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“LA VIDA RELIGIOSA ORIGINADA EN CÓRDOBA
A FINALES DEL SIGLO XIX”
Emergentes eclesiales en la Argentina Moderna.
El acontecimiento y su exegética
José Luis Corral
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LA VIDA RELIGIOSA ORIGINADA EN CÓRDOBA
A FINALES DEL SIGLO XIX
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Universidad Católica de Córdoba
Facultad de Filosofía y Humanidades
Licenciatura en Ciencias Religiosas
“La Vida Religiosa originada en Córdoba a finales del siglo XIX”
Emergentes eclesiales en la Argentina Moderna.
El acontecimiento y su exegética
José Luis Corral
Director: Dr. Luis Omar Liberti
2007
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A los jóvenes que comparten el camino
de la Formación Inicial en la Vida Religiosa
porque traen sangre y rostro nuevo a nuestras Congregaciones.
A los que nos precedieron,
porque nos testimoniaron con sus vidas que
es posible ser fieles en el anuncio alegre y en el servicio generoso.
A los de la mitad del camino,
porque cuando la sed aprieta y la fatiga aparece,
saben volver al pozo, parar y seguir.
A las familias y comunidades, amigos y amigas,
con quienes nos vamos haciendo
hermanos y humanos, más libres y más felices.
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ÍNDICE GENERAL
PRESENTACIÓN …………………………………………………………………………9
CAPITULO I. HISTORIA Y TEOLOGIA
LA VIDA RELIGIOSA QUE SE CORPORIZA Y TEMPORALIZA
1. HISTORIA Y TEOLOGIA, RELATO DE UNA PRESENCIA……...………. 13
2. LA VIDA RELIGIOSA SIEMPRE REHACIENDOSE ENTRE
LA MEMORIA Y EL PROYECTO ……………………………..………… 14
3. HACIA UN MÉTODO HISTÓRICO Y HERMENÚTICO ………..……..… 16
4. VIDA RELIGIOSA EN EL TIEMPO SOCIAL,
HISTORIZACIÓN DE UN CARISMA ………………………….………… 18
5. VIDA RELIGIOSA EN EL ESPACIO CULTURAL,
INCULTURACION DE UN CARISMA……………………….…………… 20
CAPITULO II. PANORAMA SOCIO-POLITICO
CONTORNEO CULTURAL AMBIENTAL
INTRODUCCIÓN ………………………………………………………………...… 24
1. TRES DÉCADAS Y EL PASO HACIA
LA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA ………………...………………...……. 24
1.1. LOS AÑOS SETENTA……………………………………………..….. 25
1.2. LA GENERACIÓN DE LOS OCHENTA ……………………….….…. 27
1.3. ÚLTIMA DÉCADA DEL SIGLO XIX …………………….……….…. 30
2. CÓRDOBA A FINALES DEL SIGLO XIX,
SUS VECINOS Y SU FISONOMÍA...……………………………….……….…. …32
2.1. LOS HABITANTES Y LA ORGANIZACIÓN SOCIAL ………….….. 34
2.2. EL ESTADO DE LA EDUCACIÓN EN CÓRDOBA……………...….. . 37
2.3.1. LA INSTRUCCIÓN EN CÓRDOBA,
HISTORIA Y DESARROLLO ……………………………………… 37
2.3.2. LA INSTRUCCIÓN EN CÓRDOBA
A FINALES DE SIGLO XIX ………………………………………. 40
.
CAPITULO III. PANORAMA ECLESIAL
LA IGLESIA EN LA ENCRUCIJADA
INTRODUCCIÓN …………,,,,,,,,,,,,,,,,,…………………………………………….. 44
1. LA IGLESIA EN ARGENTINA, ANTECEDENTES Y NUEVA SITUACIÓN
TRAS LA INDEPENDENCIA .…………….……………………………………. 44
2. LA IGLESIA Y LA MODERNIDAD ……………………...…………………….. 46
3. LA DIÓCESIS DE CÓRDOBA ………………………..…………………………...47
3.1. UNA IGLESIA QUE SE REHACE Y SE RECUPERA……………..…. 48
3.2. UNA IGLESIA QUE QUIERE
RESPONDER A LAS NECESIDADES DEL MOMENTO…………….…... 52
3.3. UN SÍNODO DIOCESANO EN EL SIGLO XIX …………………….. 54
CAPITULO IV. IGLESIA Y ESTADO
LA EDUCACION COMO CAMPO DE CONFLICTO
INTRODUCCIÓN………………...………………………………………………….. 59
1. EL ENFRENTAMIENTO ENTRE LIBERALES Y CATÓLICOS……..….…….. 59
1.2. CAUSAS, EXPRESIONES Y CONSECUENCIAS DEL CONFLICTO….…..... 60
8
2. TRES MIRADAS SOBRE LA EDUCACIÓN
DESDE EL CONFLICTO IGLESIA Y ESTADO …………………………… 64
2.1. EL CATOLICISMO COMO
AGENTE CONSERVADOR Y CUSTODIO DE LA TRADICIÓN………… 65
2.2. LA CONSOLIDACIÓN DE UN SISTEMA COMPUESTO……….….. 68
2.3. LA EDUCACIÓN COMO FACTOR DE INTEGRACIÓN SOCIAL….. 71
3. LA OPOSICIÓN AL LAICISMO LIBERAL
Y LA ORGANIZACIÓN DEL CATOLICISMO ………….……………………….71
4. IGLESIA E IDENTIDAD NACIONAL …………………….……………………. 75
CAPÍTULO V. VIDA RELIGIOSA FEMENINA A LA CORDOBESA
INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………..…….. 79
1.ESCLAVAS DEL CORAZÓN DE JESUS ……………………………………..…..80
1.1. MADRE CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ ……………..…….... 80
1.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN…………………..….. 82
1.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN……………... 85
2.TERCIARIAS MISIONERAS FRASCISCANAS …………………………………88
2.1. BEATA MARÍA DEL TRÁNSITO
CABANILLAS DE JESÚS SACRAMENTADO…………………………… 88
2.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN……………………... 91
2.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN……………… 96
3. HIJAS DE MARIA INMACULADA – CONCEPCIONISTAS ………………... 99
3.1. JERÓNIMO EMILIANO CLARA……………………………………… 99
3.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN ……………………… 101
3.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN………………. 105
4. HERMANAS ADORATRICES DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO ……….…....107
4.1. JOSÉ MARÍA BUSTAMANTE ………………………………….…...... 107
4.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN ………………….….... 109
4.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN…………….. 111
5. TERCERAS DOMINICAS DE SAN JOSÉ ……………………………………….114
5.1.MONSEÑOR FRAY REGINALDO TORO …………………………... 114
5.2 LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN …………………….. 119
5.3.- MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN …………… 122
6. TERCERAS MERCEDARIAS DEL NIÑO JESÚS ……………………………...124
6.1. FRAY JOSÉ LEÓN TORRES …………………………………………. 124
6.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN……………………... 126
6.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN ……………. 129
CAPÍTULO VI. BALANCES Y PERSPECTIVAS
INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………………134
1. SEIS CLAVES DE LECTURA E INTERPRETACIÓN
DE LA PRAGMÁTICA FUNDACIONAL……………………………………… 134
1.1 LA CUESTIÓN IDEOLÓGICA, UN CONFLICTO
CON FONDO POLÍTICO Y CON FORMA RELIGIOSA………………... 136
1.2. ACOMPAÑAMIENTO ECLESIAL,
LA INCLUSIÓN DE UN NUEVO MODO DE VIDA RELIGIOSA ……….137
1.3.UN CINTURÓN SUB-URBANO EN
LA CÓRDOBA DE LA MODERNIZACIÓN…………………………….. 141
1.4. MINISTERIALIDAD DE LAS NUEVAS FUNDACIONES………... 143
1.5. LA VIDA RELIGIOSA FEMENINA EN ACCIÓN ……..…………... 146
1.6. IMPREGNADA DE SANTIDAD Y DE FERVOR APOSTÓLICO….. 148
2. PERSPECTIVAS. REFUNDACION PARA EL REINO
9
Y PARA UNA SOCIEDAD NUEVA ……..…………………………………….. 150
2.1. IGLESIA, HISTORIA Y REINO DE DIOS …………………………....151
2.2. LA CUESTIÓN EDUCATIVA COMO INTEGRADORA
Y TRANSFORMADORA DE LA SOCIEDAD..
2.2.1. LA ESCUELA CATÓLICA
Y LA CULTURA NACIONAL………………………………..…… 154
2.2.2. LA EDUCACIÓN Y LA CONSTRUCCIÓN NACIONAL.... 156
2.3. A DONDE EL ESPIRITU LA LLEVE ………………………………... 157
CONCLUSIÓN ……………………………………………………………………………… 159
INDICE BIBLIOGRÁFICO …………………………………………………………………..161
10
PRESENTACION
El tema del presente trabajo es acercarnos a los orígenes de Congregaciones Religiosas
que tienen como plataforma y escenario a la ciudad de Córdoba, surgidas en los últimos 30
años del siglo XIX.
Elijo este tema por mi pertenencia a esta forma de vida eclesial, la vida religiosa, y por
mi origen cordobés, por esta doble identidad me he sentido fuertemente interesado por
conocer de modo más cercano este hecho acaecido entre nosotros y que es un suceso
significativo para la Iglesia local que ha abierto cauces teológicos y pastorales nuevos.
El trabajo es encarado desde una perspectiva exploratoria donde busqué interconectar
datos sociológicos, históricos, pastorales y eclesiales. Encontraremos un fuerte acento en la
temática propia de la Vida Religiosa y de un modo más concomitante en la temática ligada a
la educación, campo primordial de la praxis de los Institutos estudiados.
La Vida Religiosa como forma particular de seguimiento de Jesucristo en el conjunto
de la comunidad eclesial es considerada como un carisma del Espíritu para la edificación y
enriquecimiento de la misma. Pero no podemos obviar que también es una respuesta y una
propuesta eclesial a un contexto específico con sus desafíos, demandas y conflictos.
De ahí, que nos sea imperioso rastrear los finales del siglo XIX signados por la
consolidación de la joven República que después de haber recorrido el camino de la
independencia va perfilando una silueta propia que no es ajena a las ideologías y movimientos
epocales de la modernidad. A su vez, la Iglesia también pretende adecuarse a esta nueva
realidad y posicionarse de un modo nuevo en la sociedad donde interactúa. La particularidad
de nuestra Iglesia es fruto de su ubicación y del diálogo con las culturas locales que la llevan a
configurarse de un modo peculiar.
Elijo investigar esta etapa histórica por ser un período de transición epocal tanto en lo
civil como en lo eclesiástico. Momento en que se encamina hacia la consolidación de un
modelo de Estado y por ende de Iglesia, al cual se volverá recurrentemente para repensar
nuestra identidad nacional.
En el contexto nacional, la ciudad de Córdoba se distingue en aquellos años, por el
fenómeno de la creación de varias familias religiosas. Nuestra investigación pretende ayudar
a desconstruir cómo se delineaba la Iglesia particular de Córdoba en aquellas circunstancias y
a detectar algunas fuentes de inspiración para las nuevas fundaciones.
Historia y teología se entrecruzarán; los fenómenos sociales, culturales y políticos se
interrelacionarán con los movimientos espirituales y las dinámicas eclesiales dando origen a
11
interesantes figuras como Fray Reginaldo Toro, Beata Tránsito Cabanillas, Cura Brochero,
entre otros. La historia de la Vida Religiosa necesariamente debe integrarse a la historia de la
Iglesia y a la historia civil ya que de y en sus contornos deviene a la existencia carismática.
La Vida Religiosa ha incidido e incide en la construcción de la historia, y la historia la
ha troquelado con rasgos y rastros definidos. Así en nuestro estudio se entrelazarán el aspecto
teológico e histórico, como un binomio que buscará la comunión sintáctica y sintética a lo
largo de nuestra reflexión.
Consideramos que para desarrollar una reflexión de la Vida Religiosa cordobesa, no
podremos hacerlo sino analizando su inicio y desarrollo en tanto inserta en el contexto civil y
eclesial propio. Buscaremos de estudiar y de integrar en nuestra investigación, cómo las
causas y las consecuencias que algunos hechos de vida, acontecimientos o fenómenos de la
historia civil y eclesial de Córdoba conforman un contexto apropiado en el cual surgirán y se
desplegarán algunas fundaciones de Congregaciones a finales del siglo XIX. De este modo,
queremos acercarnos a la historia con y desde una visión teológica y a su vez afrontar un
estudio teológico con y desde una visión histórica.
El encuentro con esta realidad nos arrojará algunas luces para comprender la
configuración de esta Vida Religiosa a la “cordobesa”, para acercarnos a sus orígenes y
desenvolvimiento, para plantearnos algunas preguntas y para descubrir algunas perspectivas y
tendencias de cara a nuestro presente y futuro.
También, desplegaremos nuestra reflexión desde el contexto actual donde la Vida
Religiosa se traza el reto de recuperar su memoria, el relato biográfico; apuntando al desafío
de la fidelidad creativa y de la “refundación”.
Nos interiorizaremos y reflexionaremos la Vida Religiosa a partir de la perplejidad y
de los interrogantes que conviven en su seno, desde la búsqueda de una nueva comprensión de
su identidad y su misión en la Iglesia y en el mundo, desde la recuperación de su llamado a la
minoridad evangélica en el mapa eclesial y desde su descentramiento y reconcentración al
servicio del Reino.
En marcha hacia el bicentenario de la Revolución de Mayo, desde el debate que como
Nación nos debemos, y en la coyuntura donde se plantea el conflicto de civilizaciones y
culturas podemos aportar alguna luz a nuestra identidad y raíz cultural argentina y cordobesa.
Durante el proceso de elaboración de este trabajo no he encontrado referencias de un
trabajo similar y espero así contribuir a recuperar la memoria y el aporte de la Vida Religiosa
en la Iglesia particular de Córdoba que ha irrumpido en múltiples carismas y se ha cristalizado
en diferentes Institutos.
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Este trabajo me ha llevado a investigar variadas fuentes (historia nacional, provincial,
eclesial, congregacionales, etc.) y a confeccionar algunas claves para su sistematización e
interpretación. También debí integrar algunos elementos de Teología de la Vida Religiosa, su
espiritualidad y su inserción eclesiológica a fin de enmarcar un examen más completo.
Fue importante la recolección de bibliografías, el acceso a fuentes directas como
también recurrir a la orientación de personas referentes en estas áreas.
La propuesta programática es realizar un primer capítulo que dé cuenta de una
aproximación a la relación entre historia y teología para justificar y presentar el tema y la
problemática a abordar. Así podremos comprender la vida religiosa como institución
sociológica expresada en el tiempo y como carisma del Espíritu Santo que hace a la vida y a
la santidad de la Iglesia. Allí nos extenderemos en el método hermenéutico escogido como el
más oportuno para nuestra investigación.
Seguidamente nos
detendremos en
un segundo capítulo
de carácter histórico-
descriptivo donde se visualice el contexto socio-cultural de la época y que sirva de encuadre a
lo que desarrollaremos posteriormente.
El tercer capítulo es sobre la historia de la Iglesia, tanto de Argentina como de
Córdoba, allí estableceremos el tipo y los modos de relación entre Iglesia, Estado y cultura.
En el capítulo cuarto introducimos, de modo escueto, la temática especial de la
educación desde nuestro interés investigativo, ello responde a que es uno de los campos
sobresalientes en cuestión y por su influencia o impacto en la construcción de la identidad
nacional.
Luego pasaremos al quinto capítulo, el más extenso, donde presentaremos como en
una galería de fotos las seis Congregaciones estudiadas, allí abriremos este abanico de las
fundaciones que se fueron desplegando con sus matices en nuestro medio.
El sexto capítulo es donde recuperaremos el material recogido para ser interpretado
desde claves de análisis y reflexión teológicas-pastorales. En esta última etapa, procuraremos
responder a los planteos levantados en el transcurso del estudio y de este modo arribar a un
balance y a algunas perspectivas que respondan a los actuales desafíos que transita la Vida
Religiosa.
Este trabajo nos deja la tarea de operar como personas bilingües que capten y
comprenden el conjunto léxico-sintáctico hecho de palabras y significados, gestos y signos del
ayer desde el cual podemos leer los textos que la historia escribió y saberlos traducir a las
categorías de hoy para que recobren su vigor y empujen a nuevas interrogaciones.
13
CAPITULO I
HISTORIA Y TEOLOGIA
LA VIDA RELIGIOSA QUE SE CORPORIZA Y TEMPORALIZA
14
INTRODUCCIÓN
En torno a la Vida Religiosa existe una bibliografía amplísima, sin embargo no existe
un estudio que abarque de modo cronológico y sistemático una historia de la Vida Religiosa
en Córdoba. Es esta historia larga que vale la pena recordar, aunque no haya metido mucho
ruido, en la que nos vamos a detener en las páginas siguientes.
La Historia de la Vida Religiosa necesariamente debe integrarse a la historia de la
Iglesia y a la historia civil si quiere ser inteligible ya que en sus contornos viene a la
existencia. La Vida Religiosa ha incidido e incide en la construcción de la historia, y la
historia la ha troquelado con rasgos y rastros definidos.
El trabajo que nos proponemos intenta modestamente cubrir este vacío y contribuir a
recuperar una memoria que con una mirada global reconozca el paso del Espíritu en la historia
de nuestra Iglesia local que ha irrumpido en múltiples carismas. Esta acción pneumática se ha
cristalizado en diferentes Institutos, hoy descubrimos ese hilo conductor desde el que
podemos recomponer su presencia y praxis. No se trata sólo de una reconstrucción
arqueológica sino de una lectura de un hecho de vida que ha sobrevenido en una dirección
determinada bajo diferentes signos, opciones, expresiones, presencias y personas, etc.
En este capítulo queremos explicitar algunos presupuestos teóricos-metodológicos que
seguimos a lo largo de nuestro trabajo. Nos detendremos en la articulación historia y teología,
consideraremos el nexo entre la vida religiosa como un acontecimiento anclado y arraigado en
un momento socio-histórico determinado y como dinamismo desplegado en un devenir
temporal donde se refunda y reinterpreta.
1. HISTORIA Y TEOLOGIA, RELATO DE UNA PRESENCIA
Cuando nos planteamos el tema de la historia y de la teología somos conscientes que
estamos sumergidos en un tiempo que se destaca por tirar el pasado por la borda,
caracterizado por la desconexión con la tradición y escindido con la historia. Convivimos con
discursos que pretenden certificar que hemos llegado al final de la historia y donde todo se
agota y volatiza en el instante y en lo inmediato, puro presente desgarrado, ahistórico y
anclado en el fragmento, horizontes donde se confunden lo utópico y lo apocalíptico.
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Hoy consideramos que uno de los peores infortunios que nos puede pasar es el perder
la memoria del pasado porque es imposible una proyección hacia el futuro si no se basa en la
memoria.
Nuestra reflexión la hacemos desde un escenario donde la Vida Religiosa se plantea
su reposicionamiento en la Iglesia y en la sociedad, con la impaciencia de algunos y la
lentitud de otros para introducirse en esta dinámica. Nueva, es también, la situación donde
quiere “renominarse” a partir de las coordenadas emergentes con las cuales se relaciona.
En este rico tiempo de relectura y resignificación miramos el camino para enhebrar el
pasado con nuestro presente y futuro, contemplamos las muchas y variadas experiencias
históricas que han emergido en nuestra tierra y así hilvanamos personas significativas,
verdadera “nube de testigos”; acontecimientos, dinámicas y procesos que inciden en nuestro
relato actual.
Entendemos la memoria como evocación, construcción de presencia, como aquel
volver a hacer pasar -hoy- por el corazón lo que se ha sedimentado en el devenir histórico.
Hacer memoria es entrar en los atolladeros y laberintos de la vida, es sumergirse en caminos y
rumbos; es explorar los afluentes que buscan el cauce de un río que crean biografías; es
conjugar y reanudar herencias y esperanzas.
La historia de la Vida Religiosa nos conecta con el contexto eclesial y social de su
origen y evolución, lo que hoy existe es fruto de un largo proceso histórico que la ha
codificado, organizado, regulado. El peligro es identificar el elemento esencial-instituyente
con la proyección sociocultural de sus arranques, con su institucionalización y estorbar a que
puedan y deban transformarse cuando el avance epocal y los cambios lo exijan.
La identidad de una Congregación lo dirá su historia, lo que cada Congregación tiene
de propio, exclusivo, intransferible es lo que en su historia se ha ido concretando y
formulando; sus representaciones y la multiplicidad de experiencias necesitan articularse,
expresarse y “decirse” a otros.
2. LA VIDA RELIGIOSA SIEMPRE REHACIENDOSE ENTRE LA MEMORIA Y EL
PROYECTO
Antes de reflexionar sobre la Vida Religiosa hay que observar atentamente el hecho
histórico en el tejido eclesial donde ha asomado, la Teología de la Vida Religiosa es posterior
(es un acto segundo) a la Vida Religiosa vivida en la Iglesia a lo largo de su historia. Esta
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historia de la Vida Religiosa puede ser observada por el sociólogo o por el historiador de la
cultura, pero desentraña su sentido a la luz de la fe ya que pertenece a la estructura
pneumática de la Iglesia1.
Al recorrer los diversos ciclos de la Vida Religiosa en las vicisitudes de la historia, no
sólo miramos como el historiador científico sino como el teólogo que contempla la acción de
Dios en su Iglesia. No será nuestra investigación un estudio exhaustivo y detallado de toda la
historia, sino una exposición breve y sintética de los momentos más significativos de ella.
En toda historia de una Congregación hay momentos determinantes que cobran
especial significatividad y relevancia como es el momento fundacional donde hay gérmenes
que en el espacio y tiempo se irán desarrollando y donde muchas de sus posibilidades
escondidas saldrán a la luz bajo diferentes expresiones, estos orígenes serán lo que
conectaremos en los capítulos siguientes. Somos conscientes que también se dan mutaciones,
desplazamientos y asunción de nuevas contingencias en el desarrollo histórico, pero no
podemos aquí detenernos mayormente en ello.
Cualquier momento de la historia de un instituto será una recapitulación y
actualización de todo su pasado. El itinerario contará con constantes, giros, rupturas,
continuidades y discontinuidades que escribirán páginas y estrofas de su historia que sólo
podrán ser conjugadas desde sus comienzos y sus horizontes.
El momento originante, con su carácter prototípico y referencial será para los
Institutos Religiosos, en otras circunstancias, criterio inspirador para revincularse con su
matriz e impulsador para reingeniarse para adelante con prospectivas y perspectivas
originales, con gestos, relaciones y discursos novedosos.
Ningún Instituto surge acabado, perfecto y con un camino previsible hasta su
culminación, no son un producto preconfeccionado, pero sí nacen con una orientación y
propósito que de uno u otro modo los acompañarán y madurarán en la situaciones donde se
encuentren.
Hoy percibimos que para “nacer de nuevo” hay que volver a las intuiciones
primigenias, a la audacia de los pioneros que arriesgaron por caminos inéditos, a las
perspectivas fundacionales sacudidas de lo que el tiempo pueda haber acumulado y
convertido en lastre. También hay que reconocer que muchos discursos y prácticas se han
vuelto desfasados, obsoletos e inadecuados, lo cual exige una seria labor de discernimiento y
transformación con fidelidad creativa: fidelidad vigilante y libertad creativa.
1
Cf. VÍCTOR CODINA.- NOÉ ZEVALLOS, Vida Religiosa: Historia y Teología, Paulinas, Madrid 1987, 7274.
17
“[…] el carisma profético de la Vida religiosa se comprende de cara a la
frontera y de cara al centro de la Iglesia. Desde su origen la intuición de
los fundadores apuntaba a las llagas que aquejaban a la Iglesia de su
tiempo y buscaban en la misión y el testimonio formas alternativas de
vida evangélica que puedan cuestionar a la institución de la Iglesia a la
vez que la hacían presente más allá de sí misma […] si nuestra
refundación no agarra la realidad histórica de la Iglesia seremos
rápidamente catalogados como sectas iluministas sin relevancia. Y si nos
conformamos con el actual orden institucional, estaremos arrastrados en
su inevitable debacle […] hablar de refundación supone revisar nuestros
modos y practicas de organización, nuestros mecanismos y estructuras de
decisión, de poder y de participación tanto al interior de nuestras
comunidades como en las estructuras sociales donde estamos implicado
[…] Al emprender la gran tarea de la refundación es necesario
plantearnos la pregunta de nuestra antropología implícita […] esta
revisión pasa por una relectura de nuestra comprensión y vivencia de
reciprocidad, de género, de la afectividad y de la sexualidad. Supone
releer juntos cómo entendemos la convivencia de diversas generaciones,
culturas y razas […[ esta revisión debe desembocar en opciones éticas
claramente inspiradoras de nuestra acción y de nuestra identidad […]”2.
La refundación es el camino de la Vida Religiosa que quiere abrirse a lo nuevo y
abrir lo nuevo desde su rehacerse en las ráfagas de oportunidades de la historia y desde su
mordiente profética en la comunidad eclesial.
3. HACIA UN MÉTODO HISTÓRICO Y HERMENÚTICO
La tradición cristiana ha desarrollado la importancia de la memoria y de la historia
para la afirmación de la identidad y para insertarnos de modo apropiado en el presente, en las
coyunturas de las corrientes que nos surcan y en las tendencias que se vislumbran. Solamente
se podrá comprender el presente de la Iglesia y de la Vida Religiosa si se ha comprendido
todo su pasado.
La memoria es un elemento central y constitutivo de la experiencia de fe, así lo
expresaron Metz, Bloch y Marcusse al afirmar que el cristianismo no es recuerdo sino
memoria activa, peligrosa y liberadora de Jesús3.
La hermenéutica bíblica nos ayuda a apropiarnos de su método ya que considera el
texto desde el dinamismo unitario del acontecimiento y de la palabra (gesta et verba), texto
sin historia o historia sin texto son secciones imprecisas y equívocas.
2
Cf. SIMÓN PEDRO ARNOLD, Caminos de refundación, Revista CLAR Nº 215, Bogotá Julio-Agosto 2000,
51-52.
3
Cf. XAVIER ALECRE, Memoria subversiva y esperanza para los pueblos crucificados. Trotta, Madrid 2003.
18
La historia es el registro, filtro y clave donde el sujeto (individual o colectivo) entra en
diálogo con el suceso del pasado y lo comprende, así lo profundizaron los hermeneutas
contemporáneos como Ricoeur, Habermas, Gadamer, o desde el lenguaje y la desconstrucción
como Derrida y otros.
Gadamer en su obra “Verdad y Método” nos facilita el instrumental del “círculo
hermenéutico” desde donde comprendemos un texto determinado por el movimiento de la
precomprensión y del horizonte, donde se funde el movimiento de la tradición y el
movimiento del intérprete, donde se da una verdadera bipolaridad de familiaridad y extrañeza
entre la distancia en el tiempo y su significación para la comprensión en el hoy.
Según Gadamer, al acercarnos a la comprensión de un dato histórico nos hallamos
siempre bajo los efectos de una historia efectual, es decir, que el ser histórico no se agota
nunca en la situación ni en el saberse sino que pervive en el tiempo donde se liga con el
horizonte que lo abarca y lo abre a nuevos horizontes, de esta manera se forma un único y
gran horizonte que rodea tanto al hecho como al exegeta.
“[…] la movilidad histórica de la existencia humana estriba precisamente
en que no hay una vinculación absoluta a una determinada posición, y en
este sentido tampoco hay horizontes realmente cerrados. El horizonte es
más bien algo en lo que hacemos nuestro camino y que hace el camino
con nosotros. El horizonte se desplaza al paso de quien se mueve.
También el horizonte del pasado, del que vive toda vida humana que está
ahí bajo la forma de la tradición se encuentra en un perpetuo movimiento
[…] este desplazarse no es ni empatía de un individualidad con la otra, ni
sumisión del otro bajo los propios patrones; por el contrario, significa
siempre un acenso hacia una generalidad superior, que rebasa tanto la
particularidad propia como la del otro [...]”4.
La fusión de horizontes del presente con el histórico hace ganar una panorámica más
amplia, sin negar la alteridad entre texto y presente se admite su superación en una nueva
comprensión. Sobre este aporte de Gadamer volveremos en el capítulo final dedicado a las
claves de interpretación y balance de lo investigado.
Lo histórico es ampliamente rumiado por la filosofía, contamos con exposiciones
ejemplificadoras en San Agustín, Hegel, Spengler, Toynbee, Diltley, Ortega y Gasset,
Heidegger donde nos brindan diferentes accesos a esta dimensión.
Además, el enfoque psicológico (psicoanalítico-psicogenético) con la introspección,
las teorías sociológicas y culturales, nos develan la importancia de la temporalidad e
historicidad, el desarrollo histórico y los procesos evolutivos. Es un dato innegable la calidad
4
Cf. HAN GEORGE GADAMER., Verdad y método. Fundamentos de una hermenéutica filosófica, Sígueme,
Salamanca 1977, 374-375.
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y necesidad de dicha contribución en la que no ahondaremos para no dispersar nuestra
atención de lo que aquí nos ocupa.
Generalmente en la conciencia social y eclesial nos ligamos al pasado, nos sabemos
comunidad con memoria y por lo tanto con horizonte. A la par corresponde reconocer que en
este hacer memoria se nos mezclan idealismos, anacronismos, mistificaciones, recortes y
hasta olvidos o amnesias.
La memoria no está libre de trampas, lo hegemónico y predominante puede encubrir
pequeñas historias, memorias mínimas, lo circular y cotidiano, lo asincrónico y discontínuo,
lo marginal y desapercibido. La memoria siempre es construcción, es relato, es narración y
no se está libre de manipular, falsear o adulterar desde intereses y necesidades particulares el
texto del pasado.
De suyo el tiempo y la historia es poliforme, se escamotea de nuestras miradas, nunca
es del todo transparente y tampoco se deja agotar en una sola experiencia ni en una sola
expresión que lo hace manifiesto5.
El lugar personal, social, eclesial y epistemológico desde donde leemos y rescatamos
la historia al igual que las mediaciones, fuentes, procedimientos e instrumentos de los que nos
valemos, circunscriben nuestra visión y por lo tanto nuestra lectura será siempre relativa,
parcial y provisoria.
4. VIDA RELIGIOSA EN EL TIEMPO SOCIAL, HISTORIZACIÓN DE UN CARISMA
La Vida Religiosa como lo dice Lumen Gentium N° 44 “aunque no pertenezca a la
estructura jerárquica de la Iglesia, pertenece, sin embargo, de una manera indiscutible a su
vida y a su santidad” y como lo afirma Vita Consecrata N° 22 “ […] es memoria viviente
del modo de existir y de actuar de Jesús como Verbo Encarnado ante el Padre y los
hermanos”.
Estos presupuestos y advertencias nos guiarán para abordar estos retazos de vida
donde se entrelazan el aspecto teológico e histórico. No puede haber una auténtica Teología
de la Iglesia o de la Vida Religiosa si previamente no existe una Historia que la expliquen
como hechos de vida, acontecimiento o fenómeno. Esto quiere decir que queremos acercarnos
5
Cf. IILESCAS NAJERA (Coord.), Un haz de reflexiones en tono al tiempo, la historia y la modernidad,
Cuadernos de Cultura y Religión 5, Universidad Iberoamericana, México 1995, 298.
20
a la historia con y desde una visión teológica y a su vez afrontar un estudio teológico con y
desde una visión histórica6.
La Iglesia sumergida en el tiempo considera lo histórico como dimensión de la
condición creatural donde se desarrolla la historia de la salvación, y abrazada por la
Encarnación y la Resurrección del Verbo llega a constituirse en una dimensión de Dios. El
tiempo humano ha sido visitado por la eternidad. Dios salva al hombre por Jesucristo en el
tiempo y en la historia, la salvación no se realiza al margen de la historia.
“El encuentro con Jesucristo y la salvación que Él nos ofrece se dieron, se
dan y se darán en el corazón de la vida, en medio de sus circunstancias
concretas: vínculos, conflictos y dolores; sentimientos, experiencias y
acontecimientos; personas y comunidades. Pero, si las ‘pequeñas’
historias son visitadas por Dios, también las ‘grandes’ pueden recibirlo.
También el nuestro es un tiempo disponible para el encuentro con Jesús
resucitado, un tiempo favorable y oportuno”7.
Historia y Teología se compaginan como términos interrelacionados que se requieren
y fecundan reciprocramente: la reflexión crítica de la fe se confronta, se desarrolla y se
articula con el evento histórico, el cual, a su vez, le brinda categorías, planteos y contornos
para su inteligibilidad, ambos se enriquecen con plurisemia de sentidos, críticas y correctivos.
El teólogo Bruno Forte nos plantea el reto de volver a una teología más fiel a la historia, más
teológica y más éticamente responsable:
“[…] si el presente es entendido como la hora de la cosecha para la
historia pasada, como en las ideologías de la modernidad, se desvanece la
dramaticidad del tiempo histórico y el futuro termina por ser vaciado de
toda carga posible de novedad. La tensión entre ‘ya’ y ‘todavía no’ tiene
una importancia fundamental para la conciencia cristiana porque motiva
el rechazo de toda confusión indebida que se incline a identificar
pertenencia eclesial y militancia política o ideológica, y al mismo tiempo,
funda para la Iglesia la exigencia de ponerse como conciencia crítica de la
praxis histórica en nombre de la permanente ulterioridad del Reino que
tiene que venir […] tomar conciencia de esta condición significa
desarrollar una teología más histórica, es decir, conscientemente
comprometida con las preguntas verdaderas del dolor del tiempo para
iluminarlas a la luz del dolor del Dios revelado en la cruz […]”8.
6
Cf. JESÚS ÁLVAREZ GÓMEZ., Historia de la Vida Religiosa, 3 volúmenes, Publicaciones Claretianas,
Madrid 1996, V.1. 21-33.
7
Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Mensaje de la 79 a Asamblea Plenaria. Jesucristo Señor de
la historia, Buenos Aires 2000, Nº 10.
8
Cf BRUNO FORTE, ¿A dónde va la Teología en Europa? en SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA,
El misterio de Cristo como paradigma teológico, XIX Semana Argentina de Teología, San Benito, Buenos Aires
2001, 50.
21
5. VIDA RELIGIOSA EN EL ESPACIO CULTURAL,
INCULTURACION DE UN
CARISMA
La Vida Religiosa es obra de Dios, don del Espíritu, y a la vez es obra de los hombres
y mujeres que actúan en el contexto de la historia constituyendo una única realidad. La
perspectiva teológica y la lectura creyente se funden con la perspectiva histórica y científica.
De esta forma el objeto de este estudio es doble: una institución humana, visible, histórica que
nace en medio de ciertos acontecimientos, marcada por las fracturas, contradicciones y
urgencias que la originan y también un dato que se accede desde una perspectiva de fe porque
se lo considera un movimiento que se desarrolla bajo la acción constante del Espíritu Santo en
la Iglesia de Cristo9.
La Vida Religiosa siendo un carisma del Espíritu no se da al margen de la historia, por
ello será impulsada a buscar su figura histórica significativa para la situación actual.
La trampa y tentación será siempre el aferrarse al pasado, añorando nostálgicamente
algo que ya fue y quedarse pegado a algo que no volverá o fugarse metahistóricamente a un
futuro utópico que nunca será.
Otro aspecto o presupuesto hermenéutico a tener en cuenta en nuestro trabajo es el
ámbito cultural, la vida religiosa se corporiza y se historiza en una cultura determinada, en
nuestro caso será la “cultura cordobesa”, donde se encarna y se expresa. La relación entre
Evangelio y cultura ha sido tema desarrollado con nuevos énfasis a partir del Concilio
Vaticano II, donde se nos plantea el reto de la evangelización de la cultura y de la
inculturación del Evangelio.
“[…] El Evangelio, y por consiguiente la evangelización, no se
identifican ciertamente con al cultura y son independientes con respecto a
todas las culturas. Sin embargo, el Reino que anuncia el evangelio es
vivido por hombres profundamente vinculados a una cultura, y la
construcción del Reino no puede por menos de tomar los elementos de la
cultura y de las culturas humanas […] la ruptura entre Evangelio y cultura
es sin duda alguna, el drama de nuestro tiempo, como lo fue también en
otras épocas […]”10.
En similar perspectiva se expresaron teólogos, pontífices y magisterio hasta nuestros
días. La revisión crítica de la acción evangelizadora de la Iglesia no evade esta relación y
también propone repensar sus conceptos, examinar la postura histórica de la Iglesia frente a
las culturas y realzar el dinamismo del Evangelio entre ellas.
9
Cf. CONCILIO VATICANO II, Perfectae Caritatis, 1.
10
Pablo VI, Evangelio Nuntiandi, 1975, Nº 20.
22
El cristianismo que llegó a América Latina fue monocultural y en el devenir de la
historia se estalló en una realidad marcada por la presencia de una multiplicidad de culturas y
subculturas. Esta contradicción entre cristianismo monocultural del proyecto colonizador y su
vivencia pluricultural por parte del pueblo marca al continente hasta hoy.
La inculturación es un paradigma reciente en América Latina, favorecido con la
superación del colonialismo político y la concepción unitarista y exclusivista de la cultura al
percibirse la multiplicidad, complejidad y diversidad de las culturas. Hay aún un largo
camino, pero es un punto de acuerdo común el aceptar que el Evangelio representa un
proyecto de vida que se concretiza en las diferentes culturas siguiendo la dinámica de
Encarnación del mismo Verbo. Él siempre actúa de modo intracultural y contextual,
Evangelio y culturas se complementan ya que ambos son proyectos históricos de vida, el
Evangelio precisa de las culturas y de la historia, con todas sus precariedades, como territorio
donde concretizarse.
Cultura e historia, marcadas por cambios permanentes, dialogan con el Evangelio en
procesos transitorios y condicionados por la imperfección histórica y la multiplicidad de los
lugares socioculturales y geográficos. La inculturación es un paradigma que cuestiona
conceptos y prácticas de la evangelización y nos provoca a nuevos discernimientos. Fruto de
estos discernimientos son el intento de “traducir” el Evangelio y de fortalecer las identidades
de los grupos sociales y culturas donde se inserta.
La Iglesia se comprende como instrumento que trabaja para sanar, elevar y
perfeccionar todo lo bueno que encuentra sembrado en la mente y el corazón de los pueblos 11.
En sintonía con ello Pablo Suess concluye diciendo:
“En manos de esta Iglesia la inculturación es un instrumento que
permite vivir la proximidad socio-cultural en analogía con la encarnación
de Jesús de Nazaret, un instrumento que permite una presencia
respetuosa frente a la alteridad, crítica frente al pecado y solidaria en el
sufrimiento. Pero el reconocimiento del otro, la conquista de su
autonomía solidaria y de su felicidad, es siempre una conquista del otro.
El diálogo, socio-cultural simétrico y teológicamente ecuménico, puede
facilitar esta conquista; el kairós histórico se encargará de acelerarla”12.
La Vida Religiosa no es ahistórica ni extraespacial sino fechada y encarnada, no se
improvisa ni surge por emanación. Ella se desplaza por los cauces de las circunstancias
11
Cf.CONCILIO VATICANO II, Lumen Pentium, N° 17.
Cf. PABLO SUEES, Inculturación, en ELLACURRIA.-SOBRINO (Directores), Mysterium Liberationis. Vol.
II, Trotta,. Madrid 1994, 422.
12
23
históricas, situada en el tiempo y en la realidad vive todo lo que ella es y trae, allí se rehace y
se reinterpreta sin repetirse.
La historia, la cultura y la lectura teologal hacen descifrable el camino recorrido y
abren perspectivas nuevas, en la circularidad hermenéutica se ensamblan y se articulan. Es
precisamente la memoria y el hacer memoria lo que reclama actualización y fidelidad
dinámica13.
Con estos postulados y aclaraciones sobre la interrelación de Evangelio, historia,
teología y culturas nos lanzamos a insertarnos en el desarrollo del marco histórico civil y
eclesial donde se originaron y consolidaron las fundaciones de las Congregaciones Religiosas
que estudiamos.
13
Cf. AMADEO CENCINI, Vocaciones de la nostalgia a la profecía, Atenas, Madrid 1994, 220-222.
24
CAPITULO II
PANORAMA SOCIO-POLITICO
CONTORNEO CULTURAL AMBIENTAL
25
INTRODUCCIÓN
Al investigar la acción evangelizadora y pastoral de la Iglesia en Córdoba entre l870 y
1900 inexcusablemente debemos referirnos a la situación histórica y encontrar en su trasfondo
las disputas que se produjeron con respecto a la concepción de país que se iba fraguando y de
la vivencia religiosa que lo impregnaba.
Con el propósito de facilitar la compresión del proceso histórico de referencia
desarrollaremos un panorama del país de entonces destacando personajes, hechos y
circunstancias que ilustran el paisaje. Somos conscientes de que éste no es un trabajo
historiográfico y que seguramente nos encontraremos con “olvidos”, omisiones e intervalos.
Pero básicamente queremos reconstruir y armar el andamiaje que le da consistencia a nuestra
investigación desde los datos que consideramos relevantes y necesarios para no desligar
nuestra investigación del devenir temporal y social.
Hay una amplia bibliografía y documentación para comprender y analizar los marcos
históricos-sociales; el juego dialéctico de variables y planos en la estructuración social es
basto y escapa a nuestras posibilidades de abordarlo intensivamente. Por eso es necesaria la
selección de algunos autores y obras, para nuestro fin nos hemos detenido únicamente en
algunos.
Estas pinceladas nos ayudarán a entender el clima donde la Iglesia optó por ciertas
respuestas pastorales con sus causas y consecuencias y así valorar su acción y resonancia.
En primer lugar presentaremos una rápida descripción de las tres décadas a estudiar
desde el nivel civil-político.
Luego analizaremos algunos aspectos del estado de la educación primaria en aquella
época, considerando que fue en este campo donde la Iglesia cordobesa se distinguió con un
tono peculiar a través de las Congregaciones fundadas en la misma ciudad.
1. TRES DÉCADAS Y EL PASO HACIA LA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA.
En estas páginas siguientes abordaremos de modo panorámico la plataforma nacional
y provincial donde seguimos de modo cronológico la sucesión de presidentes y gobernadores
en las tres últimas décadas del siglo XIX.
Si bien son épocas cargadas de iniciativas y acontecimientos, mencionaremos, a modo
ilustrativo, sólo algunos para avanzar hacia nuestro objetivo.
26
También incursionaremos mínimamente en la vida cotidiana de sus habitantes
señalando la configuración de la ciudad cordobesa y de su población.
1.1. LOS AÑOS SETENTA
La década de los años ´70 está marcada por el gobierno de la Nación de Sarmiento y
en la provincia de Córdoba de Juan Antonio Álvarez. El gobernador de Córdoba continuó con
el trabajo de su predecesor De la Peña de mejorar el ordenamiento administrativo y por poner
a Córdoba a la altura de una ciudad moderna. Se trabajaba arduamente por la inauguración de
la Exposición Nacional y del Observatorio Astronómico, obras que el presidente Sarmiento
estaba decidido a instalar en la ciudad14. La Exposición y el Observatorio se convertirán en
hitos claves del desarrollo cordobés. Sarmiento expresó al inaugurar aquella Exposición que
era preciso avanzar con pasión civilizadora, para evitar estar rodeado de la barbarie.
Este período da a luz numerosas iniciativas como son los nuevos diarios,
organizaciones, clubes, etc. que van marcando una nueva impronta en la sociedad que
resolutivamente se lanza a una impetuosa acción de progreso. Estos hechos y los que se
venían dando van a significar y presagiar el despegue de la Córdoba doctoral y pastoril hacia
una potencia agro-industrial nueva.
Mientras tanto se extendían las poblaciones, el ferrocarril cubría mayores distancias,
se crea el Banco de Córdoba, aparecen nuevos barrios en la capital mediterránea.
En el campo de las ciencias emergen grandes figuras, se crean nuevas cátedras en la
universidad, surge la Academia de Ciencias; la vida científica de Córdoba y del país
encontraron allí una valiosa contribución.
Nicolás Avellaneda, quien lanza su candidatura presidencial desde Córdoba donde
encuentra numerosos simpatizantes, resultó consagrado presidente en 1874. En la Provincia
14
En este panorama histórico seguiremos básicamente la obra de EFRAIN U BISCHOFF, Historia de
Córdoba, cuatro siglos, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires 1985, 259-347.
Hay numerosas obras sobre la historia de Córdoba y de sus personajes, igualmente de gobernadores, presidentes,
obispos, etc.
Para una panorámica de la historia argentina podemos consultar a DANIEL GATTÁ, Presidentes argentinos,
reseña institucional y económica de Sarmiento a Kirchner, Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba,
Córdoba 2006.
CESAR GARCÍA BELSUNCE - CARLOS A. FLORIA, Historia de los Argentinos, Ediciones Larousse
Argentina, Buenos Aires 1993.
También para comprender el desarrollo de las ideologías presentes en la constitución de la sociedad argentina
desde una visión más sociológica se puede recurrir a la obra de JOSE LUIS ROMERO, Las ideas políticas en
Argentina, F.C.E., México-Buenos Aires 1946.
27
asume como gobernador Enrique Rodríguez, del Partido Liberal, de la facción contraria al
presidente.
Se continúan dando avances en el sistema administrativo, judicial, legislativo. Se
advierten mejoras en el transporte, en el ordenamiento y funcionamiento de la ciudad.
La Universidad de Córdoba avanzaba en prestigio bajo la conducción de su liberal
rector Manuel Lucero que entre otros emprendimientos creó la Facultad de Medicina. En lo
cultural y artístico se van dando señales de mayor interés a través de la fundación de
bibliotecas, círculos literarios, teatros, periódicos, clubes; destacados pintores, literatos y
músicos surgen en la vida cordobesa de entonces.
La política de Avellaneda de fomentar la inmigración encontró eco en Córdoba, sobre
todo en el este de la provincia donde se asentaron nuevas colonias. La provincia y la ciudad
siguen avanzando en sus actividades a pesar del estado de postración económica en que se
encontraba.
Al término del mandato del Doctor Enrique Rodríguez en 1877 los liberales se
sentían fuertes como para creer que alguien les podría arrancar la conducción provincial,
después de la muerte repentina del gobernador electo como su sucesor, se resuelve que el
cargo lo ocupe Antonio Del Viso. Así la corriente liberal queda instalada en la gobernación.
El gobierno Del Viso fue eminentemente político ya que se asomaba para ocupar la
presidencia Julio Argentino Roca que estaba grandemente vinculado a Córdoba. Roca,
levantaba su bandera contra el porteñismo y encuentra en Del Viso y su ministro Juárez
Celman un inestimable apoyo para su candidatura.
También se iba afianzando el grupo de apoyo a Juárez y la oposición no lograba salir
de su debilitamiento y desarticulación en que se encontraba. Apareció la conocida “Liga de
Gobernadores” donde varias provincias del interior hacen una coalición para sostener la
candidatura roquista en contra de la pretensión que Buenos Aires tenía de adueñarse de la
conducción del país.
El Partido Autonomista Nacional y el Partido Liberal Nacionalista van a luchar para
ganarse las voluntades de los ciudadanos, la prensa y grupos de influencia van a pugnar para
llevar a sus candidatos al poder. Al fin, en 1880 quedó consagrado presidente de la Nación
Julio A. Roca y en la gobernación de la provincia de Córdoba subió Miguel Juárez Celman.
Así nos vamos introduciendo en la década que es nuclear en esta etapa final del siglo XIX.
28
1.2. LA GENERACIÓN DE LOS OCHENTA
En la franja epocal que nos hemos detenido hay un año clave al que podemos
referirnos como año “emblema” porque es considerado por muchos autores como un año de
definiciones y que marcó una etapa de cambios para Argentina, es el año 1880. A partir de allí
se hablará de la generación del ’80 que imprimió su huella en la fisonomía nacional. Esta
década del ´80 es una época muy sugerente y rica en toda la historia de nuestro país y
provincia. La importancia de esa década en la historia argentina es crucial desde el aspecto
educativo y social.
La década del ´80 del siglo XIX es un escenario de cambios significativos en la vida
política-institucional de Argentina. Esta generación está marcada por el grupo político que
acompañó las gestiones presidenciales de Julio A. Roca (1880-1886) y de Miguel Juárez
Celman (1886-1890). Estos dirigentes se ocuparon de poner un especial énfasis en dos
dimensiones de la vida pública: primero en la necesidad de promover un rápido proceso de
crecimiento económico y social, y en segundo término, en establecer la primacía de la paz y la
gestión administrativa por sobre la exaltación de la política militante15.
Esta es una respuesta a las décadas de la anarquía institucional y a la violencia
interprovincial que conmovían al país después de la Independencia.
El crecimiento económico alcanza niveles muy promisorios, el Partido Autonomista
Nacional, PAN, tiene un predominio aparentemente inamovible. En lo legislativo se
sancionan muchas medidas, también se definen medidas judiciales y administrativas que
garantizan la permanencia de estos logros.
Hay que recordar que la primera medida, la más representativa, fue la federalización o
Capitalización de Buenos Aires, que pasaba de esta manera al ámbito del Estado Nacional. Se
suprimen las milicias provinciales y se traspasa el monopolio de la fuerza pública al gobierno
nacional. También se unifican las monedas sustrayendo el derecho a que cada provincia
emitiese su propia moneda. Todas estas disposiciones consolida la tradición centralista que ya
se insinuaba desde la Constitución de 1853.
A este cuadro debemos sumar las llamadas leyes laicas de Educación Común y de
Matrimonio Civil y la creación del consiguiente Registro Civil que también colocaron en el
ámbito de lo nacional lo que antes estaba bajo el dominio de la Iglesia Católica.
15
Cf. NATALIO BOTANA - EZEQUIEL GALLO, De la República Posible a la República Verdadera (18801910), Ariel, Buenos Aires, 1997.
29
En 1880 cuando llegó a la presidencia Julio A. Roca materializó su proyecto
expresado en su lema gubernamental “Paz y Administración” que trasluce las ideas del
positivismo y de los postulados de la filosofía comtiana de “Orden y Progreso”16.
El Estado, con la organización política del país consolidada con la federalización de
la capital, incrementa su capacidad de gobernar el país y de orientar el desarrollo. Se
acrecentó la inversión de recursos para modernizar y extender los servicios de alfabetización,
salud, seguridad e infraestructuras que requería el nuevo modelo.
En el mismo año, en Córdoba, Miguel Juárez Celman ocupa la gobernación apoyado
por sectores reformistas y liberales. En 1883 ocupa una banca en el senado Nacional y tres
años después logrará la presidencia de la Nación17.
Cuando Juárez Celan asumió la gobernación anuncia que toda su gestión estará
orientada a dar a la provincia la jerarquía que necesitaba. Con Juárez Celman el liberalismo
entronizaba su segundo gobierno en
el suelo cordobés. Su gestión introdujo profundas
transformaciones, sobre todo en lo social y en lo religioso.
Siguieron surgiendo nuevas poblaciones en el territorio de la provincia, las corrientes
de inmigrantes continuaron penetrando en la sociedad y produciendo una nueva convivencia y
atmósfera social y cultural.
Al asumir Roca la presidencia de la Nación llamó junto a sí a dos cordobeses, Antonio
del Viso y Manuel Pizarro como Ministro de
Interior y Ministro de Culto, Justicia e
Instrucción Pública respectivamente. Roca llegaba con el empuje de una administración
progresista y amenazaba los intereses de las líneas porteñistas que trataban a estos hombres
como “los bárbaros del norte”18. El país se estaba sacudiendo en sus estructuras tradicionales
y tales cambios provocaban sentida inquietud.
No se puede dejar de lado la vigorosa dinámica que Juárez Celman da a su gobierno en
el aspecto de obras públicas tales como las mejoras en el sistema de agua corriente,
instalación de alumbrado de gas, puentes, parques, ornato de la ciudad, canales, asilos, obras
sociales, etc. Durante su mandato se reformó la Constitución Provincial para adecuar varias
16
La filosofía constructivista derivada de Augusto Comte encontró en América y, especialmente en Argentina,
muchos adeptos que se perfilaron como hombres pragmáticos y liberales que guiados por la idea del progreso
indefinido pretendieron lograr la organización del país.
Cf. COROLIANO ALBERINI, La idea del progreso en la filosofía argentina, en Problemas de la historia de
las ideas filosóficas en la Argentina, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, La Plata, 1966, 85
ss.
17
Para acceder a una visión amplia de este personaje y de su gestión cf. AGUSTIN RIVERO ASTENGO,
Juárez Celman, 1844-1909. Estudio histórico y documental de una época argentina, Kraft, Buenos Aires 1944.
18
Referencia a la exclamación de Pedro Goyena en el Congreso Nacional. Pizarro en una carta a Juárez Celman
contestará a estos calificativos.
30
normas a la nueva orientación del gobierno provincial y dejando a los poderes públicos mayor
libertad de acción.
Al gobernador Juárez Celman le sucede Gregorio Ignacio Gavier quien será un
indudable continuador de la política juarista. Igualmente tuvo que enrostrar la oposición, en su
gestión se destaca la aprobación de la construcción del Dique San Roque, obra ideada por el
ingeniero Dumesnil y Cassaffousth pero llevada a cabo por este último en colaboración de
Bialet Massé y Félix Funes e inaugurada recién en 1891 concluido el mandato de Gavier.
Durante el gobierno de Gavier se comenzó a tener una activación económica mayor,
nuevas industrias; explotación y comercialización de minerales, productos agrícolas y
ganaderos, instalación de empresas telefónicas y telegráficas. También iniciativas de
vigorización de la cultura artística de la ciudad y obras para paliar los problemas sociales.
En este período del gobernador Gavier, la Iglesia se confrontará decididamente con el
poder civil, principalmente en materia de educación, estos conflictos marcarán posiciones,
territorios y adhesiones
En 1885, ganan nuevamente los comicios el Partido Autonomista Nacional y el
General Roca propicia para la gobernación de Córdoba a Ambrosio Olmos. Ramón Cárcano,
fue nombrado ministro de Gobierno y éste será quién otorgue a la tarea administrativa una
dinámica no acostumbrada con actitud progresista.
A modo de ejemplo podemos mencionar algunas obras que adquieren envergadura
como son el trazado de un gran parque en la ciudad en terrenos de Miguel Crisol, la
construcción de una cárcel en barrio San Martín, la plaza Colón, empedrados en calles y
veredas, cementerio en los altos de San Vicente, etc.
La ciudad avanzaba en construcciones, se construyen los grandes Bancos de la
Provincia y de Córdoba como testimonio del progreso moderno que se arraigaba. Se crean en
el interior nuevas colonias de migrantes; en el ámbito cultural y artístico como así también en
el industrial se siguen produciendo hechos significativos y destacados.
Olmos que había sido apoyado por Roca para la gobernación de Córdoba, contó con la
oposición de Marcos Juárez, hermano del entonces presidente doctor Juárez Celman, quien se
estaba distanciando de Roca y se definió el fenómeno denominado “unicato” donde se da una
concentración no controlada del poder.
En 1887 se acusa a Olmos de abuso de la autoridad, construcción de obras públicas sin
autorización legal, mal manejo de fondos, presiones políticas con fines personales y
electorales, etc. y es exonerado del cargo por mal desempeño en el ejercicio de sus funciones.
31
El juicio político termina con su destitución y Olmos se fue de Córdoba evadiendo las fuerzas
policiales para no volver jamás.
A Olmos le sucede Echenique, quien era vicegobernador, desde la primera
magistratura prepara la llegada al poder de Marcos Juárez. A medida que crecen las
necesidades se van multiplicando las respuestas: nuevos puentes, plazas, mercados, calles,
nuevos servicios públicos, hay un florecer de las incipientes fábricas, etc.
En 1889 es elegido gobernador Marcos Juárez que actuó en consonancia con la
administración de su hermano en la Nación. A pesar del desarrollo del comercio, de la
agricultura y de la industria que se venían dando se comenzó a sentir la crisis económica para
el sector público que se agudizará en un importante déficit en los años siguientes. Pero ello no
fue obstáculo para que se mandara a construir edificios de gran porte, el dique San Roque, el
teatro Rivera Indarte, etc. En esta época se estudia la posibilidad de convertir a Córdoba en un
puerto fluvial con el conocido proyecto “Canal Huergo”, iniciativa que no logró concretarse.
Hacia finales de 1889 la promisoria realidad de los ´80 comienza a desdibujarse y en
1890 un estallido conjunto de las crisis económicas y de la rebeldía política abrió una etapa de
doloroso reacondicionamiento. Los dirigentes del `80 comenzaron a dispersarse, algunos con
enfrentamientos dentro del Partido Autonomista Nacional, otros configurando fuerzas
alternativas.
La década del `80 dejó como saldo la potenciación de un nuevo polo de crecimiento en
el país más allá de Buenos Aires, el aumento significativo de la población como consecuencia
de la inmigración europea y la conversión del país en uno de los principales proveedores de
cereales al mercado internacional. Estas bases económicas serán fuente de recuperación en las
décadas siguientes.
1.3. ÚLTIMA DÉCADA DEL SIGLO XIX
Los proyectos políticos pierden la audacia y pasión de los `80 y sólo alcanzará fuerza
semejante en el escenario público en 1912. Las derivaciones de la revolución del año 1890
traen soluciones temporarias mientras se va disolviendo el Partido Autónomo Liberal y se va
armando la nueva oposición, la Unión Cívica Radical. Lo que aquellos años consolidó fue el
modelo y diseño institucional de centralización del poder en su paradoja de un federalismo
concentrado con los consiguientes peligros de una inadecuada y desproporcionada
distribución de poderes públicos.
32
En el año 1890 la situación financiera comenzó a deteriorarse, la crisis económica
agobió a la provincia y al país, las instituciones bancarias no podían resistir. Constante
inflación, suba del oro, obra pública desmedida y sin respaldo financiero, la especulación y
otros factores fueron creando una atmósfera de inquietud social que desembocó en los
acontecimientos revolucionarios de 1890. La revolución del ´90 marca otro mojón histórico
en la evolución del país.
La controversia política y el desequilibrio económico fueron dando a lugar al
advenimiento de un tiempo nuevo. La oposición se aglutina en la Unión Cívica de la Juventud
que se fundó en Buenos Aires pero que encontró rápidamente adherentes en la metrópolis
cordobesa. El clima social comenzaba a agitarse y se estaba a las puertas de una revuelta en
contra del gobierno nacional que tuvo sus resonancias en el orden provincial en un
enfrentamiento definitorio.
El sector civil encabezado por Leandro N. Alem hace estallar el movimiento
revolucionario, es contrarrestado por las fuerzas militares que respondían al gobierno, pero
todo se comenzó a derrumbar alrededor del presidente que pierde popularidad y termina
dimitiendo. El presidente Miguel Juárez Celmán es sucedido por el doctor Carlos Pellegrini
quien dispuso medidas para salvar al país de su caída.
El gobierno cordobés sufre las consecuencias de la crisis nacional y Marcos Juárez
renuncia a la gobernación días después del presidente y queda en su lugar el vicegobernador
Eleazar Garzón mientras que la Unión Cívica de Córdoba cobraba fuerzas y energías para
posicionarse en el poder apoyados por la prensa católica y por sectores antijuaristas. El
gobierno de Garzón en medio de la oposición no fue más que un prolongar la crisis.
En 1892 logra el triunfo Luis Sáenz Peña para la presidencia y en la gobernación de
Córdoba se consagra Manuel Pizarro, quien al año siguiente presenta su renuncia y quedó en
su lugar interinamente Julio Astrada.
En 1895 renuncia el presidente Luis Sáenz Peña después de numerosos levantamientos
radicales que agotaron su gobierno y es sucedido por José Evaristo Uriburu hasta 1898.
También en 1895 asumió el doctor José Figueroa Alcorta la gobernación de Córdoba,
conocido por su tono liberal y que despertaba prevenciones en los círculos tradicionales de
Córdoba.
A finales del siglo se comienzan a gestar las asociaciones obreras y gremiales, las
clases dirigentes se aferraban a sus cánones de orientación y gestión que tendrán que ser
revisados desde las nuevas relaciones laborales y de los movimientos de fuerza de profundo
contenido social.
33
El Partido Autónomo Nacional retiene el poder y hace triunfar en 1898 para la
presidencia a Julio A. Roca y Cleto Peña para la gobernación de la provincia quien a los
pocos meses muere y es sucedido por el vicegobernador Donaciano Del Campillo.
La Unión Cívica Radical en pleno período de consolidación se prepara para ocupar los
cargos de gestión pública tras una lenta recuperación de la actividad agro- industrial y
comercial.
2. CÓRDOBA A FINALES DEL SIGLO XIX, SUS VECINOS Y SU FISONOMÍA
Para una mejor comprensión de la sociedad y de la Iglesia en el periodo de nuestro
estudio es interesante detenernos a trazar algunos rasgos dominantes más allá de sus
gobernantes y orientaciones políticas.
En el intento de reconstruir la época y la vida cotidiana de sus intérpretes hemos
rastreado diferentes fuentes. Entre una de ellas, escogemos y seguimos el informe de Manuel
Rio y Luis Achával19.
Durante tres siglos la ciudad de Córdoba había mantenido su planta inicial casi igual,
limitada por el río Suquia y el arroyo la Cañada. Edificada en una hondonada donde
descuellan las torres de las iglesias y los miradores de los edificios públicos. Los viajes se
hacían hasta la séptima década del siglo XIX en “mensajería” hasta que en 1875 arriba el
Ferrocarril Central Argentino que la comunica rápidamente con Rosario y Buenos Aires. Las
tareas de urbanización se aceleraron, los límites se trasladan y van apareciendo nuevos
pueblos más allá del río Suquía y La Cañada, se inician la construcción de puentes que
integraría totalmente a estos pueblos con la ciudad20.
19
MANUEL RÍO - LUIS ACHÁVAL, Geografía de la provincia de Córdoba, Vol. I, Publicación Oficial,
Compañía Sud-Americana de billetes de Banco, Buenos Aires 1904.
Esta obra es un escrito realizado por dos catedráticos de la Universidad Nacional de Córdoba por
encargo del Gobierno de la Provincia de Córdoba por decreto Ley 1373 del 10 de septiembre de 1895. Es
gobernador entonces Figueroa Alcorta y ministro de Gobierno Ponciano Vivanco. Se nombra esta Comisión de
dos miembros para realizar la Geografía de Córdoba. Este trabajo demandó más de 5 años ya que implicó
recoger, organizar, investigar todo el material existente y emprender numerosas expediciones y exploraciones de
campo para ampliar y confirmar los datos. Es una obra que si bien se titula Geografía hay que saber que consta
de una Geografía Física (orografía, hidrografía, clima, geología, flora y fauna, límites, etc.), le sigue la Geografía
Política (superficie, población, gobierno, industria y comercio, viabilidad, irrigación, etc.); y finalmente una
Geografía Particular (estudio de cada departamento de la provincia por separado).
El valor de esta obra radica en el ser la primera que organice y exponga de modo general un estudio tan
acabado de la Provincia. Esta obra se la puede equiparar al trabajo que encargó el presidente Rosas al francés
Martín Moussy para realizar la Geografía de la República Argentina, que fue de incuestionable valor y autoridad
en el país.
20
Pueblo General Paz, Alta Córdoba, San Vicente, etc.
34
Debemos recordar, como ya lo hemos insinuado en otros apartados de este trabajo, la
importancia que daban los hombres de finales del siglo XIX al investigar y estudiar lo propio.
Es así como se instaló en Córdoba la Academia Nacional de Ciencias que con sus comisiones
y peritos recorren todos los rincones de nuestra superficie para tener informaciones más
acabadas de nuestro medio y sus recursos21.
Hay un despertar del interés por crear museos donde se pueda contactar con algún área
del saber científico o del quehacer artístico-cultural, en este período se abren importantes
espacios para tal fin en nuestra ciudad.
Los estudios universitarios se diversifican, se crean nuevas facultades desde las
ciencias particulares, cuando hasta entonces la Universidad se había especializado en los
estudios de Filosofía, Teología y Jurisprudencia. La irrupción del positivismo y de las
ciencias traen nuevos planteos, necesidades y ofertas para el trabajo académico y educativo.
Igualmente se pueden observar en los programas de estudios de los colegios y escuelas la
ampliación de los ramos o materias que se dictan, cuando se había reducido por el espacio de
mucho tiempo a las nociones básicas de la lecto-escritura y de las operaciones matemáticas o
a una moderada incursión en las humanidades.
Hay por debajo de esta corriente un interés científico-intelectual junto a un provecho
económico-social. Es la ideología imperante en el concierto de las naciones donde no queda
excluido nuestro país y nuestra provincia. El lema de entonces lo podremos resumir: “conocer
para querer lo nuestro”, “seremos lo que tenemos”, “apoyar lo propio”; lemas que hoy
volvemos a relanzar pero que ya guiaban a la sociedad de aquel tiempo
Este movimiento potenció intercambios comerciales, la instalación de nuevas
industrias, la explotación de los recursos existentes y la promoción de los productos genuinos.
También en este contexto se comenzó a organizar ferias en diferentes niveles, se participa
en ferias en Europa y en otras exposiciones donde se obtienen significativos reconocimientos,
premiaciones y distinciones.
Los gobiernos de signo liberal consideran que hay como una usina de oportunidades y
posibilidades no aprovechadas, sabrán sacar ventajas y utilidades de esta situación. Se levanta
la bandera del progreso y desarrollo que deberá ser acompañada por políticas de organización
y administración donde se regule toda la nueva actividad socio-cultural-económica.
21
Se puede hacer un panorama de los museos, muestras y exposiciones en la obra de LILIANA DE DENARO,
Un recorrido por el patrimonio cordobés. Museos y lugares significativos, Ediciones Corintios, Córdoba 2005.
Allí se observa la creación de muchos museos durante la época de nuestro estudio.
35
La migración, la extensión del ferrocarril, la escolarización, la urbanización, la
industrialización y otros mecanismos puestos en marcha hay que comprenderlos dentro de
estos ejes.
Cuando recomponemos la ciudad de Córdoba en los finales del siglo XIX, nos
preguntamos cuál era su población, modo de vivir, actividades principales, modos de
organizar la vida pública, etc. Es por ello, que en el intento de sumergirnos en ese estrado nos
valdremos, primordialmente, del informe arriba mencionado en lo que hace a estas esferas, es
decir al capítulo destinado a la geografía política22.
2.1. LOS HABITANTES Y LA ORGANIZACIÓN SOCIAL
En la ciudad de Córdoba encontramos diferentes grupos sociales y étnicos que la
componen. El pasado colonial con su fuerte inserción de la nobleza española, en su mayoría
andaluza, el mestizaje y la convivencia de indígenas y negros dio origen a una población con
caracteres distintivos.
El advenimiento de la Revolución y los primeros años de la República encuentran una
importante clase letrada: bachilleres, maestros, licenciados y doctores formados en la histórica
Universidad. Los hijos de nobles se dedicaron a los estudios y así mantuvieron un rango
considerado y prestigioso en la sociedad. Este grupo presente en los años liberales se
reacomodó desde los contendidos de sus adiestramientos pero mantiene igual grado de
superioridad y de responsabilidad en el edificio social23.
Próximo al universitario, estaba el comerciante y el estanciero, allí se va dando con
mayor fuerza el mestizaje, aparece el “chino” en la ciudad y el “gaucho” y “paisano” en el
campo, el “mulato” o “moreno” como nuevos componentes de la sociedad24.
Los años de la organización nacional, teñidos por anarquismos, despotismos,
caudillajes y luchas entre grupos de diferentes orientación política enfrentan familias, clases
22
Cf. MANUEL RÍO - LUIS ACHÁVAL, Ob. cit. 371-557.
De aquí se comprende la estima y el valor por los estudios superiores y los títulos y cierto desprecio por las
profesiones industriales y oficios, descontado el comercio. Este rasgo fue y será muy notorio en nuestra ciudad.
Cabe recordar que los españoles en su mayoría no se dedicaban a los oficios (las armas, las letras, la piedad y las
artes eran sus ámbitos privilegiados), para la construcción u otras labores contaban con los esclavos, sirvientes,
contratados. Es así que para las grandes construcciones de la Córdoba colonial (catedral, iglesias, etc.) cada
familia española aportaba un esclavo o un peón. Las revoluciones políticas y las evoluciones sociales dejarán su
huella niveladora pero no se extirpará del todo esta preeminencia ilustrada y doctoral.
24
El indígena y el negro iban desapareciendo como tipos originarios y en medio del revuelto conjunto se daban
nuevas combinaciones. Así hace su aparición los pardos, una clase algo confusa, principalmente definida como
artesanos, mejor mirada y más próxima a la estirpe ibérica que será luego los hijos del pueblo.
23
36
y dificultan la cohesión social. La segunda mitad el siglo XIX traerá una atmósfera de mayor
estabilidad y conciliación donde será más anhelado el reconocimiento mutuo, la tolerancia y
el respeto.
Todos estos grupos serán alterados con la llegada masiva de las corrientes migratorias
donde el “gringo” traerá importantes innovaciones para el conjunto poblacional. Por un lado,
los inmigrantes en las colonias mantendrán su nivel social-cultural, el trabajo rural y la
organización de las aldeas lo distinguirán según su procedencia y le significará en muchos
casos mejoramiento y ascenso. Por otro lado, en las ciudades serán los nuevos pobres, la clase
aristocrática de la sociedad le dificultará una posición mejorada, de allí que en sus inicios
vivían en conventillos u hospedajes y se dedicaban a servicios más humildes y menos
reconocidos25.
La inmigración provenía sobre todo de Europa, ya no sólo de un país, sino de todos los
pueblos y razas. Esta afluencia migratoria significará un salto en el crecimiento poblacional,
cerca de un quince por ciento de la población total, y una transformación menos rápida, pero
más profunda, en su identidad.
La porción más copiosa de la corriente migratoria deriva de los llamados países
latinos, Italia, España y Francia, trayendo, por consiguiente, los componentes europeos más
semejantes de la población nativa.
Ahora analizaremos algunos datos tomados de los censos realizados en aquel entonces
en la Nación y Provincia, ellos nos servirán para tener una idea más cercana a la realidad
epocal26.
La provincia de Córdoba según el censo de 1869 tenía 210.508 habitantes, la capital
cordobesa 34.456 habitantes y en el censo de 1895 marca 351.223 habitantes en la provincia
y 54.763 habitantes para la capital. Estos números nos señalan el crecimiento en la última
mitad del siglo XIX, anterior a la fecha del primer censo el crecimiento era lento por la
situación política del país, la situación de guerra civil, los destierros y demás exceso de tiranía
que habían producido un estancamiento en el crecimiento de la población; mientras que
iniciada la era constitucional y sumada la promoción de la inmigración el crecimiento será
notorio.
“En los primeros cincuenta años, correspondientes al azaroso y cruento
período de la organización nacional, apenas alcanzó a duplicarse,
mientras que en los otros cincuenta, bajo un estado político más propicio,
llega a cuadruplicarse con exceso. En la primera mitad del siglo, el
25
La aristocracia cordobesa arraigada por sus linajes de sangre mantendrá su forma compacta y hegemónica por
los vínculos matrimoniales y así perdurará por mucho tiempo entrelazada en una elite casi infranqueable.
26
Censos Nacionales de 1857, 1869 y 1895. Censo Provincial de 1890.
37
aumento debiese casi exclusivamente el elemento vegetativo, mientras
que en la segunda interviene la migración europea como factor principal
de importancia más y más considerable a medida que avanzamos hacia el
presente”27.
Córdoba recibe un importante grupo de personas extranjeras, aunque se radiquen
principalmente en los departamentos del sur y este de la provincia. Las provincias del litoral,
Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, tuvieron aún mayor número de población inmigrante;
igualmente Tucumán y Mendoza por el auge de la industria de la caña de azúcar y de la vid
respectivamente.
Como dijimos anteriormente la población extranjera se ubicó en las campañas, donde
fundaron centros urbanos dado el rápido desarrollo adquirido en la agricultura y ganadería,
mientras que en las ciudades capitales se dedicaron a las actividades culturales, artísticas y
pequeñas industrias. En 1869 en Córdoba hay 1.737 extranjeros y en el año 1895 había en la
provincia de Córdoba 35.547 extranjeros, de los cuales 6.164 se encontraban en la ciudad
capital, el resto se distribuía en los diferentes departamentos.
En nuestra Provincia los italianos componen algo como el 62% de la población
extranjera, los españoles el 15%, los franceses el 8%, los alemanes el 3% y en menor
proporción otros grupos de diferentes nacionalidades, casi la totalidad es de origen europeo.
Los italianos se encuentran distribuidos por todo el territorio de la provincia y los otros,
preferencialmente, en la capital.
Hay una variedad de profesiones entre los habitantes de la provincia, es de distinguir
que la gran mayoría se dedica a la explotación agrícola-ganadera, la producción de la materia
prima e industria, jornaleros, comerciantes, transportistas, etc. En número mucho menor hay
personas dedicadas a las llamadas profesiones liberales como abogados, contadores, médicos,
farmacéuticos, arquitectos, etc.
La mujer de entonces no había conseguido un trabajo remunerativo considerable, la
cual privada de medios propios de subsistencia, debía depender completamente del hombre,
aunque en la segunda mitad del siglo XIX hay un crecido número de tejedoras y costureras
que luego quedó disminuido por la crisis textil.
Pasando a los grados de instrucción hay datos sugerentes como que en el año 1895
más de la mitad de los habitantes de la provincia de Córdoba, mayores de seis años, no sabían
leer ni escribir, en proporción casi iguales de varones y mujeres. Aunque si se compara con
los números de 1869 hay una mejora sustancial. La mejora realizada en el período es bastante
27
Cf. MANUEL RÍO - LUIS ACHÁVAL, Ob. cit. 385.
38
para revelar un progreso en la masa de la población. Se multiplicaron escuelas y los intereses
y aspiraciones de la población denotan una tendencia a un mayor nivel de instrucción.
En cuanto al elemento religioso el 98% profesa ser católico, y un mínimo porcentaje
protestante, israelita o practicante de otra religión. La inmensa mayoría de la inmigración es
católica al igual que la población nativa.
3. EL ESTADO DE LA EDUCACIÓN EN CÓRDOBA
En este apartado nos proponemos describir la situación educativa en el país y
básicamente en la provincia de Córdoba, es un período donde se originan nuevas políticas
educativas y se implementan nuevas iniciativas en este campo.
Antes queremos hacer un breve recorrido histórico que nos permita rastrear algunos
antecedentes para comprender la irrupción de lo nuevo y original de la época.
3.1. LA INSTRUCCIÓN EN CÓRDOBA, HISTORIA Y DESARROLLO
Es necesario hacer una revisión sintética y rápida de la situación educacional en la
ciudad de Córdoba anterior a nuestro período estudiado ya que así nos encontraremos con los
precedentes que fueron fraguando la obra de los siglos venideros28.
En los albores de la ciudad de Córdoba, los conventos tuvieron una fuerza civilizatoria
muy importante, ya en 1577 los franciscanos fueron los primeros maestros de la naciente
villa, encargados de instruir a los hijos de los conquistadores y de las primeras familias. Este
fue el Colegio San Buenaventura que la Orden Franciscana tuvo bajo su conducción.
En 1613 se fundó el Monasterio de Santa Catalina de Siena, con un acuerdo con el
Obispo Trejo se les permite tener una escuela para niñas sin que se resintiera la disciplina y la
clausura29.
A las escuelas conventuales se les agregaron las escuelas parroquiales, donde los
curas párrocos estaban obligados a enseñar las primeras letras y las nociones básicas de la
28
En este breve recorrido histórico en el campo de la educación seguiré la obra de LILIANA DE DENARO, Los
Institutos Privados de Enseñanza en Córdoba, Córdoba 1984. Publicado por la DIPE.
29
Cf. MONASTERIO DE MONJAS DOMINICAS DE SANTA CATALINA DE SIENA. Historia manuscrita
del Monasterio Sienense de la ciudad de Córdoba en la Provincia del Tucumán, 22 y otras crónicas del mismo
Monasterio.
39
religión. Más tarde los Cabildos autorizaban la apertura de escuelas particulares y se destinaba
un seglar para el ejercicio de la docencia. Finalmente se establecían escuelas municipales
subvencionadas en parte por los ayuntamientos y en parte por los propios alumnos. Pero a
pesar de estas escuelas, gran parte de la población quedaba sin más instrucción que la recibida
en el hogar y no siempre con medios y condiciones para hacerlo de modo eficaz.
Mención aparte, requiere el Colegio Máximo de los Jesuitas donde se impartían los
estudios preparatorios, que fue el germen de la futura Universidad, y el Colegio-Convictorio
de Monserrat fundado en 1687 por el P. Ignacio Duarte y Quirós.
En el siglo XVIII es común encontrar en Córdoba diversos “beaterios” compuestos por
mujeres que sin ser religiosas vivían en comunidad vinculadas con unas promesas privadas y
que se dedicaban a alguna actividad apostólica, muchas relacionadas a la enseñanza.
Los varones eran educados, como dijimos, en las escuelas conventuales; mientras que
las mujeres eran educadas en sus propios hogares, pocas sabían leer y escribir y las hijas de
familias más acomodadas enviaban a sus niñas a los conventos de religiosas o a escuelas
particulares.
En 1782 el Obispo Fray José Antonio de San Alberto funda el Colegio de Huérfanas
que se constituyó en escuela de primeras letras y escuela profesional, de la misma manera
pretendió formar maestras e insertar a la mujer en la sociedad cordobesa en una nueva
posición. Diseña la escuela no sólo para “blancas” y clases pudientes sino también promueve
la educación popular aceptando las “pardas” y las niñas más necesitadas y abandonadas30.
Semejante idea concibió San Alberto para varones, es decir formar escuelas
profesionales de oficios; la iniciativa no se concretó porque en la sociedad de entonces no
eran bien visto los oficios manuales para los hijos de españoles.
Ya en el siglo XIX, más precisamente en el año 1813, el gobernador intendente
Francisco Xavier de Vana aprueba un “Reglamento para la enseñanza y régimen de escuela de
primeras letras” donde se unifican los criterios organizativos para las escuelas de Córdoba31.
30
Las ideas pedagógicas y directrices del Obispo San Alberto se las puede estudiar en las pastorales y en las
Constituciones que da al Colegio, allí hay un rico material para descubrir los fines, metodologías y medios
propuestos. Se puede acceder a estas fuentes en el ARCHIVO DE LAS HERMANAS CARMELITAS DE
SANTA TERESA en la Casa Madre de la ciudad de Córdoba.
31
Se lo puede leer completo en el ARCHIVO DE GOBIERNO, 1813, Expediente número 26. Es un trabajo
notable que se adelantó a su tiempo y de muy buena redacción y contenido. Hasta 1830, sobre todo en el
gobierno de Juan Bautista Bustos, se fundan escuelas en muchos curatos, en la ciudad se instalan nuevas
escuelas y se establece la escuela según el método de Lancaster donde se preparaban monitores para extender la
educación.
40
Las Congregaciones Religiosas son las mismas que antes de 1810. Los religiosos
betlemitas, que habían llegado en 1762 para atender los enfermos del Hospital San Roque
fundado por el Obispo Salguero, piden en 1817 crear una escuela pública de primeras letras32.
En el período de 1830 a 1852 dada la situación política de enfrentamientos y luchas,
las escuelas se vieron debilitadas; sólo se crea una escuela pública durante la gestión de José
Antonio Reynafé en el año 1834.
En 1860 se da cuenta de diez o doce escuelas públicas en la ciudad de Córdoba,
aparecen sociedades de beneficencia, creadas por gobernadores y ministros con señoras de la
sociedad, con el fin de sostener la labor educativa.
A partir de la última treintena del siglo XIX aparecen numerosos centros educativos
regenteados por religiosas de fundaciones locales. A cuyo tema nos dedicamos en este trabajo
de forma particular en capítulos siguientes.
A pedido de la Sociedad de Beneficiencia vinieron desde Italia en 1859 las Hermanas
de la Caridad, Hijas de Nuestra Señora del Huerto, para hacerse cargo del Hospital San Roque
después de la muerte del último betlemita. En 1871 la Conferencia Vicentina de Señoras
funda un instituto para niñas pobres que también ponen en manos de las Hermanas del Huerto
de donde surgirá el Colegio Amparo de María. En 1873 esta misma Congregación inaugura el
Colegio Nuestra Señora del Huerto.
Hacia finales del siglo, la Tercera Orden Franciscana funda el Colegio de la
Inmaculada (1891), llegaron también las Hermanas Franciscanas de la Caridad fundadas en
Buenos Aires por la Madre Mercedes del Niño Jesús Guerra para atender el Colegio de la
Sagrada Familia (1898) y los religiosos escolapios para asumir el Colegio Santo Tomás
(1894).
Entre las Escuelas de Artes y Oficios, no podemos dejar de señalar la obra social que
se realiza en el tiempo del Obispo Fray Mamerto Esquiú, es el Taller Diocesano de la
Sagrada Familia, surgido por iniciativa del jesuita, P. José Bustamante, fundado en 1882 y
que funcionó en el edificio donado por Andrés Piñero frente a la que fuera la Plaza General
Paz. Los fines de dicho taller se pueden conocer en sus reglamentos y estatutos, que dicen:
“[…]atender a la mujer menesterosa y necesitada con medios de
subsistencia y con un moderno y honroso trabajo, promover su
contención y educación y donde podrían aprender los conocimientos
industriales y laborales que le proporcionará su bienestar social y
económico […]”33..
32
Cf. Actas capitulares del 3 de junio de 1817 y 6 de marzo de 1818 del Cabildo Eclesiástico de Córdoba.
Reglamento del Taller de la sagrada Familia en el ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA,
Legajo 53, Pastorales-Decretos y Edictos. T. 1 (1834-1900). Documento impreso. También en el ARCHIVO
33
41
3.2. LA INSTRUCCIÓN EN CÓRDOBA A FINALES DE SIGLO XIX
Ahora, nos detendremos a analizar la situación educacional de la provincia, siguiendo
también el informe de los catedráticos mencionados encargado por el Poder Ejecutivo en el
año 189534.
La Provincia de Córdoba cuando organizó su administración y gobierno,
primeramente se dio una Constitución que la rija, allí se establecieronn los poderes, funciones
y atributos.
En aquella etapa se organizó y establecieron los distritos y sus diferentes divisiones,
como vemos es un período de fuerte organización del aparato administrativo y donde todo
debe ser implementado, supervisado y evaluado.
La Universidad de Córdoba a lo largo de sus cuatro siglos de existencia atraviesa
diferentes avatares35. En el siglo XIX después de una época de decadencia y desquicio que
coincide con la época previa a la batalla de Caseros (1852) se rearma y comienza su nueva
fase.
En 1854, un decreto del Gobernador de la Provincia la nacionalizó y desde entonces
quedó sujeta al Gobierno Nacional. A partir de entonces se amplifican los programas de
estudios y se aprueban nuevos métodos, se le dictó un régimen de organización y se establece
sus estatutos y reglamentos.
A la Universidad se permitía el ingreso de los alumnos que habían completado los
estudios preparatorios en algún Colegio Nacional. En la Universidad de finales de siglo se
suma a las facultades de Derecho y Ciencias Sociales las nuevas facultades de Ciencias
HISTÓRICO DE CÓRDOBA en el periódico Eco de Córdoba del 14 de abril de 1883 (pág. 3 col 2, Taller de
mujeres) se puede leer un artículo sobre la fecunda actividad del taller entre las obreras y clases más
desfavorecidas.
34
Cf. MANUEL RIO – LUIS ACHÄVAL, Ob. cit.
35
La Universidad de Córdoba está en gérmenes con la llegada de los jesuitas a Córdoba en 1599, ya en 1610 se
la eleva al rango de Colegio Máximo y Seminario principal para toda la Provincia Jesuita del Paraguay. En 1612
los jesuitas por la falta de recursos lo habían trasladado a Santiago de Chile. En 1613, el Obispo Fray Fernando
de Trejo y Sanabria funda un Colegio de la Compañía de Jesús para la cual deja en testamento todas sus
haciendas y bienes para asegurar la subsistencia del establecimiento y en 1614 los estudios trasladados a Chile
vuelven a Córdoba.
En 1622, Gregorio XV erige el Colegio en Universidad con capacidad de conferir los diferentes grados,
bachiller, licenciado y doctor. En 1767 se efectuó la expulsión de los jesuitas de los dominios españoles y la
universidad de Córdoba fue entregada a los franciscanos. En 1800 se la eleva a rango de Mayor, es decir a igual
categoría que a la de Salamanca y Alcalá y se la tituló Real Universidad de San Carlos y de Nuestra Señora e
Montserrat y así se la separaba de los franciscanos en su dirección. Sin embargo, la secularización de la
Universidad se llevó a cabo recién en 1808. A partir de entonces se dan sucesivas reformas de los planes de
estudios y en 1820, al desaparecer la autoridad nacional, la Universidad queda bajo la jurisdicción del gobierno
provincial (en esta fase cuenta con la posesión de la única Imprenta que existía en Córdoba dando así origen al
periodismo) hasta que en 1854 se nacionaliza.
42
Fisicomatemáticas (1873) y de Ciencias Médicas (1878). La carrera de Derecho, Teología y
Sociales cuenta con el mayor número de alumnos, seguida por la de Ciencias Médicas y
finalmente la de Ciencias Exactas. Físicas y Matemáticas.
En cuanto a la enseñanza secundaria debemos hacer mención del Colegio Nacional de
Córdoba; en 1685 el presbítero Ignacio Duarte y Quirós funda el Colegio de Nuestra Señora
de Montserrat36. También fue nacionalizado en 1854, en el año 1889 tiene 167 alumnos
mientras que en 1895 llega a 252 alumnos y más de 30 profesores. Igual condición que este
colegio adquirió en el siglo XIX, en la ciudad de Córdoba, el Colegio Santo Tomás, en virtud
de la ley de libertad de enseñanza queda incorporado al Colegio Nacional y se da validez a sus
títulos para el ingreso a la Universidad Nacional37.
Hay que acordarse que además del prestigioso Colegio Montserrat que era preparatoria
para los estudios superiores, existían maestros particulares que las familias contrataban para la
instrucción de sus hijos.
La Nación también sostiene en nuestra capital la Escuela Normal de Mujeres, allí se
preparan para el magisterio38. En sus primeros años tiene alrededor de 20 matriculadas
mientras que en 1900 llega a casi 100. También se crea en 1886, la Escuela Normal de
Varones que funciona con un número variable de alumnos entre 20 y 40; esta Escuela se
fusiona en 1899 con el Colegio Nacional y es suprimida en 1902.
La preparación eclesiástica se da en el Seminario Conciliar de Nuestra Señora de
39
Loreto . A finales del siglo cuenta con 70 alumnos, varios en preparatoria (55 seminaristas) y
un porcentaje menor (15 seminaristas) en estudios superiores En los respectivos conventos de
la ciudad también existen noviciados y casas de formación de los religiosos 40. Entre sus
seminaristas se cuentan casi un centenar, la mitad en estudios superiores, casi el 70 % eran
originarios de Córdoba, de las demás provincias argentinas y algunos extranjeros.
36
Colegio a cargo primeramente de los jesuitas, luego de los franciscanos y más tarde del clero secular.
Vinculado a la Universidad donde concurrían alumnos de todas las provincias del Virreinato del Río de la Plata.
37
El Colegio de Santo Tomás fue creado por iniciativa la Sociedad de la Juventud Católica que lo funda en 1884
como un colegio secundario y propiedad exclusiva de la Iglesia de Córdoba bajo la guía de la Compañía de Jesús
ú otro instituto. Lo aprueba el provisor y gobernador del Obispado, doctor Jerónimo Emiliano Clara y fue
dirigido por los lacorderistas que permanecieron hasta 1892. Entonces el Obispo Fray Reginaldo Toro lo ofrece a
los escolapios quienes lo conducen desde 1894. La ley a la que referimos es la ley 934 sancionada el 19 de
septiembre de 1878, ley arduamente debatida.
38
Es creada por Sarmiento e inaugurada el 1 de mayo de 1884.
39
Es un establecimiento histórico que remonta sus orígenes al Seminario Convictorio de san Francisco Javier,
erigido en 1613 por el Obispo Fray Fernando de Trejo y Sanabria. En 1753 el Obispo Pedro Miguel de
Argandeña le da el nuevo nombre y título. Se encontró vinculada al Universidad hasta que Fray Mamerto Esquiú
lo separa definitivamente. Para mayores informaciones recomendamos la obra de LUIS. R. ALTAMIRA, El
seminario conciliar de Nuestra Señora de Loreto, colegio mayor de la Universidad de Córdoba, Córdoba 1943.
40
Dominicos, Mercedarios, Franciscanos y Jesuitas.
43
Hay un auge por las escuelas de música y canto, se crea el Conservatorio de Música
de la Provincia y la Academia de Santa Cecilia; también se dicta pintura y dibujo en la
Academia de Pintura.
La educación común se legisla hacia finales del siglo, queda establecida como
obligatoria y gratuita, en un itinerario de siete años; aún se exceptúa a los educandos cuyos
padres o tutores comprueben que están haciendo los estudios de manera particular
correspondiente a la enseñanza exigida. Se crea el Consejo General de Educación que nombra
maestras, tiene inspectores y paga las subvenciones a las escuelas particulares, establece los
programas y las materias a dictarse.
Las escuelas contarán también con un Reglamento General con diversas disposiciones
sobre matrículas, admisiones, exámenes, clasificaciones, etc.
La ciudad capital de Córdoba cuenta en 1900 con casi 100 escuelas, 16 son graduadas
(seis grados) y 42 elementales (cuatro grados) y el resto son rurales (dos grados), que
corresponden a la campaña.
De este centenar de escuelas 33 son públicas y 67 particulares. Allí asisten más de
12.000 alumnos, en proporciones equivalentes de varones y mujeres. Las escuelas públicas
atienden casi el 45 % de la población estudiantil mientras que las particulares tienen
aproximadamente el 55% del número de alumnos.
El aumento de escuelas particulares es significativo, mientras que las provinciales
aumentan en una proporción del 15%, las particulares lo hacen en un 115%. Este dato revela
la fuerza y la importancia de la acción privada en el desarrollo de la instrucción primaria en C.
También los censos y estadísticas delatan que Córdoba se distingue por el escaso
número de escuelas mixtas y por la elevada proporción de las destinadas a mujeres.
Es muy interesante el crecimiento sostenido de escuelas, personal docente y alumnos
en los últimos años del siglo XIX e inicios del siglo XX. Ello significó ir cualificando
maestras desde las Escuelas Normales. La necesidad de profesores era muy sentida y poco a
poco se irán desarrollando establecimiento para su formación, el interés y preocupación
educacional va instalándose en la población. Las transformaciones en el campo pedagógico,
los métodos de enseñanza, la actualización de los contenidos, la legislación y reglamentación
de políticas educativas mantendrán una dinámica singular en la sociedad.
44
CAPITULO III
PANORAMA ECLESIAL
LA IGLESIA EN LA ENCRUCIJADA
INTRODUCCIÓN
45
En esta sección nos dedicaremos al intento de visualizar la institución eclesial en los
fínales del siglo XIX. Sin pretender rehacer una historia de la Iglesia completa en Argentina y
Córdoba, nos adentraremos en algunos datos singulares y significativos que nos ayudarán
para la comprensión de capítulos siguientes.
1. LA IGLESIA EN ARGENTINA, ANTECEDENTES Y NUEVA SITUACIÓN TRAS LA
INDEPENDENCIA
La Iglesia en Argentina a lo largo de la historia ha ido definiendo su propia
particularidad y su propio estilo. Podemos hablar de una presencia de la Iglesia en territorio
argentino de más de 400 años, un modo de vida eclesial relativamente estable y constante que
la configura con un acento específico. La Iglesia en diálogo con la cultura y determinada por
los contextos históricos toma modos particulares de ser, por eso junto a la historia eclesiástica
hay una reflexión pastoral sobre ella.
Los acontecimientos socio-políticos, han incidido de manera directa y gravitante en la
vida institucional de la Iglesia Católica Argentina a la par que la Iglesia ha adoptado una
perspectiva determinada de su ser y misión en el país.
En este trabajo presentaremos las características específicas que fue tomando desde el
período independiente hasta nuestros días y más precisamente en ese arco de tiempo que nos
hemos definido. Rastrear estos aspectos nos ayudará a responder porqué somos eclesialmente
como somos, podremos auscultar nuestra época, comprenderla con mayor profundidad y a la
vez, podremos vislumbrar horizontes hacia dónde nos encaminamos para proyectar pasos más
determinados.
Nuestro estilo argentino de ser Iglesia nos forja una autoconciencia propia y
nos
ubica en el continente latinoamericano y en el mundo con una posición y definición única.
Conocer este aspecto nos dará amplitud para afianzarnos, modificar o enriquecer la misión
eclesial en su proceso encarnatorio en la cultura donde la Iglesia vive y predica.
La historia en nuestro continente ha estado supeditada a las hermenéuticas
secularizantes de las ideologías que predominaban en el mundo que devinieron en el tiempo
en el liberalismo y en el marxismo. Ambas ideologías son deudoras de la Ilustración que
desde el siglo XVI se expandió en diversos territorios y que mayormente se mostró enemiga
del proyecto político de España y de la Iglesia de entonces en América Latina.
46
La Iglesia en Argentina desde el proceso independentista va adoptando un
comportamiento propio, va delineándose con una estructura e institucionalización progresiva
donde establece y funda su identidad, misión, relaciones y valores en el tejido civil.
La Iglesia Católica en nuestra patria fue organizándose desde múltiples articulaciones
que debió gestionar y desde un conjunto de valores, normas y principios que guíaron su
accionar.
La crisis de la independencia en nuestro país trae aparejada un período marcado por
enfrentamientos tanto en su relación con la corona española como en su interior donde luchan
distintos proyectos de construcción de la nación. En medio de esta crisis la Iglesia también
acusa el impacto de la desorganización y de la fragmentación. Las autoridades eclesiásticas
manifiestan posiciones ambiguas y contradictorias frente a la Revolución,
El clero jugó un papel importante en el proceso revolucionario gracias a su influencia
en los diferentes estratos sociales y a su ilustración-erudición para afrontar este reto41.
Los nuevos gobiernos adoptan el ejercicio del Patronato que lo ejercerá hasta 1966.
Hay intentos, como los de Rivadavia, de constituir una Iglesia desvinculada de Roma, lo cual
se cristalizó en una ruptura con el Papado por largos años, confiscación de bienes eclesiales y
reorganización de las órdenes religiosas.
Con el gobierno de Rosas, la Iglesia vuelve a ser tratada con respeto, se renuevan las
relaciones con la Santa Sede, los jesuitas vuelven al territorio argentino. La religión católica
se consolida como elemento popular y cultural, se institucionaliza la enseñanza de la religión
en las escuelas.
La Constitución de 1853 consagra la unión moral y económica de la Iglesia y el
Estado, allí en varios artículos se establecen compromisos de sostenimiento de culto,
condición de ser católico para aspirar a la presidencia de la Nación, fórmula de juramento
presidencial, etc.
Por otro lado, se comienza a instrumentar el proyecto de ciudad-puerto de Buenos
Aires sobre el interior, proyecto de profundas raíces demoliberales que le traerá a la Iglesia
nuevos puntos de fricción42.
41
La intervención del clero queda ejemplificada en la actuación de personalidades como el Deán Funes, Fray
Luis Beltrán, o el hecho de que los 29 firmantes del acta de Independencia, 16 fueran sacerdotes.
42
A modo de ejemplo podemos mostrar diferentes relaciones que se establecen entre nuestros gobernantes y la
Santa Sede: Urquiza apoya la reorganización de la Iglesia, promueve creación de seminarios y sedes episcopales.
Por otro lado, Mitre, cuestiona a la Santa Sede en sus delegados; Roca llevará la relación hacia una mayor
oposición que agudizará los conflictos.
47
Con esta breve presentación concluimos que la Iglesia que llega a la constitución de la
“Argentina moderna” es una Iglesia institucionalmente pobre,
desorganizada a nivel
jerárquico, diezmada y con una profunda escasez de clero.
2. LA IGLESIA Y LA MODERNIDAD
La Iglesia en nuestro país ante el proyecto de la modernidad no seguirá cauces muy
diferentes a los que la Iglesia venía desarrollando en el viejo mundo como rechazo del
proyecto burgués de la modernidad. Algunas líneas de respuestas nos ayudarán a ponderar la
repercusión que ello tendrá para la pastoral en el país.
Una expresión máxima de esta oposición, a nivel universal, es la encíclica de 1864
“Quanta Cura” con el “Syllabus” donde elenca los errores modernos. Se rechaza la
concepción racionalista y la cosmovisión que la modernidad sustenta, a la par se quiso
reaccionar a una sentida pérdida de poder e influencia desde modelos monárquicos muy
consolidados y ahora cuestionados. La Iglesia en actitud de defensa se reorganiza con una
profunda reforma jurídica y con una “romanización” de sus costumbres y doctrinas43.
Estos cambios en la vida de la Iglesia traerán importantes consecuencias pastorales
como es la primacía de lo ritual-sacramental como visualización e identificación cristiana. Se
da una mayor separación del sacerdote de la vida secular, el clero absorbe el protagonismo de
la pastoral eclesial, el laicado es simplemente un “cliente ritual”.
Mientras tanto se da una verdadera multiplicación de instituciones temporales bajo la
responsabilidad directa de la Iglesia (hospitales, colegios, universidades, orfelinatos, etc.) y el
control indirecto sobre instituciones claves de la sociedad organizada (gremios, sindicatos,
municipios, etc.).
En este período se lleva adelante una fuerte pastoral institucional de “sustitución”, que
si bien fue necesaria en un momento se derivó en otro momento en una pastoral institucional
de “competencia”, un paralelismo institucional cada día menos necesario44.
43
La centralización romana se concreta en varias expresiones: En 1858 se crea en Roma el Colegio Pio
Latinoamericano bajo el pontificado de Pio IX donde se formará el clero para nuestro continente. Se refuerza la
figura del Nuncio Apostólico desde donde se acentúa el control de la autoridad romana.
44
Cf. SCALABRINI ORTIZ, R. Política británica en el Río de la Plata, Ediciones. Reconquista, Bs. As.,
1940, 135-136.
48
En aquella época donde los proyectos liberales y la secularización se iban asentando
no siempre era claro distinguir las relaciones que se establecían, las ofensivas y respuestas que
se ensayan tienen diferentes signos y manifestaciones45.
3. LA DIÓCESIS DE CÓRDOBA
La Diócesis de Córdoba es la más antigua de todas las de la República Argentina. Fue
erigida por el Papa San Pío V, a solicitud del Rey Felipe II en el año 1570, con el nombre de
Diócesis del Tucumán, teniendo por sede episcopal la ciudad de Santiago del Estero y
abarcando una jurisdicción bastísima que colindaba con Charcas, Bolivia.
En 1699 tras una bula del papa Inocencia XII se traslada la sede a la ciudad de
Córdoba y se instituye su Catedral siendo su primero Obispo el dominico Manuel Mercadillo.
Desde 1699 hasta la reforma del Obispo San Alberto en 1780 hay seis curatos (ciudad,
norte o Tulumba, de la sierra o Pocho y del sur o Río Cuarto, del Tercero o de Capilla de
Rodríguez y de Río Segundo o Villa de los Ranchos, hoy Villa del Rosario). En 1780 el
Obispo nombrado divide la provincia en trece curatos y así se mantuvo casi por 80 años.
Desde la Independencia hasta la promulgación de la Constitución Nacional de 1853 no hay
Obispos designados a Córdoba, lo que es cubierto por admiistradores o Vicarios.
A partir de 1858 los curatos han venido subdividiéndose hasta formar cuarenta y seis
hacia finales del siglo XIX46.
En el período de nuestro estudio la diócesis comprende los territorios de Córdoba y la
Rioja, estaba dividida en cincuenta y cinco parroquias que por lo general abarcan dilatadas
extensiones. Hay en la República cinco diócesis, a saber: Buenos Aires, Entre Ríos, Salta,
Córdoba y San Juan
En la ciudad de Córdoba por mucho tiempo la única parroquia era La Catedral, luego
se desmenbró la parroquia del Pilar, y luego del crecimiento poblacional más allá de su planta
original se crearon las parroquias de San Vicente y de San Jerónimo.
45
Sobre este período puede consultarse la obra clásica de Néstor Tomás Auza, Católicos y Liberales en la
generación del 80, Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1981.
46
Cf. JULIAN ALAMEDA, Argentina Católica, PP. Benedictinos, Buenos Aires, 1935. 67-71
CAYETANO BRUNO, Historia de la Iglesia en la Argentina, Vol. XI y XII, Editorial Don Bosco. 1976-1981.
Estos dos volúmenes de Bruno contienen el gobierno de los diferentes obispos de Córdoba; personas e iniciativas
distinguidas; el vol XI abarca el periodo de 1865 a 1880, 128-202 y en vol XII el periodo de 1881-1900, 45-59,
97-106, 221-249, 454-583.
49
Hay varios templos, capillas y oratorios pertenecientes a Órdenes y Congregaciones o
a particulares. Hacia finales del siglo XIX, Córdoba cuenta con seis órdenes religiosas de
varones, dos Monasterios de monjas de clausura, el Colegio de las Huérfanas y cerca de 10
congregaciones. El clero se forma en el Seminario existente en la ciudad misma de Córdoba.
3.1. UNA IGLESIA QUE SE REHACE Y SE RECUPERA
Córdoba al igual que las demás diócesis
debe reacomodarse en el proceso de
organización nacional. La Iglesia se encuentra en una sociedad que le es más extraña que en
otrora. Como ya señalamos repetidamente la Iglesia mira con recelo las nuevas expresiones
sociales y culturales; aparecieron sociedades secretas, las logias masónicas, el liberalismo y el
positivismo.
El catolicismo se ve obligado a reformular su lugar en la sociedad ya que la opinión
pública y las autoridades civiles lo fueron desalojando de los espacios que había ocupado
hasta entonces. Nos encontramos, así, con una Iglesia debilitada, desmantelada en su aparato
institucional y en medio de vertiginosas transformaciones.
Debemos recordar que durante la formación de la República muchos obispos habían
sido separados de sus cargos, desterrados o expulsados por sus tendencias monárquicasregalistas, hay un período largo donde las diócesis no tienen obispos, actúan provisores o
vicarios que no permanecen por mucho tiempo y no pueden implementar políticas o
estrategias pastorales a causa de la inestabilidad en sus funciones.
Esta sociedad cambiante y por momentos hostil descoloca a la Iglesia, los
interlocutores mutan: un sector importante de personas ligadas a la educación, a la
información y al quehacer intelectual se muestran críticos de la institución eclesial. En esta
corriente la Iglesia que por mucho tiempo se vio ligada a los contextos urbanos ahora
encuentra mejor receptividad en el mundo rural “no contaminado de las nuevas ideas”. Los
habitantes de la campaña eran descalificados por los habitantes de las polis como “gentes
ignorantes”, frente a esto se le objeta a los citadinos como personas “irreligiosas e impías”.
Por el período de 30 años, hasta que se restablece la paz social, hay un vacío pastoral y
un estado crítico de las instituciones eclesiales. Luego de la Constitución Nacional y del
apaciguamiento de las turbulencias y asedios, en que se vio envuelta la sociedad, la Iglesia
comienza a dibujarse nuevamente en un contorno que ya no coincidía con el suyo, con nuevos
actores, sujetos y papeles. Después de tan largo desamparo y de la mutua incomprensión que
50
lo separaba de importantes sectores de la nueva sociedad, planeará y ensayará nuevas formas
de acción.
Córdoba desde la época de la Revolución no tiene Obispo hasta 1859 cuando asume
José V. Ramírez de Arellano el gobierno de la Diócesis, quien la rigió por el espacio de 14
años47. En un contexto de penuria, con escasos recursos, seminario y obras eclesiásticas que
habían sido ocupadas y deterioradas, clero poco formado y abandonado, conventos agónicos
con pocos religiosos y convertidos en refugios de las luchas políticas, se debe comenzar la
tarea de rescatar a la Iglesia de su crisis y de recuperar el vigor para la nueva misión.
Dado este cuadro general se inició el proceso de recuperar el clero, reconstruir las
estructuras eclesiásticas y proveerse para enfrentar la nueva situación.
Hay que afrontar a las apremiantes necesidades institucionales, religiosas y educativas
con los medios y recursos disponibles. Por esto decimos que no estaban las condiciones dadas
ni existían las posibilidades reales para que la Iglesia tuviera una proyección pastoral más
decidida y clara.
El proceso se va haciendo de modo tímido y lento, con sorpresas y cambios de
rumbos, La Iglesia, en mucho sentido, se siente inexperta e insegura, cuenta con devotos y
detractores, el liberalismo le plantea retos agudos y a los cuales no siempre pudo responder
con sensatez e ingenio.
Se necesitaban nuevas fuerzas, en 1859 regresaron los jesuitas a Córdoba después de
una larga ausencia, las órdenes se reacondicionaron con nuevas disposiciones para su vida en
común y su acción pastoral. Los obispos se fueron poniendo frente a las Iglesias locales con la
intención de recomponer el tejido institucional y revitalizar la actividad pastoral.
47
Cronología de los obispos del Río de la Plata y Tucumán en: Revista Archivum de la Junta Eclesiástica
Argentina, T. IV, Buenos Aires. 1961. A continuación damos el cuadro del período en estudio:
1810, Obispo Rodrigo Antonio de Orellana; 1810-1812, Provisor José Gabriel Vázquez; 1812-1815, Obispo
Rodrigo Antonio de Orellana; 1815-1816 Provisor y Vicario General Juan Francisco de Castro y Careaga; 18161818, Provisor Benito Lascano; 1818, Provisor Francisco Cándido Gutiérrez; 1818-1821, Provisor Manuel
Mariano de Paz; 1821-1821, Provisor José Gabriel Vázquez; 1826-1829, Provisor Juan Justo Rodríguez; 1829,
Provisor Benito Lescano; 1829-1831, Provisor Pedro Ignacio de Castro Barros; 1831, Provisor Benito Lescano;
1831-1834, Provisor Juan Antonio López Crespo; 1835-1836, Provisor Benito Lescano; 1837-1838, Provisor
Mariano López Cubo; 1838-1841, Provisor Benito Celestino Milán; 1841-1842, Provisor José Bruno de la
Cerda; 1842, Provisor Victorio Lascano; 1843-1848, Provisor Gaspar Martiarena; 1848-1858, Provisor José
Gregorio Baigorrí; 1858-1859, Provisor Eduardo Ramírez de Arellano; 1859-1873, Obispo José Ramírez de
Arellano; 1873-1876 Provisor Gaspar Martiarena; 1876-1878, Obispo Manuel Eduardo Álvarez; 1878-1881,
Vicario General Uladislao Castellano; 1881-1883, Obispo Mamerto Esquiú; 1883-1884, Vicario Capitular
Jerónimo Emiliano Clara; 1884-1886, Obispo Juan Capistrano Tissera; 1886-1888, Vicario General Uladislao
Castellano; 1888-1904, Obispo Reginaldo Toro. Hay que hacer la salvedad que desde José Ramírez Arellano
todos los que fueron nombrados obispos fallecen en el ejercicio episcopal, por ello le suceden vicarios hasta la
nueva designación.
51
No se cuenta con demasiada ayuda del extranjero, las relaciones quebradas con la
Santa Sede, la equivocada interpretación del régimen de Patronato, lo procesos de afirmación
nacional y de centralización romana, ubican a las partes en relaciones tirantes y difíciles, por
lo que no se permite fácilmente el ingreso e instalación de clérigos y religiosos venidos de
oros países.
En 1853 existen sólo dos Seminarios en el país, el de Buenos Aires y el de Córdoba,
este último se reabre precisamente ese año después de haber sido ocupado por las fuerzas de
“Quebracho” Manuel López. El seminario se encontraba en condiciones calamitosas y su
sostenimiento se había hecho muy difícil en los años posteriores a la Revolución de Mayo.
En 1838 Manuel López, adicto a la causa federal y seguidor de Rosas, siendo
gobernador de Córdoba, disuelve el Seminario alegando a razones económicas y lo convierte
en casa de Gobierno. La revolución del 27 de abril de 1852 termina con el gobierno de
Manuel López en Córdoba y se elige gobernador a Alejo Carmén Guzmán. El seminario fue
devuelto a la Iglesia y el Gobierno Nacional le ayudó a restaurar su edificio y a recuperar sus
bienes; después de quince años de total inactividad reabrió sus puertas.
Como veníamos demostrando, la falta de articulación jerárquica, la ausencia de
obispos, la inestabilidad de los mismos, no daba ocasión para gestionar de modo armónico la
vida católica, garantizar la disciplina y la sólida formación del clero.
Los largos decenios de dislocación eclesiástica después de las guerras de la
Independencia hacían sentir sus efectos y su alcance en los años subsiguientes.
La Santa Sede no creaba nuevas diócesis, que ya eran necesarias por el crecimiento
poblacional, ni nombraba nuevos obispos, ya sea por la escasez de candidatos idóneos o por
la pretensión de los gobiernos de la época de continuar ejerciendo el patronato a través del
nombramiento de obispos afines a sus intereses y para un control más estrecho sobre la
Iglesia. Las relaciones congeladas entre la Santa Sede y el Estado significaron, en muchos
casos, un retraimiento para la acción de la Iglesia en Argentina.
También existían tendencias opuestas dentro de la misma Iglesia nacional, como en
tiempos del primer gobierno patrio, aún persistían tendencias realistas y patriotas, en nuestra
época se dan contraposiciones entre un catolicismo liberalizante y un catolicismo
romanizante. No es raro observar a hombres eclesiástico involucrados a actividades políticas
de las que se irán separando dado el pedido de la jerarquía de abstenerse de dicha
participación.
En 1859 en Roma se abre el Colegio Pio Latinoamericano que formará una nueva
generación de sacerdotes; en 1876 parten los primeros seminaristas cordobeses para formase
52
en las aulas de la Pontificia Universidad Gregoriana como alumnos del mismo Colegio Pio
Latinoamericano.
En 1865 se nombra a la diócesis de Buenos Aires como diócesis primada del país en
concomitancia con el proceso de construcción de un Estado Unificado. La Iglesia Argentina
comenzará
un lento y fatigoso período de aprendizaje para funcionar en un esquema
unificado y hacerse a la idea de ser parte de una sociedad que ya no le pertenece por entero y
donde las reglas de juego han variado.
“[…] (la Iglesia) para vivir en la nueva sociedad deberá ensayar nuevas
formas de acción, nuevos esquemas asociativos, nuevos instrumentos de
lucha. Deberá aprender a pelear por un espacio que pocas décadas atrás
nadie habría osado disputarle, y será justamente al calor de estas
dolorosas lecciones del siglo XIX que habrá de forjarse la Iglesia que
conocemos”48.
Los primeros pasos de la Iglesia argentina contemporánea está marcada,
principalmente, como lo decíamos, por la creación de la Diócesis de Buenos Aires elevada a
diócesis primada en el año 1865 y con un punto resaltante que es el Concilio Plenario de los
Obispos de Latino América en 1899. En conjunto PODEMOS DECIR que fue una época
donde se da un largo proceso de adaptación a las nuevas líneas de la Iglesia y del país, una
Iglesia conformada a la realidad del Estado unificado e implicada en grandes
transformaciones. Los obispos publican una carta pastoral colectiva en 1889 que la podemos
subrayar como el inicio de la inédita coordinación que estaba naciendo entre ellos49.
Estos años finales del siglo XIX serán la base de una progresiva articulación
institucional de la Iglesia argentina, se superó el tiempo de un país virtualmente privado de
jerarquía eclesiástica. Los gobiernos de las diócesis asumieron una mayor continuidad; se
intensificaron las visitas pastorales a todo el territorio de la jurisdicción; se lanzaronn varias
cartas pastorales; se erigieron nuevas iglesias; se fomentaron nuevas iniciativas e instituciones
sociales, de asistencia y caridad; se reorganizó la formación del clero y se robusteció la
espiritualidad. La Iglesia comenzó a aumentar y ramificar una presencia propia y resuelta50.
48
ROBERTO DI STEFANO.- LORIS ZANATTA, Historia de la Iglesia Argentina: desde la conquista hasta
fines del siglo XX, Grijalbo Mondadori, Buenos Aires 2000, 303.
49
La Primera Pastoral Colectiva del Episcopado Argentino, se puede leer el texto completo en
www.cea.org.ar/06-voz/documencea/primera_pastoral_colectiva_del_episcopado_argentino. Consultada el 22 de
junio de 2007.
50
La acción pastoral de los diferentes obispos la podemos conseguir en los mismos informes que hacen de sus
visitas pastorales, informes al delegado apostólico, las cartas pastorales y otras comunicaciones que se
encuentran en el ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA.
53
3.2. UNA IGLESIA QUE QUIERE RESPONDER A LAS NECESIDADES DEL
MOMENTO
Nuestro siglo XIX, es una época llena de contradicciones, pero rica y fecunda en
propuestas y ensayos. Hay una fuerte inquietud por cultivar la vida interior, una muestra de
ello es la Casa de Ejercicios que funciona en Córdoba donde numerosos grupos asisten a los
Ejercicios para su renovación e intensificación de la vida cristiana51.
Hay numerosas cofradías que asociaban a los vecinos de la ciudad, el sentimiento
religioso parece no haber desaparecido totalmente. Hay devociones muy arraigadas como las
devociones al Sagrado Corazón de Jesús, a San José, a la Inmaculada Concepción,
demostraciones públicas de fe, procesiones, doctrineros, bautizadores, rezadores, etc., que
serán reservas de religiosidad y que fueron trasmitidas en la vida cotidiana a las nuevas
generaciones. También habían asociaciones de beneficencia donde muchas señoras de la
sociedad buscaban asistir a las necesidades de sus conciudadanos52.
Volvemos a resaltar la obra social que la Iglesia acompaña en la ciudad de Córdoba,
ya hemos hecho referencia en otros apartados a esta acción pero la agrupamos para ponderar
su volumen e importancia.
Los conventos de las órdenes históricas contaban con un ejido de gran irradiación en el
aspecto social, las asociaciones y cofradías hacían mucho en este sentido además de la
práctica devocional-cultual y del desarrollo de la vida espiritual.
51
En la Compañía de Jesús, durante la expulsión de los jesuitas se continúan dando Ejercicios Espirituales, la
casa es atendida por un grupo de beatas. Al regresar los jesuitas y recuperar su residencia, un laico, Mariano
González, ofrece los medios propios para construir un nuevo centro destinado a tal fin que funcionará en la calle
9 de julio entre San Martín y Rivera Indarte. Allí junto a otras socias servirá Saturnina Rodríguez de Zabalìa
(Madre Catalina de Maria); enlazado con ello se distingue la obra de Cura Brochero como propulsor de los
Ejercicios Espirituales en Traslasierra.
52
Cada orden tiene cofradías propias, había en las parroquias Hermandades y Asociaciones diocesanas, entre
ellas podemos mencionar Las Filomenas, La Hermandad del Pilar, Los Josefinos, La Conferencia de Señoras de
San Vicente de Paul, La Cofradía de Nuestra Señora del Carmen Del Santísimo Sacramento y Sociedades de
Beneficencia como 25 de Mayo. Para conocer los antecedentes de estas asociaciones se puede leer la obra de
ANA MARÍA. MARTÍNEZ DE SÁNCHEZ, Cofradías y obras pías en Córdoba del Tucumán, EDUCC
Universidad Católica de Córdoba, Córdoba 2006. De la misma autora: La Orden de la Merced de Redención de
Cautivos en Córdoba del Tucumán, Sus cofradías y la Tercera Orden, La Hermandad de la Caridad en
Córdoba, Hermandades y Cofradías. Su regulación jurídica en la sociedad indiana, La Cofradía del Santísimo
Sacramento, Cofradías Asentadas en la Iglesia de la Compañía de Jesús de Córdoba. También es muy
iluminador el trabajo de ROBERTO DI STEFANO-HILDA SABATO -LUIS ALBERTO ROMERO -JOSÉ
LUIS MORENO, De las cofradías a las organizaciones de la sociedad civil. Historia de la iniciativa asocia tiva
en Argentina 1776 – 1990, Edilab Editora, Buenos Aires, 2002.
54
A modo ilustrativo nombraremos sólo algunas obras resaltantes, dejando seguramente
muchas de lado pero no por ello de menos envergadura. Hay que destacar la obra de religiosos
y religiosas, Betlemitas y Hermanas del Huerto en el Hospital San Roque, donde con el
tiempo funcionó un hospital de mujeres y otro de hombres junto a un hospital de alienadas y
un asilo de mendigos. También existían desde tiempo atrás lazaretos, casas de caridad,
hospicios, residencias y asilos para huérfanos y mendigos. La Hermandad del Pilar era la
encargada del Cementerio, adyacente a la parroquia homónima, que estaba destinado para
pobres y ajusticiados. Fueron emergiendo varios colegios de niñas, se brindó asistencia en
tiempos de pestes, cólera y fiebre amarilla, igual en lapsos de conflictos sociales o catástrofes
naturales, así podríamos mencionar innumerables iniciativas surgidas según las necesidades.
La Sociedad de San Vicente de Paul había creado el Asilo Amparo de María, como
asilo de huérfanas que confió pronto a las Hermanas del Huerto. El Taller de la Sagrada
Familia, iniciativa del P. Bustamente y atendido en su primera fase por las Hermanas
Esclavas, fundado para promover a las mujeres pobres y obreras. El Asilo San José para
mujeres extraviadas, construido por David Luque junto al colegio de las Hermanas Esclavas.
La Casa de Expósitos o Casa Cuna atendida por las Hijas de la Inmaculada Concepción
llegadas de Buenos Aires que luego se encargaron también del Asilo de señoras pobres
vergonzantes de Nuestra Señora de Nieva. Las Hermanas del Buen Pastor atendieron la
escuela práctica de Niñas Pobres de Nuestra Señora de Copacabana y la Cárcel de Mujeres.
Los jesuitas tendrán un lugar sobresaliente en el campo educativo no sólo en el tiempo
de la colonia sino también en el arco histórico de nuestra investigación, recordemos que están
en los inicios del Colegio Santo Tomás con el P. Bustamante, en las fundaciones de
Congregaciones, en la creación del Colegio San José con el P. Carlucci y en la Escuela del
Niño Dios con el P. Cherta.
Estas obras son solo algunas del abanico desplegada por la Iglesia cordobesa, donde
intervienen clérigos con su dirección, religiosas y religiosos con su dedicación, laicos con sus
recursos y apoyo. Hay que agregar la importante obra educativa y social de las
Congregaciones fundadas en Córdoba, que son objeto de nuestro estudio y a las que
volveremos más adelante.
La llegada de los inmigrantes abrirá las puertas al clero extranjero y a Congregaciones
de otras latitudes para atender a los nuevos pobladores en sus necesidades pastorales, esta
influencia traerá nueva fuerza y perspectivas para la Iglesia local. Los religiosos dieron un
impulso extraordinario a la renovación intelectual del catolicismo argentino. La acción de
religiosos provenientes de otros países se volcó en todos los campos, salud-educación, obras
55
de caridad, cárceles, misiones, mutualismo, etc. como lo mostramos anteriormente. Esta
presencia por su valor y alcance civilizatorio tenia buena recepción en los medios liberales y
no se mostraban tan hostiles para con ellas.
La prensa es en la época la palestra de las ideas políticas y de las posiciones sociales,
cada diario tiene clara y definida su orientación y su identidad. Los diarios católicos tendrán
la finalidad de defender sus principios contra el aluvión del liberalismo que pulula en muchos
periódicos y que actúan con franca agresividad contra la religión, en nuestra ciudad se
distinguirán los diarios dirigidos por el Pbro. Jacinto Ríos, el de los hermanos Vélez y del
Pbro. Farloni53.
3.3. UN SÍNODO DIOCESANO EN EL SIGLO XIX
Otra preocupación de los obispos de entonces, aparte de la recristianización,
catequización y educación de la República, será la ilustración del clero que necesita ser
reformado y aggiornado. No sabemos con precisión el grado de corrupción moral y de
indisciplina canónica que existía entonces, lo cierto es que se alzaban rumores y se va a poner
nuevo énfasis para formar el clero para los nuevos tiempos, hay que organizar los programas,
seleccionar profesores, regular la vida y disciplina de los seminaristas, etc. Estos seminarios
se fueron articulando en una red de seminarios conciliares y
contaron con el apoyo
económico del Estado y el reconocimiento de la sociedad.
En nuestra ciudad se realiza un único Sínodo durante aquel siglo, se lleva a cabo en
1877 y allí se levantan temas referentes a intensificar la disciplina eclesiásticas y a proveer a
las necesidades espirituales de la grey católica54.
Este Sínodo es convocado por el Obispo Manuel Eduardo Álvarez y participa el
Cabildo en pleno, los miembros de la curia diocesana y 22 curas párrocos, que sobre un total
de 32 parroquias, significa un porcentaje bien representativo, 9 religiosos por las órdenes
establecidas en la jurisdicción diocesana. Concurren entre otros, el Cgo. David Luque, Pbro.
Gabriel Brochero, Fr. José León Torres, Pbro. Juan Martín Yañiz, Dr. Jerónimo Clara,
Uladislao Castellano, Fray Capistrano Tissera, Aquilino Ferreira y Filemón Cabanillas, todos
53
Para ampliar el tema del periodismo católico remitimos a la obra de ENRIQUE MARIO MAYOCHI, El
periodismo católico en la Argentina publicada por la Revista Archivum del Instituto de Historia Eclesiástica
Argentina, Tomo XVI, 463 (221-239), Buenos Aires 1994.
54
JOSE MARIA ARANCIBIA - NELSON DELLAFERRERA, Un sínodo diocesano en el siglo XIX, Córdoba
1877, Revista de Teología – separata (tomo XX, N° 41), Universidad Católica Argentina, Buenos Aires, 1983.
En esta publicación los autores analizan el Sínodo desde su estructuración, temática y trasfondo.
56
ellos serán fundadores de congregaciones, de obras educacionales u obispos e diferentes
diócesis.
El Sínodo se realiza entre los días 1 de noviembre y 9 de diciembre de 1877, a lo
largo de seis secciones entre las cuales se continuaba trabajando con reuniones de estudio.
Este Sínodo es una bisagra importante porque ya se comienza a vislumbrar la
necesidad de una acción en conjunto desde un diagnóstico y visión común de la situación. El
Sínodo es convocado después del Concilio Vaticano I (1870) y es uno de los acontecimientos
religiosos más importantes de la Argentina en las postrimerías del siglo XIX donde la Iglesia
entabla nuevas relaciones con el Estado fuera del régimen del Patronato indiano55.
Este sínodo tiene el valor de haber sido un intento de rearmar la Iglesia en el período
en que en el país han cesado las guerras civiles, se ha dictado la Constitución Nacional y se
debe aprestar a intervenir en una sociedad donde ya hay síntomas de desarrollo industrial y
poblacional, despertar de una nueva conciencia científica-cultural donde penetrará el
positivismo en la educación, la laicización en las instituciones, el liberalismo en lo políticosocial. Las relaciones de la Iglesia y los gobiernos se van tornando tensas y el terreno se
vuelve algo confuso.
En esta situación se desarrolla el Sínodo cordobés del siglo XIX y este contexto
explica, en parte, esta posición defensiva que se advierte en la legislación sinodal, el recurso a
la autoridad civil y propia son los medios que encontró para resistir en un momento muy
difícil de la vida institucional.
“Pareciera que el esfuerzo mayor se vuelca a conservar, más que a
impulsar la nueva misión que requieren los tiempos… el sínodo deja la
sensación de una comunidad cristina que está como anclada en el tiempo.
Una Iglesia que resiste un cambio que entrevé pernicioso, pero que no
puede ubicar con claridad en el conjunto de un país que sufre la violencia
de quienes quieren estructurarlo bajo otro signo”56.
A pesar de todo, el sínodo con sus exigencias disciplinarias, mandatos, disposiciones y
contravenciones hace renacer vigorosamente a la Iglesia de Córdoba en todos los campos de
la pastoral diocesana, siembra que dará sus frutos en un corto tiempo subsiguiente.
55
ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA, Sínodos, aranceles eclesiástico y litigios sobre la
materia tomo II, leg.16. También hay una versión editada por la Imprenta el Eco de Córdoba en el año 1878.
En aquel Sínodo e aprueban 107 constituciones sinodales, nombraremos algunos puntos debatidos como fueron
el aseo y arreglo en los templos, la observancia de las rúbricas para la celebración de la misa, la exposición
eucarística y el viático para los enfermos, cementerios, predicación, catequesis, cofradías, visitas a las escuelas,
parroquias, sacramentos, seminario, fieles, etc. Como se observa hay temas vastos y que engloban aspectos
cruciales de toda la vida y misión de la Iglesia en Córdoba.
56
ARANCIBIA-DELLAFERRERA, Ob. cit. 47-48.
57
“Creemos no equivocarnos si decimos que este sínodo colocó los
cimientos de los últimos cien años de la vida diocesana. Gracias a él se
pudo proveer mejor y con más eficacia el aumento de la fe, y la
conservación de la disciplina según las exigencias de ese momento. Es un
notable esfuerzo de la Iglesia diocesana por afrontar la nueva realidad con
estructuras aptas, que le permitan una mayor organicidad en la tarea
pastoral, dentro de la necesaria unidad”57.
A esta altura de nuestro trabajo podemos ir bosquejando algunas conclusiones que
retomaremos en el capítulo final. Intentamos sintetizarlas en estas consideraciones:
La Iglesia de finales del siglo XIX es una institución debilitada que presiente el
quiebre de la cristiandad y se ve amenazada por la modernidad. Es un importante momento de
reestructuración eclesial, en este contexto, asomó un nuevo modo de ser y hacer Iglesia.
La Iglesia en el país atravesó diversas etapas históricas, entre ellas señalamos que
primero estuvo asociada al modelo de conquista y colonización de la Corona de España, en
esta etapa actuó principalmente como beneficiada y legitimadora del régimen; luego entrará
en conflicto y ruptura con el Imperio y con la Curia Romana para aliarse a los movimientos
emancipatorios y apoyar la independencia, posteriormente y sin haber resuelto del todo los
conflictos internos se siente nuevamente coaccionada por las nuevas tendencias seculares para
lo cual intenta responder con un plan de recristianización.
La Iglesia en el mundo moderno es una institución que es testigo de la desintegración
de un antiguo régimen y de un modo habitual de ser y estar, lo cual le produce una pérdida y
reducción de presencia e influencia. El proceso de secularización, el liberalismo, la cuestión
social compelen a la Iglesia a adoptar medidas defensivas, hay un fuerte movimiento de
reorganización y de centralización.
La relación de acercamiento y distancia de la jerarquía eclesiástica y el poder
político, como así también el diálogo cultura-historia no siempre fue simétrico, circular,
armónico, ello explica estas transformaciones y desplazamientos en la coyuntura y en su
devenir.
En el país va aconteciendo un vaciamiento cultural y un cambio axiológico, se va
abandonando el modelo hispánico para adoptar el nuevo proyecto demoliberal de cuño más
europeizante (anglo-francés). El sistema escolar y la prensa serán un instrumento cardinal
para la transmisión y asimilación de la cultura enciclopédica-positivista-laica.
57
ARANCIBIA-DELLAFERRERA, Ob. cit. 48.
58
La Iglesia batalló para ganar espacios educativos para contrarrestar este influjo,
encontró motivos para defender las raíces culturales hispanoamericanas y buscó apoyo en las
bases populares e inmigrantes entre quienes no radicó el pensamiento de la minoría
dirigencial.
La Iglesia de la época, ciertamente, clerical y verticalista, no había
formado y
organizado un laicado comprometido desde el nuevo pensamiento pluralista y las nuevas
problemáticas sociales. Los intelectuales católicos aún no aparecen con suficiente fuerza en
los diferentes ambientes para ejercer su influencia. La jerarquía católica no estaba dispuesta a
ceder terreno y hegemonía y alentó instituciones que defendían y promovían las ideas y
valores cristianos.
Seguramente, como en nuestros días, han convivido diferentes modelos eclesiales
desde los más conservadores y tradicionalistas hasta los más liberales y progresistas.
Conviven dos modelos y proyectos que ubicaron a la Iglesia en posturas diferentes con
respecto a lo civil-temporal.
Ya en los comienzos de la patria se instalan modelos
aristocráticos hispanizantes en pugna con modelos más liberales y patrióticos. Esta dialéctica
se fue cristalizando en un catolicismo liberal y en un nacionalismo católico. La pregunta que
queda abierta es cuál se fue implantando de modo más decidido en la conciencia y en la
práctica eclesial de entonces, y de qué modo se posicionaban las fundaciones de la Vida
Religiosa en Córdoba ante esta situación
Hasta aquí nos acompañó la pretensión de aproximarnos a ciertas interpretaciones del
lugar y acción de la institución eclesial en su circuito de afianzamiento en la Argentina
moderna. Seguidamente analizaremos el conflicto y las soluciones que se darán en el campo
de la educación desde la interacción de Iglesia y Estado.
59
CAPITULO IV
IGLESIA Y ESTADO
LA EDUCACION COMO CAMPO DE CONFLICTO
60
ITRODUCCIÓN
En este apartado sumariaremos algunos acontecimientos claves que fueron fuente de
conflictos y que nos posibilitan comprender los quiebres y distanciamientos producidos entre
católicos y liberales.
Generalmente la historiografía religiosa argentina se ha enfrascado en la polémica y en
el debate sobre el papel que ha jugado la Iglesia en la historia del país, una historia larga, liada
y compleja. Perspectivas que ordinariamente buscan ubicar posiciones a favor o en contra,
oponer defensores y críticos, visiones sesgadas de procesos y acontecimientos que no hacen
justicia a la misma historia58.
1. EL ENFRENTAMIENTO ENTRE LIBERALES Y CATÓLICOS
Los acontecimientos concretados en aquel período no se dieron de un modo repentino
y espontáneo sino que fueron gestados desde años anteriores. Las coordenadas del país están
en plena transformación de modo rápido y profundo. La Argentina finisecular tiene en
muchos sentidos el aspecto de una nación nueva.
La población se iba multiplicando y diferenciando étnicamente dada la avalancha
inmigratoria, se instalaron nuevas costumbres y usos, se avecinaron nuevas ideas y
pensamientos.
El paisaje cambia tanto en las ciudades como en las zonas rurales, las tierras dedicadas
a la explotación ganadera-agropecuaria se multiplicaban, los capitales extranjeros
dinamizaronn el comercio y la producción. El territorio de la soberanía nacional se extendió
con la “pacificación” de las poblaciones indígenas.
El mapa social también experimentó transformaciones y conflictos entre clases, entre
el campo y la ciudad, entre las diversas provincias; los vínculos tradicionales se debilitaron y
quedó abierto el problema de afirmar un nuevo ethos nacional donde ciudadanos de diferentes
orígenes pudieran reconocerse en una identidad nacional.
El laicismo, el racionalismo y el liberalismo son introducidos en nuestro país por la
élite ilustrada que “exporta” desde Europa nuevos productos civilizatorios y también por los
58
Cf. DI STEFANO.-ZANATTA, Ob. cit., 7-9.
61
inmigrantes que llegan al país con tendencias anticlericales por los conflictos vividos con la
Iglesia en sus países de orígenes.
No hay que olvidar que también en esta época aparecieron las sociedades secretas de
tipo masónicas que tienen una gran influencia en la vida política al estar conformada
principalmente por grandes personajes e intelectuales de la vida pública; estas sociedades
impulsaronn proyectos liberales y apoyaronn a los gobiernos enrolados en esta ideología59.
La posición liberal había ganado espacios en muchos sectores, en especial en la
juventud estudiante y en importantes círculos intelectuales, ya se había comenzado a instalar
desde veinte años atrás. Obispos y religiosos habían denunciado el comienzo de un ambiente
anticlerical, la confrontación y choque entre posiciones de liberales y católicos se defendían
con ardor60.
La contraofensiva de la fracción católica en el interior del país tenía antecedentes
significativos que la mantenía vigilante, ya Mitre, desde el Estado Nacional, tomó bajo su
control la Universidad de Córdoba tradicionalmente en manos eclesiásticas, lo que para
ciertas élites tradicionales era un poder ideológico-político inamovible.
1.2. CAUSAS, EXPRESIONES Y CONSECUENCIAS DEL CONFLICTO
Los liberales pensaron el progreso de acuerdo a los signos de la época y se debieron
enfrentar al descontento del grupo conservador, liderado principalmente por los católicos. Así
el “conservadurismo” se va solidificando y preparando su defensa o contraataque al
considerarse desde sus principios ofendido o desplazado61.
59
Cf. NÉSTOR TOMÁS AUZA, Católicos y Liberales en la generación del ochenta, Ediciones Culturales
Argentinas, Buenos Aires 1981.
En esta obra el autor analiza el origen y los resultados de la actuación política de los católicos en la generación
del ochenta como modo de resistencia a la política liberal.
60
Es claro el ambiente que se estaba gestando en Córdoba si se sigue las publicaciones de los diarios que
también toman partido El Eco de Córdoba, de Vélez, defiende los principios católicos; mientras que El Progreso
de Ramón Gil Navarro interpreta a los liberales. En la Universidad se va dando igualmente una manifiesta toma
de postura y actitud liberal que se torna amenazante para los católicos.
61
Cabe recordar las reacciones que suscita el Syllabus y la Encíclica Qunata Cura de Pío IX en 1864 donde
se condenaban los errores de la modernidad. También se puede ampliar este aspecto en las obras: WILLIAM
HARBOUR, El pensamiento conservador, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires 1985 y MARCELO
MONSERRAT, La experiencia conservadora, Editorial Sudamericana, Buenos Aires 1992.
62
Un hecho importante que no podemos dejar de pasar por alto es el Congreso
Pedagógico de 1882, el ministro Wilde propone un Congreso para deliberar sobre cuestiones
relativas a la educación62.
Durante el transcurso del Congreso queda manifiesto el enfrentamiento entre dos
tendencias opuestas en materia educacional que llegan a acaloradas discusiones entre la
conveniencia o no de la enseñanza religiosa en la escuela, dos posiciones antagónicas, dos
concepciones diferentes y dos orientaciones pedagógicas diversas, por lo cual se opta por no
discutir el tema religioso a fin de que no falle el Congreso.
Pero aquello no fue posible, el tema era inevitable, las tensiones se agudizaron entre
los grupos y finalmente varios congresales católicos abandonaron el recinto encabezados por
Navarro Viola y Estrada.
Los planteos llegaron a tal tono donde queda notoria la honda división y que la
cuestión educacional no se podría definir en un Congreso Pedagógico. Será la Cámara de
Diputados y el Congreso de la Nación quién lo definirá a través de la ley de educación
común63.
La ley 1420, aplicaba la libertad de cultos y la enseñanza laica, es combatida desde su
promulgación. Cabe recordar que esta ley sólo tiene vigencia en Capital Federal y Territorios
Nacionales, nunca
en Córdoba habrá una ley comparable a la misma ya que todas
conservaron la vigencia de la instrucción religiosa. Pero el impacto fue tal que desde entonces
se produjo una sostenida actividad contra toda reforma educativa.
Otro hecho, a nivel provincial, lo marcarán las cartas pastorales del Vicario Capitular
de Córdoba, Jerónimo Clara. A la muerte del Obispo de Córdoba, Fray Mamerto Esquiú en
1883, quien había tenido relaciones cordiales con los liberales, le sucede Jerónimo Emiliano
Clara, como Vicario provisorio.
Éste más radicalizado en su oposición y no dispuesto a ceder posición y privilegios
que la Iglesia había ganado, a través de una carta pastoral condena la instalación de la Escuela
Normal de Maestras donde se había designado como regente a una educadora norteamericana
62
HÉCTOR .RECALDE,. El Primer Congreso Pedagógico, CEAL, Bueno Aires 1987.
Las posiciones estaban claras, entre los católicos se destaca el liderazgo de Manuel Estrada, Jacobo Varela y
Navarro Viola, mientras que los liberales se hicieron sentir a través de Leandro Alem, Enésimo Leguizamón,
Nicanor Larraín. Para mayor profundización de este apartado se pueden leer las deliberaciones y trabajos
publicados en El Monitor de la Educación Común, Año I, N° 5, 1882. Igualmente podemos ver las posiciones
que se defienden y atacan según las orientaciones de los periodistas en los periódicos de aquellos días sobre todo
La Nación, La Prensa, La tribuna nacional, El Siglo, El Nacional. Buenos Aires, 18 y 19 de abril de 1882.
La ley 1420 está precedida de los discursos y exposiciones de Pedro Goyena defendiendo la educación religiosa
y de Delfín Gallo promoviendo la educación laica, que se pronunciaron en el Parlamento. Se pueden leer los
textos completos en NATALIO BOTANA - EZEQUIEL GALLO, De la República Posible a la República
Verdadera (1880-1910), Ariel, Buenos Aires 1997, 202-214.
63
63
de religión protestante. Igualmente ataca la aprobación de la tesis doctoral del liberal Ramón
Cárcano y prohíbe la lectura de diarios liberales y masónicos que circulaban por Córdoba64.
Esta situación trae aparejada fuertes tensiones entre Estado e Iglesia y termina con la
destitución, por parte del gobierno nacional, del Vicario de Córdoba y de los Obispos de
Salta y Santiago del Estero que lo apoyaban, A la par se separa de su cargo a tres profesores
de la Universidad Nacional de Córdoba por la misma razón y se expulsadle país al Nuncio
Apostólico, Mons. Luis Mattera, con la consiguiente ruptura de la relaciones con la Santa
Sede.
Otros conflictos se dan por el conjunto de nuevas leyes que atacan los derechos
institucionales que la Iglesia había mantenido. Leyes como son: Subordinación de los
tribunales eclesiásticos a los civiles, ley de enseñanza laica, Registro Civil, matrimonio civil,
secularización de los cementerios. Es de comprender que estas leyes y su impacto menguaban
de sobremanera la dimensión pública de la Iglesia en la sociedad.
Ante este contexto beligerante, los católicos ilustrados organizaron su defensa que se
convertirá en una auténtica contraofensiva.
Mencionamos el Congreso Católico de 1884 convocado por el presidente de la
Asociación Católica de Buenos Aires, José Manuel Estada. Éste había visitado las ciudades
del interior y despertaba conciencias y movilizaba a grandes grupos con el fin de responder a
la “persecución religiosa” y recuperar la fibra de la política católica.
El Congreso reta a los católicos a una participación militante y comprometida en todos
los estratos y estructuras de la organización civil: prensa, escuela, talleres-escuelas de artes y
oficios, círculos de obreros. El Congreso tendió a la adopción de todos los medios para
arraigar el catolicismo y las prácticas religiosas, igualmente se percibe la clara la necesidad de
organizar a los católicos en el campo político y social.
El Congreso tuvo un predominante acento político aunque también se trataron temas
sociales, educacionales y religiosos. En todas las exposiciones se buscaba rescatar los
elementos católicos como constitutivos de la identidad nacional e iluminadores para la
“regeneración” de la Nación. El Congreso permitió que los representantes católicos de todo el
país se reunieran y fundaran las razones de sus disidencias y acuerdos y que decididamente se
quisieran ocupar de la acción política dando origen al primer ensayo de partido político de
definida orientación católica en la República65.
64
ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA, Carta pastoral, 25 de abril de 1884.
Los temas tratados, las exposiciones, las conclusiones del Congreso Católico se las puede seguir en el Diario
de Sesiones de la Primera Asamblea de los Católicos Argentinos, Igon Hnos., Buenos Aires 1885.
65
64
La crisis en las relaciones entre Iglesia y Estado, alcanzó su punto más álgido en el
primer gobierno de Roca y en el de Juárez Celman. Hubieron varios acontecimientos
(Revolución del Parque, caída de Juaréz Celman, nacimiento de la Unión Cívica,
contraofensiva del campo católico, crisis del proyecto liberal) que llevaron al replanteo de
estas relaciones en los años posteriores a 1890.
Durante los gobiernos de Sáenz Peña y Uriburu, hay intentos
diplomáticos de
reestablecer relaciones con la Santa Sede, lo cual se concretó en el segundo mandato de Roca.
La Iglesia fue mostrando una presencia pública más sólida y notoria, ya sea desde lo
visible de sus construcciones como en su influencia en el campo legislativo y social; aparecen
múltiples formas organizativas que dieron origen a diferentes cuadros católicos: Círculos
Obreros fundados por el sacerdote redentorista Grote (1892), la Liga Democrática Cristiana
(1896), etc.
El periodismo a través de la prensa en aquellos tiempos juega un papel de suma
importancia en el debate popular, en la opinión pública y en la toma de posiciones. Este
campo al igual que la educación y las organizaciones sociales fueron medios eficacísimo tanto
para que liberales como católicos se organizaran y lograran sus fines.
En este ambiente de antagonismos sumado el posterior conflicto político entre
juaristas y roquistas por el poder y la crisis económica de 1890, nace en Córdoba como
partido
de oposición la Unión Cívica, integrada por católicos que buscan unirse en
asociaciones confesionales para luchar contra los liberales66. La Iglesia a través de su
influencia por medio de la Unión Católica se alía con la Unión Cívica para forzar la renuncia
de Juárez Celman en 1890 y para apoyar la elección de Luis Saénz Peña en 1892.
En 1902 se produce la apertura de la Primera Conferencia Episcopal en nuestro país,
la acción conjunta de los obispos los configuró en un cuerpo preocupado de reorganizar la
vivencia eclesial. Hubieron varias Pastorales Colectivas que son antecedentes para esta nueva
estructura, allí emanaban orientaciones y normas para los católicos tanto en el orden interno
(sacramentos, prácticas religiosas, predicación y doctrina, etc.) como para su inserción y
acción en el nuevo contexto (prensa, educación, participación en la política, leyes civiles,
organización del laicado, etc.).
Mientras la población crece de modo acelerado, la escasez de sacerdotes es un dato
corroborado por todas las fuentes eclesiásticas del período. Se solicita el ingreso de órdenes y
66
Cf. MARIA CRISTINA VERA DE FLACHS y NORMA RIQUELME DE LOBOS, Córdoba, una historia
para los argentinos. Tomo I. Magisterio del Río de la Plata, Buenos Aires 1989, 156.
65
congregaciones provenientes del exterior para el ejercicio de la docencia y para cubrir otras
funciones.
Claramente se observa en todas estas iniciativas el objetivo de combatir los embates
del liberalismo y forjar una posición y práctica alternativa desde el catolicismo. En el
trasfondo sigue en el imaginario eclesial el modelo de cristiandad, las pérdidas y crisis
ocasionadas por los influjos liberales fueron contrarrestadas por esta nueva posición de la
Iglesia. En el siglo XX, la Iglesia irá experimentando nuevas formas de estar presente y
accionar en el país, ganará prestigio y ascendencia siendo mirada por el poder político con
respeto y cuidado.
Muchos autores señalan que si bien hubo desde la revolución de 1810 hasta mediado
del siglo venidero un proceso de “descatolización” luego es invertido y suplido por un
dinamismo de “re-catolización” donde se viven cambios y transformaciones institucionales
importantes para la Iglesia en Argentina.
Conviven a lo largo del tiempo dos modelos y proyectos que ubicaran a la Iglesia en
posturas diferentes con respecto a lo civil-temporal.
Una línea tradicionalista, conservadora o de derecha que llega a rayar el integrismo
desde concepciones aristocráticas y del ideal de cristiandad. Este grupo tiene una visión
monista de lo religioso-politico, defiende las tradiciones y el patrimonio acumulado. Aspira a
plasmar una Argentina Católica que conserve el orden donde lo espiritual tiene predominancia
sobre lo temporal y lo subordina a éste, plena coincidencia entre Iglesia y Estado, tendencia a
la larga que encontrará afinidad con el militarismo nacional.
Por otro lado, una línea más progresista inspirada en el humanismo y en la ilustración,
defiende la autonomía de lo temporal donde el cristianismo debe entrar en diálogo para su
evangelización e inculturación. Se salvaguarda la Democracia política y el pluralismo
político, se promueven las reformas de carácter más bien de carácter social.
La Iglesia recorrerá un largo camino de reinserción en la sociedad argentina hasta
volver a situarse en una posición no ya monolítica, pero sí dominante.
2. TRES MIRADAS SOBRE LA EDUCACIÓN DESDE EL CONFLICTO IGLESIA Y
ESTADO
En los años anteriores a nuestro periodo de estudio se ponen los cimientos del sistema
educativo, donde es común observar las diferencias de perspectivas de sus agentes.
66
Sarmiento promovió la instrucción primaria universal como medio para superar “la
barbarie y difundir la civilización”. El modelo de los Estados Unidos se erigió en inspirador
para definir que la educación tiene dos fines: preparar para la producción y para el orden.
Mitre por, otra parte, apunta a la formación de élites, su programa de centralización
propone una elite dirigencial nacional y para ello busca reorganizar las Universidades
Nacionales y la creación de Colegios Nacionales que preparen para los estudios superiores.
Concibió la educación como medio para formar para los cargos propios del aparato estatal en
formación. En su gestión se desliga a la Iglesia de la regencia del Colegio Montserrat y de la
Universidad de Córdoba, los cuales son nacionalizados en el año 1854, hechos que dejarán
desprovista a la Iglesia de un bastión cardinal para la formación de los intelectuales del
Interior.
Las divergencias y el conflicto entre Estado e Iglesia atraviesan la problemática
educativa en la provincia de Córdoba. En esta época se delinean nuevos proyectos de los
católicos que pretendieron conservar los resortes de la educación.
Para este apartado nos valdremos de algunos autores que han intentado desentrañar la
línea discursiva y la práctica correspondiente de los segmentos enunciados. Queda planteado
el problema del control en la educación, los ámbitos de acción e influencia y la función social
de la educación y de la enseñanza religiosa.
Los autores escogidos son personalidades destacadas en el campo pedagógico y en la
reflexión educativa del país y de Córdoba. Ellos son Silvia Roitemburd, Emiliano Endrek y
Juan Carlos Tedesco.
2.1. EL CATOLICISMO COMO AGENTE CONSERVADOR Y CUSTODIO DE LA
TRADICIÓN
En primer lugar seguiremos a la autora Silvia Roitemburd67. Según esta autora el
modelo educativo que se va conformando es presentado como alternativo a la propuesta
liberal, la Iglesia apelará a su lugar en la constitución de la Nación y a que en su identidad
originaria ella se autodefinió como “católica”. Los valores del catolicismo se suponían
67
Cf. SILVIA ROITENBURD, Educación y control social. El nacionalismo Católico Cordobés, (1862-1944),
en ADRIANA PUIGGRÓS (dirección), La Educción en las Provincias y Territorios Nacionales (1885-1945),
Editorial Galerna, Buenos Aires 1993.
La autora realiza una investigación sobre el proyecto global del Nacionalismo Conservador Cordobés, sus
principales fuentes son los diarios publicados en la época: El Eco de Córdoba, El Porvenir, Los Principios y lo
complementa con los Libros de Sesiones de la Legislatura Provincial y Nacional.
67
adheridos al concepto de identidad nacional en el momento de la declaración de la
Constitución Nacional en 1853, pero no tan explícito en la década del ´80.
En estos contornos viene a perfilarse el nacionalismo católico que se propuso revertir
el proceso del avance del laicismo. El Estado Nacional encontró en la Iglesia de Córdoba,
centro hegemónico del interior, una fuerte resistencia contra quien debió enfrentarse.
El movimiento conservador blandió la bandera de la “autonomía provincial” que no
tolera las interferencias de un poder central. Este localismo fue alimentado con la vuelta a
valores de la tradición, lo estable, lo inmutable y lo permanente contra el movimiento, la
novedad y lo caótico que puede representar lo liberal.
Como en toda contienda se intenta descalificar al contrario, desde el catolicismo se
adjetivará a los principios del liberalismo como: “dañinos”, “perversos”, “corrosivos”,
“corruptores”, etc.
El catolicismo influirá en la opinión pública alertando sobre los riesgos y peligros de
las ideas liberales, para ello expondrá como una clara prueba la revolución francesa en la
Comuna de París de 1848 y el germen de disgregación social que inoculó en aquel país. La
educación es un importante reducto para preservar esta identidad singular que ha fraguado
Córdoba y por ello vale la pena la lucha por la hegemonía en aquel campo.
El proyecto educativo del nacionalismo católico cordobés es parte de una propuesta
más amplia de organización de la sociedad que definirá sus objetivos
“El proyecto educativo del Nacionalismo Católico Cordobés, es parte de
una más amplia propuesta de organización de la sociedad, pensada desde
la perspectiva que parte de la innata desigualdad de los hombres, de un
ideal de sociedad jerarquizada y de mayorías que deben ser encuadradas a
través de normas de control y sujeción […] dogmas para el control social
[…]”68.
El proyecto de organización social desde el estamento católico y su correlato, el
modelo educativo, se basan en principios rectores emanados de los dogmas, de la revelación
y de las atribuciones consideradas inalienables de la Iglesia. La escuela es estimada como
controladora de los valores homogenizantes y de los contenidos que se debe trasmitir a través
de ella.
La propuesta católica apunta a la formación de las masas, a fin de integrarlas al Estado
Nacional en formación y para su integración al sistema laboral-social, el medio para la
educación de las masas será la instrucción primaria, la formación en artes y oficios y la
educación de la mujer. La pregunta que se plantea es si estos objetivos ligados a la cuestión
68
SILVIA ROITENBURD, Ob. cit. 61-62.
68
social promueven el cambio y la movilidad, o más bien hay una aspiración de mantener el
orden y el control.
Esta pregunta la puede responder el modelo pedagógico que se adopta para la acción
educativa, sus fundamentos y fines, las características de los sujetos actuantes (docentesalumnos), el modo de llevar adelante el proceso, los criterios optados, el tipo de contenidos y
saberes a incorporar, programas y textos a instrumentalizar.
Podemos rastrear que en varios aspectos la educación promovida por los grupos
conservadores privilegia la internalización de ciertos valores como son la obediencia, la
disciplina, el respeto a la jerarquía y excluye otros como la libertad de conciencia, la
participación activa, el juicio crítico, etc.
Modelos más bien circunscriptos a trasmitir
verdades definidas e indiscutibles, contenidos preestablecidos, para educandos pasivos y
obedientes.
La educación conservadora de la estabilidad, promueve la convivencia en el grupo
social donde cada uno ocupa su lugar, respeta las normas y se convierte en ciudadano capaz
de garantizar el orden.
La cuestión de los valores que debe difundir la escuela es una de los temas pilares que
defenderá con ahínco la Iglesia, apoya a laicos que desde sus cargos promueven el catolicismo
como fundamento de la nacionalidad, lucha por insertar docentes eclesiásticos a las escuelas
públicas y de incorporar a congregaciones educativas al sistema educacional.
Nuestra autora concluye que el modelo educativo del nacionalismo católico cordobés
consiguió, en cierto grado, triunfar por presentar una propuesta por el orden, la ortodoxia y
la defensa común contra un adversario y enemigo bien identificado que es “el laicismo”, el
laicismo bien estereotipado
y estigmatizado como subversivo, peligroso, disgregador y
responsable de los desórdenes morales y sociales.
Si bien ni todo el liberalismo, ni toda la Iglesia, actuaron de un modo homogéneo,
podemos descubrir estas grandes inclinaciones con diferentes expresiones.
Esta visión de la autora no tan imparcial, no por ello falsa, del papel de la Iglesia en la
sociedad cordobesa y argentina será corroborada con los datos históricos y por la producción
periodística de otros momentos donde la constante ha sido que el nacionalismo católico ha
tenido una fuerte injerencia en el campo social y político. Así ha estado asociado a
movimientos conservadores y su presión ha hecho posible derrocar gobiernos de otros signos,
igualmente se puede derivar que su apoyo y simpatía ha sido más proclive a gobiernos de
facto-militares que democráticos.
69
2.2. LA CONSOLIDACIÓN DE UN SISTEMA COMPUESTO
Otra visión tiene el Profesor Endrek que seguiremos en la exposición siguiente 69.
Endrek sostiene que los hombres de la Generación de 1880 tenían una clara conciencia de la
importancia capital de la educación común para la realización del proyecto nacional.
Nos muestra cómo el crecimiento educativo, medido en cantidad de escuelas, alumnos
y maestros, se dio de forma gradual, desigual y lenta debido a diferentes obstáculos como los
señala:
“ [… ] el estado cordobés fue más bien mezquino con los presupuestos
escolares entre 1880-1890. Y no obstante esta apreciación […] fue mucho
más generoso con los recursos financieros para la educación que los años
anteriores…No es nuestra pretensión atribuir la culpa de la situación
educativa de la Provincia de Córdoba a la política discriminativa
nacional, sólo deseamos señalar el hecho para comprender porqué la
Ciudad de Buenos Aires se transformó en una capital al mejor estilo
europeo, con hermosos y cómodos edificios escolares, mientras las
provincias vegetaban en la miseria”70.
En este período las escuelas en Córdoba llegan a más de 150, se atiende apenas
aproximadamente al 20% de la población en edad de 6 a 14 años, por lo cual deducimos que
si bien hubo un avance importante quedaba una franja frondosa en el analfabetismo.
A las falencias de presupuesto y de financiación se pueden agregar otros
inconvenientes, entre los más serios el autor señala: carencia de docentes idóneos, la pobre
preparación y la mala retribución de sus servicios que llevaban a un estado precario de la
educación. Inadecuados e insuficientes edificios escolares, escasez de mobiliario y útiles
escolares. Aún no regía una legislación de obligatoriedad escolar, insuficiente o nula
inspección escolar.
Las soluciones que se proponían no eran a corto plazo y muchos esfuerzos se
comenzaron a focalizar en crear la infraestructura material y legislativa. En este sentido se
dieron pasos significativos como la Creación del Consejo Provincial de Educación y
fundación de escuelas superiores para la formación del magisterio, Ley de Obligatoriedad de
la enseñanza, etc.
69
EMILIANO ENDREK, La instrucción primaria en Córdoba (1880-1890), Cuadernos de Historia 28, Junta
provincial de Historia de Córdoba, Córdoba 1993.
Este autor investiga la situación de la educación primaria en Córdoba en la generación del ´80 siguiendo los
mensajes e informes de los gobernadores donde dan cuenta de su labor administrativas a la Legislatura. También
usa como fuentes los censos, estadísticas educacionales y las memorias del Ministerio de Justicia, Culto e
Instrucción Pública de la Nación.
70
EMILIANO ENDREK, Ob. cit. 22.
70
Sin embargo no se puede negar la importancia de la educación para los gobernantes de
esta época y el despertar de la organización de la Iglesia para no ceder en este terreno lo que
creía haber conquistado en la historia. Donde muchos señalan una “derrota” de la institución
eclesial, el autor ve en esta coyuntura un motivo de consolidación para la misma. En cuanto a
lo que atañe por el objeto de nuestro estudio el autor nos agrega:
“los enfrentamientos entre católicos y liberales tuvieron en Córdoba
un escenario propicio y destacado, y conmovieron toda la vida ciudadana.
Toda la sociedad se vio afectada de una u otra manera, pero si bien los
gobiernos liberales impusieron legislaciones que enfrentó los intereses de
la Iglesia católica, no podemos considerar esto, como muchos creen y
sostienen, como una “derrota”, pues tal contingencia dio origen, como
reacción a un vigoroso movimiento educacional que ha perdurado hasta
nuestros días.”71
Finalmente, Endrek, constata en su análisis que los edificios escolares que la Iglesia
pudo fundar son una obra admirable contrastado con la pobreza de las escuelas fiscales de la
época. Se observa que a pesar de la pugna entre católicos y liberales no faltaron asignaciones
y subvenciones para que funcionaran las instituciones, el enfrentamiento más que religioso
fue político.
Antes de la promulgación de la ley 1420 de educación común se habían dado otras que
admitían la enseñanza privada como deseaba la Iglesia pero sometida a la supervisión estatal,
esto permitió el surgimiento de colegios católicos a los que mandaban sus hijos la misma
burguesía liberal que había corrido a la Iglesia de la esfera pública pero que la necesitaba
como resorte de control social.
Este dato también es decidor ya que no toda la clase liberal, de modo indiscriminado,
era anticlerical y hostil a lo eclesial, de igual modo no se explicaría la posibilidad de la
fundación de tantas congregaciones religiosas en el país y el permiso para el ingreso y la
acción de otras tantas provenientes del extranjero.
71
EMILIANO ENDREK, Ob. cit. 51.
71
2.3. LA EDUCACIÓN COMO FACTOR DE INTEGRACIÓN SOCIAL
Otra mirada sobre la educación en el emerger de la Argentina Moderna de los ´80 nos
viene a través de Juan Carlos Tedesco a quien seguiremos en este apartado72.
Su tesis fundamental concluye que las élites oligárquicas que tenían hegemonía
política promovían transformaciones educativas no tanto desde el interés económico como
del político, mientras que la clase media y en ascenso se opusieron a ellos y defendieron la
vigencia del sistema tradicional.
La burguesía se iba instalando en nuestro país y las clases más acomodadas postulaban
por un sistema educativo ilustrado e inspirado en los modelos de Europa. Tedesco lo expresa
así:
“[…] los grupos dirigentes asignaron a la educación una función política
y no una función económica; en tanto los cambios económicos ocurridos
en este período no implicaron la necesidad de recurrir a la formación
local de recursos humanos, la estructura del sistema educativo cambió
sólo en aquellos aspectos susceptibles de interesar políticamente y en
función de ese mismo interés político. Lo original del caso argentino es
que las fuerzas que actuaron en el enfrentamiento político, cuando cada
uno de ellas estuvo en la cúspide del poder, en mantener alejada la
enseñanza de las orientaciones productivas”73 .
Según Tedesco la extensión y difusión de la enseñanza estaba ligada al logro de la
estabilidad política interna contra la tiranía y la anarquía. También se buscó formar más un
hombre capaz de cumplir con papeles políticos que un sujeto apto para las tareas productivas.
Ello conlleva el riesgo de conservar la enseñanza como patrimonio de una élite que concentra
las funciones directivas, con lo cual la estratificación y distribución de roles queda prefijado
en el sistema educacional.
La generación del ´80 tenía muy arraigada la convicción de que el desarrollo educativo
era signo y garantía de progreso, por ello hizo serios esfuerzos por difundir la educación a
sectores más amplios. Pero seguían predominando los contenidos enciclopédicos-humanistas
por sobre los técnicos-profesionales, la consolidación de las orientaciones clásicas se
impusieron.
Juan Carlos Tedesco afirma que es obvio el progreso educacional en la Argentina
durante toda la segunda mitad del siglo XIX. Pero también demuestra que no fue una acción
72
JUAN CARLOS TEDESCO, Educación y sociedad en la Argentina (1880-1945), Ediciones Solar, Buenos
Aires 1993.
El autor en este libro aborda muchos problemas inherentes a la educación y su relación con la función del
Estado, el papel de la Iglesia, la legislación escolar, los progresos y problemas del sistema educativo, etc.
73
JUAN CARLOS TEDESCO, Ob. cit. 37.
72
uniforme por parte de los diferentes grupos de la élite dirigente. Si bien ninguno de sus
miembros se opusieron a dar un impulso sostenido a la enseñanza, existieron diferencias en la
intensidad y en las prioridades, y es más, también se dieron hasta períodos de estancamiento.
En la generación del ´80 se puede hablar más de un espíritu conservacionista, en
materia de educación desde sus contenidos y orientaciones, que progresista. Tudesco lo
describe así:
“[…] aparecieron con cierto espíritu conformista, que los limitó a dejar
que los elementos construidos en el periodo anterior se desarrollaran sin
trabas. Estas diferencias se reflejaron a nivel educativo en el
estancamiento producido en la enseñanza primaria a partir de 1880 […]
destruida pues la versión unitaria de la política educativa de este período,
se puede afirmar que ella se debatió, por primera vez, en los términos de
una política educativa moderna. Enciclopedismo o utilitarismo, prioridad
para la enseñanza popular masiva o para la preparación de élites, etc. son
las alternativas entre las cuales sigue girando la organización escolar, Lo
singular es que, en la Argentina, este debate tiene ya un siglo de
antigüedad”74.
Así Tedesco, a diferencia de la primera autora de nuestro análisis no asocia el hecho
educativo de aquellas circunstancias como un factor de cambio y de transformación
obstaculizado por el catolicismo, sino por el contrario, un proyecto político conservador del
orden construido.
3. LA OPOSICIÓN AL LAICISMO LIBERAL Y LA ORGANIZACIÓN DEL
CATOLICISMO
La dinámica liberal provoca en el sector conservador temores y recelos, este sector
identificado con el catolicismo se adelantó a su influencia y fundó colegios con orientación
religiosa, coloca la ofensiva contra la legislación laica. La Iglesia se ve obligada a adoptar
estrategias para adecuarse a la realidad y brindar respuestas a los desafíos que el cambio le
planteaba75.
Auza sostiene que los católicos desplegaron de un modo permanente y abnegado una
verdadera acción política de resistencia a la política liberal de los presidentes Gral. Julio Roca
y Dr. Miguel Juárez Celman. A pesar del tono algo apologético de Auza, nos sirve para
recepcionar otra visión, el autor considera a los católicos de aquella generación como:
74
75
JUAN CARLOS TEDESCO, Ob. cit. 133.
NESTOR TOMÁS AUZA, Ob. cit. 24
73
“hombres auténticos demócratas republicanos que combatieron las
defraudaciones del oficialismo dominante, propusieron una orientación
principista en política, en tanto enfrentaban al liberalismo que,
adueñándose de los resortes del poder, imponía su programa desde el
Gobierno”76.
Esta especie de reivindicación que el autor hace de los católicos, a diferencia de otros
autores que optan por una desautorización de sus intervenciones, termina por calificar a los
liberales de aliados a los burgueses, intelectuales oligarcas, alejados de la realidad popular y
responsables del liberalismo e individualismo que sobrevino en la sociedad.
Los sucesos derivados de 1880 posibilitaron, según Auza, algo inédito en la vida de la
Iglesia argentina.
“la virtud de suscitar un nuevo estilo de trabajos que llevó a los cristianos
a tomar conciencia de la dimensión social y política del Evangelio. El
movimiento laical, fue un fenómeno nuevo, inesperado y enriquecedor
para el catolicismo”77 .
No queremos caer en los estereotipos reduccionistas de una Iglesia retrógrada,
colonialista, raquítica, paralizada por el pasado. desprovista de prestigio e ideas, defensiva y
obstinada para impedir y obstaculizar el progreso en el cual se encaminaba el país.
Tampoco es justa la imagen de una Iglesia atosigada, acorralada, perseguida y
hostilizada por enemigos liberales, masones, anticlericales que no aceptan el rol de la Iglesia
como guardiana de los valores y vehículo de la unidad e integración nacional78.
Es frecuente encontrar, en la bibliografía que describe este período, presentaciones de
bandos ultramontanos y clerófobos, verdaderas cruzadas antiliberales, o un anticlericalismo
radical, una Iglesia asediada y víctima o una Iglesia urticante para el Estado.
Estos estereotipos dan una imagen algo borrosa de la realidad ya que en la
combinación y síntesis de ambas miradas podremos acercarnos a una posición más objetiva y
liberada de derrotismos o triunfalismos
Tampoco quisiéramos desembocar en un ingenuismo acrtítico, hay datos donde los
historiadores coinciden y que pueden favorecernos para una visión más realista. No hay duda
de la presencia de una Iglesia aún débil y sin mucha influencia y prestigio en la sociedad y
de una élite impregnada por ideales liberales y positivistas que tenía como objetivo el
desarrollo del país que supone la laicización del Estado y de la sociedad.
76
NÉSTOR TOMÁS AUZA, Ob. cit. 14.
NÉSTOR TOMÁS AUZA, Ob. cit. 16
Es importante mencionar algunas personalidades como Estrada, Goyena y otros intelectuales que desde sus
principios se opusieron a la práctica del gobierno.
78
Cf. DI STEFANO – ZANATTA, Ob. cit., 307-312
77
74
El laicismo es un proyecto donde la religión se excluye como un elemento formativo,
se sobrevalúa el positivismo pedagógico de orientación científica79. El laicismo, unido a la
preponderancia estatal en la difusión de la enseñanza, con la intención de integrar una
población heterogénea a partir de valores seculares y universales debe enfrentar a la posición
que mantenía pautas de tipo tradicional-localista.
Iglesia y Estado no son espectadores pasivos, no quedan inertes a lo que ocurre, la
hegemonía liberal sacude a la institución eclesial y le significó para ella un quiebre e iniciar
el paso hacia una institución más consolidada, libre y con mayor capacidad para influir en la
historia nacional.
Por otro lado el Estado adquiere mayores y complejas funciones, amplía su campo
público y perfila una sociedad civil autónoma.
El Estado adquiere nuevas funciones y se va perfilando una sociedad civil con
contornos más autónomos y heterogéneos, la vida pública se laiciciza. La Iglesia en su
relación con este Estado no podía mantenerse inalterada, lo cual le significó una separación y
comenzar a aprender nuevas formas de vincularse en esta inédita arquitectura social.
El modelo colonial se estalló, la sociedad se pluralizó y modernizó, los supuestos y
pretensiones se cuestionaron, posiciones y perspectivas se deben refundamentar. La estructura
social argentina había devenido más compleja, diferenciada, nuevos dinamismos y
problemáticas asomaban junto a nuevas ideologías y conflictos.
La Iglesia no se mantuvo ajena a estos procesos de transformación. Los católicos
defendían un sistema probado, instituciones con vigencia, mientras que los planteamientos de
los liberales representaban innovaciones profundas, alteración de las instituciones donde no
era fácil prever sus consecuencias.
La Iglesia actuará como agente competidor del Estado en la esfera de la educación
volviendo sobre los valores tradicionales. Los católicos defenderán el principio de autonomía
de la educación, se oponen a la asignación verticalista de las autoridades escolares y los
liberales pretenden un control y manejo más directo y centralizado del aparato educativo Así
el estado controló los sistemas de elección de personal y se constituyó en la única agencia
educativa.
Estos hombres que se desenvolvieron como autores y actores de los sucesos dieron
una dirección a los asuntos políticos ya sea denominándose “liberales” o “católicos”, hombres
79
JOSE CAMPOBASSI, Laicismo y catolicismo en la educación pública argentina, Gure, Buenos Aires 1961.
GUILLERMO FURLONG, La tradición religiosa en la escuela argentina, Teoría, Buenos Aires 1957. DAVID
PEÑA, La materia religiosa en la política argentina, Bases, Buenos Aires 1960.
75
que expusieron y defendieron sus ideas y que fueron acompañados por
colectivos de
ciudadanos que dieron calor popular a sus decisiones. Dos corrientes que se disputaron la
orientación política, institucional e ideológica del país con principios excluyentes y
contrapuestos, con dos modos de leer e interpretar la realidad y dos proyectos de país.
Los planteamientos que ambas corrientes postulan son diferentes y distintos, por lo
cual se desembocó en enfrenamientos. El conflicto en este tiempo de conversión social y
cultural significa para la Iglesia una nueva organización de los católicos como modo de forjar
una resistencia a la política liberal. Estos posicionamientos que el catolicismo ensaya en la
sociedad buscan evitar el desplazamiento que había experimentado y un intento de
“recristianizar” toda la Nación desde su presencia e influencia con valores excluyentes
considerando que el liberalismo lo único que había conseguido era un vaciamiento culturalaxiológico.
No sólo lo hicieron desde organizaciones, prensa, educación sino también en el campo
propiamente político80. Se ensaya crear un partido político católico que devendrá en la
“Unión Católica” que será la oposición que aglutina a muchos argentinos para vigilar,
controlar al gobierno, desenmascarar coaliciones, aplicar correctivos, etc.
El laicado se organiza, pide apoyo de la jerarquía, hay una situación de hostilidad
sostenida que algunos autores define como “una política persecutoria” que se expresa en la
separación de los cargos de personas de signo e ideología contraria, destituciones de
funcionarios y profesores, prohibiciones de diarios, coacción y medidas abusivas81.
Queda en pie el interrogante que muchos autores se plantean si el conflicto religioso
era tanto por fuertes convicciones anticlericales de los gobernantes o más bien un cálculo
político hábilmente explotado para mantener una distracción en la opinión publica y
contrarrestar oposiciones que podían venir de otros sectores. De igual forma cabe la pregunta
si el conflicto era de cúpulas, jerarquía y gobierno, o si había alcanzado a calar en el pensar y
sentir de la población; si era más a nivel ideológico-formal que de prácticas concretas
cotidianas y de gestión oficial.
80
Si los intereses de las mayorías eran defendidos para
Principalmente en las Cámaras se comienza con la oposición parlamentaria a la política oficial del Presidente
Roca, esta oposición política se funda en la defensa de las libertades, de las instituciones, de la Constitución y en
el libre ejercicio de los derechos parlamentarios que a veces la política personalista del Presidente intentaba
sujetar. Una figura resaltante es el Dr. Tristán Achával Rodríguez, quien como presidente de la Cámara de
Diputados de la Nación sostuvo principios y doctrinas que no fueron bien acogidas por el gobierno ejecutivo. El
Dr. Achával es apoyado en su gestión por Pedro Goyena, por Manuel Pizarro y por Nicolás Avellaneda.
Achával Rodríguez es considerado un verdadero defensor de las libertades religiosas y sociales
81
El Dr. Avellaneda es separado de la Rectoría de la Universidad de Buenos Aires, José Manuel Estrada es
alejado del cargo de rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, se aprueba la supresión de las partidas para
los seminarios, destituciones de Obispos, etc.
76
promover su calidad de vida o si el problema se empantana en un juego de fuerzas e intereses
de grupos hegemónicos.
4. IGLESIA E IDENTIDAD NACIONAL
Es un lugar común que se asocie al catolicismo con la defensa de los valores
identatarios del país contra grupos que promueven ideas disociadoras, foráneas, inmorales.
Hemos hecho una visión panorámica de diferentes interpretaciones que pueden darse desde
las reacciones y respuestas eclesiales82.
La reacción católica con su organización y oposición tenía su fuerza en cuanto
significaba la critica a la centralización del poder del Estado y de querer imponer los valores
del liberalismo en una sociedad que mayoritariamente era ajena a ellos, el carácter imitativo
de este modelo posicionó a la Iglesia como guardiana de la “nacionalidad” y defensora de las
mayorías83.
La Iglesia de esta época no dejó de recurrir en su mensaje a presentarse como la
institución nacional, firme depositaria de los valores eternos de la nacionalidad y vehículo de
la integración nacional de los distintos sectores de la población. Mientras que otros sectores
levantaban voces por ver en aquella pretensión de cohesión nacional desde los valores
católicos un obstáculo para la nueva sensibilidad donde la libertad de culto y de conciencia
eran un signo de progreso y modernidad.
El catolicismo apelará más de una vez a identificar algunos elementos materiales y
simbólicos de su universo, ligados a la Nación desde sus orígenes en la época colonial, como
medios para infundir en la población un sentimiento de cohesión social y de identidad
nacional. Así buscó reivindicar el carácter católico de la Constitución y de acusar a los
liberarles de querer minar estar raíces y de traicionar el espíritu de la Carta Magna, de
importar e implantar artificialmente modelos foráneos en el país84.
La acción pastoral se centró en esta etapa de la historia argentina en responder al
laicismo. El laicismo hecho política gubernamental buscó dificultar la expresión pública,
externa, visible e institucional de la fe. Intentó separar a la Iglesia de los momentos y acciones
Cf. DI STEFANO –ZANATTA. Ob. cit., 313 ss.
Cf. ABELARDO SONEIRA. Las estrategias institucionales de la Iglesia católica (1880-1976), 2 vol, CEAL,
Buenos Aires 1989.
84
Cf. LORIS ZANATTA,. El catolicismo en la formación del mito nacional argentino (1880-1910), en M.
CARMAGNANI (COMP), Constitucionalismo y orden imperial, 1850-1920, Otto Edizioni, Torino 2000.
82
83
77
fundamentales de la vida de un hombre, nacimiento-educación-matrimonio-muerte. Por eso la
pastoral se concentró en esta dimensión, en su lugar público en la sociedad, en su
organización jurídica y en sus expresiones visibles85.
La acción pastoral de entonces se puede dividir en dos elementos: aquel que responde
directamente a los ataques de los liberales laicistas y positivistas, y el que busca la
reorganización eclesiástica y la continuación de la actividad pastoral normal.
Otro aspecto era reorganizar y revitalizar las estructuras eclesiales como son las
diócesis, los seminarios y la formación del clero, fundación de parroquias y su acción
evangelizadora y civilizadora de extensas regiones del país. La visión unificada de los
obispos expresada en la primera pastoral colectiva del episcopado argentino en 1889 lanza a
la Iglesia hacia una acción común que cobra mayor firmeza y decisión.
Es cierto que la actividad eclesial en lo social introdujo importantes dinamismos
como son los círculos obreros, las escuelas de artes y oficios, los partidos políticos, pero que
al inicio del nuevo siglo comenzará su repliegue en la crítica y temor a los conflictos obreros,
al anarquismo y al socialismo que comenzaban a perfilarse.
“En fin, también la Iglesia argentina, al igual que sus pares europeas,
pareció hacia fines del siglo XIX haber emprendido el camino que
conducía a la alianza con la burguesía y a la “pérdida” del proletariado”.86
Con este breve despliegue podemos visualizar las ideologías predominantes entre los
cordobeses en este período elegido. Es un preconcepto bastante arraigado que en Córdoba
nos encontramos ante una sociedad fuertemente tradicionalista y religiosa, a veces comparada
con un “gran convento”, donde se refugiaban los ultramontanos y las beatonas, “depósito de
ideas medievales” con gusto a rancio, donde las ideas liberales parecen haber tenido poca
reputación87.
Pero no es así, la oposición es abierta y pronunciada, liberales y católicos pugnan
decididamente por espacios de influencia y por sus visiones de sociedad, la sociedad y la
Iglesia de Córdoba quedará para siempre estampada por cómo abordó y gestionó aquel
conflicto de finales del siglo XIX .
85
Cf. GERARDO FARREL, Iglesia y Pueblo en Argentina. Historia de 500 años de evangelización., Editora
Patria Grande, Buenos Aires 1992, 117 ss.
86
Cf. DI STEFANO- ZANATTA, Ob. cit., 351.
87
Es interesante el trabajo de investigación de MARCELA PEPPOLONI, La religiosidad en la concepción de
los jóvenes intelectuales cordobeses en las postrimerías del siglo XIX, Studia N°4, Publicación de la Cátedra de
Historia del Pensamiento y la Cultura Argentina, Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Filosofía –
Escuela de Historia, Córdoba 1994, 117 ss. Allí la autora analiza las tesis doctorales en Derecho a finales del
siglo XIX y constata que el tema religioso es abordado en gran parte de ellas respondiendo ya sea a la ideología
liberal o conservadora.
78
Finalmente podemos concluir que este periodo seguirá siendo ambivalente e impreciso
por las rápidas y profundas transformaciones
“…se abrió entonces una larga fase de transición, durante la cual la
Iglesia argentina fue asumiendo un nuevo perfil doctrinario e
institucional, pero en el que las transformaciones, sin embargo, no
lograron plenamente echar raíces sólidas e imponerse sobre la fisonomía
de la antigua institución colonial. La nueva imagen que emerge entrelaza
lo viejo y lo nuevo. Estancamiento e innovación, fuerzas centrípetas y
centrífugas, se superpusieron en ella configurando, según la perspectiva
que se privilegie, la imagen de una institución débil y encerrada en sí
misma, o por el contrario, en fase de recuperación y modernización”88.
Mirando desde la orilla del otro siglo, fueron tales las transformaciones, agotamientos
y saltos, como los que veníamos señalando, que no siempre es tan claro observar cómo los
actores sociales mutaron y cómo variaron en sus relaciones de conflicto y cooperación.
88
DI STEFANO .- ZANATTA, Ob. cit.313.
79
CAPÍTULO V
VIDA RELIGIOSA FEMENINA A LA CORDOBESA
INTRODUCCIÓN
80
Este capítulo lo dedicaremos a presentar las fundaciones de Congregaciones
Religiosas surgidas en Córdoba en el cuarto final del siglo XIX. Queremos constatar y
analizar las causas que determinaron el surgimiento de diversas Congregaciones en Córdoba
entre 1870 y 1900.
Nos formulamos la pregunta por las oportunidades y dificultades que brindó el
contexto para su aparición, permanencia y desarrollo; los sujetos y sistemas, hechos y
procesos vividos en la constitución de estas nuevas comunidades. En último lugar podremos
indagar el influjo, recepción e impacto de estas nuevas formas de Vida Religiosa en la
sociedad y en la Iglesia local.
Hemos organizado el material recogido en la etapa exploratoria que consistió en la
visita a las seis Casas Madres de las Congregaciones de nuestro objeto de interés. En aquellas
Casas se encuentran los archivos históricos y la documentación a los que hemos podido
acceder que es la base de lo aquí expuesto.
Lo registrado en este capítulo es un somero recorrido por las semblanzas de los
fundadores y fundadoras y una descripción de los orígenes y desarrollo inicial de las
distintas Congregaciones.
Desde una estructura común hemos elaborado la información recabada a fin de que sea
más fácil el cruzamiento de datos, el compendio de materia y la lectura comparativa. Hemos
optado por presentar, en primer lugar, un retrato biográfico de los fundadores y las
fundadoras; en segundo término, nos hemos detenido a explorar el proceso germinal de las
intuiciones y realizaciones que originaron las fundaciones y finalmente, de modo sucinto,
mostrar los ministerios de las nacientes Congregaciones donde se incluyen manifiestamente
sus fines y objetivos.
Como se puede observar hemos considerado necesario hacer un recorte del material
compilado dejando fuera los elementos de la herencia espiritual, formación, comunidad
religiosa y gobierno propiamente dichos.
Las congregaciones están ordenadas de modo cronológico según la fecha de su
fundación.
1.ESCLAVAS DEL CORAZÓN DE JESUS - 29 de Septiembre de 1872
81
En las páginas siguientes nos adentraremos a conocer algunos datos de la vida y obra
de quien fuera la fundadora de la Congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús. Nuestra
pretensión es aprehender la intuición primigenia y el posterior desarrollo de la misma que se
plasmó en esa familia religiosa.
Hay mucho e interesante material sobre la vida de la fundadora, en este apartado nos
hemos valido de la información obtenida de la lectura de la bibliografía abajo citada, ella es
una fuente primaria innegable y de referencia obligatoria para nuestro fin89.
1.1.- MADRE CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ
Josefa Saturnina Rodríguez nació en Córdoba, el 27 de Noviembre de 1823, hija de
Hilario Rodríguez Orduña y de Catalina Montenegro. Era la tercera hija del matrimonio y
luego del nacimiento de su última hermana falleció su madre, quedando huérfana a la edad de
tres años. A los nueve años perdió a su padre, por lo cual quedó al cuidado de sus tías, Luisa e
Ignacia de la familia Orduña, que se encargaron de su educación.
Perteneciente a una familia distinguida recibió una formación conforme a su condición
social. Al mismo tiempo que se preparaba en las tareas y conocimientos propios de la mujer
de esa época, recibió una sólida formación cristiana.
A los diecisiete años resolvió hacer sus primeros ejercicios espirituales bajo la
dirección de los jesuitas, desde entonces sentía atracción hacia la vida religiosa. Pero las
Congregaciones que existían en la ciudad cordobesa sólo eran contemplativas y por su
inclinación hacia el apostolado decide esperar un nuevo espacio para su realización.
Mientras tanto, Saturnina pasó varios años al lado su “Mamita” Eustaquia del Signo
dedicadas a ayudar en el servicio y atención de los Ejercicios Espirituales. Expulsados los
89
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Memorias, Datos para la historia de la Congregación de las
Esclavas del Corazón de Jesús, Editorial El Atelier, Córdoba 2000.
ANA DE LA CRUZ MOYANO, Apuntes biográficos sobre Nuestra Madre Fundadora Catalina de María
Rodríguez, Córdoba 1917.
JOSÉ MARÍA BLANCO, Historia Documentada del origen y desarrollo del Instituto de las Esclavas del
Corazón de Jesús (Argentinas), 3 Tomos, Imprenta de Amorrortu., Buenos Aires 1930.
CONGREGACIÓN PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS, Catalina de María Rodríguez. Positio sobre su
vida, virtudes y fama de santidad, Volumen I, Biografía documentada, Roma 1987.
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, DAVID LUQUE, JOSÉ MARÍA BUSTAMANTE, Epistolario,
Fundadores, Ayer, Hoy y Siempre, 4 Tomos, Córdoba 1993,1994, 2001, 2005.
82
jesuitas de Córdoba, quedó ella sin su dirección espiritual; tiempo después toma al sacerdote
del clero secular, Tiburcio López, como nuevo director espiritual.
Cuando tenía 28 años se presentó en su vida el coronel Manuel Antonio de Zavalía,
quien viudo buscaba madre para sus hijos y no encontró mejor candidata que Saturnina.
La joven, acosada por las insistencias del hombre decidió ocultarse en el Colegio de
las Huérfanas, lo cual fue inútil dado que él mismo amenazó con suicidarse si la joven no
accedía a su propuesta e influenció sobre su sacerdote confesor para que aceptara del
matrimonio.
Tanta fue la presión sobre Saturnina que tuvo que acceder y en 1852
contrae
matrimonio, ella con 28 años y su esposo de 37, su matrimonio durará doce años y medio.
La muchacha se convierte en madre de Benito y Deidamia, de 10 y 7
años
respectivamente, a quienes ama como a verdaderos hijos suyos. No pudo gozar de la
maternidad propia, la única descendiente fue una niña que nació muerta.
La actuación militar y política de su esposo la llevaron a vivir por los años 1860-1861
a la ciudad de Paraná, a la vuelta a la ciudad natal continúa con sus deberes de hogar y
sirviendo en el apostolado de los Ejercicios Espirituales.
Su parentesco con el Presidente de la República, Santiago Derqui, le privilegió para
lograr la vuelta de los jesuitas a Córdoba.
Su esposo terminada la actuación política se dedica a atender una estancia en la
provincia de Córdoba, allí lo sorprendió la muerte en el año 1865.
Los años de matrimonio no extinguieron en Saturnina sus deseos de total consagración
a Dios, su nuevo director el doctor David Luque, la acompaña en el discernimiento de sus
inquietudes e ideales que cobran nueva fuerzas y mayor vehemencia en su viudez.
Consulta con su director la nueva idea de la fundación de una comunidad para atender
casas de ejercicios espirituales, enseñar la doctrina a las niñas pobres y recoger mujeres
extraviadas que, convertidas en buenas cristianas, pudieses ser útiles a la sociedad.
Convencida de que Dios inspiraba este proyecto, Saturnina no abandona jamás la idea
de esa fundación, a pesar de las innumerables dificultades que debe afrontar: abandono de
algunas socias y muerte de otras, incomprensión y oposición del doctor Luque, dificultades
económicas, críticas y acusaciones.
Siete largos años de prueba y contradicciones la prepararon hasta que apareció para
confirmarla el P. José María Bustamante, jesuita, que convence al Pbro. Luque para que junto
a otras interesadas comiencen con la obra de los ejercicios espirituales el 29 de septiembre de
1872.
83
Así nace la Congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús, Saturnina será
llamada Madre Catalina quién continuará bajo la dirección del Doctor Luque, que fue a su vez
nombrado por la autoridad diocesana como Director de la nueva fundación90.
El P. Luque primero le da a la Madre Catalina el oficio de sacristana, más tarde la
nombra Superiora de la comunidad, a partir de las nuevas fundaciones se convierte en la
Superiora Provincial y finalmente y hasta su muerte será la Superiora General.
Luego de haber estado veintitrés años en el gobierno de la Congregación, muere el 5
de abril de 1896, contando la Congregación en ese momento con más de doscientas religiosas
y doce casas.
El 18 de diciembre de 1997, el Papa Juan Pablo II declaró que sus virtudes habían sido
heroicas y merecía el título de ‘Venerable’. Hoy, su beatificación está en proceso.
Esta rápida biografía nos da cuenta de los inicios de las Esclavas del Corazón de Jesús,
su desarrollo y posterior expansión.
1.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN
Como expusimos en las líneas biográficas la vocación religiosa atravesaba a Saturnina
desde temprana edad, será en el tiempo de su viudez que ésta cobrará mayor claridad y se
entregará totalmente a su conformación.
“Aunque desde niña había tenido una gran inclinación a la vida religiosa,
quiso nuestro Señor por medios muy raros colocarme en estado muy
diferente, en el cual no pudo extinguirse mi primera vocación, ni mirar
sin envidia a las personas que disfrutaban de ese bien. Más habiendo
Nuestro Señor el 30 de marzo de 1865, roto los vínculos que me servían
de obstáculo a la realización de mis deseos, sentí que ellos se despertaban
con más vehemencia”91 .
El 15 de septiembre de 1865 estando Saturnina en el monasterio de las Catalinas en
oración siente la necesidad de construir una casa de ejercicios espirituales para recoger a
mujeres y niñas e instruirlas religiosamente.
“El día 15 de Septiembre del mismo año fiestas del Dulce Nombre de
María y de la Aparición de Sto. Domingo en Soriano, que en aquel año
cayeron juntas. …fue en este día, cuando dirigiéndome a visitar al
90
En este trabajo no ahondaremos en la vida de David Luque, Director el Instituto, por haber hecho la opicoón
de privilegiar la figura de la Madre Catalina. Para aproximarse al la vida del co-funddor se puede leer: ABEL
BAZÁN Y BUSTOS, Biografía del doctor David Luque, Buenos Aires 1922,
91
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Memorias, Datos para la historia de la Congregación de las
Esclavas del Corazón de Jesús, Editorial El Atelier, Córdoba 2000, 20.
84
Santísimo que estaba expuesto en la iglesia de las Catalinas por la
festividad de Sto. Domingo que allí se celebraba, me vino al pensamiento
que tenía un terreno bastante grande en el que se podía edificar una casa
de ejercicios y formar una comunidad de Señoras que estuviesen al
servicio de ella. Me parecía esto fácil contando con que tantas personas
que tenían iguales aspiraciones a las mías y daban en inconvenientes para
ser admitidas en otros monasterios, se me asociarían; que observaríamos
las reglas del instituto de S. Ignacio, enseñaríamos la doctrina los
Domingos a las niñas y asilaríamos a esas mujeres que se lleva a los
Ejercicios casi por fuerza y después de concluidos estos no se sabe que
hacer con ellas, y causa pena verlas volver a los mismos peligros
compelidas muchas veces de la necesidad; que con nuestra protección se
moralizarían y aprenderían a trabajar y después de afianzadas en el bien,
las casas particulares tendrían dónde ocurrir por sirvientes”92 .
La ejecución de aquella obra la lleva a pasar por un camino de sufrimiento e
incertidumbre que madura su pensamiento. Sin embargo, Saturnina insiste en el proyecto y su
“sueño dorado” se concreta luego de 7 años de lucha.
“Después de esto, si que quedé verdaderamente sola, y tan sola, que no
tenía más consuelo en todos los instantes que ocurrir a Dios de quien
todo lo esperaba, cuya confianza no me faltó jamás, ni en los casos mas
difíciles que se presentaron… me halle en una verdadera desolación: ya
no tenía con quien contar: todo parecía haberse acabado para mí”93 .
También como referimos hasta el P. Luque quiere desistir de acompañarla y le sugiere
que abandone la idea integrándose en otra familia religiosa, también se ve influenciado por
comentarios y murmuraciones que van en contra de la consecución de aquel fin. El P. Luque
se muestra riguroso y frío con Saturnina lo que la desconcierta.
“No pararon en esto mis trabajos: hubo un cambio general en el Dr.
Luque, como si él también hubiese participado de los cuentos: eran unos
rigores conmigo que estaba desconocido. Ya el confesionario no era para
mi un lugar de consuelo sino de martirio… Estos y otros pensamientos
llenaban de amargura mi alma, los que el Dr. Luque confirmaba más y
más cada día con su proceder, no perdiendo oportunidad de mostrarme su
indiferencia…Continuamente me mandaba fuese a otro que me dirigiese
en esta empresa, pues él no podía ni se hallaba capaz: me decía que como
lo quería obligar; que si por haber tomado alguna vez parte, estaba en el
deber de tomarla siempre; que con franqueza me lo decía, y que esta era
la verdad. Estas y otras cosas semejantes me decía cada vez que me
confesaba, con lo que me tenía acobardada. Parecía que discurría cosas
nuevas con que mortificarme cada vez que lo hablaba. Sólo Dios sabe
cuales fueron mis angustias en este tiempo. No tenía mas vida que llorar,
pasaba las noches en vela hundida en cavilaciones y lágrimas sin el más
ligero descanso”94.
92
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 20-21.
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 37.
94
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 45-46.
93
85
En este contexto de confusión, es que el P. Luque remite a Saturnina a otros directores,
así será el encuentro providencial del P. José María Bustamante, quien le habría sido un
instrumento fundamental para la ratificación de sus intereses.
“Terminados los ejercicios, me dijo que él una vez conocida la voluntad
de Dios ya no encontraba cosa que lo detuviese: que quería ayudarme y
que haría cuanto pudiese: que dijese al Dr. Luque que él no miraba la
honra y gloria de Dios en el aplazamiento de esta obra”95 .
El 9 de septiembre de 1872, es despachada favorablemente la presentación que hacen
ante el obispo y el Doctor Luque, así cuenta con la autorización diocesana para dar comienzo
a la obra.
“[…] el Señor Obispo despachase favorablemente en todo sentido nuestra
solicitud, lo que tuvo lugar el día 9 de Septiembre de 1872 al cumplir 7
años que se inició el pensamiento. Este mes de Septiembre ha sido
siempre muy marcado y muy privilegiado para esta obra como se verá en
toda esta narración de los sucesos acontecidos a esta Congregación”96 .
El 29 de septiembre queda completamente fundada la Congregación y en los años
siguientes se ira consolidando la obra con la organización y formación del naciente instituto,
se van conformando las reglas y constituciones, se incrementa el número de vocaciones y se
pluralizan los apostolados.
La fundación comienza en una casa en el centro de la ciudad, luego es trasladada a otra
conocida como la Quinta y en 1875 ingresan a la residencia definitiva, la Casa Madre en B°
General Paz.
General Paz fue desde sus inicios un barrio señorial. En el plano de la ciudad de 1870
este "barrio pueblo" figura con 134 manzanas, la plaza en su centro –hoy plaza Alberdi– y con
tres bulevares bien demarcados: Unión (hoy 24 de Setiembre), Libertad (actual Oncativo) y
otro que recorría el río (Ocampo).
El fundador del Pueblo General Paz, Don Augusto López, pretendía para este sector de
la ciudad un crecimiento más lento, pero firme. Las clases sociales más elevadas construían
aquí sus casas quintas y el barrio mantuvo siempre esta imagen residencial, de calles anchas y
estilo señorial.
En sus inicios, según cuenta el historiador Efraín U. Bischoff, no se caracterizó por ser
un barrio con gran vida comercial. Más bien se destacó por su perfil cultural: por las bellas
artes, la música, las veladas literarias y las reuniones sociales y políticas que se desarrollaban
95
96
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 51.
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 54.
86
en las casas quintas de las familias del barrio. La llegada del tranvía en 1882 ayudó a una
rápida vinculación del sector con el área central, a través del puente Sarmiento97.
La dirección de Luque y Bustamante será marcante en esta etapa, la Madre Catalina,
se mostrará sumamente dócil y fiel a sus disposiciones, sus consejos y orientaciones serán
observadas con puntualidad. Luego del traslado del P. Bustamante a Montevideo y de la
muerte del P. Luque, la Madre Catalina tomará la dirección de la Congregación de un modo
más decidido y resuelto hasta su muerte.
Cabe notar la devoción de la madre Catalina por los jesuitas y su afinidad con su
espiritualidad, el cariño por los ejercicios espirituales y su convicción que las reglas de éstos
serían las más apropiadas para adoptar por la nueva congregación. También el P. Luque, en su
juventud ha tenido experiencia de los frutos del accionar de estos religiosos por lo que los
tiene en alta estima como directores y confesores.
A esto se le suma el papel preponderante que han tenido varios sacerdotes jesuitas
nombrados en las memorias de la Fundadora para confirmarla, apoyarla y estimularla en
llevar a cabo tal empresa. Finalmente la formación espiritual que brindará en los inicios el P.
Bustamante que tendrá la tarea de redactar y revisar junto al P. Luque las Constituciones que
la regirán. Luego el aporte del P. Cherta sj, en vistas a su aprobación ante la Santa Sede
donde otro jesuita será el Cardenal Protector de la Congregación, Luis Marsella.
“En la tarde del mismo día nos reunimos en la capilla para uno de los
actos más notables de los que tuvieron lugar en este día memorable.
Nuestro Padre iba a entregarnos las Santas Reglas que él mismo con el R.
P. Bustamante habían redactado. Estas Reglas no eran sino las de S.
Ignacio, apropiadas a una Congregación de mujeres, siendo en la
sustancia las mismas”98 .
1.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN
La Madre Catalina deja vislumbrar en varias ocasiones el fin que debe tener la
Congregación por ella fundada, por su dedicación al servicio de los ejercicios espirituales, se
lo nota como un apostolado primordial que señala para el Instituto. Ya lo venía haciendo en la
Casa de Ejercicios de la Calle 9 de Julio fundada por Mariano González, donde colabora
luego con el Pbro. Yáñiz y finalmente lo harán en la propia Casa del B° Gral, Paz.
97
Cf. EFRAIN BISCHOF, Historia de los barrios de Córdoba: sus leyendas, instituciones y gentes, Editorial
Copiar, Córdoba 1997, Tomo 1, 113-140.
98
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 79.
87
Igualmente, marcan los inicios, la aceptación de niñas pobres y huérfanas para su
educación, lo cual irá perfilando el talante educacional de la obra con la posterior creación de
escuelas y pedidas en diferentes provincias para tal fin.
En las memorias de la Fundadora se da cuenta de esta intención en la aceptación de las
primeras niñas y la apertura de la escuela en el año 1873.
“Nuestro Director deseoso no solo de la santificación de nuestras almas
sino también de las de los prójimos; hizo que admitiésemos dos niñas
pobres y huérfanas para que se educasen en nuestra casa a pesar de la
poca comodidad que en ella había… Con la admisión de estas niñas
dimos principio a ejercer la caridad y cumplir en algo los fines de nuestra
misión”99 .
Ya en la segunda casa, es decir en la Quinta, se abre una escuela pública y así se
brinda de modo más decidido el apostolado entre los más pobres.
“[…] como el local en que se hallaba nuestra casa era distante del centro
y todas esas inmediaciones estaba muy poblada por gentes las más pobres
y descuidadas, muy luego se llenó la escuela, pasando de 100 el número
de alumnas que se educaban y todas gratuitamente. Tal ignorancia había
en aquellas pobres niñas y tanto descuido que un crecido número no había
hecho su primera confesión […] Las maestras pusieron todo el empeño
posible para instruirlas en la Doctrina Cristiana sin descuidar los otros
ramos de su educación. Los Domingos por la tarde se llamaba con la
campana y se reunían en la capilla un crecido número de niñas a las que
enseñábamos la doctrina concurriendo a esto todas las Hermanas Con
motivo de tener en esta nueva casa más comodidad que en la primera se
pudieron admitir otras niñas pobres y huérfanas sumamente necesitadas
de asilo y protección […] El empeño que las maestras y demás Hermanas
que enseñaban la Doctrina habían puesto hizo que en el mes de Junio se
hallasen aptas para hacer su primera comunión las niñas que no la habían
hecho y las otras para cumplir con la Iglesia. El Señor Director dispuso
que el 8 de dicho mes Domingo de la Sma. Trinidad tuviese lugar este
acto... celebró la santa misa y dio la comunión a cerca de 80 niñas”100 .
A partir de la relación que hace Madre Catalina la vemos retornar a su apostolado
favorito que era el servicio de los ejercicios espirituales, este servicio les exige gran esfuerzo
por las circunstancias que se les imponían.
“El 15 de Junio fuimos a la Casa de Ejercicios seis hermanas, dos niñas
de las que teníamos asiladas y dos sirvientes. Servimos una data de 390
ejercitantes y el 28 de Julio otra de 430. Un número tan crecido sirvió en
una y otra vez para probar el fervor de las Hermanas que tuvieron buena
ocasión para practicar en este noviciado todas las virtudes. Especialmente
en la segunda data fue el trabajo muy pesado, pues para dar la comida a
430 personas era necesario hacerlo por partes, de manera que llamando a
99
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 54.
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 58-60.
100
88
las 12 al primer refectorio terminaba el último a las 4 ½ o 5 de la tarde.
Siendo las Hermanas tan pocas para llevar tanto peso sin quien las
aliviase, era natural que a veces casi desfalleciesen de cansancio”101 .
Así se presentan cumplidos los tres fines que la Madre Catalina tuvo en aquella visión
del 15 de septiembre de 1865 y que preveía para su obra: asilar a las pobres, servir a los
Ejercicios y enseñar la doctrina cristiana.
Catalina en el ministerio de la atención de los ejercicios espirituales era una experta
desde su juventud, no sólo se ocupaba de lo material sino también de lo espiritual y formaba a
sus hermanas para este apostolado. La protección de las niñas necesitadas se había ensayado
desde el primer momento de la vida e la Congregación. Pero en el campo de la enseñanza ella
no se sentía tan capacitada para lo cual destinaba otras con más conocimientos pedagógicos
para dirigir la escuela. El Instituto en su faz docente se propone desde el principio “oponer la
piedad, la fe, la caridad al espíritu irreligiosos y satánico” y desde allí la necesidad de
preparar nuevas hermanas para este fin102.
Hoy, las Esclavas se encuentran en varias provincias del país, en los países de Chile,
España y en Benin, África.
101
102
CATALINA DE MARÍA RODRÍGUEZ, Ob. cit., 67.
Cf. CONGREGACIÓN PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS, Ob. cit., 113.
89
2.TERCIARIAS MISIONERAS FRASCISCANAS - 8 de diciembre de 1878
Para arrimarnos a la fisonomía y significatividad de la Beata María del Tránsito,
fundadora del Instituto de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas y comprender el
camino que recorrió para llevar a cabo la obra, nos serviremos de algunos escritos de la
misma Beata, correspondencias recopiladas, biografías escritas por las primeras hermanas de
la
y, principalmente,
canonización
103
la Positio elaborada y presentada para su beatificación y
.
2.1. BEATA MARÍA DEL TRÁNSITO CABANILLAS DE JESÚS SACRAMENTADO
La Beata Madre Tránsito Cabanillas de Jesús Sacramentado nació en la Estancia Santa
Leocadia de San Roque en Córdoba, el 15 de agosto de 1821. Sus padres don Felipe
Cabanillas y doña Francisca Antonia Sánchez, constituyeron la familia de once hijos. De esta
familia surgen cuatro vocaciones sacerdotal-religiosas, Pbro. Emiliano, del clero cordobés;
Eloísa, religiosa Adoratriz; Isabel, monja Dominicana y la Beata, María del Tránsito.
Recibió su primera educación en el Colegio de Santa Teresa en Córdoba; desde 1840,
viviendo en casa de sus tías, cuidaba de su hermano menor, que estaba preparándose para el
sacerdocio en el seminario de Nuestra Señora de Loreto de de Córdoba.
En el año 1850, a la muerte del padre, la familia se trasladó a Córdoba, María del
Tránsito vivió con su madre, su hermano Emiliano que en 1853 fue ordenado sacerdote,
algunos hermanos y cinco sobrinas huérfanas.
Después de la muerte de la madre ocurrida en 1858, María del Tránsito, entró a
formar parte de la Tercera Orden Franciscana, intensificó su vida de oración y de penitencia,
dirigida espiritualmente por el franciscano Fr. Buenaventura Rizzo Patrón, después Obispo de
Salta.
Su aspiración era consagrarse totalmente al Señor, es así que en 1859 con ocasión de
su profesión en la Tercera Orden emite también voto de virginidad perpetua. y comenzó a
103
Cf. BLANCA LIDIA LOPEZ, Reverenda Madre Tránsito Cabanillas, Terciarias Misioneras Franciscanas,
Buenos Aires 1944. (Primera biografía escrita sobre Madre Tránsito).
TRÁNSITO CABANILLAS, Cartas de la Madre Tránsito Cabanillas de Jesús Sacramentado. Fundadora de
las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas de la República Argentina, Córdoba 1969.
PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS, María del Tránsito Cabanillas de Jesús Sacramentado. Positio sobre su
vida, virtudes y fama de santidad, Roma 1996.
90
pensar en la fundación de "una casa de oración en la que en el silencio y retiro del mundo lo
alabásemos (al Señor)", como dice en su autobiografía104.
En la ciudad de Córdoba es conocida por su piedad y caridad, su dedicación a dar
doctrina a los niños de la ciudad, por lo que la llamaban “Padre Astete”, el autor del
Catecismo con el cual enseñaba, además buscaba socorrer a los más necesitados y formó
parte de varias Cofradías y Obras Pías105.
En el año 1870 le inspira el Señor el deseo de fundar una Casa de Religiosas Terciarias
de Penitencia de San Francisco de Asís.
En 1871 entró en contacto con la Sra. Isidora Ponce de León, que se interesaba
vivamente por la erección de un Monasterio de Carmelitas en Buenos Aires. Ingresó allí en
marzo de 1873 y permaneció hasta abril de 1874, de 1874 a 1875 vivió con las Salesas,
hermanas de la Visitación, de Montevideo, pero en los dos Monasterios no pudo permanecer
por enfermedad y debió volver a la ciudad de Córdoba.
Entre tanto, reafirmó la idea de su fundación, que estaría destinada a promover la
educación cristiana de la niñez y juventud, su consejero y director espiritual Pbro. Dr.
Justino W. Juárez, trató de que unificara su iniciativa con la de la Sra. Matilde Torres de
Vázquez, que estaba trabajando para fundar una Congregación de Concepcionistas
Argentinas, pero enseguida comprendieron que los intentos eran muy diversos.
El P. Juárez reconociendo su intención de orientar la inspiración en el espíritu
franciscano la encamina hacia Fr. Vicente Bustos, quien le aprueba el proyecto y le da
instrucciones.
En aquel tiempo el Obispo de Córdoba, Monseñor Manuel Eduardo Álvarez propone
en una carta pastoral incrementar la acción educativa y este aspecto ensancha el panorama de
la nueva fundación.
Esperaba ver con mayor claridad el camino mientas tanto era estimulada por algunos
Padres Franciscanos. Providencialmente se encontró con la colaboración de don Agustín
Garzón que le ofreció el terreno para la edificación de la Casa en el Pueblo de San Vicente y
con la dote que disponía se le abrió el horizonte para definir su acción.
104
MADRE TRANSITO CABANILLAS DE JESUS SACRAMENTADO, Relato autobiográfico, Córdoba
1879, original en el ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS
TERCIARIAS MISIONERAS
FRANCISCANAS.
105
Se inscribe en las Cofradías de la Purísima Virgen María y santa Filomena, de la Virgen María, Conferencia
Vicentina de Ntra. Sra. de la Merced, Asociación de la Buena Muerte.
91
El Fr. Quirico Porreca OFM, será un valioso colaborador en los inicios de la fundación
del Instituto Franciscano, quien tomó el encargo de preparar los Estatutos a imitación de las
Constituciones de las Estigmatinas fundadas por Ana Lapini106.
Obtenida la aprobación eclesiástica siendo Obispo monseñor Uladislao Castellanos,
después de un curso de ejercicios espirituales, predicados por el mismo Padre Porreca, con
otras dos Hermanas: Teresa Fronteras y Brígida Moyano, el 8 de diciembre de 1878 en San
Vicente de Córdoba, se da oficialmente inicio a la Congregación de las Hermanas Terciarias
Misioneras Franciscanas de la Argentina.
En febrero de 1879, la Madre María del Tránsito, solicitó la agregación a la Orden
Franciscana por carta, y el Ministro Gral. Fr. Bernardino de Portogruaro responde
afirmativamente en enero de 1880. El 2 de febrero de 1880 la Fundadora y las primeras dos
compañeras emiten la profesión religiosa.
La Beata conducía con admirable sabiduría el florecimiento del Instituto, la obra
contaba con nuevas vocaciones, colaboradores y el apoyo de importantes personajes
eclesiásticos como lo fueron Fr. Capistrano Tissera, Fr. Mamerto Esquiú, Fr. Rizo Patrón,
etc. que fueron integrantes de una generación de frailes que asumieron la presencia
franciscana en Argentina en tiempos de la reforma que se realizó en toda la Orden107.
Poco a poco sus fuerzas físicas se debilitaron por los trabajos y penitencias, hasta
enfermar, manteniendo siempre una clara lucidez mental.
Depuesta de su cargo y relegada como fundadora, mantiene el buen espíritu entre las
hermanas, en su lugar es nombrada como Superiora General la hermana del Sr. Garzón que
había enviudado e ingresado a la Congregación, Madre Serafina Garzón108.
106
Quirico Porreca, había venido desde Europa enviado por la Propaganda Fide, residía en el Convento San
Francisco Solano de Río Cuarto y percibía que era necesario responder a la educación civil y religiosa de la
mujer del pueblo. El Padre Porreca veía la forma de reparar esta falta por medio de Congregaciones religiosas.
En varias ocasiones solicitó al Ministro General en varias ocasiones el envío de las Terciarias Franciscanas
llamadas Estigmatinas u otras vinculadas a la Orden, lo cual no fue posible concretar.
Había perdido la esperanza de hacer venir de afuera religiosas franciscanas pero se abría la oportunidad de
crearlas en el país; en una de sus venidas a Córdoba buscó a Tránsito Cabanillas que tenía la intención de fundar
una casa de religiosas franciscanas, el Dr. Justino Juárez, Director de Tránsito e íntimo amigo del Dr.
Cabanillas, hermano de la dicha Sra, lo puso en contacto y con la donación del Sr. Garzón del terreno se dispone
a dar curso a la obra. Muere en 1896.
Para más datos sobre su obra en Río Cuarto se puede consultar un Número dedicado al Padre Quirico Porreca en
CONVENTO SAN FRANCISCO SOLANO, Cruzada Misionera, Río Cuarto, Agosto 1943.
107
Cf. CAYETANO BRUNO, Historia de la Iglesia Argentina, Tomo XI, Editorial Don Bosco, Buenos Aires
1976, 540-548.
Allí el autor expone los antecedentes, situación previa, protagonistas, realización y extensión de la reforma en
Argentina.
108
Es muy interesante conocer las oposiciones y contrariedades que debió sufrir la Madre Tránsito en sus
últimos tres años. El P. Quirico Porreca, se atribuye el título de Director y de manera celosa y rigurosa hacía
notar su autoridad de un modo absoluto sobre el Instituto y llega a deponer sin motivos serios a la Fundadora
imponiéndole silencio, prohibiciones y retiramiento. El capellán-confesor de la Casa Madre, el P. Pacífico
92
Acepta con humildad y sumisión la nueva condición, recluida en su celda por tres años
hasta que el 25 de agosto de 1885 muere en la Casa Madre de San Vicente.
Sus restos son sepultados en la propiedad de la Casa Madre, en 1893 cuando se
termina la Construcción de la Iglesia son trasladados y colocados delante del presbiterio y en
ocasión de su beatificación en el año 2002 se le construye en una nave lateral un espacio
especial.
.2.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN
Después de haber realizado un acotado recorrido historiográfico de la Madre María del
Tránsito nos detenemos a visualizar la búsqueda que protagonizó y en la cual se fue gestando
su vocación y obra, los antecedentes y circunstancias que marcaron su derrotero.
De sus primeros cincuenta años de vida, es decir de 1821 a 1870, no hay demasiados
datos, pero los limitados con que se cuentan como fuente fehaciente alcanzan para hilvanar
puntadas de esta trama109.
Nacida y educada en una familia cristiana recibe los valores de la oración y de la
caridad, una vez trasladada a Córdoba y en casa de sus tías Polonia y Dolores Cabanillas
recibe educación de las Hermanas Carmelitas de Santa Teresa; se destaca por sus obras de
celo apostólico y caridad, mientras acompaña en la formación sacerdotal de su hermano
Emiliano.
A partir de la ordenación de éste en 1854, se entrega al apostolado de modo más
decidido. En Córdoba los conventos se iban rearmando después de varios años de
inestabilidad y reflorecen asociaciones donde muchos seglares toman participación activa.
Marcucci, con plenos poderes como Vice-Director, imponía su rigor y severidad en el trato hacia la Fundadora,
la amonestaba y humillaba con asiduidad. Algunas hermanas contradictorias no la aceptaban y encontraron
benevolencia en los PP Director y Vice- Director. El Sr. Agustín Garzón, benefactor y síndico de la
Congregación, se entromete más allá de sus facultades en los asuntos internos, su ingerencia es de mucha presión
y en coalición con Quirico Porreca pide la expulsión de la Madre del Instituto. Comenzaron a referirse a ella
despectivamente como la demente, chocha, vieja, enferma. Estas experiencias y tribulaciones soportadas por la
Madre fue considerada por las hermanas como un auténtico martirio en vida. Toda esta documentación se puede
seguir en cartas, circulares y testimonios en CONGREGACIÓN PARA LA CAUSAS DE LOS SANTOS, Ob.
cit. 226, 234-239, 265-282, 302-323, 364-367.
109
EUSTAQUIA LUJAN, Narraciones Manuscritas en 6 cuadernos, Tucumán 1944. Conservado en la Casa
Madre de las Terciarias Misioneras Franciscanas. Eustaquia Luján fue sobrina de Tránsito Cabanillas y religiosa
Esclava del Corazón de Jesús.
93
En 1858 se consagra en la Tercera Orden Seglar Franciscana y a la par de su vida
intensa de oración y penitencia se entrega a realizar apostolado ente los barrios más pobres de
los alrededores de la ciudad.
También pertenecía a la Congregación de la Purísima Virgen María y Santa Filomena,
establecida en la Compañía de Jesús, junto a su casa había ocupado una habitación para hacer
caridad a los necesitados sin molestar a los suyos; era además cofrade de la Virgen del
Carmen.
Su dedicación maternal la ponía cerca de las madres necesitadas, de los niños más
abandonados y de los enfermos. Todos los domingos enseñaba el Catecismo en la Iglesia de la
Compañía de Jesús a los niños. En otro período se anota como miembro de la Conferencia
Vicentina de Nuestra Señora de la Merced que funda el Asilo de Mendigos y el Lazareto de
San Vicente. Recorre las casas de los pobres encomendados a su cuidado. Finalmente también
fue congregante de la asociación de la Buena Muerte socorriendo a los moribundos haciendo
que recibieran los sacramentos.
Esta múltiple pertenencia y participación en diferentes asociaciones nos indican el
espíritu de entrega y generosidad de María el Tránsito y a ello hay que sumar que todos los
años hacía ejercicios espirituales que se daban en la ciudad y la práctica asidua de la
penitencia de la época.
De 1858 a 1870 pertenece a la Tercera Orden Seglar, esos doce años la impregnaron
de espíritu franciscano que la perfiló en su estilo de vida. Varios franciscanos de renombre la
acompañaron en su dirección y discernimiento espiritual.
La misma María del Tránsito en su relato autobiográfico nos da cuenta de la moción
que recibe en 1870 y los pasos que se fueron dando desde dicha inspiración hacia la
instalación de la nueva fundación:
“En el año del Señor 1870, en el mes de septiembre, me inspiró Nuestro
Señor, el deseo de fundar una casa de Religiosas Terciarias de penitencias
de Nuestro Padre San Francisco de Asís”110 .
En el lapso transcurrido entre 1870 y 1876 la peregrinación y la búsqueda continúa,
todas las experiencias la van preparando para realizar la misión que Dios le confió. En el
relato autobiográfico referenciado se pueden seguir los pasos que fue dando, por ejemplo su
ingreso con las monjas del Monasterio de Carmelitas que se fundó en Buenos Aires, su salida
110
MADRE TRANSITO CABANILLAS DE JESUS SACRAMENTADO, Ob. cit. Junio 1879.
94
por motivos de enfermedad y su nuevo ingreso con las Monjas Salesas de Montevideo hasta
que nuevamente debió abandonar y regresar a Córdoba.
Mientras espera que se den los tiempos y ocasiones favorables, en el año 1875, mueren
familiares cercanos, tres hermanos, entre ello el sacerdote Emiliano y una sobrina. Una vez en
Córdoba vuelve a aparecer con fuerza aquella inspiración de fundar una Casa, comunica ese
pensamiento al Provincial de los franciscanos y a otros frailes que la aprueban y confirman en
el plan.
La experiencia en los monasterios donde había vivido le daba elementos para
organizar la vida en la nueva fundación, mientras tanto debe buscar colaboradores, socias,
recursos.
Su director el Pbro. Justino Juárez la presenta al recién nombrado Obispo Manuel
Eduardo Álvarez quien fue consagrado en 1876 y propone en su plan de gobierno cuidar al
clero, reanimar el espíritu religioso de los fieles y atender a la educación cristiana de los
niños111.
La voz del Pastor resuena en María del Tránsito y articulará aquella primera intuición
de la casa de penitencia y oración con la labor caritativa-educacional. Esta actividad educativa
se irá plasmando en la obra y será en el tiempo una actividad primordial del instituto.
Otro hito importante para señalar es la entrevista con la Sra, Matilde Torres de
Vásquez, ambas tenían la intención de comenzar fundaciones nuevas. El Dr. Justino Juárez,
conocedor de estas iniciativas, piensa que se pueden aunar esfuerzos y unificar los ideales y
perspectivas.
La Sra. Torres contaba con un terreno en el Barrio Bajo Galán y a Cabanillas ya le
habían ofrecido un terreno en el Barrio San Vicente112. No se llegó al acuerdo, aparte del
lugar elegido la Sra. Torres quería que se llamasen Concepcionistas con hábito de la Purísima
y María Tránsito una Tercera Orden con hábito franciscano.
Como no cedían y no se llegaba a un convenio posible, el Dr. Juárez sugirió que cada
una siguiese el rumbo de su inspiración.
En 1877 el Sr. Agustín Garzón dona una manzana de tierra a Tránsito, mientras tanto
seguía buscando limosnas para la edificación, y en torno a ella se formó un cenáculo de
111
Cf. ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CORDOBA, Pastorales, Decretos y Edictos, Legajo 53.
Para acercarse a los orígenes y desarrollo del barrio San Vicente ver en EFRAIN BISCHOF, Historia de los
barrios de Córdoba: sus leyendas, instituciones y gentes Editorial Copiar, Córdoba 1997, Tomo 1, 141-161.
112
95
espiritualidad que fue el germen del futuro Instituto, sus contactos con diferentes
asociaciones, cofradías e instituciones le brindaron gran apoyo113.
Las Constituciones y Reglas debían ser adaptadas de algún Instituto europeo, porque
aún no existían institutos femeninos con espíritu franciscano en el país. Tránsito buscó
colaboración en los contactos con los franciscanos del Convento de Córdoba pero no se
adelantaron en este sentido y tampoco fue posible traer religiosas de España como lo
pretendía la Madre.
La vinculación del Sr. Garzón con los franciscanos italianos de Río Cuarto, apresura
los trámites y entre idas y venidas será el P. Quirico Porreca
quien asumirá el
acompañamiento de la fundación. El P. Porreca intentó traer a las hermanas estigmatinas de
Italia y al fracasar también este plan se dedica a traducir los Estatutos de aquellas hermanas y
a adaptarlos para la nueva familia religiosa.
La Madre Tránsito insiste en el aspecto de oración y penitencia y el P. Quirico
propulsa la vida activa y de beneficencia.
Desde entonces el P. Quirico en sintonía con el Sr. Garzón imponen su visión y se
entregan a adelantar la fundación, sin mucha consulta y protagonismo de María del Tránsito.
Ellos tomaron como suya la obra, cada uno según su particular interés, el benefactor se
transforma en el síndico y el colaborador en Director con poderes absolutos y hasta con
pretensión de fundador del Instituto.
El Vicario Capitular Uladislao Castellano en cercanía de la fecha de fundación, el 8 de
diciembre de 1878, y con la obra en marcha confirma al P. Quirico Porreca para la dirección
de la fundación.
El Padre Quirico presenta a la Madre María del Tránsito por intermedio del señor
Garzón los Estatutos donde quedan expresados los fines, en ellos se enlaza el deseo de la vida
religiosa que abrazaba la Beata y el camino apostólico que se asumió. Estos estatutos fueron
aprobados por el Obispo de Córdoba en agosto de 1878 y comenzaron a regir el día de la
instalación de la Congregación, en los estatutos entre sus fines expresan:
"El fin que inspiró a la institutora para fundar el Instituto que se
denomina Misioneras Franciscanas, que es copiar e imitar a Jesucristo
conforme a la mente del Seráfico Patriarca…se consagra del todo, a las
113
El Sr. Agustín Garzón será clave en la iniciación y desarrollo de la Congregación. Actuará como síndico de la
institución y como persona influyente en el medio y de buena posición económica contribuyó a los adelantos del
edificio. Su relación de afinidad con el P. Quirico Porreca lo llevó a aliarse con él en la destitución del cargo de
Superiora de la Madre Tránsito en los últimos años de vida. Fue él, sin embargo, el que tomó la decisión de que
la Fundadora fuera sepultada en un sitio destinado para ello en la Iglesia de la Casa Madre.
96
obras de caridad y misericordia, en la instrucción gratuita, cristiana y
religiosa de las niñas más pobres y desamparadas"114.
El acta de fundación deja también establecido el nuevo Instituto, además se puede leer
los participantes e integrantes de dicha obra y lo vivido el día de la instalación de las primeras
religiosas en la Casa a ellas destinadas.
“En este Colegio de Misioneras Franciscanas, en el pueblo de San
Vicente, a inmediaciones de la ciudad de Córdoba, República Argentina,
a los ocho días del mes de diciembre del año del Señor, de mil
ochocientos setenta y ocho, el Sr. Provisor, Vicario Capitular, in Sede
Vacante, Canónigo Dr. Uladislao Castellanos, después de haber
bendecido la casa, celebrando el Santo Sacrificio de la Misa y dando la
Comunión a las aspirantes, instaló la Casa Central de las Hermanas
Misioneras Franciscanas, sujetas a la Regla de la Venerable Orden
Tercera de penitencia de nuestro Padre San Francisco, dándole el hábito
de dicha Tercera Orden, a las Sras. Doña Tránsito Cabanillas, Fundadora,
de cincuenta y siete años de edad […] a Da. María Brígida Moyano de
veinticuatro años… a Da. Teresa Frontera de veinte años… todas de esta
provincia de Córdoba; después de haber ocho días de santo retiro, en la
santa casa de ejercicios de esta ciudad, dirigidos por el Padre Misionero
Apostólico Franciscano Fray Quirico Porreca por encargo del Sr.
Provisor, presenciando el acto de instalación el Sr. Canónigo D. Justino
W. Juárez, quien predicó la plática de instalación y quien desde un
principio dirigió a la Sra. Fundadora, el R.P. Fray Quirico Porreca, rector
de la venerable Orden Tercera de Penitencia, el Sr. Agustín Garzón
designado para Síndico de este Santo Colegio, las madrinas respectivas y
una regular concurrencia de personas de ambos sexos; lo que para
constancia firmamos
Uladislao Castellanos . Justino W. Juarez, Fr. Pedro Quinteros, Fr.
Quirico Porreca, Agustín Garzón”115 .
En marzo de 1879 la Madre Tránsito solicita al Ministro General de la Orden
franciscana, la incorporación del nuevo instituto,
después de exponerle los estatutos
aprobados le da a conocer la situación educativa del país con la cual siente un especial
compromiso.
“Para que este Instituto, mediante la gracia de Dios dé frutos abundantes
en favor de la educación tan necesaria en estos tiempos en que el error y
su asidua enseñanza cunde en todas partes como fruto de las sociedades
secretas, máxime en esta República en que se ensaya recién la libertad de
cultos; vengo por la presente a suplicar a V. P. Rvma. se digne inscribir
este Instituto en el número de los que componen la gran familia
franciscana, recibiéndonos como hijas sujetas y humildes de esa Seráfica
114
Cf. ESTATUTOS DE LAS HERMANAS TERCIARIAS MISIONERAS FRANCISCANAS (Manuscrito)
Córdoba, 1878. Art 1 y 2. ARCHIVO GENERAL HERMANAS TERCIARIAS MISIONERAS
FRANCISCANAS.
115
ACTA DE FUNDACION Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, Córdoba, 8 de diciembre de 1878.
Libro 1 pp 1, 2 y 3. ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS TERCIARIAS MISIONERAS
FRANCISCANAS.
97
Orden dirigida por V. P. Rvma., para gozar así de los inmensos tesoros y
beneficios espirituales de que tanto abunda […] ”116.
En repuesta a los deseos del Obispo de revigorizar al pueblo en la fe y la atención de la
educación, la obra concretará su operativo en la tarea evangelizadora y promotora de los
valores cristianos, la Madre Tránsito deja clara esta visión en la carta donde expresa el fin en
estos términos:
“(nuestro Instituto) que está destinado a llevar el contingente preciosos de
la fe y de las buenas costumbres a los pueblos pobres de esta
República”117 .
2.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN
La nueva Congregación tiene enseguida un buen florecimiento de vocaciones, suscita
la colaboración y recomendación de vecinos, funcionarios públicos y eclesiásticos; la
recolección de limosnas y donaciones era habitual para el Instituto en aquellos años. La
construcción de la Casa Matriz fue dirigida principalmente por la Madre Tránsito donde se
destinan espacios para escuela, noviciado, comunidad, iglesia, patios, etc.118 .
La escuela y casa se pone bajo el patrocinio de Santa Margarita de Cortona119, esta
escuela estaba destinada a niñas pobres del pueblo de San Vicente, dicha escuela se abre a
comienzos del año 1879 con noventa alumnas, la Madre solicita al Inspector de Escuelas de la
Provincia útiles y libros, al Consejo Ejecutivo Municipal subvenciones para su mantenimiento
y al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación subsidios para costear gastos de
algunas internas120.
Las hermanas se dedicaron también al apostolado de la Doctrina Cristiana de los
demás niños del barrio y como consecuencia se penetraba en las familias, se contactaban con
los enfermos y demás necesitados del entorno.
116
TRÁNSITO CABANILLAS, Cartas, Ob. cit. Cart. 1.
TRÁNSITO CABANILLAS, Cartas, Ob. cit. Cart. 5.
118
Cf. ELENA CARRANZA, Rasgos históricos del origen y fundación de las Hermanas Terciarias Misioneras
Franciscanas, Córdoba 1893-1896. En esta obra se detallan los primeros años de la Congregación, modo de
organizar la vida cotidiana, quehaceres y actividades, construcciones y demás.
119
Santa penitente franciscana de devoción especial de Fray Quirico Porreca y quien la impone como patrona y
cuyo hábito pide que se inspire en su vestimenta. La Madre Tránsito proponía la Inmaculada Concepción y debió
ceder ante la voluntad del director.
120
Cf. Cartas de la Madre en el ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS TERCIARIAS MISIONERAS
FRANCISCANAS.
117
98
Pronto acuden las vocaciones y el deseo de expansión hacia nuevos territorios,
mientras tanto se instala el noviciado, se plasma la vida en común y se experimenta la
novedosa forma de vida en minoridad y fraternidad, el trabajo apostólico, la oración
comunitaria, la organización y el gobierno del Instituto.
Al Colegio de San Vicente le siguieron los Colegios del Carmen en Río Cuarto, y el
de la Inmaculada Concepción en Villa Nueva.
El Colegio del Carmen se fundó en julio de 1879 y esta nueva propiedad ayudó a
trasladar allí a un grupo de religiosas que por entonces ya sumaban cincuenta.
En 1882 se fundó la tercera casa de la Congregación en Villa Nueva, dedicada a la
Inmaculada Concepción, esta fundación se dio con la anexión de las Pobres Hermanitas de
San Francisco de Asís, fundadas por el Pbro. Antonio Lima, en la misma Villa Nueva.
El fin de la educación e instrucción de la niñez está muy presente y vivo en los fines
que el Instituto persigue, varias veces lo recuerda la Madre en sus correspondencias como
modo de reafirmarlo y perpetuarlo. También será el fin que posibilita que la Hermanitas de
los Pobres de San Francisco de Villa Nueva se anexen a las Terciarias Misioneras
Franciscanas, así lo escribe a la Madre Superiora de aquellas.
“[…] habremos estrechado más los vínculos que deben unirnos como a
hijas de un mismo Padre y Dios quiera que nuestras santas
Congregaciones prosperen para el bien y salvación de las almas y reforma
de las costumbres, mediante la educación a que hemos sido llamadas
[…]”121.
Hasta aquí las obras erigidas durante la vida de la Madre Fundadora, con los años, la
Congregación continuó creando más colegios y colaborando en hospitales, afianzando
permanentemente sus actividades que hicieron crecer el sentimiento de solidaridad y ayuda al
prójimo como lo anhelaba María del Tránsito.
El talante franciscano, misionero y catequístico de la Madre, pincelado desde su vida
seglar cuando visitaba las familias de la orilla del río Suquía para asistirla en sus necesidades,
cuando reunía a los niños para la enseñanza religiosa o cuando recorría pidiendo limosnas con
su canasto en mano, se prolonga en la etapa de la vida religiosa y es asumido como rasgo de
la nueva Congregación.
Reciben en los primeros años numerosas solicitudes para atender Casas de Expósito,
Mendigos, Beneficencia a las que no siempre podían responder por no contar con suficiente
personal y recursos.
121
TRÁNSITO CABANILLAS, Cartas, Ob. cit. Cart. 7.
99
Las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas dirigen hoy establecimientos preprimarios, colegios primarios, institutos terciarios. Practican la caridad en hospitales, hogares
de ancianos, residencias de descanso, casas de ejercicios espirituales y otras obras
asistenciales. Su actividad se extendió al vecino país de Chile. Desarrollan actividades en
Córdoba, Salta, La Pampa, Entre Ríos, Resistencia, San Juan, Bahía Blanca, Agua de Oro,
entre otras sedes. También están presentes en el Colegio Ntra. Sra. de Lourdes, en Bandfield,
y realizaron la atención espiritual del Hospital Militar Central de Buenos Aires y del Hospital
Naval de Puerto Belgrano.
100
3. HIJAS DE MARIA INMACULADA – CONCEPCIONISTAS - 12 de Noviembre 1877
El Dr. Jerónimo Emiliano Clara es el canónigo fundador de la de las Hermanas Hijas
de María Inmaculada, conocidas también con el nombre de Concepcionistas Argentinas. Para
captar su figura seguiremos la obra clásica del P. Compañy y referencias sobre su persona y
actuación asentadas en otras obras122.
En el apartado dedicado a la Iglesia de Córdoba hemos reseñado sobre él en el
contexto socio-eclesial de la primera parte de este trabajo, razón por la cual no nos
detendremos en mayores detalles.
3.1. JERÓNIMO EMILIANO CLARA
Jerónimo Clara nació en Villa del Rosario, Córdoba, el 21 de julio de 1827, hijo de
doña Casimira Pérez de Clara y de don Martín Clara quienes tuvieron seis hijos, dos hijos
fueron sacerdotes y tres hijas monjas de clausura.
Imbuido desde su niñez de la vivencia cristiana se sintió desde muy joven inclinado al
sacerdocio, en el año 1841 ingresa a la Universidad de San Carlos donde cursas sus estudios
seminarísticos en tiempos de mucha turbulencia política y social en el país y en la ciudad
cordobesa. Sobresale por su dedicación al estudio y es finalmente ordenado sacerdote en
febrero de 1851 en la ciudad de Buenos Aires por el Obispo Mariano Medrano.
Enseguida regresa a Córdoba, donde le espera un escenario amplio y complejo para el
desarrollo de su apostolado. Por sus capacidades y talento ocupa cargos de gran significación
y relieve en la Iglesia local.
Primeramente se desempeña como cura de campaña en Anejos en las cercanías de Alta
Gracia. En 1853, es nombrado Vicerrector del Colegio Montserrat y también se desempeñó
como profesor de la Universidad de San Carlos donde cuestionaba el derecho de los
constituyentes para legislar en materia eclesiástica123.
Había sido nombrado vicerrector del
Seminario Conciliar de Nuestra Señora de
Loreto de la ciudad de Córdoba y desde 1857 tiene la calidad de rector del mismo, cargo que
122
Cf. FRANCISCO COMPAÑY, El vicario Clara, yunque y martillo del liberalismo, Argentina Cristiana,
Buenos Aires 1955.
123
Estas posiciones, entre otras, del joven sacerdote, le aparejaron acusaciones y un sumario iniciado por el
Ministro de Instrucción Pública, Santiago Derqui y elevado al Gobierno Nacional, que terminó con la separación
de su cargo de profesor de la Universidad en el año 1854.
101
ocupó hasta 1860. Se distinguió por la predicación de ejercicios espirituales, conferencias,
clases, columnas periodísticas y sermones donde siempre se le notó como un afamado
defensor de la libertad de la Iglesia con lo cual ganó grandes simpatizantes y también
numerosos opositores.
En 1862 es designado secretario del Obispo Arellano y cura de la Iglesia Catedral,
atendió en calidad de cura rector la Catedral, por espacio de doce años.
Durante este tiempo de su ministerio comparte la acción pastoral y social con
personajes significativos de la época por su ingerencia e influencia en la cultura y sociedad
cordobesa124.
En el campo de la caridad preside la primera Conferencia Vicentina de señoras
fundada en Córdoba en el año 1865, a la que le otorga un decisivo impulso a favor del
llamado programa de regeneración social, reforma de costumbre y ayuda material a los
necesitados. Desde allí conoce de cerca los males sociales y se alumbra el pensamiento de
fundar un Instituto que acogiera a niñas huérfanas, pobres y abandonadas sin encontrar de
modo acabado el modo y los medios para hacerlo hasta que se decide a la fundación de la
Congregación de las Hijas de María Inmaculada, tras haber encontrado quienes lo
acompañaron como colaboradores.
En el ámbito eclesial participa del Sínodo Diocesano de 1877, aquel mismo año se da
la Fundación del Instituto religioso al cual nos referiremos en el apartado de más abajo.
Conoce de cerca por sus cargos y ocupaciones la problemática civil y vaticina las influencias
del liberalismo que se había comenzado a instalar en la sociedad.
La sede episcopal queda vacante, tras la muerte de Fray Mamerto Esquiú el 12 de
enero de 1883 y es nombrado Vicario Capitular el Dr. Clara que ocupará aquel puesto hasta
1884.
Como nos hemos detenido en la primera parte de este trabajo conocemos su oposición
abierta y firme contra las tesis doctorales de ideas liberales aprobadas por la Universidad de
Córdoba, la creación de la Escuela Normal con maestras protestantes y las respectivas
circulares, pastorales y artículos periodísticos contra el laicismo que desataron aquellas
controversias en la ciudad cordobesa.
El resultado fue su destitución de la investidura canónica por parte del Gobierno
Nacional y en contrapartida las manifestaciones de adhesión a las posturas e ideas del pastor
124
Podemos mencionar, entre muchos, a Vázquez de Novoa, Luis Vélez, Castellano, Luque, Lucero, Jerónimo
Cortéz, Alejo Carmen Guzmán, Rafael García, Luis Warcalde, Clemente Villada, Tristán Achával Rodríguez y
otros.
102
tanto de personas del pueblo, algunos senadores, eclesiásticos de otras diócesis del país y
hasta de Chile y Uruguay. Mientras tanto, para apaciguar la situación, el Senado nombra en
1884 obispo a Fr. Juan Capistrano Tissera, franciscano como Esquiú.
Clara queda sometido a la justicia, el Procurador aconseja al Poder Ejecutivo reducir a
prisión al Vicario Clara en su domicilio, separado de sus funciones hasta que la Justicia
definiese una resolución. Los jueces se excusan de entender en la vidriosa causa por lo cual el
expediente se archivó y no zanjó nunca.
En 1884, el Vicario Clara cayó herido de una enfermedad dolorosa e incurable, sus
años últimos lo transcurre en silencio e inactividad, en aquellos años redacta su testamento y
una carta que dirige a sus hijas espirituales, las concepcionistas.
Jerónimo Emiliano Clara muere el 29 de diciembre de 1892,
en sus funerales
Monseñor Yañiz, delinea su trayectoria y es despedido por personas de las diferentes y
variadas organizaciones eclesiásticas, instituciones, clases sociales. Sus restos son traslados en
1940 a la actual Iglesia de la Casa Madre de las Hermanas Concepcionistas, después de haber
descansado durante casi medio siglo en el monasterio de Santa Teresa.
3.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN125
Tras esta rápida silueta del fundador podemos entresacar que el Dr. Jerónimo Clara era
una persona distinguida por su inteligencia y por su firme voluntad. Sus posiciones en
cuestiones de fe la defendía que tesón y su influjo tenía un amplio radio de acción por sus
relaciones y ocupaciones.
Hay que recordar que esta época se distinguió por la aparición de una floreciente vida
eclesial impulsada por los laicos que se agrupaban en cofradías, asociaciones y que se iniciaba
una participación más activa de los seglares en el campo de lo civil desde la actividad
intelectual, la prensa y la política.
La intervención de Clara en la Conferencia Vicentina lo acerca a personas interesadas
de trabajar con compromiso social, por su cargo en el Cabildo eclesiástico capta el devenir de
la Iglesia en la nueva República y los desafíos que las nuevas oleadas le plantean. Estas y
otras participaciones parecen ser las que hacen resonar en Jerónimo Emiliano su preocupación
125
HERMANAS HIJAS DE MARIA INMACULADA, Bodas de Oro de su Fundación 1877-1927, Córdoba
1927.
CAYETANO BRUNO, Historia de la Iglesia Argentina, Tomo XI, Editorial Don Bosco. 1976-1981, 506-509.
103
por las niñas huérfanas y pobres de Córdoba y la imperiosa necesidad de la educación para
ellas.
En medio de estos discernimientos es que el Dr. Clara se encontró con un grupo de
señoras dispuestas a secundarlo en su proyecto, ya se había dado la fundación de las
Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús por el Dr. David Luque y la colaboración del P. José
Bustamante, allí había una interesante fuente de inspiración en la ciudad.
Entre esas mujeres se distingue la señora Matilde Torres de Vázquez, esposa de Rafael
José Váquez quien por agosto de 1872 se propuso destinar para oratorio una de las piezas
edificadas en su casa de campo, situada en el Bajo de Galán, en la banda norte del río de la
ciudad de Córdoba, había solicitado la correspondiente licencia del obispo, José Vicente
Ramírez de Arellano, quien se la proporcionó.
Partió precisamente de la señora Matilde Torres de Vázquez la primera idea para la
fundación del Instituto de las Hermanas Concepcionistas, conforme a los primeros apuntes
manuscritos del Instituto que se conservan en el archivo de la Casa Madre126.
Contemporáneamente, la señora Tránsito de Cabanillas igualmente tenía la intención
de fundar un Instituto religioso y se entrevistó con la señora Matilde Vázquez sin llegar a un
acuerdo sobre el lugar de instalación y por divergencias en otros aspectos127.
Doña Matilde obtuvo una cuadra de terreno al frente de su casa en el Bajo de Galán,
por donación de los esposos don Ezequiel Cabrera y doña Delfina Cabrera de Cabrera, con el
principal objeto de levantar una iglesia y una casa-escuela, a la que debía adherirse una nueva
institución religiosa, según la intención de los donantes.
La señora Vázquez siguió con su inspiración y en conversación con el obispo Manuel
Eduardo Álvarez, a quien manifestó su pensamiento y le animó a continuar con el proyecto.
La pone en contacto con el canónigo doctor don Jerónimo Emiliano Clara, para continuar sus
pasos y concretar la idea.
Matilde Vázquez se presenta al Vicario Clara con otras siete compañeras el 30 de julio
de 1877 y alternando desde entonces reuniones en el domicilio de Jerónimo Clara y en Bajo
Galán para dar forma al nuevo Instituto.
El 12 de noviembre del mismo año se formaliza la fundación con las primeras siete
candidatas a ingresar a la institución. Se establecen en una humilde casa alquilada por el
126
Cf. ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS CONCEPCIONISTAS, Historia del Instituto, Córdoba.
Tránsito de Cabanillas tenía ofrecido un terreno en San Vicente, mientras que Matilde Torres pretendía
fundar en Bajo Galán, la primera insistía en la espiritualidad franciscana, mientras la otra no deseaba una tercera
orden.
127
104
doctor Clara en la calle Corrientes de la ciudad y dirigidas por él mismo y apoyadas por la
señora Matilde Torres de Vázquez.
En aquel noviembre de 1877 arranca la fundación propiamente dicha y se perfilan la
vida religiosa y el apostolado social que habrán de realizar. Animaba al Director la idea de
la educación práctica y cristiana de San Francisco Sales y había expresado su deseo que
hubiese en Córdoba un Instituto cuyas religiosas no tuviesen más coro que la sala de labor, ni
más dote que el trabajo de sus manos128.
Mientras tanto en el terreno del Bajo de Galán donado por los esposos Cabrera, se
bendecía el 8 de diciembre de 1877 la piedra fundamental de la ya comenzada capilla de la
Inmaculada Concepción, Matilde Torres continúa adelantando la construcción para albergar
allí a las nuevas religiosas.
Otra etapa de progresión del Instituto lo marca el 18 de marzo de 1878 donde se da el
traslado de la primera vivienda a otra casa más amplia y adecuada para su fines en la calle
Ituzaingó, contaban ya con doce hermanas que visten el 8 de diciembre del mismo año el
hábito diseñado por la señora Matilde y el doctor Clara129.
El 22 de enero de 1879 se radican en la nueva propiedad de Bajo de Galán, la casa de
construcción pobre estaba al lado de la iglesia aún inconclusa en el terreno donado por
Cabrera. Los días festivos se realizaba la misa en el oratorio de la señora Matilde hasta que
cuentan con capilla propia inaugurada en abril de aquel año.
Pronto se le suman seis candidatas más y allí llevan adelante una escuela gratuita
elemental que irá creciendo con el tiempo. Las construcciones prosiguen, se recaudan nuevos
fondos para las ampliaciones; el señor Rafael Escuti, acaudalado terrateniente de la zona
contribuye con sus aportes para la obra, igualmente el patrimonio del
hermano doctor
Jerónimo Emiliano, presbítero Pedro Nolasco Clara, fue derivado hacia la financiación de los
trabajos en Bajo Galán.
Pero no debemos omitir una crisis algo prolongada debido a que los esposos Vázquez
que habían conseguido del provisor eclesiástico Uladislao Castellano el derecho de patronato
sobre la capilla130 hacían sentir su autoridad sobre todo lo relacionado con ella, según lo
128
Cf. FRANCISCO COMPAÑY, Jerónimo Emiliano Clara. Reseña biográfica, Ediciones de Argentina
Cristiana, Córdoba 1964, 62.
129
El 8 de diciembre de aquel año, estando todavía en la calle de Ituzaingó, recibían las candidatas el escapulario
azul celeste de manos del presbítero José María Mariño, especialmente delegado por el padre Francisco María
Girino, General de la Orden de Clérigos Regulares, y el hábito grande blanco y celeste que ante mucha
concurrencia les impuso el doctor Clara. Eran en conjunto doce. Cf. ARCHIVO GENERAL DE LAS
HERMANAS CONCEPCIONISTAS, Ob. cit.
130
ARCHIVO ARQUIDIÓCESIS DE CORDOBA, Legajo 30. Patronatos y división de curatos, T. 1-2° (18411910). Patronato concedido a los esposos Vázquez el 19 de diciembre de 1879.
105
atestiguaron hermanas y capellanes que atendieron por cortos períodos ya que no soportaban
el régimen impuesto a lo largo de casi veinte años.
Este problema de la inestabilidad de los capellanes lo resuelve el P. Clara, echando
mano de un sacerdote italiano, P. Luis Galeano, que se mantuvo frente a la capilla durante
veinticinco años131.
Ello provocó un cierto estancamiento en la vida del Instituto sumado a que el P.
Fundador por sus múltiples ocupaciones, por el período convulsionado que debió administrar
la diócesis y por el deterioro de su salud no le fue fácil dedicar tiempo y atender los
requerimientos del naciente Instituto.
Recordemos las problemáticas del laicismo y del liberalismo imperante en la política
del país, cómo se suceden la ley de educación pública, la creación del Registro Civil, la ley de
matrimonio civil y cementerios, etc. Estos primeros acontecimientos encuentran al Dr. Clara
como Vicario de la diócesis y desde donde se confronta con las autoridades nacionales y
provinciales que le ganan la antipatía de los funcionarios públicos132.
El P. Clara escribió unas Constituciones sobre el espíritu de San Francisco Sales que
envió en 1883 para que fueran revisadas por el P. Quirico Porreca en Río Cuarto pero que no
fueron remitidas nuevamente a Córdoba, por lo cual nunca llegaron a gobernar la comunidad
de las hermanas.
Las hermanas fueron atendidas, en sustitución del doctor Clara por el estado
deteriorado de su salud,
en primer momento por los padres mercedarios y luego
especialmente por el doctor Uladislao Castellano.
En medio de estos aprietos, las primeras quince socias emitieron sus votos el 15 de
octubre de 1885, en una ceremonia presidida por el doctor Uladislao Castellano.
131
El P. Galeano había nacido en Italia, Nápoles, en 1851, vino a Córdoba procedente de Perú en 1870 para
ingresar al noviciado mercedario y más tarde se pasó al seminario diocesano donde en 1882 es ordenado
sacerdote. Tras un corto período de pastoral en el interior cordobés se lo encuentra en la ciudad. Obtuvo el
patronato sobre la capilla de Bajo Galán, allí expandió una copiosa actividad de contenido evangelizador y
social, amplia la escuela, comienza la construcción del actual templo, crea una escuela para varones y en los
alrededores de la región gozó de gran aprecio y reconociendo. Pero también hizo sentir su autoridad y
rigurosidad para con las religiosas. Muere en 1927, sus restos descansan en el atrio de la Iglesia de las
Concepcionistas.
132
Debemos recordar que la relación de tensión se había iniciado en tiempos de Uladislao Castellano, que en
1880 siendo también Vicario Capitular de la diócesis vacante había prohibido por medio de una carta pastoral la
lectura de algunos diarios considerados de ideas liberales y lacicistas, el Vicario Clara ratifica dicha prohibición
y añade nuevas prescripciones en la pastoral de 1884. Las consecuencias de estos entredichos deriva en la
destitución ordenada por el gobierno nacional y provincial del cargo del Dr. Clara, prosigue con la negativa del
Vicario de aceptar la resolución y se extiende a la sociedad y a la prensa. Se continúa con la expulsión del
Delegado Apostólico del país y la destitución del Obispo de Salta y de los capitulares de Santiago del Estero y
Jujuy que se habían solidarizado con el Dr. Jerónimo Clara.
El ministro Wilde, del gobierno de Julio Roca, escribe en 1884 el Poder Ejecutivo quiere que haya sacerdotes
ilustrados, para que aparezcan los Esquiú, los Funes, y no los Clara y los Rizo (Patrón)…
106
Se conserva solo una carta del doctor Clara que dirige a la madre General, sin fecha,
pero se sospecha que fue en el último período de la vida del fundador. En ella encarga
mantener vivo el espíritu religioso y les recomienda tener presente sus fines, allí dice:
“decid […] tenemos la grande y dulce satisfacción de amparar a las
jóvenes pobres que llaman a nuestras puertas, pidiéndonos acogida entre
nosotras, enseñándoles a adquirir algo para instruirse y vivir con el
trabajo de sus manos, ya pretendan ser religiosas a la par de nosotras, ya
ser simplemente educadoras […] ”133.
El 2 de enero de 1891 se realiza el primer capítulo y el 29 de diciembre de 1892
fallece el doctor Clara, dejando en su lugar al señor Castellano, que continuó al frente del
Instituto hasta que en 1895 fue nombrado obispo de la sede metropolitana de Buenos Aires.
Recién a los comienzos de 1906 el obispo de Córdoba, Zenón Bustos, les da de acuerdo con
las religiosas las nuevas constituciones, que adoptaron el 19 de abril de 1907. A partir de
entonces el Instituto comienza un período de revitalización, aquel año diecinueve religiosas
emitían los votos perpetuos y pronto se les unían otras catorce.
3.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN
Desde el comienzo las hermanas se dedicaron a la enseñanza, ya en la primera casa de
la calle Corrientes atendían a catorce niñas pobres externas y tres asiladas. Así comprendieron
su misión como maestras y protectoras de la niñez.
La petición del señor Rafael Vázquez al Obispado en el año 1877, cuando solicita
su aprobación para edificar continuo a la iglesia y escuela en el terreno de los Cabrera una
residencia para religiosas, lo formula en estas palabras
"Teniendo mi señora esposa doña Matilde Torres mi consentimiento y, de
acuerdo con algunas otras señoras piadosas, la idea de formar un
establecimiento anejo a dicha capilla, en donde puedan reunirse sobre las
bases de un instituto religioso, con el objeto de asistir y atender la iglesia,
enseñar en la escuela a las niñas pobres de aquel vecindario, y admitir, en
su seno a algunas jóvenes desvalidas"134.
El Vicario Castellano le otorga la licencia en el año 1878 y allí ya se deja establecido
el fin de aquellas construcciones que serán ocupadas en 1879.
133
134
ARCHIVO HERMANAS HIJAS DE MARIA INMACULADA, Carta manuscrita del fundador.
ARCHIVO HERMANAS HIJAS DE MARIA INMACULADA, Historia de la Congregación.
107
Las religiosas se entregaron de lleno a la obra de la educación cristiana en medio de un
ambiente influenciado por la laicización de la escuela. Su zona de irradiación es el Bajo de
Galán que en aquellas épocas era zona marginal y alejada de la ciudad135.
Posteriormente a su instalación en la nueva población se perciben síntomas de
regeneración social y mejoramiento de costumbres, la capilla reúne a los vecinos desde donde
es posible contactar a las familias y atender a sus problemáticas.
El 8 de diciembre de 1881 el doctor Clara erigía el primer Asilo Maternal de la
Inmaculada Concepción en Córdoba en la calle de Belgrano, entre las calles Caseros y 27 de
Abril, con cuatro hermanas que lo regentearan, allí cuidaban a los hijos pequeños de los
obreros y obreras, durante las horas que estos atendían a sus ocupaciones. A éste le siguieron
después otros dos: los de la Santa Infancia en la calle Rivadavia esquina Libertad y el de San
Luis Gonzaga en la calle Santa Rosa.
Después de estas fundaciones sobrevienen las dificultades que hemos mencionado más
arriba lo que provoca cierta parálisis en la expansión de la Congregación.
En los años siguientes en vistas a su recuperación fundan nuevos colegios y asilos, así
surgen el asilo de menores de María Inmaculada en calle Caseros, Colegio de la Inmaculada
en la localidad de Marcos Juárez, Colegio de la Inmaculada Concepción en el ChañarSobremonte, el Asilo de la Merced en la ciudad de Córdoba y el Asilo-Taller de la Protectora
de la Mujer en Rosario, Colegio San José en Coronel Suárez y el Colegio Sagrado Corazón en
Chilecito, el Colegio Cristo Rey en Laborde, también presentes en otros hospitales y colegios
en Buenos Aires.
135
Cf. EFRAIN BISCHOF, Historia de los barrios de Córdoba: sus leyendas, instituciones y gentes Editorial
Copiar, Córdoba 1997, Tomo 2, 46-49.
108
4. HERMANAS ADORATRICES DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO - 24 de septiembre de
1885
Comenzaremos por acercarnos a la figura del P. José María Bustamante, fundador de
las Hermanas Adoratrices del santísimo Sacramento, también llamadas Hermanas del
Inmaculado Corazón de María, seguiremos la obra de su biógrafo que ha servido de base para
su estudio, igualmente las cartas, escritos y apuntes recopilados por el Instituto de las
Adoratrices136.
4.1. JOSÉ MARÍA BUSTAMANTE
El P. José Bustamante había nacido en Ongayo, provincia de Santander, España, el 19
de abril de 1834. Sus padres fueron Agustín Bustamante y Francisca Gómez. José María
favorecido de una buena memoria y ansias de saber estudia humanidades y más tarde filosofía
en el Seminario de Burgos, en 1855 ingresó a la Compañía de Jesús, hizo su primera
probación en Francia y en 1861 es trasladado a Chile donde estudia teología y recibió la
ordenación sacerdotal en 1863.
En 1865 es trasladado a Santa Fe donde enseña francés y filosofía y posteriormente a
Córdoba, allí será rector de la residencia jesuita desde 1871 hasta 1887.
Durante su estadía en Córdoba reabre el noviciado en Córdoba, que había sido
clausurado en 1840, desempeña funciones de maestro de novicios. profesor, predicador,
confesor, director. Se destacó por poseer una gran cultura bíblica y patrística nada común para
la época, que lo hace aparecer como una figura de relevancia espiritual. Acompaña la
fundación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús en 1872 y en 1885 funda el
Instituto de las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento.
Recién llegado a Córdoba en enero de 1872 brindó incondicionalmente apoyo a la
Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de las Esclavas del Corazón de Jesús,
alentando la fundación y a partir de ese momento, el Dr. David Luque, cofundador de las
Esclavas buscó consejo y directivas en el P. Bustamante. Él redactó las Constituciones y
136
JOSE MARIA BLANCO, R. P. José María Bustamante de la Compañía de Jesús, fundador del Instituto de
las Adoratrices y organizador del Instituto de las Esclavas del Corazón de Jesús, Imprenta Amorrortu, Buenos
aires 1935.
JOSÉ BUSTAMANTE, Con ojos de Padre, cartas y escritos del P. José Bustamante sj, 2 tomos, Revisión
textual y notas de LILIANA DE DENARO, Ediciones del Inmaculado Corazón de María, Córdoba 2000.
ANTONIA ALEM, MARÍA DE LOS DOLORES, MARÍA ELISA COSTABILE NEGRO-TTO, Un Jesuita
modelo. Biografía documentada del P. José María Bustamante , 4 Tomos, Buenos Aires 1995..
109
Reglas de la incipiente congregación, las dirigió espiritualmente y las formaba a través de los
ejercicios ignacianos que les predicaba y de las conferencias que les brindaba.
Durante este tiempo se dedica a la dirección espiritual, promueve los Ejercicios
Espirituales, asesora y apoya al Cura Brochero en su trabajo en Traslasierra y en la fundación
y organización de la Casa de Ejercicios de Villa del Tránsito.
El mismo Fray Mamerto Esquiú, siendo Obispo de Córdoba, consulta y pide ayuda al
P. Bustamante en sus discernimientos pastorales; igualmente lo hacen notables personalidades
contemporáneas que confiaban en su claridad y agudeza. Produncto de ello es la creación de
asociaciones pías y la determinación de importantes opciones pastorales, así resultó, entre
otras, la obra del Taller de la Sagrada Familia para mujeres obreras que tuvo en el jesuita un
inestimable propulsor junto al señor Piñeiro. También prestó apoyo a la Asociación Católica
que fundó el Colegio de varones en la ciudad.
Recapitulando podemos ver en el P. Bustamentne como una persona práctica,
trabajadora, con gran capacidad de organización en actividades paralelas y múltiples.
Una vez fundadas las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento estará atento a
las fundaciones de comunidades que se sucedieron, planos de construcciones, administración
de fondos y finanzas, vida práctica, formación intelectual y espiritual de las hermanas.
En 1887 vuelve a Santa Fe donde fue nombrado rector del Colegio de la Inmaculada y
en 1892 lo envían a dirigir la casa de estudios el a Compañía en Montevideo.
En 1896 lo trasladan a Buenos Aires al Colegio del Salvador donde permanecerá hasta
su muerte el 2 de septiembre de 1909.
Sus restos son trasladados a la Iglesia de la Casa Madre en 1933 donde descansan al
pie del altar del Inmaculado Corazón de María.
Le tocó vivir y desempeñarse en un período particularmente difícil para la Iglesia
argentina. Hoy podemos entrever su rica y polifacética personalidad a través de la lectura de
sus escritos espirituales, su dedicación al acompañamiento de religiosas-religiosos, la
formación cristiana de jóvenes y su aporte como inspirador y fundador de órdenes religiosas.
110
4.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN137
Como lo hemos expresado en varias ocasiones, principalmente al presentar el contexto
civil y eclesial en los primeros capítulos, volvemos a recordar el impacto de los embates del
liberalismo que prepararon el terreno para que la Iglesia piense el modo de contrarrestar sus
efectos por medio de la educación cristiana de la niñez y la formación de las maestras. En el
país se había dado la ley de educación laica y en Córdoba se había creado el Colegio Normal
de Maestras, objeto de desencuentro por haber sido puesto a su frente maestras protestantes.
En este ambiente acalorado por las nuevas circunstancias, Bustamante percibe con
mayor claridad la urgencia de fundar una nueva Congregación para dedicarse a formar
maestras católicas. El P. Bustamante consulta con sacerdotes, maestras, elabora y pone por
escrito sus ideas hasta que logra reunir un grupo de mujeres dispuestas a consagrar su vida en
esa obra y adhiriendo sus pensamientos. Es así como se contacta con las señoritas que
donaron su propiedad para dar allí comienzo al Instituto, otras seguirán este ejemplo poniendo
a disposición sus capitales y bienes138.
Simultáneamente buscó la ayuda de religiosas Esclavas del Corazón de Jesús para
formar al primer grupo de aspirantes, mientras tanto iba redactando las Constituciones, las que
seguirán siendo revisadas y corregidas a lo largo de los años. Aquí manifestamos la diferencia
a otros Institutos donde primero se da la fundación y luego se comienza a redactar las
Constituciones, en el caso de las Adoratrices será a la inversa. Las Constituciones manifiestan
el carisma ignaciano del Fundador que supo imprimir a sus obras, su devoción mariana y
eucarística.
Sabe capitalizar la experiencia de años antes cuando junto al Pbro. David Luque había
escrito las Constituciones y Reglas de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, que él
137
Seguiré el libro Testimonio de una obra. Recopilación de documentos históricos de las Hermanas
Adoratrices del Santísimo Sacramento, revisión y notas de LILIANA DE DENARO, Ediciones del Inmaculado
Corazón de María, Córdoba 2000; y el álbum publicado con ocasión del cincuentenario del Instituto Instituto de
las RR Adoratrices del Santísimo Sacramento bajo el Patrocinio del Inmaculado Corazón de María. 1885-24 de
septiembre-1935, Córdoba 1935.
138
La Señora Felisa Beltrán de Peiteado ofrece todos sus bienes, seis fincas con sus rentas, las señoras Doña
Rosario y Doña Josefa Rodríguez ofrecen todos sus bienes que consisten principalmente en cuatro fincas y una
gran quinta; la señora Eloisa Cabanillas ofrece todos sus bienes que consisten principalmente en una finca.; la
señora Juana Fresnadillo ofrece desde ahora una finca, la señora Carmen Mansilla ofrece dos mil pesos…así
asociadas éstas con otras serán las diez primeras mujeres que formarán el primer grupo de religiosas adoratrices
Cuentan con suficientes recursos para comenzar y para sostener la obra sin necesidad pedir limosnas, aparte hay
benefactores y donantes que comprometen sumar sus contributos.
111
mismo explicaba y comentaba a las primeras religiosas de donde saldrán las formadoras de las
Hermanas Adoratrices.
Una carta fechada el 28 de junio de 1885, con la firma de las seis primeras postulantes,
solicitan al Obispo de Córdoba, Fray Capistrano Tissera el permiso para fundar una
asociación religiosa y la aprobación del proyecto de sus constituciones.
El 4 de septiembre del mimo año, la nueva solicitad explicita de modo más explayado
los fines que se proponen. Lo hacen desde su lectura de la realidad valorada con visos algo
trágicos y extremistas. En esta extensa solicitud nos encontramos con calificaciones del
nuevo contexto como
peligrosa sociedad pagana, encenagada, en el más repugnante
materialismo, que envuelve y hace sucumbir al cuerpo social en el escepticismo e
incredulidad pretendiendo desterrar todo espíritu religioso.
Transcribimos fragmentos del texto donde visualizamos el espíritu e intención
fundante.
“ […] hoy, que se han agravado las circunstancias y que el espíritu del
mal parece desencadenarse entre nosotras, queriendo arrasar hasta los
fundamentos de la familia y la vida cristiana […] todas las exponentes
hemos concebido, simultáneamente y de manera idéntica, el proyecto y
propósito religioso que hoy sometemos a Vuestra Santidad Ilustrísima
[…] Se atenta contra las generaciones futuras en todo el mundo católico,
se procura descristianizarlas de una manera alevosa, desterrando toda
noción religiosa de los institutos oficiales, en que se forman maestras para
educar la niñez […] Hemos decidido entonces constituir con nuestros
recursos una asociación religiosa para formar Maestras Católicas […]
queremos dedicarlo a contrarrestar la influencia de las Escuelas Normales
laicas o ateas con la creación de Escuelas Normales Católicas […] Una
Escuela Normal Católica y la adoración perpetua del Santísimo
Sacramento, es el objeto de nuestras aspiraciones”139 .
El Obispo diocesano aprueba la Congregación y en los días siguientes se prepara el
grupo a través de los ejercicios espirituales para la toma de hábitos, tres religiosas de las
Esclavas son autorizadas para cooperar en la fundación en los cargos de superiora, maestra de
novicias y portera140.
El 24 de septiembre de 1885, de Septiembre de 1885 vistieron el hábito, Rosario
Rodríguez, Josefa Rodríguez, Felisa Beltrán de Peiteado, Eloísa Cabanillas, Isaura Arias,
Virginia Cuadros, Agustina Olmos, Sofía Rodríguez, Rosario Sánchez y Justa Capdevila.
139
ARCHIVO GENERALICIO DE LAS ADORATRICES. Carpeta de Documentos Históricos. Carta
manuscrita por un tercero con firma de las socias fundadoras en papel sellado.
140
Estas tres hermanas Esclavas del Corazón de Jesús eran: Hermana María de San Luis Zapata que se
desempeñaría como Superiora, la Hermana Brígida de María Barbosa que sería Maestra de Novicias y la
Hermana Isabel Sánchez con el cargo de Portera. La Hermana Brígida Barbosa pedirá permanecer y profesar en
el Instituto e las Adoratrices, le es permitido y por unanimidad es elegida primera Superiora General en 1887,
muere en Santa Fe en 1889.
112
Participaron el Obispo diocesano, el P. Bustamante, el Provisor Dr. Uladislao Castellano y el
Sr. Canónigo Dr. David Luque.
El P. Bustamente a poco más de un año de la fundación es destinado a Santa Fe más
tarde a Uruguay y Buenos Aires, su acompañamiento será por medio de correspondencia, una
presencia a distancia pero decisiva y desde esos lugares abrirá caminos nuevos para el
crecimiento de la obra en el litoral argentino, Uruguay y en Capital Federal.
4.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN
Como quedó expresado en la fundación y en las constituciones, el Instituto se propone
como finalidad educar niñas y formar maestras católicas, y adoración perpetua: he aquí las
aspiraciones supremas, y al mismo tiempo las dos grandes columnas en que reposa toda la
estructuración de la Congregación141.
Su primera casa será la donada por las hermanas Rodríguez, ubicada en la manzana
donde actualmente se levanta el Colegio del Inmaculado Corazón de María, cercano a la
estación ferroviaria.
Allí se comienza con una escuela y la preparación de las maestras católicas, más tarde
se crearan grupos y asociaciones como la Archicofradía del Santísimo Sacramento, para la
adoración de Jesús Sacramentado; la Archicofradía sostiene un taller donde se confeccionan
ornamentos y prendas sagradas para las iglesias pobres, se anexan al mismo Academias de
Dibujo y Pintura, de Corte y Confección, de Labores, de Arte Decorativo, de Teoría y Solfeo
y de Piano junto a otros grupos de oración y apostolado.
Como se percibe no hay, como en otras fundaciones, la finalidad primaria de atender a
la niñez más desfavorecida del sistema educativo, será de modo indirecto con la formación de
las docentes. Su propia ubicación la coloca en medio de la ciudad bullente, en el polo de
141
Los objetos principales de la congregación son dos: 1° La adoración perpetua del Santísimo Sacramento. 2°
Enseñar y entender la enseñanza de la juventud por medio de Escuelas Normales Católicas,,, Procurar el bien de
sus prójimos, no sólo con el ejemplo y buenos consejos, sino también y de un modo especial por medio de la
enseñanza cristiana y católica y demás medios propios de la Congregación.
JOSÉ MARÍA BUSTAMANTE, Constituciones y Reglas del Instituto Religioso de las Hnas. del Inmaculado
Corazón de María, Imprenta El Eco de Córdoba., Córdoba 1886. Capítulos Segundo y Tercero.
JOSÉ MARÍA BUSTAMANTE, Declaraciones de algunos capítulos de las Constituciones y Reglas de la
Congregación de las Hnas. del Inmaculado Corazón de María, Imprenta El Eco de Córdoba, Córdoba 1887.
113
desarrollo económico que configura la cercanía del ferrocarril, donde circulan las mercancías,
ideas y personalidades que van y vienen142.
El énfasis de la educación se ponía en preparar a las señoritas para los quehaceres
domésticos y para la vida en sociedad a través de los talleres de pintura, corte y confección,
música y declamación. Se daba otro paso trascendental al preparar a las mujeres para ejercer
sus funciones educativas en colegios oficiales y privados.
En Santa Fe, la señora Gregoria Maciel, manifiesta inclinación hacia la vocación
religiosa y se contacta con el P. Bustamante. Era reconocida como una dama de mucho
prestigio; y ello va produciendo la simpatía de la sociedad santafecina hacia la nueva
Congregación y adhiriendo a varias señoritas santafecinas.
El Gobernador de la Provincia de Santa Fe, Dr. José Gálvez, obsequió con una
manzana de terreno y cincuenta mil pesos para que se comience el edificio del nuevo Colegio.
En 1888 se forma una comunidad de ocho hermanas, mientras tanto se instala
provisoriamente en la casa donada por la señorita Gregoria Maciel, allí comienzan su obra y
luego se trasladan al actual Colegio San José en Boulevar Gálvez.
Desde este segundo colegio, y aprovechando las influencias que la familia Maciel
tenía, se vinculan con el fundador del Hospital de Montevideo quien le abrió caminos para
que un grupo de hermanas fundaran allí un Colegio en 1889.
El P. Fundador aconseja aceptar la propuesta de fundar una casa en Villa del Rosario,
Provincia de Córdoba, allí su párroco Pbro. D. Lindor Ferreyra se propuso conseguir que las
Adoratrices fundaran un colegio. Así en 1892 parten siete hermanas para instalarse en Villa
del Rosario y comenzar con el colegio.
En los años siguientes se expanden a Concordia, importante ciudad entrerriana, donde
se desarrolló un Colegio que tiene anexo un taller-escuela. Luego, será el turno de ir a Buenos
Aires, en calle Tacuarí 1402 comenzó sus días esta fundación que hoy funciona en la calle
Paraguay. El Fundador por entonces vive entonces en el Colegio del Salvador y desde allí
puede guiar y acompañar la obra.
Tras la muerte del P. Bustamante la Congregación, en plena expansión continuará su
marcha a Mar del Plata, a Rosario de Santa Fe y a Ascochinga en las Sierras de Córdoba,
142
Este talante y estilo de presencia será una característica de la Congregación ya que el P. Bustamante les
aconseja fundar en las ciudades o poblaciones que superen los 100.000 habitantes, un motivo es la
asistencia médica y espiritual pero también percibimos su interés de concentrase en medio de las urbes
donde los desafíos socio-culturales son más incisivos.
114
Después del Concilio Vaticano II la Congregación optó por fundar centros de
evangelización el primero será en Puerto Madryn, provincia de Chubut y más recientemente
en Puerto Iguazú, provincia de Misiones.
Como Institución inspirada en la espiritualidad de San Ignacio de Loyola, los colegios
de las Adoratrices se caracterizan por su dinamismo en el campo de la fe, del saber y de la
cultura Se proponen una formación personalizada, abierta, integradora y capaz de conducir al
compromiso con espíritu crítico y comprometido, con especial énfasis en el diálogo entre fe y
vida, fe y cultura143.
143
Cf. Ideario Educativo de los Colegios de las Hermanas Adoratrices Argentinas.
115
.5. TERCERAS DOMINICAS DE SAN JOSÉ - 9 de Octubre de 1886
Fray Reginaldo Toro es el fundador del Instituto aquí estudiado, es una figura
relevante de la cordobesa y de la Orden dominicana. Hay muchas biografías de Monseñor
Toro, en esta presentación seguiremos básicamente las primeras que se escribieron y la obra
del P. Rafael Moyano que se conserva en el tomo de “defunciones” del archivo del Convento
de Santo Domingo144.
5.1.MONSEÑOR FRAY REGINALDO TORO
Fray Reginaldo Toro nació en San Miguel de Tucumán el 31 de julio de 1839, y fue
bautizado con el nombre de Ángel José., hijo de Carlos José Toro y de Ignacia Mendoza.
Ángel José fue el primogénito del matrimonio Toro-Mendoza, le siguieron otros seis
hijos. El padre falleció repentinamente cuando Ángel José tenía doce años y la menor de sus
hermanas apenas seis meses.
Ängel José hace sus estudios secundarios en el Convento de Santo Domingo de su
ciudad, terminados éstos, cursó en el Convento de San Francisco tres años de filosofía.
Aprobado su último examen en 1858, Toro resolvió entrar en la Orden de Santo Domingo y
fue enviado a Córdoba para realizar su carrera sacerdotal145.
El 1 de enero de 1859 viste el hábito y recibió el nombre de fray Reginaldo de Santo
Domingo y emite sus primeros votos el 6 de enero de 1860. Estudia la teología y con
autorización de la Santa Sede recibe la ordenación sacerdotal antes de emitir los votos
solemnes.
Así el 20 de septiembre de 1862, contando poco más de veintitrés años de edad, el
obispo de Córdoba, monseñor José Vicente Ramírez de Arellano, le confiere la orden del
144
LUIS ROSENDO LEAL, Datos biográficos de los obispos de Córdoba del Tucumán, Córdoba 1914.
JUAN LUIS HOGAN, Fray Reginaldo Toro O.P. un católico ilustre de Córdoba, en Álbum del VI Congreso
Eucarístico Nacional, Córdoba. 1959.
RUBÉN GONZÁLEZ, Monseñor Fray Reginaldo Toro o.p. Obispo de Córdoba, El Liberal, Santiago del Estero
1988
145
Para ampliar la información sobre la historia de los Domnicos en Argentina y en Córdoba, más precisamente
sobre el Convento de Santo Domngo, ver la obra editada con motivo de los 400 años de la Orden en Córdoba
RUBÉN GONZÁLEZ, LABERTO SAGUIER F, ESTEBAN LLAMOSAS, SERGIO BARBIERI, JAVIER
CORREA, MATILDE TAGLE, La Orden de Santo Domingo en Córdoba, Historia y Patrimonio Gobierno de
Córdoba-Orden de los Predicadores, Universidad Nacional de Córdoba , Córdoba 2004
116
presbiterado en la iglesia del monasterio de Santa Teresa. Monseñor Ramírez de Arellano
consagra el nuevo templo de Santo Domingo el 28 del mismo mes y al día siguiente fray
Reginaldo celebra en él su primera misa.
El 10 de enero de 1863 hacía su profesión solemne y, poco después, el padre Correa,
Vicario General de la Orden en la Argentina, le confiaba no obstante su juventud, el delicado
cargo de maestro de novicios. Los años siguientes se lo encontrará también dedicado a la
enseñanza de la teología. Es nombrado rector del pequeño seminario dominicano, es Superior
y Prior del convento hasta que en 1877 es elegido provincial, con sus 38 años de edad,
conducirá la provincia por dos períodos.
Como provincial estableció su sede en Córdoba y colaboró tanto en la docencia y en
la predicación-misiones, como en la edificación del nuevo convento, construido durante la
década del ochenta.
El gran objetivo que se impuso el padre Toro como Provincial, fue completar la obra
restauradora iniciada veinte años antes por fray Olegario Correa en Córdoba y continuada
poco después en Buenos Aires.146 Toro impulsó la restauración en los seis conventos restantes
del país (Tucumán, Mendoza, Santa Fe, Santiago del Estero, San Juan, La Rioja) y se propone
recuperar el de San Luis suprimido por el gobierno civil.
Sigue dedicándose a la enseñanza, a la prédica y a la acción misionera en diferentes
localidades de la provincia y del país.
Participa en Europa en el Capítulo General y luego de varios años brindados al
gobierno de la familia dominicana en Argentina se retiró a su convento de Córdoba. Estaba
por cumplir cuarenta y siete años y sigue trabajando como siempre en sus tareas docentes y
apostólicas.
Después de 9 años de provincial, desde finales de 1877 a 1886, dio curso a un
proyecto que seguramente venía fraguando hace tiempo, fundar una congregación de
religiosas en el espíritu dominico. Así el 9 de agosto de 1886 funda aquella nueva rama y
Fray Reginaldo Toro se convierte en el primer dominico argentino que fundó una
congregación de religiosas y, si se trata de religiosas dominicanas, el único hasta hoy. Este
aspecto de la fundación lo trataremos en el apartado siguiente
146
La figura de Olegario Correa sobresale por ser el promotor de instalar en el Convento de Córdoba la vida de
estricta observancia, por encarar la construcción del actual templo de Santo Domingo y Convento anexo, por
su destacada labor en lo educacional, apostólico y social. Cf. RUBËN GONZÄLEZ; Los Dominicos en
Argentina, Biografías 1, Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, San Miguel de Tucumán 1980, 63-83.
117
En 1887 es propuesto en la terna para ocupar el obispado de Córdoba y es el
presidente Juárez Celman quien lo presentará ante la Santa Sede para tal cargo, el 1 de junio
de 1888, León XIII lo nombra obispo de Córdoba.
Tomada posesión de la diócesis
se dedica a organizar su acción pastoral y la
administración de la curia, sus antecesores; Manuel Álvarez, Mamerto Esquiú y Juan
Capistrano Tissera, habían estado dos años cada uno y por seis años la sede quedó vacante
donde los vicarios Uladislao Castellano y Jerónimo Emiliano Clara habían tenido que
enfrentar el momento culmen del liberalismo propulsado desde el gobierno, lo cual no habría
permitido una continuidad programática en la basta diócesis de entonces.
En 1884 se había dictado la ley de enseñanza laica y, a poco de asumir monseñor Toro
el episcopado se aprobaría la del matrimonio civil. No obstante estos antecedentes y las
perspectivas poco halagüeñas que se presentaban, nuestro obispo supo asumir su misión con
entereza y llevar a cabo una de las más notables gestiones episcopales de la historia de
Córdoba.
En la organización de la diócesis comenzó por el Cabildo eclesiástico, logró proveer
todo el coro de la Catedral, el ministro de Culto, Filemón Posse, accede a todo lo pedido y se
compromete en el pago de los cargos. Es de notar que la relación de monseñor Toro con las
autoridades nacionales, provinciales y municipales son cercanas y
asiduas, a través de
numerosas cartas podemos encontrarlo solicitando ayuda económica para la refacción de la
casa que ocupará el Obispado, para el Seminario Conciliar, para el pago de profesores y becas
de alumnos, para la construcción de la escuela de las hermanas dominicas, para restaurar
iglesias del interior, sostenimiento de sacerdotes, viajes y celebraciones, etc.147.
La sanción de la ley del matrimonio civil el 12 de noviembre de 1888 podía
resquebrajar aquella vecindad entre el obispo y las autoridades, Toro sin estar de acuerdo y
oponiéndose a la misma mantiene las conversaciones y relaciones.
En 1889 dedica una carta pastoral para la diócesis en la que, entre otras cosas, daba
directivas a los párrocos y a los laicos sobre la manera de actuar respecto de aquella ley.
Firma la primera carta pastoral del episcopado argentino, en la que se analizaba la difícil
situación reinante, la escuela laica, la necesidad de seminarios y de universidad católica, el
matrimonio civil y otros problemas del momento148.
147
Cf. Cartas al Ministro de Culto y otras autoridades laicas recopilados por las HH. Dominicas en el trabajo
Año centenerazo de la muerte de Nuestro padre Reginaldo Toro o.p. 1904-2004. Córdoba, 2004
148
Cf. NÉSTOR TOMÁS AUZA, La primera carta pastoral del episcopado argentino, en Archivum V, Buenos
Aires 1961, 128.
118
Publica una protesta por la prisión de uno de sus sacerdotes por haber celebrado
matrimonio sin contar con la ley civil y se involucra en otros hechos similares producidos por
esta tensión entre el gobierno y la Iglesia.
Su obispado estuvo marcado por las giras y visitas
pastorales a las diferentes
localidades donde predica ejercicios, administra los sacramentos, etc. Realiza un importante
esfuerzo por la organización de las parroquias, el seminario, la educación, la prensa, la acción
misional149.
Al comienzo de su gestión había 40 parroquias y durante su episcopado crea doce
nuevas y relocaliza otras en poblaciones más numerosas.
El 6 de julio de 1889 monseñor Toro crea la Sociedad Cooperadora de las Misiones de
la Diócesis de Córdoba con el fin de proporcionar recursos para que en la diócesis se realicen
de modo continuo misiones de evangelización
Hasta entonces el obispo moraba en una de las antiguas casas situadas detrás de la
catedral. Monseñor Toro consiguió del gobierno nacional una propia en avenida Vélez
Sársfield 137 y se trasladó a ella en 1889 con su personal de oficinas150.
Un acontecimiento eventual es en 1892 la coronación pontificia de Nuestra Señora del
Milagro, que tuvo en él su propulsor y realizador y que marca un hito para la historia
eclesiástica cordobesa151.
También 1892 hace la visita ad límina a Roma, es la primera que haya efectuado un
obispo de Córdoba, allí solicita entre otros asuntos dos obispos auxiliares para colaborar en el
vasto territorio de la diócesis152.
En los años siguientes sus dos Obispos auxiliares le significarán un alivio en la
distribución de la carga pastral, así Uladislao Castellano atenderá la zona de Río Cuarto y
posteriormente será nombrado arzobispo de Buenos Aires y monseñor De la Lastra que se
dedicará a la zona de La Rioja hasta su nombramiento como obispo de Paraná.
149
Cf. ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA: pastorales, autos y edictos de Reginaldo Toro
La casa de la avenida Vélez Sársfield fue sede de la Confederación General del Trabajo y, actualmente
pertenece al Banco Social de Córdoba. Allí residió el obispo de Córdoba hasta que el 15 de octubre de 1946 se
trasladó a la actual casa de avenida Hipólito Irigoyen.
151
Cf. ULADISLAO CASTELLANO, El Iltmo. Señor Toro, en La milagrosa imagen de Nuestra Señora del
Rosario que se venera en el convento de Predicadores en la ciudad de Córdoba
(República Argentina,
Apuntes históricos sobre su origen, culto y favores muy señalados que han obtenido sus devotos, Córdoba 1891.
RAFAEL MOYANO., Origen y coronación de Ntra. Sra. del Rosario del Milagro , Tomo II, Buenos Aires
1893.
152
Se puede leer el informe completo en ARCHIVO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA, Libro 21,
Informe a SS. León XIII por Reginaldo Toro, Visita Ad Limina, 28 de febrero de 1892.
Cf. SANTIAGO BARBERO- ESTELA ASTRADA- JULIETA CONSIGLI, Relaciones ad Limina de los
Obispos de la Diócesis del Tucumán (s. XVII al XIX), Editora Prosopis, Córdoba 1995.
150
119
Otra acción destacada de Toro fue la educación, ya existía el Colegio Santo Tomás de
Aquino de la sociedad Juventud Católica y por gestión del obispo logra que se hagan cargo
primero los dominicos lacorderistas por el lapso de tres años hasta que se los traspasa a los
escolapios quienes lo regentean hasta nuestros días153.
Como todo obispo, también Toro se interesa por el seminario y la formación de los
sacerdotes del clero secular. Desde el comienzo se preocupó por dotar al seminario de buen
equipo directivo y docente. Adquiriere una casa de vacaciones para los seminaristas en Los
Molinos, departamento Calamuchita, gracias a una contribución extraordinaria de todas las
parroquias.
Proyectó edificar un nuevo seminario en un lugar más adecuado y consiguió del
gobierno provincial una manzana de terreno en el barrio Nueva Córdoba, sobre la actual
avenida Vélez Sársfield y a principios de 1895 bendecía su piedra fundamental.
Otra de sus preocupaciones fue la buena prensa y el diario católico “Los Principios”
lo presenta a Toro como su promotor, diario que se distinguió entre los periódicos católicos y
que perduró hasta 1982.
Tuvo especial preocupación por las religiosas, tanto de clausura como de vida activa.
En su tiempo se establecen en Córdoba las hermanas del Buen Pastor, a las que otorgó su
decidido apoyo y en 1889 se instalaban en la actual avenida Hipólito Irigoyen.
En cuanto a religiosos, ya vimos que trajo a Córdoba a los escolapios, auspició la
radicación de los carmelitas e intentó traer a los salesianos, quienes se establecen tras su
muerte.
153
En la Córdoba de la década del ochenta se hacía sentir la necesidad de un colegio católico secundario para
varones. En 1882 se constituyó la Sociedad Juventud Católica, fundada por iniciativa del jesuita Andrés
Jofré, con el apoyo de monseñor Uladislao Castellano y el presbítero Jacinto Roque Ríos.
El 10 de junio del año siguiente esta sociedad acordaba la fundación de un establecimiento de dicha jerarquía,
con el nombre de Colegio Santo Tomás de Aquino como propiedad exclusiva de la iglesia de Córdoba y bajo
la dirección de la Compañía de Jesús o de otro instituto similar.
El presidente de la sociedad, doctor Nicolás M. Berrotarán, notificaba aquella decisión el 13 de junio al
vicario capitular Jerónimo Emiliano Clara, quien la aprobó el día 21. Poco después se adquirió el terreno y el
10 de junio de 1884 se bendecía la piedra fundamental y daba comienzo a la edificación.
A mediados de 1888 estaba bastante adelantado y se proyectó su inauguración para el 7 de marzo del año
siguiente, lo que no pudo realizarse por no haberse solucionado el problema de su personal directivo. De esto
se ocupó monseñor Toro, quien, al no conseguir jesuitas, lo confió a los dominicos lacorderistas, que
fundaban a principios de 1889 el Colegio Lacordaire de Buenos Aires. Estos llegaron en 1890, pero sólo se
mantuvieron tres años, hasta fines de 1892, por lo cual ofreció el establecimiento y su dirección a los
escolapios y con ellos lo inauguraba definitivamente el 7 de marzo de 1894. Naturalmente, no nos vamos a
detener en lo que ha significado y significa hoy para Córdoba el Colegio Santo Tomás, que dirigen los padres
escolapios, ni en el recuerdo que mantienen de monseñor Toro, a quien debieron el primer colegio de
importancia que han tenido en el país.
120
Apoyó las obras sociales del jesuita Cayetano Carlucci al fundar en 1897 la
Asociación Obrera de San José y al redentorista Federico Grote, al fundar al año siguiente el
primer Círculo de Obreros de Córdoba.
En 1899 se celebró en Roma el Concilio Plenario de América Latina y concurre con
otros seis prelados argentinos, consigue solicitar dos nuevos obispos auxiliares que serán
concedidos en las personas del deán Aquilino Ferreyra y el canónigo Filemón Cabanillas,
quienes lo sucederán en el obispado.
Después de casi cuatro años de enfermedad, falleció el 21 de agosto de 1904, a los
sesenta y cinco años de edad, teniendo dieciséis de obispo.
Fue sepultado en la iglesia de Santo Domingo, exhumándose sus restos en 1937 para
ser colocados en una urna y guardados en la cripta de la sacristía. En 1967 sus restos fueron
trasladados a la capilla de la Casa Madre de las Hermanas Terceras Dominicas de San José.
5.2 LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN
Como hemos delineado la estampa de Reginaldo Toro, como religioso y provincial,
estuvo marcada por el desafío de la renovación y restauración de la Orden Dominicana en
Córdoba y en el país.
El P. Olegario Correa, será una de las figuras que más influirán en el fundador
dominico, él imprimió en su personalidad una preclara espiritualidad y visión.154
El P. Correa fue su maestro de novicios y formador en la austera disciplina y recia
espiritualidad; Reginaldo sería uno de sus más firmes puntales, lo acompañará en varias
ocasiones a sus giras y visitas a otros conventos, lo sucederá como maestro de novicios y
profesor de teología cuando es elegido obispo de Cuyo, y luego como rector y prior del
Convento de Córdoba. El P. Olegario Correa fallece prematuramente el 9 de junio de 1867,
siendo obispo electo de Cuyo. Precisamente veintiún años después, en 1887, el P. Reginaldo
Toro será electo obispo como su padre y maestro.
En aquellos años ya se percibía que la educación de la niñez y de la juventud femenina
y la atención de enfermos en hospitales y en casas particulares, eran dos necesidades muy
evidenciadas por la realidad, a las cuales no respondían suficientemente las escasas
instituciones oficiales y privadas existentes.
154
AAVV, La Orden de Santo Domingo en Córdoba, Ob. cit, 31-36
121
A ello se agrega que desde 1884 la ley de enseñanza común, al excluir la religión de
las escuelas había agudizado los problemas relacionados con la educación y obligaba a
redoblar los esfuerzos a fin de evitar sus negativos efectos.
Este aspecto desempeñará un papel de primordial importancia en la intuición
primigenia de Reginaldo, su dedicación a la enseñanza y docencia lo hacían proclive a
preocuparse por la situación de la educación en Córdoba.
Ciertamente, las exigencias de su alto cargo de Provincial, que se prolongó cerca de
nueve años y las actividades docentes y apostólicas que, como hemos visto, desarrollaba
simultáneamente, le impedían asumir una nueva responsabilidad. Sin embargo, el proyecto de
la fundación de una comunidad religiosa se fue gestando poco a poco, la idea la forjó por
largo tiempo y finalmente con el apoyo del convento dominicano que, en realidad, lo hizo
suyo, pudo verse materializada.
La organización iba tomando forma y estaba muy adelantada, gracias a los empeños
del Prior, fray Tomás Ortega, de fray Jacinto Varela, de otros padres del convento que se
habían entusiasmado con la obra. También se había logrado el apoyo de algunas personas
allegadas al convento, como los esposos Jorge Poulson y Estaurófila Ladrón de Guevara de
Poulson, conocidos educadores del medio, que serían los principales benefactores de la nueva
Congregación155.
Cuando el Padre Toro termina su segundo período de Provincial queda libre para dar
comienzo a la obra. Así el 11 de agosto de 1886 ya era presentada al obispo Tissera la
solicitud de fundación de una congregación de religiosas. Se contaba con once señoritas para
formar el plantel inicial, la mayoría de las cuales habían sido educadas en el colegio de la
señora de Poulson.
En la solicitud que elevaron al obispo diocesano, fray Juan Capistrano Tissera OFM,
pedían autorización para vivir
" […] en una comunidad religiosa, bajo la Regla y Constituciones de la
Venerable Orden Tercera de Santa Domingo, cuyo hábito deseamos
llevar y cuyas máximas nos proponemos seguir, bajo la dirección de los
R.R.PP. Predicadores de esta ciudad, adoptando el nombre de Terceras
Dominicas de San José, dedicándonos con preferencia a la asistencia de
enfermos e inválidos, a la instrucción y educación de la juventud y demás
fines expresados en el programa adjunto. Firmaban fray Reginaldo Toro,
Director General, y las once peticionantes”156.
155
Se puede conocer la biografía de la Sra. Estaurófila Ladrón de Guevara de Poyulson y y el Sr. Jorge
Poulson en el albún cincuentenario de la Congregación de las Hermanas Domnicas bajo el Patrocinio de San
José, 1886- 9 de octubre-1936, Córdoba 1936,, Córdoba 1936, 44-48.
156
Cf. en Congregación de Hermanas Terceras Dominicas bajo el patrocinio de San José Ob. cit . 26.
122
El obispo Tissera, que pocos días antes había regresado, gravemente enfermo, de una
misión en el oeste cordobés, fallecía el 20 de agosto, sin haber podido atender aquella
solicitud. La contestación la dio el vicario capitular, monseñor Uladislao Castellano el 1 de
octubre, previas consultas con el padre Toro. El decreto expresaba la aprobación diocesana y
fijaba el día 9 de octubre para la ceremonia fundacional, en la que las once postulantes
vestirían el hábito. En el acta de fundación leeemos:
“En la Iglesia de Nuestro Padre Santo Domingo en esta ciudad de
Córdoba a nueve de Octubre del año del Señor de mil ochocientos
ochenta y seis, Monseñor el Protonotario Apostólico ad instar, Canónigo
Chantre de esta Santa Iglesia Catedral y gobernador del Obispado en sede
vacante, doctor don Uladislao Castellanos, después de haberse dignado
con fecha primero del presente mes de aprobar benignamente en este
Obispado la fundación de una Congregación de Terceras Dominicas de
San José; dirigida por los RR. PP. Predicadores de esta ciudad,
habiéndose concluido la misa solemne cantada, empezó la ceremonia con
la bendición de los hábitos, y acabado el sermón predicado por el M. R.
P. Maestro Provincial Fr. Jacinto Várela, estando presente el R. P.
Maestro Ex-Provincial y Director de la nueva Congregación Fr.
Reginaldo Toro, el R. P, Prior Fr, Rufino Pucheta, Toda la Comunidad
Dominica, muchos respetables Señores y Pueblo - procedió a dar el
hábito de Novicias a las postulantes señoritas; Rosario Garzón, Teodosia
Vasquez Brac, Carmen Orellano, Martina Robin, Luisa Ferreyra, Justa
Orellano, Carmen Chambeaud, Dominga Loza, Alejandra Baigorria,
Lucía Ceballos y Clara Luengo - quedando de este modo debidamente
fundada e instalada la nueva Comunidad de Terceras Dominicas bajo la
advocación de San José, procurando con el auxilio de Dios que sea en
provecho de sus propias almas y para el alivio de la humanidad sufriente.
Fecha ut supra - Firmamos. Uladislao Castellano. Fr. Jacinto Várela,
Maestro y Prior Provincial - Fr. Rufino del C. Pucheta, Lector en teología
y Prior - Fr. Reginaldo Toro, Maestro y Director General.
Hermana Rosario de Santo Domingo, hermana Carmen de Santo Tomas,
hermana María Teresa de Jesús, hermana Martina del Señor, hermana
Imelda de San José, hermana Catalina de Jesús, hermana Inés del
Carmen, hermana Dominga del Rosario, hermana Ascensión del Espíritu
Santo, hermana Antonia de! Sacramento, hermana Rosa Clara”.
El P. Reginaldo Toro será su Rector y contará con la asistencia y ayuda de otros
dominicos para la formación y atención de las hermanas. En el acta de fundación siguen los
fines del Instituto de las Hermanas Terciarias Dominicas de San José que las orientará en su
misión. Comprendieron entre sus fines la santificación personal, la atención de las miserias e
la humanidad que se pueden identificar entre enfermos, ancianos, mujeres solas, etc., en todas
las acciones que se proponen hay una fuerte inclinación a aliviar el sufrimiento y ayudar a
recuperar la paz, la serenidad, la salud y la dignidad.
“Siendo la mente de los Fundadores de este Instituto remediar, con el
auxilio de Dios, muchas necesidades que se dejan sentir en ésta sociedad,
no es más que justo que esta misma sociedad conozca los fines que se
123
propone. Estos son los siguientes: …: Abrazar todas las miserias de la
humanidad paciente sin distinción de creencias, patria, ni condición.
Asistir enfermos a domicilio…: a las señoras que por razón de
sufrimientos morales o para tomar alguna resolución en los casos
difíciles… persona mayor de edad, ya por su genio o carácter
incorregible, u otras debilidades de la humana condición, se hacen
ingobernables en sus casas…asilo de ancianos de ambos sexos pobres
vergonzantes; enfermos incurables e idiotas... el espíritu de este Instituto
es el de caridad y sacrificio en bien de la humanidad sufriente”.
5.3.- MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN
En un primer tiempo las hermanas habitaron una casa en la actual calle Obispo Trejo.
Poco tiempo les duró la tranquilidad ya que el día 27 de noviembre del mismo 1886 estalló
una epidemia de cólera en la ciudad y fueron requeridos sus servicios y las flamantes novicias
atendieron el lazareto instalado por el gobierno en el cercano pueblo de San Vicente157.
Esta epidemia y la pronta respuesta que pudieron dar, constituyó una excelente
oportunidad para empezar a desarrollar su vocación de servicio, probarlas en la opción
religiosa y adquirir experiencia en la actividad asistencial y aunque no se lo propusieron fue
testimonio para atraer nuevas vocaciones.
La congregación pronto comenzaría a consolidarse y a iniciar su crecimiento. En
febrero de 1887, terminada ya la epidemia, las novicias vuelven a su primitiva casa de la calle
Obispo Trejo y, poco después, pasan a otra, situada en Deán Funes, entre Vélez Sársfield y
Belgrano, en donde fundan su primer colegio, asesoradas y ayudadas por el matrimonio
Poulson158.
El 4 de agosto del mismo año se coloca la piedra fundamental de la futura casa madre,
en la quinta que los Poulson les donan al efecto.
En 1888 cuando el fundador era designado obispo de Córdoba puede ayudarlas más
efectivamente, van conquistando prestigio como religiosas y como educacionistas, teniendo,
además de los Poulson, otros valiosos colaboradores.
La obra crece, se suman nuevas hermanas, en 1891 ya eran treinta y seis y se
trasladaban a la casa madre en el Colegio San José, en la calle Mariano Moreno.
Otras fundaciones vendrán después, en el territorio de la provincia y fuera de él, donde
las hermanas serán destinadas a diversos ministerios.
157
Cf. GABRIELA ALEJANDRA PEÑA, La Familia Dominicana de Córdoba y la epidemia de cólera de 1886,
Primeras Jornadas de Historia de la Orden domnicana en la Argentina, 21 al 23 de Agosto de 2003.
158
Colegio Dulce Nombre de Jesús, en calle Deán Funes, que duró hasta 1907.
124
En 1894 fundan un colegio en Santa Rosa de Río Primero, en el mismo año se
inauguraba el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad donde las hermanas servirán hasta
1914. En 1897 la Sociedad de Damas de la Virgen del Milagro crean un hogar de niñas
desamparadas que confiaron a las Dominicas de San José159.
Así se suceden fundaciones en La Rioja, en Soto, Las Varillas, Santa Rosa de Río
Primero, Corrientes, etc., principalmente dedicadas a la educación, hogares de niños y obras
asistenciales; contando en la actualidad con diez comunidades.
159
El Hogar estuvo en la calle 27 de Abril y luego pasó a la Avenida Vélez Sársfield 650 con el nombre
primero de Asilo, y hoy, de Hogar Nuestra Señora del Milagro que sigue siendo atendido por las dominicas.
125
6. TERCERAS MERCEDARIAS DEL NIÑO JESÚS - 1 de octubre de 1887
Para acercarnos a la silueta del P. Torres, seguiremos la obra primaria del P. Reginaldo
Delgado, biógrafo del fundador mercedario, que ha servido como base de numerosos escritos;
otras biografías y la Positio que se elaboró para la para la Causa de los Santos160.
6.1. FRAY JOSÉ LEÓN TORRES
José León Torres nace el 19 de marzo de 1849, en una sencilla y cristiana familia del
oeste cordobés, Luyaba. Es hijo de don Gregorio Torres y doña Margarita Rivero, eran 8
hermanos, dos hermanas fueron religiosas Esclavas del Sagrado Corazón y un hermano
Diputado Provincial.
Siendo un muchacho de 14 años ingresa a la Orden de la Merced, en el convento de
Córdoba, y por la edad no podía recibir canónicamente el hábito debiendo permanecer en
calidad de "frailito" durante 4 años. Posteriormente realiza su noviciado y formación inicial,
en el año 1868, después de haber emitido sus votos solemnes en la Orden es consagrado
presbítero y oficia su primera misa el día 10 de mayo del mismo año.
Hay que recordar que la Orden Mercedaria en Argentina estaba resurgiendo de un
largo período de crisis, se reinstauraba la vida en común y eran tiempos de reorganización de
los conventos. Los frailes Avelino Fereyra López y Lorenzo Morales tuvieron significativas
aportaciones en este proceso de regeneración mercedaria y en la formación e impronta de José
León161.
160
Libro de Religiosos de la Provincia del Tucumán, hecho por el P. Fr. Avelino Ferreyra Alvarez, ARCHIVO
CURIA PROVINCIAL DE LOS MERCEDARIOS, libro 1, página 58.
Cf. REGINADLO DELGADO, Biografía del P. Torres, Córdoba 1937.
REGINALDO DELGADO, Las Hermanas Terceras mercedarias del Niño Jesús, Córdoba 1937.
AVELINA FERREYRA ALVAREZ, El Padre Torres, Universidad Nacional de Córdoba - Dirección General de
Publicidad -, Córdoba 1962.
LUIGI AQUATIAS, Cronología del R. P. Fr. José León Torres de la Orden de la Merced, Roma 1982.
ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS, Manuscritos de Nuestro venerable Padre
Fundador Fray José León Torres, 6 carpetas.
PP. MERCEDARIOS, Libro Copiador N° 21, de la Orden Mercedaria, donado por los Padres
Mercedarios a las HH, Mercedarias.
CURIA GENERALITIA MERCEDARIA, Anotaciones Históricas sobre el Siervo de Dios Padre Fray José
León Torres Religioso profeso de la Orden de la Merced, Roma 1979
CONGREGACION PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS, Decretum super Virtutibus, Fr. José León Torres,
Roma 1994.
161
Para conocer de modo más preciso y amplio la Obra de los Mercedarios en Argentina y en Córdoba se puede
leer: BERNARDINO TOLEDO, Estudios Históricos. Provincia Mercedaria de Santa Bárbara del Tucumán
(1593/1918) 3 Tomos . Córdoba 1919.
126
Sus primeros años los dedica al dictado de clases y actividades apostólicas de la
Orden, es capellán de la cofradía de la Merced, es designado maestro de novicios y en el año
1876 es escogido por primera vez como Superior de la Provincia Mercedaria Argentina. En
cinco oportunidades más debió asumir esta responsabilidad.
Como superior continuó la obra de su antecesor, el P. Morales, instaurando en los
conventos del país la vida en común y la disciplina regular.
Las responsabilidades del cargo no le impedían estudiar y superarse. Obtiene un grado
superior en Teología Moral, cátedra que desempeñó muchos años. Simultáneamente,
procuraba que sus hermanos de hábito abordaran profundizando los distintos campos de la
teología y filosofía, enviándolos a Roma para perfeccionarse o proponiendo por diferentes
medios elevar el nivel académico de los frailes.
A lo largo de sus provincialatos se ocupó de la vida de sus frailes, de los estudiantes,
de convocar a capítulos y de asumir nuevos campos de apostolado. Visitó los conventos del
país, recobró el convento de Santiago del Estero y realizó nuevas fundaciones en Tucumán,
Buenos Aires y Montevideo; además autorizó la publicación de la Revista Mercedaria.
En el intermedio de su provincialatos, es enviado a La Rioja como definidor y
comendador del Convento de aquella ciudad. También funda y organiza el Instituto de las
Terceras Mercedarias, al cual haremos referencia en el apartado siguiente
Un encuentro relevante será el ocurrido en 1879, cuando viaja a Chile a felicitar al
comendador de Valparaíso, P. Pedro Armengol Valenzuela, que había sido nombrado nuevo
General de la Orden162.
El P. José León Torres viaja a Roma junto con la delegación argentina que participa
de la celebración de las bodas de oro del Papa León XIII, también en aquella oportunidad
pudo participar en el Capítulo General convocado, entre otras cosas, para estudiar y actualizar
las Constituciones de su Orden. Visita la ciudad de Barcelona, cuna de los mercedarios, y
parte para Tierra Santa.
Colabora en diferentes espacios en la comunidad cordobesa, coopera en la confesión y
asistencia en diferentes casas religiosas. Participó en el Sínodo Diocesano convocado por la
Iglesia de Córdoba en 1877, siguió de cerca la destitución por parte del gobierno del Vicario
Jerónimo Clara en 1884 a causa de su carta pastoral con relación al tema de la educación en la
provincia y la Manifestación de parte de los católicos de Córdoba en solidaridad con el
162
El P. Torres advierte en él una esperanza para levantar la obra mercedaria del decaimiento que había sufrido
y aquel efectivamente lo concreta: dio nuevo vigor a la orden y la abre a nuevos horizontes, la dota de nuevas
Constituciones y la guía a lo largo de 30 años. Las cartas y correspondencia entre el general y el provincial
muestran la cercanía, confianza y estima mutua lo que significó un gran aliento para su obra en Argentina.
127
Vicario. En dos ocasiones fue propuesto por el senado Nacional en las ternas para Obispo, la
primera vez para la nueva diócesis de Tucumán en el año 1897 y en 1927 para la diócesis de
Córdoba. Éstas y otras manifestaciones nos dan muestras de su arraigo eclesial y de su
protagonismo en la Iglesia local
Muere el 15 de diciembre de 1930 en Córdoba, tenía 81 años. Sus restos con permiso
del Obispo diocesano, Monseñor Lafitte, y del Maestro General Mercedario son depositados
inmediatamente en el templo de las Hermanas en Alta Córdoba.
En el año 1957 se inicia la causa de su beatificación que luego de cumplimentar
diferentes pasos y requisitos culmina el 26 de marzo de 1994 con el rango de Venerable por el
reconocimiento de la heroicidad de sus virtudes.
6.2. LA IDEA ORIGINARIA Y SU REALIZACIÓN
El P. Torres como religioso, sacerdote, provincial de su Orden iba auscultando la
situación política y eclesial del país. Percibe en sus viajes y en su acción pastoral la necesidad
de abrir escuelas para el pueblo y para la formación en principios religiosos en un medio que
se descristianizaba.
En Córdoba desde 1872 y en un lapso no mayor de 10 años se habían fundado cinco
congregaciones religiosas de mujeres, las fundaciones contaban con buena aceptación por
parte de la sociedad, se notaba su florecimiento y desarrollo por la adhesión a éstas en
bienhechores y vocaciones. El ministerio ejercido por estas mujeres era de gran irradiación,
aplaudido por algunos y reprobado por otros.
El deseo de que hubiese religiosas de la Orden Mercedaria iba creciendo en el
pensamiento y en los afectos del P. José León. En 1883 se había encontrado con Mercedarias
Españolas en Montevideo, que venían con destino para Chile, era la primera vez que el padre
se encontraba con religiosas mercedarias y les ruega que funden en Argentina, y más
precisamente en Córdoba, pero estas religiosas tenían su misión encomendada en el país
chileno y no accedieron.
Más tarde se entera que aquella fundación de mercedarias en Chile no prospera y que
están decididas a volver a España, el P. León por medio de un cohermano de Mendoza, hace
un nuevo intento de convencerlas para quedarse en Argentina sin lograr torcer la decisión de
las religiosas.
128
Todos los intentos que hizo para traerlas del extranjero fracasaron, más no se dio por
vencido y se instalaba la posibilidad de fundarlas aquí. Las dificultades eran numerosas: como
vimos en Córdoba, en un lapso breve de tiempo habían surgido varias nuevas congregaciones,
la prensa liberal y un sector de la sociedad denigraba esta acción eclesial, la misma Iglesia se
planteaba la regulación de estas fundaciones y los gobiernos no siempre eran proclives en
autorizarlas.
Una carta en la que el fundador expone al General los pasos que ha seguido en su
inspiración brinda elementos para entender las dificultades que debió enfrentar:
“La idea de que alguna vez pudiésemos emprender una obra semejante en
Córdoba, no me preocupaba, pues, para. esto se presentaban dificultades
insuperables. Córdoba, con ser pequeña ciudad, contiene 16 casas
religiosas, sin contar los Conventos de hombres. El último Obispo, Sr.
Tissera, dijo repetidas veces que no permitiría más fundaciones, porque
no bastaban ni confesores ni capellanes. Los hombres de la actualidad
gritan todos los días que Córdoba se convierte en Conventos y que es
necesario sacarlos. No obstante los PP. Dominicos fundaron en Octubre,
del año pasado, Terceras de su Orden. El Obispo quiso hacer una
excepción con ellos; pues, se habían preparado más de tres años. Con
todo esto, se nombró una comisión del clero secular, y se expidió, no en
sentido favorable por cuanto pedía se aplazase la fundación. Este acuerdo
se dio, cuando el Obispo ya había fallecido, y el Vic. Capitular Dr.
Castellano permitió no obstante, su instalación. Sea dicho de paso que los
Dominicos gozan de toda la simpatía del Gobierno Nacional y Provincial
y le son favorecidos en todas las obras que emprenden. A nosotros no nos
quiere y quizás hasta nos odia. No es posible expresar en una carta todos
los motivos que venían á dificultar, si no á imposibilitar nuestra
fundación. Con todo esto, creí necesario hacer un esfuerzo ímprobo y
tentar todos los medios posibles para llegar al fin deseado “163.
Cuando era el 10 de mayo del año 1887, celebraba el decimocuarto aniversario de su
primera Misa, al elevar el cáliz en la Consagración tuvo "la idea" de fundar una congregación
femenina mercedaria y se dispuso a hacer enseguida cuanto estuviese de su parte. Nada
demora en consultarlo con sus Definidores, en confiárselo por carta al Maestro General de la
Orden, P. Fray Pedro Armengol Valenzuela, y en pedir la autorización del Vicario Capitular
Dr. Castellano. A partir de entonces
encontramos en los archivos de las hermanas
mercedarias varias cartas al P. Maestro General de la Orden donde va expresando y
comentando su intención:
“ [...] quiero terminar mi carta haciendo a V. Rma. un pedido muy grande
no dudando encontrar en el corazón de V. Rma. acogida más decidida me
encuentro sumamente comprometido con un proyecto de fundación de
163
ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS, Libro Copiador , Carta al Maestro General,
18 de octubre de 1887.
129
nuestras Terceras Mercedarias claustrales, que pienso realizar en breve
mediante los auxilios de Dios y protección de Ntra. Ssma. Madre en éste
mismo pueblo”164 .
“Desde mucho tiempo tenía vivísimos deseos de que hubiera religiosas de
la Orden en esta Provincia.... llevado únicamente de la gloria de Dios y
del amor a mi Orden […] El 10 de Mayo del corriente año fue la vez
primera que vino a mi mente la idea de ver si una obra tal podía realizarse
en Córdoba. Desde luego me resolví hacer en este sentido cuanto me
fuese posible […]”165 .
De este modo el 1º de octubre de 1887, sólo a 4 meses después de aquella inspiración,
se lleva a cabo el acto fundacional con las diez primeras religiosas de la Congregación de las
Hermanas Mercedarias del Niño Jesús. El Padre Torres, en forma personal, organizó la nueva
Institución y formó a las religiosas en todo lo que se refiere a la vida consagrada.
Entre las mujeres que confesaba y dirigía despierta la inquietud de la vocación
mercedaria y encuentra eco en esta primera decena dispuesta a abrazar los ideales de la vida
religiosa. Además cuatro mujeres de la sociedad cordobesa se ofrecen como garantes del
sostenimiento de las primeras hermanas en caso de necesidad y protectoras de la fundación.
Consigue el permiso y la aprobación de Monseñor Uladislao Castellano, vicario diocesano,
sucesor del Obispo Tissera. Todo estos preparativos lo realiza en absoluta reserva y secreto,
así se iba organizando la fundación166.
El 1 de Octubre de 1887 se realiza en la Iglesia de la Merced de Córdoba la vestición
de las primeras candidatas y quedan establecidas las Terceras Mercedarias. Leemos en el acta
de aquel día:
“En esta Iglesia de Ntra. Santísima Madre de las Mercedes, en la ciudad
capital de Córdoba, provincia de la República Argentina, el primero de
octubre del año del Señor de mil ochocientos ochenta i siete, Monseñor,
Dr. Dn. Vladislao Castellanos, Protonotario Apostólico ad instar,
Canónigo Chantre de esta santa Iglesia Catedral y Gobernador del
Obispado en Sede vacante, después de celebrar la solemne misa cantada
en acción de gracias al Todopoderoso, principió las ceremonias rituales
para vestir el hábito de novicias de Ntra. Madre de Mercedes á las
postulantes Hermanas Terceras de la Orden, Señoritas: Ambrosia Funes,
Nicacia Ferreyra, Corina Montenegro, Anastasia Bustos, Merce des
Iriarte, Josefa Soria, Rosa Ardiles, Mauricia Tabeada, Eleuteria López,
Laudelina Lujan, estando presente a tan santo acto el R. P. Provincial Fr.
José L. Torres, P. Comendador Fr. Vicente B. Osan, P. Fr. Ángel Páez, P.
164
. ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS, Libro Copiador, Carta al Maestro General,
5 de julio de 1887.
165
. ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS, Libro Copiador, Carta al Maestro General,
18 de octubre de 1887.
166
Se pueden confrontar las cartas dirigidas al Vicario Capitular de la Diócesis de Córdoba, Uladislao
Castellano de las señoras garantes, del 28 de Septiembre de 1887; la carta de las diez candidatas para formar el
nuevo Instituto, del 29 de Septiembre de 1887 y la respuesta y aprobación del Vicario del 29 de Septiembre.
Copia en el ARCHIVO GENERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS.
130
Fr. Bernardino Toledo, P. Fr. Ramón Carnero, P. Fr. Venancio Taborda,
P. Fr. Agustin Romero, P. Fr. Constancio Vallejo, i toda la comunidad,
como también una numerosa concurrencia de lo principal i mas
caracterizado de este pueblo, i terminado el sermón predicado por el Dr.
Dn. Samuel E. Bustos, procedió el Fr. Vicario Capitular, después de
una breve exhortación sublime i patética dirijida á las postulantes,
indicándoles el bello fin de la congregación, el carácter de su regla, í la
gloria que por su observancia se conquistaría, á dar el hábito á las
novicias mencionadas; í vestido éste con alegría de espíritu í de corazón,
adorado el Santísimo Sacramento con lágrimas de gratitud í alabanza, í
con ferviente fe por todo el pueblo concurrente, las novicias ofrecieron á
S.S. el tributo de sumisión í obediencia, í se retiraron bendecidas por la
gracia del Señor á la casa que les estaba preparada, á donde procurarían
glorificar a! Todopoderoso sirviéndole con espíritu i en obras, para
consuelo de la humanidad.
Quedó así instalada la congregación de Hermanas Terceras de Ntra.
Madre Santísima de las Mercedes, bendecida por el dignísimo Sr. Vicario
Capitular, í protejida por el pueblo de esta ciudad, concluyéndose oí acto
de 11 á 12 a.m. en el dia í año de la antes citada. Uladislao Castellano, Fr.
José L.Torres, Fr. Vicente Osan, F.Venancio Taborda”
El P, León solicita que sean incorporadas a la Orden, el General accede y lo designa
Superior, Director y Capellán de las Mercedarias, oficio que desarrollará a lo largo de 43
años, hasta su muerte. El P Torres no pretendió inventar una asociación nueva, sino más bien,
quiso plantar un gajo de su Orden por estas tierras, agregarlas a la Orden y darle el espíritu y
las constituciones calcadas en las de los Mercedarios.
6.3. MINISTERIOS DE LA NACIENTE CONGREGACIÓN
Las Hermanas Mercedarias, se instalan primeramente en una casa en la calle 25 de
Mayo, entre Rivadavia y Alvear, esta casa fue alquilada. Al poco tiempo se trasladan a una
casa más amplia sobre calle Tucumán y allí fundan el primer colegio, con unas pocas alumnas
internas y unas cien externas.
En aquel tiempo recién se comenzaba a hablar de la obligatoriedad de la escuela
primaria, se alentaba desde el gobierno la enseñanza para erradicar el analfabetismo y para ir
creando una conciencia argentina entre los hijos de los inmigrantes que habían llegado en
avalanchas al país. A la par se propugnaba por la enseñanza laica a la cual reacciona la Iglesia
con la educación en principios y moral cristiana.
Las Constituciones definitiva aprobadas en 1909 por Monseñor Zenón Bustos, Obispo
de Córdoba, dice en sus objetivos:
131
“El fin primario del Instituto es la santificación de las personas que lo
abrazan por la guarda de los votos que emiten y la observancia de la
Regla de Nuestro Padre San Agustín y Constituciones que profesan.
El fin secundario, es ejercer la caridad con el prójimo, concretado á
fundar Colegios de niñas y Asilos para mujeres”167.
Es clara la orientación del Instituto hacia la enseñanza, la formación de las niñas y
jóvenes, la capacitación de maestras y docentes. La misma Constitución recomienda la
necesidad de estudios y de buena formación para las mismas hermanas:
“Las Hermanas destinadas a los Colegios tendrán una preparación previa
conveniente. La cultura ordenada, el desarrollo de la inteligencia
mediante la instrucción literaria y la formación del carácter, que pueda
dirigir las inclinaciones del corazón durante el curso de la vida y
preservar de las seducciones del mal, serán objeto de todos los cuidados
de las Hermanas en la educación de la juventud"168.
La sociedad cordobesa aportó sus donaciones para que se fuese proyectando la
construcción de un templo, convento y colegio. El 1 de Junio 1890, en Alta Córdoba, se
procede a la colocación de la Piedra Fundamental de la Casa Madre, en la manzana del
terreno que dona Don Rodríguez del Busto para el Instituto.
Recordemos que Alta Córdoba comienza en aquellos años a lotearse y a poblarse. La
construcción del puente de la "calle ancha" en 1881 y la construcción del parque Elisa, luego
Las Heras, a fines de esa década, en la otra orilla del río, valorizó las tierras de la otra margen.
Así, Rodríguez del Busto, un visionario, adquirió las tierras de las planicies del norte y se
asoció con Marcos Juárez y Ramón Cárcano para constituir una empresa y urbanizar el nuevo
pueblo de Alta Córdoba. Iniciaron así el loteo y la venta de los terrenos desde la orilla del río
hasta la línea férrea. El paso del ferrocarril Central Córdoba ayudó al crecimiento de este
tradicional barrio residencial, que recibía por entonces, a semejanza de General Paz, a
prestigiosas familias de la ciudad. Alta Córdoba pasó a ser en pocos años, el barrio "de moda"
de la ciudad, a pesar de que su acceso era difícil, adquiriendo en pocos años un gran progreso
y desarrollo169.
En 1896 empieza a funcionar en Alta Córdoba la Casa Madre de las Hermanas
Mercedarias y se inaugura el Colegio.
167
CONSTITUCIONES DE LA CONGREGACIÓN DE LAS HERMANAS DE LA TERCERA URDEN DE
NUESTRA SSMA. MADRE DE LA MERCED., PARTE PRIMERA, de la naturaleza de la congregación, de
sus miembros y método de vida. Capítulo I- Fin del Instituto.
168
CONSTITUCIONES, Ob. cit. 193.
169
Cf. EFRAIN BISCHOF, Historia de los barrios de Córdoba: sus leyendas, instituciones y gentes Editorial
Copiar, Córdoba 1997, Tomo 2, 7-32.
132
En el discurso que pronuncia el P. Torres en la colocación de la piedra basal de la Casa
Madre en Alta Córdoba leemos los fines que expone para las religiosas:
“ [...] su alta misión de caridad va a desarrollarse en todo su esplendor
desde éste mismo sitio en que estará su Casa Madre. Y yo vengo a
presentarlas, desde luego, como ángeles del porvenir, que bendecirán
nuestro suelo, y llevarán desde aquí el bien a todas partes...Constituidas
así nuestras Religiosas, hoy sólo aspiran a desarrollar el programa de su
alta misión sobre la sociedad y los pueblos, estableciendo sus Colegios de
enseñanza para enriquecer la inteligencia de la joven con los
conocimientos del saber humano y sobre todo formar su corazón en los
principios de la religión y moral cristiana. Tomar igualmente a su cargo la
atención de Hospitales, casa de Talleres y Hospicios para pobres en
donde la caridad cristiana esté siempre en acción, siempre en obra; pues
en ésta línea señores, la nueva Institución no conoce límites y sólo respeta
la reglamentación constitucional [...]”170 .
En la formación de la mujer observamos a partir del discurso de la inauguración del
Colegio de Concepción del Tío las perspectivas de las nuevas religiosas desde los fines que
persiguen y los métodos elegidos:
“ [...] una Congregación de Hermanas para confiar el porvenir de sus
hijas, al celo de su acción, al ejercicio de su altísima y sublime misión de
formar el corazón de la joven y encaminar las luces de su inteligencia [...]
Ellas inspiradas en su alta misión y penetradas de tan sagrado deber,
vienen a desplegar su celo y caridad ardiente, constituyéndose maestras y
madres de la juventud del bello sexo.
Ésta porción predilecta merecerá toda actividad de sus facultades
intelectuales y morales hasta formarlas como joyas preciosas y
predilectas para más tarde devolverlas al seno del hogar con las riquezas
y tesoros del saber, cimentadas en principios y fundamentos eternos de
virtud religiosa […]”171.
A los años de iniciada la Congregación comienza la expansión de la obra a otras
localidades y provincias, así en 1891 fundan un Colegio en Mendoza. En 1902 en la capital
de Córdoba las Hnas. Mercedarias se hacen cargo del Asilo de la Conferencia de Nuestra
Señora de Copacabana, en la calle Belgrano, lo regentean hasta 1917.
Los colegios que fundan se suceden, en 1904, en La Paz, Entre Ríos; en 1910 en
Villa Concepción del Tío, Córdoba; en 1817 fundan en Arroyito, Córdoba; y en 1923 en
Gualeguaychú, Entre Ríos, asumen un Hogar de Niñas; en 1926 abren otro colegio en Capital
Federal; en 1929 un Hogar de Niñas en Concordia, Entre Ríos. También adquieren en Rivera
170
. ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS, Discurso de Nuestro Padre Fundador al
colocar la Piedra Fundamental del Templo y Colegio de Alta Córdoba, 1890.
171
. ARCHIVO GNERAL DE LAS HERMANAS MERCEDARIAS Discurso de Nuestro Padre Fundador en la
Fundación del Colegio de Villa Concepción del Tío, Córdoba, 1910.
133
Indarte, Córdoba,
una Casa de campo en las proximidades del Colegio de los frailes
Mercedarios. Así hasta la muerte del P. Fundador se cuenta con 10 casas.
Junto a la educación de la niñez y juventud, el P. Torres propugnaba para que sus
religiosas se dedicaran a la formación de maestras católicas. Las negociaciones con los
funcionarios del Estado fueron muy dificultosas hasta que en el año 1922 se lo incorpora al
naciente Instituto de formación de maestras Nuestra Señora de la Merced al Colegio Normal
de Córdoba.
Las Hermanas hoy continúan la misión heredada por el P. Torres y de aquellas diez
primeras religiosas; la caridad redentora se hace presente en sus obras: educando, iniciando en
trabajos, asistiendo a niños y mujeres necesitados, en obras de promoción humana, de
evangelización y catequesis en varias provincias de nuestro país y en Ecuador y Uruguay.
Después de este extenso panorama descriptivo de las seis Congregaciones analizadas
contamos con suficiente material para dar paso a una etapa de carácter más analítico. A
medida que hemos ido avanzando en el conocimiento de los Institutos hemos podido
confirmar y corregir presupuestos, realizar constataciones y descubrir nuevas variables que las
retomaremos en el capítulo siguiente desde las claves de interpretación.
134
CAPÍTULO VI
BALANCES Y PERSPECTIVAS
135
INTRODUCCIÓN
En este capítulo intentaré interpretar los elementos descriptos y analizados en los
anteriores. La historia de las fundaciones cordobesas de vida religiosa es una obra de la
cultura y de la acción humana, del Espíritu y de la Iglesia, que se nos ofrece como un texto
donde podemos leer los datos desde una hermenéutica interdisciplinar.
Las congregaciones estudiadas se nos presentan como expresiones y objetivaciones de
intenciones, decisiones y acciones que la constituyeron en una realidad socio-cultural-eclesial
que se originó, organizó y consolidó en un horizonte preciso, en una época particular en
nuestro contexto cordobés.
1. SEIS CLAVES DE LECTURA E INTERPRETACIÓN DE LA PRAGMÁTICA
FUNDACIONAL
En cada pequeña-gran historia de las familias religiosas investigadas
hay una
plurisemia de sentidos susceptibles de ser patentizados, y a su vez, cada una en conexión con
las otras es un fragmento de un todo, constituye un tejido, una obra o discurso que queremos
considerar en conjunto donde se da una verdadera encrucijada de experiencias y lenguajes.
Ciertamente que es factible acceder comprensivamente a este fenómeno desde
diferentes enfoques y con el auxilio de variadas herramientas, por eso nos vemos
comprometidos a adherir a un método y lo hacemos siguiendo a Gadamer172.
Gadamer nos ayuda a reconocer que desde el momento de acercarnos a una obra actúa
un prejuicio en nosotros, al modo de una precomprensión y desde entonces estamos
orientados y condicionados por expectativas, pretensiones e intereses que nos hacen participar
en el propio campo de la investigación, desde el inicio no somos neutrales. Considero que ello
ya lo dejé explicitado al comenzar y presentar este trabajo donde expresé mis objetivos y mis
a prioris.
Así me dispuse a encontrarme y a dialogar con esta obra en donde participo y me
envuelvo activamente, le apliqué mis interrogantes y, a su vez, ella me plantea nuevas
perspectivas y planteos.
172
HANS GEORG GADAMER, Verdad y método, Ediciones Sígueme, Salamanca 1991.
136
Según el autor citado, estamos inmersos en una tradición, como en un tejido conectivo
que nos posibilita dialogar con el pasado y desentrañar la novedad con su trasfondo de
continuidad, ello me acompaña en este momento interpretativo donde permanentemente
desde el ayer relaciono el presente y vislumbro el futuro como quedará manifiesto más abajo.
Las cuatro categorías de interpretación que se nos propone con Gadamer173: distancia
temporal, historia efectual, conciencia de los efectos históricos y fusión de horizontes, me
resultan imprescindibles para avanzar en el esfuerzo de proximidad y distancia de lo
desarrollado entre intérprete y lo interpretado.
Finalmente creo haber logrado, mínimamente, la actualización del pasado sobre el
presente en el momento de la aplicación que sucede al explicar y comprender.
Desde esta circularidad hermenéutica ofrezco seis claves de interpretación donde
resumo las preguntas planteadas en el capítulo de presentación de este tarbajo, la valoración
de los hechos desde diversas lecturas y de los resultados producidos, la correspondencia con
nuestra época y las perspectivas abiertas.
He escogido agrupar en torno a seis ejes claves algunas interpretaciones que se
desprenden de la descripción y análisis de lo tratado en los capítulos anteriores y que es la
vez fruto del proceso investigativo. Las seis cuestiones responden a diferentes tópicos desde
donde podemos considerar nuestro tema abordado.
El primer eje es de corte socio-político, tras haber situado históricamente los sucesos
analizamos los factores y circunstancias que activaron o suscitaron este fenómeno y hasta
dónde se llegó o en qué derivó.
La segunda clave de interpretación es a partir del contexto eclesial y de cómo la
comunidad cristiana recepcionó e integró esta nueva presencia de vida religiosa con los
acompañamientos e interacciones actuadas.
La tercera clave es de enfoque espacial, arquitectónico y simbólico donde intentamos
comprender la presencia de la vida religiosa desde su localización y con lo que ella generó.
Una cuarta llave es ofrecida por las prácticas pastorales desarrolladas con los fines y
objetivos expresos y con los subrepticios o implícitos.
En la quinta pista pretendemos tomar como herramienta de análisis la cuestión de
género y ponderar los tipos y niveles de relación entre varón y mujer en las nuevas
fundaciones de vida religiosa femenina.
173
HANS GEORG GADAMER, Ob. cit. 135 ss.
137
Finalmente, el sexto eje, busca desentrañar la mística subyacente que sostuvo estas
empresas, allí nos topamos con una época con numerosos brotes de santidad, fervor apostólico
y fecundidad eclesial.
Estas claves hermenéuticas no son exhaustivas ni irrefutables, tampoco el orden de
presentación procura una jerarquización precisa, como ya lo dijimos son, simplemente,
algunos cauces para organizar y comprender críticamente el material estudiado.
1.1- LA CUESTIÓN IDEOLÓGICA, UN CONFLICTO CON FONDO POLÍTICO Y CON
FORMA RELIGIOSA
Respuesta reactiva o creativa, efectos colaterales.
A lo largo del presente trabajo hemos incursionado en el trasfondo socio-político de la
época estudiada, hemos podido constatar el modo y grado de gestión que el Estado fue
planteando en el país desde la cifra liberal.
Las competencias civil y eclesiástica son repensadas, las prerrogativas del patronato
que pretende adjudicarse el gobierno nacional y las interferencias de Iglesia y Estado originan
fisuras y provocaciones de resolución no fácil.
La respuesta eclesial que emerge en aquellos tiempos se la puede considerar desde un
doble aspecto. Por un lado, como una reacción contraofensiva a los ataques provenientes de
las políticas liberales y laicistas, y por otro lado, como una oportunidad de suscitar una
respuesta creativa a los nuevos planteamientos.
Así poseemos dos lecturas posibilitadoras de diversas valoraciones y comprensiones,
depende donde nos posicionemos, para concluir si fue una simple contestación reivindicatoria
o una real propuesta innovadora y superadora, un factor de presión y protesta
o de
contribución a la construcción de lo social.
Más allá de si estas creaciones fueron una cruzada de la Iglesia contra el laicismo para
contrarrestar su influjo o una oportunidad aprovechada para ofrecer algo alternativo al aparato
legitimador, conseguimos vislumbrar la capacidad de propuesta y movilización que se originó
en aquel momento socio-eclesial desde el catolicismo con coraje, paciencia e inventiva que no
se resignó a aceptar sin más el nuevo orden.
En la descripción y análisis de este accionar eclesial nos resulta paradojal el hecho que
la confrontación del Estado con la Iglesia haya tolerado y hasta apoyado las obras pastorales
de la Iglesia.
138
Creemos que no se trataba de una mera simulación o táctica ingenua, un blindaje para
contrarrestar poder o reconocimiento. El Estado llegó hasta medidas extremas, tales como las
destituciones de cargos eclesiásticos, expulsión del Nuncio Apostólico,
separación de
profesores, etc. La Iglesia por su parte emitió de modo abierto sus denuncias a través de cartas
pastorales y artículos en la prensa, se fortaleció con sus laicos y sacerdotes de prestigio e
influencia en los más variados ámbitos.
También podemos visualizar que hubo exageraciones y extralimitaciones de ambos
lados, las excomuniones recíprocas fueron desmedidas, ciertas posiciones tremendistas que
llegaron a ver en los liberales a una especie de Lutero cordobés y en sus proyectos una
catástrofe grave y alarmante. “Grande e inaudita tempestad arrojada contra la Iglesia por las
puertas del infierno”174. A su vez, los católicos, desde la tribuna liberal, son calificados de
clericales
inflexibles e intransigentes, fanáticos rancios que traban el progreso y la
modernización de la sociedad.
Ahora, nos cabe la pregunta si esta actitud responde a la contradicción de una sociedad
que ensayaba nuevas relaciones y que inhibió llevar aquellas medidas a la radicalización, o si
existía el temor de verse deslegitimado por la población de fuerte arraigo cristiano, o si se
trataba de una implícita alianza de necesidad mutua.
También es real que el poder político estaba entrelazado con familias y sectores de
honda tradición religiosa, la tensión entre Iglesia y Estado llegó a un momento sobresaliente
de ruptura durante el juarismo que no llegó a consumarse con cierta permanencia y dicha
reacción no se mantuvo por larga duración. Algunos autores sostienen que la recomposición
de la relación marcó el triunfo de la permanencia sobre el cambio y que las innovaciones
fueron sólo de carácter parcial y provisional.
1.2. ACOMPAÑAMIENTO ECLESIAL, LA INCLUSIÓN DE UN NUEVO MODO DE
VIDA RELIGIOSA
Confluencia de personas y energías, sostenimiento y facilitadores.
Tal vez no podamos hablar de un proyecto eclesial orgánico en el cual encuadrar las
fundaciones de las congregaciones cordobesas, no hemos encontrado de un modo explícito
unas directivas o prescripciones preestablecidas que orientara a que se dieran estas creaciones.
174
JERÓNIMO EMILIANO CLARA, Carta pastoral del 25 de abril de 1884.
139
Más bien consideramos, como tantas veces lo ha demostrado la historia, que el cambio de
orientación socio-cultural de la época originó una atmósfera propicia para la encarnación de
estas inspiraciones y las condiciones necesarias para que sean recepcionadas y alentadas.
Como lo hemos dejado asentado en capítulos anteriores de este trabajo, la Iglesia
local se estaba recuperando y reestructurando después de un largo período de inestabilidad,
hay un movimiento importante de reforma en las órdenes históricas y el clero secular se
refuerza con la recuperación del Seminario y con decididas políticas de nueva disciplina y
acción pastoral.
Un ejemplo de lo que veníamos diciendo es el Sínodo diocesano del año 1877, único
en el siglo XIX, allí hay un indicio de este rearmado diocesano que pretende dar respuestas a
las problemáticas levantadas por los sinodales. Este acontecimiento significó un modo de
cohesionar a pastores y laicos en torno a un foco común, fusionar visiones y mancomunar
esfuerzos de manera colegiada o corporativa.
Seguramente que la ley de educación laica fue un disparador que aceleró la formación
de estos grupos religiosos que se brindaban para la educación cristiana, si bien es un fin
primordial de estas congregaciones no podemos reducir su razón de existir al mismo. La
sociedad de definida ordenación católica en un marco ideológico cambiante, proporcionó un
alto grado de aceptación y contribución a estas incipientes asociaciones ya que depositaba en
ellas las expectativas de conservación del espíritu cristiano en el ambiente.
Es innegable, que la fundación de de las seis congregaciones en Córdoba en el lapso
de quince años, expresó consensos y coincidencias de un importante sector de la sociedad que
convocó fuerzas, personas y recursos para concretar el proyecto. Aparte de los fundadores y
de las primeras hermanas que se integraron hay un grupo de bienhechores, benefactores y
colaboradores importantes que apoyaron la gestación de aquellos institutos y que sostuvieron
su desarrollo y expansión.
Estamos en
presencia de una significativa gesta eclesial donde intervienen e
interactúan obispos, en las aprobaciones y reconocimiento de las ideas inspiradoras; clero y
religiosos decididos a acompañar el nacimiento de estas nuevas formas de vida en la Iglesia,
ya sea como directores, confesores, consejeros o asistentes y de un nutrido grupo del laicado
del cual provienen las primeras congregantes y en torno a las cuales se organizan esfuerzos y
estrategias para consolidar las obras.
Estos datos fenomenológicos, también lo podemos interpretar desde diferentes ópticas
y ángulos. Los intereses y motivaciones de los diferentes agentes participantes en estas
140
realizaciones no siempre fueron concordantes y complementarios, tal vez, algunas veces hasta
llegaron a ser contrapuestos o se derivaron en divergencias notorias.
A manera de ejemplo podemos decir, los donantes de terrenos para las nuevas fundaciones, a
veces tenían una genuina intención de favorecer a las poblaciones nacientes con la asistencia
espiritual y evangelizadora que podían irradiar la religiosas y otras, de modo más camuflado,
podía moverlos el interés de jerarquizar y cotizar de modo más rentable sus lotes con el
servicio de escuela y capilla en el sector.
Las ambiciones personales y la detentación de poder no estuvo ausente en los actores
de las empresas fundacionales, muchas veces los intereses particulares tiñeron la marcha de
los institutos y significaron fuente de sufrimiento para los personajes comprometidos.
El ejercicio de autoridad y poder trajo contrariedades en los inicios de los institutos,
las amenazas disgregadoras no sólo provenían del exterior, prensa, gobierno civil, sectores
opositores; sino que en muchas ocasiones se originaban en el interior de los mismos por las
injerencias desproporcionadas de directores, capellanes o síndicos entre otros. Esto significó
nuevos aprendizajes, a menudo, dolorosos y onerosos, para la organización y funcionamiento
de las estrenadas congregaciones que necesitaron tiempos,
aplicación de correctivos y
delimitaciones, implementación de mecanismos para un desarrollo armónico y mantenido.
Cuando nos preguntamos por la interacción entre las diferentes fundaciones, que de
hecho hicieron un frente común a la problemática coyuntural, deducimos que cada
congregación tenía impresa de modo claro la espiritualidad y carisma compartido de la familia
religiosa de la que se nutría y del carisma personal de sus fundadores pero que al encarnarse
en una situación particular histórica y eclesial compartían rasgos comunes.
No es extraño encontrar a los fundadores y mujeres que intervienen en los orígenes de
los institutos en actividades afines, compartiendo espacios, cooperando en diferentes ámbitos
de sus obras, buscando consejos y orientaciones en el discernimiento, etc.
Sólo con la intención
de ilustrar podemos menciona a Luque y Bustamante
cooperando en la fundación de las Esclavas y Adoratrices, a Toro fundando las Dominicas y
apoyando los inicios de las Mercedarias, a Torres asistiendo a las Concepcionistas y gestando
las Mercedarias, Tránsito Cabanillas entrevistándose con la señora Vázquez, quienes
impulsaron la aparición de las Franciscanas y Concepcionistas.
Casi todos los sacerdotes comprometidos en las fundaciones comparten el Sínodo
Diocesano de 1877 y son parte del presbiterado cordobés que mira la nueva realidad y quiere
responder pastoralmente a la misma. A ello hay que sumar que por las relaciones de
parentesco y de familias extendidas no es muy raro descubrir familias emparentadas con
141
miembros en las órdenes tradicionales, el clero y los nuevos institutos religiosos que
mantienen vinculaciones.
Seguramente unas fundaciones son inspiradoras y estímulos para otras y de modo
contemporáneo se fue dando esta proliferación de mujeres que encuentran en estas formas de
vida consagrada su lugar social y eclesial.
El Obispo o en su lugar, los Vicarios Capitulares, al aprobar las fundaciones fueron
factores de comunión y de reconocimiento oficial de la incorporación de estas familias nuevas
a la Iglesia local. El ejercicio de su autoridad tiende al discernimiento y ordenación de los
carismas para la edificación de la comunidad eclesial, no se observa un centralismo excesivo
en estas funciones ni una intromisión excedida del ministerio episcopal, más bien se tiene la
sensación de confianza y respeto en la delegación a los sacerdotes que están frente a las
congregaciones. Ello lo podemos comprender por los cortos períodos de permanencia que se
dieron de varios de los obispos y por la situación nueva, en todos los aspectos, que los
desbordaba y los mantenía ocupados.
En cuanto a la relación con los laicos podemos observar, que si bien no se consideraba
de misión compartida, había un indicio de co-responsabilidad y subsidiaridad. Ya hemos
demostrado la importancia de benefactores, colaboradores y protectores para apuntalar las
obras. Estas personas no sólo se constituían en contribuyentes sino que participaban de una u
otra forma de la vida de los Institutos, de su espiritualidad y de sus apostolados, los seglares
son incorporados como maestros o compañeros de misión. Claro está que cuando el número
de consagradas crecía, las ocupaciones y oficios eran cubiertos de modo autosuficiente pero
siempre quedó espacio para la participación laical. Este proceso también se tuvo que madurar
con tensiones y logros pero que hoy marca el futuro.
El arraigo y encarnación de las obras de las Congregaciones, fundadas en aquel lapso,
en la Iglesia cordobesa, la inserción y participación en su pastoral les dio contorno y acento
específicos, pero ello no le limitó para abrirse a otras iglesias y ponerse a su servicio cuando
las requería la jerarquía eclesiástica. Esta verificación nos refuerza en la visión de que la vida
religiosa no es una realidad marginal y aislada sino que queda abarcada y asumida por la
Iglesia universal.
142
1.3. UN CINTURÓN SUB-URBANO EN LA CÓRDOBA DE LA MODERNIZACIÓN.
Presencias, monumentos e irradiación entre lo sagrado y lo profano
La ubicación de las nuevas fundaciones es decidora, si bien comienzan en el centro de
la ciudad están pronta, en su mayoría, para desplazarse hacia las nuevas áreas donde se
entablan jóvenes poblaciones. Ello nos habla de una clara flexibilidad y capacidad de
movilidad para insertarse en zonas que se avizoraban crecientes. El centro de la ciudad ya se
mostraba con suficiente presencia religiosa, órdenes religiosas, parroquias, monasterios de
monjas contemplativas y, seguramente, se intuía que había que distribuir de modo más
homogéneo las fuerzas y presencias evangelizadoras.
Es llamativo que la presencia religiosa femenina abra esta perspectiva de ubicarse en
nueva zonas y se diseñe de este modo un verdadero cinturón de presencia eclesial alrededor
de la ciudad.
Otro aspecto interesante a registrar es la visibilidad de los nuevos institutos, estas
intuiciones originarias que fueron apropiadas por personas que se dispusieron a concretarlas,
también se visualizaron en construcciones y obras materiales que comenzaron a emerger en el
mapa urbano. Estas obras, aparte de responder a las necesidades propias y de sus fines, las
visibiliza en su presencia-acción y quedan incorporadas al panorama urbanístico.
Estas obras edilicias que hasta el día de hoy son impactantes por su porte y solidez, si
bien es cierto que con el transcurrir de los años fueron ampliadas o remodeladas,
pueden
considerarse en su función de monumento. Los monumentos recuerdan y evocan, hacen
actuales un presente y un futuro, son memoria y cimiento, emergen por encima de los
sistemas semiológicos que constituyen la trama del texto social y expresan lo inagotable175.
La vida religiosa también se conformó de modo simbólico e iconográfico en sus
instituciones y edificaciones, todo ello nos ofrece elementos de su visión de sociedad y de su
misión. Los monumentos señalan una presencia y una acción y se agregan paulatinamente en
el imaginario social. Recordemos que en la Córdoba de la generación del ochenta la batalla
que se libró a partir del conflicto político-ideológico donde se enfrentan liberales y católicos
se materializa en una batalla por los símbolos donde quedan manifiestas sus visiones.
Córdoba ingresa en la modernización de la ciudad, se levantan verdaderos
monumentos-símbolos de la época, aparecen los bancos, los museos y academias, se planea
175
Esta categoría de monumento nos es sugerente para nuestra interpretación, seguiremos para ello el trabajo de
WALDO ANSALDI en Las prácticas sociales de la conmemoración en la Córdoba de la modernización, 18801914, en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishat consultada el 14 de Agosto 2007; publicado originariamente en
Sociedad, n° 8, Facultad de Ciencias Sociales (UBA), Buenos Aires, abril de 1996, pp. 95-127.
143
una nueva traza urbanística, se erigen monumentos que conmemoran a los héroes gestores del
nuevo tiempo, etc. Estas obras pretenden expresar la nueva civilización en la ciudad, producir
el despegue de su aire colonial y celebrar el triunfo de las nuevas ideas, afirmar los nuevos
valores y convicciones políticas y señalar el horizonte hacia dónde se intenta dirigir los
destinos de la sociedad176.
La cosmovisión religiosa que se había constituido por mucho tiempo en una
configuración de totalidad de sentido y establecido un orden preciso desde los valores
tradicionales experimenta una ruptura y un descentramiento con nuevas formaciones
discursivas y de racionalidades que sustentan las prácticas ahora marcadas por lo secularprofano y desacralizado177.
En este escenario podemos imaginar la importancia que se dio por querer que las
nuevas fundaciones se visualizaran en sus construcciones donde ofrecen la representación de
sí misma en el territorio que ocupa y que certifica su posición en el ambiente.
De las doce congregaciones femeninas presentes en Córdoba a finales del siglo XIX, tres
vienen del tiempo de la dominación colonial, las nueve restantes se instalan a partir de 1870.
Seis son las Congregaciones originadas en la ciudad de Córdoba y las tres restantes provienen
de otros lugares178. Estas congregaciones aumentarán con sus obras la monumentalidad
religiosa fuertemente presente en Córdoba, por lo cual el autor que seguimos en este
apartado constata:
“A este despliegue hay que sumar las iglesias y capillas que se encuentran
en los barrios, todo lo cual da cuenta de la profusión de la presencia
católica, de una magnitud tal que -de no saberse cuan cierta es la metáfora
del claustro encerrado entre barrancas- haría sospechar que la observancia
no siempre debe haber sido fuerte. También nos dice de una estrategia de
reforzamiento de la influencia religiosa-clerical o eclesiástica en una
situación de agudización de la lucha ideológica que, a pesar de la
magnificación que suele atribuírsele, dista de resolverse en favor del
liberalismo laico como en Uruguay, México y Colombia (en este caso,
entre 1849 y 1885). La profusión de monumentos religiosos, si no ratifica
la exagerada opinión de la existencia de una iglesia en cada cuadra
cordobesa, sí lo hace de los apelativos ‘ciudad de campanarios’, de los
176
En este período de estudio es donde se construyen el Observatorio Astronómico Nacional (1871), la
Academia Nacional de Ciencias (1874), los grandes bancos de la ciudad, teatros, museos, facultades, verdaderas
obras arquitectónicas, parques, avenidas, puentes, ferrocarriles, los monumentos de General Paz (1887) y Velez
Sarsfield (1897), el dique San Roque etc. Se puede ampliar este enfoque en WALDO ANSALDI, Ob. cit.
177
Para la ampliación de esta categoría interpretativa de lo profano y lo sagrado en el plano simbólico se puede
recurrir a los aportes de Durkheim, Max Weber y Jürgen Habermans que dan cuenta del pasaje de una sociedad
sustentada por valores religiosos a nuevas esferas diseñadas desde tres racionaladids postsacras: ciencia,
derecho y arte.
178
Santa Catalina de Siena (1613), Monasterio de Santa Teresa (1628), Colegio de Huérfanas (1782), Hemanas
del Huerto (1871), Esclavas del Sagrado Corazón (1872), Concepcionistas (1877), Franciscanas Misioneras
(1878), Adoratrices (1885), Dominicas de San José (1886), Mercedarias del Niño Jesús (1887), Hermanas del
Buen Pastor (1888) y Franciscanas de la Caridad (1898).
144
liberales, y ‘Roma chica’, de los católicos. Esta dimensión de ‘lo sagrado’
se articula con la de ‘lo profano’ y le otorga un significado en la
estructura simbólica de la ciudad cordobesa”179.
Esta clave interpretativa nos ayuda a considerar que en el caso de la sociedad
cordobesa el descentramiento de lo religioso hacia una visión más secularizada no alcanzó a
ser radical y que más bien se dio de un modo combinado las racionalidades y los universos
simbólicos que se mezclaron sin llegar del todo a una síntesis en el sentido dialéctico del
término. La combinación de elementos seculares y religiosos se da en las prácticas sociales de
entonces y en la propuesta pastoral de la Iglesia con sus nuevas aportaciones. La ciudad
eclesiástica, piadosa y de las campanas convive con la universitaria, doctoral y magistral; la
“Roma argentina” y la “Salamanca argentina” se entremezclan y tanto los sectores oficialistas
como los opositores participan de ambas ciudadanías.
Finalmente, es llamativa la expansión de las Congregaciones en los primeros años de
vida. Su presencia capilar fue copando espacios en la ciudad con nuevas comunidades y
obras, su difusión y propagación se da en poblaciones del interior de la provincia y trasciende
al ser solicitadas a otras provincias del país y hasta a países vecinos. La irradiación de su
actuar es apreciado en otros contextos y suscita igual adhesión y apoyo que las incrementa y
fortalece con diversos grados de implicación en las culturas y en las estructuras sociales.
1.4. MINISTERIALIDAD DE LAS NUEVAS FUNDACIONES
La praxis pastoral entre el aporte y la deuda.
Las seis congregaciones analizadas expresan entre sus fines la atención de los
ejercicios espirituales, el servicio de enfermos a domicilio, la asistencia a los pobres y
necesitados, pero entre ellos resalta la educación cristiana y la promoción de la mujer.
Todas las Congregaciones respondían a motivos de índole docente o asistencial: la
educación de la niñez y de la juventud femenina y la atención de enfermos en hospitales y en
casas particulares, dos necesidades muy evidenciadas por la realidad, a las cuales no
respondían suficientemente las escasas instituciones oficiales y privadas existentes en aquella
179
WALDO ANSALDI, Ritos y ceremonias sacras y laicas. Acerca de la sociabilidad cordobesa en los
comienzos de la modernización provinciana, en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal consultado el 17 de
Agosto de 2007; publicado originariamente en Anuario IEHS, N° 12, Instituto de Estudios Histórico-Sociales
Prof. Juan C. Grosso, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Tandil, 1997, pp. 249267.
145
época. En muchos casos estos establecimientos educacionales precedieron a las escuelas de
gestión estatal.
El siglo XIX, es el siglo en el que las mujeres fueron tomando un rol más protagónico
en la sociedad y van creciendo en la conciencia colectiva de sus derechos a crecer
intelectualmente, a desarrollarse en su capacidad de trabajo y a redescubrir su rol de
transmisora de valores y principios fundamentales.
Desde 1884 la ley de enseñanza común, al excluir la religión de las escuelas había
agudizado los problemas relacionados con la educación y obligaba a redoblar los esfuerzos a
fin de evitar, así fuera parcialmente, sus negativos efectos. En este aspecto desempeñaron un
papel de primordial importancia las congregaciones religiosas que se fundan en el país como
las que llegan del exterior. La vida religiosa era valorada como “medio” para superar la crisis
laicista y como bastión del catolicismo desde el dispositivo de la educación.
La beneficencia como la educación se convierten en un espacio de participación
pública de la mujer, recordemos que lo público se divide en dos grandes campos, el de la
política como patrimonio masculino y el de la moral como territorio femenino, pero ambos
convergentes en su intencionalidad de incidir y controlar el pensamiento y la acción de las
generaciones más jóvenes o subalternas.
La educación de la mujer estaba básicamente orientada a formar a las niñas para ser
buenas esposas y madres; ilustradas en ciencias, artes y principios religiosos para su inserción
en la sociedad. Las niñas más pobres para ser ocupadas como sirvientas o domésticas en casas
de personas más acomodadas que las empleaban. Las mujeres de “vida inmoral” para ser
contenidas y rescatadas.
También se pretendió preparar maestras que contribuyeran desde su labor a resguardar
la familia del laicismo, así se volcaron a la formación de una nueva generación de educadoras
que fue forjada en un estilo con cariz propio.
El rol de la mujer estaba asociado, de modo muy enraizado, a la conservación y
transmisión de los valores morales y culturales a los niños, por ello se buscó en ella un
destinatario privilegiado de la pastoralidad de los nuevos Institutos.
Este dato en el ámbito de lo formativo se presta a ser visto, como lo han hecho
muchos especialistas, como un modo de conservar la hegemonía e influencia eclesial en la
sociedad o como un aporte para la promoción y movilidad de sectores menos favorecidos.
Realmente no es fácil determinar y establecer el lugar que ocuparon y el papel que
jugaron entonces, por una parte es cierto que hay una continuidad en estas irrupciones y que la
ubicaron en contra de la cultura oficial de la modernidad adveniente, asociadas a modelos del
146
catolicismo conservador; pero por otro lado, no es menos cierto, que de modo novedoso y
alternativo se ubicaron en sectores donde la población se expandía y donde se buscó
beneficiar a las niñas más pobres con sentido de equidad y justicia distributiva del bien
civilizatorio.
Tal como lo expresamos en
la apreciación de la localización de las nuevas
fundaciones podemos derivar que había una clara intuición de ocupar espacios urbanos
nuevos o en expansión, no se buscaba lo rural primariamente, allí serán actores de la historia
social que se cimienta, signo y materialización de una estructura urbana que construye saber,
poder y valor180.
La ciudad como lugar para todos, como complejo sistema dinámico en el cual los
procesos sociales se encuentran e interactúan tuvo eco y resonancia en las nuevas presencias
religiosas. En todas las fundaciones hay un proyecto de integración de los diversos sectores,
lo harán sobre todo desde la educación, como factor socializador, donde se atendió a las niñas
pobres y a las que provenían de familias más acomodadas, había pupilas y externas, las que
contribuían con la pensión y las recibidas gratuitamente.
Los mecanismos integradores de entonces, teniendo en cuenta una sociedad más
estratificada y menos democrática, no serían los adecuados para hoy, donde se busca la
transición de los más pobres y aventajados hacia una real inclusión e integración superadora
de toda desigualdad. Pero no podemos dejar de divisar un andamiaje social
que
germinalmente podía producir mayor equidad, participación y transformación social.
Finalmente, nos cabe decir, que es interesante hacer constar que la respuesta pastoral
no fue solo desde eventos ocasionales sino desde el poner en marcha un proceso que marca un
trayecto continuo y sostenido en el tiempo, dinamismo productor de itinerarios que le dan
consistencia y solidez. Ello si bien es una fortaleza puede convertirse en una amenaza al
institucionalizarse y anquilosarse en un modo establecido. Por ello será necesario revisar las
mediaciones, someterlas a discernimientos y en fidelidad creativa redireccionarlas.
Siempre queda pendiente volver al carisma original, incluir entre los destinatarios de las obras
y ministerios a los últimos y menos favorecidos, apostar por la real promoción integral de las
personas y crear mecanismos que reinventen la pasión por el bien común181.
180
Para la clave sobre lo urbano como realidad física tangible y como construcción social es inspirador la obra
de DANIELA GARGANTINI, la ciudad dual: Espacios de libertades restringidas, Cuaderno Nº 1, Centro
Extramuros, Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, Córdoba 2005.
181
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Navega mar adentro, Oficina el Libro, Buenos Aires 2003,
Nº25.
147
1.5. LA VIDA RELIGIOSA FEMENINA EN ACCIÓN
La mujer y los cuidados masculinos; complicidades e interferencias.
Otro dato interesante que resulta del presente trabajo es considerar el protagonismo de
las mujeres en las fundaciones de Congregaciones en el siglo XIX en Córdoba.
Tal como lo observamos en el análisis eclesial, la vida religiosa femenina conocida en
la ciudad era, principalmente, la monástica, Las mujeres seglares se agrupaban en cofradías,
asociaciones de beneficencias y obras pías que enfatizaron su actuación social en aquella
época.
Las relaciones con Europa estaban reacomodándose y no era tan viable conseguir que
congregaciones femeninas vinieran para radicarse en el país. Es entonces que surgen las
inspiraciones de fundaciones en el mismo medio cordobés, precisamente fue a través de
algunas mujeres que pedían e insistían que ello se hizo posible.
Así encontramos a mujeres identificadas con algunas de las familias religiosas de
varones, próximas a sus espiritualidades, que estarán dispuestas a integrar nuevos cuadros de
vida religiosa. En tres de los casos se configuran como terceras órdenes, dominicasmercedarias-franciscanas, otras dos ligadas a la Compañía de Jesús, Esclavas y Adoratrices y
una más vinculada al clero diocesano como las Concepcionistas.
Se produce la integración, valoración e interpretación de los carismas “masculinos”
hacia la mujer que los recrea y apropia. Pero la tutela y cuidado de los varones,
principalmente clérigos regulares o seculares, será determinante. Está presente el patrón
masculinizante y clerical en que la mujer sola no se puede gobernar de modo autónomo y por
ello se les impondrán directores, capellanes y otras mediaciones para garantizar su desarrollo.
El paradigma vigente e instalado designaba al varón la administración económicapolítica y a la mujer la administración de lo afectivo-espiritual y moral, desde ahí podemos
comprender la tutela que ejercían los directores sobre ellas.
Tenemos la sensación, desde nuestra sensibilidad actual, que la organización y
funcionamiento de los nuevos Institutos descansaba en modelos demasiados verticalistas y
jerárquicos que exigían sumisión y sometimiento de las mujeres, quienes fueron las que
resguardaban el carisma fundacional.
Es cierto que la presencia, ingerencia y acompañamiento de los varones fundadores o
desde otras funciones fue en algunos casos más discreto e indirecto que en otros, que fue más
notorio e inmediato reglamentándoles hasta detalles mínimos.
148
Hubo ocasiones y circunstancias que ayudaron a desprenderse del cuidado masculino
y donde las hermanas debieron tomar los mandos y conducir la Congregación o donde se
puede hablar de un real liderazgo compartido entre ambos géneros. Hubo fundadores que
estuvieron muy cerca y por prolongado tiempo vinculados a las nacientes fundaciones
mientras que otros se vieron, por diversas circunstancias, alejados o con escasa intervención
en las mismas.
En algunas fundaciones las figuras femeninas son más destacadas que en otras, pero lo
cierto es que en todas existió aquella generación fundadora de mujeres que desde dentro
hicieron la consolidación de la obra poniéndole el cuerpo en la cotidianeidad y le imprimieron
su identidad incursionando nuevos senderos.
Aquí podemos observar que si bien existían estatutos y constituciones primarias,
inspiradas en las de otros institutos, básicamente en las de las órdenes masculinas, se fueron
redactando constituciones propias que habían que adaptarlas a la condición femenina, a la
cultura ambiente cordobesa y a las necesidades históricas epocales, pero sobre todo
experimentarlas e instalarlas en las nuevas configuraciones religiosas. No era posible hacer un
calco de la vida religiosa masculina sin más sino que se trataba de crear una versión femenina
auténtica.
Queda abierta la pregunta por la inculturación de los carismas ya que
fundamentalmente fueron originados en Europa y cuando el molde y modelo europeizante se
instituía hegemónicamente. También nos cuestionamos en qué medida fueron traducidos a lo
particular del lugar y la capacidad de reconvertirlos a los parámetros peculiares. Podemos
percibir que si bien ya existían otras Congregaciones femeninas en diferentes lugares del
mundo y del país, la experiencia no dejaba de ser inédita e inaudita porque muchos de los
fundadores y fundadoras no la conocieron de primera mano, acaso por referencia o por unas
escasas representaciones de las mismas.
Hoy la vida religiosa luce un rostro predominante femenino, las mujeres constituyen
su mayoría y en muchos casos han sido ellas las que han marcado la delantera en explorar
nuevos caminos, acercarse a nuevas realidades, servir desde nuevos ministerios y abrir la
Iglesia para registrar deshumanizaciones y atender fragilidades, ellas nos invitan a replantear
la vida consagrada desde la identidad y la experiencia de género182.
182
Para ampliar el tema sobre lo femenino y la mujer desde la perspectiva de la vida consagrada se puede ver,
por ejemplo, Z. ISENRINC, Renovación de la vida religiosa. Impulsos desde una perspectiva femenina , en K.
SCHAUPP - C. KUNZ, ¿Renovación o refundación?, Publicaciones Claretianas, Madrid 2003. CARLOS
BAZARRA, Mujeres y hombres del Espíritu, Colección CLAR N° 68. Bogotá: Kimpres, 1996. Boletín CLAR.
149
1.6. IMPREGNADA DE SANTIDAD Y DE FERVOR APOSTÓLICO
El testimonio de caridad que irradia la vida entregada
La historia de Córdoba y de Argentina lleva una fuerte impronta de los santos que
vivieron en ella, hoy son importantes referentes en la formación cristiana de personas, grupos
y obras que se imbuyen en su testimonio183.
La vida religiosa pertenece íntimamente a la vida, santidad y misión de la Iglesia, así
lo recordaba el Concilio Vaticano II184. La historia de la Iglesia siempre ha valorado y
apreciado la presencia de hombres y mujeres que dóciles a la llamada del Padre y a las
mociones del Espíritu han elegido el camino del seguimiento radical de Cristo para dedicarse
completamente al servicio de Dios y de los hermanos.
La vida religiosa contribuye a manifestar el misterio de la Iglesia con los múltiples
carismas de vida espiritual y apostólica y a la renovación de la sociedad.
Las fundaciones que se dieron en el siglo XIX en la ciudad de Córdoba nos muestran a
hombres y mujeres audaces para emprender un camino novedoso con capacidad de suscitarlo
en otros y de modo durable. Se caracterizaron por su fervor e intensidad con el cual brindaron
el testimonio de vida en medio de todas las dificultades y riesgos que afrontaron con
coherencia e integridad.
Esta época nos ofrece un conjunto de personas que pueden ser consideradas un
ramillete de santidad de Córdoba, nacidos en ella o que vivieron prolongado tiempo en ella.
Más allá de la vida religiosa, nos encontramos con obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos
como lo fueron Mamerto Esquiú, Cura Brochero, Madre Catalina de María y Tránsito de
Cabanillas, Leonor Ocampo, entre otros185. Hombres y mujeres que vivieron las virtudes
cristianas y los valores evangélicos de modo elocuente y contundente impregnando nuestro
suelo de santidad y produciendo abundantes frutos de vida. Hombres y mujeres jóvenes que
abrazaron altos ideales y que se comprometieron de por vida para concretarlos en su época.
La mujer y la vida religiosa femenina. Año XXXIV; N° 1 (Enero - Febrero 1996).Bogotá: CLAR, 1996. Hay
numerosos artículos y obras de ANTONIETA POTENTE , VILMA MOREIRA y
VIRGINIA AZCUY, La Iglesia que viven, piensan y sueñan las mujeres en SOCIEDAD ARGENTINA DE
TEOLOGIA, De la esperanza a la solidaridad, San Benito, Buenos Aires 2002, 195-211.
183
Cf. CONTARDO MIGLIORANZA, Santos Argentinos, San Pablo, Buenos Aires 2002.
184
Cf. CONCILIO VATICANO II, Lumen Gentium, 44.
185
Aparte de las personas nombradas y de los que repasamos en las diferentes fundaciones, recordemos el
testimonio de los laicos que atendían la Casa de Ejercicio Espirituales en la ciudad, los laicos que componían las
cofradías y asociaciones, laicos y laicas anónimos que también los podríamos incluir en este listado de los que
participaron y contribuyeron en la santidad eclesial.
150
Muchos entre ellos se conocieron, se ayudaron a vivir la fe, trabajaron juntos por el
Reino de Dios, coincidieron en la preocupación eclesial. En todas las memorias, semblanzas o
crónicas nos encontramos con familias de profunda piedad de las que emergieron estas
figuras, hombres y mujeres renovadores en el modo de evangelizar a la cultura y querer hacer
algo por sus hermanos. Con claridad vemos la rica vida interior que cultivaron, la importancia
de la oración y de la dirección espiritual, la Eucaristía, la marca de los ejercicios espirituales
en su adhesión a Cristo, la participación en la práctica de la caridad en los espacios existentes,
etc.
Cada pequeña biografía trasunta una experiencia novedosa y vitalizadora que se
convierte en sacramento, parábola y profecía del Evangelio contemplado y actuado en sus
existencias y en la cotidianeidad de sus vidas; por la extensión del trabajo no hemos podido
sumariar los hechos cargados de misericordia, sencillez, austeridad responsable, amor a la
pobreza, esfuerzo abnegado, fraternidad, radicalidad y hondura de las mujeres y varones
fundadores que los y las convirtieron en memoria viviente del modo de existir y actuar de
Jesús186.
La época de transición y de estallido de la cristiandad dejó vislumbrar creativos
caminos y modos de expresión de la santidad encarnada, situada en nuevos parámetros socioculturales.
Al recorrer las historias de quienes están en el arranque de las diferentes
congregaciones, nos encontramos con personas que tras un camino de fe, discernimiento y
opciones han entregado sus personas y vidas a la obra con fuerza persuasiva y fidelidad. A
pesar de resaltar algunas figuras prominentes en las fundaciones no podemos dejar de
enfatizar los interesantes testimonios comunitarios, silenciosos y ocultos, de las primeras
generaciones que fraguaron y asimilaron el carisma fundante.
Aunque no hubo mártires en esta época, en el sentido estricto de la palabra, no estuvo
ausente esta dimensión. Algunas veces la persecución ideológica fue directa y abierta con el
desprecio y la ofensa desde sectores anticlericales y otras veces, los asedios fueron internos,
originados por las mismas personas de la Iglesia, como lo hemos dejado apuntado.
En las constituciones de los diversos grupos está presente el objetivo de la
“santificación personal”, para ello se propone un camino ascético determinado compuesto de
diversos elementos que impulsa el crecimiento y desarrollo de esta dimensión conectada con
la consagración personal y con la vivencia comunitaria y misionera.
186
Cf. JUAN PABLO II, Vita Consecrata, 22.
151
No era nuestra intención detenernos en la aportación de las congregaciones en el
campo espiritual, por ello en la selección de material no nos hemos detenido a considerar
escritos espirituales o prácticas de vida cristiana que hayan podido originarse en ellas. Pero no
podemos dejar de reconocer que tras la respuesta pastoral o ministerial de los Institutos,
objeto de nuestro estudio, subyace una vertiente mística y ascética que nutre y sostiene la
vivencia de la consagración y del apostolado.
La vida de muchas personas que participaron en los inicios de las Congregaciones
cordobesas fue un verdadero signo de santidad, sus vidas resplandecientes hicieron que la
vocación religiosa de entonces no quedara en la invisibilidad, irrelevancia e infecundidad; hoy
podemos continuar transitando aquel camino integral de santidad hacia lo inédito de Dios.
“Nuestra Córdoba, tan querida y tan sufrida, ha sigo regada por el trabajo
y el amor de estos hermanos nuestros y de tantos otros y otras que solo
Dios conoce. Cómo no darle gracias a Dios por el regalo de vivir en esta
tierra cordobesa que, quiera Dios siga siendo aun hoy ‘tierra de santos’.
Ese fue nuestro pasado, esta es nuestra herencia, esta es nuestra
responsabilidad hacia el futuro”187 .
Estas seis claves de interpretación que nos han posibilitado, en cierta manera, un
balance donde recoger los efectos y resultados del hecho estudiado lo queremos ensartar con
las perspectivas abiertas de cara al futuro y a las nuevas expresiones.
2. PERSPECTIVAS. REFUNDACION PARA EL REINO Y PARA UNA SOCIEDAD
NUEVA
Volvemos a apropiarnos del concepto de “refundación” para articular la Vida
Religiosa en Córdoba y Argentina con su protagonismo en la construcción de una nueva
sociedad, específicamente, desde el aporte en el campo de la educación. A la vez reviste gran
importancia el confirmar que a la Vida Religiosa no la podemos desligar de su horizonte del
Reino y de la acción creadora del Espíritu.
187
CARLOS OSCAR PONZA., Córdoba, tierra de santos en www.arzobispadoba.org.ar consultado el 19 de
Septiembre de 2007, Nuestra historia arquidiocesana - huellas de santidad- personajes.
152
En esta parte final nuestra reflexión girará en un primer momento desde los términos
Reino de Dios, Iglesia, Vida Religiosa y cambio de época como levantando un registrando de
desafíos y tareas que quedan apuntadas en la agenda eclesial de nuestros días .
Luego daremos un paso desde la contribución especifica de la Vida Religiosa en el espacio de
construcción social y cultural desde la educación, que ha sido el rasgo sobresaliente de las
Congregaciones estudiadas, en clave de actualización y prospectivas.
2.1. IGLESIA, HISTORIA Y REINO DE DIOS
Una pastoralidad al servicio del Reinado y de la nueva Argentina
Quisiera terminar este trabajo ubicando la Vida Religiosa orientada hacia el Reino de
Dios, fue el Reino el horizonte catalizador de Jesús, en función de él dedicó todas sus fuerzas
y es el horizonte de todos sus seguidores. Efectivamente que en nuestro trabajo hemos hecho
poca referencia a este tópico, nos hemos detenido más a considerar la realidad de la Iglesia en
la historia, pero tampoco podemos comprenderla a ésta sin su referencia última al Reino.
Sin la conexión con el Reino, la Iglesia y la Vida Consagrada quedan mutiladas y
amputadas en su comprensión, el Reino se constituye en su permanente apelación a la
transformación y a la proposición de una nueva alternativa.
La Iglesia está al servicio del Reino y la permanente conversión de aquella a éste será
garantía de fidelidad a su verdad, a su ser más íntimo y a su misión en la historia. La Iglesia
no puede sustituirlo, ni identificarse, sino que debe someterse y ordenarse a él188.
La referencia al Reino de la vida religiosa es constitutiva, ella se ensambla en la vida
eclesial como servidora del Reino, lo quiere testimoniar en su ser y en su ministerialidad
como signo, parábola y anticipación memoriosa, integradora y creadora de esperanza.
A la vez, la Iglesia y la vida religiosa, se encarnan en la historia que les plantea sus
desafíos, insinuaciones y les otorga cauces para comunicar su mensaje con gestos y acciones.
A lo largo de nuestro trabajo hemos introducido algunas notas de los planteos de refundación
o revitalización que la vida religiosa va asumiendo desde su registro de los cambios
producidos en la sociedad189.
188
Cf. IGNACIO ELLACURRIA, Conversión de la Iglesia al Reino de Dios. Para anunciarlo y realizarlo en la
Historia, Trotta, Santander 1984, 7.
189
El tema de la refundación es tratado ampliamente en la literatura sobre Vida Religiosa, remitimos a algunas
obras y autores en la bibliografía final Una obra fundamental es la que recoge los trabajos y ponencias del
153
En nuestro país, los obispos en diferentes documentos nos brindan una mirada de la
compleja realidad que nos toca vivir para discernir los signos de los tiempos como reclamos y
desafíos de la evangelización190.
Estamos cerrando una larga etapa de la historia de la Iglesia en que muchas
instituciones, entre ellas las mediaciones y representaciones de la vida consagrada, que antes
dieron vida y visibilidad caen y se agotan, se vuelven poco significativas y relevantes,
eclosionan y desaparecen como otras formas socioculturales en la actual
191
civilización
crisis de la
.
Somos convocados a reproponer un estilo de vida religiosa con nueva significación,
interpeladora para los contemporáneos y portadora de nuevos dinamismos evangelizadores.
En medio de la noche epocal que va avanzando podemos vislumbrar destellos de un todavía
no tan cercano amanecer, por lo cual debemos ir preparando las pupilas de los ojos para captar
lo nuevo que el Espíritu y los tiempos ocultamente nos van propiciando y suscitando192.
En medio de la precariedad, tentados de escepticismo, desesperanza, desánimo y
frustración, nos experimentamos como transeúntes en la niebla, en el medio del mar o en un
desierto donde se han borrado los caminos, hay que trazar nuevos mapas en la realidad.
Nuestra realidad nos sumerge en grandes conmociones, profundas y permanentes
transformaciones que nos dejan perplejos y desorientados.
Hoy, estamos viviendo, un choque de civilizaciones y una nueva época de transición,
vemos con claridad lo que termina pero no acabamos de vislumbrar lo que comienza193.
Pero antes de seguir queremos detenernos para vincular nuestra época con aquella que
hemos estudiado, también de transición y de grandes mutaciones.
Al hacer un balance de la presencia e ingerencia de la vida consagrada en aquel
panorama nos queda la sensación de una respuesta corporativa y significativa que supera la
mera resistencia o reacción para erigirse en una
nueva figura. Los cambios
y
desplazamientos socio-culturales motorizaron a la Iglesia a tomar nuevas posiciones
CONGRESO INTERNACIONAL DE LA VIDA CONSAGRADA celebrado en Roma del 23 al 27 de Noviembre
de 2004 publicado en Pasión por Cristo, pasión por la humanidad, Claretianas, Madrid 2005.
190
En la Arquidiócesis de Córdoba se puede consultar el subsidio Ver, comprender y abrazar nuestra relaiad.
Aportes para un diagnóstico pastoral de la Arquidiócesis, Córdoba, Agosto 2005.
191
Cf. MARCELO GONZÁLEZ, Nuevos escenarios y líneas emergentes en la teología católica contemporánea,
en Teología 84, Buenos Aires 2004, 41-66.
MARCELO GONZÁLEZ, Malestares y emergencias. Repercusiones del cambio epocal en la vida pastoral de la
Iglesia católica argentina, (I) en Vida pastoral 241, Buenos Aires 2003, 10-17; (II) en Vida pastoral 242,
Buenos Aires 2003, 4-11; (III) en Vida pastoral 243, Buenos Aires 2003, 4-8.
192
GERARDO RAMOS- DARIO BILÓ, Claves para iluminar la noche de nuestro tiempo, Guadalupe, Buenos
Aires 2005.
193
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENINA, Jesucristo, Señor de la Historia, Buenos Aires 2000, N° 3.
154
pastorales. Más que escaparse y esconderse de las convulsionadas circunstancias, la Iglesia
pronunció su palabra y realizó su gesto en una específica aportación original.
Nos entroncamos y sintonizamos con
aquella experiencia eclesial y tradición
sapiencial que nos brindó la segunda mitad del siglo XIX; en una nueva situación y posición
nos encuentra el siglo XXI, seguramente con menos poder social y en un marco más
diversificado.
En nuestros días estamos viviendo como Iglesia, y por ende como Vida religiosa, un
período de crisis respecto a la configuración clásica, pero continúa el llamado de seguir siendo
pastoralmente significativa y a cumplir una misión original en un contexto plural, donde la
agenda actual nos marca algunas prioridades, provocaciones y destellos de luz desde donde
podemos contribuir para crecer como Nación194.
Los cambios permanentes, rápidos y profundos en lo social-cultural no permiten a la
Iglesia un acomodamiento institucional fácil, por lo cual muchas veces se siente o es sentida
inadecuada e inextemporánea.
Esto significa para la Iglesia una verdadera desimplantación o el comienzo de una era
post-cristiana donde entra en crisis el proceso y los mecanismos de la socialización religiosa
que ha interrumpido la cadena de la transmisión de la fe.; acompañada por el quiebre de las
tradiciones – destradicionalización y el consiguiente debilitamiento de las instituciones –
desinstitucionalización marcada por el subjetivación195.
Sin duda que la nueva situación de la religión y lo religioso en la cultura actual. nos
enfrenta con planteamientos y tareas inéditas
Próximos al bicentenario del nacimiento de nuestra Patria la Iglesia argentina puede
aportar al renacimiento del país, para reconstruirla desde los resortes configuradores de la
nueva cultura. Reconocemos un núcleo cultural primordialmente cristiano que subsiste pero
que no puede ser enarbolado como atribución para imponer una nueva cristiandad desde la
nostalgia o la exaltación del mito de una monolítica nación católica
194
Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Navega mar adentro, Oficina el Libro, Buenos Aires
2003. Nº 21-48. -129
195
Esta temática sobre la relación Iglesia, cristianismo y cultura es abordada de modo extenso por José María
Mardones, remitimos a algunas de sus obras.
JOSE MARIA MARDONES, ¿A dónde va la religión? Cristianismo y religiosidad en nuestro tiempo, Sal
Térrea, Santander 1996. 224-228.
En el umbral del mañana, el cristianismo del futuro, PPC, Madrid 2000. 47-63.
Las nuevas formas de la religión. La reconfiguración postcristiana de la religión, Verbo Divino, Estella 1994.
57-72.
Neoliberalismo y religión. La religión en la época de la globalización, Verbo Divino, Estella 1998.17-41.
155
2.2. LA CUESTIÓN EDUCATIVA COMO INTEGRADORA Y TRANSFORMADORA DE
LA SOCIEDAD196
2.2.1. LA ESCUELA CATÓLICA Y LA CULTURA NACIONAL
Las congregaciones fundadas en Córdoba volcaron sus principales energías en el
campo educativo, desde entonces la educación se convirtió en un quehacer significativo de la
vida religiosa en nuestro ambiente, hoy tiene una oportunidad para reencontrarse con su
cooperación para la nueva sociedad.
La vida religiosa apela a la refundación que le implica reconvertir obras, comunidades
y asumiendo un nuevo modo de estar pastoralmente en los espacios e instituciones que
clásicamente estuvo, más como animadores y continuadores de un carisma específico que
como directivos o administradores197.
La educación desde la escuela o centros de formación está desafiada a proponerse de
modo sistémico e integral como comunidad generadora de vida, sentido
e iniciativas
innovadoras. Ello lo hace en diálogo con las corrientes culturales contemporáneas y abiertas a
otros horizontes productores de sentido, con la palabra y el gesto oportuno, con el testimonio
de los valores y favoreciendo una atmósfera de respeto y convivencia democrática.
En el documento del Episcopado Argentino, ya mencionado, la Iglesia hace su
autocrítica asumiendo que la cuestión educativa no ha logrado totalmente su objetivo, esto
significa asumir un cierto fracaso que debe interpelar para una acción evangelizadora más
responsable y más creativa.
“[…] la labor educativa de la Iglesia no pudo hacer surgir una patria más
justa, porque no ha logrado que los valores evangélicos se traduzcan en
compromisos cotidianos”198.
No se trata, entonces, de crear microclimas religiosos, una sociedad paralela disociada
de la circundante y reproductora de cristiandad donde se imponen los valores e ideales; esto
no niega que se quiera ofrecer una comunidad propositiva alternativa y de transformación
desde valores evangélicos.
196
Para comprender la situación de la educación en Argentina desde su historia ver Dra. SUSANA CARENA,
La educación en la historia argentina, en www.consudec.org/1jornadas/educacion. consultada el 7 de Octubre
de 2007.
197
Cf. CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA, Las personas consagradas y su misión en la
Escuela. Reflexiones y orientaciones, San Pablo, Buenos Aires 2002.
198
Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Navega mar adentro, Oficina el Libro, Buenos Aires
2003. Nº 38.
156
En la escuela católica se puede encontrar un medio privilegiado para la recomposición
social y para la superación de los grandes dilemas de nuestros días.
“[…] el mundo de la educación es un campo privilegiado para promover
la evangelización de la cultura y la inculturación del Evangelio. No
podemos menos que alentar a quienes trabajan en la pastoral educativa de
la Iglesia, que desde el nacimiento de nuestra nación siempre estuvo al
servicio de la educación en la escuela pública, sea de gestión estatal,
privada o confesionalmente católica. Destacamos como decisiva acción
pastoral procurar que ningún educando egrese de nuestras instituciones
sin una adecuada cosmovisión cristiana. Ella habrá de conducirle a
interiorizar el amor y la fe, firmes en Jesucristo, unida a un activo sentido
de participación y pertenencia a la Iglesia, que no ha de estar disociado
del compromiso personal y solidario para construir una patria de
hermanos”199.
Sin pretender ningún tipo de privilegio ni con la intención de restaurar alguna forma
de cristiandad y respetando la pluralidad de ideas y creencias, consideramos que la Iglesia a
través de sus innumerables estructuras e instituciones educativas sigue teniendo un importante
papel en la conformación integral de la sociedad regional, por su tradición centenaria y por su
vigencia actual.
Su propio fin humanista, la formación integral del hombre, supone la dimensión
religiosa como factor para el desarrollo personal y pleno, por ello la defensa de la libertad
religiosa y de la educación de gestión privada.
No podemos olvidar, que si bien el Estado subvenciona totalmente o en parte lo
tocante a los salarios docentes y administrativos, las estructuras que se prestan para el
quehacer en el campo educativo han sido fruto del trabajo de la comunidad creyente.
Las crisis de civilización, primordialmente económica-social, va acompañada por la
crisis antropológica, crisis del sujeto que es ocasión para la acción eclesial, para recuperar
una política y pedagogía de la subjetividad, una ética pública orientada al bien común, y un
proyecto nacional democrático con memoria y futuro200.
199
Ibid, N° 97b.
Cf. RICARDO MOSCATO, Una nueva oportunidad: la educaión como bien público y compromiso de todos,
en Revista CIAS, Nº 558-559, Buenos Aires Septiembre-Octubre 2006, 605-628.
200
157
2.2.2. LA EDUCACIÓN Y LA CONSTRUCCIÓN NACIONAL
Nuestros días colocan a la educación con la ocasión de desarrollar nuevos estilos
desde las emergentes epocales; rehacer procesos de acompañamiento, contención y formación
de personas para la ciudadanía y para la solidaridad, ofrecer cobijo y abrir ventanas a la
trascendencia.
La globalización, el neoliberalismo, la competitividad y la exclusión, la sociedad del
conocimiento y de la comunicación, hacen que la educación se repiense y plantee su lugar
entre el reproductivismo y la resistencia del modelo. Es tarea imperiosa recuperarla del
vaciamiento de su intencionalidad originaria; a saber, formar para el bien común, recuperar la
educación como bien publico y no como mercancía o insumo y su papel en la construcción de
sociedades menos fragmentadas201.
Hoy encontramos orfandades, en términos de discontinuidad, desarraigo y caídas de
certezas que daban forma a la vida y nos desafían a hacernos cargo de ellas. Nuestras escuelas
pueden llegar a ser casa y hogar donde se desarrolle la capacidad de vincular experiencias,
donde se arraigue en el suelo de la historia personal y colectiva, done se puedan encontrar
recursos y herramientas que permitan desplegar la inteligencia, voluntad y todas las
capacidades a fin de alcanzar la estatura humana a la que estamos llamados a vivir. La
educación se constituye, de este modo, en un espacio de gratuidad, afirmación, promoción y
crecimiento para los niños, adolescentes y jóvenes202.
Nuestra época y nuestro país con sus malestares, urgencias, antagonismos y tensiones,
en medio de las escisiones y desintegración nos convida, a la Iglesia y en ella a la vida
religiosa, a ayudar a la recomposición de un proyecto común, desde valores que nos hagan
converger y coincidir en una unidad plural y en una plural unidad que integre en diálogo y
consenso las diferencias en una pertenencia superadora. Esto significa recorrer un largo
camino para objetivar y unificar anhelos, convicciones, aspiraciones,
fusionar miradas
múltiples y no monocromáticas.
No resulta fácil el descubrimiento, la transmisión y construcción de sentido, ello nos
requiere aprender y practicar un real intercambio de dones, no sólo en el ámbito intraeclesial,
201
Cf. ENRIQUE BANBOZZI BAMBOZZI, Las tareas de la educación en el contexto latinoamericano: entre
un pensamiento pedagógico latinoamericano y la exterioridad. Ponencia en las XII Jornadas de Teología,
Filosofía y Ciencias de la Educación, Universidad Católica de Córdoba, Córdoba 2005.
202
Cf. JORGE MARIA BERGOGLIO, Mensaje dado a conocer el 28 de marzo de 2001 al terminar la misa
celebrada en la catedral metropolitana con motivo de la iniciación del año lectivo 2001.
158
sino en la reciprocidad y diálogo con la cultura. Una suerte de conspiración de carismas,
esfuerzos, energías que se articulan para el encuentro y el compromiso comunional.
Hay que activar la resiliencia203, esa capacidad de crecer desde la positividad y
sobreponerse a situaciones adversas y desestabilizadoras; movilizar energías subterráneas
presentes en las reservas afectivas, estéticas y éticas del pueblo, recuperarlas y aprovechar lo
mejor de las personas y los colectivos para construir una nueva patria con metas a largo plazo,
flexible y sostenible en el devenir histórico.
2.3. A DONDE EL ESPIRITU LA LLEVE
La vida religiosa está comprometida a refundarse hacia el futuro y a reconocer los
nuevos horizontes que le señala el Espíritu. Existen entre nosotros cuestiones pendientes e
irresueltas, tales como el escándalo de la pobreza y de la exclusión, la necesidad de una mayor
comunión, en un entramado social deteriorado donde nos visita el tedio, el desaliento y el
cansancio204.
La vida religiosa desde su talante carismático quiere ser centinela alerta ante los
síntomas de instalación e inercia eclesial; exploradora de nuevas y más exigentes formas de
seguimiento de Jesús; constructora de comunión y despertadora de esperanzas. Hoy quiere
volver y recuperar lo esencial para detectar y servir a las deshumanizaciones,
desgarramientos, desamparos con discernimiento para dejarnos conducir con docilidad y
disponibilidad por el Espíritu, dador del don de la vida consagrada.
“El Espíritu es el que crea, recrea, transforma y hace nuevas todas las
cosas y el que la impulsa a mantenerse siempre fíel y actual al servicio de
ese Pueblo de Dios que camina, lucha, sufre y espera. Por eso ni a la Vida
Religiosa, ni a la Iglesia le está permitido anquilosarse, inmovilizarse,
vivir de espaldas al mundo que nos toca servir. La historia es elocuente.
Cuando surge un cambio histórico de paradigmas, aparecen procesos
históricos de revitalización o de refundación. A cada época crítica de la
historia en la que la persona cambia la manera de entenderse a sí misma y
a entender sus relaciones con el grupo y con lo trascendente, ha
203
El vocablo resiliencia tiene su origen en el idioma latín, en el término resilio que significa volver atrás, volver
de un salto, resaltar, rebotar. El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas
que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo o insanos, se desarrollan psicológicamente sanos y
exitosos.
204
GERARDO DANIEL RAMOS, en CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, VICTOR FERNANDEZ
Y CARLOS GALLI (dirs), Comentario a Navega Mar Adentro. Profundización teológica y perspectivas
pastorales Oficina el Libro, Buenos Aires 2005, 111-132.
159
correspondido una nueva forma de Vida Religiosa que fuera significativa
para esa persona […] la vida religiosa no es ahistórica, sino fechada”205 .
En la actualidad, la pastoral nos conduce a un nuevo talante evangelizador más
dialógico,
orgánico y vital; que congregue a los carismas, ministerios y servicios
en
proyectos comunes; que atienda a lo macrosocial sin olvidar lo cotidiano de las personas,
donde no se pierda de vista al “hombre concreto, histórico y real”206.
Se apuesta por una pastoral para una comunidad eclesial donde se permanezca abierto
a los impulsos del Espíritu y a los signos de los tiempos más que encadenado a las formas y
modelos prediseñados, donde se vuelve a proponer el seguimiento de Jesús con audacia y
creatividad, donde los criterios del Reino embeban los ámbitos de la convivencia humana y
de la vida social.
205
JOSE MARIA GUERRERO, ¿Qué vida religiosa está naciendo? en Revista CLAR Nº 1, Enero - Marzo
2006, Bogotá 2006, 35-60
206
Cf. JUAN PABLO II, Redemptor Hominis, Paulinas, Buenos Aires 1979. 13-14.
160
CONCLUSIÓN
Hasta aquí llegamos en nuestra trayectoria y tendemos el puente entre el ayer, finales
del siglo XIX, cuando despuntaban las congregaciones femeninas cordobesas y el hoy,
comienzos del siglo XXI, cuando espiamos brotes de una nueva época.
La relectura de los fundadores y fundadoras, de los carismas e instituciones, nos
inspiran para recrear las respuestas, no de modo repetitivo e imitativo, sino creativo y fiel. No
nos quedamos en el pasado como si preserváramos una reliquia de museo sino como quien ha
redescubierto una semilla de futuro, en la huellas de la memoria se nos hace presente un
proyecto.
“Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y
contar, sino una gran historia que construir. Poned los ojos en el futuro,
hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros
grandes cosas”207.
A lo largo de nuestra reflexión nos hemos encontrada con pistas para un futuro ya
presente: hemos visto cómo la historia ha dejado marcas en nuestros modos de vivir la vida
religiosa, ha troquelado sus instituciones y cómo los vientos de cambios o renovación no
pueden eclipsar los frutos que ésta ha producido, el tiempo no logró totalmente ejercer su
efecto erosionador y corrosivo.
Pero a la vez reconocemos que esos frutos son portadores de semillas de nuevas
plantas, que hoy se rediseña la vida consagrada desde una nueva arquitectura y ubicación,
con menos apoyo y reconocimiento social, sin la imagen de poder, grandeza, solidez y
seguridad que fortificó en aquellos años. Hoy muchas estructuras, estilos y usos de tiempo
pasado más que revelar el testimonio vivo y cercano del dinamismo creativo de la
consagración lo velarían.
Tuvimos la oportunidad de rastrear y valorar desde una experiencia regional el aporte
de la mujer consagrada en la Iglesia y en la sociedad, sobre todo en el campo educativo, el
servicio de los más pobres en el contexto de la ciudad. Hoy constatamos la continuidad y
persistencia de aquellos tópicos cuando la teología vuelve a reflexionar sobre la cuestión de
género, la nueva eclesialidad, la renovada opción por los pobres, lo urbano y la nueva gestión
de la ciudadanía, la inculturación, lo global y local, la propuesta educativa liberadora y
transformadora.
207
JUAN PABLO II, Vita Consecrata. N° 110.
161
El ayer y nuestro presente lo conjugamos desde un nuevo posicionamiento;
conectamos nuestros saberes y memorias adquiridos en medio de las vicisitudes en que se
construyó con la apertura a lo novedoso que germina en el entramado actual que exigen algo
inédito. Ello nos pide tener una gran capacidad creativa para que con ingenio no perdamos el
carácter de sabios y aprendices desde donde podemos integrar lo nuevo y lo afianzado, la
veteranía y la juventud, lo asentado y lo fresco, lo de siempre y lo recién llegado, aquello por
lo que merece la pena vivir y morir.
La composición del lugar de la Vida Religiosa estudiada en el presente trabajo nos
mostró cómo el rasgo de la conflictividad fue asumido con respuestas audaces, creativas y
firmes pero que al institucionalizarse corren el peligro de la fosilización y burocratización. La
pretensión y la presunción de seguridad de los Institutos pueden dejar dificultada la acción
libre del Espíritu que abre en clave de esperanza al presente y al futuro.
No es la pérdida de instituciones lo que deben temer los religiosos, sino el fuego del
carisma, donde falta la pasión muere la vida. Cuando se aferra a lo logrado la vida se ahoga.
Cuando la vida religiosa margina sus profetas y poetas la vida es asfixiada. Cuando los
jóvenes no tienen visiones y los ancianos no profetizan la inercia todo lo invade. Cuando la
vida religiosa pierde capacidad de ponerse al día y caminar con sus contemporáneos no podrá
emitir ninguna nota musical y será un sonido cacofónico.
Hoy, muchos esperamos y vislumbramos una vida religiosa que responda mejor a su
condición de signo, con nueva fisonomía, una nueva figura histórica con nuevas prioridades y
opciones, que avance más despojada y ligera de equipaje, simplificada y renovada, dispuesta a
trabajar en redes, que una su voz a la de millones de voces que sueñan con otro mundo
posible, otra Iglesia posible y otra Vida Religiosa posible más seguidora de Jesús y más
servidora de la humanidad.
162
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