Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Academia.eduAcademia.edu
paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 1 25/03/20 16:02 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 2 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Juan Rafael Zimbrón Romero CDMX Diciembre del 2019 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 3 25/03/20 16:02 TÍTULO ORIGINAL: RÉPLICAS EN MINIATURA DEL PAISAJE Y POCITAS TALLADAS EN PIEDRA EN XOCHIMILCO Y MILPA ALTA. “LA REGION SAGRADA DE LOS XOCHIMILCAS”/ ZIMBRÓN ROMERO, JUAN RAFAEL-ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA - MÉXICO, 2008, 420P. RÚSTICA PAISAJES TALLADOS EN PIEDRA EN XOCHIMILCO Y MILPA ALTA PRIMERA EDICIÓN MARZO 2009, EDICIONES FUENTE CULTURAL, MÉXICO. SEGUNDA EDICIÓN DICIEMBRE 2019, EDICIONES FUENTE CULTURAL, MÉXICO. SEP- INDAUTOR. DERECHOS RESERVADOS: DR. ©2009 EDICIONES FUENTE CULTURAL JUAN RAFAEL ZIMBRÓN ROMERO DON LUIS 10. COL. NATIVITAS. ALCALDÍA BENITO JUÁREZ CP03500 MEXICO, DF. TEL 5532 06 26 zimbron64@hotmail.com IMPRESO Y HECHO EN MÉXICO. ISBN: 978-607-00-1790-2 FORMACIÓN Y DISEÑO DE PORTADA; D.G. JUAN RANGEL DELGADO. paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 4 25/03/20 16:02 Esta investigación está dedicada a mi hermana viva, a mi Padre muerto y a mi Madre que murió antes de su primera edición. paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 5 25/03/20 16:02 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 6 25/03/20 16:02 Agradecimientos E l presente estudio tiene como objetivo central analizar los elementos arqueológicos que se han dado en llamar maquetas prehispánicas y pocitas talladas en piedra, cuyo proyecto inicié hace más de una década y me sirvió para ser admitido en el programa de posgrado de la Maestría en Historia y Etnohistoria, generación 1990-1992, que se impartió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Para mi preparación académica participé en el Taller Organización Social y Cosmovisiones Prehispánicas, dirigido por la Doctora Broda, a quien agradezco y debo parte de mi formación profesional en las disciplinas antropológicas. De la Doctora Johanna Broda, recibí siempre un decidido apoyo y muchos estímulos para desarrollar el presente estudio, que fue enmarcado dentro la línea de investigación del “Culto a los cerros” propuesta por ella, además, sus acertados planteamientos teóricos y sus cometarios fueron sumamente valiosos para concluir en buen término este trabajo. De una prolongada temporada de campo en las montañas de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, no sólo obtuve la ubicación de las piedras labradas con motivos en miniatura que nos ocupa en este estudio y los puntos donde se efectúan los ortos y ocasos en el horizonte de estos sitios, sino también la amistad de muchos de sus habitantes quienes me iniciaron en sus ancestrales conocimientos en la naturaleza de su cultura y antiguas tradiciones. Mención especial merecen los finados Don Modesto Rodríguez, quien fue mayordomo vitalicio de la fiesta de Santa Cruz, en el pueblo de Acalpixca y el cronista Rodolfo Cordero López de Xochimilco. El señor Tlachiquero David residente de Santa Ana en Milpa Alta y Guillermo Martínez originario de San Mateo Xalpa, asentamiento ubicado en la montaña de Xochimilco. A los ciudadanos: Manuel Miranda, Félix Venancio, Alejandro González, Miguel Alquicira, Esteban Gómez Belmont, Angélica Palma y Héctor Celedón, quiénes me acompañaron en varias ocasiones para mostrarme las piedras labradas en las peñas de los cerros xochimilcas. A todos ellos les guardo respeto y agradecimiento por compartir sus conocimientos y por haberme admitido en sus comunidades. En el campo académico le agradezco a la Doctora Hilda Iparraguirre, quien siempre nos brindó un gran apoyo a todos los asistentes a los Talleres de Etnohistoria y tuvo el acierto de respaldar 7 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 7 25/03/20 16:02 la publicación de los proyectos de investigación de nuestra generación. También es preciso mencionar al Doctor Andrés Medina quien siempre estuvo atento a los resultados de este estudio y a su apreciable esposa Beatriz Albores. Mi reconocimiento al Maestro Alejandro Robles García con quien pude compartir algunas salidas a los sitios de la Cuenca donde él había encontrado maquetas y pocitas, así como el escuchar sus valiosos comentarios en cuanto al uso y simbolismo de estos objetos labrados. Tampoco podemos dejar de lado la valiosa orientación en el área de la arqueoastronomía del Doctor Iván Sprajc, quien además me proporcionó algunos de los cálculos de los alineamientos de estructuras piramidales e iglesias católicas en Xochimilco. De igual manera agradecer al Doctor Druzo Maldonado por sus apreciaciones y apoyo al proporcionarme bibliografía referente al tema de las piedras esculpidas bajo la técnica de maqueta y la revisión del escrito en varias ocasiones. Por el diálogo que se estableció en torno a las maquetas dentro del Taller de Etnohistoria, no puedo dejar de mencionar como copartícipes a los Arqueólogos: Francisco Rivas Castro, María del Carmen Lechuga García, Guizzela Castillo Romero, Raúl Aranda Monroy, Alejandra Gámez Espinoza, José Ignacio Sánchez Alaniz, Gabriel Espinosa Pineda y Rubén Bernardo Morante López. Finalmente agradezco a las arqueólogas: Diana Trejo por sus comentarios en torno al tema de las maquetas prehispánicas tipo “Mezcala de Guerrero” y a Carmen Cook, quién influyó definitivamente en el estudio de estos tallados en miniatura, así como por la amistad que mantuvimos durante sus últimos años de vida. 8 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 8 25/03/20 16:02 Prólogo E ste volumen es resultado de una investigación que Rafael Zimbrón ha llevado a cabo durante varios años con mucha dedicación y entusiasmo y que surgió a partir de su interés por esclarecer el enigma que representan las rocas talladas en miniatura que se observan con frecuencia en el paisaje cultural del sur de la Cuenca de México. El estudio se basa en una exhaustiva investigación de campo, recorridos por los cerros y parajes que quedan aún sin urbanizarse e incluye la observación de muchas salidas del Sol sobre el horizonte este de la Cuenca con su espectacular panorama de los grandes volcanes (Popocatépetl e Iztaccíhuatl) y su continuación en el perfil de los cerros Papayo, Telapón y Tláloc. El tema tiene un interés particular y el trabajo constituye un esfuerzo original de sistematización e interpretación de datos de primera mano sobre los que hasta el momento no se había hecho ninguna investigación exhaustiva. Este estudio monográfico especializado aplica un enfoque interdisciplinario y abarca en sus interpretaciones temas de la historia y la etnohistoria, la arqueología y la etnografía del Suroeste de la Cuenca de México, particularmente la región de Xochimilco y Milpa Alta. En él se abordan temas del estudio del paisaje ritual y la geografía cultural; la interrelación entre sociedad, naturaleza, y territorio; y el ordenamiento del tiempo y el espacio en Mesoamérica. Se describen detalladamente los lugares sagrados que abarcan los restos arqueológicos de estos tallados en roca, llamados “maquetas”, “réplicas”, “pocitas” etc., algunas de ellas siguen recibiendo culto hasta la actualidad y de esta manera mantienen elementos simbólicos de la tradición mesoamericana del culto a los cerros y al agua además de la observación solar. Ya que el término “maqueta” surgió a partir de estudios urbanísticos y evoca demasiado estrechamente el concepto de “maqueta arquitectónica”, Rafael Zimbrón propone hablar mejor de “réplicas en miniatura del paisaje”, lo cual equivale a una descripción más exacta del significado y las funciones de tales objetos. En esta obra, el doctor Zimbrón reseña además una bibliografía relevante, que se refiere a los datos históricos sobre estos objetos materiales y las prácticas rituales relacionadas con ellas. Por otra parte, los datos monográficos que son el resultado de la exhaustiva investigación de campo del autor, se presentan en un APÉNDICE cuyo registro detallado (que abarca más de 100 pp.), sin duda, tendrá gran interés para los especialistas interesados en el tema. Este registro constituye también una contribución a la historia local y la antropología de los territorios de las alcaldías de 9 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 9 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero Xochimilco y de Milpa Alta, regiones de la Ciudad de México que han conservado en mayor medida que otras partes de la megaurbe su medio ambiente natural, sus tradiciones y costumbres locales; sin embargo, es apremiante ayudar a rescatar y conservar estas costumbres y conocimientos. El texto cuenta además con un cuerpo extenso de fotografías tomadas por el autor; este registro fotográfico en sí constituye una valiosa aportación, se trata de un registro histórico y arqueológico muy notable. En esta perspectiva vale la pena señalar que esta obra cumple también con una función de rescate de valiosos datos arqueológicos sobre el pasado prehispánico del Sur de la Cuenca, región que está cada vez más amenazada por el irracional y caótico crecimiento urbano. Estas evidencias merecen ser conocidas por los habitantes de Xochimilco y Milpa Alta en primer lugar y la población de la Cuenca y el público general en términos más amplios. Dado que he acompañado a lo largo de hace ya varios años el proceso del desarrollo y la elaboración de esta investigación que en su momento fue presentada como tesis de posgrado en Historia y Etnohistoria en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, representa para mí una particular satisfacción ver su culminación en esta publicación gracias al apoyo brindado por el PROGRAMA ALTEPETL 2019 coordinado por la autoridad ZONA PATRIMONIAL. DE XOCHIMILCO. Magdalena Contreras, Ciudad de México, 25 de agosto de 2019 Dra. Johanna Broda Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM Posgrado en Historia y Etnohistoria, ENAH 10 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 10 25/03/20 16:02 Índice Agradecimientos Índice Prologo Introducción General Capítulo uno Réplicas prehispánicas y pocitas talladas en piedra en mesoamerica. 1. Objetos de nuestra investigación. 1.1.1. Réplicas en la iconografía cristiana. 1. 2. Réplicas prehispánicas mesoamericanas. 1.2.1. Réplicas en barro. 1.2.2. Réplicas en piedra tipo Mezcala. 1.2.3. Réplicas desarmables teotihuacanas. 1.2.4. Réplicas huicholas (pirámide solar). 1.2.5. Réplicas teotihuacanas y mexicas semifijas y fijas. 1.2.6. Réplicas mexicas comestibles. 1.2.7. Las maquetas o réplicas con o sin pocitas y pocitas aisladas en piedra. 1.2.7.1. Tres características primordiales de las réplicas con pocitas. 1.2.7.2. Pocitas talladas en piedra. 1.3. Cronología de las réplicas prehispánicas con pocitas y pocitas aisladas. 1.3.8.1. Pocitas y canalitos en los sitios olmecas y en Xochimilco. 1.3.8.2. El sitio olmeca de Chalcatzingo, Morelos. Capítulo dos 2. Las replicas en miniatura y las pocitas en los estudios mesoamericanos 2.1. Hipótesis de diferentes autores sobre el simbolismo y función de las replicas prehispánicas y pocitas. 2.1.1. Las réplicas prehispánicas ocupadas el la arquitectura y el urbanismo. 2.1.1.1. Horst Hartung, “Maquetas de Oaxaca”. 2.1.1.2. Carmen Cook de Leonhard, “Maqueta de .Xochimilco.” 2.1.1.3. José Hernández, “Maqueta de Tejupilco”, en el Estado de México. 2.1.1.4. Comentarios. 2.2. Las réplicas prehispánicas reproducen el sitio arqueológico donde se ubican. 2.2.1. Comentarios 2.3. Las piedras talladas con temas urbanos ¿son Maquetas o Modelos? 11 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 11 25/03/20 16:02 2.4. Las réplicas con o sin pocitas reproducen el cosmos. 2.5. Planeación Calendárica: Orientación religiosa. 2.5.1. Planeación Calendárica: Sistema radial urbano. 2.6. Las réplicas en piedra usadas como mapas de localización. 2.6.1. Piedra mapa o de Nahualapa en Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco. 2.7. Las réplicas y pocitas usadas como marcadores de límites territoriales y políticos. 2.7.1. Comentarios. 2.8. Las réplicas y pocitas talladas en piedra usadas en rituales. 2.9. Las pocitas como receptáculos rituales de agua sagrada. 2.9.1 Comentarios sobre las formas en que las pocitas se tallaron en la piedra. 2.10. Las réplicas con pocitas y pocitas consideradas como altares. 2.10.1. La réplica de Tejupilco. 2.10.2. Las réplicas de Juchipila. 2.10.3. Nuestros comentarios y propuestas: 2.11. Las réplicas con escaleras en miniatura cultos y simbología. 2.11.1. La cruz punteada “ACA” y su relación solar. 2.12. Las réplicas con pocitas y pocitas y su uso astronómico. 2.12.1. Las pocitas y su uso ceremonial-astronómico. 2.12.1.1. La réplica de Acalpixca contiene números calendáricos o astronómicos. 2.12.1.2. Comentarios, propuestas y resultados. 2.13. Las pocitas y sus usos productivos. 2.13.1. Las pocitas utilizadas en la explotación de la sal. 2.13.2. Las pocitas utilizadas en la producción minera. 2.13.3. Las pocitas utilizadas en la producción agrícola en terrazas. 2.14. Las pocitas utilizadas en la preparación y maceración de alimentos. 2.14.1. Las pocitas usadas para depositar agua y comida. 2.14.2. Comentarios: Capítulo tres 3. Características de las réplicas en miniatura del paisaje con pocitas o modelos mesoamericanos (análisis y propuestas). Antecedentes 3.1. Maqueta es sinónimo de modelo. 3.2. Diferencias entre la maqueta arquitectónica y la arqueológica. 3.2.1. Maqueta arquitectónica. 3.2.2. Maqueta arqueológica. 3.3. Concepto de maqueta prehispánica utilizado en este estudio. 3.4. Proponemos que las maquetas prehispánicas, son relieves en miniatura. 3.4.1. La miniatura como resultado de la apropiación del espacio y del paisaje. 3.5. Proponemos llamar a las maquetas como réplicas en miniatura del paisaje. paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 12 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 3.5.1. Las maquetas con pocitas son las réplicas de sitios reales, idealizados o lugares míticos. 3.6. Las maquetas con pocitas son las replicas de un “modelo común.” 3.7. Posibles técnicas utilizadas para tallar las réplicas en miniatura. 3.8. La piedra es la representación simbólica de Cerros. 3.9. La localización territorial de las réplicas con pocitas y pocitas aisladas. 3.9.1. Las pocitas y su ubicación en el territorio sur de la Cuenca del Valle de México. 3.9.2. Temas de las réplicas indígenas fijas en piedra. 3.9.3. Relación espacial de las réplicas y pocitas prehispánicas en el territorio. 3.9.4. Análisis Arqueoastronómico. Capitulo cuatro 4. Las réplicas prehispanicas y las piedras con pocitas, fueron altares ocupados en los rituales solares y de los cerros. 4.1. El urbanismo indígena. 4.2. Fenómenos naturales que dan significado a los relieves tallados. 4.2.1. Las réplicas prehispánicas y pocitas aisladas: su relación con la lluvia y el agua. 4.2.2. Las réplicas prehispánicas y pocitas aisladas: su relación con el Sol. 4.2.3. Relación de las pocitas con Tláloc, el agua y la lluvia. 4.3. Las réplicas de cerros en miniatura y las fiestas mexicas. 4.3.1. Las réplicas prehispánica y pocitas fueron altares de ritos de autosacrificio y en las fiestas mexicas. 4.4. Réplicas de escaleras en miniatura y pocitas talladas en piedra. 4.4.1. Las réplicas con escaleritas están relacionadas con el agua y el Sol. 4.4.2. Las réplicas con escaleritas están asociadas con las fiestas mexicas de Atemoztli y Atlcahualo. 4.4.3. Las escaleras en miniatura como parte de un culto a los cerros y a las terrazas agrícolas. 4.4.4. Las réplicas con escaleritas y pocitas sirvieron como altares en rituales de autosacrificio como parte del culto solar. 4.4.5. Las escaleras en miniatura como parte de un culto al Sol entre los huicholes. 4.5. Las réplicas con pocitas y pocitas aisladas y su uso ritual actual. Epilogo Reflexiones finales 13 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 13 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero Anexo 1 5. Réplicas en miniatura del paisaje, pocitas y petroglifos localizadas en Xochimilco, Cuitlahuac y Malacatepec Momoxco. 5.1. Las réplicas en miniatura del paisaje: Localización y su descripción iconográfica 5.1.1. Las escaleras y su relación con los tallados en miniatura. 5.1.2. Las terrazas agrícolas como tema de las réplicas en miniatura. 5.1.3. Tipología de las escaleras y pocitas talladas en Xochimilco. 5.1.4. Las réplicas en miniatura y su relación con el agua y la lluvia. 5.2. Red de réplicas del paisaje en miniatura, pocitas y petroglifos localizadas en la montaña de Xochimilco. 5.2.1. La réplica del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca en Xochimilco. 5.2.2. Estudios sobre los petroglifos de Santa Cruz Acalpixca. 5.2.3. Estudios sobre la réplica en miniatura de Santa Cruz Acalpixca. 5.2.4. Interpretación del contenido temático de la réplica de Acalpixca por Carmen Cook. 5.2.5. Nuestra interpretación del contenido temático de la réplica en miniatura de Acalpixca. 5.2.6. Contenido simbolismo de la réplica de Acalpixca. 5.2.7. Terrazas agrícolas en miniatura en el cerro Cuahilama en Acalpixca. 5.2.8. Pocita ubicada en la falda norte del cerro Cuahilama en Acalpixca. 5.3. Replicas, pocitas y petroglifos y su relación con el circuito de caminos vecinales y límites territoriales de los pueblos. 5.3.1. Terracitas y figuras antropomorfas y un Tláloc en el barrio de Tecacalanco en Acalpixca. 5.3.2. Petroglifo del Sol en un montículo en Acalpixca y Xicomulco. 5.3.3. Gran peñasco con pocitas en Acalpixca, Xicomulco y Tepetlapa. 5.3.4. Pocitas y canalitos, escaleras y terrazas, en Acalpixca, Zacapan y Tepetlapa. 5.3.5. Montículos con piedras labradas en Acalpixca y Zacapan. 5.4. Réplicas en miniatura del paisaje, pocitas y petroglifos en los circuitos de caminos y los límites de San Gregorio Atlapulco, Santa Cruz Acalpixca y San Bartolomé Xicomulco. 5.4.1. Conjunto de petroglifos, esculturas y pocitas en Atlapulco. 5.4.2. Pocitas talladas en las peñas de las montañas terraceadas de Atlapulco. 5.4.3. Pocita tallada en las peñas a orilla de una pequeña barranca en Atlapulco. 5.4.4. Tallado escalonado, pocita y trono en una terraza en Atlapulco. 5.4.5. Conjunto de pocitas talladas en piedra en Atlapulco y Xicomulco. 5.4.6. Árbol en forma de cruz en Acalpixca, Atlapulco y Xicomulco. 5.4.7. El sitio de “Piedra Larga” en Acalpixca y Xicomulco. 5.4.8. Réplicas terraceadas antes del sitio de Piedra Larga. 5.4.9. Piedra con motivos geométricos y diseños escalonados en Acalpixca y Atlapulco. 5.4.10. Cruz punteada teotihuacana en Acalpixca y Atlapulco. 14 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 14 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 5.5. Red de réplicas del paisaje en miniatura, pocitas y petroglifos, localizados en Santa María Nativitas, Zacapan y San Lorenzo Atemoaya. 5.5.1. Vereda con peñas labradas con motivos escalonados en Zacapan y Atemoaya. 5.6. Red de réplicas del paisaje en miniatura, pocitas y petroglifos localizados en San Lucas Xochimanca, San Mateo Xalpa y San Miguel Topilejo. 5.6.1. Piedra tallada con pocitas y trono en Xochimanca y Ahuayucan. 5.6.2. Réplicas en miniatura del paisaje, altares y petroglifos en Xalpa. 5.6.3. Petroglifos con pocita y canalitos en Xalpa. 5.6.4. Réplica en miniatura del paisaje con pocita en Topilejo. 5.7. Red de réplicas del paisaje, pocitas y petroglifos localizados en San Pedro Tláhuac. 5.7.1. Las réplicas en miniatura, pocitas y petroglifos en el sitio de los Olivos. 5.8. Red de réplicas en miniatura, pocitas y petroglifos en los pueblos de Milpa Alta, Malacachtepec Momoxco. 5.8.1. Cinco pocitas talladas en una piedra en las afueras de San Lorenzo Tlacoyucan. 5.8.2. Pocitas y nichos, en las terrazas agrícolas de San Juan Tepenahuac. 5.8.3. Pintura rupestre en el cerro Tecpayo en San Francisco Tecoxpa, y Tecómitl. 5.8.4. Pocita en la base de piedra de una cruz cristiana en San Antonio Tecómitl. 5.8.5. Réplica en miniatura, piletita y pocitas en San Pedro Atocpan en Milpa Alta. 5.9. Réplicas en miniatura del paisaje, pocitas y petroglifos y sus relaciones astronómicas y su posible participación en cultos al sol. 5.9.1. Características solares de las réplicas en miniatura del paisaje, en Xochimilco, Tláhuac y Malacachtepec Momoxco. 5.9.2. Alineamientos solares de las réplicas en miniatura del paisaje, pocitas y petroglifos, en la montaña de Xochimilco y Malacachtepec Momoxco. 5.9.2.1. Piedras labradas desde las cuales se hacían observaciones solares y rituales en ciertas fechas del calendario agrícola. 5.9.2.2. Pocitas en el Paraje de “Piedra Larga” en Acalpixca y su alineamiento solar con el cerro Xochitepec durante el solsticio de diciembre. 5.9.2.3. El cerro Xochitepec emblema de Xochimilco; sus pocitas, estructuras y petroglifos y sus propiedades solares. 5.9.2.4. Loma principal del Xochitepec. 5.9.2.5. Segunda loma del Xochitepec. 5.9.2.6. Tercer loma del Xochitepec. 5.10. Altares solares de piedra en Santa Cecilia Tepetlapa y San Bartolomé Xicomulco. 5.10.1. Pueblo de Santa Cecilia Tepetlapa. 5.10.2. Sitio las Peñitas en el pueblo de Santa Cecilia Tepetlapa. 5.10.3. Particularidades solares del sitio de las Peñitas en Santa Cecilia Tepetlapa. 5.10.4. Réplicas en miniatura de terrazas agrícolas en Santa Cecilia Tepetlapa 5.10.5. Pocitas en piedra dentro de una terraza en Santa Cecilia Tepetlapa. 5.10.6. Réplica de un templo, pocita y trono asociada al culto solar y al equinoccio en San Bartolomé Xicomulco en Milpa Alta. 15 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 15 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.10.7. Particularidades y alineamientos solares de la pocita y el templo indígena de Xicomulco. 5.11. Las pocitas del cerro Acopiaxco en el pueblo de Parres en Tlalpan. 5.12. Las terrazas agrícolas o para la explotación de la sal, del sitio de Hierve el agua en Oaxaca. Tabla resúmen de coordenadas geográficas réplicas y pocitas Mapa de localización de las réplicas y pocitas. Anexo 2 Datos comparativos de las réplicas en miniatura en otras partes del mundo 6.1. Nombres como se conocen las pocitas en otros países. 6.2. Antigüedad de las pocitas en Norte América, Centro y Sudamérica. 6.3. Piedra del mapa en San Juan de Colón en Venezuela. 6.4. Piedra del mapa en “Ciudad Perdida” Colombia. 6.5 Las réplicas con pocitas, son fuentes rituales de atracción mágica de lluvia. Honduras, Perú y Colombia. 6.5.1. En el sitio conocido como Kenko, cerca de la ciudad de Cuzco en Perú. 6.6. Las escaleras en miniatura como parte de un culto a los ancestros y a la fertilidad. 6.7. Función calendárica y astronómica. 6.8. Función económica: Las pocitas usadas como morteros 6.9. Las cazoletas (pocitas) en piedra usadas para almacenar agua (España). Índice de figuras. Bibliografía. 16 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 16 25/03/20 16:02 Introducción general Antecedentes L a amistad con la arqueóloga Carmen Cook de Leonard y las eternas pláticas que tuvimos sobre los temas urbanos, arqueológicos y astronómicos, fueron determinantes para detonar el deseo de estudiar de una forma sistemática la llamada “maqueta” prehispánica del cerro Cuahilama y las réplicas de escaleras y las piedras con pocitas que se localizan en la región montañosa de Xochimilco y Milpa Alta. Uno de los puntos más controvertidos es cuando ella dice en su artículo muy conocido, que no son maquetas desde el punto de vista arquitectónico, es decir que no fueron ocupadas en actividades constructivas, sino como altares de autosacrificio, uso que le daban a las pocitas en piedra, en la zona nahua de Guerrero, según lo registra el cronista Hernando Ruiz de Alarcón y Jacinto de la Serna; y sugiere Carmen llamarlos, a los monolitos como el de Acalpixca, “réplicas simbólicas de lugares sagrados” (Cook, 1955: 180). Sin embargo ella con estudios de arquitectura sabía identificar este tipo de labrados y nos dijo a nivel de comentario personal que estos objetos sí son maquetas por sus técnicas de representación, pero que la función de estos relieves en piedra entra en el campo del ritual y la religión y no fueron ocupadas como herramientas edificatorias. Además trataremos de elaborar una propuesta del uso y significado de las pocitas que son a veces diminutos cuencos labrados en roca, que se encuentran aislados o en conjunto y en ocasiones formando sistemas de riego en miniatura, como en Chalcatzingo, Morelos. Sin embargo, faltaba ubicar a estas obras labradas en forma tridimensional, bidimensional y en miniatura, en un contexto más apropiado y dentro de las actividades rituales y religiosas desarrolladas por los pobladores mesoamericanos antes de la llegada de los invasores europeos, y esto fue posible gracias al marco teórico, que por más de una década, ha elaborado y desarrollado la Doctora Johanna Broda (1991a, 1996, 1997b), en torno al culto mexica a Tláloc, al agua, a la fertilidad y a los cerros, y mediante de los conceptos explicativos como cosmovisión, paisaje ritual, y de las teorías que provienen de la geografía cultural, dando los parámetros apropiados desde los cuales se debían interpretar y ubicar a estos tallados tridimensionales. Y es precisamente en las fiestas calendáricas de Tepeilhuitl y Atemoztli, que estaban dedicadas a los cerros, y donde se hacían modelos en miniatura de los principales montes que bordeaban al oriente a la Cuenca de México, y para ello los aztecas ocupaban masa de tzoalli, y con ella, reproducían los grandes volcanes como el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl y luego dichas réplicas en miniaturas eran comidas. 17 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 17 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero La tradición de reproducir montañas a pequeña escala, se relacionaba con la práctica de tallar, en grandes monolitos, temas urbanos y agrícolas, terrazas de cultivo en miniatura, donde la piedra representaba la topografía, los cerros y el territorio, y que servían de altares en cultos al Sol y a los cerros, por lo que debían analizarse por separado de otras obras que se clasifican como maquetas, porque tuvieron otros usos y funciones en el mundo indígena. Además, el término modelo o maqueta para nombrar estos relieves en piedra, habría que ajustarlo un poco, cambiar el de pequeña escala, para considerarlos como obras en miniatura y ocupar la categoría antropológica de réplica, término estudiado por Alfredo López Austin (1995) y que podemos resumir y tener como ejemplo la práctica religiosa de algunos grupos indígenas actuales de considerar al Sol como su deidad y entrar al templo y considerar a Cristo crucificado como la réplica del Astro. Por lo que estos relieves que acotamos, proponemos llamarlos réplicas en miniatura del paisaje o paisajes en miniatura tallados en piedra, nombre que nos permite incluir la actividad prehispánica de tratar de reproducir en el mundo real, ciudades idealizadas, legendarias y mitológicas de origen o como el Tlalocan y el Tamoanchan, sin que por esto dejen de considerarse como réplicas del paisaje indígena, o lugares verdaderos y que al final todos estos sitios forman parte de su cosmovisión. Así, el concepto de réplica, se refiere a las prácticas indígenas de construir en el territorio sitios que reproducen las ideas religiosas sobre el universo, lugares ideales y míticos. De aquí parte nuestra propuesta, en la cual consideramos que las maquetas prehispánicas son réplicas en miniatura de “lugares” en abstracto o sitios ideales, paradisiacos y quizás también el modelo común e ideal de la ciudad en agua de Tenochtitlán, donde el mensaje simbólico va más allá de su técnica de tallado. Por lo pronto podemos adelantar que el significado de maqueta proviene de una identificación técnica del objeto, del modo de cómo se labró, mientras que el concepto de réplica en miniatura que estamos proponiendo para llamar a estas obras indígenas, se origina dentro de las concepciones ideológicas del hombre en cuanto a sus formas de ver al mundo, de los grupos indígenas involucrados en la producción de estas expresiones culturales y sus equivalentes simbólicos. El prototipo de un sitio no necesariamente debe ser su copia fiel, ya que incluye en su construcción espacial, planteamientos ideológicos que responden a las concepciones sociales e históricas de la realidad. Así, las réplicas en miniatura son reproducciones de cómo se estructuraba espacialmente y mentalmente el mundo indígena. El problema que no se puede resolver es la identificación plena de los sitios representados en estos tallados, y solo en un único caso, los relieves parecen corresponder al sitio arqueológico donde se ubican, en el de Plazuelas, Guanajuato, por lo que no podemos generalizar y concluir que se reproduzcan lugares reales en estos monolitos. Tampoco podemos acercarnos mucho a sus posibles usos antiguos, pero lo que si fue importante detectar, es su funcionamiento con líquido que se les echa en sus canalitos y pocitas y su escurrimiento por sus escaleritas y templitos y demás instalaciones urbanas y agrícolas, remarcando las figuras de animales labrados. En cuanto a la relación de las réplicas y pocitas con el agua hicimos en mayo de 1992, un experimento en la maqueta del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca1, para mostrar el diminuto funcionamiento de los relieves labrados en este peñasco, a través de verter pequeñas cantidades de 1 En esta visita me acompañaron Anthony Aveni, sus almnos, David Carrasco, Johanna Broda, Gabriel Espinosa y ls mostré el experimento arriba referido. En cuanto al nombre del pueblo “Alcapixca”, en este texto se utilizará este término, registrado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI); sin embargo, “Alcapixcan” es también correcto ya que en náhuatl Acal significa “canoa”, pix es guardar y can “lugar” (Trad. De Tena, Rafael, cit. en González Morelos: 1997:1) 18 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 18 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta líquido, en sus pocitas, y observamos cómo era conducido por sus canalitos y derramado en sus escaleritas y terracitas agrícolas, escurriendo el excedente del líquido en dirección hacia el lago. Para finalizar hacemos una nueva propuesta del posible uso antiguo de las réplicas en miniatura del paisaje y las piedras con pocitas, utilizadas como altares ocupados en rituales dirigidos al Sol y a los cerros terraceados, en donde se hacían rituales mientras el Astro se levantaba o ocultaba en algún punto relevante del horizonte en determinadas fechas y además, se dan relaciones espaciales entre estas piedras talladas, encontrando alineamientos solares entre algunas de ellas, como es el caso de las que existen en el Xochitepec y el paraje de Piedra Larga, que registran el solsticio de diciembre, observándose en ambos sitios salir el Sol, en el mero cráter del Popocatépetl, es decir, usados ritualmente o como observatorios calendáricos y astronómicos en la última etapa mexica. Metodología. El presente trabajo es resultado del Taller Organización Social y Cosmovisiones Prehispánicas, que impartió Johanna Broda en los años noventas en la Maestría en Historia y Etnohistoria en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). “El punto de partida para este taller es el estudio de la sociedad mexica, el ritual y la cosmovisión del último periodo antes de la Conquista, tomando en cuenta los antecedentes históricos más antiguos y la comparación con otras regiones. El concepto de la unidad cultural e histórica de Mesoamérica es fundamental para este enfoque, y se investigará hasta qué punto los mexica estaban inmersos en esta tradición” (Broda, 1991: 5). Durante el desarrollo del taller hubo innumerables salidas a los cerros de la Cuenca de México, donde existen vestigios arqueológicos muy cerca de los asentamientos modernos y pudimos platicar con arqueólogos, historiadores e investigadores sobre diversos temas relacionados con los lugares y algunos de ellos fueron guías en nuestras visitas a los diferentes sitios. Así, todo el análisis de esta investigación se baso en el enfoque propuesto por la doctora Johanna Broda (1982, 1987,1989, 1991ª, 1991b, 1993, 1996, 1997b) cuyas ideas fueron el hilo conductor por el cual fuimos construyendo nuestro marco teórico de los objetos de estudio. Además se ocupó un enfoque interdisciplinario como lo propone Broda (1989, 1992), donde se mezclaron conceptos de la Antropología, la Arqueología y la Etnohistoria, la Arqueoastronomía y las herramientas técnicas y las teorías de localización del urbanismo. El eje de nuestra investigación fue la maqueta o réplica del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca en Xochimilco cuyas características de todo tipo y contenido temático, fueron tomamos como punto de comparación para analizar otras piedras similares localizadas en Chalcatzingo, y Xochicalco, en Morelos, el sitio de Tejupilco en el Estado de México, y Plazuelas en Pénjamo, Guanajuato, así como varios sitios de la Cuenca de México, Milpa Alta y Xochimilco. Para la cronometración en el tiempo de estos relieves, tomamos al sitio olmeca de Chalcatzingo, como punto más antiguo cerca de la Cuenca de México, donde hay presencia del tallado de las pocitas y las réplicas en miniatura del paisaje, relieves que podemos encontrar en sitios del Preclásico, Clásico y Posclásico incluso en piedras de re-utilización, por lo que se extiende su uso por varios periodos históricos, en un proceso de larga duración. Sin embargo, la cronología del sitio en que se encuentran estos relieves, por sí solos no pueden ser insertados en algún horizonte cultural, sino no son auxiliares de sus referentes cercanos y elementos asociados. 19 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 19 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero Para estudiar las réplicas en miniatura se deben tomar en cuenta tanto las características de las réplicas y pocitas, así como las del soporte pétreo, la forma de la piedra donde se labró el motivo, sus técnicas de realización, Otro rasgo muy particular detectado dentro de éstos objetos en miniatura es que funcionan con los elementos naturales que les circundan, dándoles su razón de ser y completando su significado simbólico. Esta composición se completa con la incidencia de la lluvia, el aire y el Sol, la cual forma parte de su simbología y mensaje religioso e ideológico, donde la piedra adquiere un valor y significado de región o de territorio. Los elementos medulares a encontrar son su función, su simbolismo, y así como su localización territorial, mediante el análisis de estos factores nos podríamos acercar a su verdadero uso y significado en el mundo indígena. Se trataron de sistematizar las características esenciales de estos tallados en miniatura en el territorio comprendido en lo que fue Cuenca de México, Milpa Alta, Tláhuac y Xochimilco, con algunos ejemplos de otras partes de Mesoamérica. En cuanto a los datos etnográficos se trató de detectar el uso moderno de estas piedras labradas, encontrándose que en el cerro del Judío, en la Alcaldía Magdalena Contreras, en el cerro de las Campanas en Huixquilucan, Edo. de México y en San Salvador Cuauhtenco en Milpa Alta, y por otra parte en Kenko, Perú, todavía son ocupados estos monolitos labrados, para realizar algunas ceremonias. Para la ubicación de estas piedras talladas en el plano y su localización en el territorio se ocupó el GPS, para sacar las coordenadas geográficas con un mínimo de error y la altura sobre el nivel del mar. Se midieron sus dimensiones, se describieron sus formas y características y se registró con fotos cada una de estas piedras con diseños en miniatura. En cuanto a la obtención de los datos arqueoastronómicos, se hicieron directamente las observaciones de las salidas y puestas solares, siguiendo en algunos casos día con día los movimientos solares en los horizontes calendáricos, de los sitios donde existieran piedras con pocitas y relieves tallados, réplicas en miniatura del paisaje, montículos y restos de estructuras. Este trabajo se hizo sólo en algunos sitios con la ayuda del teodolito y en otros se ocuparon brújula y clisímetro. Trabajo de Campo. El trabajo de campo se hizo en forma intensiva por más de diez años, desde antes de 1990, fecha en que se elaboró la primera versión de nuestro proyecto de investigación y luego continuaron las visitas hasta 2004, en este lapso se dio como ejercicio académico la publicación de algunos resultados parciales obtenidos en campo y donde plasmamos nuestras hipótesis de trabajo. Las visitas a las montañas de Xochimilco y Milpa Alta en busca de este tipo de piedras labradas, para su ubicación y localización en el territorio, dieron como resultado el encontrar un número considerable de estos tallados, no reportados hasta el momento por instituciones como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) o por otros estudiosos. Durante estos recorridos tuvimos en ocasiones la posibilidad de observar de forma directa las salidas y puestas del Sol atrás de picos prominentes que forman sus horizontes calendáricos, obteniendo de esto importantes resultados, que comentaremos brevemente en el Anexo 2 de este trabajo. Así, con amplios recorridos en las madrugadas y en el día y por las tardes en el territorio montañoso de Milpa Alta, Xochimilco, Tláhuac y Tlalpan, incluimos el estudio de los calendarios de horizonte de iglesias, petroglifos y réplicas en miniatura del paisaje y pocitas talladas en piedra. Se hicieron entrevistas con los habitantes más antiguos 20 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 20 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta encontrando algunos interesados en estos relieves, y en algunos casos fueron los guías que nos mostraron algunos de estos motivos en miniatura y nos comentaron sus posibles significados, en otras ocasiones participaron directamente en la localización de estas obras. Los resultados parciales de esta investigación fueron presentados a la comunidad de Xochimilco y Milpa Alta, en los Auditorios de Museos, Iglesias, Casas de la Cultura, Plazas públicas de los pueblos y barrios durante las fiestas patronales, en eventos especiales organizados por organizaciones civiles de los y de cronistas. e llevaron a cabo publicaciones en periódicos y revistas locales. Objetivos. La idea más general era difundir y reconstruir el pasado de los xochimilcas y milpaltenses partiendo del análisis de los innumerables restos arqueológicos, costumbres y rasgos culturales, lengua, tradición oral y escrita, para contribuir a fortalecer la identidad de los pobladores originarios de este vasto territorio sureño, lo cual sólo en parte se cumplió. Nos interesaba entrar a la discusión para clasificar y discutir su simbolismo y función de estos labrados. Para esto en términos de propuesta nos dimos a la tarea de buscar un término más apropiado para nombrar a los tallados tridimensionales y a pequeña escala, que se clasifican como maquetas, encontrando el de “réplicas en miniatura del paisaje”, que nos permite analizar estos diseños desde el punto de vista antropológico. También rastreamos sus posibles usos y el significado de estos relieves en el mundo indígena, encontrando que fueron utilizados los soportes pétreos como observatorios astronómicos y ocupados como altares en posibles cultos solares y de los cerros terraceados y fiestas mexicas. Describimos sus características físicas y comparamos sus formas con otros tallados dentro y fuera de lo que fue la Cuenca de México. Además pudimos recolectar el mayor número de estas piedras talladas en la región montañosa de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta y obtuvimos las coordenadas geográficas de su ubicación, vaciando la información en una tabla y un mapa. Por lo que a nivel propositivo pudimos cumplir nuestros objetivos más inmediatos, no así, los más complejos y amplios, como serían, por ejemplo, su verdadera utilización, y mensaje simbólico que pudieron haber variado en cada periodo histórico. Localización. Por otra parte las maquetas prehispánicas labradas en grandes monolitos, así como las pocitas talladas en piedra, las localizamos en el pueblo de Santa Cruz Acalpixca en el cerro de Cuahilama, a la orilla de lo que fueron los lagos y ríos, en la región montañosa de Xochimilco y Milpa Alta, pero también se encuentran en vastas áreas del territorio de lo que fue la Cuenca de México; los innumerables tallados del Huixachtécatl o el cerro de la Estrella, en Iztapalapa; al poniente se ubican las réplicas del cerro del Judío o Mazatepetl, en Contreras y en el Zacatepetl cerca del sitio de Cuicuilco; al oriente en la zona boscosa de Tlalmanalco, Amecameca y Cocotitlán, que colinda con los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl; al norte de la Cuenca mencionaremos lugares vecinos a la iglesia de los Remedios; San Mateo Nopala y el cerro Moctezuma; al nororiente, Xometla cerca de Teotihuacán y el sitio del Tezcutzingo en Texcoco y su alrededores. Más allá de la Cuenca hay registro de su presencia en el Estado de Morelos, en Chalcatzingo y Xochicalco, en los sitios olmecas de Tabasco y Zihuatanejo en Guerrero, y en Tejupilco en el Estado de México antigua frontera 21 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 21 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero tarasca-mexica. Además en los límites de Mesoamérica, el sitio llamado del Cobre o Plazuelas, en el Estado de Guanajuato, Juchipila en Zacatecas, el Planchón en Chiapas, y en la zona de terrazas y manantiales de aguas salinas conocido con el nombre de Hierve el Agua, en Oaxaca. Así, la vasta zona donde se encuentran estos relieves en miniatura abarcarían: Querétaro, Puebla, Veracruz, Oaxaca, Hidalgo, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Zacatecas, Guerrero, Morelos, Chiapas, y Yucatán. Por otra parte, se han encontrado ejemplos análogos en un área mucho más extendida de las antiguas culturas americanas, en algunas regiones de Norte América y Canadá, en California, pasando por la tierra de los huicholes y recorriendo la zona semidesértica del Bajío, en la ribera de un río en Tomatlán, Jalisco y hacia el sur, en los países centroamericanos, en Guatemala, Honduras, el Salvador y Costa Rica así como las piedras cubiertas con pocitas de Guayana Británica. Para cumplir con nuestros objetivos propuestos dividimos nuestro libro en cuatro capítulos, y dos anexos, los cuales se pueden dividir en tres secciones, la primera analítica, la segunda propositiva y la última descriptiva y que resumiremos a continuación. El estudio y el orden de los capítulos responde a la necesidad que surgió al tratar de ordenar y sistematizar la información de una investigación de campo y análisis de muchos años, además de que nunca se había hecho un tratamiento sistemático, exhaustivo y comparativo de las maquetas y pocitas de Mesoamérica. En el primer capítulo, se trata de identificar y precisar cual serán los objetos arqueológicos de nuestro estudio a partir de un recorrido histórico a través de los elementos construidos tridimensionalmente llamados maquetas que se han elaborado en distintas épocas, con múltiples funciones y ocupadas y construidas por diversos grupos humanos en todas partes del mundo. Empezamos nuestra descripción por las sincréticas cristianas, pues estas nos ayudaran a entender para que fueron creadas y el uso que tuvieron en América y Europa. En el viejo continente eran complemento en la iconografía de los santos, donde muchas de sus imágenes tenían pequeñas iglesias entre sus manos indicando su pertenencia a esta institución o bien elementos que indicaban sus atributos o formas de martirio que habían sufrido. En América en los primeros tiempos de la invasión europea, se ocupó un tipo especial de maqueta, llamada Nacimientos, como un método lúdico didáctico, como una forma de evangelizar y transmitir los fundamentos de la nueva religión. Sin embargo, en el mundo indígena, y en Mesoamérica ya había antecedentes de la existencia de estos objetos en miniatura. Una primera clasificación de estas obras prehispánicas podría ser por el tipo de material utilizado en su fabricación, luego si fueron fijas o movibles pues nos dan algunos indicios de sus usos, para qué fueron utilizadas, las hay mexicas comestibles y de barro y en forma de trono y de piedra tipo Mezcala, teotihuacanas, mayas, olmecas y de madera de los grupos huicholes tipo pirámide solar y las talladas directamente en grandes monolitos y peñas, estas últimas que son las que aquí estudiaremos. Para su análisis hacemos un corte de índole metodológico para establecer el estudio de los tallados tridimensionales en grandes monolitos y las pocitas en piedra, y dejar fuera del estudio las maquetas de otro tipo. Privilegiamos su uso como altares o recipiente de líquido, de agua o de lluvia, el funcionamiento de los relieves vertiendo agua. Y señalamos las tres principales características de las réplicas prehispánicas, su tamaño reducido y el uso de varias escalas según la importancia de los elementos tallados, la reproducción de temas reales, míticos o idealizados, y su particular forma de verse desde arriba, desde varios ángulos y por un grupo reducido de personas. Y por último anotamos las características físicas de las pocitas y sus dimensiones, y una ligera comparación entre ellas según el sitio donde se ubican y su cronología y el periodo histórico de su presencia de las pocitas y de las réplicas con pocitas, en sitios tan antiguos como Chalcatzingo, Morelos. 22 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 22 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta En el segundo capítulo se reseñan diversos estudios mesoamericanos e hipótesis de diferentes autores, sobre el simbolismo y función de las réplicas en miniatura del paisaje con pocitas y pocitas aisladas, cuyas muestras más complejas y representativas son las que se localizan en el sitio de Plazuelas en Guanajuato, la de Tejupilco en el Estado de México, la del cerro del Judío en Magdalena Contreras en ls Ciudad de México y la del sitio arqueológico de Xochicalco en Morelos, y la del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca, en Xochimilco ésta última será el eje de nuestro análisis. También existen bellos ejemplos en el área Maya, en Petén Guatemala, el llamado “Mapa en relieve de Tikal.” También hay estos “mapas” en Venezuela, la fuente del sitio de Lavapatas en Colombia, la piedra de la Luna del sitio de Apurimac, y la piedra monolítica de Kenko en Cuzco, ambas en Perú y las tacitas del Valle del Encanto en la Serena en Chile, la piedra con pocitas de la isla de Pascua en el mismo país y la del sitio de Tiwanaku en Bolivia, de las cuales mostramos fotos en el Anexo 2, resumen de datos comparativos. En los sitios del altiplano de México, los temas grabados son motivos urbanos y agrícolas y se caracterizan por la posibilidad de ser inundadas las superficies y correr el agua por sus pocitas y canalitos. Las opiniones sobre la función de estos relieves por lo regular las dan arqueólogos, antropólogos, historiadores del arte, etnólogos, arquitectos, urbanistas por lo que los puntos de vista giran en torno a sus respectivas disciplinas, y hechos desde diversos países de América y Europa. Empiezan las propuestas desde el campo de la arquitectura y el urbanismo de los posibles usos de estos tallados que quizás sirvieron como herramientas en las actividades constructivas, urbanas y arquitectónicas, en lo cual nosotros no estamos de acuerdo. Se han detectado que algunas réplicas prehispánicas como la de Plazuelas reproducen el sitio arqueológico donde se ubican, sin embargo esto no se puede generalizar a las demás áreas. También incluimos la propuesta de la doctora Broda en cuanto si estos relieves son maquetas o modelos y la propuesta del historiador Gabriel Espinosa de que estas réplicas reproducen el cosmos. En el campo de la planeación calendárica, encontramos aportes a nuestro tema hechas por el arqueólogo Ivan Sprajc y el geógrafo alemán Franz Tichy. En la época de los sesentas se generalizó la idea en Latinoamérica que este tipo de relieves en piedra se usaron como mapa de localización o como guías para cruzar determinado territorio (ver Anexo 2, apartado 6.4) y el cronista Farías Galindo lo aplicó para el monolito de Cuahilama en Acalpixca, y recientemente el Doctor Francisco Rivas (2006) nuevamente retoma esta idea anterior, para aplicarla en la interpretación del conjunto de relieves de este tipo en el cerro del Judío en Magdalena Contreras. Hay la propuesta de que este tipo de tallados en piedra son marcadores de los límites territoriales y políticos de los lugares y pueblos, de distintas regiones geográficas con diversas actividades económicas y pueden estar reproduciendo las formas topográficas del entorno. A estos labrados se les ha atribuido una función religiosa y un uso como altares en rituales de pedimento de lluvia o de algunos dioses o diosas y como recipientes de sangre de autosacrificio, por parte de la arqueóloga Carmen Cook, la periodista Saide Sesín, el urbanista Rafael Zimbrón, la etnohistoriadora Johanna Broda, el historiador de arte Richard F. Townsend, y el arqueoastrónomo Stanislaw Iwaniszewski. En cuanto a las piedras con pocitas se consideran como receptáculos de agua sagrada o como parte de sistemas hidráulicos de la agricultura de terrazas, o como sus réplicas en miniatura y pudieron ser estas ocupadas en el culto al lugar. También se apuntan el culto y simbología de las escaleras en miniatura y la presencia de cruces punteadas y su relación solar, como elementos asociados a estos pequeños relieves. Se ha detectado también una actividad astronómica a partir de las réplicas en miniatura y las pocitas, que contienen números calendáricos, como espejos de agua 23 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 23 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero para observar el firmamento o como observatorios solares o como representación de constelaciones. Otros proponen un uso productivo de las pocitas, su intervención en la explotación de la sal, en la producción minera como decantadores, como recipientes utilizados en la producción agrícola en terrazas como en el sitio de Hierve el Agua, en la preparación y maceración de alimentos, para almacenar agua y comida o como instrumentos musicales, en la medicina y pintura, como herramienta o tuercas o para prender fuego, en actividades de ornato y recreativas y como indicadores o estimulantes en el embarazo (para otros usos ver cfr. Álvarez, 1978). Sin embargo, nosotros consideramos que su verdadera función y uso de las réplicas con o sin pocitas y las pocitas aisladas en piedra o formando conjuntos están más cerca de un uso ritual y religioso relacionado con la lluvia, Tláloc y el Sol y las observaciones astronómicas para construir los calendarios de horizonte. El tercer capítulo es de análisis y donde describimos también nuestras propuestas, y donde se anotan las principales características de las réplicas en miniatura del paisaje, término que proponemos para nombrar a este tipo de tallados en piedra. Iniciamos con nuestras hipótesis sobre el contenido simbólico de la maqueta prehispánica del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca en Xochimilco, luego indicamos que el término maqueta lo consideramos como sinónimo de modelo y damos las principales diferencias entre los prototipos arquitectónicos y los arqueológicos y el concepto de maqueta prehispánica que utilizaremos en este estudio, después proponemos que estos labrados tridimensionales son relieves que deben considerarse como miniaturas en sustitución al término de pequeña escala y consideramos que estos diminutos relieves, son el resultado de la necesidad del indígena de apropiarse del espacio y el paisaje. Además en base a los planteamientos hechos por el historiador Alfredo López Austin, proponemos el uso de la categoría histórica de réplica, para entender, analizar y nombrar a estas piedras labradas con pocitas, que pueden ser las réplicas de sitios reales, idealizados o lugares míticos como el Tlalocan o el Tamoanchan y también pueden ser la reproducción de un modelo común válido para distintos grupos culturales como seria la ciudad de Tenochtitlán. Incluimos en este apartado, las técnicas utilizadas para tallar estos diseños en miniatura, las características físicas del soporte pétreo y su reutilización en distintos periodos históricos. Anotamos el simbolismo de la piedra en el mundo indígena, y decimos que ellas son la representación simbólica de cerros o porciones del territorio o de una región y su topografía y detectamos un posible culto a la piedra. Aplicamos las teorías territoriales de localización dentro del análisis de las réplicas, su ubicación en la Cuenca de México y los temas que tratan, la orientación de los diseños en la superficie de la piedra y la relación de las piedras de este tipo en el territorio, sus alineamientos entre ellas, lo que nos lleva de la mano a su análisis arqueoastronómico y el posible uso de estas peñas como observatorios solares y altares de autosacrificio. En el cuarto capítulo, desarrollamos el concepto de que las réplicas en miniatura del paisaje y las piedras con pocitas, fueron altares ocupados en los rituales solares y de los cerros. Empezamos por describir el urbanismo indígena que trataba de reproducir lugares sagrados, sitios paradisíacos, en la construcción de sus ciudades y los fenómenos naturales que dan significado a los relieves tallados de este tipo, la incidencia del agua y la lluvia en los diminutos motivos de las réplicas y la influencia que presenta la luz solar o lunar sobre sus diseños y el reflejo de las estrellas en el tallado en miniatura cuando este contiene agua, ya que son propensos a inundarse y tener movimiento de sus relieves con el líquido que se les vierta y las relaciones que presentan estas miniaturas y pocitas con las posiciones del Sol en el horizonte. Analizamos las réplicas de las escaleras en miniatura y la relación de las pocitas con Tláloc y ocupamos el marco teórico propuesto por la doctora Broda, 24 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 24 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta para estudiar la función de las réplicas como altares en diversos rituales y cultos del Sol, del agua, de la fertilidad y de la lluvia, así como su uso como recipientes en los rituales de autosacrificio. También anotamos la participación de las réplicas de cerros en miniatura en las fiestas mexicas dedicadas a los montes como la de Huey Tozoztli, y decimos que los motivos escalonados están relacionados con el Agua y el Sol y su relación con las fiestas calendáricas y con la iconografía de Atemoztli y Atlcahualo. En otro apartado los relieves de escaleras en miniatura los consideramos parte de un culto a los cerros y a las terrazas agrícolas y como participantes en los cultos solares, aduciendo como ejemplo las prácticas rituales de los huicholes, donde aún se puede observar el uso de los relieves escalonados en miniatura y su simbología. Terminamos el capitulo, con los usos rituales actuales de las réplicas con pocitas y pocitas aisladas y que comparamos con el caso del gran monolito de Kenko, Perú, datos que anotamos en el Anexo 2 donde reunimos los ejemplos comparativos de otros países del mundo. Se concluye con un epílogo, y reflexiones finales. En el Anexo 1, registramos los datos recopilados en el trabajo de campo profundo y sistemático que se extendió a casi una década, actividad que nos permitió encontrar alrededor de 50 piedras talladas que no están registradas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, y analizar sus particularidades para hacer diversas propuestas en cada uno de los capítulos. Estos datos forman la base documental para el análisis e interpretación que se elabora en esta obra, por lo voluminoso y detallado nos vimos en la necesidad de pasar esta información al Apéndice. Introducimos este anexo, con los antecedentes, de las réplicas en miniatura del paisaje y la pocitas talladas en piedra, el contenido temático de sus relieves, su localización en el territorio y su descripción iconográfica, así pudimos detectar que los motivos más recurrentes, son los relieves escalonados y la reproducción de terrazas agrícolas, y las pocitas. De estos temas proponemos una tipología en Xochimilco y su posible especialización en un culto a la agricultura en terrazas, además, por su propensión a recibir agua en sus relieves, indicamos su relación simbólica con el agua y la lluvia y su funcionamiento ritual con el líquido que se les eche a estos altares. Empezamos el compendio con la descripción de las réplicas en miniatura, pocitas y petroglifos localizadas en los límites del lago y donde comienza la región montañosa de Xochimilco, tomando como eje comparativo el estudio de Carmen Cook, que tiene sobre la maqueta prehispánica, y los trabajos de diversos autores sobre los petroglifos del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca, y anotamos nuestra propia propuesta de interpretación del contenido temático y simbólico de esta réplica en miniatura del paisaje. Luego hablamos de otras piedras poco conocidas en ese mismo cerro, que reproducen terrazas agrícolas y templos y pocitas en las cimas de los cerros. Tenemos otro inciso en donde describimos la localización de las réplicas, pocitas y petroglifos, en bosques, en ejidos y tierras comunales, en terrazas y zonas agrícolas, acantilados y barrancas, y cerca de donde había manantiales, en la cima de los cerros y volcanes, en los limites políticos, económicos y ecológicos, en los circuitos de caminos y a lo largo de rutas y cruceros vecinales y límites territoriales de los pueblos. Así, encontramos vestigios arqueológicos en el barrio de Tecacalanco, en un montículo camino de Acalpixca a Xicomulco, en el crucero hacia Santa Cecilia Tepetlapa, en otra vereda que conduce a Nativitas Zacapan, en los limites con San Gregorio Atlapulco, en el cerro Xilotepec, en el sitio de “Piedra Larga” en los límites territoriales de Acalpixca y Xicomulco, de San Gregorio y Santa Cruz Acalpixca. En Santa María Nativitas Zacapan y San Lorenzo Atemoaya, en el paraje de Tehuapanco. En San Lucas Xochimanca, en el sitio “El Mirador”, San Mateo Xalpa, y San Miguel Topilejo y San Andrés Ahuayucan, En Milpa Alta o Malacachtepec Momoxco, en San Lorenzo 25 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 25 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero Tlacoyucan, en San Juan Tepenahuac, en el cerro Tecpayo en San Francisco Tecoxpa y San Antonio Tecómitl. Así, los restos arqueológicos se encuentran dispersos en los territorios pertenecientes a los pueblos y la zona montañosa de Milpa Alta y Xochimilco, y un solo sitio arqueológico que actualmente está en los límites de Tláhuac, conocido como Santa María de los Olivos e incluimos un lugar de pocitas visitado recientemente en San Pedro Actopan y otro que colinda con el cerro de Acopiaxco en el pueblo Parres en Tlalpan, terminamos el Anexo 1 con un apartado dedicado al sitio oaxaqueño de Hierve el Agua, no podemos dejar de mencionarlo, ya que muestra en forma fósil las terrazas agrícolas de riego que existieron en la época prehispánica, las cuales conservan toda una red hidráulica formada por pequeños canalitos y pocitas, que regaban las pequeñas parcelas y que eran abastecidas del vital líquido por un manantial. Este conjunto agrícola es un paisaje en miniatura, quizás en el que se inspiraron para elaborar las réplicas en miniatura en otros lugares de Mesoamérica. Además, esta recopilación nos llevó a detectar lo que fue una posible red bien estructurada de réplicas en miniatura, pocitas, petroglifos, topónimos, tronos, altares, dólmenes, peñas de observación y grandes monolitos que sirven de linderos y puntos de referencia, montículos, cúmulos de piedra, restos de estructuras, escaleras, terrazas, nichos en bardas, restos de sistemas hidráulicos, drenajes, canales, tinas y piletas, círculos, espirales, calaveras, cruces punteadas teotihuacanas, sitios con cruces cristianas, caminos empedrados y bardeados, esculturas de personajes, figuras amorfas, y geométricas, y la reciente figura del Sol y los planetas, Tlálocs, cuevas, grietas y abrigos montañosos, recintos de piedra, diseños escalonados, pintura rupestre, tiestos de cerámica y lítica, piedras con cultos actuales como “Piedra Larga”. En cada apartado incluimos la localización de los tallados y otros elementos prehispánicos, su altura con respecto al mar, la longitud y la latitud, orientaciones de los relieves, en algunas ocasiones hechas con teodolito, medidas y dimensiones de los motivos, formas de los labrados, láminas de códices, fotos de algunos de los tallados, sus principales características, su reutilización en diferentes épocas, indicando su posición en un único plano resumen, que permite ver sus cualidades estratégicas, sus relaciones espaciales y las distancias entre cada una de las réplicas y pocitas. Además incluimos sus características astronómicas, y planteamos que fueron piedras ocupadas como observatorios estelares, y detectamos que algunas de ellas tienen alineamientos solares con los equinoccios y solsticios y proponemos su posible participación como altares en cultos y rituales al Sol. Al final del anexo incluimos un cuadro donde se resume la localización de algunos de los sitios, no todos porque algunos se fueron agregando a lo largo del tiempo y un mapa donde reunimos los ejemplos enlistados en la tabla y mostramos de forma gráfica con números la ubicación de estas piedras talladas en el territorio de Xochimilco y Milpa Alta. En el Anexo 2 finalmente hemos resumido datos comparativos acerca de las piedras talladas que nosotros llamamos réplicas en miniatura, que tienen presencia en otros países de América, Asia, África y Europa en donde estos objetos arqueológicos, tuvieron un uso en las ceremonias y rituales funerarios, Por otra parte los tallados que nosotros conocemos como pocitas talladas en piedra reciben distintos nombres en las regiones del Norte de México y de los Estados Unidos, que anotamos en este inciso, así como su cronología, muy antigua de estas pocitas y su localización desde Alaska, hasta California y Miami, hasta el extremo sur del continente, desde Ecuador, Colombia, Chile, Perú, Venezuela, hasta Argentina y Bolivia. También las hay en las Islas Británicas, en Malta, Australia, India, es decir en todo el mundo. Estas pocitas pueden servir en Europa y Sudamérica, para almacenar o macerar alimentos y en 26 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 26 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta África, como instrumentos musicales, en América, como herramientas mecánicas, y ocupadas en rituales actuales que tienen que ver con las mujeres embarazadas, el líquido que retienen se considera como agua medicinal y las pocitas son ocupadas para actividades propiciatorias. Las réplicas en miniatura talladas en piedra, en una época se caracterizaron en Venezuela, Colombia y México, como piedras mapas, ya que se consideraba que reproducían todo lo que había alrededor de donde se ubicaban, no sabemos si algún autor influyó en otros o fue una idea que surgió en estudios paralelos. En Honduras, Perú y Colombia, el americanista Rafael Girard, a fines de 1970, consideró a las réplicas con pocitas como fuentes rituales de atracción mágica de lluvia. Otros investigadores en Perú y Chile, les han atribuido una función calendárica y astronómica. También se le ha considerado como elementos que intervienen en las actividades económicas, en las actividades mineras y extractivas y algunas en la actualidad tienen una función y una actividad ritual, como la gran mole de Kenko cerca de la ciudad de Cuzco en Perú, donde en algunos de las pocitas, unidas por canalitos en zigzag, derraman chicha, bebida tradicional, que es consumida por las parejas recién casadas. En el Ecuador, Schávelzon, encuentra que las réplicas de cerámica de casas y templos eran puestas dentro de tumbas o modelos que funcionaban como recipientes para líquidos. Finalizamos el Anexo 2, mencionando a las réplicas de escaleras en miniatura como parte de un culto a los ancestros y a la fertilidad, tomando como ejemplo el caso del grupo étnico de los huicholes y en Melanesia, Oceanía. Terminamos esta introducción agradeciendo a toda la población xochimilca y milpaltense, por su interés y apoyo a este proyecto que no concluye en lo escrito, sino continúa en la lucha cotidiana de cada uno de nosotros como defensores y promotores de la cultura y de la historia. 27 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 27 25/03/20 16:02 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 28 25/03/20 16:02 Capítulo uno Réplicas prehispánicas y pocitas talladas en piedra en mesoamérica. Objetos de nuestra investigación. El objetivo de este capítulo es mostrar los diferentes tipos de réplicas en miniatura que se generaron como parte de las actividades rituales de las culturas mesoamericanas más antiguas y trataremos de definir las principales características de los objetos en piedra que acotamos para su estudio, tomando como eje de análisis el monolito labrado de Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco. Abriremos este inciso, con los prototipos sincréticos cristianos, pues son los llamados “Nacimientos” las obras tridimensionales más cercanas a nosotros, las cuales nos ayudan a explicar el concepto teórico de réplica, cuya definición y análisis, lo desarrollaremos a lo largo de las diferentes secciones de este trabajo. Antecedentes El uso de la técnica del modelaje en miniatura no es privativo de los tiempos actuales. Encontramos su práctica extendida en diferentes épocas históricas correspondientes a variadas culturas antiguas, ubicadas en distantes regiones del mundo, en donde se reproducen pequeños templos, casas, animales y otros objetos, utilizando diversos materiales para diseñarlos, entre ellos la cerámica y el barro. No podemos extendernos mucho para hacer un estudio comparativo del uso de las maquetas en el mundo antiguo, pero sí pensamos mencionar que guardan cierto paralelismo con los modelos prehispánicos. Empezaremos nuestro análisis con las maquetas sincréticas americanas y europeas, pues son las que aun ahora dominan nuestras costumbres rituales. 1.1. Réplicas en la iconografía cristiana. En la Europa cristiana, también se utilizaron diminutos modelos formando parte de la iconografía de santos y vírgenes. Por ejemplo, en algunas esculturas y pinturas de San Agustín se muestra al santo, cargando en una de sus manos una pequeña maqueta que reproduce a una iglesia católica en 29 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 29 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero miniatura, ya que él era considerado el teólogo más grande de la cristiandad y doctor de ella. Por tanto el pequeño edificio soportado en la palma de su mano y detenido con sus dedos da un significado de pertenencia o apropiación. Otra Santa, la emperatriz Cunegunda esposa de Enrique II, tiene como atributos “la corona imperial y el modelo de una iglesia; Con una reja de arado junto a sí...” (Christian, 1995:91). También Santa Waldetrudis se le representa con una copia de un templo cristiano y la Santa Matilde con una pequeña réplica de un monasterio en sus brazos. Así, las maquetas en miniatura de iglesias, monasterios y conventos, en manos de santos y santas, eran para simbolizar que pertenecían a esta institución religiosa. En estos mismos siglos en Europa, en el mundo católico, San Francisco de Asís, y luego en América los frailes franciscanos, utilizaron en sus labores evangelizadoras, la técnica de representación tridimensional, la cual ocupa una escala reducida y que tenía como finalidad reproducir en miniatura el pueblo de Belén, el lugar donde nació la principal figura del cristianismo, Jesucristo, y para conmemorar este hecho, se crearon las réplicas en las cuales a partir de la idea que se tenía del sitio de la natividad del niño Jesús, acompañado de San José y la Virgen María, reunidos en un establo ubicado en la cúspide de un cerro, o sobre el empinado declive de un valle que deja correr un río, se armaron paisajitos que fueron escenarios de diversos pasajes bíblicos.1 En estas pequeñas obras podían convivir lugares desérticos con verdaderos paraísos exuberantes de vegetación, donde existían plantas, viviendas, puentes, torrentes que nacen de un cerro, cuerpos de agua, ríos, lagos, lagunas, pozos y manantiales o brotaba agua de alguna cueva, fuentes y cascadas, nevados volcanes que echan humo y fuego por su cráter, personas que tocan sus instrumentos y bailan, patos nadando en la laguna y monos lanzándose desde los peñascos. Estas composiciones eran una reproducción en miniatura de la naturaleza, sin que la réplica tuviera que corresponder a un sitio real y en estas locaciones convivían escenas históricas muy alejadas en tiempo y espacio, como por ejemplo, Moisés orando en el monte Sinaí y junto a esta, lo que aconteció muchos años después, Judas Iscariote suicidándose en el Ciprés. En estas composiciones se reproducían no solo el paisaje circundante de los lugares santos, donde se incluyen sus relieves topográficos y breves representaciones de diversos paisajes con sus pobladores, el ambiente natural en ese momento histórico, la vegetación característica de la región, flora y fauna, y también fenómenos astronómicos, y hasta cuerpos celestes que fueron las señales divinas que anunciaban el alumbramiento de Jesús, circunstancias sociales e incluso estados anímicos de hombres y animales, e importantes personajes reales y mitológicos como los ángeles, seres alados, que anunciaban el evento, es decir la trascendencia del momento se ve reflejado mediante sus componentes. Estos diminutos conjuntos se les llaman “Nacimientos”, que todavía en la actualidad se construyen en diciembre, durante la época de Navidad, y pueden ser considerados como réplicas en miniatura del paisaje o maquetas, ya que estas composiciones fueron pensadas para hacer una pequeña copia idealizada de todo un territorio sacro, reproduciendo la geografía del “lugar sagrado.” No sabemos cómo fueron los primeros “Nacimientos” en la Europa cristiana, pero los tradicionales en la América hispana podían abarcar diferentes pasajes bíblicos con escenas ubicadas en varios 1 El relato de la forma de hacer los nacimientos, es parte de las experiencias personales al seno de una familia tradicional y bajo la dirección de una abuela católica. 30 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 30 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta tipos de paisajes que podían ir desde el desierto hasta zonas muy fértiles o boscosas, dotadas de cuevas, cerros y barrancas. Cada sección de la obra eran paisajitos que podían convivir entre sí, para completar la idea y lo interesante es que podía actuar la imaginación del realizador para plasmar los sitios como él pensaba que habían sido. A pesar que en Mesoamérica, no eran conocidos los paisajes bíblicos, sus reproducciones en miniatura fueron construidas con los elementos existentes en el entorno y nadie cuestionaba en la obra la existencia de un maguey o un nopal, en la región del Medio Oriente, donde nació Cristo. En estos prototipos se agregaban elementos locales inexistentes en las tierras santas, así como fauna y flora desconocidas en esa época y en tal región de la tierra, por ejemplo, la inclusión de cactus. Es decir, actuaba en gran medida la libertad del autor en cuanto a la comprensión de los sucesos, pero siempre enmarcado dentro de los cánones que fijaba el mito y la leyenda. Un dato importante es que a pesar de que los Nacimientos no reproducían con rigurosidad, los sitios históricos, al ver las composiciones en miniatura, todos identificaban, a esta obra como la réplica del lugar del alumbramiento divino. Por lo regular estas maquetas o “Nacimientos” eran construidos por personas que desconocían los lugares litúrgicos y solo su imaginación o algún grabado era la guía para elaborarlos, al final la obra nos hablaba de los hechos legendarios o históricos, de los fenómenos astronómicos y de los conflictos sociales que suscitó dicho evento. Es importante resaltar que en la actualidad, en el mundo andino, los Nacimientos en miniatura forman parte de los temas que los artesanos reproducen en barro y en tela. En México y el Perú estos objetos religiosos fueron en un principio ocupados como herramientas de la evangelización, que luego se convirtió en tradición. Es aquí donde converge el uso ritual de las maquetas prehispánicas, las sincréticas coloniales y europeas, lo cual muestra la necesidad del hombre de utilizar objetos en miniatura para significar y poder tener la sensación de apropiarse de ellos. Un ejemplo que quizás nos ayude en la interpretación y comprensión del concepto de maqueta prehispánica y la utilización de sus técnicas, puede ser el de reproducir edificios históricos, por ejemplo, construcciones medioevales, conociendo sus características esenciales y acomodarlas como el diseñador quiera combinarlas en su obra, el resultado puede ser la copia exacta de un verdadero castillo ubicado en algún lugar de Europa, pero también un edificio cuyas formas espaciales no correspondan a ninguno de los aún existentes, es decir, se crea un “nuevo” en miniatura, ocupando sólo los elementos conceptuales que caracterizan a los castillos. Existe también la práctica recreativa de modelar “Castillos” en la arena de las playas cercanas al Mar. Es usual construirlos de memoria o utilizando un prototipo en donde sólo se ocupan sus elementos constituyentes que lo identifican como tal. No son copiados integralmente de los castillos que aun existen, sino que se “juega” con sus formas primarias; es decir; almenas, torres, fosas, puentes, puertas, atalayas, portones, caminos sobre las murallas, banderas, estandartes y blasones, etc., son elementos que se van acomodando a la réplica como mejor le parece a su constructor utilizando también su creatividad e imaginación dando un resultado final diferente a la obra real, un modelo inexistente en la geografía. Pero siempre dentro de los parámetros que le permiten parecerse o tener ciertos visos cercanos a éstos edificios feudales y ser identificados dentro de ellos por un grupo extenso de observadores que conocen el código que identifica a estas obras arenosas con las estructuras que dominaron el espacio urbano medieval (fig. 1.). 31 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 31 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero Fig. 1.- Castillo de arena, no corresponde a ningún edificio feudal real. Juan Rafael Zimbrón Romero: 15/05/2008 Es decir, se ocupan las figuras más elementales del concepto que identificamos como “Castillo”, pero en su elaboración se utiliza un término un poco conflictivo: la “creatividad”. Por lo tanto un constructor de estas pequeñas obras de arena utilizará los elementos simbólicos aunque identifican al edificio feudal, pero distribuiría los espacios y recintos como su imaginación le dicte, pero siempre siguiendo el marco conceptual establecido. En fin, conociendo los elementos constitutivos de estas construcciones feudales, se podrá jugar con ellos, dando como resultado un objeto real o idealizado. Los “Castillos” de arena no son considerados estrictamente como maquetas, aunque en realidad sí lo son, forman una clase o tipo especial de ellas. Las características que las distinguen de otras, son su temporalidad, ya que su existencia es muy corta, el tipo de material utilizado y, lo más importante, es su finalidad primordial de dotar de una relativa “libertad” a su realizador, de crear nuevas distribuciones a partir del concepto “Castillo”. Precisamente de esta particularidad para elaborar los modelos de arena, parte la idea de que los motivos en miniatura tallados en piedra por los grupos indígenas, quizás tenían esta misma cualidad, el de poder “crear” sitios ideales a partir de la lógica conceptual imperante en esa época, utilizando sus propios símbolos y conceptos más elementales que se derivaban de su cosmovisión y la manera de interpretar la naturaleza. En la artesanía actual de México, todavía se fabrican en Tepoztlán, Morelos, en trozos pequeños de corteza de árbol, diminutas casas entresacadas de la madera, que no corresponden a las actuales construcciones habitacionales del pueblo, pero el pequeño tronquito si representa al cerro del Tepozteco y sus accidentados relieves. Estas casitas se pueden clasificar como maquetas o bien como objetos en miniatura y por supuesto su uso puede ser únicamente ornamental, pero también se podrían utilizar en la composición de otra maqueta, como serían los llamados “Nacimientos” cristianos (fig. 2.). 32 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 32 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Fig.2. Réplica en miniatura de un templo católico. Puede representar a cualquier iglesia cristiana de México. El constructor la dedicó a la Virgen de Guadalupe. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero. 1992. Así a las diversas funciones en que intervienen los diseños en miniatura en la época moderna, van desde lo ornamental, interviniendo en las actividades constructivas, mostrando modelos de edificios y ciudades a futuro, en los procesos productivos, en las practicas lúdicas, artísticas, cine teatro, pintura y en las labores científicas en la creación de modelos tridimensionales para explicar determinado fenómeno o la creación de nuevos artefactos, como podemos ver sus usos son múltiples y se puede agregar su utilización dentro de la religión de las antiguas culturas mesoamericanas, interviniendo en la composición de aras o siendo ellos mismos altares que se ocupaban en los rituales de pedimento de agua y de lluvia, y en los ritos dedicados al culto al Sol y hasta en labores calendáricas, sirviendo como puntos de observación astronómica como en Xochimilco y otras partes de lo que fue la Cuenca de México, aspectos que veremos en este trabajo posteriormente. Pero antes de entrar en el desglose de las características de los modelos o réplicas prehispánicas con pocitas talladas y pocitas aisladas y sus posibles funciones, es necesario ubicar los elementos indígenas que entran dentro de la clasificación moderna de maquetas. 1. 2. Réplicas prehispánicas mesoamericanas. Son de varios tipos y diversos materiales y una primera clasificación de ellas, podría ser la siguiente, partiendo del material de su fabricación: 1.2.1. Réplicas en barro. Podemos decir, que son las maquetas que más abundaron en el mundo indígena, por el tipo de material utilizado en su elaboración y su mayor posibilidad de ser trasladarlas a otros sitios. 33 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 33 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero Por tanto réplicas son las representaciones de barro y piedra que reproducen templos, viviendas con patios y espacios exteriores, a veces, pequeñas aldeas con sus habitantes, en algunas ocasiones reproduciendo ceremonias y rituales como el palo volador; canchas de juegos de pelota con sus espectadores y jugadores, como la existente en el Museo Anahuacalli; animales dentro de recintos, como la guacamaya de barro2 de la región ñuiñe en la Mixteca Baja, en Oaxaca (Hartung, 1982: 218 y fig. 24). Son objetos que tienen la característica de estar hechos a una escala reducida y con la posibilidad de poder ser transportados y colocados en repisas, altares, nichos y tumbas. En Mesoamérica el uso funerario de las maquetas de pequeñas casas y edificios, según Schávelzon (1987: 17), podría compartir el mismo concepto, el de unir de alguna forma a los muertos con sus viviendas. “En América la costumbre común era enterrar a los ancestros bajo el piso de su casa, donde continuaban viviendo sus descendientes. Otra, era colocar como prenda fúnebre una imagen de su propia casa o templo. Vemos que esto se hizo en Egipto, Mesopotamia, Japón, China, Etruria, Germanía, Rusia y otros sitios más” (ibíd.). 1.2.2. Réplicas en piedra tipo Mezcala. Tenemos otros objetos en piedra que reproducen arcos y templos conocidos como las “maquetas” en miniatura tipo Mezcala (Cfr. Gay, 1987) que se han encontrado en ofrendas funerarias, pero “ninguna maqueta de templo” ha sido encontrada en contextos primarios, menos aun en territorio guerrerense. La hallada en el Templo Mayor de Tenochtitlán indica su reutilización por los mexicas (Reyna y Trejo, 1993: 391). Estos modelos tridimensionales aplanados tienen la característica de ser transportables y que muestran las formas mínimas de los elementos representados, son por lo regular rocas casi planas de poco volumen, y podemos decir que sólo “copian” las fachadas de los edificios, sus columnas, accesos y escalinatas. Desde un punto de vista formal, Gay (1987) analiza un gran número de estos objetos esculpidos y el tipo de piedra en que fueron elaborados. Este autor propone que su temporalidad se pueda situar entre 3 500 y 2 500 años a. C., correspondiendo a una etapa pre cerámica de lo olmeca y finaliza que: “los modelos de templos no corresponden a una realidad arquitectónica del área de Xochipala, sino más bien son réplicas de las chozas comunes, tratadas en forma abstracta” (Reyna y Trejo, 1993: 393. Énfasis nuestro). Por su parte la arqueóloga Diana Trejo, que ha estudiado por largo tiempo estos modelos en miniatura, encuentra una semejanza muy estrecha entre un templo real porticado con pilares de mampostería ubicado en el sitio de La Organera-Xochipala en Guerrero y las “maquetas de templo” de estilo Mezcala y expresa la siguiente opinión: 2 Es un “templo que tiene al centro un ave” (Caso y Bernal 1952: 337 y fig. 502 bis, tomado de Hartung, 1982: 218) es sobre todo una manifestación del espacio interior delimitado por ocho columnas que descansan sobre una alta plataforma y sostienen un techo a cuatro aguas con una gran abertura en el centro. Caso y Bernal…anotan sobre esta “representación de un templo indígena” que “en el interior del templo hay un ave de pico curvo, quizá una guacamaya o un papagayo… Puede tratarse de un dios solar, si atendemos a que la guacamaya era entre los aztecas un nahual del Sol…”. Nos dice, Hartung: ”La excepcional abertura en el techo sugiere más bien una iluminación directa del interior por el Sol y muy particularmente cuando pasa por el cenit, entonces, salvo un marco de sombra, toda la superficie interna y sobre todo el ave se encuentran bañados por los rayos de este astro”. 34 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 34 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta “A diferencia de la opinión de Gay (1987), presentamos la hipótesis de que las maquetas de piedra de estilo Mezcala son representaciones estilizadas de una arquitectura real, en mampostería, en las cuales se encuentran representados tanto los cuartos o templos con pilares, o porticados, como los que tienen una sola puerta, colocados sobre basamentos en talud y parámetro vertical corto, o bien con paredes verticales. Las escalinatas, adosadas y remetidas, también parecen estar reproducidas…”. “En las maquetas, sin embargo, no figura la singular decoración en base de hileras de clavos de piedra ni los ‘tableros en escapulario’. Sugerimos la posibilidad de que estos rasgos estuvieran representados a través de la pintura, ahora totalmente pérdida”. “Respecto a su ubicación cronológica, sí tiene validez su relación con la arquitectura de La Organera-Xochipala, las maquetas de piedra se podrían situar preponderantemente hacia el Clásico tardío o Epiclásico, época de apogeo del sitio” (Reyna y Trejo, 1993: 393 y 395). 1.2.3. Réplicas desarmables teotihuacanas. También de piedra encontramos reproducciones teotihuacanas en miniatura de pirámides. Una pieza que se encuentra en el Museo de la Fundación Televisa, presenta la característica de ser desarmable y, otros objetos también de piedra tienen esta misma característica. Un segundo ejemplo de este tipo de “maquetas desarmables” fue descubierto durante el “Proyecto Teotihuacán” iniciado el 1° de Julio de 1964. Por primera vez en este sitio, se excavo “una maqueta seccional, labrada en piedra, que reúne la particularidad de haber sido ejecutada en partes separadas los elementos arquitectónicos, tales como: basamento piramidal, escalinata, y lo que es más importante, un pequeño templo superior.” En su contexto arqueológico se hallaron objetos de obsidiana que bien pudieron ser hachas para desnucar una víctima. “Esta maqueta fue labrada en piedra basáltica dividida en varias partes, las cuáles embonaron para formar el conjunto arquitectónico”…“de basamento piramidal escalonado, coronado en su parte superior por la edificación de un templo o santuario, el que albergaba a la deidad a la cuál había sido dedicada la construcción.” (Salazar, 1966: 4-5). Esta pequeña pirámide según Ponciano Salazar (op.cit.), podría servir como guía para reconstruir los templos teotihuacanos destruidos, ya que su tridimensionalidad es más útil que las representaciones de templos esgrafiados o pintados. Se consideró que este templo armable pudiera haber tenido una función de adoratorio al ser colocado en la parte central de los patios abiertos de las edificaciones de la gran ciudad teotihuacana. Y el autor citado concluye que “las maquetas como los templos prehispánicos siempre fueron dedicados a una deidad y llevaban ornamentos simbolizando a ésta y a su propia imagen en el interior del Templo Superior. Considerando éste razonamiento, una maqueta prehispánica, es el boceto plástico del templo y nicho para una deidad.” Por su estilo es posible que haya sido ejecutada en el periodo Teotihuacán III (Salazar, 1966: 11). Actualmente este adoratorio desarmado se encuentra en el Museo Nacional de Antropología e Historia en la sala dedicada a la etapa del Clásico. 1.2.4. Réplicas tipo pirámide solar (huicholes). Otro tipo de maquetas son aquéllas que se hacían en madera, barro, o piedra y representaban pirámides en miniatura con “escaleras solares”, que según Krickeberg (1988:107) los antiguos mayas ponían en sus templos durante fiestas especiales. (fig. 3). 35 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 35 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero Por otra parte, Konrad Theodor Preuss encontró a principios del siglo XX entre los huicholes una réplica en miniatura en madera de una pirámide escalonada. Los informantes huicholes le explicaron que el Sol subía y bajaba diariamente por esta pirámide solar. Se supone que estos objetos parten de una tradición prehispánica que heredaron los grupos, mayas y huicholes, quizá de antiguas prácticas mesoamericanas, por ejemplo, la construcción de réplicas de cerros como los tepictoton y antiguos grifos que representa las escaleras del Sol que se encuentran en el territorio huichol, son como un recordatorio de un antiguo culto al Sol y aun en la etnografía se registran rituales actuales donde van estos grupos a las playas nayaritas a construir sus escaleras solares, para celebrar el solsticio de invierno (cfr. Neurath, 2002, 218 y 219. Ver Capítulo 4 y anexo 2, Resumen de datos comparativa, sección 6.6. huicholes). Fig. 3. Réplica en miniatura en madera de una pirámide solar. Origen Huichol. Fuente: Krickeberg, 1988:107. Réplicas mexicas semifijas y fijas. La función, uso y simbolismo son tres elementos fundamentales dentro del análisis de objetos tridimensionales; ya que sus características pueden en ocasiones no ser explícitas y su fin para las que fueron hechas nos aclara sí pueden clasificarse como maquetas. Tenemos un caso extremo donde una roca contiene el diseño de un templito con trece escalones y en sus otras tres caras muchos motivos. A primera vista aparenta ser un modelo en miniatura de una pirámide, pero al saber que fue el asiento de un personaje importante tendríamos que admitir que, considerarla como prototipo, limitaría el encontrar su verdadera utilización. En este punto nos referimos “La Piedra del Escudo Nacional de México” llamada así por Juan Palacios (1929), también conocida como “El Teocalli de la Guerra Sagrada” o “Maqueta de la Guerra Sagrada”, fue descubierta en la esquina del Palacio Nacional y trasladada a la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología. Es un teocalli en pequeño labrado en una piedra semifija, con motivos en sus cuatro costados, teniendo en el frente 13 escalones que concluyen en la cúspide con un Sol calendárico. “Sorprende la semejanza de la imagen solar con el famoso monolito del Calendario Azteca, sin que esta semejanza signifique identidad, como no podría esperarse de una reproducción en pequeño. Faltanle diversos elementos,...” y más bien se trató de reproducir abreviadamente (Palacios, 1929: 7). Para Eduard Seler (tomado de Palacios, 1929: 21), “es un tolicpalli o asiento de Tezcatlipoca” aunque Juan Palacios no está de acuerdo pues sería un trono muy incómodo, además de no corresponder su simbología con este dios. Por nuestra parte, podemos decir, que en su diseño labrado, 36 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 36 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta se ocupó la técnica de maqueta y cuya función quizás fue servir de asiento simbólico para algún personaje. Esta piedra es un claro ejemplo de cómo la utilización de determinado objeto puede dar diferentes parámetros para considerarlo dentro de la clasificación de modelo o maqueta, sí nos concentramos en su posible función podríamos considerarla como trono de algún personaje y salir de su clasificación de maqueta. Sin embargo podríamos decir que es un modelo en miniatura de una pirámide que funcionó o fue utilizado como asiento. Clasificación de las maquetas indígenas. Una somera clasificación de las réplicas prehispánicas podría ser la siguiente: A).- Por tipo de material de manufactura: Piedra. Madera. Cerámica Barro. Masa comestible. B).- Por su posibilidad de ser trasladadas: Fijas. Semifijas. Movibles. B.1) Las maquetas fijas en el territorio tuvieron como motivos: Temas urbanos y agrícolas. Pirámides escalonadas. Tronos con escaleras. Centros urbanos Sistemas de drenaje y regadío Terrazas agrícolas. Diferentes tipos de escaleras. Sistemas hidráulicos en miniatura, pocitas y canalitos. Animales formados con pocitas y canalitos. Cruces punteadas. Patios. Cerros y pozos, manantiales. Cuevas y manantiales. B.2) posible Funcionalidad de las maquetas semifijas. Nichos con escaleras. Tronos con escaleras. Altares. Tableros de pirámides. 37 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 37 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero Incensarios. Ocupadas en cultos al Sol o a la lluvia y la fertilidad. B.3) Las maquetas movibles tuvieron como tema: Templos Fachadas de templos y edificios. Escaleras. Juego de pelota y sus espectadores. Aldeas; vida cotidiana, viviendas y habitantes, actividades productivas. Aldeas; fiestas religiosas y participantes. Edificios y animales. En este trabajo estudiaremos a las maquetas fijas en el territorio y que a veces por sus dimensiones algunas de ellas pudieron ser reubicadas por el indígena en los sitios donde ahora se encuentran. 1.2.6. Réplicas mexicas comestibles. Ahora bien, tenemos otros prototipos prehispánicos en miniatura, mencionados en de los escritos de Sahagún (1989, T.1, 2° Libro, Cap. XIII: 93), que nos dice, que en el treceavo mes llamado XIII Tepeilhuitl y en el de XVI Atemoztli, los mexica hacían, las reproducciones de cerros a escala reducida y según nosotros idealizados, hechos de tzoalli, masa comestible, llamados tepictoton o figuritas modeladas”. Se adornaban primero, después fueron matados ritualmente y comidos durante la fiesta de los montes a honra de los dioses de la lluvia (cfr. Broda 1971, 1979, 1997b: 142) (fig. 4). 1.2.7. Réplicas con o sin pocitas y pocitas aisladas en piedra. Pues bien, tenemos una larga lista de objetos prehispánicos que pueden llevar el nombre de maquetas, pero en este capítulo, nos proponemos desarrollar el tema de las réplicas prehispánicas con pocitas localizadas en Xochimilco, en ocasiones recurriremos a otras ubicadas en otras parte de Mesoamérica, que fueron talladas en medianas y pequeñas piedras, que a veces forman conjuntos pedregosos, también las hay en peñas y grandes monolitos anclados o fijos en el territorio, pero que algunos pueden ser movidos de su sitio sí se requiere, aunque a la mayoría es difícil de proporcionarle una orientación que no sea aquélla que por medios naturales ya posea. Así casi siempre conservan el sitio original en donde se encontraban antes de ser trabajadas. Códice Florentino y Primeros Memoriales de Sahagún, según, López Austin, 1995: 192. 38 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 38 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Ocupando en estas representaciones una técnica tridimensional y que presentan en miniatura, temas urbanos y agrícolas, que por lo regular son de estilo mexica. En ellas hay motivos tallados tan sencillos como podrían ser, una única pocita en la superficie de una peña, que pudieran simbolizar una montaña escarpada con su depósito interno de agua, como se creía que estaban conformadas las prominencias en época mexica, otras veces estas oquedades cubren toda la piedra que las soporta y cuando hay otras rocas cercanas con pocitas constituyen un mosaico con pequeñas horadaciones, que junto con los canalitos llegan a formas figuras de diferente significado. (figs. 5 y 7). En otras ocasiones se tallaron las pequeñas copias de a veces complejos centros urbanos, con construcciones de diminutos templos y edificios, pequeños patios, plazas y canchas de juego de pelota, escaleritas, accesos a plataformas y pirámides, baños, drenajes, lagos, manantiales, cuerpos de agua, y canales, y otras instalaciones hidráulicas urbanas con sus drenajes y desagües, redes de caminos, terrazas agrícolas y sus sistemas de riego compuestos con pocitas y conectados por medio de canalitos por donde puede circular algún líquido que se llegue a verter en su superficie, distribuyéndolo por los relieves que representan tierras, nichos y cuevas, que eran parte de la infraestructura hidráulica ya que en ellas el indígena lo almacenaba. Figura 5. Réplica en miniatura de Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco en la Ciudad de México. Dibujo que muestra la cruz punteada (E), el sistema hidráulico en miniatura compuesto por canales y pocitas (d), las estructuras escalonadas (b) y el sistema de terrazas agrícolas (c). Fuente: Carmen Cook, 1955 y Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Por lo tanto, estos tallados tienen la particularidad de funcionar simbólicamente al escurrir agua en sus diseños (figs. 5, 8, 10 y 16), que son los objetos de nuestra investigación. En estas piedras se gravaron motivos escalonados que en algunos casos nosotros interpretamos como terracitas de cultivo y que a veces se confunden con los diseños de escaleras de los templos, recordemos que las pirámides reales y sus cuerpos escalonados, en algún momento quisieron ser las réplicas de cerros y sus plataformas, simbolizaban a los sistemas de cultivo basado en terrazas (fig.29. anexo 1). Hay otras figuras relacionadas con las labores agrícolas y que por tanto considerábamos que estas piedras representan pequeñas prominencias donde aparecen labradas sus terrazas y por tanto estos relieves eran las reproducciones de cerros terraceados, pues son las elevaciones montañosas con este tipo de sistemas agrícolas, las formas que dominaban, el paisaje de la región sur de lo que fue la Cuenca de México, en la última etapa mexica (figs. 5, 6, y 7). 39 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 39 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero Figura 6. Réplica en miniatura de un cerro circular terraceado y en su cúspide un pozo de riego. Cerro de la Estrella, Alcaldía Iztapalapa, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 7. Réplica en miniatura del paisaje; sitio montañoso terraceado. En medio de la piedra hay un hueco que puede servir como trono. Localizado en el cerro Mazatepetl o el Judío, Alcaldía Magdalena Contreras, Ciudad de México4. Foto. Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. También, incluimos en este estudio a las piedras talladas con pocitas que aparecen en rocas y peñascos que representan cerros, piedras con diseños que a veces tienen representaciones de terrazas, las concavidades las hay solas o en grupo o formando parte de maquetas como la de Xochicalco en Morelos, que en la cúspide de una réplica de una pequeña pirámide hay una pocita y junto una cancha de juego de pelota que se inunda (fig. 8). Figura 8. Réplica en miniatura de una pirámide que en su cúspide tiene una pocita y junto a la estructura una cancha de juego de pelota propensa a inundarse. Xochicalco, Morelos. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 9. Peña que en sus caras laterales tiene pocitas, figuras geométricas, espirales y escaleras. Localizada en el cerro Xilotepec o la Malinche, en San Gregorio Atlapulco, Nueva colonia de San Martín, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. O se labraron asociadas con petroglifos, caracoles, calaveras, cuadros, espirales y otras figuras geométricas pertenecientes a distintas épocas históricas (fig. 9). Otra de las principales características de estas peñas talladas es que en ocasiones encontramos estos hoyitos unidos por canalitos donde puede circular agua, forman y remarcan con el líquido vertido en su superficie, los contornos de los cuerpos de aves y otros animales, y flores y va fluyendo el pequeño torrente escurriendo por las escaleritas de templos, patios y terrazas (figs. 5, 6, y 12). También hay hoyitos cóncavos en los diseños de las Cruces Punteadas de Santa Cruz Acalpixca en Xochimilco (fig.35 anexo 1) y la de Amecameca, ubicada al pie de los volcanes nevados (cfr. Aranda, 2006). 40 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 40 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Por lo tanto, un rasgo muy relevante de las maquetas prehispánicas que nos ocupan es la posibilidad de interactuar con los elementos como el agua, la lluvia y el Sol y los cuales permiten que los relieves tengan movimiento. Es decir, estos tallados son dinámicos y pueden soportar, almacenar, o funcionar al permitir correr agua, lluvia o torrente producido en forma natural o por el hombre, recreando lo que sucede en el territorio con los cauces de ríos y manantiales, presentando la posibilidad de que los líquidos vertidos en su superficie se desplacen por sus pocitas, canalitos y escaleritas. Estos relieves ritualmente pueden estar asociación con algún culto a Tláloc y su consorte o algunas de sus advocaciones. Pero también tienen una relación muy estrecha con el Sol, ya sea que las luces y sombras permitan observar a determinadas horas del día algunos rasgos de sus relieves y ocultar otros o que desde ellas se observen salidas o puestas solares en puntos prominentes del horizonte como cimas de montañas y volcanes, en ciertas fechas significativas del año, momentos durante los cuales se efectuaban sobre ellas algún tipo de ritual. Además, las posiciones solares permiten ver alineamientos territoriales entre estas piedras labradas y otros elementos importantes en el paisaje. Ésta interacción con la lluvia, el agua y la luz y el círculo solar, son fenómenos que enriquecen el significado simbólico de las maquetas en miniatura y las pocitas talladas en soportes pétreos. Es claro que estos relieves en piedra son el reflejo no siempre fiel de la cosmovisión imperante en esa etapa histórica y que este término es entendido como la forma de ver al mundo. Es decir, es la “visión estructurada en la cual los antiguos mesoamericanos combinaban de manera coherente sus nociones sobre el medio ambiente en que vivían, y sobre el cosmos en que situaban la vida del hombre” (Broda, 1991a: 462), y esta categoría, los motivó para labrar en las rocas parte del entorno natural y social prehispánico. Por tanto, es pertinente aquí hacer un corte de tipo metodológico entre; 1.Las representaciones en barro, piedra y masa comestible, con la posibilidad de ser transportadas, que reproducen cerros, templos y otras construcciones urbanas como canchas de juego de pelota, etc.; y 2. Los diseños fijos en piedra con pocitas, y pocitas en rocas aisladas que nosotros consideramos que deben ser tratados en forma independiente, pues responden a otras necesidades ideológicas, productivas y de tipo cultural. De hecho la idea de maqueta y de ser miniaturas es compartida entre ellas, pero el resultado da otras interpretaciones simbólicas, características y finalidades del objeto representado. Aquí es importante indicar que dejaremos fuera de este estudio las maquetas hechas de barro y piedra, masa comestible y las de tipo Mezcala, ya que tienen particularidades muy especificas, que nos alejarían de nuestro principal objetivo, que es dilucidar los usos rituales, de los relieves que llamamos Réplicas en piedra con o sin pocitas y pocitas aisladas, y su participación en los cultos a la fertilidad, a los cerros, en las actividades astronómicas, calendáricas y en los rituales solares, su simbolismo, sus relaciones espaciales y características más relevantes. Así, nuestro estudio se limitará al análisis de los modelos hechos en piedra y que por lo regular presentan la característica de ser grandes monolitos anclados o fijos en un determinado lugar, con una orientación proporcionada por la propia naturaleza. 41 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 41 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero A continuación expondremos; 1.2.7.1. Tres características primordiales de las réplicas con pocitas. 1. Es la representación del paisaje real, hipotético, mítico o idealizado. En primera instancia tenemos que entender que el término maqueta aplicado a la época prehispánica, se refiere a la técnica de representación espacial de algún objeto cualquiera, obra de arte, un lugar determinado, real, hipotético, legendario, utópico, imaginarios o mítico o la combinación de varias alternativas, y puede estar reproduciendo algún edificio, construcción, conjunto urbano o agrícola, una ciudad, territorio, región, terraza agrícola, etc., es decir, son pequeñas réplicas simbólicas de lugares sagrados. Dicho concepto no necesariamente explica el contenido, uso, función y simbolismo del tallado de la réplica elaborada en miniatura. Así, el tallado puede formar parte de un proyecto a futuro o tener carácter hipotético o que realmente exista o que quizás nunca se llevara a cabo aunque en la arqueología es más probable que fuera un prototipo común, una “muestra de urbe ideal”, por ejemplo, un “paraíso o ciudad Tláloc”. También existe la posibilidad de ocupar modelos en miniatura para reconstruir hipotéticamente una ciudad -como Tenochtitlán y sus lagos-, una zona urbana, un lugar legendario, un sitio idílico, utópico, un país antiguo o futurista, una construcción o edificio que dejó de existir o que nunca existió; Es decir, algo que puede colindar con lo mítico, guiado el diseñador quizás por las descripciones orales o escritas en crónicas, que hablan de sus principales características, incluso incluyendo dentro de su composición elementos como el agua o luz artificial y solar. Pero, regularmente en las réplicas en Mesoamérica, se reprodujeron elementos existentes en el paisaje, lo que captamos, por el grado de detalles incluidos en los relieves, es decir, que los sistemas de terrazas agrícolas tuvieron que estar vigentes cuando se copiaron en la piedra, después de ser construidos los edificios y los sistemas hidráulicos. Así, también las pocitas con sus canalitos nos estarían hablando de una práctica generalizada, de aprovechamiento, almacenamiento y conducción de agua, lo que puede ubicar su creación, en los horizontes históricos de las sociedades agrícolas. Al tallar en piedra los prototipos prehispánicos se ocuparon las formas más elementales de los objetos a reproducir, así, si se quería labrar un templo indígena, se utilizaban sus componentes más característicos que identificaban dicho edificio, como podían ser las escaleras y su capilla vista desde arriba, sin necesidad de copiar a uno en particular. La forma más sintética de simbolizar una pirámide sería mediante una escalera simétrica que acabara en un pequeño nicho en su cúspide, como veremos en la parte en que analizamos los casos concretos (figs. 36, y 67). Esta manera de simbolizar los elementos del diseño nos indica que se ocuparon conceptos para tallar los motivos en miniatura, es decir, que de un determinado centro urbano o paisaje se extraían sus contornos más característicos de los templos y otras instalaciones urbanas y luego se tallaban en la piedra respetando los propios accidentes naturales del soporte pétreo, y lo que el indígena quería representar se fue amoldando a las condiciones del monolito, el tamaño y la cantidad de piedras disponibles para reproducir la región o algún lugar especifico, lo que hacía que no siempre correspondiera exactamente con el sitio real. 42 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 42 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 2. El uso de una escala reducida del objeto o paisaje reproducido. Precisamente de sus características de ser la representación de un lugar a tamaño reducido, nace el problema: de situar los objetos arqueológicos, pocitas y cerritos terraceados dentro del concepto rígido de maqueta, pues el término lleva implícito la ocupación de una escala. Es decir, una medida que nos lleva irremediablemente a considerar la existencia de instalaciones reales o un proyecto a futuro de las construcciones representadas. De hecho es un nudo que no nos permite avanzar en su interpretación por tratarse de una definición moderna y occidentalizada, restringida a los objetos con fines constructivos. Es menester recalcar que la función urbana y arquitectónica de la maqueta es limitada y no puede por sí misma reemplazar a otras técnicas constructivas, ya que sólo es auxiliar en el proceso; es decir, de no contar con los dibujos y planos del proyecto que nos indicaran las verdaderas proporciones de la obra real. Sería muy difícil guiarse a través del diseño tridimensional en miniatura, ya que no se podría saber qué escala se ocupó en la reproducción del objeto, sí no está indicada en la maqueta, ya que su finalidad primordial es mostrar la composición acabada. Es importante mencionar que a partir de una maqueta en la cual no conozcamos las unidades de medida ocupadas en su confección a escala, es difícil encontrar las proporciones reales del objeto a realizar. Además de que muchas de las veces sus volúmenes tienen la finalidad de ser únicamente indicativos y mostrar sólo su apariencia física y ubicación en el terreno. Por otra parte, la escala indígena estaba en relación con el tamaño de la piedra que sirvió de soporte para labrar los motivos en miniatura y con la importancia de los objetos a representar dentro de la cosmovisión mexica, y no con las dimensiones reales del objeto o modelo representado. Por lo que las medidas del diseño tallado de algún conjunto urbano, no corresponden a sus verdaderas proporciones. La réplica de los diseños labrados no presentan una distancia normal, sino entre cada uno de ellos el espacio era sintetizado, es decir, no están proporcionadas las separaciones de sus componentes, sino que se buscó reducirlas para ganarle espacio a la superficie de la roca, lo que hace que las proporciones y ubicación de los elementos tallados sean relativos y no corresponden a lo real, sino más bien se trato de reproducir lo ya existente, su concepto o prototipo hipotético, con diferente grado de idealización. También resulta que las distancias geográficas, los tamaños de los objetos labrados, las proporciones de los elementos urbanos y agrícolas reproducidos quedaban supeditados a las dimensiones de la piedra que servía de soporte del tallado tridimensional y la importancia cultural y social de los conceptos tallados proporcionaban las escalas de sus relieves esculpidos. Se puede ver entonces que la técnica mesoamericana utilizada para representar los temas indígenas fue a través de considerarlos composiciones en miniatura, donde el tamaño, medidas y escala de los elementos, están en relación con la importancia ideológica de cada componente. Hay un rasgo muy importante en las maquetas prehispánicas como la de Acalpixca (fig.5) y que es necesario anotar, y es el hecho que utilizan varias escalas y formas gráficas en el tallado de un sólo conjunto, buscando dar relevancia a algunos de sus componentes sobre otros, pues sólo así se logran incluir mayores detalles y fue un método indígena para resaltar los motivos más relevantes en sus relieves en miniatura. Esta forma de representación, trata de enfatizar diferentes jerarquías simbólicas, a algunos relieves, a través de utilizar muchos tamaños al tallarlos. Aunque sí aplicamos 43 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 43 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero diversas dimensiones en la confección de una obra, esto hace que en las primeras ocasiones que observemos las piedras labradas con miniaturas se dificulte la identificación de las características del conjunto, ya que sus diferenciadas proporciones no son usuales para nuestra percepción espacial, la cual está acostumbrada a seguir un sólo ritmo visual al observar una obra, por lo que resultaría desproporcionado el modelo ante nuestra simetría occidental, ya que según nosotros diseñamos composiciones más homogéneas, simétricas y equilibradas. Además el uso de diferentes escalas para resaltar ciertos detalles sobre otros sólo se logra cuando no se reproduce con extrema exactitud el sitio deseado. Lo que es un requisito de la maqueta que va a ser utilizada en las labores de edificación de instalaciones urbanas o arquitectónicas, por lo que sería difícil ocupar estos relieves como herramientas para la construcción, como planos o mapas de localización de instalaciones y recursos, o como guía constructiva de un centro urbano nuevo, sino más bien estos modelos tuvieron una participación destacada dentro de la religión y el ritual. Por otra parte, el tamaño según su relevancia ideológica de los elementos labrados, quizás sea una influencia de la escritura gelifica en los tallados pétreos. Así, en la pictografía mexica, encontramos similitudes con los relieves en miniatura, porque al pintar un mapa o un elemento cartográfico se utilizaron “diferentes escalas, ya que varias estaban permitidas en un mismo documento y no se inscribían separadamente. El tamaño aumentaba, de acuerdo con la importancia que la sección del relato tenía, o con relación al tema al pueblo o al grupo” (Galarza, 1989: 130). Llegamos a dos tipos de simbolismo que se produce por un lado, por las dimensiones jerarquizadas de los motivos labrados y por otro, la posibilidad de recrear porciones del paisaje que corresponden proporcionalmente o no al entorno circundante. Además, de poder idealizar lo existente, a partir en mayor o menor medida de algo real. Podemos decir, que al reproducir algún lugar o región bajo la técnica de representación conocida como maqueta se podían acercar o alejar de las formas existentes en el paisaje, según el grado de simbolismo, abstracción y síntesis utilizado para reproducir cada uno de sus elementos y la manera de distribuirlos libremente en la superficie de uno o más monolitos, pudiendo llegar el caso extremo que la composición final fuera fácilmente identificable para los usuarios que poseían el código simbólico de grupo necesario para interpretarlo, ya que el hombre de esa época al observar el diseño le era familiar el sitio representado, pues conocía cada uno de los sitios donde se copiaron las construcciones o los rasgos geográficos, que identifican cada lugar, sabían a qué ojo de agua se refería esta reproducción simbólica, cual pirámide se había copiado y donde estaba localizada, qué cerro con sus terrazas agrícolas se había tomado como modelo, para reproducirlo en piedra, pero era muy difícil de reconocer para aquellos individuos que desconocían el territorio y su morfología. En otros casos se utilizaron conceptos y elementos distantes o próximos, pero que eran más conocidos y menos simbólicos, por lo que hasta nosotros podemos reconocer, en estas pequeñas obras, las formas de sus templos, escaleras, juegos de pelota, sistemas de riego, drenajes, etc. Sin embargo, hoy contamos con una noción incompleta de los motivos para interpretarlos en su totalidad. Aquí cabe resaltar que sólo en el sitio de Plazuelas, Guanajuato (fig.10) la réplica en piedra que se encuentra ahí corresponde a la forma física del centro urbano, pero en la mayoría de los casos analizados, las maquetas no reproducen lugares concretos, cercanos o lejanos, presentando sólo ciertas similitudes con algunos de ellos, por lo tanto, es más probable que se ocupó únicamente los elementos existentes y conocidos para modelar un nuevo sitio idealizado, a veces muy cercano al real. 44 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 44 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Figura 10. Réplica en miniatura de un centro urbano, propenso a inundarse y almacenar agua de lluvia o líquido vertido. Ubicada en la ribera de un río en el sitio arqueológico de Plazuelas, Guanajuato. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2000. 3. Son objetos tridimensionales y para verse en planta. La cualidad de ser un objeto tridimensional da ciertas ventajas sobre los dibujos o códices, aunque cada uno tiene sus particularidades y cubren diferentes finalidades. Por ejemplo, el contener tres proporciones permite que sea leído el mensaje casi siempre desde arriba, es decir, tiene una vista aérea apareciendo en el diseño techos y cúspides de pirámides en combinación de vistas de frente y fachadas, lo que nos ubica en un punto muy sugerente, pues se representan los objetos como se ven desde los cerros o partes altas del territorio, tal como son vistos por las aves. Lo que abre una línea de análisis en este sentido, que poco trataremos en este estudio3. El soporte pétreo donde se labró la réplica casi siempre es plano en su cima, como mosaico a veces fraccionado, por lo que algunos de estos tallados presentan la particularidad de tener que girar en torno a ellas, para apreciar algunos de los detalles de sus diseños, además las características propias del paisaje donde se encuentran nos proporcionan la clave desde donde debe observarse los relieves. Algunas de estas rocas se elevan de la superficie del suelo, alcanzando una altura mayor que el ángulo visual, y que para apreciar su labrado tendríamos que estar muy cerca de ellas o sobre ellas, así, en ciertos casos presentan escalones entresacados de la misma piedra en sus caras verticales, que sirven para tener acceso a su superficie labrada y ocuparlas con algún fin ritual, calendárico, como observatorio astronómico y de otro tipo. En otras ocasiones tienen repisas o altares en diferentes niveles. Aunque la mayoría de los diminutos diseños no se tallaron en piedras que tuvieran una gran altura, si hay pocitas con canalitos en lo alto de acuminados y escarpados monolitos. En términos generales podemos resumir que en esta obra, el término de maqueta prehispánica es el nombre que le se le da a la técnica de representación ocupada por el indígena para reproducir en piedra algún tema urbano o agrícola, combinando el bajo relieve y alto relieve y cuya principal característica es ser la réplica de sitios reales ideales o míticos y cuyo motivo se talló en tercera dimensión y en miniatura, y para ser vistos desde arriba, ocupando una o varias escalas en un mismo relieve según la importancia 3 A este respecto, es importante mencionar que hay cierto paralelismo de estos relieves pétreos en miniatura o maquetas prehispánicas, que deben ser vistos a vuelo de pájaro, como los dibujos gigantes de animales y otras líneas difusas desde abajo, en el desierto de Atacama en Chile y los de Nasca en Perú, los cuales sólo pueden ser apreciados desde el cielo y para los que aún no se encuentra explicación convincente de su finalidad. 45 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 45 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero del motivo tallado. En donde la escala se refiere al tamaño ocupado en reproducir los temas indígenas, que por hacerse en proporciones reducidas, podemos considerarlos como diminutas representaciones, es decir, como pequeñas réplicas simbólicas de lugares sagrados (Cook, 1955: 180). En el cuadro número 1 sintetizamos las principales características de las réplicas mesoamericanas en miniatura. Cuadro uno TÉCNICA DE TÉCNICA Características de las réplicas con pocitas en mesoamerica. DE TALLADO REPRESEN TACION COMBINACIÓN. TRIDIMEN SIONAL ESCALA MOTIVO TEMA ELEMENTOS LUGARES SIMBOLISMO USO MINIATURA RÉPLICA URBANO POCITOS REALES RELIGIOSO RITUAL AGRICOLA CANALITOS MITICOS ESPACIAL: CALENDARICO MANANTIALES IDEALIZADOS TERRITORIO ASTRONOMICO ESCALERAS LUGAR AUTOSACRIFICIO CERROS REGIÓN TERRACITAS TERRAZAS TEMPLITOS CERROS JUEGOS DE PELOTA, SISTEMAS ETC. HIDRAULICOS BAJO Y ALTO RELIEVE FLORES Y ANIMALES. CRUCES PUNTEADAS FIGURAS GEOMATRICAS PIES Y MANOS En el siguiente inciso anotamos algunas particularidades de los relieves prehispánicos que fueron concebidas como réplicas del paisaje real o imaginario del indígena. Podemos clasificar a las réplicas con pocitas como: 1- Réplicas sin pocitas. 2- Réplicas con pocitas: Las pocitas o pocita, aparecen como uno más de los elementos del motivo. Las pocitas son ocupadas en la elaboración del diseño, formando parte, por ejemplo, del cuerpo de animales o en los techos de pequeñas pirámides (fig.8, 30). 3- Réplica o Réplicas asociadas con piedras cercanas que tienen una o varias pocitas. 4- Maquetas asociadas con otras maquetas, que son réplicas de motivos urbanos y agrícolas. Y que en conjunto forman paisajes en miniatura (fig. 7). Por el grupo cultural al que pertenecen: Olmecas, teotihuacanos, mayas y mexicas, etc. En términos técnicos: Por su técnica de representación cae dentro la categoría de maqueta o réplica, que en su tallado se ocuparon diversas formas y métodos para esculpir la piedra, en bajo relieve y alto relieve. Combinando con otras técnicas de tallado, como el diseño punteado. Los motivos fueron hechos para apreciarse desde arriba y dirigidos a un grupo de personas no muy numeroso. 46 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 46 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Técnica de representación: Tallado en piedra tridimensional y en miniatura, ocupando una o varias escalas en un mismo relieve según la importancia de los motivos, que reproduce. La escala se refiere al tamaño de los diseños que por hacerse en proporciones reducidas, podemos considerarlos como representaciones en miniatura. En términos temáticos: Pueden ser réplicas del paisaje, de una región (fig. 7), de un asentamiento o edificio en particular (fig. 8) o de lugares urbanos y agrícolas (fig. 5). En términos simbólicos: Son réplicas de lugares reales, idealizados, simbólicos, míticos e inexistentes en el paisaje natural. Donde la piedra simboliza la región o el territorio. En términos de uso y función: Pueden ser altares y recipientes rituales y a la vez puntos de observación astronómica. Las características físicas y visuales de las maquetas y su tamaño en miniatura hacen que puedan también ser ocupadas en diversas actividades humanas, por ejemplo: Como objetos ornamentales: Los diminutos modelos pueden tener una utilización religiosa, educativa y de recreación y con esto nos acercamos al campo de los juguetes que en el mundo indígena estaba muy emparentado con lo ritual. Así, tenemos un uso próximo a nuestras “maquetas” precolombinas que mantienen un sistema dinámico con la lluvia sobre su diseño, pero la diferencia entre ambos tipos, es su función; es decir, para qué son o fueron utilizadas. Por supuesto las maquetas descritas en este inciso no se emplearán en labores constructivas o como modelos para reproducirlos espacialmente como dictan las definiciones más ortodoxas de estos objetos a escala reducida, sino para ser ocupados dentro del ritual. 1.2.7.2. Pocitas talladas en piedra. En este apartado haremos una propuesta de clasificación de las pocitas desde diversos puntos de vista: Las pocitas aisladas en piedra, pueden ser de tres clases: a. Las formadas por la erosión natural de la piedra, por el agua, la lluvia o el viento. b. Las talladas por la mano del indígena, copiando el fenómeno de erosión producido por la naturaleza. c. La combinación de la erosión natural y su reutilización y adaptación del hombre. Pero existe un problema a resolver: ¿se puede definir como maqueta a la piedra en donde sólo se talló una pocita, sin la asociación de otros motivos? La respuesta sería afirmativa si tomáramos como 47 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 47 25/03/20 16:02 Juan Rafael Zimbrón Romero válido el hecho de que todavía hoy dentro de la cosmovisión huichola se concibe a las rocas como equivalentes de cerros46 y en esa medida la concavidad labrada y su soporte pétreo adquirirían un valor simbólico semejante a estas elevaciones territoriales. Así, las piedras con pocitas, pueden ser la expresión de pequeños cerritos pétreos con su depósito interno de agua. Sin embargo, como pensamos que aún faltan elementos para dar una conclusión más acabada, en este trabajo llamaremos a las piedras talladas con hoyitos, pocitas y a los diseños más complejos maquetas o réplicas, sin que esto signifique que aplicaremos una metodología diferente en el análisis de cada uno de estos relieves, sino más bien los interpretamos como elementos complementarios y producidos bajo una misma lógica, y razonamiento, ya que ambos labrados tienen una relación muy estrecha con la lluvia y el Sol. Nombres con los que se conocen a las pocitas en Mesoamérica y sus límites. a. “Atecachtli”. Consideramos que este término es el más exacto para nombrar a nuestras pocitas ya que, Saide Sesin (1984b, II), en este artículo periodístico rescata de un informante xochimilca, hablante de Náhuatl: El profesor José González da el nombre indígena de las pocitas llamadas por él: “Atecachtli”, que significa depósito pétreo de agua y está ubicado en el cerro la Malinche en San Gregorio Atlapulco, sitio cercano a Acalpixca. (fig.47). b. “Pozuelos” Pedro Armillas (1950), llama a las pocitas en piedra: “Pozuelos”. c. “Xicalli” (Arqueólogo Francisco Rivas, comunicación personal 1998). d.“Jicaritas” (Doctor Druzo Maldonado, comunicación personal 1998). e. “Tazas”. “Piedras con cavidades hemisféricas, que Corona Núñez llama rocas con tácitas, como las que encuentran en Colima y Nayarit, son características de culturas medias. En el área maya, sólo se encuentran en el Preclásico (Girard, 1976: T.II; 15: 893). f. “Choyas”. Junto a la alta Sierra de Nochixtlán “a 5 km al sur de Juchipila, en Zacatecas, se localiza el Cerro de las Ventanas, junto a la comunidad ‘El Remolino’, donde se encuentra un sitio prehispánico… En la parte alta del cerro está el centro ceremonial, y en la parte oeste hay muchas rocas con petroglifos y extrañas perforaciones de forma cónica que los lugareños llaman ‘choyas’, y cuya finalidad es un misterio” (Möller, 1990: 64). Proponemos que en Mesoamérica se pueden llamar, por su diminuto funcionamiento con agua; Para distinguir el eje temático del tallado, pueden ser llamadas “Sistemas Hidráulicos en Miniatura” o “Juegos Hidráulicos Rituales”, y considerarse como Modelos Reducidos, al recrear el 4 Comunicación personal Johannes Neurath 1999 (Cfr. Neurath, 2002). 48 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 48 25/03/20 16:02 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta escurrimiento del agua en un territorio (fig. 5 y 11), pocitas ornamentales y recipientes rituales o de autosacrificio. Figura 11. Piedra tallada con red de pocitas unidas por canalitos. “Sistema hidráulico en miniatura”. Localizada en el cerro del Judío o Mazatepetl, Alcaldía Magdalena Contreras, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Las pocitas se pueden encontrar en grupos, en una piedra o en varias, solas o acompañadas por canalitos, formando figuras de animales y cruces punteadas. Algunas se encuentran muy desdibujadas y poco profundas casi imperceptibles en la superficie pétrea, cómo cuñas que se hayan sacado a la roca. Dando mayores detalles acerca de las Pocitas en piedra, podemos mencionar las siguientes características: a. Pocita en piedras dispersas o aisladas (fig. 85). b. Grupo de pocitas en una misma piedra. (figs. 13, 87) c. Pocitas o pocita en un conjunto de piedras cercanas entre sí. (fig. 11) d. Pocita con figuras geométricas (fig. 9). e. Pocitas con petroglifos y otros diseños (fig. 11). f. Pocitas formando figuras de animales (figs. 12, 30). Figura 12. Réplica en Miniatura, detalle: Cuerpo de un ave formada por pocitas y canalitos. Se remarca la figura al verterle algún líquido. Chalcatzingo, Morelos. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 49 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 49 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Formas de las pocitas. Redondas o cóncavas (fig. 12). Ovaladas, cilíndricas e irregulares (fig. 13). Cuadradas y cubicas (fig. 14). Cónicas (en Chalcatzingo en Morelos (fig. 15). Figura 13. Piedra con pocitas cilíndricas. Chalcatzingo, Morelos. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 14. Piedra con pocitas cúbicas, en el cerro de Cocotitlán en Chalco, Estado de México. Foto; Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 15. Panel con pocitas cónicas abajo del relieve en roca del Rey. Servía como ornamento religioso donde se acumulaba agua del temporal y formaba parte del un sistema hidráulico real. Chalcatzingo, Morelos. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Las pocitas que fueron talladas en la superficie de las peñas, son de dos tipos; aquellas que por sus medidas y ubicación en el soporte, pueden almacenar pequeñas cantidades de agua en sus oquedades; y las de poca profundidad que se labraron en las caras laterales de las rocas, a veces junto a las representaciones de terracitas, en donde únicamente escurre el líquido, pudiendo sólo ser regadas momentáneamente. También hay concavidades en la base de las piedras que simbólicamente podrían ser las representaciones de cavernas o manantiales surgiendo de los soportes rocosos que pueden considerarse como cerros (fig. 9). Capacidad para contener agua en su superficie. La capacidad de retención del agua en los pocitas varía según las dimensiones del hoyo, que puede medir de 3 cm hasta más de 30 cm y una profundidad de 2 cm y medio, hasta 15 o 20 cm. Sin em50 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 50 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta bargo, no hay una medida que predomine en ellas, pero abundan más las pequeñas de aproximadamente 8 cm de diámetro y en menor cantidad las que tienen 30 cm. Aunque pensamos que no tuvieron una dimensión estándar. El tiempo que pueden conservar el líquido varía según la porosidad de la piedra y la temperatura del ambiente y la evaporación producida por la intensidad y la inclinación de los rayos solares. Además, algunas son cilíndricas, cónicas, ovaladas, rectangulares y otras carecen de formas. Por lo regular, los hoyitos tallados tienen poca capacidad para retener agua, ya que su soporte pétreo presenta cierta porosidad o grietas en sus paredes. Soporte pétreo. Son pocas las pocitas talladas en tezontle negro (San Ángel y Ajusco). La mayoría de las pocitas son hechas en roca sólida (Xochimilco y otros sitios). Los soportes pétreos de estas pocitas, en algunos casos se asocian con pequeños nichos y cuevas excavadas o naturales ubicada en su base Los hoyitos culturales pudieron servir como incensario y para proporcionar algo de fuego durante las ceremonias en éstos altares. (Para ver más sobre uso y función de las pocitas, y sitios donde se localizan, puede verse el capítulo 2 de esta obra o el trabajo de Carlos Álvarez Asomoza, 1978). 1.8. Cronología de las réplicas prehispánicas y pocitas aisladas. Las pocitas en Mesoamérica se localizan en: a. Sitios del Preclásico. b. Sitios del Epiclásico. c. Sitios del Clásico. d. Sitios del Posclásico: horizonte azteca. La temporalidad en que se tallaron las réplicas prehispánicas en piedras fijas, con pocitas y pocitas aisladas es muy importante para el estudio de sus funciones y simbolismos, pero son objetos arqueológicos muy difíciles de datar históricamente. Ya que su cronometración se tiene que hacer en forma directa, indirecta, o utilizando un método comparativo, veamos que dicen los arqueólogos: A.- La primera cronometración es directa tratando de encontrar la época en que se labró el tallado. Ésta por lo regular es difícil de determinar, pues son relieves con acabados muy sencillos, pequeños y sus trazos ahora son poco nítidos y para fecharlo se requiere del análisis del contexto y elementos asociados y en ocasiones no existen. Éstos estudios y el cerámico de superficie asociado no es muy confiable, resultan relativos, ya que no reflejan la época de elaboración del motivo o su uso. Por ejemplo, la fecha de tallado de la conocida Maqueta de Tejupilco, ubicada en la población de San Miguel Ixtapan, Municipio de Tejupilco, en el estado de México, no ha sido determinada con seguridad. El arqueólogo José Hernández (1989: 1) con base en a las características físicas del motivo labrado da una cronología a los prototipos, ubicándola en un horizonte cultural reciente y nos dice que esta piedra contiene “la representación de un centro ceremonial urbano perteneciente a la cultura mexica, que conquistara el lugar aproximadamente en el año de 1500 D.C.” (fig. 16). 51 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 51 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Figura 16. Réplica en miniatura de un centro urbano estilo no mexica con su cancha de juego de pelota. Tallado, propenso a recibir y acumular agua en sus pequeños relieves. Tejupilco, Estado de México. Foto: Arqueólogo José Hernández, 2001. B.- La segunda forma de datar estas miniaturas es indirecta, es más frecuente en las actuales investigaciones recurrir al momento de fundación del asentamiento en general y al horizonte cultural a la que perteneció el núcleo urbano donde se localizan estos relieves tridimensionales y la actividad en que se especializaba el lugar. También para clasificarlas y analizarlas se requiere estudiar el estilo utilizado en su tallado, partiendo de sus elementos culturales, con los cuales se encuentren asociados sus diseños y las estructuras y otros implementos cercanos a los monolitos que soportan a estas réplicas en miniatura. Por otra parte, hay casos en que los relieves con pocitas no tienen un contexto natural y cultural con el cual se puedan asociar, debido a que en ocasiones se han alterado en forma radical, los lugares donde se localizan. Además se obtienen datos pocos precisos por el fenómeno de reutilización de los lugares en diferentes períodos históricos, re ocupando las piedras en que se labraron los modelos con pocitas, cambios en su ocupación por diferentes grupos y alteraciones en su tipo de producción, fenómenos que han complicado aún más su fechamiento histórico. Para el arqueólogo Morrison Limón Boyce (1991: 61), la cronología de la réplica de Tejupilco, no está determinada, pues los materiales arqueológicos recuperados en una plataforma cercana a la maqueta son del Posclásico Tardío, pero los elementos arquitectónicos representados parecen indicar más bien una fecha del Epiclásico o Posclásico Temprano (800-1100dc). Morrison Limón utilizó la misma temporalidad del entierro asociado a esta piedra labrada, resultando relativo su datación, pues la tumba pudo ser anterior, posterior o contemporánea al momento en que se trabajó, el pequeño tallado urbano que contiene este monolito. C.- La tercera opción para encontrar la fecha de elaboración de réplicas fijas puede ser por medio de un método comparativo: En el caso de los relieves en miniatura de Acalpixca en Xochimilco, la arqueóloga Carmen Cook (1955: 172), dice que por ser este modelo, de un estilo parecido a los demás tallados existentes en la zona, pudo ser elaborada esta réplica por los mexicas, situando la elaboración de su diseño en miniatura, en el último horizonte azteca, ya que “la técnica y el estilo del tallado es similar a las demás esculturas y petroglifos que existen a 50 metros”, en otra sección del Cuahilama, siendo parte del mismo cerro donde se localiza esta piedra labrada (fig. 5). Pero a Cook, se le escapa la presencia en este monolito, de una “Cruz Punteada”, motivo que ha sido determinado por Aveni (1982), tener un origen teotihuacano, perteneciente al periodo Clásico, como también varios vestigios de acequias, bardas y entierros encontrados en el centro de Xochimilco. 52 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 52 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 1.8.1. Pocitas y canalitos en los sitios olmecas y en Xochimilco. Sin embargo en México también hay indicios en los sitios olmecas de un origen muy remoto de los pocitas que se extendió hasta la época del contacto europeo; quizá su uso ritual y calendárico pudo difundirse en mayor medida durante la época mexica. Su relación con las deidades del agua es evidente, ya sea por los manantiales representados y su relación y funcionamiento con la lluvia, lo que le da a estos tallados un acercamiento en términos de la cosmovisión con el paraíso de Tláloc y el inframundo. Una forma de establecer la fecha de las pocitas y canalitos, es aportada por los monumentos olmecas, los cuales debieron ser anteriores a las tazas y canales, por lo que estos petroglifos pudieron haber sido elaborados en un tiempo posterior al año 1000 a. C. Para Grieder (1982: 39), las más sorprendentes pocitas se encuentran en la superficie de colosales piedras, que fueron escarbadas por estos tempranos grupos del sur de México. Las grandes cabezas 2 y 3 de La Venta y 2 y 3 de San Lorenzo, fueron marcadas copiosamente con tazas y canales. La base de la estela 4 de La Venta, Tabasco, muestra una densa, pero cuidadosamente organizado conjunto de pequeños hoyos con canalitos, que presentan un marcado estilo olmeca. En este mismo sitio tabasqueño, hay una larga piedra angosta, que representa una serpiente, en la que también soporta, modelos de canales los cuales parecen ser parte de la idea original. Estas tacitas y canalitos tallados, parecen mostrar un estilo que cubrió una breve fase dentro del arte olmeca temprano, pero posterior a la talla de muchas cabezas colosales, concluyendo Grieder (1982:39), que en muchos casos las pocitas y canales, representan una tradición muy vieja en el mundo del arte indígena, tanto como las esculturas sobre las que fueron labradas. Algunas de estos petroglifos cóncavos, presentan la característica de tener un pequeño hoyo en el fondo de la taza, un rasgo común en los casos xochimilcas. Para analizar los tallados cóncavos en el centro de Mesoamérica, tomamos como ejemplo la réplica de Acalpixca, en Xochimilco, donde observamos que contiene como parte de su tallado pocitas y canalitos que pudieron ser labrados quizás durante el auge xochimilca, en fechas posteriores a la “Cruz Punteada” teotihuacana que se labró también en su superficie. Sin embargo, la existencia de una o más concavidades talladas en piedras o como parte de relieves en miniatura, se han detectado, en sitios con clara presencia olmeca, como en Chalcatzingo Morelos y en Zihuatanejo Guerrero (fig. 13). En estos sitios antiguos fuera de la Cuenca de México, hay un gran número de estas pocitas, lo que nos hace pensar que en términos de temporalidad, posiblemente procedan de esta antigua cultura y luego fueron retomados éstos y copiados en épocas posteriores o bien se labraron cuando esta antigua civilización primogénita aun estaba viva y fueron reutilizados estos diseños. Antecedentes que nos obligan a cronometrar a las maquetas con pocitas y las pocitas aisladas en un horizonte histórico más remoto que lo xochimilca o bien, estos relieves tuvieron una continuidad simbólica, es decir, fue vigente su significado durante varios periodos, siendo un diseño de reuso y sincrético o quizás retomando las pocitas de antiguas épocas, tuvieron nuevos valores simbólicos en cada momento en que fueron reutilizados. En el caso de las pocitas, encontramos que éstas fueron siendo estilizadas a lo largo del tiempo, es decir, que partieron de formas muy simples a otras más complejas, lo que nos indicaría una evolución de estos tallados durante diversos periodos históricos. Sin embargo, hemos 53 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 53 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero detectado que en los asentamientos olmecas más antiguos de Morelos y Guerrero, son frecuentes las pocitas, formando grupos numerosos de oquedades en una misma piedra, y en épocas posteriores aparecen en forma aislada y luego algunas de ellas fueron reutilizadas, asociadas e incorporadas con otros motivos y diseños en momentos históricos posteriores las formas de las pocitas que se pueden identificar de manufactura más remota son más simples: se presentan en forma de cono o semicirculares, irregulares y muy profundos (fig. 13). Así, cuando las pocitas disminuyen su tamaño dentro de la piedra pasando a forman parte de un complejo sistema hidráulico en miniatura compuesto por canalitos, drenajes y declives propios de la roca. En el transcurrir del tiempo surgieron nuevas formaciones sociales y religiosas que reutilizan y ocupan en diferentes épocas los sitios del Preclásico, fenómeno que ocasionó que en estos mismos lugares se tallaran nuevos diseños cercanos a los antiguos relieves, agregando nuevos motivos religiosos a los ya tallados en los antiguos soportes pétreos, originándose una síntesis y sincretismo entre ellos que respondiera a las nuevas necesidades religiosas y del ritual. Es por esto que podemos encontrar modelos prehispánicos y concavidades talladas en las rocas, con una cronología diferente a los elementos infraestructurales existentes en un mismo sitio y a los propios motivos labrados, y una temporalidad diversa entre las pocitas mismas, por lo que su asociación cultural y temporal, se complica, al estar acompañados con motivos pertenecientes a diferentes épocas. Además, el problema se incrementa por el hecho de que si debemos considerar a las maquetas y pocitas, como diseños independientes, asociados o como parte de un mismo discurso y simbolismo. 1.8.2. El sitio olmeca de Chalcatzingo, Morelos. Para analizar más a fondo la temporalidad de los relieves en miniatura y pocitas tal vez sea conveniente hacer una breve descripción de estos motivos existentes en Chalcatzingo Morelos, uno de los sitios olmecas más cercanos la Cuenca de México. En esta antigua zona, hay tallados de origen muy remoto, como los petrograbados referentes a la fertilidad vegetal y humana, acompañando a estos motivos hay diferentes tipos de terrazas agrícolas que alguna vez fueron cultivadas, y que aún conservan sus redes hidráulicas de irrigación y también se pueden ver restos de plataformas y estructuras piramidales pertenecientes a distintos periodos históricos. Luego en otra sección más alejada de la montaña de roca, se encuentra una serie de paisajes en miniatura tallados en pequeñas piedras, es decir, maquetas, asociadas con otros elementos como las pocitas, labrados que parecen también corresponder cronológicamente a épocas distintas (fig. 12,13, 15). Así, en este antiguo asentamiento hay réplicas en grandes y pequeñas piedras, con o sin pocitas, hoyitos unidos por medio de pequeños canalitos, minúsculos diseños de terrazas agrícolas, representaciones de plataformas con escaleritas y acompañadas de oquedades que bien pueden ser cuevas o pocitas y rocas trabajadas, que a decir de David Grove, Jorge Angulo y Carlos Gay (1987), representan a los cerros colindantes. Podemos decir que los modelos con pocitas y pocitas aisladas se ubican dentro del sitio de Chalcatzingo, en dos áreas: La primera sección se encuentra un poco alejada de la falda de la gran montaña sagrada que caracteriza a este lugar, ahí en el terreno plano hay una conjunto de pequeñas y medianas rocas 54 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 54 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta talladas con elementos que en su conjunto representan paisajes en miniatura; centros urbanos con sus terrazas agrícolas y escaleras, una réplica de su cerro sagrado y sus sistemas de irrigación, conducción de agua y drenajes, todos estos pequeños tallados distribuido en varias piedras. Sí en este momento sólo nos enfocamos a la temporalidad de dos de estos relieves y piedras con pocitas que forman parte de este paisaje en miniatura, podemos observar que una de ellas soporta el diseño de un animal, posiblemente un ave cuyo cuerpo está formado con pocitas unidas por canalitos (fig. 12). De las pocitas parten los canalitos y son sus líneas profundas que forman el contorno de la figura del pájaro, muy parecida la idea, a la que se ocupó en el diseño de la réplica de Acalpixca, donde también se labró un pato y una serpiente con hoyitos unidos entre sí (fig. 30). Pero una sola temporalidad no se puede extender a todo el conjunto de los demás diseños en miniatura que existen en esta primera sección de esta zona arqueológica, ya que dentro de este grupo hay un gran monolito, que tiene tallada toda su superficie exclusivamente con hoyitos muy profundos (fig. 13), y este mismo tipo de piedra con hondas pocitas también se ha encontrado en otro sitio olmeca de Zihuatanejo, Guerrero. Por lo que este tipo de labrados parecería corresponder a otra época más temprana que el resto de los otros motivos ahí existentes. La segunda sección de Chalcatzingo, donde hay pocitas en piedra, se encuentra a los pies del petrograbado conocido como el Rey, cuyo diseño está asociado a la lluvia, a las nubes, a la cueva, al maíz y en general a la fertilidad agrícola. En la base del monolito que soporta a este relieve, se encuentra separada escasos centímetros, una piedra rectangular, de medianas proporciones, donde se talló un panel con un grupo de concavidades de forma cónica que cubre toda su superficie (fig. 15). Este rectángulo pétreo con pocitas forma parte del piso del abrigo rocoso y está asociado con un canal hecho en las paredes del acantilado. Este conducto al parecer abastecía de agua a los conitos, ya sea que el líquido proviniera del escurrimiento de la lluvia o el torrente de una fuente pluvial que pudo haber estado ubicado arriba de la montaña (Angulo, 1990: 94). Por tanto estas pocitas fueron parte de un verdadero sistema de irrigación y a la vez sirvieron de ornato al petroglifo del Rey. Esta piedra rectangular con pocitas podría ser de una época contemporánea al relieve del Rey, lo que nos ubicaría en el Preclásico, periodo cuando se pudieron utilizar estos hoyitos con fines rituales y ornamentales. Uno de los objetivos de estos conitos pétreos, pudo ser el de darle mayor realismo al petrograbado que tiene como tema principal la lluvia y la fertilidad, proporcionándole la posibilidad de conducir y almacenar agua en la parte baja del relieve, dando movimiento al diseño, y completando su significado simbólico e indicando de forma precisa su relación con el agua y la lluvia durante el temporal. Se ha sugerido que las pocitas pueden ser de la misma temporalidad de todo el conjunto de relieves y del sistema de riego, “o bien haber sido realizados en momentos cronológicos más tardíos reutilizando exactamente el soporte existente” (Martínez, 1995: 16). Sí comparamos el monolito con pocitas que se encuentra en la primera zona de maquetas en la parte baja del cerro (fig. 13) y el panel con conitos de la segunda sección de relieves del acantilado (fig. 15), aunque los hoyitos en ambas partes cubren toda la superficie de la piedra, podemos ver dos estilos de tallado, y tipos diferentes; las de abajo son grandes, cilíndricas y muy profundas y están asociadas a otras piedras labradas con tallados en miniatura que parecen ser de épocas posteriores; mientras que las de arriba junto al petroglifo del Rey, son más simétricas, pequeñas, cónicas y no tan hondas, quizás de origen más remoto, por lo que podrían ser estas concavidades de distinta temporalidad y función, y quizás de diverso origen cultural. 55 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 55 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Figura 17. Piedra con pocitas talladas, reproduciendo quizá algún cuerpo celeste. La Serena, Chile. Foto: Eleanor Wake, 2003. En el caso de Chalcatzingo, las pocitas cercanas al petroglifo del Rey, al parecer fueron respetadas y en su lugar se abrió otra zona especializada con réplicas que bien se pudieron sumar a las ya existentes o ser de nueva creación; pues presenta estilos pertenecientes a culturas diferentes, como es el animal o ave formada con los hoyitos y canalitos, de la cual ya hemos hablado en este apartado y que Grove (1987: 168) clasifica como MCR-26 (fig. 12) y como hemos dicho estos motivos guardan cierta relación compositiva con las de los xochimilcas del cerro Cuahilama (fig. 5). Podemos concluir que la existencia de estos tipos de relieves cóncavos en los sitios olmecas de México se extiende hasta la América del Sur, sobre todo sus relaciones y funcionamiento con agua, los conectan con otros elementos o relieves en miniatura como las existentes en Venezuela, Guayana Británica, en toda el área andina del Perú y el territorio Norcolombiano de San Agustín hasta el sur argentino y Chile (fig. 17) (para ver más imágenes de réplicas sudamericanas, remitirse a anexo 2, reseña de datos comparativos). 56 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 56 25/03/20 16:03 Capítulo dos Las réplicas en miniatura y las pocitas en los estudios mesoamericanos. 2.1. Hipótesis de diferentes autores sobre el simbolismo y función de las réplicas prehispánicas y pocitas aisladas. Las maquetas prehispánicas más complejas y representativas conocidas hasta ahora en Mesoamérica son las que se localizan en el sitio de Plazuelas en Guanajuato, la de Tejupilco en el Estado de México, la del cerro del Judío en Contreras, Distrito Federal, la de sitio arqueológico de Xochicalco en Morelos y la del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca en Xochimilco, esta última será el eje de nuestro análisis,(fig. 5, 7, 8, 10, 16) También existe un bello ejemplo en el área maya, en Petén Guatemala, el llamado “Mapa en relieve de Tikal”, el cual se encontró en contexto funerario dentro de una pirámide con influencia teotihuacana, situado en la zona conocida como “Mundo Perdido” (Schmidt, de la Garza, y Nalda, 1998: foto 510-511). (fig. 18, ver en Anexo 2; Resumen de datos comparativos). Figura 18. Réplica en miniatura de un centro urbano … 57 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 57 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero En los cinco sitios del altiplano, arriba mencionados, los monolitos gravados presentan centros urbanos, canchas de juegos de pelota, templos, sistemas hidráulicos, manantiales, drenajes, escaleras, terrazas agrícolas, etc., y se caracterizan por la posibilidad de ser inundadas las superficies y correr el agua por sus canalitos, además, de haber sido ocupadas algunas de ellas como observatorios de los horizontes calendáricos. Entre los arqueólogos que han estudiado estos relieves, unos se inclinan en pensar que los sitios esculpidos pertenecen a la reproducción de lugares reales, que se trata de una copia del propio asentamiento indígena donde se encuentran o de la región, quizás de un centro alejado o que estaba en proyecto a construirse o simplemente idealizado. Por nuestra parte consideramos que los pequeños diseños, esculpidos en piedra son el reflejo no siempre fiel de la cosmovisión imperante en la etapa histórica en que se labraron los motivos. También existe la duda si estos tallados pueden ser considerados como maquetas o modelos, términos que son sinónimos y que se refieren a las composiciones tridimensionales y a pequeña escala, que nosotros consideramos como réplicas en miniatura del paisaje, refiriéndonos con ello, a los temas de los motivos labrados en estas piedras. Con referencia a estas piedras labradas bajo la técnica de representación en maqueta, y debido a la complejidad de estos diminutos motivos indígenas, varios autores han vertido diversas hipótesis en cuanto a su función, uso y simbolismo. Trataremos de sintetizar estos planteamientos en los siguientes incisos, agregando también nuestros propios comentarios. 2.1.1. Las Réplicas prehispánicas ocupadas en la arquitectura y el urbanismo. Podemos decir que desde un punto de vista arquitectónico y urbano, generalmente las maquetas tienen como función principal mostrar a pequeña escala, una obra existente, o con el propósito de servir de guía para construirla y esto es lo que entendemos como su uso clásico. Una de las hipótesis más difundidas en cuanto al uso de las maquetas prehispánicas, es que estos tallados en roca fija, pudieron servir para planear construcciones y sitios urbanos que existieron o fueron proyectos de urbes para desarrollarlas a futuro. Basada en esta definición de maqueta, la arqueóloga Carmen Cook de Leonhard (1955), es la primera en cuestionar, llamarle “maquetas” a las piedras labradas que nos ocupan en este estudio, ya que ella niega que los motivos urbanos y agrícolas talladas en la piedra monolítica de Santa Cruz Acalpixcan1, sean la copia de algún centro urbano que existió en el territorio xochimilca o alejado de él o por construirse. Posteriormente expresaron la misma idea, Hartung (1982), para Teotihuacán y Monte Albán; el arqueólogo José Hernández (1989), para el modelo de Tejupilco, en el Estado de México; Rafael Zimbrón (1991), para la del Cuahilama, en Santa Cruz Acalpixca; Johanna Broda (1996, 1997ª: 156) y Francisco Rivas ( 2006) para la existente en el Cerro del Judío, en Contreras, Distrito Federal. Pero hay la posición opuesta, en la cual, algunos estudiosos basados en la arqueología dicen que las maquetas 1 Para una descripción más detallada del contenido de esta maqueta con pocitas, remitirse al anexo 2, donde se reproduce la descripción de la arqueóloga Carmen Cook y nuestra propuesta en cuanto a los motivos representados. 58 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 58 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta del sitio de Plazuelas2, reproducen al sitio donde se encuentra y esta hipótesis es sostenida principalmente por antropólogo Carlos Castañeda (2000: 77), entre otros. Pasemos a analizar por separado cada una de estas propuestas: 2.1.1.1. Horst Hartung, “Maquetas de Oaxaca”. El arquitecto Horst Hartung en su artículo: la “Estructura y Significado de las Maquetas de Oaxaca” (1982: 211, 213-236), con una visión desde el campo de la arquitectura y el urbanismo, hace algunas importantes reflexiones y que comentaremos a continuación: En este escrito nos dice el ingeniero Hartung, “Existen en las manifestaciones escultóricas precolombinas numerosos y variados ejemplos que presentan en tamaño reducido, casi siempre muy simplificado, el aspecto de casas de su época respectiva. Comúnmente y en lenguaje arqueológico, a éstas piezas se les ha llamado “maquetas”,... y se pregunta... ¿se realizaron éstas “maquetas” en verdad previamente a las construcciones con el fin de servir como muestra del edificio concreto? De no ser así, ¿qué finalidad tenían?”.(Hartung, 1982: 213). A partir de los cuestionamientos que hace este autor, podemos decir que parte de una definición muy restringida del significado y usos de las maquetas, que se deriva de su función dentro del campo de la arquitectura. Ya vimos que los diccionarios definen a estos modelos tridimensionales, como reproducciones a tamaño reducido de un objeto a construir, pero en la actualidad su finalidad y utilización práctica rebasa la anterior concepción, de considerarlas sólo modelos preliminares para realizar a futuro determinada obra, ocupándose ahora en múltiples actividades del hombre. También debemos recordar que las maquetas en sí mismas no pueden sustituir los estudios previos del lugar o la región y el proyecto de la construcción a realizar, sino que actúan como herramientas paralelas y auxiliares en el proceso de diseño. Es decir, las formas representadas en los modelos no se pueden copiar mecánicamente en el territorio, sí no se cuenta con una guía o un plan anteriormente elaborado. A nivel arqueológico se ha visto que las pirámides fueron construyéndose por etapas, pasando de estructuras más simples a otras más complejas, incluso modificándose radicalmente para obtener los resultados deseados; aunque esto no prueba que el utilizado haya sido el de demoler y reconstruirse varias veces hasta lograr definir la obra satisfactoriamente y tampoco podemos determinar la aplicación de maquetas para ahorrarse el construir y luego destruir, para luego edificar eliminando errores. Otro de los problemas que se presenta es, ¿cuáles objetos arqueológicos se pueden clasificar o definir como maquetas y cuáles no? Es difícil sí no se conoce su uso y función original y además tendríamos que tener un concepto más amplio que el significado proporcionado por la arquitectura hacía éstos modelos. En cada caso tendríamos que hacer el estudio pertinente y sobre todo construir una tipología para diferenciar los objetos que podrían entrar dentro de esta categoría y hacer las acotaciones necesarias, siguiendo 2 Trasladándonos a la frontera norte de Mesoamérica, al sitio conocido como “Plazuelas”, cerca de Pénjamo en Guanajuato, se encuentran varias maquetas con representaciones en miniatura de centros urbanos, templos piramidales y circulares, pocitas, canalitos y cuevas. Algunas de nuestras apreciaciones es que éstos tallados están concentrados formando un gran mosaico a la orilla de la barranca que sirve de lecho a un río. Ahí no hay modelos terraceados como al sur del valle de México y es significativo que tampoco se encuentren sus cerros cercanos con este tipo de agricultura de terrazas en sus faldas. Quizás por su ubicación ribereña sea una sección del sitio prehispánico principal dedicada a la recreación sirviendo como baños donde también se exigían ciertos rituales y se hacían ceremonias especializadas. 59 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 59 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero nuestra propuesta de análisis. Regresando con el doctor Hartung, nos dice que su estudio sobre las maquetas comenzó con la investigación de los tableros de Monte Albán, ya que sus diseños a pequeña escala mostraban a éstos completos o en partes. Los modelos que él interpreta son piedras “aisladas”, de regular tamaño, con la posibilidad de ser transportadas. Algunas de ellas, fueron encontradas en contexto funerario y, por lo regular, muestran construcciones completas de templos. Otras sólo reproducen una parte de la construcción y hay las que parecen estar representadas en las llamadas maquetas y, una losa con un grabado que nos muestra una posible pirámide. Todos estos objetos presentan la posibilidad de poder ser colocadas en un altar o repisa para poder ser observadas. Sin embargo, las maquetas en miniatura, que analizaremos en éste y los siguientes capítulos presentan algunas diferencias con las de Hartung, ya que las nuestras están talladas en piedra del tipo que representan cerros y porciones topográficas del territorio que contienen relieves de terracitas, escaleritas, pocitas, canalitos y sistemas urbanos con su infraestructura hidráulica. Estos tallados presentan la particularidad de que en tiempo de lluvias son inundados sus labrados semejando ciudades en agua o hidráulicas, y tienen un funcionamiento de sus drenajes y canales, que en ocasiones forman figuras de animales y que con el agua se resaltan, por lo que podemos decir que fueron hechas para echar algún líquido sobre ellas. A pesar de ser diferentes los objetos de estudio, las conclusiones de Hartung (1982:219-220), sobre los relieves oaxaqueños nos pueden ayudar en el estudio de nuestros pequeños modelos de la región sur del valle de México: 1. Las maquetas precolombinas de Oaxaca, “aparte de la ausencia del espacio interior, su composición, es decir, la disposición de los elementos arquitectónicos es generalmente sintetizada y pocas veces bien proporcionada, como para suponer que se trata de un modelo a escala reducida con el sólo fin de hacer aprobar o rechazar una proyectada construcción” 2. “En cierta manera las propiedades intrínsecas de la piedra obligaron a la exageración de ciertos elementos, lo que por otra parte impide su aplicación directa a escala real; cuando en los puntos clave de las maquetas aparecen figuras o glifos es notable esta exageración, lo cual es conveniente y hasta necesario en objetos simbólicos o rituales” 3. “Más que un ‘modelo’ con referencias proporcionales para obras mayores, las maquetas aparentan haber sido ‘reproducciones’ de un templo existente o más probable, de un templo idealizado” (Hartung, op. cit.). Con lo antes expuesto se justifica conceder a las llamadas maquetas precolombinas de Oaxaca un contenido religioso-simbólico y/o ritual como objetos representados en escala reducida de templos - santuarios, transportables en caso necesario para ser expuestos contra un muro o mampara, en otras palabras: las maquetas- templos ejemplifican templos verdaderos ó más decisivo e importante- su concepto (Hartung, 1982: 220 ). 2.1.1.2. Carmen Cook de Leonhard, “Maqueta de Xochimilco”. El monolito tallado de Cuahilama, en Xochimilco ¿es maqueta? (fig. 5). El arquitecto Hartung en el campo de la arqueología llegó a conclusiones parecidas que Carmen Cook de Leonhard, había mencionado en su valioso estudio sobre la “maqueta” prehispánica de 60 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 60 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Santa Cruz Acalpixca, pueblo ribereño al lago de Xochimilco, quien nos dice, que este tallado no es una réplica realista del paisaje circundante y que su uso no fue servir de guía para construir dicho emplazamiento urbano que en ella se representa, sino que fue ocupada en ritos de autosacrificio, veamos a detalle lo que propone la autora: Para el caso del monolito xochimilca, nos dice Cook (1955: 169, 174, 180), que “recientemente han llegado a nuestra atención unas esculturas talladas en rocas, que a primera vista parecen haber servido para planear construcciones arquitectónicas.”… Refiriéndose a la “maqueta” de Acalpixca, se trata de una construcción en proyecto de los antiguos habitantes de este lugar.” Aunque al final de su análisis, la autora se inclina por considerar a estos diseños en piedra como objetos cuya función y simbolismo estaban dirigidos al ritual y las llama “réplicas simbólicas de lugares sagrados”, ya que su esquematización y falta de proporción no permite clasificarlas como modelos arquitectónicos. 1. “La presencia de los pocitos, del pájaro tallado, de los dos animales punteados y de la flor al pie de la escalinata de 18 peldaños de esta escultura, nos inclina a desechar la idea de que tuviera “la maqueta” una función arquitectónica; es decir que se trate de una construcción en proyecto de los antiguos habitantes de este lugar.” 2. En cuanto a la función de estas “maquetas” concluye Cook (1955:177), después de una larga cita de Ruiz de Alarcón; “No parece caber duda de que… La huella de humo en la parte inferior de la roca, en que se encuentra esculpida la “maqueta”…, las demás esculturas de este cerro…, y la presencia de un pequeño montículo en la cercanía, todo confirma la calidad del sitio ceremonial indígena.” 3. De uno de sus posibles significados del diseño en miniatura, Carmen Cook (1955: 178). nos dice; “Generalmente se ha notado que las pirámides están construidos con algún número significativo calendárico o astronómico, ya sea de escalones o nichos. En la “maqueta” parecen también tener simbolismo ritual los números que aparecen en ella” 4. “Aparte de las mencionadas ‘maquetas’ que se encuentran esculpidas en la roca, existen otras aisladas (no adheridas a rocas), que representan templos. La falta de proporción y su esquematizadas líneas tampoco permite su clasificación como modelos arquitectónicos, sino como réplicas simbólicas de lugares sagrados, quizás usados en el culto de las casas particulares, en que oficiaban los padres de familia, o bien los tlamacazque que se ocupaban de las almas de un pequeño círculo de gentes” (Cook, 1955:180). 5. En cuanto al dibujo de los indígenas nos dice: “la poca uniformidad de las medidas implica que tenía más importancia la forma que la medida, el número que el tamaño”…“en la presentación pictórica mesoamericana del mundo exterior: el énfasis del elemento esencial sustituye a una perspectiva realista y llena similar función: la clarificación de los elementos”…“Igual que las maquetas mexicanas nos proporcionan únicamente una idea de la forma de las casas y algunos elementos arquitectónicos, pues adolecen de la misma inexactitud y no servirían como guía a un maestro albañil, sin que éste agregara, de su propia imaginación, muchos de los detalles”(Cook, 1955:181, 184 y 185). 61 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 61 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero De los anteriores comentarios podemos concluir que los diminutos modelos tridimensionales, aquí estudiados, no tuvieron como finalidad el ser utilizados, en determinadas etapas constructivas de los lugares esculpidos y tampoco hay indicios que su fin fuera reproducir matemáticamente los verdaderos sitios, donde se localizan, sin admitir cierto grado de imaginación, misticismo e idealización de parte del tallador y el grupo que pidió el labrado. Es más probable que la elaboración de estos relieves y pocitas a pequeña escala, tuvieran alguna función dentro de algún culto a lugar plasmado en la piedra y participaran, estos monolitos, como altares en los rituales de autosangrado, personal o de una comunidad o aldea, cuyas ceremonias podrían estar enmarcadas en un marco de culto a los cerros, peticiones de lluvia y de fertilidad, donde se incluían simbolismo y suplicas dirigidas al Sol. Sin embargo, el hecho de no ser una herramienta de las actividades edificatorias, urbanas y arquitectónicas, no descalifica a éstos objetos pétreos, como modelos o maquetas. Ya que recordemos que otra de las características de ellas, es que forman parte del campo de las representaciones tridimensionales, que se encarga de hacer comprensible “las relaciones espaciales”… y en ocasiones… “las características de un espacio y de un ambiente que aún no existe o se encuentra lejano y, por tanto, no es accesible por la experiencia directa” (Consalez, 2002:1), es decir, entra dentro del terreno de lo simbólico. Ya dijimos que nosotros nos inclinamos en nombrar a estos objetos, como réplicas en miniatura del paisaje, surgido de la construcción del concepto, a través de las características particulares de estos tallados indígenas. Es pertinente anotar, que algunos de los prototipos prehispánicos, el grado de comunicación que requiere es, especializado y utiliza lenguajes, códigos y convenciones accesibles sólo al grupo que posea un conocimiento profundo de la materia, pues sintetiza el contenido del mensaje y las ideas, presentando una autonomía formal respecto a la realidad. ”Desde el punto de vista del observador el valor objetual y la posibilidad imaginativa y lúdica que ofrece la reducción de escala junto con “la posibilidad de obtener puntos de vista irreales y privilegiados”,4 son componentes insustituibles” (Consalez, 2002: 4). Pero también la réplica presenta elementos que se pueden identificar conociendo la cosmovisión del grupo indígena que la diseño, lo que nos permite acercarnos al conocimiento del mensaje labrado y su posible uso o función. 2.1.1.3. José Hernández, “Maqueta de Tejupilco”, en el Estado de México (fig. 16). En casi la misma dirección que Carmen Cook, el arqueólogo José Hernández (1989: 5; Ms.a: 13), considera que la “maqueta” de Tejupilco, en el Estado de México, tuvo varias funciones entre las cuáles, las más relevantes eran las siguientes: “1. Que pudiera tratarse de la representación de un gran sitio arqueológico aún no localizado, o bien del mismo sitio de San Miguel Ixtapan”... donde se ubica el monolito tallado.” “2. Que quiso ser plasmado un proyecto de desarrollo urbano a efectuarse en algún lugar de la región.”. Y nos continúa diciendo éste arqueólogo que una posibilidad sería de que se trate de un proyecto urbanístico desarrollado o por desarrollar, aunque concluye que no hay fundamentos para sos62 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 62 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta tener esta propuesta. Hernández considera como tercera opción, que estas piedras labradas, pudieron haber tenido un uso ritual al ser un adoratorio dedicado a la diosa Huixtocíhuatl, diosa de la sal y hermana mayor de los tlaloque, Sin embargo, comenta Hernández (1989: 5), “sigue estando latente como primera discusión, sí el elemento fue diseñado siguiendo un patrón específico como podría ser su orientación o el desarrollo urbano que representa, o bien, sí la escultura fue elaborada adaptándose simplemente a la forma de la roca.” En este mismo sentido, apuntábamos nosotros, que en el caso de la maqueta de Acalpixca, su conjunto “B” se refiere a un diminuto sistema de terrazas agrícolas, escaleras y pocitas, y que estos relieves fueron diseñados verticalmente con el fin de aprovechar una depresión de la piedra (Zimbrón, 1992: Plano 3: 62 y 63); es decir, se labraron estos motivos respetando las formas naturales del monolito (fig.5). 2.1.1.4. Comentarios: A las hipótesis de las réplicas prehispánicas usadas en las actividades constructivas. Las maquetas arquitectónicas generalmente son ocupadas para llevar a cabo los proyectos constructivos, ya que pueden presentar detalles de la obra por realizarse, pero estas potencialidades provienen de todo un conjunto de trabajos previos, cálculos y dibujos a escala que permitan ver terminados las instalaciones urbanas, y agrícolas o de otro tipo, antes de ser construidas. Sí tomáramos como objeto a tallar en roca a un conjunto urbano tan complejo como la urbe teotihuacana, tendríamos que cumplir con los siguientes requisitos, para que fuera maqueta constructiva: 1. Tener en primera instancia una roca que sirviera de soporte del diseño, poseer ciertas características y dimensiones, tener una localización estratégica o la posibilidad de ser trasladada a donde se necesita, así como cumplir con particularidades de tipo cultural y religioso y un alto grado de relevancia dentro de la cosmovisión indígena. 2. Sí se quisiera reproducir un proyecto urbano a futuro, se tendría que contar con un plan previó de las instalaciones que contendría la ciudad, un plano, un dibujo o un primer “modelo esquematizado”, que incluyera todos los componentes del conjunto a construirse o sus rasgos más importantes tomando en cuenta diferentes criterios de selección. Estos elementos serían reproducidos a una escala reducida que dependería del tamaño real de la obra a realizar y el número de edificios que integrarían al conjunto urbano. Este proyecto tendría como otra limitante el tamaño de la piedra soporte del diseño, que se podría subsanar ocupando otras rocas contiguas que contuvieran cada una pequeñas partes del complejo arquitectónico. 3. Sí se copiaran los elementos existentes de una ciudad o un sitio, éstas se tendrían que acoplar a las dimensiones del soporte pétreo y por tanto sintetizar las partes integrantes del conjunto urbano o agrícola, seleccionando los componentes más relevantes y además que pudieran ser inmediatamente identificados por los observadores del diseño, quienes tendrían que estar familiarizados con el código simbólico del tallado, este quizás sólo dirigido a un pequeño grupo indígena. 4. La inmovilidad del soporte pétreo puede producir: (a) No permitir hacer estudios por ejemplo de incidencia del Sol sobre las estructuras o ocupar estos prototipos para orientar las 63 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 63 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero instalaciones urbanas indígenas, que tradicionalmente las dirigían hacia ciertas posiciones del Sol en el horizonte en determinadas fechas del año agrícola y civil: (b) También su situación de anclaje en determinado lugar, resta la posibilidad de tener a la maqueta, cerca del sitio donde se construye o se piensa edificar volviéndose un poco impráctica al tener que ir y venir para consultar su diseño. 5. Además, por ser un tallado en piedra no permitiría hacer cambios en las formas elementales de sus relieves, ni se podrían modificar los errores que en la construcción real se vayan presentando, quizás de éste hecho parte, que no haya correspondencia con los sitios reales. Concluida la obra no habría razón para conservar la maqueta y se desecharía, sí en realidad este diseño tridimensional tuviera una única función de guía para la edificación de un conjunto urbano. De éstas apreciaciones podemos concluir que los objetos analizados en este apartado, no son maquetas en el sentido clásico de su función arquitectónica y podemos agregar otras razones: En primer lugar es importante mencionar que las maquetas de Acalpixca y Tejupilco (figs. 5 y 16) presentan un alto grado de respeto por las formas originales del soporte pétreo donde fueron labradas, por lo que sí estos tallados fueran la reproducción de un sitio real, sus características espaciales tendrían que haber sido acopladas a las propias particularidades que presenta la roca que soporta al diseño. Así, al respetar la apariencia física del soporte pétreo se produciría un elevado nivel de síntesis y simbolismo del motivo representado, dando como resultado la difícil identificación para los no poseedores del código simbólico del lugar de que se trató de reproducir en miniatura. Podemos resumir nuestro punto de vista, de la siguiente forma: Las Maquetas Prehispánicas no necesariamente son réplicas fieles del paisaje real circundante. Además las maquetas prehispánicas no tuvieron un uso arquitectónico, y sin embargo, siguen considerándose como prototipos tridimensionales y en miniatura. Pasemos a ver la propuesta de que estos diseños son copia fiel de un lugar determinado. 2.2. Las Réplicas prehispánicas reproducen al sitio arqueológico donde se ubican. Como otra variante de la definición clásica de maqueta, en la cual se dice que es la reproducción a pequeña escala de un sitio real, se construye la siguiente hipótesis: Recientemente se publicó un artículo del antropólogo Carlos Castañeda (2000: 77), en el cual habla sobre las maquetas de Plazuelas, sitio localizado cerca del poblado de Pénjamo en Guanajuato (fig. 10), y en él nos dice que: “Es común que se cuestione el empleo del término “maqueta” para señalar diversas representaciones arquitectónicas prehispánicas en miniatura, ya que, a saber, una maqueta sería la representación a escala de un edificio, y la mayoría de estas representaciones en Mesoamérica son elementos votivos de ciudades, templos, palacios o sencillas casas habitación que en la realidad no existieron, aunque muestran con gran detalle diversos elementos relacionados con la cultura que se representa. Es el caso, por ejemplo, de la representaciones de la vida diaria o de los juegos de pelota en las figurillas de barro encontradas en Nayarit.”(Énfasis nuestro). Es decir, Castañeda toma la definición más ortodoxa y clásica de maqueta arquitectónica, donde se concibe a esta composición tridimensional como la copia a escala de un edificio, ciudad, edificio religioso o palacio, que fueron reales y aquellas réplicas, que no corresponden a lo existente, parece concluir el antropólogo, que estos pequeños diseños no son maquetas. 64 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 64 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Sin embargo, sus compañeros arqueólogos Moguel Cos y Sánchez Correa (1990: 79 y 81), identificaron en anteriores años en este mismo lugar de “El Cobre” o “Plazuelas”, varias “maquetas” una de ellas presenta...“correspondencia” en su tallado... “con el conjunto arquitectónico principal del sitio”. En esta pequeña piedra...“se representaron de manera esquemática, pero bastante clara”... los elementos que forman parte del complejo urbano aun existente” (fig. 10 y 19). Figura 19. Plano donde se muestra correspondencia del conjunto arquitectónico del sitio Plazuelas o el Cobre y la réplica en miniatura tallada en piedra (figura 10). Pénjamo, Guanajuato. Fuente: Rivas, 2006 y Moguel Cos, et.al., 1990. Estos arqueólogos y posteriormente el antropólogo Carlos Castañeda (2000: 78), contrastaron la información mostrada en el modelo tallado en esta roca con el conjunto de edificios verdaderos que aún se conservan en el lugar, obteniendo casi los mismos resultados: “Podemos decir que en la realidad fue posible observar una correspondencia bastante aproximada en cuanto al aspecto formal de la disposición, orientación, número y proporción de los edificios como del conjunto mismo. En lo único que no hay correspondencia real es en la altura, ya que dicho modelo la presenta proporcionalmente menor, dándole un aspecto de plano-maqueta al mismo..., funcionando cómo buena guía para localizar cada uno de los elementos y detalles arquitectónicos. Hasta donde se tiene referencias, parece ser el primer sitio que se registra con estas características.” (Moguel y Sánchez, 1990: 83). En este último párrafo los arqueólogos postulan otro posible uso de la piedra labrada de referencia, como plano - maqueta o plano guía. Es conveniente anotar que en Plazuelas, existe otro modelo urbano, con su infraestructura y varias canchas de juego de pelota, que el arqueólogo encargado del estudio de esta zona guanajuatense, considera que es la reproducción en piedra de Xochicalco y que es un elemento intermedio entre la maqueta y un plano en relieve (Carlos Castañeda, comunicación personal, julio1998). Sin embargo, no se contesta a plenitud si el monolito tallado de Plazuelas, Guanajuato ¿es maqueta? 65 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 65 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 2.2.1. Comentarios: 1° Carlos Castañeda concibe a la maqueta como una representación a escala, que significa que se midieron verdaderos edificios para labrarlos en rocas, y se redujeron sus medidas proporcionalmente, partiendo de sus dimensiones originales, por ejemplo, cada metro de una construcción, equivale a 3 cm, en el diseño en roca y por lo tanto su argumento, parece que lo lleva a decir, que sí realmente no existieron las construcciones de donde se tomaron las medidas, no se pueden llamar maquetas a estos labrados pétreos. Tenemos un caso notable, con Ignacio Marquina, quien elaboró un conjunto urbano a pequeña escala, donde se reproduce hipotéticamente la Plaza Mayor de Tenochtitlán y a este modelo volumétrico, elaborado siguiendo los relatos de los cronistas, los datos arqueológicos disponibles en esa época y con los propios supuestos del arquitecto, reprodujo en pequeño, el centro de la urbe mexica y nadie hasta el momento ha negado, que se trate de una maqueta hipotética, de la antigua ciudad sumergida en el Lago. Pues bien, el término que estamos estudiando describe y clasifica a los tallados en piedra, de este tipo, sin embargo no se puede analizar el significado simbólico de los motivos labrados, a través de este concepto. Son cosas diferentes el nombre o clase de objeto y su uso, función y simbolismo y requieren ser interpretados por separado. Por tanto, en este trabajo, seguiremos llamando réplicas prehispánicas con pocitas, a los modelos tridimensionales y volumétricos de Plazuelas, hechos en grandes y pequeñas piedras, que conservan por lo regular su ubicación original en el territorio. Por otro lado en esta primera aproximación Moguel Cos y Sánchez Correa (1990: 79 y 81) al analizar la maqueta de “Plazuelas” no detectaron su funcionamiento hidráulico, es decir, la posibilidad del relieve tridimensional de retener por gran parte del día la lluvia o líquido que se le vertía, conservando al diseño en miniatura dentro de un espejo de agua, cuyo nivel de profundidad se hizo con el fin de sólo permitir sobresalir las cúspides de sus pequeños edificios principales y las murallas que encierran al conjunto, y que a la vez sirven como retenes del líquido derramado en su superficie (fig. 10). También estos arqueólogos no cuestionan el llamar a estos relieves maquetas, pero sí equiparan este tipo de tallados con el término modelo y puede ser el único caso hasta hoy conocido, en que el concepto ortodoxo y clásico arquitectónico de maqueta pueda aplicarse a estos pequeños diseños urbanos en piedra. Es decir, estas esculturas son verdaderas reproducciones en miniatura del sitio real donde se encuentran, aunque no hay pruebas de que estos prototipos ayudaron a la construcción de este asentamiento indígena, hecho que no invalida clasificarla como réplica tridimensional. Así, los datos arqueológicos provenientes del centro ceremonial de Plazuelas, en Guanajuato, los arqueólogos Moguel, Sánchez, Castaneda, opinan que el pequeño diseño de una de las maquetas existentes en este sitio, son muy semejantes a la forma espacial del emplazamiento prehispánico real, compuesto por construcciones piramidales, plataformas, patios con sus drenajes, canchas de juegos de pelota, etc. Pero, a través de nuevos estudios se han encontrado algunos detalles que no concuerdan plenamente las instalaciones verdaderas, con el pequeño modelo, lo que no permite llegar a dar una conclusión definitiva que estos relieves sean realmente una réplica exacta en miniatura del sitio. Podemos resumir que la maqueta de Plazuelas es un tipo que copia no en un cien 66 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 66 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta por ciento el lugar donde se encuentra y fue tallada sobre una roca cuyos propios accidentes fueron ocupados para dar mayor realismo al diseño y poder quizás participar dentro de un ritual, siendo tal vez el altar donde se realizaban algunas de las principales ceremonias y prácticas religiosas que se llevaban a cabo en el asentamiento urbano. Nosotros opinamos que los relieves de las maquetas prehispánicas solo pueden reproducir, el sitio urbano donde se ubican, en términos muy esquemáticos y generales, por las siguientes razones: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. La dureza de la piedra. Al haber respetado al máximo los accidentes propios de la roca. El tamaño del soporte pétreo. La finalidad del relieve. El grado de síntesis del tallado. El ser un objeto en miniatura. Al haber sufrido cambios la construcción real con respecto al proyecto. Estos factores hacen que los relieves tallados no correspondan exactamente con los sitios reales que se quieren reproducir, y aún si reprodujera al lugar donde se ubica, todavía quedaría por definir la función que tuvo dentro del complejo arquitectónico y las actividades sociales que ahí se desarrollaban. Pero en primera instancia se debe descartar que estos diseños en piedra hayan sido ocupados como herramienta para la construcción, planeación urbana o como guías de localización, por sus formas en extremo sintéticas. ¿Sin embargo, queda pendiente explicar cómo podrían los grupos indígenas seguir construyendo sus ciudades como Teotihuacán a lo largo de varias generaciones sin el uso de una maqueta o un proyecto, por el cual dirigirse con una idea inicial y conservar las formas originales al paso de muchos periodos históricos? 2.3. Las piedras talladas con temas urbanos ¿son Maquetas o Modelos? Para Johanna Broda, las piedras labradas del cerro del Judío, la de Tejupilco en el Estado de México, la del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca, y la de Plazuelas, en Zacatecas, no son maquetas arquitectónicas ocupadas en la construcción de un sitio o mapas indígenas, sino modelos simbólicos en miniatura del paisaje, de significado ritual y cosmológico. (Broda, 1997b: 148, 156). “Estos tallados en forma de maquetas…consisten en escaleras, estructuras piramidales, canchas de juegos de pelota, pocitas y canales en miniatura que están tallados sobre grandes rocas naturales y siempre tienen un relieve remarcado…Fueron diseñadas para echar líquido en ellas, el cual escurre desde las pocitas, y toma su cauce sobre los canalitos y las escaleras empinadas. Los cuales constituyen misteriosos vestigios arqueológicos que no han sido interpretados hasta ahora en el contexto adecuado. En el contexto del culto a los cerros, su uso para fines rituales está documentado en algunas fuentes de la época colonial temprana. (Broda, 1996: 46; 1997b: 149; 1997c: 60; Ms.a.; 15) (Zimbrón 1991 y 1992). “Las maquetas, generalmente, están asociadas a pocitas de diferente tamaños que están talladas sobre grandes rocas contiguas. Estas pocitas también ocurren solas, sin maquetas, y su significado 67 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 67 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero plantea muchas interrogantes. Al igual que los petroglifos, pocitas similares existen también en otras culturas y regiones del mundo donde están vinculadas con cultos megalíticos en las montañas; se remontan milenios atrás y son misteriosos vestigios de la presencia del hombre en el paisaje. En el centro de México el prototipo de Estas maquetas se remontan al sitio preclásico de Chalcatzingo, Morelos, de influencia cultural olmeca. Aunque David Grove (1987) y Jorge Angulo (1988, 1990) reportan estas maquetas y sugieren su uso ritual con relación al agua, sin embargo, sus significado y funciones nunca han sido conectadas hasta ahora con las maquetas de culturas posteriores.”(Broda, 1997b:149-151) 2.4. Las réplicas con o sin pocitas reproducen el cosmos. El etnohistoriador Gabriel Espinosa3 (l996), ha sugerido, la posibilidad de que los relieves esculpidos en el monolito de Acalpixca y de otros emplazamientos prehispánicos, pueden ser reproducciones del universo y de asentamientos existentes, como se anota en la siguiente cita: “Es interesante hacer notar aquí la existencia en muchos lugares de la Cuenca de “maquetas” que parecen ser el intento de una reproducción a escala también de los sistemas hidráulicos, sí no del cosmos o de lugares concretos; algunos de éstos sitios presentan la notable característica de “funcionar” de manera sencilla pero impactante sí uno les hace correr un chorrito de agua desde el punto más elevado: El agua corre llenando piletitas, derramándose unas en otras, etcétera” (Espinosa, 1996: 380). 2.5. Planeación Calendárica: A) Orientación religiosa. En estudios recientes de la ciudad de Teotihuacán, construida durante el periodo Clásico se ha determinado que en sus templos, calles y edificios subsistieron diferentes grupos de orientaciones que oscilaron entre los 15° y los 16°, y estas desviaciones respondían a consideraciones astronómicas entretejidas con conceptos de geografía sagrada y elementos climáticos relacionados con la siembra y el ciclo agrícola (cfr. Sprajc, 1997:157-186; Broda, 2000). Podemos decir que varias generaciones de arqueólogos, han visto a esta urbe como el prototipo que se ocupó en Mesoamérica, para construir centros prehispánicos y por tanto, la desviación que presenta la traza urbana, creían que se iba repitiendo en muchos emplazamientos indígenas posteriores. Y por tanto trataban de encontrar las mismas orientaciones en otros sitios. (cfr. Aveni 1991) Así, la arqueóloga Carmen Cook (1955: 170), considera para analizar la orientación interna del diseño de la Maqueta de Acalpixca en Xochimilco, ella sugirió que en el Complejo A (forma en que la autora dividió al diseño tallado para su interpretación) del monolito (Fig. 29): “hacia el Oriente, siguiendo la línea recta de las entradas a los recintos o cuartos, hay tres pequeños pocitos circulares que presentan ocho picos en forma de rayos, que “tiene la peculiaridad de señalar las direcciones cardinales”, y agrega que “La escalera que mira al Occidente, aunque tiene cuatro escalones 3 El conocimiento de este tipo de relieves y su funcionamiento con líquido vertido en sus canalitos y pocitas, para el autor citado, fue accesible gracias al trabajo de campo desarrollado entre 1990 y 1991, por Rafael Zimbrón Romero, dentro del taller que dirige Johanna Broda en la Maestría de Historia y Etnohistoria de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. 68 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 68 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta únicamente… podría considerarse más importante que la de 18, por señalar un eje igual al de muchas estructuras mesoamericanas, es decir la escalera va de Norte a Sur con una desviación al Oriente de 17° “como la mayoría de las pirámides mesoamericanas. Lo que pudiera, decimos nosotros, relacionar a esta maqueta xochimilca y su cruz punteada, con la planeación religiosa y calendárica de Teotihuacán. Por otra parte, Anthony Aveni, al descubrir la “Cruz Punteada” sobre la superficie de la roca que soporta a esta maqueta xochimilca, detecta que sus ejes están orientados, uno de ellos hacia la salida del Sol en el solsticio de invierno, los otros hacia Teotihuacán y Cuicuilco (Aveni y Hartung, 1982: 32-33. Tichy, 1991: Plano). 2.5.1. Sistema radial urbano. El geógrafo alemán Franz Tichy (1983: 61, 62, 79, figura 4), basado en la teoría espacial de Christaller, hace el estudio del ordenamiento territorial de los asentamientos indígenas y coloniales de la Cuenca de México, Puebla y Tlaxcala, y analiza la posición de los sitios en relación a ellos mismos y a un lugar central y encuentra que la ubicación de los emplazamientos, forman un sistema visual de líneas radiales que conducen desde centros ceremoniales importantes, sede de señoríos y conventos coloniales hacia pueblos dependientes con sus iglesias, existiendo una estrecha relación entre estos lugares y la ubicación de las montañas sagradas. Esto es, “la situación topográfica de los centros ceremoniales y de los poblados está determinada en gran medida por las líneas visuales regulares que convergen en el centro regional, cuya localización –a su vez– depende de las respectivas líneas visuales hacia montañas destacadas.” Ahora bien, “existe una clara relación de centros ceremoniales con numerosos cerros como base de un sistema radial”…el cual puede estar vinculado… “íntimamente con el culto de la lluvia, como fenómeno que tiene sus orígenes en la fase temprana de las altas culturas mesoamericanas.”(Tichy, 1983; 79; 1991). Este autor también encuentra que la orientación de sus trazos de los asentamientos indígenas, por lo general, se da en forma de tipo tablero, cuya posición axial (en base a un eje) frecuentemente apunta hacia posiciones del Sol en el horizonte, donde los cerros sagrados como puntos fijos de medición jugaban un papel determinante. Y por tanto, la orientación de sus edificios puede vincularse con fechas del calendario, a decir, con días festivos de la época prehispánica. Nos dice, se requirió la existencia de un poder y una dominación de base religiosa para imponer tal planeación de los asentamientos. Las líneas visuales, unen espacialmente a los centros ceremoniales, formando un círculo de 80 unidades con las montañas adoradas en el marco del culto de la lluvia, en una relación de 4.5° grados. Franz Tichy (1983: 72), dentro de su análisis para la Cuenca de México, considera que la maqueta de Acalpixca y su cruz punteada teotihuacana, marcan un punto importante dentro del sistema visual de líneas radiales de ordenamiento del espacio, propuesto por él, durante la salida del Sol, en el solsticio de invierno. Nos dice al respecto que, “Una línea solsticial particularmente interesante (con 115°) es aquella que, partiendo del volcán Teutli, pasa sobre el pecked cross ACA en Acapilxca, conduce hacía el centro de Xochimilco y luego hasta Cuicuilco, Johanna Broda (1991b: 91), extiende esta misma línea hasta el volcán Popocatépetl. Otra línea significativa no solar orientada hacia el sur, según el geógrafo alemán parte del cerro Peñón de los Baños o Tepetzintli y llega en línea recta hasta Acalpixca. 69 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 69 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Y una tercera línea, parte del cerro de la Estrella pasa por Acalpixca y continúa según una línea propuesta por mí hasta el volcán Tláloc en Milpa Alta (Zimbrón, 1992: 66). En un trabajo posterior el geógrafo Alejandro Robles, condiscípulo nuestro, encuentra que el petrograbado conocido como la “Serpiente del Pedregal”, presenta interesantes líneas visuales que se dan de acuerdo a su ubicación y relación con otros elementos culturales y naturales (cfr. Robles, 1995: 138-140 y Plano). De los resultados de nuestras observaciones que hicimos a partir de las maquetas prehispánicas con pocitas, canalitos y terracitas agrícolas, se pudo determinar que algunas de estas peñas labradas, presentaban alineamientos solares, entre ellas y con las iglesias patronales de los pueblos de la montaña de Xochimilco. 2.6. Las réplicas en piedra usadas como mapas de localización. 2.6.1. Piedra mapa o de Nahualapa en Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco. José Farías Galindo. En México, nuestra maqueta o altar de Santa Cruz Acalpixca, Farías Galindo, la llama “Piedra Mapa” o de Nahualapa y que es considerada por varios investigadores que la han visitado, como la primera piedra mapa de América y nos dice, veamos por qué se le juzga así: Ideas semejantes se han manejado en el caso de Sudamérica (cfr. Apéndice 2: Taironas, etc.) “Es una mole de 2.40 metros de ancho por 2 de grueso. Sus orillas están un poco destruidas por los conquistadores. Contiene 56 “ojos de agua”, habiendo uno de 5 cm. de diámetro por 3 de profundidad, que posiblemente sea el Lago de Xochimilco; 8 edificios en realce debidamente orientados, con sus escalinatas de acceso teniendo uno hasta 22 peldaños; un estadio semicircular con sus escaleras, que bajan al “filo del agua”. Multitud de “puntitos” o veredas de los antiguos caminos que concurrían a la Ciudad Sagrada de los xochimilcas; dos animales acuáticos: una serpiente y un pescado, ambos opuestos; así como en el lado oriente una serie de “constelaciones”...Serpiente y pescado simbolizan a la fauna de Xochimilco. La primera tiene en el cuello la Cocoxóchitl de los xochimilcas, saliéndole una vírgula punteada que nos da idea de estar platicando con el pez. Entre cabeza y cabeza hay una “cruz”, posiblemente sea la famosa constelación del sur. Al lado se aprecia un “óvalo” formado de 13 puntos. ¿Es acaso el círculo solar?” Y nos continúa diciendo el cronista que Carmen Cook consideraba que los “ojos de agua” son “pocitos” para el autosacrificio, lo que él considera como erróneo, ya que esto está fuera realmente del objetivo de la Piedra Mapa, pues solamente se trata de un Croquis de lo que se hizo en Cuahilama (Farías, 1964: 189-191). En escritos recientes este autor insiste en llamar a la “maqueta” de Acalpixca, Piedra Mapa o de Nahualapa –Ahualapa es el nombre del barrio cercano a donde se localiza– y nos señala todo lo que había en esta zona, desde grandes monumentos hasta los canales y “ojos de agua”, y reporta la existencia de más “maquetas” en la región de lo que era el lago (Farías, 1985: 19) (fig. 4). También en este sentido el Sr. Manuel Miranda oriundo de Santa Cruz, y que pasó su vida en estos lugares, piensa que las líneas que forman las terracitas, indican las tierras de labor que pertenecían a determinada persona. Los canalitos son caminos que unían a pueblos representados por los pocitos (M. Miranda comunicación personal, 7 marzo 1998). 70 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 70 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Por otra parte, el arqueólogo Francisco Rivas (2001: 288), nos dice que para el caso del sitio de San Mateo Nopala, en el Estado de México, y el del Cerro Mazatepetl o del Judío, en la Magdalena Contreras, “las pocitas que contienen pequeños canales, pudieron ser una recreación simbólica de los manantiales existentes en el entorno del paisaje.” Recientemente Rivas (2006) retoma y sigue con la idea de los años sesenta que estos relieves en piedra que se encuentran en el cerro del Judío en la delegación Contreras en el Distrito Federal, son mapas de los manantiales que existieron en la región. Nuestro comentarios son que éstas representaciones en miniatura no mantienen las características modernas de los mapas, no están diseñados a escala en que se pueda ocupar como guía para ubicar espacialmente sus elementos, además de encontrarse que el diseño se hizo respetando los propios accidentes de la roca, lo que hace que los edificios, terrazas, canalitos y pocitos, así como los animales no presenten una dimensión real y una relación verdadera entre ellos, a partir de esto su uso tendría que hacerlo por un grupo que conociera el lugar y por tanto su finalidad de Croquis de localización quedaría minimizada, descartando poder clasificarlas como tal. Sin embargo estamos de acuerdo con Farías Galindo y Manuel Miranda, que por lo menos-decimos nosotros- a nivel simbólico se refiere a construcciones y manantiales, terracitas agrícolas, canalitos y caminos que había en la región, representados con cierto grado de simbolismo o formas sintéticas de los componentes técnicos y naturales, incluyendo fauna y flora, existentes en el entorno. 2.7. Las réplicas prehispánicas y pocitas indican los límites territoriales y políticos4 Las tierras de los nobles, así como los pueblos bajo su tutela, los cuáles habían ganado o conquistado por la guerra, por el establecimiento de lazos de parentesco o por conquista religiosa, hacían que los límites políticos territoriales fueran discontinuos, queremos decir con esto que no presentaban una continuidad espacial, podían estar situados en los límites territoriales del asentamiento principal de donde brotaban las decisiones o muy lejos del centro político principal. Entre más alejados estuvieran los asentamientos periféricos bajo el dominio de algún Teuctli o Señor, mayor era su poder y prestigio, ya que la posibilidad de obtener mayor cantidad de productos alimenticios, escasos, raros o sofisticados, así como la protección de dioses extranjeros lo situaban con una ventaja ideológica y económica sobre otros señores. Así tenemos dos cuestiones importantes que debemos destacar, y que surge del no apropiarse de la tierra productiva por parte de la clase dirigente, lo que origina que no exista la necesidad de medir la extensión territorial donde tiene incidencia algún grupo o señor, pues esto no es lo que origina su poder, sino la posibilidad de obtención del excedente y por otra que los límites territoriales de algún centro de poder político sea muy difícil establecer espacialmente sus fronteras, ya que ideológicamente no existe el concepto de apropiación continua del territorio al no existir apropiación real de la tierra. 4 10 “Desde épocas muy remotas se fijaban los límites del grupo, seguramente con el deseo de afirmación, de seguridad en sus propios alcances, definidos por sus límites. En periodos muy antiguos, se trataba de establecer y fijar los límites míticos, religiosos; y después, a medida que éstos se asientan, se indican los reales y verdaderos límites de su alcance humano”. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que en el mundo mexica, “los nobles indígenas no eran propietarios de la tierra, sus dominios podían extenderse hacía el infinito, pero todos esos pueblos y terrenos, de los que recibían tributos, no les pertenecían, ni se les atribuían en propiedad individual o familiar. El mayor poder que se les concedía era el de conservar las tierras, guardarlas y distribuirlas para el mejor usufructo de las familias a su cargo, a las cuáles se les repartían para que las cultivaran según sus necesidades. Ni el pueblo ni los nobles heredaban las tierras; solamente las labraban y gozaban de sus productos” (Galarza, 1989:124, 128 y 129). 71 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 71 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Estas concepciones ideológicas hacen que las maquetas no presenten dimensiones a escala, surgida de las medidas reales del objeto representado, sino que se utilicen la importancia mítica, ritual o económica del elemento a tallar, para darle el tamaño dentro del diseño. Sí se utilizaron proporciones pero éstas estaban en relación a la importancia que tenían los motivos labrados dentro de la cosmovisión indígena. Y otra resultante de no apropiarse de la tierra en forma privada, es que los límites territoriales fueron fluctuantes y discontinuos, hechos que han producido varios conflictos a los arqueólogos modernos para fijar las fronteras políticas y económicas de los núcleos sociales indígenas y la extensión territorial de su influencia política, cultural, religiosa y económica. Aunado a esto existe la dificultad arqueológica para situar cronológicamente la etapa cultural en que se tallaron las maquetas (Hernández, 1989). Sin embargo existen autores, como José Hernández, Homero Adame, que sin hacerlo explícito, establecen una relación importante entre la ubicación de las pocitas y maquetas, con los límites políticos territoriales de los mexicas y otros grupos culturales. Por ejemplo, al norte de Mesoamérica, en la zona arqueológica Narigua en Coahuila, que ésta cerca de Saltillo, rumbo a Torreón en el poblado General Cepeda, hay innumerables figuras plasmadas en las piedras, dibujos geométricos como círculos, espirales o bien “viboritas”; otras, puntos y rayas que se repetían una y otra vez, ubicadas en una larga franja de lomas continuas. Don Pedro Sinfuegos Rivera, un hombre de la zona, nos habló de los petroglifos y nos dijo que los habían hecho los “cuahuitlicas”, antiguos habitantes de Narigua, para marcar los límites de su territorio” (Adame, 1993:61-62). Nos dice el arqueólogo José Hernández (1989: 5) que el poblado de Tejupilco, en el Estado de México (donde se localiza una maqueta), fue conquistado por los aztecas, “a pesar de encontrarse ubicado el sitio prácticamente dentro del territorio tarasco, tal como pudo detectarse por las exploraciones llevadas a cabo en 1986 las cuáles rescataron ricas ofrendas de cerámica y objetos suntuarios que mostraron la clara presencia de un grupo de filiación mexica que detentaban el poder administrativo y un alto rango así como el dominio sobre los grupos aliados locales identificados como chontales y sobre el grupo fronterizo purépecha.” Precisamente en este enclave económico se localiza la maqueta más compleja que se conoce de un centro urbano. Por otra parte, Johanna Broda (1997b: 148 y 149), sí hace explícita la relación entre la ubicación de las maquetas y los límites políticos. Plantea para el caso de la maqueta de Tejupilco, Estado de México, que dicho monolito estaba ubicado en la frontera del imperio mexica. Por su parte Farías Galindo el cronista de Xochimilco, comenta que este tipo de piedras talladas se ubican en las fronteras culturales (Farías, 1964: 189). Para el caso de petroglifos que marcan límites territoriales, en el Estado de Morelos, Druzo Maldonado (2000: 157 y 158), encuentra que: “El sitio denominado ‘Piedra del Águila’5, conforme a un mapa de finales del siglo XVII, funcionaba como un marcador de mojoneras, e inmediatamente en su lado Sureste pasaba un antiguo camino que comunicaba a Cuernavaca con el pueblo de Xiuhtepec. El texto explicativo del mapa dice: ‘Piedra de la Águila [sic] lindero con tierras de Atlacomulco, Chapultepec y Cuernavaca’” 5 El petroglifo conocido como “La Piedra del Águila”, está tallado en un gran monolito, que en una de sus caras tiene la figura de un águila con pico curvo, alas desplegadas, cola y garras abiertas; en los ojos tiene varios círculos concéntricos (López González 1953: 33, 1994: 41, tomado de Druzo Maldonado, 1996: 224). 72 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 72 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta (Mapa: hacienda de Atlacomulco, Jiutepec y Aguatepec; Cuernavaca, Mor. AGN-HJ, leg. 417, exp. 26, f.3, año de 1890; texto: no. 10 en el mapa; núm. Cat. 3 117). 2.7.1. Comentarios: A las réplicas con pocitas ocupadas como marcadores de límites territoriales y políticos. Lo que sí propusimos en nuestro proyecto inicial de 1991 es que la “maqueta” de Acalpixca (fig. 5), servía como frontera entre dos regiones económicas y geográficas distintas; la producción agrícola por medio de chinampas en el lago y terrazas en las montañas, la explotación del bosque, la caza y la recolección, la pesca, etc., lo que producía la existencia de límites entre dos o más épocas históricas y por tanto diferentes tipos de civilizaciones. Así, nuestra propuesta sería: A). Las Réplicas usadas como marcadores fronterizos de distintas regiones geográficas con diversas actividades económicas. En Xochimilco, en algunos casos, como en Acalpixca, las maquetas se ubican en los límites geográficos de diferentes regiones con distintas actividades económicas El Cerro Cuahilama tiene una altura mediana con respecto a las montañas de su alrededor y forma con los petroglifos y la maqueta un límite natural entre la tierra firme y el lago, es decir, allí empieza lo que antes era la bahía del puerto de Acalpixca, la poca altura de la peña labrada le brinda ser “custodiada” por los cerros cercanos y permanecer “oculta” a la zona de la montaña, los bosques y la parte lacustre; su calidad de frontera entre dos regiones, marca el inició de otro microclima, diferente vegetación (bosques) y la manera característica de apropiarse de la naturaleza en las partes altas, las terrazas agrícolas a diferencia de las chinampas que predominan en las tierras bajas, técnicas que pertenecen a épocas históricas distintas. Estas características naturales donde se ubica la “maqueta” la sitúan en un límite ecológico, económico y religioso, donde coexistían diferentes cultos propiciatorios y solares (Zimbrón, 1991:18). B). Relación topográfica de las réplicas. Recordando que Carmen Cook, pensaba que el diseño grabado por una serie de pequeños puntos en la parte oriental de esta piedra (La Cruz Punteada), era la técnica utilizada en los códices mexicanos y mayas, para representar líquido, esta apreciación nos influenció para formular en 1991, que el doble círculo de la cruz donde se agregó al águila y la serpiente (fig. 35), sus cuerpos corresponden a las formas topográficas de las curvas de nivel del territorio comprendido dentro de los límites del volcán Teoca, el poblado de Xicomulco, Santa Cecilia y el ave refiere a toda la meseta que se forma desde Cuahilama hasta Nativitas. A esta zona la consideramos como la “región sagrada.” 2.8. Las réplicas y pocitas talladas en piedra usadas en rituales. Carmen Cook Según hemos referido, Carmen Cook (1955: 174-177), al concluir su análisis del contenido de la maqueta de Xochimilco, nos dice que “la presencia de los pocitos, del pájaro tallado, de los dos 73 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 73 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero animales punteados y de la flor al pie de la escalinata de 18 peldaños de esta escultura, inclinan a pensar a la arqueóloga, que tiene, este diseño, un significado ritual, donde los visitantes hacían autosacrificios vertiendo su sangre en las pocitas que están excavadas en su superficie. Apuntando en este sentido, concibiendo a la maqueta como un lugar de penitencia, Carmen Cook, cita un texto de Hernando Ruiz de Alarcón, (1953: 40) quién comenta algunos detalles que coinciden con la descripción de ciertas antiguas ceremonias realizadas en estas piedras rituales con pocitas. El cronista relata que había en los pueblos ciertos ancianos, llamados tlamacazque, quienes eran sacerdotes dedicados al ministerio de penitentes o Tlamàceuhque. Estos viejos mandaban al ofrendador a ciertos lugares en los montes, dándole tabaco al peregrino, el cuál llevaba copal y unas madejas de hilo grueso de algodón mal hilado, papel blanco en que iba envuelta la ofrenda y que servía, con el algodón, para vestir al dios o ídolo. “En llegando al lugar del ídolo o al montón de piedras, postrábase donde había de poner su ofrenda, y puesta, se sacrificaba él derramando su sangre, para lo cual llevaba un punzón hecho de una rajita de caña agudo, y con él sé picaba las orejas..., hasta derramar mucha sangre, y echábala en unos vasitos que hacían en las piedras de modo de saleros.”… “lo que pedían, era hijos, hacienda, larga vida, familia o salud.” (Tomado de Carmen Cook, 1955: 175, énfasis nuestro). La arqueóloga concluye que los pocitos de la “maqueta” de Acalpixca (Fig. 33), sirvieron para echar en ellos la sangre de los penitentes en actos de autosacrificio y que corresponden a los vasitos referidos por Ruiz de Alarcón, en su obra. Además la huella de humo en la parte inferior de la roca, en que se encuentra esculpida la “maqueta”, los demás petroglifos de este cerro y la presencia de un pequeño montículo en la cercanía, todo confirma la calidad de sitio ceremonial indígena o lugar de penitencia. Saide Sesín. En torno a la función ritual de las pocitas, Saide Sesín (1984b, II), nos dice que en lo que ahora es San Gregorio Atlapulco, en la cima del Cerro Xinotepetl (del maíz) o de la Palma, se erigió un centro de consagración para efectuar los ritos del culto al maíz y la fertilidad que propiciaban el desarrollo de la agricultura xochimilca, basada en terrazas, chinampas y canales de riego. Ahí se encuentra una gran roca tallada partida en dos, donde resalta la figura del guerrero o Tlamatini (hombre sabio) y la mujer serpiente o Cihuacóatl, la dualidad, a pocos metros de sus pies está una piedra saliente tallada a manera de recipiente para recoger el agua de lluvia, que simbolizaba la forma de producción agrícola de terrazas, basada en los retenes de agua y servía para efectuar “los ritos de consagración al Sol y a la Tierra, Padre y Madre de todo lo que existe”. Aunque el autor, no específica el porqué de su relación solar y telúrica. Rafael Zimbrón. En los años 1990-92 basados en el marco del culto a los cerros, de acuerdo al enfoque propuesto por Johanna Broda, teníamos las siguientes apreciaciones en cuanto al uso ritual de las réplicas con pocitas y las pocitas talladas en piedra (Zimbrón 1991, 1992). 74 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 74 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 1° No fueron ocupadas estas piedras en labores constructivas. 2° El término maqueta sinónimo de modelo se refiere a la técnica tridimensional y en miniatura ocupada para labrar en roca pequeños motivos agrícolas y urbanos idealizados o arquetípicos. 3° Los diseños en miniatura fueron grabados en la superficie y caras laterales de los monolitos para verse desde arriba y respetando al máximo sus propios accidentes. En grandes peñas se labraron réplicas idealizadas o no, de sitios reales, lugares sagrados, míticos o la combinación de todos ellos, con diferente grado de simbolismo al reproducirlos, empleando diferentes escalas para resaltar los motivos más relevantes, los componentes por lo regular se copiaron en forma sucinta, por lo que una pirámide se podía representar por escaleras muy simétricas que es la mayor síntesis que se puede lograr de un templo indígena. Estos relieves pueden ser reproducciones de un territorio, una región, una zona o un asentamiento indígena en particular. Es decir que las maquetas pueden ser regionales y locales. 4° El soporte pétreo de la maqueta al ser tallada adquiere el valor simbólico de cerro, territorio o una determinada región. La piedra, con sus accidentadas formas, reproduce los rasgos topográficos del entorno, declives, hendiduras, y sus fracturas naturales, pueden ser interpretadas como barrancas, depresiones, voladeros, acantilados, cerros terraceados, valles y escarpadas montañas, cañadas, cuevas y cuerpos de agua, lechos de lagos y de ríos, canales y otros elementos geográficos, por lo que se pueden considerar un cumulo de piedras, como un pedregoso paisaje en miniatura, pequeños territorios o mundos indígenas. Así una peña aislada, con su pocita en la cima nos estaría hablando en términos simbólicos de un cerro con su caja interna donde almacena agua. 5° La maqueta xochimilca tiene una estrecha relación con la lluvia o el agua que se le echa en su superficie, propiciando su conducción por canales y pocitos y remarcando la figura de animales y plantas. 6° Uno de los principales temas labrados en la maqueta de Acalpixca es un diminuto sistema hidráulico y algunos de sus relieves escalonados se refieren a las terracitas agrícolas con su red de riego, representado por pocitos y canalitos” (Zimbrón, 1992: 62 y 63). 7° Algunas de las pequeñas réplicas de terrazas, edificios religiosos y pocitos fueron ocupadas como altares y recipientes de autosacrificio, efectuándose los rituales, cuando desde ellas, se observaba salir o ponerse el Sol, en puntos prominentes del paisaje, en fechas importantes del calendario indígena. 8° Los prototipos y las pocitas guardan una cierta relación espacial entre ellas, con construcciones coloniales y prehispánicas y con otros elementos del paisaje y algunas presentan alineamientos solares. Por tanto, “nosotros pensamos que los tallados escalonados se refieren a representaciones de las terrazas agrícolas que por muchos años fueron utilizadas en la Cuenca de México, y a las cuales se les rendía culto como parte de los factores técnicos naturales que se relacionaban con la fertilidad y la lluvia” (Zimbrón,1991:21. 1992: pie de fig.3: 62). Por otra parte, existe una relación muy estrecha de las maquetas y pocitas con el agua y por tanto con Tláloc, dios de la lluvia. No olvidemos que los trazos de esta piedra, presentan un funcionamiento de sus desagües y drenajes al echarle algún líquido en su superficie. Es decir algunas de 75 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 75 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero las maquetas prehispánicas podrían estar dirigidas a un culto a los cerros y a las terrazas agrícolas y otras al culto solar ya que la localización de varias de estas piedras labradas, están relacionadas con interesantes posiciones del Sol en el horizonte, durante el orto o el ocaso, momentos en los cuales se podía practicar en ellas un autosangrado depositando el líquido en las pocitas. Johanna Broda. En un análisis enmarcado en un contexto del culto a los cerros y del paisaje ritual de la Cuenca, Johanna Broda (1997b:148,156), también piensa en un uso ritual de las maquetas prehispánicas. Y nos dice, esta autora “Estos tallados en roca típicamente mexica están vinculados con ritos propiciatorios en las cumbres y en los lugares sagrados de los cerros, que eran puntos estratégicos en términos cosmológicos y ambientales, pero muchas veces también lo eran en términos políticos y económicos…En mi opinión no se trata de réplicas del paisaje real a manera de mapas indígenas, ni servían tampoco como maquetas arquitectónicas para la construcción de sitios y templos. Propongo, más bien, que se trata de modelos simbólicos en miniatura del paisaje, de significado ritual y cosmológico, que servían para fines rituales –entre otros, para ritos de autosacrificio y ofrendas de sangre, según lo indicado por Ruiz de Alarcón-, y que fueron hechos en puntos estratégicos del paisaje. Su ubicación geográfica puede ser más relevante que su diseño mismo. Además hay que investigar la ubicación de unas en relación con otras. Se trata de una toma de posesión del espacio o territorio político mediante símbolos visuales.” En otro texto Broda (Ms. a.; 15 y 16) aporta el dato de que Ángel Palerm, consideraba a estos tallados de escaleritas como representaciones de terrazas agrícolas, con lo que coincidimos plenamente. Y continua Broda (Ms. a; 17) “Todo parece indicar que los modelos en miniatura esculpidos en la piedra, servían para fines rituales en el contexto del culto del Sol, de los cerros y de la petición de lluvia que eran aspectos tan importantes en la religión mexica: temas que he tratado detalladamente en anteriores publicaciones (Broda 1971, 1991ª, b, 1996, Ms. b.).…El uso de las maquetas como objetos rituales no niega su íntimo vinculo con las prácticas agrícolas y las actividades económicas.” Richard F. Townsend Por su parte el historiador de arte, a mediados de los noventa, junto con David Carrasco y el escritor Carlos Fuentes, produjeron con la BBC de Londres, un video, llamado “Sangre y Flores, en busca de los Aztecas”, en el cual Townsend, vierte ideas parecidas en torno a los relieves en piedra (que nosotros llamamos réplicas en miniatura) existentes en las cercanías del sitio de Tecotzingo cerca de Texcoco, él dice, que son réplicas en peñas de lo que se ve en el escenario natural…son grupos de rocas que forman una especie de mundo en miniatura, así, el indígena representaba una versión en pequeño del universo en armonía. R. Townsend concluía, que los aztecas creían que podían influir en los dioses al crear modelos idealizados del mundo material. Stanislaw Iwaniszewski. Según Stanislaw Iwaniszewski (1993: 293) la maqueta de Santa Cruz Acalpixca en Xochimilco, contiene una Cruz Punteada (fig. 35), que está asociada con prácticas rituales de ofrecimiento y propósitos adivinatorios y ofrendatorios. 76 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 76 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Él nos dice que “The Aca figure is engraved on a rock outcrop and partially damaged by a “maqueta” or “map”,i.e. a figure with terraces, steps, temples and other buildings, canals, and so on. It is thought that the maqueta was a miniature model of the site. The maqueta is attributed to the Late Postclassic period (Aztec) and covers the cross-circle motif.” “According to Cook de Leonard (1955: 177) the Aztec maqueta could refer to a sacred place where a kind of auto-sacrifice was performed. She associates the maqueta with calendrical and / or astronomical meaning. In the vicinity ACA there is a well known archaeological site with the vestiges of buildings and rock carving with calendrical and directional connotations. Marcus assumes that the site was one of the sacred places or shrines to be visited annually by the pilgrims. However the “map” is situated at the limits of the greater centre, not far from the cultivated fields. By representing the local landscape it could rather have served the native community. It could have been used for divinatory purposes: any liquid dispersed on the rock flows inside the canals engraved, so that the future of a specific place might be determined” (see Beyer 1924: Noguera 1972: Marcus 1982: 485).” (Énfasis nuestro). 2.9. Las pocitas como receptáculos rituales de agua sagrada. En los sitios olmecas, las pocitas presentan una fuerte relación con el agua, lo que les permite en ocasiones ser parte de verdaderos sistemas de riego o funcionar como fuentes asociadas a petroglifos, ayudando a completar su mensaje simbólico y religioso. Las maquetas prehispánicas copian y recrean la incidencia de los fenómenos de la naturaleza sobre los elementos técnicos y agrícolas, que fueron creados por las sociedades olmecas y mexicas El sitio arqueológico de Chalcatzingo, Morelos, es considerado como el asentamiento olmeca más antiguo del centro de Mesoamérica. En él existen además de sus importantes monumentos, restos de estructuras piramidales, obras hidráulicas de riego, sistemas de terrazas de cultivo, petroglifos referentes a la fertilidad y a la agricultura, un gran número de piedras esculpidas, trabajadas, que el arqueólogo David C. Grove (1987: 170) designa y clasifica como “Rocas labradas misceláneas” (MCR): “Éstas incluyen: maquetas, tabletas de cantera, y piedras con incisiones profundas “con marca de taza” [que nosotros llamamos pocitas] ”Su ocurrencia principal está localizada en la terrazas superiores y en las pendientes de las laderas de la montaña en el área del sitio principal”. Además, este autor detecta una clara asociación con el agua; las piedras que tienen tallados pequeños canales y en las que fueron labradas recipientes de agua o tácitas (ver nuestras figs.12, 13). Y al igual que Gay, Grove opina que las pocitas fueron elementos que sirvieron ritualmente más que tener una función utilitaria y que dichos hoyitos en piedra, fueron utilizados como recipientes para contener agua “sagrada”, bien proveniente de la lluvia y/o agua ritual, -podríamos decir nosotros llevada al lugar y vertida en estas concavidades-. A pesar de esto Grove a diferencia de Gay, no considera que sean altares y que exista un alineamiento entre ellas, pensando que forman parte de un posible sistema hidráulico a gran escala. De acuerdo al arqueólogo David Grove (1987: 167): “I share Gay’s (1972a:84) opinión that the cup-mark stones served ritual rather than utilitarian functions, and that they were probably receptacles for “sacred” water (rainwater and/or ritual water)... While I hypothesize that these stones functioned to hold “sacred” water, the possibility of significant alignments between some or all of 77 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 77 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero them cannot be ruled out and remains to be tested.” Por su parte, los huicholes aun ocupan el agua que se acumula en las pocitas, para hacer brebajes medicinales. (Neurath, 1999, comunicación personal). 2.9.1 Comentarios sobre las formas en que las pocitas se tallaron en la piedra. En cuanto a las maquetas con pocitas hemos encontrado que tienen tres diferentes formas de representarse dentro de los diseños tallados en piedra: La primera característica que presentan es como la del monolito de Acalpixca (fig. 33), en el que las profundas oquedades integran una red hidráulica interconectada por medio de canalitos que permiten la distribución de líquidos que escurra en su superficie, permitiendo que fluyan de sus hoyitos y se derrame en sus escaleritas y terracitas agrícolas, remarcando también los animalitos y flores que contiene en su grabado (cfr. Zimbrón, 1992: 62-65, fig.10). Estos cuencos cónicos proporcionan parte del significado del conjunto plasmado en roca, es decir dan complementariedad al mensaje ideológico del diseño, aquí su tallado guarda una equivalencia equiparable con los demás temas que contiene la maqueta y puede considerarse como elemento extremadamente importante dentro del conjunto e incluso su realce puede indicar predominancia sobre los demás motivos. En cambio en la maqueta de Tejupilco (fig. 16) los canalitos aparecen como integrante secundarios del conjunto urbano, funcionando como drenajes y conductos de agua alrededor de los edificios representados, siendo la infraestructura o red hidráulica del pequeño asentamiento prehispánico excavado en la piedra (cfr. Hernández, Ms. a y Ms. b) Es decir no es la temática predominante del tallado aunque le proporciona dinamismo y realismo al diseño. La segunda forma en que encontramos a las pocitas es precisamente cuando un profundo oquedad o conjunto de ellos son el tema principal del tallado pétreo apareciendo en ocasiones como un único elemento constituyente en la superficie de la piedra, estas pueden estar asociada con otras rocas que representan un conjunto de cerros y depresiones del territorio, siendo un lugar en pequeña escala, una porción en miniatura del contexto. Es decir que las piedras que se encuentran a su alrededor forman un conjunto de cerros o elementos topográficos que los indígenas equiparan con las características de alguna región pero visto como un diminuto paisaje. Éstas pocitas pueden estar asociadas con petroglifos grabados cercanos al sitio y también formando parte de diseños con terracitas, ya sea en el mismo soporte pétreo o en rocas contiguas. La tercer forma en que se presentan las pocitas son como las que se encuentran en Chalcatzingo donde un grupo de conitos acompañan al petrograbado “del Rey”, formando parte de su significado, es como una ornamentación anexa al mensaje plasmado en el grabado. Dichos cuencos interconectados con ranuras acanaladas que se ubican en los pisos y paredes del acantilado (cfr. Angulo, 1987:202), nutren a las pocitas cónicas del vital líquido ya sea que se genere la corriente por escurrimiento en la temporada de lluvias o que tuviera agua permanentemente proporcionada por algún manantial en la cúspide del cerro y conducida por canalitos hechos de barro o madera. Es decir son parte de los restos de un antiguo sistema de riego ceremonial en miniatura y que paralelamente a su acompañamiento simbólico con el tallado del Rey, le proporciona y permite contener realmente a sus pies el líquido fértil (fig.15). Además pudo tener un uso de regadío agrícola destinado a conducir agua sagrada a tierras o terrazas de cultivos especiales, relacionada su producción al ritual y a las actividades religiosas. Tenemos otra propuesta: 78 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 78 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Las pocitas son réplicas de sistemas hidráulicos en miniatura. En 1992 proponíamos que en la superficie de la maqueta de Acalpixca (fig. 5), se representaba para ser vista desde arriba, además de la Cruz Punteada teotihuacana, un sistema hidráulico en miniatura compuesto de canalitos y pocitos que funcionan simbólicamente en las temporadas de lluvias. Parte de la hipótesis es que la maqueta es un marcador natural entre las dos grandes épocas del año indígena, la estación seca y el comienzo de las lluvias al ponerse en funcionamiento sus instalaciones hidráulicas en miniatura, compuesto por pocitos y canalitos que distribuyen el líquido que caiga en su superficie, remarcando los relieves que componen el diseño (Zimbrón, 1992: 62 y 63). Es importante decir, que considerar a los pocitos cómo una red hidráulica en miniatura, no contradice a su uso ritual, sino que ayuda a una mayor interpretación de los componentes simbólicos que intervenían en las ceremonias, además de encontrar una relación de pedimento de lluvia para las cosechas en terrazas y la posibilidad de haber sido ocupados como recipientes donde se depositaba la sangre proveniente de autosacrificio. 2.10. Las réplicas prehispánicas y piedras con pocitas consideradas como altares. El considerar el uso de las maquetas y pocitas como “altares” las sitúa dentro de las propuestas que consideran a éstos objetos como elementos cuya función se enmarca dentro de las prácticas rituales y religiosas de Mesoamérica. Tenemos dos interesantes textos para definir y llamar a éstas rocas talladas “altares”, el primer artículo que vamos a presentar es el que recaba un dato etnológico importante, cuyo informe es presentado por el señor David Díaz (1984: 16-19), en él rescata de los habitantes de Chinameca en Morelos, el término empleado para designar a una piedra con pocitas como “El Altar” ubicado en las inmediaciones de lo que fue un antiguo asentamiento prehispánico. El segundo estudio, del arqueólogo David Grove (1987: 167), se refiere al sitio olmeca de Chalcatzingo, también en Morelos, donde los investigadores Carlos Gay y Gillett Griffin, clasifican a las rocas labradas que existen dispersas en este lugar y que incluyen maquetas, piedras con incisiones y profundas pocitas, y les asignan el término “altares” teniendo por lo tanto una función ritual más que un uso práctico, y tratan de buscar una coherencia espacial entre ellas. Mientras que debido a su alto grado de generalización al abarcar diversos tipos de tallados, David Grove, en esta misma obra, dice no estar de acuerdo en que estos soportes pétreos sean llamados “altares”, pero sí apoya la idea que las “tácitas” sean elementos rituales en los que se almacena agua “sagrada”. En cuanto al primer informe anteriormente citado, elaborado por David Díaz, nos permitimos extraer los datos que nos parecieron más importantes y que a continuación reproducimos en forma sucinta: “En la colonia El Vergel cuyo nombre original fue Santa Rita, cerca de la población de Chinameca, que en lengua náhuatl significa “lugar de cañas”, en el estado de Morelos, hay un cerro donde se encuentran casi ocultos, los restos arqueológicos de una ciudad tan antigua como desconocida. Entre las poblaciones de Chinameca y Santa Rita hay canales de riego de la época colonial, y surcan el terreno muchos arroyos cuyas aguas se desparraman por las faldas de las montañas. El sitio arqueológico conocido únicamente por algunos habitantes de la región, se encuentra al pie de un cerro. Es una gran piedra en cuya superficie fueron esculpidos dos recipientes, uno rectangular como de 20 por 10 cm y otro circular o cóncavo de unos 15 centímetros de diámetro”. El borde 79 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 79 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero del receptáculo rectangular, labrado pocos centímetros atrás y arriba del otro recipiente, tiene dos pequeñas salidas en forma de pequeños canales, labrados también en la superficie de las rocas, que descienden y se entrecruzan en un punto determinado antes de desembocar en el receptáculo circular. Ignoramos cuál haya sido el uso de estos recipientes: pero los nativos llaman a esta piedra “El Altar” y desde el sitio en donde se localiza, rumbo al oriente, se dominan varios pueblos. ¿Se trata de una antigua piedra de sacrificios? Al otro extremo de este lugar hay otra piedra parecida a una “tina” de roca en la cual cabe un niño cómodamente sentado. Tiene una profundidad de 20 centímetros, y al igual que “El Altar”, la roca en que se talló es de origen volcánico. Este tipo de escultura megalítica tiene algunas semejanzas con los monumentos olmecas. Además hay pequeños túmulos y terrazas piramidales cubiertas de vegetación, cimientos y restos de paredes o murallas y huecos en el terreno que revelan la presencia de tumbas, por lo que la zona arqueológica es relativamente grande. Se han encontrado en los alrededores, sellos circulares, molcajetes, cuentas de collar, figuras humanas desnudas, cabezas zoomorfas y unas caritas con tocados cónicos. Entre las piezas destacaban unas pequeñas cabezas que además del rostro de frente presentan dos perfiles humanos a los lados.” 2.10.1. La réplica de Tejupilco: A) Altar dedicado a los tlaloques. Por su parte López Austin (1987, comunicación personal al arqueólogo José Hernández) menciona concretamente para el caso de la maqueta de San Miguel Ixtapan, en Tejupilco, Estado de México (fig.16), de la cuál posteriormente hablaremos, que dicho monolito tallado, bien puede tratarse de un altar dedicado a deidades relacionadas con el agua como pueden ser los llamados “tlaloques” por su necesaria intervención dentro del proceso de producción de la sal. B) Altar dedicado al culto a la diosa de la sal “Huixtocíhuatl”. En cuanto a la “maqueta” de Tejupilco en San Miguel Ixtapan donde se talló un conjunto urbano ceremonial, el arqueólogo Hernández Rivero (1989: 5). también encuentra una función ritual al monolito tallado, opinando “que se trata de un posible adoratorio dedicado a la diosa Huixtocíhuatl, diosa de la sal, hermana mayor de los dioses tlaloques o del agua, cuya fiesta se celebraba en el séptimo mes Tecuilhuitontli.” 2.10.2. Las réplicas de Juchipila: A) Altares dedicados al culto al dios Xochipilli. Junto al alta Sierra de Nochixtlán, en Zacatecas, se encuentra el cañón de Juchipila, donde hay múltiples vestigios arqueológicos. Los moradores de la región en el Siglo XVI, fueron los caxcanes. De acuerdo a Möller, (1990). “El profesor García, cree que hay influencia teotihuacana en la zona arqueológica, y que su antigüedad alcanza el horizonte Clásico. Por su parte el arqueólogo Román Piña Chan en 1967, ha 80 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 80 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta dado para esta zona un fechado de 400 a 800 D.C.” En este mismo texto citado, Román Piña Chan, nos dice: “A 5 km, al sur de Juchipila se localiza el Cerro de las Ventanas, junto a la comunidad “El Remolino”, donde se encuentra el sitio prehispánico. Hay un abrigo rocoso con aberturas o ventanas y muros pintados con bandas verticales rojas, lo cual tal vez le dio el nombre al lugar, desde esta cueva se domina prácticamente todo el valle. Mientras que en el centro ceremonial hay patios, edificios rectangulares de piedra, altares, entierros, metates sin soportes y algunos rasgos más. Desde el punto de vista cerámico el lugar presenta tiestos rojo sobre crema, café oscuro brillante, café rojizo o bayo, negro pulido, cremosa grisácea, rojo guinda pulida, y figurillas parecidas a las de Colima y Nayarit.” Continúa Bernardo García, “en la parte alta del cerro esta el centro ceremonial, y en la parte oeste hay muchas rocas con petroglifos y extrañas perforaciones de forma cónica que los lugareños llaman “choyas”, y cuya finalidad es un misterio.”(Möller, 1990: 63, 64). En cuanto a estas pocitas o choyas, guiándonos por la foto publicada en este artículo que resumimos, podemos ver en una sola piedra boluda fracturada en dos cuerpos, en la primera lomita de la roca hay una oquedad con canalitos y uno de ellos desciende en forma serpenteada por su cara lateral, el tallado es parecido al estilo de los diseños geométricos en espiral. A la mitad de la piedra hay unas escaleras o plataformas que unen a las dos secciones de la piedra siguiendo sus propias formas y accidentes, y en este segundo cerrito oval, en su cara lateral hay talladas unas terracitas agrícolas y arriba en su cima un grupo de ocho pocitas, unidas por canalitos que representa el sistema de regadío de éstas tierras de labor. Por su fisonomía, la hace muy parecidas a nuestras pocitas de Xochimilco y el código simbólico para representar réplicas de montañas se repite. También nosotros podemos observar una especialización en los sitios donde se llevaban a cabo los rituales, por un lado están los vestigios de un centro urbano y por otro lado éstos cerritos en roca terraceados y con pocitas, dirigidos a ejercer el culto a la lluvia, a la fertilidad y quizás a la deidad local Xochipilli. Posiblemente existía una relación importante entre las pocitas y el antiguo culto a este dios prehispánico. 2.10.3. Nuestros comentarios y propuestas: A) Análisis de las réplicas dentro del marco de la religión indígena. El análisis de las maquetas prehispánicas, se debe hacer dentro de un contexto cultural, histórico y arqueológico y definir a éstos tallados como resultado de una actividad social, ritual y productiva. Por tanto proponemos las siguientes actividades religiosas donde quizás participaron las maquetas prehispánicas: I.- Como “objetos usados en los rituales” agrícolas y productivos: Culto a los cerros y a la fertilidad, a la lluvia y a Tláloc. Culto a la piedra como parte del cerro o altépetl. Culto a las terrazas agrícolas.6 6 En nuestro proyecto de investigación publicado en 1990 concluíamos que estas maquetas que representan cerros, formaban parte de un culto a la producción agrícola basado en el sistema de terrazas. (Zimbrón, 1991:21). 81 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 81 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Culto a la producción de la sal y a su diosa. Culto a los centros urbanos y a algún lugar real o mítico. Como parte de los rituales de las fiestas mexica y las del Tonalamatl. Como parte de los rituales calendáricos: salidas y puestas del Sol y su posición cenital o atrás de algún cerro. II. También pudieron funcionar como recipientes de autosacrificio y altares, en los rituales dirigidos: Al culto al Sol. Al dios solar Xochipilli. A la diosa Huixtocihuatl. En rituales dentro de las fiestas y fechas calendáricas importantes: Durante el orto, ocaso y transito cenital del Sol. Como parte de los rituales “privados” calendáricos del tonalamatl. No se descarta el uso de las réplicas en miniatura de instalaciones urbanas, como objetos utilizados dentro de un culto particular al sitio, a los centros urbanos en general ya que las ciudades eran consideradas como morada de dioses y por lo tanto quizás requirieron de un ritual que abarcara al conjunto o a un templo específico que representar a todo el lugar, independientemente que a su interior de la urbe, cada pirámide se dedicara a diferentes deidades. B) Las réplicas con pocitas y pocitas en piedra usadas en rituales. Las réplicas en miniatura y las pocitas labradas pueden ser consideradas como altares en piedra destinadas al autosacrificio. 1) La maqueta de Acalpixca en Xochimilco. Es pertinente indicar que en náhuatl altar se traduce como “momoztli o momuztli”, que significa pequeño altar u oratorio que se erigía en honor de algunos dioses en las encrucijadas de los caminos y aun de las calles. Sahagún, tratando del dios Tezcatlipoca con el nombre de Titlacahuacan, dice: ...todos le adoraban y rogaban, y en todos los caminos y divisiones de las calles le ponían un asiento hecho de piedra, para él, que se llamaba Momuztli, y le ponían ciertos ramos en dicho asiento por su honra y servicio cada cinco días... Describiendo el mismo P. Sahagún un baile que se hacía en el mes Tlaxochimaco, dice: ... bailaban, cerca de un altar redondo que llaman mumuztli.” (Robelo, 1980.T.I: 283). También es necesario mencionar que ciertos lugares donde hubo asentamientos prehispánicos, tomaron el nombre Momoxco, como Milpa Alta, no sabemos sí por sus características topográficas o por la gran existencia de oratorios, aunque a través de nuestros datos arqueoastronómicos este sitio está relacionado con Xipe Tótec y con Tezcatlipoca dios “creador”, “de origen”, ya que el equinoccio es registrado por la localización de cuatro iglesias y la orientación del altar de la iglesia de la Asunción hacia el pecho del Iztaccíhuatl, dos días antes del día equinoccial apareciendo en esta fecha el Sol atrás de la cabeza de este volcán. 82 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 82 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta C). Las réplicas en piedras ocupadas en el culto al lugar. Así, las maquetas podrían ser altares, donde se llevaban a cabo, rituales dirigidos al sitio o lugar representado. Los tallados tridimensionales de Tejupilco, Acalpixca y Xochicalco (fig.5, 8, 16), podrían ser diseños en miniatura orientados al culto del lugar donde se localizan. Es decir, en el asentamiento arqueológico se llevaban a cabo ceremonias culticas dirigidas a determinada deidad, pero también era posible dedicarle un ritual a una pirámide en particular o al conjunto urbano en general, situándose estas prácticas dentro de un culto al sitio o a la ciudad y sus instalaciones hidráulicas y agrícolas. 2.11. Las réplicas con escaleras en miniatura: cultos y simbología. Las maquetas con escaleritas podrían haber estado relacionadas con un culto solar, tema que desarrollamos en el capitulo cuatro. 2.11.1. La cruz punteada “ACA” y su relación solar. Esta Cruz (ver anexo 1, fig.35), nos dicen Aveni y Hartung (1982:32-33), se asemeja a la Cruz de Malta de Teotihuacán (Teo 2). En Teo 2 y “ACA”, hay 18 hoyos entre los ejes y el centro del primer círculo. La Cruz Punteada “ACA” se forma por un doble círculo con sus dos ejes en forma de cruz. los cuáles miden entre 1,60 y 1.70 metros. La línea norte-sur señala hacía Teotihuacán (Aveni) y el eje oriente- poniente está dirigido hacía Cuicuilco. Anthony Aveni pudo medir el acimut de la línea oriente-poniente resultando 290°00’ y el que corre de norte-sur, presenta una desviación de 21°07’al este del norte, muy cercana a la orientación hacía Teotihuacán que es de 25°, quedando a una distancia de 52 kilómetros. Es posible nos dicen Aveni y Hartung, que al mismo tiempo se intentó alinear al eje de la Cruz, con el punto de salida del Sol en el solsticio de invierno, que es de 25°30’al sur del este. Otro diseño de la maqueta que se puede relacionar con su función astronómica, está en la parte extrema noreste de la piedra, donde hay un óvalo con 13 puntos que Aveni relaciona con las pléyades. 2.12. Las réplicas con pocitas y pocitas y su uso astronómico. Es importante señalar que el uso ritual y religioso de las “maquetas” y pocitas está íntimamente ligado a su función calendárica y astronómica, por lo que se puede considerar su utilización con estos objetivos como una unidad, ya que en el caso de Acalpixca y otros sitios de Xochimilco encontramos una relación importante entre las posiciones del Sol sobre el horizonte, observadas desde los diseños y el momento en que se efectuaban los rituales. Tenemos un ejemplo precisamente en que los arqueólogos determinan un uso ceremonial y astronómico de unas pocitas encontradas a orillas del mar en el Occidente de México y que veremos en el siguiente inciso, aunque ellos no obtienen la relación con las posiciones del Sol y el momento del ritual. 83 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 83 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 2.12.1. Las pocitas y su uso ceremonial-astronómico. La propuesta que hace el arqueólogo Adame del INAH Centro Regional de Nayarit, de la posible función de las pocitas encontradas a orillas del Mar en el sitio conocido como Punta Mita, se puede decir que es una combinación entre un uso ceremonial y astronómico. “Los pobladores de Punta Mita fueron grupos de concheros que tuvieron intercambio comercial desde Ecuador hasta Nuevo México, de donde traían la turquesa... Fueron grandes navegantes, lo que los hizo recorrer las costas del pacífico hacía el norte y hacía el sur... Su agricultura fue de temporal, teniendo al maíz como producto de cultivo básico, aparte de algunas frutas que, junto con el producto del mar, completaban su alimentación... también tuvieron contactos tempranos con el Altiplano, siendo seguramente tributarios del imperio mexica, lo que por ende implicó influencias ideológicas. A su llegada los españoles encontraron… este lugar... que vivía su decadencia.” Nos dice Adame, las evidencias encontradas, en este lugar, indican que perteneció al Epiclásico o Posclásico temprano, entre los años 900 y 1200, continuando la ocupación hasta la Conquista. La cerámica muestra mucha semejanza con la tolteca de Aztatlán, cultura de Occidente cuya capital se encontraba al norte del estado de Nayarit...“En los alrededores de la cueva del Guano o en el frente sur del cerro Careyeros, se encontraron cuencos esféricos, cónicos, troncocónicos y aun cilíndricos, los cuáles posiblemente servían para captar el agua de las primeras lluvias que luego, tendría un uso ceremonial.”... Cerca de aquí en... “Playa Negra, también se encontró una gran roca con ocho cuencos tallados en circunferencia. Uno de ellos apunta hacia el norte y el resto aparece al centro de la roca, lo que parece indicar una representación astronómica de alguna constelación” (Adame, 1996:30-31). De hecho estos cuencos son lo que nosotros llamamos pocitas y en cuanto a los ocho hoyitos en circunferencia, podría ser una temprana Cruz Punteada. En cuanto a las ilustraciones presentadas en este artículo podemos decir lo siguiente; la primera que abre este texto presenta representaciones de pirámides circulares características del occidente, con sus basamentos y plataformas principales, alrededor de ellas desagües y drenajes. La segunda fotografía cuyo pie de página nos dice que los antiguos habitantes tallaron figuras cónicas en las rocas, tal vez como una forma de lenguaje o con un sentido ritual. Sin embargo viendo éstas pocitas distribuidas en una gran roca o conjunto de ellas a la orilla del Mar, bañadas por las aguas del Océano Pacífico y recordando los hoyitos hechos en piedra en Tejupilco (lugar también de maquetas y salinas), nos hace pensar que los de la foto de Adame (1996: 28), se relacionan con la producción de sal a la orilla de la mayor fuente natural de abastecimiento de este vital elemento. Como un dato curioso en Coamiles, Nayarit, cerca de la costa, hay una piedra tallada con un diseño en espiral, cuyo dato significativo es que está asociada a pocitas medianamente trabajadas y sin canalitos, y cuyas formas son diferentes en cierto grado a las observadas en Punta Mita que se acercan más a los estilos encontrados en los sitios del Posclásico más relacionados con Mesoamérica. De hecho consideramos que el tema de las figuras geométricas como las espirales requiere de un análisis muy detallado que rebasa el objetivo de este estudio, por lo que remitimos al interesado al artículo de Lazalde (1981: 33-35), que trata el caso de las costas Nayaritas. 84 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 84 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Tenemos un ejemplo en la Cuenca de México, en el cerro del Cabrito, por la zona de Los Remedios, el arqueólogo Francisco Rivas y la arqueóloga Carmen Lechuga (2002), reporta un tallado en roca, por medio de líneas punteadas que forman un Xonecuilli, que algunos consideran la representación de la Vía Láctea, aunque Stanislaw Iwaniszewski propone que es una representación de la Estrella del Sur (para ver ejemplos en otros sitios del continente ver el anexo 2: datos comparativos). 2.12.1.1. La réplica de Acalpixca contiene números calendáricos o astronómicos. Continúa Cook de Leonard (1955: 178), diciéndonos que los templos y las pirámides están construidos con algún número significativo, ya sea de escalones o nichos, y que en la “maqueta” de Acalpixca parecen también tener simbolismo ritual los números de las escalinatas que aparecen en ella, siendo sus cifras base 4+5 = 9/18. También el óvalo punteado que fue labrado en su máximo extremo Oriente, está formado por 13 puntos. Ella lo interpreta de la siguiente forma: Según Sahagún (Libro II), se le lleva copal nueve veces diarias al Sol, 4 veces en el día y 5 veces en la noche. Juan de Córdova en su “Gramática Zapoteca” habla de 18 veces en que se ofrece incienso al Sol… En cuanto al 9 tiene un origen más profundo, seguramente; se relaciona con los nueve Señores de la Noche. 2.12.1.2. Comentarios, propuestas y resultados. A). Las Réplicas en miniatura con pocitas y pocitas aisladas usadas, en actividades calendáricas y astronómicas. Es importante señalar que el uso ritual y religioso de las “maquetas” y pocitas está íntimamente ligado a su función calendárica y astronómica, por lo que se puede considerar su utilización con éstos objetivos como una unidad, ya que en el caso de Acalpixca y otros sitios de Xochimilco encontramos una relación importante entre las posiciones del Sol sobre el horizonte, observadas desde los diseños y el momento en que se efectuaban los rituales. Tenemos un ejemplo precisamente en que los arqueólogos determinan un uso ceremonial y astronómico de unas pocitas encontradas a orillas del mar en el Occidente de México, que vimos anteriormente, aunque ellos no obtienen la relación con las posiciones del Sol y el momento del ritual. 1.-. La réplica de Acalpixca usada como observatorio astronómico. Como orientador astronómico y auxiliar en la observación de los movimientos del Sol en el horizonte, resultó que en el caso de “ACA”, es un punto importante para apreciar las puestas del Sol, no así para ver el orto solar, lo que se dificulta debido a su baja altura del monolito y su cercanía con respecto al horizonte oriental, formado por los montículos del Cerro la Palma o Xilotepetl. Desde la maqueta, nunca se puede observar el desplazamiento en los primeros momentos de la salida del Sol, atrás del horizonte general formado por los grandes volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, etc., porque dichas prominencias no son visibles desde aquí. La función de la maqueta de Acalpixca, como observatorio astronómico se podría lograr tomando de referencia los alineamientos de los brazos de su cruz punteada, donde una de sus líneas, 85 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 85 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero está dirigida hacia la salida del Sol en el solsticio de invierno y la observación directa desde ella, de las puestas del astro a lo largo del año. Así, a partir de la orientación de sus ejes podríamos tener la posición de salida del Sol durante el solsticio de diciembre y completar el calendario con la observación de la puesta del Sol en el solsticio de junio, ya que el equinoccio no es observable desde aquí. Por tanto, tenemos un dato surgido de la observación directa del fenómeno, y una referencia indicada por medio de la orientación de su eje. Podemos resumir que en Acalpixca, el horizonte poniente es de gran importancia para el calendario de horizonte local y en donde su maqueta con la cruz teotihuacana tiene una trascendental relevancia para ver los ocasos solares. Es curioso que esta misma característica se repita en la cruz punteada de Amecameca, grabada cerca de la roca semilla o del conejo, también conocida como piedra solsticial y que desde ella se observa ponerse el Sol en la fractura que tiene un cerro local, durante el solsticio de invierno. Por otro lado la cruz ACA 2, ubicada en el cerro la Palma, también tiene esta misma particularidad: sólo se ve desde ella al oeste, donde el volcán Ajusco tiene una importante presencia. Otra particularidad, es que desde la maqueta de Acalpixca, se puede ver la pirámide del barrio de la Planta de este mismo pueblo, ubicada en medio de la loma principal del Cerro Xochitepec, prominencia que le sirve como fondo visual, a esta estructura. Se puede concluir que desde algunas de las réplicas en miniatura, pocitas y cruces teotihuacanas, se hacían observaciones directas del Sol, ya sea en su puesta o en su salida. 2.- Las piedras con “tácitas” ocupadas como espejos para analizar el firmamento. Raphael Girard (1976), concibe a las rocas con pocitas como fuentes de atracción mágica de la lluvia o como espejos con fines astronómicos. Por nuestra parte pensamos que no hay motivos prácticos para no hacer las observaciones directas del firmamento sin la intermediación de algún espejo de agua, a menos que tuviera un sentido religioso al hacerlo de esta manera. Del análisis que hemos hecho de las pocitas en Xochimilco podemos decir que la porosidad de las rocas hace poco factible la posibilidad de mantener por un largo periodo de tiempo el líquido necesario para ser utilizado como espejo que permita observar el firmamento, como parte de actividades astronómicas y calendáricas. En cuanto a la maqueta de Plazuelas en Guanajuato en la visita de julio 1998, pudimos ver que el agua de lluvia se conservaba en su superficie cubriendo toda la zona urbana representada, permitiendo sólo sobresalir las cúspides de los edificios más altos, de hecho el firmamento azul y sus nubes se reflejaban en este espejo de agua y sí fuera visto en la noche serían las estrellas que adornarían este conjunto, pasando a formar parte de su ornato y de su significado simbólico y religioso, pero su efecto reflejante momentáneo, no serviría para actividades de observación científica y astronómica. 2.13. Las pocitas y sus usos productivos. Aquí, es importante dejar en claro que nuestra propuesta en cuanto a la función económica de las pocitas y maquetas, es que se debe considerar al ritual indígena como parte de las actividades productivas, siendo los ritos considerados previos y necesarios para toda actividad humana en esa etapa histórica. 86 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 86 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta En algunos sitios donde se localizan las pocitas existen determinados recursos naturales y su explotación prehispánica dieron como resultado una especialización de las actividades económicas en estos lugares, dando como resultado que se hayan establecido ciertas propuestas relacionadas con determinados procesos productivos donde pudieron haber participado éstos hoyitos en piedra y que veremos a continuación. Dentro de la literatura concerniente a los usos productivos de las pocitas talladas en peñas, podemos encontrar las siguientes propuestas: 1. Las pocitas pudieron ser usadas como recipientes donde se cuaja la sal proveniente del agua alcalina de un manantial u otro cuerpo de agua, como en el poblado de Tejupilco en el Estado de México. Es en la metodología indígena de obtención de la sal por medio de la evaporación del agua salina ocupando el calor del Sol, y donde son utilizados recipientes hechos en piedra, con formas parecidas a las pocitas que son los contenedores del líquido alcalino, ellas serían los principales elementos productivos del vital complemento alimenticio. 2. Las pocitas pudieron ser usadas como mortero donde se decantan y se trituran los minerales, como en Texmelican en la parte oriental del Estado de Guerrero. También en la minería pudieron ser usados éstos tipos de hoyitos en roca, ya sea como utensilios de decantación o como morteros de trituración. 3. Hay dos propuestas que se derivan de los posibles usos de las pocitas dentro de las actividades productivas que van en el sentido de considerar a estos hoyitos tallados en las piedras como herramientas y estas conjeturas provienen de los ejemplos de las concavidades labradas en roca, encontradas en el actual territorio de los Estados Unidos de Norteamérica. Nuestra propuesta para Mesoamérica sería que las pocitas pudieron ser la réplica de las instalaciones de riego utilizados en la producción agrícola basada en el escurrimiento de agua por gravedad, producido por las pendientes de los cerros, ocupando el terraceado de sus faldas. En el sitio conocido como Hierve el Agua en el Estado de Oaxaca (fig. 22), se han detectado las formas características de los pozuelos tallados en piedra del tipo estudiados, pero aquí, forman parte de verdaderos sistemas agrícolas en miniatura basados en terracitas que son irrigadas por una red diminuta de canales y pocitas cónicas y registros rectangulares, cajas de piedra que van regulando el flujo de líquido proveniente de un manantial permanente. El conjunto es un intrincado tejido de conductos y contenedores que distribuyen y almacenan el agua que van regulando el riego de las tierras sembradas, produciendo cultivos altamente productivos en un espacio muy reducido, ocupando al máximo el líquido que brota del suelo. De hecho se pueden considerar los hoyitos pétreos como un pequeño sistema hidráulico utilizado con fines agrícolas, cuya producción se especializa en la obtención de determinado tipo de producto destinado a consumo suntuario ritual, religioso o para una elite o una pequeña comunidad. Y finalmente las pocitas pudieron tener un uso en la elaboración de alimentos y almacenamiento de agua para consumo humano. Antes de pasar a desarrollar cada propuesta anteriormente mencionada es importante aclarar que la utilización productiva de las pocitas, ya sea en la minería, en la obtención de la sal y en el riego agrícola, no descarta su uso ritual y religioso, que pudo ser anterior o posterior o paralelamente 87 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 87 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero a su participación productiva, obteniéndose por ejemplo la posibilidad de contener “líquidos sagrados” relacionados con algún rito agrícola o su funcionamiento dentro de la medicina, como es el caso de las aguas termales provenientes de manantiales o la recolección directa de la lluvia de temporal que por alguna razón se le dotara de un carácter sacro. 2.13.1. Las pocitas utilizadas en la explotación de la sal. El sitio prehispánico de Tejupilco tenía gran importancia para los mexica, no sólo como pueblo tributario sino también por ser colindante con el territorio ocupado en el siglo XV por el imperio tarasco, que hacía finales de este siglo estaba avanzando hacía esta región tal vez con el fin de apoderarse de importantes recursos como la sal y el algodón (Stanislavski, 1947). “La Relación de Temazcaltepec da idea de la importancia de Ixtapan”... (Tejupilco), pues en ella se menciona lo siguiente: “No hay, en Texcatitlan ni sus sujetos, ningún género de sal provéese de Texupilco, en el cuál hay un lugar que se llama Iztapan. A dos leguas del dicho pueblo, en el cuál hay unas salinas de unos pozos de agua salada, que la sacan de un arroyo que baja por una honda. Y echan el agua en unos hoyos que hacen en unas piedras, en las cuáles se cuaja y cogen la sal con que se sustentan. Y suelen vender alguna, sacan, de cuatro a cuatro días, media fanega della, y esto es en tiempo de secas, que como está dicho, es poca cantidad. No les falta cosa de comida ni vestido, que todo lo cogen de la tierra” (Acuña 1986: 151-152. Tomado del Informe Técnico 1990: 1-2). Nuestros comentarios son: Considerar a las pocitas como recipientes para obtener la sal con el método de evaporación del agua salina, por medio del Sol, resulta remoto ya que las formas de los oquedades analizados son demasiado profundos, a diferencia de los vasitos utilizados para la obtención del elemento blanco que tienen un fondo plano y poco profundo, admitiendo mayor superficie de insolación. Por esto, es importante diferenciar físicamente entre las piletitas ocupadas en la producción de sal que almacenan una delgada película de agua, que se extiende lo más posible cubriendo grandes superficies compartimentadas y expuestas directamente al Sol, que permiten una rápida evaporación de líquido. En cambio las pocitas rituales, son cónicas, profundas, porosas y a veces están en las caras laterales de las rocas (fig. 9), lo que dificulta la incidencia de los rayos solares sobre ellas, otras concavidades son tan pequeñas que el líquido que pueden almacenar sería mínimo, por lo que al Sol se le dificultaría producir la sal deseada, claro está que en estos hoyitos también, pueden quedar residuos de sales al evaporarse el líquido, pero tal vez su utilización sería meramente ritual. Podemos concluir que sólo visualmente se pueden encontrar cierto parecido entre los pocitos rituales labrados en piedra y las piletitas donde se obtiene la sal, según los métodos prehispánicos. Pero quizás las pocitas si se utilizaron para guardar sal usada en los rituales o a los brebajes medicinales. También podemos anotar que utilizar a las pocitas como instrumentos para decantar o moler minerales es poco probable, pues su desgaste tendría que ser muy evidente cosa que no ocurre. 2.13.2. Las pocitas utilizadas en la producción minera. En un artículo muy breve, anterior al de Carmen Cook, Pedro Armillas (1950, 118-119), llama la atención sobre los “pozuelos” que es el nombre como llama a los elementos arqueológicos que no88 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 88 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta sotros identificamos como pocitas y cerritos pétreos terraceados. “Nos dice que en La Soledad de Maciel es una aldea del Municipio de Petatlán, situada sobre la orilla izquierda del Río de San Jeronimito, no lejos de su confluencia con el río de Petatlán, en la Costa Grande de Guerrero, hay una extensa zona de ruinas con canchas para juegos de pelota, grandes plataformas y pirámides truncadas hasta de más de veinte metros de altura, situada al noroeste de la aldea actual. En el centro de este poblado moderno hay una pequeña eminencia en lo alto de la cual hay abundantes afloramientos de roca, y en varios de ellos, de superficie más o menos plana, hay labrados pozuelos, en número variable de uno a diecinueve en una misma peña, teniendo muy uniformes sus dimensiones que fluctúan entre 23 cm de diámetro en la boca por 15 cm. de profundidad. Dichas piedras están asociadas con abundantes fragmentos de cerámica que indican sin duda que fue un lugar de habitación, quizás contemporánea o no con las ruinas cercanas antes mencionadas”. Posteriormente nos dice Armillas, que cercano a este mismo poblado de la Soledad, hay un cerro llamado de los Brujos, junto a Petatlán, con piedras con cavidades semejantes y en otros lugares de Guerrero como en las ruinas de Texmelincan en la parte oriental del Estado, generalmente conocido el sitio por algunas notables joyas de oro y cobre encontradas allí hace años. En el archivo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Cajón I, carpeta Guerrero, exp. 4.) se conserva un rústico plano trazado con sencilla ingenuidad por Sidonio Moreno, el descubridor de este sitio. En él figuran con el rótulo “piedras de beneficio” varios afloramientos de roca con pozuelos, en número de veintiséis, tres y dos en cada peña. En un informe sobre el mismo lugar escrito por el arqueólogo García Payón (Archivo INAH, exp. 84, pp.18 y mapa II), se dice: “ En la zona se encuentran centenares de cajetes o pozuelos labrados en la roca, los que les servían para llevar a cabo la trituración (de minerales) y a la orilla de los riachuelos Xahualapa y Tequixca, que corren al pie de la zona en la barranca de Tepiltepec se encuentran otros en los que se supone terminaban la trituración y el lavado” y en el mapa se ven tres afloramientos, uno cerca de la confluencia del arroyo Tequixca y la barranca de Topiltepec con veintidós hoyuelos, otros dos a lo largo de la barranca con siete y seis” (Armillas, 1950: 119-120). Hay que recordar que Guerrero es un estado que siempre se ha caracterizado por la existencia de recursos mineros, de oro y plata, por lo que Armillas encuentra que la creencia popular considere a los soportes pétreos de estos pozuelos como “piedras de beneficio” Al igual que Armillas no podemos afirmar o negar que éstos pocitos fueran utilizados en las labores de la minería, pero sí nos interesa destacar su directa relación con los cuerpos de agua y afluentes que corren cercanos a éstos pozuelos en piedra que es una de las principales hipótesis de este trabajo. Por nuestra parte, consideramos que la trituración de minerales produce un gran desgaste de los hoyitos en la roca, que trae como consecuencia el aumento de sus dimensiones, ya sea que se incremente su diámetro o que se vuelvan muy profundas, además la presión ejercida sobre ellas puede originar su colapso y fractura, por lo que para evitar estas anomalías tendrían que ocuparse un gran número de piedras con estas pocitas, por esto sus interiores tendrían que estar muy pulidos y casi lizos dependiendo de la dureza del material triturado y de la temporalidad de su uso. Mediante un análisis meticuloso de su tallado se podría saber sí en realidad sirvieron como “piedras de beneficio”, o quizás como concavidades pétreas donde se producía fuego por medio de un taladro. 89 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 89 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 2.13.3. Las pocitas utilizadas en la producción agrícola en terrazas. Aquí consideramos al ritual como parte de las actividades productivas agrícolas. Es importante apuntar que en la época prehispánica, el ritual, era una labor imprescindible dentro de toda actividad productiva y esta práctica religiosa, intervenía en las esferas de la producción, intercambio, consumo y distribución agrícola. La práctica ritualista se intensificaba en los primeros momentos en que se iniciaban las labores previas al trabajo propiamente productivo. (cfr. Broda 1971, 1991ª, b, 1996). También hay que destacar que por lo menos había tres tipos de agricultura prehispánica, que predominaban en la parte sur de lo que fue la Cuenca de México; La chinampa que se hacía en el lecho del lago; otra en que se ocupaban los valles y planicies del territorio xochimilca; y las terrazas que se construían en las faldas de los cerros. Estos dos últimos sistemas agrícolas podían ser de riego o de temporal. La agricultura desarrollada en terrazas se extendió por todos los cerros sureños debido al poco espacio libre que dejaban los lagos, llegando a ocupar un gran territorio. Pero esta técnica de cultivo le producía muchos dolores de cabeza al indígena, por un lado estarían los problemas que se originaban en la construcción masiva de terrazas, con su sistema de captación y distribución del agua y por otra la fragilidad de esta red al depender de lluvia, proporcionada por el temporal. Por tanto pensamos que este tipo de agricultura tuvo que tener un cuidado particular y sobre todo un culto especializado en las terrazas agrícolas, así como existieron prácticas rituales dirigidas a las sementeras en tierras planas (cfr. Broda, Ms. a.) Tal vez sean las réplicas con diseños escalonados que nosotros interpretamos como terracitas, los objetos rituales que intervenían en estos ritos y hay opiniones de otros autores que parecen reforzar esta idea como la de Saide Sesín (1984ª, b), para el caso de Xochimilco, en San Gregorio Atlapulco. En otro texto Broda (Ms. a.; 15 y 16) aporta el dato de que Ángel Palerm, considera a estos tallados de escaleritas como representaciones de terrazas agrícolas. Es precisamente del funcionamiento de estos modelos en miniatura, al echarles algún líquido que escurre en sus terracitas y escaleras, lo que nos hace pensar que en ellas se realizaban rituales dedicados a las terrazas agrícolas, distinguiéndose de los dirigidos a la producción chinampera y a las sementeras de las partes planas. Es importante mencionar, que en el pasado inmediato, varios estudiosos interpretaban a los templos piramidales como cerros y sus escaleras como representaciones de las terrazas agrícolas que se construían en sus faldas. Así, las pocitas y canalitos esculpidos en las maquetas podrían representar los sistemas de riego que se utilizaban para distribuir el agua en las terrazas agrícolas, según hemos argumentado en numerosas partes de este estudio. (fig.5). 2.14. Las pocitas utilizadas en la preparación y maceración de alimentos. (Ver Anexo 2; Resumen de datos comparativos). En este mismo sentido, el arqueólogo Carlos Viramontes (2002) en fecha reciente, encuentra en las zonas áridas de Querétaro, la utilización contemporánea de algunas piedras con pocitas, para hacer panes y depositar agua. 90 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 90 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 2.14.1. Las pocitas usadas para depositar agua y comida. Resumiendo un artículo de Daniel Diez y Javier Vargas (1991:27-31) nos informan que en el estado de Durango, en el Cordón de Mapimí, abundan los petroglifos y las pinturas rupestres, en la zona del Cañón de Dinamita. En este lugar, rodeado de montañas abruptas, y sin vegetación, se han encontrado ciertos fósiles marinos y de animales prehistóricos. Es también un sitio minero donde se extrae mármol, y hay enormes rocas donde se observan algunos diseños pintados y tallados, que son una de las escasas huellas de la existencia cultural y social que los irritilas (laguneros) y otras tribus nos legaron en la región. Estos testimonios muestran fundamentalmente los sitios que los antiguos pobladores eligieron para realizar sus rituales. Para elaborarlos, usaron cinceles de pedernal y pigmentos minerales y orgánicos. Con dichos pictogramas y petroglifos, los irritilas pretendían reproducir su realidad y el influjo de las fuerzas naturales en sus labores, así, el Sol, el fuego, el viento, el agua y la lluvia, son las representaciones que dominan. En estos diseños, los antiguos pobladores también registraron los accidentes geográficos, las rutas a seguir, las corrientes de agua, la ubicación de tribus vecinas y otros elementos aun no interpretados. Es común encontrar puntas de lanza o de flecha, por lo que los motivos labrados pueden estar relacionados con los rituales de magia para asegurar el éxito en la guerra y en la caza. Junto a los petroglifos y pinturas, a una distancia muy próxima, hay un gran número de morteros (picotas), que son perforaciones en la superficie de la roca de 10 cm de diámetro y con una profundidad no mayor de 7 u 8 cm. ¿Cuál era el uso de estos morteros? “Se cree que eran usados para depositar agua de reserva para los tiempos de escasez o bien semillas o cualquier otro alimento, por las tribus que rondaron y habitaron esta agreste región entre los siglos XI y XVI” (Diez, 1991:27-30). Por nuestra parte, pensamos que las pocitas de Durango son muy redondas y profundas y están sobre la superficie plana de una gran roca que presenta una suave inclinación y no se puede determinar que represente al territorio circundante, no se conectan entre sí con canalitos, construcciones, escaleritas o terracitas agrícolas, como en otros casos y están formando conjuntos o en forma aislada, las que aparecen solas son de un diámetro más grande que las que aparecen agrupadas. Por las temperaturas alcanzadas, en la zona de hasta 70° C, pensamos que las piedras expuestas al Sol tendrían poca posibilidad de almacenar líquidos sin que hubiera un gran volumen de evaporación. Además habría que probar la capacidad de la roca para retener agua, es decir su porosidad. Sin embargo podemos concluir, que en Mesoamérica, la capacidad de las pocitas, para almacenar agua es muy reducida, así como la retención de cualquier líquido en sus concavidades pétreas, son por un periodo muy corto de tiempo, por lo que es difícil que fuera este líquido destinado al consumo reproductivo humano, abriendo la posibilidad que el uso y almacenamiento de lluvia, sangre, pulque, etc., fuera ocupado en algunas actividades rituales. También existe la posibilidad que las pocitas tuvieran como finalidad producir sal, pero su obtención sería en tan pocas cantidades, que solo se encuentra la posibilidad de que éste preciado condimento, obtenido en estos pequeños pocitos, fueran usados, por ejemplo, en algún tipo de ceremonia relacionada con el culto a Iztaccíhuatl, deidad con vestimenta blanca. 91 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 91 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero En África se ha detectado su uso como instrumentos musicales, en la medicina como agua sagrada en la medicina, como recipiente para contener la pintura en el arte rupestre, como herramienta o tuerca o para afilar hachas y cuchillos, para prender fuego, en actividades de ornato y recreativas y como indicadores o estimulantes del embarazo, usado con este fin todavía en la etnografía moderna de los indios de Norte América. (Para ver otros usos de las pocitas y su localización mundial consultar la tesis de Carlos Álvarez, 1978). 2.14.2. Comentarios: Podemos decir en cuanto al posible uso y significado de las pocitas y maquetas, predominando las que las relacionan con la producción arquitectónica, planeación urbana calendárica, geográfica, astronómica, minera, como mortero para moler alimentos y como recipientes rituales para contener agua o sangre proveniente de los autosacrificios, que las ligan con las creencias ancestrales. Pero las más fundamentadas opiniones desde nuestro punto de vista, son aquellas que refieren a la especialización ritual y religiosa de las pocitas y las réplicas en miniatura, que tienen que ver con diferentes cultos agrarios y urbanos, presentándose una jerarquización entre ellos y sus ritos y una localización espacial determinada. El gran número de piedras talladas con la técnica de maqueta, ubicadas en las regiones de Xochimilco, Tláhuac, Iztapalapa, Milpa Alta, Tlalpan y Contreras, donde se representan cerros con pocitos y canalitos, escaleritas, terracitas agrícolas, pequeños sistemas hidráulicos y otros diminutos diseños, forman un conjunto de reducidos paisajes rituales ideales, reales o míticos, o la combinación de ellos, dichos tallados, formaban circuitos rituales (cfr. Marcus, 1982) donde se llevaban a cabo ritos, autosacrificios y actividades calendáricas en la zona montañosa de este vasto territorio. Por otra parte, vemos que del análisis de localización y de las posibles funciones de las piedras con estos diseños cóncavos existentes en el cerro Mazatepetl en Contreras, en Xochimilco; en los pueblos de San Lucas Xochimanca y en el Cerro Xochitepec, y en Piedra Larga, en Santa Cecilia Tepetlapa; y en Milpa Alta en San Bartolo Xicomulco, nos indican un alineamiento entre estas piedras labradas y determinadas posiciones del Sol en el horizonte. El posible uso ritual y religioso de estas piedras, maquetas o altares, que representan pequeños paisajes agrícolas, con sus instalaciones de riego, no se contrapone a su utilización en actividades astronómicas o como marcadores solares, topográficos o para indicar limites ecológicos y políticos. Así, el funcionamiento religioso de las pocitas pudo estar especializado en determinados cultos agrarios, pero también participar en ceremonias solares, teniendo un uso como recipientes de auto sangrado y como puntos de observación calendárica en donde el trayecto del Sol en determinado día, marcaba los momentos del ritual. Es importante mencionar que las principales ceremonias se practicaban no sólo en minúsculos cerros y grandes montañas y lugares cercanos al lago sino también se reproducían o tuvieron su complementariedad en los principales centros urbanos y asentamientos más pequeños, por ejemplo el culto al Sol, al dios de la guerra Huitzilopochtli, así como a Tláloc y a Cihuacóatl, se hacían en Tenochtitlán, Xochimilco y Cuitláhuac. La pirámide de Chichen Itzá en Yucatán y el templo mayor en Tenochtitlán son un claro ejemplo del culto solar y agrícola que se desarrollaban en las grandes ciudades. 92 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 92 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Pero también, estos y otros rituales se llevaban a cabo dentro de los emplazamientos más reducidos ubicados en cerros de mediana altura, donde había algunas maquetas y pocitas talladas en piedra, a veces separadas del conjunto principal, altares en que hacían cultos propiciatorios y de autosangrado, vertiendo la sangre en las concavidades, mientras otros ritos se desarrollaban en las pirámides contiguas, como pudo haber sido en los sitios del Cerro del Judío o Mazatepetl y la pirámide de San Lucas en Xochimilco, como veremos posteriormente. Existe la posibilidad de estar dirigidos estos diseños a un culto al lugar, a un territorio, a los cerros y a los volcanes, a las montañas. Pero de las observaciones de campo, surgieron indicios que los nichos encontrados en algunas de las bardas de las terrazas de cultivo, pudieron haber estado relacionados con un culto dirigido a esta forma peculiar de producción agraria. Por los temas labrados en las maquetas prehispánicas, que parecen ser las representaciones de cerros con terracitas y que contienen pocitas, simulando ser depósitos de agua o manantiales y que distribuyen el líquido vertido por medio de canalitos, nos inclinamos a pensar que en ellas se hacían rituales dirigidos a un culto a la producción y a la fertilidad agrícola basada en terrazas de riego, distinguiéndose entre la producción de chinampa y la que se hace en terreno plano, y en las faldas de los cerros. Podemos resumir que las réplicas tridimensionales en miniatura pudieron haber participado en: 1.- Un culto especializado a la agricultura en los cerros que se creían bodega de “mantenimientos”, asociado con la siembra y actividades de manutención. No se puede descartar que los pequeños diseños de terracitas, pocitas, y canalitos estuvieran dirigidos a cultos particulares de este tipo de agricultura con un sistema de regadío originado por los manantiales y su sistema terraceado, y quizás participaba en ritos a determinados cerros que se observan en su ángulo de visibilidad. 2.- Un culto a Tláloc y Cihuacóatl, a la lluvia y a los manantiales y lagos. 3.- Un culto a la diosa Huixtocíhuatl. 4.- Un culto a determinado templo o lugar. En ocasiones las réplicas presentan como único tema pequeñas pirámides o algún lugar, por lo que quizás estos altares podrían estar dedicados al culto del todo el sitio en cuestión. Así, en Xochicalco donde se reproduce solo un edificio piramidal con una pocita en su cúspide, podría este tallado estar destinado a cultos específicamente referidos a un solo templo (fig. 8, 26). 5.- Un culto solar y a una determinada posición solar, que marca una fecha calendárica. En cuanto a la cronología de algunas de las pocitas, podemos decir que por lo menos en Xochimilco, pudieron pertenecer al período teotihuacano. Ya que, la cruz punteada que se encuentra en la maqueta de Acalpixca, es un diseño que se presenta en algunos sitios con estos antecedentes. Sin embargo, las pocitas, escaleritas y canalitos, son tallados, que pudieron ser hechos posteriormente por los xochimilcas, presentándose un sincretismo simbólico entre los de Teotihuacán y este grupo náhuatl. También les hemos detectado a estas maquetas y pocitas una posible participación en actividades astronómicas y calendáricas, al ser usadas como sitios de observación del firmamento y de los fenómenos meteorológicos y por su carácter ritual podemos decir que existió un uso muy directo de estas piedras en los quehaceres productivos. En pocas palabras, estos diseños tuvieron diversos fines, por lo que podemos decir que fueron objetos multifuncionales, pero siempre enmarcados dentro de las actividades agrícolas y religiosas. 93 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 93 25/03/20 16:03 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 94 25/03/20 16:03 Capítulo tres Características de las réplicas en miniatura del paisaje con pocitas o modelos mesoamericanos (Análisis y propuestas). Antecedentes Por el momento mencionaremos algunas de nuestras hipótesis iníciales: Las primeras apreciaciones que teníamos en 1990, sobre el contenido simbólico de la “maqueta” prehispánica del cerro Cuahilama en Acalpixca, Xochimilco (fig.5), era que el motivo labrado correspondía a una visión idealizada del territorio xochimilca. En esos años al diseño lo interpretábamos como la representación simbólica en miniatura de la región sagrada de los xochimilcas y su posible ordenación calendárica. Pensábamos que el tallado tenia la particularidad que estrictamente hablando, éste no mostraba exactamente lo existente en el entorno, sino que de los elementos, naturales y tecnológicos existentes localmente, se utilizaron sus formas, idealizándolas, con el fin de crear un determinado lugar “sacro”, “profano” o “mítico”, quizás queriendo representar un paraíso o un sitio ideal, o simplemente dar al soporte pétreo un valor de “lugar” en abstracto. Es decir, en las inmediaciones del asentamiento se encontraban cuerpos de agua, el gran lago, manantiales, ojos de agua y canales, ya sea que fueran naturales o creados por el escultor. También había chinampas en los lagos, terrazas agrícolas en las faldas de los cerros, baños, escaleras, templos, patios, edificios, bodegas, canchas de juegos de pelota, en las zonas urbanas, etc., y cada uno de estos elementos a veces sintetizados, sirvieron como concepto y guía para labrar en roca, lugares muy parecidos a los reales. La idea de que los motivos reproducidos pertenecían a un sitio idílico, hecho a partir de los elementos existentes en la región xochimilca, proviene de que el indígena al labrar los relieves, respetó al máximo las formas propias de la roca que soporta al diseño en miniatura y donde los temas tallados, fueron distribuidos en su superficie pétrea siguiendo las particulares características del monolito; es decir, las figuras de templos, escaleras, terrazas agrícolas, etc., se distribuyeron en el soporte pétreo siguiendo sus contornos y accidentes naturales. Además apoyando lo anterior, encontramos que la ubicación en la roca de los canales y pocitas talladas, pasaron a constituir el sistema hidráulico del sitio representado, pero también, los canalitos y hoyitos formaron los cuerpos de varios animales; un pato, una rana, la cabeza de un águila y 95 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 95 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero de una víbora con su cascabel, flores, etc. Es decir, todos estos elementos existen en la naturaleza. Sin embargo, sus formas no se encuentran en la conformación topográfica de la región. Así, el indígena al tallar la maqueta de Acalpixca, siguió las propias características de la piedra y a la vez, trató de reproducir las formas reales del entorno, dando como resultado una gran similitud de los motivos labrados con el paisaje circundante, variando gradualmente su semejanza según las particularidades del soporte pétreo (figs. 33, 35). Así, a partir de estos diseños tridimensionales xochimilcas podemos inferir que en las ciudades prehispánicas, las construcciones civiles y religiosas, contaban con sus drenajes y sistemas de distribución de agua, y que sistemas hidráulicos parecidos debieron de permitir el regadío de ciertos cerros terraceados como en Chalcatzingo, Morelos. Esta infraestructura básica, fue ocupada de modelo por los mexicas, para tallar en la piedra la réplica de un sitio idílico en miniatura, lo que permitía su manejo humano, y con la particularidad de que pudiera ser ritualizado y ayudar quizás a la necesidad indígena de apropiarse de su espacio habitable y productivo y tratar de dirigir por medio de estos relieves en miniatura las fuerzas naturales y divinas que intervienen en sus labores agrícolas y urbanas. Por tanto tenemos que regresar un poco y partir que el eje de nuestro análisis se basará en los objetos que son llamadas maquetas prehispánicas con pocitas y pocitas solas en piedras, los cuales tenían como característica más importante su estrecha relación con el Sol, el agua y lluvia, siendo el movimiento del líquido en sus relieves y los cambios de luces y sombras sobre su superficie, parte de su mensaje simbólico y la clave para determinar su función en el mundo indígena. Es interesante que hasta ahora no se hayan identificado en estas maquetas viviendas donde habitaban la gente común u otros elementos más sencillos, y sólo instalaciones ceremoniales, lugares “modelo”, elementos astronómicos, palacios, infraestructura asociada a sistemas hidráulicos en miniatura, con sus cerros y terracitas agrícolas, y figuras geométricas, cuyos diseños “funcionan” al verterles algún líquido o con el agua proveniente de la lluvia, lo que sitúan a éstos diminutos tallados pétreos, en algunos casos, dentro de las actividades rituales, religiosas y calendáricas, entre otros posibles usos antiguos. Por otra parte, uno de los objetivos de este trabajo, es aclarar la confusión que existe entre varios autores entre el nombre genérico de maqueta con que se conocen a estos tallados y la función, uso y significado que tuvieron estos relieves en el mundo indígena. Es decir, confunden la técnica que se ocupó para labrar en piedra estos pequeños motivos, con su simbolismo y función. Tenemos como ejemplo, en el Cerro del Judío en Contreras, en medio de la maqueta monolítica, que reproduce una determinada región, existe una piedra tallada de tal forma que permite sentarse en ella, es decir en medio de este pequeño jardín o paisaje en miniatura, hay un trono (fig. 7), por lo que esta piedra con pequeños relieves tallados puede considerarse como modelo que sirvió de asiento. En términos técnicos es correcto llamar maquetas a estos relieves con o sin pocitas, porque dicho término se refiere a las particularidades técnicas que presentan estos labrados, cuyas características más sobresalientes son ser elementos en miniatura y hechos bajo una forma tridimensional. Sin embargo, el concepto de maqueta, no es un término válido del cual podamos partir, para hacer el análisis simbólico de los motivos indígenas labrados bajo esta técnica o querer rastrear los usos que tuvieron estas composiciones tridimensionales en el mundo indígena, simplemente porque el único fin de llamarlas con este nombre fue el tratar de ubicar a estas obras dentro de las formas de 96 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 96 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta representación tipo miniatura y en tercera dimensión. Por lo que construiremos a lo largo de este capítulo una alternativa para nombrar y estudiar estos objetos, y propondremos utilizar el concepto de réplicas prehispánicas en miniatura para clasificar y nombrar a los tallados que se refieren a las representaciones de lugares y sitios más complejos que presentan motivos urbanos y agrícolas tallados en piedras pequeñas movibles o grandes monolitos fijos. 3.1. Maqueta es sinónimo de modelo. Existe cierta incertidumbre por parte de algunos investigadores, para clasificar nuestros tallados indígenas en miniatura anteriormente descritos como prototipos, las principales dudas nacen precisamente en la definición de “maqueta” o “modelo”, ya que ambos conceptos por lo regular se toman como poseedores de diferente significado, pero en realidad son términos que se ocupan para nombrar un mismo objeto, por lo tanto son sinónimos y ambos tienen implícito que emplean técnicas de representación a pequeña escala, conservando la tridimensionalidad de un objeto cuya finalidad es ser reproducido a tamaño real, o, únicamente mostrarlo en miniatura.1 Por nuestra parte consideramos que un “modelo”, visto desde su vertiente tradicional dentro del área del diseño, es una representación menos acabada de un objeto real o en proyecto, que se quiere reproducir, expresando sus formas más sencillas; mientras que la maqueta, exige detalles, dimensiones, proporciones y escalas muy precisas, resultando la composición más definida y mejor reconocible, en tanto que la primera herramienta trabaja con volúmenes y los rasgos más elementales de lo que se va a mostrar. Por eso, el concepto de modelo es utilizado principalmente en la representación de las estructuras que soportan o constituyen a un determinado objeto y son ocupados; por ejemplo, en las ciencias químicas para ilustrar hipotéticamente las representaciones moleculares de los elementos en el espacio. En la Arquitectura, se entienden que los modelos, son más simples que las maquetas, y pueden ayudar a la selección de los procesos más elementales requeridos para la construcción. Auxiliados de tallados muy sencillos, podemos analizar las estructuras más idóneas para soportar la carga y localizar los puntos que se deben reforzar, eliminando errores a futuro. Los modelos también nos permiten ver los diferentes elementos que conforman el objeto a realizar, y poder descomponerlos en sus partes y así darnos una idea que componentes pueden ayudar en su ornamentación y apariencia. En esta etapa los prototipos se caracterizan por su sencillez expresiva, como la representación de cuerpos geométricos, hasta el proyecto ya acabado en su etapa preliminar. Estos trazos sencillos, son llamados “modelos estructurales”, y por lo regular nos muestran el esqueleto que sostiene a la construcción. Sin embargo, para el estudio de las “maquetas” prehispánicas creemos que es conveniente utilizar los conceptos de “maqueta” y “modelo” como términos que tienen igual significado, ya que hay tallados indígenas muy sencillos y otros muy complejos y sería poco útil la tarea de clasificarlos 1 En la elaboración de esta definición del concepto de “maqueta” o “modelo”, consultamos los siguientes diccionarios: Enciclopedia Universal (Espasa-Calpe, 1916: 115), Diccionario de Términos Técnicos en Bellas Artes (Adeline, 1944: 364), Nueva Enciclopedia Sopena (1962: 1055), Pequeño Larousse Ilustrado (De Toro, 1970: 657), Pequeño Larousse de Ciencia y Técnica (De Galiana, 1979: 654 y 694), Diccionario Enciclopédico (Bages, 1985: 1181), Enciclopedia CEAC del encargado de la obra. Diccionario de la Construcción (CEAC, 1989: 411 y 427). 97 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 97 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero dentro de una de estas dos definiciones, además de que estos tallados indígenas no tuvieron un fin arquitectónico o urbano. Ambos términos se deben entender como la técnica de representación espacial utilizada, para representar objetos, lugares, paisajes, ideas o proyectos, reales, hipotéticos o imaginarios, que se quieren observar en tercera dimensión y a pequeña escala, donde su finalidad primaria es mostrarlos. En muchas ocasiones es la réplica exacta en miniatura de una obra real, pero no siempre. Estos motivos pueden servir para evaluar proyectos, reconstruir hipotéticamente un lugar que existió o construir una ciudad futurista inexistente en base a las ideas de cómo podría ser. De estas particularidades podemos concluir que: el término “maqueta” o “modelo” se refiere a una representación tridimensional a escala reducida de un objeto, con la finalidad de mostrarlo o de ser reproducido. Sí partimos de una concepción ortodoxa su fin implícito sería éste, aunque en la práctica, no en todos los casos tiene que ser así. Precisamente de las interpretaciones muy rigurosas de su significado parte la duda de si el concepto maqueta puede ser utilizado para nombrar las representaciones prehispánicas, en miniatura talladas en piedra que nos ocupan en este estudio. Podemos finalizar este apartado diciendo que en términos arquitectónicos se consideran a los prototipos como parte del proyecto a realizar. Tanto en la pintura como en la escultura se pueden auxiliar de modelos, bocetos y otras técnicas volumétricas para iniciar su trabajo o hacer estudios sobre sus objetos a reproducir, pero la diferencia con la arquitectura es que ésta produce espacios que serán habitables y servirán para la convivencia humana, y en la arqueología éstos fueron objetos rituales. 3.2. Diferencias entre la maqueta arquitectónica y la arqueológica. Dentro de los actuales estudios mesoamericanos sobre las maquetas prehispánicas con pocitas y pocitas en piedra, existe la incertidumbre de si estos tallados se puedan clasificar como tales. La principal problemática que se presenta es de origen, ya que la palabra maqueta ésta influenciada por una terminología que fue trasladada a la arqueología, del campo de la arquitectura actividad predominante sobre otras disciplinas del diseño y de las artes. Factores que han hecho que el análisis y estudio de éstos tallados, se desvíe del eje temático arqueológico y no se haya profundizado en su sentido antropológico y etnohistórico. Veamos más de cerca la problemática. 3.2.1. Maqueta arquitectónica. Nosotros decimos que la arquitectura es la actividad encargada de producir “el espacio construido”, “escenario” donde se llevan a cabo las diversas tareas necesarias para la reproducción de la vida del hombre, ya sea que éstas sean materiales, espirituales, políticas e ideológicas. Dentro del mundo de las artes y de la arquitectura es casi un dogma que las maquetas son una herramienta auxiliar de la actividad y que ayudan en la réplica de un determinado objeto, lo que ha producido el error de concebir e estos objetos sólo como parte de algún proyecto o de una obra en construcción, dejando de lado los múltiples usos que puede tener esta técnica de representación espacial. Esta definición que automáticamente ha llevado a muchos investigadores a ubicar a las maquetas como objetos provenientes del campo constructivo y no ha permitido ir más allá en su interpretación fuera de este amplio marco espacial. 98 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 98 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Al hablar de maquetas o modelos mecánicamente el arqueólogo remite el concepto al área de lo arquitectónico y del modelaje y, a su contenido característico como sería la escala, es decir, las medidas, dimensiones, la tridimensionalidad. Entendido esto así, la maqueta es una resultante de la acción constructora humana y tiene que ver con los procesos de prefiguración de un objeto, de una idea, una hipótesis, un plan o un proyecto a futuro, o una réplica de algo real dentro del espacio construido, sirviendo como herramienta esencial para representarlos en tres dimensiones en el espacio, generalmente a una escala menor que la obra definitiva, por lo que se puede considerar como una réplica en miniatura de alguna cosa o lugar, lo que facilita su estudio y su manejo. Lo primero que debemos entender es que la maqueta es un producto del hombre en sociedad y cuyo fin principal es “mostrar” las formas de la obra terminal auxiliando en su realización, pero no siempre esto es así. La técnica de representación en maqueta, se basa en la tridimensionalidad y puede ser aplicada: 1) A nivel territorial, la maqueta es la reproducción del paisaje, de un sitio existente o en proyecto de ser construido, donde su realización se piensa a futuro o puede que no se lleve a cabo, es decir, su fin quizá sea sólo mostrarlo. 2) Dentro del urbanismo, reproduce ciudades, secciones de ella, el paisaje circundante y su topografía y sistemas de equipamiento e infraestructura. 3) Y ocupando la técnica de maqueta se puede reconstruir un centro urbano ya destruido, guiándonos por relatos escritos y orales, sitios hipotéticos y quizás míticos. Esta visión ortodoxa de la arquitectura para definir estos objetos tridimensionales ha influido en forma negativa en los estudios contemporáneos sobre las maquetas prehispánicas, en los cuales predomina la idea de que estos diseños en miniatura fueron utilizados como herramientas en los procesos constructivos, visión errónea, ya que a lo largo de la historia cultural del hombre, estas composiciones han tenido diversos usos, por ejemplo fueron usadas por algunos grupos en sus prácticas funerarias. Por tanto, el hecho de no utilizar a estas composiciones en miniatura en las actividades constructoras en la época prehispánica no las descalifica, como modelos o maquetas, ya que la función principal de éstas, no es reproducir el motivo a tamaño real, sino mostrar sus características físicas a pequeña escala, para que puedan ser ocupadas para diferentes fines. Así, las maquetas arqueológicas, pudieron intervenir en actividades religiosas, en cultos y ceremonias indígenas, funcionando como altares o recipientes rituales y ser a la vez puntos de observación astronómica, sin dejar de ser objetos tridimensionales y en miniatura. Por su posición en el territorio las “maquetas” se podrían especializar en determinados usos rituales así cómo participar en diferentes cultos y peticiones, creando en la geografía indígena una jerarquía de sitios de culto y especialización de lugares en determinados ritos. Al interior de los centros urbanos las réplicas y pocitas se ubicaban por lo regular cerca de los templos, marcando una diferencia entre las construcciones y ellas y cada uno de estos lugares se especializaban en determinados rituales. Así, en un asentamiento indígena había una jerarquización espacial al interior del conjunto urbano y una especialización de estos elementos rituales dirigidos a diferentes cultos. Para el caso de la época prehispánica la utilización de la técnica de maquetas, podría ser muy útil para medir la incidencia de los fenómenos naturales sobre los objetos a construir, como sería el estudio de los movimientos del Sol y de otros cuerpos celestes que influyen en su ubicación geográfica. El empleo de esta herramienta ayudaría a la orientación de las estructuras hacía ciertas 99 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 99 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero posiciones que los astros toman en los horizontes, ya sea en su orto o en su ocaso y también ocupar los juegos de luces y sombras que actúan sobre su estructura. Sin embargo no hay pruebas concluyentes que demuestren que se utilizaron tales modelos en barro, madera o piedra ligera ocupadas de esta forma en la arquitectura indígena. Podemos concluir que hasta este momento no existen pruebas que nos permitan decir que las “maquetas” precolombinas hayan sido talladas previamente a la edificación de algún sitio, ya que las razones para su elaboración, pensamos nosotros, no fueron hechas con la finalidad de ser herramientas para la construcción arquitectónica y urbana, quizás sí para la ornamentación de templos, altares y petroglifos, o, fueron tallados dirigidos al culto religioso y otras actividades especializadas como la astronomía de los grupos indígenas. 3.2.2. Maqueta arqueológica. Al parecer el término es empleado por la arqueología mexicana desde principios del S. XX, Juan Palacios en 1929 ya lo usa para clasificar a la llamada “Piedra del escudo nacional”. Pero se presentan algunos problemas a resolver, en la utilización de este concepto: a) En ocasiones su definición contemporánea se hace difícil de aplicar a todos los diseños prehispánicos de este tipo, pues tienen una connotación cultural, en algunos casos, diferente. b) Esta palabra se refiere a la técnica de representación tridimensional ocupada en el tallado de la roca o la forma en que se moldeó un objeto y no alcanza a describir claramente en todos los casos las características, simbolismo, propiedades, usos y funciones de los motivos y los elementos que son agrupados dentro de este rublo. c) Toda terminología técnica lleva implícita ciertas particularidades clasificatorias que reúnen y homogeneízan bajo un concepto a un gran número de relieves con determinados usos y rasgos parecidos. Hechos que envuelven en un sistema rígido al objeto histórico de estudio que nació bajo otra lógica de pensamiento, respondiendo a otro tipo de razonamiento y necesidad. La principal causa de la inexactitud para encontrar una palabra actual que defina a estos elementos arqueológicos, se origina en la carencia de una práctica social que hoy en día genere estos tipos de obras, es decir, no contamos con un concepto que defina la función o el papel que jugaban en el mundo antiguo estos motivos, que ahora tratamos de interpretar bajo nuestra visión occidental, ya que no existe su símil “creado” a partir de las necesidades modernas. Sin embargo, seguiremos a lo largo de este trabajo ocupando la connotación “maqueta” o “modelo reducido” o “dinámico”, o el de réplica para definir estas piedras talladas con hoyitos, pues son las voces que más se acercan para interpretar estas obras indígenas, y, por lo tanto, o bien creamos una nueva palabra para nombrarlas o ajustamos las que tenemos sumándole las características y definiciones propias de estos objetos antiguos. Debemos, por lo tanto, considerarlos como elementos en miniatura y cuya función prehispánica se ubica fuera del campo de la arquitectura. Así, el concepto de maqueta es un claro ejemplo, de cuando el significado de un término empleado para definir un objeto deja de ser relativamente válido al ampliarse su uso práctico o al detectar una nueva utilización histórica. Por lo que a lo largo de este estudio hemos tratado de ajustar el concepto que nos ayudara a interpretar y describir las principales características y funciones de los prototipos indígenas tridimensionales y en miniatura, tallados en piedra, propensos a recibir algún líquido en su superficie. Este ajuste debe entenderse como una propuesta de análisis de estas piedras labradas, que desarrollamos a lo largo de esta investigación. 100 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 100 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Por ejemplo, en el caso de que utilicemos el concepto de “maqueta” para describir nuestras piedras labradas con pocitas, tendríamos que eliminar el término que lleva implícito en su definición, el de “pequeña escala”, el cual nos ayuda en la descripción física de este tipo de relieves prehispánicos, pero no permite avanzar en el análisis de su función ritual y su significado científico y religioso y por lo cual tenemos que sustituirlo por el de “miniatura”, concepto que no requiere que se cumpla con ciertas medidas a partir de una obra real, es decir, que nos ahorra el uso de medidas proporcionales y exactas entre la obra que se reproduce y el objeto reproducido. Hay que pensar que las propias características del monolito podrían determinar las formas incluidas en el diseño. Entendido nuestro tallado como una diminuta composición nos permite ubicar el motivo dentro de la cosmovisión y el ritual prehispánico, lo que nos lleva a estudiarlo dentro de un contexto social y de grupo. El considerarlo como objeto en miniatura lo conecta directamente a algunas prácticas rituales mexicas, como en las fiestas de los montes que veremos posteriormente. Además sumamos al análisis la localización territorial de estos relieves, el estudio de las características de los soportes pétreos, y su relación simbólica con los cerros, la incidencia de los fenómenos naturales sobre la piedra. Como el agua, la lluvia, el Sol, el aire, la tierra y el fuego y su mensaje, quizás mítico. Así, se podrían considerar estas composiciones como una forma de apropiarse del espacio y el territorio, o sirviendo como límite territorial o político, concibiendo la obra en su totalidad como un resultado cultural e histórico. 3.3. Concepto de maqueta prehispánica utilizado en este estudio. En las definiciones consultadas en diccionarios en ningún momento se menciona que las maquetas o modelos tengan que ser copia fiel de los objetos reproducidos, pues simplemente para ser un prototipo, su primer requisito es haber sido reducido de su tamaño real, con lo que irremediablemente se sintetizan sus formas, a tal extremo que empiezan a actuar en mayor o menor grado la representación simbólica de ciertos elementos. Debido a que su relieve es sintético, su mensaje, puede ser leído en ocasiones solo por el grupo que tuvo el código para su interpretación y este al ser de otra época histórica en parte está perdido. Sin embargo, se puede intentar “leerlo” estudiando y reconstruyendo la cosmovisión del grupo que la talló. Prosiguiendo en otro orden de ideas, y como parte del método y análisis de esta clase de piedras talladas, tenemos que precisar que al hablar de maquetas prehispánicas, nos referimos: A la técnica de representación, ocupada para reproducir en miniatura y en tercera dimensión, la réplica del paisaje indígena. a) Aquí, debemos resaltar que el llamar maquetas a determinados relieves en piedra, sólo se refiere a la forma de representación que se ocupó en su elaboración, esta precisión nos permite: Clasificar a estos diseños en piedra hechos bajo la técnica tridimensional en miniatura y distinguirlos de otros elementos arqueológicos. b) Nos permite analizar la función y el simbolismo de los motivos representados independientemente del nombre genérico de maqueta que le damos a estos tallados, ya que dicho término sólo se refiere a la técnica que se utilizó para labrar estas piedras y no explica el contenido del motivo. 101 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 101 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Por tanto, después de clasificar como maquetas a nuestros relieves en piedra, tenemos que estudiar relativamente por separado los siguientes puntos, distinguiendo entre las formas de elaboración, su fin y su contenido: 1. Las funciones y los usos de las réplicas y pocitas en el mundo indígena. 2. El significado simbólico del soporte pétreo en la cosmovisión indígena. 3. Las técnicas empleadas para tallar la piedra. 4. El estilo y la cultura que lo produjo. 5. La temporalidad del tallado. 6. Reutilización posterior por otros grupos diferentes a los talladores originarios, conservando o quizás modificando su significado y utilización. 7. Localización territorial de las réplicas con pocitas y pocitas y su relación entre ellas. 8. El simbolismo y significado de los motivos tallados en miniatura dentro de la cosmovisión prehispánica. Por lo regular presentan motivos urbanos y agrícolas en sus relieves. Los pocitos, templos y escaleras son los elementos más característicos de estos tallados. 9. Los motivos labrados son réplicas en miniatura de lugares sagrados, míticos o reales, con distinto grado de simbolismo al tallarlos. 10. Su simbolismo está estrechamente relacionado con el agua y el Sol, con la fiestas mexicas de Atemoztli, Atlcahualo, Tozoztontli y Hueytozoztli, con el culto a Tláloc y a los cerros, con las terrazas agrícolas y sus sistemas de riego, con la red de distribución urbana de agua y de drenaje, con los rituales de autosacrificio y su relación con el culto al Sol. Así, para la interpretación simbólica de los motivos labrados en piedra, utilizando la técnica de maqueta, se debe partir de las prácticas en que se utilizaban miniaturas, luego el tema reproducido concebirlo como réplica en su sentido antropológico, sus características esenciales, incluyendo las técnicas utilizadas en su tallado, el periodo de su elaboración, el contexto donde se ubican, la relación espacial entre ellas, su función simbólica para con la lluvia y su uso como observatorios solares y calendáricos, además de estudiar las ideas y conocimientos que se tenían de la estructuración del universo y todo esto inscrito dentro del amplio marco de la religión, el culto, y la cosmovisión prehispánica. Estos son los temas que iremos y algunos ya desarrollamos en este y otros capítulos, y de donde surgirán y surgieron propuestas interpretativas que parten de las características de los tallados de este tipo y la forma en que el indígena describía a su entorno natural. Por lo pronto proponemos considerar a las rocas labradas como objetos en miniatura y eliminar el término de escala que solo nos confunde en nuestra interpretación de estos motivos y su inserción en las actividades rituales de donde surge. 3.4. Proponemos que las maqueta prehispánicas, son relieves en miniatura. Aquí es importante mencionar que el uso del concepto de maqueta entendido éste, como una técnica de representación tridimensional, que lleva implícito el de pequeña “escala”, término que nos ayuda en la descripción física de este tipo de relieves prehispánicos, pero no permite avanzar en el análisis de su función y significado, por lo que tenemos que emplear el de miniatura, el cual es más amplio. 102 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 102 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta La categoría de modelos indígenas y el de pequeña escala sólo nos ayudan para la clasificación y el análisis formal y descriptivo de los relieves tallados y que no entender esto, en cierta forma ha obstruido el estudio del la función y simbolismo, de éstos diseños prehispánicos. Una de las razones de tal obstrucción es que el significado de “escala” nos remite a considerar a estos monolitos labradas como la réplica de un objeto o lugar real, donde se tomaron medidas exactas, por ejemplo, de un templo piramidal y que mediante una reducción proporcional de sus dimensiones verdaderas se reprodujeron sus formas más características en la roca. A esta compactación del edificio podemos llamarlo “reproducción o réplica a pequeña escala de un templo indígena.” Además, el uso del concepto de “escala” nos aleja del eje temático de su interpretación al buscar un objeto o sitio verdadero que sirvió como guía para reproducirlo, reduciendo sus proporciones reales, no admitiendo que pudo ser idealizado total o parcialmente, aunque basándose en las formas naturales y tecnológicas conocidas; por lo que consideramos más pertinente utilizar el término miniatura, que nos ahorra el uso de medidas proporcionales en la elaboración de determinado objeto y admite utilizar diferentes tamaños en una composición, esto con el fin de jerarquizar los motivos según su importancia y además nos conduce a estudiarlo dentro de un contexto cultural que nos remite a otras actividades sociales y rasgos de identidad del grupo que encargó el diseño de los motivos. El concebir a los modelos indígenas en piedra, como una composición en miniatura permite explicar el uso de diferentes tamaños y proporciones en su diseño; es decir, ocupar varias escalas para labrarlos o simplemente no utilizarlas, lo que significa que pudo no haberse copiado fielmente un objeto real y también nos lleva de la mano para introducir a estas tallados pétreos dentro del simbolismo religioso y entender la función ritual de éstos relieves como parte de los elementos que intervienen en las prácticas ceremoniales y poder analizar la intervención de miniaturas dentro de las ofrendas a las deidades, casi siempre relacionadas con la fertilidad y en ocasiones encontramos todos éstos elementos en los sitios funerarios. Por lo cual aquí proponemos que se utilice la noción de miniatura en lugar de objetos hechos a escala para clasificar las piedras labradas con escaleritas, canalitos, pocitos y templitos, ya que dicho término nos libera de dos situaciones embarazosas: Por una parte, permite concebir al relieve tridimensional como un conjunto que no necesariamente tuvo que ser copiado de uno realmente existente, y que por ser su réplica conserva sus proporciones a tamaño reducido, sino que se puede referir a un prototipo muestra, un tipo común, idealizado, mítico e inexistente, resultado de la utilización de varios elementos culturales quizás aislados para “crear” una composición nueva. Por otra parte, permite situar al relieve fuera de las actividades arquitectónicas y conducir su análisis dentro de otras áreas del pensamiento y la cosmovisión indígena. El término miniatura no cuestiona que el objeto producido carezca de medidas, sino más bien que su tamaño, sí es el caso, no necesariamente responden a las dimensiones de su contraparte real. En cambio la palabra “escala” nos indica que se tomaron el ancho, el largo y la altura verdadera de algo existente o en proyecto y que fueron reducidas sus proporciones a partir de ellas mismas. Por lo tanto, la escala nos lleva a pensar que se copió fielmente un modelo, reduciendo el nivel simbólico que pueda agregarse a la obra en sí. En cambio, en la miniatura se pueden jugar más libremente con las formas y “crear” nuevos motivos, ahorrándose el uso de medidas exactas y proporcionales. 103 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 103 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Por este motivo, el término de maqueta que debemos emplear para interpretar los diseños prehispánicos hechos bajo esta técnica de representación espacial, debe incluir dentro de su análisis de su posible función y uso, el concepto de miniatura, ocupando únicamente el de “escala” para su descripción física y formal. Un dato que apoya la propuesta de que los motivos labrados no corresponden a una réplica exacta de la realidad es el hecho que mediante el estudio de éstos diseños tallados en miniatura, hemos encontrado que las dimensiones que tiene su soporte pétreo, es un factor que determina en gran medida, las características del relieve esculpido, así como el número, la distribución y el tamaño de los elementos incluidos en la composición. En las réplicas, el indígena reprodujo elementos naturales, técnicos y simbólicos que provienen de su realidad y su cosmovisión, al copiarlos en la roca lo hacen en miniatura como forma de apropiarse de una amplia extensión del territorio y de las creaciones culturales del hombre, con fines rituales, y quizás como parte de un culto a un lugar físico, sagrado o idílico. La práctica de elaborar pequeños objetos era algo común en el mundo prehispánico, estos eran incluidos en las ofrendas y ceremonias, como un intento de reproducir un medio natural infantil a pequeña escala, práctica que se ligaba con los juegos y juguetes indígenas. Dentro del pensamiento mexica había la creencia que existían seres pequeños que habitaban en los cerros, llamados tlaloques, los cuáles eran los ayudantes de Tláloc, quizá las miniaturas eran dirigidos a éstos diminutos sirvientes de la deidad del agua y de la lluvia. Broda (1997b: 143) nos dice que: “En los Andes al igual que en Mesoamérica el uso ritual de miniaturas pertenecía al culto de los dioses de los cerros, de la fertilidad humana y agrícola, y sobre todo, de los ancestros” 3.4.1. La miniatura como resultado de la apropiación del espacio y del paisaje. La elaboración de tallados en miniatura en piedra, que llamamos maquetas prehispánicas con pocitas se debe considerar como el resultado de la necesidad de apropiarse del espacio social, del paisaje y de su espacio productivo, partiendo del requisito de reducir el motivo reproducido, a una escala en que pueda ser fácilmente manipulable. Su pequeño tamaño permitía someter al diseño a diversos fines y variadas funciones. Así, podemos decir que en términos generales, los modelos tridimensionales, en Mesoamérica tenían la finalidad práctica de tratar de apropiarse simbólicamente del espacio y territorio en donde se interactuaba, junto con los elementos tecnológicos, míticos y religiosos creados por él mismo, a través de reducirlos a una escala en que se pudiera manejar con un fin determinado que no necesariamente tendría que ser sólo una herramienta arquitectónica o únicamente un elemento ritual. El primer objetivo al tallar lugares en miniatura era para manipular grandes extensiones territoriales lejanas o cercanas, reales o imaginarias, réplicas del cosmos, sitios legendarios, paradisíacos y míticos, todos ellos moradas de sus dioses, asentamientos sagrados que el mesoamericano reducía para insertarlos en su espacio tangible y poder convivir con sus divinidades, ya que los seres divinos eran quienes gobernaban las fuerzas naturales que incidían sobre el hombre y su paisaje. Al poder manejar y apropiarse simbólicamente, de grandes extensiones territoriales y el del espacio donde convivía, quizás pensaba que podía ejercer alguna influencia sobre los factores naturales que le ayudaban a transformar la naturaleza. Un gran cerro podía interpretarse como deidad, pero por su magnitud se presentaba como algo lejano de alcanzar o difícil de 104 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 104 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta poseer para ritualizarlo. Su reproducción en miniatura obedecía a la necesidad de acercarse a lo sacro y apropiarse de su carga divina. Así podemos decir que uno de los principales propósitos de las maquetas prehispánicas, era labrar en miniatura, la delimitación de un espacio determinado, ya sea sagrado o profano donde interactúa el hombre con sus dioses o con su grupo social, estableciendo accesos y fronteras entre ellos. En el campo de lo gráfico indígena, nos dice Galarza (1989: 128 y 129) que “desde épocas muy remotas se fijan los límites del grupo, seguramente con el deseo de afirmación, de seguridad en sus propios alcances, definidos por sus límites. En periodos muy antiguos, se trata de establecer y fijar los límites míticos, religiosos; y después, a medida que éstos se asientan, se indican los reales y verdaderos límites de su alcance humano. Al principio, la apropiación del espacio se hacía por medio de la palabra. Dar nombre a los lugares era fijarse en ellos y poseerlos, con los topónimos el hombre definía su territorio y se apropiaban de él. Los nombres concedidos recordaban y perpetuaban la posesión”. Sin embargo, es pertinente mencionar que las pocitas y maquetas, algunas se ubican en el corazón mismo del paisaje, donde convive un determinado grupo cultural, y otras quizás sirvieron como mojoneras para limitar un determinado territorio; más bien ambas localizaciones, su función era extender “lo sagrado” al espacio y al tiempo del indígena para poder apropiarse de la naturaleza en un sentido ideológico, más que en términos reales o de verdadera apropiación privada de la tierra. 3.5. Proponemos llamar a las maquetas como réplicas en miniatura del paisaje. Para comenzar el análisis de los diseños en miniatura se sugiere considerar en primera instancia a la peña que contiene a las pocitas como la representación simbólica de un cerro, en ocasiones terraceado o como una porción del territorio, donde los accidentes del soporte pétreo representan sus rasgos topográficos. Luego tomar a éstos relieves como la reproducción no muy exacta de un lugar real, mítico, hipotético, reconstructivo o ser un prototipo común donde puede representar un paraíso, el Mictlán, el Inframundo o Tlalocan, o quizás ciudades de este mundo como Tenochtitlán. Casi siempre presentando diversos grados de idealización al copiarlo de los elementos existentes en el paisaje o provenientes de la imaginación del hombre, cuya finalidad y función no se reduce exclusivamente a actividades arquitectónicas y urbanas, sino también, de orden religioso y científico, ritual, calendárico y astronómico. El término idealizado resulta al observar los tallados los cuáles se hicieron siguiendo los accidentes propios de la roca, por lo que el modelo real se adapto a las características del soporte pétreo y no se hizo al revés, es decir, variando sus formas naturales de la piedra, según las características del lugar concreto a reproducir (fig. 5, 16). Al final el diseño tallado, puede reproducir las formas reales existentes en el entorno, las cuales se modificaran dependiendo de las características de la roca donde se copia y el grado de idealización ocupado. Así, en busca de una posible definición de maqueta prehispánica en piedra, podría ser así llamada, a aquélla, técnica de tallado ocupada para representar en miniatura con la combinación de elementos de una a tres dimensiones, algún lugar real o idílico, urbano o agrícola. Mientras que el concepto de réplica, es un término teórico, que incluye la forma de la practica social de interpretar, reproducir y apropiarse de la naturaleza por parte del indígena, y se puede explicar para un 105 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 105 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero creyente, que pertenezca a la tradición religiosa mesoamericana, por ejemplo para “El tzotzil que se encuentra frente a una iglesia puede dedicar unos minutos de oración al Sol. Después entra en la iglesia y hace lo mismo frente a una de las imágenes de Jesucristo. Explica su actitud diciendo que primero reza en forma directa al dios verdadero y después a su réplica.” (López Austin, 1995:110). En el campo de la representación, la réplica sería el reproducir en roca con la técnica de maqueta estos mismos motivo o ideas, pero con un mayor o menor grado de simbolismo sujeto a la cosmovisión imperante en ese momento histórico. Por otra parte, en su libro, Tamoanchan y el Tlalocan, López Austin, comenta los puntos de pensamiento religioso de los grupos indígenas actuales, y centra su interés en responder a la pregunta, de: ¿cómo se forman las réplicas en esta concepción del mundo? Concepto que: “permite entender muchos de los procesos de la idea de división de la materia divina” y de las concepciones geográficas y territoriales que tienen estas comunidades. En su obra, López Austin (1995: 45) nos dice que: “Uno de los graves problemas con los que se enfrenta el historiador de las tradiciones mesoamericanas es la dificultad de distinguir entre los topónimos registrados en las fuentes, cuáles lugares pertenecían al mundo de los hombres y cuáles estaban fuera de la ecumene;… y en donde el mito hace que… los lugares reales se entremezclan con otros de sospechosa naturaleza. El problema se agrava cuando entendemos que el ámbito divino era el arquetipo de las fundaciones terrenales. Las fuentes hablan de algunas ciudades, entre ellas México-Tenochtitlán, que se fundaron y crecieron obedeciendo el patrón de un modelo imaginario que estaba fuera de este mundo. Y esto, obviamente, hacía que al repetirse el patrón sobre la tierra se reprodujeran los nombres…” (Énfasis nuestro). Pero también pensamos nosotros, había la posibilidad de repetir algunas de las características de los modelos urbanos imaginarios, como podrían ser sus orientaciones calendáricas, su distribución espacial y quizás sus paisajes y la necesidad de estar construido en el agua como sería el caso de la urbe mexica ubicada en medio de los lagos. En este caso, las maquetas prehispánicas podrían cumplir con el objetivo de reproducir en miniatura los patrones urbanos de centros arquetípicos. Y también complementar al sitio real donde se ubicaban, quizás carentes de algunos atributos necesarios. López Austin nos habla de las peregrinaciones mexicas: ”En el contexto de las migraciones del Posclásico mesoamericano: cada dios patrono guiaba a su pueblo a una tierra prometida, y esta era una réplica de un mítico lugar de origen. Así, los pueblos en migración que buscaban el lugar definitivo de establecimiento obedecían a arquetipos míticos. Es de tomarse en cuenta que un grupo o un conjunto de grupos humanos, procedentes de un norte indeterminado, hayan buscado establecerse en su tierra prometida. Como era común en los pueblos mesoamericanos de esta época –y posiblemente de épocas muy anteriores-, atribuirían la guía a los dictados del dios patrono; y la revelación y la donación del territorio, a su gracia. La tierra prometida sería –como también era común- la réplica del mítico sitio de origen, que podría coincidir con alguno de los lugares en los que se producían importantes procesos cósmicos. Hay que recordar que la México originaria 106 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 106 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta estaba en el cielo, y que había cuatro Tollan: una en el punto del nacimiento del Sol, una más en el lugar del ocaso, otra en el cenit y la última en el nadir. Estos grupos –como otros muchos grupos en Mesoamérica- viajaban con la ilusión del arribo a la tierra de promisión. Al establecerse en un sitio reconstruían sobre la tierra su supuesta patria primera. Por ejemplo, cuando los mexicas detuvieron la migración en Coatépec con la esperanza de encontrar allí el establecimiento definitivo, se construyó el templo de Huitzilopochtli, y enseguida cada uno de los templos de los barrios. Todo se tuvo que acomodar en el doble plano terreno y divino. Se dice que el dios Huitzilopochtli juntó, contó y acomodo a los otros dioses.” (López Austin, 1995: 47, 62, 63, 71, 216 y 217) López Austin apunta que para un creyente que pertenezca a la tradición religiosa mesoamericana había relaciones que quedaban comprendidas en lo que podemos llamar “réplica.” “Réplica sería un fenómeno derivado de la posibilidad de división y transmisión de la esencia divina. Como relaciones de réplica pueden mencionarse las que existen entre un lugar mítico y su realización en lugares terrenales, entre un dios y el hombre-dios al que su fuerza posee, entre un dios y sus imágenes, entre un poblado y la montaña sagrada, entre un ser humano y su alter ego animal, entre la configuración del cosmos y la de un poblado o una casa, entre un dios y sus advocaciones, entre un lugar sagrado y los templos, entre un nahual y el ser en el que se nahualiza, entre una montaña sagrada y una pirámide, etcétera (López Austin 1995: 107), (Énfasis nuestro). En el plano del urbanismo, la arquitectura prehispánica, la geografía y la concepción indígena del paisaje y el territorio, el concepto de réplica se podría traducir de la siguiente forma: “En el plano territorial, los hombres construían sobre la tierra las réplicas de los lugares míticos. Las ciudades mundanas eran copias de otras que se encontraban fuera de la ecumene, y las pirámides eran edificios templarios que reproducían la figura de los cerros. La mayor pirámide de México –Tenochtitlán era el Coatépec (“Lugar del Cerro de la Serpiente), importante lugar en el que se produjo el nacimiento del Sol en el tiempo primordial. Según López de Gómora, los fieles de Cholula pretendieron igualar la pirámide de Quetzalcóatl al volcán Popocatépetl. Fue también común en toda Mesoamérica que los templos fuesen réplicas del cosmos. Netzahualcóyotl construyó en Texcoco un templo de nueve pisos, y la causa expresa de su altura y forma fue que nueve eran los cielos” (López Austin, 1995: 171). A partir de estas consideraciones podemos decir que una maqueta prehispánica, tallada en piedra, soporta, la réplica en miniatura del paisaje indígena real, mítico o imaginario, que puede coincidir con un sitio existente o no y cuyo grado de simbolismo al plasmarlo permitirá su menor o mayor identificación visual. Pero no debemos olvidar que las réplicas también son a escala humana como la urbe de Tenochtitlán, cuyo Templo Mayor reproducía al mítico cerro Coatépec. Pero las réplicas no sólo son parte del pensamiento religioso de los grupos indígenas y de cómo conciben el cosmos y el mundo, también se reflejan en la concepción de su paisaje y su territorio: 107 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 107 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Las réplicas para los huicholes. Para este grupo indígena, López Austin comenta la siguiente información. “Las cuevas llenas de agua son lugares sagrados que pertenecen a diversas divinidades. Para los huicholes... en estos lugares hay una parte de los propios dioses. Su esencia mora en ellos. Esto sucede hasta con las construcciones. Hay todo un orden jerárquico en los templos huicholes. Los de mayor jerarquía se proyectan en edificios similares, menores, cuya función es la réplica. Los templos pueden tener también réplicas en miniatura en los altares, Como otros pueblos de la tradición mesoamericana, las réplicas con las que los huicholes tienen mayor contacto son pequeñas construcciones en las que guardan las imágenes de los dioses, el instrumental ceremonial y las almas de los antepasados que han regresado al mundo en forma de cristales de roca. El pequeño edificio se llama xíriki (fig. 2). Dentro de los dominios del agua: “Las cuevas son, en resumen, réplicas del mundo de las diosas acuáticas. Hay, además, una gran réplica, el lugar sagrado por excelencia, Wirikúta, al que van los huicholes cada año a recolectar peyote. El viaje se hace entre vivencias místicas. Todo el recorrido se marca con espacios de poder. Todo está cargado de la fuerza de la reproducción: el agua de sus manantiales sagrados remedia la esterilidad.304” (López Austin, 1995: 143, 145,146), (Énfasis nuestro). En cuanto a la estructuración espacial del centro ceremonial actual huichol, Johannes Neurath, también encuentra relaciones de réplica. “Las estructuras arquitectónicas del centro ceremonial huichol, llamado tukipa, es un ensamblaje de réplicas: los diferentes templos representan a los más importantes lugares de culto de la geografía ritual huichola, así que todos los puntos importantes del mundo están reunidos en una plaza… podemos concluir que el tukipa representa la totalidad del cosmos. El gran templo, por sí solo, también es un modelo del universo pero, en el contexto de todo el centro ceremonial, únicamente representa una parte. Para enfatizar las relaciones entre adoratorios y lugares de culto, de una manera u otra, cada uno de los templos del centro ceremonial, están orientados hacia el lugar sagrado que representan. El tukipa como centro de un sistema de alineamientos, también es el punto de partida de una red radial de caminos de peregrinación. Como modelo arquitectónico del cosmos, el tukipa sintetiza las oposiciones binarias que estructuran el universo. El templo principal llamado tuki tiene en su eje central una fogata que corresponde a la réplica del pueblo de los dioses: Te’akata. Se trata de un centro ceremonial miniatura construido en un estrecho nicho sobre la pared rocosa de una barranca que se encuentra al norte del Cerro Ankarika, cerca del pueblo de Tapurie, es el único verdadero centro ceremonial. Así los conjuntos de templos del tukipa son réplicas de este pequeño adoratorio y de los diversos lugares de culto.” (Neurath, 1998: 199, 200, 205, 224) (Énfasis nuestro). López Austin y Neurath, retoman los actuales pensamientos indígenas, referentes a cómo está formado el mundo y de cómo a través de su concepción se forman las réplicas, concepto que puede explicar procesos en el campo religioso, mitológico y su reflejo en el paisaje y en el territorio, donde el cerro o la montaña tienen un lugar preponderante. 108 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 108 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Podemos resumir siguiendo nuevamente a López Austin: “Los dioses patronos ocupan cerros o se transforman en cerros al establecerse cuando se funda una población. La diosa esposa de Camaxtli, por ejemplo, se convirtió en sierra en Tlaxcala. La toma de posesión de un territorio implica la extensión en él de distintas manifestaciones de la fuerza divina. Se ha dicho, con razón, que la pirámide mayor de Tenochtitlán es un cerro, el ‘Cerro de la serpiente’, Coatépetl. Sin embargo, las funciones especulares que el cerro del dios patrono tuvo en otros tiempos y lugares hace pensar que la pirámide no podía sustituirlo por completo., y que es sólo una réplica, llevada hasta el corazón mismo de la población, para aproximar el cerro distante a la morada humana.” (López Austin 1995: 212, 217). Pero dentro del pensamiento mexica, también era posible que los lugares míticos se ubicaran dentro de la geografía sagrada, sin tener una localización y una réplica real en el territorio. Como el Mictlán, el Tlalocan, La Casa del Sol y Tamoanchan. Precisamente de estas ideas parte nuestra hipótesis que los motivos labrados de las maquetas prehispánicas, responden a modelos de lugares imaginarios, réplicas en miniatura de sitios idealizados, míticos, y lugares de culto, cuyas formas corresponden a un prototipo común o un arquetipo, que fue amoldado a las condiciones naturales del soporte pétreo donde se talló y cuyo diseño se parece en diferentes grados, a los sitios indígenas reales y terrenales y a los paisajes existentes circunscritos en su entorno, que le era tangible al mexica dentro de su cosmovisión. Así, el tallado permitía la “posesión” de un área geográfica real o mítica, y la extensión en ella de las distintas fuerzas divinas, siendo entonces un pequeño adoratorio generador de la lluvia y sus motivos una réplica del paisaje sagrado. Recordemos que una de las características de las maquetas prehispánicas, es la posibilidad que tienen de acumular y conducir agua a través de pocitas y canalitos que son los elementos esenciales de sus pequeños diseños y el desplazamiento del líquido se hace sobre lugares, quizás paradisíacos que se pudieran identificar con los lugares míticos de Tomoanchan y Tlalocan. Es importante antes subrayar, que al tallarlos en monolitos estos asentamientos legendarios, podían ocuparse elementos y las formas existentes en el paisaje real en donde habitaba el indígena. De hecho la compleja estructuración de estos sitios míticos, tienen que ver con las ideas que los mesoamericanos tenían en cuanto a la forma en que se componía el universo. Ambos lugares Tamoanchan y Tlalocan, tenían una relación muy estrecha con el agua y la fertilidad, al igual que los motivos tallados en las maquetas prehispánicas, las cuales tienen un profundo simbolismo relacionado con el líquido que cae y corre sobre el territorio. Recordemos que el ritual religioso indígena es en buena parte, el manejo de las fuerzas sobrenaturales, la propiciación del retorno de la reproducción por los cauces que el ser humano necesita para vivir. Por nuestra parte consideramos que la réplica de los fenómenos naturales ayudaría a que estos volvieran a repetirse en beneficio del grupo que los propicia. Concluimos que los lugares míticos y mágicos se formaban a partir de lo existente en el mundo indígena, llenos de agua y vegetación, también eran morada de dioses y ancestros, muy bien estos paisajes paradisíacos, basados en sitios terrenales, pudieron ser los motivos que se tallaron en las maquetas prehispánicas las cuales tenían la característica de almacenar, conducir y distribuir la lluvia por medio de sus pocitas y canalitos y estar compuestos sus diseños con plantas y animales como el monolito de Acalpixca en Xochimilco. 109 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 109 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Por nuestra parte podemos agregar que había dos tipos de réplicas de los lugares míticos en el mundo indígena. La primera clase de réplica era en proporciones humanas como la ciudad de Tenochtitlán o el centro ceremonial huichol llamado tukipa ambos reproducían al cosmos y en dichas construcciones guardan a sus dioses. El templo principal de nombre tuki reproducía al sitio Te’akata o “pueblo de los dioses” que era el verdadero lugar sagrado en miniatura construido en un estrecho nicho sobre la pared rocosa de una barranca que se encuentra al norte del Cerro Andarika. Es decir, aquí la réplica es construida en una escala mayor que la diminuta aldea de sus dioses. La segunda forma de réplica era hecha en piedra con la técnica de maqueta; cuya característica es ser un tallado tridimensional y en miniatura. Aquí los relieves reproducían a una escala reducida, centros urbanos ideales, quizás míticos, utópicos, o arquetipos, pero en el entendido que tenía que contar con todos los elementos que deberían contener un asentamiento sacro, sus canchas de juegos de pelota, que no eran juegos en el sentido estricto de la palabra y sus templos con sus drenajes, sus patios y escaleras y los cerros con terrazas agrícolas y sus sistemas de riego, que tenían un funcionamiento al escurrirles algún líquido vertido en su superficie. 3.5.1. Las maquetas con pocitas son las réplicas de sitios reales, idealizados o lugares míticos. Partimos de algunas hipótesis centrales: Por un lado consideramos que al tallar en un piedra, un modelo tridimensional en miniatura, consideraba simbólicamente al soporte pétreo, como un lugar mítico o real, un cerro, una porción de la región, con sus rasgos topográficos representados por los accidentes propios de la roca. En ellas se tallan las instalaciones urbanas, su sistema agrícola con sus instalaciones hidráulicas y de regadío, sus animales existentes y simbólicos, además de otros elementos del paisaje. Así, tenemos que las maquetas y sus soportes pétreos son réplicas reales o míticas de lugares y cerros terraceados cuyas formas existen en un determinado territorio y que el indígena sintetiza e idealiza, conforme a las características propias del monolito en donde se esculpieron estos diseños. Es decir, que las formas existentes en la geografía, son tomadas por el escultor, para crear “sitios” tal vez inexistentes espacialmente o que equivalen a su región sagrada idealizada. Podemos decir que sí nos estuviéramos ocupando en el análisis de las representaciones talladas en piedra, de elementos que se pueden identificar como diminutas escaleras y terracitas agrícolas con sus sistemas de riego, pero que se refieren a lugares míticos, nos estaríamos enfrentando a un problema que requeriría otro tipo de metodología en su interpretación y por supuesto quedarían irresolubles muchos de sus significados sí no se cuentan con los pasajes legendarios que son ilustrados por los diseños grabados llamados maquetas. Consideramos que para reproducir un sitio a pequeña escala, en su elaboración se tomaron en cuenta los elementos existentes en su entorno, pero en forma de concepto, es decir, la pirámide, el templo, las plazas, escalera, el manantial, las terrazas agrícolas, los cerros y la extensión territorial que fue representada por las propias depresiones de la roca. Y cada uno de estos componentes los ocuparon individualmente para reproducir un conjunto idealizado, no necesariamente específico de un lugar real, tal vez como modelo utópicos de ciudades y sitios donde moraban las deidades o que pertenecían a ellas, lugares sacros, míticos, siendo hasta cierto punto humanizados al tallarlos. Sin embargo, concentrándonos en las características del diseño de Acalpixca, encontramos que en algunos casos sus relieves presentan tantos pequeños detalles en las reproducciones de es110 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 110 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta tructuras, templos y obras hidráulicas, así como el almacenamiento de líquido en sus pocitas, y su escurrimiento por sus canalitos y escaleritas, que nos hacen titubear que no sea la réplica de un lugar realmente existente. Podríamos concluir esto sino contáramos con nuestros castillos de arena la orilla de las playas, los cuales admiten a su realizador un alto grado de libertad en la disposición de sus componentes, pero dando como resultado final la reproducción en miniatura de un edificio feudal posiblemente inexistente en el paisaje real. A partir de este análisis nosotros podemos dar una conclusión parcial, considerando a éstas maquetas prehispánicas como objetos que representan en miniatura, lugares sagrados reales y algunos míticos, pero con diferentes grados de idealización al representarlos o sitios existentes sólo en el inconsciente colectivo, piénsese en conceptos de los paraísos o que realmente estos sitios hayan existido en el entorno geográfico, en este caso ocupando un alto porcentaje de “creatividad” al tallarlos. Por lo que nos situamos en la idea que las maquetas prehispánicas, se refieren a diseños que lograban reducir los asentamientos urbanos y agrícolas a una escala humana, permitiendo al indígena apropiarse de una vasta área del territorio, para poder ser ritualizada. Por tanto los motivos labrados en la piedra podrían ser la representación en miniatura del lugar al que se le quería rendir culto, tal vez eran ocupados estos diseños en agua, para mostrar y pedir a las deidades, la forma en que los manantiales, pozos y canales deberían contener y transportar el líquido para el riego de las terrazas agrícolas, sementeras y chinampas. 3.6. Las maquetas con pocitas son las réplicas de un “modelo común.” Esta tercer propuesta planteamos que los motivos urbanos labrados en las maquetas indígenas, fueron copiados de un “modelo común” vigente en determinadas épocas históricas y compartido por distintos grupos culturales para representar paraísos como el Tlalocan, lugares sacros, mitológicos o quizá asentamientos reales pero idealizados que el indígena sabía reconocer. A éstas conclusiones llegamos, después de observar que las características propias de la piedra, determinaron en gran medida las formas y los elementos que se labraron sobre ella. Además, algunos de estos tallados nos recuerdan sitios reales, debido a la posibilidad de algunas maquetas de almacenar agua en su diseño urbano, (como la de Plazuelas, en Guanajuato (fig. 10) o, al presentar un funcionamiento de su labrado al verterle algún líquido en su superficie, quizá con estas características, se buscó reproducir un “modelo común”, en este caso a la ciudad construida en medio del lago, Tenochtitlán y ocuparla como lugar ideal a ritualizar en otras latitudes geográficas o simplemente reproducir a la urbe mexica como una idea religiosa, válida para muchos grupos. Las réplicas en roca no necesariamente tenía que corresponder íntegramente con las medidas y elementos reales de algún emplazamiento prehispánico, ya que de él se copiaron las formas estructurales tomándolas sólo como concepto; Templo; pirámide; urbe. Por lo que pudo ser difícil su identificación aún para los usuarios y talladores. A nivel pictográfico sucede lo mismo, nos informan Anders, Jansen y Reyes: “En el Códice Borgia aparecen en sus páginas 29 a la 47, varios templos con sus patios y sus altares, plazas, una cancha para el juego de pelota, un rió, cuevas, etc. desafortunadamente, por la representación esquemática no podemos reconstruir con toda claridad el plan de este centro ceremonial. Es muy interesante que en el Códice Nutall, pp. 15-19, se ve un centro ceremonial con algunos elementos muy semejan111 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 111 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero tes a los del Borgia. Posiblemente se trata de un modelo común, usado ampliamente en la época Postclásica” (Anders, et al, 1993:175). Comparando los centros urbanos pintados en éstos códices y las réplicas mesoamericanas de ciudades en piedra, podemos decir que estamos ante un mismo fenómeno, son modelos comunes, cuyos usuarios, los que tallaron estos diseños y los tlacuilos que pintaron estos motivos, conocían el código simbólico que permitía identificar a éstos lugares2 Para nosotros son ciudades idealizadas que toman los elementos y formas más cercanas de sus propios centros urbanos, pero por su resolución final fincada en factores religiosos e ideológicos dan como resultado otro lugar sacralizado y perteneciente a las deidades. Es decir, son ciudades sacras o míticas que parten de las existentes en el territorio, agregando detalles rituales. Es como querer reproducir en miniatura un lugar paradisíaco y mítico partiendo de sus propias y reales instalaciones indígenas urbanas y agrícolas, las cuáles así pueden incluirse dentro del espacio y morada de los dioses. Un primer paso que hay que dar para el análisis de las maquetas prehispánicas, es distinguir entre su técnica de tallado y su práctica social. En cuanto a las formas de tallar estos motivos, las veremos en el siguiente apartado. 3.7. Posibles técnicas utilizadas para tallar las réplicas en miniatura. A).- Primero debemos dejar claro es que, la naturaleza, los conocimientos técnicos, científicos y empíricos, utilizados por el hombre mesoamericano, eran los modelos a labrar en piedra, siendo estas obras su representación de su concepción del universo, es decir, que el tallador no labró algo que no existiera en su mundo conocido o en el imaginario colectivo. Así, podemos definir, que las maquetas prehispánicas, son las representaciones simbólicas de elementos culturales existentes en el paisaje y cuyas réplicas sintéticas están permeadas por la cosmovisión imperante en el momento de su elaboración. Así, el primer requisito para labrar las representaciones en miniatura hechas en roca sólida, era tener la idea acabada de lo que se quería reproducir, ya que el uso de la piedra en los diseños a tallar exigía mínimos errores en su elaboración, pues es difícil arreglarlos o modificarlos. Por lo regular al labrar el motivo se respetaron las formas originales de los soportes pétreos, sus condiciones físicas y sus propios accidentes, se agregaron a la composición, y se conservó su localización, la cual determinó el tipo de tallado. Es decir, que a partir de las propias características de la piedra se fueron distribuyendo cada constituyente de la obra. Así, como la incidencia de la luz solar y sombra, los declives por donde circulaba y se almacenaba el agua, son elementos que debían también tomarse en cuenta para labrar el motivo. En el caso que se quiera representar una gran extensión del territorio, ya sea un valle, una ciudad, una zona productiva, una montaña, aumentaría el nivel simbólico de los elementos a representarse, 2 Las particulares características de las orientaciones de los diminutos diseños de las maquetas en piedra, también se presentan en el campo de las representaciones en papel, donde Galarza (1989:130) encuentra que “la orientación dentro de los mapas y cartografía indígena no “está indicada por un medio gráfico, porqué todos sabían en aquella civilización que el eje principal o básico de los documentos era el vertical, de arriba-debajo de la hoja, que seguía la salida y puesta del sol, o sea, del eje Oriente-Poniente.” Podemos considerar que había un acuerdo social y ordenamiento implícito en la escritura glifica y en la pintura donde todos entendían el mensaje plasmado. Es decir, había un convencionalismo en la manera de interpretar y leer los códices, mapas y documentos pictográficos, así como petroglifos y maquetas talladas en roca 112 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 112 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta pues sólo se tendría espacio para reproducir lo más relevante de la región. También ocupando una escala muy chica esto mismo pasaría. Pero esto, se podría complicar en la medida en que se sintetiza el espacio, se tenderían a simbolizar aún más los objetos a replicar. Por lo tanto el soporte pétreo se sometía a un proceso de selección muy riguroso donde se buscaban ciertas características de los monolitos, su forma física, ubicación territorial, por lo regular que dominaran el paisaje de una vasta zona y en algunos casos que se vieran los horizontes calendáricos por donde salía o se ponía el Sol y la incidencia sobre su superficie de la luz solar, el agua y la lluvia todos estos factores se debían tomar en cuenta a la hora de escogerla entre otras opciones. Podemos resumir, que; I. Las características físicas de la piedra, que soporta al diseño en miniatura, son: 1. Tipo de roca, volúmenes, color, dureza, porosidad, tamaño, clase. Estas particularidades, nos indicarán hasta qué grado pudo almacenar líquido en su diseño. 2. Pueden ser grandes monolitos, peñas, roca madre, piedras aisladas de regular tamaño y pequeñas piedras movibles, como en Chalcatzingo, Morelos. En términos generales, se puede decir, que son soportes fijos en el territorio. Por lo tanto tenemos que las réplicas prehispánicas con pocitas y pocitas aisladas, pueden estar labradas, por lo regular en rocas fijas, pero también: a) En medianas peñas. b) En grandes monolitos c) En pequeñas piedras. 3. Algunas son redondas, cónicas, rectangulares, irregulares, puntiagudas, con caras planas o accidentadas, monolitos cilíndricos semejando cerros circulares. 4. Por lo regular son basaltos, aunque también las hay de tezontle (sólo en el caso de las pocitas) y las tonalidades de las piedras varían de rosa, a grises y amarillas y la gran mayoría son porosas o tienen grietas por lo que los líquidos que caen en su superficie se filtran o se evaporan rápidamente. También debe ser vista la dificultad en su manejo: Sí fueron fijas o pudieron ser transportadas hasta el lugar donde se encuentran o, simplemente se escogió su localización y las particularidades del paisaje circundante, o las características que presentan las rocas que soportarán el labrado. Por tanto tuvo que converger la existencia de un sitio propicio y que tuviera piedras interesantes. De nuestro análisis de campo, podemos afirmar que la mayoría de ellas ocupan su ubicación natural; es decir, se localizan in situ. Se escogieron territorialmente las más idóneas que respondieran a sus necesidades. Y, las formas que aparentan las piedras implican ser analizadas junto con el contenido de los motivos labrados. B).-Para elaborar las réplicas, en muchos de los casos se utilizó modelos de sitios que al reproducirlos en miniatura se tuvieron que sintetizar las formas físicas de los edificios y tierras agrícolas, la distancia espacial que existía entre ellos, reducir el tamaño de sus componentes y crear símbolos que en forma abreviada pudieran reportar alguna actividad o práctica realizada ahí, e incluir datos topográficos, astronómicos o de otro tipo. Cada elemento que identificaba a un paraje, montaña o un emplazamiento, se tomó en forma aislada, y se talló en uno o en varios soportes pétreos de un sitio, el diseño de un lugar, por lo que en una piedra ponía al templo, en otra contigua sin respetar la distancia y su posición geográfica, las terrazas agrícolas, en otra los manantiales existentes en 113 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 113 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero la región, dando como resultado nuevos paisajes en miniatura que se alejaban o se acercaban con diferente intensidad a la geografía real. Por lo que el resultado final puede corresponder a una composición nueva o idealizada. Para tallar las réplicas en miniatura se ocuparon modelos que no necesariamente tuvieron una ubicación continua en el territorio o cercana, y el método para labrarlas pudo ser de la forma siguiente: Pensemos que para el indígena mexica, existían en su entorno habitable, ciertos rasgos que llamaban su atención, por ejemplo, en determinado paraje alejado del lugar donde se hacia el tallado, había un gran manantial, pero también, para su composición podría traer al cerro Tláloc, que conviviera con en el cerro cercano a sus viviendas donde se habían hecho nuevas terrazas agrícolas, en el camino hacía Tenochtitlán, existían unas importantes construcciones hidráulicas, que podían ser el patrón para representar sus sistemas de riego locales y luego en otra piedra poner un templo muy importante ubicado en medio del lago, en la isla principal, y de otra región copiar las barrancas y cerros que eran los factores más frecuentes que se repetían en las partes altas de su territorio, además incluir las instalaciones del cerro sagrado del Rey Netzahualcóyotl en Tezcutzingo donde se habían hecho escaleras en la roca viva que conducían a unos baños rituales. También se pudieron ocupar elementos prediseñados, ya identificados por todo el grupo, por ejemplo el volcán Iztaccíhuatl y con ello, reproducir un sitio para nosotros inexistente, pero para ellos, fácil de reconocer y emplear ritualmente. El tallador indígena iba distribuyendo estas instalaciones en la piedra o en varias piedras según su disponibilidad de superficie y sin seguir una lógica de ubicación real. Al final la composición podría parecerse en mayor o en menor grado a su sitio real o a uno imaginario, según el nivel de simbolismo utilizado al elaborar el tallado y el uso que se le fuera asignar al diseño. Pero, también pudo ser que el tallador indígena no necesariamente tomó como modelo un objeto real, o un sitio cercano o lejano a su comunidad, tampoco se copiaron las características físicas de las instalaciones existentes en los asentamientos indígenas, sino que se reprodujeron conceptos y elementos técnicos y naturales que para los hombres prehispánicos eran familiares, por ejemplo, las formas de las terrazas agrícolas en las faldas de las montañas, así que al tallarlas en piedra se siguió un código simbólico, lo que permitía inmediatamente ser reconocidas en el diseño labrado, sin que fueran copiadas de un cerro en especial. Cada uno de estos elementos conocidos, pirámides y otras construcciones urbanas y agrícolas como; templos, canchas para juego de pelota, terrazas agrícolas, sistemas de riego, manantiales, baños, pozos, canales, drenajes, escaleras, accesos, cuevas, bardas, murallas, plazas, avenidas y hasta animales, se tomaban como concepto y con la combinación de todos o alguno de ellos, se tallaron sitios en la piedra, el resultado final fue una composición, muy parecida a sus ciudades o una “nueva” e idealizada; era un lugar que no correspondía con la realidad, tal y como nuestra estructuración mental la interpreta, ya que para ellos se habían representado los principales elementos que les daban una identidad y los rasgos más característicos que identificaban su lugar de convivencia y de trabajo C).- Ahora bien para el análisis del tema de los relieves se debe partir de las características de los tallados y de la forma en que el indígena estructuraba su mundo conocido. Por ejemplo, el territorio no era concebido como una extensión continua sino la geografía dividida por estructuras, pisos, escaleras, niveles, en donde cada uno de ellos completaban la percepción del entorno, así, la localización de los elementos naturales a reproducir no necesariamente tenían una ubicación próxima en el espacio cotidiano. 114 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 114 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Los temas que el indígena quería representar en miniatura y el uso para su labrado de los elementos conceptuales más significativos que correspondían a determinado paisaje, se fueron labrando según la cantidad y disponibilidad de superficie de la roca, respetando su tamaño y sus propios declives e inclinaciones naturales Además, el estudio de las réplicas indígenas en miniatura nos permite visualizar una concepción espacial no continua del territorio por parte del indígena, lo que da como resultado que un determinado cerro alejado pudiera convivir dentro de estos relieves, con las construcciones del asentamiento cercano, lo que permitía que un elemento fuera de su región, pudiera ser interpretado como perteneciente a su lugar de establecimiento, sin importar la distancia que hubiera entre ellos, quizás al tallar la réplica de su montaña sagrada ayudaba a acercarla ideológicamente a sus comunidades. Así, el Popocatépetl a pesar de su lejanía, podía estar presente en sus asentamientos a través de una concepción no lineal del espacio, aprovechando la posibilidad de captarlo visualmente desde sus áreas y cerros cercanos a donde se desarrollaba su convivencia. A pesar de no ser una porción territorial que se pueda identificar cuando se carece del conocimiento del código simbólico, se puede decir que es una maqueta de una región, en extremo sintetizada y sin seguir una lógica de ubicación territorial lineal. Al tallar las réplicas prehispánicas sé podía reproducir una región o un lugar específico, que no siempre correspondía exactamente con un sitio en particular, parecido a lo que sucede con las modernas reproducciones de los castillos de arena en nuestras playas. Así, el indígena podría crear nuevos paisajes en pequeño sin que existiera su contraparte en el territorio, copias de sus emplazamientos reales, locales o regionales e incluso idealizarlos, réplicas de sus lugares míticos, tomando como modelo las ideas que tenía de cómo eran estos y todas estas composiciones si fueran tridimensionales y en miniatura serían maquetas. Por lo que la técnica empleado para tallar los motivos, pudieron ser de las siguientes formas: 1. Al tallar los relieves sólo se ocuparon conceptos para reproducirlos, es decir, del templo indígena, solo se tomaron sus escaleras como sus elementos más representativos que identifican a estos edificios y puede corresponder a una construcción existente o imaginaria. 2. Al tallar los relieves se tomaron la forma de un templo ubicado en una región, luego un cerro terraceado más cercano y algunos manantiales de otro sitio alejado y con todos ellos se creó un nuevo paisaje en miniatura, siguiendo los relieves naturales de la piedra. 3. Al tallar los relieves sólo se tomaron las características físicas de los elementos a representar, sin tener una localización en el territorio y con los elementos que los identifican a cada uno (un templo, un cerro, un manantial, etc.), crearon lugares míticos o idealizados. 4. Al tallar los relieves se copiaron fielmente los elementos existentes en el paisaje. 5. Al tallar los relieves de los elementos existentes en el paisaje se idealizaron en su totalidad. D).- Reutilización del soporte pétreo. También se debe tomar en cuenta que a lo largo de varios momentos históricos, los relieves han sufrido cambios, al pasar de tallados de pocitas muy simples a diseños más complejos, que nos habla de una reutilización del soporte pétreo, por varias culturas indígenas produciéndose un sincretismo entre ellas; olmecas, Teotihuacanos, mayas y mexicas. Y el paso de una menor a una mayor elaboración del ritual y un aumento en la complejización de la cosmovisión mesoamericana. 115 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 115 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero La reutilización de símbolos, dioses, sitios, lugares, herramientas, material de diversos tipos, experiencias, soportes pétreos fue común en diferentes épocas históricas. Por lo menos en la etapa prehispánica, vemos dos tipos de prácticas de re-uso: a) Se reutiliza la piedra donde hay labrado un motivo, para labrar otro nuevo e independiente. Tenemos un ejemplo en que la piedra donde antiguamente se tallaron pocitas, fue luego ocupada en su parte posterior, para labrar una escultura de una deidad como en San Mateo Nopala, Estado de México, (comunicación personal Francisco Rivas, 1998). Quizás trataron de aprovechar la antigua y acumulada fuerza sagrada de la piedra, así tendríamos que la reutilización de los soportes pétreos, además de permitir un sincretismo entre símbolos, también permitía posesionarse de la acumulación de poder divino. b) Se reutiliza el tallado antiguo sincretizándose con un nuevo o aumentando su contenido simbólico. Por nuestra parte (Zimbrón, 1992), encontramos otra ejemplo y forma de reutilización del tema labrado; del análisis técnico de la forma en que se entresacaron los relieves de la réplica de Acalpixca, es importante mencionar que los ejes punteados de la “Cruz Punteada” Teotihuacana, sirvieron, y fueron reutilizados por los posteriores talladores xochimilcas, como guías para realizar, proporcionar, ubicar y orientar en la superficie de este gran monolito el motivo tridimensional en miniatura, compuesto por templitos, escaleritas de varios tipos y las terracitas agrícolas, con sus pocitos y canalitos que constituyen el pequeño sistema hidráulico que riegan estas simbólicas tierras de labor y a la vez que permitieron dibujar los cuerpos de animales, idealizados con un estilo mexica, parecido a los petroglifos cercanos. Además, en el propio diseño tallado se encuentran elementos que pueden considerarse como entes orientadores del labrado y que lo ordenan y le proporciona relación con el entorno circundante. Sin embargo, esta observación no se puede generalizar a todos los diseños de este tipo encontrados en Xochimilco. Así tenemos que la “Cruz Punteada”, sus ejes, los templitos, pocitas y escaleritas, se funden en un solo diseño, produciéndose por lo tanto un sincretismo técnico y simbólico entre elementos Teotihuacanos y xochimilcas, tanto a nivel de la elaboración práctica del tallado, como a su uso ritual, simbólico y calendárico o también quizás proporcionando un nuevo discurso con diferente significado al que tenia cada uno de estos elementos en su inicio (fig. 35). 3.8. La piedra es la representación simbólica de cerros. Llegamos a varias conclusiones interesantes, por un lado, encontramos que dentro de la cosmovisión indígena, la piedra era parte del cerro y llegaba a simbolizarlo, así en las representaciones iconográficas de estas prominencias, en sus faldas se dibujaban la figura sintética de las piedras que podrían significar pertenencia o ser parte de ellas. Así, en las faldas del jeroglifo Altepetl, se dibujaban en los códices unas volutas en forma de rombo con que se identificaban las rocas pertenecientes al icono del monte. (cfr. Broda 1996, 1997b). Es decir, la ilustración de la montaña, tenía como característica distintiva el ser dibujada con sus piedras pertenecientes y, por tanto asociadas con ellas. Las peñas y monolitos, los abrigos montañosos, formaban parte del glifo del cerro. Esto es lo que nos permite conjeturar que, las rocas con diseños labrados con terracitas, o modelos escalonados y diseños afines eran entendidas como diminutos cerritos terraceados por parte de los indígenas, ya que eran elementos constituyentes de su propia imagen iconográfica donde el soporte 116 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 116 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta pétreo simbólicamente representa a la montaña, a la región o porciones del territorio, por lo que algunos de estos motivos se pueden definir, como piedras arqueológicas de cerros terraceados en miniatura. En otros casos, la imagen del cerro se confundía con el templo, siendo ambos elementos constituyentes de un mismo símbolo, que se podía entender como morada o recinto de alguna deidad (fig. 20). Un punto importante que debemos dejar anotado, es aquel en el cual, cuando el tallador indígena empieza a labrar escaleras3, que en algunos casos son la representación más sintética de templos, y pocitas, la roca en ese momento empieza a significar un “lugar” ya definido, un “territorio”, una “región”, sin que fuera necesario que el diseño se identificara exactamente con un sitio real. Estamos suponiendo que las piedras escogidas para ser talladas se sometían a un ritual para darle un carácter sacro, que la diferenciaba de las adyacentes, quizás como un culto ancestral a la piedra4 y que estas rocas aún sin tallados, podían ocuparse como altares naturales y puntos de observación territorial y astronómica. Precisamente su carácter religioso y su uso ritual producían que luego fueran en algunos casos reutilizados en la elaboración de otros temas referidos a sus dioses y mitos más elaborados. Por otro lado, nuestras réplicas en piedras no fueron hechas para reproducirse a escala real, las construcciones que aparecen en los relieves ya existían o formaban parte de un prototipo común dentro del pensamiento indígena y se les representaba idealizadamente. 3 Es importante comentar que hay distintos diseños de escaleras talladas en las maquetas prehispánicas, algunas son escalones que forman parte de los caminos de acceso a un sitio, otras menos definidas pueden ser terracitas agrícolas y las más simétricas y rectas son escalinatas de templos que en algunos casos están rematadas en su cúspide por nichos, cuevas o terrazas. También algunas escaleras son elementos que permiten llegar a plataformas más elevadas dentro de las accidentadas formas de la roca. 4 CULTO A LA PIEDRA: A partir de los cronistas del siglo XVI, sabemos que las rocas ocupadas en determinada actividad constructiva, artística, cultural, científica y religiosa, eran seleccionadas escrupulosamente entre varias de su tipo y, en ocasiones trasladadas desde sitios lejanos. Se les brindaba un ceremonial ya sea antes de ser labradas, durante el trayecto y en los primeros momentos en que se empezaba a realizar la obra en la cual se iba a ocupar. Su tamaño, forma, dureza, grosor, tipo, clase y ubicación eran elementos determinantes para ser escogidas entre muchas, por lo que pensamos que antes de su recolección y búsqueda, ya se tenía en mente y en proyecto la magnitud de los motivos a tallar y las características que se requerían para realizarlo. Contamos con un ejemplo en Durán (1984, T.II, Cap. LXVI: 485 y 486) de como Moctezuma mandó buscar la mayor piedra que se encontrara para el sacrificio ya que la que se tenía era angosta y dificultaba el desollamiento de los sacrificados. Para esto llamó a los canteros de la ciudad para que hallasen en todas partes y lugares de la provincia, la mayor y más ancha roca que hubiese, “de la cual se labrase rica y curiosamente la piedra llamada Temalacatl... “piedra redonda”. Finalmente, en Aculco provincia de Chalco encontraron una “muy poderosa y apropiada.” Para su trasladó se convocó a los habitantes de Xochimilco, Cuitláhuac, Iztapalapa, Culhuacán, Mexicalzingo y Huitzilopochco, con sus herramientas para transportarla y a cambio, el señor de Tenochtitlán los proveería de comida durante todo el tiempo requerido. De hecho era requisito hacerle rituales a la roca y para ello fueron enviados sacerdotes mexicas, los cuáles se vistieron con sus ropas apropiadas “y tomaron aquél papel que habían llevado y cubrieron toda la piedra con él; incensaron la muchas veces a la redonda, haciendo grandes ceremonias y derramando sobre ella copal derretido y de aquel hule, juntamente matando de aquellas codornices y derramando la sangre de ellas sobre la piedra. Y juntamente mandó fuesen los cantores de los templos, para que bailasen y cantasen delante de la piedra, cuando viniesen por el camino” (Durán 1984, T.II, Cap. LXVI: 485 y 486). Así, podemos sugerir que en términos generales a la roca se le rendía culto, principalmente aquellas que eran seleccionadas para determinados fines y actividades productivas y sociales. En el paraje de piedra larga, en Santa Cruz Acalpixca en Xochimilco, aun se le baila a un gran monolito, que le da nombre a este sitio. (Ver el apartado de análisis Arqueoastronómico en este mismo capítulo). No como un culto a la piedra, pero otras eran ocupadas como medicina en curaciones rituales e incluso como utensilio para contar y censar el número de habitantes de determinada comunidad. Aun ahora, durante las peregrinaciones de los habitantes de Xochimilco y Milpa Alta a Chalma, los caminantes al llegar a un punto del camino ubicado en las faldas del Ajusco, arrojan su piedra que levantaron en el recorrido, dicen que para “dejar el cansancio” y van formando cerritos pedregosos, que luego los coronan con cruces. Quizás algunos de los pequeños montículos que aún se pueden ver en las zonas de terrazas agrícolas en Xochimilco, se originaron de esta forma. 117 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 117 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Fig. 20. Representación Iconográfica del Cerro Tláloc. (Códice Borbónico.) (Según Broda 1996:40). Dentro de esto es importante mencionar que los soportes pétreos escogidos para elaborar determinado diseño en miniatura, eran seleccionados meticulosamente, buscando ciertas particularidades, entre ellas sus formas físicas caprichosas que las diferenciaran de las demás: su gran tamaño o sus reducidas proporciones, sus caras casi planas, las características de sus vetas y los accidentes propios que eran aprovechados en el tallado; el color, su dureza y la ubicación natural que tenían, como hemos visto, en la mayoría de los casos eran respetadas. De este modo, en las piedras donde se labraron los diseños tridimensionales y en miniatura, simbolizaban y aparentaban un paisaje en miniatura. La accidentada superficie pétrea, se consideraba como los rasgos topográficos de un territorio real o imaginario. Así, el hombre prehispánico no labró sus prototipos en cualquier monolito, sino que buscó aquellos en que las características caprichosas de las superficies rocosas, fueran lo más parecidas a los relieves del paisaje circundante de un determinado asentamiento o que reprodujeran los accidentes del entorno geográfico, y en ocasiones presentan rasgos similares a las elevaciones montañosas cercanas y cierto parecido con la topografía aledaña, con cortes y superficies planas que asemejan plataformas y pendientes terraceadas, combinadas con depresiones o partes del territorio que emergen. Podemos resumir que muchos de estos tallados se relacionan con los rasgos topográficos y geográficos del entorno natural donde se ubican, tratando de imitar sus formas visuales, e incluyen a la infraestructura y equipamiento existente construido tecnológicamente, en donde la piedra, soporte del motivo labrado, adquiere un valor simbólico del territorio y de la montaña misma, por lo que se pueden considerar, como piedras-cerros o cerritos terraceados, en sí son miniaturas en roca del paisaje circundante o lejano, donde su réplica fue hecha con diferentes grados de idealización. 118 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 118 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta También el sitio o contexto donde se localiza una maqueta o una “pocita” debe ser considerado como parte del significado que contiene el diseño o la piedra que lo soporta. Es decir todas las rocas, vegetación, otros petroglifos y motivos tallados, así como los elementos naturales que inciden sobre el diseño, deben ser leídos como pequeñas porciones del territorio y de la geografía o representaciones en miniatura del paisaje, donde se plasman ciertos momentos sociales, son pequeños escenarios donde los acontecimientos míticos, religiosos y rituales cobran vida, son ventanitas de la realidad que dan acceso a un lugar sagrado inscrito en un espacio ínfimo perteneciente a una mayor extensión. Es un recorte de la topografía que simbólicamente representa un sitio diferente a su entorno pero circunscrito a él mismo. Son diminutos paisajitos pétreos montañosos y accidentados dentro del paisaje real. Las peñas cercanas a una maqueta con pocitas y terrazas, al igual que ellas mismas, deben ser consideradas como representaciones de cerros y montañas, partes constituyentes de una región en miniatura, donde el hombre aparece como gigante que puede manipular ritualmente este diminuto espacio sagrado. Por tanto, una zona pedregosa o un conjunto de piedras en alguna cima, se podría considerar como la réplica natural de un paisaje o lugar sagrado a pequeña escala, propenso a ser ocupado por los indígenas para tallar diferentes motivos. También se seleccionaban aquellos soportes pétreos que poseyeran como característica natural, secciones en que se pudiera acumular agua y las que presentaran formas que pudieran interpretarse como paisajes en miniatura parecidos a los existentes a su alrededor o que al observar su ubicación se tuviera un referente en el territorio (fig. 10). Al parecer los indígenas escogieron piedras que en forma física las diferenciaran de las que se encontraban a su alrededor, y sí había más rocas contiguas a la seleccionada se consideraba como un conjunto de elementos y rasgos topográficos pertenecientes a una región verdadera o idealizada a pequeña escala. Así, los relieves en miniatura eran tallados dentro de un pequeño territorio simbolizado por la roca, en donde su integración era total al paisaje tanto del soporte pétreo como del labrado, al no irrumpir abruptamente con el entorno. Además, las piedras donde se elaboraron los pequeños diseños, fueron respetadas tanto en su tamaño como en su ubicación original al conservar el mismo sitio en que se encontraban antes de ser talladas, buscando que desde ellas se dominara una amplia extensión, se viera determinado cerro, manantial, lago o se apreciara alguna posición importante del Sol en el horizonte durante su orto u ocaso. Así, las piedras podían simbolizar una zona montañosa con sus lagos y manantiales y una piedra aislada, o en conjunto, ser representaciones de cerros con su sistema de terrazas agrícolas y su red de riego. Por lo que una piedra, al ser ésta, considerada simbólicamente como cerro o como parte de él, al tallar una pocita en su cúspide inmediatamente nos permite considerarla como la réplica de un cerro con su pozo de almacenamiento de agua, de lluvia o bien, un cerro con su recipiente de autosacrificio (fig. 6). Por otro lado, estas obras reproducen una porción del territorio o un lugar específico, urbano o agrícola, pudiendo representar una zona extensa o un sitio por lo que se pueden clasificar como prototipos regionales y locales de lugares reales, idealizados o míticos. Al interpretarse a la piedra como la copia de un cerro o una porción del territorio, estaríamos ante un modelo que trata de reproducir o equivaler a los rasgos topográficos de determinada zona, región o cima. Tenemos entonces dos clases de maquetas, una regional (fig. 5), donde los elementos y espacios se sintetizaron al máximo y otra local (fig. 6), la cual debido a las proporciones del motivo reproducido, pudieron plasmarse más detalles del sitio original. 119 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 119 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Estamos proponiendo que la piedra soporte grande o pequeña deben ser vistas como representaciones simbólicas de cerros, volcanes, montañas, porciones del territorio, sitios montañosos, la región, el asentamiento indígena y su altépetl, muchas de las ocasiones, terraceados con sus sistemas de regadío, donde los propios accidentes de estas piedras simulan los relieves topográficos del entorno, viendo en ellos accidentados paisajes en miniatura que se hacían evidentes cuando se tallaban en su superficie algún motivo urbano o agrícola y su infraestructura hidráulica o la réplica del cosmos. Es decir, en estos grabados en miniatura, la piedra representaba una porción territorial, con sus accidentes topográficos y con sus montañas, ríos, lagos, canales, cañadas, valles, cuevas, acantilados y cerros terraceados. Así, un afloramiento de rocas y en cada una de ellas aparecen diferentes tipos de estos tallados se interpretarían como reducidas regiones geográficas, que representan la réplica de un paisaje a diminuta escala, es decir, paisajes en miniatura de algún lugar, quizás no específico. A esta clase de relieves pétreos con motivos urbanos y agrícolas, proponemos que se llamen “paisajes rituales en miniatura tallados en piedra.” Por tanto, entender primero el significado de la piedra en la cosmovisión indígena constituye una tarea fundamental para acercarnos a los verdaderos usos de estos monolitos, así como detectar las prácticas indígenas en que se elaboraban las miniaturas de cerros y donde visual y formalmente reproducían el universo, su territorio, sus asentamientos humanos y sus paisajes. Una piedra donde se talló una pocita, simbólicamente representa a un cerro con su caja interna de agua. Y a veces estas mismas piedras tienen formas antropomorfas, de plantas y de animales. Por otra parte, las pocitas por lo regular se labran en las cimas de éstos “pequeños cerritos arqueológicos terraceados” y conducen algún líquido que procede de la lluvia o que se les llegue a verter (fig. 5). Los hoyitos se unen entre sí por canalitos y a veces pasan a formar los cuerpos de animales y plantas (fig. 5 y 12). En ocasiones las concavidades también significan cuevas y nichos cuando están en las caras laterales de la piedra, además de ser representaciones de manantiales y cuerpos de agua, cuando están en su superficie. Las pirámides para representarlas en miniatura se sintetizan en escaleras, que algunas veces se confunden con las formas utilizadas para simbolizar a las terrazas agrícolas (fig. 29). Podemos concluir que en el análisis de las réplicas en miniatura debemos considerar el valor “simbólico” que toma la piedra soporte del tallado, al equipararla el indígena con cerros en miniatura o porciones del territorio y su topografía cuyos rasgos y relieves son simulados con los accidentes propios de su superficie pétrea Así, los cerros fueron reproducidos por los mexica y otros grupos indígenas, ocupando distintas técnicas de representación y utilizando diversos materiales y diferentes grados de simbolismo al elaborar las copias idealizadas en miniatura de las principales montañas de la Cuenca del Valle de México. Con la identificación de los motivos labrados en el monolito de Acalpixcan5, Xochimilco detectamos que la roca era considerada por el indígena como una porción del territorio, región 5 En nuestros anteriores trabajos sobre la réplica de Acalpixca, decíamos que en ella, siguiendo a Cook de Leonard, se representaba para ser vista desde arriba, las copias en miniatura de templos, plataformas, escaleras, terrazas agrícolas y pocitas, además de una diminuta red hidráulica, compuesta de manantiales, simulados por canalitos y pocitos que funcionaban simbólicamente en las temporadas de lluvias o al verterle algún líquido, y todo esto esculpido encima de una cruz punteada teotihuacana. 120 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 120 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta montañosa o como equivalente de un cerro, siendo su borde el límite territorial de una bahía. (Zimbrón 1991: 21 y 1992, pie de figura 3: 62.) Del estudio de los temas labrados en la gran peña xochimilca, pudimos ver que cada uno de sus elementos constituyentes, ya sea en forma individual o como conjunto, se repetían en otras rocas trabajadas bajo la técnica de maqueta, localizadas en otras latitudes de Mesoamérica. Así, a lo largo de nuestros recorridos por las montañas, valles y pueblos del sur de lo que fue la Cuenca de México, al norte cerca de Teotihuacán, en la región de los grandes volcanes nevados, en el Estado de México, encontramos, peñas con pequeños diseños, que tenían como motivos específicos y recurrentes, pocitas y canalitos con temas urbanos y terrazas agrícolas. Los lugares donde se localizan las pocitas y maquetas, son generalmente pequeñas zonas pedregosas situadas en las faldas y cimas de cerros, están formadas por lo regular por conjuntos de rocas de medianas dimensiones distribuidas en forma natural en una porción del terreno. Estas concentraciones de rocas en donde algunas aparecen talladas con terracitas agrícolas, escaleras, canalitos y pocitas, se consideraban como regiones topográficas en miniatura donde cada elemento pétreo representaba una montaña, cerro o volcán en este pequeño sitio (fig. 5). Son paisajitos insertos a la orilla del lago, en los caminos, en las planicies, acantilados y crestas de sitios elevados, que pueden corresponder o no a un determinado paisaje existente en la naturaleza cerca o lejos de donde su ubican y a través de copiar sus formas en el tallado se trataba de reproducir su aspecto verdadero. Son altares que reproducen el medio ambiente que los circunscribe ya modificado por el hombre, territorios pétreos dedicados al ritual y a la observación de la naturaleza. En ellos se reflejan el pensamiento indígena y la característica de concebir en planos superpuestos al paisaje, como una serie de fotografías del entorno, traslapadas entre sí para construir la geografía en que se trabaja y habita. Esta concepción espacial por niveles jerárquicos y las diversas estructuras en que se cree que estaba compuesta la realidad geográfica, hacen que se interprete al paisaje como constituido por varios planos sobrepuestos donde cohabitan diferentes formas topográficas con variadas tallas y dimensiones. En la cartografía mesoamericana esta percepción de la geografía dio como resultado la creación de elementos glíficos o... “pequeñas imágenes”... que dan lugar sobre todo a la obtención de los topónimos formados por diminutos paisajes que se insertan dentro de la composición general de determinado territorio... “De acuerdo con el relato, los nombres de lugares se colocan en un espacio que puede ser reflejo de la realidad o situarse enteramente fuera de esta. De este modo, pueden figurar dentro del paisaje, al mismo tiempo que son glifos de toponimia” (Galarza, 1989:126). Posiblemente las imágenes mentales que se tenían de los sitios materiales y míticos en el mundo indígena, nos ayuden a comprender como eran concebidos los motivos a labrar en piedra utilizando la técnica de maqueta. Es a partir de las características físicas existentes en el paisaje que se construyen las réplicas. Por ejemplo, la ciudad de Tenochtitlán era la reproducción del cosmos en la medida que copiaba la concepción que se tenía del universo y la manera en que se pensaba que se estructuraba espacialmente. Otro caso, sería el de una pirámide que era la representación de un cerro terraceado, ya que sus formas geométricas piramidales, se acercaban a la morfología de estas prominencias existentes en el paisaje. El propio Tlalocan se estructuraba con los elementos reales del entorno indígena y además se agregaban imágenes que correspondían a la manera en que veían el mundo, es decir, a su cosmovisión. El resultado era un sitio paradisíaco, construido con elementos terrenales o imaginarios, pero que partían de su universo conocido y como este era interpretado. 121 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 121 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Así, en el mundo mesoamericano los lugares esculpidos en las rocas, serían nuevos centros urbanos, ahora existentes gracias al labrado de su diseño, que podían parecerse o no a algún sitio real. Debido a su confección con gran carga imaginaria serían propensos a representar, el Tamoanchan, el Tlalocan, el Mictlán, paraísos e inframundos. Es decir, pueden ser réplicas simbólicas en miniatura de sitios sagrados. El Tlalocan era un lugar de exuberante vegetación y contenía muchas riquezas, ubicado debajo de la tierra se conectaba con el mar, por medio de sus ríos, manantiales y lagos y en él sólo había una estación de constante lluvia. En él nunca se sufre, nunca falta el elote, la calabaza, la flor de calabaza, el huauzontle, el chilchote, el jitomate, el ejote, la cempoalxóchitl, el chile. Ahí, vivían los tlaloques y los muertos y ancestros. Estas imágenes mentales de este lugar mítico, seguramente provienen de la descripción de lo que sucede en las selvas tropicales cuya extensión era mucho mayor que en la actualidad, por ejemplo, los ríos subterráneos del área maya, muy bien podían ser los ramales que conectaban al Tlalocan con el Mar. Los vegetales existentes en este sitio mítico eran la base de la alimentación indígena. Además se creía que los cerros contenían en su interior agua que luego era liberada durante la temporada de lluvia (Broda 1982, 1991a). Podemos decir que las imágenes de este paraíso fueron construidas a partir del mundo conocido por el indígena y el grado de conocimiento que se tenía de la naturaleza. Si se quisiera reproducir estas imágenes mentales en piedra, uno de los requisitos fundamentales podría ser el que contuvieran líquidos dichos relieves y esto se podría lograr con la lluvia o por medio de canalitos que proporcionaran el agua permanente de un manantial. También los cerros con agua, muy bien pudieran ser representados en una piedra que simbolizara la montaña y una pocita tallada en su cima, podría ser el compartimiento donde almacenar su agua subterránea. Las maquetas prehispánicas pudieron tener la finalidad de reproducir el Tlalocan, pero también el paisaje local y regional del indígena, con diferentes grados de idealización y simbolismo al hacerlo. Podemos sintetizar que estos diseños en piedra contienen intrínsecamente una técnica de representación mediante la cual fueron producidos y un mensaje simbólico: 1 Por su técnica de representación son maquetas. 2 Por sus motivos labrados se pueden considerar como réplicas, entendida como una práctica social y mental generalizada en esa época. Son prototipos de asentamientos, que fueron concebidos a partir de una determinada manera de interpretar el mundo conocido del indígena. Es un hecho que para analizar cualquier objeto prehispánico, su estudio tiene que partir de identificar la sociedad que lo produjo, la cosmovisión imperante en ese momento histórico y la tecnología aplicada en producirlo. Las réplicas prehispánicas son el resultado de la combinación de elementos y prácticas sociales, ideológicas y materiales, que tuvieron como finalidad representar motivos con determinado significado, uso y función, y cuyo objetivo era cubrir algunas necesidades del grupo que las elaboró. Por lo anterior, pensamos que dentro de la sociedad indígena, el uso de estos relieves, su función y simbolismo, tuvieron una autonomía relativa con respecto a la técnica de maqueta, ocupada para labrar estos pequeños motivos. 122 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 122 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Por otra parte podemos sugerir que el soporte pétreo donde se talló con la técnica de maqueta algún motivo, simboliza: 1. La región (fig. 16). 2. El territorio (fig. 5). 3. La topografía de un lugar real, mítico o imaginario (fig. 5). 4. Un cerro terraceado (fig. 6) 5. Un cerro con su depósito interno de agua (fig. 6). 6. Zonas de manantiales (fig. 11). 7. Zonas montañosas. 8. Zonas abruptas (fig. 5). 9. Relieves del horizonte (fig. 21) Figura 21. El borde de la peña donde se talló el petroglifo del “Guerrero” en la cima del Xochitepec, parece reproducir el horizonte oriental del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 3.9. La localización territorial de las réplicas con pocitas y pocitas aisladas. Ahora bien, aplicando un criterio en cuanto a la localización de las réplicas prehispánicas y pocitas talladas en piedra permite la posibilidad de ocuparse a nivel ritual, ya que se observa que se ubican en lugares con espacio reducido, donde sólo un pequeño grupo de personas pudieran estar en torno al diseño, en otros sitios la extensión es mayor, y es raro encontrar que presenten cierta privacidad o cuenta con un solo acceso. Por lo regular es fácil llegar a estas rocas trabajadas, no se tiene que hacer por medios peligrosos o muy complicados y casi nunca es restringida la entrada por la existencia de murallas o que tengan barreras naturales insalvables, aunque no podemos saber hasta qué grado existieron impedimentos sociales para ser ocupadas estas piedras en actividades rituales por distintos grupos étnicos o los mismos habitantes cercanos a ellas. Observando la posición espacial de las pocitas y las réplicas en miniatura hemos encontrado que se ubican indicando el acceso territorial a algún lugar determinado, ya sea que se encuentren en los cruceros o a la orilla de caminos o a lo largo de las antiguas rutas comerciales y de peregrinación, marcando límites ecológicos territoriales, en donde se establecen fronteras 123 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 123 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero culturales, geográficas y políticas. Pero también las hay en el corazón mismo de las zonas productivas y de convivencia indígena, en accesos a distintos sitios con diversas actividades económicas, caza y pesca, zonas agrícolas de chinampas y terrazas agrícolas y sus sistemas de riego, también las hay en regiones cercanas a instalaciones urbanas, templos y sitios ceremoniales, lagos, ríos, escurrimientos naturales y cuerpos de agua, o simplemente fueron hechas dentro de la corriente y en la ribera y lechos de los ríos y a la orilla del lago y sus canales, y donde se producían escurrimientos o pasos intermitentes de liquido, en islotes que son cubiertos por agua durante la temporada de lluvia, por lo que en ocasiones se llegaba por canoa al lugar. Así, para visitar a algunos de estos relieves, se tenía que cruzar el lago, subir prominencias poco elevadas o caminar por tierras bordeando la costa y acantilados, transitar en contigüidad a las zonas agrícolas, ocupar caminos reales cercanos a los bosques, en los cruceros de senderos, circular por las rutas comerciales y de peregrinación. Tenemos varios casos en que las maquetas están cercanas a estructuras piramidales y otras instalaciones, como serian las de San Lucas Xochimanca en Xochimilco, San Miguel Topilejo en Tlalpan, El Cerro Mazatepetl o del Judío en Contreras, lo que nos hace pensar en la existencia de sitios especializados en determinados ritos dentro de un mismo asentamiento ceremonial. Pero también las pocitas y sus cerros-piedras, podrían estar asociadas a otros motivos, maquetas y petroglifos, pintura rupestre, cruces punteadas Teotihuacanas y esculturas de deidades femeninas, por Tláloc y otros personajes grabados siendo parte de su ornato religioso, como sucede con el relieve del Rey en Chalcatzingo (fig. 15) o bien aisladas en el territorio. También se detectó que algunos de estos relieves tridimensionales estuvieron dirigidos en forma natural, de manera que desde ellos se pudieran ver rasgos relevantes del paisaje, como el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, accidentes topográficos importantes como barrancas, cuevas, valles, bosques, cuerpos de agua, cráteres y cerros terraceados, elementos geográficos a los cuáles estaban asociados los motivos tallados y cuyo simbolismo participaba dentro de los rituales, la religión y la cultura indígena (fig. 87). Esto tallados guardan una lógica en su ubicación, se encuentran en las faldas y cimas de cerros y pequeñas lomas, en los voladeros de ciertos cerros, y vértebras de las montañas, cerca de los volcanes nevados, en prominentes peñascos que dominan el paisaje, dentro de las sementeras y terrazas agrícolas, en zonas boscosas, valles y también en zonas áridas, en regiones en que predominó la existencia de humedad. Donde hay una acumulación de roca madre, cimas que dominan una amplia porción del territorio, en terrenos planos y elevados que permitan ver hacía algún punto cardinal, principalmente al oriente o al poniente, a un lugar de culto, a una zona urbana o agrícola, algún cerro terraceado o rasgos importantes del territorio desde donde se observa algún importante fenómeno solar en alguna fecha calendárica o corte preciso del horizonte por una formación montañosa local. Otras pocitas y réplicas se encuentran en forma aislada en el territorio o en acantilados, debajo de los abrigos montañosos, en las entradas de cuevas -que dan acceso al inframundo- o arriba y dentro de ellas (fig. 6), formando la concavidad parte de su diseño o debajo de ellas se excava un nicho. Recordemos que en las cavernas se almacenaba el agua, por lo que se pueden considerar como parte de los sistemas hidráulicos y de regadío indígena. También se encuentran al interior de recintos donde se logra filtrar la luz solar, o como parte de nichos formados con la piedra que contiene las pocitas, en bardas que dividen las zonas productivas. A veces sus diseños representan 124 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 124 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta cuerpos de agua o están asociados a ellos. Siendo otra de las características de estas pequeñas concavidades, al haber sido unidas por canalitos para dibujar los cuerpos de animales y otros objetos, que aparecen en este tipo de tallados en piedra. Además parece que algunas pocitas y maquetas fueron surtidas de agua permanente por manantiales cercanos a ellas o por los torrentes de lluvia de temporal, en otras ocasiones formaron parte de sistemas de riego a pequeña escala y encontramos que en el sitio de Hierve el Agua en Oaxaca, hay concavidades -de mayor dimensión que las rituales- que fueron utilizadas en la creación de un diminuto sistema hidráulico que abastecía por medio de canales el agua proporcionada por su manantial y el líquido era dirigido a sus pequeñas terrazas. Todo este lugar podría considerarse como prototipo por sus reducidas proporciones, pero teniendo un real funcionamiento productivo (fig. 22). Figura 22. Sistema hidráulico de terrazas en miniatura. Ubicado en Hierve el Agua, Oaxaca. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Conociendo las zonas donde se ubican las réplicas y las pocitas, se podrían establecer sitios particulares y especializados dentro del área, así como fijar puntos de referencia en una determinada porción del territorio, marcando quizás fronteras religiosas, productivas, y ecológicas, indicando el corazón de la región, el centro cultural y económico, las tierras con diferentes tipos de cultivo, las características del suelo, los sitios de habitación, la existencia de determinadas especies animales, y de algún tipo de planta o diferenciando el espacio ideológicamente, extendiendo el valor religioso del entorno natural. Por lo que podría existir una relación importante entre la localización de las pocitas y las actividades productivas, religiosas, sus fiestas, ceremonias, rituales y la observación de la naturaleza. En Xochimilco, las pocitas y los pequeños tallados, se ubican unas muy cercanas a las otras, pudiéndose en algunos caso establecer una relación visual entre ellas, hay ejemplos de rocas labradas que son rápidamente detectables desde diferentes lugares, ya sea por la altura del sitio donde se localizan, por formar parte de peñascos muy prominentes, por las características propias del terreno donde se sitúan o por la importancia cultural del emplazamiento. En menos ocasiones por su reducido tamaño no se pueden ver a simple vista o por hallarse en alguna depresión del suelo o en terrenos planos con vegetación abundante lo que hace difícil establecer claramente su posición espacial. 125 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 125 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero En relación con otros elementos culturales, las pocitas se localizan en sitios asociados con estructuras piramidales diferenciando los espacios rituales dentro del lugar, como en San Lucas Xochimanca (fig. 66) y en la “panza” de un personaje labrado en las peñas del Cerro Xochitepec (fig. 86), formando parte del conjunto ceremonial como en San Gregorio Atlapulco (fig. 47), sirviendo de ornamentación religiosa de petroglifos como en Chalcatzingo (fig. 15), en franco acompañamiento con representaciones de deidades relacionadas con Tláloc (fig. 6) o siendo parte integral de las Cruces Punteadas Teotihuacanas como en Acalpixca (fig. 35) y Amecameca ( fig. 23). Figura 23. Cruz punteada con pocita, localizada en Amecameca, Estado de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Los relieves xochimilcas tallados en piedra, que son las copias en miniatura de sitios reales y míticos, los cuales se insertan en el paisaje como uno más de sus elementos integradores. Esta puede ser una de sus principales características de estos pequeños tallados, que no rompe con el entorno circundante sino que se suma a él. El diseño es parte de la naturaleza y de su ambiente, y esto le proporciona su significado y razón de ser, más bien las pocitas y petroglifos conviven simbólicamente con los elementos naturales que los circundan, siendo uno más de ellos. Las réplicas y pocitas producen una diferenciación de los sitios donde se ubican ya que todo a su alrededor se interpreta como un paisaje a pequeña escala, inserto dentro del entorno natural, teniendo estos diseños labrados como una de sus funciones religiosas extender lo sagrado a todo el territorio en que se circunscribían. Es claro que los motivos labrados en piedra y las pocitas producen una distinción entre los lugares que fueron seleccionados para ubicarlos y aquéllos en que no aparecen relieves tallados, dándonos sitios con valor cultural e ideológico diverso, que pueden llamarse por ejemplo, lugares sacros y profanos. 3.9.1. Las pocitas y su ubicación en el territorio sur de la Cuenca del Valle de México. La localización espacial de las pocitas en el territorio montañoso de Xochimilco y en otros sitios, se encuentran en: a. En rocas aisladas (en el Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca (fig. 37)). b. En pequeñas piedras (en el Xochitepec (fig. 85)). 126 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 126 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta c. En un conjunto de piedras (en el Xochitepec y cerro del Judío o Mazatepetl (fig. 11)). d. En grandes y altos peñascos (límites de Santa Cruz Acalpixca (fig. 43)). e. En abrigos montañosos (en Xometla cerca de Teotihuacán (fig. 25) y San Mateo Nopala). f. En la cima de los cerros, volcanes y pequeñas lomas (en el Xochitepec (fig. 85)). g. Sobre cuevas, cerca de su entrada o dentro de ellas (fig. 6). h. En los caminos y cruceros (límites de Santa Cruz Acalpixca (fig. 43). i. En los voladeros y acantilados (San Gregorio Atlapulco (fig.50). j, En los accesos y límites de un territorio, en San Gregorio Atlapulco (fig. 52). k. En la ribera de los ríos, en San Mateo Xalpa, en Xochimilco y en Tejupilco Edo. de México (fig. 24). Figura 24. Templo en miniatura en una piedra localizada en la ribera del río Aquiagua, en Tejupilco, Estado de México. Foto: Arqueólogo José Hernández, 1998. l. A orillas del antiguo Lago y en islotes (En Acalpixca (fig. 5)), en “Los Olivos” Tulyehualco Xochimilco (fig. 71). m. En los bosques (Tlalmanalco y Milpa Alta (fig. 73)). n. En terrazas agrícolas y tierras de labor (en San Gregorio Atlapulco (fig. 55)). o. En zonas mineras y explotación de la sal (En Tejupilco, Edo. De México (fig. 16)). p. En sitios tradicionales de culto o cercano a ellos (Xochimilco (fig. 87). q. Asociadas con petroglifos (en Chalcatzingo, Morelos (fig. 15)). r. Asociadas con Tláloc (en el Cerro de la Estrella (fig. 6)). s. Asociadas con estructuras piramidales (en el Cerro del Judío (fig.7, 11) y San Lucas Xochimanca, Xochimilco (fig. 66)). t. Asociadas con nichos y Cruces Punteadas (en Xochimilco (fig. 33 y Amecameca (fig. 23)). u. Dirigidas para poder ver las puestas del Sol (en Santa Cecilia, Xochimilco (fig. 89)). v. Dirigidas para poder ver las salidas del Sol o ambos fenómenos (en el Cerro Xochitepec, Xicomulco, Xochimilco (fig. 85, 95)). w. Dirigidas a algún cerro o volcán (en Piedra Larga en los límites de Santa Cruz Acalpixca (fig. 87)). 127 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 127 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero x. Dirigidas a un valle y dominando una gran porción del paisaje (en Xochitepec (fig.85)). y. Alineadas visualmente entre sí (en Santa Cruz, Nativitas, San Gregorio (fig. 47)). z. Alineadas en forma “natural” con la salida o puesta del Sol en determinada fecha (en Piedra Larga, en los límites de Santa Cruz Acalpixca y Xochitepec (fig. 85, 87)). z.a. En años recientes en las zonas semidesértica del Bajío en México, el arqueólogo Carlos Viramontes Anzures, encontró en los límites territoriales de Querétaro algunas pocitas y escaleritas en piedras aisladas. (Viramontes 2002; 264 y 306). 3.9.2. Temas de las réplicas indígenas fijas en piedra. Las Réplica prehispánicas con pocitas y pocitas aisladas, pueden tener la siguiente tipología: En la región sur de la Cuenca de México: a. Pocitas. Aisladas, o, en grupo y conectadas entre sí por medio de canalitos, formando sistemas hidráulicos en miniatura; drenaje urbano y riego agrícola (fig. 33, 11). b. Templitos y estructuras piramidales. Con o sin pocitas y canalitos en sus techos (fig. 8, 24). c. Centros Urbanos o Ciudades en agua. Con equipamiento (plazas y patios, juegos de pelota, baños, etc.) e infraestructura (drenajes, canales, accesos, vialidad, etc.) (fig. 10, 16). Diminuta red hidráulica. A veces formando figuras y cuerpos de animales y plantas (fig. 30, 12). Red de caminos o canales. Escaleritas. Solas, o como parte de un conjunto urbano o agrícola (fig.29). Las escaleras son la mayor síntesis que se puede lograr de los templos piramidales. Pero hay varios estilos y tipos de escaleras en nuestros diseños: 1- Escaleritas simétricas que simbolizan templos y a veces concluyen en su cúspide con nichos, cuevas y terracitas, escasamente talladas en la piedra (fig. 36). 2- Escaleritas de templos, de canchas de juegos de pelota, baños y otras estructuras (figs. 8, 16, 24, 29). 3- Escaleritas que dan acceso a patios y plataformas (fig. 16) 4- Escaleritas que comunican a las terrazas agrícolas (fig., 29) 5- Escaleritas que forman parte de caminos peatonales (fig. 29) 6- Escaleritas en las pendientes de las piedras que representan cerros (fig.6). 7- Escaleritas coloniales o cristianas (talladas en piedra en el cerro de la Estrella). No se deben confundir los diseños de escaleritas con las representaciones de terracitas agrícolas. 8-Terracitas agrícolas o cerros terraceados (fig. 6, 29). La piedra soporte puede representar: volcanes, cerros terraceados y/o rasgos topográficos del territorio, áreas y porciones de alguna región. 9- Cruces Punteadas; solas o con pocitas (figs.35, 37). 10- y asientos (fig. 5, 65). 11- Figuras geométricas (fig. 9). Algunas se han interpretado como constelaciones (Los Remedios). (Rivas, Francisco y Carmen Lechuga, 2002). 128 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 128 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 12- Nichos o cuevas. 13- Pocitas y cuevas (fig. 6). Pocitas sobre pequeñas pirámides, (fig. 8 y 16). Las pocitas y su localización en las superficies de la piedra: a. Cuando se encuentran talladas en la parte alta de la piedra, reproducen depósitos de agua, manantiales, sistemas de riego, drenajes rurales y urbanos. b. Cuando se encuentran en la base y caras laterales de la piedra, se pueden interpretar como cuevas, ya que ellas forman parte del sistema de almacenamiento indígena de agua. (“Los Olivos”, “Cerro Xochitepec”). c. Sí se encuentran al terminar el diseño escalonado de pequeñas terracitas agrícolas o en la parte alta de escaleritas, son nichos o capillas de templos. Las escaleritas son la mayor síntesis que se puede lograr de los templos piramidales, pero hay de varios tipos. d. Pueden estar en la superficie de la piedra formando parte del cuerpo de animales, proveyéndolos por medio de canalitos de líquido, para que su silueta se realce al paso del agua (fig. 30). e. Algunas están talladas en la cúspide de pequeños templitos y techos de edificios labrados en la roca y pueden ser depósitos de sangre que escurre por sus diminutas escaleras simulando el autosacrificio humano que se efectuaba en forma real en ellas. como el modelo existente en Xochicalco, Morelos (Litvak, 1982: 319-322) (fig. 8) y la réplica de Tejupilco, en el Estado de México (fig. 16); f. Formando parte de los petroglifos xochimilcas en el cerro Xochitepec cerca de Tepepan (Zimbrón, 1997: 24) (fig. 86); g. Asociadas a los diseños del “Rey” y otros petroglifos cuyos temas se refieren a la fertilidad, localizados en el sitio olmeca de Chalcatzingo en Morelos (Angulo, 1987: 202) (fig. 15). h. Dentro del tallado de las cruces punteadas de Santa Cruz Acalpixca (fig. 35) y Tomacoco en Amecameca (fig. 23) (Zimbrón, 1992: 59-74). i. También las hay en forma aislada, acompañadas de cerritos terraceados o con motivos recurrentes (fig. 6). j. Pocita en la línea de goteo de un abrigo montañoso, Xometla (fig.25). Figura 25. Pocita en la línea de goteo de un abrigo montañoso, desde donde se observan las pirámides de Teotihuacán. Xometla, Acolman, Estado de México. Foto: Alejandro Robles, 1992. 129 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 129 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero En el siguiente cuadro podemos resumir las principales características físicas y culturales de nuestras piedras con pocitas. Cuadro dos Características fisicas y culturales de las pocitas. CULTOS RELACIÓN DIOSAS Y SOPORTE PETREO TIPO UBICACIÓN RELACIONES AGUA LLUVIA TLALOC BASALTO AFLORAMIENTO CIMAS DE CERROS AGUA EN MOVIMIENTO ORTOS PIEDRA HUIXTOCIHUATL VOLCANICO ROCA AISLADA ACANTILADOS LLUVIA OCASOS CERROS QUILAZTLI MONOLITO VOLADEROS, CAÑADAS DEPOSITO DE AGUA TERRAZAS CIHUACOATL PEÑA DIOSES OBSERVAR SIMBOLICAS RIBERA DE RIOS , VERTER LÍQUIDOS AGRICOLAS ORILLAS DE LAGOS Y CONDUCCION CENTROS CERCANIA AL MAR, SOL URBANOS ASOCIADOS CON ORTOS Y OCASOS SISTEMAS PETROGLIFOS , LUZ Y SOMBRA HIDRÁULICOS PIRÁMIDES, TERRAZAS Y CALENDARIO SOL OTROS ELEMENTOS ASTRONOMIA AUTOSACRIFICI PREHISPÁNICOS. OS FERTILIDAD Y AGRICULTURA 3.9.3. Relación espacial de las réplicas y pocitas prehispánicas en el territorio. De sus particularidades territoriales se deriva la necesidad de analizar la localización de las maquetas y su relación espacial entre ellas, así, como el dominio visual que presentan del entorno natural. Encontramos que guardan una correspondencia en su ubicación con respecto a las posiciones del Sol en el horizonte, quedando alineadas entre sí, hacía determinado punto del paisaje, en determinada fecha en que ocurre un fenómeno solar interesante. Por tanto tenemos tres tipos de alineamientos de los diseños en miniatura con pocitas: 1. Un alineamiento visual y espacial entre los tallados en miniatura y/o con algunas prominencias del territorio, pirámides e iglesias coloniales. 2. Un alineamiento solar, ya sea que se dirijan en forma natural al orto y ocaso del Sol en una fecha determinada y hacía algún punto fijo en el horizonte local, de algunos de los sitios. 3. Un alineamiento con otros astros o la luna. Hemos encontramos datos actuales que nos hablen que las maquetas fueron utilizadas recientemente para marcar límites territoriales o sirviendo de mojoneras. También se debe estudiar, la orientación de las maquetas, que pueden ser de dos formas diferentes: ya sea que el soporte pétreo este orientado de forma natural hacia un punto relevante de la geografía o que el diseño labrado dentro de la superficie de la piedra, se dirija hacia alguna dirección cardinal o rumbo del universo. Por tanto, dentro del análisis de la localización de las maquetas indígenas, que se encuentran fijas en una determinada región, se debe incluir los siguientes estudios: 130 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 130 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta A. La ubicación en el paisaje de las piedras talladas con diseños en miniatura. Para el análisis de las réplicas prehispánicas que se encuentran en forma fija en el paisaje, es importante tomar en cuenta la orientación natural de la peña que soporta al diseño en miniatura, y en cuyo estudio se deben sumar las características de su entorno, su ubicación territorial, su relación espacial entre sí y con respecto a diversos puntos importantes del paisaje y otros elementos tecnológicos y urbanos, los alineamiento entre ellas y alguna relación con cuerpos celestes, Es claro que las réplicas en miniatura su orientación magnética no resulta de una actividad intencional, sino de un proceso de selección y diferenciación por parte del tallador. Son peñascos que el indígena no pudo proveerlos, de determinado acimut, ya que la mayoría al labrarlos conservaron su posición original, es decir, su orientación resulta de su permanencia “in situ”, una disposición proporcionada por la propia naturaleza en donde el indígena sólo tuvo la posibilidad de seleccionar la ubicación de la piedra, sus formas y las superficies donde se labraron los diseños y que por sus características, sus orientaciones no pueden ser medidas con precisión usando brújula o teodolito, por lo que se deben priorizar las fechas donde se presentan importantes posiciones del Sol en sus horizontes calendáricos, sobre la orientación en grados que presentan los emplazamientos prehispánicos. Pero, estos soportes pétreos si fueron sometidos a un análisis previo hecho en base a sus características particulares como sería una de ellas su ubicación. Por lo tanto, la propia localización de la piedra toma un carácter muy importante para encontrar las funciones de estos modelos y sus significados dentro de la cosmovisión. Además, en esta investigación se encontró que las formas de las rocas y su ubicación, determinaron en gran medida hacia donde se dirige el diseño tallado, así como el campo visual que se tiene desde estas peñas y que fue tomado en cuenta por los usuarios de las maquetas. Así, la selección de determinado peñasco para contener una maqueta, partió de una determinada intencionalidad por parte del indígena, y que dentro de las características del paisaje tomados en cuenta en términos espaciales para la subordinación de su localización, pudieron ser la posibilidad de dominar visualmente desde el diseño, una amplia porción territorial o la región, permitiendo observar ciertos centros urbanos, una ciudad importante, la ubicación de un lugar sagrado, el pico de un cerro con interés ritual, como el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, el Ajusco, el Papayo, el Teutli, etc., y los ortos y ocasos del Sol en fechas relevantes detrás de algunas de estas prominencias. Por lo que también se hace necesario analizar hacía donde se dirigen visualmente las rocas talladas, para detectar sus posibles funciones rituales, calendáricas y astronómicas y, la relación con el espacio que se establece con otros tallados de este o de otros tipos, con las pirámides, o con cerros y volcanes sagrados, barrancas y paisajes especiales, morada de deidades, asentamientos humanos míticos o reales, puntos cardinales o rumbos cósmicos y su cercanía con zonas agrícolas, mineras y sitios en que antiguamente se obtenía sal, la existencia de recursos naturales como bosques, manantiales, lagos, ríos, y sobre todo, los lugares donde sale o se pone el Sol, la Luna y otras estrellas en algún punto destacado del horizonte observable desde la peña y como son vistos estos fenómenos estelares desde los modelos tridimensionales; es decir, las particularidades que presentan sus calendarios de horizonte, Así, la orientación de las rocas donde se labraron motivos con la técnica de maqueta en su gran mayoría respondían a una ubicación natural privilegiada desde donde se podía observar algún, 131 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 131 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero fenómeno astronómico, calendárico o determinada característica del paisaje, que por algún motivo fuera relevante dentro de la forma de ver al mundo por parte de los grupos prehispánicos. Del estudio sistemático de las maquetas con pocitas y pocitas aisladas encontradas en la región de Xochimilco, Tláhuac y Malacatépec Momochco podemos adelantar las siguientes conclusiones: 1. De los monolitos donde se labraron los diseños en miniatura y de las peñas en que se entresacaron los pocitos, podemos asegurar que casi en su totalidad están en su sitio original. Esto quiere decir que no fueron transportados los soportes pétreos de las maquetas, para colocarlos en lugares más convenientes o privilegiados y que sólo fueron seleccionados para ser tallados aquéllos que cumplieran con los requisitos necesarios para cubrir determinados fines, usos y objetivos. 2. Las pocitas, terracitas, escaleras de diversos tipos y otros elementos en miniatura se labraron sobre las caras laterales y en las superficies de las piedras, además las condiciones naturales del lugar donde se ubican estos tallados hacían que para observar los motivos se tuviera que hacer desde determinado rumbo o punto cardinal. El usuario al ubicarse en determinada dirección veía el paisaje, sus cerros y volcanes, entradas al valle, así como rutas de acceso, pirámides y otros elementos culturales relevantes, así como accidentes geográficos que presentaban una topografía que era relevante dentro de la cosmovisión indígena. 3. Algunos de los peñascos en donde se labraron estas réplicas en miniatura, se orientan en forma natural o más bien desde estos pequeños sitios, se pueden ver las puestas y salidas del Sol en cerros destacados de sus horizontes calendáricos, en ciertas fechas significativas del año indígena, como sería el inicio del año mexica, cercanía a la terminación o comienzo de alguna de sus fiestas calendáricas, a los equinoccios y solsticios y celebraciones cristianas que realizan en los pueblos cercanos a donde se ubican estos relieves. Con fines de análisis si aplicamos la hipótesis del uso de los modelos en miniatura dentro de un contexto ritual, el que brindara el auto-sacrificio en este altar, tendría que estar viendo a un determinado sitio dentro de las ceremonias, ya sea que fuera hacia donde estaba la morada o representación simbólica de alguna deidad en el paisaje, o algún sitio con interés religioso, simbólico, mitológico y quizás calendárico y astronómico. Por ejemplo, pudiera ser que la salida o puesta del Sol en un punto destacado del horizonte participara en algún momento del ritual de auto-sangrado, marcando sus diferentes ritmos o quizás este astro fuera la deidad a quien ofrendaba su sangre el penitente, para hacer ciertas peticiones. B. La distribución de los elementos en miniatura labrados dentro de la piedra. La orientación y distribución de los elementos en miniatura del diseño tallado dentro de la superficie del soporte pétreo, está supeditado a la cosmovisión del indígena y a las características y accidentes propios de la roca. Localizado el monolito que contendrá el conjunto a labrar, ahora surge la necesidad de ubicar los elementos en miniatura dentro de la superficie pétrea. Al tallar el diseño en la piedra, el indígena le proporcionó al motivo una orientación determinada que respondiera a su cosmovisión y a sus necesidades religiosas, astronómicas, calendáricas, 132 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 132 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta agrícolas y quizás a actividades mineras extractivas. En muchos casos, el tallador de maquetas buscó que sus relieves labrados proporcionaran la orientación interna del diseño, su interrelación con el espacio circundante y su inserción en el territorio. Sin embargo, la distribución de los componentes del conjunto tallado, así como su relación con los puntos cardinales pudieron estar también determinadas por las características propias de la roca que soportan al motivo. Del estudio de la localización de las maquetas labradas en piedras fijas en un determinado territorio, del análisis de la orientación del tallado tridimensional en miniatura dentro de la roca y de la ubicación en el paisaje de este soporte pétreo y su relación con otros elementos prehispánicos, con los cuáles establecía alineamientos territoriales, solares y astronómicos, se deriva la necesidad de aplicar la siguiente línea de investigación. 3.9.4. Análisis arqueoastronómico6. Del análisis de la localización territorial de las maquetas prehispánicas y pocitas talladas en piedra, hemos encontrado que responden a un patrón que se repite, ya que algunas presentan alineaciones visuales y solares, entre ellas, y con cerros, y zonas arqueológicas e iglesias coloniales (como es el caso del petroglifo de Ollin en el cerro Cuahilama, (ver Anexo 1), lo que permite estudiarlas desde una perspectiva arqueoastronómica. La necesidad de analizar las maquetas y pocitas desde está disciplina, se originó precisamente al tratar de interpretar el contenido del monolito de Santa Cruz Acalpixca y detectar a partir de lo enunciado por Aveni (1982), la existencia en su superficie de una “Cruz Punteada”, diseño de procedencia Teotihuacana. Además, detectamos que esta “peña de Acalpixca, presentaba particularidades solares, calendáricas y posiblemente se utilizó en la planeación urbano- religiosa indígena y en la localización de sus sitios rituales y centros ceremoniales, en la Cuenca de México, propuestas que surgen de los estudios que tienen al respecto Broda (1991b, 1996, 1997ª, b) y Tichy (1983, 1991). Estas actuales propuestas, unidas a mediciones arqueoastronómicas precisas de los restos de estructuras piramidales existentes en las montañas de este pueblo lacustre, hechas por Iván Sprajc en 1992 y analizadas por él y sus valiosos comentarios y excelentes apreciaciones de las propiedades astronómicas del sitio, y al haber hecho hincapié en el significado estelar de los petroglifos del centro ceremonial. Todos estos elementos reunidos, nos motivaron a observar el desplazamiento del Sol en los horizontes calendáricos visibles desde la réplica con pocitas de las montañas de Xochimilco y hacer esto mismo con otras rocas labradas de este tipo localizadas en Milpa Alta. Así como establecer una relación espacial entre ellas y con otras figuras geométricas, cruces punteadas y petroglifos, pirámides e iglesias, lugares tradicionales de culto y cruces cristianas. 6 “El nombre arqueoastronomía, compuesto por vocablos de origen griego, puede traducirse cómo “Astronomía antigua”; pero no sólo se trata de la Astronomía en el sentido moderno de la palabra, no solamente de conocimientos que hoy calificaríamos cómo exactos o científicos, sino de todos aquéllos aspectos de la vida que tienen alguna relación con la observación de los astros. a la arqueoastronomía le interesa lo que el hombre, creador de culturas conocidas arqueológicamente, sabía sobre los eventos celestes, cuáles eran los que atraían su particular atención y cómo los interpretaba... Indagando en la función práctica y el papel social de los conocimientos astronómicos y las ideas relacionadas, y tratando de entender de qué manera los mitos y creencias reflejan lo observado en el cielo, la arqueoastronomía contribuye a la comprensión general del hombre, de las diferencias y similitudes entre las culturas y de su evolución (Sprajc, 1996:16). 133 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 133 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero De los estudios de campo y del análisis de la ubicación territorial de éstos pequeños tallados, con respecto a la posición del Sol en el horizonte en determinados días del año, se encontraron alineamientos solares7 entre algunas de ellas, y también entre las pocitas con iglesias y pirámides, y zonas arqueológicas, desde las cuales se observan las mismas posiciones del Sol en el horizonte en una o varias fechas del calendario agrícola. Contamos con dos ejemplos, fotografiados y registrados con GPS (ver Anexo 1. mapa 1), en donde las réplicas en miniatura con terracitas, escaleritas, templitos y pocitas marcan el sitio desde donde un hombre puede observa salir el Sol del cráter del Popocatépetl, el 21 o 22 de diciembre, fecha en que se registra el solsticio de invierno visto desde las pocitas del cerro Xochitepec (cfr. Zimbrón, 1997) y en esta misma fecha, otro hombre localizado a 15 Km hacia el sureste, ve la misma posición de salida de Sol ubicado en las pocitas del sitio Piedra Larga en Santa Cruz Acalpixca (cfr. Zimbrón, 2008). (fig. 86, 87). Tenemos indicios etnológicos de una posible reminiscencia de un culto a la piedra, que aun en la actualidad se practica, en el monolito del paraje de “Piedra Larga”, ubicada en los límites de Acalpixca y Xicomulco, en la zona montañosa de Milpa Alta y Xochimilco, donde aún se “baila” enfrente de este gran peñasco y que además, indica el sitio donde se lleva a cabo el cambio de mayordomía durante la fiesta católica de San Bartolomé, el 24 de agosto. y a menos de 500 metros de ella, se encuentra el altar con pocitas desde donde se ve el solsticio de invierno, salir el astro del cráter del gran volcán. Y es esta misma peña larga hacía la cual parece orientarse la estructura piramidal del Cerro Tenezcalco, medida por Ivan Sprajc, localizada en el pueblo de Santa Cruz Acalpixca (Zimbrón, 1992: 59-74). Lo mismo sucede con una réplica terraceada en el camino a Xicomulco y la Iglesia de Santa Cecilia, que marca la puesta del Sol, visto el fenómeno desde ambos sitios, el astro desciende en el mero pico del águila del Ajusco, durante el equinoccio (ver Anexo 1, mapa 1). Por tanto, para detectar los alineamientos, solo basta que se instalen uno o varios observadores, en cada una de estas réplicas el mismo día, para poder ver la salida o puesta del Sol, efectuarse atrás de una misma prominencia importante de su horizonte calendárico local. Aunque en ocasiones no existe la posibilidad ver la ubicación territorial de cada una de estas piedras, sin la ayuda del astro. Quizás estos fenómenos visuales fueron ocupados en actividades calendáricas, religiosas y rituales, además sugerimos como hipótesis a comprobar, ocupadas como herramientas topográficas en la planeación de emplazamientos urbanos y agrícolas. Podemos concluir en base a nuestras observaciones hemos detectado que algunos de éstos monolitos tallados con relieves tridimensionales, pocitas, canalitos y escaleras, presentan importantes relaciones solares puesto que fueron labrados para desde ahí, se pudieran ver puestas y salidas del Sol en puntos destacados de cerros y volcanes que forman sus calendarios de horizontes820, produciéndose el fenómeno en fechas significativas como serían los solsticios, equinoccios, tránsito cenital, mitad del año y fechas importantes del calendario agrícola, cívico y religioso mexica y otros días importantes, momentos de ortos y ocasos durante los cuales se pudieran efectuar rituales solares sobre las superficies de estas rocas e intervenir en los rituales propiciatorios o participar dentro de algún culto solar. 7 Los alineamientos solares los entendemos como las líneas visuales entre asentamientos, iglesias, poblados, cerros y sitios en que nos podemos ubicar y en cada uno de ellos podamos observar una idéntica posición de salida o puesta del Sol en los mismos puntos destacados del horizonte. Pero también puede haber localizaciones no solares, formando sólo conexiones visuales o en grados, de lugares en el territorio, como lo propone Tichy (1991). 8 “Los llamados calendarios de horizonte, …pueden definirse como sistemas observacionales que permiten computar el tiempo y fijar las fechas en el ciclo anual con base en la relación comprobada entre los eventos astronómicos, normalmente salidas o puestas del Sol en ciertos días, y determinados accidentes del horizonte local”…de los sitios ( Sprajc, 1997: 45). 134 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 134 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta De acuerdo a este enfoque, podemos proponer que a este tipo de “maquetas fijas” con diseños en miniatura de cerritos terraceados y pocitos, encontradas en las montañas de la región sur de la Cuenca y en otros sitios de Mesoamérica, las podemos considerar como objetos rituales tallados en piedra, o altares, cuyos usos se pueden extender de lo ritual y religioso al campo de la astronomía, utilizándolos como observatorio para seguir el movimiento de astros y estrellas y ocupar sus desplazamientos sobre los horizontes este y oeste, en la conformación de un calendario local, fenómenos relacionados quizás con los rituales a la fertilidad y al Sol, al culto a Tláloc, a los ancestros y a las terrazas agrícolas. Por lo que podemos proponer que el agua, la lluvia, el Sol, la Luna y otros cuerpos celestes y demás elementos naturales, proporcionan significado a las maquetas prehispánicas y a las pocitas, siendo parte de sus usos y de su mensaje simbólico. Una cuestión verdaderamente importante es que mediante el análisis de la localización de las maquetas prehispánicas en el paisaje y la dirección hacia donde se dirige el diseño labrado en su superficie rocosa, obtuvimos que la orientación de la peña tallada que contiene los relieves tridimensionales y hoyitos en miniatura, resulta de la ubicación natural del soporte pétreo, es decir, permanecen “in situ”, significa, que no fueron orientadas hacia los eventos astronómicos que se registran en sus horizontes calendáricos. Sin embargo, desde algunas réplicas, se observan importantes posiciones solares en el horizonte en ciertas fechas relevantes del calendario indígena, a pesar de no haber sido movidos de su posición original, y cada uno de estos tallados, forman parte de una red urbana orientada hacía ciertas fechas calendáricas y posiciones de salida o puesta del Sol en determinados picos destacados. Así, en un primer acercamiento podemos detectar que posiblemente se establecían redes de sitios indígenas en el territorio, producto de una selección de lugares y soportes pétreos, por lo que el estudio de la orientación de los modelos labrados en rocas fijas, nos permitirá ver su lógica de ubicación y su relación espacial con otras maquetas, pocitas, petroglifos, estructuras piramidales y elementos topográficos, y astronómicos. En cuanto a la orientación de los diseños labrados en las superficies y caras laterales de los peñascos, los relieves pueden presentar determinado acimut y dirigirse a alguno de los puntos cardinales, a las salidas y puestas del Sol y de alguna estrella o hacia lugares más antiguos, míticos, sagrados y religiosos de la Cuenca. Así los monolitos tallados pudieron ser utilizados como punto de observación solar por lo que se hace pertinente el estudio de los horizontes observables desde las maquetas prehispánicas, es decir, de sus calendarios de horizonte. Pero, por lo regular su dirección acimutal es relativa ya que el minúsculo tamaño del motivo medido, así lo determina; quizás su ubicación del tallado dentro del soporte pétreo es más simbólica y responde a sus formas y características físicas de la roca, que a una concepción y actividad práctica. Por tanto tenemos que sólo pudieron orientar estos relieves de tal forma que pudieran ver desde ahí algún fenómeno celeste, mientras aplicaban algún ritual vertiendo líquido en sus drenajes, canalitos y pocitas. En el siguiente capítulo hablaremos del simbolismo de las escaleras en la iconografía de las fiestas mexica de Atemoztli y Atlcahualo, su posible culto solar y su participación en rituales dirigidos a los cerros terraceados. Podemos decir, que los principales elementos naturales que inciden sobre las réplicas prehispánicas y las pocitas labradas, son el agua y el Sol, cuyo uso y significado también analizaremos posteriormente. 135 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 135 25/03/20 16:03 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 136 25/03/20 16:03 Capitulo cuatro Las replicas prehispánicas y las piedras con pocitas, fueron altares ocupados en los rituales solares y de los cerros. 4.1. El urbanismo indígena. Nosotros decimos que el urbanismo prehispánico de la última época antes del contacto europeo, se caracterizaba por la existencia de un núcleo principal en la ciudad, donde se acumulaban y almacenaban los excedentes agrícolas, los obtenidos por la recolección, la caza y la pesca, los productos manufacturados y las actividades de producción y de intercambio, además era la sede de los poderes gobierno, de la guerra, donde se impartía la educación y donde moraban los dioses y el lugar de donde se difundía la religión y la ideología dominante, donde se realizaban las actividades rituales y las ceremonias más suntuosas, donde se concentraban los conocimientos, científicos, calendáricos y astronómicos, y se guardaba la memoria histórica de los pueblos indígenas. Ciudades como Tenochtitlán era el prototipo a seguir por otros grupos alejados del medio lacustre, pues en ella, se combinaban las actividades agrícolas muy cerca de su centro de poder, aprovechando las aguas de sus lagos y creando una vialidad por medio de canales que permitían que el indígena privilegiado viviera dentro de las tierras de cultivo y tuviera su casa contigua a la zona de trabajo, además de disponer de lugares cercanos donde podía comercializar sus productos. De hecho la principal urbe mexica era una ciudad en agua, cuyo modelo espacial, tal vez, fuera requerido y propenso a querer ser reproducido en otras latitudes, su característica de estar inundada, quizás contribuyo a producir maquetas en piedra, de ciudades con sus sistemas hidráulicos y hacer diseños que acumularan líquido en sus relieves, en los lugares que el clima era seco como el sitio de “Plazuelas”, en Guanajuato (fig. 10). La ciudad tenochca consideraba como la réplica del universo, lo que ideológicamente la hacía más atrayente e interesante, además era el prototipo de un mítico lugar de origen, y a la vez la tierra prometida que se construyo obedeciendo a un patrón de un modelo imaginario que estaba fuera de este mundo. Es decir respondía su configuración y localización espacial a planteamientos de índole míticos e ideológicos. “En el plano territorial, los hombres construían sobre la tierra la réplicas de los lugares míticos y las pirámides eran edificios templarios que reproducían la figura de los cerros. Fue también común en toda Mesoamérica que los templos fuesen réplicas del cosmos. Nezahualcóyotl 137 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 137 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero construyó en Tetzcoco un templo de nueve pisos, y la causa expresa de su altura y forma fue que nueve eran los cielos.”(López Austin, 1995: 217). Según las fuentes antiguas además del Tlalocan, hay varios lugares donde van los muertos, y que se repite su estructuración en nueve casas, nueve lugares en la tierra entre ellos uno celeste y nueve habitaciones o morada del mundo. Nuestro comentario es que el número nueve es un numeral importante que se repite en algunos de los relieves de escaleras que se han tallado en los soportes pétreos de los prototipos prehispánicos. Pero dentro del pensamiento mexica, también era posible que los lugares míticos se ubicaran dentro de la geografía sagrada, sin tener una localización y una réplica real en el territorio. El investigador “Rudolf van Zantwijk, propone que había cuatro lugares míticos en cada uno de los cuadrantes del plano horizontal; Mictlán, el mundo de los muertos, queda en la parte noroccidental; Tlalocan, en la nororiental; La casa del Sol, en la suroriental, y Tamoanchan en la parte suroccidental del mundo” (López Austin, 1995: 81). Y todos estos lugares incluyendo a Tenochtitlán pudieron ser los modelos o maquetas que se copiaban en el territorio indígena y también se tallaban en miniatura en piedras y en grandes monolitos. Parece ser que bajo esta óptica, se dirige la arqueóloga Carmen Cook, al elaborar su hipótesis en torno al significado de la réplica de Santa Cruz Acalpixca, al referirse a los animales y flores que aparecen en el diseño, son estos motivos tallados que la llevan a pensar que se trata de la reproducción de un lugar mítico, que bien podrían ser estos sitios de que nos hablan los cronistas. En cuanto a los lugares mencionados arriba solo nos concentraremos en el Tlalocan, a la vez lugar terrenal y mítico que quiere decir tierra de riquezas o paraíso terrenal, ahí habita Tláloc y donde los rituales y ceremonias dirigidas a esta deidad se ocupan réplicas de cerros en miniatura, que es el tema principal de este trabajo, pero antes veremos el simbolismo del agua y la lluvia y el Sol, sobre nuestros tallados en piedra. 4.2. Fenómenos naturales que dan significado a los relieves tallados. Se debe considerar a este tipo de réplicas como interactuantes con los elementos naturales ya que fueron hechas para tener un funcionamiento con ellos y, por tanto forman parte de su significado. Tienen una asociación muy estrecha sobre todo con el agua, sí suponemos que fueron hechas para contener o soportar el escurrimiento de líquido en su diseño o almacenar, recoger y atraer simbólicamente a la lluvia. Así, a este respecto tenemos tres líneas de análisis: A. Incidencia del agua y la lluvia en los diminutos motivos de las réplicas. Una de las principales características de las maquetas prehispánicas es el funcionamiento de sus drenajes, canalitos, pocitas y escurrimiento de la lluvia en sus escaleritas o de algún líquido que se llegue a verter en su superficie. Al verter agua en sus pocitas más altas, permite que el líquido circule en sus hendiduras talladas, produciendo que se remarquen por secciones el diseño, resaltando en diferentes tiempos y momentos, ciertos aspectos de los motivos esculpidos, apareciendo a veces figuras de animales y flores formados por los canalitos y hoyitos. Es decir, permite un funcionamiento de su diminuto sistema hidráulico en miniatura (fig. 33). 138 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 138 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta B. Incidencia de la luz solar o lunar sobre los diseños de las réplicas. El Sol formaba parte del significado simbólico de las réplicas y petroglifos, por el juego de luces y sombras, producidos en su superficie, por las diversas posiciones del astro. También su relación solar y astronómica se veía reflejada en la capacidad, de alguna de estas piedras grabadas, para desde ahí, poder observar ortos y ocasos solares, viendo el círculo del Sol salir o entrar atrás de puntos prominentes de su horizonte local visible. Así que los rituales de autosacrificio se podían hacer en los momentos o fechas en que el Sol despuntara por el horizonte en puntos relevantes, o desapareciera atrás de ellos. Por lo que hemos concluido que se establecían relaciones calendáricas y territoriales muy importantes entre las maquetas y pocitas, los templos, estructuras y el movimiento solar, C. Reflejo de las estrellas en el tallado en miniatura cuando este contiene agua. No descartamos la posibilidad de que el reflejo por un periodo corto de tiempo, de una estrella, la luz solar o lunar, pudieron participar dentro de alguna ceremonia. Por ejemplo, cuando el Sol se encontrara en el cenit, su luz reflejada en la pocita con agua pudiera decirnos el momento en que iniciaba un ritual. Es más probable que el reflejo de las estrellas en las pocitas, fueran consideradas como parte de su significado simbólico y ornato religioso y que el tiempo en que la imagen de algún cuerpo celeste se reflejara, marcaba un momento importante en el ritual de autosangrado, sin que esto fuera sólo parte de una actividad de observación astronómica. En el apartado de análisis arqueoastronómico podremos ver, las particularidades calendáricas de las réplicas con pocitas y pocitas aisladas. 4.2.1. Las réplicas prehispánicas y pocitas aisladas: su relación con la lluvia y el agua. En cuanto a las pocitas se pueden dividir en dos grandes tipos; Aquellas que fueron talladas por el hombre y las que fueron cavadas en la piedra por la propia naturaleza. Así, podemos observar que el agua de lluvia acumulada en las hojas de los árboles, produce un constante goteo que incrementa las posibilidades de cavar pocitas en las rocas en forma natural, que luego el indígena reprodujo labrándolas en peñas. Por tanto, la lluvia fue uno de los más importantes elementos naturales, que completaban el mensaje simbólico de las réplicas en miniatura. El agua caída de la nube, producía en las superficies de estos tallados, escurrimientos que hacían resaltar sus diseños, y las características de los monolitos y sus relieves esculpidos, daban la posibilidad de distribuir y almacenar líquido en ellos, por un lapso corto de tiempo. Por otra parte, la capacidad de las rocas de mantener la humedad del ambiente, hizo que los soportes pétreos de los tallados convivieran con plantas parasitarias que se extienden y distribuyen en sus aristas y en ocasiones pequeños cactus y nopales nacieran en sus grietas donde se acumulaba tierra. En zonas muy húmedas hemos observado que las pocitas poco profundas están cubiertas de musgo, como en los bosques de Tlalmanalco, cerca del Iztaccíhuatl, mientras que en zonas secas las concavidades permanecen estériles por un largo periodo del año, y no cuentan con éstos microscópicos vegetales, dando un resultado secundario que es la diferente coloración de la superficie pétrea. En tiempo de lluvia, el agua que desciende de las partes altas de los cerros, forman junto con la piedra, piletas y cascadas que funcionan durante el temporal. También con la lluvia se inundan 139 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 139 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero las superficies de las rocas talladas con relieves y pocitas, las cuales simulan pequeños sistemas hidráulicos, que con el agua producen escurrimientos, que son dirigidos según las direcciones de sus canalitos, la profundidad, e inclinación de sus pendientes. Este tipo de relieves pudieron considerarse como fuentes, que quizás provistas de un carrizo o canal de barro, con líquido proporcionado por algún manantial cercano, tendrían agua corriente una gran parte del año. Hay otras que por ser piedras con mayor altura sólo son cubiertas de aguas en los torrenciales o cuando le es vertido algún líquido en su superficie. Cuando deja de llover, las pocitas que se localizan en las faldas de los cerros, están llenas de pequeñas piedrecitas, arena y lodo, que descendieron de las partes altas de las montañas. El aspecto que presentan estas peñas labradas es diferente al estar secas o cuando tienen agua. Por ejemplo, cuando no se encuentran húmedas su aspecto es seco, poroso y grisáceo, cenizos. En cambio, al mojarse por algún medio, su color es más intenso, y el agua parece cubrir las porosidades. Esto hace que la superficie sea más lisa o aparente serlo. Los colores amarillos y grises se vuelven más obscuros y resaltan sus diseños tallados o parte de ellos. Mojadas las superficies de las piedras labradas, brillan en el día con el Sol. Cuando tiene una superficie casi plana con oquedades donde se acumula el agua, durante la noche pueden funcionar como espejos en los cuáles se reflejan el firmamento y sus estrellas. Pero este efecto reflector, más que servir para hacer observación astronómica de la bóveda celeste, se integran los cuerpos luminosos estelares al diseño, pasando a ser parte de su significado ritual o religioso. Esto sucede ya que la porosidad de las piedras donde se tallaron las pocitas, impide que el líquido acumulado en sus concavidades, permanezca su nivel por mucho tiempo, impidiendo, que funcionen como herramientas astronómicas, las cuales requieren de constancia durante lapsos prolongados de observación. Tanto el rocío matutino, dura poco tiempo en su superficie, como el agua acumulada en sus hoyitos, se evapora y desaparece con los primeros rayos del Sol. La consecuencia más palpable de la acción del agua y el Sol sobre las piedras, es producir la evaporación de líquidos y esto es debido a sus características naturales de poder almacenar energía solar. En cuanto al clima y sus variaciones, las piedras tienen la capacidad de guardar calor durante el día soleado, lo que produce que un monolito tenga la posibilidad de desprender algo de calorcito durante la noche, regulando la temperatura a su alrededor y generando un microclima que puede ser ocupado por el hombre o por los animales que estén a su alrededor. Pero también tiene la capacidad de guardar el frío y enfriar el entorno, aunque por lo regular el frío es aislado por la piedra. Las rocas al tocarlas con la mano, a veces se sienten húmedas y frías, presentando porosidad y aspereza al tacto, y en otras ocasiones fueron medianamente pulidos sus planos y aristas. Por otra parte, en las concavidades naturales o labradas y en las accidentadas caras de la roca, el roce del aire en algunas ocasiones produce sonidos y permite la evaporación de líquido acumulado en sus depresiones. En el día, pero más frecuente durante la noche, las rocas producen en ocasiones tronidos por los cambios bruscos de temperatura produce que las piedras se colapsen y sufran rupturas a su interior y pueden perder alguna escama de su superficie o, a veces, estrepitosos ruidos provenientes de su interior. Es muy importante que con los cambios extremos, de calor a frío, o a la inversa, las piedras a veces produzcan sonidos como truenos al fracturarse su estructura interna. Esto se podría relacionar ideológicamente con lo que sucede con los fenómenos eléctricos durante el temporal. La vegetación actual en torno a las piedras talladas consiste por lo regular en plantas propias de la zona, como los arbustos, casi no hay grandes árboles Sin embargo, también hemos encontrado 140 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 140 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta “pocitas” y sus diseños asociados, en los bosques o se localizan cercanas a las veredas y en prominentes peñascos de las formaciones montañosas. Hemos detectado que algunos animales conviven con estos relieves y en tiempo de lluvias son visitadas por algunas pequeñas aves las cuales beben de sus aguas almacenadas y por la noche son refugio de pequeños roedores y mamíferos, y que algunos de ellos depositan su excremento dentro de las pocitas, estos desechos por lo regular contienen semillas, que se almacenan en el fondo de los hoyitos. Finalmente el hombre le agrega fuego en la base de algunas de éstas peñas, para someterlas a un determinado tipo de ritual. Así, mediante rituales sobre éstos motivos se pretendía “atraer” los fenómenos y sus fuerzas representadas en seres y dioses, siendo estos relieves también sus moradas y sus puertas de entrada. El fin, era atraer la lluvia y diseminar sus beneficios por los cuatro rumbos de su territorio y, con esto llegaría la fertilidad previas prácticas rituales sobre estos altares. Podemos decir, que eran estos los objetos religiosos mediante las cuáles al recrear el funcionamiento de los manantiales y sus sistemas de riego, hacían llover, al simular el hombre lo que sucedía en términos reales en la naturaleza. Los pequeños motivos en piedra funcionaban como juegos mágicos propiciatorios donde participaba el grupo social. La piedra tallada sería un “juguete ritual” en miniatura donde el indio reproducía lo que veía suceder en la mecánica cósmica y quería que fuera repetido en su paisaje con la participación de sus dioses. Estos procedimientos mágicos estaban fincados en su cosmovisión e interpretación del mundo. El hombre de esa época quizás pensaba que al recrear antes que sucediera el fenómeno meteorológico, al verter algún líquido sagrado en sus pocitas labradas, esto haría que precipitara nuevamente la lluvia al cumplirse el ciclo. Precisamente aquí se toca un rasgo fundamental de estos tallados en miniatura, y que, es el de contener y diseminar el líquido que se llegue a verter en sus relieves tallados. Esta es la cuestión central que encontramos al observar el tallado de la réplica de Acalpixca, es que sus motivos labrados tenían una relación muy estrecha con el agua y la lluvia, ya que este líquido distribuido en su superficie, le permitía tener a su minúsculo diseño, un funcionamiento hidráulico, que era parte de su mensaje simbólico, dándonos además pistas sobre los posibles usos de este monolito. Se detecto que algunas de las pocitas podrían formar parte de un sistema real de riego agrícola, sustentado por el agua permanente de un manantial, un río o por escurrimiento natural del agua de lluvia, como en el sitio olmeca de Morelos (fig. 15). Así, para ver el desplazamiento del agua en este relieve pétreo, echamos una pequeña cantidad de líquido sobre la roca, y vimos como corría por sus diminutos cauces, a través de sus canalitos, pocitas, escaleritas, y alrededor de los drenajes de los templitos y en los sistemas de riego pertenecientes a las representaciones en miniatura, que identificábamos como cerritos terraceados. Además, vimos que el agua vertida en los canalitos que formaban los cuerpos de los animales y plantas esculpidos en estas peñas, iban resaltando sus figuras al paso del líquido a través de sus profundos diseños (fig. 33), flora y fauna que habitaba en el entorno y que quizás visitaban ha estos relieves pétreos (figs. 5, 12, 33). Las réplicas de las terracitas agrícolas iban acompañadas de su sistema de riego, compuestas estas miniaturas, por pocitas y canalitos que las unían y permitían que escurriera algún líquido entre ellas, y por los relieves de la maqueta. Estos pequeños sistemas hidráulicos funcionaban al verterles algún líquido, por lo que podrían ser la representación de manantiales y ríos ubicados en la zona montañosa de la Cuenca. Esta interpretación de éstos motivos tallados la circunscribíamos 141 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 141 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero dentro del culto mexica a la fertilidad, al agua y a los cerros, marco teórico propuesto por la Doctora Johanna Broda. En ningún momento consideramos que la identificación de un sistema hidráulico como un tema contenido en este tallado, se contraponía con el posible uso ritual del monolito, (uso que la arqueóloga Carmen Cook (1955) había sugerido como el fin de esta maqueta), sino por el contrario concluíamos que su función social de este tallado fue de tipo religioso. Y que en una de las elevaciones de este monolito, en la sección “C” del mismo relieve encontramos, esculpido en miniatura un sistema agrícola de terracitas, con sus escaleras de acceso y pocitos y canales que formaban su sistema de riego y que se había esculpido aprovechando las depresiones propias de la roca (fig. 33). Por lo que, las réplicas en miniatura de estas terracitas en piedra, pudieron haber tenido como objetivo y función, pensamos nosotros, servir de altares en donde hacían las ofrendas de petición, dentro de los rituales dirigidos a un probable Culto a las Terrazas Agrícolas, hipótesis que propusimos en nuestro proyecto de investigación publicado por la ENAH, (Zimbrón, 1991). Así, a través de nuestras observaciones, encontramos que estos pequeños labrados en roca, tenían profundas relaciones especialmente con el agua. Lo que nos permite considerar que las réplicas en piedra, se labraron para formar parte integral del paisaje o entorno natural donde se ubican y funcionar con los elementos primordiales de la naturaleza, los cuáles complementan su “significado”. Por tanto podemos decir que su diseño dinámico es la representación en miniatura del paisaje ritual circundante idealizado del asentamiento productivo indígena. Por lo que en esa época proponíamos que las réplicas en piedra por sus motivos representados pueden ser llamadas; “paisajes rituales en miniatura”, “cerritos arqueológicos terraceados” o “cerritos terraceados”, “pocitos ornamentales y rituales”, “sistemas hidráulicos en miniatura”, “centros urbanos en agua”, “ciudades Tláloc”, “Tamoanchan” o “Tlalocan”, etc. Nosotros optamos por nombrar estos tallados como: Réplicas en miniatura del paisaje. Donde réplica es un concepto teórico, surgido de una práctica social, en la que el indígena construye prototipos mentales y materiales, para interpretar el mundo real o mítico y la naturaleza donde vive y transforma cotidianamente. Este tema lo desarrollamos en capítulos anteriores. También encontramos una relación muy estrecha con el Sol, pues desde algunas de ellas se observan salidas o puestas del astro, en puntos importantes del paisaje en significativas fechas, momentos durante los cuales se podían hacer determinadas ceremonias sobre estos altares pétreos, tema que desarrollaremos en el siguiente inciso. 4.2.2. Las réplicas prehispánicas y pocitas aisladas: su relación con el Sol. También se deben de tomar en cuenta la incidencia de la luz del Sol en estos diseños tallados, así como las posiciones del Sol en los horizontes visibles desde estas piedras, como veremos a continuación. Es frecuente que donde se ubican los diseños de escaleritas y pocitas, se domine una gran parte del paisaje circundante y que su localización a veces se relacione con la posición del Sol en los horizontes locales y su movimientos aparentes durante el día y el año, solsticios y equinoccios, y otros días que podrán corresponder a las fiestas mexicas y principios del año indígena, marcados estos acontecimientos por ortos y ocasos solares que se realizan atrás de picos destacados (fig. 88, 95). Pero también el juego de luces y sombras proyectadas en el territorio influye sobre el uso y significado de las réplicas y las pocitas talladas en piedra, ya que sólo a ciertas horas, deja ver nítidamente los relieves en miniatura y en otros momentos no permite observarlos y esto 142 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 142 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta se debe a la inclinación de los rayos del astro con respecto a los diseños y su cambio de luminosidad a lo largo del día. Por lo que colocando en algunos de los pozuelos, pequeñas estacas madera redondeada y con cierta longitud, se podría medir la fecha del pasó del Sol por el cenit en las latitudes donde se localizan estos motivos. Además, la luz solar incide de forma diferente en las caras del soporte pétreo, permitiendo ir apreciando elementos imperceptibles al variar la posición del Sol en la bóveda celeste, es decir, según la hora del día, se genera diferente tipo de luminosidad, permitiendo aparecer o desaparecer a nuestra vista motivos labrados en las diversas superficies de la piedra, dándoles en ocasiones realce a ciertos elementos, y en otros momentos no nos permite que observemos otros trazos tallados. Es importante mencionar que en muchos de los diseños terraceados, encontrados en la región de estudio la luz solar fue determinante para identificar y ver los grabados en miniatura sobre las peñas. De hecho, el arqueólogo Jorge Ángulo, detecta que en algunas de las maquetas del sitio olmeca de Chalcatzingo, en Morelos, la particularidad de que sólo a ciertas horas, se pueden apreciar algunos de los diseños labrados en las piedras, en otros casos permitía resaltar detalles que eran imperceptibles a simple vista, ya que la inclinación de la luz solar era desfavorable. (Comunicación personal, en mayo de 1990). Esto nos lleva a pensar en la posibilidad de que ciertos relieves permitan fijar los intervalos del día según se iban iluminando sus componentes, sirviendo como relojes solares que indicaban los diversos momentos en que se efectuaban algún tipo de ritual sobre ellas. Dentro de los fenómenos interesantes producidos por la luz solar, es aquél que al atravesar los rayos solares por alguna oquedad al interior de un recinto o cueva (como en Xochicalco, Morelos), al interior se iluminan con luz blanca sólo ciertos detalles de algunos motivos labrados en las paredes o piedras que hay en el lugar. Este haz de luz blanca es parecido a la que refleja la Luna a la tierra durante la noche, diferente a la amarilla producida durante el día por el Sol, esto debió de llamar la atención a los indígenas. Además la luz lunar hace brillar a los tallados en miniatura y hacen que sus superficies aparenten estar humedecidas durante la noche. Así, proponemos la hipótesis de que las pocitas y sus diseños asociados fueron hechos para que los factores naturales como la luz solar y lunar produzcan efectos de luz y sombra sobre sus relieves. Del análisis de la localización territorial de las maquetas prehispánicas y pocitas talladas en piedra, hemos encontrado que responden a un patrón que se repite, ya que algunas presentan alineaciones visuales y solares, entre ellas, y con iglesias cristianas, pirámides y cerros, y zonas arqueológicas y sitios que presentan actividad ritual actual lo que permite estudiarlas desde una perspectiva arqueoastronómica (fig. 87). En cuanto a una relación en grados, entre estos tallados y otros elementos del paisaje, solo se podría dar en forma fortuita y como producto de una selección por parte del indígena. Pero aquí es importante aclarar que las piedras en la mayoría de los casos no se movieron de su sitio original para dirigirlas a determinado evento astronómico, solo el diseño tallado fue el que pudo tener una cierta orientación interna en la roca o que el observador desde ella pudiera estar obligado a mirar hacia ciertos puntos del horizonte. 4.2.3. Relación de las pocitas con Tláloc, el agua y la lluvia. Si partimos de que las réplicas prehispánicas con pocitas, tienen una fuerte relación simbólica con la lluvia y el agua en movimiento, al escurrir ésta en su superficie, ya sea que el hombre vierta algún 143 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 143 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero líquido o sea la propia naturaleza quien la proporcione. De esta forma los prototipos podrían ser altares ocupados en los ritos de petición de lluvia y estar asociados con las fiestas del calendario que corresponden a la estación estival. En este sentido, Johanna Broda (1971, 1982, 1991, 1997ª: 49), ha demostrado que el culto de los cerros era un aspecto fundamental del culto a Tláloc, y que los indígenas siempre hacían ofrendas sobre ellos y esta es la razón de ser de los santuarios en las montañas de la Cuenca. Nos dice, la autora, que a las prominencias se les pedía la lluvia y se creía que ellas, guardaban durante la estación seca el agua en su interior, líquido subterráneo que llenaba el espacio debajo de la tierra para luego liberarla en la estación húmeda, y por medio de sus cuevas se podía llegar al inframundo. Quizás de la creencia de que los cerros almacenaban agua en su interior, provenga la idea indígena del Tlalocan subterráneo. Así, el Tlalocan – era el paraíso del dios de la lluvia-, cuya entrada comunicaba a los cerros y a las cuevas con el mar y de él salían las fuentes para formar los ríos, los lagos. También, los cerros como generadores de la vida en el interior de la tierra se identificaban así con el culto de los muertos que regresaban al seno de la tierra, y de los progenitores de los pueblos. Por tanto, el Tlalocan se reproduce, proyectándose en lugares sagrados, cerros y templos, lo que genera sus copias en el territorio, en el espacio construido y en las obras pintadas y talladas en piedra, las hechas en barro, en tzoalli masa comestible, madera y otros materiales. Estas proyecciones son parte de los conocimientos que se tenían sobre la naturaleza en ese periodo histórico. Por tanto, el Tlalocan era un vasto espacio de exuberante vegetación que se extiende bajo la tierra, una bodega de mantenimientos o un depósito de agua del que surgen tanto las lluvias como las corrientes terrestres. Este lugar real o mítico fue uno de los pivotes en torno al cual se estructuraban muchos de los pensamientos religiosos indígenas y era el lugar de morada de una de las principales deidades, Tláloc, dios de la lluvia, es esposo de Chalchiuhtlicue, “es dios creador y distribuidor del agua entre los hombres, dueño de un aposento de cuartos en medio de un gran patio donde están cuatro barreños de agua. El agua es distinta en cada uno de los barreñones, benéfica o nociva para la agricultura” Por otra parte, los ahogados eran enterrados en el ayauhcalco, esa casa cuádruple que era la representación de Tlalocan. (López Austin, 1995; 178 y 193). En la cita anterior tomada de la “Historia de los mexicanos por sus pinturas”, es claro que se nos está hablando de un sistema hidráulico, el cual era regulado por la divinidad. Este tema pudo ser tomado como modelo para tallarlo en piedra, en forma idealizada y quizás de aquí provenga la idea central de las maquetas prehispánicas, de conducir y distribuir por medio de canalitos, el agua sobre su superficie. Sin embargo, es claro que estas redes hidráulicas existieron realmente, en los sitios indígenas y que no sólo el mito fue el único ente generador de los modelos en piedra. Todas estas ideas surgidas de la cosmovisión prehispánica, pudieron ser temas que se trataron de plasmar en la roca a través de ocupar la técnica de maqueta utilizando los elementos existentes en el paisaje real o mítico. Debemos aclarar que los lugares míticos y mágicos se formaban a partir de lo existente en el mundo indígena, lleno de agua y vegetación, también eran morada de dioses y muertos, muy bien estos paisajes paradisíacos basados en sitios terrenales, pudieron ser los motivos que se tallaron en las maquetas prehispánicas las cuales tenían la característica de almacenar, conducir y distribuir la lluvia por medio de sus pocitas y canalitos y estar compuestos sus diseños con plantas y animales como la piedra monolítica de Acalpixca en Xochimilco. 144 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 144 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Tenemos otro ejemplo, en el sitio de Plazuelas, Guanajuato, donde se talló en una roca, la réplica en miniatura de este lugar arqueológico, estos pequeños relieves son propensos a inundarse, por lo que en época de lluvia, almacenan el agua en su diseño y sólo sobresalen las azoteas de los diminutos templos y las almenas más altas, de los edificios y bardas y donde su soporte pétreo simboliza el territorio o el centro donde la ciudad está asentada –sobre agua–. (fig. 10). Los cerros en el pensamiento prehispánico son como cajas llenas de agua y el altépetl nombre que se conocía a los asentamientos indígenas y que significaba “agua-cerro”, son las ideas que quizás inspiraron los motivos que se trataron de reproducir en las réplicas de piedra, utilizando los elementos existentes en el paisaje real. Así, en la cosmovisión mexica, la concepción del Tlalocan era un punto fundamental y fue el eje en torno al cual giraban muchas de las ceremonias, en donde en algunas de ellas, participaban los cerros convertidos en representaciones de deidades. En el mundo del Posclásico había un sistema coherente de creencias, de ritos y de fiestas enmarcadas dentro de un culto al agua y a los cerros donde participaban pequeños modelos de cerritos personificados e idealizados y esas prácticas son las que trataremos de describir en el siguiente apartado. 4.3. Las réplicas de cerros en miniatura y las fiestas mexicas. Hablando de la geografía actual, al oriente del Cuenca de México está el Tláloc, en cuya cumbre había un importante templo del dios, este cerro se ubicaba en los límites de Coatlinchan, Coatépec, y Huexotzinco. Ahí se había construido un conjunto de figuras, de las cuales la mayor era este mismo monte y el resto de ellas más pequeñas que la rodeaban, eran las prominencias que existían a la redonda, cada uno de ellos con sus nombres particulares. Sahagún nos dice que las figuras de los cerros se hacían en las fiestas religiosas eran obviamente, bodegas de mantenimiento. Estaban hechas de tzoalli, con dientes de pepitas de calabaza y ojos de frijoles negros (cfr. Brotherston, 1997: 25-48). Por otra parte, las celebraciones mexica a los cerros se llevaban a cabo en las fiestas calendáricas, de Tepeilhuitl y Atemoztli, en las cuales modelaban pequeñas figuras de cerros, con masa de tzoalli, que reproducían las más importantes prominencias y estas réplicas -en el sentido que le da a este término López Austin-, eran comestibles y eran entregadas al tlatoani para que las ingiriese ritualmente y fueron conocidas con el nombre de tepictoton. En el Códice Matritense, Sahagún muestra gráficamente, las reproducciones idealizadas y en miniatura de los principales cerros que se ubican al oriente de la Cuenca, (figs. 4, 26). Modelo que simbolizaban las más altas cimas, estas eran humanizadas ya que se representaban con la cabeza de un indígena, luego se colocaban en el recinto más obscuro del templo llamado Tlillan, y en orden jerárquico, en medio de todos estos cerros comestibles se ponían los que representaban al Popocatépetl que era tenido como jefe de todas las demás eminencias de la región, lo mismo sucedía con el Iztaccíhuatl: su adoratorio tenía las imágenes de los cerros que lo rodeaban. (Sahagún, 1989, T.I, Libro 2°, Cap. XXXV, 167.). En otras ceremonias hechas a las faldas del Popocatépetl, se mencionan las figuras comestibles de montes que allí se sacrificaban, es decir eran ingeridas por hombres enfermos, por supuesto, fueron copias de montañas importantes, pero que su forma física no necesariamente se reproducía fielmente, sino que se humanizaban y por lo tanto se idealizaban. (figs. 4, 26) También al Tlalocan por el tipo de muerte ingresaban los hombres, al que moría hidrópico, ahogado, golpeado por el rayo, el buboso, tumoroso, paralítico, etc... Al enterrarlos los vestían de 145 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 145 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero papel, los pintaban y les ponían una vara de madera en las manos, y se ponían frente a ellos, figuras alargadas que representaban sus huesos (Sahagún 1989, T.I. Libro 20, Cap. XIII, 93, y Cap. XXXII, 154-155) e imágenes de los montes, que por supuesto eran en miniatura y que nosotros podemos decir que son réplicas o modelos idealizados de estas prominencias. Así, el Tlalocan se puede concebir también como el lugar al que van los muertos y como lugar de felicidad y de constante verdura. Además, en la cosmovisión mexica, la concepción del Tlalocan era un punto fundamental, y fue el eje en torno al cual giraban muchas de las ceremonias, en donde en algunas de ellas, participaban los cerros convertidos en deidades. Así, la práctica de modelar prototipos en miniatura corresponde a los cultos relacionados con el Tlalocan y su muy cercana relación con el culto a los cerros. Regresando a las pequeñas figuras de montes y cerros estas han sido ampliamente comentadas por Johanna Broda quien considera que las figuritas modeladas, son ejemplos del uso ritual de miniaturas y que estas reproducciones son una modalidad de dicha práctica, pasemos a ver lo que ella dice, al respecto: “Los cronistas nos relatan que en las fiestas de Tepeilhuitl y Atemoztli, los mexica daban culto a los cerros y modelaban unas figuritas en miniatura de masa de tzoalli (los llamados tepictoton o “figuritas modeladas”) en representación de los principales cerros de la Cuenca enumerándolos con su nombre…” (Broda, 1996: 43,1997ª: 49,1997b: 142.), (figs.4, 26). “Quiero destacar que se trata del uso ritual de miniaturas (réplicas en miniatura) que era muy importante en el culto y la cosmovisión mexica y encontraba múltiples formas de expresión” (cf. Broda, 1971, 1979.). “Estas imágenes en miniatura pertenecían al culto de los dioses de la lluvia como deidades de los cerros y de la fertilidad humana y agrícola; se hacían también en honor de los muertos y/o ancestros…. Las maquetas…, también constituyen una modalidad del uso ritual de miniaturas” (Broda, 1997b: 142, 143). Nosotros haríamos algunos comentarios a este respecto: Al observar las ilustraciones de los tepictoton o los ídolos de los cerros, hechas de masa de tzoalli, destacan dos cosas interesantes: Primero; es que las figuras de los cerros no son reproducidas según sus características físicas, sino que han sido idealizadas, agregándole a sus faldas, torso, brazos y manos que en algunos casos portan báculos que indican sus propiedades, las cuales pueden incluir las astronómicas, y sus cabezas humanas, están adornadas con los atavíos que le son propios a cada uno de estos dioses. Es decir, que se usó un grado de simbolismo muy complejo al reproducir cada una de estas elevaciones montañosas, respondiendo a lo dictado por la cosmovisión indígena y por tanto, en los tallados en piedra, al copiarse lugares ya sean míticos o reales, también estos, podrían sufrir una mayor o menor posibilidad de idealización al labrarlos. Segundo; En las reproducciones hay una equiparación entre los templos y los cerros, es decir, la montaña es a la vez lugar donde habita la deidad y recinto donde se le puede adorar. Así, el cerro, es al mismo tiempo, templo y deidad, estableciéndose una relación de réplica entre estos tres elementos. Es claro que la práctica de modelar figuras en miniatura en masa de tzoalli, era una actividad, que tenía que ver con las técnicas de representación que estaban al alcance del indígena y que respondía a una necesidad ideológica y que esta forma de reproducir los temas sagrados, respondía a una circuns146 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 146 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta tancia parecida a la que motivaba a tallar en peñas, diseños en miniatura, que reproducían a los cerros, al paisaje y al cosmos prehispánico. Pero por el tipo de material utilizado en hacer cada tipo de modelos dan resultados diferentes, en el caso de la masa comestible, el grado de simbolismo puede ser mayor al que se puede lograr en la piedra, donde los diseños tienen que acercarse más a las formas reales del objeto reproducido. En cuanto a ser objetos rituales en miniatura, nosotros ya mencionábamos esta característica en el artículo sobre las cruces punteadas de Santa Cruz Acalpixca en Xochimilco (Zimbrón, 1992: 62), decíamos, que además de contener otros relieves, el prototipo prehispánico ubicado en este pueblo, contenía un sistema hidráulico en miniatura, el cual funcionaba al verterle algún líquido. Y precisamente al considerar que estos relieves son miniaturas, es una de las principales características que los identifican con la técnica de representación conocida como tipo maqueta, haciendo la distinción con sus motivos labrados, cuyos temas pueden ser considerados como réplicas del paisaje o de alguna otra idea surgida en el mundo indígena. Así, en piedra se quisieron hacer las reproducciones de colinas terraceadas, del territorio, de la región, con sus características naturales y la infraestructura agregada por el hombre a la naturaleza, en si mundos en miniatura, quizás, destinados a ser habitados por los tlaloques, pequeños enanitos que ayudaban a Tláloc y que vivían en los bosques y en las cimas de las montañas, un bello ejemplo, de estas miniaturas se encuentra en el sitio arqueológico de Plazuelas en Guanajuato, donde una roca representa un empinado volcán con su cráter cónico almacenando agua de lluvia. También hay representaciones de cerros en documentos pictóricos, uno de los más interesantes sería el Códice Borbónico, según ha señalado Broda (1996, 1997ª, b) este códice muestra un icono del dios Tláloc dentro de un cerro-templo, donde la falda del cerro se funde con el templo, pudiéndose interpretar que el monte y la pirámide son la misma cosa (fig. 20). Se han encontrado réplicas en miniatura de montes hechos en barro en el sitio arqueológico de Las Pilas en Morelos1, en este sitio en un entierro del Clásico, asociado a los canales, se encontraron entre las ofrendas “unas enigmáticas figurillas en miniatura hechas de barro que escasamente rebasan 5 cm de altura, las cuales se han identificado como los tepictocton que son las representaciones de los tlaloques (ayudantes de Tláloc) y de las montañas donde se forman las nubes y la lluvia” (Martínez, 1975, 1998), (fig. 26). Podemos decir, que las altas montañas y conspicuos montecitos, se representaban con diferente grado de simbolismo, en la pictografía, en masa comestible, barro y en piedra. Podemos considerar que las figuras modeladas con masa de tzoalli, pueden ser los antecedentes de las maquetas talladas en piedra, pero más bien la práctica de reproducir en miniatura elementos de la geografía, quizá con fines rituales o de apropiación del espacio y de las fuerzas divinas, san las verdaderas causas, que motivaron a construir, en soportes pétreos, regiones, territorios, paisajes, el universo o mundos en miniatura. 1 “El sitio de las Pilas, en Morelos, fue llamado así, por la abundancia de manantiales que hubo en esta área, surgió a principios del primer milenio antes de Cristo como una pequeña aldea, cuyo dinamismo religioso, político y económico, estuvo determinado por el cercano emplazamiento olmeca de Chalcatzingo, entre los años 700 y 500 a. C. En el asentamiento de Las Pilas se construyeron pequeñas plataformas cerca de los manantiales y se construyeron dos sistemas de captación de agua. Durante la influencia teotihuacana, este sitio se convirtió en un lugar de carácter religioso, que parece haber estado relacionado con las deidades del agua y esto explicaría el hallazgo de entierros humanos colocados dentro o cerca de los canales, con abundantes ofrendas significativamente relacionadas con Tláloc.” (cfr. Martínez 1975, 1998). 147 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 147 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Figura 26. Tepictoton de barro. Sitio de las Pilas y Museo de Cortés en Cuernavaca Morelos. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 4.3.1. Las réplicas prehispánica y pocitas fueron altares de ritos de autosacrificio y en las fiestas mexicas. Aunque David Grove (1987), Jorge Ángulo (1988, 1990), Rafael Zimbrón (1991, 1992), Johanna Broda (1997b) sugieren el uso ritual de las maquetas con relación al agua, fue, Carmen Cook (1955), la primera en relacionar a las pocitas talladas en piedra, con los informes recabados por los cronistas del siglo XVII. Así, Cook (1955: 174-177), cita extensamente a Hernando Ruiz de Alarcón (1953: 37-40), donde nos dice, que en cada pueblo había un sacerdote anciano que mandaba a los penitentes a ciertos lugares, en su mayoría sitios en los montes. “…Llegando donde estaba el ídolo o montón de piedras se postraban para poner su ofrenda y ahí se sacrificaban derramando su sangre de orejas, labios y lengua, “y echábala en unos vasitos que hacían en las piedras de modo de saleros.” (Síntesis y Énfasis nuestro). En la etnografía moderna otomí, nos encontramos que: Todos los orificios, cavernas y fosas pueden generar nubes y lluvias, pues son réplicas de la casa del Dios del Viento y del Dios de la lluvia, de la Iglesia Vieja y, por tanto, centros generadores de nubes y de lluvia.(López Austin 1995: 128 y 131 cita a Galinier 1990: 555). Por su parte los tepehuas, ocupan fosas, oquedades y hoyos en la tierra para ofrendar a la tierra, en la milpa y los huicholes colocan las ofrendas en el hoyo sagrado que está en el centro del piso del templo y las ceremonias para pedir lluvia que produce el crecimiento fértil, pueden hacerse en algún pozo (cfr. López Austin 1995: 125-160). Bajo este pensamiento, nuestras pocitas talladas en piedra, no desconocidas por los grupos indígenas actuales, muy bien podrían ser utilizadas con este fin. Cuando los pocitos contienen agua de lluvia, los curanderos huicholes, ocupan este líquido para preparar remedios medicinales. También para los huicholes el uso de miniaturas son frecuentes en sus ceremonias, por ejemplo los pequeños templos de madera que ponen en sus altares y que hemos comentado anteriormente y en el anexo 2, (fig. 3) y además realizan una práctica ritual en la 148 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 148 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta cual, en un cajón ceremonial se depositan las almas que regresan, se guardan en bolsitas de algodón cosidas, decoradas y amarradas con pequeñas flechas rituales. Broda por su parte recaba por comunicación personal de Eustaquio Celestino, que en la región nahua del Alto Balsas en Guerrero, la ofrenda del algodón crudo tenía una asociación de magia por analogía con las nubes. Por otra parte, Johanna Broda (1997b: 151), señala que, “es de notar que los indios de la cultura Anasazi del Suroeste de los Estados Unidos también usaban pocitas talladas en las rocas para ofrendar su sangre (basado en comunicación personal de Jim McKim Malville).” Por nuestra parte encontramos que de la Serna (1953: 240-247), da sugerentes informes sobre los rituales de autosacrificio, y las fiestas en que se hacían y donde el penitente vertía su sangre en los vasitos hechos en la piedra. Además nos dice que los indígenas hacían peregrinaciones en las cuales tenían estaciones en los cerros y las lagunas, en la sierra nevada y en otras partes donde se hallaban idolillos. Según Jacinto de la Serna los viejos sacerdotes llamados Tlamacazqui podían dirigir el ritual de autosacrificio donde se ocupaban las pocitas talladas en piedra, desde el fogón de su casa y podía ver lo que hacia el penitente, a este sacerdote lo comparaban con la pareja divina Nixicomoconihuehue, Nicecpacnitonal, quienes fueron los primeros inventores de la ciencia de la adivinación y del calendario. Así estos rituales de autosangrado que se hacían en las orejas, la barba, debajo del labio y en las espinillas “conforme á las ceremonias del mes tercero y quarto del Kalendario primero, ó el quarto y quinto del segundo” (Serna, 1953: 244) (Énfasis nuestro). En este último párrafo de la Serna da información muy importante con respecto a los rituales de autosacrificio en donde se utilizaban las pocitas talladas en piedra ubicadas en los acantilados y las cimas de los cerros, y es que estas ceremonias pudieron haberse hecho durante la fiesta del tercer mes llamado Tozoztontli y el cuarto mes llamado Huey Tozoztli, precisamente los meses que se dedicaban a Tláloc y los dioses de la lluvia y de los cerros, además se hacían réplicas en miniatura de los montes en Tepeilhuitl y Atemoztli. Esta interpretación llega a ser respaldada aún más por Serna (1953: 244), quien nos continua diciendo, que después del sangrado, el penitente desgajaba una rama del árbol, más característico del lugar, a cuya rama llamaban tlapostec acxoiatl, nescaiotl, “que son las palmillas, ó ramas primiciales de los árboles, que se ofrecían el quarto y quinto mes á sus Dioses, enramándoles con ellas…” (Énfasis nuestro). Por su parte Sahagún (1989, T I, Lib.20, Cap. IV: 84), nos dice que en la cuarta fiesta llamada Huey Tozoztli, que corresponde al mes de abril de nuestro calendario: “En esta fiesta ponían espadañas a las puertas de las casas. Ensangrentábanlas con sangre de las orejas o de las espinillas. Los nobles y los ricos, demás de las espadañas, enramaban sus casas con unos ramos que llamaban acxóyatl. También eramaban a sus dioses y las ponían flores a los que cada uno tenía en su casa” (Énfasis nuestro). Nuevamente hay una referencia muy notable de los rituales de autosacrificio, que se hacían durante estas fiestas del calendario mexica y donde probablemente se involucraban las pocitas talladas en la piedra. En nuestro trabajo sobre Las Cruces Punteadas de Santa Cruz Acalpixca, en Xochimilco (Zimbrón, 1992: 59-74), sugeríamos que la fiesta del Huey Tozoztli, que se llevaba a cabo en el cerro Tláloc, en la que participaba el señor de Xochimilco, posiblemente se reproducía localmente en su región montañosa, concretamente en Acalpixca y ahora agregamos otra hipótesis que, posiblemente 149 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 149 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero su maqueta monolítica sirvió como altar donde se hacían los rituales de autosacrificio correspondientes a este mes dedicado a la petición de lluvias. Y podemos sugerir, que las pocitas distribuidas en toda la región pudieron ser visitadas para verter sangre de autoflagelo, durante estos meses de Tozoztontli y Huey Tozoztli y posiblemente también en otras fechas significativas que marcan sus calendarios de horizonte, como equinoccios, solsticios y principios de año, y otras fechas relevantes. Es importante recordar que en la fiesta de Atemoztli, los mexicas hacían las imágenes de los montes de tzoalli y les ponían ofrenda de comida y en el mes Huey Tozoztli, estos cerritos comestibles los ponían enfrente de la diosa Chicomecóatl. (Sahagún 1989, T I, Lib.20, Cap.IV: 84). Al parecer los rituales de autosacrificio tienen relación con las pocitas y tenemos varias fiestas mexicas, donde se realizaban estos ritos, por ejemplo, tenemos que, antes de llegar al décimo quinto mes llamado Panquetzaliztli: “Levantamiento de banderas”, dedicado a Huitzilopóchtli, “por reverencia de la fiesta que en él se hacía, los sátrapas y ministros de los ídolos hacían penitencia ochenta días: Iban a poner ramas en todos los oratorios y humilladeros de los montes; comenzaban esta penitencia un día después del mes que se llama Ochpaniztli. Sahagún explica que a la medianoche iban a enramar los altares y oratorios y humilladeros de los montes y que iban desnudos, todos los días y todas las noches, hasta que llegara el mes y la fiesta del Dios “colibrí de la izquierda”, patrono de los mexica. “Por ramos llevaban cañas verdes y espinas de maguey, iban tañendo con su caracol o corneta, y con su pito”. (Sahagún, 1981, T.I, Lib.20, Cap. XXXIV, Párrafo 2: 206-207) (Énfasis nuestro.). La descripción anterior es muy parecida a la que hace Ruiz de Alarcón cuando nos habla de los vasitos utilizados para verter sangre de las orejas, también aquí los penitentes van a ciertos lugares en los montes. Es importante considerar que las espinas del maguey eran utilizadas en el autosacrificio y que los humilladeros y oratorios y altares se encontraban en los cerros, en las barrancas y abrigos montañosos. Precisamente donde aun en la actualidad se encuentran, petroglifos, cruces punteadas, maquetas, pocitas, figuras geométricas, estructuras y nichos en las terrazas agrícolas, peñascos, amontonamiento de piedras, asientos y tronos, todo esto asociados con réplicas y pocitas, y rocas aisladas que por alguna razón se les consideraba sacras. Por otra parte, las maquetas y pocitas en ocasiones están asociadas con tronos de piedra (fig. 65), que quizás estén emparentados con el culto a Tezcatlipoca, en relación a esto el cronista Bernardino de Sahagún (1989,I, Libr. 3°, Cap. II: 207) informa que... “en todos los caminos y divisiones de calles le ponían un asiento de piedra para él, que se llamaba momuztli, y le ponían ciertos ramos”, es decir que había altares en los cruces de caminos que estaban dedicados al culto a Tezcatlipoca, por lo que en los cruceros de antiguas rutas comerciales de las montañas de Xochimilco donde existen piedras con pocitas, quizás pudieron ser altares relacionados con este dios. A continuación desarrollaremos la utilidad religiosa específica, de las escaleras en miniatura. 150 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 150 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 4.4. Réplicas de escaleras en miniatura y pocitas talladas en piedra. Dentro de los motivos más importantes que se repiten en los relieves esculpidos en los prototipos de piedra están por un lado las pocitas, que se relacionan con el agua y la lluvia y por otro lado, las escaleras en miniatura asociadas directamente con las terrazas agrícolas localizadas en las faldas de los cerros y con el Sol. Estas peñas con hoyitos y escaleras, y que también reproducen en miniatura a centros urbanos inundados, proponemos que fueron utilizados como altares, nichos, incensarios en rituales solares y en algunas ocasiones usados en prácticas religiosas relacionadas con la fertilidad, y quizás en los pedimentos a Tláloc, y ceremonias encaminadas a propiciar la llegada del temporal. Así, las peñas con hoyitos podrían haber sido utilizadas en actividades rituales que se desarrollaban paralelamente a los momentos ocupados en la producción agrícola, de recolección, caza, comercio y tributo o ser parte de los sitios de descanso y encuentro social, dentro de determinado trayecto al dirigirse a los lugares de trabajo y funcionar como sitios de observaciones calendáricas, astronómicas y como recipientes de autosacrificio ocupados durante el tiempo que se manifestaba determinado fenómeno estelar o durante los primeros o últimos momentos que los rayos del Sol, despuntaran sobre los cerros. A este respecto, el cronista Hernando Ruiz de Alarcón, registra el uso de saleros o vasitos que se hacían en las piedras, para verter la sangre del autoflagelo, en rituales para pedir bienestar familiar y dirigidos por los sacerdotes de determinada comunidad. Estas ceremonias, bien podrían formar parte de los ritos regidos por el calendario adivinatorio el Tonalamatl y responder a otro tipo de práctica religiosa, alejada de las fiestas de cada veinte días. Estos altares de piedra podían representar cerros sagrados locales y volcanes más lejanos, como “el Iztaccíhuatl”, volcán que pudo ser considerado como la réplica en el paisaje de “la diosa Cihuacóatl” (Broda 1971: 281-282, 304.). Ya sea que las formas naturales de estas piedras se acercaran a las características físicas de alguna montaña o simplemente el indígena las dotara de un valor simbólico equivalente a cada uno de sus montes sacros. En pocas palabras el indígena tenía un cerro pétreo como altar y era ocupado en ceremonias dedicadas al Sol o en rituales dirigidos al pedimento de lluvia y pensamos que también pudieron participar en las fiestas de los cerros. Así, ceremonias, rituales y fiestas del calendario, podrían ser los elementos generadores de altares en piedra con pocitas y escaleras, ocupados por los indígenas de la última época mexica. Concluimos que estos relieves en miniatura, se ocuparon en prácticas rituales, y cuya función estaba enmarcada dentro de algún culto a las terrazas agrícolas, a los cerros, al Sol, a la fertilidad, a la lluvia y a los ancestros, incluyendo la utilización de algunas de éstas peñas como observatorios calendáricos y astronómicos. Por esto es necesario tener contemplado en nuestro análisis, una sección especialmente dedicada a cada uno de estos temas. 4.4.1. Las réplicas con escaleritas están relacionadas con el agua y el Sol. En esta investigación, hemos visto que en las fiestas dirigidas a Tláloc, a los cerros y a la lluvia, en los meses de Tozoztontli y Huey Tozoztli, se hacían rituales de autosacrificio parecidos a los que describen Jacinto de la Serna y Ruiz de Alarcón que se hacían en las pocitas talladas en piedra. Ahora 151 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 151 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero veremos que las escaleras, labradas en peñas y rocas, también presentan un simbolismo relacionado con el agua y por tanto con las fiestas de Atemoztli y Atlacahualo. Mientras que algunos autores (Walter Krickeberg (1988), Konrad Theodor Preuss (1908), Robert M. Zingg (1938), Peter T. Furst y Stuart D. Scott (1975), Carl Lumboltz (1900,1986) y Francisco Samaniega (1996), relacionan estos motivos escalonados con cultos solares y por nuestra parte nosotros proponemos, que estos diseños se dirigían a un Culto a los cerros y a las terrazas agrícolas. Comentaremos estos puntos en el siguiente apartado, para luego concluir con la descripción del sitio de Hierve el Agua (ver anexo 1), donde existen también terracitas agrícolas, con sus diminutos sistemas de riego, que pueden ser una muestra fosilizada, de las formas que tuvieron estas instalaciones hidráulicos en Mesoamérica y que pudieron ser los modelos de donde se tomaron las pequeñas réplicas idealizadas, de estas redes de distribución de líquido, representados con canalitos y pocitos, que se labraron en piedra bajo la técnica de maqueta. Empezamos porque en las réplicas en piedra hay una diferenciación entre las representaciones de escaleras, estructuras escalonadas y sistemas de terrazas agrícolas con sus instalaciones de riego. Luego formulamos cuatro propuestas en cuanto al significado de los diseños escalonados labrados en piedra. A) La primera propuesta es nuestra y se relaciona con la iconografía de las fiestas de Atemoztli y Atlacahualo, la cual Clavijero, describe con escaleras de templos cubiertos de agua. B) También proponemos que algunos de los diseños escalonados se refieren a terrazas agrícolas y como en estas piedras talladas se hacían rituales, éstos iban dirigidos a un Culto a los Cerros terraceados o a las terrazas agrícolas. C) Las escaleras en miniatura guardan una relación estrecha con el Culto a los Ancestros. D) Algunos estudiosos de la etnografía huichola, piensan que los diseños escalonados se referían a un Culto al Sol, aunque nosotros pensamos que este caso es diferente a los ejemplos, que se presentan en el centro de Mesoamérica (ver anexo 1 y 2). Veamos por separado cada una de estas propuestas: 4.4.2. Las réplicas con escaleritas están asociadas con las fiestas mexicas de Atemoztli y Atlcahualo. Los diseños escalonados en miniatura, que son un tema central de muchas de los prototipos en piedra, a veces son la representación en miniatura de terrazas agrícolas, en otras ocasiones son los escalones de acceso a pequeños templos, nichos y patios y en otros casos son escaleras que descienden pendientes o forman parte de accesos peatonales representados en peñas. Podemos también enfatizar que la mayor síntesis gráfica que se puede lograr de las representaciones de pequeños templos y pirámides indígenas son escaleritas muy simétricas a diferencia de las que reproducen terrazas agrícolas, que son más toscas, son más numerosas en los soportes pétreos, formando conjuntos y son menos proporcionados sus relieves. De esta manera pensamos que nuestras maquetas con pocitas, que contienen réplicas en miniatura de las terrazas agrícolas localizadas en las faldas de los cerros, podrían haber funcionado en ocasiones como altares ocupados en los ritos y ceremonias encaminadas a propiciar la llegada del temporal. Por su parte, Fernando Ortiz (1984: 235), postula una relación simbólica importante con las escaleras y la lluvia y que; 152 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 152 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta “Como dice Clavigero, en el mes llamado Atemoztli, que comenzaba el 23 de diciembre, o sea en el solsticio de invierno, se celebraba la quinta fiesta anual a Tláloc y demás dioses del agua y de los montes. ‘La figura del mes décimosexto era la del agua sobre una escalera, para denotar la bajada de las aguas, que es el sentido de la voz Atemoztli’. En ese mes comenzaban las lluvias por el Norte del país y se hacían rogaciones ‘a los dioses de las montañas y de las aguas para obtener las lluvias oportunas.” La escalera podía ser la de una montaña.’ (Énfasis nuestro). Con base en la cita anterior, los pequeños relieves escalonados tallados en piedras, podrían haber simbolizado la bajada de las aguas sobre las pirámides y terrazas y la próxima llegada de la temporada de lluvias, después del solsticio de invierno. El simbolismo del agua sobre una escalera nos está hablando de la particularidad de las reproducciones de contener líquido en sus relieves. Así, el indígena al verter algún líquido en los diseños escalonados de los modelos o el agua proporcionada por la lluvia, que descendía por las escaleritas talladas, reproducía la simbología del mes Atemoztli o la cercana llegada del temporal, mostrando la suplica a los dioses, y como se tenía que reproducir en la realidad. Es decir, simulaban el fenómeno natural, próximo a efectuarse o simplemente querían simbolizar el descenso de la lluvia. Buscando en las fuentes alguna referencia sobre éstos diseños urbanos en miniatura contenedores de agua, encontramos en Clavijero una cercanía simbólica en cuanto al significado de los meses del año y nos dice este cronista que; “La figura 1 (del Año) es la del agua extendida sobre un edificio para denotar el primer mes, cuyo nombre, Acahualco o Atlahualco, significa la cesación del agua... donde hacían ceremonias a sus dioses, y para ayudar a la siembra que por este tiempo comenzaba a hacerse en los lugares altos”.(Clavijero, 1991, Libro VI: 284). De este modo Clavijero hace alusión a las terrazas agrícolas que por lo regular se ubicaban en los lugares altos de la planicie y de las montañas, y también establece una relación estrecha con nuestras réplicas en miniatura como la que hay en el del sitio arqueológico de Plazuelas, en la cual sus edificios se encuentran en agua, es decir; el líquido se extiende y cubre e inunda al conjunto ceremonial (fig.10). Otro mes, tres veintenas anteriores a Atlcahualo, era Atemoztli cuya figura era según Clavijero “la del agua sobre una escala” que significa el descenso de ella, cuya fiesta estaba dedicada a Tláloc y sus tlaloques los dioses de los montes y del agua en plena estación seca (mes de diciembre) Clavijero2 explica al respecto: “La misma pintura del mes (agua tirada sobre las gradas de un edificio) expresa claramente el descenso del agua que significa la voz temoztli.” (Clavijero, 1991, Libros VI y VII: 191 y 285). En esta fiesta hacían pequeñas imágenes de los montes que consagraban a aquéllos dioses y algunos idolillos de masa de variadas semillas comestibles. Las miniaturas de cerros pueden considerarse cómo maquetas idealizadas y las figurillas cómo réplicas en miniatura de sus dioses (fig. 4, 26), y en esta medida dichas celebraciones pudieron estar asociadas simbólicamente con los motivos labrados en los altares en piedra. Nuevamente nos encontramos con una relación muy estrecha entre el agua, las figurillas de tzoalli y los modelos prehispánicos relacionados simbólicamente con líquido. Por lo que a principios de los noventa, propuse que la maqueta de Acalpixca representaba un “sistema hidráulico en 2 Fernando Ortiz (1984: 235), en su obra sobre la mitología y sus símbolos del Huracán, nos proporciona esta cita y da otras propuestas sobre las figuras geométricas y escalonadas indígenas, por lo que pensamos que para los interesados sería conveniente consultar esta obra. 153 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 153 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero miniatura” el cual funcionaba al verter algún líquido en su superficie simulando distribuirlo realmente con sus pocitos y canalitos esculpidos para irrigar sus cerritos terraceados y sus tierras agrícolas productivas y conducirlo a algunas escaleritas y pequeñas instalaciones urbanas, siendo una especie de marcador ritual y calendárico entre las dos grandes épocas del año indígena, la estación seca y el comienzo de las lluvias (Zimbrón 1991:20-21; 1992: 62-63). Sin embargo, es pertinente aclarar que con la lluvia directa en su superficie no se puede observar el desplazamiento del agua por la red diminuta de canalitos por lo que podemos decir que fue hecha con la finalidad de verter agua, sangre, pulque, etc. como parte de una actividad ritual propiciatoria. Así, podríamos estar ante un objeto utilizado en los rituales, enmarcados dentro del culto mexica del agua y de los cerros, y perteneciente a un circuito de sitios sagrados en Xochimilco, Milpa Alta, y en general en los montes y montañas de la Cuenca de México. Además de que estos sitios sirvieran también otros usos calendáricos y astronómicos y actividades relacionadas con la producción económica. Otra cuestión interesante que debemos resaltar es que en la piedra monolítica de Acalpixca, sí se le vierte agua para que funcionen sus canalitos y se llenen sus pocitos, esto se tiene que hacer desde su extremo más elevado Nor.-Oriente y el agua correrá hacía su parte más bajá situada al Sur-Poniente y que tiene que ser una cantidad aproximada de 3 litros de líquido para que cubra su superficie. El agua no dura mucho sobre ella ya que es absorbida rápidamente por la porosidad de la piedra y la evaporación del Sol, en cambió durante la lluvia natural tiende a inundarse la zona de la cruz punteada y parte del sistema hidráulico (véase anexo 2 donde se describe este punto). Esto nos lleva a pensar que la sangre proveniente de las orejas o pene producto del autosacrificio sería insuficiente para cubrir su diseño, por lo que podríamos considerar que sí esta piedra fue utilizada con fines rituales tendría que haber soportado el sacrificio de un grupo numeroso que pudiera suministrar el líquido suficiente para cubrirla y dejar su rastro por más tiempo. Por eso propongo que la “maqueta” de Acalpixca más bien podría haberse utilizado con agua durante la fiesta del Huey Tozoztli, u otra fiesta dedicada a los dioses de la lluvia. La profunda relación que existe entre los diseños de pocitos, canalitos y drenajes con el agua o la lluvia, los afluentes de ríos y manantiales, no se limita a las piedras talladas de Xochimilco, sino que se extiende a otras rocas con este tipo de motivos localizados en otras regiones de Mesoamérica y otros países de nuestro continente, en donde también existen réplicas de barro que reproducen pequeñas viviendas y pirámides que son capaces de soportar líquidos en su interior, asociándose entonces con el agua como los relieves pétreos aquí estudiados (ver Anexo 2, Ecuador, Schávelzon). Regresando a la simbología de las escaleras, en las piedras labradas bajo la técnica de maqueta, diferenciamos varios tipos de motivos escalonados, donde unos de estos diseños, los relacionábamos con las formas físicas que presentaban las terrazas agrícolas en las pendientes de los montes, y que asemejaban a escalinatas gigantes, rasgos topográficos que caracterizaban el paisaje de la Cuenca de México (fig. 36). Por esto proponíamos que algunas de estas piedras labradas eran las reproducciones simbólicas de cerros terraceados y que estaban dirigidos a un culto a las terrazas agrícolas, tema que desarrollaremos en el siguiente apartado. 4.4.3. Las escaleras en miniatura como parte de un culto a los cerros y a las terrazas agrícolas. Para reforzar la hipótesis de la existencia de un culto a las terrazas agrícolas, citamos a Daniel Schávelzon (1982, T I, 36: 391-402), quien clasifica a nuestro monolito de Cuahilama, dentro de los 154 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 154 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta petroglifos en forma de escaleras, del altiplano central, talladas directamente sobre grandes rocas o muros, en ciertos casos hay centenares de ellas (siempre vistas de frente). Podemos recordar, nos dice, a Teotenango, donde quizás alcancen el centenar o Acalpixca, en donde el complejo A, B, C, (fig.5) están formados justamente por estos petroglifos. Schávelzon cita otro caso también señalado por Cook (1955), que se encuentra en lo alto de la montaña del sitio posclásico de Texcotzingo, Tx-Az-61 (Parson, 1971) y le atribuye una relación con el culto al Sol. Nosotros pensamos que los relieves de Texcoco y los del complejo C de la maqueta de Acalpixca se refieren a representaciones muy sucintas de las terrazas agrícolas que por muchos años fueron cultivadas en la Cuenca de México, por la necesidad de aprovechar al máximo el agua de temporal. Ángel Palerm en cuanto a estos motivos escalonados labrados en las piedras de las laderas del cerro Tláloc. Él “opinó que se trataba de unas maquetas en miniatura de las obras hidráulicas con sus terrazas agrícolas. (Broda, Ms.a:16).3 Por otra lado, recordemos que dentro de las primeras impresiones de los cronistas europeos, sobre el paisaje de la Cuenca de México, ellos señalan las construcciones de los centros urbanos, erigidas sobre islas y dentro del lago, las grandes avenidas que comunicaban entre los pueblos y que dividían las aguas de los lagos, las obras hidráulicas, los cuerpos de agua y manantiales y el gran número de canoas que circulaban, las chinampas, los cerros y volcanes. Por su parte Torquemada (1975, Vol. 1, Cap. XXVIII, Libro III: 420) parece reforzar nuestra anterior hipótesis, ya que nosotros pensamos que las terrazas agrícolas, fueron un tipo de cultivo, cuyas formas geográficas dominaron el paisaje de la Cuenca de México, mientras el fraile nos dice que “Todas las faldas de estas sierras que cercan a esta famosísima ciudad…refiriéndose a Tenochtitlán… son labranzas…” Y según nosotros, estos cultivos y su apariencia visual, se reprodujeron abreviadamente en algunas rocas. Pero no fue el único que le llamaron la atención los cerros terraceados que rodeaban a las zonas inundadas o cubiertas con agua, en este mismo sentido Clavijero (1991), escribe que, el sistema de milpas permitía cultivar las faldas de las montañas y su productividad era elevada debido al trabajo intenso en la siembra (probablemente Clavijero copió de Torquemada). Así convivían dos tipos de agricultura, las chinampas dentro del lago y las terrazas en los cerros que rodeaban a la Cuenca, es claro que ambas formas de cultivo respondían a una misma necesidad, la de ganarle terreno al lago que cubría un amplio territorio y la otra, la de aprovechar el agua disponible con fines agrícolas. Podemos decir que había varios tipos de terrazas, una que se originaban por el aprovechamiento directo del temporal y su escurrimiento y almacenamiento y aquéllas que se mantenían por la presencia cercana del agua de algún manantial. En este sentido Ángel Palerm (1990:193) distingue cuatro tipos de organización hidráulica en la agricultura del Cuenca de México, las menos complejas, son... “los sistemas de irrigación relativamente pequeños, originados en los manantiales permanentes, por lo general al pie de la montaña alta. El agua era capturada en su mismo nacimiento, usando con frecuencia ‘cajas’ para regular el flujo enviado por los canales, y también a veces para elevar el nivel del agua y regar mayor cantidad 3 Broda recordando una visita al Texcotzingo en 1971 con este investigador nos dice que el opinó que se trataba de “una maqueta en miniatura de las obras hidráulicas con sus terrazas agrícolas”. 155 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 155 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero de tierra…Éstos sistemas de riego están combinados con obras muy extensas de aterrazamientos con fines agrícolas.” Ángel Palerm y Eric Wolf (1980: 82), describen las terrazas agrícolas de regadío en Texcoco, las de Chalco, Coyoacán y Tacubaya y seguramente, dicen ellos, existieron otras en muchos otros lugares de Mesoamérica. Precisamente eran estos tipos de agricultura que se diseñaban en las piedras que servían de altares para llevar a cabo rituales de autosacrificio, en ellas, se labraban réplicas de cerros terraceados, paisajes en miniatura, que se acercaban a las formas físicas reales de determinada región y que por lo regular se ubicaban en los cerros contiguos a los lagos del altiplano. En grandes monolitos y pequeñas piedras, se labraban bajo la técnica de maqueta, motivos urbanos y tierras de cultivo, marcando un énfasis en la talla de terracitas con sus redes de conducción para el riego y en ocasiones acompañadas de un pozo receptor. Esta obsesión por labrar terracitas agrícolas, quizás se deba a que esta forma de cultivo, y su productividad, por lo regular, dependían directamente del temporal, y por ello, estas tierras tenían necesidad de una mayor protección ritual, a diferencia de las chinampas que dependían en menor grado de las lluvias y que hemos propuesto estar representadas por rectángulos punteados, relieves que únicamente se tallaron en la “maqueta” de Acalpixca. Además de esta forma de ritualizar a las terrazas agrícolas, a través de representar sus réplicas en piedra, hemos encontrado en la geografía real, que en los remates de las bardas que forman parte de los sistemas de cultivo terraceado, se encuentran “huecos” hechos con pequeñas piedras. Es decir, conscientemente se dejó un espacio donde puede caber alguna ofrenda, por lo regular cuando hemos observado estos “nichos” es cuando se han removido las piedras y se ha saqueado el contenido. En Xochimilco y Milpa Alta, hemos encontrado que en las terrazas del cerro Tehutli y en otras elevaciones de la región de estudio, que sus bardas fueron construidas siguiendo las curvas topográficas de nivel del suelo, variando sus dimensiones por la cantidad de agua que deberían contener. En el cerro la Palma, en San Gregorio Atlapulco, hemos encontrado otro recinto que forma parte de las bardas de las terrazas, es un cuartito poco profundo, casi rectangular, que sigue la dirección y el ancho de la cerca, el piso es de tierra muy fina casi como arena y en su entrada hay una piedra muy lisa y puntiaguda como un pequeño dolmen cubriendo una parte de la entrada. Su acceso principal mira hacia el Oriente y es muy estrecho para que pudiera caber una persona, (fig. 56). Estos nichos no se deben confundir con los refugios construidos para que algún agricultor pueda cubrirse del temporal, cuartos que también se hacen en las bardas de las terrazas, sus techos se hacen con arcos triangulares o lozas que permiten soportar las piedras, estos son muy anchos, largos y hondos y los hay tanto en Milpa Alta, como en Xochimilco, la orientación de su acceso varía, pueden ver al Norte o al Sur y no guardan relación con el horizonte por donde sale o se pone el Sol. En San Juan Tepenahuac en Milpa Alta, hay una formación montañosa conocida como Tecpaya o Tecpayo, ahí se localiza una gran extensión de tierras terraceadas, con caminos bardeados, peñascos con pocitas y rocas con diseños pintados. Los tallados cóncavos se localizan en las faldas que miran hacia el Poniente, hacía las faldas terraceadas del volcán Tehutli. En algunas de estas terrazas, en sus remates formaban nichos4 y dentro de ellos, se han encontrado restos de cerámica y otros fragmentos de objetos prehispánicos, cuya destrucción ha sido 4 No hay que confundir estos nichos que por lo regular se encuentran en las esquinas donde finalizan las terrazas, con los cobertizos que recientemente se construyen en las bardas de piedra que limitan terrenos y que sirven para guarecerse de la lluvia, guardar herramientas de labranza, semillas, fertilizantes y por lo regular cabe una persona acostada. 156 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 156 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta producto del saqueo, estos hallazgos nos hacen pensar que estas pequeñas cámaras y sus vestigios proceden de ritos de fertilidad que se llevaban a cabo en las sementeras y en las terrazas de cultivo (Zimbrón, 1991:21). Donde se encuentran las rocas con pocitas, también hay un conjunto de piedras que forman un pequeño “nicho” que está orientado hacía el Cerro Papayo. Por la posición en que se encuentra se ve que formaba parte de una barda, que servía de límite de una terraza, ahora sólo se aprecia restos de una plataforma con varios niveles y en unos de sus escalones, había un peñasco con un profundo cuenco. Nuevamente nos inclinamos a pensar que este conjunto, ahora destruido5, formaba parte de algún culto a las terrazas agrícolas (fig. 56). Un elemento más que puede confirmar la existencia de un culto antiguo a las terrazas agrícolas y sus sistemas hidráulicos, nos la proporciona Jorge Angulo al estudiar las instalaciones de aprovechamiento hidrológico en Chalcatzingo, Morelos, nos dice que su primer modalidad corresponde a la de terrazas sobre la ladera, y que el “análisis de los tiestos localizados entre el material utilizado como relleno para las terrazas, nunca ha sido considerado diagnóstico para determinar la fecha de construcción de las mismas, puesto que pudiera tratarse del material de un montículo o depósito ocupacional reutilizado como relleno en cualquier etapa precedente a la excavación. Sin embargo al explorar el sistema constructivo de la terraza No. 4 se localizó, abajo del piso de cantos rodados, una ofrenda de vasijas del Preclásico Medio. Esta misma observación se repitió en otras terrazas, donde también se localizaron restos de material cerámico de la misma época, colocados como “ofrenda” o asociados a los muros de retén que constituían el terraceado.” (Angulo, 1988: 51) (Énfasis nuestro). Es de notar que en la zona montañosa de Xochimilco, cuando se desbaratan las bardas de las terrazas agrícolas, también aparecen innumerables fragmentos de cerámica, en sus núcleos o entre las hendiduras que dejan las piedras entre sí. Se trata de fragmentos prehispánicos que pueden confirmar la existencia de un antiguo culto a las terrazas agrícolas y sus redes hidráulicas. Las más espectaculares instalaciones de terraceado agrícola, fuera del centro de Mesoamérica, se encuentra en el sitio conocido cómo Hierve el Agua, cercano a la ciudad de Oaxaca, donde por las diminutas dimensiones de todo el conjunto se le puede considerar como una red en miniatura de terracitas, con su infraestructura hidráulica compuesta por pocitos cónicos y piletitas cuadradas, conectados por canalitos, y quizás estas tierras estuvieron dirigidas a cultivos rituales (fig.22). El riego permanente de estas terrazas, se originó por la existencia de un manantial de agua alcalina, con una temperatura especial. Su torrente era conducido por pequeños canalitos que se cortaban en tramos por cajas rectangulares y cónicas, para detener el líquido en determinados sitios y distribuirla en las terracitas construidas en la pendiente de este cerro. Donde nace el manantial se formaron dos grandes pozas cóncavas, escarbadas por el desgaste natural producido por el flujo del líquido y sus partículas minerales. Junto a ellas, hay una cascada y un río petrificado, formado por el goteo de esta agua sobre la piedra. Así, estas terracitas fósiles de Hierve el Agua, observamos que fueron regadas por un red de canales y pocitas muy parecidas a los hoyitos, conectados con profundos canalitos, que también presentan los diseños en piedra, hechos con la técnica de representación que llamamos maqueta (fig. 22 ). 5 La última vez que visitamos el sitio, encontramos que había sido arrasado con maquinaria pesada dejando solo pocos indicios de estas construcciones terraceadas. 157 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 157 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Proponemos, por lo tanto, que dentro de las ceremonias del culto a los cerros podían intervenir como parte de los ritos y simbolismos, las terrazas agrícolas como elementos que estaban integrados a los montes y cuyos diseños estaban representados insistentemente en los prototipos y cerros-pocitas, como hemos a lo largo de este trabajo. Además, hemos propuesto que los prototipos en piedra, son en realidad relieves en miniatura, cuyos motivos son réplicas -en el sentido que López Austin le da al término-, de lugares celestes o terrestres, reales, idealizados, donde el inframundo quizás se simboliza en estos relieves y las pequeñas escalerillas grabadas en la piedra permitían el ascenso o descenso de los muertos, de las entrañas de la tierra. Así, las escaleras pueden haberse relacionado con el culto a los progenitores y a la fertilidad en general, al agua y a la lluvia, a los cerros y a sus terrazas agrícolas, pero también pueden ser símbolos que participan dentro del culto solar, como veremos en el siguiente apartado. 4.4.4. Las réplicas con escaleritas y pocitas sirvieron como altares en rituales de autosacrificio como parte del culto solar. Es importante mencionar que del trabajo de campo que realicé a lo largo de aproximadamente diez años, en la vasta región de las montañas y del lago de Xochimilco y Milpa Alta, encontré muchas piedras con pocitos, canalitos, terrecitas agrícolas, escaleritas, figuras geométricas, Cruces Punteadas, etc. Todos éstos elementos, más sencillos, “aislados” o en grupo, son los mismos motivos que contiene el diseño labrado de la compleja “maqueta” del Cerro Cuahilama, en Santa Cruz Acalpixca (Fig.5). En cuanto a la interpretación del significado de los animales esculpidos en este monolito, Carmen Cook (1955: 177) nos dice, que “la figura del pájaro podría ser indicador, también de un lugar de penitencia, pues es el pájaro mediador o representante del Sol, para llevarle a ese numen, o ingerir en su personificación, el corazón o la sangre del sacrificio, hecho que encontramos confirmado en los códices..., según la interpretación de Seler (1904), cuando el ave baja para tomar la sangre del sacrificio en forma de flor”... varias veces representada en esta piedra... “El águila y la serpiente no son más que una repetición de la idea, pues según el mismo Eduard Seler, el penitente se representa con una serpiente… en el Códice Borbónico... y el águila es conocida como representante del Sol.” Por tanto quizás estaríamos ante una piedra ocupada para autosacrificios relacionados con el astro. Con nuestras investigaciones en torno al uso de estas piedras labradas se ha comprobado que efectivamente existe con algunas de ellas, una fuerte asociación con las posiciones del Sol en el horizonte y su posible utilización ritual y calendárica. Los cronistas nos informan que muchos de los rituales intervenía de forma directa o indirecta el Sol, así Jacinto de la Serna (1953 : 242), nos dice que las ceremonias iniciaban de noche en la casa del sacerdote y luego de señalarle al penitente, el lugar donde debía de ir a adorar al Dios Tlalticpaqui, que era el dios de la tierra, “y de ordinario era esto en las cumbres de los montes, y observaran esto, porque allí les cogiese la salida del Sol, para ofrecerle también en su Oriente con la noticia de su antigua fábula de la adoración del Sol” (Énfasis nuestro). Del análisis de localización de estos relieves dio como resultado el encontrar una parte de lo que fue una red de lugares sagrados, indicados por medio de éstas piedras con “vasitos de autosacrificio” donde se llevaban a cabo el ritual de auto sangrado, derramando el líquido vital en estos altares con pocitas, así como el ofrecimiento de copal al Sol. 158 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 158 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta De nuestro trabajo en campo vimos que varias réplicas y muchas piedras con pocitas están ubicadas de tal forma que desde muchas de ellas, se podían observar las salidas y puestas del Sol, realizarse atrás de picos de destacados cerros y volcanes, en los equinoccios, solsticios y tránsito cenital y en otras fechas significativas del calendario indígena, que bien puede ser los días en que se ocupaban estos altares, vertiendo en las pocitas la sangre del autosacrificio. De acuerdo a Sahagún (Libro II), se le ofrece copal nueve veces al Sol, 4 veces en el día y 5 veces en la noche. J. Juan de Córdova en su “Gramática Zapoteca”, “habla de 18 veces en que se ofrece incienso al Sol”… una de éstas ceremonia es,… “quando va rompiendo el alba” (Tomado de Cook, 1955:178. Énfasis nuestro). Es decir, algunos de los rituales se hacían antes de que amaneciera o cuando salía el Sol, así que los autosacrificios podían hacerse durante los primeros momentos de aparición solar sobre el horizonte o en el ocaso y por tanto en los momentos en que el disco solar tocaba importantes puntos de los horizontes locales de los sitios indígenas donde se encuentran estos tallados, como serían los cerros sagrados, que en algunas de estas prominencias aun existen vestigios prehispánicos. No se descarta la posibilidad de que las pocitas fueron recipientes para quemar el copal y además, en ellas se pudiera verter la sangre de los penitentes, durante las ceremonias hechas en el momento en que el Sol estuviera en determinada posición en la bóveda celeste y donde quizás su imagen se reflejaba en el espejo del líquido contenido de las pocitas. Pero también las escaleras en miniatura las encontramos en la toponimia mexica, “imágenes en miniatura del pasaje” o grifos o “pequeñas imágenes” como los nombra Galarza (1989: 126) y es el caso del topónimo de Teopantlan que aparece en el Códice Mendocino, el cual está formado por un pequeño templo piramidal con su plataforma, sus tres cuerpos y una capilla que hacen un total de 5 niveles. Viendo hacía el Sur hay una diminuta escalera de 8 escalones más su primer descanso, por lo que se pueden contar 9 peldaños. Sobre la pirámide en miniatura aparece el Sol en su diámetro medio levantándose desde el Oriente.” Es un templo, que quizás estuvo dedicado al culto solar. Figura 27. Glifo topónimo de Teopantlan, formado por un templo de cinco niveles, con nueve escalones viendo hacia el sur, saliendo el Sol por atrás de él. Fuente: Códice Mendocino, 1964. 159 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 159 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 4.4.5. Las escaleras en miniatura como parte de un culto al Sol entre los huicholes. Dentro de las prácticas religiosas registradas desde finales del siglo XIX y luego en el siglo XX, los grupos indígenas huicholes de Aridoamérica, aún participan del simbolismo de las escaleras, cuyas formas escalonadas sirven y sirvieron de sustento a las ceremonias relacionadas con el culto solar, donde sus rituales tienen hondas raíces antiguas. Las escalinatas pueden ser construidas a escala humana, formando parte de sus centros arquitectónicos sagrados de esta etnia. Así, en el lado oriental del sitio ceremonial llamado “tukipa, hay otras dos construcciones xirikite, son las pequeñas “pirámides” elevadas donde se encuentran los templos, colocadas encima de plataformas que miden aproximadamente 1.50 metros de altura. A estos adoratorios se accede por empinadas escalinatas de varios escalones, mismos que… simbolizan el trayecto del Sol desde el amanecer hasta el cenit. En San Juan Corapan, un pueblo de la Cora Baja, Jáuregui, Magriña y Samaniega observaron una Escalinata de Arena que se elaboró en la playa del Río San Pedro, en ocasión de la celebración del solsticio de invierno del año 1996”. (Neurath, 2002: 218-219 Énfasis nuestro). En todos estos casos, la idea es la misma se trata de ayudar al Sol para que llegue al cenit o para que baje, de allí, hacia el nadir. Según Furst y Scott (1975) y Francisco Samaniega (1996, s/f.) los cinco escalones de la escalera del Sol corresponden a los cinco grados de iniciación o “acercamiento al Sol”… “La escalera del Sol también es un motivo del arte rupestre de la región” Existe un dato arqueológico que se confronta con el mito huichol, así, dentro de los restos culturales pertenecientes al período Posclásico tardío, grabados que se pueden considerar como una expresión marginal de la cultura mesoamericana, aunque hay elementos cuya antigüedad es difícil de precisar que se encuentran en la región estuaria y salina, en la sierra y en los cerros contiguos a las tierras bajas en las Marismas Nacionales de la costa en el límite de Sinaloa y Nayarit. Así, al norte en la zona montañosa occidental de la Sierra Madre Occidental, se localiza el sitio conocido como Los Monos -término popular para designar figurillas o ídolos arqueológicos-, donde hay un grupo de petroglifos, que tienen una marcada semejanza en técnica y clase de símbolos utilizados, con otros del Occidente de Mesoamérica y de Norteamérica en general, de los que no se puede dar una edad tentativa de ellos. Dentro de estos diseños en roca sobresale uno que en 1971, descubrieron Peter Furts y Stuart Scott y que es un prominente símbolo solar labrado en el muro oriental de un acantilado, que representa un disco del Sol con facciones humanas y rayos relacionados con un diseño de escalera vertical, el cual parece corresponder de manera muy estrecha al símbolo de la escalera del Padre Sol en la cosmología y ritos huicholes. Este diseño simboliza “el concepto del dios Tayaupá, el Padre Sol que asciende en el oriente, por medio de una escalinata o escalera, desde el mundo subterráneo, y desciende al anochecer en el poniente” para iniciar su peligroso viaje hasta su nueva salida oriental (fig. 28). En cuanto a las reproducciones huicholas de escaleritas en miniatura (imumui) Konrad Theodor Preuss ilustra una pequeña pirámide de madera que a principios del siglo XX encontró sobre un altar huichol y que su dueño indígena conservaba sobre un altar en la comunidad huichola de Tuxpan, decía que servía “…para que el Padre Sol pueda subir del mundo inferior”, escalera por la cual subió del mundo subterráneo cuando nació y de esta manera se identifican siempre las escaleras en miniatura de los templos huicholes (Zingg, 1938. Tomado de Cook, 1955: 181.Énfasis nuestro). 160 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 160 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Figura 28. Las escaleras del Padre Sol. Sitio de los Monos, en la Sierra Madre Occidental, en los límites de Sonora y Nayarit. Fuente: Peter Furts y Stuart Scott, 1975. Krickeberg (1988: 107), anota que para “ayudar al Sol en su penoso camino hacia el cenit e impedir su detención, los mayas antiguos y los huicholes modernos elaboraban pequeñas pirámides, por así decir “escaleras solares” hechas de tierra o madera, que ponían en sus templos durante fiestas especiales” (Énfasis nuestro). Por lo que podemos decir que las escalinatas de los centros ceremoniales, de los edificios religiosos huicholes, y las talladas en piedra, tienen la misma función “que las pequeñas escaleras en miniatura (imumui), que es un objeto ritual de gran importancia en los templos y santuarios huicholes, que anteriormente solían fabricarse de madera y ofrendar al Padre Sol” (Lumhotz 1986: 96, Preuss 1908d: 592. Tomado de Neurath, 1998: 220. Énfasis nuestro) (fig. 3). Otros elementos relacionados con las escaleras solares son mencionados por Furts y Scotts citando a Lumholtz, quién “ilustra y describe un antiguo modelo de escalera de piedra areniza, encontrado en la superficie del suelo del profundo valle que separa los centros huicholes de San Sebastián y Santa Catarina, Tales objetos... son interpretados por los indígenas como “imu’mai” (imumui) o escaleras de los dioses... cada uno de los cuáles era para un dios huichol distinto (Furst y Scott, 1975:16). Dicho símbolo no se limita desde luego a los huicholes y pueblos uto-aztecas de la Sierra Madre Occidental relacionados con ellos, sino también era un elemento prominente de la cosmología mesoamericana y del arte ritual en general. Podemos afirmar que en términos generales, en la época mexica, había una relación simbólica importante entre las escaleras, los templos, los cerros y el Sol, elementos simbólicos que presentaban una relación de réplica. A este respecto Walter Krickeberg (1988) ha señalado que el hecho de que las pirámides mesoamericana fueran escalonadas, se debía a que para el indígena el cielo representaba una montaña, por la cual el Sol asciende en la mañana y baja en la tarde, de manera que sus pendientes se escalonan cómo las de un gigantesco edificio. De este modo, el “monte artificial” (tlachihualtépetl) se transformó en pirámide escalonada, y se convirtió en un símbolo del cielo entre muchos 161 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 161 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero pueblos de Mesoamérica. En otros casos se muestra la relación de las pirámides con el cielo por los nueve escalones que tenían aquéllas y que correspondían según Krickeberg, a las nueve capas o escalones del firmamento en la cosmología mítica. Sin embargo, como hemos dicho anteriormente, las maquetas con pocitas, pudieron estar relacionadas también con un culto al Sol, con las observaciones calendáricas y astronómicas, que se hicieron durante las fiestas de Tozoztontli y Huey Tozoztli y varios de los componentes que constituyen sus diseños, pudieran estar asociados simbólicamente con el agua, con Tláloc y Cihuacoatl, y la lluvia y con los meses de Atemoztli y Atlcahualo. 4.5. Las réplicas con pocitas y pocitas aisladas y su uso ritual actual. Por lo pronto es pertinente anotar a continuación el uso ritual que presentan las pocitas en la etnografía actual. Tenemos que diferenciar entre las réplicas que contienen representaciones urbanas o características del paisaje en miniatura con pocitas y las pocitas que aparecen en forma individual sobre las piedras. (Ver Anexo 2, para casos en Perú). A) En el pueblo de San Salvador Cuauhtenco, en Milpa Alta. En el carnaval celebrado en este pueblo, una de las actividades era construir con piedra la maqueta del cerro del Ajusco, que la colocaban en las llaves que se encontraban en el centro del lugar, como un recordatorio y ceremonia de agradecimiento al volcán del cual provenía el vital líquido que abastecía a este poblado. B) En las comunidades nahuas en Guerrero. En las proximidades de Olinalá, Guerrero, Francoise Neff, encuentra que éstas pocitas son actualmente ocupadas por los grupos nahuas, para calcular la intensidad de las próximas lluvias de temporal y para esto meten los dedos de las manos en la concavidad y con ello miden el nivel del agua que posteriormente caerá”(comunicación personal, julio de 1998). C) En la región de Coatetelco en Morelos. Druzo Maldonado (cfr. 2005), que en su investigación registró varios sitios rituales de Coatetelco, en Morelos y opina que muchas de las piedras con pocitas y otras similares encontradas en su recorrido de campo, fueron y actualmente son altares donde en algunas de ellas, todavía se desarrollan ritos agrícolas. D) Los graniceros en la región de los volcanes. Julio Glockner en trabajos recientes sobre los graniceros o trabajadores del temporal presenta unos datos muy sugerentes que le comunicaron sus informantes los cuáles hablan sobre “los caños que se abren en los sitios sagrados para que rieguen los 4 puntos cardinales.” Estos se hallan debajo del suelo de ciertos lugares y hay que localizarlos. En el cerro Zempoaltepetl cerca de Tétela del Volcán, los graniceros aún llevan a cabo rituales en su cima, donde hay una cruz cristiana y en su base ponen cuatro recipientes colocados hacia los puntos cardinales, los cuales llenan al tope de agua limpia y utilizan algodones para simular el goteo, dichos elementos sirven para nivelar la cantidad de líquido que caerá durante el temporal en la región. 162 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 162 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Cerca de la cruz hay una piedra que le llaman el Timbre a la cual le piden la lluvia o su cese y solo la utilizan en casos de extrema necesidad y enfrente de ella hay un cuenco en una roca que le dicen la fuente y es parecida a nuestras pocitas que llenan también de agua.6 E) En el cerro del Judío o Mazatepetl en Contreras, Distrito Federal. En el Cerro del Judío o Mazatepetl se encuentra un conjunto de maquetas aparentemente sin temas urbanos o arquitectónicos, pero en la cuáles hay labradas en sus superficies planas un conjunto de pocitas y canalitos, en sus costados se encuentran terracitas y escaleras, rectángulos y cuadrados que posiblemente sean la representación sintetizada de tierras de labor, especializadas en algún tipo de cultivo o dirigidas a determinado consumo ritual. Se puede decir que simbólicamente este conjunto reproduce una porción del territorio con sus cerros terraceados y su sistema de regadío, el diseño está distribuido en varias piedras que forman un sólo motivo o un paisaje en miniatura (fig. 5, 11). En la cúspide de este mismo Cerro Mazatepetl, cerca de este afloramiento rocoso donde se encuentran las pocitas, hay una pirámide, sin duda en ambos sitios se efectuaban diferentes tipos de rituales. En años recientes, Alejandro Robles, estudió la sobrevivencia de graniceros en la región del Ajusco, quienes aun realizan ritos agrarios, y encuentra que muchas de estas prácticas religiosas actuales, tienen h ondas raíces prehispánicas. Robles reporta que en el Cerro Mazatepetl, hay un culto muy particular al Santo Patrono el Apóstol San Bernabé cuya fecha de celebración es el 11 de Junio, 10 días antes del solsticio de verano. Dentro del complejo de creencias dirigidas a San Bernabé y a San Antonio (10 de junio), existe una tradición que involucra al grupo de réplicas prehispánicas existentes en el Cerro del Judío. En su estudio etnográfico Robles (1995: 347-348), apunta que “en San Bernabé Ocotepec se conserva una tradición interesante relacionada con el culto de los cerros, la petición de lluvias y los petroglifos localizados en su cima…(su informante le relató)... que guarda en su casa de San Bernabé a San Antonio..., quién sólo hace sentir su presencia al escasear las lluvias. Cuando esto ocurre, se le manda pedir de la iglesia y van en procesión acompañados de un Padre hasta la cima del Cerro del Judío Aquí existe un afloramiento de roca con petrograbados y “donde hay un hoyito de piedra” … (es decir, una pocita)…, “allí le bañan” al santo y le lavan su cabeza para pedir que llueva...” Por nuestra parte, pensamos que es innegable la estrecha relación que existe entre éstas pocitas con algún líquido y que fueron hechas precisamente para verter o recibir agua, sangre, quizás lluvia, contenerla y conservarla a veces por un corto o largo periodo de tiempo sobre su diseño, dependiendo de la porosidad de las piedras. Es decir las pocitas tienen una estrecha relación con el agua y están simbólicamente asociadas con la lluvia, los manantiales y cuerpos de agua. Por las diferencias que presentan sus diseños y su asociación con otros elementos como el Sol, concluimos que estaban destinadas a diferentes rituales, distintos tipos de uso y pedimento, es decir son objetos pétreos ritualmente multifuncionales. F) En el cerro de la Campana, en Huixquilucan, Edo. de México. En otro caso, Juana Romero García (2004), encuentra que el santuario ubicado en la cima del Cerro 6 (Julio Glockner Conferencia presentada en la ENAH el 7 de octubre de 1999). 163 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 163 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero de la Campana en Huixquilucan en el Estado de México, es visitado por diversos grupos otomíes, cada 1° de Enero para celebrar el año nuevo y que dentro de los ritos que se llevan a cabo en dicha fiesta, está la de poner una ofrenda en una piedra que tiene labradas escaleritas y pocitas, y que en dichas concavidades se verte sangre de cordero y se cubre toda la maqueta con flores y hierbas. Es importante mencionar que según Jesús Galindo (2000:29). el Cerro de la Campana, forma parte del calendarios de horizonte del Templo Mayor de Tenochtitlán registrando la puesta del Sol el 30 de Enero, que es cuando el astro se oculta atrás de las faldas de este monte, visto el ocaso desde la céntrica estructura mexica. Epilogo Xochimilco se conoce mundialmente por su forma de cultivo basado en las chinampas, cimentadas en el lago, pero pocos conocen que también en la región de la montaña se construyeron terrazas agrícolas, unas regadas con agua de temporal otras por las aguas permanentes de los manantiales, tierras sembradas incluso con una antigüedad previa a la de los lagos. Así, también los pobladores del ahora territorio xochimilca se establecieron en la zona boscosa, en la tierra firme, pues en un principio no dominaban aún los cuerpos de agua con infraestructura hidráulica que regulaba sus fuerzas en ocasiones adversas. Fenómeno que determino que los primeros asentamientos indígenas se hicieran en lo alto de las montañas y en tierra firme, los innumerables restos arqueológicos encontrados, dan prueba de esto. Sin embargo, aun los estudiosos olvidan este otro Xochimilco, para el que no hay presupuesto y tampoco se ha declarado como patrimonio de la humanidad por la UNESCO y muchos de sus autoridades han permitido su destrucción vía el crecimiento urbano desmedido y promovido por ellos mismos. Miles de millones de pesos absorben las chinampas, dinero que más bien aumenta los bienes patrimoniales de los políticos y por supuesto ningún peso para el rescate de pirámides y petroglifos, maquetas y pocitas, por lo que se hacía necesario reunir en un volumen algunos de estos vestigios próximos a desaparecer bajo los cimientos de grandes o pequeñas casas o el descuido de los nuevos dueños y pobladores, no es el primer estudio de este género, ni será el último y esperamos que se haya cumplido con los objetivos propuestos, de ayudar un poco en la reconstrucción del glorioso pasado de nuestros pueblos indios. Reflexiones finales. En la realización de este libro nos propusimos reunir en un solo volumen la evidencia acerca de las piedras labradas que llamamos réplicas en miniatura del paisaje y las piedras con pocitas que se encuentran dispersas en el territorio de Xochimilco y Milpa Alta, con el fin de avanzar en el estudio y la interpretación acerca del uso que tuvieron estos relieves en el mundo prehispánico, que debido al crecimiento urbano de la ciudad están en peligro de desaparecer en pocos años, sin que hayan sido estudiados sistemáticamente. Además, tratamos de dar un nombre diferente al de maqueta para clasificar a estas obras y decidimos llamarlas “réplicas”, concepto antropológico, que incluye la práctica social de replicar la naturaleza, la religión, la cosmovisión, el pensamiento y en general los procesos sociales de los grupos indígenas. Finalmente, podemos decir, que en los motivos tallados en miniatura se pueden reproducir pensamientos científicos, empíricos y religiosos y los que forman parte de las leyendas y mitos de origen. 164 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 164 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Con la elaboración de este trabajo pudimos detectar un gran número de estas obras en miniatura no registradas en su mayoría por el INAH, y conocer sus principales características físicas, dimensiones y medidas, ubicación, el tipo de roca que se utiliza como soporte para labrarlos. El tema de los motivos tallados se va repitiendo en varios lugares, pero a veces con variaciones en el estilo de sus diseños, la asociación con otros elementos arqueológicos, montículos, petroglifos, esculturas, tronos, cruces punteadas teotihuacanas y cristianas, y pinturas rupestres, su localización espacial y como puntos estratégicos de observación del territorio, del clima, la geografía y la naturaleza, así como la actividad agrícola, lacustre y del bosque. En la mayoría de los casos pudimos describir el contenido de las réplicas y las pocitas, fotografiarlas desde varios ángulos, pues en algunos casos varían sus formas desde el punto en que se observen. Con G.P.S., obtuvimos su localización, para luego ubicarlos en el plano y su altura sobre el nivel del mar. Encontramos que por lo regular se encuentran en peñas a orilla de los lagos y ríos intermitentes o por donde escurre el agua de lluvia, pero también están en voladeros y barrancas, en las terrazas agrícolas, en rutas y caminos de acceso, en la cumbre de los cerros. En sitios que dominan el paisaje, están orientadas de tal forma que desde ellas, se pueden observar los grandes volcanes como el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl y cerro sagrados locales como el Tehutli. Con los estudios de localización de las réplicas y pocitas, pudimos encontrar relaciones espaciales con cerros y lugares estratégicos, pero también alineamientos solares entre algunas de ellas (como es el caso del Xochitepec y Piedra Larga), y desde las cuales se pueden observar salidas y puestas del Sol, en puntos destacados del horizonte en fechas importantes como los solsticios y cerca de los equinoccios y mientras esto sucede se pudieron hacer rituales de autosangrado en las pocitas, cuyas piedras horadadas pudieron ser usadas como recipientes de altares que intervenían en cultos a los cerros terraceados, a la lluvia y al Sol. Un hecho muy interesante fue el haber descubierto que desde el petroglifo de un personaje labrado en la peña en el cerro Xochitepec, se podía ver durante el solsticio del 21 o 22 de diciembre, salir el Sol desde dentro del cráter del Popocatépetl, evento que publicamos en 1996, en la revista comercial “México desconocido” y que ha producido un movimiento cultural y visitas anuales de diversos grupos para celebrar dicho acontecimiento y hasta se ha puesto en duda la paternidad del descubrimiento, diciendo que la población aledaña ya conocía antes dicho fenómeno, aseveración que es incorrecta, en nuestra indagatoria que empezó desde antes del terremoto de 1985, no encontramos antecedentes antiguos del registro de este evento en la tradición oral de Xochimilco. A pesar de haberse generado nuevos datos en cuanto al uso que pudieron haber tenido las réplicas en miniatura del paisaje, como el monolito del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca (Fig.5) o el de Tejupilco, en el Estado de México (fig.16); el del sitio de Plazuelas, Guanajuato (fig. 10); y el de Tikal, en Guatemala (fig.18), aún persiste la duda si no tuvieron un uso como maquetas usadas en la construcción de los sitios donde se encuentran o cercanos a estas piedras, ya que los proyectos de construcción de las ciudades prehispánicas, se hicieron a veces a lo largo de varias generaciones, por lo que la existencia de un proyecto previo o un modelo acabado, pudo ser esencial para darle continuidad a las actividades constructivas desarrolladas a lo largo de grandes periodos históricos. Sin embargo, nuestro descubrimiento del funcionamiento de estos relieves con el agua que se les vierta en sus canalitos y pocitas, sus superficies propensas a inundarse y el escurrimiento de líquido en los diseños escalonados, nos lleva nuevamente a pensar en un uso ritual o ambos a la vez, arquitectónico y religioso. 165 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 165 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero También la existencia de un gran número de piedras con pocitas y de réplicas en miniatura de cerros terraceados en toda la región montañosa de Xochimilco y Milpa Alta, sigue siendo un misterio en cuanto a su verdadero uso y significado. No pudimos generar un movimiento de las autoridades delegacionales para la conservación de estos tallados, pero por lo menos tratamos de mostrar a la población originaria estas piedras labradas y tratar de dar una explicación coherente de su función y simbolismo, pero solo llegamos a un nivel propositivo. Se entiende que tratamos de reconstruir el pasado, a través de los restos arqueológicos existentes en la actualidad y los testimonios orales y escritos encontrados en torno al uso de estas piedras, pero solo encontramos una referencia de un caso en la zona náhuatl de Guerrero, registrada por Hernando Ruiz de Alarcón, en cuanto al uso de las pocitas como recipientes donde se vertía la sangre del autosacrificio, todavía a comienzos del siglo XVII. Por otra parte, en Sahagún en el relato de la huida de Quetzalcóatl para Tlapalla aparece una vaga referencia a las pocitas en piedra, que se tallaron con las lágrimas de este héroe mitológico: “Y ansí iba caminando el dicho Quetzalcóatl. E iban delante tañendole flautas. Y llegó a otro lugar en el camino, donde descansó, y se asentó en una piedra y puso las manos en la piedra, y dexo las señales de las manos en la dicha piedra. Y estando mirando hacia Tulla, comenzó a llorar tristemente. Y las lágrimas que derramó cavaron y horadaron la dicha piedra donde estaba llorando y descansando del dicho Quetzalcóatl.”(Sahagún, 1989, Tomo I, Libro tercero, cap. XII, Pág. 216). Sin embargo, estas referencias en los cronistas, no son datos concluyentes y tampoco los testimonios etnográficos actuales nos dan versiones contundentes de sus usos antiguos, quizás sí de su reutilización y refuncionalización con nuevas prácticas rituales. Este es el caso de las piedras monolíticas del Cerro del Judío que en una de sus piletitas se baña la imagen de San Bernabé para que llueva, y en el caso de Kenko, en Cuzco Perú, se utiliza un cuenco con un canalito en zigzag, donde se vierte la chicha, bebida tradicional, que va escurriendo por los relieves, y de donde las parejas de recién casados toman líquido con el fin de tener hijos y les vaya bien en su nueva unión (ver fig.98 en Anexo 2). En san Salvador Cuauhtenco, en Milpa Alta, nos relatan algunos informantes, que en una de sus celebraciones cívicas, todavía hace algunos años, en las llaves que surtían de agua al pueblo, se hacían con pequeñas piedras la maqueta del cerro del Ajusco, porque de ahí provenía el agua que proveía a sus habitantes. Finalmente podemos decir que la actividad del hombre de replicar, copiar y de reproducir a una escala humana, los fenómenos de la naturaleza, los procesos sociales, y rasgos culturales, es una práctica que se repite a lo largo de diferentes periodos históricos y cuyos fines tienen un amplio espectro productivo, científico, empírico e ideológico. 166 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 166 25/03/20 16:03 ANEXO 1 Réplicas en miniatura del paisaje, pocitas y petroglifos localizadas en Xochimilco, Muitláhuac y Malacatepec Momoxco. En este anexo, describiremos la ubicación y el contenido de las piedras labradas, bajo la técnica de maqueta, que se encuentran bordeando los límites del lago y otras ahora dispersas en la región de la montaña de Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac, y sin querer en estos momentos hacer un estudio comparativo exhaustivo, hablaremos de este tipo de réplicas y pocitas talladas en otras partes de lo que fue la Cuenca de México, y de Mesoamérica, además, por razones de espacio sólo anotaremos aquí que hay ejemplos en Norteamérica, Sudamérica y en Centroamérica que también están relacionados con el simbolismo del agua, la lluvia y el Sol. Las réplicas en miniatura parecen reproducir el paisaje y la tecnología aplicada en él, con un grado mayor o menor de simbolismo en los motivos representados según la cosmovisión prehispánica y las necesidades del ritual. Los tallados reflejan parte de lo que existió en lo que fue la realidad concreta del indígena. El tema tallado es importante por más pequeña y sencilla que sea su representación pues permite ver la magnitud de lo existente en la región a una escala en que el hombre lo puede manipular y apropiarse del funcionamiento mismo de la naturaleza, para transformarla en su beneficio. De hecho todos los elementos grabados en las piedras son fácilmente identificables, son reales y concretos, ya que se encuentran reproduciendo el entorno, las formas de representarlos varían según el tema que se quiere resaltar y el estilo del tallador, y es la representación más sencilla de los elementos existentes en el territorio. Dentro de los motivos representados, se encuentran, templos, canchas de juegos de pelota, sofisticadas viviendas, terrazas y escaleras, algunas de ellas son parte del sistema de terraceado o dan acceso a estas tierras de cultivo. 5.1. Las réplicas en miniatura del paisaje: Localización y su descripcion icongrafica. Según hemos visto en este libro, el tipo de maquetas encontradas en la región montañosa de Xochimilco y Milpa Alta, son las talladas sobre piedras de mediana dimensión, peñas y grandes monolitos en cuyas planas o accidentadas superficies, se labraron paisajes en miniatura o se tallaron una o varias pocitas. A veces las réplicas se encuentran asociadas a un cumulo mayor de piedras reunidas en torno a ellas, con o sin diseños, donde cada roca representa un cerro en miniatura en una porción del 167 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 167 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero territorio representado. Hay que tomar en cuenta que en ocasiones son rocas de gran magnitud que forman parte de las formaciones naturales del cerro y en otras ocasiones son pequeñas y regulares moles que es poco probable que pudieran ser trasladadas desde otras lejanas regiones. La piedra era el monte mismo y donde se reproducía a ese o a otros promontorios contenedores de agua y en los cuales se esculpían terrazas agrícolas, que según Pedro Armillas estas tierras de cultivo semejaban escalinatas de gigantes en el paisaje (1987:70). En estas rocas se reproducen en miniatura las características más sobresalientes del paisaje indígena, los sistemas productivos agrícolas, sus redes de riego de las terrazas de cultivo y la conducción de agua y drenaje de las pequeñas zonas urbanas. Además en algunos de estos labrados, se pueden apreciar plantas y animales, formados por canalitos que remarcan la figura al conducir agua de lluvia u otro líquido que se les vierta, ya que son diseños propicios para que escurra o se almacenen pequeños torrentes en sus relieves. En estos diseños tridimensionales la piedra que sirve de soporte al tallado, adquiere el valor simbólico de cerro, o de alguna porción del territorio, o región y los temas labrados son lugares construidos con elementos propios del paisaje, que reproducen sitios reales idealizados, imaginarios o míticos, y donde sus formas se pueden acercar en menor o mayor grado a emplazamientos indígenas que en verdad existieron y que simbólicamente se reprodujeron. Los temas de los motivos se pueden considerar como réplicas de centros urbanos y agrícolas, con sus drenajes y terrazas de cultivo con sus sistemas de riego, siendo entonces pequeños lugares o paisajes en miniatura en peñas. Tenemos elementos que apoyan el supuesto de que las maquetas son la réplica de un lugar real, por la existencia de topónimos asociadas a estos relieves tridimensionales y a petroglifos como en el sitio de Santa María de los Olivos (fig. 71) o se refieran a nombres de lugares mitológicos plenamente identificados, pero también cabe la posibilidad que se haya idealizado el paisaje circundante, pues observamos que los diseños se distribuyeron en la piedra sin una relación espacial real, sino que los motivos iban acomodándose según las características propias del soporte pétreo. Para labrar los temas en los monolitos, se tomaron las formas características de las “escaleras” agrícolas construidas en los cerros, estas se emplearon para representar cualquier lugar en donde en el paisaje predominara este tipo de agricultura. Además consideramos que estas piedras fueron ocupadas como altares, en donde algunos de ellos presentan la posibilidad de observar en determinadas fechas, las puestas o las salidas del Sol, realizarse atrás de prominentes picos, mientras esto sucedía, se pudieron efectuar rituales de autosacrificio, llenando con sangre u otro líquido, los pocitos y diseños tallados. También, a estos tallados podían completarse su significado, con miniaturas de barro o madera o modelos comestibles, que reproducían plantas, animales, cerros y otros elementos del paisaje. Otro punto importante de análisis, es la ubicación geográfica de estos relieves, que por lo regular se hacían en piedras y peñas, que conservaban su localización original proporcionada por la propia naturaleza, pero sufriendo un proceso de selección, buscando que cumplieran con ciertos requisitos necesarios para su función ritual y simbólica. En la región de Xochimilco, las réplicas en miniatura del paisaje y las pocitas se encontraban en los límites y a la orilla del lago, donde comienza la región de la montaña, en una cima importante, a lo largo de las rutas comerciales y de peregrinación, en los caminos y cruceros que unen con pueblos, como parte de las bardas de las veredas vecinales que conducen a parajes importantes, indicando los accesos al valle, y sementeras o están dentro de las tierras de labor en las fronteras 168 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 168 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta territoriales de los asentamientos actuales, marcando límites geográficos territoriales o políticos. Podemos dividir en dos zonas importantes la ubicación de los paisajes en miniatura, maquetas, y altares o piedras rituales en Xochimilco y Milpa Alta: a) Aquéllas que están asociadas a cuerpos de agua, sirviendo como límite al lago, en la ribera de algún río intermitente, formando parte de petroglifos o serie de diseños en pequeños islotes antiguamente rodeados de agua o contiguos a los canales, y tierras bajas, donde se ocupa la agricultura en chinampas; b) Las localizadas en su región montañosa donde predomina el cultivo en terrazas, cerca o rodeadas de áreas agrícolas. Se ubican en estas fronteras territoriales y ecológicas. La mayoría se sitúan en lomas o formas elevadas que sobresalen del terreno, en zonas altas cercanas a los escurrimientos naturales, en acantilados y barrancas donde se domina el paisaje. Otras se encuentran siguiendo las rutas de los caminos vecinales, y algunas en la actualidad sirven de mojoneras que indican los límites de predios y tierras entre los pueblos vecinos. En ocasiones aparecen asociadas a pequeñas pirámides o labradas en las peñas en lo alto de las montañas que dominan visualmente una amplia zona de la región y desde donde se observan los horizontes este u oeste, por lo que algunas de ellas, se usan como puntos de observación de las salidas y puestas del Sol. Es decir, algunas réplicas están dirigidas hacia el oriente y al poniente o hacia donde existe un corte preciso del horizonte o una formación montañosa local, a donde se observa algún importante fenómeno solar en determinada fecha calendárica. En Xochimilco los monolitos grabados con pocitas y terracitas, adquieren un valor de montaña en miniatura, es decir, la “Piedra” es un “Cerro” o “Territorio” y se pueden encontrar formando parte de un conjunto ceremonial ya sea asociadas con alguna estructura piramidal como en San Lucas Xochimanca, con petroglifos y esculturas en San Gregorio Atlapulco, Tláloc y otros elementos prehispánicos, como en la grieta del panteón de Tecacalanco, en Acalpixca o aparentando estar “aisladas” sobre lomitas, montículos, barrancas, formando parte de los acantilados y peñas a las orillas de los voladeros, en la zona montañosa xochimilca y en abrigos montañosos, sobre la línea de goteo cerca de Teotihuacán, donde la relación que tienen en cuanto a escurrimiento de agua es evidente, además que en casi todos los lugares dominan la mayoría de las veces al paisaje, y los accesos al lugar o la región. Algunas “maquetas” tienen una característica que las distinguen de otras y es que se busca que en su parte baja formen con el terreno pequeños nichos o cuevas artificiales, a veces parecen estar levantadas exprofeso para aparentar pequeños recintos, quizás entradas al inframundo o lugares donde se colocaban ofrendas. Estas cuevas artificiales se pueden ver una en Acalpixca en la zona de petroglifos junto a la mariposa, y en los caminos vecinales hacía Xicomulco y Santa Cecilia y otra más en la pequeña zona arqueológica de San Lucas y San Juan Tepenahuac en Milpa Alta. También la tradicional maqueta de Acalpixca en la parte baja de la gran piedra aparece ennegrecida como sí abajo de ella se hubiese prendido copal, como resultado de un ritual, según Carmen Cook (1955). En otro ejemplo de la Cuenca, en el Cerro de la Estrella, las réplicas, están ubicadas sobre los techos de cuevas o cavernas que en algunas de ellas hay estuco, altares o bardas, por lo que se puede interpretar como piedras rituales que permitían el acceso al paraíso de Tláloc, ya que junto a ellas se han encontrado diseños tallados de esta deidad (fig. 6). 169 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 169 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Una de las preguntas que nos podemos hacer es; ¿las ceremonias religiosas que se efectuaban en torno a estas pocitas y terracitas, formaban parte de los eventos celebrados en las fiestas del calendario o eran rituales que se hacían en forma aislada dirigidos a las peticiones de la población en general, al autosacrificio individual, al bienestar familiar? En cuanto a sus cualidades astronómicas, algunas de las réplicas se tallaron sobre peñascos orientados por parte de la naturaleza, hacía los solsticios o equinoccios y otras fechas calendáricas importantes, así desde los diseños se pueden observar las salidas o puestas del Sol en puntos destacados del horizonte que marcan días y momentos del ritual y el autosacrificio, y de acuerdo a su localización geográfica se encontró alineamientos solares entre ellas, o con iglesias, sitios arqueológicos y lugares o peñascos con algún culto. Además en lugares áridos pudieron servir como recipientes donde se llenaban con la pintura que servía para hacer grandes murales o pinturas rupestres. Pero nuestra propuesta gira en torno al uso ritual de las réplicas y pocitas, desde dos ideas centrales, su relación simbólica con el agua y con el Sol, es decir, se inscriben dentro de un culto agrícola y solar. 5.1.1. Las escaleras y su relación con los tallados en miniatura. Si analizamos cada uno de los elementos representados, por ejemplo, las escaleras, encontramos varios estilos y tipos. Los diseños escalonados en miniatura aparentan dar acceso al lugar labrado; permiten llegar a un pozo o manantial, que se grabó en la cima de la piedra, o escaleras “aisladas” en una roca formando parte de un conjunto de soportes pétreos que representan sitios o escalinatas combinadas con terracitas agrícolas rematadas a veces en la cúspide de la piedra con nichitos o cuevitas que forman las capillas de los templos piramidales simbolizados por los diseños terraceados (fig. 36). Fuera de la zona de estudio, en el Huizachtepetl, encontramos incluso piedras labradas, con escaleras como las que aparecen en las cruces atriales de algunas de las iglesias cristianas. También tenemos verdaderas escaleras que están asociadas con los diseños en miniatura, algunas permiten tener acceso a ellos. En términos tecnológicos debió ser un avance significativo en el desarrollo de las sociedades indígenas, el uso de las escaleras, que permitían acercar al hombre con el cielo o con las partes altas de su entorno. Pero también las escaleras las encontramos asociadas con cuevas, como en el Cerro de la Estrella donde se ubican arriba de sus bóvedas, pero también las hay dentro de sus profundidades, en este sentido nos dice Martos López (2003: 18), “Otro tipo de representaciones comunes a todo Yucatán son las localmente llamadas escaleritas: series de incisiones horizontales y paralelas sobre ciertas formaciones o superficies naturales en talud, que provocan un efecto como de maquetas de pirámides con escalinatas. Se ha llegado a plantear que tal vez estos elementos son señales para indicar recorridos dentro de las cuevas.” 5.1.2. Las terrazas agrícolas como tema de las réplicas en miniatura. Por nuestra parte hemos propuesto aquí, que muchos de los relieves escalonados tallados en piedra se refieren a las representaciones de terrazas agrícolas. Así, los templos indígenas fueron la réplica de los cerros terraceados, como nos dice López Austin (1995) y que ya hemos anotado en capítulos anteriores y por tanto, algunos de los diseños escalonados tallados en la roca en Acalpixca (fig. 170 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 170 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 5), son la representación simbólica de edificios religiosos constituidos por escalones que quieren reproducir de forma sintética a las terrazas de cultivo. Es decir nuestros diseños en piedra son pequeños templitos formados por terracitas, y donde el soporte pétreo representa al cerro o un lugar determinado. Por otra parte, en Tláhuac, en el sitio de los Olivos, se representaron figuras de cerros cómo en los códices (fig. 71), personajes y figuras geométricas, rectángulos, espirales, pocitas, y peñas a las que se entresacaron superficiales cuencos y se tallaron cerros terraceados en un estilo diferente a otros lugares, además en otros sitios se encontraron cruces punteadas teotihuacanas, círculos, etc. 5.1.3. Tipología de las escaleras y pocitas talladas en Xochimilco. 1 Pocitas o manantiales solos con o sin canalitos en piedras que representan cerritos, en el Cuahilama, en Santa Cruz Acalpixca (fig. 37) 2 Conjunto de pocitas o manantiales con canalitos, en ocasiones formando animales, en la maqueta de Santa Cruz Acalpixca (fig. 35 y en Chalcanzingo Morelos fig. 12). 3 Pocita o manantial con carita o calavera, en los Olivos y en la barranca del panteón de Tecacalanco (fig. 39). 4 Pocita o manantial asociada a personajes labrados en las piedras que representan cerros. Cerro Xilotepec en San Gregorio Atlapulco (fig. 47) 5 Pocitas o manantiales con red de canales asociadas con terracitas agrícolas en piedras, cerros. En Santa Cecilia Tepetlapa (fig. 89). 6 Pocitas o nichos o cuevas en los remates de las terracitas o cimas de los cerros donde concluyen las terracitas a veces rematadas con cuartos rectangulares. En San Gregorio Atlapulco (fig. 83). 7 Pocitas o manantiales con terracitas y escaleras y canalitos rodeando los diseños cómo desagües. En San Gregorio Atlapulco (fig. 80) y en el Cuahilama (29). 8 Conjunto de pocitas, canales, templos o construcciones hidráulicas, escaleras, terracitas, Cruz Punteada, animales formados por los canales, flores, constelaciones, en la maqueta del Cuahilama (fig. 5). 9 Conjunto de pocitas y su red de canales o caminos vecinales, en los límites de Acalpixca. 10 Escaleras solas en una piedra cerro, en Cuahilama (fig. 36). 11 Conjunto de escaleras en formas y estilos diferentes, localizadas en varias partes de Xochimilco. 12 Escalera o escaleras sirviendo de acceso a terracitas, ojos de agua o a nichos de templos, en Santa Cecilia Tepetlapa (fig. 89). 13 En ocasiones los diseños escalonados terminan en cuevas o en nichos en las cimas de las piedras que representan cerros. Por lo pronto nos concentraremos en el supuesto de que en Xochimilco, algunos de los diseños escalonados labrados en piedra, son las pequeñas réplicas de las terrazas agrícolas que fueron construidas en las faldas de los cerros y a la vez son representaciones de las escaleras de templos en miniatura, que concluyen en un nicho o capilla al borde de la piedra (fig. 36). Así, los tallados de escalera tienen una relación simbólica muy estrecha con las formas elementales de los edificios religiosos, las pirámides y los cerros terraceados y por la gran cantidad de estos relieves en la región, pudieron ser estos diseños pétreos, altares de un culto especializado en las terrazas agrícolas. 171 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 171 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.1.4. Las réplicas en miniatura y su relación con el agua y la lluvia. La localización de las réplicas nos permite apreciar una asociación muy estrecha de estos diseños, con escurrimientos de agua, el paso frecuente de líquido o estancia permanente de agua (lago, ríos y manantiales), lo que pudo producir que en determinado momento, algunos de estos tallados estuvieran cubiertos por el lago o algún manantial. Además por su ubicación geográfica, unas réplicas mantienen una relación muy estrecha con los fenómenos meteorológicos, elementos que inciden sobre el diseño y su percepción visual. Así, para encontrar el significado de estos modelos en miniatura se debe partir del estudio de su estrecha relación con el agua, la lluvia y el Sol, según hemos visto en este volumen. Otro tema recurrente son las pocitas, que pueden aparecer aisladas o formando parte de un conjunto de cuencos unidos por canalitos o encima de templos como en Xochicalco (fig. 8), asociadas a terrazas agrícolas y a escaleras. Los pocitos pueden representar ojos de agua, quizás pozos unidos por canalitos construidos por el hombre (cfr. Farías, 1985), (fig. 5). A veces con los cuencos y canales, que son réplica en miniatura de manantiales, se forman los cuerpos de animales, como aves, ranas, serpientes, águilas, que conviven con terracitas y escaleritas, son pequeños sistemas por donde escurre el líquido sagrado vertido sobre el diseño y remarca a su paso las figuras, con lo que se recrea la vida y se da movimiento al tallado en la piedra (fig. 12, 34). En el caso de la maqueta de Santa Cruz Acalpixca, decíamos en trabajos anteriores, que además de contar con otros motivos, se reproducía un sistema hidráulico en miniatura (fig. 33), muy parecido al tallado del sitio de Las Peñitas en Santa Cecilia. Sin embargo, este término no se puede generalizar a las demás ya que son modelos más sencillos. En cuanto a su funcionamiento con líquido, algunas maquetas, podríamos considerarlas como fuentes rituales y a nivel general podrían ser prototipos en miniatura de los cuerpos de agua (Farías, 1964). Tenemos varios casos de pocitas de medianas dimensiones que pueden contener mucha agua y que por su posición cerca de los acantilados de los cerros, quizás funcionaron como fuentes en épocas de lluvia, como la del cerro Xilotepec, en San Gregorio Atlapulco (Fig. 47), otras cercanas a los manantiales, que a través de un canalito de madera pudieron haber tenido constante agua (fig. 15). Tenemos casos en que las pocitas son de gran dimensión por lo que si el líquido para llenarlas fuera sangre, si esto fuera necesario en el ritual, tendría que ser a través de autosacrificios colectivos. En términos religiosos las maquetas o réplicas de paisaje y pocitas talladas en piedra se podrían especializar en determinados usos rituales como participar en diferentes cultos y peticiones, según sus características y ubicación geográfica, quizás uno de sus objetivos sea el apropiarse del territorio para darle un uso ritual. Los tallados son elementos del paisaje, donde se combinan los construidos por el hombre y los aportados por la naturaleza y la idealización de sus formas con fines rituales. En Xochimilco tenemos una amplia gama de modelos tridimensionales en miniatura ubicados en diferentes partes de la región, que estuvieron especializados en diversos ritos y fueron ocupados en cultos solares y/o cultos de fertilidad. Ya el hecho de ser elementos en miniatura nos habla de una poderosa relación mítica, relacionada con sitios de origen, cultos y fiestas, tlaloques (Tláloc) y seres pequeños existentes debajo de la tierra o en los cerros. En general, estos diseños son difíciles de fechar, así tenemos que en el caso del monolito de Acalpixca, sus pequeños relieves fueron esculpidos sobre una cruz punteada teotihuacana (fig. 35), lo que nos podría cronometrar al labrado con una fecha posterior a este asentamiento mexica o 172 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 172 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta la posibilidad de una reutilización del soporte pétreo, en una ocupación más reciente. En nuestro estudio encontramos que estos tallados tuvieron un uso intenso durante el Posclásico, y continuando hasta los primeros años de la colonia, aunque sus antecedentes se pueden remontar al Clásico y Preclásico. Debido a su funcionamiento simbólico o ritual con líquidos, además, de la posibilidad de que estos diseños sean réplicas de cuerpos de agua, y en ocasiones asociadas a ellas, exista la presencia de la figura de Tláloc y por tanto con su consorte Chalchiuhtlicue, deidades que teniendo su sitio de culto en las partes altas de grandes montañas, que de alguna forma se liga ritualmente a esta pareja con los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, hacia donde se dirigen muchas de ellas, sino también por su ubicación cercana a los ríos, a la orilla de lagos y en los manantiales, lo que pudo originar que algunos tallados permanecieran en alguna época cubiertos por agua (fig. 36). Pocitas y diseños de terracitas se han encontrado asociados con Tláloc o con la bigotera de este dios en el Cerro de la Estrella, en Tlalmanalco y en Cocotitlan (fig. 14) y en el mismo Cerro del Judío en San Bernabé Contreras, y en el abrigo montañoso del panteón de Santa Cruz Acalpixca (fig.39). En el Cerro Huizachtepetl, por su ubicación sobre cuevas se establece una posible relación de estos relieves con el inframundo (fig. 6). En Xochimilco, en el sitio de la Malinche en San Gregorio, hay una gran pocita relacionadas con personajes o deidades, que según los arqueólogos Arturo Urdapilleta, y Norma Tello, podrían ser una Cihuacóatl y un Xipe Tótec (fig. 48), y en Santa María de los Olivos, hay otro cuenco arriba de dos personajes ricamente ataviados. Además de la relación de estos tallados con el agua, encontramos también una relación ritual con el paisaje, al ser los soportes pétreos réplica de cerros en miniatura, como los modelados con masa de tzoalli durante la fiesta mexica de Tepeilhuitl dedicada a los montes. Por otra parte, a nivel religioso la diosa Cihuacóatl tenía como imagen corpórea al volcán Iztaccíhuatl (Broda, 1971, 1993) en cuyo adoratorio era acompañada de las representaciones o pequeñas maquetas de prominencias que existían en la Cuenca de México. 5.2. Red de réplicas del paisaje en miniatura, pocitas y petroglifos localizadas en la montaña de Xochimilco. En los límites del lago y la montaña. Empezaremos este inciso, con la descripción y análisis detallado de las maquetas que se encuentran en el poblado de Santa Cruz Acalpixca, que Carmen Cook, estudió a mediados de los años 50’s, para luego continuar con otros lugares del lago y la montaña, donde hay este tipo de relieves. 5.2.1. La réplica del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca en Xochimilco. Su relación simbólica con el agua y la lluvia: El pueblo de Santa Cruz Acalpixca, se localiza a 4 Km al suroriente del centro de Xochimilco y en los límites del lago y los canales de agua dulce y la zona de la montaña, que sirve de frontera sur de lo que fue la Cuenca de México (Plano 1). Su calidad de puerto, nos permite suponer que era 173 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 173 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero el inicio o la culminación de diferentes rutas prehispánicas, hacia Milpa Alta, Guerrero y Morelos y es jerárquicamente el segundo emplazamiento prehispánico más importante, después de la urbe xochimilca, se caracterizaba por ser un asentamiento disperso en la zona montañosa que sirvió de límite a los cuerpos de agua. Su topónimo indígena significa “Puerto de las Canoas” o donde están los que Guardan las Barcas” (Noguera, 1972:77). El nombre cristiano de “Santa Cruz” es impuesto desde la conquista y posiblemente provenga del hecho que nos relata Sahagún (1981, t. III, apéndice: 352): “Hay otra agua o fuente muy clara y muy linda en Xochimilco, que ahora se llama Santa Cruz, en la cual estaba un ídolo de piedra debajo del agua, donde ofrecían copal. Yo vi el ídolo y entré debajo del agua para sacarle, y puse allí una Cruz de Piedra que hasta ahora está allí en la misma fuente…” Este poblado en la actualidad es famoso por sus relieves tallados, que describiremos a continuación. Localización (Plano1): Nahui Ollín N 19° 14’.525 W 99° 04’.235 Altura 2310 En la falda norte a mitad de la altura del Cerro Cuahilama se ubican los petroglifos y la “maqueta”. El sitio está dividido en dos bloques posiblemente por su conformación topográfica, el primero al poniente contiene tres grupos de relieves; uno en la parte más alta del cerro, el relieve del signo Nahui Ollín, que mira hacía la iglesia patronal de Xochimilco y su parte posterior hacía la salida del Sol en el solsticio de invierno; otros cuatro petroglifos, Itzpapalotl, Ocelotl, Guerrero y Xonecuilli, en la mitad de su elevación; y tres más al pie del mismo cerro, Cihuacóatl, Sacerdote Sahumador, Cipactli, así cómo relieves de flores a unos 50 metros sobre el llano o formando parte de las bardas de las sementeras agrícolas. Continuando hacía arriba en la parte más alta del cerro se encuentra otra” piedra mapa” que nos señala una calzada y “ojos de agua”. Al Sureste, a 200 m de los primeros relieves y casi a nivel de lo que era el lago se encuentra la “maqueta” prehispánica y otra más arriba que contiene la figura de un chimalli, algunos círculos pequeños y ojos de agua…algunos de éstos elementos han desaparecido” (Farías, l964: 187, 191). “Todos éstos petroglifos y las maquetas con pocitos sin duda estaban relacionados entre sí y su significado estrechamente emparentados con la fiesta de la fertilidad agrícola de Acalpixca, indicándonos la importancia de este centro ceremonial, como lugar donde se reproducía a nivel local, el culto mexica a la fertilidad, al agua y a los cerros, cuyas celebraciones y ritos se desarrollaban en varios sitios sagrados, en lo alto de las montañas de la Cuenca de México siguiendo un patrón religioso general que integraba a diferentes comunidades. La fiesta que se llevaba a cabo en el Cerro Tláloc, en la cual participaba el señor de Xochimilco, posiblemente se reproducía localmente en Acalpixca, concretamente en el Cerro Cuahilama... y la Malinche..., donde se encontraba su centro ceremonial. La maqueta y los petroglifos, dice Noguera, tienen una relación muy estrecha con la tierra, la fertilidad y por tanto, decimos nosotros forman parte del culto mexica del agua y de los cerros.” (Zimbrón, 1991:19; 1992:59). 174 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 174 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Esto explicaría en parte la ubicación de los relieves, viendo hacía el Norte, es decir, indicando ya el predominio de la zona lacustre sobre la región de la montaña, formando parte de un circuito de lugares “sagrados” en los lagos y en el valle... y sus zonas montañosas... Ya Hermann Beyer (1924) encuentra semejanza entre éstos con las esculturas que existían en el Peñón; Joyce Marcus (1982) señala el parecido con otros relieves en los riscos de Chapultepec, que retratan a los gobernantes de Tenochtitlán; y los de Texcoco, sobre el Cerro de Texcotzingo (Parsons, 1982:475). En la región de Xochimilco existen otros petroglifos poco que he estudiado en Nativitas Zacapan, San Gregorio Atlapulco, Tulyehualco y Tláhuac y en los poblados de la montaña, Santa Cecilia (donde hemos encontrado recientemente una “maqueta” terraceada), en San Lorenzo, San Mateo, pirámide de San Lucas, Topilejo, Cerro Xochitepec, en Milpa Alta, San Francisco Tecoxpa (estructura piramidal y pinturas en la roca), San Juan Tepenahuac, San Lorenzo y San Bartolo Xicomulco y otras más en los límites con Santa Cruz Acalpixca. En el volcán San Miguel perteneciente al pueblo de Santa Ana en Milpa Alta se encuentran en el cráter de este volcán restos de una estructura. También en el Tehutli hay varias cuevas, cementerio, tumbas y restos de construcciones, y en el pueblo de San Antonio Tecomitl hay una cruz cristiana que en su base tiene una pocita. Comentaremos algunos de estos petroglifos y maquetas en apartados posteriores. 5.2.2. Estudios sobre los petroglifos de Santa Cruz Acalpixca. Entre los estudios sobre la zona arqueológica de Cuahilama han predominado, los que se refieren al significado de los petroglifos, la época de construcción de sus emplazamientos y otros que analizan por separado a la “maqueta” y su posible función e interpretación. Empezaremos mencionando las interpretaciones de los tallados. Los primeros trabajos sobre los relieves se iniciaron desde 1894, con las fotografías de Nicolás Islas Bustamante, que motivaron a Hermann Beyer para hacer la interpretación en 1924 de los primeros cinco petroglifos encontrados: Nahui Ollin, Ocelotl, Itzpapalotl, Cipactli, Xonecuilli. Petroglifos que para él contienen un carácter cosmogónico, simbolizan los puntos cardinales y están relacionados con el culto al Sol, considerándolos de confección azteca. En 1964, el cronista local Farías Galindo reporta la existencia de doce relieves, agregándose a la lista la Cihuacóatl, Sacerdote, Caballero Tigre, las flores Cocoxóchitl (Dalia) y Yoloxóchitl (Magnolia) y tres “maquetas” que él llama “piedras mapa” y considera que el conjunto representa el verano y el Fuego Nuevo, por lo que según estos autores, Xochimilco fue el primer sitio en celebrar las festividades del fin y principio del año indígena. En 1985 aparece la monografía de este autor sobre Xochimilco, pero no aporta más datos sobre el significado de los relieves. Walter Krickeberg en (1956) 1988 manifiesta que los símbolos de estos relieves fueron en su totalidad tomados del calendario, y que estos símbolos y el calendario fueron la fuente inagotable de la vida espiritual del México antiguo que se renovaba con nuevas ideas, y que el Nahui Ollin fue hecho para representar al Sol en su cenit. Por lo tanto podemos agregar nosotros según Krickeberg que tienen un significado astronómico. En 1972 Eduardo Noguera avanza otra interpretación, proponiendo que los relieves son de manufactura xochimilca, correspondientes al período Postclásico tardío, contemporáneo de Tenochtitlán y tienen una fuerte significado de asociación con la tierra. Sobre todo los analizados por Beyer, él encuentra que son dedicados a propiciar la fecundidad. Este autor aporta datos sobre la 175 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 175 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero importancia de la zona y sus períodos históricos y concluye que esta fue habitada antes y después de la Conquista. Así la maqueta y los petroglifos..., podemos decir, tienen una relación muy estrecha con lo telúrico, la fertilidad y por tanto forman parte del culto mexica del agua y de los cerros. Jeffrey Parsons (1982: 220- 221) clasifica la zona de Cuahilama, cómo Xo-Az-31 y reporta otros diseños en piedra no registrados anteriormente. Por su parte, Joyce Marcus (1982: 475-486) escribe sobre los relieves, resaltando su valor calendárico y nos dice que en ellos están representados las edades o soles. Cataloga a estos petroglifos como pertenecientes a un circuito de lugares sagrados que funcionaban en la Cuenca. Nunca se han analizado en forma conjunta estos petroglifos de Cuahilama y los existentes en la falda Oriente del Cerro la Malinche, la Palma o Xilotepec (fig.47, 48, 49) a pesar de su contigüidad y que sus temas son complementarios y recurrentes a éstos y también hay piedras labradas con pocitas y canalitos, un marcador teotihuacano o cruz punteada (fig.57), como la existente en la maqueta de Acalpixca. Por lo que proponemos que para su estudio se deben tomar como elementos simbólica y espacialmente relacionados. Los relieves de la Malinche, los podemos relacionar con Xipe-Tótec lo que a través de la fiesta de Tlacaxipehualiztli nos sitúa en la relación astronómica con el equinoccio, que presenta una continuidad con la fiesta patronal del pueblo de San Gregorio que se lleva a cabo el 12 de Marzo, unos nueve días antes del fenómeno solar. Podemos considerar que predominan las interpretaciones que relacionan a los relieves con el culto al Sol y a la fertilidad, y en esta medida la maqueta vista como un elemento contemporáneo al conjunto ceremonial, debió formar parte de éstas mismas creencias religiosas (fig. 5). 5.2.3. Estudios sobre la réplica en miniatura de Santa Cruz Acalpixca. A lo largo de esta obra he discutido que posiblemente existe una relación muy estrecha de las maquetas y las pocitas con los lagos, ríos y cuerpos de agua En el caso de Acalpixca en Xochimilco, encontramos que el monolito labrado, se ubicó en un pequeño cerro llamada Cuahilama, el cual tiene una altura mediana con respecto a las montañas de su alrededor y forma con los petroglifos y la “maqueta” un límite geográfico natural entre la tierra firme y el lago y los canales, es decir, allí empieza lo que antes era la bahía del puerto de este pueblo, en donde la poca altura de la “maqueta” le brinda ser “custodiada” por los cerros cercanos y permanecer “oculta” a la zona de la montaña, los bosques y un poco la lacustre, su calidad de frontera entre dos regiones, marca el inició de otro clima, diferente vegetación (bosques) y la manera característica de apropiarse de la naturaleza en las partes altas, las terrazas agrícolas a diferencia de las chinampas que predominan en las tierras bajas, técnicas que pertenecen a épocas históricas distintas. Éstas características naturales donde se ubica la “maqueta”, la sitúan en un límite ecológico, económico y religioso, donde subsisten diferentes cultos propiciatorios y solares. De esta forma podemos considerar al conjunto ceremonial de Cuahilama, como una puerta de acceso a la “región sagrada” simbolizada por la “maqueta” y a través de ella se le rendía un culto especializado. Al parecer su diseño muestra la tierra firme y su forma característica de cultivo en terrazas y su borde poniente donde termina el basalto al lago. Ella marcaba la época en que debería ser visitada la montaña y empezar el arreglo de sus tierras para el cultivo de temporal, esperando 176 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 176 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta el inicio del tiempo de lluvias, cuya llegada era registrada por el sistema de canalitos y pocitos que contiene en su superficie, poniéndose a “funcionar” aun actualmente, acumulándose el agua derramada en unos, distribuyendo el excedente por hendiduras en otros, dirigiéndose el exceso peligroso al lago. La maqueta prehispánica de Acalpixca, la consideramos como un producto históricamente determinado, ella refleja una cosmovisión, una ideología y una forma de ver al mundo, permeado por su momento histórico, y la cual contiene múltiples elementos que no pueden reducirse a un sólo significado ritual o religioso. Para nosotros, la réplica no sólo representa en miniatura, la región sagrada de los xochimilcas, sino también su sistema social y productivo y la visión cosmogónica de la época en que se diseñó.” Objeto, que sin desligarlo de su entorno geográfico, es parte integral de los petroglifos y del centro ceremonial de Cuahilama, y sus relieves nos permite reconstruir una parte del paisaje natural y social, de ese período cronológico. Para el arqueólogo Noguera, la maqueta y los petroglifos, tenían una relación muy estrecha con la tierra, la fertilidad y por tanto decimos nosotros forman parte del culto mexica del agua y de los cerros y de las terrazas (Zimbrón, 1991:17,18). Constituye una representación en miniatura del espacio o territorio, con el que los indígenas se sentían identificados real o simbólicamente. Otra primera hipótesis que propusimos es que la “maqueta” de Santa Cruz Acalpixca era un marcador entre las dos grandes épocas del año indígena, la estación seca y el comienzo de las lluvias al ponerse en funcionamiento su sistema hidráulico en miniatura, compuesto por pocitos y canalitos que distribuyen el agua que cae en su superficie o al verterle algún líquido (Zimbrón, 1992:62) En 1955 aparece el primer estudio especializado sobre la “maqueta” del Cerro Cuahilama, de Carmen Cook, en el cual propone que esta data de la misma época mexica que los petroglifos anteriormente mencionados. De aquí reproducimos textualmente la siguiente descripción, pues es el trabajo más completo a este respecto y que resume el conjunto de las posibles hipótesis en cuanto a su significado, uso o función. 5.2.4. Interpretación del contenido temático de la réplica de Acalpixca por Carmen Cook. “La “Maqueta” se encuentra en la orilla de una roca basáltica, a poca altura de lo que en otro tiempo fue el nivel del lago de Xochimilco.” “El diseño cubre una parte relativamente plana y horizontal de la roca, en una extensión de 2.37m de Norte a Sur y 2,10 de profundidad. Al tallarse posiblemente se aprovecharon ciertos accidentes en la roca para esculpir las escalinatas... puede ser clasificada cómo bajo relieve... a pesar de existir una diferencia de profundidad de 48 cm entre la parte más alta y la más baja, precisamente en la escalinata de 18 escalones del complejo A. Es importante aclarar que la autora dividió a la piedra en 5 secciones que llamó complejo A, B, C, D y E y que aparecen en el dibujo (fig. 5), veamos cada sección por separado: Complejo A. “En el centro se encuentra la prominencia más importante... de ella bajan escalinatas al Sur y al Occidente...” “La escalera que mira al Occidente, aunque tiene cuatro escalones únicamente, podría considerarse más importante que la de 18, por señalar un eje igual al de muchas estructuras 177 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 177 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero mesoamericanas, es decir, la escalera va de Norte a Sur con una desviación al Oriente de 17°. En la prominencia de esté Complejo A se encuentran unas hendiduras, que parecen cuartos o más bien pozos, por ser redondos.” “En la cúspide hay un cuadrángulo rodeado por una especie de terraza, que al Sur tiene tres entradas cortadas en la roca. Hacia el oriente, siguiendo la línea recta de estas entradas, se encuentran tres hoyos, dos de los cuales tienen la peculiaridad de señalar las ocho direcciones en forma de rayos. Al Sur bajan dos escalinatas, una de 18 y otra de 9 escalones.” (fig. 29). Figura 29. Complejo A: Estructuras escalonadas y escaleras. Fuente: Dibujo basado en Carmen Cook, 1955. Complejo B. La escalera de 9 escalones... se une a este complejo... por medio de un paralelogramo de cuatro pocitos en esta zona de la piedra... consta de un escalón ancho semicircular que sube a una terracita redonda por medio de cuatro escalones. La escalera de 18 peldaños nos lleva a la parte más profunda de la “maqueta”, en donde se encuentra esculpida una flor (fig. 5) Complejo C De aquí y todavía más al Sur vuelven a subir otras escalinatas... se trata de una escalera de cinco escalones que llega a un descanso y otra doble de cuatro, ambas situadas cerca de la orilla de la roca... (fig. 29). Complejo D “Volviendo hacía el lado Norte, nos encontramos con unas líneas profundas que parten del Complejo A... y en la que creemos reconocer, en el conjunto formado por ellas, el ala de un pájaro..., cuya cabeza aparece del otro lado de la rotura en la roca. En el pico lleva un objeto ovalado, dividido longitudinalmente por una línea, posiblemente un corazón, o una flor (fig. 30). Complejo E “Representado en forma muy diferente, ya no en bajorrelieve, sino por una serie de pequeños puntos grabados en la piedra, se encuentra agregado otro dibujo de lo que parece ser la cabeza de un águila (fig. 31), que se inclina hacia la cabeza de una serpiente, cuyo cuerpo, en forma circular queda unido y se funde con el pájaro D, por medio de la punta de la cola La serpiente tiene dos flores 178 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 178 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta en el cuerpo, divididas por líneas punteadas. Estas flores están talladas en bajorrelieve, con idéntica técnica al resto de la ‘maqueta’ (fig. 32), por lo que nos inclinamos a considerar de una misma época toda la escultura que colocamos en el horizonte azteca, por la técnica similar a las demás esculturas de Acalpixca”. “El rasgo más dudoso es el de las fauces de la serpiente -que usualmente no se dibuja con líneas tan rectas-; pero se encuentra en esta forma poco elegante algo similar en el Tonalámatl de Aubin. Al extremo Norte se encuentra un óvalo de 13 puntos... está técnica de dibujo punteado se encuentra en los códices mayas y mexicanos, denotando frecuentemente líquido o Agua... No ha sido posible reconocer con claridad el objeto que se encuentra entre la cabeza de la serpiente y el Pico del Águila.”(Cook, 1955:170-172) (fig.32). Hay otros estudios que hablan sobre la maqueta pero que se refieren en forma parcial a algún elemento en especial de su contenido o su posible función que iremos intercalando en el desarrollo de este capítulo. Figura 30. Figura de un pájaro formado por un conjunto de canalitos y pocitas, que al verter agua se dibuja el contorno del ave. Fuente: Dibujo basado en Carmen Cook, 1955 Figura 31. Tallado punteado de la cabeza de un águila. Fuente: Dibujo basado en Carmen Cook, 1955. Figura 32. Tallado punteado de la cabeza de una serpiente. Fuente: Dibujo basado en Carmen Cook, 1955. 179 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 179 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.2.5. Nuestra interpretación del contenido temático de la réplica en miniatura de Acalpixca. A partir de la descripción de la maqueta hecha por Carmen Cook y aplicando los resultados de nuestro estudio, proponemos lo siguiente: Este monolito se ubica en el cerro Cuahilama a la orilla de lo que fue el lago de Xochimilco. Recordemos que para llegar a este sitio, los indígenas se transportaban en canoa cruzando el cuerpo de agua, que llegaba a la falda de este monte. Por otra parte, consideramos a los relieves labrados en esta piedra como una composición dinámica, es decir, que complementa su significado al incidir los elementos naturales sobre su diseño, como sería la lluvia o el agua, y el Sol. Algo verdaderamente relevante es que el tallado de Acalpixca tenía un funcionamiento a través de vertir pequeñas cantidades de líquido, en sus pocitos que era conducido por sus canalitos y derramado en sus escaleritas y terracitas agrícolas, escurriendo el excedente en el lago y donde la piedra misma equivalía a un cerro o región montañosa, siendo su borde el límite territorial de una bahía. Lo que nos permite considerar que esta réplica en miniatura se labró para formar parte integral del paisaje o entorno natural donde se ubica para funcionar con los elementos primordiales de la naturaleza, los cuales complementan su significado Por tanto podemos decir que su diseño dinámico es la representación en miniatura del paisaje circundante idealizado. En este sentido retomo los planteamientos propuestos con anterioridad de que este tallado es un “sistema hidráulico en miniatura” el cuál funcionaba al verter algún líquido en su superficie simulando distribuirlo realmente con sus pocitos y canalitos para irrigar sus terracitas agrícolas y conducirlo a algunas escaleritas y pequeñas instalaciones urbanas, siendo una especie de marcador ritual y calendárico entre las dos grandes épocas del año indígena, la estación seca y el comienzo de las lluvias (Zimbrón 1991:20-21 y 1992: 62-63) (fig.33). Figura 33. Sistema hidráulico en miniatura en la piedra Mapa de Cuahilama. Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1990. También, en nuestros anteriores trabajos diferenciamos entre a las representaciones de estructuras escalonadas (Complejo B) y un sistema de terrazas agrícolas (Complejo C). (fig. 29). En estudios de Johanna Broda (Msa: 15), también considera que se trata del diseño de terracitas agrícolas y la piedra donde se labró empinados cerritos terraceados. 180 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 180 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Así, podríamos estar ante un objeto utilizado en los rituales, enmarcados dentro del culto mexica del agua y de los cerros, asociados con Tláloc y Cihuacóatl y perteneciente a un circuito de sitios sagrados en Xochimilco, Milpa Alta, Tláhuac, y en general con los montes y montañas del valle de México. Además de otros usos calendáricos y astronómicos, estos tallados pudieron ser altares donde se le rendía culto al Sol y presentar alineamientos solares entre ellos y otras estructuras, e incluso participar en actividades relacionados con la producción económica. 5.2.6. Contenido simbolismo de la réplica de Acalpixca. Localización (Plano 1): N 19° 14’. 549 W 99° 04’. 152 Altura: 2 287 m.s. n.m. Los motivos de la maqueta o la réplica en miniatura, fueron tallados con la idea de ocupar los accidentes propios de la piedra para darle tridimensionalidad: Combinando una vista desde arriba, en planta, con una inclinación de sus elementos para ayudar a su identificación, este método de representación fue inventado por los pobladores de Mesoamérica, repitiéndose también en Perú, Venezuela y Colombia. No está del todo proporcionada por lo que las escaleras aparecen de mayor dimensión con respecto a las construcciones representadas. Es decir que se ocuparon diferentes escalas en la conformación de su diseño, resaltando por la diferencia de tamaños o dimensiones los elementos más importantes para la cosmovisión mexica. A diferencia de los códices, en estos relieves tallados no aparecen girados de frente los edificios para presentar sus características, sino como se ven desde la cima de algún cerro o de un lugar elevado, con una leve inclinación que ayuda a la identificación de las construcciones talladas. Esto es muy interesante plantear los elementos a vista de pájaro, como sí los usuarios de estos diseños observaran desde el aire o un sitio alto. Así también en los mapas indígenas la vista del conjunto es desde arriba, o de planta. Además se trató de fusionar las aves, rana y serpiente al territorio y sus pozos y manantiales, integrándolos como un sólo conjunto natural; tierra, agua, aire (ave) y fuego agregado esté último, en una actividad ritual. La roca representa en sí a una región real, idealizada o mítica, indicando sus características topográficas, sus cerros, sus barrancas y pendientes planicies y sus valles. De esta forma la piedra simboliza una porción en miniatura de un determinado lugar o territorio, quizás mítico, pero con infraestructura agrícola los cuerpos de agua y animales proporcionados por la propia naturaleza y, así como los elementos tecnológicos agregados por el hombre realmente existentes, ya que los múltiples detalles labrados, nos permiten su identificación, pero sin ser un sitio específico donde se fusionan los elementos naturales y los creados por la sociedad mexica. Aquí es conveniente recordar que los grifos que aparecen en los códices representando cerros, siempre aparecen con rocas en sus faldas, es decir el Altepetl se dibuja con sus piedras que lo forman (fig. 20).También en la cartografía mexica, “Como en todos los manuscritos pictóricos indígenas tradicionales, la superficie de la “hoja” representa la tierra” (Galarza, 1989: 125). 181 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 181 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Para la descripción detallada del monolito ocuparemos las mismas secciones en que dividió el diseño la arqueóloga Carmen Cook. Complejo A. “Sistema Hidráulico en miniatura” o red de pocitos y canalitos, escaleritas y edificios asociados a la distribución del agua (fig. 33). Arriba y casi al borde de la piedra se aprecia un conjunto arquitectónico que muestra estructuras escalonadas en cuyos techos tienen pocitos y bajan canalitos o ríos que desembocan a los pies de sus escaleras a otro sistema de hoyitos, por lo que las construcciones de estas instalaciones están asociadas con la distribución del agua. Las azoteas de los edificios forman el territorio donde su ubica este sistema hidráulico en miniatura y sus escaleras dan acceso a este sitio, los cuartos de su cúspide parecen penetrar por debajo de la tierra y de esta red. Al norte de la estructura de cuatro escalones que miran al poniente se encuentra el pocito de mayor dimensión, de ocho centímetros de diámetro, que se une por un canalito a otro pocito encima del techo de la construcción. Ambos pocitos se encuentran unidos por canalitos a otros pocitos más pequeños y desdibujados que se encuentran en la parte más alta de la piedra y son los que lo surten del vital líquido. De este sitio sale en forma independiente a esta red de un sólo pocito un canalito profundo que desemboca a los pies de la escalera de cuatro peldaños, al pasar cerca del pocito mayor sale otro canalito que los une. Abajo de este sistema hay otro que forma el cuerpo del ave y se funde el canalito al cascabel de la serpiente, que forma parte del Complejo D (fig. 33). Los primeros pocitos descritos que se encuentran al extremo Norte del diseño de la maqueta, donde está su punto más alto y casi alcanzando su borde, forman parte de un sistema hidráulico en miniatura, que posiblemente reproduzca simbólicamente a alguno que existió en la región, no necesariamente tuvo que tener esta misma forma ya que sólo se trataba de reproducir lo que sucede en realidad en la naturaleza, en cuanto a la distribución del agua sobre la tierra y su topografía. Su funcionamiento se inicia en la cúspide de la piedra que representa a un cerro donde los pocitos o manantiales, que al verterle algún líquido en su superficie, lo transportan por medio de canalitos a la parte central donde se encuentra el pozo de mayor diámetro, que llamamos regulador (fig. 33), que cuando se llena manda el excedente de agua al extremo de la piedra que representa “simbólicamente” la orilla del lago, también lo distribuye en dirección a las construcciones que aparecen en este complejo y al cuerpo del ave y el cascabel de la serpiente, que están formadas por éstos mismos canales y pocitos, pero que forman un conjunto independiente. Complejo (D) (fig. 30, 31, 32). El pocito “regulador” más grande nos recuerda la forma cónica del cráter del Tehutli, cuya localización es contigua a este lugar. Y el cuál introduciendo una estaca redonda podría funcionar cómo marcador del tránsito cenital del Sol en esté sitio. Complejo B. Escaleritas, terracitas y baños (fig. 29). La escalera de 9 peldaños, que baja al Sur, nos conduce a esta sección de la maqueta, que tiene forma de terracita. Acabando los escalones hay 4 pocitos y luego se extiende en forma rectangular este terreno bordeando la falda del cerro que representa la roca. Iniciando la pendiente y cerca de los pocitos de la entrada se labraron varios escalones semicirculares que descienden hasta un descanso antes de llegar a lo más profundo de la piedra, que parece ser un camino. El semicírcu182 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 182 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta lo escalonado sube hasta una terracita redonda que tiene un pocito en su centro. Esta parte de la “maqueta” nos recuerda a los baños labrados en los riscos del Texcotzingo. Las otras escaleras de l8 escalones presentan a su lado Poniente y casi en forma paralela unos pocitos unidos por canalitos que van descendiendo de lo alto de las construcciones, sí vertimos agua en poca cantidad desde los pocitos de arriba, el agua desciende por los canalitos y las escaleritas, éstas fueron hechas para servir de contenedores del descenso del líquido (fig. 29, 33). Complejo C. Terrazas agrícolas (fig. 29). Más al Sur y enfrente a las escaleras en la parte más profunda hay una flor que está a los pies de la representación de un cerro terraceado dividió en dos columnas las parcelas, y teniendo al poniente unas pequeñas escaleritas de acceso a las tierras. Aquí se combinan escaleritas con terracitas agrícolas, quizás la flor indique el tipo de cultivo en éstas milpas privilegiadas por la existencia de riego a través de canalitos abastecidos por manantiales y pocitos (fig. 5) Recordemos que en los códices los ojos de agua se representan cómo un remolino en forma redonda, como si fueran pozos, con una cola de agua o canal. Complejo D. Red de pocitos y canalitos que forman el cuerpo de un Pato (fig. 34). Regresando al lado Norte, donde se encuentra “el sistema hidráulico en miniatura”, nos encontramos abajo con otra red de pocitos y canalitos independientes al primer complejo A. De un hoyito casi imperceptible se origina una profunda raya que baja hasta cortar el ala del ave, en este punto surge otra línea curva, ambas forman el cascabel de una serpiente, fusionada a los canalitos de la parte posterior del pato (fig. 35). En el borde más norteño y alto de la piedra hay dos pequeños hoyitos muy endebles de donde parten dos canalitos profundos, éstos junto con los que salen del cascabel, dibujan un ala, estas líneas desembocan en la parte media a seis pocitos que perpendicularmente cruzan su cuerpo (fig. 34). Junto a estas concavidades en miniatura hay una rana (comunicación personal arqueóloga Carmen Lechuga), luego sigue la cabeza y el pico de un pato. Inmediatamente arriba están las escaleras de 9 peldaños del Complejo B (fig. 29). El diseño del pájaro migratorio, se hizo con líneas continuas y profundas, lo que hace que al verter líquido en los hoyitos y canalitos que forman su cuerpo, se marque y resalte su figura (fig. 34). Complejo E. Cruz Punteada Teotihuacán (fig. 35). Hacía el extremo Oriente de la piedra, exactamente abajo del Pato del complejo D, se encuentra un diseño hecho con una serie de pequeños puntos grabados, que Carmen Cook (1955: 172) relacionaba con las representaciones de líquido o agua que contienen los códices mayas y mexica. Sin embargo, según Aveni y Hartung (1982) se trata de una Cruz Punteadas de estilo teotihuacano. La Cruz Punteada “ACA”, se forma por un doble círculo con cruz, grabado en la superficie plana de la roca que contiene al paisaje en miniatura, su diseño original fue alterado como lo describiremos líneas abajo, lo cual hace ver incompletos los círculos y sus ejes. Éstos oscilan entre 1.60 metros y 1.70 metros, la línea norte-sur señala hacía Teotihuacán y la que va de oriente-poniente está dirigida hacía Cuicuilco (fig. 35). 183 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 183 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Figura 34. Sistema de canalitos y pocitas que forman el cuerpo de un pato en la piedra Mapa de Cuahilama. Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1990. Figura 35. Cruz punteada sobre la que se talló el cuerpo de una víbora, un águila y un pato. Fuente: Dibujo basado en Carmen Cook, 1955. Esta cruz, guarda muchas diferencias con otras cruces de este tipo, “por ejemplo, encontramos que fue... estilizada en épocas posteriores a su realización original. Su artesano cuidó de hacerlo con el mismo diseño punteado sin alterar las formas básicas anteriores”, sincronizando está al pájaro migratorio (D) y a la red de pocitos y canales(A) (Fig.34) Encontramos que en la parte noreste de la cruz punteada, ocupando los pequeños puntitos que forman sus círculos, se agregó el diseño curvo de una serpiente, el lomo está hacía la parte interna y la boca abierta hacia afuera del aro externo, tiene el ojo muy cerca de una fractura de la piedra, en su cuello hay una flor, otra más de 5 pétalos en uno de los anillos que constituyen su cuerpo (fig. 35). Esta representación se ubica en la parte media del reptil, su forma rectangular le da una fuerte apariencia de tratarse de tierras agrícolas o quizás una chinampa, sembrada con esta clase de cultivo. Luego continúa en forma curva el resto de la víbora, quedando unida por su cascabel, a la zona de pocitos y canalitos y con la cola y el ala del Pato (D). Esta parte del grabado está formada con líneas no punteadas, sino profundas y se funde al sistema hidráulico en miniatura o red de pocitos y canalitos, que comienzan inmediatamente arriba (A) (fig. 34) En el extremo sureste de estos mismos círculos que forman la cruz, sobre su diseño punteado, inclinada y casi tocando la cabeza de la serpiente, se agregó lo que parece ser el pico, el ojo, el cuello y una pequeña parte del cuerpo de un águila, también sigue la forma curva del doble círculo, mostrando el lomo hacía el centro. Por las condiciones de la piedra no nos permite ver donde concluye el resto del ave. También podría tratarse de otra clase de serpiente. Entre la cabeza del águila y la sierpe hay una separación ocupada por una crucecita que las une (fig. 35). En la parte superior hacia el norponiente, cerrando el doble círculo, se encuentra el pato migratorio, cuyo diseño se hizo con líneas continuas y profundas, fusionado al sistema hidráulico en miniatura o red de pocitos y canalitos (fig.34). Entre los ejes de la cruz punteada hay otras flores y diseños ininteligibles. Por las flores y los animales que realmente existieron en Xochimilco puede haber una correspondencia con el territorio circundante. La cruz, además cuenta con la característica de inundares cuando se vierte en exceso agua sobre la “maqueta”, apareciendo como el lecho de un lago intermitente. Por último en su máximo extremo oriental de la roca se encuentra un óvalo de 13 puntos que podría indicar un cuerpo de agua o un cerro “lleno de agua” (fig. 35). 184 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 184 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Ya hemos descrito suficiente su contenido que podemos resumir así, conjunto A: formada por construcciones arquitectónicas relacionadas con la distribución y regulación de agua; conjunto B: sistema hidráulico en miniatura, o red de canalitos y pocitas. Conjunto c: terrazas agrícolas, Conjunto D: representaciones de ave, rana, serpiente, águila, conjunto E: Cruz Punteada (fig. 5). El término sistema hidráulico no se puede generalizar a las otras maquetas encontradas en la región, es necesario también decir que predominan las piedras terraceadas sobre otros elementos encontrados. De lo anterior podemos concluir lo siguiente; 1) Vista la “maqueta” o el paisaje en miniatura como un sólo conjunto podemos observar que los ejes norte y poniente de la Cruz Punteada “ACA” sirvió para ubicar al sistema de pocitos y canalitos y a las construcciones y escaleritas dentro de la superficie de la piedra, es decir fue utilizada cómo “guía” para realizar y proporcionar el diseño. Aquí nos preguntamos: ¿sí esta forma singular de utilizar los ejes de la cruz, no nos está hablando de su funcionamiento real como marcador arquitectónico para localizar edificios e instalaciones urbanas dentro del territorio? 2) Además sí se admite la hipótesis de Aveni, Hartung y Buckingham (1978: 276-278), que el diseño de las cruces punteadas tienen un origen teotihuacano, y su difusión se hizo a partir de este lugar, estaríamos ante un ejemplo del sincretismo prehispánico entre éstos últimos y los xochimilcas, habitantes y constructores posteriores de este sitio. 3) ¿Nos encontramos ante un fenómeno de reutilización de un elemento o símbolo teotihuacano o sólo de la piedra donde fue labrado? Al parecer fue incorporado su significado antiguo a la cosmovisión mexica, produciéndose una continuidad en su uso calendárico y astronómico y un sincretismo en su valor ritual y religioso, como lugar donde se realizaba los autosacrificios en los momentos relacionados con las puestas o salidas del Sol en determinadas fechas o posiciones solares interesantes, como relata Sahagún que en muchas fiestas se esperaba el orto o el ocaso solar. Su ubicación la hace propicia para ver las puestas de Sol además de sus características astronómicas antes descritas. 5.2.7. Terrazas agrícolas en miniatura en el cerro Cuahilama en Acalpixca. A la orilla del lago y a las faldas del cerro Cuahilama, en Santa Cruz Acalpixca. Ejemplo (1): Localización (Plano 1), figura (36); N 19° 14’. 570 W 99° 04’. 147 Altura: 2 275 m.s.n.m. Bajando de la maqueta del Cerro Cuahilama continuamos caminando hacia el oriente por la calle pavimentada y a unos 100 metros a la orilla de lo que fue el gran lago de Xochimilco, encontramos otra peña labrada, más pequeña, con motivos similares. Esta piedra, se encuentra al pie del cerro y probablemente su base en una época fue bañada por el agua del gran cuerpo acuoso y quizás esto sea la explicación que el tallado se hizo arriba de la parte media de la piedra, hasta su borde superior. 185 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 185 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Es importante decir, que este monolito de regular tamaño, presenta una cara que ve hacia el norte al igual que los petroglifos mencionados en los anteriores incisos, sin embargo, desde él por su baja altura no se percibe el paisaje en su totalidad. Esta roca presenta un lado extremadamente plano, que está dividido por un accidente que forma una especie de repisa, toda la superficie simula la falda de un gran cerro, el cual fue tallado con varias columnas escalonadas que simbolizan terracitas agrícolas, con sus nichos y pocitas en su cúspide (fig. 36). Los diseños con escaleras cubren toda la piedra y culminan en el borde alto del monolito, con nichos, cuartos, cuevas o patiecitos y a veces con pequeños cuencos que simulan depósitos de agua que bañan las terrazas agrícolas. Los diseños escalonados, unos más simétricos que otros, pueden estar simbolizando escaleras de edificios y sus nichos son las capillas de los templos. Este tipo de maqueta es el que predomina en la región de estudio y pueden estar representando cualquier cerro existente en ese territorio o en otro sitio más alejado. De los relieves que aún se distinguen podemos contar alrededor de cinco hileras, que presentan diferentes estilos de tallados, unas son acanaladas y otras son especie de bordes sobresaliendo de la piedra. Podemos decir que se dividen por conjuntos, el primero, se forma de tres columnas, hechas con líneas muy sencillas, poco profundas, nada simétricas y están inclinadas al poniente (fig. 36). En la primera hilera se distinguen 7 peldaños, que culmina con un pequeño nicho en la cúspide. Inmediatamente sigue una hilera más delgada y pequeña que consta de 5 escalones que culminan con un nicho cóncavo. Continúa otra serie de escalones, nada simétricos, de los cuales podemos contar 13, y culmina en el borde más alto de la piedra con un nicho o patio circular. A un lado de este diseño y casi en la cúspide se tallaron en otro estilo 5 anchos escalones, que culminan en un gran patio rectangular, que mide 15 cm. de ancho (fig. 36). Girando hacia el nororiente en el borde de la piedra, hay cinco escalones y en su parte más alta un nicho y en la cima una pequeña pocita en forma cóncava. Tallados similares al tipo encontrado en Acalpixca, peña alargada y diseños terraceados, también los encontramos en ampliación Nativitas Zacapan o San Lorenzo Atemoaya (fig.63), en Santa Cecilia Tepetlapa. Figura 36. Réplica en miniatura de un cerro terraceado. En la cima hay nichos que simulan capillas de templos. Ubicada en el cerro de Cuahilama. Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. 186 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 186 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 5.2.8. Pocita ubicada en la falda norte del cerro Cuahilama en Acalpixca. Ejemplo (2), figura (37); En la cúspide de una piedra A mitad del camino que une la zona de petroglifos del Cuahilama y el monolito tallado con la técnica de maqueta (Plano 1), se encuentra a unos 15 metros de la base de este cerro, una piedra de medianas dimensiones, que en su cima se talló una pocita con un diámetro, de aproximadamente 30 cm y una profundidad de 10 cm, su capacidad de almacenar agua, es de dos a tres litros. Alrededor del cuenco, en su parte sur y oriente, se tallaron varias estructuras escalonadas, con más de tres peldaños. Se notan como hileras de escalones que guardan distintas alturas y hay una esquina donde se dobla el diseño y continúa hacía el fondo. Se alcanza a notar la existencia de más grabados en otras zonas de la piedra, pero ya casi imperceptibles (fig. 37). Las gradas acaban al borde de la pocita y podría ser la representación de terrazas agrícolas que eran regadas con el líquido almacenado o bien escalinatas que daban acceso al depósito. Su significado simbólico está referido al concepto de cerro con su recipiente interno de agua y en sus faldas la existencia de tierras de riego. Los pobladores más viejos del pueblo de Santa Cruz, conocen a este tallado como El Cenote (fig. 37). Figura 37. “El Cenote”, cerro terraceado con su depósito interno de agua (pocita con terrazas). Localizado en el cerro Cuahilama, Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. 187 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 187 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.3. Réplicas, pocitas y petroglifos y su relación con el circuito de caminos vecinales y límites territoriales de los pueblos. En este apartado presentaremos una serie de pocitas labradas en piedra y petroglifos que representan terrazas agrícolas, que por su ubicación presentan una relación muy estrecha con los caminos vecinales que alguna vez formaron parte de rutas comerciales, que unían a los pueblos y conectaban también con las tierras de labor. Es muy importante su relación con las rutas de comercio, pues de Xicomulco llegaba el pulque, de Santa Cecilia el carbón y la leña y el ocote que iba a Santa Cruz. En la actualidad algunas veredas todavía establecen vínculos religiosos, de los diferentes sitios, ocupadas durante las celebraciones de sus santos patronos. Ahora todavía hay contacto religioso entre Xicomulco y Santa Cruz aunque ya no con Santa Cecilia. Además muchos de estas peñas talladas se encuentran en los actuales límites o fronteras territoriales de los poblados en Xochimilco y Milpa Alta. Por lo regular dichas fronteras marcadas por estas piedras son las que los pobladores consideran como validas para saber donde concluyen o empiezan las tierras, pertenecientes a cada pueblo. Así, los pocitos encontrados en esta parte del cerro están cercanos a los caminos bardeados y cerca de las cañadas y voladeros. Es importante mencionar que las maquetas y pocitas se localizan en sitios donde la geografía presenta fronteras naturales, ya sea en la orilla de los ríos, lagos, en barrancas, donde comienza la montaña, pero también en los límites territoriales de los pueblos, en los caminos vecinales, siguiendo las rutas hacia las zonas habitacionales. Empezaremos esta descripción en la planicie que se forma en la zona montañosa entre los pueblos de Nativitas Zacapa, Santa Cruz Acalpixca, San Bartolome Xicomulco y Santa Cecilia Tepletlapa (Plano 1). 5.3.1. Terracitas y figuras antropomorfas y un Tláloc en el barrio de Tecacalanco en Acalpixca. Ejemplo (3): Localización (plano1), figuras (38, 39, 40, 41); N 19° 14’.282 W 99° 04’.68 Altura: 2 208. m.s.n.m. De la zona de petroglifos seguimos caminando rodeando la parte sureste del Cuahilama y encontramos una gran cañada que desciende desde lo alto de la montaña de Xicomulco, esta depresión divide en dos lo que es el territorio de San Gregorio y Santa Cruz y se ve que fue totalmente terraceada, buscando que el agua que bajaba desde varios kilómetros arriba fuera descendiendo en los terrenos escalonados, acondicionados para frenar el escurrimiento de lluvia. Al incio de esta depresión y en la falda del Cuahilama hay una cueva poco profunda ahora en los terrenos de elegantes casas que no permiten su visita, cerca de ahí nos dicen que hay una piedra con terracitas y continuamos caminando por la carretera pavimentada que conduce al panteón de Tecacalanco, vamos subiendo y rodeando el cerro de Cuahilama, luego se vuelve plano y al final encontramos una gran grieta, donde hay varias rocas talladas, ahí hay diseños terraceados (fig. 38), luego en el abrigo montañoso un pequeño Tláloc, con su bigotera (fig. 39) y al fondo unos figuras 188 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 188 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta antropomorfas (fig. 40), al parecer hubo más diseños pero fueron destruidas para formar una barda que sirve de retén, para que no se deslave la tierra. Los diseños labrados están viendo hacia el oriente, hacia el Sol sureño, cuando el horizonte permite ver al astro, aproximadamente a las 8 de la mañana, hora en que alumbra directamente los relieves. Hay varios diseños tallados, subiendo al principio del abrigo montañoso, en la primera piedra hay un grupo de escalones y en su cima una pocita Al parecer era un conjunto de varias hileras de terrazas, muchas de ellas ya no se distinguen. Podemos notar tres columnas escalonadas y una de ellas cuenta con 5 escalones y un nicho en su cúspide, la que más se distingue es una terraza de 6 escalones, con su capilla y en su techo una pocita, siendo entonces 7 niveles, su depósito de agua es cóncava y mide 7 cm de diámetro y va disminuyendo su dimensión hacia dentro, teniendo una profundidad de 2 cm.(el ancho de las escaleras es de 7 cm.), que van disminuyendo en la cima, tiene un altura de 11 cm. (fig. 38). Está viendo hacia el suroriente, hacia la salida del sol cercana al solsticio, debemos recordar que se encuentra en el fondo de una cañada por lo que el horizonte es muy elevado y el disco solar ya aparece muy tarde. El ofrendador al estar frente al diseño, estaría viendo las paredes del abrigo montañoso ubicado hacia el norte. En una arista de la piedra cercana al tallado descrito, lo poco que podemos distinguir es un diseño redondo que quizás fue una cara. En una segunda piedra hay concavidades que forman rostros, algunos diseños parecen ser más recientes que otros, la más interesante, es la que tienen grandes ojos, formados por círculos internos y líneas profundas, a la altura de lo que podría ser la boca, tiene una especie de bigotera formada por un solo canal, es sencilla, tienen los extremos abultados y en el centro se unen las líneas, su cara es rectangular y está delimitada. Justo al lado derecho hay otro rostro inclinado formado por cuencos, la boca esta ladeada hacia el lado izquierdo y la cabeza es semicircular (fig. 40). Arriba de ellas hay otro tres círculos pequeños y equidistantes que pueden estar formando otra cara, sin embargo la más interesante es la del Tláloc (fig. 39). En este mismo colado de lava, a unos 30 metros hacia arriba, en las paredes del abrigo montañoso, hay en otro estilo, otra piedra con diseños antropomorfos, aparecen cabezas dibujadas por canalitos, uno de los rostros está hecho hasta el cuello y sus formas son muy irregulares, las cabezas son trapecios y rombos, son rostros con ojos y bocas, son un conjunto de varios diseños asociados (fig. 40), además de ser parecidas al estilo utilizado en el diseño de San Mateo (fig. 69). Están tallados en varias partes del abrigo montañoso, en rocas que fueron una y luego se fragmentaron, hay otros motivos pero no se alcanzan a apreciar. Podemos sugerir, que los diseños pueden ser de distintas épocas, las terrazas y el Tláloc pudieron ser contemporáneas y éstas últimas más recientes. Por otra parte las particularidades solares de esta grieta, es decir, ser alumbrada directamente por los rayos solares ya avanzada la mañana y cuando se encuentra hacia el sur, pudieron ser los factores para seleccionar este sitio y cubrir sus paredes con relieves. Arriba de este abrigo montañoso, se puede decir que en su techo hay una peña que se ocupa como límite de un patio de una vivienda muy precaria: Es un hermoso diseño de unas terrazas agrícolas en miniatura, con su sistema de riego (fig. 41). El observador del tallado tiene que dirigir la vista hacia la cañada terraceada que desciende desde Xicomulco y la formación cerril perteneciente a San Gregorio, por todos lados del paisaje se observan bardas y terraplenes que todavía hace poco se sembraban. El horizonte oriental delimitado por los grandes volcanes no se puede observar desde aquí. 189 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 189 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Se puede decir, que aquí empieza la región de la montaña y donde comienza un circuito de maquetas y pocitas talladas en las peñas y que por su ubicación guardan una estrecha relación con los caminos vecinales que conectaban a los asentamientos indígenas, con las tierras de labor. Figura 38. Conjunto terraceado en la grieta de un cerro. Panteón Figura 39. Rostro de Tláloc en la grieta de un cerro. Panteón de de Tecacalanco, Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciu- Tacacalanco, Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad dad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 40. Figuras antropomorfas en el fondo del abrigo montañoso. Panteón de Tacacalanco, Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 41. Terrazas agrícolas en miniatura, con su sistema de riego, en el techo del abrigo montañoso, viendo hacia la barranca. Panteón de Tacacalanco, Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. 5.3.2. Petroglifo del Sol en un montículo en Acalpixca y Xicomulco. Localizado en los caminos vecinales de Santa Cruz Acalpixca a San Bartolomé Xicomulco. Ejemplo (4): Localización (Plano 1), figura (42) N 19° 13’. 960 W 99° 04’.311 Altura: 2 443 m.s.n.m. 190 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 190 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Al lado de la peña con terracitas (fig. 41), que se encuentra en los límites de una casa habitada y el abrigo montañoso del panteón del barrio de Tecacalanco, se extiende el camino que viene del Cuahilama y conduce hacia Xicomulco, continuando por el caserío encontramos otra pocita tallada en piedra en el patio de otra casa. luego seguimos caminando por toda la orilla de la barranca terraceada, sobre el camino se distingue un montículo que sobresale del paisaje, es un amontonamiento de piedras medianamente trabajadas y regada alrededor hay mucha cerámica, en el extremo suroeste de este montículo, viendo hacia el territorio de Santa Cecilia, hay una piedra en el piso con un relieve que podría representar el Sol, su diseño es un círculo, con varios rayos alrededor. En la misma piedra hay otros círculos que quizás representen estrellas, es muy contemporáneo el tallado (fig.42). Se puede decir, que este diseño pertenece a los relieves que se ubicaron siguiendo los caminos vecinales que unían las zonas de vivienda con los terrenos agrícolas y los diferentes pueblos (Plano 1), además se encuentra al borde de la cañada, es un sitio desde donde se domina una gran porción del territorio hacia los cuatro puntos cardinales. Casi en frente de este montículo se ubica el sitio conocido como Piedra Larga, en la otra orilla de la barranca. Figura 42. Representación del Sol y círculos. No es muy antiguo el tallado. Barrio de Tecacalanco, camino a Xicomulco. Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2002. Desde aquí se puede apreciar todo el terreno plano que es parte de la cima al cerro Tlacualleli en Santa Cruz Acalpixca, esta es una planicie formada por varios cerros, cuyas faldas inician en los límites de lo que fue el lago y los canales de Xochimilco. Sus pendientes se elevan abruptamente de su lecho, para luego acabar en una cima plana. Son como terrazas construidas por la propia naturaleza. En estos terrenos nacen varios caminos que conectan con los diferentes pueblos y las zonas de sembradío, es una amplia red de pequeñas veredas, algunas construidas con bardas y suelo de piedra, el número de rutas es elevado pues se originan de varios puntos del territorio y permiten comunicar a las zonas de trabajo y las diferentes comunidades. Podemos decir que se forma una red peatonal que comunican con diferentes partes del territorio, a lo largo de ellos fueron talladas sobre algunas piedras o peñas, pocitas, escaleritas y canalitos algunos en puntos estratégicos, ya sean sitios de descanso, lugares de observación y cruceros donde se juntan diversas rutas de intercambio y acceso al territorio. A lo largo de estas redes encontramos piedras con estos relieves que describiremos a continuación. 191 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 191 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.3.3. Gran peñasco con pocitas en Acalpixca, Xicomulco y Tepetlapa. En los cruceros de los caminos vecinales y en los límites territoriales de Acalpixca, Xicomulco y Tepetlapa. Ejemplo (5): Localización (Plano 1), figura (43); N 19° 13’.525 W 99° 04’.827 Altura: 2 484 m.s.n.m. A la orilla de un crucero que une las rutas de Acalpixca, con Xicomulco y Santa Cecilia Tepetlapa, hay una loma que forma parte del camino, en su falda hay grandes peñas, en la cresta de una de éstas se tallaron tres pocitas de gran profundidad que pueden contener mucho líquido, es muy difícil llegar a ella, pues la piedra es muy alta y muy lisa, en su borde más alto y delgado se labró esta pocita. En realidad pudimos encontrar este tallado, pues diferentes aves la visitan ya sea para beber de la poca agua que se almacena en ella o comer de las semillas que se acumulan en su cuenco. Su gran altura nos permite decir que tuvo una actividad muy especializada. El monolito está dirigido hacia el Oriente pero tiene la particularidad que desde aquí se ve el Pico del Águila del Ajusco, una de las cazoletitas ve al este y otra al oeste. La primera, mide 13 cm de diámetro y 7 de profundidad, la segunda no es tan simétrica, tiene 13 cm. de profundidad por 11 de ancho y 20 de largo, la más pequeña mide 7 cm. de circunferencia y 3 cm. de profundidad (fig. 43). Figura 43. Tres profundas pocitas en la parte alta de una peña, ubicada en el crucero del camino hacia Xicomulco y Santa Cecilia Tepetlapa, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 192 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 192 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Si continuamos caminando por la loma que divide a Santa Cruz, de Santa Cecilia, sobre la falda sur del cerro donde hay un camino de peñas, pronto llegamos a su cima, donde encontramos sobre un montículo cimientos de viejas estructuras, que fueron removidos en años recientes, eran una especie de cuartos, asociadas con cerámica prehispánica, al parecer fue una zona habitacional, ahora destruida y saqueada. En este sitio había petroglifos en rocas pequeñas, donde se tallaron personajes, diseños antropomorfos y motivos labrados difíciles de identificar, y figuras de deidades, que la gente decía que uno de ellos era Tláloc y también se sabía de la existencia de cabezas de piedra, estos diseños ya desaparecieron. Desde este asentamiento elevado se domina principalmente el horizonte poniente, observándose el Nezehuiloya, la Palma, el San Miguel, el Xochitepec y el cerro del judío, al norte está la Sierra de Santa Catarina y al oriente el Tehutli. A partir de este lugar comienza una vereda que se extiende hacia el Sur, es un camino peatonal que conduce a los pueblos de la montaña, va bordeando una barranca que se abre hacia el Poniente. Es una pequeña columna vertebral que va elevada de las tierras de labor, en medio de ella corre el angosto ramal, y hacia su lado oeste hay afloramientos de roca que en la superficie de algunas de ellas se labraron diseños de terracitas, su característica es que están colocadas de modo tal que el observador de los tallados, para apreciarlos, tendría que venir caminando del Sur, del bosque hacía el Lago. Ejemplo (6): Localización (Plano 1); N 19° 13’.331 W 99° 04’.867. Altura: 2 515 m.s.n.m. Viniendo del bosque del sur, la primer piedra tallada, se localiza a la orilla de la barranca donde hay un conjunto de peñascos, y está dirigida hacia el poniente, al cerro contiguo. El observador de los diseños tendría que estar parado al sureste, para ver la cara oriental de la piedra. En su superficie plana presenta un conjunto terraceado que inicia a mitad de la roca y termina en su borde superior. Es un grupo de 4 o 5 hileras que en su cumbre tienen nichos, cada una tiene 7 centímetros de ancho por 20 de largo, y sus escalones varían de 5 hasta 13 escalones, por las condiciones de los relieves no se puede asegurar que tenían un número de peldaños referidos al calendario. Ejemplo (7): Localización (Plano 1), figura (44); N 19° 13’.347 W 99° 04’.874 Altura: 2 517 m.s.n.m. Caminando para el Norte por esta misma vereda, a escasos 15 metros de la primer piedra tallada, se encuentra un recodo, es una pequeña porción del terreno al lado del camino, donde caben pocas personas paradas, ahí hacia el voladero de la barranca hay un conjunto de tres piedras o 193 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 193 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero tres secciones de una misma peña, formando una especie de altar, que se dirige al norponiente. La primer roca es lisa y no contiene diseño, atrás de ella formando parte del mismo monolito, hay otra donde se pueden ver unas escalinatas con seis escalones visibles y no tienen nichos en su cima, las hileras inician en su medianía y concluyen en su borde superior. El tercer soporte pétreo, ubicado al fondo volando hacía el acantilado, tiene nueve hileras de terracitas y algunas concluyen en nichos, con siete escalones para llegar a ellos, otras tienen cinco y tres peldaños, pero su número total no se puede saber debido a las condiciones del relieve, sus medidas oscilan entre 5, 7 y 10 centímetros (fig. 44). Figura 44. Altar con terracitas dividido en tres partes, dirigidas al norponiente, al borde de la barranca que comunica a San Lorenzo, Santa Cecilia, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Regresando a la loma, bajando a las tierras planas, había hasta hace pocos años ruinas al parecer de una hacienda, cimiento de cuartos, y un jagüey para almacenar agua, hoy completamente destruidos los restos de estas instalaciones. Siguiendo por la vereda de piedra llegamos a un camino que se hace más estrecho al llegar a un crucero, donde se unen las rutas que van hacia Santa Cecilia, Nativitas y Santa Cruz. En este crucero se encuentran varios relieves grabados en la piedra que describiremos en el siguiente inciso. 5.3.4. Pocitas y canalitos, escaleras y terrazas, en Acalpixca, Zacapan y Tepetlapa. Localizadas en el cruce de los caminos vecinales de Acalpixca, Zacapan y Tepetlapa. Luego bajando al sur poniente, por la vereda hecha de piedra encontramos otras peñas que contienen pocitas y escaleras talladas, justo en el crucero donde se juntan los caminos vecinales de Nativitas Zacapan, Santa Cruz Acalpixca y Santa Cecilia Tepetlapa, son rutas muy viejas, ya poco utilizadas, donde las calles se hicieron anchas y empedradas, con bardas que dividen la tierra de labor del paso peatonal. 194 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 194 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Desde este lugar se domina especialmente el horizonte poniente donde se destacan el cerro Xochitepec alineado con el Cerro del Judío, que no es punto por donde se pone el Sol y luego está el Ajusco, hacía el norte está la Sierra de Santa Catarina y el Cerro de la Estrella y al oriente el Tláloc y Telapon y desde aquí nace una cañada que se desplaza al oeste y por la que descienden varias veredas que van hacía los pueblos. Ejemplo (8): Localización (Plano1); N 19° 13’.603 W 99° 04’.854 Altura 2 476 m.s.n.m. En este cruce se encuentra un conjunto de piedras labradas, que forman parte de las cercas del camino y de las bardas de las sementeras, en una de ellas, en su cara vertical y empinada que mira al sureste se labraron seis cuencos, ahora muy tenues y poco profundos, dos están dispersos y más arriba, mientras que cuatro de ellos están en la parte media de la superficie pétrea y unidos por dos canalitos que forman una Cruz. A este diseño nuestro guía, el señor Miranda describe como pueblos unidos por caminos, los canalitos indican la ruta a Santa Cruz y las pocitas son los pueblos, también tiene diseños escalonados que indican los terrenos de cultivo. Las medidas de estos cuencos poco profundos oscilan entre 2 a 4 cm y tienen de profundidad 2 cm, el canalito mide 10 centímetros de largo. Junto a esta peña hay otra formando parte de la misma barda con más relieves conteniendo seis hileras de terracitas, y pudimos contar en cada una de ellas, cuatro escalones, el relieve está viendo hacía el poniente y cubre toda la parte alta de su superficie hasta su borde. Ejemplo (9): Localización (Plano 1); N 19° 13’.610 W 99° 04’.858 Altura 2 460 m.s.n.m. Donde el camino da vuelta para continuar a Santa Cecilia, hay otra piedra que es parte de la barda de la vereda, es una roca de medianas dimensiones que en su cara horizontal se tallaron otras pocitas y canalitos más profundos que en la peña anterior. El soporte pétreo está muy accidentado y está dividido, por un canal muy profundo que fue hecho para cortarlo en dos y a pesar de las condiciones del tallado se pueden apreciar cinco pequeños pocitos, los cuales oscilan entre los cinco a ocho centímetros de diámetro y de dos a cinco centímetros de profundidad, al parecer no forman alguna figura ya que están más bien dispersos en la superficie pétrea. Como parte de la misma barda y junto a este monolito, se encontraba otra gran peña, que en medio de su cara horizontal, había una depresión, en la cual se tallaron unas escaleritas, con 7 peldaños, no son del tipo terraceado, sino escaleras que se encuentran en los caminos y forman parte de ellos, podemos ver parecidos a estos relieves, en el conjunto B (estructuras escalonadas) (fig. 5), de la réplica de Santa Cruz Acalpixca, desafortunadamente en años recientes, fue dinamitada la piedra del crucero y se perdió el diseño. 195 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 195 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Regresando a la calle empedrada principal, caminando y bajando hacía el oriente encontramos en medio del camino, una piedra donde se talló una pocita ovalada, que mide 13 centímetros de largo, por 7 de ancho y 3 cm de profundidad. Ejemplo (10): Localización (Plano 1); N 19° 13’.620 W 99° 04’.863 Altura 2 456 m.s.n.m. Cerca de la pocita ovalada que está al centro del camino, en la barda surponiente, hay otra gran roca, inclinada, delgada y plana, que al parecer alguna vez estuvo horizontal, ahora en su cara que ve al oeste, se tallaron varios pocitos y canalitos que cubrían toda su superficie, solo un cuenco pudimos medir, el cual tiene 7 cm de diámetro y 4 cm de profundidad. Podemos concluir que por su gran número y su ubicación cada uno de las piedras con labrados formaban parte de un lugar y el conjunto fue un paisaje en miniatura, ubicado en el cruce de caminos. 5.3.5. Montículos con piedras labradas en Acalpixca y Zacapan. En la montaña y en los límites de Santa Cruz Acalpixca y Nativitas Zacapan. Ahora, del crucero que nos lleva a Santa Cecilia Tepetlapa, caminamos por la calle ancha y empedrada hacía el poniente, poco a poco se va haciendo angosta hasta desaparecer casi en los límites de las tierras de los pueblos de Nativitas Zacapan y Santa Cruz Acalpixca. Aquí se forma una amplia meseta con un vasto terreno plano, limitado en sus extremos por pequeñas lomas, cañadas, barrancas y empinadas faldas, extensiones conectadas por pequeñas veredas que van bordeando las depresiones y las tierras de cultivo. Todavía existen restos de infraestructura hidráulica, terrazas, drenajes, terraplenes, bardas y retenes, caminos empedrados, cerámica en abundancia, pocitas y réplicas del paisaje en piedra, montículos, plataformas y cuevas. En esta amplia extensión de terreno, se levantan de norte a sur una línea de pequeños oteros, que van bordeando los límites de esta meseta, y que en algunos casos forman los horizontes calendáricos de otros sitios, en tres de estas lomas encontramos vestigios arqueológicos. Desde aquí se dominan los grandes volcanes y el Tehutli presenta gran preponderancia en el paisaje. Ejemplo (11): Localización (Plano 1); N 19° 13’.950 W 99° 14’.947 Altura 2 466 m.s.n.m. El primer montículo se localiza al extremo sur poniente de la planicie, donde se junta un camino que viene del pueblo de Nativitas Zacapan y Ampliación Nativitas y conecta con la ruta que viene 196 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 196 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta de Santa Cruz Acalpixca. Es una loma que sobresale del terreno plano, y atrás de ella inicia una vereda, junto hay unos patios con construcciones de piedra, terrazas, drenajes, contenedores y en su falda se construyó una barda sin aglutinante, tiene un nicho que sirve de refugio y está hacía el oriente. El promontorio está formado por peñascos que sobresalen de su cima y en ellos se tallaron pocitas, cuyos usuarios dominan los horizontes oriental y occidental, desde aquí se aprecia el Iztaccíhuatl, sobresaliendo su cuerpo del lado norte del cráter del Tehutli. Este montecito sirve de horizonte calendárico al sitio de maquetas que se encuentra varios kilómetros al poniente en San Lorenzo, ampliación Nativitas, en el paraje de Tehuepanco. Al lado poniente de la loma hay una pocita ovalada que mide 12 cm de ancho por 20 cm de largo y desde ella se domina en el horizonte poniente el Ajusco, y la entrada al valle por la cañada que se forma en Nativitas y San Lorenzo y que baja de las barrancas de Santa Cecilia, donde hubo paredones zapatistas. Ejemplo (12): Localización (plano 1), figura (45); N 19° 13’.948 W 99° 04’.933 Altura 2 468 m.s.n.m. En este mismo montículo, en su cima, a escasos 10 metros hacía el extremo oriente se encuentra otra pocita muy grande de forma irregular, que mide 18 cm de largo y uno de sus extremos más largos 35 cm, el otro extremo tiene 20 cm y tiene una extensión de 5 cm. Desde ella se domina el horizonte oriental donde predomina el Iztaccíhuatl en conjunción con el Tehutli (fig. 45). Ubicados desde estas dos pocitas, arriba descritas, se aprecia en una el horizonte este y en la otra el oeste. Figura 45. Pocita ovalada en el montículo 3. Ubicado en los límites de Santa Cruz Acalpixca y Nativitas. Horizonte del montículo de San Lorenzo, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. 197 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 197 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Ejemplo (13): Localización (Plano 1): N 19° 14’.037 W 99° 04’.838 Altura 2 470 m.s.n.m. Enfrente de esta loma, al oriente, pasa un camino que se extiende en dirección, norte- sur, es una pequeña vereda que cruza los terrenos de labor, es de tierra y no está bardeada, pero permite el acceso a extensiones cercadas y calles empedradas. A unos 500 metros del primer otero, el caminito nos conduce a un espacio limitado por una barda de piedra, la cual en uno de sus extremos se derrumbó permitiendo la entrada, a un gran patio, que hasta hace pocos años se sembraba, casi en medio de esta planicie, se eleva un montículo, formado por peñas y árboles y en su cima hay una gran roca, ahora dinamitada y que en algún tiempo tuvo motivos labrados, como terracitas y pocitas y la figura de un cerro, que ahora es casi imposible percibir. Debajo de la piedra había un nicho, en el cual había cerámica y cuchillos de obsidiana. Ejemplo (14): Localización (plano 1), figura (46); N 19° 14’.047 W 99° 04’.841 Altura: 2 461 m.s.n.m. Bajando del montículo, entre las extensiones bardeadas, hacía el norponiente, hay una vereda que forma parte de un circuito de rutas que nos conduce por las tierras de labor, hasta un rincón de la planicie, donde inicia una pequeña cañada o barranca, que desciende hacia los pueblos, hacia el lago, se encuentra terraceada y anchas bardas de piedra sirven de contenedores de agua y de caminos altos de piedra. En donde concluye la depresión y en la cima, se levanta una loma de escasos 15 metros de alto, constituido por grandes peñascos y árboles, que sobresalen del terreno plano. En su lado norte hay un conjunto de piedras labradas, donde se representó el paisaje, utilizando varios soportes pétreos. En uno de ellos, que es redondo, de 70 cm de alto por 100 cm de ancho, y en su parte más alta se talló una pocita de 15 cm de diámetro, por 8 cm de profundidad (fig. 46), junto hay otra roca que al parecer estuvo labrada, y al extremo poniente a escasos dos metros hay otra que sobresale del terreno, mide aproximadamente un metro cúbico y está girada hacia la pocita, en su cara oriental, presenta un diseño terraceado, que tiene de 9 a 10 escalones, concluyendo en la cima con un nicho, es la figura de un templito formado por escalinatas de 10 cm. de ancho por 40 de largo, no son completamente verticales sino que tiene una desviación hacía el norte (fig. 46). El observador del tallado puede ver el horizonte poniente formado por el Ajusco, el Xitle, el San Miguel y parte del Xochitepec. Y desde la pocita se aprecia el Cerro de la Estrella y en frente de la loma está el Tehutli. Pero el sitio parece especializarse en los ocasos solares. 198 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 198 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Figura 46. Réplica en miniatura del paisaje, conjunto de piedras con pocitas y escaleras, ubicada en la barranca que limita Nativitas, Zacapan y Santa Cruz Acalpixca. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. En fechas recientes visitamos el lugar y los dueños de los predios aledaños, pintaron los límites de sus propiedades muy cerca de donde están estos tallados. Hacia el poniente de ellas, se extiende un retén hecho de piedra. Desde esta loma se tienen dos opciones, o bien se sigue uno por las veredas que conducen por las cañadas, llegamos al cerro Tlacualleli, donde están las cruces del pueblo de Santa Cruz Acalpixca o bien caminamos por la planicie al oriente hasta llegar a un crucero donde se junta el camino empedrado que inicia en la capilla de San Salvador, en Acalpixca y se dirige hacia la montaña, continua a las faldas del Tlacualleli por toda la parte lateral de la barranca terraceada y que tiene diques que llegan hasta la cima donde hay un montículo y las tierras de labor y la red de caminos vecinales que conducen a Xicomulco, Santa Cecilia y Nativitas. Cerrando este circuito de réplicas en miniatura del paisaje o maquetas, regresamos nuevamente a la orilla del lago donde se encuentra la Cruz Punteada de Acalpixca y el sistema hidráulico en miniatura, en la zona arqueológica del Cuahilama (fig. 5). 5.4. Réplicas en miniatura del paisaje, pocitas y petroglifos en los circuito de caminos y los límites de San Gregorio Atlapulco, Santa Cruz Acalpixca y San Bartolomé Xicomulco. Al parecer algunos petroglifos, pocitas, maquetas o réplicas en miniatura del paisaje, marcan los actuales límites territoriales de los pueblos xochimilcas y se encuentran al comienzo de rutas y caminos que unen zonas agrícolas, asentamientos urbanos e iglesias. 199 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 199 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.4.1. Conjunto de petroglifos, esculturas y pocitas en Atlapulco. En el cerro Xilotepec, en San Gregorio Atlapulco. En la falda Oriental del Cerro la Malinche, o la Palma o “Xilotepec” (cfr. Chapa, 1957) o Cempoaltepetl, donde comienza la región montañosa de San Gregorio Atlapulco, se encuentran vestigios arqueológicos pertenecientes a diversos periodos históricos. Los más antiguos, corresponden quizás a la última época mexica, es un conjunto de petroglifos asociados a una gran pocita tallada en la piedra. Además, de estos relieves y estas esculturas, hay otros elementos ubicados en la cima del cerro, que se llegan a ellos, caminado por su falda oriental, ahí se encuentra un montículo formado por un gran número de pequeñas piedras sin aglutinante, cuartos con estuco colonial, restos de bardas y terrazas y tres cruces cristianas, que pertenecen a San Gregorio y cuyos pobladores todavía las celebran con rituales el 3 de mayo día de la Santa Cruz. Otra de las cuestiones importantes de este sitio es que debajo de él, en la cañada, corría un arroyo perteneciente al río intermitente que venía desde San Pedro Actopan, era un brazo o una ramal ubicado en la falda del cerro, pasando exactamente donde termina la región montañosa y empieza la zona lacustre. Además desde la iglesia patronal de San Gregorio se puede ver el lugar, sus cruces y petroglifos, así como a sus visitantes. Así, por la ladera de esta loma que acaba en una pendiente, a pocos metros de las cruces de madera, abajo y hacía un lado, hay un pequeño conjunto ceremonial indígena, formado por dos personajes tallados y por varias pocitas cercanas y dispersas en el lugar, ya reportadas por Norma Tello (1993), (figs. 47, 48 y 49). Ejemplo (15): Localización (Plano1), figura (47); N 19° 14’.753 W 99° 03’.582 Altura: 2 380 m.s.n.m. El recipiente más grande, 30cm. de diámetro por 15 cm. de profundidad, se talló en una peña ubicada al borde del cerro, que se extiende hacía el voladero, lo que hace que en tiempo de lluvias, escurra el agua que baja de la parte alta, formando una pequeña cascada que cae a la barranca, se dirige hacía lo que fue el lecho de un río, por la característica de esta piedra labrada, podemos decir, que quizás funcionó como fuente, siendo el ornato religioso del sitio (fig. 47). Esta peña con el cuenco, se localiza justo donde el agua que baja del cerro, formando un cauce, pasa por el recipiente, para luego seguir su curso hacía el acantilado, pero esta piedra, si lo provisionaran de un canal de barro o madera, pudo estar no solo alimentado por agua de temporal, sino por la corriente de algún manantial, u otros cuerpos de agua que abundaron en la zona, y que le pudo proporcionar constante líquido. Observando con detalle la piedra, notamos que alrededor de la pocita, se aprecian algunos canalitos por donde se desplaza el agua que le vertamos, así como una serie de hoyitos, casi imperceptibles, los cuales acumulan el poco líquido que le proporcionemos. Además a la orilla norte del recipiente principal, hay unos bordes que simulan, las formas de los relieves de las montañas en los 200 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 200 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta horizontes por lo que pensamos que esta piedra labrada, está representando a un conjunto de cerros, en cuyas faldas se forma un cuerpo de agua interno, un lago o una presa. Uno de los pequeños canales de esta piedra, está viendo hacía el Cerro de la Estrella, que se encuentra casi en línea recta del lugar donde se ubica esta roca (fig. 47). Figura 47. Pocita en una peña a orilla de la barranca. Posiblemente sirvió como recipiente o altar para rituales dedicados a la deidad femenina que se encuentra a unos cuantos pasos. Localizada en el cerro Xilotepec o la Malinche en San Gregorio Atlapulco. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1995. Pero lo más interesante de esta pocita, es que está asociada a lo que fue un gran peñasco, labrado con motivos indígenas y dinamitado y cortado en dos secciones, en la Colonia, pues en una de sus lados, donde sufrió el corte se encuentran diseños de lo que parece ser una iglesia y letras castellanas que forman el anagrama de Jesucristo. En la primera sección de esta gran peña que quedó en pie en su sitio original, está labrado un personaje en movimiento provisto de un escudo, por lo que quizás sea un guerrero (fig. 48), en la otra parte de la piedra que rodó por la pendiente, quedó recostada la escultura de una mujer sentada al estilo indígena, con sus manos entrelazadas arriba de su vientre y provista de un vestido muy sencillo, y sentada al estilo indígena, quizás esta figura sea la imagen de una deidad xochimilca (fig. 49). Si comparamos ambas figuras labradas, éstas presentan una diferencia en cuanto al estilo que se usó en su tallado, así como a las proporciones y tamaños de las esculturas. La figura femenina es tosca, gorda y alta, mientras que el hombre es pequeño, delgado y frágil. El personaje masculino presenta muchos elementos simbólicos, mientras que la diosa se representó con elementos más sencillos. Se tallaron en el borde más alto de la peña y la diosa en una de sus aristas. Ejemplo (16): Localización (Plano 1), figura (48); N 19° 14’.742 W 99° 03’.595. Altura 2 382 m.s.n.m. El petroglifo del guerrero tiene varios nombres, y permanece en la parte del peñasco que se encuentra en su posición original. Está provisto de un gran tocado que se labró en el borde más alto de la gran roca, y se compone de tres cuerpos, está provisto de adornos que caen sobre los lados de la 201 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 201 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero cabeza, cubriendo sus orejas, y la frente. De atrás de su hombro izquierdo, sale un elemento curvo, que quizás sea un porta flechas, una arma o unas plumas, mientras que su mano sostiene por la parte de atrás visto de frente, un pequeño escudo redondo o quizás sea un tambor. En la mano derecha lleva un báculo retorcido y largo hasta el suelo, del cual cuelga una mano humana. De la cabeza a los pies parece que está cubierto de la piel del desollado, que al parecer es el único vestido que porta, ya que no se ven los rasgos de la cara y el cuerpo. En el pecho se encuentra un orificio de donde se amarra la vestimenta, no lleva calzado y tiene una especie de rodilleras. Su cuerpo es delgado y tiene poca altura y sus pies están en movimiento, al parecer está danzando. Podría tratarse de un Xipe Tótec, que corría por todo el poblado, durante la fiesta mexica de Tlacaxipehualiztli (fig. 48). Figura 48. Petroglifo de un danzante, vestido de Xipe Tótec en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. Ejemplo (17): Localización (Plano 1), figura (49); N 19° 14’.749 W 99° 03’.596 Altura: 2 381 m.s.n.m. Junto a este danzante estaba la escultura de una mujer, ahora derrumbada en la ladera del cerro, se talló en una de las esquinas, en la parte superior del peñasco, es de complexión robusta y tiene un atuendo muy sencillo, no lleva adornos o joyas en brazos y en su corto cuello, ni en sus ropas. Su gran cabeza es desproporcionada en relación a su cuerpo, está cubierta de un tocado y lleva unos aretes en sus orejas, tiene ojos muy grandes, ovalados y profundos como los de una calavera y quizás su cara estuvo pintada de rojo, ostenta una protuberante boca alargada con unos dientes salidos como los de un animal, por estas característica posiblemente se trate de una advocación de la diosa mexica de la tierra Cihuacóatl. Lleva un vestido sencillo sin adorno, suelto, que la cubre desde el cuello hasta las rodillas, sobresalen los bustos que son casi cónicos y de regular tamaño y 202 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 202 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta que la identifican como de sexo femenino, no es muy alta. Sus manos están entrelazadas enfrente de su estómago, que parece estar ocupado, es decir, puede estar embarazada, está sentada al estilo indígena, con las piernas rechonchas saliendo a un lado del cuerpo, y descalza (fig. 49). Figura 49. Escultura de una deidad femenina, quizá Cihuacóatl, en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Francisco Rivas Castro, 1998. Asociada a estos personajes, hay una pocita tallada en un peñasco, que se extiende hacía la cañada, por donde circulaba un pequeño río, sus características ya las describimos líneas arriba y quizás este recipiente se utilizó en los rituales dirigidos a la deidad femenina que se encuentra en este mismo sitio, a pocos metros del voladero (fig. 47). En cuanto a su relación simbólica con el Sol, encontramos que el guerrero, quizás represente a un Xipe Tótec, cuya celebración se realizaba en el equinoccio. Además ambos personajes ven hacía el horizonte Oriental, como esperando la salida del Sol, quizás al día cuando el astro, tocaba el punto donde la falda del volcán Tehutli corta al Iztaccíhuatl, en la región que se le conoce como los pies, dejando ver todo su cuerpo hasta la cabeza. Si continuamos por la vereda que conduce por borde del cerro, llegamos a otro montículo justo atrás de las cruces de San Gregorio, ahí en el extremo sur cerca de la pendiente oriental encontramos una piedra puntiaguda que mira hacía el Tehutli, ahí también hay una cueva o oquedad construida con piedra y alrededor en el suelo hay fragmentos de cerámica y obsidiana. 5.4.2. Pocitas talladas en las peñas de las montañas terraceadas de Atlapulco. San Gregorio Atlapulco. Ejemplo (18): Localización (Plano 1); N 19° 14.153. W 99° 03’.475 Altura 2 445 m.s.n.m. Caminando por la carretera que va a Oaxtepec y Milpa Alta, encontramos una brecha que fue abierta para visitar las grandes torres de luz que se encuentran en la montaña, en terrenos pertenecientes a 203 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 203 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero San Gregorio. En la primera torre encontramos una piedra que tiene la forma de una rana, sin embargo, carece de inscripción alguna que pudiera indicarnos que fue trabajada por manos indígenas. Siguiendo la brecha llegamos a la segunda torre y ahí encontramos una columna de piedra que forma un acantilado que se extiende del Norte a Sur, tiene bardas y terrazas que nos indican que el terreno fue acondicionado, para tener una función quizás agrícola y de observación del territorio. Ahí, en esta vértebra, se encuentra una serie de peñas que están hacia el voladero, en algunas de ellas fueron talladas pocitas, estas mismas piedras sirven como techos de abrigos y pequeñas cuevas. Ahí hay una pocita viendo hacía el Sur, en otro risco contiguo hay otra pocita que obligaría al visitante ver hacía el Norte. Ejemplo (19): Localización (Plano 1); N 19° 14’.150 W 99° 03’.527 Altura 2 460 m.s.n.m. En una piedra de regular tamaño que también sirve de barda a una pequeña terraza, se encuentra una pocita de pequeñas dimensiones, tallada en la parte más alta de la piedra, se ve que de un proceso natural pasó a ser medianamente modificada por el hombre para hacer estos cuencos, quizás ocupados para verter algún líquido en determinadas ceremonias, no es completamente redonda más bien es ovalada, teniendo 13 cm de largo y 7 centímetros de profundidad, su capacidad de contener líquido es muy limitada. Desde esta piedra se puede ver el Cerro de la Estrella y la Sierra de Santa Catarina, el cerro Tláloc y el cerro de Tlapacoya. 5.4.3. Pocita tallada en las peñas a orilla de una pequeña barranca en Atlapulco. En la zona montañosa de San Gregorio Atlapulco. Ejemplo (20): Localización (Plano 1), figura (50); N 19° 14’. 116 W 99° 03’. 517 Altura: 2 460 m.s.n.m. Caminando más hacia el sur sobre el acantilado Ignacio Poblano localizó otra pocita en una gran peña que está a la orilla de la barranca, es casi circular y mide 20 centímetros de diámetro y 24 centímetros en otro extremo, teniendo 10 centímetros de profundidad, su capacidad de almacenamiento de agua, podrían ser de uno a dos litros, y su retención de líquido estaría en términos de la porosidad de la piedra y la intensidad de evaporación por los rayos solares. El usuario de esta pocita tendría que estar viendo hacia el noreste, hacia el lago, a la Sierra de Santa Catarina y el cerro Tláloc y Telapon, y más al sureste estaría la falda del Tehutli. Si pensamos que se utilizó como recipiente de la sangre de autosacrificio, estaríamos hablando de una capacidad de almacenamiento muy superior a la cantidad del vital fluido que pudiera proporcionar un individuo (fig. 50). 204 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 204 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Figura 50. Pocita cilíndrica tallada en la peña de un acantilado, en los límites territoriales de San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. 5.4.4. Tallado escalonado, pocita y trono en una terraza en Atlapulco. En un acantilado de San Gregorio Atlapulco. Ejemplo (21): Localización (Plano 1), figura (51); N 19° 14’.093 W 99° 03’.522 Altura: 2 462 m.s.n.m. Subiendo por la torre de electricidad y si caminamos en línea recta hacia el sur encontraremos una vértebra de rocas que están sobre una terraza acondicionada, y en una de ellas, casi en su parte media, hay un tallado que presenta un relieve terraceado, con siete niveles, enmarcados por líneas profundas que forman un trapecio, su parte superior mide 20 cm., y su parte baja 36 cm., dentro de este recuadro se tallaron las terrazas que en su parte baja culminan con un canalito que tiene 23 cm. de largo, que concluye en un pliegue de la misma piedra, y en su parte alta tiene un nicho. El ofrendador estaría viendo hacía los cerros de Topilejo que cierran el valle, el Ajusco estaría girado hacía el Norponiente. El azimut del diseño, medido con brújula nos marcó una dirección de 240°-245°. Donde están estas terracitas labradas hay un conjunto de piedras de gran tamaño, en ellas empiezan varias terrazas agrícolas hechas sobre la ladera de la barranca. Esta maqueta se encuentra cerca de la vereda que lleva a Xicomulco bordeando el cerro en su parte Oriental (fig. 51). En esta misma piedra en otra sección hay un formación de la roca que pudo haberse utilizado como asiento, así que el que ocupara este trono estaría viendo hacia el este hacia el lago, y el que estuviera observando las terracitas talladas, tendría como fondo el Cuauhtzin y hacia el poniente dominaría el Ajusco. Es decir que desde este peñasco labrado se domina gran parte del paisaje de la Cuenca de México. La diferencia en la ubicación entre este petroglifo y la pocita del inciso anterior, es que desde ella se puede apreciar mejor el camino que conduce a Milpa Alta y nos aleja de la zona de los lagos, 205 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 205 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero mientras que desde el asiento se puede ver el Tláloc, el Telapon y Tlapacoya y la falda del Tehutli y su imponente cráter más hacia el Sur. Este diseño trapezoidal, se diferencia de otros tallados terraceados, porque a los extremos de las terracitas se labraron una línea acanalada que marca el recuadro Este diseño podría ser un templo donde están representados sus escalones de acceso por medio de terrazas. La ubicación del grabado es en la parte alta de la piedra, que forma una especie de escalón natural. Y esta peña se encuentra en una terraza donde fue nivelado el terreno y dividido con grandes piedras que forman la barda de un patio interno (fig. 51). Figura 51. Figura escalonada en forma de trapecio, que tiene una línea en su contorno. Esta piedra puede servir de trono. Ubicada en los límites territoriales de San Gregorio Atlapulco., Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. 5.4.5. Conjunto de pocitas talladas en piedra en Atlapulco y Xicomulco. En los límites territoriales de San Gregorio Atlapulco y San Bartolomé Xicomulco. Ejemplo (22): Localización (Plano 1), figura (52); N 19° 13’.990 W 99° 03’.558 Altura: 2 451 m.s.n.m. Luego caminando más hacia el Sur, cerca de los límites de los poblados de San Gregorio Atlapulco y San Bartolomé Xicomulco, encontramos a la orilla de la vereda, un grupo de piedras de regular tamaño,es un conjunto que sobre sale del terreno plano, y se encuentra cerca de un montículo, en este lugar hay dos piedras alargadas, una de ellas simula un altar, tiene en su base un pliegue que sirve de escalón que permite ver su superficie y tener acceso a las pocitas que se encuentran en la cresta de la roca. En este primer monolito se talló un gran pocito en forma de óvalo que mide de diámetro 25 cm. y 22cm. de profundidad, puede almacenar más de 3 litros de algún líquido y cuenta con un 206 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 206 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta canalito de 20 cm. de largo que se dirige al Surponiente y que une a otra pocita más pequeña de 6 cm. por 5 cm. de profundidad. Al poniente de su superficie hay otra concavidad independiente a la del centro, otra en su extremo norte de 10 centímetros de diámetro por 6 cm. de profundidad, y al oriente hay otra pequeña pero con 10 cm. de profundidad. Son cuatro cazoletas en total, aunque se pueden apreciar otras menos talladas que están en distintos sitios de la piedra. En la parte baja de este soporte pétreo, en su extremo oriental, hay un nicho que fue tapado con tierra (fig. 52). Junto a este altar hacia el Sur se encuentra otra roca alargada, con una superficie horizontal y casi lisa, donde se tallaron 5 pocitas, son las que se pueden apreciar en la actualidad con mayor nitidez, parece ser de confección más antigua. Como casi todos estos tallados cuando son un grupo, la de mayor tamaño tiene 10 cm. de diámetro por 7 cm. de profundidad, en su extremo norte hay otra de 6 cm., por 3 cm. de profundidad, otra más de 11 cm. por 7 cm. de profundidad y una más de 6 cm. por 3 cm. de profundidad, luego casi imperceptibles se ven otros cuencos de menor tamaño. Estos diseños cóncavos se encuentran en los límites actuales de Xochimilco y Milpa Alta. Desde este sitio se encuentra a 103° 30’(medición con brújula) el cráter del Tehutli, dominando el horizonte oriental y debido a la altura de este volcán no se puede observar el Iztaccíhuatl. Desde estos altares el observador dominaría la dirección noreste del valle. Quizás estas piedras con pocitas, eran ocupadas en rituales donde algún líquido se vertía en ellas, cuando el Sol salía del cono del Tehutli y en la actualidad se ocupan para marcar los límites territoriales de los pueblos. Figura 52. Altar con pocitas viendo hacia el Teutli. Tiene escalones de acceso y un nicho en la parte baja. Se ubica en los límites territoriales de San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. 5.4.6. Árbol en forma de cruz en Acalpixca, Atlapulco y Xicomulco. En el cruce de caminos vecinales hacia Xicomulco, Atlapulco y Acalpixca. Caminando por la pequeña vereda encontramos un camino muy bien construido con piso de piedra y una pequeña barda, también hay varios montículos. Ahí hay un árbol que sus ramas forman una cruz, cuenta con altar de cemento, para hacer ceremonias. 207 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 207 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Atrás del árbol hay un crucero del cual parte un camino hacia Xicomulco y el otro que conduce a otra vereda que viene de Santa Cruz Acalpixca, y pasa al poniente por el sitio conocido como Piedra Larga. 5.4.7. El sitio de “Piedra Larga” en Acalpixca y Xicomulco. En los límites territoriales de Santa Cruz Acalpixca y San Bartolomé Xicomulco. Ejemplo (23): Localización (Plano 1), figura (53); N 19° 13’. 736 W 99° 03’. 975 Altura: 2 500 m.s.n.m. Se localiza entre los límites territoriales de Santa Cruz Acalpixca Xochimilco y San Bartolo Xicomulco en Milpa Alta. Caminando por la vereda que parte del barrio de Tecacalanco en Acalpixca y que comunica con Xicomulco, a la mitad del trayecto se encuentra una gran piedra a la orilla del camino, se conoce como Piedra Larga y está sobre una terraza agrícola, está parada verticalmente y en su angosta cúspide se encuentran tres cruces cristianas muy pequeñas, quizás colocadas en antiguas pocitas, al parecer no tuvo otros diseños, pero tiene un accidente en la piedra que se utiliza cómo pedestal donde se colocan las vitrinas de los santos patrones. Esta piedra tendrá de altura unos 10 a 15 metros, y se levanta 3 o 4 metros sobre un terreno acondicionado. En esta gran piedra se realizan rituales y ceremonias el 24 de agosto, día de San Bartolomé patrono de Xicomulco, ahí se concentran las procesiones que vienen de Santa Cruz Acalpixca y se conducen con promesa al poblado de Milpa Alta. En este lugar se detienen los peregrinos para hacer cambio de mayordomo, también se come y se baila, hay música y ahí descansan las urnas que llevan con sus santos (fig.53). Figura 53. Piedra Larga, camino a San Bartolomé Xicomulco. Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1997. 208 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 208 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta A Piedra Larga la incluimos dentro del análisis de las maquetas y pocitas, pues forma parte de este circuito ritual marcado por peñas con este tipo de relieves además de tener ciertas particularidades relacionadas con las posiciones del Sol en los horizontes. Así que presenta varias características importantes en relación con el Sol, la primera es que visto desde esta peña, el astro se oculta atrás del Pico del Águila, los días 3 de octubre y 10 de marzo, presentando un alineamiento solar con las cruces de San Andrés Ahuayucan, pueblo ubicado en la montaña. Por otra parte, en el horizonte oriental de este monolito, se ven alineados el Iztaccíhuatl que se oculta atrás del cráter del Tehutli, además, hacia el norte de la falda del volcán xochimilca, sobresale únicamente la cresta redonda del Cerro Papayo. 5.4.8. Réplicas terraceadas antes del sitio de Piedra Larga. Ejemplo (24), figura (54); agrícola Siguiendo el camino que parte del panteón del barrio de Tecacalanco, debajo de los cables de alta tensión de luz y a unos cuantos metros antes de llegar a Piedra Larga, hay al lado del camino, una terraza agricola, que aun es cultivada, en su extremo poniente acaba en un voladero que da hacia una cañada que desciende desde Xicomulco, cerca de la pronunciada pendiente se ubican unas piedras, no muy grandes y alargadas, en las cuales se tallaron diseños escalonados, ahora muy deteriorados dichos relieves presentan un estilo, que es propio de otras piedras labradas existentes en la región(fig. 54.). Figura 54. Relieves escalonados o terrazas agrícolas en miniatura, antes de Piedra Larga, camino a Xicomulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1997. 209 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 209 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.4.9. Piedra con motivos geométricos y diseños escalonados en Acalpixca y Atlapulco. En el cerro Xilotepec en los límites de Acalpixca y San Gregorio Atlapulco. De las cruces de San Gregorio Atlapulco, caminamos hacia el sur-poniente por las pendientes de la loma, hasta encontrar un camino que nos conduce por un lado de las tierras de labor y rodea los montículos que sirven de límite a la cima del cerro, en ellos hay vestigios arqueológicos, pisos, plataformas, cuartos y patios. Siguiendo la ruta que pasa a sus faldas llegamos a un crucero donde convergen varias veredas, unas se dirigen hacía la falda norte, a la salida del sitio y otras al sur y al poniente hacía los cultivos y montículos internos, que están terraceados y provistos con restos de infraestructura hidráulica. Ejemplo (25): Localización (Plano1), figura (55); N 19° 14’.808 W 99° 03’.715 Altura 2 390 m.s.n.m. A la orilla del camino, donde se unen varias veredas, ahora en el patio de una casa, debajo de un pequeño árbol de Pirú, hay un afloramiento rocoso que quizás alguna vez estuvo completamente labrado, ahí hay una piedra, que en una de sus caras laterales, que miran al sur-oriente, se tallaron elementos geométricos y terracitas y alrededor de 21 a 25 pocitos apenas perceptibles y poco profundos, que además por su inclinación y tamaño no pueden almacenar agua ya que miden de 2 a 3 cm. de diámetro.(fig. 55). Este tipo de pocitos los encontramos en los dólmenes del cerro Xochitepec, en Tepepan, aquí también sus tallados son muy endebles y es abundante el número de cuencos pequeños y poco profundos (fig. 72), podemos decir que sólo están indicados y su función solo es simbólica, sin embargo su significado aún está por aclararse. Figura 55. Pequeñas pocitas asociadas con diseños geométricos, espirales y escaleras, labradas en las caras laterales de la piedra, en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2002. 210 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 210 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta En este promontorio de San Gregorio predominan los motivos geométricos, escalones (7 peldaños y un nicho), círculos y espirales además se encuentra aislado de otros elementos culturales, y se localiza en medio de un terreno plano, por lo que se establece una diferencia muy significativa con las otras piedras labradas, ubicadas en otros sitios y acantilados de la región (fig. 55). Por otra parte, el diseño está en las aristas sur de la roca, por lo que el observador estaría viendo hacía zona de canales, es decir hacía el Norte, aunque aquí hay una loma que no permite ver al lago. En esta piedra que mide un metro por 70 cm. no se hicieron observaciones solares pues es difícil desde ella, ver el horizonte oriental, aunque hay mayor visibilidad hacía el rumbo occidental. Para obtener más datos sobre las características físicas del monolito se puede consultar la tesis de la arqueóloga Norma Tello Charles (1993). Ejemplo (26): Localización (Plano1), figura (56) N 19° 14’.820 W 99° 03’.795 Altura 2 376 m.s.n.m. También cerca del patio de una casa, a la orilla de un ancho camino, y justo donde empiezan las tierras de labor hay un Teocholito, o un pequeño recinto para almacenar, cuyo techo se vino abajo, en su construcción se aprovechó los accidentes propios del terreno. Regresando a la piedra con espirales, empieza una vereda que va hacía el sur que nos lleva a una amplia superficie plana, rodeada de montículos y dividida por bardas de piedra, en una de éstas, debido a que es muy ancha, se puede caminar sobre ella. En su extremo Sur donde termina esta barda, se construyó un nicho de medianas dimensiones rectangular, de piso de tierra muy fina, tiene una pequeña entrada que ve al oriente y separada pero tapando la entrada hay una piedra muy puntiaguda y pulida (fig. 56). En este pequeño cuarto podría caber una persona sentada, aunque al parecer este no es su fin. Pues estaría muy incómoda, quizás en este recinto estuvo ubicada alguna escultura de una deidad. Figura 56. Nicho de piedra en el remate de una barda, en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2002. 211 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 211 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.4.10. Cruz punteada teotihuacana en Acalpixca y Atlapulco. En los límites territoriales de San Gregorio Atlapulco y Santa Cruz Acalpixca. De la piedra con diseños geométricos, empiezan una serie de veredas que conducen a una vasta zona con una amplia superficie ahora sembrada y dividida en medio por altos montículos, terraceados, bardeados y con restos de lo que pudieron haber sido recintos e infraestructura agrícola y urbana. La abundante cerámica da indicios de una ocupación muy intensa quizás en el último período azteca. Siguiendo hacia el poniente encontramos una ruta que nos conduce por las tierras de cultivo, hasta llegar antes de donde comienza la falda del cerro. Ahí, empieza un camino de piedra que se dirige hacía el Sur y nos conduce en medio de un montículo con varios cuerpos terraceado. Ascendiendo a pocos metros hay una pequeña terraza, la cual cruzamos hasta llegar a su barda occidental, es una pared muy ancha, por la cual se puede caminar, se extiende de norte a sur, pero parte de ella está destruida, hacía el lado oriental hay una especie de plataforma que presenta un desnivel, con la primera parte del terreno a la orilla del camino, la cual está sembrada, la segunda parte tiene la particularidad de estar ocupado por piedras de gran tamaño, lo que impide su cultivo. Es difícil transitar en ella pues la vegetación y la ubicación anárquica de las peñas, hacen difícil su acceso. Ejemplo (27): Localización (Plano 1), figura (57); N 19° 14’.713 W 99° 03’.882 Altura 2 394 m.s.n.m. Ahí, en ese pequeño alto patiecito, casi en la pendiente del cerro, cerca de la barda de la terraza y la ladera, se encuentra un monolito de no muy grandes dimensiones, tiene una superficie horizontal casi plana e inclinada al oriente, en la cual se talló una Cruz Punteada de tipo teotihuacano. Existe una piedra más grande enfrente del diseño, desde la cual, se pueden apreciar sus ejes, viéndolos desde al Oriente y hacía el horizonte Poniente, que es dominado por el Pico del Águila del Ajusco, a donde parece dirigirse la piedra y no los brazos de la cruz. (fig. 57). Es una característica muy importante que desde este diseño punteado se observe en el primer plano la barranca que divide San Gregorio y Santa Cruz, y la zona arqueológica de Cuahilama, la otra Cruz Teotihuacana “ACA” labrada en la misma piedra que contiene otros diseños tridimensionales; además se divisa parte del territorio de Acalpixca, y las iglesias del pueblo y lo más relevante es el dominio del Xochitepec, el Ajusco, el Nezahuiloya, Cerro la Palma, El San Miguel y el sitio arqueológico de Cuicuilco, al norte la sierra de Santa Catarina. Además si observamos desde los petroglifos del Cuahilama, los promontorios del cerro Xilotepec y la Cruz Punteada, forma parte de su horizonte calendárico oriental. Ahora bien, si volteamos hacia el Este, parados en la misma piedra que nos sirve para ver la Cruz Punteada, observamos varios promontorios que dejan un amplio espacio interno y un montículo enfrente casi en medio del conjunto el cual no permite ver el horizonte oriente, es hacía esta loma terraceada, que se dirige el soporte pétreo del tallado estudiado. También desde aquí hacía el noreste podemos ver la piedra con motivos geométricos, analizada en el anterior inciso. 212 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 212 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Ahora bien, al surponiente de la Cruz Punteada, se encuentran restos de una construcción de piedra, quizás sea un cuarto o recinto. En cuanto a las características físicas de la Cruz Punteada, podemos decir, que su diseño se encuentra en posición horizontal sobre la superficie lisa de una piedra rectangular, fracturada en el extremo oriente, afectando a sus brazos y parte de los dos círculos concéntricos no totalmente simétricos y paralelos, tiene dos ejes en forma de cruz y dos líneas que cruzan el cuadrante dos y cuatro arriba, hay unas líneas curvas ahora muy desgastadas. El eje norte sur, mide 1.12 metros y el eje este oeste 1 metro. Se puede clasificar dentro de los diseños de cruces sencillas, doble círculo, con ejes en cruz y asociada con construcciones posiblemente de origen prehispánico (fig. 57). Otra de sus características es que entre sus ejes sur y poniente, fuera del círculo externo, se inicia una serie de trece hoyitos, que se va desplazando hasta entrar en los círculos, formando una figura curva. En el ángulo opuesto a los ejes, hay una línea casi recta con 8 hoyos que inicia casi en medio del círculo interno y se une con el centro de la cruz. En esta misma sección noreste se distingue otra línea que empieza dentro del círculo interno y continúa hasta cruzar los dos círculos y acaba fuera de su diseño (fig.57). También esta Cruz “Aca 2” cuenta con pocitos, uno con un pequeño canalito en la parte superior fuera del diseño y otro en la parte inferior cerca de los círculos de la cruz. Hay un total de 84 hoyos en sus ejes, y 84 más en su círculo externo y en el interno 66, así tendríamos un total de 234 hoyos y sumando las líneas adicionales darian 35 más, dando un total de 269, cerca del número de 260 días que corresponden al calendario ritual. Por otra parte el acimut del eje norte sur es de 236° 30’ que es igual a las orientaciones de las iglesias de San Salvador y la Iglesia patronal de Santa Cruz. Es decir, ambos templos, tienen el mismo acimut, que la Cruz Punteada de San Gregorio, según mediciones de Iván Sprajc. Figura 57. Cruz punteada, teotihuacana, en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. 213 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 213 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Ejemplo (28): Localización (Plano 1), figura (58). Caminando hacia el oriente, salimos de la terraza donde se encuentra el diseño punteado encontramos la vereda de piedra que va hacía el Sur, subiendo un trecho, cerca del camino hay una hondonada rodeada de altas paredes formadas por los pliegues del mismo cerro, que asemejan el cráter cónico de un volcán, ahí, en el fondo, sin vista a los horizontes se encuentra otra pocita asociada a una carita que está en la misma piedra (fig. 58), sus posibles atributos solares están relacionados con el transito cenital del Sol no encontramos terracitas labradas cercanas, pero arriba a pocos metros hay un refugio o un recinto hecho de piedra sin aglutinante. Cerca de aquí, todavía sobre el cerro la Palma, en los límites de San Gregorio, se encuentran varios montículos que forman parte de un gran sitio, donde hay un conjunto de cuartos y elementos dispersos que pertenecieron a un antiguo asentamiento, la abundante cerámica, caritas, malacates, otros fragmentos de herramientas e instrumentos, nos permiten decir, que fue quizás la primer ubicación xochimilca alrededor del lago o por su contigüidad fue parte del sitio de Acalpixca. Figura 58. Pocita asociada con una carita, en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. 5.5. Red de réplicas del paisaje en miniatura, pocitas y petroglifos, localizados en Santa María Nativitas Zacapan y San Lorenzo Atemoaya. El circuito de maquetas, pocitas y petroglifos entre Santa María Nativitas Zacapan, Ampliación Nativitas y San Lorenzo Atemoaya, se encuentra entre los límites de la zona lacustre y el comienzo de la zona montañosa. Consta de restos de estructuras piramidales, montículos de piedra sin aglutinante, bardas y terrazas y una red de caminos vecinales que conducen a varios sitios ubicados en esta zona montañosa. 214 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 214 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta La ruta comienza cerca de los canales, en el actual pozo de Nativitas donde alguna vez existió un manantial, ya que así como las primeras Iglesias católicas ocuparon las mismas ubicaciones de los emplazamientos prehispánicos, las instalaciones hidráulicas coloniales se construyeron sobre los antiguos lugares de abastecimiento indígena de agua, presentándose una continuidad en la localización de ciertos elementos urbanos y de infraestructura agrícola. Ejemplo (29): Localización del petroglifo del Caracol (Plano 1), figura (59); N 19° 14.844’ W 99° 05.658’ Altura: 2 265 m.s.n.m. En las instalaciones de la planta de agua potable de Nativitas, existe un petroglifo de un caracol, el cual está roto en uno de sus extremos, lo que nos indica la importancia del lugar, que estaba cercano a los ojos de agua, a los canales y al Lago y quizás aquí se efectuaban ceremonias y rituales a las deidades acuáticas (fig. 59). Figura 59. Petroglifo de un caracol cerca de un manantial. Bomba de agua de Nativitas, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. Ejemplo (30): Localización del “Dado Calendárico” (Plano 1), figura (60); N 19° 14.690’ W 99° 05.550’ Altura: 2 264 m.s.n.m. Luego continuamos por la calle principal que cruza el pueblo de Nativitas Zacapan, llegamos a la Parroquia, ahí se encuentra un dado de piedra con varios numerales prehispánicos sirviendo de 215 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 215 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero pedestal de una Cruz cristiana de cantera rosa, aquí el sincretismo se presenta a nivel arqueológico, ocupando una simbología calendárica como base del principal símbolo cristiano, la cruz. Este cuadrado pétreo es cerrado, está girado hacia a Norponiente y tiene una orientación diferente a la Iglesia, y solo tiene visible cuatro de sus seis caras, en ellas se tallaron motivos calendáricos, el lado norte y el sur, tiene grabado una calavera, con un cuchillo incrustado a la altura de la mandíbula y cerca del recuadro el numeral uno, al oriente está el glifo de Xochimilco, una planta y en medio una caña y el numeral siete y al poniente está labrado un Ollin, con sus cuatro numerales (fig. 60). Este templo católico, tiene su altar al este y abre sus puertas al Oeste. Figura 60. Dado calendárico que sirve de base a la cruz atrial de la iglesia de Nativitas Zacapan. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. Ejemplo (31): Localización de la Pirámide de Nativitas (Plano 1); N 19° 14. 408’ W 99° 05. 622´. Altura: 2 321 m.s.n.m. Así, cruzamos el pueblo, llegamos al final de la calle, donde comienza un camino que conduce a la zona de conservación ecológica. Empezamos ascender la montaña y en pocos minutos hemos subido varios metros, llegamos hasta la cima donde existe una plataforma prehispánica, ahora en medio de las casas. En esta construcción fueron instaladas las cruces del pueblo que se celebran en los primeros días de mayo y en forma independiente a las de Santa Cruz, Acalpixca. La pirámide fue cubierta por cemento y al igual que las cruces ven hacia el Cerro de la Estrella, a los canales, quizás a Tenochtitlán, teniendo un acimut de 5° (brújula) al este del norte, sin embargo, su orientación es muy relativa pues fue muy mal reconstruida y no fue hecho el trabajo por un arqueólogo. Desde aquí se observan el Xochitepec, Ajusco, Sierra de Santa Catarina, el Cerro la Palma y el Tehutli y la parroquia de San Bernardino. 216 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 216 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Por nuestra parte consideramos que pudo tener una orientación equinoccial y estuvo alineada con otros emplazamientos prehispánicos, que también están a la orilla del lago y comienzo de la zona montañosa y que marcan la fecha del 28 de febrero. El alineamiento comienza en el sitio de “Los Olivos” en San Pedro Tláhuac, pasa por la pirámide ubicada en el paraje de las cruces en el Tehutli en San Gregorio, luego por la Cruz Puntada del Cerro la Palma o Xilotepec y la zona de petroglifos de Santa Cruz Acalpixca, la estructura de Nativitas Zacapan y la capilla franciscana “El Calvario” en San Mateo Xalpa. Así, el 28 de febrero, el Sol desciende en el mero Pico del Águila del Ajusco, visto el ocaso desde cada uno de estos sitios, el mismo día. La pirámide se ubica a un lado de un circuito de caminos que conducen a la región de la montaña, se puede decir, que era otro de los accesos al lago viniendo de los pueblos altos del sur. Hace algunos años todavía existían grandes y altas bardas de piedra que formaban los caminos empedrados que pasaban a un lado de las zonas agrícolas. En medio de ellas existían grandes montículos de piedra sin aglutinante, cuartos y bardas, dividían los terrenos de sembradío y a las terrazas de cultivo y las cercas de piedra eran muy altas para no permitir el acceso a los solares, además, marcaban los linderos. Estas bardas formaban parte de los caminos vecinales que conducían a varios puntos de la montaña, así que, al caminar por ellos se hacía entre dos grandes paredes y pisos de piedra, a veces eran veredas muy angostas. En algunos sitios había construcciones hecha de roca suelta, que quizás fueron plataformas prehispánicas, ahora ya desparecidas bajo los cimientos de las casas. 5.5.1. Vereda con peñas labradas con motivos escalonados en Zacapan y Atemoaya. En la cima de una loma ubicada en ampliación Nativitas Zacapan, paraje Tehuapanco, colindando con San Lorenzo Atemoaya. Subiendo hacia la zona montañosa, en dirección Sur-poniente, siguiendo esta red de caminos vecinales, llegamos a un vallecito interno, que está rodeado de cimas que forman parte de la meseta de Acalpixca, continuando por el camino llegamos a la terminación de la brecha donde ahora hay una carretera asfaltada. En este punto terminaba la ruta de Nativitas Zacapan-San Lorenzo Atemoaya, y se le conoce como ampliación Nativitas, paraje de Tehuapanco, donde se cierra el circuito vial que inician en el Lago o que permiten su acceso, viniendo de la montaña y es un límite natural entre los terrenos altos y los cuerpos de agua, de las zonas bajas. Aquí en este crucero se encuentra una pequeña loma en forma de vértebra, que se eleva a pocos metros del terreno plano, quizás fue dinamitada y solo se conserva una pequeña sección, mide unos 15 metros de alto por 50 de largo, y es de forma alargada, y angosta, y está compuesta por grandes peñas que corren paralelas a los costados de esta formación cerril, en su cima hay una vereda formada por estas filosas rocas y que en algunas fueron tallados paisajes en miniatura compuestos por pequeños cerros terraceados. Ejemplo (32): Localización (Plano1), figuras (61); N 19° 13.927 W 99° 05.819. Altura 2 365 m.s.n.m. 217 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 217 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Es fácil la subida a su delgada cima, en donde corre un camino de tierra en medio de las grandes peñas, que están alineadas siguiendo una dirección norte-sur. Esta vereda cruza todo el montículo, hasta llegar a su extremo Sur, donde había un pequeño abrigo montañoso con un altar con pequeñas cruces. Debido a que se le está extrayendo material a esta loma, ahora la cuevita fue destruida, derrumbaron su bóveda y entre los escombros encontramos un monolito que quizás estuvo en el techo del nicho, con diseños escalonados y pocitas en una de sus caras. Esta peña fue partida, y yace tirada a un lado de las cruces, junto a otra piedra y ambas se encuentran sobre la calle. El diseño está recargado sobre la otra roca, por lo que sólo parte de él se puede ver, el lado visible tiene varios grabados de escaleras, que se tallaron en distintos niveles de la cara vertical, la hilera que se encuentra en la parte más alta tiene 7 peldaños, que concluyen en un nicho o cuenco inclinado. Hacía el lado izquierdo hay otro labrado con 8 escalones y luego otra con 10 que culmina con una pocita y en el centro otro motivo con 12 o 13, líneas paralelas. Sus medidas son para la primera 10 ancho x 25 cm. de largo, la segunda 7x20cm., la más grande 15x40 cm. y la última 10x30cm más un nicho en la cima. Desde aquí es difícil ver el horizonte oriental formado por los grandes volcanes, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, aunque se observa alineado a este sitio, el montículo con pocitas, ubicado en el cruce de los caminos de Nativitas y Acalpixca, ya descrito arriba. Hacía el poniente no hay puntos destacados en el paisaje. En la falda suroeste del cerro se le está extrayendo piedra, por lo que fue destruida la cueva y partida la peña con el diseño escalonado, pero todavía se pueden ver los restos de una vereda que corría en medio de la delgada cima, cruzándola de norte a sur y concluyendo arriba de la bóveda del abrigo. Si caminamos hacia el Norte, por este sendero, parte de él ya destruido, llegamos a un gran árbol, rodeado de grandes peñas, en una de ellas, ubicada en la parte baja de la falda oriental de la loma, en su superficie presenta varias hileras de escalones o terrazas ya muy deterioradas, el motivo cubría toda la roca (fig. 61). Figura 61. Réplica en miniatura de un sitio terraceado. Ampliación Nativitas Zacapan y San Lorenzo. Paraje Tehuapanco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. 218 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 218 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Ejemplo (33), foto (62); Todavía del lado Sur de la loma, subimos a la cima donde está la angosta vereda, cerca de una casa construida en lo más alto de este montecito, ahí se encuentran varios monolitos cuyas caras casi en su totalidad están grabadas con diseños escalonados, al parecer representan un conjunto de cerros terraceados o réplicas del paisaje en miniatura (fig. 62). Figura 62. Réplica en miniatura del paisaje. Reproducción de un conjunto de cerros terraceados. Ampliación Nativitas Zacapan y San Lorenzo. Paraje Tehuapanco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. Tenemos varios detalles del motivo labrado y podemos observar que hay diversos tipos de escaleras, en una sección se tallaron 7 escalones inclinados que conducen a un nicho, en la cima de la piedra, por lo que pensamos que es la representación de un templo, construido a través de las terrazas agrícolas. Luego tenemos otro tipo de escalones, que son líneas paralelas muy cercanas unas de otras y están en las partes que sobresalen de la superficie del soporte pétreo y se repite el estilo en otras partes del monolito. También tenemos pequeñas piedras aisladas cercanas a las peñas labradas que forman parte del conjunto, que presentan los mismos temas, en este caso son 5 escalones, que acaban en la cúspide de la piedra, donde hay nichos y pocitas, la piedra en este caso representa un cerro con su templo, cuyas escalinatas son terrazas agrícolas. En el lado norte de la loma, al otro extremo de la casa, continúa la vereda, que a sus lados se levanta un conjunto de piedras que presentan diseños con pocitas, y terracitas, y al final del camino hay una gran peña que es la réplica de un monte terraceado como el de Acalpixca (Fig. 63), veamos cada uno de estos ejemplos: Figura 63. Réplica en miniatura de un cerro terraceado. Ampliación Nativitas Zacapan y San Lorenzo. Paraje Tehuapanco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. 219 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 219 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Ejemplo (34): Localización (Plano 1), figura (63); N 19° 13’.998 W 99° 05’.785 Altura: 2 350 m.s.n.m. Así, en la punta norteña, en la falda poniente de la loma, hay un soporte pétreo de grandes dimensiones, que en su cara lateral, se tallaron varios grupos de terracitas que cubren aproximadamente 2 metros cuadrados de su superficie, y cuyos diseños son muy tenues y representan la pendiente de un cerro terraceado (fig. 63), y junto hay otra peñita con una pocita poco profunda. El observador tendría que ver hacia el Oriente, horizonte que está formado por los cerros locales cercanos, que impiden ver a los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Al occidente hay un cerro terraceado y hacia el Sur hay una extensión plana, que se va elevando hasta Santa Cecilia. Ejemplo (35): Localización (Plano 1), figura (64); N 19° 13’.994 W 99° 05’.788 Altura: 2 335 m.s.n.m. Siguiendo esta vereda, caminando hacia el Sur, a 15 metros de esta peña tallada, hay otro grupo de 3 piedras, una de ellas, es rosa, rectangular, con una protuberancia en lo alto y respetando al máximo su forma, se labró en su cima una pocita (de 9 cm. de diámetro y 2.5 cm. de profundidad), con canalitos que desembocan en escaleritas y pequeños nichos, son siete escalones (7 cm. de ancho por 25 cm. largo), al otro extremo de esta misma piedra hay 3 escalones (4 cm. Ancho x 10 cm. largo) que culminan en una cuevita (fig. 64). El tallado se ubica en la entrada a la Cuenca viniendo del Sur, aproximadamente hacía el solsticio de verano, así que el observador del diseño vería hacía el norte, al Cerro de la Estrella y Santa Catarina. Figura 64. Terrazas en miniatura en la falda de un cerro que forman las escaleras de un templo. En la cima tiene una pocita. Ampliación Nativitas Zacapan y San Lorenzo. Paraje Tehuapanco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. 220 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 220 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Más adelante cerca de esta roca terraceadas, hay otros pequeños soportes pétreos en donde se tallaron pocitas en su cara lateral y otra más con terracitas y formas escalonadas de distintos tipos y otros grabados que no podemos identificar. Son varios tallados en este conjunto de piedras y con motivos muy relacionados entre sí aunque tienen diversos estilos, el tema de sus diseños parten de una lógica común, además por su ubicación, y su gran número, son características que nos hace pensar que cada una de estas piedras es un cerro, y todas ellas simbolizaban un lugar montañoso o una porción del territorio hecho a una escala pequeña o eran regiones productivas agrícolas o paisajes en miniatura para ritualizar. Estos tallados están a punto de desaparecer en medio de las construcciones modernas y la extracción de material constructivo en esta loma. 5.6. Red de réplicas del paisaje en miniatura, pocitas y petroglifos localizados en San Lucas Xochimanca, San Mateo Xalpa y San Miguel Topilejo. En la montaña. Localización de la Iglesia de San Lucas (Plano 1): N 19° 14’. 168 W 99° 06’. 503 Altura: 2 417 m.s.n.m. Continuando por la orilla sur del lago, siguiendo por el bordo del río que baja de la montaña, llegamos a un camino que sube al pueblo de San Lucas Xochimanca, cuya iglesia (1897), tenía antiguamente un panteón con tumbas hechas de piedra amarilla característica de la región y hay un culto especial a una roca donde se pinto un Cristo. En la fachada de este templo hay incrustados motivos indígenas, una flor y una inscripción. Desde aquí se observan arriba del cerro dos montículos, ambos con cruces, el primero al extremo norte, este es visible desde la Iglesia de Xaltocan desde la calle que desemboca a un costado de la de San Bernardino, que quizás sirvió para orientar este último edificio del siglo XVI. En el lado sur del templo de San Lucas inicia un camino, que nos lleva a la montaña donde hay un sitio arqueológico, si continuamos por el sendero, éste acaba en la Iglesia de San Andrés. Es decir, que este asentamiento prehispánico, quedó en medio de estas construcciones cristianas, que cuidaban el acceso al lugar, el cual está ubicado en los límites territoriales de estos pueblos. Iniciando en la Iglesia de San Lucas, caminamos por las calles del poblado y luego por terrenos empinados, cruzamos el lecho de un río y ahí empieza la montaña y las barrancas terraceadas, ascendemos a la cima, donde se encuentra un pequeño sitio amurallado, cuyo principal acceso es por el surponiente, piedras y bardas limitan las entradas y forman patios y cuartos cuadrados y redondos al interior del emplazamiento. Parsons (1982: 225-226) en su trabajo sobre la Cuenca de México, clasificó a este sitio como “XoAZ-36” y consta de una estructura piramidal, que se eleva varios metros del terreno plano, una de sus paredes, que funciona como muralla, desciende varios metros, hacia el terreno terraceado de una barranca, donde al parecer hubo otras plataformas. Su acceso a la cima es por el lado poniente y desde arriba se dominan los grandes volcanes que sirven de horizonte calendárico a varios sitios sureños, y 221 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 221 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero quizás esta estructura esté orientada hacia el Popocatépetl. También, desde aquí se domina la vista hacia el Cerro del Judío, el Xitle, el Ajusco, el San Miguel y la Palma, el Cuauhtzin, la Serranía de Topilejo y San Mateo, al otro lado La Sierra de Santa Catarina, el Tehutli, y Santa Cruz Acalpixca. Además, el Cerro Xochitepec sirve a este emplazamiento como marcador solsticial con la puesta solar, mientras que en los pies del Iztaccíhuatl, aparece el Sol el día de la fiesta patronal de San Lucas el 18 de octubre. Además hay un madero que corona esta estructura, donde se celebra el 3 de mayo el día de la Santa Cruz. Desde esta pirámide se puede vigilar una de las entradas a la Cuenca, viniendo del Sur, así como tener acceso al río, que corre a las faldas de este cerro, hasta llegar al lago. Al igual que otros sitios ubicados en las montañas de Xochimilco, las tierras de cultivo se confunden con grandes patios bardeados, que en medio acumulan una gran cantidad de piedras formando montículos. En algunos casos las bardas son tan anchas que se construyen nichos y recintos para almacenar grano y utensilios, además de servir de caminos peatonales alrededor de las tierras sembradas. 5.6.1. Piedra tallada con pocitas y trono en Xochimanca y Ahuayucan. Asociada a la pirámide del sitio “El Mirador”, en la cima del cerro ubicado en los límites de San Lucas Xochimanca y San Andrés Ahuayucan. Ejemplo (36): Localización (Plano1), figuras (65); N 19° 14’. 153 W 99° 06’. 512 Altura: 2 401 m.s.n.m. Bajando de la estructura hacía el Sur, hay unas construcciones de piedra sin aglutinantes, es una barda redonda que forma un patio interno, luego hay un monolito con pocitas, y un trono pétreo pequeño y hay amontonado una gran cantidad de pedazos de roca, al parecer en este sitio se especializaba en otro tipo de ceremonias y rituales diferentes a los realizados en la plataforma piramidal. En cuanto al trono al sentarse uno tiene la pirámide enfrente, y en su ángulo de visión está el Cerro Xochitepec donde hay otras maquetas y pocitas distribuidas en el cuerpo del cerro, y hacía el otro lado derecho estaría el Popocatépetl. El asiento es pequeño y hecho para una sola persona (fig. 65). Figura 65. Trono de piedra, en el sitio El Mirador de San Lucas Xochimanca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. 222 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 222 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Ejemplo (37), figura (66); El monolito en donde se tallaron las pocitas mide en su superficie tres metros de ancho por dos metros y medio de largo y presenta en su parte baja una oquedad o cuevita quizás escarbada de forma consciente, su cara norte es lisa y en su borde tiene unos picos muy pronunciados como imitando grandes riscos de un cerro, en medio de ellos se encuentra una pocita de 7 cm. de diámetro y 4 cm. de profundidad, con un canalito que rápidamente desplaza el agua vertida, la hendidura corre en medio de los peñascos y el agua cae por su extremo sur. En otra sección, en su parte media de la roca se encuentra otra pocita de 18 cm de largo y 15 de ancho y una profundidad de 5 cm. y luego en su extremo poniente hay un orificio natural de la peña donde se puede verte agua y sale por otra abertura ubicado más abajo, simulando el funcionamiento de los manantiales El usuario de este altar, para verter líquido en las concavidades, tendría que estar sobre la piedra en su lado norte viendo hacia los cerros del Sur que forman otra entrada natural al valle, o bien estando en el nicho que se forma en la parte baja poniente estaríamos viendo al Popocatépetl (fig. 66). Figura 66. Altar con pocitas, en el sito El Mirador en San Lucas, Xochimanca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. En este emplazamiento, las actividades preponderantes estaban al poniente y desde aquí se veían las puestas solares sobre el Xochitepec, muy cerca del solsticio de junio, realizándose los ocasos en los puntos marcados por pocitas. Además desde aquí se observan otros lugares donde se ubican, otras concavidades talladas, como en el Cerro Huapaltepec de Topilejo, al igual que las maquetas de San Mateo y los hoyitos tallados del Cerro de la Estrella. 5.6.2. Réplicas en miniatura del paisaje, altares y petroglifos en Xalpa. En la ribera de un rio intermitente en San Mateo Xalpa antes Pochtlan. Ejemplo (38): Localización (Plano1), figura (67); N 19° 13’.473 W 99° 07’.365 Altura 2 455 m.s.n.m. 223 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 223 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Una de las cuestiones relevantes de estas representaciones en miniatura del paisaje de San Mateo, es su contigüidad al río que baja de la montaña, no se encuentra en la cima de un alto cerro, sino en la ribera del arroyo, por lo que guarda cierta familiaridad con los diseños de este tipo ubicados en cuerpos de agua de Tomatlán, Jalisco, Plazuelas Guanajuato (fig. 10) y la de San Agustín Colombia. Además, otra de las características importantes es que estas réplicas, es que parecen formar parte de un circuito de “maquetas” que se ubican aparentemente aisladas en toda está vasta región montañosa, antes boscosa región xochimilca. Saliendo del poblado de San Mateo Xalpa, hacía el Surponiente, continuando en dirección a Topilejo, se localiza el lugar que se conoce como el paraje de Huehuetitla, donde todavía se encuentra el lecho de lo que fue un río intermitente, ahí en la parte alta de su ribera occidental se encuentra una formación topográfica alargada y de poca altura, coronada por una hilera de peñas que siguen una orientación de Norte al Sur, ahí se encuentra un conjunto de piedras labradas con terrazas y pocitas representando cada una un cerro y el conjunto simboliza un territorio montañoso, formando en sí un paisaje en miniatura (fig. 67). Figura 67. Réplica en miniatura de cerros terraceados, tallado ubicado en la orilla de un río, en San Mateo Xalpa, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Ejemplo (39), figura (68); Uno de los soportes pétreos que están agrupados, cuenta con un pequeño pocito conectado con un canalito en su cima, por lo que para verterle algún líquido tendríamos que estar sobre ella. Debemos recordar que las características generales de las cazoletitas es que conservan por poco tiempo el agua vertida, se filtra o se evapora rápidamente. Continuando con la descripción del diseño, luego en el lado que mira al sur se labraron terracitas que terminan en un corte o descanso donde se acumula agua de lluvia, abajo de este accidente continúan las hileras de escalones que simulan terracitas rematando en la cúspide de cada una de ellas con un cuadrito, que puede representar un pequeño patio cerrado o un nicho. En las pequeñas representaciones de cerros terraceados se remataban los diseños de las hileras escalonadas con cuevas o recintos, que simbolizaban capillas o templos en sus cúspides. Esto nos da la idea de que las escaleras de templos y pirámides fueron copiadas de las formas que tenían las terrazas agrícolas en las faldas de los cerros. 224 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 224 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Junto a esta piedra de regular tamaño se encuentra otra más grande y alargada, también labrada su cara sur, es decir hay que verla desde el norte, es un diseño más amplio con hileras de terracitas que cubren toda la parte alta de la piedra, y se extienden a lo largo y ancho de la superficie, son varias líneas escalonadas que rematan en lo alto con cuevitas o nichos. En la parte media de las terrazas hay una pocita muy pequeña que podría ser cueva pues fue horadada en forma vertical, pero por su profundidad retiene un poco de líquido en la temporada de lluvias. Debajo de este conjunto se encuentra labrada otra sección aislada de terracitas. La roca en sí es la representación de la falda de un cerro, que dividido en secciones o accidentes de la piedra simula una conformación topográfica abrupta (fig.68) . . Figura 68. Réplica en miniatura de un cerro terraceado, ubicada junto al río, en San Mateo Xalpa, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto. Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Éstos diseños son muy similares a la “maqueta” terraceada de Santa Cruz Acalpixca (fig. 36) y la de San Lorenzo, ampliación Nativitas (fig. 63), está última también ubicada en una formación rocosa alargada (Plano 1). Para el indígena cada una de estas peñas era equivalente a un cerro y ambas piedras forman parte de un mismo conjunto que representa una porción del territorio en miniatura. Cada roca es un cerro y el conjunto es parte de una región o un lugar. Al hacer el diseño el tallador respeta al máximo la propia forma del soporte pétreo, por lo que no necesariamente se copia la conformación real de las montañas circundantes. Sin embargo, los relieves terraceados son tomados del paisaje local en donde las faldas de los cerros están trabajadas en forma escalonada, por lo que podemos decir que estos diseños ocupan un mayor o menor grado de simbolismo, al labrar los motivos en la piedra, dependiendo de las características del soporte pétreo y de las necesidades y motivos a representar. Si a estas peñas grabadas las consideramos como altares donde se llevaban a cabo rituales, el ofrendador tendría que estar colocado de norte a sur, para ver el diseño y derramar su sangre o algún líquido sobre la superficie labrada, así que tendrían que estar viendo hacía el sitio arqueológico 225 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 225 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero “la era” en el panteón de San Mateo o hacia el Cuauhtzin cerro que cierra el valle en esta región. A sus espaldas estaría el Lago de Xochimilco, el Cerro de la Estrella y el Xochitepec. Al Oriente los grandes volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, se ven cubiertos por el horizonte local del pueblo de San Andrés. Al Poniente el cerro de Tetequilo cierra la visión hacía el Ajusco. Una de las características climáticas de esta parte montañosa es que por aquí penetran al valle los vientos provenientes del Sur, y en algunas épocas del año sopla un aire fuerte, frío y húmedo. Por el momento no detectamos una función calendárica o astronómica de este conjunto tallado, pero si conserva una posición que le permite a su usuario observar el horizonte oriente y aunque no se detectó hasta el momento alineamiento con otras “maquetas o sitios,” podemos decir que sí forma parte de un circuito de diseños de este tipo, ubicados en la zona montañosa de Xochimilco. 5.6.3. Petroglifos con pocita y canalitos en Xalpan. En un otero que a sus faldas corre un río, en las afueras de San Mateo Xalpa antes Pochtlan. Ejemplo (40): Localización (Plano1), figura (69); N 19° 13’.571. W 99° 06’.951 Altura: 2409 m.s.n.m. Hacia el Noreste de las maquetas terraceadas arriba descritas y en contigüidad y al oriente de la zona urbana del pueblo de San Mateo Pochtlan, se encuentra una pequeña loma que emerge del terreno plano, ocupado hasta hace poco tiempo, en actividades agrícolas, y en su parte baja hay terrazas y rodeando sus faldas pasa un intermitente río, posiblemente sea una rama del mismo afluente que describimos arriba. Aquí, en la cima se encuentra un conjunto de piedras labradas, cuyos diseños ven al poniente hacía el volcán Ajusco y el Cerro Xochitepec. A este sitio, la arqueóloga María Teresa Cabrero (1980; 44) lo clasifica como sitio 43 sin estructuras. Ahí hay una filosa peña en donde se representó a un personaje no muy simétrico, su cara y boca casi rectangular y sus ojos redondeados, su cabeza está adornada por un tocado que culmina en el borde más alto de la piedra, arriba del turbante en la superficie horizontal de la roca hay una pocita, de donde surge un pequeño canal que divide en dos secciones a la figura humana y al adorno de la cabeza, este canalito corre paralelo a los extremos de la superficie vertical de la piedra dibujando el cuerpo rectangular y las piernas irregulares del personaje. Si vertimos algún líquido en la cazoletita de la cima, el líquido escurre por los canalitos que forman el personaje, remarcando su cuerpo (fig. 69) Es dudosa su posible procedencia mexica, pues su tallado presenta un estilo diferente a otros diseños de su tipo localizados en Xochimilco, aunque la pocita y los canalitos que siguen los accidentes de la piedra son muy parecidos a otras maquetas ya descritas, el canalito que parte de la cima conduce el agua por los accidentes de la roca donde se encuentra el diseño y lo va bordeando (fig. 69). Junto a este risco hay otros con representaciones de terracitas incompletas porque la peña presenta un golpe que destruyó gran parte del diseño. Las piedras alrededor también presentan huellas 226 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 226 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta de haber contenido otros diseños pero ya no se notan. Estos monolitos forman la base de una cruz cristiana, de madera pintada de blanco, también dirigida al poniente hacía el pueblo o la iglesia de San Mateo. Podemos resumir que al Poniente donde se encuentra la iglesia patronal del pueblo fue el punto importante hacia donde se dirigieron los diseños tallados. Desde ellos, se observa en lo alto del paisaje al volcán Ajusco, Xochitepec, hacía el sur está el Zompole y el Cuauhtzin y al oriente el horizonte local formado por los relieves topográficos de San Andrés. Figura 69. Personaje labrado en la orilla de un río, en San Mateo Xalpa, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. 5.6.4. Réplica en miniatura del paisaje con pocita en Topilejo. En el cerro de Huapaltepec en San Miguel Topilejo. Ejemplo (41): Figura (70); Desde el lugar con vestigios conocido como “Las Peñitas” a las afueras del pueblo de Santa Cecilia Tepetitlan o Tepetlapa se observa al poniente el sitio arqueológico de Topilejo, ubicado en el cerro de Huapaltepec. Esta pirámide sirve de horizonte calendárico a las maquetas de Santa Cecilia. En el cerro Huapaltepec, en el extremo surponiente de su cima, se encuentra una estructura prehispánica escalonada, que sirve de soporte de tres cruces cristianas, donde la gente de Topilejo y Milpa Alta, hace rituales incluso en los abrigos de esta montaña. Ahí, en contigüidad hay una peña, en lo alto del cerro a la orilla del acantilado, se encuentra una roca alargada en forma horizontal. En ella, se talló una cazoletita de gran diámetro que puede soportar hasta tres litros de algún líquido para llenarla, Además, aprovechando el canto de la peña, se aprecian unas escaleritas que suben hacía el pocito de su cúspide. El diseño tallado ve hacía el voladero (fig. 70) y está dirigido hacía al oriente cuyas propiedades de su horizonte calendárico describimos en el capítulo anterior. Desde aquí se domina la iglesia del pueblo de San Miguel Topilejo y permite ver todo el valle de Xochimilco hasta el territorio de Milpa Alta. También forman parte del horizonte visible, los grandes volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, el Ajusco, La Palma y el San Miguel. Este lugar ar227 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 227 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero queológico, presenta grandes propiedades calendáricas, al dominar todo el paisaje de la región de la montaña. La pocita y el templo indígena, se encuentran en los límites naturales del vallecito interno de San Mateo Xalpa y San Francisco Tlalnepantla y San Miguel Topilejo. El cerro Huapaltepec, prácticamente cierra la entrada al valle y concluye con él, el circuito de maquetas y pocitas al extremo sur de Xochimilco. Una característica de este sitio es que aquí también se concentran, se cortan y se detienen las ráfagas de aire provenientes del Sur. La forma alargada y puntiaguda de esta montaña y su localización geográfica, permite que el aire choque en su cuerpo y se detenga y cuando trae lluvia, permitiendo regar este territorio antes agrícola. Figura 70. Pocita tallada en una peña que ve al voladero. San Miguel Topilejo, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. 5.7. Red de réplicas del paisaje, pocitas y petroglifos localizados en San Pedro Tláhuac. 5.7.1. Las réplicas en miniatura, pocitas y petroglifos en el sitio de los Olivos. En el sitio de Santa María de los Olivos en los límites de Tláhuac y Milpa Alta. Ejemplo (42): Localización (Plano 1), figura (71); Mediciones hechas desde la barda que limita al sitio. N 19° 15’.045 W 99° 00.062. Altura 2 262 m.s.n.m. El sitio de “Los Olivos” fue estudiado por los arqueólogo Leonardo López Lujan y Diego Jiménez Badillo en 1989, es un pequeño cráter que se encuentra a los pies de la falda norte del volcán Tehutli, en su parte oriental hay un conjunto de grandes peñas labradas, que servían de contenedores de las aguas del lago, se tenía acceso a este lugar por canoa y todavía en la actualidad hay cerca un 228 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 228 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta canal. Sus vestigios arqueológicos constan de maquetas de montañas terraceadas, pocitas asociadas con petroglifos, y otras figuras geométricas, como un cuadrado con una diagonal que cruza su centro y una entrada a una cueva en la parte baja de la piedra, estos relieves se labraron en los riscos que ven al norte hacía la Sierra de Santa Catarina. La interpretación del significado de los motivos se puede encontrar en el artículo arriba referido, nosotros nos concentraremos solo en algunos elementos que se relacionan con el tema planteado en este trabajo. Podemos observar que en este sitio se alteraron en su totalidad la superficie de las piedras, además, se representaron los cerros terraceados en otro estilo diferente a los tallados que existen en Xochimilco, aquí las peñas fueron terraceadas, cortando las aristas para representar a las terrazas, mientras que las pocitas, las encontramos en tres formas diferentes. La primera se encuentra localizada arriba de los relieves de los principales personajes, sirviendo como recipiente ritual. También, hay una cazoleta que con el agua de lluvia forma un espejo de agua, y enfrente en otra piedra se labró un topónimo compuesto con el glifo del cerro, dándole el líquido almacenado mayor significado al relieve (fig. 71). En otra gran roca ubicada viendo hacía el Oriente, hay una calavera y junto una serie de escalones hechos para subir a su parte más alta, donde hay otra pocita asociada con un caracol, por lo que su uso pudo ser ritual, desde este monolito hicimos varias observaciones solares a lo largo del año, es un sitio especializado en los ortos solares, pero tiene una característica muy importante y es que desde aquí se ve la puesta del Sol, el día 28 de febrero, ocultándose el astro en el mero pico del Águila del Ajusco, produciéndose un alineamiento solar entre varios sitios arqueológicos de Xochimilco, como son las cruces de San Gregorio Atlapulco paraje de Huimic o Las Cruces, el sito de la Malinche o cerro Xilotepec, la Cruz Punteada de Acalpixca, la estructura piramidal de Nativitas Zacapan y la capilla del Calvario de San Mateo Xalpa. En cuanto a los amaneceres, podemos decir, que su horizonte forma un límite visual, ya que el Sol, durante el solsticio de invierno no llega al Popocatépetl, en cambio el Iztaccíhuatl toma un lugar destacado y el Telapón, su pico más alto es el marcador del solsticio de verano. Figura 71. Glifo del cerro o topónimo, con una pocita que forma un espejo de agua. Sitio de los Olivos, en Tulyehualco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 229 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 229 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.8. Red de réplicas en miniatura, pocitas y petroglifos en los pueblos de Milpa Alta, Malacachtepec Momoxco. Ejemplo (43), Figura (72). Otro circuito de pocitas y maquetas se encuentra en el valle de Milpa Alta, que topográficamente tiene una forma de cuenco o de olla rodeados por los grandes volcanes el Tehutli al Norte, al Sur el volcán Tláloc y al Oriente el Ayaqueme y Dos Cerros, al Poniente una formación local cierra el territorio. Al entrar a esta región, viniendo de San Pedro Actopan, nos encontramos que entre el Ayaqueme y Dos Cerros, se ve destacar el cráter nevado del Popocatépetl, mientras que la Iglesia patronal de la Asunción de María (s.XVI y XVII), está dirigida hacía el Pecho del Iztaccíhuatl, al igual que toda la traza urbana del centro de Malacatepec Momoxco, nombre indígena de este poblado, que significa “Lugar rodeado de Cerros”. Aquí hemos encontrado menos maquetas y pocitas, así como otros restos arqueológicos, los fragmentos de cerámica se concentran en la falda del Tehutli, lo que nos habla de una ocupación intensa de sus tierras, hacia el oriente hay bardas y terrazas y amontonamientos de pequeñas piedras. También en el paraje del Ahuehuete, recientemente se reportaron restos de una estructura del Clásico, con etapas constructivas posteriores del Posclásico, y figuras asociadas de piedra y barro. Cerca de ahí hay un aro de juego de pelota en la iglesia de San Francisco Tecoxpa y pocitas talladas en peñascos en los pueblos de San Lorenzo y San Juan Tepenahuac. En el cerro Tecpayo perteneciente a este último pueblo se encuentran diseños pintados en grandes rocas, aunque los arqueólogos, le dan una temporalidad de facturación muy reciente. En el volcán Tehutli hay varias cuevas y grandes túneles y se han encontrado tumbas con utensilios muy elaborados, y ofrendas que han sido saqueadas. Cuenta con capillas franciscanas e iglesias del siglo XVI, que quizás se construyeron sobre basamentos indígenas, como sucedió con el templo principal de la Asunción. En la parte posterior de este último, en sus patios se encontró un entierro de un personaje importante y un antiguo canal de piedra y barro, con el diseño de una pequeña cruz punteada, en uno de sus extremos (fig.72). Figura 72. Diseño de la mitad de una cruz punteada, en la barda sur de la iglesia de la Asunción. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 230 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 230 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 5.8.1. Cinco pocitas talladas en una piedra en las afueras de San Lorenzo Tlacoyuca. Ejemplo (44), figura (73). El pueblo de San Lorenzo está ubicado hacia la parte Sur de Milpa Alta, en la parte elevada donde inicia la montaña y el bosque, sobre la extensa falda del volcán Tláloc. Desde ahí lo que más resalta visualmente es el gran cráter del volcán Tehutli, que da la apariencia de una gran olla. La piedra labrada con pocitas se encuentra saliendo del pueblo, siguiendo la carretera asfaltada que sube al bosque por la parte posterior de la iglesia, en una de sus curvas se encuentran unas piedras de regular tamaño, rodeando las tierras agrícolas. En una de estas rocas hay cinco pocitas de distinto tamaño, cuatro pequeñas y una grande en el centro, que quizás trató de imitar la forma cónica del cráter del Tehutli que desde aquí se observa No hay otros elementos visibles de otro diseño en éstas piedras, pero en sí forman un conjunto que pudiera estar representando cerros. Así, encontramos que estas pocitas talladas, tienen una relación visual y cultural muy importante con el volcán anteriormente mencionado (fig. 73). Figura 73. Conjunto de pocitas talladas en piedra, en las afueras del pueblo de San Lorenzo, Tlacoyuca. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 5.8.2. Pocitas y nichos, en las terrazas agrícolas de San Juan Tepenahuac. Cerro Tecpayo en San Juan Tepenahuac en los límites orientales del valle de Milpa Alta. Ejemplo (45); No hay un estudio arqueológico sobre este sitio, cuyos vestigios fueron hace poco removidos y arrasados con maquinaria pesada. En los límites orientales del pueblo de San Juan Tepenahuac, hay un escurrimiento de lava que se origina en el volcán San Miguel perteneciente a Santa Ana, y forma parte de la cañada que se conoce cómo “Paso de Frailes”, donde se encuentran los terrenos ejidales de Milpa Alta. Ahí hay una elevación montañosa alargada conocida como Tecpayo, que en sus extensas faldas, se construyeron terrazas agrícolas, ahora muchas de ellas abandonadas. En su cima plana y alargada, 231 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 231 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero hay innumerables caminos bardeados con pequeñas piedras, que permiten el tránsito entre las tierras de labor y da acceso a esta micro región. Dentro de los terrenos de sembradío se levantaron depósitos de granos y herramientas y refugios para cubrirse del frio y la lluvia, en algunos casos, se encuentran plataformas y grandes amontonamientos de pequeñas piedras negras, que quizás tuvieron una función religiosa, ocupándose como aras, recordemos que el topónimo indígena es Malacachtepec Momoxco, se puede traducir como “lugar de altares de piedra”. Subiendo a la cima por el lado Oriente del Cerro Tecpayo, continuando por sus bordes que miran al poniente, llegamos a una zona de terrazas, con cuartos, bardas y montículos, y unos grandes peñascos con pocitas y otros diseños casi imperceptibles en las piedras, que miran hacía el Tehutli, volcán que desde aquí se domina. Se tiene una vista privilegiada al horizonte Oriente, formado por el Tláloc-Telapón y Papayo e Iztaccíhuatl y el Ayaqueme, como al horizonte Poniente, desde donde se ve el Ajusco. También, ahí caminando unos metros hacía el centro del predio había una plataforma, que en uno de sus niveles había un peñasco con una pocita, formando parte de una base rectangular, que pudo haber sido un recinto, luego limitando al terreno había una barda, y formando parte de ella, un conjunto de piedras que forman un pequeño “nicho” o cuevita que está orientado hacía el Cerro Papayo, al Cerro Telapón y al Tláloc por lo que nos inclinamos a pensar que este conjunto ritual formaba parte de algún culto a las terrazas agrícolas y quizás desde ahí se hacían observaciones calendáricas y rituales solares. Las facultades solares de este sitio, es que desde el nicho y sus pocitas, se puede observar en los equinoccios, salir el Sol en la cabeza del Iztaccíhuatl, formando parte este sitio, de una línea espacial, en la cual, simultáneamente desde varios sitios, se ve la misma posición solar, el mismo día y en el mismo lugar del volcán nevado, fenómeno visual que une, a cuatro iglesias de Milpa Alta: La iglesia del Pueblo de San Jerónimo, la iglesia patronal de la Asunción, el templo principal de San Pablo Oxtotepec y el del pueblo de San Salvador Cuauhtenco. Es un alineamiento equinoccial, de cuatro iglesias y un lugar con vestigios arqueológicos, desde los cuales se ve salir el Sol en la cabeza del Iztaccíhuatl. Lo que podría comprobar que sobre instalaciones urbanas indígenas se construyeron desde el siglo XVI y posteriormente, los templos cristianos coloniales, de Milpa Alta. Tenemos que mencionar que en el centro de este poblado se han encontrado vestigios antiguos. 5.8.3. Pintura rupestre en el cerro Tecpayo en San Francisco Tecoxpa, y Tecómitl. Ejemplo (46), fotos (74, 75, 76, 77, 78, 79). En la parte poniente de esta formación montañosa del Tecpayo, en su extremo norte, hay unos grandes peñascos, en los cuales han sido pintados varios motivos, predominando templos indígenas y cristianos, animales, diablos, torres de juegos pirotécnicos, que los arqueólogos han dictaminado como de confección reciente. Otra cualidad de este sitio es que desde aquí se ve el Ayaqueme, cerro que los primeros cronistas identificaban como muy importante, en términos rituales. El gran peñasco ubicado en la falda oriente del cerro Tepcpayo (la esencia o corazón del Templo), localizado cerca de los parajes Tlacuiltlapa (de Tlacuilo: pintor indígena) y Tepequespa, en la zona de ejidos, en los límites de los pueblos de San Antonio Tecomitl y San Francisco Tecoxpa. 232 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 232 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Tiene la cualidad de poder subirse sobre él y permite observar el hermoso paisaje que se observa desde aquí de todo el territorio oriente de la Cuenca de México, el límite del lugar que perteneció al lago de Chalco, se ve por ejemplo, el cráter del volcán Xico en Chalco sus faldas poco elevadas y redondas como un estadio, que alguna vez estuvo rodeado de agua y se llegaba a este sitio ceremonial en canoa, también se ve el Tlapacoya, y los Reyes Chimalhuaca, el cerro Cocotitlan de Chalco, parte de la sierra de Santa Catarina y los cerros que cierran el valle de Milpa Alta, al oriente el Ayaqueme y dos Cerros, que no permiten ver a los grandes volcanes el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl y hacia el sur se observa el colado de lava y el paso de frailes que desciende de Santa Ana Tlacotenco, pueblo ubicado a las faldas del Tláloc, volcán gemelo del Tehutli, los dos con cráter cónico, ambos en Milpa Alta . El monolito del cerro Tecpayo, tiene tres caras en su parte baja, son tres paredes pétreas casi lizas, quizás entresacadas de las piedras en una época más antigua que los grafitis, posiblemente existió una pintura muy anterior ahora desaparecida y sobre ella se volvió a pintar diseños coloniales y de principios del siglo veinte. Los motivos se dividen en dos grupos, unos rasgos pintados en rojo y otros en blanco, los de rojo parecen tener una antigüedad mayor y los de blanco ser más recientes. Hay una pequeña arista que ve hacia el oriente, en la cual con líneas rojas muy rígidas, se pintó el cuerpo de un torito, con su montura, sus patas de ruedas y su cabeza con cuernos, cargando un cubo con fuegos artificiales, imagen que nos está hablando de las fiestas patronales, la figura no fue hecha con alguna guía o plantilla es el único diseño que está en este lado de la piedra (fig.74). En otra parte del peñasco, podemos decir que al frente, un poco girado hacia el norte, en su parte muy baja se pintaron dos diablitos, uno en color rojo y el otro arriba del primero con líneas blancas, parece más reciente, ambos miden aproximadamente 30 centímetros de largo por 10 de ancho, el que está pintado de rojo tiene un vara en sus manos y el otro de blanco es una figura delgada cubierta por un traje muy elegante, uno está sobrepuesto sobre el otro (fig. 75). Figura 74. Castillo pirotécnico con ruedas, en un monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 75. Diablito pintado de blanco, en monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 233 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 233 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Un poco arriba de los diablitos hay unas líneas rojas que siguen los contornos de la piedra y casi en la cima de la peña viendo hacia el nororiente hay toda una escena taurina, en la cual hay un hombre con un sombrero amplio y grande en forma de palma, son dos grades largos gajos que salen de su cabeza, está sosteniendo en su mano izquierda un cuchillo que amenaza con enterrarlo al animal de cuatro patas con cuernos que está enfrente de él, tiene girada la cara el toro hacia la derecha, viendo al observador de frente. Atrás de él hay otros dos animales de cuatro patas que por sus formas parecen ser perros, o borregos, y hasta atrás de ellos una serpiente enroscada en forma de círculo rojo como si fuera un cinturón. Debajo de la escena en otra sección de la piedra hay un diseño muy pequeño serpenteado. Podemos decir que el tema recurrente en rojo es el tema taurino (fig.76). Luego en la arista del gran peñasco que mira hacia el norte, es la más grande superficie y está menos pulida, en su parte baja hacia el extremo poniente hay el dibujo de una larga escalera serpenteada, que culmina más arriba en un templo piramidal alargado de varios cuerpos, es un dibujo delgado y pintado en blanco, dividido en dos por la grieta de la piedra (fig. 77). El grafiti moderno destruyó el diseño del templo aunque nosotros contamos con una foto anterior que nos permitió identificar al templo prehispánico (fig.78.). Cerca de este diseño también en blanco, se pintó un personaje que lleva en su cabeza un conejo o un animal con grandes orejas, parece ser un cazador o quizás un curandero (fig. 79). Figura 76. Escena taurina, en un monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre en rojo. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 77. Escalera que llega a una pirámide, en un monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre en blanco. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 78. Grafitis modernos sobre las escaleras y el templo, en un monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 79. Personaje que lleva en la cabeza un conejo, quizás sea un cazador camuflado, en un monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre en blanco. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 234 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 234 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta En otra cara del peñasco, también en blanco debajo del templo hay otras escaleras solas, arriba de la pirámide hay un pequeño sol y una media luna y hasta mero arriba la figura de un rectángulo, con algunos números en uno de sus extremos, quizás sean las medidas de un terreno. En una visita reciente al llegar al sitio nos percatamos que los diseños habían sido atacados por grafiteros actuales, sin escrúpulos y pocos indicios de cualquier aportación cultural, habían rociado sus botes con pintura, sobre el dibujo del templo indígena pintado en la cara que mira hacia el lado norte de lo que fue la Cuenca de México. Al igual que los petroglifos de la zona arqueológica del cerro Cuahilama en Santa Cruz Acalpixca, también aquí la destrucción fue hecha de forma sistemática, es decir, pensada con una intención, borrar todos los rasgos culturales que unifican y le dan una identidad a la población originaria, para pasar a una “modernidad” urbana, con nueva población desarraigada y sin ningún otro fin que apropiarse de los terrenos agrícolas, para construir nuevas casas. Los grafiteros funcionan como los talamontes y los cazadores furtivos, limpian los terrenos de árboles, plantas, animales e indicios arqueológicos para cambiar su uso agrícola a tierras comerciales urbanas, es decir, por la llegada de nuevos pobladores a la región surge la necesidad de liberar terrenos destruyendo las raíces antiguas que los atan y protegen. 5.8.4. Pocita en la base de piedra de una cruz cristiana en San Antonio Tecómitl. Ejemplo (47): Localización (Plano 1), figura (80); N 19° 12. 845 W 98° 59. 554 Altura: 2 275 m.s.n.m. Es importante explorar el significado del topónimo de este pueblo, ya que Joaquín Galarza y Carlos López (1995: 13), traducen a Tecómitl cómo “Piedra, peña cavada en forma de olla”, que nos da una relación importante con nuestras pocitas también cavadas en los riscos y rocas o puede ser una alusión a la forma cónica del cráter del Tehutli. El Pueblo de San Antonio Tecómitl, se encuentra ubicado entre los límites naturales de la zona chinampera, y la montaña, muy probablemente fue un puerto desde donde se juntaba el gran lago de Chalco y Xochimilco, se construyó en las faldas del volcán Tehutli, a la salida norte de Milpa Alta, en dirección hacía Mixquic y al otro extremo colinda con San Juan Ixtayopan y la zona arqueológica de Santa María de los Olivos. En la entrada Norte del Pueblo, en uno de sus terrenos, antes tierras de labor, se encuentra una estructura piramidal, que mira al horizonte oriental, hacía el Iztaccíhuatl y su acceso es desde el poniente, tiene un alineamiento visual con el volcán Tehutli. En su cima hay una cruz cristiana que nos habla de su importancia religiosa. En el extremo Sur de la Iglesia patronal dedicada a San Antonio de Padua (S. XVI), en un barrio céntrico, cruzando el río que divide al poblado, hay una pocita en la piedra que forma parte de la base de una cruz cristiana. Aquí hay una vista privilegiada a los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl y hacía el Sur el Ayaqueme y al Norte la Sierra de Santa Catarina, el Poniente es cubierto en parte por el Tehutli. La pocita es de forma irregular poco profunda que se talló en una piedra, que luego se reutilizó para poner una cruz esta pocita al parecer estaba en la culminación de un camino que bajaba de 235 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 235 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero la parte sur de la montaña, donde se encontraban las tierras de labor, estaba en la parte alta de un cúmulo de tezontle, arriba del nivel del actual camino asfaltado y muy cerca de ella pasaba un río intermitente que acarreaba de las partes elevadas las aguas de temporal. En la actualidad, se removió la lava en donde estaba colocada la base, desapareciendo el cuenco y la cruz se colocó en una urna de vidrio, a unos metros del lugar original, cambiando su orientación con respecto a los cerros y los puntos cardinales (fig.80). Figura 80. Pocita de forma irregular, en la base de una cruz cristiana. San Antonio Tecomitl, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 5.8.5. Réplica en miniatura, piletita y pocitas en San Pedro Actopan en Milpa Alta. Cerro Cempoaltepetl, falda sur oriental. Caminando con los guías Angélica Palma y Héctor Celedón integrantes del Calpulli Tecalco de San Pedro, observamos que cerca de los límites con San Gregorio Atlapulco y San Pedro Actopan, en la cañada del Cerro Cempoaltepetl, que sube hacia el pueblo de Xicomulco, está totalmente terraceada, para aprovechar el agua de temporal que desciende hacia el antiguo río intermitente. Ejemplo (48), figura (81); En la falda oriental de la formación montañosa, en la cima, el terreno se acondicionó en épocas prehispánicas para construir una terraza, en su barda que la limita del acantilado, hay unas piedras con pocitas de origen natural, es decir, no están talladas y son poco profundas y sin canalitos (fig. 81). Ejemplo (49): Localización y figura (82); N 190 13’ 16.0’’ W 0090 03’ 39.4’’ Altura: 2 519 m 236 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 236 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Figura 81. Pocita sin tallar, poco profunda y sin canalitos. San Pedro Actopan, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Siguiendo por el camino que bordea el voladero, encontramos otra piedra de regular tamaño, tiene tres escalones poco definidos, y en su cima una gran pocita, de forma circular, esta roca si está trabajada y a su alrededor de la gran poza unas 10 pocitas más pequeñas con sus canalitos, que al verterle agua, empiezan a escurrir en la piedra y todos estos hilitos de agua, llegan o confluyen a la gran pocita principal (es irregular y mide de 27 a 28 cm. de diámetro y 12 cm. de profundidad).(fig. 82). Figura 82. Piedra con pocitas talladas, en su centro hay una de gran tamaño unida por canalitos a otras ubicadas en sus extremos. San Pedro Actopan, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008 Ejemplo (50): Localización y figura (83); N 190 13’ 20.9’’ W 0990 03’ 38.6’’ Altura 2 507 m. A unos cuantos metros también sobre el voladero al oriente del derrame lávico, hay otra piedra con una piletita rectangular y profunda aproximadamente de 59 cm. de ancho x 63 cm. de largo y entre 237 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 237 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 20 a 28 cm. De profundidad, posiblemente en ella se hacían baños rituales a niños pequeños de acuerdo a David Díaz Gómez.1 (fig.83). Figura 83. Piletita rectangular y profunda, en peñasco sobre el voladero. San Pedro Actopan, rumbo a Xicomulco, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Ejemplo (51): Localización y figura (84); N 190 13’ 23.3’’ W 0990 03’ 38.5’’ Altura: 2507 m A pocos metros al norte, hay una barda que forma la pared de otra terraza más alta con parte interna al poniente y al acantilado al oriente y hacia su parte interna no hacia el acantilado hay una gran peña, que en su parte baja, se labraron unas pocitas que simulan cuevas, arriba ocupando casi toda la superficie de la piedra, están labradas un conjunto de sistemas de terracitas cada una con sus pocitas (entre 6, 10 y 15 cm. de diámetro) que simulan sistemas de riego, que al echarles agua escurre por sus escaleritas y pequeños diseños, tallados en aproximadamente una superficie de 3 m. de largo por 1.40 m. ancho atrás en otra piedra del conjunto hay otra pocita rectangular, mide 40 cm. Largo, por 23 cm. ancho y entre 16 y 17 cm. de profundidad. Estas rocas representan a diminutos mundos idealizados, réplicas en miniatura del paisaje, relieves utilizados como altares quizás en un Culto a los Cerros y a las terrazas agrícolas, ya que son las formas de estas obras agrícolas que dominan toda el ángulo de visión de la región, que se ve desde aquí, incluyendo sus montañas sagradas, como el Teuhtli, el Ayaqueme y el Tláloc, el Popocatépetl y el Iztaccihuatl. (fig.84). . 1 David Díaz Gómez. “La otra cara de Chinameca”, en Revista, México desconocido, Organización Editorial Novaro, México, 1984, número 90, mayo, pp.16-19. 238 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 238 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta . Figura 84. Réplica en miniatura de terrazas agrícolas talladas en una peña, ubicada en una terraza del cerro Cempoaltepetl. San Pedro Actopan, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Es importante decir, que el ofrendador, al estar enfrente del tallado podía ver las salidas del sol y en ese momento pudo haber ocupado a este monolito labrado como altar, donde ofrendaba su sangre de autosacrificio, como lo documenta el Cronista Br. Hernando Ruiz Alarcón.2 Desde esta piedra con terrazas y pocitos se ve al Sol salir desde el cráter del Popocatépetl en el Solsticio de Invierno, 21 de diciembre, produciéndose un alineamiento en otros dos sitios con pocitos; en el paraje que tenemos en piedra en Piedra Larga Acalpixca donde hay un monolito con cuencos; y en el Cerro Xochintepec (Relieve del Guerrero); alejados muchos kilómetros de ahí, en Tepepan, se observa el mismso fenómeno solar en esa fecha. 5.9. Réplicas en miniatura del paisaje, pocitas y petroglifos y sus relaciones astronómicas y su posible participación en cultos al sol. Dentro del tema de las piedras labradas con diseños tridimensionales, que son réplicas del paisaje en miniatura, las peñas donde fueron excavadas pocitas en miniatura y los petroglifos, podemos encontrar que el Sol, en ocasiones es uno de los principales componentes simbólicos que complementan o dan significado a estos tallados. a) La interactuación del astro, con los monolitos se reproduce de dos maneras: El diseño o la piedra, producen juegos de luces y sombras, lo que se pudo ocupar en las actividades calendáricas, en la medición del tiempo y en la astronomía. 2 Nota biobibliográfica: Alarcón (D. Hernando Ruiz de).- Natural de Taxco en el Arzobispado de México, Bachiller Teólogo, y Cura Párroco de Atenango Guerrero. Escribió: “Tratado de las Supersticiones y Costumbres Gentilitas que aún se encuentran entre los indios de la Nueva España”.-M.S. Original que hallé en la Librería del Colegio de San Gregorio de México, que fue de los P.P. Jesuitas. (Hermano del famoso literato Don Juan Ruiz de Alarcón). Cronista del siglo XVII, de los Nahuas de Guerrero. Hernando Ruiz de Alarcón 1629. Tratado de las Supersticiones y Costumbres Gentilicias que oy viven entre los Indios Naturales desta Nueva España, en Tratado de las Supersticiones, Dioses, Ritos, Hechicerías y otras Costumbres Gentilitas de las Razas Aborígenes de México. Ediciones Fuente Cultural, editado bajo la dirección de Mario Navarro Zimbrón. México 1953. 239 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 239 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero b) Puntos de observación de las posiciones solares en el horizonte. La segunda forma de relacionarse el Sol, con las réplicas en miniatura del paisaje, es cuando estas piedras talladas, se toman como punto de observación de las posiciones que adopta el astro, en su recorrido anual, en los horizontes locales de los sitios donde se ubiquen, permitiendo ocupar sus salidas o puestas, como elementos que ayudan en la conformación de calendarios de los lugares y en la ritualización del evento. En los siguientes incisos nos concentraremos en desarrollar, el tema de las réplicas en miniatura, como puntos de observación solar, así como su relación con otros diseños y elementos del paisaje. 5.9.1. Características solares de las réplicas en miniatura del paisaje, en Xochimilco, Tláhuac y Malacachtepec Momoxco. Las observaciones astronómicas, principalmente las que se refieren a las posiciones que el Sol adopta en el horizonte, no solo tuvieron como único objetivo, ocuparlas en las actividades calendáricas, sino también fueron elementos imprescindibles del ritual y la religión. Sabemos por los primeros cronistas la existencia en el mundo indígena de un culto solar, pero también en las fiestas calendáricas mexicas intervenía el Sol ya sea como actor principal o entraba dentro del ritual marcando sus tiempos, con sus ortos, ocasos y su altura en la bóveda celeste. Su posición en el horizonte marcaba fechas, pero también su presencia incitaba a pensamientos bélicos y religiosos, además de ser la figura principal de algunos rituales de autosacrificio. Las posiciones solares en sitios destacados del horizonte vistos desde las “maquetas” o réplicas en miniatura, sugieren la participación de estos tallados con pocitas, dentro de ceremonias donde participaba el astro, y en ritos especializados en que se espere la puesta o salida del Sol en determinadas fechas o bien el ritual exigía la participación del Sol dentro de las actividades religiosas. No se descarta que las lecturas calendáricas y las observaciones astronómicas requirieran también de ciertas prácticas ritualistas durante su eventualidad y tampoco la posibilidad de que estos eventos solares estuvieran abiertos a un culto público, donde podría participar la población en general y no sólo un grupo sacerdotal reducido. Por la localización espacial de las piedras con pocitas, estos pequeños recipientes podrían servir para recibir la sangre proveniente del autosacrificio, efectuados por los indígenas, cuando el Sol estuviera en determinada posición marcando determinada fecha o una hora del día, siendo esta práctica parte de un culto público generado por el grueso de la población y regulado por algún guía o sacerdote local. Sin embargo, otras réplicas se ubican donde los astros y estrellas en su orto o ocaso no se pueden observar, es decir están rodeadas de formaciones y cerros elevados muchas de las veces terraceados, por lo que su vinculación con las actividades astronómicas y calendáricas funcionarían sólo cuando el Sol estuviera en su tránsito cenital. Entonces estas “piedras rituales” se dirigirían hacía cerros importantes, así que su relación con el Sol y los horizontes por donde transita, pasaría a segundo término y su ubicación se referiría a lugares de acceso al valle o relacionado con otros emplazamientos territoriales. Podemos pensar que quizás algunos de estos diseños, estuvieran dirigidos a rituales a determinados cerros que se observan en su ángulo de visibilidad. 240 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 240 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta En el cerro Xochitepec ubicado como puerta de entrada a Xochimilco, cuyo topónimo indígena, está pintado en el códice Cozcatzin (1994, lámina 16r), siendo su imagen sincrética, un monte con flores, y en su falda una iglesia cristiana dedicada a María Magdalena y en su cima se dibuja un templo indígena, del cual, todavía hace 20 años existían sus restos arqueológicos. Desde la loma principal de este promontorio, en pleno solsticio de invierno, se ve salir el Sol, exactamente atrás del gran cráter del Popocatépetl, donde el astro parece emerger de la chimenea del volcán, fenómeno visual que tuvo que haberse celebrado y ser incluido dentro de los rituales dirigidos al culto solar y a los cerros, y que para ritualizar el orto solar se pudo haber utilizado las pocitas (fig. 85) y el petroglifo del guerrero (fig. 86), como altares donde se sacralizaba este evento anual. Esta misma posición solar, en la misma fecha solsticial, también se observa desde una gran piedra, con innumerables pocitas labradas en su superficie, que se encuentra ubicada en el Paraje de terreno de Piedra Larga, límites de Santa Cruz Acalpixca y San Bartolomé Xicomulco de Milpa Alta, estableciendo un alineamiento solar entre estos sitios marcados con elementos prehispánicos (fig. 87). (Zimbrón, 2002: 111 y 112; 2008: 29-31), y con las terraceadas del Cerro Citlaltépetl originando un alineamiento espacial en 3 sitios (Ver Zimbrón, 2011). Ejemplo (52): Localización (Plano 1), figuras (85); Ejemplo (53), figura (86); Ejemplo (54), figura (87); Figura 85. Pocita labrada en una roca que mira hacia el Iztaccíhuatl y Popocatépetl, en el cerro Xochitepec, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1995. 241 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 241 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Figura 86. Petroglifo del “Guerrero” en la cumbre del cerro Xochitepec, desde donde se observa salir el Sol atrás del cráter del Popocatépetl durante el solsticio de diciembre. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1995-1996. Figura 87. Monolito labrado con pocitas, en donde se hacían rituales, mientras el Sol salía en el cráter del Popocatépetl durante el solsticio de diciembre, en Piedra Larga, Santa Cruz Acalpixca. Presentándose un alineamiento solar con el “Guerrero” en el cerro Xochitepec, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Saulo Alquicira, 2018. En San Miguel Topilejo en la cima del Cerro Huapaltepec, se localiza otra pocita de gran diámetro y capacidad para contener varios litros de algún líquido (fig. 70), tiene la particularidad que desde el sitio donde se ubica no se puede ver el horizonte poniente, pero tiene un rasgo importante y es que este cuenco está dirigida hacía la iglesia Patronal y al horizonte de salida del Sol, que durante la fiesta principal (28 de septiembre), el astro, sale precisamente atrás del pecho del volcán Iztaccíhuatl, registrando esta fecha. También tenemos pocitas y petroglifos y cerros terraceados en el sitio conocido como Santa María de los Olivos en los límites territoriales de San Juan Ixtayopan y Tulyehualco. Hay varios cuencos que se llenan de agua en la temporada de lluvia y uno de ellos, está asociado con dos personajes tallados en las caras laterales de una roca y arriba, en su cima hay una gran pocita. En este sitio hay una gran piedra donde se observa, durante el solsticio de verano, salir el Sol en el mero pico del Telapón, donde el astro detiene su marcha hacía el Norte. Tambien es importante anotar que desde este sitio en el ocaso, del día 28 de febrero, el Sol se oculta atrás del Pico del Águila del Ajusco. Así, el lugar, presenta una relación muy importante con los ortos y ocasos que registran fechas importantes que debieron ritualizar los mexica y un alineamiento solar a la puesta con varios sitios, el último día de febrero. Hay un alineamiento de este sitio con otros 5 lugares de las montañas de Xochimilco (Ver Zimbrón, 2013), desde donde se ve el astro ascendente en el Pico del Ajusco es esta misma fecha. Ejemplo (55): Localización (Plano 1), figura (88); En la zona montañosa de San Bartolomé Xicomulco, en una loma alargada hay piedras talladas con pocitas y terracitas, que por su ubicación, se especializan en las puestas solares y que durante el equinoccio, desde aquí se observa descender el Astro en el punto más prominente del Pico del Águila del Ajusco, presentando un alineamiento solar con la iglesia Patronal del pueblo de Santa Cecilia, desde donde en esta misma fecha se ve ascender el Sol, en el mismo pico del horizonte Poniente (fig.88). 242 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 242 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Figura 88. Piedra en donde se talló una estructura escalonada o templo con su nicho en la cima. Presenta un alineamiento equinoccial con la iglesia de Santa Cecilia Tepetlapa, Localizada en el camino de Acalpixca a Xicomulco. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Ejemplo (56): Localización y figura (89); En este mismo pueblo de Xochimilco se encuentra un sitio conocido como “Las Peñitas” donde los diseños tallados en las rocas, como son escaleritas serpenteadas, canalitos y pocitas (fig. 89) están dirigidos hacía el Ajusco, y que el día 23 de marzo el Sol se pone en el mero Pico del Águila, sitio prominente de este volcán y pocos días después del equinoccio. Figura 89. Peña con estructuras escalonadas, escaleritas serpenteadas y pocitas en otras piedras cercanas. Santa Cecilia Tepetlapa, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 243 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 243 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Pasemos a ver en el siguiente inciso más a detalle los alineamientos solares entre lugares con pocitas y réplicas en miniatura del paisaje. 5.9.2. Alineamientos solares de las réplicas en miniatura del paisaje, pocitas y petroglifos, en la montaña de Xochimilco y Malacachtepec Momoxco. 5.9.2.1. Piedras labradas desde las cuales se hacían observaciones solares y rituales en ciertas fechas del calendario agrícola. En la zona montañosa de Xochimilco y Milpa Alta, hemos encontrado piedras labradas con diseños en miniatura que presentan ciertas relaciones solares entre si, al estar alineadas a determinadas posiciones del Sol en el horizonte durante su salida aparente o su puesta, en un día determinado. Además, en las afueras del pueblo de Santa Cecilia hay unas peñas, desde las cuales, se pueden observar en su horizonte calendárico poniente en el que Sol desciende en el Pico del águila del Ajusco, los días 23 de marzo y 20 de septiembre, unos días antes o después de la posición equinoccial. 5.9.2.2. Pocitas en el Paraje de “Piedra Larga” en Acalpixca y su alineamiento solar con el cerro Xochitepec durante el solsticio de diciembre (marcador solsticial del paraje tenene en Piedra Larga) Piedra ubicada en los límites territoriales de Acalpixca, Atlapulco y Xicomulco. Ejemplo (54): Localización (Plano 1), figura (87) N 19° 13’.614 W 99° 03’.983 Altura: 2 525 m.s.n.m. Es importante mencionar que en el mundo indígena se buscaban lugares geográficos en que se repitieran las mismas posiciones solares en el horizonte, marcando una determinada fecha en común con otros sitios. Se trazaban líneas visuales, que unían sitios desde los cuales se observaban posiciones del Sol en puntos importantes del paisaje. (Tichy, 1983: 61, 62, 72. Broda, 1991b: 91). Siguiendo el camino hacia Xicomulco, a unos doscientos metros de Piedra Larga, se encuentra un sitio que puede ser ocupado como observatorio por su gran altura desde él se domina el horizonte oriental, cuya predominancia se ve reflejada al observar que la cabeza del Iztaccíhuatl se puede apreciar emergiendo del cráter del Tehutli y su pecho se encuentra hacía el sur fuera de la falda de este volcán, quizás la ubicación de este gran monolito y esta característica visual fue la principal condición para ocuparla como altar (fig. 87). En su superficie horizontal se tallaron más de 30 pocitas de diferentes tamaños y algunas unidades por canalitos. Las que están más definidas son alrededor de 22. La pocita más grande tiene una forma irregular, su extremo más ancho es de 42 cm. de circunferencia y su extremo más angosto 35 cm., teniendo 16 cm. de profundidad, así que su capacidad para almacenar algún liquido si es elevada (fig. 87). Muchas de estas pocitas se encuentra unidas entre sí por canalitos y varían sus tamaños algunas tienen 15 cm. de circunferencia por 7 de profundidad, otra de 16 cm. por 10 de profundidad, de 10 244 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 244 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta cm. por 7 de profundidad, otra de 8 por 5 cm. de profundidad y luego unas más pequeñas variando de 9 cm. por cinco de profundidad. Siendo otras más pequeñas. Dentro de la misma superficie, en los extremos de la roca, donde tiene un corte natural, encontramos unos tallados que presenta unos semicírculos que aparentan ser construcciones, especie de nichos o techos de edificios, son relieves muy sugerentes que forman parte el conjunto de pocitas.. Este monolito tiene un gran tamaño y debajo de él se forman pequeños nichos, es muy parecido al de Acalpixca, con su superficie plana en forma de mesa. Estos tallados por lo regular se sitúan cerca de las fronteras territoriales de los poblados o en límites geográficos como barrancas y voladeros, partes altas del terreno, en terrazas agrícolas, cercanas a las tierras agrícolas y por su capacidad de almacenar pequeñas cantidades de agua son visitadas por un sinnúmero de animales. Es importante mencionar que para tener acceso a este monolito hay que utilizar dos escalones construidos con las propias piedras del lugar. Desde ahí si nos movemos y subimos a lo alto del montículo podemos apreciar el horizonte poniente, pero su ubicación principal nos señala el horizonte oriental como el sitio más dominante. Por su localización presenta características solares muy importantes, pues hay un alineamiento solar, con el cerro Xochitepec, saliendo el Sol en el mero cráter del Popocatépetl, reproduciéndose la misma ubicación del astro en su orto, en ambos sitios, el mismo día 21 de diciembre (fig. 87). Así, encontramos otra función de estas piedras con pocitas, que servían para marcar líneas solares, que unían lugares en el territorio y que no se contrapone con la posibilidad de ser altares, en los cuáles sus recipientes eran utilizados para verter la sangre del autosacrificio en el momento en que el Sol salía o se ocultaba atrás de determinado punto del horizonte, en una fecha importante. 5.9.2.3. El cerro Xochitepec emblema de Xochimilco; sus pocitas, estructuras y petroglifos y sus propiedades solares. Desde la pirámide de San Lucas Xochimanca se puede ver el cerro Xochitepec que forma parte de su horizonte Poniente y donde el Sol se oculta en el solsticio de verano muy cerca de donde se ubica un grupo de pocitas, en una de sus lomas. El Xochitepec es un cerro que cuenta por lo menos con 3 lugares donde hay este tipo de tallados cóncavos, además de tener maquetas, petroglifos, dólmenes, cuevas, plataformas, montículos, gradas y piedras en forma de asientos o tronos, material lítico, cerámico y restos de lo que pudo ser una estructura prehispánica cerca de donde se instaló la base de la actual cruz cristiana, la que le da el sobre nombre de Cerro de la Cruz, como también se le conoce. Por otra parte, no sabemos si la instalación de la cruz fue copiada del escudo colonial de armas de Xochimilco (1559), en el cual aparece la imagen de la loma principal de este cerro coronado por un madero, aunque sí sabemos que el pueblo de Santa Cruz Xochitepec, tuvo como primer patrona la Santa María Magdalena, que parece ser la figura que está en la portada de su iglesia. Esto lo parece confirmar el topónimo de Xochitepec que aparece representado en el Códice Cozcatzin (1994, lámina 16r), en él se pintó con influencia muy occidental el significado de su nombre en náhuatl “en el cerro florido”, representando la figura de un monte con flores en sus faldas, un templo indígena y abajo en su base hay una iglesia dedicada a María Magdalena por lo que la patrona del pueblo pudo ser está Santa, antes del patronazgo de la Santa Cruz, solo hay un 245 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 245 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero dato erróneo y es que se puso en español sobre el cuerpo de la montaña Xochimilco en lugar de Xochitepec o quizás se quiso indicar que este cerro se encontraba en esta localidad. Por otra parte, el edificio prehispánico que aparece en el topónimo nos puede estar indicando la existencia de una real estructura en su cima (fig. 90, 91). Figura 90. Topónimo de Xochitepec y una iglesia dedicada a María Magdalena. Fuente: Códice Cozcatzin, (1994, lámina 16r). Ilustración: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 91. Detalle del glifo topónimo de Xochitepec, el cual tiene un error pues dice Xochimilco. Fuente: Códice Cozcatzin, (1994, lámina 16r). Ilustración: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. En la actualidad el pueblo de Xochitepec lleva a cabo su fiesta patronal algunos días después del 3 de mayo y esta celebración es una de las más viejas en Xochimilco, pero menos antigua que la de Santa Cruz Acalpixca, donde fue el padre Sahagún, quien le puso el nombre cristiano a este último poblado. La importancia del cerro Xochitepec en la cosmovisión mexica, parece confirmarse al detenernos en el relato de Durán quien apunta que durante la batalla de Tenochtitlán contra Xochimilco, Tlacaélel subió a su cima para animar a los mexicas (Cordero, 2001: 87). Además, en la época prehispánica ya estaba habitado, pues a su alrededor se encuentran muchos vestigios de antiguas construcciones y cerámica en sus terrenos agrícolas. En la Colonia vuelve a trascender este cerro al ocupar la imagen de su loma principal formando parte del escudo de armas de Xochimilco (1559). 246 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 246 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta En cuanto a sus características topográficas, el Xochitepec emerge del terreno plano en forma abrupta alcanzando una altura considerable en comparación con los relieves geográficos de su alrededor por lo que es fácilmente distinguible desde varias partes de la región de Xochimilco y otros lugares del sur de lo que fue la Cuenca de México. Este cerro es alargado y está compuesto por varias lomas en forma de vértebras que corren en dirección norte- sur de las cuáles se extienden varios brazos al oriente y al poniente como picos de estrellas. Hay múltiples vestigios arqueológicos como lítica y cerámica que se extiende a todo lo largo de su cuerpo y también podemos encontrar sitios bien localizados o conjuntos formados por elementos naturales y culturales ocupados en la observación astronómica y el ritual, como veremos a continuación (Plano1). 5. 9.2.4. Loma principal del Xochitepec. Se encuentra un conjunto de pocitas sirviendo de ornato religioso al petroglifo de un personaje, restos de una posible estructura y un trono. Ejemplo (57): Localización cruz cristiana (Plano 1); N 19° 15’.469 W 99° 08’.308 Altura: 2 522 m.s.n.m. En el extremo norte del Xochitepec queda su cúspide más alta, desde la cual se domina todo el paisaje de los antiguos lagos de Chalco, Xochimilco, los asentamientos lacustres de Tláhuac y Tenochtitlán y las montañas que dividían a lo que fue la Cuenca de México como el Cerro de la Estrella y la Sierra de Santa Catarina, las que le servían de límite como el volcán Ajusco y la Sierra de las Cruces. Su forma casi circular y elevada permite tener una visibilidad de 360°, por lo que se puede decir que su primera función es la de ser un observatorio natural y tiene la peculiaridad astronómica de ser un sitio solsticial de invierno, ya que el 21 de diciembre el Sol se puede ver salir atrás del cráter principal llamado Pico de Anáhuac del Popocatépetl (fig. 92) (Zimbrón, 2002: 108-114). Figura 92. Salida del Sol el 21 de diciembre atrás del cráter del Popocatépetl, visto desde el petroglifo del “Guerrero” misma peña que presenta en su borde superior el relieve del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl (figura 21), en el cerro de Xochitepec. Pueblo de Santa Cruz Xochitepec cerca de Tepepan, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. 247 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 247 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Ejemplo (58): Localización personaje (Plano 1), figura (93); N 19° 15’.461 W 99° 08’.314 Altura: 2 518 La loma principal tiene la particularidad de tener un piso formado por un gran peñasco que tapó su cráter, además hay más rocas diseminadas por su pequeña superficie, y algunas de ellas se concentran en su punto más alto. Ahí en una de estas rocas puntiagudas se talló el petroglifo de un personaje con penacho que en su abdomen tiene una pocita. Este pequeño indígena está viendo hacía el Poniente, hacia el cielo que se ubica entre este cerro y el Ajusco, donde se concentran las nubes cargadas de lluvia (fig. 86). Alrededor de este petroglifo en las peñas aplanadas que lo rodean hay pocitas redondas y cuadradas, algunas son naturales, pero otras fueron medianamente trabajadas, no hay canalitos profundos uniéndolas, aunque el escurrimiento natural de la piedras forman un sistema parecido a los vasos comunicantes. Se puede hablar de un mosaico de pocitas alrededor del petrograbado y otras que están integradas al tallado, por lo tanto son parte de su significado ritual y religioso (fig. 93) Figura 93. Pocitas y canalitos tallados en una peña del cerro Xochitepec. Pueblo de Santa Cruz Xochitepec. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1996. Enfrente a este petroglifo hay una piedra redonda que en su parte baja se talló una cuevita, y en una de sus caras se ven los restos de otro diseño con canalitos y pocitas. Junto a esta roca se encuentra un conjunto de peñas que en su parte media tiene una honda poza, quizás de origen natural, que en tiempo de lluvias concentra gran cantidad de agua. En toda la cima de la loma hay grandes rocas que tapizan su superficie y que los fieles modernos han ido destruyendo para facilitar el paso a la plataforma donde está instalada la cruz cristiana, hacia el oriente de su base, había restos de una barda o estructura que ya fue destruida, quizás tuvo un origen prehispánico. Al lado poniente de la cruz se encuentra una roca con una pocita y caminando hacía su extremo sur se encuentra otra desde donde fotografiamos la salida aparente del Sol atrás del Pico de Anáhuac del Popocatépetl durante el solsticio de diciembre, ambas pocitas se dirigen hacia el este. 248 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 248 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Más abajo de estos elementos hay una peña que tiene forma de trono con su respaldo, viendo hacía el noreste, que muy bien pudo ser utilizada como sitio de observación solar. Es importante mencionar que no hay diseños con escaleras y terracitas dentro de este conjunto ceremonial y de observación calendárica. Además, este cerro de Xochitepec fue uno de los sitios donde Tlacaélel derrotó a los xochimilcas y desde ahí incitó a sus guerreros para entrar a Xochimilco (Durán, 1984, Tomo II, cap. XII: pág. 10 (30)). 5.9.2.5. Segunda loma del Xochitepec. Hacia el sur donde hay otro conjunto de pocitas. Ejemplo (59): Localización estructura circular (Plano 1); N 19° 15’.292 W 99° 08’.350 Altura: 2 499 m.s.n.m. Bajando de está loma caminado por la vértebra del cerro llegamos a una formación circular medianamente trabajada, ahí es el último sitio donde descansa la cruz cristiana durante la fiesta de la Santa Cruz, antes de llegar a su base en la cima más alta antes descrita. Ejemplo (60): Localización de pocitas sobre la vereda (Plano1): N 19° 15’.191. W 99° 08’.396 Altura: 2 502 m.s.n.m. Nos dirigimos hacía la elevación cercana encontramos gran cantidad de obsidiana, cuchillitos y puntas de flecha rotas, subiendo a su cúspide y luego bajando por su angosta pendiente donde hay unas peñas viendo al oriente, seguimos el camino que nos lleva a un conjunto de pocitas que fueron labradas en las rocas que forman los escalones naturales de esta vereda, este punto es muy cercano al sitio donde se pone el Sol durante el solsticio de invierno visto desde la pirámide de San Lucas. Desde aquí la visibilidad del observador u ofrendador es plena, ya que domina tanto el horizonte oeste como el este. Sí caminamos más hacía el Sur hacia otra loma encontramos un conjunto de peñas y en su último montículo hay vestigios que parecen ser de una pequeña estructura. Ejemplo (61): Localización pocitas (Plano 1); N 19° 15’.162 W 99° 08’.410 Altura: 2 501 m.s.n.m. 249 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 249 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.9.2.6. Tercer loma del Xochitepec. Hacia el oriente donde hay gradas, dólmenes con pocitas y abajo de ellas una cueva. Ejemplo (62): Localización del Banquito (Plano 1); N 19° 15’.141. W 99° 08’.187. Altura: 2 431 m.s.n.m. En la parte media del cerro, empieza una vereda que desciende por su falda oriental y nos conduce a un lugar donde se encuentra una piedra puntiaguda que tiene la particularidad de almacenar agua en su parte media durante la temporada de lluvia, la llaman el banquito pues ahí hace su segundo descanso la cruz cristiana durante su celebración el 3 de mayo, día de la Santa Cruz. Ejemplo (63): Localización de Dólmenes (Plano 1), figura (94); N 19° 15’.162 W 99° 08’.130 Altura: 2 394 m.s.n.m. Siguiendo el camino, viendo al oriente hay unas especies de gradas y luego a unos metros más abajo, hay unas piedras que asemejan unos dólmenes, éstos tienen en su superficie unos pocitos muy desdibujados (fig. 94), muy parecidos a los del cerro Xilotepec en San Gregorio Atlapulco (fig. 55). Figura 94. Dólmenes con cazoletas, en el cerro de Xochitepec. Pueblo de Santa Cruz Xochitepec. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1995-1996. 250 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 250 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Ejemplo (64): Localización de Cueva (Plano 1); N 19° 15’.138 W 99° 08’.108 Altura: 2 366 m.s.n.m. Estos diseños cóncavos, actualmente destruidos, quizás sirvieron para indicar donde empieza el camino que conduce a un abrigo montañoso o cueva de escasos 2 metros de profundidad, que en su base hay una pileta rectangular y en lo alto de su bóveda se encuentra un espacio donde un observador se puede sentar para ver la salida del Sol. Desde aquí se ve los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl y la iglesia de San Bernardino, desde la cual, sabiendo su ubicación se puede localizar a simple vista esta cuevita. Y desde la loma principal se ven el cerro Zacatepetl y Cuicuilco, el Judío y el cerro de la Estrella, donde también hay petroglifos, maquetas y pocitas. Así el Xochitepec también cuenta con varias cazoletitas en sus lomas y con él se cierra el circuito de pocitas y réplicas en miniatura de la región de Xochimilco. 5.10. Altares solares de piedra en Santa Cecilia Tepetlapa y San Bartolomé Xicomulco. Altares de piedra desde los cuales se hacían observaciones solares y rituales en ciertas fechas. 5.10.1. Pueblo de Santa Cecilia Tepetlapa. Iglesia de Santa Cecilia. Localización: N 19° 13’.077’ W99° 05’.868 Altura: 2 500 m.s.n.m. Su altar se encuentra hacia el oriente y su puerta está dirigida al poniente hacia el Ajusco. 5.10.2. Sitio las Peñitas en el pueblo de Santa Cecilia Tepetlapa. Ejemplo (56): Localización Las Peñitas (Plano 1), figura (89); N 19° 12’.800 W 99° 05’.711 Altura: 2 599 m.s.n.m. El sitio las Peñitas, donde se encuentran las maquetas o réplicas en miniatura del paisaje, se localiza a las afueras del pueblo de Santa Cecilia, en su límite Sur, más allá de la iglesia, antes del crucero que conduce hacia el Teoca, Xicomulco, San Salvador y Tlanepantla. En una formación montañosa originada por la erupción del volcán Teoca, hay un cerro no muy elevado, que domina todo el horizonte local poniente, en la parte más alta y en su falda 251 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 251 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero occidental, se encuentran una serie de varias peñas que coronan la ladera sureña del monte, en ellas se representaron terracitas, caminos, canalitos y pocitas. (fig. 89).También en lo alto de esta formación cerril, pero en su extremo norte hay restos de algunas estructuras prehispánicas. El sitio de “Las Peñitas” se compone de un conjunto de grandes rocas, que coronan la cima y la falda del cerro, que se localizan una de tras de otra, extendiéndose hacía el voladero, dos de ellas están tendidas mostrando sus caras más planas, la primera es puntiaguda, mientras que las otras dos tienen una superficie horizontal, solo en dos de ellas se presentan diseños tallados que representan al paisaje en miniatura, dividido en dos secciones o en dos soportes pétreos y que sólo pueden ser vistos estando arriba de las piedras. En la peña que está en medio es alargada y colocada en forma horizontal, en su superficie plana y en su centro, presenta una red de canalitos o caminos que se combinan con pocitas, uno en medio del sistema y otros dos o tres hacía el poniente. Dentro del pequeño complejo hidráulico hay 3 pocitas poco profundas, son aproximadamente 19 canales, y la superficie ocupada en el diseño es de 40 cm. de ancho por 60 cm. de largo. Hacía el extremo sur se levantan unas pequeñas escaleritas que dan acceso a esta pequeña ciudadela o lugar, y conectan con la parte más alta, también pueden ser las escaleras de un templo. Viendo todo el conjunto tallado, aparenta ser un ala de alguna ave. En la cara oriental de este mismo soporte pétreo hay un diseño terraceado, formado por un conjunto de escaleras con 18 peldaños. Mientras que en otra sección de la misma superficie, en el borde poniente, hacia el precipicio, se labraron unos rectángulos, con una especie de surcos o escaños que podrían ser la representación de tierras de labor o terrazas. Si vertimos algún líquido en su sistema o red de canalitos, este empieza a funcionar concentrándose el agua en medio formando un lago y derramándose el exceso del líquido hacía el lado norte de la piedra y cuando el Sol va bajando y está mojada la superficie, esta brilla y adopta un color dorado. Este diseño nos recuerda mucho “el sistema hidráulico en miniatura” de la maqueta de Acalpixca (fig. 33). Junto a esta peña, y entre las otras rocas, hay un espacio donde cabe una persona parada viendo hacia el poniente, hacia las puestas del Sol, hacia el Ajusco. Cerrando este recinto al occidente hay otra piedra alargada y puntiaguda, sobre sus caras verticales se tallaron unas escaleritas que culminan en la cima de la piedra, es un conjunto de escaleras dobles, cada hilera con 10 peldaños, rematando en su cúspide por un nicho o terracita, así que ambas escaleras dan un total de 20 escalones, miden 30 cm. de largo por 10 de ancho. Por su simetría, sus pasamanos y sus capillas, sus dobles escaleras, podemos decir que es la representación de un templo indígena en miniatura visto de frente, donde el soporte pétreo aparenta la falda de una abrupta montaña, y que en su cima se construyó una pirámide (fig. 89). En el lado derecho, en la cara Sur de esta misma aguda peña, casi en su centro, hay otra representación ya muy desgastada de terracitas y otras escaleras en espiral o en forma de serpiente que inicia arriba de la roca y continúa en curva hasta la parte baja de la piedra. Este diseño serpenteado tiene más de 20 escalones, que arriba culminan en una pocita o cueva, su parte ancha de los escalones es de 5 cm. y de largo son 55 cm. Hacia su extremo sur casi en su borde hay otro conjunto de escaleras de 13 escalones ya más imperceptibles miden 30 cm. de largo por 5 cm. de ancho. Podemos decir que en este soporte pétreo se ocuparon varios estilos en los tallados escalonados y que tenemos una serie de números, que se acercan a las cifras calendáricas de 13, 18 y 20, aunque éstos son relativos por las condiciones mismas del diseño (fig. 89). 252 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 252 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Podemos concluir que ambas peñas son representaciones en sí mismas de montañas o cerros, con escarpados picos, territorio donde se construyeron instalaciones indígenas y por tanto es una porción del paisaje, que reproduce en miniatura un sitio real, imaginario o mítico. 5.10.3. Particularidades solares del sitio de las Peñitas en Santa Cecilia Tepetlapa. Estas peñas labradas tienen la particularidad que desde ellas se domina el horizonte occidental, no así, el oriental. Es decir, podría haber estado especializado en la observación de las puestas solares. Desde esta maqueta se puede ver el sitio donde se encuentra la pirámide de Topilejo y la pocita “Topilejo” (fig. 70), formando parte del horizonte calendárico poniente por donde transita el Sol, a lo largo del año, y este sitio tiene la propiedad, que las representaciones en miniatura ven hacía el Ajusco, que sirve como marcador solar en este lugar al ponerse el Sol en sus picos en fechas importantes. Es bueno anotar que el conjunto de peñas no es un elemento que haya sido orientado por el indígena, sino la propia naturaleza se encargó de proporcionarle una ubicación privilegiada, para la observación solar y el hombre solo seleccionó y marcó el lugar con relieves y petroglifos. El lugar es estrecho por lo que los ofrendadores u observadores tuvieron que ser un grupo pequeño, pero desde aquí vimos la puesta del Sol el día 19 de marzo, ocultándose en el pico con vestigios, llamado Cruz del Marqués en el volcán Ajusco, faltando 4 días para que llegue al Pico del Águila en este mismo volcán, el día 23 de marzo, la duración del ocaso desde que toca el círculo el horizonte hasta que se oculta detrás es de 2°30’ realizándose de las 6:25,15 a la 6;27:45. P.M. Por el momento no hemos encontrado alineamientos solares, en esta fecha, con otros sitios en la montaña de Xochimilco. La Iglesia de Santa Cecilia, fue Capilla Poza (1704), y cuyas puertas miran al poniente, están orientadas hacia el Ajusco, tiene la particularidad de tener el mismo horizonte calendárico que las peñitas, pues se ubica a pocos metros del sitio. Aquí, se observa el día 19 de marzo ponerse el Sol en el Pico del Águila del mismo volcán, teniendo 5 días de diferencia con las peñas donde el astro se oculta en el mismo punto el 23 de marzo. Además, desde este templo colonial, durante el equinoccio, el sol se pone en el Pico del Águila del Ajusco, teniendo la misma posición solar que la vista en esta fecha desde la réplica en miniatura y la pocita de Xicomulco (fig. 88), formando un alineamiento solar, es decir, que viendo la puesta del Sol, desde cada uno de los sitios, el astro se oculta en el mismo sitio, teniendo la misma posición solar en el horizonte. Desde la Iglesia de Santa Cecilia se domina el horizonte poniente, pero hacía el Oriente es nula la visibilidad, porque la formación montañosa donde se encuentran los diseños tallados de las peñitas, es muy alto e impide ver hacía el territorio oriental. La réplica y pocita de Xicomulco no se ve desde aquí, pero su alineamiento con el templo se detecta viendo la misma posición del sol en el horizonte en el mismo día y visto desde ambos sitios a la vez, es decir no es necesario ver desde arriba como se acostumbra con nuestros modernos planos, para captar la relación espacial y solar entre sitios, claro que esto solo es válido y posible en lugares en los cuales la distancia no sea muy grande, ya que esta característica deja de funcionar cuando hay una gran extensión entre los sitios que se quieren relacionar. 253 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 253 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.10.4. Réplicas en miniatura de terrazas agrícolas en Santa Cecilia Tepetlapa. Ejemplo (65): Localización Terracitas (Plano1); N 19° 12’.931 W 99° 05’.680 Altura: 2 590 m.s.n.m. Al norte del sitio de las peñitas, caminando por estos riscos, hay un camino que bordea el cerro, luego baja y se junta con otra vereda, en este punto se encuentra otro monolito, a largado y puntiagudo, y tiene una altura que rebasa los dos metros y en su cara lateral que ve al Oriente, se talló un diseño terraceado ya muy deteriorado y muy difícil de identificar su contenido, apenas se perciben varias hileras de terracitas. También esta tiene pocitos en la cúspide, como las de Santa Cruz (fig. 36) y San Lorenzo y Nativitas (fig. 63). 5.10.5. Pocitas en piedra dentro de una terraza en Santa Cecilia Tepetlapa. A un lado del monolito descrito arriba, pasa una vereda que nos conduce a unas escaleras que permiten el acceso a una gran terraza, y extendiéndose a todo lo largo de la falda del cerro, ahí, a pocos metros del voladero, hay un conjunto de dos piedras aparentemente aisladas y conviviendo con las tierras de labor. En una de ellas hay una pocita en la superficie de la piedra y terracitas en su cara que mira hacia el poniente, el observador o el ofrendador vería hacia el horizonte occidental dominado por el volcán Ajusco, la Palma y el San Miguel. La relación de estas maquetas y la iglesia de Santa Cecilia y su alineamiento solar con otras réplicas en Xicomulco nos da una relación muy importante con el Ajusco, el equinoccio y la fecha del 23 de marzo registrada en el horizonte calendárico de Cuicuilco. 5.10.6. Réplica de un templo, pocita y trono asociada al culto solar y al equinoccio en San Bartolomé Xicomulco en Milpa Alta. Ejemplo (66): Localización Trono (Plano 1), figura (95); N 19° 13’.013 W 99° 04’.128 Altura: 2 565 m.s.n.m. De Santa Cecilia se continúa por la carretera que pasa por el volcán Teoca, luego a pocos kilómetros llegamos al pueblo de San Bartolomé Xicomulco que pertenece a Milpa Alta. Del lado suroriental de la iglesia patronal, parte una calle asfaltada que conecta con el camino real que da acceso a la zona de reserva ecológica. Esta es una gran cañada que sube desde el Barrio de Tecacalanco en Santa Cruz Acalpixca, y llega a la parte más alta de la montaña, desde aquí empieza el sistema agrícola terraceado que regulan el agua que desciende del bosque. 254 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 254 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Continuando por la tradicional vereda que corre a la orilla de la barranca y bordea las terrazas agrícolas, a poca distancia del pueblo de Xicomulco, se encuentra un conjunto rocoso elevado, son grandes paredes de piedra volcánica, que forman varias columnas alargadas que corren en dirección de Norte a Sur. Sirviendo de pared y separando a estas lengüetas de lava, se encuentran tierras planas que ahora son ocupadas en las labores agrícolas. En una de estas vértebras volcánicas, se encuentra una cueva y desde ahí, en su cresta comienza una larga hilera de piedras que culminan en el peñasco que remata está loma. En éstas peñas hay un trono muy rudimentario dirigido hacia el poniente hacía la puesta del Sol, hacia el norte se aprecia el Cerro de la Estrella y parte del lago de Xochimilco y la Sierra de Santa Catarina. Regresando hacia el sur por encima del camino de piedras y a pocos metros del trono, hay otro conjunto de rocas, en una de ellas, en su cara que ve al oriente, se talló en su parte media el diseño de un sistema de terrazas agrícolas, con siete escalones que miden 25 cm. por 10 cm. de ancho, y sus alfardas, que culminan en un nicho de 11 x 11 cm., dando un total el relieve de 36 cm. La cuevita o el nicho no coincide con el borde de la piedra como en otros tallados de este tipo ubicados en otros sitios. El labrado ya es muy endeble, sin embargo, nos permite apreciar que este diseño escalonado simula un templo indígena y el soporte pétreo, simboliza un cerro, no necesariamente con formas iguales a los montes contiguos. (fig. 88). Acabando esta roca, hay otra contigua al borde de la pendiente, en su cima, en su superficie horizontal, se talló una pocita de 10,5 cm. de diámetro, con un pequeño canalito. El pocito tiene forma cilíndrica y ocupa casi medio litro para llenarse, pues es un poco profundo y tarda más tiempo que otras tacitas en filtrarse el líquido. Esta peña simboliza un cerro, y en su cima su depósito interno de agua (fig. 95). Figura 95. Pocita cilíndrica con un pequeño canalito que ve hacia la puesta equinoccial, poniéndose el Sol en el pico del Águila del Ajusco. Camino a San Bartolo Xicomulco, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 255 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 255 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Alrededor de ellas hay más piedras pero sin diseños, pero que en conjunto forman un mismo lugar, dividido en dos secciones o montes, donde todas forman parte del conjunto en miniatura del paisaje circundante idealizado, es decir, no necesariamente con formas iguales a los cerros contiguos, pero si donde cada roca simboliza un cerro, y que puede estar localizados en esta región o fuera de ella. Si continuamos caminado por la vértebra de esta loma, más al sur, encontramos otro conjunto de piedras, que en una de sus caras se ven unas terracitas, acompañadas de un pocito, pero por su estado de deterioro, no es posible definir sus formas. 5.10.7. Particularidades y alineamientos solares de la pocita y el templo indígena de Xicomulco. La réplica del templo y la pocita, se tallaron en las caras de la piedra que ve al oriente, por lo que el usuario tendria que estar parado al Poniente para ver los diseños. Además, esta lengua de lava es poco elevada, por lo que la loma contigua, no permite observar al horizonte oriental, por lo que el lugar así como el trono, está especializado en la observación del horizonte poniente, es decir, de los ocasos solares. Es importante decir que desde aquí hacía el Sur las formaciones montañosas locales son las prominencias por donde transita y se oculta el Sol, durante el solsticio de invierno, pero no hay un punto predominante que sirva como marcador del ocaso solsticial. Pero para la posición solar equinoccial, la cosa cambia, el horizonte local, corta exacto la falda del Ajusco, solo permitiendo ver su joroba donde está el sitio conocido como Cruz del Marqués y el prominente Pico del Águila, donde hay un sitio prehispánico y donde exactamente sobre él se pone el Sol en el equinoccio. Más al norte se puede ver el Cerro Palma y el San Miguel, Así que es un punto estratégico donde el horizonte local solo permite observar el pico más alto del Ajusco. El trono y la pocita, están ubicadas en el único sitio que se puede observar el acontecimiento solar, sobre el Pico del Águila, si nos movemos perdemos el ángulo de visión y se pierde el volcán, ya no sirviendo como marcador. Las maquetas o réplicas en miniatura del paisaje tuvieron un posible uso ritual durante los ocasos equinocciales y otras fechas calendáricas importantes. Por otro lado al igual que las pocitas del sitio Las Peñitas en Santa Cecilia Tepetlapa, las de San Bartolo Xicomulco, también se especializaron en la observación de los ocasos solares. Por otra parte, encontramos un alineamiento solar entre las réplicas de Xicomulco y la iglesia patronal de Santa Cecilia que abre sus puertas hacia el poniente y que en el día equinoccial, visto el ocaso solar desde cada uno de estos lugares, el Sol se oculta en el mismo sitio; En el Pico del águila del Ajusco. 5.11. Las Pocitas del cerro Acopiaxco en el pueblo de Parres en Tlalpan. Ejemplo (67), figuras (96, 97); En compañía del arqueólogo Elías Rodríguez, visitamos la cima del cerro Acopiaxco, que se encuentra al oriente y enfrente del poblado de Parres, lugar que fue parada del tren y antes punto importante de la ruta, que seguía el camino real al estado de Morelos y Guerrero. En la falda norte de este cerro, encontramos un alineamiento natural de varias piedras que miran hacia lo que fue la Cuenca de México, desde aquí se pueden apreciar las salidas del Sol durante los amaneceres atrás 256 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 256 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta de los cerros que pertenecen y limitan a Xochimilco y Milpa Alta, así como las puestas solares atrás del Ajusco y el cerro Pelado. Es un conjunto de piedras propias del lugar, que se extienden alineadas casi en línea recta de oriente a poniente, mirando hacia el norte, en la superficie y base de ellas, se encuentran pocitas que no tiene muchos indicios de haber sido talladas por el hombre, algunas son pequeñas y muy profundas y penetran al interior de la piedra (fig. 96). Son cuencos un poco diferentes a las pocitas de Milpa Alta y Xochimilco, pero presentan la particularidad de estar formando un conjunto bien alineado y propenso a hacer utilizadas como punto de observación, y ocupadas como altares para rituales propiciatorios (fig.97). Figura 96. Pocita profunda en la falda del cerro Acopiaxco en Parres. Alcaldía Tlalpan, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Figura 97. Piedras alineadas con pocitas profundas en la falda del cerro Acopiaxco en Parres, Alcaldía Tlalpan, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Es importante decir que se encuentran en una zona alta y casi todo el año es fría y poco propensa para cultivar maíz, pero si apta, por ejemplo, para la papa. El terreno es muy pedregoso, lo que hace difícil su exploración y ocuparlo en las labores agrícolas, no hay indicios de terrazas de cultivo, y hay antecedentes de haber sido un tupido bosque, todavía hasta hace pocos años. Además tiene la región la caractéristica de albergar uno de los manantiales más grandes de la zona, ubicado al interior en una pequeña gruta del cerro Tulmiac, que al entrar en ella, se tiene la sensación de que está lloviendo adentro del cerro, esta agua se llevo desde tiempos prehispánicos hasta los pueblos y el centro de Milpa Alta. Además es región de tornados y trombas, ráfagas de aire y se encuentra en un circuito de volcanes que tienen la particularidad de tener cráteres cónicos y formar parte de circuitos rituales y donde aun ahora se llevan a cabo ceremonias religiosas y ser algunos de ellos parte de las rutas de peregrinación hacia el santuario de Chalma. De nuestras visitas a estos cerros se han encontrado algunos vestigios arqueológicos, cerámica y lítica, que hablan quizás de una esporádica y antigua ocupación humana. 257 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 257 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero 5.12. Datos comparativos: Las terrazas agrícolas o para la explotación de la sal, del sitio de Hierve el Agua en Oaxaca. Un caso particularmente interesante es el de Hierve el Agua en Oaxaca que los investigadores James A. Neely, S. Christopher Caran y Bárbara M. Winsborough que han estudiado el sitio, entre otros autores aún no se ponen de acuerdo, si el diminuto sistema de terrazas construido en las faldas de los cerros de este emplazamiento oaxaqueño, sirvió para extraer la sal de las aguas alcalinas del manantial o sirvieron para cultivos rituales agrícolas. Por el momento, a nosotros nos interesa más la descripción del lugar, pues pensamos que nos puede ayudar a imaginarnos como lucieron los cerros terraceados de este asentamiento y que luego sus redes de riego, fueron talladas en piedra. Es decir, que sirvieran las formas del paisaje real como modelo, para labrar sitios idílicos por el tallador indígena. Este sitio es de singular interés por sus aguas de manantial y por la espectacular geografía en que está enclavado, además presenta características que son muy importantes para el tema de las maquetas prehispánicas, pues consiste en todo un sistema de riego formado por un gran ojo de agua, en la cumbre del cerro, cuyo líquido es conducido por pequeños canales y pocitas, a las terracitas. El conjunto aparece fosilizado, lo que nos permite conocer e identificar los elementos que formaron parte de la producción basada en terrazas y que estos son los motivos pensamos nosotros, los que sirvieron de modelos, para tallar en piedra pequeños paisajes. Así de este lugar oaxaqueño tomaremos datos comparativos, que nos permitan visualizar, a manera de ejemplo, los diseños en miniatura de terrazas agrícolas, con pocitas y canalitos que se encuentran en los cerros que circundaron a la sede indígena de Xochimilco. En Hierve el agua, hay una serie de pequeñas pozas unidas por diminutos conductos y canales y construidas alrededor de las terracitas que van descendiendo la falda del cerro, en la parte alta hay una explanada llamada “El Anfiteatro”, desde donde pueden admirarse las cascadas fosilizadas que forman parte del mismo sistema. A este nivel se encuentran los manantiales permanentes y donde da inicio la red de riego prehispánico que describiremos a continuación. Hierve el Agua o La Cascada de Sal3, es uno de los sitios arqueológicos cuyo paisaje geográfico fue casi en su totalidad modelado, por las aguas salinas de su permanente manantial. Está localizado aproximadamente 12 Km., al sureste del pueblo de San Pablo Villa de Mitla, sobre la pendiente que da hacia el sureste en las montañas de El Guirone. En lo alto de la meseta central, en su cima está el sitio que se conoce como Cascada Grande, donde existe una construcción de forma piramidal que algunos han identificado como juego de pelota y que está asociado al sistema hidráulico de irrigación. El nudo montañoso donde se ubica se encuentra rodeado por los cerros Nueve Puntas, San Bartolo, y Yegillache, este último guarda una relación muy estrecha con Hierve el Agua, ya que se encuentra justo enfrente de las cascadas y comparte con ellas el mismo valle (García, 1990: 8). Hierve el Agua se ubica en las rutas comerciales que dan acceso de la ciudad de Oaxaca a la sierra mixe, por lo que era un paso obligado y estación de descanso para los indígenas de esta región. 3 Revista México Desconocido No. 20, julio 1978, p.1 258 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 258 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Este lugar presenta pendientes artificiales niveladas donde se construyeron terrazas agrícolas en miniatura dentro de un área de más de un kilómetro cuadrado y en su parte alta brotan de forma natural manantiales permanentes, cuyos flujos parecen “hervir” debido a las emisiones de gas producido por el dióxido de carbono, que contiene su agua. El líquido salino “baja en cascadas, por el frente de los riscos, hasta confundirse con las aguas del arroyo Hormiga Colorada, que corre en el cañón, unos 300 metros más abajo. Corriente abajo, las aguas del ojo del manantial depositan carbonato de calcio calcítico, se forman así, pistas o flujos de cubiertas trasvertidas en la superficie del suelo, y ‘cascadas estáticas’ en los frentes de los riscos…” (Neely, 1990: 97). Así, en nuestra visita en 1992, observamos que el agua alcalina del manantial ha formado un paisaje que evoca a las descripciones indígenas de sus lugares mitológicos. El principal ojo de agua ha desgastado la piedra hasta convertirla en dos pozas conectadas por medio de un canal hecho en forma natural. Las paredes de las piletas y su fondo poco profundo son blancas y rojizas, dando el aspecto de hielo petrificado, sobre el que fluye una corriente arremolinada de agua no caliente aunque fuertemente efervescente, aparentando estar a punto de ebullición. Luego el líquido se desborda y continua por pequeños arroyos que por la acumulación de sustancias salinas se convirtieron en delgados conductos de piedra en donde el hombre talló canales y pocitas produciendo un sofisticado y extenso sistema de riego de terracitas agrícolas, basado en la caída del agua hacia la barranca. En donde el flujo del líquido encontró rocas, las erosionó convirtiéndola en blancas cascadas y cataratas, en las cuales parecen escurrir gotas pétreas, debajo de algunos de estos torrentes estáticos se forman cuevas poco profundas con estalactitas y estalagmitas hechas del mismo material alcaloide. Todo el conjunto casi en su totalidad se construyó naturalmente y fue aprovechado productivamente por el indígena, por lo que estamos ante la presencia de un paisaje que llamó en gran medida la atención del hombre y lo ocupó en sus actividades cotidianas. Aunque “Hierve el Agua” ha sido reconocido como un probable lugar sagrado de los antiguos zapotecas, y se localiza en el corazón de una sierra que durante el estiaje se caracteriza por su extrema aridez, mientras que en el sitio abunda la vegetación y el agua permanentemente. Prueba de la presencia humana son los innumerables “restos arqueológicos consistentes en una variedad de rasgos característicos localizados dentro de un área de más de un kilómetro cuadrado. Se hallan presentes por lo menos tres áreas residenciales con arquitectura de piedra, varias plazas con pisos recubiertos de cal y un pequeño montículo con una plataforma, cuya superficie es de piedra. Sin embargo, los principales restos arqueológicos están constituidos por un sistema de canales y terrazas entrelazados. El que estos canales y terrazas estén literalmente “fosilizados” in situ a causa de la acumulación de travertino proveniente de las aguas de los manantiales, ha permitido preservar los antiguos sistemas agrícolas de un modo que no tiene paralelo”… “Esta situación ha permitido el estudio detallado y el análisis de un sistema agrícola casi en su totalidad, como se desarrolló a través de 1800 años, cuya ocupación continua del lugar y la práctica de la agricultura de riego se calcula desde 500 a. C. hasta 1350 d. C.”(Neely, 1990: 97). Según estudios de los arqueólogos, las primeras construcciones datan de los años 500- 700 a. C., y el sitio fue abandonado hacia 1350 d. C. Durante más o menos dos mil años funcionó en Hierve el Agua, de manera ininterrumpida, un complejo sistema de cultivo de riego, que se dejó inexplicablemente antes del arribo de los españoles.” (Pérez, 1995). No sabemos si fue siempre el 259 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 259 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero mismo grupo originario el que ocupó el lugar o fueron diversos grupos que realizaron actividades en él durante este largo periodo de tiempo. De la miniguía del INAH, hecha por Giselle Pérez Moreno (1995), que se basa en los trabajos de James A. Neely, S. Christopher Caran y Bárbara M. Winsborough, resumiremos las principales características de esta infraestructura hidráulica y agrícola. La obra “se componía aproximadamente de 600 terrazas, de las cuales hoy subsisten 416, así como 6375 metros lineales de canales.”…“Esta compleja red de cultivo cubría aproximadamente 17,000 m2, y estaba dividida en varios subsistemas centrados en torno a cada brote de agua; sus unidades constructivas todavía pueden identificarse.”…“Las superficies de terreno plano se realizaron por medio de muros de contención cuidadosamente diseñados. La tierra de relleno,…fue traída de zonas aledañas. Entre una terraza y otra se construyó un canal que debía adaptarse a las pendientes y accidentes del terreno para evitar que el agua se saliera del cauce. En el borde superior de los muros de contención también se construyeron canales por donde corría igualmente el agua de los manantiales. Cabe señalar que los materiales con que fueron elaboradas las terrazas tienen la característica de permitir que el agua pueda filtrarse a través del muro, de modo que el líquido sobrante de una terraza se aprovechara en la terraza inmediatamente inferior.” “Aunque este tipo de construcciones han sido encontrada en otros lugares de México, Hierve el Agua se distingue por el número de terrazas en proporción con la superficie de tierra recuperada, así como las fuertes en que fueron construidas. La estrechez de las terrazas..., se explica fundamentalmente por la técnica de cultivo utilizada, que consistía en el riego manual directo en cada planta (también llamado riego a brazo), que se facilitaba si la distancia entre el canal y la planta era lo más reducida posible. Colateralmente, al reducir la masa de tierra que debían cargar los muros, aumentaba su estabilidad y se reducían las posibilidades de que sufrieran un colapso.” El riego directo en el tallo de cada planta reducía, el alto contenido de sales de esta agua, evitando su concentración sobre las hojas y permitiendo evitar cualquier desperdicio del agua de manantial. Este riego manual se caracterizaba por un gran número de pocitos construidos a intervalos equidistantes, a lo largo de los canales, con la clara intención de facilitar la introducción de algún recipiente para regar las plantas, estos se pueden apreciar aun en la zona del anfiteatro. “Los canales originalmente se construyeron con barro o fueron excavados en la roca o en la tierra. Estos ductos se vieron reforzados por los sedimentos de travertino que depositando el agua, recubriendo su fondo y sus costados; la cara exterior de los canales también recibió similar recubrimiento por lo que prácticamente se fosilizaron o “cimentaron. Otra interesante característica de este sistema es que, gracias a la forma en que fue diseñado, era posible controlar el paso del agua entre las terrazas abriendo y cerrando “compuertas” según las necesidades. Así se podían dejar en reposo determinadas terrazas, mientras otras eran cultivadas sin necesidad de desperdiciar el agua. Actualmente existen más de 6000 m de canales en Hierve el Agua, y restos antiguos de edificaciones que fueron reconstruidas y ampliadas varias veces. Si bien no existe consenso respecto al uso que tuvieron, posiblemente se trataba de habitaciones de uso temporal. Hasta aquí acaba el resumen basado en la mini guía de Giselle Pérez Moreno publicado por el INAH en 1995. De nuestra visita en el año de 1991, invitado por el antropólogo Andrés Medina, pudimos ver, que algunas secciones del extenso sistema de riego, en torno a la zona del anfiteatro, y donde existen importantes vestigios, algunas secciones del pequeño sistema de riego aún funcionaban, distribuyendo el agua en sus pequeñas terrazas ahora ocupadas por plantas silvestres con coloraciones increíbles. 260 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 260 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Esté sistema hidráulico indígena se había planeado ocupando las curvas de nivel de la pendiente y en los pequeños arroyos pétreos se habían tallado canalitos que unían cajas de piedra rectangulares que funcionaban como pilas reguladoras o depósitos de agua, que luego se dirigían otra vez por medio de canalitos a pequeñas pocitas cónicas, de donde se sacaba el vital líquido- según Neely- para llevar a plantas individuales. La red de pocitos y canalitos que parten del manantial se ha determinado que se trata de un antiquísimo sistema de riego, único en su tipo en México, donde se desarrollaba una agricultura intensiva, aprovechando el agua de los manantiales, en un terreno con pronunciadas pendientes. El conjunto en su totalidad era extenso pero con dimensiones muy pequeñas, ya que las pocitas poco profundas rara vez alcanzaban los 30 cm de circunferencia y los canales escasos 10 centímetros de ancho y esta pequeña red serpentina circundaba las terracitas que algunas tenían escasos cuatro metros, por aproximadamente 10 metros de largo. El tamaño del sistema estaba en proporción a la pequeña cantidad de líquido que viajaba a través de los conductos, ya que al dividir su cauce en varios flujos disminuía su fuerza, pudiéndola regular su volumen con las cajas pétreas, creando un torrente delgado, pero continuo y ocupar sólo el agua necesaria para cada terraza, permitiendo llegar el exceso del líquido a otras terracitas más abajo. Precisamente de las facultades que presentaba el manantial, primero de ser un flujo permanente de agua y luego la posibilidad disminuir su volumen, fuerza y conducción por medio de canales y pocitas, propicio la construcción de pequeñas terracitas, creándose un paisaje que al observador lo sitúa en un mundo en pequeño, donde su tamaño está de acuerdo con los diminutos escurrimientos naturales del líquido. Al llegar a este lugar de Oaxaca, se percibe el estar situado en un paisaje cultural en miniatura, donde predominan sus dos pequeñas cascadas de “sal” y por primera vez podemos observar en reales proporciones y en actual funcionamiento las pocitas y canalitos y demás elementos hidráulicos que fueron tallados en las maquetas prehispánicas ubicadas en lo que fue la antigua Cuenca de México. Las pocitas labradas en las piedras en Xochimilco, tienen un gran parecido con las pocitas del amplio sistema hidráulico en miniatura de Hierve el Agua en Oaxaca, por lo que pensamos estar en presencia de los motivos que sirvieron como modelo para reproducirlos en piedras fijas en toda Mesoamérica. Es decir, debió de ser bastante generalizado la construcción de pocitas y canalitos que verdaderamente funcionaban como sistemas de riego en las terrazas agrícolas de otras latitudes, pero que sólo aquí en Hierve el Agua se conservaron por su fosilización. Existen dos hipótesis en cuanto al uso de los canales y terrazas de Hierve el Agua, la primera propuesta es de Hewitt, Winter y Peterson quienes propusieron en 1987, que los canales y terrazas fueron usados para producir sales comestibles, y que el sitio funcionaba como un centro de producción de sal para la región. Esta hipótesis no concuerda con la interpretación de Neely (1990: 97) acerca de que “los canales y terrazas fueron usados para riego de cultivo intensivo y que el sitio funcionó para utilizar un recurso natural escaso en esas regiones, el agua permanente” Nosotros nos inclinamos por la hipótesis propuesta por Neely, la cual está ampliamente sustentada en su trabajo citado, ya que la producción de sal hasta nuestros días hubiera producido una esterilización del suelo de las terrazas y aun ahora están cubiertas de vegetación, por otro lado las pocitas ocupadas en la obtención salina por lo regular son poco profundas y con un fondo plano 261 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 261 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero para permitir la evaporación del agua y permitir decantar el mineral en el fondo y esto no sucede con las pocitas de Hierve el Agua, las cuales son cónicas y hondas. Aquí proponemos que el sitio de Hierve el Agua, por las reducidas dimisiones de sus terrazas y su diminuto pero extenso sistema de riego que propiciaba una agricultura intensiva, pudo influir en los pensamientos y cosmovisiones de los antiguos mesoamericanos, en cuanto a la existencia de exuberantes lugares míticos, de los cuales las réplicas luego se plasmaron en piedra extendiéndose esta práctica en todo Mesoamérica. 262 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 262 25/03/20 16:03 ANEXO 2 Datos comparativos de las réplicas en miniatura y las pocitas en otras partes del mundo. Las pocitas talladas en piedra, así como, las réplicas en miniatura, son labrados que se encuentran en otras partes del mundo, hechos por variadas culturas y usados en múltiples actividades productivas, científicas, lúdicas y religiosas. Los estudiosos de estas obras han hecho varias propuestas que van desde considerarlos como instrumentos musicales, herramientas, altares y recipientes ocupados en rituales y funerales, hasta considerarlos como espejos astronómicos para mirar el firmamento. Su existencia se advierte desde Chile, Bolivia y el Perú, Ecuador y Colombia, las Guyanas y Venezuela, Brasil y Centro América, pasando por el área Maya y el centro de México, Áridoamerica hasta Estados Unidos y Canadá. Fenómeno que se repite en Europa, Asía, África y Oceanía, por lo que se hace útil conocer sus características, formas, significado y simbolismo en cada una de estas culturas y comparar con lo que se tiene y se sabe de ellas en Mesoamérica. En algunas ocasiones su función y significado se repiten, otras veces las interpretaciones y posibles usos se alejan, divergencias y diferencias que nos dan un panorama más extenso de sus posibles funciones en el mundo indígena antiguo, por lo que es importante incluir un pequeño anexo comparativo que reúna algunos de estas diversos estudios de estos casi universales cuencos y de las réplicas en miniatura del paisaje talladas en piedra. 6.1. Nombres como se conocen las pocitas en otros países. a. “Cupstone” en Arizona.. En las culturas del suroeste de Norteamérica hay “Un elemento que ha llamado poco la atención de los arqueólogos, y que sin embargo constituye un importante diagnóstico cultural, es la piedra con tácitas (cupstone). Lauro González Quintero, del departamento de Paleoecología del Instituto Nacional de Antropología de México, me manifiesta haber visto en la orilla de un riachuelo, en Arizona, cerca de la frontera mexicana, una roca con tacitas o copas en número que no baja de quince. Las hay también en el área tarasca, como se verá al tratar de las culturas de esa región”(Girard, 1976:T.I: 765. Énfasis nuestro). 263 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 263 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero b. “Hominy-holes” en Norteamérica En territorio de Estados Unidos de Norteamérica, Webb y Funkhouser... describen a las pocitas como cavidades talladas en roca, que son “llamadas localmente ‘hominy-holes’, que se encuentran en los afloramientos de peña en el suelo de abrigos rocosos de la región del Río Green y sus tributarios, en Kentucky...”(Armillas, 1950: 121). c. “Moyitas o Pacchas” en Perú Hay hoyitos de este tipo, tallados en las maquetas simbólicas denominadas “Las Moyitas” y Lavapatas en San Agustín, Colombia, y en el monolito de Sayhuite, Abancay, Perú. ”Estas fuentes, compuestas por numerosos estanques o cisternas, cascadas, canalitos trazados en diversas direcciones y pocitos o “moyitas” en los bordes, a través de los cuáles corre el agua formando un conjunto de extraordinaria belleza, son pacchas talladas en las rocas…” Debemos recordar que en el Oriente peruano, el utensilio sagrado o “cántaro” simbólico del agua, es “conocido con el nombre de Paccha, o Patcha que significa Luna, chorro o arroyo de agua…” (Carrión, 1955: 56 y 89. Énfasis nuestro). d. “Cazoletas”o “Cocones” en España. En Europa, España, hay estos tipos de pocitos con canalitos ubicados en los peñascos de los acantilados, han sido fechados en épocas muy remotas, su uso probable para los arqueólogos europeos, se ha establecido como recipientes para almacenar agua, pero no lo conectan con algún uso ritual. Nos dice el arqueólogo que en la Piedra de la Romana, Olula de Castro (Almería) hay Cazoletas y canalillos, al igual que “En la Sierra de los Filabres existen numerosos conjuntos de cazoletas. Cuando son del tamaño... parecidas a las mesoamericanas..., “reciben el nombre de cocones y sirven para almacenar agua” (Martínez, 1995:20). 6.2. Antigüedad de las pocitas en Norte América, Centro y Sudamérica. Uno de los motivos más importantes dentro del análisis de las réplicas prehispánicas, es sin duda la de los pocitos que llamamos así por su estrecha relación con el agua y la lluvia y en ocasiones son parte constitutiva de los modelos pétreos en miniatura de centros urbanos y terrazas agrícolas o se encuentran en forma aislada, solas sin otro relieve o formando un grupo o acompañados con otros pequeños diseños en piedra. Por su parte Grieder (1982), nos dice que en Norte América, son bien conocidos los petroglifos de tazas y canales y se extienden en un amplio rango geográfico, aunque hay dos regiones en las cuales son más comunes, en los bosques orientales y en las Costas del Pacífico. Entre la Isla de Kodiak, en Alaska y el Riverside Country en California, hay cerca de 60 sitios con tazas o tazas con canales. Estos petroglifos se encuentran frecuentemente en ciertas áreas: En la región de Tsimshian en la Costa Británica de Columbia, a lo largo del río Columbia arriba de Portland, que está asociado con el sistema de klamath, Sacramento y el río Truckee en California y Nevada. 264 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 264 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Otro grupo de marca de tazas en piedra, se encuentra en los bosques orientales, que quizás haya sido parte de una franja que se extiende desde Ohio, oeste de Virginia, Pennsylvania, New Jersey y la sureña New England, pero también hay tácitas desde Alabama a New York, donde William Rotchie (1969:91, Tomado de Grieder, 1982:38), fecha estos tallados de 2980 a 1723 A.C. También en Florida, en los pantanos cercanos al mar, hay una piedra con pocitas que se conoce como la “Piedra de Miami”. Muchos de los ejemplos orientales se labraron sobre pequeñas piedras, que caven en una mano y por esta razón han sido considerados martillos o tuercas de piedra, su tamaño contrata con las tazas que se encuentran en la Costa del Pacífico, las cuales fueron talladas en monolitos o grandes peñas, aunque también en los límites de Ironton, Ohio se encuentran en rocas como de media tonelada (aunque hay tazas labradas en soportes areniscos), con más de 100 tazas y algunos canales. En cuanto a la temporalidad de las pocitas y canales “Cup and groove”, en Norteamérica, los estudiosos Robert Heizer y Martin Baumhoff en 1962, concluyen en sus investigaciones que estos tallados presentan un estilo que ellos llaman “Pit and Groove” era “mucho más antiguo que otros estilos” como el “Stillwater Facetted” y probablemente fue separado de su sucesor más próximo “Great Basin Curvilinear Abstract”, pero los diseños de copas y canales, fueron también hechos en periodos más tardíos, incluyendo la presente etnografía moderna. Esos investigadores basan sus propuestas en torno a la temporalidad de los “Pit and Groeve”, en los niveles arqueológicos más tempranos que se conocen en la región, vigentes en el momento que ellos escribieron, dando su cronología de 5,000 a 3,000 años antes de Cristo. En cuanto a los datos que aporta la etnografía actual de Estados Unidos, encontramos que algunos pueblos nativos de California, todavía hacen y utilizan ceremonialmente, rocas marcadas con copas en pleno siglo XX. Heizer y Baumhoff, apuntan que las mujeres Pomo, pican marcas de copas sobre peñas, cuando quieren quedar embarazadas, y los Shasta hacen ceremonias y perforan rocas para hacer y parar la lluvia. Se sabe que Los Hupa, Tolowa, y Karak, tienen “Piedras de Lluvia”, pero no se sabe si ellos tallaron las tácitas y canalitos. No podemos tener la certeza, si estos diseños, son ejemplos, de un fenómeno de continuidad en su uso a lo largo de varios periodos históricos o de reutilización de estos pocitos por diferentes grupos, aunque la primera es la teoría más probable. Según las fechas más conservadoras de Haizer y Baumhoff, para estos tallados cóncavos habría una persistencia de casi 7,000 años. Por su parte Raphael Girard (1969), en su artículo “La Misteriosa Cultura olmeca en Guatemala”, da a conocer varias piezas arqueológicas pertenecientes a esta antigua civilización indígena, ubicadas en los municipios de La Democracia, la Gomera y La Victoria, en la costa del Pacífico de este país centroamericano. En un rancho a 4 Km. de la finca “San Antonio”, perteneciente a la jurisdicción de La Gomera, rica en yacimientos arqueológicos, que distan alrededor de 20 Km. de las riberas del Pacífico guatemalteco, Girard documenta con una curiosa roca, empotrada en el suelo, que mostraba tres cavidades hemisféricas de 21 cm. de diámetro por 13 de profundidad parecidas a las que el autor, había visto en Venezuela y otras partes de Sudamérica. “Por su posición al pie del montículo central –de los tres que limitan al oriente una plaza ceremonialpuede presumirse que se trata de un altar. Sus tres cazoletas tienen la misma forma y dimensiones que los envases hechos de la corteza del fruto del jicaro (crescentia cujete), llamados guacales, utilizados 265 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 265 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero por los mayas contemporáneos para uso exclusivo del culto a la fertilidad. Los colocan sobre el altar, y depositan en ellos las ofrendas rituales a los dioses de la lluvia y de los mantenimientos. Llama la atención la recurrencia del número tres, tanto en la fila de montículos, como en las cazoletas. El 3 es una cifra sagrada de la teogonía maya y se relaciona con el culto a los dioses de la lluvia y de los alimentos. Pero aún hay más. El glifo Agua de los mayas está compuesto de tres círculos dispuestos en triángulo, con sus respectivos apéndices ofidiformes, o tres ramificaciones que arrancan de un centro común y adoptan diversas modalidades morfológicas. Esos tres círculos del glifo Agua, por su forma y su disposición en triángulo, podrían ponerse en relación con las tres cazoletas cavadas en el altar de piedra del centro ceremonial de San Antonio” (Girard, 1969: 28). Los petroglifos “Cup and grove” se han encontrado en dos sitios en América del Sur, así, cerca de Warapoco Creek en Guyana, los investigadores Clifford Evans y Betty Meggers en 1960 encontraron grandes rocas graníticas con este tipo de relieves en piedra. Ubicadas a lo largo de la orilla del río, presentan las marcas de canalitos y tácitas que tiene arriba de 20 cm. de diámetro, que pudieron servir como afiladores de hachas y morteros, pero hay hoyos perfectos, que puede derrumbar esta hipótesis. Lejos de ahí, en el interior de Brasil, en Abrigo do Sol en el Estado de Mato Grosso, cerca del río Galera, en los abrigos rocosos ribereños, han sido encontrados diseños de vulvas triangulares y otros petroglifos lineales que presentan etapas más desarrolladas del simbolismo, asociadas a ellos, hay tácitas y canalitos, que fueron tallados en diferentes etapas históricas. Las excavaciones brasileñas, proveen la evidencia que el “Pit and Groove”, ya se había difundido en América antes del periodo del nivel “alto de Mar.”, que fue aproximadamente 8000 a 9000 años atrás. La vasta extensión geográfica donde se encuentran estos tallados puede confirmar su gran antigüedad. Los hallazgos de pocitas y canalitos, en la selva brasileña son muy importantes, pues extiende su existencia de estos tallados de estilo temprano, hasta el mismo corazón de los países sudamericanos, cuyas fechas de elaboración, se consiguió a partir de la técnicas de radiocarbono, hasta antes del 7000 a.C., llegando tal vez a un periodo de 12,500 a 10,000 a. C (Puttkamer, 1979, tomado de Grieder, 1982: 41). 6.3. Piedra del mapa en San Juan de Colón en Venezuela. El uso del término “mapa” para designar éstas piedras labradas, parece haber estado muy difundido en América, desde antes de la primera mitad de este siglo, ya que se emplea este término, en una guía turística de Venezuela. A continuación resumimos su texto: “La llamada ‘piedra del mapa’ y otras piedras célebres con grabaciones antiquísimas.” están en San Juan de Colón cercanas a San Cristóbal (68Km) frontera con Colombia, a las afueras de Michelena (18 km), prueba que allí existió un antiguo asentamiento, dejando grandes piedras donde se observan caprichosas figuras y jeroglíficos grabados, hachas de roca labradas y monolitos tallados en forma de bancos, otra que semeja una cabeza de esfinge”. “El mapa pétreo se encuentra a mitad de una calle de San Juan, es una piedra de 3.80 mts. por 3.50 y 2.85 y en todas sus frentes, curiosos jeroglíficos que nos hablan de la civilización milenaria que ocupó la región (Fossa, 1940: 84-88).” Es muy importante encontrar semejanzas en cuanto a las grandes dimensiones del monolito de 266 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 266 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Acalpixca y el de Venezuela. Desgraciadamente el autor no describe su contenido y no hay fotos de su tallado. 6.4. Piedra del mapa en “Ciudad Perdida” Colombia. En Colombia en el sitio arqueológico de “Ciudad Pérdida” existe otro ejemplo de éstos tipos de diseños en donde los investigadores y gentes que conocen el lugar han llamado piedra “del mapa”, pero como veremos más adelante difieren los motivos en esta roca localizada en Sudamérica de las existentes en Mesoamérica. Empezaremos por describir la zona fronteriza con Venezuela, donde se ubica esta piedra tallada. “La Sierra Nevada de Santa Marta, un macizo piramidal de carácter insular, domina el Mar Caribe desde la altura de sus picos nevados; asciende en tan sólo 48 km., desde el nivel del mar hasta los 5,775 m. siendo la montaña litoral más alta del mundo. En sus tres vertientes; norte, occidental y suroriental; numerosos ríos forman valles encañonados en una topografía sumamente abrupta.” “Aquí se han hallado…la huella de una de las más importantes culturas precolombinas que hoy se conoce como Tairona. Los cronistas de la Conquista describen los numerosos poblados construidos desafiando la topografía, sobre terrazas artificiales, con complejos sistemas de canalización y drenaje. La población tairona fue muy densa:” unos vivían en comunidades sujetos a caciques y otros derramados y en behetría; Los pueblos pasaban de mil... las lenguas muchas.” “Su economía estuvo sustentada por cultivos intensivos de maíz combinado con otros productos; con una alfarería y una orfebrería desarrolladas. Una intrincada red de caminos de piedra permitió amplias relaciones comerciales, aprovechando así los productos del mar y los diferentes climas de la Sierra. El sitio arqueológico de “Ciudad Pérdida” está localizado sobre el filo y las laderas de un ramal del Cerro Corea, desde donde se domina visualmente el valle del Alto Buritaca. El rasgo sobresaliente del asentamiento es su área aterrazada sostenida por muros de piedra acuñada. Las terrazas fueron construidas siguiendo las pautas desde la configuración de la topografía; se adaptan orgánicamente al relieve, utilizando sus mismos elementos: la tierra y la piedra. Las terrazas están comunicadas por caminos de pasos de piedra que conforman una trama compleja con varias vías de acceso a la ciudad… La circulación por ellos fue evidentemente peatonal y para una sola persona a la vez. El conjunto de caminos evidencia una jerarquía de rutas… esta se refleja en el trazado, el ancho y la elaboración del camino. Asociadas a las cruces, marcando algunos puntos de toma de decisiones, hay piedras grandes con formas particulares que hoy son hitos reconocidos (e.g. piedra del sapo)” (Serje, 1984: 2-5). Precisamente una de ellas es la “piedra del mapa”, que pasaremos a analizar. La siguiente descripción de su diseño es nuestra y se basó en la ilustración que aparece en la revista citada de donde sacamos las anteriores generalidades de la región y el sitio arqueológico: En la superficie de una roca plana aparece una intrincada red de líneas que cruzan a otras perpendicularmente y se bifurcan formando cuadros, rectángulos, triángulos, y otras figuras irregulares, las cuáles parecen seguir los perímetros de cuartos y recintos, parcelas agrícolas fraccionadas, terrazas bardeadas, patios y espacios aparentemente vacíos, hay líneas curvas que rodean algún elemento ubicado en el territorio y al borde de la piedra los aparentes caminos terminan como ramales de ríos. 267 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 267 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero De hecho hay una jerarquización de ellas y hay algunas que cruzan su superficie de un extremo a otro de la piedra, serpenteando y conduciéndose casi en línea recta, algunas terminan abruptamente, otras se dividen en varios ramales y continúan en varias direcciones o cambian su forma recta por curva, en sí es un trazo bastante complicado, aunque se puede observar ciertas tendencias sobresalientes y líneas rectoras del grabado. En términos generales se puede decir que este tallado se refiere a las representaciones de redes de caminos y su conexión con conjuntos urbanos y agrícolas ubicados en el territorio circunscrito en la piedra, por lo que se acerca más a lo que podría ser un croquis de rutas de acceso a los lugares representados. La arquitecta Margarita Serje de la Ossa da las siguientes conjeturas del posible uso de éstas piedras y nos dice: “Asociado al sistema de circulación del asentamiento aparecen una serie de elementos líticos que marcan hitos en la ciudad. Estas piedras que evidencian la intención de haber sido conservadas, en ciertos lugares con formas sobresalientes algunas, y otras con incisiones y grabados, se las ha denominado Piedras de referencia, ya que registran sitios como cruces de caminos, áreas de toma de decisión y aparecen al lado de algunos caminos, y en espacios de circulación en las terrazas (e.g. piedra del “Sapo”, piedra del “águila”, el “reten”, etc.). Actualmente estas piedras han adquirido nombres y se consideran como puntos de referencia, este hecho enfatiza la función que se les atribuye. Se pueden considerar el conjunto de éstas piedras, al igual que los petroglifos como los integrantes de un sistema de señalización urbana que está pendiente de ser estudiado. Su correlación con la red de transporte y con el carácter de los espacios a los cuáles se asocia, es fundamentalmente para comprender la estructura de este “lenguaje” formal manifestado en toda la infraestructura lítica, que expresa la noción particular del espacio de los habitantes” (Serje, 1984. 14). 6.5. Las réplicas con pocitas, son fuentes rituales de atracción mágica de lluvia. Honduras, Perú y Colombia. El americanista Raphael Girard (1977: 103 y192), al estudiar las Culturas del Formativo, que se extienden desde el Sureste de Norte América, hasta al Noroeste de la Argentina y luego a las Antillas, encuentra varios paralelismos etnográficos y arqueológicos, entre estas civilizaciones, las más antiguas de nuestro continente. Y nos dice, que no son sorprendentes las relaciones entre el arte andino, y el centroamericano, pues corresponden al mismo horizonte cultural. Uno de los motivos que se repiten en estas antiguas y lejanas culturas, son las piedras talladas con pocitos y canalitos que analizamos en este trabajo, Girard se refiere al caso de los grupos mayas, que usan este tipo de piedras en el ceremonial de inauguración del ciclo de lluvias, que es el mayor del culto agrario y determina la siembra. Este ritual se llama chan (serpiente), que es también un día del antiguo calendario chorti, equivalente a kan del calendario yucateco. La mesa ceremonial de ofrendas que se prepara en esta ocasión, se denomina chan já (serpiente de agua). Según Girard (1977) puede compararse a la mesa-serpiente de Copán (Honduras), emplazada al pie de la escalinata de los jeroglíficos. Sobre este altar monolítico corre el agua por diminutos canales y reservorios durante los ritos de atracción mágica de 268 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 268 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta la lluvia, que los chortis, lejanos descendientes de los copanecos, celebran también en una mesa-serpiente. Estos altares del culto al agua que en su forma primitiva consisten en rocas con cavidades hemisféricas, alcanzan su más alta expresión en las fuentes monumentales de Lavapatas (Colombia) y Sayhuite (Perú), que para Girard (1977; 103 y 192), no son creaciones de los incas, sino anteriores a ellos. 6.5.1. En el sitio conocido como Kenko, cerca de la ciudad de Cuzco en Perú. Tenemos un ejemplo en el mundo andino del uso ritual que le dan los actuales pobladores peruanos, al monolito de Kenko, lugar ubicado a unos 5 kilómetros del Cuzco, ahí en este extraordinario soporte pétreo se labró una infinidad de escaleras y cuencos. En una de estas secciones del tallados el más grande y vistoso que mira al oriente, los indígenas llenan al pocito de arriba de una bebida de maíz fermentado, llamada Chicha la cual va descendiendo por un largo canalito en forma de zigzag donde los recién casados y sus familiares cercanos acuden a tomar directamente el liquido de la piedra en su descenso (fig. 98). Por su parte Johanna Broda (1997b: 143) propone que: las maquetas constituyen una modalidad del uso ritual de miniaturas. “En los Andes al igual que en Mesoamérica el uso ritual de miniaturas pertenecía al culto de los dioses de los cerros, de la fertilidad humana y agrícola, y sobre todo, de los ancestros.” El uso como altares de estos relieves en miniatura también los podemos encontrar en Bolivia (fig.99) Figura 98. Pocita con canalito en zigzag, por el cual desciende el líquido vertido en el cuenco. Detalle del monolito de Kenko, Cuzco, Perú. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2000. Figura 99. Réplica en miniatura de un edificio, quizá usado como altar para colocar pequeñas figuras para el ritual. Tiwanaco, Bolivia. Foto: Rubén Morante, 2002. 6.6. Las escaleras en miniatura como parte de un culto a los ancestros y a la fertilidad. En la etnografía moderna de los grupos huicholes, las escaleras tienen un importante valor simbólico, casi siempre se relacionan con el descenso o ascenso del Sol en la bóveda celeste, que más adelante anotaremos, pero también existe un simbolismo relacionado con las escaleras de templos y patios, que conectan a la gente viva con sus antepasados. 269 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 269 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Es Philip Coyle (1997b: 93) quien “describe como el patio (tereseño) de mitote representa los cinco escalones que conectan a la gente viva con sus antepasados deificados” (Samaniega 1996, s/f..Tomado de Neurath, 1998, 220. Énfasis nuestro). Es pertinente aclarar que estos escalones simbólicos no son en miniatura. Por otra parte en el Ecuador, Schávelzon (1987:17-22) encuentra que las representaciones de arquitectura en miniatura, de casa y templos, es decir, maquetas hechas de cerámica eran posiblemente puestas dentro de las tumbas acompañando al muerto y que son muy comunes los modelos “que en realidad funcionaban como recipientes para líquidos; éstas tuvieron un uso específico, aunque pudieron ser usadas en entierros”. Muchos de éstos prototipos “poseen chimeneas, unas están marcadas en el exterior, y otras arrancan directamente desde el suelo. Casi siempre éstas son vasijas y la chimenea es la boca, es decir que se utiliza este recurso para transformar la maqueta en un recipiente, sin afectar su forma” (Énfasis nuestro). En Melanesia, Oceanía, las escaleritas en miniatura están relacionadas con ritos a la fertilidad y culto a los muertos, de los grupos indígenas que ahí habitan. Peter Worsley (cf. 1980: 138), en su estudio de los cultos “cargo” de los negros taros de Melanesia y las islas Fidji en Oceanía, registra algunos ritos de fertilidad relacionados con un culto a los ancestros donde se ocupa unas escaleritas en miniatura por donde ascienden los antepasados para recibir la ofrenda de comida, dichas prácticas parecen existir desde 1885, en ese archipiélago (Comunicación personal de la cita del texto por Dr. Druzo Maldonado, abril del 2000). 6.7. Función calendárica y astronómica. En la parte más al sur del continente americano, en un sitio conocido como “El Encanto” en la Serena, Chile, hay un grupo de piedras planas en las cuales se esculpieron varias pocitas cónicas que se llenan con agua de lluvia y algunas están unidas por canalitos, en una de ellas, parece ser que algunos investigadores, identifican una cola de la constelación de Escorpión y la Estrella del Sur (fig.17). En Perú, en el sitio conocido como Chavin de Huantar, la investigadora María Scholten (1982, Vol III : 23), menciona “la existencia de una ROCA, recuperada no hace mucho tiempo cerca de la esquina Suroeste de la Plaza Principal de Chavin. En ella se han tallado siete “pocitos”, de los cuales reproducimos una “foto aérea” tomada por Germán Costa. Si se habla de “siete”, y de cosas enigmáticas, ya que piensa en la posible relación de estos pocitos con las “siete cabrillas” nombre que daban los españoles a las Pléyades. Seguramente es por eso que en el pueblo de Chavin llaman a esta roca: Choque Chinchay. Probablemente porque algún arqueólogo usaba el nombre Choque Chinchay para la constelación de las Pléyades.” También en Perú, en los Andes de la Provincia de Ayabaca, Piura, el Arqueólogo y antropólogo Mario Polia (1995), estudió el perfil arqueológico de la cultura de los Guayacundos, Ayahuacas, que pertenecen al período formativo (II-I milenio a. C.), de esta fecha datan los primeros complejos de petroglifos y pocitas que aparecen en gran número en toda la región y se le han dado diversos significados, y que algunas veces se les considera como altares. Al igual que muchos elementos culturales que no se han comprendido en su verdadero uso y simbolismo, se encuentran, “las piedras con tácitas tan difundidas en toda el área andina desde el territorio norcolombiano hasta el sur argentino, y cuya relación intrínseca con el agua aun no se ha esclarecido, existen propuestas distintas... como las de Raphael Girard..., que las conciben 270 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 270 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta como fuente de atracción mágica de la lluvia o como espejos con fines astronómicos y que sin ser excluyentes aun no están muy fundamentadas. “Es probable, a mí juicio, que existan las dos formas y algunas rocas con tácitas estuvieran ligadas a las rogativas o pedimentos de agua y otras mucho más elaboradas y ubicadas en sitios muy estratégicos sirvieran de espejos para analizar el firmamento”(Granda, 1998:12)1. 6.8. Función económica: Las pocitas usadas como morteros. En la parte oriental de Estados Unidos de América, varios investigadores han encontrado marcas de tazas y canalitos en las rocas ubicadas en los bosques, que van desde Ohio, hasta New York Estas tácitas que aparecen sobre pequeñas piedras, pueden sostenerse en una mano y por esta razón, estos objetos han sido considerados como martillos o tuercas de piedra. También en Sudamérica, cerca de Warapoco Creek en Guyana, Clifford Evans and Betty Meggers (1960) encontraron una roca granítica a la orilla del agua, con hoyitos de aproximadamente 20 cm. de diámetro, que interpretaron como afiladores de hachas y morteros (Grieder, 1982: 38 y 39. Traducción, resumen y énfasis nuestro). Por nuestra parte consideramos que por medio de un taladro sobre la piedra y las concavidades analizadas, estas podrían haber servido para hacer fuego. Podemos agregar una posible variante del uso de las pocitas consideradas como “herramientas” como sería la de ser objetos pétreos utilizados para hacer música, que sin entrar en una directa función económica, creemos que resulta conveniente incluir aquí. Pedro Armillas refuerza la hipótesis sobre el uso de las pocitas como morteros utilizados para triturar alimentos, y la sustenta indicando la presencia de vivienda cerca de las peñas que soportan los tallados con pozuelos o “molcajetes” y nos dice, que su existencia se extiende territorialmente más allá de los límites de Mesoamérica, llegando a Suramérica, hasta Argentina, Chile, en sitios de Estados Unidos como en California y al otro lado del Pacífico, en Indonesia y del Atlántico, en España y en el Estado de Guerrero en México. En este mismo artículo, Armillas (1950: 120-122, 123 y 124) cita varios autores que hablan al respecto y que a continuación exponemos: Nos dice que Lothrop menciona que en Chuitinamit (“Atitlan”) aun en Mesoamérica, hay círculos y rectángulos que servían para contener la sangre de los sacrificios humanos: “Fuera de Mesoamérica, pozuelos semejantes son un rasgo arqueológico característico en California, especialmente frecuente en las partes central y septentrional aunque también se encuentran en el sur, por lo menos en la zona de San Diego y en los distritos agrícolas del Pacífico hay centenares de pocitos cónicos que eran utilizados como morteros para moler los alimentos, que Kroeber estudió en detalle... Por su parte “Webb y Funkhouser sosteniendo esta misma hipótesis de que los pocitos sirven para macerar plantas frutos y semillas... describen cavidades, llamadas localmente “hominy-holes”, que se encuentran en los afloramientos de peñas en el suelo de abrigos rocosos de la región del Río Green y sus tributarios, en Kentucky: junto a ellas aparecen manos de mortero, de piedra. Pero la 1 Granda nos dice que estas hipótesis “Pueden verse en el trabajo de Raphael Girard: Historia de las Civilizaciones Antiguas de América, T.II., pág. 76. Sin embargo, al consultar el texto citado, la numeración no corresponde con el volumen II de la edición de 1976. 271 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 271 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero profundidad de muchos de esos “hominy-holes” es tanta -hasta alrededor de 65 cm. en algunos casos, siendo el diámetro solamente entre 18 y 20 cm- que deben haber requerido un método especial de moler. Continúa Armillas, “en Suramérica… morteros semejantes… se encuentran en el noroeste argentino llegando en su distribución hasta las sierras de Córdoba. Francisco de Aparicio describe los de Tolombón”..., “en los valles calchaquíes al noroeste de Tucumán y los de las sierras de Córdoba y de San Luis” en Chile... donde “bedrock mortars are the most common remains. Las dimensiones de 202 morteros en peñas varían entre 7 y 32 cm de diámetro máximo y hasta 32 cm. de profundidad. “Al otro lado del Pacífico, en Célebes central y en Sumatra meridional (meseta de Pasemah)… y en Indonesia”, y nosotros podemos agregar que en España también se encuentran morteros semejantes. Van der Hoop los describe como “stones with a flat upper surface in which one or more circular hollows of aproximately 6 inches diameter and depth had been made. The local population calls them lesung batu, “stone rice mortars”...”.Finalmente Armillas propone una utilización de los pozuelos en forma multifuncional y nos dice que “por analogía con los morteros en peñas de California y de Argentina me parece seguro que los del lugar arqueológico de la Soledad de Maciel ubicado en la Costa Grande de Guerrero, y por encontrarse éstas pocitas como aquéllos situadas en zonas habitacionales pudieron servir como morteros para la preparación y maceración de alimentos. También en Chile, en el Museo de la Isla de Pascua, en Viña del Mar, afuera en sus jardines, hay una gran roca de color amarillo, conocida como la “Piedra Tacita”, “Concon”, perteneciente al período arcaico, 6,000 años a.C., se cree que era utilizada en la preparación de alimentos y trituración de semillas, plantas y frutas (fig.100). Figura 100. La “Piedra Tacita”, “Concon”. Período arcaico: 6000 años a. C. Isla de Pascua Chile. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. 6.9. Las cazoletas (pocitas) en piedra usadas para almacenar agua (España). El arqueólogo español Martínez García, en su artículo hace algunas reflexiones sobre la cronología de la pintura y la presencia de grabados rupestres en España y Portugal. Toca de una forma rápida el tema de lo que llamamos en este trabajo “pocitas”, que se presentan asociadas a relieves antropomorfos, cuadrangulares, cruciformes, círculos, herraduras, fechados en el siglo XVI y Lanteira II (Granada). 272 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 272 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Este autor nos muestra lo que él llama Cazoletas y canalillos en la Piedra de la Romana, Olula de Castro (Almería) y nos dice que en la Sierra de Los Filambres existen numerosos conjuntos de estos hoyitos. Cuando son del tamaño que observamos en la foto -menos grandes que los reportados en Durango, México-, “reciben el nombre de cocones y sirven para almacenar agua” (Martínez, 1995:20) En un contexto europeo para ser precisos en el territorio español y portugués, se han encontrado también pocitas en este caso con canalitos que las unen, motivos parecidos pero con un estilo totalmente diferentes a las existentes en Mesoamérica. También ahí los arqueólogos han determinado su uso como recipientes para almacenar agua. 273 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 273 25/03/20 16:03 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 274 25/03/20 16:03 Indice de Figuras Capítulo uno Figura 1. Castillo de arena, no corresponde a ningún edificio feudal real. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Figura 2. Réplica en miniatura de un templo católico. Puede representar a cualquier iglesia cristiana de México. El constructor la dedicó a la Virgen de Guadalupe. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 3. Réplica en miniatura en madera de una pirámide solar. Origen Huichol. Fuente: Krickeberg, 1988:107. Figura 4. Réplica en miniatura de cerros, llamados tepictoton, hechos de tzoalli, masa comestible. En la parte superior, de izquierda a derecha se observa: Popocatépetl, Quetzaltépetl de Tetzcoco, Iztactépetl o Iztaccíhuatl y Matlalcueye de Tlaxcala. Fuente: Códice Florentino y Primeros Memoriales de Sahagún, según, López Austin, 1995:192. Figura 5. Réplica en miniatura de Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco en la Ciudad de México. Dibujo que muestra la cruz punteada (E), el sistema hidráulico en miniatura compuesto por canales y pocitas (d), las estructuras escalonadas (b) y el sistema de terrazas agrícolas (c). Fuente: Carmen Cook, 1955 y Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 6. Réplica en miniatura de un cerro circular terraceado y en su cúspide un pozo de riego. Cerro de la Estrella, Alcaldía Iztapalapa, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 7. Réplica en miniatura del paisaje; sitio montañoso terraceado. En medio de la piedra hay un hueco que puede servir como trono. Localizado en el cerro Mazatepetl o el Judío, Alcaldía Magdalena Contreras, Ciudad de México.4 Foto. Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 8. Réplica en miniatura de una pirámide que en su cúspide tiene una pocita y junto a la estructura una cancha de juego de pelota propensa a inundarse. Xochicalco, Morelos. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 9. Peña que en sus caras laterales tiene pocitas, figuras geométricas, espirales y escaleras. Localizada en el cerro Xilotepec o la Malinche, en San Gregorio Atlapulco, Nueva colonia de San Martín, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. Figura 10. Réplica en miniatura de un centro urbano, propenso a inundarse y almacenar agua de lluvia o líquido vertido. Ubicada en la ribera de un río en el sitio arqueológico de Plazuelas, Guanajuato. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2000. Cuadro 1: Características de las réplicas con pocitas en Mesoamérica. Figura 11. Piedra tallada con red de pocitas unidas por canalitos. “Sistema hidráulico en miniatura”. Localizada en el cerro del Judío o Mazatepetl, Alcaldía Magdalena Contreras, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. 275 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 275 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Figura 12. Réplica en Miniatura, detalle: Cuerpo de un ave formada por pocitas y canalitos. Se remarca la figura al verterle algún líquido. Chalcatzingo, Morelos. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 13. Piedra con pocitas cilíndricas. Chalcatzingo, Morelos. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 14. Piedra con pocitas cúbicas, en el cerro de Cocotitlán en Chalco, Estado de México. Foto; Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 15. Panel con pocitas cónicas abajo del relieve en roca del Rey. Servía como ornamento religioso donde se acumulaba agua del temporal y formaba parte del un sistema hidráulico real. Chalcatzingo, Morelos. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 16. Réplica en miniatura de un centro urbano estilo no mexica con su cancha de juego de pelota. Tallado, propenso a recibir y acumular agua en sus pequeños relieves. Tejupilco, Estado de México. Foto: Arqueólogo José Hernández, 2001. Figura 17. Piedra con pocitas talladas, reproduciendo quizá algún cuerpo celeste. La Serena, Chile. Foto: Eleanor Wake, 2003. CAPÍTULO DOS Figura 18. Réplica en miniatura de un centro urbano teotihuacano, con sus pirámides principales, encontrado en el “Mundo Perdido” del sitio Maya de Tikal, Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala. Foto: Schmidt, et al., 1998: 510-511. Figura 19. Plano donde se muestra correspondencia del conjunto arquitectónico del sitio Plazuelas o el Cobre y la réplica en miniatura tallada en piedra (figura 10). Pénjamo, Guanajuato. Fuente: Rivas, 2006 y Moguel Cos, et al., 1990 CAPÍTULO TRES Figura 20. Representación iconográfica del cerro Tláloc. Fuente: Códice Borbónico (según Broda, 1996:40). Figura 21. El borde de la peña donde se talló el petroglifo del “Guerrero” en la cima del Xochitepec, parece reproducir el horizonte oriental del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 22. Sistema hidráulico de terrazas en miniatura. Ubicado en Hierve el Agua, Oaxaca. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 23. Cruz punteada con pocita, localizada en Amecameca, Estado de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 24. Templo en miniatura en una piedra localizada en la ribera del río Aquiagua, en Tejupilco, Estado de México. Foto: Arqueólogo José Hernández, 1998. 276 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 276 25/03/20 16:03 Paisaje tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Figura 25. Pocita en la línea de goteo de un abrigo montañoso, desde donde se observan las pirámides de Teotihuacán. Xometla, Acolman, Estado de México. Foto: Alejandro Robles, 1992. CUADRO 2: Principales características físicas y culturales de las piedras con pocitas. CAPITULO CUATRO Figura 26. Tepictoton de barro. Sitio de las Pilas y Museo de Cortés en Cuernavaca Morelos. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 27. Glifo topónimo de Teopantlan, formado por un templo de cinco niveles, con nueve escalones viendo hacia el sur, saliendo el Sol por atrás de él. Fuente: Códice Mendocino, 1964. Figura 28. Las escaleras del Padre Sol. Sitio de los Monos, en la Sierra Madre Occidental, en los límites de Sonora y Nayarit. Fuente: Peter Furts y Stuart Scott, 1975. ANEXO 1 Figura 29. Complejo A: Estructuras escalonadas y escaleras. Fuente: Dibujo basado en Carmen Cook, 1955. Figura 30. Figura de un pájaro formado por un conjunto de canalitos y pocitas, que al verter agua se dibuja el contorno del ave. Fuente: Dibujo basado en Carmen Cook, 1955. Figura 31. Tallado punteado de la cabeza de un águila. Fuente: Dibujo basado en Carmen Cook, 1955. Figura 32. Tallado punteado de la cabeza de una serpiente. Fuente: Dibujo basado en Carmen Cook, 1955. Figura 33. Sistema hidráulico en miniatura en la piedra. Mapa de Cuahilama. Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1990. Figura 34. Sistema de canalitos y pocitas que forman el cuerpo de un pato en la piedra. Mapa de Cuahilama. Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1990. Figura 35. Cruz punteada sobre la que se talló el cuerpo de una víbora, un águila y un pato. Fuente: Dibujo basado en Carmen Cook, 1955. Figura 36. Réplica en miniatura de un cerro terraceado. En la cima hay nichos que simulan capillas de templos. Ubicada en el cerro de Cuahilama. Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. Figura 37. “El Cenote”, cerro terraceado con su depósito interno de agua (pocita con terrazas). Localizado en el cerro Cuahilama, Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. 277 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 277 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Figura 38. Conjunto terraceado en la grieta de un cerro. Panteón de Tecacalanco, Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 39. Rostro de Tláloc en la grieta de un cerro. Panteón de Tacacalanco, Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 40. Figuras antropomorfas en el fondo del abrigo montañoso. Panteón de Tacacalanco, Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 41. Terrazas agrícolas en miniatura, con su sistema de riego, en el techo del abrigo montañoso, viendo hacia la barranca. Panteón de Tacacalanco, Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 42. Representación del Sol y círculos. No es muy antiguo el tallado. Barrio de Tecacalanco, camino a Xicomulco. Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2002. Figura 43. Tres profundas pocitas en la parte alta de una peña, ubicada en el crucero del camino hacia Xicomulco y Santa Cecilia Tepetlapa, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 44. Altar con terracitas dividido en tres partes, dirigidas al norponiente, al borde de la barranca que comunica a San Lorenzo, Santa Cecilia, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 45. Pocita ovalada en el montículo 3. Ubicado en los límites de Santa Cruz Acalpixca y Nativitas. Horizonte del montículo de San Lorenzo, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. Figura 46. Réplica en miniatura del paisaje, conjunto de piedras con pocitas y escaleras, ubicada en la barranca que limita Nativitas, Zacapan y Santa Cruz Acalpixca. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 47. Pocita en una peña a orilla de la barranca. Posiblemente sirvió como recipiente o altar para rituales dedicados a la deidad femenina que se encuentra a unos cuantos pasos. Localizada en el cerro Xilotepec o la Malinche en San Gregorio Atlapulco. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1995. Figura 48. Petroglifo de un danzante, vestido de Xipe Tótec en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. Figura 49. Escultura de una deidad femenina, quizá Cihuacóatl, en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Francisco Rivas Castro, 1998. Figura 50. Pocita cilíndrica tallada en la peña de un acantilado, en los límites territoriales de San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. 278 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 278 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Figura 51. Figura escalonada en forma de trapecio, que tiene una línea en su contorno. Esta piedra puede servir de trono. Ubicada en los límites territoriales de San Gregorio Atlapulco., Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 52. Altar con pocitas viendo hacia el Teutli. Tiene escalones de acceso y un nicho en la parte baja. Se ubica en los límites territoriales de San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 53. Piedra Larga, camino a San Bartolomé Xicomulco. Santa Cruz Acalpixca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1997. Figura 54. Relieves escalonados o terrazas agrícolas en miniatura, antes de Piedra Larga, camino a Xicomulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1997. Figura 55. Pequeñas pocitas asociadas con diseños geométricos, espirales y escaleras, labradas en las caras laterales de la piedra, en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2002. Figura 56. Nicho de piedra en el remate de una barda, en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2002. Figura 57. Cruz punteada, teotihuacana, en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 58. Pocita asociada con una carita, en el cerro Xilotepec o la Malinche. San Gregorio Atlapulco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 59. Petroglifo de un caracol cerca de un manantial. Bomba de agua de Nativitas, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. Figura 60. Dado calendárico que sirve de base a la cruz atrial de la iglesia de Nativitas Zacapan. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. Figura 61. Réplica en miniatura de un sitio terraceado. Ampliación Nativitas Zacapan y San Lorenzo. Paraje Tehuapanco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. Figura 62. Réplica en miniatura del paisaje. Reproducción de un conjunto de cerros terraceados. Ampliación Nativitas Zacapan y San Lorenzo. Paraje Tehuapanco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. Figura 63. Réplica en miniatura de un cerro terraceado. Ampliación Nativitas Zacapan y San Lorenzo. Paraje Tehuapanco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. 279 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 279 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Figura 64. Terrazas en miniatura en la falda de un cerro que forman las escaleras de un templo. En la cima tiene una pocita. Ampliación Nativitas Zacapan y San Lorenzo. Paraje Tehuapanco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. Figura 65. Trono de piedra, en el sitio el Mirador de San Lucas Xochimanca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 66. Altar con pocitas, en el sito el Mirador en San Lucas, Xochimanca, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 67. Réplica en miniatura de cerros terraceados, tallado ubicado en la orilla de un río, en San Mateo Xalpa, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 68. Réplica en miniatura de un cerro terraceado, ubicada junto al río, en San Mateo Xalpa, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto. Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 69. Personaje labrado en la orilla de un río, en San Mateo Xalpa, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 70. Pocita tallada en una peña que ve al voladero. San Miguel Topilejo, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1998. Figura 71. Glifo del cerro o topónimo, con una pocita que forma un espejo de agua. Sitio de los Olivos, en Tulyehualco, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 72. Diseño de la mitad de una cruz punteada, en la barda sur de la iglesia de la Asunción. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 73. Conjunto de pocitas talladas en piedra, en las afueras del pueblo de San Lorenzo, Tlacoyuca. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 74. Castillo pirotécnico con ruedas, en un monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 75. Diablito pintado de blanco, en monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 76. Escena taurina, en un monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre en rojo. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 77. Escalera que llega a una pirámide, en un monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre en blanco. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 280 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 280 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Figura 78. Grafitis modernos sobre las escaleras y el templo, en un monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 79. Personaje que lleva en la cabeza un conejo, quizás sea un cazador camuflado, en un monolito del cerro Tecpayo. San Francisco Tecoxpa. Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Pintura rupestre en blanco. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 80. Pocita de forma irregular, en la base de una cruz cristiana. San Antonio Tecomitl, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 81. Pocita sin tallar, poco profunda y sin canalitos. San Pedro Actopan, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Figura 82. Piedra con pocitas talladas, en su centro hay una de gran tamaño unida por canalitos a otras ubicadas en sus extremos. San Pedro Actopan, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Figura 83. Piletita rectangular y profunda, en peñasco sobre el voladero. San Pedro Actopan, rumbo a Xicomulco, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Figura 84. Réplica en miniatura de terrazas agrícolas talladas en una peña, ubicada en una terraza del cerro Cempoaltepetl. San Pedro Actopan, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Figura 85. Pocita labrada en una roca que mira hacia el Iztaccíhuatl y Popocatépetl, en el cerro Xochitepec, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1995. Figura 86. Petroglifo del “Guerrero” en la cumbre del cerro Xochitepec, desde donde se observa salir el Sol atrás del cráter del Popocatépetl durante el solsticio de diciembre. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1995-1996. Figura 87. Monolito labrado con pocitas, en donde se hacían rituales, mientras el Sol salía en el cráter del Popocatépetl durante el solsticio de diciembre, en Piedra Larga, Santa Cruz Acalpixca. Presentándose un alineamiento solar con el “Guerrero” en el cerro Xochitepec, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Saulo Alquicira, 2018. Figura 88. Piedra en donde se talló una estructura escalonada o templo con su nicho en la cima. Presenta un alineamiento equinoccial con la iglesia de Santa Cecilia Tepetlapa, Localizada en el camino de Acalpixca a Xicomulco. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 89. Peña con estructuras escalonadas, escaleritas serpenteadas y pocitas en otras piedras cercanas. Santa Cecilia Tepetlapa, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. 281 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 281 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Figura 90. Topónimo de Xochitepec y una iglesia dedicada a María Magdalena. Fuente: Códice Cozcatzin, (1994, lámina 16r). Ilustración: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 91. Detalle del glifo topónimo de Xochitepec, el cual tiene un error pues dice Xochimilco. Fuente: Códice Cozcatzin, (1994, lámina 16r). Ilustración: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2001. Figura 92. Salida del Sol el 21 de diciembre atrás del cráter del Popocatépetl, visto desde el petroglifo del “Guerrero” misma peña que presenta en su borde superior el relieve del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl (figura 21), en el cerro de Xochitepec. Pueblo de Santa Cruz Xochitepec cerca de Tepepan, Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1991. Figura 93. Pocitas y canalitos tallados en una peña del cerro Xochitepec. Pueblo de Santa Cruz Xochitepec. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1996. Figura 94. Dólmenes con cazoletas, en el cerro de Xochitepec. Pueblo de Santa Cruz Xochitepec. Alcaldía Xochimilco, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1995-1996. Figura 95. Pocita cilíndrica con un pequeño canalito que ve hacia la puesta equinoccial, poniéndose el Sol en el pico del Águila del Ajusco. Camino a San Bartolo Xicomulco, Alcaldía Milpa Alta, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 1992. Figura 96. Pocita profunda en la falda del cerro Acopiaxco en Parres. Alcaldía Tlalpan, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. Figura 97. Piedras alineadas con pocitas profundas en la falda del cerro Acopiaxco en Parres, Alcaldía Tlalpan, Ciudad de México. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2008. ANEXO 2 Figura 98. Pocita con canalito en zigzag, por el cual desciende el líquido vertido en el cuenco. Detalle del monolito de Kenko, Cuzco, Perú. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2000. Figura 99. Réplica en miniatura de un edificio, quizá usado como altar para colocar pequeñas figuras para el ritual. Tiwanaco, Bolivia. Foto: Rubén Morante, 2002. Figura 100. La “Piedra Tacita”, “Concon”. Período arcaico: 6000 años a.C. Isla de Pascua Chile. Foto: Juan Rafael Zimbrón Romero, 2003. 282 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 282 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Bibliografía. Acuña, René 1986 Relaciones Geográficas del siglo XVI, tomo II, UNAM, México. Adame Martínez, Homero 1993 “Un corto viaje hacía lo indescifrable la historia”, en Revista México desconocido, Editorial Jilguero, México, año XVII, número 200, octubre, pp. 56-62. “Trabajos arqueológicos en Punta Mita”, en Revista México desconocido, Editorial Jilguero, México, año XX, número 231, mayo, pp. 26-31. Adeline, J. y Mélida, José Ramón Diccionario de Términos Técnicos en Bellas Artes, (Arquitectura, Escultura, Pintura, etc.), se editó bajo la dirección de Rafael G. Zimbrón y del Ing. y Prof. Daniel Castañeda, Segunda edición ampliada, Ediciones Fuente Cultural (Librería Navarro), México. Álvarez Asomoza, Carlos 1978 “Petroglifos y esculturas de Teotenango, Mexico”, tesis dirigida por Román Piña Chán, y asesor Carlos Navarrete, para obtener el Título de Arqueologo y el grado académico de Maestro en Ciencias Antropologicas en la UNAM, ENAH, México. Anders, Ferdinand, Maarten Jansen y Luis Reyes García Los templos del cielo y de la oscuridad, oráculos y liturgia, libro explicativo del llamado Códice Borgia, Introducción y explicación..., Códices Mexicanos V, Sociedad Estatal Quinto Centenario (España), Akademische Druck und Verlagsanstalt (Austria), Fondo de Cultura Económica, México, Primera edición. Angulo Villaseñor, Jorge “Los relieves del grupo I A en la Montaña Sagrada de Chalcatzingo”, en Homenaje a Román Piña Chán, México, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, pp. 191 - 228, 17 ils. “Siete sistemas de aprovechamiento hidráulico localizados en Chalcatzingo”, en Revista Arqueología, núm.2, México, Dirección de Monumentos Prehispánicos, INAH, pp. 37-83, mapas, 11 ils. 1990 “El axayotl: Un sistema de drenaje-aljibe localizado en Chalcatzingo”, en Teresa Rojas Rabiela (ed.), Agricultura indígena: Pasado y presente, Ediciones de la Casa Chata/CIESAS, México. Aranda Monroy, Raul 2006 “Al pie de los volcanes: Sociedad, naturaleza y paisaje ritual, un proceso cultural de larga duracion”, tesis de doctorado en Antropología. Directora de la Tesis Dra. Johanna Broda, Dirección de Posgrado. ENAH, México. Armillas, Pedro “Pozuelos en peñas en el estado de Guerrero”, en Mesoamerican Notes No. 2. Department of Anthropology, México City College, Winter, pp. 118-124. La aventura intelectual de Pedro Armillas, Visión antropológica de la historia de América, Editor El Colegio de Michoacan, Zamora, Mich. 283 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 283 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Aveni, Anthony F. 1991 Observadores del cielo en el México Antiguo, (Sección de Obras de Antropología). Fondo de Cultura Económica. México. Aveni, Anthony F. y Horst Hartung “New observations of the peked cross petroglyph”, en Franz Tichy (ed.), Space and time in the cosmovisión of Mesoamérica, Latinamerica Studien 10, München, Universität Erlangen-NürnbergWilhelm Fink Verlag, pp. 25-41. 1985 “Las cruces punteadas en Mesoamérica: Versión actualizada”, en Paul Gendrop (ed.), cuadernos de arquitectura mesoamericana, División de Estudios de Posgrado, Facultad de Arquitectura, UNAM, México, número 4, julio, pp. 3-13. Aveni, Anthony F., Horst Hartung y Beth Buchkingham. 1978 “The pecked cross symbol in ancient Mesoamérica”, Science, vol 202, pp. 267 a 279. Bages, Jorge Luis Diccionario Enciclopédico, Prefacio de..., Ediciones Grijalbo, México. Beyer, Hermann “Los bajo relieves de Santa Cruz Acalpixcan”, en El México Antiguo, tomo II, núms. 1-2, pp. 1-13. Broda, Johanna “Las fiestas aztecas de los dioses de la lluvia: Una reconstrucción según las fuentes del siglo XVI”, en Revista española de antropología americana, Madrid, vol. 6, pp.245-327. 1979 “Estratificación social y ritual mexica”, en Indiana, Berlín, vol. 5, pp. 45-82. “El culto mexica de los cerros y del agua”, en Multidisciplina, año 3, núm. 7, Escuela Nacional de Estudios profesionales. Acatlán, UNAM. México, pp 45-56. “Ciclos agrícolas en el culto: un problema de correlación del calendario mexica”, en Anthony F. Aveni y Gordon Brotherston (eds.). Calendars in Mesoamerica and Peru Native American computations of time, Bar International Series 174, pp. 145-164. Reprinted from: Proceeding 44 International Congress of Americanists, 44 Congreso Internacional de Americanistas, Manchester, 1982. 1987 “Templo Mayor as Ritual Space”, en Johanna Broda, David Carrasco y Eduardo Matos, The Great Temple of Tenochtitlan: Center and Periphery in the Aztec World: 61-123, University of California Press, Berkeley. 1989 “Geografía, clima y observación de la naturaleza en la Mesoamérica prehispánica”, en Ernesto Vargas (ed,), Las máscaras de la cuenca de Santa Ana Teloxtoc: 35-51, IIA, UNAM, México. 1991 “Maestria en Historia y Etnohistoria. Taller organización social y cosmovisiones prehispanicas”, en Juan Antonio Perujo y Ernesto Rico (Eds.), Cuaderno de trabajo Maestrías, Historia, Etnohistoria, Arqueología. Presentación de Hilda Iparraguirre, Departamento de Publicaciones, Subdirección de Extensión Académica de la Escuela Nacional de antropología e Historia. México, DF, Cuicuilco, pp. 5-7. 1991a “Cosmovisión y observación de la naturaleza: el ejemplo del culto de los cerros en Mesoamérica”, en Johanna Broda, Stanislaw Iwaniszewski, y Lucrecia Maupomé, (Eds). Arqueoastronomía y Etnoastronomía en Mesoamérica, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, México, pp. 461-500. 284 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 284 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta 1991b “The Sacred Landscape of Aztec Calendar Festivals: Myth, Nature, and Society”, en David Carrasco (ed.), To change place: Aztec ceremonial landscapes, Niwot, University Press of Colorado, pp. 74-120. 1992 “Interdisciplinariedad y categorías culturales en la arqueoastronomía de Mesoamérica”, en Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana, núm. 19;23-44, UNAM, México. 1993 “Archaeoastronomical Knowledge, Calendrics, and Sacred Geography in Ancient Mesoamérica”, en Clive Ruggles y Nicholas Saunders (eds). Astronomies and cultures, Niwot, University Press of Colorado, pp.253-295. “Paisajes rituales del Altiplano central”, en Arqueología Mexicana, Los dioses de Mesoamérica, vol. IV, México, número 20, pp.40-49. 1997ª “Tallado en roca, ritualidad y conquista mexica e inca: una comparación”, en Garrido, Antonio (ed.), Cosmovisión indígena en Mesoamérica y los Andes, Montilla (Córdoba), pp. 47-63. 1997b “Lenguaje visual del paisaje ritual de la Cuenca de México”, en Salvador Rueda Smithers, Constanza Vega Sosa y Rodrigo Martínez Baracs (eds.), Códices y Documentos sobre México, Segundo Simposio Internacional, Colección Cientifica No. 356, Serie Historia, INAH, CONACULTA, México, 2 vols.,v.II, pp.129-161. 1997c “El culto mexica de los cerros de la Cuenca de México: apuntes para la discusión sobre graniceros”, en Graniceros, cosmovisión y meteorología indígenas de Mesoamérica. El Colegio Mexiquense A.C., UNAM, México, pp.49-90. 2000 “Ciclos de fiestas y calendario solar mexica”, en Arqueología Mexicana, Calendarios Prehispánicos, vol. VII, núm. 41. México, pp.48-55. Ms.a. “Terrazas agrícolas y paisaje ritual: Una retrospectiva acerca del enfoque Antropológico, la Arqueología y la Etnohistoria”, Ponencia presentada en la celebración de los 20 Años de la Dirección de Etnohistoria del INAH, Museo Nacional de Antología, México. pp.1 a 23, 10 ilustraciones, fecha 5-7 de noviembre, 1997. Ms.b. “Recent Research on the Prehispanic Basin of Mexico: Archaeoastronomy and the Integration of Interdisciplanary Data”, ponencia presentada en la reunión OXFORD, International Conference on Archaeoastronomy, Stara Zagora, Bulgaria. Brotherston, Gordon 1997 “Los cerros Tlaloc: su representación en los códices”, en Beatriz Albores y Johanna Broda (coordinadores), Graniceros: cosmovisión y meteorología indígena de Mesoamérica, Zinacantepec, Estado de México: El Colegio Mexiquense: Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM. México.pp.25-48. Cabrero G., María Teresa. 1980 Entre Chinampas y Bosques. Estudio Arqueológico de Topilejo, DF, Instituto de Investigaciones Antropológicas. Arqueología. Serie Antropológica: 33. Universidad Nacional Autonoma de México. México. Carrión Cachot, Rebeca “El culto al agua en el antiguo Perú”. La paccha, elemento cultural Pan-andino, en Revista del Museo Nacional de Antropología y Arqueología, vol. II. No.2. Líma, pp. 50-140. 285 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 285 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Castañeda López, Carlos “Las maquetas de Plazuelas, Guanajuato”, en Revista Arqueología Mexicana, Serie tiempos mesoamericanos IV, Editorial Raíces, Bimestre noviembre-diciembre, Vol.VIII, Núm.46, pp.76-79. CEAC 1989 Enciclopedia CEAC del encargado de obras. Diccionario de la construcción, Edición CEAC, 5° edición, agosto, Perú- Barcelona- España. Clavijero, Francisco Javier 1991 Historia Antigua de México, Prólogo de Mariano Cuevas, Ed. Porrúa, México, novena edición, Col. “Sepan Cuántos...”, núm. 29. Códice Cozcatzin. Códices Mesoamericanos, IV.Estudio y Paleografía de Ana Rita Valero de García Lascuráin. Paleografía y Traducción de los Textos Nahuas de Rafael Tena. Instituto nacional de Antropología e Historia. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. México. Códice Mendocino 1964 Edición facsimilar (Antigüedades de México, ed. Por Lord Kingsborough), vol. 1, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, México. Consalez, Lorenzo 2002 Maquetas. La representación del espacio en el proyecto arquitectónico. Segunda edición. Ediciones G.Gili, SA de CV. México. Cook de Leonard, Carmen. “Una maqueta prehispánica”, en El México Antiguo, tomo VIII pp. 169-191, México. Cordero López, Rodolfo. Xochimilco sus Tradiciones y Costumbres. Serie “Fiestas Populares de México”. Dirección General de Culturas Populares e indígenas. CONACULTA. México. Chapa, Sostenes N 1957 San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, DF (Pueblo que nacio luchando por sus tierras y ha vivido defendiéndolas) En el IV centenario de su fundación. (contribución a las Historias locales y a la Agraria del Pais). México. Christian Sellner, Albert 1995 Calendario Perpétuo de los Santos, Con patronazgos, atributos e índice de nombres, Editorial Hermes, México. De Galiana Mingot, Tomás Pequeño Larousse de Ciencia y Técnica, Editorial Larousse, México. De Toro y Gisbert, Miguel Pequeño Larousse ilustrado… refundido y aumentado por Ramón García-Pelayo y Gross, 7° tirada, Editorial Larousse, México. Díaz Gómez, David 1984 “La otra cara de Chinameca”, en Revista, México desconocido, Organización Editorial Novaro, México, número 90, mayo, pp.16-19. Diez, Daniel 1991 Cañón de Dinamita. Las huellas de los irritilas.” Texto... Fotografías: Gustavo Gatto, en Revista México desconocido. Editorial Jilguero, México, año XIV, número 176, octubre, pp.27-31. 286 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 286 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Durán, Fray Diego Historia de las Indias de Nueva España e islas de la tierra firme, Ángel Ma. Garibay K. (ed), Editorial Porrúa, segunda edición en 2 vols., México. Espasa-Calpe Enciclopedia Universal Ilustrada, Europea Americana., Espasa-Calpe, Madrid, Barcelona, tomo XXXII. Espinosa Pineda, Gabriel 1996 El Embrujo del Lago. El sistema lacustre de la Cuenca de México en la cosmovisión mexica. Serie Historia de la Ciencia y la Tecnología / 7. Instituto de Investigaciones Históricas, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, México. Farías Galindo, José 1964 “Xochimilco Histórico y Arqueológico”, en boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, tomo 98, (Conferencia leída el 2 de julio), México, pp. 158-200. 1985 Xochimilco. Colección Delegaciones Políticas. Departamento del Distrito Federal. México. Fossa Andersen, Francisco 1940 Guía de Occidente, Editorial impresores unidos, Caracas, Venezuela. Furst, Peter T. y Stuart D Scott 1975 “La Escalera del Padre Sol: Un Paralelo Etnográfico-Arqueológico desde el Occidente de México”, en Boletín del INAH No.12, Época II / enero-marzo, pp.13-20. Galarza, Joaquín 1989 “Cartografía azteca. Supervivencias coloniales”, en Guy Stresser-Péan (coordinador), Enquetes sur L’Amérique Moyenne, CEMCA, INAH, CONACULTA, México, 123-133. Galarza, Joaquín y Carlos López Ávila 1995 Tlacotenco Tonantzin Santa Ana. Tradiciones: Toponimia, técnicas, fiestas, canciones, versos y danzas, Joaquín Galarza (ed.), Serie Malacachtepec Momoxco 1, Amatl, México. Galindo Trejo, Jesús “Entre el ritual y el calendario, Alineación solar del Templo Mayor de Tenochtitlan”, en Revista Arqueología Mexicana, vol.VII – núm. 41, enero-febrero, pp: 26-29. Galinier, Jacques La mitad del mundo. Cuerpo y cosmos en los rituales otomíes, Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos e Instituto Nacional Indigenista, México. García, Alejandro 1990 “Hierve el Agua: Donde la magia se transforma en color”, en Revista México desconocido. Editorial Jilguero, México, año XIV, número 166, de diciembre, pp. 8-12. Gay, Carlo T.E. 1987 Mezcala Architecture in Miniature, Bruxelles, Palais des Académies Royale de Belgique, Mémories de la Classe des Beaux-Arts, Collection in-8 – 2° série, t. XV – fascicule 3. Girard, Raphael 1969 “La Misteriosa Cultura Olmeca: Últimos descubrimientos de esculturas pre-olmecas en Guatemala”, Imprenta “Eros” 3ª Edición, Guatemala, CA. 287 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 287 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Historia de las civilizaciones antiguas de Amerrica, Desde sus orígenes, Colección Colegio Universitario, 8a Ediciones Istmo, Madrid. 3 vls. Origen y desarrollo de las Civilizaciones Antiguas de América, Editores Mexicanos Unidos, México. Granda Paz, Osvaldo 1998 Mito y Arte Prehispánico en los Andes, Editores Instituto Latinoamericano de Investigaciones Estéticas, Difusión Cultural y Universidad de Nariño, Facultad de Artes, México. Grieder, Terence 1982 Origins of Pre-Columbian Art, Editores Pan American Sulphur Company and The Sid W. Richardson Foundation, The Texas Pan American Series, University of Texas Press, Austin. Grove, David C 1987 “Miscellaneous Bedrock and Boulder Carvings”, en David C. Grove (ed.), Ancient Chalcatzingo, Austin, University of Texas Press, pp. 159-170, ils. Hartung, Horst 1982 “Estructura y significado de la maqueta de Oaxaca”, en Daniel Schávelzon (Coordinador), Las representaciones de arquitectura en la Arqueología de América, vol. I (Mesoamérica), Coordinación de Extensión Universitaria, UNAM, pp.211-236. Hernández Rivero, José 1989 La Maqueta Prehispánica monolítica de Tejupilco, Texto y fotografías del Autor, Derechos reservados, Edición del H Ayuntamiento Constitucional Tejupilco de Hidalgo, Melchor Ocampo, Edo. de México. Ms.a. “Descripción de las maquetas prehispánicas monolíticas de Tejupilco, Estado de México, Análisis de su contexto geográfico y representación ritual”, Instituto Nacional de Antropología e Historia en el Estado de México, (manuscrito inédito), pp. 1-17. Ms.b. “Descripción de las maquetas prehispánicas monolíticas de Tejupilco, Estado de México, Análisis de su contexto geográfico y representación ritual”, Instituto Nacional de Antropología e Historia en el Estado de México, (manuscrito inédito, última versión 1999), pp.141, 29 ils. Iwaniszewski, Stanislaw 1993 “Mesoamerican cross-circle designs revisited”, en Clive L.N. Ruggles (ed.), Archaeoastronomy in the 1990s, School of Archaeological Studies, University of Leicester, Published by Group D Publication Ltd. United Kingdom, pp.288-297. Krickeberg, Walter 1988 Las antiguas culturas mexicanas, traducción de Sita Garst y Jazmín Reuter, Sección de Obras de Antropología, FCE, México, (1a. edición en alemán 1956- en español 1961). Lawrence, David Herbert 1999 “De paseo por Etruria”, Selección de Antonio Castro, tomada de D.H. Lawrence, Paseos etruscos (traducción de Rodolfo Lo Russo, ed. Mirasol, Buenos Aires, 1961), Publicado en Revista, Saber Ver, Prensa de Arte, Segunda Época, año 1, número 3, septiembre-octubre, pp. 11 a 34. Lazalde, Jesús F. “Las espirales desconocidas de México”, en Revista, México desconocido, Organización Editorial Novaro, México, número 50, enero, pp.33-35. 288 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 288 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Limón Boyce, Morrison 1991 “Maqueta de Tejupilco”, en Expresión Antropológica, Dirección de Arqueología del Instituto Mexiquense de Cultura, año1, número 3, Enero-Marzo. Estado de México.pp.7-61. Litvak, Jaime “Una maqueta de piedra de Xochicalco”, en Daniel Schávelzon (coordinador), Las Representaciones de Arquitectura en la Arqueología de América I, Coordinación de Extensión Universitaria, Univesidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, pp. 319-322. López Austin, Alfredo 1995 Tamoanchan y Tlalocan, Editorial Fondo de Cultura Económica, Sección de Obras de Antropología, México, Primera reimpresión. López Luján, Leonardo y Diego Jiménez Badillo 1989 Los petroglifos de Los Olivos, Ixtayopan, DF”, en Revista Mexicana de Estudios Antropológicos, tomo XXXIII, núm. 1, pp. 149-166. Lumholtz, Carl “Symbolism of the Huichol Indians” Memorias del Museo Americano de Historia Natural, Vol III (1). Nueva York.pp. 1-291. 1986 El arte simbólico y decorativo de los huicholes, México, INI .Serie de Artes y Tradiciones Populares, Colección, INI, 3. México. Maldonado Jiménez, Druzo 1996 “Cosmovisión y religión indígenas en Morelos (siglos XII-XVI)”, tesis de maestría en Historia y Etnohistoria, División de Estudios de Posgrado, ENAH, México. 2000 Deidades y espacio ritual en Cuauhnáhuac y Huaxtepec, Tlalhuicas y xochimilcas de Morelos (siglo XII-XVI), Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, México. 2005 Religiosidad indígena. Historia y etnografía. Coatetelco, Morelos. Colección Científica. Serie Etnografía. INAH. México. Marcus, Joyce 1982 “The Aztec Monuments of Acalpixcan”, en Jeffrey R. Parsons et al., Prehispanic Settlement Patterns in the Southern Valley of México: The Chalco-Xochimilco Region, Ann Arbor, Memoirs of the Museum of Antropology, núm. 14, University of Michigan, pp. 475-486. Martínez Donjuán, Guadalupe 1998 Las Pilas, Morelos, (Miniguía), Conaculta-INAH, México. Martínez García, Julián 1995 “Grabados Prehistóricos, Grabados históricos. Reflexiones sobre un debate a superar”, en Rafael Tauler Fesser (ed.), Revista de Arqueología, publicación de Zugarto Ediciones, Madrid, año XVI, número172, agosto, pp.14-23. Martos López, Luis Alberto. 2003 Mundos sagrados: cavernas en la costa oriental de Quintana Roo. Transcripciones de Conferencias Magistrales, Seminario Permanente de Iconografía DEAS-INAH-Conaculta, Núm. 28. Matricula de Tributos En Víctor M. Castillo F., comentarios, paleografía y versión, Historia de México, Salvat Mexicana de Ediciones, tomo 3, pp. 523-587. 289 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 289 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Moguel Cos, Ma. Antonieta y Sergio Arturo Sánchez Correa 1990 “Estudio comparativo entre una maqueta y elementos arquitectónicos de un sitio en Guanajuato”, en Patricia Martel (ed.), ANTROPOLÓGICAS, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, NUM 5, pp. 78-85. Möller, Harry 1990 “Entre las montañas de la Historia: Juchipila”, en Revista México desconocido, (Notas e informes de Luis Romo y Bernardo García), Fotografías: Miguel Gleason, Editorial Jilguero, México, año XIII, número 157, marzo, pp.63-64. Neely, James A 1990 “Paleoecología y desarrollo cultural de Hierve el Agua: re-estudio de un sitio prehispánico en Oaxaca, México”, en Consejo de Arqueología, Boletín 1989, INAH, México, pp.97-102. Neurath, Johannes 1998 “Las fiestas de la Casa Grande. Ritual agrícola, iniciación y cosmovisión una comunidad wixarika (T+apurie/ Santa Catarina Cuexcomatitan)”, tesis de doctorado en Antropología, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México. 2002 Las fiestas de la Casa Grande. Procesos rituales, cosmovisión y estructura social en una comunidad huicola.Colección Etnografía en el Nuevo Milenio. Serie Estudios Monográficos. INAH-Universidad de Guadalajara. Noguera, Eduardo 1972 “Antigüedad y significado de los relieves de Acalpixcan, DF (México)”, en Sobretiro de Anales de Antropología, UNAM, vol. IX, pp. 77-105. Ortiz, Fernando 1984 El Huracán, Su mitología y sus símbolos, Editorial Fondo de Cultura Económica, México. Palacios, Enrique Juan La Piedra del Escudo Nacional de México, Publicaciones de la Secretaria de Educacion Pública, Dirección de Arqueología, Talleres Gráficos de la Nación, México, tomo XXII, número 9. Palerm, Ángel “Obras hidráulicas prehispánicas en el sistema lacustre del valle de México”, en Carmen Viqueira (ed.), México prehispánico. Ensayos sobre evolución y ecología (Regiones), Conaculta, Dirección General de Publicaciones, México, pp.185-443. Palerm, Ángel y Eric Wolf 1980 Agricultura y Civilizacion en Mesoamérica, En Secretaría de Educación Pública, colección Sep Setentas, Editorial Diana.México. Parson, Jeffrey R. Prehistoric Settlement Patterns in the Texcoco Región, México, Ann Arbor, Memoirs of the Museum of Anthropology, núm. 3, University of Michigan. Parson, Jeffrey R. et al. Prehistoric Settlement Patterns in the Southern Valle of México: The Chalco-Xochimilco Region, Ann Arbor, Memoirs of the Museum of Anthropology, núm. 14,University of Michigan. 290 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 290 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Pérez Moreno, Giselle 1995 Hierve el Agua. Oaxaca (Miniguía), basada en los trabajos de James A. Neely, S. Cnristopher Caran y Bárbara M. Winsborough, Editado Conaculta-INAH- Gobierno del Estado de Oaxaca, Secretaría de Desarrollo Turístico, México. Polia Meconi, Mario 1995 Los Guayacundos Ayahuacas: Una Arqueología Desconocida, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Catolica del Peru y el Consejo Municipal de Ayabaca, Primera Edición, Lima, Peru. 19 de febrero. Preuss, Konrad Theodor Die Astralreligion in México in vorspanischer Zeit und in der Gegenwart, Transact, 3rd Intern. Congress for the History of Religions. Oxford (en Krickergerg, 1950). Reyna Robles, Rosa María y Diana Trejo Torres 1993 “Análisis estilístico de la arquitectura Mezcala y su relación con las maquetas de piedra”, en María Teresa Cabrero G. Compiladora, II Coloquio Pedro Bosch-Gimpera, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, pp. 376-399. Rivas Castro, Francisco 2001 “El culto a las deidades del agua en el Cerro y la Cañada de San Mateo Nopala, Naucalpan, Estado de México”, en Johanna Broda, Stanislaw Iwaniszewki, Arturo Montero (Coordinadores). La Montaña en el Paisaje Ritual. Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades UAP-UNAM-Conaculta-INAH. México. Pp. 269-294. 2006 “El paisaje ritual del occidente de la Cuenca de Mexico, siglos VII-XVI: Un análisis interdisciplinario”, tesis de doctorado en Antropología. Directora de la Tesis Dra. Johanna Broda, División de posgrado, Doctorado en Antropología, ENAH, México, marzo. Rivas Castro, Francisco y María del Carmen Lechuga García 2002 “Representación de una constelación en un petrograbado del cerro del Cabrito, Naucalpan, México, en Beatriz Barba de Piña Chan (Coordinadora), Iconografía Mexicana III Las representaciones de los astros. Colección Científica No. 442. Serie Arqueología, INAH-Plaza y Valdés, SA de CV, México, pp. 61-72. Robelo, Cecilio A 1980 Diccionario de Mitología Náhuatl, Editorial Innovación, primera edición, 2 Tomos, México. Robles García, Alejandro 1995 “Geografía cultural del Suroeste de la Cuenca de México: Estudios Históricos sobre el Pedregal, Ajusco y M, Contreras”, tesis de maestría en Historia y Etnohistoria, División de Estudios de Posgrado, ENAH, México. Romero Garcia, Juana 2004 “El señor del rayo. Comunidad y Ritual Agrícola en Santa Cruz Ayotusco, tesis de Maestría en Historia y Etnohistoria. Directora de Tesis: Catharine Good Eshelman, División de posgrado, ENAH, México. 291 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 291 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Ruiz de Alarcón, Br. Hernando 1953 Tratado de las idolatrias, superticiones, dioses, ritos, hechicerias y otras costumbres gentilicas de las razas aborigenes de México (1629), en Sánchez de Aguilar,Dr. Pedro y Lic. Gonzalo de Balsalobre: Notas, comentarios y un estudio de Don Francisco Del Paso y Troncoso, Editado bajo la dirección de Mario Navarro Zimbrón, Ediciones Fuente Cultural, Segunda Edición, La Gran Tenochtitlan-México, tomo XX, pp.5-180. Sahagún, Fray Bernardino de 1981 Historia general de las cosas de Nueva España, edición de Ángel Ma. Garibay K., Editorial Porrúa, cuarta edición, 4 tomos, México. 1989 Historia General de las cosas de Nueva España, Introducción, paleografía, glosario y notas de Josefina Garcia Quintana y Alfredo López Austin (eds.), Segunda edición Conaculta, Alianza Editorial Mexicana, 2 tomos, México. Saide Sesín 1984a “En la piedra, los xochimilcas dejaron escrita su historia y sus creencias I”, en Periódico unomásuno, sábado 21 de julio, Pg. 19. México. 1984b “El cerro sagrado de los xochimilcas II”, en Periódico unomásuno, domingo 22 de julio, México. Salazar, Ponciano 1966 “Maqueta Prehispánica Teotihuacana”, en Boletin del INAH, número 23, marzo, México, pp.4-11. Samaniega, Francisco 1996 “la escalera del Padre Sol revisitada”, ponencia presentada en la XXIV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de la Antropología, Tepic. Nayarit. S/f La gráfica rupestre en Nayarit, informe de investigación, Tepic, Centro INAH-Nayarit. Seler, Eduard 1904 Codex Borgia, Eine altmexikanische Bilderschrift der Biblothek der Congregatio de Propaganda Fide, Berlin. Schávelzon, Daniel 1982 “Algunos tipos de figuras arquitectónicas del altiplano central y su área de influencia”, en Las Representaciones de Arquitectura en la Arqueología de América. Coordinación de Extensión Universitaria. Tomo 1, Capitulo 36, UNAM, México, DF, pp.391-402. 1987 “Las maquetas en el arte funerario del Ecuador prehispánico”, en Luise Noelle (Ed.) y Beatriz de la Fuente (Co.). Arte Funerario. Coloquio Internacional de Historia del Arte, Instituto de Investigaciones Estéticas. Cuadernos de Historia del Arte 41- vol.II, UNAM, México, DF, pp.17-23. Schmidt, Peter, Mercedes de la Garza, Enrique Nalda Maya. Primera edición Bompiani. Conaculta-INAH. (Italia), México. Scholten de D’ébneth, FRAI, Maria 1982 Chavin de Huantar. ¿Observatorio?. Algunas Reflexiones sobre la repercusión de la Astronomia en las culturas. Vol. III. Editorial Juan Mejia Baca.Lima, Perú. Pp.5-34. 292 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 292 25/03/20 16:03 Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa alta Serje de la Ossa, Margarita 1984 Organización Urbana en Ciudad Pérdida, (Proyecto Parque Histórico y Reserva Natural del Alto Buritaca), Colección de Cuadernos de Arquitectura ESCALA, número 9, noviembre, Fondo Editorial ESCALA, Bogotá- Colombia. Serna, Dr.Jacinto de la “Manual de Ministros de indios”, en Ponce Pedro y Fray Pedro de Feria: Tratado de las idolatrias, superticiones, dioses, ritos, hechicerias y otras costumbres gentilicas de las razas aborigenes de México, notas, comentarios y un estudio de Don Francisco del Paso y Troncoso, Editado bajo la dirección de Mario Navarro Zimbrón, Ediciones Fuente Cultural, La Gran Tenochtitlan-México, segunda edición, tomoX, pp.39-368. Sopena, Ramón Nueva Enciclopedia Sopena., Diccionario Ilustrado de la Lengua Española, Editorial Ramón Sopena, tomo III, Barcelona-España. Sprajc, Ivan 1996 La Estrella de Quetzalcóatl: El planeta Venus en Mesoamérica (Arqueoastronomía), Editorial Diana, México. 1997 “Orientaciones en la arquitectura prehispánica del México Central: Aspectos de la geografía sagrada de Mesoamérica”, tesis de doctorado. Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México. Stanislavski, Dan “Tarascan political Geography”, en American Antropologist, New Series, v. 49. pp. 46-55. Tello Charles, Norma 1993 Las expresiones rupestres de la Cuenca de México, tesis de Licenciatura en Arqueología, ENAH. México, DF. Tichy, Franz 1983 “El patrón de asentamiento con sistema radial en la meseta central de México: ¿’Sistemas Ceque’ en Mesoamérica”? In Jahrbuch für Geschichte von Staat, Wirtschaft und Gesellschaft, Lateinamerikas, vol. 20, Cologne-Viena, Böhlau Verlag, pp.61-84. 1991 Die geordnete Welt indianischer Völker: Ein Bespiel von Raumordnung und Zeitordnung im vorkolumbischen Mexiko, Das Mexiko-Projekt der Deutschen Forschungsgemeinschaft, Band 21, Stuttgart, Franz Steiner Verlag, Wiesbaden. Topping, Audrey “The First Emperor’s Army China’s Incredible Find”, Painting by Yang Hsien-Min,The National Geographic Magazine vol.153, No. 4, April, Washington, D.C., pp.440-459. Torquemada, Fray Juan de 1975 Monarquía Indiana, Tercera edición preparada bajo la coordinación de Miguel León-Portilla, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 7 vols., México. Viramontes Jaime, Carlos 2002 “Los paisajes rituales de los recolectores cazadores, un estudio de la gráfica rupestre de Querétaro prehispánico”, tesis de Doctorado en Antropología. Directora de la tesis Dra. Johanna Broda. División de Posgrado. Doctorado en Antrología. ENAH, 2 Tomos. México. 293 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 293 25/03/20 16:03 Juan Rafael Zimbrón Romero Worsley, Peter 1980 Al son de la trompeta final. Un estudio de los cultos “cargo” en Melanesia, Traducción de Eulalia Perez Sedeño, serie Historia de los Movimientos Sociales, Editorial Siglo XXI, España, Primera edición en español. Zimbrón Romero, Juan Rafael “La región sagrada de los xochimilcas”, en Juan Antonio Perujo y Ernesto Rico (Eds.), Cuaderno de trabajo Maestrías, Historia, Etnohistoria, Arqueología. Presentación de Hilda Iparraguirre, Departamento de Publicaciones, Subdirección de Extensión Académica, ENAH. México, DF, Cuicuilco, pp. 16-23. 1992 “Las cruces punteadas de Santa Cruz Acalpixcan, Xochimilco”, en Juan Antonio Siller (ed.), Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana, número 19, abril, Seminario de Arquitectura Prehispánica, Centro de Investigaciones en Arquitectura y Urbanismo, Facultad de Arquitectura, UNAM, México, pp.59-74. 1997 “El solsticio de invierno en el valle de México”, en revista México Desconocido, Editorial México Desconocido, México, número. 250, diciembre, pp.18 - 26. 2002 “Observaciones calendáricas de las salidas del Sol detrás del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl durante el solsticio de invierno.” en Beatriz Barba de Piña Chán (Cordinadora), Iconografía mexicana III Las representaciones de los astros, colección científica no. 442, Serie Arqueología, Conaculta-INAH y Plaza y Valdés, SA de CV. México, pp.93-114. 2008 “El solsticio de invierno en el paraje de Piedra Larga Acalpixcan y el cerro Xochitepec.”, en revista de reflexión y difusión Nosotros, Duro Comunicación con Sentido, SA de CV. Delegación Tlahuac, México, número 110, Enero, pp. 29-31. 2008 Los calendarios de horizonte en sitios prehispánicos e iglesias coloniales de Xochimilco y Milpa Alta. Tesis de doctorado. Director de tesis Dr. Stanislaw Iwaniszewski, ENAH-INAH, Cuicuilco México. 2011 “El Popocatépetl como marcador solsticial en Milpa Alñta y Xochimilco: alineamiento de tres sitios prehispánicos el 21 o 22 de diciembre de cada año” en Stanislaw Iwaniszewski y Silvia Vigil (eds,) Identidad, paisaje y patrimonio, Conaculta-Dirección de Estudios Históricos-ENAH-INAH, México, pp.153-166. Zingg, Robert M 1938 The Huichols: Primitive Artist. Report of the Mr. And Mrs. Henry Pfeiffer Expedition for Huichol Ethnography, University of Denver- G E Stechert & Co. (ed). New York. 294 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 294 25/03/20 16:03 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 295 25/03/20 16:03 296 paisajeMMM369MMM con correciones de Zimbrón.indd 296 25/03/20 16:03