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Trabajo final. tesis. JOSE LUIS CORRAL svd[1]

1 “LA VIDA RELIGIOSA ORIGINADA EN CÓRDOBA A FINALES DEL SIGLO XIX” Emergentes eclesiales en la Argentina Moderna. El acontecimiento y su exegética José Luis Corral 2 3 LA VIDA RELIGIOSA ORIGINADA EN CÓRDOBA A FINALES DEL SIGLO XIX 4 Universidad Católica de Córdoba Facultad de Filosofía y Humanidades Licenciatura en Ciencias Religiosas “La Vida Religiosa originada en Córdoba a finales del siglo XIX” Emergentes eclesiales en la Argentina Moderna. El acontecimiento y su exegética José Luis Corral Director: Dr. Luis Omar Liberti 2007 5 A los jóvenes que comparten el camino de la Formación Inicial en la Vida Religiosa porque traen sangre y rostro nuevo a nuestras Congregaciones. A los que nos precedieron, porque nos testimoniaron con sus vidas que es posible ser fieles en el anuncio alegre y en el servicio generoso. A los de la mitad del camino, porque cuando la sed aprieta y la fatiga aparece, saben volver al pozo, parar y seguir. A las familias y comunidades, amigos y amigas, con quienes nos vamos haciendo hermanos y humanos, más libres y más felices. 6 7 ÍNDICE GENERAL PRESENTACIÓN …………………………………………………………………………9 CAPITULO I. HISTORIA Y TEOLOGIA LA VIDA RELIGIOSA QUE SE CORPORIZA Y TEMPORALIZA 1. HISTORIA Y TEOLOGIA, RELATO DE UNA PRESENCIA……...………. 13 2. LA VIDA RELIGIOSA SIEMPRE REHACIENDOSE ENTRE LA MEMORIA Y EL PROYECTO ……………………………..………… 14 3. HACIA UN MÉTODO HISTÓRICO Y HERMENÚTICO ………..……..… 16 4. VIDA RELIGIOSA EN EL TIEMPO SOCIAL, HISTORIZACIÓN DE UN CARISMA ………………………….………… 18 5. VIDA RELIGIOSA EN EL ESPACIO CULTURAL, INCULTURACION DE UN CARISMA……………………….…………… 20 CAPITULO II. PANORAMA SOCIO-POLITICO CONTORNEO CULTURAL AMBIENTAL INTRODUCCIÓN ………………………………………………………………...… 24 1. TRES DÉCADAS Y EL PASO HACIA LA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA ………………...………………...……. 24 1.1. LOS AÑOS SETENTA……………………………………………..….. 25 1.2. LA GENERACIÓN DE LOS OCHENTA ……………………….….…. 27 1.3. ÚLTIMA DÉCADA DEL SIGLO XIX …………………….……….…. 30 2. CÓRDOBA A FINALES DEL SIGLO XIX, SUS VECINOS Y SU FISONOMÍA...……………………………….……….…. …32 2.1. LOS HABITANTES Y LA ORGANIZACIÓN SOCIAL ………….….. 34 2.2. EL ESTADO DE LA EDUCACIÓN EN CÓRDOBA……………...….. . 37 2.3.1. LA INSTRUCCIÓN EN CÓRDOBA, HISTORIA Y DESARROLLO ……………………………………… 37 2.3.2. LA INSTRUCCIÓN EN CÓRDOBA A FINALES DE SIGLO XIX ………………………………………. 40 . CAPITULO III. PANORAMA ECLESIAL LA IGLESIA EN LA ENCRUCIJADA INTRODUCCIÓN …………,,,,,,,,,,,,,,,,,…………………………………………….. 44 1. LA IGLESIA EN ARGENTINA, ANTECEDENTES Y NUEVA SITUACIÓN TRAS LA INDEPENDENCIA .…………….……………………………………. 44 2. LA IGLESIA Y LA MODERNIDAD ……………………...…………………….. 46 3. LA DIÓCESIS DE CÓRDOBA ………………………..…………………………...47 3.1. UNA IGLESIA QUE SE REHACE Y SE RECUPERA……………..…. 48 3.2. UNA IGLESIA QUE QUIERE RESPONDER A LAS NECESIDADES DEL MOMENTO…………….…... 52 3.3. UN SÍNODO DIOCESANO EN EL SIGLO XIX …………………….. 54 CAPITULO IV. IGLESIA Y ESTADO LA EDUCACION COMO CAMPO DE CONFLICTO INTRODUCCIÓN………………...………………………………………………….. 59 1. EL ENFRENTAMIENTO ENTRE LIBERALES Y CATÓLICOS……..….…….. 59 1.2. CAUSAS, EXPRESIONES Y CONSECUENCIAS DEL CONFLICTO….…..... 60 8 2. TRES MIRADAS SOBRE LA EDUCACIÓN DESDE EL CONFLICTO IGLESIA Y ESTADO …………………………… 64 2.1. EL CATOLICISMO COMO AGENTE CONSERVADOR Y CUSTODIO DE LA TRADICIÓN………… 65 2.2. LA CONSOLIDACIÓN DE UN SISTEMA COMPUESTO……….….. 68 2.3. LA EDUCACIÓN COMO FACTOR DE INTEGRACIÓN SOCIAL….. 71 3. LA OPOSICIÓN AL LAICISMO LIBERAL Y LA ORGANIZACIÓN DEL CATOLICISMO ………….……………………….71 4. IGLESIA E IDENTIDAD NACIONAL …………………….……………………. 75 CAPÍTULO V. VIDA RELIGIOSA FEMENINA A LA CORDOBESA INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………..…….. 79 1.ESCLAVAS DEL CORAZÓN DE JESUS ……………………………………..…..80 1.1. MADRE CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ ……………..…….... 80 1.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN…………………..….. 82 1.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN……………... 85 2.TERCIARIAS MISIONERAS FRASCISCANAS …………………………………88 2.1. BEATA MARÍA DEL TRÁNSITO CABANILLAS DE JESÚS SACRAMENTADO…………………………… 88 2.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN……………………... 91 2.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN……………… 96 3. HIJAS DE MARIA INMACULADA – CONCEPCIONISTAS ………………... 99 3.1. JERÓNIMO EMILIANO CLARA……………………………………… 99 3.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN ……………………… 101 3.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN………………. 105 4. HERMANAS ADORATRICES DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO ……….…....107 4.1. JOSÉ MARÍA BUSTAMANTE ………………………………….…...... 107 4.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN ………………….….... 109 4.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN…………….. 111 5. TERCERAS DOMINICAS DE SAN JOSÉ ……………………………………….114 5.1.MONSEÑOR FRAY REGINALDO TORO …………………………... 114 5.2 LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN …………………….. 119 5.3.- MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN …………… 122 6. TERCERAS MERCEDARIAS DEL NIÑO JESÚS ……………………………...124 6.1. FRAY JOSÉ LEÓN TORRES …………………………………………. 124 6.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN……………………... 126 6.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN ……………. 129 CAPÍTULO VI. BALANCES Y PERSPECTIVAS INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………………134 1. SEIS CLAVES DE LECTURA E INTERPRETACIÓN DE LA PRAGMÁTICA FUNDACIONAL……………………………………… 134 1.1 LA CUESTIÓN IDEOLÓGICA, UN CONFLICTO CON FONDO POLÍTICO Y CON FORMA RELIGIOSA………………... 136 1.2. ACOMPAÑAMIENTO ECLESIAL, LA INCLUSIÓN DE UN NUEVO MODO DE VIDA RELIGIOSA ……….137 1.3.UN CINTURÓN SUB-URBANO EN LA CÓRDOBA DE LA MODERNIZACIÓN…………………………….. 141 1.4. MINISTERIALIDAD DE LAS NUEVAS FUNDACIONES………... 143 1.5. LA VIDA RELIGIOSA FEMENINA EN ACCIÓN ……..…………... 146 1.6. IMPREGNADA DE SANTIDAD Y DE FERVOR APOSTÓLICO….. 148 2. PERSPECTIVAS. REFUNDACION PARA EL REINO 9 Y PARA UNA SOCIEDAD NUEVA ……..…………………………………….. 150 2.1. IGLESIA, HISTORIA Y REINO DE DIOS …………………………....151 2.2. LA CUESTIÓN EDUCATIVA COMO INTEGRADORA Y TRANSFORMADORA DE LA SOCIEDAD.. 2.2.1. LA ESCUELA CATÓLICA Y LA CULTURA NACIONAL………………………………..…… 154 2.2.2. LA EDUCACIÓN Y LA CONSTRUCCIÓN NACIONAL.... 156 2.3. A DONDE EL ESPIRITU LA LLEVE ………………………………... 157 CONCLUSIÓN ……………………………………………………………………………… 159 INDICE BIBLIOGRÁFICO …………………………………………………………………..161 10 PRESENTACION El tema del presente trabajo es acercarnos a los orígenes de Congregaciones Religiosas que tienen como plataforma y escenario a la ciudad de Córdoba, surgidas en los últimos 30 años del siglo XIX. Elijo este tema por mi pertenencia a esta forma de vida eclesial, la vida religiosa, y por mi origen cordobés, por esta doble identidad me he sentido fuertemente interesado por conocer de modo más cercano este hecho acaecido entre nosotros y que es un suceso significativo para la Iglesia local que ha abierto cauces teológicos y pastorales nuevos. El trabajo es encarado desde una perspectiva exploratoria donde busqué interconectar datos sociológicos, históricos, pastorales y eclesiales. Encontraremos un fuerte acento en la temática propia de la Vida Religiosa y de un modo más concomitante en la temática ligada a la educación, campo primordial de la praxis de los Institutos estudiados. La Vida Religiosa como forma particular de seguimiento de Jesucristo en el conjunto de la comunidad eclesial es considerada como un carisma del Espíritu para la edificación y enriquecimiento de la misma. Pero no podemos obviar que también es una respuesta y una propuesta eclesial a un contexto específico con sus desafíos, demandas y conflictos. De ahí, que nos sea imperioso rastrear los finales del siglo XIX signados por la consolidación de la joven República que después de haber recorrido el camino de la independencia va perfilando una silueta propia que no es ajena a las ideologías y movimientos epocales de la modernidad. A su vez, la Iglesia también pretende adecuarse a esta nueva realidad y posicionarse de un modo nuevo en la sociedad donde interactúa. La particularidad de nuestra Iglesia es fruto de su ubicación y del diálogo con las culturas locales que la llevan a configurarse de un modo peculiar. Elijo investigar esta etapa histórica por ser un período de transición epocal tanto en lo civil como en lo eclesiástico. Momento en que se encamina hacia la consolidación de un modelo de Estado y por ende de Iglesia, al cual se volverá recurrentemente para repensar nuestra identidad nacional. En el contexto nacional, la ciudad de Córdoba se distingue en aquellos años, por el fenómeno de la creación de varias familias religiosas. Nuestra investigación pretende ayudar a desconstruir cómo se delineaba la Iglesia particular de Córdoba en aquellas circunstancias y a detectar algunas fuentes de inspiración para las nuevas fundaciones. Historia y teología se entrecruzarán; los fenómenos sociales, culturales y políticos se interrelacionarán con los movimientos espirituales y las dinámicas eclesiales dando origen a 11 interesantes figuras como Fray Reginaldo Toro, Beata Tránsito Cabanillas, Cura Brochero, entre otros. La historia de la Vida Religiosa necesariamente debe integrarse a la historia de la Iglesia y a la historia civil ya que de y en sus contornos deviene a la existencia carismática. La Vida Religiosa ha incidido e incide en la construcción de la historia, y la historia la ha troquelado con rasgos y rastros definidos. Así en nuestro estudio se entrelazarán el aspecto teológico e histórico, como un binomio que buscará la comunión sintáctica y sintética a lo largo de nuestra reflexión. Consideramos que para desarrollar una reflexión de la Vida Religiosa cordobesa, no podremos hacerlo sino analizando su inicio y desarrollo en tanto inserta en el contexto civil y eclesial propio. Buscaremos de estudiar y de integrar en nuestra investigación, cómo las causas y las consecuencias que algunos hechos de vida, acontecimientos o fenómenos de la historia civil y eclesial de Córdoba conforman un contexto apropiado en el cual surgirán y se desplegarán algunas fundaciones de Congregaciones a finales del siglo XIX. De este modo, queremos acercarnos a la historia con y desde una visión teológica y a su vez afrontar un estudio teológico con y desde una visión histórica. El encuentro con esta realidad nos arrojará algunas luces para comprender la configuración de esta Vida Religiosa a la “cordobesa”, para acercarnos a sus orígenes y desenvolvimiento, para plantearnos algunas preguntas y para descubrir algunas perspectivas y tendencias de cara a nuestro presente y futuro. También, desplegaremos nuestra reflexión desde el contexto actual donde la Vida Religiosa se traza el reto de recuperar su memoria, el relato biográfico; apuntando al desafío de la fidelidad creativa y de la “refundación”. Nos interiorizaremos y reflexionaremos la Vida Religiosa a partir de la perplejidad y de los interrogantes que conviven en su seno, desde la búsqueda de una nueva comprensión de su identidad y su misión en la Iglesia y en el mundo, desde la recuperación de su llamado a la minoridad evangélica en el mapa eclesial y desde su descentramiento y reconcentración al servicio del Reino. En marcha hacia el bicentenario de la Revolución de Mayo, desde el debate que como Nación nos debemos, y en la coyuntura donde se plantea el conflicto de civilizaciones y culturas podemos aportar alguna luz a nuestra identidad y raíz cultural argentina y cordobesa. Durante el proceso de elaboración de este trabajo no he encontrado referencias de un trabajo similar y espero así contribuir a recuperar la memoria y el aporte de la Vida Religiosa en la Iglesia particular de Córdoba que ha irrumpido en múltiples carismas y se ha cristalizado en diferentes Institutos. 12 Este trabajo me ha llevado a investigar variadas fuentes (historia nacional, provincial, eclesial, congregacionales, etc.) y a confeccionar algunas claves para su sistematización e interpretación. También debí integrar algunos elementos de Teología de la Vida Religiosa, su espiritualidad y su inserción eclesiológica a fin de enmarcar un examen más completo. Fue importante la recolección de bibliografías, el acceso a fuentes directas como también recurrir a la orientación de personas referentes en estas áreas. La propuesta programática es realizar un primer capítulo que dé cuenta de una aproximación a la relación entre historia y teología para justificar y presentar el tema y la problemática a abordar. Así podremos comprender la vida religiosa como institución sociológica expresada en el tiempo y como carisma del Espíritu Santo que hace a la vida y a la santidad de la Iglesia. Allí nos extenderemos en el método hermenéutico escogido como el más oportuno para nuestra investigación. Seguidamente nos detendremos en un segundo capítulo de carácter histórico- descriptivo donde se visualice el contexto socio-cultural de la época y que sirva de encuadre a lo que desarrollaremos posteriormente. El tercer capítulo es sobre la historia de la Iglesia, tanto de Argentina como de Córdoba, allí estableceremos el tipo y los modos de relación entre Iglesia, Estado y cultura. En el capítulo cuarto introducimos, de modo escueto, la temática especial de la educación desde nuestro interés investigativo, ello responde a que es uno de los campos sobresalientes en cuestión y por su influencia o impacto en la construcción de la identidad nacional. Luego pasaremos al quinto capítulo, el más extenso, donde presentaremos como en una galería de fotos las seis Congregaciones estudiadas, allí abriremos este abanico de las fundaciones que se fueron desplegando con sus matices en nuestro medio. El sexto capítulo es donde recuperaremos el material recogido para ser interpretado desde claves de análisis y reflexión teológicas-pastorales. En esta última etapa, procuraremos responder a los planteos levantados en el transcurso del estudio y de este modo arribar a un balance y a algunas perspectivas que respondan a los actuales desafíos que transita la Vida Religiosa. Este trabajo nos deja la tarea de operar como personas bilingües que capten y comprenden el conjunto léxico-sintáctico hecho de palabras y significados, gestos y signos del ayer desde el cual podemos leer los textos que la historia escribió y saberlos traducir a las categorías de hoy para que recobren su vigor y empujen a nuevas interrogaciones. 13 CAPITULO I HISTORIA Y TEOLOGIA LA VIDA RELIGIOSA QUE SE CORPORIZA Y TEMPORALIZA 14 INTRODUCCIÓN En torno a la Vida Religiosa existe una bibliografía amplísima, sin embargo no existe un estudio que abarque de modo cronológico y sistemático una historia de la Vida Religiosa en Córdoba. Es esta historia larga que vale la pena recordar, aunque no haya metido mucho ruido, en la que nos vamos a detener en las páginas siguientes. La Historia de la Vida Religiosa necesariamente debe integrarse a la historia de la Iglesia y a la historia civil si quiere ser inteligible ya que en sus contornos viene a la existencia. La Vida Religiosa ha incidido e incide en la construcción de la historia, y la historia la ha troquelado con rasgos y rastros definidos. El trabajo que nos proponemos intenta modestamente cubrir este vacío y contribuir a recuperar una memoria que con una mirada global reconozca el paso del Espíritu en la historia de nuestra Iglesia local que ha irrumpido en múltiples carismas. Esta acción pneumática se ha cristalizado en diferentes Institutos, hoy descubrimos ese hilo conductor desde el que podemos recomponer su presencia y praxis. No se trata sólo de una reconstrucción arqueológica sino de una lectura de un hecho de vida que ha sobrevenido en una dirección determinada bajo diferentes signos, opciones, expresiones, presencias y personas, etc. En este capítulo queremos explicitar algunos presupuestos teóricos-metodológicos que seguimos a lo largo de nuestro trabajo. Nos detendremos en la articulación historia y teología, consideraremos el nexo entre la vida religiosa como un acontecimiento anclado y arraigado en un momento socio-histórico determinado y como dinamismo desplegado en un devenir temporal donde se refunda y reinterpreta. 1. HISTORIA Y TEOLOGIA, RELATO DE UNA PRESENCIA Cuando nos planteamos el tema de la historia y de la teología somos conscientes que estamos sumergidos en un tiempo que se destaca por tirar el pasado por la borda, caracterizado por la desconexión con la tradición y escindido con la historia. Convivimos con discursos que pretenden certificar que hemos llegado al final de la historia y donde todo se agota y volatiza en el instante y en lo inmediato, puro presente desgarrado, ahistórico y anclado en el fragmento, horizontes donde se confunden lo utópico y lo apocalíptico. 15 Hoy consideramos que uno de los peores infortunios que nos puede pasar es el perder la memoria del pasado porque es imposible una proyección hacia el futuro si no se basa en la memoria. Nuestra reflexión la hacemos desde un escenario donde la Vida Religiosa se plantea su reposicionamiento en la Iglesia y en la sociedad, con la impaciencia de algunos y la lentitud de otros para introducirse en esta dinámica. Nueva, es también, la situación donde quiere “renominarse” a partir de las coordenadas emergentes con las cuales se relaciona. En este rico tiempo de relectura y resignificación miramos el camino para enhebrar el pasado con nuestro presente y futuro, contemplamos las muchas y variadas experiencias históricas que han emergido en nuestra tierra y así hilvanamos personas significativas, verdadera “nube de testigos”; acontecimientos, dinámicas y procesos que inciden en nuestro relato actual. Entendemos la memoria como evocación, construcción de presencia, como aquel volver a hacer pasar -hoy- por el corazón lo que se ha sedimentado en el devenir histórico. Hacer memoria es entrar en los atolladeros y laberintos de la vida, es sumergirse en caminos y rumbos; es explorar los afluentes que buscan el cauce de un río que crean biografías; es conjugar y reanudar herencias y esperanzas. La historia de la Vida Religiosa nos conecta con el contexto eclesial y social de su origen y evolución, lo que hoy existe es fruto de un largo proceso histórico que la ha codificado, organizado, regulado. El peligro es identificar el elemento esencial-instituyente con la proyección sociocultural de sus arranques, con su institucionalización y estorbar a que puedan y deban transformarse cuando el avance epocal y los cambios lo exijan. La identidad de una Congregación lo dirá su historia, lo que cada Congregación tiene de propio, exclusivo, intransferible es lo que en su historia se ha ido concretando y formulando; sus representaciones y la multiplicidad de experiencias necesitan articularse, expresarse y “decirse” a otros. 2. LA VIDA RELIGIOSA SIEMPRE REHACIENDOSE ENTRE LA MEMORIA Y EL PROYECTO Antes de reflexionar sobre la Vida Religiosa hay que observar atentamente el hecho histórico en el tejido eclesial donde ha asomado, la Teología de la Vida Religiosa es posterior (es un acto segundo) a la Vida Religiosa vivida en la Iglesia a lo largo de su historia. Esta 16 historia de la Vida Religiosa puede ser observada por el sociólogo o por el historiador de la cultura, pero desentraña su sentido a la luz de la fe ya que pertenece a la estructura pneumática de la Iglesia1. Al recorrer los diversos ciclos de la Vida Religiosa en las vicisitudes de la historia, no sólo miramos como el historiador científico sino como el teólogo que contempla la acción de Dios en su Iglesia. No será nuestra investigación un estudio exhaustivo y detallado de toda la historia, sino una exposición breve y sintética de los momentos más significativos de ella. En toda historia de una Congregación hay momentos determinantes que cobran especial significatividad y relevancia como es el momento fundacional donde hay gérmenes que en el espacio y tiempo se irán desarrollando y donde muchas de sus posibilidades escondidas saldrán a la luz bajo diferentes expresiones, estos orígenes serán lo que conectaremos en los capítulos siguientes. Somos conscientes que también se dan mutaciones, desplazamientos y asunción de nuevas contingencias en el desarrollo histórico, pero no podemos aquí detenernos mayormente en ello. Cualquier momento de la historia de un instituto será una recapitulación y actualización de todo su pasado. El itinerario contará con constantes, giros, rupturas, continuidades y discontinuidades que escribirán páginas y estrofas de su historia que sólo podrán ser conjugadas desde sus comienzos y sus horizontes. El momento originante, con su carácter prototípico y referencial será para los Institutos Religiosos, en otras circunstancias, criterio inspirador para revincularse con su matriz e impulsador para reingeniarse para adelante con prospectivas y perspectivas originales, con gestos, relaciones y discursos novedosos. Ningún Instituto surge acabado, perfecto y con un camino previsible hasta su culminación, no son un producto preconfeccionado, pero sí nacen con una orientación y propósito que de uno u otro modo los acompañarán y madurarán en la situaciones donde se encuentren. Hoy percibimos que para “nacer de nuevo” hay que volver a las intuiciones primigenias, a la audacia de los pioneros que arriesgaron por caminos inéditos, a las perspectivas fundacionales sacudidas de lo que el tiempo pueda haber acumulado y convertido en lastre. También hay que reconocer que muchos discursos y prácticas se han vuelto desfasados, obsoletos e inadecuados, lo cual exige una seria labor de discernimiento y transformación con fidelidad creativa: fidelidad vigilante y libertad creativa. 1 Cf. VÍCTOR CODINA.- NOÉ ZEVALLOS, Vida Religiosa: Historia y Teología, Paulinas, Madrid 1987, 7274. 17 “[…] el carisma profético de la Vida religiosa se comprende de cara a la frontera y de cara al centro de la Iglesia. Desde su origen la intuición de los fundadores apuntaba a las llagas que aquejaban a la Iglesia de su tiempo y buscaban en la misión y el testimonio formas alternativas de vida evangélica que puedan cuestionar a la institución de la Iglesia a la vez que la hacían presente más allá de sí misma […] si nuestra refundación no agarra la realidad histórica de la Iglesia seremos rápidamente catalogados como sectas iluministas sin relevancia. Y si nos conformamos con el actual orden institucional, estaremos arrastrados en su inevitable debacle […] hablar de refundación supone revisar nuestros modos y practicas de organización, nuestros mecanismos y estructuras de decisión, de poder y de participación tanto al interior de nuestras comunidades como en las estructuras sociales donde estamos implicado […] Al emprender la gran tarea de la refundación es necesario plantearnos la pregunta de nuestra antropología implícita […] esta revisión pasa por una relectura de nuestra comprensión y vivencia de reciprocidad, de género, de la afectividad y de la sexualidad. Supone releer juntos cómo entendemos la convivencia de diversas generaciones, culturas y razas […[ esta revisión debe desembocar en opciones éticas claramente inspiradoras de nuestra acción y de nuestra identidad […]”2. La refundación es el camino de la Vida Religiosa que quiere abrirse a lo nuevo y abrir lo nuevo desde su rehacerse en las ráfagas de oportunidades de la historia y desde su mordiente profética en la comunidad eclesial. 3. HACIA UN MÉTODO HISTÓRICO Y HERMENÚTICO La tradición cristiana ha desarrollado la importancia de la memoria y de la historia para la afirmación de la identidad y para insertarnos de modo apropiado en el presente, en las coyunturas de las corrientes que nos surcan y en las tendencias que se vislumbran. Solamente se podrá comprender el presente de la Iglesia y de la Vida Religiosa si se ha comprendido todo su pasado. La memoria es un elemento central y constitutivo de la experiencia de fe, así lo expresaron Metz, Bloch y Marcusse al afirmar que el cristianismo no es recuerdo sino memoria activa, peligrosa y liberadora de Jesús3. La hermenéutica bíblica nos ayuda a apropiarnos de su método ya que considera el texto desde el dinamismo unitario del acontecimiento y de la palabra (gesta et verba), texto sin historia o historia sin texto son secciones imprecisas y equívocas. 2 Cf. SIMÓN PEDRO ARNOLD, Caminos de refundación, Revista CLAR Nº 215, Bogotá Julio-Agosto 2000, 51-52. 3 Cf. XAVIER ALECRE, Memoria subversiva y esperanza para los pueblos crucificados. Trotta, Madrid 2003. 18 La historia es el registro, filtro y clave donde el sujeto (individual o colectivo) entra en diálogo con el suceso del pasado y lo comprende, así lo profundizaron los hermeneutas contemporáneos como Ricoeur, Habermas, Gadamer, o desde el lenguaje y la desconstrucción como Derrida y otros. Gadamer en su obra “Verdad y Método” nos facilita el instrumental del “círculo hermenéutico” desde donde comprendemos un texto determinado por el movimiento de la precomprensión y del horizonte, donde se funde el movimiento de la tradición y el movimiento del intérprete, donde se da una verdadera bipolaridad de familiaridad y extrañeza entre la distancia en el tiempo y su significación para la comprensión en el hoy. Según Gadamer, al acercarnos a la comprensión de un dato histórico nos hallamos siempre bajo los efectos de una historia efectual, es decir, que el ser histórico no se agota nunca en la situación ni en el saberse sino que pervive en el tiempo donde se liga con el horizonte que lo abarca y lo abre a nuevos horizontes, de esta manera se forma un único y gran horizonte que rodea tanto al hecho como al exegeta. “[…] la movilidad histórica de la existencia humana estriba precisamente en que no hay una vinculación absoluta a una determinada posición, y en este sentido tampoco hay horizontes realmente cerrados. El horizonte es más bien algo en lo que hacemos nuestro camino y que hace el camino con nosotros. El horizonte se desplaza al paso de quien se mueve. También el horizonte del pasado, del que vive toda vida humana que está ahí bajo la forma de la tradición se encuentra en un perpetuo movimiento […] este desplazarse no es ni empatía de un individualidad con la otra, ni sumisión del otro bajo los propios patrones; por el contrario, significa siempre un acenso hacia una generalidad superior, que rebasa tanto la particularidad propia como la del otro [...]”4. La fusión de horizontes del presente con el histórico hace ganar una panorámica más amplia, sin negar la alteridad entre texto y presente se admite su superación en una nueva comprensión. Sobre este aporte de Gadamer volveremos en el capítulo final dedicado a las claves de interpretación y balance de lo investigado. Lo histórico es ampliamente rumiado por la filosofía, contamos con exposiciones ejemplificadoras en San Agustín, Hegel, Spengler, Toynbee, Diltley, Ortega y Gasset, Heidegger donde nos brindan diferentes accesos a esta dimensión. Además, el enfoque psicológico (psicoanalítico-psicogenético) con la introspección, las teorías sociológicas y culturales, nos develan la importancia de la temporalidad e historicidad, el desarrollo histórico y los procesos evolutivos. Es un dato innegable la calidad 4 Cf. HAN GEORGE GADAMER., Verdad y método. Fundamentos de una hermenéutica filosófica, Sígueme, Salamanca 1977, 374-375. 19 y necesidad de dicha contribución en la que no ahondaremos para no dispersar nuestra atención de lo que aquí nos ocupa. Generalmente en la conciencia social y eclesial nos ligamos al pasado, nos sabemos comunidad con memoria y por lo tanto con horizonte. A la par corresponde reconocer que en este hacer memoria se nos mezclan idealismos, anacronismos, mistificaciones, recortes y hasta olvidos o amnesias. La memoria no está libre de trampas, lo hegemónico y predominante puede encubrir pequeñas historias, memorias mínimas, lo circular y cotidiano, lo asincrónico y discontínuo, lo marginal y desapercibido. La memoria siempre es construcción, es relato, es narración y no se está libre de manipular, falsear o adulterar desde intereses y necesidades particulares el texto del pasado. De suyo el tiempo y la historia es poliforme, se escamotea de nuestras miradas, nunca es del todo transparente y tampoco se deja agotar en una sola experiencia ni en una sola expresión que lo hace manifiesto5. El lugar personal, social, eclesial y epistemológico desde donde leemos y rescatamos la historia al igual que las mediaciones, fuentes, procedimientos e instrumentos de los que nos valemos, circunscriben nuestra visión y por lo tanto nuestra lectura será siempre relativa, parcial y provisoria. 4. VIDA RELIGIOSA EN EL TIEMPO SOCIAL, HISTORIZACIÓN DE UN CARISMA La Vida Religiosa como lo dice Lumen Gentium N° 44 “aunque no pertenezca a la estructura jerárquica de la Iglesia, pertenece, sin embargo, de una manera indiscutible a su vida y a su santidad” y como lo afirma Vita Consecrata N° 22 “ […] es memoria viviente del modo de existir y de actuar de Jesús como Verbo Encarnado ante el Padre y los hermanos”. Estos presupuestos y advertencias nos guiarán para abordar estos retazos de vida donde se entrelazan el aspecto teológico e histórico. No puede haber una auténtica Teología de la Iglesia o de la Vida Religiosa si previamente no existe una Historia que la expliquen como hechos de vida, acontecimiento o fenómeno. Esto quiere decir que queremos acercarnos 5 Cf. IILESCAS NAJERA (Coord.), Un haz de reflexiones en tono al tiempo, la historia y la modernidad, Cuadernos de Cultura y Religión 5, Universidad Iberoamericana, México 1995, 298. 20 a la historia con y desde una visión teológica y a su vez afrontar un estudio teológico con y desde una visión histórica6. La Iglesia sumergida en el tiempo considera lo histórico como dimensión de la condición creatural donde se desarrolla la historia de la salvación, y abrazada por la Encarnación y la Resurrección del Verbo llega a constituirse en una dimensión de Dios. El tiempo humano ha sido visitado por la eternidad. Dios salva al hombre por Jesucristo en el tiempo y en la historia, la salvación no se realiza al margen de la historia. “El encuentro con Jesucristo y la salvación que Él nos ofrece se dieron, se dan y se darán en el corazón de la vida, en medio de sus circunstancias concretas: vínculos, conflictos y dolores; sentimientos, experiencias y acontecimientos; personas y comunidades. Pero, si las ‘pequeñas’ historias son visitadas por Dios, también las ‘grandes’ pueden recibirlo. También el nuestro es un tiempo disponible para el encuentro con Jesús resucitado, un tiempo favorable y oportuno”7. Historia y Teología se compaginan como términos interrelacionados que se requieren y fecundan reciprocramente: la reflexión crítica de la fe se confronta, se desarrolla y se articula con el evento histórico, el cual, a su vez, le brinda categorías, planteos y contornos para su inteligibilidad, ambos se enriquecen con plurisemia de sentidos, críticas y correctivos. El teólogo Bruno Forte nos plantea el reto de volver a una teología más fiel a la historia, más teológica y más éticamente responsable: “[…] si el presente es entendido como la hora de la cosecha para la historia pasada, como en las ideologías de la modernidad, se desvanece la dramaticidad del tiempo histórico y el futuro termina por ser vaciado de toda carga posible de novedad. La tensión entre ‘ya’ y ‘todavía no’ tiene una importancia fundamental para la conciencia cristiana porque motiva el rechazo de toda confusión indebida que se incline a identificar pertenencia eclesial y militancia política o ideológica, y al mismo tiempo, funda para la Iglesia la exigencia de ponerse como conciencia crítica de la praxis histórica en nombre de la permanente ulterioridad del Reino que tiene que venir […] tomar conciencia de esta condición significa desarrollar una teología más histórica, es decir, conscientemente comprometida con las preguntas verdaderas del dolor del tiempo para iluminarlas a la luz del dolor del Dios revelado en la cruz […]”8. 6 Cf. JESÚS ÁLVAREZ GÓMEZ., Historia de la Vida Religiosa, 3 volúmenes, Publicaciones Claretianas, Madrid 1996, V.1. 21-33. 7 Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Mensaje de la 79 a Asamblea Plenaria. Jesucristo Señor de la historia, Buenos Aires 2000, Nº 10. 8 Cf BRUNO FORTE, ¿A dónde va la Teología en Europa? en SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA, El misterio de Cristo como paradigma teológico, XIX Semana Argentina de Teología, San Benito, Buenos Aires 2001, 50. 21 5. VIDA RELIGIOSA EN EL ESPACIO CULTURAL, INCULTURACION DE UN CARISMA La Vida Religiosa es obra de Dios, don del Espíritu, y a la vez es obra de los hombres y mujeres que actúan en el contexto de la historia constituyendo una única realidad. La perspectiva teológica y la lectura creyente se funden con la perspectiva histórica y científica. De esta forma el objeto de este estudio es doble: una institución humana, visible, histórica que nace en medio de ciertos acontecimientos, marcada por las fracturas, contradicciones y urgencias que la originan y también un dato que se accede desde una perspectiva de fe porque se lo considera un movimiento que se desarrolla bajo la acción constante del Espíritu Santo en la Iglesia de Cristo9. La Vida Religiosa siendo un carisma del Espíritu no se da al margen de la historia, por ello será impulsada a buscar su figura histórica significativa para la situación actual. La trampa y tentación será siempre el aferrarse al pasado, añorando nostálgicamente algo que ya fue y quedarse pegado a algo que no volverá o fugarse metahistóricamente a un futuro utópico que nunca será. Otro aspecto o presupuesto hermenéutico a tener en cuenta en nuestro trabajo es el ámbito cultural, la vida religiosa se corporiza y se historiza en una cultura determinada, en nuestro caso será la “cultura cordobesa”, donde se encarna y se expresa. La relación entre Evangelio y cultura ha sido tema desarrollado con nuevos énfasis a partir del Concilio Vaticano II, donde se nos plantea el reto de la evangelización de la cultura y de la inculturación del Evangelio. “[…] El Evangelio, y por consiguiente la evangelización, no se identifican ciertamente con al cultura y son independientes con respecto a todas las culturas. Sin embargo, el Reino que anuncia el evangelio es vivido por hombres profundamente vinculados a una cultura, y la construcción del Reino no puede por menos de tomar los elementos de la cultura y de las culturas humanas […] la ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna, el drama de nuestro tiempo, como lo fue también en otras épocas […]”10. En similar perspectiva se expresaron teólogos, pontífices y magisterio hasta nuestros días. La revisión crítica de la acción evangelizadora de la Iglesia no evade esta relación y también propone repensar sus conceptos, examinar la postura histórica de la Iglesia frente a las culturas y realzar el dinamismo del Evangelio entre ellas. 9 Cf. CONCILIO VATICANO II, Perfectae Caritatis, 1. 10 Pablo VI, Evangelio Nuntiandi, 1975, Nº 20. 22 El cristianismo que llegó a América Latina fue monocultural y en el devenir de la historia se estalló en una realidad marcada por la presencia de una multiplicidad de culturas y subculturas. Esta contradicción entre cristianismo monocultural del proyecto colonizador y su vivencia pluricultural por parte del pueblo marca al continente hasta hoy. La inculturación es un paradigma reciente en América Latina, favorecido con la superación del colonialismo político y la concepción unitarista y exclusivista de la cultura al percibirse la multiplicidad, complejidad y diversidad de las culturas. Hay aún un largo camino, pero es un punto de acuerdo común el aceptar que el Evangelio representa un proyecto de vida que se concretiza en las diferentes culturas siguiendo la dinámica de Encarnación del mismo Verbo. Él siempre actúa de modo intracultural y contextual, Evangelio y culturas se complementan ya que ambos son proyectos históricos de vida, el Evangelio precisa de las culturas y de la historia, con todas sus precariedades, como territorio donde concretizarse. Cultura e historia, marcadas por cambios permanentes, dialogan con el Evangelio en procesos transitorios y condicionados por la imperfección histórica y la multiplicidad de los lugares socioculturales y geográficos. La inculturación es un paradigma que cuestiona conceptos y prácticas de la evangelización y nos provoca a nuevos discernimientos. Fruto de estos discernimientos son el intento de “traducir” el Evangelio y de fortalecer las identidades de los grupos sociales y culturas donde se inserta. La Iglesia se comprende como instrumento que trabaja para sanar, elevar y perfeccionar todo lo bueno que encuentra sembrado en la mente y el corazón de los pueblos 11. En sintonía con ello Pablo Suess concluye diciendo: “En manos de esta Iglesia la inculturación es un instrumento que permite vivir la proximidad socio-cultural en analogía con la encarnación de Jesús de Nazaret, un instrumento que permite una presencia respetuosa frente a la alteridad, crítica frente al pecado y solidaria en el sufrimiento. Pero el reconocimiento del otro, la conquista de su autonomía solidaria y de su felicidad, es siempre una conquista del otro. El diálogo, socio-cultural simétrico y teológicamente ecuménico, puede facilitar esta conquista; el kairós histórico se encargará de acelerarla”12. La Vida Religiosa no es ahistórica ni extraespacial sino fechada y encarnada, no se improvisa ni surge por emanación. Ella se desplaza por los cauces de las circunstancias 11 Cf.CONCILIO VATICANO II, Lumen Pentium, N° 17. Cf. PABLO SUEES, Inculturación, en ELLACURRIA.-SOBRINO (Directores), Mysterium Liberationis. Vol. II, Trotta,. Madrid 1994, 422. 12 23 históricas, situada en el tiempo y en la realidad vive todo lo que ella es y trae, allí se rehace y se reinterpreta sin repetirse. La historia, la cultura y la lectura teologal hacen descifrable el camino recorrido y abren perspectivas nuevas, en la circularidad hermenéutica se ensamblan y se articulan. Es precisamente la memoria y el hacer memoria lo que reclama actualización y fidelidad dinámica13. Con estos postulados y aclaraciones sobre la interrelación de Evangelio, historia, teología y culturas nos lanzamos a insertarnos en el desarrollo del marco histórico civil y eclesial donde se originaron y consolidaron las fundaciones de las Congregaciones Religiosas que estudiamos. 13 Cf. AMADEO CENCINI, Vocaciones de la nostalgia a la profecía, Atenas, Madrid 1994, 220-222. 24 CAPITULO II PANORAMA SOCIO-POLITICO CONTORNEO CULTURAL AMBIENTAL 25 INTRODUCCIÓN Al investigar la acción evangelizadora y pastoral de la Iglesia en Córdoba entre l870 y 1900 inexcusablemente debemos referirnos a la situación histórica y encontrar en su trasfondo las disputas que se produjeron con respecto a la concepción de país que se iba fraguando y de la vivencia religiosa que lo impregnaba. Con el propósito de facilitar la compresión del proceso histórico de referencia desarrollaremos un panorama del país de entonces destacando personajes, hechos y circunstancias que ilustran el paisaje. Somos conscientes de que éste no es un trabajo historiográfico y que seguramente nos encontraremos con “olvidos”, omisiones e intervalos. Pero básicamente queremos reconstruir y armar el andamiaje que le da consistencia a nuestra investigación desde los datos que consideramos relevantes y necesarios para no desligar nuestra investigación del devenir temporal y social. Hay una amplia bibliografía y documentación para comprender y analizar los marcos históricos-sociales; el juego dialéctico de variables y planos en la estructuración social es basto y escapa a nuestras posibilidades de abordarlo intensivamente. Por eso es necesaria la selección de algunos autores y obras, para nuestro fin nos hemos detenido únicamente en algunos. Estas pinceladas nos ayudarán a entender el clima donde la Iglesia optó por ciertas respuestas pastorales con sus causas y consecuencias y así valorar su acción y resonancia. En primer lugar presentaremos una rápida descripción de las tres décadas a estudiar desde el nivel civil-político. Luego analizaremos algunos aspectos del estado de la educación primaria en aquella época, considerando que fue en este campo donde la Iglesia cordobesa se distinguió con un tono peculiar a través de las Congregaciones fundadas en la misma ciudad. 1. TRES DÉCADAS Y EL PASO HACIA LA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA. En estas páginas siguientes abordaremos de modo panorámico la plataforma nacional y provincial donde seguimos de modo cronológico la sucesión de presidentes y gobernadores en las tres últimas décadas del siglo XIX. Si bien son épocas cargadas de iniciativas y acontecimientos, mencionaremos, a modo ilustrativo, sólo algunos para avanzar hacia nuestro objetivo. 26 También incursionaremos mínimamente en la vida cotidiana de sus habitantes señalando la configuración de la ciudad cordobesa y de su población. 1.1. LOS AÑOS SETENTA La década de los años ´70 está marcada por el gobierno de la Nación de Sarmiento y en la provincia de Córdoba de Juan Antonio Álvarez. El gobernador de Córdoba continuó con el trabajo de su predecesor De la Peña de mejorar el ordenamiento administrativo y por poner a Córdoba a la altura de una ciudad moderna. Se trabajaba arduamente por la inauguración de la Exposición Nacional y del Observatorio Astronómico, obras que el presidente Sarmiento estaba decidido a instalar en la ciudad14. La Exposición y el Observatorio se convertirán en hitos claves del desarrollo cordobés. Sarmiento expresó al inaugurar aquella Exposición que era preciso avanzar con pasión civilizadora, para evitar estar rodeado de la barbarie. Este período da a luz numerosas iniciativas como son los nuevos diarios, organizaciones, clubes, etc. que van marcando una nueva impronta en la sociedad que resolutivamente se lanza a una impetuosa acción de progreso. Estos hechos y los que se venían dando van a significar y presagiar el despegue de la Córdoba doctoral y pastoril hacia una potencia agro-industrial nueva. Mientras tanto se extendían las poblaciones, el ferrocarril cubría mayores distancias, se crea el Banco de Córdoba, aparecen nuevos barrios en la capital mediterránea. En el campo de las ciencias emergen grandes figuras, se crean nuevas cátedras en la universidad, surge la Academia de Ciencias; la vida científica de Córdoba y del país encontraron allí una valiosa contribución. Nicolás Avellaneda, quien lanza su candidatura presidencial desde Córdoba donde encuentra numerosos simpatizantes, resultó consagrado presidente en 1874. En la Provincia 14 En este panorama histórico seguiremos básicamente la obra de EFRAIN U BISCHOFF, Historia de Córdoba, cuatro siglos, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires 1985, 259-347. Hay numerosas obras sobre la historia de Córdoba y de sus personajes, igualmente de gobernadores, presidentes, obispos, etc. Para una panorámica de la historia argentina podemos consultar a DANIEL GATTÁ, Presidentes argentinos, reseña institucional y económica de Sarmiento a Kirchner, Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba 2006. CESAR GARCÍA BELSUNCE - CARLOS A. FLORIA, Historia de los Argentinos, Ediciones Larousse Argentina, Buenos Aires 1993. También para comprender el desarrollo de las ideologías presentes en la constitución de la sociedad argentina desde una visión más sociológica se puede recurrir a la obra de JOSE LUIS ROMERO, Las ideas políticas en Argentina, F.C.E., México-Buenos Aires 1946. 27 asume como gobernador Enrique Rodríguez, del Partido Liberal, de la facción contraria al presidente. Se continúan dando avances en el sistema administrativo, judicial, legislativo. Se advierten mejoras en el transporte, en el ordenamiento y funcionamiento de la ciudad. La Universidad de Córdoba avanzaba en prestigio bajo la conducción de su liberal rector Manuel Lucero que entre otros emprendimientos creó la Facultad de Medicina. En lo cultural y artístico se van dando señales de mayor interés a través de la fundación de bibliotecas, círculos literarios, teatros, periódicos, clubes; destacados pintores, literatos y músicos surgen en la vida cordobesa de entonces. La política de Avellaneda de fomentar la inmigración encontró eco en Córdoba, sobre todo en el este de la provincia donde se asentaron nuevas colonias. La provincia y la ciudad siguen avanzando en sus actividades a pesar del estado de postración económica en que se encontraba. Al término del mandato del Doctor Enrique Rodríguez en 1877 los liberales se sentían fuertes como para creer que alguien les podría arrancar la conducción provincial, después de la muerte repentina del gobernador electo como su sucesor, se resuelve que el cargo lo ocupe Antonio Del Viso. Así la corriente liberal queda instalada en la gobernación. El gobierno Del Viso fue eminentemente político ya que se asomaba para ocupar la presidencia Julio Argentino Roca que estaba grandemente vinculado a Córdoba. Roca, levantaba su bandera contra el porteñismo y encuentra en Del Viso y su ministro Juárez Celman un inestimable apoyo para su candidatura. También se iba afianzando el grupo de apoyo a Juárez y la oposición no lograba salir de su debilitamiento y desarticulación en que se encontraba. Apareció la conocida “Liga de Gobernadores” donde varias provincias del interior hacen una coalición para sostener la candidatura roquista en contra de la pretensión que Buenos Aires tenía de adueñarse de la conducción del país. El Partido Autonomista Nacional y el Partido Liberal Nacionalista van a luchar para ganarse las voluntades de los ciudadanos, la prensa y grupos de influencia van a pugnar para llevar a sus candidatos al poder. Al fin, en 1880 quedó consagrado presidente de la Nación Julio A. Roca y en la gobernación de la provincia de Córdoba subió Miguel Juárez Celman. Así nos vamos introduciendo en la década que es nuclear en esta etapa final del siglo XIX. 28 1.2. LA GENERACIÓN DE LOS OCHENTA En la franja epocal que nos hemos detenido hay un año clave al que podemos referirnos como año “emblema” porque es considerado por muchos autores como un año de definiciones y que marcó una etapa de cambios para Argentina, es el año 1880. A partir de allí se hablará de la generación del ’80 que imprimió su huella en la fisonomía nacional. Esta década del ´80 es una época muy sugerente y rica en toda la historia de nuestro país y provincia. La importancia de esa década en la historia argentina es crucial desde el aspecto educativo y social. La década del ´80 del siglo XIX es un escenario de cambios significativos en la vida política-institucional de Argentina. Esta generación está marcada por el grupo político que acompañó las gestiones presidenciales de Julio A. Roca (1880-1886) y de Miguel Juárez Celman (1886-1890). Estos dirigentes se ocuparon de poner un especial énfasis en dos dimensiones de la vida pública: primero en la necesidad de promover un rápido proceso de crecimiento económico y social, y en segundo término, en establecer la primacía de la paz y la gestión administrativa por sobre la exaltación de la política militante15. Esta es una respuesta a las décadas de la anarquía institucional y a la violencia interprovincial que conmovían al país después de la Independencia. El crecimiento económico alcanza niveles muy promisorios, el Partido Autonomista Nacional, PAN, tiene un predominio aparentemente inamovible. En lo legislativo se sancionan muchas medidas, también se definen medidas judiciales y administrativas que garantizan la permanencia de estos logros. Hay que recordar que la primera medida, la más representativa, fue la federalización o Capitalización de Buenos Aires, que pasaba de esta manera al ámbito del Estado Nacional. Se suprimen las milicias provinciales y se traspasa el monopolio de la fuerza pública al gobierno nacional. También se unifican las monedas sustrayendo el derecho a que cada provincia emitiese su propia moneda. Todas estas disposiciones consolida la tradición centralista que ya se insinuaba desde la Constitución de 1853. A este cuadro debemos sumar las llamadas leyes laicas de Educación Común y de Matrimonio Civil y la creación del consiguiente Registro Civil que también colocaron en el ámbito de lo nacional lo que antes estaba bajo el dominio de la Iglesia Católica. 15 Cf. NATALIO BOTANA - EZEQUIEL GALLO, De la República Posible a la República Verdadera (18801910), Ariel, Buenos Aires, 1997. 29 En 1880 cuando llegó a la presidencia Julio A. Roca materializó su proyecto expresado en su lema gubernamental “Paz y Administración” que trasluce las ideas del positivismo y de los postulados de la filosofía comtiana de “Orden y Progreso”16. El Estado, con la organización política del país consolidada con la federalización de la capital, incrementa su capacidad de gobernar el país y de orientar el desarrollo. Se acrecentó la inversión de recursos para modernizar y extender los servicios de alfabetización, salud, seguridad e infraestructuras que requería el nuevo modelo. En el mismo año, en Córdoba, Miguel Juárez Celman ocupa la gobernación apoyado por sectores reformistas y liberales. En 1883 ocupa una banca en el senado Nacional y tres años después logrará la presidencia de la Nación17. Cuando Juárez Celan asumió la gobernación anuncia que toda su gestión estará orientada a dar a la provincia la jerarquía que necesitaba. Con Juárez Celman el liberalismo entronizaba su segundo gobierno en el suelo cordobés. Su gestión introdujo profundas transformaciones, sobre todo en lo social y en lo religioso. Siguieron surgiendo nuevas poblaciones en el territorio de la provincia, las corrientes de inmigrantes continuaron penetrando en la sociedad y produciendo una nueva convivencia y atmósfera social y cultural. Al asumir Roca la presidencia de la Nación llamó junto a sí a dos cordobeses, Antonio del Viso y Manuel Pizarro como Ministro de Interior y Ministro de Culto, Justicia e Instrucción Pública respectivamente. Roca llegaba con el empuje de una administración progresista y amenazaba los intereses de las líneas porteñistas que trataban a estos hombres como “los bárbaros del norte”18. El país se estaba sacudiendo en sus estructuras tradicionales y tales cambios provocaban sentida inquietud. No se puede dejar de lado la vigorosa dinámica que Juárez Celman da a su gobierno en el aspecto de obras públicas tales como las mejoras en el sistema de agua corriente, instalación de alumbrado de gas, puentes, parques, ornato de la ciudad, canales, asilos, obras sociales, etc. Durante su mandato se reformó la Constitución Provincial para adecuar varias 16 La filosofía constructivista derivada de Augusto Comte encontró en América y, especialmente en Argentina, muchos adeptos que se perfilaron como hombres pragmáticos y liberales que guiados por la idea del progreso indefinido pretendieron lograr la organización del país. Cf. COROLIANO ALBERINI, La idea del progreso en la filosofía argentina, en Problemas de la historia de las ideas filosóficas en la Argentina, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, La Plata, 1966, 85 ss. 17 Para acceder a una visión amplia de este personaje y de su gestión cf. AGUSTIN RIVERO ASTENGO, Juárez Celman, 1844-1909. Estudio histórico y documental de una época argentina, Kraft, Buenos Aires 1944. 18 Referencia a la exclamación de Pedro Goyena en el Congreso Nacional. Pizarro en una carta a Juárez Celman contestará a estos calificativos. 30 normas a la nueva orientación del gobierno provincial y dejando a los poderes públicos mayor libertad de acción. Al gobernador Juárez Celman le sucede Gregorio Ignacio Gavier quien será un indudable continuador de la política juarista. Igualmente tuvo que enrostrar la oposición, en su gestión se destaca la aprobación de la construcción del Dique San Roque, obra ideada por el ingeniero Dumesnil y Cassaffousth pero llevada a cabo por este último en colaboración de Bialet Massé y Félix Funes e inaugurada recién en 1891 concluido el mandato de Gavier. Durante el gobierno de Gavier se comenzó a tener una activación económica mayor, nuevas industrias; explotación y comercialización de minerales, productos agrícolas y ganaderos, instalación de empresas telefónicas y telegráficas. También iniciativas de vigorización de la cultura artística de la ciudad y obras para paliar los problemas sociales. En este período del gobernador Gavier, la Iglesia se confrontará decididamente con el poder civil, principalmente en materia de educación, estos conflictos marcarán posiciones, territorios y adhesiones En 1885, ganan nuevamente los comicios el Partido Autonomista Nacional y el General Roca propicia para la gobernación de Córdoba a Ambrosio Olmos. Ramón Cárcano, fue nombrado ministro de Gobierno y éste será quién otorgue a la tarea administrativa una dinámica no acostumbrada con actitud progresista. A modo de ejemplo podemos mencionar algunas obras que adquieren envergadura como son el trazado de un gran parque en la ciudad en terrenos de Miguel Crisol, la construcción de una cárcel en barrio San Martín, la plaza Colón, empedrados en calles y veredas, cementerio en los altos de San Vicente, etc. La ciudad avanzaba en construcciones, se construyen los grandes Bancos de la Provincia y de Córdoba como testimonio del progreso moderno que se arraigaba. Se crean en el interior nuevas colonias de migrantes; en el ámbito cultural y artístico como así también en el industrial se siguen produciendo hechos significativos y destacados. Olmos que había sido apoyado por Roca para la gobernación de Córdoba, contó con la oposición de Marcos Juárez, hermano del entonces presidente doctor Juárez Celman, quien se estaba distanciando de Roca y se definió el fenómeno denominado “unicato” donde se da una concentración no controlada del poder. En 1887 se acusa a Olmos de abuso de la autoridad, construcción de obras públicas sin autorización legal, mal manejo de fondos, presiones políticas con fines personales y electorales, etc. y es exonerado del cargo por mal desempeño en el ejercicio de sus funciones. 31 El juicio político termina con su destitución y Olmos se fue de Córdoba evadiendo las fuerzas policiales para no volver jamás. A Olmos le sucede Echenique, quien era vicegobernador, desde la primera magistratura prepara la llegada al poder de Marcos Juárez. A medida que crecen las necesidades se van multiplicando las respuestas: nuevos puentes, plazas, mercados, calles, nuevos servicios públicos, hay un florecer de las incipientes fábricas, etc. En 1889 es elegido gobernador Marcos Juárez que actuó en consonancia con la administración de su hermano en la Nación. A pesar del desarrollo del comercio, de la agricultura y de la industria que se venían dando se comenzó a sentir la crisis económica para el sector público que se agudizará en un importante déficit en los años siguientes. Pero ello no fue obstáculo para que se mandara a construir edificios de gran porte, el dique San Roque, el teatro Rivera Indarte, etc. En esta época se estudia la posibilidad de convertir a Córdoba en un puerto fluvial con el conocido proyecto “Canal Huergo”, iniciativa que no logró concretarse. Hacia finales de 1889 la promisoria realidad de los ´80 comienza a desdibujarse y en 1890 un estallido conjunto de las crisis económicas y de la rebeldía política abrió una etapa de doloroso reacondicionamiento. Los dirigentes del `80 comenzaron a dispersarse, algunos con enfrentamientos dentro del Partido Autonomista Nacional, otros configurando fuerzas alternativas. La década del `80 dejó como saldo la potenciación de un nuevo polo de crecimiento en el país más allá de Buenos Aires, el aumento significativo de la población como consecuencia de la inmigración europea y la conversión del país en uno de los principales proveedores de cereales al mercado internacional. Estas bases económicas serán fuente de recuperación en las décadas siguientes. 1.3. ÚLTIMA DÉCADA DEL SIGLO XIX Los proyectos políticos pierden la audacia y pasión de los `80 y sólo alcanzará fuerza semejante en el escenario público en 1912. Las derivaciones de la revolución del año 1890 traen soluciones temporarias mientras se va disolviendo el Partido Autónomo Liberal y se va armando la nueva oposición, la Unión Cívica Radical. Lo que aquellos años consolidó fue el modelo y diseño institucional de centralización del poder en su paradoja de un federalismo concentrado con los consiguientes peligros de una inadecuada y desproporcionada distribución de poderes públicos. 32 En el año 1890 la situación financiera comenzó a deteriorarse, la crisis económica agobió a la provincia y al país, las instituciones bancarias no podían resistir. Constante inflación, suba del oro, obra pública desmedida y sin respaldo financiero, la especulación y otros factores fueron creando una atmósfera de inquietud social que desembocó en los acontecimientos revolucionarios de 1890. La revolución del ´90 marca otro mojón histórico en la evolución del país. La controversia política y el desequilibrio económico fueron dando a lugar al advenimiento de un tiempo nuevo. La oposición se aglutina en la Unión Cívica de la Juventud que se fundó en Buenos Aires pero que encontró rápidamente adherentes en la metrópolis cordobesa. El clima social comenzaba a agitarse y se estaba a las puertas de una revuelta en contra del gobierno nacional que tuvo sus resonancias en el orden provincial en un enfrentamiento definitorio. El sector civil encabezado por Leandro N. Alem hace estallar el movimiento revolucionario, es contrarrestado por las fuerzas militares que respondían al gobierno, pero todo se comenzó a derrumbar alrededor del presidente que pierde popularidad y termina dimitiendo. El presidente Miguel Juárez Celmán es sucedido por el doctor Carlos Pellegrini quien dispuso medidas para salvar al país de su caída. El gobierno cordobés sufre las consecuencias de la crisis nacional y Marcos Juárez renuncia a la gobernación días después del presidente y queda en su lugar el vicegobernador Eleazar Garzón mientras que la Unión Cívica de Córdoba cobraba fuerzas y energías para posicionarse en el poder apoyados por la prensa católica y por sectores antijuaristas. El gobierno de Garzón en medio de la oposición no fue más que un prolongar la crisis. En 1892 logra el triunfo Luis Sáenz Peña para la presidencia y en la gobernación de Córdoba se consagra Manuel Pizarro, quien al año siguiente presenta su renuncia y quedó en su lugar interinamente Julio Astrada. En 1895 renuncia el presidente Luis Sáenz Peña después de numerosos levantamientos radicales que agotaron su gobierno y es sucedido por José Evaristo Uriburu hasta 1898. También en 1895 asumió el doctor José Figueroa Alcorta la gobernación de Córdoba, conocido por su tono liberal y que despertaba prevenciones en los círculos tradicionales de Córdoba. A finales del siglo se comienzan a gestar las asociaciones obreras y gremiales, las clases dirigentes se aferraban a sus cánones de orientación y gestión que tendrán que ser revisados desde las nuevas relaciones laborales y de los movimientos de fuerza de profundo contenido social. 33 El Partido Autónomo Nacional retiene el poder y hace triunfar en 1898 para la presidencia a Julio A. Roca y Cleto Peña para la gobernación de la provincia quien a los pocos meses muere y es sucedido por el vicegobernador Donaciano Del Campillo. La Unión Cívica Radical en pleno período de consolidación se prepara para ocupar los cargos de gestión pública tras una lenta recuperación de la actividad agro- industrial y comercial. 2. CÓRDOBA A FINALES DEL SIGLO XIX, SUS VECINOS Y SU FISONOMÍA Para una mejor comprensión de la sociedad y de la Iglesia en el periodo de nuestro estudio es interesante detenernos a trazar algunos rasgos dominantes más allá de sus gobernantes y orientaciones políticas. En el intento de reconstruir la época y la vida cotidiana de sus intérpretes hemos rastreado diferentes fuentes. Entre una de ellas, escogemos y seguimos el informe de Manuel Rio y Luis Achával19. Durante tres siglos la ciudad de Córdoba había mantenido su planta inicial casi igual, limitada por el río Suquia y el arroyo la Cañada. Edificada en una hondonada donde descuellan las torres de las iglesias y los miradores de los edificios públicos. Los viajes se hacían hasta la séptima década del siglo XIX en “mensajería” hasta que en 1875 arriba el Ferrocarril Central Argentino que la comunica rápidamente con Rosario y Buenos Aires. Las tareas de urbanización se aceleraron, los límites se trasladan y van apareciendo nuevos pueblos más allá del río Suquía y La Cañada, se inician la construcción de puentes que integraría totalmente a estos pueblos con la ciudad20. 19 MANUEL RÍO - LUIS ACHÁVAL, Geografía de la provincia de Córdoba, Vol. I, Publicación Oficial, Compañía Sud-Americana de billetes de Banco, Buenos Aires 1904. Esta obra es un escrito realizado por dos catedráticos de la Universidad Nacional de Córdoba por encargo del Gobierno de la Provincia de Córdoba por decreto Ley 1373 del 10 de septiembre de 1895. Es gobernador entonces Figueroa Alcorta y ministro de Gobierno Ponciano Vivanco. Se nombra esta Comisión de dos miembros para realizar la Geografía de Córdoba. Este trabajo demandó más de 5 años ya que implicó recoger, organizar, investigar todo el material existente y emprender numerosas expediciones y exploraciones de campo para ampliar y confirmar los datos. Es una obra que si bien se titula Geografía hay que saber que consta de una Geografía Física (orografía, hidrografía, clima, geología, flora y fauna, límites, etc.), le sigue la Geografía Política (superficie, población, gobierno, industria y comercio, viabilidad, irrigación, etc.); y finalmente una Geografía Particular (estudio de cada departamento de la provincia por separado). El valor de esta obra radica en el ser la primera que organice y exponga de modo general un estudio tan acabado de la Provincia. Esta obra se la puede equiparar al trabajo que encargó el presidente Rosas al francés Martín Moussy para realizar la Geografía de la República Argentina, que fue de incuestionable valor y autoridad en el país. 20 Pueblo General Paz, Alta Córdoba, San Vicente, etc. 34 Debemos recordar, como ya lo hemos insinuado en otros apartados de este trabajo, la importancia que daban los hombres de finales del siglo XIX al investigar y estudiar lo propio. Es así como se instaló en Córdoba la Academia Nacional de Ciencias que con sus comisiones y peritos recorren todos los rincones de nuestra superficie para tener informaciones más acabadas de nuestro medio y sus recursos21. Hay un despertar del interés por crear museos donde se pueda contactar con algún área del saber científico o del quehacer artístico-cultural, en este período se abren importantes espacios para tal fin en nuestra ciudad. Los estudios universitarios se diversifican, se crean nuevas facultades desde las ciencias particulares, cuando hasta entonces la Universidad se había especializado en los estudios de Filosofía, Teología y Jurisprudencia. La irrupción del positivismo y de las ciencias traen nuevos planteos, necesidades y ofertas para el trabajo académico y educativo. Igualmente se pueden observar en los programas de estudios de los colegios y escuelas la ampliación de los ramos o materias que se dictan, cuando se había reducido por el espacio de mucho tiempo a las nociones básicas de la lecto-escritura y de las operaciones matemáticas o a una moderada incursión en las humanidades. Hay por debajo de esta corriente un interés científico-intelectual junto a un provecho económico-social. Es la ideología imperante en el concierto de las naciones donde no queda excluido nuestro país y nuestra provincia. El lema de entonces lo podremos resumir: “conocer para querer lo nuestro”, “seremos lo que tenemos”, “apoyar lo propio”; lemas que hoy volvemos a relanzar pero que ya guiaban a la sociedad de aquel tiempo Este movimiento potenció intercambios comerciales, la instalación de nuevas industrias, la explotación de los recursos existentes y la promoción de los productos genuinos. También en este contexto se comenzó a organizar ferias en diferentes niveles, se participa en ferias en Europa y en otras exposiciones donde se obtienen significativos reconocimientos, premiaciones y distinciones. Los gobiernos de signo liberal consideran que hay como una usina de oportunidades y posibilidades no aprovechadas, sabrán sacar ventajas y utilidades de esta situación. Se levanta la bandera del progreso y desarrollo que deberá ser acompañada por políticas de organización y administración donde se regule toda la nueva actividad socio-cultural-económica. 21 Se puede hacer un panorama de los museos, muestras y exposiciones en la obra de LILIANA DE DENARO, Un recorrido por el patrimonio cordobés. Museos y lugares significativos, Ediciones Corintios, Córdoba 2005. Allí se observa la creación de muchos museos durante la época de nuestro estudio. 35 La migración, la extensión del ferrocarril, la escolarización, la urbanización, la industrialización y otros mecanismos puestos en marcha hay que comprenderlos dentro de estos ejes. Cuando recomponemos la ciudad de Córdoba en los finales del siglo XIX, nos preguntamos cuál era su población, modo de vivir, actividades principales, modos de organizar la vida pública, etc. Es por ello, que en el intento de sumergirnos en ese estrado nos valdremos, primordialmente, del informe arriba mencionado en lo que hace a estas esferas, es decir al capítulo destinado a la geografía política22. 2.1. LOS HABITANTES Y LA ORGANIZACIÓN SOCIAL En la ciudad de Córdoba encontramos diferentes grupos sociales y étnicos que la componen. El pasado colonial con su fuerte inserción de la nobleza española, en su mayoría andaluza, el mestizaje y la convivencia de indígenas y negros dio origen a una población con caracteres distintivos. El advenimiento de la Revolución y los primeros años de la República encuentran una importante clase letrada: bachilleres, maestros, licenciados y doctores formados en la histórica Universidad. Los hijos de nobles se dedicaron a los estudios y así mantuvieron un rango considerado y prestigioso en la sociedad. Este grupo presente en los años liberales se reacomodó desde los contendidos de sus adiestramientos pero mantiene igual grado de superioridad y de responsabilidad en el edificio social23. Próximo al universitario, estaba el comerciante y el estanciero, allí se va dando con mayor fuerza el mestizaje, aparece el “chino” en la ciudad y el “gaucho” y “paisano” en el campo, el “mulato” o “moreno” como nuevos componentes de la sociedad24. Los años de la organización nacional, teñidos por anarquismos, despotismos, caudillajes y luchas entre grupos de diferentes orientación política enfrentan familias, clases 22 Cf. MANUEL RÍO - LUIS ACHÁVAL, Ob. cit. 371-557. De aquí se comprende la estima y el valor por los estudios superiores y los títulos y cierto desprecio por las profesiones industriales y oficios, descontado el comercio. Este rasgo fue y será muy notorio en nuestra ciudad. Cabe recordar que los españoles en su mayoría no se dedicaban a los oficios (las armas, las letras, la piedad y las artes eran sus ámbitos privilegiados), para la construcción u otras labores contaban con los esclavos, sirvientes, contratados. Es así que para las grandes construcciones de la Córdoba colonial (catedral, iglesias, etc.) cada familia española aportaba un esclavo o un peón. Las revoluciones políticas y las evoluciones sociales dejarán su huella niveladora pero no se extirpará del todo esta preeminencia ilustrada y doctoral. 24 El indígena y el negro iban desapareciendo como tipos originarios y en medio del revuelto conjunto se daban nuevas combinaciones. Así hace su aparición los pardos, una clase algo confusa, principalmente definida como artesanos, mejor mirada y más próxima a la estirpe ibérica que será luego los hijos del pueblo. 23 36 y dificultan la cohesión social. La segunda mitad el siglo XIX traerá una atmósfera de mayor estabilidad y conciliación donde será más anhelado el reconocimiento mutuo, la tolerancia y el respeto. Todos estos grupos serán alterados con la llegada masiva de las corrientes migratorias donde el “gringo” traerá importantes innovaciones para el conjunto poblacional. Por un lado, los inmigrantes en las colonias mantendrán su nivel social-cultural, el trabajo rural y la organización de las aldeas lo distinguirán según su procedencia y le significará en muchos casos mejoramiento y ascenso. Por otro lado, en las ciudades serán los nuevos pobres, la clase aristocrática de la sociedad le dificultará una posición mejorada, de allí que en sus inicios vivían en conventillos u hospedajes y se dedicaban a servicios más humildes y menos reconocidos25. La inmigración provenía sobre todo de Europa, ya no sólo de un país, sino de todos los pueblos y razas. Esta afluencia migratoria significará un salto en el crecimiento poblacional, cerca de un quince por ciento de la población total, y una transformación menos rápida, pero más profunda, en su identidad. La porción más copiosa de la corriente migratoria deriva de los llamados países latinos, Italia, España y Francia, trayendo, por consiguiente, los componentes europeos más semejantes de la población nativa. Ahora analizaremos algunos datos tomados de los censos realizados en aquel entonces en la Nación y Provincia, ellos nos servirán para tener una idea más cercana a la realidad epocal26. La provincia de Córdoba según el censo de 1869 tenía 210.508 habitantes, la capital cordobesa 34.456 habitantes y en el censo de 1895 marca 351.223 habitantes en la provincia y 54.763 habitantes para la capital. Estos números nos señalan el crecimiento en la última mitad del siglo XIX, anterior a la fecha del primer censo el crecimiento era lento por la situación política del país, la situación de guerra civil, los destierros y demás exceso de tiranía que habían producido un estancamiento en el crecimiento de la población; mientras que iniciada la era constitucional y sumada la promoción de la inmigración el crecimiento será notorio. “En los primeros cincuenta años, correspondientes al azaroso y cruento período de la organización nacional, apenas alcanzó a duplicarse, mientras que en los otros cincuenta, bajo un estado político más propicio, llega a cuadruplicarse con exceso. En la primera mitad del siglo, el 25 La aristocracia cordobesa arraigada por sus linajes de sangre mantendrá su forma compacta y hegemónica por los vínculos matrimoniales y así perdurará por mucho tiempo entrelazada en una elite casi infranqueable. 26 Censos Nacionales de 1857, 1869 y 1895. Censo Provincial de 1890. 37 aumento debiese casi exclusivamente el elemento vegetativo, mientras que en la segunda interviene la migración europea como factor principal de importancia más y más considerable a medida que avanzamos hacia el presente”27. Córdoba recibe un importante grupo de personas extranjeras, aunque se radiquen principalmente en los departamentos del sur y este de la provincia. Las provincias del litoral, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, tuvieron aún mayor número de población inmigrante; igualmente Tucumán y Mendoza por el auge de la industria de la caña de azúcar y de la vid respectivamente. Como dijimos anteriormente la población extranjera se ubicó en las campañas, donde fundaron centros urbanos dado el rápido desarrollo adquirido en la agricultura y ganadería, mientras que en las ciudades capitales se dedicaron a las actividades culturales, artísticas y pequeñas industrias. En 1869 en Córdoba hay 1.737 extranjeros y en el año 1895 había en la provincia de Córdoba 35.547 extranjeros, de los cuales 6.164 se encontraban en la ciudad capital, el resto se distribuía en los diferentes departamentos. En nuestra Provincia los italianos componen algo como el 62% de la población extranjera, los españoles el 15%, los franceses el 8%, los alemanes el 3% y en menor proporción otros grupos de diferentes nacionalidades, casi la totalidad es de origen europeo. Los italianos se encuentran distribuidos por todo el territorio de la provincia y los otros, preferencialmente, en la capital. Hay una variedad de profesiones entre los habitantes de la provincia, es de distinguir que la gran mayoría se dedica a la explotación agrícola-ganadera, la producción de la materia prima e industria, jornaleros, comerciantes, transportistas, etc. En número mucho menor hay personas dedicadas a las llamadas profesiones liberales como abogados, contadores, médicos, farmacéuticos, arquitectos, etc. La mujer de entonces no había conseguido un trabajo remunerativo considerable, la cual privada de medios propios de subsistencia, debía depender completamente del hombre, aunque en la segunda mitad del siglo XIX hay un crecido número de tejedoras y costureras que luego quedó disminuido por la crisis textil. Pasando a los grados de instrucción hay datos sugerentes como que en el año 1895 más de la mitad de los habitantes de la provincia de Córdoba, mayores de seis años, no sabían leer ni escribir, en proporción casi iguales de varones y mujeres. Aunque si se compara con los números de 1869 hay una mejora sustancial. La mejora realizada en el período es bastante 27 Cf. MANUEL RÍO - LUIS ACHÁVAL, Ob. cit. 385. 38 para revelar un progreso en la masa de la población. Se multiplicaron escuelas y los intereses y aspiraciones de la población denotan una tendencia a un mayor nivel de instrucción. En cuanto al elemento religioso el 98% profesa ser católico, y un mínimo porcentaje protestante, israelita o practicante de otra religión. La inmensa mayoría de la inmigración es católica al igual que la población nativa. 3. EL ESTADO DE LA EDUCACIÓN EN CÓRDOBA En este apartado nos proponemos describir la situación educativa en el país y básicamente en la provincia de Córdoba, es un período donde se originan nuevas políticas educativas y se implementan nuevas iniciativas en este campo. Antes queremos hacer un breve recorrido histórico que nos permita rastrear algunos antecedentes para comprender la irrupción de lo nuevo y original de la época. 3.1. LA INSTRUCCIÓN EN CÓRDOBA, HISTORIA Y DESARROLLO Es necesario hacer una revisión sintética y rápida de la situación educacional en la ciudad de Córdoba anterior a nuestro período estudiado ya que así nos encontraremos con los precedentes que fueron fraguando la obra de los siglos venideros28. En los albores de la ciudad de Córdoba, los conventos tuvieron una fuerza civilizatoria muy importante, ya en 1577 los franciscanos fueron los primeros maestros de la naciente villa, encargados de instruir a los hijos de los conquistadores y de las primeras familias. Este fue el Colegio San Buenaventura que la Orden Franciscana tuvo bajo su conducción. En 1613 se fundó el Monasterio de Santa Catalina de Siena, con un acuerdo con el Obispo Trejo se les permite tener una escuela para niñas sin que se resintiera la disciplina y la clausura29. A las escuelas conventuales se les agregaron las escuelas parroquiales, donde los curas párrocos estaban obligados a enseñar las primeras letras y las nociones básicas de la 28 En este breve recorrido histórico en el campo de la educación seguiré la obra de LILIANA DE DENARO, Los Institutos Privados de Enseñanza en Córdoba, Córdoba 1984. Publicado por la DIPE. 29 Cf. MONASTERIO DE MONJAS DOMINICAS DE SANTA CATALINA DE SIENA. Historia manuscrita del Monasterio Sienense de la ciudad de Córdoba en la Provincia del Tucumán, 22 y otras crónicas del mismo Monasterio. 39 religión. Más tarde los Cabildos autorizaban la apertura de escuelas particulares y se destinaba un seglar para el ejercicio de la docencia. Finalmente se establecían escuelas municipales subvencionadas en parte por los ayuntamientos y en parte por los propios alumnos. Pero a pesar de estas escuelas, gran parte de la población quedaba sin más instrucción que la recibida en el hogar y no siempre con medios y condiciones para hacerlo de modo eficaz. Mención aparte, requiere el Colegio Máximo de los Jesuitas donde se impartían los estudios preparatorios, que fue el germen de la futura Universidad, y el Colegio-Convictorio de Monserrat fundado en 1687 por el P. Ignacio Duarte y Quirós. En el siglo XVIII es común encontrar en Córdoba diversos “beaterios” compuestos por mujeres que sin ser religiosas vivían en comunidad vinculadas con unas promesas privadas y que se dedicaban a alguna actividad apostólica, muchas relacionadas a la enseñanza. Los varones eran educados, como dijimos, en las escuelas conventuales; mientras que las mujeres eran educadas en sus propios hogares, pocas sabían leer y escribir y las hijas de familias más acomodadas enviaban a sus niñas a los conventos de religiosas o a escuelas particulares. En 1782 el Obispo Fray José Antonio de San Alberto funda el Colegio de Huérfanas que se constituyó en escuela de primeras letras y escuela profesional, de la misma manera pretendió formar maestras e insertar a la mujer en la sociedad cordobesa en una nueva posición. Diseña la escuela no sólo para “blancas” y clases pudientes sino también promueve la educación popular aceptando las “pardas” y las niñas más necesitadas y abandonadas30. Semejante idea concibió San Alberto para varones, es decir formar escuelas profesionales de oficios; la iniciativa no se concretó porque en la sociedad de entonces no eran bien visto los oficios manuales para los hijos de españoles. Ya en el siglo XIX, más precisamente en el año 1813, el gobernador intendente Francisco Xavier de Vana aprueba un “Reglamento para la enseñanza y régimen de escuela de primeras letras” donde se unifican los criterios organizativos para las escuelas de Córdoba31. 30 Las ideas pedagógicas y directrices del Obispo San Alberto se las puede estudiar en las pastorales y en las Constituciones que da al Colegio, allí hay un rico material para descubrir los fines, metodologías y medios propuestos. Se puede acceder a estas fuentes en el ARCHIVO DE LAS HERMANAS CARMELITAS DE SANTA TERESA en la Casa Madre de la ciudad de Córdoba. 31 Se lo puede leer completo en el ARCHIVO DE GOBIERNO, 1813, Expediente número 26. Es un trabajo notable que se adelantó a su tiempo y de muy buena redacción y contenido. Hasta 1830, sobre todo en el gobierno de Juan Bautista Bustos, se fundan escuelas en muchos curatos, en la ciudad se instalan nuevas escuelas y se establece la escuela según el método de Lancaster donde se preparaban monitores para extender la educación. 40 Las Congregaciones Religiosas son las mismas que antes de 1810. Los religiosos betlemitas, que habían llegado en 1762 para atender los enfermos del Hospital San Roque fundado por el Obispo Salguero, piden en 1817 crear una escuela pública de primeras letras32. En el período de 1830 a 1852 dada la situación política de enfrentamientos y luchas, las escuelas se vieron debilitadas; sólo se crea una escuela pública durante la gestión de José Antonio Reynafé en el año 1834. En 1860 se da cuenta de diez o doce escuelas públicas en la ciudad de Córdoba, aparecen sociedades de beneficencia, creadas por gobernadores y ministros con señoras de la sociedad, con el fin de sostener la labor educativa. A partir de la última treintena del siglo XIX aparecen numerosos centros educativos regenteados por religiosas de fundaciones locales. A cuyo tema nos dedicamos en este trabajo de forma particular en capítulos siguientes. A pedido de la Sociedad de Beneficiencia vinieron desde Italia en 1859 las Hermanas de la Caridad, Hijas de Nuestra Señora del Huerto, para hacerse cargo del Hospital San Roque después de la muerte del último betlemita. En 1871 la Conferencia Vicentina de Señoras funda un instituto para niñas pobres que también ponen en manos de las Hermanas del Huerto de donde surgirá el Colegio Amparo de María. En 1873 esta misma Congregación inaugura el Colegio Nuestra Señora del Huerto. Hacia finales del siglo, la Tercera Orden Franciscana funda el Colegio de la Inmaculada (1891), llegaron también las Hermanas Franciscanas de la Caridad fundadas en Buenos Aires por la Madre Mercedes del Niño Jesús Guerra para atender el Colegio de la Sagrada Familia (1898) y los religiosos escolapios para asumir el Colegio Santo Tomás (1894). Entre las Escuelas de Artes y Oficios, no podemos dejar de señalar la obra social que se realiza en el tiempo del Obispo Fray Mamerto Esquiú, es el Taller Diocesano de la Sagrada Familia, surgido por iniciativa del jesuita, P. José Bustamante, fundado en 1882 y que funcionó en el edificio donado por Andrés Piñero frente a la que fuera la Plaza General Paz. Los fines de dicho taller se pueden conocer en sus reglamentos y estatutos, que dicen: “[…]atender a la mujer menesterosa y necesitada con medios de subsistencia y con un moderno y honroso trabajo, promover su contención y educación y donde podrían aprender los conocimientos industriales y laborales que le proporcionará su bienestar social y económico […]”33.. 32 Cf. Actas capitulares del 3 de junio de 1817 y 6 de marzo de 1818 del Cabildo Eclesiástico de Córdoba. Reglamento del Taller de la sagrada Familia en el ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA, Legajo 53, Pastorales-Decretos y Edictos. T. 1 (1834-1900). Documento impreso. También en el ARCHIVO 33 41 3.2. LA INSTRUCCIÓN EN CÓRDOBA A FINALES DE SIGLO XIX Ahora, nos detendremos a analizar la situación educacional de la provincia, siguiendo también el informe de los catedráticos mencionados encargado por el Poder Ejecutivo en el año 189534. La Provincia de Córdoba cuando organizó su administración y gobierno, primeramente se dio una Constitución que la rija, allí se establecieronn los poderes, funciones y atributos. En aquella etapa se organizó y establecieron los distritos y sus diferentes divisiones, como vemos es un período de fuerte organización del aparato administrativo y donde todo debe ser implementado, supervisado y evaluado. La Universidad de Córdoba a lo largo de sus cuatro siglos de existencia atraviesa diferentes avatares35. En el siglo XIX después de una época de decadencia y desquicio que coincide con la época previa a la batalla de Caseros (1852) se rearma y comienza su nueva fase. En 1854, un decreto del Gobernador de la Provincia la nacionalizó y desde entonces quedó sujeta al Gobierno Nacional. A partir de entonces se amplifican los programas de estudios y se aprueban nuevos métodos, se le dictó un régimen de organización y se establece sus estatutos y reglamentos. A la Universidad se permitía el ingreso de los alumnos que habían completado los estudios preparatorios en algún Colegio Nacional. En la Universidad de finales de siglo se suma a las facultades de Derecho y Ciencias Sociales las nuevas facultades de Ciencias HISTÓRICO DE CÓRDOBA en el periódico Eco de Córdoba del 14 de abril de 1883 (pág. 3 col 2, Taller de mujeres) se puede leer un artículo sobre la fecunda actividad del taller entre las obreras y clases más desfavorecidas. 34 Cf. MANUEL RIO – LUIS ACHÄVAL, Ob. cit. 35 La Universidad de Córdoba está en gérmenes con la llegada de los jesuitas a Córdoba en 1599, ya en 1610 se la eleva al rango de Colegio Máximo y Seminario principal para toda la Provincia Jesuita del Paraguay. En 1612 los jesuitas por la falta de recursos lo habían trasladado a Santiago de Chile. En 1613, el Obispo Fray Fernando de Trejo y Sanabria funda un Colegio de la Compañía de Jesús para la cual deja en testamento todas sus haciendas y bienes para asegurar la subsistencia del establecimiento y en 1614 los estudios trasladados a Chile vuelven a Córdoba. En 1622, Gregorio XV erige el Colegio en Universidad con capacidad de conferir los diferentes grados, bachiller, licenciado y doctor. En 1767 se efectuó la expulsión de los jesuitas de los dominios españoles y la universidad de Córdoba fue entregada a los franciscanos. En 1800 se la eleva a rango de Mayor, es decir a igual categoría que a la de Salamanca y Alcalá y se la tituló Real Universidad de San Carlos y de Nuestra Señora e Montserrat y así se la separaba de los franciscanos en su dirección. Sin embargo, la secularización de la Universidad se llevó a cabo recién en 1808. A partir de entonces se dan sucesivas reformas de los planes de estudios y en 1820, al desaparecer la autoridad nacional, la Universidad queda bajo la jurisdicción del gobierno provincial (en esta fase cuenta con la posesión de la única Imprenta que existía en Córdoba dando así origen al periodismo) hasta que en 1854 se nacionaliza. 42 Fisicomatemáticas (1873) y de Ciencias Médicas (1878). La carrera de Derecho, Teología y Sociales cuenta con el mayor número de alumnos, seguida por la de Ciencias Médicas y finalmente la de Ciencias Exactas. Físicas y Matemáticas. En cuanto a la enseñanza secundaria debemos hacer mención del Colegio Nacional de Córdoba; en 1685 el presbítero Ignacio Duarte y Quirós funda el Colegio de Nuestra Señora de Montserrat36. También fue nacionalizado en 1854, en el año 1889 tiene 167 alumnos mientras que en 1895 llega a 252 alumnos y más de 30 profesores. Igual condición que este colegio adquirió en el siglo XIX, en la ciudad de Córdoba, el Colegio Santo Tomás, en virtud de la ley de libertad de enseñanza queda incorporado al Colegio Nacional y se da validez a sus títulos para el ingreso a la Universidad Nacional37. Hay que acordarse que además del prestigioso Colegio Montserrat que era preparatoria para los estudios superiores, existían maestros particulares que las familias contrataban para la instrucción de sus hijos. La Nación también sostiene en nuestra capital la Escuela Normal de Mujeres, allí se preparan para el magisterio38. En sus primeros años tiene alrededor de 20 matriculadas mientras que en 1900 llega a casi 100. También se crea en 1886, la Escuela Normal de Varones que funciona con un número variable de alumnos entre 20 y 40; esta Escuela se fusiona en 1899 con el Colegio Nacional y es suprimida en 1902. La preparación eclesiástica se da en el Seminario Conciliar de Nuestra Señora de 39 Loreto . A finales del siglo cuenta con 70 alumnos, varios en preparatoria (55 seminaristas) y un porcentaje menor (15 seminaristas) en estudios superiores En los respectivos conventos de la ciudad también existen noviciados y casas de formación de los religiosos 40. Entre sus seminaristas se cuentan casi un centenar, la mitad en estudios superiores, casi el 70 % eran originarios de Córdoba, de las demás provincias argentinas y algunos extranjeros. 36 Colegio a cargo primeramente de los jesuitas, luego de los franciscanos y más tarde del clero secular. Vinculado a la Universidad donde concurrían alumnos de todas las provincias del Virreinato del Río de la Plata. 37 El Colegio de Santo Tomás fue creado por iniciativa la Sociedad de la Juventud Católica que lo funda en 1884 como un colegio secundario y propiedad exclusiva de la Iglesia de Córdoba bajo la guía de la Compañía de Jesús ú otro instituto. Lo aprueba el provisor y gobernador del Obispado, doctor Jerónimo Emiliano Clara y fue dirigido por los lacorderistas que permanecieron hasta 1892. Entonces el Obispo Fray Reginaldo Toro lo ofrece a los escolapios quienes lo conducen desde 1894. La ley a la que referimos es la ley 934 sancionada el 19 de septiembre de 1878, ley arduamente debatida. 38 Es creada por Sarmiento e inaugurada el 1 de mayo de 1884. 39 Es un establecimiento histórico que remonta sus orígenes al Seminario Convictorio de san Francisco Javier, erigido en 1613 por el Obispo Fray Fernando de Trejo y Sanabria. En 1753 el Obispo Pedro Miguel de Argandeña le da el nuevo nombre y título. Se encontró vinculada al Universidad hasta que Fray Mamerto Esquiú lo separa definitivamente. Para mayores informaciones recomendamos la obra de LUIS. R. ALTAMIRA, El seminario conciliar de Nuestra Señora de Loreto, colegio mayor de la Universidad de Córdoba, Córdoba 1943. 40 Dominicos, Mercedarios, Franciscanos y Jesuitas. 43 Hay un auge por las escuelas de música y canto, se crea el Conservatorio de Música de la Provincia y la Academia de Santa Cecilia; también se dicta pintura y dibujo en la Academia de Pintura. La educación común se legisla hacia finales del siglo, queda establecida como obligatoria y gratuita, en un itinerario de siete años; aún se exceptúa a los educandos cuyos padres o tutores comprueben que están haciendo los estudios de manera particular correspondiente a la enseñanza exigida. Se crea el Consejo General de Educación que nombra maestras, tiene inspectores y paga las subvenciones a las escuelas particulares, establece los programas y las materias a dictarse. Las escuelas contarán también con un Reglamento General con diversas disposiciones sobre matrículas, admisiones, exámenes, clasificaciones, etc. La ciudad capital de Córdoba cuenta en 1900 con casi 100 escuelas, 16 son graduadas (seis grados) y 42 elementales (cuatro grados) y el resto son rurales (dos grados), que corresponden a la campaña. De este centenar de escuelas 33 son públicas y 67 particulares. Allí asisten más de 12.000 alumnos, en proporciones equivalentes de varones y mujeres. Las escuelas públicas atienden casi el 45 % de la población estudiantil mientras que las particulares tienen aproximadamente el 55% del número de alumnos. El aumento de escuelas particulares es significativo, mientras que las provinciales aumentan en una proporción del 15%, las particulares lo hacen en un 115%. Este dato revela la fuerza y la importancia de la acción privada en el desarrollo de la instrucción primaria en C. También los censos y estadísticas delatan que Córdoba se distingue por el escaso número de escuelas mixtas y por la elevada proporción de las destinadas a mujeres. Es muy interesante el crecimiento sostenido de escuelas, personal docente y alumnos en los últimos años del siglo XIX e inicios del siglo XX. Ello significó ir cualificando maestras desde las Escuelas Normales. La necesidad de profesores era muy sentida y poco a poco se irán desarrollando establecimiento para su formación, el interés y preocupación educacional va instalándose en la población. Las transformaciones en el campo pedagógico, los métodos de enseñanza, la actualización de los contenidos, la legislación y reglamentación de políticas educativas mantendrán una dinámica singular en la sociedad. 44 CAPITULO III PANORAMA ECLESIAL LA IGLESIA EN LA ENCRUCIJADA INTRODUCCIÓN 45 En esta sección nos dedicaremos al intento de visualizar la institución eclesial en los fínales del siglo XIX. Sin pretender rehacer una historia de la Iglesia completa en Argentina y Córdoba, nos adentraremos en algunos datos singulares y significativos que nos ayudarán para la comprensión de capítulos siguientes. 1. LA IGLESIA EN ARGENTINA, ANTECEDENTES Y NUEVA SITUACIÓN TRAS LA INDEPENDENCIA La Iglesia en Argentina a lo largo de la historia ha ido definiendo su propia particularidad y su propio estilo. Podemos hablar de una presencia de la Iglesia en territorio argentino de más de 400 años, un modo de vida eclesial relativamente estable y constante que la configura con un acento específico. La Iglesia en diálogo con la cultura y determinada por los contextos históricos toma modos particulares de ser, por eso junto a la historia eclesiástica hay una reflexión pastoral sobre ella. Los acontecimientos socio-políticos, han incidido de manera directa y gravitante en la vida institucional de la Iglesia Católica Argentina a la par que la Iglesia ha adoptado una perspectiva determinada de su ser y misión en el país. En este trabajo presentaremos las características específicas que fue tomando desde el período independiente hasta nuestros días y más precisamente en ese arco de tiempo que nos hemos definido. Rastrear estos aspectos nos ayudará a responder porqué somos eclesialmente como somos, podremos auscultar nuestra época, comprenderla con mayor profundidad y a la vez, podremos vislumbrar horizontes hacia dónde nos encaminamos para proyectar pasos más determinados. Nuestro estilo argentino de ser Iglesia nos forja una autoconciencia propia y nos ubica en el continente latinoamericano y en el mundo con una posición y definición única. Conocer este aspecto nos dará amplitud para afianzarnos, modificar o enriquecer la misión eclesial en su proceso encarnatorio en la cultura donde la Iglesia vive y predica. La historia en nuestro continente ha estado supeditada a las hermenéuticas secularizantes de las ideologías que predominaban en el mundo que devinieron en el tiempo en el liberalismo y en el marxismo. Ambas ideologías son deudoras de la Ilustración que desde el siglo XVI se expandió en diversos territorios y que mayormente se mostró enemiga del proyecto político de España y de la Iglesia de entonces en América Latina. 46 La Iglesia en Argentina desde el proceso independentista va adoptando un comportamiento propio, va delineándose con una estructura e institucionalización progresiva donde establece y funda su identidad, misión, relaciones y valores en el tejido civil. La Iglesia Católica en nuestra patria fue organizándose desde múltiples articulaciones que debió gestionar y desde un conjunto de valores, normas y principios que guíaron su accionar. La crisis de la independencia en nuestro país trae aparejada un período marcado por enfrentamientos tanto en su relación con la corona española como en su interior donde luchan distintos proyectos de construcción de la nación. En medio de esta crisis la Iglesia también acusa el impacto de la desorganización y de la fragmentación. Las autoridades eclesiásticas manifiestan posiciones ambiguas y contradictorias frente a la Revolución, El clero jugó un papel importante en el proceso revolucionario gracias a su influencia en los diferentes estratos sociales y a su ilustración-erudición para afrontar este reto41. Los nuevos gobiernos adoptan el ejercicio del Patronato que lo ejercerá hasta 1966. Hay intentos, como los de Rivadavia, de constituir una Iglesia desvinculada de Roma, lo cual se cristalizó en una ruptura con el Papado por largos años, confiscación de bienes eclesiales y reorganización de las órdenes religiosas. Con el gobierno de Rosas, la Iglesia vuelve a ser tratada con respeto, se renuevan las relaciones con la Santa Sede, los jesuitas vuelven al territorio argentino. La religión católica se consolida como elemento popular y cultural, se institucionaliza la enseñanza de la religión en las escuelas. La Constitución de 1853 consagra la unión moral y económica de la Iglesia y el Estado, allí en varios artículos se establecen compromisos de sostenimiento de culto, condición de ser católico para aspirar a la presidencia de la Nación, fórmula de juramento presidencial, etc. Por otro lado, se comienza a instrumentar el proyecto de ciudad-puerto de Buenos Aires sobre el interior, proyecto de profundas raíces demoliberales que le traerá a la Iglesia nuevos puntos de fricción42. 41 La intervención del clero queda ejemplificada en la actuación de personalidades como el Deán Funes, Fray Luis Beltrán, o el hecho de que los 29 firmantes del acta de Independencia, 16 fueran sacerdotes. 42 A modo de ejemplo podemos mostrar diferentes relaciones que se establecen entre nuestros gobernantes y la Santa Sede: Urquiza apoya la reorganización de la Iglesia, promueve creación de seminarios y sedes episcopales. Por otro lado, Mitre, cuestiona a la Santa Sede en sus delegados; Roca llevará la relación hacia una mayor oposición que agudizará los conflictos. 47 Con esta breve presentación concluimos que la Iglesia que llega a la constitución de la “Argentina moderna” es una Iglesia institucionalmente pobre, desorganizada a nivel jerárquico, diezmada y con una profunda escasez de clero. 2. LA IGLESIA Y LA MODERNIDAD La Iglesia en nuestro país ante el proyecto de la modernidad no seguirá cauces muy diferentes a los que la Iglesia venía desarrollando en el viejo mundo como rechazo del proyecto burgués de la modernidad. Algunas líneas de respuestas nos ayudarán a ponderar la repercusión que ello tendrá para la pastoral en el país. Una expresión máxima de esta oposición, a nivel universal, es la encíclica de 1864 “Quanta Cura” con el “Syllabus” donde elenca los errores modernos. Se rechaza la concepción racionalista y la cosmovisión que la modernidad sustenta, a la par se quiso reaccionar a una sentida pérdida de poder e influencia desde modelos monárquicos muy consolidados y ahora cuestionados. La Iglesia en actitud de defensa se reorganiza con una profunda reforma jurídica y con una “romanización” de sus costumbres y doctrinas43. Estos cambios en la vida de la Iglesia traerán importantes consecuencias pastorales como es la primacía de lo ritual-sacramental como visualización e identificación cristiana. Se da una mayor separación del sacerdote de la vida secular, el clero absorbe el protagonismo de la pastoral eclesial, el laicado es simplemente un “cliente ritual”. Mientras tanto se da una verdadera multiplicación de instituciones temporales bajo la responsabilidad directa de la Iglesia (hospitales, colegios, universidades, orfelinatos, etc.) y el control indirecto sobre instituciones claves de la sociedad organizada (gremios, sindicatos, municipios, etc.). En este período se lleva adelante una fuerte pastoral institucional de “sustitución”, que si bien fue necesaria en un momento se derivó en otro momento en una pastoral institucional de “competencia”, un paralelismo institucional cada día menos necesario44. 43 La centralización romana se concreta en varias expresiones: En 1858 se crea en Roma el Colegio Pio Latinoamericano bajo el pontificado de Pio IX donde se formará el clero para nuestro continente. Se refuerza la figura del Nuncio Apostólico desde donde se acentúa el control de la autoridad romana. 44 Cf. SCALABRINI ORTIZ, R. Política británica en el Río de la Plata, Ediciones. Reconquista, Bs. As., 1940, 135-136. 48 En aquella época donde los proyectos liberales y la secularización se iban asentando no siempre era claro distinguir las relaciones que se establecían, las ofensivas y respuestas que se ensayan tienen diferentes signos y manifestaciones45. 3. LA DIÓCESIS DE CÓRDOBA La Diócesis de Córdoba es la más antigua de todas las de la República Argentina. Fue erigida por el Papa San Pío V, a solicitud del Rey Felipe II en el año 1570, con el nombre de Diócesis del Tucumán, teniendo por sede episcopal la ciudad de Santiago del Estero y abarcando una jurisdicción bastísima que colindaba con Charcas, Bolivia. En 1699 tras una bula del papa Inocencia XII se traslada la sede a la ciudad de Córdoba y se instituye su Catedral siendo su primero Obispo el dominico Manuel Mercadillo. Desde 1699 hasta la reforma del Obispo San Alberto en 1780 hay seis curatos (ciudad, norte o Tulumba, de la sierra o Pocho y del sur o Río Cuarto, del Tercero o de Capilla de Rodríguez y de Río Segundo o Villa de los Ranchos, hoy Villa del Rosario). En 1780 el Obispo nombrado divide la provincia en trece curatos y así se mantuvo casi por 80 años. Desde la Independencia hasta la promulgación de la Constitución Nacional de 1853 no hay Obispos designados a Córdoba, lo que es cubierto por admiistradores o Vicarios. A partir de 1858 los curatos han venido subdividiéndose hasta formar cuarenta y seis hacia finales del siglo XIX46. En el período de nuestro estudio la diócesis comprende los territorios de Córdoba y la Rioja, estaba dividida en cincuenta y cinco parroquias que por lo general abarcan dilatadas extensiones. Hay en la República cinco diócesis, a saber: Buenos Aires, Entre Ríos, Salta, Córdoba y San Juan En la ciudad de Córdoba por mucho tiempo la única parroquia era La Catedral, luego se desmenbró la parroquia del Pilar, y luego del crecimiento poblacional más allá de su planta original se crearon las parroquias de San Vicente y de San Jerónimo. 45 Sobre este período puede consultarse la obra clásica de Néstor Tomás Auza, Católicos y Liberales en la generación del 80, Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1981. 46 Cf. JULIAN ALAMEDA, Argentina Católica, PP. Benedictinos, Buenos Aires, 1935. 67-71 CAYETANO BRUNO, Historia de la Iglesia en la Argentina, Vol. XI y XII, Editorial Don Bosco. 1976-1981. Estos dos volúmenes de Bruno contienen el gobierno de los diferentes obispos de Córdoba; personas e iniciativas distinguidas; el vol XI abarca el periodo de 1865 a 1880, 128-202 y en vol XII el periodo de 1881-1900, 45-59, 97-106, 221-249, 454-583. 49 Hay varios templos, capillas y oratorios pertenecientes a Órdenes y Congregaciones o a particulares. Hacia finales del siglo XIX, Córdoba cuenta con seis órdenes religiosas de varones, dos Monasterios de monjas de clausura, el Colegio de las Huérfanas y cerca de 10 congregaciones. El clero se forma en el Seminario existente en la ciudad misma de Córdoba. 3.1. UNA IGLESIA QUE SE REHACE Y SE RECUPERA Córdoba al igual que las demás diócesis debe reacomodarse en el proceso de organización nacional. La Iglesia se encuentra en una sociedad que le es más extraña que en otrora. Como ya señalamos repetidamente la Iglesia mira con recelo las nuevas expresiones sociales y culturales; aparecieron sociedades secretas, las logias masónicas, el liberalismo y el positivismo. El catolicismo se ve obligado a reformular su lugar en la sociedad ya que la opinión pública y las autoridades civiles lo fueron desalojando de los espacios que había ocupado hasta entonces. Nos encontramos, así, con una Iglesia debilitada, desmantelada en su aparato institucional y en medio de vertiginosas transformaciones. Debemos recordar que durante la formación de la República muchos obispos habían sido separados de sus cargos, desterrados o expulsados por sus tendencias monárquicasregalistas, hay un período largo donde las diócesis no tienen obispos, actúan provisores o vicarios que no permanecen por mucho tiempo y no pueden implementar políticas o estrategias pastorales a causa de la inestabilidad en sus funciones. Esta sociedad cambiante y por momentos hostil descoloca a la Iglesia, los interlocutores mutan: un sector importante de personas ligadas a la educación, a la información y al quehacer intelectual se muestran críticos de la institución eclesial. En esta corriente la Iglesia que por mucho tiempo se vio ligada a los contextos urbanos ahora encuentra mejor receptividad en el mundo rural “no contaminado de las nuevas ideas”. Los habitantes de la campaña eran descalificados por los habitantes de las polis como “gentes ignorantes”, frente a esto se le objeta a los citadinos como personas “irreligiosas e impías”. Por el período de 30 años, hasta que se restablece la paz social, hay un vacío pastoral y un estado crítico de las instituciones eclesiales. Luego de la Constitución Nacional y del apaciguamiento de las turbulencias y asedios, en que se vio envuelta la sociedad, la Iglesia comienza a dibujarse nuevamente en un contorno que ya no coincidía con el suyo, con nuevos actores, sujetos y papeles. Después de tan largo desamparo y de la mutua incomprensión que 50 lo separaba de importantes sectores de la nueva sociedad, planeará y ensayará nuevas formas de acción. Córdoba desde la época de la Revolución no tiene Obispo hasta 1859 cuando asume José V. Ramírez de Arellano el gobierno de la Diócesis, quien la rigió por el espacio de 14 años47. En un contexto de penuria, con escasos recursos, seminario y obras eclesiásticas que habían sido ocupadas y deterioradas, clero poco formado y abandonado, conventos agónicos con pocos religiosos y convertidos en refugios de las luchas políticas, se debe comenzar la tarea de rescatar a la Iglesia de su crisis y de recuperar el vigor para la nueva misión. Dado este cuadro general se inició el proceso de recuperar el clero, reconstruir las estructuras eclesiásticas y proveerse para enfrentar la nueva situación. Hay que afrontar a las apremiantes necesidades institucionales, religiosas y educativas con los medios y recursos disponibles. Por esto decimos que no estaban las condiciones dadas ni existían las posibilidades reales para que la Iglesia tuviera una proyección pastoral más decidida y clara. El proceso se va haciendo de modo tímido y lento, con sorpresas y cambios de rumbos, La Iglesia, en mucho sentido, se siente inexperta e insegura, cuenta con devotos y detractores, el liberalismo le plantea retos agudos y a los cuales no siempre pudo responder con sensatez e ingenio. Se necesitaban nuevas fuerzas, en 1859 regresaron los jesuitas a Córdoba después de una larga ausencia, las órdenes se reacondicionaron con nuevas disposiciones para su vida en común y su acción pastoral. Los obispos se fueron poniendo frente a las Iglesias locales con la intención de recomponer el tejido institucional y revitalizar la actividad pastoral. 47 Cronología de los obispos del Río de la Plata y Tucumán en: Revista Archivum de la Junta Eclesiástica Argentina, T. IV, Buenos Aires. 1961. A continuación damos el cuadro del período en estudio: 1810, Obispo Rodrigo Antonio de Orellana; 1810-1812, Provisor José Gabriel Vázquez; 1812-1815, Obispo Rodrigo Antonio de Orellana; 1815-1816 Provisor y Vicario General Juan Francisco de Castro y Careaga; 18161818, Provisor Benito Lascano; 1818, Provisor Francisco Cándido Gutiérrez; 1818-1821, Provisor Manuel Mariano de Paz; 1821-1821, Provisor José Gabriel Vázquez; 1826-1829, Provisor Juan Justo Rodríguez; 1829, Provisor Benito Lescano; 1829-1831, Provisor Pedro Ignacio de Castro Barros; 1831, Provisor Benito Lescano; 1831-1834, Provisor Juan Antonio López Crespo; 1835-1836, Provisor Benito Lescano; 1837-1838, Provisor Mariano López Cubo; 1838-1841, Provisor Benito Celestino Milán; 1841-1842, Provisor José Bruno de la Cerda; 1842, Provisor Victorio Lascano; 1843-1848, Provisor Gaspar Martiarena; 1848-1858, Provisor José Gregorio Baigorrí; 1858-1859, Provisor Eduardo Ramírez de Arellano; 1859-1873, Obispo José Ramírez de Arellano; 1873-1876 Provisor Gaspar Martiarena; 1876-1878, Obispo Manuel Eduardo Álvarez; 1878-1881, Vicario General Uladislao Castellano; 1881-1883, Obispo Mamerto Esquiú; 1883-1884, Vicario Capitular Jerónimo Emiliano Clara; 1884-1886, Obispo Juan Capistrano Tissera; 1886-1888, Vicario General Uladislao Castellano; 1888-1904, Obispo Reginaldo Toro. Hay que hacer la salvedad que desde José Ramírez Arellano todos los que fueron nombrados obispos fallecen en el ejercicio episcopal, por ello le suceden vicarios hasta la nueva designación. 51 No se cuenta con demasiada ayuda del extranjero, las relaciones quebradas con la Santa Sede, la equivocada interpretación del régimen de Patronato, lo procesos de afirmación nacional y de centralización romana, ubican a las partes en relaciones tirantes y difíciles, por lo que no se permite fácilmente el ingreso e instalación de clérigos y religiosos venidos de oros países. En 1853 existen sólo dos Seminarios en el país, el de Buenos Aires y el de Córdoba, este último se reabre precisamente ese año después de haber sido ocupado por las fuerzas de “Quebracho” Manuel López. El seminario se encontraba en condiciones calamitosas y su sostenimiento se había hecho muy difícil en los años posteriores a la Revolución de Mayo. En 1838 Manuel López, adicto a la causa federal y seguidor de Rosas, siendo gobernador de Córdoba, disuelve el Seminario alegando a razones económicas y lo convierte en casa de Gobierno. La revolución del 27 de abril de 1852 termina con el gobierno de Manuel López en Córdoba y se elige gobernador a Alejo Carmén Guzmán. El seminario fue devuelto a la Iglesia y el Gobierno Nacional le ayudó a restaurar su edificio y a recuperar sus bienes; después de quince años de total inactividad reabrió sus puertas. Como veníamos demostrando, la falta de articulación jerárquica, la ausencia de obispos, la inestabilidad de los mismos, no daba ocasión para gestionar de modo armónico la vida católica, garantizar la disciplina y la sólida formación del clero. Los largos decenios de dislocación eclesiástica después de las guerras de la Independencia hacían sentir sus efectos y su alcance en los años subsiguientes. La Santa Sede no creaba nuevas diócesis, que ya eran necesarias por el crecimiento poblacional, ni nombraba nuevos obispos, ya sea por la escasez de candidatos idóneos o por la pretensión de los gobiernos de la época de continuar ejerciendo el patronato a través del nombramiento de obispos afines a sus intereses y para un control más estrecho sobre la Iglesia. Las relaciones congeladas entre la Santa Sede y el Estado significaron, en muchos casos, un retraimiento para la acción de la Iglesia en Argentina. También existían tendencias opuestas dentro de la misma Iglesia nacional, como en tiempos del primer gobierno patrio, aún persistían tendencias realistas y patriotas, en nuestra época se dan contraposiciones entre un catolicismo liberalizante y un catolicismo romanizante. No es raro observar a hombres eclesiástico involucrados a actividades políticas de las que se irán separando dado el pedido de la jerarquía de abstenerse de dicha participación. En 1859 en Roma se abre el Colegio Pio Latinoamericano que formará una nueva generación de sacerdotes; en 1876 parten los primeros seminaristas cordobeses para formase 52 en las aulas de la Pontificia Universidad Gregoriana como alumnos del mismo Colegio Pio Latinoamericano. En 1865 se nombra a la diócesis de Buenos Aires como diócesis primada del país en concomitancia con el proceso de construcción de un Estado Unificado. La Iglesia Argentina comenzará un lento y fatigoso período de aprendizaje para funcionar en un esquema unificado y hacerse a la idea de ser parte de una sociedad que ya no le pertenece por entero y donde las reglas de juego han variado. “[…] (la Iglesia) para vivir en la nueva sociedad deberá ensayar nuevas formas de acción, nuevos esquemas asociativos, nuevos instrumentos de lucha. Deberá aprender a pelear por un espacio que pocas décadas atrás nadie habría osado disputarle, y será justamente al calor de estas dolorosas lecciones del siglo XIX que habrá de forjarse la Iglesia que conocemos”48. Los primeros pasos de la Iglesia argentina contemporánea está marcada, principalmente, como lo decíamos, por la creación de la Diócesis de Buenos Aires elevada a diócesis primada en el año 1865 y con un punto resaltante que es el Concilio Plenario de los Obispos de Latino América en 1899. En conjunto PODEMOS DECIR que fue una época donde se da un largo proceso de adaptación a las nuevas líneas de la Iglesia y del país, una Iglesia conformada a la realidad del Estado unificado e implicada en grandes transformaciones. Los obispos publican una carta pastoral colectiva en 1889 que la podemos subrayar como el inicio de la inédita coordinación que estaba naciendo entre ellos49. Estos años finales del siglo XIX serán la base de una progresiva articulación institucional de la Iglesia argentina, se superó el tiempo de un país virtualmente privado de jerarquía eclesiástica. Los gobiernos de las diócesis asumieron una mayor continuidad; se intensificaron las visitas pastorales a todo el territorio de la jurisdicción; se lanzaronn varias cartas pastorales; se erigieron nuevas iglesias; se fomentaron nuevas iniciativas e instituciones sociales, de asistencia y caridad; se reorganizó la formación del clero y se robusteció la espiritualidad. La Iglesia comenzó a aumentar y ramificar una presencia propia y resuelta50. 48 ROBERTO DI STEFANO.- LORIS ZANATTA, Historia de la Iglesia Argentina: desde la conquista hasta fines del siglo XX, Grijalbo Mondadori, Buenos Aires 2000, 303. 49 La Primera Pastoral Colectiva del Episcopado Argentino, se puede leer el texto completo en www.cea.org.ar/06-voz/documencea/primera_pastoral_colectiva_del_episcopado_argentino. Consultada el 22 de junio de 2007. 50 La acción pastoral de los diferentes obispos la podemos conseguir en los mismos informes que hacen de sus visitas pastorales, informes al delegado apostólico, las cartas pastorales y otras comunicaciones que se encuentran en el ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA. 53 3.2. UNA IGLESIA QUE QUIERE RESPONDER A LAS NECESIDADES DEL MOMENTO Nuestro siglo XIX, es una época llena de contradicciones, pero rica y fecunda en propuestas y ensayos. Hay una fuerte inquietud por cultivar la vida interior, una muestra de ello es la Casa de Ejercicios que funciona en Córdoba donde numerosos grupos asisten a los Ejercicios para su renovación e intensificación de la vida cristiana51. Hay numerosas cofradías que asociaban a los vecinos de la ciudad, el sentimiento religioso parece no haber desaparecido totalmente. Hay devociones muy arraigadas como las devociones al Sagrado Corazón de Jesús, a San José, a la Inmaculada Concepción, demostraciones públicas de fe, procesiones, doctrineros, bautizadores, rezadores, etc., que serán reservas de religiosidad y que fueron trasmitidas en la vida cotidiana a las nuevas generaciones. También habían asociaciones de beneficencia donde muchas señoras de la sociedad buscaban asistir a las necesidades de sus conciudadanos52. Volvemos a resaltar la obra social que la Iglesia acompaña en la ciudad de Córdoba, ya hemos hecho referencia en otros apartados a esta acción pero la agrupamos para ponderar su volumen e importancia. Los conventos de las órdenes históricas contaban con un ejido de gran irradiación en el aspecto social, las asociaciones y cofradías hacían mucho en este sentido además de la práctica devocional-cultual y del desarrollo de la vida espiritual. 51 En la Compañía de Jesús, durante la expulsión de los jesuitas se continúan dando Ejercicios Espirituales, la casa es atendida por un grupo de beatas. Al regresar los jesuitas y recuperar su residencia, un laico, Mariano González, ofrece los medios propios para construir un nuevo centro destinado a tal fin que funcionará en la calle 9 de julio entre San Martín y Rivera Indarte. Allí junto a otras socias servirá Saturnina Rodríguez de Zabalìa (Madre Catalina de Maria); enlazado con ello se distingue la obra de Cura Brochero como propulsor de los Ejercicios Espirituales en Traslasierra. 52 Cada orden tiene cofradías propias, había en las parroquias Hermandades y Asociaciones diocesanas, entre ellas podemos mencionar Las Filomenas, La Hermandad del Pilar, Los Josefinos, La Conferencia de Señoras de San Vicente de Paul, La Cofradía de Nuestra Señora del Carmen Del Santísimo Sacramento y Sociedades de Beneficencia como 25 de Mayo. Para conocer los antecedentes de estas asociaciones se puede leer la obra de ANA MARÍA. MARTÍNEZ DE SÁNCHEZ, Cofradías y obras pías en Córdoba del Tucumán, EDUCC Universidad Católica de Córdoba, Córdoba 2006. De la misma autora: La Orden de la Merced de Redención de Cautivos en Córdoba del Tucumán, Sus cofradías y la Tercera Orden, La Hermandad de la Caridad en Córdoba, Hermandades y Cofradías. Su regulación jurídica en la sociedad indiana, La Cofradía del Santísimo Sacramento, Cofradías Asentadas en la Iglesia de la Compañía de Jesús de Córdoba. También es muy iluminador el trabajo de ROBERTO DI STEFANO-HILDA SABATO -LUIS ALBERTO ROMERO -JOSÉ LUIS MORENO, De las cofradías a las organizaciones de la sociedad civil. Historia de la iniciativa asocia tiva en Argentina 1776 – 1990, Edilab Editora, Buenos Aires, 2002. 54 A modo ilustrativo nombraremos sólo algunas obras resaltantes, dejando seguramente muchas de lado pero no por ello de menos envergadura. Hay que destacar la obra de religiosos y religiosas, Betlemitas y Hermanas del Huerto en el Hospital San Roque, donde con el tiempo funcionó un hospital de mujeres y otro de hombres junto a un hospital de alienadas y un asilo de mendigos. También existían desde tiempo atrás lazaretos, casas de caridad, hospicios, residencias y asilos para huérfanos y mendigos. La Hermandad del Pilar era la encargada del Cementerio, adyacente a la parroquia homónima, que estaba destinado para pobres y ajusticiados. Fueron emergiendo varios colegios de niñas, se brindó asistencia en tiempos de pestes, cólera y fiebre amarilla, igual en lapsos de conflictos sociales o catástrofes naturales, así podríamos mencionar innumerables iniciativas surgidas según las necesidades. La Sociedad de San Vicente de Paul había creado el Asilo Amparo de María, como asilo de huérfanas que confió pronto a las Hermanas del Huerto. El Taller de la Sagrada Familia, iniciativa del P. Bustamente y atendido en su primera fase por las Hermanas Esclavas, fundado para promover a las mujeres pobres y obreras. El Asilo San José para mujeres extraviadas, construido por David Luque junto al colegio de las Hermanas Esclavas. La Casa de Expósitos o Casa Cuna atendida por las Hijas de la Inmaculada Concepción llegadas de Buenos Aires que luego se encargaron también del Asilo de señoras pobres vergonzantes de Nuestra Señora de Nieva. Las Hermanas del Buen Pastor atendieron la escuela práctica de Niñas Pobres de Nuestra Señora de Copacabana y la Cárcel de Mujeres. Los jesuitas tendrán un lugar sobresaliente en el campo educativo no sólo en el tiempo de la colonia sino también en el arco histórico de nuestra investigación, recordemos que están en los inicios del Colegio Santo Tomás con el P. Bustamante, en las fundaciones de Congregaciones, en la creación del Colegio San José con el P. Carlucci y en la Escuela del Niño Dios con el P. Cherta. Estas obras son solo algunas del abanico desplegada por la Iglesia cordobesa, donde intervienen clérigos con su dirección, religiosas y religiosos con su dedicación, laicos con sus recursos y apoyo. Hay que agregar la importante obra educativa y social de las Congregaciones fundadas en Córdoba, que son objeto de nuestro estudio y a las que volveremos más adelante. La llegada de los inmigrantes abrirá las puertas al clero extranjero y a Congregaciones de otras latitudes para atender a los nuevos pobladores en sus necesidades pastorales, esta influencia traerá nueva fuerza y perspectivas para la Iglesia local. Los religiosos dieron un impulso extraordinario a la renovación intelectual del catolicismo argentino. La acción de religiosos provenientes de otros países se volcó en todos los campos, salud-educación, obras 55 de caridad, cárceles, misiones, mutualismo, etc. como lo mostramos anteriormente. Esta presencia por su valor y alcance civilizatorio tenia buena recepción en los medios liberales y no se mostraban tan hostiles para con ellas. La prensa es en la época la palestra de las ideas políticas y de las posiciones sociales, cada diario tiene clara y definida su orientación y su identidad. Los diarios católicos tendrán la finalidad de defender sus principios contra el aluvión del liberalismo que pulula en muchos periódicos y que actúan con franca agresividad contra la religión, en nuestra ciudad se distinguirán los diarios dirigidos por el Pbro. Jacinto Ríos, el de los hermanos Vélez y del Pbro. Farloni53. 3.3. UN SÍNODO DIOCESANO EN EL SIGLO XIX Otra preocupación de los obispos de entonces, aparte de la recristianización, catequización y educación de la República, será la ilustración del clero que necesita ser reformado y aggiornado. No sabemos con precisión el grado de corrupción moral y de indisciplina canónica que existía entonces, lo cierto es que se alzaban rumores y se va a poner nuevo énfasis para formar el clero para los nuevos tiempos, hay que organizar los programas, seleccionar profesores, regular la vida y disciplina de los seminaristas, etc. Estos seminarios se fueron articulando en una red de seminarios conciliares y contaron con el apoyo económico del Estado y el reconocimiento de la sociedad. En nuestra ciudad se realiza un único Sínodo durante aquel siglo, se lleva a cabo en 1877 y allí se levantan temas referentes a intensificar la disciplina eclesiásticas y a proveer a las necesidades espirituales de la grey católica54. Este Sínodo es convocado por el Obispo Manuel Eduardo Álvarez y participa el Cabildo en pleno, los miembros de la curia diocesana y 22 curas párrocos, que sobre un total de 32 parroquias, significa un porcentaje bien representativo, 9 religiosos por las órdenes establecidas en la jurisdicción diocesana. Concurren entre otros, el Cgo. David Luque, Pbro. Gabriel Brochero, Fr. José León Torres, Pbro. Juan Martín Yañiz, Dr. Jerónimo Clara, Uladislao Castellano, Fray Capistrano Tissera, Aquilino Ferreira y Filemón Cabanillas, todos 53 Para ampliar el tema del periodismo católico remitimos a la obra de ENRIQUE MARIO MAYOCHI, El periodismo católico en la Argentina publicada por la Revista Archivum del Instituto de Historia Eclesiástica Argentina, Tomo XVI, 463 (221-239), Buenos Aires 1994. 54 JOSE MARIA ARANCIBIA - NELSON DELLAFERRERA, Un sínodo diocesano en el siglo XIX, Córdoba 1877, Revista de Teología – separata (tomo XX, N° 41), Universidad Católica Argentina, Buenos Aires, 1983. En esta publicación los autores analizan el Sínodo desde su estructuración, temática y trasfondo. 56 ellos serán fundadores de congregaciones, de obras educacionales u obispos e diferentes diócesis. El Sínodo se realiza entre los días 1 de noviembre y 9 de diciembre de 1877, a lo largo de seis secciones entre las cuales se continuaba trabajando con reuniones de estudio. Este Sínodo es una bisagra importante porque ya se comienza a vislumbrar la necesidad de una acción en conjunto desde un diagnóstico y visión común de la situación. El Sínodo es convocado después del Concilio Vaticano I (1870) y es uno de los acontecimientos religiosos más importantes de la Argentina en las postrimerías del siglo XIX donde la Iglesia entabla nuevas relaciones con el Estado fuera del régimen del Patronato indiano55. Este sínodo tiene el valor de haber sido un intento de rearmar la Iglesia en el período en que en el país han cesado las guerras civiles, se ha dictado la Constitución Nacional y se debe aprestar a intervenir en una sociedad donde ya hay síntomas de desarrollo industrial y poblacional, despertar de una nueva conciencia científica-cultural donde penetrará el positivismo en la educación, la laicización en las instituciones, el liberalismo en lo políticosocial. Las relaciones de la Iglesia y los gobiernos se van tornando tensas y el terreno se vuelve algo confuso. En esta situación se desarrolla el Sínodo cordobés del siglo XIX y este contexto explica, en parte, esta posición defensiva que se advierte en la legislación sinodal, el recurso a la autoridad civil y propia son los medios que encontró para resistir en un momento muy difícil de la vida institucional. “Pareciera que el esfuerzo mayor se vuelca a conservar, más que a impulsar la nueva misión que requieren los tiempos… el sínodo deja la sensación de una comunidad cristina que está como anclada en el tiempo. Una Iglesia que resiste un cambio que entrevé pernicioso, pero que no puede ubicar con claridad en el conjunto de un país que sufre la violencia de quienes quieren estructurarlo bajo otro signo”56. A pesar de todo, el sínodo con sus exigencias disciplinarias, mandatos, disposiciones y contravenciones hace renacer vigorosamente a la Iglesia de Córdoba en todos los campos de la pastoral diocesana, siembra que dará sus frutos en un corto tiempo subsiguiente. 55 ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA, Sínodos, aranceles eclesiástico y litigios sobre la materia tomo II, leg.16. También hay una versión editada por la Imprenta el Eco de Córdoba en el año 1878. En aquel Sínodo e aprueban 107 constituciones sinodales, nombraremos algunos puntos debatidos como fueron el aseo y arreglo en los templos, la observancia de las rúbricas para la celebración de la misa, la exposición eucarística y el viático para los enfermos, cementerios, predicación, catequesis, cofradías, visitas a las escuelas, parroquias, sacramentos, seminario, fieles, etc. Como se observa hay temas vastos y que engloban aspectos cruciales de toda la vida y misión de la Iglesia en Córdoba. 56 ARANCIBIA-DELLAFERRERA, Ob. cit. 47-48. 57 “Creemos no equivocarnos si decimos que este sínodo colocó los cimientos de los últimos cien años de la vida diocesana. Gracias a él se pudo proveer mejor y con más eficacia el aumento de la fe, y la conservación de la disciplina según las exigencias de ese momento. Es un notable esfuerzo de la Iglesia diocesana por afrontar la nueva realidad con estructuras aptas, que le permitan una mayor organicidad en la tarea pastoral, dentro de la necesaria unidad”57. A esta altura de nuestro trabajo podemos ir bosquejando algunas conclusiones que retomaremos en el capítulo final. Intentamos sintetizarlas en estas consideraciones: La Iglesia de finales del siglo XIX es una institución debilitada que presiente el quiebre de la cristiandad y se ve amenazada por la modernidad. Es un importante momento de reestructuración eclesial, en este contexto, asomó un nuevo modo de ser y hacer Iglesia. La Iglesia en el país atravesó diversas etapas históricas, entre ellas señalamos que primero estuvo asociada al modelo de conquista y colonización de la Corona de España, en esta etapa actuó principalmente como beneficiada y legitimadora del régimen; luego entrará en conflicto y ruptura con el Imperio y con la Curia Romana para aliarse a los movimientos emancipatorios y apoyar la independencia, posteriormente y sin haber resuelto del todo los conflictos internos se siente nuevamente coaccionada por las nuevas tendencias seculares para lo cual intenta responder con un plan de recristianización. La Iglesia en el mundo moderno es una institución que es testigo de la desintegración de un antiguo régimen y de un modo habitual de ser y estar, lo cual le produce una pérdida y reducción de presencia e influencia. El proceso de secularización, el liberalismo, la cuestión social compelen a la Iglesia a adoptar medidas defensivas, hay un fuerte movimiento de reorganización y de centralización. La relación de acercamiento y distancia de la jerarquía eclesiástica y el poder político, como así también el diálogo cultura-historia no siempre fue simétrico, circular, armónico, ello explica estas transformaciones y desplazamientos en la coyuntura y en su devenir. En el país va aconteciendo un vaciamiento cultural y un cambio axiológico, se va abandonando el modelo hispánico para adoptar el nuevo proyecto demoliberal de cuño más europeizante (anglo-francés). El sistema escolar y la prensa serán un instrumento cardinal para la transmisión y asimilación de la cultura enciclopédica-positivista-laica. 57 ARANCIBIA-DELLAFERRERA, Ob. cit. 48. 58 La Iglesia batalló para ganar espacios educativos para contrarrestar este influjo, encontró motivos para defender las raíces culturales hispanoamericanas y buscó apoyo en las bases populares e inmigrantes entre quienes no radicó el pensamiento de la minoría dirigencial. La Iglesia de la época, ciertamente, clerical y verticalista, no había formado y organizado un laicado comprometido desde el nuevo pensamiento pluralista y las nuevas problemáticas sociales. Los intelectuales católicos aún no aparecen con suficiente fuerza en los diferentes ambientes para ejercer su influencia. La jerarquía católica no estaba dispuesta a ceder terreno y hegemonía y alentó instituciones que defendían y promovían las ideas y valores cristianos. Seguramente, como en nuestros días, han convivido diferentes modelos eclesiales desde los más conservadores y tradicionalistas hasta los más liberales y progresistas. Conviven dos modelos y proyectos que ubicaron a la Iglesia en posturas diferentes con respecto a lo civil-temporal. Ya en los comienzos de la patria se instalan modelos aristocráticos hispanizantes en pugna con modelos más liberales y patrióticos. Esta dialéctica se fue cristalizando en un catolicismo liberal y en un nacionalismo católico. La pregunta que queda abierta es cuál se fue implantando de modo más decidido en la conciencia y en la práctica eclesial de entonces, y de qué modo se posicionaban las fundaciones de la Vida Religiosa en Córdoba ante esta situación Hasta aquí nos acompañó la pretensión de aproximarnos a ciertas interpretaciones del lugar y acción de la institución eclesial en su circuito de afianzamiento en la Argentina moderna. Seguidamente analizaremos el conflicto y las soluciones que se darán en el campo de la educación desde la interacción de Iglesia y Estado. 59 CAPITULO IV IGLESIA Y ESTADO LA EDUCACION COMO CAMPO DE CONFLICTO 60 ITRODUCCIÓN En este apartado sumariaremos algunos acontecimientos claves que fueron fuente de conflictos y que nos posibilitan comprender los quiebres y distanciamientos producidos entre católicos y liberales. Generalmente la historiografía religiosa argentina se ha enfrascado en la polémica y en el debate sobre el papel que ha jugado la Iglesia en la historia del país, una historia larga, liada y compleja. Perspectivas que ordinariamente buscan ubicar posiciones a favor o en contra, oponer defensores y críticos, visiones sesgadas de procesos y acontecimientos que no hacen justicia a la misma historia58. 1. EL ENFRENTAMIENTO ENTRE LIBERALES Y CATÓLICOS Los acontecimientos concretados en aquel período no se dieron de un modo repentino y espontáneo sino que fueron gestados desde años anteriores. Las coordenadas del país están en plena transformación de modo rápido y profundo. La Argentina finisecular tiene en muchos sentidos el aspecto de una nación nueva. La población se iba multiplicando y diferenciando étnicamente dada la avalancha inmigratoria, se instalaron nuevas costumbres y usos, se avecinaron nuevas ideas y pensamientos. El paisaje cambia tanto en las ciudades como en las zonas rurales, las tierras dedicadas a la explotación ganadera-agropecuaria se multiplicaban, los capitales extranjeros dinamizaronn el comercio y la producción. El territorio de la soberanía nacional se extendió con la “pacificación” de las poblaciones indígenas. El mapa social también experimentó transformaciones y conflictos entre clases, entre el campo y la ciudad, entre las diversas provincias; los vínculos tradicionales se debilitaron y quedó abierto el problema de afirmar un nuevo ethos nacional donde ciudadanos de diferentes orígenes pudieran reconocerse en una identidad nacional. El laicismo, el racionalismo y el liberalismo son introducidos en nuestro país por la élite ilustrada que “exporta” desde Europa nuevos productos civilizatorios y también por los 58 Cf. DI STEFANO.-ZANATTA, Ob. cit., 7-9. 61 inmigrantes que llegan al país con tendencias anticlericales por los conflictos vividos con la Iglesia en sus países de orígenes. No hay que olvidar que también en esta época aparecieron las sociedades secretas de tipo masónicas que tienen una gran influencia en la vida política al estar conformada principalmente por grandes personajes e intelectuales de la vida pública; estas sociedades impulsaronn proyectos liberales y apoyaronn a los gobiernos enrolados en esta ideología59. La posición liberal había ganado espacios en muchos sectores, en especial en la juventud estudiante y en importantes círculos intelectuales, ya se había comenzado a instalar desde veinte años atrás. Obispos y religiosos habían denunciado el comienzo de un ambiente anticlerical, la confrontación y choque entre posiciones de liberales y católicos se defendían con ardor60. La contraofensiva de la fracción católica en el interior del país tenía antecedentes significativos que la mantenía vigilante, ya Mitre, desde el Estado Nacional, tomó bajo su control la Universidad de Córdoba tradicionalmente en manos eclesiásticas, lo que para ciertas élites tradicionales era un poder ideológico-político inamovible. 1.2. CAUSAS, EXPRESIONES Y CONSECUENCIAS DEL CONFLICTO Los liberales pensaron el progreso de acuerdo a los signos de la época y se debieron enfrentar al descontento del grupo conservador, liderado principalmente por los católicos. Así el “conservadurismo” se va solidificando y preparando su defensa o contraataque al considerarse desde sus principios ofendido o desplazado61. 59 Cf. NÉSTOR TOMÁS AUZA, Católicos y Liberales en la generación del ochenta, Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires 1981. En esta obra el autor analiza el origen y los resultados de la actuación política de los católicos en la generación del ochenta como modo de resistencia a la política liberal. 60 Es claro el ambiente que se estaba gestando en Córdoba si se sigue las publicaciones de los diarios que también toman partido El Eco de Córdoba, de Vélez, defiende los principios católicos; mientras que El Progreso de Ramón Gil Navarro interpreta a los liberales. En la Universidad se va dando igualmente una manifiesta toma de postura y actitud liberal que se torna amenazante para los católicos. 61 Cabe recordar las reacciones que suscita el Syllabus y la Encíclica Qunata Cura de Pío IX en 1864 donde se condenaban los errores de la modernidad. También se puede ampliar este aspecto en las obras: WILLIAM HARBOUR, El pensamiento conservador, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires 1985 y MARCELO MONSERRAT, La experiencia conservadora, Editorial Sudamericana, Buenos Aires 1992. 62 Un hecho importante que no podemos dejar de pasar por alto es el Congreso Pedagógico de 1882, el ministro Wilde propone un Congreso para deliberar sobre cuestiones relativas a la educación62. Durante el transcurso del Congreso queda manifiesto el enfrentamiento entre dos tendencias opuestas en materia educacional que llegan a acaloradas discusiones entre la conveniencia o no de la enseñanza religiosa en la escuela, dos posiciones antagónicas, dos concepciones diferentes y dos orientaciones pedagógicas diversas, por lo cual se opta por no discutir el tema religioso a fin de que no falle el Congreso. Pero aquello no fue posible, el tema era inevitable, las tensiones se agudizaron entre los grupos y finalmente varios congresales católicos abandonaron el recinto encabezados por Navarro Viola y Estrada. Los planteos llegaron a tal tono donde queda notoria la honda división y que la cuestión educacional no se podría definir en un Congreso Pedagógico. Será la Cámara de Diputados y el Congreso de la Nación quién lo definirá a través de la ley de educación común63. La ley 1420, aplicaba la libertad de cultos y la enseñanza laica, es combatida desde su promulgación. Cabe recordar que esta ley sólo tiene vigencia en Capital Federal y Territorios Nacionales, nunca en Córdoba habrá una ley comparable a la misma ya que todas conservaron la vigencia de la instrucción religiosa. Pero el impacto fue tal que desde entonces se produjo una sostenida actividad contra toda reforma educativa. Otro hecho, a nivel provincial, lo marcarán las cartas pastorales del Vicario Capitular de Córdoba, Jerónimo Clara. A la muerte del Obispo de Córdoba, Fray Mamerto Esquiú en 1883, quien había tenido relaciones cordiales con los liberales, le sucede Jerónimo Emiliano Clara, como Vicario provisorio. Éste más radicalizado en su oposición y no dispuesto a ceder posición y privilegios que la Iglesia había ganado, a través de una carta pastoral condena la instalación de la Escuela Normal de Maestras donde se había designado como regente a una educadora norteamericana 62 HÉCTOR .RECALDE,. El Primer Congreso Pedagógico, CEAL, Bueno Aires 1987. Las posiciones estaban claras, entre los católicos se destaca el liderazgo de Manuel Estrada, Jacobo Varela y Navarro Viola, mientras que los liberales se hicieron sentir a través de Leandro Alem, Enésimo Leguizamón, Nicanor Larraín. Para mayor profundización de este apartado se pueden leer las deliberaciones y trabajos publicados en El Monitor de la Educación Común, Año I, N° 5, 1882. Igualmente podemos ver las posiciones que se defienden y atacan según las orientaciones de los periodistas en los periódicos de aquellos días sobre todo La Nación, La Prensa, La tribuna nacional, El Siglo, El Nacional. Buenos Aires, 18 y 19 de abril de 1882. La ley 1420 está precedida de los discursos y exposiciones de Pedro Goyena defendiendo la educación religiosa y de Delfín Gallo promoviendo la educación laica, que se pronunciaron en el Parlamento. Se pueden leer los textos completos en NATALIO BOTANA - EZEQUIEL GALLO, De la República Posible a la República Verdadera (1880-1910), Ariel, Buenos Aires 1997, 202-214. 63 63 de religión protestante. Igualmente ataca la aprobación de la tesis doctoral del liberal Ramón Cárcano y prohíbe la lectura de diarios liberales y masónicos que circulaban por Córdoba64. Esta situación trae aparejada fuertes tensiones entre Estado e Iglesia y termina con la destitución, por parte del gobierno nacional, del Vicario de Córdoba y de los Obispos de Salta y Santiago del Estero que lo apoyaban, A la par se separa de su cargo a tres profesores de la Universidad Nacional de Córdoba por la misma razón y se expulsadle país al Nuncio Apostólico, Mons. Luis Mattera, con la consiguiente ruptura de la relaciones con la Santa Sede. Otros conflictos se dan por el conjunto de nuevas leyes que atacan los derechos institucionales que la Iglesia había mantenido. Leyes como son: Subordinación de los tribunales eclesiásticos a los civiles, ley de enseñanza laica, Registro Civil, matrimonio civil, secularización de los cementerios. Es de comprender que estas leyes y su impacto menguaban de sobremanera la dimensión pública de la Iglesia en la sociedad. Ante este contexto beligerante, los católicos ilustrados organizaron su defensa que se convertirá en una auténtica contraofensiva. Mencionamos el Congreso Católico de 1884 convocado por el presidente de la Asociación Católica de Buenos Aires, José Manuel Estada. Éste había visitado las ciudades del interior y despertaba conciencias y movilizaba a grandes grupos con el fin de responder a la “persecución religiosa” y recuperar la fibra de la política católica. El Congreso reta a los católicos a una participación militante y comprometida en todos los estratos y estructuras de la organización civil: prensa, escuela, talleres-escuelas de artes y oficios, círculos de obreros. El Congreso tendió a la adopción de todos los medios para arraigar el catolicismo y las prácticas religiosas, igualmente se percibe la clara la necesidad de organizar a los católicos en el campo político y social. El Congreso tuvo un predominante acento político aunque también se trataron temas sociales, educacionales y religiosos. En todas las exposiciones se buscaba rescatar los elementos católicos como constitutivos de la identidad nacional e iluminadores para la “regeneración” de la Nación. El Congreso permitió que los representantes católicos de todo el país se reunieran y fundaran las razones de sus disidencias y acuerdos y que decididamente se quisieran ocupar de la acción política dando origen al primer ensayo de partido político de definida orientación católica en la República65. 64 ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA, Carta pastoral, 25 de abril de 1884. Los temas tratados, las exposiciones, las conclusiones del Congreso Católico se las puede seguir en el Diario de Sesiones de la Primera Asamblea de los Católicos Argentinos, Igon Hnos., Buenos Aires 1885. 65 64 La crisis en las relaciones entre Iglesia y Estado, alcanzó su punto más álgido en el primer gobierno de Roca y en el de Juárez Celman. Hubieron varios acontecimientos (Revolución del Parque, caída de Juaréz Celman, nacimiento de la Unión Cívica, contraofensiva del campo católico, crisis del proyecto liberal) que llevaron al replanteo de estas relaciones en los años posteriores a 1890. Durante los gobiernos de Sáenz Peña y Uriburu, hay intentos diplomáticos de reestablecer relaciones con la Santa Sede, lo cual se concretó en el segundo mandato de Roca. La Iglesia fue mostrando una presencia pública más sólida y notoria, ya sea desde lo visible de sus construcciones como en su influencia en el campo legislativo y social; aparecen múltiples formas organizativas que dieron origen a diferentes cuadros católicos: Círculos Obreros fundados por el sacerdote redentorista Grote (1892), la Liga Democrática Cristiana (1896), etc. El periodismo a través de la prensa en aquellos tiempos juega un papel de suma importancia en el debate popular, en la opinión pública y en la toma de posiciones. Este campo al igual que la educación y las organizaciones sociales fueron medios eficacísimo tanto para que liberales como católicos se organizaran y lograran sus fines. En este ambiente de antagonismos sumado el posterior conflicto político entre juaristas y roquistas por el poder y la crisis económica de 1890, nace en Córdoba como partido de oposición la Unión Cívica, integrada por católicos que buscan unirse en asociaciones confesionales para luchar contra los liberales66. La Iglesia a través de su influencia por medio de la Unión Católica se alía con la Unión Cívica para forzar la renuncia de Juárez Celman en 1890 y para apoyar la elección de Luis Saénz Peña en 1892. En 1902 se produce la apertura de la Primera Conferencia Episcopal en nuestro país, la acción conjunta de los obispos los configuró en un cuerpo preocupado de reorganizar la vivencia eclesial. Hubieron varias Pastorales Colectivas que son antecedentes para esta nueva estructura, allí emanaban orientaciones y normas para los católicos tanto en el orden interno (sacramentos, prácticas religiosas, predicación y doctrina, etc.) como para su inserción y acción en el nuevo contexto (prensa, educación, participación en la política, leyes civiles, organización del laicado, etc.). Mientras la población crece de modo acelerado, la escasez de sacerdotes es un dato corroborado por todas las fuentes eclesiásticas del período. Se solicita el ingreso de órdenes y 66 Cf. MARIA CRISTINA VERA DE FLACHS y NORMA RIQUELME DE LOBOS, Córdoba, una historia para los argentinos. Tomo I. Magisterio del Río de la Plata, Buenos Aires 1989, 156. 65 congregaciones provenientes del exterior para el ejercicio de la docencia y para cubrir otras funciones. Claramente se observa en todas estas iniciativas el objetivo de combatir los embates del liberalismo y forjar una posición y práctica alternativa desde el catolicismo. En el trasfondo sigue en el imaginario eclesial el modelo de cristiandad, las pérdidas y crisis ocasionadas por los influjos liberales fueron contrarrestadas por esta nueva posición de la Iglesia. En el siglo XX, la Iglesia irá experimentando nuevas formas de estar presente y accionar en el país, ganará prestigio y ascendencia siendo mirada por el poder político con respeto y cuidado. Muchos autores señalan que si bien hubo desde la revolución de 1810 hasta mediado del siglo venidero un proceso de “descatolización” luego es invertido y suplido por un dinamismo de “re-catolización” donde se viven cambios y transformaciones institucionales importantes para la Iglesia en Argentina. Conviven a lo largo del tiempo dos modelos y proyectos que ubicaran a la Iglesia en posturas diferentes con respecto a lo civil-temporal. Una línea tradicionalista, conservadora o de derecha que llega a rayar el integrismo desde concepciones aristocráticas y del ideal de cristiandad. Este grupo tiene una visión monista de lo religioso-politico, defiende las tradiciones y el patrimonio acumulado. Aspira a plasmar una Argentina Católica que conserve el orden donde lo espiritual tiene predominancia sobre lo temporal y lo subordina a éste, plena coincidencia entre Iglesia y Estado, tendencia a la larga que encontrará afinidad con el militarismo nacional. Por otro lado, una línea más progresista inspirada en el humanismo y en la ilustración, defiende la autonomía de lo temporal donde el cristianismo debe entrar en diálogo para su evangelización e inculturación. Se salvaguarda la Democracia política y el pluralismo político, se promueven las reformas de carácter más bien de carácter social. La Iglesia recorrerá un largo camino de reinserción en la sociedad argentina hasta volver a situarse en una posición no ya monolítica, pero sí dominante. 2. TRES MIRADAS SOBRE LA EDUCACIÓN DESDE EL CONFLICTO IGLESIA Y ESTADO En los años anteriores a nuestro periodo de estudio se ponen los cimientos del sistema educativo, donde es común observar las diferencias de perspectivas de sus agentes. 66 Sarmiento promovió la instrucción primaria universal como medio para superar “la barbarie y difundir la civilización”. El modelo de los Estados Unidos se erigió en inspirador para definir que la educación tiene dos fines: preparar para la producción y para el orden. Mitre por, otra parte, apunta a la formación de élites, su programa de centralización propone una elite dirigencial nacional y para ello busca reorganizar las Universidades Nacionales y la creación de Colegios Nacionales que preparen para los estudios superiores. Concibió la educación como medio para formar para los cargos propios del aparato estatal en formación. En su gestión se desliga a la Iglesia de la regencia del Colegio Montserrat y de la Universidad de Córdoba, los cuales son nacionalizados en el año 1854, hechos que dejarán desprovista a la Iglesia de un bastión cardinal para la formación de los intelectuales del Interior. Las divergencias y el conflicto entre Estado e Iglesia atraviesan la problemática educativa en la provincia de Córdoba. En esta época se delinean nuevos proyectos de los católicos que pretendieron conservar los resortes de la educación. Para este apartado nos valdremos de algunos autores que han intentado desentrañar la línea discursiva y la práctica correspondiente de los segmentos enunciados. Queda planteado el problema del control en la educación, los ámbitos de acción e influencia y la función social de la educación y de la enseñanza religiosa. Los autores escogidos son personalidades destacadas en el campo pedagógico y en la reflexión educativa del país y de Córdoba. Ellos son Silvia Roitemburd, Emiliano Endrek y Juan Carlos Tedesco. 2.1. EL CATOLICISMO COMO AGENTE CONSERVADOR Y CUSTODIO DE LA TRADICIÓN En primer lugar seguiremos a la autora Silvia Roitemburd67. Según esta autora el modelo educativo que se va conformando es presentado como alternativo a la propuesta liberal, la Iglesia apelará a su lugar en la constitución de la Nación y a que en su identidad originaria ella se autodefinió como “católica”. Los valores del catolicismo se suponían 67 Cf. SILVIA ROITENBURD, Educación y control social. El nacionalismo Católico Cordobés, (1862-1944), en ADRIANA PUIGGRÓS (dirección), La Educción en las Provincias y Territorios Nacionales (1885-1945), Editorial Galerna, Buenos Aires 1993. La autora realiza una investigación sobre el proyecto global del Nacionalismo Conservador Cordobés, sus principales fuentes son los diarios publicados en la época: El Eco de Córdoba, El Porvenir, Los Principios y lo complementa con los Libros de Sesiones de la Legislatura Provincial y Nacional. 67 adheridos al concepto de identidad nacional en el momento de la declaración de la Constitución Nacional en 1853, pero no tan explícito en la década del ´80. En estos contornos viene a perfilarse el nacionalismo católico que se propuso revertir el proceso del avance del laicismo. El Estado Nacional encontró en la Iglesia de Córdoba, centro hegemónico del interior, una fuerte resistencia contra quien debió enfrentarse. El movimiento conservador blandió la bandera de la “autonomía provincial” que no tolera las interferencias de un poder central. Este localismo fue alimentado con la vuelta a valores de la tradición, lo estable, lo inmutable y lo permanente contra el movimiento, la novedad y lo caótico que puede representar lo liberal. Como en toda contienda se intenta descalificar al contrario, desde el catolicismo se adjetivará a los principios del liberalismo como: “dañinos”, “perversos”, “corrosivos”, “corruptores”, etc. El catolicismo influirá en la opinión pública alertando sobre los riesgos y peligros de las ideas liberales, para ello expondrá como una clara prueba la revolución francesa en la Comuna de París de 1848 y el germen de disgregación social que inoculó en aquel país. La educación es un importante reducto para preservar esta identidad singular que ha fraguado Córdoba y por ello vale la pena la lucha por la hegemonía en aquel campo. El proyecto educativo del nacionalismo católico cordobés es parte de una propuesta más amplia de organización de la sociedad que definirá sus objetivos “El proyecto educativo del Nacionalismo Católico Cordobés, es parte de una más amplia propuesta de organización de la sociedad, pensada desde la perspectiva que parte de la innata desigualdad de los hombres, de un ideal de sociedad jerarquizada y de mayorías que deben ser encuadradas a través de normas de control y sujeción […] dogmas para el control social […]”68. El proyecto de organización social desde el estamento católico y su correlato, el modelo educativo, se basan en principios rectores emanados de los dogmas, de la revelación y de las atribuciones consideradas inalienables de la Iglesia. La escuela es estimada como controladora de los valores homogenizantes y de los contenidos que se debe trasmitir a través de ella. La propuesta católica apunta a la formación de las masas, a fin de integrarlas al Estado Nacional en formación y para su integración al sistema laboral-social, el medio para la educación de las masas será la instrucción primaria, la formación en artes y oficios y la educación de la mujer. La pregunta que se plantea es si estos objetivos ligados a la cuestión 68 SILVIA ROITENBURD, Ob. cit. 61-62. 68 social promueven el cambio y la movilidad, o más bien hay una aspiración de mantener el orden y el control. Esta pregunta la puede responder el modelo pedagógico que se adopta para la acción educativa, sus fundamentos y fines, las características de los sujetos actuantes (docentesalumnos), el modo de llevar adelante el proceso, los criterios optados, el tipo de contenidos y saberes a incorporar, programas y textos a instrumentalizar. Podemos rastrear que en varios aspectos la educación promovida por los grupos conservadores privilegia la internalización de ciertos valores como son la obediencia, la disciplina, el respeto a la jerarquía y excluye otros como la libertad de conciencia, la participación activa, el juicio crítico, etc. Modelos más bien circunscriptos a trasmitir verdades definidas e indiscutibles, contenidos preestablecidos, para educandos pasivos y obedientes. La educación conservadora de la estabilidad, promueve la convivencia en el grupo social donde cada uno ocupa su lugar, respeta las normas y se convierte en ciudadano capaz de garantizar el orden. La cuestión de los valores que debe difundir la escuela es una de los temas pilares que defenderá con ahínco la Iglesia, apoya a laicos que desde sus cargos promueven el catolicismo como fundamento de la nacionalidad, lucha por insertar docentes eclesiásticos a las escuelas públicas y de incorporar a congregaciones educativas al sistema educacional. Nuestra autora concluye que el modelo educativo del nacionalismo católico cordobés consiguió, en cierto grado, triunfar por presentar una propuesta por el orden, la ortodoxia y la defensa común contra un adversario y enemigo bien identificado que es “el laicismo”, el laicismo bien estereotipado y estigmatizado como subversivo, peligroso, disgregador y responsable de los desórdenes morales y sociales. Si bien ni todo el liberalismo, ni toda la Iglesia, actuaron de un modo homogéneo, podemos descubrir estas grandes inclinaciones con diferentes expresiones. Esta visión de la autora no tan imparcial, no por ello falsa, del papel de la Iglesia en la sociedad cordobesa y argentina será corroborada con los datos históricos y por la producción periodística de otros momentos donde la constante ha sido que el nacionalismo católico ha tenido una fuerte injerencia en el campo social y político. Así ha estado asociado a movimientos conservadores y su presión ha hecho posible derrocar gobiernos de otros signos, igualmente se puede derivar que su apoyo y simpatía ha sido más proclive a gobiernos de facto-militares que democráticos. 69 2.2. LA CONSOLIDACIÓN DE UN SISTEMA COMPUESTO Otra visión tiene el Profesor Endrek que seguiremos en la exposición siguiente 69. Endrek sostiene que los hombres de la Generación de 1880 tenían una clara conciencia de la importancia capital de la educación común para la realización del proyecto nacional. Nos muestra cómo el crecimiento educativo, medido en cantidad de escuelas, alumnos y maestros, se dio de forma gradual, desigual y lenta debido a diferentes obstáculos como los señala: “ [… ] el estado cordobés fue más bien mezquino con los presupuestos escolares entre 1880-1890. Y no obstante esta apreciación […] fue mucho más generoso con los recursos financieros para la educación que los años anteriores…No es nuestra pretensión atribuir la culpa de la situación educativa de la Provincia de Córdoba a la política discriminativa nacional, sólo deseamos señalar el hecho para comprender porqué la Ciudad de Buenos Aires se transformó en una capital al mejor estilo europeo, con hermosos y cómodos edificios escolares, mientras las provincias vegetaban en la miseria”70. En este período las escuelas en Córdoba llegan a más de 150, se atiende apenas aproximadamente al 20% de la población en edad de 6 a 14 años, por lo cual deducimos que si bien hubo un avance importante quedaba una franja frondosa en el analfabetismo. A las falencias de presupuesto y de financiación se pueden agregar otros inconvenientes, entre los más serios el autor señala: carencia de docentes idóneos, la pobre preparación y la mala retribución de sus servicios que llevaban a un estado precario de la educación. Inadecuados e insuficientes edificios escolares, escasez de mobiliario y útiles escolares. Aún no regía una legislación de obligatoriedad escolar, insuficiente o nula inspección escolar. Las soluciones que se proponían no eran a corto plazo y muchos esfuerzos se comenzaron a focalizar en crear la infraestructura material y legislativa. En este sentido se dieron pasos significativos como la Creación del Consejo Provincial de Educación y fundación de escuelas superiores para la formación del magisterio, Ley de Obligatoriedad de la enseñanza, etc. 69 EMILIANO ENDREK, La instrucción primaria en Córdoba (1880-1890), Cuadernos de Historia 28, Junta provincial de Historia de Córdoba, Córdoba 1993. Este autor investiga la situación de la educación primaria en Córdoba en la generación del ´80 siguiendo los mensajes e informes de los gobernadores donde dan cuenta de su labor administrativas a la Legislatura. También usa como fuentes los censos, estadísticas educacionales y las memorias del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública de la Nación. 70 EMILIANO ENDREK, Ob. cit. 22. 70 Sin embargo no se puede negar la importancia de la educación para los gobernantes de esta época y el despertar de la organización de la Iglesia para no ceder en este terreno lo que creía haber conquistado en la historia. Donde muchos señalan una “derrota” de la institución eclesial, el autor ve en esta coyuntura un motivo de consolidación para la misma. En cuanto a lo que atañe por el objeto de nuestro estudio el autor nos agrega: “los enfrentamientos entre católicos y liberales tuvieron en Córdoba un escenario propicio y destacado, y conmovieron toda la vida ciudadana. Toda la sociedad se vio afectada de una u otra manera, pero si bien los gobiernos liberales impusieron legislaciones que enfrentó los intereses de la Iglesia católica, no podemos considerar esto, como muchos creen y sostienen, como una “derrota”, pues tal contingencia dio origen, como reacción a un vigoroso movimiento educacional que ha perdurado hasta nuestros días.”71 Finalmente, Endrek, constata en su análisis que los edificios escolares que la Iglesia pudo fundar son una obra admirable contrastado con la pobreza de las escuelas fiscales de la época. Se observa que a pesar de la pugna entre católicos y liberales no faltaron asignaciones y subvenciones para que funcionaran las instituciones, el enfrentamiento más que religioso fue político. Antes de la promulgación de la ley 1420 de educación común se habían dado otras que admitían la enseñanza privada como deseaba la Iglesia pero sometida a la supervisión estatal, esto permitió el surgimiento de colegios católicos a los que mandaban sus hijos la misma burguesía liberal que había corrido a la Iglesia de la esfera pública pero que la necesitaba como resorte de control social. Este dato también es decidor ya que no toda la clase liberal, de modo indiscriminado, era anticlerical y hostil a lo eclesial, de igual modo no se explicaría la posibilidad de la fundación de tantas congregaciones religiosas en el país y el permiso para el ingreso y la acción de otras tantas provenientes del extranjero. 71 EMILIANO ENDREK, Ob. cit. 51. 71 2.3. LA EDUCACIÓN COMO FACTOR DE INTEGRACIÓN SOCIAL Otra mirada sobre la educación en el emerger de la Argentina Moderna de los ´80 nos viene a través de Juan Carlos Tedesco a quien seguiremos en este apartado72. Su tesis fundamental concluye que las élites oligárquicas que tenían hegemonía política promovían transformaciones educativas no tanto desde el interés económico como del político, mientras que la clase media y en ascenso se opusieron a ellos y defendieron la vigencia del sistema tradicional. La burguesía se iba instalando en nuestro país y las clases más acomodadas postulaban por un sistema educativo ilustrado e inspirado en los modelos de Europa. Tedesco lo expresa así: “[…] los grupos dirigentes asignaron a la educación una función política y no una función económica; en tanto los cambios económicos ocurridos en este período no implicaron la necesidad de recurrir a la formación local de recursos humanos, la estructura del sistema educativo cambió sólo en aquellos aspectos susceptibles de interesar políticamente y en función de ese mismo interés político. Lo original del caso argentino es que las fuerzas que actuaron en el enfrentamiento político, cuando cada uno de ellas estuvo en la cúspide del poder, en mantener alejada la enseñanza de las orientaciones productivas”73 . Según Tedesco la extensión y difusión de la enseñanza estaba ligada al logro de la estabilidad política interna contra la tiranía y la anarquía. También se buscó formar más un hombre capaz de cumplir con papeles políticos que un sujeto apto para las tareas productivas. Ello conlleva el riesgo de conservar la enseñanza como patrimonio de una élite que concentra las funciones directivas, con lo cual la estratificación y distribución de roles queda prefijado en el sistema educacional. La generación del ´80 tenía muy arraigada la convicción de que el desarrollo educativo era signo y garantía de progreso, por ello hizo serios esfuerzos por difundir la educación a sectores más amplios. Pero seguían predominando los contenidos enciclopédicos-humanistas por sobre los técnicos-profesionales, la consolidación de las orientaciones clásicas se impusieron. Juan Carlos Tedesco afirma que es obvio el progreso educacional en la Argentina durante toda la segunda mitad del siglo XIX. Pero también demuestra que no fue una acción 72 JUAN CARLOS TEDESCO, Educación y sociedad en la Argentina (1880-1945), Ediciones Solar, Buenos Aires 1993. El autor en este libro aborda muchos problemas inherentes a la educación y su relación con la función del Estado, el papel de la Iglesia, la legislación escolar, los progresos y problemas del sistema educativo, etc. 73 JUAN CARLOS TEDESCO, Ob. cit. 37. 72 uniforme por parte de los diferentes grupos de la élite dirigente. Si bien ninguno de sus miembros se opusieron a dar un impulso sostenido a la enseñanza, existieron diferencias en la intensidad y en las prioridades, y es más, también se dieron hasta períodos de estancamiento. En la generación del ´80 se puede hablar más de un espíritu conservacionista, en materia de educación desde sus contenidos y orientaciones, que progresista. Tudesco lo describe así: “[…] aparecieron con cierto espíritu conformista, que los limitó a dejar que los elementos construidos en el periodo anterior se desarrollaran sin trabas. Estas diferencias se reflejaron a nivel educativo en el estancamiento producido en la enseñanza primaria a partir de 1880 […] destruida pues la versión unitaria de la política educativa de este período, se puede afirmar que ella se debatió, por primera vez, en los términos de una política educativa moderna. Enciclopedismo o utilitarismo, prioridad para la enseñanza popular masiva o para la preparación de élites, etc. son las alternativas entre las cuales sigue girando la organización escolar, Lo singular es que, en la Argentina, este debate tiene ya un siglo de antigüedad”74. Así Tedesco, a diferencia de la primera autora de nuestro análisis no asocia el hecho educativo de aquellas circunstancias como un factor de cambio y de transformación obstaculizado por el catolicismo, sino por el contrario, un proyecto político conservador del orden construido. 3. LA OPOSICIÓN AL LAICISMO LIBERAL Y LA ORGANIZACIÓN DEL CATOLICISMO La dinámica liberal provoca en el sector conservador temores y recelos, este sector identificado con el catolicismo se adelantó a su influencia y fundó colegios con orientación religiosa, coloca la ofensiva contra la legislación laica. La Iglesia se ve obligada a adoptar estrategias para adecuarse a la realidad y brindar respuestas a los desafíos que el cambio le planteaba75. Auza sostiene que los católicos desplegaron de un modo permanente y abnegado una verdadera acción política de resistencia a la política liberal de los presidentes Gral. Julio Roca y Dr. Miguel Juárez Celman. A pesar del tono algo apologético de Auza, nos sirve para recepcionar otra visión, el autor considera a los católicos de aquella generación como: 74 75 JUAN CARLOS TEDESCO, Ob. cit. 133. NESTOR TOMÁS AUZA, Ob. cit. 24 73 “hombres auténticos demócratas republicanos que combatieron las defraudaciones del oficialismo dominante, propusieron una orientación principista en política, en tanto enfrentaban al liberalismo que, adueñándose de los resortes del poder, imponía su programa desde el Gobierno”76. Esta especie de reivindicación que el autor hace de los católicos, a diferencia de otros autores que optan por una desautorización de sus intervenciones, termina por calificar a los liberales de aliados a los burgueses, intelectuales oligarcas, alejados de la realidad popular y responsables del liberalismo e individualismo que sobrevino en la sociedad. Los sucesos derivados de 1880 posibilitaron, según Auza, algo inédito en la vida de la Iglesia argentina. “la virtud de suscitar un nuevo estilo de trabajos que llevó a los cristianos a tomar conciencia de la dimensión social y política del Evangelio. El movimiento laical, fue un fenómeno nuevo, inesperado y enriquecedor para el catolicismo”77 . No queremos caer en los estereotipos reduccionistas de una Iglesia retrógrada, colonialista, raquítica, paralizada por el pasado. desprovista de prestigio e ideas, defensiva y obstinada para impedir y obstaculizar el progreso en el cual se encaminaba el país. Tampoco es justa la imagen de una Iglesia atosigada, acorralada, perseguida y hostilizada por enemigos liberales, masones, anticlericales que no aceptan el rol de la Iglesia como guardiana de los valores y vehículo de la unidad e integración nacional78. Es frecuente encontrar, en la bibliografía que describe este período, presentaciones de bandos ultramontanos y clerófobos, verdaderas cruzadas antiliberales, o un anticlericalismo radical, una Iglesia asediada y víctima o una Iglesia urticante para el Estado. Estos estereotipos dan una imagen algo borrosa de la realidad ya que en la combinación y síntesis de ambas miradas podremos acercarnos a una posición más objetiva y liberada de derrotismos o triunfalismos Tampoco quisiéramos desembocar en un ingenuismo acrtítico, hay datos donde los historiadores coinciden y que pueden favorecernos para una visión más realista. No hay duda de la presencia de una Iglesia aún débil y sin mucha influencia y prestigio en la sociedad y de una élite impregnada por ideales liberales y positivistas que tenía como objetivo el desarrollo del país que supone la laicización del Estado y de la sociedad. 76 NÉSTOR TOMÁS AUZA, Ob. cit. 14. NÉSTOR TOMÁS AUZA, Ob. cit. 16 Es importante mencionar algunas personalidades como Estrada, Goyena y otros intelectuales que desde sus principios se opusieron a la práctica del gobierno. 78 Cf. DI STEFANO – ZANATTA, Ob. cit., 307-312 77 74 El laicismo es un proyecto donde la religión se excluye como un elemento formativo, se sobrevalúa el positivismo pedagógico de orientación científica79. El laicismo, unido a la preponderancia estatal en la difusión de la enseñanza, con la intención de integrar una población heterogénea a partir de valores seculares y universales debe enfrentar a la posición que mantenía pautas de tipo tradicional-localista. Iglesia y Estado no son espectadores pasivos, no quedan inertes a lo que ocurre, la hegemonía liberal sacude a la institución eclesial y le significó para ella un quiebre e iniciar el paso hacia una institución más consolidada, libre y con mayor capacidad para influir en la historia nacional. Por otro lado el Estado adquiere mayores y complejas funciones, amplía su campo público y perfila una sociedad civil autónoma. El Estado adquiere nuevas funciones y se va perfilando una sociedad civil con contornos más autónomos y heterogéneos, la vida pública se laiciciza. La Iglesia en su relación con este Estado no podía mantenerse inalterada, lo cual le significó una separación y comenzar a aprender nuevas formas de vincularse en esta inédita arquitectura social. El modelo colonial se estalló, la sociedad se pluralizó y modernizó, los supuestos y pretensiones se cuestionaron, posiciones y perspectivas se deben refundamentar. La estructura social argentina había devenido más compleja, diferenciada, nuevos dinamismos y problemáticas asomaban junto a nuevas ideologías y conflictos. La Iglesia no se mantuvo ajena a estos procesos de transformación. Los católicos defendían un sistema probado, instituciones con vigencia, mientras que los planteamientos de los liberales representaban innovaciones profundas, alteración de las instituciones donde no era fácil prever sus consecuencias. La Iglesia actuará como agente competidor del Estado en la esfera de la educación volviendo sobre los valores tradicionales. Los católicos defenderán el principio de autonomía de la educación, se oponen a la asignación verticalista de las autoridades escolares y los liberales pretenden un control y manejo más directo y centralizado del aparato educativo Así el estado controló los sistemas de elección de personal y se constituyó en la única agencia educativa. Estos hombres que se desenvolvieron como autores y actores de los sucesos dieron una dirección a los asuntos políticos ya sea denominándose “liberales” o “católicos”, hombres 79 JOSE CAMPOBASSI, Laicismo y catolicismo en la educación pública argentina, Gure, Buenos Aires 1961. GUILLERMO FURLONG, La tradición religiosa en la escuela argentina, Teoría, Buenos Aires 1957. DAVID PEÑA, La materia religiosa en la política argentina, Bases, Buenos Aires 1960. 75 que expusieron y defendieron sus ideas y que fueron acompañados por colectivos de ciudadanos que dieron calor popular a sus decisiones. Dos corrientes que se disputaron la orientación política, institucional e ideológica del país con principios excluyentes y contrapuestos, con dos modos de leer e interpretar la realidad y dos proyectos de país. Los planteamientos que ambas corrientes postulan son diferentes y distintos, por lo cual se desembocó en enfrenamientos. El conflicto en este tiempo de conversión social y cultural significa para la Iglesia una nueva organización de los católicos como modo de forjar una resistencia a la política liberal. Estos posicionamientos que el catolicismo ensaya en la sociedad buscan evitar el desplazamiento que había experimentado y un intento de “recristianizar” toda la Nación desde su presencia e influencia con valores excluyentes considerando que el liberalismo lo único que había conseguido era un vaciamiento culturalaxiológico. No sólo lo hicieron desde organizaciones, prensa, educación sino también en el campo propiamente político80. Se ensaya crear un partido político católico que devendrá en la “Unión Católica” que será la oposición que aglutina a muchos argentinos para vigilar, controlar al gobierno, desenmascarar coaliciones, aplicar correctivos, etc. El laicado se organiza, pide apoyo de la jerarquía, hay una situación de hostilidad sostenida que algunos autores define como “una política persecutoria” que se expresa en la separación de los cargos de personas de signo e ideología contraria, destituciones de funcionarios y profesores, prohibiciones de diarios, coacción y medidas abusivas81. Queda en pie el interrogante que muchos autores se plantean si el conflicto religioso era tanto por fuertes convicciones anticlericales de los gobernantes o más bien un cálculo político hábilmente explotado para mantener una distracción en la opinión publica y contrarrestar oposiciones que podían venir de otros sectores. De igual forma cabe la pregunta si el conflicto era de cúpulas, jerarquía y gobierno, o si había alcanzado a calar en el pensar y sentir de la población; si era más a nivel ideológico-formal que de prácticas concretas cotidianas y de gestión oficial. 80 Si los intereses de las mayorías eran defendidos para Principalmente en las Cámaras se comienza con la oposición parlamentaria a la política oficial del Presidente Roca, esta oposición política se funda en la defensa de las libertades, de las instituciones, de la Constitución y en el libre ejercicio de los derechos parlamentarios que a veces la política personalista del Presidente intentaba sujetar. Una figura resaltante es el Dr. Tristán Achával Rodríguez, quien como presidente de la Cámara de Diputados de la Nación sostuvo principios y doctrinas que no fueron bien acogidas por el gobierno ejecutivo. El Dr. Achával es apoyado en su gestión por Pedro Goyena, por Manuel Pizarro y por Nicolás Avellaneda. Achával Rodríguez es considerado un verdadero defensor de las libertades religiosas y sociales 81 El Dr. Avellaneda es separado de la Rectoría de la Universidad de Buenos Aires, José Manuel Estrada es alejado del cargo de rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, se aprueba la supresión de las partidas para los seminarios, destituciones de Obispos, etc. 76 promover su calidad de vida o si el problema se empantana en un juego de fuerzas e intereses de grupos hegemónicos. 4. IGLESIA E IDENTIDAD NACIONAL Es un lugar común que se asocie al catolicismo con la defensa de los valores identatarios del país contra grupos que promueven ideas disociadoras, foráneas, inmorales. Hemos hecho una visión panorámica de diferentes interpretaciones que pueden darse desde las reacciones y respuestas eclesiales82. La reacción católica con su organización y oposición tenía su fuerza en cuanto significaba la critica a la centralización del poder del Estado y de querer imponer los valores del liberalismo en una sociedad que mayoritariamente era ajena a ellos, el carácter imitativo de este modelo posicionó a la Iglesia como guardiana de la “nacionalidad” y defensora de las mayorías83. La Iglesia de esta época no dejó de recurrir en su mensaje a presentarse como la institución nacional, firme depositaria de los valores eternos de la nacionalidad y vehículo de la integración nacional de los distintos sectores de la población. Mientras que otros sectores levantaban voces por ver en aquella pretensión de cohesión nacional desde los valores católicos un obstáculo para la nueva sensibilidad donde la libertad de culto y de conciencia eran un signo de progreso y modernidad. El catolicismo apelará más de una vez a identificar algunos elementos materiales y simbólicos de su universo, ligados a la Nación desde sus orígenes en la época colonial, como medios para infundir en la población un sentimiento de cohesión social y de identidad nacional. Así buscó reivindicar el carácter católico de la Constitución y de acusar a los liberarles de querer minar estar raíces y de traicionar el espíritu de la Carta Magna, de importar e implantar artificialmente modelos foráneos en el país84. La acción pastoral se centró en esta etapa de la historia argentina en responder al laicismo. El laicismo hecho política gubernamental buscó dificultar la expresión pública, externa, visible e institucional de la fe. Intentó separar a la Iglesia de los momentos y acciones Cf. DI STEFANO –ZANATTA. Ob. cit., 313 ss. Cf. ABELARDO SONEIRA. Las estrategias institucionales de la Iglesia católica (1880-1976), 2 vol, CEAL, Buenos Aires 1989. 84 Cf. LORIS ZANATTA,. El catolicismo en la formación del mito nacional argentino (1880-1910), en M. CARMAGNANI (COMP), Constitucionalismo y orden imperial, 1850-1920, Otto Edizioni, Torino 2000. 82 83 77 fundamentales de la vida de un hombre, nacimiento-educación-matrimonio-muerte. Por eso la pastoral se concentró en esta dimensión, en su lugar público en la sociedad, en su organización jurídica y en sus expresiones visibles85. La acción pastoral de entonces se puede dividir en dos elementos: aquel que responde directamente a los ataques de los liberales laicistas y positivistas, y el que busca la reorganización eclesiástica y la continuación de la actividad pastoral normal. Otro aspecto era reorganizar y revitalizar las estructuras eclesiales como son las diócesis, los seminarios y la formación del clero, fundación de parroquias y su acción evangelizadora y civilizadora de extensas regiones del país. La visión unificada de los obispos expresada en la primera pastoral colectiva del episcopado argentino en 1889 lanza a la Iglesia hacia una acción común que cobra mayor firmeza y decisión. Es cierto que la actividad eclesial en lo social introdujo importantes dinamismos como son los círculos obreros, las escuelas de artes y oficios, los partidos políticos, pero que al inicio del nuevo siglo comenzará su repliegue en la crítica y temor a los conflictos obreros, al anarquismo y al socialismo que comenzaban a perfilarse. “En fin, también la Iglesia argentina, al igual que sus pares europeas, pareció hacia fines del siglo XIX haber emprendido el camino que conducía a la alianza con la burguesía y a la “pérdida” del proletariado”.86 Con este breve despliegue podemos visualizar las ideologías predominantes entre los cordobeses en este período elegido. Es un preconcepto bastante arraigado que en Córdoba nos encontramos ante una sociedad fuertemente tradicionalista y religiosa, a veces comparada con un “gran convento”, donde se refugiaban los ultramontanos y las beatonas, “depósito de ideas medievales” con gusto a rancio, donde las ideas liberales parecen haber tenido poca reputación87. Pero no es así, la oposición es abierta y pronunciada, liberales y católicos pugnan decididamente por espacios de influencia y por sus visiones de sociedad, la sociedad y la Iglesia de Córdoba quedará para siempre estampada por cómo abordó y gestionó aquel conflicto de finales del siglo XIX . 85 Cf. GERARDO FARREL, Iglesia y Pueblo en Argentina. Historia de 500 años de evangelización., Editora Patria Grande, Buenos Aires 1992, 117 ss. 86 Cf. DI STEFANO- ZANATTA, Ob. cit., 351. 87 Es interesante el trabajo de investigación de MARCELA PEPPOLONI, La religiosidad en la concepción de los jóvenes intelectuales cordobeses en las postrimerías del siglo XIX, Studia N°4, Publicación de la Cátedra de Historia del Pensamiento y la Cultura Argentina, Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Filosofía – Escuela de Historia, Córdoba 1994, 117 ss. Allí la autora analiza las tesis doctorales en Derecho a finales del siglo XIX y constata que el tema religioso es abordado en gran parte de ellas respondiendo ya sea a la ideología liberal o conservadora. 78 Finalmente podemos concluir que este periodo seguirá siendo ambivalente e impreciso por las rápidas y profundas transformaciones “…se abrió entonces una larga fase de transición, durante la cual la Iglesia argentina fue asumiendo un nuevo perfil doctrinario e institucional, pero en el que las transformaciones, sin embargo, no lograron plenamente echar raíces sólidas e imponerse sobre la fisonomía de la antigua institución colonial. La nueva imagen que emerge entrelaza lo viejo y lo nuevo. Estancamiento e innovación, fuerzas centrípetas y centrífugas, se superpusieron en ella configurando, según la perspectiva que se privilegie, la imagen de una institución débil y encerrada en sí misma, o por el contrario, en fase de recuperación y modernización”88. Mirando desde la orilla del otro siglo, fueron tales las transformaciones, agotamientos y saltos, como los que veníamos señalando, que no siempre es tan claro observar cómo los actores sociales mutaron y cómo variaron en sus relaciones de conflicto y cooperación. 88 DI STEFANO .- ZANATTA, Ob. cit.313. 79 CAPÍTULO V VIDA RELIGIOSA FEMENINA A LA CORDOBESA INTRODUCCIÓN 80 Este capítulo lo dedicaremos a presentar las fundaciones de Congregaciones Religiosas surgidas en Córdoba en el cuarto final del siglo XIX. Queremos constatar y analizar las causas que determinaron el surgimiento de diversas Congregaciones en Córdoba entre 1870 y 1900. Nos formulamos la pregunta por las oportunidades y dificultades que brindó el contexto para su aparición, permanencia y desarrollo; los sujetos y sistemas, hechos y procesos vividos en la constitución de estas nuevas comunidades. En último lugar podremos indagar el influjo, recepción e impacto de estas nuevas formas de Vida Religiosa en la sociedad y en la Iglesia local. Hemos organizado el material recogido en la etapa exploratoria que consistió en la visita a las seis Casas Madres de las Congregaciones de nuestro objeto de interés. En aquellas Casas se encuentran los archivos históricos y la documentación a los que hemos podido acceder que es la base de lo aquí expuesto. Lo registrado en este capítulo es un somero recorrido por las semblanzas de los fundadores y fundadoras y una descripción de los orígenes y desarrollo inicial de las distintas Congregaciones. Desde una estructura común hemos elaborado la información recabada a fin de que sea más fácil el cruzamiento de datos, el compendio de materia y la lectura comparativa. Hemos optado por presentar, en primer lugar, un retrato biográfico de los fundadores y las fundadoras; en segundo término, nos hemos detenido a explorar el proceso germinal de las intuiciones y realizaciones que originaron las fundaciones y finalmente, de modo sucinto, mostrar los ministerios de las nacientes Congregaciones donde se incluyen manifiestamente sus fines y objetivos. Como se puede observar hemos considerado necesario hacer un recorte del material compilado dejando fuera los elementos de la herencia espiritual, formación, comunidad religiosa y gobierno propiamente dichos. Las congregaciones están ordenadas de modo cronológico según la fecha de su fundación. 1.ESCLAVAS DEL CORAZÓN DE JESUS - 29 de Septiembre de 1872 81 En las páginas siguientes nos adentraremos a conocer algunos datos de la vida y obra de quien fuera la fundadora de la Congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús. Nuestra pretensión es aprehender la intuición primigenia y el posterior desarrollo de la misma que se plasmó en esa familia religiosa. Hay mucho e interesante material sobre la vida de la fundadora, en este apartado nos hemos valido de la información obtenida de la lectura de la bibliografía abajo citada, ella es una fuente primaria innegable y de referencia obligatoria para nuestro fin89. 1.1.- MADRE CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ Josefa Saturnina Rodríguez nació en Córdoba, el 27 de Noviembre de 1823, hija de Hilario Rodríguez Orduña y de Catalina Montenegro. Era la tercera hija del matrimonio y luego del nacimiento de su última hermana falleció su madre, quedando huérfana a la edad de tres años. A los nueve años perdió a su padre, por lo cual quedó al cuidado de sus tías, Luisa e Ignacia de la familia Orduña, que se encargaron de su educación. Perteneciente a una familia distinguida recibió una formación conforme a su condición social. Al mismo tiempo que se preparaba en las tareas y conocimientos propios de la mujer de esa época, recibió una sólida formación cristiana. A los diecisiete años resolvió hacer sus primeros ejercicios espirituales bajo la dirección de los jesuitas, desde entonces sentía atracción hacia la vida religiosa. Pero las Congregaciones que existían en la ciudad cordobesa sólo eran contemplativas y por su inclinación hacia el apostolado decide esperar un nuevo espacio para su realización. Mientras tanto, Saturnina pasó varios años al lado su “Mamita” Eustaquia del Signo dedicadas a ayudar en el servicio y atención de los Ejercicios Espirituales. Expulsados los 89 CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Memorias, Datos para la historia de la Congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús, Editorial El Atelier, Córdoba 2000. ANA DE LA CRUZ MOYANO, Apuntes biográficos sobre Nuestra Madre Fundadora Catalina de María Rodríguez, Córdoba 1917. JOSÉ MARÍA BLANCO, Historia Documentada del origen y desarrollo del Instituto de las Esclavas del Corazón de Jesús (Argentinas), 3 Tomos, Imprenta de Amorrortu., Buenos Aires 1930. CONGREGACIÓN PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS, Catalina de María Rodríguez. Positio sobre su vida, virtudes y fama de santidad, Volumen I, Biografía documentada, Roma 1987. CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, DAVID LUQUE, JOSÉ MARÍA BUSTAMANTE, Epistolario, Fundadores, Ayer, Hoy y Siempre, 4 Tomos, Córdoba 1993,1994, 2001, 2005. 82 jesuitas de Córdoba, quedó ella sin su dirección espiritual; tiempo después toma al sacerdote del clero secular, Tiburcio López, como nuevo director espiritual. Cuando tenía 28 años se presentó en su vida el coronel Manuel Antonio de Zavalía, quien viudo buscaba madre para sus hijos y no encontró mejor candidata que Saturnina. La joven, acosada por las insistencias del hombre decidió ocultarse en el Colegio de las Huérfanas, lo cual fue inútil dado que él mismo amenazó con suicidarse si la joven no accedía a su propuesta e influenció sobre su sacerdote confesor para que aceptara del matrimonio. Tanta fue la presión sobre Saturnina que tuvo que acceder y en 1852 contrae matrimonio, ella con 28 años y su esposo de 37, su matrimonio durará doce años y medio. La muchacha se convierte en madre de Benito y Deidamia, de 10 y 7 años respectivamente, a quienes ama como a verdaderos hijos suyos. No pudo gozar de la maternidad propia, la única descendiente fue una niña que nació muerta. La actuación militar y política de su esposo la llevaron a vivir por los años 1860-1861 a la ciudad de Paraná, a la vuelta a la ciudad natal continúa con sus deberes de hogar y sirviendo en el apostolado de los Ejercicios Espirituales. Su parentesco con el Presidente de la República, Santiago Derqui, le privilegió para lograr la vuelta de los jesuitas a Córdoba. Su esposo terminada la actuación política se dedica a atender una estancia en la provincia de Córdoba, allí lo sorprendió la muerte en el año 1865. Los años de matrimonio no extinguieron en Saturnina sus deseos de total consagración a Dios, su nuevo director el doctor David Luque, la acompaña en el discernimiento de sus inquietudes e ideales que cobran nueva fuerzas y mayor vehemencia en su viudez. Consulta con su director la nueva idea de la fundación de una comunidad para atender casas de ejercicios espirituales, enseñar la doctrina a las niñas pobres y recoger mujeres extraviadas que, convertidas en buenas cristianas, pudieses ser útiles a la sociedad. Convencida de que Dios inspiraba este proyecto, Saturnina no abandona jamás la idea de esa fundación, a pesar de las innumerables dificultades que debe afrontar: abandono de algunas socias y muerte de otras, incomprensión y oposición del doctor Luque, dificultades económicas, críticas y acusaciones. Siete largos años de prueba y contradicciones la prepararon hasta que apareció para confirmarla el P. José María Bustamante, jesuita, que convence al Pbro. Luque para que junto a otras interesadas comiencen con la obra de los ejercicios espirituales el 29 de septiembre de 1872. 83 Así nace la Congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús, Saturnina será llamada Madre Catalina quién continuará bajo la dirección del Doctor Luque, que fue a su vez nombrado por la autoridad diocesana como Director de la nueva fundación90. El P. Luque primero le da a la Madre Catalina el oficio de sacristana, más tarde la nombra Superiora de la comunidad, a partir de las nuevas fundaciones se convierte en la Superiora Provincial y finalmente y hasta su muerte será la Superiora General. Luego de haber estado veintitrés años en el gobierno de la Congregación, muere el 5 de abril de 1896, contando la Congregación en ese momento con más de doscientas religiosas y doce casas. El 18 de diciembre de 1997, el Papa Juan Pablo II declaró que sus virtudes habían sido heroicas y merecía el título de ‘Venerable’. Hoy, su beatificación está en proceso. Esta rápida biografía nos da cuenta de los inicios de las Esclavas del Corazón de Jesús, su desarrollo y posterior expansión. 1.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN Como expusimos en las líneas biográficas la vocación religiosa atravesaba a Saturnina desde temprana edad, será en el tiempo de su viudez que ésta cobrará mayor claridad y se entregará totalmente a su conformación. “Aunque desde niña había tenido una gran inclinación a la vida religiosa, quiso nuestro Señor por medios muy raros colocarme en estado muy diferente, en el cual no pudo extinguirse mi primera vocación, ni mirar sin envidia a las personas que disfrutaban de ese bien. Más habiendo Nuestro Señor el 30 de marzo de 1865, roto los vínculos que me servían de obstáculo a la realización de mis deseos, sentí que ellos se despertaban con más vehemencia”91 . El 15 de septiembre de 1865 estando Saturnina en el monasterio de las Catalinas en oración siente la necesidad de construir una casa de ejercicios espirituales para recoger a mujeres y niñas e instruirlas religiosamente. “El día 15 de Septiembre del mismo año fiestas del Dulce Nombre de María y de la Aparición de Sto. Domingo en Soriano, que en aquel año cayeron juntas. …fue en este día, cuando dirigiéndome a visitar al 90 En este trabajo no ahondaremos en la vida de David Luque, Director el Instituto, por haber hecho la opicoón de privilegiar la figura de la Madre Catalina. Para aproximarse al la vida del co-funddor se puede leer: ABEL BAZÁN Y BUSTOS, Biografía del doctor David Luque, Buenos Aires 1922, 91 CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Memorias, Datos para la historia de la Congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús, Editorial El Atelier, Córdoba 2000, 20. 84 Santísimo que estaba expuesto en la iglesia de las Catalinas por la festividad de Sto. Domingo que allí se celebraba, me vino al pensamiento que tenía un terreno bastante grande en el que se podía edificar una casa de ejercicios y formar una comunidad de Señoras que estuviesen al servicio de ella. Me parecía esto fácil contando con que tantas personas que tenían iguales aspiraciones a las mías y daban en inconvenientes para ser admitidas en otros monasterios, se me asociarían; que observaríamos las reglas del instituto de S. Ignacio, enseñaríamos la doctrina los Domingos a las niñas y asilaríamos a esas mujeres que se lleva a los Ejercicios casi por fuerza y después de concluidos estos no se sabe que hacer con ellas, y causa pena verlas volver a los mismos peligros compelidas muchas veces de la necesidad; que con nuestra protección se moralizarían y aprenderían a trabajar y después de afianzadas en el bien, las casas particulares tendrían dónde ocurrir por sirvientes”92 . La ejecución de aquella obra la lleva a pasar por un camino de sufrimiento e incertidumbre que madura su pensamiento. Sin embargo, Saturnina insiste en el proyecto y su “sueño dorado” se concreta luego de 7 años de lucha. “Después de esto, si que quedé verdaderamente sola, y tan sola, que no tenía más consuelo en todos los instantes que ocurrir a Dios de quien todo lo esperaba, cuya confianza no me faltó jamás, ni en los casos mas difíciles que se presentaron… me halle en una verdadera desolación: ya no tenía con quien contar: todo parecía haberse acabado para mí”93 . También como referimos hasta el P. Luque quiere desistir de acompañarla y le sugiere que abandone la idea integrándose en otra familia religiosa, también se ve influenciado por comentarios y murmuraciones que van en contra de la consecución de aquel fin. El P. Luque se muestra riguroso y frío con Saturnina lo que la desconcierta. “No pararon en esto mis trabajos: hubo un cambio general en el Dr. Luque, como si él también hubiese participado de los cuentos: eran unos rigores conmigo que estaba desconocido. Ya el confesionario no era para mi un lugar de consuelo sino de martirio… Estos y otros pensamientos llenaban de amargura mi alma, los que el Dr. Luque confirmaba más y más cada día con su proceder, no perdiendo oportunidad de mostrarme su indiferencia…Continuamente me mandaba fuese a otro que me dirigiese en esta empresa, pues él no podía ni se hallaba capaz: me decía que como lo quería obligar; que si por haber tomado alguna vez parte, estaba en el deber de tomarla siempre; que con franqueza me lo decía, y que esta era la verdad. Estas y otras cosas semejantes me decía cada vez que me confesaba, con lo que me tenía acobardada. Parecía que discurría cosas nuevas con que mortificarme cada vez que lo hablaba. Sólo Dios sabe cuales fueron mis angustias en este tiempo. No tenía mas vida que llorar, pasaba las noches en vela hundida en cavilaciones y lágrimas sin el más ligero descanso”94. 92 CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 20-21. CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 37. 94 CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 45-46. 93 85 En este contexto de confusión, es que el P. Luque remite a Saturnina a otros directores, así será el encuentro providencial del P. José María Bustamante, quien le habría sido un instrumento fundamental para la ratificación de sus intereses. “Terminados los ejercicios, me dijo que él una vez conocida la voluntad de Dios ya no encontraba cosa que lo detuviese: que quería ayudarme y que haría cuanto pudiese: que dijese al Dr. Luque que él no miraba la honra y gloria de Dios en el aplazamiento de esta obra”95 . El 9 de septiembre de 1872, es despachada favorablemente la presentación que hacen ante el obispo y el Doctor Luque, así cuenta con la autorización diocesana para dar comienzo a la obra. “[…] el Señor Obispo despachase favorablemente en todo sentido nuestra solicitud, lo que tuvo lugar el día 9 de Septiembre de 1872 al cumplir 7 años que se inició el pensamiento. Este mes de Septiembre ha sido siempre muy marcado y muy privilegiado para esta obra como se verá en toda esta narración de los sucesos acontecidos a esta Congregación”96 . El 29 de septiembre queda completamente fundada la Congregación y en los años siguientes se ira consolidando la obra con la organización y formación del naciente instituto, se van conformando las reglas y constituciones, se incrementa el número de vocaciones y se pluralizan los apostolados. La fundación comienza en una casa en el centro de la ciudad, luego es trasladada a otra conocida como la Quinta y en 1875 ingresan a la residencia definitiva, la Casa Madre en B° General Paz. General Paz fue desde sus inicios un barrio señorial. En el plano de la ciudad de 1870 este "barrio pueblo" figura con 134 manzanas, la plaza en su centro –hoy plaza Alberdi– y con tres bulevares bien demarcados: Unión (hoy 24 de Setiembre), Libertad (actual Oncativo) y otro que recorría el río (Ocampo). El fundador del Pueblo General Paz, Don Augusto López, pretendía para este sector de la ciudad un crecimiento más lento, pero firme. Las clases sociales más elevadas construían aquí sus casas quintas y el barrio mantuvo siempre esta imagen residencial, de calles anchas y estilo señorial. En sus inicios, según cuenta el historiador Efraín U. Bischoff, no se caracterizó por ser un barrio con gran vida comercial. Más bien se destacó por su perfil cultural: por las bellas artes, la música, las veladas literarias y las reuniones sociales y políticas que se desarrollaban 95 96 CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 51. CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 54. 86 en las casas quintas de las familias del barrio. La llegada del tranvía en 1882 ayudó a una rápida vinculación del sector con el área central, a través del puente Sarmiento97. La dirección de Luque y Bustamante será marcante en esta etapa, la Madre Catalina, se mostrará sumamente dócil y fiel a sus disposiciones, sus consejos y orientaciones serán observadas con puntualidad. Luego del traslado del P. Bustamante a Montevideo y de la muerte del P. Luque, la Madre Catalina tomará la dirección de la Congregación de un modo más decidido y resuelto hasta su muerte. Cabe notar la devoción de la madre Catalina por los jesuitas y su afinidad con su espiritualidad, el cariño por los ejercicios espirituales y su convicción que las reglas de éstos serían las más apropiadas para adoptar por la nueva congregación. También el P. Luque, en su juventud ha tenido experiencia de los frutos del accionar de estos religiosos por lo que los tiene en alta estima como directores y confesores. A esto se le suma el papel preponderante que han tenido varios sacerdotes jesuitas nombrados en las memorias de la Fundadora para confirmarla, apoyarla y estimularla en llevar a cabo tal empresa. Finalmente la formación espiritual que brindará en los inicios el P. Bustamante que tendrá la tarea de redactar y revisar junto al P. Luque las Constituciones que la regirán. Luego el aporte del P. Cherta sj, en vistas a su aprobación ante la Santa Sede donde otro jesuita será el Cardenal Protector de la Congregación, Luis Marsella. “En la tarde del mismo día nos reunimos en la capilla para uno de los actos más notables de los que tuvieron lugar en este día memorable. Nuestro Padre iba a entregarnos las Santas Reglas que él mismo con el R. P. Bustamante habían redactado. Estas Reglas no eran sino las de S. Ignacio, apropiadas a una Congregación de mujeres, siendo en la sustancia las mismas”98 . 1.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN La Madre Catalina deja vislumbrar en varias ocasiones el fin que debe tener la Congregación por ella fundada, por su dedicación al servicio de los ejercicios espirituales, se lo nota como un apostolado primordial que señala para el Instituto. Ya lo venía haciendo en la Casa de Ejercicios de la Calle 9 de Julio fundada por Mariano González, donde colabora luego con el Pbro. Yáñiz y finalmente lo harán en la propia Casa del B° Gral, Paz. 97 Cf. EFRAIN BISCHOF, Historia de los barrios de Córdoba: sus leyendas, instituciones y gentes, Editorial Copiar, Córdoba 1997, Tomo 1, 113-140. 98 CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 79. 87 Igualmente, marcan los inicios, la aceptación de niñas pobres y huérfanas para su educación, lo cual irá perfilando el talante educacional de la obra con la posterior creación de escuelas y pedidas en diferentes provincias para tal fin. En las memorias de la Fundadora se da cuenta de esta intención en la aceptación de las primeras niñas y la apertura de la escuela en el año 1873. “Nuestro Director deseoso no solo de la santificación de nuestras almas sino también de las de los prójimos; hizo que admitiésemos dos niñas pobres y huérfanas para que se educasen en nuestra casa a pesar de la poca comodidad que en ella había… Con la admisión de estas niñas dimos principio a ejercer la caridad y cumplir en algo los fines de nuestra misión”99 . Ya en la segunda casa, es decir en la Quinta, se abre una escuela pública y así se brinda de modo más decidido el apostolado entre los más pobres. “[…] como el local en que se hallaba nuestra casa era distante del centro y todas esas inmediaciones estaba muy poblada por gentes las más pobres y descuidadas, muy luego se llenó la escuela, pasando de 100 el número de alumnas que se educaban y todas gratuitamente. Tal ignorancia había en aquellas pobres niñas y tanto descuido que un crecido número no había hecho su primera confesión […] Las maestras pusieron todo el empeño posible para instruirlas en la Doctrina Cristiana sin descuidar los otros ramos de su educación. Los Domingos por la tarde se llamaba con la campana y se reunían en la capilla un crecido número de niñas a las que enseñábamos la doctrina concurriendo a esto todas las Hermanas Con motivo de tener en esta nueva casa más comodidad que en la primera se pudieron admitir otras niñas pobres y huérfanas sumamente necesitadas de asilo y protección […] El empeño que las maestras y demás Hermanas que enseñaban la Doctrina habían puesto hizo que en el mes de Junio se hallasen aptas para hacer su primera comunión las niñas que no la habían hecho y las otras para cumplir con la Iglesia. El Señor Director dispuso que el 8 de dicho mes Domingo de la Sma. Trinidad tuviese lugar este acto... celebró la santa misa y dio la comunión a cerca de 80 niñas”100 . A partir de la relación que hace Madre Catalina la vemos retornar a su apostolado favorito que era el servicio de los ejercicios espirituales, este servicio les exige gran esfuerzo por las circunstancias que se les imponían. “El 15 de Junio fuimos a la Casa de Ejercicios seis hermanas, dos niñas de las que teníamos asiladas y dos sirvientes. Servimos una data de 390 ejercitantes y el 28 de Julio otra de 430. Un número tan crecido sirvió en una y otra vez para probar el fervor de las Hermanas que tuvieron buena ocasión para practicar en este noviciado todas las virtudes. Especialmente en la segunda data fue el trabajo muy pesado, pues para dar la comida a 430 personas era necesario hacerlo por partes, de manera que llamando a 99 CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 54. CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 58-60. 100 88 las 12 al primer refectorio terminaba el último a las 4 ½ o 5 de la tarde. Siendo las Hermanas tan pocas para llevar tanto peso sin quien las aliviase, era natural que a veces casi desfalleciesen de cansancio”101 . Así se presentan cumplidos los tres fines que la Madre Catalina tuvo en aquella visión del 15 de septiembre de 1865 y que preveía para su obra: asilar a las pobres, servir a los Ejercicios y enseñar la doctrina cristiana. Catalina en el ministerio de la atención de los ejercicios espirituales era una experta desde su juventud, no sólo se ocupaba de lo material sino también de lo espiritual y formaba a sus hermanas para este apostolado. La protección de las niñas necesitadas se había ensayado desde el primer momento de la vida e la Congregación. Pero en el campo de la enseñanza ella no se sentía tan capacitada para lo cual destinaba otras con más conocimientos pedagógicos para dirigir la escuela. El Instituto en su faz docente se propone desde el principio “oponer la piedad, la fe, la caridad al espíritu irreligiosos y satánico” y desde allí la necesidad de preparar nuevas hermanas para este fin102. Hoy, las Esclavas se encuentran en varias provincias del país, en los países de Chile, España y en Benin, África. 101 102 CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 67. Cf. CONGREGACIÓN PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS, Ob. cit., 113. 89 2.TERCIARIAS MISIONERAS FRASCISCANAS - 8 de diciembre de 1878 Para arrimarnos a la fisonomía y significatividad de la Beata María del Tránsito, fundadora del Instituto de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas y comprender el camino que recorrió para llevar a cabo la obra, nos serviremos de algunos escritos de la misma Beata, correspondencias recopiladas, biografías escritas por las primeras hermanas de la y, principalmente, canonización 103 la Positio elaborada y presentada para su beatificación y . 2.1. BEATA MARÍA DEL TRÁNSITO CABANILLAS DE JESÚS SACRAMENTADO La Beata Madre Tránsito Cabanillas de Jesús Sacramentado nació en la Estancia Santa Leocadia de San Roque en Córdoba, el 15 de agosto de 1821. Sus padres don Felipe Cabanillas y doña Francisca Antonia Sánchez, constituyeron la familia de once hijos. De esta familia surgen cuatro vocaciones sacerdotal-religiosas, Pbro. Emiliano, del clero cordobés; Eloísa, religiosa Adoratriz; Isabel, monja Dominicana y la Beata, María del Tránsito. Recibió su primera educación en el Colegio de Santa Teresa en Córdoba; desde 1840, viviendo en casa de sus tías, cuidaba de su hermano menor, que estaba preparándose para el sacerdocio en el seminario de Nuestra Señora de Loreto de de Córdoba. En el año 1850, a la muerte del padre, la familia se trasladó a Córdoba, María del Tránsito vivió con su madre, su hermano Emiliano que en 1853 fue ordenado sacerdote, algunos hermanos y cinco sobrinas huérfanas. Después de la muerte de la madre ocurrida en 1858, María del Tránsito, entró a formar parte de la Tercera Orden Franciscana, intensificó su vida de oración y de penitencia, dirigida espiritualmente por el franciscano Fr. Buenaventura Rizzo Patrón, después Obispo de Salta. Su aspiración era consagrarse totalmente al Señor, es así que en 1859 con ocasión de su profesión en la Tercera Orden emite también voto de virginidad perpetua. y comenzó a 103 Cf. BLANCA LIDIA LOPEZ, Reverenda Madre Tránsito Cabanillas, Terciarias Misioneras Franciscanas, Buenos Aires 1944. (Primera biografía escrita sobre Madre Tránsito). TRÁNSITO CABANILLAS, Cartas de la Madre Tránsito Cabanillas de Jesús Sacramentado. Fundadora de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas de la República Argentina, Córdoba 1969. PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS, María del Tránsito Cabanillas de Jesús Sacramentado. Positio sobre su vida, virtudes y fama de santidad, Roma 1996. 90 pensar en la fundación de "una casa de oración en la que en el silencio y retiro del mundo lo alabásemos (al Señor)", como dice en su autobiografía104. En la ciudad de Córdoba es conocida por su piedad y caridad, su dedicación a dar doctrina a los niños de la ciudad, por lo que la llamaban “Padre Astete”, el autor del Catecismo con el cual enseñaba, además buscaba socorrer a los más necesitados y formó parte de varias Cofradías y Obras Pías105. En el año 1870 le inspira el Señor el deseo de fundar una Casa de Religiosas Terciarias de Penitencia de San Francisco de Asís. En 1871 entró en contacto con la Sra. Isidora Ponce de León, que se interesaba vivamente por la erección de un Monasterio de Carmelitas en Buenos Aires. Ingresó allí en marzo de 1873 y permaneció hasta abril de 1874, de 1874 a 1875 vivió con las Salesas, hermanas de la Visitación, de Montevideo, pero en los dos Monasterios no pudo permanecer por enfermedad y debió volver a la ciudad de Córdoba. Entre tanto, reafirmó la idea de su fundación, que estaría destinada a promover la educación cristiana de la niñez y juventud, su consejero y director espiritual Pbro. Dr. Justino W. Juárez, trató de que unificara su iniciativa con la de la Sra. Matilde Torres de Vázquez, que estaba trabajando para fundar una Congregación de Concepcionistas Argentinas, pero enseguida comprendieron que los intentos eran muy diversos. El P. Juárez reconociendo su intención de orientar la inspiración en el espíritu franciscano la encamina hacia Fr. Vicente Bustos, quien le aprueba el proyecto y le da instrucciones. En aquel tiempo el Obispo de Córdoba, Monseñor Manuel Eduardo Álvarez propone en una carta pastoral incrementar la acción educativa y este aspecto ensancha el panorama de la nueva fundación. Esperaba ver con mayor claridad el camino mientas tanto era estimulada por algunos Padres Franciscanos. Providencialmente se encontró con la colaboración de don Agustín Garzón que le ofreció el terreno para la edificación de la Casa en el Pueblo de San Vicente y con la dote que disponía se le abrió el horizonte para definir su acción. 104 MADRE TRANSITO CABANILLAS DE JESUS SACRAMENTADO, Relato autobiográfico, Córdoba 1879, original en el ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS TERCIARIAS MISIONERAS FRANCISCANAS. 105 Se inscribe en las Cofradías de la Purísima Virgen María y santa Filomena, de la Virgen María, Conferencia Vicentina de Ntra. Sra. de la Merced, Asociación de la Buena Muerte. 91 El Fr. Quirico Porreca OFM, será un valioso colaborador en los inicios de la fundación del Instituto Franciscano, quien tomó el encargo de preparar los Estatutos a imitación de las Constituciones de las Estigmatinas fundadas por Ana Lapini106. Obtenida la aprobación eclesiástica siendo Obispo monseñor Uladislao Castellanos, después de un curso de ejercicios espirituales, predicados por el mismo Padre Porreca, con otras dos Hermanas: Teresa Fronteras y Brígida Moyano, el 8 de diciembre de 1878 en San Vicente de Córdoba, se da oficialmente inicio a la Congregación de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas de la Argentina. En febrero de 1879, la Madre María del Tránsito, solicitó la agregación a la Orden Franciscana por carta, y el Ministro Gral. Fr. Bernardino de Portogruaro responde afirmativamente en enero de 1880. El 2 de febrero de 1880 la Fundadora y las primeras dos compañeras emiten la profesión religiosa. La Beata conducía con admirable sabiduría el florecimiento del Instituto, la obra contaba con nuevas vocaciones, colaboradores y el apoyo de importantes personajes eclesiásticos como lo fueron Fr. Capistrano Tissera, Fr. Mamerto Esquiú, Fr. Rizo Patrón, etc. que fueron integrantes de una generación de frailes que asumieron la presencia franciscana en Argentina en tiempos de la reforma que se realizó en toda la Orden107. Poco a poco sus fuerzas físicas se debilitaron por los trabajos y penitencias, hasta enfermar, manteniendo siempre una clara lucidez mental. Depuesta de su cargo y relegada como fundadora, mantiene el buen espíritu entre las hermanas, en su lugar es nombrada como Superiora General la hermana del Sr. Garzón que había enviudado e ingresado a la Congregación, Madre Serafina Garzón108. 106 Quirico Porreca, había venido desde Europa enviado por la Propaganda Fide, residía en el Convento San Francisco Solano de Río Cuarto y percibía que era necesario responder a la educación civil y religiosa de la mujer del pueblo. El Padre Porreca veía la forma de reparar esta falta por medio de Congregaciones religiosas. En varias ocasiones solicitó al Ministro General en varias ocasiones el envío de las Terciarias Franciscanas llamadas Estigmatinas u otras vinculadas a la Orden, lo cual no fue posible concretar. Había perdido la esperanza de hacer venir de afuera religiosas franciscanas pero se abría la oportunidad de crearlas en el país; en una de sus venidas a Córdoba buscó a Tránsito Cabanillas que tenía la intención de fundar una casa de religiosas franciscanas, el Dr. Justino Juárez, Director de Tránsito e íntimo amigo del Dr. Cabanillas, hermano de la dicha Sra, lo puso en contacto y con la donación del Sr. Garzón del terreno se dispone a dar curso a la obra. Muere en 1896. Para más datos sobre su obra en Río Cuarto se puede consultar un Número dedicado al Padre Quirico Porreca en CONVENTO SAN FRANCISCO SOLANO, Cruzada Misionera, Río Cuarto, Agosto 1943. 107 Cf. CAYETANO BRUNO, Historia de la Iglesia Argentina, Tomo XI, Editorial Don Bosco, Buenos Aires 1976, 540-548. Allí el autor expone los antecedentes, situación previa, protagonistas, realización y extensión de la reforma en Argentina. 108 Es muy interesante conocer las oposiciones y contrariedades que debió sufrir la Madre Tránsito en sus últimos tres años. El P. Quirico Porreca, se atribuye el título de Director y de manera celosa y rigurosa hacía notar su autoridad de un modo absoluto sobre el Instituto y llega a deponer sin motivos serios a la Fundadora imponiéndole silencio, prohibiciones y retiramiento. El capellán-confesor de la Casa Madre, el P. Pacífico 92 Acepta con humildad y sumisión la nueva condición, recluida en su celda por tres años hasta que el 25 de agosto de 1885 muere en la Casa Madre de San Vicente. Sus restos son sepultados en la propiedad de la Casa Madre, en 1893 cuando se termina la Construcción de la Iglesia son trasladados y colocados delante del presbiterio y en ocasión de su beatificación en el año 2002 se le construye en una nave lateral un espacio especial. .2.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN Después de haber realizado un acotado recorrido historiográfico de la Madre María del Tránsito nos detenemos a visualizar la búsqueda que protagonizó y en la cual se fue gestando su vocación y obra, los antecedentes y circunstancias que marcaron su derrotero. De sus primeros cincuenta años de vida, es decir de 1821 a 1870, no hay demasiados datos, pero los limitados con que se cuentan como fuente fehaciente alcanzan para hilvanar puntadas de esta trama109. Nacida y educada en una familia cristiana recibe los valores de la oración y de la caridad, una vez trasladada a Córdoba y en casa de sus tías Polonia y Dolores Cabanillas recibe educación de las Hermanas Carmelitas de Santa Teresa; se destaca por sus obras de celo apostólico y caridad, mientras acompaña en la formación sacerdotal de su hermano Emiliano. A partir de la ordenación de éste en 1854, se entrega al apostolado de modo más decidido. En Córdoba los conventos se iban rearmando después de varios años de inestabilidad y reflorecen asociaciones donde muchos seglares toman participación activa. Marcucci, con plenos poderes como Vice-Director, imponía su rigor y severidad en el trato hacia la Fundadora, la amonestaba y humillaba con asiduidad. Algunas hermanas contradictorias no la aceptaban y encontraron benevolencia en los PP Director y Vice- Director. El Sr. Agustín Garzón, benefactor y síndico de la Congregación, se entromete más allá de sus facultades en los asuntos internos, su ingerencia es de mucha presión y en coalición con Quirico Porreca pide la expulsión de la Madre del Instituto. Comenzaron a referirse a ella despectivamente como la demente, chocha, vieja, enferma. Estas experiencias y tribulaciones soportadas por la Madre fue considerada por las hermanas como un auténtico martirio en vida. Toda esta documentación se puede seguir en cartas, circulares y testimonios en CONGREGACIÓN PARA LA CAUSAS DE LOS SANTOS, Ob. cit. 226, 234-239, 265-282, 302-323, 364-367. 109 EUSTAQUIA LUJAN, Narraciones Manuscritas en 6 cuadernos, Tucumán 1944. Conservado en la Casa Madre de las Terciarias Misioneras Franciscanas. Eustaquia Luján fue sobrina de Tránsito Cabanillas y religiosa Esclava del Corazón de Jesús. 93 En 1858 se consagra en la Tercera Orden Seglar Franciscana y a la par de su vida intensa de oración y penitencia se entrega a realizar apostolado ente los barrios más pobres de los alrededores de la ciudad. También pertenecía a la Congregación de la Purísima Virgen María y Santa Filomena, establecida en la Compañía de Jesús, junto a su casa había ocupado una habitación para hacer caridad a los necesitados sin molestar a los suyos; era además cofrade de la Virgen del Carmen. Su dedicación maternal la ponía cerca de las madres necesitadas, de los niños más abandonados y de los enfermos. Todos los domingos enseñaba el Catecismo en la Iglesia de la Compañía de Jesús a los niños. En otro período se anota como miembro de la Conferencia Vicentina de Nuestra Señora de la Merced que funda el Asilo de Mendigos y el Lazareto de San Vicente. Recorre las casas de los pobres encomendados a su cuidado. Finalmente también fue congregante de la asociación de la Buena Muerte socorriendo a los moribundos haciendo que recibieran los sacramentos. Esta múltiple pertenencia y participación en diferentes asociaciones nos indican el espíritu de entrega y generosidad de María el Tránsito y a ello hay que sumar que todos los años hacía ejercicios espirituales que se daban en la ciudad y la práctica asidua de la penitencia de la época. De 1858 a 1870 pertenece a la Tercera Orden Seglar, esos doce años la impregnaron de espíritu franciscano que la perfiló en su estilo de vida. Varios franciscanos de renombre la acompañaron en su dirección y discernimiento espiritual. La misma María del Tránsito en su relato autobiográfico nos da cuenta de la moción que recibe en 1870 y los pasos que se fueron dando desde dicha inspiración hacia la instalación de la nueva fundación: “En el año del Señor 1870, en el mes de septiembre, me inspiró Nuestro Señor, el deseo de fundar una casa de Religiosas Terciarias de penitencias de Nuestro Padre San Francisco de Asís”110 . En el lapso transcurrido entre 1870 y 1876 la peregrinación y la búsqueda continúa, todas las experiencias la van preparando para realizar la misión que Dios le confió. En el relato autobiográfico referenciado se pueden seguir los pasos que fue dando, por ejemplo su ingreso con las monjas del Monasterio de Carmelitas que se fundó en Buenos Aires, su salida 110 MADRE TRANSITO CABANILLAS DE JESUS SACRAMENTADO, Ob. cit. Junio 1879. 94 por motivos de enfermedad y su nuevo ingreso con las Monjas Salesas de Montevideo hasta que nuevamente debió abandonar y regresar a Córdoba. Mientras espera que se den los tiempos y ocasiones favorables, en el año 1875, mueren familiares cercanos, tres hermanos, entre ello el sacerdote Emiliano y una sobrina. Una vez en Córdoba vuelve a aparecer con fuerza aquella inspiración de fundar una Casa, comunica ese pensamiento al Provincial de los franciscanos y a otros frailes que la aprueban y confirman en el plan. La experiencia en los monasterios donde había vivido le daba elementos para organizar la vida en la nueva fundación, mientras tanto debe buscar colaboradores, socias, recursos. Su director el Pbro. Justino Juárez la presenta al recién nombrado Obispo Manuel Eduardo Álvarez quien fue consagrado en 1876 y propone en su plan de gobierno cuidar al clero, reanimar el espíritu religioso de los fieles y atender a la educación cristiana de los niños111. La voz del Pastor resuena en María del Tránsito y articulará aquella primera intuición de la casa de penitencia y oración con la labor caritativa-educacional. Esta actividad educativa se irá plasmando en la obra y será en el tiempo una actividad primordial del instituto. Otro hito importante para señalar es la entrevista con la Sra, Matilde Torres de Vásquez, ambas tenían la intención de comenzar fundaciones nuevas. El Dr. Justino Juárez, conocedor de estas iniciativas, piensa que se pueden aunar esfuerzos y unificar los ideales y perspectivas. La Sra. Torres contaba con un terreno en el Barrio Bajo Galán y a Cabanillas ya le habían ofrecido un terreno en el Barrio San Vicente112. No se llegó al acuerdo, aparte del lugar elegido la Sra. Torres quería que se llamasen Concepcionistas con hábito de la Purísima y María Tránsito una Tercera Orden con hábito franciscano. Como no cedían y no se llegaba a un convenio posible, el Dr. Juárez sugirió que cada una siguiese el rumbo de su inspiración. En 1877 el Sr. Agustín Garzón dona una manzana de tierra a Tránsito, mientras tanto seguía buscando limosnas para la edificación, y en torno a ella se formó un cenáculo de 111 Cf. ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CORDOBA, Pastorales, Decretos y Edictos, Legajo 53. Para acercarse a los orígenes y desarrollo del barrio San Vicente ver en EFRAIN BISCHOF, Historia de los barrios de Córdoba: sus leyendas, instituciones y gentes Editorial Copiar, Córdoba 1997, Tomo 1, 141-161. 112 95 espiritualidad que fue el germen del futuro Instituto, sus contactos con diferentes asociaciones, cofradías e instituciones le brindaron gran apoyo113. Las Constituciones y Reglas debían ser adaptadas de algún Instituto europeo, porque aún no existían institutos femeninos con espíritu franciscano en el país. Tránsito buscó colaboración en los contactos con los franciscanos del Convento de Córdoba pero no se adelantaron en este sentido y tampoco fue posible traer religiosas de España como lo pretendía la Madre. La vinculación del Sr. Garzón con los franciscanos italianos de Río Cuarto, apresura los trámites y entre idas y venidas será el P. Quirico Porreca quien asumirá el acompañamiento de la fundación. El P. Porreca intentó traer a las hermanas estigmatinas de Italia y al fracasar también este plan se dedica a traducir los Estatutos de aquellas hermanas y a adaptarlos para la nueva familia religiosa. La Madre Tránsito insiste en el aspecto de oración y penitencia y el P. Quirico propulsa la vida activa y de beneficencia. Desde entonces el P. Quirico en sintonía con el Sr. Garzón imponen su visión y se entregan a adelantar la fundación, sin mucha consulta y protagonismo de María del Tránsito. Ellos tomaron como suya la obra, cada uno según su particular interés, el benefactor se transforma en el síndico y el colaborador en Director con poderes absolutos y hasta con pretensión de fundador del Instituto. El Vicario Capitular Uladislao Castellano en cercanía de la fecha de fundación, el 8 de diciembre de 1878, y con la obra en marcha confirma al P. Quirico Porreca para la dirección de la fundación. El Padre Quirico presenta a la Madre María del Tránsito por intermedio del señor Garzón los Estatutos donde quedan expresados los fines, en ellos se enlaza el deseo de la vida religiosa que abrazaba la Beata y el camino apostólico que se asumió. Estos estatutos fueron aprobados por el Obispo de Córdoba en agosto de 1878 y comenzaron a regir el día de la instalación de la Congregación, en los estatutos entre sus fines expresan: "El fin que inspiró a la institutora para fundar el Instituto que se denomina Misioneras Franciscanas, que es copiar e imitar a Jesucristo conforme a la mente del Seráfico Patriarca…se consagra del todo, a las 113 El Sr. Agustín Garzón será clave en la iniciación y desarrollo de la Congregación. Actuará como síndico de la institución y como persona influyente en el medio y de buena posición económica contribuyó a los adelantos del edificio. Su relación de afinidad con el P. Quirico Porreca lo llevó a aliarse con él en la destitución del cargo de Superiora de la Madre Tránsito en los últimos años de vida. Fue él, sin embargo, el que tomó la decisión de que la Fundadora fuera sepultada en un sitio destinado para ello en la Iglesia de la Casa Madre. 96 obras de caridad y misericordia, en la instrucción gratuita, cristiana y religiosa de las niñas más pobres y desamparadas"114. El acta de fundación deja también establecido el nuevo Instituto, además se puede leer los participantes e integrantes de dicha obra y lo vivido el día de la instalación de las primeras religiosas en la Casa a ellas destinadas. “En este Colegio de Misioneras Franciscanas, en el pueblo de San Vicente, a inmediaciones de la ciudad de Córdoba, República Argentina, a los ocho días del mes de diciembre del año del Señor, de mil ochocientos setenta y ocho, el Sr. Provisor, Vicario Capitular, in Sede Vacante, Canónigo Dr. Uladislao Castellanos, después de haber bendecido la casa, celebrando el Santo Sacrificio de la Misa y dando la Comunión a las aspirantes, instaló la Casa Central de las Hermanas Misioneras Franciscanas, sujetas a la Regla de la Venerable Orden Tercera de penitencia de nuestro Padre San Francisco, dándole el hábito de dicha Tercera Orden, a las Sras. Doña Tránsito Cabanillas, Fundadora, de cincuenta y siete años de edad […] a Da. María Brígida Moyano de veinticuatro años… a Da. Teresa Frontera de veinte años… todas de esta provincia de Córdoba; después de haber ocho días de santo retiro, en la santa casa de ejercicios de esta ciudad, dirigidos por el Padre Misionero Apostólico Franciscano Fray Quirico Porreca por encargo del Sr. Provisor, presenciando el acto de instalación el Sr. Canónigo D. Justino W. Juárez, quien predicó la plática de instalación y quien desde un principio dirigió a la Sra. Fundadora, el R.P. Fray Quirico Porreca, rector de la venerable Orden Tercera de Penitencia, el Sr. Agustín Garzón designado para Síndico de este Santo Colegio, las madrinas respectivas y una regular concurrencia de personas de ambos sexos; lo que para constancia firmamos Uladislao Castellanos . Justino W. Juarez, Fr. Pedro Quinteros, Fr. Quirico Porreca, Agustín Garzón”115 . En marzo de 1879 la Madre Tránsito solicita al Ministro General de la Orden franciscana, la incorporación del nuevo instituto, después de exponerle los estatutos aprobados le da a conocer la situación educativa del país con la cual siente un especial compromiso. “Para que este Instituto, mediante la gracia de Dios dé frutos abundantes en favor de la educación tan necesaria en estos tiempos en que el error y su asidua enseñanza cunde en todas partes como fruto de las sociedades secretas, máxime en esta República en que se ensaya recién la libertad de cultos; vengo por la presente a suplicar a V. P. Rvma. se digne inscribir este Instituto en el número de los que componen la gran familia franciscana, recibiéndonos como hijas sujetas y humildes de esa Seráfica 114 Cf. ESTATUTOS DE LAS HERMANAS TERCIARIAS MISIONERAS FRANCISCANAS (Manuscrito) Córdoba, 1878. Art 1 y 2. ARCHIVO GENERAL HERMANAS TERCIARIAS MISIONERAS FRANCISCANAS. 115 ACTA DE FUNDACION Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, Córdoba, 8 de diciembre de 1878. Libro 1 pp 1, 2 y 3. ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS TERCIARIAS MISIONERAS FRANCISCANAS. 97 Orden dirigida por V. P. Rvma., para gozar así de los inmensos tesoros y beneficios espirituales de que tanto abunda […] ”116. En repuesta a los deseos del Obispo de revigorizar al pueblo en la fe y la atención de la educación, la obra concretará su operativo en la tarea evangelizadora y promotora de los valores cristianos, la Madre Tránsito deja clara esta visión en la carta donde expresa el fin en estos términos: “(nuestro Instituto) que está destinado a llevar el contingente preciosos de la fe y de las buenas costumbres a los pueblos pobres de esta República”117 . 2.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN La nueva Congregación tiene enseguida un buen florecimiento de vocaciones, suscita la colaboración y recomendación de vecinos, funcionarios públicos y eclesiásticos; la recolección de limosnas y donaciones era habitual para el Instituto en aquellos años. La construcción de la Casa Matriz fue dirigida principalmente por la Madre Tránsito donde se destinan espacios para escuela, noviciado, comunidad, iglesia, patios, etc.118 . La escuela y casa se pone bajo el patrocinio de Santa Margarita de Cortona119, esta escuela estaba destinada a niñas pobres del pueblo de San Vicente, dicha escuela se abre a comienzos del año 1879 con noventa alumnas, la Madre solicita al Inspector de Escuelas de la Provincia útiles y libros, al Consejo Ejecutivo Municipal subvenciones para su mantenimiento y al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación subsidios para costear gastos de algunas internas120. Las hermanas se dedicaron también al apostolado de la Doctrina Cristiana de los demás niños del barrio y como consecuencia se penetraba en las familias, se contactaban con los enfermos y demás necesitados del entorno. 116 TRÁNSITO CABANILLAS, Cartas, Ob. cit. Cart. 1. TRÁNSITO CABANILLAS, Cartas, Ob. cit. Cart. 5. 118 Cf. ELENA CARRANZA, Rasgos históricos del origen y fundación de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, Córdoba 1893-1896. En esta obra se detallan los primeros años de la Congregación, modo de organizar la vida cotidiana, quehaceres y actividades, construcciones y demás. 119 Santa penitente franciscana de devoción especial de Fray Quirico Porreca y quien la impone como patrona y cuyo hábito pide que se inspire en su vestimenta. La Madre Tránsito proponía la Inmaculada Concepción y debió ceder ante la voluntad del director. 120 Cf. Cartas de la Madre en el ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS TERCIARIAS MISIONERAS FRANCISCANAS. 117 98 Pronto acuden las vocaciones y el deseo de expansión hacia nuevos territorios, mientras tanto se instala el noviciado, se plasma la vida en común y se experimenta la novedosa forma de vida en minoridad y fraternidad, el trabajo apostólico, la oración comunitaria, la organización y el gobierno del Instituto. Al Colegio de San Vicente le siguieron los Colegios del Carmen en Río Cuarto, y el de la Inmaculada Concepción en Villa Nueva. El Colegio del Carmen se fundó en julio de 1879 y esta nueva propiedad ayudó a trasladar allí a un grupo de religiosas que por entonces ya sumaban cincuenta. En 1882 se fundó la tercera casa de la Congregación en Villa Nueva, dedicada a la Inmaculada Concepción, esta fundación se dio con la anexión de las Pobres Hermanitas de San Francisco de Asís, fundadas por el Pbro. Antonio Lima, en la misma Villa Nueva. El fin de la educación e instrucción de la niñez está muy presente y vivo en los fines que el Instituto persigue, varias veces lo recuerda la Madre en sus correspondencias como modo de reafirmarlo y perpetuarlo. También será el fin que posibilita que la Hermanitas de los Pobres de San Francisco de Villa Nueva se anexen a las Terciarias Misioneras Franciscanas, así lo escribe a la Madre Superiora de aquellas. “[…] habremos estrechado más los vínculos que deben unirnos como a hijas de un mismo Padre y Dios quiera que nuestras santas Congregaciones prosperen para el bien y salvación de las almas y reforma de las costumbres, mediante la educación a que hemos sido llamadas […]”121. Hasta aquí las obras erigidas durante la vida de la Madre Fundadora, con los años, la Congregación continuó creando más colegios y colaborando en hospitales, afianzando permanentemente sus actividades que hicieron crecer el sentimiento de solidaridad y ayuda al prójimo como lo anhelaba María del Tránsito. El talante franciscano, misionero y catequístico de la Madre, pincelado desde su vida seglar cuando visitaba las familias de la orilla del río Suquía para asistirla en sus necesidades, cuando reunía a los niños para la enseñanza religiosa o cuando recorría pidiendo limosnas con su canasto en mano, se prolonga en la etapa de la vida religiosa y es asumido como rasgo de la nueva Congregación. Reciben en los primeros años numerosas solicitudes para atender Casas de Expósito, Mendigos, Beneficencia a las que no siempre podían responder por no contar con suficiente personal y recursos. 121 TRÁNSITO CABANILLAS, Cartas, Ob. cit. Cart. 7. 99 Las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas dirigen hoy establecimientos preprimarios, colegios primarios, institutos terciarios. Practican la caridad en hospitales, hogares de ancianos, residencias de descanso, casas de ejercicios espirituales y otras obras asistenciales. Su actividad se extendió al vecino país de Chile. Desarrollan actividades en Córdoba, Salta, La Pampa, Entre Ríos, Resistencia, San Juan, Bahía Blanca, Agua de Oro, entre otras sedes. También están presentes en el Colegio Ntra. Sra. de Lourdes, en Bandfield, y realizaron la atención espiritual del Hospital Militar Central de Buenos Aires y del Hospital Naval de Puerto Belgrano. 100 3. HIJAS DE MARIA INMACULADA – CONCEPCIONISTAS - 12 de Noviembre 1877 El Dr. Jerónimo Emiliano Clara es el canónigo fundador de la de las Hermanas Hijas de María Inmaculada, conocidas también con el nombre de Concepcionistas Argentinas. Para captar su figura seguiremos la obra clásica del P. Compañy y referencias sobre su persona y actuación asentadas en otras obras122. En el apartado dedicado a la Iglesia de Córdoba hemos reseñado sobre él en el contexto socio-eclesial de la primera parte de este trabajo, razón por la cual no nos detendremos en mayores detalles. 3.1. JERÓNIMO EMILIANO CLARA Jerónimo Clara nació en Villa del Rosario, Córdoba, el 21 de julio de 1827, hijo de doña Casimira Pérez de Clara y de don Martín Clara quienes tuvieron seis hijos, dos hijos fueron sacerdotes y tres hijas monjas de clausura. Imbuido desde su niñez de la vivencia cristiana se sintió desde muy joven inclinado al sacerdocio, en el año 1841 ingresa a la Universidad de San Carlos donde cursas sus estudios seminarísticos en tiempos de mucha turbulencia política y social en el país y en la ciudad cordobesa. Sobresale por su dedicación al estudio y es finalmente ordenado sacerdote en febrero de 1851 en la ciudad de Buenos Aires por el Obispo Mariano Medrano. Enseguida regresa a Córdoba, donde le espera un escenario amplio y complejo para el desarrollo de su apostolado. Por sus capacidades y talento ocupa cargos de gran significación y relieve en la Iglesia local. Primeramente se desempeña como cura de campaña en Anejos en las cercanías de Alta Gracia. En 1853, es nombrado Vicerrector del Colegio Montserrat y también se desempeñó como profesor de la Universidad de San Carlos donde cuestionaba el derecho de los constituyentes para legislar en materia eclesiástica123. Había sido nombrado vicerrector del Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Loreto de la ciudad de Córdoba y desde 1857 tiene la calidad de rector del mismo, cargo que 122 Cf. FRANCISCO COMPAÑY, El vicario Clara, yunque y martillo del liberalismo, Argentina Cristiana, Buenos Aires 1955. 123 Estas posiciones, entre otras, del joven sacerdote, le aparejaron acusaciones y un sumario iniciado por el Ministro de Instrucción Pública, Santiago Derqui y elevado al Gobierno Nacional, que terminó con la separación de su cargo de profesor de la Universidad en el año 1854. 101 ocupó hasta 1860. Se distinguió por la predicación de ejercicios espirituales, conferencias, clases, columnas periodísticas y sermones donde siempre se le notó como un afamado defensor de la libertad de la Iglesia con lo cual ganó grandes simpatizantes y también numerosos opositores. En 1862 es designado secretario del Obispo Arellano y cura de la Iglesia Catedral, atendió en calidad de cura rector la Catedral, por espacio de doce años. Durante este tiempo de su ministerio comparte la acción pastoral y social con personajes significativos de la época por su ingerencia e influencia en la cultura y sociedad cordobesa124. En el campo de la caridad preside la primera Conferencia Vicentina de señoras fundada en Córdoba en el año 1865, a la que le otorga un decisivo impulso a favor del llamado programa de regeneración social, reforma de costumbre y ayuda material a los necesitados. Desde allí conoce de cerca los males sociales y se alumbra el pensamiento de fundar un Instituto que acogiera a niñas huérfanas, pobres y abandonadas sin encontrar de modo acabado el modo y los medios para hacerlo hasta que se decide a la fundación de la Congregación de las Hijas de María Inmaculada, tras haber encontrado quienes lo acompañaron como colaboradores. En el ámbito eclesial participa del Sínodo Diocesano de 1877, aquel mismo año se da la Fundación del Instituto religioso al cual nos referiremos en el apartado de más abajo. Conoce de cerca por sus cargos y ocupaciones la problemática civil y vaticina las influencias del liberalismo que se había comenzado a instalar en la sociedad. La sede episcopal queda vacante, tras la muerte de Fray Mamerto Esquiú el 12 de enero de 1883 y es nombrado Vicario Capitular el Dr. Clara que ocupará aquel puesto hasta 1884. Como nos hemos detenido en la primera parte de este trabajo conocemos su oposición abierta y firme contra las tesis doctorales de ideas liberales aprobadas por la Universidad de Córdoba, la creación de la Escuela Normal con maestras protestantes y las respectivas circulares, pastorales y artículos periodísticos contra el laicismo que desataron aquellas controversias en la ciudad cordobesa. El resultado fue su destitución de la investidura canónica por parte del Gobierno Nacional y en contrapartida las manifestaciones de adhesión a las posturas e ideas del pastor 124 Podemos mencionar, entre muchos, a Vázquez de Novoa, Luis Vélez, Castellano, Luque, Lucero, Jerónimo Cortéz, Alejo Carmen Guzmán, Rafael García, Luis Warcalde, Clemente Villada, Tristán Achával Rodríguez y otros. 102 tanto de personas del pueblo, algunos senadores, eclesiásticos de otras diócesis del país y hasta de Chile y Uruguay. Mientras tanto, para apaciguar la situación, el Senado nombra en 1884 obispo a Fr. Juan Capistrano Tissera, franciscano como Esquiú. Clara queda sometido a la justicia, el Procurador aconseja al Poder Ejecutivo reducir a prisión al Vicario Clara en su domicilio, separado de sus funciones hasta que la Justicia definiese una resolución. Los jueces se excusan de entender en la vidriosa causa por lo cual el expediente se archivó y no zanjó nunca. En 1884, el Vicario Clara cayó herido de una enfermedad dolorosa e incurable, sus años últimos lo transcurre en silencio e inactividad, en aquellos años redacta su testamento y una carta que dirige a sus hijas espirituales, las concepcionistas. Jerónimo Emiliano Clara muere el 29 de diciembre de 1892, en sus funerales Monseñor Yañiz, delinea su trayectoria y es despedido por personas de las diferentes y variadas organizaciones eclesiásticas, instituciones, clases sociales. Sus restos son traslados en 1940 a la actual Iglesia de la Casa Madre de las Hermanas Concepcionistas, después de haber descansado durante casi medio siglo en el monasterio de Santa Teresa. 3.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN125 Tras esta rápida silueta del fundador podemos entresacar que el Dr. Jerónimo Clara era una persona distinguida por su inteligencia y por su firme voluntad. Sus posiciones en cuestiones de fe la defendía que tesón y su influjo tenía un amplio radio de acción por sus relaciones y ocupaciones. Hay que recordar que esta época se distinguió por la aparición de una floreciente vida eclesial impulsada por los laicos que se agrupaban en cofradías, asociaciones y que se iniciaba una participación más activa de los seglares en el campo de lo civil desde la actividad intelectual, la prensa y la política. La intervención de Clara en la Conferencia Vicentina lo acerca a personas interesadas de trabajar con compromiso social, por su cargo en el Cabildo eclesiástico capta el devenir de la Iglesia en la nueva República y los desafíos que las nuevas oleadas le plantean. Estas y otras participaciones parecen ser las que hacen resonar en Jerónimo Emiliano su preocupación 125 HERMANAS HIJAS DE MARIA INMACULADA, Bodas de Oro de su Fundación 1877-1927, Córdoba 1927. CAYETANO BRUNO, Historia de la Iglesia Argentina, Tomo XI, Editorial Don Bosco. 1976-1981, 506-509. 103 por las niñas huérfanas y pobres de Córdoba y la imperiosa necesidad de la educación para ellas. En medio de estos discernimientos es que el Dr. Clara se encontró con un grupo de señoras dispuestas a secundarlo en su proyecto, ya se había dado la fundación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús por el Dr. David Luque y la colaboración del P. José Bustamante, allí había una interesante fuente de inspiración en la ciudad. Entre esas mujeres se distingue la señora Matilde Torres de Vázquez, esposa de Rafael José Váquez quien por agosto de 1872 se propuso destinar para oratorio una de las piezas edificadas en su casa de campo, situada en el Bajo de Galán, en la banda norte del río de la ciudad de Córdoba, había solicitado la correspondiente licencia del obispo, José Vicente Ramírez de Arellano, quien se la proporcionó. Partió precisamente de la señora Matilde Torres de Vázquez la primera idea para la fundación del Instituto de las Hermanas Concepcionistas, conforme a los primeros apuntes manuscritos del Instituto que se conservan en el archivo de la Casa Madre126. Contemporáneamente, la señora Tránsito de Cabanillas igualmente tenía la intención de fundar un Instituto religioso y se entrevistó con la señora Matilde Vázquez sin llegar a un acuerdo sobre el lugar de instalación y por divergencias en otros aspectos127. Doña Matilde obtuvo una cuadra de terreno al frente de su casa en el Bajo de Galán, por donación de los esposos don Ezequiel Cabrera y doña Delfina Cabrera de Cabrera, con el principal objeto de levantar una iglesia y una casa-escuela, a la que debía adherirse una nueva institución religiosa, según la intención de los donantes. La señora Vázquez siguió con su inspiración y en conversación con el obispo Manuel Eduardo Álvarez, a quien manifestó su pensamiento y le animó a continuar con el proyecto. La pone en contacto con el canónigo doctor don Jerónimo Emiliano Clara, para continuar sus pasos y concretar la idea. Matilde Vázquez se presenta al Vicario Clara con otras siete compañeras el 30 de julio de 1877 y alternando desde entonces reuniones en el domicilio de Jerónimo Clara y en Bajo Galán para dar forma al nuevo Instituto. El 12 de noviembre del mismo año se formaliza la fundación con las primeras siete candidatas a ingresar a la institución. Se establecen en una humilde casa alquilada por el 126 Cf. ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS CONCEPCIONISTAS, Historia del Instituto, Córdoba. Tránsito de Cabanillas tenía ofrecido un terreno en San Vicente, mientras que Matilde Torres pretendía fundar en Bajo Galán, la primera insistía en la espiritualidad franciscana, mientras la otra no deseaba una tercera orden. 127 104 doctor Clara en la calle Corrientes de la ciudad y dirigidas por él mismo y apoyadas por la señora Matilde Torres de Vázquez. En aquel noviembre de 1877 arranca la fundación propiamente dicha y se perfilan la vida religiosa y el apostolado social que habrán de realizar. Animaba al Director la idea de la educación práctica y cristiana de San Francisco Sales y había expresado su deseo que hubiese en Córdoba un Instituto cuyas religiosas no tuviesen más coro que la sala de labor, ni más dote que el trabajo de sus manos128. Mientras tanto en el terreno del Bajo de Galán donado por los esposos Cabrera, se bendecía el 8 de diciembre de 1877 la piedra fundamental de la ya comenzada capilla de la Inmaculada Concepción, Matilde Torres continúa adelantando la construcción para albergar allí a las nuevas religiosas. Otra etapa de progresión del Instituto lo marca el 18 de marzo de 1878 donde se da el traslado de la primera vivienda a otra casa más amplia y adecuada para su fines en la calle Ituzaingó, contaban ya con doce hermanas que visten el 8 de diciembre del mismo año el hábito diseñado por la señora Matilde y el doctor Clara129. El 22 de enero de 1879 se radican en la nueva propiedad de Bajo de Galán, la casa de construcción pobre estaba al lado de la iglesia aún inconclusa en el terreno donado por Cabrera. Los días festivos se realizaba la misa en el oratorio de la señora Matilde hasta que cuentan con capilla propia inaugurada en abril de aquel año. Pronto se le suman seis candidatas más y allí llevan adelante una escuela gratuita elemental que irá creciendo con el tiempo. Las construcciones prosiguen, se recaudan nuevos fondos para las ampliaciones; el señor Rafael Escuti, acaudalado terrateniente de la zona contribuye con sus aportes para la obra, igualmente el patrimonio del hermano doctor Jerónimo Emiliano, presbítero Pedro Nolasco Clara, fue derivado hacia la financiación de los trabajos en Bajo Galán. Pero no debemos omitir una crisis algo prolongada debido a que los esposos Vázquez que habían conseguido del provisor eclesiástico Uladislao Castellano el derecho de patronato sobre la capilla130 hacían sentir su autoridad sobre todo lo relacionado con ella, según lo 128 Cf. FRANCISCO COMPAÑY, Jerónimo Emiliano Clara. Reseña biográfica, Ediciones de Argentina Cristiana, Córdoba 1964, 62. 129 El 8 de diciembre de aquel año, estando todavía en la calle de Ituzaingó, recibían las candidatas el escapulario azul celeste de manos del presbítero José María Mariño, especialmente delegado por el padre Francisco María Girino, General de la Orden de Clérigos Regulares, y el hábito grande blanco y celeste que ante mucha concurrencia les impuso el doctor Clara. Eran en conjunto doce. Cf. ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS CONCEPCIONISTAS, Ob. cit. 130 ARCHIVO ARQUIDIÓCESIS DE CORDOBA, Legajo 30. Patronatos y división de curatos, T. 1-2° (18411910). Patronato concedido a los esposos Vázquez el 19 de diciembre de 1879. 105 atestiguaron hermanas y capellanes que atendieron por cortos períodos ya que no soportaban el régimen impuesto a lo largo de casi veinte años. Este problema de la inestabilidad de los capellanes lo resuelve el P. Clara, echando mano de un sacerdote italiano, P. Luis Galeano, que se mantuvo frente a la capilla durante veinticinco años131. Ello provocó un cierto estancamiento en la vida del Instituto sumado a que el P. Fundador por sus múltiples ocupaciones, por el período convulsionado que debió administrar la diócesis y por el deterioro de su salud no le fue fácil dedicar tiempo y atender los requerimientos del naciente Instituto. Recordemos las problemáticas del laicismo y del liberalismo imperante en la política del país, cómo se suceden la ley de educación pública, la creación del Registro Civil, la ley de matrimonio civil y cementerios, etc. Estos primeros acontecimientos encuentran al Dr. Clara como Vicario de la diócesis y desde donde se confronta con las autoridades nacionales y provinciales que le ganan la antipatía de los funcionarios públicos132. El P. Clara escribió unas Constituciones sobre el espíritu de San Francisco Sales que envió en 1883 para que fueran revisadas por el P. Quirico Porreca en Río Cuarto pero que no fueron remitidas nuevamente a Córdoba, por lo cual nunca llegaron a gobernar la comunidad de las hermanas. Las hermanas fueron atendidas, en sustitución del doctor Clara por el estado deteriorado de su salud, en primer momento por los padres mercedarios y luego especialmente por el doctor Uladislao Castellano. En medio de estos aprietos, las primeras quince socias emitieron sus votos el 15 de octubre de 1885, en una ceremonia presidida por el doctor Uladislao Castellano. 131 El P. Galeano había nacido en Italia, Nápoles, en 1851, vino a Córdoba procedente de Perú en 1870 para ingresar al noviciado mercedario y más tarde se pasó al seminario diocesano donde en 1882 es ordenado sacerdote. Tras un corto período de pastoral en el interior cordobés se lo encuentra en la ciudad. Obtuvo el patronato sobre la capilla de Bajo Galán, allí expandió una copiosa actividad de contenido evangelizador y social, amplia la escuela, comienza la construcción del actual templo, crea una escuela para varones y en los alrededores de la región gozó de gran aprecio y reconociendo. Pero también hizo sentir su autoridad y rigurosidad para con las religiosas. Muere en 1927, sus restos descansan en el atrio de la Iglesia de las Concepcionistas. 132 Debemos recordar que la relación de tensión se había iniciado en tiempos de Uladislao Castellano, que en 1880 siendo también Vicario Capitular de la diócesis vacante había prohibido por medio de una carta pastoral la lectura de algunos diarios considerados de ideas liberales y lacicistas, el Vicario Clara ratifica dicha prohibición y añade nuevas prescripciones en la pastoral de 1884. Las consecuencias de estos entredichos deriva en la destitución ordenada por el gobierno nacional y provincial del cargo del Dr. Clara, prosigue con la negativa del Vicario de aceptar la resolución y se extiende a la sociedad y a la prensa. Se continúa con la expulsión del Delegado Apostólico del país y la destitución del Obispo de Salta y de los capitulares de Santiago del Estero y Jujuy que se habían solidarizado con el Dr. Jerónimo Clara. El ministro Wilde, del gobierno de Julio Roca, escribe en 1884 el Poder Ejecutivo quiere que haya sacerdotes ilustrados, para que aparezcan los Esquiú, los Funes, y no los Clara y los Rizo (Patrón)… 106 Se conserva solo una carta del doctor Clara que dirige a la madre General, sin fecha, pero se sospecha que fue en el último período de la vida del fundador. En ella encarga mantener vivo el espíritu religioso y les recomienda tener presente sus fines, allí dice: “decid […] tenemos la grande y dulce satisfacción de amparar a las jóvenes pobres que llaman a nuestras puertas, pidiéndonos acogida entre nosotras, enseñándoles a adquirir algo para instruirse y vivir con el trabajo de sus manos, ya pretendan ser religiosas a la par de nosotras, ya ser simplemente educadoras […] ”133. El 2 de enero de 1891 se realiza el primer capítulo y el 29 de diciembre de 1892 fallece el doctor Clara, dejando en su lugar al señor Castellano, que continuó al frente del Instituto hasta que en 1895 fue nombrado obispo de la sede metropolitana de Buenos Aires. Recién a los comienzos de 1906 el obispo de Córdoba, Zenón Bustos, les da de acuerdo con las religiosas las nuevas constituciones, que adoptaron el 19 de abril de 1907. A partir de entonces el Instituto comienza un período de revitalización, aquel año diecinueve religiosas emitían los votos perpetuos y pronto se les unían otras catorce. 3.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN Desde el comienzo las hermanas se dedicaron a la enseñanza, ya en la primera casa de la calle Corrientes atendían a catorce niñas pobres externas y tres asiladas. Así comprendieron su misión como maestras y protectoras de la niñez. La petición del señor Rafael Vázquez al Obispado en el año 1877, cuando solicita su aprobación para edificar continuo a la iglesia y escuela en el terreno de los Cabrera una residencia para religiosas, lo formula en estas palabras "Teniendo mi señora esposa doña Matilde Torres mi consentimiento y, de acuerdo con algunas otras señoras piadosas, la idea de formar un establecimiento anejo a dicha capilla, en donde puedan reunirse sobre las bases de un instituto religioso, con el objeto de asistir y atender la iglesia, enseñar en la escuela a las niñas pobres de aquel vecindario, y admitir, en su seno a algunas jóvenes desvalidas"134. El Vicario Castellano le otorga la licencia en el año 1878 y allí ya se deja establecido el fin de aquellas construcciones que serán ocupadas en 1879. 133 134 ARCHIVO HERMANAS HIJAS DE MARIA INMACULADA, Carta manuscrita del fundador. ARCHIVO HERMANAS HIJAS DE MARIA INMACULADA, Historia de la Congregación. 107 Las religiosas se entregaron de lleno a la obra de la educación cristiana en medio de un ambiente influenciado por la laicización de la escuela. Su zona de irradiación es el Bajo de Galán que en aquellas épocas era zona marginal y alejada de la ciudad135. Posteriormente a su instalación en la nueva población se perciben síntomas de regeneración social y mejoramiento de costumbres, la capilla reúne a los vecinos desde donde es posible contactar a las familias y atender a sus problemáticas. El 8 de diciembre de 1881 el doctor Clara erigía el primer Asilo Maternal de la Inmaculada Concepción en Córdoba en la calle de Belgrano, entre las calles Caseros y 27 de Abril, con cuatro hermanas que lo regentearan, allí cuidaban a los hijos pequeños de los obreros y obreras, durante las horas que estos atendían a sus ocupaciones. A éste le siguieron después otros dos: los de la Santa Infancia en la calle Rivadavia esquina Libertad y el de San Luis Gonzaga en la calle Santa Rosa. Después de estas fundaciones sobrevienen las dificultades que hemos mencionado más arriba lo que provoca cierta parálisis en la expansión de la Congregación. En los años siguientes en vistas a su recuperación fundan nuevos colegios y asilos, así surgen el asilo de menores de María Inmaculada en calle Caseros, Colegio de la Inmaculada en la localidad de Marcos Juárez, Colegio de la Inmaculada Concepción en el ChañarSobremonte, el Asilo de la Merced en la ciudad de Córdoba y el Asilo-Taller de la Protectora de la Mujer en Rosario, Colegio San José en Coronel Suárez y el Colegio Sagrado Corazón en Chilecito, el Colegio Cristo Rey en Laborde, también presentes en otros hospitales y colegios en Buenos Aires. 135 Cf. EFRAIN BISCHOF, Historia de los barrios de Córdoba: sus leyendas, instituciones y gentes Editorial Copiar, Córdoba 1997, Tomo 2, 46-49. 108 4. HERMANAS ADORATRICES DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO - 24 de septiembre de 1885 Comenzaremos por acercarnos a la figura del P. José María Bustamante, fundador de las Hermanas Adoratrices del santísimo Sacramento, también llamadas Hermanas del Inmaculado Corazón de María, seguiremos la obra de su biógrafo que ha servido de base para su estudio, igualmente las cartas, escritos y apuntes recopilados por el Instituto de las Adoratrices136. 4.1. JOSÉ MARÍA BUSTAMANTE El P. José Bustamante había nacido en Ongayo, provincia de Santander, España, el 19 de abril de 1834. Sus padres fueron Agustín Bustamante y Francisca Gómez. José María favorecido de una buena memoria y ansias de saber estudia humanidades y más tarde filosofía en el Seminario de Burgos, en 1855 ingresó a la Compañía de Jesús, hizo su primera probación en Francia y en 1861 es trasladado a Chile donde estudia teología y recibió la ordenación sacerdotal en 1863. En 1865 es trasladado a Santa Fe donde enseña francés y filosofía y posteriormente a Córdoba, allí será rector de la residencia jesuita desde 1871 hasta 1887. Durante su estadía en Córdoba reabre el noviciado en Córdoba, que había sido clausurado en 1840, desempeña funciones de maestro de novicios. profesor, predicador, confesor, director. Se destacó por poseer una gran cultura bíblica y patrística nada común para la época, que lo hace aparecer como una figura de relevancia espiritual. Acompaña la fundación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús en 1872 y en 1885 funda el Instituto de las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento. Recién llegado a Córdoba en enero de 1872 brindó incondicionalmente apoyo a la Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de las Esclavas del Corazón de Jesús, alentando la fundación y a partir de ese momento, el Dr. David Luque, cofundador de las Esclavas buscó consejo y directivas en el P. Bustamante. Él redactó las Constituciones y 136 JOSE MARIA BLANCO, R. P. José María Bustamante de la Compañía de Jesús, fundador del Instituto de las Adoratrices y organizador del Instituto de las Esclavas del Corazón de Jesús, Imprenta Amorrortu, Buenos aires 1935. JOSÉ BUSTAMANTE, Con ojos de Padre, cartas y escritos del P. José Bustamante sj, 2 tomos, Revisión textual y notas de LILIANA DE DENARO, Ediciones del Inmaculado Corazón de María, Córdoba 2000. ANTONIA ALEM, MARÍA DE LOS DOLORES, MARÍA ELISA COSTABILE NEGRO-TTO, Un Jesuita modelo. Biografía documentada del P. José María Bustamante , 4 Tomos, Buenos Aires 1995.. 109 Reglas de la incipiente congregación, las dirigió espiritualmente y las formaba a través de los ejercicios ignacianos que les predicaba y de las conferencias que les brindaba. Durante este tiempo se dedica a la dirección espiritual, promueve los Ejercicios Espirituales, asesora y apoya al Cura Brochero en su trabajo en Traslasierra y en la fundación y organización de la Casa de Ejercicios de Villa del Tránsito. El mismo Fray Mamerto Esquiú, siendo Obispo de Córdoba, consulta y pide ayuda al P. Bustamante en sus discernimientos pastorales; igualmente lo hacen notables personalidades contemporáneas que confiaban en su claridad y agudeza. Produncto de ello es la creación de asociaciones pías y la determinación de importantes opciones pastorales, así resultó, entre otras, la obra del Taller de la Sagrada Familia para mujeres obreras que tuvo en el jesuita un inestimable propulsor junto al señor Piñeiro. También prestó apoyo a la Asociación Católica que fundó el Colegio de varones en la ciudad. Recapitulando podemos ver en el P. Bustamentne como una persona práctica, trabajadora, con gran capacidad de organización en actividades paralelas y múltiples. Una vez fundadas las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento estará atento a las fundaciones de comunidades que se sucedieron, planos de construcciones, administración de fondos y finanzas, vida práctica, formación intelectual y espiritual de las hermanas. En 1887 vuelve a Santa Fe donde fue nombrado rector del Colegio de la Inmaculada y en 1892 lo envían a dirigir la casa de estudios el a Compañía en Montevideo. En 1896 lo trasladan a Buenos Aires al Colegio del Salvador donde permanecerá hasta su muerte el 2 de septiembre de 1909. Sus restos son trasladados a la Iglesia de la Casa Madre en 1933 donde descansan al pie del altar del Inmaculado Corazón de María. Le tocó vivir y desempeñarse en un período particularmente difícil para la Iglesia argentina. Hoy podemos entrever su rica y polifacética personalidad a través de la lectura de sus escritos espirituales, su dedicación al acompañamiento de religiosas-religiosos, la formación cristiana de jóvenes y su aporte como inspirador y fundador de órdenes religiosas. 110 4.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN137 Como lo hemos expresado en varias ocasiones, principalmente al presentar el contexto civil y eclesial en los primeros capítulos, volvemos a recordar el impacto de los embates del liberalismo que prepararon el terreno para que la Iglesia piense el modo de contrarrestar sus efectos por medio de la educación cristiana de la niñez y la formación de las maestras. En el país se había dado la ley de educación laica y en Córdoba se había creado el Colegio Normal de Maestras, objeto de desencuentro por haber sido puesto a su frente maestras protestantes. En este ambiente acalorado por las nuevas circunstancias, Bustamante percibe con mayor claridad la urgencia de fundar una nueva Congregación para dedicarse a formar maestras católicas. El P. Bustamante consulta con sacerdotes, maestras, elabora y pone por escrito sus ideas hasta que logra reunir un grupo de mujeres dispuestas a consagrar su vida en esa obra y adhiriendo sus pensamientos. Es así como se contacta con las señoritas que donaron su propiedad para dar allí comienzo al Instituto, otras seguirán este ejemplo poniendo a disposición sus capitales y bienes138. Simultáneamente buscó la ayuda de religiosas Esclavas del Corazón de Jesús para formar al primer grupo de aspirantes, mientras tanto iba redactando las Constituciones, las que seguirán siendo revisadas y corregidas a lo largo de los años. Aquí manifestamos la diferencia a otros Institutos donde primero se da la fundación y luego se comienza a redactar las Constituciones, en el caso de las Adoratrices será a la inversa. Las Constituciones manifiestan el carisma ignaciano del Fundador que supo imprimir a sus obras, su devoción mariana y eucarística. Sabe capitalizar la experiencia de años antes cuando junto al Pbro. David Luque había escrito las Constituciones y Reglas de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, que él 137 Seguiré el libro Testimonio de una obra. Recopilación de documentos históricos de las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento, revisión y notas de LILIANA DE DENARO, Ediciones del Inmaculado Corazón de María, Córdoba 2000; y el álbum publicado con ocasión del cincuentenario del Instituto Instituto de las RR Adoratrices del Santísimo Sacramento bajo el Patrocinio del Inmaculado Corazón de María. 1885-24 de septiembre-1935, Córdoba 1935. 138 La Señora Felisa Beltrán de Peiteado ofrece todos sus bienes, seis fincas con sus rentas, las señoras Doña Rosario y Doña Josefa Rodríguez ofrecen todos sus bienes que consisten principalmente en cuatro fincas y una gran quinta; la señora Eloisa Cabanillas ofrece todos sus bienes que consisten principalmente en una finca.; la señora Juana Fresnadillo ofrece desde ahora una finca, la señora Carmen Mansilla ofrece dos mil pesos…así asociadas éstas con otras serán las diez primeras mujeres que formarán el primer grupo de religiosas adoratrices Cuentan con suficientes recursos para comenzar y para sostener la obra sin necesidad pedir limosnas, aparte hay benefactores y donantes que comprometen sumar sus contributos. 111 mismo explicaba y comentaba a las primeras religiosas de donde saldrán las formadoras de las Hermanas Adoratrices. Una carta fechada el 28 de junio de 1885, con la firma de las seis primeras postulantes, solicitan al Obispo de Córdoba, Fray Capistrano Tissera el permiso para fundar una asociación religiosa y la aprobación del proyecto de sus constituciones. El 4 de septiembre del mimo año, la nueva solicitad explicita de modo más explayado los fines que se proponen. Lo hacen desde su lectura de la realidad valorada con visos algo trágicos y extremistas. En esta extensa solicitud nos encontramos con calificaciones del nuevo contexto como peligrosa sociedad pagana, encenagada, en el más repugnante materialismo, que envuelve y hace sucumbir al cuerpo social en el escepticismo e incredulidad pretendiendo desterrar todo espíritu religioso. Transcribimos fragmentos del texto donde visualizamos el espíritu e intención fundante. “ […] hoy, que se han agravado las circunstancias y que el espíritu del mal parece desencadenarse entre nosotras, queriendo arrasar hasta los fundamentos de la familia y la vida cristiana […] todas las exponentes hemos concebido, simultáneamente y de manera idéntica, el proyecto y propósito religioso que hoy sometemos a Vuestra Santidad Ilustrísima […] Se atenta contra las generaciones futuras en todo el mundo católico, se procura descristianizarlas de una manera alevosa, desterrando toda noción religiosa de los institutos oficiales, en que se forman maestras para educar la niñez […] Hemos decidido entonces constituir con nuestros recursos una asociación religiosa para formar Maestras Católicas […] queremos dedicarlo a contrarrestar la influencia de las Escuelas Normales laicas o ateas con la creación de Escuelas Normales Católicas […] Una Escuela Normal Católica y la adoración perpetua del Santísimo Sacramento, es el objeto de nuestras aspiraciones”139 . El Obispo diocesano aprueba la Congregación y en los días siguientes se prepara el grupo a través de los ejercicios espirituales para la toma de hábitos, tres religiosas de las Esclavas son autorizadas para cooperar en la fundación en los cargos de superiora, maestra de novicias y portera140. El 24 de septiembre de 1885, de Septiembre de 1885 vistieron el hábito, Rosario Rodríguez, Josefa Rodríguez, Felisa Beltrán de Peiteado, Eloísa Cabanillas, Isaura Arias, Virginia Cuadros, Agustina Olmos, Sofía Rodríguez, Rosario Sánchez y Justa Capdevila. 139 ARCHIVO GENERALICIO DE LAS ADORATRICES. Carpeta de Documentos Históricos. Carta manuscrita por un tercero con firma de las socias fundadoras en papel sellado. 140 Estas tres hermanas Esclavas del Corazón de Jesús eran: Hermana María de San Luis Zapata que se desempeñaría como Superiora, la Hermana Brígida de María Barbosa que sería Maestra de Novicias y la Hermana Isabel Sánchez con el cargo de Portera. La Hermana Brígida Barbosa pedirá permanecer y profesar en el Instituto e las Adoratrices, le es permitido y por unanimidad es elegida primera Superiora General en 1887, muere en Santa Fe en 1889. 112 Participaron el Obispo diocesano, el P. Bustamante, el Provisor Dr. Uladislao Castellano y el Sr. Canónigo Dr. David Luque. El P. Bustamente a poco más de un año de la fundación es destinado a Santa Fe más tarde a Uruguay y Buenos Aires, su acompañamiento será por medio de correspondencia, una presencia a distancia pero decisiva y desde esos lugares abrirá caminos nuevos para el crecimiento de la obra en el litoral argentino, Uruguay y en Capital Federal. 4.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN Como quedó expresado en la fundación y en las constituciones, el Instituto se propone como finalidad educar niñas y formar maestras católicas, y adoración perpetua: he aquí las aspiraciones supremas, y al mismo tiempo las dos grandes columnas en que reposa toda la estructuración de la Congregación141. Su primera casa será la donada por las hermanas Rodríguez, ubicada en la manzana donde actualmente se levanta el Colegio del Inmaculado Corazón de María, cercano a la estación ferroviaria. Allí se comienza con una escuela y la preparación de las maestras católicas, más tarde se crearan grupos y asociaciones como la Archicofradía del Santísimo Sacramento, para la adoración de Jesús Sacramentado; la Archicofradía sostiene un taller donde se confeccionan ornamentos y prendas sagradas para las iglesias pobres, se anexan al mismo Academias de Dibujo y Pintura, de Corte y Confección, de Labores, de Arte Decorativo, de Teoría y Solfeo y de Piano junto a otros grupos de oración y apostolado. Como se percibe no hay, como en otras fundaciones, la finalidad primaria de atender a la niñez más desfavorecida del sistema educativo, será de modo indirecto con la formación de las docentes. Su propia ubicación la coloca en medio de la ciudad bullente, en el polo de 141 Los objetos principales de la congregación son dos: 1° La adoración perpetua del Santísimo Sacramento. 2° Enseñar y entender la enseñanza de la juventud por medio de Escuelas Normales Católicas,,, Procurar el bien de sus prójimos, no sólo con el ejemplo y buenos consejos, sino también y de un modo especial por medio de la enseñanza cristiana y católica y demás medios propios de la Congregación. JOSÉ MARÍA BUSTAMANTE, Constituciones y Reglas del Instituto Religioso de las Hnas. del Inmaculado Corazón de María, Imprenta El Eco de Córdoba., Córdoba 1886. Capítulos Segundo y Tercero. JOSÉ MARÍA BUSTAMANTE, Declaraciones de algunos capítulos de las Constituciones y Reglas de la Congregación de las Hnas. del Inmaculado Corazón de María, Imprenta El Eco de Córdoba, Córdoba 1887. 113 desarrollo económico que configura la cercanía del ferrocarril, donde circulan las mercancías, ideas y personalidades que van y vienen142. El énfasis de la educación se ponía en preparar a las señoritas para los quehaceres domésticos y para la vida en sociedad a través de los talleres de pintura, corte y confección, música y declamación. Se daba otro paso trascendental al preparar a las mujeres para ejercer sus funciones educativas en colegios oficiales y privados. En Santa Fe, la señora Gregoria Maciel, manifiesta inclinación hacia la vocación religiosa y se contacta con el P. Bustamante. Era reconocida como una dama de mucho prestigio; y ello va produciendo la simpatía de la sociedad santafecina hacia la nueva Congregación y adhiriendo a varias señoritas santafecinas. El Gobernador de la Provincia de Santa Fe, Dr. José Gálvez, obsequió con una manzana de terreno y cincuenta mil pesos para que se comience el edificio del nuevo Colegio. En 1888 se forma una comunidad de ocho hermanas, mientras tanto se instala provisoriamente en la casa donada por la señorita Gregoria Maciel, allí comienzan su obra y luego se trasladan al actual Colegio San José en Boulevar Gálvez. Desde este segundo colegio, y aprovechando las influencias que la familia Maciel tenía, se vinculan con el fundador del Hospital de Montevideo quien le abrió caminos para que un grupo de hermanas fundaran allí un Colegio en 1889. El P. Fundador aconseja aceptar la propuesta de fundar una casa en Villa del Rosario, Provincia de Córdoba, allí su párroco Pbro. D. Lindor Ferreyra se propuso conseguir que las Adoratrices fundaran un colegio. Así en 1892 parten siete hermanas para instalarse en Villa del Rosario y comenzar con el colegio. En los años siguientes se expanden a Concordia, importante ciudad entrerriana, donde se desarrolló un Colegio que tiene anexo un taller-escuela. Luego, será el turno de ir a Buenos Aires, en calle Tacuarí 1402 comenzó sus días esta fundación que hoy funciona en la calle Paraguay. El Fundador por entonces vive entonces en el Colegio del Salvador y desde allí puede guiar y acompañar la obra. Tras la muerte del P. Bustamante la Congregación, en plena expansión continuará su marcha a Mar del Plata, a Rosario de Santa Fe y a Ascochinga en las Sierras de Córdoba, 142 Este talante y estilo de presencia será una característica de la Congregación ya que el P. Bustamante les aconseja fundar en las ciudades o poblaciones que superen los 100.000 habitantes, un motivo es la asistencia médica y espiritual pero también percibimos su interés de concentrase en medio de las urbes donde los desafíos socio-culturales son más incisivos. 114 Después del Concilio Vaticano II la Congregación optó por fundar centros de evangelización el primero será en Puerto Madryn, provincia de Chubut y más recientemente en Puerto Iguazú, provincia de Misiones. Como Institución inspirada en la espiritualidad de San Ignacio de Loyola, los colegios de las Adoratrices se caracterizan por su dinamismo en el campo de la fe, del saber y de la cultura Se proponen una formación personalizada, abierta, integradora y capaz de conducir al compromiso con espíritu crítico y comprometido, con especial énfasis en el diálogo entre fe y vida, fe y cultura143. 143 Cf. Ideario Educativo de los Colegios de las Hermanas Adoratrices Argentinas. 115 .5. TERCERAS DOMINICAS DE SAN JOSÉ - 9 de Octubre de 1886 Fray Reginaldo Toro es el fundador del Instituto aquí estudiado, es una figura relevante de la cordobesa y de la Orden dominicana. Hay muchas biografías de Monseñor Toro, en esta presentación seguiremos básicamente las primeras que se escribieron y la obra del P. Rafael Moyano que se conserva en el tomo de “defunciones” del archivo del Convento de Santo Domingo144. 5.1.MONSEÑOR FRAY REGINALDO TORO Fray Reginaldo Toro nació en San Miguel de Tucumán el 31 de julio de 1839, y fue bautizado con el nombre de Ángel José., hijo de Carlos José Toro y de Ignacia Mendoza. Ángel José fue el primogénito del matrimonio Toro-Mendoza, le siguieron otros seis hijos. El padre falleció repentinamente cuando Ángel José tenía doce años y la menor de sus hermanas apenas seis meses. Ängel José hace sus estudios secundarios en el Convento de Santo Domingo de su ciudad, terminados éstos, cursó en el Convento de San Francisco tres años de filosofía. Aprobado su último examen en 1858, Toro resolvió entrar en la Orden de Santo Domingo y fue enviado a Córdoba para realizar su carrera sacerdotal145. El 1 de enero de 1859 viste el hábito y recibió el nombre de fray Reginaldo de Santo Domingo y emite sus primeros votos el 6 de enero de 1860. Estudia la teología y con autorización de la Santa Sede recibe la ordenación sacerdotal antes de emitir los votos solemnes. Así el 20 de septiembre de 1862, contando poco más de veintitrés años de edad, el obispo de Córdoba, monseñor José Vicente Ramírez de Arellano, le confiere la orden del 144 LUIS ROSENDO LEAL, Datos biográficos de los obispos de Córdoba del Tucumán, Córdoba 1914. JUAN LUIS HOGAN, Fray Reginaldo Toro O.P. un católico ilustre de Córdoba, en Álbum del VI Congreso Eucarístico Nacional, Córdoba. 1959. RUBÉN GONZÁLEZ, Monseñor Fray Reginaldo Toro o.p. Obispo de Córdoba, El Liberal, Santiago del Estero 1988 145 Para ampliar la información sobre la historia de los Domnicos en Argentina y en Córdoba, más precisamente sobre el Convento de Santo Domngo, ver la obra editada con motivo de los 400 años de la Orden en Córdoba RUBÉN GONZÁLEZ, LABERTO SAGUIER F, ESTEBAN LLAMOSAS, SERGIO BARBIERI, JAVIER CORREA, MATILDE TAGLE, La Orden de Santo Domingo en Córdoba, Historia y Patrimonio Gobierno de Córdoba-Orden de los Predicadores, Universidad Nacional de Córdoba , Córdoba 2004 116 presbiterado en la iglesia del monasterio de Santa Teresa. Monseñor Ramírez de Arellano consagra el nuevo templo de Santo Domingo el 28 del mismo mes y al día siguiente fray Reginaldo celebra en él su primera misa. El 10 de enero de 1863 hacía su profesión solemne y, poco después, el padre Correa, Vicario General de la Orden en la Argentina, le confiaba no obstante su juventud, el delicado cargo de maestro de novicios. Los años siguientes se lo encontrará también dedicado a la enseñanza de la teología. Es nombrado rector del pequeño seminario dominicano, es Superior y Prior del convento hasta que en 1877 es elegido provincial, con sus 38 años de edad, conducirá la provincia por dos períodos. Como provincial estableció su sede en Córdoba y colaboró tanto en la docencia y en la predicación-misiones, como en la edificación del nuevo convento, construido durante la década del ochenta. El gran objetivo que se impuso el padre Toro como Provincial, fue completar la obra restauradora iniciada veinte años antes por fray Olegario Correa en Córdoba y continuada poco después en Buenos Aires.146 Toro impulsó la restauración en los seis conventos restantes del país (Tucumán, Mendoza, Santa Fe, Santiago del Estero, San Juan, La Rioja) y se propone recuperar el de San Luis suprimido por el gobierno civil. Sigue dedicándose a la enseñanza, a la prédica y a la acción misionera en diferentes localidades de la provincia y del país. Participa en Europa en el Capítulo General y luego de varios años brindados al gobierno de la familia dominicana en Argentina se retiró a su convento de Córdoba. Estaba por cumplir cuarenta y siete años y sigue trabajando como siempre en sus tareas docentes y apostólicas. Después de 9 años de provincial, desde finales de 1877 a 1886, dio curso a un proyecto que seguramente venía fraguando hace tiempo, fundar una congregación de religiosas en el espíritu dominico. Así el 9 de agosto de 1886 funda aquella nueva rama y Fray Reginaldo Toro se convierte en el primer dominico argentino que fundó una congregación de religiosas y, si se trata de religiosas dominicanas, el único hasta hoy. Este aspecto de la fundación lo trataremos en el apartado siguiente 146 La figura de Olegario Correa sobresale por ser el promotor de instalar en el Convento de Córdoba la vida de estricta observancia, por encarar la construcción del actual templo de Santo Domingo y Convento anexo, por su destacada labor en lo educacional, apostólico y social. Cf. RUBËN GONZÄLEZ; Los Dominicos en Argentina, Biografías 1, Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, San Miguel de Tucumán 1980, 63-83. 117 En 1887 es propuesto en la terna para ocupar el obispado de Córdoba y es el presidente Juárez Celman quien lo presentará ante la Santa Sede para tal cargo, el 1 de junio de 1888, León XIII lo nombra obispo de Córdoba. Tomada posesión de la diócesis se dedica a organizar su acción pastoral y la administración de la curia, sus antecesores; Manuel Álvarez, Mamerto Esquiú y Juan Capistrano Tissera, habían estado dos años cada uno y por seis años la sede quedó vacante donde los vicarios Uladislao Castellano y Jerónimo Emiliano Clara habían tenido que enfrentar el momento culmen del liberalismo propulsado desde el gobierno, lo cual no habría permitido una continuidad programática en la basta diócesis de entonces. En 1884 se había dictado la ley de enseñanza laica y, a poco de asumir monseñor Toro el episcopado se aprobaría la del matrimonio civil. No obstante estos antecedentes y las perspectivas poco halagüeñas que se presentaban, nuestro obispo supo asumir su misión con entereza y llevar a cabo una de las más notables gestiones episcopales de la historia de Córdoba. En la organización de la diócesis comenzó por el Cabildo eclesiástico, logró proveer todo el coro de la Catedral, el ministro de Culto, Filemón Posse, accede a todo lo pedido y se compromete en el pago de los cargos. Es de notar que la relación de monseñor Toro con las autoridades nacionales, provinciales y municipales son cercanas y asiduas, a través de numerosas cartas podemos encontrarlo solicitando ayuda económica para la refacción de la casa que ocupará el Obispado, para el Seminario Conciliar, para el pago de profesores y becas de alumnos, para la construcción de la escuela de las hermanas dominicas, para restaurar iglesias del interior, sostenimiento de sacerdotes, viajes y celebraciones, etc.147. La sanción de la ley del matrimonio civil el 12 de noviembre de 1888 podía resquebrajar aquella vecindad entre el obispo y las autoridades, Toro sin estar de acuerdo y oponiéndose a la misma mantiene las conversaciones y relaciones. En 1889 dedica una carta pastoral para la diócesis en la que, entre otras cosas, daba directivas a los párrocos y a los laicos sobre la manera de actuar respecto de aquella ley. Firma la primera carta pastoral del episcopado argentino, en la que se analizaba la difícil situación reinante, la escuela laica, la necesidad de seminarios y de universidad católica, el matrimonio civil y otros problemas del momento148. 147 Cf. Cartas al Ministro de Culto y otras autoridades laicas recopilados por las HH. Dominicas en el trabajo Año centenerazo de la muerte de Nuestro padre Reginaldo Toro o.p. 1904-2004. Córdoba, 2004 148 Cf. NÉSTOR TOMÁS AUZA, La primera carta pastoral del episcopado argentino, en Archivum V, Buenos Aires 1961, 128. 118 Publica una protesta por la prisión de uno de sus sacerdotes por haber celebrado matrimonio sin contar con la ley civil y se involucra en otros hechos similares producidos por esta tensión entre el gobierno y la Iglesia. Su obispado estuvo marcado por las giras y visitas pastorales a las diferentes localidades donde predica ejercicios, administra los sacramentos, etc. Realiza un importante esfuerzo por la organización de las parroquias, el seminario, la educación, la prensa, la acción misional149. Al comienzo de su gestión había 40 parroquias y durante su episcopado crea doce nuevas y relocaliza otras en poblaciones más numerosas. El 6 de julio de 1889 monseñor Toro crea la Sociedad Cooperadora de las Misiones de la Diócesis de Córdoba con el fin de proporcionar recursos para que en la diócesis se realicen de modo continuo misiones de evangelización Hasta entonces el obispo moraba en una de las antiguas casas situadas detrás de la catedral. Monseñor Toro consiguió del gobierno nacional una propia en avenida Vélez Sársfield 137 y se trasladó a ella en 1889 con su personal de oficinas150. Un acontecimiento eventual es en 1892 la coronación pontificia de Nuestra Señora del Milagro, que tuvo en él su propulsor y realizador y que marca un hito para la historia eclesiástica cordobesa151. También 1892 hace la visita ad límina a Roma, es la primera que haya efectuado un obispo de Córdoba, allí solicita entre otros asuntos dos obispos auxiliares para colaborar en el vasto territorio de la diócesis152. En los años siguientes sus dos Obispos auxiliares le significarán un alivio en la distribución de la carga pastral, así Uladislao Castellano atenderá la zona de Río Cuarto y posteriormente será nombrado arzobispo de Buenos Aires y monseñor De la Lastra que se dedicará a la zona de La Rioja hasta su nombramiento como obispo de Paraná. 149 Cf. ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA: pastorales, autos y edictos de Reginaldo Toro La casa de la avenida Vélez Sársfield fue sede de la Confederación General del Trabajo y, actualmente pertenece al Banco Social de Córdoba. Allí residió el obispo de Córdoba hasta que el 15 de octubre de 1946 se trasladó a la actual casa de avenida Hipólito Irigoyen. 151 Cf. ULADISLAO CASTELLANO, El Iltmo. Señor Toro, en La milagrosa imagen de Nuestra Señora del Rosario que se venera en el convento de Predicadores en la ciudad de Córdoba (República Argentina, Apuntes históricos sobre su origen, culto y favores muy señalados que han obtenido sus devotos, Córdoba 1891. RAFAEL MOYANO., Origen y coronación de Ntra. Sra. del Rosario del Milagro , Tomo II, Buenos Aires 1893. 152 Se puede leer el informe completo en ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA, Libro 21, Informe a SS. León XIII por Reginaldo Toro, Visita Ad Limina, 28 de febrero de 1892. Cf. SANTIAGO BARBERO- ESTELA ASTRADA- JULIETA CONSIGLI, Relaciones ad Limina de los Obispos de la Diócesis del Tucumán (s. XVII al XIX), Editora Prosopis, Córdoba 1995. 150 119 Otra acción destacada de Toro fue la educación, ya existía el Colegio Santo Tomás de Aquino de la sociedad Juventud Católica y por gestión del obispo logra que se hagan cargo primero los dominicos lacorderistas por el lapso de tres años hasta que se los traspasa a los escolapios quienes lo regentean hasta nuestros días153. Como todo obispo, también Toro se interesa por el seminario y la formación de los sacerdotes del clero secular. Desde el comienzo se preocupó por dotar al seminario de buen equipo directivo y docente. Adquiriere una casa de vacaciones para los seminaristas en Los Molinos, departamento Calamuchita, gracias a una contribución extraordinaria de todas las parroquias. Proyectó edificar un nuevo seminario en un lugar más adecuado y consiguió del gobierno provincial una manzana de terreno en el barrio Nueva Córdoba, sobre la actual avenida Vélez Sársfield y a principios de 1895 bendecía su piedra fundamental. Otra de sus preocupaciones fue la buena prensa y el diario católico “Los Principios” lo presenta a Toro como su promotor, diario que se distinguió entre los periódicos católicos y que perduró hasta 1982. Tuvo especial preocupación por las religiosas, tanto de clausura como de vida activa. En su tiempo se establecen en Córdoba las hermanas del Buen Pastor, a las que otorgó su decidido apoyo y en 1889 se instalaban en la actual avenida Hipólito Irigoyen. En cuanto a religiosos, ya vimos que trajo a Córdoba a los escolapios, auspició la radicación de los carmelitas e intentó traer a los salesianos, quienes se establecen tras su muerte. 153 En la Córdoba de la década del ochenta se hacía sentir la necesidad de un colegio católico secundario para varones. En 1882 se constituyó la Sociedad Juventud Católica, fundada por iniciativa del jesuita Andrés Jofré, con el apoyo de monseñor Uladislao Castellano y el presbítero Jacinto Roque Ríos. El 10 de junio del año siguiente esta sociedad acordaba la fundación de un establecimiento de dicha jerarquía, con el nombre de Colegio Santo Tomás de Aquino como propiedad exclusiva de la iglesia de Córdoba y bajo la dirección de la Compañía de Jesús o de otro instituto similar. El presidente de la sociedad, doctor Nicolás M. Berrotarán, notificaba aquella decisión el 13 de junio al vicario capitular Jerónimo Emiliano Clara, quien la aprobó el día 21. Poco después se adquirió el terreno y el 10 de junio de 1884 se bendecía la piedra fundamental y daba comienzo a la edificación. A mediados de 1888 estaba bastante adelantado y se proyectó su inauguración para el 7 de marzo del año siguiente, lo que no pudo realizarse por no haberse solucionado el problema de su personal directivo. De esto se ocupó monseñor Toro, quien, al no conseguir jesuitas, lo confió a los dominicos lacorderistas, que fundaban a principios de 1889 el Colegio Lacordaire de Buenos Aires. Estos llegaron en 1890, pero sólo se mantuvieron tres años, hasta fines de 1892, por lo cual ofreció el establecimiento y su dirección a los escolapios y con ellos lo inauguraba definitivamente el 7 de marzo de 1894. Naturalmente, no nos vamos a detener en lo que ha significado y significa hoy para Córdoba el Colegio Santo Tomás, que dirigen los padres escolapios, ni en el recuerdo que mantienen de monseñor Toro, a quien debieron el primer colegio de importancia que han tenido en el país. 120 Apoyó las obras sociales del jesuita Cayetano Carlucci al fundar en 1897 la Asociación Obrera de San José y al redentorista Federico Grote, al fundar al año siguiente el primer Círculo de Obreros de Córdoba. En 1899 se celebró en Roma el Concilio Plenario de América Latina y concurre con otros seis prelados argentinos, consigue solicitar dos nuevos obispos auxiliares que serán concedidos en las personas del deán Aquilino Ferreyra y el canónigo Filemón Cabanillas, quienes lo sucederán en el obispado. Después de casi cuatro años de enfermedad, falleció el 21 de agosto de 1904, a los sesenta y cinco años de edad, teniendo dieciséis de obispo. Fue sepultado en la iglesia de Santo Domingo, exhumándose sus restos en 1937 para ser colocados en una urna y guardados en la cripta de la sacristía. En 1967 sus restos fueron trasladados a la capilla de la Casa Madre de las Hermanas Terceras Dominicas de San José. 5.2 LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN Como hemos delineado la estampa de Reginaldo Toro, como religioso y provincial, estuvo marcada por el desafío de la renovación y restauración de la Orden Dominicana en Córdoba y en el país. El P. Olegario Correa, será una de las figuras que más influirán en el fundador dominico, él imprimió en su personalidad una preclara espiritualidad y visión.154 El P. Correa fue su maestro de novicios y formador en la austera disciplina y recia espiritualidad; Reginaldo sería uno de sus más firmes puntales, lo acompañará en varias ocasiones a sus giras y visitas a otros conventos, lo sucederá como maestro de novicios y profesor de teología cuando es elegido obispo de Cuyo, y luego como rector y prior del Convento de Córdoba. El P. Olegario Correa fallece prematuramente el 9 de junio de 1867, siendo obispo electo de Cuyo. Precisamente veintiún años después, en 1887, el P. Reginaldo Toro será electo obispo como su padre y maestro. En aquellos años ya se percibía que la educación de la niñez y de la juventud femenina y la atención de enfermos en hospitales y en casas particulares, eran dos necesidades muy evidenciadas por la realidad, a las cuales no respondían suficientemente las escasas instituciones oficiales y privadas existentes. 154 AAVV, La Orden de Santo Domingo en Córdoba, Ob. cit, 31-36 121 A ello se agrega que desde 1884 la ley de enseñanza común, al excluir la religión de las escuelas había agudizado los problemas relacionados con la educación y obligaba a redoblar los esfuerzos a fin de evitar sus negativos efectos. Este aspecto desempeñará un papel de primordial importancia en la intuición primigenia de Reginaldo, su dedicación a la enseñanza y docencia lo hacían proclive a preocuparse por la situación de la educación en Córdoba. Ciertamente, las exigencias de su alto cargo de Provincial, que se prolongó cerca de nueve años y las actividades docentes y apostólicas que, como hemos visto, desarrollaba simultáneamente, le impedían asumir una nueva responsabilidad. Sin embargo, el proyecto de la fundación de una comunidad religiosa se fue gestando poco a poco, la idea la forjó por largo tiempo y finalmente con el apoyo del convento dominicano que, en realidad, lo hizo suyo, pudo verse materializada. La organización iba tomando forma y estaba muy adelantada, gracias a los empeños del Prior, fray Tomás Ortega, de fray Jacinto Varela, de otros padres del convento que se habían entusiasmado con la obra. También se había logrado el apoyo de algunas personas allegadas al convento, como los esposos Jorge Poulson y Estaurófila Ladrón de Guevara de Poulson, conocidos educadores del medio, que serían los principales benefactores de la nueva Congregación155. Cuando el Padre Toro termina su segundo período de Provincial queda libre para dar comienzo a la obra. Así el 11 de agosto de 1886 ya era presentada al obispo Tissera la solicitud de fundación de una congregación de religiosas. Se contaba con once señoritas para formar el plantel inicial, la mayoría de las cuales habían sido educadas en el colegio de la señora de Poulson. En la solicitud que elevaron al obispo diocesano, fray Juan Capistrano Tissera OFM, pedían autorización para vivir " […] en una comunidad religiosa, bajo la Regla y Constituciones de la Venerable Orden Tercera de Santa Domingo, cuyo hábito deseamos llevar y cuyas máximas nos proponemos seguir, bajo la dirección de los R.R.PP. Predicadores de esta ciudad, adoptando el nombre de Terceras Dominicas de San José, dedicándonos con preferencia a la asistencia de enfermos e inválidos, a la instrucción y educación de la juventud y demás fines expresados en el programa adjunto. Firmaban fray Reginaldo Toro, Director General, y las once peticionantes”156. 155 Se puede conocer la biografía de la Sra. Estaurófila Ladrón de Guevara de Poyulson y y el Sr. Jorge Poulson en el albún cincuentenario de la Congregación de las Hermanas Domnicas bajo el Patrocinio de San José, 1886- 9 de octubre-1936, Córdoba 1936,, Córdoba 1936, 44-48. 156 Cf. en Congregación de Hermanas Terceras Dominicas bajo el patrocinio de San José Ob. cit . 26. 122 El obispo Tissera, que pocos días antes había regresado, gravemente enfermo, de una misión en el oeste cordobés, fallecía el 20 de agosto, sin haber podido atender aquella solicitud. La contestación la dio el vicario capitular, monseñor Uladislao Castellano el 1 de octubre, previas consultas con el padre Toro. El decreto expresaba la aprobación diocesana y fijaba el día 9 de octubre para la ceremonia fundacional, en la que las once postulantes vestirían el hábito. En el acta de fundación leeemos: “En la Iglesia de Nuestro Padre Santo Domingo en esta ciudad de Córdoba a nueve de Octubre del año del Señor de mil ochocientos ochenta y seis, Monseñor el Protonotario Apostólico ad instar, Canónigo Chantre de esta Santa Iglesia Catedral y gobernador del Obispado en sede vacante, doctor don Uladislao Castellanos, después de haberse dignado con fecha primero del presente mes de aprobar benignamente en este Obispado la fundación de una Congregación de Terceras Dominicas de San José; dirigida por los RR. PP. Predicadores de esta ciudad, habiéndose concluido la misa solemne cantada, empezó la ceremonia con la bendición de los hábitos, y acabado el sermón predicado por el M. R. P. Maestro Provincial Fr. Jacinto Várela, estando presente el R. P. Maestro Ex-Provincial y Director de la nueva Congregación Fr. Reginaldo Toro, el R. P, Prior Fr, Rufino Pucheta, Toda la Comunidad Dominica, muchos respetables Señores y Pueblo - procedió a dar el hábito de Novicias a las postulantes señoritas; Rosario Garzón, Teodosia Vasquez Brac, Carmen Orellano, Martina Robin, Luisa Ferreyra, Justa Orellano, Carmen Chambeaud, Dominga Loza, Alejandra Baigorria, Lucía Ceballos y Clara Luengo - quedando de este modo debidamente fundada e instalada la nueva Comunidad de Terceras Dominicas bajo la advocación de San José, procurando con el auxilio de Dios que sea en provecho de sus propias almas y para el alivio de la humanidad sufriente. Fecha ut supra - Firmamos. Uladislao Castellano. Fr. Jacinto Várela, Maestro y Prior Provincial - Fr. Rufino del C. Pucheta, Lector en teología y Prior - Fr. Reginaldo Toro, Maestro y Director General. Hermana Rosario de Santo Domingo, hermana Carmen de Santo Tomas, hermana María Teresa de Jesús, hermana Martina del Señor, hermana Imelda de San José, hermana Catalina de Jesús, hermana Inés del Carmen, hermana Dominga del Rosario, hermana Ascensión del Espíritu Santo, hermana Antonia de! Sacramento, hermana Rosa Clara”. El P. Reginaldo Toro será su Rector y contará con la asistencia y ayuda de otros dominicos para la formación y atención de las hermanas. En el acta de fundación siguen los fines del Instituto de las Hermanas Terciarias Dominicas de San José que las orientará en su misión. Comprendieron entre sus fines la santificación personal, la atención de las miserias e la humanidad que se pueden identificar entre enfermos, ancianos, mujeres solas, etc., en todas las acciones que se proponen hay una fuerte inclinación a aliviar el sufrimiento y ayudar a recuperar la paz, la serenidad, la salud y la dignidad. “Siendo la mente de los Fundadores de este Instituto remediar, con el auxilio de Dios, muchas necesidades que se dejan sentir en ésta sociedad, no es más que justo que esta misma sociedad conozca los fines que se 123 propone. Estos son los siguientes: …: Abrazar todas las miserias de la humanidad paciente sin distinción de creencias, patria, ni condición. Asistir enfermos a domicilio…: a las señoras que por razón de sufrimientos morales o para tomar alguna resolución en los casos difíciles… persona mayor de edad, ya por su genio o carácter incorregible, u otras debilidades de la humana condición, se hacen ingobernables en sus casas…asilo de ancianos de ambos sexos pobres vergonzantes; enfermos incurables e idiotas... el espíritu de este Instituto es el de caridad y sacrificio en bien de la humanidad sufriente”. 5.3.- MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN En un primer tiempo las hermanas habitaron una casa en la actual calle Obispo Trejo. Poco tiempo les duró la tranquilidad ya que el día 27 de noviembre del mismo 1886 estalló una epidemia de cólera en la ciudad y fueron requeridos sus servicios y las flamantes novicias atendieron el lazareto instalado por el gobierno en el cercano pueblo de San Vicente157. Esta epidemia y la pronta respuesta que pudieron dar, constituyó una excelente oportunidad para empezar a desarrollar su vocación de servicio, probarlas en la opción religiosa y adquirir experiencia en la actividad asistencial y aunque no se lo propusieron fue testimonio para atraer nuevas vocaciones. La congregación pronto comenzaría a consolidarse y a iniciar su crecimiento. En febrero de 1887, terminada ya la epidemia, las novicias vuelven a su primitiva casa de la calle Obispo Trejo y, poco después, pasan a otra, situada en Deán Funes, entre Vélez Sársfield y Belgrano, en donde fundan su primer colegio, asesoradas y ayudadas por el matrimonio Poulson158. El 4 de agosto del mismo año se coloca la piedra fundamental de la futura casa madre, en la quinta que los Poulson les donan al efecto. En 1888 cuando el fundador era designado obispo de Córdoba puede ayudarlas más efectivamente, van conquistando prestigio como religiosas y como educacionistas, teniendo, además de los Poulson, otros valiosos colaboradores. La obra crece, se suman nuevas hermanas, en 1891 ya eran treinta y seis y se trasladaban a la casa madre en el Colegio San José, en la calle Mariano Moreno. Otras fundaciones vendrán después, en el territorio de la provincia y fuera de él, donde las hermanas serán destinadas a diversos ministerios. 157 Cf. GABRIELA ALEJANDRA PEÑA, La Familia Dominicana de Córdoba y la epidemia de cólera de 1886, Primeras Jornadas de Historia de la Orden domnicana en la Argentina, 21 al 23 de Agosto de 2003. 158 Colegio Dulce Nombre de Jesús, en calle Deán Funes, que duró hasta 1907. 124 En 1894 fundan un colegio en Santa Rosa de Río Primero, en el mismo año se inauguraba el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad donde las hermanas servirán hasta 1914. En 1897 la Sociedad de Damas de la Virgen del Milagro crean un hogar de niñas desamparadas que confiaron a las Dominicas de San José159. Así se suceden fundaciones en La Rioja, en Soto, Las Varillas, Santa Rosa de Río Primero, Corrientes, etc., principalmente dedicadas a la educación, hogares de niños y obras asistenciales; contando en la actualidad con diez comunidades. 159 El Hogar estuvo en la calle 27 de Abril y luego pasó a la Avenida Vélez Sársfield 650 con el nombre primero de Asilo, y hoy, de Hogar Nuestra Señora del Milagro que sigue siendo atendido por las dominicas. 125 6. TERCERAS MERCEDARIAS DEL NIÑO JESÚS - 1 de octubre de 1887 Para acercarnos a la silueta del P. Torres, seguiremos la obra primaria del P. Reginaldo Delgado, biógrafo del fundador mercedario, que ha servido como base de numerosos escritos; otras biografías y la Positio que se elaboró para la para la Causa de los Santos160. 6.1. FRAY JOSÉ LEÓN TORRES José León Torres nace el 19 de marzo de 1849, en una sencilla y cristiana familia del oeste cordobés, Luyaba. Es hijo de don Gregorio Torres y doña Margarita Rivero, eran 8 hermanos, dos hermanas fueron religiosas Esclavas del Sagrado Corazón y un hermano Diputado Provincial. Siendo un muchacho de 14 años ingresa a la Orden de la Merced, en el convento de Córdoba, y por la edad no podía recibir canónicamente el hábito debiendo permanecer en calidad de "frailito" durante 4 años. Posteriormente realiza su noviciado y formación inicial, en el año 1868, después de haber emitido sus votos solemnes en la Orden es consagrado presbítero y oficia su primera misa el día 10 de mayo del mismo año. Hay que recordar que la Orden Mercedaria en Argentina estaba resurgiendo de un largo período de crisis, se reinstauraba la vida en común y eran tiempos de reorganización de los conventos. Los frailes Avelino Fereyra López y Lorenzo Morales tuvieron significativas aportaciones en este proceso de regeneración mercedaria y en la formación e impronta de José León161. 160 Libro de Religiosos de la Provincia del Tucumán, hecho por el P. Fr. Avelino Ferreyra Alvarez, ARCHIVO CURIA PROVINCIAL DE LOS MERCEDARIOS, libro 1, página 58. Cf. REGINADLO DELGADO, Biografía del P. Torres, Córdoba 1937. REGINALDO DELGADO, Las Hermanas Terceras mercedarias del Niño Jesús, Córdoba 1937. AVELINA FERREYRA ALVAREZ, El Padre Torres, Universidad Nacional de Córdoba - Dirección General de Publicidad -, Córdoba 1962. LUIGI AQUATIAS, Cronología del R. P. Fr. José León Torres de la Orden de la Merced, Roma 1982. ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS, Manuscritos de Nuestro venerable Padre Fundador Fray José León Torres, 6 carpetas. PP. MERCEDARIOS, Libro Copiador N° 21, de la Orden Mercedaria, donado por los Padres Mercedarios a las HH, Mercedarias. CURIA GENERALITIA MERCEDARIA, Anotaciones Históricas sobre el Siervo de Dios Padre Fray José León Torres Religioso profeso de la Orden de la Merced, Roma 1979 CONGREGACION PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS, Decretum super Virtutibus, Fr. José León Torres, Roma 1994. 161 Para conocer de modo más preciso y amplio la Obra de los Mercedarios en Argentina y en Córdoba se puede leer: BERNARDINO TOLEDO, Estudios Históricos. Provincia Mercedaria de Santa Bárbara del Tucumán (1593/1918) 3 Tomos . Córdoba 1919. 126 Sus primeros años los dedica al dictado de clases y actividades apostólicas de la Orden, es capellán de la cofradía de la Merced, es designado maestro de novicios y en el año 1876 es escogido por primera vez como Superior de la Provincia Mercedaria Argentina. En cinco oportunidades más debió asumir esta responsabilidad. Como superior continuó la obra de su antecesor, el P. Morales, instaurando en los conventos del país la vida en común y la disciplina regular. Las responsabilidades del cargo no le impedían estudiar y superarse. Obtiene un grado superior en Teología Moral, cátedra que desempeñó muchos años. Simultáneamente, procuraba que sus hermanos de hábito abordaran profundizando los distintos campos de la teología y filosofía, enviándolos a Roma para perfeccionarse o proponiendo por diferentes medios elevar el nivel académico de los frailes. A lo largo de sus provincialatos se ocupó de la vida de sus frailes, de los estudiantes, de convocar a capítulos y de asumir nuevos campos de apostolado. Visitó los conventos del país, recobró el convento de Santiago del Estero y realizó nuevas fundaciones en Tucumán, Buenos Aires y Montevideo; además autorizó la publicación de la Revista Mercedaria. En el intermedio de su provincialatos, es enviado a La Rioja como definidor y comendador del Convento de aquella ciudad. También funda y organiza el Instituto de las Terceras Mercedarias, al cual haremos referencia en el apartado siguiente Un encuentro relevante será el ocurrido en 1879, cuando viaja a Chile a felicitar al comendador de Valparaíso, P. Pedro Armengol Valenzuela, que había sido nombrado nuevo General de la Orden162. El P. José León Torres viaja a Roma junto con la delegación argentina que participa de la celebración de las bodas de oro del Papa León XIII, también en aquella oportunidad pudo participar en el Capítulo General convocado, entre otras cosas, para estudiar y actualizar las Constituciones de su Orden. Visita la ciudad de Barcelona, cuna de los mercedarios, y parte para Tierra Santa. Colabora en diferentes espacios en la comunidad cordobesa, coopera en la confesión y asistencia en diferentes casas religiosas. Participó en el Sínodo Diocesano convocado por la Iglesia de Córdoba en 1877, siguió de cerca la destitución por parte del gobierno del Vicario Jerónimo Clara en 1884 a causa de su carta pastoral con relación al tema de la educación en la provincia y la Manifestación de parte de los católicos de Córdoba en solidaridad con el 162 El P. Torres advierte en él una esperanza para levantar la obra mercedaria del decaimiento que había sufrido y aquel efectivamente lo concreta: dio nuevo vigor a la orden y la abre a nuevos horizontes, la dota de nuevas Constituciones y la guía a lo largo de 30 años. Las cartas y correspondencia entre el general y el provincial muestran la cercanía, confianza y estima mutua lo que significó un gran aliento para su obra en Argentina. 127 Vicario. En dos ocasiones fue propuesto por el senado Nacional en las ternas para Obispo, la primera vez para la nueva diócesis de Tucumán en el año 1897 y en 1927 para la diócesis de Córdoba. Éstas y otras manifestaciones nos dan muestras de su arraigo eclesial y de su protagonismo en la Iglesia local Muere el 15 de diciembre de 1930 en Córdoba, tenía 81 años. Sus restos con permiso del Obispo diocesano, Monseñor Lafitte, y del Maestro General Mercedario son depositados inmediatamente en el templo de las Hermanas en Alta Córdoba. En el año 1957 se inicia la causa de su beatificación que luego de cumplimentar diferentes pasos y requisitos culmina el 26 de marzo de 1994 con el rango de Venerable por el reconocimiento de la heroicidad de sus virtudes. 6.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN El P. Torres como religioso, sacerdote, provincial de su Orden iba auscultando la situación política y eclesial del país. Percibe en sus viajes y en su acción pastoral la necesidad de abrir escuelas para el pueblo y para la formación en principios religiosos en un medio que se descristianizaba. En Córdoba desde 1872 y en un lapso no mayor de 10 años se habían fundado cinco congregaciones religiosas de mujeres, las fundaciones contaban con buena aceptación por parte de la sociedad, se notaba su florecimiento y desarrollo por la adhesión a éstas en bienhechores y vocaciones. El ministerio ejercido por estas mujeres era de gran irradiación, aplaudido por algunos y reprobado por otros. El deseo de que hubiese religiosas de la Orden Mercedaria iba creciendo en el pensamiento y en los afectos del P. José León. En 1883 se había encontrado con Mercedarias Españolas en Montevideo, que venían con destino para Chile, era la primera vez que el padre se encontraba con religiosas mercedarias y les ruega que funden en Argentina, y más precisamente en Córdoba, pero estas religiosas tenían su misión encomendada en el país chileno y no accedieron. Más tarde se entera que aquella fundación de mercedarias en Chile no prospera y que están decididas a volver a España, el P. León por medio de un cohermano de Mendoza, hace un nuevo intento de convencerlas para quedarse en Argentina sin lograr torcer la decisión de las religiosas. 128 Todos los intentos que hizo para traerlas del extranjero fracasaron, más no se dio por vencido y se instalaba la posibilidad de fundarlas aquí. Las dificultades eran numerosas: como vimos en Córdoba, en un lapso breve de tiempo habían surgido varias nuevas congregaciones, la prensa liberal y un sector de la sociedad denigraba esta acción eclesial, la misma Iglesia se planteaba la regulación de estas fundaciones y los gobiernos no siempre eran proclives en autorizarlas. Una carta en la que el fundador expone al General los pasos que ha seguido en su inspiración brinda elementos para entender las dificultades que debió enfrentar: “La idea de que alguna vez pudiésemos emprender una obra semejante en Córdoba, no me preocupaba, pues, para. esto se presentaban dificultades insuperables. Córdoba, con ser pequeña ciudad, contiene 16 casas religiosas, sin contar los Conventos de hombres. El último Obispo, Sr. Tissera, dijo repetidas veces que no permitiría más fundaciones, porque no bastaban ni confesores ni capellanes. Los hombres de la actualidad gritan todos los días que Córdoba se convierte en Conventos y que es necesario sacarlos. No obstante los PP. Dominicos fundaron en Octubre, del año pasado, Terceras de su Orden. El Obispo quiso hacer una excepción con ellos; pues, se habían preparado más de tres años. Con todo esto, se nombró una comisión del clero secular, y se expidió, no en sentido favorable por cuanto pedía se aplazase la fundación. Este acuerdo se dio, cuando el Obispo ya había fallecido, y el Vic. Capitular Dr. Castellano permitió no obstante, su instalación. Sea dicho de paso que los Dominicos gozan de toda la simpatía del Gobierno Nacional y Provincial y le son favorecidos en todas las obras que emprenden. A nosotros no nos quiere y quizás hasta nos odia. No es posible expresar en una carta todos los motivos que venían á dificultar, si no á imposibilitar nuestra fundación. Con todo esto, creí necesario hacer un esfuerzo ímprobo y tentar todos los medios posibles para llegar al fin deseado “163. Cuando era el 10 de mayo del año 1887, celebraba el decimocuarto aniversario de su primera Misa, al elevar el cáliz en la Consagración tuvo "la idea" de fundar una congregación femenina mercedaria y se dispuso a hacer enseguida cuanto estuviese de su parte. Nada demora en consultarlo con sus Definidores, en confiárselo por carta al Maestro General de la Orden, P. Fray Pedro Armengol Valenzuela, y en pedir la autorización del Vicario Capitular Dr. Castellano. A partir de entonces encontramos en los archivos de las hermanas mercedarias varias cartas al P. Maestro General de la Orden donde va expresando y comentando su intención: “ [...] quiero terminar mi carta haciendo a V. Rma. un pedido muy grande no dudando encontrar en el corazón de V. Rma. acogida más decidida me encuentro sumamente comprometido con un proyecto de fundación de 163 ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS, Libro Copiador , Carta al Maestro General, 18 de octubre de 1887. 129 nuestras Terceras Mercedarias claustrales, que pienso realizar en breve mediante los auxilios de Dios y protección de Ntra. Ssma. Madre en éste mismo pueblo”164 . “Desde mucho tiempo tenía vivísimos deseos de que hubiera religiosas de la Orden en esta Provincia.... llevado únicamente de la gloria de Dios y del amor a mi Orden […] El 10 de Mayo del corriente año fue la vez primera que vino a mi mente la idea de ver si una obra tal podía realizarse en Córdoba. Desde luego me resolví hacer en este sentido cuanto me fuese posible […]”165 . De este modo el 1º de octubre de 1887, sólo a 4 meses después de aquella inspiración, se lleva a cabo el acto fundacional con las diez primeras religiosas de la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Niño Jesús. El Padre Torres, en forma personal, organizó la nueva Institución y formó a las religiosas en todo lo que se refiere a la vida consagrada. Entre las mujeres que confesaba y dirigía despierta la inquietud de la vocación mercedaria y encuentra eco en esta primera decena dispuesta a abrazar los ideales de la vida religiosa. Además cuatro mujeres de la sociedad cordobesa se ofrecen como garantes del sostenimiento de las primeras hermanas en caso de necesidad y protectoras de la fundación. Consigue el permiso y la aprobación de Monseñor Uladislao Castellano, vicario diocesano, sucesor del Obispo Tissera. Todo estos preparativos lo realiza en absoluta reserva y secreto, así se iba organizando la fundación166. El 1 de Octubre de 1887 se realiza en la Iglesia de la Merced de Córdoba la vestición de las primeras candidatas y quedan establecidas las Terceras Mercedarias. Leemos en el acta de aquel día: “En esta Iglesia de Ntra. Santísima Madre de las Mercedes, en la ciudad capital de Córdoba, provincia de la República Argentina, el primero de octubre del año del Señor de mil ochocientos ochenta i siete, Monseñor, Dr. Dn. Vladislao Castellanos, Protonotario Apostólico ad instar, Canónigo Chantre de esta santa Iglesia Catedral y Gobernador del Obispado en Sede vacante, después de celebrar la solemne misa cantada en acción de gracias al Todopoderoso, principió las ceremonias rituales para vestir el hábito de novicias de Ntra. Madre de Mercedes á las postulantes Hermanas Terceras de la Orden, Señoritas: Ambrosia Funes, Nicacia Ferreyra, Corina Montenegro, Anastasia Bustos, Merce des Iriarte, Josefa Soria, Rosa Ardiles, Mauricia Tabeada, Eleuteria López, Laudelina Lujan, estando presente a tan santo acto el R. P. Provincial Fr. José L. Torres, P. Comendador Fr. Vicente B. Osan, P. Fr. Ángel Páez, P. 164 . ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS, Libro Copiador, Carta al Maestro General, 5 de julio de 1887. 165 . ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS, Libro Copiador, Carta al Maestro General, 18 de octubre de 1887. 166 Se pueden confrontar las cartas dirigidas al Vicario Capitular de la Diócesis de Córdoba, Uladislao Castellano de las señoras garantes, del 28 de Septiembre de 1887; la carta de las diez candidatas para formar el nuevo Instituto, del 29 de Septiembre de 1887 y la respuesta y aprobación del Vicario del 29 de Septiembre. Copia en el ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS. 130 Fr. Bernardino Toledo, P. Fr. Ramón Carnero, P. Fr. Venancio Taborda, P. Fr. Agustin Romero, P. Fr. Constancio Vallejo, i toda la comunidad, como también una numerosa concurrencia de lo principal i mas caracterizado de este pueblo, i terminado el sermón predicado por el Dr. Dn. Samuel E. Bustos, procedió el Fr. Vicario Capitular, después de una breve exhortación sublime i patética dirijida á las postulantes, indicándoles el bello fin de la congregación, el carácter de su regla, í la gloria que por su observancia se conquistaría, á dar el hábito á las novicias mencionadas; í vestido éste con alegría de espíritu í de corazón, adorado el Santísimo Sacramento con lágrimas de gratitud í alabanza, í con ferviente fe por todo el pueblo concurrente, las novicias ofrecieron á S.S. el tributo de sumisión í obediencia, í se retiraron bendecidas por la gracia del Señor á la casa que les estaba preparada, á donde procurarían glorificar a! Todopoderoso sirviéndole con espíritu i en obras, para consuelo de la humanidad. Quedó así instalada la congregación de Hermanas Terceras de Ntra. Madre Santísima de las Mercedes, bendecida por el dignísimo Sr. Vicario Capitular, í protejida por el pueblo de esta ciudad, concluyéndose oí acto de 11 á 12 a.m. en el dia í año de la antes citada. Uladislao Castellano, Fr. José L.Torres, Fr. Vicente Osan, F.Venancio Taborda” El P, León solicita que sean incorporadas a la Orden, el General accede y lo designa Superior, Director y Capellán de las Mercedarias, oficio que desarrollará a lo largo de 43 años, hasta su muerte. El P Torres no pretendió inventar una asociación nueva, sino más bien, quiso plantar un gajo de su Orden por estas tierras, agregarlas a la Orden y darle el espíritu y las constituciones calcadas en las de los Mercedarios. 6.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN Las Hermanas Mercedarias, se instalan primeramente en una casa en la calle 25 de Mayo, entre Rivadavia y Alvear, esta casa fue alquilada. Al poco tiempo se trasladan a una casa más amplia sobre calle Tucumán y allí fundan el primer colegio, con unas pocas alumnas internas y unas cien externas. En aquel tiempo recién se comenzaba a hablar de la obligatoriedad de la escuela primaria, se alentaba desde el gobierno la enseñanza para erradicar el analfabetismo y para ir creando una conciencia argentina entre los hijos de los inmigrantes que habían llegado en avalanchas al país. A la par se propugnaba por la enseñanza laica a la cual reacciona la Iglesia con la educación en principios y moral cristiana. Las Constituciones definitiva aprobadas en 1909 por Monseñor Zenón Bustos, Obispo de Córdoba, dice en sus objetivos: 131 “El fin primario del Instituto es la santificación de las personas que lo abrazan por la guarda de los votos que emiten y la observancia de la Regla de Nuestro Padre San Agustín y Constituciones que profesan. El fin secundario, es ejercer la caridad con el prójimo, concretado á fundar Colegios de niñas y Asilos para mujeres”167. Es clara la orientación del Instituto hacia la enseñanza, la formación de las niñas y jóvenes, la capacitación de maestras y docentes. La misma Constitución recomienda la necesidad de estudios y de buena formación para las mismas hermanas: “Las Hermanas destinadas a los Colegios tendrán una preparación previa conveniente. La cultura ordenada, el desarrollo de la inteligencia mediante la instrucción literaria y la formación del carácter, que pueda dirigir las inclinaciones del corazón durante el curso de la vida y preservar de las seducciones del mal, serán objeto de todos los cuidados de las Hermanas en la educación de la juventud"168. La sociedad cordobesa aportó sus donaciones para que se fuese proyectando la construcción de un templo, convento y colegio. El 1 de Junio 1890, en Alta Córdoba, se procede a la colocación de la Piedra Fundamental de la Casa Madre, en la manzana del terreno que dona Don Rodríguez del Busto para el Instituto. Recordemos que Alta Córdoba comienza en aquellos años a lotearse y a poblarse. La construcción del puente de la "calle ancha" en 1881 y la construcción del parque Elisa, luego Las Heras, a fines de esa década, en la otra orilla del río, valorizó las tierras de la otra margen. Así, Rodríguez del Busto, un visionario, adquirió las tierras de las planicies del norte y se asoció con Marcos Juárez y Ramón Cárcano para constituir una empresa y urbanizar el nuevo pueblo de Alta Córdoba. Iniciaron así el loteo y la venta de los terrenos desde la orilla del río hasta la línea férrea. El paso del ferrocarril Central Córdoba ayudó al crecimiento de este tradicional barrio residencial, que recibía por entonces, a semejanza de General Paz, a prestigiosas familias de la ciudad. Alta Córdoba pasó a ser en pocos años, el barrio "de moda" de la ciudad, a pesar de que su acceso era difícil, adquiriendo en pocos años un gran progreso y desarrollo169. En 1896 empieza a funcionar en Alta Córdoba la Casa Madre de las Hermanas Mercedarias y se inaugura el Colegio. 167 CONSTITUCIONES DE LA CONGREGACIÓN DE LAS HERMANAS DE LA TERCERA URDEN DE NUESTRA SSMA. MADRE DE LA MERCED., PARTE PRIMERA, de la naturaleza de la congregación, de sus miembros y método de vida. Capítulo I- Fin del Instituto. 168 CONSTITUCIONES, Ob. cit. 193. 169 Cf. EFRAIN BISCHOF, Historia de los barrios de Córdoba: sus leyendas, instituciones y gentes Editorial Copiar, Córdoba 1997, Tomo 2, 7-32. 132 En el discurso que pronuncia el P. Torres en la colocación de la piedra basal de la Casa Madre en Alta Córdoba leemos los fines que expone para las religiosas: “ [...] su alta misión de caridad va a desarrollarse en todo su esplendor desde éste mismo sitio en que estará su Casa Madre. Y yo vengo a presentarlas, desde luego, como ángeles del porvenir, que bendecirán nuestro suelo, y llevarán desde aquí el bien a todas partes...Constituidas así nuestras Religiosas, hoy sólo aspiran a desarrollar el programa de su alta misión sobre la sociedad y los pueblos, estableciendo sus Colegios de enseñanza para enriquecer la inteligencia de la joven con los conocimientos del saber humano y sobre todo formar su corazón en los principios de la religión y moral cristiana. Tomar igualmente a su cargo la atención de Hospitales, casa de Talleres y Hospicios para pobres en donde la caridad cristiana esté siempre en acción, siempre en obra; pues en ésta línea señores, la nueva Institución no conoce límites y sólo respeta la reglamentación constitucional [...]”170 . En la formación de la mujer observamos a partir del discurso de la inauguración del Colegio de Concepción del Tío las perspectivas de las nuevas religiosas desde los fines que persiguen y los métodos elegidos: “ [...] una Congregación de Hermanas para confiar el porvenir de sus hijas, al celo de su acción, al ejercicio de su altísima y sublime misión de formar el corazón de la joven y encaminar las luces de su inteligencia [...] Ellas inspiradas en su alta misión y penetradas de tan sagrado deber, vienen a desplegar su celo y caridad ardiente, constituyéndose maestras y madres de la juventud del bello sexo. Ésta porción predilecta merecerá toda actividad de sus facultades intelectuales y morales hasta formarlas como joyas preciosas y predilectas para más tarde devolverlas al seno del hogar con las riquezas y tesoros del saber, cimentadas en principios y fundamentos eternos de virtud religiosa […]”171. A los años de iniciada la Congregación comienza la expansión de la obra a otras localidades y provincias, así en 1891 fundan un Colegio en Mendoza. En 1902 en la capital de Córdoba las Hnas. Mercedarias se hacen cargo del Asilo de la Conferencia de Nuestra Señora de Copacabana, en la calle Belgrano, lo regentean hasta 1917. Los colegios que fundan se suceden, en 1904, en La Paz, Entre Ríos; en 1910 en Villa Concepción del Tío, Córdoba; en 1817 fundan en Arroyito, Córdoba; y en 1923 en Gualeguaychú, Entre Ríos, asumen un Hogar de Niñas; en 1926 abren otro colegio en Capital Federal; en 1929 un Hogar de Niñas en Concordia, Entre Ríos. También adquieren en Rivera 170 . ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS, Discurso de Nuestro Padre Fundador al colocar la Piedra Fundamental del Templo y Colegio de Alta Córdoba, 1890. 171 . ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS Discurso de Nuestro Padre Fundador en la Fundación del Colegio de Villa Concepción del Tío, Córdoba, 1910. 133 Indarte, Córdoba, una Casa de campo en las proximidades del Colegio de los frailes Mercedarios. Así hasta la muerte del P. Fundador se cuenta con 10 casas. Junto a la educación de la niñez y juventud, el P. Torres propugnaba para que sus religiosas se dedicaran a la formación de maestras católicas. Las negociaciones con los funcionarios del Estado fueron muy dificultosas hasta que en el año 1922 se lo incorpora al naciente Instituto de formación de maestras Nuestra Señora de la Merced al Colegio Normal de Córdoba. Las Hermanas hoy continúan la misión heredada por el P. Torres y de aquellas diez primeras religiosas; la caridad redentora se hace presente en sus obras: educando, iniciando en trabajos, asistiendo a niños y mujeres necesitados, en obras de promoción humana, de evangelización y catequesis en varias provincias de nuestro país y en Ecuador y Uruguay. Después de este extenso panorama descriptivo de las seis Congregaciones analizadas contamos con suficiente material para dar paso a una etapa de carácter más analítico. A medida que hemos ido avanzando en el conocimiento de los Institutos hemos podido confirmar y corregir presupuestos, realizar constataciones y descubrir nuevas variables que las retomaremos en el capítulo siguiente desde las claves de interpretación. 134 CAPÍTULO VI BALANCES Y PERSPECTIVAS 135 INTRODUCCIÓN En este capítulo intentaré interpretar los elementos descriptos y analizados en los anteriores. La historia de las fundaciones cordobesas de vida religiosa es una obra de la cultura y de la acción humana, del Espíritu y de la Iglesia, que se nos ofrece como un texto donde podemos leer los datos desde una hermenéutica interdisciplinar. Las congregaciones estudiadas se nos presentan como expresiones y objetivaciones de intenciones, decisiones y acciones que la constituyeron en una realidad socio-cultural-eclesial que se originó, organizó y consolidó en un horizonte preciso, en una época particular en nuestro contexto cordobés. 1. SEIS CLAVES DE LECTURA E INTERPRETACIÓN DE LA PRAGMÁTICA FUNDACIONAL En cada pequeña-gran historia de las familias religiosas investigadas hay una plurisemia de sentidos susceptibles de ser patentizados, y a su vez, cada una en conexión con las otras es un fragmento de un todo, constituye un tejido, una obra o discurso que queremos considerar en conjunto donde se da una verdadera encrucijada de experiencias y lenguajes. Ciertamente que es factible acceder comprensivamente a este fenómeno desde diferentes enfoques y con el auxilio de variadas herramientas, por eso nos vemos comprometidos a adherir a un método y lo hacemos siguiendo a Gadamer172. Gadamer nos ayuda a reconocer que desde el momento de acercarnos a una obra actúa un prejuicio en nosotros, al modo de una precomprensión y desde entonces estamos orientados y condicionados por expectativas, pretensiones e intereses que nos hacen participar en el propio campo de la investigación, desde el inicio no somos neutrales. Considero que ello ya lo dejé explicitado al comenzar y presentar este trabajo donde expresé mis objetivos y mis a prioris. Así me dispuse a encontrarme y a dialogar con esta obra en donde participo y me envuelvo activamente, le apliqué mis interrogantes y, a su vez, ella me plantea nuevas perspectivas y planteos. 172 HANS GEORG GADAMER, Verdad y método, Ediciones Sígueme, Salamanca 1991. 136 Según el autor citado, estamos inmersos en una tradición, como en un tejido conectivo que nos posibilita dialogar con el pasado y desentrañar la novedad con su trasfondo de continuidad, ello me acompaña en este momento interpretativo donde permanentemente desde el ayer relaciono el presente y vislumbro el futuro como quedará manifiesto más abajo. Las cuatro categorías de interpretación que se nos propone con Gadamer173: distancia temporal, historia efectual, conciencia de los efectos históricos y fusión de horizontes, me resultan imprescindibles para avanzar en el esfuerzo de proximidad y distancia de lo desarrollado entre intérprete y lo interpretado. Finalmente creo haber logrado, mínimamente, la actualización del pasado sobre el presente en el momento de la aplicación que sucede al explicar y comprender. Desde esta circularidad hermenéutica ofrezco seis claves de interpretación donde resumo las preguntas planteadas en el capítulo de presentación de este tarbajo, la valoración de los hechos desde diversas lecturas y de los resultados producidos, la correspondencia con nuestra época y las perspectivas abiertas. He escogido agrupar en torno a seis ejes claves algunas interpretaciones que se desprenden de la descripción y análisis de lo tratado en los capítulos anteriores y que es la vez fruto del proceso investigativo. Las seis cuestiones responden a diferentes tópicos desde donde podemos considerar nuestro tema abordado. El primer eje es de corte socio-político, tras haber situado históricamente los sucesos analizamos los factores y circunstancias que activaron o suscitaron este fenómeno y hasta dónde se llegó o en qué derivó. La segunda clave de interpretación es a partir del contexto eclesial y de cómo la comunidad cristiana recepcionó e integró esta nueva presencia de vida religiosa con los acompañamientos e interacciones actuadas. La tercera clave es de enfoque espacial, arquitectónico y simbólico donde intentamos comprender la presencia de la vida religiosa desde su localización y con lo que ella generó. Una cuarta llave es ofrecida por las prácticas pastorales desarrolladas con los fines y objetivos expresos y con los subrepticios o implícitos. En la quinta pista pretendemos tomar como herramienta de análisis la cuestión de género y ponderar los tipos y niveles de relación entre varón y mujer en las nuevas fundaciones de vida religiosa femenina. 173 HANS GEORG GADAMER, Ob. cit. 135 ss. 137 Finalmente, el sexto eje, busca desentrañar la mística subyacente que sostuvo estas empresas, allí nos topamos con una época con numerosos brotes de santidad, fervor apostólico y fecundidad eclesial. Estas claves hermenéuticas no son exhaustivas ni irrefutables, tampoco el orden de presentación procura una jerarquización precisa, como ya lo dijimos son, simplemente, algunos cauces para organizar y comprender críticamente el material estudiado. 1.1- LA CUESTIÓN IDEOLÓGICA, UN CONFLICTO CON FONDO POLÍTICO Y CON FORMA RELIGIOSA Respuesta reactiva o creativa, efectos colaterales. A lo largo del presente trabajo hemos incursionado en el trasfondo socio-político de la época estudiada, hemos podido constatar el modo y grado de gestión que el Estado fue planteando en el país desde la cifra liberal. Las competencias civil y eclesiástica son repensadas, las prerrogativas del patronato que pretende adjudicarse el gobierno nacional y las interferencias de Iglesia y Estado originan fisuras y provocaciones de resolución no fácil. La respuesta eclesial que emerge en aquellos tiempos se la puede considerar desde un doble aspecto. Por un lado, como una reacción contraofensiva a los ataques provenientes de las políticas liberales y laicistas, y por otro lado, como una oportunidad de suscitar una respuesta creativa a los nuevos planteamientos. Así poseemos dos lecturas posibilitadoras de diversas valoraciones y comprensiones, depende donde nos posicionemos, para concluir si fue una simple contestación reivindicatoria o una real propuesta innovadora y superadora, un factor de presión y protesta o de contribución a la construcción de lo social. Más allá de si estas creaciones fueron una cruzada de la Iglesia contra el laicismo para contrarrestar su influjo o una oportunidad aprovechada para ofrecer algo alternativo al aparato legitimador, conseguimos vislumbrar la capacidad de propuesta y movilización que se originó en aquel momento socio-eclesial desde el catolicismo con coraje, paciencia e inventiva que no se resignó a aceptar sin más el nuevo orden. En la descripción y análisis de este accionar eclesial nos resulta paradojal el hecho que la confrontación del Estado con la Iglesia haya tolerado y hasta apoyado las obras pastorales de la Iglesia. 138 Creemos que no se trataba de una mera simulación o táctica ingenua, un blindaje para contrarrestar poder o reconocimiento. El Estado llegó hasta medidas extremas, tales como las destituciones de cargos eclesiásticos, expulsión del Nuncio Apostólico, separación de profesores, etc. La Iglesia por su parte emitió de modo abierto sus denuncias a través de cartas pastorales y artículos en la prensa, se fortaleció con sus laicos y sacerdotes de prestigio e influencia en los más variados ámbitos. También podemos visualizar que hubo exageraciones y extralimitaciones de ambos lados, las excomuniones recíprocas fueron desmedidas, ciertas posiciones tremendistas que llegaron a ver en los liberales a una especie de Lutero cordobés y en sus proyectos una catástrofe grave y alarmante. “Grande e inaudita tempestad arrojada contra la Iglesia por las puertas del infierno”174. A su vez, los católicos, desde la tribuna liberal, son calificados de clericales inflexibles e intransigentes, fanáticos rancios que traban el progreso y la modernización de la sociedad. Ahora, nos cabe la pregunta si esta actitud responde a la contradicción de una sociedad que ensayaba nuevas relaciones y que inhibió llevar aquellas medidas a la radicalización, o si existía el temor de verse deslegitimado por la población de fuerte arraigo cristiano, o si se trataba de una implícita alianza de necesidad mutua. También es real que el poder político estaba entrelazado con familias y sectores de honda tradición religiosa, la tensión entre Iglesia y Estado llegó a un momento sobresaliente de ruptura durante el juarismo que no llegó a consumarse con cierta permanencia y dicha reacción no se mantuvo por larga duración. Algunos autores sostienen que la recomposición de la relación marcó el triunfo de la permanencia sobre el cambio y que las innovaciones fueron sólo de carácter parcial y provisional. 1.2. ACOMPAÑAMIENTO ECLESIAL, LA INCLUSIÓN DE UN NUEVO MODO DE VIDA RELIGIOSA Confluencia de personas y energías, sostenimiento y facilitadores. Tal vez no podamos hablar de un proyecto eclesial orgánico en el cual encuadrar las fundaciones de las congregaciones cordobesas, no hemos encontrado de un modo explícito unas directivas o prescripciones preestablecidas que orientara a que se dieran estas creaciones. 174 JERÓNIMO EMILIANO CLARA, Carta pastoral del 25 de abril de 1884. 139 Más bien consideramos, como tantas veces lo ha demostrado la historia, que el cambio de orientación socio-cultural de la época originó una atmósfera propicia para la encarnación de estas inspiraciones y las condiciones necesarias para que sean recepcionadas y alentadas. Como lo hemos dejado asentado en capítulos anteriores de este trabajo, la Iglesia local se estaba recuperando y reestructurando después de un largo período de inestabilidad, hay un movimiento importante de reforma en las órdenes históricas y el clero secular se refuerza con la recuperación del Seminario y con decididas políticas de nueva disciplina y acción pastoral. Un ejemplo de lo que veníamos diciendo es el Sínodo diocesano del año 1877, único en el siglo XIX, allí hay un indicio de este rearmado diocesano que pretende dar respuestas a las problemáticas levantadas por los sinodales. Este acontecimiento significó un modo de cohesionar a pastores y laicos en torno a un foco común, fusionar visiones y mancomunar esfuerzos de manera colegiada o corporativa. Seguramente que la ley de educación laica fue un disparador que aceleró la formación de estos grupos religiosos que se brindaban para la educación cristiana, si bien es un fin primordial de estas congregaciones no podemos reducir su razón de existir al mismo. La sociedad de definida ordenación católica en un marco ideológico cambiante, proporcionó un alto grado de aceptación y contribución a estas incipientes asociaciones ya que depositaba en ellas las expectativas de conservación del espíritu cristiano en el ambiente. Es innegable, que la fundación de de las seis congregaciones en Córdoba en el lapso de quince años, expresó consensos y coincidencias de un importante sector de la sociedad que convocó fuerzas, personas y recursos para concretar el proyecto. Aparte de los fundadores y de las primeras hermanas que se integraron hay un grupo de bienhechores, benefactores y colaboradores importantes que apoyaron la gestación de aquellos institutos y que sostuvieron su desarrollo y expansión. Estamos en presencia de una significativa gesta eclesial donde intervienen e interactúan obispos, en las aprobaciones y reconocimiento de las ideas inspiradoras; clero y religiosos decididos a acompañar el nacimiento de estas nuevas formas de vida en la Iglesia, ya sea como directores, confesores, consejeros o asistentes y de un nutrido grupo del laicado del cual provienen las primeras congregantes y en torno a las cuales se organizan esfuerzos y estrategias para consolidar las obras. Estos datos fenomenológicos, también lo podemos interpretar desde diferentes ópticas y ángulos. Los intereses y motivaciones de los diferentes agentes participantes en estas 140 realizaciones no siempre fueron concordantes y complementarios, tal vez, algunas veces hasta llegaron a ser contrapuestos o se derivaron en divergencias notorias. A manera de ejemplo podemos decir, los donantes de terrenos para las nuevas fundaciones, a veces tenían una genuina intención de favorecer a las poblaciones nacientes con la asistencia espiritual y evangelizadora que podían irradiar la religiosas y otras, de modo más camuflado, podía moverlos el interés de jerarquizar y cotizar de modo más rentable sus lotes con el servicio de escuela y capilla en el sector. Las ambiciones personales y la detentación de poder no estuvo ausente en los actores de las empresas fundacionales, muchas veces los intereses particulares tiñeron la marcha de los institutos y significaron fuente de sufrimiento para los personajes comprometidos. El ejercicio de autoridad y poder trajo contrariedades en los inicios de los institutos, las amenazas disgregadoras no sólo provenían del exterior, prensa, gobierno civil, sectores opositores; sino que en muchas ocasiones se originaban en el interior de los mismos por las injerencias desproporcionadas de directores, capellanes o síndicos entre otros. Esto significó nuevos aprendizajes, a menudo, dolorosos y onerosos, para la organización y funcionamiento de las estrenadas congregaciones que necesitaron tiempos, aplicación de correctivos y delimitaciones, implementación de mecanismos para un desarrollo armónico y mantenido. Cuando nos preguntamos por la interacción entre las diferentes fundaciones, que de hecho hicieron un frente común a la problemática coyuntural, deducimos que cada congregación tenía impresa de modo claro la espiritualidad y carisma compartido de la familia religiosa de la que se nutría y del carisma personal de sus fundadores pero que al encarnarse en una situación particular histórica y eclesial compartían rasgos comunes. No es extraño encontrar a los fundadores y mujeres que intervienen en los orígenes de los institutos en actividades afines, compartiendo espacios, cooperando en diferentes ámbitos de sus obras, buscando consejos y orientaciones en el discernimiento, etc. Sólo con la intención de ilustrar podemos menciona a Luque y Bustamante cooperando en la fundación de las Esclavas y Adoratrices, a Toro fundando las Dominicas y apoyando los inicios de las Mercedarias, a Torres asistiendo a las Concepcionistas y gestando las Mercedarias, Tránsito Cabanillas entrevistándose con la señora Vázquez, quienes impulsaron la aparición de las Franciscanas y Concepcionistas. Casi todos los sacerdotes comprometidos en las fundaciones comparten el Sínodo Diocesano de 1877 y son parte del presbiterado cordobés que mira la nueva realidad y quiere responder pastoralmente a la misma. A ello hay que sumar que por las relaciones de parentesco y de familias extendidas no es muy raro descubrir familias emparentadas con 141 miembros en las órdenes tradicionales, el clero y los nuevos institutos religiosos que mantienen vinculaciones. Seguramente unas fundaciones son inspiradoras y estímulos para otras y de modo contemporáneo se fue dando esta proliferación de mujeres que encuentran en estas formas de vida consagrada su lugar social y eclesial. El Obispo o en su lugar, los Vicarios Capitulares, al aprobar las fundaciones fueron factores de comunión y de reconocimiento oficial de la incorporación de estas familias nuevas a la Iglesia local. El ejercicio de su autoridad tiende al discernimiento y ordenación de los carismas para la edificación de la comunidad eclesial, no se observa un centralismo excesivo en estas funciones ni una intromisión excedida del ministerio episcopal, más bien se tiene la sensación de confianza y respeto en la delegación a los sacerdotes que están frente a las congregaciones. Ello lo podemos comprender por los cortos períodos de permanencia que se dieron de varios de los obispos y por la situación nueva, en todos los aspectos, que los desbordaba y los mantenía ocupados. En cuanto a la relación con los laicos podemos observar, que si bien no se consideraba de misión compartida, había un indicio de co-responsabilidad y subsidiaridad. Ya hemos demostrado la importancia de benefactores, colaboradores y protectores para apuntalar las obras. Estas personas no sólo se constituían en contribuyentes sino que participaban de una u otra forma de la vida de los Institutos, de su espiritualidad y de sus apostolados, los seglares son incorporados como maestros o compañeros de misión. Claro está que cuando el número de consagradas crecía, las ocupaciones y oficios eran cubiertos de modo autosuficiente pero siempre quedó espacio para la participación laical. Este proceso también se tuvo que madurar con tensiones y logros pero que hoy marca el futuro. El arraigo y encarnación de las obras de las Congregaciones, fundadas en aquel lapso, en la Iglesia cordobesa, la inserción y participación en su pastoral les dio contorno y acento específicos, pero ello no le limitó para abrirse a otras iglesias y ponerse a su servicio cuando las requería la jerarquía eclesiástica. Esta verificación nos refuerza en la visión de que la vida religiosa no es una realidad marginal y aislada sino que queda abarcada y asumida por la Iglesia universal. 142 1.3. UN CINTURÓN SUB-URBANO EN LA CÓRDOBA DE LA MODERNIZACIÓN. Presencias, monumentos e irradiación entre lo sagrado y lo profano La ubicación de las nuevas fundaciones es decidora, si bien comienzan en el centro de la ciudad están pronta, en su mayoría, para desplazarse hacia las nuevas áreas donde se entablan jóvenes poblaciones. Ello nos habla de una clara flexibilidad y capacidad de movilidad para insertarse en zonas que se avizoraban crecientes. El centro de la ciudad ya se mostraba con suficiente presencia religiosa, órdenes religiosas, parroquias, monasterios de monjas contemplativas y, seguramente, se intuía que había que distribuir de modo más homogéneo las fuerzas y presencias evangelizadoras. Es llamativo que la presencia religiosa femenina abra esta perspectiva de ubicarse en nueva zonas y se diseñe de este modo un verdadero cinturón de presencia eclesial alrededor de la ciudad. Otro aspecto interesante a registrar es la visibilidad de los nuevos institutos, estas intuiciones originarias que fueron apropiadas por personas que se dispusieron a concretarlas, también se visualizaron en construcciones y obras materiales que comenzaron a emerger en el mapa urbano. Estas obras, aparte de responder a las necesidades propias y de sus fines, las visibiliza en su presencia-acción y quedan incorporadas al panorama urbanístico. Estas obras edilicias que hasta el día de hoy son impactantes por su porte y solidez, si bien es cierto que con el transcurrir de los años fueron ampliadas o remodeladas, pueden considerarse en su función de monumento. Los monumentos recuerdan y evocan, hacen actuales un presente y un futuro, son memoria y cimiento, emergen por encima de los sistemas semiológicos que constituyen la trama del texto social y expresan lo inagotable175. La vida religiosa también se conformó de modo simbólico e iconográfico en sus instituciones y edificaciones, todo ello nos ofrece elementos de su visión de sociedad y de su misión. Los monumentos señalan una presencia y una acción y se agregan paulatinamente en el imaginario social. Recordemos que en la Córdoba de la generación del ochenta la batalla que se libró a partir del conflicto político-ideológico donde se enfrentan liberales y católicos se materializa en una batalla por los símbolos donde quedan manifiestas sus visiones. Córdoba ingresa en la modernización de la ciudad, se levantan verdaderos monumentos-símbolos de la época, aparecen los bancos, los museos y academias, se planea 175 Esta categoría de monumento nos es sugerente para nuestra interpretación, seguiremos para ello el trabajo de WALDO ANSALDI en Las prácticas sociales de la conmemoración en la Córdoba de la modernización, 18801914, en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishat consultada el 14 de Agosto 2007; publicado originariamente en Sociedad, n° 8, Facultad de Ciencias Sociales (UBA), Buenos Aires, abril de 1996, pp. 95-127. 143 una nueva traza urbanística, se erigen monumentos que conmemoran a los héroes gestores del nuevo tiempo, etc. Estas obras pretenden expresar la nueva civilización en la ciudad, producir el despegue de su aire colonial y celebrar el triunfo de las nuevas ideas, afirmar los nuevos valores y convicciones políticas y señalar el horizonte hacia dónde se intenta dirigir los destinos de la sociedad176. La cosmovisión religiosa que se había constituido por mucho tiempo en una configuración de totalidad de sentido y establecido un orden preciso desde los valores tradicionales experimenta una ruptura y un descentramiento con nuevas formaciones discursivas y de racionalidades que sustentan las prácticas ahora marcadas por lo secularprofano y desacralizado177. En este escenario podemos imaginar la importancia que se dio por querer que las nuevas fundaciones se visualizaran en sus construcciones donde ofrecen la representación de sí misma en el territorio que ocupa y que certifica su posición en el ambiente. De las doce congregaciones femeninas presentes en Córdoba a finales del siglo XIX, tres vienen del tiempo de la dominación colonial, las nueve restantes se instalan a partir de 1870. Seis son las Congregaciones originadas en la ciudad de Córdoba y las tres restantes provienen de otros lugares178. Estas congregaciones aumentarán con sus obras la monumentalidad religiosa fuertemente presente en Córdoba, por lo cual el autor que seguimos en este apartado constata: “A este despliegue hay que sumar las iglesias y capillas que se encuentran en los barrios, todo lo cual da cuenta de la profusión de la presencia católica, de una magnitud tal que -de no saberse cuan cierta es la metáfora del claustro encerrado entre barrancas- haría sospechar que la observancia no siempre debe haber sido fuerte. También nos dice de una estrategia de reforzamiento de la influencia religiosa-clerical o eclesiástica en una situación de agudización de la lucha ideológica que, a pesar de la magnificación que suele atribuírsele, dista de resolverse en favor del liberalismo laico como en Uruguay, México y Colombia (en este caso, entre 1849 y 1885). La profusión de monumentos religiosos, si no ratifica la exagerada opinión de la existencia de una iglesia en cada cuadra cordobesa, sí lo hace de los apelativos ‘ciudad de campanarios’, de los 176 En este período de estudio es donde se construyen el Observatorio Astronómico Nacional (1871), la Academia Nacional de Ciencias (1874), los grandes bancos de la ciudad, teatros, museos, facultades, verdaderas obras arquitectónicas, parques, avenidas, puentes, ferrocarriles, los monumentos de General Paz (1887) y Velez Sarsfield (1897), el dique San Roque etc. Se puede ampliar este enfoque en WALDO ANSALDI, Ob. cit. 177 Para la ampliación de esta categoría interpretativa de lo profano y lo sagrado en el plano simbólico se puede recurrir a los aportes de Durkheim, Max Weber y Jürgen Habermans que dan cuenta del pasaje de una sociedad sustentada por valores religiosos a nuevas esferas diseñadas desde tres racionaladids postsacras: ciencia, derecho y arte. 178 Santa Catalina de Siena (1613), Monasterio de Santa Teresa (1628), Colegio de Huérfanas (1782), Hemanas del Huerto (1871), Esclavas del Sagrado Corazón (1872), Concepcionistas (1877), Franciscanas Misioneras (1878), Adoratrices (1885), Dominicas de San José (1886), Mercedarias del Niño Jesús (1887), Hermanas del Buen Pastor (1888) y Franciscanas de la Caridad (1898). 144 liberales, y ‘Roma chica’, de los católicos. Esta dimensión de ‘lo sagrado’ se articula con la de ‘lo profano’ y le otorga un significado en la estructura simbólica de la ciudad cordobesa”179. Esta clave interpretativa nos ayuda a considerar que en el caso de la sociedad cordobesa el descentramiento de lo religioso hacia una visión más secularizada no alcanzó a ser radical y que más bien se dio de un modo combinado las racionalidades y los universos simbólicos que se mezclaron sin llegar del todo a una síntesis en el sentido dialéctico del término. La combinación de elementos seculares y religiosos se da en las prácticas sociales de entonces y en la propuesta pastoral de la Iglesia con sus nuevas aportaciones. La ciudad eclesiástica, piadosa y de las campanas convive con la universitaria, doctoral y magistral; la “Roma argentina” y la “Salamanca argentina” se entremezclan y tanto los sectores oficialistas como los opositores participan de ambas ciudadanías. Finalmente, es llamativa la expansión de las Congregaciones en los primeros años de vida. Su presencia capilar fue copando espacios en la ciudad con nuevas comunidades y obras, su difusión y propagación se da en poblaciones del interior de la provincia y trasciende al ser solicitadas a otras provincias del país y hasta a países vecinos. La irradiación de su actuar es apreciado en otros contextos y suscita igual adhesión y apoyo que las incrementa y fortalece con diversos grados de implicación en las culturas y en las estructuras sociales. 1.4. MINISTERIALIDAD DE LAS NUEVAS FUNDACIONES La praxis pastoral entre el aporte y la deuda. Las seis congregaciones analizadas expresan entre sus fines la atención de los ejercicios espirituales, el servicio de enfermos a domicilio, la asistencia a los pobres y necesitados, pero entre ellos resalta la educación cristiana y la promoción de la mujer. Todas las Congregaciones respondían a motivos de índole docente o asistencial: la educación de la niñez y de la juventud femenina y la atención de enfermos en hospitales y en casas particulares, dos necesidades muy evidenciadas por la realidad, a las cuales no respondían suficientemente las escasas instituciones oficiales y privadas existentes en aquella 179 WALDO ANSALDI, Ritos y ceremonias sacras y laicas. Acerca de la sociabilidad cordobesa en los comienzos de la modernización provinciana, en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal consultado el 17 de Agosto de 2007; publicado originariamente en Anuario IEHS, N° 12, Instituto de Estudios Histórico-Sociales Prof. Juan C. Grosso, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Tandil, 1997, pp. 249267. 145 época. En muchos casos estos establecimientos educacionales precedieron a las escuelas de gestión estatal. El siglo XIX, es el siglo en el que las mujeres fueron tomando un rol más protagónico en la sociedad y van creciendo en la conciencia colectiva de sus derechos a crecer intelectualmente, a desarrollarse en su capacidad de trabajo y a redescubrir su rol de transmisora de valores y principios fundamentales. Desde 1884 la ley de enseñanza común, al excluir la religión de las escuelas había agudizado los problemas relacionados con la educación y obligaba a redoblar los esfuerzos a fin de evitar, así fuera parcialmente, sus negativos efectos. En este aspecto desempeñaron un papel de primordial importancia las congregaciones religiosas que se fundan en el país como las que llegan del exterior. La vida religiosa era valorada como “medio” para superar la crisis laicista y como bastión del catolicismo desde el dispositivo de la educación. La beneficencia como la educación se convierten en un espacio de participación pública de la mujer, recordemos que lo público se divide en dos grandes campos, el de la política como patrimonio masculino y el de la moral como territorio femenino, pero ambos convergentes en su intencionalidad de incidir y controlar el pensamiento y la acción de las generaciones más jóvenes o subalternas. La educación de la mujer estaba básicamente orientada a formar a las niñas para ser buenas esposas y madres; ilustradas en ciencias, artes y principios religiosos para su inserción en la sociedad. Las niñas más pobres para ser ocupadas como sirvientas o domésticas en casas de personas más acomodadas que las empleaban. Las mujeres de “vida inmoral” para ser contenidas y rescatadas. También se pretendió preparar maestras que contribuyeran desde su labor a resguardar la familia del laicismo, así se volcaron a la formación de una nueva generación de educadoras que fue forjada en un estilo con cariz propio. El rol de la mujer estaba asociado, de modo muy enraizado, a la conservación y transmisión de los valores morales y culturales a los niños, por ello se buscó en ella un destinatario privilegiado de la pastoralidad de los nuevos Institutos. Este dato en el ámbito de lo formativo se presta a ser visto, como lo han hecho muchos especialistas, como un modo de conservar la hegemonía e influencia eclesial en la sociedad o como un aporte para la promoción y movilidad de sectores menos favorecidos. Realmente no es fácil determinar y establecer el lugar que ocuparon y el papel que jugaron entonces, por una parte es cierto que hay una continuidad en estas irrupciones y que la ubicaron en contra de la cultura oficial de la modernidad adveniente, asociadas a modelos del 146 catolicismo conservador; pero por otro lado, no es menos cierto, que de modo novedoso y alternativo se ubicaron en sectores donde la población se expandía y donde se buscó beneficiar a las niñas más pobres con sentido de equidad y justicia distributiva del bien civilizatorio. Tal como lo expresamos en la apreciación de la localización de las nuevas fundaciones podemos derivar que había una clara intuición de ocupar espacios urbanos nuevos o en expansión, no se buscaba lo rural primariamente, allí serán actores de la historia social que se cimienta, signo y materialización de una estructura urbana que construye saber, poder y valor180. La ciudad como lugar para todos, como complejo sistema dinámico en el cual los procesos sociales se encuentran e interactúan tuvo eco y resonancia en las nuevas presencias religiosas. En todas las fundaciones hay un proyecto de integración de los diversos sectores, lo harán sobre todo desde la educación, como factor socializador, donde se atendió a las niñas pobres y a las que provenían de familias más acomodadas, había pupilas y externas, las que contribuían con la pensión y las recibidas gratuitamente. Los mecanismos integradores de entonces, teniendo en cuenta una sociedad más estratificada y menos democrática, no serían los adecuados para hoy, donde se busca la transición de los más pobres y aventajados hacia una real inclusión e integración superadora de toda desigualdad. Pero no podemos dejar de divisar un andamiaje social que germinalmente podía producir mayor equidad, participación y transformación social. Finalmente, nos cabe decir, que es interesante hacer constar que la respuesta pastoral no fue solo desde eventos ocasionales sino desde el poner en marcha un proceso que marca un trayecto continuo y sostenido en el tiempo, dinamismo productor de itinerarios que le dan consistencia y solidez. Ello si bien es una fortaleza puede convertirse en una amenaza al institucionalizarse y anquilosarse en un modo establecido. Por ello será necesario revisar las mediaciones, someterlas a discernimientos y en fidelidad creativa redireccionarlas. Siempre queda pendiente volver al carisma original, incluir entre los destinatarios de las obras y ministerios a los últimos y menos favorecidos, apostar por la real promoción integral de las personas y crear mecanismos que reinventen la pasión por el bien común181. 180 Para la clave sobre lo urbano como realidad física tangible y como construcción social es inspirador la obra de DANIELA GARGANTINI, la ciudad dual: Espacios de libertades restringidas, Cuaderno Nº 1, Centro Extramuros, Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, Córdoba 2005. 181 CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Navega mar adentro, Oficina el Libro, Buenos Aires 2003, Nº25. 147 1.5. LA VIDA RELIGIOSA FEMENINA EN ACCIÓN La mujer y los cuidados masculinos; complicidades e interferencias. Otro dato interesante que resulta del presente trabajo es considerar el protagonismo de las mujeres en las fundaciones de Congregaciones en el siglo XIX en Córdoba. Tal como lo observamos en el análisis eclesial, la vida religiosa femenina conocida en la ciudad era, principalmente, la monástica, Las mujeres seglares se agrupaban en cofradías, asociaciones de beneficencias y obras pías que enfatizaron su actuación social en aquella época. Las relaciones con Europa estaban reacomodándose y no era tan viable conseguir que congregaciones femeninas vinieran para radicarse en el país. Es entonces que surgen las inspiraciones de fundaciones en el mismo medio cordobés, precisamente fue a través de algunas mujeres que pedían e insistían que ello se hizo posible. Así encontramos a mujeres identificadas con algunas de las familias religiosas de varones, próximas a sus espiritualidades, que estarán dispuestas a integrar nuevos cuadros de vida religiosa. En tres de los casos se configuran como terceras órdenes, dominicasmercedarias-franciscanas, otras dos ligadas a la Compañía de Jesús, Esclavas y Adoratrices y una más vinculada al clero diocesano como las Concepcionistas. Se produce la integración, valoración e interpretación de los carismas “masculinos” hacia la mujer que los recrea y apropia. Pero la tutela y cuidado de los varones, principalmente clérigos regulares o seculares, será determinante. Está presente el patrón masculinizante y clerical en que la mujer sola no se puede gobernar de modo autónomo y por ello se les impondrán directores, capellanes y otras mediaciones para garantizar su desarrollo. El paradigma vigente e instalado designaba al varón la administración económicapolítica y a la mujer la administración de lo afectivo-espiritual y moral, desde ahí podemos comprender la tutela que ejercían los directores sobre ellas. Tenemos la sensación, desde nuestra sensibilidad actual, que la organización y funcionamiento de los nuevos Institutos descansaba en modelos demasiados verticalistas y jerárquicos que exigían sumisión y sometimiento de las mujeres, quienes fueron las que resguardaban el carisma fundacional. Es cierto que la presencia, ingerencia y acompañamiento de los varones fundadores o desde otras funciones fue en algunos casos más discreto e indirecto que en otros, que fue más notorio e inmediato reglamentándoles hasta detalles mínimos. 148 Hubo ocasiones y circunstancias que ayudaron a desprenderse del cuidado masculino y donde las hermanas debieron tomar los mandos y conducir la Congregación o donde se puede hablar de un real liderazgo compartido entre ambos géneros. Hubo fundadores que estuvieron muy cerca y por prolongado tiempo vinculados a las nacientes fundaciones mientras que otros se vieron, por diversas circunstancias, alejados o con escasa intervención en las mismas. En algunas fundaciones las figuras femeninas son más destacadas que en otras, pero lo cierto es que en todas existió aquella generación fundadora de mujeres que desde dentro hicieron la consolidación de la obra poniéndole el cuerpo en la cotidianeidad y le imprimieron su identidad incursionando nuevos senderos. Aquí podemos observar que si bien existían estatutos y constituciones primarias, inspiradas en las de otros institutos, básicamente en las de las órdenes masculinas, se fueron redactando constituciones propias que habían que adaptarlas a la condición femenina, a la cultura ambiente cordobesa y a las necesidades históricas epocales, pero sobre todo experimentarlas e instalarlas en las nuevas configuraciones religiosas. No era posible hacer un calco de la vida religiosa masculina sin más sino que se trataba de crear una versión femenina auténtica. Queda abierta la pregunta por la inculturación de los carismas ya que fundamentalmente fueron originados en Europa y cuando el molde y modelo europeizante se instituía hegemónicamente. También nos cuestionamos en qué medida fueron traducidos a lo particular del lugar y la capacidad de reconvertirlos a los parámetros peculiares. Podemos percibir que si bien ya existían otras Congregaciones femeninas en diferentes lugares del mundo y del país, la experiencia no dejaba de ser inédita e inaudita porque muchos de los fundadores y fundadoras no la conocieron de primera mano, acaso por referencia o por unas escasas representaciones de las mismas. Hoy la vida religiosa luce un rostro predominante femenino, las mujeres constituyen su mayoría y en muchos casos han sido ellas las que han marcado la delantera en explorar nuevos caminos, acercarse a nuevas realidades, servir desde nuevos ministerios y abrir la Iglesia para registrar deshumanizaciones y atender fragilidades, ellas nos invitan a replantear la vida consagrada desde la identidad y la experiencia de género182. 182 Para ampliar el tema sobre lo femenino y la mujer desde la perspectiva de la vida consagrada se puede ver, por ejemplo, Z. ISENRINC, Renovación de la vida religiosa. Impulsos desde una perspectiva femenina , en K. SCHAUPP - C. KUNZ, ¿Renovación o refundación?, Publicaciones Claretianas, Madrid 2003. CARLOS BAZARRA, Mujeres y hombres del Espíritu, Colección CLAR N° 68. Bogotá: Kimpres, 1996. Boletín CLAR. 149 1.6. IMPREGNADA DE SANTIDAD Y DE FERVOR APOSTÓLICO El testimonio de caridad que irradia la vida entregada La historia de Córdoba y de Argentina lleva una fuerte impronta de los santos que vivieron en ella, hoy son importantes referentes en la formación cristiana de personas, grupos y obras que se imbuyen en su testimonio183. La vida religiosa pertenece íntimamente a la vida, santidad y misión de la Iglesia, así lo recordaba el Concilio Vaticano II184. La historia de la Iglesia siempre ha valorado y apreciado la presencia de hombres y mujeres que dóciles a la llamada del Padre y a las mociones del Espíritu han elegido el camino del seguimiento radical de Cristo para dedicarse completamente al servicio de Dios y de los hermanos. La vida religiosa contribuye a manifestar el misterio de la Iglesia con los múltiples carismas de vida espiritual y apostólica y a la renovación de la sociedad. Las fundaciones que se dieron en el siglo XIX en la ciudad de Córdoba nos muestran a hombres y mujeres audaces para emprender un camino novedoso con capacidad de suscitarlo en otros y de modo durable. Se caracterizaron por su fervor e intensidad con el cual brindaron el testimonio de vida en medio de todas las dificultades y riesgos que afrontaron con coherencia e integridad. Esta época nos ofrece un conjunto de personas que pueden ser consideradas un ramillete de santidad de Córdoba, nacidos en ella o que vivieron prolongado tiempo en ella. Más allá de la vida religiosa, nos encontramos con obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos como lo fueron Mamerto Esquiú, Cura Brochero, Madre Catalina de María y Tránsito de Cabanillas, Leonor Ocampo, entre otros185. Hombres y mujeres que vivieron las virtudes cristianas y los valores evangélicos de modo elocuente y contundente impregnando nuestro suelo de santidad y produciendo abundantes frutos de vida. Hombres y mujeres jóvenes que abrazaron altos ideales y que se comprometieron de por vida para concretarlos en su época. La mujer y la vida religiosa femenina. Año XXXIV; N° 1 (Enero - Febrero 1996).Bogotá: CLAR, 1996. Hay numerosos artículos y obras de ANTONIETA POTENTE , VILMA MOREIRA y VIRGINIA AZCUY, La Iglesia que viven, piensan y sueñan las mujeres en SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGIA, De la esperanza a la solidaridad, San Benito, Buenos Aires 2002, 195-211. 183 Cf. CONTARDO MIGLIORANZA, Santos Argentinos, San Pablo, Buenos Aires 2002. 184 Cf. CONCILIO VATICANO II, Lumen Gentium, 44. 185 Aparte de las personas nombradas y de los que repasamos en las diferentes fundaciones, recordemos el testimonio de los laicos que atendían la Casa de Ejercicio Espirituales en la ciudad, los laicos que componían las cofradías y asociaciones, laicos y laicas anónimos que también los podríamos incluir en este listado de los que participaron y contribuyeron en la santidad eclesial. 150 Muchos entre ellos se conocieron, se ayudaron a vivir la fe, trabajaron juntos por el Reino de Dios, coincidieron en la preocupación eclesial. En todas las memorias, semblanzas o crónicas nos encontramos con familias de profunda piedad de las que emergieron estas figuras, hombres y mujeres renovadores en el modo de evangelizar a la cultura y querer hacer algo por sus hermanos. Con claridad vemos la rica vida interior que cultivaron, la importancia de la oración y de la dirección espiritual, la Eucaristía, la marca de los ejercicios espirituales en su adhesión a Cristo, la participación en la práctica de la caridad en los espacios existentes, etc. Cada pequeña biografía trasunta una experiencia novedosa y vitalizadora que se convierte en sacramento, parábola y profecía del Evangelio contemplado y actuado en sus existencias y en la cotidianeidad de sus vidas; por la extensión del trabajo no hemos podido sumariar los hechos cargados de misericordia, sencillez, austeridad responsable, amor a la pobreza, esfuerzo abnegado, fraternidad, radicalidad y hondura de las mujeres y varones fundadores que los y las convirtieron en memoria viviente del modo de existir y actuar de Jesús186. La época de transición y de estallido de la cristiandad dejó vislumbrar creativos caminos y modos de expresión de la santidad encarnada, situada en nuevos parámetros socioculturales. Al recorrer las historias de quienes están en el arranque de las diferentes congregaciones, nos encontramos con personas que tras un camino de fe, discernimiento y opciones han entregado sus personas y vidas a la obra con fuerza persuasiva y fidelidad. A pesar de resaltar algunas figuras prominentes en las fundaciones no podemos dejar de enfatizar los interesantes testimonios comunitarios, silenciosos y ocultos, de las primeras generaciones que fraguaron y asimilaron el carisma fundante. Aunque no hubo mártires en esta época, en el sentido estricto de la palabra, no estuvo ausente esta dimensión. Algunas veces la persecución ideológica fue directa y abierta con el desprecio y la ofensa desde sectores anticlericales y otras veces, los asedios fueron internos, originados por las mismas personas de la Iglesia, como lo hemos dejado apuntado. En las constituciones de los diversos grupos está presente el objetivo de la “santificación personal”, para ello se propone un camino ascético determinado compuesto de diversos elementos que impulsa el crecimiento y desarrollo de esta dimensión conectada con la consagración personal y con la vivencia comunitaria y misionera. 186 Cf. JUAN PABLO II, Vita Consecrata, 22. 151 No era nuestra intención detenernos en la aportación de las congregaciones en el campo espiritual, por ello en la selección de material no nos hemos detenido a considerar escritos espirituales o prácticas de vida cristiana que hayan podido originarse en ellas. Pero no podemos dejar de reconocer que tras la respuesta pastoral o ministerial de los Institutos, objeto de nuestro estudio, subyace una vertiente mística y ascética que nutre y sostiene la vivencia de la consagración y del apostolado. La vida de muchas personas que participaron en los inicios de las Congregaciones cordobesas fue un verdadero signo de santidad, sus vidas resplandecientes hicieron que la vocación religiosa de entonces no quedara en la invisibilidad, irrelevancia e infecundidad; hoy podemos continuar transitando aquel camino integral de santidad hacia lo inédito de Dios. “Nuestra Córdoba, tan querida y tan sufrida, ha sigo regada por el trabajo y el amor de estos hermanos nuestros y de tantos otros y otras que solo Dios conoce. Cómo no darle gracias a Dios por el regalo de vivir en esta tierra cordobesa que, quiera Dios siga siendo aun hoy ‘tierra de santos’. Ese fue nuestro pasado, esta es nuestra herencia, esta es nuestra responsabilidad hacia el futuro”187 . Estas seis claves de interpretación que nos han posibilitado, en cierta manera, un balance donde recoger los efectos y resultados del hecho estudiado lo queremos ensartar con las perspectivas abiertas de cara al futuro y a las nuevas expresiones. 2. PERSPECTIVAS. REFUNDACION PARA EL REINO Y PARA UNA SOCIEDAD NUEVA Volvemos a apropiarnos del concepto de “refundación” para articular la Vida Religiosa en Córdoba y Argentina con su protagonismo en la construcción de una nueva sociedad, específicamente, desde el aporte en el campo de la educación. A la vez reviste gran importancia el confirmar que a la Vida Religiosa no la podemos desligar de su horizonte del Reino y de la acción creadora del Espíritu. 187 CARLOS OSCAR PONZA., Córdoba, tierra de santos en www.arzobispadoba.org.ar consultado el 19 de Septiembre de 2007, Nuestra historia arquidiocesana - huellas de santidad- personajes. 152 En esta parte final nuestra reflexión girará en un primer momento desde los términos Reino de Dios, Iglesia, Vida Religiosa y cambio de época como levantando un registrando de desafíos y tareas que quedan apuntadas en la agenda eclesial de nuestros días . Luego daremos un paso desde la contribución especifica de la Vida Religiosa en el espacio de construcción social y cultural desde la educación, que ha sido el rasgo sobresaliente de las Congregaciones estudiadas, en clave de actualización y prospectivas. 2.1. IGLESIA, HISTORIA Y REINO DE DIOS Una pastoralidad al servicio del Reinado y de la nueva Argentina Quisiera terminar este trabajo ubicando la Vida Religiosa orientada hacia el Reino de Dios, fue el Reino el horizonte catalizador de Jesús, en función de él dedicó todas sus fuerzas y es el horizonte de todos sus seguidores. Efectivamente que en nuestro trabajo hemos hecho poca referencia a este tópico, nos hemos detenido más a considerar la realidad de la Iglesia en la historia, pero tampoco podemos comprenderla a ésta sin su referencia última al Reino. Sin la conexión con el Reino, la Iglesia y la Vida Consagrada quedan mutiladas y amputadas en su comprensión, el Reino se constituye en su permanente apelación a la transformación y a la proposición de una nueva alternativa. La Iglesia está al servicio del Reino y la permanente conversión de aquella a éste será garantía de fidelidad a su verdad, a su ser más íntimo y a su misión en la historia. La Iglesia no puede sustituirlo, ni identificarse, sino que debe someterse y ordenarse a él188. La referencia al Reino de la vida religiosa es constitutiva, ella se ensambla en la vida eclesial como servidora del Reino, lo quiere testimoniar en su ser y en su ministerialidad como signo, parábola y anticipación memoriosa, integradora y creadora de esperanza. A la vez, la Iglesia y la vida religiosa, se encarnan en la historia que les plantea sus desafíos, insinuaciones y les otorga cauces para comunicar su mensaje con gestos y acciones. A lo largo de nuestro trabajo hemos introducido algunas notas de los planteos de refundación o revitalización que la vida religiosa va asumiendo desde su registro de los cambios producidos en la sociedad189. 188 Cf. IGNACIO ELLACURRIA, Conversión de la Iglesia al Reino de Dios. Para anunciarlo y realizarlo en la Historia, Trotta, Santander 1984, 7. 189 El tema de la refundación es tratado ampliamente en la literatura sobre Vida Religiosa, remitimos a algunas obras y autores en la bibliografía final Una obra fundamental es la que recoge los trabajos y ponencias del 153 En nuestro país, los obispos en diferentes documentos nos brindan una mirada de la compleja realidad que nos toca vivir para discernir los signos de los tiempos como reclamos y desafíos de la evangelización190. Estamos cerrando una larga etapa de la historia de la Iglesia en que muchas instituciones, entre ellas las mediaciones y representaciones de la vida consagrada, que antes dieron vida y visibilidad caen y se agotan, se vuelven poco significativas y relevantes, eclosionan y desaparecen como otras formas socioculturales en la actual 191 civilización crisis de la . Somos convocados a reproponer un estilo de vida religiosa con nueva significación, interpeladora para los contemporáneos y portadora de nuevos dinamismos evangelizadores. En medio de la noche epocal que va avanzando podemos vislumbrar destellos de un todavía no tan cercano amanecer, por lo cual debemos ir preparando las pupilas de los ojos para captar lo nuevo que el Espíritu y los tiempos ocultamente nos van propiciando y suscitando192. En medio de la precariedad, tentados de escepticismo, desesperanza, desánimo y frustración, nos experimentamos como transeúntes en la niebla, en el medio del mar o en un desierto donde se han borrado los caminos, hay que trazar nuevos mapas en la realidad. Nuestra realidad nos sumerge en grandes conmociones, profundas y permanentes transformaciones que nos dejan perplejos y desorientados. Hoy, estamos viviendo, un choque de civilizaciones y una nueva época de transición, vemos con claridad lo que termina pero no acabamos de vislumbrar lo que comienza193. Pero antes de seguir queremos detenernos para vincular nuestra época con aquella que hemos estudiado, también de transición y de grandes mutaciones. Al hacer un balance de la presencia e ingerencia de la vida consagrada en aquel panorama nos queda la sensación de una respuesta corporativa y significativa que supera la mera resistencia o reacción para erigirse en una nueva figura. Los cambios y desplazamientos socio-culturales motorizaron a la Iglesia a tomar nuevas posiciones CONGRESO INTERNACIONAL DE LA VIDA CONSAGRADA celebrado en Roma del 23 al 27 de Noviembre de 2004 publicado en Pasión por Cristo, pasión por la humanidad, Claretianas, Madrid 2005. 190 En la Arquidiócesis de Córdoba se puede consultar el subsidio Ver, comprender y abrazar nuestra relaiad. Aportes para un diagnóstico pastoral de la Arquidiócesis, Córdoba, Agosto 2005. 191 Cf. MARCELO GONZÁLEZ, Nuevos escenarios y líneas emergentes en la teología católica contemporánea, en Teología 84, Buenos Aires 2004, 41-66. MARCELO GONZÁLEZ, Malestares y emergencias. Repercusiones del cambio epocal en la vida pastoral de la Iglesia católica argentina, (I) en Vida pastoral 241, Buenos Aires 2003, 10-17; (II) en Vida pastoral 242, Buenos Aires 2003, 4-11; (III) en Vida pastoral 243, Buenos Aires 2003, 4-8. 192 GERARDO RAMOS- DARIO BILÓ, Claves para iluminar la noche de nuestro tiempo, Guadalupe, Buenos Aires 2005. 193 CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENINA, Jesucristo, Señor de la Historia, Buenos Aires 2000, N° 3. 154 pastorales. Más que escaparse y esconderse de las convulsionadas circunstancias, la Iglesia pronunció su palabra y realizó su gesto en una específica aportación original. Nos entroncamos y sintonizamos con aquella experiencia eclesial y tradición sapiencial que nos brindó la segunda mitad del siglo XIX; en una nueva situación y posición nos encuentra el siglo XXI, seguramente con menos poder social y en un marco más diversificado. En nuestros días estamos viviendo como Iglesia, y por ende como Vida religiosa, un período de crisis respecto a la configuración clásica, pero continúa el llamado de seguir siendo pastoralmente significativa y a cumplir una misión original en un contexto plural, donde la agenda actual nos marca algunas prioridades, provocaciones y destellos de luz desde donde podemos contribuir para crecer como Nación194. Los cambios permanentes, rápidos y profundos en lo social-cultural no permiten a la Iglesia un acomodamiento institucional fácil, por lo cual muchas veces se siente o es sentida inadecuada e inextemporánea. Esto significa para la Iglesia una verdadera desimplantación o el comienzo de una era post-cristiana donde entra en crisis el proceso y los mecanismos de la socialización religiosa que ha interrumpido la cadena de la transmisión de la fe.; acompañada por el quiebre de las tradiciones – destradicionalización y el consiguiente debilitamiento de las instituciones – desinstitucionalización marcada por el subjetivación195. Sin duda que la nueva situación de la religión y lo religioso en la cultura actual. nos enfrenta con planteamientos y tareas inéditas Próximos al bicentenario del nacimiento de nuestra Patria la Iglesia argentina puede aportar al renacimiento del país, para reconstruirla desde los resortes configuradores de la nueva cultura. Reconocemos un núcleo cultural primordialmente cristiano que subsiste pero que no puede ser enarbolado como atribución para imponer una nueva cristiandad desde la nostalgia o la exaltación del mito de una monolítica nación católica 194 Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Navega mar adentro, Oficina el Libro, Buenos Aires 2003. Nº 21-48. -129 195 Esta temática sobre la relación Iglesia, cristianismo y cultura es abordada de modo extenso por José María Mardones, remitimos a algunas de sus obras. JOSE MARIA MARDONES, ¿A dónde va la religión? Cristianismo y religiosidad en nuestro tiempo, Sal Térrea, Santander 1996. 224-228. En el umbral del mañana, el cristianismo del futuro, PPC, Madrid 2000. 47-63. Las nuevas formas de la religión. La reconfiguración postcristiana de la religión, Verbo Divino, Estella 1994. 57-72. Neoliberalismo y religión. La religión en la época de la globalización, Verbo Divino, Estella 1998.17-41. 155 2.2. LA CUESTIÓN EDUCATIVA COMO INTEGRADORA Y TRANSFORMADORA DE LA SOCIEDAD196 2.2.1. LA ESCUELA CATÓLICA Y LA CULTURA NACIONAL Las congregaciones fundadas en Córdoba volcaron sus principales energías en el campo educativo, desde entonces la educación se convirtió en un quehacer significativo de la vida religiosa en nuestro ambiente, hoy tiene una oportunidad para reencontrarse con su cooperación para la nueva sociedad. La vida religiosa apela a la refundación que le implica reconvertir obras, comunidades y asumiendo un nuevo modo de estar pastoralmente en los espacios e instituciones que clásicamente estuvo, más como animadores y continuadores de un carisma específico que como directivos o administradores197. La educación desde la escuela o centros de formación está desafiada a proponerse de modo sistémico e integral como comunidad generadora de vida, sentido e iniciativas innovadoras. Ello lo hace en diálogo con las corrientes culturales contemporáneas y abiertas a otros horizontes productores de sentido, con la palabra y el gesto oportuno, con el testimonio de los valores y favoreciendo una atmósfera de respeto y convivencia democrática. En el documento del Episcopado Argentino, ya mencionado, la Iglesia hace su autocrítica asumiendo que la cuestión educativa no ha logrado totalmente su objetivo, esto significa asumir un cierto fracaso que debe interpelar para una acción evangelizadora más responsable y más creativa. “[…] la labor educativa de la Iglesia no pudo hacer surgir una patria más justa, porque no ha logrado que los valores evangélicos se traduzcan en compromisos cotidianos”198. No se trata, entonces, de crear microclimas religiosos, una sociedad paralela disociada de la circundante y reproductora de cristiandad donde se imponen los valores e ideales; esto no niega que se quiera ofrecer una comunidad propositiva alternativa y de transformación desde valores evangélicos. 196 Para comprender la situación de la educación en Argentina desde su historia ver Dra. SUSANA CARENA, La educación en la historia argentina, en www.consudec.org/1jornadas/educacion. consultada el 7 de Octubre de 2007. 197 Cf. CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA, Las personas consagradas y su misión en la Escuela. Reflexiones y orientaciones, San Pablo, Buenos Aires 2002. 198 Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Navega mar adentro, Oficina el Libro, Buenos Aires 2003. Nº 38. 156 En la escuela católica se puede encontrar un medio privilegiado para la recomposición social y para la superación de los grandes dilemas de nuestros días. “[…] el mundo de la educación es un campo privilegiado para promover la evangelización de la cultura y la inculturación del Evangelio. No podemos menos que alentar a quienes trabajan en la pastoral educativa de la Iglesia, que desde el nacimiento de nuestra nación siempre estuvo al servicio de la educación en la escuela pública, sea de gestión estatal, privada o confesionalmente católica. Destacamos como decisiva acción pastoral procurar que ningún educando egrese de nuestras instituciones sin una adecuada cosmovisión cristiana. Ella habrá de conducirle a interiorizar el amor y la fe, firmes en Jesucristo, unida a un activo sentido de participación y pertenencia a la Iglesia, que no ha de estar disociado del compromiso personal y solidario para construir una patria de hermanos”199. Sin pretender ningún tipo de privilegio ni con la intención de restaurar alguna forma de cristiandad y respetando la pluralidad de ideas y creencias, consideramos que la Iglesia a través de sus innumerables estructuras e instituciones educativas sigue teniendo un importante papel en la conformación integral de la sociedad regional, por su tradición centenaria y por su vigencia actual. Su propio fin humanista, la formación integral del hombre, supone la dimensión religiosa como factor para el desarrollo personal y pleno, por ello la defensa de la libertad religiosa y de la educación de gestión privada. No podemos olvidar, que si bien el Estado subvenciona totalmente o en parte lo tocante a los salarios docentes y administrativos, las estructuras que se prestan para el quehacer en el campo educativo han sido fruto del trabajo de la comunidad creyente. Las crisis de civilización, primordialmente económica-social, va acompañada por la crisis antropológica, crisis del sujeto que es ocasión para la acción eclesial, para recuperar una política y pedagogía de la subjetividad, una ética pública orientada al bien común, y un proyecto nacional democrático con memoria y futuro200. 199 Ibid, N° 97b. Cf. RICARDO MOSCATO, Una nueva oportunidad: la educaión como bien público y compromiso de todos, en Revista CIAS, Nº 558-559, Buenos Aires Septiembre-Octubre 2006, 605-628. 200 157 2.2.2. LA EDUCACIÓN Y LA CONSTRUCCIÓN NACIONAL Nuestros días colocan a la educación con la ocasión de desarrollar nuevos estilos desde las emergentes epocales; rehacer procesos de acompañamiento, contención y formación de personas para la ciudadanía y para la solidaridad, ofrecer cobijo y abrir ventanas a la trascendencia. La globalización, el neoliberalismo, la competitividad y la exclusión, la sociedad del conocimiento y de la comunicación, hacen que la educación se repiense y plantee su lugar entre el reproductivismo y la resistencia del modelo. Es tarea imperiosa recuperarla del vaciamiento de su intencionalidad originaria; a saber, formar para el bien común, recuperar la educación como bien publico y no como mercancía o insumo y su papel en la construcción de sociedades menos fragmentadas201. Hoy encontramos orfandades, en términos de discontinuidad, desarraigo y caídas de certezas que daban forma a la vida y nos desafían a hacernos cargo de ellas. Nuestras escuelas pueden llegar a ser casa y hogar donde se desarrolle la capacidad de vincular experiencias, donde se arraigue en el suelo de la historia personal y colectiva, done se puedan encontrar recursos y herramientas que permitan desplegar la inteligencia, voluntad y todas las capacidades a fin de alcanzar la estatura humana a la que estamos llamados a vivir. La educación se constituye, de este modo, en un espacio de gratuidad, afirmación, promoción y crecimiento para los niños, adolescentes y jóvenes202. Nuestra época y nuestro país con sus malestares, urgencias, antagonismos y tensiones, en medio de las escisiones y desintegración nos convida, a la Iglesia y en ella a la vida religiosa, a ayudar a la recomposición de un proyecto común, desde valores que nos hagan converger y coincidir en una unidad plural y en una plural unidad que integre en diálogo y consenso las diferencias en una pertenencia superadora. Esto significa recorrer un largo camino para objetivar y unificar anhelos, convicciones, aspiraciones, fusionar miradas múltiples y no monocromáticas. No resulta fácil el descubrimiento, la transmisión y construcción de sentido, ello nos requiere aprender y practicar un real intercambio de dones, no sólo en el ámbito intraeclesial, 201 Cf. ENRIQUE BANBOZZI BAMBOZZI, Las tareas de la educación en el contexto latinoamericano: entre un pensamiento pedagógico latinoamericano y la exterioridad. Ponencia en las XII Jornadas de Teología, Filosofía y Ciencias de la Educación, Universidad Católica de Córdoba, Córdoba 2005. 202 Cf. JORGE MARIA BERGOGLIO, Mensaje dado a conocer el 28 de marzo de 2001 al terminar la misa celebrada en la catedral metropolitana con motivo de la iniciación del año lectivo 2001. 158 sino en la reciprocidad y diálogo con la cultura. Una suerte de conspiración de carismas, esfuerzos, energías que se articulan para el encuentro y el compromiso comunional. Hay que activar la resiliencia203, esa capacidad de crecer desde la positividad y sobreponerse a situaciones adversas y desestabilizadoras; movilizar energías subterráneas presentes en las reservas afectivas, estéticas y éticas del pueblo, recuperarlas y aprovechar lo mejor de las personas y los colectivos para construir una nueva patria con metas a largo plazo, flexible y sostenible en el devenir histórico. 2.3. A DONDE EL ESPIRITU LA LLEVE La vida religiosa está comprometida a refundarse hacia el futuro y a reconocer los nuevos horizontes que le señala el Espíritu. Existen entre nosotros cuestiones pendientes e irresueltas, tales como el escándalo de la pobreza y de la exclusión, la necesidad de una mayor comunión, en un entramado social deteriorado donde nos visita el tedio, el desaliento y el cansancio204. La vida religiosa desde su talante carismático quiere ser centinela alerta ante los síntomas de instalación e inercia eclesial; exploradora de nuevas y más exigentes formas de seguimiento de Jesús; constructora de comunión y despertadora de esperanzas. Hoy quiere volver y recuperar lo esencial para detectar y servir a las deshumanizaciones, desgarramientos, desamparos con discernimiento para dejarnos conducir con docilidad y disponibilidad por el Espíritu, dador del don de la vida consagrada. “El Espíritu es el que crea, recrea, transforma y hace nuevas todas las cosas y el que la impulsa a mantenerse siempre fíel y actual al servicio de ese Pueblo de Dios que camina, lucha, sufre y espera. Por eso ni a la Vida Religiosa, ni a la Iglesia le está permitido anquilosarse, inmovilizarse, vivir de espaldas al mundo que nos toca servir. La historia es elocuente. Cuando surge un cambio histórico de paradigmas, aparecen procesos históricos de revitalización o de refundación. A cada época crítica de la historia en la que la persona cambia la manera de entenderse a sí misma y a entender sus relaciones con el grupo y con lo trascendente, ha 203 El vocablo resiliencia tiene su origen en el idioma latín, en el término resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo o insanos, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos. 204 GERARDO DANIEL RAMOS, en CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, VICTOR FERNANDEZ Y CARLOS GALLI (dirs), Comentario a Navega Mar Adentro. Profundización teológica y perspectivas pastorales Oficina el Libro, Buenos Aires 2005, 111-132. 159 correspondido una nueva forma de Vida Religiosa que fuera significativa para esa persona […] la vida religiosa no es ahistórica, sino fechada”205 . En la actualidad, la pastoral nos conduce a un nuevo talante evangelizador más dialógico, orgánico y vital; que congregue a los carismas, ministerios y servicios en proyectos comunes; que atienda a lo macrosocial sin olvidar lo cotidiano de las personas, donde no se pierda de vista al “hombre concreto, histórico y real”206. Se apuesta por una pastoral para una comunidad eclesial donde se permanezca abierto a los impulsos del Espíritu y a los signos de los tiempos más que encadenado a las formas y modelos prediseñados, donde se vuelve a proponer el seguimiento de Jesús con audacia y creatividad, donde los criterios del Reino embeban los ámbitos de la convivencia humana y de la vida social. 205 JOSE MARIA GUERRERO, ¿Qué vida religiosa está naciendo? en Revista CLAR Nº 1, Enero - Marzo 2006, Bogotá 2006, 35-60 206 Cf. JUAN PABLO II, Redemptor Hominis, Paulinas, Buenos Aires 1979. 13-14. 160 CONCLUSIÓN Hasta aquí llegamos en nuestra trayectoria y tendemos el puente entre el ayer, finales del siglo XIX, cuando despuntaban las congregaciones femeninas cordobesas y el hoy, comienzos del siglo XXI, cuando espiamos brotes de una nueva época. La relectura de los fundadores y fundadoras, de los carismas e instituciones, nos inspiran para recrear las respuestas, no de modo repetitivo e imitativo, sino creativo y fiel. No nos quedamos en el pasado como si preserváramos una reliquia de museo sino como quien ha redescubierto una semilla de futuro, en la huellas de la memoria se nos hace presente un proyecto. “Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir. Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas”207. A lo largo de nuestra reflexión nos hemos encontrada con pistas para un futuro ya presente: hemos visto cómo la historia ha dejado marcas en nuestros modos de vivir la vida religiosa, ha troquelado sus instituciones y cómo los vientos de cambios o renovación no pueden eclipsar los frutos que ésta ha producido, el tiempo no logró totalmente ejercer su efecto erosionador y corrosivo. Pero a la vez reconocemos que esos frutos son portadores de semillas de nuevas plantas, que hoy se rediseña la vida consagrada desde una nueva arquitectura y ubicación, con menos apoyo y reconocimiento social, sin la imagen de poder, grandeza, solidez y seguridad que fortificó en aquellos años. Hoy muchas estructuras, estilos y usos de tiempo pasado más que revelar el testimonio vivo y cercano del dinamismo creativo de la consagración lo velarían. Tuvimos la oportunidad de rastrear y valorar desde una experiencia regional el aporte de la mujer consagrada en la Iglesia y en la sociedad, sobre todo en el campo educativo, el servicio de los más pobres en el contexto de la ciudad. Hoy constatamos la continuidad y persistencia de aquellos tópicos cuando la teología vuelve a reflexionar sobre la cuestión de género, la nueva eclesialidad, la renovada opción por los pobres, lo urbano y la nueva gestión de la ciudadanía, la inculturación, lo global y local, la propuesta educativa liberadora y transformadora. 207 JUAN PABLO II, Vita Consecrata. N° 110. 161 El ayer y nuestro presente lo conjugamos desde un nuevo posicionamiento; conectamos nuestros saberes y memorias adquiridos en medio de las vicisitudes en que se construyó con la apertura a lo novedoso que germina en el entramado actual que exigen algo inédito. Ello nos pide tener una gran capacidad creativa para que con ingenio no perdamos el carácter de sabios y aprendices desde donde podemos integrar lo nuevo y lo afianzado, la veteranía y la juventud, lo asentado y lo fresco, lo de siempre y lo recién llegado, aquello por lo que merece la pena vivir y morir. La composición del lugar de la Vida Religiosa estudiada en el presente trabajo nos mostró cómo el rasgo de la conflictividad fue asumido con respuestas audaces, creativas y firmes pero que al institucionalizarse corren el peligro de la fosilización y burocratización. La pretensión y la presunción de seguridad de los Institutos pueden dejar dificultada la acción libre del Espíritu que abre en clave de esperanza al presente y al futuro. No es la pérdida de instituciones lo que deben temer los religiosos, sino el fuego del carisma, donde falta la pasión muere la vida. Cuando se aferra a lo logrado la vida se ahoga. Cuando la vida religiosa margina sus profetas y poetas la vida es asfixiada. Cuando los jóvenes no tienen visiones y los ancianos no profetizan la inercia todo lo invade. Cuando la vida religiosa pierde capacidad de ponerse al día y caminar con sus contemporáneos no podrá emitir ninguna nota musical y será un sonido cacofónico. Hoy, muchos esperamos y vislumbramos una vida religiosa que responda mejor a su condición de signo, con nueva fisonomía, una nueva figura histórica con nuevas prioridades y opciones, que avance más despojada y ligera de equipaje, simplificada y renovada, dispuesta a trabajar en redes, que una su voz a la de millones de voces que sueñan con otro mundo posible, otra Iglesia posible y otra Vida Religiosa posible más seguidora de Jesús y más servidora de la humanidad. 162 INDICE BIBLIOGRÁFICO ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA. Historia Argentina Contemporánea 1862 – 1930. Vol. I. Historia de las Presidencias: 1862 – 1898. El Ateneo, Buenos Aires 1965. 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