El Museo Arqueológico
Municipal de Burriana
El Museo Arqueológico
Municipal de Burriana
José Manuel Melchor Monserrat
Museo Arqueológico de Burriana
Josep Benedito Nuez
Universitat Jaume I de Castelló
©
Del texto: José Manuel Melchor Monserrat; Josep Benedito Nuez
De las fotografías sin procedencia: Archivo Museo Arqueológico de Burriana
De las fotos de las piezas del museo: José Miguel Valdeolivas
Del diseño de la cubierta: Arcana Comunicación
Cubierta: Anagrama del museo entre los años 1967 y 2005
Edita:
Servicio de Publicaciones,
Diputación de Castellón
Av. La Vall d’Uixó, 25. 12004 Castellón
Ajuntament de Borriana
Plaza Mayor, 1. 12530 Borriana
Imprime: Tecnigraf SA – www.tecnigraf.com
DL: CS 1022-2018
En ocasiones, cuando contemplamos una obra humana, fruto del esfuerzo
colectivo, nos preguntamos por las vicisitudes de su pasado. En el caso
de los museos, además, cada pieza que se expone oculta su propia historia que escapa al observador circunstancial. El resultado de cada visita
es una experiencia única, porque cada persona interpreta la muestra de
acuerdo con su bagaje cultural y con los sentimientos que le despiertan
los objetos expuestos.
En la obra que el lector tiene en sus manos se condensa la historia del
Museo Arqueológico de Burriana y con ella, la peripecia de un espacio
museístico concebido para transmitir las formas de vida de nuestros
ancestros. La trayectoria del museo se explica mediante el impulso de
sus promotores, de quienes trabajaron con denuedo e ilusión contra las
dificultades para dotar a Burriana de una infraestructura cultural con personalidad propia.
El trabajo de Jose Manuel Melchor y Josep Benedito deviene en un relato
pormenorizado que se detiene en cada hito, desde las primeras colecciones recogidas a finales del siglo xix hasta el contenido de las cuatro salas
del museo actual, sin olvidar sus fondos y sus yacimientos arqueológicos.
Las piezas más destacadas de la exposición son protagonistas de la parte
final, una completa guía de visita repleta de detalles que harán las delicias
del lector y le invitarán a no perder detalle: cada descripción es acompañada de imágenes y referencias bibliográficas que enriquecen las fichas.
En suma, en las páginas que siguen se dan la mano el ayer del museo y
su presente, en forma de una magnífica carta de presentación destinada a
todas las personas interesadas en los primeros vestigios de la historia de
la Humanidad. La publicación de la obra supone, por lo demás, una invitación implícita a conocer en primera persona los tesoros que custodia el
Museo Arqueológico de Burriana.
Javier Moliner Gargallo
Presidente de la Excma. Diputación de Castellón
El Museu Arqueològic de Borriana es uno de los referentes más destacados en la conservación y restauración del patrimonio histórico en la provincia de Castellón, ya que cuenta con una trayectoria consolidada en el
tiempo desde su apertura en el año 1967. Nacido de una larga tradición
museística, que ya cumple más de un siglo, a lo largo de toda su historia el
museo se ha convertido en un vínculo esencial en la relación entre la sociedad burrianense y su patrimonio, tanto arqueológico como histórico-artístico
y, desde un principio, los vecinos y vecinas de Borriana tuvieron conciencia de su importante legado y de la necesidad de salvaguardarlo. En un
inicio desde el coleccionismo, y más adelante con la implicación e interés
del Ayuntamiento, que dio los primeros pasos en la creación de un museo
hace ya más de noventa años, y su consolidación como institución hace
más de medio siglo. Una historia que solo tiene equivalente en la provincia
con el Museo de Bellas Artes de Castelló.
A lo largo de estas últimas décadas, el Museu Arqueològic de Borriana ha
realizado varios cambios en su emplazamiento y en su exposición permanente, siempre con el objetivo de ampliar sus instalaciones y adaptarlo a
unas nuevas necesidades, más actuales y con más espacio en sus salas.
Aunque ha sido en los últimos años cuando se ha apostado decididamente
por adaptar el museo a las nuevas tecnologías y abrirlo de forma importante a la sociedad, mediante actividades, visitas, exposiciones y participaciones en foros especializados de carácter nacional e internacional. Se
ha diseñado una nueva concepción de la exposición permanente adaptándola a los nuevos criterios museológicos y de linealidad cronológica y síntesis conceptual para dotar a la muestra de unos criterios adaptados a las
nuevas investigaciones y comprensible y asumible por todos los visitantes,
tanto los que son especialistas como para el público en general.
Esta apertura hacia los ciudadanos, hacia el gran público, es la meta hacia
la cual va encaminada todo el trabajo en pro de la recuperación y conservación de nuestro patrimonio arqueológico. ¿Qué aporta una investigación o un nuevo descubrimiento sobre, por ejemplo, una pieza de nuestro
museo sin que ese conocimiento sea trasladado a la sociedad? Evidentemente, nada. Por eso con publicaciones como las que aquí presentamos
queremos difundir y dar a conocer nuestro museo y en extensión todo
el patrimonio que en él se guarda y conserva para que llegue al máximo público posible y que esas personas nos visiten y se interesen por su
museo, por pasado, por su presente y por su futuro.
Para aumentar el conocimiento de la institución, del museo como entidad
abierta y adaptada a la sociedad actual a la cual va dirigida y para ser una
potente herramienta de difusión cultural, la función social del museo es
esencial para la divulgación del patrimonio. La participación del museo en
actividades dirigidas a los centros educativos de nuestra ciudad amplía su
carácter como entidad divulgadora a educador sobre el Patrimonio Cultural en general, ya sea arqueológico, inmueble, material o inmaterial. En
definitiva, el museo entendido como un portador de un valor cultural holístico y transversal que permita al conjunto de la sociedad, y en especial a
los más jóvenes, el conocimiento de nuestro pasado mediante el respeto,
la conservación, la sensibilización en la difusión de un legado y la divulgación de unos elementos patrimoniales que conocen y que reconocen
como suyos, aspectos que serán beneficiosos para nuestro presente y,
evidentemente, para nuestro futuro.
El año 2017 se cumplieron los 50 años de la apertura de esta institución en
las salas del antiguo Ayuntamiento, y dentro de las diferentes actividades
que se llevaron a cabo para celebrar la efemérides, se propuso la publicación de un catálogo de las principales piezas expuesta en el museo. Esta
edición se convertirá en la publicación más importante de este estilo que
jamás se ha realizado en la historia del Museu Arqueològic de Borriana, y
esperamos que sea de gran utilidad para todos los interesados en el mayor
conocimiento de las piezas que custodia y conserva nuestro museo. Para
ello se contó con la colaboración de autores que han pasado por el museo,
y que son los que mejor conocen la actualidad arqueológica y museística
de Borriana.
Es nuestro deseo que esta publicación marque un antes y un después en
la historia del museo, que sirva para que de las piezas que allí se exponen,
y también las que se guardan en los depósitos, se tenga un amplio conocimiento por parte de los ciudadanos, con el objetivo de que pronto surja la
necesidad de un nuevo catálogo. Catálogo que será una señal inequívoca
de la proyección y evolución de nuestro museo hacia metas más amplias.
Vicent Granel Cabedo
Magnífic Ajuntament de Borriana
ÍNDICE
LA HISTORIA DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE BURRIANA
............
13
LAS COLECCIONES Y LA ARQUEOLOGÍA DE PRINCIPIOS
DEL SIGLO XIX ................................................................................................................
13
EL PRIMER MUSEO EN LAS ESCUELAS GRADUADAS DE
BURRIANA .........................................................................................................................
26
LA GESTACIÓN DE LA RECUPERACIÓN DEL MUSEO
EN LA DÉCADA 1960 ..................................................................................................
27
DESDE LA APERTURA DEL MUSEO HASTA SU AMPLIACIÓN
(1967-1991) ........................................................................................................................
29
LA SEDE DEL CENTRO MUNICIPAL DE CULTURA ENTRE 1991
Y 2005 ...................................................................................................................................
31
LA MUSEOGRAFÍA ACTUAL DEL CENTRO (2005-2011)
......................
33
Sala I
..............................................................................................................................
34
Sala II
.............................................................................................................................
36
Sala III
............................................................................................................................
37
Sala IV
...........................................................................................................................
38
LOS FONDOS DEL MUSEO
....................................................................................
43
EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE BURRIANA: PANORAMA Y
PERSPECTIVAS ACTUALES ...................................................................................
44
LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS REPRESENTADOS
EN EL MUSEO .................................................................................................................
48
LAS PIEZAS MÁS DESTACADAS DE LA EXPOSICIÓN
PERMANENTE ..........................................................................................................................
51
BIBLIOGRAFÍA
.....................................................................................................................
165
LA HISTORIA DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE BURRIANA
LAS COLECCIONES Y LA ARQUEOLOGÍA DE PRINCIPIOS DEL
SIGLO XIX
Las primeras noticias escritas que se conservan sobre la formación de
colecciones de objetos arqueológicos en la ciudad de Burriana hay que
buscarlas en el siglo xix. Josep Corell (1991, 1997), eminente filólogo y epigrafista, menciona que fueron los cronistas quienes en sus primeros relatos
describieron el hallazgo de inscripciones y lápidas romanas en Burriana.
Sabemos que en esta centuria se había iniciado en España una gran afición
al coleccionismo de monedas y que desde el siglo xviii creció el interés por
reunir antigüedades a raíz de los diferentes viajes a Roma y algunas de las
ciudades vesubianas que realizó la burguesía española. Pero el gran impulsor de la arqueología fue Carlos III, conocido como el rey arqueólogo. En
efecto, este monarca fue formado por su madre, Isabel de Farnesio, en el
gusto por las antigüedades, y a él debemos el descubrimiento y las primeras excavaciones en las ciudades italianas de Pompeya, Herculano y Stabia, porque como Carlos VII de Nápoles y mecenas regio, llegó a patrocinar,
sufragar e impulsar este tipo de trabajos por todos los territorios de la Corona Española. Bajo su reinado se inició también el estudio de la ciudad romana de Italica, en Santiponce (Sevilla) y de algunos yacimientos americanos.
Respecto a las primeras referencias que se tienen sobre la noción de propiedad del legado histórico, y por tanto el respeto a la formación de colecciones, estas aparecen en el siglo xix, sobre todo en el seno del proceso de las
desamortizaciones y la gestación de los primeros museos provinciales. De
acuerdo con lo expresado, la colección artística de la Diputación Provincial
de Castellón y variados depósitos de particulares inicialmente formaron los
fondos del Museo Provincial de Bellas Artes de Castellón, que había sido
creado en el año 1845. Un museo cuya sede ha estado expuesta a varios
cambios, el exconvento de Santa Clara, el instituto Francisco Ribalta, el
antiguo jardín botánico en la avenida Hermanos Bou, el Hospital Provincial,
el Palacio Provincial de la Diputación, un caserón del siglo xviii de la calle
Caballeros y últimamente, desde enero de 2001, en un nuevo edificio y
quizá ya definitivo de la avenida Hermanos Bou.
La importancia de los restos arqueológicos que se desenterraron en estos
momentos fue tan grande que la conservación y estudio de estos hallazgos se consideró una parte primordial antes de recuperar otros descubrimientos. Para solucionar este rompecabezas, la Real Academia de la
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Historia en 1802 tuvo que elaborar la «Instrucción formada por la Real Academia de la Historia sobre el modo de recoger y conservar los monumentos
antiguos descubiertos o que se descubran en el reino» (Abascal y otros,
2009). En la provincia de Castellón, en 1851 se halló una lámina de plomo
con inscripción ibérica en el Pujol de Gasset, yacimiento localizado en la
zona pantanosa de la costa de Castellón. Fue la primera inscripción encontrada en España sobre plomo, pero hasta 1868 no ingresaría en el recién
creado Museo Arqueológico Nacional de Madrid (Oliver Foix, 2005). En otra
localidad castellonense, Alcalà de Xivert, los trabajos arqueológicos se iniciaron en 1827, mientras que en Les Coves de Vinromà un poco más tarde,
en el año 1850.1 El historiador saguntino y cronista oficial Antonio Chabret,
cuando publicó su Historia de Sagunto en 1888 había ya redactado un trabajo sobre las vías romanas de Castellón, que sin embargo acabaría publicándose de forma póstuma (Chabret, 1978). En la Séquia de l’Obra, en la
zona costera de Castellón de la Plana, tuvieron lugar otros descubrimientos
en el año 1878 (Almarche, 1918), el miliario romano de Borriol apareció en
1888,2 los estudios de las inscripciones latinas de Jérica se llevaron a cabo
en 1852 y 1883 (Valcárcel, 1852; Ferrer Julve, 1883), junto a otros hallazgos
realizados en Castellón de la Plana y Nules ese mismo año. En 1917 el inspector de enseñanza Juan José Senent Ibáñez descubrió en la Galeria de
Dalt de la localidad de Xiva de Morella un conjunto de pinturas rupestres
de estilo Levantino. También ese mismo año, el pastor de Tírig Albert Roda
descubrió las pinturas rupestres de la Cova dels Cavalls, en el Barranc de
la Valltorta, hecho que situaría a la provincia de Castellón como centro de
interés en los estudios de arte rupestre; mientras que en el término de Vilareal, en los terrenos de Vila Filomena, se desenterraron los excepcionales
restos de un poblado y necrópolis de llanura en silos con material campaniforme; sin embargo, a pesar de que se conocía el emplazamiento exacto
las excavaciones no se emprendieron hasta 1922. Aquella intervención fue
impulsada por el abogado Juan Bautista Nebot, pero su desacierto motivó
que la recién creada Sociedad Castellonense de Cultura propusiera a uno
de sus miembros, el geólogo castellonense Vicente Sos Baynat, como responsable de los trabajos (Sos Baynat, 1922). Vicente Sos el día 2 de septiembre visitó por primera vez las excavaciones, sus impresiones aparecieron en el Heraldo de Castellón del día 5. Después estuvieron el cronista de
Vila-real, mosén Benito Traver, y el corresponsal de Provincia Nueva, el Sr.
1
Archivo de la Real Academia de la Historia, legajos CACS/9/3929/01 y CACS/9/7950/01
respectivamente.
2
Archivo de la Real Academia de la Historia, legajo CACS/9/7950/02.
14
Pesudo, que publicaron la noticia en la prensa diaria de la ciudad. También
se escribieron varias notas en los diarios de Valencia y Barcelona. Visitaron
el yacimiento personajes destacados de la época, entre ellos el Dr. Mollà,
catedrático de la Universidad de Madrid; el Dr. Tuixans, de Vila-real, que
como corresponsal transmitió la noticia al Centro de Cultura Valenciana.
Posteriormente reconocieron los trabajos Joaquín Peris de Burriana y, procedente de Valencia, el catedrático de la Universidad Beltrán Bigorra. Entre
otros prehistoriadores, en 1923 examinaron los restos Pere Bosch Gimpera,
catedrático de Historia Antigua de la Universitat de Barcelona y una de las
personalidades científicas catalanas más conocidas, lo que en palabras de
F. Esteve (1992) significaría un nuevo espaldarazo al desarrollo de la arqueología castellonense. Un año más tarde publicó un artículo con los datos
obtenidos en los yacimientos de la provincia de Castellón (Bosch, 1924).
Pascual Meneu, catedrático de hebreo y árabe, desde 1887 fue colaborador en la revista de ciencias históricas editada en Dénia El Archivo, publicación semanal de 8 páginas que, dirigida por Roque Chabás Llorens
desde el 6 de mayo de 1886, reunía un interesante viso arqueológico en
alguno de sus artículos. En la introducción del primer número de la revista
Roque Chabás exponía cuáles eran sus intenciones: «Recoger la historia escondida en nuestros archivos o en manos de los aficionados, dar a
conocer los descubrimientos modernos de arqueología y numismática y
al mismo tiempo amenizar estos estudios con las flores de la literatura»
(sic). En la sección de Relaciones del tomo iii de la revista, que abordaba
la actualidad del momento, Meneu describió de forma meticulosa como,
siendo niño, salió a la luz una necrópolis mientras su padre realizaba los
trabajos de desfonde de una parcela en Betxí (Meneu, 1888). Meneu mantenía una excelente relación de amistad con los burrianenses Joaquín y
Manuel Peris (García, 1914; Meneu, 1914), y realizaría en Betxí algunas
excavaciones a fines de este siglo (Meneu, 1901).
El presbítero de Vila-real mosén Benito Traver García, como se ha mencionado cronista de la ciudad, archivero de la parroquia arciprestal y académico del Centro de Cultura Valenciana, aunque aquí en calidad de miembro
de la Comisión Provincial de Monumentos de Castellón, propuso realizar
las primeras investigaciones arqueológicas en el término de Burriana, concretamente en la zona del puente de Vila-real. Así consta en el acta de la
reunión del 30 de octubre de 1924.3 En estos acuerdos no se reflejaban
3
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Archivo Biblioteca. Legajo Comisión Provincial de Monumentos de Castellón - años 1910-1935. Signatura 4-58-15.
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los resultados de los trabajos, sin embargo, sí aparece mencionada una
excavación arqueológica que se realizó el año 1925 en el yacimiento de
Vinarragell por un amigo suyo, Juan Nebot. Esta es la primera referencia
concreta a la aparición de restos arqueológicos en Burriana, básicamente
de materiales musulmanes (Traver, 1926).
El abogado Vicente Forner Tichell publicó un libro sobre la familia Viciana y la relación que esta mantenía con la localidad de Burriana, en un
momento en que ya contaba con una dilatada trayectoria en el campo de
la arqueología. F. Roca (1932) menciona en uno de sus escritos que dejó
redactadas dos obras inéditas que trataban sobre la ubicación de los yacimientos ibéricos y los primeros pobladores de Burriana. Quizá se refería al
poblado de Vinarragell, que finalmente se publicaría a título póstumo, pero
que pudo redactarse en la década de 1920 (Forner, 1933), coincidiendo
quizá con los trabajos de Benito Traver. Tanto Vicente Forner (1933) como
Benito Traver (1926) vinculan Vinarragell a la alquería medieval de Ceca o
Villa Seca. Como sugiere Sánchez Adell (2002) es probable que, debido al
carácter reservado de Forner y a su edad avanzada, Benito Traver pudo
destacar más en esta faceta arqueológica. Por su parte, la referencia a la
quema de documentación histórica en Burriana puede hacer referencia
a Forner, y no a Joaquín Peris y Fuentes como insinúa Norberto Mesado
(2000). La noticia apareció en el Heraldo de Castellón el día 19 de marzo
del año 1926, cuando había salido a la luz el trabajo de Benito Traver,
mientras que dos años antes de su fallecimiento se había quedado olvidado el trabajo de Forner sobre Vinarragell. El texto lo firmó Sansón Carrasco, por esas fechas corresponsal del Heraldo de Castellón en Burriana,
que entonces publicaba sus noticias agrupadas en una sección llamada
«Periódico de Burriana»:
He visto quemar un sin numero de documentos históricos y reducir a pavesas
todo un ciclo de estudios y una cátedra de acotaciones curiosísimas por su
antigüedad y su verismo. He contemplado las cenizas de todo este tesoro
recopilado por un respetable amigo durante años y años y he sentido dolor en
el alma al ver consumirse entre llamaradas de fuego pergaminos valiosos donde se estampaban pragmáticas y leyes de nuestros gloriosos antepasados.
La pira histórica ha devorado en un par de horas todo un caudal de desvelos
y observaciones hechos con el sano interés de poder desentrañar un poco del
arcano de los que nos precedieron en la vida. A veces las lenguas de fuego
lamían cariñosamente los pergaminos escritos y los documentos, queriendo
16
Figura 1. Foto
de materiales de
Cabanes de la
colección de J.
Peris, realizada por
P. Bosch (1923).
sin duda retardar sus efectos para ver de salvarlos, pero la paleta empuñada
por el amigo y dueño de aquella cultura hecha cenizas, removía sin cesar la
fogata para que el sacrificio fuera más eficaz.
Y las cenizas de ese tesoro de historia regional que patentizaba una gestión
cuanto más anónima más importante de desmenuzamiento jurista y estadística real, encerrarán el secreto de aquellos papeles que un día fueron luz
reveladora de sabias sanciones y curiosa recordación de hechos que llenaron
páginas de la leyenda mundo.
Las cenizas de un tesoro S. C.
El abogado Joaquín Peris y Fuentes nació en Burriana en 1854 y falleció
en esta misma ciudad en 1939. Fue alcalde republicano e importante terrateniente de la localidad (Mesado, 2000). F. Roca lo define como «notable
arqueólogo que invirtió gran parte de su fortuna y de su vida en investigaciones históricas y excavaciones, tanto en Burriana como en otros términos»
(Roca, 1933). Gran amante de los libros, su biblioteca y la de su pariente
Manuel Peris aparecían en la guía comercial Tiris de Burriana del año 1931
como «Bibliotecas Particulares», y eran objeto de constantes visitas, como
por ejemplo de la asociación Lo Rat Penat en 1911 (Sarthou, 1911). Gracias
a la donación que realizó Manuel Corell en el año 1986, conocemos su interés por la cultura; en sus escritos mezcla proverbios, temas de la historia
universal y otras anécdotas locales, junto a breves reseñas de arqueología.
Sus vastos recursos económicos le permitieron gratificar a otros investigadores con el objetivo de rastrear entre los archivos información sobre
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 17
Burriana. Su biblioteca reunía varias copias de cada uno de los documentos, manuscritos que eran posteriormente mecanografiados (probablemente por duplicado) y finalmente traducidos. Tenía casi 1300 ejemplares entre
libros manuscritos, fotos y revistas,4 que en volumen bien pudo corresponder a una tercera parte de la biblioteca de Joaquín Peris.
Sabemos que sus actividades en el campo de la arqueología se iniciaron
entre 1910 y 1912, si bien debido a su amistad con Pascual Meneu probablemente despertaría su afición unos años antes. Meneu por esos años
estaba realizando en Betxí varios trabajos en los yacimientos del Solaig y
la Torrassa. Peris cita en uno de sus escritos —Varios, J. P. p. 166— los
vestigios romanos del Pla Redó. Ambos eruditos investigaron en el territorio comprendido entre Cabanes y Oropesa (García, 1914). Joaquín Peris
rebatía a otros investigadores entonces más jóvenes como Ramón Huguet
o Mosén Benito Traver (Peris, 1913 y 1913b).
La injerencia de Juan José Senent forzó la colaboración con el Institut
d’Estudis Catalans y facilitó a Pere Bosch Gimpera el acceso directo a la
colección entre 1915 y 1920 (Bosch, 1923), incluso llegó a publicar fotografías de los materiales procedentes de los sepulcros de Cabanes pertenecientes a J. Peris (Bosch, 1923 y 1953); aunque nunca llegaría a desvelar
el origen de los hallazgos de su colección. Por ello elaboró una codificación de las referencias respecto a la situación de lápidas romanas o íberas,
guardando celosamente su derecho de propiedad. A sabiendas, Carlos
Sarthou envió una fotografía de dos de sus principales piezas al director
de la Real Academia de la Historia de España, el historiador jesuita catalán
don Fidel Fita: la lápida ibérica de Cabanes y la inscripción de la Muntanyeta dels Estanys de Almenara, que publicó sin su autorización (Fita, 1914):
Cometiendo un abuso de confianza un señor mandó una fotografía de dicho
cipo a la Academia de Historia como descubrimiento suyo (Peris, 1922).
Desde entonces Joaquín Peris se convertiría en un hombre mucho más
cauto a la hora de compartir cierta información, según contaría años después el propio F. Roca (1932). Sin embargo, era muy dado a enseñar el
contenido de sus colecciones al público. Así lo hizo en las fiestas de San
Blas del año 1914, según aparece reflejado en el Heraldo de Castellón de
4
Agradecemos la colaboración de D. Antonio Lleó, actual propietario y responsable de la conservación de estos documentos, quien los rescató de la casa de Joaquín Peris.
18
ese mismo año. Entre sus hallazgos más interesantes destaca la excavación de más de cincuenta incineraciones en la zona de Cabanes con urnas
«tapadas con piedras» (Bosch, 1923) y restos provenientes del yacimiento
del Mortórum de Cabanes (Esteve, 1975).
En una finca mía encontré una urna cineraria que tenía dentro una planchita de
cobre atacada por los microbios (...) se diferencia de todas las demás que he
visto en el país por ser la única con dibujos (…) (Peris, 1922).
Realizó varios estudios sobre las aguas del río Mijares, otros sobre ciertos
documentos de la Corona de Aragón, cuadros estadísticos de la Burriana
de 1840, el carlismo o el plano de la ciudad en época musulmana. Además
llevó a cabo excavaciones en los yacimientos de Torre la Sal y la Cova
Pantalons en el término municipal de Cabanes (Mesado, 2000) y probablemente en Orpesa la Vella y Morro de Gos en Oropesa. Su base logística era
la alquería conocida como «la Cenieta», en la costa de Cabanes (García,
1914). Del yacimiento de la Muntanyeta dels Estanys, en Almenara, extrajo
capiteles e inscripciones (Sarthou, 1913), y en Burriana sacó a la luz los
hallazgos del camí del Palmeral (Utrilla, 1963).
La documentación original que se conserva es muy escasa, se trata sobre
todo de referencias al hallazgo de textualmente «dos cráneos musterienses
en el término antiguo de Burriana, … cuatro cráneos en Vila Filomena (Vilareal), … tres cráneos aurinienses en Cabanes, … cinco esqueletos cerca
de donde tuvo la batalla entre Asdruval y Escipión, … un diente y un atlas
arsilienses; … en cueva de Pantalones (Cabanes)» (varios J. P. pág. 107).
Como dice el propio Sarthou (1913) su colección era un «pequeño museo»,
aunque lamentablemente gran parte de ella desapareció sin poder ser
estudiada. Hoy en día son muy pocos los materiales de Joaquín Peris que
se encuentran en el Museo de Burriana, ya que parte de la colección se
vendió al museo de Barcelona (AA. VV., 1946) con la mediación de Francisco Esteve (Mesado, 2000).
Por compra se han adquirido dos lotes, no muy numerosos pero interesantes.
Uno de ellos es el que formaba la colección Peris, de Burriana (provincia de
Castellón). Constituida por un total de 40 objetos, entre los que descuella por
su importancia excepcional, la estela ibérica de Cabanes, pieza singular y la
famosa en la arqueología hispana, con inscripción ibérica dispuesta en tres
líneas, bien labrada en un bloque de caliza marmórea, dura, gris-azulada. A
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 19
su lado, es también de interés un fragmento de bella inscripción romana, muy
cuidadosamente labrada, y en la que se hace referencia al templo de Venus,
cerca de Almenara. Una alabarda de bronce procedente de un túmulo sepulcral de Cabanes. Varías urnas cinerarias ibéricas sin decoración. Diversos brazaletes de bronce, etc. Todos los objetos con escasas excepciones, proceden
de la indicada provincia valenciana. (AA. VV., 1946).
En efecto, muchos de los materiales se conservan hoy en día en el museo
arqueológico de Barcelona, como la lápida procedente de Almenara y la
estela de Cabanes, que todavía presentan la sigla original de la colección
Peris.5 De Cabanes también hay otros objetos procedentes literalmente
«del campo de Álvaro Bellés, campo de Manuel Pitarch, la Ribera, El Mortórum, campo Confit, campo de Bautista Tàrrega y campo inmediato a
Torre de la Sal».
Carlos Sarthou Carreres fue un abogado nacido en Vila-real en 1876 que
falleció en Xàtiva en 1971. En 1909 realizaría varias publicaciones y apenas
unos años más tarde colaboró en el volumen correspondiente a la provincia de Castellón de la Geografía General del Reino de Valencia dirigida por
el historiador y político catalán Francesc Carreras Candi entre los años
1913 y 1914. Inició sus contactos con la Real Academia de la Historia de
Madrid en 1913 (Fita, 1913), y facilitó información al propio Fidel Fita sobre
las inscripciones romanas encontradas en Vila-real, Nules y Burriana.
Sarthou fue nombrado ese mismo año miembro correspondiente de la
misma institución, adscrito a la Comisión Provincial de Monumentos y en
1919 delegado real de Bellas Artes de la provincia de Castellón. También
fue corresponsal de la asociación Lo Rat Penat. Los trabajos que realizó
sobre Castellón prácticamente desaparecieron después de trasladarse a
Xàtiva en 1920. En Burriana ejerció la Secretaría Judicial de la ciudad entre
1909 y 1920, momento en que entró en el círculo de amistades de Joaquín
y Manuel Peris y Forner Tichell. Sin embargo, acabaría por enfrentarse a
Joaquín Peris cuando envió fotos de sus inscripciones a la Real Academia
(Sarthou, 1913). En sus trabajos también hace referencia a otras colecciones procedentes del yacimiento de Torre d’Onda (Sarthou, 1913).
El abogado Manuel Peris y Fuentes nació en Burriana en 1857 y murió en
1932. Fue miembro de Lo Rat Penat y alcalde de Burriana. Primo de Joaquín
5
Agradecemos la información facilitada por Dña. Carme Rovira y D. Xavier Llovera, conservadora y director del Museu Arqueòlogic de Barcelona respectivamente.
20
Figura 2. Foto original de las lápidas en el patio de la casa de J. Peris, realizada por
por C. Sarthou (Archivo Diputación de Castellón).
Peris, ambos consiguieron que la ciudad de Burriana llegara a ser el centro
de referencia en estudios y colecciones de arqueología a nivel provincial y
regional (Primitivo, 1928). Mucho más prolijo en artículos que su pariente,
también fue dramaturgo y poeta, publicó sus primeros escritos en la Revista de Castellón de 1883. Uno de sus primeros artículos (Peris, 1913) muestra ciertas influencias de Pascual Meneu, sobre todo cuando cita los trabajos de Saavedra y Ribelles (Peris, 1914 y 1915), y también con las obras
de Antonio Chabret y Ramón Huguet, que también colaboraría con Carlos
Sarthou. Siguió los pasos en arqueología de su pariente (Peris, 1914b) llegando a donarle en su primera etapa incluso los restos encontrados por él
mismo (Peris, 1926). Desconocemos si se deshizo de todos sus hallazgos,
hachas pulimentadas, sílex trabajado, huesos y fragmentos cerámicos, o
si también poseía una colección como la de su primo Joaquín. En sus últimos artículos (Peris, 1926) se observa como va desapareciendo la influencia de Bosch Gimpera y de las instituciones catalanas, y como establece
una relación más cercana a Valencia a través de Juan José Senent a quien
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 21
Figura 3. Exposición de arte
y numismática en Castellón
(Artes y Letras, 1911).
entrega los restos de una estación eneolítica que habían llegado al Laboratorio de Arqueología de Valencia (Ballester, 1928). Cita también la figura en
ese momento emergente de Francisco Esteve Gálvez. En el actual archivo
parroquial de la iglesia del Salvador de Burriana6 se conservan unos 600
ejemplares entre libros, revistas y textos manuscritos. De la biblioteca una
parte muy significativa son libros de arqueología: Els enterraments ibérics dels Espleters a Salzadella, de Senent; Sumario de las antigüedades
romanas que hay en España, de Juan Agustín Ceán-Bermúdez; Estudios
ibéricos, de Joaquín Costa; Tartessos e Hispania ambas del arqueólogo
y filólogo alemán Adolf Schulten, además de una amplia colección de la
revista El Archivo y de las Memorias de la Real Academia de Historia.
Sabemos que se relacionó también con Ramón Huguet, miembro de la
Comisión Provincial de Monumentos,7 y con el Laboratorio de Arqueología
6
Queremos dar nuestro agradecimiento a D. Pedro Cid, párroco del Salvador, por facilitarnos el
acceso a esa colección.
7
Ramón Huguet escribió un artículo el 20 de mayo de 1913 en el Heraldo de Castellón reclamando a Joaquín Peris mayor cantidad de publicaciones, al tiempo que parece marcar distancias
con Joaquín a la hora de registrar la información.
22
de la Universidad de Valencia que había sido creado por Lluís Gonzalvo
París. Gonzalvo había ganado la cátedra de Arqueología, Numismática y
Epigrafía, y colaboró con él en los primeros documentos fundacionales de
los años 1924 a 1926 (Aura, 2006). Llama de forma singular la atención el
hallazgo en su biblioteca de «Apuntes de arqueología e historia del arte
—segundo curso— año 1919» de la Universidad Pontificia de Valencia.
Uno de los últimos en incorporarse a este grupo de eruditos y coleccionistas fue Francisco Roca y Alcaide, nacido en Puzol en 1881, pero íntimamente ligado a Burriana. Sufriría el exilio después de la guerra civil de
1936 a raíz de sus ideas republicanas y falleció en 1973 en la localidad
de Puzol. Maestro de escuela y director de las Escuelas Graduadas en
Burriana, podemos considerarlo como el primer director de un museo
arqueológico de carácter público en nuestra ciudad, concretamente el
que estaba en las propias Escuelas. En 1932 realizó la primera publicación histórica centrada en Burriana, que incluía la descripción de una
serie de restos donados al museo municipal que él mismo dirigía. Menciona la existencia de lanzas romanas, monedas antiguas, la inscripción
ibérica de Cabanes, dos lápidas romanas, dos capiteles y los dos molinos de trigo de J. Peris, entre otros materiales. Las principales fuentes
de sus estudios fueron Vicente Forner y Joaquín Peris, aunque probablemente también se relacionaría con todo el círculo de intelectuales burrianenses de la época.
En Burriana se conocen otras colecciones de materiales arqueológicos, tal
y como indica la exposición que se hizo en las fiestas de San Blas del año
1913, según aparece publicado en el Heraldo de Castellón del día 28 de
febrero, concretamente las colecciones de antigüedades de los «Señores
Peris, Fenollosa, Montserrat, Rives, PP. Carmelitas y otros».
Durante la década de 1930 y a lo largo de casi treinta y cinco años se produjo un gran vacío en la investigación arqueológica de Burriana. El único
que trató temas de la ciudad fue el arqueólogo y profesor castellonense Francisco Esteve Gálvez. Esteve mostró un interés muy precoz por la
arqueología, en su juventud contactó con Joaquín Peris y Juan Bautista
Porcar. Fue discípulo de Pere Bosch (Esteve, 1992) y de Hugo Obermahier.
En 1933 Esteve fue nombrado conservador del Museo de Bellas Artes de
la Diputación. Nacionalista valenciano, después de la guerra fue represaliado por el franquismo y destinado a Terres de l’Ebre. En 1959 recuperó la
plaza de catedrático del Instituto Ribalta de Castellón. A lo largo de su vida
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 23
Figura 4. Inauguración del
museo en 1967 con T. Utrilla y
N. Mesado (Foto E. Safont).
formó una amplísima colección de piezas arqueológicas8 pero al mismo
tiempo adquirió una cantidad muy grande de falsificaciones.9
Tomás Utrilla fue un religioso salesiano nacido en Soria en 1921 que falleció en El Campello en el año 2000. Fue el primer investigador que conocemos después de la guerra civil de 1936. Su actividad está relacionada
con la estancia en el colegio salesiano de nuestra ciudad, pero sobre todo
fue sobresaliente durante la década de 1960 cuando estudió los yacimientos de Torre d’Onda, Vinarragell y el Palau, que acabaría publicando en la
revista Burisana, en ese momento punto de encuentro de la nueva intelectualidad burrianense surgida después de la guerra. Alrededor del colegio
salesiano y de sus antiguos alumnos, Utrilla formó un grupo de estudiantes
aficionados por la arqueología, entre los que destacaban Enrique Safont,
Abilio Lázaro y Norberto Mesado.
La labor que desarrolló este grupo fue muy importante, tanto en la recuperación de la historia oral, al entrevistar a vecinos sobre los restos que
8
Algunos dirhams de plata los donó al museo arqueológico de Burriana.
9
F. Esteve además de recuperar materiales en distintos yacimientos se dedicó a comprar piezas,
lo que choca con su participación activa en la venta a Barcelona de la colección de Joaquín
Peris (Mesado, 2000).
24
Figura 5. Acto de
inauguración del museo
en 1967 (Foto E. Safont).
aparecían en nuestro término desde principios del siglo xx, como en la
continuación de trabajos en Vinarragell, la Regenta, Torre d’Onda, el Palau,
L’Alter de Xilxes, el Castell de Almenara, el Solaig, Conena y la Torrasa de
Betxí, el Barranc Roig, Benicató o Hueña. Entre sus objetivos estaba la
refundación de un museo arqueológico local (AA. VV., 1962), a cuyos fondos se incorporarían los restos que no habían desaparecido del Museo de
las Escuelas Graduadas y las piezas que ellos mismos iban recuperando
en los yacimientos, sobre todo en el Palau/Tirao, Orleyl, en la de la calle
Sant Joan n.º 16 o el actual edificio de correos de Burriana.
Sin embargo, el grupo se rompió en 1967, entre otros motivos, por las discrepancias que surgieron respecto a la creación y gestión del propio museo
local. Tomás Utrilla acabaría formando una nueva asociación de antiguos
alumnos que le permitió proseguir con sus investigaciones hasta su definitivo traslado a Valencia. De este periodo solo hay documentación gráfica
del Solaig de Betxí (García, 1969) y de la iglesia del Salvador.10 Con todo,
en la actualidad no se conoce el paradero de algunos de estos materiales.
La cantidad de publicaciones también disminuyó de forma considerable.
10
Queremos agradecer la colaboración prestada por la comunidad salesiana de Burriana y
Valencia, especialmente a D. Javier Vicent y D. Antonio Rubio, y a la sobrina de T. Utrilla, Dña.
Pilar Utrilla, por facilitarnos el acceso al legado de Tomás Utrilla.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 25
Norberto Mesado Oliver nació en Burriana en 1938. Desde muy joven ya
demostró que tenía ciertas inclinaciones hacia el mundo artístico, concretamente la pintura y la poesía (AA. VV. 1962). Inició su afición por la
arqueología colaborando con Tomás Utrilla, como hemos mencionado, en
calidad de antiguo alumno salesiano; fue vocal de Artes (AA. VV., 1962b).
Tras dividirse el grupo salesiano en 1967, mantuvo una apreciable relación
con Abilio Lázaro y con Enrique Safont, quienes conseguirían reabrir las
puertas del Museo Histórico-Arqueológico de Burriana en el año 1967 con
el reconocimiento oficial por parte de la Administración Pública. En los
años siguientes buscó el apoyo científico del Departamento de Prehistoria
y Arqueología de la Universidad de Valencia, donde más tarde se licenció. Recuperó materiales para el museo de prácticamente toda la provincia, entre otras localidades de Morella, Almenara, Albocàsser, Castellón,
L’Alcora, etc. Lamentablemente los resultados de sus numerosas intervenciones no se han visto reflejados en informes o memorias.
EL PRIMER MUSEO EN LAS ESCUELAS GRADUADAS DE BURRIANA
El museo arqueológico de Burriana tiene una larga historia. El antecedente
inmediato del actual centro fue el museo de las Escuelas Graduadas. Su
director, Francisco Roca, de talante republicano y claramente implicado
con la enseñanza pública, fue el principal impulsor de este espacio museográfico público, el primero reconocido en Burriana de estas características,
frente a las ya citadas colecciones particulares.
El museo se fundó el 15 de marzo de 1926 en el desamortizado convento
de la Merced, de donde pasaría al antiguo colegio Historiador Viciana, y
finalmente al Colegio Nacional Cervantes (Rufino, 2001). Poco sabemos
de las piezas que existían en el museo, ya que su director solo las citó
muy sucintamente. La incorporación de nuevas piezas a los fondos de la
colección dependía de las donaciones de los vecinos: monedas, ánforas
y lucernas romanas que habían sido halladas en el término de Burriana.
Del inventario que actualmente conocemos, que no representa la totalidad de
las piezas existentes en el museo, podemos destacar el eclecticismo de los
restos y de periodos representados. Los elementos propiamente arqueológicos se centraban en once piezas de época ibera11 y romana, y los restantes
11
Las dos jarras que se exhibían como iberas, en realidad eran musulmanas.
26
veintinueve correspondían a blasones, azulejos, esculturas o cuadros (Rufino, 2001). Alguna de estas piezas ha llegado al museo actual gracias a la
labor de Tomás Utrilla y Norberto Mesado, pues después de la guerra civil,
con el director del museo de las Escuelas Graduadas exiliado y la exposición
parcialmente desmontada, se perdió la pista de muchos de los materiales.
LA GESTACIÓN DE LA RECUPERACIÓN DEL MUSEO EN LA
DÉCADA 1960
Después de casi 20 años, la llegada de Tomás Utrilla a la ciudad significaría un nuevo despertar del interés arqueológico en Burriana. Con el grupo
salesiano cristalizó la idea de recuperación del museo arqueológico de
Burriana. Desconocemos la fecha exacta en que esto sucedió, las primeras noticias escritas son del año 1962 a cargo de Tomás Utrilla que proponía un museo con sede en el Colegio Salesiano (Utrilla, 1962), aunque
cinco años después reconocía la necesidad de un museo público, que ya
tenía su sede en el Ayuntamiento (AA. VV., 1967).
Figura 6. Manuscrito original
de T. Utrilla donde analiza la
escritura ibérica del plomo del
Solaig (documento facilitado
por P. Utrilla).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 27
Los materiales recuperados hasta el año 1966, esto es cerámica, huesos o
metal, se depositaban en el Colegio Salesiano de Burriana. Muy interesantes fueron los hallazgos ibéricos procedentes de la necrópolis del Tirao y
varias cerámicas que se recuperaron en el casco urbano.
Como se ha sugerido, las manifiestas diferencias irreconciliables sobre la
organización y ubicación del nuevo museo llevaron a la ruptura del equipo
que estaba desarrollando la idea. Tomás Utrilla siguió actuando desde el
Colegio Salesiano, mientras que Norberto Mesado logró el reconocimiento suficiente para la apertura de un museo municipal en la planta alta del
Ayuntamiento, situado en la plaza Mayor. Esta situación provocó que parte
de las piezas se quedaran en el colegio y la mayor parte bajo la tutela de
Norberto Mesado, quien en reconocimiento por su labor obtuvo el nombramiento como director del museo, desempeñando en el tiempo también
el cargo de archivero y de bibliotecario municipal.
La situación que se produjo fue ciertamente incomoda, lo que llevó a que
se planteara este museo como una fundación nueva sin ninguna relación
Figura 7. Dependencias
del museo en el año 1967
(Foto E. Safont).
28
aparente con los salesianos. Tanto Norberto Mesado como Tomás Utrilla
pasaron a ignorar sus respectivos trabajos que publicaron a partir de 1968,
pese a que curiosamente T. Utrilla en 1967 era uno de los miembros fundadores del patronato del recién creado Museo de Burriana (Mesado -dir,
2000) y reconocido cofundador del museo (AA. VV., 1967). Se diferenció
también de la anterior institución de las Escuelas Graduadas, fomentando
la figura de cronista de su primer director, Francisco Roca, en detrimento
de la faceta museística, pese a que les unían fuertes lazos, tanto en su
forma de institución pública municipal, como en sus objetivos y parte de
sus piezas. Por ello parece más apropiado hablar de una recuperación y
posterior ampliación del museo municipal de los años 30. Mientras tanto la
labor arqueológica de Tomás Utrilla continuaría unos años más en Burriana
con un nuevo grupo de alumnos salesianos, pero totalmente desligada del
grupo de Mesado. A esta época corresponde la excavación en la iglesia
del Salvador y algunas intervenciones en la zona del Solaig de Betxí, lo
que evidenciaba el mayor interés por la cultura ibera en sus últimos años
dedicados a la arqueología.
DESDE LA APERTURA DEL MUSEO HASTA SU AMPLIACIÓN
(1967-1991)
Con Norberto Mesado el museo buscó el apoyo y la colaboración de investigadores como Domingo Fletcher Valls, Francisco Esteve Gálvez, Pierre
Guichard, Francesc Gusi, Oswaldo Arteaga o Carmen Aranegui. Junto a
otros eruditos locales como el cronista de Vila-real José María Doñate,
Abilio Lázaro o Juan Tomás Martí, recorrieron la provincia de Castellón en
busca de nuevos restos que finalmente incorporaría a las dependencias y
vitrinas del museo.
El periodo que hay entre 1967 y 1982 es uno de los de mayor crecimiento
de las colecciones arqueológicas, ya que además de los hallazgos realizados por Mesado en alguno de los yacimientos de la provincia y sobre todo
de Burriana, se iniciaron una serie de excavaciones muy importantes especialmente en los yacimientos de Orleyl (La Vall d’Uixó), Vinarragell y Torre
d’Onda (Burriana). El museo pasó a ser conocido como «Museo Comarcal
de la Plana Baixa».
Durante el transcurso de estos años, Norberto Mesado conformó una
rica colección de libros y revistas relacionados con el mundo de la
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 29
Figura 8. Dependencias
del museo en el año 1967
(Foto E. Safont).
arqueología, a lo que hay que sumar los intercambios que se realizaban desde el propio museo con otras instituciones. Este sería el germen
de lo que posteriormente conocemos como la biblioteca de arqueología
del museo, que desde 1991 funcionó de forma autónoma respecto a la
biblioteca municipal.
Por otro lado, se realizaron donaciones muy importantes, como la estatua
romana proveniente de Talavera de la Reina, por José Cantavella, junto a
una serie de materiales de origen muy diverso, restos subacuáticos, cerámica precolombina, metalistería varia, industria lítica procedente de Plasencia y un exvoto ibero de Albacete. En estos casos nos encontramos
más próximos a la idea de un coleccionismo privado que a las verdaderas
funciones que debe desempeñar un museo, esto es la recuperación de
material arqueológico o la creación de un discurso museológico coherente.
El final de la dictadura, la llegada de la democracia y la posterior creación
de las Comunidades Autónomas, con toda su base legislativa, provocaron
una serie de cambios en la organización del museo. Por un lado, se hizo
necesaria la adaptación del título honorífico de director de museo a una
30
realidad funcionarial, cosa que no se produjo ni siquiera a medio plazo,
ante la resistencia del propio Mesado, quien pasó a ocupar un puesto de
auxiliar administrativo encargado del museo, archivo y biblioteca desde el
año 1982 (Mesado -dir, 2000). Por otro lado, empezó a realizarse un control
mucho más estricto sobre las intervenciones arqueológicas de lo que se
venía realizando hasta la fecha, tanto a nivel legislativo como científico.
En esta época las campañas de excavaciones efectuadas por el museo
descendieron rápidamente.
Con la transferencia de la gestión de la red de museos a la Generalitat
Valenciana, el museo de Burriana pasó a denominarse oficialmente Museo
Histórico Municipal, pese a que la plaza de director estaba todavía vacante. A lo largo de la década de 1980 colaborarían estrechamente con el
museo varios estudiantes y algunos arqueólogos, pero estas relaciones
no llegaron a perdurar en el tiempo, quedando la colaboración reducida a
Vicent Verdegal, Artur Rufino y Josep Lluís Gil.
El brusco descenso de las actividades arqueológicas repercutió en una
menor entrada de materiales en la entidad, pese a que la nueva legislación
autonómica obligaba a que los hallazgos derivados de cualquier tipo de
intervenciones realizadas en Burriana o su término fueran depositados en
sus almacenes. Esta situación podría haber llevado a la saturación de la
sala expositiva y de los almacenes, que habían sufrido pocos cambios
desde su inauguración. En esta época salió a la luz pública la colección
Papers, gestionada desde el museo, donde se publicaban tanto los trabajos relacionados con la arqueología como de otras disciplinas.
LA SEDE DEL CENTRO MUNICIPAL DE CULTURA ENTRE 1991 Y 2005
Lo que en un principio fue un cambio importante en la ubicación del museo,
pues se trasladó de las antiguas dependencias del viejo ayuntamiento a la
nueva Casa de Cultura, se reveló finalmente como una situación un tanto
engañosa. Pese a que se amplió la superficie de la exposición, esta carecía de un discurso apropiado y disponía de muy pocos paneles. La didáctica era inexistente y ello llevó a que se produjeran situaciones insólitas,
como el hecho de que una de las mejores piezas del museo, la escultura
romana de Talavera, apareciera suspendida en lo alto del escenario o que
varios escudos nobiliarios ajenos al edificio se encontraran empotrados en
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 31
Figura 9. Dependencias
del museo, año 1991.
la pared de una de las salas. También se creó un jardín arqueológico en el
exterior del museo, una idea ciertamente novedosa, pero que sin embargo
carecía de cualquier orden y señalización.
En esta época los almacenes presentaban un estado deficitario, el embalaje de las piezas arqueológicas se hacía en archivadores de cartón, cajas
de tabaco y todo tipo de cajas recicladas, además muchos de estos materiales se encontraban a la intemperie. Por otro lado, los intentos de crear
un laboratorio de restauración no fructificaron debido a la falta de recursos, lo que propició la mala conservación de algunas de las piezas metálicas y cerámicas.
32
En el campo de las intervenciones arqueológicas, Norberto Mesado ya
no excavaba en Burriana desde 1989, por lo que todas las intervenciones que aquí se realizaron fueron delegadas al arqueólogo burrianense
Vicent Verdegal hasta el año 1996. Desde esa fecha prácticamente no se
realizó ninguna otra intervención gestionada desde el museo. Finalmente, tras la jubilación de Mesado en el año 2003, el museo estuvo bajo la
responsabilidad de políticos y administrativos, teniendo que externalizar
parte de los servicios de arqueología y restauración desde este año y
hasta el 2005 (Melchor, 2013). Aunque se mejoró la infraestructura de las
salas, los almacenes seguían con el mismo sistema desde los años 60,
y el mantenimiento de las piezas era deficitario, iniciándose un paulatino
proceso de deterioro en alguno de los materiales.
LA MUSEOGRAFÍA ACTUAL DEL CENTRO (2005-2011)
Sin estar resuelto uno de los problemas más graves del centro, el de sus
almacenes, instalaciones esenciales en cualquier museo arqueológico, en
noviembre del año 2005 tomó posesión del cargo de director José Manuel
Melchor, el primer director del Museo con carácter funcionarial, que también ocupó la dirección del recién creado Servicio Municipal de Arqueología de Burriana. A partir de ese momento, se inició la puesta a punto de
todas las dependencias.
La primera decisión fue cerrar el centro hasta conseguir que se pudiera abrir en unas condiciones adecuadas para la conservación de las piezas. Este periodo se aprovechó para intervenir sobre aquellas piezas de
la exposición que se hallaban deterioradas. Para realizar estas labores se
contrató el servicio de restauradores-conservadores titulados, se firmaron
convenios con la facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de
Valencia y se suscribieron colaboraciones puntuales con el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración.
Al mismo tiempo, se iniciaron los trabajos de inventario del material del
almacén del museo y se llevó a cabo el trasvase de los materiales de los
viejos contenedores de cartón a recipientes de plástico, además de proceder a eliminar todos aquellos elementos que eran nocivos para la correcta conservación como el papel o algodón. Las excavaciones arqueológicas de urgencia que se desarrollaron durante estos años revelaron que la
superficie destinada a los almacenes resultaba insuficiente; por ejemplo,
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 33
las excavaciones del yacimiento del Palau, de la calle Mayor n.º 26, del
entorno de la iglesia del Salvador o de la nueva Casa Abadía pronto saturaron las dependencias. Esto obligó a una profunda reorganización de los
fondos y a la ampliación de los almacenes.
El siguiente paso consistió en dar un giro completo a la exposición permanente y acondicionar de nuevo las salas, dotándolas de un sistema
moderno de control de temperatura y humedad. También se anuló la
entrada de luz natural con el objeto de proteger mejor las piezas arqueológicas y poder utilizar la iluminación artificial dirigida como otro recurso
para mejorar la visualización de los materiales en vitrinas. Se optó entonces por reducir la cantidad de piezas que se hallaban en exposición retirando los fragmentos y aquellos elementos que tenían restauraciones
antiguas y defectuosas, se amplió la cantidad de expositores y se colocó
cartelería nueva y recursos audiovisuales, pues se pretendía que tanto los
carteles como los videos ayudaran al visitante a entender mejor el contexto arqueológico de los artefactos que se hallan expuestos, dentro de un
discurso sencillo dedicado al público en general.
Para llevar a cabo estos trabajos fue muy importante contar con la colaboración de los talleres de empleo de los años 2010 y 2011 desarrollados
por el ayuntamiento de Burriana y con el apoyo económico del Servef.
También fue fundamental disponer de las vitrinas y soportes que se habían
utilizado en la exposición de la Fundación «Luz de las Imágenes», que
había tenido lugar unos meses antes. Todos estos cambios se realizaron
en dos fases, durante la primera de ellas se procedió a abrir dos salas del
museo en el año 2009 y el resto de dependencias a finales de 2011.
En las instalaciones del museo se trabajó de manera continuada para mantenerlo actualizado (integrando en él los últimos hallazgos que puedan producirse). A partir de ahí se ha podido crear un discurso museográfico claro
que tiene su inicio en el pasillo de acceso al museo; una vitrina informa al
visitante de la historia del museo antes de ingresar en él.
Sala I
La función de esta primera sala es mostrar al visitante el funcionamiento
del propio museo y de la arqueología en general, a través de la exposición
de varias piezas que se encuentran en distintas fases de restauración y
de clasificación. Una parte de esta sala se dedica a la «arqueología de la
34
muerte»; el visitante debe entender que la arqueología es una ciencia viva,
pero que solamente trabaja con materiales que han pasado por la muerte
de sus propietarios o fabricantes, y que también analiza al ser humano que
generó estos restos.
En la pared derecha de esta sala está la vitrina del «proceso arqueológico», que nos permite entender la importancia de la ciencia arqueológica.
Se trata de entender cómo se puede reconstruir la historia a través de los
materiales hallados en una excavación, por ejemplo cómo con fragmentos
de una pieza se puede identificar una forma completa, cómo se producen
elementos muy similares en lugares distintos, o cómo un ladrillo pintado
también es un importante objeto arqueológico.
Una vez se recuperan los materiales arqueológicos es necesaria su conservación, esto nos lleva a la segunda vitrina de «restauración y conservación de los restos arqueológicos» cuyo fin es llamar la atención sobre
la necesidad de proteger los artefactos hallados y salvaguardarlos. Aquí
se puede observar una relación de piezas que fueron restauradas desde
los años 60 hasta la actualidad mediante las técnicas de escayola, yeso o
resina, utilizando moldes que reproducían las formas originarias.
La tercera vitrina es una continuación de la anterior, pero esta vez de
«restauración y protección del yacimiento arqueológico». De igual forma
que protegemos los objetos también es necesario proteger el yacimiento,
debido a la amenaza de una obra que puede alterar el subsuelo, o bien
porque no se van a realizar nuevas campañas arqueológicas y por ello es
necesario cubrirlo. Los materiales expuestos nos muestran los distintos
estados que presentan los artefactos arqueológicos (cerámica, hierro o
monedas) desde su descubrimiento hasta su restauración y limpieza. El
resto de la sala está dedicado a la «arqueología de la muerte» y en ella
se disponen elementos relacionados con el ámbito funerario. En el flanco
derecho de la habitación se pueden observar huesos humanos a los que
se les ha diagnosticado algún tipo de enfermedad que queda reflejada en
marcas en los huesos. También está la reconstrucción de un banquete
funerario romano en torno al vino (contenedor —ánfora—, recipiente para
calentar y vaso para beber), además de una serie de lápidas de época
romana, musulmana y cristiana.
En el lado izquierdo encontramos una lápida del año 1814 hallada en la
iglesia del Salvador de Burriana perteneciente a un niño de dos meses de
edad. Además se exponen otros elementos que forman parte de ajuares
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 35
de enterramientos prehistóricos. En una de las vitrinas más importantes
de la exposición se hallan parte de los ajuares funerarios hallados en la
necrópolis ibérica de Orleyl (La Vall d’Uixó).
Esta sala cuenta con recursos audiovisuales: una televisión en expositor,
un proyector y reproducción de fotos digitales en las vitrinas donde se
visualizan temas relacionados con la restauración y protección de bienes y
la arqueología de la muerte.
Sala II
Esta sala representa el pasado de la ciudad de Burriana, concretamente la
zona lateral derecha está dedicada a la historia del municipio. La vitrina de
numismática tiene en exposición una serie de monedas cuya cronología
varía desde época ibérica hasta la actualidad, además de unos moldes de
periodo musulmán que se empleaban para la fabricación de este tipo de
piezas. En este expositor hay un marco con reproducción de fotos digitales
relacionadas con las monedas y su fabricación.
Junto a esta vitrina, otras cuatro están dedicadas a la arqueología urbana
de la ciudad de Burriana. En el núcleo histórico se han realizado dos excavaciones muy importantes: una en la nueva Casa Abadía, junto al ábside
de la iglesia del Salvador, y otra en el solar núm. 26 de la calle Mayor. Estos
trabajos nos han permitido conocer en profundidad la ocupación de la ciudad desde época hispano-musulmana hasta la actualidad.
En el segundo expositor las piezas que se pueden ver están dedicadas a
la Burriana de origen musulmán. La ciudad fue fundada en este periodo
con el nombre de Medina Buriena. La primera reseña histórica que se tiene
data del siglo x y se debe al cronista árabe Al-Rizi, que habla de la localidad como bastión defensivo.
La vitrina 3 se dedica al conocimiento de la Burriana medieval cristiana,
que se inicia en el año 1233 cuando Jaime I conquistó la zona y llevó a
cabo la separación de los términos de Vila-real y Nules. En este expositor
hay un marco con reproducción de fotos digitales relacionadas con las
excavaciones urbanas medievales de Burriana.
La última de las vitrinas se refiere a «Burriana como tres culturas». En ella se
pueden observar varias piezas de origen musulmán, judío y otras cristianas.
36
Desde el siglo ix al xii, estas tres culturas conviven en la ciudad. La zona de
la judería se hallaba cerca del río, mientras que la sinagoga pudo haberse
construido bajo la antigua iglesia de la Sangre. Esta situación perduró hasta
que los judíos fueron expulsados en 1492 y los musulmanes en 1609, lo que
llevaría a Burriana a una decadencia económica y demográfica.
El lateral izquierdo de la sala está dedicado al yacimiento del Palau, que
localizado a escasamente 700 m de Burriana, tiene sus orígenes en el
periodo romano. En las proximidades de este yacimiento también hay
algunos restos del Neolítico y de época ibérica. Este asentamiento es clave
para entender el origen de la ciudad de Burriana, ya que los musulmanes
reutilizaron gran parte de los materiales constructivos romanos en la fundación de la nueva ciudad. En esta zona se ha encontrado la necrópolis
medieval más antigua del término, fechada en el siglo ix. El Palau era conocido en época andalusí como alquería de Beniham. En esta vitrina hay un
marco con reproducción de fotos digitales relacionadas con la excavación
del yacimiento.
En el expositor central se hallan las tres piezas de origen medieval más
destacadas del museo: un plato medieval elaborado en los alfares de
Paterna que representa a un guerrero con yelmo y dos jarritas musulmanas profusamente ornamentadas, halladas en las cercanías de la iglesia
del Salvador. Burriana fue un importante centro comercial en la época,
pues era zona de paso obligatorio para las caravanas que circulaban entre
Tarragona y Valencia.
En esta sala hay una televisión en vitrina, que reproduce audiovisuales de
temática medieval.
Sala III
Nos introducimos en esta sala en un viaje a lo largo de la Prehistoria, desde
el Paleolítico inferior hasta el final de la Protohistoria. En el lateral derecho
una serie de vitrinas nos describen el paso de diferentes sociedades desde
el Paleolítico hasta el periodo íbero.
La primera vitrina se centra en dos de las etapas más destacadas de
la Prehistoria. En primer lugar el Paleolítico, es el momento de la aparición del fuego y de las primeras manifestaciones de arte rupestre. Y en
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 37
segundo lugar el Neolítico, cuando comienzan a desarrollarse las primeras técnicas de agricultura y ganadería, lo que conduce a una vida más
sedentaria. En este periodo ya encontramos cerámica hecha a mano y
alguna con decoración.
A través de las siguientes vitrinas entramos en la Edad de los Metales. El
Calcolítico se desarrolla en el iii milenio a. C. De este periodo cabe destacar el yacimiento de Llombai en Burriana. En esta vitrina hay un marco
con reproducción de fotos digitales relacionadas otros hallazgos de este
mismo periodo en el resto de la península.
Continuando en la línea cronológica llegamos a la vitrina de la Edad del
Bronce, con recipientes cerámicos de este periodo cultural fabricados
entre el ii y i milenio a. C.
El siguiente expositor se dedica al periodo situado entre los años 750-700
a. C. y el 350-300 a. C. aproximadamente, la Edad del Hierro. En el siglo viii
a. C. llegaron los fenicios a la Península y consigo trajeron nuevas piezas
de cerámica, el alfabeto y la moneda.
Finalmente está la vitrina dedicada a la época ibérica, cuyo periodo cronológico data del siglo vi a. C. hasta el i a. C. En los objetos cerámicos el
visitante puede observar la influencia púnica, griega y fenicia. El territorio
de Burriana se encontraría inmersa en la tribu edetana, próxima a ciudades como Arse (Sagunto) y Edeta (Llíria). De esta época en Burriana se
localiza el yacimiento íbero de Torre d’Onda, del siglo iii a. C.
En esta vitrina hay un marco con reproducción de fotos digitales relacionadas con otros hallazgos de este periodo en la Comunidad Valenciana.
Como recursos audiovisuales de apoyo en esta sala hay dos televisiones en expositor, con la reproducción de audiovisuales relacionados con
hallazgos arqueológicos de los periodos abordados en la sala.
Sala IV
Está dedicada al mundo romano ya que Burriana cuenta con importantes
restos de este periodo: el Palau, el Marjalet y Sant Gregori. Algunos historiadores sugieren que por Burriana pasaba un tramo de la vía Augusta, que
unía Roma y Cádiz, y que tenía una de las paradas o mansiones, conocida
como Sepelaco.
38
Figura 10.
Exposición actual
del museo.
En el flanco derecho de la sala hay cinco vitrinas, la primera nos presenta las
construcciones romanas que destacan por su carácter práctico, funcional
y monumental. Nos referimos a grandes obras como los acueductos, los
puertos y las termas. Los yacimientos romanos de Sant Gregori y el Palau
han aportado gran cantidad de material constructivo. En esta vitrina hay un
marco con reproducción de fotos digitales relacionadas con otras excavaciones arqueológicas de este periodo. Junto a ese expositor se exhiben en
dos vitrinas el borde de una gran tinaja romana y una botella paleocristiana.
La segunda vitrina se dedica a los tipos de revestimientos y adornos, donde
se expone una significativa muestra de pintura mural, mármol, teselas de
mosaico, restos de opus sectile y elementos muebles.
En la vitrina «cerámica de mesa y de cocina» hay expuestas piezas cuya
cronología varía desde época republicana hasta el Bajo Imperio. Estas cerámicas tenían distinta funcionalidad, podían ser de mesa, para almacenaje
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 39
o transporte de productos, lucernas, cerámica de lujo, etc. Buena parte
de los materiales se han encontrado en los yacimientos romanos de Sant
Gregori y Marjalet.
La vitrina contigua se centra en la cerámica denominada Terra Sigillata,
que en líneas generales se fecha entre los siglos i a. C. al vi d. C. Se pueden distinguir cinco tipos: itálica, sudgálica, hispánica, africana y oriental.
Estas piezas ofrecen un amplio repertorio de formas y decoración a molde
o estampillada, provenientes de yacimientos de Burriana y de su entorno.
A continuación, encontramos el expositor de epigrafía romana. Las inscripciones se pueden encontrar en distintos tipos de soporte: sobre piedra, como es el caso de las inscripciones funerarias, en estampilla sobre
ánfora y cerámica. También se enseñan varios grafitos.
La pared del fondo está presidida por cuatro magníficas representaciones, a la derecha, en bronce, el Hermes romano hallado en Xilxes y a su
lado una escultura femenina labrada en mármol que fue encontrada en
Talavera de la Reina. Junto a la mencionada figura de mármol se puede
ver la representación del dios Marte sobre un pequeño camafeo que fue
hallado en la Muntanyeta de Santa Bàrbara, en La Vilavella, al lado del cual
se exhibe un pequeño relieve cerámico que representa la cabeza de una
diosa de época helenística.
Como recursos audiovisuales de apoyo en esta sala tenemos un proyector,
que reproduce audiovisuales relacionados con hallazgos arqueológicos de
época romana.
A partir de aquí el visitante podrá iniciar la ruta de salida. Ello le permitirá
conocer varios aspectos fundamentales relacionados con los yacimientos más destacados de las dos culturas más importantes que tuvimos en
nuestro término antes de la civilización musulmana: la ibera y la romana.
Todo ello a través de elementos de prestigio y del comercio, fuente de
riqueza en estos periodos. Dentro de un recorrido circular en la Sala IV
iniciado con la vitrina de «Prestigio Romano», donde se pueden observar
diferentes objetos de gran valor económico de la época como son piezas
elaboradas en vidrio, joyas, armamento, lucernas de importación, monedas e incluso lapis specularis, mineral traslucido que se traía de la ciudad
y del entorno de Segóbriga (Saelices, Cuenca).
Se completa la exposición con la colección de comercio terrestre y
marítimo en la Sala III. Respecto al comercio terrestre tenemos una
40
reproducción de un telar y molinos, ya que los íberos se dedicaban a la
agricultura cultivando especialmente trigo, cebada, vid y olivo. También
cultivaban plantas como el esparto para la fabricación de cuerdas, calzados, capazos, etc. y lino para la fabricación de telas. En lo referente
al comercio marítimo, en época ibera los intercambios comerciales se
hacían con fenicios, griegos y cartagineses, de los que se muestran
unos ejemplares de ánforas y un ancla de plomo. Junto a esa vitrina se
expone una muestra de materiales utilizados para la pesca, como pesas,
anzuelos, agujas y arpones. Pero en Burriana es mayor la comercialización en época romana, pues el mayor puerto comercial de la época
estaba en Torre d’Onda, al que está dedicado la vitrina central, donde
el hallazgo de materiales romanos es muy superior durante la época de
la República. En este yacimiento se han encontrado restos del muelle,
Figura 11.
Reproducción
de un telar ibero
con las piezas
del yacimiento
de Orleyl.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 41
almacenes y calles, además de abundantes vasijas iberas de almacenamiento y ánforas.
También hemos querido dejar constacia del «Prestigio Ibero», con muestras de los elementos de mayor valor en este periodo donde observamos la
presencia de cerámicas de importación y de almacenamiento, anforiscos
de pasta vítrea de origen fenicio, ámbar, hueso trabajado, fíbulas, monedas, armamento y sobre todo la escritura en plomo y bronce. En esa vitrina
hay un marco con la reproducción de fotos digitales de otros elementos de
prestigio hallados en yacimientos iberos.
La segunda vitrina central se centra en las piezas halladas en el yacimiento
de Vinarragell, que se sitúa en la ribera del río Mijares lo que posiblemente
indicaría que el río se podría remontar parcialmente en barcazas. En este
lugar se han localizado restos de la Edad del Bronce, Hierro, época fenicia, griega, ibera y romana, pues fue un importante núcleo comercial a lo
largo del tiempo donde confluían las rutas costeras, el camino paralelo al
mar conocido como Caminàs y las sendas fluviales de penetración hacia
el interior de la provincia. A esto debemos sumar que el Mijares fue probablemente una importante frontera entre tribus hasta la conquista romana. Finalmente, tras la ocupación musulmana se convirtió en una alquería
medieval en época de Jaume I.
Llama finalmente la atención la vitrina central con el esqueleto de un caballo
de época ibérica. Tras llevar a cabo un análisis en el laboratorio de C-14 el
resultado fue que el équido tenía una cronología de 2300 años de antigüedad. Fue hallado de forma casual en el yacimiento arqueológico de la Regenta (Burriana). En la boca del animal se puede observar un elemento metálico.
A la salida del museo, y aún dentro del Centro Municipal del Cultura, concretamente en el ala opuesta al centro, tenemos el jardín arqueológico, un
espacio abierto correspondiente al antiguo huerto del convento de la Merced acondicionado actualmente como zona verde. En él se exponen restos
pétreos variados, desde estelas funerarias medievales, restos decorativos
de la iglesia gótica del Salvador, molinos de piedra, columnas, restos del
molino del Palau, etc. En el suelo se puede observar la obra artística de
1964 del escultor valenciano Luis Mora Cirujeda (1905-1979), seis bajorrelieves de figuras humanas que simbolizan la agricultura, el comercio, la
industria, el ejército, las Bellas Artes y la religión. Su ubicación original era
el vestíbulo del antiguo Ayuntamiento de Burriana.
42
Figura 12.
Exposición actual
del museo.
LOS FONDOS DEL MUSEO
Los materiales depositados en los almacenes del museo de Burriana son
de procedencia muy variada, siendo algunos de ellos de origen desconocido, lo que obligó a una tarea de inventario que se inició en el año 2007 y
que aún prosigue hoy en día, pues si bien ya están inventariados los yacimientos o lugares de procedencia, todavía existen cantidades ingentes de
materiales sin lavar ni clasificar que proceden de excavaciones realizadas
durante la década de 1980.
Los denominados fondos antiguos corresponden a piezas incorporadas al
museo desde 1967 a 1982, que tienen su origen en donaciones de particulares, otras proceden del primer museo de las Escuelas Graduadas y del
museo salesiano de historia de la ciudad. Entre las donaciones y compras
destacan las realizadas por Norberto Mesado, Abilio Lázaro, Francisco Esteve, Joan Vicent, Jorge Wagner y Porcar, y entre las piezas compradas o
donadas destaca por su singularidad la crátera de Orleyl y su ajuar, el Mercurio de Xilxes, la estatua romana de Talavera, el exvoto ibero de Albacete,
los ajuares romanos de Mérida o el camafeo romano de La Vilavella. Con la
aprobación de la reglamentación autonómica disminuyó sustancialmente la
cantidad de compras o donaciones, así como la recepción de materiales de
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 43
procedencia dudosa. La mayor parte de los materiales no provienen de intervenciones arqueológicas, si exceptuamos algunas realizadas en Vinarragell.
Los fondos sin clasificar corresponden a un gran lote de materiales provenientes de las excavaciones del Solaig y Sant Antoni (Betxí), Torre d’Onda,
Vinarragell y varias excavaciones urbanas, que se llevaron a cabo desde
1982 a 1993 junto a otras procedentes de intervenciones del resto de la
provincia que fueron admitidos sin estar lavados, inventariados ni clasificados, lo que ha generado la presencia de gran cantidad de material de
origen desconocido en los almacenes.
Los fondos más recientes se depositan en el museo desde 1994 hasta
la actualidad, y se refieren al término municipal de Burriana. Estos ya
se encontraban debidamente inventariados y en algunos casos clasificados. Se trata de una de la series de materiales más importantes del
museo, por ejemplo las excavaciones urbanas de Burriana (sobre todo
los de las intervenciones de la calle Mayor n.º 26 y del entorno de la iglesia del Salvador), y los yacimientos romanos del Palau y de Sant Gregori.
Tampoco podemos olvidar los ingresos realizados a través de donaciones, por ejemplo la lápida romana que procedente de Les Alqueries fue
donada por la familia Mingarro, o el plomo con escritura ibera procedente
de Orleyl donado por la familia Vela.
En la actualidad son más de cuarenta y cinco los solares o viales urbanos excavados y dieciséis los yacimientos sobre los que se ha intervenido
en Burriana. Respecto a la procedencia de los materiales, podemos decir
que se trata de la más amplia a nivel provincial después de la del Museo
Provincial de Bellas Artes de Castellón, ya que el Museo Arqueológico de
Burriana contiene muestras de casi ciento setenta yacimientos localizados
de setenta poblaciones distintas.
EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE BURRIANA: PANORAMA Y
PERSPECTIVAS ACTUALES
Lo más destacado de esta institución es el esfuerzo constante que tiene
por la divulgación y la puesta al día de sus fondos. Hoy en día, el museo
ha reanudado la investigación con medios propios y colaborando con
otras entidades como la Universitat Jaume I, la Universidad Politécnica
44
Figura 13.
Reproducción en
realidad aumentada
del candil de la
judería de Burriana.
de Valencia, el Institut Català d’Arqueologia Clàssica, el Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de la Diputación de Castellón,
Iberia Graeca, etc. En el apartado de ediciones de monografías continúa
con la publicación de producciones propias sin descuidar con ello la colaboración con investigadores externos y la contribución en otras investigaciones de nivel nacional. Además mantiene el intercambio con otros
centros con el objeto de mantener actualizada la biblioteca especializada
en arqueología, patrimonio y restauración.
Otra faceta es la participación en congresos nacionales e internacionales
con la intención de dar a conocer la investigación y el patrimonio cultural de Burriana. Por ejemplo, se han presentado a la comunidad científica algunas de las intervenciones más destacadas realizadas desde el
museo, como la excavación de la villa de Sant Gregori y la restauración de la crátera de la Grifomaquia de Orleyl. Además el museo viene
colaborando los últimos años en la realización de jornadas, simposios
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 45
Figura 14. Escaneado 3D mediante láser de la zona excavada de la villa romana de Sant Gregori.
o conferencias de carácter provincial, entre las que destacan las Jornadas sobre Patrimonio Romano, organizadas por la Universitat Jaume I de
Castellón. Tampoco podemos olvidar que el museo está abierto a la colaboración con investigadores externos de toda España y la cooperación
en el desarrollo de Trabajos de Fin de Grado y Trabajos de Fin de Máster
de alumnado universitario, que además realizan sus prácticas en el propio
museo o en los yacimientos del término municipal. En este sentido, han
participado más de 200 alumnos de toda la comunidad, pero también del
resto de España y de Italia, Francia, Portugal, Grecia, Inglaterra, Rumanía,
China, Corea y México.
En esta línea de trabajo, se ha editado una primera guía didáctica y una
página web del museo, así como una serie de folletos divulgativos, siendo
sin duda una de las apuestas más importantes la edición del catálogo que
aquí presentamos. Hasta ahora el museo había realizado breves guías de
mano, libros que citaban algunas piezas (Mesado y otros, 1991) o artículos referidos a la historia del museo (Mesado -dir, 2000).
46
El museo también realiza jornadas de puertas abiertas, tanto en el centro
como en alguno de los yacimientos arqueológicos, además de visitas
guiadas, paseos cicloculturales, exposiciones temporales en el edificio del Ayuntamiento de Burriana o la Escola de la Mar del puerto de
Burriana y la organización o participación en charlas y conferencias
abiertas a los vecinos de Burriana. Una de las apuestas de futuro es la
creación de un servicio de voluntariado, que permita a los ciudadanos
participar de una forma activa en los trabajos que se realicen sobre el
patrimonio local.
En la actualidad, seguimos trabajando en la idea de ampliar el propio museo,
tanto los almacenes como en lo que se refiere a la exposición permanente.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 47
LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS REPRESENTADOS EN EL MUSEO
Comunidad Valenciana
1. Albalat dels Tarongers (Pic dels Corbs).
2. Alcalà de Xivert (Castillo).
3. Albocàcer (Mas de Boix).
4. Alcocebre.
5. L’Alcora (Montmirá, Monjuit, Pujolet de Santa, Tossal de les Foies Ferrades, Roque del Castell).
6. Alfara de Algimia (Forn Ibéric).
7. Alfarp (Font del Almadaguer, Ascopalls Superior, El Castellet, La Mallá).
8. Almassora (Benafeli, El Castell, Terrazas del Mijares, El Boverot).
9. Almenara (Castell, Els Estanys, Campamento del Cid, Puntal del Cid, Muntanyeta dels Estanys, Montaña Blanca, La Corona).
10. Les Alqueries (necrópolis la Creueta).
11. Ares del Maestrat (Cantallops, Cova Fosca, Mola del Castell).
12. Artana (Els Castellets, Cova de la Masadeta, Castell).
13. Alzira (Muntanya Assolada).
14. Atzeneta (El Castell, El Castellet).
15. Barracas.
16. Benafer (Poblado de San Roque).
17. Benicàssim (Villa de Santa María, La Comba).
18. Betxí (Solaig, Els Castellets, Muntanyeta de Sant Antoni, Conena).
19. Borriol (El Abeller, Benadresa, El Molinàs, El Palmar, Tossal de l’Assut,
Les Forques, Racó de Raca).
20. Burriana (Excavaciones urbanas, El Palau, El Tirao, Calamó, Alquería
Carabona, Marjalet, Vinarragell, Clot de la Mare de Déu, Sant Gregori, La
Pedregala, Virrangues, La Regenta, Cami Palmeral, Cami Corrent-Cap
de Terme, Llombai).
21. Cabanes (Castell de Miravet, Villa Arco Romano, Campello, Tossal de
Subarra, Cova del Petrolí o Pantalons, Zufera, Torre de la Sal, El Gaidó).
22. Castell de Cabres (Sima del Mas d’en Pau).
23. Castelló de la Plana (Plaza Santa Clara, Els Castellets, Les Serretes, Plá
del Moro).
24. Les Coves de Vinromá (El Castellar, La Coroneta, Tossalets).
25. Culla (Roca del Corp).
26. Fanzara (Alcudia, Castellet).
27. Forcall (Abric del Mas de Barberá).
28. Fuentes de Ayódar (Cueva de Juan Lentejas).
29. Gaibiel (El Castell).
30. La Jana (Les Carrasques).
31. Jérica (Casco urbano).
32. La Llosa (El Plá).
33. Matet (El Pilón).
34. Llucena (Lloma Bernat).
48
35. Montanejos (Cueva riu Maimona).
36. Morella (Cova de la Roca, El Argilagar, Mas de la Mola, Cova de la Rosa
de la Mola de Carme).
37. Nules (Benicató, Alter de la Alcúdia de Mascarell, calle Mayor 134).
38. Onda (Ermita de Santa Bárbara, Convento de Sant Francesc, Pantano
de Sitjar, Forn del Sitjar, L’Atalaya, Torrelló, Las Pedrizas, Mas de Pere).
39. Oropesa del Mar (Orpesa la Vella, Torre del Rey, Morro de Gos).
40. Paterna (Lloma de Betxi).
41. La Pobla Tornesa (Pla de la Pitja).
42. Rosell (El Polseguer).
43. Sagunto (Casco urbano).
44. Sant Mateu (Ermita de L’Esperança, Convento de Santo Domingo, Ermita
dels Angels).
45. Segart (Les Raboses).
46. Segorbe (Pico del Nabo).
47. La Serra d’en Galceran (Tossal de la Vila, El Castellar).
48. Teresa (Peña de la Dueña).
49. Tírig (Mas d’En Josep).
50. Toga (El Castellar).
51. Les Useres (Cova Oscura).
52. La Vall d’Uixó (Orleyl, Cova Montalar, La Balona, Cova de Sant Josep,
Muntanyeta Redona, Miranda, Butifarra, Carbonaire, La Torrasa, Barranc
d’En Gil, Hueña, Picayo II, Portales, Miramar, Camí Valencia, La Rambleta, Castell, La Murta, La Sagrada Familia, La Corona).
53. La Vall de Almonacid (Cueva de los Ladrones, Balsillas).
54. Vallat (Lloma del Castellar).
55. Vilafamés (Cova Matutano, Tossal Gros).
56. Vilafranca (Nuestra Señora del Cid, Mas de la Marina, La Redonda- Mas
de Rielo, Sepultura Camino San Pedro, Pinar del Llosar, Tossal del Mas
de Baia, Pontet-Mas de Llobet, Ereta del Castellar, El Pontet-L’Espinella,
Poblado 1213).
57. Vilanova de Alcolea (Puig Pedró, Vilavella).
58. Vila-real (Corral de Galindo, Casco urbano).
59. La Vilavella (Montículo, Carrer del Barranc, El Secanet, Carrer Sant
Vicent, El Castell, Santa Bárbara, Font de la Ronya, Assagador, Pedrera).
60. Vistabella del Maestrazo (Riu Monlleó).
61. Xilxes (L’Alter, El Castellar).
62. Bocairent (Sarsa).
OTROS (fuera del plano)
Los Saladares, Calaceite, Mérida, Marsá, Talavera de la Reina, Plasencia,
Albacete, Menorca, Guatemala.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 49
LAS PIEZAS MÁS DESTACADAS DE LA EXPOSICIÓN PERMANENTE
BIFACES DEL PALEOLÍTICO INFERIOR
El bifaz es uno de los primeros útiles de piedra elaborados por el ser humano y el instrumento lítico más representativo del Paleolítico inferior y en
concreto del periodo achelense, que es el primer horizonte cultural globalizador que está presente en África y Eurasia. Estos útiles están tallados por
ambas caras y realizados a partir de cuarcitas y rocas afines. Para su elaboración se utilizó una piedra con la que se configuraba la forma general
del bifaz, y hueso o asta, con que se retocaba su perímetro con la intención
de generar un filo cortante. La elaboración de estos útiles permitió a los
primeros grupos humanos paleolíticos, que eran cazadores-recolectores,
acceder a los recursos cárnicos que por su aporte en proteínas suponían
una notable mejora en la calidad de vida. Se usó principalmente para
desarticular y descarnar cadáveres de grandes mamíferos (elefantes, rinocerontes, caballos, etc.) y probablemente también se utilizó para fracturar
huesos de animales, trabajar la madera y cortar restos vegetales. De algún
modo, el desarrollo del bifaz durante el Achelense simboliza el logro alcanzado por el ser humano en el Paleolítico inferior por su indudable valor
tecnológico como herramienta o quizá por su sentido estético y ritual. En
este sentido, algunos autores sugieren otras explicaciones y han llegado a
suponer un sentido funerario para esta herramienta.
Respecto a las primeras evidencias de presencia humana en el actual territorio castellonense, se remontan al Pleistoceno medio (790.000-130.000
BP). Pero es muy poco lo que sabemos de este periodo debido a que los
yacimientos se ocupan solo esporádicamente y porque la industria lítica
es muy escasa o incluso dudosa. Alguno de los útiles recogidos al aire
libre, los investigadores opinan que no pueden considerarse del Paleolítico
inferior. Pero tan largo periodo de tiempo tuvo que dejar huellas del paso
de los seres humanos aunque, desgraciadamente, la mayoría de los yacimientos castellonenses no tienen piezas de calidad. La primera referencia
fue el hallazgo de un bifaz en Villa Gallén, en Oropesa, hoy destruida por
la expansión urbana del municipio. Más reciente es el descubrimiento de
un yacimiento atribuido al Pleistoceno Medio, que apareció en 2006 en el
término municipal de Viver.
Los primeros bifaces se realizaron en África hace 1,5 millones de años
y en Europa fueron introducidos por el Homo heidelbergensis hace
52
Bibliografía
Casabó, 2013
Fernández Peris, 1993
Mesado, Gil Cabrera y Rufino,
1991
Vega, Bernabeu y Chapa, 2003
Bifaces de forma cordiforme
y amigdaloide, procedentes
de una terraza del Tiétar en
su confluencia con el Tajo,
área denominada El Salto del
Gitano o Paso de la Portilla, en
Cáceres. Son bifaces espesos,
de borde sinuoso y talón
cortical. Formas amigdaloides.
Cronología: Paleolítico inferior
(piezas inéditas).
aproximadamente unos 500.000 años, aunque su utilización ha perdurado
hasta hace tan solo 50.000 años. En tierras valencianas, llama la atención
la ausencia de tales industrias. Pese a su rareza, piezas líticas del Pleistoceno medio se han hallado en Cau d’en Borràs (Orpesa), y pertenecientes
al Paleolítico medio en la Cova del Tossal de la Font (Vilafamés), Casa
Blanca (Almenara), El Pinar (Artana), barrancos afluentes del Palancia en el
término de Segorbe, la Terrassa del Pont Nou (Almassora), y más al sur en
la Cova de Bolomor (Tavernes de Valldigna), Cova Negra (Xàtiva), Cova del
Corb (Ondara) o la Cova de les Calaveres (Benidoleig).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 53
CERÁMICA NEOLÍTICA DECORADA
Hacia la segunda mitad del vi milenio a. C. las primeras poblaciones neolíticas habrían hecho acto de presencia en las regiones del litoral mediterráneo. Estas sociedades comportan una economía centrada en la agricultura
de cereales y leguminosas, explotación maderera, minera, consumo de
leña como combustible y la introducción del pastoreo. Este nuevo modelo
económico tuvo que rodearse de nuevas herramientas y objetos materiales. Las excavaciones arqueológicas han permitido registrar la aparición
de la cerámica para almacenar agua y diferentes alimentos, pero también
atestiguan la continuidad de otros utensilios de piedra pulida y adornos
de hueso, diferentes de cuanto se había visto hasta entonces, y que eran
necesarios para realizar las actividades cotidianas. En los recipientes de
cerámica, en estos momentos coexisten diferentes estilos decorativos, tal
y como se puede ver en la exposición.
En la provincia de Castellón se conocen cerca de veinte yacimientos que
pueden atribuirse al Neolítico antiguo y medio. La mayoría son asentamientos al aire libre o en cueva. Destaca el yacimiento de Costamar (Prat
de Cabanes), la Cova Fosca y el Cingle del Mas Nou (Ares del Maestrat),
el Abric de Mas de Martí (Albocàsser), el Cingle del Mas Cremat (Portell
de Morella), la Cova de les Bruixes (Rossell), la cueva de Can Ballester (La
Vall d’Uixó) o la Cova del Petrolí (Cabanes), entre otros muchos ejemplos.
54
Bibliografía
Casabó, 2013
Mesado, 2005
Olaria, 1980
A través de estas cerámicas
se puede estudiar alguna
de las técnicas decorativas
del Neolítico: impresión
cardial, impresión de un
instrumento dentado o
gradina, impresiones diversas
y de concha no dentada.
Cronología: Neolítico antiguo.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 55
INHUMACIÓN DE LOS SEPULCROS DE CISTA DEL MAS DE
GARCÍA (MORELLA)
A lo largo del iv milenio a. C. los grupos humanos de forma paulatina habían
dejado de frecuentar las cuevas como lugares de habitabilidad e incluso
habían ido abandonando su uso como espacios de enterramiento, aparecen en este periodo nuevas prácticas funerarias, como los sepulcros de
cista en las comarcas centromeridionales catalanas, Aragón e incluso el
norte de la provincia de Castellón; el fenómeno megalítico se da en otras
regiones y en gran parte de la región valenciana se vuelven a utilizar las
cuevas para enterrar a los muertos. Lo primero que llama la atención es
que los enterramientos se localizan en espacios siempre visibles, diferentes a los poblados, generalmente en zonas divisorias entre territorios, en
llanos de gran visibilidad, junto a fenómenos naturales o siguiendo a vías
naturales de comunicación. Existe, por tanto, una distribución geográfica
desigual de las distintas formas de enterrar a los muertos que pone de
relieve una diferencia en las prácticas sociales. Seguramente estas transformaciones en la esfera simbólica son el reflejo de cambios en el seno de
la organización económica y social de estos grupos.
Hace ya bastante tiempo que se señaló la ausencia del fenómeno megalítico en los grupos del Eneolítico valenciano. En el norte y este del río
Segura, las construcciones de carácter megalítico son inexistentes y las
principales necrópolis se ubican en el interior de cavidades naturales. En
cambio, en las cuencas del Segura y del Guadalentín se abre una zona en
la que este tipo de prácticas funerarias entra en contacto con el área de
máxima expansión de las necrópolis de tipo megalítico.
Entre los materiales que forman los ajuares de todos estos enterramientos, destacan los instrumentos de hueso (punzones, puntas) y de piedra
(hachas, molinos, láminas, puntas y lascas de sílex, geométricos, etc.),
recipientes cerámicos y distintos ornamentos como pulseras, collares y
brazaletes elaborados en huesos de fauna, concha o piedra.
56
Bibliografía
Casabó, 2013
López Padilla, 2006
Mesado y Andrés, 1999
Enterramiento procedente de la
necrópolis de los sepulcros de cista
tarraconenses de L’Argilagar del Mas
de García (Morella). En el centro
de la Vega del Moll de Morella se
excavaron dos estructuras de cista
que protegían los cadáveres. En el
interior de la primera de ellas, de
planta poligonal, conformada por
cuatro losas, se encontraron los
restos de dos individuos inhumados
en posición lateral flexionada, que
en el momento de depositarlos
fueron cuidadosamente encarados.
Cronología: Neolítico final.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 57
AJUARES FUNERARIOS ENEOLÍTICOS
Es muy conocida la riqueza y originalidad de los ajuares funerarios aparecidos en las cuevas del territorio valenciano durante el Eneolítico. Sabemos
que en estas tierras se utilizan las cuevas naturales como necrópolis, como
reflejo de los cambios que se han producido en las relaciones sociales y
en las ideas religiosas y como consecuencia también de un hábitat permanente y cercano. La aparición de una economía basada en la práctica de la
agricultura y la ganadería ha conducido a la vida sedentaria, las comunidades se instalan ahora cerca de las tierras de cultivo, a lo largo de los cursos
fluviales, donde levantan sus poblados. Es un proceso que se había iniciado
durante el Neolítico y que se intensificará desde mediados del iii milenio a.
C., cuando aparecen los primeros útiles fabricados en cobre.
El ritual funerario muestra un cambio de las creencias religiosas y en gran
parte de la península se entierra a los muertos en construcciones megalíticas. Pero aquí, en el territorio valenciano, las tumbas megalíticas no
existen y se deposita a los muertos en cuevas o abrigos naturales donde
aparecen enterrados varios individuos probablemente pertenecientes a un
mismo clan, con ricos ajuares, como los materiales que aparecen en el
presente catálogo y que nos hablan de ideas diferentes sobre la vida y la
muerte. En el transcurso del Eneolítico la talla del sílex experimenta una
gran perfección, de forma que las hojas y las puntas de flecha rivalizan en
su acabado con las que se fabrican en cobre. La abundancia de puntas de
flecha entre los ajuares funerarios nos traslada la importancia que adquirió
en esta época el arco como armamento. Las de la Cova de la Masadeta
son de tipo losángico, de pequeños muñones laterales, romboidales, de
pedúnculo y aletas, aunque también hay puntas ojivales, foliáceas, etc.
El elevado número de enterramientos que se hicieron en alguna de las
cuevas, como en la Cova de la Masadeta (Artana), la Cova de la Pastora
o la Cova de les Llometes (Alcoi), indica que fueron utilizadas durante un
largo periodo de tiempo.
58
Bibliografía
Fernández Vega, 1984-1985
García Borja, 2008
Mesado, 2004
Muñoz Amilibia, 1985
Vega, Bernabeu y Chapa, 2003
Elementos de adorno personal de los ajuares funerarios
eneolíticos procedentes de la Cova de la Masadeta
de Artana, otros de Culla, Borriol y La Vilavella. Están
constituidos por hachas y azuelas de piedra tallada y pulida,
puntas de flecha de sílex con retoque plano bifacial, grandes
hojas con retoque plano y algunas lascas, raspadores sobre
lámina, láminas truncadas, cuentas de collar de forma
discoidal de piedra y hueso y alguna concha marina, agujas
de hueso, etc. Cronología: 2700-2200 a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 59
VASO GEMINADO DE LA EDAD DEL BRONCE
El vaso geminado constituye una forma cerámica particular y poco habitual
en la Edad del Bronce. Es un tipo de recipiente cerámico, habitualmente
cuenco o cazuela carenadas, y como su nombre indica se caracteriza por
hallarse duplicado. Son vasos similares en forma, tamaño y acabado que
se elaboraban por separado y después eran unidos por el ceramista. Se
ha indicado que pueden existir algunas variantes regionales en torno a la
mayor o menor abertura del vaso y a la altura en que se situaba la carena. Tiene sus precedentes en la etapa anterior eneolítica a pesar de que
siempre se ha considerado como característico de la Edad del Bronce. En
cuanto a la funcionalidad, sabemos que proviene de una cueva de enterramiento y poco más podemos decir que la vinculación al ámbito funerario,
donde estos vasos podrían tener un uso ritual dentro de alguna ceremonia
o quizá tratarse de ofrendas votivas, aunque este recipiente aparece también asociado al menaje doméstico.
Se han encontrado fundamentalmente en el Levante peninsular, el Cabezo
Redondo (Villena), la Mola d’Agres (Agres), la Mola Alta de Serelles (Alcoi),
la Muntanya Assolada (Alzira), la Lloma de Betxí (Paterna), Sant Miquel de
Llíria, la Corona (Almenara), la Séquia de l’Obra (Castellón), Torrelló d’Onda
(Almassora), Orpesa la Vella (Orpesa), L’Ereta del Castellar (Vilafranca), el
Mas de Moreno (Morella), Serra de Clarena (Castellfollit del Boix, Bagès),
etc. La dispersión alcanza la zona del alto valle del Ebro, y coincide con la
aparición de tinajas para almacenamiento realizadas con cordones y ollas
y cuencos con perfiles globulares y carenados. Aparecen también junto a
figuritas de arcilla, bolas y discos, que son indicios del uso de la cerámica
en otras funciones domésticas y en relación con la aparición de las primeras defensas amuralladas. Hacia el sur, el vaso geminado se halla ausente
en las tierras murcianas y andaluzas.
60
Bibliografía
De Pedro, 1998
Mesado, 1999
Mesado, Gil y Rufino, 1991
Sesma, García y Tabar,
2007-2008
Vaso geminado procedente de la Cova de la Masadeta, Artana. Estos vasos se conservan casi
completos, constan de dos pequeñas vasijas gemelas con carena media, fondo plano y borde
ligeramente exvasado, que están unidas a la altura de la carena y del borde. El asa se ha añadido
tras modelar los dos recipientes. La pasta es poco depurada y ofrece abundantes desengrasantes
minerales de tamaño medio o fino. El acabado de la superficie exterior consiste en un alisado. La
coloración de la pasta varía de los tonos claros a los grises oscuros. Dimensiones: diámetro del
borde de 13 cm, diámetro de la base de 4 cm y altura de 11,5 cm. Cronología: Bronce pleno.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 61
VASOS DE CERÁMICA DE LA EDAD DEL BRONCE
Llaman la atención de esta época los grandes vasos contenedores de gran
capacidad, como el que aparece en la exposición. Generalmente lisos, también pueden aparecer decorados con cordones aplicados o impresiones.
Los recipientes cerámicos son de tamaño mediano o pequeño, algunos con
formas carenadas y superficies espatuladas o lisas, es decir, sin decoración.
En el Levante peninsular la mayoría de los poblados se sitúan en cimas elevadas y su economía era de base agropecuaria.
Destacan los poblados amurallados con enterramientos en cuevas y bajo
las casas.
62
Bibliografía
Mesado, 2004
Vasos de cocina con el borde exvasado y alguno
con perfil carenado. Proceden de los yacimientos
de Vinarragell (Burriana) Orpesa la Vella (Orpesa)
y els Castellets (Betxí). Cronología: Bronce pleno
(1600-1200 a. C. aproximadamente).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 63
MOLINO DE MANO BARQUIFORME
En cuanto al procesado de los cereales, frutos secos y materiales no necesariamente alimenticios, destaca la presencia de los conocidos molinos
que en principio serán del tipo barquiforme y cuyo funcionamiento está
presidido por un movimiento de vaivén. Este molino es ovalado, en forma
de barca, y presenta un gran desgaste en su parte central. El molino barquiforme constituía una piedra durmiente en la cual se colocaba el cereal
o fruto que se deseaba moler y con una piedra de moler o molendera, más
manejable, en este caso un canto rodado utilizado como percutor o alisador, se procedía a la molienda. Los útiles de molienda son considerados
como la evidencia arqueológica de la presencia de prácticas agrícolas en
la región. Los cambios tecnológicos así como el desarrollo de diferentes
actividades irán modificando las formas de vida a lo largo de este milenio
y muchas de estas transformaciones se reflejan en los materiales que se
fabricarán con piedra.
La aparición de útiles de molienda en la Prehistoria reciente es relativamente habitual. En la costa levantina son numerosos los molinos barquiformes que se han encontrado en poblados, de época neolítica en Cova
Fosca (Ares del Maestrat), de la Edad del Bronce en El Solaig (Betxí), Pedrizas del Cerro (Bejís), la Lloma de Betxí (Paterna), la Lloma del Saler (Albalat
dels Tarongers), la Mola d’Agres (Alicante), la Cova de la Boira (Alcoi), Catí
Foradà (Petrel), entre otros ejemplos.
64
Bibliografía
Alcácer Grau, 1947
De Pedro Michó, 1998
Fairén, 2001
Fletcher y Mesado, 1967
González Prats, 1979
Olaria, 1999
Molino de piedra barquiforme procedente de Vinarragell, Burriana, con la superficie
de molienda ligeramente cóncava donde es posible reconocer evidencias de
pulimento. Dimensiones: Longitud 52 cm; Ancho: 19 cm, Altura: 10,5 cm.
Cronología: Edad del Bronce.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 65
VASOS DE CERÁMICA DEL HIERRO ANTIGUO
El yacimiento de Vinarragell está situado sobre el cono aluvial del Millars, en
la margen derecha y a escasamente tres kilómetros de su desembocadura,
en un montículo de unos tres metros de altura que domina el llano circundante. Desde el siglo viii a. C. se observa en el territorio valenciano la aparición de asentamientos en lugares que no tienen la topografía característica
de la Edad del Bronce, esto es en lugares elevados. Sus habitantes utilizan
unas cerámicas a mano que hay que poner en relación con las áreas circundantes, como la zona del Valle del Ebro, Cataluña, Andalucía o la Meseta. Se
presentan ahora en los yacimientos vasijas carenadas con fondos planos y
numerosas cerámicas decoradas que nada tiene que ver con las formas de
la Edad del Bronce, como las que aparecen en la exposición.
66
Bibliografía
Buxó y Pérez Jordá, 1995
Gusi Jener, 1975
Mesado, 1988
Mesado y Arteaga, 1979
Los materiales más representativos son las
cerámicas a mano acordonadas, algunas de
ellas lisas, otras con verdugones o cordones
plásticos con digitaciones, cerámicas
bruñidas de perfil aquillado, cerámicas
pulidas de perfil en S con incisiones,
formando rombos rellenos con líneas
incisas, líneas oblicuas, triángulos excisos
y cerámicas decoradas con incisiones
formando retículas. Provienen de Vinarragell,
Burriana. Cronología: siglo VII a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 67
FÍBULA DE PIVOTE DE VINARRAGELL
Una de las actividades más prestigiosas desarrolladas en nuestra protohistoria fue la transformación de minerales metálicos para la obtención de
objetos de cobre, hierro, plomo o plata. Queremos llamar ahora la atención
sobre una pieza de cobre por su presencia entre los materiales recuperados en los momentos más arcaicos del yacimiento de Vinarragell, que
marca un horizonte cronológico íntimamente relacionado con los ámbitos
fenicios y orientalizantes.
Los investigadores aceptan que estas fíbulas llegarían a la mitad norte de
la península desde el norte de Italia o directamente desde Sicilia, cuyas
relaciones comerciales con la península son claras desde la Edad del
Bronce. Otros sin embargo defienden un origen en el área de Creta y Chipre, en el Mediterráneo oriental. La zona de dispersión de estas fíbulas se
centra principalmente en la zona del Levante y la Meseta. Otras fíbulas de
pivote o de dos piezas han aparecido en los yacimientos de Can Piteu Can Roqueta (Sabadell), Sant Jaume Ma d’en Serrà (Tarragona), Agullana
(Girona) o Nules (Castellón). En Murcia se conocen en el yacimiento de El
Malacón (Albacete) y en la Hoya de Santa Ana (Chinchilla, Albacete), entre
otros ejemplos.
68
Bibliografía
Argente Oliver, 1986-1987
Iniesta Sanmartín, 1983
Mesado, 1988
Fíbula de dos piezas de pivote procedente de Vinarragell, Burriana. Se trata de
un interesante ejemplar con bolas perforadas a modo de remates. Este tipo se
caracteriza por su composición de dos piezas, una constituida por el puente y
el pie y otra que forma la aguja. El puente se hace rectangular por el desarrollo
del vástago, del que queda un vestigio con desarrollo longitudinal con botón.
El botón se repite en la cabeza del arco y aguja. Su longitud es de 40 mm, el
pivote tiene una altura de 10,5 mm y es traspasado por una perforación de 5
mm de diámetro que se va estrechando. Cronología: Siglo VII a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 69
CERÁMICAS FENICIAS DE VINARRAGELL, ORLEYL Y LA DEHESA
El conocimiento que tenemos de los asentamientos fenicios en la costa
de Burriana es aún bastante limitado, durante los siglos vi a iii a. C. sabemos bastante poco de los niveles fenicios del yacimiento de Vinarragell.
La costa valenciana no parece haber quedado al margen del desarrollo del
comercio fenicio; en estas tierras la aparición de la cultura ibérica se vincula a la presencia fenicia pues el impacto de los productos fenicios sobre
el mundo indígena debió de ser determinante para explicar los rápidos
procesos de aculturación en la transmisión de ciertos artefactos e ideas.
El hallazgo de yacimientos con material del Hierro antiguo, entre los que
se han identificado importaciones fenicias, tiene un gran interés. En torno
al siglo vii a. C. conviven las gentes autóctonas arraigadas aún a las costumbres del Bronce Final, con unas innovaciones coloniales que desde
hace casi un siglo habían llegado a los poblados a través de la cerámica
como la que aquí mostramos. En el Torrelló del Boverot (Almassora) se ha
constatado también este tipo de cerámica fenicia, al igual que en el Tossal
del Mortórum (Cabanes), L’Abric de les Cinc (Almenara), la Torrassa (La Vall
d’Uixó), la Solivella (Alcalá de Xivert) o el Puig de la Nau (Benicarló).
70
Bibliografía
Clausell Cantavella, 1998
García Fuertes, 1997
Mata Parreño, 1991
Mesado, 2004
Mesado y Arteaga, 1979
Oliver, 1997
Pellicer Catalán, 2007
Vives-Ferrándiz Sánchez, 2006
Cerámicas fenicias de barniz
rojo, bícromas, platos trípodes
y cerámicas polícromas
encontradas en Vinarragell
(Burriana), Orleyl (La Vall d’Uixó)
y la Dehesa (Soneja). La mayor
parte de la cerámica está
decorada de forma monocroma,
en tonos que van desde los rojos
intensos, los vinosos, hasta una
gama de marrones. Entre las
decoraciones están las franjas
anchas que se acompañan de
estilizados filetes, engobes o
baños amarillos. En algunos
casos ofrecen una superficie
espatulada o incluso bruñida
dando un brillo metálico. Las
pastas son muy elaboradas
y depuradas con apenas
desgrasantes. Hay también
pastas grises. Cronología: Siglo
VI y V a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 71
CERÁMICA ÁTICA DE FIGURAS ROJAS
A partir del siglo vi a. C. y hasta el siglo iii a. C. el área comprendida entre el
río Ebro y el Palancia se convirtió en una zona receptora de, aunque escasas, diversas producciones de lujo, como la cerámica griega y la cerámica
jonia, que desde el Mediterráneo oriental llegarían a la costa mediterránea
peninsular, muy tempranamente, a través de las rutas marítimas. En los
poblados de la Punta d’Orleyl y Sant Josep, ambos en La Vall d’Uixó, se
han encontrado fragmentos de cerámica ática de figuras negras y copas
jonias; en el Puig de la Nau de Benicarló, los kylikes atribuidos al Pintor
de Penthesilea o al Pintor de Hermonax. Del Castell de Almenara proceden cerámicas áticas de figuras rojas, que también se han encontrado en
Sant Josep, la Punta de Orleyl, el Castell de La Vilavella y Vinarragell. Ciertos
objetos de plata como la joya egiptizante en el Puig de la Nau y cerámica
etrusco-corintia, como la pyxis del siglo vi a. C. encontrada en el yacimiento
de Vinarragell que fue estudiada por P. Rouillard. A lo largo del siglo iv a. C. se
extiende el uso en los yacimientos de la provincia de cerámica ática de barniz negro pero sin decoración. Se ha hallado en Vinarragell, la Punta d’Orleyl,
Sant Josep y L’Horta Seca (La Vall d’Uixó), el Torrelló de Almassora. En el
Castell Vell de Castellón y el Castell de Almenara se encontró acompañada
de cerámica pseudojonia pintada. Lo mismo sucede con los materiales
de la necrópolis de Orleyl, en La Vall d’Uixó. Las piezas que conforman el
ajuar funerario son cerámicas áticas de figuras negras y figuras rojas, junto
a copas de pie bajo, pateras y copas jonias, cerámica ibérica, agujas de
hueso, anforiscos, anillos y pendientes.
De fines del siglo iv y iii a. C. también se ha encontrado cerámica del taller
de las «pequeñas estampillas»; la fabricación de estos vasos se daba en
Italia central, en la región del Lacio, pero también en el área de Populonia,
Tarquinia, Vulci o Caere. En la Península un taller muy importante es el de
Rosas. También aparece algún fragmento de cerámica de Gnathia, como
la estudiada en este catálogo, y de cerámica de barniz negro procedente
de la región campana y de otras áreas de la Magna Grecia.
La crátera de cuerpo acampanado se convierte desde el siglo
en uno de los tipos más conocidos de los talleres áticos.
72
v
al
iv
a. C.
Bibliografía
Benedito, 2015
Melchor, 2017
Fragmento de crátera de campana de origen griego, está decorada con la técnica
de figuras rojas y representa la escena de un banquete. Procede del Castillo de
Almenara. Dimensiones: 15,5 x 31,5 cm. Cronología: Siglo IV a. C. Inédito.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 73
LA TUMBA IBÉRICA DE LA «CRÁTERA DE LA GRIFOMAQUIA»
DE ORLEYL
La tumba de la «Crátera de la Grifomaquia» es la más destacada de la
necrópolis de Orleyl y una de las más extraordinarias de la Comunidad
Valenciana. En la arqueología ibérica son frecuentes las tumbas que
poseen cerámicas áticas; se denomina así al tipo de cerámica elaborada
en esta región griega entre los siglos vi-iv a. C., y su estudio ha aportado grandes logros en la investigación de la cultura ibérica. La crátera de
cuerpo acampanado, como se ha comentado, se convierte desde el siglo
v al iv a. C. en el tipo más conocido de los talleres áticos, donde trabaja la
segunda generación de pintores de figuras rojas, como el Pintor de la Grifomaquia de Oxford, al que se le atribuye esta crátera que comentamos.
Las cráteras de campana se difunden por todo el Mediterráneo y son muy
comunes en las necrópolis ibéricas de Andalucía oriental. El éxito de ello
puede estar relacionado con las facilidades que ofrece para el transporte.
El uso originario de las cráteras en Grecia era el de contenedores de vino
mezclado con agua que se bebía durante los banquetes, tanto festivos
como funerarios. En el ámbito ibérico se adoptan como elementos de ajuar
funerario y contenedores de las cenizas del cadáver.
El ajuar de esta crátera está formado por piezas de origen ático como una
copa de pie bajo, una pátera, un platillo de balanza de cobre, cinco ponderales —cuatro de plomo y uno de bronce— y tres inscripciones ibéricas
sobre plomo —Orleyl iv a vi—. Junto a la crátera había restos humanos
calcinados y cenizas, la copa de pie bajo se halló dentro de la patera, que
serviría de tapadera de la crátera. Estos recipientes contenían los restos
de la cremación y las tres láminas de plomo con escritura ibérica, que se
hallaban enrolladas. Dos de los textos se encontraron en el interior de la
vasija, mientras que el tercero apareció debajo del pie de la misma. Junto
a ella los cinco ponderales estarían superpuestos de mayor a menor: 131,1
g; 91,3 g; 43,5 g (este último de bronce); 22,4 g, y 7,6 g, y sobre los ponderales se colocó un platillo de balanza doblado.
74
Bibliografía
García Fuertes, 1997
García y Polo, 2010
Lázaro, Mesado, Aranegui y
Fletcher, 1981
Melchor, 2017
Melchor, Ferrer y Benedito, 2010
Oliver, 1987
Oliver, 1988
Oliver, 2006
Oliver, Blasco, Freixa y
Rodríguez, 1984
Pasíes, García, Perarnau y
Melchor, 2008
El rol de urna funeraria lo
desempeña la «Crátera de
la Grifomaquia», crátera de
campana de figuras rojas que fue
hallada a finales de la década de
1970 en la necrópolis de Orleyl,
de La Vall d’Uixó.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 75
Ponderales de bronce y plomo.
Plomo con escritura ibérica.
Dimensiones: 27 x 4,4 cm.
Las inscripciones hacen referencia a un personaje llamado Bododas, quizá
el individuo enterrado en la tumba. Algunos investigadores proponen que
debería de ser un comerciante, pero el ajuar también se ha interpretado
como perteneciente a la tumba de un miembro de la aristocracia local. Las
pesas y la balanza son una muestra del carácter comercial del individuo,
mientras que las inscripciones de los plomos darían valor a su carácter
aristocrático, pues los documentos escritos pertenecen a los sectores más
altos de la sociedad ibérica. Estas láminas de plomo llevarían mensajes
referidos al rito del enterramiento, pues existen paralelos en el mundo griego donde hay textos con contenido órfico dirigidos a los difuntos.
El hallazgo de la crátera se publicó en 1981, pero no se dieron a conocer
todos los restos del ajuar. La propia crátera y alguno de los materiales
habían sufrido una restauración deficiente, que acabó por provocar la descomposición de uno de los plomos ibéricos y con ello complicar la interpretación del conjunto. Otras piezas nunca fueron editadas por tratarse de
fragmentos de hierro y de bronce, una taba que formó parte del proceso
de incineración y mortero o yeso. Entre los hallazgos reconocemos los
restos de una falcata, una plancha de metal con remaches, abrazaderas,
76
cierres y fíbulas, entre las que se halla un muelle de una fíbula de codo de
los siglos vi o v a. C. y un puente del tipo anular hispánico del siglo iv a. C.
La Crátera de la Grifomaquia
En una de las escenas de la crátera se representa el tema de la grifomaquia, concretamente un grifo rampante situado en el centro que lucha
contra tres arimaspos, uno de ellos yace a los pies del animal mitológico,
y los otros dos están enfrente y detrás de aquél. El ente legendario lleva
La crátera tiene una altura
de 33,5 cm, un diámetro en
la boca de 35,5 cm y la base
es de 14,2 cm. Presenta dos
escenas separadas por las
asas, que están delimitadas por
una cenefa de hojas de olivo
en la parte superior, y en la
inferior otra cenefa de grecas
interrumpidas por aspas con
puntos en los ángulos.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 77
retoques de pintura blanca y en los glóbulos existentes a los lados de su
cabeza, de la misma forma que en el armamento y en los adornos de los
arimaspos. Estos últimos visten túnica corta, camisa y pantalones, van
tocados con gorro frigio y llevan como armamento escudos con escotadura en la parte superior, lanza y espada corta. Los grifos son animales
imaginarios híbridos con cabeza y pico de águila y cuerpo de león; según
Herodoto (3, 116) vivían en el país de los hiperbóreos, protegiendo de los
arimaspos el tesoro de Apolo. La representación de la escena del grifo se
relaciona con las culturas de la antigüedad que se desarrollaron en torno a
los mares Negro y Caspio.
El tema de la lucha entre arimaspos y grifos es un motivo iconográfico al
que se ha recurrido en numerosas ocasiones en la Antigüedad y que ha
sido reflejado sobre muy distintos soportes. Por ejemplo, en la crátera de
campana procedente de los Castellones de Ceal (Hinojares, Jaén) que se
atribuye también al Pintor de la Grifomaquia de Oxford y se fecha en el
segundo cuarto del siglo iv a. C. Pero existe un paralelo estrechamente
ligado a nuestra pieza, una crátera de cáliz de una tumba del valle de
Pega actualmente expuesta en el Museo de Ferrara (Italia), aparecida en
el ajuar de una tumba etrusca de mediados del siglo iv a. C. y fechada
entre el 380 y el 360 a. C. Esta pieza también representa la lucha entre
humanos y animales mitológicos, enmarcada entre cenefas de hojas de
olivo en la parte superior y palmetas en la parte inferior; a ambos lados
aparece una decoración arquitectónica que simboliza capiteles jonios. La
escena principal representa el combate entre tres guerreros y dos grifos.
La representación del valle de Pega pensamos que se aproxima más a la
fuente de inspiración del artista, pues se trata de una muestra más amplia
del mismo cuadro o tapiz que serviría de modelo para ambas decoraciones. En esta línea, un ejemplo que representa un mayor acercamiento a
este arquetipo iconográfico correspondería a la crátera de campana de
figuras rojas de la colección del Ashmolean Museum de Oxford, en el
Reino Unido (Catálogo núm. 1917,61 Oxford). Otro ejemplo simplificado
de este modelo primigenio sería la crátera de campana del Museo del
Louvre de París (Catálogo: Louvre G529). Ambas piezas tendrían una cronología del siglo iv a. C.
En cuanto al reverso, las interpretaciones también son variadas, se
habla de jóvenes, bacantes o miembros de una procesión. Probablemente se trata de un discurso bastante popular o relato de una gesta
amenizada con instrumentos musicales, con individuos con túnica que
78
portan instrumentos o en actitud de conversación frente a otro personaje. En el caso de Orleyl portan panderos, mientras en el italiano llevan un
pandero y una posible antorcha.
La sepultura de Orleyl forma parte de un contexto mediterráneo, las producciones áticas están presentes en numerosos yacimientos ibéricos y
posee otras semejanzas como la presencia en el ajuar de ponderales en
la tumba 117 del Cabecico del Tesoro de Verdolay, en Murcia. Se asemeja
también al ritual de enterramiento etrusco, pues parte del ajuar son tabas y
cerámicas. Dentro de esta koiné funeraria, existen tumbas con cierto valor
y prestigio, privilegio de aristócratas a los que se asocian las piezas áticas.
Con todo, la interpretación es difícil, pues ni siquiera los patrones de sexo
coinciden, tratándose de un joven varón en Orleyl y una mujer adulta en el
caso etrusco, aunque no cabe duda de que nuestro joven personaje fue
miembro de una de las principales familias del poblado.
La crátera de Orleyl es una producción similar a las otras cráteras que tratan el tema de la grifomaquia. Sin embargo, no parece surgida de la misma
mano del maestro que las creó, aunque sí producida en los mismos talleres
en una fecha que situamos entre los años 380 y 360 a. C. El trazo más sencillo y descuidado de la crátera de Orleyl, nos hace pensar que nos encontramos ante la obra de un artesano secundario y no del propio maestro.
Dentro de la serie del taller del Pintor de la Grifomaquia, la pieza de La Vall
d’Uixó sin duda se incluye dentro de las obras menos depuradas.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 79
OTROS AJUARES DE LA NECRÓPOLIS IBÉRICA DE ORLEYL
El contenido de los ajuares nos puede ayudar a establecer cómo eran los
personajes que formaban su sociedad. El estudio de los cementerios es
una gran herramienta para la comprensión de las actividades económicas, comerciales, religiosas y políticas de una comunidad. Sin embargo,
no es fácil hablar de las creencias que presidieron el mundo ibérico. La
liturgia funeraria que se refleja en las excavaciones nos ofrece una idea
aproximada de que está inspirada por la creencia de una vida más allá de
la muerte. La cremación fue el acontecimiento fundamental en el ritual de
enterramiento, el fuego pudo jugar un papel clave en el tránsito del difunto
al Más Allá.
La necrópolis de Orleyl se ubica a unos 400 m al noreste de la Punta, un
asentamiento de 4,5 ha que era el de mayor extensión en el territorio que
ocupa la provincia de Castellón en el siglo iii a. C. y que concentraría a una
gran cantidad de población en torno a una trama ya urbana.
Los materiales que ha proporcionado el área cementerial ofrecen una
cronología que va del siglo vi al ii a. C. Se trata tanto de vasijas ibéricas
como de importación del siglo v a. C., cerámica ática de figuras negras
y otras de barniz negro, copas del tipo delicate class, copas de pie bajo
y pateras, copas jonias del tipo B2. De mediados del siglo iv a. C. se han
registrado cerámicas de barniz negro y de figuras rojas. De los siglos iii al
ii a. C. cerámica del taller de las «pequeñas estampillas» y de barniz negro
cerámica campaniense.
Entre las sepulturas ibéricas localizadas en la provincia de Castellón, del
Ibérico Antiguo y Pleno, el Puig de la Nau de Benicarló, la Solivella de Alcalà de Xivert, el Torrelló del Boverot de Almassora, Torre la Sal de Cabanes y
la Punta de Orleyl de La Vall d’Uixó, todas las necrópolis presentan armas
en sus ajuares, es el caso de falcatas y puntas de lanza, como se ve en
todas ellas con unas características similares en cuanto al ritual funerario.
80
Bibliografía
García Fuertes, 1997
García y Polo, 2010
Lázaro, Mesado, Aranegui y
Fletcher, 1981
Oliver, 1987, 1988, 2006 y 2013
Oliver, Blasco, Freixa y
Rodríguez, 1984
Pasíes, García, Perarnau y
Melchor, 2008
En los ajuares funerarios de las
tumbas de la necrópolis ibérica
de Orleyl, en La Vall d’Uixó, junto
a las urnas de orejetas, kalathos,
caliciformes, cuencos y pateras,
destacan unos elementos de atuendo
que son muy habituales en las
necrópolis como falcatas, fíbulas,
hebillas, cadenas, pinzas de depilar,
campanitas de bronce, junto a otros
componentes que se vinculan con el
ritual de enterramiento como pondus,
agujas de hueso, anforiscos, tabas,
anillos, pendientes, etc. Cronología:
siglos VI-II a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 81
EXVOTO IBÉRICO
Representa un personaje femenino, en pie, de cabeza grande cubierta con
una túnica de amplia falda hasta la altura de los tobillos, en actitud de
mostrar el cuerpo desnudo. Se trata de una joven en actitud religiosa que
quizá nos está mostrando unas pautas asociadas a peticiones de fertilidad
y fecundidad.
Este exvoto es singular por la simplicidad de sus formas, el tronco es alargado y muy estilizado y en el vestido solo se ha indica el borde. La túnica,
aunque larga, deja los pies al descubierto. Los brazos, apenas modelados,
tienen las manos grandes y los dedos bien marcados. El rostro muestra los
ojos entornados, la nariz proporcionada, corta y recta, y la boca, también
recta, con los labios abultados. Su esquema es muy rígido, se ajusta a las
formas de piezas de menor tamaño, con pequeños retoques para destacar las manos y los pies y repasar los laterales del manto de la figura y el
cabello. Centrándonos en el peinado destaca la presencia de trenzas que
caen y se apoyan en el pecho, acabando con dos grandes bolas o nudos.
La presencia de las trenzas nos habla de un rasgo de juventud.
En los santuarios y en los espacios de culto ibéricos es muy característica
la presencia de este tipo de exvoto, que está cargado de un sentido en las
diferentes prácticas religiosas. Son por tanto muy comunes las representaciones de damas que abren sus ropajes y muestran intencionadamente
el pecho, sexo y vientre, de otras ofrendas figuradas a la divinidad y de un
tipo especial de recipientes como vasitos caliciformes, platos y cuencos
que están relacionados con las ofrendas y libaciones, tal y como sucede
en la cultura griega y fenicia.
En cuanto a la cronología, sabemos que en torno a los siglos iv-iii a. C. se
produce el mayor auge de producción de exvotos de bronce en la cultura
ibérica. Muchos son los lugares donde han aparecido este tipo de figuras
de bronce, exvotos muy similares al nuestro se han encontrado en los santuarios de Collado de los Jardines (Santa Elena-Despeñaperros, Jaén), los
Altos del Sotillo (Castellar, Jaén), el santuario de Nuestra Señora de la Luz
(Murcia), Campo de Arriba (Caravaca) y el Cerro de los Santos (Albacete).
82
Bibliografía
Lillo Carpio, 1991-1992
Mesado, Gil Cabrera y Rufino,
1991
Rueda Galán, 2008
Exvoto ibérico de bronce
procedente de Albacete.
Figurilla de bulto de bronce
fundido en perfecto estado de
conservación. Dimensiones:
altura de 83 mm; anchura de
23 mm; profundidad de 24 mm.
Cronología: siglos IV-III a. C.
(pieza inédita).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 83
CABALLO IBÉRICO DE LA REGENTA
Los esqueletos de caballos son muy escasos en los yacimientos de la
Península en época ibérica. No sabemos hasta qué punto el caballo enterrado en la Regenta pudo ser resultado de un sacrificio o si simplemente
se trata de un enterramiento de un caballo muerto. En el pecho y abdomen
del animal había piedras, que pudieron haber sido introducidas después
de la evisceración. Nada apunta en cualquier caso que estamos ante un
depósito ritual, más bien podemos pensar que se trata de un simple enterramiento. Los caballos que se usaban como cabalgadura generalmente
no eran comidos y por tanto sus huesos no aparecen en los basureros de
los poblados sino que debieron de ser enterrados en otros lugares, como
parece demostrar el hallazgo de este équido.
En las tribus de Iberia el caballo tenía un gran papel como bien de prestigio de la nobleza íbera, es decir, era uno de los referentes más visibles
del respeto y grandeza de las élites. La manutención del caballo era muy
costosa y solo al alcance de estos dignatarios con el añadido de ser un
instrumento de la aristocracia guerrera y de que la guerra es una de las
principales plataformas de poder. Las fuentes hablan de que el comercio
de caballos fue utilizado por las aristocracias de Iberia para atraer aliados y establecer lazos de clientela, asimismo citan el empleo de caballos
como tributo o recompensa de guerra, Aníbal pagó con caballos a los
jefes celtíberos y galos que se le habían unido contra Roma. Escipión el
Africano premió de igual forma a los régulos ibéricos que habían contribuido al sometimiento cartaginés.
La anilla de bronce, de sección circular, tiene paralelos en otros hallazgos procedentes de los poblados de la Serreta (Alcoi) y Puntal dels Llops
(Olocau). Hay enterramientos análogos en Castrejón de Capote (Badajoz)
y fuera de la Península en la zona de Sopron (Hungría noroccidental) y la
zona véneta de los siglos iv y ii a. C. respectivamente.
84
Bibliografía
García-Gelabert y Blázquez,
2006
Iborra Eres, 2004
Mesado, 2003 y 2004
Mesado y Sarrión, 2000
Quesada Sanz y Zamora
Merchán (eds.), 2003
Sánchez Moreno, 2005
Esqueleto completo de un caballo de algo más de 4 años, tumbado sobre su
lateral izquierdo, con la cabeza orientada al Suroeste y su freno o bocado de
bronce. Fue hallado en un enterramiento premeditado en la zona de la Regenta
(Burriana), a escasos metros de la torre medieval. Dimensiones: 136 cm de altura
de cruz. Cronología: siglos IV-III a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 85
JINETE CON LANZA EN CERÁMICA IBÉRICA
En los galbos se desarrolla la escena de jinetes con lanza montando un
caballo, imagen cargada de una compleja simbología. En uno de los fragmentos el jinete está muy bien conservado. Parece llevar un bonete ajustado, tiras cruzadas sobre el pecho, viste pantalón y calza botas. No porta
espuelas como sí ocurre en otros vasos ibéricos. Con la mano derecha
empuña una lanza, mientras que con la izquierda sujeta las riendas del
caballo. El animal está peor conservado ya que le faltan los cuartos traseros y las extremidades. Pese a ello presenta una excelente factura en los
volúmenes y proporciones. Los ojos, la crin y las riendas están silueteados,
salvo un espacio del cuerpo para el dibujo de las piernas del jinete que va
montado a horcajadas.
Estas piezas forman parte de un grupo de cerámicas que, a partir del siglo
iii a. C., se decoran con figuras humanas o animales y ofrecen imágenes
simbólicas de la sociedad ibérica. Los guerreros en estas representaciones
tienen un protagonismo que nos lleva a una sociedad firmemente jerarquizada en la que posee el poder una élite guerrera. Esto explica la existencia
de figuras humanas armadas o de escenas de lucha en las pinturas, esculturas o relieves ibéricos y las numerosas armas que se depositan en los
ajuares funerarios.
Los iberos en la iconografía aparecen generalmente vestidos con sus
armas para ser reconocidos como guerreros, es decir, la facción dominante. La guerra además constituye uno de los principales trampolines para
alcanzar el poder. Por último, el caballo además de estar relacionado con
el reconocimiento social y la ostentación, cuando aparece unido a la imagen del guerrero podía tener implicaciones religiosas y un atractivo simbólico como animal psicopompo, es decir, un sentido escatológico como
portador de las ánimas al Más Allá.
Frente al caballo aparecen otros motivos vegetales y geométricos con paralelos cercanos en la rica decoración de los yacimientos de Sant Miquel (Llíria), la Serreta (Alcoi), la Alcudia (Elche) y del Tossal de Manises (Alicante).
86
Bibliografía
Gabaldón, 2007
Mesado, 2004
Mesado, Gil Cabrera y Rufino,
1991
Ramos Folqués, 1961
Galbos pintados de cerámica
ibérica procedentes del
poblado del Solaig, Betxí. La
decoración está compuesta por
una escena figurada y bandas
horizontales en la parte superior
del galbo. Posiblemente esta
escena se prolongaba en toda
la circunferencia del vaso
cerámico pues se conservan dos
fragmentos. Dimensiones: altura
de 8,5 cm; anchura de 10 cm;
grosor de 0,2 cm. La superficie
exterior presenta un engobe
anaranjado con la decoración
pintada en tono vinoso.
Cronología: siglos III-II a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 87
PESA DE TELAR IBÉRICA
La ropa, en época ibérica, podía realizarse con los paños de lana y lino que
se obtenían en el telar. Las pesas son los únicos restos arqueológicos pertenecientes a telares que encontramos en las excavaciones arqueológicas.
Su función es tensar los hilos del tejido en el telar para poder confeccionar
las telas. Una pesa podía sujetar a la vez varios hilos y normalmente no se
decoraban; sin embargo, está decorada con incisiones en una de sus caras.
En primer lugar, había que conseguir los ovillos, para proceder después
a la confección del tejido en el telar. Existían varios tipos de telar, que se
fueron perfeccionando hasta conseguir un modelo que facilitara la labor y
economizara el trabajo. En la Península Ibérica el modelo más utilizado es
el denominado telar vertical (como el que está en exposición), formado por
dos pies derechos paralelos unidos por una vara transversal en la parte
superior denominada iugum. Los pies se clavaban en el suelo y el telar se
apoyaba en la pared para obtener una inclinación adecuada. En el iugum
se ataban los hilos que formaban la urdimbre y se comenzaba a tejer. Las
pesas daban tirantez a estos hilos.
88
Bibliografía
Inédita
Pesa de telar o pondus, fabricada
en cerámica. Tiene forma
paralelepipédica y una perforación
en el tercio superior para su
sustentación. Dimensiones:
Altura 13 cm, ancho 7 ,5 cm,
profundidad 3 cm. Cronología:
época ibérica (pieza inédita).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 89
PLOMOS CON ESCRITURA IBÉRICA
La escritura fue el vehículo principal de expresión de la lengua de los iberos. Pero hasta la fecha ha resultado estéril la posibilidad de traducir una
sola palabra y menos una inscripción ibérica y, por tanto, es igualmente
infértil a día de hoy querer interpretar estas inscripciones. Sabemos, sin
embargo, que esta escritura presenta signos de valor silábico combinados
con signos de valor alfabético. Para algunos investigadores su origen está
vinculado al alfabeto fenicio, mientras que otros opinan que está directamente influido del alfabeto griego.
Es evidente que la aparición de la escritura solo se produce en aquellas
sociedades que han alcanzado un alto grado de desarrollo social y económico y está atestiguada desde fines del siglo v a. C.
Plomo ibérico del Solaig
La inscripción del Solaig consta de 117 signos que compondrían 21 palabras. La cara A contiene dos líneas de palabras separadas por una tenue
raya central que atraviesa la lámina en toda su longitud. Sus palabras
están separadas por líneas verticales de puntos. La cara B también está
dividida en dos zonas por una línea central, comenzando a escribirse por
el extremo izquierdo superior. Las palabras que aparecen en el plomo son
abundantísimas en las inscripciones ibéricas de Alcoi, Ullastret, Ruscino,
El Cigarralejo, Llíria, Sagunto, Enserune, Ampurias, Ascoli, etc.
La interpretación que se ha hecho del plomo por parte de D. Fletcher es
la siguiente:
Cara A:
Línea 1: IUNSTIR BELESAIR CARCOSCAR BASTAIBAITIEBA BALCELACOSCA BITETUI BAR …
Línea 2: IUNSTIR EGGIARTONE BELESTAR SENWRUN ETESILIR IUNSTIR
ETETUR
Cara B:
Línea 1: SANER BURANALIR BITAN ACU? BALCELACU TAUTIBA
Línea 2: BITEN
90
Bibliografía
Fletcher Valls, 1967b, 1968,
1969, 1988
Fletcher y Mesado, 1967
Mesado Oliver, 2004
PLOMO IBÉRICO DEL SOLAIG
Lámina de plomo con escritura
ibérica por ambas caras,
procedente del Solaig, Betxí.
Uno de sus extremos está muy
deteriorado. Mide 31 cm de
longitud y 3,5 cm de anchura.
Cronología: siglo II a. C.
PLOMO IBÉRICO DE
ORLEYL
Plomo con escritura
ibérica procedente de
Orleyl. Mide 7,3 cm
de longitud y 8,7 cm
de altura. Cronología:
época ibérica.
Plomo ibérico de Orleyl
Este plomo está catalogado como Orleyl X, porque este yacimiento ha
proporcionado otros nueve textos ibéricos. El plomo está fragmentado
en seis trozos y su texto totaliza 65 signos más dos conjuntos numerales.
Se ha interpretado que tiene un contenido comercial, transaccional, relación de deudores o acreedores, lista de contribuyentes, etc., lo que puede
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 91
deducirse de los antropónimos que contiene: ISKENIUS, ABARS[…],
BARSTIN[…], SOSINBELS, etc. La presencia del morfema –KA parece
relacionarse con numerales.
La interpretación del plomo es la siguiente:
Línea 1:
I . S . KE . N . I . U . S . KA … A . II
Línea 2:
KE . BE . L . S . I . L . U . [N?] … E . I . KU
Línea 3:
BA . I . TE . S . I . : A . BA . R . S . [KA] ... R . I . U
Línea 4:
BA . ‘R . S . TI . N . TI . KE . R. I . U
Línea 5:
KE . BE . L . S . I . L . U . N . I . N
Línea 6:
BO . KU …
Plomo ibérico de la Muntanyeta de Sant Antoni
Hoy en día, se conservan 41 signos incisos por una sola cara y repartidos en seis líneas, formando nueve palabras separadas por puntos. Ocho
líneas incisas muy tenues atraviesan longitudinalmente el bronce. Pero
debido a que está rota en su parte izquierda no podemos saber cual era su
tamaño original ni el número total de signos. Paralelos de algunas de las
palabras identificadas se encuentran en Castellón, Ampurias, La Bastida,
Llíria, Ascoli, Ullastret, Enserune, Azaila, la Serreta de Alcoi, etc.
La interpretación del plomo es la siguiente:
92
Línea 1:
[A] L · O · R · S · I · N
Línea 2:
R·E·A·R·I·C·A·L·E·R·C·A
Línea 3:
TI · BA · S · E · R · TO · I · GI · A
Línea 4:
L · A · CU · GI · E · CE · N
Línea 5:
[S] O · S · I · N · TI · BA
Línea 6:
DU · I
BRONCE IBÉRICO DE LA
MUNTANYETA DE SANT ANTONI
Pequeña plancha rectangular
de bronce con escritura ibérica,
con perforaciones circulares en
los extremos superior e inferior
derechos que servirían para fijar
la lámina. Procede del poblado de
la Muntanyeta de Sant Antoni, en
Betxí. Está truncada por el extremo
izquierdo. Mide 7,8 cm de longitud
y 8,5 cm de altura. Cronología:
época ibérica.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 93
VASIJA CON APLICACIÓN EN RELIEVE REPRESENTANDO
A UNA DIOSA
El asentamiento de Torre d’Onda, como se ha mencionado en otros apartados del catálogo, está localizado en un antiguo altozano junto al mar, al
sur de la escollera de poniente del puerto de Burriana. Los restos constructivos se asientan sobre una plataforma de conglomerado fósil que
queda un poco más alta sobre las tierras contiguas de la antigua marjal.
Bajo las aguas también se han llevado a cabo hallazgos arqueológicos
aislados. A pesar de la escasez de testimonios edilicios, en la bibliografía
son notorias las referencias a la importancia de esta instalación portuaria
en el siglo i a. C.
Esta interesante pieza apareció en las excavaciones del año 1987. Se
puede interpretar como una vasija cerámica de uso ritual relacionado con
la solicitud a una divinidad femenina de abundancia económica y prosperidad para la población portuaria. No conocemos el personaje que representa el rostro, pues no hay ningún atributo que lo identifique con claridad,
quizá Demeter, Ceres, Tanit u otra divinidad ibérica.
En época iberorromana hubo una extendida representación de este tipo de
terracotas sobre distintos soportes. Sus características nos acercan también a un momento tardío de connotación helenística. La pasta parece una
producción ibérica pero los rasgos formales del rostro no corresponden a
la estética ibérica, lo que podría interpretarse, como ya han apuntado otros
investigadores, que los alfareros ibéricos usaron moldes provenientes de
talleres de fuera de la Península. El molde podría proceder de Cales, pues
la Campaniense B tardía de esta localidad es la producción foránea mayoritaria en Torre d’Onda y sabemos que incorpora relieves figurados en la
vajilla. El paralelo estilístico más cercano es la vasija del silo 53 del Bosc
del Congost en Sant Julià de Ramis.
94
Bibliografía
Oliver, Melchor y Benedito, 2016
Fragmento de vasija a torno de 98 mm de ancho y 70 mm de alto.
Tiene un relieve aplicado de terracota que representa un rostro
femenino. El fragmento podría pertenecer a un recipiente cerrado
a modo de lebes. Corresponde a la parte central del cuerpo de
la vasija con el arranque del asa retorcida que crea una espiral,
de la que solo se conserva un extremo. Debajo del asa se sitúa la
representación de la cara de mujer. El rostro está hecho a molde y
sujeto a la superficie de la vasija con pequeñas pellas que se han
aplastado entre la vasija torneada y la parte moldeada. La cabeza
mide 36 mm de altura, 27 mm de anchura y aparece ligeramente
inclinada hacia su izquierda. El peinado se muestra con bucles
cayendo a modo de flequillo por frente y occipitales, tapando las
orejas. La cronología de la pieza se sitúa entre el siglo II y I a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 95
CERÁMICA DE GNATHIA
Es una de las piezas más significativas de la colección de cerámicas mediterráneas. Se trata de un vaso para beber o skyphos apulitano de estilo Gnathia, así denominada por el nombre de la antigua Gnathia, actual
Egnazia, unos vasos producidos en la costa adriática de la región de Apulia, en el sur de Italia. Aunque dentro del estilo de Gnathia nos referimos
también a vasos que presentan una decoración semejante, pero producidos en otras áreas de la Magna Grecia, Etruria, Sicilia, el Lacio o incluso,
como veremos, fuera de Italia.
De forma refinada, la superficie se ha cubierto de un barniz de color negro
con motivos ornamentales vegetales tricromos. A imitación de los recipientes metálicos, se han representado escisiones en la panza del vaso
que se asemejan a una nervadura vertical.
En cuanto a la decoración de esta pieza, en Egipto se ha descubierto cerámica similar atribuida al taller del grupo de Alejandría, que estuvo en funcionamiento a finales del siglo iii a. C. De finales del siglo iv y iii a. C. se ha
encontrado en la provincia de Castellón otras cerámicas barnizadas; la
fabricación de estos vasos se daba en Italia central, en la región del Lacio,
pero también en el área de Populonia, Tarquinia, Vulci o Caere.
96
Bibliografía
Arasa, 2017
Skyphos de cerámica helenística de barniz negro mate lucente y arcilla muy
depurada y dura. Procede del yacimiento del Solaig de Betxí. El tercio superior
de la cerámica está decorada de forma tricroma, en trazos fitomorfos pintados
que van desde el naranja intenso al rojo, amarillo y tonos blancos. Entre las
decoraciones están las franjas anchas que se acompañan de estilizados filetes.
Dimensiones: diámetro del borde de 8,2 cm, altura conservada de 4,3 cm.
Cronología: Siglos IV y III a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 97
ÁNFORA TARDOPÚNICA
En el museo tenemos dos ejemplares de ánforas púnicas, uno parece ser
que proviene del yacimiento submarino de Torre d’Onda y el otro fue hallado por el vecino de Burriana, D. Manuel Felis Gómez, frente al Grao de
Burriana, a unos 400 m de la costa. La zona del puerto de Burriana aparece
como un foco de comercialización de productos marinos desde al menos
el siglo iii a. C.
A partir del siglo iv a. C. se producen una serie de cambios importantes
en la economía de las ciudades fenicias de la Península Ibérica gracias al
desarrollo de las conservas de pescado que comenzaron a producirse de
forma especializada para su comercialización. Las salazones de pescado,
normalmente producidas con peces como las doradas, atunes y bonitos,
eran conservadas y distribuidas en el interior de ánforas. Gracias al hallazgo de estos envases, sabemos que el comercio de salazones fenicias
alcanzó en el siglo v a. C. lugares como Cerdeña, Sicilia, Etruria, el sur de
Italia y Grecia. Estos productos tenían como destino los mercados locales
de la Península Ibérica, tanto fenicios como iberos.
El conocimiento sobre la importancia que en la Antigüedad tenían las actividades para la explotación, conservación y comercialización de los productos marinos y sus derivados va ampliándose gracias al estudio de este
tipo de ánforas. El prototipo de estos envases parece encontrarse en el
ámbito cartaginés. Este tipo de ánfora se ha documentado ampliamente
en todo el Mediterráneo occidental en yacimientos tanto del norte de África como de la costa peninsular: Cádiz, Alicante, Ibiza, Cartagena, Ampurias, Mataró, etc.
98
Bibliografía
Fernández Izquierdo, Wagner y
Ramos, 1991
Lagóstena Barrios, 1996
Mesado, Gil Cabrera y Rufino,
1991
Ánforas de salazón tipo Mañá C de
cuerpo cilíndrico, base acabada en
pivote o apuntada que no se conserva
y asas de sección circular pequeñas y
robustas situadas longitudinalmente.
El perfil de la boca con sección de
perfil de trompeta. Un ejemplar carece
de labio y ambas de la parte inferior.
Siglos III a. C.-I d. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 99
LUCERNA REPUBLICANA
Este ejemplar encontrado en Torre d’Onda está relacionado con las primeras producciones claramente romanas y se desarrollan en los últimos
siglos de la República, etapa que en la zona del Levante peninsular coincide con la irrupción comercial y también política de Roma. Estas producciones se fabrican en Italia, pero todavía están influenciadas por la
fuerte tradición helenística y en realidad son variantes de otras lucernas
más lujosas como serían aquellas de bronce o en barnices negros. El yacimiento de Torre d’Onda es un extenso enclave junto a la costa que tiene
una importancia notable a mediados del siglo ii a. C., justo cuando se había
producido el abandono de otros centros urbanos costeros, como Torre la
Sal, en la Ribera de Cabanes.
Se conocen numerosos ejemplares en yacimientos de la costa mediterránea. Las fechas de estos elementos se sitúan en la República tardía. Es
ahora cuando se van a generalizar la utilización de la técnica a molde para
la fabricación de estas piezas, la decoración que aparece en el disco y la
progresiva disminución del tamaño del orificio de alimentación.
100
Bibliografía
Arasa Gil, 2001
Beltrán Lloris, 1990
Járrega, 2011
Oliver Foix, 2013
Lámpara de cerámica del tipo Ricci H, no presenta ningún tipo de barniz. Procede de Torre
d’Onda, Burriana. Tiene cuerpo troncocónico alto y base discoidal de fondo plano. Disco
rehundido cóncavo y gran orificio de alimentación. La piquera es corta y recta y el pico en forma
de yunque. Dimensiones: altura de 37 mm, longitud de 85 mm y diámetro de 50 mm. Cronología:
finales del siglo II-mediados del I a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 101
STRIGILIS DE ÉPOCA ROMANA
El estrígilo se localizó en Torre d’Onda fruto de una de las excavaciones
antiguas llevadas a cabo en este enclave costero, que a mediados del siglo
ii o i a. C. reunía un carácter portuario. Este instrumento era usado a modo
de cepillo o rascadera tanto por hombres como por mujeres, para quitarse
el sudor y la suciedad, aplicarse ungüentos o aceites. Pero también lo usaban después de tomar un baño en las termas o realizar ejercicios físicos en
la palestra, es decir, lo que los romanos denominaban cura corporis.
En la cultura romana su presencia, según nos informan los escritores clásicos, indicaba la admiración que su poseedor sentía por la cultura helénica.
La aparición en Italia, Ampurias o Valentia de estrígilos dentro de tumbas
masculinas muestra el alto valor de estos instrumentos formando parte de
ricos ajuares funerarios y su hallazgo se relaciona con el uso en los lugares
en los que los hombres desarrollaban una práctica social y colectiva: el
mundo de la palestra y el banquete funerario. En efecto, es un objeto muy
representado en la iconografía funeraria.
102
Bibliografía
Burillo, Cano, López y Saiz, 2008
García-Prósper, Polo, Romero e
Iborra, 2010
Melchor, 2013
Instrumento metálico de hierro, compuesto de una espátula curva de sección semicircular (ligula), si bien
está fragmentada y un mango de madera (capulus), que no se conserva. Debería tener originalmente una
ranura por donde se pasaba el aro metálico que permitía llevarlo suspendido en el cinturón o colgarlo en
una pared. Procede del yacimiento de Torre d’Onda, Burriana. Dimensiones: tiene 12,9 cm de longitud y
2,7 cm de anchura máxima. Cronología: tardorrepublicana (pieza inédita).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 103
ESTATUA FEMENINA CON MANTO Y CHITON
Viste manto o pallium, que descansa sobre los hombros, se despliega por
toda la espalda y se cruza diagonalmente por debajo de la cintura cayendo
sobre el brazo izquierdo, y chiton o larga túnica con mangas cuyos pliegues, separados por profundas incisiones, pueden verse en la zona inferior. Bajo ella asomaban los pies, que hoy en día están perdidos. Desde la
cadera derecha al antebrazo izquierdo se concentran los gruesos pliegues
que constituyen el balteus. En el antebrazo se recogen ambos extremos
del manto, que provienen del balteus y del hombro izquierdo, para caer
desde aquí en largos plisados longitudinales. El brazo derecho con restos
de la perforación para su ajuste, de sección cuadrada, pudo estar separado totalmente del cuerpo mientras que el izquierdo, con un orificio circular
para la espiga, estaba doblado a la altura del codo en un ángulo casi recto
y envuelto en el manto. Presenta un escote circular pegado al cuello y bajo
este una serie de pliegues en V.
Posee una composición muy cuidada y una ejecución detallada. Destaca
el esmerado trabajo con el que ha sido realizado el chiton, abrochada
con botones circulares que van desde el hombro hasta la altura del codo,
donde se acopla el brazo derecho, así como, de los cordones sogueados
abriéndose en abanico. El manto está realizado con gran minuciosidad,
está realizado en un tejido tan fino que deja traslucir no solo los pliegues
del chiton sino también detalles del cuerpo por él cubiertos, como el pezón
del pecho derecho y el ombligo marcado con un suave rehundimiento.
Sobre los pechos y el abdomen el tejido queda pegado y transparenta
a través de las rugosidades la posición de estos. El escultor plasma con
gran belleza la técnica de los paños mojados, que nos permite observar
la anatomía femenina. Esta escultura presenta una clara influencia dentro
de la tradición de los modelos clásicos del siglo v a. C. interpretados en
el Helenismo.
El equilibrio de esta escultura viene dado por la posición de la pierna
izquierda, que soporta el peso de todo el cuerpo, mientras que la derecha es llevada hacia adelante. Este movimiento se transmite al resto del
torso, así la cadera izquierda ha sido situada más alta y también el hombro
izquierdo, más alto que el derecho, dando este movimiento lugar a una
línea sinuosa que se desarrolla a lo largo de la figura.
104
Bibliografía
Mesado, 1971
Mesado, Gil Cabrera y Rufino,
1991
López López, 1999
Figura femenina de bulto redondo cuya
cabeza y brazos fueron elaborados aparte
para encajar con el cuerpo. Procede de
Talavera de la Reina. A esta pieza le falta la
cabeza, que iba encajada en el hueco que se
conserva entre los hombros. Tiene perdido el
brazo izquierdo a la altura del antebrazo y el
brazo derecho. La parte inferior se encuentra
perdida con una rotura situada a mitad de
las pantorrillas. En general, se conserva
en buen estado. Mármol blanco de grano
fino y cristalino con vetas grises. Altura 167
cm; anchura 64 cm; profundidad 36 cm.
Cronología: siglos I y II d. C.
La pérdida de la cabeza y la falta de atributos impiden la identificación de la escultura, sin duda relevante, que estaba destinada a ser contemplada desde numerosos puntos de vista, a
juzgar por la calidad, esmero de los detalles y buen acabado
final. Esta estatua es comparable a otras esculturas augusteas,
como la estatua femenina con manto de Medellín (Badajoz), del
siglo i y procedente del teatro romano, o las estatuas femeninas halladas en el espacio público de los Altos de Santa Ana en
Colonia Patricia (Córdoba), la necrópolis de Carmona, la localidad de Bolonia (Cádiz), Río Tinto (Huelva), el foro de Tarraco y
otras muchas halladas en la Península Ibérica.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 105
CERÁMICA ROMANA
Una de las producciones cerámicas más importantes de época romana
fue la de los vasos de paredes finas, su función sería la de vasos para
beber, desempeñaban el mismo papel que después tendría el vidrio, pero
la calidad de estos vasos nos permite incluirlas dentro de las «cerámicas
de lujo», dedicadas también al servicio de mesa.
Bajo este nombre se reúnen boles, tacitas lisas o decoradas, y también
copas y botellas, todas ellas de paredes muy delgadas, que pueden estar
recubiertas o no de engobe, pero sobre todo con reflejos metálicos, que
en casos como el material de exposición se han perdido por su mala calidad. Estos vasos acompañan la vajilla de mesa romana, normalmente para
beber, aunque en algunos casos se pudieron emplear para guardar o servir líquidos.
El otro ejemplar, una botella globular con doble asa, apareció en la zona
de La Regenta.
Este tipo de botella tiene su origen en el Bajo Imperio romano como las
formas como la Salom. ix o Salom. x del siglo iii d. C., pasando a la Terra
Sigillata Hispánica Tardía y llegando a formas engobadas como la Unzu 14
(siglo iv-v d. C.) y fue adaptado por los visigodos. En esta época tuvo una
presencia muy destacada en los ajuares funerarios. Esta tipología cerámica pasó posteriormente al mundo hispanomusulmán, pero solo con un
asa, forma que conocemos con el nombre de redoma.
Los materiales registrados en las excavaciones después de la conquista bizantina del sudeste de Hispania en el 552 demuestran que continúa
habiendo un interesante volumen de importaciones en la costa este peninsular dentro del tráfico comercial del mediterráneo central y occidental.
106
Bibliografía
Germán Rodríguez, 1996
Mayet, 1975
Vaso de cerámica de paredes finas. Bol con
carena, la parte superior del cuerpo está
curvada terminando en un labio redondeado,
forma Mayet XLIII. La carena está señalada por
dos acanaladuras. Reposa sobre un pequeño
pie. Considerado una de las formas más
típicas de los talleres emeritenses. Pasta dura
de color ocreblanquecina. Engobe amarillo
con irisaciones anaranjadas y decoración lisa.
Cronología: segunda mitad del siglo I d. C. y
principio del siglo II d. C. (pieza inédita).
Botella globular con cuello estrecho, doble asa y pie
anular. En la parte final del cuello falta el borde exvasado
característico de este tipo de piezas. Procede del
yacimiento de La Regenta (Burriana). Dimensiones: 45 cm.
Cronología: Siglos IV al VI d. C. Inédito.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 107
LUCERNA DE VOLUTAS CON PEGASO
Ejemplar completo de lucerna de volutas con piquera triangular. La lucerna
conserva la orla, el disco y el rostrum. Las volutas forman una pelta y no
tiene asa. Está elaborada a molde con decoración en el disco de Pegaso
avanzando hacia la izquierda con las alas desplegadas dentro de tres círculos concéntricos, dos en relieve y uno inciso. Los modelos para estas
lucernas hay que buscarlos en los ejemplares de metal, que estaban perforados a los lados del pico para sujetarlos mediante dos cadenitas. Son uno
de los conjuntos de lucernas más numerosos y reúnen una gran calidad
técnica y artística.
El caballo alado es junto con el grifo el animal mitológico preferido por los
alfareros romanos, que lo representaron de forma aislada o acompañado
de otros personajes, preferentemente Belerophonte. Como ornamentación
este fabuloso ser portador del rayo de Zeus aparece en los más variados
objetos, como pinturas, esculturas, mosaicos y las monedas que lo utilizarían como tipo en época republicana e imperial.
La producción de estas lucernas llega a todos los rincones del Imperio y aunque posiblemente son originales de Asia Menor muy pronto es
adoptada por los itálicos. Esta decoración es muy corriente en los dos
primeros siglos de nuestra era, durante el reinado de Nerón y comienzos de la dinastía Flavia. Entre los múltiples paralelos destacan las piezas
de Mauritania Tingitana, Cotta, Bulla Regia, Carthago, Sevilla, Vindonissa, Mainz, Novaesium, Pisa, Cástulo, Pollentia, Tarraco, Mérida, Tarazona,
Chao Samartín (Asturias), etc.
108
Bibliografía
Amare, M.ª T., Bona, I. J. y
Borque, J. J., 1981
Benedito, 2015
Cabrera, 2014
Morillo Cerdán, 1990
Posac Mon, 1981
Rodríguez Martín, 2002
Lucerna de volutas del tipo
Loeschcke IC/Dressel 9C/
Deneauve IVC, que fue hallada
en el yacimiento del Marjalet de
Burriana. Presenta un diámetro
de 78 mm, 112 mm de longitud y
24 mm de altura. Pasta de color
ocre amarillento, blanda, fina y
depurada. Cronología: Siglos I y
II d. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 109
LUCERNA CON REPRESENTACIÓN DE DEXTRARUM IUNCTIO
La excavación de la villa de Sant Gregori ha proporcionado una lucerna
de disco completa con el sello C·OPPI·RES, una de las marcas de alfarero
más difundidas en el mundo romano correspondiente al artesano Caius
Oppius Restitutos. En el disco se reproducen de forma muy detallada dos
manos derechas entrelazadas sosteniendo el cetro alado, elementos que
hacen mención a la concordia y a la paz. Se trata en efecto de la dextrorum
iunctio, las manos estrechándose son símbolo de concordia y de fides, el
caduceo es símbolo de paz. Estrechar la mano derecha significa un gesto
solemne de fidelidad mutua como una expresión de acuerdo o contrato. El
mismo Tácito recuerda que la dextrarum iunctio era una vieja costumbre
entre los romanos que simbolizaba la confianza mutua entre dos hombres.
La unión de las manos derechas tiene una larga tradición en el arte griego,
conocida como dexiosis, y también en el arte etrusco, y se utiliza para
mostrar que existe una alianza.
La lucerna conserva la orla, el disco y el rostrum. Este último es redondeado, separado del cuerpo de la lucerna por un surco horizontal y dos
pequeños trazos oblicuos, con una pequeña incisión circular sobre cada
uno de los vértices. Una moldura gruesa separa el margus del disco cóncavo. En el disco aparecen representadas las dos manos derechas juntas.
Está elaborada a molde. La representación de las manos entrelazadas de
forma simbólica es un modelo iconográfico casi idéntico al que aparece
en alguna de las monedas tardorrepublicanas y del Imperio. El tipo de la
mano derecha ocupa ahora todo el campo y lo podemos considerar como
la síntesis de la amplia representación de dos figuras completas en actitud
de dextrarum iunctio. Esta iconografía en las monedas se manifiesta a través de una leyenda. Esta misma imagen se ha documentado también en
algunos productos de joyería como son los anillos.
La marca C·OPPI·RES aparece impresa y bajo la forma abreviada del trianomina del fabricante, siendo uno de los sellos más extendidos en la primera mitad del siglo ii. La encontramos en la región de Campania, norte de
África, Túnez y en la costa mediterránea peninsular en Valencia y en la villa
romana de Tolegassos.
110
Bibliografía
Balil, 1968
Benedito y Ferrer, 2012
Benedito, 2015
Casas Genover y Rocas
Gutiérrez, 1989
Ferrer, Melchor y Benedito, 2013
Huguet Enguita, 2006
Lucerna de disco del tipo Dressel 20/Deneauve VIIA,
con la marca C·OPPI·RES hallada en la villa romana
de Sant Gregori, Burriana. Presenta un diámetro de
66 mm. Pasta de color naranja, dura, fina y depurada.
Engobe de color castaño anaranjado. Cronología:
130-150 d. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 111
UNGÜENTARIOS DE VIDRIO
Es un tipo de recipiente de vidrio soplado al aire más numeroso y extendido en el mundo romano, se destina a contener perfumes o ungüentos.
Esta forma de ungüentarios de vidrio es una de las formas más comunes
durante el siglo i, es muy frecuente y acompañan el ajuar de numerosas
incineraciones de la Península Ibérica, algunas veces como único elemento de ajuar funerario. Por este motivo también eran conocidos como
lacrimatorios, pues algunos piensan que eran utilizados para depositar las
lágrimas de los difuntos.
Asimismo, su tipología podía ser muy diversa: de cuerpo piriforme, cuello
cilíndrico y vidrio coloreado se han encontrado varios ejemplares en el
Tossal y Orihuela que han sido fechados hacia el 50 d. C. y otros hallados
dentro de una urna cineraria de Elche, entre otros ejemplares. Otra de las
formas más frecuentes en el siglo i d. C. en las necrópolis y yacimientos se
caracterizan por presentar un cuerpo en forma de tubo alargado en los que
apenas se distingue el depósito del cuello.
112
Bibliografía
Almagro Gorbea y Alonso
Cereza, 2009
Sánchez del Prado, 1984
Ungüentarios de vidrio, procedentes de Mérida, de color ámbar, verde azulado y muy claro y transparente,
de tipo piriforme y depósito globular, cuello vertical, muy corto, y base plana reducida o circular y convexa;
de cuerpo cónico y base circular ligeramente rehundida; de cuerpo troncocónico y cuello largo; y,
finalmente, del tipo tubular. Tipos Isings 8; Isings 6/8; Isings 8/28 a y b. Terminan en una boca exvasada con
labio fino. Cronología: siglo I d. C. (piezas inéditas).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 113
ÁNFORAS VINARIAS ROMANAS
El interés de las ánforas reside en que son recipientes que se han relacionado con el comercio principalmente de vino, pero también con las importaciones de aceite y también existe la posibilidad de que fuera salazones
o derivados de pescado (garum, muria y liquamen). La producción de los
primeros contenedores de vino es abundante en toda la costa itálica, distribuyéndose entre los siglos ii y i a. C. por todo el Mediterráneo occidental, fundamentalmente en la Galia e Hispania. Algunos ejemplares tienen
sellos impresos y tituli picti, que se refieren al vino producido en la zona de
origen —como los famosos vinos itálicos de la zona de Campania, del sur
del Lacio y Sicilia—, al propietario del envase, al alfarero, contenido, fecha
de embotellado, peso, ciudades, etc. Las ánforas son un testimonio muy
importante del comercio mediterráneo.
Durante el gobierno de Augusto, la ampliación de nuevos territorios a consecuencia de la expansión del Imperio significaba que necesitaban mayores explotaciones agrícolas. En Sagunto sabemos que se producía vino
porque se fabricaban ánforas. La elaboración de este contenedor se ha
constatado en los alfares del Puig de Santa Maria, Els Arcs de Estivella y
en la partida de Orleyl, en La Vall d’Uixó. En tiempos de Augusto se abren
nuevos centros de producción, especialmente en la Galia Narbonensis,
produciendo estos talleres nuevos tipos de ánforas que también se han
encontrado en la costa de Burriana.
El puerto de origen de estos barcos sería seguramente el de Sagunto y su
destino podría ser el puerto de Roma, aunque algún problema motivó que
no alcanzara la costa, hundiéndose cerca.
114
Bibliografía
Aranegui, 1981
Fernández Izquierdo, Wagner y
Ramos, 1991
Mesado, Gil y Rufino, 1991
Ánforas romanas procedentes
de la costa de Burriana: Torre
d’Onda y el Calamó. Tipología:
Dressel 1. Cronología siglo II - I
a. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 115
ÁNFORAS DE SALAZONES Y ACEITE
Sabemos que el ánfora fue el envase más usado en la Antigüedad, se utilizaba para almacenar y transportar alimentos, en este caso aceite. La base
terminada en punta permite hincar las ánforas en la arena y estibarlas en
las bodegas de los barcos. Las asas facilitan su manipulación y traslado.
Su difusión es amplísima por el Mediterráneo occidental y como hemos
visto en las ánforas vinarias suelen llevar sellos inscritos en cartelas en
las asas o inscripciones pintadas en los hombros y el cuello, que permite
conocer la estructura de la producción y comercialización; había grandes
familias en Hispania dedicadas a la exportación a gran escala, aunque en
estos ejemplares no los encontramos.
El aceite se envasó en las ánforas de la forma que se ha encontrado en el
Calamó. Hispania desde el siglo ii se constituirá en la principal exportadora
de este producto, el volumen de este comercio fue espectacular hasta el
punto de que en el llamado Monte Testaccio, en la ciudad de Roma, se
formó este montículo artificial mayoritariamente de ánforas procedentes
de la Bética.
116
Bibliografía
Mesado, Gil Cabrera y Rufino,
1991
Fernández Izquierdo, Wagner y
Ramos, 1991
Ánfora de aceite. cuerpo
globular, paredes gruesas y
cuello y pivote corto. Tipo
Dressel 20. Cronología:
siglo II y III d. C. Ánfora de
salazones Dressel 7-11,
Borde exvasado y moldurado,
Proceden del yacimiento del
Calamó, Burriana.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 117
LÁPIDA FUNERARIA ROMANA
En el mundo romano las inscripciones funerarias son el documento con
testimonios escritos más importante que trata el tema de la muerte. Los
romanos colocaban las tumbas a los lados de los principales caminos, en
las cercanías de las ciudades, donde los transeúntes podían contemplarlas y admirarlas. El entierro de un romano se caracterizaba por la solemnidad del ritual y se celebraba públicamente, ya que estaban concebidos
para que los difuntos fueran recordados por los vivos. Existían dos tipos de
sepultura, la incineración o cremación del cadáver para después depositar
sus cenizas en una urna, y la inhumación (de humus, tierra), que se generalizó durante el siglo ii. A partir de este siglo y durante el iii, el rito de la cremación fue cediendo ante la moda, cada vez más extendida, de enterrar
inhumado el cadáver. Estos enterramientos llevaban una estela funeraria,
ara, cipo, cartela o tabula ansata como señal exterior y en ella un epitafio,
que se solía encabezar con las palabras «Dis Manibus» que hacían alusión
a los dioses que debían proteger en la otra vida al difunto. Luego se ponía
el nombre del fallecido, la filiación, la tribu, la edad a través de la fórmula
«annorum», «vixit annos» o «annis», condición, profesión, méritos y glorias
del difunto, el nombre de la persona que costeaba la inscripción y su relación con el difunto. Los hay breves y extensos, poéticos y narrativos. Podía
finalizar con la fórmula «hic situs est», o esta otra, «sit tibi terra levis» (que
la tierra te sea ligera), con la cual se deseaba al muerto paz en su tumba.
En este epígrafe no aparece ninguna alusión a la muerte, muy común en
otras inscripciones, tampoco aparece ninguna expresión afectuosa con el
difunto, como queridísimo o «marito optimo fecit», ni termina con fórmulas
de despedida. Es por tanto un epitafio breve, pero hay que tener en cuenta
que muchas inscripciones romanas eran así. En este curioso epitafio el
campo epigráfico está delimitado por una ranura y tiene forma de tabula
ansata, es decir, con asas laterales trapezoidales. La parte superior de la
inscripción sepulcral es un frontón truncado. La traducción que propone el
epigrafista J. Corell es la siguiente:
D(is) M(anibus)
C(aius) Anton(ius) Le
o Pardae uxori
118
A los dioses Manes
Cayo Antonio Leo
a Parda
su mujer
Bibliografía
Corell, 2002
Fletcher y Alcácer, 1956
Járrega, 2011
Mesado, Gil Cabrera y Rufino,
1991
Ripollès, 1976
Sarthou, 1912
Utrilla, 1963
Ventura Rius, 1999
En el término de Les Alqueries
se halló un epígrafe funerario
dedicado por Caius Antonius
Leo a su mujer Parda. Placa de
mármol de Buixcarró, la cara
anterior está pulida y la posterior
alisada. Está fragmentada en
el ángulo inferior derecho.
Dimensiones: 46 x 32 x 5 cm.
Cronología: Siglos II y III d. C.
En el museo se expone esta estela funeraria romana junto a otras inscripciones aparecidas en Burriana. Una de ellas fue hallada en la partida de
Cap de Terme y parece estar dedicada a Cornelia Nige [lla?]. La segunda
inscripción está desaparecida y fue dedicada a una cierta Redempta. Otra
inscripción se halló reutilizada en una torre situada entre L’Alter de Vinarragell y el mar y está dedicada por Lupinus a su madre y a su hermana
Sicilia y Onesima.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 119
ENTALLE QUE REPRESENTA LA FIGURA DE MARTE
El dios Marte es representado caminando sobre la punta de los pies hacia
la izquierda. La cabeza y las piernas están de perfil, mientras que el resto
del cuerpo ligeramente girado hacia la derecha. En el tórax aparecen cuatro abultamientos correspondientes a las costillas. Lleva un trofeo hacia
atrás, apoyado en el hombro derecho y en la mano izquierda una lanza
tirada hacia delante. Aparece desnudo con una pequeña pieza de tela
alrededor de la cintura a modo de subligaculum. En la cabeza lleva casco
con cimera.
El tipo de Marte representado en este entalle es uno de los más populares
dentro de la glíptica romana. Identificado con Mars Juvenis, dios imberbe y
con casco vestido con un subligaculum, también se ha interpretado como
Mars Gradivus, Mars Tropaiphoros o como una variante de Mars Ultor.
120
Bibliografía
Benedito, 2015
Vicent Cavaller y Casal García,
1977
Vicent Cavaller, 1979
Entalle de forma ovalada de jaspe rojo
para ser engastado en un anillo y ser
utilizado como sello, que representa a
Marte con lanza y trofeo. Dimensiones:
11 x 7,1 x 2,7 mm, la cara superior es
plana, el reverso convexo y los bordes
biselados. Procede de la Muntanyeta de
Santa Bàrbara (la Vilavella). Está fechado
en el siglo II y primera mitad del siglo III.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 121
ESTATUILLA DEL DIOS MERCURIO
Bronce de larario doméstico que representa al dios Hermes-Mercurio con
clámide sobre el hombro. Es una de las mejores representaciones de Mercurio que existen en la Península Ibérica. Mercurio es el dios romano asimilado al Hermes griego y aparece como un joven imberbe, totalmente desnudo, atlético, erguido, con clámide sobre el hombro que cubre parte de su
cuerpo. El peso descansa sobre la pierna derecha, posición de armoniosa
belleza. Lleva chlamys o tela caída enrollada al brazo, caduceus o caduceo
en su mano izquierda, bastón o cayado hoy desaparecido que ha sido sustituido por otro de oro, y en la mano derecha sostiene el marsupium o bolsa
de dinero que Mercurio solía llevar para las transacciones comerciales.
Calza crepidae o sandalias aladas y porta un petasos, sombrero redondo
típico de los viajeros griegos.
Bibliografía
Se trata de una estatuilla de bronce que podemos relacionar con los lararios y el culto privado a los dioses protectores de la casa. Los Lares suelen
hallarse en los altares domésticos junto a otras deidades como Fortuna,
Hércules y el propio Mercurio, mientras que otras divinidades también fueron objeto de devoción particular, como Júpiter, Minerva o Venus.
Rodá, 1990
La representación de Mercurio con clámide sobre hombro posiblemente
es la variante de la que se poseen más ejemplares. Se extiende no solo
por la península, sino que se han localizado otros ejemplares a nivel continental. De menor tamaño es el Mercurio del larario de la villa romana
de Vilauba, depositada en el Museu Arqueològic Comarcal de Banyoles.
Procedente de la colección Miró, en el Museo Arqueológico Nacional de
Madrid se encuentra el denominado Mercurio de Zulema, hallado en la
pedanía de Zulema, Alcalá del Júcar, hoy depositado en el Museo Arqueológico de Albacete. Y dentro del mismo grupo también está el Mercurio de
Altamira (Pontevedra) encontrado en el Castro de Altamira en Taboexa, el
Mercurio del Villar del Barrio, depositado en el Museo Provincial de Ourense y el Mercurio de El Villar de Coy depositado en el Museo Arqueológico
de Lorca.
122
Abad, 1985 y 1987
Arasa, 1987
Baratta, 2001
Benedito, 2015
Fernández Uriel, 2007
Jiménez, 1994 y 2003
Llobregat, 1980
Mesado, Gil Cabrera y Rufino,
1991
Mesado, 1971
Utrilla, 1968
Pequeña estatuilla de
bronce que representa a
al dios Hermes-Mercurio.
Procede del yacimiento
de L’Alter de Xilxes. El
bronce está fundido a
la cera perdida. Mide
216 mm y se ha fechado
entre los siglos I y II d. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 123
CUBILETE DE VIDRIO DE SANT GREGORI
Este tipo de vaso forma parte de los servicios de mesa de lujo a finales
del siglo i y en el siglo ii y debió de ser de los más costosos. El vidrio en
este periodo había pasado a convertirse en un objeto habitual en la domus
romana. Surgen en todo el Imperio numerosos tipos, como cuencos con
acanaladuras, botellas cuadradas o cuencos con costillas.
Bibliografía
Hacia el segundo tercio del siglo i aparece el vidrio soplado a molde y
durante el siglo ii se impone un tipo de decoración que imita a los vasos
metálicos repujados. De esta época son características las aplicaciones en
hilos de vidrio y las incisiones, como en el vaso de Sant Gregori. El vidrio
pulido y esmerilado o abrillantado se reservó para las piezas más lujosas,
que muestran colores variados, texturas y formas, hasta llegar a convertirse en el material suntuario por excelencia. Llegó a sustituir piezas de vajilla
e incluso en algunos lugares alcanzó una predilección superior a la del oro.
Ferrer, Melchor y Benedito, 2013
Los investigadores apuntan a un origen sirio para estos recipientes aunque
también pudieron fabricarse en el norte de Italia. Desde allí las exportaciones llegarían a todos los sectores del Imperio. A partir del gobierno de
Tiberio aparecen piezas de vidrio soplado en Tarraco, Caesaraugusta y
Augusta Emerita, sobre todo durante la dinastía Julio-Claudia. En la península se han localizado fábricas de vidrio en la Bética y la Tarraconense
desde la segunda mitad del siglo i d. C., probablemente como expansión
de los centros ya existentes en el norte de Italia. Se han encontrado restos
en la ciudad romana de Valentia, Tarraco, Augusta Emerita, Augustobriga, Calahorra, Celsa, Torre Llauder, Can Rafart (Mataró), Tortosa, L’Olleria
(Valencia), etc.
124
Almagro Gorbea y Alonso
Cereza, 2009
Alonso Cereza, 2005
Benedito, 2015
Sánchez del Prado, 1984 y 2008
Vaso cubilete de vidrio, procedente de la
villa romana de Sant Gregori, Burriana,
que descansa sobre un pie anular, con
una elaborada decoración con líneas
talladas y losanges o facetas romboidales
realizadas con hilos finos de vidrio en
relieve. Está elaborado por la técnica del
soplado a molde. El cuerpo presenta un
perfil convexo, la boca aparece exvasada
con borde fino al exterior. Forma Isings
32. El vidrio se caracteriza por tener una
tonalidad azulada y por ser de muy buena
calidad, ya que el afinado es perfecto.
Diámetro del borde de 6 cm; diámetro
de la base de 4,2 cm y altura de 8,7 cm.
Cronología: siglos I y II d. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 125
AMULETUM DE ÉPOCA ROMANA
Los pequeños amuletos fálicos son una de las piezas más fácilmente reconocibles como amuletos romanos de todas las que se exponen en los
museos. En época romana se generalizó su uso como objetos protectores
para la persona que los llevara. Lejos de una intencionalidad erótica, todos
los ciudadanos podían recibir el mal de ojo (oculus malignus o inuidus), la
forma de denominar el daño provocado por la mirada de algunos seres,
pero los portadores de estos amuletos fueron sobre todo ancianos, mujeres y niños, ya que eran los más débiles y receptivos del encantamiento
(fascinum). Los romanos eran muy supersticiosos y temían el mal de ojo
más que a la misma muerte.
Las naturalezas profilácticas y fálico-apotropaicas de diversas divinidades
como Pan, Silvano, Fauno y Priapo también se representaron en pequeños
amuletos que se colgaban alrededor del cuello por medio de una anilla. Su
virtud principal era la de proteger contra el fascinum o fascinación, pero
también era símbolo de fecundidad fuera de la naturaleza. El signo de la
higa tenía connotaciones sexuales, para el poeta Ovidio simboliza el coito,
de hecho vendría a representar los órganos sexuales femeninos, el pulgar
representa el pene introducido entre los labios vaginales, otorgándole unas
propiedades protectoras contra todo tipo de males. Pero la reproducción
de falos en la antigüedad romana iba más allá de la mera exhibición en los
amuletos, se buscaba una protección contra todo tipo de influencias perniciosas cuando el falo aparecía en recipientes cerámicos, en las murallas y
termas de las ciudades y en las esquinas, puertas y balcones de las casas.
Por otro lado, algunas piezas con formas fálicas estaban concebidas para
girar sobre su propio eje, como el ejemplar de la exposición. Algunos de
ellos se han concebido como juegos sexuales.
126
Bibliografía
Aurrecoechea, 2007
Benedito, 2015
Bishop, 1988
Del Hoyo y Vázquez, 1994
López y Delaporte, 2005
López Velasco, 2007-2008
Pozo, 2002
Colgante-amuleto fálico de bronce. Procede de la Regenta, Burriana.
El pene está representado visto de perfil, en estado eréctil y con
testículos. En el otro extremo hay un puño haciendo el signo de la
higa, el gesto del dedo pulgar de la mano derecha introducido entre
el índice y el corazón, o quizá una mano impúdica. Las dos partes
se unen en un punto central con decoración incisa que simula el
vello púbico. El ejemplar tiene una perforación de 6 mm en el centro.
Dimensiones: 71 mm de longitud, 12 mm de anchura y 12 de altura.
Cronología: siglos I y II d. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 127
EL INSTRUMENTAL DE PESCA DE ÉPOCA ROMANA
Tradicionalmente, los hallazgos sobre actividades pesqueras de época
romana en la provincia de Castellón han sido muy escasos. Sin embargo,
en Sant Gregori este tipo de instrumental de bronce está muy bien representado, las enormes posibilidades de explotación que ofrecía la costa
de Burriana, sin duda, potenció el consumo de pescado y lógicamente su
captura y procesamiento. Respecto a los sistemas de captura de peces,
los aparejos que se han hallado en el yacimiento nos permiten hablar, en
primer lugar, de anzuelos (hamus), de tamaño y grosor variable dependiendo del tipo de captura que se quería realizar. Estos se liaban con un hilo y
podían presentar un solo gancho, dos o cuatro, estos últimos para grandes
peces. Todos tenían forma de U, en cuyo extremo había una prolongación
en forma de pedúnculo para evitar que el pez se desenganchara. La utilización de anzuelos implicaba diversas variedades de pesca, siendo la más
conocida el empleo de la caña.
Las lanzaderas parecen evidenciar el empleo de redes, son unas varillas
alargadas, con forma de horquilla en los extremos, empleadas para la
recogida del sedal. Se pasaba la lanzadera a través de la trama, de izquierda a derecha y viceversa, y de esta forma se trenzaba la red. El iaculum
consistía en una pequeña red arrojadiza o esparavel que se lanzaba al
mar y que se iba hundiendo gracias a los elementos metálicos del que
estaba provisto. La sagena verriculum o tragula era en una red de arrastre.
La hypoché o red de mano, similar a un cazamariposas, permitía recoger
pequeños peces, ostras, erizos o esponjas en la orilla. Los pesos o lastres
de las redes eran de piedra o cerámica, aunque también usaban pequeñas
láminas enrolladas de plomo, de las cuales salieron a la luz numerosos
ejemplares en la excavación. Las agujas de cosido de las redes de pesca
eran fabricadas en bronce. Presentaban un largo cuerpo y una cabeza
plana con un agujero.
Otras posibilidades de captura las ofrece la nasa (nassa), una jaula fabricada en mimbre o esparto que se depositaba en el fondo acuático en las
zonas fluviales o de estuario. En ella se introducía un cebo para el pez, el
cual quedaba encerrado en el interior. En la captura nocturna de peces de
tamaño medio y grande eran empleados principalmente los arpones (harpago) o tridentes (tridens o fuscina).
128
Bibliografía
Gracia Alonso, 1981
Ferrer, Melchor y Benedito, 2013
Martínez Maganto, 1992
Melchor, 2013
Colección de aparejos y artes de pesca metálicos: anzuelos, arpones, lanzadera
y agujas para coser redes. Junto a estos instrumentos se ha encontrado gran
cantidad de pesas de plomo y cerámica usadas en la pesca con red, y partes
de trampas fijas o nasas. Proceden del yacimiento de Sant Gregori, Burriana.
Cronología: siglos I y II d. C. (piezas inéditas).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 129
CEPO DE ANCLA ROMANA
A comienzos del siglo xx, salieron a la luz cerca de la costa, recuperados
de los fondos marinos de Burriana, algunos cepos de ancla de plomo.
Algunas veces estos cepos se marcaban con los nombres de los navicularii (armadores), como el encontrado en Sagunto con el sello Gemini,
familia preminente en la sociedad saguntina. El cepo de la exposición fue
recuperado en el litoral de Burriana. Cotejándolo con otros cepos hallados
en la zona, podemos considerarlo como de tamaño medio, lo cual nos
hace presuponer que pertenecía también a una nave de mediano porte.
Averiguar por qué se perdió esta pieza de la navegación y quizás también
su nave es todavía un enigma.
El tipo de ancla que se ha encontrado en el Mediterráneo desde el siglo
ii a. C. está hecha de madera, con el cepo de plomo. Sobre las partes
principales que componen el ancla, en la parte superior estaría el arganeo,
que podía ser por argolla, cabo, o bien por orificio que se practicaba en la
misma caña. Algo más abajo del arganeo y atravesando la caña del ancla
se hallaría el cepo. El cepo consiste en la pieza de plomo que adaptada a
la caña del ancla sirve para obligar a una de las uñas a clavarse en el fondo
marino. La caña y los brazos de las anclas romanas eran de madera, el
cepo era de plomo, mientras que el remate de las uñas y los zunchos, por
regla general, eran de hierro.
130
Bibliografía
Mesado, Gil y Rufino, 1991
Fernández Izquierdo, Wagner y
Ramos, 1991
Cepo completo de plomo de ancla con anillo central atravesado por un
asa de sujeción para el asta de madera. Procede del Calamó, Burriana.
Dimensiones: 99 cm de largo, 17,5 de alto y 13,5 de ancho. 80 kg de peso.
Época romana, siglo I d. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 131
MORTARIUM CON SELLO DE ALFARERO
El mortero o mortarium es uno de los recipientes más característicos de la
cocina romana. Se utilizaba para el triturado de alimentos sólidos y para
la preparación de salsas. Los granos de mineral sobresalen en la superficie interior para facilitar el triturado del alimento. Si leemos al gastrónomo
romano Marco Gavio Apicio, autor de De re coquinaria, la cocina romana
no se entiende sin la presencia de salsas y probablemente el mortero de
cerámica, como este, era uno de los envases en los que se elaboraban.
La mano de mortero (pistillum) permitía triturar y mezclar cereales, carnes, verduras y sobre todo hierbas aromáticas y especias, muy utilizadas en la cocina romana. Una vez los ingredientes se habían triturado se
procedía a incorporar aceite, vinagre, vino o garum, que era una famosa
salsa de pescado.
Se trata de un recipiente con paredes gruesas, perfil troncocónico al exterior y cóncavo al interior. El fondo no se conserva en uno de los ejemplares pero probablemente era plano. Este mortero dispone de un borde
ancho vuelto hacia afuera, el alerón, que permitía coger con firmeza la
vasija mientras se realizaba la preparación del plato. El alerón dispone de
un apéndice, la vertedera, idónea para realizar el vertido de los alimentos
triturados en el interior del envase. Sobre el borde del mortero y perpendicular a él, a un lado del pico vertedor lleva dos inscripciones realizadas
con un sello rectangular. Aparecen incompletas, en dos líneas y con letras
capitales romanas: statiae volutia priscus. Estos morteros son de importación centroitálica y la aparición en la costa de Castellón demuestra que
eran muy estimados en este sector del Imperio. El sello de estos envases
se puede considerar como una forma de controlar la labor de almacenaje
y distribución, aunque no todos los ejemplares lo llevaban.
Los talleres (figlinae) en los que se fabricaban los morteros se destinaban
principalmente a la producción de material constructivo, ladrillos y tejas.
Los morteros, acompañados de otras mercancías, generalmente vino o
aceite, se difundieron por todo el Imperio a través del comercio marítimo.
Este es un tipo que con pequeñas variantes morfológicas se encuentra
muy extendido por toda la Península Ibérica. Se han encontrado mortaria en la Alcudia (Elche), Varea (Logroño), Tolegassos (Viladamat), Lucus
Augusti (Lugo), Tiermes, Cástulo (Linares), Castro do Chao de Sanmartín
(Asturias), campamento de Cidadela (Sobrado), Conimbriga (Portugal), etc.
132
Bibliografía
Doval Galán, 1997
Fernández Izquierdo, Wagner y
Ramos, 1991
Luezas Pascual, 1999
Pérez González y Fernández
Ibáñez, 1989
Sánchez, 2005
Mortero de alerón, tipo Cap
Dramont D 2, con la superficie
interior granulosa cubierta con un
engobe de color naranja. Procede
del pecio de Benafeli que naufragó
en la costa de Almassora. Pasta
muy dura de color ocre-rojizo. El
desgrasante es de granos de cuarzo
de tamaño grande y minerales
de origen volcánico de tamaño
mediano. Dimensiones: diámetro
del borde de 44,5 cm, altura de 13
cm. Cronología: Siglo I d. C.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 133
EPITAFIO ÁRABE
El interés de la estela deriva más de la escasez de restos del periodo almorávide que se conservan en el museo que del contenido del epitafio. La
forma trapezoidal de la inscripción y el espacio en blanco al final de la
pieza nos muestran que se trata de una lápida que se clavaba en tierra
para señalizar la cabecera de la sepultura (denominada šahidat), que se
colocaba verticalmente. Los ejemplares más antiguos de la península pertenecían a este tipo de estelas, las cuales, se siguieron utilizando, junto a
otros tipos, hasta los últimos años del dominio islámico en Al-Andalus. Se
trata de una ru’ãsiyya, que significa cabecera, en la que se solía ubicar el
texto del epitafio, que en nuestro ejemplar se desarrolla en seis líneas de
escritura árabe del tipo cúfica, tipo que era muy frecuente en los enterramientos rurales.
Respecto al lugar del hallazgo, no se puede establecer el lugar exacto
donde apareció. Pertenecía a la colección de Joaquín Peris Fuentes, quien
la donó al museo. Está claro que es un epitafio de un hombre, su nombre
no se conserva pero sabemos que murió el año 1014, es decir, el momento
en que el Califato de Córdoba desapareció y comenzó el periodo denominado de taifas.
La inscripción comenzaba con la doxología «En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso», que era una fórmula introductoria obligada.
Seguiría la expresión «esta es la tumba de» y el nombre del difunto; a continuación, venía la indicación «murió» que ya se conserva en la línea 1. Este
epitafio es testimonio de la arabización de las zonas campesinas valencianas a inicio del siglo xi.
La traducción que propone la arabista Carmen Barceló es la siguiente:
… murió
un jueves del mes de
Dû-l-Qa’da de
cuatrocientos cuatro [= 6-27 mayo 1014]
Dios tenga misericordia de él y se apiade
de aquel que pida para él la misericordia
134
Bibliografía
Barceló, 1984
Barceló, 1991
Martínez Nuñez, 1996
Mesado, Gil Cabrera y Rufino,
1991
Estela de gres blanco, de
forma trapezoidal, partida en la
parte superior. La inscripción
está incompleta, los lados
superior y derecho se hallan
muy deteriorados. Encontrada
a principio del siglo XX,
probablemente en el término
de Cabanes o Benicàssim.
Dimensiones: 43,5 cm de altura,
29-10 cm de anchura, 8 cm de
grosor. Cronología: año 1014.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 135
LA CERÁMICA ANDALUSÍ DE BURRIANA
La cerámica es uno de los capítulos más importantes de las artes suntuarias islámicas, con una extensa variedad de técnicas decorativas. En
este caso, se trata de un grupo de características plenamente almohades,
periodo en el que se observa un gran desarrollo de las producciones cerámicas que se traduce en una cantidad de hallazgos cualitativamente mayor
en las excavaciones de la ciudad. Constituye uno de los conjuntos cerámicos almohades más interesantes hallados en la comarca de la Plana Baixa.
Hay que subrayar el excelente estado de conservación de este material, la
cerámica presenta una buena manufactura, siempre a torno y un repertorio formal y decorativo muy rico. Se observa un perfecto torneado en las
jarritas decoradas con esgrafiado y manganeso así como en los jarritos.
En estas jarritas se aumenta la calidad decorativa incorporando la cuerda seca, esgrafiado, junto con decoraciones en las que complejos temas
geométricos o epigráficos se hacen frecuentes.
Las piezas sin vidriar, simplemente bizcochadas o juagueteadas, son las
más frecuentes, pero junto a cerámicas realizadas a torneta y otras con
un torneado rápido y poco cuidado, existen otras formas como las jarritas de paredes finas y algunos ataifores sin vidriar que manifiestan una
alta calidad técnica. Las piezas de cocina, como son los anafres y las
ollas, están elaboradas con una arcilla refractaria. En la cerámica pintada sobre bizcocho, los colores utilizados son negro o rojo aplicados con
pincel o con los dedos. Esta decoración está relegada a piezas de uso
cotidiano vinculadas al transporte y almacenamiento de agua y a algunos
tipos de ollas. La decoración incisa está realizada mediante una punta,
fina, o a cuchillo, aparece sola o acompañada de escisión más profunda o
estampillado. Suele tratarse de bandas onduladas, incisiones múltiples y
sogueados. La decoración excisa suele emplearse para delimitar o rellenar
espacios en piezas decoradas con otras técnicas. En los motivos impresos
la forma más reproducida es el estampillado. Respecto a la cerámica con
aplicaciones, adoptan sobre todo cordones, cordoncitos o bandas que se
añaden a la pared del recipiente. La cuerda seca parcial combina vidriados
de diversos colores separados por una fina línea sin vedrío de cerámica
bizcochada o de pintura de manganeso.
136
Bibliografía
Claramonte y Benedito, 2011
Martínez Caviró, 1991
Melchor, 2011 y 2013
La excavación arqueológica del solar de la calle Mayor, 26 esquina calle Forn de la Vila, de
Burriana, ha proporcionado un interesante conjunto cerámico que recoge la práctica totalidad
de las formas cerámicas propias del periodo almohade: jarritas, tazas, jarras, botellas con
pitorro vertedor, ollas y cazuelas, tapaderas, ataifores vidriados y pintados con chorreones de
manganeso, braseros con pared gallonada, anafres o fogones con parrilla cupular y una larga
lista que muestra la diversidad de los hallazgos. Cronología: finales del siglo XII y primera mitad
del siglo XIII.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 137
JARRITA ALMOHADE CON DECORACIÓN ESGRAFIADA
En época almohade entre la cerámica de mesa destaca por su belleza la
jarrita, un recipiente de gran calidad destinado al servicio de agua o líquidos.
Esta jarrita tiene una rica decoración esgrafiada y pintada en la superficie
exterior y signos epigráficos pintados en el interior. La ornamentación se
desarrolla en casi la totalidad de la pieza; la superficie del cuello y del
cuerpo está recubierta de un complejo programa ornamental con un fuerte
sentido apotropaico recogido en la epigrafía y en el cordón de la última
banda. El cuello está recorrido por tres bandas con motivos epigráficos
entre los que se distribuye una exquisita decoración a base de ataurique.
El cuerpo está ornamentado por dos bandas más. El cordón de la eternidad está representado en la última de ellas y enmarcado por otra banda
pintada en negro. Es un elemento simbólico de carácter religioso que se
utiliza para evocar al Paraíso, haciendo referencia a la idea coránica de atar
el bien o el mal.
En el interior se han trazado temas epigráficos en estilo cúfico, difíciles de
leer pues se hallan incompletos, que se han interpretado como leyendas
eulógicas. Las eulogias más comunes representadas en cerámica islámica
del siglo xiii son «al-‘izza li-llah» (la gloria es de Allah), o mejor, «al-‘izza»
(la gloria). Son también habituales las palabras «Allah» (Dios), «Al-‘izza» (la
gloria), «Kamila» (completa), «Salima» (universal), «Al-yumm» (la felicidad),
«wa-l-iqbal» (la prosperidad), «Al-baraka» (la bendición) «Al-salama» (salud
y saludo), «Afiya»(bienestar).
Las jarritas almohades con decoración esgrafiada han aparecido en Castellón, Valencia, Alicante, Mallorca, Málaga, Murcia, Almería, etc.
138
Bibliografía
Claramonte y Benedito, 2011
Crespo Pascual, 2001
Martínez y Ponce, 2009
Melchor, 2011
Navarro, 1986
Pujante y Gallardo, 2004
Esta jarrita fue encontrada en las
excavaciones de la nueva Casa
Abadía de Burriana. Tiene cuerpo
de tendencia globular, pie anular
pequeño y dos asitas afrontadas.
El borde sigue la dirección de
la pared, con labio apuntado y
cuello alto troncocónico invertido.
Se ha elaborado con pasta clara
de tonalidad ocre-blancuzca.
Dimensiones: diámetro del borde
de 7 cm, diámetro de la base de
4 cm, altura de 14,2 cm. Está
fechada en la primera mitad del
siglo XIII.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 139
JARRITA ALMOHADE CON DECORACIÓN PINTADA, ESGRAFIADA
Y CUERDA SECA
Son muchos los materiales arqueológicos provenientes de la Burriana islámica que se conservan en el museo. Numerosas cerámicas almohades
salieron a la luz en los rellenos de colmatación tanto de las fosas como de
los silos del solar de la calle mayor 26, que deben ponerse en relación con
las prácticas agrarias de la época.
La forma del borde de esta jarrita es abierta, con labio biselado, cuello bajo
con un ligero éntasis y cuerpo carenado. La forma de la base varía de las
otras, en este caso dispondría de una estrecha base con peana que ya no
se conserva, a la que superpone en el cuerpo un saliente para sujetarla a
un reposadero. La presencia de esta moldura facilitaría el acople de las
jarritas en las torres de los reposaderos.
En cuanto a la decoración presenta en el cuello, hombro y cuerpo diversos motivos geométricos pintados con óxido de manganeso que están
enmarcados por bandas de cuerda seca parcial. En el cuello la técnica del
esgrafiado, unas líneas horizontales delimitan bandas, rellenas de inscripciones de difícil lectura. En la panza otros temas epigráficos pintados con
óxido de manganeso, seguramente la eulogia «al-yumn» (la felicidad), que
se combina con motivos lineales y espirales.
Se ha encontrado cerámica esgrafiada y combinada con cuerda seca parcial desde Castellón hasta Cádiz, así como en las Islas Baleares, Murcia
y Alicante. Una jarrita de forma similar a esta se conserva en el Museo de
Málaga y otra en el Museo Arqueológico de Estepona.
140
Bibliografía
Claramonte y Benedito, 2011
Crespo Pascual, 2001
Melchor, 2011
Esta otra jarrita almohade procede
de la excavación del solar de la calle
Mayor, 26 esquina calle Forn de la
Vila, de Burriana. Tiene dos asas, de
bastante vuelo, que van de la mitad
de la pared del cuerpo a la del cuello
y peana anular, que no se conserva
y que estaría separado del cuerpo
por una moldura baja. La pasta
es de textura bizcochada de color
blanco con incrustaciones minerales
y un baño de engobe. Dimensiones:
diámetro del borde de 9 cm; altura
conservada de 11,5 cm. Cronología:
siglos XII y XIII.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 141
TINAJA ALMOHADE CON LETRAS CÚFICAS
Esta tinaja se destinaría a la contención de agua, para lo cual precisaría de
un segundo elemento cerámico que serviría como filtro. El agua, una vez
vertida por la boca al interior de la tinaja, iría rezumando al exterior a través
de las paredes y la base del recipiente, por lo que a su vez el agua se iría
decantando al depositar en la base las impurezas que arrastrara con ella.
La pieza complementaria a la tinaja, ubicada debajo de la misma, recogería
el agua ya filtrada y a través de un caño la depositaría en un jarro.
Bibliografía
Álvaro Zamora, 2007
Barrachina Ibáñez, 2005
Cano Montoro, 2009
Claramonte y Benedito, 2011
Flores, Muñoz y Lirola, 1999
Melchor 2011
La cerámica presenta una pasta poco decantada predominando los desgrasantes gruesos. La decoración aparece en una única pieza y se trata de
motivos estampillados con letras cúficas. Este fragmento formaría parte
de una tinaja de base plana, cuerpo globular y cuello alto y estrecho que
tiende a exvasarse ligeramente hasta llegar a un borde con labio vuelto.
La evolución de la técnica decorativa que se da en época almohade muestra en esta pieza una solución singular, combinando la cuerda seca parcial
con las decoraciones estampilladas e incisas. La estampilla epigráfica está
realizada con caracteres cúficos. La inscripción repite una de las leyendas
más comunes en la epigrafía almohade, tal como es «al-Tawfiq» (la asistencia divina, el éxito que da dios, la ayuda, la prosperidad, la suerte). Se
podría traducir por «la buena estrella», en relación con el símbolo (la estrella de seis puntas) que le acompaña en este caso. Aparece en el Corán en
dos aleyas: IV, 62 y XI, 88; en esta última se dice: «... Mi éxito no depende
sino de Dios. En Él confío y a Él me vuelvo arrepentido». Otras inscripciones que aparecen con bastante frecuencia en este tipo de recipientes son
«al-mulk» (el poder es de Dios) y «baraka» (bendición).
Son numerosos los ejemplos de tinajas de gran formato con profusa decoración estampillada con motivos geométricos, vegetales, epigráficos,
arquitectónicos, apotropaicos y zoomorfos, que se reparten por todo el
territorio peninsular para época almohade. Se han encontrado otros fragmentos en Segorbe, Cádiz, Priego de Córdoba, Carrión de Calatrava (Ciudad Real), Jerez de la Frontera, Guájares (Granada), Córdoba, Mértola y
Silves (Portugal), etc.
142
Fragmento de tinaja decorada con estampillas que proviene de la excavación
de la nueva Casa Abadía de Burriana. Dimensiones: Altura conservada 15 cm,
ancho conservado 17,5 cm. Está fechada en la segunda mitad del siglo XII y
primera mitad del siglo XIII.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 143
TINAJA ANDALUSÍ DEL PALAU
La época andalusí tiene en la tinaja una de sus cerámicas más características. Las tinajas son recipientes cerámicos de gran tamaño generalmente
sin vidriar, simplemente bizcochadas, que por tanto no han sufrido más
que una cochura, aunque en ocasiones, y como hemos visto en el catálogo, presentan una rica decoración estampillada. De formas y capacidades
diferentes se destinaban a la contención de líquidos, como aceite, agua,
y también sólidos como cereales. De factura muy diversa, en ocasiones
las tinajas se encontraban enterradas en el interior de las viviendas con la
boca a ras del suelo.
Debieron de ser muy abundantes en la alquería del Palau, localizada en
la parte de arriba de Burriana junto al río Seco, dado la gran cantidad de
fragmentos encontrados durante las excavaciones arqueológicas. El Palau
en época árabe era conocida con el nombre de Beniham y, según aparece
reflejado en la documentación, en marzo de 1320 pasó de la orden del
Hospital a la de Montesa. Desde el siglo xvi se conoce con el nombre de
Palau o Palamarinar.
144
Bibliografía
Melchor y Benedito, 2003
Melchor, 2011 y 2013
Tinaja de mediano tamaño, con
borde saliente y decoración
incisa en el labio, cuello cilíndrico
corto con acanalados, cuerpo de
tendencia elipsoide vertical con la
superficie espatulada, base plana
que no se conserva, dos asas
planas y pitorro vertedor en la zona
inferior. Proviene del yacimiento
del Palau, Burriana. Pasta
beigeanaranjada, desgrasante
grueso. Dimensiones: diámetro
del borde de 21,05 cm; altura
conservada de 42 cm. Cronología:
siglos XI-XII (pieza inédita).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 145
JARRITA DE CUERDA SECA PARCIAL CON INSCRIPCIÓN
«AL-MULK»
Esta pequeña jarrita, a la que le falta el pie anular, dispone de dos asas
verticales que van desde el cuello a la panza. La técnica de la cuerda seca
parcial se ha aplicado antes de cocer la pieza. Se trazan los contornos
del dibujo con materia grasa o manganeso puro y el interior se rellena con
barniz vitrificante de color verde claro. Una vez cocida, esta materia se ha
quemado y los contornos quedan sin vitrificar ofreciendo ese característico aspecto que recuerda el esmalte de los metales. Esta técnica aparece
por vez primera a finales del siglo x y fue fabricada en diferentes lugares del
califato Omeya de Córdoba.
Respecto a la composición de la decoración, el cuello está recorrido por
dos bandas, con motivos epigráficos en la primera de ellas. La inscripción
repite la leyenda «al-mulk» (la Autoridad, el Dominio, el poder pertenece a
Dios o el Reino para Dios), uno de los mensajes religiosos más recurrentes
que decoran las cerámicas de Al-Andalus, aunque cualquier soporte era
bueno para transmitir los textos coránicos y difundir el mensaje de Dios en
todos los ámbitos de la vida andalusí. Reducida a la expresión «al-mulk»,
son las primeras letras de la eulogia «al mulk li-llah», que aparece en el
título de la Sura LXVII. Si seguimos el perfil de las letras, dibujadas en un
cúfico lineal simple, observamos que las astas y los ápices superiores del
artículo se funden en un grueso y solo trazo. El cuerpo de la jarrita está
decorado con dos bandas más, una ornamentación ajedrezada con cuadros del mismo color en la parte superior y una faja de decoración floral y
geométrica en la inferior, rasgos que revestían estas jarritas de una gran
carga simbólica.
146
Bibliografía
Claramonte y Benedito, 2011
Melchor, 2011
Jarrita decorada con la técnica de cuerda seca parcial procedente de las
excavaciones del antiguo Ayuntamiento de Burriana, del año 1991. Tiene el borde
recto, el cuello ligeramente ovalado, con la panza abombada y carece de base.
Diámetro del borde de 9,5 cm; altura conservada de 18 cm. Cronología: siglos
XI-XII (pieza inédita).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 147
CAZUELA DE BARRO
La cazuela es uno de los recipientes básicos en la cocina andalusí, más
ancho que alto, en ocasiones con asas y acompañado de una tapadera,
su variedad morfológica responde a las distintas formas que se tenía en
época almohade de preparar el alimento. Este ejemplar salió a la luz en
las excavaciones de la calle Mayor, 26, esquina calle Forn de la Vila, de la
localidad de Burriana, en el interior de un silo de almacenamiento de grano.
Los siglos xii y xiii representan una disminución en la variedad formal de
las producciones cerámicas de cocina. Los perfiles típicos de este siglo
son casi exclusivamente de base plana, como en esta pieza, aunque algunos recipientes presentan una decoración más elaborada como las cazuelas denominadas de costillas. Sin embargo, como podemos ver en otras
fichas del catálogo, el repertorio de formas para la época almohade es
grande: tapaderas, ataifores, braseros, ollas, jarritos, jarros, tinajas, anafres o fogones, etc.
148
Bibliografía
Melchor, Benedito y Pasíes,
2011
Cazuela de barro vidriada al interior con barniz de tonalidad melada, sin asas, con base plana
y borde en ala. La pasta es de color rojizo y el desgrasante medio y grueso. Las cáscaras de
huevo se encontraron en el interior de este recipiente cerámico. Diámetro del borde de 29 cm;
diámetro de la base de 28 cm; altura de 16 cm. Cronología: siglos XII y XIII (pieza inédita).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 149
ESCULTURA ARQUITECTÓNICA PROCEDENTE DE LA TORRETA,
EN ARTANA
Bibliografía
Esta pieza es una de las más singulares de los fondos históricos del
museo. Muestra una piedra esculpida que tradicionalmente se ha interpretado como una figura humana representada muy esquemáticamente de
época eneolítica.
Esteve, 2000
A raíz de un proyecto de investigación desarrollado desde el Departamento de Historia, Geografía y Arte de la Universitat Jaume I, han surgido nuevas posibilidades de interpretación de la pieza. En primer lugar, debemos
considerar que su descubrimiento se realizó en un nuevo yacimiento hispanomusulmán que se ha catalogado en Artana, la Torreta. Respecto a
la morfología de la misma no se han documentado paralelos razonables
fechados en contextos prehistóricos.
Mesado, Gil Cabrera y Rufino,
1991
Junto a esta escultura, se encuentran depositados en los almacenes del
museo de Burriana otros cinco fragmentos de toba calcárea, en su totalidad procedentes de yacimientos musulmanes. El primero de ellos apareció
en un contexto de hábitat, concretamente entre los restos de una vivienda
en el yacimiento del Palau; los otros cuatro tienen un contexto funerario,
pues formaban parte de la cubierta de unas fosas de enterramiento en el
yacimiento de la necrópolis de Calatrava.
En estos momentos se está trabajando en la posibilidad de que en
realidad nos encontremos ante una escultura arquitectónica de época
hispanomusulmana.
150
Hernández, Ferrer y Catalá, 1988
Melchor, Benedito y Ferrer, 2016
Mesado, 2004
Escultura arquitectónica
encontrada en 1913 en el
yacimiento de la Torreta, de
Artana. Está elaborado en
piedra calcárea. Dimensiones:
52 cm de altura, 14 cm de
grosor. Cronología: época
hispanomusulmana.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 151
PLATO MUDÉJAR DE CABALLERO CON YELMO
Los principales hornos mudéjares valencianos estuvieron en Paterna y
Manises. La actividad cerámica de los hornos de Paterna data de 1285,
solo cuarenta y siete años después de la conquista de estas ciudades por
Jaume I en 1238. Se fabricaron cerámicas de distintas técnicas: simplemente bizcochadas, bizcochadas con decoración de manganeso, meladas con óxido de plomo y entre las más destacadas aquellas que estaban
vidriadas en verde y manganeso sobre vidriado estannífero, sin duda las
piezas más representativas de Paterna. Con esta técnica se fabricaron
escudelles, bols, servidoras y sobre todo platos.
Este plato corresponde a la producción más tardía de lozas decoradas
en verde y manganeso de Paterna. Clasificada erróneamente en algunas
publicaciones como «Dama de Paterna», es una arquetípica cabeza de un
caballero con yelmo. La cabeza de guerrero está pintada en verde y manganeso en un plato con borde en ala. Los paralelos más próximos a esta
pieza se encuentran también en una producción de Paterna, se trata de un
guerrero a caballo de un plato de cerámica verde y manganeso expuesto
en las vitrinas del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí de Valencia.
Durante el último cuarto del siglo xiii y comienzos del xiv son más comunes en toda el área levantina las decoraciones radiales, palmetas, piñas,
peces o la mano de Fátima. Pero a partir del segundo cuarto del siglo xiv
predominan los motivos figurados, la escudilla con una dama coronada
en actitud de danza o el plato de la dama y el monje o el de la dama y los
peces, todas del siglo xiv. La cerámica mudéjar, que abarcaría desde la
segunda mitad del siglo xiv hasta bien entrada la segunda mitad del siglo
xv, se elabora en un espléndido momento en que predominan los motivos figurados, danzantes, cabezas de encapuchados y damas, donde es
excepcional la representación del caballero con yelmo que presentamos
en este catálogo.
152
Bibliografía
Claramonte y Benedito, 2011
Martínez Caviró, 1991
Melchor, 2011
Loza verde y manganeso de Paterna. Procede de las excavaciones de la nueva
Casa Abadía de Burriana. Dimensiones: diámetro del borde de 19,5 cm, diámetro
de la base de 6 cm, altura de 4,7 cm. Esta pieza abarcaría desde la segunda mitad
del siglo XIV hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XV.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 153
VAJILLA DE MESA DECORADA EN AZUL Y VERDE-MANGANESO
La loza verde y manganeso y la loza azul en los alfares de Paterna y Manises tienen su propia personalidad y reúnen alguna de las series más características de los repertorios cerámicos medievales. Al principio del siglo
xiv los temas decorativos son variados y los ceramistas continúan con la
ornamentación andalusí basada en el horror vacui y la repetición de cenefas con motivos vegetales o geométricos: palmetas triangulares, ramas y
hojas trilobuladas. Pero pronto aparecen ciertos elementos cristianos de
influencia gótica como escudos heráldicos, hojas de helecho, cruces y
estrellas de seis puntas, como las que aparecen en la exposición.
En efecto, la conquista de Valencia el año 1238 por Jaume I impulsó la
industria cerámica que desarrolló unos rasgos bien definidos en las ciudades cercanas a la capital. Las técnicas que utilizaron los alfareros para
decorar las piezas cerámicas eran las que se pueden ver en la colección:
decoración en verde y morado. Al recipiente se le da un barniz estannífero
y sobre este se traza la decoración en verde para el relleno y en óxido de
manganeso para delimitar el dibujo y cuando está ya decorado se introduce al horno por segunda vez. Mientras que con la decoración en azul
cobalto mejora la calidad del barniz porque es más rico en estaño. El principal tema decorativo corresponde a vegetación geometrizada a veces
acompañada de un escudo central.
154
Bibliografía
Martínez Caviró, 1991
Claramonte y Benedito, 2011
Melchor, 2011
Utrilla, 1966b
Cresol o candil de pie y de peana con
cazoleta hexagonal, para la iluminación, al
que le falta el extremo distal del asidero,
cuencos, plato hondo y lebrillo con borde
en ala. Proceden de la excavación de la
calle Mayor, 26 y de la zona de la sinagoga
de Burriana. Cronología: siglos XIV-XV
(pieza inédita).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 155
LA «OBRA ASPRA» MEDIEVAL
La «obra aspra», denominada de esta manera en el vocabulario de los
alfareros valencianos, es aquella que carece de barniz. En este gran apartado está englobada la vajilla de cocina y almacenaje. La mayoría de los
ceramistas trabajan por encargo y se especializan en la fabricación de
determinadas piezas cerámicas, jarras de arcilla cocida, morteros, tarros
de boticarios, aunque los nombres de canterers, ollers y gerrers que se
emplean para denominar a los alfareros en los documentos son genéricos
y se utilizan indistintamente sea cual sea la clase de cerámica que fabriquen. A partir de mediados del siglo xiv se comienza a llamarlos magistri
operis terre.
Los cántaros son piezas muy numerosas dentro del ajuar doméstico de
un hogar medieval, pues además de su función primordial de contener
líquidos se utilizaban también para trasvasar y almacenar. Al ser piezas
corrientes de uso común su factura es algo tosca. Posee un característico
cuello estrecho, el cuerpo es ovoide con el fondo plano y tiene dos asas.
Sobre la arcilla se empleó el óxido de manganeso, mezclado con agua,
que se aplicó con un pincel sobre la cerámica todavía cruda. Las cazuelas y ollas llevan a veces una capa de barniz transparente. Los lebrillos
disponen de variados usos tanto dentro como fuera de la cocina. Una de
las especialidades eran las jarras en sus diversos modelos que tal y como
aparecen citadas en la documentación son: «gerres vinaderes», «gerres
bladeres», «gerres per a mel», «gerretes d’estibar», «gerres per a olives»,
etc. Las podemos encontrar con boca ancha y estrecha, con o sin asas, de
base plana y reducida o convexa, más esbeltas o más panzudas. También
al ajuar doméstico pertenecen los candiles y los candeleros.
La tradición cerámica en el territorio valenciano es una herencia de la época
musulmana, destacan los centros de Paterna y Manises, que alcanzaron
una gran difusión internacional, pero también la propia ciudad de Valencia,
o los obradores de Cárcer y Alacuás tuvieron una incidencia especial, junto
con las manufacturas de Ribesalbes, L’Alcora y Onda. Incluso varios canterers de Paterna se asentaron en Castellón para ejercer su oficio.
156
Bibliografía
Coll, Martí y Pascual, 1989
Melchor, 2013
Soler Ferrer, 1988
Villanueva Morte, 2003-2006
Cántaro de cerámica valenciana y recipientes de cocina y almacenaje procedentes de
distintas excavaciones de la ciudad de Burriana. El cántaro procede del Palau y está
realizado en pasta de color ocre, con desgrasantes de cuarzo de pequeño tamaño, y
acabado con engobe del mismo color. Cronología: siglos XIV y XV (piezas inéditas).
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 157
BROCHES DE CINTURÓN DE BRONCE DE ÉPOCA MEDIEVAL
Los broches o hebillas de cinturón son elementos de ornamentación personal masculina. Reflejan la moda del momento, el nivel de vida del portador y le dota además de cierto prestigio. Los broches son la principal
evidencia de un cinturón en una excavación arqueológica, pues las correas
solían fabricarse con cuero y no se conservan. Ambos broches conservan
restos de baño dorado que debía recubrir toda la hebilla. Como motivo
decorativo el primer ejemplar presenta una estrella de tres puntas con una
especie de cola luminosa. En el borde hay una especie de marco realizado
mediante pequeñas incisiones en forma de zig-zag. La pieza procedente
de Fanzara presenta como decoración dos rosetas estampadas inscritas
en un rectángulo, otras dos rosetas se encuentran en los extremos de la
cama así como aspas incisas en la parte frontal.
Este tipo de broches es muy conocido en época medieval y se podrían
relacionar con la llegada de los repobladores catalano-aragoneses a la
geografía valenciana. El rey Jaume I había conquistado y repoblado esta
parte del territorio debido al interés por tener una importante presencia
cristiana en la zona. Recordemos que Burriana fue asediada durante dos
meses, hasta que finalmente el monarca entró victorioso el 16 de julio de
1233, dejando paso a un rápido movimiento repoblador. El castillo de la
Alcudia de Fanzara también fue conquistado por Jaume I el año 1238 y
donado a Teresa Gil de Vidaura y a su hijo Pere el 1259. Posteriormente, en
1272 pasó de nuevo a la corona heredándolo Jaime de Jérica.
158
Bibliografía
López y Delaporte, 2011
Broche de bronce encontrado en
la excavación del solar de la calle
Sant Joan, 16 de Burriana, tiene
una hebilla rectangular con el
arco de forma elíptica y pasador
recto. Las placas son cuadradas y
están fijadas por cuatro remaches
que sujetaban la correa de cuero.
Dimensiones de la hebilla: 25 x 35
x 6 mm. Dimensiones de la placa:
39 x 32 x 0,5 mm.
En el broche procedente
del castillo de la Alcudia de
Fanzara, la hebilla es ligeramente
rectangular con un arco de
forma elíptica. Las placas son
rectangulares y están unidas
por doce clavitos de los que se
conservan tres. Dimensiones
de la hebilla: 20 x 29 x 6 mm;
dimensiones de la placa: 40 x 22
x 0,5 mm. Cronología: siglo XIII.
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 159
MANOPLA DE COTA DE MALLA DE ARMADURA MEDIEVAL
Las manoplas de malla eran la parte de la armadura que protegía las manos.
En época altomedieval existían los guantaletes de cuero y también se usaban los compuestos por un saco de malla, pero más tarde, hacia el siglo
xv pasaron a confeccionarse con acero y algunas veces eran articulados.
En algunos ejemplares de manoplas de cota de malla la parte de la palma
de la mano quedaba cubierta por una pieza de cuero cosida a la manopla.
Las manoplas acompañaban una camisa de malla que podía cubrir la zona
púbica o la parte inferior de las rodillas y que podía ser de mangas cortas o largas. Alcanzaban 12 kg de peso. Para proteger el cuello y la zona
posterior de la cabeza solían usar un caperón acolchado. Las calzas eran
exactamente iguales, cubrían toda la pierna desde las ingles a los pies y
podía usarse como calzado zapatos de lazo o botas, que podían llevar el
empeine cubierto también de malla con el objeto de mejorar su protección.
Por último, el almafre era el capuchón de malla que cubría la cabeza, los
hombros y el pecho.
160
Bibliografía
Inédito
Lúa o guante de cota de
malla de la armadura de
la mano, sin separación
de dedos, con argollas de
acero templado de 8 mm.
Dimensiones: 26 x 21,5
cm. Cronología: Alta Edad
Media (pieza inédita)
Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 161
COLECCIÓN DE NUMISMÁTICA
162
Desde la fundación del museo arqueológico de Burriana, el monetario de la colección se ha ido ampliando, en la actualidad sus fondos cuentan con aproximadamente 100 ejemplares, la mayoría monedas pero también instrumentos de
fabricación y otros objetos relacionados con la numismática, como matrices. En
los últimos años las excavaciones arqueológicas han enriquecido prácticamente
todas las colecciones de los fondos numismáticos del museo, desde la época
romana hasta la Edad Moderna y Contemporánea.
Entre las piezas más relevantes destacan las emisiones provinciales de época
romana, como por ejemplo el as de Augusto emitido en Caesaragusta con la cabeza del emperador y los símbolos de los augures (simpulum y lituus) en el anverso,
mientras que en el reverso aparece un sacerdote arando con el nombre del magistrado monetal que acuñó la moneda hacia el 8 a. C.
Al Alto Imperio pertenece el dupondio de Adriano con el busto radiado y la representación de Pegaso, moneda fechada del 125 al 128.
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O el as de Antonino Pío fechado en el 138 con la representación de unas manos
entrelazadas en actitud de dextrarum iunctio, como un claro ejemplo de propaganda militar destinado a exaltar la estrecha vinculación del emperador y el ejército.
Muy interesantes son las monedas del Bajo Imperio como la Maiorina, también
denominada nummus centenionalis, a nombre de Graciano, quien tras unos años
belicosos, mandó acuñar junto a su hermanastro Valentiniano II esta nueva moneda, con la que intentaban comparar los nuevos tiempos con la célebre República.
El emperador lleva una Victoria sobre un globo, mientras alza con su mano derecha a una mujer torreada que representa a la República.
Ripollès, 1979, 2005
Royo Ortín, 2011
De época almorávide es el dirham de bronce, con escritura nasjí, de tipo cursivo,
que responde a la tipología habitual de las emisiones de este periodo. El dinar elaborado en oro llegará a ser la moneda más codiciada en todo el mundo medieval.
A la Época Moderna corresponden los dineros con la imagen de un castillo dentro
de una orla cuadrada y de león también dentro de gráfila.
Muy interesante es el dinero de vellón de Jaume I acuñado en Barcelona, con la
cruz pasante con anillos, y otro dinero esta vez acuñado en Valencia en 1271,
ambas emisiones con el busto coronado del rey.
En el siglo xvii, en tierras valencianas son muy frecuentes los «dinerets del ramet»
o «menuts» de vellón acuñados en Valencia, como las diez monedas encontradas
en Burriana en 1951 en la zona de les Moreres, pertenecientes a los reinados de
Felipe IV y Carlos II.
En 1845 se acuñó en Segovia el maravedí de Isabel II.
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