Conmutación y experiencias de viaje en el sur de chile. Prácticas de movilidad
de habitantes de ciudades intermedias menores
Commuting and travel experiences in the south of Chile. Mobility practices of minor intermediate
cities
Alejandra Lazoa y Hernán Riquelme Brevisb
Historial del artículo
a
Recibido:
16 de septiembre de 2019.
Aceptado:
8 de noviembre de 2019.
b
Palabras clave
Resumen
El presente artículo analiza las experiencias de conmutación de habitantes de las comunas de La Unión y Río
Bueno, sur de Chile, que se desplazan en diversos dispositivos de transporte con el objetivo de desarrollar sus
respectivas actividades cotidianas. A partir de la utilización de métodos móviles, se logró analizar y explorar las
dinámicas cotidianas de conmutantes en directa relación con las ciudades habitadas y su conformación territorial,
geográfica y espaciotemporal. Dentro de los hallazgos destacan aspectos que tensan y proponen rupturas respecto
a las experiencias de viaje entre ciudades intermedias e intermedias menores. Asimismo, existen narrativas de la
movilidad que se asocian a las transformaciones corporales y mentales que experimentan los conmutantes durante
el tiempo-espacio dedicado a la organización y desarrollo de las prácticas de movilidad. Por último, se constató la
existencia de prácticas de movilidad propias de la cultura de los habitantes de estos territorios, con tiempos, ritmos
y rituales que se distancian de las experiencias de movilidad contraídas en espacio netamente urbanos.
Ciudad intermedia menor,
conmutación, experiencias de
viaje
Keywords
Commuting, minor intermediate
city, travel experiences
Universidad de Los Lagos, Osorno, Chile. Correo electrónico: alejandra.lazo@ulagos.cl
Universidad Autónoma de Chile, Santiago, Chile.
Universidad Arturo Prat, Santiago, Chile.
Abstract
The present article analyzes the commuting experiences of inhabitants from the communes of La Unión and
Río Bueno in the south of Chile, who use different means of transportations to develop their respective daily
activities. By using mobile methods, it was possible to analyze and explore the daily dynamics of the commuters
directly associated with the inhabited cities and their territorial, geographical and time-space disposition. Among
the findings, it can be highlighted certain aspects that strain and suggest ruptures in the travel experiences among
intermediate and minor intermediate cities. Furthermore, new mobility narratives were found that are associated with
body and mind transformations experienced by the commuters during a time-space dedicated to the organization
and development of the mobility practices. Finally, it was confirmed the existence of mobility practices that are
typical of the culture of the inhabitants of these territories, including differences in time, rhythm and rituals from
the mobility practices acquired in solely urban spaces.
Cómo citar: Lazo, A. & Riquelme Brevis, H. (2019). Conmutación y experiencias de viaje en el sur de Chile. Prácticas de movilidad de habitantes de ciudades
intermedias menores. Investigaciones Geográficas, 58, 34-50. https://doi.org/10.5354/0719-5370.2019.54437
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Introducción
En sociedades globales, caracterizadas por constantes
flujos y movimientos, resulta cada vez más usual que el
lugar de trabajo y la residencia se encuentren separados
por grandes distancias. En este contexto, la movilidad
por motivos laborales es vital dentro de la organización
de las actividades cotidianas, las experiencias de viaje y
las prácticas de movilidad.
Aunque durante el último tiempo la producción científica
nacional que tiene por objetivo analizar la movilidad
cotidiana de la población ha centrado sus esfuerzos en
lo que respecta a ciudades metropolitanas e intermedias
mayores, paulatinamente se han desarrollado investigaciones
respecto a las experiencias de movilidad en ciudades
intermedias e intermedias menores, y también en territorios
no metropolitanos (Lazo & Carvajal, 2017; Riquelme &
Lazo, 2019; Salazar, Fonk & Vergara, 2018). Evidentemente,
estos trabajos incorporan técnicas de investigación que
permiten profundizar aspectos propios de la cultura y
geografía de estos territorios, lo cual conlleva considerar
lugares, distancias, medios de transporte y ritmos que se
distancian de las clásicas divisiones entre lo urbano y
lo rural, para posibilitar la incorporación de elementos
interurbanos, rurales e inclusive interculturales respecto
a las prácticas de movilidad en el sur de Chile.
El presente trabajo, nutriéndose de la literatura de la
conmutación, abre la posibilidad de examinar cómo en
pequeños territorios se construyen redes y ensambles
de movilidad a partir de las necesidades y objetivos de
personas que viajan en distintos medios de transporte.
No obstante, las similitudes y diferencias que pueden
encontrarse en el relato y la práctica de los sujetos abren
relevantes interrogantes que permiten plantear nuevos
escenarios para el estudio de la conmutación en lugares
donde la carencia de empleo obliga a que sus habitantes
deban desplazarse a otras ciudades con el objetivo de
acceder al trabajo y servicios variados.
El naciente interés por estudiar las prácticas de conmutación
desde una perspectiva cualitativa en Latinoamérica
permite explorar y analizar las dinámicas de conmutación
de ciudades intermedias menores en directa relación
con las actividades cotidianas. Los objetivos de nuestra
investigación se ciñen a la reconfiguración de las barreras
urbano-rurales, lo que da paso a movilidades que se
desarrollan en ambientes caracterizados por experiencias
de viaje dificultosas y en dispositivos de transporte propios
de los territorios del sur del país.
Investigaciones Geográficas, 2019, 58, 34-50
Este artículo está compuesto de cuatro secciones. En la
primera parte, se desarrolla una discusión conceptual
respecto a investigaciones que han planteado la movilidad
vinculada a motivos laborales, que destaca el panorama
global y enfatiza en aspectos teóricos y metodológicos
de la conmutación. En la segunda parte, se explica la
metodología utilizada en el estudio, así como las técnicas
de investigación desarrolladas en la recopilación de datos.
En la tercera sección, se presentan la discusión y análisis
de los resultados del trabajo de campo. Finalmente, se
entregan conclusiones con el objetivo de pensar las prácticas
de conmutación en ciudades intermedias menores, así
como su relación con las experiencias y necesidades de
habitantes de territorios con características socioculturales
propias del sur de Chile.
Movilidad pendular, conmutación y traslados de larga
distancia
Durante las últimas décadas surgen múltiples perspectivas
que explican cómo se construyen las movilidades,
movimientos y desplazamientos por factores vinculados
al trabajo. En términos conceptuales, existen matices
entre las definiciones explicativas del movimiento y la
movilidad humana. Para los fines de este artículo, surgen
tres conceptos que permiten comprender la movilidad
por motivos laborales, estos son: movilidad pendular
por trabajo, conmutación (intrarregional) y traslados de
larga distancia.
En primer lugar, la movilidad pendular se caracteriza por
la circularidad de movimientos que involucran distintos
espacios de vida como el trabajo y el hogar, sin alterar el
lugar de residencia del trabajador. Lobo, Cardoso, Almeida
& García (2017) son más específicos y la describen como
un tipo de movilidad que desarrollan las personas respecto
a diversas unidades espaciales que involucran viajes de
corta distancia entre diferentes puntos. A partir del clásico
patrón de movilidad pendular casa-trabajo, Niedzieliski
& Boschmann (2014) contrastaron la accesibilidad
monótona —entendida como las posibilidades de acceso
desarrolladas de manera rutinaria— y la accesibilidad no
monótona —entendida como experiencias inesperadas en
la movilidad— con la finalidad de investigar la movilidad
pendular, lo que dio por resultado el desarrollo de procesos
altamente significativos de exclusión socioespacial. Para
los autores, las distancias que cubren cotidianamente los
trabajadores pobres de Denver (Estados Unidos) suelen
contener desplazamientos inesperados y adyacentes, ello
genera diversos acontecimientos en la movilidad pendular
y que no son necesariamente esperados, lo que da cuenta
de la contingencia de la movilidad.
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En segundo lugar, la conmutación se define como el
desplazamiento diario que realizan las personas con el
objetivo de acudir al lugar de trabajo. Esta actividad
conlleva generar diversas transformaciones en la vida
cotidiana, tanto a nivel subjetivo (emociones, experiencias
y sentimientos) como objetivos (desde la infraestructura de
la movilidad), lo cual es influenciado por los cambios en
el mundo del trabajo durante el presente siglo (Delclos &
Miralles-Guasch, 2017). Así, la conmutación emerge como
una práctica fundamental para aquellos que viven distantes
de los espacios productivos frecuentados diariamente. Las
causas del incremento de la conmutación durante los últimos
años están supeditadas a múltiples fenómenos sociales
como la reestructuración de las ciudades, segregación
residencial o procesos de suburbanización (Litman, 2016).
En tercer lugar, los traslados de larga distancia constituyen
la antítesis de los viajes de proximidad, y emergen de los
procesos de dispersión urbana que generan una mayor
necesidad de desplazamientos (Mateu, Seguí, & Ruiz,
2017). Los traslados de larga distancia se relacionan
directamente con la separación entre los espacios de
concurrencia habitual y su nexo con redes e infraestructura
de transporte que viene a suplir la demanda por conectividad.
En este sentido, para Jiménez, Hidalgo, Campesino &
Alvarado (2018) un factor determinante está dado por la
supremacía de modelos urbanos dispersos que traen como
consecuencia la expansión de lo urbano por ocupación de
lo rural, lo cual evidencia procesos de conurbanización
y metropolización.
Aunque cada uno de los tres conceptos descritos aporta en la
comprensión de la movilidad, ya sea como enfoque u objeto
de investigación, los contrastes entre estos están dados por
el vínculo adquirido con el territorio observado. De este
modo, tanto la pendularidad como los traslados de larga
distancia se posicionan en los extremos espaciotemporales
de la movilidad, mientras que la conmutación intrarregional
se vincula con aspectos de la territorialidad, más allá del
espacio-tiempo considerado en la práctica de movilidad,
y sin dejar de ser un factor relevante.
La conmutación desde las experiencias de movilidad.
Las formas y consecuencias de la conmutación están
íntimamente ligadas al territorio habitado y su relación con
las prácticas cotidianas de movilidad. Al respecto, Soder
& Peer (2018) plantean que en las zonas rurales del mundo
la movilidad, la inclusión y las oportunidades de empleo
pueden disminuir considerablemente si no se cuenta con
una infraestructura de la movilidad acorde a las necesidades
de la población. En este sentido, el transporte adquiere
un rol fundamental en las experiencias de conmutación,
lo cual es reafirmado por Keyes & Crawford-Brown
Investigaciones Geográficas, 2019, 58, 34-50
(2018) en un estudio efectuado en Inglaterra que tuvo por
objetivo conocer las variables que influyen en el modo
de conmutación. Los autores concluyen que las personas
con altos ingresos tienen mayores posibilidades de elegir
el dispositivo de transporte para viajar al trabajo, lo cual
permite reabrir el debate en torno a la emergencia de
desigualdades sociales desde la perspectiva de la movilidad.
Resulta particularmente relevante observar cómo las
ciencias sociales se han interesado por definir y explorar,
desde el paradigma de la movilidad, las transformaciones
en el mundo del trabajo (Cui, Boisjolyb, El-Geneidyc &
Levinson, 2019). Para Dorow, Roseman & Cresswell (2017)
esta bifurcación hacia los estudios del trabajo desde la
movilidad, permite plantear cinco ejes de investigación, a
saber: articulación entre migración y movilidad por trabajo;
relaciones de poder en el viaje al trabajo; afectividad en los
movimientos por motivos laborales; movilidades y trabajo
en el desarrollo de la vida cotidiana, y comovilidades de
cosas, trabajadores e ideas. Estos cincos tópicos reflexionan
respecto a la producción del conocimiento en sociedades
que tienden a poner en el centro de la vida cotidiana la
categoría trabajo y su poder para normar y propagar
tipologías de interacción social.
Las redes y flujos laborales forman un eje central en la
caracterización de las experiencias de movilidad de la
población, lo que da cuenta del giro espaciotemporal
de la sociedad en temáticas vinculadas a la desigualdad
en aspectos del trabajo y su relación con otras esferas
de la vida cotidiana. Como ejemplo de ello, Jirón &
Imilán (2015) plantean que la flexibilidad laboral influye
considerablemente en la vida cotidiana de la población, lo
cual promueve cambios en las formas de movilidad a partir
del trabajo precario. En efecto, la resonancia del trabajo
en la vida social está íntimamente ligada al desarrollo
de movilidades, sobre todo en sociedades donde existe
una fragmentación en los sentidos de pertenencia que
conllevan situaciones de inestabilidad e incertidumbre
(Bauman, 2003).
A nivel mundial, diversas pesquisas han centrado sus
análisis en las dinámicas de conmutación y su relación con
los estilos de vida de la población, tornándose reflejo de
las asimetrías socioeconómicas y las transformaciones del
paisaje (Bole, 2004; Garretón, 2012). En este sentido, la
multiplicidad de factores que inciden en los desplazamientos
al lugar de trabajo confiere un papel central a la experiencia
de movilidad en concordancia con la infraestructura de la
movilidad a disposición, lo cual abre el debate respecto
a los espacios objetivos y subjetivos de la movilidad
desde los procesos socioterritoriales y el espacio habitado
(Espinoza, 2013).
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Al seguir a Santos (2017), aspectos sociodemográficos
influyen en las diferentes formas de movilidad que
adopta la población desde el ordenamiento territorial y
la organización espacial, lo que muchas veces provoca
desigualdades sociales desde la movilidad entre quienes
cuentan con medios socioeconómicos para hacer de la
movilidad algo factible de realizar y quienes no cuentan
con los recursos necesarios (Cebollada, 2009), lo que
promueve movilidades diferenciadas para acceder a
personas, actividades y lugares.
Por lo antes mencionado, cobran relevancia las
investigaciones que plantean conocer las actitudes de los
trabajadores respecto a sus estilos de vida móviles. En el
estudio de Jones & Southcott (2015), los mineros de Yukon
(Canadá) no demuestran mayores preocupaciones por el
viaje, más bien, las recomendaciones de los autores están
dadas por las vicisitudes en la contratación de personal
local o externo, lo que provoca transformaciones en la
vida cotidiana de los lugareños que viajan cortas distancias
diariamente a las locaciones donde se instalan de manera
estacionaria las empresas.
Desde la experiencia de los conmuters (conmutantes),
resaltan investigaciones que se centran en la calidad
del viaje de los trabajadores, donde factores como la
ubicación residencial, modo de viaje y el dispositivo de
transporte influyen considerablemente en un mayor o
menor bienestar (Handy & Thigpen, 2019). De igual modo,
existe una correlación significativa entre la práctica de
desplazamiento y la aparición de trastornos psicológicos
en los conmuters, tornándose una problemática de interés
sociopolítico fundamental en los tiempos actuales (Giménez
& Molina, 2019).
Asimismo, la conmutación permite prestar atención a
diversas esferas de la vida social, enfocándose en variados
fenómenos de la sociedad contemporánea, donde pareciera
que lo moderno está íntimamente relacionado con el sujeto
que se desplaza (Salazar en Bordonaro, 2018). Ejemplo
de ello son las transformaciones que experimentan los
conmuters en sus condiciones de salud, lo cual permite
conocer ámbitos que se ven afectados por sus estilos
de vida. Al respecto, destacan estudios que enfatizan
en aspectos como la movilidad y su afección negativa
en la salud del trabajador y su familia (Newhook et al.,
2011); los efectos nocivos de la contaminación en mujeres
embarazadas que se desplazan cotidianamente por motivos
laborales (Blanchard, Deguen, & Kihal, 2018), y los estilos
alimenticios desfavorables para aquellos trabajadores
que pasan largo tiempo de la jornada diaria fuera de casa
(Shareck, Frohilich & Kestens, 2014).
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Tal como se ha explicado, resulta relevante observar el
desarrollo de la movilidad en su ambiente, al integrar
las interacciones sociales y lo escenarios móviles en el
análisis (Ingold, 2012). En este ámbito, diversos trabajos
se han interesado por las experiencias de las personas en
movimiento, que indagan en las subjetividades desde el
paradigma de la movilidad (Cresswell, 2006; Sheller,
2014; Sheller & Urry, 2016).
La conmutación y sus diversos ejes de comprensión en
Chile. En el marco de la comprensión de los niveles y
objetos de estudio de las ciudades, nos interesa sobre
todo la ciudad intermedia desde la vacancia propia de sus
estudios, donde “es necesario profundizar en estos sistemas
urbanos a partir de la experiencia de sus habitantes para
comprender adecuadamente la diversidad y complejidad
de procesos que las ciudades experimentan desde su
carácter de lugares emplazados, y así poder aportar a una
planificación urbana más inclusiva y sustentable” (Salazar
et al., 2018, p. 110). Esta perspectiva entrega múltiples
campos de acción en la comprensión de la movilidad desde
los sentidos, la representación del espacio habitado y las
rutinas cotidianas de movilidad que ocurren en ciudades
intermedias, menores y pequeñas tan características de
nuestro país.
Maturana & Rojas (2015), basándose en la División de
Desarrollo Urbano, plantea la existencia de “cuatro rangos
para definir tipos de ciudades: Ciudades metropolitanas,
con una población mayor a 300.000 habitantes, Intermedias
Mayores, entre 100.000 a 300.000, Intermedias Menores
entre 20.000 a 99.999 y Pequeñas Ciudades con una
población entre 5.000 y menor a 20.000” (p. 29). Asimismo,
argumenta que, para el caso chileno, junto con aspectos
vinculados a la cantidad de población, se deben considerar
otros aspectos como: el rol en la administración políticoadministrativa; poseer servicios especializados; poseer
saldos positivos en el proceso de migración; tasa de
crecimiento para el período 1982-2002 igual o superior al
promedio; contar con población igual o mayor al promedio
de los habitantes de cada capital provincial, y presentar
un total de llegadas a establecimientos de alojamiento
turístico igual o sobre el promedio nacional (Maturana
& Rojas, 2015).
Estas definiciones nos permiten examinar cómo la
conmutación es diferente en función de las características
propias de las ciudades. Las diversas escalas de ciudades
hacen que el tratamiento de estas se relacione directamente
con los cambios sociodemográficos y territoriales que
experimentan los territorios. De esta manera, según
Maturana & Rojas (2015), las dinámicas sociales de
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conmutación están imbricadas con el tamaño de las
ciudades, donde las ciudades intermedias menores y
ciudades menores tienden a depender de las de mayor
rango para su desarrollo social y económico.
En efecto, observamos que el estudio de la conmutación
(desplazamientos cotidianos de personas que viven y
trabajan en ciudades distintas) es reciente en nuestro
país, e incluye escasos trabajos desarrollados al alero de
la movilidad como enfoque u objeto de investigación,
destacándose, por un lado, estudios que profundizan aspectos
de la conmutación en grandes ciudades (conmutación
intrametropolitana) a partir de su poder de expansión
y, por otro lado, emerge la conmutación intrarregional,
entendida desde los desplazamientos que se provocan entre
el hogar y el lugar de trabajo en relación con ciudades
intermedias y menores.
En Chile, y desde una perspectiva que propone examinar
el trabajo agrario y la ruralidad a partir de la movilidad
cotidiana, Canales,Canales y Hernández (2018) analizan la
conmutación de corta distancia entre comunas agrupadas
y no metropolitanas. Para los autores, la conmutación
es entendida como “el desplazamiento cotidiano del
trabajador entre una localidad de hábitat y una localidad
de trabajo y empleo” (Canales et al., 2018, p. 6). De
este modo, la movilidad laboral organiza los territorios
agrarios a partir de la transformación experimentada en
la relación campo-ciudad producto de la modernización
de agro chileno en el último tiempo.
Si se sigue a Canales & Canales (2016), los desplazamientos
de conmutación se agruparían en intrametropolitanos,
interregionales e intrarregionales. La primera categoría
consideraría lo acontecido en la capital nacional, mientras
que la movilidad interregional estaría determinada por
movimientos de larga distancia entre las diferentes regiones,
tratándose muchas veces de desplazamientos asociados,
por ejemplo, a la gran minería.
Asimismo, estos autores plantean una movilidad
intrarregional, la cual se desarrolla específicamente
en territorios agrarios. El aporte de esta categoría se
sustenta en que “se establece en los territorios agrarios
un sistema de relacionamiento pluricentrado que integra
lo urbano y lo rural, el campo y sus ciudades” (Canales
& Canales, 2016, p. 1). Esta perspectiva permite observar
cómo las distancias entre lo urbano y lo rural tienden a
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disociarse a partir de las prácticas y las experiencias de
desplazamientos cotidianos.
En efecto, pareciera que, al plantear causas sociológicas y
económicas de la conmutación latinoamericana, se encuentra
el predominio del agronegocio, entendido como modelo
que promueve las actividades empresariales productivas y
comerciales desarrolladas en el campo. Para Venturini &
Castro (2018), este modelo ha transformado los patrones
de movilidad de los trabajadores agrarios latinoamericanos,
quienes, por funciones laborales específicas, migran
temporariamente debido a la demanda de mano de obra.
Aunque existe una robusta producción académica centrada
en el análisis del trabajo precario y las reconfiguraciones
territoriales de la población rural (Trpin & Rodríguez, 2015;
Valdés S., Godoy R. & Mendoza A., 2017), predomina
aún una vacancia en el ámbito académico local respecto
a investigaciones que profundicen en las prácticas y
experiencias de movilidad de este segmento de personas
que construyen sus espacios de vida entre lo urbano y
lo rural.
Como ya señalamos, las movilidades por motivos de trabajo
en la ruralidad y en la ciudades intermedias y pequeñas
han sido escasamente abordadas, a pesar de que son
sumamente relevantes para aquellos habitantes que viven
en lugares más periféricos del desarrollo económico social.
En estos territorios emergen dispositivos de transporte
como bicicletas, lanchas, buses interurbanos y ferrocarriles
que funcionan como nexo en la conectividad con el lugar
de trabajo (Lazo & Carvajal, 2017, 2018; Riquelme &
Lazo, 2019). Es en la movilidad intrarregional donde la
experiencia de los habitantes o conmuters se propaga a
partir de complejas redes de accesibilidad, lo que agudiza
la “espesura” de la movilidad (Jirón & Mancilla, 2013),
y provoca pesados y dificultosos desplazamientos para
quienes habitan estos territorios. Así, emergen barreras en
las prácticas de movilidad desde la planificación urbana,
e irrumpen estrategias y tácticas planteadas por ellos para
acceder a los lugares de frecuentación.
Metodología del estudio
Las ciudades intermedias menores: La Unión y Río Bueno.
Lo aquí presentado se basa en una investigación mayor
que involucró seis comunas durante la fase de trabajo de
campo1. Las comunas seleccionadas para este artículo (La
Unión y Río Bueno) a pesar de pertenecer a la Región de
1 Proyecto Fondecyt de iniciación 11171028. Cabe señalar que la cantidad de participantes sombreados (veinte) sobrepasa los aquí presentados (tres),
pero por motivos vinculados a los objetivos de este manuscrito se privilegiará las experiencias de movilidad de solo tres habitantes de las comunas
de La Unión y Río Bueno. Asimismo, se debe tener en cuenta que esta investigación persigue un objetivo de mayor extensión relacionado con el
proyecto marco de esta investigación donde se busca analizar las prácticas y experiencias de movilidad en las ciudades intermedias del sur de Chile.
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conmutantes que cotidianamente desarrollan sus rutinas de
desplazamiento con el objetivo de acudir a la capital regional
por motivos de trabajo. Dentro de las comunas seleccionadas,
existen ciertos vínculos y disociaciones a partir de aspectos
territoriales, experiencias de viaje, infraestructura de la
movilidad y cuestiones de carácter afectivo.
Las ciudades seleccionadas (La Unión y Río Bueno)
corresponden a ciudades intermedias menores y tienen entre
38.036 habitantes y 31.702 habhabitantes, respectivamente.
El número de personas que viaja diariamente a la ciudad
de Osorno por trabajo y estudio supera las 1.480 en La
Unión y las 1.038 en Río Bueno según el último Censo
del año 2012, pero se estima que esta cifra ha ido en
aumento (Figura 2).
Figura 1. Mapa de la Región de Los Lagos y Los Ríos con las ciudades
estudiadas. Fuente: Elaboración propia.
Los Ríos poseen una eminente dependencia con la ciudad
de Osorno, capital de la Provincia de Osorno, región de
Los Lagos (Figura 1). Esta dependencia está íntimamente
relacionada con las experiencias de movilidad de los
Acompañar a las personas en sus desplazamientos. En el
marco de la producción académica vinculada a enfoques
cualitativos que centran los análisis en las experiencias
y percepciones de las personas, en esta investigación se
desarrollaron “etnografías de sombreo” (Jirón, 2010). En
efecto, los sombreos permiten acompañar a las personas
en sus desplazamientos diarios, es decir, se trata de un
“enfoque etnográfico multisituado en movimiento, que
permite describir las experiencias de movilidad” (Imilán,
Jirón & Iturra, 2015, p. 93). Estos sombreos fueron
desarrollados durante el período 2018-2019 en seis comunas
de la Región de Los Lagos y Los Ríos, respectivamente
Figura 2. Mapa de la Región de Los Lagos y Los Ríos con las ciudades estudiadas. Fuente: Elaboración propia.
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40
Tabla 1
Matriz de síntesis.
Ciudades
Puyehue
La Unión
Río Bueno
Río Negro
Llanquihue
Puerto Varas
Coordenadas
Lat 40° 40′ 0″ S,
Log 72° 37′ 0″ W
Lat 40° 17′ 0″ S,
Log 73° 5′ 0″ W
Lat 40° 19′ 0″ S,
Log 72° 58′ 0″ W
Lat 40° 47′ 46.14″ S,
Log 73° 12′ 58.1″ W
Lat
41° 15′ 0″ S,
Log 73° 1′ 0″ W
Lat 41° 19′ 0″ S,
Log 72° 59′ 0″ W
Contexto
territorial
Rural e intercultural
Urbano-rural
Urbano-rural
Urbano-rural
Urbano-rural
Urbano, ciudad
intermedia, turística
Medios de
transporte y
tecnología
Buses o microbuses,
A pie y motorizado
Menor uso de celular
Microbuses, bicicleta,
transporte privado.
Celular, videojuegos,
música mp3
Buses pequeños
Uso del celular
videojuegos, música
mp3.
Buses pequeños
Uso del celular
videojuegos, música
mp3.
Micros pequeñas, viajes
más cortos
Uso del celular
Diversidad de buses
Alto uso del automóvil
Uso del celular
La
experiencia
de viaje
Memoria e historia.
Viajes con sentido.
Experiencia de esfuerzo,
Valoración del lugar
propio.
Tiempo de descanso v/s
agotamiento.
Familiaridad
Organización
Técnicas y maniobras
Usos
Valoración del lugar
propio
Tiempo de descanso v/s
agotamiento
Familiaridad
Ritualización
Organización
Técnicas y maniobras
Usos
Valoración del lugar
propio
Tiempo de descanso
v/s agotamiento de un
viaje a pie
Familiaridad
Ritualización
Organización
Técnicas y maniobras
Usos
Valoración del lugar
propio
Valoración del lugar
Menor reconocimiento
del otro
Organización
Conexión con Pto. Montt
(por bus y carretera)
Movilidad privilegiada
por la conexión con
Pto. Montt (por bus y
carretera)
Organización
Menor reconocimiento
del otro
Valoración del lugar
(elementos paisajísticos)
Lo
Relacional y
Afectivo
Conocimiento del
territorio, de la
naturaleza, de las rutas
(a pie y en medios
motorizados)
Objetos propios v/s
modernidad
Cuerpo relajado y activo
Conocimiento de los
medios de transporte, la
ruta (certeza y confianza)
Cuerpo relajado y activo
Conocimiento de los
medios de transporte, la
ruta (certeza y confianza)
Cuerpo relajado y activo
Conocimiento los medios
de transporte, la ruta
(certeza y confianza)
Cuerpo relajado y activo
Conocimiento los medios
de transporte, la ruta
(certeza y confianza)
Cuerpo apurado, más
urbano y móvil
Conocimiento más
práctico del “otro”.
Fuente: Elaboración propia
(Puyehue, La Unión, Río Bueno, Puerto Varas, Llanquihue
y Río Negro), no obstante, se seleccionaron, tal como se
mencionó anteriormente, solo tres casos pertenecientes
a las ciudades de Río Bueno y La Unión. La elección de
las tres comunas nace a partir del análisis del censo del
año 2002 y 2012, donde estas ciudades aparecían, junto
a otras de la Región de Los Ríos y Los Lagos, como muy
dependientes de la ciudad de Osorno y Puerto Montt, en
lo que respecta a los trayectos cotidianos por motivos de
trabajo y estudio. Este fenómeno propicia un relevante
campo de investigación respecto a las condiciones de vida
desde los habitantes de estas ciudades, donde no siempre el
lugar de trabajo se encuentra en la comuna de residencia.
Dentro de los criterios para la selección de los participantes,
se privilegió a personas que viajarán a trabajar a una
comuna distinta de la que residían, utilizaban transporte
privado y/o público para sus desplazamientos diarios y
llevaban más de un año desarrollando la misma rutina
de desplazamiento.
El acompañamiento o sombreo, en tiempo real y durante
los viajes, permitió conocer y descubrir cómo se construía
el viaje, lo que posibilitó la intromisión del investigador
en espacios íntimos como la casa o el lugar de trabajo,
y en sitios de acceso público como calles, microbuses,
terminales, plazas o paraderos. Todos estos lugares dan
cuenta de la movilidad como una actividad que trasciende
el tiempo-espacio de viaje en sí. Por consiguiente, el
sombreo requirió de más de un solo encuentro con los
participantes sombreados, ya que hubo reuniones de
acercamiento previo donde se estableció confianza y
se planteó una entrevista exploratoria; posteriormente
se realizó el sombreo y, finalmente, en algunos casos,
se volvió a desarrollar una entrevista con el objetivo de
recabar información necesaria que surgió luego del viaje.
Matriz de síntesis de la movilidad2. Para analizar la
información recolectada se realizó una matriz de doble
entrada. En ella se identificaron, por un lado, los tópicos
relacionados con la movilidad cotidiana (contexto territorial,
medios de transporte/tecnologías, experiencia y lo relacional/
afectivo) y, por el otro, se señalan las ciudades estudiadas.
Lo anterior permitió caracterizar las movilidades de cada
ciudad, tal como se muestra en la Tabla 1.
En rigor, las experiencias de viaje responden a modos de
vida asociados estrechamente con aspectos territoriales, lo
cual revitaliza aspectos culturales en el desarrollo afectivo
de la movilidad. Las divergencias entre Puyehue y Puerto
Varas, por nombrar algunas de las comunas estudiadas,
permiten considerar aspectos espaciotemporales en el
desarrollo de la movilidad, las cuales están íntimamente
2 La matriz de síntesis exhibe toda la información recolectada en el marco de la investigación que sustenta este escrito.
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relacionadas con la vida cotidiana que los habitantes de
estos lugares experimentan. Mientras Puyehue ejemplifica
elementos rítmicos y socioculturales de una ruralidad
intercultural, Puerto Varas exhibe entre sus conmutantes,
necesidades y experiencias vinculadas al desarrollo de
experiencias de ciudades en expansión y con un eminente
componente de comodidad, amenidad y turismo.
Acompañando a los sujetos en sus viajes
A continuación, se presentan tres sombreos de habitantes
de La Unión (2) y Río Bueno (1) que, por motivos
laborales, viajan cotidianamente a la ciudad de Osorno.
Estos acompañamientos tuvieron como objetivo conocer
tanto las dimensiones objetivas, como subjetivas, asociadas
al viaje cotidiano.
“Viajar en automóvil me da comodidad y mayor control”.
Francisco tiene veintiocho años, es soltero y en la actualidad
vive en la ciudad de La Unión junto a su hermana y la
pareja de ella. La Unión es una pequeña ciudad que sirve
como capital de la provincia de Ranco, Región de Los
Ríos. Francisco trabaja como profesor de Matemáticas
en un colegio del centro de la ciudad de Osorno. Viaja,
desde hace un año, de lunes a viernes desde La Unión a
Osorno en su vehículo particular (Figura 3).
Francisco se levanta temprano, a eso de las cinco de la
mañana. Le gusta levantarse con tiempo para organizar
las clases a primera hora y evitar los atochamientos
vehiculares que se producen a esa hora de la mañana
en la carretera. Para él, la rutina de viaje ha cambiado
con los años, tiempo en el que logró adquirir ciertas
habilidades para sortear barreras como caminos en mal
estado o largas filas de vehículos que avanzan lentamente.
Estas habilidades están dadas por el conocimiento de los
caminos y lugares que constituyen la ruta de viaje, lo cual
le entrega sentimientos de seguridad ante posibles eventos
que puedan retrasar sus viajes. Llegamos a su casa a eso de
las 06:51 a.m., para acompañarlo hasta Osorno. Nos ve y
se acerca rápidamente al auto y deja sus cosas esparcidas
en el asiento trasero. Mientras nos saludamos, Francisco
me comenta las actividades que tiene contempladas para
el día de hoy, sobre todo aquellas relacionadas con el viaje
de regreso, donde incluirá a su familia. Para él, viajar
al trabajo es una actividad bien percibida producto del
automóvil que le permite desplazarse.
Nos acomodamos y ponemos cinturón. Lo primero que ha
hecho Francisco después de encender el auto es prender
la radio, conectada a un pendrive que suele preparar con
música los domingos para los viajes de toda la semana.
Investigaciones Geográficas, 2019, 58, 34-50
Maneja muy rápido y la salida es expedita de la ciudad. A
las 07:00 a.m. ya estamos en el cruce, para tomar la ruta 5.
Se ve a esa hora un número importante de vehículos en la
carretera. El paisaje aún es sombrío, con algo de neblina y
oscuridad por la hora. Francisco maneja a 110-120 km/h,
adelanta sin mucha complicación buses y camiones.
Francisco me comenta que siempre ha tratado de evitar
los viajes en bus, pues desde pequeño le producían mareos
e incomodidad. Además, está acostumbrado a viajar
con muchas cosas de su trabajo, y en caso de tomar bus
tendría que ir hasta la terminal de buses de La Unión para
alcanzar algún asiento, ya que prefiere viajar sentado en
transporte público. Para Francisco, el automóvil se torna
un medio de transporte fundamental en sus actividades
cotidianas, ya que el tiempo de viaje entre su lugar de
residencia y el trabajo es optimizado con la utilización del
vehículo particular. Aunque reconoce que fue una inversión
económica importante, la comodidad y autonomía que
entrega viajar en automóvil es impagable.
Siendo las 07:15 a.m. ya estamos en el peaje de Osorno.
Francisco llega hasta aquí con una leve sonrisa, ya que
sabe que al no haber atochamientos puede circular con
mayor relajo, a diferencia de otros días donde se generan
enormes filas de automóviles que implican un atraso en su
hora de arribo. Ya estamos en Osorno, y al llegar al punto
en que la calle Mackenna se bifurca en Mackenna Norte
y Lynch, hay una patrulla de carabineros que indica el
cambio de sentido de una de las vías para facilitar el gran
tránsito oeste-este que se avecina en la ciudad.
Seguimos por calle Lynch, también semivacía, hasta
calle Prat. Aquí es donde complica, comenta Francisco,
con una incomodidad evidente en su rostro que refleja la
pérdida de control sobre los tiempos de viaje. En la entrada
por calle Julio Buschman es donde se encuentra con los
tacos matinales, al menos un día a la semana, comenta
Francisco. Si hay un carabinero dirigiendo el tránsito
es peor , dice. Pero hoy Prat no está atochada, aunque sí
hay bastantes autos, paraderos con harta gente y micros
que vemos pasar llenas de pasajeros por calle Bilbao.
Son las 07: 25 a.m., conversamos un poco en el auto
antes de bajarnos para que Francisco comience su jornada
laboral. Francisco insiste en la relevancia del automóvil
en su vida cotidiana, cree que los automovilistas que
viajan largas distancias diariamente están sometidos a un
fuerte cansancio y estrés. Se dispone a sacar sus cosas
desde el asiento de atrás, mientras busca las llaves del
auto para cerrar, con bolsas en ambas manos y la mochila
a la espalda. Ninguno de esos tres complementos se ve
Investigaciones Geográficas, 2019, 58, 34-50
42
Figura 3. Secuencia del viaje de Francisco en su automóvil. Fuente: Colección personal.
liviano. En el primero lleva su almuerzo, en el segundo
las carpetas con todo el material para cada curso, mientras
que en la mochila lleva su computador. Nos despedimos
para volver a reunirnos en la tarde, cuando emprendamos
la vuelta a La Unión.
Francisco termina su jornada a las 17.15 p.m., hora
pactada para nuestro reencuentro. Se le ve cansado, con
su chaqueta al brazo, junto a sus bolsos y mochila. Me
comenta que en la tarde ha tenido clase con un primero
medio muy desordenado, que la sala era pequeña y que
tampoco ha contribuido la alta temperatura del día.
Cruzamos la calle apenas observamos que no vienen
autos, ahí es donde está estacionado su automóvil,
nos subimos para emprender el viaje de regreso. En
el trayecto inicial me recuerda que no será un día tan
habitual de viaje. Pasaremos a buscar a sus padres y
hermana cerca de la terminal. Su padre pasó la noche
en la clínica por una operación menor, me explica,
no ha pasado nada, pero hoy su madre y su hermana
han venido a buscarlo y Francisco los llevará de vuelta
a La Unión.
Luego de unos minutos de viaje, nos encontramos en
la calle Mackenna, y es ahí donde Francisco se detiene
brevemente para que su familia pueda subir al automóvil.
Madre, padre y hermana ya están dentro de vehículo, en
la parte posterior. Así, los cinco ya instalados en el auto
seguimos camino a La Unión. La entrada a la carretera se
hace con precaución, vienen autos desde el sur reduciendo
velocidad y otros como nosotros (y los que vienen detrás)
tratan de incorporarse a una fila que debe seguir la única
pista habilitada por los trabajos de mantención. Pasados
los 800 metros de conos que dividen la ruta en dos, nos
relajamos un tanto y dejamos de prestar tanta atención
al resto de los autos.
Francisco comenta que entre vivir en Osorno y vivir en
La Unión, prefiere La Unión, pues la diferencia en tiempo
de viaje (unos cuarenta y cinco minutos) sería mínima.
También razones como la seguridad de la ciudad y el
precio de la vivienda influyen en su decisión. Luego de un
viaje tranquilo, donde nuestro silencio como viajeros es
exacerbado por el volumen de la música, hemos llegado a
La Unión. Ya en la casa de Francisco, antes de detener el
auto, él le ha dicho a su padre que lo estacionará. Me bajo
del automóvil y me despido de la familia, que se dispondrá
a tomar once y compartir un momento de intimidad.
La experiencia de Francisco denota el deseo de fluidez.
Esa inmediatez relacionada con el movimiento más allá
del viaje en sí (Sheller & Urry, 2016) adquiere múltiples
significados en las actividades cotidianas. El automóvil,
como dispositivo de transporte alcanzado con el afán de
mejorar la calidad de vida, posiciona a Francisco como una
persona que puede hacer de su movilidad una actividad
factible de realizar en relación con su poder adquisitivo
y su ciclo vital (Cebollada, 2009).
“Tomar micro es agotador, pero necesario para llegar
a trabajar”. Loreto, cuarenta y cinco años, es casada y
tiene cuatro hijos. Junto a su familia, Loreto vive en villa
Los Parques, comuna de La Unión. Loreto trabaja como
ejecutiva en una caja de compensación en la ciudad de
Osorno, capital de la provincia de Osorno, Región de
Los Lagos. Loreto viaja de lunes a viernes a Osorno en
los días laborales, es una rutina que ha debido organizar
combinando diferentes dispositivos de transporte (Figura 4).
En los días de semana, Loreto se levanta a las 06:30
Investigaciones Geográficas, 2019, 58, 34-50
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Figura 4. Secuencia del viaje de Loreto en microbús. Fuente: Colección personal.
a.m., tiempo que aprovecha para organizar las comidas
de sus hijas, así como desarrollar su higiene personal.
Nos reunimos a las 07:15 a.m. en su hogar. Al llegar me
recibe afectuosamente, mientras aguardo tranquilamente
que termine de hacer sus actividades matutinas orientadas
al cuidado familiar, para así, posteriormente, disponer a
desplazarnos hacia su lugar de trabajo.
Salimos de su casa a eso de las 07:30 a.m. Loreto ha
llamado un taxi con el objetivo de que la acerque a la
terminal de buses. El uso del taxi para Loreto no es
permanente. Generalmente quien la acerca a la terminal
es su marido o su hija, pero por ahora, al tener el vehículo
en reparaciones, ha tenido que optar por el taxi. Caminar
a la terminal le significaría al menos cuarenta minutos,
y el uso de colectivos a esa hora es incierto, pues suelen
pasar repletos.
El taxi llega a las 07:36 a.m., estacionándose frente a
la casa. Loreto se pone la chaqueta y se despide muy
afectuosamente de su hija. Se sienta en el asiento de
copiloto y hace el trayecto en silencio. En las primeras
cuadras paga $1.800 por el viaje. El camino a la terminal
de buses tarda menos de cinco minutos, bajando por el
acceso principal a La Unión.
Ya en la terminal, Loreto me hace notar que el bus que
ella suele tomar está estacionado. Por lo general, me ha
comentado, ella llega antes que aparezca, esperándolo
en el andén con los otros pasajeros. Loreto, se sube
al bus rápido, saluda a algunos conocidos de viaje. El
chofer, Ricardo, a quien Loreto conoce desde que viaja
a Osorno por trabajo, hoy no está. Loreto saluda uno
por uno, sonriendo, a quien reconoce. La tarifa oficial
es $1.200, no obstante, la mayoría de los pasajeros paga
$1.000. El bus emprende el viaje a las 07:50 a.m., poco
más de la mitad de los asientos van ocupados. El bus,
mientras avanza en su ruta, ejecuta diversas paradas con
el objetivo de incrementar la cantidad de pasajeros. Suben
algunos conocidos de Loreto, con los cuales se saluda
afectuosamente.
Mientras nos desplazamos, los viajeros realizan diversas
actividades como leer, conversar, observar el paisaje y
adelantar el trabajo administrativo (revisar documentos)
son las acciones más recurrentes. Para Loreto, dormir
se ha traducido en un actividad fundamental, sostiene:
yo me subo al bus, le guardo puesto a una señora de
edad que viaja con nosotros, que es la señora Mary, a lo
mejor la conociste, espero que ella se suba y cuando ya
vamos saliendo de La Unión, ella me pregunta ‘¿vas a
dormir?’, ‘sí, le digo yo, ‘tengo sueño’, y ahí me quedo
dormida hasta llegar. En el trayecto, Loreto, me comenta
que en invierno no tienen calefacción, por lo que junto
a sus carteras y bolsas lleva una manta para sus pies.
Reconoce que es un bus espacioso en relación con otros,
con mayor cantidad de asientos, aunque esto no implica
que se encuentren ciertas incomodidades al llenarse en
las mañanas.
El microbús llega a las 08:40 a.m. a la terminal de Osorno,
momento en el que pagamos $1.000, y Loreto junto a su
compañera de viaje, María Eugenia, descienden y emprenden
camino a sus respectivos lugares de trabajo. El día está
frío, caminamos los tres algunas cuadras, momento para
dejar a María Eugenia en su lugar de trabajo y seguir
junto a Loreto a su lugar de trabajo. Estamos poco antes
de las 09:00 a.m. en la oficina de Loreto, nos despedimos
para volver a encontrarnos después de la jornada laboral.
Loreto termina su jornada laboral los viernes a las 15:20
44
p.m. Nos reunimos a la entrada de su lugar de trabajo. Se
ve contenta y con la idea de pasar, como de costumbre, a
comprar un par de encargos para su casa antes de tomar
el bus de vuelta a La Unión. Caminamos dos cuadras
por calle Matta, donde aumenta el número de peatones a
medida que nos acercamos a la plaza de Armas. A diferencia
de la mañana, Loreto no va apurada. Esperamos en los
semáforos. Entramos a la galería por calle Mackenna a la
librería del mismo nombre. A medida que nos aceramos
a la terminal, Loreto habla de sus caminatas en soledad
por la ciudad y la sensación de inseguridad que tiene al
respecto, sostiene: acá en Osorno, de repente si te pillan
sola por ahí te pueden asaltar, y siempre con ese temor.
De hecho, la cartera que yo uso es cruzada.
A las 15:45 p.m. estamos en la terminal. Loreto toma
ubicación en el andén, pues no ha llegado el próximo
bus que saldrá a La Unión. En el andén se genera una
pequeña aglomeración de gente. Loreto insiste en que
esta es la parte de sus viajes cotidianos que menos le
gusta. Hay alrededor de doce personas que se ubican
desordenadamente alrededor de donde debería ubicarse
la puerta del bus próximo a salir. Al subir, veo que Loreto
tomó un asiento de ventana, reservándome el asiento del
pasillo. De los poco más de cuarenta asientos del bus,
aproximadamente quedan libres unos catorce. Loreto saca
su celular de la cartera y va jugando un juego de lógica.
Dice que los viernes trata de no dormir para que no le
afecte el sueño de la noche. El viaje se desarrolla con cierta
calma, mientras Loreto se divierte, yo observo el paisaje.
Son las 16:45 pm. y Loreto baja del bus despidiéndose y
dándole un recado a Miriam, la auxiliar del bus. Me cuenta
que la conoció viajando y que vende algunos productos
(carne y huevos), que a veces le compra cuando va a su
casa. La casa de Loreto está en la entrada de la villa, por
lo que caminamos menos de 50 metros para llegar a su
hogar. Antes de despedirnos, Loreto me cuenta qué hará
cuando esté en su casa: Llego a la casa, me cambio de
ropa, ahí pongo la mesa, tomamos once en familia, trato
generalmente de que esté mi marido también, o sea trato
de que estemos los cinco, que tomemos once en familia.
Tomamos once, y después yo me preocupo de lavar la
loza, y de cuidar a los chicos. Nos despedimos en la
entrada de su casa.
Loreto, a diferencia de Francisco, constituye un caso
de movilidad desarrollada en transporte público, con
la connotación de cierto desagrado que representa este
tipo dispositivo de transporte para los habitantes de
ciudades intermedias menores (microbuses incómodos
y de recorridos temporales relativamente extensos). La
incertidumbre respecto a la modalidad de viaje (viajar de
Investigaciones Geográficas, 2019, 58, 34-50
pie o sentado) merma la experiencia, lo que provoca un
menor bienestar emocional (Handy y Thigpen, 2019) en
lo que respecta a la organización del viaje. La espera y la
lucha por asientos genera preocupaciones complementarias
al desplazamiento. Adicionalmente, encontramos un
factor extra respecto al caso anterior. En su condición de
mujer, Loreto debe ocuparse de resguardar su integridad
en el espacio público, proceso que evidencia también
desigualdades de género desde la movilidad.
“La bicicleta me recrea, lo paso bien pedaleando para
ir a trabajar”. Freddy tiene cuarenta y ocho años, vive
junto a su esposa en la población Alejandro Magnet de la
comuna de Río Bueno. Es una casa que pudo comprar a
través de un subsidio, es un lugar que tiene dos años de
antigüedad, donde aún existe poco tránsito de personas.
Casi a las 17:00 p.m. nos disponemos a ir a su lugar de
trabajo. Para ello, preparamos los artefactos que Freddy
instala en su bicicleta, destaca: celular amarrado al
manubrio, bolsa con implementos de trabajo amarrado
al manubrio, chalecos reflectantes y cascos que nos
pondremos para viajar. Estamos dispuestos a empezar el
recorrido (Figura 5).
Al principio avanzamos de manera pausada, pero luego
de un par de minutos, para aprovechar la calle en bajada,
empieza a aumentar la velocidad. Circulamos entre autos
y camiones que circulan a alta velocidad. A Freddy se
le ve acostumbrado, mientras yo intento disimular mi
nerviosismo y adaptarme a los ritmos que propone él. El
viaje transcurre sin mayores momentos de diálogo, los
motivos se relacionan con la concentración que implica
manejar bicicleta, aunque a ratos podemos alinear las
bicicletas y cruzar palabras, estos instantes no duran más
de un minuto y Freddy vuelve a pedalear con más fuerza,
tomando el rol de “jefe de fila” en nuestro viaje.
Siempre canta cuando pedalea, no ocupa audífonos, son
canciones cristianas. A medida que salimos de la ciudad
podemos circular libremente por la pista de los vehículos.
En eso, nos encontramos con otra bajada por donde vienen
subiendo dos autos. Vamos por un espacio no habilitado
para bicicletas, sino para automóviles. Adelantamos una
bicicarro de trabajo. Ya se empieza a escuchar, ver y
relacionar la presencia de camiones de carga. Dispositivos
de transporte de contundente fuerza asimétrica en relación
con una bicicleta y su cuerpo humano expuesto que la
hace funcionar.
Estamos acercándonos al lugar de trabajo de Freddy,
tenemos tiempo para intercambiar palabras, sensaciones
sobre su viaje. La bicicleta, para Freddy, me recrea para
Investigaciones Geográficas, 2019, 58, 34-50
45
Figura 5. Secuencia del viaje de Freddy en bicicleta. Fuente: Colección personal.
ir al trabajo, genera una sensación de optimismo, se
pasa bien y sirve para tomar buen aire. En cuanto a
inconvenientes, dice: he quedado botado en la carretera.
Se puede desinflar un neumático. Él anda con cámara
de repuesto, y hay cosas que se pueden solucionar en
el momento y otras no, es bueno que mi bicicleta sea
desarmable ya que la puedo subir a una micro. Cosa
que ha hecho, en esos casos. Para él, el clima no afecta
la bicicleta, me pongo un buen traje de agua que tengo
(…) y me vengo meta silbar (silba ahí) y cantando (…)
hay que ser optimista en la vida.
flujo vehicular; por lo que la luz de los autos y camiones
nos llega de frente. Yo me voy adelantito me dice. Aún
sin avanzar, vemos que su bicicleta llevaba un sistema
de luces por adelante y atrás, además, llevaba reflectante
en el casco y chaqueta.
Como Freddy trabaja para una empresa externa, la empresa
de la forestal no lo incluye en el transporte que disponen
para todos sus trabajadores. En sus viajes de larga distancia
como este, plantea que se distrae mentalmente, toma aire
limpio mientras avanza, eso lo satisface, y observa en
tiempo presente como su organismo funciona. Dimensiona
su musculatura, sus muslos, pantorrillas y caderas. Lo dejo
en la entrada de su lugar de trabajo, así acordamos realizar
el viaje de vuelta a las 20:00 p.m. aproximadamente. Yo
estoy algo cansado, en Freddy no se ve muestra alguna
de agotamiento físico.
Al avanzar, Freddy pregunta por el nivel de cansancio,
intento disimular y responder que es solo un poco. Vamos
uno tras otro, como integrantes de un equipo de ciclismo,
nos mantenemos siempre atento a su chaleco reflectante,
mientras Freddy alerta: ahora hay que tomar precaución.
Dejamos atrás el camino más transitado e ingresamos a una
nueva calle, pasamos una plataforma-puente de cemento, y,
es un tramo donde los camiones transitan a alta velocidad,
lo que pone un poco más en riesgo nuestra integridad.
Sin embargo, según Freddy, son calles tranquilas, no me
meto al centro, me voy por el sector residencial, hago
esta vuelta porque esta rutina es más relajada. Tengo
suspensión fija para agarrar más velocidad. Entre los
autos que circulan por detrás, nuestras sombras se reflejan
hacia delante de las bicicletas. A esta hora ya se siente el
cansancio y el asiento deja en mí ese dolor de quien no
está acostumbrado a utilizar bicicleta cotidianamente, por
lo que debo alternar entre estar sentado y pedalear parado.
Siendo las 22:00 p.m. llegamos a las cercanías de la
población donde Freddy reside, y nos acercamos a un
almacén a comprar el pan para la once y el desayuno. Lo
espero afuera, y él deja su bicicleta estacionada adentro
del negocio, sin cadena. Realiza esta parada en el almacén
diariamente, ya que llega antes que su señora que viene
de Osorno.
Siendo las 19:55 p.m. salimos de su lugar de trabajo, ya
es de noche y cruzamos la carretera con mucho cuidado,
nos instalamos en la berma, en dirección contraria al
Salimos del almacén con dirección a su casa, una vez ahí,
se baja lentamente de la bicicleta debido al agotamiento
manifiesto. Su casa esta oscura y lo único que se observa es
Según Freddy, en bicicleta no se siente la distancia entre
su casa y el lugar de trabajo, pero para ello hay que
tener buena bicicleta. El recorrido lo hace todo el año,
no obstante, la vuelta es más complicada. Hay menos
visibilidad, por las orillas y todo lo que se transforma en
una preocupación adicional. Cuando quedan 3 kilómetros
para llegar, el sol empieza a caer.
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su chaleco y las reflectancias de su bicicleta, producto
de la poca luz que entrega la iluminaria pública de
la población a esas horas de la noche. Lo dejo en la
puerta de su casa y nos despedimos, deseándole un
placentero descanso y pensando en lo agotado que están
nuestros cuerpos.
El caso de Freddy se diferencia de la experiencia de
Francisco y Loreto, no solo por el dispositivo de transporte
utilizado, sino que también por la representación de Freddy
respecto a la experiencia corporal, mental y espaciotemporal
del viaje en bicicleta. Freddy representa una realidad que
escapa de lógicas que plantean que vivir en la ruralidad y
no contar con medios de transporte, conllevaría escenarios
de exclusión social (Soder y Peer, 2018). La bicicleta
emerge como una táctica de movilidad a contracorriente,
que beneficia la salud psicológica y física del conmutante,
no obstante, esconde lógicas de desigualdad social a partir
de las escasas posibilidades de llegar a su lugar de trabajo
sin este dispositivo de transporte. Aunque para Freddy
la bicicleta es resignificada y revitalizada, también es un
dispositivo escogido por obligación y no necesariamente
una posibilidad dentro de muchas otras para desplazarse.
Prácticas únicas y diferencias de movilidad
En las experiencias y relatos de los tres participantes
del estudio se evidencian diversos matices que permiten
ahondar en las prácticas únicas y diferencias de movilidad
de los conmutantes de La Unión y Río Bueno. Cada una
de las rutinas está fuertemente influenciada por factores
como medios de transporte utilizados, lugar de residencia,
experiencias de viaje, objetos de viaje y rutinas cotidianas.
Una primera distinción se origina en los medios de
transporte utilizados, lo que reproduce desigualdades
sociales entre los conmutantes (Cebollada, 2009; Santos,
2017). Francisco, Loreto y Freddy utilizan tres medios de
transporte diferentes para acudir a sus lugares de trabajo.
Francisco, quien posee automóvil particular, refleja la
autonomía y comodidad en el desplazamiento, ya que es
él quien organiza los tiempos y tiene control sobre los
movimientos que realiza por las rutas disponibles. Francisco
representa la noción de fluidez en el viaje, pues reproduce
lógicas de instantaneidad en las prácticas de movilidad.
Así, su independencia económica lo posiciona como una
persona que puede elegir dónde, cuándo y cómo moverse
por la ciudad (Keyes & Crawford-Brown, 2018).
El caso de Loreto representa a la gran mayoría de los
viajeros para quienes la utilización de transporte público
es el medio de conexión fundamental entre su lugar de
residencia y el lugar de trabajo. Loreto ha desarrollado
Investigaciones Geográficas, 2019, 58, 34-50
diversas tácticas que le permiten afrontar las rutinas de
viaje. Emergen compañeras de viaje, objetos, lugares y
sitios que permiten sensaciones de mayor conformidad y
disconformidad en el desplazamiento. El modo de viaje y
su ubicación residencial afectan su sensación de bienestar
(Handy & Thigpen, 2019), esto se evidencia cuando
identifica lugares inseguros, rutas que cambian producto
de la sustitución del chofer habitual, largas esperas en
terminales de microbuses y la aparición de agotamiento
físico y mental producto de los constantes viajes en
microbús. Todos estos factores mencionados, posicionan
a Loreto como una conmutante que se ve enfrentada a las
deficiencias, incomodidades, desigualdades de género y
dependencia de la infraestructura pública de la movilidad.
La situación de Freddy constituye experiencias de movilidad
asociada a subjetividades representativas de momentos de
libertad. El autoconocimiento del cuerpo, como propulsor
determinante de sus movimientos y viajes, provoca en
Freddy múltiples sensaciones durante las prácticas de
movilidad: cansancio, ansiedad, libertad, preocupación,
relajo, tranquilidad y resistencia corporal se funden como
estados inherentes del papel de ciclista que viaja hacia el
trabajo cotidianamente. Las afectividades de la movilidad
(Jones & Southcott, 2015) se tornan particularmente
relevantes en Freddy, quien está en constante conexión
con el medioambiente tanto en su papel de conmutanteciclista como en su rol de ciudadano y jefe de hogar.
La segunda distinción proviene de la organización del viaje,
entendiendo este no solo como el tiempo de desplazamiento,
sino como un proceso espaciotemporal que abarca la
organización del viaje (previaje) y la actividad desarrollada
una vez concluido el viaje (posviaje). En este sentido, las
actividades y tiempos de Francisco, Loreto y Freddy son
disímiles entre sí. Mientras Francisco constituye un caso
de autonomía individual debido a su estilo de vida, Loreto
desarrolla diversas actividades asociadas al cuidado del
hogar desde que se levanta por las mañanas, y también
por las tardes cuando concluye su jornada laboral. Por
último, Freddy, en su posición de jefe de hogar, posee
cierta autonomía respecto a las laborales del hogar, no
obstante, carece de un medio de transporte particular
alternativo a la bicicleta en caso de que se presenten
inclemencias climáticas relevantes.
Los tres casos estudiados constituyen experiencias propias
de la movilidad en el sur de Chile, donde factores culturales
y económicos representan opciones y condiciones de viaje
que se desarrollan en directa relación con las actividades
cotidianas. El viaje por motivos de trabajo permite conocer
percepciones y prácticas de movilidad que reflejan los
matices de la movilidad. En este sentido, el viaje se
47
vuelve un espacio percibido de múltiples maneras, donde
las tácticas empleadas para llegar al trabajo obligan a
redoblar recursos con el objetivo de cumplir activamente
en los espacios productivos.
Conclusiones
Repensando la movilidad en las ciudades intermedias
menores
El estudio de la movilidad en ciudades intermedias
menores conlleva plantear escenarios particulares respecto
al análisis de las experiencias de conmutación, en la
que condiciones de semiruralidad y estilos de vida no
metropolitanos confieren a las prácticas de desplazamiento
características propias que se distancian del paradigma
de la movilidad metropolitana.
En este sentido, los habitantes de La Unión y Río Bueno,
como ejemplo de ciudades intermedias menores, desarrollan
múltiples estrategias de movilidad en relación con la
organización de viajes que implican la utilización de
objetos, medios de transporte y rutas que hacen que esta
tipología de movilidad se despliegue en base a experiencias
que aglutinan aspectos como ritualización, afectividad
respecto a las rutinas de viaje y las personas involucradas,
y una noción del sacrificio como eje central de los viajes
efectuados en dispositivos y rutas que no son del todo
óptimas, lo que releva la noción del hábitat en territorios
que no poseen una infraestructura que responda de manera
coherente a las necesidades de movilidad de la población,
lo cual genera sentimientos de frustración, preocupación
y desagrado entre los conmutantes.
El presente artículo es una muestra de las contradicciones
generadas en torno al desarrollo social armónico e integral
entre las diversas ciudades del sur de Chile. Los resultados
indican que las ciudades intermedias menores continúan
sirviendo como ciudades dormitorio, donde sus habitantes
necesitan de ciudades mayores para efectuar sus prácticas
cotidianas. Así, el viaje pareciese ser un elemento central
y constitutivo de los espacios de vida de los habitantes de
ciudades menores, donde la práctica de movilidad se torna
una actividad y necesidad que iguala a otras históricamente
reconocidas como salud, educación, vivienda y trabajo.
Los Estados subsidiarios en Latinoamérica durante las
últimas décadas han diseñado políticas públicas respecto
a las cuatro categorías enunciadas, discutiendo cómo cada
una de ellas beneficia la vida cotidiana de los ciudadanos,
sin embargo, la movilidad aún es una categoría tratada
de manera incipiente y de alta vacancia. Creemos que
posicionar la movilidad como un factor clave en la
promoción de la calidad de vida y la participación social
Investigaciones Geográficas, 2019, 58, 34-50
repercutirá considerablemente en el desarrollo social de
los territorios en cuestión.
Un tercer aspecto está dado por el arraigo con el lugar
habitado. Los conmutantes de ciudades intermedias
menores muestran sentimientos de incondicionalidad
respecto al lugar donde viven, más allá de las críticas que
presentan ante las experiencias de viaje y lo incómodo
que puede resultar en sus vidas cotidianas. El cambio de
residencia a la ciudad donde trabajan no está entre sus
planes, más aun, se visualizan viajando a largo plazo,
lo que desecha la posibilidad de migrar a una ciudad de
mayor rango. Esta complicidad con el territorio habitado
está dada por las experiencias sociales que implica vivir
en ciudades menores. Seguridad, confianza, cercanía y
comodidad emergen como sentimientos fundamentales
al momento de sopesar el cambio de residencia. Para los
conmutantes, La Unión y Río Bueno entregan una mejor
calidad de vida en la globalidad, y, como contraparte, el
viaje cotidiano implica un sacrificio personal en pos del
bienestar familiar.
En lo que respecta al estudio de la conmutación en áreas
metropolitanas, se detecta que a partir de la localización del
lugar de residencia y el lugar de trabajo, la configuración
del mercado urbano está determinado por aspectos propios
de la organización económica, demográfica y social de las
ciudades latinoamericanas (Vizuet & Soriano, 2008). Este
quiebre entre lo metropolitano y lo regional se origina, ya
que en que la perspectiva intrarregional las movilidades
se desarrollan a tenor de dinámicas espaciotemporales
de menor intensidad, aspectos rítmicos propios de la
cultura local y una infraestructura de la movilidad de
menor envergadura.
Por un lado, el viaje, al unir diversos espacios de la vida
que trascienden la utilización de algún dispositivo de
transporte, permite conocer y descubrir las lógicas de
interacción social que se gestan al ritmo de sociedades
en tránsito (Pellicer, Vivas-Elias, & Rojas, 2013). No
es casual que el giro de la movilidad esté fuertemente
influenciado por las actividades laborales, ya que es
uno de los factores determinantes que promueven la
salida del hogar en pos de la conexión con actividades
y lugares productivos. A partir de los resultados de esta
investigación nos encontramos con realidades propias de
territorios escasamente pesquisados, donde la movilidad
resulta fundamental para acceder a los diversos espacios
que entrega la ciudad para aquellos ciudadanos que en su
entorno próximo no logran cubrir sus necesidades. De esta
manera, la presente investigación aporta en el incipiente
trabajo desarrollado por los estudios de la movilidad en
48
ciudades intermedias menores, donde aspectos rítmicos y
territoriales inciden en las experiencias de conmutación.
Por otro lado, el trabajo, si bien no es la única actividad que
ha sido estudiada por los investigadores de la movilidad,
permite conocer desigualdades, exclusiones, precariedades
y diversos síntomas del modo de vida actual, tornándose
un eje fundamental en lo que respecta al conocimiento de
la experiencia única y diferenciada de los conmuters en
sociedades en movimiento. Creemos que las dimensiones
movilidad-trabajo en el desarrollo de la vida cotidiana desde
la afectividad (Dorow et al., 2017) constituyen núcleos
articuladores y centrales en la conmutación intrarregional
de habitantes de pequeñas ciudades del sur de Chile.
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Finalmente, se considera que este tipo de investigaciones
aporta nuevos puntos de entrada para analizar las experiencias
de movilidad en territorios atravesados por la semiruralidad,
movilidades interurbanas y factores culturales propios
del sur de Chile. El análisis de la conmutación en el sur
de Chile implica considerar los factores socioculturales
que emergen en las rutinas cotidianas; ritmos, tiempos,
actividades y lugares se vuelven factores distintivos de
esta tipología de movilidad.
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Agradecimentos
Los autores agradecen a Conicyt-Fondecyt por el
financiamiento del proyecto 11171028 “La movilidad
en su ambiente: Etnografía de los conmutantes de las
ciudades de Osorno y Puerto Montt”.