Número 7, julio-diciembre 2018
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La revolución silenciosa o la ignorada función
de la medición en la revolución científica
The silent revolution: or the ignored function of the measurement in the scientific revolution
Godfrey Guillaumin Juárez*
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa
Resumen: Filósofos de la ciencia historicistas e historiadores
de la ciencia han formulado la idea de revolución copernicana
como el cambio de la teoría astronómica de Ptolomeo por la
de Copérnico, entre 1543 y 1687. Aquí se presenta una versión diferente del abandono de la astronomía de Ptolomeo.
Tal como aparece en el Almagesto, dicha astronomía está conformada por seis tesis interrelacionadas, las cuales se eliminaron entre 1543 y 1838. Pero lo más importante desde el punto
de vista cognitivo es que cada una de esas tesis, excepto la primera, fueron eliminadas con procedimientos de medición
científica, diferentes y mejores en cada caso, y crecientemente
precisos y confiables. A esa sustitución se le nombra aquí eliminación creativa y al proceso completo revolución silenciosa.
Abstract: Historicist philosophers of science and historians
of science have formulated the idea of the Copernican revolution as a theory change from Ptolemy’s astronomical theory
to Copernicus’ one, between 1543 and 1687. Here I present a
different version of the abandonment of Ptolemy’s astronomy.
As it appears in the Almagest, this astronomy was made up of
six interrelated theses, which were eliminated between 1543
and 1838. But most important from the cognitive point of
view, each of these theses, except the first one, were eliminated
with different and better scientific measurements procedures,
which were increasingly accurate and reliable in each case. I
call this elimination creative removal, and the complete process
silent revolution.
Palabras clave: revolución copernicana, medición científica, eliminación creativa, eliminación simple, revolución
silenciosa.
Keywords: Copernican revolution, scientific measurement,
creative removal, simple removal, silent revolution.
Fecha de recepción:
2 de junio de 2017
Fecha de aceptación:
22 de agosto de 2017
*Profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel ii. Sus áreas
de competencia son la historia de la epistemología; historia y epistemología de
la medición científica; historia de la astronomía antigua y progreso científico.
Su libro más reciente es Génesis de la medición celeste. Una historia cognitiva del
desarrollo de la medición científica (México: uam/Tirant, 2016).
Contacto: guillaumin.godfrey@gmail.com
[7]
8
Godfrey Guillaumin Juárez
Introducción
L
os cambios profundos y radicales en el desarrollo del conocimiento
científico, llamados genéricamente revoluciones científicas, han sido
estudiados por filósofos de la ciencia historicistas y por algunos
historiadores de la ciencia. Tres historiadores clásicos en este tema son
Herbert Butterfield (1900-1979), con su trabajo titulado Los orígenes de
la ciencia moderna,1 Rupert Hall (1920-2009), con su texto La revolución
científica: 1500-1750,2 e I. B. Cohen, La revolución en la ciencia.3 Los tres
colocaron la idea de revolución científica en el centro de su análisis histórico,
e incluso (Cohen) en el centro de su análisis meta-histórico, al intentar establecer cuatro condiciones necesarias para identificar correctamente una
revolución científica, a saber: 1) los científicos involucrados deben percibirse a ellos mismos participando en un cambio profundo de su disciplina;
2) los documentos históricos deben consignar dicho cambio; 3) tanto los
historiadores como filósofos posteriores deben estar de acuerdo en que
hubo tal cambio, y 4) los científicos posteriores que trabajen en dicho campo deben estar de acuerdo en que hubo dicho cambio.4
Por su parte, los filósofos de la ciencia historicistas encuentran en el
libro La estructura de las revoluciones científicas5 de Thomas Kuhn (19221996) las raíces recientes de la disciplina y la fuente de muchos rompecabezas filosóficos, tales como la inconmensurabilidad, el progreso científico
a través de revoluciones científicas y la irracionalidad del cambio científico. Kuhn, junto con otros filósofos como Paul Feyerabend (1924-1994),
criticaba particularmente la llamada “concepción heredada” de la ciencia,
la cual excluía sistemáticamente a la historia de la ciencia a favor de un
estudio completamente formalista de las teorías científicas. Kuhn mantenía una concepción rupturista del desarrollo científico y las revoluciones
científicas eran un ejemplo. Una de las dificultades naturales que genera la
idea de revolución científica, entendida como ruptura, tiene relación directa con la idea de progreso científico; es decir, en qué sentido, y cómo, es
posible hablar de progreso científico si de vez en cuando hay rupturas en el
conocimiento científico.
Ahora bien, pese a que la idea de revolución científica ha estado en
el centro de tales estudios, sigue siendo uno de los problemas centrales
—tanto para historiadores de la ciencia como filósofos de la ciencia historicistas— caracterizar satisfactoriamente qué es una revolución científica.
Los criterios de Cohen mencionados, que responderían la pregunta, han
sido considerados demasiado restrictivos, por lo que dejan fuera cambios
1
2
3
4
5
Butterfield, Orígenes, 1958 (1949).
Hall, Revolución, 1985 (1954).
Cohen, Revolución, 2002.
Cohen, Revolución, 2002, capítulo 2.
Kuhn, Revolución, 1996 (1962).
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
radicales del conocimiento científico que podrían
contar como revolucionarios. Incluso hay controversia respecto a la época histórica en que encontramos revoluciones científicas. Por ejemplo, entre
los historiadores arriba mencionados hubo un relativo acuerdo respecto a situar entre 1500 y 1700
la revolución científica. Sin embargo, recientemente
Peter Bowler e Iwan Morus han afirmado que las revoluciones científicas se han presentado en eventos,
disciplinas y épocas diferentes, que incluso abarcan
los siglos xix y xx.6 Entre los filósofos de la ciencia que inicialmente señalaron que era necesario
distinguir entre tipos diferentes de revoluciones
científicas estuvo Ernan McMullin (1924-2011),
quien sostenía haber identificado por lo menos tres
tipos: las revoluciones científicas superficiales, como
el descubrimiento de la radiación por Roentgen; las
revoluciones intermedias, como el descubrimiento
del oxígeno; y las revoluciones profundas, como la
revolución de Newton.7
Recientemente, en una serie de artículos filosóficos, se han estado estudiando con especial detalle diversos aspectos del concepto de revolución
científica y tipologías nuevas. Ladislav Kvasz propone distinguir el aspecto social del cognitivo al hablar
de revoluciones científicas; al segundo le llama ruptura epistémica. A su vez distingue cuatro tipos diferenciados, tanto en alcance como en profundidad,
de rupturas epistémicas.8 Por su parte, la propuesta
de Xiang Chen se basa en estudiar particularmente
los cambios revolucionarios que transforman conceptos de objetos en conceptos de procesos. Particularmente estudia la llamada revolución copernicana
para mostrar que es posible localizar dicha transformación conceptual.9 Brad Wray, por su parte, señala
que los eventos que se consideran revoluciones
científicas son en realidad muy diversos, y que se
distinguen en muchas formas posibles. Sin embargo, sostiene que al revisar detalladamente la obra
de Kuhn es posible extraer tres condiciones necesarias que caracterizan a las revoluciones científicas, a
saber: 1) involucran cambios taxonómicos; 2) son
6
7
8
9
Bowler y Morus, Panorama, 2007.
McMullin, “Rationality”, 1993.
Kvasz, “Kuhn’s”, 2014, pp. 78-84.
Chen, “Different”, 2010, pp. 182-191.
generadas por decepción de prácticas existentes,
y 3) no pueden ser resueltas recurriendo a estándares compartidos. Wray sostiene que un argumento
de Kuhn que no debe de perderse de vista es que
las revoluciones suceden en comunidades de científicos, y no a científicos individuales.10
En el marco de estos trabajos recientes, mi objetivo aquí es presentar una versión inédita de la llamada revolución copernicana. La versión tradicional
de esta revolución, entre filósofos e historiadores,
se sostiene en tres pilares: 1) aquello que se abandonó fueron teorías científicas; 2) Copérnico inició
el abandono de la teoría planetaria de Ptolomeo en
1543, y 3) dicho abandono lo concluyó Newton en
1687.11 Ahora sabemos que tales tesis no son completamente correctas. En otro lugar he analizado detalladamente los puntos 1 y 2 y he mostrado que en
realidad fue la tradición de astronomía árabe la que
inició un reformulación profunda de los modelos
planetarios (no teorías) de Ptolomeo a lo largo de
seis siglos (del ix al xiv).12 Aquí me concentraré sólo
en el tercer pilar y presentaré, en términos generales,
por motivo de espacio, cómo las tesis centrales de la
astronomía de Ptolomeo se abandonaron completamente sólo hasta mediados del siglo xix.
Mi argumento es simple y se articula alrededor de dos puntos, uno histórico y otro cognitivo. El
histórico sostiene que cuando se analiza el Almagesto
de Ptolomeo uno encuentra que su astronomía se
articulaba principalmente de seis tesis astronómicas
estrechamente interrelacionadas. Copérnico socavó
solamente una de ellas, al intercambiar las posiciones del Sol y la Tierra en los modelos planetarios
antiguos; pero fueron astrónomos posteriores quienes minaron las tesis restantes en un periodo que
comprende de los siglos xvii al xix, con lo cual
históricamente el periodo de abandono de tesis que
aparecen en el Almagesto es mucho más extenso del
que tradicionalmente se considera. El punto cognitivo lo encuentro más interesante y, en síntesis, sostiene que el abandono de cada una de las seis tesis
ptolemaicas, excepto en el caso de Copérnico, fue
posible mediante la invención y aplicación de pro10
11
12
Wray, “Kuhnian”, 2007, pp. 61-73.
Kuhn, Revolución, 1996.
Guillaumin, Génesis, 2016.
9
10
Godfrey Guillaumin Juárez
cedimientos inéditos de medición astronómica.
Tales procedimientos fueron cada vez más precisos,
complejos y confiables, sin los cuales no hubiera
sido posible (material, metodológica y epistemológicamente) abandonar las tesis astronómicas ptolemaicas. Si esto último es correcto, tal como aquí lo
mostraré, entonces la medición científica (más que la
explicación científica o el uso de teorías) adquiere un
papel histórico-cognitivo central como generadora
de un complejo proceso de eliminación creativa de tesis astronómicas antiguas, sustituyéndolas por otras
nuevas e inesperadas, lo cual se puede llamar sustitución (métricamente) ampliativa. Así, aquí no presento la revolución copernicana como una sustitución de
teorías astronómicas de 1543 a 1687, sino como un
complejo proceso cognitivo ampliativo de expansión
creciente aún más largo, de 1543 a 1838, a través del
cual simultáneamente se eliminan por sustitución una
a una las tesis ptolemaicas, en distintos momentos y
mediante diferentes procedimientos de medición,
y se sustituyen por tesis cada vez más precisas, exactas y confiables. Al proceso completo lo denomino
la revolución silenciosa.
Las tesis fundamentales de la astronomía
ptolemaica
El conocimiento, prácticas y métodos de la astronomía griega antigua fueron compilados por Claudio
Ptolomeo (ca. 100-170 d. C.) en la Syntaxis Mathematica, obra conocida posteriormente como el
Almagesto, a mediados del primer siglo de nuestra
era.13 El texto consta de 13 libros, cada uno de los
cuales trata de lo siguiente: inicia explicando cuáles
son los principios físicos y cosmológicos de los cuales parte su estudio (libro i); explica los principales
parámetros astronómicos, cómo y con qué instrumentos determinarlos y qué matemática usar, es decir: duración del día, latitud, longitud, equinoccios
y solsticios, la eclíptica, así como la duración del
año, el movimiento del Sol alrededor de la Tierra fija
y la idea de epiciclos (libros ii y iii). Los libros iv y v
explican cómo describir y calcular el movimiento de
13
G. Toomer (ed.), Ptolemy’s Almagest, 1998. Todas las citas
del Almagesto son traducciones mías.
la Luna; cómo medir la paralaje lunar y cómo medir
los tamaños y distancias relativos del Sol y la Luna
a la Tierra. El estudio de los eclipses lunares y solares, así como las técnicas para derivar información
astronómica relevante a partir de ellos se desarrolla
en el libro vi. El movimiento de las estrellas fijas,
su número, sus posiciones relativas a la eclíptica y
su nivel de brillo están expuestos en los libros vii
y viii, en donde Ptolomeo presenta un catálogo de
1022 estrellas. De los libros ix al xi desarrolla los
modelos matemáticos en longitud para los cinco
cuerpos celestes que presentan movimiento aparentemente errático (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y
Saturno); y específicamente en el libro xii estudia el
movimiento retrógrado de los planetas y cómo éste
puede ser geométricamente representado mediante
círculos en movimiento uniforme. En el libro xiii
estudia las configuraciones matemáticas apropiadas
para calcular el movimiento en latitud de los planetas, que son modelos diferentes de los que desarrolló en los libros ix al xii.
Los principios físicos expuestos en el libro i y
a favor de los cuales ofrece evidencia terrestre y/o
celeste son: 1) los cielos [la bóveda celeste] se mueven como una esfera; 2) la Tierra, considerada en su
totalidad, es sensiblemente una esfera; 3) la Tierra
está en el centro de los cielos [de la bóveda celeste];
4) la Tierra tiene la razón de un punto respecto a la
los cielos; 5) la Tierra no tiene ningún movimiento
de lugar a lugar; 6) los cielos tienen primariamente dos movimientos uniformes: el giro uniforme de
Este a Oeste y la precesión.
El libro vii del Almagesto está dedicado al estudio de las estrellas fijas, las cuales están colocadas
sobre una esfera celeste en movimiento uniforme y
circular. Para Ptolomeo, los cielos se mueven como
una esfera, ya que “si uno asume cualquier otro movimiento, para los cuerpos celestes, necesariamente
se sigue que sus distancias, medidas hacia arriba desde la Tierra, deben variar, dónde sea y cómo sea que
uno suponga que la Tierra esté situada […] Ninguna otra hipótesis sino ésta puede explicar cómo la
construcción [y uso] de relojes de Sol producen los
resultados correctos” (Almagesto, i.3). Nótese que
las observaciones a simple vista armonizan con los
supuestos con que se construyen y usan los instrumentos que miden esas mismas observaciones.
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
Ahora bien, a diferencia de los planetas que son
luminarias de movimiento errático, las estrellas no
tienen movimiento unas respecto a las otras, aunque
la esfera sobre la cual están colocadas sí se mueve.14
Ptolomeo sostiene que “no tiene lugar un cambio en
las posiciones relativas de las estrellas hasta el presente. Al contrario, las configuraciones observadas
en el tiempo de Hiparco [250 años antes de Ptolomeo] son vistas como absolutamente idénticas a las
de ahora”. Ello es así no sólo para las estrellas de las
constelaciones del Zodíaco, sino para todas las demás constelaciones. Y continúa diciendo:
Esto puede fácilmente ser visto por cualquiera cuya
voluntad sea hacer una inspección del asunto y
examinar, en el espíritu de amor a la verdad, si los
fenómenos referidos concuerdan con aquellos registrados en la época de Hiparco. En cualquier caso,
para proveer un examen [test] completo del asunto,
nosotros también aduciremos aquí unas pocas observaciones, i.e., aquellas que son las más adecuadas
para la comprensión fácil y también que nos ofrezcan un panorama de todo el método de comparación (Almagesto, vii.1).
Finalmente, el asunto de la paralaje. La paralaje es el aparente cambio de la posición de un objeto cuando es observado alternativamente desde
diferentes puntos de vista. En otras palabras, es la
diferencia angular entre las direcciones de un objeto visto desde dos puntos de observación distintos.
Entre más lejos se encuentre el objeto observado,
más pequeña será la paralaje. Desde la antigüedad
griega se usaban métodos de triangulación para establecer distancias geodésicas, porque sabiendo la
distancia que hay entre los dos puntos de observación (llamada “línea base”) y la distancia angular de
la paralaje se puede deducir trigonométricamente la
distancia a la cual está el objeto observado. Este método geodésico aplicado a la astronomía se convirtió en un elemento clave para calcular las distancias
de la Tierra a la Luna y al Sol; solamente se requería
14
La esfera de las estrellas fijas presentaba para Ptolomeo
dos movimientos: una rotación sobre su propio eje cada 24 horas
y un movimiento de precesión de su eje cada 23 000 años, éste último descubierto por Hiparco.
saber la distancia de la línea base elegida y el ángulo
de la paralaje.
Ptolomeo, siguiendo los métodos diseñados
por Hiparco, determinó la paralaje horizontal de la
Luna en 1º 26', tomando como línea base el radio
de la circunferencia de la Tierra.15 Ese valor es muy
grande y corresponde a una distancia absoluta a la
Luna de 39.75 radios terrestres; sin embargo, su
modelo lunar daba una distancia relativa de 40.25
partes. “El error puede ser adscrito a una combinación de factores, tales como el fallo de la observación correcta debido a los efectos de la refracción
atmosférica, errores en los instrumentos e imprecisiones de su teoría”.16 Ptolomeo decidió establecer la
distancia a la Luna en términos de límites superiores
e inferiores, por lo que la distancia promedio de la
Tierra a la Luna era de 59 y 67 1/3 radios terrestres (Almagesto, v). El valor correcto es poco más
de 60 radios terrestres, sin embargo, la distancia al
Sol la calculó muy por debajo del valor que usamos,
ya que fue aproximadamente 50 veces menor que
nuestro valor. Dadas las limitaciones en los instrumentos de observación, Ptolomeo consideraba imperceptible la paralaje horizontal solar, por lo cual la
calculó en 2' 50'', cuando la correcta son 8.5''.17 Para
Ptolomeo, las estrellas no presentan paralaje, principalmente porque la Tierra está inmóvil en el centro
del universo y porque, al estar mucho más lejos que
el Sol, el radio terrestre no serviría como línea base
de medición.
En resumen, las tesis centrales del Almagesto
tienen relación con la posición y el tamaño de la
Tierra; con los movimientos, posiciones, distancias y tamaños del Sol y la Luna respecto a la Tierra; con el número, posiciones y movimientos de
las estrellas fijas y de los planetas; con las técnicas e
instrumentos para determinar geométrica y proporcionalmente parámetros astronómicos, así como
con el funcionamiento de los métodos geométricos para dicha determinación. A todo ello le llamo
15
“Horizontal” quiere decir que uno de los lados del triángulo forma un ángulo recto respecto a la línea base.
16
Van Helden, Measuring, 1986, p. 16.
17
Ptolomeo deja sin decidir la cuestión de la paralaje para
Mercurio y Venus. En sus modelos planetarios, Mercurio y Venus
los coloca entre la Luna y el Sol, con lo cual sería, en principio, posible medir directamente sus paralajes o, por lo menos, calcularlas.
11
12
Godfrey Guillaumin Juárez
astronomía ptolemaica, y constituye en su conjunto
una red cognitiva métrica de prácticas y parámetros
en interdependencia mutua. Por ejemplo, aunque
los modelos planetarios son geométricamente independientes unos de otros, todos necesitaban del
modelo del Sol, ya que en todo momento la posición del planeta es referida a la posición del Sol.
Igualmente, el cálculo de la aparición de los eclipses
requería de un modelo confiable del Sol; ya fueran
eclipses de Luna o de Sol, la posición de este último
era determinante. También incluye los instrumentos que debían utilizarse para realizar observaciones
astronómicas específicas y qué tipo de datos observacionales eran requeridos, etc.18 El Almagesto indica qué principios físicos aceptar y cómo fundamentarlos; explica qué tipo de modelos planetarios usar
y cómo construirlos y operarlos; analiza qué datos
utilizar y cómo obtenerlos y analizarlos.
Primera tesis eliminada
(no-creativamente):
la Tierra inmóvil se mueve
En 1543, Nicolás Copérnico (1473-1543) publicó
el De revolutionibus orbium coelestium cuya idea central era intercambiar el lugar que ocupaban la Tierra
y el Sol en los modelos planetarios de Ptolomeo.19
El modelo de la Luna quedaba igual porque en ambos autores es un modelo geocéntrico. Ptolomeo
había ofrecido evidencia terrestre a favor de la idea
de que “la Tierra no puede tener ningún movimiento en ninguna de las direcciones mencionadas [movimiento de rotación], o incluso cualquier otro movimiento de su posición en el centro” (Almagesto,
i.6). Copérnico, sin embargo, sostenía que “es más
probable la movilidad de la tierra que la quietud, sobre todo con respecto a la revolución diaria, mucho
más propia de la tierra” (De revolutionibus, i.x). La
mayoría de los datos observacionales que Copérnico utilizó eran conocidos en la antigüedad, aquellos
datos a partir de los cuales Ptolomeo había sostenido la inmovilidad de la Tierra. Por lo que Copérnico los reinterpretó para apoyar la tesis contraria. De
esa forma, los datos no tenían en sí mismos poder
de decisión para distinguir entre ambos modelos,
“cuando Copérnico usó las observaciones antiguas
y las suyas propias [que no sumaban 20] en su trabajo ello no fue, y no podía ser, con el propósito de
refutar directamente las ideas antiguas respecto a la
estructura del Universo”.20 En la época de Copérnico, el uso de instrumentos astronómicos, así como
la precisión que alcanzaban, no era particularmente
diferente que en la antigüedad, “los instrumentos
descritos en su trabajo [de Copérnico] —el triángulo paraláctico, el astrolabio esférico y el cuadrante
solar— son los que Ptolomeo usó, y las descripciones de ellos son parafraseadas del Almagesto”.21 No
había con Copérnico nuevos instrumentos, nuevas
prácticas de observación, ni nuevos usos de datos;
consecuentemente, tampoco nuevos hábitos de
observación ni nuevas reglas metodológicas para
operar instrumentos. Copérnico construyó modelos planetarios no-ptolemaicos con instrumentos y
datos ptolemaicos.
Es notable el uso deficiente (desde estándares
actuales) que Copérnico realizó de los datos a la
hora de intentar ajustar los datos conocidos desde
la antigüedad con su nuevo modelo. Janice Henderson estudió los cálculos y uso de datos que realizó
Copérnico en la elaboración de cada modelo planetario y sostiene que
lo que he aprendido de mi análisis del trabajo de
Copérnico y de Reinhold es el marcado contraste
entre los dos hombres en sus tratamientos de los
detalles numéricos. Copérnico es bastante poco
fiable y desigual en este respecto. En el capítulo sobre las distancias solares y lunares, uno tiene varios
ejemplos en Copérnico de alteración de sus datos
observacionales, cometiendo errores de cálculo y
realizando correcciones parciales que no se sostienen, resultando en inconsistencias internas en las
ediciones impresas del De revolutionibus.
18
En otro lugar he analizado en detalle qué principios físicos,
modelos y datos utilizó la tradición de astronomía ptolemaica y
cómo se fundamentaron, usaron y construyeron, véase Guillaumin,
Génesis, 2016, capítulo 8.
19
Copérnico, Sobre, 1997.
20
21
Dobrzycki, “Role”, 1975, p. 28.
Dobrzycki, “Role”, 1975, p. 28.
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
Respecto a las distancias solares:
mi análisis de los manuscritos de Copérnico revela
que fue particularmente descuidado en el cómputo de sus dimensiones básicas del sistema solar. Él
no derivó independientemente los parámetros que
usó, sino solamente modificó los valores de Ptolomeo. Esto tiene la ventaja, por supuesto, de producir
una distancia solar que no difería grandemente de la
determinada por Ptolomeo, lo cual era sin duda la
intención de Copérnico.22
Además, Copérnico conservaba de Ptolomeo
lo que en la época se le conocía como el axioma de la
astronomía, a saber, el movimiento de todo cuerpo
celeste es circular y uniforme. La diferencia principal del modelo de Copérnico consistía en que explicaba de manera natural, sin recurrir a supuestos
ad hoc, 27 temas específicos. Uno de los más notables era el movimiento retrógrado de los planetas.23
Segunda tesis eliminada:
las esferas son elipses
Tycho Brahe (1546-1601) admiró la hipótesis copernicana por considerarla más elegante que la de
Ptolomeo, e incluso sostuvo que Copérnico “resuelve bien todos los otros aspectos del arreglo de Ptolomeo que son confusos y superfluos, y en ninguna
forma peca contra los principios de la matemática”.24
No obstante, conservó la idea ptolemaica de una
Tierra inmóvil en el centro del Universo. Hacia finales de la década de 1560, Tycho “se sorprendió al
descubrir que no sólo la predicción [la conjunción
entre Júpiter y Saturno de 1563] realizada con las
antiguas Tablas Alfonsinas erró por cerca de un mes,
sino que incluso las tablas modernas copernicanas
establecían ese mismo evento unos días antes”.25 Ese
tipo de falta de concordancia entre datos y cálculos
22
Henderson, On, 1991, pp. 10-11.
Swerdlow ha estudiado cómo Copérnico podía explicar de
manera armónica veintisiete ítems que en Ptolomeo requerían supuestos ad hoc, o bien quedaban sin explicación satisfactoria, véase
Swerdlow, “Essay”, 2004, pp. 64-120.
24
Tycho Brahe, apud en Blair, “Tycho”, 1990, p. 360.
25
Gingerich y Voelkel, “Tycho”, 2005, p. 78.
23
le llevó a pensar, a inicios de 1570, que era necesario construir “una nueva astronomía basada enteramente sobre la lógica y las matemáticas, sin el
recurso a ninguna hipótesis. [Él] estaba de acuerdo
en la necesidad de nuevas y más precisas observaciones antes de intentar explicar los movimientos
celestes, y es obvio que Tycho era consciente de la
necesidad de adecuados instrumentos para obtener
esas observaciones”.26
Para ello, a inicios de 1576 empezó la construcción en la isla de Hven de un observatorio que
albergaría una serie de instrumentos cuya precisión
era inédita. A finales de 1576 construyó un cuadrante acimutal metálico cuya precisión estimada
era de 48.8 segundos de arco. En 1580 estaba listo
un globo de cálculo el cual utilizaba para registrar las
posiciones de estrellas, que para el año de 1595 se
contaban ya mil; igualmente servía para localizar las
coordenadas acimutales y convertirlas en coordenadas celestes convencionales. En 1581 terminó una
esfera armilar de 1.6 metros de diámetro, y en 1582
un sextante triangular de 1.6 metros de radio. Para
1585 terminó un gran círculo armilar de tres metros
de diámetro cuya precisión estimada era de 38.6
segundos de arco. Un cuadrante móvil de madera
de 1.6 metros de radio cuya precisión estimada era
de 32.3 segundo de arco estaba en uso para 1586, y
dos años después un cuadrante metálico móvil cuya
precisión estimada era de 36.3 segundos de arco.
Los instrumentos eran de una precisión tan insólita
que Tycho rechazaba todas las observaciones astronómicas anteriores al siglo xvi, incluyendo las de
Copérnico.27 Además, Tycho tuvo que desarrollar
nuevas formas de procesar grandes cantidades de
datos, y una de esas nuevas estrategias consistía en
conseguir un mismo dato mediante la reducción de
una serie de observaciones combinando los resultados obtenidos a partir de diferentes instrumentos.28
Tycho había transformado la práctica de computar
posiciones celestes.
Siguiendo a Berhard Walther (1430-1504),
Tycho intentó usar relojes mecánicos para determinar las posiciones de objetos celestes, pero sin éxi26
27
28
Hellman, “Brahe”, 1972, p. 402. Énfasis mío.
Blair, “Tycho”, 1990, p. 360.
Wesley, “Accuracy”, 1978, p. 43.
13
14
Godfrey Guillaumin Juárez
to. Ya que la rotación de la Tierra (o de la bóveda
celeste en Ptolomeo) sobre su eje es de 15º cada
hora, medir el tiempo provee una alternativa para
la medición angular de la distancia entre dos cuerpos celestes. Los relojes mecánicos, a diferencia de
los solares o de cualquier otro tipo, tenían la ventaja de adaptarse tanto para dar la hora como para
medir el tiempo. También eran capaces de medir
cualquier intervalo de tiempo, a diferencia del reloj
de arena que tenía una duración fija de tiempo. Sin
embargo, “los relojes de su tiempo no eran confiables y un error de sólo 4 minutos de tiempo introducía un error en el espacio de un grado completo.
Ningún reloj en aquella época podría haber sido
preciso en menos de 15 minutos por día, y el error
de una hora era común”.29 Tycho describe que intentó usar dos relojes capaces de indicar los segundos
y los minutos, con el fin de que cualquier error en
la precisión de un reloj fuera inmediatamente indicado por su variación con respecto al segundo reloj.
El tiempo correcto era inicialmente establecido mediante observación. Cada observación requería tres
asistentes: uno hacía la observación y anunciaba la
posición; otro llevaba el tiempo con ambos relojes
y lo anunciaba, mientras que el tercero tomaba nota
de la información de los dos primeros. Sin embargo,
debido a problemas con la precisión de ambos relojes, parece que Tycho no utilizó sistemáticamente ese método y siguió el modo tradicional de usar
instrumentos de observación para medir distancias
angulares.30
Tycho no sólo había transformado la construcción de instrumentos astronómicos, también renovó
su uso astronómico. Uno de sus procedimientos de
medición más utilizados estaba organizado en tres
pasos. El primero consistía en establecer la posición
de una estrella de referencia, a Arietis; en segundo
lugar, medía las posiciones de las estrellas del zodíaco tomando sus distancias desde la estrella de referencia; y, finalmente, las posiciones de otras estrellas
eran obtenidas a partir de sus distancias con la de
referencia. Así, el catálogo entero dependía de la correcta determinación de la posición de a Arietis.
29
30
King, History, 2003, p. 19.
Andrewes, “Time”, 1985, p. 70.
Johannes Kepler (1571-1630) se reunió con
Tycho hacia 1600, y tras la muerte de éste tuvo acceso a los datos que por dos décadas había recopilado,
especialmente sobre Marte. Kepler había publicado
en 1595 su Mysterium Cosmographicum, en donde
había desarrollado un modelo planetario heliocéntrico en el cual las distancias planetarias calculadas
por Copérnico se generaban al hacer corresponder
a cada esfera planetaria uno de los cinco sólidos perfectos. A partir de aquí el problema de Kepler fue
Marte. Inicialmente intentó usar la gran cantidad de
datos que se tenían sobre Marte para poner a prueba
su modelo; sin embargo descubrió, tras una gran variedad de análisis totalmente nuevos, que esos datos
son compatibles con dos enunciados formulados
en términos de proporciones, a saber: 1) una línea
entre el planeta y el Sol barre áreas iguales en cantidades iguales de tiempo (conocida ahora como segunda ley de Kepler); y 2) la trayectoria del planeta
es elíptica y el Sol ocupa uno de los focos. Kepler
publicó su hallazgo en su Astronomia Nova de 1609.
A diferencia de Copérnico, quien usaba el centro
de la órbita de la Tierra como referencia, Kepler
establece esas dos relaciones de proporcionalidad
(ahora conocidas como leyes de Kepler), para determinar las distancias y el movimiento planetario
a partir del Sol verdadero; pero también establecían
que el axioma de la astronomía no corresponde con
los datos, sino que más bien la trayectoria de los planetas es elíptica y de velocidad variable.
Uno de los aspectos más notables que desarrolló Kepler fueron diversos métodos geométricos
para analizar la enorme cantidad de datos con que
contaba sobre Marte.
Ptolomeo y Copérnico […] se habían restringido a
sí mismos en sus propias obras al mínimo número de
observaciones requeridas para derivar los parámetros
orbitales, y así el problema del error observacional o
los datos redundantes en conflicto no es explícitamente considerado […] vemos por primera vez en
la historia de la ciencia [con Kepler] cómo un astrónomo lucha por establecer un modelo teórico a partir de una redundancia conflictiva de datos.31
31
Gingerich, Eye, 1993, p. 367.
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
En contraste, Kepler introdujo nuevas consideraciones analíticas, a lo largo de toda su Astronomia nova, para controlar errores observacionales:
revisaba varias veces con diferentes datos un mismo
parámetro; revisaba las consecuencias de los cálculos mediante datos diferentes a los utilizados para
generar dicho cálculo; empleaba una gran cantidad
de datos diversos para controlar la precisión de cada
uno de los datos utilizados, etc.32 Después de Kepler, los estándares de precisión y de elaboración y
revisión de hipótesis fueron mucho más rigurosos.
Fueron tres las novedades de fondo que Kepler
introdujo en la práctica astronómica: haber colocado el análisis de datos como regulador y reformador
de los modelos planetarios; haber colocado al Sol
verdadero (no el Sol medio) como punto fijo desde
el cual se miden las distancias y tiempos planetarios;
y elaborar un modelo planetario que simultáneamente determinara la longitud y la latitud celeste
de los planetas. Ninguno de estos tres elementos de
medición estaban presentes en la práctica astronómica anterior a Kepler.
Por otra parte, y a pesar de los avances en instrumentos y en los innovadores procedimientos de
análisis de datos, tanto Kepler como Tycho mantuvieron el valor de la paralaje solar en alrededor de
tres minutos, lo cual era el valor que Ptolomeo aceptaba: Tycho acepta los 3' mientras que Kepler la calculó en 2'24''.33 Igualmente, uno de los valores que
conservaron de la antigüedad es la inexistencia de
paralaje estelar. Ptolomeo había sostenido que “ninguna estrella [ni planeta] tiene una paralaje detectable (lo cual es el único fenómeno a partir del cual las
distancias pueden ser derivadas)” (Almagesto, ix.1).
Esa falta de detección era la razón principal por la
cual Tycho había conservado en su modelo planetario a la Tierra inmóvil y en el centro del Universo,
mientras que para Kepler ello era una de las princi32
Para un análisis detallado de algunos de los complejos análisis desarrollados por Kepler véase Buchwald, “Discrepant”, 2006,
pp. 565-649.
33
La paralaje solar es el ángulo subtendido en el centro del
Sol por el radio medio de la Tierra, y es un parámetro fundamental
para calcular el tamaño del sistema solar ya que, conociendo ese
ángulo y el valor del radio medio de la Tierra, se puede calcular la
distancia absoluta media entre la Tierra y el Sol. Entre menor sea el
valor de la paralaje solar, mayor será la distancia Tierra-Sol.
pales anomalías, porque para cualquier modelo que
colocara a la Tierra en movimiento alrededor del
Sol, las estrellas cercanas a la Tierra deberían verse
desplazadas respecto a las más lejanas conforme la
Tierra avanza a través de su órbita.
El mismo año en que Kepler publicó su Astronomia Nova, Galileo Galilei (1564-1642) utilizaba por primera vez un telescopio para observar
diversos cuerpos celestes. Galileo había recibido
un catalejo inventado por Hans Lippershey (15701619) y lo mejoró a 20 aumentos. El año siguiente
construyó otro de 30 aumentos. Galileo no era
propiamente un astrónomo, pero dio el primer paso
hacia una nueva forma de observación astronómica
mediante la cual descubría aspectos no identificables a simple vista. Observó y reportó lo que fueron
hallazgos totalmente inesperados: la superficie
montañosa de la Luna, las manchas solares, cuatro
satélites en Júpiter, muchas más estrellas que las
observadas a simple vista. Todo ello lo publicó en
1610 en el Sidereus Nuncius. En julio de ese mismo año, observó un extraño aspecto de Saturno
que inicialmente interpretó como si fueran tres
cuerpos. Dos años después habían desaparecido
para dejar solo uno, lo cual dejó perplejo a Galileo.
Fue Kepler, sin embargo, y no Galileo, quien se dio
cuenta del tipo de uso pertinente y relevante que
podría hacerse del telescopio para el avance de la
astronomía. Kepler escribió a Galileo diciéndole
que el telescopio podría ser usado para medir con
precisión los diámetros del Sol y la Luna, así como
la porción eclipsada de la Luna durante los eclipses,
con el fin de establecer las distancias y tamaños del
Sol, la Luna y la Tierra.34 Kepler publicó en 1611 la
Dioptrice, donde explicaba teóricamente el funcionamiento de los lentes utilizados en los telescopios
y proponía lentes de curvatura hiperbólica para
corregir la aberración esférica. Sin embargo, para
1621 Kepler había descubierto que los métodos
para establecer distancias y tamaños, que provenían
desde Ptolomeo, eran improcedentes, por lo que
decidió abandonarlos y, consecuentemente, el uso
del telescopio para dicho fin.
34
Van Helden, Measuring, 1986, p. 78.
15
16
Godfrey Guillaumin Juárez
Tercera tesis eliminada: los grandes
planetas etéreos son pequeños cuerpos
sólidos y las pequeñas distancias entre
ellos son monumentales
Hacia 1630 había cuatro modelos planetarios: Ptolomeo, Tycho, Copérnico y Kepler; y si bien cada
uno de ellos asignaba a la Tierra y al Sol posiciones
y funciones métricas y dinámicas diferentes, todos ellos compartían los mismos valores de los tamaños y las distancias de los planetas. Los valores
aceptados a inicios del siglo xvii, y que habían sido
muy similares desde Ptolomeo para las distancias
planetarias, eran: distancia promedio Tierra-Luna,
64 radios terrestres (rt); distancias de la Tierra a
Mercurio, 170 rt; a Venus, 1 100 rt; al Sol, 1 200 rt;
a Marte, 8 500 rt; a Júpiter, 14 000 rt; y a Saturno,
20 000 rt. “La concepción tradicional sobre los tamaños y las distancias dentro del orbe de Saturno
sorprendentemente había cambiado poco para
1630. No fue sino hasta después de 1631 que tuvo
lugar un cambio real”.35 Tal cambio, que llevó mucho
tiempo y no fue fácil, se debió a una interrelación específica (un mutuo ajuste) entre valores matemáticamente calculados y uso específico de instrumentos de
detección considerablemente precisa. Este mutuo ajuste tendrá efectos auto-correctivos tanto en los datos
observados como en los valores calculados y será una
de las herramientas cognitivas más relevantes de la
medición astronómica moderna.
Hacia el final de su vida, Kepler concluyó y
publicó las Tablas Rudolfinas, las cuales eran de una
precisión jamás antes alcanzada;36 al calcular las efemérides para el año de 1631 se dio cuenta de que el
6 de diciembre Venus pasaría frente al Sol y sería visible en América, mientras que para el 7 de noviembre del mismo año Mercurio estaría en tránsito y
sería visible en Europa. Kepler escribió un pequeño
panfleto encomiando a los astrónomos para hacer
los preparativos necesarios para llevar a cabo tales
observaciones. Se trataba de la primera predicción
realizada con datos muy precisos de un fenómeno in35
Van Helden, Measuring, 1986, p. 2.
Por ejemplo, el error para la posición de Marte en las Tablas Rudolfinas era de ±10 minutos, mientras que en las tablas anteriores a Kepler era de 5º, véase Gingerich, Eye, 1993, p. 332.
36
esperado. Las observaciones de Venus no se llevaron
a cabo, pero Pierre Gassendi (1592-1655) confirmó
en París la predicción para Mercurio respecto al momento del evento. Gassendi usó un cuarto oscurecido en el cual la imagen del Sol era recibida mediante
un telescopio galileano simple y proyectada sobre
una pieza de papel. Sin embargo, la predicción falló
respecto al tamaño de Mercurio. Kepler había sostenido que Mercurio ocuparía una décima parte del
diámetro del Sol, sin embargo, resultaba mucho más
pequeño. De hecho, poco antes de las 9 de la mañana del 7 de noviembre, Gassendi vio una pequeña
mancha oscura esférica sobre el Sol que pensó era
una mancha solar, porque no tenía el gran tamaño
aparente esperado. Sin embargo, a diferencia de las
manchas solares genuinas, ésta empezó a avanzar
mucho más rápido. Ello le hizo darse cuenta, finalmente, después de revisar sucesivamente la imagen
del Sol en distintos lapsos, que se trataba en realidad
de Mercurio. Gassendi había dividido el diámetro
del Sol en 60 partes iguales (cada división correspondería a 30 segundos de arco), con lo cual esperaba, de acuerdo con Kepler, que el diámetro de
Mercurio fuera de aproximadamente seis partes. Estableció, sorprendido, que el diámetro aparente de
Mercurio en relación al diámetro aparente del Sol
era de poco más de dos tercios de una división; es
decir, 20 segundos.37
Gassendi publicó su observación en Mercurius in Sole Visus et Venus Invisa (1632). Además de
subrayar lo inesperadamente pequeño que resultó
Mercurio, también indicó que era un cuerpo opaco. Ambas afirmaciones iban en contra de lo que
la tradición pensaba porque los planetas y estrellas
eran considerados por igual “cuerpos luminosos”:
luminarias con luz propia.38 Ambas ideas eran tan
difíciles de creer que incluso el propio Gassendi,
en su magna obra Institutio Astronomica (1647),
menciona sus observaciones de Mercurio, pero utilizó los valores tradicionales en su presentación de
37
Hubo fuerte oposición al escrito de Gassendi; por ejemplo,
Wilhelm Schickhard (1592-1635), amigo y asistente de Kepler, usó
argumentos ópticos para mostrar cómo, a pesar de su pequeño tamaño, en realidad Mercurio tenía el tamaño predicho por Kepler,
véase van Helden, “Importance”, 1976, pp. 4-5.
38
Cfr. Almagesto, viii.4 y viii.6.
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
las dimensiones del mundo. “Por mucho, el mayor
impacto de la observación de Gassendi fue la revaloración del diámetro aparente de Mercurio que se
necesitaba y las implicaciones que ello tenía para los
tamaños de los otros planetas”.39
Las efemérides derivadas de las Tablas Rudolfinas, en donde Kepler se percató del tránsito de Venus de 1631, abarcaban eventos sólo hasta 1636.40
En ese año nadie se había percatado que volvería a
haber un tránsito de Venus hacia finales de 1639.
Fue Jeremiah Horrocks (1618-1641), un joven astrónomo inglés ferviente seguidor de Kepler, quien
descubrió que hacia finales de noviembre de 1639
habría otro tránsito de Venus. Horrocks había estudiado en el Emmanuel College de la Universidad
de Cambridge y había hecho amistad con William
Crabtree (1610-1644). Ambos se habían percatado, desde 1636, que las principales tablas astronómicas en uso, incluyendo aquellas basadas en las
observaciones de Tycho Brahe, no eran precisas a
la hora de hacer predicciones de eclipses, conjunciones y ocultaciones lunares: “El problema de las
tablas inexactas, realmente, fue la inspiración de
toda la empresa astronómica sobre la cual Horrocks
y Crabtree se embarcaron juntos a mediados de la
década de 1630”.41 Las tablas derivadas de los datos
de Tycho eran mucho más confiables que sus antecesoras, pero aún no suficientemente precisas; ello
generó en Horrocks y Crabtree el estímulo necesario para mejorar aún más los métodos de observación astronómica.
Utilizaron como instrumento de observación
un “Canon” o vara de Jacobo, el cual tenía forma de
una “T”, en donde el bastón más largo forma el radio
de un círculo, mientras que el más corto actúa como
la tangente del mismo círculo. Horrocks había marcado en el bastón corto una escala de varios lugares
decimales, señalados con líneas diagonales tal como
Tycho lo había hecho, y colocó dos mirillas móviles
sobre el bastón corto de manera tal que en cada observación las podía recorrer para medir la distancia
angular de los dos objetos o punto medidos. Con
ese instrumento registró las variaciones estacionales
39
40
41
Van Helden, “Importance”, 1976, pp. 7-8.
Kollerstrom, “William”, 2005, p. 36.
Chapman, “Horrocks”, 2004, p. 5.27.
del diámetro angular de la Luna, llegando en 1638 a
una conclusión sorprendente: “la órbita de la Luna
alrededor de la Tierra no era el círculo excéntrico
de la astronomía ptolemaica tradicional, sino una
elipse kepleriana”.42 Así se confirmaba que las leyes
de Kepler se aplicaban también para la Luna. Sin el
manejo adecuado, paciente e inteligente de ese instrumento (para fines de medición) no hubiera sido
posible obtener la información empírica requerida,
y sin los principios físicos correctos no hubiera sido
posible interpretar dicha información de manera tal
que generara una gran precisión en las predicciones.
En octubre de 1639, Horrocks se dio cuenta
de que para el 4 de diciembre de ese año (calendario
gregoriano) habría un tránsito de Venus, y así se lo
comunicó a Crabtree. Horrocks y Crabtree fueron
los únicos dos astrónomos en preparase para realizar la observación del evento. Horrocks utilizó un
telescopio, del cual no ofreció mayores detalles, para
realizar una proyección sobre papel del disco solar,
e hizo coincidir la imagen del Sol sobre un círculo
de seis pulgadas de diámetro que había dibujado en
el papel. El diámetro horizontal lo dividió en treinta partes iguales. El día predicho era el domingo 24
de noviembre (calendario juliano) alrededor de las
15:00 horas. Para asegurar la observación, Horrocks
empezó las observaciones del Sol desde el 23 de
noviembre. A las 15:15 horas del 24 de noviembre
observó que el tránsito ya había comenzado. Crabtree, en Salford, observó a la misma hora que Venus
transitaba “sobre” el Sol. “Durante la siguiente media hora antes de la puesta de Sol, Horrocks realizó
tres mediciones precisas de Venus sobre el disco solar […] y los datos que extrajo de ellas serían de la
más alta importancia científica”.43 Horrocks midió el
tamaño lineal del pequeño círculo oscuro como una
fracción del diámetro solar proyectado, y concluyó
que el planeta subtendía un diámetro angular no
más grande que 1'12'', lo cual era diez veces más pequeño que las figuras comúnmente aceptadas para
el diámetro de Venus en conjunción inferior.44 La
información de las mediciones le permitió calcular
los tiempos de ingreso y egreso de Venus al disco
42
43
44
Chapman, “Horrocks”, 2004, p. 5.28.
Chapman, “Horrocks”, 2004, p. 5.30.
Chapman, “Jeremiah”, 1990, p. 338.
17
18
Godfrey Guillaumin Juárez
solar, ya que ninguno de los dos son observables;
también la posición exacta del nodo y de la paralaje
solar. Comparativamente con datos anteriores, los
valores que encontró Horrocks son los siguientes:
Ptolomeo
Copérnico
Tycho Brahe
Kepler
Horrocks
[valor actual]
Paralaje solar
(radio terrestre/ua)
Distancia Tierra-Sol
(en radios terrestres)
2' 50''
2' 55''
2' 54''
0' 59''
0' 14''
0' 8.5''
1,210
1,179
1,183
3,470
15,000
24,000
La paralaje solar fue el parámetro clave que
indicaba qué tan lejos estaba el Sol y, consecuentemente, qué tan grande era el sistema solar (la distancia del Sol al orbe de Saturno).45 Horrocks había
reducido la paralaje solar unas cuatro veces respecto
al valor de Kepler y casi trece veces respecto al de
Tycho, lo cual le permitía calcular la distancia Tierra-Sol en 15 000 radios terrestres. Ambos valores
eran poco creíbles, porque resultaba que el tamaño
del sistema solar era de dimensiones monumentales
muy difíciles de aceptar.46 Horrocks murió el 3 de
enero de 1641 sin haber publicado su manuscrito,
que publicaría Hevelius en 1662, bajo el título Venus
in Sole Visa.
usados en conjunto. Esos tres instrumentos fueron
el micrómetro, las mirillas telescópicas sobre instrumentos graduados y el reloj de péndulo. Sin la construcción y uso coordinado de estos instrumentos
no hubiera sido posible que la observación astronómica se transformara en una de las herramientas de
medición más fértiles.47 El valor verdadero del telescopio no estaba en simplemente descubrir nuevos
fenómenos astronómicos que escapan a la observación a simple vista, sino “en la combinación con
otros instrumentos que le permiten transformarlo
en una herramienta de medición”.48
El desarrollo de mirillas telescópicas no hubiera sido posible sin el trabajo teórico de Kepler para
entender el funcionamiento de las lentes y de sistemas ópticos.49 Particularmente en el telescopio kepleriano, a diferencia del galileano, la imagen que se
forma está invertida debido a que los rayos de luz se
cruzan dentro del tubo del telescopio en algún punto entre el objetivo y el ocular. Ese punto de cruce
ofrece la distancia focal que constituyó el inicio de
las mirillas telescópicas y del micrómetro. William
Gascoigne (1612-1644), amigo de Crabtree, ya usaba en 1641 una mirilla de su propia invención. En
una carta a Crabtree, Gascoigne explicó qué era esa
mirilla y cómo utilizarla, en específico para medir
la refracción, la paralaje de la Luna y los diámetros
de los planetas. Gascoigne le dice el 25 de enero de
1641 que
Si [el punto focal de un telescopio] se coloca la escala que mide, o un cabello, que se observe a través
Cuarta tesis eliminada:
la Tierra redonda no es esférica
47
La práctica de observación astronómica sufrió una
serie de cambios profundos a partir de la década
de 1640, y pasó a otra fase de desarrollo con el invento de tres instrumentos independientes, pero
45
Más adelante, en la sección 8, regresaré al análisis de la
medición de la paralaje.
46
Johannes Hevelius (1611-1687) publicó en 1662 el trabajo de Horrocks y “corrigió” el valor de la paralaje solar de Horrocks
de 14 arcosegundos a 41, ya que era incapaz de dar crédito al drástico aumento del tamaño del sistema solar. Isaac Newton (16421727) incluso utilizó en la primera edición de sus Principios matemáticos de filosofía natural (1687) el valor de 40 arcosegundos de
Hevelius, véase: Aughton, Transit, 2004, pp. 190-191.
Esta transformación radical de la observación astronómica gracias al uso de instrumentos compuestos para detectar simultáneamente diferentes parámetros con gran precisión (tiempo, posición y distancias relativas) es un evento único de la astronomía
europea. Ninguna otra cultura de astronomía avanzada había desarrollado este tipo de instrumentos.
48
Chapman, Dividing, 1995, p. 35.
49
En 1611 Kepler publicó Dioptrice, en donde establecía las
bases teóricas de los lentes convergentes biconvexas y divergentes
bicóncavas, así como la explicación sobre por qué la combinación
de ambas producía un telescopio galileano; desarrolló los conceptos de imagen real y virtual; imagen invertida y recta; los efectos de
la distancia focal en el aumento o reducción de la imagen. Igualmente, describía como mejorar el sistema óptico de los telescopios usando dos lentes convexas las cuales producirían un mayor
aumento que la combinación, usada por Galileo, de una lente convexa con una cóncava.
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
del cristal, puedes usarlo sobre un cuadrante, para
encontrar la altitud de la estrella menos visible dentro [del telescopio]. Si la noche es muy oscura para
que el cabello no se observe, uno puede colocar un
candil en un farol de manera tal que emita luz suficiente sobre el cristal.50
Parece que esa mirilla había pasado, en diciembre de ese mismo año, de ser una simple escala,
insertada en un telescopio, a un micrómetro: “un
instrumento por derecho propio que usaba punteros corredizos cuya separación está determinada
por un par de tornillos”.51 Esta forma de realizar observaciones astronómicas, a la cual se le fueron añadiendo otras, “permaneció como el estándar de la
práctica de observación durante los siguientes dos
siglos”.52 Lo que elevó el instrumento de Gascoigne
de un simple dispositivo ingenioso de mirilla a un
instrumento de potencial científico independiente
fue su invento de un mecanismo mediante el cual el
hilo del visor podía ser movido a través del campo
de visión usando tornillos para dicho movimiento.
Propiamente el uso de tornillos medidores y ajustadores es lo que constituyó el micrómetro, a diferencia de la simple mirilla. A partir del invento de
Gascoigne, “el micrómetro de tornillo había hecho
posible la medición de ángulos de una precisión sin
precedentes hasta esa fecha”.53
Por otra parte, una mejoría significativa en la
cronometría fue la aplicación de los recién descubiertos principios que rigen el movimiento de péndulos. Fue Christian Huygens (1629-1695) quien,
hacia finales de la década de 1660, construyó un
reloj de péndulo funcional, motivado en gran medida por la creciente necesidad en la astronomía por
realizar mediciones de tiempo más precisas. Si bien
Galileo ya había estudiado un reloj que fuera controlado por un péndulo, el construido por Hyugens
utilizó un método que hacía oscilar al péndulo en
un arco cicloide, lo cual permitía que, sin considerar su amplitud o peso, siempre oscilara en el mismo
periodo de tiempo. Johannes Hevelius (1611-1687)
50
51
52
53
Gascoingne en Derham, “Extracts”, 1717, p. 604.
Sellers, Search, 2012, p. 39.
Chapman, Dividing, 1995, p. 36.
Chapman, Dividing, 1995, p. 44.
y Giovanni Domenico Cassini (1625-1712) fueron
dos de los primeros astrónomos en utilizar el reloj
de péndulo para medir el tiempo en sus observaciones. Huygens publicó en 1659 su Systema Saturnium, en donde establece que Saturno tiene un anillo; ahí utilizó un micrómetro construido con una
barra de metal en forma de cuña en el plano focal
del ocular de su telescopio y moviendo la barra hasta cubrir exactamente el objeto que quería medir.
“El ancho de la barra en este punto, comparado con
el grado total del campo de visión (comprobado
por comparación con un reloj de péndulo el tiempo
transcurrido por una estrella cerca del ecuador en
cruzar su diámetro) le permitió deducir el diámetro
aparente del objeto observado”.54 Así, las observaciones astronómicas dejaban gradualmente de ser
directas y se empezaban a convertir en información
inferida de la combinación de diversos instrumentos trabajando coordinadamente. De esa manera,
Huygens midió los diámetros de los planetas, las
posiciones de sus satélites y el tamaño aparente del
anillo de Saturno.
Un descubrimiento geodésico inesperado, derivado del uso coordinado de dichos instrumentos
astronómicos, fue que la forma de la Tierra no es perfectamente esférica. En 1672, Cassini y su asistente
Jean Richer (1630-1696) buscaban medir la paralaje de Marte durante su perihelio en oposición. Para
ello Richer viajó a Cayena, Guayana Francesa, para
determinar la posición de Marte y posteriormente
comparar sus datos con los obtenidos para el mismo fin por Cassini en París. Richer descubrió inesperadamente que el péndulo de su reloj, que había
ajustado en París para marcar los segundos, oscilaba
más lento en Cayena, con un retraso de dos minutos
por día, y tenía que ser acortado alrededor de 2.8
milímetros para que marcara los segundos verdaderos, por lo que la latitud terrestre parecía afectar la
oscilación. Durante diez meses, Richer repitió esos
experimentos y concluyó que debido a que Cayena
está 40º más cerca del ecuador terrestre que París,
parecía como si la atracción de la gravedad terrestre
disminuía en el ecuador. En 1682 otros observadores fueron enviados por la Academia de París a Cabo
54
King, History, 2003, p. 97.
19
20
Godfrey Guillaumin Juárez
Verde y a las Antillas para confirmar cuánto tenían
que acortar la longitud del péndulo para que marcara los segundos reales. Los resultados confirmaron
la precisión de las mediciones de Richer y la consecuencia directa de esas mediciones era que la forma
de la Tierra era de un esferoide oblato.55
Quinta tesis eliminada:
las estrellas fijas se mueven
Durante el siglo xviii, la construcción de instrumentos astronómicos se profesionalizó y perfeccionó. “El constructor de instrumentos científicos, en
el sentido moderno, no aparece sino hasta alrededor
de 1740”.56 Durante la primera mitad del siglo xviii
dominó en astronomía la construcción de instrumentos de alta precisión como los grandes sextantes
y cuadrantes, y en la segunda mitad los primeros telescopios acromáticos y el telescopio de tránsito. El
desarrollo de los relojes de precisión en Inglaterra,
en la primera mitad del siglo xviii, tuvo profundos
efectos en el avance de la astronomía de la época.
“Fue durante este periodo que el reloj regulador fue
desarrollado. Este tipo de reloj, así llamado porque
proveía el estándar de tiempo mediante el cual otros
relojes eran regulados, fue específicamente diseñado
para la cronometría de precisión”.57 El reloj regulador tenía, entre otros componentes, un péndulo que
compensaba las variaciones de temperatura. Hacia
finales del siglo xviii, en la astronomía “los procedimientos de observación dependen de la realización
de la interdependencia mutua de cuatro diferentes
instrumentos; cuadrante mural, telescopio de tránsito, sector de cenit y reloj regulador”.58 Para Bernard
Cohen, dos ejemplos sirven para ilustrar con claridad el enorme incremento en la precisión de esa
época. Considérese que de la época de Tycho Brahe
a la de John Flamsteed (1646-1719) la precisión en
55
Isaac Newton interpretó los resultados de estas mediciones afirmando que la Tierra es más alta en el ecuador que en los polos debido a la naturaleza rotacional de los cuerpos esferoides en
rotación, como la Tierra o la Luna. Cfr. Principia, Libro iii, Prop.
20, Problema iv, ver Olmsted, “Scientific”, 1942, pp. 117-128.
56
King, History, 2003, p. 102.
57
Andrewes, “Time”, 1985, p. 78.
58
Chapman, Dividing, 1995, p. 82.
la observación astronómica se incrementó de alrededor de 1 minuto de arco a 20 segundos, esto es,
un factor de 3. En contraste, durante el siglo xviii la
precisión se mejoró por un factor de 200. Este mismo incremento en la precisión puede ser visto en la
medición del tiempo. Los primeros relojes de péndulo, construidos hacia finales del siglo xvii, eran
buenos dentro de un margen de 10 segundos al día,
pero para el año de 1800 los cronómetros eran buenos dentro de un quinto de segundo al día.59
Son los instrumentos compuestos, y no sólo la
matemática, los responsables directos de que a algunas ciencias se les denomine “exactas”.
Edmond Halley (1656-1742) fue sucesor de
John Flamsteed como director del Observatorio
Real. Flamsteed había sido nombrado en 1675 el primer astrónomo real, y en ese mismo año inauguraba
un Observatorio Real. Una de las primeras acciones
de Flamsteed fue instalar los más precisos relojes de
péndulo para realizar observaciones astronómicas.
Para ello recurrió al afamado constructor de relojes
londinense, Thomas Tompion.60 A partir de 1675, y
por varios años, Flamsteed consiguió diversos instrumentos, como un sextante con mirilla telescópica y con micrómetro que empleaba una graduación
con tornillo inventado por Robert Hooke (16351703). Ese sextante era el primer instrumento con
engranaje ecuatorial, y “representó una mejoría sustancial, tanto óptica como mecánicamente, sobre
los utilizados por Tycho y Hevelius”.61 Flamsteed,
entre otras cosas, realizó el primer catálogo de estrellas con telescopio, el Historia Coelestis, publicado
póstumamente en 1725, el cual contenía alrededor
de 3 000 estrellas, con una precisión de alrededor de
10 segundos de arco, y “formó una base sólida para
la astronomía de precisión durante casi un siglo”.62
Halley realizó una gran variedad de contribuciones a la astronomía posicional; por ejemplo:
elaboró un catálogo estelar del hemisferio sur desde
la isla Santa Elena, estudió el tamaño del Universo
y realizó un estudio sobre cometas, pero “el logro
más notable en astronomía estelar fue su descubri59
60
61
62
Cohen, Triumph, 2005, p. 97.
Andrewes, “Time”, 1985, p. 77.
Chapman, Dividing, 1995, p. 52.
King, History, 2003, p. 63.
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
miento del movimiento estelar”.63 En 1710 Halley
empezó a estudiar con detalle los catálogos estelares
antiguos, particularmente el de Ptolomeo y al poco
tiempo notó que había algunas discrepancias, incluso tomando en cuenta la precesión y los errores de
observación. En 1718 informó a la Royal Society lo
siguiente:
Habiendo tenido la ocasión de examinar la cantidad
de la precesión de los puntos equinocciales, me di a
la penosa tarea de comparar las declinaciones de las
estrellas fijas ofrecidas por Ptolomeo, en el tercer capítulo del libro vii de su Almagesto, observadas por
Timocares y Aristilo alrededor de 300 años a. C., y
por Hiparco alrededor de 170 años después de ellos,
es decir, alrededor de 130 años a. C., con lo cual hemos encontrado que, y por el resultado de una gran
cantidad de cálculos, concluyo que las estrellas fijas
en 1800 años avanzaron un poco más de 25 grados
en longitud, o que la precesión es de un poco más de
50 segundo por año.
Nótese cómo todavía ya entrado el siglo xviii,
Halley seguía discutiendo ideas de los antiguos astrónomos griegos, y de hecho después de tomar en
cuenta y compensar algunos errores de observación
de los antiguos, Halley decía: “Y mientas continuaba en esta indagación, me sorprendió encontrar las
latitudes de tres de las estrellas principales en los
cielos directamente en contradicción con la supuesta gran oblicuidad de la eclíptica, que parece confirmada por las latitudes de muchas de las [estrellas]
restantes”.64
Las tres estrellas eran Sirio, Arturo y Aldebarán, las cuales no estaban en sus posiciones originales registradas por los antiguos: Aldebarán estaba
ahora 15 minutos de arco desplazada, Sirio 30 minutos y Arturo 22 minutos. Cada una presentaba un
desplazamiento en cantidad y en dirección diferente
de las otras, por lo que se trataba de un “movimiento propio”. A Halley le inquietaba el porqué Tycho
Brahe no había subrayado ese desplazamiento, particularmente para el caso de Sirio, ya que el desplazamiento excedía la tolerancia de error que Tycho
63
64
Ron, “Halley”, 1972, p. 70.
Halley, “Considerations”, 1717, p. 736.
aceptaba, lo cual en parte lo intentó explicar por el
efecto de la refracción. Lo que Flamsteed y Halley
estaban mostrando no sólo era un universo más
complejo y de distancias variables entre las estrellas,
sino sobre todo que a partir de ahora la observación
astronómica era posible solamente con el uso coordinado de diversos instrumentos que proporcionaban datos inaccesibles a la observación directa y, por
lo tanto, susceptibles de interpretación. Uno de los
casos más célebres hacia mediados del siglo xviii
fue James Bradley (1693-1762).
Bradley sucedería a Halley como director del
Observatorio Real en 1742, y en 1748 escribió:
[L]a gran exactitud con la cual son construidos
ahora los instrumentos le ha permitido a los astrónomos del presente descubrir varios cambios en las
posiciones de los cuerpos celestes; las cuales debido
a su pequeñez habían escapado a los antiguos astrónomos. […] Siempre se ha encontrado que los
progresos de la astronomía tienen una gran dependencia de la observación precisa, que hasta que fue
lograda, ésta ha avanzado lentamente.65
Bradley se refería específicamente al telescopio de tránsito, el cual, hacia mediados del siglo
xviii, representaba uno de los logros tecnológicos
más avanzados de la época. El telescopio de tránsito había sido inventado en las últimas décadas del
siglo xvii por Römer, y sólo fue posible usarlo para
mediciones astronómicas después de haber sido inventado un reloj regulador confiable, ya que “era un
instrumento sencillo en su forma, pero demandaba
gran exactitud al ser ajustado”.66 Bradley se da cuenta de que las mediciones precisas son solamente
posibles si sus técnicas de observación son igualadas en rigor a las técnicas con que son construidos
los instrumentos, con lo cual los constructores de
instrumentos se convierten en un elemento fundamental de la astronomía. Con Bradley encontramos
una nueva concepción en el uso y construcción de
instrumentos astronómicos de muy alta precisión,
por ejemplo:
65
66
Bradley, “Letter”, 1748, p. 2.
Chapman, Dividing, 1995, p. 83.
21
22
Godfrey Guillaumin Juárez
Bradley fue el primero en desarrollar una técnica de
observación en la cual el cuadrante, sector, tránsito
y reloj proveían cuatro interdependientes controlescruzados (cross-checks) para detectar errores […]
Fue con sus observaciones hechas con su sector de
cenit en la década de 1720 que los orígenes de su
técnica fueron primeramente establecidos, y la cual
creció hasta su completa madurez en Greenwich
después de 1750.67
En 1725, Samuel Molyneux (1689-1728) quería mejorar la medición de la paralaje estelar, lo que
años antes había intentado, sin éxito, Robert Hooke.
Molyneux había colocado en su casa de Kew Green
un telescopio de cenit de alta precisión construido
por George Graham (1673-1751), uno de los mejores constructores de relojes de precisión y de instrumentos astronómicos. El instrumento fue colocado
verticalmente y Molyneux invitó a su amigo Bradley
a realizar las observaciones de g Draconis, una estrella que se encuentra muy cerca del cenit, con lo cual
se evitan los efectos indeseables de la refracción.
Igualmente, dicha estrella culmina prácticamente
en el cenit de Greenwich, lo que la hace particularmente útil para medir distancias al cenit. Así, lo que
se buscaba era determinar la paralaje “absoluta” de
g Draconis a partir de la variación de las distancias
al cenit. Bradley afirmaba que ese instrumento era
capaz de medir posiciones estelares dentro de un
margen de 1'' de precisión, por lo que era un instrumento óptimo para llevar a cabo la medición. Después de registrar 80 posiciones de g Draconis durante dos años, descubrieron que la estrella exhibía una
oscilación anual de 20'' desde su posición nominal
en el cielo. Dicha oscilación era muy grande y en
dirección incorrecta para ser debida a la paralaje.68
Después de revisar el instrumento en busca de fallos
y confirmar que su funcionamiento era correcto,
Molyneux abandonó las observaciones, pero Bradley decidió continuar el estudio de este inesperado
movimiento aparente, para lo cual pidió a Graham
construir otro telescopio de cenit de igual precisión
pero más versátil que el usado por Molyneux, que le
67
Chapman, Dividing, 1995, pp. 88-89.
Hirshfeld, A., “Bradley, James”, en Bracher et al., Biographical, 2006, p. 161.
68
permitiera medir más estrellas. Graham construyó
el nuevo instrumento de 12 ½ pies de radio que proporcionaba un arco de observación de 12º 30' con lo
cual se podían observar alrededor de 200 estrellas.69
En 1728 Bradley razonó que la dirección aparente
de la luz de la estrella que alcanza al observador es
alterada por el desplazamiento de la Tierra a través
de su órbita, con lo cual la posición de la estrella parece oscilar conforme la Tierra circula alrededor del
Sol, lo cual publicó en 1727.70 A ese fenómeno se le
llamo aberración de la luz.71 “El descubrimiento de
la aberración de la luz, a pesar del resultado fallido
para determinar la paralaje, fue uno de los más grandes, si no el más grande de los logros en la astronomía posicional del siglo xviii”.72
Bradley continuó sus observaciones con su telescopio de cenit por otros veinte años y descubrió
otro movimiento aparente. Ahora se trataba de una
oscilación de la posición estelar de alrededor de 9''.
Supuso que era debido a las atracciones variables
que la Luna ejercía sobre la Tierra, de modo tal que
hacían que el eje de rotación de ésta tuviera un “zigzagueo” en su trayectoria de precesión. Observó la
Luna durante 18 años, periodo en que la posición
de los nodos lunares completa un ciclo, con el fin
de establecer correlaciones con el nuevo movimiento detectado. Con ello, Bradley pudo concluir que,
efectivamente, el eje de rotación de la Tierra sufre
un movimiento de oscilación o nutación que está
correlacionado con el movimiento orbital de la
Luna; conclusiones que publicó en 1748. Cierra
Bradley su comunicación sosteniendo que sus observaciones no son ya compatibles con el principio antiguo de que las distancias angulares de las estrellas son
siempre las mismas o que no tienen movimiento real
por sí mismas, “una suposición que a pesar de haber
sido usualmente hecha por los astrónomos anteriores, sin embargo parece estar fundada en principios
demasiado inciertos, para ser admitidos para todos
los casos”.73 Así, el avance del conocimiento astro69
King, History, 2003, p. 112.
Bradley, “Letters”, 1727, pp. 637-661.
71
A partir de esas observaciones Bradley, calculó la velocidad de la luz en 295 000 km/s (183 000 millas/s), valor con un
error de sólo 2 % respecto al valor actual.
72
King, History, 2003, p. 112.
73
Bradley, “Letter”, 1748, p. 39.
70
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
nómico dependía totalmente, a mediados del siglo
xviii, de la precisa construcción y uso correcto de
instrumentos astronómicos especialmente diseñados para usos específicos. A este respecto, Bradley
afirmaba, en 1751, que:
Soy consciente de que si mis propios esfuerzos han
sido, en algún aspecto, eficaces para el avance de
la astronomía, ello se ha debido principalmente al
consejo y asistencia que recibí de mi notable colega
el Sr. George Graham; cuya gran habilidad y juicio
en mecánica junto con un completo conocimiento
práctico de los usos de los instrumentos astronómicos, le permitieron planear y construirlos de la manera más perfecta.74
Antes de que finalizara el siglo xviii, William
Herschel (1738-1822) intentaba medir la paralaje
estelar, para lo cual utilizó un método de comparar
la distancia angular entre dos estrellas muy juntas.
Tal método partía del supuesto de que si una de las
dos estrellas del par está muy lejos del Sol y la otra
estrella del par está muy cerca, entonces la paralaje
de la que está más cercana debe ser detectada como
resultado de las frecuentes mediciones, a lo largo de
varios meses, de las distancias angulares entre las
dos estrellas. Herschel intentó medir la paralaje estelar “relativa” de esa forma y no lo logró, más bien
descubrió algo inesperado: que muchas de las estrellas que a simple vista se observan como si fueran
una sola, en realidad son estrellas binarias, y también
le llevó al descubrimiento del movimiento del Sol.
A pesar de sus diferencias, los modelos planetarios de Ptolomeo, Copérnico, Kepler y Newton
habían compartido dos tesis respecto al centro del
sistema planetario (ya sea la Tierra, el Sol medio
o el Sol verdadero): 1) está en el centro (físico y/o
geométrico) del universo; 2) es fijo (no tiene movimiento) respecto a la bóveda de estrellas; sin embargo, Herschel mostrará que ello es falso. En 1760,
Tobias Mayer (1723-1762) publicó en Gotinga un
informe sobre los movimientos propios de 80 estrellas, comparando sus posiciones con las registradas
por Römer en 1706. Mayer estableció que el Sol
tendría que tener igualmente un movimiento propio y que las estrellas hacia las cuales se dirige el sistema solar, es decir, el ápex solar, parecerían estarse
separando unas de otras, mientras que las estrellas
ubicadas en la dirección opuesta, el antápex solar,
parecerían como si se estuvieran aglomerando.75 Sin
embargo, Mayer no pudo detectar ningún patrón de
movimiento del Sol a partir de su evidencia observacional.
En 1783, Herschel publicó un trabajo titulado “On the proper Motion of the Sun and Solar
System”,76 en el cual empieza comparando algunas
posiciones de estrellas que aparecían en el gran catálogo de Flamsteed con las observaciones realizadas
por él mismo. Divide en tres partes las diferencias
que ha encontrado: 1) las estrellas que están perdidas o que han sufrido un cambio sustantivo de posición desde los tiempos de Flamsteed (alrededor de
25 estrellas); 2) las estrellas que han cambiado sus
magnitudes desde la época de Flamsteed (alrededor
de 40 estrellas) y 3) las estrellas que novedosamente
llegan a ser visibles (cerca de 12 nuevas estrellas).77
Después de descartar posibles errores de observación que se pudieron haber cometido, Herschel
analizó los datos observacionales mediante diversos
modelos geométricos y estableció cuatro teoremas
mediante los cuales pudo deducir algunas conclusiones. Encontró que en la gran mayoría de los casos
en que la posición aparente de las estrellas ha cambiado, la dirección de dicho cambio sugiere que el
ápex solar es hacia el norte de l Herculis en la constelación de Hércules. En otras palabras, suponiendo
que el sistema solar en su conjunto se desplaza hacia
dicha constelación, entonces tendrían explicación
la mayoría de los desplazamientos de las estrellas
conocidas y la aparición de otras estrellas no registradas anteriormente. Con lo cual, Herschel afirmó
en 1783:
Pienso que ya no estamos autorizados en suponer que el Sol está en reposo como tampoco lo
estaríamos al negar el movimiento diurno de la
Tierra, excepto respecto a esto, ya que las prue75
76
74
Bradley, J., en King, History, 2003, pp. 113-114.
77
North, Historia, 2001, p. 302.
Herschel, "On", 1783, pp. 247-283.
Herschel, Scientific, 1912.
23
24
Godfrey Guillaumin Juárez
bas de lo segundo son muy numerosas, mientras
que de lo primero descansan sólo en algunos pocos aunque fundamentales testimonios.78
Al final del trabajo, Herschel menciona que
se esperaría establecer la cantidad del movimiento del Sol, para lo cual solamente ofrece algunos
indicios que futuras observaciones podrán o bien
confirmar o mejorar; al respecto, Herschel sostiene que “podemos estimar de una manera general
que el movimiento del Sol concluyentemente no
puede ser menor que aquel que la Tierra tiene en
su órbita anual”.79 “El descubrimiento de los movimientos propios de las estrellas abrió la posibilidad
de discutir una visión completamente nueva de la
astronomía […] los astrónomos pronto iniciaron
un programa de mediciones sistemáticas de los movimientos propios de las estrellas”.80
Sexta tesis eliminada: detectando
la indetectable paralaje estelar
Copérnico, al suponer que la Tierra gira alrededor
del Sol generaba naturalmente una línea base enorme para medir la paralaje de las estrellas, a saber,
el diámetro de la órbita de la Tierra. Se debía simplemente medir la posición de alguna estrella con
respecto al fondo de estrellas y esperar seis meses
para volver a medir la posición de la misma estrella
y medir su desplazamiento aparente. Sin embargo,
la paralaje estelar no se detectaba, lo cual tenía dos
consecuencias directamente en contra de la idea de
que la Tierra gira alrededor del Sol: o bien la Tierra
estaba fija (y consecuentemente la hipótesis de Copérnico es falsa) o bien se mueve alrededor del Sol y
78
Herschel, Scientific, 1912, pp. 121-122.
Herschel, Scientific, 1912, p. 125.
80
A pesar de los argumentos de Herschel, hubo otros astrónomos que no estaban de acuerdo con su conclusión,
particularmente Jean-Baptist Biot (1774-1862) y Fiedrich Bessel (1784-1846) para quienes la evidencia observacional no
justificaba el movimiento del Sol. Sin embargo, en 1841, y ante la
Academia de San Petersburgo, Otto Wilhem Struve (1819-1905),
con la adquisición de nuevos datos gracias a nuevos instrumentos, estableció que la velocidad del Sol era de alrededor de 11 500
km/h, véase North, Historia, 2001, p. 302.
79
las estrellas están infinitamente lejos como para no
detectar su paralaje. Si ello fuera así, el tamaño real
de las estrellas debería ser desproporcionadamente
enorme como para poder observarlas a una distancia infinita.
Hemos visto cómo Horrocks derivó el valor
de la paralaje solar en 14'' a partir del estudio de una
observación astronómica privilegiada y muy poco
común, pero la paralaje estelar seguía sin ser detectada. Igualmente infructuosos fueron los intentos
de Hooke, Molyneux y Bradley, a pesar de que los
dos últimos contaban con instrumentos muy precisos para llevar a cabo dicha medición y con relojes
muy confiables. Sin embargo, el desarrollo de instrumentos geodésicos, de navegación y astronómicos fue particularmente importante durante el
siglo xviii atendiendo otros problemas, como la
medición de la longitud terrestre en altamar. Entre
los diversos desarrollos en los instrumentos durante esta época, fueron tres los que, tras décadas de
mejorías e innovaciones, resultaron particularmente importantes para la astronomía: el componente
óptico, el heliómetro y la división del círculo y el
círculo meridiano.
El componente óptico tiene que ver con la diferente óptica que utilizan los telescopios. Newton
había establecido en 1672 que la refracción de la luz
va siempre acompañada por dispersión o aberración cromática. Para evitar ese fenómeno en el uso
de telescopios, Newton desarrolló un telescopio
reflector que utilizaba un par de espejos internos.
Sin embargo, en 1729 Chester Moor Hall, un abogado e inventor inglés, descubrió que la aberración
cromática desaparecía juntando un lente convexo
de vidrio Flint y uno cóncavo de vidrio Crown.81
En 1753, John Dollond (1706-1761), quien fue
uno de los constructores y teóricos de instrumentos ópticos en Londres más reconocido, publicó un
trabajo en el que explicaba cómo mejorar los telescopios refractores utilizando una combinación de
lentes.82 Además presentaba un nuevo instrumento
que había diseñado para medir con mayor preci81
Mientras que el vidrio Flint tiene un índice de refracción
relativamente alto y presenta alta dispersión, el índice del vidrio
Crown es relativamente bajo y de baja dispersión.
82
Dollond, “Letter”, 1753, pp. 103-107.
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
sión la variación del diámetro aparente del Sol en
distintos momentos del año, es decir, un heliómetro. El instrumento consistía en dividir el objetivo
del telescopio en dos mitades semicirculares, las
cuales pueden deslizarse lateralmente de manera
independiente mediante un tornillo vernier. Ello
permite deslizamientos controlados muy finos. A
diferencia de los micrómetros ordinarios de la época, el heliómetro permitía medir con gran precisión
solamente las extremidades de la imagen divida.
Si bien originalmente estuvo diseñado para medir
el diámetro aparente del Sol, resultó muy útil para
medir el diámetro de otros cuerpos celestes, como
la Luna, planetas y estrellas. En 1757, Dollond publicó un estudio teórico sobre por qué se evitaba
la dispersión cromática con el uso de tales lentes,
refutando las conclusiones a las que Newton había
llegado sobre la dispersión cromática. “Debido a la
importancia práctica de sus investigaciones [ John
Dollond] recibió en 1761 la Medalla Copley y fue
elegido miembro de la Royal Society”.83 Su hijo, Peter Dollond, continuó el trabajo sobre la dispersión
e instrumentos astronómicos, mejorando y construyendo el micrómetro de cristal bipartito.
La mayoría de los instrumentos de geodesia,
navales y astronómicos, se componen de piezas
que son segmentos de círculo y son las que llevan
la escala, generalmente en grados, mediante la cual
se realiza la medición pertinente. El problema que
enfrentan los constructores de tales instrumentos
es cómo construir de manera precisa y confiable
esas piezas con escalas micrométricas. Ese era el
problema de la división del círculo. En astronomía
tal división era clave para detectar fenómenos que
hasta entonces habían sido indetectables con los
instrumentos construidos hasta esa época, precisamente como la paralaje estelar. La graduación de los
instrumentos de observación astronómica fue un
asunto importante desde la antigüedad en el arte de
su construcción.
La fase “pre-histórica” de la división de los instrumentos es obscura, aunque entre 1670 y 1740 es
posible discernir tres influencias significativas en el
83
King, History, 2003, p. 150.
desarrollo de tales instrumentos: Robert Hooke, el
mercado de los relojes y la invención del cuadrante de Hadley. Las maquinarias reconocibles más
tempranas no fueron construidas para escalas graduadas, sino para producir trabajo de engranaje horológico. Pero con la invención de un instrumento
náutico confiable por Hadley en 1731, se creó un incentivo para producir escalas baratas y abundantes
grabadas con estándares astronómicos de precisión.84
Sin embargo, y a pesar de estos intentos tempranos para la división de las escalas en instrumentos, “el primer impacto real sobre la manufactura
de instrumentos fue debido a Ramsden”.85 Jesse
Ramsden (1735-1800) fue matemático, artesano
y un muy habilidoso constructor de instrumentos
de alta precisión, que en 1762 estableció en Londres un pequeño taller para la construcción de diversos instrumentos geodésicos y náuticos, aunque
su principal contribución fue una herramienta para
construir y calibrar diferentes instrumentos: la máquina de división (Dividing engine).86 Así como unas
décadas antes se había inventado el reloj regulador
para calibrar los relojes astronómicos, la máquina
de división servía para calibrar con gran precisión
diversos instrumentos y su diseño era notable. Hacia mediados del siglo xviii, la mejor división del
círculo tenía límites de tres segundos de arco, pero
las máquinas que diseñó Ramsden alcanzaban ½ de
segundo de arco. La primera máquina de división
la construyó en 1766 y era adecuada para alcanzar
mayor precisión en instrumentos geodésicos y de
navegación; pero en 1775 construyó un instrumento muy superior para alta precisión en instrumentos
astronómicos. Consistía en
84
Chapman, Dividing, 1995, p. 124. John Hadley (16821744), un matemático y constructor inglés, inventó un octante
(o cuadrante de Hadley), y pensaba que ese instrumento podría
ser usado para encontrar la longitud terrestre determinando las
distancias lunares.
85
Bennett, Divided, 1987, p. 138.
86
En 1777 publicó un trabajo titulado Description of an
engine for dividing mathematical instruments, en https://archive.
org/details/descriptionofeng00rams, consultado el 20 de mayo
de 2016.
25
26
Godfrey Guillaumin Juárez
sujetar el círculo o arco que iba a ser graduado a una
rueda horizontal de 113 centímetros de diámetro;
un golpe hacia abajo en un pedal hacía girar la rueda
una distancia de 10 minutos de arco y la línea divisoria era marcada a mano, el punto de corte se indicaba en un marco radial. Una placa de bronce sobre
un tornillo sin fin era ulteriormente dividida en 60
partes, de manera tal que Ramsden podía hacer las
graduaciones a cada 10 segundos de arco.87
Esta máquina “era capaz de ejecutar las más
delicadas de las escalas náuticas, con una velocidad
y precisión consistente, que ganó para su inventor el
primer premio público en concederse para un método de graduación mecánica”.88 Correlativamente,
la máquina de división generaba criterios epistemológicos muy altos en la obtención de datos ya que
y con escala finamente graduada que solamente se
podía leer con un microscopio micrométrico.
El círculo completo permitía evaluar más fácilmente
los errores en el centrado y en otras operaciones de
pivoteado. Se utilizaban cronómetros de precisión
(‘reguladores’) en las mediciones de ciertos ángulos, para lo cual se cronometraba el tiempo que tardaban las estrellas en cruzar una retícula de alambre
iluminado en el plano focal del telescopio de tránsito.90
La precisión, confiabilidad y versatilidad en la
observación de este instrumento permitió “desarrollar nuevas teorías de los errores instrumentales, y
como consecuencia de esto las mediciones angulares
se volvieron mucho más precisas”.91 En astronomía,
el desarrollo más importante de finales del siglo
xviii es representado por la primera nueva generación de círculos astronómicos, es decir, círculos
completos divididos con miras telescópicas. Capaces de la división más exacta y de lecturas más precisas, y susceptibles de técnicas para la reducción de
errores, ellos pronto establecieron, a inicios del siglo
xix, un nuevo patrón para los instrumentos fundamentales en la astronomía.92
la graduación mecánica ofreció la posibilidad no
sólo de instrumentos más baratos y más abundantes, sino una precisión fácilmente atestiguada que
estaba libre de errores de, incluso, el mejor artesano.
Mientras que es verdad que los errores de la máquina de división descendían sobre cada escala que era
grabada, una vez que esos errores habían sido comprobados, podían ser eliminados mediante corrección rutinaria de una manera que era imposible con
la variedad de errores de las escalas hechas a mano.89
La máquina de Ramsden permitía la investigación confiable y segura de aspectos astronómicos
que estaban más allá de los límites cognitivos de los
otros instrumentos de la época, así como proporcionaba el medio adecuado para detectar y corregir
errores de calibración indetectables por el mejor
artesano.
Uno de los instrumentos astronómicos más importantes de Ramsden fue su círculo meridiano. Era
un telescopio de refracción montado sobre un eje
orientado de Este a Oeste (para que quedara alineado
con el meridiano). Además, este instrumento estaba
provisto de un círculo completo (a diferencia del cuadrante mural que solamente era un cuarto de círculo)
87
88
89
King, History, 2003, p. 162.
Chapman, Dividing, 1995, p. 130.
Chapman, Dividing, 1995, p. 130.
Uno de los astrónomos que se vieron beneficiados por la creciente mejoría en la práctica de
observaciones finas, confiables y de gran precisión
fue Wilhem Bessel (1784-1846), quien aprendió
astronomía por cuenta propia. En 1807, Wilhem M.
Olbers (1758-1840) le encargó a Bessel realizar una
reducción de las observaciones de Bradley de las
90
North, Historia, 2001, p. 315.
North, Historia, 2001, p. 315.
92
Bennett, Divided, 1987, p. 128. Durante la primera mitad
del siglo xix los instrumentos astronómicos se vieron beneficiados
por los avances industriales de Inglaterra, Francia y Alemania. Ya a
inicios de ese siglo había talleres y fábricas, especialmente en Alemania, que competían con los avanzados logros de los Dollond,
Ramsden y Cary en Londres. Especialmente firmas como las de
J. G. Repsold en Hamburgo, 1802, y G. Reichenbach en Munich,
1804. Alemania, además, tuvo la fortuna de que uno de los mejores matemáticos de la época, Carl Friedrerich Gauss, se interesara
activamente en los aspectos prácticos de la manufactura de instrumentos, véase North, Historia, 2001, p. 315.
91
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
posiciones de 3 222 estrellas a una fecha fija (1755),
las cuales Bradley había registrado de 1750 a 1762 en
el Observatorio Real de Greenwich. Bessel “estuvo
particularmente interesado en los factores que impactan la precisión de las observaciones y estudió la
precesión, la nutación, la aberración y la refracción,
además de desarrollar una teoría de los errores”.93 En
1810 fue nombrado director del reciente observatorio de Köninsberg, donde trabajó el resto de su vida.
En 1813 Bessel inició en Köninsberg un programa de
observaciones con un tránsito construido por Peter
Dollond y un círculo construido por Cary.94 En su
tarea de revisión de observaciones, analizó el catálogo hecho por Bradley, quien ya había introducido
correcciones de posiciones de catálogos existentes.
Bessel, a su vez, corrigió los errores en el catálogo
de Bradley, ya que necesitaba valores precisos de la
aberración y la refracción. Finalmente, en 1818 publicó sus Fundamentos de la astronomía para el año
1755, el cual contenía las posiciones reducidas de
3 222 estrellas, junto con una teoría completa de astronomía esférica y la reducción de datos; también
ofrecía los movimientos propios de las estrellas, tal
como habían sido derivadas de las observaciones
de Bradley, Piazzi y Bessel mismo. Este trabajo “representa un hito en la historia de las observaciones
astronómicas, porque hasta entonces las posiciones
de las estrellas no podían ser dadas con comparable
precisión: a través del trabajo de Bessel, las observaciones de Bradley fueron convertidas en la marca
del inició de la moderna astrometría”.95 En 1821,
Bessel acuñó la expresión “la ecuación personal”,
que se refiere a los inevitables efectos de percepción
del observador y circunstancias contextuales sobre
las mediciones astronómicas, especialmente en la
determinación del tiempo de los tránsitos.96
93
Bracher, Marché y Ragep, Biographical, 2006, p. 116.
William Cary (1759-1825) sirvió “como aprendiz de
Ramsden y, además de grandes instrumentos, construyó globos,
reglas, microscopios, clinómetros, brújulas y teodolitos de
tránsito […] Entre los grandes instrumentos de Cary estuvo su
impresionante círculo altazimutal hecho para Colonel Beaufoy, y
un instrumento de tránsito hecho en 1805 para el observatorio de
Moscú”, King, History, 2003, pp. 170-172.
95
Fricke, “Bessel”, 1972, p. 99.
96
La ecuación personal está relacionada con errores de observación que se originan “en la limitación de los sentidos su naturaleza subjetiva […] Trabajando en un periodo de gran intereses en
94
A partir de 1819 cambiaron los telescopios en
el observatorio de Köninsberg, “el modesto equipo
del observatorio fue marcadamente mejorado por la
adquisición de un círculo meridiano ReichenbachUtzschneider en 1819; un gran heliómetro Fraunhofer-Utzchneider en 1829 y un círculo meridiano
Repsold en 1841”.97 A partir de 1819, Bessel utilizó
el círculo meridiano para dos fines: en la determinación de los movimientos de las estrellas, de manera
tal que sus posiciones pudieran ser predichas para
todo tiempo, y en la definición de un sistema de
referencia para las posiciones de las estrellas. Entre
1821 y 1833 determinó las posiciones de aproximadamente 75 000 estrellas en zonas de declinación
entre -15º y +45º, y con esas observaciones desarrolló los métodos para determinar errores instrumentales, incluyendo aquellos de la división del círculo,
y los eliminó de sus observaciones.98 Una vez contando con un catálogo de estrellas que medían las
posiciones desde una fecha fija y con una precisión
inédita, Bessel intentó medir la paralaje estelar.
Bessel sabía de los fracasos de Bradley y de
Herschel para medir la paralaje estelar, y en realidad
de todos los astrónomos anteriores. Particularmente comprendía que una de las fallas de Herschel
había sido suponer que el brillo mayor de una estrella, comparativamente con su par, indica mayor
proximidad a nosotros.99 Bessel atacó el problema
con un supuesto diferente, a saber: que entre mayor
sea el movimiento propio de una estrella, menor es
la distancia al Sol, por lo que se tendría que escoger una estrella que presente un movimiento propio
muy grande como punto de referencia para medir
los errores de la observación astronómica y sus tratamientos matemáticos, Bessel percibió en 1816, la importancia del incidente de Kinnebrooke y publicó un análisis del caso en 1822”, Hon,
“Towards”, 1989, p. 490. Ese incidente tuvo lugar en enero de
1796 en el Observatorio Real de Greenwich. N. Maskelyne (17321811) despidió a su asistente Kinnebrooke debido a que éste último registraba los tiempos que medía de los tránsitos estelares casi
un segundo más que lo que el propio Maskelyne lo hacía, lo cual
era grave ya que la calibración del reloj de Greenwich dependía de
tales observaciones.
97
Fricke, “Bessel”, 1972, p. 98.
98
Fricke, “Bessel”, 1972, p. 100.
99
Ese supuesto sería correcto si todas las estrellas tuvieran
la misma luminosidad y la absorción de luz del medio interestelar
fuera homogénea, lo cual ahora sabemos que no es así.
27
28
Godfrey Guillaumin Juárez
la paralaje estelar. Bessel escogió la estrella designada en el catálogo de Flamsteed como 61 Cygni debido a que presenta un movimiento propio de 5.2''
por año. Para realizar la medición Bessel utilizó el
heliómetro Fraunhofer-Utzchneider y escogió dos
estrellas cercanas a 61 Cygni a unos 8' y 12' de arco.
61 Cygni es de hecho una estrella binaria, y entre
ambas presentan una diferencia de brillo de casi una
magnitud y unos 16'' de arco entre ellas. Ello mejora la precisión de la determinación de la paralaje
porque el punto medio entre ambas puede ser tomado como referencia para la medición. Después
de observar durante 18 meses, Bessel tenía suficientes datos para determinar confiablemente la paralaje
de 61 Cygni en 0.314'', con una media de error de
±0.020'', por lo que la distancia del Sol a 61 Cygni
era de 6.9 x 105 radios de la órbita terrestre.100 Bessel
publicó su resultado en 1838, y fue la primera vez
en la historia que se podía conocer la distancia absoluta a una estrella. El supuesto de Bessel respecto
al mayor movimiento propio de las estrellas resultó
correcto y “permaneció como criterio para la elección de estrellas para programas de paralaje […] El
trabajo pionero de Bessel [y posteriormente los de]
Henderson y Struve, no sólo abrió una nueva era de
la investigación astronómica sino también presentó
los fundamentos para la investigación de la estructura de nuestro sistema solar”.101
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Conclusiones
A la luz del presente estudio es posible establecer
algunas conclusiones:
1.
100
La llamada astronomía ptolemaica se componía de seis tesis centrales las cuales no fueron
abandonadas todas juntas al mismo tiempo. El
proceso de eliminación duró alrededor de trescientos años (1543-1838), y no, como tradicionalmente se ha mantenido, de 1543 a 1687.
En la época de Bessel se sabía que el radio de la órbita terrestre promedio era de unos 150 000 000 km, por lo que en años
luz 61 Cygni estaría a 10.9.
101
Fricke, “Bessel”, 1972, p. 101.
8.
9.
El proceso de eliminación no fue de tipo “todo
a la vez”, sino contrariamente, de “sustitución
pieza por pieza con coexistencia de tesis antiguas/nuevas”.
En todos los casos, excepto en Copérnico, dicho proceso de eliminación fue posible mediante la creación de procedimientos inéditos de
medición científica.
Comparativamente, las últimas tesis en eliminarse requirieron de procedimientos de medición de varios cientos de órdenes de precisión
y exactitud mayores que lo requerido para las
primeras tesis en ser eliminadas.
Derivado del punto 4, el proceso de eliminación
consistió en la creación de procedimientos de
medición cada vez de mayores capacidades tecnológicas y matemáticas que requerían, correlativa y recíprocamente, de mayores habilidades cognitivas, por lo cual se podría denominar
a ello eliminación creativa.
El conocimiento, la matemática y la tecnología
para plantear una tesis (científica o que aparece
en un corpus científico) es varios órdenes inferior (tecnológica, metodológica, matemática,
epistémica, lógica y cognitivamente) que lo requerido para eliminarla creativamente.
Toda teoría filosófica de cambio científico que
sostenga que el cambio teórico es total e instantáneo, y de una teoría por otra, es histórica,
epistémica y cognitivamente incompatible con
el presente estudio, principalmente derivado
de la conclusión 2.
Los procedimientos de medición astronómica
utilizados en la eliminación creativa de la astronomía ptolemaica estuvieron constituidos
por interrelaciones de retroalimentación entre
datos, matemática y ontología; solamente después de varias fases se logró una integración
óptima entre esos tres componentes.
Sin la creación, uso y mejora de procedimientos de medición científica no hubiera sido posible la eliminación creativa de la astronomía
ptolemaica, aunque sí su eliminación simple, o
mera sustitución explicativa, es decir, reordenamiento de los mismos datos para generar diferentes explicaciones.
La revolución silenciosa o la ignorada función de la medición en la revolución científica
10. La eliminación creativa supuso la expansión de
prácticas de medición. Por expansión se quiere
decir mejoría de instrumentos y de habilidades
cognitivas, creación de nuevos instrumentos,
creación de nuevos estándares epistémicos y
nuevas reglas, ampliación del conocimiento
de la naturaleza, creación de nuevas técnicas y
escalas de medición, nuevas técnicas matemáticas de procesamiento de datos, nuevos controles de errores, etcétera.
11. Copérnico realizó una eliminación simple de la
tesis ptolemaica sobre las posiciones del Sol y
la Tierra, conservando todas las demás. Ello fue
así principalmente porque no modificó, mejoró
ni renovó las técnicas básicas de medición astronómica anteriores.
12. En la medida en que la eliminación creativa de
cada tesis ptolemaica requirió de una interrelación cada vez más armónica entre datos, instrumentos y herramientas matemáticas cada vez
más precisos, exactos y confiables, la eliminación creativa de todas las tesis ptolemaicas constituyó un complejo proceso cognitivo ampliativo
de expansión creciente.
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