SZTUKA AMERYKI ŁACIŃSKIEJ 2019, NR 9
ISSN 2299-260X
La muerte simbólica. El cuadro con la representación
de Silencio y Monja crucificada del Beaterio
del Carmen de San Blas en Cusco1
Ewa Kubiak
Instituto de Historia del Arte, Universidad de Łódź, Polonia
Instituto Polaco de Investigación de Arte Mundial
Juan Gómez Huacso
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú
EL CUADRO: SILENCIO / MONJA CRUCIFICADA
En el antiguo Beaterio de San Blas en Cusco, actualmente dirigido por las Carmelitas Misioneras, se encuentra un cuadro fascinante debido a la singularidad
de su iconografía y la funcionalidad que tuvo en el claustro al que pertenece.
1
En el presente artículo se usa dos nombres del beaterio que aparecen en los documentos históricos: Beaterio de San Blas y Beaterio del Carmen. En este lugar queríamos agradecer a tres
personas sin quienes no sería posible preparar este artículo. La primera es la hermana Mariveld
Bravo Béjar, a quien agradecemos mucho por su apoyo en obtener el permiso para poder realizar
las fotografías del cuadro que pertenece al antiguo beaterio y por su interés enorme en el desarrollo de las investigaciones sobre la historia y el arte del Beaterio del Carmen. Queremos agradecer también a Donato Amado Gonzales, quien nos anima a continuar con los estudios cusqueños
y apoya en la búsqueda de los documentos en los archivos. De la parte de coautora la preparación de este artículo fuera tampoco imposible sin un apoyo de la Universidad de Varsovia. Las
investigaciones de Ewa Kubiak sobre el arte colonial cusqueño están siendo realizadas gracias
a las estancias disfrutadas en El Centro de Estudios Andinos de la Universidad de Varsovia en el
Cusco (CEAC UV). Quiero agradecer al profesor Mariusz Ziółkowski por la posibilidad de continuar con estos estudios.
EWA KUBIAK, JUAN GÓMEZ HUACSO
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Se trata de una pintura de doble cara donde se representan una alegoría sobre el
silencio monástico y la renuncia de la vida secular y mundana, tomando como
protagonista la figura de una monja con atributos que simbolizan las reglas de
conducta para una correcta vida monástica y de consagración hacia Dios. Las
cualidades estilísticas que presentan ambas imágenes nos llevan a pensar que
posiblemente fue realizado a principios del siglo XIX. Para nuestro análisis hemos titulado estas dos representaciones como Silencio y Monja crucificada.
SILENCIO
Fig. 1. Silencio, anverso de la pintura del Beaterio de San Blas, Cusco, principios del
s. XIX, anónimo.
Es una obra de formato rectangular donde podemos ver a una monja de
pie pintada de cuerpo entero en un espacio con fondo celeste y plataforma cuadriculada [fig. 1], lleva un hábito de color marrón, un escapulario con el escudo
de la orden de las carmelitas descalzas sobre el pecho y una toca o velo blanco que se extiende hasta la altura de sus piernas. Con la mano izquierda sostiene un cráneo y un látigo de tres colas, y con la derecha, ubicada a la altura del
rostro, posa el dedo índice sobre sus labios haciendo un gesto de silencio que
se hace explícito mediante la filacteria contigua y una pequeña cartela donde
LA MUERTE SIMBÓLICA
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advierte: Hermana. Si quieres por esta puerta entrar à gosar del Cielo con devoción, y reselo calla mira, y esta alerta la casa de Dios, es de oración en ella
silencio todo instante el Señor te mira constante y puede castigar, tu indevoción. (Apéndice I)
LA MONJA CRUCIFICADA
Fig. 2. Monja crucificada, reverso de la pintura del Beaterio de San Blas, Cusco, principios del siglo XIX, anónimo.
En el reverso [fig. 2], sobre un fondo completamente azul, una monja con
el hábito carmelitano está atada sobre una cruz con los brazos extendidos y las
piernas juntas; al igual que el primero, viste hábito marrón y una toca blanca,
pero también un manto cuelga sobre sus hombros y cubre parcialmente su pecho y bajo este, carga un rosario que rodea el escudo carmelita dibujado sobre
el escapulario.
El significado de sus atributos se explica en las cuatro cartelas que se distribuyen en los extremos laterales del cuadro (Apéndice II), lamentablemente
una de ellas con el texto totalmente deteriorado. La mano derecha sostiene un
cirio encendido y la izquierda deja colgar un látigo de tres colas, símbolos de
la caridad y la penitencia respectivamente; tiene los ojos vendados y la boca
EWA KUBIAK, JUAN GÓMEZ HUACSO
98
sellada con una cerradura: Cilencio, humildad y obediencia, publica mis lavios
con serradura y mis ojos que ven[d]ados reparas, el alma mantienen pura, y
en la parte inferior, bajo los pies de la monja, yace un esqueleto como expresión
del dominio sobre la muerte y lo mundano: El mundo y la muerte, que hollando
meves del primero renuncia es, y del segundo recuerdo fuerte.
EL CONTEXTO DE UBICACIÓN DE LA OBRA: BEATERIO DE SAN BLAS
Durante la época colonial los beaterios funcionaron como instituciones basadas
en la tradición de la vida monástica europea. Desde la Edad Media, junto a los
grandes monasterios, se constituyeron lugares de “recogimiento” de carácter
semiformal que funcionaban de acuerdo con las reglas de la orden religiosa al
que correspondían. San Francisco, como el primero, introdujo en 1212 una forma de la vida medio monástica para los seglares, creó la comunidad de la tercera orden para los laicos, quienes no podían abandonar su vida familiar, pero
querían cumplir los elementos principales de la enseñanza de los franciscanos.
Después otras órdenes religiosas facilitaron este tipo de vida para los laicos: dominicos (1406), agustinos (1409), servitas (1424), carmelitas (1452), mínimos
(1508), trinitarios y premostratenses (1751). Las comunidades de esta tercera
orden eran denominadas como terciarios y “su principal característica es la búsqueda de la perfección cristiana bajo la dependencia de una orden a la que jurídicamente están subordinados y de la cual reciben la orientación espiritual.”2
Los beaterios fueron lugares de recogimiento voluntario destinado exclusivamente para las mujeres y su funcionamiento no requería la aprobación oficial de la Iglesia, siendo en algunos casos suficiente el apoyo de autoridades
locales para su constitución. Según el Diccionario de la lengua castellana de
1726, “beaterio” eran “La casa ò lugar donde viven la[s] Beatas que forman comunidad, y tienen regla. Lat. Piarum foeminarium domùs, vel ascetarium.”3,
a diferencia de los conventos, estos se caracterizaron por su distinto grado de
formalidad, las beatas adoptaban una forma de vida parecida a las monjas, pero
en la mayoría de los casos no vivían bajo votos solemnes, aunque sí bajo el voto
simple o privado.4 Podían usar hábitos y vivir juntas en un beaterio o residir en
su propia casa. Esto se explica perfectamente en la definición de “beata” que
encontramos en el mismo diccionario:
2
3
4
P C
1988: 255.
Diccionario 1726: 583.
B
2002: 87.
LA MUERTE SIMBÓLICA
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Muger que viste hábito Religioso y professa celibato, y vive con recogimiento, ocupándose en oración y obras de charidád, y siguiendo la regla
que mas se acomóda à su génio, aunque no en Comunidad. En algunas
partes, como en Madrid, en la Casa que llaman de San Joseph, no solo viven estas Beátas en Comunidád, sino tambien guardan clausura. En otras
aunque viven en Comunidad no la guardan: como en Alcalá. Llámanse
Beátas por ampliación del Latino Beatus, a, um. Lat. Pia foemina, religioso habitu studioque erga Deum vitam sancti ad devote exigens. […]5
Esta institución fue muy importante en la vida social a lo largo del periodo
colonial, pues acogía a mujeres solitarias y de bajos recursos económicos que
quisiesen dedicar su vida al servicio de Dios, en ese sentido, Ignacio de Castro
en su Relación de Cusco (1788), al referirse a los beaterios de esta ciudad, plantea una definición más amplia al considerarlas como lugares donde “se recogen
aquellas pobres, que ó por su calidad ó por su escasez de facultades son injustamente excluidas de los Monasterios y así compensan y satisfacen los deseos
de consagrarse a Dios en Religión.”6
Para mediados del siglo XVIII, se presume la existencia de por lo menos diez beaterios en la ciudad del Cusco (en la capital del virreinato funcionaron cinco y en Arequipa tres)7, es difícil de calcular un número preciso debido
a que en ocasiones estos funcionaban al margen de oficialidad eclesiástica y no
tenían una administración estable, en su mayoría eran muy pobres, funcionaron en medio de constantes interrupciones, desaparecieron paulatinamente y se
fundaron sobre ellos nuevas instituciones; en cambio, “recogimientos” como el
de las Nazarenas, del Carmen de San Blas o de Santa Rosa están muy bien definidos en el espacio urbano y social, teniendo la ubicación de sus capillas y el
financiamiento más o menos fijo.
Hasta el momento no se conoce la fecha exacta de la fundación del Beaterio del Carmen de San Blas, las referencia documental más antigua que se tiene
sobre este claustro la encontramos en el informe que realizó el párroco de San
Blas al obispo Manuel de Mollinedo y Angulo en 1689,8 pero esta investigación
nos permitió ubicar un documento más temprano9, se trata de un contrato de
compra del terreno sobre el que se edificó el beaterio carmelita, lo que nos permite suponer que este se podría haber constituido entre los años 1675 y 1680.
Este documento contiene información sobre la venta del “ssolar que viene asaer
5
Diccionario 1726: 582–583; la recopilación de las entradas de los antiguos diccionarios nos
ofrece: B
2019: 53–55.
6
C
1978 [1788]: 54.
7
C
V
2002: 65.
8
Cuzco 1689 1982 [1689]: 233.
9
Por la ayuda en la búsqueda y localización de este documento la coautora de este artículo
querría agradecer a Donato Amado Gonzales.
100
EWA KUBIAK, JUAN GÓMEZ HUACSO
Cerca de la Plassela de la Parrioquia de señor Samblas de esta d[ic]ha ciudad
donde esta un sitio nombrado la Magdalena” por Francisco de Madera e Isabel
Fernangil de Cabrera. El terreno fue comprado por la madre Leonarda de la Soledad “beata que a bivido y bive congregada Con otrras del mesmo Digtamen
en el beaterio y adbocación de Nuestra Señora del Carmen que esta presente”.10
Documentos posteriores confirman la compra del terreno para el beaterio del
Carmen por la madre Leonarda de la Soledad.11
En el último tercio del siglo XVIII, bajo la dirección de la prepósita María
Nicolasa de Christo, el beaterio de San Blas alcanzó su mayor desarrollo administrativo. Gracias a sus esfuerzos no solo se salvó el funcionamiento del beaterio12 sino que también se amplió el terreno donde funcionaba,13 se reformó la
arquitectura y enriqueció la decoración de su capilla.14
Los beaterios cusqueños por lo general no tuvieron mucho apoyo económico, el “recogimiento” de San Blas a pesar de que tuvo, después de las Nazarenas, la mejor solvencia económica de entre los beaterios de la ciudad, se sabe
que en 1826 la prepósita madre Francisca del Sacramento se quejaba por la situación material precaria por la que atravesaban. En aquel momento su funcionamiento dependía de las rentas de cuatro haciendas: Ayupata (ubicado en la
parroquia de San Sebastián), Lauramarca, Huayronca y Salla Bella; del arriendo de tres casas y algunos “topos de tierras”.15 La simpleza de los edificios
donde funcionaban estos beaterios refleja esa precariedad económica, donde la
sencillez del claustro y capilla (o iglesia) es una característica recurrente en su
estructura arquitectónica.
10
ARC (Archivo Regional del Cusco), Sección Notarial, escribano Flores Bastidas Juan,
1675-1680, ff. 133v.–135 r.
11
La compra fue realizada con el apoyo de Don Juan de Medina. Esta información la encontramos en el testamento de otra beata, la madre Juana de San Pedro de 1720. ARC, Sección Notarial, escribano Matias Ximenez Ortega, 1720, ff. 345 r. – 347 v. y también en el documento de
1772, una demanda de María Nicolasa de Christo, Preposita del Beaterio de Nuestra Señora del
Carmen; AAC (Archivo Arzobispal del Cusco, Época colonial, Órdenes religiosas, Signatura
XLIV, 3, 44, ff. 20.
12
AAC, Época colonial, Órdenes religiosas, Signatura XLIV, 3, 44, ff. 20.
13
AAC, Época colonial, Órdenes religiosas, Signatura C6, 3, 41, ff. 9; ACC, Época colonial,
Órdenes religiosas, Signatura C54, 1, 19, ff. 4.
14
AAC, Época colonial, Órdenes religiosas, Signatura XLIV, 3, 44, ff. 20; AAC, Época colonial, Bienes, Signatura C8, 1, 9, ff. 10; ARC, Melchor Ayesta, 48(45), 1789-1791, ff. 121 v.-123
v. El último documento conocemos gracias a la historiadora Milena Manotupa Gómez. Coautora de este artículo Ewa Kubiak y Milena Manotupa Gómez están actualmente preparando el libro
más amplio sobre el Beaterio de San Blas, es un análisis histórico-artístico, con la recopilación
de los documentos que tratan de esta institución. Véase también: K
2020.
15
AAC, Época Colonial, Visitas, Signatura C17, 4, 66, ff.3r.–3 v., 6 r.
LA MUERTE SIMBÓLICA
101
Gracias a una fotografía antigua de la primera mitad del siglo XX16 logramos identificar la ubicación original de la pintura [fig. 3], lo que constituye el
tema principal de nuestro análisis. En la foto se puede observar el segundo piso
del claustro, en el fondo del pasadizo, cruzando la espadaña, un grupo de beatas sube por una escalera que las conduce a la puerta pintada con la imagen de
la monja del Silencio. Posterior al terremoto que destruyó la ciudad, una fotografía del año 1958, nos muestra el mismo lugar desde otra perspectiva, lamentablemente para este momento ya no se encuentra la puerta pintada. [fig. 4], el
espacio interior al que daba acceso esta destruido y ya no está la escalera por
donde subían las beatas en la primera foto. Gracias a la entrevista con la hermana de la congregación actual de las Carmelitas Misioneras, Dolores (Rosario)
Huillca Usucachi, quien fue beata desde antes de la reforma de la institución en
el año 1963, conocemos la disposición espacial y funcional del edificio antes
de sufrir transformaciones realizadas en la década de los sesenta, por ello sabemos que la ubicación de la puerta pintada daba acceso al noviciado,17 lo cual
permite interpretar el cuadro como medio de instrucción para las novicias cuyo
contenido es un recordatorio de las reglas y los votos para quienes permanecían
dentro del beaterio carmelitano.
Fig. 3. El segundo nivel del claustro del Beaterio de San Blas, fotografía anónima, la
primera mitad del siglo XX, colección particular de Luis Nieto Degregori.
16
Otra vez queremos agradecer por pasarnos esta fotografía a Milena Manotupa Gomez.
En 1963 terminó el funcionamiento de la Agregación del Beaterio del Carmen de San Blas
que fue convertido en la Congregación de las Carmelitas Misioneras. Esta transformación tuvo
lugar durante la época del arzobispo Carlos María Jurgens Byrne (1956–1965). Por estas informaciones agradecemos a la hermana Mariveld Bravo Béjar.
17
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Fig. 4. El segundo nivel del claustro del Beaterio de San Blas, fotografía anónima,
mayo 1958, Archivo Fotográfico, Carmelitas Misioneras, Perú, Agregación del Beaterio San Blas.
ICONOGRAFÍA DEL CUADRO
La iconografía de este cuadro, aunque no fue muy popular, aparece en imágenes religiosas desde la edad media, en nuestro caso podemos tratar a estas imágenes como la manifestación de los ideales de la vida monástica. Las beatas de
San Blas no formaron un monasterio, pero llevaron la vida monacal según la
regla carmelitana, las hermanas usaban hábitos, su categoría jerárquica se distinguía por el color de su velo, el blanco era usado por las novicias y el negro
por las hermanas que vivían supeditadas al voto,18 aquello se mantuvo hasta los
últimos años de funcionamiento del beaterio, como podemos observar en una
18
Los hábitos de las beatas y los hermanos terceros carmelitas están descritos en el Manual
de las Beatas y Hermanos terceros, de la horden de la siempre Virgen, y Madre de Dios, Sancta
María del monte Carmelo de Diego Martínez de Coria Maldonado (1592: 122 v. – 123 r.); “Los
vestidos de nuestros religiosos sean de lana uniformes, las túnicas sean de burel tirantes a negras, sean redondas que lleguen hasta los cobillos y sean más anchas q[ue] estrechas. No vayan
pespuntadas en ninguna parte. Tendrán también un escapulario […]. Sean ceñidas con cintas de
cuero negro sobre la túnica, la que será de ancho de dos dedos, y no sera de otro artificioso color […]”.
LA MUERTE SIMBÓLICA
103
foto del 1962, donde se distingue el uso de dos tipos de velos. [fig. 5]. Esto confirma la localización de la pintura como puerta de entrada al noviciado, ya que
sus figuras son presentadas tal y como vestían las novicias.
Fig. 5. El segundo nivel del claustro del Beaterio de San Blas después de la transformación, fotografía anónima, enero 1962, Archivo Fotográfico, Carmelitas Misioneras,
Perú, Agregación del Beaterio San Blas.
La primera imagen de esta puerta representa la alegoría del Silencio, que
podemos definir como la primera regla en la vida de un beaterio clausurado. En
el Emblematum libellus de 1531, Andrea Alciato propone la alegoría del silencio representada por un hombre que coloca el dedo sobre sus labios, la imagen
que mostramos en este artículo es de la edición de 1564 [fig. 6], la inscripción
que lo acompaña hace alusión a la divinidad egipcia Harpócrates, hijo de Isis y
Osiris, reconocido como el dios del Silencio. Santiago Sebastián considera que
el silencio es esencialmente una virtud religiosa y su importancia parece clara en la vida monástica.19 Esta alegoría apareció también en otros libros de emblemas, como por ejemplo en el tratado de Sebastián de Covarrubias Orozco
(1610) o en el libro de Juan de Horozco y Covarrubias (1592), ambos titulados
Emblemas morales.20 [fig. 7]
19
20
S
V
1993 [1985]: 41–42.
,C
1999: 388, 439; C
1591: 73.
H
1610: 226; H
C
-
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Fig. 6. Silentium, Emblema 11, Andrea Alciati (1564: 63).
Fig. 7. Embléma 26, Sebastián de Covarrubias Orozco (1610: 226) y Emblema XXXVII,
Juan de Horozco y Covarrubias (1592: 73).
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105
Como fuente de inspiración para representar el silencio también sirvieron
la descripción y las imágenes de las diferentes ediciones del libro de Iconología
de Cesare Ripa. Este autor describió el silencio como “huomo Vecchio, il quale si tenga un dito alle labbra della boca”.21 Las imágenes basadas en esta descripción se encuentran en las decoraciones de las bóvedas pintadas por Manuel
Bayeu y Subias (1784–1787) en la iglesia y el claustro de La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes en Sariñena de Aragón en España [fig. 8], esta figura forma parte de un programa iconográfico más amplio que, junto con otras
imágenes alegóricas, muestran la vida perfecta de un monje cartujano, especialmente “quince alegorías que recorren las bóvedas del claustro de capillas,
parece que pretenden compendiar todas aquellas que el buen cartujo puede observar para alcanzar una perfecta vida virtuosa, con arreglo a las existencias de
su religión.”22 El anciano que representa el silencio muestra el gesto típico con
el dedo en los labios y en la mano agarra un ramo de albérchigo que es una alusión a Harpocrátes, por el árbol que según la tradición le fue consagrado.
Fig. 8. Manuel Bayeu y Subias, Silencio, pintura mural (1784–1787), iglesia de La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, Sariñena, Aragón, España.
21
R 1645: 570; La primera edición de Iconología de Cesare Ripa tenía lugar el 1593, pero
que el libro sin ilustraciones. La primera edición donde al texto acompañaron las imágenes fue
publicado en 1603.
22
B
,C
R
2001: 27-28.
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106
Un lienzo con mayor parecido a la monja del beaterio carmelita es el de un
fraile franciscano pintado en el siglo XVII que se conserva en el convento de
San Francisco de Querétaro en México. Como lo describe Nuria Salazar Simarro “el fraile está de pie sobre el globo terráqueo, en la mano derecha sostiene
las disciplinas y en la izquierda, una larga candela encendida. Un candado en
la boca destaca también la importancia del silencio que da nombre a la obra”,23
a la derecha se encuentran tres libros apilados sobre el suelo y a la izquierda
una mesa sobre la que reposa un cráneo y un reloj de arena, el cual simboliza el
paso del tiempo [fig. 9].
Fig. 9. Silencio, anónimo, el siglo XVII, Museo Regional de Querétaro, INAH.
La segunda imagen, con la representación de la Monja Crucificada, constituye un motivo mucho más popular, especialmente en las decoraciones de
conventos y la producción artística que se encuentran en los monasterios. El
primer texto importante sobre esta iconografía fue publicado en 1973 por Gabriel Llompart, donde se analiza el fresco de la religiosa crucificada de las
23
S
S
2011: 138.
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107
Descalzas Reales de Madrid [fig. 12] como parte de la tradición religiosa de
asimilar una actitud y forma de vida que imite a la de Cristo. De los textos que
acompañan a la imagen, la frase principal es una cita de la epístola de San Pablo a los Gálatas: “Estoy concrucificado con Cristo” (Gal, 2, 20), fragmento de
una frase más larga que concluye: “y si vivo, no soy yo que vivo, sino Cristo
que vive en mí”.24 Llompart destaca también diferentes grabados con representaciones parecidas.
A mediados de la década noventa, la historiadora Almuth Seebohn publicó
un artículo sobre la imagen del monje crucificado, presentando un amplio panorama del desarrollo de esta iconografía desde la edad media hasta principios
del siglo XIX.25 El último artículo sobre este tema fue publicado en el 2017 por
Cristina Cruz González, donde analiza la presencia de la piedad femenina en la
cultura visual de Nueva España y la relación entre las imágenes de las monjas
crucificadas y la vida monástica en los conventos femeninos. La autora repite
las imágenes presentadas en el artículo de Seebohn pero añade otras como el
Ad Scholastica (c. 1524–62) del manuscrito con el poema sobre la vida monástica de Denis Faucher. [fig. 10] y presenta una de las primeras fuentes grabadas
para la representación de la monja crucificada, es un grabado anónimo de 1682
titulado Verdadero retrato de la esposada de la cruz [fig. 11] que repite la composición de Marcos Orozco de 1656. Probablemente estas imágenes sirvieron
como modelo para la ya mencionada pintura de Madrid [fig. 12] y el cuadro de
Hernández y Gutiérrez del siglo XVII titulado Alegoría del noviciado del Museo Nacional de las Intervenciones en la Ciudad de México [fig. 13]. Esta misma autora también destaca otro grabado creado sobre la base de la pintura madrileña, es una composición de Lorenzo de Mansilla titulado Verdadera idea de
una Capuchina crucificada, que podemos ver en la página titular del libro sobre las capuchinas en Granada, Compendio histórico chronológico de la fundación maravillosa del Monasterio de Jesús María (1768) de Ángel Thomás26
[fig. 14], y repetida posteriormente en el libro La religiosa mortificada. Explicación del cuadro que la presenta con sus inscripciones tomadas de la sagrada escritura á que se añade el manual de del alma religiosa de Manuel de Espinoza, publicado en 1804.27
24
25
26
27
L
S
T
E
1973: 56.
1996: 61–102.
1768.
1804 [1799].
108
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Fig. 10. Ad Scholastica (c. 1524–62), el dibujo del manuscrito con el poema de Denis
Faucher, The Kislak Center for Special Collection, University of Pennsylvania, Philadelphia, Manuscrito 1620, f. 1 v.
Fig. 11. Verdadero retrato de la esposada de la cruz, Barcelona, 1682.
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109
Fig. 12. La monja crucificada, c. 1680, pintura mural, Monasterio de las Dezcalzas
Reales, Madrid.
Fig. 13. Hernández y Gutiérrez, Alegoría del noviciado, el siglo XVII, Museo Nacional
de las Intervenciones, Ciudad de México.
110
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Fig. 14. Lorenzo de Mansilla, Verdadera idea de una Capuchina crucificada, (Thomás
1768).
Fig. 15. Según Lorenzo de Mansilla, Idea de una religiosa mortificada, (Espinoza
1804).
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111
A este repertorio de imágenes se puede adjuntar también cuadros ubicados
en Polonia y América del Sur, sobre las composiciones polacas la historiadora
Krystyna Moisan Jabłońska describe las pinturas del monasterio de las clarisas
[fig. 16] y carmelitas en Cracovia, de las benedictinas en Staniątki y de la iglesia de Señor Jesús en Poznań;28 también describe las imágenes con representaciones masculinas y muestra las fuentes grabadas analizando la relación entre
las composiciones plásticas y el pensamiento de la época, destaca los sermones
y otras fuentes literarias que permitieron la creación de estas pinturas.
Fig. 16. Imagen de la monja perfecta, anónimo, el final del siglo XVIII, Convento de
las clarisas, Cracovia.
Gracias al texto de Ángel Peña Martín hemos conocido otra representación de la Religiosa mortificada en el territorio de América del Sur, es un cuadro anónimo del siglo XVIII que se encuentra en la Sala de Profundis del Monasterio de la Concepción en Riobamba, en Ecuador [fig. 17]. El autor define
está composición como parte de las “representaciones artísticas de carácter alegórico y ejemplarizante que, con un lenguaje simbólico y teológico, mostraban
a sus monjas el modelo de conducta a seguir”.29
28
29
M
P
J
M
2002: 345–354, figs. 280, 281, 283, 288;
2013: 181.
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112
Fig. 17. Religiosa mortificada, anónimo, Sala de Profundis, el Monasterio de la Concepción en Riobamba, Ecuador (fot. Á. Peña Martín).
INSCRIPCIONES
La mayoría de las inscripciones que acompañan a las imágenes (Apéndice I y
II) forman parte de un poema anónimo titulado Espejo de la religiosa perfecta30
que podemos encontrar en diferentes libros espirituales de la época. Leonardo
Cautinho de Carvalho Rangel cita en su tesis doctoral una estrofa de este poema
reproducido en los escritos autobiográficos de carácter místico y ascético titulado Deserto de la carmelita portuguesa Mariana de Purificação (1623–1695).31
Este poema, aunque con muchas variaciones, fue difundido en distintas
publicaciones de los siglos XVIII y XIX. El libro más temprano que hemos
encontrado es La religiosa instruida del franciscano Antonio Arbiol y Díaz
(1648–1726), profesor de filosofía y teología, donde escribió tratados espirituales y ascéticos.32 El mencionado libro se publicó por primera vez en 1717, la
30
31
32
El título puede sufrir algunos pequeños cambios.
C
C
R
2018: 3.
C
R
1961: 81.
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113
segunda en 1753 y después fue reeditado ocho veces más en España durante el
resto del siglo XVIII.33
Julian de Cos en su estudio sobre Espiritualidad, observancia y liturgia de
las monjas dominicas (2014) reproduce el poema Espejo de la religiosidad perfecta34 como apéndice del libro La Regla de San Agustín, Constituciones, votos
y estado perfección que profesan las Religiosas del Patriarca de Santo Domingo publicado en Valencia en 1720,35 donde se divulgan las Constituciones de
las monjas de la Orden de Predicadores de 1259 pero con las modificaciones
realizadas por el fray Antonin Cloche en 1690.36 La edición valenciana de estas
constituciones sirvió para la formación de las novicias, enfatizando en “los elementos centrales de la espiritualidad de las monjas dominicas del siglo XVIII:
los tres votos, la perfección religiosa, la oración mental, el sacramento de la penitencia -y el acompañamiento espiritual- y las indulgencias”.37
Fig. 18. Fragmento de la inscripción en el cuadro del Beaterio de San Blas, anónimo,
los principios del siglo XIX; Las primeras frases del poema, Antonio Arbiol 1717, p.
429; Regla de San Agustín 1720, p. 189.
33
34
35
36
37
N
2018.
C 2014: 260–262.
Regla de San Agustín 1720: 189–192.
C 2014: 127.
C 2014: 128.
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114
También en el libro Nuevo manojito de flores de Buenaventura Tellado
(1686–c.1750) se encuentra el poema bajo el título Espejo de perfección Religiosa, para que la Esposa de Christo se componga, conforme, a las antecedentes Doctrinas. El tratado fue publicado por primera vez en Salamanca (1725)
y después dos veces en la misma ciudad (1731, 1747) y once veces en Madrid
(1737, 1761, 1764, dos veces en 1766, 1776, 1787, 1794, 1805, 1819, 1860).38
Para este estudio hemos consultado la edición madrileña de 1787.39
Fig. 19. Espejo de perfección Religiosa, Arbiol 1717, p. 429.
38
39
A
T
P
1995: 34–35.
1787 [1725].
LA MUERTE SIMBÓLICA
115
En el siglo XIX, fuera de las reediciones de los tratados de Antonio Arbiol
y Buenaventura Tellado, hemos localizado este poema en las Cartas familiares y algunos otros opúsculos en prosa y verso del Ilustrísimo Sr. D. Fr. Miguel
de Santander (1805)40 con el título Espejo del Religioso en que se deberá mirar con frecuencia ubicado en las últimas cartas de esta publicación; y también
en el libro Regla y Constituciones del Sagrado Orden de Predicadores para las
religiosas de coro (1864).41
No podemos afirmar la fuente exacta que sirvió de modelo para el pintor
del cuadro del Beaterio de San Blas, pues las inscripciones no repiten el poema
entero, estas se componen por algunos fragmentos, se cambia el orden de los
versos y modifican algunas expresiones, pero mantiene la esencia del mensaje
de educación y reafirmación de las beatas y monjas en la vida monástica, siendo un caso excepcional el publicado por Buenaventura Tellado, quien transforma el mensaje hacia el género masculino:
Inscripción en el cuadro
Buenaventura Tellado 1787 [1725]: 597
Religiosa [m]osa o vieja
A estrés do la vida calma
Religioso mozo, ó viejo
A este espejo el curso calma;
A MODO DE CONCLUSIÓN
Tanto las imágenes de dos caras del cuadro del Beaterio de San Blas, como las
inscripciones constituyen un programa iconográfico complejo, la pintura formaba parte de la entrada al noviciado y tenía funciones didácticas que buscaba orientar a las nuevas beatas en el camino de la vida consagrada a Dios. La
mayoría de los cuadros con representaciones de las monjas crucificadas se encuentran en los monasterios europeos y americanos, pero el recogimiento de
San Blas, aunque era reconocido solamente por las autoridades locales, durante
esos años cumplía las funciones de un convento. Las beatas carmelitas, según
las reglas del Manual de las beatas y hermanos terceros (1592), fueron obligadas, al igual que las monjas, al voto de la obediencia, castidad, observancia y
pobreza; asumieron también el deber de oración y contemplación, obras de penitencia, ejercicio religioso y obras virtuosas,42 adoptando una vida de imita40
41
42
S
1805: 375–377.
Regla y Constituciones 1864.
M
C
M
1592: f.82 r.–f. 105 v.
EWA KUBIAK, JUAN GÓMEZ HUACSO
116
ción de Cristo, el cual es uno de los efectos de la contrarreforma y del cambio
del modelo de religiosidad.
Como factor importante podemos destacar la corriente espiritual denominada Devotio Moderna, impulsado por Gerardo Groote desde los Países Bajos
en la segunda mitad del siglo XIV, pero que tuvo un mayor desarrolló en épocas posteriores, el objetivo de esta corriente fue “romper con la tradición escolástica y la mística especulativa centrándose en describir las experiencias de lo
divino en el alma, en el lugar de meditar sobre el ser de Dios.” 43
La vocación a seguir el ejemplo de Cristo lo encontramos en los escritos
de varios autores cristianos. Uno de los tratados más importantes fue “De la
imitación de Cristo”, atribuido a Tomas de Kempis y creado antes del año de
1427:44 “Toma, pues, tu cruz, y sigue a Jesús, e irás a la vida eterna. El vino primero, y llevó su cruz y murió en la cruz por ti.”45 Este tratado fue una lectura
obligatoria en la época moderna y muy conocido entre personalidades eclesiásticas importantes como San Francisco de Sales, San Carlos Borromeo, Ignacio
de Loyola o San Juan de la Cruz.46
Cada hombre cristiano constituye una parte de Cristo, accede a la Iglesia
por medio del bautismo y después participa de su muerte a través de la eucaristía. Pero como escribe Santiago Sebastián: “el bautismo es la puerta de la Iglesia, más la profesión religiosa presenta al hombre ante la segunda puerta: la de
penitencia posbautismal, que se pone en práctica por la disciplina monacal llevada con espíritu de mortificación de la carne.”47 Las beatas pretendiendo ser
monjas, como religiosas tenían la obligación de sacrificar su vida entera hacia
Cristo, esta idea se mantuvo durante el siglo XIX y aún continúa siendo uno de
los fundamentos de la vida monástica contemporánea. Queremos terminar este
artículo con la cita del Espejo manual para religiosas, así novicias como profesas (1823):
Monja no mortificada,
Quejona, ó poco sufrida,
Es monja toda su vida,
Pero monja relajada.
43
44
45
46
47
S
K
D K
K
S
T
1998: 111.
2011: 102.
1817 [antes del 1427]: 154.
2011: 103–104.
1994: 332.
LA MUERTE SIMBÓLICA
117
Tu genio lo has de vencer,
Los demás has de sufrir,
Si con paz quieres vivir,
Y á tu Esposo complacer.48
APÉNDICE I
CARTELAS DE SILENCIO
a. Cartela junto a la filacteria “Silencio”
Hermana
Si quieres por esta puerta
entrar à gosar del Cielo
con devoción, y reselo
calla mira, y esta alerta
la casa de Dios, es de oración
en ella silencio todo instante
el Señor te mira constante
y puede castigar, tu indevoción.
b. Cartela del extremo izquierdo del centro del cuadro:
Hermana
En el coro aciste atenta
ora frecuente, y devota
dichos cuidados remota
de tus desdichas contenta
Con pausa , atención, y devocion
resa el oficio parbo, diligente
considera a Dios presente
teme su sebera indignacion
confiesate à repentida
preparate fervorosa
recibe à Christo amorosa
recojete agradecida
Deja en la puerta tu loca fantacia
y todos tus banos pensamientos
pues ves que ya por momentos
senos ba llegando el día
muriendo ban à profia
la Jubentud y bejes
y en t[…]n[…]alides
48
Espejo 1823.
EWA KUBIAK, JUAN GÓMEZ HUACSO
118
a isor […n bastantes
o que puedes morir antes
que de este coro te levantes
APÉNDICE II
CARTELAS DE LA MONJA CRUCIFICADA
a. Cartel del extremo izquierdo de la mitad superior del cuadro:
Hermana
Cilencio, humildad y obediencia, publica[s]
mis lavios con serradura y mis ojos que
ven[d]ados reparas, el alma mantienen pura
Tu Religion será bana
Si lo […]que no refrenas
di callando a Dios tus penas
que Dios callando las sana
[…]quenta de ti a la Prelada
al confesor tu secreto
[hará] o todos con respeto
mírate ya amortajada.
A tu superior perdida
Veen tu hermana oficiosa
de sus bienes cuidadosa
de sus males condolida
de tus constituciones observan
en la obediencia la primera
para honores la postura
para las cargas constante.
b. Cartel del extremo derecho de la mitad superior del cuadro:
Hermana
La antorcha en mi diestra lla_
ma, de la Caridad símbolo es y de la si_
niestra la diciplina penitencia sellama
Con tus hermanas, efable
Con las seglaras, entera
Para ningun, grosera
Y para todas, tratable.
Con quien te injuria, clemente
En tus honores, confundida
Si te reprehenden, sufrida
Si tu reprendes prudente
LA MUERTE SIMBÓLICA
119
Con los hombres sebera
En tu trato recatada
En el cilencio estremada
En el hablas, sircunspxta
c. Cartel del extremo derecho de la mitad inferior del cuadro:
Hermana
El mundo y la muerte, que hollando meves
del primero renuncia es, y del segundo recuer_
do fuerte
En tu livertad cautiva
De tu fin insierto, sierta
Vive, viva, como muerta
Hasta que muerta estes viva.
Religiosa Mosa o bieja
A estres do la vida calma
APÉNDICE III
Espejo de perfección Religiosa, para que la Esposa de Christo se componga,
conforme, a las antecedentes Doctrinas [en:] Antonio Arbiol, La religiosa instruida con la doctrina de la sagrada escritura y Santos Padres de la Iglesia Católica para todas las operaciones de su vida regular, desde que recibe el Hábito Santo hasta la hora de su muerte, Zaragoza: Herederos de Manuel Roman,
Impressor de la Universidad, 1717, p. 429.
Libro III. Capitulo XXIX
Espejo de perfección
Religiosa, para que la Esposa de
Christo se componga, conforme
a las antecedentes
Doctrinas
En Coro asista atenta. Ore frequente, y
devora. De los cuydados remota. De su
Professión contenta.49
49
Con la fuente negrita hemos destacado los fragmentos del texto que se encuentran en las
inscripciones del cuadro.
120
EWA KUBIAK, JUAN GÓMEZ HUACSO
Confissese arrepentida. Preparese fervorosa. Reciba à Christo amorosa. Frequenrele agradecida.
Ame à Dios perseverante. Y sirvale diligente. Considerele presente. Deseele como
amante.
En santa licion versada. Viva siempre compungida. En su Celda recogida. O jusamente ocupada.
Por el Convento modesta. La vista mortificada. Al mundo crucificada. Y en todo lugar honsta.
De tus Leyes observante. En la obediencia primera. Para los Cargos postrera.
Para las cargas costante.
Comunique à su Prelada: Y al Confessor
su secrero. Trate à todas con respeto. Mirese amortajada.
A su Prelado rendida. Con su proximo
oficiosa: De sus bienes cuydadosa: De sus
males condolida.
En la salud penitente. En lo adverso resignada. En Refectorio templada. En Capitulo paciente.
De la Pobreza zelosa. Para los Pobres no
esquíva. Con enfermas compassiva. Con su
cuerpo rigurosa.
Con Religiosas amable: Y con Seglares
entera. Para ningno grosera. Y para todos afable.
En la Caridad perfecta. En la humildad bien
fundada. En el silencio estremada. En el
hablar circunspecta.
LA MUERTE SIMBÓLICA
121
Con quien te injuria clemente. En las
honras confundida. Si la reprehenden sufrida. Si respondiere, prudente.
En las rexas violentada. Por obediencia,
gustosa. Acuerdese que es Esposa. A Christo ya consagrada.
Para los hombres severa: De su trato retirada. De Sabios aconsejada. De ignorantes consejera.
En su libertad, cautiva. Y de su fin cierto
cierta. Viva en vida como muerta. Hasta
que muerta esta viva.
Si de Christo, y su consejo: Quisiere alcançar la palma. Componga su cuerpo, y
Alma: la visa de este Espejo. Amen.
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EWA KUBIAK, JUAN GÓMEZ HUACSO
Summary
Symbolic death. Painting presenting allegory of Silence and Crucified Nun
from Beaterium of Our Lady of Mount Carmel in St. Blaise Parish in Cusco
The article presents a painting which has never been reproduced or publicly
displayed before. The work comes from the Beaterium of Our Lady of Mount
Carmel in St. Blaise Parish in Cusco. It is a two-sided representation. The obverse side contains a figure of a nun in a Carmelite habit, who puts his hand to
his mouth and orders silence, which is communicated not only by the gesture, but also by the inscription accompanying the representation. On the reverse side we can see an image of a crucified nun. The painting used to function as
a door leading to the novitiate, which could be established based on the archival photo. The article describes iconography of the work, as well as the sources
for most of the inscriptions that accompany the images. The painting is presented in a broader historical and cultural context of Cusco Beaterium functioning.
Keywords: crucified nun, modern iconography, female monasteries, Cusco
Streszczenie
Symboliczna śmierć. Obraz z przedstawieniem alegorii Ciszy i Ukrzyżowanej zakonnicy z beaterium pod wezwaniem Matki Boskiej Szkaplerznej
(Beaterio del Carmen) w parafii św. Błażeja w Cusco
W artykule został zaprezentowany obraz, który nigdy wcześniej nie był reprodukowany ani eksponowany publicznie. Dzieło pochodzi z beaterium pod wezwaniem Matki Boskiej Szkaplerznej w parafii św. Błażeja w Cusco. Jest to
przedstawienie dwustronne, na awersie znajduje się postać zakonnicy w habicie karmelitańskim, która przykłada rękę do ust i nakazuje ciszę, o czym informuje nas, prócz gestu, towarzysząca przedstawieniu inskrypcja. Na rewersie
zaś zobaczyć można wizerunek ukrzyżowanej mniszki. Malowidło funkcjonowało niegdyś jako drzwi prowadzące do nowicjatu, co możliwe było do ustalenia dzięki odnalezieniu archiwalnej fotografii. W artykule scharakteryzowana
została ikonografia dzieła, a także udało się wskazać źródła dla większości inskrypcji, które towarzyszą wyobrażeniom malarskim. Obraz został zaprezentowany w szerszym kontekście historycznym i kulturowym funkcjonowania kuskeńskiego beaterium.
Słowa kluczowe: ukrzyżowana zakonnica, ikonografia nowożytna, klasztory
żeńskie, Cusco