Diversidad
y desarrollo social
Ante los retos que el siglo XXI plantea en el contexto de la mundialización,
las migraciones y el incremento de la diversidad cultural en las zonas
urbanas de todo el mundo, resulta pertinente que en las ciencias sociales
se discutan los efectos que el incremento en las conexiones políticas,
económicas y tecnológicas entre países han tenido en las prácticas culturales,
gubernamentales y de reconocimiento de lo propio ante lo alternativo.
La suma de investigaciones que integran esta obra contribuye al debate
en torno al reconocimiento de la diversidad como camino para el desarrollo
de las comunidades a partir de la integración de sus prácticas locales con
estructuras cada vez más globales. En cada capítulo, los autores evidencian
una postura ética orientada hacia el cambio social que cumple con el principio
de diálogo e involucramiento activo de los diferentes actores sociales mediante
interacciones intergrupales, la disolución de barreras interpretativas y el
desarrollo de capacidades de acción en la búsqueda de mejores condiciones
de vida.
Coordinador
Diversidad y desarrollo social
Abordar el desarrollo social desde el reconocimiento de la diversidad
significa entender las diferencias individuales en todas sus dimensiones para
potenciar la comprensión de la interdependencia entre los grupos humanos,
visiones de mundo y entornos naturales; así como el reconocimiento de que
la discriminación y las relaciones de dominación mantienen sistemas de
privilegios para unos y de desventajas para otros.
Miguel Sánchez Maldonado
www.pearsonenespañol.com
ISBN 978-607-32-4930-0
Sánchez
Racismo, discriminación
y otras formas
de dominación
Capítulo
7
Discriminación bidireccional en la
comunidad LGBT en Acapulco, desde
la perspectiva de la psicología social
Jorge Luis Triana Sánchez1
Javiera Donoso Jiménez2
CONACYT-Instituto Internacional de Estudios Políticos
Avanzados, Universidad Autónoma de Guerrero
Resumen
revelaron que los integrantes de la comunidad
LGBT, además de sufrir diversas formas de discriminación, exclusión y violencia, también son
proclives a discriminar a otros individuos por su
orientación sexual.
Este estudio busca describir las distintas formas
de discriminación, exclusión y violencia que
afectan a integrantes de la comunidad LGBT en
Acapulco, así como los patrones de discriminación de estos individuos hacia otros por su orientación sexual. Se consideran las principales teorías de relaciones intergrupales procedentes de
la psicología social, para identificar el papel
de la identidad social de los grupos, las relaciones antagónicas o colaborativas entre ellos, y los
estereotipos que les asigna la estructura social,
sobre los patrones de discriminación bidireccional posibles. Se recolectaron datos mediante
una encuesta aplicada a 166 personas, los cuales
1
2
Palabras clave: relaciones intergrupales,
comunidad LGBT, discriminación
Abstract
This study seeks to describe the different forms of
discrimination, exclusion and violence that affect
members of the LGBT community in Acapulco, as well
as the patterns of discrimination of these individuals
towards others because of their sexual orientation. We
consider the main theories of intergroup relations from
social psychology, to identify the role of the social identity
of groups, the antagonistic or collaborative relationships
among them, and the stereotypes assigned to them by
the social structure, as part of the possible bidirectional
discrimination patterns. Data were collected through a
survey of 166 people, which revealed that members of
the LGBT community, in addition to suffering various
forms of discrimination, exclusion and violence, are also
prone to discriminate against other individuals because
of their sexual orientation.
Jorge Luis Triana Sánchez es Cátedra CONACYT, adscrito al proyecto “Ciudadanía y violencia urbana en Guerrero” en el Instituto
Internacional de Estudios Políticos Avanzados de la Universidad Autónoma de Guerrero. Es doctor en Política Pública por la Escuela de
Gobierno del Tecnológico de Monterrey, maestro en Economía por
la Universidad Autónoma de Nuevo León y licenciado en Economía
por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Es candidato a Investigador Nacional del SNI-CONACYT. Sus líneas de investigación son
políticas públicas para la seguridad y justicia, ciudadanía y violencia, análisis jurídico-económico del crimen, políticas de prevención y contención del delito, percepción
de inseguridad y temor al delito, difusión de rumores de violencia, discriminación en
grupos vulnerables, y cultura política. Contacto: jltrianasa@conacyt.mx
Javiera Donoso Jiménez es Cátedra CONACYT, adscrita al proyecto
“Ciudadanía y violencia urbana en Guerrero” en el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados de la Universidad Autónoma
de Guerrero. Realizó un posdoctorado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Es doctora en Investigación en Ciencias Sociales con mención en Sociología por la FLACSO sede México,
magister en Estudios Sociales y Políticos Latinoamericanos por la Universidad Jesuita Alberto Hurtado en Chile, bachiller en Humanidades
y licenciada en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es candidata a Investigadora Nacional del SNI-CONACYT. Sus
líneas de investigación son violencia política, derechos humanos, seguridad, y
prevención del delito. Contacto: jdonosoji@conacyt.mx
Keywords: intergroup relations, LGBT community,
discrimination
La diversidad y el desarrollo social son tópicos necesariamente emparejados, bajo la premisa de que ninguna propuesta de intervención para la promoción del
desarrollo en sociedades democráticas modernas será
60
Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva...
exitosa si no es incluyente. En ese sentido, el estudio
de la diversidad, el multiculturalismo, el racismo y la
discriminación adquiere una importancia notoria en
un país como México donde, además de contar con un
problema de subdesarrollo, existen grupos sociales
minoritarios en situación de vulnerabilidad ante las
secuelas del mismo, en materia de salud, educación,
seguridad, y bienestar económico, entre otras. Particularmente, la discriminación implica vulnerar algún
derecho fundamental de un individuo de manera arbitraria por el simple hecho de su pertenencia a cierto
grupo minoritario, el trato diferenciado por cuestiones
de identidad, y el estigma social inducido por prejuicios
y estereotipos. Sin embargo, en este estudio pretende
abordarse lo que se considera un reto contemporáneo
para las agendas de investigación sobre diversidad y
desarrollo: la discriminación bidireccional, entendida
como aquella que ejercen ciertos grupos que a su vez
son discriminados.
En un estudio exploratorio previo, se analizó la discriminación bidireccional en grupos vulnerables de
Acapulco, Guerrero. El énfasis de dicho estudio fue
identificar si haber sido discriminado afectaba a su
vez la propensión a discriminar a otras minorías, en
miembros de cinco grupos vulnerables: 1. comunidad
LGBT,3 2. mujeres, 3. afromexicanos, 4. discapacitados
y 5. adultos mayores (Triana y Donoso, 2016). Lo que
se busca ahora en el presente estudio es profundizar
sobre la manera como la comunidad LGBT, en Acapulco, discriminan a otros individuos por su orientación sexual, además de analizar las distintas formas de
discriminación, exclusión y violencia de las cuales son
víctimas, y su probable incidencia en su proclividad a
discriminar.
Este trabajo se enmarca teóricamente en el campo
de la psicología social, y particularmente en cuatro
teorías de relaciones intergrupales destacadas por Al
Ramiah, Hewstone, Dovidio y Penner (2010): la teoría de la identidad social, los modelos de contenido de
estereotipos, la teoría del racismo aversivo y la teoría
de justificación del sistema. En términos metodológicos, tal como su antecesor, el estudio se enmarca en
el enfoque de investigación cuantitativo, siguiendo la
lógica secuencial del enfoque que sugieren Hernández,
Fernández y Baptista (2014: 90); ahora se conduce el
análisis con pretensiones descriptivas, partiendo de las
generalidades que arrojó el estudio exploratorio.
El trabajo cuenta con una sección de revisión de la
literatura, donde se exponen los antecedentes del estu3
Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros y travestis.
61
dio y se enmarcan teóricamente los principales conceptos a analizar. Posteriormente, se expone el marco metodológico que condujo el trabajo de campo y el análisis de los datos, para después dar pie a la presentación
de resultados y su discusión. Finalmente, se presentan
las conclusiones.
Revisión de la literatura
En México la lucha formal contra la discriminación es
relativamente reciente, ya que a pesar de que su prohibición se encuentra asentada en el artículo primero de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos (CPEUM), hasta el año 2000 el gobierno
se negaba a aceptar la existencia de prácticas de exclusión sistemática de grupos minoritarios, o bien, de
actitudes de desprecio derivadas de estigmas sociales
(Rincón, 2005). La discriminación alcanza un reconocimiento formal como problema público desde la dimensión normativa a partir de 2004 en la Ley Federal
para Prevenir y Eliminar la Discriminación (LFPED),
que vendría a reglamentar la prohibición asentada en
el artículo primero de la CPEUM; en dicha Ley, su artículo cuatro define la discriminación como
toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el
origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición
social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua,
religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento
o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas.
En la LFPED se establecía, además, la creación del
Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación
(CONAPRED), el cual ha jugado un papel fundamental en la elaboración, implementación y seguimiento
de políticas públicas para erradicar la discriminación;
el seguimiento de denuncias, quejas y reclamaciones;
así como la elaboración y difusión de diagnósticos (Gutiérrez, 2005).
Desde el ámbito académico, un componente fundamental para el estudio de la discriminación en nuestro
país ha sido la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (ENADIS), la cual se ha levantado
en dos ocasiones, en los años 2005 y 2010; la mayor
aportación de dichas encuestas fue revelar que grandes
sectores sociales y núcleos institucionales “reproducen
valores y prácticas racistas, clasistas, sexistas, machistas, homófobas, xenófobas”, entre otras, afectando a
los grupos más vulnerables, como “los más débiles, las
62
Diversidad y desarrollo social
mujeres, los discapacitados, los homosexuales, los pobres, los indígenas, los jóvenes de escasos recursos, los
niños, las personas de la tercera edad, los migrantes, las
minorías religiosas” (Barba, 2012: 261-262).
Los estudios sobre la discriminación en México se
han enfocado en las distintas formas en que ciertos
grupos minoritarios son excluidos socialmente (Székely,
2006), se les anula o impide el ejercicio de sus derechos
(Raphael, 2012), o bien, se encuentran en riesgo de
sufrir algún tipo de violencia simplemente por sus características personales o por pertenecer a cierto grupo
social (Moreno, 2015). Se ha estudiado también cómo
la discriminación erosiona la cohesión social (Parra,
2009), y el impacto de la discriminación en la definición de políticas públicas (Araiza, 2005). Sin embargo,
el análisis de cómo determinados grupos vulnerables, a
su vez, reproducen ciertos valores y prácticas discriminatorias hacia otras minorías, no fue atendido hasta el
estudio de Triana y Donoso (2016), donde se nombró
al fenómeno como discriminación bidireccional. Otros
estudios han nombrado la discriminación dirigida hacia la propia minoría a la cual pertenece el individuo
como endodiscriminación y, particularmente, la discriminación por parte de homosexuales dirigida hacia
ellos mismos ha sido nombrada como endohomofobia.
Sin embargo, esta terminología aún no cuenta con una
definición concreta y, por lo tanto, su uso no es estandarizado, como se mostrará a continuación.
Al centrar el análisis en la discriminación de grupos
minoritarios por su orientación sexual, la terminología suele apoyarse en la noción de homofobia. Ésta
representa, según Lozano y Díaz-Loving (2010: 108),
“un prejuicio sexual que toma la forma de una actitud negativa hacia personas con una identidad sexual
diferente a la heterosexual”, donde tal actitud puede
expresarse mediante conductas (físicas o verbales),
emociones o cogniciones, y cuya construcción parte
de la “socialización y endoculturación con los grupos
con los que convive la persona”. Lo interesante de esta
definición, es que no excluye a ningún individuo de desarrollar actitudes homofóbicas, toda vez que los grupos minoritarios por su orientación sexual están sujetos
también al entorno social en el que se construye la homofobia. Como señala Pineda (2016: 48), las actitudes
negativas que conforman la homofobia “pueden ser interiorizadas por individuos tanto homosexuales como
heterosexuales a través de procesos de socialización
en los cuales ellos están inmersos”, generando lo que
denomina homofobia internalizada en los primeros, y
homofobia externalizada en los segundos.
Derivado de lo anterior, se puede encontrar el uso
del término homofobia internalizada como sinónimo
de endodiscriminación, para caracterizar el lenguaje de odio hacia la homosexualidad entre las propias
personas homosexuales (Castelar y Quintero, 2012).
Martínez (2016), en cambio, utiliza el término homosexualidad homófoba para describir la oposición de
los homosexuales a la agenda de normalización del
activismo LGBT, adjudicando dicha oposición a una
homofobia internalizada. Sin embargo, en Platero
(2007: 208) se encuentra una referencia al fenómeno
de la endodiscriminación en el movimiento gay, el cual
se entiende como la omisión por parte de los hombres
homosexuales no solamente de las demandas de
otras minorías de orientación sexual, sino también
de otras minorías como migrantes, pobres, discapacitados y adultos mayores; de este modo, la endodiscriminación no representaría un sinónimo de homofobia
internalizada, pues desborda hacia la discriminación
de otras minorías, y no exclusivamente a las minorías
por su orientación sexual.
Con la finalidad de estar al margen de la discusión
de si la endodiscriminación es sinónimo de homofobia
internalizada o no, en este trabajo se privilegia el uso
del término discriminación bidireccional para hacer
referencia a la discriminación que ejerce una minoría
discriminada hacia otras minorías; para el caso de interés, la discriminación de personas LGBT tanto hacia
otras personas LGBT como hacia heterosexuales.
Desde el campo de la psicología social, la discriminación es el componente conductual de los comportamientos segregacionistas entre grupos sociales, explicando dicho fenómeno junto al componente afectivo
(prejuicios) y cognitivo (estereotipos) (Cuddy, Fiske
y Glick, 2007). Así, la discriminación consiste en un
comportamiento negativo injustificado; mientras que
el prejuicio representa una actitud negativa injustificada, y el estereotipo, una creencia extendida sobre ciertos atributos. Los tres operan de manera perjudicial
sobre un grupo social o sus miembros (Al Ramiah et al.,
2010). Una concepción integradora de estos elementos
se encuentra en Rodríguez (2006: 26), quien define a la
discriminación como
una conducta, culturalmente fundada, y sistemática y
socialmente extendida, de desprecio contra una persona o
grupo de personas sobre la base de un prejuicio negativo o un
estigma relacionado con una desventaja inmerecida, y que tiene
por efecto (intencional o no) dañar sus derechos y libertades
fundamentales.
Pero bajo la definición anterior, no resulta claro por
qué una persona discriminada también sería proclive
a discriminar; por un lado, si existe conciencia plena
Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva...
sobre los efectos negativos de ser discriminado como
grupo minoritario, y de que dichos daños provienen
de estigmas sociales inmerecidos, se puede argumentar
una expectativa racional de que la conducta no fuera
replicada hacia otras minorías; por otro lado, de replicarse, no sería evidente el mecanismo que la detona.
Una premisa de este estudio es que el análisis de
la discriminación bidireccional es fundamental para la
comprensión de los comportamientos segregacionistas entre grupos sociales. Y debido a que no ha sido
teorizada aún en alguna disciplina científica social,
se utiliza la aproximación teórica al fenómeno de la
discriminación en general, particularmente desde el
campo de la psicología social y sus teorías de relaciones intergrupales. Entre estas últimas destacan las
siguientes: 1. la teoría de la identidad social, 2. los
modelos de contenido de estereotipos, 3. la teoría del
racismo aversivo y 4. la teoría de justificación del sistema (Al Ramiah et al., 2010).
La teoría de la identidad social, en primer lugar, explica la discriminación entre grupos sociales como un
mecanismo para lograr una identidad social positiva.
Tomando como punto de partida la interacción entre individuos o grupos de individuos, ésta podrá encontrarse
determinada por sus características individuales, o por
su pertenencia a un determinado grupo social; así,
por ejemplo, la interacción entre familiares o amigos probablemente se encuentre determinada, en mayor medida, por sus características individuales, dejando de lado
su pertenencia a un determinado grupo, mientras que la
interacción entre soldados de dos ejércitos antagónicos
en una batalla no responda a las características individuales y más bien sea determinada casi por completo
por su pertenencia al bando contrario. En este esquema,
a mayor intensidad en el conflicto intergrupal, habrá
mayor probabilidad de que la interacción esté determinada por la pertenencia al grupo social —y por lo tanto
se discrimine en función de su membresía— por encima
de las características individuales. Sin embargo, la evidencia experimental muestra comportamientos discriminatorios en condiciones de mínima afiliación grupal,
membresía anónima, ausencia de conflictos de interés
y hostilidad previa entre grupos. Esto llevó a explicar la
discriminación como un intento por mantener o alcanzar una identidad social positiva, la cual se basa en una
serie de comparaciones favorables entre el grupo al cual
se pertenece y otros grupos relevantes; así, cuando la
identidad social no es satisfactoria para el individuo, éste
puede abandonar su grupo y unirse a otro con mejor
identidad, y/o aumentar el valor de los atributos de su
grupo, junto a demeritar aquéllos de otros. Así, la discriminación, entendida como comportamientos preferen-
63
tes a miembros del grupo y hostiles a los ajenos, no es
más que un reflejo de la competencia social donde cada
grupo intenta sobresalir, ya sea mediante la comparación en nuevas dimensiones, modificando la ponderación de ciertos atributos, o simplemente cambiando
el grupo con el cual se compara. (Tajfel y Turner, 1986).
Por su parte, los modelos de contenido de estereotipos conciben la discriminación como el elemento
conductual del sesgo intergrupal que, además de los
componentes cognitivo (los estereotipos) y afectivo
(los prejuicios emocionales), explican el trato preferente hacia miembros del grupo y hostil a los ajenos.
Para estos modelos, los sesgos pueden variar cualitativamente dependiendo de los grupos y situaciones
concretas, las cuales pueden sincronizar los componentes
cognitivos, afectivos y conductuales del comportamiento social sesgado, siendo el componente afectivo (más
que el cognitivo) el que se relaciona en mayor medida
con el comportamiento. En otras palabras, las emociones
predicen mejor la discriminación que los estereotipos. El
objetivo de estos modelos es predecir el comportamiento
que tendrá un individuo hacia los miembros de determinados grupos. Existen dos dimensiones de percepción
social relevantes para el sujeto: la calidez (amabilidad,
entusiasmo, efusividad) y la competencia (capacidad,
aptitud, habilidad). Ambas dimensiones definen los estereotipos que el sujeto tiene de otros grupos: aquellos
percibidos como enemigos o competidores son estereotipados como poco cálidos; mientras que aquellos vistos
como aliados o colaboradores son estereotipados como
muy cálidos. Por otro lado, los grupos percibidos con un
estatus superior son estereotipados como muy competentes, en tanto que los grupos percibidos con un estatus inferior son estereotipados como poco competentes.
Pero el estereotipo no conduce directamente a la conducta discriminatoria, sino que la combinación de estereotipos es la que genera ciertas emociones, las cuales
a su vez determinan comportamientos discriminatorios,
que se distinguen por su sentido (pueden ser facilitadores
o de daño), e intensidad (activos o pasivos). Así, cuando
un grupo tiene los estereotipos de ser muy competente
y muy cálido, genera admiración, la cual induce en el
individuo facilidades activas (como ayuda o asistencia) y
pasivas (como la inclusión o tolerancia); cuando un grupo tiene los estereotipos de ser poco competente y poco
cálido, genera desprecio, lo cual lleva al sujeto a implementar daños activos (como violencia física o verbal) y
pasivos (como exclusión social o limitación de derechos).
Cuando en cambio los estereotipos son de muy competente y poco cálido, se genera envidia, llevando a facilidades pasivas en compañía de daño activo, debido a
encontrarse entre emociones de respeto y resentimiento.
64
Diversidad y desarrollo social
Finalmente, estereotipos de poco competente pero muy
cálido generan lástima conduciendo a facilidades activas
pero con daño pasivo, al conjuntarse emociones como la
compasión con la tristeza. (Cuddy, et al., 2007).
Por otro lado, la teoría del racismo aversivo, teorizada a partir de la discriminación racial pero aplicable a
cualquier tipo de discriminación por parte de un grupo
social dominante, analiza cómo los individuos discriminan de manera sutil, inadvertida e inconsciente; así,
los sujetos pueden presumir de una conciencia explícitamente igualitaria, pero desarrollar actitudes implícitamente racistas inconscientemente. A diferencia del
racismo tradicional (explícito y consciente), el racismo
aversivo no emerge en situaciones donde las normas
sociales rechazan claramente el comportamiento discriminatorio; no obstante, las creencias y los sentimientos negativos inconscientes que lo motivan permanecen. Por consiguiente, la discriminación se expresará
cuando las normas sociales sean débiles, difusas o ambiguas, y cuando, además, el sujeto que discrimina logre justificar o racionalizar su comportamiento por un
motivo distinto al racial. De este modo, el racista aversivo exhibe un comportamiento discriminatorio, pero
mantiene una imagen no discriminatoria de sí mismo
(Dovidio, Gaertner, Penner, Pearson y Norton, 2009).
Finalmente, la teoría de justificación del sistema
alude a la justificación como medio de legitimación
de una idea o comportamiento, y al estereotipo como
medio de categorización simplificada para efectuar
dicha justificación. A diferencia de la teoría de justificación individual (que afirma que los estereotipos
se construyen para proteger la posición y el comportamiento del sujeto) y de la teoría de justificación
grupal (que en cambio asevera que los estereotipos se
construyen para proteger el estatus o la conducta de
un grupo social), la teoría de justificación del sistema implica que los estereotipos se construyen con el
propósito de otorgar legitimidad al orden social predominante, incluso a expensas de intereses grupales
o individuales, sosteniendo las divisiones sociales que
provocan sistemas económicos, jerarquías de poder,
distribución de recursos o roles sociales, entre otros
factores. De este modo, todo sistema que promueva
la distinción de individuos en clases, roles o posiciones va acompañado por un conjunto de estereotipos,
los cuales son el conjunto de creencias extendidas sobre dichas distinciones. Según esta teoría, los grupos
sociales dominantes desarrollan un estereotipo mediante el cual se justifica su posición dominante, no
solamente por ellos, sino también por los grupos sociales no dominantes, quienes a su vez cargan con un
estereotipo en el cual asimilan su propia inferioridad
en relación con su posición o papel dentro del sistema
(Jost y Banaji, 1994).
A la luz de la exposición de esas cuatro teorías se
puede reflexionar lo siguiente: ¿cómo se explica la discriminación bidireccional, entendida como la discriminación de un grupo minoritario discriminado hacia
otras minorías? ¿Cómo se explica la discriminación hacia ellos mismos? La justificación del encuadre teórico
en estas cuatro explicaciones provenientes de la psicología social es que ninguna excluye la posibilidad de
que un grupo social discriminado, a su vez, discrimine
a otro; por el contrario, cada una brinda explicaciones
interesantes del fenómeno. Bajo la visión de la teoría
de la identidad social, por ejemplo, la discriminación
entre grupos obedece a la necesidad de construir una
identidad social positiva, necesidad que por nada es exclusiva del grupo dominante; de hecho, se podría afirmar —contraintuitivamente— que el grupo que más
discrimina es entonces quien se percibe con menor
estatus en la jerarquía social y que, por lo tanto, tiene
mayor necesidad de demeritar los atributos de grupos
ajenos, y exaltar los propios. Discriminar al propio grupo al cual se pertenece, por otro lado, podría entenderse como el deseo de disociar a ciertos sujetos que
no abonan a la construcción de una identidad social
positiva, o bien, a una intención latente de identificarse
con otro grupo con mejor identidad social.
Desde la visión de los modelos de contenido de los
estereotipos, un grupo social discrimina negativamente a otro mediante daño activo y pasivo, solamente por
desprecio, es decir, cuando lo percibe como enemigo o
competidor, y de bajo estatus. Por otro lado, puede discriminar a otro sólo por daño activo, debido a la envidia, es decir, cuando lo percibe como enemigo o competidor, pero de alto estatus. Finalmente, lo discrimina
a través de daño pasivo por causarle lástima, esto es,
cuando lo percibe como de estatus inferior, pero aliado
o colaborador. Sin embargo, la discriminación hacia
el propio grupo no tiene mucha lógica en esta visión,
pues implicaría que los estereotipos asumidos como
propios por un individuo causan desprecio, envidia o
compasión en otro sujeto con los mismos estereotipos,
a menos que al interior del grupo exista un alto grado
de competencia y/o un alto grado de variabilidad en
cuanto a estatus.
La teoría de racismo aversivo puede explicar la discriminación entre grupos con plena conciencia de los
efectos negativos de ser discriminados, y que se pronuncian abiertamente por la igualdad. Con la premisa
de que los comportamientos discriminatorios obedecen
a creencias o sentimientos negativos inconscientes, un
grupo social puede simultáneamente pugnar por la no
Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva...
discriminación, y a su vez discriminar de manera pasiva a una minoría, cuando las normas sociales son ambiguas y se puede justificar dicho comportamiento por
motivos distintos a la pertenencia a dicha minoría. El
comportamiento discriminatorio hacia el propio grupo
también tiene cabida, pues el hecho de pertenecer a
una minoría no implica que el sujeto no pueda desarrollar creencias o sentimientos negativos inconscientes
hacia ella.
Por último, la teoría de justificación del sistema explica la reproducción de prácticas de discriminación
entre un grupo dominante y un grupo dominado, gracias a que ambos asumen el estereotipo que les otorga
su lugar en el orden social. Pero ¿qué sucede si el grupo dominado no asume en primera instancia dicho
estereotipo de inferioridad? La propia lógica de la justificación del sistema lo llevaría a buscar otra minoría,
para fungir ahora un papel de grupo dominante sobre
la minoría seleccionada, perpetuando las prácticas
discriminatorias entre grupos sociales diversos que
se otorgan distintas posiciones sociales relativas. Por
otro lado, la discriminación hacia el mismo grupo de
pertenencia se encuentra implícita en la justificación
del sistema, ya que el grupo dominado, al adoptar su
estereotipo de inferioridad, asume su posición social
y la de quienes integran su minoría, discriminando
no tan sólo a otros sujetos de su propio grupo, sino
también a él mismo.
Marco metodológico
En esta sección se presenta el marco metodológico
para analizar la discriminación de la cual son objeto
minorías por su orientación sexual y que, a su vez, reproducen hacia otras minorías, incluyendo su propio
grupo. El objetivo consiste en identificar las distintas
formas de discriminación, exclusión y violencia de las
cuales son víctimas, y contrastar si esto se traduce en
una discriminación bidireccional hacia otras minorías
o incluso hacia ellos mismos. Los resultados serán analizados a la luz de las teorías expuestas en la sección
anterior, para identificar si existen elementos que justifiquen dicho comportamiento en función de la búsqueda de una identidad social positiva, del contenido de
los estereotipos de cada grupo, del racismo aversivo, o
de la justificación del sistema y del statu quo.
Utilizando un muestreo a conveniencia (166 individuos), se recolectaron datos mediante una encuesta
aplicada a asistentes en eventos organizados por la
comunidad LGBT en Acapulco. La primera aplicación se realizó entre el 25 y 28 de mayo de 2016 en
65
la Semana de la Diversidad Sexual, organizada por el
Comité Estatal de la Diversidad Sexual del Estado de
Guerrero. La segunda aplicación fue el 25 de junio
de 2016 en la Marcha del Orgullo Gay, organizada
por la Asociación de Homosexuales y Lesbianas del
Estado de Guerrero.
El instrumento de recolección utilizado contempló
un cuestionario que observaba características sociodemográficas básicas, además de reactivos que atendían
las distintas formas de discriminación, exclusión y violencia que viven las minorías por su orientación sexual.
El diseño de dicho instrumento siguió las directrices de
aquellos utilizados por el CONAPRED y el Consejo
para Prevenir la Discriminación, de la Ciudad de México (COPRED).
Para evaluar la confiabilidad del instrumento, se
calcularon los coeficientes alfa de Cronbach de dos
conjuntos de ítems. El primero, compuesto por 17 reactivos que captaban si el encuestado había sido víctima de distintas formas de discriminación, exclusión y
violencia, alcanzó un valor alfa de Cronbach de 0.81.
El segundo, que agrupaba cinco reactivos sobre la propensión de los entrevistados a discriminar a otras personas por ser gays, lesbianas, bisexuales, transgénero o
heterosexuales, obtuvo un valor alfa de Cronbach de
0.89. Siguiendo los parámetros de Hernández, Fernández y Baptista (2014: 208), los valores alfa calculados
apuntan a que el instrumento cuenta con una confiabilidad interna suficiente.
Los datos recabados fueron analizados con herramientas descriptivas básicas, como tablas de distribución de frecuencia, tablas de contingencia, representaciones gráficas, y medidas de tendencia central y de
dispersión. Por el tamaño reducido de la muestra, no
se contemplaron otras herramientas como pruebas de
hipótesis o coeficientes de correlación.
Resultados y discusión
Se inicia el análisis con una descripción de la distribución sociodemográfica de la muestra. De los 166 sujetos que la componen, 69% son hombres, mientras que
31% son mujeres; aunque cabe mencionar que en la
encuesta se preguntó el sexo al nacer y no la identidad
sexual actual. Las edades van desde los 13 hasta los
70 años, con un promedio de 27 años (desviación estándar de 9.5). El 48% reporta estar soltero, mientras que
el resto se distribuye entre vivir en unión libre con alguien (12%), en un noviazgo o relación estable (16%),
estar saliendo con alguien (11%), estar separado (7%)
y casado (6%).
66
Diversidad y desarrollo social
En la encuesta se pidió al individuo que mencionara
su orientación sexual. En la gráfica 7.1 se muestran las
identidades sexuales reportadas; sin embargo, cabe aclarar que las categorías transexual, transgénero y travesti
fueron agregadas, no porque se les considere equivalen-
tes, sino por la escasa cantidad de observaciones que se
obtuvieron de cada una de ellas por separado. Poco más
de la mitad de la muestra corresponde a gays, y en menor proporción le siguen lesbianas y bisexuales; por otro
lado, la presencia de heterosexuales fue mínima.
Gráfica 7.1 Identidad sexual. (Usted se identifica sexualmente como...)
18.7
Lesbiana
Gay
54.2
Bisexual
12.7
Transexual/Transgénero/Travesti
Heterosexual
10.2
3.0
Fuente: Elaboración propia con datos del trabajo de campo. Datos porcentuales respecto del total de la muestra.
La gráfica 7.2 concentra las distintas formas de discriminación, exclusión y violencia que han sufrido los
encuestados. Las tres formas con mayor incidencia corresponden a tipos de discriminación, la cual es perpetrada predominantemente en la calle, por amigos o
vecinos, o bien, por la policía y la fuerza pública. En
cuarto lugar, aparece la agresión física. Por otra parte,
las expresiones con menor incidencia recaen en discriminación de tipo laboral, por parte del sector público
y, finalmente, por el sector comercial.
Gráfica 7.2 Formas de discriminación, exclusión y violencia de las que ha sido víctima
Ha sido discriminado en la calle
56.6
Ha sido discriminado por amigos o vecinos
42.2
Ha sido discriminado por la policía y fuerza pública
41.6
Le han golpeado
Ha sido discriminado por profesores o alumnos
de la escuela
Ha sido discriminado por vigilantes y personal
de seguridad
Ha sido excluido de algún grupo religioso
41.0
36.1
33.1
31.9
Se le ha impedido donar sangre
21.1
Ha sido excluido de la familia
21.1
Le han negado el acceso a la justicia
o le han puesto trabas
19.3
Ha sido mal atendido por los servicios de salud
15.7
No ha sido contratado, o ha sido despedido
de su trabajo
15.1
Ha sido discriminado por entidades públicas locales
12.0
Le prohibieron la entrada o permanencia
en algún lugar de comercio
12.0
Fuente: Elaboración propia con datos del trabajo de campo. Datos porcentuales no acumulativos respecto del total de la muestra.
Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva...
67
mientras que poco más de 50% refiere haber sufrido tres formas o menos, y hasta ocho formas; el acumulado es de 88%. En general, de las 14 formas de
discriminación, exclusión y violencia, los encuestados
fueron víctimas en promedio de cuatro de ellas (desviación estándar de 3.4).
Para profundizar en el análisis de la prevalencia de
victimización, en la gráfica 7.3 se muestra el número
de actos de los que han sido víctima los encuestados.
Se puede apreciar que la frecuencia de ocurrencia se
carga hacia la izquierda, con casi 20% de los encuestados que refiere no haber sido víctima de ninguna;
Gráfica 7.3 Número de actos de discriminación, exclusión y violencia de las que ha sido víctima
19.88
13.25
10.24
9.64
8.43
8.43
7.83
6.02
5.42
4.22
2.41 2.41
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
0.6
0.6
0.6
12
13
14
Fuente: Elaboración propia con datos del trabajo de campo. Datos porcentuales respecto del total de la muestra.
Si bien al considerar al total de encuestados se encuentra que han sido víctimas en promedio de cuatro
actos de discriminación, exclusión y violencia, la prevalencia es muy distinta cuando se observa a cada minoría
en particular. Mientras que las lesbianas reportan sufrir en promedio 4.2 actos y los gays 3.9, los bisexuales
en cambio sólo sufren en promedio 2.1. Asimismo, el
grupo de transexuales, transgénero y travestis resulta ser
el de mayor incidencia al registrar un promedio de 7.6.
Lo anterior indica que las minorías por preferencia sexual cuentan con una tasa de victimización diferenciada
en términos de discriminación, exclusión y violencia, lo
cual podría a su vez inducir distintos patrones de discriminación bidireccional entre ellos. Es decir, si el haber
sido víctima de alguno de estos actos induce a su vez una
mayor propensión a discriminar a otras minorías, se espera entonces que el grupo de transexuales, transgénero
y travestis sea el que discrimine más a otras minorías.
Para determinar si estos individuos que son discriminados a su vez discriminan a otras minorías, se preguntó
a los encuestados si habían discriminado por sus tendencias a otros individuos con orientaciones sexuales no convencionales, o bien a heterosexuales. En la gráfica 7.4 se
muestra que el grupo más discriminado por los encuestados fueron los gays, seguidos muy de cerca por heterosexuales y en tercer lugar el conjunto transexual-transgénero-travesti. Los bisexuales y las lesbianas resultaron ser
los menos discriminados por los encuestados.
Gráfica 7.4 Discriminación hacia subgrupos LGBT y heterosexuales. ( ¿Usted ha discriminado por sus tendencias a…? )
Lesbianas
15.1
Gays
Bisexuales
23.5
18.1
Transexual/Transgénero/Travesti
Heterosexuales
Fuente: Elaboración propia con datos del trabajo de campo. Datos porcentuales no acumulativos respecto del total de la muestra.
21.7
22.9
68
Diversidad y desarrollo social
La inquietud inmediata al resultado anterior es
cómo se distribuye dicha discriminación entre los grupos estudiados. En la gráfica 7.5 se muestra la discriminación desagregada que dirige cada grupo analizado hacia los propios grupos LGBT y heterosexuales.
El primer conjunto de barras, por lo tanto, representa
el porcentaje de lesbianas que reporta haber discriminado a otras lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros,
transexuales y travestis, y a heterosexuales. El segundo
conjunto de barras corresponde, en cambio, a la proporción de gays que reportaron haber discriminado a
los grupos anteriormente enlistados. El tercer conjunto
pertenece a la medición en bisexuales; y el cuarto, al
agregado transexuales-transgénero-travestis. No fue
incluida la distribución de discriminación hacia subgrupos por parte de los heterosexuales, por el reducido
número de observaciones
Gráfica 7.5 Discriminación hacia subgrupos LGBT y heterosexuales (por subgrupo de origen)
50
40
30
20
10
0
%L
G%
%B
%T
6.5
18.5
9.5
23.5
12.9
26.7
19.0
41.2
6.5
20.0
14.3
41.2
Transexual/Transgénero/Travesti
12.9
25.6
14.3
29.4
Heterosexuales
19.4
23.3
14.3
47.1
Lesbianas
Gays
Bisexuales
Fuente: Elaboración propia con datos del trabajo de campo. Datos porcentuales no acumulativos respecto del total de cada subgrupo.
Existen diversos elementos a destacar en el gráfico
anterior. En primer lugar, el conjunto transexual, transgénero y travesti destaca por ser el que más discrimina
a otros individuos por sus preferencias sexuales; en dicho subgrupo, destaca la discriminación dirigida hacia
los heterosexuales en primer lugar, seguida de la discriminación hacia gays y bisexuales. Este hallazgo no
puede disociarse de que son precisamente ellos quienes sufren con mayor frecuencia las distintas formas
de discriminación, exclusión y violencia. De hecho, al
revisar puntualmente sus cifras, más de la mitad de los
encuestados de dicho grupo reportó haber sido víctima
en diez de las catorce formas enlistadas. Sin embargo,
también puede notarse que la frecuencia de discriminación por parte de las lesbianas hacia otros individuos
por su orientación sexual es notablemente menor que
la de los gays, siendo que ambos grupos tienen una
victimización por discriminación, exclusión y violencia
similar. Por consiguiente, la incidencia de dicha victimización sobre la propensión a discriminar no es clara.
Por otro lado, los transexuales, transgéneros y travestis también destacan en la discriminación hacia individuos del grupo al cual se pertenece, con una tasa de
29%, aunque cabe recordar que este grupo es un agregado, por lo que no necesariamente implica que se esté
discriminando a individuos con la misma orientación; le
Capítulo 7 Discriminación bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva...
siguen los gays, con una tasa de 27%, los bisexuales con
19% y, en último lugar, las lesbianas, con 6.5 por ciento.
Tales hallazgos generan algunas cuestiones pertinentes como ¿por qué un grupo discrimina más que
otros? ¿Y por qué un individuo habría de discriminar a
otros del mismo grupo? La discusión de estas preguntas retoma las cuatro teorías de relaciones intergrupales
expuestas en la revisión de la literatura.
Desde la perspectiva de la teoría de la identidad
social, el grupo compuesto por transexuales, transgéneros y travestis pudiera tener la mayor prevalencia
de discriminación por el hecho de percibirse como la
minoría sexual con peor identidad social. Con esa misma lógica, las lesbianas se percibirían en cambio como
las de mejor identidad. Por otro lado, si se considera
a los heterosexuales como el grupo social dominante,
tiene sentido que las lesbianas lo tomen como grupo de
comparación y, por lo tanto, sean a ellos a quienes más
discriminen. Sin embargo, el hecho de que los transexuales, transgénero y travestis discriminen más a los
heterosexuales que a cualquier otra orientación sexual
pudiera obedecer a que a dicho grupo le adjudican la
responsabilidad de su elevada victimización. En cuanto
a los gays, el hecho de que lideren la discriminación hacia sí mismos puede obedecer a la presencia de ciertos
sujetos que no abonen a la construcción de una identidad social positiva para dicho grupo, por lo que se
intente relegarlos a otro tipo de expresiones peyorativas
de representación de la homosexualidad en hombres
(véase Laguarda, 2007; Lozano, 2009).
Según el modelo de contenido de los estereotipos, la
discriminación entre grupos por su orientación sexual
puede asociarse al papel de enemigo o aliado para la
causa de los grupos. Si se considera como aliado a la minoría a la que menos se discrimina, y como enemigo a la
que más se discrimina, las lesbianas tendrían como aliados a los bisexuales y a sí mismas, y a los heterosexuales
como enemigos. Los gays tendrían como aliados a las
lesbianas, y como principales enemigos a sí mismos. Los
69
bisexuales tendrían como aliados a las lesbianas y como
enemigos a los gays. Y finalmente, los transexuales,
transgéneros y travestis tendrían como aliados a las lesbianas, y a los heterosexuales como enemigos. Por otro
lado, la elevada discriminación hacia individuos del mismo grupo, como el caso de transgéneros, transexuales y
travestis, y de los gays, apuntaría a una variabilidad de
estatus muy marcada al interior de los grupos.
En la teoría del racismo aversivo se presenta la lectura más interesante pues, en efecto, aunque todos los
grupos observados deberían coincidir en un discurso de
igualdad y no discriminación, ellos mismos reportan discriminar a otras personas por su orientación sexual. Un
aspecto relevante, pero fuera del alcance de este estudio,
sería la manera como justifican este comportamiento
contradictorio pues, predice la teoría del racismo aversivo, estarán en condiciones de discriminar a personas por
su orientación sexual, siempre y cuando puedan racionalizar la conducta por motivos distintos a la orientación
sexual de quienes discriminan. El principal candidato,
ya se ha visto, es sufrir a causa de ellos discriminación,
exclusión y violencia; pero esto solamente justificaría al
grupo de transexuales, transgéneros y travestis.
Por último, la teoría de justificación del sistema sugiere un ordenamiento de los distintos grupos de orientación sexual en función de los estereotipos de superioridad e inferioridad que la sociedad ha construido,
y que pueden aproximarse a través de la prevalencia
de formas de discriminación, exclusión y violencia de
las que son víctimas. Así, tomando a los heterosexuales
como grupo dominante, le seguiría en un segundo lugar de la posición social los bisexuales; en tercer lugar,
los gays; en cuarto lugar, las lesbianas; y en quinto, los
transexuales, transgéneros y travestis. De estos grupos,
son los últimos quienes menos asimilan su estereotipo
de inferioridad y, por lo tanto, discriminan más al resto de los grupos. Le siguen los gays, los bisexuales y
al final las lesbianas, como quienes mejor asimilan su
estereotipo de posición en el orden social.
Conclusiones
Los resultados de este estudio refuerzan la afirmación
de que los miembros de un grupo social minoritario
discriminado también son proclives a discriminar a
otras minorías, e incluso a sí mismos. En el caso de las
lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros y
travestis en Acapulco, las distintas teorías de relaciones
intergrupales, procedentes de la psicología social, explican de manera alternativa los patrones de discriminación bidireccional observados, los cuales son motivados
por cuestiones de identidad social de los grupos, por relaciones antagónicas o colaborativas entre ellos, por
la prevalencia de actos de discriminación, exclusión y
violencia entre sus miembros, o por el estereotipo de
superioridad o inferioridad que les asigna la estructura
social y que deciden revertir a través de la discriminación hacia otras minorías sexuales.
Se sugiere que estudios posteriores continúen con
el análisis descriptivo de la discriminación bidireccio-
70
Diversidad y desarrollo social
nal en otros grupos sociales, delimitados por criterios
distintos de la orientación sexual, como serían clase
social, condiciones étnicas o grupos de edad, entre
otros. De igual modo, se recomienda profundizar en
el análisis de la discriminación bidireccional entre los
distintos grupos de orientaciones sexuales, con la finalidad de comprobar si las explicaciones derivadas de
las teorías de relaciones intergrupales se sostienen y,
en todo caso, buscar evidencia de naturaleza correlacional y explicativa.
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Saltillo, Coahuila de Zaragoza a 19 de enero de 2018
Jorge Luis Triana Sánchez
Javiera Donoso Jiménez
Estimados autores:
Por medio de la presente les envío un cordial saludo y les notifico que su texto “Discriminación
bidireccional en la comunidad LGBT en Acapulco, desde la perspectiva de la psicología social” ha sido
dictaminado por nuestros pares académicos como ACEPTADO CON RECOMENDACIONES para formar parte
del libro “Diversidades y desarrollo social”, cuya convocatoria fue realizada por el cuerpo académico
“Comunicación, Diversidad y Desarrollo Social” (UCOAH-CA-87) de la Universidad Autónoma de Coahuila y
que será publicado en 2018 en una co-edición entre la UAdeC y la editorial Pearson de México.
Le solicitamos se sirvan enviar antes del 28 de febrero de 2018 el documento incorporando las
sugerencias y en caso de que hubiera citas a su propia obra que ahora sean incorporadas al texto.
Dictamen: Buen capítulo, sólo hace falta que se agregue un párrafo introductorio además del resumen.
También se pide a los autores que especifiquen datos sobre las pruebas de confiabilidad realizadas al
instrumento. Revisar cuestiones de estilo, ya que hay algunos párrafos de un solo enunciado cuya idea debe
ser extendida.
Agradecemos su valiosa aportación para este libro que busca contribuir al avance de las ciencias
sociales y a través del conocimiento el mejoramiento de las condiciones de vida de nuestras sociedades. Sin
otro particular, quedo a sus órdenes para cualquier información adicional al respecto.
Atentamente
“En el Bien Fincamos el Saber”
Dr. Miguel Sánchez Maldonado
miguelsanchez@uadec.edu.mx
Coordinador de obra
Carretera a Zacatecas Km. 3, Col. Villas de San Lorenzo, Saltillo, Coahuila de Zaragoza, México, C.P. 25092, A.P. 112-C
Teléfonos: (844) 417 9717 y (844) 417 0062