OPEN ACCESS
EDUCAÇÃO
Educação, Porto Alegre, v. 43, n. 2, p. 1-12, maio-ago. 2020
e-ISSN: 1981-2582 ISSN-L: 0101-465X
http://dx.doi.org/10.15448/1981-2582.2020.2.35967
DOSSIÊ
El problema de la formación en la sociedad acelerada y la
expropiación de la atención
O problema da formação na sociedade acelerada e na expropriação da atenção
The problem of education in the accelerated society and the expropriation of attention
António Gómez Ramos1
orcid.org/0000-0003-3823-7057
antonio.gomezramos@gmail.com
Recebido em: 11 out. 2019.
Aprovado em: 26 mar. 2020.
Publicado em: 2 dez. 2020.
Resumen: La concepción clásica de la Bildung se construía sobre actividades
culturales, sobre todo la de la lectura, que presuponían un grado alto de concentración, silencio y soledad, a partir de las cuales se esperaba producir una
subjetividad reflexiva, autónoma y formada que era idealmente el sujeto de la
Modernidad clásica. Los cambios tecnológicos y de hábitos sociales que se han
producido paralelamente al orden neoliberal contemporáneo han erosionado
ese tipo de actividades culturales, sobre todo la lectura, introduciendo un modo
de vida acelerado y deudor de la inmediatez que, siguiendo a teóricos contemporáneos (Harmut Rosa, Jonathan Crary, Byung Chul Han) presentaremos como
alienación. Sobre todo, la pérdida de la capacidad de atención y concentración,
ligada al uso de las nuevas tecnologías, supone un reto para la Bildung clásica
y obliga a una reformulación de esta.
Palabras clave: Bildung, atención, aceleración, lectura, sociedad disciplinaria,
sociedad del rendimiento.
Resumo: O problema da formação na sociedade acelerada e na expropriação
da atenção. A concepção clássica de Bildung foi construída sobre atividades
culturais, sobretudo a leitura, que pressupunha um alto grau de concentração,
silêncio e solidão, a partir dos quais se esperava produzir uma subjetividade reflexiva, autônoma e formada de acordo com o ideal de sujeito da Modernidade
clássica. As mudanças tecnológicas e de hábitos sociais produzidos paralelamente
à ordem neoliberal contemporânea têm deteriorado esses tipos de atividades
culturais, sobretudo a leitura, introduzindo um modo de vida acelerado e devedor da imediatez que, de acordo com teóricos contemporâneos (Harmut Rosa,
Jonathan Crary, Byung Chul Han), apresentaremos como alienação. Sobretudo, a
perda da capacidade de atenção e concentração, relacionada ao uso das novas
tecnologias, supõe um desafio para a Bildung clássica e obriga sua reformulação.
Palavras-chave: Bildung, atenção, aceleração, leitura, sociedade disciplinar,
sociedade do desempenho.
Abstract: The problem of education in the accelerated society and the expro-
priation of attention. The classical conception of Bildung was modelled on cultural
activities, especially reading, which presupposed a high degree of concentration,
silence and solitude; they were expected to produce a reflective, autonomous
and formed subjectivity that was ideally the subject of classical Modernity. The
technological changes and social habits that have taken place in the last decades,
simultaneously to the contemporary neoliberal order have eroded this type of
cultural activities, particularly reading, introducing an accelerated way of life that
is dominated by immediacy and that, according to some contemporary theorists
(Harmut Rosa, Jonathan Crary, Byung Chul Han) can be considered as a form of
alienation. Above all, the loss of capacity for attention and concentration, linked
to the use of new technologies, represents a challenge for classical Bildung and
requires a reformulation of it.
Artigo está licenciado sob forma de uma licença
Creative Commons Atribuição 4.0 Internacional.
1
Keywords: Bildung; attention; acceleration; reading, disciplinary society, achievement society.
Universidad Carlos III, Getafe, Madrid, España
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A modo de introducción. Recuerdo del
filósofo lector
la lectura lenta, concentrada y solemne amueblaba de ecos y resonancias la mente del lector.
En un ensayo del año 1978, Georg Steiner
Hoy día, — esto es, a la altura de 1978 —, em-
(Steiner, 1997) recurría a un cuadro de Chardin,
pieza a lamentarse Steiner, ya no se lee así. Se lee
Le Philosoph lisant, para lamentarse de que EN la
rápido, en el metro o en el vestíbulo del aeropuer-
segunda mitad del siglo XX ya no se leía como en
to, en libros de bolsillo, libros que no se va a leer
el siglo XVIII, cuando se pintó el cuadro. Ese óleo
ya nunca más y que no son duraderos ni como
nos enseñaba todos los elementos que, según
objeto físico ni en el recuerdo de los lectores. Ya
Steiner, iban aparejados a la lectura clásica, y que
nadie sabe nada de memoria. La autoridad del
él desgranaba con fruición melancólica: la lujosa
autor ha desaparecido con todas las demás. El
capa de piel y el sombrero con que se ha cubierto
silencio no existe, ni tampoco la capacidad de
el filósofo para leer como si fuera a celebrar una
atención, o la concentración que desaparece
ceremonia, el enorme tamaño del libro en formato
“por el simple hecho de que nos interrumpa el
de infolio, sin duda muy caro y objeto de lujo, el
timbre del teléfono” (Steiner, 1997, p. 39) al que
reloj de arena junto al lector, el silencio y concen-
siempre contestamos. Los pequeños aparta-
tración que se respiran, son para Steiner a la vez
mentos modernos permiten acumular algunos
índice de la cortesía del lector para con su objeto
libros de bolsillo en estanterías, pero no los libros
libro, de la solemnidad del acto de lectura, y del
encuadernados, menos aún los infolios de antes.
hecho de que, seguramente, estaba releyendo el
libro, más que leyéndolo. También el cálamo era
significativo de que anotaba y escribía en el libro
comentarios; sobre todo, de que lo transcribía y
formaba parte de su memoria.
El tiempo era el elemento clave de la escena,
Las relaciones de poder, la economía
del ocio y del servicio doméstico, la
arquitectura del espacio privado y la
custodia del silencio, que sostienen y
rodean este acto, son más que inaceptables para los fines igualitarios de las
sociedades de consumo occidentales
(Steiner, 1997, p. 40).
como muestra el reloj de arena delante del libro
y la calavera detrás del lector, en la estantería. Se
Hay, desde luego, una componente de dis-
expresaban allí la vita brevis del lector frente a la
cutible nostalgia conservadora y elitista en el
ars longa del libro. Este iba a perdurar más allá de
lamento de Steiner, que ya han abordado muchos
lector y de su tiempo, pues la palabra escrita es
críticos en varios lugares. La vamos a dejar de
desde su invención una vía de eternidad; recuerda
lado ahora. Para la discusión que voy a proponer
Steiner que ya Píndaro se solazaba en que “Cuan-
sobre la posibilidad de la Bildung hoy, me interesa
do la ciudad que celebro haya muerto, cuando los
destacar dos puntos de este ensayo de Steiner.
hombres a quienes canto se hayan desvanecido
Uno es esa escena de la lectura ligada a la
en el olvido, mis palabras perdurarán.” El tiempo
soledad — una soledad solidaria en conversa-
y la palabra impresa, además, acaban por dictar
ción con los ausentes —, al silencio, a la con-
justicia. Podríamos añadir en este punto al poeta
centración, a la mejora de la propia persona por
español Francisco de Quevedo, quien en un sone-
medio de este estudio, a la reflexividad que esa
to sobre la lectura (“Desde la torre”) decía que la
concentración y soledad conlleva; y sobre todo,
imprenta era “de injurias de los años vengadora”,
la dimensión temporal por la que el lector llena
y le hacía justicia a los muertos. Por otro lado, las
de sentido su presente a través de la conexión y
horas de lectura son las mejor empleadas en la
conversación con el pasado: aunque ilustrados
propia vida y en la propia formación. Quevedo,
con un cuadro del siglo XVIII, todos estos son los
remataba su soneto “En fuga irrevocable huye la
elementos de la Bildung que a partir del Romanti-
hora/ pero aquella el mejor cálculo cuenta/ que
cismo iba a ser el ideal definitorio y emancipador
en la lección y estudios nos mejora” (Quevedo,
de la cultura moderna. Concentración, reflexión,
1996, p. 98). Steiner recuerda con nostalgia cómo
autonomía, interioridad, juicio, etc.: con eso se
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formaba el sujeto moderno de la Bildung; en el
somos capaces de calibrar ni de prever. Los su-
límite histórico, la propia democracia se concebía
jetos que habiten este planeta en los próximos
como una sociedad de individuos racionales y
decenios van a ser constitutivamente muy distin-
razonables, esto es, gebildet, cultos y formados,
tos — en su estructura psíquica, en su modo de
que serían capaces de dialogar entre sí. Y es por
comunicarse entre sí, en su modo de percibir el
esa Bildung clásica por la que Steiner entona un
mundo, de desear, de sentir y de razonar — de lo
canto fúnebre en los inquietos años setenta del
que era el filósofo lector del siglo XVIII o los mis-
siglo XX, cuando los anhelos emancipatorios e
mos contemporáneos de Steiner en los setenta.
igualitaristas del sesentaiocho todavía estaban
De hecho, puede ser que el trato con internet
vigentes; desde luego, antes de internet.
produzca en ellos tales cambios cerebrales que
El segundo punto que quiero destacar es muy
incluso quien se formó todavía en el mundo de
obvio. A la altura de la segunda década del siglo
los libros y de la lectura en papel, de la escritura
XXI, transcurridos veinticinco años de la revolu-
a mano — cualquier persona nacida hasta 1990
ción que han supuesto internet y todas las redes
— haya experimentado en los últimos años una
que van con ella asociadas –Google, Facebook,
profunda metamorfosis cerebral, una vez que se
Twitter, etc.-, la nostalgia de Steiner parece, por
ha habituado al manejo de internet.
un lado, desfasada y rancia, si es que no fuera de
Algo así afirma Nicholas Carr en su libro Super-
lugar. Pero, por otro, el contenido de esa nostalgia
ficiales. Lo que Internet está haciendo con nuestras
denuncia exactamente los mismos problemas es-
cementes. (Carr, 2009). La maravillosa plasticidad
tructurales a los que nos enfrentamos hoy cuando
de nuestras conexiones neuronales, que capacita
tratamos de definir el lugar y la posibilidad de la
a nuestros cerebros humanos adaptarse cada
Bildung en la era internet. La aceleración de los
vez a nuevos entornos y aprender siempre cosas
tiempos, la pérdida de la capacidad de concen-
nuevas, ha permitido también que el antiguo lec-
tración, el ruido incesante que domina todos los
tor, habituado de joven a concentrarse durante
ambientes, la confusión de presente y pasado,
largas horas en las páginas de un libro, pueda
la disolución de la autoridad en el maremágnum
ahora en su madurez distribuir su atención entre
de textos transmitidos y multiplicados instantá-
la pantalla que lee, las posibilidades ilimitadas de
neamente por la red, el carácter efímero de los
consulta que le ofrece el hipertexto, los correos
textos, la irreflexividad de los sujetos, la pérdida
electrónicos entrantes u otras notificaciones en
de la capacidad de juicio… todo esto, que Steiner
el ordenador en el teléfono celular, más las mu-
vislumbraba con preocupación en la cultura del
chas tareas que cualquier sujeto contemporáneo
libro de bolsillo, se ha multiplicado en el mundo
puede resolver simultáneamente: en suma, ha
de hoy. No sería muy exagerado afirmar que el
desarrollado una “mentalidad de malabarista”
lector de libros de bolsillo en el metro de 1978
(Carr, 2009, p. 143) que es totalmente distinta de
–al que Steiner mira con compasivo desprecio–
la atenta concentración con que, todavía en sus
estaba más cerca del Philosoph lisant de Char-
años de formación, podía quedarse fijado sobre
din que del sujeto atado hoy por sus ojos y sus
un libro, sobre una idea, durante un periodo
auriculares a la pantalla de su teléfono celular o
prolongado de tiempo. Pues la red “ofrece un
de su tablet; y que es justamente a él a quien de
tipo de estímulos sensoriales y cognoscitivos —
verdad le ocurre todo lo que Steiner criticaba en
repetitivos, intensivos, interactivos, adictivos– que
sus contemporáneos de los años setenta.
han demostrado capacidad de provocar alteraciones rápidas y profundas de los circuitos y las
La Red y la crisis de la lectura
Sin duda alguna, estamos ante una ruptura
epocal que parece implicar también un cambio
antropológico, cuyas consecuencias todavía no
funciones cerebrales” (Carr, 2009, p.144).
El uso de internet habría producido nuevas conexiones sinápticas, o por decirlo coloquialmente,
un “recableado del cerebro” que se manifiesta en
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todas las nuevas habilidades ligadas al “multitas-
las posibilidades de deliberación y diálogo que
king”, y capacita así para una lectura somera y
son la esencia de la democracia quedarían se-
superficial de los textos que van a apareciendo en
riamente restringidas. En lugar de ello, tenemos
la pantalla; pero, como contrapartida, argumenta
un mundo de “fake news” transmitidas y recibidas
Carr, “impide una lectura profunda” (CARR, 2009,
aceleradamente y políticos populistas que se
p.152). Una larga serie de hallazgos empíricos
manifiestan a golpe de tweet.
de la neurología, así como un cúmulo de expe-
Todo esto, como discutiremos enseguida,
rimentos psicológicos vienen a corroborar esta
puede estar propiciado por, o ser el resultado
afirmación. En los lectores de libros, se activan
de, una nueva estrategia adaptativa a las con-
las regiones cerebrales asociadas a la memoria,
diciones técnicas, materiales, de trabajo y de
el lenguaje, o el procesamiento visual, pero no
interacción social en el capitalismo más reciente.
las regiones prefrontales asociadas a la adopción
El multitasking, la toma rápida de decisiones, la
de decisiones y resolución de problemas. Así, los
superficialidad y la respuesta de sometimiento a
lectores de hipertextos, y los de páginas web,
un bombardeo incesante de estímulos es tanto
van vagando de una página a otra, a golpe de
una exigencia de las nuevas condiciones labo-
clic, en lugar de leerlas con atención. Por decirlo
rales como un requerimiento de la sociedad de
sumariamente, las páginas web no se leen, sólo
consumo en la fase neoliberal del capitalismo.
se visitan. En cierto modo, es natural, pues
Así lo explicaría un análisis marxista en el que,
tendemos a buscar situaciones que
exigen actividades simultáneas o situaciones en las que nos abruma el
volumen de información. Si el lento
progreso de las palabras por la página
impresa atempera nuestro afán de inundarnos de estímulos mentales, la Red
lo fomenta. Nos devuelve a un estado
natural de distracción irreflexiva, nos
coloca ante infinidad de distracciones
que jamás tentaron a nuestros antepasados (Carr, 2009, p.147).
Además, meticulosos experimentos psicológicos encuentran que este lector de internet, que
ha pasado por muchas páginas en muy poco
tiempo, o que ha leído un texto dejándose llevar
por todos los vínculos hipertextuales que se le
van ofreciendo, tiene muchas más dificultades
que el lector tradicional para recordar y reconstruir lo que ha leído: dificultades, sobre todo, para
reproducirlo en un relato. Esto es: con internet,
habría entrado en crisis la propia capacidad narrativa, que en la Bildung tradicional es uno de
los caracteres esenciales de lo humano (Bieri,
2012). Y porque este nuevo recableado impide
la capacidad reflexiva de los sujetos, puede
entrar en crisis la dimensión de interioridad y la
capacidad para autoformarse con que la Bildung
trataba de responder al mandato ilustrado de
pensar por uno mismo (Koselleck, 2012). También
de todos modos, Nicholas Carr no llega a entrar.
Pero, sin necesidad de entrar en los fundamentos
económicos y políticos de la red, la conclusión
evidente es que ya no puede darse el lector
lento y concentrado que hemos empezado dibujando con Steiner, pues “la red es un sistema
de interrupción, y atrae nuestra atención para
dispersarla” (Carr, 2009, p. 147).
La sociedad acelerada y la sociedad del
rendimiento
Puede, entonces, que la pérdida de la capacidad de concentración y de atención, que la
disminución del tiempo de reflexión y soledad
corresponda a un cambio epocal. En tanto que
la concentración, la soledad reflexiva y, desde
luego, el tiempo, son elementos constitutivos de
la Bildung moderna, será conveniente examinar
brevemente en qué ha consistido ese cambio.
Es un cambio que ha recibido muchos nombres
y descripciones, según la perspectiva del autor
que lo trate. Hay un acuerdo en que empieza
a producirse en los años setenta del siglo XX,
cuando la modernidad clásica llega a su límite,
y justo cuando Steiner lanza su elegía por la
(entonces solo supuesta) decadencia de la lectura. A lo que vino después, algunos lo llamaron
postmodernidad — una categoría que hizo furor
António Gómez Ramos
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en las últimas décadas del XX y que hoy ya solo
de la vida laboral y la consecuente “corrosión
permanecería como categoría estética, más que
del carácter” (Sennet, 1998) que este conlleva,
histórica o política: en lo último, se correspon-
la casi total imposibilidad de forjarse un plan
dería con el más que discutible fin de la historia.
de vida, amenazan con destruir la construcción
Otros han preferido hablar de una nueva fase
de una subjetividad coherente. Con respecto a
de la modernidad, en la que esta se habría radi-
la Bildung, la conexión es aquí manifiesta, y ha
calizado, o se habría hecho más reflexiva, más
sido ya remarcada por muchos autores y críticos
consciente de sí misma, de sus propios límites
del ritmo educativo que impone la ideología
y posibilidades. Geográficamente, esta nueva
neoliberal: la formación requiere tiempo fuera
época, que corresponde a los últimos cuaren-
del tiempo, lentitud para la maduración, toda
ta años, ha consistido en una globalización en
una serie de procesos maduración e incluso de
todos los aspectos de la vida, una globalización
vías muertas que la obsesión neoliberal por el
intensiva, irreversible y cargada de contradic-
rendimiento inmediato no puede tolerar.
ciones. Historiográficamente, se ha hablado de
Para los propósitos de este texto, no obstante,
una desaparición del futuro, o de una extensión
y habiendo partido de la crisis de la lectura –o del
indefinida del presente, un presente lento o un
cambio en los modos de lectura– que introducía el
tiempo estancado (Gumbrecht, 2011; Cruz, 2017).
texto de Steiner, centraremos nuestra discusión en
Política y económicamente, ha supuesto la ex-
el tiempo y la atención: sin duda, son los dos aspec-
pansión del llamado neoliberalismo a escala pla-
tos que han experimentado un cambio más visible
netaria, imponiendo unas formas de producción,
y empíricamente comprobable en nuestra época.
comunicación y consumo sometidas al patrón de
El filósofo coreano alemán Byung-Chul Han
la inmediatez, que corresponden muy bien a lo
(Han, 2012) vislumbra a la base de esos cam-
que hemos empezado a describir en la sección
bios una transformación sociopolítica, quizá una
anterior (Gomez Ramos, 2013). También, es cierto,
transformación psicopolítica. En su diagnóstico,
ha impuesto un aumento de la desigualdad y un
el paso de la modernidad clásica a esta nueva
recrudecimiento de la explotación laboral que
modernidad debe describirse como el final de
no pueden ser objeto de análisis aquí, pero que,
la sociedad disciplinaria de Foucault y su relevo
probablemente, no dejan de tener relación con las
por lo que él llama la sociedad del rendimiento.
nuevas formas de consumo. También una nueva
Foucault enseñó de modo muy convincente que
forma de Bildung tendría que dar cuenta de ellas.
lo propio de la modernidad clásica, desde el siglo
Harmut Rosa (2016) ha puesto el énfasis en
XVIII, XIX y XX — no lo olvidemos: durante la época
que lo más característico de este nuevo giro
de la Bildung — era un régimen disciplinario y
epocal es la aceleración: una aceleración de
de control (Foucault, 1986). Una arquitectura de
los procesos sociales y los tiempos vitales que
muros y opacidad que se reproducía por igual en
coincide, paradójicamente, con un estancamiento
las escuelas, los hospitales y las cárceles; unos
del tiempo histórico. En el diagnóstico de Rosa,
sujetos de obediencia sometidos al mandato de
esta aceleración resulta incompatible con las
la ley, a la autoridad del padre, a la culpa y al “Tú
condiciones humanas para una vida buena, una
debes”. Una sociedad que sólo incluía a los que
vida lograda; por ello, la aceleración conlleva
eran capaces de someterse y que condenaba
una alienación, término que él propone recuperar
a los incapaces a la exclusión de la locura y del
de la filosofía clásica. A la vez que nos some-
crimen: a la cárcel y al manicomio iban los que no
temos voluntariamente a un ritmo de vida que
habían sido capaces de adaptarse a la disciplina
en realidad no quisiéramos, se hace imposible
de la escuela y de la fábrica.
realizarse como ser humano en las condiciones
Una sociedad, también, de disciplinamiento del
de aceleración de los tiempos a las que nos
tiempo, que diferenciaba estrictamente los tiem-
somete el presente neoliberal. La precarización
pos de trabajo y los de ocio, los días de la semana
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y el domingo, los días de fiesta. Pero esta socie-
Evidentemente, como Han hace notar, y la
dad disciplinaria, que se articulaba políticamente
observación cotidiana en las sociedades occi-
en los Estados nacionales modernos (ya fueran
dentales contemporáneas pone de manifiesto,
democráticos o totalitarios), que se expresaba en
este sujeto del rendimiento es un sujeto auto ex-
el arte de las vanguardias, que podía encontrar
plotado — aparentemente autónomo, declarado
en Kafka su autor paradigmático, ha ido dando
empresario y jefe de sí mismo —, que no puede
paso, según Byung Chul Han, — conforme se
conocer el descanso ni el reposo, ya solo por el
expandía el orden neoliberal — a una arquitectura
hecho de estar, de tener que estar, conectado
de cristales transparentes que se reproduce de
permanentemente. Más que una aceleración tal
modo similar en aeropuertos, bancos, centros
como la describía Rosa, lo que padece es una
comerciales y gimnasios — también en algunas
disincronía, una dispersión temporal. El tiempo
universidades de reciente construcción–. Con
carece de ritmo ordenador, va dando tumbos
esta transparencia — en realidad, una transparen-
sin rumbo alguno. Como no hay límite a lo que
cia aparente– llega una desregulación generali-
puede, no puede tampoco conocer la gratifi-
zada, no solo en la economía, sino en todos los
cación, y vive en una insatisfacción y ansiedad
órdenes de la vida. En el orden del tiempo, donde
permanente. Vive lanzado hacia sus objetivos
desaparece la distinción entre los días festivos y
de rendimiento: objetivos de lo que puede, y
los de trabajo, o las horas de descanso y las de
por tanto debe producir, del dinero que puede, y
labor: la producción y el consumo tienen lugar
por tanto debe ganar, pero también de las expe-
veinticuatro horas al día, siete días a la semana
riencias que puede llegar a tener, las cosas que
(Crary, 2015). También se desregula la moral y
debe probar, los países que puede visitar. Sartre,
el comportamiento cotidiano. En el sexo, en la
y en parte Heidegger, caracterizaban al sujeto
vestimenta, en el trato intersubjetivo, práctica-
moderno como “proyecto”. Pero, apostilla Han, el
mente nada está prohibido, o todo está permitido.
sujeto del rendimiento, más que un proyecto, es
Frente a la negatividad del mundo moderno, esta
un “proyectil”. Puesto que no hay prohibiciones,
desregulación prima la positividad, expresada de
es difícil que se convierta en un loco o en un
nuevo en todos los ámbitos de la vida, también
criminal: los dos tipos de excluidos que no se
en esa exhortación cotidiana al pensamiento
sometían a la prohibición; pero sí es muy posi-
positivo. Si en la sociedad disciplinaria primaba
ble que termine quemado, burnt-out, eliminado
el “Tú debes” kantiano, ahora parece no haber
de la carrera laboral y orillado en los márgenes
mandamientos; tan solo la exhortación única de
de la vida por agotamiento. Las estadísticas lo
“Tú puedes”: no tienes nada que obedecer, pues
confirman: la depresión, y el burnt-out son hoy
no hay autoridad externa que imparta órdenes;
una auténtica epidemia planetaria.
solo tienes que rendir hasta el máximo de tus
Los análisis sociales y políticos mínimamente
posibilidades, que no tienen más límites que las
críticos del presente muestran que, no obstante,
que tú pongas. Tus fracasos, por tanto, serán tu
el diagnóstico de Byung Chul Han, la sociedad
propia responsabilidad. La sociedad disciplina-
disciplinaria descrita por Foucault sigue teniendo
ria queda entonces sustituida por la sociedad
vigencia. A pesar de sus discursos de transpa-
del rendimiento. Los sujetos se constituyen so-
rencia y positividad, el orden neoliberal no se ha
bre el mandato de rendir, de sacar la máxima
flexibilizado en ninguna de las líneas centrales de
productividad de sí mismos en un entorno que
su sistema de dominación, recurre a la represión
ofrece infinitas posibilidades en lo tecnológico,
cuando es preciso y se sostiene sobre la exclusión
en lo moral, en lo vital. El foucaultiano sujeto de
que produce. Ni ha disminuido el gasto militar, ni
obediencia moderno (que era, en cierto modo, la
han dejado de existir las prisiones –que sí que han
cara negativa del sujeto de la Bildung) ha dado
modificado su arquitectura y se han desplazado
paso al sujeto del rendimiento.
del centro de las ciudades–; la marginación de
António Gómez Ramos
El problema de la formación en la sociedad acelerada y la expropiación de la atención
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amplias capas de la población ha sustituido a la
un libro de bolsillo en un momento casual, frente
antigua exclusión, y la apertura de fronteras que
a la solemnidad del acto de leer en el cuadro de
la globalización requiere va paradójicamente
Chardin. Pero lo que él describe como falta de
acompañada de muros físicos y dispositivos de
etiqueta apunta a algo más profundo y más grave.
control fronterizo cuyos deliberados efectos
Lo característico de esta sociedad del rendi-
mortales se rebelan cada día en el Mediterráneo
miento, del exceso de positividad, o visto desde
o en el paso entre México y los Estados Unidos.
la dimensión temporal, de esta inmediatez, es
El orden neoliberal contemporáneo no deja de
la sobrecarga de estímulos y la aceleración con
asentarse sobre un disciplinamiento violento. Sin
que se plantean y se resuelven –se tienen que
embargo, en su discurso en “positivo” sobre la
resolver– las tareas (Rosa, 2009; Han, 2012). La
formación de los sujetos, en su exhortación al ren-
tendencia al multitasking, que los sujetos ejecutan
dimiento y al aprovechamiento ilimitado de todos
desde la infancia hasta la edad adulta, provoca
los ámbitos de la vida, en el trabajo y en el ocio
una dispersión y fragmentación de la atención que
entendido como consumo, en los espacios que
se manifiesta en la propagación, casi epidémica,
propicia para que los individuos aparentemente
del llamado síndrome de déficit de la atención e
integrados, no excluidos, den el máximo de sí y,
hiperactividad o TDAH, particularmente extendido
efectivamente, acaben quemándose, el análisis
entre los niños y los jóvenes. Ciertamente, como
de Byung Chul Han parece certero. Cuando se
han señalado algunos críticos (García, González,
trata de la formación de los sujetos, del acceso
Pérez, 2014), este síndrome es menos el diagnós-
de estos al conocimiento y a la información, de
tico de una patología real que señala hacia nuevas
los modos de procesarla en la relación consigo
formas de comportamiento difíciles de catalogar,
mismos y con los otros, son los patrones descritos
las cuales no se deberían patologizar de modo
de la sociedad del rendimiento los que dominan
automático. Pero, sea o no una enfermedad, da
hoy el discurso teórico y práctico.
muestra de un cambio en los procesos cognitivos y
En tanto que los sistemas educativos y los
perceptivos de los sujetos actuales frente a los de
dispositivos ideológicos apuntan a este sujeto
la modernidad clásica de la Bildung. Puede incluso,
del rendimiento, y el propio entorno tecnológico
como afirman algunos, que se esté produciendo un
en que se desenvuelve también lo hace, nos de-
cambio psíquico tan drástico como el que supuso
bemos preguntar, entonces, por la posibilidad de
la invención de la escritura hace diez mil años.
una Bildung en estas condiciones de rendimiento,
Byng Chul Han lo expresa en el contraste entre
de mandato de positividad y de logro. ¿Cuáles son
la capacidad contemplativa humana y la actividad
las posibilidades de formación, de educación de
frenética a la que se ven abocados los sujetos de
la propia subjetividad en estas condiciones de la
hoy, ya desde la infancia, que les hace incapaces
sociedad acelerada y del rendimiento?
de mirar, de escuchar, de leer, o simplemente de
aburrirse. Ya casi nadie parece capaz de mirar como
La psique desasosegada
Retornemos ahora al contraste con el Philosoph lisant de Chardin, y al fenómeno de la
lectura, al acto material mismo de la lectura.
Pues lo que el entorno tecnológico actual, el
orden socio-económico y los hábitos asociados
a él propician como lectura, como relación con
miraba Cezanne, quien, según Merleau Ponty,
Al comienzo, trataba de hacerse
una idea de los estratos geológicos.
Después, ya no se movía más de su
lugar y se limitaba a mirar, hasta que
sus ojos, como decía Madame Cézanne,
se le salían de la cabeza. […] El paisaje,
remarcaba él, se piensa en mí: yo soy
su consciencia (Han, 2012, p.38).
los signos y el conocimiento, es necesariamente
muy distinto de la lectura clásica que Steiner
Este limitarse a mirar, sin moverse del lugar, de
describía nostálgicamente. Steiner acusaba la
manera que el propio yo queda indiferenciado del
falta de ceremoniosidad, la informalidad de leer
objeto al que mira es lo que, de un modo aun no
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suficientemente explicado, se ha llamado “aten-
que estar siempre activo”, el entorno perceptivo y
ción”. Lo primero que caracteriza a la atención,
tecnológico favorecen ese movimiento continuo
cuando se contempla exteriormente al sujeto
y esa exhortación a la “actividad”.
atento, es su capacidad para ofrecer resistencia a
Ciertamente, corrige Han, esta “actividad” es
los estímulos externos, para mantenerse fijado en
más bien una pasividad, toda vez que el individuo
un objeto sin dejarse llevar por otra estimulación
se ve llevado y traído sin autonomía alguna de un
distinta. Mientras que ese dejarse una persona
estímulo a otro, de una tarea a otra, y su frenesí no
llevar y traer por el bombardeo de sensaciones
es acción, sino el movimiento agotador y estéril
exteriores es lo que, a su vez, la convierte en un ser
del hámster en la rueda. Ya en el mismo acto de
desasosegado, sometido a una actividad frenética
lectura, del que hemos partido, se puede afirmar
que él no determina. Tampoco es una novedad de
que la actividad psíquica del lector atento que
nuestro mundo tardo moderno. Ya Nietzsche, el
lee continuadamente un solo texto –ya sea el
gran crítico del siglo XIX, lo expresaba diciendo que
philosoph lisant de Chardin o el lector de libros de
por falta de sosiego, nuestra civilización
lleva camino de desembocar en una
nueva barbarie. En ninguna época se
han cotizado tanto los activos, es decir,
los desasosegados. Cuéntanse, por
tanto, entre las correcciones necesarias
que deben hacérsele al carácter de la
humanidad el fortalecimiento en amplia
medida del elemento contemplativo
(Nietzsche, 1988, p. 232).
Y, ciertamente, en la Modernidad más temprana, como han mostrado reiteradamente Koselleck
o Harmut Rosa (Koselleck, 2000; Rosa, 2009),
por ejemplo, se daba con frecuencia la queja
por el frenesí y la aceleración de los tiempos,
que impiden la contemplación. En ese sentido,
la época que estamos aquí analizando como
sociedad del rendimiento o sociedad acelerada
debe ser considerada como una radicalización
de la modernidad, más que una ruptura sobre
ella. Lo que se radicaliza es, como veíamos más
arriba, la aceleración de los procesos vitales y
sociales. En la vida cotidiana, y sosteniéndose
ahora en el inmenso cambio tecnológico que han
traído los ordenadores, internet, las comunicaciones cibernéticas, la proliferación de la imagen
y de lo visual, esa aceleración ha supuesto una
multiplicación de las tareas a realizar por los
individuos en un tiempo muy corto –de ahí el
multitasking– y una sobreestimulación perceptiva
que reclama un cambio continuo en la mirada
bolsillo– es mucho más intensa que la de quien
salta agitadamente de una website a otra, respondiendo de modo reflejo, pero sin reflexión, a los
estímulos que aparecen en la pantalla, los cuales
le ofrecen la pequeña satisfacción inmediata de
una nueva información. La ilusión de omnipotencia
que produce el leve toque del dedo en el ratón
o en la pantalla digital esconde una sujeción a la
satisfacción veloz y una ausencia de autonomía.
Para un estudio sobre la posibilidad actual de
la Bildung, sobre las vías educativas del presente,
sería, sin duda, imprescindible detenerse en esta
pérdida de autonomía del sujeto lector: la conversión del lector quieto que interpreta activamente
en un agitado internauta sometido pasivamente
a un esquema de estímulo visual o sonoro-respuesta táctil. La autonomía del lector frente a
la heteronomía del internauta. Esto llevaría a un
estudio más amplio y profundo. Nuestra hipótesis
aquí, sin embargo, es que la escena material de
la lectura (la del libro frente a la de la pantalla de
ordenador, por ejemplo) no es tan decisiva como
la capacidad de atención y contemplación que
se pone en juego en esas escenas y que, como
sugería Byung Chul Han a propósito de Cezanne
o de Nietzsche, se pierde peligrosamente en la
tarda modernidad de la sociedad del rendimiento.
La atención y la Bildung.
y en el oído sobre todo; en cualquier caso, un
El problema, pues, está en la atención, y en
cambio continuo en el foco de atención. Si el
su pérdida. Un invitado en un programa de te-
mandato laboral, económico, social, es “no te
levisión no debe hablar más de cuarenta se-
pares, muévete, emprende siempre algo, tienes
gundos seguidos, se dice, porque transcurrido
António Gómez Ramos
El problema de la formación en la sociedad acelerada y la expropiación de la atención
ese tiempo el telespectador cambiará de canal,
en busca de otra imagen y otro discurso. Pues
pocos pueden escuchar durante un rato largo.
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su escasa tolerancia al hastío, tampoco
admite aquel aburrimiento profundo
que sería de cierta importancia para
el proceso creativo (Han, 2012, p.38).
El cine, a su vez, requiere imágenes rápidas,
muy dinámicas, evitando los planos fijos.2 Las
No en vano, la sociedad del rendimiento es tam-
consecuencias sociales, políticas, o morales
bién una sociedad del entretenimiento, que garan-
de esto se han hecho ver. Si no es posible ha-
tiza que ningún minuto del ciudadano-consumidor
cer en público un argumento prolongado, que
esté vacío de ofertas, desocupado, quizá justamente
lleve varios minutos y demande un esfuerzo de
para compensar esa sensación de tedio, hastío y
atención, la democracia se resiente. Como he
aburrimiento que, como muestran varios estudios,
venido sugiriendo, en la Modernidad clásica, sin
es también un fenómeno típicamente moderno,
realizarse nunca de modo efectivo, pero siempre
que no se conocía apenas antes del siglo XVIII
como promesa y supuesto, más al alcance de las
(Dalle Pezze, Salzani, 2009). La infra estimulación,
clases dominantes que de las masas, funcionaba
el vaciado del mundo que se da en el momento del
una ecuación por la que el adiestramiento en la
aburrimiento debe compensarse con esa sobreex-
lectura concentrada, la capacidad de escucha
citación que la modernidad ha tendido a producir
(particularmente, la escucha de música clásica),
y que en la actualidad es casi la norma diaria. Ya
propiciaban una reflexividad y una autonomía
nadie es capaz de aburrirse porque siempre tiene
personales que, a su vez, capacitaban para la
a su disposición algo con lo que entretenerse: es
acción política, la vida pública y la ciudadanía.
casi imposible encontrar a alguien mirando al vacío
En las sociedades occidentales actuales, el
mientras espera en la parada de autobús, pues ese
grito, o el tweet, o la noticia impactante pero falsa,
momento de espera se llena inmediatamente con
las “fake news” determinan el curso de los acon-
el teléfono celular o con los estímulos publicitarios
tecimientos y las decisiones colectivas mucho
del entorno urbano. Sin embargo, ese momento
más que la discusión racional. La democracia
de vaciedad y de aburrimiento, puede ser, para
requiere tiempo y atención. También lo requiere
Walter Benjamín, en su ensayo sobre “El narrador”,
la moral, el cuidado del otro y la sensibilidad y
un momento de la creación, pues, “[A]así como el
atención hacia su necesidad y precariedad. Por
sueño es el punto álgido de la relajación corporal,
eso, también la moral está en juego. Y, como
el aburrimiento lo es de la relajación espiritual. El
resultado, está en cuestión la posibilidad misma
aburrimiento es el pájaro de sueño que incuba el
de formarse como sujeto, de constituirse hasta
huevo de la experiencia” (Benjamín, 1977, p.446).
pensar por sí mismo y tener juicio propio, que
exige autodisciplina y una paciencia.
O bien, para Heidegger, el aburrimiento profundo es uno de los momentos culminantes de
Parte de esta autodisciplina, apostilla aún Han
la existencia, donde el Dasein se descubre a sí
en un giro que hubiera sorprendido a los teóricos
mismo, se encuentra con su yo y con sus deseos.
clásicos de la Bildung, estaba en la capacidad de
Quizá por eso, se pregunta él en su curso sobre
aburrimiento. La cultura, escribe
los Conceptos fundamentales de metafísica, “el
hombre moderno se ha vuelto aburrido para sí
requiere un entorno en el que sea posible una atención profunda. Esta es
ahora reemplazada cada vez más por
una atención por completo distinta, la
hiperatención. Esta atención dispersa se
caracteriza por un acelerado cambio de
foco entre diferentes tareas, fuentes de
información y procesos. Dada, además,
mismo porque no reconoce, no es capaz de reconocer ese aburrimiento profundo?” (Heidegger,
1983, p.240). El carácter formativo y creador del
aburrimiento se pierde definitivamente en un
sujeto permanentemente entretenido.
Por supuesto, hay movimientos estéticos en contra, para compensar esto: cine de autor, la obra de John Cage y Morton Feldmann
en música, todas las tendencias slow que se ofrecen en la sociedad contemporánea. Pero parece claro que se trata de movimientos de
compensación frente a una corriente dominante.
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En todo caso, esta incapacidad contemporánea
el observador de una pintura, o en el lector de
para el aburrimiento –que supone, sin duda, un
un libro, sino en una sujeción a un torrente de
serio obstáculo a métodos más clásicos de apren-
potentes estímulos externos que van atrayendo
dizaje– puede ser considerada dentro del marco
y exigiendo la atención. Como ese torrente de
socioeconómico de la atención, la distracción y el
estímulos, sobre todo en la pantalla, no es tam-
entretenimiento. O, por decirlo con las palabras de
poco casual, sino que está dirigido de una u otra
Jonathan Crary, resulta de una nueva economía
manera, a veces impersonalmente, pero siempre
de la atención que viene impuesta en el orden
dentro de las dinámicas de trabajo y consumo,
neoliberal. La tesis de Crary (Crary, 2001) es que,
Crary puede concluir que la expropiación de la
puesto que el modo de mirar y de percibir está
atención es la forma capitalista contemporánea
determinado culturalmente, esto es, no es un
de alienación. Los individuos de lo que hemos
mero proceso fisiológico natural, sino que tiene
llamado la sociedad del rendimiento viven con
una historia, se hace preciso estudiar cómo ha
la atención secuestrada. Si en las fases primeras
modelado la Modernidad el modo de mirar. De
de la modernidad capitalista el trabajador se
hecho, tal como muestra él, el arte ha cumplido un
veía desposeído de su cuerpo y de su tiempo
importante papel en este sentido, y la evolución
sin saberlo; si la industria cultural posterior, tal
de la pintura en el siglo XIX no puede entenderse
como la analizaba la Escuela de Frankfurt, le
fuera de los marcos de percepción definidos por
despojaba también de su ocio e incluso de su
la sociedad industrial capitalista. Esta, a la vez que
inconsciente, el paso último, en esta época de
determinaba los modos de trabajar, de consumir
internet y de comunicación inmediata y globali-
o de habitar, y con ello modelaba a los individuos,
zada, ha sido la expropiación de la atención: es
también les educaba en una cierta mirada. En
otra instancia ajena al individuo la que determina
última instancia, les exigía que se definiesen en
de manera continua dónde pone este sus ojos
función de cómo “prestan atención”. La Bildung
y sus oídos, a dónde dirige la mirada y, además,
clásica también jugaba un papel en este sentido.
controla constantemente cómo tiene eso lugar.
El giro de la modernidad clásica a la sociedad
Visto así, despojado de su capacidad de atención,
acelerada de la que venimos hablando tiene
permanentemente distraído, este individuo tardo
lugar porque, de manera creciente, la sociedad
moderno podrá estar dotado en principio de to-
moderna somete a los individuos a un bombardeo
das las libertades políticas, estéticas, morales e
de estímulos tan grande que exige una atención
incluso físicas y corporales para configurar su vida,
dispersa, y un aparato perceptivo capaz de dis-
pero no es dueño de sí mismo, si es verdad que la
traerse, o incapaz de una atención fija y constante.
atención es lo que en última instancia define a un
En otras palabras, se ha pasado del observador
sujeto. El control de la propia atención, de hacia
pasivo, distante que contemplaba un cuadro en
dónde enfoca un sujeto su energía psíquica y su
un museo y quizá emitía un juicio sobre él, a un
sistema perceptivo es, al fin y al cabo, el grado
sujeto de atención inestable, que salta de una
cero de la autonomía individual.
imagen a otra, de una información a otra, con la
El valor de la atención y su tensión con la dis-
rapidez y habilidad que hemos descrito antes y
tracción ha estado presente, a menudo como un
que tanto su trabajo como su ocio le requieren,
conflicto normativo, en la historia de la filosofía al
pero que ya no puede mirar o concentrarse en
menos desde Platón. En cierto modo, este venía
algo durante un tiempo prolongado.
a apreciar la atención con la que se contemplan
En suma, ha tenido lugar una poderosísima
las ideas por encima de las distracciones que las
transformación social del observador. En las
sombras ofrecen a los prisioneros de la caverna; la
condiciones de la cultura actual se dan y se
distracción era para Descartes causa del error que
imponen nuevas estrategias de subjetivación
se comete por no seguir atentamente el método,
que no discurren ya de modo predominante en
o era para Pascal “nuestra mayor miseria, pues
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El problema de la formación en la sociedad acelerada y la expropiación de la atención
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son el principal obstáculo para pensar en nosotros
por el arte burgués, la masa disipada, distraída,
mismos, y nos llevan a la depravación.” (Pascal,
“sumerge la obra de arte en sí”, la toca, más que
1981, p.126). Es “la verdadera oración natural por
la ve y, desde un sistema perceptivo distinto a la
la que accedemos a lo que la razón nos ilumina”,
estética clásica, puede juzgar, esperaba Benjamin,
apostillaba Malebranche (Löffler, 2014, p. 37). Se
de una manera nueva y liberadora. Por eso con-
condenaba así la diáspora, la disipación que era
fiaba en el cine como el gran arte revolucionario,
lo contrario del recogimiento y la concentración.
donde la estética se hacía política.
En cambio, Montaigne celebraba la distracción
El tiempo no ha dado la razón al optimismo de
como “médico supremo de nuestras pasiones”
Benjamin, y la poderosa tecnología de la imagen
(Montaigne, 2007, p. 1048), pues la variación ali-
móvil ha propiciado más bien una forma más
via, disuelve y diluye. Y Kant recomendaba una
profunda de alienación, como sugiere Crary. No
“dietética del alma”, una técnica que consiste en
obstante, los términos del debate entre atención
distraerse, “desviar la atención (abstractio) desde
y distracción parecen ser decisivos para cualquier
ciertas ideas dominantes, repartiéndolas en otras
reformulación de la idea de Bildung en un mundo
distintas” (Kant, 1964, p. 518) para así reunir fuerzas y
modelado por el orden neoliberal y las nuevas tec-
seguir trabajando luego, con la atención reforzada.
nologías. Tal como he sugerido, ese mundo hace ya
Como puede verse, los frentes de esta dis-
inviable, y seguramente innecesaria desde el punto
cusión están curiosamente cruzados. Todavía
de vista económico y político, la realización de una
en el siglo XX, Simone Weil se convierte en la
Bildung clásica que empezábamos describiendo en
valedora de la atención, a la que atribuye un
el acto de lectura del Philosoph Lisant de Chardin.
enorme valor moral:
Era una Bildung que se pretendía universalmente
La atención consiste en suspender el
pensamiento, en dejarlo disponible, vacío y penetrable al objeto, manteniendo
cerca del pensamiento […], los diversos
conocimientos adquiridos que deban
ser utilizados […]. Y sobre todo el pensamiento debe estar vacío, a la espera,
sin buscar nada, pero dispuesto a recibir
en su verdad desnuda el objeto que va
a penetrar en él (WEIL, 1988, p.260).
En cambio, Walter Benjamin, a quien veíamos
reivindicando la necesidad del aburrimiento y que
inspiraba en gran parte las concepciones de Jonahtan Crary sobre la determinación tecnológica y
económica del sistema perceptivo, fue el primero
en apreciar sistemáticamente la influencia del cine
en el modo de mirar y percibir. Su ensayo sobre
“La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” (Benjamin, 1977) estaba imbuido de
un ambiguo optimismo histórico; buscando las
posibilidades emancipadoras del cine, Benjamin
podía apreciar en este arte, entonces muy reciente,
una nueva forma de percepción: la “percepción
distraída”, o la “percepción en la distracción (Wahrnehmung in der Zersteuung)” con que las masas
trabajadoras se acercaban a las salas de cine.
Frente al “recogimiento” y “devoción” preconizado
emancipadora, pero que fue históricamente deudora de un orden socio-cultural jerarquizado; en
sus pensadores clásicos, se “proponía como una
Bildung despolitizada, ignorando la realidad” (Mas,
2010, p.49), pues, a pesar de sus orígenes ilustrados,
fue hasta cierto punto cómplice de una sociedad
disciplinaria. El orden actual, que aquí hemos caracterizado, con matices, como una sociedad del
rendimiento, disuelve aparentemente esa disciplina, e incluso promete un acceso universal al
conocimiento — de hecho técnica, materialmente,
hace realizable esa promesa —; pero instaura a
la vez un control tan intenso de la atención y de
los movimientos psíquicos que hace imposible la
autonomía, la reflexión y el grado de conciencia
que eran objetivos de la Bildung.
Probablemente, no podremos evitar que nuestro aparato perceptivo futuro sea distinto del
lector, del observador, del oyente clásico que
ha sido el protagonista de la formación cultural
durante los últimos tres siglos. Apenas seremos
capaces de concentrarnos en una lectura durante
unas horas sin atender a un mensaje del teléfono
celular o a una notificación en la pantalla, pero
seremos muy duchos en la multitarea, repartire-
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cuestión será si en esta nueva habilidad hay au-
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mos nuestra atención entre objetos diferentes,
en espacios de tiempo cada vez más breves. La
atención alienada. Tal vez, aprender a leer, mirar
uno o lo otro sería la Bildung. Definir esto es, sin
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António Gómez Ramos
Doctor en Filosofía y Letras, sección filosofía, por la
Universidad Autónoma de Madrid, España. Licenciado en Filosofía y Letras, sección Filosofía, por la
Universidad Autónoma de Madrid. Estudios finalizados
en 1987, en la especialidad de Lógica y Teoría de la
Ciencia. Grado obtenido en 1991, con la calificación
de Sobresaliente y premio extraordinario. (Memoria
de licenciatura: Hermenéutica e Idealidad del texto).
Profesor Titular de Filosofía en la Universidad Carlos III
de Madrid, Departamento de Humanidades: Filosofía,
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António Gomes Ramos
Calle Madrid, 126, 28903
Getafe, Madrid, España