecerlo[.] Me mueve a que de él me olvide, Y solo busque lo eterno. Pero en ese mismo instante, En ese mismo momento Que siento estos desengaños, Siento otra Ley en mis miembros[,] Que brindándome con gustos, Placeres, y pasatiempos, Aun siendo tan repugnante A la de mi entendimiento[,] Me arrastra con tal violencia, Me inclina con tal esfuerzo, Me halaga con tal dulzura, Y me atrae con tal apego, Que me cautiva la Ley De mis pasiones y afectos Sin poder determinarme A alguno de los extremos. De suerte que vacilando En mis zozobras y miedos, Solo llego a conocer Que en este infeliz destierro. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 55 60 65 70 75 Música El corazón humano Siempre está inquieto. Esposa Así es verdad, y así tú 45 Medroso, infiel, turbulento Pensamiento, que yo ignoro Corazón, que yo no entiendo[;] Pues[,] indeciso en tus dudas, Y neutral en tus deseos 50 Como sin timón la nave, Y como sin tino el ciego[,] Caminas sin saber dónde, Y giras rumbos inciertos. ¿Dime, qué lucha es la tuya De tan contrarios afectos[,] Que al mal no te determinas, Que en el bien temes los yerros, Que en lo indiferente dudas, Y no aciertas en lo cierto? Si en los aplausos encuentras Solo engaños lisonjeros261 Si en las riquezas solo hallas Cuidados para el desvelo[.] Si en la diversión no tienes Gusto, ni divertimiento[.] Si en la libertad que gozas Solo tienes cautiverio[.] Si en el Mundo no hallas paz[,] Porque la que da es veneno[.] Si en el retiro tampoco Porque no aciertas los medios[.] Si en todo encuentras zozobra, Y en nada tienes consuelo[.] [¿]En qué vacilante puedes Corazón, tener sosiego? Di hasta cuando has de tener Vacilante el pensamiento. Música Hasta que en su Dios viva Como en su centro. 80 261 Lisonjero: El que lisonjea, adula y alaba engañosamente a otro. 181 182 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Esposa [“]Hasta que a su Dios entregue[”][,] Dicen esos dulces ecos[,] No tendrá descanso alguno El humano pensamiento. Así lo expreso Agustino,262 85 Y así también lo confieso: Pero [¿]En dónde, cómo, o cuándo Hallaré a Dios sin perderlo[,] Si es el Mundo todos escollos, Lazos, peligros y riesgos? 90 Ay Dios, si eres tú el que así Trae mi corazón inquieto[,] Para que solo en ti busque Mi corazón el sosiego[.] Si tu sabia Providencia 95 No me deja hallar contento En las cosas de la tierra Porque lo halle en las del cielo Haz que con el desengaño 100 Tenga luz mi entendimiento Para hacer lo que tú quieres, Y lograr yo mis deseos, Porque si sola camino, Si senda alguna no veo[,] 105 Si me llama a nuevas luchas Mi cansado pensamiento, Si éste es ciego conductor Y este conduce a otro ciego [¿]Cómo poder asegurar En mi elección el acierto? 110 Y así[,] Dios piadoso, Pues eres tan bueno, Mis suspiros oye, Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Y atiende a mis ruegos. -Quedase paseando el tablado pensativa, y por el lado izquierdo llega el Mundo, y sin salir afuera, sino como acechando dice desde el paño,263 y vendrá vestido de varios colores- Mundo Hacia aquí vino la esposa 115 Tan vacilante, que temo Encuentre algún desengaño Que la obligue a mi desprecio. Allí está, y yo desde aquí 120 Quiero ver sus pensamientos Para salir si es preciso A variarle los afectos. -Por la puerta del lado derecho llega la Vocación vestida de blanco, y como el Mundo, dice desde el paño- Vocac[ió]n Allí está sola la Esposa Tocada de un buen deseo Que la gracia excitó en ella 125 Para mayores progresos. Si ella escuchare mis voces, Cuando yo a llamarla vengo Y no impidiere la gracia 130 Los auxilios resistiendo[;] Yo haré que triunfe del Mundo, De sus pasiones, y afectos Con aquella especial gracia Eficaz, que le prevengo[,] 135 Para que merezca ser Esposa fiel del Cordero. Y así como voz de Dios Paño: Frase de teatros que se dice del que está a la cortina que cubre el vestuario, oculto y escuchando. 263 262 San Agustín. 183 184 140 145 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Desde aquí hablarle pretendo Para darle los auxilios Y prevenirle los riesgos. Doyle pues para excitarla Del olvido en que la veo Una inspiración con que haga De la muerte algún recuerdo. Ya prendió en su corazón, Ya está pensando en lo eterno, Ya considera en la muerte, Ya expresa sus sentimientos. Esposa [¿]Posible es que ha de llegar 150 Aquel último momento Crítico, de quien depende El bien, o el mal que es eterno? Ay Dios, como me argüirás En aquel lance postrero Para acriminar mi causa 155 Los instantes que ahora pierdo. Mundo Mucho va profundizando La Esposa sus pensamientos, Ya aquí el salir es preciso 160 Porque si sigue, la pierdo. Esposa, [¿]Tú así tan triste Cuando está la edad pidiendo La diversión, el placer, El gusto y divertimiento? 165 Ahora que apenas están Tus Abriles floreciendo [¿]Quieres marchitar tus gustos Con pensamientos funestos? No Esposa, no así te oprimas Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 170 175 Deshecha esos pensamientos[,] Dale a tu edad lo que es suyo Y al tiempo lo que es del tiempo. Vuelve, vuelve tu atención Y escucha esos dulces ecos Que para explayar tu gusto A voces te están diciendo. Música Si quieres gozar florida Edad, entre dulce suerte Olvídate de la muerte, 180 Acuérdate de la vida. Esposa Toda esa gloria es mentida Pero me agrada y divierte. -Tocan una caja264 y dice la Vocación desde el paño[:] Vocac[ión] Esposa el peligro advierte Si quieres dicha crecida, 185 No te acuerdes de la vida, Acuérdate de la muerte Esposa Según lo que en mi Alma siento Sin duda estas voces son Voces de mi vocación 190 Que alumbra mi entendimiento. Ella me llama, y yo intento Seguirla. 264 Caja: Instrumento militar, igual que un tambor. 185 186 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Mundo De ella te olvida Esposa [¿]Cómo si estoy tan movida? Mundo 195 Cantad, porque está medrosa De oír aquella voz la esposa. Música Acuérdate de la vida. Esposa Si haré[,] que bien larga es, Y después tendré lugar 200 Para sentir, y llorar[;] Pues[,] me bastará después, A tus gustos vuelvo pues Mundo hermoso. Mundo Feliz suerte. Esposa 205 Pues todo en ti me divierte Contigo estaré gustosa. Mundo Ya la voy venciendo. Vocac[ión] Esposa[,] Acuérdate de la muerte. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esposa 210 Fuerza es que me acuerde ([¡]Ay triste!) Cuando mi afecto se mueve De que es tan incierta, y breve Que en un instante consiste. Vocación mía, pues tu hiciste En mi tal efecto, advierte 215 Que ya voy a obedecerte. Mundo Vuestra voz su paso impida. Música Acuérdate de la vida. Vocac[ión] Acuérdate de la muerte. Esposa 220 Aquí el Mundo me está dando Gusto, placer, y ocasión[,] Cuando allí mi vocación Del Mundo me está apartando. Mundo [¿]Qué dudas? Vocac[ión] 225 [¿]Qué estás pensando? Mundo No de esa voz confundida Tu memoria esté afligida. Vocac[ión] Que el Mundo te engaña advierte[,] Acuérdate de la muerte 187 188 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Música 230 Acuérdate de la vida Esposa En dos mitades estoy Partida, pasión tirana; En la muerte de mañana; Y en la vida, que gozo hoy 235 Sigo aquella, y a esta voy, Y una, y otra en mal tan fuerte, O me aflige, o me divierte, [¿]Cuál pues, será preferida De mis glorias? Música 240 Vida, vida. Esposa [¿]De mis penas? Vocac[ión] Muerte, muerte. -Sale ahora. 245 250 Solo en ella has de pensar Si al Mundo quieres vencer Pues cuanto en él puede haber Con la muerte ha de acabar, Y así para asegurar El bien que Dios te previene, Deja el Mundo y cuanto tiene, Sigue en mí tu vocación, Entrate a la Religión[,] Que esto es lo que te conviene[.] Mundo Pues que allá estará mejor La Esposa en tanta abstinencia, Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 255 Donde todo es penitencia, Todo aspereza, y rigor, Todo tristeza, y pavor, Que aquí [¿]Donde la divierte Tanta gloria? Vocac[ión] 260 Si, si advierte[,] Que toda es gloria fingida Mundo Cantad, cantad. Música Vida, vida. Vocac[ión] Tocad, tocad. -Tocan dentro la caja y dicen la religión y la Vocación[:]- Vocac[ión] y Relig[ió]n 265 Muerte, muerte. Esposa Dices bien, a ti te creen Mis oídos, aunque es penoso. Mundo [¡]Pues dejasme[!] Esposa [¡]Ay mundo hermoso[!] 270 Que tú también dices bien. Vocac[ión] Valor mis voces te den. 189 190 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Mundo No, no te des por vencida. Vocación 285 En que eres mortal advierte[.] Vocac[ión] Nada el seguirme te impida Tocad. Mundo No te acuerdes de eso, no. Mundo 275 Cantad. Esposa Pena fuerte. Música Vida, vida. Vocac[ión] y Relig[ió]n Muerte, muerte. Vocac[ión] Esta es bien perecedero. Mundo 280 Aquella es pena cruel. Vocac[ión] Pero eterno es su laurel. Mundo Goza tu vida primero. Vocación Mira que es encanto fiero. Mundo Mira que es tormento fuerte. Música Vida. Dentro[:] Religión Muerte. Mund[o] y Vocac[ión] [¿]Quién venció? Esposa 290 La memoria de la muerte, Y así pues he de morir[;] Al Mundo quiero dejar[.] Ni sus glorias quiero amar, Ni sus engaños quiero oír. 295 Solo a ti te he de seguir Para que me guíes al cielo, Y así pido el sacro velo De religiosa profesa En los claustros de Teresa, 300 Y descalcez del Carmelo. Vocac[ión] Venció en ti la Gracia, Esposa[.] Pues[,] con haber a Dios oído Dejas ya al Mundo vencido Y tú quedas victoriosa. 305 Ven, sígueme fervorosa Por darle al Mundo ese apodo. 191 192 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Esposa Ya para mí todo es lodo[,] Vamos a Dios, veleidades A Dios falsas vanidades, 310 A Dios Mundo, y a Dios todo. -Vanse- Mundo Fuese, y dejó en confusión A mi astucia su eficacia[,] Porque a esfuerzos de la gracia Dio el oído a su vocación[.] Pero[,] aunque en la Religión 315 Al Mundo quiera olvidar, Tan vivas le iré a pintar Mis glorias a sus sentidos[,] Que con ellas pervertidos 320 Del claustro la he de sacar. -Vase- Jornada 2ª -Salen la Vocación y la EsposaEsposa A Jesús mi amado Esposo Buscando voy, y he de hallarle. Vocac[ión] Dices bien, a Jesús busca Que es esposo, y como amante 325 En todas tus aflicciones Sabrá siempre consolarte[.] Que el Mundo es muy proceloso265 265 Proceloso: Lo que frecuentemente padece tempestades y tormentas. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 330 Donde del alma la nave Yerra el rumbo, y está a pique De perderse en un instante[,] Porque a cada paso encuentra Escollos insuperables[,] Que lo hacen dejar el puerto Y engolfarse en falsedades. Esposa 335 Que bien dices, no más Mundo, Horror me da ya el nombrarle, Solo a la Religión quiero Y a ella sola he de entregarme[.] Vocac[ión] Si Esposa, en la Religión 340 Hallarás consuelo fácil[,] Porque solo allí se encuentran Todas las felicidades. Allí la muerte no es muerte Porque allí debe llamarse 345 Tránsito para llegar A las bodas celestiales. Allí abundante la gracia Redunda hasta en los semblantes Porque la conciencia siempre 350 Goza de tranquilidades. Allí no entran los peligros Porque en almas observantes La distribución, y el orden Doblan las seguridades. 355 Allí los afectos todos Son de amor para abrazarse Porque cuanto allí se mira Solo devoción persuade. Allí no hay más de un querer 193 194 360 365 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix En todas las voluntades, Porque todas solo quieren Lo que la obediencia mande. Finalmente, allí es en donde Todo el bien llegó a encerrarse Porque allí con sus esposas Jesús vive y se complace. Esposa Tan encendida en deseos Está mi Alma al escucharte Que ya me parecen siglos 370 Perezosos los instantes, Que pasan mientras no gozo Felicidades tan grandes. [¡]Ay Dios[!] [¿]Cuándo será el día En que merezca contarme 375 Por una de tus esposas En las clausuras del Carmen? Tú Señor, que en esos claustros Vives por solo recrearte, Entre azucenas tan puras 380 Como lirio de los valles, Haz que entre ellas me reciban Pues para ti me llamaste. -Sale la Religión vestida de religiosa con capa- Religión Ya Esposa estás recibida[;] Porque Dios por sus piedades[,] 385 Al ver que has correspondido A la gracia de llamarte[,] Quiere premiar tus deseos[,] Con que en los claustros del Carmen Como hija fiel de Teresa 390 Por su Esposa te consagres. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esposa Feliz yo que así ha querido De mi nada levantarme; Pero [¿]Quién eres que así Me alegras y me complaces? Religión 395 Soy la Religión que es puerto Seguro, en las tempestades. Esposa Deja que a tus pies postrada Te reconozca por madre Pues[,] en ti solo aseguro 400 Todas las felicidades -Hincase- Relig[ió]n Todas las tendrás en mí Si en mí solo a Dios buscares. -Levántale- Esposa Eso quiero, pues sin Dios Ningún bien es apreciable[.] 405 Sin Dios, solo es sombra todo, Y con Dios todo es amable[,] Y así a Dios busco[,] y espero[,] En ti Religión hallarle. Relig[ió]n Sí le hallarás[;] pero[,] advierte 410 Esposa para animarte[,] Que si has de buscar a Dios Es preciso el desnudarte De todas esas pasiones 195 196 415 420 425 430 435 440 445 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Que te cercan, y combaten. Ni has de buscar al Esposo Jamás, en comodidades Que el camino de la vida Es muy estrecho[,] y no es fácil Que puedan entrar por él Sino los que fuerza se hacen. El reino feliz del cielo Padece fuerza notable[,] Y para poder llevarlo Es preciso el violentarse. Pero esto no te amedrente[;] Pues también [en] otra parte[,] Dice Cristo que su carga Es leve y su yugo es suave[;] Y así, aunque a muchos parezca Áspera e impenetrable La senda de la virtud[,] Eso es para el que no sabe Ni reprimir su amor propio[,] Ni aún a si mismo negarse[.] Pero[,] aquellos que lo abrazan Con amor, y son constantes En moderar sus pasiones[,] La hallan tan gustosa, y fácil Que en todo encuentran delicias[;] Porque[,] las austeridades, La oración, [y] la penitencia[,] Son armas con que combaten Para vencer las pasiones, Y de triunfos coronarse[.] Que el soldado que pelea En el campo y no es cobarde Se corona de laureles, Si justamente peleare. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 197 Esposa Al escuchar de tus labios 450 Tan manifiestas verdades Inflamado el corazón Siento un impulso admirable Que me arrastra dulcemente A que con todo me abrace, 455 Para seguir cuanto dices Y obedecer cuanto mandes. Relig[ió]n La obediencia es muy precisa Y es forzoso el conformarse Con las pensiones que ofrece 460 La religión[.] Más son tales Que se toleran con gusto Por lograr premio tan grande Como es gozar de esta suerte Aquella paz inefable 465 Con que Dios se comunica Entre las austeridades[,] Porque Dios no falta de ellas Para hacer su yugo suave[;] Pero[,] como esto no entiende 470 Sino quien a Dios gustare[,] Para que tú lo percibas Quiero al Esposo mostrarte. -Córrase la cortina y se descubre el jardín, que podrá hacerse de ramas y macetas, y el Esposo vestido de Nazareno paseándose como gustando de las flores. Lo que sigue[,] todo hasta donde habla el esposo[,] lo ha de cantar la Música en el tono del Tocotín,266 que para él están hechos los versos porque es dulce, tierno y grave.-Canta266 Tocotín: danza popular de raíces prehispánicas acompañada de canto e instrumentos musicales. 198 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Música Místicas Esposas Al Esposo amante[,] 475 Que plantó Teresa Para que lo alaben, Pues que sois vosotras Del jardín del Carmen Las místicas flores 480 Que saben recrearle. Venid, venid todas, Venid para darle Con vuestras virtudes Olores fragantes. 485 La rosa entre espinas Reina de los valles Le ofrezca en sus puntas Sus austeridades. El clavel que en rasgos 490 Supo matizarse Por disciplinado Le ofrezca corales. El girasol bello Que al sol mira amante 495 Sus giros le ofrezcan Para contemplarle. La azucena hermosa Con fragancias suaves Su misma pureza 500 Le ofrezca y consagre. Y pues en vosotras Flores racionales Tiene sus delicias El Esposo amable. 505 Venid, venid todas Venid para darle, Con vuestras virtudes Olores fragantes. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esposo Venid, venid todas 510 Esposas amantes Que donde yo asisto Todo es agradable. La misma aspereza Se hace tan amable Que se vuelven gozo 515 Las austeridades[.] Los fuertes trabajos Que duros combaten Todos se transforman 520 En felicidades Paran las tristezas Cesan los pesares Y en luz se convierten Las oscuridades. 525 Las tinieblas huyen[,] Los fervores arden[,] Los afectos crecen Y el amor es grande[,] Y así pues[,] son tantas 530 Las tranquilidades Que están encerradas En comunicarme[.] Venid, venid todas Y nadie os espante 535 Que mi carga es leve, Y mi yugo suave. Vocac[ió]n Esposa[,] ya los que miras Son auxilios eficaces De la gracia con que Dios 540 Piadoso quiere llamarte. 199 200 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Relig[ió]n Quien a Dios oye, a D[io]s halla, Nada esposa te acobarde, Y pues has oído sus voces En responderle no tardes. Esposa 545 Si es su voz, voz de virtud, Que cuanto toca deshace[,] Que no hará en mi corazón Cuando ella quiera llamarle[.] Y así a tus pies dulce Esposo Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 570 575 -Hincase550 Rendida a tu amor se abate Para darte el corazón Una alma que por buscarte Viene abandonando al Mundo. Esposo Levanta Esposa, y no extrañes 555 Que cuando a mis pies te arrojas Yo a mis brazos te levante, Que pueden mucho conmigo Los deseos de una alma am.[an]te, Y así cuando en ti miré 267 560 La Esposa de los Cantares[,] Solicita en los deseos Y cuidadosa en buscarme[;] Como en uno de tus ojos Mi corazón vulneraste 565 Un solo cabello tuyo La autoría del rey Salomón es más una tradición que un hecho histórico. Quizá escrito en el siglo iv A.C. Consta de un prólogo y cinco cantos. La Iglesia católica lo considera como un libro canónico, como alegórico del amor de Dios a su esposa la Iglesia. 580 585 590 595 267 268 Bastó para aprisionarme. Y no te admires Esposa De que así llegue a expresarme[;] Que donde hay amor infinito[,] Como en mi hay, todo eso cabe. Porque te amo de tal suerte Desde las eternidades Que desde entonces previne Los medios para buscarte[,] Hasta ponerte en mis hombros Como a la ovejuela errante, El Pastor que la ha perdido Por las selvas y los valles. Testigos son las finezas Con que yo bajé a buscarte, Testigos los llamamientos Ocultos, que tu bien sabes[.] Y testigos los trabajos Esposa, que me costaste, [¿]Quién sino yo padeciera Tantas penas, por librarte De aquella primera culpa Transcendente a los mortales? [¿]Quién se humanó por quererte Sino yo? [¿]Quién por amarte, Y darte en manjar mi cuerpo Se quedó en el admirable Sacramento, en que mi amor Se manifestó tan grande? Yo esposa soy quien por ti Derramé toda mi sangre[,] Sentí oprobios, oí baldones,268 Sufrí azotes, pasé ultrajes, Y cargué sobre mis hombros Baldón: oprobio, injuria y palabra afrentosa. 201 202 600 605 610 615 620 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Un madero como infame Hasta dar en él la vida Para redimirte, y salvarte, Pues quién hizo esto por ti Dime, ¿qué podrá negarte? Y así pues[,] oíste mis voces Y con afectos constantes Quieres en la religión Por mi Esposa consagrarte, Yo te recibo gustoso Como Esposo y como Padre Pero con la condición Que a mis finezas no faltes[.] Que por mí al Mundo te niegues, Que a tus pasiones contrastes[,] Que en la observancia seas fiel, Que tu Regla, y Leyes guardes, Que como a Esposo me mires Y tengas cuando te llame La lámpara del afecto De modo que no se apague. Esposa Deja, Señor, que mil veces Mi labio en tus pies estampe, Por favor tan señalado, Que beneficio tan grande 625 [¡]Ay Dios! Si a los que te gustan Eres tan dulce, y tan suave[,] Como yo ahora experimento Viendo en ti tantas piedades[;] Si con ellas has querido 630 Que mi corazón se abrase Con el fuego de tu amor [¿]Quién de él podrá separarme? Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 635 640 645 650 [¿]Por ventura269[,] las angustias, La tribulación, el hambre, La desnudez, el peligro, El cuchillo, y las más graves Persecuciones del mundo? No, que todo es superable Con el amor por tí solo Que tanto quisiste amarme. Y así pues[,] solo en ti estriban Todas mis seguridades, Cierta estoy que con la gracia Que tu mi bien quieres darme[,] Ni la muerte aunque es terrible, Ni la vida aunque es amable, Ni los principados todos[,] Ni todas las potestades[,] Ni lo alto, ni lo profundo, Ni lo futuro, y estable, Ni otra criatura en la tierra Podrá jamás separarme De tu amor Esposo mío. Esposo Si en ello fueres constante 655 Verás el premio mayor De mis finezas amantes. Esposa Tú[,] Religión por quien siempre Mis obras han de arreglarse Dirige todos mis pasos 660 Y hazme en ti tan observante Que atenta a tu dirección A mi obligación no falte. 269 Ventura: El caso favorable, o suerte inesperada, dichosa y feliz. 203 204 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Relig[ió]n Yo seré de tus acciones Un Argos270 tan vigilante 665 Que en las tinieblas te excite Y en el favor te adelantes. Esp[os]a Tú[,] Vocación mía, que has sido La voz de Dios en llamarme, Haz que el eco de tus voces 670 Nunca de mis oídos falte Para que de mis propósitos Mis pasiones no me aparten. Vocac[ió]n Como tú seas eficaz Y atiendas siempre a escucharme, 675 Yo te hablaré al corazón Para que siempre te guardes Del peligro con que el Mundo Puede tal vez inquietarte. Esp[os]a Tu emperatriz soberana 680 De mi Esposo dulce madre, Amparo de pecadores, Sagrada virgen del Carmen. Medianera peregrina Cuya gracia incomparable 685 Ni jamás tuvo primera Ni tendrá otra semejante. Se tú el norte a quien yo siga Cuando llego a consagrarme Argos: Metafóricamente se refiere a la persona que está sobre aviso, muy vigilante y lista. 270 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 690 695 Por esposa de Jesús En tu religión del Carmen. Y tú[,] dulcísimo Esposo[,] Cuyo amor, cuyas piedades Del estiércol de mi nada Han querido levantarme, Dispón de mí como tuya Haz de mí como gustares Cumple en mí como quisieres Tu voluntad agradable. Esposo Ven Esposa[,] que han podido 700 Tus afectos inclinarme, A que contigo celebre Los divinos esponsales. -Vanse los dos- Relig[ió]n Esto es premiar Dios a quien Con amor llega a escucharle. Vocac[ió]n 705 Esto es darle Dios el premio A quien responderle sabe. Relig[ió]n Porque entiendan las criaturas. Vocac[ió]n Porque a todos sea constante. Relig[ió]n Que siempre y en todo tiempo 205 206 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Vocac[ión] 710 Que siempre, y todo instante -Las dos- Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esp[os]a Ya lo tengo muy bien visto Y así no quiero escucharte. Quien a Dios oye, a Dios halla. Jornada 3ª Sale la esposa huyendo del Mundo, que saldrá tras de ella, y la vocación saldrá por la otra puerta. La Esposa vestida ya de Relig[ios]a Novicia.Esp[os]a Déjame, y no me persigas Mundo vil en acordarme Las pompas que he renunciado 715 Con todas tus vanidades. -Sale la Vocación- Vocación Esposa en tu vocación Persevera, y no desmayes[,] Pues tienes un Dios tan fiel 720 Que aunque permita el tentarte, No permitirá que sean Las tentaciones tan grandes Que no las puedas vencer[.] Esp[os]a En vano Mundo es cansarte 725 Porque yo no he de rendirme. Mundo Bien, pero mira lo que haces. Mundo Pues [¿]Es posible que quieras 730 Tú para siempre encerrarte[,] Dejando tu libertad Que es la prenda más amable? [¿]No pudieras en el Mundo Servir a Dios, y salvarte 735 Y no emprender una senda Que es del todo impenetrable, Toda abrojos, toda espinas Toda sustos, toda males Toda rigor, y aspereza, 740 Toda horror, y austeridades? Si cuanto Dios creo en el Mundo[,] Lo creó porque lo gozases [¿]No es volverle el beneficio Desairado en despreciarle? Vocac[ión] 745 Esposa, no te alucinen Estas razones falaces[.] Mundo Vuelve los ojos, y mira Todo lo que despreciaste[,] Pues en tu imaginación 750 Desde aquí puedes mirarle. Mira tantas hermosuras Que arrastran las voluntades, Ente las cuales pudieras Tú los aplausos llevarte. 755 Refleja un poco y verás 207 208 760 765 770 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Tantos objetos brillantes, Tantos palacios hermosos Tanto jardín admirable, Tantos festines alegres, Músicas, saraos271 y bailes[,] Que entre dulces instrumentos Divierten tanto y complacen. Ponte a mirar los convites Con exquisitos manjares Donde sazonan el gusto Los licores abundantes[,] Donde luce el chiste tanto[,] El equívoco, el donaire Dónde el alma se divierte Y el cuerpo se satisface. Vocac[ión] A la luz del desengaño Todo, Esposa, se deshace Acuérdate de la muerte, Y descubrirás verdades 775 Con su memoria. Esp[os]a A[h], vil Mundo Cuan en vano me persuades[.] Déjame que no me llenan Tus intenciones falaces 780 Por a vista de la muerte Solo hallo en ti vanidades. [¿]Qué puedes dar si no sustos, Ansias y penalidades? [¿]Qué gustos hay verdaderos? 785 [¿]Qué diversiones durables, 271 Sarao: Reunión de festejo con instrumentos, y bailes cortesanos. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 790 795 800 805 Si todo en ti es apariencia Humo, sombra, polvo y aire? Vuelve los ojos, y mira Aquel helado cadáver Que predica mudamente Lo que es la vida inconstante. Mira aquel otro infeliz Revolcándose en su sangre, A quien mató mano aleve272 De envidia, encono, y coraje. Mira aquel que disfrutaba Riquezas imponderables Hecho ya de la fortuna[,] El desprecio, y el ultraje. Todas aquellas bellezas Que se juzgaban deidades ¿No son ahora en el sepulcro El polvo más despreciable? Pues si en esto para todo Y todo en ti es tan mudable, Si eres todo una ilusión Que engaña con falsedades [¿]Cómo podrán tus ficciones De la religión sacarme? Mundo 810 [¿]Pues que haz de tener valor Para que cru[e]l con tu sangre Dejes sin gusto a los tuyos Y sin consuelo a tus padres? Vocac[ió]n Esposa en las tentaciones 815 Cuando son tan pertinaces 272 Aleve: “Infiel, desleal, pérfido, alevoso y traidor…” 209 210 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Que las razones no bastan[,] El remedio es despreciarles Y huir la ocasión, porq[u]e en ella Puede mucho aventurarse. Esposa 820 Pues Mundo vil, la respuesta Que acaso tengo de darte Es haber dicho mi Esposo Que quien no deja a sus padres Por su amor, no es digno de él[.] 825 Yo a esta fe no he de faltarle, Y pues solo mi desprecio Es el que ha de contestarte, Quédate para lo que eres Que para mí nada vales[;] 830 Pues solo eres para mi Vanidad de vanidades. -Vase con la Vocación- Mundo Tus pasos he de seguir Y tanto he de importunarte Que he de rendir tu constancia 835 Si Dios no viene a ampararte. -Vase-Salen la Religión, la Vocación. La Esposa, y el Mundo- Esp[os]a Ya estás respondido, y puesto Que no has visto, ni has de ver Mudanza en mí, que no sea Ser constante, firme, y fiel 840 En el amor de mi Esposo A quien yo no he de ofender, No des otro paso más Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Porque otro paso que des Podrá ser que… Mundo 845 No prosigas Déjame a mí el podrá ser Pues podrá ser que viniendo A obligar, vuelva a ofender. Que si en la fe de tu Esposo 850 No mudas de parecer, Y no dejas la clausura De esta murada pared Tan grandes persecuciones Contra ti levantaré 855 Que sin paz en tu convento Te obligue a que salgas de él. Vocación Esposa en las tentaciones Que urgen, se debe temer Mucho el peligro[;] y así[,] 860 El mejor remedio es[,] Ocurrir a la oración Que así solo has de vencer. Esp[os]a Pues para que veas postrada, Mundo, toda tu altivez 865 Alentando mi confianza Con la virtud de la fe, Levantaré el corazón, Y en mi favor llamaré Las piedades de mi Esposo 870 Diciendo una y otra vez -Hincase y dice:- Ven Señor, ven. 211 212 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Todos y Música Ven, Señor, ven. Todos y Música Ven Señor, ven[.] Esp[os]a Que a la Esposa que has llamado. Esp[os]a Ven, y pues Jacob segundo Te precias de amante fiel Mira el llanto en que afligida 274 890 Llorando está tu Raquel. Todos y Música Que a la Esposa que has llamado. Esp[os]a 875 La quiere el Mundo vencer. Todos y Música La quiere el Mundo vencer. -Todo esto, y lo que sigue lo dice la esposa hincada[.] A los lados la vocación y la religión en pie, lo repiten todo con la Música que lo canta, y el Mundo poco a poco se va retirando hasta que desaparece, el cual no repite nada.- Esp[os]a Ven que amenazando ruina Como caduca pared El reparo de sus muros 880 Pide tu Jerusalén. Todos y Música Ven Señor, ven[…] Esp[os]a Ven, y segundo David Véate el cielo defender, Del primero Golíat 273 885 A este su abreviado Israel. Gigantesco paladín de los filisteos en Samuel 17, que se enfrenta al israelita David quien lo venció con el golpe de una sola piedra. En este pasaje Cristo es el segundo David que vence al Mundo. Fray Mariano se remite a varios pasajes del antiguo testamento para invocar el retorno de Cristo a su Esposa. 273 213 Música y Todos Ven Señor, ven. Esp[os]a Ven, que a tu Débora, el fiero Sisara275, intenta vencer Ven si en la defensa suya 276 895 Has de inspirar a Jael. Raquel y Jacobo representan el amor entre Cristo y la esposa y a veces entre Cristo y su Iglesia. Jacobo estuvo enamorado a primera vista de Raquel, pero fue engañado por su tío y suegro, que sustituyó a Lea, la hermana mayor de Raquel en la noche de bodas. Jacob había contratado trabajar por siete años por la mano de Raquel, y tuvo que trabajar otros siete años por su desposorio con Raquel. Raquel fue su esposa favorita a quien amó más que a Lea. Génesis 29: 15-30. 275 Sisara: teniente del ejército Jabín, rey de Cansem, le venció Baruch, juez de Israel. Fue muerto por Jahel que al verle dormido le clavó un puñal por las sienes. 276 Jueces, 4:1-24. Débora es una profetisa de Jehová y también juez. Insta al juez Barac a luchar contra los hombres del rey Jabín, pero predice que la victoria sería de una mujer. Sisara, al frente de las tropas de Jabín, es derrotado y en su huida se acoge a la tienda de Jael, mujer de Heber, ceneo, en paz con Jabín. Jael, no era judía. Invita a Sisara a entrar en su tienda y le da leche, que lo adormece. Entonces, Jael toma una estaca de la tienda y la hunde en la cabeza de Sisara. Israel se libra Jabín rey de Canaán. Estos pasajes bíblicos simbolizan la lucha que la novicia entabla con el Mundo y que vencerá con la presencia del Señor. 274 214 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López -Al mismo t[iem]po que el Mundo se va retirando se va corriendo la cortina del Jardín, y poco a poco va saliendo de él el Esposo hasta salir al tablado, o teatro, cerca de la esposa al t[iem]po que acaba de cantarse y retirarse todo lo dicho.- Música y todos Ven Señor, ven. Esposa Ven, y generoso Asuero277 Castiga al Aman infiel Que quiere ver comprendida 278 900 En culpa, a tu amada Ester. Música y todos Ven Señor, ven. Esposa Ven, y subiendo a su solio279 Estos ruegos que en mi ves Como el humo del incienso, 280 905 Como vara de Jesé[.] Ven a consolar su llanto Compadecido de que La Esposa que tú has llamado La quiere el Mundo vencer. Música y todos 910 Ven Señor, ven[.] Que a la Esposa que has llamado, la quiere El Mundo vencer. Asuero: Rey de Persia, casado con la judía Ester. Ester, 1-10. Ester, esposa favorita del rey persa Asuero, prima del judío Mardoqueo de la tribu de Benjamín. Ester intercede ante Asuero por la salvación de su pueblo contra Aman, que tramaba la destrucción de todos los judíos. Las adiciones griegas al libro de Ester fueron admitidas como canónicas para el cristianismo católico solo después del concilio de Trento (1545-63). Fr. Hipólito interpreta al Señor como Asuero, salvador de su asediada esposa. 279 Solio: Trono, y silla real con dosel. 280 Vara de Jesé: línea genealógica de Cristo. Jesé fue el padre del rey David, según los Evangelios de Lucas y Mateo. La vara de Jesé representa el tronco simbólico del cual brotará un retoño que en el cristianismo sería Jesucristo. 277 278 215 Esposo [¡]Qué bien suenan veloces Las lástimas del llanto Si unísonas en cláusulas del canto Hurtándose las voces 915 A imitación del Alba, y de la Aurora Canta una, lo que la otra llora! [¡]Qué dulcemente suena En la memoria mía Puesta en sonora Música la pena 281 920 Puesta en fúnebre metro la alegría! Prosiga dulce esposa la armonía De la aflicción llorada[,] Prosiga pues cantada También en consonanc[ia]s la al[e]gría[.] Que aunque retarde el día 925 De gozar tu belleza No ha sido desamor, sino fineza, Por qué merezcas mientras no me olvides Y me hagas liberal con que me pidas[,] 930 Y más en el conflicto En que heredera del primer delito Es piedad el dejarte Lidiar para subir a coronarte[.] Que en el certamen de la eterna idea 935 (Sin exceptuar persona) No lleva la corona Estas líneas en boca de Jesús suscriben el valor que el autor concede a la música como expresión de los afectos y su lugar en la espiritualidad claustral. 281 216 940 945 950 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Quien legítimamente no pelea.282 Más no por eso crea Tu temor que de ti vivo olvidado[,] Que eres tú Esposa todo mi cuidado[.] Ni atribuyas al olvido El hacerme dormido Porque mi amor velando Aquí ha estado mirando Las luchas, y batallas que contigo Ha tenido el Mundo tu enemigo[,] Y me he estado gloriando De mirar como sales de él triunfando. Y así Esposa querida[,] De tus voces movida Mi piedad ha querido consolarte Con premiar tu lealtad, y asegurarte Que éste ha de ser el día En que te puedas llamar Esposa mía. Esposa 955 Amado Esposo mío[,] A quien consagro todo mi albedrio[,] Si para ser tu Esposa Como se digna tu bondad piadosa Debo en todo a ti ser semejante, 960 Y tú[,] como es constante[,] Por darme feliz suerte Te mostraste obediente hasta la muerte[,] Mis votos consagrando en tu presen[ci]a Lo primero que ofrezco es la obedienc[i]a Aclara fray Mariano que el Señor no olvida a quienes le aman, y que haber dejado a su esposa entablar una lucha contra el Mundo ha sido su intención para probar la verdad del amor de la Esposa. La lucha es necesaria ya que “no lleva la corona quien legítimamente no pelea”. Esta expresión se reitera más adelante en su discurso. Ratifica la necesidad de expiar las flaquezas para recibir su retribución. 282 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Relig[ió]n 965 La obediencia en clausura Triunfos ofrece, palmas asegura Y así pues con ella triunfa el Alma Mil victorias te ofrece en esta palma. -Dáselas- Esp[os]a La virginal pureza 970 Cuyo puro candor, cuya entereza Debe guardar intacta, y con esmero La que ha de ser esposa del Cordero[;] Yo la ofrezco Señor a tu deidad Para guardar perpetua castidad. Vocac[ió]n 975 Es la azucena hermosa Símbolo de pureza, y así Esposa Por la que ofreces de fragancias llena El símbolo te doy de esta azucena. -Dásela- Esposa Si tú mismo abrazaste 980 La pobreza, S[eño]r que tanto amaste Y tu tan pobre fuiste Que nada en vida, ni al morir tuviste La pobreza de tal suerte Te prometo guardarla hasta la muerte. Esposo 985 Tanto me has agradado Con tus votos Esposa, que he aceptado Cuanto en ellos me ofreces Para darle a tu corona creces. Y porque el Mundo vea 217 218 990 995 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Sin exceptuar persona Que lleva la corona Quien legítimamente y bien pelea; Y tu fiel has vestido[,] Y al Mundo, y sus pasiones resistido Ven Esposa conmigo a desposarte, Ven del Líbano, ven a coronarte.283 -Vase la Esposa a los pies del Esposo, y este le pone una corona, o guirnalda de flores[;] la toma de la mano, y dando vuelta por el tablado la entra al Jardín[,] en cuya fuente habrá unas gradas como trono en donde la sienta a su diestra, y la Religión y Vocación se pondrán en pie a los lados[;] y luego que el esposo diga: ven del Libano, va. Canta la Música todo lo siguiente:- Música Ven Esposa de Cristo Recibe la corona Que el esposo te endona 1000 Porque vencer te ha visto[.] [¡]O[h] qué feliz criatura[!] Que de su Esposo asida Con él camina unida Para vivir segura[.] 1005 Todo es felicidades El dichoso destino Que el S[eñ]or le previno En las eternidades[.] Y asi goce dichosa 1010 La vida que hoy profesa En casa de Teresa Donde Jesús reposa. [Fin] 283 Cantar de los Cantares, 4:8. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 219 1.3.b. Segundo Diálogo místico. Mucho es lo que puede el Mundo, pero más puede la Gracia. Diálogo místico. Compuesto por Mariano de la Concepción, secretario de Provincia, para la profesión de la hermana María Catarina de Jesús, carmelita en el convento antiguo de las Carmelitas de México, 1785 Sumario Primera Jornada Personajes: El Esposo, la Gracia, la Religión, la Esposa, la Penitencia, el Mundo y la Música. Música y Esposa bendicen al Señor por la grandeza de sus obras como criador del mundo natural y exaltan el poder de Dios en su Trinidad. La Esposa reitera la omnipotencia de Dios ante la Gracia, quien la alaba, pero le advierte de los engaños del Mundo y le aconseja que no se deje arrastrar por sus sentidos. La Esposa promete prestar atención a la voz de la Gracia para resistir las tentaciones del mundo. La Gracia le teme a la flaqueza humana y le señala a la Esposa la senda que la llevará al feliz jardín de las esposas de Cristo. Le advierte que es estrecha pero que, con su ayuda, podrá seguir sin riesgos. También le muestra otro camino que lleva al mundo y a la perdición eterna. En apariencia, este camino es ameno y florido, pero es todo engaño que ofrece glorias y solo ocasiona penas. La Esposa debe escoger el camino que da trabajos, pero lleva a la vida eterna. La Esposa promete seguir a la Gracia, alabando al Señor. El Mundo aparece y expresa sus dudas sobre poder vencer a la Esposa mientras esta escuche los consejos de la Gracia. Sin embargo, recapacita y se dispone a llevar a cabo su propósito basado en su experiencia con mujeres, y con todos los hijos de Eva que comparten la flaqueza humana y están rodeados de pasiones y apetitos. Señala cómo los cinco sentidos embelesan con sus hechizos y los hace vulnerables. Así, el Mundo se apresta a conquistar a la Esposa. 220 221 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Reaparecen la Gracia y la Esposa y la primera sigue aconsejando a la segunda que no se deje llevar por sus sentidos. Se oye entonces la voz melodiosa de la Música que llama a la Esposa al mundo “donde todo es alegría y donde todo es placer”. El Mundo observa oculto detrás de la cortina mientras la Música continúa su discurso prometedor de festejos y felicidad. La Gracia aconseja a la Esposa que no se deje llevar por su curiosidad y le recuerda que fue la curiosidad la que perdió a la primera mujer. La Esposa no puede resistir el llamado a pesar de las advertencias de la Gracia. Promete regresar a ella, pero la Gracia le advierte que quizá no la encuentre de nuevo si la abandona. A pesar de sus titubeos, la Esposa se decide a seguir el camino del Mundo, que aparece como florido vergel mientras la Gracia se retira llorando. El Mundo sigue describiendo un bello paraje lleno de flores, de festines, gustos y glorias. Una vez que la Esposa le promete vivir en él, el Mundo transforma su discurso instantáneamente y revela a la Esposa su error. Al abandonar la Gracia ha entrado en un espacio donde todas las prometidas bellezas perecen y donde la Esposa será una muda estatua de bronce viviendo “entre brutos sentidos.” La Esposa lamenta su situación y expresa su esperanza de que el Cielo la perdone. La Gracia promete a la Esposa ayudarla a seguir al Señor para recobrarlo y enseñarle cómo seguir sus huellas. La Esposa promete seguir a la Penitencia. Entra la Gracia y dialoga con el Mundo, quien está apesadumbrado por la posible pérdida de la Esposa. La Gracia le recuerda que ella puede más que él con respecto de la flaqueza humana. El Mundo promete derrotar a la Gracia y se establece una apuesta entre ambos. En un soliloquio, la Esposa expresa sus deseos de ver al Señor y pide ayuda con palabras que recuerdan a la esposa del Cantar de los Cantares. Reitera largamente su contrición y expresa su deseo de perdón y vida cerca de su salvador y muerta al mundo. El Esposo se declara enternecido por el pedido de la Esposa y la levanta y le restituye la gracia. Penitencia y Gracia celebran el perdón del Señor y la Esposa se declara ser su esclava. Segunda Jornada Entra la Gracia, apesadumbrada por la suerte de la Esposa y acusando al Mundo de haberla perdido. La Gracia acude a la Penitencia y pide su ayuda para que la Esposa pueda recobrar el favor de Dios. La Gracia también implora la ayuda de Dios para la Esposa, ahora reducida a tristes lamentos. Regresa la Penitencia, quien entabla un diálogo con la Esposa y la insta a que gima, suspire y llore en espera de la misericordia divina. La Esposa, contrita, pide al Señor borre sus pecados. Aparece el Esposo vestido de Nazareno, quien se lamenta por la pérdida de la Esposa y la insta a que reconozca el sacrificio que Él ha hecho por ella. Se aleja hasta entrar en el bosque que representa la vida religiosa. Tercera Jornada Música, Gracia, Esposa y Penitencia se reúnen para elogiar la entrada de la Esposa a la seguridad y gozos del claustro de Teresa. Sale la Religión para elogiar el Carmelo. Instada por la Esposa a descubrirle quién es, la Religión ofrece un largo y elogioso discurso sobre Elías, como fundador de la orden. La Religión accede a la petición de la Esposa para recibirla en los claustros de Teresa con la prometida asistencia de la Gracia y la Penitencia. La Esposa promete ser constante a la Gracia, obediente a la Penitencia, obediente a la Religión, y ser nada para sí, olvidando al Mundo. La Jornada termina con una escena en la que Religión, Gracia y Penitencia entran con el Mundo como prisionero y despechado por su derrota. La Esposa recibe el hábito de sus tres ayudantas mientras se explica su simbolismo. El Esposo invita a la Esposa a entrar en su florido alcázar. Todas las voces femeninas se unen en himnos de exaltación a la gloria de Dios. La Gracia declara que el Mundo nada puede contra ella y la Esposa y todas elogian la bondad y misericordia del Señor. 222 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Segundo Diálogo místico. Mucho es lo que puede el Mundo pero más puede la Gracia Hablan: El Esposo, la Gracia, la Religión, la Esposa, la Penitencia, Mundo y Música. Canta la Música Sale la Gracia vestida de blanco con guirnalda de flores blancas, y la Esposa también de blanco con guirnalda de rosas, pero de tal suerte que a su tiempo, con la mayor presteza pueda quitársele el vestido blanco, y quede vestida de negro, y con el pelo tendido, como la ha de traer aun con la guirnalda. Música En los cielos y en la tierra Te bendigan, Señor, tus obras mismas.284 Esposa Si, bendígale Señor Todas las inteligencias De ángeles y de virtudes 5 Que habitan tu gloria imensa. La luz con sus resplandores Te bendiga en las esferas El fuego, el sol, y la luna Los astros, signos y estrellas 10 Todos a una vez concordes Tu Majestad engrandezcan Porque así en todas las cosas Ella y Música Te bendigan Señor tus obras mismas 284 Tobías, 8: 18. En el original, mesmas. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esposa 15 En las vagas impresiones Del aire y las nubes densas Te bendigan tus rocíos Escarchas, granizos, nieblas, Estío, invierno y primavera 20 Ya que hasta en sus variedades Ella y Música Te bendigan, Señor, tus obras mismas Esposa Los montes y los collados Con cuanto en su centro encierran Los valles de varias frutas 25 De varias flores las selvas Te bendigan pues no pudo Sino tu divina ciencia De sabores y matices Unir tan divina mezcla 30 Para que con muda voz Ella y Música Te bendigan Señor tus obras mismas Esposa Los mares, los ríos, las fuentes, Las aguas y cuanto en ellas Se mueve en tierra y en aire Ella y Música De peces, aves y fieras 35 Te alaben, y porque así Todos bendiciendo al Padre Hijo y Espíritu, sean Gloriosamente exaltados Tres personas y una esencia 40 223 224 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Ella y Música Alábente tus criaturas, Bendígante Señor tus obras mismas Gracia Cuanto me alegra de que A los cielos enternezcas Alabado en las criaturas 45 A Dios, como criador de ellas Sin que en tus mismos afectos Te exaltes ni te envanezcas Esposa [¿]Qué vanidad puedo yo Tener, si de la grandeza 50 De Dios es dádiva cuanto Me mueve, anima, y alienta? Si lo recibí, [¿]de qué Me he de gloriar? Pues es cierta Cosa que no es nada mío. 55 Todo es de Dios, él lo emplea En quien quiere y como quiere Y cuando quiere. Que ésta De su liberalidad Es la mayor providencia 60 Criarlo todo y darlo todo Sin que nadie lo merezca Porque todo es por su gracia Que eres tú. Gracia Muy bien reflejas 65 Y pues piensas de esa suerte Quiero hacerte una advertencia, Y es que al pasar por el Mundo No des los oídos atenta Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 70 75 80 85 A sus voces, porque son Tan de engañosa sirena Que encantando a los sentidos Tras si el corazón se lleva. Son tales que por los oídos Todo el afecto envenenan Y halagando con engaños Matan con lo que recrean Con los deleites inclinan Con la dulzura embelesan Con los placeres arrastran Y engañan con apariencias. Y así vive prevenida En no escuchar sus ternezas Porque si tú a tus sentidos Ir tras el Mundo los dejas Vendrás a ser en tu ruina Escarmiento de ti misma. Esposa Si ya el riesgo me previenes [¿]Qué peligro habrá que tema? Gracia El que trae con tus sentidos 90 Tu frágil naturaleza. Esposa Pues si la Gracia me asiste [¿]No será ella mi defensa? Gracia Si, más será ineficaz Si a la Gracia no cooperas. 95 225 226 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esposa Seré un Argos vigilante285 Que siempre a tu voz atienda. Gracia [¿]Y si el Mundo te divierte Y los sentidos te lleva? Esposa 100 Siempre tendré mis sentidos Prontos a la resistencia Gracia Mucho es lo que puede el Mundo Y yo temo a tu flaqueza. 120 125 130 Esposa Pero más puede la Gracia 105 En quien quiere obrar con ella Gracia Pues si con la Gracia obrares Y a los sentidos te niegas Tú serás feliz en todo. Y así, Esposa ésta es la senda Que se encamina a un jardín 110 De cándidas azucenas Donde para desposarte Dios como Esposo te espera. No su estrechez te horrorice Ni te acobardes al verla 115 Argos, en la mitología griega, un gigante con cien ojos, hijo de Zeus. Por orden de Hera. Argos prevenía que Zeus se acercara a la joven Io, que había sido convertida en ternera por Zeus para protegerla de Hera. Argos muere a manos de Hermes, comisionado por Hera. En esta línea, la esposa será vigilante como si tuviera muchos ojos. 135 140 145 285 150 Sembrada toda de espinas De abrojos y de malezas Porque para que los pises Sin que sus puntas te hieran Yo te llevaré sin riesgo Pero tú te has de hacer fuerza Para entrar sin cobardía Porque ésta es la senda estrecha De quien dice el Evangelio Que pocos entran por ella. A esta otra parte también Que corresponde a la izquierda Se divisa otro camino Que no quiero que tú veas Porque es el que lleva al Mundo Por la perdición eterna. Él es camino espacioso De frondosas alamedas Sembrado todo de rosas Todo lleno de florestas. Pero todo es un engaño Porque todo es apariencias Que aprecia una ceguedad Y un desengaño desprecia. Y así entre éste y entre aquel Hay distancias muy opuestas Porque éste lleva a la muerte Y aquel a la vida lleva. Éste siempre ofrece glorias Pero lo que da son penas; Aquel ofrece trabajos Pero el gozo en él se encuentra. Éste todo es esperanzas De bienes que nunca llegan Aquel siempre es posesión Del bien que el Alma desea. 227 228 155 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Éste es camino de muerte Aquel de la vida es senda. Y así para que huyas de éste Y para que aquel emprendas Tomemos por esta parte Hacia la senda la vuelta Esposa Guía tú, que con mis cinco Sentidos yo, Gracia bella 160 Te seguiré repitiendo Contigo en voces diversas Que en los cielos y en la tierra Te bendigan Señor, tus obras mismas Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 185 190 195 -Vánse-Sale el Mundo vestido de colores con guirnaldas de hojas verdes.- Mundo Estos fervores que inspira 165 La Gracia en la Esposa bella Cantando con alabanzas Del Criador las excelencias Son un presagio que me hace Entrar en graves sospechas 170 De que la Esposa ha de ser En los claustros de Teresa Quien pise mis vanidades Y quien de mí triunfe y venza. La Gracia siempre la asiste Con auxilios que la esfuerzan 175 Para que de mí se aparte Y a mis voces nunca atienda. La Esposa en todos sus pasos Siempre a la Gracia coopera 180 Y a quien coopera a la Gracia No es fácil que yo le venza. 200 205 210 215 Todo esto me hace temer Que aunque emplee todas mis fuerzas En pervertir a la Esposa No he de poder yo vencerla Pero, [¿]qué es lo que temo? [¿]Será la primer belleza Que le quite yo a la Gracia Y que mi astucia pervierta? [¿]Por ventura no es mujer, No viste humana flaqueza No la rodean sus pasiones No está a apetitos sujeta No tiene el fumes que inclina A todos los hijos de Eva? [¿]No goza el libre albedrio Para elegir lo que quiera. No tiene cinco sentidos Que son otras tantas puertas Por donde se entra a la muerte Si el cuidado no las cierra? Pues aquí de mi poder Aquí de mi astucia y fuerza Que no es invencible un Alma Mientras que vive en la tierra. Y así, caducos placeres, Y glorias perecederas En que los cinco sentidos Avaramente se ceban Vanos contentos del Mundo Que en transitoria apariencia Sois del corazón humano Hechizo que lo embelesa, Prevenid contra la esposa El imán de vuestras fuerzas Antes que a la religión La llame la Gracia misma. 229 230 220 225 230 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Que no es bien que su hermosura, Su discreción y sus prendas Pudiendo servir al Mundo Se encierren en una celda. Pero ella viene. Yo voy A prevenir mis cautelas En las dulzuras del canto Que a los Sentidos perviertan Para que mire la Esposa Para que la Gracia entienda, Para que todos conozcan Que a pesar de su defensa Mucho es lo que puede el Mundo Contra la humana flaqueza Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 250 Esposa [¿Qué] fatigas, si contigo No hay estancia que no sea Descanso, alivio y consuelo 240 Pues lo son hasta las penas? Gracia Todo con la Gracia es suave, Porque mira que si dejas Divertir a tus sentidos En las cosas de la tierra 245 Te han de acibarar el gusto Que hallas en las cosas buenas, E inclinándote a las malas Si no te precaves de ellas Vendrán a parar contigo En una infeliz tragedia. Y así para que ocupados En toda ocasión los tengas Prosigue en las alabanzas De Dios, que al cielo recrean Esposa 255 Si, haré, y pues a los sentidos La voluntad los gobierna, Con ellos proseguiré Cantando en distinta letra. -Adentro- -Vase-Salen la Gracia y la Esposa- Gracia Aquí puedes a la sombra Que hacen estas duras peñas 235 Desquitar con el descanso Las fatigas de la Selva. 231 Música Ven, esposa al Mundo ven 260 Donde todo es alegría Y donde todo es placer Esposa Pero [¿]qué Música es ésta Que ha podido suspender Todos mis cinco sentidos? Gracia 265 Mira que no te está bien Que la escuchéis. -El Mundo, sin salir, se pone al paño por la puerta del lado izquierdo del teatro en cuanto pueda verse y dice, encubierto allí.-286 Fray Mariano hace una acotación de mucho interés aquí. Se refiere a “la puerta del lado izquierdo del teatro” lo cual sugiere que el convento tenía un recinto dedicado al teatro o a funciones de carácter similar. Aunque esta referencia es de difícil comprobación merece tenerse en cuenta. 286 232 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Mundo Desde aquí Sus movimientos veré Para poner los reparos 270 Cuando fueren menester. Ella está considerando Que la Gracia dice bien, Y así para divertirla Cantad, cantad otra vez. Música 275 Ven, y será tal dicha Que a tu gusto prevendré Que en materia de envidiar No tendrá tu deseo qué. Gracia Nada escuches Esposa 280 Pues en oír [¿]Qué peligro puede haber? Gracia [¿]No ves que es curiosidad Y la curiosidad fue Quien hizo perder la Gracia 285 A la primera mujer? Mundo Muchos auxilios le da La Gracia, y así poned Nuevo atractivo en la voz Que la incline de una vez. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Música 290 Ven pues te llaman los gustos A gozar de tanto bien Que hasta las felicidades Sean escabel de tus pies Esposa ¡Qué suavidad, que dulzura 295 Y que fuerza para atraer! Gracia Que no quieras escuchar Vuelvo a decirte Esposa [¿]Por qué? Gracia Porque quien busca el peligro 300 Cierto es que perece en él. Mundo [¡]Ay, Gracia, y cuanto trabajas En quererla defender! Cantad, otra vez, cantad Música Ven, esposa, al Mundo, ven 305 Donde todo es alegría Y donde todo es placer Esposa Todo el afecto me arrastra Esta voz, ya [¿]qué he de hacer? Hace que se va. 233 234 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Gracia [¿]Dónde vas? Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Tanta indómita altivez Me arrastra tras mis sentidos. Esposa 310 Tan sin sentidos estoy Que apenas lo sé. Gracia Mira que ese Mundo cruel 330 Quiere engañarte, no has de ir. Gracia Detente. Esposa Quita, que después vendré A buscarte. Esposa [¿]Cómo es posible no seguirlos? Gracia 315 Mejor si te escandalizan Tus ojos, sacarlos, que Dejarte escandalizar. Gracia Y [¿]de qué sabes si hallarme podrás después? Esposa [¿]Por qué no? Esposa Esa es piedad muy cruel Gracia 335 Porque la Gracia es más fácil De perder, que de cobrar Gracia Mira. Esposa [¿]Cómo? Esposa 320 Aparta. Gracia Como Puede el que quiebra la ley 340 Perderme por sí, y sin Dios Hallarme por sí no puede Gracia Advierte. Esposa En vano Me procuras detener Que aquella dulzura, aquella 325 Sonora Música, aquel Prodigio ve avasallar Esposa Si mis sentidos me llevan Tras sí, ¿qué puedo yo hacer? 235 236 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Gracia No irte tú tras tus sentidos 345 Sino obligarlos a que Ellos se vengan tras ti. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Gracia Si, más podré suspenderle, Porque libre siga a quien Le dictare su albedrio. -Se retira la Gracia un poco, como que quiere irse- Esposa [¡Ay] Gracia tú dices bien No quiero seguirlos, no. Dentro Música Ven Esposa al Mundo, ven 350 Donde todo es alegría Y donde todo es placer Esposa [¿]Dónde todo es alegría Y donde todo es placer? Perdona que estos acentos 355 Me arrastran segunda vez. Gracia [¿]Quién puede hacer que ellos puedan Tu alto espíritu mover Más que mis suspiros? Esposa 370 [¿]Te vas? Gracia No. Esposa [¿]Pues eso qué es? Gracia Que temas, no dé la Gracia Atrás los pasos que dé 375 Hacia delante la culpa Que ella, y yo, no puede ser Que estemos contigo iguales. Esposa Donde me incline, no sé. -Sale el Mundo- Yo. Gracia 360 Pues [¿]como tu Mundo infiel Si está conmigo la Esposa Te le atreves? Mundo Como siempre, Que afecta a mi afecto esté 365 No me podrás tu cerrar La entrada que ella me dé. Música y Mundo Donde todo es alegría Y donde todo es placer. 380 Gracia Mortal no ese dulce engaño Te detenga, tras mí, ven. -Llora la Gracia- Esposa Si haré, que ese llanto imán Es del alma. 237 238 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Mundo 385 Bien se ve Que estás ciega. Gracia Si nos crees, ay de ti. Esposa [¿]En qué? Esposa [¿]De qué calmado bajel 405 Se oyó ser Música, y llanto La rémora de sus pies? Mundo En que vas Baldonando de tu ser 390 A donde mortal te llama. Gracia [¿]No es piedad de amante fiel Si tú de lo que es, la olvidas Acordarle yo lo que es? Esposa Dices bien, y pues mortal 395 Soy, la Gracia seguiré. Mundo Eso es serlo ahora, pudiendo Dejarlo para después. Esposa También dices bien tú. Gracia El tiempo no da fianzas 400 De que ha de esperar. Música y Mundo Ay de ti si sus engaños Crees. 239 -Llora- Mundo Breve es tu ser, no malogres Lo florido de tu ser. Gracia No por deleitar lo breve 410 Lo eterno pierdas. Esposa [¿]Qué hare? Gracia Sígueme a mí. Esposa Ya te sigo. Pero en tu senda se ve Una estrechez que está llena 415 De espinas y de aridez. -Córrese la cortina y se descubre el camino de la Gracia, que es el bosque.- Mundo Pues sigue esta otra. -Córrese la cortina del otro lado y se descubre el camino del Mundo, que es el jardín.- 240 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Esposa Si haré. Pues por la que tú me llevas 420 Es un hermoso vergel. Gracia No le sigas. -Llorando- Mundo No la veas. Gracia Ven tras de mí. Música y Mundo Tras de mí ven, 425 Donde todo es alegría Y donde todo es placer. Gracia y Mundo [¿]En fin a qué te resuelves? Esposa A ir pues me dais a escoger A donde todo es contento 430 A donde todo es placer. -Vase la gracia y córrese la cortina del bosque.- 435 Pues fuera necia en dejar Lo que es, por lo que ha de ser. Guía pues que ya a ti te sigo. Tú, perdona, [¿]mas con quién Hablo? [¿]Qué se hizo de la Gracia? -Quítanle desde la cortina la vestidura blanca y la corona con brevedad.- Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Mundo Sin ser sentida se fue Pero no te desconsuele Su ausencia, alégrete el ver Desde aquí de mis jardines 440 Ya el florido abril en quien Hallaras tan bien hallados Tus sentidos, que me des las gracias Pues ya gustosos Te están dando el parabién 445 De que te vengas tras ellos. Esposa Pues di que no me los den Sino es de venir contigo Que entonces caerá más bien El que la Música diga. Música 450 Ven Esposa al Mundo, ven Donde todo es alegría, Y donde todo es placer. Mundo No cantéis más, que quiero Que me dejéis a mí Proseguir con la Esposa Lo alegre del festín. Ven, pues, enhorabuena Y goza de este país Donde dichosa vivas 460 Sin llegarte a afligir La ausencia de la Gracia Que dejaste para mí. Y si esto te entristece Te sabrán divertir 241 242 465 470 475 480 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix En fuentes, el cristal En flores, el matiz. Este jardín te alegre Cuya menor raíz Da en hojas de esmeralda Claveles de rubí, Aroma es de coral Cada flor carmesí, Zafiro, cada lirio Oro cada alhelí Siendo de cada aurora Perla cada jazmín Que se engendra al llorar Y se cuaja al reír. En él a todas horas Tendrás tras el festín Los gustos ciento, a ciento Las glorias mil, a mil. Esposa Contigo, Mundo hermoso, Siempre espero vivir 485 Tan feliz que no pueda Pasar a más feliz. Mundo Pero como las glorias Que firmes te ofrecí Son glorias momentáneas 490 Todo se acabó aquí. Y para que conozcas Palpablemente en ti El pago que da el Mundo A quien le sigue, así 495 Refleja en tu conciencia Y en ella has de advertir Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 500 Un torcedor tirano Que es lo que yo te di Y para que lo sientas Más vivo, repetid Vosotras aquel canto En el cual infundí Los ayes del dolor Y decidle. Mundo y Música 505 Ay de ti. Esposa Ay de mí. Mundo y Música Que al quedar sin la Gracia. Esposa Que al quedar sin la Gracia. Mundo y Música Te queda que sentir. Esposa 510 Me queda que sentir [¿]Qué es esto, cielos? Mundo Es cerrar para ti Los mismos cielos, viendo Que ofendidos de ti Dejaste a la gracia 515 Para seguirme a mí. 243 244 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Esposa Pues [¿]cómo ingrato Mundo Por qué a tus voces oí Con esto me has pagado? Mundo 520 Pregúntatelo a ti Que al quedar sin la gracia Te queda que sentir. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 540 Que a no animar anima Y vive a no vivir. Música Ay de ti. -Estribillo [?]- Esposa Ay de mí Que al quedar sin la gracia 525 Me queda que sentir. [¿]Qué miserable torpeza Es la que ha entrado en mí Que no permite, ay triste, Ni hablar ni discurrir? Esposa Estatua viva soy, Pues tengo (ay infeliz) Ojos para no ver, 545 Oídos, para no oír, Labios, para no hablar, Plantas, para no huir, Para no tocar, manos Para no discurrir, 550 Entendimiento; en todo Soy una estatua. Música 530 Ay de ti, que al quedar sin la Gracia. Te queda que sentir. Mundo Así en ídolos de bronce Te definió David.287 Esposa Que letargo mortal Este traidor motín De sentidos me deja 535 Tan sin mí misma a mí. Esposa Tirano cruel, sangriento 555 Mundo, mil veces vil. [¿]Por qué para llorar Me alegraste con reír? Música Ay de ti. Mundo Porque lo uno es atraer 560 Y lo otro es destruir Y para que lo veas. -Estribillo [?]- Esposa Trabado el corazón Late tan sin latir 245 287 2 Reyes: 18:4, Apocalipsis 9:20. En varios pasajes de la Biblia se alude a ídolos de bronce como ídolos falsos. 246 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix -Se apagan a un tiempo las luces que alumbran el jardín para que quede oscuro, y sin distinguirse las flores.- 565 570 575 580 (Pues nunca cegar vi Para no ver desdichas) Vuelve a ver el pensil Que tan florido vistes Y verás que dio fin De sus caducas flores El purpúreo matiz. Convertido ya en nada Todo el florido abril Pues toda su hermosura Se acabó, porque así Se acaba cuanto el Mundo Ofrece con su ardid. Y pues ya muda estatua Serás de este jardín Ven, mortal, mientras yo Por todo su confín Siembro plantas que broten Espinas para ti Porque ellas sean el pago Que te doy. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Mundo Sus voces confundid 590 Con las vuestras, no le oiga. Música Ay de ti. Esposa [¿]Cómo ya he de vivir[?] Música Ay de ti. Esposa Entre brutos sentidos. Música 595 Ay de ti. Esposa Para solo morir. Música Ay de ti. Música y Esposa Ay de mí, que al quedar sin la Gracia Me queda que sentir. Mundo No tienes que clamar Ven, pues a vivir. Sola la Esposa No queda, pues me queda 585 Vida para pedir Perdón al Cielo, y él Se dolerá de mí Al verme tan postrada. El y Música 600 Entre brutos sentidos Para solo morir. -Vanse por el jardín. Se cierra la cortina y sale la Gracia por la puerta del bosque.- 247 248 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Jornada 2ª -Dice la Esposa dentro los primeros versos y luego sale la Gracia repitiéndolos.Esposa Ay de mí, que al quedar sin la Gracia 1 Me queda que sentir. -Sale la Gracia- Gracia Ay de mí, que al quedar sin la Gracia Me queda que sentir. Voces de la Esposa son 5 Que su desgracia lamenta O como desea la Gracia Consolarla en tanta pena Triste su desdicha llora Trémula la voz se queja 10 Pesarosa se lastima Y su libertad no encuentra Pero si está sin la Gracia [¿]Qué ha de hallar sino cadenas? ¡Ah Mundo tirano y vil 15 Que tú la pusiste en ellas Previniéndole los lazos En la voz de tus ternezas! Triunfaste así de la Esposa Afeaste así su belleza 20 Borraste así su hermosura Y manchaste su inocencia. Pero, con todo, traidor, Yo haré contra tu cautela Que triunfe de ti la Esposa 25 Como tú triunfaste de ella. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 249 Y porque lo veas más presto Virtud de la Penitencia. -Sale la Penitencia vestida de un cilicio con guirnaldas de espinas.- Penitencia [¿]Qué me quieres? Gracia Qué pues tu 30 Con mi eficacia remedias Los males del alma, haciendo Que a Dios contrita se vuelva, Veas a la Esposa, y le inspires Tus alientos con que pueda 35 Clamar a Dios de tal suerte Que a Dios y al cielo enternezca Penitencia Si, haré, y para mostrar que Mi voz cuando triste suena Es Música para oír a Dios. 40 Ha de ser de esta manera. -Vase- Gracia Y tú, Señor, en quien siempre Resplandece la clemencia Pues compadecerte sabes De las humanas miserias 45 Desciende de las alturas Y porque a tu Esposa veas En la miseria que yace Y oigas las piadosas quejas Con que te clama, los ojos 50 Vuelve a la lóbrega esfera -Córrese las cortinas del jardín- 250 55 60 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix De ese caduco jardín Y mira allí cuan deshecha Tu imagen está, y cuan brutos Sus sentidos cuando emblema Del pecador, con lo mismo Que le alegan le atormentan Y pues en lo racional Del alma, siempre le queda El uso, al libre albedrio Oye como se lamenta. -Córrese la cortina del jardín donde se dijo arriba y en él se verá la Esposa sentada al pie de un árbol seco en acción de tristeza, pero el jardín sin la hermosura que antes, sino lóbrego y sin más luces que la que baste a que se vea la Esposa. Saldrá a su tiempo, por dentro del jardín, la Penitencia. La Gracia se queda fuera del Teatro, a la izquierda del jardín.- Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Ella y Música Gime, suspira, llora, confía y espera Pues te inspira tu voz la penitencia. Sale el Mundo No hará tal, pues también yo 75 Pues que Dios me da licencia Sobre todos sus sentidos Sabré impedirle la lengua. Gracia -Aparte80 No podrás porque a la gracia Tanto más ella se acerca Cuanto más la dispusiere La voz de la penitencia. -Vase- Esposa Ay infeliz288 de mí [¿]Quién dará alivio a mis penas Cuando me falta la gracia? -Sale la Penitencia- Penitencia Yo que soy la Penitencia 65 Pues interviniendo yo Por grande que sea la ofensa Al instante Dios la olvida Y no se acuerda más de ella. Y así, levántate Esposa, 70 Y desata la cadena -[Al margen Atiende a mis suspiros]De tus yerros con el llanto. 288 Infelice en el original. Penitencia Rompe ya la voz, Esposa Para que a Dios enternezcas Pues el mismo Dios ha dicho 85 Que hasta los cielos se alegran Cuando ven a un pecador Arrepentido en la tierra Y así, para que esto logres. Ella y Música Gime, suspira, llora, confía, espera 90 Pues te inspira su voz la penitencia. Esposa Inmenso Dios, de mi te compadece Al verme envuelta en mi mortal discordia No según que mi culpa lo merece Sino según tu gran misericordia 95 251 252 100 105 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Y según el número que ofrece De tus miseraciones la concordia Por tu piedad, del libro de los días Borra, Señor, iniquidades mías Con amplia gracia; pues tu gracia ha sido La viva fuente de inmortal pureza. Lava las manchas en que me ha tenido El lodo vil de mi naturaleza, No porque yo lo tengo merecido Sino porque conozco mi flaqueza Y confieso que siempre conjurado Va contra mí conmigo mi pecado. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 125 130 Penitencia y Música Gime, suspira, llora, confía, espera Pues te inspira dolor la penitencia. 135 Mundo Ay infeliz de mí 110 Que ya es preciso acaben Las ruinas de la Esposa Y empiecen mis pesares. 140 -Sale el Esposo vestido de Nazareno con su cruz y su corona de espinas y soga. Empieza a salir poco a poco desde que empieza la Esposa a decir las octavas de manera que saliendo por la puerta del bosque llegue al jardín cuando acabe la Esposa, y hará lo que dicen los versos, e irá como escuchando con atención.- Esposo Perdida Esposa mía Que ingrata me dejaste 115 Por seguir de ese Mundo Los placeres falaces, Mira lo que me cuestas Pues si en desdichas tales 120 Te perdí como Esposo, 145 Te busco como amante. No solo por ti al suelo Quiso mi amor que baje. Mas por ti también quiero Que hasta la muerte pase, Para cuyo camino Ha dispuesto que labre Esta cruz que en el hombro Agobiado me trae. En ella van tus culpas Para que yo las pague. Y es tanto lo que pesan Que llegan a agobiarme. Tres veces me hizo caer Su peso formidable Para que de tus caídas Quieras tu libertarte. Tan llena está de abrojos La senda que dejaste Que al pisarla la voy Regando con mi sangre. Más, aunque áspera sea Y esta cruz sea tan grande En ella me has de ver Levantado en el aire Para que así conozcas En finezas tan grandes Que di por ti la vida, Que morí por salvarte. -Vase por el bosque- Esposa 150 Estoy tan sin aliento Al verle y escucharle Que lánguidos los pulsos Intercadentes laten. 253 254 155 160 165 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Oye, Señor, espera, No así de mí te apartes. Más, ay de mí, que ya Para que me oigas es tarde. Fuese, dejando a un tiempo Conmigo dos pesares Uno de haberle visto Otro de no mirarle [¿] Quién dará agua a mis ojos Para llorar a mares La pena de haberse ido Y el riesgo de no hallarle? Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 190 195 200 Penitencia Si tu buscarlo quieres Fácil será que le halles Como sigas sus pasos Por breñas y zarzales. 170 Aquella senda estrecha De que tú te apartaste Es por dónde camina Solícito a buscarte. Si allí de sus pisadas Quisieres informarte, 175 De él te irán dando señas Con que puedas hallarle, Porque verás en todas Tan frescas las señales. 180 Como que donde pisa Va dejando su sangre Te dirá cada huella Con su mudo lenguaje Que por allí pasó 185 Derramando corales, Y que iba con suspiros Enterneciendo el aire Al Monte de la mirra Para morir de amante. Que tal vez fatigado Volvía el rostro a buscarte Como el pastor que busca A la ovejuela errante. Y así si por las señas Te animas a buscarle Yo guiaré tus afectos Por sendas y por valles. Ven, y porque tus voces Penetrando los aires Lleguen hasta sus oídos En penitentes ayes. Ella y Musica Llora, gime, suspira, Confía, y espera, Pues te inspira dolor 205 La penitencia. Esposa Si tú tanto me animas [¿]Quién podrá acobardarse A seguirte en su busca Por montes, y por mares? 210 Y hasta hallar a mi Esposo Que remedie mis males No cesaré de enviarle Al cielo mis gemidos Que muevan sus piedades. Mi corazón al fuego 215 Que en ardores lo inflame. Mis ojos a las fuentes Que aumenten sus raudales. Y al viento mis suspiros 255 256 220 225 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Que pueblen esos aires. Y así guía Penitencia Por donde tú ordenares. Y tú, Mundo, que fuiste La causa de mis males Queda para desprecio Pues eres tan infame -Vanse- Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Mundo No lo confieso, antes bien A pesar tuyo has de verla Volverse otra vez al Mundo 250 Por más que la favorezcas. Gracia Tú verás tus arrogancias A sus mismas plantas puestas. Mundo Y vosotras, esperanzas Que oís este ultraje, y afrenta, Bien podéis morir, pues yo 230 Muero de dolor y pena. Mundo Y tú verás tus auxilios Frustrado con mis cautelas. Sale la Gracia ¿Qué has visto Mundo en la Esposa Que tan confuso te quejas? Gracia 255 Yo haré para confundirte Que aprisionado en cadenas Sirvas de triunfo a la Esposa En los claustros de Teresa. Mundo Que gime, suspira y llora Que Dios se conduele en ella. 235 Que tú le das tus auxilios, Que ella con ellos coopera, Que ya se aparta de mí, Que sigue a la Penitencia, Que va a buscar a su Esposo, 240 Y, en fin, que a mí me desprecia. Gracia Luego, según lo que dices Ya claramente confiesas Que si creías poder mucho Contra la humana flaqueza 245 Puede más que tú la Gracia En quien coopera con ella. 257 -Vase- Mundo Primero me iré al abismo 260 Que yo tal baldón consienta. -Vase-Sale[n] la Penitencia y la Esposa por la puerta que corresponde al jardín, accionando lo que denotan los versos. Se irá para el bosque poco a poco, en donde estará un crucifijo grande levantado, y a sus espaldas, o al paño, estará encubierta la que hace al Esposo para que hable por el crucifijo a su tiempo.- Esposa [¿]Posible es que no he de hallarte Después que llegué a perderte Y que no merezca el verte Cuando he salido a buscarte? 258 265 270 275 280 285 290 295 289 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix [¿]Dónde has llegado a ocultarte Que no te encuentra mi amor? [¿]Dónde descansas, Señor, Reclinado al medio día Que te busca la fe mía Y no te halla mi dolor? Hijas de Jerusalén, Decidme a donde se esconde Que le llamo y no responde Le busco, y no hallo a mi bien. Y si vosotras también Como yo a buscarle vais, Decidle si lo encontráis Que estoy enferma de amor, Y explicadle mi dolor Si por ventura le halláis.289 Pero aquí según yo creo Veo sus huellas estampadas Mas, [¿]si serán sus pisadas O me engañará el deseo? Si, ellas son, y en ellas veo Como hermosas clavellinas La sangre que las espinas Al ir por ellas pasando Iban con crueldad sacando De aquellas plantas divinas. Más allá distingo yo El rastro que hizo la cruz Si, pues se ve a buena luz Que aquí con la cruz cayó. Aquí ya se levanto Y aquí siguen ya sus huellas. Fray Mariano, de nuevo, se inspira en el Cantar de los Cantares. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Penitencia [¿]No te dije que por ellas Lo habías de hallar? Esposa Es así. Penitencia 300 Pues ya lo tienes aquí. Para escuchar tus querellas. Esposa Ya que en tus heridas miro Señor, mi delito atroz Y con silenciosa voz Culpando estás mi retiro 305 Ya que en tu presencia admiro La razón tan de tu parte Que aún para llegar a hablarte Me confunden tus respectos, Oye, Señor, mis afectos 310 Pues vengo a desenojarte. Las tinieblas de un engaño Me cegaron la razón Mas ya miro mi traición Viendo en tí mi desengaño. 315 Ya veo Señor cuan extraño Fue mi error en ofenderte Más que cuando llego a verte Es esa cruz por mi amor Me oprimo con el dolor 320 De haber llegado a perderte. Pródiga fui de tus penas Pues veo que con mi pecado El tesoro he disipado Que veo correr de tus venas. 259 260 325 330 335 340 345 350 355 360 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Más, si están Señor, tan llenas De piedad para templarte Como Padre has de mostrarte Cuando llego yo a pedirte Con el deseo de servirte Y con el fin de agradarte. [¿]Qué importa que a mi esperanza Se le oponga mi malicia Si yo sé que tu justicia Se paga de la confianza? Y así pues ésta me afianza En tu piedad, feliz suerte, Confío en ti que he de deberte Viéndome a tus pies rendida Qué pues convidas con vida Le des a mi muerte, muerte. Todo lo aseguro en ti, Pues desde esa cruz sagrada Con la cabeza inclinada Me estás diciendo que sí. Y así no apartes de mí Tu rostro, y para agradarte Dame tal fe para amarte Que atenta solo a seguirte Pueda sin cesar servirte Y después, sin fin, gozarte. Pero si el llegar a verte En la vida, y muerte estriba Haz que muerta al Mundo viva Para que viva en la muerte. Y así para no perderte Tus huellas quiero seguir. No quiero al Mundo vivir Porque al fin lo he de dejar Ni sus glorias quiero amar Porque al fin he de morir. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 365 370 375 380 385 390 Dame esos brazos de Amigo Pues los mira la atención Abiertos para el perdón, Clavados para el castigo. Y si con llorar te obligo Y el llanto a mi bien conviene, Ya el alma llorar previene Hasta que venga la muerte. Y propongo no ofenderte. Mas, entretanto que viene, No mires de mi pecado La ingratitud insolente, Sino a esa perenne fuente Que miro yo en tu costado. No mires que he despreciado Tu muerte con mal vivir Sino mira que al morir De ella heredera me hiciste Y que al fin por mi moriste Porque yo pueda vivir. De tus pies no he de apartarme Como allá la cananea Hasta que inclinada vea Tu piedad a perdonarme Con ellos he de abrazarte Para enternecer tu amor, Esposo, mi bien, Señor, Pues viendo estás mi quebranto Enternézcate mi llanto Y muévete mi dolor. Esposo Tanto me han enternecido Las lágrimas de tus ojos Que he borrado mis enojos Y el corazón me han herido. 261 262 395 400 405 410 415 420 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Ellas son las que han podido Hacer feliz tu desgracia Porque es tanta la eficacia De tu llanto y tu dolor Que han obligado a mi amor A restituirte la gracia. Levántate Esposa mía Que si permití tu caída Fue para que arrepentida Me dieras esta alegría. Tú has dado al cielo un buen día Con tu llanto y desconsuelo Porque cuando acá en el suelo Hace un alma penitencia Se llenan de complacencia Mis ángeles en el cielo. Desde hoy con tales primicias Será para mí tu pecho Mi florido y casto lecho En que tengas mis delicias. Y así pues en mis caricias Se ha mudado tu desgracia Y ves cuanta es la eficacia De mi piedad amorosa. Queda en paz amada Esposa Pues ya quedas en mi gracia. -Si pudieren poner de las vigas una carretilla, subirán por ella el Santo Cristo luego que diga el último verso. Si no pudiere ser, se correrá la cortina, de modo que queden fuera de ella, la Esposa, la Gracia y la Penitencia.- Gracia Ya Esposa estás perdonada Y de la gracia asistida. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 263 Penitencia Ya de Dios favorecida Estás, y de mi amparada Gracia 425 Y así, pues, de ti se apiada [¿]Qué dices de su piedad? Penitencia Y así pues ves su bondad, [¿]Qué le dices a su amor? Esposa Que esclava soy del Señor 430 Que haga en mí su voluntad. Que cuanto en mi puede haber A Dios lo he de consagrar. Que en mí ya no se hallar Más querer que su querer 435 Y que para merecer El verme unida al señor Tú inflames, Gracia, mi amor Con su adorable presencia, Y tú amada Penitencia 440 Que ordenes a él mi dolor. -Vanse, y ya desde que se cerró el bosque al crucifijo y el jardín del Mundo, ha de haber mudado, o quitado lo que sirviere para el Monte Carmelo, y puéstolo detrás de él, y este estará prevenido para descubrirlo a su tiempo.- 264 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Jornada 3ª -Salen después de algún entremés con Música, la Gracia, la Esposa, y la Penitencia.Esposa No quiero más que buscar 1 Mi felicidad en Dios Y así inspiradme las dos Los medios que he de tomar. Gracia Pues lo que importa es dejar 5 Al Mundo y a sus contentos Penitencia Pues todo él es detrimentos Sus peligros debes huir. Esposa Bien, [¿]a dónde tengo de ir?290 Penitencia y Gracia Óyelo en estos acentos 10 Dentro Música Venid, venid al Carmelo Si buscáis la perfección Pues solo en la Religión Se goza en la tierra el cielo. Esposa [¡]Ay Dios con cuanto consuelo 15 Esas voces me han dejado 290 Escribe aonde. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Toda el alma me han llevado Todo mi afecto han movido! Gracia Pues Esposa, si esto es oído [¿]Qué será experimentado? 20 Dentro Música Allí no hay riesgos ni males, Pues todo el mundo confiesa Que en los claustros de Teresa Solo hay gozos celestiales. Penitencia Es verdad, porque son tales 25 Sus glorias si a ellas te inclinas Que aun las que allí son espinas Las convierte Dios en rosas Porque les da a sus Esposas Consolaciones divinas. 30 Música Allí el pesar no es pesar Ni el sentir es padecer Pues lo convierte en place El alma que sabe amar. Gracia Así es porque el tolerar 35 Cualquier tribulación, Como se halla el corazón En amores inflamado Padecer por el amado Más es gozo que aflicción. 40 265 266 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Música Allí el gozo siempre mora Con la misma Penitencia Porque la buena conciencia Siempre gozos atesora. Penitencia Así es porque aun cuando llora 45 Es del gozo que le inflama Porque es tan dulce la llama Del amor que le divierte Que dulces lágrimas vierte Tanto más cuanto más ama. 50 -Sale la Religión vestida de Religiosa con báculo pastoral y guirnalda de flores moradas.- Religión Allí es adonde triunfantes 51 Multiplicando sus palmas Triunfan del Mundo las almas Siguiendo al esposo amantes Y así almas que andáis errantes 55 Por los placeres del suelo Ella, y Música Venid, venid al Carmelo Si buscáis la perfección Pues solo en la Religión Se goza en la tierra el cielo. 60 Esposa Tan pendiente la atención Ha estado de esos acentos Que no hay ya más pensamientos En mí, que la Religión. Ella sola el corazón 65 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 70 267 Me ha llenado de placeres Y tú que el alma me hieres Con tu honestidad modesta Perdona si soy molesta, [¿]No podré saber quién eres? Religión A satisfacerte voy Más, para darme a entender Te diré quién me dió el ser Para decirte quien soy. Mi Padre (que vive hasta hoy 291 75 De sus glorias coronado Pues de añadir no ha dejado Méritos a su laurel) Fue el mayor hombre de Israel De Dios el mayor privado 80 Dióle a su merecimiento Dios por imperio en la tierra Cuantos límites encierra El agua, el fuego, y el viento. Domicilio de su asiento 85 Fue el Carmelo, donde tantas Victorias alcanzó, cuantas Al impulso de su celo Vengando agravios del cielo Cortó rebeldes gargantas. 90 Todo a su voz fue obediente Sin resistirle arrogantes Ni las nubes por distante Ni por undoso el torrente Porque Jordán reverente 95 Le dio paso enjuto el suelo Lo que sigue es un elogioso resumen de la vida de Elías, presunto fundador de la Orden del Carmelo. Ver Reyes, 1:17; 1:18, 19; 2:7-8; 2: 11. 291 268 100 105 110 115 120 125 130 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Y su celoso desvelo Castigando rebeldías Por tres años y más días Cerró los diques al cielo. Así cercó a todo Israel Batiendo para escarmiento El fuego de su ardimiento Contra la dureza infiel Hasta que desde Israel (Rendido ya el enemigo) Trayendo al Rey por testigo De quedar la fe triunfante Con una lluvia inundante Puso término al castigo.292 Nunca el riesgo pudo hallarle Pues vivió en si tan seguro Que en su espíritu el muro Más fuerte para guardarle, Y así el que intentó agraviarle Trágico escarmiento hallaba, Pues como el fuego le daba Vasallaje a su obediencia. Era su voraz violencia Quien sus injurias vengaba. Así la osadía venció Que desbocada corría, Y así de la idolatría Gloriosamente triunfó. Todo así lo ejecutó Con tanto merecimiento Que dejando por aumento De la fe su Religión Le dejó a la obstinación Por padrón el escarmiento. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 135 140 145 150 155 160 165 292 Santiago 5:17. Fue, en fin, su poder tan fuerte Que en cuanto el tiempo admiró Fue el primero que triunfó Del imperio de la muerte, Porque él la estrechó de suerte Luchando a brazo partido Que estando con ella asido Cuerpo a cuerpo y mano a mano Se dio el imperio tirano De la muerte por vencido. Con esta victoria rara Fue la muerte tan corrida Que no se atreve a su vida Por no mirarle la cara Y así, aunque el arpón dispara A cuantos el orbe encierra Con mi padre no abre guerra Pues rendida le entregó El reino que le usurpó Al primer hombre en la tierra. Fuese a él mi padre de asiento Para reinar siempre en él Y al ausentarse de Israel Le sirvió todo elemento. La agua dio paso a su intento Contra su corriente undosa. La tierra en la deliciosa Región, corte le previno. El aire le dio camino Y el fuego le dio carroza. Eran seis volantes brutos Los que del carro tiraban Batiendo cuando volaban Por Atlas los pies enjutos. Tan del rayo substitutos Que al hollar del aire el lleno 269 270 170 175 180 185 190 195 200 293 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Parecían tascando el freno Y haciendo en el tiro ensayo Los brutos viviente rayo Relámpago el carro, y trueno Así se partió surcando Con el vuelo transitorio El dorado promontorio De nubes que iba abrasando. Y como el irse elevando Todo el cuerpo disminuya A los ojos parecía En el ardiente fanal Salamandra racional O Fénix que renacida. Llegó al paraíso feliz Trocando el carro de ardores Por alcatifas de flores293 En donde sus plantas pise. Allí para que eternice El triunfo último que aguarda Ningún riesgo le acobarda Porque aunque vive en la tierra Todo lo feliz encierra Todo un querubín le guarda. Éste que así te he pintado Para hacer sus glorias mías Es el portentoso Elías Y quien a mí el ser me ha dado. Éste es el que en mi ha dejado Su instituto y profesión, Y así, si has dado atención A cuánto te he referido Por ello habrás entendido Que [yo] soy su Religión. Alcatifa: Tapete o alfombra fina. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esposa Deja que a tus pies postrada -Híncase- 205 210 Te los bese enternecida Para que en ellos te pida Me admitas en tu morada. Y pues miras cuan deseada Estás en mi corazón No deseches Religión Mi petición fervorosa Pues para ser religiosa Me has traído tú la ocasión. Religión Levanta Esposa del suelo Pues viniendo con la gracia Fuerza es que tenga eficacia Tu vocación al Carmelo. Esposa Mil años te guarde el cielo 215 Para honrar su Providencia. Religión Levanta, que es consecuencia -Levántase la Esposa- 220 De ser buena Carmelita El traer quien lo solicita Consigo a la Penitencia. Y así, ya estás admitida A los claustros de Teresa. Ven, y seguirás la empresa Que tanto bien te convida. Gracia 225 Yo hare que de mí asistida Seas para Dios fiel Esposa 271 272 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Penitencia Y haré yo, que fervorosa Seas tan hermosa a sus ojos Como es el nardo entre abrojos 230 Y es entre espinas la rosa. Esposa Y yo humilde y reverente Seré para Dios amante Para ti seré constante -a la Gracia- Para ti seré obediente -a la Penitencia235 Para ti seré obediente -a la Religión- 240 Para el silencio, callada Para el trabajo, humillada Para mi llanto, gemido Para el Mundo seré olvido Y para mí, seré nada. -Vanse-El Monte Carmelo ya debe estar pronto e iluminado, y se ha de haber quitado la cortina que lo cubría, y la que dividía el jardín del bosque. Todo lo cual deben haber dispuesto las que no salen al Teatro, mientras las que han estado allí, están representando desde que se acabó el jardín y el bosque, para que no haya ahora falla. Salen la Religión, trayendo de la mano a la Esposa, tras de esta siguen la Gracia y la Penitencia, que traen prisionero al Mundo, o con unas cadenas en cada brazo, o con una soga, el cual traerá en la mano derecha una palma, una azucena, una corona. En la izquierda traerá el vestuario para la Esposa con este orden: inmediatamente a la mano, el velo; encima de este, la capa; luego la toca; encima los cacles, luego la correa, y encima el hábito para que comenzando por el hábito a vestir a la esposa siga todo por el orden de los versos sin enredarse, y que sea el vestirla con la mayor Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 273 brevedad para que no haya mucha interrupción de verso a verso, porque no se gusta así.-294 Religión Aquí entre seguridades Hallarás con los consuelos Dulce mansión a tu vida Feliz logro a tus deseos. Gracia 245 Aquí, fiel, amante Esposa Segura ya de los riesgos Tu espíritu quedará Más libre cuando más preso. Penitencia Aquí vestirás las ropas 250 Que te da tu Esposo mismo Porque con el sayal triunfes Del Mundo y sus devaneos. Mundo Y aquí infeliz en perderte Me entregaré yo al despecho 255 De sentir con mi dolor Tus triunfos y mi desprecio. Esposa Feliz el día y el instante En que hallé el seguro puerto De la religión, en donde 260 Paró el bajel de mis yerros [¿]Ya está todo? 294 Fray Mariano hace una segunda alusión al teatro, ya mencionado en la Primera Jornada. Se refuerza la noción de que las Carmelitas tenían un teatro propio dentro del convento. 274 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Religión Todo ya Prevenido lo tenemos Y el mismo Mundo que dejas 265 Viene a servirte trayendo Túnica, correa y sandalias. La toca, la capa y el velo, Palma, azucena y corona Porque de él triunfes con ello. Gracia 270 Yo que la primera fui En adornar para el cielo El alma, también daré. -Toma el hábito que trae el Mundo y se lo pone con brevedad.- El primer adorno al cuerpo Y le pondré a la Esposa única. -Híncase la Esposa- Ella y Música 275 La túnica. Gracia Y porque fiel siempre sea. Ella y Música Correa. Gracia Dejando ámbares y algalias.295 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Ella y Música Sandalias. Gracia 296 280 Y así las cumbres castalias Celebraran su entereza Pues viste ya de Teresa. Ella y Música Túnica, correa y sandalias. Penitencia Yo que la purifiqué 285 Con el dolor de sus yerros Y sus pasos dirigí Por el arrepentimiento Pondré en ella pues me toca Ella y Música La toca. Penitencia 290 Trocando en júbilo el llanto. Ella y Música El manto.. Penitencia Porque solo miro al cielo. Ella y Música El velo. Cumbres Castalias: Perteneciente o relativo a Castalia, fuente cercana al santuario de Apolo en Delfos. Allí se zambulló la ninfa Castalia huyendo de Apolo. Significa castidad. 296 Algalia: Sustancia untuosa, de consistencia de miel, blanca, de olor fuerte y sabor acre. Se usa en perfumería. 295 275 276 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Penitencia Así subirá al Carmelo 295 A ser lirio entre las flores Vistiendo en nuevos candores. Ella y Música La toca, el manto y el velo. Religión Yo que en pasos de gigante Con virtud y con ejemplo 300 He de encaminar la Esposa A las bodas del cordero, Preparé para el alma. Ella y Música La palma Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 277 Con Música Palma, Azucena y Corona. -Levántanla entre la Religión y la Gracia- Esposa Por merced tan señalada Como es lo que os debo a todas Os doy las gracias y os pido 315 Que vuestras voces sonoras Me ayudéis para cantar De Dios la[s] misericordias Que ha querido usar conmigo Y así agradecidas todas 320 Al Señor, confesemos Que por su bondad sola Me ha sacado del Mundo Para hacerme su Esposa. -Dásela y así lo demás- Religión Porque sea de candor llena. Con Música 305 Azucena. Sola Cuando el Esposo le endona. Con Música Corona. -Pónesela en la cabeza.- Sola Y así pues se galardona El mérito con los bienes 310 Justo es que adornen sus sienes Ella y todas Confesemos su gloria 325 Porque es en eterno Su misericordia. -Desde que la visten han de irse poniendo todas en este orden: La esposa en medio; a su derecha ha de estar la Religión, y luego la Penitencia, y a su izquierda la Gracia, y el Mundo teniendo la Gracia la cadena. Se corren todas las cortinas, y se descubre el Monte Carmelo. El Esposo ya ha de estar al correr las cortinas junto a la Esposa, vestido de blanco, con potencia, manto encarnado y cruz con bandera como lo pintan resucitado, y se pone entre la Gracia y la Esposa. Al irse para el Monte no hacen más que voltearse con el mismo orden de dos en dos y suben el Esposo, y la Esposa junto al medio; más abajo se sientan en medio la Gracia, y [a] los lados la Religión y la Penitencia, y en el suelo el Mundo, en pie, o hincado.- 278 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Esposo Porque veas Raquel querida, Porque veas, amada Esposa 330 Cuan pronto estoy a escucharte Te salgo al paso, de forma Que agradecida mi fe A tus ansias amorosas Quiero que se conozca Cuanto es en eterno 335 Mi misericordia. Enamorado de ti Porque a mi amor correspondas Lo grande de mis finezas Vestí en traje de lisonjas, 340 Y espero que de mi amor Te obligues, zagala hermosa Pues ya se sabe que una Alma En gracia, es mi mejor boda Mostrando al ser mi esposa 345 Cuanto es en eterno Mi misericordia. Esposa Dios de Dios y Luz de Luz Que así el símbolo te nombra Tan humilde, tan rendida 350 Tan voluntaria se postra A ti el alma que confiesa Ser más esclava que Esposa [Ay de]ti más que mucho, si te ama? [al margen] Si te adora? Con Música 355 Porque es en eterno Tu misericordia. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esposo Entra en mi florido Alcázar A vivir con mis esposas Para que tenga yo en ti 360 Mis delicias y mis glorias Ven pues, y todas venid Pues en su edad venturosa Ella ha de gozar los días Que eternos siglos componga. Esposa 365 Venid, y cantando sea -Vanse para el Monte a sentarse como queda dicho.- 370 Para que hablando en su propia Frase, le suene mejor Lo que de nosotras oiga. Al Señor confesemos Que por su bondad sola Me ha sacado del Mundo Para hacerme su esposa. Todas y Música Confesemos su gloria Pues es en eterno 297 375 Su misericordia. Esposa Al que es Dios de los dioses Y según la fe informa Es en la Esencia uno Y Trino en las personas. Todas y Música 380 Confesemos su gloria. -Estribillo297 Este será el estribillo que se repetirá. 279 280 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esposa Señor de los Señores Que con su poderosa Mano da a la más ruda Materia, bella forma. Esposa Al que manchó de varios Colores, pieles toscas Que en solos brutos pueden Ser las manchas curiosas.298 Todas y Música 385 Confesemos su gloria. Todas y Música 405 Confesemos su gloria. Esposa Al que en su entendimiento Con solo querer obra De nuevas maravillas Las fábricas hermosas. Todas y Música 390 Confesemos su gloria. Esposa Al que afirmó la tierra Sobre las vagas ondas E hizo dos luminares De luces y de sombras. Todas y Música 395 Confesemos su gloria. Esposa Al que pobló la tierra De escuadrones de rosas Y de peces y aves El mar, y el aire a tropas. Todas y Música 400 Confesemos su gloria. 281 Esposa Y pidámosle todo Con mil ansias devotas Que de los que le buscan No se oculte ni esconda. Esposo 299 410 No hará, Esposa querida, Porque es en eterno Mi misericordia. Gracia Lo mismo que contigo -Se pone en pie415 Hará siempre con todas Cuantas almas le busquen Con ansias amorosas Y a sus pies pondrá el Mundo Como a los tuyos ahora Para que asi confiese Posible alusión al pasaje de la historia de Jacobo y Raquel, que al separarse de Laban promete quedarse con las ovejas manchadas de color y las de color oscuro y, usando una treta, apareaba ovejas que procreaban de color oscuro o listado y así llegó a tener muchas ovejas y llegó a ser muy rico. Ver, Génesis, 30: 25-37. 299 Debería ser: No haré. 298 282 420 425 430 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Y todos reconozcan Que el Mundo nada puede Con su ardid y sus pompas Y que solo la gracia De Dios es poderosa Pues como ahora lo miras Lo rinde y lo aprisiona. Y así todos alaben Y tu feliz Esposa Prosigue en tus acentos Diciendo fervorosa -Siéntase- Esposa Al Señor confesemos Que por su bondad sola Me ha sacado del Mundo Para hacerme su Esposa Todos y Música 435 Confesemos sus glorias Pues en eterno es Su misericordia -Ciérranse las cortinas y se da fin al Diálogo.- Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 283 1.3.c. El opúsculo de la madre María Vicenta de la Encarnación300 Presentación El Coloquio para la profesión de la hermana María Margarita de San Eliseo fue escrito por su maestra la madre María Vicenta de la Encarnación y está fechado en 1804. Es el coloquio más tardío dentro del periodo virreinal de aquellos que se han llegado a conocer.301 María Margarita era hija de Alejandro Antonio de Canas y María Villegas y profesó como hermana de velo blanco en ese año. María Vicenta de la Encarnación profesó en 1774 y tenía treinta años de vida conventual cuando escribió esta pieza.302 Hasta ahora, es el único coloquio de profesión que saca de la anonimia la autoría femenina y claustral de su compositora y hace referencias específicas a ella como “la poeta.” Suponemos que existió un fuerte lazo afectivo entre novicia y maestra que inspiró a la segunda a dedicar una compleja pieza teatral para la profesión, sobre todo si tenemos en cuenta que se trataba de una monja de velo blanco que no aportaba dote y estaría dedicada a las labores manuales de la comunidad. Esta obra y su propósito reafirmarían que dentro del claustro carmelita se vivía el carisma original teresiano de igualdad espiritual de sus miembros, que ya se había sugerido en otro coloquio escrito para este convento.303 Como en otros coloquios compuestos para la profesión, los personajes principales son el Esposo-Cristo y la Esposa, la noUniversidad de Texas Nettie Lee Benson Latin American Collection, The University of Texas Library, Collection Genaro Garcia Ms. G312 Ms. 301 I. Arellano y A. Eichmann, eds. Entremeses, loas y coloquios de Potosí; María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No solo ayunos y oraciones. 302 Manuel Ramos Medina, Místicas y descalzas. Fundaciones femeninas carmelitas en la Nueva España. México: Condumex, 1997, pp. 286-287. 303 Véase el “Coloquio a la fundación primitiva de S. Joseph de Ávila hecha por nuestra Madre Santa Teresa”. En este documento hay un diálogo sostenido entre Antonia del Sacramento y María Bautista, en el cual la primera establece que no hay categorías entre las religiosas. 300 284 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix vicia que profesa. Ambos están rodeados de personajes emblemáticos: el Mundo, la Carne, la Religión, la Música y las virtudes religiosas, la Vocación, la Constancia, la Paciencia y la Perseverancia, pero la madre Vicenta añade al Demonio, que funge un rol decisivo. La trama es tradicional: los elementos de tentación entablan una lucha contra la profesante, quien después de sufrir sus embates sale victoriosa y es recibida como Esposa. Durante el periodo de prueba, las virtudes específicas de la religión son las mediadoras y protectoras de la novicia. En un diálogo introductorio hablan la Constancia y la Paciencia, inspiradas por el mensaje de la Música, que anuncia el tema del coloquio: la lucha de la Gracia contra el Mundo, la Carne y el Demonio, y la alegría que emana de la victoria de la Gracia. Desde el comienzo del Coloquio la Música insta a cantar y celebrar el desposorio de quien vencerá a los enemigos. Constancia y Paciencia se unen a la invitación reafirmando el objetivo festivo de esta composición. Esa introducción podría quitar parte de su impacto al desarrollo de la trama, ya que promete una victoria. Sin embargo, en las piezas conventuales para la profesión, la premonición de la victoria no resta interés a su desarrollo. Si la tensión dramática disminuye, el mensaje moral es el verdadero meollo y propósito de la representación. Aunque la autoría del Coloquio queda bien establecida en la página titular, donde aparece el nombre de la madre Vicenta, en la introducción, el personaje Constancia pide perdón para “la poeta” que ha escrito el coloquio: Que la poeta no ha sabido “hacer más de este borrón”. Este diminutio era frecuente, pero llama la atención cómo la madre Vicenta de la Encarnación se autoidentifica como “poeta” en el texto mismo. Aunque un buen número de monjas españolas se identificaron como autoras de obras teatrales, la madre Vicenta, que sepamos, es hasta hora la única con nombre y autoría de un coloquio de profesión.304 La autoidentificación fue común en escritoras conventuales españolas como sor Marcela de San Félix y sor Francisca de Santa Teresa, como dos ejemplos bien conocidos. Ver, M. Carmen Alarcón Román, ed. Sor Francisca de 304 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 285 Sumario y personajes Diez personajes simbolizan las virtudes requeridas en la religión y los actores usuales en el mundo religioso. Los protagonistas principales son: el Esposo [Cristo] y la Esposa, o sea, la novicia que profesa. Los personajes simbólicos son el Demonio, el Mundo, la Carne y la Religión. Las virtudes son la Vocación, la Constancia, la Paciencia, y la Perseverancia. La obra tiene una introducción, no identificada como tal, que consiste en un diálogo entre Constancia y Paciencia, y tres jornadas o actos en los cuales se desarrolla la acción. El Coloquio es apoyado por ocho intervenciones musicales, que llevan anotaciones de melodías populares de carácter festivo. La última intervención musical establece que es “música seria”, que implicaría “a lo divino” con melodías litúrgicas. La música, como en otras composiciones teatrales, añade una dimensión auditiva que puntualiza el desarrollo de la trama. No hay anotación en cuanto al uso de instrumentos. Este coloquio se distingue de otros en que la primera intervención de la música es una tonada identificada como por los nopales, se dirige al público y anuncia el mensaje de la pieza teatral: la Gracia ayuda a quien se esfuerza por vencer al Mundo, la Carne y el Demonio. De paso, se presagia el buen fin de la trama. En el diálogo inicial hablan Paciencia y Constancia, que se preguntan el significado del mensaje que les ha llegado de las voces y la canción que acaban de oír. Implícitamente advertimos que hay un coro en esa primera intervención musical.305 Paciencia y Constancia deciden remitirse a Jesucristo en oración para que Él les explique quién ha ganado tan aplaudidos galardones. Inmediatamente después de este breve diálogo aparece Música Santa Teresa, Coloquios. Sevilla: ArCiBel editores, S.L. 2007, pp. 71-72.; Electa Arenal y Georgina Sabat-Rivers, Literatura Conventual Femenina: Sor Marcela de San Félix, hija de Lope de Vega. Obra Completa. Barcelona: PPU, 1988, pp. 64-66. 305 Los sujetos están en plural: “cantemos alegres”, y “qué gusto será el que anuncien esas voces peregrinas”. 286 287 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López entonando una patera306 y pidiendo atención para aclarar el misterio. Se cuenta que en el claustro teresiano se consagra quien ha vencido los estorbos del Diablo, la Carne, y el Mundo y ha logrado ver su vocación triunfante. Constancia y Paciencia se unen en el elogio de la escogida e instan a todo el noviciado a festejar la ocasión. Tras esta extensa introducción comienza la primera jornada del Coloquio, precedida por una pieza musical que se especifica seguirá la tonada por el mambrú y que pide atención para escuchar la historia, la relación entre el Esposo divino y la prueba que prepara para su escogida. La Esposa confiesa estar desorientada en el mundo y aunque busca su seguridad en la doctrina de Dios, necesita luz para fortalecer su voluntad. Inmediatamente aparece el Demonio, colérico porque una “mocosuela” le desea vencer. Siendo el Demonio un “espíritu” y “serafín” [aunque ángel caído] no soporta que alguien hecho de carne lo pueda vencer. El Demonio explica la guerra que le hace la religión del Carmen y su deseo de prevalecer sobre la postulante y pide ayuda a sus aliados, el Mundo y la Carne para tentar a la mozuela. Los tres personajes se aprestan a una batalla. Aparece de nuevo la Música con una indicación de son de perejiles, en la que se establece que nadie puede vencer el poder de Dios. Aun así, Música invoca a su San Alberto, y promete ayunar a pan y agua para recibir su asistencia. Aparece entonces el Esposo, quien manifiesta que, aunque ha criado y amado a la “criatura” objeto de la atención de todos, desea ponerla a prueba, pero con la ayuda de Perseverancia y Vocación, que la asistirán en los lances en los cuales será probada. La prueba sería cómo purificar el oro y tenía el propósito de asegurar que la Esposa habría de llegar limpia y sin mancha al desposorio. Vocación y Perseverancia prometen obedecer al Esposo y ayudar a la futura Esposa. El Esposo da permiso al Demonio para tentar a la “niña pequeña” que lo quiere a Él y solicita su amor. Tanto Esposo como Demonio creen que vencerán en la contienda. El diálogo entre el Demonio y el Señor se inspira en el Libro de Job, en el cual Dios da permiso a Satanás para que tiente a Job a que desdiga de Él. El mensaje moral, adaptado al carácter de la pieza, explica el aparente retiro del Señor y las penas ocasionadas a la Esposa, de las cuales ésta se redime por medio de la penitencia y el amor incondicional. En la Primera Jornada, la Esposa manifiesta su ansiedad porque no ve al Amado, tema inspirado por el papel de la amada en el Cantar de los Cantares, fuente de inspiración carmelita que se remonta a su raíz bíblica y a su interpretación en San Juan de la Cruz. La Vocación le pide que siga negando la Carne y se retire al claustro. El Mundo y la Carne instan a la confusa y vacilante novicia a la diversión y a disfrutar de sus años y belleza. El Demonio urge a Carne y Mundo a proseguir su tarea, pero Perseverancia y Vocación apuntalan su resistencia. Religión sale a la escena y argumenta contra el Demonio. El Señor la ha enviado para aliviar la aflicción de la Esposa y darle dirección segura a su vida a través de la orden del Carmelo, y sus gloriosos fundadores y santas. Con la ayuda de la Vocación y la Perseverancia, la Novicia se decide a entrar en la morada de la Religión. En la Segunda Jornada, el Demonio, la Carne y el Mundo resienten la entrada de la Esposa al claustro y aunque el Demonio elogia el ejemplo de la novicia, el Mundo y la Carne se proponen sacarla del claustro. Vocación y Perseverancia siguen guiando a la Esposa, quien entabla un diálogo con el Esposo y le pide no se retire a pesar de no merecerlo. El Esposo le advierte que ha de dedicarse toda a Él dentro de un huerto cerrado sin compartir su amor con otras criaturas. Solo así llegará a poseer su corazón. Religión, Perseverancia y Vocación apoyan a la Esposa y le recuerdan no apartarse de ellas. Al retirarse estas de la escena, reaparecen Demonio, Mundo y Carne y renuevan sus persuasiones. La Esposa comienza a sentirse débil frente a la observancia requerida en el claustro y pide fuerzas al Señor y a los santos. Perseverancia y Vocación tratan de ayudarla. Mundo y La patera es una embarcación pequeña, sin cubierta, que se usa en aguas poco profundas. En este caso puede aludir a una canción sencilla que toma como referencia a ese tipo de embarcaciones y navegación. 306 288 289 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Demonio creen haber ganado la batalla cuando reaparece Religión para darle alientos a su hija. Ha sido enviada por Dios para que aprecie la orden del Carmelo, y cita a los gloriosos fundadores y predecesores como Elías, Simón Stock, Juan de la Cruz, Magdalena de Pazis y Teresa de Jesús. La urge a corresponder al Señor que la llama a esa religión. La Esposa renueva su valor y arrodillada reitera su deseo de seguir adelante. La Religión la recibe y le anuncia que está cerca de profesar. En la Tercera Jornada Demonio, Mundo y Carne continúan insistiendo en sus propósitos, pero la Esposa ya solo desea el desposorio. Religión aprehende a los tentadores y declara a la Esposa hija de María y de Teresa. La urge reclame al Señor con humildad y rendimiento. La Esposa ruega al Dios de amor que se presente. El Esposo declara que sus clamores y suspiros han herido su corazón y ya que ha vencido a sus enemigos la insta a que se llegue a sus brazos y le dé su corazón indiviso. La Esposa, ayudada por Perseverancia y Vocación, promete pobreza y encerramiento y el Esposo la declara su Esposa e insta a Religión a ponerle el velo. El Esposo recuerda a la Esposa sus deberes y la llama a su trono. La Esposa pide que el Esposo favorezca su convento y la comunidad. También pide luz por quien escribió la obra y ayuda para otra novicia que espera su turno. El Señor lo concede. Mundo, Carne y Demonio se retiran vencidos. La obra termina con la voz del Esposo que exalta a su nueva Esposa y le promete gozo eterno después de su muerte. El Coloquio de la madre María Vicenta sigue rutas tradicionales en cuanto a su temática. No era de esperarse que se desviara de los modelos teatrales ya sólidamente establecidos desde el siglo xvii y reafirmados en el xviii tanto en España, como en Nueva España. En el desarrollo de la trama se subrayan el deseo y la esperanza de la profesión, el asedio de los impedimentos humanos, el consuelo interior de la fe apoyado por la religión, la vocación y la perseverancia, y el amor del Esposo como promesa y destino. La futura esposa, descrita como “criatura” y “niña,” que busca a su esposo “tan temprano” tiene la vulnerabilidad que se espera en quien cuenta con el deseo de la fe, pero carece la experiencia que acrisole su voluntad. Como mujer, la madre Vicenta demuestra simpatía por la juventud y falta de experiencia de su pupila lo que sugiere que la misma era bastante joven. Intelectualmente, Vicenta de la Encarnación se asimila al papel de la Religión como madre y maestra. Explica, en tono didáctico que, aunque la disciplina parezca dura, solo su observancia la hará merecedora del Esposo. La novicia llama “madre mía” a la Religión, otro signo de la identificación de la maestra con la regla de la orden. Vocación y Perseverancia se muestran eficaces herramientas y consejeras, pero ninguna es llamada “madre mía.” En la introducción que hace la Música, se encuentra la frase: “lo que puede la Gracia”, que recuerda el tema central de la obra de fray Mariano de la Concepción en 1785. El papel de la Música en este coloquio también parece llevar la impronta del carmelita en cuanto a que es un personaje y un elemento auditivo al mismo tiempo. Sin embargo, ese autor no hizo ninguna anotación respecto de qué tipo de música se utilizaba en sus obras, excepto en una instancia. Al contrario, la madre Vicenta añade anotaciones musicales que la revelan conocedora de la música popular como elemento de cotidianeidad. Sus anotaciones identifican perejiles, la patera, la tirana, música tortolita y el mambrú. De ellas, todas excepto el mambrú, son sonecitos del país o de la tierra, reconocidos como regionales más tarde en el siglo xix. El mambrú fue una tonada muy popular y centrada en la figura del duque de Malborough inglés. A semejanza de la obra de fray Mariano, la Música en la madre Vicenta de la Encarnación posee un carácter voluble. En la primera jornada la autora “antropomorfiza” a la Música y la hace vehículo de emociones. Aunque se supondría que es la aliada de las fuerzas de la virtud religiosa, la Música es a veces cómplice del mundo o herramienta de sus tentaciones, tal y como aparece en la obra del fraile carmelita. En la primera jornada, al entonar una melodía “por la tirana” y en otra “tortolita”, exhorta a la Esposa a gozar de su juventud antes de que se marchite. Sin embargo, a medida que se desenvuelve la trama, su papel como 290 291 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López vocera del cielo es mucho más fuerte que el de su inicial servicio al Mundo. En la escena final cuando la Esposa obtiene la invitación del Esposo al huerto de sus escogidas, la autora anota que la Música es “seria” y sugiere el uso de música litúrgica apropiada. En total, Vicenta de la Encarnación se refiere a seis tonadas o sones populares citados anteriormente. Esta asimilación de música local sugiere la conexión de lo sagrado con lo popular ya usado por fray Mariano de la Concepción en su referencia a la música de los tocotines, que a su vez nos remite al uso de melodías populares por Sor Juana Inés de la Cruz y las coplas y villancicos usados en las profesiones religiosas en España e Hispanoamérica.307 La madre Vicenta también recuerda al padre Mariano de la Concepción al insistir que, para lograr la profesión, la novicia se debía enfrascar en una lucha contra las tentaciones del mundo y las dudas personales. Como maestra de novicias, la religiosa conoce que el noviciado puede ser un periodo de dudas y confía en el valor de esas virtudes personales que representan Vocación y Perseverancia. Para incitar a la novicia a proseguir en su elección, fray Mariano adopta, aunque de modo sutil, el lenguaje marcial de lucha y resistencia y utiliza los personajes Vocación y Gracia para sostener a la futura esposa, mientras que la madre Vicenta utiliza la Vocación en conjunción con la Perseverancia para reafirmar el mensaje. La vocación es un elemento personal, fruto de la introspección y de la fe, y no puede faltar en ninguna pieza conventual en la que se celebra la fruición de esa virtud. La perseverancia es disciplina, y es fruto de la voluntad y el entendimiento, en cuanto a que ambas se hermanan para demostrar el libre albedrío de quien, con la perseverancia, se consagra a la religión. La madre Vicenta subraya la disciplina más que la gracia. El Esposo que retrata la madre de Vicenta es amoroso pero demandante. Remedando al Jehová bíblico, pacta con el demonio para probar a la novicia y acrisolar su voluntad de profesar. Aun cuando la Esposa lo reclama ya dentro del convento, él le advierte ser “delicado y celoso” y puntualiza sus demandas a la futura esposa. No compartirá su amor con nadie y espera que su prometida le sea constante y firme en su devoción. Aunque la Esposa se decide por el claustro, el Esposo, aunque satisfecho le pide más rendimiento de la voluntad y completa entrega de su amor. Una vez que la Esposa ha superado las pruebas a que fue sometida, le llama con un repetido verso: “ven ya, oh Dios de amor.” Cristo declara estar enternecido y solo entonces la insta a sus brazos y promete sus caricias, aunque reiterando control absoluto del corazón de la Esposa. El interludio amoroso entre el Señor y la novicia es relativamente corto y con leves trazas del Cantar de los Cantares. Lo que sobresale es la promesa de renuncia completa que la Esposa hace de su persona. La madre Vicenta ha delineado un Esposo distante, que se hace esperar, escueto en la expresión de su amor y centrado en la sujeción total de la Esposa. No queda duda de que ese fuera el sentimiento personal de la maestra, expresado con las palabras de la Religión, que aprueba la obediencia al Esposo en el tercer acto y la remacha con el deseo de Cristo de que la nueva religiosa lleve el velo sobre su rostro, señal de que nadie más posee sus afectos. Al reiterar los deseos y votos de castidad, obediencia, pobreza y enclaustramiento, la Esposa significa que esos son los eslabones de la cadena que la atan a su Esposo. El personaje Religión tiene un propósito esencial en el Coloquio: explicar un concepto fundamentalmente abstracto, pero al mismo tiempo una realidad que se vive mediante una institución, la Iglesia, y de la fe personal. Al ser representada como un ente femenino, se presta a albergar tanto sentimientos afectivos, como defensivos. En la primera jornada, Religión se autoriza a librar a la novicia del dominio del mundo con un rotundo “yo” cuando Mundo pregunta quién podrá vencerle. También demuestra su poder en el tercer acto, al ordenar una detención Véase, uso de la música y representación de la música como personaje en las obras teatrales del convento de Santa Teresa en la ciudad de Potosí, Bolivia. En, I. Arellano y A. Eichman, eds. Entremeses, loas y coloquios de Potosí (Colección del convento de Santa Teresa). 307 292 293 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López forzosa del Mundo, del Demonio y de la Carne, desde la cual observarán humillados el triunfo de la novicia. Al mismo tiempo, es madre que consuela y alivia de modo personal. Es la vocera de la orden del Carmelo y, como tal, elogia su carisma y prístina espiritualidad. Al tomar la palabra, Religión se ubica dentro de la especificidad de la orden y la elogia como favorecida de la Virgen María, uno de sus cultos preferidos. Recuerda los favores marianos a Elías y Simón Stock, las gracias obtenidas de los pontífices, los castigos de sus enemigos, la sangre derramada por sus mártires, y las insignes figuras de Santa Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. En su alabanza de la orden reformada del Carmelo, la madre Vicenta recuerda el texto del padre Mariano de la Concepción, su predecesor, que también derramó abundantes palabras de admiración por ella. No era un ejercicio ocioso, sino necesario, para reafirmar la identidad espiritual de la comunidad y de la profesante. El amor y respeto hacia la orden en la cual se escogía profesar era un deber en quienes pertenecían a ésta. En cuanto a la escenificación, la madre Vicenta señala las acciones y movimientos que deben acompañar el desarrollo de la trama, como entradas y salidas de los personajes, cuándo hincarse, sentarse, pararse, y agarrar a otro personaje. Sus indicaciones son bastante escuetas en contraste con las detalladas prescripciones del fraile carmelita. Es la Música la que puntualiza el tono del mensaje de los personajes y su intervención con diversas canciones inyecta movimiento a la escena. El repertorio de emociones nos muestra cómo la novicia es asaltada por muchas inquietudes. Sabe que su seguridad no depende ya de sus padres ni de sus hermanos. Se muestra indecisa frente a la renuncia de los placeres de la juventud. El personaje Demonio, propio de esta pieza, se muestra colérico y con un sentimiento de ultraje a su poder cuando lo reta un ser humano, especialmente femenino y joven. Al mismo tiempo, lo atormenta la visión de la dedicación de la novicia a Dios. No actúa por sí mismo, sino que manipula al mundo y a la carne para llevar a cabo sus designios. Es importante subrayar que la madre Vicenta nos recuerda la anuencia del Esposo a someter a la novicia a una prueba con una alusión bíblica en la cual se enfrentan Dios y Satanás. Esta apuesta confiere un elemento dramático que no se encuentra en otras obras. Coloquio que compuso la reverenda madre María Vicenta de la Encarnación. Para la profesión de su discípula la hermana María Margarita de San Eliseo carmelita descalza en el convento de Santa Teresa la Antigua. 1804.308 Personas que hablan: Paciencia, Demonio, Vocación, Esposo, Constancia, Mundo, Perseverancia, Esposa, Carne, Religión. Música Por los nopales [1] Al mundo y a la Carne Hoy se presenta Lo que puede la Gracia Con quien se esfuerza. Ellos dan combates Y naturaleza 5 Les hace buen tercio, Y a la competencia El demonio ayuda Por salir con ella. Más la Gracia acude 10 Y gana la prenda, Cantemos alegres liri, liri, li Que los enemigos lara, lara, la Perdiendo la prenda liri, liri, li. Quedaron vencidos lara, lara, la. 15 Universidad de Texas Nettie Lee Benson Latin American Collection, The University of Texas Library, Collection Genaro Garcia Ms. G312 Ms. 308 294 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Paciencia [¿]Qué triunfo será el que gana, Qué victoria o qué laurel, Qué reino, qué monarquía, Qué grandeza puede haber? Constancia [¿]Qué gusto será el que anuncian 20 Esas voces peregrinas Si en esta vida solo hay Abrojos, cruces y espinas? Paciencia De confusión y de espanto Yo me lleno sin saber 25 Lo que estas voces pronuncian Ni a donde van a tener. Constancia Allí distingo yo un bulto. Me llegaré por si fue Quien anunciando estas dichas 30 Me diga que dio a entender. Paciencia Pasos oigo, aguardaré. Quizá por mi grande dicha Sabré cuál es el motivo, De esta anunciada alegría. 35 Constancia Por vuestra vida os pregunto Me digas con claridad Si unas voces que han sonado Fueron vuestras en verdad. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Paciencia A preguntarte iba yo 40 Lo que tú deseas saber: Me explicarás de esas voces, Qué es lo que dan a entender. Pero si tan ignorante Como estoy te miro a ti 45 [¿]A quién volveré los ojos? [¿]Quién acudi[r]á aquí? Constancia Sin constancia hermana mía Nada se conseguirá. La paciencia en los trabajos 50 Todo lo llega a alcanzar, Por lo cual las dos llamemos Al que es padre de bondad Para que de esta aflicción Nos saque Su Majestad. 55 Paciencia Si a la oración acudimos Todo se remediará, Que ella es la puerta, y camino Que a Dios nos acercará. Si andamos en su presencia 60 Ciegas nos hemos de quedar, Y así retiradas ambas A solas vamos a orar. Constancia Oh Señor y Dios inmenso Padre de toda piedad, 65 Muévan[se] nuestros suspiros Y acaba de declarar Cuál es el triunfo y victoria 295 296 70 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Que la Gracia ha conseguido Del Mundo, Demonio y Carne, Y quien los tiene vencidos. Paciencia Dios de amor, Dios de clemencia Que tanto amas a los hombres, [¿]Quién es, quien ha conseguido Le den aplausos y olores? 75 [¡]O cómo te agradará Quien sujetó sus pasiones Quien venció sus enemigos O quien mereció tus dones! Decláranos Jesús mío 80 Que alma es ésta tan dichosa Como subiera hacia ti Como águila generosa. Música -Por la patera85 [2]El cielo compadecido Os declara este misterio Manifestando este enigma Diciendo todo el suceso: -Estribillo- 90 95 Escuchen, atiendan, Que con claridad Os lo voy diciendo Con toda verdad. En los claustros de Teresa Hoy ha hecho su profesión Un alma que generosa Toda a Dios se consagró. -Estribillo- Escuchen[…] Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 100 105 297 Vencido ha muchos estorbos Que el Demonio le tramó Valiéndose de su Carne Que el Mundo les ayudó. Escuchen[…] Mas con la Gracia ha salido Triunfando su vocación Que desde su tierna el Esposo309 Para suya la eligió. Escuchen[…] Paciencia Laudatem Dominum digo, Omnes gentes gran Señor,310 Porque escogiste a esta alma Y le diste tal valor. 110 Constancia Servite domine meo311 In letitia pues tanto amas. A quien a ti se dedica, Y desde tan tierna llamas. Paciencia Si a los Ángeles mandastes 115 Que al justo defiendan siempre, [¿]A quién mejor que a esta niña Tal defensores previenes? Su tierna edad. Laudatem Dominun, Omnes gentes: Alaben al señor todas las naciones. Referencia al Salmo 117. 311 Servite Domine meo: Posible referencia al Salmo 2:11: Servite Domino in timore et exultate ei in tremore. Sirvan al Señor con temor, Temblando, ríndanle homenaje. Laetitia equivale a alegría, felicidad. La autora posiblemente desearía decir: Servir al señor con alegría. 309 310 298 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Constancia Y si cuando acá en la tierra 120 Un pecador se convierte Hacen los Ángeles fiesta En el cielo con motetes, ¡Que alegría, que regocijo Tendrán con aquesta niña Viendo que sigue al cordero 125 Con constancia y fe muy finas! Paciencia Cielo y tierra se convocan A celebrar dicha tanta Si es esposa de Jesús, 130 [¿]Qué ha de ser sino una Santa? Su corona en la Paciencia Ha labrado con esmeros, Y así merece la aplaudan El Sol, la Luna y Luceros. Constancia 135 Los Astros y los Planetas, El Aire, el Agua y el Fuego, Las Fuentes, los Ríos, los Mares, Cuanto tiene el Universo. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Paciencia Lo que es grande, y mucho vale, Mucho ha de constar. 145 Constancia Pues ya está dicho el asunto Vamos a disponer. Paciencia Y la niña profesante Reciba la voluntad 150 Con que todo el noviciado La pretende festejar. Constancia De nuestras madres consiga De los yerros el perdón, Que la poeta no ha sabido 155 Hacer más de este borrón. Las dos Y para lo que siga Que nos presten atención. Primera Jornada Paciencia Todos acudan veloces, 140 Y ayuden a celebrar En una loa, a la que supo Al Mundo vil despreciar. Constancia [¿]Cuál título ha de ser? -Música por el mambrúAtención, atención Que alegría, que contento, que gozo, 160 Que vamos a empezar Del Esposo divino Las Gracias a contar Que con su Esposa el alma Tiene muy singular. 165 Del mundo la retira 299 300 170 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Porque venga a gozar De sus castos amores. Mas quiérela provocar Y si su amor es fino La quiere coronar. Esposa Mi corazón está inquieto. No sé dónde puede hallar Al que es causa de mis ansias Y me llama sin cesar. Si en las Diversiones busco 175 Alguna tranquilidad En medio de Ellas mi amado Me dice son falsedad. Si entre mis Padres y hermanos 180 Busco mi seguridad Con su ejemplo y su doctrina, Mi corazón desea más. Si la memoria me acuerda Tantas actas que en el siglo312 185 Han conseguido ser santas No me acomoda el camino. [¡]O[h] Dios santo, Dios amado! Envíame un rayo de luz, Que mi voluntad esta pronta 190 Para seguir a Jesús -Vase- Demonio [¡]O[h] qué rabia, que tormentos Qué cólera, qué pesar! Que una mocosuela quiera Hoy a mi imperio ultrajar 312 Actas en el original. Podría ser “otras” y un error de la copista. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 195 200 301 Qué ignominia, qué desdoro Quiera vencerme a mí, Siendo ella tierra, yo Espíritu La nada, yo Serafín.313 Pero, [¿]qué temores siento [¿]Qué desmayo estoy palpando Qué susto o qué cobardía? [¿]Y no tenté yo a tanto santo? -Toca- 205 Pues no sea así, toque al arma, Ayúdenme mis vasallos. Vengan el Mundo, la Carne Que son siempre mis aliados. -Los dos- Aquí nos tienes dispuestos y Prontos a tus mandatos. Demonio Entre la guerra continua 210 [Que la religión del Carmen Me ha hecho y me hace sin cesar]314 Y sin perder un instante Sabed amigos que me hallo ¡O[h] con qué valor lo digo! Perseguido de una niña 215 [¡]O[h] con qué pena me explico! A ella la escogió Dios Para su esposa querida Y ella con gran voluntad 220 Le corresponde rendida. Bien sabes que a mi soberbia Podría ser “Ella nada, yo Serafín”, que se adapta mejor al ritmo del verso. Errores en las copias eran frecuentes. 314 Estas dos líneas están entre guiones, sugiriendo que se habrían eliminado o que se habrían añadido 313 302 225 230 235 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Ésta no es primera vez La humana naturaleza Me atormenta, porque al ver Que sobre mi cabeza Ella se quiere poner. Siendo hecha de polvo y nada Yo espíritu de alto son315 No puedo, no puedo, no, Sufrir que ella sea exaltada Y que venza mi poder. Y así Mundo tú halagas Como lo sabes hacer Con diversiones, halagos Y pasatiempos, a ver Si con tus encantos puedes Nuestro imperio defender. Mundo Yo te ofrezco de mi parte Tales gustos le pondré 240 En todo lo que aparento Que no nos pueda vencer. Demonio Tú, carne, que de más cerca La tienes, puedes hacer Más tiros en esta guerra. 245 Y así no dejes de perder Un instante ni un momento, Que mucho puede valer Un lance que se malogre, Que después puede no haber. 315 De alto son. De noticia y fama. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 303 Carne 250 Yo te prometo que haré Cuanto pueda en tu servicio. Más tú ayúdame también Trayéndole a lo interior Lo que se halla menester 255 Para que a mí me obedezca, Y la verás a tus pies. Demonio Pues al arma. Mundo A la guerra. Carne Al combate. -Vase-Perejiles- Música 260 [¿]Quién contra el poder de Dios Podrá vencer ni triunfar? Pues la gracia no se niega A quien quiere aprovechar. El Mundo, Demonio y Carne 265 Muy bien la pueden tentar, Que su Esposo la defiende Y siempre la ha de guardar. [¡]Oh padre mío San Alberto316 Yo te prometo ayunar San Alberto de Trapani, considerado como el padre de la orden. Originario de Sicilia murió en Messina en 1307 y su veneración se extendió rápidamente. Fue canonizado verbalmente por Calisto III en 1457. La canonización fue ratificada en carta publicada en 1507. Su fiesta se celebra el 7 de agosto. Santa Teresa fue devota de San Alberto y la provincia del Carmelo novohispano fue llamada de San Alberto en su honor. 316 304 270 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Las vísperas a pan y agua Como me quieras sanar[!]317 Esposo Hechura de mis manos En quien yo me recreo Y por tu amor he criado 275 A todo el universo [¿]Qué dudas? Si mi amor Para mí te ha escogido Pues muestras de que te amo Siempre te participo. 280 Mas otra prueba quiero Ahora de mi amor darte, Pues a la Religión Quiero también llamarte Vocación pues te crie 285 Para mi Esposa amada, Un instante no dejes Sin estar en su alma. Y porque a perseguirla Se previenen con armas 290 Sus enemigos tres, Venga Perseverancia. Las dos asistiréis O, oculto, o a las claras, Según los lances sean, 295 Porque no tenga entrada La tentación, y lucha Con que será probada, Para que como el oro Quede purificada, Estos versos se han puesto entre corchetes quizá para sugerir su eliminación o una adición. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 300 Y al desposorio llegue Pura, limpia y sin mancha, Como para tal dicha Debe llegar una alma. Vocación Señor, a vuestro mandato 305 Siempre obediente estaré Y de vuestra Esposa amada Jamás me separaré. Perseverancia Yo pronta tu voluntad Voy a obedecer Señor 310 Y a vuestra Esposa querida Jamás dejaré desde hoy. Esposo [¿]De dónde vienes Satanás[?]318 Demonio De rondar toda la tierra. Esposo [¿]Y no has encontrado en ella 315 Una niña pequeñita Que me quiere, que me ama, Y que mi amor solicita[?] Demonio Si tú de ella no te apartas Si a todo bien[,] bien la inclinas 320 [¿]Cómo no te ha de ser fiel, 317 318 La autora escribe “onde”. 305 306 325 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Si todo le facilitas? Déjala tú en mi poder Déjame que la persiga Y entonces verás si te ama, Si es constante, si te estima. Esposo [¿]Piensas que se han acabado Ya mis amigos en Job? Te engañas, porque lo ves. Licencia tienes desde hoy. 330 Tiéntala, pruébala y haz Con ella cuanto quisieres Qué más mérito le das Y tú más pérdida tienes La misma limitación 335 Que con Job, te pongo en ella No le llegues a su vida.319 Demonio Pues a darle guerra voy Que yo me la he de ganar. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 307 Esposo Y yo que su Dios, Esposo 340 Soy, la tengo de salvar. -Vase- Esposa Cada día crecen mis ansias Por encontrar el consuelo, Más éste mi corazón No puede encontrar sosiego 345 Y lo busco a todas horas. Pero si estoy sin mi Dueño [¿]Qué consuelo puedo hallar Si me falta el verdadero? Ángeles, Aves y Plantas 350 Decid dónde está mi amado Y si acaso lo encontrareis Dadle de mí un recado. Decidle por que se ausenta Por qué así me ha dejado. 355 Que mande lo que quisiere Pronto será ejecutarlo.320 -Vase- Libro de Job. Aquí Vicenta de la Encarnación parafrasea algunos pasajes del Libro de Job. Satanás estima que Job está bien protegido por Jehová y éste le da permiso para tentarlo a blasfemar a Dios, pero le prohíbe quitarle la vida. Es un desafío a Satanás para probar que a pesar de los sufrimientos que le inflige a Job, Jehová siempre vencerá. Job sufre durísimas pruebas contra su familia, su hacienda y su persona y se queja amargamente contra Jehová. Sus amigos Elifaz, Bildad y Elihut no logran explicar a satisfacción sus sufrimientos. Jehová aparece e insta a Job a reconocer su poder y juicio. Después de muchas disquisiciones sobre la naturaleza del mal y del bien en el hombre y el poder de Dios, Job proclama la soberanía de Dios y la dificultad de comprender sus decisiones. Su prosperidad es restaurada, y vive una larga vida. 319 Vocación Esposa, si estás dispuesta Para seguir a tu amado Óyeme que ya te tiro 360 A tu corazón un dardo. Quiere de ti que te niegues, Que le sigas renunciando A la Carne y a la Sangre Y te retires al claustro. Versión suelta de algunos versos de los capítulos 3 y 5 del Cantar de los Cantares. 320 308 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esposa 365 [¿]Qué voz tan dulce es aquesta Que siente mi corazón? [¡]Qué anhelo, qué paz, qué gozo Para seguir al Señor! Carne Goza, goza de tus años, Que eres hermosa y afable. 390 Dale al tiempo lo que es suyo Que esta es prudencia muy loable. Mundo No hagas caso[,] es fantasía. 370 Date hoy a la diversión Que eres niña y tienes tiempo De darte a la devoción. Vocación La muerte no es para tiempos, Siempre está alerta y no sabes 395 Si vendrá cuando no esperes. No malogres los instantes. Perseverancia Y cuando eso no sea así, Tu Esposo merece le ames Sin dilación ni intervalos, 400 Si, con afectos constantes. Perseverancia Si malogras este auxilio No sabes si otro tendrás 375 Y si lo aprecias, sin duda, Otros muchos lograrás. Carne Dios no es de ratos ni días. A todas horas está Pronto a recibir al alma 380 Y sus auxilios les da. Esposa [¡]Qué afectos tan encontrados Está sintiendo ahora el alma! Pues dos contrarios afectos Le parece que le llaman. Mundo 385 Para divertir tristeza Y dar valor a cobardes Los dos estamos aquí. No te atormentes y acabes. Esposa Mucho aprietan los contrarios Sin que pueda separarme De esta interior guerra que Es fuerza que me maltrate 405 Y me resigno con ella, Y ofrezco a mi Esposo amante Porque me dé luz y fuerza Y venza en este combate. Demonio Aunque se muestra valiente, 410 Ahora que está vacilante Aprieten bien los cordeles Que yo hago de mi parte. -Vase- Mundo Yo te llevaré donde estés Sin esas funestidades, 309 310 415 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Que con ellos no se encuentran Gustos que sean verdaderos. Y si no porque lo veas Vuelve a mirar a esta parte. Carne Vamos a gozar tal dicha Que los dos te llevaremos, Y con nosotros tendrás 420 Salud, gozo, paz, contento. Esposa Y que estando entre vosotros Podré tener el consuelo De amar y servir a Dios Y después verle en el Cielo. Mundo 425 Para servir al Señor La paz es el mejor medio. Carne Y si el corazón inquieto Está, no puedes hacerlo. Esposa Pues vamos que solo aguardo 430 Saber cómo puedo hallarlo. Vocación Esposa, mira te engañan Tus enemigos perversos. La paz que ellos te prometen No te ha de llevar al Cielo. Perseverancia 435 Antes ellos te darán Aflicción, pena y tormentos, Esposa Vuelvo a mis perplejidades. 440 ¿A quién deberé seguir? Demonio No pierdan un solo instante. Procúrenla divertir. -Vase- Los dos Oye que esta canción Te dicen lo que has de hacer. -Música por la Tirana445 Goza de tu juventud, No malogres ahora el tiempo Que después en la vejez Lloraras tu desacierto. Vocación [¿]Y quién te asegura esposa 450 Tendrás tiempo para hacerlo? Perseverancia Oye que con más verdad Te lo dicen otros ecos. -Música Tortolita- 455 321 La vida se va en un soplo Que es como la flor del heno Y en cuanto se ve lozana Se marchita luego, luego.321 Luego luego: mexicanismo que significa inmediatamente. 311 312 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Vocación Es así que breve pasa Y solo deja el dolor De haber malogrado el tiempo Que es la pérdida mayor. 460 Perseverancia Y refleja Esposa que322 Al soberano Señor Le has de dar estrecha cuenta De un solo instante que no 465 En su servicio aproveches, Pues solo para él te crió. Esposa Si sola para él me ha criado Si para sí me ha escogido A él solo me entrego ya. 470 Que eres mi verdadero amigo. ¡O[h] señor guía donde, que ya voy. Enséñame ya el camino Por donde quieres que vaya Y te seguiré bien mío. Demonio 475 [¿]Quién te librará rapaz De mi poder y dominio? Religión Yo, que para vencerte a ti Me ha criado la providencia. Demonio También a mí la licencia Me la ha dado el poderoso, 480 322 Refleja: reflexiona. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Y he de salir victorioso Aunque ella haga resistencia. Religión Huid de aquí, Demonio y Carne Y haced tú lo mismo Mundo 485 Pues en esta cruz sagrada Todas mis victorias fundo; -Vanse- 490 Y tu hija mía da gracias Al que es Padre de clemencia Y por su alta providencia Quiere premiar ya tus ansias. Esposa [¿]Qué eres que el corazón Y el alma de gozo llenas? Religión Soy la Religión, que es Madre Y consuelo en todas penas. 495 Para consolarte de ellas, Aquí me ha enviado el Señor. Óyeme, que en mi hallarás El alivio en tu aflicción. Aunque en común dice mucho 500 Este nombre Religión, Solo te diré ahora A lo que tu Dios me envió. Yo del Carmelo he bajado Para ser tú norte y guía 505 Pues para mí te ha escogido Nuestra Gran Reina María. Tanto ésta me ama Tanto me honra y favorece Que a todas horas me aclama 313 314 510 515 520 525 530 535 540 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Suya, y como tal me protege Dice soy su patrimonio, Mis hijos son tus hermanos. Muchas gracias me concede. Me libra de los tiranos. Cuando esta Reina vivía Muchas horas se pasaba Conversando con sus hijos Y en virtudes aumentaba. [¿]No fue Elías quien primero A esta Virgen adoró, Y aun viviendo todavía Primer templo dedicó? [¿]No después a San Simón El escapulario dio, Y con él muchos favores Como Madre concedió?323 [¿]No con los mismos Pontífices Ha solicitado gracias Y privilegios y favores Para mis hijos y casas? [¿]No ha pagado con castigos A los que me han perseguido De que hay tantos ejemplares Y están llenos los escritos? Y yo como he procurado Corresponder a tal Madre Dándole hijos verdaderos Que han derramado su sangre En defensa de la Fe Sin mostrarse no cobardes En uno y en otro sexo, Simón Stock fue nombrado general de la orden del Carmelo en 1246. Según la tradición en 1251 la virgen le dio el escapulario para la orden y le prometió que como signo de su favor, quien muriera con él lograría su salvación. 323 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 545 550 555 560 315 Sin dejar perder un instante. Que del primer adalid Padre del Monte Carmelo Imitando en sus fervores Siempre han mostrado su anhelo. Otros que con sus Escritos Han ayudado a la Iglesia Y con ejemplo y Doctrina Trabajando en su defensa [¿Qué diré de la Doctora De la mística Teresa?324 Diré, mas no sé qué decir Porque se pasma la lengua.]325 Dígalo un Juan de la Cruz326 Que con su gran penitencia En retiro y abstracción A la carne no dio audiencia. Y a Magdalena de Pazis327 Febronia, Eufrasia, Efrosina328 Y otras muchas que no nombro Que en la presencia divina Están patentes y al Mundo Le han hecho guerra muy viva, Santa Teresa de Jesús (1515-1582) Beatificada en 1614 y canonizada en 1622. Versos enmarcados en el texto. 326 San Juan de la Cruz (1542-1591). Beatificado en 1675 y canonizado en 1726. 327 Magdalena de Pazzi, (1566-2607). Nacida en Florencia y autora de varias obras de carácter místico. Canonizada en 1669. 328 Febronia, virgen y mártir del siglo iv que fue perseguida bajo el imperio de Diocleciano al rechazar un matrimonio con su sobrino. Sufrió la muerte bajo tortura. Eufrasia, joven virtuosa que se consagró a Cristo, salvó su virginidad antes de ser violada. Engañó a su posible violador al ofrecerle salvarse de toda agresión si usaba una hierba que había escogido en el jardín y, para probarlo, pidió al hombre le asestara un golpe con su espada que, efectivamente la llevó al martirio. Efrosina, virgen cristiana hija de Panutius, un rico hombre de Alejandría que se vistió de hombre y se retiró a un monasterio donde vivió una vida ascética. 324 325 316 565 570 575 580 585 590 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Atropellando con todo Por gozar de las delicias De aquel celestial Esposo, Cuyas amables caricias Solo quien las goza puede Conocerlas y decirlas. En fin de tantos varones Que se adora en los altares Que quererlos enumerar Fuera reducir los mares. [Que] ella Ella con muchos trabajos El reformarme emprendió No solo en el sexo frágil Si en el fuerte de varón.329 En fin no paso adelante Porque será echar borrón A las obras tan heroicas Que por Dios ejecutó. Pues para esta Religión, Alma, te llama el Señor Correspóndele constante Camina con gran fervor. No su esperanza te espante, No te detenga el temor De que es áspero el camino Que Dios es tu ayudador. Esposa [¿]Qué cobardía ni que espanto He de sentir, si el Señor Me guía al puerto donde labre Estas cinco líneas parecen fuera de lugar y por referirse a Santa Teresa, es posible que se hayan añadido a versos anteriores que se refieren a las virtudes de la santa. 329 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 595 Sin riegos mi Salvación? Y así a tus pies Madre amada, -Hincase- Me tienes ya muy rendida. Religión Levántate hija querida Y entra pues en mi morada. Esposa 600 Vosotras no me dejéis De asistir un solo instante. Perseverancia Persevera y sé constante Que yo no te faltaré. Vocación Siempre a tu lado estaré 605 No temas en el combate. Esposa Vamos, porque cada instante, Siglos me parecen ya, Que sin ti, Religión, no gozo Toda mi felicidad. -Vanse- Segunda Jornada Demonio 610 Nuestro Imperio se destruye Fieles vasallos y amigos Como nos dormimos tanto Como hemos de ser vencidos. Ya la Esposa se retira 317 318 615 620 625 630 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Ya se entra en la Religión Ya de nosotros se aparta, Ya [en]rabió330 en tanto dolor, Ya nos persigue a las claras, Ya se muestra con valor, Y a todos los ejercicios Se entrega con gran fervor Qué ejemplo tan poderoso En el mundo no será Al ver a una tierna niña Que a la carne y sangre da Tan de mano; y que se entrega Con toda su voluntad En un encierro perpetuo Y al Mundo repudio da. Que a sus fantásticos gustos Desprecia y con gran fervor Se entrega a los ejercicios De una áspera Religión. Mundo Pues [¿]a dónde se ha encerrado? 635 [¿]A dónde se sepultó? [¿]Dónde está? Que he de sacarla Y haré que vuelva a mi amor. Carne Yo también he de ayudarte. Yo le quitaré el valor. 640 Yo le haré las observancias Duras, y pondré temor Para que seguir no pueda. Tal desmayo le daré Que consiga ya, que, en conciencia, 645 No puede permanecer. 330 Acción asociada a enojarse y manifestarlo explícitamente. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Mundo Bien[,] pero [¿]en qué religión La habemos de perseguir? Carne A las Carmelitas se ha ido Para perseguirme a mí. Demonio 650 Es así. Y es tanto mi sentimiento, Tanta mi pena y dolor De verla en ese convento Que ya excede mi favor. -Entra ella- [??] 655 660 No es menos la que en el día Me está haciendo con llevarse A esta niña por quien yo Pensé otras almas lograseme Y así a perseguirla amigos Hasta sacarla del Carmen. Para conseguirlo es fuerza Una fuerte guerra armen. Los Dos Vamos que hemos de vencerla. Demonio Vamos que hemos de ganarle. -Vanse- Esposa 665 [¡]Qué felicidad se goza[,] Qué contento que alegría Al verse con la librea De la gran Reina María! 319 320 670 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix [¿]Habrá contento que llegue A llenar el corazón Como el consuelo que siento En mi santa vocación? Vocación Si no te desvías de mí Yo jamás te he de faltar 675 Porque siempre en centinela Para tu bien me hallarás. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 695 700 705 Perseverancia A tu amada Religión No la olvides un instante, Que si en ella perseveras 680 A Dios hallarás amante. Esposa [¿]Cómo me había de olvidar De mi Madre tan querida? Que en su defensa daré Mi sangre, mi honor, mi vida. 685 Ojalá la vean mis ojos Y yo la obedezca fiel, Guardando sus leyes santas Por amor del sumo bien. Religión Aquí estoy hija querida 331 690 Echa un Argos en tu bien, Y aunque te parezca dura No dejes de obedecer. Mira que a tu Esposo agrada La suma solicitud 331 Argos: En la Odisea, el siempre fiel perro de Odiseo. Símbolo de lealtad. De su Esposa, y cualquiera falta La detiene en la virtud. Mis leyes aunque parezcan Duras, ásperas, groseras, Y como el mundo se explica Imprudencias y tonteras. Por ellas te has de seguir Si me quieres profesar Pero a ti primero misma Anímate a renunciar, Que si a tu Esposo presente Tienes, suave se te hará El vencerte a ti, y así, Podrás mucho adelantar. Esposa Eso deseo Madre mía 710 Pues mis ansias son lograr Saber amar a mi Esposo Y al desposorio llegar. Religión Para que más te enamorare Su hermosura y su verdad, Aunque por un breve instante 715 Ahora te lo he de mostrar. Vocación Esposa, mira que dicha. No malogres tanto bien. Llégate y con tus caricias 720 Muéstrale lo quieres bien. Perseverancia Aunque se te muestre esquivo Persevera y no desmayes, 321 322 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Que el corazón animoso Vence las dificultades. Esposa 725 Mi dueño, mi bien, mi Esposo, Hechura soy de tu mano No me deseches bien mío Pues te busco tan temprano. Bien conoces tu Señor, 730 No merecer ser tu Esposa, Y que en mi es atrevimiento Querer conseguir tal cosa. Más, mirando a tu bondad Y que para ti me llamas, 735 Te pido que arda en tus llamas De tu amor mi voluntad. Como a ti me vea yo unida Más que padezca trabajos Que todos son agasajos 740 Para una voluntad rendida. No te retires de mí, Porque, [¿]a dónde iré Señor Si me falta vuestro amor Y si me dejas sin ti? 745 Enternézcate mi llanto Y muévate ya a clemencia, Pues estando en tu presencia Nada me causa ya espanto. Esposo Esposa, tu voluntad 750 Se me muestra ya rendida, Pero advierte que en la vida Hay mudanzas en verdad. Y aunque parece que estás Pronta a cualesquier trabajo Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 755 760 765 770 Aun yo no me satisfago Y te quiero pedir más. En primer lugar te advierto Soy delicado y celoso Y si yo he de ser tu Esposo Tú has de ser huerto cerrado. Si partido el corazón Lo tienes con las criaturas, Aunque sean de las más puras Ya no esperes mi atención. Con el Mundo, mi contrario, No pretendas hacer paces Porque en el día que las haces Me sentirás retirado. Si tú en estas lecciones Me fueres constante y firme Ya no tienes que pedirme Que tuyo es mi corazón. Esposa Señor, pues el mío está pronto Para hacer tu voluntad. 775 Échame tu bendición Que la voy a ejecutar. Esposo Si así lo hicieres serás De mi amor tú la escogida. Y si di por ti la vida 780 [¿]Cómo de mi dudarás? -Vase- Religión Hija, pronta me tendrás Para tu adelantamiento. Quita todo pensamiento 323 324 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Del mundo y la vanidad. -Vase- Esposa 785 Al retiro y soledad Me llama mi Esposo amado Y teniéndoos a mi lado332 [¿]Para qué quiero yo más? Vocación Si, pero la tentación 790 No está muy lejos de ti, Y así no apartes de mí, En la ausencia, el corazón. -Vase- Perseverancia Perseverancia y paciencia No olvides de tu memoria, 795 Que no se alcanza la gloria Sino con la resistencia. -Vase- Esposa [¡]Ay de mí! En que soledad Me he quedado sin sentir. Pero [¿]a dónde tengo de ir 800 Si siento a mi voluntad Que está caída y sin aliento Y en una perplejidad Que, hablando en toda verdad, Lo bueno me da tormento? Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Demonio 805 Eso has logrado rapaz Imprudente por querer Seguir a tu parecer Y no del que sabe más. No obstante[,] todavía puedes 810 Remediar tu desacierto Pues yo con todo secreto Te sacare si tú quieres. Mundo Yo en mi te esconderé Sin que se acuerden de ti. 815 Y así vuélvete hacia mí, Que yo te defenderé Y también te sacaré De todas tus aflicciones. Que conozcas mis razones 820 Son solo para tu bien. Carne No seas cruel contigo misma Que eres niña y delicada, Y esta vida tan cansada Te dará la muerte misma. 825 Ya tú eres captiva mía, Y como mi esclava haré Desista tu valentía Y tus fuerzas quitaré. Esposa Estoy ya tan sin aliento -Siéntase830 332 Dice teniendos. Que no es posible seguir, Y así me pretendo ir Saliéndome del convento. 325 326 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Demonio Aprieten bien los cordeles Que ya la vamos venciendo. Esposa 835 Yo siento que estoy muriendo. La observancia es superior A mis fuerzas. [¡]Ah, Señor! [¿]Qué es lo que está sucediendo? Mi voluntad está pronta 840 Mi carne es la que resiste Pues con tu gracia me asiste Y saldré de tal congoja. Santos de mi devoción, Luz os pido para hacer 845 La voluntad del señor En tanta tribulación. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López No merece ser oída -Hincase860 Voy a buscar acogida De los santos la piedad Hoy [Pídelo ella?] [lP?]333 Carne Calla, que no has de lograr El salir con tu capricho. Mundo Por nosotros la victoria 865 Es ya, no hay que dudar. Demonio Y pues que ganada está Me la tengo que llevar. -Agarra- Perseverancia Persevera y no desmayes. Vocación Esposa vuelve a tu aliento Renueva tu vocación. Esposa 850 Con todo mi corazón -Parase- 855 A mi Dios he de clamar Y espero he de alcanzar La victoria de[l] Señor. Y así pido con fervor Y confianza muy profunda, Pues mi confianza se funda En que es Dios mi salvador. Pero si mi indignidad Esposa Jesús, padre San Alberto, Que ya me quiere tragar. Religión 870 No hará tal, que yo en su nombre Te vengo a favorecer. Ya no tienes que temer, Pues estando yo a tu lado Tu enemigo ya burlado 875 No puede prevalecer. Aliéntate hija querida Que para esta Religión Dios te pide el corazón. Sele muy agradecida. 333 Se puede referir al gesto o acción de implorar. 327 328 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Esposa 880 Me siento con tanto aliento, Con tanta fuerza y valor Que ya solo es mi dolor Se me dilate mi intento. Y así Madre mía querida, -Hincase885 890 895 Yo jamás te dejaré. Contigo me quedaré Todo el tiempo de mi vida. Perdóname si de algún modo Yo quise de ti apartarme, Que era solo por librarme. Era inútil para todo No me deseches de ti, Que quiero a mi Esposo unida Servirle en ti agradecida Que es lo que quiere de mí. Perseverancia Con perseverancia Esposa Todo lo puedes lograr. Vocación Si en tu vocación gozosa Todo el bien quieres ganar. Religión 900 Feliz Esposa levanta, Que es mucha tu dignidad Para que a mis pies postrada Estés con tanta humildad. Esposa No me corráis Madre mía 905 Que no merezco besar Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López El suelo donde tus plantas Lo llegaren a pisar. Religión Vamos Señora que el tiempo -Cógela- Se acerca de profesar. -Vanse- Tercera Jornada Esposa 910 [¿]Es posible que ya llega Este tiempo tan deseado En que yo a mi Esposo amado De mi le hago yo la entrega? Demonio [¡]Que entrega ni que locura! 915 Si yo que era un serafín, No tuve tan alto fin [¿]Lo tendrá si una criatura? Deja ya esa fantasía Y ese imaginado Esposo. 920 Ven conmigo y generoso Te pondré en seguridad. [¿]No ves que es soberbia grande Pesar que una vil criatura Ha de servir a la altura 925 De un Dios que no hay quien le iguale? Esposa Fuera soberbia muy grande Al quererme yo igualar Si pretendiera buscar A Dios para sublevarme. 329 330 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Mundo 930 Y [¿]qué pretendas hacer Con ese encierro tan necio, Sino que piensen por eso Que te supiste vencer, Que al mundo y a sus regalos 935 Los supiste renunciar, Y te vienes a encerrar Para padecer trabajos? Esposa No quiero más alabanza Sino a mi Dios agradar 940 Y si esto llegara hallar Fuera mi mayor ganancia Carne Toda alabanza tendrás Riqueza, aplauso, y contento Si te sales del convento, 945 Si con nosotros te estás. Mira tus padres están Locos de pena por ti, Y así me han enviado a mí Que te saque de este afán. Esposa 950 Quita que la carne y sangre Por mi Esposo ya he dejado Y por su amor renunciado Cuanto quieras acordarme. Solo en ti quiero pensar 955 Esposo del alma mía. [¿]Cuándo llegará este día En que acabe de lograr La dicha de ser tu Esposa Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 960 331 Sin otra cosa desear? Más aquí estoy para pensar Si es tu gusto y no otra cosa. Vocación Tu resignación Esposa En el gusto de tu amado. Mucho es lo que le ha agradado 965 Mirándote fervorosa. Perseverancia El premio de esto ha de ser De que venga ya el Esposo Y como tan poderoso Te dé su eterno poder. 970 Alienta ese corazón Y con ansia muy crecida Ve con lámpara encendida A recibir al Señor.334 Los tres[:] No hará tal, que de mis brazos 975 Nadie la podrá sacar. Religión Quitad de ahí canalla vil Que no la habéis de vencer Pues contra vuestro poder La defiendo en mi redil. 980 Ya ella es hija de María Hija de la gran Teresa Y pues de su hija se precia Alusión a las vírgenes prudentes que estuvieron preparadas para recibir al Señor con sus lámparas encendidas mientras que las vírgenes tontas no tenían aceite para las suyas y llegaron tarde. Mateo 25:1-13. 334 332 985 990 995 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Logre ya el felice día Vosotros, porque quedéis Más vencidos que hasta aho[ra] En nombre de tal Señora Os mando de ahí no os meneis. Siempre a la vista estaréis De lo que va sucediendo Para que esta alma venciendo Más y más os sujetéis. Y tu hija muy amada Disponte ya, que ya viene[.] Mucha humildad te conviene Que así te hallará adornada. Clámale con gran fervor Y voluntad muy rendida[.] Confiésate agradecida Para lograr tal favor. Esposa 1000 Esposo mío y señor… -Hincase- 1005 1010 1015 Pues mi alma desea os tanto Enternézcate mi llanto Y ven ya, ven Dios de amor. Yo no me merezco el favor Más, si tú ya me elegiste Y por mí, tu vida diste Pues ven ya oh Dios de amor. [¿]No eres tú mi Salvador? [¿]No eres mi padre y mi hermano? [¿]No me escogiste temprano? Pues ven ya[,] oh Dios de amor. Más si eres mi Redentor, Y con tu sangre has comprado Esta alma que se os ha entregado, Ven ya, ven, oh Dios de amor. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Muévate, pues mi dolor Que al verme de ti apartada Conozco no valgo nada Y a ti busco, oh Dios de amor. Esposo 1020 Tanto me han enternecido Tus clamores y suspiros, Y con tus tiernos gemidos Que el corazón me has herido. Y pues ya tus enemigos 1025 Con mi gracia los venciste Y por mí a tu carne no oíste, Quedemos los dos amigos. Y como a más se encamina Para conmigo tu anhelo 1030 Celebre tu dicha el Cielo Pues es tan alta y divina. Llega amada mía a mis brazos Y logra de mis caricias. Pero en tan tiernas delicias 1035 Ámame sin embarazos. Esto es, quita el corazón De criaturas, sea quien fuere, Pues mientras ellas hubiere Que yo esté en ti[,] no es razón. 1040 Tu corazón para mí Tan entero te lo pido Que no esté, no, dividido Ni con amor hacia ti. Esposa Sustentadme con manzanas 335 1045 Porque me muero de amor 335 Otra referencia casi literal al Cantar de los Cantares. 333 334 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Al ver que mi Salvador Me escogió entre mis hermanas. -Hincase- 1050 1055 Pues yo de muy buena gana Mi corazón te daré Y con él sacrificaré Sentidos, potencia y alma. Y así ya vuestros consejos Por presentos yo me impongo336 Y gustosa arrimo el hombro Mirando al mundo de lejos. Mi voluntad sacrifico Por tu amor a la obediencia. Enseñadme aquesta ciencia Pues aprenderla me aplico. Religión 1060 Con la obediencia le das A tu Esposo mucho gusto Pues lo más noble, y más justo Sacrificado le has. Esposa Como la misma pureza 1065 Eres, por no hallar calma, La del cuerpo y la del alma Sacrificio a tu belleza. Vocación Tan bella estas a sus ojos Con la Castidad hermana 1070 Que admite de buena gana De ti misma estos despojos. 336 Presentos, por “preceptos”, o sea, reglas de comportamiento inapelable. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esposa Del mundo quisiera ser Dueña por este momento Y dejar todo contento 1075 Por tener que merecer. Y así os hago saber Que prometo la pobreza Pues en casa de Teresa Nada se puede poseer Perseverancia 1080 Más libre y más adornada Quedaste para tu Esposo No te faltará el gozo De no reservarte nada. Esposa Más como soy tan mudable 1085 Tan débil y sin constancia Y deseo con toda ansia El huir, porque soy miserable Y así añadiendo otro Eslabón a mi cadena 1090 Me encierro pero sin pena Prometiendo esto, convento. Esposo Que bella que me pareces Esposa; en ti me recreo Cúmplase ya tu deseo 1095 Pues en las virtudes creces. Tanto tus votos me agradan Tanto con ellos me obligas Que aquí acaban tus fatigas Y eres ya mi Esposa amada. 1100 Esta señal llevaras 335 336 1105 1110 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix En tu rostro por que vean Que ya eres mía, y no posean A tus afectos jamás. Religión, a ti te toca Ponerle a la esposa el velo Pues ella con grande anhelo Fue constante como roca. Ayuda tú, Vocación, Y ven tú, Perseverancia, Pues las dos con gran constancia Guardaran su corazón. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Religión Presos ahí habéis de estar Y todo el suceso ver. Esposa 1125 Esposo amado de mi alma [¡]Que exceso con vuestra sierva! Vocación No ceses de darle gracias Que se adquieren las más finezas. -Música por [notación en blanco]-337 [Esposa] Puso una señal el Señor En mi rostro porque fiel Sea tan suyo mi amor 1115 Que no admita fuera del Otro cualquier amador Demonio Y yo ya de pena muero Sin poderme desprender. Mundo Yo a los montes me quiero ir 1120 Para poderme esconder. Carne Y yo volverme a mi nada Quedando en mi primer ser. Falta también la notación del personaje Esposa quien, obviamente toma la palabra. 337 Perseverancia Y pagarle con amor, 1130 Pues su amor te manifiesta. Esposo Para ti Esposa querida He creado el Cielo y la tierra Y cuanto en ello se encierra A tu planta esta rendida. 1135 Más vive reconocida Que el premio se te dará Si tú con puntualidad Guardares tu profesión Y si no la Religión 1140 [De] Infiel te acusará. En lo poco gran cuidado Tendrás que en mi eterno juicio Te servirá de perjuicio En no haberlo tu guardado. 1145 Tu corazón resguardado De lo grande así estará Porque muy claro se está, Que si en lo poco estuviere Descuidado, ya se infiere 337 338 1150 1155 1160 1165 1170 1175 1180 1185 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Que en lo más grande caerá. Y si cuando como Juez Al mundo venga a juzgar Yo te llegaré a encontrar Que en todo me has sido fiel. Si en mi divino arancel Tus cuentas están cabales Haré que en juzgar me iguales Y porque fiel sierva fuiste Entra, pues te constituiste. Goza el premio de los leales La Corona lograrás De esposa mía muy querida. Pero ya desde esta vida De mi mano gozarás. También te prepararás Por lo que vaya enviando, Que en la vida trabajando Por mi amor es muy preciso. Y si te apartas del vicio Vas sin duda aprovechando. Más como todo mi amor Lo tengo puesto en mi Esposa No quiero que quede cosa Que no venga con fervor A servirla, que este honor Le he de hacer porque es mi amada, La escogida y regalada La que con perseverancia Con la ayuda de mi gracia No la pudo vencer nada. Y así venid a gozar Un destello de mi gloria, Porque quede en la memoria Como sé galardonar A quien por mí el penar Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 1190 Desprecian con violencia. Con constancia y bizarría. A un martirio prolongado Por mi amor se han entregado, Como ha hecho esta Esposa mía. Ven al trono de tu Esposo Y goza con alegría De éste tu felice día Todo sea placer y gozo. -Música Seria- 1195 1200 1205 Feliz Esposa mía Que has conseguido Vivir gozosa Con tu querido Hoy que es el día De hacer mercedes. Pide, que todo Se concede. Pide la gracia Para servirle, Que el que esto alcanza, Es el que vive. Esposo Triunfa de tus enemigos Y mírales ya a tus pies. Rendidos y avergonzados 1210 Los tienes a todos tres. Esposa Querido Esposo del alma Confiada vuelvo otra vez A repetirte las gracias Por tal favor y merced 1215 También te pido que veas A mi amada Religión 339 340 1220 1225 1230 1235 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Y cada día más la aumentes En gracia y en perfección. Por este Santo Convento Por mi N. M. P.338 Por mi superiora y demás Pertenecientes de toda. Por todas las Religiosas De aquesta Comunidad Que como son tus Esposas Te desean mucho agradar. Y por todo el Jovenado339 Que te ame con perfección, Que lo llenes de tu gracia Y le eches tu bendición. Por la pobre que presenta Por obsequio esta friolera, Dale luz para que te ame Y que en tu gracia se muera. Por la novicia Que queda, tenla Señor, de tu mano Para que al mundo no Vuelva y se la coja. Esposo 1240 Todo lo concedo Esposa Y más que oculto daré A tus pies [ya] tus hermanas Y aun a ti misma también Vocación Goza tu dicha que ya 1245 Nadie te la ha de quitar. 338 339 N.M.P. Puede ser: Nuestra Madre Priora. Jovenado es el estatus con el que se identificaban las recién profesas. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Perseverancia Ya ves, lo que mucho vale, Mucho es lo que ha de costar. Esposa Las dos con la religión Me ayudareis a guardar 1250 Con la mayor perfección Lo que llegue a profesar. Religión Hija no te dejaré Si perseveras constante. En la guarda de [la] ley 1255 Acuérdate en todo tiempo Cuantas empezaron bien Y al acabar se perdieron Por no saberse vencer. La Corona no se da 1260 Hasta el fin de la pelea Sosiégate y así gozarás Sin duda de la gloria eterna. Demonio Todo lo he perdido yo Quedando ella vencedora. Mundo 1265 Ya despreciado y corrido Me salgo de este convento. Carne Mortificada y vencida Aquí me dan gran tormento. 341 342 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Esposo [¿]Ves Satanás que no pudiste 1270 Vencer a quien yo defiendo? Canten esta gran victoria Los Ángeles en el Cielo Y los hombres en la tierra Todo sea gozo y contento. 1275 Cantan por la Gloria. Goza de tu dicha Y vive [y] goza Pues venció la gracia ¡Oh[,] feliz Esposa! 1280 El Cielo se alegra La tierra se pasma Viendo tan divina A la que es humana. Si Esposa se nombra 1285 Del manso Cordero, Que sea corderita Le pide primero. El Sol y la Luna Las Aves y plantas 1290 Todos se le rinden Y están a sus plantas. Como el Dios de amor340 Es su querida Todo se le da 1295 En pan y en bebida. Que mucho, que todas Las otras criaturas La sirvan, la obsequien Pues son sus hechuras. 1300 Que viva el Esposo Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López En los Corazones [¡]Qué viva, qué viva! Y nos de sus Dones. -Aquí el último párrafo- Esposo Levanta Esposa y advierte 1305 Que esta candela te avisa Que el tenerla es muy precisa Para la hora de la muerte. Entonces como prudente Sin tener que ir a buscar 1310 Aceite para echar En tu lámpara a aquella hora Gozarás lo que por ahora Tú supieres preparar. FINIS CORONAT 341 1315 OPUS 1.3.d. Un coloquio jesuita para la profesión de una carmelita342 El carácter sui generis de este coloquio de profesión reside en el mensaje de unión y compatibilidad entre la orden del Carmelo reformada instituida por Santa Teresa de Jesús y la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola. Aunque estos dos personajes históricos no se conocieron personalmente, la influencia de la orden jesuita en la vida espiritual de Teresa de Jesús por medio de varios de sus confesores es bien conocida. La notoriedad de los confesores jesuitas en la Nueva España se aprecia El fin corona la obra. Gertrudis María de San Esteban profesó en el convento de San José de Carmelitas descalzas de Ciudad de México en 1748. Es muy posible que sea la profesa a quien se le dedicó este coloquio. 341 342 Debía ser “del Dios de Amor” para seguir la consonancia con las siguientes líneas. Es posiblemente error de la copista. 340 343 344 345 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López en esta composición, que fue escrita por un miembro anónimo para celebrar la profesión de una religiosa que se crió espiritualmente bajo la protección de la orden. La madre Ana María de San Esteban y el año de su profesión se han identificado, con un alto grado de probabilidad, mediante la consulta de las tablas de religiosas profesas en el convento de San José de Carmelitas Descalzas de Ciudad de México, conocido también como Santa Teresa la Antigua, y publicadas por Manuel Ramos Medina. De acuerdo con esta fuente, la profesión se realizó en 1748.343 Ningún otro coloquio, de los conocidos hasta ahora, en honor de una profesión religiosa, utiliza santos como sus personajes, factor que concede a esta corta composición un carácter distintivo y excepcional. Las dos órdenes están representadas con dos santos de cada parte. Teresa de Jesús y Juan de la Cruz se complementan con Ignacio de Loyola y Luis Gonzaga, patrón de la juventud y muy apropiado para aparecer en la profesión de una joven religiosa. El personaje popular del mandadero sirve con el fin de añadir jocosidad a la composición. La música se asocia a un grupo musical descrito como “coro de música” que canta un estribillo y sirve de apoyo a la locución muy usual en las composiciones teatrales conventuales del siglo xviii. La trama es sencilla pero también significativamente diferente de otros coloquios de profesión en cuanto a que no se recurre a la aparición de personajes emblemáticos de la espiritualidad como Mundo, Demonio, Gracia, etc., entablados en una lucha por el alma de la profesante. En este coloquio se propone que los santos jesuitas intentan “robar” a una novicia que se apresta a entrar en el convento de las carmelitas y su justificación de tal intento, que al final queda defraudado. El descabellado plan de los dos jesuitas da lugar a ser tomados por “ladrones”. La hilaridad y la ofuscación se hacen precisamente más obvias por tratarse de figuras de santos muy reverenciados que se emplean en comportamientos nada ejemplares. El Coloquio comienza con San Ignacio, que atormentado, pretende buscar algo perdido. San Luis Gonzaga inquiere por la causa de su preocupación. Ignacio acusa sesgadamente a Teresa de Jesús de haberle quitado “una prenda” que le pertenece, la joven Ana María, quien acaba de profesar. San Luis Gonzaga se hermana a San Ignacio en su agravio. Inmediatamente Ignacio sugiere hurtar a la religiosa del convento con sigilo y llevarla a uno de los colegios jesuitas donde la esconderían y donde ella viviría contenta. El complot jesuítico es descubierto por un mandadero que celebraba la profesión y que, al ver a los dos jesuitas en el templo, supone son ladrones. Inmediatamente da la voz a Santa Teresa, pero la incrédula santa intenta sacarlo de su error. Ante la insistencia del mandadero la santa se decide a averiguar el asunto. Al encontrarse con los jesuitas, se reconocen mutuamente, y San Ignacio, tras rendirle tributo declara no ser un ladrón, sino una persona en busca de una reparación: la devolución de un tesoro propio. San Luis aclara que el tesoro es la profesa Ana María, e insiste en la devolución de la alhaja jesuítica. Santa Teresa, ahora en compañía de San Juan de la Cruz, pide una aclaración. La alegación hecha por San Ignacio, es que, desde su niñez, la profesa se ha criado devotamente en las iglesias y en la espiritualidad ignaciana, aunque el santo concede que la joven también ha buscado la tutela carmelita. En busca de una reparación equitativa, propone encontrar la respuesta más justa: cuál de las dos devociones ha sido la primera, asumiendo que la primicia sería la ganadora. San Luis Gonzaga apuntala el argumento de Ignacio aduciendo que aun antes de nacer, Ana María era ignaciana porque su ilustre parentela era devota de los jesuitas y era imposible negar su filiación. De modo sorprendentemente directo, Santa Teresa niega la validez del argumento de los ignacianos, con la certitud que le Manuel Ramos Medina, Místicas y descalzas. Fundaciones femeninas Carmelitas en la Nueva España. México: Condumex, 1997, 285. “Gertrudis María de San Esteban. Profesó en 1748”. La ligera variación en los nombres era usual, y dado el hecho de que la profesión se hizo antes de la expulsión de los jesuitas en 1767, la identificación tiene un alto grado de certitud. La única otra religiosa que utilizó el apelativo de San Esteban fue María Micaela de San Esteban, que profesó en 1774, cuando ya no era posible una intervención de los jesuitas. 343 346 347 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López da saber que la profesión de la carmelita se había hecho por “disposición suprema”. Esta invocación tendría un gran peso en la solución del problema. El mandadero se hace parte del diálogo, e incita a Santa Teresa en su defensa y hace chanza de los padres al decir que la podrían ver, pero ya como parte del convento de las carmelitas. La seriedad argumentativa regresa cuando Ignacio y Luis confiesan que si Teresa puede probar que la profesión fue de “disposición suprema” eso bastaría para que él y San Luis salieran derrotados en su empresa. Teresa explica los argumentos que le dan plena confianza de la posesión legitima de la profesa para su claustro. Aduce que en su elección y profesión se siguieron las reglas teresianas de un riguroso método de oración e introspección profunda de la comunidad antes de la admisión de una nueva monja, así como un examen de la fuerte vocación de la aspirante durante su noviciado virtuoso, y la felicidad que la colma en su profesión. ¿Pudiera dudarse que su profesión en el Carmelo no es sino aprobada por una autoridad suprema? San Ignacio se rinde ante los argumentos y el Coloquio termina con la aparición de la madre Ana María en la escena donde recibe un abrazo y las bendiciones de San Ignacio y San Luis en medio de un regocijado reconocimiento. Este coloquio sugiere la voluntad de acercar el carisma espiritual ignaciano al teresiano, proceso que comenzó con la admisión personal de Santa Teresa de estar endeudada con el canon ignaciano cuya influencia fue muy importante en la adquisición de su madurez espiritual. Teresa llegó a conocer y recibir consejo espiritual de San Francisco de Borja y se confesaba con los jesuitas. A raíz de la guía espiritual de esos confesores Teresa experimentó lo que ella describió como su primer arrobamiento.344 En el siglo xviii y algunos años antes de la profesión de Ana María de San Esteban, la comunión espiritual que parecía acercar a estos dos santos llegó a predicarse como “desposorio” espiritual por un popular y ampuloso orador sagrado carmelitano del vi- rreinato, fray Nicolás de Jesús María. En 1733 se imprimió en México su sermón sobre los desposorios de San Ignacio y Santa Teresa.345 Sería posible que ese tema se hubiera hecho materia de especulación con posibilidad de expresión en un coloquio celebratorio de un desposorio espiritual como el que nos ocupa. En el coloquio del anónimo jesuita, la escena final conjura una unión discreta de la espiritualidad de ambas órdenes. De la condición de carmelita de María Ana, San Luis Gonzaga dice: “en el habéis juntado con traje de carmelita la realidad de jesuita”. Por su parte, San Juan de la Cruz y Santa Teresa remachan ese concepto cuando dicen que el amor de las dos órdenes quedará vinculado en la profesión, que será digna de alabanza y para gloria de Dios. Aun el humilde mandadero se inspira a declarar la unidad esencial de Teresa e Ignacio: “La Compañía es de Jesús, y es de Jesús Teresa”, una ingeniosa síntesis del espíritu del Coloquio. Es de notar que, a pesar de la brevedad de esta composición y de la intervención de Teresa, la santa aparece con una bien delineada autoridad femenina y espiritual. Teresa se enfrenta a dos hombres santos, uno de los cuales esgrime con firmeza un reto a la validez de la profesión, alegando un “derecho que siempre hemos tenido”. El cuestionamiento de la pertenencia Teresa de Jesús, Obras de la gloriosa madre Santa teresa de Jesús, Bruselas: Francisco Foppens, 1675, pp. 96-97. 344 Fr. Nicolás de Jesús María, El Pretendido. Empeños de la Santidad y Desposorios de San Ignacio de Loyola con Santa Teresa de Jesús. Panegírico que en el día del generoso adalid Capitán General de la más Sagrada Compañía, predicó en el Colegio de los Reverendos Padres jesuitas de San Luis Potosí el Padre Fray Nicolás de Jesús María, Religioso Carmelita Descalzo… México: José Bernardo de Hogal, 1733. Gran parte del sermón y una acerba crítica de éste y de su autor se encuentra en, Agustín Rivera, Principios críticos sobre el Virreinato de la Nueva España y sobre la revolución de Independencia. Tomo 2º, Lagos: Tip. de V. Vezoz, 1887, pp. 166-178. Fray Nicolás predicó el sermón en el templo jesuita de San Luis Potosí. Tres reinos pretendían a Ignacio: Gracia, Virtud e Iglesia, pero Teresa los derrotó y conquistó a Ignacio. “Fue Teresa una santa muy casada con San Ignacio y está San Ignacio muy casado con Santa Teresa.” “¿Quién ha dado estas manos? ¿Quién ha hecho este casamiento? ¿Quién? Lo uniforme de sus voluntades en el maridaje de sus virtudes; ya nacieron desde sus cunas casados.”, p. 17. 345 348 349 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López de un alma al Carmelo y no a los jesuitas, exige una razón muy convincente para privar a la Compañía de su señorío espiritual. En su respuesta, Teresa dice enfáticamente que la “alhaja es muy nuestra.” Niega que haya privación. Ignacio y Luis persisten: “¿Y habrá razón de privarnos de esta flor que ha sido nuestra?” En una sola línea de gran contundencia la mujer se yergue segura de su juicio: “Sí habrá, y yo soy quien lo niego.” El yo teresiano es rotundo; su certidumbre es firme. Siembra la duda en Ignacio y Luis. San Juan de la Cruz, el tercer hombre, si bien apoya a Santa Teresa, sugiere una “prueba” a la cual asienten Ignacio y Luis. Entonces Teresa despliega sus argumentos. La tensión de géneros en este pasaje no deja de impresionar porque al final de cuentas, el balance resulta a favor de Santa Teresa. La “contienda” prevista por los jesuitas es ganada por la mujer santa. Si Ignacio necesitaba saber si “el cielo así lo dispuso” concluye que “venciste, y de nosotros has triunfado”. Asimismo, es digno de resaltar que hay varios elementos de comicidad sutil dirigidos a quien sabría interpretarlos. Cuando San Ignacio y San Luis planean su complot para robarse a la profesa sugieren internarla en varios colegios jesuitas, ninguno de los cuales aceptaba mujeres, siendo uno de ellos específicamente dedicado a los indígenas. Sin duda estas alusiones harían reír al auditorio que compartiría el Coloquio. Muy importante es la voz del humilde mandadero, quien expresa el apoyo popular a la santa y a sus carmelitas. No solo es él quien dirige la fiesta popular ante la profesión, sino quien alerta a la santa sobre el “robo”, e inserta varios pasajes que dentro de su jocosidad indican que su presencia es necesaria. Insta a los músicos a seguir cantando, aplaudiendo y justificando la profesión ante el cuestionamiento ignaciano. Cuando Teresa se dispone a exponer sus razones, el mandadero hace un comentario chistoso sobre las únicas posibilidades de ver a la profesa: o en la reja, o en la azotea del convento teresiano, y confía en la defensa de la santa y en su capacidad de “sujetar” a los padres. “Todo ello parará en fiesta”, dice, poniendo su esperanza en el triunfo teresiano. El estribillo musical “que es justa nuestra alegría” resume el ar- gumento del Coloquio a través de esa óptica popular. Importa también señalar que, en esta composición, se insertan varios elementos del habla y uso del siglo, aunque algunos no quedan muy claros para el lector o lectora modernos. Los términos chiquihuite y monjivelos tendrían un significado especial para los contemporáneos. El adjetivo “jesuana” respecto de una floresta es de notar. La costumbre de las monjas a subir a la azotea para unirse a la celebración de alguna fiesta del calendario religioso (como el día de San Juan) indica ciertas trasgresiones a la estricta observancia, no solo en este convento sino en los de otras órdenes femeninas. En ningún momento deberían las religiosas subir a las azoteas, pero hay constancia que esto se llegó a hacer en algunas ciudades del Virreinato.346 El jesuita anónimo autor de este coloquio no alcanzó el pulimiento literario que sería de esperar en una obra de mayor rigor teatral, pero sí logró capturar y resolver con ecuanimidad, simpatía, y sinceridad la relación entre los jesuitas y la reformada de Santa Teresa de Jesús cuando ambas se conjugaban en la profesión de una religiosa devota de ambos carismas. La escenificación no es compleja, pero hay suficientes acotaciones para indicar el movimiento de los personajes y su interacción en los diálogos, tales como movimientos corporales, correr, volverse el uno al otro, y propiciarse abrazos. En la segunda mitad del siglo xviii se suscitó un enfrentamiento, generado a raíz de la implantación de las reformas a la vida común entre el obispo Francisco Fabián y Fuero y las monjas de los cinco conventos de calzadas de la ciudad de Puebla de los Ángeles. Las religiosas subieron a las azoteas dando “voces” al público sobre de su inconformidad, y fueron amenazadas por el mitrado de ser excomulgadas al acusarlas de haber roto el voto de clausura. Al respecto véase Rosalva Loreto López, Los conventos de mujeres en el mundo urbano de la Puebla de los Ángeles del siglo xviii, pp.117-66. 346 350 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Anónimo. Coloquio que para celebrar la profesión de la Madre Ana María de San Esteban, hizo un Jesuita en reconocimiento del mucho amor, que la Profesa tiene a la Sagrada Compañía de Jesús. Personajes: San Ignacio, San Luis Gonzaga, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz347 y un mandadero. -Sale por un lado San Ignacio mostrando un gran cuidado y en ademán de quien busca por todas por partes alguna cosa que perdió.-Sale por el otro lado San Luis y le dice:San Luis [¿]Dónde vas Padre querido? [¿]Que es lo que así te atormenta[?] Que siendo tuyo el cuidado De los dos será la pena. Dime, [¿]acaso te fatiga 5 Alguna fortuna adversa? [¿]Cómo en un templo de paz Así la inquietud se alberga? [¿]Acaso la Compañía Se ha destruido? Más aquesta 10 Pena con breve oración En ti quedara deshecha. 347 San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Sociedad de Jesús. Beatificado en 1609 y canonizado en 1622. La Compañía de Jesús se fundó en 1539 y fue aprobada en 1540 para la preparación de misioneros. San Luis Gonzaga (1568-1591) fue miembro de la distinguida familia de la Casa Gonzaga en el ducado de Mantua. Fue estudiante del Colegio de la Sociedad de Jesús en Roma y murió a raíz de una epidemia. Fue beatificado en 1650 y canonizado en 1726 como patrón de la juventud. Santa Teresa de Jesús, o Teresa de Ávila (1515-1582) reformadora y fundadora de la orden de las Carmelitas Descalzas. Beatificada en 1614 y canonizada en 1622. San Juan de la Cruz (1542-1591), miembro de la orden del Carmen reformada por Teresa de Jesús, canonizado en 1726. Se destacó por su obra poética y mística. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 15 351 Di pues, te ruego la causa Que así tu pecho atormenta Que yo siguiendo iré Contigo a cualquier empresa.348 San Ignacio Eso ignoras Luis [¿]no sabes? Que aquella que de la Iglesia Ha sido luciente antorcha Y de amor divino esfera, 20 Aquella que en las virtudes Lució como sol, Teresa Que ha sido por sí y sus hijas En honrarnos la primera 25 Ahora en este día nos quita En Anna María una prenda La más amada de todas. San Luis Pues Padre, justa es tu queja Y tan justa, que por eso 30 Te dije antes de saberlo Y ahora lo vuelvo a decir Que de los dos es la pena. San Ignacio Pues valor que victoriosos Salir hemos con la nuestra 35 Hurtándola del convento Sin que las Madres lo sientan. José de Páez, maestro de pintura del siglo xviii representó a San Ignacio junto a San Luis Gonzaga adorando el Sagrado Corazón de Jesús en 1770. La obra se encuentra en la colección de Jan y Frederick Mayer, en Denver, Estados Unidos. Ver, Luisa Elena Alcalá. Fundaciones jesuíticas en Iberoamérica. Fundación Iberdrola, Ediciones el Viso, 2002, p. 39. 348 352 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix San Luis Pronto estoy para ayudarte En tan reñida contienda Pues queriéndome ella tanto 40 Es mucha razón quererla. A San Gregorio llevarla Que es el colegio más cerca349 Me parece, que yo sé Que allí vivirá contenta. 45 San Ignacio No, que [en] el Colegio Máximo350 Será mejor esconderla, Que aquel fue el cielo primero En que nació como estrella Si no es, que por el amor 50 Que al Padre que la gobierna, Tiene, y ha tenido siempre. A San Andrés se nos va ella.351 San Luis Padre sea donde se fuere Sin que la tierra lo sienta 55 El Colegio de San Gregorio de la ciudad de México fue establecido en 1586 y fue destinado a la instrucción de los hijos de caciques indígenas y su preparación elemental. 350 El Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo fue fundado en 18 de octubre de 1574, dos años después de la llegada de los jesuitas a Ciudad de México. Para el siglo xvii se había convertido en sede de estudios mayores para la formación intelectual y religiosa de la élite social. Nunca admitió mujeres. 351 Colegio de San Andrés, de México. Su rector, consultor de Provincia y prefecto de Salud era el padre Francisco Ceballos, que debe ser uno de los dos jesuitas mencionados en el Coloquio. Tomó el hábito en 1720. Ver, Catálogo de los sujetos de la Compañía de Jesús que formaban la provincia de México el día del arresto, 25 de junio de 1767. México: Imprenta de I. Escalante y Cía. 1871, p. 111, 184; Rafael Heliodoro Valle, Jesuitas de Tepotzotlán (1953), 185. En, https://cvc. cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/09/TH_09_123_165_0.pdf 349 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 353 Ni las Madres se alboroten Demos principio a la empresa. -Sale el mandadero con un coro de música cantando toda esta letra.- 60 A la Madre Ana María Musiqueros aplaudir Es necesario y decir Que es justa nuestra alegría. -Salen Santa Teresa y San Juan de la Cruz y corriendo tras ellos el mandadero dice:- 65 Los ladrones, Santa Madre, Los ladrones dentro están. Si no socorremos presto La Iglesia nos robarán. Vestidos como los Padres Jesuitas entraron ya Y no sé qué robos dicen Que quieren hacer acá. Santa Teresa Calla ignorante, [¿]no sabes 70 Que los Jesuitas lo mas Que buscan son almas Que a Dios procuran ganar[?], Y si les llamas ladrones De las almas lo serán. 75 Ojalá y que fueran ellos Ojalá y fuera verdad. Mandadero Madre es cierto lo que digo Los ladrones dentro están Que porque no los conozcan 80 De Padres se visten ya. No es nuestro Padre Ceballos Que viene aquí a confesar. 354 85 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Ni el Padre Castillo,352 ni otros De los que vienen acá. Santa Teresa Pues si son ladrones, vamos No temas, que ellos huirán. Puesto que tú sabes dónde, Iremos juntos allá. -Vanse juntos, y San Ignacio, y San Luis les salen al encuentro. Dice hablando con San Juan de la Cruz y después con Santa Teresa. San Ignacio Dios te guarde astro ardiente, luminoso 90 Y fortísimo Atlante del Carmelo Cuya cruz conservó con santo celo Este pensil de frutos tan copioso Y a ti prospere el Todopoderoso Oh Teresa, pues siendo monjivelo 95 De amor divino, tu encendido anhelo Un vergel fabricó tan portentoso. No venimos, no injustos robadores a despojar tu templo enriquecido 100 Gonzaga, y yo, ni a hurtarle sus honores. El derecho que siempre hemos tenido A un tesoro, nos trae como acreedores Pues dicen que en tu casa se ha escondido -San Luis hablando con los dos105 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López La perla que aquí buscamos No es ahora la que se piensa Pues ya sabéis, no merecen Hubo un padre jesuita Miguel Castillo, nacido en México en 1707 y novicio en 1726. Pertenecía al Colegio Máximo de México, actuando como prefecto de la Anunciación y confesor. Otros tres individuos de apellido Castillo son mencionados como miembros de la provincia en 1773. Ver, Catálogo de los sujetos de la Compañía de Jesús, pp. 13, 99, 108; Rafael Heliodoro Valle, Jesuitas, p. 184. 110 115 355 Atención cosas terrenas. Es aquella luz hermosa Aquella blanca azucena Que a este jardín trasplantada Hoy la celebran profesa. Ésta a tus pies nos ha traído [Oh] Juan, [Oh] ilustre Teresa, Que en cobrar alhajas tales Justo es se emple la prudencia Santa Teresa Enigma parece obscuro Vuestra razón y propuesta, Pues como propia cobráis la que es alhaja muy nuestra San Ignacio 120 Ser nuestra, verdad es clara y a toda luz manifiesta. San Luis Para que conste, ser cierto Que se lo pregunten a ella. San Juan de la Cruz A ceder prontos estamos Pero oír queremos la prueba. 125 Mandadero Seculorum353 nuestro Padre Sor Chiquicuite354 se da, Si no estoy muy sobre aviso 352 Bonorum y Seculorum, términos utilizados en esta composición, son parodias del latín puesto en boca de un personaje de poca educación 354 Chiquihuite. Cesto para tortillas; palabra de origen nahua y de uso desde tiempos prehispánicos. 353 356 130 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Santa Madre se la llevan. Y así mis cantores Con vuestros acentos A estos mis dos Padres Demos un recuerdo. -Cantan- 135 A la Madre Anna María Musiqueros aplaudir Es necesario, y decir Que es justa nuestra alegría San Ignacio Obedecer, quiero luego Oye Juan, y oye Teresa 140 Les derechos que me asisten Y que la razón alega. Digo pues, que aquesta flor Que con su blancura tersa Si acaso no las excede Compite con las estrellas. 145 Apenas nació a gozar Aquesta vital esfera Cuando se vio florecer En la Jesuana355 floresta, 150 Con tal amor, que dejando Aun las caricias maternas Todo su contento fue Vivirse en nuestras Iglesias. De los Jesuitas mis hijos, Aquella leche primera 155 Recibió, que en el espíritu Hace a las almas perfectas. No fue más constante el sol En alumbrar las esferas 355 Propio de la Compañía de Jesús. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 160 165 170 175 180 Ni en ilustrar todo el orbe Con sus benignas influencias, Cuanto lo fue en ilustrar Como aurora, o como estrella Nuestras casas frecuentando Y asistiendo a nuestras fiestas. Cual haya sido su amor Conmigo y con Luis, se prueba Pues honrarnos le fue siempre Su más feliz primavera. Más con todo, me parece Podrás responder Teresa Que también estas delicias Encontró en tus flores bellas. Que en tus porterías y tornos Se vivía desde pequeña Pretendiendo desde entonces De tu escudo la tutela. Es así, y yo te concedo Que sea su afición pareja A entre ambas partes, más, [¿]cuál Fue de las dos la primera? San Luis De la que tuvo a nosotros Puedo decir con verdad Que no sé qué fue primero, 185 Si amar, o tener ser ella. No había nacido, y ya el cielo Parece, que daba muestras De querer, que Anna María Fuese luz de nuestra esfera. 190 Y es que nacía de unos padres De una ilustre parentela Que en nuestro amor se ha esmerado Y presa de él se confiesa. 357 358 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López -Dicen juntos San Ignacio y San Luis195 [¿]Y habrá razón de privarnos De esta flor, que ha sido nuestra? [¡]Oh cielos! [¿]Quién dudará Que es nuestra aquesta azucena? Santa Teresa Si habrá, y yo soy quien lo niego Porque estoy del todo cierta. 200 Que fue dádiva del cielo La que hoy gozamos profesa. Y es tanta verdad, oh, Ignacio, Que yo por tu amor cediera a no saber que esto se hizo Por disposición suprema. 205 Mandadero Bonorum, oh Santa Madre Eso sí, que a mí me alegra, Que contra tantas razones Así sepas defenderla. 210 Dile a esos Padres benditos Que acá la verán en reja y que con tocar a ejemplo Saltará ella de contenta. Diles que el día de San Juan356 Cuando a la azotea se trepan 215 Nuestras Madres, desde allá La verán sus Reverencias. Y en fin no consientas, no Que se vaya, que de pena 220 Se morirá nuestra Madre Su Maestra y todas con ellas. Y así para divertir 356 24 de junio. Se celebra el nacimiento de San Juan Bautista. 225 a los Padres de esta empresa Cantemos para que todos, Todos estemos de fiesta. A la Madre Anna María Musiqueros aplaudir, Es necesario, y decir Que es Justa nuestra alegría. San Ignacio 230 Ni el concierto de las voces Ni la armonía de las cuerdas Me divierten, pues no olvido Lo que escuché de Teresa Luis, oíste bien lo que nos dijo 235 Que es disposición suprema Que el cielo así lo dispuso Esto es lo que me hace fuerza. San Luis Y con razón en tu pecho O[h!] Santo Padre hace mella 240 Esa razón, que eso basta Para ceder de la empresa San Juan de la Cruz Basta y sobra, pues Ignacio Y su religión entera No buscan más que la gloria 245 Y disposición eterna. Más con todo, será bien Que de esto nos dé la prueba Teresa, pues asegura Ser de Dios voluntad cierta San Ignacio y San Luis juntos 250 Contentos somos con eso Pues como ella no convenza 359 360 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López De que este es gusto de Dios Se acabará la contienda. 280 Santa Teresa Escuchadme pues, y atentos 255 A las razones, que alega Mi lengua, conoceréis Si es disposición suprema. Mandadero Buena va la danza Ya los Padres se sujetan 260 Al dicho de nuestra Madre. Todo ello parará en fiesta. Santa Teresa Digo pues que este mi cielo Tiene número de estrellas Tan fijo, que no se ve una 357 265 Hasta que la otra fallezca. Murió, mal digo, pasó Una de ellas a otra esfera, Y luego al punto escogimos Entre todas las más bella. 270 Ésta fue tu Anna María Cuya elección ha sido hecha No por humanas razones, No por motivos de tierra. Se hizo antes mucha oración 275 Se ofrecieron penitencias Y con los votos de todas Habló Dios por todas ellas. Las constituciones carmelitas especificaban que solo podía haber 21 monjas en cada convento. 357 285 290 295 A esto se llega también De su vocación, la fuerza Con que nos pedía la cruz Que su esposo le apareja. De esto nos daba también Una, y repetidas pruebas, Con el amor, que nos tiene Como tú mismo confiesas. Lléganse a esto los ejemplos De virtud, y de entereza Que en su noviciado dio Aun con ser planta muy tierna. [¿]Qué diré, del regocijo Al verse este día profesa Que parece estar en esto Su felicidad eterna? Siendo esto así, [¿]dudarás [Oh] Ignacio y Luis, ser muy nuestra La que obedecéis rendida A la voluntad suprema? -Quédase San Ignacio en silencio y suspenso por un rato y luego dice:- 300 305 Venciste, y de nosotros has triunfado Teresa, con facundia, más que humana Y habiendo nuestras quejas escuchado Todas las has deshecho muy ufana Mas ya que la contienda se ha acabado Déjame ver a mi hija la Madre Anna, Que yo de tus razones convencido, Del daño me confieso agradecido. Santa Teresa Ya que mi amor no te puede, Ceder esta hermosa perla, Negar no puede la vista A la que tu afecto anhela. -Sale la Madre Anna María, y al llegar a San Ignacio dice:- 361 362 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix San Juan de la Cruz 310 Advierte cuan bien empleada Está tu fineza en ella Mira Luis, que bien el traje De Carmelita le asienta. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 363 San Luis Sea eternamente alabado. San Juan de la Cruz 340 Sea, para que vinculado -La abraza San Ignacio y le dice:315 320 Fino, amante girasol, Azucena la más bella Si vuestra mejor estrella Vuestro mejor arrebol Ausente de éste su sol, Va a llevar cual nuevo día Luces a otra monarquía Le dono mi conveniencia Y no lloro vuestra ausencia Lleno todo de alegría -La abraza San Luis, y le dice:- 325 330 Sea en hora buena hija mía Que desde el punto en que os vi Tan bien empleada sin mí Me he llenado de alegría. Dicha vuestra y dicha mía Es veros en este estado Pues en él habéis juntado Con traje de Carmelita La realidad de Jesuita. Con espíritu doblado. Mandadero Si Padres míos todo es uno 335 Por eso estamos tan cerca La Compañía es de Jesús Y de Jesús es Teresa. San Ignacio Sea para gloria de Dios Santa Teresa Quede el amor de los dos -Aquí se abrazan San Ignacio y Santa Teresa y Luis Gonzaga con San Juan de la Cruz y luego le dice San Ignacio a la Madre Anna:- 345 Id a dar para que, en fin Mejor se unan gloria y pena a tu Priora esta azucena Y a tu Maestra este jazmín Y vosotras, [oh] rosas De esta floresta Celebrad con aplauso Rosa tan bella. -Música, y se acaba.- 364 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Sección IV espirituales y sacramentales y poesías sagradas.361 González de Eslava identificó someramente a las religiosas, citando sus nombres de profesas en algunas ocasiones: las hermanas Inés de la Cruz y Aldonza de Santa Ana; Francisca de San Juan y Mariana de los Ángeles. En otros apenas se esboza el nombre de la profesante: “una novicia llamada Clemencia y otra llamada Isabel”; una novicia llamada Clara, y una llamada Magdalena que profesó en el convento de Santa Clara. Ni siquiera el hecho de que una “canción” fue dedicada a la hija del virrey Luis de Velasco logró recordar su nombre en la edición de su obra. El texto de sus poemas nos permite identificar los conventos de Regina Coeli, Santa Clara y Santa Paula, mejor conocido como San Jerónimo, como las sedes de las profesiones. La posición de Eslava como capellán de este último explica el número de composiciones y su familiaridad con el tema. En estos casos, como en los de los siglos xvii y xviii, los poemas fueron seguramente enviados a la novicia y su familia, pero desconocemos cómo se inició el proceso: si fueron peticiones de la familia, del convento, o de algún patrón, o si el autor siquiera conocía personalmente a las profesantes. Obviamente, fueron poemas de encargo realizados de forma genérica. En el siglo xvii tenemos las composiciones que escribió Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) para la profesión de una religiosa.362 Tampoco Sor Juana identifica a la religiosa ni a su comunidad. Son cuatro “Letras” cada una de las cuales consta de un estribillo y una copla. Sor Juana subraya los temas de la elección de la esposa, el amor que une castamente al esposo y la esposa y la invitación a la celebración de las bodas. 1.4. Poemas para la profesión religiosa Las celebraciones de profesión religiosa podían ser modestas e íntimas o singularmente suntuosas. Su carácter dependía de la posición social de la profesante y del convento donde lo hiciera. Hemos visto varias formas de celebrar la profesión de una religiosa, de las cuales, la más singular fue el montaje de una obra teatral. No es factible asumir que todos los conventos de religiosas contaran con recursos para asumir representaciones teatrales, ni una inclinación a estas ceremonias. La poesía fue un modo alternativo de festejar la ocasión de modo discreto y aceptable para la comunidad y posiblemente sus superiores eclesiásticos varones.358 La escritura de poemas para la profesión religiosa se registra tanto en España como en Nueva España.359 En el virreinato de Nueva España tuvo sus raíces en el siglo xvi con las composiciones del notable autor teatral Fernán González de Eslava (ca. 1534-1599), quien compuso quince poemas en diversas versificaciones destinados a ese fin. González de Eslava fue capellán del convento de San Jerónimo, y dos de sus poemas parecen haber estado dirigidos personalmente a varias novicias del convento.360 Las quince composiciones de este autor han sido recogidas en la colección de sus obras, Coloquios La profesión religiosa también inspiró el arte del pincel con la tradición de retratos de monjas en el siglo xviii. Josefina Muriel de la Torre y Manuel Romero de Terreros, Retratos de monjas. México: Editorial Jus, 1952; Norma Montero Alarcón, Monjas coronadas. México: Círculo el Arte, 1999, y Monjas Coronadas/Crowned Nuns: Profesión y muerte en Hispanoamérica Virreinal/Profession and Death in Viceregal Latin America, México: Plaza y Valdés, 2008; James M. Córdova, The Art of Professing in Bourbon Mexico: Crowned Nun Portraits and Reform in the Convent. Austin: University of Texas Press, 2014. 359 A modo de ejemplo, para España, ver, Eva Llergo Ojalvo, “Un contraejemplo de santidad femenina: A la profesión de una monja que se llamaba Doña Bárbara” de León Marchante, Medievalia, 18:2 (2015), pp. 273-96. 360 Margit Frenk, “Nuevas aportaciones a la biografía de Fernán González Eslava,” Anuario de Letras Filológicas, Vol. 38 (2000), pp. 1-18. 358 365 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Fernán González de Eslava, Coloquios espirituales y sacramentales y poesías sagradas. Segunda edición conforme a la primera hecha en México en 1610. Introducción de Joaquín García Icazbalceta. México: Imprenta de Francisco Díaz de León, Antigua Librería, Portal de Agustinos, 1877. Ver pp. 245, 253, 254, 257, 258 y 261. 362 Sor Juana Inés de la Cruz, Obras Completas. México: Editorial Porrúa, 1969, pp. 296-98. 361 366 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix 1.4.a. Fray Juan de la Anunciación, OCD, (1691-1764) Es dentro de esta tradición que se enmarcan las “letras” de fray Juan de la Anunciación, ocd, (1691-1764). Fray Juan fue un prolífico compositor de poesía religiosa y secular además de obras de teatro breve.363 Fraile criollo, fue una de esas figuras carmelitanas con afición a las “letras prácticas”, o sea, composiciones para actos religiosos como la llegada de un padre comisario, la profesión de frailes y monjas, la celebración de las fiestas navideñas. Quedan pocas noticias de su vida, excepto aquellas relacionadas a su membresía en la orden del Carmen. Ingresó en el convento de Nuestra Señora de los Remedios en Puebla el 29 de julio de 1708 y profesó en 1709. Durante sus estudios residió en Ciudad de México. Estudió artes en el Colegio de San Joaquín (1711-14) y teología en San Ángel (1714-17). Estuvo en el convento de Valladolid entre 1718 y 1722 y también residió en Toluca, Querétaro, Celaya, Salvatierra y Atlixco.364 La obra de fray Juan ha recibido suficiente atención crítica para preservar su memoria como autor de mérito, sobre todo en la literatura teatral barroca. Conforme a los precedentes de González de Eslava y de Sor Juana Inés de la Cruz, las composiciones dedicadas a profesiones de monjas de pluma de fray Juan empalman en la tradición de poemas de encargo para ocasiones religiosas.365 Fueron escritos para tres religiosas del convento de Santa Clara de Querétaro que profesaron en 1724. En uno de ellos se identifica a dos hermanas “Lucía” que tomaron los nombres de Francisca Germán Viveros, “Dramaturgia de fray Juan de la Anunciación” en Literatura Mexicana, 4:2 (1993), pp. 433-56; Jaime Gallardo Ávila, “Una loa de fray Juan de la Anunciación, poeta novohispano del xviii” en Literatura Mexicana, 4: 2 (1993), pp. 457-80. 364 Germán Viveros Maldonado, “Dramaturgia” pp. 434-35. Oros datos fueron provistos por fray José Orozco, ocd, a quien quedamos agradecidas. 365 En cuanto a poesía religiosa, cuando fray Juan escribió para sus hermanos de religión, lo hizo en ocasiones como la visita o llegada de sus superiores, el cumpleaños del prior y la profesión de un franciscano. De otro modo, sus poemas religiosos estuvieron dirigidos a diferentes santos, a la Virgen María en sus fiestas o en sus acepciones, a San José, la Magdalena, y el nacimiento de Cristo. 363 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 367 de la Encarnación y Micaela de San Agustín. Las segundas letras lucen como producción genérica para una profesión y están dedicadas a “otra de esa misma casa” cuyo nombre fray Juan parece ignorar.366 Las “letras” a la profesión de dos hermanas tiene un formato sui generis.367 Se dividen en siete secciones de métrica variada y 235 versos que siguen los puntos cruciales del ritual de la profesión, presumimos que se declamaban o cantaban antes de cada etapa: “Votos”, la primera sección se refiere al proceso de voto de la comunidad para aceptar o rechazar a la novicia. Las novicias ya han aprendido la regla y están listas para la aprobación comunitaria. El poema pide a las madres acepten y confirmen a las nuevas monjas mediante las papeletas blancas que significaban aprobación. “Vísperas” era la oración de la tarde, posiblemente el día anterior a la votación. Ofertorio es el momento en que se ofrecen agua y vino en recuerdo del sacrificio de Jesús. En “vísperas” y “para después de vísperas”, las novicias se presentan como flores en un jardín, como las ofrendas a Cristo. Como tales, se pide de nuevo a la comunidad las acepte ya que serán fieles a los votos. Metafóricamente comparadas con águilas, carbunclos y antorchas, fray Juan “pinta” con las palabras Las hermanas Lucías aparecen también en la loa a Nuestra Señora del Destierro la noche de Año Nuevo de 1725, una de dos loas dedicadas al convento de Querétaro. Es posible que las dos Lucías de esta loa de 1725 hayan sido estas hermanas a quienes se les dedicaron las letras para su profesión. 367 La profesión formal podía seguir varios rituales que cada orden establecía para sí, pero, básicamente, no se podían diferenciar mucho sino en detalles. Ver, Orden que se ha de guardar con la que entra en religión y modos de que se ha de vestir el hábito de las religiosas de la Purísima Concepción de Nuestra Sra. y de San Gerónimo sujetas al Ordinario de este arzobispado de Mexico. México, 1756; Asunción Lavrin, Las esposas de Cristo, pp. 73-112. Sobre ajuar y costo de la profesión ver, Alicia Bazarte Martínez, Enrique Tovar Esquivel y Martha A. Tronco Rosas, El convento Jerónimo de San Lorenzo (1598-1867). México: Instituto Politécnico Nacional, 2001, pp. 41-59, 67-73. Respecto de la relación entre maestras y novicias en el noviciado, los pasos básicos de la ceremonia de profesión y su significado, ver, Fr. Antonio Arbiol, La religiosa instruida. Madrid: Imprenta de la viuda de Marin, 1791, Libro Primero, pp. 1-218. 366 368 369 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López las cualidades de las novicias en todo el poema, y al referirse a ellas como “sonoros jilgueros”, informa al lector que ambas han entrado para cantar en el coro, que tenían voces excepcionales, y que con su profesión llenaban el coro del convento. Todas las metáforas de estas dos secciones son referentes a la música. En la sección “para después de la misa” se presenta a Dios enamorado que se presura a bajar del cielo al recinto claustral para conocer a sus nuevas esposas. Va disfrazado en la hostia y movido por el afecto que le ofrecen las esposas. Es un momento especial para las profesantes y la comunidad: están “endiosadas” con la visita del esposo. El siguiente paso en la profesión era la toma del velo. Tal y como el esposo se veló de forma humana para ocultar su divinidad, fray Juan se explaya explicando los varios significados del velo: es como un lunar que agracia el rostro; hace resplandecer el rostro; oculta las faltas de “afuera” y protege el interior; libra los ojos de peligros mortales y defiende lo flaco del corazón; media entre la religiosa y el mundo para conservarla pura al resguardar sus luces. Esta parte del ropaje recibe gran atención por su rico significado simbólico. La “velación” y el compromiso espiritual que imponía a la religiosa era de capital importancia no solo como muestra exterior de su condición, sino como sello de su compromiso con Dios. Tras la velación, la nueva religiosa es recibida por la comunidad en el acto de ágape, con “los abrazos”. Fray Juan interpreta el abrazo como un acto de expresión de afecto superior a la expresión verbal: “en amor las obras/estén en las manos/sean pregoneras /de afecto exacto/que el labio por grande/no supo explicarlo”. El contacto con el cuerpo y el sentido del tacto se señalan como conductos afectivos que superan la cortedad de las palabras. Fray Juan se acercaba a límites peligrosos, ya que, de acuerdo con la Teología Moral, el cuerpo era un vaso lleno de tentaciones que debía sujetarse a la voluntad. Sin embargo, al referirse a las manos “hacedoras”, las pone en acción como vehículos de espiritualidad, como cuando se juntan en oración o se estrechan en signo de fraternidad. Finalmente, la novicia toma la palabra en la despedida de sus compañeras de noviciado y de su maestra, ya dispuesta a entrar de corista en el jovenado que usualmente consistía en uno o dos años de aprendizaje en la vida comunitaria y la práctica espiritual. Aquí hay una transición importante de la voz del poeta a la de la religiosa que se hace sin ninguna anotación en el texto, pero con una métrica diferente para señalar el cambio de sujeto, y el paso de la descripción a la enunciación propia de la religiosa. Fray Juan captura con elocuencia las emociones que pudo haber experimentado la profesa al dejar atrás a quienes han sido sus maestras y compañeras en el aprendizaje de la vida religiosa, aunque les asegura que no se va a ninguna parte: “Me despido. No me voy/ porque acá dentro me estoy”.368 Es importante notar que fray Juan adscribe a las monjas gran fuerza de carácter. En los votos habla de mujeres que saben lo que desean y que cumplirán su palabra: “Y no hay que dudar/ Porque son mujeres/Que hablan verdad”. La segunda composición, de menor calidad poética, repite algunas imágenes ya encontradas en la primera, como la gestualidad de amor implícita en el abrazo, las caricias de las nuevas hermanas, y su superioridad como expresión de afecto. El segundo poema también llama la atención hacia el significado del cambio de ropaje como señal del paso de un mundo a otro. Es una forma de desnudarse y olvidarse de la personalidad propia del mundo secular. Por demás, fray Juan usa metáforas y alegorías bastante comunes en la poesía, prosa, y oratoria sagrada de su tiempo, al referirse a los incendios de amor que experimenLa agustina recoleta sor María de San José, que entró en el convento de Santa Mónica de Puebla en 1687, dejó escrito un recuerdo de su entrada. Describe el recibimiento con el abrazo fraternal de sus compañeras y la consolación recibida de la madre rectora que, ante sus irreprimibles sollozos, le tomó la cabeza en sus manos y la recostó sobre sus faldas. Esta expresión afectiva logró calmarla. La demostración de afecto corporal seguía siendo imprescindible, como decía fray Juan, para decir lo que los labios quizás no lograran expresar. Ver, Mario A. Ortiz, ed. La autobiografía espiritual de La Madre María de San José (1656-1719), Newark, Delaware: Juan de la Cuesta 2011, p. 120. La real cédula de aprobación del convento se emitió en mayo 1 de 1686 y las hasta entonces colegialas, profesaron como monjas el 24 de mayo de 1688. 368 370 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López tan las jóvenes, tiernas flores del mes de mayo, en la solemnidad de la profesión. Letras a la profesión de las dos Lucías, llamadas Francisca de la Encarnación y Micaela de San Agustín, Querétaro, 1724.369 30 Para los Votos 5 10 15 20 25 De Clara brillante la claridad Y dos mariposas Van a rodear Déjenlas estar, déjenlas estar Que sus claros rayos No apagarán. Lucías, o Lúcidas Quieren ser más Con la luz, que al pecho Han de trasladar. Y lo alcanzarán, y lo alcanzarán, Porque mucha parte Han bebido ya. Su Regla prometen Fieles guardar, Y si aquesto votan Lo cumplirán. Y no hay que dudar Porque son mujeres, Que hablan verdad. Con este fin vienen A suplicar El voto a esta s[anta] Comunidad. Bien lo pueden dar, 35 40 Biblioteca Nacional, México, Ms. 1597, fol. 214-17. Que no harán pecado En ese votar. Voten Madres, voten Con caridad, Porque aquí ninguna Se ha de excusar Y al blanco han de dar, Y al blanco han de dar, Que si dan al prieto Nos lo herrarán.370 Que admitirlas quieran A su hermandad, Les ruegan rendidas Con humildad. Déjenlas entrar, Que han de ser muy santas Como verán. A Vísperas En el estrado de rosas fragantes Del más ameno de Clara jardín Hoy se entretejen dos tiernos pimpollos Que hacen sus brillos más claros lucir 45 Aunque renuevos en tantos albores No son pigmeos del bello matiz Porque sus rayos de luces oriundos Como nacidos le vienen allí. 50 Son sus fervores alientos del prado Donde se mira florido el Abril Cuyos pimpollos brotando fragancias Frutos prometen al Mayo feliz. Tanto de Clara los claros reflejos 55 Águilas nobles de vista sutil Se refiere a las boletas usadas por las monjas para votar la profesión de una novicia. Las boletas blancas eran de aprobación; las negras, de negación. 370 369 371 372 60 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Hanle bebido, que pueden sus luces, Como en espejo mirarlas en sí. Como del prado carbunclos con alma Eran antorchas de verde zafir, Así en el coro sonoros jilgueros Son con sus voces del metro buril. Para después de vísperas En metro acorde, y sonoro Dos Philomelas (sic) canoras Profesan hoy de cantoras 65 De Clara en el suave coro[.] Aunque nuevas se ven, más Compiten con la más diestra Porque como sus maestras Siguen de Clara el compás[.] 70 Nombre, y renombre, en las dos Del Verbo eterno es blasón[.] En una la Encarnación Y en otra quien como Dios De Francisco y Augustino371 75 En sus sonoras canciones Las humildes confesiones Trinan en tono divino[.] Con tan nuevo arte dispuesto De Clara el compás está 80 Que estas dos le dejan ya Su coro pleno, y compuesto[.] Para el ofertorio Por esposas de Cristo Hoy se consagran Dos hermanas amantes 85 En esas aras[.] 371 Referencia a los nombres adoptados por las religiosas. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 90 95 100 Con sentido, y potencias Con vida, y almas Por Esposo os eligen Jesús, que gracia Y os suplican rendidas A vuestras plantas Que queráis admitirlas En vuestra casa. Si esta gracia consiguen Prometen, ambas, No admitir otros dueños En sus moradas. Ser muy fieles os votan Con tiernas ansias Y guardaros los votos, Que su ley manda. Para después de la misa Todo un Dios enamorado Con carreras presurosas 105 Del cielo al suelo ha bajado A ver dos nuevas esposas Que hoy con él se han desposado. Con disfraz muy peregrino Por poderles dar la mano Con modo nuevo se vino 110 Vestido de traje humano El que en su ser es divino. Y usando de esta librea Se quedó en ella escondido Del mundo, por que sea 115 Que solo quien lo ha elegido Para su esposo lo vea. Solo el afecto pudiera De esposas con tanto anhelo 120 Apresurar la carrera 373 374 125 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix De Dios y desde su cielo Y trasladarlo a nuestra esfera. O esposas bien empleadas, Que dichosas, y felices Tenéis en vuestras moradas A Dios con térreos matices372 Para estar más endiosadas[.] Para el Velo Solo de Cristo la esposa Pudiera con negro velo 130 Ocultar su hermoso cielo Siendo ella como una rosa[.] Por imitar al Esposo Que con muestra humanidad Veló su divinidad 135 Usa la esposa el embozo. Como en la cara el lunar Lo blanco del rostro agracia Es el negro velo gracia De quien se ha de desposar 373 140 Negro velo no le empeces A su beldad el candor Antes con mayor primor Sus resplandores acreces[.] Lo negro es de faltas centro, Y así cubre lo de afuera, 145 Porque sepas, que en tu esfera No has de tener faltas dentro Y siendo de tantos males Indicio en claros despojos 150 Es el que libra a los ojos De los peligros mortales. 372 373 Térreos: de tierra; parecido a la tierra. Empecer: dañar, ofender, impedir u obstar. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 155 160 Es negro cuyo borrón Por lo denso, y lo fornido Tiene siempre defendido Lo flaco del corazón. Es como una noche obscura Que en aqueste mar profundo, Media entre vos, y entre el mundo Para conservaros pura. Él, en fin el rostro vela, Y con oscuros capuces Es la guarda de sus luces Como viva centinela[.] Para los abrazos Oh, qué bien parece 165 Que expliquen los brazos La dicha, que en ecos No alcanzan los labios. Que ad unen en uno Con amores castos 170 A quienes en Cristo hermanas se han dado[.] Denles parabienes Por honor tan alto, Que solo lo alcanza Quien sabe buscarlo. 175 Por esposas lleguen A gozar el lado De aquellas que a Cristo Esposo han votado. 180 De todas las hijas De Clara alabado Sea este designio, Y el amor su pago. El pecho amorosas 185 Les den con agrado, 375 376 190 195 200 205 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Como a sus hermanas En tan noble trato. Todo sea gloria, Júbilos y cantos, Regocijos, gozos, En asunto tanto. Si el pecho en su centro Se mira abrasado En amor, las obras Estén en las manos. Sean pregoneras De afecto exacto, Que el labio por grande No supo el explicarlo. Y en admiraciones Publiquen callando La gracia, que alcanzan Las que han profesado. Y esta gracia pidan Al Rey Soberano La conserve en ellas Siglos dilatados[.] Para despedirse Ya me vengo a despedir De tan santa compañía, 210 Pero no es por vida mía Sin pedir[.] Empezaré como diestra A la que más he debido Y con ésta me despido De la Maestra 215 Agradeciendo cortés Lo mucho, que me ha enseñado, Pues doctrina en ella he hallado Para tres. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 220 225 230 235 240 245 250 377 De otra, que el nombre me ahoga Me despido desde luego, Que pudiera ser de un ciego Pedagoga. Si bien siempre la he estimado El afecto, con que amante Como guarda vigilante, Me ha cuidado. De pedagogas la mapa374 Pudiera a mi juicio ser Pues ni una falta, a mi ver, Se le escapa. Aquí entra bien sin enojo El refrán: Que tanto ve Que le sobra por mi fe Con un ojo[.] De las novicias también Amigas, y compañeras Ya me despido, de veras[.] Más por bien Aunque con tanto enredo Me despido, no me voy Porque acá dentro me estoy A pie quedo. Adiós maestras queridas, Adiós pedagoga fiel, Adiós novicias nivel De mi vida Al Jovenado profesa Paso con gustos ufanos, Que por salir de sus manos No me pesa. Aquí entra mi petición Con “la mapa” quiere decir “el mapa”, y, por extensión, “la guía” o “que sirve de guía”. 374 378 255 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Por remate de mi bien, Y es que a mis faltas le den, El perdón. Fin. 30 Otras a la entrada de otra de esa misma casa en el mismo convento. Y año de 1724. Para el principio Hoy una Fénix dichosa 1 En sacrificio amoroso Al supremo y dulce Esposo Se consagra por Esposa En pira ardiente de amores 5 Al incendio de sus rayos De sus rozagantes mayos Renueva tiernos primores. Sus años en tierna flor Le dedica su fineza 10 Que a Dios siempre con presteza Se ha de dar, y lo mejor. En premio correspondida De su flamante contienda Goza de su esposo en prenda 15 Renuevos de eterna vida[.] Tan resplandeciente, y bella Con luz del eterno sol Renace, que es su arrebol Del coro de Clara estrella. 20 -Al entrar dentro, quitarse el hábito de seglar, y ponerse el hábito de monja- 25 Ya remontando su vuelo Una águila generosa Alentada de su celo Hoy se introduce animosa De Clara en el claro cielo. Para volar más ligera 35 40 45 50 55 60 Al adorno de sus alas Le desnuda en su carrera De las femeniles galas Que son del mundo veneras. Como hacia el cielo camina Con tan fervoroso aliento, Ya del mundo peregrina, De su traje, en un convento Aliviarse determina. De ropa menos pesada Se adorna, y aunque grosera Para su intento adecuada, Que no vuela a Dios ligera El alma, que va cargada. A las bodas de su Esposo Adornada de pobreza Camina con mucho gozo, Pues nunca fue la riqueza De su dulce amado embozo[.] Para gozar sin ultraje De esposa la vestidura Del mundo el antiguo traje Desprecia y vestir procura Nuevo hábito en su ropaje. Acción que debe aplaudir El más prudente consejo, Que el que a Dios ha de seguir Desnudo del hombre viejo, Del nuevo se ha de vestir. Vestida de adorno tal Bien puede entrar a la mesa Del convite celestial Pues goza en tan alta empresa La vestidura nupcial[.] Y si en renovar se esmera Sus alas con tal extremo 379 380 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Águila será en la esfera Del Júpiter más supremo Que le sirva de copera. CAPÍTULO II Al abrazarla Con tiernos lazos de amor, Las hermanas más queridas A una nueva compañera Parabienes sacrifican. Con retórica de manos 70 Celebrando están su dicha, Porque son para su asunto Las palabras corta y frías. Ya con los brazos abiertos Esperan para admitirla 75 Con igual gusto de todas En su santa compañía. Ya la cogen, ya la abrazan, Con hermanables caricias, Y ofreciendo el corazón 80 Hacia sus pechos la aplican. Justas son en tanto empeño Expresiones tan festivas Que quien las viene buscando Ya las tiene merecidas. Y así es justo en recompensa 85 Del amor con que se inclina A acompañarlas, que todas Con abrazos lo repitan. Sección I 65 FIN 2.1. Composiciones de ocasión Se agrupan en esta sección varias composiciones escritas para ocasiones especiales, excluidas aquellas relacionadas con la profesión o los rituales observados al final de la vida. Por su carácter variado no se ajustan a un rasero común, reflejan la variedad de expresiones artísticas y literarias que encontramos dentro de los recintos claustrales. Los “coloquios” siguen la pauta teatral de recreación interior pero no parecen haber sido actos “repetibles” cronológicamente, y si lo fueron no queda evidencia histórica. Ni las obras de carácter religioso, ni las de carácter secular que se han publicado por otros autores eran acontecimientos frecuentes; precisamente porque eran especiales pudieron sobrevivir la crítica de las autoridades eclesiásticas. El montaje de estas obras implicaba gastos cuyo origen aún no se ha descubierto. El examen de cientos de libros de cuentas conventuales en el virreinato novohispano no ha revelado, en ninguna ocasión, gastos para celebraciones que incluyeran coloquios o loas. Solo quedan registrados aquellos incurridos por misas y fiestas a los santos patronos, pagos a los padres predicadores y costos de cera y adornos para los altares. El enigma del financiamiento de las “recreaciones” extraordinarias queda por resolver. Comenzamos con un género que estuvo muy en boga en los siglos xvi y xvii como herramienta didáctica: el diálogo. Se le encuentra frecuentemente como método de enseñanza básica del catecismo, pero elevado a un plano de mayor categoría intelectual fue muy utilizado para la enseñanza de reglas de comportamiento moral y espiritual. Por ejemplo, fue el medio utilizado 382 383 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López por Antonio Núñez de Miranda para “adoctrinación” a las futuras novicias en la disciplina de la vida dentro del claustro.375 La recreación espiritual, obra de un anónimo carmelita descalzo es excepcional en cuanto a que no fue muy frecuente en el ámbito conventual novohispano del siglo xviii. Escrita en las postrimerías de ese siglo comparte el carácter del diálogo renacentista con la tradición de escritoras discípulas de Santa Teresa como María de San José y pone de relieve el hecho de que el diálogo nunca perdió su relevancia como medio de adoctrinación y de meditación.376 Sin embargo, el carácter “teatral” de los diálogos no ha sido tomado en cuenta frecuentemente por haber sido escritos en prosa, y a pesar de la presencia de varias voces y personajes, ese carácter ha sido detectado por estudiosos de la literatura del Siglo de Oro.377 La inclusión de la “Recreación” escrita para las religiosas carmelitas tiene como objetivo reconocer el concepto de teatralidad en obras que superficialmente no parecen compartir ese carácter. La “Recreación” introduce una polifonía de voces que discurren sobre temas espirituales dentro de un espacio escénico –el jardín conventual– y en varios “tiempos” virtuales. La inclusión de poemas y la sugerencia de música añaden profundidad y teatralidad a la prosa de ese diálogo. Como se echa de ver en esta sección, el “coloquio” como género teatral fue muy favorecido más allá de ser un vehículo de celebración para la profesión. La virtud agradecida y el Coloquio a la fundación primitiva de San Joseph de Ávila y el Coloquio en celebridad a los santos patrones de la orden Carmelita son ejemplos de cómo ese tipo de composición se adaptaba a las necesidades festivas –como eventos excepcionales y de júbilo– de las religiosas. La virtud agradecida se escribió para el convento de capuchinas de Ciudad de México en honor de su capellán y se desconoce su autor. De mucho menor extensión que los coloquios de profesión, comparte con estos la exteriorización de algunas de las dudas espirituales de las religiosas, que se resuelven mediante el consejo de su director espiritual, cuyo acierto y protección celebran. Esta composición sugiere el carácter esporádico de las celebraciones dentro de los claustros. El Coloquio a la fundación primitiva de San Joseph de Ávila hecha por Nuestra Madre Santa Teresa, de autoría anónima, combina elementos históricos, hagiográficos, jocosos, y de meditación y denota la importancia de su propia memoria para la orden. Esta composición pudo haber sido puesta en escena como celebración histórica, pero también existe la posibilidad de que fuera dedicada a celebrar una profesión dadas las alusiones a posibles profesiones y al carisma teresiano. El coloquio en celebridad de los santos patronos de la orden Carmelita, fechado en 1815, cuando la Nueva España era aun oficialmente parte del imperio español marca el ocaso de la tradición teatral en el virreinato. Celebra no solo a los santos patronos sino a la prelacía y los días de la abadesa. Es notable por la presencia del personaje Alegría, que aparentemente desafía algunos de los preceptos de la regla carmelitana, pero en realidad, y en honor de las virtudes de la abadesa en cuestión, el coloquio termina haciendo compatible las virtudes tradicionales con la alegría que la devoción hace experimentar a las seguidoras de Teresa. Un grupo de composiciones de la pluma de Cayetano de Cabrera y Quintana, conocido hombre de letras de la primera mitad del siglo xviii es de especial interés. Como parte de una Antonio Núñez de Miranda, Cartilla de la doctrina religiosa, México: Viuda de Miguel de Ribera, 1708; Lia Schwartz Lerner, “El diálogo en la cultura áurea. De los textos al género” en Ínsula: Revista de Letras y Ciencias Humanas, No. 542, pp.1-28; Julio Alonso Asencio, “Bases y despegue del teatro como elemento educativo en la edad Moderna en” TearEsco, vol. 4 (2010), pp. 29-62. 376 Santa Teresa siempre propició las recreaciones y lecturas intelectuales para sus profesas. María de San José escribió un “Libro de Recreaciones” en forma de diálogo sobre la vida y obra de Santa Teresa. Ver, Fr. Simón de la S. Familia ocd, prólogo y edición de los escritos de María de San José, en Humor y Espiritualidad de la Escuela Teresiana Primitiva, Burgos: Editorial Monte Carmelo, 1982, pp. 121- 350; Ma Milagros Sánchez Daz, “Las recreaciones en el Carmelo: Ana de San Bartolomé” (Análisis de una Conferencia Espiritual), aiso, Actas ii (1990), Centro Virtual Cervantes https://cvc.cervantes.es/Literatura/aiso/ pdf/02/aiso_2_2_050.pdf 377 Asunción Rallo Gruss, Coloquios matrimoniales del Licenciado Pedro de Lujan. Madrid: Anejos del Boletín de la Real Academia Española, 1990, pp. 23-33. 375 384 385 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López serie de manuscritos poco conocidos y adscritos a su autoría forman una compacta unidad de obras de teatro menor dedicadas a varios conventos femeninos, de las cuales solo una tiene como tema una celebración litúrgico-religiosa. Los otros se escribieron para actividades de nota dentro de la vida diaria del convento, como el paso de una administración a otra o una pequeña celebración comunitaria de la pascua navideña entre las monjas del convento. Tres están dedicadas a conventos capitalinos identificados (Capuchinas de San Felipe de Jesús), no así el cuarto. Cabrera utilizó la “loa” precisamente por su adaptabilidad a un tono jocoso y de crítica sutilísima. El Coloquio al hospedaje de Nuestra Señora se adhiere a la observancia del contenido religioso de la Navidad. Esa misma línea tradicional de celebración navideña sigue una loa escrita por fray Juan de la Anunciación, de quien ya se han visto dos composiciones poéticas dedicadas a la profesión de tres monjas del convento de Santa Clara de Querétaro. Fray Juan escribió dos coloquios sobre la “posa” o acogimiento de la virgen en su huida a Egipto, tema que al parecer era propio de una representación en el convento en esa época del año. Fray Juan parece haber estado ligado al convento por lazos de sociabilidad y sus composiciones para los años 1723 y 1725 sugieren que las monjas celebraban esta fiesta anualmente y tenían interés en poseer dos versiones de la obra. Todas estas piezas de ocasión fueron escritas a petición de las religiosas y señalan el papel de los hombres de la élite intelectual en el proceso de creación de una tradición literaria dentro de los conventos, en los que la autoría femenina fue muy limitada. La presencia de Cayetano de Cabrera es notable, si bien fue ocasional y en tono menor, no deja de ser importante tanto para la memoria de este hombre de letras, como para los conventos para los cuales escribió. Su genio satírico, jocoso y su religiosidad no eran incompatibles, como lo demuestran las obras que aquí recogemos. Como hemos anotado, las celebraciones teatrales conventuales eran más bien excepcionales. No eran de esperarse con frecuencia, excepto aquellas dedicadas a liturgias tan importantes como las de Navidad. Dentro del convento, sin embargo, había un tipo de “celebración” de carácter diario y repetitivo, meollo y objetivo de su existencia: la celebración litúrgica. La música instrumental y la voz, como vehículo sonoro de la oración, eran sus bases fundamentales. Las ceremonias de la liturgia católica en los recintos conventuales eran públicas y privadas. En ambos casos, la liturgia era invariable y seguía reglas firmemente establecidas en Roma. Para los conventos, el aspecto privado de la liturgia eran los rezos y el canto de las horas canónicas, en los que se incluían selecciones de los salmos y del Evangelio. Los himnos y letanías que se entonaban durante las horas del Oficio Divino eran propios de cada periodo del día, de cada estación litúrgica, o de la fiesta que se celebraba. Para la liturgia diaria se establecía un orden procesional en el cual cada participante tomaba su lugar propio, adoptaba gestos reverenciales ante el altar, y entonaba los himnos apropiados al orden de la misa. Estos elementos eran preordenados y repetitivos, no se aceptaban desviaciones. De hecho, se consideraba pecado muy grave para los prelados no procurar que se guardaran debidamente.378 Ese orden interno, unido a la gestualidad y la expresión vocal, sigue las reglas de teatralidad en cuanto a la participación de actores, vocalización, y coreografía de movimientos. Consideramos ejemplos de estas expresiones que no se asocian frecuentemente con el ambiente de teatralidad conventual por su asociación con la música más que con la escritura en prosa. Los referentes musicales como parte de la teatralidad implícita en la misa y el rezo de las horas canónicas son todos los himnos que se cantaban durante la misa y la celebración del oficio, y aunque necesariamente comprenden la ejecución instrumental, este elemento no es parte de nuestro esquema. Los Bartolomé de Olalla y Aragón, Ceremonial de las misas solemnes cantadas con diáconos, o sin ellos, según las rúbricas del misal romano. Madrid: Juan García Infanzón, 1696. En Prólogo al curioso lector, sin paginación; Frutos Bartolomé de Olalla y Aragón, Ceremonial Romano de la Missa Rezada conforme al missal mas moderno …, Madrid: Gerónimo de Estrada, 1707. 378 386 387 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López himnos litúrgicos se heredaron de tiempos tempranos en el culto cristiano y tampoco pertenecen aquí. Por otra parte, se hace deseable incluir la letra de, al menos, un villancico, como representante de uno de los elementos vocales más populares de la liturgia, el cual representa la asociación entre escritor y músico. Estas composiciones poético-musicales fueron muy populares como forma de celebración; ya las hemos visto en los actos de profesión, y se compusieron para fiestas de santos, la Navidad y hasta para la visita de los obispos. Incluimos un ejemplo de un reconocido maestro poblano, Francisco de Vidales, escrito para una de las acepciones marianas más populares, la Virgen de la Concepción, para apuntalar la presencia de la música dentro del concepto de teatralidad, más allá de haber sido un “personaje” dentro de un coloquio o acompañamientos de composiciones teatrales. Fueron elemento sonoro indispensable en las ceremonias de la liturgia de Navidad y también se compusieron para las fiestas de santos patronos. En Nueva España hubo un buen número de ejemplos para su interpretación en la catedral y ciudades de provincia, entre ellas Puebla, cuyo rico acervo ha sido analizado por distinguidos musicólogos. Toda la información necesaria para el desarrollo y actuación de la liturgia se encuentra en las llamadas reglas de coro, referentes indispensables para cada iglesia y comunidad monástica. Las reglas siguen el formulario dictado por los obispos y, de acuerdo con las normas conciliares postridentinas, fueron las normas imprescindibles dentro de cada convento para uso de las vicarias. La desaparición de los manuscritos de las reglas de coro a lo largo del tiempo es lamentable y es necesario que los pocos ejemplos que quedan se conozcan y conserven. A ese fin ofrecemos una copia completa de un libro de coro para los conventos franciscanos. Aunque fechado en 1825, su contenido se remonta al siglo anterior; la fecha solo señala una nueva copia. Se han escogido tres meses de otro documento de reglas de coro escrito para los conventos jerónimos, especialmente aplicable al de San Lorenzo de la capital y, aunque fechado en 1810, hace referencias a precedentes del siglo xviii. Este último pare- ce ser resultado de apuntes escritos para uso diario y reducidos a una mínima expresión por parte de quien ya conocía las reglas como recurso nemotécnico, pero carece de la formalidad del tomo completo de reglas para las franciscanas. En ambos casos, la selección de himnos es de interés para los musicólogos. 2.1.a. La recreación espiritual Este extraordinario documento ha permanecido inédito en el archivo provincial de la orden de Carmelitas Descalzos. Estuvo guardado en un convento de Tepeyac y ahora ve su primera impresión a más de doscientos años de su ejecución. La rama femenina de la orden del Carmelo descalzo se introdujo tempranamente en Nueva España en el siglo xvii con la fundación de su primer convento en Puebla en 1604.379 Al final del periodo virreinal existían cuatro conventos de la orden, el segundo en fundación fue el de la capital (1615) y el tercero en la ciudad de Guadalajara (1687) y se construyó uno más en la capital (1704).380 El culto a Santa Teresa fue lo suficientemente importante como para dar pie a varias controversias sobre milagros en el siglo xvii381 y, para el siglo xviii, ya estaba bien enraizado en el virreinato, aunque nunca fue competencia para el culto guadalupano. Sin embargo, no cabe duda de que la observancia estrecha del Carmelo reformado, junto con la de las capuchinas descalzas de la orden de San Francisco, era admirada como ejemplo vivo de Sobre esa primera fundación puede verse Rosalva Loreto López, ed. Una empresa Divina, Las hijas de Santa Teresa de Jesús en América, 1604-2004. México: Universidad de las Américas-Puebla, 2004. 380 Manuel Ramos Medina, Místicas y descalzas. Fundaciones femeninas carmelitas en la Nueva España. México: Condumex, 1997; Imagen de santidad en un mundo profano. México: Universidad Iberoamericana, 1990; Fray Joseph Gómez de la Parra, Fundación y primero siglo. Crónica del primer convento de carmelitas descalzas de Puebla, 1604-1704. México: Universidad Iberoamericana/Comisión Puebla v Centenario, 1992. 381 María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No solo ayunos y oraciones, passim. 379 388 389 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López religiosidad espartana y contrastante con la menos estrecha de otras órdenes religiosas femeninas. En La recreación espiritual, la obra que aquí presentamos, tenemos una explicación de varios puntos de la observancia del Carmelo a finales del siglo xviii. En un comentario, posiblemente escrito por su anónimo autor, se explica que el documento fue redactado en 1794, pero se basaba en una reunión de religiosas efectuada en la Pascua de 1790 en un convento que queda sin identificar. Aunque es factible que la tal reunión hubiera tenido lugar como parte de los ejercicios de la comunidad, el producto literario que este documento representa trasciende las fronteras de una discusión semanaria o extraordinaria entre varias monjas. La recreación espiritual resulta un escrito culto, producto de una pluma entrenada no solo en la escritura, sino en la lectura e interpretación de los textos fundamentales de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, y otros autores de la constelación mística que floreció en España en el siglo xvi. Sin duda alguna su autor fue un miembro de la orden y su intención fue elaborar un documento de carácter didáctico que sirviera de lectura para las comunidades teresianas femeninas. Siguiendo la tradición carmelita de estudiar las fuentes de su propia espiritualidad, este diálogo entre cinco religiosas indica el interés del autor en mantener una tradición de igualdad entre ambos sexos en cuanto a la necesidad del estudio de las fuentes de inspiración de la orden de Carmelitas Descalzas. De acuerdo con las reglas y constituciones escritas por el arzobispo Baltasar de Moscoso y Sandoval para el convento de Nuestra Señora de la Natividad y San José de Madrid, “cada religiosa se ejercitará después de vísperas por espacio de media hora en la lectura de algún libro espiritual, tal cual convenga al espíritu de cada una. De consejo de la Prelada y del Padre espiritual”.382 El autor de La recreación espiritual programa la tónica del escrito. En él se expondrán y discutirán cinco virtudes necesarias en la vida de una monja del Carmelo descalzo. Las virtudes han sido elegidas al azar de una lista de quince puntos guardados en papeletas en el escapulario de una religiosa y cada monja hace una exposición de su comprensión personal del mensaje de la orden. Esta directiva hace de este escrito una pieza muy original en cuanto a dar la palabra a las religiosas en lo que sería su propia voz, y hace el texto menos “dirigido” desde arriba, y más personal e íntimo como resultante de la visión de las propias religiosas. Esta aproximación haría de esta lectura una más amena y cercana a quienes lo leyeran, pues la comunidad femenina se vería retratada en los personajes que hablaban. Sin embargo, es obvio que el meollo del mensaje viene de una pluma masculina y que las monjas son solo intérpretes en un sentido de representación. En otras palabras, si bien la forma literaria del texto utiliza personajes femeninos y se dirige a un público femenino, la raíz intelectual de este es la cultura masculina de los prelados y directores espirituales. La pieza se define como una “recreación” y se desarrolla en el locus ameno del jardín o “huerta” del convento, que es el escenario virtual donde se mueven y hablan estas religiosas. Aunque este escrito no parece tener obvias características de “teatralidad”, un examen de su configuración nos sugiere que el 382 Regla y Constituciones de las Religiosas Carmelitas Descalzas del Convento de Nuestra Señora de la Natividad y S. Joseph... Dadas por el Señor D. Baltasar de Moscoso y Sandoval, cardenal de la S Iglesia de Roma… Arzobispo de Toledo. Madrid: Imprenta de Domingo Morras, 1662, Capítulo v, pp. 142-43. Se recomendaban las obras de Santa Teresa, fray Luis de Granada, fray Juan de la Cruz, Juan de Padilla, El Cartujano, el Contemptus Mundi de San Pedro de Alcántara; el padre [Juan de] Ávila, Santa Gertrudis, Ludovico Blosio, Gabriel López Navarro, el padre Alonso Rodríguez; Villacastín, y Vidas de santos y otros que traten de materias espirituales. Ludovico Blosio (1506-65) es mejor conocido como François-Louis de Blois y fue un monje de San Benito autor de obras místicas escritas en latín y la Guía espiritual, (1551); Gabriel López Navarro fue el autor de una Theologia mística, unión y junta perfecta con Dios en este destierro por medio de la oración de contemplación (Madrid, 1641). El padre Alonso Rodríguez, S.J. (1538-1616) fue autor de los Ejercicios de perfección y virtudes cristianas 3 Vols. (1609); Thomas Villacastín, S.J. (1570-1649 escribió un Manual de ejercicios espirituales para tener oración mental [1618] Madrid: Gerónimo Ortega e hijos de Ibarra, 1789. 390 391 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López autor inyectó elementos teatrales al definir tiempos diferentes para la reunión, las entradas y salidas de los personajes en los espacios del convento, y algunos comentarios hasta cierto punto jocosos que amenizan la seriedad del discurso. La intención de crear una representación, aunque de modo simbólico, se confirma con la inserción de poemas que podrían haber sido recitados en cualquier otra ocasión y una invitación a terminar el ejercicio espiritual con música de vihuela, en manos de la hermana Lucía de San Alberto, quien fue acompañada del canto a coro por el resto del grupo. Las monjas entonarían una glosa de un pasaje de un poema de San Juan de la Cruz, quizá escrita especialmente para esta ocasión y este texto. Sabemos que Santa Teresa fue amiga de la recreación dentro del convento, en particular, cantos y música inspirados por la devoción de las religiosas, así que el final musical de una pieza que tenía toda la seriedad de una discusión de los puntos de observancia concuerda con las enseñanzas de la fundadora. Otro elemento que sugiere intención de teatralidad es el contexto físico de la animada conversación entre las monjas. Simbólicamente, es un escenario que no por usual deja de ser importante. Se trata del huerto cerrado conventual, y la descripción que se hace de éste, intenta ser lo más poética posible. Se trata de la “huerta de su convento a la orilla de un hermoso estanque bajo la sombra de unos frondosos árboles”, “sitio ameno y apacible”, con un viento “suave” y en una “tarde serena”. La fuente que usualmente se encontraba en el centro del patio conventual es el estanque, pero es dudoso que existieran árboles frondosos en el mismo. Lo usual era que se adornara el patio con plantas en macetas, medios más apropiados para su cultivo y cuidado. En la huerta conventual de esta composición, las “siervas heridas” acompañaban al Esposo “entre lirios y azucenas”, las iconográficas flores simbólicas de la pureza desde el periodo medieval, y que también aparecieron en numerosas expresiones de la pintura novohispana. Las “siervas heridas” simbolizan a las religiosas exhaustas: “tenían los cuerpos extenuados y enfermos”, pero enfervorizadas por las prácticas de cuaresma y conservando sus espíritus aún “fuertes y robustos”. No podía ser menos en religiosas tan determinadas en tratar de asuntos de Dios, con “orden y concierto”. El autor de esta obra prestó atención a la fecha de la celebración de este “recreo” espiritual por razones de peso. Anota que ocurrió “después de pasada la cuaresma” en la cual las religiosas se ejercitaron en los fervores de la estación. La cuaresma de 1790 se extendió entre el 17 de febrero, miércoles de Ceniza, y el 4 de abril, domingo de Resurrección. La primera reunión se celebró el 22 de abril de 1790 como una forma de refrigerio espiritual en el huerto-jardín del convento tras la intensa absorción en la oración y contemplación de la temporada. En esa reunión se sugirió el carácter de la siguiente, que sería una conversación sobre las virtudes espirituales de la vida descalza carmelita. Originalmente se había acordado que la reunión se celebraría el 3 de mayo, pero el olvido de la hermana Esmaragda de la Cruz –que no se presentó– obligó a las religiosas a posponerla hasta el 13 de mayo, día de la Ascensión de Jesucristo. Este comentario se hace con cierto tono jocoso atribuyendo el olvido de la religiosa a estar embebida en su celda. El mismo tono continúa cuando al llegar Esmaragda tarde a la segunda reunión, Peregrina sugiere que quizá el Señor la hubiera podido llevar a sí, aludiendo a esos embebimientos de Esmaragda citados anteriormente, a lo cual esta contesta que no se reciben angelitos harapientos y su falta de ropa adecuada le habría imposibilitado subir ante el Señor. El autor toma la palabra para hacer notar que tanto Esmaragda como Eufrosina de Jesús habían llegado “muy festivas” posiblemente para aclarar las alusiones jocosas. Como contrarrespuesta al chiste de que ha sido objeto, Esmaragda hace un comentario sobre la tardanza de la enfermera Lucía de San Alberto, cuya excusa fue que tuvo que atender a dos enfermas. Esmaragda se permite la libertad de sugerir que Lucía podía haber estado embebida en las tinieblas de la “noche oscura”, alusión a la “noche oscura del alma” de los comentarios místicos de San Juan de la Cruz, a quien se rinde especial respeto y elogio en esta obra. Esta mezcla de seriedad y jocosidad aligera el carácter didáctico 392 393 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López y espiritual de la obra y humaniza a sus personajes. Otras piezas literarias escritas para los conventos femeninos también se permiten recurrir a elementos de risa y buen humor.383 La ligereza de algunos pasajes no afecta la seriedad del propósito. El autor indica que ejercicios similares a los aquí detallados eran parte de la observancia de la orden, y los remonta a sus tiempos más antiguos. Queda sentado que el autor deseaba solemnizar esa práctica en esta pieza. El manuscrito quedó terminado en 1794 tras un lapso de cuatro años. La determinación de formalizar los ejercicios espirituales con un manuscrito indica la preocupación del autor de dejar constancia de éstos y proporcionar a las religiosas un texto de estudio que también sería testimonio de su religiosidad y ejemplaridad. No se puede aventurar en cuál de los conventos de carmelitas se celebrarían reuniones como las que recoge este documento. Parece ser esta la intención del autor, de modo que cada convento pudiera “apropiárselo”. joven, no queda indicación alguna de su posición en la jerarquía conventual; podría haber sido una novicia o corista. De una lista de quince virtudes por explicar, cinco son escogidas al azar. Este escogimiento disfraza la voluntad del autor en hacer hablar a los personajes sobre puntos que consideraba de importancia para la observancia conventual. Estos fueron: la mortificación interior, el olvido de las criaturas, es decir, la renuncia al amor tanto filial como a otros lazos afectivos; la obediencia, la humildad, y la presencia de Dios en el alma. De estos, solo la obediencia era voto. Las demás virtudes eran patrimonio del carisma teresiano para los miembros de la orden, aunque, en general, eran comunes a todas las órdenes de religiosas Cada disquisición era seguida de un poema que encapsulaba el mensaje del texto en prosa y le ponía punto final con el uso de un género, la poesía religiosa, que fue siempre un elemento esencial en la producción literaria española y novohispana. Suponemos que estos cinco poemas fueron también de la pluma del autor de las Recreaciones. A los poemas se añaden algunas preguntas de las hermanas sobre su contenido. Supuestamente, el autor rebatía o aclaraba argumentos que se pudieran ofrecer al respecto. Este fue un modo discursivo de puntualizar la doctrina en los tratados de teología mística o moral. Esta metodología refuerza la asunción de que el autor fue hombre y letrado. La mortificación interior cupo a la religiosa de más edad, Esmaragda. A medida que explica su significado, verificamos que significaba la “negación de la propia voluntad”, la “crucifixión” de todos los deseos. Al despojar al alma de todo deseo, se la dejaba en la condición de desnudez necesaria para recibir a Dios. Esta “virtud’ refleja el espíritu de Las moradas de Santa Teresa, especialmente la morada séptima, pero se encuentra en todos sus escritos. La negación de la voluntad propia es una forma de mortificación interior que se considera más heroica que la mortificación del cuerpo. Se entendía que la supresión de todo aquello que fuera externo al objetivo espiritual era imprescindible para que el alma quedara metafóricamente desnuda y perfectamente preparada para recibir a Dios. Se debían mortifi- Personajes y temas discurridos Esmaragda de la Cruz, la directora del grupo se destaca como la mayor de las monjas participantes en el recreo espiritual, y tan solo tenía treinta y cuatro años, lo que denota que se trataba de un grupo de monjas relativamente joven. A Esmaragda se la describe como “acabada religiosa” y se la señala por aparecer leyendo un “cuaderno espiritual” que guardaba en su escapulario. Parece haber sido tornera, pero su papel en el grupo también la señala como una maestra espiritual y puede haber sido maestra de novicias. Peregrina del Carmelo, era la segunda en antigüedad, y parece haber sido ropera o provisora. Lucía de San Alberto era la enfermera; se sugiere que estaba escribiendo un examen de conciencia y que tenía un lápiz a mano. Eufrosina de Jesús estaba a cargo de las cuentas del convento, actividad que se menciona en el texto. De Fortunata de San Cirilo, la más 383 María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán, No solo ayunos y oraciones., passim. 394 395 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López car las tres potencias del alma: al entendimiento, apartando del mismo todo lo que no concerniera a Dios; la voluntad, mediante los trabajos y las penitencias y la memoria, el recuerdo de todo aquello que no llevare a Dios. La mortificación fue un elemento esencial de la observancia y queda bien explicada en el texto asignado a Esmaragda. No es quizá casual que la religiosa que funge como directora del grupo y con más autoridad se encargara de explicar esta virtud tan fundamental a la vida en el claustro teresiano. El segundo tema o razonamiento es el desarraigo del amor a otras criaturas, que cupo a Sor Peregrina. Para llegar a la unión con Dios, era necesario renunciar el apego a toda criatura y amar a Dios en completa entrega. Dios no admite compartir el amor de sus esposas. Por demás, siendo las criaturas del mundo frágiles y quebradizas, el amarlas nos hará de esa misma baja naturaleza. El amor a las criaturas del mundo es siempre interesado y niega la capacidad de elevarse para amar a Dios, por eso había que rechazar cualquier lazo que las atara a esos intereses. La religiosa invoca la autoridad de Santa Teresa y San Juan de la Cruz. De este último, toma una “sentencia” que alude a un pájaro atado que no puede volar. Las ataduras son los afectos del mundo que impiden al alma volar a Dios. Este aspecto cultivado del texto cabía solo a quien hubiera leído a cabalidad las obras de este fundador. Una importante aclaración al mensaje de afectos a las criaturas surge de una pregunta de Peregrina sobre la posibilidad de amar al confesor, asunto delicado en cuanto a que sería muy frecuente y hasta necesario establecer lazos afectivos hacia el confesor, la persona que mejor conocía las interioridades de las religiosas y de quienes dependían en su esfuerzo de encontrar a Dios. La respuesta recuerda el consejo de Santa Teresa sobre tener amor al confesor santo y espiritual que ayuda a la religiosa a enderezarse en el camino de perfección espiritual. Era legítimo reconocer su ayuda como el instrumento por el que se daba a conocer la voluntad divina, y desechar escrúpulos. Sin embargo, el asunto no queda dilucidado del todo, ya que la joven Fortunata, que recuerda que San Juan de la Cruz advierte que la voluntad de Dios es que se gocen en su amor y no en el de criatura alguna. Ni Fortunata ni Eufrosina están aún dispuestas a la “sequedad” que implica despojarse del amor por otras criaturas, y considerando Eufrosina su indisposición para un tema, que es un “asunto odioso”, sugiere pasar a la consideración de otra virtud. El tópico era complejo y demandaba más tiempo para desentrañarlo. Quien escribió el texto de estas recreaciones espirituales estaba apercibido de su dificultad y prefería permanecer en una ambigüedad que permitiera matizaciones en la ejecución de esta recomendación espiritual. La tercera virtud, la obediencia, le correspondió a Lucía, la enfermera. Recordemos que la obediencia era voto y usualmente ocupaba el primer lugar en la explicación de las reglas. Por eso se la llama “santa obediencia.” La eliminación de la voluntad propia era un punto dificilísimo en la adopción de la vida conventual, ya que mortificaba el libre albedrío y demandaba la sujeción completa de la voluntad personal. La mortificación interior se hacía necesaria para lograr la obediencia, esta debía ser tan absoluta e incondicional que se la compara con la muerte. Era la muerte de las pasiones; también era la muerte de una potencia del alma: la voluntad. Al cumplimiento de esta virtud se atribuía la ejemplaridad reinante en los conventos del Carmelo, ya que la obediencia era “el alma de nuestra sagrada religión”. La pregunta que se ofrece en cuanto al ejercicio de la obediencia parecía muy humana y natural. ¿Es tal virtud si se ejerce contra el deseo del cuerpo? Precisamente, contesta Lucía, el mérito de la obediencia es mayor cuanto más se hace contra nuestro apego. Así, la religiosa se empeña en una lucha consigo misma que se hace extensiva a la siguiente virtud. Toca a Eufrosina explicar la humildad, que se hermana en cuanto a “santa” con la obediencia y que recibe el tratamiento más largo en el texto, su significación en la observancia. La religiosa advierte que lo que dice es dictado de Dios, ya que ella es solo un ejemplo imperfecto de tal virtud. Precisamente este tipo de comentario constituye en sí una manifestación de virtud 396 397 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López y de la autohumillación. De la “negación” de la humildad nace el muy conocido diminutio que tan frecuentemente aparece en la escritura claustral femenina. La humildad consiste en la desvaloración voluntaria y sostenida del libre albedrío y no es algo que los principiantes pueden dominar. La humildad se contrapone al orgullo, un pecado capital, y distingue a los verdaderos amantes de Dios de los falsos pretendientes a su favor. Es con la humildad que se puede esperar el gozo de la gracia de Dios y el favor de la vida eterna. Es una virtud tan fundamental que se aprende, sin ir más allá, en el básico catecismo cristiano. La explicación de esta virtud es la que más se ajusta a los cánones de la teología moral, lo que significa que todos la pueden aprender tempranamente. Estilísticamente, esta explicación se asemeja mucho a un sermón, con citas del Evangelio, de Santa Teresa y San Juan de la Cruz. De hecho, el texto se convierte en un mensaje de elogio y admiración hacia el Carmelo descalzo y las palabras de sus fundadores. Fortunata, la más joven, explica la última propuesta, que es presencia de Dios en todas las cosas naturales y en el alma. Es uno de los temas de más difícil explicación teológica, que el autor deseaba poner en boca de quien se presumía saber menos. De entrada, Fortunata confiesa que todo lo que sabe le ha sido enseñado; no habla por su propia experiencia, sino por la de sus maestros. Esta acotación parece tener el fin de hacer de la explicación de la presencia de Dios un ejercicio en el estudio y comprensión de los escritos de Santa Teresa, a quien se le rinde homenaje con la cita de pasajes de su Camino de perfección. La respuesta para comprender el profundo significado de la presencia de Dios en el alma se encuentra en hacer los diarios deberes con la seguridad de saber que Dios se encuentra siempre dentro de nosotros. Llega a esta conclusión por medio de exaltadas exclamaciones de carácter teresiano sobre los consuelos que se encontrarán dentro de ella misma cuando la religiosa sepa seguir el camino interior que la llevará a la manifestación de la presencia de Dios. Para coronar su exaltada intuición y comprensión, cita cuatro versos del Cántico espiritual de San Juan. También entretiene una explicación del recogimiento y la vía unitiva inspirada en Las moradas. Así se reitera el valor de la poesía mística como medio de comprender la presencia de Dios y se da expresión a la afectividad que aparece más regulada en el discurso sobre las otras virtudes. La explicación de la presencia de Dios rivaliza en extensión con la explicación de la humildad y dan pauta a pensar que el autor privilegiaba estos dos aspectos del carisma teresiano. Toca a Fortunata, la más inexperta, hacer el discurso más emocional y al mismo tiempo más cercano no solo a los más prácticos consejos de Santa Teresa, sino a las complejidades de la experiencia mística, al unir a Marta y María en su mensaje. La glosa de una de las poesías devotas de San Juan de la Cruz cierra este documento con una reafirmación de las aspiraciones espirituales del Carmelo: lograr la unión con Dios mediante el recogimiento y la iluminación interior. Anónimo. Recreación espiritual que tuvieron cinco religiosas carmelitas descalzas de un muy observante convento con el fin de preparar sus almas para recibir al Espíritu-Santo en la Pascua del año de 1790384 DEDICADA a la SSma. Virgen del Monte Carmelo Colegio de Sor.385 Sn. Joaquín año de 1794. AL LECTOR Es tan antiguo el uso que nuestra Sagrada Religión tiene de las conferencias, y recreaciones espirituales, que tiene su origen en aquellos primitivos Padres nuestros, y descendientes de los Profetas, de los Monjes de Egipto y Palestina, los cuales según Casiano sustentaron esta práctica, y de ellos la aprendieron nuestros primeros Legisladores Descalzos, por lo que tiene toda la descalces Carmelita, así hombres como mujeres por Ley una 384 385 Portada (fol. 1). Sor, síncopa de Señor. 398 399 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López conferencia espiritual semanaria, a más de la obligación que otra Ley nos impone de hablar siempre (f.3)386 cosas de Dios. En esto encuentra el Alma tanta ganancia que lo debíamos hacer, aunque no fuera por otro motivo, sino el que exige la promesa que el Señor tiene hecha de estar en medio de los que se juntaren en su Nombre, y así determinaron cinco Religiosas Carmelitas unirse en Caridad, para que el Divino Espíritu las visite y por eso formaron esta Recreación. acabada religiosa, viendo a sus compañeras suspensas sacó de debajo del (f.6) escapulario un cuaderno espiritual, y comenzó a leer en él, todas escuchaban alegres, y divertidas a la hermana Esmaragda que con su grande espíritu le comunicaba toda el alma a la lección; pero la hermana Peregrina del Carmelo que era la que en antigüedad seguía dijo. Recreación espiritual que hicieron (f.4) cinco Religiosas descalzas Carmelitas en un Convento muy observante de su orden Después de pasada la Cuaresma en la que se empeñó en fervores una comunidad de religiosas carmelitas descalzas floreciente en toda virtud y especialmente dadas todas las religiosas de ella al ejercicio Santo de la Oración y contemplación por ser esta el alma de su Instituto. Andaban tan absortas y embebidas en ella que se olvidaban enteramente de sí, y se encendían en tantos fervores que el fuego del amor de Dios, les consumía el natural y tenían los cuerpos extenuados y enfermos, pero los espíritus fuertes y robustos. Entre tan fervorosas religiosas, algunas se particularizaban más, y de estas se juntaron cinco (f.5) en la huerta de su convento a la orilla de un hermoso estanque bajo la sombra de unos frondosos árboles, pues como siervas heridas buscaban en las aguas del refrigerio, y como Esposas amantes acompañaban al Esposo entre lirios y azucenas. El sitio ameno y apacible, el viento suave, la tarde serena y el día veinte y dos de abril que era cuando esto sucedía, movieron los espíritus de aquellas cinco vírgenes prudentes, deseosas de tratar cosas celestiales, comenzaron unas con suspiros, otras con exclamaciones tiernas, y todas con contemplaciones divinas, las cuales hicieron prorrumpir a la más antigua de las cinco religiosas (que tenía solo treinta y cuatro años de edad), y era para todo muy agraciada y discreta, su nombre Esmaragda de la Cruz, ésta tan 386 (F. 3). Peregrina. Perdonen, V.C.,387 hermanas, que interrumpo la lección, pero no quiero que perdamos esta ocasión que muchos días hace deseo, y ahora se nos viene a las manos para que tratemos de nuestro Señor, pero en orden y con concierto. A esto contestó la hermana Lucía de San Alberto. Lucía. Yo también lo deseo hermanas, y quisiera que fuera esta tarde, en que mis enfermas me dan lugar por estar aliviadas, y mi compañera la Enfermera acompañándolas. La hermana Eufrosina de Jesús respondió porque era muy pronta y fervorosa (f.7). Eufrosina. Pues que sea en el instante antes que nos entibiemos, que yo diré todo lo que mi esposo me enseñare. Entonces, la última y más moderna, que era la hermana Fortunata de San Cirilo, reconociéndose insuficiente para la prontitud de sus compañeras dijo: Fortunata. Si les parece a V.C., mis hermanas, que preparemos esta recreación para el día de la Cruz de Mayo,388 entonces podremos hablar con más acierto, y ahora, solo digan V. C., la virtud o virtudes de que hemos de tratar, porque Yo no soy capaz de tratar de ninguna tan de repente, si fueran vicios y pecados en eso puedo poner escuela, pues cuando más sumergida estaba en ellos, me sacó la infinita piedad de mi Dios y Señor, y me trajo a este Santo Convento desde tan lejanas (f.8) tierras por caSíncope de Vuestras Caridades, en adelante v.c., es una forma de dirigirse entre sí las religiosas. 388 Con la Cruz de mayo, se alude a la fiesta de la Santa Cruz que se realiza en día 3 de mayo. Cfr., en línea: http://es.catholic.net/op/articulos/35015/la-santacruz.html 387 400 401 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López minos bien extraordinarios; no sé hermanas con qué agradecer a este Señor tan gran beneficio. Fortunata. Yo viví sumergida en el Mar proceloso390 de mis vicios, pero siempre llamándome Dios en lo secreto de mi corazón, y amargándome mis mayores gustos este secreto llamamiento. En fin hermanas, es mucho lo que a Dios debemos, y así en Dios pensemos, de Dios hablemos, por Dios obremos, y en Dios siempre nos empleemos. Esmaragda. Si eso dice V.C., hermana, que diré Yo debiéndole tantos, pues me sacó del Mundo, cuando me tenía más cautiva con el amor de mis padres y hermanos, quién pudiera hermanas agradecerle a mi Dios, dignamente tan grandes favores, les parece a V. C., el menor, este de habernos escogido para la religión de su Madre y Nuestra la Santísima Virgen del Monte Carmelo, Religión la más antigua, la más privilegiada, la más honrada con nuestros primeros Padres, los Profetas, y con todos los Santos sus sucesores, y últimamente ennoblecida con las dos columnas de la Descalces, digo, con nuestros Padres, Juan y Teresa, yo, hermanas, no sé qué hacer para corresponder tantos beneficios de mi Señor, y les aseguro a VV. CC., que si mi salud tan extenuada (f.10) y la obediencia no impidieran mis deseos, manifestara con el rigor de mi vida el incendio que deposita mi Corazón. Peregrina. Si yo hablara hermana en punto de beneficios de Dios, dijera que los que conmigo ha usado son los mayores, pero todos los pasos en silencio, solo el que no puedo dejar de referir, es, el de haberme dado deseos de ser su Esposa, antes que conociera lo que era el Mundo. Lucía. A mí también me dio los mismos deseos, pero yo los divertía con no hallar una vida de la sencillez y abstracción que mi corazón me pedía, pero el Señor que me quería para su casa, me hizo encontradizo como por acaso el Libro de nuestra Regla y Constituciones, y como en la vida de Carmelita encontré lo que deseaba, no tuve disculpa que dar a nuestro Señor, y así me di por concluida. Eufrosina. (f.11) Yo no sabré decir por donde me vino el deseo de ser Carmelita, lo que les puedo asegurar a V. C., es que siempre por particular beneficio de Dios, conocí los engaños del Mundo, y nunca me dejé encantar de sus Sirenas.389 389 Las sirenas son genios marinos, mitad mujer, mitad ave. De acuerdo con la Esmaragda. Mucho nos hemos divertido de nuestro propósito, pero vale, qué dejar a Dios por Dios no es dejarlo. Peregrina. Dejáramos de ser Mujeres, si no mezcláramos diversidad de asuntos, pero lo que he estado observando es lo que se han fervorizado (f.12) en tan corto espacio de tiempo. Lucía. El Espíritu Santo ha anticipado su venida y por eso estamos tan calientes. Eufrosina. Yo le confieso a Nuestro Señor que siempre en tratando cosas suyas tengo mucho consuelo. Fortunata. Solamente, yo con nada me caliento, qué espíritu tan tibio, no tomen hermanas por amor de Dios mis malos ejemplos. Esmaragda. Creerá hermana que no es día de mortificación, sino de Recreación, y así no nos caliente la cabeza con sus pecados que harto se confiesa de ellos. Peregrina. Dejemos a la hermana Fortunata, y si les parece que echemos suertes, para que sepamos de qué virtud hemos de tratar, el día que nos volvamos a juntar. Lucía. Pues con este lápiz que tengo a mano para escribir el examen de conciencia, lo podemos hacer. Eufrosina. (f.13) Yo daré papel que me sobró de las cuentas que di, a nuestra madre priora esta mañana, y con esto no falta más, leyenda más antigua, las sirenas habitaban una isla del Mediterráneo. Estos genios marinos, con su música, atraían a los navegantes que pasaban por sus parajes. 390 Proceloso es un adjetivo que proviene de procela, palabra latina que significa tormenta. 402 403 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López si no es, que nos demos prisa que escriban la hermana Esmaragda, y Peregrina, mientras invocamos al Divino Espíritu para que lo ordene todo. que aquello que fuere, paso adelante, y digo que esta otra Cédula dice a la hermana Lucía, y (f.15) es la obediencia la que le cupo por suerte. Fortunata. Recemos el Himno del Veni Creator.391 Todas dijeron norabuena,392 y así se hizo. Después escribieron quince virtudes en otras tantas cedulillas y de estas sacaron por suerte cinco, hecho esto dijo la hermana Esmaragda, echando las cinco cédulas en su escapulario. Lucía. La sangre se me ha helado, hermana mire bien si es cierto, cómo es posible que yo hable de virtud que no ejercito, pero con este acto, iré empezando, obedeciendo a V. C., en esto. Esmaragda. Hermana Peregrina saque la suerte y diga a quien le toca. Peregrina. A la hermana Esmaragda dice, sea Dios alabado, que le cupo la mortificación interior, ella nos dirá maravillas, pues si me hubiera cabido, estuviera algo apurada, porque no sé ni el Jesús en esta materia. Esmaragda. (f.14) Yo sé menos, pero Dios me ayudará, saque hermana la cédula que sigue. Peregrina. A la hermana Peregrina dice, y me ha cabido en suerte el olvido de criaturas. Por cierto, que no me he sabido negar, ni olvidarme a mí misma, y esta cédula me da a conocer, la falta mía, y me enseña lo mal que he aprovechado los años de mi Religión. Lucía. Hermana, no me confunda con los actos de humildad que está haciendo tan repetidos. Eufrosina. Ni V. C., la envanezca con dárselos a conocer. Fortunata. Está tan bien fundada en la virtud la hermana Peregrina, que nada le entienda. Peregrina. Agradezco el buen concepto que V. C., tienen de mí, pero, porque conozco que ante los ojos de Dios nada soy más Fragmento del Veni Creator Spiritus: “Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles. Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado”. Se cree haber sido escrito por un monje alemán enel siglo ix. 392 Norabuena es aféresis de enhorabuena. Peregrina. A la hermana Eufrosina, dice la Cedulilla de la humildad, y se nos ha quedado suspensa. Eufrosina. Tal pieza me ha cabido hermanas, hay que no es nada, la humildad nada menos, pero me desempeñaré con decir a V.C., que no obren nada de lo que en mí entiendan. Esmaragda. No se nos escapará, sino que nos dirá muy por menor todo lo que Nuestro Señor le dictare, porque yo tengo mucho deseo de oírla tratar de esta materia con todo su fervor y eficacia natural. Peregrina. La última Cedulilla dice a la hermana Fortunata, y es la que más Sal (f.16) tiene, por ser la presencia de Dios; él le dé acierto. Fortunata. Conozco hermanas que son anzuelos con que este Señor misericordioso procura prenderme, y como Su Majestad conoce lo muy olvidado que lo tengo, de este modo quiere atraerme, y darme, digámoslo así, precisión de tenerlo presente. Esmaragda. Ya hemos cavado nuestras suertes, y pasado muy buen rato con la disposición de nuestra recreación. Para el día de la Cruz nos juntaremos, la tercera, la enfermera, la provisora, y la ropera, desocúpense temprano, que Yo despacharé mi torno393 lo más temprano que pueda, y ahora vamos hermanas, que ya es tarde, a recogernos en nuestras celdas, o por mejor decir en nuestro cielo, a tratar en ellas con nuestro dulce Esposo. Pues 391 Torno es un armazón giratorio compuesto de varios tableros verticales que concurren en un eje, con suelo y techo circulares empleado para pasar objetos de una parte a otra, como en los conventos de clausura. 393 404 405 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López a Dios hermanas se dijeron todas, y con orden y concierto, se (f.17) entraron muy fervorosas, a lo interior de su Convento, encendidas, alegres y deseosas de que llegara el día aplazado. mucho qué meditar, mucho qué contemplar, y mucho por qué elevar. Llegado el día de la Cruz Todas las Religiosas acudieron al sitio en que la primera vez se habían juntado, pero no pudieron cumplir perfectamente su deseo, porque la hermana Esmaragda de la Cruz, divertida quizás en su celda interior, se olvidó de todo lo que había ella misma concertado, y así, aunque las otras cuatro religiosas trataron de cosas espirituales y dijeron cosas notables, (que no escribo por no alargarme demasiado) determinó la hermana Peregrina del Carmelo, (y todas condescendieron) que se difiriese la recreación para el día de la Ascensión del (f.18) Señor que fue el trece del mismo mes. Juntanse segunda vez las cinco religiosas Habiendo asistido la comunidad a la hora de Oración que se tuvo después de acabadas vísperas, salieron todas ellas llenas de fervor y espíritu que el Señor les había comunicado a manos abiertas. La hermana Fortunata de San Cirilo se encaminó a su correspondiente lugar, y a poco rato, llegó la hermana Peregrina del Carmelo. Peregrina. Deo gracias 394 hermana Fortunata ¿en qué pensaba? Fortunata. En mis pecados hermana Peregrina, y también poco hace que discurría en las palabras que mi Señor les dijo a sus Apóstoles, tal día como el de hoy, cuando se subió a los Cielos. Me voy a mi Padre y a vuestro Padre, a mí (f.19) Dios y a vuestro Dios, que igualar a estas pobres Criaturas, miserables y bajísimas, con el Criador poderosísimo y altísimo, tiene esto Peregrina. Es un océano insondable el de el amor de Dios, cuándo hermana ponderaremos dignamente las finezas que a este Señor le debemos? A mí me ha tenido hoy tan embebida con ellas, que temo no acertar a contestar a cosa particular, porque me tiene ocupada un conjunto de Dios que me arrebata las Potencias. Esto trataban, cuando llegaron muy festivas las hermanas Esmaragda de la Cruz, y Eufrosina de Jesús. Esmaragda. Alabado sea Jesucristo, nos han ganado la palmeta.395 Peregrina. Sea por siempre loado, hermana Esmaragda, pensé que se había subido (f.20) a los Cielos hoy con nuestro Señor, porque como se ha preparado con tanta oración para ello, creí que le hacía Su Majestad el gusto de llevársela. Esmaragda. Dicen que no van por allá Angelitos trapientos, y como yo no he hecho mi vestido, por eso no lo logré. Eufrosina. Y a mí no me echaban V. C., menos. Deo gracias les digo hermanas. Fortunata. Deo gracias les respondemos, yo pensé que alguna visión o arrobamiento tenía a vuestra Caridad, más divertida que lo que en vuestra compañía puede estar. Eufrosina. No haga burla de una pobre hermana. Fortunata. No la hago hermana, por cierto, sabe Dios que así lo juzgo por muy sólidos fundamentos. Peregrina. Que hará la hermana Lucía, pues solo por ella queda. Lucía. (f. 21) No queda hermana Deo gracias, sino que las enfermas me han detenido, una con el temperante,396 otra con que la compusiera la celda. Palmeta. Dicho de una persona: llegar antes que otra a una parte. Temperante o que tempera, esto apunta a templar o calmar el exceso de acción o de excitación orgánicas por medio de calmantes y antiespasmódicos. 395 396 394 Deo gracias, esto es, gracias a Dios. 406 407 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Esmaragda. Pues aquí estaban imaginando que se le había hecho escrúpulo el alejarse de sus enfermas, y que por eso no venía, porque está esa Cabeza, llena de ideas y tinieblas, es la noche oscura animada. ninguna, así el alma que emprende una sublime perfección, si no pone por fundamento sólido la mortificación interior que consiste en estar continuamente contradiciendo en su interior todos sus afectos e inclinaciones, callando cuando quiere hablar, sufriendo cuando quiere satisfacer, negándose a todo consuelo, no dándose gusto ni en levantar los ojos, si su inclinación se lo pide, poniendo toda su mira en un interior desprecio de sí mismo, huyendo toda propia estimación que ésta es una mortificación interior heroica, jamás (f.24) decir ni procurar alabanza, ni desear, ni aun pensar que debe ser tenida en algún aprecio, huyendo con particular cuidado, de todo apego a lo más mínimo de propia voluntad, porque es señal clara de que no hay verdadera mortificación interior, cuando en nada nos sujetamos y a todo contradecimos, dando a conocer en esto, lo pagada que estamos interiormente de nuestros discursos y modos de pensar: ella es la vida de el Alma y el alimento de la perfección, con la mortificación interior se empieza, crece y se consuma la perfección, importa poco que nos carguemos de mortificaciones exteriores, cuando estamos tan lejos de la interior, que consiste en la negación de la propia voluntad, en el vencimiento propio, en sujetar la ira, en abrazar el desprecio propio, en buscar la humillación, en obedecer a ciegas y en una crucifixión entera de (f.25) todos sus deseos, de que se sigue una desnudez tan verdadera que no quiere el Alma más que a Dios, y lo que más a su Majestad la une, y todo lo demás le es martirio y tormento, por medio de la mortificación interior, se va el Alma disponiendo para el trato interior, sólido y verdadero con Dios, porque libre el Alma de sus propios afectos, entra el Señor a tomar posesión de su Corazón y llenarlo de todo bien con su inseparable asistencia, entonces es el Alma morada del Divino Esposo, quien recogiéndola a la más secreta estancia, se recrea con ella y le comunica los más espirituales favores, dale en pago de la morada que ella le ha dispuesto por medio de la mortificación interior su Divino amor, y un total olvido de lo que no es Dios, no la aparta jamás el Señor de sus brazos, y ella entregada toda sin reserva de afecto ninguno a (f.26) su Divino dueño, dice abrasada en Lucía. Hermana Esmaragda, quedó que está bajo mi dominio, y sé lo que no alcanza Galeno acerca de sus enfermedades, y así chitón397 y empecemos porque hay mucho que decir, y temo no alcance el tiempo. Todas se sentaron con orden, y comenzó la hermana Esmaragda a quien por más antigua le toca el[:] Primer razonamiento (f.22) De la hermana Esmaragda de la Cruz sobre la mortificación interior Esmaragda. Llena de rubor y vergüenza me pongo en presencia de V.C., amadas hermanas mías, pues con mi casual olvido, ha dado el Señor a conocer a V.C., lo desproveída que me hallo de la mortificación interior que la suerte me señala para hablar en nuestra espiritual recreación, he manifestado lo disipado que se halla mi espíritu, pues el discípulo que se olvida de acudir a aprender a la escuela, da a entender, no cuida de su aprovechamiento, ni tiene voluntad de aprender, he manifestado en ninguna aplicación a lo espiritual e interior, pues proporcionándoseme el aprender de V. C., como mis maestras por lo muy instruidas que están en toda perfección, me olvidé (f.23) de mi propio provecho, entregada toda a las acciones exteriores, pero pidiendo perdón a Dios de mi irreligiosidad, y a mis hermanas del mal ejemplo que les di, y desconsuelo que en sus ánimos ocasioné con mi tibieza, doy principio diciendo. Que así como el cuerpo sin el alma no vale nada, ni es de provecho para cosa 397 Chitón es una interjección coloquial usada para imponer silencio. 408 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix amor, mi amado para mí y yo toda para él, no sabe pensar más que en su dueño, no sabe hablar más que de su Esposo, no sabe querer más que a su amante, pone con la mortificación interior cercado de espinas a su Corazón para su dulcísimo Esposo, él es el Hortelano de esta huerta y hace en él todas las labores que necesita, hoy poda este afecto desordenado que tenemos a nuestras mismas, mañana arranca aquel sentimiento que nos causa la palabra desabrida de la hermana, ya riega con repetidas inspiraciones a que sigamos lo más perfecto en todos nuestros ejercicios, ya arraigadas plantas de la virtud, de la mortificación interior por medio de la enfermedad, del desprecio, de la persecución, de los retiros, de sus divinas luces con que nos descubre nuestras faltas, imperfecciones y tibiezas trabajando en nuestras (f.27) Almas como Jardinero vigilantísimo para irnos encaminando a la íntima unión con su Divina Majestad, siendo el principal medio para llegar a este felicísimo estado una continua y sólida mortificación interior y negación de sí misma. Esto es lo que mi ignorancia alcanza, pero como falta la práctica, se ha producido esto sin espíritu y sin alma por obedecer a V.C., y por no amargarles estos ratos de recreación, he escrito estos disparates, pero llena de confusión de verme tan distante de la alta perfección a que soy llamada, nuestro Señor nos conceda a todas, esta sólida virtud en todo su aumento, y me perdone mi mucha tibieza, y para endulzar las amarguras de la mortificación, diré la sustancia en estos cuatro versos: Si la mortificación Te dieres con todo empeño En breve caminarás Y llegarás a tu Dueño. La interior es la mejor (f.28) Por tocarle más al Alma Sin esta no se consigue De las pasiones la calma. O morir o padecer Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 409 Dice [Nuestra] [Santa] Madre Ser despreciado por ti Repite mi Sto. [Santo] Padre. Pues aliento hermanas mías Y abrazar de corazón Con ánimo fervoroso Esta mortificación. Peregrina. Yo como más atrevida, hermana Esmaragda, respondo la primera y digo en nombre de todas, que quedamos edificadas de la humildad con que se introduce en su razonamiento por su casual olvido que V. C., dijo, y yo juzgo con razón, que el Amor de nuestro divino esposo la traía tan embebida en el todo de su divinidad que no la deja pensar en parte, o cosa particular de su Majestad, como nos dice nuestra Santa Madre en el capítulo 2º de su vida, por estas palabras, bien entiende el Alma que no quiere sino a su Dios, más no ama cosa particular de él, sino todo junto lo quiere y no sabe lo que quiere, así V. C., no se acordó de tratar de nuestro Dios, por tratar con su Majestad y con la instrucción que nos ha dado sobre (f.29) la mortificación interior, nos ha dejado más enamoradas de ella, y deseosas de ponerla en ejecución, pero yo como ignorante de toda virtud pregunto, y así mi hermana tenga paciencia. Con qué obras se ejercitarán las potencias del Alma en esta mortificación, para que por medio de ella se purgue todo lo que impide la unión con Dios Nuestro Señor en cuanto está de Nuestra parte. Esmaragda. He alabado al Señor, amadas hermanas, de la candidez y pureza de sus Corazones, que han hallado tantas disculpas con que cubrir mi tibieza y falta de aprovechamiento, cuando debían haberme impuesto una dura penitencia por descuidada y desobediente a las órdenes de V.C., y ahora me harán la caridad de irme dando cada una la penitencia que su fervor le dictare, para que no tenga tan flaca memoria, contestando a mi amada hermana Peregrina en la mortificación de sus potencias, 410 411 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López porque sin ella no llegará a la debida unión, (f.30) pues en ella reside principalmente la mortificación interior, mortificando la memoria de todo acuerdo que no lleve a Dios, ni acordándose más que del ejercicio Santo de las virtudes, cómo ejercitará la humildad profunda, la ciega obediencia, el sufrimiento heroico, y así de las demás, poniéndose en un total olvido de todo lo que no es interior. El entendimiento se ha de mortificar, apartando de él toda noticia que no sea de Dios y lleve al Alma. Mas poniendo en su lugar la de su divinidad, sus atributos y perfecciones, deleitándose en cada una de ellas y cerrando la puerta a todo otro objeto que no ayude para la divina unión, y estarle viendo inseparable en el Alma, por una interior pura y sencilla vista de fe. En la voluntad, es en la que hay más que mortificar, porque sus afectos se van con facilidad a lo sensible, aunque parezcan espirituales, (f.31) y es menester mucho cuidado de estarla mortificando, que busque en todo la voluntad de Dios, en los consuelos, en los trabajos, en las penitencias, y en otros muchos afectos interiores, que mucho mejor que yo sabe V. C., como tan entregada al trato interior. Esto es lo que a mí ningún espíritu me dicta V. C., perdonará mis simplezas, y acudirá a nuestros Místicos Padres que la instruyan en esto con preferencia. Peregrina. Amadas hermanas mías, en nuestro Señor, con bastante confusión mía hablo a V.C., sobre la virtud que me ha tocado, pues me hallo tan al principio en todo, después de llevar algunos años de Religión sin haber dado ni el primer paso en la perfección, a que por nuestro estado estoy obligada. Mas por obedecer a V.C., y no desalentar, las diré, lo que mi tibieza y ningún espíritu me dan lugar; digo, pues, que para llegar a la unión con nuestro Divino Esposo, a que estamos obligadas a aspirar, es menester olvidarnos de todas las Criaturas, quitando aun el más mínimo apego a ellas, porque como (f.33) nuestro Señor debe ser amado con todo nuestro corazón, con toda nuestra Alma, con todas nuestras fuerzas, y nuestro corazón es tan limitado, cualquiera partecita del que le demos a la Criatura, ya se la robamos a nuestro Soberano dueño, y como dice nuestro Padre San Juan de la Cruz, el que ama desordenadamente a una criatura tan baja, se queda como aquella Criatura, y en alguna manera más baja, porque el amor no solo iguala, mas aun sujeta al amante a lo que ama, y si nos acordamos que solo fuimos criados para amar y servir a Dios nuestro Señor, y que su Majestad santísima nos quiere solas para sí, y nos pide nuestros Corazones desocupados para morar de asiento en ellos, y el amor con que bajó del Cielo a la tierra en busca de Nuestras Almas y tantos beneficios como le debemos así en general como en particular, y que en (f.34) correspondencia de todos, no nos pide más que nuestro amor !Ay hermanas mías! ¿Cómo hemos de negárselo por entregarlo a una Criatura frágil y quebradiza? No nos enseña nuestra Madre Santa Teresa, que no consintamos, sea esclava de nadie nuestra voluntad, sino del que la compró por su sangre. Pues sigamos este consejo Santísimo, y desarraiguemos de nuestro corazón cualquiera afectillo, entregándonos todas al todo poderoso, pongamos en ejecución el primer pie de la cuarteta398 de nuestro Santo Padre, olvido de lo criado; porque sin tener esto ejecutado, me parece a mí, no podremos pasar a los otros, a lo menos con la perfección que se requiere, para que Lucía. Víctor[ia], la hermana Esmaragda que nos ha dejado maravilladas. Fortunata. Yo no admiro tanto, en mi hermana, lo que dice, muevome más por sus obras, porque es un vivo ejemplar de la mortificación, y por eso la escogió Nuestro Señor para que nos hablara de ella. Eufrosina. Hermana Esmaragda, que no entre la vanidad, porque no es de V. C., de quien hablamos, es de una Esmaragda muerta (f.32), y esperamos oír a una Peregrina viva. Segundo razonamiento De la hermana Peregrina del Carmelo sobre el olvido de las Criaturas. 398 Cuarteta, combinación métrica de cuatro octosílabos. 412 413 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López este desasimiento de las criaturas, sea como debe ser, me parece que es necesario desasirnos de nosotras mismas, y negarnos en todo, porque como todo amor a la Criatura lleva algún interés, (f.35) o conveniencia propia, o porque nos ayudan, o porque nos quieren, o porque les debemos favores, Hermanas, negándonos a nosotras, no buscaremos esto, y no nos pagaremos a ellas, y lo conseguiremos haciendo lo que nuestra Madre Santa dice, que traiga el Alma gran cuidado, aun en las cosas pequeñas, en aficionándose alguna, procurar apartar el pensamiento de ella y volverle a Dios nuestro Señor. No dice nuestro Santo Padre, que lo mismo es estar el Pájaro atado a una gruesa cadena, que con hilo delgado, pues este le impide volar como aquella. Pues así nosotras, que importa que nos parezca que no tenemos el corazón pegado a ninguna Criatura, si le tenemos a nosotras. En fin hermanas mías, el retiro de la celda como punto principal de nuestra Santa Regla, nos ayudará mucho al olvido de las criaturas, nos tendrá más actas [aptas] para la oración tan propia de (f.36) nuestro Instituto, en ella buscaremos a Dios nuestro Señor para conocerle y amarle, nos contentaremos a nosotras para aborrecernos, con un odio santo, nos apartaremos de las criaturas, cuanto nos impidan para unirnos a nuestro Esposo, y de este modo junto con las otras virtudes que V.C., me enseñan, ejercitándolas con la mayor perfección que cada una pueda, nos servirán de disposición para que venga a nosotras el Espíritu Santo, que fue el fin, porque V. C., inventaron hiciéramos esta recreación hoy día de la Ascensión, y por el Señor que subió a los Cielos, les pido me perdonen, lo que con mi razonamiento las he entibiado, pues ya se sabe que es muy impropio de la nieve calentar, y por eso me he valido de algunas palabras de nuestros Santos Padres, para que suplan mi simplicidad y tibieza, también alabo (f.37) a Dios nuestro Señor, por lo que obra en los Corazones de V. C., y le pido les pague a mis hermanas, lo que con su santa plática me han enseñado, y les suplico, nos encomendemos a Dios nuestro Señor desde hoy hasta la venida del Divino Espíritu, para que nos halle dispuestas y preparadas para venir a nuestros corazones, y nos encienda en el Divino amor, por amor y con amor obremos, y que amor tengamos, amor respiremos, de amor tratemos siempre, y así imitemos a nuestros Santos Padres, Juan y Teresa, y pues nos preciamos de hijas de la Santísima Virgen Madre y Señora nuestra del Monte Carmelo, le mostremos con obras, que nos asemejen a nuestros primitivos Padres, y nos hagan verdaderas Carmelitas Descalzas; y porque se diviertan un poco con mis boberas, vayan unos versitos que en breve digan lo que he dicho en tantas palabras (f.38). Si unirte a tu Dios deseas Por amor y con presteza Pídele a Teresa y Juan Te den de su fortaleza. No te apegues a un hilito Por delgado que parezca Que este te impedirá mucho Para la unión que deseas. Para vencerte a ti misma Y olvidarte de lo criado Entregando el Corazón A Jesús tu Esposo amado. No dejes no ser esclava Tu voluntad de Criaturas Sino del que la compró Con su Sangre y amarguras. Desnuda del todo en toda Por la senda de la nada Caminando valerosa Hasta Dios no hagas parada. Así estará bien dispuesta La posada de tu Alma 414 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Para que venga el Esposo A comunicar su gracia. Con retiro y oración Procurarás conocerte Apartándote de todo Si impide tu feliz suerte. Amale de Corazón Sírvele con gran constancia Entrégate a él fervorosa Y su voluntad en ti haga. Lucía. [¡]Ay hermana Peregrina ¡que me ha dado en lo vivo de mi deseo con su olvido de las Criaturas, porque confieso que me (f. 39) llama nuestro Sor [Señor] a lo muy interior con su Majestad, aunque Yo no le correspondo, como a ninguna de sus inspiraciones, pero dígame V. C., ha de ser tan absoluto este olvido, que hasta de las Criaturas espirituales, pero que no son el mismo Dios, nos hemos de olvidar. Peregrina. Muy alta está la pregunta para quien no sabe, ni aun el A, B, C de la virtud, pero por lo que a mí me han enseñado, aunque no lo he sabido ejecutar, digo, que sí, porque Dios nuestro Señor es muy celoso, y no admite compañía ninguna, y así hemos de querer a las criaturas por espirituales que sean, en cuanto nos llevan y encaminan a Dios nuestro Señor, porque lo que nos mueve a amarlas, lo tenemos con más perfección en nuestro Divino Esposo, hermosura, discreción hermanas, como que es la fuente donde se reparten a todas las Criaturas. Pero hablando con toda ingenuidad, me parece que su pregunta viene (f.40) enderezándose al amor del Confesor, aquí me acuerdo de lo que he leído en nuestra Santa Madre a cerca de esto en el camino de perfección. Cap.[ítulo] 1, num [número] 98, donde dice, antes tengo por gran principio de aprovechar mucho, tener amor al Confesor, si es Santo y espiritual, y veo que pone mucho en Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 415 aprovechar mi Alma, porque es tal nuestra flaqueza, que nos ayuda mucho para poner por obra cosas muy grandes en servicio de nuestro Señor, hasta aquí nuestra Santa Madre, es verdad que es más perfecta la obra que se hace solo por agradar a su Majestad, pero nuestra naturaleza, mucho más a los principios necesita de todas estas ayudas; pero con el tiempo la repetición de actos, y sobre todo la ayuda de nuestro Señor, como a mí me lo han enseñado, lo que se empezó por amor del Confesor, se hace después por obedecerlo, si pero conociendo el Alma que es un instrumento, por donde se nos da a entender (f.41) la voluntad Divina; pero ejercitada, y así no andemos con escrúpulos, que nuestro Señor y nuestra Santa Madre, nos quieren con una santa libertad en el servicio de nuestro Divino Esposo, quien es todo amabilidad, todo amor, todo dulzura, [¡]Oh! Y quien se empleará todo en amarle y servirle cumpliendo en todo su Divina voluntad; perdónenme hermanas mías, que me salgo fuera de mí, considerando a todo un Dios; cuya grandeza no soy capaz de conocer, enamorada de una Criatura tan baja, y miserable, aún más que todas, como yo soy, y pídanle a ese Señor V. C., sea la que debo. Esmaragda. Quedo muy edificada hermana de su razonamiento, y alegre porque me ha dicho con doctrina de nuestra Santa Madre, la libertad con que podemos amar en Dios, y por Dios a nuestros Confesores. Fortunata. No quedará tan serena, si yo no me callara por hallarme en esta materia, comprendida (f.42) como dicen de medio a medio, y si no fuera eso, dijera lo que dice nuestro Padre San Juan de la Cruz, en estas palabras. Más quiere Dios que el Alma se goce con él, que con Criatura alguna, por más aventajada que sea, y por más al caso que le haga, esto dice nuestro Santo Padre; pero yo no puedo conformarme con esta sequedad. Eufrosina. Yo espero conformarme con el tiempo, pero aún no he tomado esta resolución, porque necesito todavía de andaderas, y así dejemos esto, porque es asunto odioso, y que diga la hermana Lucía, lo que nos tiene prevenido que no puedo ya más de deseo, porque pienso nos dirá maravillas de la Obediencia. 416 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Tercer razonamiento De la Hermana Lucía de San Alberto sobre la Obediencia Lucía. Hermanas muy amadas en Nuestro (f.43) Señor Jesucristo. Con grandísimo acortamiento y dificultad hablo de la Santa Obediencia. Lo uno, porque como Dios sabe, mi gran soberbia no me da que decir; y lo otro, porque totalmente no me he ejercitado en esta virtud, y soy muy ignorante de ella, y creo que, en haberme tocado a mí esta Santa virtud, ha sido disposición de Dios, para que, con esta reflexión, y recreación espiritual, empiece a ejercitarla desde ahora, es cierto hermanas, que con solo que reflexionáramos y cumpliéramos bien lo que Nuestra Santa Regla dice. El que a vosotras oye a mi oye, y quien a vosotras menosprecia a mi menosprecia, entendiendo que es Cristo y no el que es. Cómo tendríamos, ánimo para discurrir, pensar y reprobar, lo que la Santa Obediencia nos manda. Dichosos los verdaderos obedientes, que a pocos pasos y sin mucho trabajo, llegaron a unirse con nuestro amantísimo Dios, porque si orando, si trabajando, si comiendo, (f.44) si durmiendo, y aun, si riendo, todo esto haciéndose con espíritu de obediencia, sujetando el quiero, o no quiero, aun en las mismas cosas espirituales, cómo no agradará a Dios un espíritu tan humilde y tan abnegado, aun a sus más justas y buenas inclinaciones. He leído que lo que constituye Religión, es la obediencia, porque a mi modo de pensar, se me hace que no hay cosa, que más al vivo nos asemeje la muerte, aun en la realidad, dándonos la verdadera vida, que esta virtud. Porque es muerte de todas nuestras pasiones y apetitos; y en verdad hermanas, que para cumplir como nuestro Esposo quiere con este voto tan esencial, hemos de procurar portarnos de la misma manera que un Cuerpo muerto, o como dice nuestra Santa Madre, como una bolsa en manos de nuestros Superiores, porque esto nos hará vivir en la tierra, gozando gajes399 del Cielo, y creo que por la perfección (f.45) con que 399 Gaje es un emolumento o una remuneración. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 417 cumplían este voto los Religiosos en los primitivos tiempos, se veían tantas Almas ejemplares en todas las Religiones, y principalmente en la nuestra, como ven V. C., que desde nuestros primeros pasos, nos la enseñan, y por lo que cada Convento de hijos e hijas de nuestra Santa Madre Teresa, parece un vergel ameno, porque esta simple obediencia, nos hará creer como debemos obedecer, no pensando nunca, que en lo que no mandan, hay permisión de Dios, sino que obedeceremos creyendo que en la obediencia, siempre está clara la voluntad de Dios, y los superiores. Y bien ejercitadas, en esto viviremos, y obraremos en todo con aquella santa seguridad, que es el Alma de nuestra Sagrada Religión. Bendito sea el que a ella me trajo, perdónenme hermanas, el que no las enseñe con el ejemplo que siempre están mirando en mí repetidas veces, digo faltas de obediencia y ahora más patentes por (f.46) el oficio de enfermera que tan mal ejército, sin considerar que lo sirvo por obediencia; y para acabar diré unos versitos. La sencilla obediencia Le facilita Lo más dificultoso A la Carmelita. En los primeros tiempos Nuestros mayores Los más subordinados Eran mejores. Dicen que no hay virtud Más excelente Que obedecer sencilla Y ciegamente. El ejemplo de Abraham Todos sabemos Y la fina obediencia De él aprendemos. 418 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Más grato es a los ojos Del Uno y Trino El acto de obediencia Que el de Martirio. Si quiere el Religioso Lograrlo todo Con solo que obedezca Encontró el modo. El rendir su querer A ajeno juicio De acabada obediencia Es ejercicio. Vamos obedeciendo Con el consuelo Que es fuerza obedecer Para irse al cielo. Eufrosina. Se me ofrece preguntar a V. C., (f.47) una duda, y es, si cuando se obedece con repugnancia en la parte inferior, tendrá la obra de obediencia tanto mérito, como cuando se hace sin resistencia de dicha parte. Lucía. Digo, hermana Eufrosina, que me alegro de que me haga esta pregunta para decir, según ella, mi parecer, y así digo pues, que cuando se obedece en las cosas que la parte inferior quiere y apetece, va el mérito de la obediencia muy arreglado, porque es menester mucha desnudez y virtud, en quien obedece, para no engolosinarse en su amor propio, y también se aventura la humildad, pues con hallarse autorizado su propio juicio, y querer con el del Superior, se paga de sí, y piensa que en todo lo que quiere acierta. De todo esto, está libre quien obedece con violencia o resistencia de su natural inclinación, lo primero por el Sacrificio que a Dios Nuestro Señor le hace de su propio Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 419 Juicio, que es el mayor que (f.48) le podemos hacer, lo segundo, porque queda libre de dar a nuestro Señor cuenta de la obediencia que tuvo, pues lo hizo solo por darle al Superior lo que era suyo, y así nos lo enseña nuestro Padre San Juan de la Cruz por estas palabras, y las acciones del religioso no son suyas, sino de la obediencia, y si las sacare de ella, se le pedirán como perdidas. Pero, si procura el verdadero obediente, cerrar su juicio y obedecer sin apego a su querer, o no querer, tendrá ante Dios Nuestro Señor más mérito, que quien obedece en cosas que le son conformes a su inclinación o parte inferior. Esmaragda. En todo muestra, la hermana Lucía, la desnudez y negación con que obra y vive, dichosos los perfectos obedientes. Peregrina. Es una verdad que a mí siempre me ha inclinado, porque tiene hermandad espiritual con la Santa Humildad. Eufrosina. (f.49) A mí, porque ahorra mucho trabajo para alcanzar la perfección, y porque es el Carro Volante para llegar al Cielo. Fortunata. No nos quiera emborucar con sus gracias, sino díganos presto su discurso acerca de la virtud que le tocó en suerte, y a fe, que ya tengo hablado a un sujeto para que luego lo mande a imprimir, y para que salga en la Gaceta, porque ha de estar muy profundo por producido de V. C., no se envanezca, sino es por ser de la Santa Humildad. Cuarto razonamiento De la hermana Eufrosina de Jesús sobre la humildad Eufrosina. [¡]Ay! Hermanas, más grande, por cierto, es el empeño en que V.C., me han puesto por mi suma ignorancia: difícil es, hablando ingenuamente, que yo sepa desempeñar un asunto, en que consiste toda la perfección Cristiana, y sin ella no se seguirá el camino (f.50) de la Religión. Es pues esta, hermanas mías, la Santa humildad, no sé cómo fue a caberme a mí que obro tan al 420 421 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López contrario, que si el Espíritu Divino derrama sobre mí, oscurecido entendimiento, las luces de su divina gracia en lugar de elogiarla, y mover a V.C., a su práctica, haré lo contrario. Digo pues llena de rubor lo que su Majestad me fuere dictando, sin esta mi mencionada virtud, no puede caminarse con acierto a la más sublime Santidad, sería querer fabricar una alta Torre sin cimientos ¿qué diríamos de la Persona que tal pensara, sino que padecía frenesí; pues así hermanas, podemos decir, es la que no arraigando en su Corazón la humildad, quiere conseguir un alto grado de perfección, desatino es imaginarlo, cuando vemos a Jesucristo, Señor Nuestro, que se abatió a tomar carne humana, pasible y mortal, viniendo a enseñarnos el camino (f.51) del cielo, como lo hizo desde el instante que encarnó, escogiendo para Madre, la más humilde (aunque purísima Criatura) la que se tenía por indigna de ser sierva, de la que había de ser Madre de Dios. Qué responde esta humildísima Virgen a la Salutación Angélica, aquí está la esclava del Señor, no dijo aquí estoy Yo, sino la esclava, y porque se humilló, fue Virgen exaltada de todas las criaturas. La vida de Nuestro Señor Jesucristo me desempeñará para hablar con acierto de su favorita virtud, para comenzar hermanas, tratemos de nuestra indignidad, y bajeza y los afectos de voluntad, que a él se consiguen, y aunque ya V.C., tienen hablando de otras virtudes más elevadas, sin esta serán como la flor del Heno,400 y sin la humildad, se puede decir es ilusión, pretenda la práctica de ella, porque ésta mi mencionada virtud, no solo sirve para la primera Jornada que es la vía purgativa, sino para mediar (f.52) y llegar al fin de nuestro Camino, prosigamos con el Nacimiento de Cristo en un portal, donde quiso nacer, para enseñanza nuestra, era un establo donde se recogían las bestias, lleno de telarañas, e incomodísimo con un muy mal labrado pesebre, de pedernales, donde se apacentaban un buey y una mula, todo lo cual veremos al pie de la letra en nosotras, [¿]Qué es nuestra Alma y Cuerpo, sino un establo de bestias, donde siempre como tales se albergan nuestros apetitos? El hombre, ya se sabe que es un compuesto de medio ángel y medio bestia, y como el estado de la inocencia, y de la gracia, se hace todo espíritu por no dejar obrar la parte de bestia, sino traerla sujeta al espíritu, así en el estado de la culpa, se hizo todo bestia, sacudiendo de sí el yugo y el freno de la razón, y aun sirviéndose de ella como de esclava, enlodándola en las cosas de la tierra, con el cieno de los vicios, (f.53) de dos causas nacen los pecados y defectos que nos hacen viles y abominables delante de Dios, de una ignorancia culpable que admitimos en el entendimiento, la cual se entiende por la mula, y de una perversa inclinación en la voluntad significada por el buey, cuyo oficio es siempre arar la tierra y traer su cabeza muy inclinada a ella sin poderla levantar hacia el cielo, es también como dice San Gregorio, símbolo de nuestra soberbia por ser tan cabezudos, y de una frente que así se suelen llamar los soberbios, y presuntuosos, amigos de su parecer y capricho, cuánto vale para todo el conocimiento propio, que cubra lo bueno de las obras, con lo malo que en ellas hay, y que nos dé a entender cuan ajenos a nosotras, es lo bueno, pues solo viene de Dios, y cuan propio y común es lo malo, pues todo lo que no cubriere con su misericordia, correrá muy gran trabajo y vergüenza, y estará sujeto al rigor (f.54) de su justicia, ningún viviente dice David, podrá, Señor, justificarse delante de ti, si has de entrar con él a Juicio y medir sus obras con el peso y rigor que pide tu Justicia, y San Agustín en sus meditaciones. [¡]Ah! Ay De cualquiera, dice, por justo que sea, si tú Señor no le juzgas con misericordia, disimulando sus faltas, porque no solo en las malas obras, sino en las buenas y justas, tiene Dios bien que Juzgar, como dice su Profeta: nosotros somos necios por amor de Jesucristo, nosotros somos flacos, vosotros fuertes, vosotros sois nobles, nosotros hombres desconocidos, esto decía San Pablo, y de esto se honraba, no hubo santo que no hubiese sentido bajamente de sí; la humildad que es fundamento de las virtudes cristianas, los caracterizó, los distinguió a todos, unas de las más grandes obligaciones que tenemos a Dios es que hubiera hecho dependiente nuestra Salvación de nuestra humildad, (f.55) y no El heno es una hierba con flores en panoja, que se utiliza como alimento para el ganado. 400 422 423 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López de nuestra elevación, no todos pueden subir y elevarse, pero todos pueden bajar y abatirse, no todos son capaces de hacer grandes cosas por Dios; pero ninguno hay que no se pueda humillar, bien se puede decir que ninguna virtud cristiana, está más a la mano de todos que ésta, quién tendrá valor para decir que no puede sentir bajamente de sí mismo, que no puede hacer más concepto de los otros que de sí, nunca nos faltan razones para creer que es mayor el mérito de los otros que el nuestro, hay muchos que no pueden estar dotados de un eminente don de oración, pero quién hay que no pueda humillarse en ella: dice muy a nuestro propósito, nuestra gloriosa madre y maestra Santa Teresa, en el cap. [capítulo], 5º de sus Fundaciones. Tengo por mayor merced de Dios nuestro Señor, un día de propio y humilde conocimiento, que nos haya costado muchas aflicciones y trabajos, que muchos de oración, (f.56) no ayunar, ni ejercitarme en obras de caridad, pero siempre puedo humillarme, [¿] Oh, Humildad, camino breve y fácil, pero camino seguro para arribar a poca costa a una eminente Santidad. ¿De qué dependerá que no tenemos este camino? No es menester salir de nosotros para encontrar mil motivos de humillarnos, este mismo orgullo nuestro, debe ser mayor motivo para humillarnos, la humildad debe extenderse a toda clase de personas, a todos estados y a todas condiciones, tan obligado está el grande como el pequeño, el rústico como el sabio, el adelantado en la virtud, tiene aún más necesidad que quien no la práctica, porque sin duda, perderán el mérito de sus buenas obras, y si le entra la vanagloria, lo pierden todo. Los ignorantes y pequeños muchas veces son humillados sin ser humildes, y los grandes quisieran ser humildes sin ser humillados, desengañémonos, (f.57) no hay virtud alguna sin aquella cristiana humildad, que no consiste en conocer claramente cada uno que verdaderamente le falta el mérito y las prendas que afecta, y que no tiene. Esta es una humildad de puro entendimiento que hasta en los réprobos401 se puede hallar, sino en gusto y alegrarse de que los otros, también conozcan las prendas de que carece, y el mérito que le falta, ésta es aquella humildad de corazón, que nos enseña Jesucristo, cuando nos repite en el Evangelio tantas veces, aprended de mí que soy manso y humilde de corazón; para enamorarse este Señor del Alma, no pone los ojos en su grandeza, más en la grandeza de su desprecio y humildad, dice el místico doctor y padre nuestro San Juan de la Cruz, en sus avisos y sentencias espirituales clase 2º, para mortificar de veras el apetito de la honra de que se originan otros muchos, lo primero, procuraré obrar en su desprecio, y deseará (f.58) que los otros lo hagan: lo segundo, hablará en su desprecio, y procurará que los otros lo hagan, lo tercero, procurará pensar bajamente de sí en su desprecio, y deseará que los demás lo hagan. [¿]Oh, hermanas mías, qué vergüenza qué yo crea esto, se debe practicar, y obré tan al contrario V. C., cuenta que Lucifer es quien está hablando de esta soberana virtud, este nombre, y no otro se me puede aplicar a mí, pues soy una Discípula tan aprovechada en su escuela y muy parecida, no en su principio, porque el mío no fue de Ángel, sino de tierra; pero sí en su infeliz caída, y en la existencia de su Soberbia, quiera Dios me sirva lo poco que sé, en la teoría de esta virtud, y ya que hasta ahora no tengo nada de práctica, en lo de adelante con el ejemplo de V. C., entiende mis viciosas costumbres, y no sea como el papagayo que habla lo que le enseñan; sí les digo hermanas que la humildad (f.59) y sujeción al maestro espiritual, comunicándole cuanto pasa en el Alma en el trato con Dios, causa luz, sosiego, satisfacción y seguridad. Las comunicaciones que verdaderamente son de Dios, esta propiedad tienen, que de una vez humillan y levantan a el Alma, porque en este camino el bajar es subir, y el subir es bajar, la propiedad del Alma humilde en nada tiene sus obras, gusta más de ser enseñada y reprendida, que de enseñar y advertir, es imperfección de principiantes, condenada por nuestro Santo Padre, la de algunas Personas, que cuando parece le enseñan algo, ellas mismas toman la palabra de la boca, como que ya lo sabían, huyamos hermanas este peligro, no nos suceda lo que a nuestros primeros padres, Adán y Eva que por querer saber tanto como Dios, se 401 Réprobos, esto es, condenado a las penas eternas. 424 425 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López volvieron la suma ignorancia, pues irritaron a Dios a que los condenara a tantos (f.60) trabajos, a que participara toda su descendencia de ellos, y fue necesario que Jesucristo para reparar su Soberbia, se humillara hasta la muerte, y muerte de Cruz, y con esto satisfacer la grande ofensa que había irritado tanto al padre, este fue el patrimonio que nos quedó; pero renunciémoslo, y sigamos al que siendo la suma Santidad, quiso tomar el nombre de pecador, y morir en una Cruz, como ladrón, para abatir nuestro orgullo. Otra propiedad diré de la soberbia espiritual que no me es posible omitir de algunas Almas, que cuando los confesores y prelados no les aprueban su espíritu, juzgan que no se lo entienden, ni son espirituales, procuran tratar con otro que cuadre con su gusto, porque ordinariamente, desean tratar con aquellos que entienden que han de abrir su espíritu, no sucede así a los humildes los cuales tienen vergüenza (f.61) de decir sus cosas a sus Maestros espirituales, pareciéndoles que no merecen hacer lenguaje de ella, tienen más ganas de decir sus pecados y faltas, y se inclinan más a tratar su Alma, con quien no estima su espíritu, muy para nuestra imitación, es lo que acostumbraba nuestra Santa Madre, que más anhelaba a publicar sus pecados que a referir sus virtudes, como lo hace a cada paso en toda su vida, en el Cap[ítulo] 14 pide la Santa a su confesor, publique sus pecados y recate sus virtudes, en el siguiente, dice mi amada Madre, la humildad tiene tal excelencia, que no hay obra que acompañe, que deje disgustada al Alma, sigue la Santa, que más sirve esta virtud para la oración, que toda la sabiduría del mundo, humildad, humildad, hijas, nos dice nuestra Madre y Maestra, porque si ésta no hay, no habrá contemplación, ni unión verdadera, y yo añado, habrá ilusión y suposición, no unión; pero para que tengo (f.62) yo que cansar más la atención de mis hermanas, por esta parte o la otra, si con que subamos a nuestro origen, que es el Monte Carmelo, mejor diré escuela, en donde se aprende de la santa humildad con todas sus propiedades, ¿pues es posible siendo este nuestro origen, tener alientos para no querer otra cosa que humillaciones? Para alcanzar la verdad, después de haber pasado la vista por nuestros antiguos Padres, que con solo oír decir el modo perfectísimo de su vida, se saca que estaban profundizados en mí deseada virtud; vamos a los héroes, Juan y Teresa, Reformadores y Padres nuestros; entendamos la vista en el modo con que la humildísima Madre nuestra, fundó su Monasterio, [¿]con qué pobreza, qué trabajos, qué deseos de fundarlo sin rentas, qué contradicciones, y de dónde le vinieron tales deseos? Todos fueron efectos de su humildad, qué dice nuestra Santa Regla402 (f.63) en el Cap[ítulo] 13, tened siempre en la memoria, y poner por obra aquello que dice el S[eñ] or en el Evangelio, cualquiera que entre vosotras quisiere ser el mayor, será vuestro Ministro; y el que quisiere ser el primero entre vosotros, será vuestro siervo. Alabemos al S[eñ] or, fuera plantado el vergel del Carmen con tanta humildad? Y que de los reformadores tenga tanto que decirse, que apenas uno u otro acto se pueda referir, por ser mucho lo que he dejado ir el discurso, veamos pues el alto grado de perfección a que llegó nuestro Santo Padre, pues el mismo Señor le dice [¿]qué quiere en premio de sus trabajos? [¿]Qué responde a esto? Que ser despreciado por su amor, en su vida trae dos pasajes, que por ser al caso diré, la primera cuando aquel religioso le dijo que sería hijo de algún labrador, aquí el Santo respondió, no soy tanto, sino hijo de un tejedorcito. La otra, diciendo un compañero suyo en su presencia que había sido prior en cierto (f.64) convento, a que respondió, en ese mismo fui cocinero.403 En toda su doctrina, no se halla más que desnudez, nada, nada, no digo más, porque V. C., que tanto leen y practican la doctrina de Nuestro Santo Padre, me pueden a mí enseñar. [¡] Oh! Hermanas y como me he divertido para no conocer el yerro con que estoy Regla y Constituciones de las Religiosas carmelitas Descalzas del Convento de nuestra Señora de la Natividad y s. Joseph. Dadas por el eminentísimo Señor D. Baltasar de Moscoso y Sandoval, Cardenal de la S Iglesia de Roma, Arzobispo de Toledo y su Prelado. Madrid: Imprenta de Domingo Morales, 1662, 28. 403 Fr. Gerónimo de San Joseph, Historia del Venerable Padre Fr. Juan de la Cruz, primer Descalzo Carmelita. Madrid: Diego Diaz de la Carrera, 1641. Ver, Libro Quinto, Cap. XI, p. 552. Este capítulo destaca las virtudes de Fr. Juan de la Cruz. Ver, Libro Sexto, Capitulo VIII, 679. 402 426 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix desatinando tanto y cansando su atención, con eso escarmentarán mis hermanas, y creerán lo que yo les digo de mi corto caudal; pues me ratifico en que si su Majestad, me ha dado un talento, no está cabal, porque aunque la materia por ser reina y señora de todas las virtudes es fecunda, pero V. C., hubieran reducido a pocos renglones la sustancia, esto era mi deseo, pero no hay más suficiencia. Ojalá y no fuera mi humildad solo de entendimiento, sino de voluntad, que con solo la frecuente memoria que el Se[ño]r me da de los agravios que le he hecho, y verme (f.65) sin dotes de gracia, ni de naturaleza, era sobrado motivo, pero estoy ciega y mucho más, sino ceso de hacer perder a V. C., más el tiempo. Perdónenme, hermanas, que quisiera tener la elocuencia de un San Pablo para que lo largo no causara fastidio. Quiera el espíritu Divino preparar los corazones de estas cinco criaturas, para que venga a morar muy de asiento en ellos, y nos conceda conocerle para amarle, y conocernos a nosotras, y anonadarnos en su presencia, y abatirnos hasta lo más profundo de la humildad para que se nos dé el premio de agradar a Dios en esta vida, y después verle y gozarle en la Jerusalén Triunfante.404 Perdón pido hermanas De mi atrevimiento Que sin saber nada Tanto he hablado de estos. La humildad es la raíz De las virtudes Y mientras más profunda Más altas suben. Funda bien tus virtudes (f.66) Sobre esta baja Y serás para el cielo Muy bien fundada. En el fin de los tiempos la Jerusalén triunfante simboliza el triunfo de Dios sobre la tierra y la vida eterna de sus militantes. 404 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 427 Es la puerta del Cielo Corta y estrecha Y solo los humildes Entran por ella. Nada bueno presumas De tu vileza Porque harás mil maldades Si dios te deja. Los humildes se llevan De Dios el todo Pues en ellos habita Como en su trono. Oración, disciplina, Limosna grande: Si la humildad les falta Las lleva el aire. Al humilde revela Dios sus secretos Pero esconde su rostro A los Soberbios. Fortunata. Digo, hermana Eufrosina, que como le salió tan a gusto la virtud de que le tocó hablar, nos ha dejado gustosísimas, porque nos ha declarado lo más menudo de ella; pero yo quisiera preguntar a V. C., ¿Qué mérito tendrá ante Dios una Alma que desea ser humillada, y por más que desea ser humillada, por más que lo procure y lo quiera, no lo consigue? Eufrosina. (f.67) Responderé, hermana Fortunata, brevemente, sin más que con el catecismo. Qué cosa es humildad, nos pregunta, y responde, inclinación al propio desprecio. De donde 428 429 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López debe, V. C., creer que el Alma que no solo tiene inclinación a los desprecios, sino es, que los busca y solicita, no solo merecerá, como quien los sufre, mas también tendrá el mayor premio, porque pone todo lo que está de su parte para sufrir la humillación, el que no la tolere, no está en ella, y así hay, se puede acomodar aquel dicho (y con él ahorrarse muchas palabras) de que Dios se paga de deseos. hablar este rato de la presencia de Dios interior, porque de ésta usan las Almas que caminan con más solidez, y según la senda del espíritu. Asiento que Dios Nuestro Señor está en todas las cosas, que como dice David: si asciendo a los cielos, te encontraré allí, si desciendo al abismo, también estás, si voy a los extremos del mar, u otro cualquiera sitio, también estás allí. Como todas las cosas dependen de Dios, en la sustancia y duración de su ser, y ésta siempre causa y conserva en ellas cuanto son, y como es preciso en cualesquiera agente la unión y asistencia inmediata en aquello que obra (f.70) por eso existe y se halla Dios, con íntima asistencia en cuanto tiene ser, pero donde yo lo considero con más intimidad y claridad, es dentro del Alma que está en gracia. Ésta presencia la tengo por la más provechosa por el arreglo y ligación, en que pone toda nuestra conducta en lo interior y exterior, y porque está libre de engaños, y así con el favor del mismo Dios, diré mis necesidades. En el fondo de nuestra alma está Dios presentísimo, porque la escogió para especial aposento suyo, y por consiguiente, en ella continuamente engendra a su hijo, y también por especial adopción a nosotros. De este fondo procede nuestra vida, nuestras acciones y nuestro mérito, pues, por qué hemos de perder de vista a este Señor que está obrando, dentro de nuestras Almas, cosas tan grandes, y de tanta utilidad para nosotros, todas las obras que hiciéremos con esta interior presencia, tengo creído que las recibe (f.71) su Majestad con un particular aprecio, y que aunque ellas en sí no sean grandes, como es inmenso el objeto que tienen presentes, y por quien se mueve, las pone en un grado muy sobresaliente y útil, así a nosotros mismos, creo que esto es así, porque me lo dice mi padre confesor. Que no consiste la perfección en hacer cosas tremendas, sino en hacer las que tenemos de obligación con espíritu y con presencia de Dios. Para ordenar esta presencia nos da una excelente regla, nuestra Madre Santa Teresa de Jesús en el camino de perfección Cap[ítulo] 29, donde dice; si hablare, procurare acordarse de que hay con quien hable dentro de sí misma, si oyere, acordarse a quien ha de oír, a quien más cerca le habla. En fin, traer cuenta que puede, si quiere, nunca se aparta- Esmaragda. Aseguro, hermana Eufrosina, que no sé, por qué V. C., se nos hacía tanto del rogar para hablar, pues ha dicho cosas tan buenas y provechosas. Peregrina. A mí, por lo menos, me ha dejado edificada y deseosa de practicar virtud (f.68) tan necesaria, y que ni la conozco. Lucía. Yo podría decir mucho sobre lo que me ha gustado el razonamiento de mi hermana Eufrosina, pero, porque alcance el tiempo para que diga el suyo la hermana Fortunata, no digo más, sino que la hermana Eufrosina, puede poner catedra de humildad. Eufrosina. Para que cesen tantas palabras ociosas, que diga la hermana Fortunata las suyas, que las espero muy útiles: suplico que no me alaben más. Quinto razonamiento De la hermana Fortunata de San Cirilo sobre la presencia de Dios Fortunata. Lo que voy a decir, hermanas mías, en orden a la presencia de Dios, no es nada de mi discurso, todo es aprendido de lo que he oído y leído, pero los muchos defectos que tendrá, serán porque no habré sabido (f.69) coordinar, lo que me han enseñado. En esta suposición, digo, primeramente, qué según nuestra profesión de Carmelitas, debemos estar dedicadas a este ejercicio, pues nos obliga nuestra Santa Regla por estas palabras, meditando de día y de noche en la Ley del Señor, yo deseo 430 431 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López rá de tan buena compañía, y pesarle, cuando mucho tiempo ha dejado solo a su padre, si pudiere muchas veces en el día, si no sean pocas, como lo acostumbrare, (f.72) saldrá ganancia, o presto, o más tarde después que se lo dé el Señor, no lo trocaría por ningún tesoro, pues nada se desprende sin un poco de trabajo por amor de Dios, hermanas, que deis por bien empleado el cuidado que en esto gastareis, y yo sé que si lo tenéis, un año y quizá medio, saldréis con ello con el favor de Dios, mirad que poco tiempo para tan gran ganancia, como es hacer buen fundamento para, si quiere el Señor levantaros a grandes cosas, que halle en vos aparejo, hallando os cerca de sí, pliegue a su Majestad, no consienta nos apartemos de su presencia. Amén. Hasta aquí la Doctrina de nuestra Santa Madre y ella me saca del empeño de decir a V.C., lo que han confiado de mi insuficiencia; porque en estas breves cláusulas, podemos aprender toda la práctica de la presencia de Dios unitiva o interior que es mi asunto. Yo creo, que bien (f.73) ordenada esta interior presencia, comenzaremos, desde esta vida, a ser bienaventurados en parte, ya que no en el todo; pues como el Catecismo nos enseña, la bienaventuranza consiste en ver a Dios, asimismo, amarle y gozarle eternamente. El ver a Dios en sí mismo, no le es concedido a los viadores,405 pero el amarle y gozarle, considerándole morador perpetuo del palacio interior de nuestra Alma, es facilísimo, andando en fe, y por consiguiente, ya gozamos desde esta miserable vida gajes de la eterna, teniendo a este Sor.[Señor], presente, a él ocurriremos en todas nuestras necesidades. Si esto no se nos ofuscara, no tendríamos nunca tribulaciones en el espíritu, a lo menos permanentes, porque con ocurrir a nuestro huésped, todas se disiparán. En lo íntimo del Alma, está de asiento, allí nos espera a todas horas para darnos lo que le pedimos, allí está éste Esposo celestial con los brazos abiertos para recibirnos: (f.74) allí tiene este Divino Salomón406 su reclinatorio de oro: allí descansa y se apacienta al medio día: allí lo encuentra el Alma que fatigada, y trabajada le busca: allí la tendrá y no la dejará, allí morará en uno con ella, y le comunicará el torrente de los consuelos, allí la endiosará: allí se la manifestará: allí se le comunicará: allí la hará desfallecer con aquella marca celestial: allí le embriagará con el néctar fuerte de su amor: allí ¿Pero a dónde voy hermanas? pues si dejo correr mi discurso, nunca acabaré de explicar lo que siente la dichosísima Alma que llega a este estado, dígalo quien lo pasa, porque yo soy muy insuficiente, pero en todo, me quedo muy deseosa de decir más, quién pudiera traer aquí a nuestro Padre San Juan de la Cruz, para que nos explicará estos sentimientos; pero diré un verso de sus canciones, que me parece es, a nuestro caso. 405 Viador, criatura racional que está en esta vida y aspira y camina a la eternidad. 406 Salomón alude al sucesor del trono de David, véase, 1Reyes 1: 28-30. Entrádose ha la Esposa En el ameno huerto deseado (f.75) Y a su sabor reposa el cuello declinado Sobre los dulces brazos del amado. En fin, yo en este punto me pierdo, y así temo el hablar, y por eso ceso, perdónenme V.C., lo mal que me voy explicando, y así dejando esto, sigo diciendo que en esta íntima y unitiva presencia de Dios, está comprendida toda la sabiduría, y lo más fino de la perfección, porque, qué Alma por llena de estulticia407 que se halle, y por ofuscada que sus pasiones la hayan tenido, si considera, seriamente, el huésped Divino que habita en ella, [¿]se atreverá a serle infiel y traidora? Éste es, sin duda, el eje de nuestra salvación, digo justificación, y como asenté al principio, que está Dios engendrando a su hijo en nuestra Alma, lo podemos contemplar: no solo como Dios, sino también como hombre para refrenar los orgullos, humilde en el pesebre, para vivir retirados solo (f.76) en el desierto, en donde nos servirá también para vencer tentaciones, para ser dulces con nuestras hermanas, lo tenemos conversando, sanando, re407 Estulticia, necedad, tontería. 432 433 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López sucitando, convirtiendo y beneficiando con los fariseos,408 con los Ciegos,409 con Lázaro,410 con la Magdalena,411 con los desposados de Cana,412 hermanas, si lo queremos obediente, lo fue hasta la muerte de Cruz, en fin, en nuestro Divino morador, tenemos dechado de todas virtudes en el grado más eminente; como que es el origen de todas, considero que estarán V.C., como tan amantes a mi Dios y Señor, deseando tener mucha proporción para atraerle a solas: y que por esto, les serán, las ocupaciones exteriores, molestas y pesadas, (Aunque las hagan con el consuelo de que son obediencia;) pero yo les recuerdo lo que nuestra Santa Madre dice; recia cosa fuera que solo en los rincones, se pudiera tener oración.413 En el mismo (f.77) lugar, dice que el verdadero amante en todas partes ama: dejo otros mismos lugares de la misma Santa por no alargarme más, y solo les recuerdo a V.C., a mí amado Padre San Juan de la Cruz, padeciendo en aquella penosísima cárcel, y en ella, teniendo tan íntimas y dulces comunicaciones con su Dios, que produjeron la celestial doctrina que nos dejó a sus hijos. Daniel entre los leones, Jonás en el vientre de la ballena. Los tres niños en el horno de Babilonia, José en el trono de Egipto. Josué rigiendo su ejército, Débora y Judith en sus hazañas valientes, y últimamente nuestra Madre Santa Teresa de Jesús, fundando y reformando monasterios, tratando con príncipes y personajes del mundo, y lo que es más a nuestro consuelo, curando enfermas, sazonando pucheros, hilando, barriendo, fregando, y haciendo todo lo que las Carmelitas (f.78) hacemos. Fue Santa de clase muy elevada, porque todos los que hacen las obras exteriores con presencia de Dios, hallan en ellas mismas más provechos que si estuvieran en lo más sosegado de su retiro, y así no nos desconsolemos hermanas por vernos tan afanadas con nuestros empleos de la comunidad, porque este es el camino, por donde hemos de subir a la cumbre de la virtud; y más que mi padre me ha enseñado, que la vida mixta de contemplativa y activa es la mejor. Que a este propósito dijo nuestro Señor Jesucristo a Marta que María había escogido la mejor parte que fue de la contemplación, pues si fuera ésta el todo de la vida espiritual, le hubiera dicho el Señor, que había escogido la única parte; pero la que es, sin duda, la óptima y más perfecta, es la mixta, en la que se gozan las dulzuras de la contemplación, y se merece con los afanes de la activa. (f.79) Por eso me dice también mi padre, mereció, y agradó la Santísima Virgen tanto ante los ojos de Dios, y lo complació como ninguna criatura, porque supo ordenar todas sus obras interiores y exteriores, sin perder de vista en ellas al Señor por quien las hacía, esta presencia no fue solo la material que tenía cuando trataba a su Santísimo hijo, en carne pasible, sino es aquella interior en la cual adoraba y servía a Dios en sí mismo, y le dirigía por ella los más finos actos de todas virtudes, esto mismo, aunque no como la Santísima Virgen, pero sí, imitándola en todo lo posible, podemos lograr nosotras, y más con la asistencia del divino Espíritu, por cuyo amor nos hemos juntado esta tarde para preparar nuestras Almas, y que nos las llene y replete de sus dones Soberanos. Espero en su amor que lo hemos de lograr, si nos (f.80) disponemos con el ejercicio de tener a Dios uno y Trino presente, y V. C., me perdonen lo mal que he cumplido con el encargo de hablar de la virtud de la Divina presencia, pero no he sabido más, pues estas cosas más las enseña la experiencia que el estudio, yo carezco de uno y otro, y por eso pido encarecidamente, que me encomienden a nuestro Señor, para que me haga tal cual debo ser, y les doy a todas las gracias, porque me han admitido en su compañía esta tarde. El nombre fariseo alude a la hipocresía, véase. Mateo, 5: 20; 16: 6-12; 23: 1-36. Jesús cura al ciego, véase Juan, 9: 1-11. 410 Jesús resucita a Lázaro, véase Juan, 11:38-44. 411 María Magdalena, a esta mujer, Jesús la había curado de los espíritus malos, véase, Lucas, 8: 2-3. 412 Jesús convierte el agua en vino en una boda que se celebraba en Caná de Galilea, véase, Juan. 2, 1-11. 413 Libro de las fundaciones de las Hermanas Descalzas Carmelitas, que escribió la madre Fundadora Teresa de Jesús, Bruselas: Casa de Roger Velio y Hubert Antonio, Impresores, 1610, p. 43. 408 409 434 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Quien a Dios tiene presente Siempre en todo ha de acertar Sus pasiones refrenar Y la virtud dar correctamente. Tema el Alma se le ausente Si lo llega a disgustar Con solo del separar Sus acciones y su mente. Delicadezas el Alma siente Cuando la llega abrazar El morador celestial Que compañía no consiente. Quiere que perpetuamente Lo sepa comunicar Su voluntad sepa obrar Y sus consejos asiente. No temerá (f.81) que incidente, Alguno pueda estorbar Que pueda comunicar Con su amor perpetuamente. Entonces amor que ardiente La ha llegado así a inflamar Sus efectos sabrá obrar De una caridad vehemente Un sacrificio excelente El amor consumara Y el Alma se abrasará Por amor perpetuamente. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 435 Esmaragda. Por no cargar a V. C., de trabajo, le pregunto a la ligera ¿Cómo se recogen los sentidos interiores para conseguir la presencia de Dios unitiva? Fortunata. La pregunta de V. C., es tan alta como su espíritu, yo no entiendo cosa, pero diré lo que Dios me inspirare. Digo, pues, que los sentidos interiores obran en el Alma, o por mejor decir, se siente su operación, mientras ella por su necesidad los necesita, y busca por eso arrimo a los conocimientos e ilustraciones de Dios, pues cuando anda en total desnudez y llega a consumarse (f.82) el Matrimonio espiritual a oscuras y por fe, entiendo yo en este caso, pueden todas las noticias aquietarse, y efectivamente, se recogen, porque no tienen el Alma necesidad de su ruido, pues para lo que servían, era para darle luz del Esposo que se le había escondido. Es, a mi parecer, esto, como cuando para trabajar de noche, nos valemos de la luz de la candela que en esclareciendo el día, la apagamos por no necesitarla. Estos sentidos interiores son como siervos o criados de la fe, que le disponen todo lo necesario a la Esposa, para que se una con su Dueño, y una vez unida que duerman todos, y por eso se dice que a oscuras, para que estén más recogidos. En la presencia de Dios unitiva o interior, halla el Alma este recogimiento, porque como en Dios se encuentra todo lo que necesita; cesan todos los conocimientos; por esto, se consigue desnudándose primero de todos (f.83) los gustos, de todos los consuelos, y de todas las operaciones, y dejarse levantar a cosas que no se conocen ni entienden. Fe desnuda es la que conduce, y mientras más oscura más segura, y no haya cuidado de que inquieten los sentidos interiores, porque el haberlos mortificado con este Santo desasimiento, los tiene quietos y escarmentados. Esto me parece que dan a entender nuestros Santos Padres Juan y Teresa en su cántico espiritual el uno, y el otro en sus séptimas moradas. Esmaragda. Son tan dulces estas materias, que no se quisiera tratar ni discurrir en otras, y a la hermana Peregrina me la han trasportado. 436 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López en Dios vivo trasformada en una floresta hermosa. Me vi bien aposentada con el favor Soberano por un gran estrecho cupe no fue mi trabajo en vano que ayudada de su mano entréme por do no supe. Como en tal gloria me vi sin saber por dónde vino y en tan próspero camino de allí nunca me volví aunque me ha faltado el tino mas tan gran gloria sentí de lo que estaba entendiendo (f.86) que un poco adelante fui puesto que no me perdí y quedéme no sabiendo fue muy próspera la suerte que me trajo a tal estado donde no alcanza la muerte y en gloria se me convierte todo mi daño pasado. Y en tan próspera victoria a solo Dios atendiendo engolfada en una gloria toda ciencia trascendiendo. Peregrina. Peregrina no está transportada, sino confundida de ver tan grandes creces en los espíritus de V.C., gracias a Dios que tanto se les comunica. Lucía. No se queje hermana Peregrina, que tomara (f.84) yo sus desperdicios, digo sus consolaciones y luces, y no que a mí me da Nuestro Señor Cruz de sequedades y oscuridades, y así vivo envidiando a V. C., y especialmente a una de la rueda, a quien Dios le ha dado don de lágrimas. Eufrosina. Son por mis pecados, hermana Lucía, y así no haga juicios temerarios. Fortunata. Yo tengo el mismo concepto que la hermana Lucía de la hermana Eufrosina, gracias a Dios, y no le niegue sus beneficios, y porque se concluya esta recreación con música, y no se le quede a la hermana Lucía en el cuerpo su prevención de vihuela que trajo, que toque y cantemos el trovo414 del verso de nuestro Padre San Juan de la Cruz. Todas convinieron, y tomando la hermana Lucía la vihuela con mucho donaire, y las otras preparando sus voces que las tenían de Ángel, comenzaron el siguiente. Entréme por do no supe (f.85) Y quedéme no sabiendo Toda ciencia trascendiendo. Glosa415 Tanto de amor cuidadosa cuanto de mí descuidada Trovo es una composición métrica popular, generalmente de asunto amoroso. Glosa: explicación que se añade a un tema difícil para aclararlo. En literatura es una composición poética elaborada a partir de unos versos que pertenecen al texto original y que aparecen dentro de la glosa, ya explicados por la misma. El autor de esta glosa puede haber sido la misma persona que escribió este diálogo y que permanece anónimo. 414 415 437 Con esto se acabó la glosa, y también la Recreación, porque dio el Reloj, y contaron las Religiosas las seis de la tarde. Levantaronse prontas para ir a Refectorio416 y se entraron gustosísimas a lo interior de su Santo Monasterio, encargando a la hermana Fortunata de San Cirilo, escribiera todo lo (f.87) que en tan feliz tarde había pasado. 416 i.e., Refectorio. Habitación destinada para juntarse a comer. 438 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix 2.1.b. La virtud agradecida417 Este coloquio se originó en el convento de San Felipe de Jesús de capuchinas descalzas de Ciudad de México. El convento fue dedicado en 1666 tras varios años de difíciles negociaciones y decisiones problemáticas respecto de su acomodo material. La comunidad se estableció en ese año con un grupo de seis fundadoras peninsulares provenientes del convento de Toledo.418 De la comunidad del siglo xviii quedan algunas importantes hueBiblioteca Nacional, Madrid, Ms. 21.408-5. 418 Cabe aclarar que la fundación de este convento dependiente de la llegada de monjas españolas enviadas para cumplir con este objetivo de manera exprofesa fue excepcional en Nueva España. De manera regular los beaterios y conventos emergieron como producto de las necesidades sociales locales, puede afirmarse que las fundaciones fueron un fenómeno autónomo, aunque siempre dirigido, observado y regulado por el clero diocesano. Al respecto, véase Rosalva Loreto López, “La función social y urbana del monacato femenino novohispano” en María del Pilar Martínez López-Cano, coord. La iglesia en Nueva España. Problemas y perspectivas de investigación, México: unam, 2010, pp. 267-302. Sobre la fundación del convento ver, Francisco de Villareal y Águila, La Thebayda en poblado. El convento de la Concepción Capuchina en la imperial Toledo. Madrid: Imprenta de Antonio Roñan, 1686. El autor detalla la historia de la fundación del convento novohispano en el “Trienio xi”, pp. 197-242. Otras fuentes trazan la historia durante el siglo xviii. Ver, Ignacio de la Peña, Trono mexicano en el convento de religiosas pobres capuchinas. Su construcción y adorno en la insigne Ciudad de México, Madrid: Francisco del Hierro, 1728; Emilia Alba González, “Presencia de América en Toledo: Aportación cultural y social. (El establecimiento de las capuchinas toledanas en Nueva España)”. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia de América, 1998; Alejandro Tonatiuh Romero Contreras, “San Felipe de Jesús o las Capuchinas: un convento olvidado” en Ciencia Ergo Sum, 6:2 (julio 1999), pp. 109-117. Romero Contreras señala que el convento estuvo envuelto en una alegación contra el conde de Jala respecto de una casa en construcción perteneciente a este a principios de la década de 1760, cuando posiblemente se representó este Diálogo: Asunción Lavrin, “La educación de una novicia capuchina” en Hispanófila, 71 (junio 2014), pp. 77-93. Ver también, sobre monjas capuchinas, Asunción Lavrin “María Marcela Soria: una capuchina queretana” en Asunción Lavrin y Rosalva Loreto, eds. Diálogos espirituales: letras femeninas hispanoamericanas, siglos xvi-xix. Puebla: buap/ Universidad de las Américas, 2006, pp. 74-92. 417 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 439 llas históricas, ya que en este siglo la orden pudo expandirse en Nueva España y tuvo su historiadora dentro del claustro.419 Hasta cierto punto, el Coloquio nos brinda la oportunidad de acceder a un poco conocido aspecto de la vida comunitaria de esa orden femenina. La pieza se puso en escena para celebrar el nacimiento de Cristo y, al mismo tiempo, elogiar la dirección espiritual del capellán del convento, Cayetano Antonio de Torres. Sumario Aparecen cuatro personajes alegóricos, Alma Conturbada, Alma Atormentada, Recelo y Buen Consejo. La Música es un personaje que aporta la esperada intervención musical en este tipo de obras y hace varias irrupciones verbales para celebrar la persona de Cayetano de Torres y su valiosa guía espiritual. En su primera aparición la Música anuncia crípticamente que las religiosas que pudieran albergar algunos temores ya tienen quien las guíe, al anticipar cual sería el tema de la pieza. El Coloquio está escrito en octosílabos y se desarrolla en 733 versos. Los personajes Alma Conturbada y Alma Atormentada expresaban su aflicción, desengaño y tormento por no encontrar a su amado esposo, a pesar de la observancia, encierro y penitencia. Ambas manifestaban sus angustias espirituales y emocionales, por lo que Alma Atormentada pide al Esposo que la ayude o le quite todo auxilio, aunque conserva esperanza de que recibirá alivio. Aparece Buen Consejo y reprende a ambas almas por Carta de la Rda. Madre Sor. María Teresa, Abadesa del Convento de Capuchinas de la Puebla de los Ángeles, dando noticia de la Vida, y Virtudes de la Señora Leocadia González Aranzamendi, y en la Religión Sor María Leocadia, fundadora del Convento de Capuchinas de la Puebla de los Ángeles. México: Joseph Bernard de Hogal, 1734; Memorias de Sor Mariana, fundadora y abadesa del monasterio de religiosas capuchinas. México: María Jáuregui, 1808. Respecto de la fundación poblana generada de la toledana en México, puede verse a Isabel Arenas Frutos “Mecenazgo femenino y desarrollo conventual en Puebla de los Ángeles (1690-1711)”, en Clara García Ayluardo y Manuel Ramos Medina, coords. Manifestaciones religiosas en el mundo colonial americano, Vol.2, México: Condumex/ inah /Universidad Iberoamericana, 1994, pp. 29-40. 419 440 441 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López atreverse a analizar sus problemas por sí mismas. Asume que él es quien debe tomar cartas en el asunto y las insta a que se dirijan a unas “torres” donde encontrarán la respuesta a sus ansiedades. Buen Consejo se esconde detrás de las torres y desde allí se dispone a escuchar a las almas bajo la postura de confesor que escucha tras el confesionario. Alma Conturbada revela el estado de divorcio espiritual en que se encuentra, que atribuye al demonio. Utilizando un símil de vida doméstica, compara su situación con la de una esposa inquieta y engreída a quien su hastiado marido ha abandonado. No puede rezar sin sentir tentaciones y flojedades. Sus oraciones son repetitivas y sin sentimiento. Buen Consejo responde con una parábola acerca de dos soldados que, enviados por su rey a defenderlo del enemigo, actúan de modo completamente diferente. Uno se comporta cobardemente antes del inicio de la batalla: se esconde y huye; el otro, sale presto a luchar y determinado a morir o vencer. El soldado perezoso no es el favorito de Dios, sino el que se apresta a combatir contra el demonio cuando Dios le da la oportunidad. El alma debe abrazar la oración, aunque signifique una batalla espiritual. Por su parte, Alma Atormentada confiesa que le es imposible ejecutar los objetivos espirituales que se propone, en especial los ayunos de pan y agua. Buen Consejo le explica que Dios quiere más afectos y menos desviadas intenciones de santidad. No todos son llamados a ser mártires y se debe conformar con hacer mérito de otra manera. Una vez despedidas las dos almas, Buen Consejo se apresta a enfrentarse a Recelo, de quien anticipadamente se dice ha sido enviado por “el padre de las mentiras”. Este aparece vestido de morado y majestuoso en el uso de un color dedicado a aquellos con poder y experimentado en la administración de la penitencia. Recelo expresa su asombro de que en el convento haya madres que estén buscando enredos con la Inquisición. Específicamente cita a dos “capuchinitas mozas” que ya tienen excesos mentales y aspiraciones de santidad. En su memoria, los santos fueron individuos privilegiados con la Gracia, y la santidad no se lo- gra en corto tiempo. También se pregunta el significado de las torres y especula si no serían torres de Babel o “torreones de viento”, esto es, carentes de solidez. Así siembra duda sobre la eficacia de quien es representado por aquellos símbolos. Salen Alma Conturbada y Alma Atormentada, y Recelo les aconseja que acaten a sus prelados y sigan su regla sin atentar meterse por senderos inapropiados para ellas. Sugiere que aún no han recibido buen consejo. Aquí aparece de nuevo Buen Consejo, ofendido por las palabras de Recelo, y tras identificarse, advierte a Recelo que ha errado en su opinión. Prometiendo una retractación de su yerro, Recelo se entera del motivo del festejo que, además de celebrar el nacimiento de Cristo, se propone elogiar las virtudes del capellán del convento. Sigue un largo e hiperbólico elogio de las virtudes, sabiduría y fama de Cayetano Torres, a quien representan las torres del escenario, y sobre quien se dice que si estuviera más cerca de Roma bien podría reclamar las llaves de San Pedro. Más humildemente se le compara con el erudito novohispano Juan José Eguiara y Eguren, quien entonces parece haber ya fallecido. Este detalle nos permite situar la composición del Coloquio después de 1763, año en el que falleció el citado intelectual criollo. Recelo queda convencido del prestigio del capellán Torres y recomienda a las religiosas que sigan sus consejos. Los personajes, incluso la Música, expresan su conformidad y aprecio de los consejos del capellán Torres y Recelo promete no regresar al convento que tan bien custodiado está. Todas están resguardadas del demonio y desean que jamás le llegue la mitra a su capellán para así no perderlo nunca. Tras el fin del Coloquio sale un personaje cómico: un indio abrazado a una almohada. Con un lenguaje imitativo de alguien que maneja pobremente el español, el indio se burla de los escrúpulos de las madres y elogia la capacidad de su almohada para darle consejos cuando experimenta “escropolitos”. El uso del diminutivo de “escrúpulos” provoca cierta burla de las desazones espirituales de las religiosas. El personaje tiene premonición de su muerte y prosigue haciendo un “testamento” en 442 443 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López el cual hace a algunas de las monjas herederas de sus pocos bienes, como sus mantas y sombrero, y le deja su propio cuerpo a la abadesa a quien le encarga “le haga muchos sahumerios, oficios de difunto y ayunos, y proponiendo verlas todas en la patria celestial”. Esta representación se hizo alrededor de Navidad, pues tuvo como propósito festejar una de las ocasiones más sagradas en el ritual de la Iglesia y hacer un obsequio de reconocimiento a una distinguida figura del mundo eclesiástico novohispano, Cayetano Torres y Tuñón (1719-1787). Torres nació en Natá de los Caballeros, Panamá, en 1719 y pasó a Nueva España con su tío Luis Torres para educarse en el colegio de San Ildefonso. Fue maestro en Artes y doctor en Teología y sirvió en las cátedras de Retórica, Vísperas y Prima de Teología en el colegio de jesuitas. Fue cura de la parroquia de San Sebastián en la ciudad, y ocupó los meritorios cargos de prebendado, canónigo magistral y maestre-escuela de la iglesia catedral. También fue examinador sinodal del Arzobispado y calificador del tribunal de la Inquisición.420 Asistió como diputado del cabildo al iv Concilio Provincial Mexicano en 1771.421 En su posición de capellán del convento de San Felipe de Jesús, Cayetano Torres estableció una relación afectiva de admiración y mutua confianza con la comunidad ca- puchina de ese monasterio.422 Aparte de cuantiosos donativos monetarios, su oficio le llevó a escribir varias obras de consejo espiritual para sus discípulas. Al parecer ninguna se imprimió. De ellas solo se conoce, por el momento, un tratado, el Directorio, para la instrucción de las novicias.423 Como en otros casos, los archivos conventuales no dan noticia alguna sobre el Coloquio y su puesta en escena. Se deduce que muchos de estos guiones quedarían archivados para una posible lectura posterior. De algún modo este manuscrito pasó a España, donde quedó archivado. En el corto proemio se dice de su asunto y metro que “gustará el lector de su dulzura y doctrina”, y sugiere una presunta y anticipada lectura o representación posterior que permitiría apreciar el meollo de su mensaje y quizá la esperanza de una impresión.424 Dado su papel de confesor y capellán, es lógico deducir que el padre Torres conocía muy bien los problemas personales experimentados por las novicias y las profesas del convento. Así lo corrobora su texto inédito dedicado a la guía de novicias. Aunque desconocemos la autoría del Coloquio, no es probable que fuera de la pluma de Torres ya que hubiera sido impropio escribir un elogio de ese alcance de su propia persona. El autor conocía bien los problemas espirituales de las religiosas y los escritos de Torres. El Coloquio examina las dudas y confusiones que deben haber confrontado tanto novicias como profesas en una orden de observancia tan estricta como las capuchinas, y usa esta pieza Véase uno de sus dictámenes en, agn, Inquisición, Vol. 1126, exp. 52, fols 355392. Tuvo un hermano llamado Luis de Torres. La familia Torres tuvo una buena posición económica y se distinguió por su servicio en la iglesia secular, a la que hicieron generosas dotaciones para funciones litúrgicas y sus altares y obras caritativas. 421 Para más información sobre Cayetano Torres, ver, Joaquín Gallardo, Sermón fúnebre: que en las solemnes exequias que celebro esta Real Pontifica Universidad, la mañana del día 19 de junio de este presente año, por el alma de su muy amado cancelario el señor Dr. y Mro. D. Cayetano Antonio de Torres. México: Imprenta Nueva Madrileña de los Herederos del Lic. D. Joseph de Jauregui, 1787, Juan Becerra Moreno, Pedro Joseph Rodríguez de Arizpe, Francisco Javier Alegre, Cayetano Antonio de Torres, Relación del funeral entierro y exequias de el Illmo. Sr. Dr. D. Manuel Rubio y Salinas, Arzobispo que fue de esta Santa Iglesia Metropolitana de México. México: Imprenta del Real y más antiguo Colegio de S. Ildefonso, 1766. 420 De acuerdo con Gallardo, la familia Torres dotó el jubileo de 40 horas en las Carnestolendas para la iglesia de las Capuchinas y 44,000 pesos para la fábrica de su convento. Torres patrocinó la impresión de varios opúsculos religiosos dedicados a Nuestra Señora de Guadalupe y San Felipe de Jesús. También consiguió indulgencias plenarias para las capuchinas los días de la Santísima Trinidad, la Sangre de Cristo, San Francisco de Sales y el último día de las misas de Aguinaldo. 423 Directorio para las novicias de este convento de San Phelipe de Jesús, pobres capuchinas de México. Ms. Archivo Histórico del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Colección Gómez Orozco. Ver, Lavrin, “La educación…” op. cit. 424 No subrayado en el original, sino aquí lo utilizamos para destacar aquí su significado. 422 444 445 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López como medio didáctico para despejar los problemas creados en las religiosas jóvenes por un deseo mal encaminado de autoexamen y autocondena. Las constricciones impuestas a un guion teatral no permiten, en realidad, ahondar sobre el problema de las dudas personales de las profesas y su resolución es sintética, en especial porque el objetivo principal de esta pieza era el elogio a la dirección espiritual, y no la naturaleza de esa dirección, tema de la teología moral y la dirección de monjas (curia monialibus).425 A pesar de que el tratamiento de las dudas espirituales es corto, retrata la austeridad de vida de las capuchinas (ayunos, oración), pero se insinúa que la mera observancia de las reglas no puede llevar a la plenitud espiritual. Buen Consejo, como personaje clave, es el axis alrededor de quien giran las almas. Representa a Torres, simulacro que se insinúa cuando corre a esconderse tras las torres del escenario para oír las confesiones de las novicias. De Buen Consejo emanan las directivas que resuelven las ansiedades de las profesas de modo eminentemente práctico. Su enseñanza se trasmite mediante parábolas, género favorecido en los Evangelios. Para el Alma Conturbada se explica que la vida religiosa es una batalla y Dios se puede negar a quienes no luchan por Él. El uso de emblemas militares encarnados en dos soldados: uno cobarde y otro valiente, denuncia una pluma masculina. Las metáforas y alusiones a la virtud religiosa como una lucha bélica abundan en las crónicas de las órdenes religiosas. El problema de Alma Atormentada es su falta de voluntad para afrontar los sacrificios que cree debe hacer para vivir en religión, como la voluntad de ayunar. Buen Consejo le advierte que a veces Dios no desea sacrificios y aceptar la falta de martirio puede ser en sí, un martirio, pero también un entendimiento de que Dios reserva a sus almas para diversos servicios. Hasta cierto punto los consejos se acomodan plásticamente a dos si- tuaciones diferentes que, como capítulos de la vida cotidiana, no son de altos vuelos espirituales ni van más allá de las fronteras de cómo coordinar la fe y las ansias de espiritualidad con la disciplina de la vida diaria. Una vez desechados esos pruritos menores, Buen Consejo se enfrenta a Recelo para resolver lo que podría leerse como un rebate de algunos “escrúpulos” de los que sufrían no solo las religiosas, sino, en particular, los censores de la conducta de las profesas. Recelo puede representar a un alto dignitario eclesiástico en su supervisión del convento y su director espiritual. Su sospecha se extiende nada menos que al confesor de las capuchinas que parece no saber controlar las ansias de “santidad” de algunas “capuchinitas mozas” que pretendían llegar a las alturas de los santos sin tener experiencia de la excepcionalidad de los agraciados. La tácita amenaza de una posible investigación inquisitorial detona la ira de Buen Consejo, que salta a la palestra a defender al capellán Cayetano Torres.426 A pesar de su atrevida 425 Respecto de esta problemática, véase, Andrés de Borda, Práctica de confesores de monjas en que se explican los quatro votos de obediencia, pobreza, castidad y clausura por medio del diálogo. México: Francisco Rivera Calderón, 1708. La mayoría de los casos de monjas llevadas a la Inquisición tratan sobre visiones y “herejías” contra los cánones de la Iglesia. Sin embargo, hubo casos relativos a abusos descritos en los casos de solicitación por parte de los confesores y, aun, de las mismas monjas. Para Nueva España, ver, Antonio Rubial, “¿Herejes en el claustro? Monjas ante la Inquisición novohispana del Siglo xviii.” Estudios de Historia Novohispana, 31 (julio-diciembre 2004), pp. 19-38, y en Manuel Ramos Medina, ed. Memoria del ii Congreso Internacional, El Monacato Femenino en el Imperio Español, México: Condumex, 1995, pp. 351-358; Asunción Lavrin, Las esposas de Cristo. pp. 274-313. La experiencia visionaria ha recibido mucha atención en la literatura histórica y literaria. A manera de un temprano ejemplo se debe citar el caso de “La vida y heroicas virtudes de la madre Isabel de la Encarnación, carmelita descalza del convento del Señor San José de la Puebla de los Ángeles de la Nueva España” presentado por Rosalva Loreto López en Asunción Lavrin y Rosalva Loreto López, eds. Diálogos Espirituales. Manuscritos Femeninos Hispanoamericanos. Siglos xvi-xix, México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla/Universidad de las Américas, 2006, pp. 184201; Nora Olanni Ricalde Alarcón, “La monja que se ahorcó. Pensamiento femenino e Inquisición en la Nueva España del siglo xvi” en Reflexiones: Revista Interdisciplinaria de Filosofía y Humanidades, 3 (2016), pp. 113-26; Rosa María Alabrús, “Visiones y sueños de las monjas del barroco español” en e-Spania. Revue interdisciplinaire d’Etudes Hispaniques médievales et modernes, 21 (junio 426 446 447 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López especulación, Recelo oye atentamente el elogio de Torres que se derrama en un largo enunciado que se remonta a personajes bíblicos, autoridades eclesiásticas e intelectuales, y hasta sugiere que el capellán podría ser material para la sede de San Pedro. Las capuchinas podían descansar espiritualmente bajo la dirección de tan dedicado e ilustre hombre. Esta defensa del director espiritual nos remite a la consideración de las más recientes investigaciones sobre la relación entre profesas y confesores o directores espirituales. A mediados del siglo xviii la experiencia de profesas novohispanas con sus directores parece aún seguir patrones de dependencia mutua establecidos en siglos anteriores. Por medio de la escritura de diarios espirituales o cuentas de conciencia de mediados del siglo xvii hasta finales del xviii, comprobamos una relación de autoridad-dependencia, desafío-conformidad entre estos actores históricos que sigue provocando respuestas que parecen satisfacer y eludir al mismo tiempo nuestro cuestionamiento.427 ¿Sofocaba el confesor a la religiosa, o podía ella gozar de cierta libertad para dirigir su propia fe hacia Dios? Para el autor del Coloquio y para las espectadoras enclaustradas parece que la respuesta sería menos complicada. El director espiritual podía resolver dudas, podía desentrañar las cuestiones más arduas o más sencillas y llevar a sus simples jóvenes capuchinas a un estado de conformidad y acomodo personal conducente a la tranquilidad espiritual. Todo se reduciría a cómo saber rezar, aceptar la voluntad de Dios y mantener al Demonio lejos de la práctica diaria. No podíamos esperar un mensaje más profundo en un coloquio teatral que combinaba la recreación con la didáctica a un nivel inteligible para todas las aptitudes intelectuales dentro del claustro. No cabe duda, sin embargo, que el texto reiteraba la autoridad del confesor y resaltaba las vicisitudes y debilidades de las religiosas, en especial de las jóvenes que aún no tenían mucha práctica en comprender y controlar sus estados espirituales. La simplicidad del mensaje de Buen Consejo no alentaba digresiones y dirigía a la religiosa hacia la interpretación fiel de sus votos, sin “meterse por senderos que solo han pisado espíritus noveleros”. La crítica se expresa con palabras como atrevimiento y “sofisterías” y se extiende explicando las dudas interiores como vicio extremo. El personaje Recelo también inicia su monólogo sentando una duda sobre la observancia de las capuchinas. Un convento tan observante puede caer en el descrédito e invitar al cuestionamiento de la Inquisición por el comportamiento de dos religiosas mozas. Recelo asume una posición retórica que abre la posibilidad de defender al capellán y su papel es ambiguo ya que, si bien nota las debilidades y peligros, también señala con firmeza cómo cumplir los deberes religiosos y acepta incondicionalmente el elogio de las virtudes de Torres. La adición de una escena en la que un indio aparece hablando a su almohada, haciendo una alusión chistosa a los “escrupulitos” y a las teologías, y dejando sus míseras posesiones a varias madres nos coloca de nuevo en el escenario de mediados del siglo xviii cuando era necesario romper la “austeridad” del mensaje con alguna escena risible. El personaje pintoresco nos recuerda los atentados de incorporar lo “popular” a los “sagrado” y la supervivencia del mundo indígena y callejero dentro de los cánones de vida y arte que encontramos en los claustros. Las monjas tenían que reír. Después de todo, este coloquio se escribió para celebrar el nacimiento de Cristo, y tras la lección moral era apetecible una morcilla jocosa. Sin embargo, la aparición del indio con su almohada y su lenguaje tergiversado insinúa 2015) http://journals.openedition.org/e-spania/24474 “El discurso eclesiástico ante las visiones femeninas en la España de los siglos xvi y xvii” en Cahiers d’Etudes des Cultures Ibériques et Latino-américaines, 3, (2017), pp.101-114; Asunción Lavrin, “La madre María Magdalena Lorravaquio y su mundo visionario” en Signos Históricos, 7:13 (enero-junio 2005), pp. 22-41; Rosalva Loreto López, “Los manuscritos confesionales. Un acercamiento a la mística novohispana” en Estudios Humanísticos. Historia, No. 5 (2006), pp. 93-119. 427 Kathleen Myers, ” en Bulletin of Hispanic Studies, 69, 1 (1992), pp. 39-47; Asunción Lavrin, “La religiosa y su confesor: Epistolario de una clarisa mexicana, 1801-02” en Archivum Franciscanum Historicum, 105 (2012), pp. 455-478; Jodi Bilinkoff, Related lives:Confessors and their Female Penitents, 1450-1750, Ithaca: Cornell University Press, 2005. 448 449 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López la conciencia de alteridad del indígena que aún se manifiesta a mediados del siglo xviii. Estamos muy lejos del teatro evangelizador del siglo xvi, que utilizaba la fiesta escénica para atraer a los indígenas a la religión y catequizarlos por medio de la escenificación de los cánones católicos al utilizar su propia lengua.428 Tampoco se trata de los chichimecas no reducidos y aun vilificados del teatro de Eslava, o de la inclusión de tocotines y ritos o tradiciones indígenas, e incluso el lenguaje de los negros en la obra de sor Juana Inés de la Cruz.429 En este coloquio, el lenguaje del indio se asemeja al lenguaje de un negro en uno de los villancicos a San Pedro Nolasco de sor Juana, intencionalmente sui generis y en el que se denota la falta de asimilación lingüística.430 En ambos casos, el personaje se asume cristiano y creyente fervoroso. En forma simplificada, el indio mimetiza las preocupaciones de las monjas, pero confía en el consejo de su almohada. Hasta cierto punto, su intervención tiene tonos preocupantes en cuanto a que el personaje declara su miedo a la muerte y hace testamento verbal de sus pocas posesiones, al dejarlas a la vicaría, la cocinera, una “Gabriela” y a la abadesa. Sus últimas palabras son de despedida y espera de la presencia de las madres en la “patria celestial”. Es un final inesperado y que, si se entendía por jocoso, no deja de ser triste. El cierre del Coloquio nos invita a una pregunta sobre la comprensión o incomprensión del personaje indígena y si su intervención es jocosa o signo de una persistente caricatura cultural en la sociedad dieciochesca. La escenografía es mínima, pero suficiente para indicar movimiento: entrada y salida de personajes, la erección de unas torres en un escenario y la colocación de los personajes delante o detrás de estas. Las voces escondidas contrastan con la obvia presencia de la música y ambos añaden elementos de sonoridad. El vestuario se significa con colores simbólicos: negro y rojo para las emociones en tensión; morado para la autoridad que cuestiona con cierto rigor, aunque no bien encaminado, y blanco para Buen Consejo, al asumirse la nobleza de la intención y los actos del consejero espiritual. Beatriz Aracil Varón, “La función evangelizadora del teatro breve en la Nueva España del siglo xvi” en Miguel Zugasti, coord. América Sin Nombre, 212 (2016), pp. 39-48; Fernando Horcasitas, El teatro náhuatl. Épocas novohispanas y moderna. México: unam, 1974. 429 Edgar García Valencia, “Mundo, demonio y carne. La caracterización del indígena en los coloquios de Fernán González de Eslava” en El teatro barroco: Textos y contextos. Actas Selectas del Congreso Extraordinario de la Aitenso, Vitoria, Brasil, 3-5 octubre 2012, Miguel Zugasti, Ester Abreu Vieira de Oliveira y María Mirtis Caser, eds. Vitoria: ppgl/Aitenso, 2014, pp. 195-200; Carmela Zanelli, Cultura indígena e impronta femenina en dos loas de Sor Juana Inés de la Cruz, Biblioteca Virtual Cervantes http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/ cultura-indgena-e-impronta-femenina-en-dos-loas-de-sor-juana-ins-de-lacruz-0/html/8f2bd4d6-f545-4006-9d2f-1e267ed7ea2b_4.html; Enrique Flores, “Sor Juana y los indios: loas y tocotines.” https://revistas-filologicas.unam.mx/ literatura-mexicana/index.php/lm/article/viewFile/566/564 430 Sor Juana Inés de la Cruz, Obras Completas. México: Editorial Porrúa, 1969, pp. 199-200. “Villancicos a San Pedro Nolasco”, 1677, Villancico viii. 428 Anónimo. La virtud agradecida. Coloquio de las madres Capuchinas de esta corte de México, en que muestran su gratitud al Señor Doctor Don Cayetano de Torres, cuyo asunto y metro, adentro se verá, y gustará el lector de su dulzura y doctrina Personajes: Alma Conturbada, Alma Atormentada, Recelo, Buen Consejo, Indio Música Amantes Esposas, Que en este destierro Buscáis al Amado. Y teméis perderlo Alientos que ya 5 Piadosos los Cielos Proveen de conducta Que evite los riesgos. Es aquella Nube 450 10 15 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Columna de Fuego Que al Pueblo Israelítico Guio por El Desierto Es aquella estrella. Que con raro acierto Condujo a los Magos A Belén derechos. -Sale el Alma Conturbada vestida de negro, ha de haber en el Teatro dos Torres elevadas, de suerte que por detrás de ella quepa un cuerpo parado sin ser visto del Auditorio-Han de estar cubiertas con un velo hasta su tiempo- Cont[urbada] [¿]Hasta cuando Esposo mío. Hasta cuando dulce Dueño[?], ¿Serás para mí el Cuchillo Mas afligido, y sangriento? 20 Yo bien sé que aún no te he amado Con todo el amor que debo; Pero sé, que para amarte Mis diligencias he puesto. Yo renuncié las caricias 25 De Mis Padres, y mis deudos, Los regalos de mi casa. Y no vulgares aprecios. Yo pretendo ser tu esposa En el Instituto austero, 30 Que a los Hombres más valientes Quizás levantan el pelo. Digo que soy Capuchina, Y con solo decir esto, Para todo lo que es Mundo 35 Me cuento ya con los muertos. [¿]No es muerte el perpetuo ayuno? [¿]No es muerte, el andar en cueros? [¿]No es muerte el dormir en tablas? Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 40 45 50 55 60 [¿]No es muerte tanto silencio? [¿]No es muerte la penitencia? [¿]No es muerte el continuo encierro[?] [¿]No es muerte tener dos ojos, Y no poder usar de ellos? Pues si todas estas muertes Solo por tu amor padezco: [¿]Cómo tienes corazón Para no darme tormento? Si a todos los afligidos Clamas en el Evangelio Que vengan a ti confiados Que tú les darás consuelo. [¿]Por qué a mí no me recibes Cuando a ti me voy corriendo, Como el Hijo va a su Padre, Como al agua va el sediento[?] Si te clamo, te haces sordo; Si te busco, no te encuentro; Si lloro, no me haces caso; Me desprecias, si te ruego. -Sale el alma Atormentada, vestida de encarnado- Ator[mentada] Esposo de mis entrañas A quien más amo, y más quiero, Que a mí misma. Qué es, lo Yo más querer, y amar puedo. [¿]No me dirás dueño mío, 65 Qué implicación, o qué encuentros, Qué pugnas o que batallas En mi corazón has puesto? Por una parte me llamas Con silbos dulces, y tiernos, 70 A que emprenda heroicidades Del estado que profeso 451 452 75 80 85 90 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Por otra parte, me pones Tan graves impedimentos, Que no es mi fragilidad Capaz para deshacerlos Yo como, por gracia tuya Soy tan propensa a lo bueno Quiero acometer a el acto431 Y es solo acometimiento. Si acaso, Jesús mis culpas Son causa de este tormento Para no irritarte más Quítame la vida luego[.] Una de dos dueño mío En una de dos quedemos: O suspende estos auxilios, O que no haya impedimentos. [¿]Aquí estas hermana mía? Cont[urbada] Aquí estamos padeciendo Ator[mentada] No hay que perder la paciencia, Vamos el cáliz bebiendo, Que después de estas tinieblas Nacerá riéndose Febo.432 95 Cont[urbada] Si el sol se tarda en nacer, No lo veré desde luego Se ha respetado el arcaísmo para mantener la métrica. Febo: Apolo, dios de la luz del sol en la mitología romana. Febo y su carro eran metáforas del sol usuales en la literatura del siglo xvi en adelante. En este contexto, el alma atormentada ve la esperanza de una solución a sus problemas al renacer el sol tras las tinieblas. 431 432 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Para la boca del asno No es la miel, dice un proverbio. -Sale el Buen Consejo vestido de blanco muy claro- Cons[ejo] Basta de temeridades, 100 Y carnales sentimientos, Que aunque no lleguen a culpa Son reprensibles defectos. Si os tiene ciegas la pena, Es dictamen indiscreto, 105 Dirigirse por sí mismas, Con peligros manifiesto. Otro con mejores ojos, Con más vista, y más acuerdo, Examinará las causas, Y preveerá remedio. 110 Pues os halláis afligidas, Digo, que por eso mismo Debierais de buscarme a mí, Pues yo soy el Buen Consejo. 115 Cont[urbada] Mis espinas serán flores, En teniendo Buen Consejo. A tu obediencia me pongo. Ator[mentada] Aunque los Mares, y Vientos Se conjuren contra mí, 120 Si te tengo, nada temo. A tu dirección me acojo, Ve mandando, ve diciendo. 453 454 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Cons[ejo] Aunque yo en cualquiera parte Hablo bien, y con acierto, Con todo, tengo un lugar 125 Donde mi mansión he puesto, Para este lugar os cito, Donde espero que hablaremos Cosas quizás no sabidas, 130 Y que serán de provecho. Para que encontréis conmigo, Esta sola seña os dejo Que en donde halléis unas torres, Allí paréis, que allí espero. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 455 Música En las torres descansa Como en su centro, El Soberano Don 145 Del Buen Consejo. Quien quisiera escalar Desde hoy los cielos, Suba por estas Torres, 150 Y ya está dentro. -Entretanto que canta la Música se descubren las Torres-Se pone detrás de ellas el Buen Consejo, cosa que se oiga- Y no sea Visto- Acabada la Música salen las dos Almas- -Vase135 Cont[urbada] [¿]Has visto casa más linda? Ator[mentada] Juzgo que es Ángel del Cielo. Cont[urbada] Y así se llegó nuestro día Según el gozo, que siento. Ator[mentada] Si de esta vez no acertamos, 140 Para siempre nos perdemos. Cont[turbada] Sigámosle no se aleje. Ator[mentada] En sus torres lo hallaremos. -Vánse- Cont[urbada] Muchas vueltas hemos dado, Y tales torres no vemos Ator[mentada] [¿]Como no? Si allí están yá, A la vista las tenemos. Llega tú primero a hablar, 155 Y no perdamos más tiempo. -Llega a hablar la Alma Conturbada por la parte delantera de las Torres- Cont[urbada] Alabado sea por siempre, El Augusto Sacramento [¿]Habrá forma de que me oiga? 160 Si vive aquí el Buen Consejo? Con[sejo] Puedes comenzar a hablar, Que ya te escucho, y atiendo. 456 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Cont[turbada] Para que tú más me entiendas Y yo explique cuanto siento, 165 Comenzaré con un símil Que es del caso en que nos vemos. Un hombre de bellas prendas Tomar estado queriendo, Casó con una mujer 170 De natural muy inquieto. Reprehender a esta mujer, Será atizar más el fuego, Callar, y disimular, Era aumentar su engreimiento. Viendo ya el triste marido 175 Que nada servía de freno, Largó a su fiera consorte, Y se fue para otro reino. Es a la letra el estado, 180 En que mi alma está gimiendo: Y es Estado de Divorcio En que el Demonio lo ha puesto. Es la esposa la Oración, Esposo el Entendimiento: 185 Quienes celebraron Bodas Desde mis lustros primeros No tenía el varón más gusto Que en su esposa estarse viendo: La esposa le acariciaba 190 Con mil dulzuras y afectos. Quiero decir, que tan fácil Le era ya a mi entendimiento, Recogerse en la oración, Como lo es menear un dedo. 195 En ella hallaba quietud, Devoción, gustos, consuelos, Favor, fervor, y ternuras. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 200 205 210 215 220 225 230 Animosidad, y esfuerzo. Mas el común Enemigo Por atajar mis progresos, Comenzó a descomponer Oración, y entendimiento. Lo mismo es que empiece a orar, Que empezar un hervidero De pasiones, de pecados, Y de varios pensamientos. Ya me altera las pasiones, Con tan vivos pensamientos Que si no es cierta mi caída Dudo del consentimiento. Ya me acuerda los pecados, Que cometí en otros tiempos, O como mal confesados, O que no tienen remedio. Ya me sugiere en la mente Tan inmundos pensamientos Que mejor estar dejados En un profundo silencio. Esta continua batalla Me ha causado tanto tedio Que ya tanto a la oración Como al Demonio le tiemblo. Le he cobrado tal horror, Que me sirve de tormento, Oír que toquen a oración En este u otro Convento. Llevada de este temor Nada medito, ni pienso: Solo rezo mis novenas, Y devociones, que tengo. Más en esto no descansa, Mi corazón, que es afecto A los empleos de María 457 458 235 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix A quien envidia profeso. De solo oír contemplación, Siento tales movimientos, Que si este Don se comprara Lo comprara a todo precio. Con[sejo] Te has explicado mui bien, 240 Ya puedes irme atendiendo, Has de saber, que hay dos hombres, Nobles, ricos, caballeros, Ambos asisten al Rey Con los banquetes, y juegos, 245 En fiestas, en diversiones, Y en otros mil pensamientos Manda el Rey que se preparen Para salir con sus ejércitos A afrontarse a un enemigo, 250 Que quiere invadir sus reinos. El uno toma las armas Con tal horror y tal miedo, Que apenas puede tener En pie su gigante cuerpo. 255 Sale sin embargo al campo: Pero de que oye los truenos, Apenas puede alcanzarlo La ave de mayores vuelos. Se restituye a su casa 260 Y encerrado en su aposento, Solo cuida de su vida, Sin hacer de nada aprecio. Por el extremo contrario El otro su compañero, 265 Que acomete el enemigo, Como león el más sangriento. Y es que va determinado, Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 270 275 280 285 O a morir en el empeño, O a derrotar, al contrario, Para gloria de su dueño. El Rey, que a estos dos soldados, Ocultamente está viendo, Decreta severidades Contra el soldado primero. Soldado, dice, que solo Es para los gustos bueno, Ya no me verá festivo. Siempre me verá severo, Para el otro si, mi amor, Y mis cariños reservo: Lo he de llenar de favores, Y lo he de colmar de premios. Y pues, alma,[¿]te parece, Procede el Rey con acierto? Cont[urbada] Procedido ha con cada uno, Según su merecimiento. Con[sejo] Pues ésta ha sido parábola, Oye, que ya la interpreto. El soldado perezoso 290 Que solo quería contentos, Gustos, caricias, regalos En la corte de su dueño, Viene a ser imagen tuya Porque tú quieres lo mismo. 295 Como Dios en la oración Te regalaba en un tiempo, La oración era tu encanto. La oración era tu centro. Más ahora que quiere Dios, 459 460 300 305 310 315 320 325 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Hacer de ti experimento, Aborreces la oración, Y ya te sirve de tedio Quiere Dios, que seas soldado, Y que desnudo el acero, Batalles con el Demonio, Como dices, cuerpo a cuerpo. Más tú, cobarde, cuitada, A la batalla temiendo, Privas a Dios de los triunfos, Y el Diablo se queda riendo. Debieras considerar Que la corona del premio, No se le da a los cobardes, Si a los valientes guerreros. Pues, teme, alma, que tu Dios, En pena de tu defecto, Se te niegue para siempre, A todo lo que es consuelo. Anímate pues, y abraza A la oración concibiendo, Que no vas allí a descansos, Sino a pelea con empeño. Yo te prometo, que así Sera tu aprovechamiento. Cuanto tú puedes desear, Y yo decirte no puedo. Cont[urbada] Admito tu gran Doctrina. Y practicarla prometo. Con[sejo] Retírate porque llegue, 330 La otra que busca Consejo. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López -Retirase eta Alma y métese allá dentro-Llega la otra- Ator[mentada] El espíritu Divino Ilustre tu entendimiento, Porque conozcas en mi Lo que yo misma no entiendo. 335 Cons[ejo] Concibe, que hablas con Dios. Y ve hablando sin recelo. Ator[mentada] Yo estoy viviendo una vida, Que dudo si vivo, o muero, Quiero hacer cosas heroicas, 340 Y ejecutarlas no puedo. Para explicar algún tanto De este gigante tormento, Si no te sirve de enfado, Te he de poner un ejemplo. 345 Quiero ayunar a pan, y agua, Los viernes de un año entero: Y esto con tal eficacia, Que a emprenderlo me resuelvo. Llega el viernes, y esperando, Ver cumplidos mis deseos. 350 Con aguda calentura, U otro accidente amanezco. Esto mismo me sucede, Con todo cuanto deseo: Vengo a estar como una nave 355 Entre todos contrarios vientos. 461 462 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Que se me ofrece un encuentro, Que el Padre de las mentiras Astuto me está urdiendo. Cons[ejo] [¿]Y ésto tienes por atraso? -Se mete esta Alma y se retira también el Buen Consejo-Sale el Recelo, vestido de morado, y majestuoso- Ator[mentada] Y como que así lo pienso. Con[sejo] Pues desde hoy en adelante Tenlo por merecimiento: 360 Porque ese es un gran martirio En que tu Esposo te ha puesto. No siempre que llama Dios, Quiere que su llamamiento, Se ponga en ejecución, 365 Porque a veces quiere afecto. [¡]Ojalá que esto advirtieses espíritus indiscretos! No se vieran enredados En mil quimeras, y cuentos. 370 Convertir a pecadores, Ya se ve que es santo, y bueno. Pero unos quiere Dios lo hagan, Y otros que lo estén queriendo. El martirio es cosa santa, 375 Y de muchos santos leemos, Que llamados al martirio Martirio no padecieron. Y es que solo quería Dios, Fueren mártires de afecto, 380 Reservándoles la vida Para servicios diversos. Procura que esta Doctrina Ya te sirva de gobierno, Para que humilde, y conforme, 385 Vayas aumentando mérito. Ya te puedes retirar, 390 395 400 405 410 415 Rez[elo] A no verlo con mis ojos, Lo tuviera yo por sueño: Y aun después de haberlo visto, Dudo mucho, darle ascenso. Que haya madres capuchinas En este ejemplar convento, [¿]Que por querer novedades Se busquen algún descredito? El Sagrado Tribunal, O Inquisición de este reino, Nunca ha tenido, que hacer En aqueste monasterio. Más según yo veo las cosas, Mucho, señoras, me temo, Que el Santo Oficio tendrá, Que hacer aquí en breve tiempo. Dos capuchinitas mozas, Que ayer tomaron el velo, Ya tienen vuelos de espíritu, Tienen mentales excesos. [¡]Fatales tiempos vivimos! A lo menos yo no entiendo, Como hoy se labran los santos En instantes, o momentos. Que dijeran los Antonios, Los Hilariones, los Pedros. Si vieran en cuatro días Tantos aprovechamientos? Yo sé, que la Magdalena Fue una santa tan corriendo, 463 464 420 425 430 435 440 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Que el día que se convirtió La celebró Christo mismo. También se, que el Buen Ladrón Fue otro santo, tan de presto, Que en una hora mereció Gracia, las Aras, y el Cielo. Más casos tan singulares No pueden formar derecho, Que haga reglas generales, Que nos sirvan de gobierno. Fueron, digámoslo así De la gracia privilegios, En que Dios quiso asentar Que no se sujeta al tiempo. No es ésta mi mayor pena, Es otro mi desconsuelo, Estas torres, madres mías, Estas torres, esto temo. Que enigma se oculte en ellas, Que arcanos, o que misterios. Si el tiempo no lo descubre, Yo ni lo alcanzo, ni entiendo. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 450 455 460 465 470 Rec[elo] [¡]Ay cosa más delicada! [¡] Bellos, espíritus, bellos! Si el león pintado os espanta, [¿]Que hará, siendo verdadero? [¿]Quieren hijas, acertar? Pues miren, les aconsejo, Que la regla, que profesan, La guarden con todo empeño. Que observen todos los votos, Que en su profesión hicieron, Que acaten a sus preladas, Y obedezcan sus preceptos. Pero que jamás se metan, En caminar por senderos, Que solo los han pisado Espíritus noveleros. Déjense ya de esas torres, No sea el diantre, que encontremos Unas Torres de Babel, Y unos torreones de vientos. -Sale el Buen Consejo, con semblante enojado- -Sale el Alma conturbada, con ademan de afligida- Cont[urbada] Dios te perdone la pena, En que tu temor me ha puesto: Adentro he estado escuchando, 445 Cuanto has estado diciendo -Sale el Alma Atormentada, también afligida- Ator[mentada] Toda me has alborotado, Monigote del infierno: Puedes ir a predicar Sermones al matadero. Con[sejo] Basta de sofisterias, Que ya es mucho atrevimiento, Profanar lo más sagrado 475 Con la socapa de celo. Rec[elo] Señor, si yo te he ofendido, Tal cosa no fue mi intento: Pues ni yo te conocía, Ni tú, agravio me has hecho. [¿]Quieres decirme, quién eres? 465 466 480 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Con[sejo] Si diré: Soy Buen Consejo. Rec[elo] Sujeto tan venerable, [¡]Que me alegro conocerlo! Déjame besar tus plantas, Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 505 510 -Se hinca- Pretextando mi respeto. 485 Con[sejo] Levántate, y otro día 515 -Se levanta- A tus temores pon freno, Que si es virtud el temor, Es vicio, si es con extremo. Rec[elo] Si Yo he herrado en lo que he dicho, 490 Cantar palinodia quiero. Para conocer mis faltas, Que me las declares ruego. Cons[ejo] Pues sabrás primeramente Que este festín, o festejo 495 Ha tenido dos motivos, Que motivaron hacerlo. El primer motivo fue, Celebrar el Nacimiento De Dios, que quiso hacerse hombre 500 Para el humano remedio. Segundo motivo fue, Mostrar con tan corto obsequio La gratitud en que vive A sus torres el convento. 520 525 530 535 467 Sabes quién es este Torres? Es aquel grade sujeto, Cuyo nombre, cuya fama Ya no cabe en todo México. Por eso, para caber En un lugar menos estrecho, Ya ocupa toda la Europa, Y aun se queda descubierto. Es aquel, que desde niño Ya fue un venerable viejo, Ya desde entonces las Canas Se miraban como a espejo. Es aquel, que desde el punto, Que al estudio le pusieron, Ya los doctos cuestionaban, Que tal será este, en creciendo? Es aquel famosos teólogo De las Indias ornamento, De las catedral honor, Del púlpito complemento. Es aquel, a quien la Iglesia Catedral de el grande México Lo propuso magistral, Como ve salió con ello. Es aquel a quien la mitra Ya le viene de derecho. Es aquel, por quien ya aclaman El birrete, y el capelo.433 Es aquel a quien sus Llaves Ya le confiara San Pedro Si de Roma nuestras Indias No se situaran tan lejos. Birrete: gorro de forma prismática y coronado por una borla que llevan los profesores o magistrados en actos solemnes. Capelo: Sombrero rojo que usan los cardenales. 433 468 540 545 550 555 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Es aquel, a quien de Dios El omnipotente dedo Hizo Eguiara redivivo Por el grande Eguiara muerto.434 Es aquel cuya doctrina Y espiritual magisterio, En una flor, que nos siembra, Produce flores a cientos. Es en fin aquella torre, Que el Génesis en su texto Llama torre del rebaño Y fue teatro de portentos.435 En esta torre Jacob, Con espíritu profético, Amparaba sus ovejas, Y jamás tuvieron riesgo. A esta torre los pastores, La noche del Nacimiento Por asegurar su grey No sin misterio acudieron. Así lo afirma el Tostado,436 Y otros que cita Cornelio437 En él lo verá el curioso, Se refiere a Juan José Eguiara y Eguren (1696-1763). Notable hombre de letras, teólogo, obispo electo de Yucatán, responsable por la Bibliotheca Mexicana, un compendio bibliográfico de la literatura y cultura novohispana. Se compara a Torres con Eguiara y Eguren en calidad intelectual. 435 Génesis, 35: 21. Torre de los Rebaños. Migdal Ader o lugar en el que Jacobo plantó su tienda después de la muerte de Raquel. En la tradición de los Evangelios lugar de pastoreo donde estaban los pastores la noche del anuncio del nacimiento de Jesús. 436 El Tostado: Alonso Fernández de Madrigal, conocido como “el Tostado” o “el Abulense.” (1410-1455). Erudito polígrafo, comentarista de la Biblia y sostenedor de la autoridad de los concilios sobre el Papa. Consejero de Juan II y obispo de Ávila durante un año. 437 Referencia difícil de identificar. Quizás se refiera a Cornelio Musso (1511-74) fraile menor franciscano y notable predicador italiano. 434 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 560 565 570 Si acaso quisiere leerlo. Por eso a las Capuchinas Hoy el Encarnado Verbo Nace con modo especial, Digamos más placentero. De fuerza si las encuentra, Como rebaño del Cielo, Amparadas de sus torres, Y su dirección siguiendo. Basta ya de digresiones, Volvamos a nuestro cuento. Rec[elo] No volvamos, baste ya De quien es, y argumentos Me tienes ya convencido, Y del todo satisfecho. 575 Esas almas aunque tiernas, Pueden vivir sin recelo, Que conducidas de Torres Caminarán sin tropiezo. Las dos [¿]Con que ya no nos darás 580 Otro susto con tus miedos? Rec[elo] Eso ya, ni se imagine El señor Torres viviendo. Antes amonesto a todas, Que como a un Ángel del Cielo, 585 Que respeten, y obedezcan Sus dictámenes siguiendo. 469 470 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Cons[ejo] Pues acábense señoras, Temores sin fundamento, Que más hoy sirvan de atraso 590 Que de espiritual progreso El señor Torres os rige, Con solo deciros esto, Ya podéis imaginaros En las Bodas del Cordero. 595 Es tan completa su ciencia, Tan pleno su magisterio, Que no hay morada en la mística, Que a Torres corra (¿)de nuevo. A esto se junta tener, 600 Aquel dulce suave genio, Con que hecho Ansión lleva así Hombres, piedras, mentes, cerros. Por estas, y otras razones, Que por ahora no refiero, 605 Tengo Yo mi domicilio. En tu grande entendimiento. Quien quisiere pues hallarme, Para tomar mis consejos En casa del señor Torres, 610 Que me busque, que allí espero. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 620 625 630 -Vase- Música Así lo decimos Las que poseemos; Como él no nos falte, Nada más queremos. 635 -Vase- Música Dichosas nosotras, Que acá le tenemos Sin tener trabajo, De salir a verlo. 615 Rec[elo] Quedemos almas felices En que no ha de haber ya miedos. Y que a Dios se ha de servir Con un espíritu quieto Por la parte, que a mi toca, Pues soy el mismo recelo, De vosotras me despido, Y no volver más prometo. En el señor doctor Torres Vivo ya tan satisfecho, Que cosa, que Torres diga, Yo la he de creer, como el Credo. Despidámonos, por fin. Por despedida diciendo: Que quien tiene al señor Torres, Ya posee todo lo bueno. 640 645 Cont[urbada] Ya mis pasadas espinas En flores se convirtieron: Porque a nuestro Padre Torres Obedecí con esmero. Ojala todas mis madres De mí hayan tomado ejemplo: Habrá menos suspiritos, Y muchos gozos del Cielo. Nunca dejará el Demonio De solicitar perdernos: Pero solo ladrará, No nos morderá este perro. -Vase- 471 472 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Música Dejadle ladrar, Que Torres viniendo, Creeremos en Dios, 650 Y el creerá en un Hueso. Ator[mentada] Ya las penas me son dulces Y es antídoto el Veneno; Solo quiero amar a Dios, Sea gozando, o padeciendo. 655 Dios nos guarde al señor Torres Cuyos sanos documentos, Si no me hicieron volar, Me alentarán a lo menos. El Cielo lo felicite, 660 Y para consuelo nuestro, Que no le venga la mitra Hasta hacer nuestros entierros. -Vase- Musica De vivir sin Torres, O con él muriendo, 665 Primero morir, Antes que perderlo. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 675 680 -abraza y besa su almohada685 690 695 -Acabado el Coloquio, sale el Indio, haciendo de las suyas con una almohada-debaxo del Brazo700 Ind[io] Oste Magres, que lo tienes On Torres con to Convento: Yo pobre, que no lo sayas 670 On compañerito viejo. Monchos lo tengo coidados Que se lo machocan pecho, Que no los puede sospiros, Que se lo salgan derechos. Ya tos Mongitas Mochachos So Torres, te lo cogieron: Yo me lo dejas tirado Con valor de vazorero Más que Torres te lo coxas. No me los pierdo con eso Yo lo tengo me consoele, Cuando lo boscas consoelo. Almohadita Corazon 705 Moncho Moncho te lo quiero: Mejor lo haces Tologías, Que so Torres concejero. Ostevieras Magres mias, Sos escropolitos tengo, Que se los hacen cosquillas So cabeza, entendimiento. So Almohada se lo pregonto, So Almohada se lo va diciendo, Las orejas te lo tapas Y callas boca dormiendo. Pero sabes, Magres mias, Se lo tengo mucho miedo, Me lo dice y a la moerte, Telo llevo con los Muertos. Por eso lo quiero Ya, Que telo hago Testamento No me lo lleven los Diablos Por que no los hize Herederos Oste mi Magre Vicaria To Mantita telo dexo, Que lo tienes Moncho frio. Monchos años tienes Viejos. 473 474 710 715 720 725 730 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix So sombrero Cocinera, Solo lleva so Brazero, No lo saya Abentador, Solo sopla so sombrero. So Cotón toma Gabriela, Tizayuca lo traxeron,438 Se lo pegas con so pita, A el Habito so remiendo. Este Almohada Serafina, Moncho le cuadra so soeño, Llévalo torno, lo pones. En monchas gentes habiendo. Oste mi Magre Abadesa, Todo te lo dexo Coerpo Moncho Rosas se lo pones, Se lo hechas moncho saomerio. Monchos oficios Defunctos Me lo rezas todos recio Por qué lo sabes soy sordo, Y lo estare Yo moi lexos. Monchos ayonos me lo haces, Solo comas on Goevo: No lo dejes de llorar En todos los Noches Boenos. A Dios Magres se acabo Noche Boeno to Indizoelo, Patria Celestial me voy Allá todos los espero. -VaseFin Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 2.1.c. La fundación de San José de Ávila439 Aunque aparentemente anónimo, pues no hay constatación alguna de un autor, este Coloquio es evidentemente obra de una pluma letrada y bien apercibida de la historia de la fundación del convento de San José y de las reformas a que aspiraba Santa Teresa en cuanto a la observancia. El autor posiblemente pertenecía a la orden del Carmelo, pues se introduce a Teresa como “nuestra Madre Santa Teresa”. Desconocemos la fecha de su escritura, aunque es obviamente del siglo xviii. Tampoco sabemos en qué convento pudo haber sido representado, y si fue escrito para alguna ocasión especial, como la celebración de la fiesta de Santa Teresa (15 de octubre) o el aniversario de la fundación del convento (7 de febrero de 1562). Sumario Teresa agradece al Señor los beneficios que ha dispuesto para sus criaturas y expresa sus deseos de dar a conocer tal bien al mundo para que aprenda a amar y temer a Dios. Su monólogo da a entender que ya estaba apercibida de que Dios la había escogido para reformar su orden y devolverla a su antiguo carisma, y se admira de que Dios la haya señalado a ella, no solo mujer sino la “más baja” siendo “medio tan ruin,” para vencer las grandes dificultades que se presentan a la empresa. Su devoto y elegiaco discurso es interrumpido por la aparición de doña Guiomar que trae un bulto con la forma de un niño muerto en sus brazos y con un sardónico mensaje para Santa Teresa: quizá la reforma ya ha ocasionado un daño. El niño es su sobrino, hijo de su hermana, doña Juana de Cepeda. Por desgracia una viga le había caído encima quitándole la vida. La viuda urge a la santa se dé “prisa con Dios” para que remedie el caso, pues la obra de reforma se puede amargar con la muerte Biblioteca Central inah, Colección Antigua No. 95, Rollo 193. Número actual 583, antiguo 123. 439 438 Tizayuca: centro de artesanía textil. 475 476 477 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López del inocente. Teresa recibe al niño en sus brazos y se hinca para rogar a Dios que lo resucite. Su petición, como explica, significa más que la restitución del alma al cuerpo aparentemente muerto. El devolver la vida al niño sería una metáfora de la infusión de una nueva vida a la orden del Carmen, religión que parecía “muerta” en su observancia primitiva. La acción divina serviría para mayor gloria del Señor. Cuando la apesadumbrada y airada madre del niño irrumpe en la escena le echa en cara a la santa la pérdida de su hijo por tan malhadado convento y quimérica fundación. Calmada, Teresa le devuelve al niño que ha recobrado la vida. Con discreción, Guiomar testifica que es un verdadero milagro, mientras la madre acaricia al niño emocionada y se pregunta quién le ha dicho que había muerto. Teresa aprovecha el momento para reprender quietamente a su hermana sobre su falta de confianza en Dios, insinuando que el Señor apoya la fundación de la casa. En un corto intercambio entre Guiomar y Teresa, la primera da a entender a la santa que sabe que ha obrado un milagro que en un futuro será elogiado como signo de su voluntad respecto de la reforma. Teresa le urge que calle, ya que a Dios no le agrada se publiquen sus obras. Con la salida de Guiomar, Teresa y Juana de Cepeda del escenario, el Coloquio se aleja del tema solemne del milagro hacia un ambiente coloquial entre dos religiosas, Antonia del Sacramento y María Bautista, que discurren sobre el carácter de la nueva fundación. Ambas visten el hábito de las carmelitas calzadas y discurren sobre la reforma de la orden. Antonia insta a María a considerar la profesión como “corista”, o sea, de velo negro. En su defensa de las virtudes de la vida como simple lega, María pone una nota jocosa, al contraponer las obligaciones del rezo y el ritual de la observancia que deben seguir las coristas, representadas por Antonia con la simplicidad de la vida lega. Antonia acepta sus argumentos, y hace notar que, en la religión reformada, tanto coristas como legas han de compartir el trabajo físico. Tras el diálogo de las novicias reaparece Teresa ya vestida con el hábito de la orden reformada. Sus palabras se remiten a denotar cómo su nuevo hábito y tocado simbolizan el escogimiento del Esposo y su exclusiva relación espiritual. Teresa afirma que la mano de Dios está detrás de la reforma y ninguna oposición “ruidosa” en España o Roma la detendrá. El monólogo tiene profundidad histórica en cuanto a que Teresa recuerda los fallidos deseos de reformas de tantos “doctos” y la elección de doce “pobrecitas solas” en su pequeño convento. Insinúa algunas de las críticas que se levantaron contra la casa, en especial, la puesta de una custodia en la pobre casa que albergó el primer convento, dedicado a San José. El mensaje de apoyo divino se hace oír por una voz que asegura a la santa que Dios es quien la guía. Llena de agradecimiento en el amparo del Señor, la santa cae en un arrobo. Este episodio es seguido del regreso de Antonia y María al escenario, vestidas con el hábito de la reforma. Mientras Antonia está contenta, María Bautista se burla de sí misma sugiriendo que el hábito las hace parecer “santularias” o beatas de las que piden limosnas por semana santa engañando a la gente. Antonia responde que la belleza del ropaje está en ser bellas al Señor, y le muestra un crucifijo que sería el “espejo” de las almas que buscan la perfección. María Bautista continúa con algunos comentarios cómicos sobre la oración mental, otro pilar de la espiritualidad teresiana, con lo que se subraya el contraste entre ambas. Sus comentarios son interrumpidos al ver a Teresa arrobada. María Bautista queda espantada y reafirma su fe en oraciones de “cuentecitas”, posible referencia al rosario. Antonia le explica el significado de un “arrobo” como la forma del alma de gozar del Esposo. Al regresar de su arrobo, Santa Teresa pretende haber estado cansada y casi dormida, con la anuencia de Antonia que comprende la necesidad del disimulo. María Bautista pide a la santa el estado de lega trabajando en la cocina para servir a Dios sin pretensiones intelectuales, pero Teresa le explica que en la religión reformada no habrá diferencias: todas han de servir siguiendo los ejemplos de humildad sentados por José y María. Todas han de ser obedientes y rendidas. En la casa solo la oración será la guía para alcanzar “la eternidad y su dicha”. Al recono- 478 479 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López cer la “sencillez” de María, Teresa, sin embargo, reafirma que no quiere a sus monjas bachilleras.440 Antonia apoya a Teresa y elogia la reforma. Teresa termina su parte en el coloquio al exaltar la renovación de la Iglesia con la restauración de la observancia primitiva. Las últimas palabras corresponden a la “sencilla” María Bautista que exalta la promesa de un lugar de descanso sin breviario o calendarios pero que promete la gloria del Señor. El Coloquio a la fundación primitiva de San Joseph de Ávila seguía una tradición establecida dentro de los conventos: una pieza teatral que podía adaptarse a varios propósitos de celebración religiosa dentro del marco íntimo del claustro. Por otra parte, sus personajes no fueron alegóricos o sacramentales, lo cual define esta composición como diferente de otros modelos mexicanos o peninsulares. De los personajes que aparecen en la obra hay certitud histórica sobre Guiomar de Ulloa. Ella fue amiga por muchos años de Santa Teresa. Había quedado viuda a los diecinueve años y eventualmente adoptó una vida de carácter ascético, pero nunca tomó el velo por considerarse muy mayor para sostener la observancia. Es mencionada en todas las biografías tempranas de Santa Teresa como apoyo espiritual del proyecto de fundación, aunque su falta de recursos no le permitían ir más allá. Aun así, su amistad fue muy valiosa para Teresa y el Breve autorizando la fundación de San José el 7 de febrero de 1562 se dirigió a ella y su madre Aldonza de Guzmán, que aparecían como las solicitantes.441 Sin tener completa corroboración sobre el asunto, se puede especular que el personaje de la novicia Antonia pudiera ser Antonia del Espíritu Santo, una de las cuatro novicias que acompañaron a Teresa al recién fundado convento de San José, que se conocen como las “primitivas”. A las cuatro novicias originales se unieron otras cuatro, y una de ellas se llamaba María Bautista. No es difícil concebir que el autor del Coloquio decidiera usar los nombres reales de las primeras fundadoras en su empeño de realzar su mensaje didáctico y edificante y haberse inspirado en pasajes de la vida real de la religiosa. El Coloquio sigue de cerca los datos históricos de la fundación, así como los estados espirituales de la fundadora y sus intenciones respecto de la observancia que se proponía en su reforma. En su Vida, Teresa de Jesús narra sus propósitos aun no bien desarrollados de seguir una observancia más rigurosa de la que llevaba en su convento antes de llegar a oír la voz del Señor en repetidas ocasiones, sobre fundar un monasterio. En el primer monólogo del Coloquio en el cual la santa habla con el Señor y señala los antagonismos y burlas sufridos respecto de la fundación, se resume la información que se encuentra en su Vida y otras biografías subsiguientes.442 Las intervenciones espirituales e interiores de Dios que acaecen en el Coloquio tienen sus ecos en la Vida. La escena final, en la cual el arrobamiento constituye un punto central de la trama, también tiene su fuen- Yepes, Vida, pp. 330-331. Tratase de una aspirante a entrar de monja en el monasterio de Toledo. En su propia educación y conocimiento de latín y de los textos fundamentales del cristianismo católico, Teresa fue autodidacta y nunca aprendió suficiente latín para leer la Biblia a cabal o los padres de la Iglesia, como para considerarse bachillera. Ver, Esteban Monjas Auso, “Santa Teresa y el latín”. https://delaruecaalapluma.wordpress.com/2015/11/12/santa-teresa-de-jesus-y-el-latin/ 12/11/2015. 441 Sonsoles Sánchez Reyes, “San José de Ávila. La primera fundación” en Salamanca. Revista de Estudios, 59 (2014), pp. 45-64. https://delaruecaalapluma.wordpress.com/2014/12/14/san-jose-de-avila-la-primera-fundacion/ 440 Santa Teresa de Jesús, Libro de su Vida, capítulos xxxii al xxxvi. Cualquier edición sirve para los propósitos de la cita sobre su vida o sus fundaciones. Hubo cuatro biógrafos de Santa Teresa en el siglo xvi: el padre Francisco de Ribera, fray Diego de Yepes, fray Luis de León y Julián de Ávila. Ver, Fidel Fita Colomé, Boletín de la real Academia de la Historia. Vol. 67, 1915. Ver también, Biblioteca Virtual Cervantes, http://www.cervantesvirtual.com/obra/ cuatro-biografos-de-santa-teresa-en-el-siglo-xvi-el-padre-francisco-de-Ribera-fr-diego-de-yepes-fr-luis-de-leon-y-julian-de-avila--0/. Fray Luis de León nunca terminó su intentada biografía de Teresa que se redujo a varios pliegos. Francisco de Ribera, S.J. Vida de Santa Teresa de Jesús, Barcelona: Gustavo Gili, editor, 1908, La biografía de Yepes se publicó en 1614. Ver, Juan de Yepes, Vida, virtudes, y milagros de la bienaventurada virgen Teresa de Jesús, Madre y fundadora de la Nueva Reformación de la Orden de los Descalzos y Descalzas de Nuestra Señora del Carmen. Madrid: D. Manuel Martin, 1776, pp. 231-41. 442 480 481 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López te en la Vida. La santa experimentó tanto arrobamientos, como visiones y explicó su significado para sus monjas y los lectores eclesiásticos.443 El milagro de restituir la vida a su sobrino, fue un incidente recogido por los biógrafos de Santa Teresa. El niño era su sobrino, Gonzalo de Ovalle, hijo de su hermana Juana y Juan de Ovalle, que se encontraban en Ávila, llamados por Santa Teresa para ayudarla en la compra de la casa donde se fundó el convento y en las obras de remodelación. La versión recogida en el Coloquio se ajusta más a la proporcionada por Juan de Yepes, aunque la del jesuita Francisco de Ribera, que es anterior, tiene algunas variaciones dignas de considerarse. Según Ribera, Juan de Ovalle encontró al niño en el umbral de la puerta del convento, sin sentido y yerto. Según Yepes, una pared del convento había caído sobre la criatura, y lo había dejado frío y sin sentido.444 Ambas fuentes concuerdan, en general, en los detalles del accidente, el papel de Teresa en devolverle la vida, y el testimonio de Guiomar de Ulloa, la amiga de Teresa que estuvo presente, y quien tiempo después escribía a fray Luis de León que no le cabía duda de que la resucitación del niño había sido un milagro. Por su parte, Ribera dice: “De donde vino esto, o que fuese, nunca se pudo saber, ni si estaba verdaderamente muerto, más de estar de la manera que he dicho”.445 Este comentario añade una nota de precaución muy comprensible dada la restricción de la Iglesia de admitir milagros a personas no sacralizadas. El autor del Coloquio que nos ocupa hoy ya no podía tener inhibiciones al respecto ya que Santa Teresa fue canonizada el 12 de marzo de 1622. Por otra parte, se toma algunas libertades como la de repre- sentar a Juana de Cepeda encolerizada cuando se dirige a Santa Teresa para pedirle la restitución de la vida a su hijo. También es significativo que Juan de Ovalle desaparece de la obra y esta se hace completamente femenina y quizá más apropiada para un convento de mujeres donde en creaciones de carácter religioso, los únicos varones admisibles eran figuras emblemáticas y sagradas como el Señor, o el diablo, el mundo, etcétera. La escenificación ayuda a mover estas varias partes del coloquio sin mayores tropiezos. Sin requerir las complicaciones escenográficas de las obras de fray Mariano de La Concepción, el autor introduce suficientes acotaciones para asegurarnos que demandaba una puesta en escena con suficiente movimiento. La atención dada a los hábitos de Santa Teresa y sus novicias nos indica cuánta importancia simbólica se le da al traje religioso como evidencia del importante cambio en la observancia. También se maneja el asunto del cuerpo del niño con discreción al describirlo como simple bulto arropado, eliminando la posibilidad de contar con un niño real. Cuando este incidente ocurrió, se dice que Gonzalo Ovalle tenía alrededor de cinco años. El momento transformativo de la oración y resurrección es sencillo. La Santa se cubre con el velo para significar la intimidad y profundidad del momento, aunque para añadir realismo, el autor introduce gemidos y voces de la madre. El elemento sonoro se sacraliza cuando se oye una voz detrás de una cortina –otro elemento escénico– que se refuerza con luces que iluminan la custodia. La conjunción de luz y sonido indicarían el carácter milagroso de la presencia de Dios y serían suficientemente sencillos de montar, pero el autor se toma el trabajo de indicar exactamente cómo se llevaría a cabo el montaje. La economía en la escenificación sugiere la posibilidad de representar la obra sin esfuerzos extraordinarios por la comunidad y también la parquedad que se esperaba de una religión reformada y ajustada a una vida esencialmente austera. Para las carmelitas, esta producción serviría como recordatorio del mensaje fundacional de Santa Teresa para sus monjas. Era necesario reinscribir en la memoria de las religiosas cuáles habían sido los ideales que guiaron a Teresa a hacer sus fundaciones. Pasajes respecto de sus visiones y arrobamientos abundan en sus escritos. Ver, a modo de ejemplos, Vida, Capítul xx, donde explica la diferencia entre visión y arrobamiento. Para otros ejemplos de visiones y comunicaciones, ver los capítulos xxviii, xxxi, xxxvii. En Las moradas, ver, Moradas Sextas, iv, v, viii, xix. 444 Ribera, Vida de Santa Teresa de Jesús, p. 165. 445 Ibid., Ribera terminó su biografía en 1590 y murió en 1591; Yepes, Vida, virtudes, y milagros, pp.205-07. 443 482 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Anónimo. Coloquio a la fundación primitiva de San Joseph de Ávila hecha por nuestra Madre Santa Teresa446 25 Hablan: Madre Santa Teresa, Doña Juana de Cepeda su hermana, Doña Guiomar de Ulloa, viuda, Antonia del Sacramento, María Bautista, monjas -Sale Nuestra Madre Santa Teresa con traje y manto de monja carmelita calzada, tocado y velo de calzadaSanta Teresa Bendito sea Señor Vuestro divino poder Que de bienes ocasiona Vuestro amoroso querer. [¿]Qué grandezas no dispone 5 Vuestro infinito saber[?] Dichosas las criaturas Que merecieron tener Dios de tales propiedades Cuyo divino entender 10 Se ocupa siempre en trazar Misericordias que hacer. Amorosísimo padre [¡]Oh, quién diera conocer Al mundo vuestra bondad 15 Para que supiera ser Agradecido a tal Dios Reconocido a tal bien Porque así os supiera amar Así os supiera temer[!] 20 Habéis mi Dios ordenado, [¿]Quién lo pudiera creer[?] Biblioteca Central inah. Colección Antigua, No. 95, Rollo 123, Número actual 583 y antiguo 123. 446 30 35 40 483 Que por medio tan ruin Como yo, vuelva a su ser Antiguo la más anciana Religión que fundó aquel Cuyo valor, cuyo celo Se conoció solo en él Volviendo por vuestra honra En el reino de Israel Que idólatra a vuestro culto Casi se llegó a perder Y lo que admira (mi Dios) En este portento, es ver Que hazaña tan sin segunda La encomendéis a mujer Que entre todas las mujeres La escoria más baja es Siendo las dificultades Que en caso hay que vencer Imposibles a lo humano Superiores al poder. Bendito sea por siempre Vuestro querer y poder. -Sale Doña Guiomar muy asustada con un bulto que representa un niño difunto en los brazos, en busca de la santa- 45 50 Doña Guiomar Regálese bien con Dios Que yo le aseguro hermana Que su obra y su reforma Nos ha salido a la cara. Atravesaba este niño El único de su hermana Y una viga no sé como Vino a caer desmandada Que quitándole la vida Nos dejó a todas heladas. 484 55 60 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Dese priesa allá con Dios Que remedie esta desgracia Antes que llegue la nueva A la triste doña Juana, Pues tiene cierta su muerte En sabiendo lo que pasa Mire si estamos medrados Con la obra de su casa Y si son buenos principios Con desgracia tan amarga. -Deja el niño en los brazos a la santa que puesta con el de rodillas dice a Dios- 65 70 75 80 85 Santa Teresa Señor Dios omnipotente Supuesto mi Dios que nada Declara tanto quien sois Como el obrar esta hazaña De volver el alma al cuerpo. No miréis a vuestra esclava Mirad mi bien que os importa Volver hoy por vuestra fama Para que le conste al mundo Que la obra comenzada Es hija de vuestro brazo. Vuelva a su cuerpo esta alma Hija soy de aquel profeta Cuya oración alcanzaba Para los cuerpos la vida Que el alma desamparaba Si queréis que resucite. La religión que ya estaba Si muerta en lo primitivo Sin alma en su observancia Resucitad este niño [¡]Ea[!] Mi Dios que ya tarda Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 485 Para vuestra mayor gloria Vuestra inspiración sagrada. -Pega su rostro al del niño y echase el velo de suerte que cubra su rostro y el del niño y quedase, así como en oración callada. Hace adentro ruido de llanto. Oyense gemidos y sale muy apresurada llorando Doña Juana, de seglar con el pañuelo en las manos clavijadas (enclavijadas) diciendo- Doña Juana Ay prenda de mis afectos Ay fruto de mis entrañas 90 Ay lumbre de aquestos ojos [¿]Qué es del hijo de mi alma? Y así acabaron mis gustos [¿]Quién me sacó de mi casa 95 Para que vieran mis ojos En una tantas desgracias? Nunca se hiciera tal obra Nunca se hiciera la casa 100 Que convento o que quimera. -Acercase como rabiosa a la Santa y dice:- Vuélvame mi hijo hermana [ahora?] -Levanta la Santa el velo y con mucho sosiego como si no hubiera habido nada, dale el niño resucitado diciendo:- Santa Teresa Vaya tome allá su hijo [¿]Han visto las alharacas? [¿]Quién le ha dicho que está muerto? 105 Doña Guiomar En verdad que ya lo estaba Este milagro ha sido Aunque lo encubra la santa. 486 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Juana Hijo mío y de mi vida [¿]Hay hermosura tan rara? ¿Quién me dijo que era muerto? 110 -Hácele muchas caricias- [¿]Y de qué se espanta hermana Si me llegan a decir Que me le mató una tapia? 115 120 Santa Teresa Otra vez no culpe a Dios Ni a sus obras ni a su casa Que el asistir a esta obra Tiene bienes que no alcanza A saber su entendimiento Tenga en Dios más confianza. Doña Guiomar -aparta a- Doña Juana Lleve su hijo allá dentro Que no dudo que su hermana Se lo ha resucitado Porque el niño muerto estaba 125 Doña Juana Así lo tengo entendido Los oficiales me llaman. -Vase- Santa Teresa Vaya cuidar de la obra Señora desconfiada. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 487 Doña Guiomar No esta malo el disimulo La maravilla está clara. 130 Santa Teresa Pues ve que es obra de Dios Calle, porque no le agrada Que publiquemos sus obras Hasta haber dado gracias. -Vase135 140 Doña Guiomar Yo lo vi; yo soy testigo Y aunque su humildad lo calle Tiempo vendrá en que lo cante Toda la iglesia sagrada En principio de reforma Que diremos de esta casa Donde Dios en sus principios Pone milagros por cata. - Vase-Salen Antonia del Sacramento y María Bautista, monjas calzadas con hábito y tocado de tales- María Bautista Digo Antonia que yo iré Contigo y las compañeras A esa su nueva reforma 145 Si me queréis para lega. Antonia [¿]Por qué no para corista Como ahora lo profesas? María Ay, amiga, que es gran cosa 150 Cuidando solo las cuentas 488 155 160 165 170 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Del rosario en los maitines Cuando las coristas rezan En sus breviarios, sin que Aun ellas mismas se entiendan Sin cuidado así falte Si la superiora enmienda, Si me tengo de postrar, Si voy despacio o aprisa. Las legas con su horario Sin que nadie las atienda Dan allá sus cabezadas Cuando el sueño las aprieta Y tal vez todas las Laudes Con gran quietud se las llevan En oración de quietud Durmiendo entre cuenta y cuenta. No pienses que es lo peor Si las hacen cocineras Que el olor de los guisados Y más si llegan a prueba Fortalece el corazón. Linda vida es la de lega. Antonia Por lo que tiene de humilde El estado que tú apruebas Tienes buen gusto María 175 Pero no en el fin que llevas. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Que no hay para cuatro días Vida con tanta tarea. 185 María Hermana, ¿no ha ido decir 190 A los curas de su tierra Muera Marta y muera harta? Y de la gallina clueca Que viva con su pepita. Pues hasta que Dios lo quiera. 195 Ya no me quiero morir Porque en estando yo muerta Ni hay quien se acuerde de mí Ni quien de mi tenga cuenta. Yo mientras vivo la tengo 200 Y sepa hermana que mientras Como y duermo con descanso Que vivo es cosa muy cierta. ¿Quién me mete a mí en matarme Si puedo vivir contenta? 205 María [¡]Ay Antonia! Que el descanso Es el fin que nos gobierna Si descansamos con Dios 180 Las coristas y las legas Sea con menos trabajo Y durará más la tela Antonia Pues hermana. [¿]A qué venimos… Sino a morir en la vida De los trabajos dichosos Que una eternidad esperan? Antonia -Aparte- Ella es sencilla en extremo Con esto tiene encubierta Su virtud y su oración Oh, [ ¿]quién fuera como ella? [!Ea!], hermana, vamos, vamos 489 490 210 215 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Que las coristas y legas En esta nueva reforma Hemos de ser cocineras Con igualdad al trabajo Hortelanas y porteras. María Pues vamos y Dios con todas Pues su Majestad nos lleva. -Vase-Sale la santa con hábito y velo de reforma como hoy lo usan las descalzas- Santa Teresa Ya mi Dios está en mundo De la reforma la forma Este es el traje de que vos 220 Quieres que vuestras Esposas Traigan hasta en el tocado. [¡]Oh providencia amorosa! Habéis sido mi maestro Que hasta en esto no perdona 225 El celo, divino bien Con que atendéis a la Esposa Porque la queréis tan fina Que si otro es el que la toca O no es el tocado vuestro 230 No la miráis como a Esposa. Sea mi bien en hora buena (Mi bien) y nunca sea otra La mano que nos gobierne Aún en materia tan poca, 235 Pues desde el primer pensar Hasta la última obra Se ha conocido muy bien Vuestra mano poderosa. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 240 245 250 255 260 265 491 Y queréis esposo divino Que en toda España y en Roma Las dificultades grandes Oposiciones ruidosas Imposibles como montes Por nuestro amparo conozcan. Quién pudiera conseguir Tan deseada reforma Tan intentada de tantos Como dicen las historias. Doctos santos alentados No alcanzaron lo que hoy gozan En esta pobre chocita Doce pobrecitas solas. Bien el aliento divino Su resolución pregona Si es esto como lo digo [¿]Qué discurso me congoja? [¿]No es Dios quien me lo ha dictado[?] La casa veo que es corta Más, ¿si acaso no hice bien En haber puesto custodia? Más si hay algunos herejes En ciudad tan populosa Y hacen algún desacato Viendo en clausura tan poca El divino sacramento? En todo he sido una tonta Pero [¿]qué pude hacer yo Sino acciones tan de loca? -Ha de haber en la pieza una custodia sin hostia con sus rayos detrás de una cortina con su altar y luces que al decir esto la santa se correrá la cortina y aparecerán las luces y detrás de la custodia se oirá una voz que diga- 270 No temas hijas yo soy Quien tus acciones gobierno 492 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Jamás podrá contrastarte La máquina del infierno. Santa Teresa ¡Oh, querido esposo mío! ¡Oh luz y bien de las almas! 275 Como a quien en ti confía Nunca Señor desamparas. -Quédase arrobada la santa y salen Antonia y María ya de descalzas como que no han visto a la santa que quedara arrobada hacia un lado, y dicen:- Antonia Ya bendito sea Dios María, somos descalzas Qué lindo traje que es este 280 [¿]No está muy contenta, hermana[?] Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 295 De estas que andan engañando Pidiendo de casa en casa. Antonia ¿Quieres parecerte bien? Pues un espejo está en casa Donde te verás muy linda Desde la toca a las faldas. 300 María Pues[¿]a dónde está este espejo? -Habrá un santo crucifijo- Antonia Este esposo de mi alma Que por ponerla muy linda -Enséñale el Santo Cristo- María Sí, pero estoy rabicorta Mirase hacia los calzados Parecemos santularias De las que piden limosnas 285 Allá por semana santa. Antonia ¿Hay sencillez como esta? Pues si somos ermitañas No habemos de andar humildes Hemos de arrastrar las faldas. 290 No somos monjas Señoras Somos monjas reformadas. María Pues mira luego el tocado Que parecemos beatas 305 Permitió que le asearan Siendo la misma hermosura Por ser espejo a las almas Que tratan de perfección Donde todas se miraran Condenando la hermosura Perecedera y profana. María Tienes razón, ya soy linda 310 Más eso de orar hermana No lo entiendo (si es mental) Que si mi alma no parla Me muero de [melancolía] Las tripas se me devanan 315 En pensando he de callar Y parece que me llaman Con campanilla a dormir 493 494 320 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Cuando a la oración me llaman Coma yo y duerma muy bien Y seré linda descalza. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 340 -Santiguase muchas veces- Miran a la santa y quedan espantadas María Ay Antonia [¿]qué es aquesto? Antonia Que se ha quedado arrobada Nuestra Madre en la oración. María Jesús, que esta desmayada 325 [¡]Guarda Pablo ¡ Esto es arrobo. Bien en mis treces estaba Esto es tener oración Mis cuentecitas me bastan Dios me libre Santantón [San Antón]. 330 Antonia Bien se echa de ver hermana Su sencillez, pues ahora Está gozando aquella alma Los abrazos de su esposo Entre angélicas escuadras. -Vuelve la Santa- 335 Santa Teresa Ay, dulce Jesús Ay, esposo de mi alma Parece de la otra vida Parece muerto que habla Guarda fuera Dios me libre. Santa Teresa Conviene disimular Que me han visto las hermanas (aparte) Hijas mías,[¿] a qué entraron [?] 345 Estaba un poco cansada Y casi ya me dormía Díganme de que trataban Antonia -Aparte350 No está malo el disimulo. Madre, la hermana Bautista. María Pide por amor de Dios El estado de leguita Y para servir a Dios Que le den la cocinita 355 Para que haga de comer A las hermanas coristas Licencia para almorzar En algunas mañanitas Que de esta suerte pasar 360 En aquesta pobre vida Sin cuidados de maitines Y tomar agua bendita. -Asustase María- María Ay Antonia [¿]qué es aquesto[?] Parece que es la fantasma Santa Teresa Hermana, en aquesta casa No ha de haber grandes y chicas 365 Iguales hemos de ser 495 496 370 375 380 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Para el coro y la cocina Si es portera de una puerta La virgen Santa María Y San Joseph de la otra Que por su piedad se humillan. Porque anda entre nosotras Jesús bondad infinita [¿]Cómo ha de haber diferencia[?] La mayor es la chiquita En tal casa no ha de haber Ni nombrarse mayorías. Si salvarse y agradar A Dios desea mi hija Solo trate de oración Que esa le será la guía Para alcanzar sin peligro La eternidad y su dicha. Antonia Dios nos la conceda, amen Que fuera grande desdicha 385 Descalzarnos en reforma Y pretender mayorías. María Pues si pretendo ser lega Puedo hacerme más chiquita Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 395 400 Teresa Si, hija Maríapues cuando a mi Me quepa yo haré mis migas Que duren hasta que vuelvan De cocinera mis días. Teresa Muy sencilla es esta hermana. Antonia Es por extremo sencilla. Teresa No las quiero bachilleras Que en almas muy resabidas No asienta bien el espíritu 405 Y el trato de Dios peligra. [¿]No estás muy contenta Antonia De vernos ya recoletas En aqueste paraíso Como mi Dios lo apellida? 410 Santa Teresa Ahora falta que sea 390 Muy obediente y rendida Y no quiera más de aquello Que quiere quien la encamina. 415 Bautista De suerte madre que a todas Hemos de hacer la cocina. 420 Antonia [¿]Quién madre no está con gusto Viendo tantas maravillas Y los caminos tan raros Por donde Dios encamina Las cosas que su servicio Y nuestro provecho mira? Sea bendita por siempre Su eterna sabiduría Que hazaña tan si segunda A pesar de la malicia Ha conseguido sin fin En su eterna gloria viva. 497 498 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Teresa Ya Señor la religión De vuestra madre bendita Ve renovada la iglesia 425 Con tanto verdor florida Y después de tantos siglos Su observancia primitiva Resucitada la muerta Y recién nacida la antigua. 430 Llevad mi Dios hasta el fin Vuestra obra peregrina Porque sin fin os alaben Todos vuestros carmelitas. María Y mi Dios no os olvidéis 435 De María la Bautista Que por lega o por corista A vuestra gloria llevéis De trabajos la librad Por lo que tenéis de manso 440 Como yo tenga descanso No quiero más libertad. Dicen que allá no hay breviario Para haberos de alabar Vámonos a descansar 445 Donde no hay calendario Y adonde durmamos siempre Por siempre jamás. Amén Etiam omnia hic cedam in Laude Dei Omnipotentis suaeque Sanctisimae Matris447 447 Todo lo que deseo es en honor de Dios Omnipotente y su Santísima Madre. Agradecemos a Francisco Morales ofm la corrección de los errores en la cita latina del original. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 499 2.1.d. La celebridad de los Santos Patronos448 La celebración del cumpleaños de una priora no fue un acto extraño para los claustros femeninos. María Carmen Alarcón Román ha estudiado la celebración de los días de la abadesa del convento de Santa Inés de Sevilla.449 A pesar de la existencia de obras teatrales dedicadas a fines litúrgicos en los conventos femeninos novohispanos, hasta ahora no se conocía ninguna dedicada específicamente a la celebración del día onomástico o de nacimiento de la abadesa de un convento. El Coloquio que aquí se presenta propone dos festejos: una nueva prelacía y el cumpleaños de la madre Catarina, la nueva presidenta de un convento del Orden del Carmen. Este coloquio es de fecha tardía, 1815, lo que sugiere que la tradición teatral se mantuvo vigente hasta las postrimerías del virreinato. El título de esta obra propone dos festejos: una nueva prelacía y el cumpleaños de la madre Catarina, la nueva presidenta.450 El Coloquio presenta un problema en cuanto a la identificación de la superiora en cuestión. El convento denominado de “Santa Teresa de Jesús” pudo ser el de San José de México. De inah, Colección Antigua, Número 523; Número Antiguo 280, Rollo 123. M. Carmen Alarcón Román, “El cumpleaños de la abadesa: Una loa de Alonso Martín Brahones en el convento de Santa Inés de Sevilla (1671)” en Teatro: Revista de Estudios Culturales/A Journal of Cultural Studies, 19 (2003), pp. 107-34. Santa Inés era un convento de franciscanas clarisas. Aunque la obra estudiada lleva el nombre de “Loa” era, en realidad, muy parecida a un coloquio, nomenclatura más común en Nueva España. Para México, ver, Coloquio joco-serio dividido en tres jornadas que se hizo a pedimento de la M.R.M. subpriora del Convento de Santa Teresa la Antigua para celebrar los días de la M.R.M. sor Ana Josefa, dignísima priora de dho. Convento. Año de 1797. México: inah, Biblioteca Central, Colección Antigua, No. 523. Número antiguo 280, Rollo 123. Ha sido publicado por María Sten y Raquel Gutiérrez Estupiñán en No solo de ayuno y oraciones…, pp. 97-134. Con este antecedente, es posible suponer que la tradición de celebrar los cumpleaños de la priora en ese convento seguía vigente en 1815. 450 Entre las religiosas carmelitas es costumbre referirse a las prioras también como superioras o “presidentas”, dada su función de presidir los capítulos de su comunidad. 448 449 500 501 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López acuerdo con el listado de religiosas de Manuel Ramos Medina, no hay ninguna monja con el nombre de Catalina de Jesús. Sí se encuentra la madre Catarina de Santa Inés, que profesó en 1785, y que para 1815 hubiera podido ser la priora.451 Por otra parte, si se tratara del convento conocido como Santa Teresa la Nueva, la lista de posibles presidentas en ese año ofrecida por Ramos Medina no ofrece sus nombres de claustro. Tampoco se localizó a ninguna superiora con ese nombre en los listados de carmelitas de Puebla manejados en los libros de fundaciones de los conventos de Santa Teresa y La Soledad.452 Obviamente estamos ante un problema que requiere más investigación y la certeza depende de conocer los libros de profesiones de los conventos de carmelitas descalzas de otras ciudades novohispanas. Por el momento, nos remitimos al reconocimiento del valor literario e histórico de esta composición. Esta representación demandaba la reunión de la comunidad en un espacio apropiado para su declamación por seis personajes. En las acotaciones se especifica que los personajes podrán ir vestidos “según las virtudes que representan, o con sus trajes naturales de monjas que es también traje natural”. Se asume que, si se usaban vestimentas teatrales, estas seguirían coloridos o vestuarios simbólicos. Su autoría es desconocida, pero los abundantes elogios a los santos carmelitas hacen presumir que el autor perteneció a esta orden o que era persona devota de ésta, y dadas las características de la obra, letrada. En consonancia con el carácter festivo de la ocasión, se introduce un personaje poco común en otras obras conventuales, la Alegría. Se trata de una joven vestida de blanco, indicación de su inocencia, coronada con guirnaldas de flores y con una sonaja que utiliza para acompañar lo que se describe como bailes, aunque no se trata de una danza formal dado que se alude a saltos y brincos.453 La alegría es un elemento afectivo que, aunque subyacente en las composiciones dedicadas a ocasiones festivas, como la profesión de una monja, es difícil de encontrar como “personaje” en el teatro claustral femenino. La irrupción de un comportamiento inusitado en un claustro es inicialmente atajada por los emblemáticos personajes Devoción y Humildad, que le advierten que su comportamiento escandaliza y distrae a una comunidad acostumbrada al silencio. Saltar y brincar no se entienden como una forma de baile, sino como una expresión desenfrenada de felicidad que carece de pulimiento y no se adhiere a regla alguna. Por eso, Alegría recibe inmediatamente la reprensión de tres virtudes religiosas que arguyen que perturba el silencio del convento, distrae con sus exhortaciones, profana el decoro y mancilla la modestia. Son expresiones duras. El decoro, entendido como honor y respeto a las condiciones de ser esposa de Cristo, y probado con una conducta de discreción y urbanidad, ha sido hollado por una conducta ajena a éstas. Mancillar es deslustrar y afear, y la modestia era una virtud que temperaba el comportamiento externo de toda mujer, en particular el de las religiosas. La respuesta de Alegría es todo un desafío a las razones de Humildad y Devoción y una apología de sí misma. Acallando a sus interlocutoras, Alegría tilda las recriminaciones de Humildad y Modestia de “escrúpulos tontos,” arguyendo que Dios no prohíbe la alegría, ni le agrada ver a sus esposas “mustias y afligidas”. Dios no es Manuel Ramos Medina, Nuria Salazar Simarro, N.V. Madre Inés de la Cruz, José de Jesús Orozco, OCD, María de Cristo Méndez, OCD, María Concepción Amerlinck de Corsi, Monasterio de Carmelitas Descalzas de San José, 1616-2016. Conmemoración Histórica del iv Centenario de la Fundación, México: Multigráfica Publicitaria, S.A. de C.V. 2016, p. 203. Ver también, Manuel Ramos Medina, Místicas y descalzas. Fundaciones femeninas carmelitas en la Nueva España. México: Condumex, 1997. 452 Al respecto puede verse ese listado en Rosalva Loreto López, edit. Una empresa Divina, las hijas de Santa Teresa de Jesús en América, 1604-2004. México: udla-Puebla, 2004, pp. 161-163. 451 En algunos pasajes bíblicos el blanco representa el color de la alegría. Ver, Félix Torres Amat, La Sagrada Biblia. Traducida de la Vulgata latina al español. Madrid: Imprenta de D Miguel de Burgos, 1834. Vol. ii, Eclesiastés, 9: 8, 285, nota 2. 453 502 503 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López un tirano, sino un ser de amor que dispensa bondad a quienes lo aman. Su discurso no es totalmente iconoclasta, ya que Dios desea a sus hijas con las virtudes claustrales de humildad, arrepentimiento y docilidad en las profesas. La Alegría, sin embargo, no aprueba la tristeza porque “en el cielo no hay tristeza”. Modestia parece convencida, pero tilda a Alegría de “bachillera y ladina”, términos de desconfianza aplicados a las mujeres con demasiado saber, sugiriendo que sus razonamientos son ajenos al claustro. La alegría es “andariega en estos claustros” y pide se explique. Con ayuda de la Música, Alegría explica que el motivo de júbilo es el “cumpleaños venturoso” de la madre Catalina. Su “baile” introduciría un elemento jocoso, pero también expresaba un estado emocional. Este personaje introduce un discurso de crítica e, incluso, de rebeldía contra la observancia del silencio, la modestia y el “decoro” de la comunidad carmelita. Alegría argumenta que la bondad de Dios comprende la expresión de júbilo. Salomón insta a servir al Señor con alegría. La alegría a que convida es “santa” en quienes le sirven. Es una verdad que la Biblia y la Iglesia aprueban. De hecho, se atreve a calificar de “mojigatas” a quienes desean parecer tristes con “falsa hipocresía”. Este desafío abierto y, aun, audaz, es aceptado hasta cierto punto por la Modestia, la virtud encargada de velar por el comportamiento y la observancia carmelita. Voluntad, en representación de la comunidad, opina que es de justicia celebrar la ejemplaridad de la priora por sus virtudes. Parecería que la Alegría hubiera ganado la aceptación voluntaria de las virtudes de la vida religiosa, cuando todas acuerdan que es digno y justo celebrar el cumpleaños de la priora. Hasta aquí, la celebración sugerida por Alegría hubiera sido simplemente una expresión de respeto y admiración, pero la Humildad interviene para introducir un discurso alternativo que juzga está más a tono con el carácter de la prelada y con la palabra de Dios, también recogida en la Biblia. Humildad recuerda que una persona en religión está limitada por la humildad propia de su condición a no revelar sus virtudes. También recuerda a la comunidad que la Biblia previene no se alabe a ninguno durante su vida. Yerra Ale- gría al creer que la priora se alegraría de ser encomiada. Entonces Devoción ofrece una solución para el problema de rendirle justo tributo a la mencionada superiora: los elogios deben dirigirse a la Virgen María y a los santos patronos de la orden del Carmelo como San José, Santa Teresa, San Juan de la Cruz y Santa Catalina, cuyo nombre lleva la priora. La sugestión es bien recibida y cada uno de los personajes escoge una advocación para la alabanza y es mediante ellas que se exaltan las virtudes de la priora, quien, se espera, reciba la protección de los santos como sus parabienes. Humildad elogia a María y le pide asistencia a sus hijas y la alabanza de la prelada en el cielo. Voluntad elogia a San José y ruega por su consuelo y protección para las carmelitas y asistencia para la prelada en su hora final. Modestia invoca a Santa Teresa, de quienes son hijas y ruega sea su directora y obsequie a la prelada del monasterio con una “saeta del Amor Divino.” Devoción se dirige a San Juan de la Cruz, compañero de Teresa en la reforma del Carmelo, y le pide que todas puedan verlo en el cielo. Alegría invoca a Santa Catalina mártir y le pide proteja a la prelada que es muy devota suya. Los cuatro personajes repiten otros deseos en forma más sucinta, y al dirigirse a la prelada le piden admitan sus deseos de felicidad en su día, terminando todas con festivas “vivas” para la priora De un modo no muy sutil, el Coloquio nos remite a un aspecto de la tradición teresiana de recreación compatible con la vida reformada de sus religiosas. Es bien conocido que Teresa de Jesús apoyaba el uso de cantos de coplas sencillas y sentimientos de regocijo expresados corporalmente con palmadas, sin música, pero llevando el compás y que gustaba se expresara la alegría de esta forma, sobre todo, en el día de los santos de su devoción, o en ocasiones de recreación. Ella misma cantaba y danzaba en ocasiones para expresar su fervor.454 Por ejemplo, en los Avisos a sus religiosas escribió: “Andar alegres sirviendo en lo que les mandan.” En su Vida recomendó a las religiosas que Vicente de la Fuente, Escritos de Santa Teresa, Biblioteca de Autores Españoles, Tomo liii, Madrid: M. Rivadeneyra, Editor, 1877, pp. 501-518. 454 504 505 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López “procuren a los principios andar con alegría y libertad…Mas hay muchas cosas adonde se sufre … tomar recreación aún para tornar a la oración más fuertes.”455 Por otra parte, las Reglas establecían el silencio a horas determinadas y en lugares y tiempos previstos, como en el refectorio, en la sala de labor, en el coro y en los dormitorios, y después de Completas y hasta la segunda señal de Primas, horas canónicas de rezo. En los conventos carmelitas se guardarían los consejos de sus constituciones, que recomendaban que “en el mucho hablar no faltara pecado” y el que “usa de muchas palabas daña su alma”.456 La vida claustral estaba estrictamente regulada y la alegría, como forma de expresión, no figura en ningún manual o regla. En este coloquio se critica explícitamente el concepto tan barroco de aspereza y disciplina que se percibe en los escritos de religiosas de los siglos xvii y xviii, en los que prevalece la abstinencia, el desconsuelo y la negación de felicidad personal.457 Alegría refleja una posición nueva, aunque tiene sus fundamentos en similarmente clásicos sentimientos de euforia ante la grandeza de Dios y la paz espiritual que su presencia infunde en sus almas escogidas. Es significativo cómo es que el personaje Devoción encuentra la solución del conflicto entre rendir homenaje a la priora y expresar alegría sin ofender sus virtudes personales y aún menos la observancia del Carmelo. La devoción es la virtud que hace la alegría aceptable e, incluso, deseable, pero sujeta las restricciones de humildad, decoro y respeto a las reglas. Sólo la devoción puede guiar el festejo y elevarlo a un plano sagrado que estaría más de acuerdo con el carisma de las hijas de Teresa. El viraje del argumento se hace con elegancia y naturalidad, y sirvió para ratificar el valor espiritual de la fiesta. La alegría era factible en un ámbito donde se tenía el silencio y la estrecha observancia como norte de sus moradoras. A pesar de su crítica a la opacidad afectiva del claustro, Alegría comprende los argumentos esgrimidos y sigue la ruta sugerida por Devoción. Para aplaudir a una prelada la mejor vía era el elogio de sus devociones personales que son las devociones de sus santos patronos. La lección moral no podía ser más obvia y la energía de la Alegría se reorienta hacia objetivos más espirituales, muchos de los cuales ya han sido aprobados de antemano cuando había admitido que Dios quiere a sus esposas virtuosas, santas, humildes, dóciles y arrepentidas. En suma, el desafío a ciertas normas lleva a la más sosegada admisión que la recreación y la alegría no están reñidas con los objetivos de la vida conventual. Así queda resuelto el problema de hacer compatible el elogio personal y las ocasiones de fiestas celebratorias con las virtudes apropiadas de una religiosa. La intercesión a la protección, inspiración y clemencia a la hora de la muerte confieren a esta pieza teatral otro apropiado mensaje edificante. Es plausible interpretar esta composición como un atentado de renovación de la espiritualidad de finales del virreinato, en contraposición a las asperezas elogiadas en el siglo xvii. Como en otros coloquios, se introduce la música, elemento que apoya, en este caso, el regocijo que se espera en el claustro en ocasiones especiales. Aparece muy brevemente para dar a conocer el significado del día, y no reaparece en ningún otro 455 Teresa de Jesús, Camino de Perfección, Capítulo xviii, No 3; Vida, Cap. xiii, No. 1. Estas citas están tomadas de, Obras de la gloriosa madre Sta. Teresa de Jesús, Madrid: Imprenta del Mercurio por Joseph de Orga, 1752, tomo i, 86, 474. Respecto de las obras de Santa Teresa es recomendable referirse al capítulo y número del párrafo de modo que se puedan encontrar en cualquier impresión de sus obras. 456 Regla y Constituciones de las Religiosas Carmelitas Descalzas del convento de nuestra Señora de la Natividad y S. Joseph. Madrid: Imprenta de Domingo Morras, 1662, 321-23. Manual de las religiosas Carmelitas Descalzas. Madrid: Bernardo de Villa-Diego, 1687. 457 Ver, Asunción Lavrin, “La escritura desde un mundo oculto: espiritualidad y anonimidad en el convento de San Juan de la Penitencia” en Estudios de Historia Novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México (unam), Vol. 22, (2000), pp. 49-75; “La vida femenina como experiencia religiosa: Biografía y hagiografía en Hispanoamérica colonial” en Colonial Latin American Review 3-4 (1993), pp. 27-52.; ”Sor María de Jesús Felipa: un diario espiritual de mediados del siglo xviii (1758)” en Asunción Lavrin y Rosalva Loreto L. eds. Monjas y Beatas: La escritura femenina en la espiritualidad barroca novohispana. Siglos xvii y xviii (México: Archivo General de la Nación/Universidad de las Américas, Puebla, 2002), pp.111-160. 506 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix momento. El autor no hizo acotaciones algunas en cuanto a instrumentos, voces, o escenificación, excepto sus comentarios al traje que podían llevar las monjas. Obviamente, no hubo movimiento escénico alguno en este coloquio ni tampoco necesidad de ningún aparato mecánico. Sin embargo, el diálogo es ágil y confiere un movimiento interno a la composición que revela una buena pluma teatral. Una vez que comienzan los elogios de las virtudes de los santos patronos, la versificación se hace más majestuosa con versos dodecasílabos, y el tono se solemniza en las más tradicionales expresiones de respeto hacia los santos y la Virgen María. Cronológicamente, esta representación podría cerrar un ciclo de expresiones teatrales para la celebración de actividades cotidianas durante el periodo virreinal. Queda por resolver si esta tradición se continuó durante el siglo xix tras la independencia de México. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Ale[gría] Déjenme que salte y brinque y celebre nuestra dicha supuesto que nada menos soy que la misma alegría. Humil[dad] Sosiégate. 5 Alegría Yo no quiero. Modes[tia] Reportate. Aleg[ría] ¡Qué porfía! Anónimo. Coloquio en celebridad de los Santos Patronos de la orden Carmelita, que se reduce a pedir a Dios ilumine y de acierto en su nueva Prelacía a la Reverenda Madre Priora del convento de Santa Teresa de Jesús, la Madre Catalina de Jesús, celebrado en dicho convento el día de su Santo de la expresada Prelada a 25 de noviembre de 1815458 Personas actoras: La Alegría, La Modestia, La Humildad, La Devoción, La Voluntad -Sale Alegría vestida de blanco con una guirnalda de flores en la cabeza y una sonajita en la mano, saltando y bailando y las otras cuatro deteniéndola. Esta cuatro o vestidas de alegoría, según las virtudes que representan, o con sus trajes de monjas que es también traje natural.- 458 Biblioteca Central del inah, Colección Antigua Ms. Número 523. Rollo 123. Devoc[ión] Estáte. Ale[gría] ¡Jesús, que necias! 10 Si es porque tenéis envidia de mi gusto, saltad todas que ninguno hay que lo impida. Todas No es por eso. Alegr[ía] ¿Pues por qué? 15 Devoc[ión] Por qué nos escandalizas con esos brincos y saltos, 507 508 20 25 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix y la Comunidad misma no podrá menos, tal vez, que mostrarse resentida de esas locuras[.] ¿No ves que tú con todas tus tingas interrumpes el silencio que en este convento habita? Su decoro lo profanas, su modestia la mancillas, siendo causa de que todas se distraigan con tus risas? Aleg[ría] Vamos, calla, calla. 30 No prosigas, no prosigas, con escrúpulos tan tontos que huelen a monerías. ¿Piensas, tú, que aquí servimos a alguna deidad mezquina 35 que como esclavas nos trata o como a unas malas hijas? ¿Crees, por ventura, que Dios la alegría santa prohíba? ¿Piensas, tu, que su bondad 40 es melindrosa ni esquiva? ¿Crees que se agrade de vernos siempre mustias y afligidas? ¿O crees, por fin, que este Dios tan bondadoso nos mira 45 con un ceño de tirano o de un cruel amo? Imagina que cuando, tu [¿?], tal pensares459 u otra de la comitiva su misma bondad ultraja, 50 459 La grafía es confusa. Puede ser “ni” tal pensares. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 55 60 65 70 75 80 460 su afabilidad irrita; porque Dios, este gran Dios que las culpas abomina a los que le aman dispensa innumerables caricias. Todo él es bondad, amor, virtud, cariño, delicia para las almas que lo aman como suyas y escogidas. No las quiere tristes, no[.] Las quiere si, compungidas[,] virtuosas, santas, humildes, dóciles, arrepentidas; pero no tristes; no, no[.] Si él es la misma alegría; si con su vista deleita; si todo alegra su vista[;] si con su aspecto los cielos se gozan y regocijan[.] Si en el Cielo no hay tristeza; antes una cruel harpía es el fruto de la culpa y es la pena de ella misma; y, por último, si Dios hecho hombre nos testifica esta verdad, cuando dice allá en la Sagrada Biblia: No queráis parecer tristes Con la falsa hipocresía[.]460 Y el Santo Profeta Rey nos dijo con frase digna que Dios ama a las alegres no a las almas entumidas, y a este júbilo ordenado Subrayado en el original. 509 510 85 90 95 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix claramente nos convida cuando nos dice: servid al Señor con alegría,461 cuyo eco la Iglesia Santa repite todos los días.462 Baste esto, porque entendáis que yo soy santa alegría y por eso aquí jamás he de ser cosa prohibida; y así dejadme saltar todo cuanto dure el día. Mod[estia] Ya que nos has convencido, explícanos el enigma de verte hoy entre nosotras tan bachillera y ladina, 100 Pues es enigma sin duda advertir a la alegría andariega en estos claustros sin saber a lo que aspira. Aleg[ría] Muy bien. Eso lo diré, 105 Si me dais palabra, amigas, de ayudarme a festejar al objeto de mi misma. Todas Si, te damos, si te damos. Aleg[ría] ¿No es mentira? 461 462 Subrayado en el texto. Salmo 100: 2. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Todas No es mentira. 110 Aleg[ría] Pues escuchad; pero no, que la música la diga. Música. Hoy celebra este convento con júbilo y alegría el cumpleaños venturoso 115 de la Madre Catarina. Aleg[ría] [¿]Habéis oído lo que dijo esa música divina? Tod[as] Si[,] hemos oído. Aleg[ría] 120 Pues decid, que me gusta se repita. Humil[dad] Que hoy celebra este convento. Modest[ia] Con júbilo y alegría[.] Devoc[ión] El cumpleaños venturoso[.] Volun[tad] De la madre Catarina. 125 511 512 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Aleg[ría] Pues ya veis cual es la causa que nuestro gozo hoy excita: Justa y honesta, pues solo felicitar determina 130 el cumpleaños venturoso de la madre Catarina. Volun[tad] Es muy justo, no hay q[u]e hacer. Humi[ldad] La gratitud nos obliga. Dev[oción] El amor lo recomienda. Mod[estia] 135 La voluntad nos lo dicta. Aleg[ría] Pues supuesto lo conocen, queridas amigas mías, y me han dado la palabra de cooperar a la activa 140 voluntad con que deseo como amante agradecida de nuestra amable prelada felicitarla su día; tiempo es ya de que cumpláis la palabra prometida. 145 Volun[tad] A mí, que la voluntad de esta comunidad pía represento, me parece Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López que conviene de justicia hablar por ella. Alegr[ía] Es así[.] Y pues todas entendidas están en que lo que quieras eso querrán ellas mismas, [¡]Di! 155 Volun[tad] [¿]Qué tengo que decir? Sino que es cosa muy digna celebrar de la Prelada sus virtudes conocidas 160 con que a todas nos enseña, nos instruye y edifica. [¿]Pues a quien no admirará su observancia tan prolija a las reglas y estatutos 165 de este claustro? ¿A q[uié]n no hechiza su modestia, su humildad su devoción …? Humild[ad] No prosigas, que aquí estamos todas tres, 170 y en verdad que nos fastidia escuchar tantos elogios como tu voz la prodiga; pues [,] aunque en la realidad nuestra Madre Catarina posee estas y otras virtudes 175 ya morales, ya divinas, a mí que soy su humildad no me ha gustado, Alegría, 513 514 180 185 190 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix que a quien me tiene en su pecho lo celebren a mi vista. Fuera de esto, el mismo Dios dice en la sagrada Biblia que[:] no se alabe a ninguno[;] esto es, durante su vida.463 Con que así, yo te agradezco, honesta y santa Alegría, tu intención; pero mejor será que su loa omitas; pues su modestia, sin duda, debe darse por sentida de tus aplausos. [¿]Qué dices, Modestia, saldré fallida en mi juicio? Modes[tia] 195 Es muy prudente, y su Reverencia misma no piensa de otra manera. Aleg[ría] Bien se yo de Catarina su prudencia y humildad; 200 muy bien sé que se fastidia de escuchar de nuestra boca su alabanza, aunque tan digna es de que se le tribute por su virtud; pero digan: 205 hoy es el día de su santo, es ceremonia precisa obsequiarla y yo no sé ni mi júbilo me dicta 463 Subrayado en el original. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 210 otro modo que alabar sus prendas tan exquisitas. Humil[dad] Pues si así lo haces, lo yerras, y antes cree que la darían un disgusto que un obsequio tus alabanzas prolijas. Aleg[ría] Pues [¿]Qué haremos? 215 Humild[ad] Yo no s[é]. Aleg[ría] ¿Y tú, Modestia? Modest[ia] En la misma incertidumbre me tienes. Aleg[ría] Pues que su devoción diga 220 cuál puede ser el obsequio’ que le agrade a Catarina. Dev[oción] Si diré, si me permiten poder hablar este día. Todas Eso es lo que pretendemos. Devo[ción] 225 Pues bien, si vuestras caricias se dirigen a obsequiar 515 516 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix a esta monja peregrina, cooperad a mis ideas, y se dará por servida. Aleg[ría] 230 Como sea así, no dilates decirnos lo que imaginas. Devoc[ión] Pues es, que vuestros elogios solamente se dirijan al imán de sus cariños, 235 al centro de sus delicias. Es decir, a nuestra Madre la siempre Virgen María como Augusta Protectora de la orden Carmelita. 240 A nuestra madre Teresa que a las reglas más estrictas la redujo. Al envidiable Juan de la Cruz que edifica la fábrica del Señor 245 con su virtud peregrina. Al santo José Patriarca y esposo de aquella niña siempre pura, Virgen Santa, trono, mansión y delicia 250 de la Deidad soberana en su Trinidad divina. Finalmente, a su Patrona a la ínclita Catarina confusión de los infieles 255 y modelo de fe viva. Si todos vuestros elogios dirigís a estas benditas memorias, yo os aseguro Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 260 que os escuchará tranquila[,] gustosa, alegre, contenta y aún se dará las albricias de atender las alabanzas a tales héroes debidas ¿Os parece? Aleg[ría] 265 Haz dicho bien, tu prudencia nos admira, lo que importa es, no se pierdan de estas horas tan precisas los instantes. Tú, Humildad, elige a quien preconizas. 270 Humil[dad] Yo, a mi S[eñor]a del Carmen. Modes[tia] Yo, si permiten que elija, a nuestra Madre Teresa mis afectos se dedican. Volunt[ad] 275 A mí me inclina alabar al esposo de María. Devoc[ió]n Pues yo a San Juan de la Cruz. Aleg[ría] Pues yo a Santa Catarina elogiaré, y pues que ya 280 para ello estamos hitas, comencemos. 517 518 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Tod[as] Si ser[á], conforme, tú, nos elijas. 310 Alegría Pues el mismo Dios me enseña a ensalzar al q[u]e se humilla, 285 humildad, comienza[,] tú. 315 Humildad A obedecerte se anima mi lengua de buena gana[,] pues anhela y se dedica por alabar a la Madre 290 de la orden Carmelita. Bellísimo de Dios trono sagrado, sacra, divina, celestial María, intacta siempre, libre del pecado, del Cielo regocijo y alegría. 295 Acuérdate, señora, del agrado con que al Beato Simón en fausto día le diste por nuestra honra y gran consuelo la sagrada divisa del Carmelo. Y pues tu protección, virgen dichosa, 300 lib[eral] a nuestra orden prometiste. Pues fue la orden primera y venturosa por quien en vida venerada fuiste, míranos siempre a todas bondadosa[.] A tus hijas benigna siempre asiste,464 305 y después de esta vida fatigada haz te alabe en el cielo mi Prelada. Volunta[d] Esposo digno de la Virgen Madre, Patriarca Santo, imán de mis amores, 464 La grafía parece insinuar “asiste” aunque no es clara. 320 y de Jesús estimativo padre[.] Elógiente los cielos, y tus loores aterren al infierno, el diablo ladre, y consuélense si, cuantos viadores tu protección invoquen con anhelo, pues puedes tanto en el augusto cielo. Sí mi José, sí mi José querido del niño Dios, custodio soberano y entre millares de hombres escogido. Patrón de este Convento, a quien ufano ha amado siempre, humilde yo te pido el que jamás nos dejes de tu mano, y que a nuestra Prelada el postrer día asistas con Jesús y con María. Modesti[a] Y tú, madre Teresa, a quien el Cielo quiso que fueras nuestra protectora, 325 premiando tu virtud y santo celo con que emprendiste ser reformadora de la orden primitiva del Carmelo, cuida tu grey benigna pues te adora, y cada una te llama en este día, 330 Teresa de Jesús y también mía. Somos tus hijas, ínclita Teresa, después que en el Carmelo profesamos. Por nuestra Madre la Orden te aclama y con títulos mil, todas te amamos. 335 Sed nuestra directora y Prelada para que tu virtud siempre sigamos y a quien te substituye por destino dale una saeta del amor divino. Devoc[ión] Juan de la Cruz, austero penitente, 340 a quien el cielo desde niño llama, 519 520 345 350 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix pues de nueve años ya, tan inocente tomabas los sarmientos por la cama. Desde el cielo do[nde] estás, mira clemente a esta comunidad cuando te aclama llena de amor y afecto soberano: Segundo Fundador Carmelitano. Tú, de Teresa compañero fuiste, de la Virgen María favorecido e inspirado de Dios te propusiste ver el Orden Carmelo restituido a su antiguo esplendor, y así lo viste con tu tesón constante y decidido. Pues por este fervor y santo celo haz que te veamos todas en el Cielo. Aleg[ría] 355 Esclarecida virgen Catarina, impávida de Cristo confesora, martillo del gentil, sabia heroína, y de la fe constante defensora. Por tu virtud y caridad divina 360 te suplico que seas la Protectora de nuestra amable madre, Priora. Pues tu especial devota se confiesa. Por aquella tu fe grande y constante con que sufriste azotes tan sangrientos. 365 Por amor de Jesús, y con q[u]e amante once días de prisión sin alimentos sufriste heroica[,] nunca vacilante hasta rendir los últimos alientos al filo de la cruel funesta espada 370 tu protección dispensa a la Prelada. Humil[dad] Virgen del Monte Carmelo, dale acierto en su gobierno, Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López porque no logre el infierno su entrada impedirla al cielo. Modest[ia] 375 Pues súbdita se confiesa, [¡]O[h] Teresa ! siempre tuya, haz que tu virtud la instruya porque sea digna Teresa. Devoc[ión] Dala de gobierno luz, 380 y consíguela la gracia pues te ama con eficacia, glorioso Juan de la Cruz. Alegría Haz, Catarina gloriosa, porque el demonio se asombre 385 qué pues tiene aquí tu nombre, te vea en el cielo dichosa. Voluntad Y en su postrera agonía o José, merezca verte porque sea feliz su muerte 390 con tu amable compañía. Humi[ldad] Y tú, Prelada digna, a quien amamos. Voluntad Tú, nuestra siempre amada Superiora[;] nuestros afectos hoy te consagramos. Como que de ellos eres acreedora. 521 522 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Modestia 395 Admítelos benigna pues deseamos que en todo seas felice [sic], y por ahora ... Devoción …permite diga nuestra voz festiva[:] [¡]Que viva Catarina[!] Todas Viva, viva. Fin Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 523 Sección II 2.2. Cayetano Javier de Cabrera y Quintero (1698-1778) Este autor que presentamos fue un conocido polígrafo novohispano del siglo xviii. Además de su magnífica obra Escudo de Armas de México y otras notables composiciones,465 escribió varias obras menores para los conventos de religiosas de Ciudad de México, con algunas de las cuales parece sostuvo una relación amistosa y cercana, quizá en su calidad de presbítero perteneciente a la Congregación de Sacerdotes de San Felipe de Neri de Ciudad de México. Dedicó al menos cinco textos breves a las citadas comunidades monásticas.466 Su Coloquio para el hospedaje de Nuestra Señora lo dedicó para el noviciado del convento de Entre otros estudios de Cabrera y Quintero ver, Claudia Parodi, Obra dramática. Teatro novohispano del Siglo xviii. México: unam, 1976; Lia Coronati, Obras poéticas latinas de Cayetano de Cabrera y Quintero. México: Instituto de Investigaciones Filológicas, unam, 1988; Marco J. Guillén, “Cayetano de Cabrera y Quintero: ‘elegante sonoro cisne del Mexicano Pindo’” en Patricia Villegas Aguilar, coord. Estela de San Juan de la Cruz en Nueva España. México: Universidad Iberoamericana, 2008, pp. 67-88. Germán Viveros Maldonado ha hecho estudios introductorios y bien documentadas ediciones de, Empeños de la casa de la sabiduría, Escudo de armas de México y El iris de Salamanca. Sin lugar a duda, los estudios de Iván Escamilla actualizan el problema historiográfico de este personaje en el contexto de la Nueva España del siglo xviii. Al respecto puede verse a Iván Escamilla González “Cayetano de Cabrera y Quintero y su Escudo de armas de México”, en Rosa Camelo y Patricia Escandón, coords. La creación de una imagen propia. La tradición española Tomo 1: Historiografía civil, Vol. ii, (México: iih/unam, 2012) pp. 583-604.También puede verse la perspectiva de Cabrera en su magna obra en Iván Escamilla González y Paula Mues Orts “Visualizaciones del territorio urbano en el Escudo de armas de México, de Cayetano Cabrera Quintero” en La iglesia y sus territorios, siglos xvi-xviii, María del Pilar Martínez López-Cano y Francisco Javier Cervantes Bello, coords. México: iih/unam, 2020, pp. 353-378, 466 Un estudio más específico de la producción de este personaje puede verse en Claudia Parodi Lewin, “La obra dramática de Cayetano Javier Cabrera y Quintero. Aproximación al estudio del teatro del siglo xviii en la Nueva España. Tesis de licenciatura en Letras Españolas, Escuela de Filosofía y Letras, Universidad Iberoamericana, México, 1968. 465 524 525 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López religiosas capuchinas de la capital. Otra composición fue para la vicaria de coro del convento de Balvanera con motivo de la celebración navideña y les dedicó Da las Pascuas la vicaria de coro. Para el convento de Jesús María, uno de los más antiguos y prestigiosos de la capital, Cabrera escribió una Loa jocosa que se representó en la portería del convento para la entrega del oficio que hacían las “antiguas” porteras a las nuevas. La cuarta Loa jocosa para entregar el oficio la maestra de novicias se orientó a desearle parabienes a quien se haría cargo del oficio y una quinta obra no está claramente identificada.467 De acuerdo con las reglas y constituciones, las prioras o abadesas tomaban el cargo tras las elecciones y con ellas cambian su capítulo y se asignaban los oficios; todos estos movimientos administrativos, de manera regular debían ser trianuales. Las religiosas pedían autorización para la celebración de las elecciones y sometían su resultado a los superiores para su aprobación y legitimación final. La designación de “candidatas” para los oficios suponía una selección interior que dependía del juicio de las religiosas más antiguas, quienes estudiaban las aptitudes de cada miembro de la comunidad. Este proceso no estuvo exento de animosidades o amiguismos, pero fueron una de las actividades interiores del convento que tuvieron una regularidad y firmeza muy enraizada.468 Es evidente que con los cambios de prioratos y de oficios se realizaban actos festivos y las loas formaron parte de estos. Algunos documentos muestran que las nuevas religio- sas en los “oficios” ofrecían bocadillos o chocolate a las hermanas que los dejaban y las composiciones de Cabrera sugieren que, en su tiempo, la trasmisión de oficios podría acompañarse con alguna composición jocosa. No podemos asegurar que esta fuera la costumbre en todos los conventos novohispanos, ni que tales ocasiones se celebraran de igual manera en tiempos anteriores. Pudieron haber sido actos muy especiales y no repetibles. No es de extrañar que Cabrera escribiera estas composiciones dada su religiosidad y su habilidad como literato. Pueden haber sido resultado de encargo de las religiosas y pueden no haberle tomado mucho de su tiempo al escritor, cuyos vuelos literarios se orientaban hacia obras de mayor magnitud. Sin embargo, lo que es preciso subrayar es como aun los más encumbrados intelectuales del siglo xviii no desdeñaron complacer a las monjas y obsequiarles algunas composiciones para sus festejos. Cabrera escribió además otras dos obras para el Colegio de San Miguel de Belén en 1756 y una para el recibimiento del virrey Agustín Ahumada y Villalón, conde de las Amarillas y su esposa.469 Poemas de Cayetano de Cabrera, Biblioteca Nacional de México (bnm), Manuscritos, 1595, No. 57. fols. 172v-173. 468 Al respecto, ver, Lavrin, Las esposas de Cristo, pp. 160-94. Aunque ese orden se procuró seguir en los conventos de descalzas, en los de calzadas hubo excepciones a la regla y fueron comunes las reelecciones o las alternancias del poder internamente. Véase, Rosalva Loreto López, “Las Abadesas virtuosas y poderosas en el mundo colonial americano”, pp.. 429-265, junto con diversos casos hispanoamericanos y europeos en Ángela Atienza López (ed.) Mujeres entre el claustro y el siglo. Autoridad y poder en el mundo religioso femenino. Siglos xvi-xviii, (Madrid: Fundación San Millán de la Cogolla/Silex/Universidad de la Rioja, 2018). 467 Ver el coloquio en otra sección de este volumen. Octavio Rivera Krakowska y Abel Rogelio Terrazas, “Comunidades, monjas y teatro en Nueva España, siglo xviii” en Investigación teatral, 6:9 (enero-julio 2016) http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/teatro-de-monjas-en-la-nueva-espaa-0/html/14b3595f0e02-4859-8da2-808e9a6fa0bd_2.html. Sobre otras obras teatrales para recibir a los marqueses de las Amarillas, ver, Frederick Luciani, Joaquín Barruchi y Arana, Relación del festejo que a los Marqueses de las Amarillas les hicieron las Señoras Religiosas del Convento de San Jerónimo. México, 1756. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert, 2011. 469 526 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix 2.2.a. Jácara. Da las pascuas la vicaria de coro de Nuestra Señora [de Balvanera] a su comunidad, año de 1723470 Sumario Una de las obras más humorísticas de la pluma de Cayetano de Cabrera fue la que escribió para la vicaria de coro del convento de Balvanera de México. Cabrera capturó el espíritu festivo de la estación navideña en una graciosa loa en la que la vicaria promete regalos especiales para toda la comunidad. Se trata de una jácara, uno de los géneros satíricos que se representaban en el entreacto de las comedias del Siglo de Oro español. En los intermedios se podían representar bailes, loas y entremeses. Los personajes eran gente del bajo mundo y su diálogo provocaba la hilaridad. Calderón de la Barca y Francisco de Quevedo cultivaron este género. Cabe añadir que entre los siglos xvi y xviii, la jácara fue también un estilo musical de carácter instrumental. Siguiendo esta línea,471 en esta obra, Cabrera juega con las identidades de las religiosas y con sus actividades dentro del claustro y hace una burla muy sana pero respetuosa de estos.472 La intérprete es la vicaria de coro, a quien cabía la dirección de las actividades que se llevaban a cabo en el coro, como el rezo, la música y el canto y supervisaba el ejercicio correcto de los oficios. En esta loa el discurso no es de carácter espiritual. Al contrario, se enfoca sobre bienes materiales que se distribuían en la Navidad. La vicaria, que es el único personaje, promete un Biblioteca Nacional, México. Manuscritos 1595. No 57, fol. 168v-172v. Se trata de un monólogo de 184 versos octosílabos en el cual todos los “regalos” tienen un sentido sesgado que les confiere jocosidad. 472 Para una descripción de los oficios internos de un convento ver, Alicia Bazarte Martínez, Enrique Tovar Esquivel y Martha A. Tronco Ramos, El convento jerónimo de San Lorenzo (1598-1867). México: Instituto Politécnico Nacional, 2001. Asimismo, Alicia Bazarte Martínez, Desde el Claustro de la Higuera. Objetos sacros y vida cotidiana en el exconvento Jerónimo de San Lorenzo. México: Instituto Politécnico Nacional, 2007. 470 471 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 527 aguinaldo o regalo como festejo de la tradicional Noche Buena el 24 de diciembre, cuando se celebra el advenimiento de Jesús. Aclara, con ironía, que los regalos no son producto de su imaginación, sino “realidades físicas de sus ideas.” En realidad, era todo lo contrario. No eran solo imaginarios, sino hiperbólicos, tal como los deseos de que las religiosas vivieran mil navidades sin hacerse viejas, ni perder su virtud o belleza. La vicaria de coro va enumerando todos los oficios dentro del convento, y ofrece a quienes lo ejercían los objetos que reflejarían su carácter o el de su ocupación, y anota que no dejaría de pedir recibo de todos los regalos, conforme al uso y costumbre de las contadoras de tener un recibo escrito de toda transacción. Este detalle añadiría mayor jovialidad a su lista. El uso de chistes o dichos del momento serían muy claros a quienes los escuchaban entonces. Cabrera, intencionalmente, inyectó un sabor local a esta pieza que resulta muy idiosincrático al volcarse la sátira al interior del convento. Cabrera mezcla las alegorías con las metáforas, las sutilezas de intención con las de lenguaje, y desafía al auditorio de entonces y al lector de hoy a encontrar el significado de los acertijos verbales, algunos de los cuales se insinúan a continuación. La vicaria se dirige en primer lugar a la abadesa, a quien como cabeza del convento ofrece una “barbacoa” en un plato de oro. De manera literal puede referirse a un plato lleno de comidas asadas,473 pero en un sentido figurado es un regalo de abundancia ofrecido en un “Platón” de oro a quien en acciones y palabras es todo oro y piedras preciosas. El platón se refiere al tamaño de la pieza, pero por estar escrito con mayúscula se sugiere al filósofo griego, cuyo émulo en sabiduría sería la abadesa. En cuanto al regalo para la madre vicaria, que era la segunda autoridad del convento, consistiría en fardos de tejiLa palabra barbacoa tiene raíces prehispánicas en el Caribe y en México y significa cocción por calor indirecto. Cobra variantes según la parte de México en donde se prepara, en el centro del país, por lo regular es carne de carnero envuelta en pencas de maguey y cocida en un horno bajo tierra. En el sureste se emplea carne de puerco. 473 528 529 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López dos de Inglaterra, los cuales se intelige eran refinados, suave como la persona, y también caros antes del tercer cuarto del siglo, dado que Inglaterra y España sostuvieron varias guerras durante el siglo xvii, y su comercio era muy restringido.474 A los tejidos exóticos se añadirían cien mil bayetas, tejido más burdo pero útil para “beber” sus enseñanzas. Resulta contradictorio utilizar una metáfora líquida aplicada a un paño, pero es posible que eso fuera el objeto del chiste. Las enseñanzas se podrían diluir en el tejido. ¿Sería posible empaparse con ellas como el paño con el líquido, o serían simplemente filtradas y quizá no recordadas? Respecto de las definidoras o consejeras del claustro, ellas recibirían también telas labradas con corazones, el sitio de los afectos. Es posible una sugerencia al carácter de las definidoras como centro o corazón del monasterio, pero también indica cuán apreciados eran los textiles para las necesidades de las enclaustradas. La secretaria, que necesitaba papel para sus actividades como encargada de cuentas, cartas, y todo lo escrito, recibiría mil resmas, otra exageración dado el alto precio del papel y su regulado comercio como parte del monopolio real. El chiste está en la comparación de las manos, parte de la medida del papel, con las manos de la secretaria. Las celadoras, encargadas de velar por el orden interno y la observancia de la regla en la vida cotidiana recibirían seis mil cajetas, conserva que se hacía con leche azucarada y se conoce también como dulce de leche. Cabrera juega con el uso de conserva como dulce y el verbo conservar, tarea de las celadoras que debían “conservar” las reglas del convento. Las porteras, encargadas de cuidar las puertas y verdaderas bisagras entre el mundo interior y el mundo seglar, recibirían dinero, para que nunca se quedaran sin éste para las compras que realizaban. Mirarse por puertas, frase que utiliza para describir la posible inopia económica de la portera, significaba carecer de dinero y, aquí de nuevo, el autor juega con el dicho popular y la ocupación de las porteras que tienen necesidad constante de dinero para la compra de y pago de las mercancías que pasaban por las puertas, así como el pago de los compromisos económicos de la institución. Siguiendo su juego verbal, las torneras, encargadas del torno del convento, tendrían cien “terneras.” Con el cambio de una vocal, creaba palabra afín al oficio de tornera que seguramente causaría hilaridad. La maestra de novicias recibiría una medida de almendras y pasas para las novicias, productos que “pulirían” o acabarían bien pronto. Se insinúa que las novicias parecen delicadas, pero comen mucho, y así se le darán regalo “a gruesa” con gran cantidad de colaciones. La maestra, no ya de novicias, sino de las niñas que vivían en los conventos, recibiría muchas de ellas, descritas como buenas piezas de oro. La sacristana, encargada del aseo de los altares, recibiría ornamentos y cera, mientras que las “obreras” o legas recibirían cargas de piedras,475 pero “preciosas” y madera, pero muy fina, de canela. Las obreras eran aquellas monjas legas encargadas de obras físicas en el convento. Respecto de las mozas, encargadas del trabajo cotidiano en el monasterio, darían gustos a la maestra encargada de adoctrinarlas, porque sería “justo” que le dieran gusto. Cabrera pudo haber escrito justo con g, a propósito, para añadir el doblez de la palabra. Por otra parte, significaría que sería placentero que las mozas cesaran de dar disgustos a su maestra. Igual chanza se hace con la enfermera, a quien se le daría camisas para sanar a las enfermas, que podrían vender. Si quieres, decía, las “vendas”, o sea, algo que se utilizaba mucho en la enfermería. Las escuchas, encargadas de asegurar que no se hablara nada no deseable durante las visitas, tendrían “orejeras” de virtud para no oír nada malo. Las correctoras, quienes no serían muy populares dado su papel de corregir y ordenar Richard Salvucci, Textiles and Capitalism in Mexico: An economic History of the Obrajes, 1539-1840. Princeton: Princeton University Press, 1987; Manuel Miño Grijalva, Obrajes y tejedores de Nueva España, 1700-1810. México: El Colegio de México, 1998. 474 475 Quizá se asoció con el término de “silleras”, porque eran las monjas mayores las encargadas de recibir los sillares de cantería con los que se construía alguna sección del convento. 530 531 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López castigos si fueran necesarios, serían muy halagadas y serían menos severas, y a todas les agradarían sus dictados. A la vicaria de coro, es decir, ella misma, se le darían cajetas que igualarían la dulzura de la voz, –voz de jalea– cualidad que también elogia a la religiosa “calendaria” que anunciaba el nacimiento de Cristo. El dulce era para causar dulzura, especialmente en la voz. La pieza demuestra su aspecto popular y de aprecio de las comidas navideñas al enumerar las copiosas cantidades de comestibles que llegarían al convento para la nochebuena: coquitos, piñones, pescado, aguardiente, frutas y pasteles. Se trataba de una verdadera cornucopia para el regocijo de todas, que nos da una idea de la variedad de productos elaborados en la cocina conventual, y se sugiere que se incluirían dos bebidas alcohólicas: el aguardiente y la mistela. De allí pasa a obsequiar a las autoridades eclesiásticas con regalos como un forlón o coche para el capellán que las visita, tirado por mulas que había que domesticar. No sería muy arriesgado pensar que las mulas cerreras y negras serían las mismas religiosas en sus hábitos, y la tarea del capellán era la ingrata de mantenerlas sujetas a su vida interior. Al cirujano se le darían “piezas” para cortar vestidos de nobleza. Para este objetivo no tendría que usar las tijeras de su profesión. Cortaría vestidos, no cuerpos. Esta es posiblemente una referencia oblicua a la falta de alto estatus social que tenían los cirujanos o sangradores en la sociedad. Los sacristanes recibirían paneles de cera para que no “vendan” la cera del convento, sino la propia. Hay aquí una solapada crítica, quizá, de alguna que otra desaparición de velas del convento. Las mozas recibirían turrones para que no se quejen de la “feria” o sea del trabajo que aún tienen que hacer el día de “descanso”. Un solo nombre propio se menciona en este recitativo entremés: el de Pancho Morán, al parecer un mozo o intermediario que las servía y a quien se ofrecen medias y una porción de los “regalos” que llevaba y traía al convento. Puede también haber sido un administrador. Las “medias” y el “diezmo” son metáforas de porción tributaria. Al final, la vicaria de coro anuncia que ha gastado toda su hacienda –todo lo que posee– para alegrar su claustro y hogar, fiel como Vesta a su patrona religiosa, y rico en sus dichas como el mítico rey Creso lo era con sus tesoros, y pide indulgencia a sus hermanas por las chanzas y las caracterizaciones. El ingenio de Cayetano de Cabrera brilla en esta composición. Su comprensión del mundo claustral le permitió una aproximación muy empática y en sintonía con este. Da las pascuas la Vicaria de coro de Nuestra Señora [de Balvanera] a su comunidad, año de 1723 Jácara 5 10 15 20 Va de Pascuas reinas mías Allá van escuchen, atiendan Verán que linda ensalada Les sirvo esta noche buena A todas sin que una falte He de dar a manos llenas Aguinaldo, que bien caben De mi memoria en las cuentas. Y no piensen que es fingido, Lo que mi amor dar intenta Que todas son realidades De mis físicas ideas. Tengan pues muy buenas Pascuas, Y sean tantas las que tengan, Que cuenten mil navidades Sin llegar a hacerse viejas. Siempre con cara de Pascua Las celebren y las vean Compitiéndose en sus lustros La virtud y la belleza. Empiece ya el aguinaldo A darse, con advertencia Que han de darme su recibo 532 25 30 35 40 45 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix De todo al pie de la letra. A nuestra Abadesa doy Una barbacoa entera Que es cosa que le conviene Por ser suave y ser cabeza. En un Platón se la sirvo476 De oro fino, porque sepan Que tienen cabeza de oro En nuestra Madre Abadesa. Tantas perlas y diamantes Como encubre, pues en ella Es cada acción un diamante, Cada palabra, una perla, A nuestra Madre vicaria Le traigo de Inglaterra Treinta fardos de tejidos Como su genio, de seda Cien mil bayetas lustrosas.477 Porque dar a beber pueda Lo dulce de sus preceptos Con cucharas de bayeta. Luego a las Definidoras Grande cantidad de telas De corazones labradas De inestimable fineza[.] A la ilustre Secretaria Platón es un plato grande para servir alimentos, pero cuando se usa con mayúscula se refiere al filósofo griego, Por lo tanto, sugiere un doble entendido en cuanto a que como cabeza del convento se elogia a la abadesa por su entendimiento, sus acciones y sus palabras, al asemejarlas con el oro, las perlas y los diamantes. 477 El texto dice “sin mil”. Puede ser error de la copista. Tela de lana poco tupida o paño para limpiar superficies. En México se vendía bayeta de la tierra y bayeta de Castilla, por varas. Concepción Company y Chantal Melis, Léxico histórico del español de México, México: unam, 2002, p. 97. 476 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 50 55 60 65 70 533 Daré de papel mil resmas478 Cuyas manos son muy blancas Porque a las suyas parezcan. A las Madres Celadoras Ofrezco seis mil cajetas479 Que a dulces tan religiosos El celo es quien los conserva. Diez mil almudes de doblones480 Doy a la Madre Portera Para que así quede rica Aunque se mire por puertas. A las torneras les traigo Con mudar solo una letra Sobre las torneras mías A cada una cien terneras A la Maestra de Novicias Un caíz de pasas y almendras481 Pues de este género pule Unas niñas y otras frescas. Mil piezas de oro reciba. De jóvenes la Maestra Pues cada una es como un oro Y también muy buena pieza. A las Sacristanas pongo La resma consiste en 20 manos de papel. Una mano contiene 5 cuadernillos. Cada cuadernillo tenía 5 hojas. En total, una resma contenía 500 hojas de papel. El regalo sería de una cantidad inusitada, ya que el papel fue siempre caro en Nueva España dado que estaba sujeto a impuestos especiales por tratarse de monopolio real. Véase el juego de manos de papel con las manos de la secretaria. 479 Cajeta, dulce de leche de cabra o mezclada con leche de vaca y preparada en ollas de cobre, que se originó en la ciudad de Celaya. 480 Almud es una medida para granos equivalente a 3.5 kilogramos actuales. Doblones eran monedas de oro que valían dos escudos de oro. El valor exacto de las monedas es irrelevante, ya que al ser el regalo de “almudes” de monedas de oro significaba una gran riqueza. 481 Cahiz, medida de capacidad para cereales equivalente a 8 fanegas. 478 534 75 80 85 90 95 100 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix En sus manos a Venecia Pues son para los altares Tersos vidrios blancas ceras482 A la obrera doy cien cargas483 De piedras y de madera La una (sic) son de zafiros Y las otras de canela. A la Maestra de las mozas Doy mil gustos, que hagan ellas, Pues es gusto que den gusto Las mozas a la maestra. A la enfermera mayor Seis mil camisas muy buenas De sana, con que las cures Y si no quiera, las vendas. A las Escuchas les mando Unas ricas orejeras De tanta virtud, que nunca Oirán las palabras necias. A las Correctoras doy Una gala tan discreta484 Que con ella, cuanto manden A todos bien les parezca[.] A la Vicaria de coro Dos mil cajetas bien hechas Que son por dulces y suaves Como su voz de jalea. A la Calendaria traigo Un ángel de oro y de piedras Pues en su voz como un Ángel Comprar las sacristanas con vidrios o cristales finos de Venecia y la cera cara para velas de los altares que cuidan. 483 La carga equivalía a dos fanegas. Fanega también se escribe anega en esta jácara y equivale a 43.27 kilogramos. 484 Gala: banquete o recepción de lujo. 482 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 105 110 115 120 125 130 535 Nos anuncia la Calenda.485 Para las demás vicarias Daré tres mil Phylomenas486 Pájaros que por sonoros Ser retrato suyo puedan. A las conventuales traigo Tantas de las cosas buenas Que avala por cantidad Entre si partan, y cuentas. De coquitos veinte cargas487 De piñones cien [f]anegas De pescado mil barriles Cuidado con lo que pescan. Diez mil búcaros de Italia488 Para que con ellos beban Tres mil pipas de aguardiente Y otras tantas de mistela.489 Doce carros en que vienen Naranjas, limas[,] camuesas490 Porque tengan algún jugo No sea todo fruta seca. A las Novicias daré Setenta gruesas de hojuelas491 Que aunque son muy delicadas Se les da el regalo a gruesas Y además gran cantidad De colaciones diversas La calenda es el himno que anuncia la natividad de Cristo Las religiosas bernardas cantaban la calenda a las 6 de la mañana. 486 Las filomenas son ruiseñores o aves canoras. 487 Fruto de una especie de palma; bebida típica navideña. 488 Búcaro, vasija de arcilla roja; vasos de cristal importados de Italia. 489 Licor elaborado con la mezcla de mosto de uva y alcohol. 490 Camuesas: una especie de manzana aromática de España. 491 Hojuelas: porción de masa harina que se fríe y se come con azúcar o miel. 485 536 135 140 145 150 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Excepto los canelones492 Que este dulce las arredra. Doy al Capellán mayor Un forlón con mulas negras493 Que podrán tirarle pías Si las saca de cerreras494 Para el Capellán segundo495 Me labr[ó] una confitera496 Un parnaso de alfeñique497 No se lo hurten los poetas. Al mayordomo, supuesto Que corre con nuestras rentas Le doy a puerta cerrada Sobre ellas libranzas abiertas498 Al Doctor doy tantos bobos499 Como julepes nos echa500 Porque vea que de aguinaldo También su récipe llena. Al Cirujano daré Treinta piezas de nobleza Canelones: Pasta de harina de trigo con la que se envuelve un relleno de carne, ave o pescado y verduras. 493 Furlón es un coche, estrecho por abajo y ancho por arriba, de cuatro asientos y sin estribos. 494 Cerreras: Animal sin domar. 495 El capellán ofrece consejo espiritual y oficia las misas del convento, recibiendo un salario o capellanía anual, usualmente de la mitra, de su Orden, o de una obra pía. 496 Confitera: recipiente para dulces o persona que los confecciona. 497 Alfeñique: dulce de pasta de azúcar. Parnaso es un término asociado a la producción de poesía. Quizá sugiere que el capellán componía versos o alguna otra obra literaria. 498 Libranzas: carta de pago contra alguien que tiene fondos a su disposición. 499 Bobos: pez del golfo de México y ríos que desembocan en él. Era comestible frecuente en los conventos. 500 Julepe: sirope, jarabe que se suponía fortificaba el corazón, o poción recomendada para las “sufocaciones histéricas”. Ver Félix Palacios, Palestra Pharmaceutica Chymico-Galenica. Madrid: Juan García Infanzón, 1706. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 155 160 165 170 492 175 537 Para que corte vestidos Pero no con su tijera. A todos los sacristanes Doy de panal una recua501 Porque si cera vendieren Lo saquen de su colmena. A las mozas doy cien libras De turrones de Valencia Que en esta feria he comprado No me hablen mal de la feria.502 A Pancho Morán le doy Demás de muy ricas medias El diezmo de los regalos503 Que nos trae, y que nos lleva. Pienso que nadie se olvida Más si alguno queda fuera Que goce todas las faltas De lo que al número resta. Y con esto reinas mías Vuestros perdones merezca Que yo para mí no quiero Más que vuestra indulgencia. Y con esto santas Pascuas Que ya he gastado mi hacienda504 Porque de mi voluntad Tengáis una alegre muestra. Conque este ilustre convento Sacra emulación de Vesta,505 Recua: una multitud de cosas o animales que siguen unas tras de otra. Burla de sacristanes que pueden robarse la cera destinada al convento. 502 Descanso del trabajo. 503 Diezmo: tributo del diez por ciento sobre el valor de ciertas mercancías que recibían la Iglesia o el rey. Usualmente se rebajaba del diez a una porción menor. 504 Conjunto de bienes y riqueza. 505 Vesta: diosa del hogar, hermana de Júpiter y símbolo de fidelidad. 501 538 180 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix De la religión emporio Y gloria de Balvanera506 Mejor que Creso en sus dichas507 Tan felices pascuas tenga Y tantas que del guarismo508 Se llegue a perder la cuenta. FIN 2.2.b. Loa Jocosa para entregar el oficio la Maestra Correctora que acaba, a la que comienza. Letrillas509 Pequeña composición de tono satírico que delata una pluma no conventual, pero conocedora de los problemas anteriores del claustro. Ninguna de las dos acepciones de esta breve composición llena la definición de su carácter. No es una loa, como composición breve antes de una pieza dramática. El subtítulo también añade “letrillas”, que es una composición breve dividida en estrofas al final de las cuales se repite un estribillo. De acuerdo con esa definición, esta composición no es una letrilla, aunque comparte el espíritu satírico que animaron las de escritores de la Edad de Oro de la literatura española como Luis de Góngora y Francisco de Quevedo. De hecho, este último es citado al final de esta. La tarea de maestra correctora era una de las más demandantes dentro del claustro, ya que tenía que corregir los defectos en la observancia de la regla en que incurrían las religiosas de la comunidad.510 La jocosidad es negativa. La maestra correctora El monasterio de Valvanera en la Rioja, España, rinde culto a la virgen de Valvanera. Su fiesta se celebra el 8 de septiembre. 507 Creso, último rey de Lidia, hoy Turquía, en el siglo vi a.C. que se tenía por el hombre más rico de su tiempo. 508 Acepción de la época que significaba número. Sugiere que sus regalos son tan numerosos que se pierde la cuenta. 509 Biblioteca Nacional, México, Manuscritos 1595, No. 57, fol. 172 v, 173. 510 Contamos con referencias exactas de las diversas actividades como correctora de mesa, de la encargada de la capilla de canto o de la lectura, quien 506 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 539 hace burla de sus obligaciones y de las evasiones que ha encontrado en su tarea. Sin embargo, el significado de esta composición no es fácil de descifrar. Expresa el reproche mediante una parábola bien conocida en el evangelio de Mateo, sobre la invitación de Jesús a los convidados a una boda, que sería su reino.511 En el caso de las religiosas la invitación a la boda se hacía aún más patente en cuanto a que la profesión solemne se entendía como las bodas con el esposo Divino. La composición sugiere que la maestra había comprobado cierto desgano y evasiones, “excusándose todos/allá con sus razones y pretextos.” ¿Se referiría a sus compañeras o a las que, como “los penitenciarios”, pedía confesiones sin recibir apoyo “excusandose todos … con sus razones y pretextos”? De un modo u otro se declara penitenciaria “en solitario yermo”. O sea, también ella sufría su penitencia al cumplir su obligación sin tener recurso alguno para cambiarlo. Deja detrás “esqueletos” de pecados y comportamientos que serían mejor dejar en sus tumbas los confesores. Tres años de tal ocupación esperaban a la nueva maestra, quien, a su vez, habría de llegar a su fin, y alcanzar la felicidad que ésta experimentaba al dejar tan comprometida y difícil labor. Citando a Quevedo, observa que no habrá relevo alguno, siempre se está pegado a los remos del deber. No es esta la despedida de una persona que ha recibido satisfacción en su oficio. Su experiencia la lleva a conmiserarse con quien tomaría su lugar. Por su parte, da gracias a Dios que ha terminado su trienio. Ninguna otra expresión de su estado emocional podría haber sido más clara o contundente. Es difícil determinar si en realidad esta composición sería para decirse o declamarse ante la comunidad, o más bien fuera dedicada a alguna monja conocida por el autor, con simpatía hacia su situación. Como el tono de la corregía a la hebdómada asignada para el refectorio. Al respecto, puede verse a Rosalva Loreto López, “Leer, contar, cantar y escribir. Un acercamiento a las prácticas de la lectura conventual. Puebla de los Ángeles, México, siglos xvii y xviii” en Estudios de Historia Novohispana, Vol. 23, 2000, pp. 67-96. 511 Mateo 22, 1:14. 540 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix composición es quejumbroso, es difícil imaginar que esta obra pudiera haber sido compartida con la comunidad, pero no cabe duda de que nació de la experiencia de una persona.512 La habilidad de Cabrera y Quintero para trasladar tales sentimientos al papel es solo imaginable como resultado de una amistad de confianza con la monja que fungió como maestra. Como hipótesis, tal vez no sea muy descabellada. Loa jocosa para entregar el oficio la Maestra Correctora- que acaba, a la que comienza. Letrilla513 5 10 15 Por el cargo que antes Este pasado trienio Indignamente tuve Y que[,] hoy corrida por inútil dejo, Supuesto que se colma Con más digno sujeto, Que obrará con más garbos En el debido a su persona empleo. Y por lo mejorado Que queda el ministerio Le rindo a Dios las gracias De haber salido bien de tanto empeño. Tres años de corista He pasado viviendo Con los penitenciarios, Penitenciada en solitario yermo Pidiendo confesiones Traspasada y muriendo Y excusándose todos 512 Asunción Lavrin, Las Esposas de Cristo, 89-92. El testimonio de una maestra de novicias ilumina las demandas del oficio. Sobre el noviciado en general, ver, pp.73-99. 513 Biblioteca Nacional, México, Manuscritos 1595, No. 57, fol. 172 v, 173. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 20 25 30 35 541 Allá con sus razones y pretextos [¿]Cómo harían al trabajo De venir, cuando vemos Que a las bodas se excusan Los convidados tres del evangelio?514 Dejo gustosa el coro Por ser dejo, sin dejo515 Esos confesionarios. Y ese asiento cogido tan de asiento,516 Iglesias, altar, tribunas, Las lámparas, los muertos, Calaveras, cadáveres517 Osamentas, sepulcros, y esqueletos. Asístalos la Madre Sucesora sin miedo Hasta que llegue el plazo De su entonces feliz futuro entrego. Que tres y muchos años Como dice Quevedo518 Parábola de los convidados a una boda, Mateo 22, 1:14. También se puede pensar en Lucas 14-15: 24: “Muchos son los llamados y pocos los escogidos”. 515 Juego de palabras y significados. La palabra “Dejo” puede ser una inflexión peculiar del habla, pero también, descuido y flojedad, placer o disgusto que queda después de una acción. Al terminar su trienio, la maestra abandona (dejó) su puesto, sin dejo, sin placer, sin descuido. Es un complicado juego de significados a los que Cabrera parecía inclinarse. 516 Las posibilidades de varios significados hacen difícil explicar esta frase. El primer asiento se refiere al del confesionario, pero la segunda mención de la palabra puede significar estar establecido en el puesto de confesor, o el ordenamiento o registro de lo que allí se confiesa. La maestra correctora tenía que oír mucho de sus pupilas y hasta cierto punto lo que oía eran confesiones en un sentido amplio de la palabra, ya que, estrictamente, no podía ejercer esa función. Por otra parte, sería posible una crítica a los confesores 517 Calavera: osamenta de la cabeza, pero también persona disipada e irresponsable. 518 El autor se ha leído a Francisco de Quevedo Villegas (1580-1645) polifacético escritor cuyas obras pocas monjas hubieran tenido a mano, o considerada lectura apropiada para su estado. 514 542 40 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Un galeote los pasa Bogando sin cesar pegado al remo.519 2.2.c. Loa jocosa que se representó en la portería del convento de Jesús María, para la entrega a las nuevas porteras520 Esta loa fue escrita para “representarse “en la portería del convento. Tenía una intención clara de teatralidad en un espacio amplio e idiosincrático por ser, de hecho, el mismo que se pretendía “representar”. La Música alerta a las madres del convento de una pretendida batalla ocasionada por una “traición.” El autor usa la palabra “entrega” del título, donde se usa en sentido de dar a otro, en un sentido alegórico marcial que indicaría entrega a un enemigo. Cabrera creó una ilusión de batalla en la simple ceremonia de traspaso de oficio para introducir un simulacro de traición por Judas, quien se introduce en el recinto y trata de engañar a las madres. El autor propone que Judas se esconde entre los mercachifles que se encuentran usualmente en la portería. Judas es un despreciable impostor, y no hay que temer que dañe a las porteras. Entre ellas, que son doce como los paladines de Francia en tiempos de Carlomagno, desterrarán a la “gente de Judas”, los mercaderes que venden chucherías y otros objetos. Judas estará siempre colgado, alusión al suicidio de Judas, y las madres cumplirán sus cargos con decoro, tal y como San Pedro cuidaba de las puertas del cielo. Esta obra tiene un sentido satírico y social más allá de su título. Las porteras eran parte del equipo de oficialas que gobernaEsta alusión a Quevedo es bastante oscura. Puede referirse a una jácara sin nombre “dedicada a Escarramán” en la cual Quevedo comenta sobre la suerte de un galeote. Ver, La poesía de Quevedo, ed. Manuel Ángel Candelas, Colodrón, 2007, p. 109. Agradecemos a la profesora Anne Cruz su asistencia con este pasaje. 520 Poemas de Cayetano de Cabrera, Biblioteca Nacional de México (bnm), Manuscritos, 1595, No. 57. fols. 173v-176v. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 543 ban cada convento y su misión principal era servir de mediadoras entre el convento y el mundo exterior. Al guardar el acceso al convento, las porteras se responsabilizaban en recibir a personas que tenían negocios legales, espirituales o comerciales con las religiosas. Para enfrentarse a sus tareas, las prioras o abadesas elegían a monjas mayores para tal tarea, estas se alternaban en la portería durante las horas en que permanecía abierta al público, tanto a seglares como a los religiosos que tenían encargos espirituales con las monjas. El papel de la portería como única apertura al mundo era complejo ya que en ese espacio se mezclaba lo secular con lo sagrado. En el siglo xvii las porterías conventuales de los monasterios de monjas calzadas estuvieron sujetas a críticas de autoridades eclesiásticas por haberse convertido en un lugar bullicioso, lleno de mercachifles y mercaderías, y lejos de la circunspección apropiada para un recinto donde se albergaban las esposas de Cristo.521 Esta alusión directa a los mercaderes sugiere que las porterías seguían siendo espacio para la compra de mercancías de todas las especies.522 Loa jocosa que se representó en la portería del convento de Jesús María, para la entrega a las nuevas porteras523 Música Traición, traición, señora Deste [de este] convento reinas Madres chicas y grandes Religiosas antiguas y modernas [¡]Traición, traición, ay cielos! 5 Traición que nos entregan 519 Asunción Lavrin, Las esposas de Cristo, pp. 195-97. Sobre la extrema sociabilidad en las porterías conventuales véase Rosalva Loreto López, Los conventos de mujeres, pp. 139-145. 523 Poemas de Cayetano de Cabrera, Biblioteca Nacional de México (bnm), Manuscritos, 1595, No. 57. fols. 173v-176v. 521 522 544 10 15 20 25 30 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Que toquen a rebato, Que el enemigo bate nuestras puertas. Seis porteras antiguas Salen, y vienen nuevas De refresco otras tantas Que unas y otras ajustan la docena Como tres y dos cinco Las seis, y seis numeran Doce que son las mismas Según San Juan que tiene el cielo puertas524 Por doce el cielo todo bello se manifiesta Luciendo en cada entrada Una preciosa peregrina perla. Traición, traición que al husmo525 De tan grande riqueza El enemigo asalta. Traición, ay Dios, traición que nos entregan. Representan Las porteras que salen A las nuevas que hoy entran Llámense Catarinas Juanas, Luisas, Lugardas o Josefas.526 Aunque santos Tomases Y aunque San Pedros sean San Andrés, San Antonio, Sinforosas, Belisas o Quiterias527 A las seis sucesoras Apocalipsis, 21:12. Husmo. Andar al husmo: esperar la ocasión para conseguir algo. 526 Referencia a los nombres de las porteras. Catarina puede referirse a santa Catalina de Siena, o a Catalina de Alejandría. Lutgarda es santa Lutgarda, [1182-1246] visionaria y mística nacida en Tongres en 1182. Profesó en el convento benedictino de Saint Trond, hoy Holanda, y murió en el convento cisterciense de Aywieres. 527 Sinforosa, mártir cristiana durante el reino del emperador Adriano (117-138 524 525 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 35 40 45 50 55 545 Que tenemos Porteras Llámense Estefanias Escotofias, Urracas, Berenguelas528 Ello es, que las que salen A las otras que hoy entran Pax Christi las saludan Y, tocan las campanas a la entrega. Entrega dicen, cuando Se le vino a la idea Del traicionero Judas Que a él le llamaban, y cátate que entra Adsum dijo, con cara529 De quien vinagre prueba Y a la entrega concurre Con rara propensión el de Viruega.530 Aquí donde se engaña Con maña fraudulenta Tiene su lugar Judas Entre los mercachifles que aquí llegan Y en esta portería Como hay compras y ventas Funda su mayorazgo Patrimonial con vínculo, y herencia. Aquí su tribunal Exige en estas puertas A.D.). Quiteria fue virgen y mártir del segundo siglo cristiano, en la presente Portugal. Belisa, personaje femenino que aparece en numerosas obras literarias como en la comedia de Lope de Vega, “Las bizarrías de Belisa,” y “La discreta enamorada.” También aparece en La Diana de Jorge Montemayor. 528 Escotofia, es mujer descarada y habladora. Urraca fue una reina de León, Castilla y Galicia [1079-1126]. Hay otra reina Urraca, en Castilla y Portugal (11861220), pero también puede referirse a los pájaros ruidosos del mismo nombre y símbolos de mujeres parlanchinas. Berenguela se puede referir a la reina de Castilla, Berenguela (1180-1246) 529 Adsum: latín, Estoy presente. 530 Viruega: Victoria militar contra los soldados británicos en la guerra de sucesión 1700-1714, que tuvo lugar el 8 de diciembre de 1710. 546 60 65 70 75 80 85 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Rabioso condenando A que todos como él, barato vendan. Que aprendan de él, les dice Que sus tratos prendan Pues vendió en treinta reales De cielo y mundo la mayor presea. Es de medir su vara Mercantil, tal que buena Una cuarta de hocico Dos palmos de nariz, y uno de lengua Y si comprar a ahorcados Quieren las reverendas [¿]De quien, como de Judas Comprarán con mayores conveniencias? Mal mercader se halla Sin blanca sin bermeja Moneda en su bolsillo Por eso el pobretón anda por puertas [¿]Hay quien le dé limosnas a Judillas, siquiera Porque mísero ahorcado Arrepentido muere y desespera? Váyase nora mala [en hora mala] [¿]No ve, que enhorabuenas Estamos entendiendo Seis pares de gravísimas porteras? Seis pares, que a ser doce Sin duda compartieran Con los doce de Francia531 Pares, que el mundo en quien celebra Los grandes nobles durante el reinado de Carlomagno. Aparecen en La Canción de Rolando, gesta que subraya la muerte de Rolando, uno de los paladines del emperador, en Roncesvalles en 779. La historia se tradujo al castellano y fue publicada en Sevilla en 1521, siguiéndole numerosas ediciones en los siglos xvi y xvii. Los doce pares también se asocian con los doce apóstoles. En Puebla se celebraban bailes de Tecuanis de los Doce Pares de Francia el 12 de diciembre. 531 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 90 95 100 105 110 115 120 547 Váyase a las oscuras De su seno cavernas Vaya a sus calabozos [¡]Estése allá, y acá nunca más vuelva! [¿]Qué dicen Madres mías Que aquí es donde se infiernan Las almas, como quieren Echarlo de su casa, a casa ajena? Si esta puerta es su propio Sitio,[¿]cómo lo echan Del lugar en que se anda Sin remisión en derramadas penas? Si la gente de Judas Viene aquí, y se congrega A vender maritatas532 Cintas, listones, medias y calcetas Siendo el patrono Judas Que los capitanea [¿]Cómo podrá su jefe Faltarles a los suyos sin ofensa? Si aquí se cortan bolsas Y de ellas es mecenas Invocado no puede Dejar de cooperar con su influencia. Y si aquí dan gatazos533 Buhoneros que alternan Aunque tan de avería No los puede faltar tan buena pieza. Si aquí se vende fruta y él es racimo, tenga Entre guindas y anonas Como zapote Judas su asistencia. Maritatas: Bártulos o trastos. Gatazos: Engaño que se hace a alguien para sacarle dinero. Aparentar algo distinto de lo que se es, o guardar apariencias. 532 533 548 125 130 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Y si fue despensero, Y ésta es una despensa Téngalo aquí colgado, Como que siempre jueves santo fueras. Y al aire como la alma De Garibay en pena534 Acompañe a estos bobos Aquí colgados con la boca abierta Y gocen muchos años Nuestras madres porteras Sus decorosos cargos Imitando a San Pedro en cuidar puertas. 2.2.d. Coloquio al hospedaje de Nuestra Nuestra Señora en el Noviciado del Convento de Religiosas Capuchinas de esta Corte [de México]535 Pocas veces se encuentran composiciones literarias dedicadas a las religiosas novicias. El Coloquio que aquí se transcribe es una de ellas. A pesar de que un cronista español llamó al noviciado “la primavera de la religión”, este autor también indicaba que el periodo de prueba demandaba los mayores ejemplos de virtudes.536 El noviciado comenzaba una vez que la candidata pasaba la aprobación del definitorio del convento y era el periodo de entrenamiento para las aspirantes al velo de esposas de Jesucristo antes de hacer sus votos solemnes y perpetuos. En Nueva Garibay es un personaje jocoso en Francisco de Quevedo, cuya alma se decía no la querían ni Dios o el diablo. Obras escogidas de D. F. Quevedo y Villegas, ed. Eugenio Ochoa, Paris, Garnier Hermanos, 1897, p. 237. 535 Cayetano de Cabrera y Quintero, Borradores de Cabrera, Ms. 1595, Vol. 3, Biblioteca Nacional, México, fols. 114-117v. 536 Luis González Ceballos, Chronica del Observantísimo convento de madres Capuchinas de la Exaltación del Santísimo Sacramento en la ciudad de Murcia. Madrid: Imprenta de la viuda de Don Pedro Enguera, 1736, 65. 534 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 549 España se requería que las aspirantes satisficieran los requisitos de edad mínima o máxima, para su entrada al monasterio, la limpieza de sangre o prueba de no poseer mezclas interétnicas, además de la promesa de la dote requerida por el convento para garantizar su mantenimiento.537 A pesar de que esos requisitos, el carácter o la disposición de la aspirante para sobrellevar la disciplina conventual y su religiosidad eran cualidades que la abadesa y su consejo consideraban con gran cuidado, porque eran tan importantes como sus atributos sociales.538 La maestra de novicias estaba encargada de la instrucción religiosa de la novicia y de juzgar la solidez de su fe. Su opinión era crucial para la comunidad cuando llegaba el momento de la votación para la admisión. Sin embargo, las guías para el noviciado de mayor peso fueron escritas por hombres, maestros en teología y en la tarea de educar monjas.539 El convento de capuchinas de San Felipe de Jesús, donde se llevó a cabo la representación del Coloquio que se transcribe aquí, contó con un manual escrito Regla y Constituciones para las Religiosas Recoletas Dominicas del Sagrado Monasterio de la Gloriosa y Esclarecida Virgen Santa Rosa de Santa María. Puebla: Oficinas del Real Seminario Palafoxiano, 1789, pp. 65-74. Cabe aclarar que el costo de las dotes para religiosas varió según la época, la demanda de lugares, así como el tipo de orden monástica. En los siglos xvi y xvii se recibieron dotes equivalentes a 2,500 pesos de oro común. Al iniciar la siguiente centuria, la cantidad se elevó a 3,000 pesos. En las reglas o en las actas fundacionales se especificó el número de monjas que el convento podría mantener. Con una mayor demanda y para los casos de conventos de calzadas se reconoció una nueva categoría de monjas. Estas además de la dote, debían recibir mensualmente un peculio para su sostenimiento por parte de sus familiares y comprar una celda, eran las supernumerarias. Rosalva Loreto López, Los conventos femeninos, pp. 189-195. 538 Regla y Constituciones…Religiosas Recoletas Dominicas…Santa Rosa de Santa María, pp. 74-87; Nicoás Quiñones, Explicación de la Primera Regla de la esclarecida Madre Santa Clara de Assis. México: Joseph Bernardo de Hogal, 1736, pp. 86, 110. 539 Antonio Núñez, Cartilla de la doctrina religiosa par las niñas que desean ser monjas. México: Viuda de Ribera, 1708; Antonio Arbiol, O.F.M. La religiosa instruida con doctrina de la Sagrada Escritura y Santos padres de la Iglesia Católica … desde que recibe el hábito hasta la hora de su muerte. Madrid: Imprenta de la Casa 537 550 551 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López específicamente para sus novicias, de la pluma de su capellán Cayetano Antonio Torres. A pesar de la estrechez de su observancia, las capuchinas de Ciudad de México tuvieron ocasión para la recreación en forma teatral, del cual existen dos muestras: el Coloquio para el hospedaje de Nuestra Señora y La virtud agradecida.540 El hospedaje a la Virgen María era el ritual de ofrecer descanso a una imagen de la virgen en dos posibles ocasiones: el nacimiento en Belén, o la huida a Egipto. Se asumía que la virgen necesitaba “posada” o albergue y descanso, y el convento se lo ofrecía. Al respecto, véase en este volumen, la escenificación en el convento de Santa Clara de Querétaro, escrita por fray Juan de la Anunciación, para la celebración que se hacia el día de año nuevo. No hay información exacta sobre la fecha de la estación navideña en que se representó en la morada de las capuchinas. Aunque el propósito de estas dos composiciones tenía un objetivo común de proteger a María y ofrecerle hospitalidad, la diferencia reside en que el de las capuchinas fue escrito para las novicias del convento. Esta especificidad la hace única. Aparte de la reglamentación de su vida, quedan pocas huellas de las actividades emprendidas en el noviciado, y este coloquio es prueba de que la representación locutiva se incorporó al noviciado, al menos en este convento y que no estaba reñida con la estrechez de la regla de la orden. No es de extrañar, si se toma en cuenta que la representación se consideraba un medio de adoctrinamiento en vivo y una forma de expresar la espiritualidad de modo comunitario y palpable. Se ensayaba en el noviciado lo que sería posible en la vida de las profesas y, para las jóvenes del noviciado, sería una oportunidad de entretenimiento aceptable. La ofrenda a la virgen era una forma de materializar lo que estaban aprendiendo respecto de la liturgia, y la forma de expresar su fe. Esta obra es un ejemplo de una situación muy especial en cuanto a destacar la presencia de las novicias dentro del convento. Como miembros de la comunidad conventual tenían poca visibilidad física una vez que ingresaban, aunque su comportamiento y educación estaba vigilado y bien regulado. Su ambiente físico, separado del resto de la comunidad, contribuía a negarles un papel protagónico en el claustro. Sabemos que sus lecturas e instrucción religiosa eran cuidadosas como demuestran los inventarios de libros del convento de Santa Clara de Querétaro de principios del siglo xviii.541 Sin embargo, las reglas conventuales determinaban que las novicias permanecieran en el anonimato, situación de quienes aún necesitaban educación y guía, y solo aparecían sus nombres en algunas de las listas conventuales. El Coloquio que nos ocupa da protagonismo a las novicias. Se les concede voz sin otra compañía que la de la Música y la velada presencia de María. La composición se acomoda al papel que se esperaba de las novicias: devotas y dedicadas al culto de María, las cuales reiteran su decisión de hacer los votos solemnes, lo que las haría miembros permanentes del claustro. El texto del Coloquio llama la atención hacia la sonoridad. El símbolo de la paloma en su nido se complementa con el sonido de su arrullo. El Coloquio se inicia con una sesgada alusión al silencio que debían guardar las jóvenes en formación, en este caso alude la ocasión de la entrada de María, éste se logra vencer, pues la Regla no prohíbe oír, sutileza que subraya el papel de oyentes de las novicias durante su aprendizaje. El acto de oír no perturbaba las Reglas. El llamado de la paloma da sentido al Coloquio. Es a través del sonido que se puede reconocer que quien llama a sus puertas no es una paloma común y corriente sino la madre de Dios. La armonía de la música incita a las novicias a escuchar y percibir el ruego de María de la V.M. María de Jesús de Agreda, 1753; Cayetano Antonio de Torres, Directorio para las novicias de este convento de S[an] Felipe de Jesús y pobres capuchinas de México, Ms. ainah, Colección Gómez Orozco, Vol. 30. 540 Ver, La virtud agradecida en este volumen. 541 María Concepción de la Vega Macías, Fragmentos de vida cotidiana Cinco inventarios del Real Convento de Santa Clara de Jesús, Santiago de Querétaro (siglos xviii-xix), Querétaro: Estado de Querétaro/Consejo del iv Centenario de la fundación del convento de Santa Clara de Jesús, 2007, pp.167-177. 552 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix a través de los “dulces ecos” de quien desea compartir el nido del noviciado. También el sonido de las voces de Jesús y las virtudes de la vida religiosa son de cardinal importancia para las aspirantes a monjas, como se echa de ver en las composiciones de fray Mariano de la Concepción, en este volumen. El teatro religioso dieciochesco subrayó el valor de la voz, el vehículo de locución en toda composición teatral y el acto de oír y prestar atención. En esta obra se reafirma que el silencio de la vida capuchina pudo aceptar la voz teatral para sus novicias como medio para sostener y enriquecer la fe. Una peculiaridad de esta composición es que la Virgen María, cuyo nombre no aparece como “interlocutora”, es resguardada bajo el apelativo “Ella.” Este subterfugio escénico es intrigante. ¿Pretendía el autor proteger la pureza de María y su anonimidad en calidad de viajera con el ocultamiento de su nombre? ¿Sería esta su intención propia o un requerimiento de las monjas? Es significativo que “Ella” aparece como un sonido junto a la voz de la música cuando hace su primera petición de acogimiento con un estribillo de cuatro versos, y que sus siguientes tres intervenciones son igualmente lacónicas y en la misma forma de estribillo repetido. El Coloquio requiere poco movimiento escénico. Se nota la aparición y salida de las novicias, pero no hay ninguna otra sugerencia excepto la notación de música para ese personaje. La autoría de Cabrera se echa de ver con sus incursiones en la mitología latina. Manejaba esa lengua a la perfección y como hombre de su tiempo, recurría a esa fuente para enriquecer su producción intelectual, por lo que no pudo dejar de introducir algunas comparaciones discursivas en este texto. Para indicar la nobleza del amor de Dios a María y la pureza de la concepción de Jesús, compara ese amor con los lascivos deseos de Júpiter-Zeus por tres de sus conocidas amantes, Dánae, Leda y Europa. Dios viste a María como paloma y su espíritu divino toma la forma de una paloma, símbolo de pureza.542 542 Juan Antonio Rodríguez, Vuelos de la paloma. Oración fúnebre en las honras Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 553 Sumario Los personajes del Coloquio son tres novicias y la Música. La Música inicia con un estribillo de ocho versos que en varios momentos se repiten como la voz alternativa de “Ella.” Después de la tercera intervención de la virgen como “Ella”, la Música sigue su voz, y ruega a María que proteja a las novicias. La Música pide a las novicias que permitan a una paloma posarse entre ellas. El juego de la palabra “posa” –hospedaje– y el verbo posar, para el ave que arresta su movimiento en una rama es claro. Las novicias habitan en un nido y son presentadas como cándidas palomas que prestan atención al llamado de otra que desea aposentarse bajo su techo. Una novicia logra desentrañar el misterio de esa voz y la reconoce como María. Cada una de las novicias expresa su veneración por la virgen por su pureza y como madre del verbo encarnado. Se nota el acompañamiento y la protección de José y se extiende la misma veneración hacia su figura. El culto josefino era extenso en el ámbito claustral. Una vez reconocida la virgen, las novicias le ofrecen su pobre albergue con todo el fervor que pueden demostrar. Todo un aparato metafórico se despliega en la recepción para ofrecerle a la virgen lecho, cortinas, alhajas, y un aposento que se fabrica con el amor de sus corazones para quien ofrece grandes beneficios a cambio de su piedad. El manifiesto deseo de las novicias es que María las mueva a ser firmes en el deseo de cumplir los votos que tomarán tras el noviciado y las prevenga del peligro de renunciar en su empresa. “Solo se libra de presa, la que libre se aprisiona.” que celebró el religiosísimo convento de S. Joseph de Gracia, de señoras pobres capuchinas de la ciudad de Querétaro a su M.R.M. abadesa fundadora, Sor Marcela de Estrada Y Escobedo el dia 11 de mayo de 1728. México: Herederos de la viuda de Miguel Rivera Calderón, p. 173; Fray Ignacio Saldaña, La penitente paloma o gemebunda maya. Sermón fúnebre en las exequias de sor Sebastiana Josefa de la Santísima Trinidad del convento de San Juan de la Penitencia. México: Imprenta de la Biblioteca, 1758. 554 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Coloquio al hospedaje de Ntra.[Nuestra] Sa. [Señora] en el Noviciado del Convento de Religiosas Capuchinas de esta Corte. [México]543 Personajes que hablan: Novicia 1ª, Novicia 2a, Novicia 3a, Música Música Del más puro nido Cándidas palomas Permitid que una Pose con nosotras. Pues en recompensa 5 De piedad tan corta De altos beneficios Su gratitud colma. -Sale Novicia 2a y 3a- Novic[ia] 2a [¿]Oye Soror? Nov[icia] 3a [¿]Qué es hermana? 10 Nov[icia] 2a Que me admira que esté sorda; La Regla manda que no hablen Mas no sé mande que no oigan. [¿]No oye en sonoros acentos Que ¡suavemente alborotan! 15 Al aire blandas quietudes Armonías sediciosas?544 Cayetano de Cabrera y Quintero, Borradores de Cabrera, Ms. 1595, Vol. 3, Biblioteca Nacional, México, fols. 114-117v. 544 Sedicioso: el que causa alboroto. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 20 555 [¿]No percibe en dulces ecos Arrullos de una paloma, Que hacia el blanco techo vuela? [¿]No la oye? Pues Dios la oiga. Nov[icia] 3a No hay dudar que es pretendiente De esta gala, de esta ropa, Que yo cual ninguna indigna, Logré vestir como todas. 25 Nov[icia] 2a Ello es así; que aunque pide Con dulce voz armoniosa, Nos junta en dulzuras, que canta Las ternuras de quien llora; Pues repite si es que oír 30 La distancia no me estorba. Ella y Mús[ica] Del más puro nido Cándidas palomas Permitid que una Pose con vosotras. 35 Nov[icia] 3a Que bien en mi atención suenan Sus suplicas fervorosas; Que es digna de tanto anhelo De esta habitación la gloria. Yo digo por mi (y lo mismo 40 Venero que dicen todas)545 Que si como ya la logró, 543 545 Venero: origen y principio de donde procede algo; manantial. Metafóricamente puede significar que todas juntas desean o creen lo mismo. 556 45 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Aún no la logrará, ansiosa Alas de paloma al cielo Le pidiera a todas horas, Para remontarme al nido De esta amurallada choza. Pero aún no cerrará el ruego Mientras la quietud no logra. Nov[icia] 2a Y yo, y todo. 50 Nov[icia] 3a Por si la ama Nuestro esposo para esposa, A afinar su voluntad Nuestro ruego se interponga. Nov[icia] 2a Que me place. Pero extraño Que esta habitación dichosa 55 Cuando debe ser perpetua La apetezca transitoria. Pues si aún todavía en mi oído Resuena su voz sonora, Dice obligando al hospicio, 60 Que pretende de nosotras. Ella y Mús[ica] Pues en recompensa De piedad tan corta De altos beneficios Su gratitud colma. 65 Nov[icia] 3a [¿]Cómo? [¿]Quién con su presencia Nos promete tantas honras [¿]Indica que ha de ausentarse? Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Nov[icia] 2a Sus voces son misteriosas. Pero allí Sor Serafina 70 Viene; y espero que rompa Con noticia más expresa Contradicción tan nudosa Que al fin como más antigua Sabrá de estas ceremonias. 75 -Sale- Novic[ia] 1ª Poco sé y mucho; pues sé Que esta Peregrina, airosa Deidad, que a pasos mendiga Mansión para su persona, No es, como ya imagináis 80 De aquellas castas palomas Que anhelando a ser de Cristo Finas amantes esposas Huyendo al sacre546 del mundo Las garras destrozadoras 85 En el muro de esta Torre547 Edifican su custodia. Paloma es, sí; pues así La dulce voz la pregona De su criador; más su esposo 90 E hijo, cuando así la nombra, La pinta, con el carmín De sus labios, y su boca, Hermosa, como ella misma, Singular, como ella sola. 95 546 547 Sacre: hombre que roba. Torre con mayúscula La Virgen María se representa como torre. 557 558 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Nov[icia] 2ª No digas más; pues es fuerza Que por las señas conozca Ser tan gallarda hermosura Que aun a si misma se ignora, 100 María llena de Gracia Aquella Sacra Paloma Que encaminada a Belén548 Desde las confusas olas Que el Aquilón de un edicto549 105 En Palestina alborota, Viene, con floridos pasos De una habitación en otra, A publicarnos la paz Trayendo misteriosa Si azucena en el vientre 110 Ramos de oliva en la boca. Nov[icia] 3ª o así también la venero Cuando su cuello colora En hilos de sus virtudes Collar de piedras preciosas; 115 Blanca Paloma, que al Sol De justicia expuesta, logra Ser Iris de pluma, siendo550 De la paz fiel, precursora. 120 Deidad que de mil colores Sus airosas galas corta. Bethlem en el original. Aquilón: uno de los cuatro vientos que se llama Norte o Cierzo, soplando del norte. El edicto se refiere a la orden de registrarse en un censo en su pueblo natal para pagar el impuesto demandado por los romanos. De acuerdo con Lucas, José se traslada a Belén, sitio de sus ancestros para pagar el impuesto. Lucas 2: 1-7. 550 Iris: quien media o pone paz. También portador de varios colores. 548 549 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 125 130 135 559 Paloma de que, prendada La alta gallardía airosa Del Espíritu Divino Así amoroso la ronda, Que más amante que Jove551 De Danae552, Leda,553 y Europa 554 No ya en Oro, Cisne, o Toro Vario Proteo,555 se transforma; Sino, que vistiendo amante Los colores de su Esposa, De Paloma también blanca Toma la galana forma Para que así a Dios conciba556 Y en carne humana lo ponga. Nov[icia] 2a Y si aún más señales buscas Repase allá tu memoria El esmero con que, cuando En el nido de una tosca 140 Ruina, o portal, dando a luz, De Divina virtud, la obra; Jove: Júpiter o Zeus. El texto dice Daphnae. Se trata de Danae, hija del rey de Argos, Acrisio, fue encerrada en una cámara subterránea. Allá llegó Zeus, quien, convertido en lluvia de oro, sedujo a Danae. Su hijo fue Perseo quien mató accidentalmente a Acrisio. 553 Zeus se enamoró de Leda y, tomando la forma de un cisne, logró seducirla. De esa unión nacieron Pólux y Helena, inmortales. 554 Enamorado de Europa, Zeus se convierte en un toro manso que la roba y la lleva a Creta donde reinó desde entonces. 555 Protheo en el texto. 556 El Espíritu Santo se representa como paloma. Se refiere a la concepción de Jesús a través del Espíritu Santo. La paloma también era el símbolo de la resurrección Las monjas eran frecuentemente comparadas con palomas en su nido, metáfora que ya se usaba desde tiempos de Santa Teresa. 551 552 560 145 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Paloma amante repela De sus delicadas tocas Las plumas, para mullirle Tierno lecho y blandas ropas. Nov[icia] 1ª Así es; pero es bien sepáis Que, aunque por casta y hermosa Sola esta paloma siempre, Ahora no viene sola; 150 Pues la trae (porque así Adoremos una y otra) Aquella cuyos Armiños le vienen haciendo sombra; José,557cuya candidez, Prudencia, y virtud heroica 155 Tendidas del patrocinio Las dos alas protectoras Para que al hijo de Dios Cubra las Divinas glorias, 160 Muro de plumas le labra Nube de luces le forma. Palomas dos, que ya Pías De una coyunda amorosa, No el de Venus, si el más puro 165 Dorado yugo soportan. Palomas, en fin, Divinas, Que mejor que a un Eneas otras No el ramo, si un Pino de oro Indican, cuando le adoran.558 Joseph en el original Eneas, héroe de la Eneida del poeta romano Virgilio, guerrero hijo de Venus, y Miseo, debe ofrecer un ramo de hojas de oro del árbol –ciprés o roble– a Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 561 Nov[icia] 2ª Pues si esto es así, [¿]qué esperan 170 Las piedades perezosas? [¿]Qué a huéspedes tan sagrados Decente mansión no adornan? Mayormente cuando a precio De los favores que otorga Piedades que deudas son 175 A nuestro interés se compra. Ella y Mús[ica] Pues en recompensa De piedad tan corta De altos beneficios Su gratitud colma. 180 Nov[icia] 3ª Admitid, bella María De nuestra piedad devota El desaliñado Albergue Que os compone afectuosa. 185 Ocupad esta mansión Que la Religión adorna. Volcán que declara incendios De Novicias fervorosas. Honrad, pues esta Oficina, 190 Donde Jesús, que oro compra, Piedra de toque examina Lo fino de sus esposas. Nov[icia] 1ª Pues Paloma, peregrina Vuestra Deidad se remonta, 195 Abatid el sacro vuelo 557 558 Proserpina para poder viajar por el mundo subterráneo o Hades en busca de su padre Anquises. Ser un pino de oro se dice de una persona alta y garbosa. 562 200 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Y de inferiores Palomas Ocupad el pobre nido, Habitación escabrosa, En que por vencer del Mundo Las invasiones traidoras, Finca en mortificaciones El lauro de sus victorias. Nov[icia] 2a Entrad, Señora, que aunque Es la Posada tan corta, 205 Cuanto su estrechez limita Nuestro corazón desahoga. En sus senos, el amor. Arquitecto a mejor obra Claros Gabinetes abre 210 Salas traza más vistosas. Nov[icia] 3ª Obedientes los sentidos De la razón a los dogmas Haremos que a vuestra Casa Ventanas y Puertas rompan. Siendo incansables los ojos 215 A tu luz, las claraboyas Pues por sus tersas vidrieras A nuestros ojos te asomas. Nov[icia] 1a Telas del corazón mismo 220 Serán colgaduras rojas Que a tu voluntad pendientes, De no servirte se corran. Y para que blando lecho A tu descanso componga, 225 Por si su quietud te agrada Plumas de sus alas corta. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 563 Nov[icia] 2ª En fin de nosotras mismas Fabricaremos gustosas Las Alhajas que al descanso 230 El artificio acomoda, Quedando ufanas de serlo, Puesto que tienen por honras Los más altos Serafines559 Ser de sus plantas Alfombra. 235 Nov[icia] 3ª Y porque esté la Posada Sagradamente olorosa Deprecaciones humildes560 Serán volantes aromas. Nov[icia] 1a Y pues como obsequios quieres 240 Pagarnos deudas forzosas, Repitiendo en dulces ecos De tu dulce voz sonora. Ella y Music[a] Pues en recompensa De piedad tan corta 245 De altos beneficios Su gratitud colma. Concédenos, o[h] María561 Reyna la más generosa, Que pues cual Palomas tiernas Jesús niño nos convoca Serafín: el ángel de mayor jerarquía, encargado del trono de Dios. Deprecación: ruego o súplica ferviente. 561 En esta entrada, el personaje Música ha tomado la palabra para hacer un ruego a María, a quien apela por su nombre. 559 560 564 Al techo de esta Clausura, Que puro Armiño colora; Resguardadas en su centro No renunciemos traidoras El nido, en que nos defiende De ser presas lastimosas Pues en la Caza que astutos Sacres enemigos forman, Solo se libra de presa La que libre se aprisiona. 250 255 260 265 270 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Nov[icia] 1ª Y para que siempre sea Nuestro nido esta Custodia De Comunidad tan grave Mueve el Corazón Señora, No solamente al fervor Que en él tan de asiento mora; Sino para que en el cielo De esta esfera562 Religiosa Con plenos Votos sufraguen A nuestra perpetua gloria. Nov[icia] 2a Recompensando también Esmeros con que os adorna Quien sirviéndoos Camarera De vuestra Esclava blasona. 275 562 563 Nov[icia] 3a Para que así recibiendo Vuestra Deidad majestuosa Paloma que en este nido A serlo nos alecciona,563 Esphera en el original. Aliciona en el original. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 280 565 Obedezcamos la voz Que aun sonoramente entona Todas y Músic[a] Del más sacro nido Cándidas Palomas Permitid el que una Pose con vosotras. FIN 2.3. Fray Juan de la Anunciación, OCD (1691-1764) Loa a Nuestra Señora del destierro la noche de año nuevo, que le ponen posa las porteras del Convento de Santa Clara de Querétaro, año de 1723564 La tradición de dar posada o refugio a la sagrada familia durante su huida a Egipto para evitar el edicto contra los niños del rey Herodes565 fue un ritual popular navideño novohispano que aún perdura hoy en día. Dentro de los conventos femeninos existía toda una tradición de celebración y veneración del nacimiento de Cristo que se expresaba en misas, armazón de belenes y, al parecer, la puesta en escena de alguna forma de teatro que recreara parte de la misma Epifanía para las religiosas. Biblioteca Nacional de México, Manuscritos Ms. 1597. Cuaderno de varios versos. Compuesto por el padre fray Juan de la Anunciación… en diversos tiempos y lugares. Valladolid, 13 de agosto, 1718, fols. 210, recto y verso. El religioso también escribió una loa para dar los días a la madre abadesa de Querétaro [sor Clara de Santa Rosa] el día de la Natividad de Nuestro Señor; Loa a Nuestra Señora del Destierro, la noche de Año Nuevo, 1725; A la posa que le pusieron las torneras, llamadas las dos Lucías y la mayor, Puente, las cuales son aquí presentadas. Además, escribió otras “letras” a la profesión de dos niñas, obras de las que no se tiene el dato exacto de pertenencia a este convento. 565 Para la historia de Herodes, ver Mateo 2:1-18. 564 566 567 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Fray Juan de la Anunciación566 compuso dos “Loas a N.[uestra] Señora del Destierro la noche de año nuevo” (1723 y 1725) para las clarisas de Querétaro, el convento más prestigioso de esa ciudad.567 Deben haber sido composiciones de encargo, actividad aceptable y corriente en el México dieciochesco, y una que el prolífico fraile aceptó, aparentemente con gusto, dada su afición a componer loas568. Una de las advocaciones del convento de Santa Clara de Querétaro era, precisamente, la de Nuestra Señora del Destierro, que representa a María con Jesús en los brazos y montada en una mula, con San José a su lado. La virgen tenía su capilla propia y se le celebraban varias misas. Se le atribuía al menos un milagro al salvar la vida de un administrador del convento.569 La loa a Nuestra Sra. del Destierro de 1723 es una composición para dos intérpretes: una es la música, que comienza la historia; la segunda, identificada como “ella” toma a su cargo la información y asume el resto de la composición en forma de soliloquio. Este personaje ha sido estudiado por María García Gómez, “Poesía dramática de Fray Juan de la Anunciación. Edición y estudio de loas carmelitas del siglo xviii”. Tesis para optar al grado de doctora en Letras Mexicanas, unam, 2010, páginas; cciii, ccvii, ccviii, 257 y siguientes; María Eugenia García Gómez, “La loa, forma teatral festiva en la Nueva España”. Tesis para obtener el grado de Maestría en Letras Mexicanas, unam, 2005. Lucía Elvira Pérez Álvarez. “Siete loas de Fray Juan de la Anunciación. Edición, comentario y anotación.” Tesis de maestría en Literatura Mexicana. Facultad de Filosofía y Letras, 2011. 567 Sobre el convento de Santa Clara de Querétaro ver, Mina Ramírez Montes, Niñas, doncellas, vírgenes eternas. Santa Clara de Querétaro (1607-1864). México: unam/Instituto de Investigaciones Estéticas, 2005. 568 Según María García Gómez, Fray Juan compuso 82 loas. Ver, “Poesía dramática…”, pág. cxxii. Sobre fray Juan de la Anunciación y su producción literaria, véase, Jesús Yhmoff Cabrera, Poemas religiosos y profanos de Fray Juan de la Anunciación. Toluca, Ediciones del Estado de México, 1985; Jaime Gallardo Dávila, “Una loa de fray Juan de la Anunciación, poeta novohispano del xviii” en Literatura mexicana. Filológicas, Vol. 4, No 2 (1993), pp. 457-80. Este autor fija el número de loas en 84; Germán Viveros Maldonado, “Dramaturgia de fray Juan de la Anunciación” en Literatura Mexicana, 4:2 (1993), pp. 433-56. 569 María Concepción de la Vega Macías, Fragmentos de la vida cotidiana. Cinco inventarios del Real Convento de Santa Clara de Jesús, Santiago de Querétaro (siglos xviii-xix). Querétaro: Consejo del Cuarto Centenario, Estado de Querétaro, 207, 90-92; Antonio Rubial García, “Tesoros simbólicos. Imágenes sagradas en los monasterios femeninos de las ciudades virreinales novohispanas” en Histórica, xxxvii, 1 (2013), pp. 57-72. 566 Sumario Los dos versos iniciales de esta loa repiten la práctica, muy común entre los miembros de las órdenes regulares y el clero en general, de llamar a la Virgen María “emperatriz del cielo” y tratarla como “reina soberana.” Los barroquismos verbales continúan al llamarla “Aurora que camina” y “Nuncia inmaculada del sol”. Recordemos que esta loa fue escrita para un convento franciscano y que la Orden estuvo siempre dedicada a propagar y defender el dogma del inmaculismo de María. Por otra parte, fray Juan era un hombre formado dentro de la cultura barroca del siglo xvii y, aunque escribía a principios del xviii, su estilo todavía refleja la mentalidad de la cultura barroca, adepta a esas hipérboles poéticas respecto de la Virgen María. La loa comienza con el personaje Música, que insta a las porteras a prevenir un lugar decente y aseado para recibir a la cansada madre. La recomendación es también espiritual: acojan a María en sus almas; ocúltenla allí. Se dice que el destierro y huida de la madre y el niño resulta de la envidia del rey Herodes, que teme que Jesús le robe su imperio. Jesús, como rey del orbe, no necesita robar imperios mundanos. Se invita a María a reposar en el convento, donde encontrará descanso y amor. Su breve estancia en lo que se presenta como “choza pobre” no le impedirá proseguir su viaje para salvar a su hijo, “ese Adonis.” El claustro es “torre” donde María estará bien defendida. Sus puertas están cerradas y la clausura es bien guardada; el demonio no entrará porque es una corte más del cielo que de la tierra. Se ruega entonces a la virgen a que reciba la posa que se le ofrece por el amor con que la acogen. La composición finaliza con el tema del destierro. El de María era temporal, pero el de los humanos podría ser eterno. Por eso se le ruega a la virgen que después del destierro de la vida terrenal donde todas caminan, las corone con la estancia en 568 569 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López la “patria celestial”. Allí las religiosas seguirán cantando agradecidas y con “música más acorde”. El cierre de la loa recuerda las meditaciones sobre los novísimos y el destino del alma. En esta composición el elemento teatral se reduce, como en las loas de Cayetano de Cabrera, a ser una simple representación en cuanto a ser recitada o declamada ante un público, que presumimos era estrictamente conventual. Esto nos lleva a pensar que, en ambos casos, la comunidad simplemente deseaba realzar un acto para el cual se reunían las religiosas para una celebración, prólogo para el recitativo que enuncia el meollo del mensaje religioso. En otras loas del autor, el manuscrito establece “canta la Música” y aunque ese detalle falta en este, puede haber sido olvido del copista. No se establece uso de ningún instrumento. En esta composición, fray Juan incluye a la comunidad completa, aunque esta habla con una sola voz, que se identifica como “Ella”. Al comienzo, la Música se dirige a las porteras, pero también a las esposas, en plural, y las hace responsables de la protección y bienestar de María. La voz narrativa de “Ella” es la voz de la comunidad. “Ella” se dirige a María en los términos más elogiosos y consabidos de la escritura didáctico-religiosa, subrayando luminosidad y pureza: claros resplandores, sol divino, aurora pura, virgen inmaculada. Su maternidad corona su personalidad y poder, al ser madre del rey de los cielos y monarca de emperadores. El propósito es señalar cómo tan excelsa mujer se encuentra en circunstancias tan deplorables, “hollando caminos ásperos” “andáis sola por los montes” por la envidia de un tirano. La comunidad aparece como refugio de amor y protección, porque las religiosas le deben a su hijo, como su esposo, su propia defensa. O sea que, aunque ellas ofrecen protección, también reciben protección del hijo de María. Aunque la protección de la “posa” es solo temporal, el mensaje final es ganar de algún modo el reconocimiento de María en la patria celestial, donde esperan verla algún día. Es una composición sencilla, sin solemnidades ni complicaciones dramáticas y a propósito para una recreación alrededor del calendario religioso. Loa a N. Señora del destierro la noche de año nuevo, que le ponen posa las porteras del Convento de Santa Clara de Querétaro, año de 1723570 Música A la emperatriz del cielo A la reina soberana A la que el mundo destierra Prepare el alma morada. En el camino de Egipto 5 María viene cansada Y así es bien le pongan posa En los atrios de su casa. Prevénganle las porteras Posa decente y aseada 10 A la Aurora que camina Del Sol nuncia inmaculada.571 Ocúltenla sus esposas En el centro de sus almas Que va huyendo los rigores 15 De una envidia que la infama. -Loa- Ella Soberana emperatriz A quien la celeste corte Aplaude incesantemente Con música muy acorde. 20 Nuncia del sol más divino572 Biblioteca Nacional de México, Manuscritos Ms. 1597. Cuaderno de varios versos. Compuesto por el padre fray Juan de la Anunciación (…) en diversos tiempos y lugares. Valladolid, 13 agosto, 1718. 571 Nuncio es un representante diplomático de la Santa Sede con rango de embajador y es comparable en rango al de un arzobispo. Su uso en género femenino y adjudicado a María subraya su papel como embajadora de Dios mismo. 572 Jesucristo representado como sol, también se le apela como rey de los cielos y emperador de emperadores. 570 570 25 30 35 40 45 50 55 573 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Cuyos claros resplandores Dan terror a los abismos Si claridad a los orbes Celestes, cuyas esferas Clarifican vuestros soles. Aurora pura y hermosa Rosa entre animadas flores. Virgen siempre inmaculada Madre de[l] más bello joven Rey de los cielos y tierra Monarca de emperadores A que la envidia traidora Aborta contradicciones, Porque siempre fue la envidia De émulos madrastra torpe,573 Maquinando a los dichosos Mal fundadas las traiciones. Reyna que, por serlo vos Por derecho muy conforme A vuestro hijo divino Dios con el vestido de hombre, Vais ahora desterrada, Atropellando temores, Hollando ásperos caminos Entre sombras de la noche Caminando para Egipto Huyendo los fieros golpes De un rey tirano que avaro Intenta ser fiero Herodes Con ese tierno inocente Temeroso que le robe La corona de su imperio, Como si fuera su norte El andar robando imperios Émulos: enemigo y contrario de otro; competidor. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 60 65 70 75 571 El Rey Supremo del orbe. Reposad aquí, Señora, Desechad esos horrores Que aquí seguro está el paso A semejantes baldones.574 Descansad en esta posa Que con rendidos amores Las porteras de esta casa Os ponen para que goce Vuestra fatiga el descanso Que necesario recoge. Favorezca esa presencia. Señora, esta choza pobre, No desechéis su servicio. Honrad con vuestros favores Este sitio que, la mora.575 Que hiciéredes esta noche En este breve pasaje No será rémora torpe Que impida vuestro camino Para librar ese Adonis576 De las manos del tirano Aunque mil muertes aborte.577 Dentro estáis de vuestra casa Baldones: afrentas. Mora: demora. 576 Cristo comparado con Adonis, en la mitología griega, el favorito de Afrodita. Además de símbolo de belleza, Adonis vivió en parte en el inframundo por circunstancias complicadas de su nacimiento y el ser objeto de interés de dos diosas, pero logró volver del inframundo en un par de ocasiones. La promesa de un renacer a la vida podría asociarse con la resurrección. Por otra parte, como símbolo de belleza perene, no estaría fuera de la imaginación poética comparar a Cristo con un modelo de perfección estética. Adonis también se puede asociar al Yahveh, señor de los señores, o Adonay. Adonay representa a Dios en la religión hebrea. Es difícil determinar cómo fray Juan manejo este símil. 577 Abortar: interrumpir o frustrar. En este caso, impedir la muerte de Jesús a 574 575 572 80 85 90 95 100 105 110 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Con que no será disforme El hospedaje, porque Estos claustros son la torre Donde estáis bien defendida De la envidia más enorme. Las puertas están cerradas Con llaves más que de bronce. La clausura bien guardada De baluartes superiores Y mucho más del amparo De vuestro hijo, que noble Amador de sus esposas Con sus celestes campeones,578 Las defiende del demonio, Y todos sus seguidores. Y así vos también, Señora Lo estaréis, sin que os asombre El nombre, la voz, o fama De los que se os contraponen. Del destierro os apellidan579 De los humanos las voces, Y si bien se considera Es verdad, pues vuestra corte No es de tierra, que si fuera Tuvierais mil valedores.580 Es de cielo, y aun por eso Andáis sola por los montes. Mucho de aquesto os dijera Por si acaso mis razones Os podían dar consuelo, Aunque fuese con temores. manos de Herodes. 578 Celes en el manuscrito. Obviamente debe ser celestes. 579 Apellidar: llamar o convocar; llamar a las armas 580 Valedores: persona que vale y ampara. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 115 120 125 130 Más, veo que estáis de prisa Y ya la noche recoge Su negro velo, y no quiero Que mis ecos os estorben Vuestro camino. Y así Seguid con pasos veloces Vuestro curso; y recibid De los tiernos corazones Que os ofrecen esta posa El amor con que os la ponen Y alcanzad de vuestro hijo Por orla estos honores, Que después de este destierro Del mundo tirano, donde, Aún más que vos, desterrados Caminamos, nos corones Con la Patria, donde todas Con más sonoras canciones De agradecidas cantemos En música más acorde. Fin 573 574 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix 2.4. Francisco Vidales (1630-1702). Villancico Con que gala en el campo nace la rosa581 Como hemos visto, los villancicos fueron obras paralitúrgicas festivas utilizadas con diversos fines, dedicaciones y funciones. En algunos casos se compusieron e interpretaron como muestra de la importancia económica, política y simbólica de las monjas profesantes como hemos visto en el caso de la profesión de la Madre Azlor y Echeverz y su prima en la primera sección de este volumen. De manera más funcional se emplearon a manera de entremeses para diferenciar entreactos en la presentación de alguna obra, coloquio, o recreación. El villancico que aquí presentamos, titulado Con que gala en el campo nace la Rosa, fue compuesto alrededor de 1673 por el maestro Francisco Vidales para ser interpretado por las monjas del convento de La Santísima Trinidad de Puebla.582 Este autor perteneció a una élite de músicos profesionales que conocían muy bien la teoría musical de su tiempo, como se ha podido constatar Aurelio Tello, Nelson Hurtado, Omar Morales y Bárbara Pérez, Colección Sánchez Garza Estudio documental y catálogo de un acervo musical novohispano. México: Conaculta/Inba/Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla, 2015, 525. Villancico Núm. 285. Agradezco al maestro Gustavo Mauleón haberme proporcionado copia de este villancico. 582 Este convento se fundó el 19 de septiembre de 1619, véase Mariano Fernández de Echeverría y Veytia, Historia de la fundación de la ciudad de la Puebla de los Ángeles en la Nueva España, su descripción y presente estado. 1780 (Edición, prólogo y notas de E. Castro Morales). Puebla: Altiplano, 1962-1963, t. ii, pp. 450-455. De manera notable esta fundación dependió de la salida de monjas del convento de la Concepción y de la entrada de un grupo de jóvenes procedentes de dos ramas de un mismo grupo familiar cuya cabeza fue el acaudalado regidor Alonso de Rivera Barrientos. La dote fueron unas casas en las que se fabricó el convento, valuadas en cincuenta mil pesos. En la fundación se le señaló el número de cincuenta religiosas y, entre 1688 y1714, tenía cincuenta y cinco, todas de velo negro y coro, por no admitir legas la fundación. Esto no eximía la entrada de seglares por tratarse de un convento de calzadas y de poder contar con esclavas, sirvientas y niñas educandas en su interior. Rosalva Loreto López, Los conventos de mujeres en el mundo urbano de la Puebla de los Ángeles del siglo xviii, passim. 581 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 575 en el desempeño de sus actividades como compositor, intérprete, afinador y organista en las catedrales de México y Puebla. Sin lugar a duda, también influyó en la formación de jóvenes cantoras que se capacitaron en la ejecución y puesta en práctica de sus obras dentro de los conventos de mujeres de la ciudad de Puebla. Parte de su formación en el campo de la música la debió a su tío Fabián Pérez Ximeno, posible hermano de su madre, quien fue maestro de Capilla de la catedral de México583. El contribuyó en su temprana inserción en el ambiente cultural de Ciudad de México y lo puso en contacto con destacados músicos que conocían, utilizaban y actualizaban tratados teóricos y prácticos conocidos en Europa y América. El éxito de estas representaciones puede verse como consecuencia del impulso cultural representado hacia la década de 1640 por la figura del obispo virrey Juan de Palafox y Mendoza en Puebla. El mitrado, junto con la imprenta y la edición de las constituciones de las reglas de la catedral de México y las reglas de coro de las de Puebla, revisó y editó las constituciones de las monjas concepcionistas.584 De la producción de villancicos manuscritos, solo sabemos de manera parcial de su existencia. Es en este contexto que cobra importancia la obra de Francisco Vidales, de él se conocen una pequeña colección de obras, diez piezas breves, manuscritos diseñados e interpretados de manera específica por y para las monjas del convento concepcionista antes mencionado.585 Francisco Vidales fue sobrino y organista de Fabián Pérez Ximeno, maestro de capilla de la catedral de México. A su muerte, heredó la mitad de sus papeles de música y un monocordio, además de 20 y 25 pesos para él y su madre, respectivamente. Aurelio Tello/Dalila Franco/Abel Maní Andrade. Proyecto de catalogación, transcripción, investigación y difusión del Archivo Musical del Venerable Cabildo de la Catedral de Puebla. Catálogo y Apéndice Biográfico de Compositores Novohispanos. México: Conaculta/Inba/Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla, 2015, p. 517. 584 Sobre la producción de los villancicos impresos, véase de manera obligada el trabajo de Anastasia Krutitskaya, Villancicos que se cantaron en la Catedral de México (1693-1729). México: unam, 2018. 585 Estos documentos son resguardados en el fondo musical del Centro Nacio583 576 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Temáticas Los modelos representativos aludidos en los manuscritos musicales diseñados por Vidales se presentaron en forma de romances,586 jácaras587 y villancicos.588 En las temáticas comprendidas en esta tipología de música breve es perceptible la utilización de metáforas y simbolismos que sintetizan recursos iconográficos y emblemáticos propios de la liturgia tridentina. Los temas tratados en los versos de Vidales obedecen de manera predominante a pasajes de la vida de Cristo o de su madre, y se encuentran en menor medida las obras de corte evangélico o teológico. De manera general, la música dedicada al nacimiento de la vida de Jesús formó parte integral de las series de villancicos navideños que se componían, actualizaban e interpretaban cada año a lo largo de todo el adviento. Sin embargo, el dedicado a la madre de Dios cobró particular importancia en el mundo occidental, se materializó con Trento e influyó de manera directa en el mundo hispanoamericano a partir del siglo xvii cuando se dio espenal de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez del Inbal, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. Esta colección ha sido inventariada, catalogada e interpretada por el grupo de musicólogos del cenidim bajo la dirección del maestro Tello. Nuestra aproximación a su análisis procede de la historia y pretende enriquecer las perspectivas sociales de la producción musical en los conventos novohispanos. 586 El romance en España es una forma de balada épica que se remonta al siglo xiv. Una fuente importante de inicios del romance fue el Cancionero de Palacio (1505-1520), En el siglo xvii el término se convirtió en sinónimo de villancico y en el siglo xviii se extendió como una cantata en miniatura. 587 La jácara era una antigua balada de danza española. En el siglo xvii se utilizaba a menudo en el teatro y terminó por convertirse en la “tonadilla”. Diccionario enciclopédico de la música. México: Alison Latham/Fondo de Cultura Económica, 2008, p. 801. 588 En su acepción más general, los villancicos son composiciones de carácter religioso diseñadas para ser cantadas. Desde la perspectiva literaria se estructuran a partir de un poema que sirve de “cabeza”, un estribillo y una glosa compuesta por diverso número de versos y la repetición del estribillo. Desde el punto de vista musical, cada sección tiene su propia música y se diferencian entre sí mediante mudanzas, vueltas o cambios que permiten diferenciarlas. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 577 cial impulso a la propuesta predogmática de asociar su propia existencia y concepción libre de pecado.589 Esta propuesta fue lentamente aceptada y forma parte de una actualización dogmática de la iglesia católica contrarreformista que se centró en resaltar la figura de María como medio de intercesión salvífica de la humanidad ante el pecado original. Con la llegada del obispo Palafox esta problemática cobró importancia y a su difusión durante el siguiente siglo se sumaron los jesuitas.590 En los conventos concepcionistas, los villancicos se cantaban en las fiestas dobles de segunda clase, y se ejecutaban a la hora de laudes; eran pues interpretados en días especiales. Esta modalidad musical se introdujo en la liturgia de las horas sustituyendo los responsorios de los maitines.591 La novedad de su ejecución en Nueva España en el siglo xvii dependió de dos situaciones. La primera, del uso horario de cada zona de los virreinatos y, en segundo lugar, de los permisos concedidos Rosalva Loreto López y Francisco Javier Cervantes Bello, “La proclamación dogmática de la Inmaculada en 1854 y el liderazgo concepcionista dentro del mundo católico” en Tota Pulchra. Historia del monasterio de la Purísima Concepción de Puebla, siglos xvi-xix. México: buap/Ediciones de Educación y Cultura/ Monasterio de la Purísima Concepción. 2017, 210- 235. 590 Para el siglo xviii son los principales promotores, véase Pilar Gonzalbo Aizpuru, “Las devociones marianas en la vieja provincia de la Compañía de Jesús”, y a Tomás Calvo “El zodiaco de la nueva Eva: el culto mariano en la América Septentrional hacia 1700” ambos en Clara García Ayluardo y Manuel Ramos Medina, Manifestaciones religiosas en el mundo hispanoamericano. México: Condumex/inah/Universidad Iberoamericana, 253-266 y117-131, respectivamente. 591 Dentro de los conventos el rezo del Oficio Divino forma parte del ciclo litúrgico anual, las alabanzas al señor se hacen cuatro veces en el día y tres veces en la noche. De esta manera se dividía el día natural en siete fracciones. Por la noche la primera vigilia correspondía a Maitines y comenzaba a eso de las 11 de la noche y se componía de tres nocturnos cada uno con tres antífonas que son melodías cortas, de estilo silábico, interpretadas en latín y se canta como estribillo antes y después de los versículos, de un salmo o un cántico y de tres lecciones de responsorios. Justo se suple un responsorio o canto litúrgico colectivo o individual por un villancico en los días de fiestas dobles. La división del día continuaba con Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona Vísperas y Completas. 589 578 579 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López por el obispo del lugar para adelantar o atrasar su rezado. Otra particularidad novohispana fue la posibilidad de combinar el rezo en latín con música interpretada en lengua vernácula, esto representó la posibilidad de una mayor introyección del mensaje litúrgico en el idioma local y con esto su difusión colectiva. Las temáticas marianas que incluían diversos pasajes de la vida de María como la Anunciación y la Concepción, la Purificación, la Asunción y la Coronación por la Santísima Trinidad tuvieron una gran aceptación en las manifestaciones plásticas592. De manera particular en la poesía villanciquera se condensaban varios pasajes de la vida de la madre de Cristo mediante el uso de simbolismos específicos, por ejemplo, al nombrar a la serpiente como su enemiga a vencer, la virgen emergía como mujer pura y triunfante.593 De manera especial Vidales aludió al nacimiento de la virgen como su temática predilecta. por demás importante porque fue seleccionado por Luis de Góngora y, más adelante, fue retomado y reelaborado parcialmente por autores de villancicos novohispanos. La figura de María en la poesía de Vidales estuvo asociada con la aurora y la salida del sol,595 con la concha y su capacidad de albergar a la perla, y con la luna que con sus ciclos aludía a la feminidad fecunda.596 Todos estos atributos fueron empleados para reforzar el nacimiento de la virgen como un acto de gracia y de pureza, en la tierra representa a la Iglesia, mientras que su transformación en reina alude su llegada a los cielos.597 La preparación de este villancico implicó que al menos seis monjas acoplaran además de sus devociones, sus voces, movimientos corporales y su gestualidad en torno a un canto lleno de significado. Como un “solo” o como coros alternados al cantar el estribillo, todas y cada una desempeñó un papel para su co- Sumario El villancico intitulado “Con que gala en el campo nace la Rosa”, escrito entre 1673 y 1691, es una composición dedicada al nacimiento de la Virgen María, compuesto de cinco versos de la introducción y seis coplas, desarrollado a cuatro voces. Alude iconográficamente a la rosa y su metamorfosis.594 Este tema es La vida de la virgen o ciclo mariano son denominaciones convencionales de un conjunto de temas que, con base en el relato evangélico se insertó en la liturgia cristiana. La representación plástica de la vida de María se desarrolla de manera independiente y asociada con pasajes de la vida de Cristo. El ciclo comienza con la virgen niña y con su educación. Se sigue la Anunciación, los Desposorios y la Visitación, se inserta en la vida de Cristo a partir de la Natividad. Aunque es relativamente frecuente que el ciclo incluya las Bodas de Caná y escenas de la Pasión de Cristo (Crucifixión, Descendimiento, Santo Entierro y Tres Marías). Por lo regular la serie asociada con la madre de Dios culmina con su muerte o tránsito y la asunción o coronación. 593 “Villancico a la Concepción de Nuestra Señora”, Archivo del Cabildo de la Catedral de México, Fondo Estrada (ii 76) compositor Manuel de Sumaya, Anastasia Krutitskaya, Villancicos, pp. 37-38. 594 Esta flor por su belleza y complejidad se convirtió en un símbolo de la ico592 nografía cristiana en occidente. Se asocia con ciertas afinidades con la sangre de Jesús, elemento que es interpretado como alimento de la vida espiritual del cristiano. Desde la edad media es símbolo mariano, la virgen es llamada Rosa sin espinas en alusión a su singularidad. Esta temática forma parte de las alegorías alusivas al Rosal Místico, discurso de las letanías Lauretanas dedicadas a la Madre de Dios. Ver, Federico Revilla, Diccionario de Iconografía. Madrid: Cátedra, 1992, p. 324, La rosa se convierte en la justificación del rezo del rosario aludiendo a las virtudes de la virgen Apocalíptica. 595 “Rosa que agraciada naces como aurora” Francisco Vidales, CSG, Villancico A la natividad de la virgen, con que gala nace en el campo, núm. 18. párrafo 5. El alba como aurora se asocia con la salida del sol, en su acepción fecundadora y como fuente de vida, al asociarse con María, esta aparece triunfante sobre las tinieblas. 596 En la simbología, la concha, el nácar y las perlas aluden a la belleza, al secreto de su concepción inmaculada y a su emergencia de entre las aguas. “Miren que perla noten que aurora, que aurora que la gracia en purezas le hace la costa”. CSG, Villancico A la natividad de la virgen, “Con que gala nace en el campo”, núm.18. párrafo 4. La perla aparece en el interior de un molusco, es el símbolo femenino en el seno de otro símbolo femenino, asocia al agua, a la luna y a la mujer. En su aspecto puro se hizo de la perla un centro místico: símbolo de la sublimación de las fuerzas instintivas, la superación de la materia y la transfiguración de los elementos. Federico Revilla, Diccionario de Iconografía, p. 295. 597 La imagen de María, como reina, aparece ya en los cielos en la fiesta de la Asunción. 580 581 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López munidad en un día especial. Esta representación connotaba la importancia de la capilla del convento como un conjunto ante un colectivo que se conmovía de manera emotiva. Tras ellas estaba la dirección del maestro Vidales y de la maestra de coro, y en ocasiones de las monjas músicas que no necesariamente eran cantoras.598 La conformación de la capilla musical del convento de la santísima Trinidad de Puebla estuvo sujeta a las condiciones sociales y económicas desde su fundación. Algunas veces, su existencia dependió de las redes de parentesco que lo retroalimentaban con monjas hermanas o huérfanas que sabían cantar o eran hijas de algún músico y sabían tocar algún instrumento. De cualquier modo, debió mucho a la especialización de las monjas y del impulso que los maestros o los obispos le otorgaban. Esto se puede constatar en el libro de profesiones del citado monasterio, en el lapso de la estancia del obispo Palafox en Puebla, quien además de otorgarles constituciones específicas a las monjas concepcionistas dio licencia para que entraran cinco religiosas exentas del pago de dote por saber cantar y, así, se fortaleció la capilla del monasterio de la Santísima Trinidad como ningún otro. [3]toda su pompa risa es del alba, del alba ay ay q[u]e graciosa miren, miren, miren q[u]e [4]perla noten q[u]e aurora, que aurora q[u]e la gracia en purezas le hace la costa, la costa -anotación al margen derecho- coplas [5]rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa nacer. Con que gala en el campo nace la rosa599 [VILLANCICO] [2]NATIVIDAD DE LA VIRGEN -tenor a 4-Vidales600 [1]Con q[u]e gala en el campo nace la rosa la rosa desbrochando en candores toda su pompa su pompa con q[u]e [2]gala en el campo nace la rosa, en el campo nace la rosa desbrochando en candores toda su pompa Respecto del impacto de la interpretación de los villancicos, véase Margit Frenk, “Introducción” en Fernán González de Eslava, Villancicos, romances, ensaladas y otras canciones devotas. México: El Colegio de México, 1989, pp. 13-86. 599 Colección Sánchez Garza, Villancico Núm. 285. 600 Hemos puesto los nombres de los intérpretes remarcados para diferenciarlos de las instrucciones de cada participante. 598 -tiple 1° a 4 - Vidales [1] con que gala en el campo nace la rosa, la rosa desbrochando en candores toda su pompa, su pompa [2]con q[u]e gala en el campo nace la rosa desbrochando en candores toda su pompa, toda su [3]pompa del alba ay ay q[u]e graciosa miren, miren aurora q[u] e la gracia en pu [4]rezas le hace la costa le hace la costa [sobre el pentagrama:] -coplas[5]rosa q[u]e agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa naces [6]señora que libre de tributos gozas el mayor renombre de reina y señora de tri [7]hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se d[i]jo toda eres hermosa entre [8]concha peregrina de quien se desbrocha la perla más neta sin romper la concha de quien [9] aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y sin noche aurora mañana. [hoja en blanco] -tiple 2° a 4Inés de Jesús Nazareno -Vidales [2] la rosa su pompa con q[u]e gala en el campo nace la rosa en el [3]campo nace, nace la rosa desabrochándose en candores toda su pompa del alba 582 583 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López [4][¡]ay ay ¡q[u]e graciosa miren miren miren miren q[u]e perla noten q[u]e aurora aurora [5]q[u]e la gracia en purezas le hace la costa, le hace la costa [sobre el pentagrama:] -coplas[6]rosa q[u]e agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa nace [7]señora q[u]e libre de tributos gozas el mayor renombre de reina y señora [8]hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se dijo toda eres hermosa [9] concha peregrina de quien se desbrocha la perla más neta sin romper la concha [10]aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y sin noche aurora. [hoja sin pentagrama] Fran[cis]ca de S[a]n Sebastian-Vidales[2] con qué gala en el campo nace la rosa, la rosa desabrochando en candores toda su pompa su pompa con qué [3] gala en el campo nace la rosa, en el campo nace la rosa desabrochando en candores toda su pompa [4] toda su pompa risa es del alba, del alba. [¡]Ay! [¡]Ay! Qué graciosa, miren, miren, miren que [5] perla noten, qué aurora, aurora, que la gracia en purezas le hace la costa, la costa [6] rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa nacer. -alto a 4[2]la rosa su pompa con q[u]e gala en el campo nace la aurora desabro [3]chando en candores toda su pompa, risa, risa es del alba del alba ay ay q[u]e graciosa [4]miren aurora q[u]e la gracia en purezas purezas le hace la costa -coplas[5]rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa naces [6]s[eño]ra que libre de tributos gozas el mayor renombre d[e] reina y señora [7]hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se dijo toda eres hermosa [8]concha peregrina de quien se desbrocha la perla más neta sin romper la concha [9]aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y sin noche aurora [Hoja sin pentagrama, solo se lee:] Isabel d[e]l San[tisi]mo Sacram[en]to - Tiple 1° a 4Vidales [1] con qué gala en el campo nace la rosa, la rosa desabrochando en candores toda su pompa su pompa [2] con qué gala en el campo nace la rosa, desabrochando en candores toda su pompa toda su [3] pompa del alba ¡Ay! ¡Ay que graciosa, miren! miren aurora que la gracia ampa [4]rases le hace la costa le hace la costa [5] rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa, naces [6] señora que libre de tributos gozas, el mayor renombre de reina y señora de tu [7] hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se dijo toda eres hermosa entre [8] concha peregrina de quien se desabrocha la perla más neta sin romper la concha de quien [9] aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y sin noche aurora mañana. [1] [hoja en blanco] -Tiple 2° a 4Inés de Jesús Nazareno- Vidales 584 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López [2] la rosa su pompa con qué gala en el campo nace la rosa en el [3] campo nace, nace la rosa desabrochándose en candores toda su pompa del alba [4] [¡] Ay! [¡]Ay! qué graciosa, miren! Miren, miren, miren que perla noten que aurora, aurora [5] que la gracia en purezas le hace la costa le hace la costa [6] rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa nace [7] señora que libre de tributos gozas el mayor renombre de reina y señora [8] hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se dijo toda eres hermosa [9] concha peregrina de quien se desabrocha la perla más neta sin romper la concha [10] aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y sin noche aurora. Sección III - alto a 4[2] la rosa su pompa con qué gala en el campo nace la aurora desbro[3] chando en candores toda su pompa risa, risa es del alba, del alba. ¡Ay! ¡Ay qué graciosa, [4] miren! Aurora que la gracia en purezas, purezas, le hace la costa - coplas[6] rosa que agraciada naces como aurora pues con tu hermosura ninguna se rosa naces [7] señora que libre de tributos gozas, el mayor renombre de reina y señora [8] hermosa azucena entre espinas sola de quien ya se dijo toda eres hermosa [9] concha peregrina de quien se desbrocha la perla más neta sin romper la concha [10] aurora sin llanto, mañana sin sombra, luna sin menguante y sin noche aurora [Hoja sin pentagrama] 585 2.5. Liturgia y teatralidad. Las reglas de coro Las reglas de coro eran prescripciones para conducir la liturgia del culto divino que se debían observar en todos los conventos de ambos sexos, y en todas las iglesias seculares, incluidas las catedrales diocesanas. Las reglas de coro de las grandes catedrales metropolitanas eran muy complejas, comprendían asuntos como la asistencia obligatoria de los oficiantes, el canto de las horas canónicas, la regulación de las procesiones, el modo de celebrar las fiestas del santoral católico, las misas de rigor, la frecuencia de los sermones e, incluso, el toque de las campanas.601 En 1579 se dieron las primeras ordenanzas para el coro de la catedral metropolitana de México por el arzobispo Alonso de Montúfar.602 Otro tipo de libro perteneciente al coro de las iglesias son los cantorales en los que se copiaba la música y letra del repertorio musical de los institutos religiosos.603 Ninguna de estas categorías se aplica a los textos que presentamos aquí como ejemplo de fuentes poco conocidas, aunque de gran relevancia para comprender la disciplina litúrgica y las normas de comportamiento personal de las religiosas en los coros de sus conventos, así como su responsabilidad en su participación. Los libros de coro son un género mixto. No conRegla del Coro y Cabildo de la S. Iglesia Metropolitana de Sevilla y Memoria de las procesiones y manuales que son a cargo de los señores Deán y Cabildo. Sevilla, 1658. 602 Alonso de Montúfar, Ordenanzas para el coro de la catedral metropolitana. México: J. Porrúa Turanzas, 1964. Las reglas de coro se publicaron en 1570; José Gabino Castillo Flores y Ruth Yareth Reyes Acevedo, “Ritual y ceremonia en la catedral de México, 1560-1600” en Letras Históricas, 14 (marzo 2016), pp. 17-49. Hoy en día, el acervo de libros de coro de la catedral metropolitana de Ciudad de México está catalogado y en línea. Hay colecciones para catedrales novohispanas como las de Morelia, Guadalajara, Oaxaca, Puebla y San Cristóbal de las Casas. 603 Los libros corales o de facistol son manuscritos que contienen la música que se cantaba en los coros de las iglesias. Otros tipos de libros de notación musical son los antifonarios o colección de antífonas tomadas de los salmos bíblicos. 601 586 587 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López tienen partituras musicales, pero prescriben la celebración litúrgica diaria y la de fiestas especiales mediante la expresión vocal contenida en himnos y oraciones, así como en la disciplina de todos los movimientos corporales que debían acompañar la expresión vocal. Dicho de otro modo, contenían las reglas para armonizar dos diferentes signos simbólicos de la liturgia católica: la regimentación del cuerpo durante los oficios divinos y el canto apropiado para cada ocasión. La regularización de las ceremonias del coro fue asunto de mucha importancia para las autoridades eclesiásticas, quienes veían la expresión ordenada de oraciones y el movimiento dentro del coro como la manifestación más prístina de reverencia y adoración a Dios.604 La regulación del ceremonial de la misa se inició en Roma con la codificación del Misal Romano, que fue revisado por varios papas a lo largo del tiempo y que cobró su máxima normativa tras el Concilio de Trento. El misal dio la pauta que seguían las diversas órdenes religiosas y los ministros seculares en todas las iglesias. Estas fuentes usualmente se orientan a la celebración de la misa, pero algunas contienen la regulación del comportamiento dentro y fuera del coro y se conocen como ceremoniales.605 En las reglas de coro encontramos una disciplina cuyo objetivo era definir y llevar a cabo de modo preciso los momentos más solemnes de la vida religiosa: aquellos en que se cantaban las horas canónicas, se acompañaba el sacrificio de la misa y se celebraban las fiestas en honor de los santos patrones de las órdenes.606 Las reglas se aplicaban a la ejecución de canto y rezo diarios, ordinarios y extraordinarios, incluidos lo rutinario y lo excepcional, como cuando se estipula que “en domingo primero del mes no hay hora tercia cantada porque hay procesión”. Además de determinar los tonos vocales, se regulaba el acompañamiento instrumental, la colocación de las monjas en el coro, y los gestos y posturas que debían adoptar durante los diferentes momentos de la liturgia.607 De este modo, estas fuentes establecen y codifican la coreografía de voces y cuerpos que era propia de la teatralidad de esas ceremonias interiores de los claustros y que eran totalmente inaccesibles al público. El cumplimiento de las reglas de coro estaba a cargo de la abadesa y de la vicaria de coro, y los textos debían seguirse al pie de la letra por los miembros de la comunidad. Las monjas actuarían como una unidad armoniosa, en la cual cada una estaría consciente de su papel y lo llevaría a cabo con perfección. La conformidad exterior, según fray Juan Bautista Méndez, indicaría la que había de existir en los corazones de la comunidad.608 “Faltando en el cuerpo místico de la religión uniformidad de ceremonias, más parecería una monstruosidad por el desorden y mal se podría decir orden.” Así escribió fray Ambrosio de Artías, capuchino de la Provincia de Cataluña en su aprobación del ceremonial de los menores capuchinos de San Francisco en 1716. Ver, fray Athanasio de Barcelona, Espejo ceremonial seráfico para instrucción de la juventud de Menores Capuchinos de N.S.P. S. Francisco en la Santa Provincia de Cathaluña. Barcelona: Rafael Figuero, 1716. Sin paginación. 605 Manual Summa de las Ceremonias de la Provincia de el Santo Evangelio de Mexico. México: Miguel de Ribera Calderón, 1703; Ceremonial de los oficios divinos, así para el altar como para el choro y fuera del(sic),(…) el cual compusieron ciertos religiosos de la Orden de San Francisco (…) Toledo: Pedro Rodríguez Impresor, 1591. Fray Agustín de la Concepción, Ceremonial de las misas (…) Al uso de la santa provincia de S. Joseph de los Descalzos de N.P.S. Francisco con el Manual de la misma provincia. Cuenca: Imprenta de Salvador Viader, 1647; fray Andrés Guerrero, Ceremonial para misas rezadas y solemnes en el cual se ponen las rúbricas del misal Romano (…) Zaragoza: Juan de Lanaja y Quartaner, 1628. 604 A manera de ejemplo puede verse el estudio sobre la regulación de los sonidos asociados con todas y cada una de las actividades cotidianas, festivas y conmemorativas especificadas en un ceremonial sobre los toques de campanas dentro de un convento concepcionista novohispano, puede verse a Rosalva Loreto López, “Campanas, esquilones y esquilitas. El espacio y el orden de la sonoridad conventual en la Puebla de los Ángeles del siglo xviii” en Pilar Gonzalbo Aizpuru, ed. Espacios en la Historia. Invención y transformación de los espacios sociales. México: El Colegio de México, 2014, pp. 75-96. 607 Regla y Constituciones para las Religiosas Recoletas Dominicanas del Sagrado Monasterio de la Gloriosa y Esclarecida Virgen Santa Rosa de Santa María fundado en la Ciudad de Puebla (…). Puebla: Oficina del Real Seminario Palafoxiano, 1789. 608 Juan Bautista Méndez, Regla de N.G.P.S. Augustín (sic), y Constituciones de las Religiosas del Sagrado Orden de Predicadores. México: Doña María de Benavides, viuda de Juan de Ribera, 1691, pp. 6v, 7v. Méndez tradujo personalmente las 606 588 589 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Pocos libros de reglas de coro de conventos femeninos novohispanos han sobrevivido el paso del tiempo. Una reciente publicación sobre las fuentes para el estudio de la liturgia en los conventos de monjas dominicanas cita apenas media docena, algunos de los cuales se encuentran en bibliotecas extrajeras.609 Los pasajes escogidos aquí provienen de dos documentos poco conocidos que se resguardan en los fondos del Centro de Estudios de Historia de México Carso.610 Ambos están dirigidos a las vicarias de coro. Uno está fechado en 1810 y carece de autoría aparente y parece haber sido de uso de la orden jerónima. El segundo ejemplo está fechado en 1825 y se dirige a los conventos que seguían las reglas de San Francisco, que incluye a las concepcionistas. Las reglas de coro dirigidas a los conventos de la orden jerónima establecen que el directivo, régimen y orden eran “inviolables”. Por su parte, fray Manuel Aromir, que firma la regla de 1825, admite que cada comunidad “tiene sus particulares costumbres” que se pueden guardar siempre y cuando “no se oponga a alguna disposición o precepto expreso”. De antemano hay que establecer que las reglas y constituciones de algunas órdenes regulares contenían un esquema de la secuencia interior del Oficio Divino, con detalles respecto de la asistencia y comportamiento en el recinto del coro, el seguimiento exacto y sin yerros del canto y rezos propios para el calendario religioso general y el particular de cada orden, así como la observancia puntual al coro y las reglas que lo regían.611 Por ejemplo, para los conventos dominicos de Santa Catarina de Sena y Santa Inés de Monte Policiano de Puebla (1773) se recomendaba a la priora y religiosas rezar “con pausa y devoción, guardando en el Rezo, Canto, Solemnidad, y Ceremonias y la costumbre de que un Coro esté en pie, y el otro sentado, excepto en los Salmos y demás cosas en que todas deben estar en pie”.612 Ese era el comienzo de la regulación de los cuerpos para llevar a cabo la enunciación verbal de la ceremonia. Nadie debía entrar o salir del recinto del coro sin causa justa. Todas las religiosas harían de hebdomadarias, o ayudantes semanales en los servicios, “por su turno, después que hayan salido del Jovenado”. La priora o superiora hacía el oficio de hebdomadaria constituciones de las dominicas del latín para uso de las religiosas de Santa Catalina de Siena de la ciudad de Valladolid, Michoacán, fundado en 1591. Su impresión fue pagada por el capitán Felipe de Salinas, vecino y minero de Guanajuato, regidor perpetuo de esta, notario de la Inquisición y alcalde ordinario en 1690. 609 Mercedes Pérez Vidal, “Creación, destrucción y dispersión del patrimonio litúrgico de los monasterios de Dominicas en España y Nueva España” en Revista D’Estudis Comparatius. Art, Literatura, Pensament, 12 (2015), pp. 67-86. 610 “Directorio, Régimen y Orden inviolable que deben observar y guardar las señoras vicarias de coro en lo que pertenece al canto. Hecho el año de 1810 conforme a las rúbricas y costumbres que siempre se han observado.” En, Carso, Fondo cdlv-i José de Mondragón; “Reglas Generales para dentro y fuera del coro, arregladas a las ceremonias que dicha orden de nuestro Seráfico padre San Francisco y dirigida por el M.R.P. Calendarista Fray Manuel Aromir y Bustamante, lector jubilado definidor y examinador sinodal de las diócesis de México, Puebla y Durango y escrito en el año de 1825”. Centro de Estudios de Historia de México Carso, Fondo cdlv-i, Fray Manuel Aromir y Bustamante Agradecemos al Dr. Manuel Ramos Medina, director del Centro, la gentileza de proporcionarnos una copia de estas dos fuentes. La prescripción del orden de las horas canónicas y de la formalidad de las misas, cantadas o rezadas, era un elemento esencial de las reglas y constituciones de todos los conventos femeninos y masculinos tanto en España como en sus dominios. Fray Antonio de Castro, Ceremonial para el uso de los religiosos de la Orden de N.P. San Augustín (sic): Madrid: Imprenta de Don Joseph Doblado, 1792; Regla del Gran padre S. Agustín y Constituciones del Convento de Religiosas Canónigas Reglares de su Orden y Comendadoras de S. Spiritus de la Villa de Puente-la Reyna, 1762. Sin ubicación o imprenta. Ver, pp. 43-51 para la regulación de la gestualidad, pp. 263-266 para la regulación de “lo que ha de ser cantado en el oficio divino”. 612 Regla y Constituciones que han de guardar las Religiosas de los Conventos de Santa Catarina de Sena, y Santa Inés de Monte Policiano de la Ciudad de Los Ángeles. Reimpresas. Puebla: Seminario Palafoxiano, 1773, p. 71. El rezado seguiría el Breviario Romano sin admisión de cambio sin licencia expresa, y se sugiere que cualquier duda fuera consultada con el maestro de ceremonia de la catedral. Tal era la importancia del seguimiento fiel de las reglas del coro. Para un ejemplo del seguimiento perfectamente ritual y normado de las monjas en el coro, véase, Rosalva Loreto López, “Las abadesas, virtuosas y poderosas…” op. cit., passim. 611 590 591 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López en las fiestas solemnes. Ningún rezo sería alterado sin licencia, y cualquier duda debía remitirse al maestro de ceremonia de la iglesia catedral.613 Las constituciones del convento de Santa Rosa de Santa María de Puebla explicitan la atención al Oficio Divino en su primer capítulo, detallando con prolijidad el modo de dirigir todos los movimientos corporales durante los oficios en el coro y tomar la pauta de los versos de las oraciones o de los versos de himnos y salmos.614 La primera regla del rezo era decir las horas del oficio “breve y distintamente” para guardar el metro entre los dos coros de religiosas que se reunían para la oración. La modulación de la voz y el acoplamiento de los dos coros era el primer paso hacia la educación de la sonoridad teatral. Le seguía el consabido entrenamiento en los movimientos del cuerpo: inclinaciones de cabeza, genuflexiones, postraciones y venias, siguiendo el “Ceremonial Dominicano” que las religiosas debían aprender. Las reglas y constituciones escritas por fray Juan Bautista Méndez para el convento dominicano de Santa Catalina de Siena, de la ciudad de Valladolid son muy detalladas en cuanto a la prescripción de la gestualidad de las religiosas. Indica varios modos de inclinaciones e hincaduras durante los oficios para los días regulares y de fiesta, similares a los que se leen en las reglas de coro manuscritas de las que tratamos aquí. O sea, que las dominicas michoacanas ya tenían en la impresión de sus reglas y constituciones unas reglas de coro abreviadas, gracias a la meticulosidad del citado fraile.615 Las reglas y constituciones del convento de San Jerónimo, en México, subrayaban la obligación de los oficios divinos en el coro y el celo que debían poner la priora y la vicaria en guardar el orden escrito en cuanto a gestualidad y posición en el mismo.616 Esta reglamentación meticulosa establece cómo el cuerpo ha de responder a los mensajes de la voz cuando esta menciona pasajes simbólicos de lo sagrado en las oraciones o el canto y establece un diálogo gestual entre sí durante la celebración de la liturgia. El canto no estaba circunscrito a las horas canónicas o la misa. El ritual de la comida diaria o la comida pascual terminaba con la entonación de antífonas iniciadas por la cantora y respondidas por la comunidad cuando se dirigía al coro bajo encabezada por la hebdomadaria.617 En contraste con el uso del canto y la voz, los conventos tenían por disciplina diaria el silencio en la mayoría de las dependencias del claustro. Los sonidos de las voces y la música del coro alternaban con el silencio, en particular, en los conventos de descalzas, aunque en los de reglas menos austeras se manejaba de diversa manera el silencio riguroso. Las reglas de San Agustín, que sirven de prólogo a las constituciones de la orden jerónima, impresas en 1702, dicen: Regla y Constituciones (…) de los conventos de Santa Catarina de Sena, y Santa Inés de Monte Policiano, pp. 71-73. Se seguía el Breviario Romano. También establecía las horas canónicas por las que se regía el convento. 614 Regla y Constituciones para las Religiosas Recoletas Dominicanas … Santa Rosa de Santa María. Puebla, pp. 1- 24. Se definen y describen tres formas de inclinaciones, tres formas de genuflexión, postración y venia. Cada uno de esos movimientos eran obligatorios en determinados momentos de la misa y habían de hacerse correctamente. Las constituciones del convento comienzan después de las reglas generales de San Agustín, y siguen una numeración diferente. Aquí se sigue la paginación de las constituciones. 613 Juan Bautista Méndez cita el Capítulo General de la Orden en Barcelona de 1474, lo cual indica la antigüedad de algunas de las disposiciones de las reglas de coro tanto para este convento como para otros de las diferentes órdenes. Ver, Méndez, Regla, pp. 13v, 12-17. 616 Reglas y Constituciones, que por autoridad Apostólica deben observar las Religiosas del Orden del Máximo Doctor S. Gerónimo, en esta ciudad de México. México: Herederos de la Viuda de Bernardo Calderón, 1702. La publicación de las reglas fue dedicada a la vicaria María de San Francisco, del convento de San Jerónimo, por su capellán, Joseph de Ribera Calderón. Como complemento, ver, Constituciones de las Monjas del Máximo Doctor de la Iglesia Nuestro Padre S. Gerónimo (…) confirmadas por su Capitulo privado, celebrado en nuestro Colegio de San Gerónimo de Jesús de Ávila en el mes de octubre de 1760. Madrid: Imprenta de D. Juan Antonio Lozano, 1774, pp. 36-37, 76-79. 617 Regla y Constituciones para las Religiosas Recoletas Dominicanas, pp. 35-39. Esta costumbre sería aplicable a los conventos que tenían refectorio común. Parece parcialmente aplicable a aquellos que permitían a las monjas tomar sus alimentos en celdas privadas. 615 592 593 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López “Cuando con salmos e himnos oráis a Dios, esto se medite en el corazón, que se pronuncia en la boca. Y no queráis cantar, si no fuere lo que leéis, que se ha de cantar; pero aquello que no está escrito para que se cante, no se cante”.618 En cuanto a lo que se cantaba o se ejecutaba en los coros, la abundancia de información en las reglas de coro no deja lugar a duda que el ejercicio de la voz y la música tuvieron un protagonismo diario en la vida conventual como expresión de la espiritualidad personal y comunitaria. La importancia de estos dos documentos es innegable debido al escaso número de ejemplares sobrevivientes, e iluminan nuestro conocimiento de la vida interior en los claustros novohispanos. Ambos registran el ceremonial que regía el cumplimiento de uno de los deberes más sagrados de la vida religiosa: la exteriorización de la oración. Sin embargo, ambos son diferentes en su redacción y pulimiento estilístico. El de 1810 da la impresión de haber pertenecido a una serie de “papelitos” con apuntes concisos, y de los cuales pueden haber existido varias copias para uso de las hebdomadarias.619 Hay varias referencias a “el Libro,” que indica que existía un manual de coro en el cual estaban, por ejemplo, las partituras de las antífonas de Benedictus, y el Benedictus y Christus Factis, las antífonas y los salmos para los maitines de difuntos, entre otros materiales. Las reglas de 1825, encuadernadas y de mucho mayor extensión es un documento más completo y más representativo de las complejas reglas impresas para uso general de las órdenes en España. Dirige los cuerpos y gestos de las religiosas con una exactitud que recuerda la danza en cuanto a la ordenación de pasos, entradas, salidas, inclinaciones, y movimientos de aproximación a los objetos del altar durante la misa. Además, también explica cuidadosamente las oraciones y composiciones vocales que se habían de cantar en el coro en todos los oficios y en las ceremonias interiores del claustro. De acuerdo con lo escrito por el padre Aromir, podemos seguir las actividades y contextos que funcionaban dentro del teatro del mundo de las religiosas. Eran un sistema cultural que se entendía a partir de conocer y reconocer los significados de cada actividad y de su desarrollo mediante la comprensión de los códigos internos que los regían. Entendidos y comprendidos por la comunidad eclesiástica, se expresaban de manera ritual.620 La religiosa de velo negro y coro debía aprender los preceptos que habían de seguirse de acuerdo con el calendario litúrgico de la Iglesia y de manera específica de la orden a que pertenecía. Era un proceso complejo, como se aprecia en el texto. La riqueza informativa sobre la liturgia conventual que ofrecen ambas reglas de coro solo se puede apreciar con un estudio minucioso de sus textos, una labor que no pretendemos llevar a cabo aquí. Ofrecemos una breve selección de las reglas de 1810 y el manuscrito completo de la regla de 1825, cuyas anotaciones respecto del comportamiento en el coro y la selección musical para la liturgia son extensas. 618 619 Regla y Constituciones [1702], Comienza la Regla de San Agustín Obispo, 3. Este “libro” carece de paginación. Erika Fischer-Lichte, Semiótica del teatro. Madrid: Arco Libros, S.L., 1999, p. 22. Según Fischer-Lichte, los ceremoniales, costumbreros y las constituciones son herramientas alegóricas que se desarrollaron en la Edad Media para interpretar la Sagrada Escritura. El sentido alegórico servía para mostrar a las almas cristianas la vía para llevar una vida encaminada a la santidad. Ver, Semiótica, p. 313. 620 594 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix 2.5.a. Bachiller José de Mondragón. Directorio, Régimen, y Orden inviolable que deben observar y guardar las Señoras Vicarias de Coro en lo que pertenece al canto. Hecho en el año de 1810 conforme a las rúbricas y costumbres que siempre se han observado621 Las reglas establecidas por este directorio para las vicarias de coro de 1810 ordenan los cantos litúrgicos de un convento femenino no nombrado en Ciudad de México. Aunque el documento no lleva el nombre de la orden para la que fue escrito, hay mucha certitud de que este fue destinado al uso de la orden jerónima y sus conventos de San Lorenzo y San Jerónimo de la ciudad. La evidencia interior favorece al convento de San Lorenzo, pero se puede asumir que San Jerónimo seguiría lineamientos similares, excepto que celebraría las fiestas de San Jerónimo preferentemente.622 La información que inclina a ver este documento como propio del convento de San Lorenzo es la relativa a la celebración de los santos patronos. Para la fiesta del santo, el 10 de agosto, día de San Lorenzo, la celebración litúrgica es compleja y de peso, mientras que la festividad de San Jerónimo, 30 de septiembre, es mucho más sencilla. La liturgia de la fiesta de San Lorenzo comenzaba con la celebración de vísperas y segundas vísperas, costumbre seguida solo para actos considerados como solemnidades. Se entonaba una calenda que, técCentro de Estudios de Historia de México Carso, Fondo cdlv-i José Mondragón. En este caso concreto se trata de un ceremonial ajustado a las reglas y constituciones de la orden. Un ejemplo del trabajo con este tipo de documentación y que muestra el oficio a desempeñar por las abadesas específicamente, puede verse en Rosalva Loreto López “Las abadesas, virtuosas y poderosas en el Mundo colonial Novohispano”, en Angela Atienza López, Mujeres entre el claustro y el Siglo. Autoridad y poder en el mundo religioso femenino. Siglos xvi-xviii, (Madrid: Silex, 2018) 249-66. 622 Ordinario, y ceremonial de la Misa, y Oficio divino, según el Orden de la Santa Iglesia Romana, y Rito del Misal, Breviario, Ritual Romano, y las costumbres loables de la Orden de nuestro Padre San Gerónimo. Madrid: Antonio Marín, 1752. 621 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 595 nicamente, es un himno de anuncio festivo de la celebración del día siguiente. También se entonaba una novena “de N.P.” [Nuestro Padre]. Se tocaba el órgano, y al rezado se agregaba el canto de una letanía y la antífona Beatus Laurentis. Se registra una procesión claustral que llevaba una imagen del santo y una subida al coro (alto) donde se cantaba el Pange Lingua, las antífonas correspondientes a las horas canónicas, el Magníficat, el Tantum Ergo, y el Benedictus.623 Si la fiesta caía sábado había Salve [Regina]. La octava del santo se celebraba con igual pompa ya que se consideraba que “el día Octavo de N. Padre es todo como en el día de la fiesta”. Para la Octava, las horas “tercia” y “vísperas” también eran cantadas. O sea, las celebraciones eran complejas y posiblemente costosas y como se observa, regulaban el canto coral, el uso del órgano, y una ceremonia de procesión, actos que combinaban elocución, movimiento y desplazamientos. Por otra parte, la celebración de San Jerónimo, que se hacía el 30 de septiembre no tiene información alguna sobre la liturgia. En una apretada marginalia entre el texto correspondiente a septiembre y octubre se lee: “Visp. De N.P.S Gerónimo, se canta la calenda”. De modo más completo el texto establece que “el día ocho o el siguiente después de la octava de N. P. Sn. Gerónimo se hace el sufragio por los hermanos de la orden y hay Vigilia, Misa de Réquiem y Responso”. Estos datos indican con suficiente seguridad su adscripción jerónima. 623 La antífona Beatus Lurentis recordaba el martirio de San Lorenzo y se cantaba a cuatro o cinco voces. Pange Lingua, gloriosi corporis mysterium (“canta oh lengua el misterio del glorioso cuerpo de Cristo”) era cantado por varias voces en dos coros. El himno fue escrito por Santo Tomás de Aquino para la fiesta de Corpus Christi dedicado al misterio de cuerpo de Cristo. El Magnificat proviene del evangelio de Lucas (Lucas 1: 146-55) y supone las palabras de María a Dios cuando visita a su prima Isabel, madre de San Juan Bautista y también el Tantum Ergo consiste en las dos últimas estrofas del Pange Lingua. El Benedictus corresponde a palabras de Zacarías en Lucas I: 68-79. Zacarías anticipó la llegada de un mesías. Para la fiesta solemne se especifica el canto en fabordones, una técnica musical de armonización tradicional para el canto de los salmos que se remonta a los finales del medioevo. 596 597 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Las reglas de coro establecidas en este documento siguen fielmente lo ordenado en las constituciones de la orden jerónima en cuanto a celebrar el día del santo titular y hacer un oficio de difuntos por los hermanos y hermanas de la orden, el día octavo después del día del santo.624 La celebración de la fiesta de San Lorenzo pertenecía al convento que lo llevaba como patrono, pero no está especificada en las constituciones. Sin embargo, este “directorio” demuestra que se invertía un gran capital litúrgico por el convento que llevaba su nombre, que no era el caso para la fiesta de San Jerónimo. Según fuentes de principios del siglo xviii, en el convento de San Lorenzo de México se predicaban sermones por ocho días para la celebración de la fiesta de su patrón y, en 1729, se estrenó un costoso órgano que sería el que todavía prestaba sus funciones a finales de siglo.625 El instrumento permitía añadir un elemento sonoro al de las voces de las monjas y quizá señalaba que ya se había suavizado una prohibición explícita en las Constituciones impresas en México en 1702, de no cantar “canto de órgano ni contrapunto solas, acompañadas, ni en otra manera alguna”.626 Las constituciones de la orden impresas en España en 1774 permitían “cantar canto de órgano (polifonía) en los coros, especialmente en las principales festividades”.627 El órgano y “el clave’ son los únicos instrumentos musicales que se mencionan en este documento. El órgano cobraba relevancia el día de elección de prelada, cuando se tocaba “con trompas” para aumentar su resonancia a la entrada del arzobispo que presidía el proceso de elección. El uso de la voz y el canto en el coro tenía un objetivo espiritual muy importante para todas las religiosas, que se define de modo preciso por las reglas fundamentales de San Agustín, base de esta y otras reglas. Como documento dirigido exclusivamente a la dirección de la música vocal, el Directorio de 1810 pone de relieve cuán importante era el canto en el claustro y la necesidad de entrenar monjas para conformar una capilla musical. El canto era un ejercicio diario y el instrumento se requería con mucha frecuencia. Hay una interesante distinción entre “música de la calle” –que era la que se tocaba el miércoles santo– y el canto propio de las horas canónicas, que demandaba todo el ritual que se explicita en este documento. Se han seleccionado tres meses de las reglas: agosto, septiembre y octubre, que dan una buena idea del carácter de “apuntes” de su uso interno. Regla y Constituciones (…) del Orden del Máximo Doctor S. Gerónimo, en esta ciudad de México, pp. 16-25v. La misa de difuntos sería Réquiem. La publicación de las reglas fue dedicada a la vicaria, María de San Francisco, del convento de San Jerónimo, por su capellán, Joseph de Ribera Calderón. 625 Alicia Bazarte Martínez, Enrique Tovar Esquivel y Martha A. Troncoso, El convento jerónimo de San Lorenzo (1598-1867). México: Instituto Politécnico Nacional, 2001, 202-03. Para cubrir los costos de las fiestas había capitales invertidos en censos a rédito. Ver, pp. 324-330. 626 Regla y Constituciones (…) del Máximo Doctor S. Gerónimo, [1702], Constitución xiv, pp. 16v-17. El “canto de órgano” era canto polifónico. 627 Constituciones de las Monjas de la Orden del Máximo Doctor de la Iglesia Nuestro Padre S. Gerónimo (…), Constitución xv, p. 39. Directorio, Régimen y Orden inviolable, q[u]e deben observar y guardar las Señoras Vicarias de coro en lo q[u]e pertenece al canto. [H]echo el año de 1810. Conforme a las Rubricas y costumbres q[u]e siempre se [h]an observado Méx[ic]o octubre 31 de 1773 B[achille]r José de Mondragón Agosto (fol. 13)628 624 628 Esta regla divide al año litúrgico por meses. Las páginas carecen de numeración y la puntuación es errática. A veces se introduce una semicoma; otras veces se pone coma donde sería preciso una semicoma y no hay punto final en ninguna oración. Se ha introducido la puntuación necesaria para hacer el texto más legible usando corchetes. Se han corregido errores menores en el deletreo y se ha usado la palabra completa en caso de contracciones. La letra es clara y legible, aunque tiene algunos borrones de correcciones. La transición de una página a la siguiente no es clara. El nombre de las horas canónicas está a veces en letras capitales y otras veces en minúsculas. Se ha adoptado ponerlas en minúsculas excepto cuando comiencen una oración. 598 599 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López En la Novena de Nuestro Padre629 acabada la misa rezada (que en ella se toca el órgano) se reza la novena y se canta la letanía y la antífona Beatus Laurensius y la oración la canta el padre.630 La víspera de N. Padre se canta la calenda. A la tarde[,] antes de Vísperas se baja N.P. y se va cantando el himno[;] luego suben al coro y descubren a N. Amo; se canta el Pange lingua en papeles[,] (fol. 14) las antífonas de víspera y las de Magnificat en el Libro631[.] La Magnificat en papeles[.] Si es sábado en vísperas hay Salve632[.] En Completas es hebdómada la Madre Vicaria de casa[.] Para los Maitines se ponen cinco sobrepellices633[.] Las antífonas de maitines y laudes son en tonito634[,] la de Benedictus en el Libro635[.] Las lecciones del segundo nocturno las cantan las tres vicarias de coro[.] La primera lección canta la tercera vicaria[;] la segunda lección[,] la segunda vicaria[,] y la tercera lección canta la primera vicaria porque las otras tres del tercer nocturno las cantan los padres.636 Dia de N.P. se descubre antes de tercia cantada con el Pange Lingua[;] de papeles[;] es solemne637[.] Los fabordones638 en la tercia cantada son como los dispusiere la Madre Vicaria de coro y [borrón] su merced será hebdómada.639 Las segundas vísperas también son solemnes y si es sábado hay Salve640[.] El depósito como el día anterior[,] pero es después de maitines. Todos los días de la octava hay tercia cantada antes de la misa[,] y vísperas cantadas de afuera[.] Víspera de San Hipólito se canta la calenda641[.] El día doce de agosto que es el entierro de Nuestra Señora[,] acabada la lección en la ermita se canta la Tota Pulcra642 [borrón] y sale la procesión[;] se va cantando en ella los himnos de Nuestra Señora, el de vísperas; el de maitines; y el de laudes[.] En Se refiere a San Agustín. La letanía es una oración que consiste en una serie de súplicas o peticiones. El Beatus Laurentius es un motete a varias voces. Elogia el sacrificio de San Lorenzo. Beatus Laurentius dum incraticula superpositus ureretur; Bendito San Lorenzo quemado encima de una reja. La antífona es una melodía corta cantada por todas las voces y es el canto más frecuente en los oficios. El padre se refiere al capellán o religioso a cargo de la misa. 631 La calenda es, técnicamente, un himno de anuncio festivo de la celebración del día siguiente. Pange Lingua es un himno compuesto por Santo Tomás de Aquino para la fiesta de Corpus Christi, dedicado al misterio del cuerpo de Cristo: “Canta o lengua el misterio del glorioso cuerpo.” El Magnificat proviene del evangelio de Lucas (Lucas 146-55) y supone las palabras de María a Dios cuando visita a su prima Isabel madre de San Juan Bautista. Usualmente se canta en Vísperas. La notación en “papeles” en contraste con “el Libro” sugiere que hubo copias hechas en papeles sueltos de un libro maestro y una de ellas es el documento que utilizamos aquí. 632 El Salve Regina, dedicado a la Virgen María: “Dios te salve, reina y madre de misericordia”, pide intercesión a favor de los fieles. Es de origen medieval y anónimo. La Salve se cantaba en la abadía de Cluny en el siglo xii. Fue usada por los Cistercienses y las órdenes de Santo Domingo y San Francisco desde el siglo xiii. 633 Dice sobrepeliz en el original. 634 Esta notación es críptica y poco usual. Puede significar en un tono más bajo. 635 Benedictus. Es el canto de Zacarías al recobrar la voz. Lucas 1:68-79. “Bendito sea el Señor, Dios de Israel”. 629 630 Los nocturnos son las oraciones de las horas de la noche, los maitines. La misa solemne era cantada y se tocaba el órgano. Entre las partes cantadas estaban la Gloria in Excelsis, el Credo, el Dominus Vobiscum, etc. Ver, Frutos Bartolomé de Olalla y Aragón, Ceremonial de las Misas solemnes cantadas, con diáconos o sin ellos. 638 Fabordón significa falso bajo es un acompañamiento en contrapunto y a un tono menor (una cuarta por debajo) utilizado para la alabanza. Es de origen de finales de la Edad Media y la época moderna temprana y de manera habitual se usa en composiciones en las que hay dos o más voces. Se utiliza para los salmos y cánticos de rezo litúrgico con varias voces. 639 La forma de apelación sugiere que el copista se está dirigiendo personalmente a quien está encargada de recibir estas reglas, que puede ser la abadesa, ya que la madre vicaria está señalada en el texto como tal y en tercera persona, mientras que en este pasaje se dice “vuesa merced” y se establece una relación de “frente a frente” entre quien entrega el documento y quien lo recibe. 640 Las segundas vísperas se aplicaban a las fiestas de solemnidad únicamente. La primera víspera se oficia la tarde anterior a la fiesta y, la segunda víspera, la tarde del mismo día de la solemnidad. 641 La fiesta de Santa Clara de Asís, 11 de agosto, no es mencionada mientras se observan las fiestas de San Hipólito y San Agustín. 642 Tota Pulcra es un himno que se remonta al siglo iv, en el que se elogia la belleza de la virgen y su concepción inmaculada “Tota Pulcra es Maria, Et macula originales no est in te…” 636 637 600 601 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López cada posa se canta un verso entero643[.] Acabada la procesión se canta en el coro la antífona y verso de la feria que corresponde a ese día [,] y la oración de la vigilia que canta la primera vicaria [,] y después se canta la Salve.644 Vísperas de la Asunción se canta la calenda[.] En vísperas hay salve cantada[.] Es hebdomadaria la madre (fol. 15) Vicaria de coro, y en completas la Madre Vicaria de casa[.] Para maitines se ponen cinco sobrepellices[;] es hebdómada la madre Vicaria de coro[.] Las antífonas de maitines y laudes se cantan en tonito y la de Benedictus en el libro[.] Las lecciones se cantan con el orden que el día de Nuestro Padre. En las segundas vísperas también se canta la salve clásica como la anterior. El día octavo de Nuestro Padre es todo como en el día de la fiesta[.] Después de maitines depositan y luego [que] entra Nuestro Padre645 se canta el himno en la procesión. Víspera de Nuestro Padre San Agustín se canta la calenda[.] El día treinta de agosto comienzan las misas de la novena de Nuestra Sra. del Loreto[.] Son cantadas[.] Acabada la misa rezan la novena y luego se canta la letanía. na de prima647[.] A la hora de la Calenda se toca el órgano mientras van por la calendaria; y todo lo q[u]e responde el coro es en tonito hasta el fin[.] Después que se acaba prima, se reza tercia y sigue la Misa[;] y acabada es la Novena y la Letanía648 cantada[,] y después se reza la Sexta y Nona, y después no hay Letanía ni cantada ni rezada aunque sea sábado o domingo[.] Si este día de la Calenda cae en domingo de mes[,] acabada de rezar tercia sale la procesión con la Letanía cantada[,] acabada sale el asperges649 y luego sigue la Misa, después la Novena[,] y la Letanía cantada y luego se reza sexta[.] Y a las once y media se reza el Rosario y la Nona[.] - La hora rezada del Rosario se adelanta el sábado en ese año. Las vísperas de N[uestra] S[eño]ra del Loreto son cantadas de adentro[,] es hebdómada la M[adr]e Vicaria de coro, y (f.17) en completas la M[adr]e Vicaria de casa[.] Hay Salve cantada en estas vísp[era]s[.] El día de N[uestra] S[eño]ra hay hora de Tercia cantada antes de la Misa[.] Vísp[er]a del S[eño]r S[a]n Miguel Calenda cantada[.] Vísp[er]a de N[uestro] P[adre] S[an] Gerónimo se canta la Calenda[.] Septiembre[.] Víspera de N[uestra] S[eño]ra del Loreto para la Calenda646 solemne[.] Se ponen cinco sobrepel[l]ices, se canta toda la Prima[,] es hebdómada la primera vicaria q[u]e solo le toca apuntar la antífo- Octubre[.] Víspera de N[uestra] S[eño]ra del Rosario se canta la Calenda[.] Sus Vísperas son cantadas de afuera[,] hay Salve cantada650[.] En Completas es hebdómada la M[adr]e Vicaria de casa[,] El día de N[uestra] S[eño]ra hay hora de tercia cantada y antes de ella se Antífona: breve pasaje de la sagrada escritura que se canta o reza antes y después de los salmos y de los cánticos en las horas canónicas. 648 Letanía: oración que invoca a Jesucristo, la virgen o a los santos como mediadores. En este caso se asume es la letanía por la virgen, expresando sus atributos. Se suele cantar después del rosario. 649 Aspersorio: utilizado para dispersar el agua bendita. En el ritual se recuerda la gracia del bautismo y su purificación. El himno Asperger me, Domine hyssopo se entona en las misas solemnes con la entrada del presbítero Las palabras provienen del salmo 51. 650 La fiesta de Nuestra Señora del Rosario es el 23 de octubre. La Salve, es una oración en honor de la virgen, Salve regina. Mater misericordiae. Dios te salve, reina y madre de misericordia. 647 643 Una importante información respecto de la liturgia claustral es esta ceremonia de procesión interna, que comenzaba en la ermita del convento y recorría varias posas o paradas, cuyo número no se determina. En la posa se podía decir una oración o, en este caso, se cantaba un verso de los varios himnos dedicados a María. 644 Se supone que exista un antifonario, el libro donde se registraban las antífonas apropiadas para la liturgia y cuyo texto las religiosas debían aprender. 645 El significado de Nuestro Padre en esta línea del documento es ambiguo ya que es difícil asumir se trate de San Agustín. 646 Primer día de cada mes en cómputo eclesiástico. 602 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix descubre a N[uestro] Amo[.] Primero es la procesión del domingo de mes, luego se reza la hora, después se descubre y se canta tercia y sigue la misa[.] El día ocho[,] q[u]e es el siguiente después de la octava de N[uestro] P[adre] S[a]n Jerónimo[,] se hace el sufragio por los hermanos de la orden[,] hay Vigilia, Misa de Requie[m] y Responso[.]651 Si cae en domingo se hará este sufragio el lunes[.] Día nueve comienzan las siete Misas cantadas de S[eño]r S[a] n José[,] – después de la Misa se canta un responso por el patrón[,]652 menos cuando es primera o segunda clase o domingo[.] Día de S[an]ta Teresa653 que se acaban los desagravios[.] A la noche en la ermita se reza la Corona[,]654 se canta la Letanía[,] y su oración y nos cu[m] prole pia[;]655 y sigue la procesión de ella[,] se canta el pregón con Miserere,656 hay amarrada[.] Día de las once mil vírgenes657[.] Hay hora de Tercia cantada y luego la Misa[.] Misa en honor de los difuntos. Persona que paga por el costo de la misa. 653 El Día de Santa Teresa, 15 de octubre. 654 Rosario de siete dieces que se reza a la Virgen María. 655 Nos cum prole pia benedicat Maria. Con su descendencia bendita nos bendiga la Virgen María. Oración de bendición final de las oraciones dedicadas a María. 656 Misereri mei, Deus: Procede del salmo 51. Misereri mei, Deus, secumdum magnam misericordia tuam. Ten piedad de mi señor, conforme a tu misericordia. Himno compuesto en el siglo xvii para la capilla Sixtina. 657 Día de las once mil vírgenes, 21 de octubre. De acuerdo con una leyenda con muchas variaciones que no fueron admitidas por muchos teólogos, Úrsula, acompañada de numerosas vírgenes viajaba a Roma para convertirse cuando fueron martirizadas en Colonia (Alemania). 651 652 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 603 2.5.b. Fray Manuel Aromir y Bustamante. Reglas generales para dentro y fuera del coro: Arregladas a las ceremonias que usa la orden de nuestro Seráfico Padre San Francisco […] de 1825658 Este manuscrito consta de noventa páginas escritas a una sola cara por un religioso franciscano que contaba con una especial capacitación. Había sido lector durante muchos años y estaba relacionado con la cultura religiosa escrita659. En su papel de calendarista se vinculaba de manera directa con la programación de las prácticas y rituales de la rama femenina de su orden. En este texto, el autor detalla los métodos de comportamiento que debían seguirse de manera colectiva, semicolectiva e individual en el coro de los conventos concepcionistas, de clarisas y de capuchinas fundados en la Nueva España. La extensión de este documento nos permite seguir las actividades y contextos que funcionaban dentro del convento mucho mejor que con las reglas de 1810. Dentro de este existía un sistema cultural basado en el conocimiento de los significados de cada actividad y de su desarrollo mediante la comprensión de los códigos internos que los regían. Entendidos y comprendidos por la comunidad eclesiástica, se expresaban de manera ritual. La religiosa de velo negro y coro debía aprender los preceptos que debían seguirse de acuerdo con el calendario litúrgico de la Iglesia y de manera específica de la orden a la que pertenecía. Era un proceso complejo, como se aprecia en el texto. Las Reglas generales para dentro y fuera del coro servían como sistema directivo de comportamientos dentro del coro que esCentro de Estudios de Historia de México Carso, Fondo cdlv-i, Fray Manuel Aromir y Bustamante. 659 El padre Aromir fue guardián del convento grande de San Francisco en Ciudad de México y Visitador y presidente para el Capítulo de la Provincia del Santo Evangelio. Ver, Leonor Tesso, y William L. Merrill, Los negocios Eclesiásticos de la Independencia a la Reforma. Guía Documental del Ministerio de Justicia y Negocios Eclesiásticos. México: Archivo General de la Nación, 1998, pp. 103-105. 658 604 605 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López tructuraba la práctica diaria del tiempo divino. Su organización por apartados funcionaba como guía que regía el movimiento de los cuerpos: genuflexiones, inclinaciones de cabeza, el número de cantoras, su alternancia al emitir la respuesta a las antífonas de cada día del calendario litúrgico etc. En el universo del coro los desplazamientos de las cantoras estaban intensamente regulados. Por ejemplo, no se podía cruzar libremente el espacio sagrado. “Al entrar al coro debe la religiosa hacer adoración al Santísimo Sacramento postrándose hasta llegar los labios al pavimento, verificándose esta acción en el medio y entre el espacio que haya entre el facistol y la reja del coro”.660 A esto se añadían las variaciones en la escenificación, la cual estaba definida por el número de candelas o por la presencia de ceniza o palmas al cuidado y disposición de la vicaria de coro, la sacristana, y la encargada del aderezo del altar de la virgen. Cada día era una experiencia vivida de manera exclusiva por las monjas oficialas encargadas del decoro y limpieza del coro alto. El punto focal de la representación lo desempeñaba la hebdomadaria, quien, por lo regular, era la abadesa o la vicaria según la importancia del ritual. También solía nombrarse una monja experimentada que rotaba con otra de manera programada. Con el manejo de estos manuales se organizaba el tiempo de todas y cada una de las religiosas cantoras. El aprendizaje de las reglas específicas como las aquí presentadas garantizaba la armonía social basada en el reconocimiento de la autoridad generada gracias a la concordancia entre los habitus de las religiosas. El rigor aprendido con la disciplina y la repetición era una garantía del éxito de la empresa pedagógica y la preservación del ethos de la comunidad a lo largo de los siglos.661 El orden de las monjas al entrar o salir de los lugares colectivos “por antigüedades” también era sinónimo de la dinámica interna a que estaba sujeta la comunidad, pero más allá de las diferencias de edad, en cada generación, los comportamientos se aprendían, se enseñaban, se repetían y las religiosas concordaban entre sí de manera práctica. En los días especiales de la liturgia como la Natividad, la Pasión o la Santa Cruz, las religiosas acudían con mantos y hábitos de ceremonia y el orden cromático complementaba el escenario. Se critica la práctica de llevar mantos la hebdomadaria y cantoras cuando el resto de la comunidad no lo lleva, prescribiendo así la uniformidad visual como ejemplo de belleza y edificación. El número de cantoras variaba para cada ocasión, tres o seis en cada fila. Se alternaban en el canto y en los asientos según la importancia del Oficio Divino y de la celebración litúrgica. Lo mismo sucedía en las festividades de los santos de la orden y los destinados a sufragios. En este último caso, se especificaban las modulaciones de la voz como sinónimo de coherencia según la dedicación de cada oficio. Por ejemplo, en la rememoración de los difuntos, la voz y las tinieblas conformaban una actuación anual inolvidable. En ese ceremonial de los “antiguos” [difuntos y bienhechores], la orden estipulaba que, para las antífonas y lamentaciones, “aunque no tengan las mejores voces no se acusen [las religiosas] pues representan mejor las de aquellos PP. [adres] antiguos, de quienes, como de Jeremías, sabemos, que no con voces sonoras, sino con tiernos quejidos, y lamentables ecos las dijeron. Las voces destempladas, y roncas son propias de estos días; no los gorjeos”.662 Por otra parte, en las reglas se mostraba preocupación de que los movimientos del cuerpo no afectaran la voz, como cuando se aconseja que la genuflexión se haga al mismo tiempo de proferir las palabras que las piden para Manuel Aromir y Bustamante, Reglas Generales para dentro y fuera del coro, fol..2. Si se cometía una falta como llegar tarde, se debía permanecer en la entrada y mantener la cabeza inclinada hasta recibir una señal de incorporación a su respectiva fila. Esta falta se convertía en transgresión y mutaba en culpa que debía redimirse. 661 El habitus es uno de los conceptos centrales de la teoría sociológica de Pierre Bourdieu, significa “esquemas de obrar, pensar y sentir asociados a la 660 posición social” y que son compartidos por personas del mismo grupo social, en Raisons pratiques. París: Seuil, coll. Points, 1996, p. 21. 662 Manuel Aromir y Bustamante, Reglas Generales para dentro y fuera del coro, ff.51 y 52. 606 607 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López impedir que la voz se quiebre y se desafine.663 La didáctica monástica se repetiría no solamente en el coro sino también en el refectorio. Esta relación de orden y armonía estructurada mediante el aprendizaje de roles fue posible gracias al seguimiento de las normas de comportamiento descritas en los ceremoniales o reglas y repetidas consuetudinariamente en los espacios claustrales. cantoría en segunda clase, visten sobrepelliz. Y además hay acólitas para ciriales e incensarios, especialmente si aquella parte del oficio es cantada, p[o]r ejemplo [,] Vísperas. El yerbar [llevar] la hebdomadaria y cantoras cuando están oficiando manto, no llevándolo la comunidad; es no guardar la uniformidad [de los hábitos] q[u]e es la gala más hermosa q[u]e tanto se procura en los actos públicos, (f.5) y de que se edifican los concurrentes. En la provincia de Franciscanos del S[an]to Evang[eli]o[.], se manda en su ceremonial q[u]e aún en el rigor del invierno, el hebdomadario, cantores, lectores de coro, y mesa, y cuantos tengan que hacer alguna acción solitaria en comunidad, se quiten los mantos.664 Esto mismo ordena para las candelas, ceniza, palmas, y adoración de la S[an]ta Cruz el Viernes de la semana may[o]r [.] Pero esto segundo no deberá practicarse por las religiosas, (f. 6) que toda la comunidad toma manto para los cuatro referidos actos y algunos otros solemnes en q[u]e los usa toda la comunidad. Para el oficio no conduce el traer manto, y menos no siendo este parte del hábito como se puede inferir de no sepultarse con él las religio[sa]s. Durante el oficio divino deben arder seis velas en 1ª Clase: en 2ª cuatro, y en los d[o]bles en el altar mayor de la Iglesia o el altar principal del coro, o en las rejas de éste. Y en lo más conforme al cere (f.7) monial de la orden: y se apagan luego que termina la hora Canónica. Cuando alguna religiosa tiene q[u]e salir del coro durante el oficio; tomada la venia de la Prelada, o de la q[u]e preside hace la misma adoración y postración del principio, y las inclinaciones de cabeza, al altar y coro. Acerca del color de los paramentos de altar úsese [el] del oficio; si las vísperas son desde el capítulo del siguiente, úsese desde el principio del (f. 8) color del siguiente. Y en el oficio Solemne de Difuntos póngase el negro luego que comiencen las vísperas de difuntos, y se quite al fin de ellas, volviendo a poner el color de oficio del día. Cuando el oficio tiene segundas vísperas enteras, no se varía el color hasta acabar completas, que es la hora en (F.1) Reglas generales para dentro y fuera del coro: Arregladas a las ceremon[ia]s que usa la orden de n[ues]tro Seráfico Padre S.[a]n Francisco y dirigidas por el M.[uy] R[everendo] P.[adre] Calendarista Fray Manuel Aromir y Bustamante Lector Jub[ilad]o definidor y examinad[o]r Sinodal de las diócesis de México, Puebla y Durango y escrito en el año de 1825. Cada Iglesia y comunidad tiene sus particulares costumbres laudables que pueden muy (f. 2) bien guardarse mientras no se opongan a alguna disposición o precepto expreso. Al entrar al coro debe la relig[ios]a hacer adoración al S[antísi]mo Sacram[en]to postrándose hasta llegar los labios al pavim.[en]to verificándose esta acción en el medio, y entre el espacio q[u]e haya entre el facistol, y reja del coro: Esto es antes de dar principio a la hora; porque si ha habido algún motivo por justo q[u] e sea, y se entra al coro ya comenzada la hora, en este caso se hace la adoración ya dicha, y sin irse en derechura al coro, que le (f.3) corresponda, apartándose lo que baste del medio, en la misma línea lateral a su coro, hace inclinación de cabeza [h]acia el altar de la Iglesia, y otra al coro, e inmediatam[en]te se hinca con el rostro a la Iglesia levantándose [h]echa la señal de la prelada, y en su ausencia de la vicaria, o de la q[u]e según la costumbre; o alguna constitución especial llame en turno. Las dos cantoras la may[o]r se pone en la parte de la hebdómada, y la menor en la opuesta. Así mismo tanto la (f.4) hebdómada, como las ocho religiosas en primera clase, y las seis que hacen 663 Ibid. fol. 24. 664 Manual Summa de las Ceremonias de la Provincia del Santo Evangelio. [1703], pp. 14-54. 608 609 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López q[u]e termina el oficio del día antecedente. En los coros se han de poner las religiosas p[o]r sus antigüedades. Se ha de rezar el ofic[i]o Divino con pausa en la med (f.9) iación del verso. En los dobles despacio, en los semidobles, y ferias no tanto El signarse al principio de las horas, solo corresponde a las hebdómad[ari] a cuando dice el Deus y adjutorium; y en la repetición tripl[e] q[u] e se hace de este verso en Prima se signa también.665 Y el signo que se forma para este v[er]s[o] se hace con la palma de la mano diestra extendida diciendo Deus tocando con los tres dedos la frente y abierta la mano. In adjutorium bajándola recta hasta lo inferior del (f.10) pecho. Meum tocando el hombro siniestro: intende tocando el diestro. No se hace cruz con los dedos pulgar e índice para besarla. Al v[er]s[o] Domine Labia mea y al v[er]s[o] Converte nos Deus,666 de Completas: se hace el signo de labios y pecho, sin formar cruz con los dedos pulgar, e índice. Si no con solo el pulg[a]r recto formando la cruz en los labios a lo primero, y en el pecho a lo segundo. y en Completas al v[er]s[o] Benedicat: en aquellas palabras: Pater et filius, et spiritus Sanctus.668 Se signa también la hebdomadaria, cuando dice en la (f.11) confesión indulgentiam: en la misma forma que se hace al v[er]s[o] Deus in adjutorium. La comunidad no debe formar más signo, que en dos ocasiones, a saber, en Prima al v[er]s[o] D[o]m[i]n[u]s nos benedicat667 Deus, in adjutorium meum intende. Salmo 69 en la Vulgata. “Señor ven en mi ayuda”. Súplica al comienzo de cada hora canónica. Es conveniente comparar estas reglas de coro con otros ceremoniales impresos. Ver, Fr. Luis de Granada, Traducción Literal del Salterio de David al idioma castellano (…) Segovia: Antonio de Espinosa, 1801; Ceremonial de sagradas ceremonias conformes a las rúbricas del Misal y Breviario Romano y Autores clásicos que se han de observar en la Real capilla de Señor San Isidro Labrador, patrón de esta villa de Madrid. (Madrid, sin impresor), 1691; Sebastián de Málaga, Ceremonial Romano Seráfico de los Menores capuchinos de N.S.P.S Francisco, Granada: Imprenta de la S.S.Trinidad, sin fecha (ca. 1720). 666 Domine labia mea [aperies]…converte nos deus: Abre mis labios, Señor; conviértenos Dios. Salmo 50:17-19. En maitines, Domine labia me precede al Domino adjutorium. En Completas Converte nos eus, precede al Adjutorium. 667 Dominus nos benedicat: Dios bendícenos. 665 Inclinaciones solo de Cabeza Las inclinacion [e]s de cabeza se hacen al entrar y salir del coro, como queda dicho. Cuando se dicen los nombres (f.12) de Jesús, María, Francisco, S[an]to del Oficio, y del Papa reinante: Advirtiendo que sea muy profunda en el primer caso, y menos respectivam[en]te en los otros tres. Pues al nombrar el de María debe de ser media; mínima a los s[an]tos y de las mínimas las más mínima al nombre del Papa. A los S[an]tos inocentes en el Himno Salvete Flores martyrum.669 Al Gloriosa Domina670 en la Benedicta. Cuando se reza, o canta la Salve, al Salve Regina y al Spes nostra salve.671 En el oficio de la cruz672 a el Adoramus te (f.13) Christe. A el Tuam Crucem adoramus673 y en la gloria de la misa a el Adoramus te: al Sucipe Deprecationem nostram674 en el Credo a el Credo in unum Deum675 La gestualidad prescrita sigue las reglas del misal romano adoptado después del Concilio de Trento. 669 Salvete Flores martyrum. Himno en honor de los santos inocentes. 670 Gloriosa Domina: Oh, reina gloriosa; himno en honor de María que se atribuye a San Ambrosio. 671 Benedicta, Salve, Salve regina, Spes nostra. Bendita, Te saludo reina y Esperanza nuestra son composiciones de reverencia a María. La antífona Salve fue compuesta en el siglo xi. 672 El oficio de la cruz, oficio devocional en honor de la cruz compuesto en el siglo x. 673 Tuam Crucem adoramus Domine: Adoramus tu cruz Señor. El texto también incluye un laude a la resurrección. Se cantaba en la fiesta de la exaltación de la cruz, el 14 de septiembre. La ceremonia de la adoración de la Santa Cruz es el primer oficio del Viernes Santo. 674 Adoramus te, Suscipe derectionem nostram: Te adoramos, Acepta nuestra súplica. Es parte del Gloria en excelsis deo o simplemente Gloria. Sigue al verso Qui tollis peccata mundi (Tú que quitas los pecados del mundo, acepta nuestra súplica). 675 Credo: Creo, profesión de fe en los apóstoles y signo, referencia fundamental de la catequesis fruto de los concilios ecuménicos de Nicea (325) y Constantinopla (381). Se cantaba como canto gregoriano. 668 610 611 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López a el Simul adoratur.676 Quien encomienda antíf[on]a, y a quien se encomienda aunq[u]e sea prelado baja la cabeza. El q[u]e la entona, y entona salmo. Y al repetirla los cantores Ad invicem (esto es uno al otro) y al salir al medio del coro; y después al apartarse del medio del coro, para ir a su asiento dirigiéndola a el altar. (f.14) Siempre que las cantoras salen al medio del coro y al apartarse la indicac[ió]n que hacen debe ser profunda como que es dirigida al S[antísi]mo Sacram[en]to y cuando se dirigen así mismas sólo basta la inclinac[ió]n mínima de cabeza. Si el venerable Sacram[en]to está manifiesto[,] entonces al llegar al medio y al apartarse se arrodilla con ambas rodillas, si hay pausa en la genuflexión, o con solo una rodilla si no [h]ay pausa, o tardanza en ella. Además (f.15) Cuando se lee la tabla de oficios en el refectorio cualquiera religiosa que oye su nombre baja la cabeza. Cuando las servidoras ponen o quitan algo de delante ad invice.677 Y a la prelada con más cuidado y reverencia q[u]e a todas: y cuando se lee alguna carta del prelado superior. al Sanctum et terribile nomem ejus,679 y no más. Al del salmo Laudate pueri D[omi]num680 al 2° verso sit nomen D[omi]ni benedictum681 hasta el ast[eris]co * (f.17) En el cántico de Magnificat al Sanctum nomem ejus682 y s[iem]pre que en otro salmo se halle igual clausula a las aquí insinuadas. La misma inclinación se hace en el Tantum ergo (cuando no está descubierto el S[antísi]mo Sacram[en] to pues estándolo[,] debe ser genuflexión como se dirá en su lugar) más: a la 1ª oración del oficio (ex[c]e[p]ta la hebdomadaria) y se están inclinadas [las cantoras] hasta el Quite cum.683 En Completas en el v[er]s[o] de las preces Benedicamus Patrem684 no a su respuesta. En el Benedicat de Completas, en aquellas (f.18) palabras: Pater, et filius, et spiritus sanctus. Y se signan juntamente como ya se dijo arriba. En maitines a el Jube dom[i]ne benedicere685 vuelto no del todo a hacia la hebdomad[ari]a hasta acabar la bendición. En el salmo Deus judicium tuum686 regida: al ve[r] s.[verso] Sit nomen ejus benedictum in secula no más. En el salmo Benedic anima mea: al ve[r]s[o] Benedictum nomen magestatis ejus.687 Inclinacion[e]s profund[a]s Éstas se entiende aquella que, si se soltaran los brazos (que no se sueltan) pudieran llegar las palmas de las manos a tocar las rodillas. Se hacen éstas (f.16) al Pater noster, Ave María, Credo. A el Gloria Patri. A la Confesion, a todos los finales de los himnos en q[u]e se hace mención de la S[antísi]ma Trinidad. Y solo se exceptúan aquellos (que son pocos) en q[u]e no se nombra este misterio, como es el de Maitines de muchos mártires. Y otros que finalicen así. En vísperas a los versos de los salmos Confitebor678 Simul adoratur: que es tambien adorado. Parte del Credo referente al Espíritu Santo: Y creo en el Espíritu Santo, señor y vivificador (…) y que con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, etcétera. 677 Ad invicem: uno al otro. 678 Confitebur tibi un gentibus Domine: Yo te confesare, Señor, entre las gentes, Salmo 110. También en la epístola de San Pablo a los Romanos. La ubicuidad de los cantos de los salmos en el oficio divino llevó a algunas autoridades a hacer tablas de los salmos que se rezaban en todas las festividades del año 676 según el Breviario Romano. Son instrumentos de consulta útiles para la investigación. Ver, Fr. Jayme Serrano, Los Salmos de David y cánticos sagrados. Madrid: Imprenta Real, 1796. 679 Sanctum et terribile nomem ejus: Santo y terrible es el nombre del Señor, Salmo 110. 680 Laudate pueri Dominum: Alabad, jóvenes, al Señor, Salmo 112. 681 Sit nomen D[omi]ni benedictum. Sea bendito el nombre del Señor, Salmo 112. 682 Magnificat, Sanctum nomem ejus. Magnifica, Santo es el nombre. El Magnificat es el cántico de María a la grandeza de Dios en la Anunciación. Lucas 1: 46-55. 683 Qui tecum: Contigo. Parte de los ritos introductorios de la misa, y la oración colecta de recogimiento que invoca a Dios y suplica su intervención. La oración se dirige al Padre por el Hijo en el Espíritu Santo: Qui tecum vivit et regnat in unitate spiritus sancti [que contigo vive y reina en el espíritu santo]. 684 Benedicamus Patrem: Bendigamos al Padre (al Hijo y al Espíritu Santo). Penúltimo verso del Benedicite. 685 Jube Domine benedicere: Señor, por favor bendíceme. En la misa después de Munda cor Meum o petición de limpiar el corazón. 686 Deus judicium tuum. “Oh Dios da tu juicio [al rey]”. Salmo 71. Hasta el verso 17: Sea su nombre bendito. 687 Benedic anima mea: Señor bendice mi alma. Los salmos 102 y 103 comienzan con la misma imprecación. El Benedictum es un verso responso de una antí- 612 613 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López No más. En los apóstoles en el Salmo D[o]m[i]n[u]s regnavit irascantur: a el v[er]so 3° Confiteantur nomine tuo magno: quoniam terribile, et (f.19) Sanctum est, no más.688 A laudes en el último ve[r] s.[so del salmo Deus misereatur, se inclinan al Benedicat nos Deus hasta el aster[is]co.*689 En el cántico Benedicite: a la ve[r]s[o] Benedicamus patrem, hasta el aster[is]co. *690 En Prima a el D[o]m[i] n[u]s nos benedicat hasta el perducat eternam: la hebdomad[ari]a no se inclina del todo para decirlo. Y en esto se signan al mismo tiempo como ya se dijo arriba. El signo ha de se[r] el mismo q[u] e se dijo p[ar]a el v[er]s[o] Deus in adjuntorium. En la misa al Salve Sancta parens al Gratias agim[u]s tibi de (f.20) de la gloria. Al Gratias agamus Domino Deo nostro; del pref[aci]o a la oración 1ª de la misa. A la oración A Cunctis de la misa (cuando la hay) desde las palabras intercedente: hasta Omnibus sanctis.691 Siempre que se inclinen las Cantoras profundam[en]te ha de ser vueltas unas a otras. Siempre que en el coro se pasa de un lado a otro, no se pasa por medio atravesándolo, sino pasando por entre atril y rejas del coro: estando en el medio, debe hacerse inclinación profunda, (f.21) o genuflexión cuando está el S[antísi]mo manifiesto. hábito, p[ar]a q[u]e cubra los pies por la honestidad. Hincadas ambas rodillas están, en las preces feriales hasta el final de la oración que se para la comun[ida]d[,] ex[c]e[p]to la hebdomadaria, q[u]e en ésta se debe parar en el v[er]so que precede a la orac[ió]n d[ic]ho el v[er]s[o] Fidelium anime;692 se vuelven (f.22) a hincar. Se hace genuflex[ió]n a el Tantum ergo, cuando está el S[antísi]mo Sacram[en]to descubierto. Pero al v[er]so Venite adoremus et procidamus ante Deum del salmo Venite693 al v[er]so Te ergo del himno Te Deum a las estrofas de los Himnos, Ave Maria: veni Creator; O Cru[x] ave, del himno Vexilla regis694 y a la del himno de la Natividad del señor: et nos beata quos Sacri695 y a la octava bendición del oficio de N[uestra] S[eño]ra. En esto, además de hincar ambas rodillas, se han de poner frente a frente los dos coros. Y lo mismo ha de ser (f.23) en las preces feriales y las de difuntos. La genuflexión de la estrofa Veni creator se hace poniendo las manos al pecho, esto es, palma con palma con los dedos a lo alto y lo mismo se guarda en el v[er]s[o] Te ergo, por ser deprecación juntamente. Las genuflexion[e]s, ni se hacen antes de las palabras que las piden, ni después; sino al mismo tiempo de proferirlas, y toda la comunidad aun las cantoras, especialmente si la cláusula es breve. Y que en canto no quiebren la voz desafinándola; pues siendo (f.24) larga la cláusula, hay peligro de impedir la voz quebrantándola: entonces siendo solas las cantoras, las que con canto dicen las cláusulas, la genuflexión se hace al fin de las palabras. En los himnos cantando el 1º v[er] s[o] de la estrofa se hace la genuflexión por las que lo entonen. De las genuflexiones Se hacen siempre hincando primero el pie derecho echándole con arte honesta [h]acia atrás, p[ar]a llevar con él la fimbria del fona cantada en maitines. 688 Dominus Regnavit Irascantur Populi. El Señor reina a pesar de la ira de las naciones. Salmo 98 hasta el verso Alaben Señor tu nombre excelso, terrible y santo. 689 Deus Misereatur Nostri: Compadécete de nosotros Señor. Salmo 66. 690 Benedicite domine: Bendigamos al Señor. El Benedicite es un cántico propio de la liturgia de las horas, derivado de El canto de los tres niños, Daniel 3:57. 691 Las numerosas citas latinas precedentes indican versos de varios himnos tomados de los Salmos o, como en el caso del Te Deum Laudamus, ascrito a San Ambrosio o San Agustín, e incluido en la liturgia de la orden benedictina en el siglo vi. Fidelium Anime: Ánimas fieles. Venite adoremus, et procidamus …ante Dominum: Venid, y adoremos y postrémonos a ante el Señor. Salmo 94. 694 Vexilla regis prodeunt: las banderas de rey se enarbolan. Himno latino atribuido a San Venancio Fortunato, obispo de Poitiers. O crux Ave Spes Unica: Salve oh, cruz que es nuestra esperanza es el primer verso de otra estrofa que varía de posición según las diferentes versiones. 695 Verso del himno Jesu redemptor ominum: Jesús redentor de todos. Atribuido a Ambrosio. Verso seis, et nos beata quos sacri, etc.: Y a nosotros cuya bendita sangre ha limpiado. 692 693 614 615 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Se hincan también a las antífonas finales de N[uestra] S[eño]ra, salvo en tiempo pascual. S[iem]pre al Sacrosancte: y quando se comete algún defecto, y no se levantan hasta hecha la señal, en Comp (f.25) letas se hincan al Pater Nost[e]r Ave María, y Credo. Pero en el tiempo pascual y domingos de entre año inclinadas Profunde. Híncase la religiosa cuando en comunidad se le cae paño, u otra cosa cogiendo en la mano derecha lo caído y levantado el brazo esta así hasta q[u]e le hagan señal. Pero en el refectorio además de esta ceremonia, se dice, digo mi culpa. En la misa estando de rodillas a todas las oraciones del oficio ferial, y de difuntos. Se ponen de rodillas al fletamus genua, de (f.26) las oraciones del viernes S[an]to[,] en las epístolas donde se dice in Nomine Jesu; hasta infernorum[,] cuando hay Veni creator: en los evangelios donde se dice Verbum Caro: Procidentes adoraverunt: Procidens adoravit: a el Incarnatus.696 De rodillas reciben ceniza, palmas, candelas. Besando la vela, y palma, y luego la mano del sacerdote de rodillas se hacen las 3 Adoraciones el Viernes S[an]to[,] pero no se postran hasta la tercera como se dirá en su lugar. El Sábado s[an]to se hincan a él Lumen christi.697 (f.27) En el coro se habla a la prelada de rodillas [,] y cuando entra se paran todas excepto cuando está el S[antisi] mo Sacram[en]to patente. todas hasta la palabra Secumdum carnem699 y se besa la tierra. En las pasiones a el Emisit Spiritum700 p[o]r espacio de un Pater (f.28) Noster: hay postrac[ió]n, también en la última adoración de la cruz el viernes s[an]to, se hace la postrac[ió]n, y se besa sin llegar los ojos, y diciendo en silencio Adoramus te Christe: y se levantan sin hincarse más. Postraciones Son estas, señal de humildad más profunda, ordenada en los estatutos de Barcelona. Esta se hace en la Calenda de Navidad en llegando a la palabra in Bethelem Judee.698 Se postran en el coro Varias frases latinas provenientes de las escrituras sagradas. In nomine Jesu: en el nombre de Jesús; Veni creator: Ven, creador; Procidentes adoraverunt: Procidens adoravit: adorareis de rodillas, entre otros. 697 Lumen Christi: Luz de Cristo. Versículo cantado para la iluminación de tres cirios durante la vigilia pascual y significa la luz de Cristo como signo de resurrección y salvación. 698 Mateo 2:1. Cuando Jesús nació en Belén. 696 De los oficios Cuando el oficio es doble, las dos cantoras han de comenzar los salmos, repetir las antífonas decir los versos, los responsorios de maitines, y los breves de las horas.701 También el invitatorio y ambas han de encomendar las antífonas a la hebdomadaria, (f.29) haciéndolo cada una por si, en las otras encomendadas, q[u]e correspondan a su coro. Si el oficio es semidoble, dirán juntas invitatorio, versos, responsorios breves de las horas, y el verso de los r[ezo]s de los Nocturnos.702 La antífona q[u]e se encomienda a la hebdomad[ari]a (en solo los semidobles) lo hace sola la cantora mayor y lo mismo los salmos que toquen a su coro. Lo q[u] e hará igualmente la cantora menor con los q[u]e sean del suyo. Si el Oficio es ferial la cantora mayor sola en su asiento dice el invitatorio, y comienza el himno; los (f.30) salmos de su coro, repetición de antífonas, el responsorio de la Lección que lea la cantora menor, el v[er]s[o] Benedicamus d[o]m[i]no y los responsoSecumdum carnem: según la carne. Pablo: Epístolas a los Romanos 1:4 Ex quibus natus estest secumdum carnem Dominus Christus. De su Hijo, el cual fue hecho de la simiente de David según la carne. 700 Emisit Spiritum: emitió el espíritu (expiró). Marco 15:37. Pasiones: Lectura de las varias versiones de la pasión de Cristo. 701 El responsorio es un canto litúrgico de tipo salmódico en el cual la entonación de los versículos por un solista o grupo de lectores-cantores es respondida por los asistentes con una breve vocalización (el responsorio propiamente dicho). Este responsum se plantea como un eco reiterativo, el cual usualmente deriva del último sonido del último inciso dejado por el o los solistas. Es una serie de preces y versículos que se dicen después de las lecciones en los maitines y después de otras horas según el ceremonial. 702 Las horas canónicas de los nocturnos son vísperas y completas. 699 616 617 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López rios breves de todas las horas. Los principios de los Salmos, repetición de antífonas, y r[ezo] de la Lección q[u]e lea la cantora mayor, todo esto toca a la cantora menor. Si hay preces feriales se hincan las rodillas (como ya está dicho arriba) y se mantienen hincadas, hasta la oración, u oraciones exclusivam[en]te y el coro hasta el v[er]so Benedicamus d[o]m[i]no. Inclusivam[en]te los Versos (f.31) de las preces los dice la hebdomadaria y todo el coro responde[.] El salmo lo entona la cantora mayor, y se reza a coros lo mismo q[u]e los demás salmos. En Maitines sea el oficio d[o]b[l]e[,] semidoble, simple (q[u]e estos ya no los hay) o ferial: las antífonas se encomiendan a las más antiguas del respectivo coro. Y se continua p[o]r las demás según su antigüedad. En las vísperas se observará esto en las fiestas particulares, y en los domingos; pero en las otras fiestas se encomendarán a otros menos antiguos, conforme a la dignidad (f.32) de la fiesta. La cantora mayor y menor juntas encomiendan a la hebdomad[ari]a menos en las fiestas semidobles o simples (que ya no hay) y en las ferias como ya queda explicado antes. Dicha hebdomadaria entona la primera antífona de Vísp[era]s Maitines (y en estos también la primera del tercero Noct[urn]o) y la 1ª de Laudes, como la de Magnifica, y Benedictus. Las lecciones703 deben decirse las 1as[primeras] lección[e]s por la cantora menor. 2.as [segundas] por la cantora mayor: 3.as [terceras] por la hebdoma[ari]a y (f.33) este mismo orden se guarda cuando [h]ay seis cantoras y en todos los ofic[io]s (véase al fin la nota 6ª). En completas corresponde a la hebdomadaria decir la confesión; entonar las antífonas Miserere, o alleluia: y la del cántico Nunc dimitiis704 Salva nos a la confesión[.] Cuando la dice la hebdomad[ari]a ambos coros están sin inclinarse: y cuando el coro la dice, se inclina este, y la hebdomad[ari]a se pone recta (esto es, derecha) y se debe dejar la inclinación luego que se dice el Amen del Misere a trir705 (f.34) tanto la hebdomadaria, como el coro cada una en su voz. Esto mismo se hace o observa siempre q[u]e se dice la confesión en pie porque si se dice de rodillas, no hay inclinación ninguna por mínima que sea (sirva esto de regla para las genuflexiones)[,] si no es q[u]e haya rúbrica que lo ordene, como es la del Misal en los días de la Encarnación, y Natividad de N[uestro] S[eño]r J[esu]C[ris]to que dispone haga el sacerdote profunda inclinación de cabeza al Incarnatus:706 circunstancia especial de dichos dos días, y que no (f.35) debe traerse a casos semejantes. Cuando se está rezando el Pater noster, Ave María y Credo después de la antífona fin[a]l se hace la aspersión del agua bendita, no mientras se reza la antífona. Pues es faltar a la rúbrica, q[u]e manda se diga o hincada o en pie según el tiempo. En las horas menores nada hay particular q[u]e prevenir, por estar bien claro en lo arriba dicho. Sin embargo repítase q[u] e la Preciosa,707 y los tres Deus In adjutorium los diga la hebdomadaria haciendo signo a los (f.36) v[er]s[os] Deus in adjutorium la hebdomad[ari]a solam[en]te[,] no la comunidad. Nunca jamás dentro del oficio divino otra religiosa prelada o súbdita, distinta de la hebdomad[ari]a diga oración, ni alguna otra cosa, que le corresponda a la hebdomad[ari]a pues a sola ella señala la rúbrica. E ir en contra de lo q[u]e ordena, es un abuso intolerable. Es regla general, y muy laudable q[u]e mientras se dicen los salmos, un coro esté en pie, y el otro sentado, alternando así por todo el Oficio, dando princip[i]o, (f.37) en pie el coro de la hebdómada. Para tomar asiento se espera a decir completo el v[er] s[o] 1º del salmo, y para ponerse en pie acabado el penúltimo verso. La cantora q[u]e haya de encomendar antífona se levanta al penúltimo verso quedándose ya en pie[,] lo mismo que la religiosa encomendada. Cuando en el salmo hay v[er]s[o] en el q[u] e corresponda hacer inclinación profunda, se levanta luego que Lecturas apropiadas de la Biblia para la celebración del oficio divino. Cántico de Simeón, Lucas 2. Ahora Señor, dejas a tu siervo en paz. 705 Miserere mei Deus. Salmos comienzan con esta frase. Salmo 50, 55. Perdóname 703 704 señor; Apiádate de mí, Señor. La notación indica Miserere Sancta Trinitas Unus Deus, parte de las letanías de la virgen. 706 Evangelio de Juan 1:14. Encarnó del Espíritu Santo. Parte del Credo y de la misa usualmente cantado en el coro. Antiguamente cuando el sacerdote llegaba al Incarnatus en la misa, los fieles se arrodillaban. 707 La Preciosa sangre de Cristo. 618 619 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López termina el v[er]s[o] antecedente, y se vuelve a tomar asiento luego q[u]e acaba el v[er]s[o] de la inclinación, o las palabras en las que corresponda (f.38) hacerse. Adviértase q[u]e en el v[er]s[o] 2º del salmo Laudate pueri d[o]m[inu]m;708 ocurre inclinación, y por lo mismo hasta no haber proferido las palabras q[u]e la indican; no se tomará asiento. En vísperas ordinariam[en]te, es el último salmo Laudate d[o]m[inu]m omnes gentes709 y por constar de 2 v[er] s[os] se omite tomar asiento; pero podrá hacerse cuando es otro el último salmo, y tiene más de cuatro versos. El oficio todo se dice en pie estando manifiesto el S[anti]s[imo] Sacramento, pero en las lecciones se sientan. (f.39) El himno Te deum laudam[us]710 y el símbolo de S[an] Atanasio Quicumque vult salvus esse: siempre se dicen en pie. En los maitines de Epifan[í]a no habiendo en el día de esta fiesta, los versos D[o]m[i]ne labia Mea, ni Deus in adjuntorium: La hebdomadaria comienza absolutam[en]te por la 1a a[ntífo]na, haciendo antes de entonarla, y luego q[u]e acaba de rezar el Credo, el signo de la Cruz, lo mismo q[u]e lo hace al v[er]s[o] Deus in adjutorium y esto mismo se ha de guardar también en el triduo último (f. 40) de la semana Mayor. En los r[ezo]s de este día de la Epifanía, último, y antepenúltimo y al 3[º] nocturno, en el salmo q[u]e sirve de invitator[i]o al decir Venite adoremus eum: a estas repeticiones no más, se hace la genuflexión sin postra[r]se. En los responsorios dichos, al decir et procidentes, adoraverunt eum (y no más) se hace la misma genuflexión por toda su octava. La Benedicta q[u]e se le reza a N[ues]tra S[eño]ra no es más q[u]e el 1º Nocturno del oficio parvo, y se (f.41) llama con este nombre p[or]que así comienza la 1ª a[ntífo]na. Según las constitucion[e]s Franciscanas, se debe rezar cuando en el sábado ocurre semidoble, y esto inmediatamente después de d[ic]has completas de la tarde del viernes. Este nocturno se dice con las antífon[a]s, salmos, v[er]s[o] difusa, lecciones, in ómnibus y r[ezo] el prop[i]o como está en la lección. El R[ezo] de la 2ª lección es O gloriosa domina (que circula impreso en las sufragias franciscanas) después de la 3ª lección, se dice la a[ntífo]na Conceptio tua. Y ya dicha, se entona (f.42) el v[er]s[o] Per inmaculatam conceptionem[,] y respondido por el coro Defende nos Semper. La hebdomadaria dice el v[er] s[o] D[o]m[i]ne exaudit orationem[,]711 reza la oración Deus qui per inmaculatam[,]712 a la que antepone orem[u]s y termina con la conclusión breve Per cumdem christum D[ominum] N[ostrum][,]713 y el coro responde Amen con lo q[u]e se da fin sin otra adición. Las ceremonias q[u]e se guardan en esta son las mismas del Oficio Divino. Es hebdomad[ari]a en esta desde la prelada superior, a quien van (f.43) siguiendo todas las religiosas por sus antigüedades. Y aunq[u]e en la religión de N[uestro] S[anto] P[adre] San Francisco es solemne, no [h]ay más de dos cantoras. Y se reza con rito sem[anal] las antífon[a]s como en los semidobles, y las lecciones las cantan, o rezan las dos cantoras de semana como en el Oficio diario[,] la cantora menor la 1ª [,] la mayor la 2ª[,] la hebdomad[ari]a la 3ª. Los salmos, antífonas, y responsorios primero, y segundo como en el Oficio[;] ésto es, en pie, y un coro parado, y otro sentado en dos salmos. (f.44) Cuando se está cantando la 3ª lección las dos cantoras cada una por su coro, se llega a cada religiosa, y con voz baja la dice, ad honorem beate virginis. El conceptio se reza hincadas las rodillas frente a frente las religiosas; saliendo las cantor[a]s a decir los versos. Para decir la ora[ció]n se para la hebdomad[ari]a, pero la com[unida]d, se mantiene hincada de rodillas hasta acabada la oración las Domine exhaudit Orationem: Oye, Señor, mis oraciones. Salmo 142. Deus qui per inmaculatam virginis conceptionem: Oh Señor que por la inmaculada concepción de la virgen etc. Inmaculata Conceptionem y Conceptio son también oraciones sobre la inmaculada concepción de María, algunas de las cuales pueden ser entonadas como himnos. 713 Per cumdem Christum Dominum nostrum: A través de Cristo nuestro Señor. Verso final de varias oraciones de reverencia al sacrifico de Cristo. 711 712 Salmo 112. Laudate Dominum omnes gentes: Alabad al Señor todas las gentes. Salmo 116. 710 Te Deum Laudamus: A ti, Señor, te alabamos. Se atribuye a San Ambrosio y a San Agustín. 708 709 620 621 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López cantoras luego q[u]e dicen el verso, se vuelven a su lugar a hincarse. (f.45) La aspersión del agua q[u]e se dijo antes hacerse después de Completas, en los viernes de Benedicta se hace cuando la hebdomad[ari]a acaba la oración Deus qui per inmaculatam. Vr. Rezarse la Benedicta después de completas cuando, en el sábado ocurre[n] sem[i dobles].714 Aunque es disposición de las constituciones Franciscan[a]s, no por eso impide se continúe la práctica buena q[u]e haya en aquellas prov[incia]s o conventos en que acostumbren rezarla todos los viernes. Los únicos q[u]e se excluyen, son (f.46) aquellos viernes, a los q[u]e sigan, sábados en que ocurren oficios clásicos, o vigilias de Epifanía, Pentecostés y Navidad. Entonces[,] se omite, como también cuando se hace el sábado oficio de alguna festividad de N[ues] tra Señora. Como este nocturno es solamente en reverencia del Misterio de la Concep[ció]n sin mancha de la bienavent[ura]da Virgen María Madre de Dios, las lecciones son las arriba notadas, sin atención a la diversidad de tiempos. La oración siempre se dice en pie, sea la de la a[ntífo]na final, (f.47) la de la Benedicta, la de después de las preces c[uan]do se dicen de rodillas, la del oficio de difuntos, o la de Responso[,] o alguna otra en comunidad. Luego q[u]e se dice el v[er]s[o] antecedente inmediato a la orac[ió]n, se levanta la hebdomad[ari]a y vuelve a hincarse dicho el último v[er]so después de la oración. m[oraci]ón será la primera; pero si es en feria, en este caso se dirá después de la de la Cruz. Está bien el que se usen las sufragias de los s[an]tos q[u]e usa el clero; pero parece inconsecuencia q[u]e arreglándose al calendario Franciscano se omitan las q[u]e le son propias. Cuando aún se quiera continuar en ese uso, no debe por eso omitirse la de N[uestro] S[anto] P[adre] S[an] Francisco[,] cuya fiesta siempre celebran las relig[iosa]s que profesan la regla de la Concep[ció]n (f.49) como fiesta principal de su Orden. A la religión Franciscana deben su principio y progreso, y por la misma rezan el Oficio del S[an]to con rito de 1ª cl[ase] y octava; cualidad q[u]e le dan un derecho incontestable a la Co[n]mem[oraci]ón entre las comunes. Los Regulares no tienen, obligación si no al título de la Iglesia propia, y a la del S[an]to fundador. Los patronos universales, o locales, tienen lugar si hay costumbre, o no la tienen si está asi en práctica. (f.50) Las religiosas se comprenden en el nombre de Regulares, y siguen el breviario del instituto q[u]e profesan; aunque estén sujetas al señor obispo, si no hay alguna disposición especial, que derogue las repetidas declaraciones de la Sagrada Congregación de Ritos. De tiniebl[a]s y lamentacion[e]s Como en las sufragias, o conmemoraciones comunes de los s[an] tos, se debe hacer la del título de la Iglesia, a cuyo coro está obligado el que reza: dicha c[on]m[e]m[oraci]ón se dirá en lugar correspond[ien]te conforme a su (f. 48) dignidad. P[o]r lo que en la Iglesia cuyo título es la S[antísi]ma Trinidad. Esta c[on]m[e] Todos estos tres días, estando la superiora presente es la hebdomad[ari]a, a todo Oficio Divino. D[ic]ho Pater Noster, Ave María, y Credo; en silencio se signa (f. 51) como si dijera Deus in adjutorium. (Solo la prelada hebdomad[ari]a) y entona la a[ntífo]na Zelus;715 no [h]ay más de las dos cantoras de sem[an]a. El ceremonial de la orden manda q[u]e las antífonas y lamentaciones, se digan p[o]r los antiguos. Y así se han de echar desde las preladas hasta donde alcanzaren. Y aunque no tengan las mejores voces no se excusen, pues representan mejor las de aquellos PP[adres] Contracción ambigua. Puede referirse a misas “semidobles” como en el folio 43. 715 Zelus doma tuae, Salmo 68:10. Los que son de tu grey han morado en ella. También usado como antífona. De las sufragias 714 622 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix antiguos, de quienes, como de Jeremías, sabemos, que no con voces sonoras, si no con tiernos quejidos, y lamentables ecos (f.52) las dijeron. Las voces destempladas y roncas son propias de estos días; no los gorjeos. Y más edifica la voz de los antiguos, temblante, q[u]e la de los mancebos en diferencias, y pasos, consistente aquellas notas. Aleph, Beth, Gimel: no son nombres de profetas, si no letras del abecedario hebreo q[u]e se deben cantar. Las antífonas de Laudes vuelven desde el prelado a decirse. Ponerse junto a las rejas del coro seis velas de cera de muerto[,] estas no se comienzan a apagar al Benedictus, (f.53) sino al comenzar el v[er]s[o] ut sine timore.716 y a cada v[er]s[o] de los que se siguen una. Estas velas son aparte de las seis que debe haber en el altar principal del coro, o de la Iglesia. En el Domingo de Ramos ya se dijo el q[u]e de rodillas se toma la palma besándola, y luego la mano del sacerdote. Se añade ahora, q[u]e en la procesión se debe llevar alta la palma en señal de triunfo, y tenerla en la mano todo el tiempo de la pasión. Bendición de la mesa p[ar]a estos días Los tres días de esta semana, se (f.54) dice sin nota el verso Christus factus717 (y se van añadiendo las palabras como en el oficio) acabado: Pater Noster en secreto. Y [h]abiéndolo rezado sin decir otra cosa alguna (la hebdomad[ari]a q[u]e lo es la Prelada estos días) con la señal de la Cruz bendice la mesa. Al fin se repite el v[er]so Christus como arriba, y después el salmo Miserere[,] y habiéndose acabado, Pater Noster. Luego dice la prelada absolutam[en]te la oración Respice,718 sin terminación; al fin otro Pater noster. Ut sine timore: sin temor [le servimos]. Que librados de nuestros enemigos, sin temor le servimos. Lucas 1:74 717 Christus Factus est pro nobis obedens: Cristo obedeció por nos (hasta su muerte). Pablo, Epístola a los Filipenses 2:8-9. 718 Respice, Domine in testamentum tuum: Vuelve tus ojos a tu alianza. Salmo 73: 20. 716 Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 623 Jueves S[an]to (f.55) *El lavatorio como ha sido costumbre, se hace en la Relig[io]n franciscana. Pero trayendo todas las ceremon[ia]s q[u]e se han observado hasta ahora en esta com[unida]d, advierte en su ceremonial q[u]e esto no habla con las religiosas. Viernes Santo No parece [que] puede aprobarse el que en la Adoración de la Cruz de este día en los oficios se substituya la Reliquia del S[an] to Leño a la Cruz con la imagen del crucifijo, que pide la rúbrica[;] y que[,] declara muy bien un Decreto de la Sagrada Congregación de Ritos. (f.56) cuando ordena que el ósculo después de la última genuflexión, no se haga en el rostro y brazos, si no en los pies de la imagen, o en la parte inferior de la cruz. Véase aquí como está claro debe ser cruz con imag[e]n, y que esto no se verifica con la reliquia del S[an]to Leño cuya adoración así en este día, como en todos los días q[u]e se celebra fiesta de la Cruz, y en aquellos q[u]e tengan de devoción se podrá hacer muy bien, y del modo más religioso, imitando esta tierna ceremonia de n[uest]ra Santa Madre (f.57) la Iglesia; pero en la adoración de los oficios de ninguna manera; pues debe ser enteram[en]te conforme con la rúbrica del día. Sábado Santo Este día ya se dijo q[u]e debe haber genuflexión al Lumen Christe. Vísperas fuera del coro. Se dicen así Pater Noster, Ave María y sin decir Deus in adjutorium, ni otra cosa, sino solo signándose. En secreto, se dice tres veces el Aleluya , y luego Laudate d[o]m[inum][;] otras tres veces el Aleluya. La a[ntífo]na de Magnificat[,] el cantico de Magnificat. Se vuelve a repetir la (f.58) A[ntífo]na. La oración, v[erso]s Benedicam[u]s D[o]m[i]no con dos Aleluyas, y en su respuesta lo mismo. Pater Noster y no más. Las vísperas de la Gloria es alabar a Dios sin principio, ni fin. Y no lo yerren las religiosas. 624 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix De la bendición de mesa y gracias y p[ar]a el refectorio Para comer y cenar tocada la campana asisten las religiosas al de Profundis, y haciendo reverencia a la imagen q[u]e debe estar en medio, se sientan. Luego que entre la prelada se paran. Y se (f.59) reza lo acostumbrado. Acabado el salmo de Profundis, van entrando al refectorio de dos, en dos, desde las nov[icia]s al pasar por delante de la prelada superiora sin detenerse se inclinan un poco. Vanse poniendo delante de las raciones, y llegando la prelada a su lugar dice la hebdomad[ari]a la bendición como es costumbre y está en el Brev[iari]o y al decir esta mence celestis hace la señal de la cruz sobre las mesas. Acabada esta, se acatan religiosamente unos a otros, y se entran en sus asientos. [H]echa señal (f. 60) e[x]tienden sus servilletas, besan el pan y partenlo sin llegarle al pecho ni hábito. Acabada la refección para levantarse de la mesa parando un poco la lectora dice la prelada Omnis Spiritus Laudet Dominum. A q[u]e como respuesta dice la lectora Tu autem d[o]m[i] ne: y la comun[ida]d Deo gratias. Y haciendo cada relig[ios]a sobre la mesa una cruz la besan, y se levantan a las gracias. Al decir la hebdomad[ari]a agimus tibi: esta, y todas, vuelven el rostro inclinado, así a la imagen que (f. 61) se halle en el refectorio719 Y acabado la hebdomad[ari]a es la q[u]e debe entonar el salmo miserere o el q[u]e cabe según el t[iem]po como lo señala el brev[iari]o y van saliendo de dos en dos[,] desde las nov[icia]s p[ar]a ir al coro a las gracias. La hebdomad[ari]a se entrara entre las demás en el lugar q[u]e le corresponda p[o]r antigüedad entrando en el coro toma esta el lugar de en medio p[ar]a finalizar las gracias. Bendic[ió]n de la mesa en días de ayuno. La lectora no tiene q[u]e pedir (f.62) bendición, ni la hebdomad[ari]a q[u]e darla. Pues luego q[u]e se ha rezado por toda la comun[ida]d, simultáneam[en]te el Ave María[,] la hebdomad[ari]a hace la cruz sobre las mesas profiriendo al mismo tiempo Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Hoc donum caritatis720 y respondido por la comunidad el Amen, toman todas asiento, y hecha señal p[o]r la prelada, o p[o]r la que presidiere, comienza la lección, y lo demás se sigue como se acostumbra, y está claro en el calendario de 1794.721 La práctica de las religion[e]s, (f.63) o comunidades enseñan q[u]e el hebdoma[ari]o haga la bendición sin llamar a otra persona q[u]e se interponga en su oficio: lo que es según la rúbrica. Notas: 1ª Las que lean o canten lecc[ió]n[,] la que entona antífona o hace Oficio alguno otro en comun[ida]d luego que acaba de ejecutarlo bien sea cumplidam[en]te o bien con alguna falta, se hinca: pero con esta diferencia que si ha hecho su oficio sin falta, se hinca, y se levanta luego. Pero si ha incurrido (f.64) en falta aunque sea involuntaria, se hinca y no se levanta hasta q[u]e la prelada o la q[u]e presidiere haga seña p[ar]a q[u]e se levante. Me parece q[u]e esto segundo podrá entenderse con las que están en jovenado, y con las q[u]e ya son Madres a quienes solo corresponde el primer caso. Nota 2ª Ya queda dicho q[u]e en 1ª clase deben ser ocho cantoras y en 2ª seis. Pero en estos números se comprende las 2 relig[iosa]s q[u]e dicen las dos leccion[e]s del 3º N[úmer]o por lo que solo se advierte q[u]e (f.65) siguiéndose la costumbre en esta comunidad, q[u]e en 2ª clase sean solo cuatro cantor[a]s, las dos lecciones sobrantes 5ª y 6ª las digan las dos religiosas más antiguas q[u] e asisten en el coro. Además de las dos Relig[iosa]s q[u]e deben decir las dos leccion[e]s del 3º Nocturno (en el q[u]e no debe haber nov[edad] y de este modo se verifica q[u]e sean seis las cantoras en 2ª clase. Cuando la M[adr]e vicaria sea la hebdomad[ari]a al decir su Rev[erenci]a la hom[ilí]a d[ic]ho el texto debe hacer señal con la cabeza (f. 66) p[ar]a q[u]e tomen asiento. Ya se 720 719 Todas las expresiones de gracias y laude a Dios. 625 721 Hoc donum caritatis: Este regalo del amor. Referencia a otro calendario ceremonial previo, posiblemente manuscrito. 626 627 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López sabe q[u]e cuando la Prelada superior es hebdomad[ari]a q.do [cuando] dice la homilía no se sienta la com[unida]d. En estas fiestas de 1ª y 2ª cl[ase] el invitatorio entonación de salmos, y los 3 versos de los Nocturnos se dicen como es costumbre. Solo las leccion[e]s deben ser como en el oficio diario de mayor a menor (diciendo la cantora más antigua el último respons[ori]o en el oficio de muertos clásico). Los versos que se dicen desp[ué]s de los himnos, solo las dos (f.67) cantoras más antiguas los dicen. Pero las antífonas q[u]e se le encargan a la hebdomadaria todas las cantoras a un t[iem]po deben encargarlas. Las demás antífonas, solo las dos cantor[a]s más antiguas deben encargarlas cada una por si misma p[o]r su respectivo coro[,] comenzando p[o]r la más antigua relig[ios]a tanto en V[ís]p.[era]s, como en Maitines, y Laudes. Cuando en los clásicos [h]ay con[memoracione]s en los clásicos los versos de éstas, los dicen las cantor[a]s p[o]r el orden q[u] e se dicen los de los Nocturnos[;] (f. 68) si es 1ª cl[ase] y [h] ay dos con[memoracione]s los versos de la 1ª los dicen los 2os [segundos] cantores, y las de la 2a los tercer[o]s cantores, de más a menos. Si son tres, los 1os [primeros] versos dicen los dos primer[o]s cantor[e]s[,] y siguen con la orden dicha.722 En 2ª cl[ase] lo mismo. Pero si son en esta más de dos las con[memoracione] s comienzan la misma secuela los dos primeros, como en la entonación de los salmos. atril, como quien mira la antífona que ha de entonar, sin dar paso fuera de su asiento, esto es en oficio rezado[;] pues si es cantado, aunq[u]e sea de difuntos debe salir al plano del coro, para entonar la a[ntífo]na, y se debe poner como haciendo coro con las vicar[ia]s de coro, o cantoras, para entonar la a[ntífo]na: y permanecerá así hasta entonar el 1º verso del salmo. Haciendo cuando (f.70) inclinación primero al S[antísi]mo Sacramento, y después a la cantora que se la encargó[,] pero a ésta de cabeza y lo mismo la cantora. Y para volverse a su lugar la vuelve a hacer[hacia] al altar. Advertencia El uso de los incensarios y ciriales, guárdese en esta comunidad el que aiga [haya]. Solo se advierte, que en las funciones que aiga [haya] ciriales y cruz, cuando ocurra genuflexión esta se haga solo por la comunidad, pero las religiosas q[u]e vayan con cruz, y ciriales, deben mantenerse rectas. (f. 71) Nota 5ª Nota 3ª En los oficios q[u]e se cantan en Vísp[era]s y Laudes, se alternan a[l] sentarse los coros en los Salmos. Pero en Maitines, dicho o cantado el 1º verso se sientan todos, y se paran acabado el penúltimo verso. Los cantores q[u]e encomiendan antífona ya se dijo cuándo deben ponerse en pie. Cuando [h]ay órgano, un cantor con voz humana dice en tono lo que el órgano suple. (Esto es ceremonia de la Orden) En todo oficio sea el que fuere, y sea cual fuere su especie las lecciones se dicen en medio del coro, al atril o facistol. Nota 6ª (f. 69) Nota 4ª La religiosa a quien se le encomienda antífona debe ponerse en pie, y hasta dicho el v[er]s[o] Gloria no se inclinara al facistol, o 722 Sobre conmemoraciones, ver, D. Antolín Monescillo, Suplemento al Diccionario de Teología del Abate Bergier. Madrid: Imprenta de D. Manuel Minuesa, 1857, p. 220. (f. 72) En las ferias: deberá seguirse la costumbre en el orden de las lecciones. Cuando es homilía dice la primera lección la hebdomad[ari]a[,] la 2ª la cantora mayor[,] la 3ª la cantora menor[,] y el resp[onsori]o la cantora mayor. Más si son lecciones dirá la 1ª la cantora menor. La 2ª la cantora mayor[;] la 3ª la hebdomad[ari] a y el responsorio la cantora menor. En los dos días de Jueves y Viernes S[an]tos el 1º nocturno de lecciones le corresponde a la (f. 73) cantora menor. El 2º a 628 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix la cantora mayor[;] el 3º a las 2 relig[iosa]s más antiguas[,] las 2 primeras leccion[e]s de menor a mayor[,] y la 3ª la prelada hebdomad[ari]a diciendo la cantora mayor el último responsorio. Los oficios de difuntos que se rezan al año son siete. El 1° el general que es cl[ásico] y en este es hebdomad[ari]a la prelada con seis cantoras. Y no [h]ay el salmo suelto. El 2° el que se reza p[o]r los difuntos de la Orden tamb[ié]n clásico, y se omite tamb[ié]n el salmo suelto[.] 3° (f.74) el que se reza en la infraoctava de todos s[ant]os p[o]r n[uest]ras hermanas las relig[iosa]s[.] 4° el que se reza p[o]r Padres y Madres de las religiosas; y 3 que se rezan p[o]r los Bienechores Difuntos. Además 3 q[u]e se rezan por cada Religiosa Difunta[.] El 1º de éstos, no se da salmo suelto p[o]r estar el cuerpo insepulto[,] y nueve vigilias que se rezan también en su muerte. Todo lo cual se debe rezar con las mismas ceremonias del Oficio Divino[,] y las leccion[e]s de menor a mayor. Los resp[onsorio]s (f.75) del 3º noct[urn]o los dice la cant[or]a mayor, y en el ofic[i]o general q[u] e [h]ay seis cantor[a]s, la cant[or]a más antigua dice también el último resp[onsori]o y el 6º lo dice la 1ª de las men[o]s antiguas. Las Vig[ilia]s sem[anales] se rezan con las ceremonias de las fer[ia]s. Nota 7ª Día de la Purificación ya se dijo que se recibe de rodillas la vela, y se besa y luego la mano del sacerdote. Ahora se añade que en el coro se tiene en la mano derecha toda la misa hasta la comunión (f.76) El domingo de Ramos, Jueves y Viernes S[an]to lee la prelada en el refectorio. Y mientras lee su Rev[erenci]a se le guarda la política de no tomar alim[ent]o hasta que acaba la lección y comienza su Rev[erenci]a su refecc[ió]n. En estos días de Viernes, y Juev[e]s S[an]to en las V[ís]p[era]s[,] Completas y [H]oras, debe estar la comun[ida]d en pie por que se representa en el Divino Oficio toda la Sagrada pasión, y las Finezas que el S[eñ]or obró en estos S[an]tos días para n[uest]ro rescate y redención. Sea p[o]r todo glorificado su S[an]to (f. 77) Nombre. Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 629 Nota 8ª En las Misas Cantadas debe estar la Maestra con sus Nov[icia]s y Jóvenes en pie a las oraciones, evangelio, e introito; inclinándose a la 1a y ultima oración de la Misa. Y al Gloria Patri y de más cosas que quedan advertidas. En las de Difuntos, se mantienen de rodillas en toda, y sólo se paran para el responso cuando lo haiga [haya]. En los Coros se debe estar con toda veneración, como lo pide la cri[s]tiandad y religión[,] guardando todo el silencio posible a tan sagr[ad]o lugar. (f. 78) Nota 9ª La Nona se comienza en la Pascua de Resurrección, y se acaba la Vísp[er]a de la exaltación de la S[an]ta Cruz. Las letanías que se cantan son las siguientes[:] las tres de la Ascensión del Señor[,] día de S[a]n Marcos[,] y día de los S[an] tos M[ártire]s Fabián y Sebastián. Nota 1[0]ª En la Cuaresma y Adviento se hacen mortificaciones en el Refectorio, y son las sig[uien]tes: El lunes mordaza y tapa ojos, y perdón. Miércoles pon(f.79) erse en cruz y boca en tierra. Y en haciendo señal la prelada se pone de rodillas a pedir perdón. El Viernes se besan escapularios, se pide perdón y se come en tierra. Entre año, el Miércoles se pide perdón[,] y el Viernes se pide perdón y se besan escapularios. Estas mortificaciones las hacen las Nov[icia]s con las Jóvenes y su M[aes]tra, y las Hebdomadarias menores. El lavatorio del Jueves S[an]to deberá seguir como ha sido costumbre[,] y lo demás q[u]e no se nota. FIN CAPÍTULO III Sección I 3.1. El espectáculo de la muerte y las honras fúnebres Las “fiestas” y celebraciones públicas como espectáculos coloniales han recibido atención en la literatura histórica reciente por su significado social, entre los cuales se destaca la expresión de poder político.723 Por otra parte, los espectáculos funerales han sido menos estudiados y los que existen se orientan hacia exequias reales o virreinales, o la de miembros de la oligarquía criolla, a pesar de que los ritos funerales que acompañaban a las figuras religiosas fueron actos igualmente significativos en la sociedad virreinal.724 Los religiosos y religiosas de nota, o las personas seculares señaladas por su piedad, fueron objeto de magníficos espectáculos significados no por la alegría, sino por el dolor, y fueron compartidos por un amplio muestrario de la A modo de ejemplos de una más amplia literatura histórica, ver, Pilar Gonzalbo Aizpuru, “Las fiestas novohispanas: espectáculo y ejemplo” en Mexican Studies/Estudios Mexicanos, vol. 9. No. 2 (verano 1993), pp. 347-531; Solange Alberro, “Los efectos especiales de las fiestas virreinales de Nueva España y Perú” en Historia Mexicana, vol. 59, No. 235 (enero-marzo 2010), pp. 837-75; Beatriz Berndt León Mariscal, “Discurso de poder en un nuevo dominio: el trayecto del virrey marqués de las Amarillas de Veracruz a Puebla, las fiestas de entrada y el ceremonial político” en Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad, vol. xxvi, No. 101 (2005) pp. 227-259; Linda Curcio-Nagy, The great festivals of Colonial Mexico City: Performing Power and Identity, Albuquerque: University of New Mexico Press, 2004; Patricio Hidalgo Nuchera, “De cortes y fiestas cortesanas en la América Hispana. Una aproximación bibliográfica” en Libros de la Corte, verano 2018, pp. 26-85. 724 Sobre la propiedad de definir las exequias funerales como “fiesta” o no, ver, Victoria Soto Caba, “Teatro y ceremonia: algunos apuntes sobre las exequias barrocas” en Revista de la Facultad de Geografía e Historia, No. 2 (1988), pp. 111-138. 723 632 633 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López jerarquía social colonial. El poder de la Iglesia y, sobre todo, el de la religión, como aglutinador y conformador de mentalidades se transparenta en los rituales mortuorios en los cuales se eleva un miembro de la Iglesia a un plano superior en la escala del favor divino. El templo se convertía en escenario público en el cual se desarrollaba un acto por varios días alrededor del féretro y despojos mortales de una persona marcada por su servicio a Dios y presuntamente receptor y medio de difusión de su Gracia. El espectáculo funeral se organizaba por una bien reglamentada participación de los miembros de la comunidad religiosa y las autoridades eclesiásticas como mensajeros de las expresiones oficiales de pesar privado y público. La participación de los fieles era espontánea y llena de emotividad. Coronando todos los actos litúrgicos estaba el sermón fúnebre a cargo de un orador notable. La ciudad toda se movilizaba. A los personajes distinguidos que concurrían a la “velada” del cuerpo y la función de exequias, se unía un amplio número de devotos y aun curiosos, que voluntariamente rendían homenaje final a quien simbolizaba una vida religiosamente ejemplar que había sido parte del trajinar de la ciudad por varias décadas. En el sermón de exequias, el predicador era el único protagonista en un escenario que dominaba todo el ámbito de la Iglesia en un acto recordatorio que sobrepasaba su carácter de hombre de hábito y lo convertía en vocero social y moral.725 Sobre el predicador pesaba la responsabilidad de ratificar e incluso incrementar el valor cristiano de una vida ya extinguida, consolar la pérdida de la comunidad religiosa y enaltecer el prestigio de la orden y de la Iglesia en general. Como tal, el sermón tomaba datos históricos y los ponía al servicio de una misión evangelizadora entre creyentes, cuya protagonista, en el caso de las religiosas, era una mujer que había adquirido autoridad por medio de la práctica diaria de los principios de la religión y de la disciplina conventual. Usualmente, los sermones incluían los datos biográficos más relevantes de la fallecida, y que, en algunos casos, cobran gran importancia como valiosa fuente de información.726 Este fue el caso, por ejemplo, y entre muchos otros, del sermón predicado por fray Joseph López, ofm, en las honras de sor Petra de San Francisco, monja del convento de San Juan de la Penitencia que pasó a ser una de las fundadoras, maestra y abadesa del convento de Corpus Christi para indígenas.727 Predicando por acto de obediencia sobre alguien a quien no conocía, fray Joseph explica en su sermón cómo llevó a cabo su tarea, colectando datos de la vida de sor Petra, suministrados por sus hermanas en religión y algunas de sus cartas. El predicador llevó a cabo su labor con todo éxito, en un sermón que unía biografía con elogio de virtudes morales y espirituales. La importancia del elemento biográfico es patente en los sermones que aquí incluimos sobre las madres María Anna Águeda de San Ignacio y María Ignacia Azlor y Echevers, ambas abadesas de sus respectivos conventos. Estas notables mujeres, como abadesas llevaron a cabo la tarea de “edificar” en el sentido moral y, en el sentido físico, de fundar una “casa” y una familia. Las alusiones a la maternidad fueron categorías de elogio para las abadesas como madres de su comunidad. Otro elogio frecuente fue el del carácter de mujer fuerte, sabia y prudente.728 Esa sabiduría siemJosefina Muriel ya señaló los sermones como biografías de mujeres en miniatura. Ver, Cultura Femenina Novohispana. México: unam, 2000, pp. 23-43. 727 Fray Joseph López, Piedra fundamental de la Mystica Sion […] la R.M y V. M. sor Petra de San francisco, su primera fundadora y abadesa. México: Joseph Bernardo de Hogal, 1727. 728 Dr. Juan Joseph de Eguiara y Eguren, La Muger (sic) edificativa. Panegírico fúnebre […] de la M.R. Madre Augustina Nicolasa María, abadesa tercera vez, que fue, del convento de San Phelipe de Jesús, y pobres Capuchinas de esta ciudad. México: Imprenta Nueva de la Bibliotheca Mexicana, 1755. 726 Ana Castaño Navarro, “Sermón y literatura. La imagen del predicador en algunos sermones de la Nueva España” en Acta Poética, Vol. 29, No. 2 (septiembre-noviembre 2008), pp. 191-210; Viviana Arce Escobar, “El sermón. Palabra dramatizada y control social. Antonio Ossorio de las Peñas, un predicador en la Nueva Granada del siglo xvii”, Tesis para obtener el título de Licenciada en Historia, Universidad del Valle, Facultad de Humanidades, abril 2009, Historia y espacio, vol. 5 No. 32 (2009), pp. 1-21. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4015548 725 634 635 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López pre se ponía al servicio de las virtudes cardinales y teologales y se expresaba en su diario y continuo comportamiento como religiosa. Edificar era servir a Dios. Si bien el papel del predicador era servir al objeto de su peroración, su protagonismo no se le escapaba a nadie. La reputación de los oradores de los siglos xvii y xviii comenzaba con su elocución en el templo, en las muchas ocasiones en que una celebración requería un sermón. Cuando un predicador “de fama” aparecía en el pulpito, la iglesia se llenaba de miembros de las órdenes religiosas, también predicadores, dignidades de la iglesia secular, y miembros de la administración real, incluidos muchas veces el virrey y la virreina. Todos venían a apreciar la elocuencia del mensaje y su ejecución como protagonista. Algunos tomaban nota, otros lo comentaban en privado y, eventualmente, se construía una “reputación” respecto del orador. La consagración final, sin embargo, dependía mucho de la impresión y difusión de los sermones. Para llevar la enunciación del sermón a la letra de molde, se requería el patronato económico de algún interesado.729 Antes de su impresión, los sermones eran sometidos a la dictaminación de varios miembros del cuerpo eclesiástico que emitían sus “pareceres” sobre la ortodoxia del texto, y sus cualidades literarias como ejemplo de oratoria. Los pareceres se imprimían como lo que hoy llamamos “paratextos” y que, de forma práctica, además de ser requisitos legales eran elogios del estilo, la claridad, la emotividad, la habilidad retórica y la erudición sagrada del enunciante. “Este panegírico es índice de un ingenio alto y noble, cultivado con no vulgar estudio y dirigido de maduro y prudente juicio…” escribía en 1762 el distinguido doctor Juan José de Eguiara y Eguren del sermón de honras fúnebres que predicó Joseph Ignacio de Cabrera sobre la hermana María Petra Trinidad, religiosa lega del convento de capuchinas de la ciudad de Querétaro.730 Indiscutiblemente, al ascender al púlpito, el predicador tenía conciencia de las consecuencias de su papel protagónico respecto de su reputación personal, y hacía uso de todos los recursos a su disposición. No todos tenían que ver con las reglas de la retórica, como señala Juan Vitulli, pues parte del entrenamiento del predicador era el de regular y conformar su cuerpo, sus gestos y su voz al propósito de su actuación.731 Desde mediados del siglo xvi, los tratados de retórica aludían a comediantes, actores, control del cuerpo y la deseable armonía de este con la voz. Como bien apunta Luis Robledo Estaire, la “representabilidad” del sermón era una preocupación entre los tratadistas de ese siglo y los siguientes.732 En su recorrido por los autores de retórica de predicación, Estaire señala la importancia de la enseñanza de los tonos musicales para suscitar emociones en el auditorio, método aparentemente bien conocido y practicado entre los predicadores. La modulación de la voz debía corresponder al sentimiento que se expresaba y debería compaginarse tanto con los movimientos del cuerpo como con los elementos retóricos del sermón. Ni la gestualidad, un elemento teatral que debía acompañar a la voz, ni la voz misma, son elementos recobrables para la historia. La tecnología que hizo posible recogerlos no se alcanzó, sino hasta el siglo xx. Sin duda, la disciplina del cuerpo y la voz para obtener el máximo grado de efectividad del mensaje espiritual y edificante fue un aspecto esencial del arte de “decir” sermones, y los elevaron a un lugar de primera El patronazgo de predicadores es tema que necesita estudiarse de manera general. 730 Joseph Ignacio de Cabrera, Sermón que en las honras fúnebres de la R.M. Sor 729 María Petra Trinidad […] predicó el día 9 de febrero del año de 1762. México: Imprenta de la Bibliotheca Mexicana, 1762. “Aprobación”, sin paginación. 731 Juan Vitulli, “Los mocos del predicador: cuerpo, gestualidad y auto-control en el pulpito barroco” en Zama, Vol. 6 (2014), pp. 167-182. El autor explica lúcidamente los preceptos de los tratadistas de la oratoria del siglo xvii. Ver también, Fernando R. de la Flor, “La oratoria sagrada del Siglo de Oro y el dominio corporal” en Culturas en la Edad de Oro, Madrid: Editorial Complutense, 1995, pp. 123-47. 732 Luis Robledo Estaire, “El sermón como representación: Teatralidad y musicalidad en la oratoria sagrada española de la Contrarreforma” en Revista de Musicología, Vol. xxvi, No. 1 (2003), pp. 134-83. 636 637 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López categoría en la difusión de la religiosidad y la imposición de valores sociales promovidos por la Iglesia y la Corona. La complejidad del espectáculo funerario requiere atención a su teatralidad explícita. El ritual fúnebre era en particular significativo para toda la familia religiosa, no solo para las monjas del convento de la fallecida. La presencia de los representantes masculinos de todas las religiones recordaba a las monjas y, al público en general, la hermandad espiritual frente a la muerte de hombres y mujeres dentro de la Iglesia. La ausencia de las monjas del espectáculo público señalaba su renuncia al mundo, pero todos los participantes estaban apercibidos de su presencia tras las rejas del coro. La biografía de la madre María Anna Águeda de San Ignacio, del convento dominico de Santa Rosa de Santa María en Puebla, contiene una descripción detallada del espectáculo de honras fúnebres en la iglesia y claustro del convento. Es un documento poco usual y definitivamente único en cuanto su extensión y su valor testimonial como fuente de información sobre las exequias de una monja mexicana. bién pagó por la impresión del sermón de exequias que predicó fray Juan de Villa Sánchez el 15 de julio de 1756.733 María Anna Águeda de San Ignacio (1695-1756) falleció el 25 de febrero de 1756 a la edad de 60 años, habiendo sido beata por 25 años en el beaterio que precedió a la fundación del convento por cédula real en 1735 y, por bula papal, en 1739, además de haber sido durante 15 años religiosa de dicho convento. Sus honras fúnebres fueron un acto notable en la ciudad, comparable, en opinión de algunos participantes, a una fiesta de canonización en lo fastuoso. El espectáculo era de esperarse, ya que la religiosa había recibido el apoyo social y espiritual del obispo de Puebla, quien la tuvo en gran estimación. En la ciudad, los fieles la conocían como “consejera” espiritual de cuantos llegaban al convento para consultarla sobre sus problemas. Tanto para Bellido, como para la población de la ciudad, María Anna Águeda había sido una religiosa virtuosa y “santa”, un galardón humano para Puebla, la ciudad en la cual se había criado y demostrado sus virtudes. La narrativa del biógrafo recogió todos los detalles que llevarían al lector a visualizar y aun oír los elementos del espectáculo humano y social provocado por la muerte de la religiosa. Bellido se detuvo en el sonido de las campanas en su redoble funeral, en las voces del coro, en la música en el templo durante los servicios religiosos, en los sollozos de las monjas, y en la voz del orador durante las exequias. Recreó la vista con las pinceladas que reproducen las luces del templo y aquellas en las manos de los concurrentes, las flores enviadas al convento, la pompa implícita en la erección de un túmulo funeral, y la vestimenta del obispo y las dignidades eclesiásticas. En su descripción hay un kinetismo verbal que permite sentir el movimiento de los personajes dentro del templo y del claustro, con la presencia y permanencia de los miembros de las reli- 3.1.a. Joseph Bellido. Vida de la Venerable Muy Reverenda Madre María Águeda de San Ignacio, primera priora del religiosísimo convento de Dominicas Recoletas de Santa Rosa de la Puebla de los Ángeles, 1758 La celebración de los rituales fúnebres eran un espectáculo que iba más allá de los sermones que eran parte, si bien central, de un teatro de acciones requeridas como ritual canónico para observar la despedida del alma del cuerpo y su esperada ascensión al reino de los cielos. Una visión amplia y especialmente rica en detalles de una función fúnebre fue recogida por el jesuita Joseph Bellido, quien había sido director espiritual y biógrafo de la notable monja poblana María Anna Águeda de San Ignacio. El servicio en honor de la abadesa fue organizado por el obispo de Puebla, Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, quien tam- 733 R. Juan de Villa Sánchez, Justas y debidas honras, que hicieron, y hacen sus propias obras a la M.R.M. María Anna Águeda de S. Ignacio, Primera Priora, y Fundadora del Convento de Religiosas Dominicas de Santa Rosa de Santa maría de la Puebla de los Ángeles. México: Imprenta de la Biblioteca Mexicana, 1756. 638 639 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López giones, el cabildo eclesiástico y secular, la procesión dentro del claustro, el descenso del féretro en su tumba y el ascenso del predicador al púlpito. El cuadro escénico se amplía con la adición de la gente apiñada en la puerta de la iglesia, y que acudió al templo por tres días para ver el cuerpo yacente. Bellido era un maestro de la palabra puesta al servicio de la teatralidad y también trae a colación el despliegue de emociones que rodearon el fallecimiento, como la perturbación del mitrado, admirador de muchos años de la priora, y el desconsuelo a voz viva experimentado por sus hermanas en religión. Eran ambas una clara manifestación de las emociones que estos actos solían generar, y cuya recordación los elevaba de lo personal a lo social. Como parte del usual deseo de apropiarse de una parte material de la santidad de una persona, el autor recoge los pequeños actos de robo de palmas, flores y otras reliquias. La recordación del escenario físico y religioso del espectáculo de ritualidad funeral sería complementada con la publicación del sermón de fray Juan de Villaseñor, también patrocinado por el obispo, y que serviría de ejemplo de la retórica de la predicación, así como de inspiración piadosa para los lectores. Joseph Bellido, S.J. Vida de la V. M.R. M. María Anna Águeda de San Ignacio, primera priora del religiosísimo convento de Dominicas recoletas de Santa Rosa de la Puebla de los Ángeles. Mexico: Imprenta de la Bibliotheca Mexicana, 1758734 Selección Libro ii, Capítulo xx, pp.143-148. “De su entierro, y de lo acaecido después de su muerte” Murió la Sierva de Dios Madre María Anna de San Ignacio, y como era mucha la estimación, y aprecio, que hacia de ella el Illmo. Señor Arzobispo Obispo Dr. Don Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, por el alto concepto que había formado de su gran virtud, y amabilísima Santidad, se pensó el prevenirlo con tiempo; para que no le cogiera de susto el grave pesar, que se conocía había de tener con tan fatal suceso. Un señor cura de sus familiares pasó a verlo antes de la muerte, y como a las primeras palabras prevencionales lo reconociese muy conturbado, haciéndose cargo del genio melancólico de su Ilma., que de sólo oír doblar se contrista; y así lo escusa por dictamen de los médicos, que le tienen encargado procure divertirse; para poder conservar la salud. Tomó el arbitrio de decirle, Señor vamos a Santa Isabel de Cholula, que dista dos leguas de la Puebla; porque quiero que pase su Señoría Ilma. unos días, y se divierta. Eso no, respondió prontamente, porque si mi priora se muere, la he de honrar yo mismo, aunque me cueste la vida. Como todos se interesaban tanto en la vida de la sierva de Dios, sugirieron a su Ilma. que se juntasen de nuevo los médicos, y se quedasen Joseph Bellido, S.J. Vida de la V. M.R. M. María Anna Águeda de San Ignacio, primera priora del religiosísimo convento de Dominicas Recoletas de Santa Rosa de la Puebla de los Ángeles. México: Imprenta de la Bibliotheca Mexicana, 1758. La impresión de la vida fue costeada por el obispo de Puebla y después arzobispo de Santo Domingo, Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu. Aquí se transcriben selecciones del Libro ii, capítulos xx, pp. 143-151. Se ha modernizado la errática puntuación del original. 734 640 641 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López en el convento para que no se dejara de ejecutar cuanto fuese conducente a recobrarla, aun estando ya en agonía. Solo sirvió para martirizarla más, con ventosas sajadas, y una sangría, que se le dio por ultimo. Habiendo fallecido aquella noche, se trató de noticiar a su Illma. [Ilustrisima] la muerte, antes que las campanas se lo avisasen con el doble. En medio de las verdaderas demostraciones del grave dolor que le causo la funesta noticia, por la falta que hacía y orfandad en que toda la comunidad quedaba, mandó que se dispusiese su entierro con la mayor decencia posible, que su Illma. [Ilustrisima] determinaba hacerlo personalmente con asistencia de su Illmo.[Ilustrisimo] Auxiliar, de las dignidades de la santa iglesia, y, en fin, que sin escrúpulo ejecutaran cuanto condujese para el mayor lustre de las sepulcrales exequias y consuelo de todas. Se obedeció y ejecutó todo puntualmente. La ciudad se conmovió con el doble de las campanas y noticia de la muerte de la sierva de Dios. Los padres capellán y mayordomo, con otros, por su respecto formaron los convites que se repartieron a los capitulares todos del Cabildo Eclesiástico, a los regidores de la ciudad, señores curas, y sagradas religiones, como también a todas las personas de distinción. El señor Secretario de su Il[lustrisi]ma., le estuvo en persona llevando razones de todas las disposiciones que se hacían, volviendo con determinaciones que el Illustrisi]lmo. señor daba, pues de las nueve a las once de la mañana hizo tres viajes a Santa Rosa. El mismo con su hermano D.[on] Mathias Grasuisen costearon una caja forrada en hoja de lata con su tapa, bisagras y llave, para depositar en ella el cuerpo que había sido habitación de tan santa alma, y cerrada se metiese en el sepulcro. Éste, mandó el Ilustrísimo Prelado que se abriese delante de la cratícula, en donde había experimentado su Ilustrísima las veces que le dio la sagrada comunión, el ardoroso fuego que exhalaba su pecho, por el extraordinario fervor con que llegaba a recibir el eucarístico sacramento, asegurando que parecía, se le abrasaban las manos al darle la comunión. Por esto quería descansase su cuerpo en aquel lugar donde llegaba con tan revente devoción. Añadía sí la circunstancia de que no hubiese otros huesos. Al abrir la sepultura se hallaron huesos de otras difuntas religiosas. Arbitró con esto el amor de las doloridas hijas, modo de cumplir el mandato, y que se enterrase en tierra nueva. Se hizo vaciar aquel lugar, y labrar de cal y piedra el sepulcro, como se consiguió en los tres días que estuvo sin sepultar el cuerpo. El día del entierro asistieron las sagradas comunidades plenas, cantó cada una el responso, haciendo el oficio y cantando la oración los dignísimos prelados de ellas, que en honrar la virtud, ninguna cosa tienen por exceso, y haciendo demostración del alto concepto en que tenían a la venerable difunta. Quedáronse después con muchos de sus religiosos a todo el entierro, autorizándolo con su presencia. Estaba el cuerpo expuesto delante de la reja del Coro bajo, adornado con bellísima palma, y corona, como que supo triunfar y salir victoriosa, como piadosamente creemos, de los más tiranos enemigos. Estaba con variedad de hermosísimas flores que abundantemente enviaron los conventos de recoletas, y muchas personas seculares, de suerte que no siendo suficiente el torno, fue necesario para recibirlas, abrir también la puerta. Se enfloró todo el Coro, los antepechos, y se alfombró el suelo de los claustros por donde había de pasar el entierro. El féretro estaba rodeado de hachas de cuatro pabilos y variedad de luces. Con otras muchas estaba iluminada la iglesia, que hacían mas vistosos el aparato pontifical de dos señores obispos, y los más ricos ornamentos que para semejantes funciones tiene la Santa Catedral Iglesia. Desde el día antes había llamado las atenciones el sonoro clamoroso doble de Cabildo, acompañado del conjunto de campanas de todas las casas de religiosos y religiosas. Sentóse en su sitial el Ill.[lustrísim]o Prelado, vestido de Pontifical, y acompañado de los Señores arcedianos y chantre con capas, de otros capitulares, y toda su familia. Enfrente estaba el I[lustrísim]o. Auxiliar con el acompañamiento de muchos señores curas y eclesiásticos que concurrieron en gran número, todos con luces en las manos. Otros muchos con los capellanes de los conventos de religiosas asistieron con sobrepellices. En su propio lugar estaba el señor Gobernador, alcaldes, y regidores, en forma de 642 643 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López ciudad, y muchos caballeros de distinción. Del pueblo era muy atropado el crecido concurso, ansioso siquiera de ver el cuerpo de la que tanto amaban, y de la que tanto bien habían recibido. La comunidad toda estaba en el Coro bajo, cubiertos los rostros con velos, y luces en las manos, sin percibirse mas que sollozos y dolorosos gemidos, ahogados en las muchas contiguas lágrimas. De esta suerte asistieron a los responsos, que, acabados, comenzó una lúgubre bien pausada vigilia de la música de la catedral, que plena hizo grave y majestuosa función. Cantó la misa de cuerpo presente el S[eño]r. D[octo]r. D.[on] Vicente Ronderos, canónigo de la santa iglesia. Muchas personas [al] ver el conjunto de solemnidad, aparato, y seriedad de la función, solían decir, esto parece canonización de una santa, que entierro de una difunta religiosa. Se procedió a este, entrando la cruz con numeroso crecido de capellanes y eclesiásticos; todos los prelados de las sagradas religiones, que tuvieron la dignación de cargar el cuerpo; todos los familiares de su I[lustrísim]a, los señores capitulares, y los curas con el I[lustrísim]o. Señor Auxiliar. El I[lustrísim]o prelado pontifical hizo el entierro, como lo había prometido, aun antes de que muriese la venerable. Anduvo por los cuatro corredores del claustro, que, con ser anchurosos, no bastaban para poder ordenarse procesionalmente El maestro de ceremonias determinó fuesen las religiosas interpoladas con el clero. No había salido el cuerpo del coro y la cruz iba entrando ya, sin que pudiesen caber más en todo el claustro. En los cuatro ángulos de éste, se dispusieron cuatro posas, en que, descansando el cuerpo, se cantaron cuatro responsos con la mayor solemnidad. Llego en fin el cadáver al lugar del sepulcro, sus mismas hijas debajo de un paño que sostenían los señores presbíteros, sacaron el cuerpo del féretro, y lo colocaron en la caja, que cerrada, y clavada, se metió en el nuevo sepulcro, llevándose consigo los doloridos corazones de todas las religiosas. A éstas las procuraron consolar aquellos señores, quienes solicitaron también algunas prendas de la sierva de Dios con aquel mismo crecido afecto y grande veneración, con que llegándose al féretro le habían besado las manos, tocándole rosarios y aun quitado un corporal con que tenía cubierto el rostro, por la sangre que echaba. Cogieron también la palma, la corona, y las flores que había sobre el cuerpo [.] [Al] quitar éste del lugar donde estaba expuesto fue tal la conmoción dolorosa del concurso, que lloraban a gritos, lamentándose de su desgracia y trabajo en faltarles aquella alma justa, y el consuelo que tenían con ver el cadáver. En los tres días en que estuvo expuesto eran continuas las avenidas de gente a verlo; las súplicas aún importunas para que le tocasen los rosarios, y les diesen alguna cosa suya. Lo que con mayor prudencia se escusó, por no prevenir el juicio de la Santa Iglesia, ni dar nuevos fomentos a los extremos de la piedad y devoción. Capítulo xxi. Libro ii. De las Honras que se hicieron a la sierva de Dios, M.R.M. María Anna Ignacia Águeda de San Ignacio. pp. 148151. El grano enterrado, no solo renace, sino que se multiplica. Luego que se enterró el cadáver, se puede decir que se multiplicó renacido en las tiernas memorias, vivos deseos, sólidas estimaciones y verdaderas alabanzas. Cuanto más humilde fue la sierva de Dios, tanto tuvo de recatada y con una grande naturalidad ocultaba el rico caudal de virtudes, que solo el ser tan heroicas, las hacía el descubrir algunos brillos. Después de su muerte ha querido Dios dar a luz este escondido tesoro. El Illmo. Señor Obispo dispuso hacer y costearle las públicas solemnes honras con la magnífica ostentación, conque sabe y acostumbra honrar siempre a los sujetos más dignos. La religiosísima madre fue tan de su estimación, que no ha omitido cosa que pueda servir para dar a conocer este amable ejemplar de la perfección religiosa, para que vea el mundo con cuánta razón la apreciaba, y como la virtud, es la que sola merece ser aplaudida. Se señaló el día catorce de julio de cincuenta y seis, y habiendo precedido convite a ambos cabildos eclesiástico y secular, a todas las sagradas religiones, y nobleza de la ciudad; todos concurrieron gustosos a una función tan de su deseo, como de su gusto. Precedió el 644 645 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López doble lúgubre de las campanas. Levantóse delante de la reja del coro bajo una pira muy elevada, cubierta de paños negros de terciopelo galoneados, y con mucho número de antorchas de la más fina cera, cercada alrededor de gruesas hachas de cuatro pabilos, y repartidas otras muchas luces por toda la iglesia, y para las manos de los asistentes más distinguidos. Luego que fue hora competente y que estaba junto el concurso, que se componía de gran número de señores curas, y eclesiásticos, de religiosos de todas las sagradas familias, con sus dignísimos prelados; el señor gobernador, alcaldes, y regidores en forma de ciudad, y de la nobleza más distinguida, con concurrencia de tanta gente, que fue acertada, necesaria diligencia haber puesto varios soldados de guardia a las puertas para que moderase y contuviese las olas del innumerable pueblo. Entraron por último el Ilustrísimo Señor Arzobispo Obispo, y su Ilustrísimo Señor Obispo auxiliar el señor Dr. D. Anselmo Álvarez de Abreu, con muchos señores capitulares, y toda su familia. Ocupó en el presbiterio su solio y sitial el Illmo. Prelado, y enfrente el señor Auxiliar. Entonó la música plena de la catedral una vigilia con tan bella pausa, acorde compas, y sonoras voces, que a ninguno pareció larga, porque todos quedaron sorprendidos de la melodía. Cantó después la misa con toda solemnidad el señor Dr. D. Vicente Ronderos, Canónigo de la Santa Iglesia, que, con el mayor gusto, y aprecio se encargó del altar, no solo el día del entierro, sino también en éste de las funerales exequias. Acabada la misa ocupó el púlpito un orador tan singular y de tanta fama, que basta decir su nombre para que venga no solo en el conocimiento, sino en la admiración de todos. Dijo tantas, y tan escogidas cosas de la vida, virtudes, obras y favores, que Dios hizo a la sierva de Dios M. R. Madre Priora, y las dijo con tanta caridad, gracia, y juicio, que todos pendientes del orador daban mil gracias a Dios por la mucha que había dado a su sierva para ejecutarlas, y al M.R.P. Mtro. Fr. Juan de Villa Sánchez, para decirlas. Se imprimido el sermón, donde las podrá leer, el que no tuvo la fortuna de oírlas. Era muy debido, que oración fúnebre tan perfecta, quedase muy bien impresa, para norma en el asunto, como lo puede ser en todo este esclarecido hijo de la Guzmana familia. Siguieron después los responsos, con los que se concluyó esta función solemnísima; salieron alabando a Dios, como ensalza, y premia, aun en esta vida a los que con empeño le sirven. Creo no faltaría quien repitiese el decreto del rey Asuero, y dijese: Así debe ser honrado aquel a quien el Rey de los Reyes quiere honrar. Y si así honra en este valle de lágrimas, [¿]qué honras, que premios no gozaría, y eternamente gozará, como cuanto cabe en una fe humana podemos creer en la patria Celestial? Desde allí estará atendiendo al Ilustrísimo Príncipe su honrador; a la ciudad de los Ángeles, su dulce patria; a su querido convento de Santa Rosa, que, a costa de tantas ansias, lágrimas, oraciones, y sufrimientos, consiguió, fundó, arregló, y animó con el fuego de su espíritu a todas y cada una de sus hijas para que la sigan, la imiten, y cada día más crezcan en virtud y perfección. A este fin tratara el siguiente Libro, muy en particular de sus virtudes.735 3.1.b. Juan de Villa Sánchez, Justas y debidas honras que se hicieron, y hacen sus propias obras, a la Muy Reverenda Madre María Anna Águeda de San Ignacio, primera priora y fundadora del convento de Religiosas Dominicas de Santa Rosa de Santa María de la Puebla de los Ángeles, 1756736 El sermón fúnebre de una abadesa era el elogio máximo, tanto como mujer como religiosa, ya que, aunque anclada a su comuSe refiere al Libro Tercero de la biografía de la madre María Anna de San Ignacio. 736 El sermón está incluido en Joseph Bellido, S.J., Vida de la V.M.R. María Anna Águeda de S. Ignacio, primera priora del religiosísimo convento de Dominicas Recoletas de Santa Rosa de la Puebla de los Ángeles. México: Imprenta de la Bibliotheca México, 1758. Tiene su numeración propia y sigue al Libro iii, p. 311, tras una nota que da cuenta de cómo una medalla que había pertenecido a María Anna Águeda logró el feliz parto de una Sra. que se creía ya moribunda. El sermón tiene 58 páginas impresas y originalmente se publicó en 1756 por la Bibliotheca Americana. 735 646 647 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López nidad, la abadesa había adquirido una estatura más allá de los muros del claustro, aunque sin perder aquellas características que se consideraban cualidades aplicables a todas las mujeres.737 Su protagonismo borraba la anonimidad que rodeaba a la mayoría de las mujeres.738 Los sermones bajo nuestra consideración se dedicaron a dos madres abadesas y fundadoras de conventos, actividades que las distinguieron de otras monjas más dedicadas a objetivos espirituales. Las exequias de la Madre María Anna Agueda de San Ignacio, fundadora del convento dominico de Santa Rosa en Puebla fueron celebradas a instancias del obispo Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu. El predicador sagrado fue Fray Juan de Villa Sánchez (1633-1760) de la orden de Predicadores que fue comisario del Santísimo Rosario en el convento de Santo Domingo de México. El autor dedicó el sermón a la madre Teresa Antonia de Señor San Joseph Abreu y Bertodano, religiosa del convento de Santo Domingo el Real de la corte de Madrid, y sobrina del obispo. De ella existe un retrato pintado por el tlaxcalteco Francisco Antonio González y que perteneció a la galería William O. Jenkins, y hoy propiedad de la buap.739 Juan de Villa Sánchez fue un orador de reconocido nombre en la capital novohispana en la primera mitad del siglo xviii. Sus sermones se recogieron en un tomo publicado en 1738.740 Editó y publicó en 1744 la obra póstuma del también dominico maestro Antonio López Cordero, autor de una Vida de Santa Inés de Monte Policiano. También de su pluma fue Puebla sagrada y profana (1746) sobre la ciudad, su historia y ambiente socioeconómico.741 El obispo Álvarez de Abreu (1683-1763) nació en Santa Cruz de Tenerife en la isla canaria de Palma. Estudió en las universidades de Valladolid, Alcalá y Ávila. En esta última obtuvo el doctorado en Cánones. Fungió como racionero catedralicio en Santa Cruz de Palma hasta 1725 y sirvió en la iglesia de las islas en diversos cargos hasta 1737 cuando fue nombrado y aprobado arzobispo de Santo Domingo, a donde llegó en 1739. En 1743 fue nombrado obispo de Puebla donde desempeñó su cargo hasta su fallecimiento en 1763.742 Asunción Lavrin, “Abadesas novohispanas. Representación y realidad histórica” en Ángela Atienza López, ed. Mujeres entre el claustro y el siglo. Autoridad y poder en el mundo religioso femenino. Siglos xvi-xviii. Madrid: Silex Ediciones, 2018, pp. 17-36. 738 La publicación del sermón lo hacía asequible al público lector cuyo número fue mucho más reducido que el del público oyente, aunque más perdurable para la historia. Sin embargo, el impacto inmediato del sermón en su momento de ejecución no es en nada desdeñable y tuvo una fuerza oral que es preciso considerar como medio de apuntalar la opinión de autoridad que tuvieron los conventos y sus abadesas. 739 Tiempo Universitario, año 3, No. 13 (2000) “La pinacoteca Guillermo O. Jenkins con acervo pictórico universitario. http://www.archivohistorico.buap.mx/ tiempo/2000/num13/index.html. Otro retrato de medio cuerpo de esta religiosa se encuentra en el Museo de Navarra. http://www.unav.es/catedrapatrimonio/ paginasinternas/pieza/retratomonja/default.html 737 Fray Juan de Villa Sánchez, Sermones varios. México: Imprenta Real del Superior Gobierno y del Nuevo Rezado de doña María de Rivera, 1738. Además de este sermón en honor de María Anna Águeda de San Ignacio, dedicó uno al padre Thomas Ripoll, maestro general de la orden, publicado en Puebla en 1748, y otro para celebrar el nacimiento de San Juan Bautista. Es de interés también su Rosario de agonizantes para auxiliar a las almas en una buena muerte, publicado en México en 1754. Ver las referencias en, Nicolás León, Bibliografía mexicana del siglo xviii. Sección Primera, volumen 2, A-Z. México: Imprenta Sucesores de Francisco Díaz de León, 1905, pp. 1345-47. 741 Juan José de Eguiara y Eguren, Biblioteca Mexicana. México: unam, 1986, cccxiv-cccxv; Puebla Sagrada y profana. Informe dado a su muy ilustre ayuntamiento el año de 1746. Puebla: Impreso en la casa del ciudadano José María Campos, 1835. 742 Ma. Magdalena Guerrero Cano, “D. Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, de Arcediano de la Catedral de las Palmas a Arzobispo de Santo Domingo” en xix Coloquio de Historia canario-americana, 2010, 873-881. http://mdc.ulpgc. es/cdm/ref/collection/coloquios/id/558; Manuel Lobo Cabrera, “La biblioteca de Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, arzobispo de Santo Domingo” en Anuario de Estudios Atlánticos, Vol. 35 (1989), 417-38 http://mdc.ulpgc.es/cdm/ ref/collection/aea/id/1778; Juan Pablo Salazar, “Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, 1743-1763” en Anuario Mexicano de Historia del Derecho, xviii (2006), pp. 253-78. Manuel de Paz Sánchez, “Vísperas de un Nuevo Mundo: Biblioteca y testamento inédito del arzobispo Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu (16831763)” en Nave@merica. Revista electrónica editada por la Asociación Española de Americanistas, No. 15(2016), pp. 1-32. El obispo fue patrono de la educación, 740 648 649 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López El texto del sermón de Villa Sánchez se extiende por 58 páginas, pero es muy posible que el de la prédica para las exequias fuera de menor extensión. El sermón sigue la convicción del prelado sobre que las virtudes de las personas singulares deben ser conocidas por todos por medio de la imprenta. Como expresa en su dedicatoria y propositio, las honras de la madre San Ignacio eran justamente recordadas porque “pagar lo que es justo, y por excelencia justo, llaman los Latinos a estas funerales exequias, porque sólo se hacen y se deben hacer estas honras a los muertos que las merecieron vivos”743 Escrito en un estilo directo y claro, el sermón es erudito en cuanto al frecuente uso de fuentes bíblicas y latinas. Su intención, sin embargo, no era llamar la atención hacia sí mismo, sino hacia las virtudes de la religiosa, su relación con sus directores espirituales y el obispo de Puebla, así como la espiritualidad detectada en sus escritos.744 Tras una breve noticia de la niñez de la madre Maria Anna Águeda, el predicador traza su vida como novicia y miembro del beaterio de Santa Rosa hasta que el mismo logró su elevación a convento. Villa Sánchez tuvo acceso a la biografía del padre Bellido y hace abundante uso de esta, pero no necesariamente pare repetir expositivamente los hechos de su vida. Uno de sus objetivos era subrayar la labor de María Anna Águeda como fundadora material y espiritual del convento, y la contribución que hizo en los diversos oficios que ocupó: tornera, maestra de novicias, procuradora y priora por quince años. El cúmulo de su experiencia se vio impreso; el predicador la compara con “sapientísimos prelados” como el padre Antonio Núñez o fray Jaime Barón.745 María Anna Águeda escribió varias obras de dirección espiritual con el apoyo del obispo de Puebla y, además, dejó en manos de su director, el padre Joseph Bellido, numerosas comunicaciones de conciencia. Villa Sánchez hace honor a su propósito, que no era, dice, aumentar el dolor de la comunidad por la pérdida de su priora, sino alabarla por sus obras.746 Así, captura la atención de la comunidad religiosa y la secular. Para cumplir ese cometido, recorrió en su texto los oficios que tuvo a su cargo la madre María Anna y cómo sus virtudes se hicieron vivas con su comportamiento. De ese modo sacralizaba la vida diaria no solo de esta religiosa, sino de todas las monjas que cumplían tales oficios. A ese propósito, va citando las obras de la religiosa y elogiando su mensaje humano y espiritual. Con el sermón se iba construyendo la biografía de la religiosa mediante anécdotas de su vida diaria. Villa Sánchez se detiene en el elogio de María Anna Águeda como tornera, cargo que le permitió ejercer un papel de predicadora y confesora, o como él la llama “madre de espíritu” de algunos caballeros notables de la ciudad, incluso el propio obispo. A la tornera se le entregaba “un portillo por donde debe salir al mundo el buen olor del huerto del Señor” en palabras de la religiosa. De acuerdo con el predicador, ese era el “teatro donde se da a conocer, y de donde salgan las alabanzas de sus obras a las de fuera”. El protagonismo de la religiosa se ubica en un lugar del convento –el torno–, donde podía superar su aisla- habiendo fundado el Colegio de San Pantaleón que abrió sus puertas en 1762. Respecto de su interés en la educación, ver, El discreto estudiante. Reglas de buena crianza para la educación de los colegiales. A expensas de Illmo. Señor Doctor D. Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu. Puebla: Imprenta de la viuda de Miguel de Ortega y Bonilla, 1754. 743 Villa Sánchez, Justas y debidas honras, p. 1. 744 El estudio más extenso de los escritos de la madre María Anna Águeda es Jennifer Eich, The Other Mexican Muse. Sor María Anna Águeda de San Ignacio (1695-1756), Nueva Orleans: University Press of the South, 2004. 745 Jaime Barón y Arin, (1657-1734), Luz de fe y de la ley: entretenimiento christiano entre Desiderio y Electo, maestro y discípulo, en dialogo y estilo parabólico: adornado con varias historias y moralidades para enseñanza de ignorantes en la doctrina christiana. Madrid: Joseph Mathis Escrivano, 1747. Aunque no se refiere a qué obra de Antonio Núñez de Miranda (1618-1695) podía tener en mente, es posible que se refiriera a la Cartilla de la doctrina religiosa para las niñas que desean ser monjas. México: Viuda de Ribera, 1708. Otra edición fue publicada en Puebla en 1750. 746 Proverbios, 31:31 Laudent ea in portis opera ejus: Dadle del fruto de sus manos y alábenla en las puertas sus hechos. La cita está errada en esta impresión del sermón, pero fue el leit motiv de este. 650 651 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López miento dentro del huerto cerrado y ejercer una influencia espiritual que, a lo largo del tiempo, la hizo un personaje “público”. El torno dio a la madre un “escenario” adecuado a su capacidad de influeir a otros por medio de su propia voz, la única prédica posible a las mujeres de su época. Otros pasajes hablan sobre el oficio de maestra de novicia y abadesa. La otra tarea femenina, el magisterio, se elogia como el arte de hacer religiosas de las novicias, tarea en la cual es factible usar tanto del castigo corporal como de la rara habilidad de discernir la disposición de la novicia para la vida religiosa. También recordó su labor como abadesa con algunas instancias edificativas en el cumplimiento de ese rol y los beneficios materiales allegados al convento durante su prelacía.747 De estos elogios, que Villa Sánchez llama “coro bajo” pasa a las virtudes infusas o espirituales, “regalos conque el amantísimo y liberalísimo esposo quiso dotar a su amada”. Para ilustrar los “incendios de divino amor” y el grado de perfección a que arribó su espíritu, cita sus escritos más notables. El primero fue el Tratado de la Leche Virginal de la Soberana madre de Dios, en el cual María Anna Águeda escribe sobre la benéfica sabiduría trasmitida metafóricamente con la leche de su doctrina. El segundo, las Leyes del divino Amor y el de Las medidas del alma con nuestro Señor Jesu-Cristo.748 María Anna Águeda fue una de las monjas mas prolíficas en la escritura devocional –quizá la más notable del periodo virrenal. No podía faltar tampoco la sensibilidad visionaria. Para subrayar las visiones experimentadas por la religiosa, Villa Sánchez hace uso de largas citas, acaso insertadas en la versión impresa del sermón con fines edificantes y como testimonios de su espiritualidad. Siguiendo la línea intelectual de su época, el autor muestra la afición a ver a las religiosas como testimonios vivos de las comunicaciones afectivas y directas con la divinidad y recipientes de sabiduría infusa.749 Villa Sánchez sigue una ruta tradicional en cuanto a que nos presenta una religiosa a la puerta del cielo, armada con todas las virtudes de la vida religiosa; su piedad tiene una vida propia, paralela al de su vida intelectual y espiritual. En su conclusión, el predicador ofrece una exaltada y celebratoria visión de la monja, ejemplo para su comunidad, su orden y su patria. La selección de las virtudes tanto de coro bajo como de coro alto es emblemática de la visión de una monja ideal. La teatralidad de este sermón se aprecia aun en su lectura. El predicador hace preguntas retóricas para invitar la atención de los oyentes y desarrollar sus esperadas respuestas exclamatorias que seguramente eran acompañadas de gestualidad; entretiene al auditorio con anécdotas sacadas de la vida real de la monja, e incita a verla ya escalando al cielo acompañada de un pintoresco séquito divino y llegando a los brazos del Señor. Aromas, colores y emociones ayudan a crear una verdadera etopeya de la religiosa y el orador logra su propósito de enjugar las lágrimas de la comunidad y cambiarlas por la alegría de verla llegar a su exaltado paraíso celestial. Selección: Punto vii (pp. 18-20) Pero mayor teatro se abre, y prepara, para que la bendita Madre haga obras, que mas dignamente la alaben: el torno, este es el teatro donde se da a conocer, y de donde salgan las alabanzas de sus obras a los de afuera: dice instruyendo a la tornera, que debe advierte que se le entrega un portillo, por donde debe salir al mundo el buen olor del huerto del Señor:750 y cuanto olor, cuanta fragancia salió por este portillo, de aquella flamantísima rosa Antonio Rubial García, “Las ánimas del locutorio. Alianzas y conflictos entre las monjas y su entorno en la manipulación del sagrado,” Prolija Memoria, Vol. ii, No. 1-2, (2006), pp. 113-28. 750 En itálica en el original. El predicador denotaba que eran palabras de la religiosa. 749 Villa Sánchez, Justas y debidas honras, pp. 18, 20, 24, 27, 28 y 32. Ambos tratados están incluidos en la edición de la vida y obras del padre Bellido. Ver, pp. 226-349 y 350-410. 747 748 652 653 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López de este vergel, cuando no hubiera tantas, bastaba esta sola, para que toda esta ciudad percibiera el buen olor de nuestro Señor Jesu-Christo, que exhala este amenísimo huerto verdaderamente de rosas. Fue tornera cono les enseña a serlo: con todos afable, con los señores sacerdotes reverente, con los seglares afables con gravedad, con las mujeres puede mostrarse mas cariñosa, con los bienhechores agradecida: [¡]qué alabanzas de una política religiosa! Pero que diga la venerable Madre que a los que le descubrieren (a la tornera) sus pecados los anime a confesarlos, y salir de ellos proponiéndoles sus peligros; pues [¿]el torno es confesionario? [¿]O la tornera predicadora? No escribiría la celosísima, y prudentísima madre esto, siendo priora; si no lo hubiera experimentado tornera. O como quisiera yo se hallara en este concurso aquel a quien quiera que fue, que noticiosa la Madre de que vivía obstinado, en un odio, y capital enemistad con su prójimo, haciendo diligencias de que se llegase al torno, vino: con que palabras lo animó a confesar sus pecados, y salir de ellos, yo lo sé: pero sé, y admiro la eficacia, y el espíritu, porque él atónito, despavorido, prorrumpió en esta admiración: [¿] qué es esto Madre? [¿]No han bastado tantos amigos que me ruegan, tantos predicadores que me exhortan; tantos confesores que me amenazan: y con tan pocas palabras ha podido V.R. arrancar de mi corazón el aborrecimiento de ese hombre? [¿] Qué es esto? Pues madre ya se acabó, hoy comerá conmigo ese, ya no mi enemigo, sino amigo, amado en Dios. De este suceso es testigo la religiosa que era su compañera en el torno, en cuya presencia pasó. Quiere también que la tornera de buenos consejos a quien los pidiere: O si hubiera dejado a las tornera, su sabiduría, su prudencia, y aquel don de consejo, de que le adorno el espíritu santo: me asegura, y certifica el docto, prudente, cauto Director, árbitro de la conciencia de la Venerable Madre, que era frecuentísimo en el torno, el concurso de personas de todos estados, que venían a proponerle sus dudas, sus aflicciones, sus trabajos, sus peligros; y que era cosa digna de la mayor admiración la facilidad y prontitud con que daba expediente a todo, con prudentísimos, y provechosísimos consejos. Yo sé de una persona (y también lo escribe el Director en el compendio de la vida de la Madre) sé, digo, de una persona muy distinguida, que viviendo en esta ciudad, se había entregado a la dirección de la Madre, arreglaba sus operaciones, observando puntualmente sus consejos, amando, y venerando a su Directora como Madre de su espíritu; hubo de salir de esta ciudad para un empleo de mucha autoridad, y jurisdicción; y le pidió a la prudentísima Madre instrucción, y documentos, para llenar cristiana, y justamente las partes de su oficio, repitiendo la misma diligencia por cartas, siempre solicitando, y pidiendo sus consejos: y así es pública voz, y fama, que ha dado este caballero muy buen ejemplo, con lo ajustado, y piadoso de su vida; y mucha utilidad a su República, con lo justo, y prudente de su gobierno. Punto viii: Sobre el oficio de maestra de novicias (pp. 25-27) Pero no dejó de la mano los documentos de mi prudentísima María Anna a las maestras de novicias: dice, que la Maestra ha de deshacer a las novicias, para volverlas a hacer, como quien destruye una casa para reedificarla mejor: deshacer, y volver hacer: Hay que es nada: como quien dice nova creatura (también pensamiento de San Pablo) y dignamente reverendas hijas, y discípulas de la Madre; [¿]no conocerán, y confesarán que son otras, y muy otras en la religión de lo que eran en el siglo? [¿] No están conociendo la mutación, y distinción tan grande que hay de señoritas a religiosas? Yo creo que seria la mutación tan insensible que no la echarían de ver, hasta hallarse ya mudadas: tal era la suavidad, tal la destreza de la prudentísima deshacedora: ella dice, que esto se ha de hacer poco a poco, para irles introduciendo la religión, y quitando lo que puede oler a siglo. Es verdad, que alguna de sus discípulas que me oye, se glorió en mi presencia, que alguna vez le había puesto la Madre aquella bendita mano: pero no eran aquellas manos de deshacer: [¡]con qué dolor lo haría, y que pocas veces lo haría! Un bello texto de Isaias, hablando del modo con que Dios amorosamente cas- 654 655 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López tiga!751 Radet Dominus in novacula conducta: que Dios afeita con navaja alquilada, afeita, no desuella: Radet non excarnificabit: y con navaja alquilada para usarla pocas veces: bella doctrina especialmente para maestras de novicias; las doncellitas que vienen a la religión, se cortan los amados cabellos para consagrarlos al Esposo; pero en el noviciado necesitan de cuando en cuando una pasadita, o como dicen los oficiales, es conveniente descañonarlas para introducir la religión, quitando aquello que puede oler a siglo. Otro documento muy importante, de lo que han de observar las maestras, es si las novicias tienen espíritu de religión, que bien lo harán, si tuvieren aquellas gracias, que concedió Dios a la Madre, la discreción de espíritu, y de penetrar los secretos del ánimo: me oyen las que lo saben, y lo confiesan: hable por todas aquella del gusanito; le remordía tanto, y tanto le inquietaba el pensamiento de que no era para religiosa, que no convenia a su salvación este estado, que estaba casi determinada a dejarlo: cogiola la Madre a solas, y haciéndole en la frente la señal de la cruz. Ah mi palomita (le dijo) deseche ese gusanito: la novicia, que a nadie había revelado su pensamiento: Madre (respondió) [¿] por qué me dice eso su Reverencia? Hijita no me lo niegues, anda, y sosiégate que eres para religiosa. Se sosegó, lo es tan religiosa, y observante como todas: que dignas alabanzas dan sus obras a tal maestra. no bastan a mitigar el dolor, a enjugar las lágrimas de sus amantes hijas, las consolarán, las alegrarán aquellas alabanzas que, al entrar en el otro mundo, le dieron en las puertas, ya de la parte de adentro. Dice el Evangelista profeta en su Apocalipsis que son bienaventurados los muertos que mueren en el Señor Beati mortui qui in Domino moriuntur.752 Los vivos que mueren, pueden ser bien, o malaventurados; pero los que mueren ya muertos, muertos primero al mundo, y después a la carne (como expone San Ambrosio), estos son ciertamente bienaventurados: y la razón que da el Evangelista, es porque a estos los siguen sus buenas obras: Opera enim illorum sequuntur illos. Pero, [¿]cómo los siguen? Si dijera el Evangelista, que llevan consigo sus buenas obras, o que allá las hallan en la presencia del divino juez, bien: pero [¿]qué bulto, que pasos tienen para seguir? Pero la misma dificultad se ofrece: [¿]qué voces tienen para alabar? Es forzoso que nos imaginemos una prosopopeya, de unas obras personadas, que puedan seguir, y hacer una ilustre majestuosa compañía, alabando a las almas justas al entrar en el otro mundo: esto tiene fundamento en la Sagrada Escritura: Quit videtis in Sulamite, nisi choros castrorum?753. [¿]Qué es lo que veis en la Sulamitis sino coros de compañías?754 Coros de soldados, y tropas de cantores: pues semejante acompañamiento pienso yo que no lo podían componer; sino las virtudes personadas, porque como el reino de los cielos se gana a viva fuerza Regnum Caelorum vim patitur, et violenti rapiunt illud.755 A las virtudes invictísimas amazonas, que emprendieron, y lograron la hazaña de la conquista, Punto xv [final del sermón] (pp. 53-58) Y si estas insignes honras tan justas, y tan debidas, que hacen a la Venerable Madre sus prodigiosas obras, alabándola acá en el mundo, en las puertas de la parte de afuera; si estas honras, digo, Isaías. 9:20. La cita es parcial y vaga. El libro de Isaías contiene 66 capítulos y es posible que el predicador tuviera en mente el mensaje que las tribulaciones sufridas llegarían a un fin con el premio del Mesías, y en el caso de las novicias, los castigos y penas sufridos se redimirían con su perfeccionamiento en la observancia y la ayuda de Dios. 751 Apocalipsis 14:13. Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados son los muertos, que de aquí en adelante mueren en el Señor. Si, dice el espíritu, que descansan de sus labores y sus obras los siguen. 753 Cantar de los Cantares 7: 1. Sin embargo, la cita latina en el texto corresponde a 6:13 Quid videtis in Sulamite, nisi choros castrorum? ¿Qué veréis en la sulamita? Algo como la reunión de dos campamentos. 754 Nativa de Sulem o Sunem. Significa la mansa, o pacífica. Cantar de los Cantares 6:13. Regresa, regresa, oh, Sulamita. Regresa, regresa y te miraremos. En el siguiente verso se elogia la belleza corporal de la Sulamita. 755 Mateo, 21:12. La cita no parece coincidir. 752 656 657 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López toca el cantar, y celebrar la victoria: pues veis hoy el ostentoso, y majestuoso acompañamiento que llevaba consigo, y con que entró de las puertas adentro del otro mundo, la bellísima felicísima Sulamitis María Anna: el ejército triunfal y juntamente festivo coro de las virtudes, éstas eran las obras que la seguían: Opera eorum sequuntur illos: y éstas las que de puertas adentro la alaban: laudent eam in partis opera ejus.756 Ahora, como imagino, y me parece que veo esta portentosa comitiva, este coro militar de las virtudes, un escuadrón de vírgenes, [¡]qué bellas y que ricamente adornadas, cada una con una palma en la mano[!] La reina de todas, la caridad con una corona de oro y preciosísimas piedras; las demás con coronas, ya de oliva, ya de laurel, ya de rosas, ya de toda variedad de flores, las contemplo como millares, llegar a aquella felicísima puerta por donde entran los justos, Haec porta Domini Justii intrabunt in eam: y pulsar tocar con valentía: Aperite, aperite: abrid, abrid, para que entre una alma justa a recibir la corona de la justicia de este reino, que con nosotros ha conquistado: y preguntando de arriba: Quae est ista que ascendit? ¿Quién es esta que sube? Respondería la Fe esta es la que conmigo ha vencido al mundo.757 Diría la Esperanza: esta es la que con mis alas de águila ha volado sin desmayar a esta cumbre. La Caridad respondería: Esta es una virgen prudentísima que con sus lámparas, y con mis alas de fuego subió a la esfera, y entro en la mina del amor. Clamaría la Obediencia alabando sus triunfos y contando sus victorias. Diría la santa Pobreza: Ésta es la que conmigo y por mí, ha hecho su reino de los cielos. La santa Virginidad diría: Ésta es la que por la pureza y limpieza de corazón ha merecido y merece ver a Dios. La Mortificación clamaría: ésta por mi vivió manifiestamente la vida de Jesu-Christo; La religión: Ésta es la verdadera adoradora, que adoró al Padre en es- píritu, y verdad. La que, con una religión limpia e inmaculada ante Dios, y el Padre, se guardó y conservó inmaculada en el siglo. [¿]Y qué diría la Justicia? Que aquella alma iba a recibir la corona, que le tenía preparada, y repuesta el justo Juez. La Misericordia: que iba a conseguir la eterna. La Compasión: que aquella María de las lágrimas, por su llanto iba a lograr un sempiterno consuelo.758 Y si volvieron a preguntar, [¿]Quién es esta que sube? Responderían a una voz todas las virtudes, es una varita de humo, es lo mínimo del ser, es la deficiencia del ser, Sicut déficit fumus deficien: es el ser de la nada, a que redujo esta alma su más profunda humildad, que la amarga mirra de la mortificación y del incienso de la oración, y polvos aromáticos de todo género de virtudes: Ex aromatibus mirrhae thurris et universi pulveris pigmentaris: y del fuego de la Caridad sube del desierto del mundo a las altas regiones, y al verdadero centro, que es Dios. Oída esta respuesta se abre aquella puerta de los justos. [¡] Oh, qué regocijo! [¡]Oh qué alegría! [¡]Oh qué aplausos! [¡]Oh, qué vivas! Conque es celebrada aquella alma felicísima, que oye aquellos Euges759 de arriba: enhorabuena, enhorabuena, alma fiel, y buena, entra en el gozo de tu Señor: Intra in gaudium Domini tui: Ello es cierto, que tal es el júbilo de los bienaventurados, tal el regocijo de los ángeles, especialísimamente de aquel arcángel y serafín, aquel capitán general de la milicia del cielo, aquel Miguel constituido por Dios. para recibir las almas, y del ángel custodio de la que logra esta eterna felicidad, tales los aplausos y los plácemes, que da a aquella alma justa, que va a la otra vida con la comitiva, y séquito de sus buenas obras: Opera eorum sequuntur illos, y a quien en aquellas puertas de la parte de adentro, recomiendan, y alaban sus virtudes. Laudem eam in portis opera ejus.760 Yo, que tan alto concepto he formado de las adCada una de estas virtudes van acompañadas de citas bíblicas de versículos del antiguo y nuevo testamento como expresiones de erudición. 759 Euges: expresión de admiración; aplauso. 760 Cantar de los Cantares 3: 6. ¿Quién es esta que sube del desierto como columna de humo, sahumada de mirra y de incienso y de todos los polvos aromáticos? 758 El predicador retorna al tema escogido para su oración fúnebre. 757 Para cada una de las preguntas y las respuestas, Villaseñor se apoya en citas del antiguo y nuevo testamento, que van al margen. Son diez citas en total, que se han omitido para no recargar el texto, pero que para el lector del sermón indicarían la erudición teológica del predicador. 756 658 659 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López mirables heroicas virtudes de la madre María Anna, que cuanto ella escribió de su prodigiosa vida, me parece lo hallo, como ella afirma, haberle dicho el Señor: Que lo había sellado con el sello de la verdad.761 Que oyendo en el refectorio leer la vida de nuestra prodigiosa Villani,762 los admirables libros que escribió, y los títulos que les puso, viniéndole a nuestra María Anna el pensamiento: Señor, y a lo que yo he escrito, [¿]qué título le he de dar? Oyó pronta esta respuesta: Maravillas del Divino Amor. Yo digo, que, dando crédito a estas verdades, estoy firmemente persuadido, a que la Venerable Madre, era un alma escogida, amada, favorecida del Señor, su fiel Esposa, su Serafín (como en otra ocasión le dijo), la Rosa de su Corazón: consiguientemente confiado en la infinita misericordia de Dios, con la misma firmeza me persuado, el que aquella bendita alma inocente, pura, que tan heroicamente sirvió, tan perfectamente amó a su soberano Esposo: entró con aquel séquito de sus prodigiosas obras Opera eorum sequuritu illos: y con las alabanzas que ellas le dieron en aquellas puertas de la parte de adentro,763 Laudent eam in portis opera ejus: que entró digo, por la puerta de los justos con aquel júbilo de los bienaventurados; con aquel regocijo de los ángeles; con aquellos plácemes, parabienes, enhorabuenas. Euge, euge. Entra alma felice en el gozo del Señor: Intra in gaidium Domini tui.764 Recibida amorosamente de su amantísimo Esposo, oyó estas dulcísimas palabras: Veni electa mea intra in thalamum mum Sponsi tui765 Ven escogida mía, entra en el tálamo de tu Esposo: Así lo pienso, o[h], con cuanto regocijo de mi alma; y pues no pueden dejar de pensarlo así sus religiosas, y amantes hijas, depongan, Señoras mías, depongan su sentimiento, enjuguen sus lágrimas, y llenas de regocijo, alaben a Dios, den gracias a Dios, confiando en su Divina Majestad, que han de tener a su bendita Madre, por abogada en el cielo. [¡]Oh, quiera la eterna, divina Majestad, que estas verdades selladas del Pontífice Eterno Christo Jesús, las refrende, las autorice, para que hagan fe en su iglesia el sello del pescador! [¡]O[h], venga tiempo en que el Vice de nuestro Señor Jesu-Christo las apruebe. Qué felicidad, qué esplendor para este religiosísimo convento: Qué lustre para esta dichosísima Patria, para todo este reino! [¡]Que honor para mi sacratísima Religión! [¡]Que gloria para Dios. [¡]Oh! Si esta nuestra amada Patria tomara esta causa con el afecto, con el empeño, que ha tomado la de la Venerable Madre María de Jesús;766 pero no dudo, que V.S. I[lustrísim]ma empeñará Señor su autoridad, su piadosísimo afecto a la Madre, en procurarle este honor, para eternizar, y mejorar estas honras que se ha dignado hacerle: Yo, persuadido (como tengo dicho) con cuanta firmeza cabe en la piedad cristiana, a que está gozando de Dios, acabo ratificando y protestando que Credo videre bona Domini in terra viventium.767 Se refiere a María de Jesús Tomellin (1579-1637), monja concepcionista poblana, cuya causa de beatificación fue apoyada por los obispos poblanos. Ver, Diego de Lemus, Vida, virtudes, trabajos, favores y milagros de la Ven. M. Sor María de Jesús angelopolitana. León: Anisson y Posuel, 1683; Fr. Félix de Jesús María, Vida y virtudes y dones sobrenaturales de la venerable sierva de Dios, Sor María de Jesús, religiosa profesa en el V. Monasterio de la Inmaculada Concepción de Puebla de los Ángeles en las Indias Occidentales. Roma: Imprenta de Joseph y Felipe de Rossi, 1756. 767 Salmos 26: 13. En la versión Vulgata de la Biblia compuesta por San Jerónimo en el siglo V. Creo ver las buenas obras del Señor vivas en la tierra. 766 Villa Sánchez significa las palabras de los escritos de la Madre con letra bastardilla. Asimismo, trata las palabras emitidas por Dios. 762 Sor María Villani, fundadora del convento de Santa María del Divino Amor, en Nápoles, visionaria y religiosa ejemplar. Ver, Fray Domenico Maria Marchese, Vita della serva di Dio, Suor Maria Villani, Dell’ Ordine de Predicatori. Bologna: G. Longhi, 1683. 763 Otra referencia al tema del sermón Laudent eam in portis opera ejus. 764 Mateo 25: 21 y 23: Entra en el gozo del Señor. 765 Tal y cual está en el texto. De otro modo: intra in thalamum sponsi tui. 761 660 661 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López 3.1.c. Luis de Torres. Sermón fúnebre que en las honras que hicieron en 29 de mayo del año de 1767 las Señoras religiosas de la Enseñanza de México a su fundadora y prelada. La Muy Ilustre Señora y Reverenda Madre María Ignacia de Azlor y Echevers, 1768 catedralicia de servicio público, a la cual Luis legó su propia biblioteca (que comprendía los libros de su tío y los propios) y 20,000 pesos para un bibliotecario. La biblioteca recibió el nombre de Biblioteca Turriana en honor de la familia Torres y se abrió en 1804 y estuvo en funciones hasta 1867.770 El interés de ambos hermanos en la ilustración y los libros también tuvo sus proyecciones devocionales. Ambos compilaron, de manera anónima, una colección de obras y opúsculos sobre la aparición guadalupana publicada en Madrid en 1785. El elogio fúnebre, que se imprimió en 1768 va precedido de una dedicación a la virgen del Pilar como protectora y objeto devocional del convento de La Enseñanza. Aunque lleva la firma estampada de la comunidad como “la Priora y religiosas de tu Compañía en México” su autoría queda cuestionada y no corroborada. Está escrita en un estilo formal y utiliza los dos motivos centrales del sermón: el elogio de la fundadora y el deseo de la propagación del instituto. Al preceder al texto del sermón, la dedicatoria pone a la comunidad en primer plano, algo poco usual, aunque observando la modestia apropiada a su estado con expresiones devocionales. Hay que recordar, por otra parte, que las religiosas tuvieron un papel muy importante en la elaboración de la historia de la fundación del convento.771 En la dedicación a nombre de la comunidad se interpela a la Virgen María con cierta familiaridad, como la de hijas a madre, y se remite a una imagen traída de España cuya antigüedad las hace poseedoras de El autor de este sermón fúnebre fue Luis Antonio de Torres Tuñón (1719-1788), aunque su nombre aparece como Luis de Torres en la página titular de su edición impresa. Torres perteneció a una distinguida familia de intelectuales cuyo interés en las letras se desarrolló dentro del ámbito de la Iglesia. Fue sobrino de Luis Antonio de Torres Quintero y hermano de Cayetano Torres Tuñón, ambos también miembros de la élite clerical novohispana. Nacidos en Natá de los Caballeros en Panamá, virreinato del Perú, de familia de establecida raigambre en la sociedad colonial, los hermanos se trasladaron a Nueva España para su educación, bajo la tutoría de su tío. Educado en el Colegio de San Ildefonso, Luis Antonio terminó sus estudios en la Universidad de Ávila en 1747, donde recibió el doctorado en Sagrados Cánones. De regreso a Nueva España ocupó varios cargos eclesiásticos, como los de examinador sinodal del arzobispado, canónigo, chantre y juez hacedor de rentas de la catedral. También fue rector de la Universidad y catedrático de cánones y consultor del iv Concilio Mexicano (1771).768 Además del sermón de honras fúnebres en honor de María Ignacia de Azlor y Echevers, escribió otro en honor del rey Fernando VI, publicado en 1760.769 Ambos hermanos se unieron en la creación de una biblioteca Su Relación de Méritos subraya su genealogía y sus méritos académicos, desde su educación hasta su actuación como catedrático. Ver, Relación de Méritos del Doctor Don Luis Antonio de Torres Tuñón, presbítero domiciliario del Arzobispado de México, 1743, [Consejo de Indias, Secretaría de Nueva España] en http://bdh.bne.es/bnesearch/Search.do?. Colección de documentos digitalizados de la Biblioteca Nacional de España, http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000125989&page=1. 769 José Mariano Beristáin de Souza, Biblioteca Hispano americana setentrional, pp. 142, 146. 768 Para más datos, ver https://mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/ object/pintura:2514. sobre un retrato de Luis de Torres. Existe un sermón dedicado al convento de La Enseñanza y sus fundadoras. Ver, Bernardo Pazuengos, María Santísimo, dechado de religiosas de su Compañía, llamada comúnmente de La Enseñanza. Sermón en la erección de su primer convento y templo dedicado a Ntra. Sra. del Pilar en la ciudad de México. México: Imprenta de la Bibliotheca Mexicana, 1755. 771 Relación histórica de la fundación de este convento de Nuestra Señora del Pilar Compañía de María, llamada vulgarmente La Enseñanza … y compendio de la vida y virtudes de N.M.R.M. María Ignacia de Azlor y Echevers, su fundadora y patrona. México: Felipe Zúñiga y Ontiveros, 1793. 770 662 663 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López un verdadero tesoro. Mediante preguntas retóricas se introduce el tema de la ejemplaridad de las intenciones de la fundadora al traer la orden de la Compañía de María a Nueva España. La composición elogia su objetivo al colectivizar sus virtudes y, en particular, su labor orientada al bien de la sociedad y, de manera específica, al género femenino. Al entablar una conversación y un elogio de la imagen de la virgen, se la responsabiliza como patrona de una misión educativa que, bajo su amparo, lograría hacer muchos frutos en su nueva ubicación y les proporcionaría el apoyo social que aún no creía se había alcanzado. Luis de Torres conoció a la madre María Ignacia, quizá en capacidad de director o consejero espiritual, relación que se echa de ver en sus abiertas expresiones de tristeza y sus recuerdos de oraciones hechas a su favor por la difunta. Salta a la vista el estilo despejado y cultivado del autor, que señala una dirección muy diferente de su retórica fúnebre a la de otros predicadores y, sobre todo, de la oratoria barroca del siglo anterior y de épocas más tempranas del siglo xviii. Torres ofrece datos biográficos de la religiosa que, si bien persiguen subrayar su linaje y el poder económico y social de su familia, logra asimilar esta información al objetivo espiritual del sermón. Además, incorpora algunos datos de interés sobre el carácter secular de la joven María Ignacia que posiblemente aprendió de ella, como su inclinación a los chistes, su habilidad en la escritura, y su penetración intelectual.772 Aunque cita una conversación tal vez recordada por la madre Azlor sobre la predilección de su madre por la orden de La Enseñanza, parece haber desconocido, o quizá voluntariamente ignorado, muchos datos de su niñez, que admite cubre con el silencio que se esperaría de toda doncella sujeta a su familia. Estos recuerdos familiares y la breve delineación del carácter de la joven no acogen motivos de predestinación a la vida religiosa ni insinúan una religiosidad exagerada en la futura monja, temas predilectos de otros sermones barrocos. El orador se inserta de forma teatral dentro de la vida de su elogiada para fortalecer su posición como predicador de sus virtudes, pero rechaza teatralmente el uso de su familiaridad con la religiosa para reafirmar la de juez de su carácter. Es obvio que el objetivo de este sermón fue más allá de elogiar el carácter y las virtudes religiosas de la madre Azlor. Tanto en el ofrecimiento de su comunidad, que precede al sermón, como en el sermón mismo, se hace patente que hay una apelación de apoyo al convento y su misión. El proyecto de María Ignacia Azlor encontró muchos contratiempos económicos y políticos. La disputa en cuanto a la parte de su herencia que se dedicaría a la fundación del convento fue suficientemente seria para demorar la fundación, que tuvo poco apoyo oficial en Nueva España. La fundación se debió a intervención real, por decreto de 21 de febrero de 1752. A la muerte de la madre Azlor, el convento no tenía una iglesia “apropiada” según el sesgado comentario del predicador, y el colegio aún no abría sus puertas del modo amplio con que lo había concebido María Ignacia. Así se entienden mejor las veladas súplicas de la comunidad en el ofrecimiento y las que hacía Luis Torres en el sermón. También relevante es la información sobre la importancia espiritual de las reliquias que poseía la Iglesia y el valor de la imagen de la virgen del Pilar que la comunidad había recibido de poderosas manos en España. Torres eligió destacar la figura de la madre Azlor al compararla con la de “un hombre grande”, nada menos que la de Abraham, patriarca de las religiones judeocristianas. El mejor elogio que se podía hacer de una mujer de carácter, era compararla con un hombre y Torres siguió esa tradicional ruta al Pilar Foz y Foz en su erudita historia de la fundación de La Enseñanza y la vida de María Ignacia Azlor corrobora con amplitud su capacidad intelectual para dirigir su vida y organizar todos los aspectos de la fundación y dirección del convento de La Enseñanza. Su perseverancia y visión le permitieron superar los muchos obstáculos que le presentaron los administradores de bienes y las autoridades eclesiásticas. Pilar Foz y Foz, La revolución pedagógica en Nueva España (1754-1820). Tomo 1, Madrid: Publicaciones del Instituto “Gonzalo Fernández de Oviedo, 1981. Sobre sus habilidades musicales, ver. Evguenia Roubina, “Una hermana de la Décima Musa: retratos de una violoncellista novohispana” en Cuadernos de Iconografía Musical, I:1(octubre, 2014) 2014, 128-142. 772 664 665 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López decir que María Ignacia “pensaba y obraba como hombre, y como grande hombre”. El texto sigue su curso señalando el paralelismo de la vida y carácter de Abraham y el de la madre Azlor. Tal como Abraham, la madre Azlor tuvo riquezas, pero las abandonó y dejó su tierra para seguir su vocación y el llamado de Dios. Como Abraham, encontró una tierra promisoria en España donde tomó el hábito religioso. La “teatralidad” de su elocución es sutil: el viaje riesgoso, la decisión juiciosa de una joven aplaudida por todos en un mundo secular, la decisión de dejar al mundo y de mostrar la verdadera fortaleza de su personalidad. La religiosa va cobrando estatura moral y espiritual a medida que el orador avanza en su mensaje, que define como el descubrimiento de la fidelidad de la protagonista a su vocacion, el abandono de todo lo que tenía por la conecución de un ideal social y espiritual En su segundo punto, Torres abandona la comparación bíblica y masculina y adopta un elogio más centrado en la femineidad de María Ignacia, en el significado de su maternidad religiosa, y en su protagonismo como innovadora. Tras el sacrificio del viaje a la península, encontraría la “humildad y pobreza de Jesucristo” en una celda, demostrando cuanto se equivocaban aquellos que pudieran haber especulado sobre el motivo de su traslado a España como un deseo mundano de matrimonio y halagos. Aquí se centra en las virtudes de María Ignacia como religiosa y devota de María y de Cristo, y la orientación de esa devoción hacia una obra de carácter social. Torres señala con discreción los contratiempos que sufrió la fundación para poner de relieve la fortaleza de carácter y la dedicación de María Ignacia a su objetivo fundacional. Como religiosa, su mayor logro fue, precisamente, el de fundadora, que le permitió esparcir la semilla de su maternidad espiritual tal y como Dios había multiplicado la semilla de Abraham. Es un sermón elegante y convincente. María Ignacia vence todos los obstáculos y trae once hijas de María a México para cumplir su destino y convertirse en madre y pedagoga por medio del instituto de La Compañía de María. Las religiosas dignificaban y ennoblecían a Ciudad de México. La madre Azlor, como maestra, era comparable en su misión a la de San Pablo. Tal y como el apóstol había engendrado hijos en Jesucristo, María Ignacia había sido maestra de muchas hijas e imitadoras de Cristo y, por lo tanto, generatriz por antonomasia. En el cierre de su elogio, Torres hace patente su apoyo al convento. El predicador reflejaba el pensamiento ilustrado de su época. México se había distinguido por su educación a la juventud masculina, pero necesitaba ya de centros de instrucción femenina para igualarse a otras partes de Europa donde se daba aprecio a la instrucción de las niñas. También destaca su estima a la comunidad vizcaína que había apoyado la idea durante varias décadas. Torres no se aparta del todo del tradicional encomio a las virtudes de observancia religiosa y sacrificio que fueron los temas favoritos de los elogios fúnebres tradicionales. Destaca la pobreza con que vestía la monja, su pureza y su obediencia, notables en una mujer que por su nacimiento podía haber mandado y llevado otro tipo de vida. Torres, sin embargo, se orienta hacia el protagonismo intelectual y espiritual de la madre Azlor que, sin ofender las sensibilidades religiosas de sus oyentes, apunta nuevas sendas de ejemplaridad para las mujeres dentro de la religión. Torres se distingue por salirse del encuadre estrictamente devocional y religioso y por la parquedad de citas latinas o bíblicas. Si bien presta atención a la religiosidad del sujeto de su oración fúnebre, lo que destaca es su aprecio por la personalidad fuerte y ejemplar de una mujer que si bien fue monja, supo apreciar las corrientes de cambio que se apuntaban en cuanto a los miembros de su sexo. Así, termina instando enfáticamente a sus oyentes a imitar el modelo que fue la madre Azlor. 666 667 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Sermón Fúnebre que en las honras que hicieron en 29 de mayo del año de 1767 las Señoras Religiosas de la Enseñanza de México a su fundadora, y prelada, la M. I. Sra. y R.M. María Ignacia de Azlor y Echevers. Predicó el Sr. Dr. D. Luis de Torres, prebendado de esta Santa Iglesia y capellán mayor, que fue de dichas Señoras Religiosas, etc. Sale a la luz por dichas señoras, quienes lo consagran a su SS. Madre, patrona, y titular María SSma. de El Pilar. México: Imprenta Nueva Antuerpiana de D. Phelipe de Zúñiga y Ontiveros, 1768773 prodigio, que ella es, y que ninguna de cuantas hacen felices a nuestra España puede disputar, por lo menos, antigüedad a ésta que, aún viva tú, trajeron los ángeles a aquella ciudad, con las singularidades que nos dicen nuestras historias. Sin pretender pues empeñarte a que emplees tu protección, a fin de que corra, como lo deseamos vivamente, esta oración bajo el amparo de tu augusto nombre, con encarecimientos de tu grandeza y del gran portento de tu imagen de Zaragoza, sólo queremos representarte lo interesante que será el que se perpetúe la memoria de nuestra difunta madre en la posteridad, para la gloria tuya, y la de tu hijo Dios. A la verdad, Señora, ¿quién podrá ver este bien sacado retrato de nuestra heroína, sin admirar lo que cupo en una vida, que aunque no demasiado larga, ha dejado mucho, que celebrar a los siglos venideros? ¿Qué dirán, Señora, los hombres, al ver el aliento varonil con que se desprendió de su patria, de su casa, de su ilustre parentela la M. María Ignacia, para conducirse a España a poner en planta aquel gran proyecto, que con razón ha sido el pasmo, y la edificación de dos mundos? ¿Qué dirán las mujeres, al considerar que esta mujer verdaderamente fuerte no sólo consagró su opulento caudal, para traer a México fundación de tu Compañía, sino venció todas las dificultades que se ofrecieron, sostenida de aquella magnanimidad que le inspiraban con su noble corazón lo heroico de su fe, lo firme de su esperanza, lo encendido de su caridad? ¿Quién sabe si alguna emprenderá, movida de su ejemplo, alguna u otras fundaciones en este vasto país de la América, u en otras partes? [¡]Ah! Que si quien tuviese proporciones y sintiese tocado su corazón para esto, meditase atentamente su utilidad, acaso se hallaría sin arbitrio, para la elección de otro Instituto, que el que escogió nuestra prudentísima fundadora, para dar con su establecimiento, lo que faltaba a México de gloria, en la graciosa competencia, que hace, con justo título, a las ciudades más cultas de la Europa. La buena educación de nuestro sexo fue el importante fin a que miró cuando fundó tu Compañía la M. Juana de Lestonac [sic] claro honor de Burdeos. Ensenar a las niñas los rudimentos [Dedicación] Amabilísima Señora y Madre nuestra.774 Es el común empeño en las dedicatorias, la ponderación, o de la pequeñez de lo que se dedica, o de la grandeza del mecenas. Ni uno, ni otro, es, o reina soberana, nuestro intento en ésta que te hacemos del sermón fúnebre dicho en las honras que celebramos a la tierna memoria de nuestra madre y fundadora. No lo primero, porque es grande, y mucho, a la verdad que te presentamos. Toda la grandeza es (nada menos) de aquella heroína, que en los ojos del Señor, creemos, que es como nos la pinta en ella, el docto, y elocuente autor de esta pieza. Ni lo segundo, porque estamos bien entendidas, en que no puede haber alabanza que sea proporcionada a tu soberanía. Tu propia, o María, tu propia no acertaste (si podemos decirlo así) a explicar los favores de que te colmaron las liberales manos de Dios. La mayor expresión que salió de tus labios fue que había hecho contigo cosas grandes. Pero no supiste decir, que cosas grandes fueron las que contigo hizo el Todo Poderoso. Por esto, sin pretender elogiarte, ni considerándote en ti misma, porque eres superior a toda alabanza, ni en tu respetable imagen de Zaragoza, pues, aunque no lo digamos, sabe bien el mundo cristiano el estupendo El texto del sermón consta de 26 páginas impresas y se transcribe en su totalidad. 774 La dedición carece de numeración en la paginación y precede al texto del sermón. 773 668 669 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López de la Fe, e instruirlas en la modestia, y piedad cristiana, fueron las miras de aquella excelente matrona. Y el profundo conocimiento de la indecible utilidad de este Instituto fue el que movió para traerlo a aquí, a esta dichosísima heredera de su espíritu. Podrá ser que a su imitación haya quien lo lleve a otras partes para que en ellas se vea lo que, gracias al Padre de las Misericordias, ha visto México en el poco tiempo que ha que nos recibió, y nos mira con aquella ternura que es tan propia de su genial piedad, y del amoroso respeto con que atiende a todo lo que es tuyo y de tu hijo sacrosanto. Si fuere así, [¡]Oh!, [¡]qué gloria seria ésta para ti, oh reina soberana! Tantas cuanta seria grande el bien que resultaría de tan útil e importante pensamiento. Todo lo que produciría éste, cuantas consecuencias se seguirían de él, todo debería decirte, que era un efecto de tu favor. No hay pensamiento bueno, no hay auxilio ni ilustración del Espíritu Divino que no venga, o tesorera gloriosísima de sus gracias, por tus manos. Tú eres el hermosísimo cuello de la Iglesia, en quien está la plenitud de la gracia, para transfundirse al cuerpo de su augusta cabeza. Por ti se nos derivan todos los dones, porque ésta fue la adorable voluntad de nuestro gran Dios, que todo lo tuviésemos por ti. Así, si sucediese que hubiese quien a la elocuente voz del ejemplo de tu amantísima hija y Madre nuestra, quisiese extender el Instituto que ella abrazó y nosotras, por nuestra dicha, profesamos: debería sin duda atribuirse a ti, a ti, Señora, que de unas palabras que podrían parecer casualidad, hiciste que tomase ella motivo para encender su corazón en deseos de lo que logro por fina tu sombre, erigiendo esta casa en honor tuyo bajo el título de tu imagen del Pilar, servicio que, desde luego[,] le pagaste con el consuelo que tuvo al recibo de la hermosa imagen (copia de aquella) que tenemos en el altar mayor de nuestra iglesia, cuya posesión, aunque retardada por algún tiempo, lleno de tanta alegría su espíritu, cuanto había sido grande su deseo de verla en el sitio en que hoy se halla, el mismo en que por el aire caía el oratorio del Sr. D. Sebastián Sáenz, arcediano que fue de esta metropolitana de México, cuya casa frecuentaba desde pe- queña, visitando a una hermana de este ejemplarísimo capitular, solo por amor a ella, inspirando al caballero, que era dueño de esta rica presea, que la dejase en su disposición testamentaria en España, a la M. María Ignacia, para que le colocase donde está en el día, aunque, antes había resistido desapropiarse de ella, aun ofreciéndole 200 pesos y la que teníamos entonces en el altar mayor de nuestro templo. Con éste, y otros muchos favores que hiciste a ella, y has hecho a nosotras tus esclavas, pagaste el amor que te tuvo en vida, y en su muerte, creemos que harías con ella todos los oficios de una madre, como sabes serlo, amorosa. Nosotras, aunque no seamos como ella fue a ti recomendable, no dudamos que harás que llegue a efecto lo que pretendemos, con dar este sermón a la luz pública, que su lección produzca el efecto que sabes que es (para de algún modo acreditar, que somos hijas suyas) nuestro anhelo, que es la propagación de nuestro Instituto y la dilatación de tu Compañía. Firmemente esperamos, que, si conviene, por tus ruegos no nos retardará tu hijo Dios, éste, que es el consuelo que solicitamos en la pérdida, que hemos hecho en la muerte de nuestra Madre, que nada más deseaba la extensión de tu Compañía, y la veneración de el tuyo, y de su nombre, [¡] Oh! [¡] Y así sea! Que como ella lo deseó en el mundo, y piadosamente juzgamos, que lo está pidiendo en el cielo, lo veamos en la tierra. Benignísima madre y señora nuestra, Tus obligadas, e indignas esclavas, La Priora y Religiosas de tu Compañía en México 670 671 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López Texto del sermón Egredere de terra tua et de cognatione tua et de domo patris tui, et veni in terram, quam monstravero tibi. Génesis 12: 1. Multiplicabo semen tuum, sicut stellas coeli. Ibíd., Cap. 22, 17.775 y si no obstante lo habéis querido; perdonareis si no fuere el elogio grande como ella, y vuestros deseos. Tú, Virgen Madre, eres interesada en sus alabanzas. Ella fue siempre tu devota, tu amartelada, tu esclava. El tierno y fervoroso amor que te tuvo ocupó siempre todo su corazón, y ocupara no pequeña parte de mi discurso. Ayúdame pues, como interesada, y alcánzame de tu Hijo Santísimo la divina gracia. El elogio fúnebre de la M. Ilustre. Señora, y R.M. María Ignacia de Azlor y Echevers, Fundadora y Priora de este convento, que en seis del pasado abril de este año de sesenta y siete acabó con la muerte la ilustre, y santa carrera de su vida, es Señores, como ya sabéis, mi triste ocupación de este rato. Triste a la verdad, y las más triste, y difícil que puede suceder al aprecio, y veneración, con que la miraba. Si hubiese solo de suspirar, de gemir, de llorar allá a mis solas: si hubiese de presentar mi corazón al Altísimo liquidado en votos por su alma, ¡Oh!, [¡]que a propósito sería yo! Recordaría el cristiano, y santo amor, que me tuvo: recordaría los caritativos cuidados, que le costaban los míos, y mis trabajos de esta vida calamitosa: recordaría las oraciones, y ruegos que me procuraba de otros, y que ella misma hacía por mí, por mis sucesos, y por los quebrantos de mi salud. Recordaría... [¿]cuántos otros oficios de benevolencia y de caridad? Y penetrado de gratitud, me cubriría de ceniza, y luto: me volvería a Dios: me postraría humillado en su presencia: derramaría el corazón en su acatamiento: le ofrecería por ella, y en reconocimiento, las penosas usuras de esta vida, que acaso vivo por sus ruegos, e intercesión. Haría, ¿más qué no haría si sólo se hiciese de los oficios de caridad, y del corazón? Pero hablar de ella, y hablar en público: explicar en un discurso elocuente su vida, y virtudes: dar a este auditorio, y a la posteridad un retrato suyo: pintarla grande, como ella era; esto necesitaba, con un genio más grande, y más elevado que el mío, un corazón menos acongojado. Así os lo representé, religiosas vírgenes, para excusarme de predicar: “Pero Jehová había dicho a Abrahán: vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo.” Esta y otras citas sagradas señaladas con letras mayúsculas son las que hizo el padre Torres en su original. 775 Ave María Egredere de terra tua et de cognatione tua et de domo patris tui, et veni in terrma, quan monstravero tibi. Genesis ubi supra. Multiplicabo semen tuum, sicut stellas coeli. Ibíd. ubi supra. En vida de la M. Azlor dije muchas veces que era una mujer, que pensaba y obraba como hombre, y como grande hombre: y por eso hoy, para hacerle el elogio, he tomado las palabras del Génesis que he citado buscando la semejanza con Abraham mismo, grande padre de los creyentes. En efecto, ella fue grande en todo; grande en nacimiento, y nobleza; grande en riquezas y bienes, que llaman, de fortuna; grande en capacidad, y extensión de genio; grande en virtud, y más grande en ella, que en los demás. Nació en 9 de octubre del año de 15 en San Francisco de Patos, hacienda del mayorazgo de sus padres, más digna del vínculo por este acaecimiento, que por su opulencia: y como que se adelantase la naturaleza, a dar a estas tierras la que había de ser su lustre, y ornamento, nació sietemesina, perfecta en todo, y sin alguno de aquellos defectos, que se observan por lo común, en los partos anticipados a los nueve meses que forman, y perfeccionan los fetos.776 Fueron sus padres el Señor Don Joseph de Azlor Virto de Vera, y la señora Doña Ignacia Xaviera de Echevers, marqueses 776 Interesante nota científica respecto de la evolución fetal, imposible de imaginar en discursos fúnebres de épocas anteriores. 672 673 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López de San Miguel de Aguayo, tan ilustres y esclarecidos, como todos saben. Hacer un catálogo de los grandes hombres de espada, y toga que sus dos familias han dado al estado, y de sus enlaces con las más ilustres de Aragón, Navarra, Vizcaya, las Castillas, y casi de toda España, sería un elogio; más no el de la M[adre] Azlor, que tenía en sí misma su alabanza, y de quien ya dijo el Señor Marqués de Campo Real (A)777 a vista de su parentela y de toda España, que fueron tan ilustres, y singulares sus prendas, que podía litigarse su parentesco, como se litigó el nacimiento de Homero, por siete ciudades de la Grecia. Con todo, no puedo dejar de decir, que entre las casas cubiertas, que cuenta su parentela, una es la de su sobrino, hijo de una señora su hermana, el Exc[elentísim]o Señor Duque de Granada de Ega, Conde de Javier, Marqués de Cortes, y Conde de Solina, en quien, por rara y singular providencia, se juntan hoy las dos casa solares, del grande Santo Ignacio de Loyola, fundador de la Sagrada Compañía de Jesús, y de San Francisco Javier, lumbrera de la misma religión, apóstol de la India y bienhechor del género humano. Fue tan rica como noble; y sus padres así aquí, como en Navarra, abundaron en bienes libres, y vinculados. Aquí principalmente tuvieron casi más criados, entre urbanos, y rurales, que los trescientos diez y ocho (B)778 que armó Abraham, para libertar a Lot de Amrafael, Chodorlahomor, y demás reyes confederados.779 Tuvieron a más de eso tierras inmensas; muchos graneros; frutos en abundancia; infinitos ganados; oro, plata, perlas, piedras preciosas y todo género de opulencias. Es verdad, que como la menor de tres hijas, que tuvo la Señora su madre, no sucedió en los vínculos, quizás por sabio consejo de la Providencia, para dejarle libres los pensamientos, y sin los embarazos, que podía tener la prudencia, en dar sucesión a los mayorazgos; más con todo, eran muchos los bienes libres; tuvo en ellos muy rica parte. Su capacidad fue un prodigio de naturaleza. Lo juntaba todo, aquello también, que, en buenas razones físicas, se junta difícilmente; por ejemplo, la memoria de recibir, y la de retener; la penetración pronta, y la profunda; la imaginación fértil, y florida, y el juicio recto. Y era de estos principios, que en las conversaciones, era una Menagiana780 de chistes que refería con urbana, y decorosa gracia; que en la pluma era afluente, expresiva, y natural; que en los hechos era ella misma archivo, y registro; que en los negocios, penetraba pronta, hasta las últimas diferencias; que en las dudas, era su juicio el hilo de Ariadne,781 con que caminaba derecha a lo recto, y a la verdad. No acabaría de hablar, su pusiese su elogio en esta prenda, que por sí sola podría ser elogio de un hombre grande; pero la concibo mayor a toda alabanza tomada de estos principios naturales, y de acá-bajo; y camino a buscársela en principios más elevados. Y por lo mismo no me detengo, en aquellas semejanzas, con Abraham, que por sí mismas fluyen de lo dicho: es a saber, como fue noble, como Abraham, de cuya nobleza tiene principio, no sólo la de todo pueblo de Dios, la de sus patriarcas, la de sus tribus, y la del mismo Cristo, según la carne; sino de muchas familias, y naciones enteras de todo el Oriente, que ponen su gloria, en llevar a él sus orígenes, o por adopciones, o por alianzas: como fue rica, como Abraham, de quien dice el sagrado texto ( A. Dedicatoria al sermón de su profesión. Ver, Cap. 1, en este volumen. B. Génesis, 14, 14. 779 Génesis, 11-14 y 19. Lot, sobrino de Abraham, fue rescatado por este después de haber sido hecho prisionero durante una guerra entre Amrafael, rey de Shinr y Bera, rey de Sodoma. 777 778 Menagiana: se dice de una colección de chistes y agudezas eruditas que se oyeron en la conversación de Monsieur Gilles Ménage (1613-1692) erudito francés conocido por sus dichos y sátiras que fueron compiladas después de su muerte como una colección. Los dichos menagianos no eran todos de su autoría, sino que los incorporaba a su conversación. Se cita en la Carta Séptima de las Cartas eruditas y curiosas, de Benito Jerónimo Feijoo. De ellos se deduce que Luis Torres se inclinaba a la Ilustración y sus autores. 781 Ariadne, hija del rey Minos de Creta, se enamoró de Teseo, hijo del rey Aegeos de Atenas, quien era parte de un grupo de jóvenes que se sacrificarían al Minotauro. Ariadne le dio una bola de hilo para que pudiera guiarse por él y regresar al principio del laberinto después de matar al minotauro. Usado aquí como metáfora de juicio recto. 780 674 675 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López C)782 que era muy rico en oro, y en plata; y en otro lugar, (D)783 que eran tantos sus ganados que no podía tenerlos la tierra, cuán grande era y dilatada, y le fue preciso apartarse de Lot, a quien la Escritura llama su yerno:( E)784 como fue capaz, como Abraham, cuya vasta capacidad recibió de Sem, como es de creer, en la cohabitación, que con él tuvo, por más de un siglo, el sagrado, y vasto depósito de toda la tradición, y sabiduría de los tiempos pasados: quiero decir, la divina filosofía de la creación, la historia del género humano, la de sus patriarcas, sus genealogías, las datas precisas de sus nacimientos, y de sus muerte, el diluvio, el arca, sus medidas, y todas aquella tantas y grandes cosas, que el mismo Abraham, y por el mismo camino de la tradición, como de mano en mano, por Isaac, Jacob, y los hijos de éste, envió hasta Moisés, que las compiló, y escribió en el divino libro del Génesis, libro, de cuantos vio el mundo, el más antiguo, y más importante. Mas, como ya decía, no paro en estas semejanzas; porque ni son ellas las que le busco con aquel grande hombre, ni he de poner en ellas sus alabanzas. Tenga alabanza, si así quisiereis, en la nobleza; pero en haberla dejado al mundo por la humilde esclavitud y servidumbre de Jesucristo. Tenga alabanza en las riquezas; pero en la permuta, que de ellas hizo con la pobreza de espíritu. Tenga alabanza en los talentos; pero en haberlos puesto a usuras centésimas, para el grande día de la cuenta, en el importante, y único negocio de la alma. Por manera, que no concibo sus alabanzas en el goce de la nobleza, de las riquezas, de los talentos; pero las concibo, y las concibo grandes, en haber triunfado por su virtud, de la nobleza, de las riquezas, de los talentos, y hecho servir a la gloria de Dios, esas grandes máquinas de la gloria mundana. Y veisme aquí, casi naturalmente engolfado ya en el alto mar de su virtud, en la que le he de buscar las semejanzas con Abraham, y su verdadera alabanza. Más, porque el discurso no flote sin rum- bo, lo sujetare a dos puntos: primero: su vocación, como la de Abraham, y su fidelidad hasta la muerte a su vocación; segundo: la propagación de su espíritu en ese coro de vírgenes, con que desde su vida premió Dios su fidelidad, como premió la fidelidad de Abraham con su gloriosa posteridad. Pero antes de entrar en estos dos puntos es preciso notar aquí, que conviene dejar vacío, todo aquel tiempo de su edad joven, en que hija de familias, estuvo sujeta a sus padres, así porque en ese tiempo la principal alabanza de las doncellas de honor, es huir de las alabanzas; como porque ella, como buena hija, pensaba entonces principalmente en sujetarse y obedecer. Dejo por tanto, en silencio, cuanto por ese tiempo pudiera decir de sus virtudes, y digo sólo que estaba sujeta a sus padres. En todos los Evangelios no se dice otra cosa del mismo Cristo, por diez y ocho años íntegros de su adorable vida, es a saber, desde la disputa del templo con los doctores, que fue a sus doce años (F)785 hasta los tiempos de su misión, sino que estaba sujeto a sus padres: erat subditus illis.( G)786 Más como aquel silencio, y misteriosa expresión de los sagrados evangelistas deja lugar a pensar, cuanto se quiera pensar, por todo aquel tiempo, digno de un hombre Dios; así, mi silencio os deja lugar a pensar el retiro, la modestia, el recato, las oraciones, los oficios domésticos, y cuanto queráis pensar digno de la M. Azlor, y propio de aquel estado. Yo pienso, acá para mí, que ella se ocupaba entonces principalmente, en oír en silencio, y con humildad las voces de Dios, y en meditar a sus solas, y preparar a su Majestad, aquel sacrifico que pensaba hacerle de sí misma, como ya digo en el primer punto. Egredere de terra tua et de cognatione tua et de domo patris tui, et veni in terrma, quan monstravero tibi. La vocación de Abraham ha sido la época, no sólo de la prosperidad, y grandeza de aquel patriarca; sino una de las más notables, con que señala su edad el mundo. Sal de tu tierra, le dijo Dios, sal de tu parentela, sal de la casa de tus padres, y ve a la tierra que te mostraré. Así, y con (C) Génesis, Cap. 13:2. (D) Ibid., Ver 5 y 6. 784 (E) Ibid. ver 8. 782 783 785 786 (F) Lucas, 2: 42. (G) Ibid. 51. 676 677 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López las mismas palabras, a lo que yo entiendo, llamó Dios y habló al corazón de la M. Azlor, aunque no de aquel modo inmediato y extraordinario, que tuvo con Abraham; sino por el ordinario y natural órgano de su madre. Diré la cosa, como la recibí de ella misma, que parece, que adivinó, que había de predicarle las honras, en algunos de aquellos presagios, que suelen hallarse naturalmente en las almas grandes. La señora su madre juntaba frecuentemente a la labor las dos hijas, que tenía en esta tierra, y las entretenía en aquel trabajo con buenas, y provechosas conversaciones. Éstas cayeron algunas veces sobre el Instituto de la Enseñanza, que había venido de Francia a España, y habiéndoles explicado su utilidad, les dijo: “Si yo no os tuviera a vosotras, emplearía mis caudales en traerlo a México”. Estas palabras se imprimieron altamente en su corazón. Ella las refrescaba frecuentemente, las recordaba, las recogía, las abrigaba, y ya desde entonces, casi no pensaba otra cosa, que en ser, si pudiese, la ejecutora de los pensamientos de su madre. Murieron sus padres, y como si Dios le estuviere diciendo al corazón: sal de tu tierra, y ve a España, que es la tierra que te señalo, para que ejecutes allí las cosas, que te he inspirado por la voz de tu madre, determinó cuanto antes pudo, y con valentía de hombre, su viaje a España. Regló sus cosas; y despedida de la señora su hermana, marquesa de S. Miguel y condesa de S. Pedro del Álamo, con la misma generosidad por los intereses, y con la misma ternura por el amor con que se apartó de Lot, Abraham (H)787 y salió de México para Veracruz. Llegó a Veracruz, y se embarcó allí, [¡]espantaos mares! si, si, para España. Navío, navío, marineros, piloto, navegad sin miedo, porque en la virtud de esta tierna doncella, vais más seguros aún todavía que en la fortuna del mismo César (I)788 Era el tiempo aquí, si lo hubiese bastante, de comparar largamente, lo primero su vocación con la de Abraham: la de Abraham inmediata, sensible, y extraordinaria dejaba sin duda el llamamiento; la suya ordinaria, y común, cuanto menos quitaba las dudas del llamamiento, tanto añadió de mérito a la obediencia. Lo segundo, las tierras, que ella dejaba, y a donde iba siguiendo su vocación, y las que dejaba Abraham, y a donde caminaba: Abraham dejaba a Harán, tierra poco ilustre en Mesopotamia, y caminaba a Canaán, que le había de dar leche, y miel, y ganados en abundancia; ella dejaba a México, y caminaba a España, tierra afortunada, y feliz a la verdad, y a quien esta se une con eternos vínculos de agradecimiento, y fidelidad; pero que la excede en abundancia, fertilidad, dulzura de clima, y en la cría, y labores de plata y oro, que no recibe sino de acá. Lo tercero, los caminos que ella hizo siguiendo el llamamiento, y los que caminó Abraham: Abraham caminó el no difícil camino de Mesopotamia a Canaán; ella redobló los caminos de tierra, que hizo Abraham, y navegó a más de eso por los peligros, y las borrascas de inmensos mares. Era también el tiempo, de entrar en los pensamientos de México, al verla salir, y dejar la tierra: como unos la acusaban de temeraria en exponerse sola a tantos riesgos: como otros, más compasivos, temían por su sexo, por su edad, y por los pundonores de una doncella: como éstos, ponderaban la ilustre sucesión, que podía dar a la tierra un matrimonio, y los grandes caudales, que sacaba de ella: como aquellos tiraban las miras hasta la secreta ambición de hacerse en España un partido sobresaliente: más, [¡]Oh, Dios! Tú confundirás estos pensamientos. Ínterin, porque me llaman mayores cosas, dejo a los que tengan más tiempo, el que entren largamente en todas estas reflejas, y sólo digo, sobre las últimas, que unos, y otros, éstos, y aquellos, estaban todos de acuerdo, en que la resolución era animosa, y valiente, y que ella debía tener en su corazón un grande, y oculto móvil de aquel empeño. Llegó a España, y llegó al teatro de sus aplausos. Ellos la seguían por donde caminaba, lugares, villas, grandes ciudades, y (H) Génesis, 13: 8 y siguiente. (I) Confide fortuna y Scias [que te] Cesarem Vehere: Confía en la fortuna sabiendo que consigues al César. Parte de una colección de anaforismos que provienen de la Moralia de Plutarco. Agradezco a William Soergel su ayuda con esta cita. 787 788 678 679 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López por todas gentes, chicas, y grandes, aquellas principalmente, que más instruidas, y más urbanas, podían, más que otras, conocer su mérito. No se hablaba sino de la indiana, la indiana, y sus prendas ocupaban las conversaciones, y las plumas. Corrían por toda España las cartas de sus elogios: y muchos apenas podían creer, lo que de ella se escribía, y lo que se contaba. Me contó de algunos, que la probaron por cartas, y que hallaron en sus respuestas, que era todavía mayor que su fama. Sobre estos aplausos, sobre los cortejos de todos, sobre sus prendas de cuerpo, y alma, sobre su nobleza digna de las mayores alianzas, y sobre una dote, que en otros tiempos podría ser dote de una Infanta de España, muchas gentes de buen sentido, le hacían ya ventajosos pronósticos de partidos. Y en efecto, cuantos fueron; más calla lengua, detente, no pronuncies lo que ella no querría, que yo pronunciara. [¡]Y aquí fue grande Dios! [¡]Aquí fue quien lo creyera! Aquí fue, aquí, que, en el seno mismo de las esperanzas, y la fortuna, y cuando más la halaga el mundo, desplegó su corazón, descubrió los fines que la llevaron a España, renunció al mundo, y con júbilo de los fieles, con alegría de las almas santas, con edificación de la Iglesia, y con admiración, y espanto de toda España, recibió en Tudela, cuando menos podía pensarse, el hábito, y profesión de religiosa de la Enseñanza [¡]México, México! Si vieras este espectáculo, [¡]que distintos serían de aquellos otros, tus pensamientos! Esta tierna doncella, que abrigó tu seno, contenta de estar, como otra María, a los pies de Cristo, deja a tu nombre toda la gloria de un hecho nuevo. Se ha visto que la ambición atraviese el océano, se ha visto, que la avaricia lo atraviese, y navegue frecuentemente per mare pauperiem fugiens, per faxa, per undas789 pero que una niña delicada, y tierna, llena de honores, y de riquezas, atraviese dos mil, y más leguas de borrascosos mares, por buscar en un claustro la humildad, y pobreza de Jesucristo, en aquella tierra, y al mismo tiempo, que ella le brindaba, con más honores, y más opulencia; en esta alabanza, ni tuvo primera, ni tendrá segunda en lo venidero. Con razón España, antiguo teatro de espectáculos grandes de piedad, y de religión, celebró éste con plumas, y lenguas; más por decir lo que siento, le faltó todavía grabarlo en mármoles con cinceles. Tú, afortunada Tudela, guarda en ínterin el sagrado depósito de esta perla, la de más quilates, que han dado a España las Indias por mano de los Echevers (J).790 Guarda esas prendas, que tienes de su garbo, y magnificencia, por memoria eterna, de que prefirió a su opulencia, la religiosa pobreza que profesas. Guarda, sobre todo, las prácticas, las virtudes, los ejercicios de su vida [de] novicia, y de profesa. Guárdalas, guárdalas, no se pierdan, hasta que alguna pluma dé al público, con su vida, tan bellos ejemplos. Yo, así por el poco tiempo, en que debo hablar, como por las leyes de la oración, hablaré solo de aquellas más principales, que más la pintan, y que más entran en su carácter. Hablaré, por tanto, primero de aquellas tres virtudes principalísimas, que se dicen substanciales de la vida profesa, y después, de su religión, y culto de Dios, virtud príncipe, y en que ella floreció tanto, que no puede omitirse, sin dejar imperfecto su retrato. Llevó la pobreza hasta el extremo. Con mucha dificultad se vestía de nuevo, y casi no tenía zapatos. Sólo en esta parte reco- 789 Horacio, Epístolas, Lib. i, epístola. i, 45-6. Describiendo los mercaderes que iban a la India. Significa el valor de quienes se aventuran en nuevas empresas. Ver John Weever, Antient Funeral Monuments of Great Britain, Ireland, and the Islands Adjacent. Londres: W. Tooke, 1768, p. 134. (J) “La rama de Panamá ha servido a los reyes con varias muy preciosas, y la última de que tengo noticia es la que presentó al rey Fernando, el Sr, D. Pedro Antonio de Echevers, actual oidor de Lima.” Nótese aquí una referencia velada a la tierra de nacimiento del predicador. Aunque Torres nunca regresó a Panamá, obviamente deseaba resaltar el servicio de algunos de sus hijos, entre los cuales figuraban su propia familia. Pedro Antonio de Echevers figura como oidor de la Real Audiencia de Lima en 1756, cuando se observaron las exequias de Mariana Josefa de Austria, reina de Portugal y madre de María Bárbara Amelia, esposa de Fernando VI. Ver, Fray Alejo de Alvitez, Puntual descripción, fúnebre lamento y suntuoso tumulto conque en la santa iglesia metropolitana de la ciudad de los Reyes, Lima… mandó solemnizas las reales exequias de la Serenísima Señora, la Señora Doña Mariana Josepha de Austria… Lima: sin editorial, 1757, p. 64. 790 680 681 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López nocí escrúpulo en su genio, por todo lo demás libre, y desembarazado: y era un bello fenómeno de la gracia, el componer tanta pobreza de espíritu, con su genio garboso naturalmente, y con la opulencia de su crianza. Su pureza fue de ángel en carne. No sufrió, no digo faltas, no digo defectos, pero ni aquellos escrúpulos, que suelen atreverse a las almas santas. Más por decir lo que siento, ella no tuvo gran mérito en esta parte; porque tenía en su misma grandeza de alma la oposición natural, con todas las bajezas del vicio opuesto. Su obediencia fue un milagro de la gracia. Nacida para mandar, por su talento, por su prudencia, por su equidad, y por su nobleza, que autorizaba al mando, solo tenía gusto en obedecer. Desde la primera elección, que se hizo en México, la eligieron Prelada; y por razones todas de peso, continuaron reeligiéndola, en las que después se hicieron. Cada reelección le era más sensible, que lo sería a una ambiciosa, el que no la eligiesen; y se conmovía, alteraba, y turbaba tanto, que enfermaba, por lo común. De hecho, y a pocos días de la última reelección enfermó de la enfermedad de que murió; y ya en la mayor altura del accidente, menos abrumada con él, que, con la prelacía, se depuso ella misma, o para aliviar la naturaleza de ese peso, que la agobiaba, y darle fuerzas contra el accidente, o para morir gustosa sin la prelacía, que temía más, que a la misma muerte. [¡] Moderación singular! En los genios rudos, que Aristóteles llama esclavos de naturaleza, la obediencia es necesidad; en los genios comunes, puede ser conveniencia; más que un genio elevado, y claro, nacido para mandar por su natural ascendiente, aborreciese así el mando, y amase así la obediencia, es moderación sin ejemplo. La religión es la virtud de las almas grandes, que como conciben grandemente de Dios, le tributan un culto grande: y fue por eso, que su religión fue grande, como era su alma. Avivaba la fe en los corazones, el verla asistir a los divinos misterios, con que Cristo se sacramenta en nuestras aras: y era en el culto, y religión de estos grandes misterios en lo que principalmente se señalaba. Para aquel celestial convite lo preparaba todo con propiedad, y magnificencia, los altares, las vestiduras, los vasos sagrados, y el pan, y vino, que había de mudarse en el manjar del cielo; sin que, en esta parte, esta pequeña iglesia tenga que ceder a las más grandes, y opulentas. Asistía a todas las misas, que se decían en esta iglesia, y se decían muchas, por los urbanos modos, con que, llevada del culto, y amor a los sacrificios, atraía los sacerdotes, que habían de celebrar. Más como después del culto, que se da en derechura a Dios, es parte de la religión, el culto, que se da a los santos, aquel principalmente, que se tributa a la Virgen Madre, aquí eran las ternuras, los incendios de su corazón. Ardía en amores de María Santísima. Sus días le eran verdaderamente fastos,791 y hacía en ellos cuanto tenía que hacer importante, y grande. Hasta de su nombre, y de sus letras hacia misterio, y componía, y reglaba por ellas sus cosas, y devociones. Impetró de Roma una Congregación, consagrada a venerarla, al mismo tiempo que impetró la del ínclito mártir Nepomuceno, cuya reliquia está en esta iglesia con el aprecio debido así a la reliquia de tan gran santo, y a la hermosa y bien trabajada estatua de oro, que la guarda, como a las nobles circunstancias de ser dádiva hecha a la Serenísima Señora Emperatriz, cuando visitó el cuerpo del santo, y de su alteza imperial, hecha al Excmo. Señor Don Antonio de Azlor, y de este señor hecha a su muy amada sobrina, por manos del Excmo. Señor Marqués de las Amarillas, cuando vino de Virrey al reino. Fueron de ver sus júbilos, y las fiestas, que hizo al recibo de una hermosísima imagen del Pilar, que vino de España para esta iglesia, de un modo muy raro, y cuya historia podrán saber los curiosos, de las Señoras religiosas, que por notable, la habrán archivado; y conocerán, que no es demasiada credulidad, tenerla por prodigiosa. No dejó día alguno de rezarle el oficio, y el rosario, y ya en el mayor crecimiento de la última enfermedad, no se pudo persuadir a que lo dejase, y continuó rezando uno, y otro hasta que le faltaron del todo las fuerzas y el sentido. La noche antes de morir, en la mayor altura de la noche, arrebatada, como es de creer, de las fervorosas memorias de su amada Madre, lla791 Dicho de un día venturoso. 682 683 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López mó las mejores voces de la comunidad, y como pudo le cantó con ellas en coro su devoto, y compasivo himno Stabat Mater. Así correspondió hasta la muerte a su vocación, y sirvió a María Santísima, a cuya Compañía fue llamada. Veamos como premió Dios su fidelidad en el segundo punto. K. Multiplicabo semen tuum, sicut stellas coeli.792 Multiplicó Dios la semilla de Abraham como las estrellas del cielo, por su fidelidad a la vocación, y multiplicó también la semilla de la M. Azlor, como las estrellas del cielo, por haber seguido su vocación por tierra, y mar. No se note esta proposición, hasta que la desenvuelva. La llevó Dios de México a Tudela, para ponerla allí en la Compañía de su Madre, y desposarla consigo por la profesión: y estos eran los desposorios dignos de su virtud, y los que ella buscaba en España, y no aquellos otros, que sospecharon algunas gentes, que sólo pensaban según la carne. Más no paraban aquí los designios de Dios sobre ella, y quería todavía hacerla madre de muchas hijas, que a su tiempo viniesen a ser como otras tantas estrellas en el devoto cielo de esta iglesia de Nueva España. Y por eso ella, atenta siempre a los designios, y voluntades de Dios, después de haber profesado, empezó a digerir, y tentar los modos de traer a México el Instituto. Más, como estas fundaciones tienen siempre dificultades, ellas las encontró grandes por la parte de adentro, y por la de afuera. Las razones de estado, que se les oponen por lo común, por el gravamen, que se dicen tener del público, por los matrimonios, que quitan, y por la amortización, y falta de círculo de los bienes; se oponían a ésta, principalmente por estarse entonces tratando, no sólo de dificultar las que se quisiesen fundar de nuevo; sino reducir las ya hechas, y establecidas a las Reglas del Concilio de Trento. Pero como ella era fértil en expedientes, y estaba apoyada en la autoridad de su parentela, y, sobre todo, como era de Dios su causa, y era Dios quien la conducía, venció las dificultades. Habilitó sus despachos, y determinó su regreso a Nueva España. Vino a Cádiz con once compañeras, y desde allí, como otra Berecynthia,793 rodeada de un coro de celestiales hijas, surcó los mares. Llegó a Veracruz, y de allí a México. [¡]Oh, México! Aquí llamo otra vez tus pensamientos. Ella, y su virtud, fueron mayores que todos ellos; y ellos no pudieron llegar a donde ella llegó con sus virtuosos hechos. Volvió los caudales consagrados a Dios, y libres de riesgo. Trajo en once hijas, más de las que tendría en un matrimonio. ¿Y qué hijas? Que habían de ser madres de muchas hijas y multiplicar su semilla, como las estrellas del cielo. No sólo es semilla aquella virtud natural, que forma y multiplica los cuerpos, como la de Abraham, sino que lo es también aquella espiritual virtud de la Divina Palabra, que forma los corazones, y los engendra en Cristo. Así lo dijo el mismo Cristo en el Evangelio, en la hermosa y divina parábola del sembrador, al capítulo octavo de San Lucas. Y es de aquí, que todos aquellos, que ponen la divina palabra en los corazones, y por su medio los hacen de Jesucristo, se llaman padres espirituales; y que no hay cosa más usada en la iglesia, que este lenguaje, ni más repetida en los santos libros. San Pablo principalmente lo usa por todas partes en sus vivas, y originales cartas, y dijo así en la primera a los de Corinto: (L)794 Si decen millia Paedagogorum habeatis in Christo; sed non multos Patres: nam in Cristo Jesu, per Evangelium, ego vos genui. Aunque tengáis muchos pedagogos; pero no muchos padres: porque yo soy el que os ha engendrado en Jesucristo. Pedagogo es lo mismo que preceptor, o maestro. Padre es el que engendra, o por naturaleza, o por caridad, como en las adopciones, y en los parentescos espirituales. El pedagogo, o 792 K: Génesis 26: 4. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo. Berecynthia, versión de Cibeles, madre de los dioses. En Grecia, diosa de las brisas. En la Metamorfosis de Ovidio, la diosa cambió las naves troyanas en ninfas. Eneas tenía la misión de fundar una nueva ciudad, la primera de ellas fue la ciudad de Pérgamo en Creta y lugar del culto de Cibeles. Es posible que el autor haga uso de la metáfora para comparar a la madre Azlor como una diosa que se atrevió a surcar los mares. 794 L: Pablo, Corintios, 4. El predicador proporciona la traducción en su texto. En esta y otras ocasiones, las referencias carecen de todos los datos. Se asumía que el lector religioso conocía las fuentes. 793 684 685 El universo de la teatralidad conventual en Nueva España, siglos xvii-xix Asunción Lavrin / Rosalva Loreto López maestro por su oficio debe ser más rígido, que amoroso; y el padre más amoroso, que rígido. Y era por eso el nombre de padre, en el que gloriaba San Pablo, y el que quería para sí, dejando para otros el de pedagogos. Las religiosas de La Enseñanza por su Instituto son uno, y otro, pedagogas y madres. Son pedagogas, por la instrucción de sus educandas; y son madres, por la caridad con que las hacen de Cristo con la palabra, y con el ejemplo. No tengo voces, conque alabar las religiosas de los demás institutos. Me han encantado siempre por sus nobles resoluciones, su retiro, su modestia, su pureza, su pobreza, su obediencia, su encierro en cuatro paredes en lo más florido de sus años. Sus coros y sus tribunas, y las puras oraciones, que de ellas envían a Dios por los pecados de pueblo, me han parecido siempre, diga el mundo lo que quiera, los muros más fuertes contra las calamidades del estado. Pero el Instituto de La Enseñanza tiene, sobre todo lo dicho, el servir al mismo estado en la educación de la juventud, que tanto lo interesa. Y es por eso la celebridad, que ha tenido este Instituto en aquellas partes de Europa, que dan el debido aprecio a la buena crianza del sexo tierno: y debe ser por lo mismo, que debía tener en México más aprecio, y celebridad, es preciso decirlo, mexicanos, de la que manifiesta este pequeño templo. Ha tenido México desde mucho tiempo colegios magníficos, numerosos, y bien reglados, en que la juventud masculina se ha formado, como en Atenas: más para la femenina, los colegios tales cuales, que ha tenido no han dado abasto: hasta que en estos tiempos se va supliendo esta falta por el establecimiento de este convento y por un colegio magnifico y digno de Roma, que está muy cerca de abrirse, por los cuidados, y liberales oficios de la nación vizcaína.795 Con todo, es México ya tan populoso, y grande, y de tal modo el centro de todo el reino, que todavía necesitaba en cada uno de sus cuarteles un convento de La Enseñanza. Por manera, que las religiosas de la Enseñanza, según se deduce de todo lo discurrido, son pedagogas, y madres, y no madres de cualquier modo, sino madres de muchas hijas, que deben ser madres de otras, y multiplicar su semilla, como las estrellas del cielo, mientras haya convento de la Enseñanza. Pero, aunque todas sean madres, debe ser de la M. Azlor la antonomasia. Ella podría decir a todas las hijas de su espíritu, lo que decía S. Pablo en el lugar citado, a sus hijos espirituales: aunque tengáis muchas pedagogas; pero no muchas madres, porque yo he sido la que os ha engendrado en Jesucristo. Yo os he fundado; yo os he dado los hábitos, yo os he admitido a las profesiones, yo os he gobernado por tanto tiempo, no con el serio de pedagoga, o maestra, sino con dulzura, y caridad de madre. Podría decirles también con el mismo apóstol, y en el mismo lugar poco más abajo: (M)796 Sed pues, mis imitadoras, como yo le he sido de Cristo: Imitatores mei estote, sicut et ego Christi. Pude traeros a México, y pude fundaros, sin profesar en la religión; más quise, no solo fundaros con mis caudales; sino edificaros con el ejemplo. Sed, pues, mis imitadoras, como yo le he sido de Cristo. Imitadla pues, Señoras, imitadla. Y si alguna vez aflojare la cuerda de la imitación y de la observancia, traed a la memoria estos razonamientos, y haceos cuenta de que ella os habla. Imitadla, pues, imitadla. Digna es por todo de que la imitéis, digna por fundadora; digna por Prelada de tantos años; digna por su amor y caridad de Madre; digna por su heroica virtud; digna por su nobleza, que provoca, y anima la imitación. Imitadla pues, imitadla. Sois mil veces afortunadas en que el modelo de vuestra imitación sea igualmente perfecto, y grande. Imitadla pues, imitadla. Si la imitareis, yo os aseguro, seréis agradables a Dios, y al mundo. Imitadla pues, imitadla: y para animaros más, y más a imitarla, creed piadosamente como yo creo, que está en la Gloria. O.S.C.S.R.E.797 Nota señalada con asterisco en el texto: “Está abierto desde 9 de septiembre, y en 12 de febrero de 68, tiene 86 colegialas dotadas y pensionistas. Esta nota fue añadida después del sermón público.” Cuando se publicó el sermón, la escuela ya estaba abierta. 795 (M) Pablo, Corintios, 16. Omnia Submitto Correctione Santae Romanae Ecclesiae, es decir, “Todo queda sometido a la corrección de la Santa Iglesia Romana”. 796 797 Bibliografía selecta general Ágreda, María de Jesús de. Mística Ciudad de Dios. Amberes: Hermanos de Tournes, 1736. ______________. Mystica Ciudad de Dios. Milagro de su Omnipotencia y Abismo de la gracia… Primera Parte. Lisboa: Imprenta de Miguel Manescal, 1684. Alabrús, Rosa María. “Visiones y sueños de las monjas del barroco español” en e-Spania. 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