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Instituciones informales y calidad de la política: entre la cultura y la subjetividad política

2006, En Sánchez, C. (Coord.) Psicología Alternativa en América Latina. México: AMAPSI Editorial. pp. 137-153.

P.sicología Alternativa en América La.t ina Concepción Sánchez Quintanar (Coord.) María del Refugio Ríos Saldaña Marco Eduardo Murueta José Joel Vázquez ortega Amapsi Editoria! PARTICIPANTES Arte gráfico: Alejandro Felipe Dávila L90 Portada: concepción Sánchez Quintanar Marisol Azucena Báez Pérez En el arbitraje de los artículos: Javier Guevara Martínez y Raúl Rocha Romero En la corrección de estilo: Rogefio Dromundo Salazar Auxiliar de la coordinación en cómputo y diseño: Marisol Azucena Baez Pérez Ilustraciones del artículo de Serafín Mercado: Lic. Viviana Sánchez Bautista Derechos Reservados conforme a la Ley ©2006 Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología, A.C. Instituto de Higiene No. 56 Col. Popotla C.P. 11400 México, D.F. Miguel Hidalgo www.amapsi.org info@amapsi.org Tels.: 5341·8012, 5341 ·5039 ISBN 968-7612-12-6 Impreso y hecho en México - Printed and made in Mexico ~- ..... .....,.~ ,,, · "'_,. ,.,,,,..-· CONTENIDO PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. . .. .. . .. 9 concepción Sánchez Quintanar SECCIÓN l. INTERACCIÓN Y RELACIONES VITALES EN LA FAMILIA Y CENTROS EDUCATIVOS Relaciones familiares y masculinidad: voces, visiones y significados . . 25 María Rosario Espinosa Salcido Facultad de Estudios Superiores lztacala, UNAM El ciclo vital de la familia y el desarrollo de la estructura psicosocial del individuo . . . . . . . . . . . . . . . Ana María del Rosario Asebey Morales Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Querétaro . . 41 Interacciones sociales, salud y educación en adolescentes mexicanos. 53 María Refugio Ríos Saldaña Facultad.de Estudios Superiores lztaca/a, UNAM La ambigüedad como fuente de conflictos . . . . . . . . . . . 71 Silvia Cornejo Carassale Ejercicio libre de la profesión SECCIÓN 11. EPISTEMOLOGÍA El constructivismo en percepción: un cambio de paradigma . . . . .. 83 Serafín J. Mercado Doménech Facultad de Psicología, UNAM El concepto de inteligencia en la Teoría de la Praxis . . . . . . . . . . . 99 Marco Eduardo Murueta Reyes UNAM lztacala, AMAPS/ La subjetividad como definición ontológica del campo psicológico: Repercusiones en la construcción de la psicología . . . . . . . . . . Fernando Luis González Rey Pontificia Universidad católica de Campiñas Centro universitario de Brasilia 113 SECCIÓN 111. ACCIÓN POLÍTICA Y PSICOLOGÍA Instituciones informales y calidad de la política: Entre la cultura y la subjetividad política . . . . . Raúl Rocha Romero FES Zaragoza, UNAM 4 '" 137 Participación y democracia: Un análisis desde la representación social . . . . . . . . Betty sanders Brocado y Carlos Hauslinger Marrón UAM xochimilco y Desarrollo Humano Organizacional .....- 155 SECCIÓN IV. PSICOLOGÍA EN AMBIENTE RURAL Psicología social comunitaria y bioecología del desarrollo humano. una perspectiva personal . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173 Eduardo Almeida Acosta Departamento de Educación y Psicología universidad Iberoamericana Puebla capacidades de cambio en el sector rural . . . . . . . concepción Sánchez Quintanar Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas . .. . . . . . 189 Análisis de los aportes y limitaciones en la intervención psicosocial en comunidades indígenas zapatistas: contribuyendo a la reconstitución del tejido social . José Joel Vázquez ortega UAM lztapalapa . . . . . . 207 SECCIÓN V. PSICOLOGÍA EN AMBIENTES CONSTRUIDOS Influencia del entorno psicosocial en la calidad de vida . . . . . . . . 229 Ana Maritza Landázuri Ortiz y Ernesto Espejel zavala Facultad de Estudios superiores lztacala, UNAM Tiempo libre y modo de vida en el vecindario urbano. . . . . . : 247 Javier Guevara Martínez y carolina Rodríguez Álvarez Departamento de Humanidades, Facultad de Psicología Universidad Autónoma del Estado de Puebla INSTITUCIONES INFORMALES Y CALIDAD DE LA POLÍTICA: ENTRE LA CULTURA Y LA SUBJETIVIDAD POLÍTICA Raúl Rocha Romero MÉXICO rocharr@servidor unam.mx Introducción En el presente texto se analiza la relación existente entre instituciones informales y hechura y calidad de la política. para posteriormente vincular éstas con los conceptos cultura y subjetividad política . En primera instancia, su contenido es propiamente politológico, y ello por una razón fundamental: en el abordaje psicológico de los hechos y procesos políticos resulta imprescindible abrevar del conocimiento producido en particular por la ciencia política. Pero el propósito ulterior consiste en articular este plano, el político, con el psicológico. Aunque en la ciencia política se posee ya una considerable producción de conocimientos sobre las instituciones formales, sólo de manera reciente se ha puesto atención en aquellas cuestiones que se inscriben en el ámbito de la informalidad en la política. El término "informal", desde luego, no tiene ninguna connotación negativa, sólo se alude con ello a aquellas situaciones, acciones y espacios sociales y políticos que no pueden ser explicados de manera completamente satisfactoria sólo en términos de los diseños institucionales formales y que se relacionan con o.tras dimensiones mucho más amplias de la actividad humana, como la cultura. Al reconocimiento de la importancia que tienen las instituciones informales se ha llegado precisamente porque los procesos y resultados políticos no pueden ser explicados sin tomar en cuenta el impacto que en ellos también produce. Una de las cuestiones 138 Instituciones informales y calidad de la política: Entre la cultura y la subjetividad política primordiales al interior de la ciencia política consiste en poder formular una teoría que las explique, que de cuenta de lo que son, de cómo funcionan, de cómo se relacionan e interactúan con las instituciones formales y, en ese sentido, de cómo contribuyen a la estabilidad o cambio de las instituciones sociales en una sociedad determinada. una vía para avanzar en esa dirección la constituye el estudio de las instituciones políticas informales en perspectiva comparada. Igualmente, en esta etapa incipiente de la investigación podría ser fecundo intentar dilucidar las formas y mecanismos que sostienen a las instituciones informales en relación sobre todo con el propio sujeto y con su subjetividad, es decir, con sus cogniciones y emociones. Obviamente que esto representa un esfuerzo sistemático, sin embargo, considerando la dirección señalada es que se presenta este análisis al tiempo que se propone una forma de ubicar el vínculo entre instituciones informales, cu ltura y subjetividad. Pare ello, en un primer apartado, se discute lo que son las inst ituciones informales además de señalar su importancia en tanto que, junto con las instituciones formales, conforman el marco bajo el cual ocurren las interacciones socia les, económicas y políticas entre los hombres. En el segundo, se analizan las formas que pueden asumir y que han sido particularmente visibles en sociedades que han transitado de manera reciente a la democracia, como las latinoamericanas, y que hasta ahora se han incluido como cuestiones que han sido revisadas a través del concepto más amplio de cultura política. con estos antecedentes, se examinan las relaciones entre las inst ituciones informales y la hechura y calidad de la política, a través del concepto capital social y de algunos de sus elementos y derivaciones, como el de confianza y cooperación, o sus opuestos. Por último, como parte de una agenda de investigación propia, se propone una manera distinta de observar las relaciones entre las instituciones políticas, sobre todo las informales, y la cultura política a t ravés del empleo y desarrollo del concepto subjetividad política. Instituciones informales Después de un periodo relativamente amplio, que va de la segunda Guerra Mundial hasta med iados de los años 80, en el que la ciencia política soslayó el papel que ju_egan las instituciones en la dinámica de la vida política, March y Olsen 1 introdujeron el término nuevo institucionalismo para señalar la necesidad de recuperar la dimensión institucional y, a través de ella, comprender mejor la política. Se trataba de una reacción en contra de la hegemonía del conductismo y de la teoría de la elección Raúl Rocha Romero 139 racional que imperaba en la disciplina (Peters, 2003). Pero esta reacción incluía un trasfondo más general que, para el caso de la perspectiva anglosajona, consistía en establecer los equilibrios entre actor y estructura, es decir, en posibilitar una síntesis feliz entre los extremos de formalismo e individualismo y, para Latinoamérica, el neoinstitucionalismo indicaba y promovía la revaforación de fa política (Schedler, 2000). Ahora se admite que fas instituciones importan. Este es uno de los resultados del aprendizaje político de varios enfoques teóricos al interior de la ciencia política, pero ¿por qué y para qué importan? Las respuestas no pueden ser unívocas, pues las mismas y su posible relevancia dependen de muchos factores; sin embargo, existen algunos elementos generales que permiten hablar de las instituciones, de su estabilidad y cambio, y de la teoría que las explica. Al respecto, al interior del nuevo institucionalismo coexisten diversos enfoques (Kato, 1996; Hall y Taylor, 1998; Peters, 2003), pero todos ellos, en tanto que conforman la teoría institucional, ofrecen ex plicaciones acerca de los principales problemas de la ciencia política contemporánea. En particular, "these theories describe how individuals who are assumed to be autonomous actors in dominant theoretical perspectives such as rationa l choice and behavioral theory have their behavior.shaped and constrained by institutions" (Peters y Pierre, 1998 p. 565). De esta manera, las instituciones se conciben como "las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan i orma a la interacción humana. Por consiguiente, estructu ran incentivos en el intercambio humano" (North, 1990: 3). Por su parte, Knight (1992: 54) ofrece una conceptualización que es consistente con la anterior al referi rse a las instituciones sociales: "Social institutions are sets of rules that structure social interactions in particular ways. These Rules 1) provide information about how people are expected to act in particular situations, 2) can be recognized by those who are members of the relevant group as the - Primero en un artículo publ icado en la American Politica/ Science Reveiw en 1984 bajo el título The new institiona/ism: organitational factors in politica/ life, y posteriormente profundizando y extendiéndose en el desarrollo de sus argumentos, en un libro pub licado en 1989, Rediscovering institutions: the organitational basis in politics Los textos aquí citados corresponden a sus respectivas versiones en español: March, J. G. y Olsen, J. G. (1993 y 1997). 140 Instituciones informales y calidad de la política: Entre la cultura y la subjetividad política rules to which others conform in these situations, and 3) structure the strategic choices of actors in such a way as to produce equilibrium outcomes". Las instituciones son creaciones humanas que le dan cauce a la interacción entre los hombres y, sobre todo, brindan un espacio para resolver el conflicto que es inherente a la acción política, mediante la creación de regularidades y productos que serían impensables en su ausencia. Éstas son tanto formales como informales. Las primeras son las reglas del juego en el que participan los distintos actores en el marco de una organización y son formulaciones escritas que se integran en constituciones, reglamentos o contratos. Por su parte, las instituciones informales son las limitaciones que constriñen o incentivan la conducta de los actores pero, a diferencia de las primeras, no están escritas en ningún lado sino más bien provienen del legado cultural propio de una sociedad determinada. Además, como acertadamente puntualiza Knigth (2002): "informal institutions are those self-enforcing rules". Aunque entre las instituciones formales e informales la diferencia es de grado (North, 1990), es necesario establecer un criterio preciso para distinguirlas. Al respecto Helmke y Levitsky (2002) señalan que no se han considerado cuatro aspectos sobre las cuales diferenciar de manera más específica a las instituciones informales: a) las instituciones débiles; b) las regularidades conductuales informales; c) la cultura; y d) las organizaciones informales. Las instituciones informales no son, por tanto, producto ni del diseño institucional negociado o impuesto por los actores políticos ni de los deseos, preferencias o conductas individuales, aunque se expresen obviamente a través de éstas. Las instituciones informales son expresiones acerca de la forma como se han llevado -y se siguen llevando- a cabo las relaciones al interior de una sociedad. constituyen pues modos que recogen la historia y la cultura de comunidades enteras y están condensadas en códigos de conducta, normas sociales y convenciones que se establecen no de modo tácito sino a través del tiempo y toman forma y significado en el marco de los usos y costumbres imperantes en la sociedad. En tanto instituciones, las limitaciones informales también importan pues tienen la misma función que las limitaciones formales. su importancia radica en que son una fuente relevante de expresiones comportamentales y no un simple complemento -o, de manera contraria, un residuo- de las instituciones formales. Esto quiere decir que aún cuando las limitaciones formales prescriben el comportamiento individual, en el Raúl Rocha Romero 141 sentido de que lo reglamentan y, con ello, se puede saber cuáles pueden ser los comportamientos esperados, en las interacciones humanas siempre existe una zona que no es abarcada por éstas. El comportamiento humano, y particularmente el comportamiento político, es tan complejo como para esperar verlo plasmado en algunas formulaciones. Si ello fuera de ese modo, en las sociedades que comparten instituciones formales similares se deberían observar los mismos resultados, pero la verdad es que los productos institucionales pueden variar y diferir considerablemente. Y ello es debido, entre otras cosas, al papel que juegan las instituciones informales. Aún más, las lim itaciones informales constituyen un conglomerado de expresiones mayor que el que forman los arreglos institucionales formales, y su presencia en el seno de la sociedad en su conjunto y no sólo de algunas organizaciones en particular, obedece al hecho de que son, a la vez, tanto producto como condición del desarrollo y los cambios que la m isma sociedad va experimentando. En ese sentido, las instituciones informales son persistentes en el tiempo. Este es uno de los elementos que explican por qué las instituciones cambian de manera incremental. Para North (1990: 58), las limitaciones informales ':consisten en: 1) extensiones, interpretaciones y modificaciones de normas formales, 2) normas de conducta sancionadas socialmente y 3) normas de conducta aceptadas internamente". Esta tipología encuentra su concreción en distintas expresiones que forman parte de las instituciones informales. En sociedades democráticas cuya historia es más larga, la mayoría de los analistas afirman que las democracias realmente existentes o poliarquías, para utilizar la expresión de Dahl en el sentido que le otorga O'Donnell (1999), obedecen a un proceso de institucionalización formal, a diferencia de lo que ocurre en las poliarquías más recientes, como las latinoamericanas, en donde, según la literatura convencional, en estas sociedades la democracia no se ha consolidado o no se ha institucionalizado plenamente, o lo ha hecho de manera pobre. En la intersección del estudio de las instituciones formales y del análisis de política comparada, surge una cuestión fundamental: el abordaje de las instituciones informales, en tanto que el comportamiento político de los actores no se explica completamente sin el estudio de éstas (Helmke y Levitsky, 2002). Aunque no ha habido esfuerzos sistemáticos que teoricen sobre su rol con un enfoque de política 142 Instituciones informales y calidad de la política: Entre la cultura y la subjetividad política comparada, con O'Donnell (1999) se inicia una serie de estudios sobre las instituciones informales y su relación con las dimensiones económica y política tanto en el mundo (Atieno, 2001; G6bel, 2001; Farrel y Héritiere, 2002; Lauth, 2002) como en Latinoamérica (Brinks, 2002; Siavelis, 2002; Desposato, 2003; Stokes, 2003; Mejía, 2003), y particularmente en México (Eisenstadt, 2002, 2003a y 2003b; Schedler, 2002; seer, 2003; Langston, 2003). Al respecto, el propio O'Donnell (1999) ofrece un punto de vista distinto. Al proceso de democratización que ha sido institucionalizado de manera informal, le denomina la otra institucionalización. Éste autor señala que lo que ha ocu rrido en estas nuevas poliarquías latinoamericanas es, a la par de algunos procesos institucionalizados formalmente (como las elecciones, que comparten con las viejas poliarquías), la expresión de procesos que tienen que ver con las instituciones informales, como puede ser el caso del particularismo, o de algunos tipos de relaciones no universalistas, como el nepotismo, el patronazgo y la corrupción. Por su parte, Schedler (2000) indica que en la práctica en las sociedades latinoamericanas, "no son las reglas formales sino fenómenos como el dientelismo, el personalismo, el caciquismo, el caudillismo y la co'.rupción los que dominan la política". Sin embargo, en los países en transición democrática, como México, parece que las cosas están cambiando. El mismo schedler (2002) ha señalado que el tradicional clientelismo electoral, es decir, el intercambio de votos por bienes, presenta ahora una incongruencia estructural en tanto que si bien éste constituye aún una práctica amplia, es también una práctica ilegitima ya que es rechazada por los valores de los individuos en su defensa por la autonomía y por políticas públicas universales. Por su parte, Eisenstadt (2002) documenta el cambio que en México ha tenido lugar en relación a las disputas de fraude electoral. Para este autor se ha transitado de disputas en el terreno informal al formal, en el que las instituciones informales han sido un punto que ha permitido ir montando, a través de diversas negociaciones políticas principalmente entre el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional, una mayor credibilidad formal sobre las instituciones electora les formales. Empero, el propio Eisenstadt (2003a y 2003b) alerta sobre el hecho de que el tipo de negociaciones políticas llevadas a cabo para resolver las disputas de fraude lectoral, como las que estuvieron en boga en la década de los 90s y que son conocidas Raúl Rocha Romero 143 comúnmente como concertacesiones, pueden también minar las bases de las instituciones formales de gobernación electoral. De esta manera, se observa que en este tipo de sociedades, de manera simultánea a los juegos que se realizan en las arenas políticas con las instituciones formales, ocurren también procesos de otra índole que inciden en los productos institucionales. Es mucho más fácil advertir el comportamiento de los actores que es regulado por las instituciones formales, precisamente porque se sabe cuáles son las reglas del juego; si n embargo, no se puede decir lo mismo del comportamiento cuya fuente se encuentra en las instituciones informales, porque aun cuando también existe cierta regularidad, configurada por la propia cultura, el hecho es que existe una amplia variabilidad de expresiones que pueden hacer que el comportamiento se adecue a las reglas formales en mayor o menor medida, o que entren en total contradicción con éstas. Un estudio completo del comportamiento político institucional de los actores en cualquier juego y arena política, debe considerar ambos tipos de instituciones. Instituciones informales y calidad de la política Para los propósitos de este escrito, sólo se considerarán las relaciones entre las instituciones informales y la hechura y calidad de la política. En tanto que en política no existen relaciones mecán icas, las instituciones informales inciden en la hechura y calidad de la política tanto de manera positiva como negativa. Esto es, una institución informal en particular puede afectar la política en cualquiera de ambos sentidos, dependiendo de varios factores, entre ellos la propia arena, el perfil del actor político, los fines y objetivos que se persigan, etcétera. Desde luego que existen instituciones informales que en sí mismas no son socialmente aceptadas y que incluso se reconoce que pueden ser obstáculos para una institucionalización formal de la democracia, pero también existen aquellas que pueden facilitar la cooperación en las relaciones entre los integrantes de una sociedad. Enseguida se revisa por qué las cosas pueden ser así. La primera y gran dificultad que aparece cuando determinadas instituciones informales (tales como el particularismo o el clientelismo) se imponen más que las limita ciones formales en la hechura y calidad de la pol ítica es que en el comportamiento de los actores políticos la zona que delimita las esferas pública y privada se encuentra más diluida, propiciando que su comportamiento esté orientado en función de la satisfacción particular y no al logro de bienes universales o sociales. La 144 Instituciones informales y calidad de la política: Entre la cultura y la subjetividad política mayor parte de las personas esperan que el comportamiento de los políticos se adecue a las reglas formales, pero cuando esto no ocurre, generalmente la atribución que se hace respecto del comportamiento desviado es de índole moral y ética. se soslaya por completo que existe toda una tradición cultural que impele a los individuos a actuar de determfnadas maneras y no de otras, en función no de -o no sólo deprescripciones institucionales, sino de códigos de comportamiento, normas sociales y convenciones que la misma· sociedad ha adoptado y que, en ese sentido, son compartidos por casi todos los miembros. Esto de ninguna manera es una justificación a la conducta deshonesta, por decir lo menos, de algunos políticos y funcionarios, simplemente con ello se introducen elementos que permitirían una mejor y más amplia comprensión de fenómenos que son muy frecuentes en las sociedades latinoamericanas. Como señala valdés Ugalde (1996) al respecto de la reducción de estos hechos a la dimensión moral: "Para controlar al gobierno, es decir, para cumplir con una de las condiciones que lo hacen democrático, es indispensable una cultura de lo público que asuma las funciones gubernamentales como el deber de cumplir con ciertas responsabilidades y un control efectivo de las mismas por medio de la ley y de sistemas políticos, fiscales y administrativos eficientes". De esta primera dificultad derivan otras que tienen que ver con la fiscalización del ejercicio profesional de los políticos, en particular la creación y funcionamiento efectivo de agencias que posibiliten una accountabílity 2 horizontal. Los rasgos y condiciones (particularismo generalizado, gobierno delegativo, débil accountabílíty horizontal y la consiguiente baja transparencia de los procesos de representación y elaboración de políticas) creadas en un contexto de este tipo, tiene dos consecuencias negativas: una es que la falta de controles refuerza las viejas prácticas autoritarias y, la otra, es que se introducen fuertes sesgos en la elaboración e implementación de políticas a favor de intereses altamente organizados y económicamente poderosos (O'Donnell, 1990). De manera más específica, las instituciones informales también influyen en la hechura y calidad de la política a través del capital social que generan, incluso ~xiste 2 El término accountability no tiene una traducción precisa al español. Se suele entender por él tanto la noción de responsabilidad política y control político y, de manera más reciente y frecuente, la de rendición de cuentas (Przeworski, Stokes y Manin, 1999; y Schedler, 1999). Raúl Rocha Romero 145 evidencia de que el capital socia l puede apoyar fuertemente las iniciativas de políticas públicas que apuntan al logro de una mayor desarrollo (Chopra, 2001). El capital social es "u n conjunto concreto y ejemplificado de valores o normas informales que es compartido por los miembros de un grupo y que les permite cooperar entre sí. Si los miembros del grupo· esperan que los demás se comporten de manera fiable y honesta, entonces llegarán a tenerse confianza mutua" (Fukuyama, 2002). Hoy en día, la confianza se ha configurado como un elemento que otorga un fuerte soporte en las interacciones políticas. En las instituciones informales, la confianza, como parte del capit al político acumulado por una persona o un grupo, es un elemento que condiciona ta nto el proceso como el resultado, es decir, la calidad de la política. Mediante ella, es posible entender algunas acciones colectivas ta les como la cooperación, la articulación de demandas sociales, la formulación de políticas públicas y el cumplimiento de las leyes. En términos teóricos, el estudio de la confianza ha tenido un fuerte impulso. Para el caso del análisis de los procesos de construcción de confianza entre los actores de la transición política en México, se puede encontrar un amplio abordaje en Luján Ponce (2000). De esta manera, la confianza " puede facilitar la coordinac ión entre los ciudadanos, y entre éstos y los agentes gubernament ales, puede reducir los costos de transacción, así como aumentar la probabilidad de que los individuos cumplan con las demandas del gobierno y de que lo apoyen" (Agu ilar, 1999). una descripción ideal de la hechura de la política basada en la confianza y, por tanto, de una política de ca lidad, podría ser la siguiente. Tanto los habitantes de una comu nidad como los políticos profesionales son personas cuya conducta está orientada fundamentalmente por criterios universalistas y, por tanto, no clientelistas. Los tomadores de decisiones, con todo y las diferencias inherentes a sus respectivas posiciones políticas, a la hora de diseñar e implementar una determinada política pública, se tienen confianza mutua, es decir, en el nivel institucional, saben que el producto que elaboren, así como la calidad del mismo, beneficiará a la comunidad en su conjunto. Los políticos profesionales confían, a su vez, en que los habitantes de la comu nidad cumplirán la ley. De ese modo, se complementa un círculo virtuoso en el que la confianza, a través de la hechura de la política misma, genera más conf ianza. Este ejemplo por demás irreal, sólo tiene la finalidad de destacar la importancia que 146 Instituciones informales y calidad de la política: Entre la cultura y la subjetividad política tiene la confianza -como parte de un conjunto más amplio derivado también de las instituciones informales- en las interacciones políticas. Desde luego que en el mundo real las cosas son totalmente distintas. Como se señaló líneas ari~, determinadas instituciones informales pueden tener consecuencias tanto positivas como negativas. En contraparte, un elemento socialmente no aceptado -como la desconfianzapuede producir resultados positivos e institucionalizados formalmente. Para ilustrar este punto, se retoma el planteamiento de Schedler (2001 ) que consiste en señalar que el proceso de democratización ocurrido en México ha sido impulsado fundamentalmente por la realización de elecciones altamente institucionalizadas, es decir, competitivas y limpias, y que en ello ha tenido un lugar relevante -como organizador de las mismas- el Instituto Federal Electoral. En este punto, Schedler afirma que el IFE es fruto de la desconfianza que imperaba entre los distintos actores políticos en México, particularmente de los partidos políticos de oposición hacia la autoridad electoral. Cabe señalar que el abordaje de este tipo de fenómenos ha sido relegado por el mismo neoinstitucionalismo, pues éste se centra en el estudio de las instituciones formales, y ha sido tematizada más bien como cuestiones culturales (Schedler, 2000). Instituciones informales: entre la cultura y la subjetividad política Las formas que asumen las instituciones informales en la implementación de la política sólo tienen lugar por medio de ciertos procesos psicosociales y de sus manifestaciones comportamentales. Esto quiere decir que si un actor político determinado actúa de manera particularista para obtener beneficios propios, es debido a que sus pensamientos, creencias, valores, actitudes, etcétera, están orientados a realizar tal comportamiento. Este tipo de fenómenos subjetivos ha sido considerado parte de lo que se ha denominado la cultura política. Existe una literatura interminable al respecto del concepto cultura política y abarca distintas disciplinas tales como ciencia política, sociología, antropología y psicología social. Por ello y sin pretender realizar aquí un examen minucioso del concepto, sí cabe señalar que las conceptualizaciones encontradas en la literatura son bastante similares. Al respecto, Bobes (2000: 125) señala que la cultura política "se refiere a la existencia de un conjunto de actitudes, normas, valores, conocimientos y :: : Raúl Rocha Romero 147 creencias generalizadas en una sociedad que operan como el marco simbólico que otorga sentido al proceso y a los comportamientos políticos". Dicho concepto se utiliza con la intención de llenar el vacío de conocimientos existente entre los hechos de la vida política y las razones o las causas del comportamiento de los sujetos (Alonso, 1994; Diamond, 1994; Krotz, 1996 y 2002; castillo y Patiño, 1997; Peschard, 1997 y 1999; Winocur, 1997; Chávez y Quintana, 2001 ). Con él se pretende reducir la distancia epistémica entre lo subjetivo y lo objetivo de la política. Sin embargo, el mismo concepto es subjetivizado por quienes con él pretenden dar cuenta de las actitudes, los valores y el comportamiento político de los hombres al centrarse únicamente en estos aspectos y soslayar el papel y la influencia que las estructuras, las instituciones, los actores políticos y el poder ejercen en la subjetividad de las personas. Aunque Almond (1999), reconoce esto al destacar la influencia de la estructura y el desempeño del sistema político en l2s actitudes y expectativa cognoscitivas de los sujetos, termina señalando que la cultura política es la parte "subjetiva" del sistema político y reduce, con ello, un concepto tan amplio a una sola de sus partes. se propone el concepto subjetividad política. con la idea de posibilitar la observación en los sujetos de procesos cognitivos y emocionales asociados a referentes políticos. Aunque desde luego esta tentativa no es nueva, pues al interior del nuevo institucionalismo se encuentran propuestas para articular tanto la cultura y las instituciones con las bases cognitivas - particularmente las creencias-, como la de Knigth (2002) para abordar los microfundamentos de la política y la del cognitive institutionalism de Mantzavinos, North y Shariq (2004). Primeramente, es menester señalar qué es la subjetividad. Ésta refiere la dimensión del ser humano que tiene como sustrato orgánico al cerebro, y más particularmente al neocórtex, en donde se encuentran a su vez dos conjuntos de procesos que por su nivel de complejidad distinguen al hombre de los demás seres vivos: /os procesos cognitivos y emocionales. Entre los primeros se encuentran las actitudes, las creencias, los valores, las representaciones, los juicios, etcétera, y entre los segundos están la ansiedad, el temor, la angustia, la depresión, etcétera. En realidad, esta distinción tiene un sentido meramente analítico, puesto que no hay cognición alguna que no vaya acompañada de una emoción o afecto. Asimismo, la configuración cognitivo-emocional de un sujeto, y los distintos comportamientos que 148 Instituciones informales y calidad de la política: Entre la cultura y la subjetividad política • manifiesta, son resultado de los condicionamientos que ejercen sobre él los distintos aspectos de la vida social. De este modo, la subjetividad política puede ser entendida como el conjunto de cogniciones y emociones cuyos contenidos están referidos al ámbito político, siempre en el marco de la dinámica y el contexto en el que se halla insertado un sujeto, y que finalmente se traduce en las variadas expresiones en las que manifiesta su comportamiento. La subjetividad política de una persona es el resultado de las influencias que sobre él ejercen las instituciones políticas, formales e informales, y los políticos y las prácticas sociales que las representan, aunque también vale decir que la praxis humana ha creado estas mismas instituciones políticas. Esto quiere decir que no sólo las instituciones políticas son resultado de un proceso histórico sino que también las subjetividades políticas se construyen a lo largo del tiempo y en el marco de las relaciones políticas imperantes en una sociedad . Por último, preciso mi posición en cuanto al concepto cultura política. Me parece más útil y fecundo hablar de subjetividad política, y no de cultura política, si lo que se está abordando son las actitudes, las c'reencias, los valores y el comportamiento políticos. Un abordaje completo debe incluir tanto el análisis de los hechos, procesos y fenómenos políticos que tienen lugar en una sociedad, como el análisis de la subjetividad de las personas, es decir, de las representaciones, las opiniones, los juicios, etcétera, que la gente elabora sobre esos mismos hechos y procesos políticos. En tanto que el concepto cultura política es más amplio, quizá debiera de utilizarse para referir todo un sistema de referencia más desarrollado que incluya la sistematización de datos empíricos y de elaboraciones teóricas al respecto de las instituciones políticas y de las subjetividades políticas de amplios sectores de una determinada población . Sin demeritar de ninguna manera su empleo, los problemas señalados pudieran subsanarse con la precisión de la relación que existe entre éste y la subjetividad política de los individuos. Desde mi punto de vista dicha relación es de inclusión. Conclusiones En términos generales, se piensa que la falta de adecuación o correspondencia entre las instituciones formales y el comportamiento real de las personas, es la causa de que : : ) .. Raúl Rocha Romero 149 en las sociedades latinoamericanas no hayan ocurrido procesos de institucionalización formal de la democracia. Pero, como señala O'Donnell, en realidad lo que ha ocurrido son procesos de institucionalización distintos a los que han ocurrido en las viejas poliarquías. En éstas hubo institucionalización formal de la democracia, mientras que en América Latina han sucedido institucionalizaciones informales. Ello nos obliga a considerar tanto las instituciones formales como las informales en el estudio de las interacciones sociales, económicas y políticas que se establecen entre los hombres. La relevancia de las instituciones informales estriba en qoe cond icion an de distintas maneras tanto los procesos como los productos institucionales. De manera específica, las formas que asumen las instituciones informales en una sociedad en particular inciden tanto en la hechura como en la calidad de la política. El capital social de que disponen los actores o los grupos, al igual que los elementos que de él se derivan, como la confianza, pueden construir mecanismos de cooperación que reducen los costos de los intercambios en las interacciones políticas e institucionales. Sin embargo, algunos elementos que no son socialmente aceptables, como la desconfianza, también pueden conducir a resu)tados sat isfactorios. El estudio de las instituciones informales aparece ahora como necesario no sólo por la necesidad de las sociedades latinoamericanas de avanzar en sus procesos de democratización, sino porque las limitaciones informales influyen en todas las instituciones humanas. A propósito de ello se ha utilizado el concepto cultura política. Quizá una vía más fecunda para dar cuenta del lado subjetivo de la política, sea precisamente la de abordarla con las herramientas conceptuales que algunas disciplinas han diseñado para su estudio. En ese sentido, se propone el concepto subjetividad política, como una categoría que pudiera articular el estudio de las estructuras e instituciones políticas con el análisis de los rasgos culturales, en este caso políticos, de conglomerados mayores, como una sociedad. Referencias AGUILAR, J. A. (1999): "Los laberintos de la confianza", en Instituto Federal Electoral, La construcción de las Instituciones para la Democracia en América Latina. México: IFE, pp. 53-61. 150 Instituciones informales y calidad de la política: Entre la cultura y la subjetividad política ALMOND, G. (1999): Una disciplina segmentada; escuelas y corrientes en las ciencias políticas. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 196-218. ALONSO, J. (coord.) (1994). Cultura política y educación cívica. 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