Horst Kurnitzky,
Extravíos de la antropología
mexicana,
México, Fineo (Norte), 2006,
86 pp.
Tiene muy particular alcance la presen
tación en la Escuela Nacional de Antro
pología e Historia (enah) del reciente
libro de Horst Kurnitzky, Extravíos de la
antropología mexicana, porque se trata de
una obra que apunta a una cuestión
medular de nuestro mundo, su incapa
cidad de conocerse a sí mismo y por lo
tanto de resolver de manera racional
sus problemas, y porque el libro se cen
tra en la incapacidad de la antropología
e historia mexicanas para estudiar de
manera cientíica, racional, el pasado
prehispánico de México, que constituye
una de las dimensiones esenciales de
nuestro ser, y objeto de estudio privile
giado en esta Escuela.
Estos Extravíos, piensa Kurnitzky,
la antropología mexicana los comparte
con todas las antropologías, en su inca
pacidad para captar las sociedades no
208
capitalistas o capitalistas marginales o
atípicas. Pero el caso mexicano se agra
va porque las sucesivas fundaciones y
refundaciones del Estado mexicano,
con la revolución de Independencia, la
guerra de Reforma y la Revolución me
xicana, pusieron a la historia y antropo
logía mexicanas al servicio de la cons
trucción del Estado proveyendo una
versión gloriosa del pasado prehispá
nico, importante sustento ideológico
del patriotismo mexicano, heredero del
patriotismo criollo de los siglos xvii y
xviii.
Esta subordinación de la concien
cia histórica mexicana a los requeri
mientos de construcción del Estado na
cional no ha afectado solamente al co
nocimiento del pasado prehispánico,
pues también ha diicultado el acceso a
otros periodos y aspectos de nuestra
historia, como el ilegitimizado periodo
colonial, y sin embargo tan fundamen
tal, y los siglos xix y xx, ya tan nuestros,
con su maniquea división entre buenos
y malos, liberales y conservadores, re
volucionarios y reaccionarios. Pero no
cabe duda de que la barrera más gran
de se levanta ante el pasado prehispá
nico, debido no sólo a la escasez y las
diicultades de las fuentes existentes
(códices destruidos por los frailes, quie
nes nos dieron sus propias versiones
del pasado, dominadas por categorías
como Dios y el Diablo), sino a una serie
de tabúes epistemológicos, como lo son
los indios del pasado y del presente, in
criticables y por ende no pensables, ni
por la antropología mexicana ni por la
extranjera.
Quisiera citar el breve texto de
Theodor W. Adorno, el gran ilósofo
marxista de la Escuela de Frankfurt,
DIMENSIÓN ANTROPOLÓGICA, AÑO 14, VOL. 41,
SEPTIEMBRE/DICIEMBRE,
2007
que Kurnitzky puso al frente de su li
bro:
La autocensura política que tiene que
practicar quien no quiere sucumbir o,
al menos, no ser totalmente excluido,
tiene una tendencia inmanente, proba
blemente irresistible, de devenir en el
mecanismo inconsciente de la censura
y, con ello, en la estupidización.
De modo que la autocensura cons
ciente o inconsciente de los historiado
res y antropólogos ha ocasionado una
estupidización, esto es, una disminu
ción de la capacidad de pensar. De ma
nera especíica, provocó una “ausencia
de crítica hacia los testimonios conser
vados y a la falta de imaginación para
concebir relaciones sociales distintas a
las propias”. Quisiera asentar mi con
cordancia con la enunciación de estos
requerimientos de la investigación y re
lexión históricas, que son la crítica y la
imaginación: la conjugación de la críti
ca profunda de las fuentes y las inter
pretaciones existentes, con el uso in
tenso y controlado de la imaginación,
además de la lucha permanente contra
toda censura y autocensura del pensa
miento.
Ya en el siglo xix los historiadores
más lúcidos enunciaban el principio de
que la verdad se debe buscar con inde
pendencia absoluta de las consecuen
cias que creamos que pudiera tener la
enunciación de esa verdad, al margen
de que guste o no, de quedar bien con
uno u otro partido, con la “izquierda” o
la “derecha”, o lo “políticamente co
rrecto”. Suele suceder que los de iz
quierda piensen que somos de derecha
y que los de derecha piensen que somos
de izquierda, lo cual no me parece mal.
La investigación, búsqueda de verdad
y de verdades, es por deinición im
previsible y su función es ayudarnos a
conocernos, desconcertarnos, sorpren
dernos, divertirnos, iluminarnos y cues
tionarnos. (Qué lejos estamos del histo
riador proveedor de identidad grupal;
más bien, hoy, el historiador cuestiona
las falsas identidades.)
Este papel provocador es el que ha
asumido Kurnitzky en Extravíos de la
antropología mexicana, y como tal es loa
ble, pues quiere sobre todo provocar a
pensar, recuperar o alcanzar una acti
tud racional. Así debe considerarse su
libro, por lo que merece que se tome en
serio de manera total y en cada uno de
sus argumentos, lo cual nos aleja del
elogio formal y nos acerca al diálogo
real.
El libro tiene dos líneas argumen
tativas, a veces separadas, a veces en
trelazadas: una argumentación negati
va, de crítica a los extravíos de la antro
pología y la historia mexicana, y una
argumentación positiva, de enuncia
ción de las proposiciones de Kurnitzky
sobre el periodo prehispánico.
En el Prólogo y a lo largo del libro,
Kurnitzky critica la supuesta imposibi
lidad de los españoles para conocer el
mundo prehispánico que vinieron a con
quistar. Algunos argumentos de este
autor son cuestionables, pero no vale la
pena discutirlos ahora porque él mismo
aclara que “el problema de las crónicas
españolas puede superarse si se las lee
conociendo las múltiples estrategias
cristianas de conversión y difusión, así
como la mentalidad de sus autores”. Lo
que más bien quiere poner de maniies
to son
RESEÑAS
209
[…] los extravíos de la antropología y
la historia mexicanas del siglo xx que,
después de siglos, continúan aceptan
do acríticamente las valoraciones, des
cripciones y clasificaciones asentadas
en las crónicas españolas, y se confor
man con hacerlas encajar en un esque
ma positivista que no es sino la secula
rización del mismo esquema medieval
español en donde las categorías del
bien y del mal siguen apegadas a la
moral cristiana y persiste la práctica de
intentar introducir toda una realidad
ajena y compleja (la geografía, la eco
nomía, los usos y costumbres, la gue
rra, el Estado, la religión, el arte, etcéte
ra) en compartimientos estancos, ha
ciendo caso omiso de las relaciones,
purificando la realidad pasada y bo
rrando los conflictos.
Esta visión uniicada, elogiosa y
folclórica del pasado prehispánico se
debe a que el Estado corporativo fun
dado por la Revolución de 1910 puso “a
la antropología y a la historia mexica
nas a su servicio”. Kurnitzky critica con
razón:
La constatación de que ‘como México
no hay dos’; el proyecto de diviniza
ción de la nación mexicana como estra
tegia política de la oligarquía revolu
cionaria, y la reelaboración de la ‘raza
cósmica’ y del indigenismo al servicio
de un mito de origen propio, fueron ac
ciones constitutivas y productos exito
sos tanto de la nueva cultura nacional
como de su antropología e historia.
Tras el movimiento de 1968, según
Kurnitzky, surgió la necesidad de una
renovación de la visión del pasado pre
210
hispánico, pero el resultado fue la susti
tución de una ideología importada por
otra, el marxismo vulgar en lugar del
positivismo, en el marco de una nego
ciación entre el pri y los académicos,
cuyo descontento se aplacó con em
pleos universitarios y públicos. Esta no
me parece una descripción muy exacta
—ni, por cierto, muy cortés— porque
pasa de una discusión de ideas a una
descaliicación moral, de corrupción
colectiva indiscriminada.
La realidad es que, si bien es cierto
que la autocensura ha calado hondo y
que muchos problemas no han recibido
la atención que merecen, como el sacri
icio humano y la antropofagia, habría
que ver que tanto en México como en el
extranjero se está produciendo un cam
bio, una visión más crítica e imaginati
va ante los documentos etnohistóricos,
arqueológicos, epigráicos, tal como la
pide Kurnitzky. Su voz no es tan diso
nante como él mismo pretende, y tengo
la impresión de que aunque muchas
veces busca entrar en confrontación,
más bien se incorpora a un diálogo.
Bienvenido.
No cabe duda de que la realidad
del sacriicio humano y la antropofagia
ha sido crecientemente aceptada y ha
sido incorporada, si bien aun de mane
ra incipiente, a una discusión seria so
bre el conjunto de la sociedad mexica.
Lo mismo puede decirse sobre la acep
tación de la importancia del sacriicio
entre los mayas, gracias al descifra
miento parcial de su escritura y de los
avances de la epigrafía, particularmen
te a partir del libro The Blood of Kings
de Linda Schele y Mary Ellen Miller, de
1986, difundido y discutido en México
por Octavio Paz en sus “Relexiones de
DIMENSIÓN ANTROPOLÓGICA, AÑO 14, VOL. 41,
SEPTIEMBRE/DICIEMBRE,
2007
un intruso”, y por Enrique Florescano
en varios de sus libros. Se acepta cada
vez más esta nueva concepción de los
mayas, antes concebidos como “los grie
gos de Mesoamérica”, pacíicos arqui
tectos y observadores de los astros. Pero
sin duda falta pensar toda la cuestión
más a fondo, y transmitir esta relexión
a toda la sociedad y particularmente al
medio académico, como lo muestra la
incomodidad e histeria que provocó
la película Apocalypto. Se imprimieron
carteles y se difundieron correos elec
trónicos diciendo: “¡No la veas!”, ver
dadero llamado a abdicar del pen
samiento. ¿De qué lado están, de los
sacriicadores o de los que intentan es
capar del sacriicio? (Algunos contestan
al viejo estilo: “Le vamos a aplicar el 33
a ese gringo que se atreve a criticar
nos”.)
También está naciendo una per
cepción de la importancia de la guerra,
la tortura y múltiples formas de sacrii
cio entre los antiguos habitantes de Mi
choacán. Claudia Espejel, gracias a su
investigación hermenéutica sobre la Relación de Michoacán (escrita en 1541 por
el franciscano fray Jerónimo de Alcalá),
pudo ver con claridad tanto el iltro que
creaba en el fraile las medievales Siete
partidas de Alfonso “El Sabio”, como la
realidad permanente de los sacriicios
humanos y de la quema de madera en
hogueras, no muy ecológicas. Pero,
pese a todo, la franciscana, tzintzuntza
nista y teocrática Relación de Michoacán
se volvió hoy el fundamento histórico
de las celebraciones del “año nuevo pu
répecha”. Por ello acierta Kurnitzky
cuando advierte los graves peligros de
la intervención de los antropólogos en
la conformación de las memorias y su
puestas identidades étnicas de los pue
blos indios.
Los cuestionamientos de Kurnitz
ky son importantes y aun vitales, pero
desmerecen cuando se limitan a criticar
de manera descontextualizada a auto
res como Miguel LeónPortilla, Enri
que Florescano o Luis Vázquez León.
Primero porque las críticas son injus
tas: LeónPortilla ha impulsado análisis
y ediciones de las fuentes en náhuatl y
otras lenguas indias, que precisamente
permiten al antropólogo y al historia
dor relexionar por su cuenta. Floresca
no ha destacado justamente la cons
trucción estatal de los diferentes para
digmas de las historias del pasado de
México y ha avanzado en la historia
comparativa del periodo prehispánico,
sin soslayar la existencia de los sacrii
cios. Y Vázquez León, al referirse al
modo de producción tributario —como
lo han hecho Eric Wolf y muchos histo
riadores y antropólogos—, no hace más
que enunciar un nivel de funciona
miento, tecnológico, económico, polí
tico, social y religioso, de las múltiples
sociedades del viejo y del nuevo mun
do a lo largo de su historia agrícola ci
vilizacional (mediante el tributo los
campesinos sostienen a las ciudades
con sus reyes, nobles, sacerdotes, ar
tistas y guerreros), lo cual no impide
la investigación de otros aspectos de la
realidad. Y sobre todo, esta crítica al
concepto de modo de producción tribu
tario se ve mal si Kurnitzky lo enfrenta
con generalidades aún más vastas,
como el carácter primigenio del sacrii
cio de mujeres, la centralidad del sacri
icio en todas las sociedades, o la trans
misión matrilineal, entre otras, presen
tadas de manera declarativa, cuando
RESEÑAS
211
son precisamente asuntos que se trata
de pensar.
Estas críticas personalizadas, y otras
respecto a las que no vale la pena ale
gar, impiden tratar de ver con mayor
claridad los obstáculos, los extravíos,
las censuras y autocensuras que limitan
inquirir a fondo el pasado prehispáni
co, tanto en México como en el extranje
ro. Y entender problemas semejantes en
el mundo actual, porque también hay
muchas “otredades” cuyo desconoci
miento, pese a toneladas de publica
ciones, ha llevado a sangrientas y des
tructivas confrontaciones. Otra vez, las
supuestas “identidades” étnicas (racia
lesracistas al revés o al derecho) y reli
giosas (religiones que ligan y desligan,
unen y separan, enfrentan).
A manera de contrapunto con su
crítica a los Extravíos de la antropología
mexicana, Horst Kurnitzky expone va
rias propuestas positivas, sin duda im
portantes y sugerentes, como son la
imbricación de la religión y de las rela
ciones de parentesco en la vida econó
mica y política toda de las sociedades
prehispánicas, la herencia matrilineal,
su concepción cíclica del mundo con
trapuesta a la concepción del mundo
histórica de las sociedades dominadas
por las religiones judeocristianas, la
centralidad del sacriicio en la repro
ducción de las sociedades prehispáni
cas y de todo el mundo antiguo, los sa
criicios de mujeres como forma pri
maria del sacriicio en las sociedades
arcaicas, la religión que surge ante la
angustia humana de no poder controlar
un mundo desconocido y amenazante,
la sustitución de los sacriicios humanos
por otras formas de sacriicio, presentes
aun en las sociedades capitalistas do
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minadas por el dinero y su estructura
sacriicial represiva de la naturaleza in
terior y exterior del hombre y, sobre
todo, la posibilidad de liberarnos de
esta omnipresencia del sacriicio.1
Todas estas ideas, y varias más,
son importantes y merecen discutirse a
fondo. Pero Kurnitzky las presenta
como si fueran verdades incontroverti
bles y el lector a menudo siente que le
dice: “si no estás de acuerdo conmigo,
quiere decir que estás sometido a los
extravíos priistas y corruptos de la an
tropología mexicana”. No se trata de
aprobar o reprobar tal o cual problema
oportunamente replanteado por Kur
nitzky, sino de someterlo a una investi
gación verdadera, no censurada ni au
tocensurada, en el que se maximice el
uso de la crítica y la imaginación.
Más allá de los extravíos propia
mente mexicanos, Horst Kurnitzky
advierte los peligros de la renuncia a
pensar en términos globales, radicales
y críticos en las sociedades del pasado y
del presente, de acuerdo con exigencias
de inteligibilidad que se abandonaron
con el supuesto fracaso teórico del mar
xismo a ines del siglo xx. Sin esta re
lexión es imposible entender la grave
situación en que se encuentra la huma
nidad, y ver la manera de superarla.
Rodrigo Martínez Baracs
Dirección de Estudios
Históricos, inah.
1 Horst Kurnitzky expuso algunas de
estas ideas en su libro La estructura libidinal
del dinero. Contribución a la teoría de la femineidad, México, Siglo XXI, 1978 [1974].
DIMENSIÓN ANTROPOLÓGICA, AÑO 14, VOL. 41,
SEPTIEMBRE/DICIEMBRE,
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