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Capítulo 7. Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva de la psicología social en Diversidad y desarrollo social.

2019, Diversidad y desarrollo social

Ante los retos que el siglo XXI plantea en el contexto de la mundialización, las migraciones y el incremento de la diversidad cultural en las zonas urbanas de todo el mundo, resulta pertinente que en las ciencias sociales se discutan los efectos que el incremento en las conexiones políticas, económicas y tecnológicas entre países han tenido en las prácticas culturales, gubernamentales y de reconocimiento de lo propio ante lo alternativo. Abordar el desarrollo social desde el reconocimiento de la diversidad significa entender las diferencias individuales en todas sus dimensiones para potenciar la comprensión de la interdependencia entre los grupos humanos, visiones de mundo y entornos naturales; así como el reconocimiento de que la discriminación y las relaciones de dominación mantienen sistemas de privilegios para unos y de desventajas para otros. La suma de investigaciones que integran esta obra contribuye al debate en torno al reconocimiento de la diversidad como camino para el desarrollo de las comunidades a partir de la integración de sus prácticas locales con estructuras cada vez más globales. En cada capítulo, los autores evidencian una postura ética orientada hacia el cambio social que cumple con el principio de diálogo e involucramiento activo de los diferentes actores sociales mediante interacciones intergrupales, la disolución de barreras interpretativas y el desarrollo de capacidades de acción en la búsqueda de mejores condiciones de vida.

Diversidad y desarrollo social Ante los retos que el siglo XXI plantea en el contexto de la mundialización, las migraciones y el incremento de la diversidad cultural en las zonas urbanas de todo el mundo, resulta pertinente que en las ciencias sociales se discutan los efectos que el incremento en las conexiones políticas, económicas y tecnológicas entre países han tenido en las prácticas culturales, gubernamentales y de reconocimiento de lo propio ante lo alternativo. La suma de investigaciones que integran esta obra contribuye al debate en torno al reconocimiento de la diversidad como camino para el desarrollo de las comunidades a partir de la integración de sus prácticas locales con estructuras cada vez más globales. En cada capítulo, los autores evidencian una postura ética orientada hacia el cambio social que cumple con el principio de diálogo e involucramiento activo de los diferentes actores sociales mediante interacciones intergrupales, la disolución de barreras interpretativas y el desarrollo de capacidades de acción en la búsqueda de mejores condiciones de vida. Coordinador Diversidad y desarrollo social Abordar el desarrollo social desde el reconocimiento de la diversidad significa entender las diferencias individuales en todas sus dimensiones para potenciar la comprensión de la interdependencia entre los grupos humanos, visiones de mundo y entornos naturales; así como el reconocimiento de que la discriminación y las relaciones de dominación mantienen sistemas de privilegios para unos y de desventajas para otros. Miguel Sánchez Maldonado www.pearsonenespañol.com ISBN 978-607-32-4930-0 Sánchez Racismo, discriminación y otras formas de dominación Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva de la psicología social Jorge Luis Triana Sánchez1 Javiera Donoso Jiménez2 CONACYT-Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados, Universidad Autónoma de Guerrero Resumen revelaron que los integrantes de la comunidad LGBT, además de sufrir diversas formas de discriminación, exclusión y violencia, también son proclives a discriminar a otros individuos por su orientación sexual. Este estudio busca describir las distintas formas de discriminación, exclusión y violencia que afectan a integrantes de la comunidad LGBT en Acapulco, así como los patrones de discriminación de estos individuos hacia otros por su orientación sexual. Se consideran las principales teorías de relaciones intergrupales procedentes de la psicología social, para identificar el papel de la identidad social de los grupos, las relaciones antagónicas o colaborativas entre ellos, y los estereotipos que les asigna la estructura social, sobre los patrones de discriminación bidireccional posibles. Se recolectaron datos mediante una encuesta aplicada a 166 personas, los cuales 1 2 Palabras clave: relaciones intergrupales, comunidad LGBT, discriminación Abstract This study seeks to describe the different forms of discrimination, exclusion and violence that affect members of the LGBT community in Acapulco, as well as the patterns of discrimination of these individuals towards others because of their sexual orientation. We consider the main theories of intergroup relations from social psychology, to identify the role of the social identity of groups, the antagonistic or collaborative relationships among them, and the stereotypes assigned to them by the social structure, as part of the possible bidirectional discrimination patterns. Data were collected through a survey of 166 people, which revealed that members of the LGBT community, in addition to suffering various forms of discrimination, exclusion and violence, are also prone to discriminate against other individuals because of their sexual orientation. Jorge Luis Triana Sánchez es Cátedra CONACYT, adscrito al proyecto “Ciudadanía y violencia urbana en Guerrero” en el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados de la Universidad Autónoma de Guerrero. Es doctor en Política Pública por la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey, maestro en Economía por la Universidad Autónoma de Nuevo León y licenciado en Economía por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Es candidato a Investigador Nacional del SNI-CONACYT. Sus líneas de investigación son políticas públicas para la seguridad y justicia, ciudadanía y violencia, análisis jurídico-económico del crimen, políticas de prevención y contención del delito, percepción de inseguridad y temor al delito, difusión de rumores de violencia, discriminación en grupos vulnerables, y cultura política. Contacto: jltrianasa@conacyt.mx Javiera Donoso Jiménez es Cátedra CONACYT, adscrita al proyecto “Ciudadanía y violencia urbana en Guerrero” en el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados de la Universidad Autónoma de Guerrero. Realizó un posdoctorado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Es doctora en Investigación en Ciencias Sociales con mención en Sociología por la FLACSO sede México, magister en Estudios Sociales y Políticos Latinoamericanos por la Universidad Jesuita Alberto Hurtado en Chile, bachiller en Humanidades y licenciada en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es candidata a Investigadora Nacional del SNI-CONACYT. Sus líneas de investigación son violencia política, derechos humanos, seguridad, y prevención del delito. Contacto: jdonosoji@conacyt.mx Keywords: intergroup relations, LGBT community, discrimination La diversidad y el desarrollo social son tópicos necesariamente emparejados, bajo la premisa de que ninguna propuesta de intervención para la promoción del desarrollo en sociedades democráticas modernas será 60 Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva... exitosa si no es incluyente. En ese sentido, el estudio de la diversidad, el multiculturalismo, el racismo y la discriminación adquiere una importancia notoria en un país como México donde, además de contar con un problema de subdesarrollo, existen grupos sociales minoritarios en situación de vulnerabilidad ante las secuelas del mismo, en materia de salud, educación, seguridad, y bienestar económico, entre otras. Particularmente, la discriminación implica vulnerar algún derecho fundamental de un individuo de manera arbitraria por el simple hecho de su pertenencia a cierto grupo minoritario, el trato diferenciado por cuestiones de identidad, y el estigma social inducido por prejuicios y estereotipos. Sin embargo, en este estudio pretende abordarse lo que se considera un reto contemporáneo para las agendas de investigación sobre diversidad y desarrollo: la discriminación bidireccional, entendida como aquella que ejercen ciertos grupos que a su vez son discriminados. En un estudio exploratorio previo, se analizó la discriminación bidireccional en grupos vulnerables de Acapulco, Guerrero. El énfasis de dicho estudio fue identificar si haber sido discriminado afectaba a su vez la propensión a discriminar a otras minorías, en miembros de cinco grupos vulnerables: 1. comunidad LGBT,3 2. mujeres, 3. afromexicanos, 4. discapacitados y 5. adultos mayores (Triana y Donoso, 2016). Lo que se busca ahora en el presente estudio es profundizar sobre la manera como la comunidad LGBT, en Acapulco, discriminan a otros individuos por su orientación sexual, además de analizar las distintas formas de discriminación, exclusión y violencia de las cuales son víctimas, y su probable incidencia en su proclividad a discriminar. Este trabajo se enmarca teóricamente en el campo de la psicología social, y particularmente en cuatro teorías de relaciones intergrupales destacadas por Al Ramiah, Hewstone, Dovidio y Penner (2010): la teoría de la identidad social, los modelos de contenido de estereotipos, la teoría del racismo aversivo y la teoría de justificación del sistema. En términos metodológicos, tal como su antecesor, el estudio se enmarca en el enfoque de investigación cuantitativo, siguiendo la lógica secuencial del enfoque que sugieren Hernández, Fernández y Baptista (2014: 90); ahora se conduce el análisis con pretensiones descriptivas, partiendo de las generalidades que arrojó el estudio exploratorio. El trabajo cuenta con una sección de revisión de la literatura, donde se exponen los antecedentes del estu3 Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros y travestis. 61 dio y se enmarcan teóricamente los principales conceptos a analizar. Posteriormente, se expone el marco metodológico que condujo el trabajo de campo y el análisis de los datos, para después dar pie a la presentación de resultados y su discusión. Finalmente, se presentan las conclusiones. Revisión de la literatura En México la lucha formal contra la discriminación es relativamente reciente, ya que a pesar de que su prohibición se encuentra asentada en el artículo primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), hasta el año 2000 el gobierno se negaba a aceptar la existencia de prácticas de exclusión sistemática de grupos minoritarios, o bien, de actitudes de desprecio derivadas de estigmas sociales (Rincón, 2005). La discriminación alcanza un reconocimiento formal como problema público desde la dimensión normativa a partir de 2004 en la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (LFPED), que vendría a reglamentar la prohibición asentada en el artículo primero de la CPEUM; en dicha Ley, su artículo cuatro define la discriminación como toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas. En la LFPED se establecía, además, la creación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), el cual ha jugado un papel fundamental en la elaboración, implementación y seguimiento de políticas públicas para erradicar la discriminación; el seguimiento de denuncias, quejas y reclamaciones; así como la elaboración y difusión de diagnósticos (Gutiérrez, 2005). Desde el ámbito académico, un componente fundamental para el estudio de la discriminación en nuestro país ha sido la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (ENADIS), la cual se ha levantado en dos ocasiones, en los años 2005 y 2010; la mayor aportación de dichas encuestas fue revelar que grandes sectores sociales y núcleos institucionales “reproducen valores y prácticas racistas, clasistas, sexistas, machistas, homófobas, xenófobas”, entre otras, afectando a los grupos más vulnerables, como “los más débiles, las 62 Diversidad y desarrollo social mujeres, los discapacitados, los homosexuales, los pobres, los indígenas, los jóvenes de escasos recursos, los niños, las personas de la tercera edad, los migrantes, las minorías religiosas” (Barba, 2012: 261-262). Los estudios sobre la discriminación en México se han enfocado en las distintas formas en que ciertos grupos minoritarios son excluidos socialmente (Székely, 2006), se les anula o impide el ejercicio de sus derechos (Raphael, 2012), o bien, se encuentran en riesgo de sufrir algún tipo de violencia simplemente por sus características personales o por pertenecer a cierto grupo social (Moreno, 2015). Se ha estudiado también cómo la discriminación erosiona la cohesión social (Parra, 2009), y el impacto de la discriminación en la definición de políticas públicas (Araiza, 2005). Sin embargo, el análisis de cómo determinados grupos vulnerables, a su vez, reproducen ciertos valores y prácticas discriminatorias hacia otras minorías, no fue atendido hasta el estudio de Triana y Donoso (2016), donde se nombró al fenómeno como discriminación bidireccional. Otros estudios han nombrado la discriminación dirigida hacia la propia minoría a la cual pertenece el individuo como endodiscriminación y, particularmente, la discriminación por parte de homosexuales dirigida hacia ellos mismos ha sido nombrada como endohomofobia. Sin embargo, esta terminología aún no cuenta con una definición concreta y, por lo tanto, su uso no es estandarizado, como se mostrará a continuación. Al centrar el análisis en la discriminación de grupos minoritarios por su orientación sexual, la terminología suele apoyarse en la noción de homofobia. Ésta representa, según Lozano y Díaz-Loving (2010: 108), “un prejuicio sexual que toma la forma de una actitud negativa hacia personas con una identidad sexual diferente a la heterosexual”, donde tal actitud puede expresarse mediante conductas (físicas o verbales), emociones o cogniciones, y cuya construcción parte de la “socialización y endoculturación con los grupos con los que convive la persona”. Lo interesante de esta definición, es que no excluye a ningún individuo de desarrollar actitudes homofóbicas, toda vez que los grupos minoritarios por su orientación sexual están sujetos también al entorno social en el que se construye la homofobia. Como señala Pineda (2016: 48), las actitudes negativas que conforman la homofobia “pueden ser interiorizadas por individuos tanto homosexuales como heterosexuales a través de procesos de socialización en los cuales ellos están inmersos”, generando lo que denomina homofobia internalizada en los primeros, y homofobia externalizada en los segundos. Derivado de lo anterior, se puede encontrar el uso del término homofobia internalizada como sinónimo de endodiscriminación, para caracterizar el lenguaje de odio hacia la homosexualidad entre las propias personas homosexuales (Castelar y Quintero, 2012). Martínez (2016), en cambio, utiliza el término homosexualidad homófoba para describir la oposición de los homosexuales a la agenda de normalización del activismo LGBT, adjudicando dicha oposición a una homofobia internalizada. Sin embargo, en Platero (2007: 208) se encuentra una referencia al fenómeno de la endodiscriminación en el movimiento gay, el cual se entiende como la omisión por parte de los hombres homosexuales no solamente de las demandas de otras minorías de orientación sexual, sino también de otras minorías como migrantes, pobres, discapacitados y adultos mayores; de este modo, la endodiscriminación no representaría un sinónimo de homofobia internalizada, pues desborda hacia la discriminación de otras minorías, y no exclusivamente a las minorías por su orientación sexual. Con la finalidad de estar al margen de la discusión de si la endodiscriminación es sinónimo de homofobia internalizada o no, en este trabajo se privilegia el uso del término discriminación bidireccional para hacer referencia a la discriminación que ejerce una minoría discriminada hacia otras minorías; para el caso de interés, la discriminación de personas LGBT tanto hacia otras personas LGBT como hacia heterosexuales. Desde el campo de la psicología social, la discriminación es el componente conductual de los comportamientos segregacionistas entre grupos sociales, explicando dicho fenómeno junto al componente afectivo (prejuicios) y cognitivo (estereotipos) (Cuddy, Fiske y Glick, 2007). Así, la discriminación consiste en un comportamiento negativo injustificado; mientras que el prejuicio representa una actitud negativa injustificada, y el estereotipo, una creencia extendida sobre ciertos atributos. Los tres operan de manera perjudicial sobre un grupo social o sus miembros (Al Ramiah et al., 2010). Una concepción integradora de estos elementos se encuentra en Rodríguez (2006: 26), quien define a la discriminación como una conducta, culturalmente fundada, y sistemática y socialmente extendida, de desprecio contra una persona o grupo de personas sobre la base de un prejuicio negativo o un estigma relacionado con una desventaja inmerecida, y que tiene por efecto (intencional o no) dañar sus derechos y libertades fundamentales. Pero bajo la definición anterior, no resulta claro por qué una persona discriminada también sería proclive a discriminar; por un lado, si existe conciencia plena Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva... sobre los efectos negativos de ser discriminado como grupo minoritario, y de que dichos daños provienen de estigmas sociales inmerecidos, se puede argumentar una expectativa racional de que la conducta no fuera replicada hacia otras minorías; por otro lado, de replicarse, no sería evidente el mecanismo que la detona. Una premisa de este estudio es que el análisis de la discriminación bidireccional es fundamental para la comprensión de los comportamientos segregacionistas entre grupos sociales. Y debido a que no ha sido teorizada aún en alguna disciplina científica social, se utiliza la aproximación teórica al fenómeno de la discriminación en general, particularmente desde el campo de la psicología social y sus teorías de relaciones intergrupales. Entre estas últimas destacan las siguientes: 1. la teoría de la identidad social, 2. los modelos de contenido de estereotipos, 3. la teoría del racismo aversivo y 4. la teoría de justificación del sistema (Al Ramiah et al., 2010). La teoría de la identidad social, en primer lugar, explica la discriminación entre grupos sociales como un mecanismo para lograr una identidad social positiva. Tomando como punto de partida la interacción entre individuos o grupos de individuos, ésta podrá encontrarse determinada por sus características individuales, o por su pertenencia a un determinado grupo social; así, por ejemplo, la interacción entre familiares o amigos probablemente se encuentre determinada, en mayor medida, por sus características individuales, dejando de lado su pertenencia a un determinado grupo, mientras que la interacción entre soldados de dos ejércitos antagónicos en una batalla no responda a las características individuales y más bien sea determinada casi por completo por su pertenencia al bando contrario. En este esquema, a mayor intensidad en el conflicto intergrupal, habrá mayor probabilidad de que la interacción esté determinada por la pertenencia al grupo social —y por lo tanto se discrimine en función de su membresía— por encima de las características individuales. Sin embargo, la evidencia experimental muestra comportamientos discriminatorios en condiciones de mínima afiliación grupal, membresía anónima, ausencia de conflictos de interés y hostilidad previa entre grupos. Esto llevó a explicar la discriminación como un intento por mantener o alcanzar una identidad social positiva, la cual se basa en una serie de comparaciones favorables entre el grupo al cual se pertenece y otros grupos relevantes; así, cuando la identidad social no es satisfactoria para el individuo, éste puede abandonar su grupo y unirse a otro con mejor identidad, y/o aumentar el valor de los atributos de su grupo, junto a demeritar aquéllos de otros. Así, la discriminación, entendida como comportamientos preferen- 63 tes a miembros del grupo y hostiles a los ajenos, no es más que un reflejo de la competencia social donde cada grupo intenta sobresalir, ya sea mediante la comparación en nuevas dimensiones, modificando la ponderación de ciertos atributos, o simplemente cambiando el grupo con el cual se compara. (Tajfel y Turner, 1986). Por su parte, los modelos de contenido de estereotipos conciben la discriminación como el elemento conductual del sesgo intergrupal que, además de los componentes cognitivo (los estereotipos) y afectivo (los prejuicios emocionales), explican el trato preferente hacia miembros del grupo y hostil a los ajenos. Para estos modelos, los sesgos pueden variar cualitativamente dependiendo de los grupos y situaciones concretas, las cuales pueden sincronizar los componentes cognitivos, afectivos y conductuales del comportamiento social sesgado, siendo el componente afectivo (más que el cognitivo) el que se relaciona en mayor medida con el comportamiento. En otras palabras, las emociones predicen mejor la discriminación que los estereotipos. El objetivo de estos modelos es predecir el comportamiento que tendrá un individuo hacia los miembros de determinados grupos. Existen dos dimensiones de percepción social relevantes para el sujeto: la calidez (amabilidad, entusiasmo, efusividad) y la competencia (capacidad, aptitud, habilidad). Ambas dimensiones definen los estereotipos que el sujeto tiene de otros grupos: aquellos percibidos como enemigos o competidores son estereotipados como poco cálidos; mientras que aquellos vistos como aliados o colaboradores son estereotipados como muy cálidos. Por otro lado, los grupos percibidos con un estatus superior son estereotipados como muy competentes, en tanto que los grupos percibidos con un estatus inferior son estereotipados como poco competentes. Pero el estereotipo no conduce directamente a la conducta discriminatoria, sino que la combinación de estereotipos es la que genera ciertas emociones, las cuales a su vez determinan comportamientos discriminatorios, que se distinguen por su sentido (pueden ser facilitadores o de daño), e intensidad (activos o pasivos). Así, cuando un grupo tiene los estereotipos de ser muy competente y muy cálido, genera admiración, la cual induce en el individuo facilidades activas (como ayuda o asistencia) y pasivas (como la inclusión o tolerancia); cuando un grupo tiene los estereotipos de ser poco competente y poco cálido, genera desprecio, lo cual lleva al sujeto a implementar daños activos (como violencia física o verbal) y pasivos (como exclusión social o limitación de derechos). Cuando en cambio los estereotipos son de muy competente y poco cálido, se genera envidia, llevando a facilidades pasivas en compañía de daño activo, debido a encontrarse entre emociones de respeto y resentimiento. 64 Diversidad y desarrollo social Finalmente, estereotipos de poco competente pero muy cálido generan lástima conduciendo a facilidades activas pero con daño pasivo, al conjuntarse emociones como la compasión con la tristeza. (Cuddy, et al., 2007). Por otro lado, la teoría del racismo aversivo, teorizada a partir de la discriminación racial pero aplicable a cualquier tipo de discriminación por parte de un grupo social dominante, analiza cómo los individuos discriminan de manera sutil, inadvertida e inconsciente; así, los sujetos pueden presumir de una conciencia explícitamente igualitaria, pero desarrollar actitudes implícitamente racistas inconscientemente. A diferencia del racismo tradicional (explícito y consciente), el racismo aversivo no emerge en situaciones donde las normas sociales rechazan claramente el comportamiento discriminatorio; no obstante, las creencias y los sentimientos negativos inconscientes que lo motivan permanecen. Por consiguiente, la discriminación se expresará cuando las normas sociales sean débiles, difusas o ambiguas, y cuando, además, el sujeto que discrimina logre justificar o racionalizar su comportamiento por un motivo distinto al racial. De este modo, el racista aversivo exhibe un comportamiento discriminatorio, pero mantiene una imagen no discriminatoria de sí mismo (Dovidio, Gaertner, Penner, Pearson y Norton, 2009). Finalmente, la teoría de justificación del sistema alude a la justificación como medio de legitimación de una idea o comportamiento, y al estereotipo como medio de categorización simplificada para efectuar dicha justificación. A diferencia de la teoría de justificación individual (que afirma que los estereotipos se construyen para proteger la posición y el comportamiento del sujeto) y de la teoría de justificación grupal (que en cambio asevera que los estereotipos se construyen para proteger el estatus o la conducta de un grupo social), la teoría de justificación del sistema implica que los estereotipos se construyen con el propósito de otorgar legitimidad al orden social predominante, incluso a expensas de intereses grupales o individuales, sosteniendo las divisiones sociales que provocan sistemas económicos, jerarquías de poder, distribución de recursos o roles sociales, entre otros factores. De este modo, todo sistema que promueva la distinción de individuos en clases, roles o posiciones va acompañado por un conjunto de estereotipos, los cuales son el conjunto de creencias extendidas sobre dichas distinciones. Según esta teoría, los grupos sociales dominantes desarrollan un estereotipo mediante el cual se justifica su posición dominante, no solamente por ellos, sino también por los grupos sociales no dominantes, quienes a su vez cargan con un estereotipo en el cual asimilan su propia inferioridad en relación con su posición o papel dentro del sistema (Jost y Banaji, 1994). A la luz de la exposición de esas cuatro teorías se puede reflexionar lo siguiente: ¿cómo se explica la discriminación bidireccional, entendida como la discriminación de un grupo minoritario discriminado hacia otras minorías? ¿Cómo se explica la discriminación hacia ellos mismos? La justificación del encuadre teórico en estas cuatro explicaciones provenientes de la psicología social es que ninguna excluye la posibilidad de que un grupo social discriminado, a su vez, discrimine a otro; por el contrario, cada una brinda explicaciones interesantes del fenómeno. Bajo la visión de la teoría de la identidad social, por ejemplo, la discriminación entre grupos obedece a la necesidad de construir una identidad social positiva, necesidad que por nada es exclusiva del grupo dominante; de hecho, se podría afirmar —contraintuitivamente— que el grupo que más discrimina es entonces quien se percibe con menor estatus en la jerarquía social y que, por lo tanto, tiene mayor necesidad de demeritar los atributos de grupos ajenos, y exaltar los propios. Discriminar al propio grupo al cual se pertenece, por otro lado, podría entenderse como el deseo de disociar a ciertos sujetos que no abonan a la construcción de una identidad social positiva, o bien, a una intención latente de identificarse con otro grupo con mejor identidad social. Desde la visión de los modelos de contenido de los estereotipos, un grupo social discrimina negativamente a otro mediante daño activo y pasivo, solamente por desprecio, es decir, cuando lo percibe como enemigo o competidor, y de bajo estatus. Por otro lado, puede discriminar a otro sólo por daño activo, debido a la envidia, es decir, cuando lo percibe como enemigo o competidor, pero de alto estatus. Finalmente, lo discrimina a través de daño pasivo por causarle lástima, esto es, cuando lo percibe como de estatus inferior, pero aliado o colaborador. Sin embargo, la discriminación hacia el propio grupo no tiene mucha lógica en esta visión, pues implicaría que los estereotipos asumidos como propios por un individuo causan desprecio, envidia o compasión en otro sujeto con los mismos estereotipos, a menos que al interior del grupo exista un alto grado de competencia y/o un alto grado de variabilidad en cuanto a estatus. La teoría de racismo aversivo puede explicar la discriminación entre grupos con plena conciencia de los efectos negativos de ser discriminados, y que se pronuncian abiertamente por la igualdad. Con la premisa de que los comportamientos discriminatorios obedecen a creencias o sentimientos negativos inconscientes, un grupo social puede simultáneamente pugnar por la no Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva... discriminación, y a su vez discriminar de manera pasiva a una minoría, cuando las normas sociales son ambiguas y se puede justificar dicho comportamiento por motivos distintos a la pertenencia a dicha minoría. El comportamiento discriminatorio hacia el propio grupo también tiene cabida, pues el hecho de pertenecer a una minoría no implica que el sujeto no pueda desarrollar creencias o sentimientos negativos inconscientes hacia ella. Por último, la teoría de justificación del sistema explica la reproducción de prácticas de discriminación entre un grupo dominante y un grupo dominado, gracias a que ambos asumen el estereotipo que les otorga su lugar en el orden social. Pero ¿qué sucede si el grupo dominado no asume en primera instancia dicho estereotipo de inferioridad? La propia lógica de la justificación del sistema lo llevaría a buscar otra minoría, para fungir ahora un papel de grupo dominante sobre la minoría seleccionada, perpetuando las prácticas discriminatorias entre grupos sociales diversos que se otorgan distintas posiciones sociales relativas. Por otro lado, la discriminación hacia el mismo grupo de pertenencia se encuentra implícita en la justificación del sistema, ya que el grupo dominado, al adoptar su estereotipo de inferioridad, asume su posición social y la de quienes integran su minoría, discriminando no tan sólo a otros sujetos de su propio grupo, sino también a él mismo. Marco metodológico En esta sección se presenta el marco metodológico para analizar la discriminación de la cual son objeto minorías por su orientación sexual y que, a su vez, reproducen hacia otras minorías, incluyendo su propio grupo. El objetivo consiste en identificar las distintas formas de discriminación, exclusión y violencia de las cuales son víctimas, y contrastar si esto se traduce en una discriminación bidireccional hacia otras minorías o incluso hacia ellos mismos. Los resultados serán analizados a la luz de las teorías expuestas en la sección anterior, para identificar si existen elementos que justifiquen dicho comportamiento en función de la búsqueda de una identidad social positiva, del contenido de los estereotipos de cada grupo, del racismo aversivo, o de la justificación del sistema y del statu quo. Utilizando un muestreo a conveniencia (166 individuos), se recolectaron datos mediante una encuesta aplicada a asistentes en eventos organizados por la comunidad LGBT en Acapulco. La primera aplicación se realizó entre el 25 y 28 de mayo de 2016 en 65 la Semana de la Diversidad Sexual, organizada por el Comité Estatal de la Diversidad Sexual del Estado de Guerrero. La segunda aplicación fue el 25 de junio de 2016 en la Marcha del Orgullo Gay, organizada por la Asociación de Homosexuales y Lesbianas del Estado de Guerrero. El instrumento de recolección utilizado contempló un cuestionario que observaba características sociodemográficas básicas, además de reactivos que atendían las distintas formas de discriminación, exclusión y violencia que viven las minorías por su orientación sexual. El diseño de dicho instrumento siguió las directrices de aquellos utilizados por el CONAPRED y el Consejo para Prevenir la Discriminación, de la Ciudad de México (COPRED). Para evaluar la confiabilidad del instrumento, se calcularon los coeficientes alfa de Cronbach de dos conjuntos de ítems. El primero, compuesto por 17 reactivos que captaban si el encuestado había sido víctima de distintas formas de discriminación, exclusión y violencia, alcanzó un valor alfa de Cronbach de 0.81. El segundo, que agrupaba cinco reactivos sobre la propensión de los entrevistados a discriminar a otras personas por ser gays, lesbianas, bisexuales, transgénero o heterosexuales, obtuvo un valor alfa de Cronbach de 0.89. Siguiendo los parámetros de Hernández, Fernández y Baptista (2014: 208), los valores alfa calculados apuntan a que el instrumento cuenta con una confiabilidad interna suficiente. Los datos recabados fueron analizados con herramientas descriptivas básicas, como tablas de distribución de frecuencia, tablas de contingencia, representaciones gráficas, y medidas de tendencia central y de dispersión. Por el tamaño reducido de la muestra, no se contemplaron otras herramientas como pruebas de hipótesis o coeficientes de correlación. Resultados y discusión Se inicia el análisis con una descripción de la distribución sociodemográfica de la muestra. De los 166 sujetos que la componen, 69% son hombres, mientras que 31% son mujeres; aunque cabe mencionar que en la encuesta se preguntó el sexo al nacer y no la identidad sexual actual. Las edades van desde los 13 hasta los 70 años, con un promedio de 27 años (desviación estándar de 9.5). El 48% reporta estar soltero, mientras que el resto se distribuye entre vivir en unión libre con alguien (12%), en un noviazgo o relación estable (16%), estar saliendo con alguien (11%), estar separado (7%) y casado (6%). 66 Diversidad y desarrollo social En la encuesta se pidió al individuo que mencionara su orientación sexual. En la gráfica 7.1 se muestran las identidades sexuales reportadas; sin embargo, cabe aclarar que las categorías transexual, transgénero y travesti fueron agregadas, no porque se les considere equivalen- tes, sino por la escasa cantidad de observaciones que se obtuvieron de cada una de ellas por separado. Poco más de la mitad de la muestra corresponde a gays, y en menor proporción le siguen lesbianas y bisexuales; por otro lado, la presencia de heterosexuales fue mínima. Gráfica 7.1 Identidad sexual. (Usted se identifica sexualmente como...) 18.7 Lesbiana Gay 54.2 Bisexual 12.7 Transexual/Transgénero/Travesti Heterosexual 10.2 3.0 Fuente: Elaboración propia con datos del trabajo de campo. Datos porcentuales respecto del total de la muestra. La gráfica 7.2 concentra las distintas formas de discriminación, exclusión y violencia que han sufrido los encuestados. Las tres formas con mayor incidencia corresponden a tipos de discriminación, la cual es perpetrada predominantemente en la calle, por amigos o vecinos, o bien, por la policía y la fuerza pública. En cuarto lugar, aparece la agresión física. Por otra parte, las expresiones con menor incidencia recaen en discriminación de tipo laboral, por parte del sector público y, finalmente, por el sector comercial. Gráfica 7.2 Formas de discriminación, exclusión y violencia de las que ha sido víctima Ha sido discriminado en la calle 56.6 Ha sido discriminado por amigos o vecinos 42.2 Ha sido discriminado por la policía y fuerza pública 41.6 Le han golpeado Ha sido discriminado por profesores o alumnos de la escuela Ha sido discriminado por vigilantes y personal de seguridad Ha sido excluido de algún grupo religioso 41.0 36.1 33.1 31.9 Se le ha impedido donar sangre 21.1 Ha sido excluido de la familia 21.1 Le han negado el acceso a la justicia o le han puesto trabas 19.3 Ha sido mal atendido por los servicios de salud 15.7 No ha sido contratado, o ha sido despedido de su trabajo 15.1 Ha sido discriminado por entidades públicas locales 12.0 Le prohibieron la entrada o permanencia en algún lugar de comercio 12.0 Fuente: Elaboración propia con datos del trabajo de campo. Datos porcentuales no acumulativos respecto del total de la muestra. Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva... 67 mientras que poco más de 50% refiere haber sufrido tres formas o menos, y hasta ocho formas; el acumulado es de 88%. En general, de las 14 formas de discriminación, exclusión y violencia, los encuestados fueron víctimas en promedio de cuatro de ellas (desviación estándar de 3.4). Para profundizar en el análisis de la prevalencia de victimización, en la gráfica 7.3 se muestra el número de actos de los que han sido víctima los encuestados. Se puede apreciar que la frecuencia de ocurrencia se carga hacia la izquierda, con casi 20% de los encuestados que refiere no haber sido víctima de ninguna; Gráfica 7.3 Número de actos de discriminación, exclusión y violencia de las que ha sido víctima 19.88 13.25 10.24 9.64 8.43 8.43 7.83 6.02 5.42 4.22 2.41 2.41 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 0.6 0.6 0.6 12 13 14 Fuente: Elaboración propia con datos del trabajo de campo. Datos porcentuales respecto del total de la muestra. Si bien al considerar al total de encuestados se encuentra que han sido víctimas en promedio de cuatro actos de discriminación, exclusión y violencia, la prevalencia es muy distinta cuando se observa a cada minoría en particular. Mientras que las lesbianas reportan sufrir en promedio 4.2 actos y los gays 3.9, los bisexuales en cambio sólo sufren en promedio 2.1. Asimismo, el grupo de transexuales, transgénero y travestis resulta ser el de mayor incidencia al registrar un promedio de 7.6. Lo anterior indica que las minorías por preferencia sexual cuentan con una tasa de victimización diferenciada en términos de discriminación, exclusión y violencia, lo cual podría a su vez inducir distintos patrones de discriminación bidireccional entre ellos. Es decir, si el haber sido víctima de alguno de estos actos induce a su vez una mayor propensión a discriminar a otras minorías, se espera entonces que el grupo de transexuales, transgénero y travestis sea el que discrimine más a otras minorías. Para determinar si estos individuos que son discriminados a su vez discriminan a otras minorías, se preguntó a los encuestados si habían discriminado por sus tendencias a otros individuos con orientaciones sexuales no convencionales, o bien a heterosexuales. En la gráfica 7.4 se muestra que el grupo más discriminado por los encuestados fueron los gays, seguidos muy de cerca por heterosexuales y en tercer lugar el conjunto transexual-transgénero-travesti. Los bisexuales y las lesbianas resultaron ser los menos discriminados por los encuestados. Gráfica 7.4 Discriminación hacia subgrupos LGBT y heterosexuales. ( ¿Usted ha discriminado por sus tendencias a…? ) Lesbianas 15.1 Gays Bisexuales 23.5 18.1 Transexual/Transgénero/Travesti Heterosexuales Fuente: Elaboración propia con datos del trabajo de campo. Datos porcentuales no acumulativos respecto del total de la muestra. 21.7 22.9 68 Diversidad y desarrollo social La inquietud inmediata al resultado anterior es cómo se distribuye dicha discriminación entre los grupos estudiados. En la gráfica 7.5 se muestra la discriminación desagregada que dirige cada grupo analizado hacia los propios grupos LGBT y heterosexuales. El primer conjunto de barras, por lo tanto, representa el porcentaje de lesbianas que reporta haber discriminado a otras lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, transexuales y travestis, y a heterosexuales. El segundo conjunto de barras corresponde, en cambio, a la proporción de gays que reportaron haber discriminado a los grupos anteriormente enlistados. El tercer conjunto pertenece a la medición en bisexuales; y el cuarto, al agregado transexuales-transgénero-travestis. No fue incluida la distribución de discriminación hacia subgrupos por parte de los heterosexuales, por el reducido número de observaciones Gráfica 7.5 Discriminación hacia subgrupos LGBT y heterosexuales (por subgrupo de origen) 50 40 30 20 10 0 %L G% %B %T 6.5 18.5 9.5 23.5 12.9 26.7 19.0 41.2 6.5 20.0 14.3 41.2 Transexual/Transgénero/Travesti 12.9 25.6 14.3 29.4 Heterosexuales 19.4 23.3 14.3 47.1 Lesbianas Gays Bisexuales Fuente: Elaboración propia con datos del trabajo de campo. Datos porcentuales no acumulativos respecto del total de cada subgrupo. Existen diversos elementos a destacar en el gráfico anterior. En primer lugar, el conjunto transexual, transgénero y travesti destaca por ser el que más discrimina a otros individuos por sus preferencias sexuales; en dicho subgrupo, destaca la discriminación dirigida hacia los heterosexuales en primer lugar, seguida de la discriminación hacia gays y bisexuales. Este hallazgo no puede disociarse de que son precisamente ellos quienes sufren con mayor frecuencia las distintas formas de discriminación, exclusión y violencia. De hecho, al revisar puntualmente sus cifras, más de la mitad de los encuestados de dicho grupo reportó haber sido víctima en diez de las catorce formas enlistadas. Sin embargo, también puede notarse que la frecuencia de discriminación por parte de las lesbianas hacia otros individuos por su orientación sexual es notablemente menor que la de los gays, siendo que ambos grupos tienen una victimización por discriminación, exclusión y violencia similar. Por consiguiente, la incidencia de dicha victimización sobre la propensión a discriminar no es clara. Por otro lado, los transexuales, transgéneros y travestis también destacan en la discriminación hacia individuos del grupo al cual se pertenece, con una tasa de 29%, aunque cabe recordar que este grupo es un agregado, por lo que no necesariamente implica que se esté discriminando a individuos con la misma orientación; le Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva... siguen los gays, con una tasa de 27%, los bisexuales con 19% y, en último lugar, las lesbianas, con 6.5 por ciento. Tales hallazgos generan algunas cuestiones pertinentes como ¿por qué un grupo discrimina más que otros? ¿Y por qué un individuo habría de discriminar a otros del mismo grupo? La discusión de estas preguntas retoma las cuatro teorías de relaciones intergrupales expuestas en la revisión de la literatura. Desde la perspectiva de la teoría de la identidad social, el grupo compuesto por transexuales, transgéneros y travestis pudiera tener la mayor prevalencia de discriminación por el hecho de percibirse como la minoría sexual con peor identidad social. Con esa misma lógica, las lesbianas se percibirían en cambio como las de mejor identidad. Por otro lado, si se considera a los heterosexuales como el grupo social dominante, tiene sentido que las lesbianas lo tomen como grupo de comparación y, por lo tanto, sean a ellos a quienes más discriminen. Sin embargo, el hecho de que los transexuales, transgénero y travestis discriminen más a los heterosexuales que a cualquier otra orientación sexual pudiera obedecer a que a dicho grupo le adjudican la responsabilidad de su elevada victimización. En cuanto a los gays, el hecho de que lideren la discriminación hacia sí mismos puede obedecer a la presencia de ciertos sujetos que no abonen a la construcción de una identidad social positiva para dicho grupo, por lo que se intente relegarlos a otro tipo de expresiones peyorativas de representación de la homosexualidad en hombres (véase Laguarda, 2007; Lozano, 2009). Según el modelo de contenido de los estereotipos, la discriminación entre grupos por su orientación sexual puede asociarse al papel de enemigo o aliado para la causa de los grupos. Si se considera como aliado a la minoría a la que menos se discrimina, y como enemigo a la que más se discrimina, las lesbianas tendrían como aliados a los bisexuales y a sí mismas, y a los heterosexuales como enemigos. Los gays tendrían como aliados a las lesbianas, y como principales enemigos a sí mismos. Los 69 bisexuales tendrían como aliados a las lesbianas y como enemigos a los gays. Y finalmente, los transexuales, transgéneros y travestis tendrían como aliados a las lesbianas, y a los heterosexuales como enemigos. Por otro lado, la elevada discriminación hacia individuos del mismo grupo, como el caso de transgéneros, transexuales y travestis, y de los gays, apuntaría a una variabilidad de estatus muy marcada al interior de los grupos. En la teoría del racismo aversivo se presenta la lectura más interesante pues, en efecto, aunque todos los grupos observados deberían coincidir en un discurso de igualdad y no discriminación, ellos mismos reportan discriminar a otras personas por su orientación sexual. Un aspecto relevante, pero fuera del alcance de este estudio, sería la manera como justifican este comportamiento contradictorio pues, predice la teoría del racismo aversivo, estarán en condiciones de discriminar a personas por su orientación sexual, siempre y cuando puedan racionalizar la conducta por motivos distintos a la orientación sexual de quienes discriminan. El principal candidato, ya se ha visto, es sufrir a causa de ellos discriminación, exclusión y violencia; pero esto solamente justificaría al grupo de transexuales, transgéneros y travestis. Por último, la teoría de justificación del sistema sugiere un ordenamiento de los distintos grupos de orientación sexual en función de los estereotipos de superioridad e inferioridad que la sociedad ha construido, y que pueden aproximarse a través de la prevalencia de formas de discriminación, exclusión y violencia de las que son víctimas. Así, tomando a los heterosexuales como grupo dominante, le seguiría en un segundo lugar de la posición social los bisexuales; en tercer lugar, los gays; en cuarto lugar, las lesbianas; y en quinto, los transexuales, transgéneros y travestis. De estos grupos, son los últimos quienes menos asimilan su estereotipo de inferioridad y, por lo tanto, discriminan más al resto de los grupos. Le siguen los gays, los bisexuales y al final las lesbianas, como quienes mejor asimilan su estereotipo de posición en el orden social. Conclusiones Los resultados de este estudio refuerzan la afirmación de que los miembros de un grupo social minoritario discriminado también son proclives a discriminar a otras minorías, e incluso a sí mismos. En el caso de las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros y travestis en Acapulco, las distintas teorías de relaciones intergrupales, procedentes de la psicología social, explican de manera alternativa los patrones de discriminación bidireccional observados, los cuales son motivados por cuestiones de identidad social de los grupos, por relaciones antagónicas o colaborativas entre ellos, por la prevalencia de actos de discriminación, exclusión y violencia entre sus miembros, o por el estereotipo de superioridad o inferioridad que les asigna la estructura social y que deciden revertir a través de la discriminación hacia otras minorías sexuales. Se sugiere que estudios posteriores continúen con el análisis descriptivo de la discriminación bidireccio- 70 Diversidad y desarrollo social nal en otros grupos sociales, delimitados por criterios distintos de la orientación sexual, como serían clase social, condiciones étnicas o grupos de edad, entre otros. De igual modo, se recomienda profundizar en el análisis de la discriminación bidireccional entre los distintos grupos de orientaciones sexuales, con la finalidad de comprobar si las explicaciones derivadas de las teorías de relaciones intergrupales se sostienen y, en todo caso, buscar evidencia de naturaleza correlacional y explicativa. Referencias Al Ramiah, A., Hewstone, M., Dovidio, J. F. y Penner, L. A. (2010). The social psychology of discrimination: Theory, measurement and consequences. En L. Bond, F. McGinnity y H. Russell (Eds.), Making equality count: Irish and International Research. Measuring Equality and Discrimination (pp. 84-112). Dublin: The Liffey Press. Araiza, C. (2005). La discriminación en México: una mirada desde el análisis de las políticas públicas. El Cotidiano, (134), 30-37. Barba Solano, C. (2012). Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010. Espiral, 19(54), 261-270. Castelar, A. F. y Quintero Aguirre, F. (2012). 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Saltillo, Coahuila de Zaragoza a 19 de enero de 2018 Jorge Luis Triana Sánchez Javiera Donoso Jiménez Estimados autores: Por medio de la presente les envío un cordial saludo y les notifico que su texto “Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva de la psicología social” ha sido dictaminado por nuestros pares académicos como ACEPTADO CON RECOMENDACIONES para formar parte del libro “Diversidades y desarrollo social”, cuya convocatoria fue realizada por el cuerpo académico “Comunicación, Diversidad y Desarrollo Social” (UCOAH-CA-87) de la Universidad Autónoma de Coahuila y que será publicado en 2018 en una co-edición entre la UAdeC y la editorial Pearson de México. Le solicitamos se sirvan enviar antes del 28 de febrero de 2018 el documento incorporando las sugerencias y en caso de que hubiera citas a su propia obra que ahora sean incorporadas al texto. Dictamen: Buen capítulo, sólo hace falta que se agregue un párrafo introductorio además del resumen. También se pide a los autores que especifiquen datos sobre las pruebas de confiabilidad realizadas al instrumento. Revisar cuestiones de estilo, ya que hay algunos párrafos de un solo enunciado cuya idea debe ser extendida. Agradecemos su valiosa aportación para este libro que busca contribuir al avance de las ciencias sociales y a través del conocimiento el mejoramiento de las condiciones de vida de nuestras sociedades. Sin otro particular, quedo a sus órdenes para cualquier información adicional al respecto. Atentamente “En el Bien Fincamos el Saber” Dr. Miguel Sánchez Maldonado miguelsanchez@uadec.edu.mx Coordinador de obra Carretera a Zacatecas Km. 3, Col. Villas de San Lorenzo, Saltillo, Coahuila de Zaragoza, México, C.P. 25092, A.P. 112-C Teléfonos: (844) 417 9717 y (844) 417 0062