P.sicología
Alternativa en
América La.t ina
Concepción Sánchez Quintanar (Coord.)
María del Refugio Ríos Saldaña
Marco Eduardo Murueta
José Joel Vázquez ortega
Amapsi
Editoria!
PARTICIPANTES
Arte gráfico:
Alejandro Felipe Dávila L90
Portada:
concepción Sánchez Quintanar
Marisol Azucena Báez Pérez
En el arbitraje de los artículos:
Javier Guevara Martínez y Raúl Rocha Romero
En la corrección de estilo:
Rogefio Dromundo Salazar
Auxiliar de la coordinación en cómputo y diseño:
Marisol Azucena Baez Pérez
Ilustraciones del artículo de Serafín Mercado:
Lic. Viviana Sánchez Bautista
Derechos Reservados conforme a la Ley ©2006
Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología, A.C.
Instituto de Higiene No. 56 Col. Popotla C.P. 11400
México, D.F. Miguel Hidalgo www.amapsi.org
info@amapsi.org Tels.: 5341·8012, 5341 ·5039
ISBN 968-7612-12-6
Impreso y hecho en México - Printed and made in Mexico
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CONTENIDO
PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. . .. .. . .. 9
concepción Sánchez Quintanar
SECCIÓN l.
INTERACCIÓN Y RELACIONES VITALES EN LA FAMILIA
Y CENTROS EDUCATIVOS
Relaciones familiares y masculinidad: voces, visiones y significados . . 25
María Rosario Espinosa Salcido
Facultad de Estudios Superiores lztacala, UNAM
El ciclo vital de la familia y el desarrollo de la
estructura psicosocial del individuo . . . . . . . . . . . . . . .
Ana María del Rosario Asebey Morales
Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Querétaro
. . 41
Interacciones sociales, salud y educación en adolescentes mexicanos. 53
María Refugio Ríos Saldaña
Facultad.de Estudios Superiores lztaca/a, UNAM
La ambigüedad como fuente de conflictos .
. . . . . . . . . . 71
Silvia Cornejo Carassale
Ejercicio libre de la profesión
SECCIÓN 11. EPISTEMOLOGÍA
El constructivismo en percepción: un cambio de paradigma . . . . .. 83
Serafín J. Mercado Doménech
Facultad de Psicología, UNAM
El concepto de inteligencia en la Teoría de la Praxis . . . . . . . . . . . 99
Marco Eduardo Murueta Reyes
UNAM lztacala, AMAPS/
La subjetividad como definición ontológica del campo psicológico:
Repercusiones en la construcción de la psicología . . . . . . . . . .
Fernando Luis González Rey
Pontificia Universidad católica de Campiñas
Centro universitario de Brasilia
113
SECCIÓN 111. ACCIÓN POLÍTICA Y PSICOLOGÍA
Instituciones informales y calidad de la política:
Entre la cultura y la subjetividad política . . . . .
Raúl Rocha Romero
FES Zaragoza, UNAM
4 '"
137
Participación y democracia:
Un análisis desde la representación social . . . . . . . .
Betty sanders Brocado y Carlos Hauslinger Marrón
UAM xochimilco y Desarrollo Humano Organizacional
.....-
155
SECCIÓN IV. PSICOLOGÍA EN AMBIENTE RURAL
Psicología social comunitaria y bioecología del desarrollo humano.
una perspectiva personal . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
Eduardo Almeida Acosta
Departamento de Educación y Psicología
universidad Iberoamericana Puebla
capacidades de cambio en el sector rural . . . . . . .
concepción Sánchez Quintanar
Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas
. .. . . . . . 189
Análisis de los aportes y limitaciones en la intervención
psicosocial en comunidades indígenas zapatistas:
contribuyendo a la reconstitución del tejido social .
José Joel Vázquez ortega
UAM lztapalapa
. . . . . . 207
SECCIÓN V. PSICOLOGÍA EN AMBIENTES CONSTRUIDOS
Influencia del entorno psicosocial en la calidad de vida . . . . . . . . 229
Ana Maritza Landázuri Ortiz y Ernesto Espejel zavala
Facultad de Estudios superiores lztacala, UNAM
Tiempo libre y modo de vida en el vecindario urbano.
. . . . . : 247
Javier Guevara Martínez y carolina Rodríguez Álvarez
Departamento de Humanidades, Facultad de Psicología
Universidad Autónoma del Estado de Puebla
INSTITUCIONES INFORMALES Y
CALIDAD DE LA POLÍTICA:
ENTRE LA CULTURA Y LA
SUBJETIVIDAD POLÍTICA
Raúl Rocha Romero
MÉXICO
rocharr@servidor unam.mx
Introducción
En el presente texto se analiza la relación existente entre instituciones informales y
hechura y calidad de la política. para posteriormente vincular éstas con los conceptos
cultura y subjetividad política . En primera instancia, su contenido es propiamente
politológico, y ello por una razón fundamental: en el abordaje psicológico de los
hechos y procesos políticos resulta imprescindible abrevar del conocimiento
producido en particular por la ciencia política. Pero el propósito ulterior consiste en
articular este plano, el político, con el psicológico.
Aunque en la ciencia política se posee ya una considerable producción de
conocimientos sobre las instituciones formales, sólo de manera reciente se ha puesto
atención en aquellas cuestiones que se inscriben en el ámbito de la informalidad en la
política. El término "informal", desde luego, no tiene ninguna connotación negativa,
sólo se alude con ello a aquellas situaciones, acciones y espacios sociales y políticos
que no pueden ser explicados de manera completamente satisfactoria sólo en
términos de los diseños institucionales formales y que se relacionan con o.tras
dimensiones mucho más amplias de la actividad humana, como la cultura. Al
reconocimiento de la importancia que tienen las instituciones informales se ha llegado
precisamente porque los procesos y resultados políticos no pueden ser explicados sin
tomar en cuenta el impacto que en ellos también produce. Una de las cuestiones
138
Instituciones informales y calidad de la política:
Entre la cultura y la subjetividad política
primordiales al interior de la ciencia política consiste en poder formular una teoría que
las explique, que de cuenta de lo que son, de cómo funcionan, de cómo se relacionan e
interactúan con las instituciones formales y, en ese sentido, de cómo contribuyen a la
estabilidad o cambio de las instituciones sociales en una sociedad determinada. una
vía para avanzar en esa dirección la constituye el estudio de las instituciones políticas
informales en perspectiva comparada. Igualmente, en esta etapa incipiente de la
investigación podría ser fecundo intentar dilucidar las formas y mecanismos que
sostienen a las instituciones informales en relación sobre todo con el propio sujeto y
con su subjetividad, es decir, con sus cogniciones y emociones.
Obviamente que esto representa un esfuerzo sistemático, sin embargo,
considerando la dirección señalada es que se presenta este análisis al tiempo que se
propone una forma de ubicar el vínculo entre instituciones informales, cu ltura y
subjetividad. Pare ello, en un primer apartado, se discute lo que son las inst ituciones
informales además de señalar su importancia en tanto que, junto con las instituciones
formales, conforman el marco bajo el cual ocurren las interacciones socia les,
económicas y políticas entre los hombres. En el segundo, se analizan las formas que
pueden asumir y que han sido particularmente visibles en sociedades que han
transitado de manera reciente a la democracia, como las latinoamericanas, y que
hasta ahora se han incluido como cuestiones que han sido revisadas a través del
concepto más amplio de cultura política. con estos antecedentes, se examinan las
relaciones entre las inst ituciones informales y la hechura y calidad de la política, a
través del concepto capital social y de algunos de sus elementos y derivaciones, como
el de confianza y cooperación, o sus opuestos. Por último, como parte de una agenda
de investigación propia, se propone una manera distinta de observar las relaciones
entre las instituciones políticas, sobre todo las informales, y la cultura política a t ravés
del empleo y desarrollo del concepto subjetividad política.
Instituciones informales
Después de un periodo relativamente amplio, que va de la segunda Guerra Mundial
hasta med iados de los años 80, en el que la ciencia política soslayó el papel que ju_egan
las instituciones en la dinámica de la vida política, March y Olsen 1 introdujeron el
término nuevo institucionalismo para señalar la necesidad de recuperar la dimensión
institucional y, a través de ella, comprender mejor la política. Se trataba de una
reacción en contra de la hegemonía del conductismo y de la teoría de la elección
Raúl Rocha Romero
139
racional que imperaba en la disciplina (Peters, 2003). Pero esta reacción incluía un
trasfondo más general que, para el caso de la perspectiva anglosajona, consistía en
establecer los equilibrios entre actor y estructura, es decir, en posibilitar una síntesis
feliz entre los extremos de formalismo e individualismo y, para Latinoamérica, el
neoinstitucionalismo indicaba y promovía la revaforación de fa política (Schedler,
2000).
Ahora se admite que fas instituciones importan. Este es uno de los resultados
del aprendizaje político de varios enfoques teóricos al interior de la ciencia política,
pero ¿por qué y para qué importan? Las respuestas no pueden ser unívocas, pues las
mismas y su posible relevancia dependen de muchos factores; sin embargo, existen
algunos elementos generales que permiten hablar de las instituciones, de su
estabilidad y cambio, y de la teoría que las explica. Al respecto, al interior del nuevo
institucionalismo coexisten diversos enfoques (Kato, 1996; Hall y Taylor, 1998; Peters,
2003), pero todos ellos, en tanto que conforman la teoría institucional, ofrecen
ex plicaciones acerca de los principales problemas de la ciencia política
contemporánea. En particular, "these theories describe how individuals who are
assumed to be autonomous actors in dominant theoretical perspectives such as
rationa l choice and behavioral theory have their behavior.shaped and constrained by
institutions" (Peters y Pierre, 1998 p. 565).
De esta manera, las instituciones se conciben como "las reglas del juego en una
sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan
i orma a la interacción humana. Por consiguiente, estructu ran incentivos en el
intercambio humano" (North, 1990: 3).
Por su parte, Knight (1992: 54) ofrece una conceptualización que es consistente
con la anterior al referi rse a las instituciones sociales:
"Social institutions are sets of rules that structure social interactions in particular ways.
These Rules 1) provide information about how people are expected to act in particular
situations, 2) can be recognized by those who are members of the relevant group as the
-
Primero en un artículo publ icado en la American Politica/ Science Reveiw en 1984 bajo el título The new
institiona/ism: organitational factors in politica/ life, y posteriormente profundizando y extendiéndose en
el desarrollo de sus argumentos, en un libro pub licado en 1989, Rediscovering institutions: the
organitational basis in politics Los textos aquí citados corresponden a sus respectivas versiones en
español: March, J. G. y Olsen, J. G. (1993 y 1997).
140
Instituciones informales y calidad de la política:
Entre la cultura y la subjetividad política
rules to which others conform in these situations, and 3) structure the strategic choices
of actors in such a way as to produce equilibrium outcomes".
Las instituciones son creaciones humanas que le dan cauce a la interacción
entre los hombres y, sobre todo, brindan un espacio para resolver el conflicto que es
inherente a la acción política, mediante la creación de regularidades y productos que
serían impensables en su ausencia. Éstas son tanto formales como informales. Las
primeras son las reglas del juego en el que participan los distintos actores en el marco
de una organización y son formulaciones escritas que se integran en constituciones,
reglamentos o contratos. Por su parte, las instituciones informales son las limitaciones
que constriñen o incentivan la conducta de los actores pero, a diferencia de las
primeras, no están escritas en ningún lado sino más bien provienen del legado cultural
propio de una sociedad determinada. Además, como acertadamente puntualiza Knigth
(2002): "informal institutions are those self-enforcing rules".
Aunque entre las instituciones formales e informales la diferencia es de grado
(North, 1990), es necesario establecer un criterio preciso para distinguirlas. Al respecto
Helmke y Levitsky (2002) señalan que no se han considerado cuatro aspectos sobre las
cuales diferenciar de manera más específica a las instituciones informales: a) las
instituciones débiles; b) las regularidades conductuales informales; c) la cultura; y d)
las organizaciones informales.
Las instituciones informales no son, por tanto, producto ni del diseño
institucional negociado o impuesto por los actores políticos ni de los deseos,
preferencias o conductas individuales, aunque se expresen obviamente a través de
éstas. Las instituciones informales son expresiones acerca de la forma como se han
llevado -y se siguen llevando- a cabo las relaciones al interior de una sociedad.
constituyen pues modos que recogen la historia y la cultura de comunidades enteras y
están condensadas en códigos de conducta, normas sociales y convenciones que se
establecen no de modo tácito sino a través del tiempo y toman forma y significado en
el marco de los usos y costumbres imperantes en la sociedad.
En tanto instituciones, las limitaciones informales también importan pues tienen
la misma función que las limitaciones formales. su importancia radica en que son una
fuente relevante de expresiones comportamentales y no un simple complemento -o,
de manera contraria, un residuo- de las instituciones formales. Esto quiere decir que
aún cuando las limitaciones formales prescriben el comportamiento individual, en el
Raúl Rocha Romero
141
sentido de que lo reglamentan y, con ello, se puede saber cuáles pueden ser los
comportamientos esperados, en las interacciones humanas siempre existe una zona
que no es abarcada por éstas. El comportamiento humano, y particularmente el
comportamiento político, es tan complejo como para esperar verlo plasmado en
algunas formulaciones. Si ello fuera de ese modo, en las sociedades que comparten
instituciones formales similares se deberían observar los mismos resultados, pero la
verdad es que los productos institucionales pueden variar y diferir considerablemente.
Y ello es debido, entre otras cosas, al papel que juegan las instituciones informales.
Aún más, las lim itaciones informales constituyen un conglomerado de
expresiones mayor que el que forman los arreglos institucionales formales, y su
presencia en el seno de la sociedad en su conjunto y no sólo de algunas
organizaciones en particular, obedece al hecho de que son, a la vez, tanto producto
como condición del desarrollo y los cambios que la m isma sociedad va
experimentando. En ese sentido, las instituciones informales son persistentes en el
tiempo. Este es uno de los elementos que explican por qué las instituciones cambian
de manera incremental.
Para North (1990: 58), las limitaciones informales ':consisten en: 1) extensiones,
interpretaciones y modificaciones de normas formales, 2) normas de conducta
sancionadas socialmente y 3) normas de conducta aceptadas internamente". Esta
tipología encuentra su concreción en distintas expresiones que forman parte de las
instituciones informales.
En sociedades democráticas cuya historia es más larga, la mayoría de los
analistas afirman que las democracias realmente existentes o poliarquías, para utilizar
la expresión de Dahl en el sentido que le otorga O'Donnell (1999), obedecen a un
proceso de institucionalización formal, a diferencia de lo que ocurre en las poliarquías
más recientes, como las latinoamericanas, en donde, según la literatura convencional,
en estas sociedades la democracia no se ha consolidado o no se ha institucionalizado
plenamente, o lo ha hecho de manera pobre.
En la intersección del estudio de las instituciones formales y del análisis de
política comparada, surge una cuestión fundamental: el abordaje de las instituciones
informales, en tanto que el comportamiento político de los actores no se explica
completamente sin el estudio de éstas (Helmke y Levitsky, 2002). Aunque no ha habido
esfuerzos sistemáticos que teoricen sobre su rol con un enfoque de política
142
Instituciones informales y calidad de la política:
Entre la cultura y la subjetividad política
comparada, con O'Donnell (1999) se inicia una serie de estudios sobre las instituciones
informales y su relación con las dimensiones económica y política tanto en el mundo
(Atieno, 2001; G6bel, 2001; Farrel y Héritiere, 2002; Lauth, 2002) como en
Latinoamérica (Brinks, 2002; Siavelis, 2002; Desposato, 2003; Stokes, 2003; Mejía,
2003), y particularmente en México (Eisenstadt, 2002, 2003a y 2003b; Schedler, 2002;
seer, 2003; Langston, 2003).
Al respecto, el propio O'Donnell (1999) ofrece un punto de vista distinto. Al
proceso de democratización que ha sido institucionalizado de manera informal, le
denomina la otra institucionalización. Éste autor señala que lo que ha ocu rrido en
estas nuevas poliarquías latinoamericanas es, a la par de algunos procesos
institucionalizados formalmente (como las elecciones, que comparten con las viejas
poliarquías), la expresión de procesos que tienen que ver con las instituciones
informales, como puede ser el caso del particularismo, o de algunos tipos de
relaciones no universalistas, como el nepotismo, el patronazgo y la corrupción.
Por su parte, Schedler (2000) indica que en la práctica en las sociedades
latinoamericanas, "no son las reglas formales sino fenómenos como el dientelismo, el
personalismo, el caciquismo, el caudillismo y la co'.rupción los que dominan la
política".
Sin embargo, en los países en transición democrática, como México, parece que
las cosas están cambiando. El mismo schedler (2002) ha señalado que el tradicional
clientelismo electoral, es decir, el intercambio de votos por bienes, presenta ahora una
incongruencia estructural en tanto que si bien éste constituye aún una práctica
amplia, es también una práctica ilegitima ya que es rechazada por los valores de los
individuos en su defensa por la autonomía y por políticas públicas universales.
Por su parte, Eisenstadt (2002) documenta el cambio que en México ha tenido
lugar en relación a las disputas de fraude electoral. Para este autor se ha transitado de
disputas en el terreno informal al formal, en el que las instituciones informales han
sido un punto que ha permitido ir montando, a través de diversas negociaciones
políticas principalmente entre el Partido Revolucionario Institucional y el Partido
Acción Nacional, una mayor credibilidad formal sobre las instituciones electora les
formales. Empero, el propio Eisenstadt (2003a y 2003b) alerta sobre el hecho de que el
tipo de negociaciones políticas llevadas a cabo para resolver las disputas de fraude
lectoral, como las que estuvieron en boga en la década de los 90s y que son conocidas
Raúl Rocha Romero
143
comúnmente como concertacesiones, pueden también minar las bases de las
instituciones formales de gobernación electoral.
De esta manera, se observa que en este tipo de sociedades, de manera
simultánea a los juegos que se realizan en las arenas políticas con las instituciones
formales, ocurren también procesos de otra índole que inciden en los productos
institucionales. Es mucho más fácil advertir el comportamiento de los actores que es
regulado por las instituciones formales, precisamente porque se sabe cuáles son las
reglas del juego; si n embargo, no se puede decir lo mismo del comportamiento cuya
fuente se encuentra en las instituciones informales, porque aun cuando también
existe cierta regularidad, configurada por la propia cultura, el hecho es que existe una
amplia variabilidad de expresiones que pueden hacer que el comportamiento se
adecue a las reglas formales en mayor o menor medida, o que entren en total
contradicción con éstas. Un estudio completo del comportamiento político
institucional de los actores en cualquier juego y arena política, debe considerar ambos
tipos de instituciones.
Instituciones informales y calidad de la política
Para los propósitos de este escrito, sólo se considerarán las relaciones entre las
instituciones informales y la hechura y calidad de la política. En tanto que en política no
existen relaciones mecán icas, las instituciones informales inciden en la hechura y
calidad de la política tanto de manera positiva como negativa. Esto es, una institución
informal en particular puede afectar la política en cualquiera de ambos sentidos,
dependiendo de varios factores, entre ellos la propia arena, el perfil del actor político,
los fines y objetivos que se persigan, etcétera. Desde luego que existen instituciones
informales que en sí mismas no son socialmente aceptadas y que incluso se reconoce
que pueden ser obstáculos para una institucionalización formal de la democracia, pero
también existen aquellas que pueden facilitar la cooperación en las relaciones entre
los integrantes de una sociedad. Enseguida se revisa por qué las cosas pueden ser así.
La primera y gran dificultad que aparece cuando determinadas instituciones
informales (tales como el particularismo o el clientelismo) se imponen más que las
limita ciones formales en la hechura y calidad de la pol ítica es que en el
comportamiento de los actores políticos la zona que delimita las esferas pública y
privada se encuentra más diluida, propiciando que su comportamiento esté orientado
en función de la satisfacción particular y no al logro de bienes universales o sociales. La
144
Instituciones informales y calidad de la política:
Entre la cultura y la subjetividad política
mayor parte de las personas esperan que el comportamiento de los políticos se
adecue a las reglas formales, pero cuando esto no ocurre, generalmente la atribución
que se hace respecto del comportamiento desviado es de índole moral y ética. se
soslaya por completo que existe toda una tradición cultural que impele a los individuos
a actuar de determfnadas maneras y no de otras, en función no de -o no sólo deprescripciones institucionales, sino de códigos de comportamiento, normas sociales y
convenciones que la misma· sociedad ha adoptado y que, en ese sentido, son
compartidos por casi todos los miembros. Esto de ninguna manera es una justificación
a la conducta deshonesta, por decir lo menos, de algunos políticos y funcionarios,
simplemente con ello se introducen elementos que permitirían una mejor y más
amplia comprensión de fenómenos que son muy frecuentes en las sociedades
latinoamericanas. Como señala valdés Ugalde (1996) al respecto de la reducción de
estos hechos a la dimensión moral: "Para controlar al gobierno, es decir, para cumplir
con una de las condiciones que lo hacen democrático, es indispensable una cultura de
lo público que asuma las funciones gubernamentales como el deber de cumplir con
ciertas responsabilidades y un control efectivo de las mismas por medio de la ley y de
sistemas políticos, fiscales y administrativos eficientes".
De esta primera dificultad derivan otras que tienen que ver con la fiscalización
del ejercicio profesional de los políticos, en particular la creación y funcionamiento
efectivo de agencias que posibiliten una accountabílity 2 horizontal.
Los rasgos y condiciones (particularismo generalizado, gobierno delegativo,
débil accountabílíty horizontal y la consiguiente baja transparencia de los procesos de
representación y elaboración de políticas) creadas en un contexto de este tipo, tiene
dos consecuencias negativas: una es que la falta de controles refuerza las viejas
prácticas autoritarias y, la otra, es que se introducen fuertes sesgos en la elaboración e
implementación de políticas a favor de intereses altamente organizados y
económicamente poderosos (O'Donnell, 1990).
De manera más específica, las instituciones informales también influyen en la
hechura y calidad de la política a través del capital social que generan, incluso ~xiste
2
El término accountability no tiene una traducción precisa al español. Se suele entender por él tanto la
noción de responsabilidad política y control político y, de manera más reciente y frecuente, la de
rendición de cuentas (Przeworski, Stokes y Manin, 1999; y Schedler, 1999).
Raúl Rocha Romero
145
evidencia de que el capital socia l puede apoyar fuertemente las iniciativas de políticas
públicas que apuntan al logro de una mayor desarrollo (Chopra, 2001). El capital social
es "u n conjunto concreto y ejemplificado de valores o normas informales que es
compartido por los miembros de un grupo y que les permite cooperar entre sí. Si los
miembros del grupo· esperan que los demás se comporten de manera fiable y honesta,
entonces llegarán a tenerse confianza mutua" (Fukuyama, 2002).
Hoy en día, la confianza se ha configurado como un elemento que otorga un
fuerte soporte en las interacciones políticas. En las instituciones informales, la
confianza, como parte del capit al político acumulado por una persona o un grupo, es
un elemento que condiciona ta nto el proceso como el resultado, es decir, la calidad de
la política. Mediante ella, es posible entender algunas acciones colectivas ta les como
la cooperación, la articulación de demandas sociales, la formulación de políticas
públicas y el cumplimiento de las leyes. En términos teóricos, el estudio de la confianza
ha tenido un fuerte impulso. Para el caso del análisis de los procesos de construcción
de confianza entre los actores de la transición política en México, se puede encontrar
un amplio abordaje en Luján Ponce (2000).
De esta manera, la confianza " puede facilitar la coordinac ión entre los
ciudadanos, y entre éstos y los agentes gubernament ales, puede reducir los costos de
transacción, así como aumentar la probabilidad de que los individuos cumplan con las
demandas del gobierno y de que lo apoyen" (Agu ilar, 1999).
una descripción ideal de la hechura de la política basada en la confianza y, por
tanto, de una política de ca lidad, podría ser la siguiente. Tanto los habitantes de una
comu nidad como los políticos profesionales son personas cuya conducta está
orientada fundamentalmente por criterios universalistas y, por tanto, no clientelistas.
Los tomadores de decisiones, con todo y las diferencias inherentes a sus respectivas
posiciones políticas, a la hora de diseñar e implementar una determinada política
pública, se tienen confianza mutua, es decir, en el nivel institucional, saben que el
producto que elaboren, así como la calidad del mismo, beneficiará a la comunidad en
su conjunto. Los políticos profesionales confían, a su vez, en que los habitantes de la
comu nidad cumplirán la ley. De ese modo, se complementa un círculo virtuoso en el
que la confianza, a través de la hechura de la política misma, genera más conf ianza.
Este ejemplo por demás irreal, sólo tiene la finalidad de destacar la importancia que
146
Instituciones informales y calidad de la política:
Entre la cultura y la subjetividad política
tiene la confianza -como parte de un conjunto más amplio derivado también de las
instituciones informales- en las interacciones políticas.
Desde luego que en el mundo real las cosas son totalmente distintas. Como se
señaló líneas ari~,
determinadas instituciones informales pueden tener
consecuencias tanto positivas como negativas.
En contraparte, un elemento socialmente no aceptado -como la desconfianzapuede producir resultados positivos e institucionalizados formalmente. Para ilustrar
este punto, se retoma el planteamiento de Schedler (2001 ) que consiste en señalar que
el proceso de democratización ocurrido en México ha sido impulsado
fundamentalmente por la realización de elecciones altamente institucionalizadas, es
decir, competitivas y limpias, y que en ello ha tenido un lugar relevante -como
organizador de las mismas- el Instituto Federal Electoral. En este punto, Schedler
afirma que el IFE es fruto de la desconfianza que imperaba entre los distintos actores
políticos en México, particularmente de los partidos políticos de oposición hacia la
autoridad electoral.
Cabe señalar que el abordaje de este tipo de fenómenos ha sido relegado por el
mismo neoinstitucionalismo, pues éste se centra en el estudio de las instituciones
formales, y ha sido tematizada más bien como cuestiones culturales (Schedler, 2000).
Instituciones informales: entre la cultura y la subjetividad política
Las formas que asumen las instituciones informales en la implementación de la
política sólo tienen lugar por medio de ciertos procesos psicosociales y de sus
manifestaciones comportamentales. Esto quiere decir que si un actor político
determinado actúa de manera particularista para obtener beneficios propios, es
debido a que sus pensamientos, creencias, valores, actitudes, etcétera, están
orientados a realizar tal comportamiento. Este tipo de fenómenos subjetivos ha sido
considerado parte de lo que se ha denominado la cultura política.
Existe una literatura interminable al respecto del concepto cultura política y
abarca distintas disciplinas tales como ciencia política, sociología, antropología y
psicología social. Por ello y sin pretender realizar aquí un examen minucioso del
concepto, sí cabe señalar que las conceptualizaciones encontradas en la literatura son
bastante similares. Al respecto, Bobes (2000: 125) señala que la cultura política "se
refiere a la existencia de un conjunto de actitudes, normas, valores, conocimientos y
::
:
Raúl Rocha Romero
147
creencias generalizadas en una sociedad que operan como el marco simbólico que
otorga sentido al proceso y a los comportamientos políticos".
Dicho concepto se utiliza con la intención de llenar el vacío de conocimientos
existente entre los hechos de la vida política y las razones o las causas del
comportamiento de los sujetos (Alonso, 1994; Diamond, 1994; Krotz, 1996 y 2002;
castillo y Patiño, 1997; Peschard, 1997 y 1999; Winocur, 1997; Chávez y Quintana,
2001 ). Con él se pretende reducir la distancia epistémica entre lo subjetivo y lo objetivo
de la política. Sin embargo, el mismo concepto es subjetivizado por quienes con él
pretenden dar cuenta de las actitudes, los valores y el comportamiento político de los
hombres al centrarse únicamente en estos aspectos y soslayar el papel y la influencia
que las estructuras, las instituciones, los actores políticos y el poder ejercen en la
subjetividad de las personas. Aunque Almond (1999), reconoce esto al destacar la
influencia de la estructura y el desempeño del sistema político en l2s actitudes y
expectativa cognoscitivas de los sujetos, termina señalando que la cultura política es
la parte "subjetiva" del sistema político y reduce, con ello, un concepto tan amplio a
una sola de sus partes.
se propone el concepto subjetividad política. con la idea de posibilitar la
observación en los sujetos de procesos cognitivos y emocionales asociados a
referentes políticos. Aunque desde luego esta tentativa no es nueva, pues al interior
del nuevo institucionalismo se encuentran propuestas para articular tanto la cultura y
las instituciones con las bases cognitivas - particularmente las creencias-, como la de
Knigth (2002) para abordar los microfundamentos de la política y la del cognitive
institutionalism de Mantzavinos, North y Shariq (2004).
Primeramente, es menester señalar qué es la subjetividad. Ésta refiere la
dimensión del ser humano que tiene como sustrato orgánico al cerebro, y más
particularmente al neocórtex, en donde se encuentran a su vez dos conjuntos de
procesos que por su nivel de complejidad distinguen al hombre de los demás seres
vivos: /os procesos cognitivos y emocionales. Entre los primeros se encuentran las
actitudes, las creencias, los valores, las representaciones, los juicios, etcétera, y entre
los segundos están la ansiedad, el temor, la angustia, la depresión, etcétera. En
realidad, esta distinción tiene un sentido meramente analítico, puesto que no hay
cognición alguna que no vaya acompañada de una emoción o afecto. Asimismo, la
configuración cognitivo-emocional de un sujeto, y los distintos comportamientos que
148
Instituciones informales y calidad de la política:
Entre la cultura y la subjetividad política
•
manifiesta, son resultado de los condicionamientos que ejercen sobre él los distintos
aspectos de la vida social.
De este modo, la subjetividad política puede ser entendida como el conjunto de
cogniciones y emociones cuyos contenidos están referidos al ámbito político, siempre
en el marco de la dinámica y el contexto en el que se halla insertado un sujeto, y que
finalmente se traduce en las variadas expresiones en las que manifiesta su
comportamiento.
La subjetividad política de una persona es el resultado de las influencias que
sobre él ejercen las instituciones políticas, formales e informales, y los políticos y las
prácticas sociales que las representan, aunque también vale decir que la praxis
humana ha creado estas mismas instituciones políticas. Esto quiere decir que no sólo
las instituciones políticas son resultado de un proceso histórico sino que también las
subjetividades políticas se construyen a lo largo del tiempo y en el marco de las
relaciones políticas imperantes en una sociedad .
Por último, preciso mi posición en cuanto al concepto cultura política. Me
parece más útil y fecundo hablar de subjetividad política, y no de cultura política, si lo
que se está abordando son las actitudes, las c'reencias, los valores y el
comportamiento políticos. Un abordaje completo debe incluir tanto el análisis de los
hechos, procesos y fenómenos políticos que tienen lugar en una sociedad, como el
análisis de la subjetividad de las personas, es decir, de las representaciones, las
opiniones, los juicios, etcétera, que la gente elabora sobre esos mismos hechos y
procesos políticos. En tanto que el concepto cultura política es más amplio, quizá
debiera de utilizarse para referir todo un sistema de referencia más desarrollado que
incluya la sistematización de datos empíricos y de elaboraciones teóricas al respecto
de las instituciones políticas y de las subjetividades políticas de amplios sectores de
una determinada población . Sin demeritar de ninguna manera su empleo, los
problemas señalados pudieran subsanarse con la precisión de la relación que existe
entre éste y la subjetividad política de los individuos. Desde mi punto de vista dicha
relación es de inclusión.
Conclusiones
En términos generales, se piensa que la falta de adecuación o correspondencia entre
las instituciones formales y el comportamiento real de las personas, es la causa de que
:
:
)
..
Raúl Rocha Romero
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en las sociedades latinoamericanas no hayan ocurrido procesos de
institucionalización formal de la democracia. Pero, como señala O'Donnell, en realidad
lo que ha ocurrido son procesos de institucionalización distintos a los que han ocurrido
en las viejas poliarquías. En éstas hubo institucionalización formal de la democracia,
mientras que en América Latina han sucedido institucionalizaciones informales.
Ello nos obliga a considerar tanto las instituciones formales como las informales
en el estudio de las interacciones sociales, económicas y políticas que se establecen
entre los hombres. La relevancia de las instituciones informales estriba en qoe
cond icion an de distintas maneras tanto los procesos como los productos
institucionales. De manera específica, las formas que asumen las instituciones
informales en una sociedad en particular inciden tanto en la hechura como en la
calidad de la política.
El capital social de que disponen los actores o los grupos, al igual que los
elementos que de él se derivan, como la confianza, pueden construir mecanismos de
cooperación que reducen los costos de los intercambios en las interacciones políticas
e institucionales. Sin embargo, algunos elementos que no son socialmente aceptables,
como la desconfianza, también pueden conducir a resu)tados sat isfactorios.
El estudio de las instituciones informales aparece ahora como necesario no sólo
por la necesidad de las sociedades latinoamericanas de avanzar en sus procesos de
democratización, sino porque las limitaciones informales influyen en todas las
instituciones humanas. A propósito de ello se ha utilizado el concepto cultura política.
Quizá una vía más fecunda para dar cuenta del lado subjetivo de la política, sea
precisamente la de abordarla con las herramientas conceptuales que algunas
disciplinas han diseñado para su estudio. En ese sentido, se propone el concepto
subjetividad política, como una categoría que pudiera articular el estudio de las
estructuras e instituciones políticas con el análisis de los rasgos culturales, en este
caso políticos, de conglomerados mayores, como una sociedad.
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