El “giro decolonial” y la educación en américa latina:
conversaciones con Eduardo Restrepo
Francisco Ramallo1
Resumen
Summary
En esta entrevista proponemos realizar
un breve recorrido por las convergencias
que se establecen entre el territorio
de lo descolonial y lo pedagógico, a
partir de remarcar algunos aspectos
de la línea de trabajo en Estudios
Culturales e intervenciones políticas
que el Dr. Eduardo Restrepo profundizó
desde la Universidad Javeriana en
la “conversación latinoamericana”.
Especialmente
aquí
hacemos
hincapié en las fronteras del campo
decolonial, el lugar de la Universidad
y de las academias en los tiempos
políticos actuales, las identidades
afrodescendientes y sus contextos de
enseñanza en Colombia y en Argentina.
In this interview propose to make a brief
tour of the convergences established
between the territory of the decolonial
and pedagogy, from highlight some
aspects of the line of work in cultural
studies and political interventions that
Dr. Eduardo Restrepo deepened from
the Javeriana University in the “Latin
American conversation.” Especially
here we emphasize the borders of
decolonial field, the site of the university
and academies in the current political
times, of African descent identities and
teaching contexts in Colombia and
Argentina.
Palabras
clave:
Giro Decolonial Afrodescendientes.
Key words: Education - Decolonial Turn
- Coloniality - African Descent Identities.
Educación
Colonialidad
-
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Revista de Educación
Fecha de recepción: 15/05/16
Primera Evaluación: 1/07/16
Segunda Evaluación: 10/8/16
Fecha de aceptación: 10/8/16
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Año 7 Nº9 | 2016
pp. 371-380
El “giro decolonial” y la educación en américa latina: conversaciones con Eduardo Restrepo.
Orientaciones iniciales
La descolonización de la educación
se convirtió en uno de los tópicos de
reflexión y de discusión en las agendas
de las políticas educativas en América
Latina, haciéndose cada vez más visible
bajo diversos trayectos e itinerarios
en los variados contextos de nuestra
región. Especialmente las reformas
constitucionales y las políticas públicas
de reconocimiento del “buen vivir”, en
oposición a la noción de progreso y de
desarrollo eurocentrado despertaron
la atención sobre la “colonización
pedagógica”
de
las
normativas
escolares, sobre todo en países con
fuertes reafirmaciones indígenas y
afrodescendientes en sus reglamentos
jurídicos. No obstante también estos
debates comenzaron a posicionarse en
las academias y en diferentes espacios
del campo de la educación en otros
de los países latinoamericanos, que
en su diversidad convergen en una
conversación a escala continental. En
estas páginas recogemos algunas de las
palabras que compartimos con Eduardo
Restrepo
(Universidad
Javeriana)
en relación a las convergencias que
se establecen entre el territorio de lo
descolonial y lo pedagógico, a partir de
remarcar algunos aspectos de la línea
de trabajo en Estudios Culturales e
intervenciones políticas que profundizó
en la “conversación latinoamericana”.
Especialmente aquí hacemos hincapié
en las fronteras y el programa político del
campo decolonial, el cuestionamiento
de las narrativas de la modernidad que
Francisco Ramallo
estructuran nuestro presente, el lugar
de la Universidad y de las academias
en los tiempos políticos actuales, y las
identidades afrodescendientes y sus
contextos de enseñanza en Colombia y
en Argentina.2
FR1: ¿Podrías colaborar en definir
y delimitar algunas de las fronteras
del campo decolonial? ¿Cómo
caracterizarías el territorio al cual
alude lo decolonial y lo poscolonial?
ER1: Hay una pregunta fundamental
que define el campo, o más bien
diría el proyecto intelectual y político
decolonial, que es ¿cómo desestabilizar
o cómo problematizar las narrativas
celebratorias de la modernidad? Si
la problemática de la colonialidad (o
del proyecto decolonial o la opción
decolonial) es esa, la de los estudios
poscoloniales es parecida pero es muy
diferente. La problemática que define
los estudios poscoloniales es cómo la
experiencia del colonialismo constituye
nuestro presente, entonces no sólo se
está pensando en el colonialismo y en
la noción de experiencia colonial (que
es más de orden fenomenológico), sino
también en cómo esas experiencias del
colonialismo están vivas; en el sentido
que están definiendo y estructurando
nuestro presente. No obstante uno
puede percibir puentes, relaciones,
acercamientos
entre
la
opción
decolonial y los estudios poscoloniales
en algunos puntos, pero esto no significa
que perdamos de vista que tienen una
pregunta o un problema distinto.
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Revista de Educación
También
hay
otra
diferencia
importante de remarcar, los estudios
poscoloniales son estudios y la opción
decolonial es un proyecto político,
o sea que no se piensa únicamente
como un campo de indagación. Los
estudios poscoloniales habitan en la
academia, el proyecto decolonial está
en la academia pero busca no estarlo,
o mejor dicho no sólo ser un asunto
de la academia ni fundamentalmente
de la academia. Asimismo el proyecto
decolonial intenta trazar genealogías
intelectuales alternativas que cuestionen
el eurocentrismo, mientras que la teoría
poscolonial no necesariamente lo hace.
Si bien en los estudios poscoloniales
aparecen otros autores a los canónicos,
se trabaja desde el postestructuralismo
con una tradición más occidental
(incluso algunos de estos autores
son anteriores y ocupan lugar en la
academia desde los años noventa con
otro tipo de articulaciones). De modo que
en la opción decolonial hay un énfasis
en pensar con otras voces y textos,
en lo que Walter Mignolo denomina
“cambiar los términos y los contenidos
de la conversación”. Entonces hay
énfasis distintos en cómo se conversa,
por qué se conversar y para quién se
conversa. En el giro decolonial existe un
mayor énfasis en reivindicar lo indígena
y lo afrodescendiente, en discursos
o narrativas del “Abya Yala” más allá
del eurocentrismo y la racialización
occidental. Existen reivindicaciones que
no son un asunto de “modernidades
alternativas” sino que se trata de
“una alternativa a la modernidad”, en
conexión con el “buen vivir”.
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FR2: ¿Qué lugar ocupan los estudios
culturales? ¿Cómo se ubican entre lo
decolonial y lo poscolonial?
ER2: Primero me gustaría señalar
que yo no creo que haya que validar
o afirmar que una está bien y la otra
está mal, sino que son dos énfasis
que
responden
a
condiciones
epistemológicas y políticas distintas,
con autores diferentes y problemáticas
diferenciadas. Pero la dos (lo decolonial
y poscolonial) y este es el terreno que
comparten están descentrando Europa
(esa Europa hiper-real) y las dos están
en esa epocabilidad de fragmentar
o desestabilizar certezas que han
constituido el pensamiento occidental
contemporáneo.
Los
estudios
culturales también allí se encuentran,
cuestionando al pensamiento positivista
y cientificista, no se conciben como
simple productores de conocimiento
desconectado de su para qué, de
las dimensiones políticas y éticas. Al
igual que la opción decolonial no se
circunscriben a la academia, lo que
no significa que los estudios culturales
sean anti-académicos o anti-teóricos.
No son un llamado a abandonarles a los
positivistas (o la derecha) la academia y
la teoría desde la falsa premisa populista
que el “verdadero conocimiento” está
en otro lado o del ingenuo supuesto
de que el ciego activismo ofrecerá
todas las respuestas relevantes. Desde
los estudios culturales la academia y
la teoría importan pero no sólo para
producir más conocimiento, sino para
que, desde conocimientos situados,
se potencien intervenciones políticas
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contextuadas y transformaciones en el
mundo. Aunque también es cierto que
los estudios culturales no son el único
campo que encuentra su propósito en la
intervención política.
FR3:
¿Cómo
acompañan
los
gobiernos de América Latina estos
tránsitos de la academia o más
bien de los intelectuales de nuestra
región? ¿Consideras alguna relación
entre el “giro a la izquierda” de los
gobiernos y la opción decolonial?
ER3: La relación de lo descolonial
con el campo político-gubernamental
es compleja. Sin duda lo decolonial es
una insumo más de estos procesos
políticos. Especialmente en el caso
boliviano y en el ecuatoriano hay
un movimiento que no creo que sea
específicamente decolonial, aunque
hay insumos y hay influencias de lo
decolonial. Lo decolonial se lo puede
pensar como un conjunto de categorías,
conversaciones, autores e incluso como
un encuadre político y conceptual. Por
otro lado hay un “momento político”
particular asociado a una serie de
eventos, reuniones y comunicaciones,
de cambios de imaginarios políticos en
América Latina que antecede y desborda
al giro decolonial. Entonces creo que
hay aportes importantes para esto, pero
lo cierto es que antecede y lo desborda
ya que no pude ser interpretado como
una expresión del “giro decolonial”.
Lo que sí es seguro es que hay una
influencia en la política, y es de ambos
lados. Evo es una de las expresiones
Francisco Ramallo
de procesos y movilizaciones populares
en América Latina, que algunas
de ellas están conectadas y son
impulsadas desde lo indígena (aunque
no únicamente). Bolivia fue inspirador
de muchas de estas cuestiones, con
todos los problemas y críticas que allí
tienen (muchas de las que incluso no
conocemos) es un caso inspirador para
el resto de los países latinoamericanos.
Cambiaron la corporalidad del espacio
público y es muy importante que un
presidente indígena se marque desde
ahí, en un país en donde sus elites
habían institucionalizado un histórico
y profundo desprecio los indígenas.
Tal vez uno quisiera transformaciones
de mayor alcance, pero no es poco.
En ese proceso los zapatistas tienen
un lugar más importante, sobre todo
porque implantaron un imaginario global
del que podría emerger una disidencia
política indígena (que escapa a muchos
moldes de lo prestablecido).
FR4: ¿Y la Universidad? ¿Qué lugar
ocupa en esta conversación?
ER4: El “giro descolonial” es una
opción de articulación latinoamericana
y las universidades son una ventana
de ese diálogo, el activismo académico
y la producción de conocimiento desde
el pensamiento propio, las marcas
locales y los “saberes otros” irrumpen
en este escenario. Siento que hay
un dialogo sur-sur, en el caso de
Colombia está más consolidado que
en otros países de América Latina pero
debemos conectarlo más con África y
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Revista de Educación
con Asia. En este desafío hay barreras
históricas, lingüísticas, culturales que
hacen más complicado el dialogo. No
obstante si pensamos en los últimos
quince o veinte años está claro que la
circulación, la lectura y los lugares de
definición académica están cambiando
radicalmente. Por supuesto que
seguimos orientados a Estados Unidos
y a Europa, pero es un diálogo que
incluye más a América Latina. Ya en los
años sesenta y setenta muchas de las
teorías que se produjeron en América
Latina (Teorías de la Dependencia,
Filosofía de la Liberación, Pedagogía
del Oprimido, la sociología de Orlando
Fals Borda) eran expresiones de que
en esos tiempos hubo importantes
conversaciones
entre
pensadores
latinoamericanos mayoritariamente en
contextos de dictaduras. Después en los
ochenta y los noventa esa conversación
se diluyó y ahora está volviendo a darse
la posibilidad de circular y conversar
más. Son tiempos nuevos para las
academias y las universidades.
FR5: En función de ello ¿cómo
podríamos
pensar
el
“giro
descolonial” en la educación?
ER5: Puedo afirmar que existen
movimientos e intenciones de proponer
y fundar pedagogías en diálogos con la
opción descolonial. En mi contexto la
Cátedra de Estudios Afrocolombiano es
una experiencia que se acerca a ello,
además en Colombia la Universidad
Pedagógica Nacional y la Universidad
del Cauca (también en su programa
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de educación intercultural) están
explorando el territorio de la educación
desde lo decolonial. El grueso de lo
que yo recalcaría es que lo decolonial
tiene que ver con el trabajo y la
consideración de poblaciones indígenas
y afrodescendientes, que proponen
otras perspectivas y enfoques a la
colonialidad.
FR6: Menciono los saberes de
los afrodescendientes como un
territorio desde el cual descentrar la
colonialidad ¿Cómo caracterizaría
la experiencia afrodescendiente de
Colombia?
ER6: Colombia es el tercer país
de América en cuanto al volumen
de su población afrodescendiente
(luego de Estado Unidos y Brasil) y
el primero de habla hispana. En el
país ha sido un lugar común la idea
de que los afrodescendientes habitan
principalmente en la región costera
del Pacífico, en áreas rurales y
mayoritariamente en la ribera de los ríos.
No obstante su presencia geográfica
no corresponde con este estereotipo
ruralizante, ya que más del setenta
por ciento vive en contextos urbanos,
sobre todo en grandes ciudades
como Cali, Medellín y Cartagena. En
algunos trabajos expliqué que en los
últimos veinte años se configuraron
dos articulaciones de la negridad en
Colombia, la etnización y la racialización
diaspórica. Estas nuevas articulaciones
reconfiguran los lugares de la negridad
en la formación nacional de la alteridad,
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El “giro decolonial” y la educación en américa latina: conversaciones con Eduardo Restrepo.
sin que supongan una disolución de los
lugares y articulaciones previas. Pues
la articulación racial de la negridad en
la formación nacional colombiana se
fue sedimentando durante el siglo XX,
hasta que en el último cuarto de siglo,
precisamente en la “región negra” se
destiló una inusitada articulación de la
negridad en torno a la etnización (a partir
de los años ochenta en la parte norte de la
región del Pacífico colombiano emergió
un discurso y estrategia organizativa
que imaginó a los campesinos negros
como un “grupo étnico”). Posteriormente
en los años 2000 se amplió el sujeto
histórico de uno que estaba centrado
en comunidades rurales ribeñas de
la región del Pacífico hacia uno que,
bajo las imágenes de la diáspora y de
unas experiencias de marginalización
y discriminación racial, busca interpelar
a los afrodescendientes de los centros
urbanos y de otras regiones del país.
FR7: ¿Y el contexto argentino?
¿Qué diferencias podría pensar en
comparación con Colombia?
ER7: Lo negro y lo afrodescendiente
aparece en Argentina como algo externo,
como una extranjerización. En cambio
en Colombia tiene un lugar diferente. En
Argentina la nación produjo la negritud
por extranjeridad, o sea que lo argentino
no es negro y cuando hay presencia
negra lo es en el pasado (que ya no lo es)
o se representa como otro- extranjero
(sean uruguayos, latinoamericanos
o africanos que están llegando). En
Colombia no actúa ese relato, existe uno
Francisco Ramallo
diferente que alude a la racialización
y jerarquización, el desconocimiento
(que algunos autores han denominado
“invisibilización estereotípica”), pero
ese relato siempre incluyó a lo negro
y lo regionalizó. Lo negro está en una
región del país, hay una geografía de
la raza y la historia siempre ha hablado
de la gente negra. Hablado de manera
estereotípica, reducido a la esclavitud,
aplanado y achatado en una serie de
imaginarios racistas y desconocedores
pero no es un asunto que aparezca
ahora. En Colombia desde el giro al
multiculturalismo en los años noventa
se han dado unas transformaciones
por lo menos en el imaginario político
y en algunas esferas de lo que podría
ser la representación de la nación, en lo
que lo negro ha empezado a pensarse
como una cultura distinta que quiebra y
complejiza las narrativas fundacionales
de la colombianidad. Es cierto que
los lugares de la negridad (como la
indianidad) en la construcción del relato
y experiencias de la nación no sólo
tienen sus particularidades en cada uno
de los países sino que también puede
cambar con el tiempo en cada uno de
ellos.
FR8: Nuestra línea de trabajo
se concentra en la enseñanza
de la historia de África y los
afrodescendientes, más allá de
nuestras consideraciones que dan
visibilidad a esfuerzos e intenciones
cambiantes,
¿Cómo
podrías
caracterizar al contexto colombiano
en relación a estas enseñanzas?
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Revista de Educación
ER8: En Colombia la enseñanza
de las problemáticas asociadas a la
diáspora africana es un objeto de
creciente interés, sobre todo a partir
de la década de los noventa. Iniciadas
como un cuestionamiento al racismo
y el papel de la educación en su
reproducción, posteriormente se fue
abriendo el foco hacia problemáticas
relativas a la presencia histórica,
legados culturales y efectos de la
esclavización. Sin embargo a pesar
de algunos avances significativos y
que las nuevas propuestas educativas
están orientadas al reconocimiento de
las presencias afrodescendientes, ello
no implica una alteración significativa
de las políticas de conocimiento en
las que se funda el currículo oficial.
Pues muchas veces no se alteran los
sistemas de evaluación escolar ni las
lógicas disciplinares desde las que se
configuró el conocimiento que circula
en las aulas. En otras palabras no se
ponen en cuestión las bases sobre
las que históricamente se definió lo
que es considerado como válido en la
educación escolar.
Sin duda una iniciativa importante es
la Cátedra de Estudios Afrocolombianos,
una propuesta educativa diseñada para
ser incluida en el sistema educativo
nacional en los niveles de educación
básica y media, surgida en el contexto
de la reglamentación de los derecho
de comunidades negras al amparo
del nuevo marco constitucional de
1991. Ello incluyó la posibilidad de
transformar los currículos, tanto en
proyectos educativos dirigidos de
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manera específica a las poblaciones
negras (lo que se entendería como
“etnoeducación”) como de cualquier otro
proyecto educativo que se desarrolle
en el país. Junto con esta legislación
también se crearon mecanismos para
la formación de maestros, diseño de
materiales educativos y realización de
intercambio de experiencias. En síntesis
creo que en el sistema educativo
colombiano existen mecanismos para
revertir, al menos en lo que compete
al sistema educativo, las expresiones
históricas y consecuencias del racismo
y otras formas de discriminación hacia
las poblaciones negras. La legislación
tiene posibilidades aquí, sin embargo y
a pesar del respaldo jurídico existente
las enseñanzas en marcha deben
enfrentar cotidianamente exigencias
que supone innovar y crear cada día
en el territorio de la educación. Al que
el “giro descolonial” tiene mucho que
contribuir.
FR9: Muchas Gracias por haber
compartido con nosotros estas
palabras, por encontrarnos en esta
“conversación latinoamericana” y
por incentivar nuestro lugar desde
el cual pensar y sentir con lo propio
el desandar de una colonialidad tan
dolorosamente vigente.
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El “giro decolonial” y la educación en américa latina: conversaciones con Eduardo Restrepo.
Notas
1
Docente e investigador del Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de
Humanidades (UNMdP), miembro del Programa Interdisciplinario sobre Estudios Descoloniales
(PIED) y del Grupo de Investigaciones en Educación y Estudios Culturales (GIEEC) del Centro
de Investigaciones Multidisciplinares en Educación (CIMED). Becario Doctoral de CONICET,
Doctorando en Humanidades y Artes con mención en Ciencias de la Educación (UNR). Su
área de trabajo está vinculada a la historia de la educación, las perspectivas descoloniales y
la enseñanza de la historia.
Franarg@hotmail.com
2
Respetando la voz del entrevistado a lo largo de este texto aludimos al “giro decolonial”. En
nuestro caso solemos utilizar la palabra “descolonial” en el sentido más amplio posible y si
bien la disposición hacia el giro decolonial se despierta en nuestra comunidad a través del
Programa Modernidad/Colonialidad y el alcance de estos pensadores en el círculo académico
intelectual latinoamericano nuestra elección del prefijo des supone una toma de postura a
la vez agradecida e irreverente. Comulgamos con la elección de Catherine Walsh (2014)
cuando sostiene que prefiere el prefijo de porque no deberíamos pensar ingenuamente
que lo colonializado es dable de ser descolonizado en el sentido de revertido, sino que se
trata de un nuevo movimiento a partir de lo ya transformado. Sin embargo nos permitimos
diferir en la minusvalía o exclusión que propone para los legados europeos, ya que es un
lujo que no podemos permitiros en nuestros entornos de trabajo. Así, reconocemos que lo
descolonial no es sencillamente un des-hacer lo que se ha hecho durante siglos, pero a
la vez abogamos con ahínco por un relato de lo pedagógico que se funde sobre todos los
legados que tienen algo para decir sobre la opresión, la inequidad social y la injusticia (que es
material porque es también epistemológica y cognitiva). Sobre este posicionamiento puede
consultarse: PORTA, Luis; PROASI, Laura; RAMALLO, Francisco y YEDAIDE, María Marta
(2015) “Relatos y prácticas otras para la (re)fundación de una pedagogía descolonial en los
contextos inmediatos, la experiencia de problemática educativa (UNMDP)” En: I Jornadas de
Intercambio sobre Pedagogías del Sur. Facultad de Filosofía y Letras (UBA) Buenos Aires,
noviembre 2015.
Bibliografía
RESTREPO, E. y ROJAS, A. (2012). “Políticas curriculares en tiempos de multiculturalismo:
proyectos educativos de/para afrodescendientes en Colombia”. En: Currículo sem Fronteiras,
v.12 (1): 157-173.
RESTREPO, E. (2013). “Acción afirmativa y afrodescendientes en Colombia”. En: Eduardo
RESTREPO, E. (Ed.), Estudios afrocolombianos hoy: Aportes a un campo transdisciplinario
pp. 249-266 Popayán: Editorial Universidad del Cauca.
RESTREPO, E. (2015). “Imaginación teórica e intervenciones políticas” En: Intersticios de la
política y la cultura. Intervenciones latinoamericanas, Vol. 4, Núm. 7 (2015).
WALSH, C. (2014). Pedagogías descoloniales: Prácticas insurgentes de resistir, (re) existir y
(re) vivir. Quito, Serie Pensamiento descolonial.
Francisco Ramallo
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