Publicado en: Secuencias. Revista de Historia del Cine, Madrid, núm. 9,
octubre de 1998; ps.27-44.¡Error! Marcador no definido.
Nagisa Oshima: cine, vanguardia y política en torno a 1960.
por Mariano E. Mestman
En noviembre de 1976 la Asamblea de Trabajadores y Críticos en la Semana
Internacional de Cine de Autor de Benalmádena denunciaba, entre las medidas
restrictivas
y
censoras
oficiales
contra
el
encuentro
de
ese
año,
la
prohibición de exhibición del film "El imperio de los sentidos" ("Ai no
koriida", 1976) del cineasta japonés Nagisa Oshima. Restringida su exhibición
en España a algunos otros encuentros cinematográficos en esos años, el film se
estrenaría con una significativa asistencia en salas comerciales recién con el
inicio de la década del ochenta.
Si en Japón la película -y la edición de su guión- derivaría en un
litigio entre el Estado y el cineasta por el que finalmente este último sería
declarado "inocente" luego de tres años de pleito judicial, en Occidente las
repercusiones
a
partir de los ecos del Festival de Cannes contribuirían
decididamente a la divulgación del nombre y los films anteriores de Oshima más
allá de la crítica especializada y algunos circuitos cineclubísticos o de
Festivales que ya frecuentaba desde algunos años antes.1
El cineasta había sido (re)conocido en Europa Occidental entre fines de
los años sesenta y comienzos de los setenta2 a través de sus films de la
"etapa independiente" (1961-1972), en particular los de la segunda mitad de la
década del sesenta, casi todos co-producidos y distribuidos por su propia
1
Aunque las polémicas (y prohibiciones) sobre el film se asocian a su caracter
"obsceno" o "pornográfico", en su discusión pública con el Estado japonés el director
expuso las razones en última instancia políticas de los ataques y acusacones recibidos. En
este sentido, su dimensión política resulta evidente si se recupera el marco histórico del
hecho real en que se basa, y se enmarca el film en la articulación de sexo y política en el
conjunto de la obra del cineasta. Por otra parte, debería tenerse en cuenta la tradición
del género del "cine rosa" en el Japón de los sesenta, en particular del "roman-porno" y la
presencia de lo político en el mismo. Respecto de esto úlltimo, véase: David Desser, Eros
plus massacre. An introduction to the Japanese New Wave Cinema (Bloomington, Indiana
University Press, 1988), pp. 97-107.
2
Como veremos, se trata de un reconocimiento tardío si se tiene en cuenta su
aparición -en tanto exponente y motor de la nueva ola japonesa de los sesentacontemporánea a varios realizadores de los nuevos cines europeos.
productora, la Sozosha, y la Art Theatre Guild (ATG) -nacida en 1962 y
principal
colaboradora
independientes
estilísticamente
de
en
esos
muy
el
años.
financiamiento
Son
diferentes-
dos
los
de
que
de
sus
los
films
films
introducen
de
a
de
ese
Oshima
cineastas
período
en
-
Europa:
primero "El ahorcamiento" ("Koshikei", 1968), presentado en el Festival de
Cannes -una instancia que su obra frecuentaría en lo sucesivo-; luego, "El
muchacho" ("Shonen", 1969), presentado en el Festival de Venecia. En esos años
publicaciones especializadas comienzan a dedicarle artículos y entrevistas,
exhibe varios de sus films en Festivales europeos e introduce algunos en
circuitos cineclubísticos. La International Film Guide lo incluye, en su
selección anual, entre los cinco principales directores de 1971. Ese mismo
año,
dos
encuentros europeos abiertos desde su nacimiento (1965 y 1969,
respectivamente) a la exhibición y reflexión sobre los nuevos cines y el cine
político, incluyen retrospectivas parciales de su obra con la asistencia del
cineasta: la Mostra Internazionale del Nuovo Cinema de Pesaro 3, en setiembre,
y la Semana Internacional de Cine de Autor de Benalmádena, en noviembre.4
Con la excepción de algunos pocos films tempranos del realizador5, los
exhibidos en estos Festivales corresponden a un período (1967-1971) en el que
por un lado encontramos una búsqueda radical en la experimentación formal y un
auténtico
intento
de
fusión
entre
vanguardia
artística
y
política
-"El
ahorcamiento", 1968; "Diario de un ladrón Shinjuku" ("Shinjuku dorobo nikki",
1968); "Historia secreta de la postguerra después de la guerra de Tokio"
("Tokyo senso sengo hiwa", 1970); entre otros-, y por otro una suerte de
3
Aunque films como "El ahorcamiento" y "El muchacho" habían sido exhibidos en años
previos en otros festivales europeos y habían despartado interés en la crítica, sin duda la
retrospectiva de Pésaro de 1971 colabora decisivamente a ampliar la difusión de la obra de
Oshima. La Muestra le dedica ese año un volumen completo de sus "Quaderni Informativi", el
número 27. Y el cuaderno número 41 está dedicado al cine japonés de los sesenta.
4
En España, reseñas periodísticas registran su visita y se alcanzan a proyectar
algunas películas en la Filmoteca Nacional. Una extensa entrevista realizada en esos días
por Francisco Llinás, Julio Pérez Perucha y César Santos Fontenla fue publicada varios años
después junto a un dossier sobre el director en la revista Contracampo (núm. 14, julioagosto de 1980). Entre las notas que en lo sucesivo aparecieron sobre la obra de Oshima
varias corresponden a Santos Fontenla, admirador de la misma, preocupado por su difusión en
España e insistente crítico de la censura oficial. Asimismo, la revista Cinestudio publica
en los tres primeros meses de 1972 (núms. 105, 106 y 107) una nota de Antonio Ayllon y
Alvaro Feito sobre lo exhibido en Benalmádena, una entrevista y una biofilmografía.
5
"La domesticación" ("Shiiku", 1961) y "Noche y niebla en el Japón" ("Nihon no yoru
to kiri", 1960), exhibida por primera vez en Europa en este Festival de Pésaro.
revisión o síntesis de la historia del Japón desde la posguerra y de los
núcleos fundamentales de su propia obra -"La ceremonia" ("Gishiki", 1971).6
Entre estos films y el camino iniciado tras "El imperio de los sentidos"
se encuentra lo que se conoce como segundo período de silencio cinematográfico
de Oshima. El primero se ubicaría entre 1962 y 1965, años en que desarrolla
una amplia actividad en el medio televisivo. Si este primer silencio suele
asociarse
al
fracaso
comercial
necesidad
de
consolidación
de
de
"Amakusa
Shiro
Tokisada"
su
naciente
productora
(1962)
y
la
independiente,
el
segundo, entre 1972 y 1975, ha sido vinculado -junto a las dificultades
estructurales más generales en que ingresa el cine japonés en los setenta7con la influencia negativa de un enfrentamiento trágico producido en 1972 al
interior de los grupos extremistas surgidos de las luchas del movimiento
estudiantil japonés de la década anterior. La estrecha vinculación de los
films del realizador con aquellas luchas, así como su compromiso con las
mismas -en particular con lo que se configuraría como la "nueva izquierda"-,
permiten comprender que el suceso de ese año y el clima social particular que
expresaba, afectasen al cineasta colaborando a clausurar todo una etapa.8
6
Dentro de este período, Louis Danvers y Charles Tatum identifican un momento de
intensa actividad creativa en Oshima (1967-1969): "que un poco rápidamente cierta crítica
europea ignorante de los antecedentes del director habría calificado de godardiana". En:
Nagisa Oshima (Paris, Cahiers du Cinema, 1986), p. 101.
7
En el ámbito de la producción independiente, por ejemplo, la crisis del cine japonés
se expresa en el cierre de la Sozosha en 1973 y, luego, de la ATG en 1975. Esta crisis
también afecta, a su manera, a las grandes productoras.
8
Uno de los grupos de jóvenes más extremistas -provenientes de las luchas
estudiantiles de los años sesenta- matan a varios compañeros aparentemente acusándolos de
"desviacionismo", siendo finalmente perseguidos y aniquilados por la policía. La relación
de este suceso con el significado de este período de silencio es sugerida por Oshima y
reafirmada por Lino Micciché en las respectivas presentaciones de un volumen dedicado al
cineasta: Enrico Magrelli y Emanuela Martin (eds.), Il grito, la rivolta. Il cinema di
Nagisa Oshima (Pesaro-Roma, Mostra Internazionale del Nuovo Cinema, Di Giacomo, 1984), pp,
10 y 13.
Por su parte, David Desser (op. cit., pp. 192-197) vincula en términos más generales la
desaparición paulatina de la Nueva Ola Japonesa de los sesenta, al efecto del clima
dominante en la represión policial pero también en parte de las luchas estudiantiles en
Japón hacia 1969-1970. Desser afirma que Oshima vivió con tristeza el giro hacia la
violencia del activismo estudiantil de fines de los sesenta y la reaparición de prácticas
estalinistas en pequeñas sectas de activistas, y que -a diferencia de lo sucedido durante
la década anterior- se sintió además incapaz de comunicarse con estos nuevos activistas
estudiantiles. Este sentimiento de imposibilidad de comunicación con esos jóvenes ayudaría
a explicar la disipación de la nueva ola y la necesidad de autorreflexión por parte de
cineastas como Oshima, Yoshishige Yoshida o Susumu Hani sobre el lugar de la política en
sus films. Esto se expresaría, en el caso de Oshima, en un film como "Historia secreta..."
de 1970.
La relación de Oshima con el movimiento estudiantil japonés se remonta a
sus años universitarios, caracterizados por una activa vida cultural -a través
del teatro, principalmente- y política. En este sentido, la presencia de la
experiencia del movimiento estudiantil y la izquierda japonesa se encuentra ya
en
los
principales
films
del
inicio
de
su
carrera:
"Cuentos
crueles
de
juventud" ("Seishun zankoku monogatari") y, fundamentalmente, "Noche y niebla
en el Japón" ("Nihon no yoru to kiri"), ambos de 1960.
Es en estos films y en general en torno a esa coyuntura de 1960 -a las
rupturas que allí se producen y la reflexión que las acompaña-, que podríamos
ubicar las condiciones de posibilidad del desarrollo de su obra posterior, por
lo menos hasta el silencio de 1972-1975. Este trabajo intenta reconstruir los
rasgos salientes de esa coyuntura inicial (fines de los años 50, comienzos de
los
60),
búsquedas
su
relación
políticas
con
y
la
producción
estéticas
del
posterior
cineasta,
en
así
lo
referido
a
como
al
como
director
las
caracter
vanguardista de su proyecto.
I.
El
momento
histórico
en
que
Oshima
se
inicia
se
caracteriza por el desarrollo de algunos sucesos en el plano político y
cinematográfico japonés que tendrán una repercusión significativa en su obra.
La agitación política que había atravesado, con altibajos, la década del
cincuenta -el período comprendido desde la firma del tratado de seguridad
entre
Japón
y
Estados
Unidos
en
1951
hasta
su
ratificación
en
1960-,
caracterizada por la presencia de un amplio espectro de fuerzas sociales de
oposición y la radicalidad de la contestación de los sectores encabezados por
el Zengakuren -organización nacional de los estudiantes9- y en la que la lucha
de clases había asumido en varios momentos la forma de lucha de calles, derivó
a fines de la década (1959-1960) en la derrota del movimiento de oposición y
la renovación del tratado. Esta experiencia sería objeto de reflexión por
parte
de
9
intelectuales y productores culturales en los años sucesivos y
La coalición de oposición al tratado llegó a integrar al Partido Socialista, el
Partido Comunista, el consejo general de las organizaciones sindicales, el Zengakuren y
grupos intelectuales progresistas. El Zengakuren, habiendo nacido próximo al Partido
Comunista Japonés, rompió con éste en esa misma coyuntura de fines de los años cincuenta,
dando lugar, así, a la posibilidad de desarrollo autónomo de ese actor social juvenil
propio de los años sesenta, identificado con la denominada "nueva izquierda".
dejaría su marca particular en el surgimiento del nuevo cine de los años
sesenta.
En términos más amplios, la focalización en lo juvenil y la problemática
asociada a los sentimientos de las nuevas generaciones venían haciéndose un
espacio en la producción japonesa desde mediados de la década del cincuenta.
En 1956, a través de tres films basados en sendas novelas del joven escritor
Ishihara
Shintaro
-destacándose
"Fruto
Loco"
("Kurutta
kajitsu")
de
Ko
Nakahira- se perfila lo que se conocerá como "cine de la tribu del sol"
("taiyozoku eiga").
A partir del debut de Yasuzo Masumura con su trilogía de 1957 -"El beso"
("Kuchizuke"), "Corriente caliente" ("Danryu"), "La muchacha bajo el cielo
azul"
("Aozora
Musume")-
que
introduce
un
dinamismo
importante
en
el
tratamiento de ese universo juvenil, y el suceso comercial de su "Gigantes y
juguetes"
("Kyojin
to
Gangu")
de
1958,
irrumpe
en
esos
años
una
nueva
generación de cineastas que se distanciarán críticamente de la generación
humanista de los cincuenta. Como observa Tadao Sato, en las diversas compañías
productoras debutan directores (entre otros: Shohei Imamura, Kihachi Okamoto,
Sawajima Tadashi, Ko Nakahira) que abordando temas diferentes mantienen un
estilo muy similar, "casi idéntico", cuyas primeras características comunes
serían el destierro de todo sentimentalismo -característico de los melodramas
de los años cincuenta y de films de realismo social- y la colocación del
acento en la acción de los personajes
10
; aspectos presentes en los escritos
críticos de Masumura de 1958, como veremos más adelante.
En ese mismo período se ubica el debut de Oshima. Diplomado en la
Universidad en 1954, ingresó por concurso ese mismo año como ayudante de
dirección en los estudios de Ofuna de la empresa productora Shochiku y fue por
cinco años asistente de directores como Yoshitaro Nomura, Hideo Oba y Masaki
Kobayashi. Aunque en el sistema clásico jerárquico propio de la estructura
organizativa de las grandes corporaciones cinematográficas japonesas sólo se
accedía
a
la
dirección
luego
de
una
larga
práctica
como
ayudante,
esa
coyuntura caracterizada por el éxito de "films juveniles" aparecidos en otras
productoras y el incremento de los espectadores jóvenes, ayudó a que una
10
Tadao Sato, Le cinema Japonais (Paris, Editions du Centre Pompidou, 1997), tomo II,
pp. 96-100.
empresa tan conservadora como la Shochiku diese oportunidad a sus ayudantes de
dirección. Esto permitió a Oshima realizar su primer largometraje en 1959, "El
barrio del amor y la esperanza" ("Ai to kibo no machi"), una historia simple
sobre la frustración de una relación entre un joven de origen pobre, que vende
en
la
calle
pequeños
pájaros,
y
una
muchacha
de
familia
adinerada.
Es
interesante, respecto de las nuevas temáticas que se iban introduciendo en el
cine japonés, una observación de Tomasi sobre este film: si bien se trataría
de la recuperación de una estructura "típica del melodrama Shochiku" -una
relación imposibilitada por la diferencia de clases-, Oshima invierte el
resultado y los jóvenes, en lugar de superar las dificultades y concretar su
amor, se distancian a raiz de sus orígenes distintos y sus prejuicios.11
Es importante insistir en que esta renovación que ubica en un lugar
central a protagonistas y problemáticas juveniles -con la configuración de un
horizonte de sentimientos de frustración, sensación de alienación, rebeldía
nihilista-, y que dará paso al desarrollo de un nuevo cine en los años
sesenta,
se
venía
gestando
al
interior
de
las
grandes
productoras
12
y
funcionaría en más de un caso como una de las estrategias frente a la
incipiente crisis que comenzaba a perfilarse en la industria cinematográfica
japonesa.
La recuperación y expansión económica del Japón, convertida en auténtico
"boom" a mediados de la década del cincuenta, se expresó en el terreno
cinematográfico
desarrollo
de
en
un
la
renovación
oligopolio
de
las
productivo
estructuras
concentrado,
técnicas
la
mayor
y
en
parte
el
del
período, en seis grandes empresas (Toho, Shochiku, Daei, Shintoho, Toei y
Nikkatsu) que alcanzan un pico en la producción durante la segunda mitad de la
11
Darío Tomasi, "El nuevo cine japonés"; en VVAA, Historia General del Cine. Vol. XI.
Nuevos Cines (Madrid, Cátedra, 1995), p. 285.
A la novedad que podía significar respecto de ese melodrama clásico la inversión del
resultado, podríamos agregar la particularidad de la recuperación de una estructura que
venía siendo modificada durante la década del cincuenta. Es decir, Oshima insiste en un
elemento causal -la diferencia de clase- que había sufrido cierto desplazamiento del género
y había sido reemplazado. Sobre este tipo de adaptación de géneros durante la posguerra,
véase, Tadao Sato, "Japón: el cine de la posguerra"; en VVAA, Historia General del Cine.
Vol. IX. Europa y Asia. 1945-1959. (Madrid, Cátedra, 1996), p. 342.
12
Los primeros "taiyozoku" son de la Nikkatsu, y le permitieron recuperar un lugar
siginificativo en el mercado a fines de los cincuenta. Dos de los tres films de 1956
basados en las novelas de Ishihara corresponden a esta empresa, mientras que el otro a la
Daie. También en la Toei proliferan rápidamente estos films. Luego, recuérdese que la
"nueva ola" japonesa de los sesenta se conocerá en su origen como la "Nuberu Bagu de la
Shochiku".
década.
El
crecimiento
del
mercado
cinematográfico
13
,
junto
al
éxito
alcanzado en festivales internacionales por algunos films, llevan a hablar de
una "segunda edad de oro" del cine japonés. Sin embargo, con el inicio de la
nueva década del sesenta comienzan a verificarse los primeros síntomas de una
crisis
en
la industria cinematográfica que se desarrollaría en los años
sucesivos, en gran medida vinculada a la expansión del medio televisivo. En
cualquier caso, como se ha señalado, esa crisis industrial coexistiría con una
"extraordinaria vitalidad artística".14
II.
Aunque la opera prima de Oshima no había convencido a las autoridades de
la Shochiku -se distribuyó en un circuito marginal de cines de barrio-,
gracias a la recuperación del film por algunos críticos la empresa decidió
darle otra oportunidad
15
. Así, realiza su trilogía de 1960: "Cuentos crueles
de juventud", "El cementerio del sol" ("Taiyo no hakaba") y "Noche y niebla en
el Japón". Junto a la indagación en el plano del lenguaje cinematográfico
estos films aportan una renovación temática que se mueve entre el "nihilismo
juvenil" de los taiyozoku -superándolo- y la reflexión política abierta.
Si
bien
en
lo
formal,
en
lo
temático
y
en
lo
político,
los
años
sucesivos introducirían novedades y variantes en la obra de Oshima respecto de
lo que se expresa en 1960, es en torno a esta coyuntura que se generan las
condiciones para su desarrollo y se percibe la radicalidad del proyecto del
director.
Es decir, a lo largo de las décadas el sesenta y setenta encontramos una
constante en la obra de Oshima: la intervención político-cultural desde un
13
La cantidad de films realizados pasa de 250 en 1952 a 547 en 1960. El número de
espectadores crece durante la década, alcanzando el máximo histórico de 1.127 millones en
1958. Las salas pasan de 3.332 en 1952 a 7.401 en 1959. Los ingresos se duplican ya entre
1951 y 1953, significando las películas japonesas 2/3 de las entradas. Véase Darío Tomasi,
"El cine japonés de los años 50"; en VVAA, Historia General del Cine. Vol. IX. Europa y
Asia. 1945-1959 (Madrid, Cátedra, 1996), p. 359.
14
Alberto Elena, "En el país de Godzilla: una introducción al cine japonés"; en
Nosferatu (núm. 11, 1995), p. 11.
15
Sobre la distancia de "El barrio del amor y la esperanza" respecto del estilo Ofuna
de la Shochiku y la consecuente insatisfacción de las autoridades de la empresa, véase:
Audie Bock, Japanese Film Directors, (Tokyo, Kodansha International Ltd., 1978), p. 316.
lugar de oposición a la realidad social de su tiempo -mostrando otras caras
del
boom
económico
de
posguerra-,
pero
fundamentalmente
a
los
pilares
políticos e ideológicos en que se asienta la dominación del Estado Japonés y
su expresión en el sentido común: el cuestionamiento permanente e incisivo
sobre los poderes de la tradición -la moralidad pública, el lugar de la
familia-, sobre el caracter represivo del Estado -con la recurrente referencia
a sus símbolos, como el sol de la bandera japonesa16-, sobre las diversas
formas de discriminación social -en particular frente a los coreanos, pero
también a pobres o negros-, sobre la responsabilidad frente a la guerra, etc.
Como observa Tessier, en particular desde "El demonio en pleno día"
("Hakuchu no torima", 1966) se registra un viraje en la obra que en lo
temático se expresa principalmente en el lugar que ocupan la obsesión por lo
sexual y por lo criminal, cuestiones que reaparecen en la mayoría de sus films
posteriores en los que se sumerge en el mundo de lo imaginario y en la
afirmación del deseo subjetivo.17
Entre las condiciones que posibilitan el desarrollo de estas temáticas
que terminan configurándose como oposicionales, se encuentra la independencia
que
alcanza
Oshima
a
partir
de
1960;
una
independencia
a
la
vez
cinematográfica y política.
En el primer caso nos referimos al camino de producción independiente
que inicia tras su ruptura con la Shochiku. Ya con su primer film de 1959
Oshima había vivido un primer insidente a propósito del título impuesto por la
productora. Sin embargo, la atención sucitada por su segundo film "Cuentos
crueles ..." -en relación con el particular abordaje del universo juvenil- le
posibilitó contar con cierta confianza de la empresa para sus siguientes
proyectos. En una línea similar a la que venía desarrollando, manteniendo su
visión pesimista sobre la realidad de sus personajes, ahora toda clase de
marginales habitantes de un barrio de los suburbios, Oshima presenta "El
16
El título de su tercer film, "El cementerio del sol", remite al fin del género de
"la tribu del sol" no menos que a la degradación o entierro de las esperanzas simbolizadas
en el "imperio del sol naciente" frente a la realidad de marginación mostrada en el film.
Asimismo, la referencia al sol de la bandera como símbolo de la dominación social y
cultural del Estado es recurrente en sus films de las décadas del sesenta y setenta.
17
Max Tessier, "Nagisa Oshima ou l'énergie meurtrie du désir"; en Cinema
d'aujourd'hui (num. 15). Le Cinéma Japonais au présent. 1959-1979 (Paris, hiver 1979-1980),
pp. 84-91. Aunque Tessier ubica el film como de 1967, la mayoría de las fuentes lo señalan
como de 1966.
cementerio del sol" a mediados de 1960. La forma que asumía la crítica social
a través del modo particular de tratamiento del elemento delictivo y criminal
en estos tres primeros films, sin duda iba más allá del interés de renovación
que había llevado a la Shochiku a brindar su oportunidad a nuevos directores.
Pero es su último film de la trilogía de 1960, "Noche y niebla...", el que
desencadenará su ruptura con la empresa.
Caracterizado como uno de los máximos exponentes del cine político de
aquellos
años,
autorreflexivo
se
trata
de
un
que
revisa
las
film
abiertamente
esperanzas
y
político,
sinsabores
del
crítico
movimiento
y
de
oposición al tratado de seguridad japonés-americano desarrollado durante la
década del cincuenta.
Esta temática había sido incorporada en "Cuentos crueles..." no sólo a
través
de
la
presencia
al
inicio
del
film
de
las
movilizaciones
del
Zengakuren, que funcionan como trasfondo de la historia, sino también con su
presencia permanente en diálogos que la explicitan y en el contrapunto general
entre la joven pareja protagonista -representativa de la desesperanza y el
nihilismo juvenil de los nuevos tiempos-, y las otras dos parejas: la de su
misma edad, y fundamentalmente la que representa una generación anterior -la
de los estudiantes de los años 50- derrotada en sus luchas, fracasada en sus
ideales.
Aunque
este segundo film del cineasta, centrado en la rebeldía
nihilista de la primer pareja, puede considerarse todavía una extensión del
ciclo de los taiyozoku y su atención a los temas de sexo y violencia juvenil,
como observa Desser en su conjunto ya presenta la exploración posterior en el
trabajo de Oshima y de la nueva ola japonesa sobre las relaciones entre sexo,
política y violencia.18
En el caso de "Noche y niebla..." la experiencia política del movimiento
de los años cincuenta es el tema excluyente. Estructurado en tres momentos
distintos -presente, pasado inmediato y pasado más lejano-, el film recorre
las relaciones al interior del movimiento estudiantil -y de la izquierda
japonesa-, en particular entre el Zengakuren y el Partido Comunista, a lo
largo del proceso de enfrentamiento al tratado y hasta su distanciamiento en
1960.
A los pocos días de comenzada la exhibición, la Shochiku retiró el film
18
David Desser, op. cit., pp. 48-50.
de circulación con el pretexto de su fracaso comercial. Sin embargo, había
elementos suficientes para interpretar ese acto como una autocensura política
por parte de la empresa; sea con la intención de no agitar un ambiente ya de
por sí convulsionado -el día anterior había sido asesinado el Secretario
General del Partido Socialista, Inejiro Asanuma, por un joven nacionalista-,
sea utilizando este último hecho como excusa para evitar la circulación del
film.
En cualquier caso, frente a la actitud censora de la empresa, Oshima
reaccionó
con
(destrucción)
una
declaración
titulada
"Protesta
de 'Noche y niebla en el Japón'"
19
contra
la
prohibición
. Allí, "con indecible
cólera", protestaba por un acto que caracterizaba como de "represión política"
e igualaba a los asesinatos políticos del citado Inejiro Asanuma y de Michiko
Kamba
20
. En esa línea, afirmando que los asesinos eran "todos aquellos que
desean que el pueblo no transforme la situación existente", juraba "ante estos
tres cadáveres asesinados por la violencia más bestial" convertir su film en
un instrumento para la lucha del pueblo.
Las
frases
de
este
escrito
público
permiten
observar
el
marcadamente político del alejamiento de Oshima de la Shochiku
consecuente
inicio
21
caracter
, con su
en la producción independiente; un camino que en ese
momento no se presentaba fácil. Como recordaría años más tarde, en aquella
época de oligopolio en la industria cinematográfica japonesa, abandonar una de
las cinco grandes empresas -y más aún en las condiciones en que él lo había
hecho- significaba no ser aceptado en ninguna otra. Por otra parte, las
producciones
independientes
de
inspiración
comunista
de
los
años
50
se
19
Aparecida en la revista "Crítica cinematográfica", donde habitualmente publicaba
artículos sobre cine, en el mes de diciembre de 1960. Reproducida en Contracampo, op. cit.
20
Líder estudiantil de la Universidad de Tokio, asesinada el 15 de junio de ese año
por la policía durante una de las manifestaciones contra el tratado.
21
Dirigía directamente su cuestionamiento a las autoridades de la empresa y a algunos
críticos. En principio cuestionaba a la Shochiku no dar a conocer las razones reales del
retiro del film, y presentar el hecho como consecuencia del desinterés del público. En este
sentido desafiaba: "Y si no se trata de un acto de represión política, que nos den la
oportunidad de presentarlo al público en una sola sala, en una asociación privada. Qué el
film sea distribuido". Sin embargo, inmediatamente se introducía en una discusión donde
explícitamente reconocía y defendía que su film estuviese dirigido a un tipo de público
particular, a un "nuevo público".
encontraban inactivas
número
de
estaban
productoras
vinculadas
a
22
. En efecto, hacia finales de la década del 40 el
independientes
importantes
era
por
directores.
demás
El
interesante
"boom"
de
la
y
muchas
producción
independiente se ubica en la primer mitad de la década del 50, años en que en
relación con las persecusiones anticomunistas y los consecuentes despidos en
las grandes empresas (Toho, Shochiku, Daiei) se crean nuevas productoras
En
ese
marco
"democráticos"
se
o
desarrolla
"de
la
izquierda".
serie
Pero
ya
de
films
hacia
que
se
mediados
de
conocen
los
23
.
como
años
50
diversas dificultades -financieras, de distribución, de competencia con las
grandes compañías- llevan a la virtual desaparición de este sector. Una década
más tarde, a mediados de los años sesenta, la mayoría de los directores de la
nueva ola japonesa están formando sus propias compañías, pero manteniendo con
las grandes productoras relaciones para la distribución y exhibición. En este
sentido, aunque el alejamiento de Oshima de la Shochiku en 1960 y la inmediata
fundación
de
la
Sozosha
compañeros de la nueva ola
resultan
24
tempranos
respecto
del
resto
de
sus
, su primer film producido por la nueva empresa
es "El placer" ("Etsuraku", 1965), ya que "La domesticación" (1961) y "Amakusa
Shiro Tokisada" (1962) habían sido respectivamente producidas por la Palace
Film Productions y la Toei. Incluso para "El placer", Oshima mantuvo su
acuerdo de distribución con la Shochiku, que rompió recién unos años después a
raiz de un conflicto por "El regreso de los tres borrachos" ("Kaettekita
Yopparai", 1968). Como señalamos, sus films entre este año y 1972 fueron coproducidos (y distribuidos) entre su empresa y la ATG.
Ahora bien, decíamos más arriba que con "Noche y niebla... " aparecen
elementos de otra independencia, no menos significativa en relación con el
desarrollo posterior de la obra: una independencia de tipo político-cultural.
22
"I silenzi della mia filmografia". En Magrelli y Martini, op.cit., pp. 11-14.
23
Para una mirada contemporánea al alejamiento de Oshima de la Shochiku sobre esa
producción independiente de los años 50, véase: Akira Iwasaki (1963), "La production
independante"; reproducido en Cinema 69, número 139, pp. 83-97. Este crítico, Iwasaki, fue
promotor en el surgimiento de la productora independiente Shinsei, de activa participación
en esos años.
24
Por ejemplo, sus compañeros de la Nuberu Bagu de la Shochiku, Shinoda y Yoshida, se
van de esa empresa en 1965. Ese mismo año, Imamura abandona la Nikkatsu para crear su
propia productora.
Con su crítica explícita en el film a la izquierda tradicional, al
Partido Comunista Japonés, Oshima se distancia -no casualmente en el mismo
momento del rompimiento definitivo entre el Zengakuren y el PC- hacia una
autonomía que es, también, condición de posibilidad de la presencia posterior
en su obra de temáticas hasta allí en general excluidas del ambito de "lo
político" como el placer, el deseo, el sexo, la locura, el suicidio; es decir,
todo un amplio campo vinculado a la subjetividad individual. Hacia fines de
los años sesenta, un período caracterizado por la reaparición de la agitación
estudiantil, en el abordaje de estos temas y su articulación con problemáticas
y sucesos políticos contemporáneos o históricos, Oshima alcanza una sólida y
audaz indagación, ataque y provocación sobre lo que Tessier identifica como
"casi todos los tabús del Japón moderno".25
Pero ya en 1960, "Noche y niebla..." -elaborado como vimos en otra
coyuntura de fuerte agitación- constituye una reflexión sobre una experiencia
político-cultural en la que el propio director había estado involucrado y
decidía posicionarse. Algunos años después, afirmaría: "En este film busqué
hacer una crítica revolucionaria del movimiento revolucionario confrontando el
Movimiento de 1950 con el de 1960. Es un film-debate (...) Todos los films de
izquierda antes de 1960 eran dictados desde la política del Partido Comunista
(...). Después de la muerte de Stalin nació una nueva izquierda. 1960 era,
pues, visto sobre todo en relación a 1950".26
En este sentido, la intervención político-cultural de Oshima en los años
sucesivos -desde este y otros films, desde sus escritos y declaraciones- se
orienta
en
la
línea
antiestalinista
y
pro
constitución
de
una
"nueva
izquierda" que se expande como opción política de un sector significativo de
intelectuales y productores culturales en el mundo durante los años sesenta y
en la cual los jóvenes -en particular los estudiantes- aparecen como un nuevo
actor social con capacidad transformadora.27
En
1963
Oshima
escribe
"Situación
y
sujeto
del
cine
japonés
de
25
Desde la desilusión política frente al Partido Comunista Japonés luego de las
manifestaciones contra el tratado, hasta el tabú del sexo. Véase Max Tessier, Images du
Cinéma Japonais (París, Ed. Henri Veyrier, 1990), p. 234.
26
27
Citado en Magrelli y Martini, op. cit., p. 66.
Aunque el término "nueva izquierda" se utiliza en Japón desde fines de esa década,
sus rasgos pueden rastrearse desde años anteriores.
posguerra"
28
, un artículo que da cuenta de sus puntos de vista sobre diversos
aspectos políticos y cinematográficos de la historia del Japón, con particular
referencia a la posguerra. En una primera parte más "política", luego de
señalar la significación de la lucha contra el tratado en su vida como hombre
y cineasta, distingue las características de los dos principales movimientos
de
oposición
de
la
posguerra
en
el
Japón:
el
Movimiento
de
resistencia
centrado en la lucha contra la guerra de Corea y por la paz que se disgregaría
hacia mediados de la década del 50, y el Movimiento de lucha contra el tratado
desarrollado
durante
esa
década
y
que
alcanzaría
su
punto
álgido
de
enfrentamiento cuando su renovación en 1960. Frente a un método del primero
centrado en la apelación a la "conciencia victimista" del pueblo japonés causada por la opresión feudal primero y militarista después y que, como
veremos, tendrá su expresión también en lo cinematográfico-, Oshima destaca
que el segundo, a pesar de sus limitaciones originarias, por primera vez
intentó una apelación a la "voluntad subjetiva" del pueblo japonés, lo que en
gran medida explicaría su capacidad de interpelación de los jóvenes. En los
orígenes de este último se encontraban una cantidad de pequeños movimientos
asociativos -el principal, el conocido como "de las canciones de grupo"- que
intentaban, con muchas limitaciones ("no eran más que puntos de partida que,
en
sus
inicios,
Movimiento
procedían
general
de
a
ciegas..."),
resistencia
llenar
anterior.
A
el
vacío
tres
años
dejado
de
por
"Noche
el
y
niebla...", creyendo comprender un poco mejor esa experiencia, Oshima afirmaba
que aunque estos movimientos no lograron superar una "voluntad subjetiva"
todavía ambigua e insuficiente para pasar de la "pseudo-subjetividad" en que
se
encontraban
a
una
"subjetividad
real"
que
los
dotara
de
una
fuerza
superior, su importancia radicaba en que tuvieron el mérito de por primera vez
en la historia del Japón haber buscado organizar al pueblo a partir de una
"conciencia subjetiva", y no de la "conciencia victimista".
Al
mismo
comunicación
tiempo,
con
el
como
anterior
un
y
proceso
que
paralelo
coadyuvó
a
la
con
muchos
puntos
configuración
de
de
las
características salientes del Movimiento de lucha contra el tratado, destaca
la crítica a Stalin y la repercusión de las conmociones que estallaron en 1956
28
Seguimos aquí la versión italiana ("Situazione e soggetto del cinema giapponese del
dopoguerra") reproducida en Magrelli y Martini, op. cit.
en los paises comunistas de la Europa Oriental. Estos hechos habrían generado
las
condiciones
para
"desmenuzar
los
mitos
marxistas
que
había
en
el
Movimiento (de resistencia) y para reforzar la posición de quienes trataban de
desarrollar el nuevo Movimiento sobre la base de una conciencia subjetiva de
las masas".29
En
lo
referido
exponenente
del
a
la
Nuevo
renovación
Cine
estilística
Japonés,
también
que
1960
aporta
Oshima
constituye
como
un
año
significativo. Análogamente a lo señalado en relación con lo temático, no se
trata de que en esa coyuntura se desarrolle la totalidad de sus aportes
formales
y
estéticos,
sino
que
allí
pueden
encontrarse
algunas
primeras
búsquedas y fundamentalmente las rupturas que constituirán las condiciones de
posibilidad de su desarrollo posterior. En principio, las dos señaladas hasta
aquí -ruptura con la Shochiku e inicio del camino de producción independiente;
ruptura con la política cultural del Partido Comunista, y apertura a la
"subjetividad"
de
la
nueva
izquierda-
tendrán
consecuencias
directas
y
evidentes en las posibilidades de experimentación formal y estética.
También en este campo podríamos afirmar que a partir de 1966-67 se
registra
un
profundiza
presentes
viraje.
su
o
representación
En
la
investigación
históricos
realista
de
mayoría
de
los
en
el
la
realidad
acercándose
films
lenguaje;
a
sin
japonesa,
tratamientos
momentos hasta fantástico, de la realidad.
posteriores
alejarse
se
de
el
de
los
distancia
tipo
cineasta
temas
de
onírico,
la
por
30
Si algún rasgo caracteriza el conjunto de la obra de Oshima es su
eclecticismo, la deliberada diversidad de estilos y recursos formales puestos
en juego. Y aunque sea, entonces, en la segunda mitad de los sesenta cuando
Oshima radicaliza por diversas vías su experimentación formal, ya 1960 se nos
29
Y agrega: "La diversidad de las organizaciones, de los movimientos y de los
participantes individuales que se unieron a esta lucha y la diversidad de los métodos de
lucha están para demostrarlo. La lucha no fue jamás conducida desde organizaciones
superiores del movimiento, sobre la base de un poder centralizado, sino sobretodo desde
pequeñas unidades de conciencias pseudo-subjetivas ilimitadas (...) Pero de esto no hubo
conciencia (...)". En: "Situazione...", op. cit., p. 20.
30
Danvers y Tatum, op. cit., p. 102. Asimismo, según Tessier
en esta indagación estilística puesta en juego en "El retorno de
que lo llevará en 1968 a un nuevo conflicto con la Shochiku y la
para la distribución del film. Véase "Le Cinéma Japonais ...", op.
es justamente la audacia
los tres borrachos", la
interrupción del acuerdo
cit., pp. 89-91.
presenta como un momento de búsqueda y diversidad también en este terreno,
alcanzando siempre una articulación productiva con los contenidos y temáticas
abordadas. En "Cuentos crueles...", por ejemplo, se incorpora la utilización
de movimientos de cámara en mano31, un empleo particular de la banda sonora
32
,
la recurrencia a lo simbólico o metafórico para introducir el punto de vista
del autor
33
y en general el abuso de la fragmentación y una continuidad
entrecortada por momentos con brusquedad.
Como veremos más adelante, este film presentaba elementos -temáticos y
formales- en más de un aspecto similares a los del Godard de "Al final de la
escapada"
("A
bout
de
souffle",
1959).
"Noche
y
niebla...",
en
cambio,
introduce otro tipo de recursos. Oshima evita la narración cronológica y
presenta una estructura compleja fragmentada en flash-backs, con una puesta en
escena que recurre a elementos teatrales34 y un juego de iluminación que le
permite, por ejemplo, una ágil interpelación entre pasado y presente. La
película
está
realizada
por
completo
en
43
largos
planos
secuencia,
dinamizados con movimientos de cámara, travellings y panorámicas, acentuadas
por ejemplo en las escenas de discusiones políticas entre los asistentes a la
ceremonia matrimonial a partir de la cual se desenvuelve el film.
La utilización del plano secuencia fue asociada, entre otras cosas, a la
posibilidad de reducir el tiempo de trabajo en la moviola, lo que habría
permitido a Oshima finalizar el film -realizado en un momento de transición de
31
Tomasi ("El nuevo cine japonés", op. cit., p. 286) considera que los mismos tienen
por finalidad la "perturbación (de) los efectos de fascinación formal derivados del uso del
color y sobre todo del cinemascope".
32
Por un lado, colocando música americana para destacar ciertos momentos y ambientes
en que se mueven los jóvenes protagonistas. Por otro, el ruido -por ejemplo- de la
motocicleta que utilizan para sus andanzas nos recuerda una observación que el propio
Oshima había hecho en 1958 respecto de "Fruto loco", el más radical en su representación
del nihilismo juvenil de los tres films que en 1956 significaron la aparición del "cine de
la tribu del sol". Decía: "La gente sensible y perspicaz iba entonces a reconocer en el
crujir de una falda arrancada, en el zumbido de una lancha (...) los presagios sonoros de
una nueva primavera cinematográfica". Véase "Cela constitue-t-il une bréche? (Les
modernistes du cinéma japonais)", reproducido en: Nagisa Oshima, Ecrits. 1956-1978.
Dissolution et jaillissement (Paris, Cahiers du Cinéma, Gallimard, 1980).
33
El montaje de la imagen de la máquina de fabricación de hormigón en su
funcionamiento como "trituradora" en el momento en que se dirigen a realizar el aborto de
la joven.
34
Sobre la importancia y los diversos usos de lo teatral en Oshima y otros directores
de la Nueva Ola Japonesa, véase David Desser, op. cit., capítulo 6, pp. 171-191.
la Shochiku y rodado en sólo 10 días- antes de que los directivos de la
empresa pudiesen darse cuenta del alcance de su politicidad. Más allá de esa
posible razón, la significación del recurso al plano secuencia adoptado para
este
film
había
sido
por
lo
menos
esbozada
por
Oshima
en
un
artículo
35
inmediatamente posterior a su realización . Allí, caracterizando la opción de
"Noche y niebla..." como "una escena, un corte", afirmaba que "hacer durar el
plano
con
una
cámara
que
se
mueve
libremente
el
mayor
tiempo
posible"
constituía uno de sus principios fundamentales. Rescataba de dicho método que
diese gran importancia a la duración real y la respetase con el objetivo de no
interrumpir "el flujo de la conciencia del autor", su subjetividad, la que
debía llevar a cabo, desde cada plano, una función crítica.36
Señalando la importancia de este film en el conjunto de la obra del
director,
Noel
Burch
sostiene
que
recién
con
él
se
clarificaron
las
preocupaciones histórica, crítica y teórica de Oshima, y que allí aparecen
algunos de los principales rasgos de lo que sería su trabajo en la siguiente
década y media.37
III.
Ubicar el origen de las innovaciones introducidas por Oshima -o de sus
condiciones de posibilidad- en torno a 1960, remite inmediatamente al caracter
"temprano" de las mismas en relación con esos "nuevos cines" que en los años
sesenta se expanden por el mundo.
Lino Micciché nos recuerda: "... si el Nuevo Cine, desde un punto de
vista 'productivo', tuvo un protagonismo indiscutible en los años 60 (...)
35
"Qu'est-ce qu'un shot?" (Noviembre, 1960). Reproducido en: Ecrits..., op. cit.
36
Tadao Sato (en Magrelli y Martini, op. cit., p. 67) considera que con su renuncia
al montaje y la opción por los movimientos de cámara al interior del plano, Oshima logra
dar un sentido de la distancia específica entre las personas o grupos que se confrontan en
las discusiones, y lo contrasta con el sentido de familiaridad dado por Ozu con los cortes
de montaje durante una conversación. Danvers y Tatum (op.cit., p. 50) sostienen que la
utilización del plano secuencia, la profundidad de campo y el trabajo de iluminación en
este film pueden evocar ciertas constantes estilísticas de Mizoguchi. Como éste, Oshima
reemplaza numerosos efectos de montaje por el movimiento de la cámara y el empleo creativo
de la luz.
37
Noel Burch, To Distant Observer: Form and Meaning in the Japanese Cinema (Los
Angeles, University of California Press, 1980), pp. 328-329.
desde un punto de vista 'teórico' reveló de pronto muchas de sus profundas
raíces en algunos debates, acontecimientos y dinámicas cinematográficas de los
años 50". Es el caso de algunos de los principales movimientos como la
Nouvelle Vague francesa -con su trabajo crítico y teórico desde los Cahiers du
Cinéma y que podría remontarse a las reflexiones de Astruc en 1948 sobre la
"caméra-stylo"- y el Free Cinema inglés -que Micciché remonta a los debates y
las polémicas sobre el cine nacional que aparecen en las páginas de Sequence,
en el período 1946-1952, en paralelo a las polémicas neorrealistas.38
Si es evidente que en el aspecto productivo la irrupción del Nuevo Cine
Japonés es contemporánea a la de los dos movimientos citados39, también en él
podemos encontrar una reflexión crítica -por momentos teórica- en los años 50,
por ejemplo, en las páginas de la revista "Crítica cinematográfica", en cuya
redacción confluye Oshima con Susumu Hani, Yoshishige Yoshida y Tadao Sato,
entre otros.40
Asimismo, el cine de Oshima participa -tempranamente, con mayor o menor
profundidad o distancia en cada caso- de todas las características y elementos
que, según Micciché, configurarían un "sistema teórico (implícito)" común a
ese nuevo cine de los 60, en los niveles de las estructuras narrativas, los
procedimientos
rítmicos,
lo
"fílmico"41,
las
estructuras
productivas,
los
mensajes ideológicos.
El lugar ocupado por la obra de Oshima en este último nivel reviste
características particulares en las que nos interesa detenernos. Sostiene el
teórico italiano sobre los nuevos cines: "Se podía constatar un rechazo casi
unánime
a
la
explicación
de
esos
'mensajes
ideológicos',
directos
o
38
Lino Micciché, "Teorías y poéticas del Nuevo Cine"; en VVAA, Historia General del
Cine. Vol. XI. Nuevos Cines (Madrid, Cátedra, 1995), pp. 17 y ss.
39
Podríamos tomar como momentos de "aparición" el Festival de Cannes de 1959 para la
Nouvelle Vague francesa y los programas exhibidos entre 1956 y 1959 en el National Film
Theatre para el Free Cinema ingles. En el caso japonés, podemos ubicar el surgimiento del
"nuevo cine" entre la trilogía que da origen al "cine de la tribu del sol" en 1956 y los
primeros films de Oshima de 1959-1960.
40
Además, en la segunda mitad de la década del cincuenta, Shinoda, Yoshida y Oshima
junto a otros guionistas y ayudantes de dirección de la Shochiku publicaron durante unos
pocos años un periódico denominado "Siete personas".
41
En lo que se refiere en particular al rechazo en los nuevos cines del borramiento
de la presencia de la cámara en el Modo de Representación Institucional y la "implicación,
subliminal y pasiva, del espectador".
indirectos,
que
habían
caracterizado,
por
ejemplo,
algunos
momentos
del
neorrealismo posbélico italiano, del realismo prebélico francés y más que
nunca del llamado 'realismo socialista'; y habían sido la cruz y el placer de
la 'crítica de izquierdas'. Con la única excepción del nuevo cine nipón (casi
todo fuertemente ideologizado), incluso en dinámicas y tendencias de fuerte
politización (...) la ideología estaba siempre desleída (y filtrada en un
vigoroso aparato metafórico), y a menudo (...) transformada en leyenda y
mitología, sin que casi nunca reapareciese la figura clásica del 'personaje
positivo' (...) portador de la 'línea' justa (ético-política)".42
En
este
nivel,
el
cine
de
Oshima
-efectivamente
"ideologizado"-
incorpora las características señaladas por Micciché para los nuevos cines.
Aunque podría afirmarse que esto se evidencia con mayor claridad recién a
partir de mediados de la década, sin embargo, incluso el film más abiertamente
"ideológico"
y
"politizado"
de
su
obra,
el
citado
"Noche
y
niebla...",
introducía una distancia notable respecto de otras formas del cine político
vigente. En este sentido, Tadao Sato43 recuerda que hasta ese momento los
films que abordaban la lucha de clases se ocupaban simplemente del conflicto
entre trabajadores que tenían siempre razón y patrones capitalistas, siempre
injustos.
Por
el
contrario,
el
film
de
Oshima
era
políticamente
(auto)reflexivo y crítico, e indagaba a fondo en los errores y disputas al
interior del movimiento estudiantil y la izquierda japonesa, cuestionando a la
dirección
estalinista.
Como él mismo afirmaba -y citamos más arriba- se
trataba de un "film-debate", ya que la presencia de la ideología, si bien en
este caso directa, se verificaba a través de la puesta en escena, de la
confrontación de distintos -y opuestos- "mensajes ideológicos".
En sus films posteriores éstos últimos ni siquiera tendrán la presencia
dominante que en "Noche y niebla..."; en general la ideología aparecerá cuando
no "desleída" o "filtrada" por lo menos mediada, integrada en estructuras
complejas. Incluso, Oshima tampoco se inmiscuye -por lo menos no en términos
excluyentes, en ningún período de su trabajo cinematográfico- en ese otro
camino de "compensación" (Micciché) respecto de este desplazamiento de lo
42
Micciché, op. cit., pp. 28-29. Las aclaraciones entre paréntesis de este párrafo
corresponden al original.
43
En: Magrelli y Martini, op. cit., p. 67.
político-ideológico en los nuevos cines, que estaría representado por el cine
más militante o de agitación.44
Ahora bien, si a mediados de la década, en proceso de radicalización de
su investigación formal, de "recuperación para el lenguaje cinematográfico de
su potencial estético", de independización de "las cargas de la ideología",
"los
deberes
necesidades
concepciones
de
de
la
la
que
didáctica",
información"
atribuyen
al
"las
45
,
arte
obligaciones
Oshima
una
insiste
"eficacia
de
la
política",
en
el
rechazo
política
"las
de
las
46
es
directa" ,
evidente que en la coyuntura de 1960, "Noche y niebla..." -por lo menos
potencialmente- cumplía un papel ideológico, político e informativo indudable
en el debate contemporáneo de la izquierda japonesa, y constituía un intento
de intervención directa del cineasta en dicho debate. Es decir, con las
particularidades señaladas, lo político tiene una presencia notable en la
intervención
cinematográfica
de
Oshima
hacia
1960,
mayor
que
en
otros
realizadores de los nuevos cines en ese mismo momento.
Podemos tomar en términos comparativos, por ejemplo, el caso de Jean-Luc
Godard.
Es
cierto que una primer diferencia importante del caso japonés
respecto de la Nouvelle Vague francesa lo constituye el hecho de que la Nuberu
Bagu de la Shochiku, y Oshima en particular, no tienen "un padre que los
proteja", ni en su construcción de la identidad del nuevo cine recuperan un
cine de autor previo, japonés o extranjero47. Sin embargo, ambos realizadores
son "particularísimos autores nuevos que, aunque forman parte de las 'nuevas
44
De todos modos, Oshima consideraba que Shinsuke Ogawa -"el más representativo y
arriesgado cineasta militante"- se encontraba realizando documentales muy interesantes. Aun
con sus diferencias, sostenía que seguían el mismo camino y que el grupo de Ogawa lo había
ayudado mucho en el terreno de la distribución. Véase Contracampo, op. cit., pp. 31 y 3638.
45
Las frases entre comillas corresponden a Micciché, op.cit.
46
"El mayor obstáculo a la acción del arte del Japón moderno (...) es la politización
que lo somete (domina). Esto es característico de un modo de pensar que ve que el arte
posee una eficacia política directa, o bien que, por ejemplo, una obra es necesariamente
buena si está realizada por un obrero". Véase "Les auteurs cinematographiques ne doivent
pas s'appuyer sur la conscience des masses" (1965); reproducido en Tessier, "Le Cinéma
Japonais...", op. cit., pp. 86-90. Se trata de un texto que recupera ésta y otras
"hipótesis provisorias", publicadas dos años antes por el director.
47
Darío Tomasi observa que es tal vez ese "aislamiento cultural" el que podría ayudar
a explicar el "acendrado nihilismo, el furor destructivo, la ausencia casi total de
esperanza" en los films de directores como Oshima o Yoshida. Véase "El nuevo cine japonés",
op.cit., p. 288.
olas' participan con una peculiar y marcadísima fuerza innovadora, que va
mucho más allá de la dinámica generacional de la que forman parte"
48
. Aun
cuando Oshima y la nueva ola japonesa surgen al interior de la industria
cinematográfica
intervención
-un
dato
no
menor-,
crítica-intelectual
el
previa
director
desde
comparte
sus
escritos
con
de
Godard
los
la
años
cincuenta. Y comparten algo más: se inician en el largometraje el mismo año,
1959, Oshima con "El barrio del amor y la esperanza" y Godard con "Al final de
la escapada".
Hay muchos elementos comunes en el inicio de ambos; por ejemplo, en
films como el citado de Godard y el segundo de Oshima ("Cuentos crueles...",
1960). Sin llegar a la radicalidad del director francés en la reflexión sobre
el lenguaje cinematográfico, Oshima ya indaga en este terreno. En el campo de
lo temático hay un trabajo común sobre el universo juvenil y los sentimientos
y
actitudes
particular
que,
los
respecto
masculinos-
de
que
su
en
tiempo,
ambos
expresan
films
los
asumen
protagonistas
los
rasgos
de
-en
los
personajes del cine moderno.49
También existe una similitud de tipo política en esos comienzos. En 1960
la censura francesa y la censura japonesa50, prohiben respectivamente "El
soldadito" ("Le petit soldat") de Godard -por la presencia del tema argelinoy "Noche y niebla..." de Oshima -por las razones ya señaladas. El film de
Godard permanecerá prohibido hasta la firma de los acuerdos de Evian en 1963,
y el de Oshima retirado de circulación durante varios años, como reacción de
la productora frente a la denuncia pública del director.
Sin embargo, más allá de estos elementos comunes en lo formal, lo
temático e incluso en el hecho de la censura política sobre ambos films, es
evidente que, por lo menos en la coyuntura del 60 -objeto específico de este
trabajo-, la presencia de la política como temática central de preocupación y
motivación para la creación es mucho más significativa en Oshima que en
48
Micciché (op.cit., p. 23) ejemplifica esto con Godard. Creemos que define bastante
bien también a Oshima.
49
Annie Goldman observa respecto del film francés algunos elementos que también
encontramos, más o menos desarrollados, en el film japonés: rechazo a soportar la sociedad
moderna y participar en su funcionamiento, a integrarse en ella mediante el trabajo y a
intentar cambiarla; indiferencia total a sus instituciones. Véase Cine y sociedad moderna
(Caracas, Ed. Fundamentos, 1972), pp. 71-75.
50
En este caso se trata de la autocensura de la Shochiku.
Godard, quien se encuentra más orientado a la problematización del lenguaje
fílmico y que asumirá una intervención política más directa en torno a otra
coyuntura, la del Mayo del '68, a lo sumo desde poco antes.51
En este sentido, en una entrevista Oshima comparaba el fenómeno de la
Nouvelle Vague francesa con la generación del "cine de la tribu del sol", por
los temas abordados, el rechazo del orden establecido, una cierta contestación
social. Y comentaba que se había sentido lejos de un personaje "desligado de
toda conciencia política" como el de "Al final de la escapada", ya que en su
juventud
(la
del
director
japonés)
la
política
había
ocupado
un
lugar
52
central.
Aunque el protagonista de "Cuentos crueles..." no se aleja mucho de las
características que Oshima critica en el personaje del film francés, es cierto
-como ya señalamos- que en aquel film había una presencia de la política,
aunque
no
central,
en
el
contrapunto
recurrente
entre
la
pareja
joven,
descreída, y la pareja de una generación anterior, que había protagonizado las
luchas de los años cincuenta.
En 1960 -en plena realización de "Cuentos crueles..."- Oshima podía
reconocer en "Al final de la escapada" un film "verdaderamene magnífico" por
la puesta en juego de la subjetividad de su autor y por su aporte a la toma de
conciencia sobre el lenguaje cinematográfico
53
, y al mismo tiempo podía,
pocos meses después -tras la censura sobre "Noche y niebla..." en diciembrecuestionar a los críticos por no haber protestado por la suspensión de la
exhibición
del
film
y
en
cambio
haber
generado
confusión
en
el
público
homogeneizando la nueva ola japonesa con el término "nouvelle vague": "Habéis
levantado grandes quejas por el hundimiento de la 'nouvelle vague', sacando a
relucir el exiguo número de espectadores. Pero (...) no habéis sido vosotros
los
que,
hasta hoy, habéis utilizado la expresión 'nouvelle vague' como
sinónimo de sexo y violencia? Dónde están el sexo y la violencia en 'Noche y
51
Respecto del sentido de lo político en "El soldadito" y en general en ese primer
período godardiano, véase Suzanne Liandrat-Guigues y Jean Louis Leutrat, Jean-Luc Godard
(Madrid, Cátedra, 1994), pp. 24 y 36-37.
52
Publicada en Eureka, número especial sobre la Nouvelle Vague, 1989. Reproducida en
Cahiers du Cinéma.
53
"... que nos hace tomar una nueva conciencia (respecto de) que el atractivo del
cine reside en la continuidad de la discontinuidad". Véase "L'Asthénie des auteurs" (junio,
1960); en: Ecrits..., op. cit., p. 45.
niebla en el Japón'? Cuáles son las relaciones que existen entre mi film y la
'nouvelle vague', tal como la entendéis? Le habéis estado haciendo el juego a
la reacción política y la reacción artística al colgarle la etiqueta de
'nouvelle vague' (concepto espúreo que vosotros habéis ensuciado todavía más)
a 'Noche y niebla en el Japón', liquidando el caracter revolucionario del film
como si se tratase de un fenómeno habitual. No utilicéis jamás el término
'nouvelle vague'. Valorad las obras por lo que son ...".54
La aparente contradicción de las afirmaciones de los dos textos citados
-a favor del film de Godard, en contra de la Nouvelle Vague francesa- debe
entenderse como parte de las búsquedas de un realizador preocupado tanto por
la experimentación en el plano del lenguaje como por la intervención política
desde el cine. De ahí la queja contemporánea, propia de toda vanguardia,
contra las limitaciones de un modernismo exclusivamente preocupado por el
primer aspecto
la crítica
56
55
y contra esa zona de la "institución arte" representada por
y sus diversos mecanismos de absorción y neutralización del
caracter revolucionario de la obra. Es decir, el interés de las búsquedas y
rupturas de Oshima en torno a 1960 reside en que dan cuenta del sentido
radicalmente vanguardista de su proyecto; de.
54
"Protesta ...", op. cit. La aclaración entre paréntesis corresponde al original.
55
Antes de su primer largometraje, en su etapa como ayudante de dirección y como
crítico desde las páginas de "Crítica cinematográfica", Oshima se había detenido en la
discusión de esta cuestión: "...he hablado del hecho de que los modernistas, gracias a su
renovación formal están abriendo una brecha. El problema es saber si más adelante ellos
conseguirán igualmente, enfrentándose al arcaismo de la sociedad y el cine japonés, una
renovación y una modernización del contenido (...) Los modernistas se encuentran hoy día en
una encrucijada. Uno de los caminos es el siguiente: atenuar y llevar progresivamente la
renovación de las formas a un juego, someterse en (lo atinente a) el contenido a las
fuerzas arcaicas, vivir y mantenerse como un autor honesto, a un nivel puramente técnico.
El otro camino consiste en movilizar su espíritu crítico y su fuerza de expresión para
conducir una lucha donde el contenido de las obras afrontará el arcaismo de la sociedad
japonesa". Véase "Cela constitue-t-il une bréche?..." (Julio, 1958); en Ecrits..., op.
cit., pp. 28-29.
56
También por la productora Shochiku, a quien Oshima acusa de principal responsable
por haber quitado el film de circulación. Véase "Protesta...", op.cit.
IV.
En un reciente trabajo sobre la modernidad cinematográfica, José Enrique
Monterde recupera una distinción entre modernidad y vanguardia que, desde
nuestro
punto
de
vista,
resulta
pertinente
para
pensar
la
experiencia
japonesa: "... la distancia que va desde la modernidad derivada e implícita de
algunos grandes maestros, que simultáneamente se constituyen en referentes
clásicos para el cine de hoy, hasta la impetuosa voluntad de ruptura expresa
de determinados jóvenes cineastas integrados en las corrientes del Nuevo Cine,
explicitada incluso -al modo de las vanguardias tradicionales- por la vía del
manifiesto y la provocación".57
Por su parte, Francesco Casetti observa que esa voluntad de ruptura es
un "primer imperativo" de los nuevos cines, que debe producirse en todos los
frentes -"tanto en la forma de hacer cine como en la formulación de las nuevas
categorías críticas"- como reacción "contra un pasado que con sus esquemas
preestablecidos se ha vuelto estrecho y rígido".58
Aunque Casetti no incorpora en su análisis la experiencia de la nueva
ola
japonesa
en
particular,
consideramos
que
estos
rasgos,
así
como
la
59
distinción y los elementos señalados por Monterde , sirven para observar el
caracter
vanguardista
del proyecto de Oshima. El director irrumpe en la
coyuntura de 1960 cuestionando el conjunto del cine japonés anterior y los
mecanismos "institucionales" que le daban sustento: las ideas dominantes sobre
el cine, que determinaban su producción y (potencialmente) su recepción; el
sistema de organización productivo.
Oshima analiza las ideas dominantes presentes en esa producción anterior
en un artículo de 1963, al que hicimos referencia, "Situación y sujeto del
cine japonés de posguerra"60. La importancia de este escrito reside en que
57
"La modernidad cinematográfica"; en VVAA, Historia General del Cine. Vol. IX.
Europa y Asia, 1945-1959., op. cit., p. 18.
58
Teorías del cine (Madrid, Cátedra, 1994), p. 94.
59
En particular la presencia del manifiesto y la provocación. Aunque también la
referencia a las vanguardias históricas. Respecto de éstas, nos interesa su posible
distinción de las neovanguardias de los años sesenta, por su radicalidad en el primer caso
y su neutralización por parte de la "institución arte" en el segundo. Véase Peter Burger,
Teoría de la vanguardia, (Barcelona, Península, 1987), p. 62.
60
Los párrafos que se citan a continuación corresponden a la versión italiana
publicada en: Magrelli y Martini, op.cit.
funciona de alguna manera como manifiesto del director en plena coyuntura de
inicio
en
la
producción
cinematográfico"
(1962-1965)
independiente.
en
el
que
se
Un
dedica
momento
a
la
de
"silencio
realización
para
61
televisión.
Se
trata
de
un
documento
que
si
bien
no
desarrolla
un
programa,
establece algunas tareas -aunque vagas y generales- para un nuevo movimiento
cinematográfico, y fundamentalmente se dedica a la confrontación con todo el
cine anterior.
La apelación a la "conciencia victimista" del pueblo japonés que más
arriba vimos cuestionada por el director en relación al primer gran Movimiento
político-social de oposición de posguerra, es la característica que atribuye
Oshima al conjunto del cine japonés desde antes de la guerra, y en particular
en la posguerra.62
Respecto de este último período, Oshima sostiene que en los films más
representativos aparecen los temas más "evidentes" de esos años: la oposición
a la guerra y el rechazo del régimen feudal (y, en algunos casos, los
problemas de la miseria). Sin embargo, lo que en el fondo recorrería estos
temas, y que en definitiva determina el rasgo más significativo -y negativode
este
cine,
es
la
apelación
a
esa
"conciencia
victimista".
Oshima
ejemplifica el sentido antivitalista y de impotencia (el "no hay nada que
61
Aunque la producción televisiva de Oshima no es objeto específico de este trabajo,
es importante señalar su significación cuantitativa y cualitativa en este período. Andrés
Linares, al abordar el caso japonés en su libro El cine militante (Madrid, Miguel
Castellone ed., 1976; pp. 239-252) sostiene que Oshima fue el animador de uno de los grupos
de cine militante de su país (otros serían los de Yamamoto y de Ogawa). Aunque consideramos
que el término "militante" no da cuenta de la complejidad de la intervención políticocultural de Oshima (Linares también hace referencia a la zona no militante de la obra)
resulta interesante la siguiente observación a propósito de un film para televisión,
"Wasurerareta Kogun" ("Un ejército imperial olvidado"), sobre la situación de desamparo en
que se encontraban durante la posguerra ex-combatientes, muchos de ellos coreanos en su
momento reclutados por el ejército japonés: "Este film constituye uno de los escasos
ejemplos de cine militante que no se enfrenta únicamente a un gobierno, unas instituciones
represivas, o una situación social o política injusta, sino a la insuficiencia moral, la
indiferencia y la crueldad del propio público al que va dirigido, siendo ésto quizás lo que
le da un tono tan extraordinariamente patético y duro".
Nótese que este documental (ByN, 16m, 25min.) fue trasmitido por la televisión en
agosto de 1963, en medio del primer período de "silencio cinematográfico" del director,
pero en el que no dejaba -sea en este tipo de documentales, sea en sus escritos- de
expresar sus opiniones, de intervenir en términos críticos y provocadores.
62
Aunque se tratase de films que denunciando la guerra promoviesen la creencia en un
porvenir mejor, "más radiante" -como "No añoro mi adolescencia" ("Waga seishun ni
kuinashi", 1946) de Akira Kurosawa- o que, por el contrario, no presentasen ninguna
perspectiva de futuro -como "El día en que nos volveremos a ver" ("Mata au hi made", 1950)
de Tadashi Imai.
hacer") de este método con una escena del film "Veinticuatro ojos" ("Nijushi
no hitomi", 1954) de Keisuke Kinoshita, centrado en la historia de una maestra
dedicada por completo durante la guerra a sus alumnos, que aun así se sumergen
en la "mala vida". Ante uno de ellos que le cuenta llorando sus aventuras, la
maestra le dice: "Quisiera ayudarte, pero no puedo hacer nada. La única cosa
que puedo hacer es escucharte y llorar junto a ti. Si te sintieses todavía
infeliz ven a decírmelo. Lloraremos juntos."
Ahora bien, Oshima consideraba que ni siquiera el movimiento de cine
independiente
de
la
posguerra
escapaba
al
alcance
de
esta
dominante
"conciencia victimista". Aun cuando tenían el mérito de haber colocado en
primer plano los problemas de la miseria, la mayoría de los realizadores
independientes habían abordado la realidad a través de un realismo de tipo
naturalista permeado de victimismo o de cierto sentimentalismo apologético de
los pobres.
Según Oshima, en el período de lucha política contra el tratado japonésamericano, la "conciencia pseudo-subjetiva" de los movimientos asociativos como el de las "canciones de grupo"- encuentra su expresión en el "cine de la
tribu del sol". Surgido al interior de la industria, este cine responde -como
vimos- a la aparición de una franja de nuevos espectadores que no habían
conocido ni la miseria de la guerra ni la opresión feudal y que eran producto
de una época en que Japón había entrado en una fase de prosperidad. En
consecuencia, según Oshima no se podía afirmar que estos jóvenes poseyeran la
"conciencia victimista" que había en su momento en el seno del pueblo japonés.
De
allí
que
"para
hacerles
tomar
conciencia
de
la
opresión
no
bastaban
aquellos temas: la guerra, el sistema feudal, la miseria". Por estas razones
de tipo social habrían tenido éxito las nuevas temáticas juveniles aparecidas
en la segunda mitad de los cincuenta en el cine japonés.
En
ese
marco,
recuerda
Oshima,
Masumura
establece
"una
especie
de
teoría" -que se reflejaría en sus obras de 1957/8- que cuestionaba el cine
japonés anterior por su descripción del ambiente y el predominio de las
circunstancias sobre el individuo, y, en cambio, promovía la realización de
films que desarrollasen acciones y deseos concretos de los personajes. La
influencia de las ideas de Masumura en varios jóvenes cineastas lleva a Oshima
a afirmar que se trató de un
japonés".
"manifiesto de la pseudo-subjetividad en el cine
Aunque en sus comienzos habría alcanzado cierta adhesión de público,
Oshima
considera
que
"pseudosubjetividad",
elementos
en
innovadores,
en
el
este
su
indiscriminada
hecho
de
cine
fue
convertir
apología
en
asumiendo
una
objeto
forma
de
de
esa
culto
sus
conservadora,
incapaz de superarse a sí misma y demostrando, en definitiva, el origen
estático de su método.
Más allá de algunas excepciones, en particular algunas primeras obras
del "cine de la tribu del sol", ya casi ningún film conseguía provocar un
impacto violento entre el público. Y esto se asociaría, justamente, a la
capacidad
de
absorción
de
su
carga
crítica
por
parte
de
la
industria
cinematográfica: "Hecho inevitable, en la medida en que, haciendo los films al
interior de una cierta empresa comercial, estos realizadores no podían más que
apelar a la conciencia de los espectadores a fin de obtener la popularidad."
En esta última cita se concentran dos problemas que Oshima consideraba
importantes en relación con las limitaciones de expresión de la subjetividad
del
autor
en
la
obra,
cuya
resolución
resultaría
fundamental
para
el
desarrollo de un nuevo cine y cuya discusión forma parte de su proyecto
vanguardista: por un lado, el condicionamiento del rígido sistema industrial
japonés al desarrollo de la subjetividad del autor, así como la capacidad de
absorción y neutralización de la carga crítica de cualquier innovación que, en
otras condiciones, podría convertirse en ruptura. De ahí, la necesidad de
pasar a la producción independiente. Por otro lado -y asociado a lo anteriorel papel que la ideología de la "popularidad del cine" -propia del sistema de
estudios y del capitalismo- cumple al exigir que los films sean rentables y,
en consecuencia, populares, en el sentido de masivos.
Oshima discutió esta concepción del cine en un artículo de 1965 que
desde
su
título
la
cuestionaba:
"Los
autores
cinematográficos
no
deben
apoyarse sobre la conciencia de las masas"63. Allí, frente a la opinión que
caracterizaba de "maliciosa" según la cual realizaba sus films ignorando a las
masas, Oshima proponía dos principios en lo referente a la relación entre el
autor y éstas. En el primero decía que, al mismo tiempo, los autores no debían
ni ignorar a las masas, ni apoyarse sobre ellas. Considerando que esto último
63
"Les auteurs cinematographiques...", op. cit.
había sido lo hecho por "casi todo" el cine japonés anterior64, el director
proponía adoptar una actitud justamente opuesta: la del diálogo entre autor y
masas a partir de obras donde el primero pudiera afirmar su subjetividad entiéndase política, ideológica y estética. En este sentido, en el segundo
principio sostenía que cada cine debía dirigirse a un tipo de espectador
particular, y ya no a una masa general de espectadores, como ocurría en el
cine existente. Esto último le permitía defender la existencia de un film como
"Noche y niebla...", que por su temática evidentemente se dirigía a un público
determinado: estudiantes, intelectuales, obreros sindicalizados, empleados de
oficina y particularmente todos aquellos que de una forma u otra participaban
en organizaciones y movimientos sociales.
Pocos años antes, en la denuncia de fines de 1960 por la "destrucción"
de este film ("Protesta..."), Oshima se detuvo también en la discusión de la
"popularidad del cine". Frente al argumento con que la Shochiku suspendía la
exhibición del film, la limitada concurrencia de espectadores, el director
sostenía: "... habéis destruido el film con la excusa de que eran muy pocos
los espectadores que iban a verlo y de que el contenido de la película era
'difícil de comprender' (...)
Es obvio que para algunos espectadores el film
es difícil de comprender. Pero vuestra actitud es errónea: este film se dirige
a los espectadores que dan la espalda al cine convencional y que se han
acostumbrado a tomarse en serio las cosas de la vida (...) Hace demasiado
tiempo que se alimenta a los espectadores con películas vulgares. 'Noche y
niebla en el Japón' es el eslabón que, por primera vez, en lo que al cine
japonés se refiere, consigue llegar a los espectadores capaces de reflexionar
sobre los problemas de la vida(...)".
De esta forma, volviendo al manifiesto de 1963, Oshima afirmaba que ya
su
segundo
film,
"Cuentos
crueles...",
había
tenido
la
intención
de
desenmascarar la apariencia de la "pseudo-subjetividad" hasta allí vigente,
64
No se trata aquí de discutir posibles "exageraciones" en las afirmaciones de
Oshima, que deben tomarse como parte de su radicalismo, del caracter rupturista y
provocador de su proyecto en esos años. De hecho, luego muchas han sido matizadas o
revisadas. Por ejemplo, si en el final de la entrevista publicada por Cahiers du Cinema
(núm. 218) en 1970, el director afirmaba que rechazaba y odiaba todo el cine japonés
anterior al de la nueva ola, recientemente sostenía que la utilización en dicha entrevista
de un término tan fuerte como odio ("haine") aplicado a la totalidad del cine japonés se
debía a la necesidad de evitar que los críticos analizaran sus films a partir de posibles
influencias de otros cineastas, pero que incluso en aquella época tenía cierto interés por
films japoneses anteriores. Cfr.: "Entretien avec Nagisa Oshima", Cahiers du Cinema,
Supplement au numero 518 (novembre, 1997), p. 4.
para
despertar
la
verdadera
"conciencia
subjetiva".
Más
allá
de
que
efectivamente se había tratado de un film provocador en su trama de sexo y
violencia, el propio Oshima reconocía los límites de su búsqueda, que incluía
en la de un nuevo movimiento más amplio, "en vías de desarrollo en esos años".
El carácter teórico-intelectual de este movimiento
65
, que trascendía la
producción e incluso la actividad crítica, se refleja por ejemplo en el
planteo de que para transformar el cine era necesario interrogarse sobre su
propia naturaleza. Esta inquietud surgía, según Oshima, a partir de ciertas
condiciones generales: la percepción de la situación de crisis en que se
encontraba el cine japonés; la influencia del neorrealismo italiano -en lo
referido, en particular al "realismo" que Oshima caracteriza como "método
documentalista"-; motivaciones personales -en muchos casos políticas- en cada
cineasta.
Aun teniendo objetivos comunes más o menos precisos, Oshima percibía
como límites al desarrollo de este movimiento la falta de una "teoría de la
organización",
así
como
de
una
crítica
y
autorreflexión
permanente
que
evitasen la imitación recíproca que se registraba en los films del movimiento
y que terminaría generando una situación de estancamiento.
Más allá de estas limitaciones, el propio hecho de su percepción por
parte del cineasta, su discusión a través de este manifiesto y el consiguiente
intento de superación, son todos elementos que dan cuenta del espíritu de
intervención que lo recorre.
Desde
este
espíritu
Oshima
establecía
en
1965
("Les
auteurs
cinematographiques...") las "hipótesis provisorias" de un programa artísticocultural que cuestionaba por igual la "politización vulgar" que somete al arte
y una suerte de modernismo que, en el marco de la comercialización del arte,
quedaba absorbido y políticamente sumiso; en ambos casos, se limitaba el
desarrollo
de
la
subjetividad
del
autor.
Oshima
recuperaba
como
tarea
fundamental para la vanguardia la lucha radical contra esas tendencias; una
lucha
que,
según
intentamos
mostrar
en
este
trabajo,
él
mismo
venía
protagonizando desde 1960.
65
Habría estado integrado desde sus orígenes por una parte de los ayudantes de
dirección que junto a Oshima comenzaron a escribir los guiones en los estudios Ofuna de la
Shochiku, así como por críticos, documentalistas, ayudantes de dirección de otras compañías
y animadores de cineclubs de la Asociación del film y de la crítica.
RESUMEN:
Nagisa Oshima, el cineasta más significativo de la nueva ola japonesa de los
años sesenta, fue reconocido en Occidente con la llegada de los años setenta.
Sin embargo, su primer film se remonta a 1959 y poco después incia un camino
de producción independiente.
Este trabajo indaga en los aspectos principales del proyecto político-cultural
del cineasta. Focaliza en torno al año 1960, los primeros films, así como las
rupturas que produce y las reflexiones que las acompañan. Desde allí se
pregunta por la relación entre ese primer momento y su producción
independiente posterior, sus búsquedas políticas y estéticas, así como el
caracter vanguardista de su proyecto.