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El Museo Arqueológico Municipal de Burriana El Museo Arqueológico Municipal de Burriana José Manuel Melchor Monserrat Museo Arqueológico de Burriana Josep Benedito Nuez Universitat Jaume I de Castelló © Del texto: José Manuel Melchor Monserrat; Josep Benedito Nuez De las fotografías sin procedencia: Archivo Museo Arqueológico de Burriana De las fotos de las piezas del museo: José Miguel Valdeolivas Del diseño de la cubierta: Arcana Comunicación Cubierta: Anagrama del museo entre los años 1967 y 2005 Edita: Servicio de Publicaciones, Diputación de Castellón Av. La Vall d’Uixó, 25. 12004 Castellón Ajuntament de Borriana Plaza Mayor, 1. 12530 Borriana Imprime: Tecnigraf SA – www.tecnigraf.com DL: CS 1022-2018 En ocasiones, cuando contemplamos una obra humana, fruto del esfuerzo colectivo, nos preguntamos por las vicisitudes de su pasado. En el caso de los museos, además, cada pieza que se expone oculta su propia historia que escapa al observador circunstancial. El resultado de cada visita es una experiencia única, porque cada persona interpreta la muestra de acuerdo con su bagaje cultural y con los sentimientos que le despiertan los objetos expuestos. En la obra que el lector tiene en sus manos se condensa la historia del Museo Arqueológico de Burriana y con ella, la peripecia de un espacio museístico concebido para transmitir las formas de vida de nuestros ancestros. La trayectoria del museo se explica mediante el impulso de sus promotores, de quienes trabajaron con denuedo e ilusión contra las dificultades para dotar a Burriana de una infraestructura cultural con personalidad propia. El trabajo de Jose Manuel Melchor y Josep Benedito deviene en un relato pormenorizado que se detiene en cada hito, desde las primeras colecciones recogidas a finales del siglo xix hasta el contenido de las cuatro salas del museo actual, sin olvidar sus fondos y sus yacimientos arqueológicos. Las piezas más destacadas de la exposición son protagonistas de la parte final, una completa guía de visita repleta de detalles que harán las delicias del lector y le invitarán a no perder detalle: cada descripción es acompañada de imágenes y referencias bibliográficas que enriquecen las fichas. En suma, en las páginas que siguen se dan la mano el ayer del museo y su presente, en forma de una magnífica carta de presentación destinada a todas las personas interesadas en los primeros vestigios de la historia de la Humanidad. La publicación de la obra supone, por lo demás, una invitación implícita a conocer en primera persona los tesoros que custodia el Museo Arqueológico de Burriana. Javier Moliner Gargallo Presidente de la Excma. Diputación de Castellón El Museu Arqueològic de Borriana es uno de los referentes más destacados en la conservación y restauración del patrimonio histórico en la provincia de Castellón, ya que cuenta con una trayectoria consolidada en el tiempo desde su apertura en el año 1967. Nacido de una larga tradición museística, que ya cumple más de un siglo, a lo largo de toda su historia el museo se ha convertido en un vínculo esencial en la relación entre la sociedad burrianense y su patrimonio, tanto arqueológico como histórico-artístico y, desde un principio, los vecinos y vecinas de Borriana tuvieron conciencia de su importante legado y de la necesidad de salvaguardarlo. En un inicio desde el coleccionismo, y más adelante con la implicación e interés del Ayuntamiento, que dio los primeros pasos en la creación de un museo hace ya más de noventa años, y su consolidación como institución hace más de medio siglo. Una historia que solo tiene equivalente en la provincia con el Museo de Bellas Artes de Castelló. A lo largo de estas últimas décadas, el Museu Arqueològic de Borriana ha realizado varios cambios en su emplazamiento y en su exposición permanente, siempre con el objetivo de ampliar sus instalaciones y adaptarlo a unas nuevas necesidades, más actuales y con más espacio en sus salas. Aunque ha sido en los últimos años cuando se ha apostado decididamente por adaptar el museo a las nuevas tecnologías y abrirlo de forma importante a la sociedad, mediante actividades, visitas, exposiciones y participaciones en foros especializados de carácter nacional e internacional. Se ha diseñado una nueva concepción de la exposición permanente adaptándola a los nuevos criterios museológicos y de linealidad cronológica y síntesis conceptual para dotar a la muestra de unos criterios adaptados a las nuevas investigaciones y comprensible y asumible por todos los visitantes, tanto los que son especialistas como para el público en general. Esta apertura hacia los ciudadanos, hacia el gran público, es la meta hacia la cual va encaminada todo el trabajo en pro de la recuperación y conservación de nuestro patrimonio arqueológico. ¿Qué aporta una investigación o un nuevo descubrimiento sobre, por ejemplo, una pieza de nuestro museo sin que ese conocimiento sea trasladado a la sociedad? Evidentemente, nada. Por eso con publicaciones como las que aquí presentamos queremos difundir y dar a conocer nuestro museo y en extensión todo el patrimonio que en él se guarda y conserva para que llegue al máximo público posible y que esas personas nos visiten y se interesen por su museo, por pasado, por su presente y por su futuro. Para aumentar el conocimiento de la institución, del museo como entidad abierta y adaptada a la sociedad actual a la cual va dirigida y para ser una potente herramienta de difusión cultural, la función social del museo es esencial para la divulgación del patrimonio. La participación del museo en actividades dirigidas a los centros educativos de nuestra ciudad amplía su carácter como entidad divulgadora a educador sobre el Patrimonio Cultural en general, ya sea arqueológico, inmueble, material o inmaterial. En definitiva, el museo entendido como un portador de un valor cultural holístico y transversal que permita al conjunto de la sociedad, y en especial a los más jóvenes, el conocimiento de nuestro pasado mediante el respeto, la conservación, la sensibilización en la difusión de un legado y la divulgación de unos elementos patrimoniales que conocen y que reconocen como suyos, aspectos que serán beneficiosos para nuestro presente y, evidentemente, para nuestro futuro. El año 2017 se cumplieron los 50 años de la apertura de esta institución en las salas del antiguo Ayuntamiento, y dentro de las diferentes actividades que se llevaron a cabo para celebrar la efemérides, se propuso la publicación de un catálogo de las principales piezas expuesta en el museo. Esta edición se convertirá en la publicación más importante de este estilo que jamás se ha realizado en la historia del Museu Arqueològic de Borriana, y esperamos que sea de gran utilidad para todos los interesados en el mayor conocimiento de las piezas que custodia y conserva nuestro museo. Para ello se contó con la colaboración de autores que han pasado por el museo, y que son los que mejor conocen la actualidad arqueológica y museística de Borriana. Es nuestro deseo que esta publicación marque un antes y un después en la historia del museo, que sirva para que de las piezas que allí se exponen, y también las que se guardan en los depósitos, se tenga un amplio conocimiento por parte de los ciudadanos, con el objetivo de que pronto surja la necesidad de un nuevo catálogo. Catálogo que será una señal inequívoca de la proyección y evolución de nuestro museo hacia metas más amplias. Vicent Granel Cabedo Magnífic Ajuntament de Borriana ÍNDICE LA HISTORIA DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE BURRIANA ............ 13 LAS COLECCIONES Y LA ARQUEOLOGÍA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX ................................................................................................................ 13 EL PRIMER MUSEO EN LAS ESCUELAS GRADUADAS DE BURRIANA ......................................................................................................................... 26 LA GESTACIÓN DE LA RECUPERACIÓN DEL MUSEO EN LA DÉCADA 1960 .................................................................................................. 27 DESDE LA APERTURA DEL MUSEO HASTA SU AMPLIACIÓN (1967-1991) ........................................................................................................................ 29 LA SEDE DEL CENTRO MUNICIPAL DE CULTURA ENTRE 1991 Y 2005 ................................................................................................................................... 31 LA MUSEOGRAFÍA ACTUAL DEL CENTRO (2005-2011) ...................... 33 Sala I .............................................................................................................................. 34 Sala II ............................................................................................................................. 36 Sala III ............................................................................................................................ 37 Sala IV ........................................................................................................................... 38 LOS FONDOS DEL MUSEO .................................................................................... 43 EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE BURRIANA: PANORAMA Y PERSPECTIVAS ACTUALES ................................................................................... 44 LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS REPRESENTADOS EN EL MUSEO ................................................................................................................. 48 LAS PIEZAS MÁS DESTACADAS DE LA EXPOSICIÓN PERMANENTE .......................................................................................................................... 51 BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................... 165 LA HISTORIA DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE BURRIANA LAS COLECCIONES Y LA ARQUEOLOGÍA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX Las primeras noticias escritas que se conservan sobre la formación de colecciones de objetos arqueológicos en la ciudad de Burriana hay que buscarlas en el siglo xix. Josep Corell (1991, 1997), eminente filólogo y epigrafista, menciona que fueron los cronistas quienes en sus primeros relatos describieron el hallazgo de inscripciones y lápidas romanas en Burriana. Sabemos que en esta centuria se había iniciado en España una gran afición al coleccionismo de monedas y que desde el siglo xviii creció el interés por reunir antigüedades a raíz de los diferentes viajes a Roma y algunas de las ciudades vesubianas que realizó la burguesía española. Pero el gran impulsor de la arqueología fue Carlos III, conocido como el rey arqueólogo. En efecto, este monarca fue formado por su madre, Isabel de Farnesio, en el gusto por las antigüedades, y a él debemos el descubrimiento y las primeras excavaciones en las ciudades italianas de Pompeya, Herculano y Stabia, porque como Carlos VII de Nápoles y mecenas regio, llegó a patrocinar, sufragar e impulsar este tipo de trabajos por todos los territorios de la Corona Española. Bajo su reinado se inició también el estudio de la ciudad romana de Italica, en Santiponce (Sevilla) y de algunos yacimientos americanos. Respecto a las primeras referencias que se tienen sobre la noción de propiedad del legado histórico, y por tanto el respeto a la formación de colecciones, estas aparecen en el siglo xix, sobre todo en el seno del proceso de las desamortizaciones y la gestación de los primeros museos provinciales. De acuerdo con lo expresado, la colección artística de la Diputación Provincial de Castellón y variados depósitos de particulares inicialmente formaron los fondos del Museo Provincial de Bellas Artes de Castellón, que había sido creado en el año 1845. Un museo cuya sede ha estado expuesta a varios cambios, el exconvento de Santa Clara, el instituto Francisco Ribalta, el antiguo jardín botánico en la avenida Hermanos Bou, el Hospital Provincial, el Palacio Provincial de la Diputación, un caserón del siglo xviii de la calle Caballeros y últimamente, desde enero de 2001, en un nuevo edificio y quizá ya definitivo de la avenida Hermanos Bou. La importancia de los restos arqueológicos que se desenterraron en estos momentos fue tan grande que la conservación y estudio de estos hallazgos se consideró una parte primordial antes de recuperar otros descubrimientos. Para solucionar este rompecabezas, la Real Academia de la Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 13 Historia en 1802 tuvo que elaborar la «Instrucción formada por la Real Academia de la Historia sobre el modo de recoger y conservar los monumentos antiguos descubiertos o que se descubran en el reino» (Abascal y otros, 2009). En la provincia de Castellón, en 1851 se halló una lámina de plomo con inscripción ibérica en el Pujol de Gasset, yacimiento localizado en la zona pantanosa de la costa de Castellón. Fue la primera inscripción encontrada en España sobre plomo, pero hasta 1868 no ingresaría en el recién creado Museo Arqueológico Nacional de Madrid (Oliver Foix, 2005). En otra localidad castellonense, Alcalà de Xivert, los trabajos arqueológicos se iniciaron en 1827, mientras que en Les Coves de Vinromà un poco más tarde, en el año 1850.1 El historiador saguntino y cronista oficial Antonio Chabret, cuando publicó su Historia de Sagunto en 1888 había ya redactado un trabajo sobre las vías romanas de Castellón, que sin embargo acabaría publicándose de forma póstuma (Chabret, 1978). En la Séquia de l’Obra, en la zona costera de Castellón de la Plana, tuvieron lugar otros descubrimientos en el año 1878 (Almarche, 1918), el miliario romano de Borriol apareció en 1888,2 los estudios de las inscripciones latinas de Jérica se llevaron a cabo en 1852 y 1883 (Valcárcel, 1852; Ferrer Julve, 1883), junto a otros hallazgos realizados en Castellón de la Plana y Nules ese mismo año. En 1917 el inspector de enseñanza Juan José Senent Ibáñez descubrió en la Galeria de Dalt de la localidad de Xiva de Morella un conjunto de pinturas rupestres de estilo Levantino. También ese mismo año, el pastor de Tírig Albert Roda descubrió las pinturas rupestres de la Cova dels Cavalls, en el Barranc de la Valltorta, hecho que situaría a la provincia de Castellón como centro de interés en los estudios de arte rupestre; mientras que en el término de Vilareal, en los terrenos de Vila Filomena, se desenterraron los excepcionales restos de un poblado y necrópolis de llanura en silos con material campaniforme; sin embargo, a pesar de que se conocía el emplazamiento exacto las excavaciones no se emprendieron hasta 1922. Aquella intervención fue impulsada por el abogado Juan Bautista Nebot, pero su desacierto motivó que la recién creada Sociedad Castellonense de Cultura propusiera a uno de sus miembros, el geólogo castellonense Vicente Sos Baynat, como responsable de los trabajos (Sos Baynat, 1922). Vicente Sos el día 2 de septiembre visitó por primera vez las excavaciones, sus impresiones aparecieron en el Heraldo de Castellón del día 5. Después estuvieron el cronista de Vila-real, mosén Benito Traver, y el corresponsal de Provincia Nueva, el Sr. 1 Archivo de la Real Academia de la Historia, legajos CACS/9/3929/01 y CACS/9/7950/01 respectivamente. 2 Archivo de la Real Academia de la Historia, legajo CACS/9/7950/02. 14 Pesudo, que publicaron la noticia en la prensa diaria de la ciudad. También se escribieron varias notas en los diarios de Valencia y Barcelona. Visitaron el yacimiento personajes destacados de la época, entre ellos el Dr. Mollà, catedrático de la Universidad de Madrid; el Dr. Tuixans, de Vila-real, que como corresponsal transmitió la noticia al Centro de Cultura Valenciana. Posteriormente reconocieron los trabajos Joaquín Peris de Burriana y, procedente de Valencia, el catedrático de la Universidad Beltrán Bigorra. Entre otros prehistoriadores, en 1923 examinaron los restos Pere Bosch Gimpera, catedrático de Historia Antigua de la Universitat de Barcelona y una de las personalidades científicas catalanas más conocidas, lo que en palabras de F. Esteve (1992) significaría un nuevo espaldarazo al desarrollo de la arqueología castellonense. Un año más tarde publicó un artículo con los datos obtenidos en los yacimientos de la provincia de Castellón (Bosch, 1924). Pascual Meneu, catedrático de hebreo y árabe, desde 1887 fue colaborador en la revista de ciencias históricas editada en Dénia El Archivo, publicación semanal de 8 páginas que, dirigida por Roque Chabás Llorens desde el 6 de mayo de 1886, reunía un interesante viso arqueológico en alguno de sus artículos. En la introducción del primer número de la revista Roque Chabás exponía cuáles eran sus intenciones: «Recoger la historia escondida en nuestros archivos o en manos de los aficionados, dar a conocer los descubrimientos modernos de arqueología y numismática y al mismo tiempo amenizar estos estudios con las flores de la literatura» (sic). En la sección de Relaciones del tomo iii de la revista, que abordaba la actualidad del momento, Meneu describió de forma meticulosa como, siendo niño, salió a la luz una necrópolis mientras su padre realizaba los trabajos de desfonde de una parcela en Betxí (Meneu, 1888). Meneu mantenía una excelente relación de amistad con los burrianenses Joaquín y Manuel Peris (García, 1914; Meneu, 1914), y realizaría en Betxí algunas excavaciones a fines de este siglo (Meneu, 1901). El presbítero de Vila-real mosén Benito Traver García, como se ha mencionado cronista de la ciudad, archivero de la parroquia arciprestal y académico del Centro de Cultura Valenciana, aunque aquí en calidad de miembro de la Comisión Provincial de Monumentos de Castellón, propuso realizar las primeras investigaciones arqueológicas en el término de Burriana, concretamente en la zona del puente de Vila-real. Así consta en el acta de la reunión del 30 de octubre de 1924.3 En estos acuerdos no se reflejaban 3 Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Archivo Biblioteca. Legajo Comisión Provincial de Monumentos de Castellón - años 1910-1935. Signatura 4-58-15. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 15 los resultados de los trabajos, sin embargo, sí aparece mencionada una excavación arqueológica que se realizó el año 1925 en el yacimiento de Vinarragell por un amigo suyo, Juan Nebot. Esta es la primera referencia concreta a la aparición de restos arqueológicos en Burriana, básicamente de materiales musulmanes (Traver, 1926). El abogado Vicente Forner Tichell publicó un libro sobre la familia Viciana y la relación que esta mantenía con la localidad de Burriana, en un momento en que ya contaba con una dilatada trayectoria en el campo de la arqueología. F. Roca (1932) menciona en uno de sus escritos que dejó redactadas dos obras inéditas que trataban sobre la ubicación de los yacimientos ibéricos y los primeros pobladores de Burriana. Quizá se refería al poblado de Vinarragell, que finalmente se publicaría a título póstumo, pero que pudo redactarse en la década de 1920 (Forner, 1933), coincidiendo quizá con los trabajos de Benito Traver. Tanto Vicente Forner (1933) como Benito Traver (1926) vinculan Vinarragell a la alquería medieval de Ceca o Villa Seca. Como sugiere Sánchez Adell (2002) es probable que, debido al carácter reservado de Forner y a su edad avanzada, Benito Traver pudo destacar más en esta faceta arqueológica. Por su parte, la referencia a la quema de documentación histórica en Burriana puede hacer referencia a Forner, y no a Joaquín Peris y Fuentes como insinúa Norberto Mesado (2000). La noticia apareció en el Heraldo de Castellón el día 19 de marzo del año 1926, cuando había salido a la luz el trabajo de Benito Traver, mientras que dos años antes de su fallecimiento se había quedado olvidado el trabajo de Forner sobre Vinarragell. El texto lo firmó Sansón Carrasco, por esas fechas corresponsal del Heraldo de Castellón en Burriana, que entonces publicaba sus noticias agrupadas en una sección llamada «Periódico de Burriana»: He visto quemar un sin numero de documentos históricos y reducir a pavesas todo un ciclo de estudios y una cátedra de acotaciones curiosísimas por su antigüedad y su verismo. He contemplado las cenizas de todo este tesoro recopilado por un respetable amigo durante años y años y he sentido dolor en el alma al ver consumirse entre llamaradas de fuego pergaminos valiosos donde se estampaban pragmáticas y leyes de nuestros gloriosos antepasados. La pira histórica ha devorado en un par de horas todo un caudal de desvelos y observaciones hechos con el sano interés de poder desentrañar un poco del arcano de los que nos precedieron en la vida. A veces las lenguas de fuego lamían cariñosamente los pergaminos escritos y los documentos, queriendo 16 Figura 1. Foto de materiales de Cabanes de la colección de J. Peris, realizada por P. Bosch (1923). sin duda retardar sus efectos para ver de salvarlos, pero la paleta empuñada por el amigo y dueño de aquella cultura hecha cenizas, removía sin cesar la fogata para que el sacrificio fuera más eficaz. Y las cenizas de ese tesoro de historia regional que patentizaba una gestión cuanto más anónima más importante de desmenuzamiento jurista y estadística real, encerrarán el secreto de aquellos papeles que un día fueron luz reveladora de sabias sanciones y curiosa recordación de hechos que llenaron páginas de la leyenda mundo. Las cenizas de un tesoro S. C. El abogado Joaquín Peris y Fuentes nació en Burriana en 1854 y falleció en esta misma ciudad en 1939. Fue alcalde republicano e importante terrateniente de la localidad (Mesado, 2000). F. Roca lo define como «notable arqueólogo que invirtió gran parte de su fortuna y de su vida en investigaciones históricas y excavaciones, tanto en Burriana como en otros términos» (Roca, 1933). Gran amante de los libros, su biblioteca y la de su pariente Manuel Peris aparecían en la guía comercial Tiris de Burriana del año 1931 como «Bibliotecas Particulares», y eran objeto de constantes visitas, como por ejemplo de la asociación Lo Rat Penat en 1911 (Sarthou, 1911). Gracias a la donación que realizó Manuel Corell en el año 1986, conocemos su interés por la cultura; en sus escritos mezcla proverbios, temas de la historia universal y otras anécdotas locales, junto a breves reseñas de arqueología. Sus vastos recursos económicos le permitieron gratificar a otros investigadores con el objetivo de rastrear entre los archivos información sobre Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 17 Burriana. Su biblioteca reunía varias copias de cada uno de los documentos, manuscritos que eran posteriormente mecanografiados (probablemente por duplicado) y finalmente traducidos. Tenía casi 1300 ejemplares entre libros manuscritos, fotos y revistas,4 que en volumen bien pudo corresponder a una tercera parte de la biblioteca de Joaquín Peris. Sabemos que sus actividades en el campo de la arqueología se iniciaron entre 1910 y 1912, si bien debido a su amistad con Pascual Meneu probablemente despertaría su afición unos años antes. Meneu por esos años estaba realizando en Betxí varios trabajos en los yacimientos del Solaig y la Torrassa. Peris cita en uno de sus escritos —Varios, J. P. p. 166— los vestigios romanos del Pla Redó. Ambos eruditos investigaron en el territorio comprendido entre Cabanes y Oropesa (García, 1914). Joaquín Peris rebatía a otros investigadores entonces más jóvenes como Ramón Huguet o Mosén Benito Traver (Peris, 1913 y 1913b). La injerencia de Juan José Senent forzó la colaboración con el Institut d’Estudis Catalans y facilitó a Pere Bosch Gimpera el acceso directo a la colección entre 1915 y 1920 (Bosch, 1923), incluso llegó a publicar fotografías de los materiales procedentes de los sepulcros de Cabanes pertenecientes a J. Peris (Bosch, 1923 y 1953); aunque nunca llegaría a desvelar el origen de los hallazgos de su colección. Por ello elaboró una codificación de las referencias respecto a la situación de lápidas romanas o íberas, guardando celosamente su derecho de propiedad. A sabiendas, Carlos Sarthou envió una fotografía de dos de sus principales piezas al director de la Real Academia de la Historia de España, el historiador jesuita catalán don Fidel Fita: la lápida ibérica de Cabanes y la inscripción de la Muntanyeta dels Estanys de Almenara, que publicó sin su autorización (Fita, 1914): Cometiendo un abuso de confianza un señor mandó una fotografía de dicho cipo a la Academia de Historia como descubrimiento suyo (Peris, 1922). Desde entonces Joaquín Peris se convertiría en un hombre mucho más cauto a la hora de compartir cierta información, según contaría años después el propio F. Roca (1932). Sin embargo, era muy dado a enseñar el contenido de sus colecciones al público. Así lo hizo en las fiestas de San Blas del año 1914, según aparece reflejado en el Heraldo de Castellón de 4 Agradecemos la colaboración de D. Antonio Lleó, actual propietario y responsable de la conservación de estos documentos, quien los rescató de la casa de Joaquín Peris. 18 ese mismo año. Entre sus hallazgos más interesantes destaca la excavación de más de cincuenta incineraciones en la zona de Cabanes con urnas «tapadas con piedras» (Bosch, 1923) y restos provenientes del yacimiento del Mortórum de Cabanes (Esteve, 1975). En una finca mía encontré una urna cineraria que tenía dentro una planchita de cobre atacada por los microbios (...) se diferencia de todas las demás que he visto en el país por ser la única con dibujos (…) (Peris, 1922). Realizó varios estudios sobre las aguas del río Mijares, otros sobre ciertos documentos de la Corona de Aragón, cuadros estadísticos de la Burriana de 1840, el carlismo o el plano de la ciudad en época musulmana. Además llevó a cabo excavaciones en los yacimientos de Torre la Sal y la Cova Pantalons en el término municipal de Cabanes (Mesado, 2000) y probablemente en Orpesa la Vella y Morro de Gos en Oropesa. Su base logística era la alquería conocida como «la Cenieta», en la costa de Cabanes (García, 1914). Del yacimiento de la Muntanyeta dels Estanys, en Almenara, extrajo capiteles e inscripciones (Sarthou, 1913), y en Burriana sacó a la luz los hallazgos del camí del Palmeral (Utrilla, 1963). La documentación original que se conserva es muy escasa, se trata sobre todo de referencias al hallazgo de textualmente «dos cráneos musterienses en el término antiguo de Burriana, … cuatro cráneos en Vila Filomena (Vilareal), … tres cráneos aurinienses en Cabanes, … cinco esqueletos cerca de donde tuvo la batalla entre Asdruval y Escipión, … un diente y un atlas arsilienses; … en cueva de Pantalones (Cabanes)» (varios J. P. pág. 107). Como dice el propio Sarthou (1913) su colección era un «pequeño museo», aunque lamentablemente gran parte de ella desapareció sin poder ser estudiada. Hoy en día son muy pocos los materiales de Joaquín Peris que se encuentran en el Museo de Burriana, ya que parte de la colección se vendió al museo de Barcelona (AA. VV., 1946) con la mediación de Francisco Esteve (Mesado, 2000). Por compra se han adquirido dos lotes, no muy numerosos pero interesantes. Uno de ellos es el que formaba la colección Peris, de Burriana (provincia de Castellón). Constituida por un total de 40 objetos, entre los que descuella por su importancia excepcional, la estela ibérica de Cabanes, pieza singular y la famosa en la arqueología hispana, con inscripción ibérica dispuesta en tres líneas, bien labrada en un bloque de caliza marmórea, dura, gris-azulada. A Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 19 su lado, es también de interés un fragmento de bella inscripción romana, muy cuidadosamente labrada, y en la que se hace referencia al templo de Venus, cerca de Almenara. Una alabarda de bronce procedente de un túmulo sepulcral de Cabanes. Varías urnas cinerarias ibéricas sin decoración. Diversos brazaletes de bronce, etc. Todos los objetos con escasas excepciones, proceden de la indicada provincia valenciana. (AA. VV., 1946). En efecto, muchos de los materiales se conservan hoy en día en el museo arqueológico de Barcelona, como la lápida procedente de Almenara y la estela de Cabanes, que todavía presentan la sigla original de la colección Peris.5 De Cabanes también hay otros objetos procedentes literalmente «del campo de Álvaro Bellés, campo de Manuel Pitarch, la Ribera, El Mortórum, campo Confit, campo de Bautista Tàrrega y campo inmediato a Torre de la Sal». Carlos Sarthou Carreres fue un abogado nacido en Vila-real en 1876 que falleció en Xàtiva en 1971. En 1909 realizaría varias publicaciones y apenas unos años más tarde colaboró en el volumen correspondiente a la provincia de Castellón de la Geografía General del Reino de Valencia dirigida por el historiador y político catalán Francesc Carreras Candi entre los años 1913 y 1914. Inició sus contactos con la Real Academia de la Historia de Madrid en 1913 (Fita, 1913), y facilitó información al propio Fidel Fita sobre las inscripciones romanas encontradas en Vila-real, Nules y Burriana. Sarthou fue nombrado ese mismo año miembro correspondiente de la misma institución, adscrito a la Comisión Provincial de Monumentos y en 1919 delegado real de Bellas Artes de la provincia de Castellón. También fue corresponsal de la asociación Lo Rat Penat. Los trabajos que realizó sobre Castellón prácticamente desaparecieron después de trasladarse a Xàtiva en 1920. En Burriana ejerció la Secretaría Judicial de la ciudad entre 1909 y 1920, momento en que entró en el círculo de amistades de Joaquín y Manuel Peris y Forner Tichell. Sin embargo, acabaría por enfrentarse a Joaquín Peris cuando envió fotos de sus inscripciones a la Real Academia (Sarthou, 1913). En sus trabajos también hace referencia a otras colecciones procedentes del yacimiento de Torre d’Onda (Sarthou, 1913). El abogado Manuel Peris y Fuentes nació en Burriana en 1857 y murió en 1932. Fue miembro de Lo Rat Penat y alcalde de Burriana. Primo de Joaquín 5 Agradecemos la información facilitada por Dña. Carme Rovira y D. Xavier Llovera, conservadora y director del Museu Arqueòlogic de Barcelona respectivamente. 20 Figura 2. Foto original de las lápidas en el patio de la casa de J. Peris, realizada por por C. Sarthou (Archivo Diputación de Castellón). Peris, ambos consiguieron que la ciudad de Burriana llegara a ser el centro de referencia en estudios y colecciones de arqueología a nivel provincial y regional (Primitivo, 1928). Mucho más prolijo en artículos que su pariente, también fue dramaturgo y poeta, publicó sus primeros escritos en la Revista de Castellón de 1883. Uno de sus primeros artículos (Peris, 1913) muestra ciertas influencias de Pascual Meneu, sobre todo cuando cita los trabajos de Saavedra y Ribelles (Peris, 1914 y 1915), y también con las obras de Antonio Chabret y Ramón Huguet, que también colaboraría con Carlos Sarthou. Siguió los pasos en arqueología de su pariente (Peris, 1914b) llegando a donarle en su primera etapa incluso los restos encontrados por él mismo (Peris, 1926). Desconocemos si se deshizo de todos sus hallazgos, hachas pulimentadas, sílex trabajado, huesos y fragmentos cerámicos, o si también poseía una colección como la de su primo Joaquín. En sus últimos artículos (Peris, 1926) se observa como va desapareciendo la influencia de Bosch Gimpera y de las instituciones catalanas, y como establece una relación más cercana a Valencia a través de Juan José Senent a quien Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 21 Figura 3. Exposición de arte y numismática en Castellón (Artes y Letras, 1911). entrega los restos de una estación eneolítica que habían llegado al Laboratorio de Arqueología de Valencia (Ballester, 1928). Cita también la figura en ese momento emergente de Francisco Esteve Gálvez. En el actual archivo parroquial de la iglesia del Salvador de Burriana6 se conservan unos 600 ejemplares entre libros, revistas y textos manuscritos. De la biblioteca una parte muy significativa son libros de arqueología: Els enterraments ibérics dels Espleters a Salzadella, de Senent; Sumario de las antigüedades romanas que hay en España, de Juan Agustín Ceán-Bermúdez; Estudios ibéricos, de Joaquín Costa; Tartessos e Hispania ambas del arqueólogo y filólogo alemán Adolf Schulten, además de una amplia colección de la revista El Archivo y de las Memorias de la Real Academia de Historia. Sabemos que se relacionó también con Ramón Huguet, miembro de la Comisión Provincial de Monumentos,7 y con el Laboratorio de Arqueología 6 Queremos dar nuestro agradecimiento a D. Pedro Cid, párroco del Salvador, por facilitarnos el acceso a esa colección. 7 Ramón Huguet escribió un artículo el 20 de mayo de 1913 en el Heraldo de Castellón reclamando a Joaquín Peris mayor cantidad de publicaciones, al tiempo que parece marcar distancias con Joaquín a la hora de registrar la información. 22 de la Universidad de Valencia que había sido creado por Lluís Gonzalvo París. Gonzalvo había ganado la cátedra de Arqueología, Numismática y Epigrafía, y colaboró con él en los primeros documentos fundacionales de los años 1924 a 1926 (Aura, 2006). Llama de forma singular la atención el hallazgo en su biblioteca de «Apuntes de arqueología e historia del arte —segundo curso— año 1919» de la Universidad Pontificia de Valencia. Uno de los últimos en incorporarse a este grupo de eruditos y coleccionistas fue Francisco Roca y Alcaide, nacido en Puzol en 1881, pero íntimamente ligado a Burriana. Sufriría el exilio después de la guerra civil de 1936 a raíz de sus ideas republicanas y falleció en 1973 en la localidad de Puzol. Maestro de escuela y director de las Escuelas Graduadas en Burriana, podemos considerarlo como el primer director de un museo arqueológico de carácter público en nuestra ciudad, concretamente el que estaba en las propias Escuelas. En 1932 realizó la primera publicación histórica centrada en Burriana, que incluía la descripción de una serie de restos donados al museo municipal que él mismo dirigía. Menciona la existencia de lanzas romanas, monedas antiguas, la inscripción ibérica de Cabanes, dos lápidas romanas, dos capiteles y los dos molinos de trigo de J. Peris, entre otros materiales. Las principales fuentes de sus estudios fueron Vicente Forner y Joaquín Peris, aunque probablemente también se relacionaría con todo el círculo de intelectuales burrianenses de la época. En Burriana se conocen otras colecciones de materiales arqueológicos, tal y como indica la exposición que se hizo en las fiestas de San Blas del año 1913, según aparece publicado en el Heraldo de Castellón del día 28 de febrero, concretamente las colecciones de antigüedades de los «Señores Peris, Fenollosa, Montserrat, Rives, PP. Carmelitas y otros». Durante la década de 1930 y a lo largo de casi treinta y cinco años se produjo un gran vacío en la investigación arqueológica de Burriana. El único que trató temas de la ciudad fue el arqueólogo y profesor castellonense Francisco Esteve Gálvez. Esteve mostró un interés muy precoz por la arqueología, en su juventud contactó con Joaquín Peris y Juan Bautista Porcar. Fue discípulo de Pere Bosch (Esteve, 1992) y de Hugo Obermahier. En 1933 Esteve fue nombrado conservador del Museo de Bellas Artes de la Diputación. Nacionalista valenciano, después de la guerra fue represaliado por el franquismo y destinado a Terres de l’Ebre. En 1959 recuperó la plaza de catedrático del Instituto Ribalta de Castellón. A lo largo de su vida Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 23 Figura 4. Inauguración del museo en 1967 con T. Utrilla y N. Mesado (Foto E. Safont). formó una amplísima colección de piezas arqueológicas8 pero al mismo tiempo adquirió una cantidad muy grande de falsificaciones.9 Tomás Utrilla fue un religioso salesiano nacido en Soria en 1921 que falleció en El Campello en el año 2000. Fue el primer investigador que conocemos después de la guerra civil de 1936. Su actividad está relacionada con la estancia en el colegio salesiano de nuestra ciudad, pero sobre todo fue sobresaliente durante la década de 1960 cuando estudió los yacimientos de Torre d’Onda, Vinarragell y el Palau, que acabaría publicando en la revista Burisana, en ese momento punto de encuentro de la nueva intelectualidad burrianense surgida después de la guerra. Alrededor del colegio salesiano y de sus antiguos alumnos, Utrilla formó un grupo de estudiantes aficionados por la arqueología, entre los que destacaban Enrique Safont, Abilio Lázaro y Norberto Mesado. La labor que desarrolló este grupo fue muy importante, tanto en la recuperación de la historia oral, al entrevistar a vecinos sobre los restos que 8 Algunos dirhams de plata los donó al museo arqueológico de Burriana. 9 F. Esteve además de recuperar materiales en distintos yacimientos se dedicó a comprar piezas, lo que choca con su participación activa en la venta a Barcelona de la colección de Joaquín Peris (Mesado, 2000). 24 Figura 5. Acto de inauguración del museo en 1967 (Foto E. Safont). aparecían en nuestro término desde principios del siglo xx, como en la continuación de trabajos en Vinarragell, la Regenta, Torre d’Onda, el Palau, L’Alter de Xilxes, el Castell de Almenara, el Solaig, Conena y la Torrasa de Betxí, el Barranc Roig, Benicató o Hueña. Entre sus objetivos estaba la refundación de un museo arqueológico local (AA. VV., 1962), a cuyos fondos se incorporarían los restos que no habían desaparecido del Museo de las Escuelas Graduadas y las piezas que ellos mismos iban recuperando en los yacimientos, sobre todo en el Palau/Tirao, Orleyl, en la de la calle Sant Joan n.º 16 o el actual edificio de correos de Burriana. Sin embargo, el grupo se rompió en 1967, entre otros motivos, por las discrepancias que surgieron respecto a la creación y gestión del propio museo local. Tomás Utrilla acabaría formando una nueva asociación de antiguos alumnos que le permitió proseguir con sus investigaciones hasta su definitivo traslado a Valencia. De este periodo solo hay documentación gráfica del Solaig de Betxí (García, 1969) y de la iglesia del Salvador.10 Con todo, en la actualidad no se conoce el paradero de algunos de estos materiales. La cantidad de publicaciones también disminuyó de forma considerable. 10 Queremos agradecer la colaboración prestada por la comunidad salesiana de Burriana y Valencia, especialmente a D. Javier Vicent y D. Antonio Rubio, y a la sobrina de T. Utrilla, Dña. Pilar Utrilla, por facilitarnos el acceso al legado de Tomás Utrilla. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 25 Norberto Mesado Oliver nació en Burriana en 1938. Desde muy joven ya demostró que tenía ciertas inclinaciones hacia el mundo artístico, concretamente la pintura y la poesía (AA. VV. 1962). Inició su afición por la arqueología colaborando con Tomás Utrilla, como hemos mencionado, en calidad de antiguo alumno salesiano; fue vocal de Artes (AA. VV., 1962b). Tras dividirse el grupo salesiano en 1967, mantuvo una apreciable relación con Abilio Lázaro y con Enrique Safont, quienes conseguirían reabrir las puertas del Museo Histórico-Arqueológico de Burriana en el año 1967 con el reconocimiento oficial por parte de la Administración Pública. En los años siguientes buscó el apoyo científico del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Valencia, donde más tarde se licenció. Recuperó materiales para el museo de prácticamente toda la provincia, entre otras localidades de Morella, Almenara, Albocàsser, Castellón, L’Alcora, etc. Lamentablemente los resultados de sus numerosas intervenciones no se han visto reflejados en informes o memorias. EL PRIMER MUSEO EN LAS ESCUELAS GRADUADAS DE BURRIANA El museo arqueológico de Burriana tiene una larga historia. El antecedente inmediato del actual centro fue el museo de las Escuelas Graduadas. Su director, Francisco Roca, de talante republicano y claramente implicado con la enseñanza pública, fue el principal impulsor de este espacio museográfico público, el primero reconocido en Burriana de estas características, frente a las ya citadas colecciones particulares. El museo se fundó el 15 de marzo de 1926 en el desamortizado convento de la Merced, de donde pasaría al antiguo colegio Historiador Viciana, y finalmente al Colegio Nacional Cervantes (Rufino, 2001). Poco sabemos de las piezas que existían en el museo, ya que su director solo las citó muy sucintamente. La incorporación de nuevas piezas a los fondos de la colección dependía de las donaciones de los vecinos: monedas, ánforas y lucernas romanas que habían sido halladas en el término de Burriana. Del inventario que actualmente conocemos, que no representa la totalidad de las piezas existentes en el museo, podemos destacar el eclecticismo de los restos y de periodos representados. Los elementos propiamente arqueológicos se centraban en once piezas de época ibera11 y romana, y los restantes 11 Las dos jarras que se exhibían como iberas, en realidad eran musulmanas. 26 veintinueve correspondían a blasones, azulejos, esculturas o cuadros (Rufino, 2001). Alguna de estas piezas ha llegado al museo actual gracias a la labor de Tomás Utrilla y Norberto Mesado, pues después de la guerra civil, con el director del museo de las Escuelas Graduadas exiliado y la exposición parcialmente desmontada, se perdió la pista de muchos de los materiales. LA GESTACIÓN DE LA RECUPERACIÓN DEL MUSEO EN LA DÉCADA 1960 Después de casi 20 años, la llegada de Tomás Utrilla a la ciudad significaría un nuevo despertar del interés arqueológico en Burriana. Con el grupo salesiano cristalizó la idea de recuperación del museo arqueológico de Burriana. Desconocemos la fecha exacta en que esto sucedió, las primeras noticias escritas son del año 1962 a cargo de Tomás Utrilla que proponía un museo con sede en el Colegio Salesiano (Utrilla, 1962), aunque cinco años después reconocía la necesidad de un museo público, que ya tenía su sede en el Ayuntamiento (AA. VV., 1967). Figura 6. Manuscrito original de T. Utrilla donde analiza la escritura ibérica del plomo del Solaig (documento facilitado por P. Utrilla). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 27 Los materiales recuperados hasta el año 1966, esto es cerámica, huesos o metal, se depositaban en el Colegio Salesiano de Burriana. Muy interesantes fueron los hallazgos ibéricos procedentes de la necrópolis del Tirao y varias cerámicas que se recuperaron en el casco urbano. Como se ha sugerido, las manifiestas diferencias irreconciliables sobre la organización y ubicación del nuevo museo llevaron a la ruptura del equipo que estaba desarrollando la idea. Tomás Utrilla siguió actuando desde el Colegio Salesiano, mientras que Norberto Mesado logró el reconocimiento suficiente para la apertura de un museo municipal en la planta alta del Ayuntamiento, situado en la plaza Mayor. Esta situación provocó que parte de las piezas se quedaran en el colegio y la mayor parte bajo la tutela de Norberto Mesado, quien en reconocimiento por su labor obtuvo el nombramiento como director del museo, desempeñando en el tiempo también el cargo de archivero y de bibliotecario municipal. La situación que se produjo fue ciertamente incomoda, lo que llevó a que se planteara este museo como una fundación nueva sin ninguna relación Figura 7. Dependencias del museo en el año 1967 (Foto E. Safont). 28 aparente con los salesianos. Tanto Norberto Mesado como Tomás Utrilla pasaron a ignorar sus respectivos trabajos que publicaron a partir de 1968, pese a que curiosamente T. Utrilla en 1967 era uno de los miembros fundadores del patronato del recién creado Museo de Burriana (Mesado -dir, 2000) y reconocido cofundador del museo (AA. VV., 1967). Se diferenció también de la anterior institución de las Escuelas Graduadas, fomentando la figura de cronista de su primer director, Francisco Roca, en detrimento de la faceta museística, pese a que les unían fuertes lazos, tanto en su forma de institución pública municipal, como en sus objetivos y parte de sus piezas. Por ello parece más apropiado hablar de una recuperación y posterior ampliación del museo municipal de los años 30. Mientras tanto la labor arqueológica de Tomás Utrilla continuaría unos años más en Burriana con un nuevo grupo de alumnos salesianos, pero totalmente desligada del grupo de Mesado. A esta época corresponde la excavación en la iglesia del Salvador y algunas intervenciones en la zona del Solaig de Betxí, lo que evidenciaba el mayor interés por la cultura ibera en sus últimos años dedicados a la arqueología. DESDE LA APERTURA DEL MUSEO HASTA SU AMPLIACIÓN (1967-1991) Con Norberto Mesado el museo buscó el apoyo y la colaboración de investigadores como Domingo Fletcher Valls, Francisco Esteve Gálvez, Pierre Guichard, Francesc Gusi, Oswaldo Arteaga o Carmen Aranegui. Junto a otros eruditos locales como el cronista de Vila-real José María Doñate, Abilio Lázaro o Juan Tomás Martí, recorrieron la provincia de Castellón en busca de nuevos restos que finalmente incorporaría a las dependencias y vitrinas del museo. El periodo que hay entre 1967 y 1982 es uno de los de mayor crecimiento de las colecciones arqueológicas, ya que además de los hallazgos realizados por Mesado en alguno de los yacimientos de la provincia y sobre todo de Burriana, se iniciaron una serie de excavaciones muy importantes especialmente en los yacimientos de Orleyl (La Vall d’Uixó), Vinarragell y Torre d’Onda (Burriana). El museo pasó a ser conocido como «Museo Comarcal de la Plana Baixa». Durante el transcurso de estos años, Norberto Mesado conformó una rica colección de libros y revistas relacionados con el mundo de la Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 29 Figura 8. Dependencias del museo en el año 1967 (Foto E. Safont). arqueología, a lo que hay que sumar los intercambios que se realizaban desde el propio museo con otras instituciones. Este sería el germen de lo que posteriormente conocemos como la biblioteca de arqueología del museo, que desde 1991 funcionó de forma autónoma respecto a la biblioteca municipal. Por otro lado, se realizaron donaciones muy importantes, como la estatua romana proveniente de Talavera de la Reina, por José Cantavella, junto a una serie de materiales de origen muy diverso, restos subacuáticos, cerámica precolombina, metalistería varia, industria lítica procedente de Plasencia y un exvoto ibero de Albacete. En estos casos nos encontramos más próximos a la idea de un coleccionismo privado que a las verdaderas funciones que debe desempeñar un museo, esto es la recuperación de material arqueológico o la creación de un discurso museológico coherente. El final de la dictadura, la llegada de la democracia y la posterior creación de las Comunidades Autónomas, con toda su base legislativa, provocaron una serie de cambios en la organización del museo. Por un lado, se hizo necesaria la adaptación del título honorífico de director de museo a una 30 realidad funcionarial, cosa que no se produjo ni siquiera a medio plazo, ante la resistencia del propio Mesado, quien pasó a ocupar un puesto de auxiliar administrativo encargado del museo, archivo y biblioteca desde el año 1982 (Mesado -dir, 2000). Por otro lado, empezó a realizarse un control mucho más estricto sobre las intervenciones arqueológicas de lo que se venía realizando hasta la fecha, tanto a nivel legislativo como científico. En esta época las campañas de excavaciones efectuadas por el museo descendieron rápidamente. Con la transferencia de la gestión de la red de museos a la Generalitat Valenciana, el museo de Burriana pasó a denominarse oficialmente Museo Histórico Municipal, pese a que la plaza de director estaba todavía vacante. A lo largo de la década de 1980 colaborarían estrechamente con el museo varios estudiantes y algunos arqueólogos, pero estas relaciones no llegaron a perdurar en el tiempo, quedando la colaboración reducida a Vicent Verdegal, Artur Rufino y Josep Lluís Gil. El brusco descenso de las actividades arqueológicas repercutió en una menor entrada de materiales en la entidad, pese a que la nueva legislación autonómica obligaba a que los hallazgos derivados de cualquier tipo de intervenciones realizadas en Burriana o su término fueran depositados en sus almacenes. Esta situación podría haber llevado a la saturación de la sala expositiva y de los almacenes, que habían sufrido pocos cambios desde su inauguración. En esta época salió a la luz pública la colección Papers, gestionada desde el museo, donde se publicaban tanto los trabajos relacionados con la arqueología como de otras disciplinas. LA SEDE DEL CENTRO MUNICIPAL DE CULTURA ENTRE 1991 Y 2005 Lo que en un principio fue un cambio importante en la ubicación del museo, pues se trasladó de las antiguas dependencias del viejo ayuntamiento a la nueva Casa de Cultura, se reveló finalmente como una situación un tanto engañosa. Pese a que se amplió la superficie de la exposición, esta carecía de un discurso apropiado y disponía de muy pocos paneles. La didáctica era inexistente y ello llevó a que se produjeran situaciones insólitas, como el hecho de que una de las mejores piezas del museo, la escultura romana de Talavera, apareciera suspendida en lo alto del escenario o que varios escudos nobiliarios ajenos al edificio se encontraran empotrados en Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 31 Figura 9. Dependencias del museo, año 1991. la pared de una de las salas. También se creó un jardín arqueológico en el exterior del museo, una idea ciertamente novedosa, pero que sin embargo carecía de cualquier orden y señalización. En esta época los almacenes presentaban un estado deficitario, el embalaje de las piezas arqueológicas se hacía en archivadores de cartón, cajas de tabaco y todo tipo de cajas recicladas, además muchos de estos materiales se encontraban a la intemperie. Por otro lado, los intentos de crear un laboratorio de restauración no fructificaron debido a la falta de recursos, lo que propició la mala conservación de algunas de las piezas metálicas y cerámicas. 32 En el campo de las intervenciones arqueológicas, Norberto Mesado ya no excavaba en Burriana desde 1989, por lo que todas las intervenciones que aquí se realizaron fueron delegadas al arqueólogo burrianense Vicent Verdegal hasta el año 1996. Desde esa fecha prácticamente no se realizó ninguna otra intervención gestionada desde el museo. Finalmente, tras la jubilación de Mesado en el año 2003, el museo estuvo bajo la responsabilidad de políticos y administrativos, teniendo que externalizar parte de los servicios de arqueología y restauración desde este año y hasta el 2005 (Melchor, 2013). Aunque se mejoró la infraestructura de las salas, los almacenes seguían con el mismo sistema desde los años 60, y el mantenimiento de las piezas era deficitario, iniciándose un paulatino proceso de deterioro en alguno de los materiales. LA MUSEOGRAFÍA ACTUAL DEL CENTRO (2005-2011) Sin estar resuelto uno de los problemas más graves del centro, el de sus almacenes, instalaciones esenciales en cualquier museo arqueológico, en noviembre del año 2005 tomó posesión del cargo de director José Manuel Melchor, el primer director del Museo con carácter funcionarial, que también ocupó la dirección del recién creado Servicio Municipal de Arqueología de Burriana. A partir de ese momento, se inició la puesta a punto de todas las dependencias. La primera decisión fue cerrar el centro hasta conseguir que se pudiera abrir en unas condiciones adecuadas para la conservación de las piezas. Este periodo se aprovechó para intervenir sobre aquellas piezas de la exposición que se hallaban deterioradas. Para realizar estas labores se contrató el servicio de restauradores-conservadores titulados, se firmaron convenios con la facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia y se suscribieron colaboraciones puntuales con el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración. Al mismo tiempo, se iniciaron los trabajos de inventario del material del almacén del museo y se llevó a cabo el trasvase de los materiales de los viejos contenedores de cartón a recipientes de plástico, además de proceder a eliminar todos aquellos elementos que eran nocivos para la correcta conservación como el papel o algodón. Las excavaciones arqueológicas de urgencia que se desarrollaron durante estos años revelaron que la superficie destinada a los almacenes resultaba insuficiente; por ejemplo, Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 33 las excavaciones del yacimiento del Palau, de la calle Mayor n.º 26, del entorno de la iglesia del Salvador o de la nueva Casa Abadía pronto saturaron las dependencias. Esto obligó a una profunda reorganización de los fondos y a la ampliación de los almacenes. El siguiente paso consistió en dar un giro completo a la exposición permanente y acondicionar de nuevo las salas, dotándolas de un sistema moderno de control de temperatura y humedad. También se anuló la entrada de luz natural con el objeto de proteger mejor las piezas arqueológicas y poder utilizar la iluminación artificial dirigida como otro recurso para mejorar la visualización de los materiales en vitrinas. Se optó entonces por reducir la cantidad de piezas que se hallaban en exposición retirando los fragmentos y aquellos elementos que tenían restauraciones antiguas y defectuosas, se amplió la cantidad de expositores y se colocó cartelería nueva y recursos audiovisuales, pues se pretendía que tanto los carteles como los videos ayudaran al visitante a entender mejor el contexto arqueológico de los artefactos que se hallan expuestos, dentro de un discurso sencillo dedicado al público en general. Para llevar a cabo estos trabajos fue muy importante contar con la colaboración de los talleres de empleo de los años 2010 y 2011 desarrollados por el ayuntamiento de Burriana y con el apoyo económico del Servef. También fue fundamental disponer de las vitrinas y soportes que se habían utilizado en la exposición de la Fundación «Luz de las Imágenes», que había tenido lugar unos meses antes. Todos estos cambios se realizaron en dos fases, durante la primera de ellas se procedió a abrir dos salas del museo en el año 2009 y el resto de dependencias a finales de 2011. En las instalaciones del museo se trabajó de manera continuada para mantenerlo actualizado (integrando en él los últimos hallazgos que puedan producirse). A partir de ahí se ha podido crear un discurso museográfico claro que tiene su inicio en el pasillo de acceso al museo; una vitrina informa al visitante de la historia del museo antes de ingresar en él. Sala I La función de esta primera sala es mostrar al visitante el funcionamiento del propio museo y de la arqueología en general, a través de la exposición de varias piezas que se encuentran en distintas fases de restauración y de clasificación. Una parte de esta sala se dedica a la «arqueología de la 34 muerte»; el visitante debe entender que la arqueología es una ciencia viva, pero que solamente trabaja con materiales que han pasado por la muerte de sus propietarios o fabricantes, y que también analiza al ser humano que generó estos restos. En la pared derecha de esta sala está la vitrina del «proceso arqueológico», que nos permite entender la importancia de la ciencia arqueológica. Se trata de entender cómo se puede reconstruir la historia a través de los materiales hallados en una excavación, por ejemplo cómo con fragmentos de una pieza se puede identificar una forma completa, cómo se producen elementos muy similares en lugares distintos, o cómo un ladrillo pintado también es un importante objeto arqueológico. Una vez se recuperan los materiales arqueológicos es necesaria su conservación, esto nos lleva a la segunda vitrina de «restauración y conservación de los restos arqueológicos» cuyo fin es llamar la atención sobre la necesidad de proteger los artefactos hallados y salvaguardarlos. Aquí se puede observar una relación de piezas que fueron restauradas desde los años 60 hasta la actualidad mediante las técnicas de escayola, yeso o resina, utilizando moldes que reproducían las formas originarias. La tercera vitrina es una continuación de la anterior, pero esta vez de «restauración y protección del yacimiento arqueológico». De igual forma que protegemos los objetos también es necesario proteger el yacimiento, debido a la amenaza de una obra que puede alterar el subsuelo, o bien porque no se van a realizar nuevas campañas arqueológicas y por ello es necesario cubrirlo. Los materiales expuestos nos muestran los distintos estados que presentan los artefactos arqueológicos (cerámica, hierro o monedas) desde su descubrimiento hasta su restauración y limpieza. El resto de la sala está dedicado a la «arqueología de la muerte» y en ella se disponen elementos relacionados con el ámbito funerario. En el flanco derecho de la habitación se pueden observar huesos humanos a los que se les ha diagnosticado algún tipo de enfermedad que queda reflejada en marcas en los huesos. También está la reconstrucción de un banquete funerario romano en torno al vino (contenedor —ánfora—, recipiente para calentar y vaso para beber), además de una serie de lápidas de época romana, musulmana y cristiana. En el lado izquierdo encontramos una lápida del año 1814 hallada en la iglesia del Salvador de Burriana perteneciente a un niño de dos meses de edad. Además se exponen otros elementos que forman parte de ajuares Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 35 de enterramientos prehistóricos. En una de las vitrinas más importantes de la exposición se hallan parte de los ajuares funerarios hallados en la necrópolis ibérica de Orleyl (La Vall d’Uixó). Esta sala cuenta con recursos audiovisuales: una televisión en expositor, un proyector y reproducción de fotos digitales en las vitrinas donde se visualizan temas relacionados con la restauración y protección de bienes y la arqueología de la muerte. Sala II Esta sala representa el pasado de la ciudad de Burriana, concretamente la zona lateral derecha está dedicada a la historia del municipio. La vitrina de numismática tiene en exposición una serie de monedas cuya cronología varía desde época ibérica hasta la actualidad, además de unos moldes de periodo musulmán que se empleaban para la fabricación de este tipo de piezas. En este expositor hay un marco con reproducción de fotos digitales relacionadas con las monedas y su fabricación. Junto a esta vitrina, otras cuatro están dedicadas a la arqueología urbana de la ciudad de Burriana. En el núcleo histórico se han realizado dos excavaciones muy importantes: una en la nueva Casa Abadía, junto al ábside de la iglesia del Salvador, y otra en el solar núm. 26 de la calle Mayor. Estos trabajos nos han permitido conocer en profundidad la ocupación de la ciudad desde época hispano-musulmana hasta la actualidad. En el segundo expositor las piezas que se pueden ver están dedicadas a la Burriana de origen musulmán. La ciudad fue fundada en este periodo con el nombre de Medina Buriena. La primera reseña histórica que se tiene data del siglo x y se debe al cronista árabe Al-Rizi, que habla de la localidad como bastión defensivo. La vitrina 3 se dedica al conocimiento de la Burriana medieval cristiana, que se inicia en el año 1233 cuando Jaime I conquistó la zona y llevó a cabo la separación de los términos de Vila-real y Nules. En este expositor hay un marco con reproducción de fotos digitales relacionadas con las excavaciones urbanas medievales de Burriana. La última de las vitrinas se refiere a «Burriana como tres culturas». En ella se pueden observar varias piezas de origen musulmán, judío y otras cristianas. 36 Desde el siglo ix al xii, estas tres culturas conviven en la ciudad. La zona de la judería se hallaba cerca del río, mientras que la sinagoga pudo haberse construido bajo la antigua iglesia de la Sangre. Esta situación perduró hasta que los judíos fueron expulsados en 1492 y los musulmanes en 1609, lo que llevaría a Burriana a una decadencia económica y demográfica. El lateral izquierdo de la sala está dedicado al yacimiento del Palau, que localizado a escasamente 700 m de Burriana, tiene sus orígenes en el periodo romano. En las proximidades de este yacimiento también hay algunos restos del Neolítico y de época ibérica. Este asentamiento es clave para entender el origen de la ciudad de Burriana, ya que los musulmanes reutilizaron gran parte de los materiales constructivos romanos en la fundación de la nueva ciudad. En esta zona se ha encontrado la necrópolis medieval más antigua del término, fechada en el siglo ix. El Palau era conocido en época andalusí como alquería de Beniham. En esta vitrina hay un marco con reproducción de fotos digitales relacionadas con la excavación del yacimiento. En el expositor central se hallan las tres piezas de origen medieval más destacadas del museo: un plato medieval elaborado en los alfares de Paterna que representa a un guerrero con yelmo y dos jarritas musulmanas profusamente ornamentadas, halladas en las cercanías de la iglesia del Salvador. Burriana fue un importante centro comercial en la época, pues era zona de paso obligatorio para las caravanas que circulaban entre Tarragona y Valencia. En esta sala hay una televisión en vitrina, que reproduce audiovisuales de temática medieval. Sala III Nos introducimos en esta sala en un viaje a lo largo de la Prehistoria, desde el Paleolítico inferior hasta el final de la Protohistoria. En el lateral derecho una serie de vitrinas nos describen el paso de diferentes sociedades desde el Paleolítico hasta el periodo íbero. La primera vitrina se centra en dos de las etapas más destacadas de la Prehistoria. En primer lugar el Paleolítico, es el momento de la aparición del fuego y de las primeras manifestaciones de arte rupestre. Y en Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 37 segundo lugar el Neolítico, cuando comienzan a desarrollarse las primeras técnicas de agricultura y ganadería, lo que conduce a una vida más sedentaria. En este periodo ya encontramos cerámica hecha a mano y alguna con decoración. A través de las siguientes vitrinas entramos en la Edad de los Metales. El Calcolítico se desarrolla en el iii milenio a. C. De este periodo cabe destacar el yacimiento de Llombai en Burriana. En esta vitrina hay un marco con reproducción de fotos digitales relacionadas otros hallazgos de este mismo periodo en el resto de la península. Continuando en la línea cronológica llegamos a la vitrina de la Edad del Bronce, con recipientes cerámicos de este periodo cultural fabricados entre el ii y i milenio a. C. El siguiente expositor se dedica al periodo situado entre los años 750-700 a. C. y el 350-300 a. C. aproximadamente, la Edad del Hierro. En el siglo viii a. C. llegaron los fenicios a la Península y consigo trajeron nuevas piezas de cerámica, el alfabeto y la moneda. Finalmente está la vitrina dedicada a la época ibérica, cuyo periodo cronológico data del siglo vi a. C. hasta el i a. C. En los objetos cerámicos el visitante puede observar la influencia púnica, griega y fenicia. El territorio de Burriana se encontraría inmersa en la tribu edetana, próxima a ciudades como Arse (Sagunto) y Edeta (Llíria). De esta época en Burriana se localiza el yacimiento íbero de Torre d’Onda, del siglo iii a. C. En esta vitrina hay un marco con reproducción de fotos digitales relacionadas con otros hallazgos de este periodo en la Comunidad Valenciana. Como recursos audiovisuales de apoyo en esta sala hay dos televisiones en expositor, con la reproducción de audiovisuales relacionados con hallazgos arqueológicos de los periodos abordados en la sala. Sala IV Está dedicada al mundo romano ya que Burriana cuenta con importantes restos de este periodo: el Palau, el Marjalet y Sant Gregori. Algunos historiadores sugieren que por Burriana pasaba un tramo de la vía Augusta, que unía Roma y Cádiz, y que tenía una de las paradas o mansiones, conocida como Sepelaco. 38 Figura 10. Exposición actual del museo. En el flanco derecho de la sala hay cinco vitrinas, la primera nos presenta las construcciones romanas que destacan por su carácter práctico, funcional y monumental. Nos referimos a grandes obras como los acueductos, los puertos y las termas. Los yacimientos romanos de Sant Gregori y el Palau han aportado gran cantidad de material constructivo. En esta vitrina hay un marco con reproducción de fotos digitales relacionadas con otras excavaciones arqueológicas de este periodo. Junto a ese expositor se exhiben en dos vitrinas el borde de una gran tinaja romana y una botella paleocristiana. La segunda vitrina se dedica a los tipos de revestimientos y adornos, donde se expone una significativa muestra de pintura mural, mármol, teselas de mosaico, restos de opus sectile y elementos muebles. En la vitrina «cerámica de mesa y de cocina» hay expuestas piezas cuya cronología varía desde época republicana hasta el Bajo Imperio. Estas cerámicas tenían distinta funcionalidad, podían ser de mesa, para almacenaje Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 39 o transporte de productos, lucernas, cerámica de lujo, etc. Buena parte de los materiales se han encontrado en los yacimientos romanos de Sant Gregori y Marjalet. La vitrina contigua se centra en la cerámica denominada Terra Sigillata, que en líneas generales se fecha entre los siglos i a. C. al vi d. C. Se pueden distinguir cinco tipos: itálica, sudgálica, hispánica, africana y oriental. Estas piezas ofrecen un amplio repertorio de formas y decoración a molde o estampillada, provenientes de yacimientos de Burriana y de su entorno. A continuación, encontramos el expositor de epigrafía romana. Las inscripciones se pueden encontrar en distintos tipos de soporte: sobre piedra, como es el caso de las inscripciones funerarias, en estampilla sobre ánfora y cerámica. También se enseñan varios grafitos. La pared del fondo está presidida por cuatro magníficas representaciones, a la derecha, en bronce, el Hermes romano hallado en Xilxes y a su lado una escultura femenina labrada en mármol que fue encontrada en Talavera de la Reina. Junto a la mencionada figura de mármol se puede ver la representación del dios Marte sobre un pequeño camafeo que fue hallado en la Muntanyeta de Santa Bàrbara, en La Vilavella, al lado del cual se exhibe un pequeño relieve cerámico que representa la cabeza de una diosa de época helenística. Como recursos audiovisuales de apoyo en esta sala tenemos un proyector, que reproduce audiovisuales relacionados con hallazgos arqueológicos de época romana. A partir de aquí el visitante podrá iniciar la ruta de salida. Ello le permitirá conocer varios aspectos fundamentales relacionados con los yacimientos más destacados de las dos culturas más importantes que tuvimos en nuestro término antes de la civilización musulmana: la ibera y la romana. Todo ello a través de elementos de prestigio y del comercio, fuente de riqueza en estos periodos. Dentro de un recorrido circular en la Sala IV iniciado con la vitrina de «Prestigio Romano», donde se pueden observar diferentes objetos de gran valor económico de la época como son piezas elaboradas en vidrio, joyas, armamento, lucernas de importación, monedas e incluso lapis specularis, mineral traslucido que se traía de la ciudad y del entorno de Segóbriga (Saelices, Cuenca). Se completa la exposición con la colección de comercio terrestre y marítimo en la Sala III. Respecto al comercio terrestre tenemos una 40 reproducción de un telar y molinos, ya que los íberos se dedicaban a la agricultura cultivando especialmente trigo, cebada, vid y olivo. También cultivaban plantas como el esparto para la fabricación de cuerdas, calzados, capazos, etc. y lino para la fabricación de telas. En lo referente al comercio marítimo, en época ibera los intercambios comerciales se hacían con fenicios, griegos y cartagineses, de los que se muestran unos ejemplares de ánforas y un ancla de plomo. Junto a esa vitrina se expone una muestra de materiales utilizados para la pesca, como pesas, anzuelos, agujas y arpones. Pero en Burriana es mayor la comercialización en época romana, pues el mayor puerto comercial de la época estaba en Torre d’Onda, al que está dedicado la vitrina central, donde el hallazgo de materiales romanos es muy superior durante la época de la República. En este yacimiento se han encontrado restos del muelle, Figura 11. Reproducción de un telar ibero con las piezas del yacimiento de Orleyl. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 41 almacenes y calles, además de abundantes vasijas iberas de almacenamiento y ánforas. También hemos querido dejar constacia del «Prestigio Ibero», con muestras de los elementos de mayor valor en este periodo donde observamos la presencia de cerámicas de importación y de almacenamiento, anforiscos de pasta vítrea de origen fenicio, ámbar, hueso trabajado, fíbulas, monedas, armamento y sobre todo la escritura en plomo y bronce. En esa vitrina hay un marco con la reproducción de fotos digitales de otros elementos de prestigio hallados en yacimientos iberos. La segunda vitrina central se centra en las piezas halladas en el yacimiento de Vinarragell, que se sitúa en la ribera del río Mijares lo que posiblemente indicaría que el río se podría remontar parcialmente en barcazas. En este lugar se han localizado restos de la Edad del Bronce, Hierro, época fenicia, griega, ibera y romana, pues fue un importante núcleo comercial a lo largo del tiempo donde confluían las rutas costeras, el camino paralelo al mar conocido como Caminàs y las sendas fluviales de penetración hacia el interior de la provincia. A esto debemos sumar que el Mijares fue probablemente una importante frontera entre tribus hasta la conquista romana. Finalmente, tras la ocupación musulmana se convirtió en una alquería medieval en época de Jaume I. Llama finalmente la atención la vitrina central con el esqueleto de un caballo de época ibérica. Tras llevar a cabo un análisis en el laboratorio de C-14 el resultado fue que el équido tenía una cronología de 2300 años de antigüedad. Fue hallado de forma casual en el yacimiento arqueológico de la Regenta (Burriana). En la boca del animal se puede observar un elemento metálico. A la salida del museo, y aún dentro del Centro Municipal del Cultura, concretamente en el ala opuesta al centro, tenemos el jardín arqueológico, un espacio abierto correspondiente al antiguo huerto del convento de la Merced acondicionado actualmente como zona verde. En él se exponen restos pétreos variados, desde estelas funerarias medievales, restos decorativos de la iglesia gótica del Salvador, molinos de piedra, columnas, restos del molino del Palau, etc. En el suelo se puede observar la obra artística de 1964 del escultor valenciano Luis Mora Cirujeda (1905-1979), seis bajorrelieves de figuras humanas que simbolizan la agricultura, el comercio, la industria, el ejército, las Bellas Artes y la religión. Su ubicación original era el vestíbulo del antiguo Ayuntamiento de Burriana. 42 Figura 12. Exposición actual del museo. LOS FONDOS DEL MUSEO Los materiales depositados en los almacenes del museo de Burriana son de procedencia muy variada, siendo algunos de ellos de origen desconocido, lo que obligó a una tarea de inventario que se inició en el año 2007 y que aún prosigue hoy en día, pues si bien ya están inventariados los yacimientos o lugares de procedencia, todavía existen cantidades ingentes de materiales sin lavar ni clasificar que proceden de excavaciones realizadas durante la década de 1980. Los denominados fondos antiguos corresponden a piezas incorporadas al museo desde 1967 a 1982, que tienen su origen en donaciones de particulares, otras proceden del primer museo de las Escuelas Graduadas y del museo salesiano de historia de la ciudad. Entre las donaciones y compras destacan las realizadas por Norberto Mesado, Abilio Lázaro, Francisco Esteve, Joan Vicent, Jorge Wagner y Porcar, y entre las piezas compradas o donadas destaca por su singularidad la crátera de Orleyl y su ajuar, el Mercurio de Xilxes, la estatua romana de Talavera, el exvoto ibero de Albacete, los ajuares romanos de Mérida o el camafeo romano de La Vilavella. Con la aprobación de la reglamentación autonómica disminuyó sustancialmente la cantidad de compras o donaciones, así como la recepción de materiales de Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 43 procedencia dudosa. La mayor parte de los materiales no provienen de intervenciones arqueológicas, si exceptuamos algunas realizadas en Vinarragell. Los fondos sin clasificar corresponden a un gran lote de materiales provenientes de las excavaciones del Solaig y Sant Antoni (Betxí), Torre d’Onda, Vinarragell y varias excavaciones urbanas, que se llevaron a cabo desde 1982 a 1993 junto a otras procedentes de intervenciones del resto de la provincia que fueron admitidos sin estar lavados, inventariados ni clasificados, lo que ha generado la presencia de gran cantidad de material de origen desconocido en los almacenes. Los fondos más recientes se depositan en el museo desde 1994 hasta la actualidad, y se refieren al término municipal de Burriana. Estos ya se encontraban debidamente inventariados y en algunos casos clasificados. Se trata de una de la series de materiales más importantes del museo, por ejemplo las excavaciones urbanas de Burriana (sobre todo los de las intervenciones de la calle Mayor n.º 26 y del entorno de la iglesia del Salvador), y los yacimientos romanos del Palau y de Sant Gregori. Tampoco podemos olvidar los ingresos realizados a través de donaciones, por ejemplo la lápida romana que procedente de Les Alqueries fue donada por la familia Mingarro, o el plomo con escritura ibera procedente de Orleyl donado por la familia Vela. En la actualidad son más de cuarenta y cinco los solares o viales urbanos excavados y dieciséis los yacimientos sobre los que se ha intervenido en Burriana. Respecto a la procedencia de los materiales, podemos decir que se trata de la más amplia a nivel provincial después de la del Museo Provincial de Bellas Artes de Castellón, ya que el Museo Arqueológico de Burriana contiene muestras de casi ciento setenta yacimientos localizados de setenta poblaciones distintas. EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE BURRIANA: PANORAMA Y PERSPECTIVAS ACTUALES Lo más destacado de esta institución es el esfuerzo constante que tiene por la divulgación y la puesta al día de sus fondos. Hoy en día, el museo ha reanudado la investigación con medios propios y colaborando con otras entidades como la Universitat Jaume I, la Universidad Politécnica 44 Figura 13. Reproducción en realidad aumentada del candil de la judería de Burriana. de Valencia, el Institut Català d’Arqueologia Clàssica, el Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de la Diputación de Castellón, Iberia Graeca, etc. En el apartado de ediciones de monografías continúa con la publicación de producciones propias sin descuidar con ello la colaboración con investigadores externos y la contribución en otras investigaciones de nivel nacional. Además mantiene el intercambio con otros centros con el objeto de mantener actualizada la biblioteca especializada en arqueología, patrimonio y restauración. Otra faceta es la participación en congresos nacionales e internacionales con la intención de dar a conocer la investigación y el patrimonio cultural de Burriana. Por ejemplo, se han presentado a la comunidad científica algunas de las intervenciones más destacadas realizadas desde el museo, como la excavación de la villa de Sant Gregori y la restauración de la crátera de la Grifomaquia de Orleyl. Además el museo viene colaborando los últimos años en la realización de jornadas, simposios Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 45 Figura 14. Escaneado 3D mediante láser de la zona excavada de la villa romana de Sant Gregori. o conferencias de carácter provincial, entre las que destacan las Jornadas sobre Patrimonio Romano, organizadas por la Universitat Jaume I de Castellón. Tampoco podemos olvidar que el museo está abierto a la colaboración con investigadores externos de toda España y la cooperación en el desarrollo de Trabajos de Fin de Grado y Trabajos de Fin de Máster de alumnado universitario, que además realizan sus prácticas en el propio museo o en los yacimientos del término municipal. En este sentido, han participado más de 200 alumnos de toda la comunidad, pero también del resto de España y de Italia, Francia, Portugal, Grecia, Inglaterra, Rumanía, China, Corea y México. En esta línea de trabajo, se ha editado una primera guía didáctica y una página web del museo, así como una serie de folletos divulgativos, siendo sin duda una de las apuestas más importantes la edición del catálogo que aquí presentamos. Hasta ahora el museo había realizado breves guías de mano, libros que citaban algunas piezas (Mesado y otros, 1991) o artículos referidos a la historia del museo (Mesado -dir, 2000). 46 El museo también realiza jornadas de puertas abiertas, tanto en el centro como en alguno de los yacimientos arqueológicos, además de visitas guiadas, paseos cicloculturales, exposiciones temporales en el edificio del Ayuntamiento de Burriana o la Escola de la Mar del puerto de Burriana y la organización o participación en charlas y conferencias abiertas a los vecinos de Burriana. Una de las apuestas de futuro es la creación de un servicio de voluntariado, que permita a los ciudadanos participar de una forma activa en los trabajos que se realicen sobre el patrimonio local. En la actualidad, seguimos trabajando en la idea de ampliar el propio museo, tanto los almacenes como en lo que se refiere a la exposición permanente. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 47 LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS REPRESENTADOS EN EL MUSEO Comunidad Valenciana 1. Albalat dels Tarongers (Pic dels Corbs). 2. Alcalà de Xivert (Castillo). 3. Albocàcer (Mas de Boix). 4. Alcocebre. 5. L’Alcora (Montmirá, Monjuit, Pujolet de Santa, Tossal de les Foies Ferrades, Roque del Castell). 6. Alfara de Algimia (Forn Ibéric). 7. Alfarp (Font del Almadaguer, Ascopalls Superior, El Castellet, La Mallá). 8. Almassora (Benafeli, El Castell, Terrazas del Mijares, El Boverot). 9. Almenara (Castell, Els Estanys, Campamento del Cid, Puntal del Cid, Muntanyeta dels Estanys, Montaña Blanca, La Corona). 10. Les Alqueries (necrópolis la Creueta). 11. Ares del Maestrat (Cantallops, Cova Fosca, Mola del Castell). 12. Artana (Els Castellets, Cova de la Masadeta, Castell). 13. Alzira (Muntanya Assolada). 14. Atzeneta (El Castell, El Castellet). 15. Barracas. 16. Benafer (Poblado de San Roque). 17. Benicàssim (Villa de Santa María, La Comba). 18. Betxí (Solaig, Els Castellets, Muntanyeta de Sant Antoni, Conena). 19. Borriol (El Abeller, Benadresa, El Molinàs, El Palmar, Tossal de l’Assut, Les Forques, Racó de Raca). 20. Burriana (Excavaciones urbanas, El Palau, El Tirao, Calamó, Alquería Carabona, Marjalet, Vinarragell, Clot de la Mare de Déu, Sant Gregori, La Pedregala, Virrangues, La Regenta, Cami Palmeral, Cami Corrent-Cap de Terme, Llombai). 21. Cabanes (Castell de Miravet, Villa Arco Romano, Campello, Tossal de Subarra, Cova del Petrolí o Pantalons, Zufera, Torre de la Sal, El Gaidó). 22. Castell de Cabres (Sima del Mas d’en Pau). 23. Castelló de la Plana (Plaza Santa Clara, Els Castellets, Les Serretes, Plá del Moro). 24. Les Coves de Vinromá (El Castellar, La Coroneta, Tossalets). 25. Culla (Roca del Corp). 26. Fanzara (Alcudia, Castellet). 27. Forcall (Abric del Mas de Barberá). 28. Fuentes de Ayódar (Cueva de Juan Lentejas). 29. Gaibiel (El Castell). 30. La Jana (Les Carrasques). 31. Jérica (Casco urbano). 32. La Llosa (El Plá). 33. Matet (El Pilón). 34. Llucena (Lloma Bernat). 48 35. Montanejos (Cueva riu Maimona). 36. Morella (Cova de la Roca, El Argilagar, Mas de la Mola, Cova de la Rosa de la Mola de Carme). 37. Nules (Benicató, Alter de la Alcúdia de Mascarell, calle Mayor 134). 38. Onda (Ermita de Santa Bárbara, Convento de Sant Francesc, Pantano de Sitjar, Forn del Sitjar, L’Atalaya, Torrelló, Las Pedrizas, Mas de Pere). 39. Oropesa del Mar (Orpesa la Vella, Torre del Rey, Morro de Gos). 40. Paterna (Lloma de Betxi). 41. La Pobla Tornesa (Pla de la Pitja). 42. Rosell (El Polseguer). 43. Sagunto (Casco urbano). 44. Sant Mateu (Ermita de L’Esperança, Convento de Santo Domingo, Ermita dels Angels). 45. Segart (Les Raboses). 46. Segorbe (Pico del Nabo). 47. La Serra d’en Galceran (Tossal de la Vila, El Castellar). 48. Teresa (Peña de la Dueña). 49. Tírig (Mas d’En Josep). 50. Toga (El Castellar). 51. Les Useres (Cova Oscura). 52. La Vall d’Uixó (Orleyl, Cova Montalar, La Balona, Cova de Sant Josep, Muntanyeta Redona, Miranda, Butifarra, Carbonaire, La Torrasa, Barranc d’En Gil, Hueña, Picayo II, Portales, Miramar, Camí Valencia, La Rambleta, Castell, La Murta, La Sagrada Familia, La Corona). 53. La Vall de Almonacid (Cueva de los Ladrones, Balsillas). 54. Vallat (Lloma del Castellar). 55. Vilafamés (Cova Matutano, Tossal Gros). 56. Vilafranca (Nuestra Señora del Cid, Mas de la Marina, La Redonda- Mas de Rielo, Sepultura Camino San Pedro, Pinar del Llosar, Tossal del Mas de Baia, Pontet-Mas de Llobet, Ereta del Castellar, El Pontet-L’Espinella, Poblado 1213). 57. Vilanova de Alcolea (Puig Pedró, Vilavella). 58. Vila-real (Corral de Galindo, Casco urbano). 59. La Vilavella (Montículo, Carrer del Barranc, El Secanet, Carrer Sant Vicent, El Castell, Santa Bárbara, Font de la Ronya, Assagador, Pedrera). 60. Vistabella del Maestrazo (Riu Monlleó). 61. Xilxes (L’Alter, El Castellar). 62. Bocairent (Sarsa). OTROS (fuera del plano) Los Saladares, Calaceite, Mérida, Marsá, Talavera de la Reina, Plasencia, Albacete, Menorca, Guatemala. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 49 LAS PIEZAS MÁS DESTACADAS DE LA EXPOSICIÓN PERMANENTE BIFACES DEL PALEOLÍTICO INFERIOR El bifaz es uno de los primeros útiles de piedra elaborados por el ser humano y el instrumento lítico más representativo del Paleolítico inferior y en concreto del periodo achelense, que es el primer horizonte cultural globalizador que está presente en África y Eurasia. Estos útiles están tallados por ambas caras y realizados a partir de cuarcitas y rocas afines. Para su elaboración se utilizó una piedra con la que se configuraba la forma general del bifaz, y hueso o asta, con que se retocaba su perímetro con la intención de generar un filo cortante. La elaboración de estos útiles permitió a los primeros grupos humanos paleolíticos, que eran cazadores-recolectores, acceder a los recursos cárnicos que por su aporte en proteínas suponían una notable mejora en la calidad de vida. Se usó principalmente para desarticular y descarnar cadáveres de grandes mamíferos (elefantes, rinocerontes, caballos, etc.) y probablemente también se utilizó para fracturar huesos de animales, trabajar la madera y cortar restos vegetales. De algún modo, el desarrollo del bifaz durante el Achelense simboliza el logro alcanzado por el ser humano en el Paleolítico inferior por su indudable valor tecnológico como herramienta o quizá por su sentido estético y ritual. En este sentido, algunos autores sugieren otras explicaciones y han llegado a suponer un sentido funerario para esta herramienta. Respecto a las primeras evidencias de presencia humana en el actual territorio castellonense, se remontan al Pleistoceno medio (790.000-130.000 BP). Pero es muy poco lo que sabemos de este periodo debido a que los yacimientos se ocupan solo esporádicamente y porque la industria lítica es muy escasa o incluso dudosa. Alguno de los útiles recogidos al aire libre, los investigadores opinan que no pueden considerarse del Paleolítico inferior. Pero tan largo periodo de tiempo tuvo que dejar huellas del paso de los seres humanos aunque, desgraciadamente, la mayoría de los yacimientos castellonenses no tienen piezas de calidad. La primera referencia fue el hallazgo de un bifaz en Villa Gallén, en Oropesa, hoy destruida por la expansión urbana del municipio. Más reciente es el descubrimiento de un yacimiento atribuido al Pleistoceno Medio, que apareció en 2006 en el término municipal de Viver. Los primeros bifaces se realizaron en África hace 1,5 millones de años y en Europa fueron introducidos por el Homo heidelbergensis hace 52 Bibliografía Casabó, 2013 Fernández Peris, 1993 Mesado, Gil Cabrera y Rufino, 1991 Vega, Bernabeu y Chapa, 2003 Bifaces de forma cordiforme y amigdaloide, procedentes de una terraza del Tiétar en su confluencia con el Tajo, área denominada El Salto del Gitano o Paso de la Portilla, en Cáceres. Son bifaces espesos, de borde sinuoso y talón cortical. Formas amigdaloides. Cronología: Paleolítico inferior (piezas inéditas). aproximadamente unos 500.000 años, aunque su utilización ha perdurado hasta hace tan solo 50.000 años. En tierras valencianas, llama la atención la ausencia de tales industrias. Pese a su rareza, piezas líticas del Pleistoceno medio se han hallado en Cau d’en Borràs (Orpesa), y pertenecientes al Paleolítico medio en la Cova del Tossal de la Font (Vilafamés), Casa Blanca (Almenara), El Pinar (Artana), barrancos afluentes del Palancia en el término de Segorbe, la Terrassa del Pont Nou (Almassora), y más al sur en la Cova de Bolomor (Tavernes de Valldigna), Cova Negra (Xàtiva), Cova del Corb (Ondara) o la Cova de les Calaveres (Benidoleig). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 53 CERÁMICA NEOLÍTICA DECORADA Hacia la segunda mitad del vi milenio a. C. las primeras poblaciones neolíticas habrían hecho acto de presencia en las regiones del litoral mediterráneo. Estas sociedades comportan una economía centrada en la agricultura de cereales y leguminosas, explotación maderera, minera, consumo de leña como combustible y la introducción del pastoreo. Este nuevo modelo económico tuvo que rodearse de nuevas herramientas y objetos materiales. Las excavaciones arqueológicas han permitido registrar la aparición de la cerámica para almacenar agua y diferentes alimentos, pero también atestiguan la continuidad de otros utensilios de piedra pulida y adornos de hueso, diferentes de cuanto se había visto hasta entonces, y que eran necesarios para realizar las actividades cotidianas. En los recipientes de cerámica, en estos momentos coexisten diferentes estilos decorativos, tal y como se puede ver en la exposición. En la provincia de Castellón se conocen cerca de veinte yacimientos que pueden atribuirse al Neolítico antiguo y medio. La mayoría son asentamientos al aire libre o en cueva. Destaca el yacimiento de Costamar (Prat de Cabanes), la Cova Fosca y el Cingle del Mas Nou (Ares del Maestrat), el Abric de Mas de Martí (Albocàsser), el Cingle del Mas Cremat (Portell de Morella), la Cova de les Bruixes (Rossell), la cueva de Can Ballester (La Vall d’Uixó) o la Cova del Petrolí (Cabanes), entre otros muchos ejemplos. 54 Bibliografía Casabó, 2013 Mesado, 2005 Olaria, 1980 A través de estas cerámicas se puede estudiar alguna de las técnicas decorativas del Neolítico: impresión cardial, impresión de un instrumento dentado o gradina, impresiones diversas y de concha no dentada. Cronología: Neolítico antiguo. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 55 INHUMACIÓN DE LOS SEPULCROS DE CISTA DEL MAS DE GARCÍA (MORELLA) A lo largo del iv milenio a. C. los grupos humanos de forma paulatina habían dejado de frecuentar las cuevas como lugares de habitabilidad e incluso habían ido abandonando su uso como espacios de enterramiento, aparecen en este periodo nuevas prácticas funerarias, como los sepulcros de cista en las comarcas centromeridionales catalanas, Aragón e incluso el norte de la provincia de Castellón; el fenómeno megalítico se da en otras regiones y en gran parte de la región valenciana se vuelven a utilizar las cuevas para enterrar a los muertos. Lo primero que llama la atención es que los enterramientos se localizan en espacios siempre visibles, diferentes a los poblados, generalmente en zonas divisorias entre territorios, en llanos de gran visibilidad, junto a fenómenos naturales o siguiendo a vías naturales de comunicación. Existe, por tanto, una distribución geográfica desigual de las distintas formas de enterrar a los muertos que pone de relieve una diferencia en las prácticas sociales. Seguramente estas transformaciones en la esfera simbólica son el reflejo de cambios en el seno de la organización económica y social de estos grupos. Hace ya bastante tiempo que se señaló la ausencia del fenómeno megalítico en los grupos del Eneolítico valenciano. En el norte y este del río Segura, las construcciones de carácter megalítico son inexistentes y las principales necrópolis se ubican en el interior de cavidades naturales. En cambio, en las cuencas del Segura y del Guadalentín se abre una zona en la que este tipo de prácticas funerarias entra en contacto con el área de máxima expansión de las necrópolis de tipo megalítico. Entre los materiales que forman los ajuares de todos estos enterramientos, destacan los instrumentos de hueso (punzones, puntas) y de piedra (hachas, molinos, láminas, puntas y lascas de sílex, geométricos, etc.), recipientes cerámicos y distintos ornamentos como pulseras, collares y brazaletes elaborados en huesos de fauna, concha o piedra. 56 Bibliografía Casabó, 2013 López Padilla, 2006 Mesado y Andrés, 1999 Enterramiento procedente de la necrópolis de los sepulcros de cista tarraconenses de L’Argilagar del Mas de García (Morella). En el centro de la Vega del Moll de Morella se excavaron dos estructuras de cista que protegían los cadáveres. En el interior de la primera de ellas, de planta poligonal, conformada por cuatro losas, se encontraron los restos de dos individuos inhumados en posición lateral flexionada, que en el momento de depositarlos fueron cuidadosamente encarados. Cronología: Neolítico final. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 57 AJUARES FUNERARIOS ENEOLÍTICOS Es muy conocida la riqueza y originalidad de los ajuares funerarios aparecidos en las cuevas del territorio valenciano durante el Eneolítico. Sabemos que en estas tierras se utilizan las cuevas naturales como necrópolis, como reflejo de los cambios que se han producido en las relaciones sociales y en las ideas religiosas y como consecuencia también de un hábitat permanente y cercano. La aparición de una economía basada en la práctica de la agricultura y la ganadería ha conducido a la vida sedentaria, las comunidades se instalan ahora cerca de las tierras de cultivo, a lo largo de los cursos fluviales, donde levantan sus poblados. Es un proceso que se había iniciado durante el Neolítico y que se intensificará desde mediados del iii milenio a. C., cuando aparecen los primeros útiles fabricados en cobre. El ritual funerario muestra un cambio de las creencias religiosas y en gran parte de la península se entierra a los muertos en construcciones megalíticas. Pero aquí, en el territorio valenciano, las tumbas megalíticas no existen y se deposita a los muertos en cuevas o abrigos naturales donde aparecen enterrados varios individuos probablemente pertenecientes a un mismo clan, con ricos ajuares, como los materiales que aparecen en el presente catálogo y que nos hablan de ideas diferentes sobre la vida y la muerte. En el transcurso del Eneolítico la talla del sílex experimenta una gran perfección, de forma que las hojas y las puntas de flecha rivalizan en su acabado con las que se fabrican en cobre. La abundancia de puntas de flecha entre los ajuares funerarios nos traslada la importancia que adquirió en esta época el arco como armamento. Las de la Cova de la Masadeta son de tipo losángico, de pequeños muñones laterales, romboidales, de pedúnculo y aletas, aunque también hay puntas ojivales, foliáceas, etc. El elevado número de enterramientos que se hicieron en alguna de las cuevas, como en la Cova de la Masadeta (Artana), la Cova de la Pastora o la Cova de les Llometes (Alcoi), indica que fueron utilizadas durante un largo periodo de tiempo. 58 Bibliografía Fernández Vega, 1984-1985 García Borja, 2008 Mesado, 2004 Muñoz Amilibia, 1985 Vega, Bernabeu y Chapa, 2003 Elementos de adorno personal de los ajuares funerarios eneolíticos procedentes de la Cova de la Masadeta de Artana, otros de Culla, Borriol y La Vilavella. Están constituidos por hachas y azuelas de piedra tallada y pulida, puntas de flecha de sílex con retoque plano bifacial, grandes hojas con retoque plano y algunas lascas, raspadores sobre lámina, láminas truncadas, cuentas de collar de forma discoidal de piedra y hueso y alguna concha marina, agujas de hueso, etc. Cronología: 2700-2200 a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 59 VASO GEMINADO DE LA EDAD DEL BRONCE El vaso geminado constituye una forma cerámica particular y poco habitual en la Edad del Bronce. Es un tipo de recipiente cerámico, habitualmente cuenco o cazuela carenadas, y como su nombre indica se caracteriza por hallarse duplicado. Son vasos similares en forma, tamaño y acabado que se elaboraban por separado y después eran unidos por el ceramista. Se ha indicado que pueden existir algunas variantes regionales en torno a la mayor o menor abertura del vaso y a la altura en que se situaba la carena. Tiene sus precedentes en la etapa anterior eneolítica a pesar de que siempre se ha considerado como característico de la Edad del Bronce. En cuanto a la funcionalidad, sabemos que proviene de una cueva de enterramiento y poco más podemos decir que la vinculación al ámbito funerario, donde estos vasos podrían tener un uso ritual dentro de alguna ceremonia o quizá tratarse de ofrendas votivas, aunque este recipiente aparece también asociado al menaje doméstico. Se han encontrado fundamentalmente en el Levante peninsular, el Cabezo Redondo (Villena), la Mola d’Agres (Agres), la Mola Alta de Serelles (Alcoi), la Muntanya Assolada (Alzira), la Lloma de Betxí (Paterna), Sant Miquel de Llíria, la Corona (Almenara), la Séquia de l’Obra (Castellón), Torrelló d’Onda (Almassora), Orpesa la Vella (Orpesa), L’Ereta del Castellar (Vilafranca), el Mas de Moreno (Morella), Serra de Clarena (Castellfollit del Boix, Bagès), etc. La dispersión alcanza la zona del alto valle del Ebro, y coincide con la aparición de tinajas para almacenamiento realizadas con cordones y ollas y cuencos con perfiles globulares y carenados. Aparecen también junto a figuritas de arcilla, bolas y discos, que son indicios del uso de la cerámica en otras funciones domésticas y en relación con la aparición de las primeras defensas amuralladas. Hacia el sur, el vaso geminado se halla ausente en las tierras murcianas y andaluzas. 60 Bibliografía De Pedro, 1998 Mesado, 1999 Mesado, Gil y Rufino, 1991 Sesma, García y Tabar, 2007-2008 Vaso geminado procedente de la Cova de la Masadeta, Artana. Estos vasos se conservan casi completos, constan de dos pequeñas vasijas gemelas con carena media, fondo plano y borde ligeramente exvasado, que están unidas a la altura de la carena y del borde. El asa se ha añadido tras modelar los dos recipientes. La pasta es poco depurada y ofrece abundantes desengrasantes minerales de tamaño medio o fino. El acabado de la superficie exterior consiste en un alisado. La coloración de la pasta varía de los tonos claros a los grises oscuros. Dimensiones: diámetro del borde de 13 cm, diámetro de la base de 4 cm y altura de 11,5 cm. Cronología: Bronce pleno. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 61 VASOS DE CERÁMICA DE LA EDAD DEL BRONCE Llaman la atención de esta época los grandes vasos contenedores de gran capacidad, como el que aparece en la exposición. Generalmente lisos, también pueden aparecer decorados con cordones aplicados o impresiones. Los recipientes cerámicos son de tamaño mediano o pequeño, algunos con formas carenadas y superficies espatuladas o lisas, es decir, sin decoración. En el Levante peninsular la mayoría de los poblados se sitúan en cimas elevadas y su economía era de base agropecuaria. Destacan los poblados amurallados con enterramientos en cuevas y bajo las casas. 62 Bibliografía Mesado, 2004 Vasos de cocina con el borde exvasado y alguno con perfil carenado. Proceden de los yacimientos de Vinarragell (Burriana) Orpesa la Vella (Orpesa) y els Castellets (Betxí). Cronología: Bronce pleno (1600-1200 a. C. aproximadamente). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 63 MOLINO DE MANO BARQUIFORME En cuanto al procesado de los cereales, frutos secos y materiales no necesariamente alimenticios, destaca la presencia de los conocidos molinos que en principio serán del tipo barquiforme y cuyo funcionamiento está presidido por un movimiento de vaivén. Este molino es ovalado, en forma de barca, y presenta un gran desgaste en su parte central. El molino barquiforme constituía una piedra durmiente en la cual se colocaba el cereal o fruto que se deseaba moler y con una piedra de moler o molendera, más manejable, en este caso un canto rodado utilizado como percutor o alisador, se procedía a la molienda. Los útiles de molienda son considerados como la evidencia arqueológica de la presencia de prácticas agrícolas en la región. Los cambios tecnológicos así como el desarrollo de diferentes actividades irán modificando las formas de vida a lo largo de este milenio y muchas de estas transformaciones se reflejan en los materiales que se fabricarán con piedra. La aparición de útiles de molienda en la Prehistoria reciente es relativamente habitual. En la costa levantina son numerosos los molinos barquiformes que se han encontrado en poblados, de época neolítica en Cova Fosca (Ares del Maestrat), de la Edad del Bronce en El Solaig (Betxí), Pedrizas del Cerro (Bejís), la Lloma de Betxí (Paterna), la Lloma del Saler (Albalat dels Tarongers), la Mola d’Agres (Alicante), la Cova de la Boira (Alcoi), Catí Foradà (Petrel), entre otros ejemplos. 64 Bibliografía Alcácer Grau, 1947 De Pedro Michó, 1998 Fairén, 2001 Fletcher y Mesado, 1967 González Prats, 1979 Olaria, 1999 Molino de piedra barquiforme procedente de Vinarragell, Burriana, con la superficie de molienda ligeramente cóncava donde es posible reconocer evidencias de pulimento. Dimensiones: Longitud 52 cm; Ancho: 19 cm, Altura: 10,5 cm. Cronología: Edad del Bronce. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 65 VASOS DE CERÁMICA DEL HIERRO ANTIGUO El yacimiento de Vinarragell está situado sobre el cono aluvial del Millars, en la margen derecha y a escasamente tres kilómetros de su desembocadura, en un montículo de unos tres metros de altura que domina el llano circundante. Desde el siglo viii a. C. se observa en el territorio valenciano la aparición de asentamientos en lugares que no tienen la topografía característica de la Edad del Bronce, esto es en lugares elevados. Sus habitantes utilizan unas cerámicas a mano que hay que poner en relación con las áreas circundantes, como la zona del Valle del Ebro, Cataluña, Andalucía o la Meseta. Se presentan ahora en los yacimientos vasijas carenadas con fondos planos y numerosas cerámicas decoradas que nada tiene que ver con las formas de la Edad del Bronce, como las que aparecen en la exposición. 66 Bibliografía Buxó y Pérez Jordá, 1995 Gusi Jener, 1975 Mesado, 1988 Mesado y Arteaga, 1979 Los materiales más representativos son las cerámicas a mano acordonadas, algunas de ellas lisas, otras con verdugones o cordones plásticos con digitaciones, cerámicas bruñidas de perfil aquillado, cerámicas pulidas de perfil en S con incisiones, formando rombos rellenos con líneas incisas, líneas oblicuas, triángulos excisos y cerámicas decoradas con incisiones formando retículas. Provienen de Vinarragell, Burriana. Cronología: siglo VII a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 67 FÍBULA DE PIVOTE DE VINARRAGELL Una de las actividades más prestigiosas desarrolladas en nuestra protohistoria fue la transformación de minerales metálicos para la obtención de objetos de cobre, hierro, plomo o plata. Queremos llamar ahora la atención sobre una pieza de cobre por su presencia entre los materiales recuperados en los momentos más arcaicos del yacimiento de Vinarragell, que marca un horizonte cronológico íntimamente relacionado con los ámbitos fenicios y orientalizantes. Los investigadores aceptan que estas fíbulas llegarían a la mitad norte de la península desde el norte de Italia o directamente desde Sicilia, cuyas relaciones comerciales con la península son claras desde la Edad del Bronce. Otros sin embargo defienden un origen en el área de Creta y Chipre, en el Mediterráneo oriental. La zona de dispersión de estas fíbulas se centra principalmente en la zona del Levante y la Meseta. Otras fíbulas de pivote o de dos piezas han aparecido en los yacimientos de Can Piteu Can Roqueta (Sabadell), Sant Jaume Ma d’en Serrà (Tarragona), Agullana (Girona) o Nules (Castellón). En Murcia se conocen en el yacimiento de El Malacón (Albacete) y en la Hoya de Santa Ana (Chinchilla, Albacete), entre otros ejemplos. 68 Bibliografía Argente Oliver, 1986-1987 Iniesta Sanmartín, 1983 Mesado, 1988 Fíbula de dos piezas de pivote procedente de Vinarragell, Burriana. Se trata de un interesante ejemplar con bolas perforadas a modo de remates. Este tipo se caracteriza por su composición de dos piezas, una constituida por el puente y el pie y otra que forma la aguja. El puente se hace rectangular por el desarrollo del vástago, del que queda un vestigio con desarrollo longitudinal con botón. El botón se repite en la cabeza del arco y aguja. Su longitud es de 40 mm, el pivote tiene una altura de 10,5 mm y es traspasado por una perforación de 5 mm de diámetro que se va estrechando. Cronología: Siglo VII a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 69 CERÁMICAS FENICIAS DE VINARRAGELL, ORLEYL Y LA DEHESA El conocimiento que tenemos de los asentamientos fenicios en la costa de Burriana es aún bastante limitado, durante los siglos vi a iii a. C. sabemos bastante poco de los niveles fenicios del yacimiento de Vinarragell. La costa valenciana no parece haber quedado al margen del desarrollo del comercio fenicio; en estas tierras la aparición de la cultura ibérica se vincula a la presencia fenicia pues el impacto de los productos fenicios sobre el mundo indígena debió de ser determinante para explicar los rápidos procesos de aculturación en la transmisión de ciertos artefactos e ideas. El hallazgo de yacimientos con material del Hierro antiguo, entre los que se han identificado importaciones fenicias, tiene un gran interés. En torno al siglo vii a. C. conviven las gentes autóctonas arraigadas aún a las costumbres del Bronce Final, con unas innovaciones coloniales que desde hace casi un siglo habían llegado a los poblados a través de la cerámica como la que aquí mostramos. En el Torrelló del Boverot (Almassora) se ha constatado también este tipo de cerámica fenicia, al igual que en el Tossal del Mortórum (Cabanes), L’Abric de les Cinc (Almenara), la Torrassa (La Vall d’Uixó), la Solivella (Alcalá de Xivert) o el Puig de la Nau (Benicarló). 70 Bibliografía Clausell Cantavella, 1998 García Fuertes, 1997 Mata Parreño, 1991 Mesado, 2004 Mesado y Arteaga, 1979 Oliver, 1997 Pellicer Catalán, 2007 Vives-Ferrándiz Sánchez, 2006 Cerámicas fenicias de barniz rojo, bícromas, platos trípodes y cerámicas polícromas encontradas en Vinarragell (Burriana), Orleyl (La Vall d’Uixó) y la Dehesa (Soneja). La mayor parte de la cerámica está decorada de forma monocroma, en tonos que van desde los rojos intensos, los vinosos, hasta una gama de marrones. Entre las decoraciones están las franjas anchas que se acompañan de estilizados filetes, engobes o baños amarillos. En algunos casos ofrecen una superficie espatulada o incluso bruñida dando un brillo metálico. Las pastas son muy elaboradas y depuradas con apenas desgrasantes. Hay también pastas grises. Cronología: Siglo VI y V a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 71 CERÁMICA ÁTICA DE FIGURAS ROJAS A partir del siglo vi a. C. y hasta el siglo iii a. C. el área comprendida entre el río Ebro y el Palancia se convirtió en una zona receptora de, aunque escasas, diversas producciones de lujo, como la cerámica griega y la cerámica jonia, que desde el Mediterráneo oriental llegarían a la costa mediterránea peninsular, muy tempranamente, a través de las rutas marítimas. En los poblados de la Punta d’Orleyl y Sant Josep, ambos en La Vall d’Uixó, se han encontrado fragmentos de cerámica ática de figuras negras y copas jonias; en el Puig de la Nau de Benicarló, los kylikes atribuidos al Pintor de Penthesilea o al Pintor de Hermonax. Del Castell de Almenara proceden cerámicas áticas de figuras rojas, que también se han encontrado en Sant Josep, la Punta de Orleyl, el Castell de La Vilavella y Vinarragell. Ciertos objetos de plata como la joya egiptizante en el Puig de la Nau y cerámica etrusco-corintia, como la pyxis del siglo vi a. C. encontrada en el yacimiento de Vinarragell que fue estudiada por P. Rouillard. A lo largo del siglo iv a. C. se extiende el uso en los yacimientos de la provincia de cerámica ática de barniz negro pero sin decoración. Se ha hallado en Vinarragell, la Punta d’Orleyl, Sant Josep y L’Horta Seca (La Vall d’Uixó), el Torrelló de Almassora. En el Castell Vell de Castellón y el Castell de Almenara se encontró acompañada de cerámica pseudojonia pintada. Lo mismo sucede con los materiales de la necrópolis de Orleyl, en La Vall d’Uixó. Las piezas que conforman el ajuar funerario son cerámicas áticas de figuras negras y figuras rojas, junto a copas de pie bajo, pateras y copas jonias, cerámica ibérica, agujas de hueso, anforiscos, anillos y pendientes. De fines del siglo iv y iii a. C. también se ha encontrado cerámica del taller de las «pequeñas estampillas»; la fabricación de estos vasos se daba en Italia central, en la región del Lacio, pero también en el área de Populonia, Tarquinia, Vulci o Caere. En la Península un taller muy importante es el de Rosas. También aparece algún fragmento de cerámica de Gnathia, como la estudiada en este catálogo, y de cerámica de barniz negro procedente de la región campana y de otras áreas de la Magna Grecia. La crátera de cuerpo acampanado se convierte desde el siglo en uno de los tipos más conocidos de los talleres áticos. 72 v al iv a. C. Bibliografía Benedito, 2015 Melchor, 2017 Fragmento de crátera de campana de origen griego, está decorada con la técnica de figuras rojas y representa la escena de un banquete. Procede del Castillo de Almenara. Dimensiones: 15,5 x 31,5 cm. Cronología: Siglo IV a. C. Inédito. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 73 LA TUMBA IBÉRICA DE LA «CRÁTERA DE LA GRIFOMAQUIA» DE ORLEYL La tumba de la «Crátera de la Grifomaquia» es la más destacada de la necrópolis de Orleyl y una de las más extraordinarias de la Comunidad Valenciana. En la arqueología ibérica son frecuentes las tumbas que poseen cerámicas áticas; se denomina así al tipo de cerámica elaborada en esta región griega entre los siglos vi-iv a. C., y su estudio ha aportado grandes logros en la investigación de la cultura ibérica. La crátera de cuerpo acampanado, como se ha comentado, se convierte desde el siglo v al iv a. C. en el tipo más conocido de los talleres áticos, donde trabaja la segunda generación de pintores de figuras rojas, como el Pintor de la Grifomaquia de Oxford, al que se le atribuye esta crátera que comentamos. Las cráteras de campana se difunden por todo el Mediterráneo y son muy comunes en las necrópolis ibéricas de Andalucía oriental. El éxito de ello puede estar relacionado con las facilidades que ofrece para el transporte. El uso originario de las cráteras en Grecia era el de contenedores de vino mezclado con agua que se bebía durante los banquetes, tanto festivos como funerarios. En el ámbito ibérico se adoptan como elementos de ajuar funerario y contenedores de las cenizas del cadáver. El ajuar de esta crátera está formado por piezas de origen ático como una copa de pie bajo, una pátera, un platillo de balanza de cobre, cinco ponderales —cuatro de plomo y uno de bronce— y tres inscripciones ibéricas sobre plomo —Orleyl iv a vi—. Junto a la crátera había restos humanos calcinados y cenizas, la copa de pie bajo se halló dentro de la patera, que serviría de tapadera de la crátera. Estos recipientes contenían los restos de la cremación y las tres láminas de plomo con escritura ibérica, que se hallaban enrolladas. Dos de los textos se encontraron en el interior de la vasija, mientras que el tercero apareció debajo del pie de la misma. Junto a ella los cinco ponderales estarían superpuestos de mayor a menor: 131,1 g; 91,3 g; 43,5 g (este último de bronce); 22,4 g, y 7,6 g, y sobre los ponderales se colocó un platillo de balanza doblado. 74 Bibliografía García Fuertes, 1997 García y Polo, 2010 Lázaro, Mesado, Aranegui y Fletcher, 1981 Melchor, 2017 Melchor, Ferrer y Benedito, 2010 Oliver, 1987 Oliver, 1988 Oliver, 2006 Oliver, Blasco, Freixa y Rodríguez, 1984 Pasíes, García, Perarnau y Melchor, 2008 El rol de urna funeraria lo desempeña la «Crátera de la Grifomaquia», crátera de campana de figuras rojas que fue hallada a finales de la década de 1970 en la necrópolis de Orleyl, de La Vall d’Uixó. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 75 Ponderales de bronce y plomo. Plomo con escritura ibérica. Dimensiones: 27 x 4,4 cm. Las inscripciones hacen referencia a un personaje llamado Bododas, quizá el individuo enterrado en la tumba. Algunos investigadores proponen que debería de ser un comerciante, pero el ajuar también se ha interpretado como perteneciente a la tumba de un miembro de la aristocracia local. Las pesas y la balanza son una muestra del carácter comercial del individuo, mientras que las inscripciones de los plomos darían valor a su carácter aristocrático, pues los documentos escritos pertenecen a los sectores más altos de la sociedad ibérica. Estas láminas de plomo llevarían mensajes referidos al rito del enterramiento, pues existen paralelos en el mundo griego donde hay textos con contenido órfico dirigidos a los difuntos. El hallazgo de la crátera se publicó en 1981, pero no se dieron a conocer todos los restos del ajuar. La propia crátera y alguno de los materiales habían sufrido una restauración deficiente, que acabó por provocar la descomposición de uno de los plomos ibéricos y con ello complicar la interpretación del conjunto. Otras piezas nunca fueron editadas por tratarse de fragmentos de hierro y de bronce, una taba que formó parte del proceso de incineración y mortero o yeso. Entre los hallazgos reconocemos los restos de una falcata, una plancha de metal con remaches, abrazaderas, 76 cierres y fíbulas, entre las que se halla un muelle de una fíbula de codo de los siglos vi o v a. C. y un puente del tipo anular hispánico del siglo iv a. C. La Crátera de la Grifomaquia En una de las escenas de la crátera se representa el tema de la grifomaquia, concretamente un grifo rampante situado en el centro que lucha contra tres arimaspos, uno de ellos yace a los pies del animal mitológico, y los otros dos están enfrente y detrás de aquél. El ente legendario lleva La crátera tiene una altura de 33,5 cm, un diámetro en la boca de 35,5 cm y la base es de 14,2 cm. Presenta dos escenas separadas por las asas, que están delimitadas por una cenefa de hojas de olivo en la parte superior, y en la inferior otra cenefa de grecas interrumpidas por aspas con puntos en los ángulos. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 77 retoques de pintura blanca y en los glóbulos existentes a los lados de su cabeza, de la misma forma que en el armamento y en los adornos de los arimaspos. Estos últimos visten túnica corta, camisa y pantalones, van tocados con gorro frigio y llevan como armamento escudos con escotadura en la parte superior, lanza y espada corta. Los grifos son animales imaginarios híbridos con cabeza y pico de águila y cuerpo de león; según Herodoto (3, 116) vivían en el país de los hiperbóreos, protegiendo de los arimaspos el tesoro de Apolo. La representación de la escena del grifo se relaciona con las culturas de la antigüedad que se desarrollaron en torno a los mares Negro y Caspio. El tema de la lucha entre arimaspos y grifos es un motivo iconográfico al que se ha recurrido en numerosas ocasiones en la Antigüedad y que ha sido reflejado sobre muy distintos soportes. Por ejemplo, en la crátera de campana procedente de los Castellones de Ceal (Hinojares, Jaén) que se atribuye también al Pintor de la Grifomaquia de Oxford y se fecha en el segundo cuarto del siglo iv a. C. Pero existe un paralelo estrechamente ligado a nuestra pieza, una crátera de cáliz de una tumba del valle de Pega actualmente expuesta en el Museo de Ferrara (Italia), aparecida en el ajuar de una tumba etrusca de mediados del siglo iv a. C. y fechada entre el 380 y el 360 a. C. Esta pieza también representa la lucha entre humanos y animales mitológicos, enmarcada entre cenefas de hojas de olivo en la parte superior y palmetas en la parte inferior; a ambos lados aparece una decoración arquitectónica que simboliza capiteles jonios. La escena principal representa el combate entre tres guerreros y dos grifos. La representación del valle de Pega pensamos que se aproxima más a la fuente de inspiración del artista, pues se trata de una muestra más amplia del mismo cuadro o tapiz que serviría de modelo para ambas decoraciones. En esta línea, un ejemplo que representa un mayor acercamiento a este arquetipo iconográfico correspondería a la crátera de campana de figuras rojas de la colección del Ashmolean Museum de Oxford, en el Reino Unido (Catálogo núm. 1917,61 Oxford). Otro ejemplo simplificado de este modelo primigenio sería la crátera de campana del Museo del Louvre de París (Catálogo: Louvre G529). Ambas piezas tendrían una cronología del siglo iv a. C. En cuanto al reverso, las interpretaciones también son variadas, se habla de jóvenes, bacantes o miembros de una procesión. Probablemente se trata de un discurso bastante popular o relato de una gesta amenizada con instrumentos musicales, con individuos con túnica que 78 portan instrumentos o en actitud de conversación frente a otro personaje. En el caso de Orleyl portan panderos, mientras en el italiano llevan un pandero y una posible antorcha. La sepultura de Orleyl forma parte de un contexto mediterráneo, las producciones áticas están presentes en numerosos yacimientos ibéricos y posee otras semejanzas como la presencia en el ajuar de ponderales en la tumba 117 del Cabecico del Tesoro de Verdolay, en Murcia. Se asemeja también al ritual de enterramiento etrusco, pues parte del ajuar son tabas y cerámicas. Dentro de esta koiné funeraria, existen tumbas con cierto valor y prestigio, privilegio de aristócratas a los que se asocian las piezas áticas. Con todo, la interpretación es difícil, pues ni siquiera los patrones de sexo coinciden, tratándose de un joven varón en Orleyl y una mujer adulta en el caso etrusco, aunque no cabe duda de que nuestro joven personaje fue miembro de una de las principales familias del poblado. La crátera de Orleyl es una producción similar a las otras cráteras que tratan el tema de la grifomaquia. Sin embargo, no parece surgida de la misma mano del maestro que las creó, aunque sí producida en los mismos talleres en una fecha que situamos entre los años 380 y 360 a. C. El trazo más sencillo y descuidado de la crátera de Orleyl, nos hace pensar que nos encontramos ante la obra de un artesano secundario y no del propio maestro. Dentro de la serie del taller del Pintor de la Grifomaquia, la pieza de La Vall d’Uixó sin duda se incluye dentro de las obras menos depuradas. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 79 OTROS AJUARES DE LA NECRÓPOLIS IBÉRICA DE ORLEYL El contenido de los ajuares nos puede ayudar a establecer cómo eran los personajes que formaban su sociedad. El estudio de los cementerios es una gran herramienta para la comprensión de las actividades económicas, comerciales, religiosas y políticas de una comunidad. Sin embargo, no es fácil hablar de las creencias que presidieron el mundo ibérico. La liturgia funeraria que se refleja en las excavaciones nos ofrece una idea aproximada de que está inspirada por la creencia de una vida más allá de la muerte. La cremación fue el acontecimiento fundamental en el ritual de enterramiento, el fuego pudo jugar un papel clave en el tránsito del difunto al Más Allá. La necrópolis de Orleyl se ubica a unos 400 m al noreste de la Punta, un asentamiento de 4,5 ha que era el de mayor extensión en el territorio que ocupa la provincia de Castellón en el siglo iii a. C. y que concentraría a una gran cantidad de población en torno a una trama ya urbana. Los materiales que ha proporcionado el área cementerial ofrecen una cronología que va del siglo vi al ii a. C. Se trata tanto de vasijas ibéricas como de importación del siglo v a. C., cerámica ática de figuras negras y otras de barniz negro, copas del tipo delicate class, copas de pie bajo y pateras, copas jonias del tipo B2. De mediados del siglo iv a. C. se han registrado cerámicas de barniz negro y de figuras rojas. De los siglos iii al ii a. C. cerámica del taller de las «pequeñas estampillas» y de barniz negro cerámica campaniense. Entre las sepulturas ibéricas localizadas en la provincia de Castellón, del Ibérico Antiguo y Pleno, el Puig de la Nau de Benicarló, la Solivella de Alcalà de Xivert, el Torrelló del Boverot de Almassora, Torre la Sal de Cabanes y la Punta de Orleyl de La Vall d’Uixó, todas las necrópolis presentan armas en sus ajuares, es el caso de falcatas y puntas de lanza, como se ve en todas ellas con unas características similares en cuanto al ritual funerario. 80 Bibliografía García Fuertes, 1997 García y Polo, 2010 Lázaro, Mesado, Aranegui y Fletcher, 1981 Oliver, 1987, 1988, 2006 y 2013 Oliver, Blasco, Freixa y Rodríguez, 1984 Pasíes, García, Perarnau y Melchor, 2008 En los ajuares funerarios de las tumbas de la necrópolis ibérica de Orleyl, en La Vall d’Uixó, junto a las urnas de orejetas, kalathos, caliciformes, cuencos y pateras, destacan unos elementos de atuendo que son muy habituales en las necrópolis como falcatas, fíbulas, hebillas, cadenas, pinzas de depilar, campanitas de bronce, junto a otros componentes que se vinculan con el ritual de enterramiento como pondus, agujas de hueso, anforiscos, tabas, anillos, pendientes, etc. Cronología: siglos VI-II a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 81 EXVOTO IBÉRICO Representa un personaje femenino, en pie, de cabeza grande cubierta con una túnica de amplia falda hasta la altura de los tobillos, en actitud de mostrar el cuerpo desnudo. Se trata de una joven en actitud religiosa que quizá nos está mostrando unas pautas asociadas a peticiones de fertilidad y fecundidad. Este exvoto es singular por la simplicidad de sus formas, el tronco es alargado y muy estilizado y en el vestido solo se ha indica el borde. La túnica, aunque larga, deja los pies al descubierto. Los brazos, apenas modelados, tienen las manos grandes y los dedos bien marcados. El rostro muestra los ojos entornados, la nariz proporcionada, corta y recta, y la boca, también recta, con los labios abultados. Su esquema es muy rígido, se ajusta a las formas de piezas de menor tamaño, con pequeños retoques para destacar las manos y los pies y repasar los laterales del manto de la figura y el cabello. Centrándonos en el peinado destaca la presencia de trenzas que caen y se apoyan en el pecho, acabando con dos grandes bolas o nudos. La presencia de las trenzas nos habla de un rasgo de juventud. En los santuarios y en los espacios de culto ibéricos es muy característica la presencia de este tipo de exvoto, que está cargado de un sentido en las diferentes prácticas religiosas. Son por tanto muy comunes las representaciones de damas que abren sus ropajes y muestran intencionadamente el pecho, sexo y vientre, de otras ofrendas figuradas a la divinidad y de un tipo especial de recipientes como vasitos caliciformes, platos y cuencos que están relacionados con las ofrendas y libaciones, tal y como sucede en la cultura griega y fenicia. En cuanto a la cronología, sabemos que en torno a los siglos iv-iii a. C. se produce el mayor auge de producción de exvotos de bronce en la cultura ibérica. Muchos son los lugares donde han aparecido este tipo de figuras de bronce, exvotos muy similares al nuestro se han encontrado en los santuarios de Collado de los Jardines (Santa Elena-Despeñaperros, Jaén), los Altos del Sotillo (Castellar, Jaén), el santuario de Nuestra Señora de la Luz (Murcia), Campo de Arriba (Caravaca) y el Cerro de los Santos (Albacete). 82 Bibliografía Lillo Carpio, 1991-1992 Mesado, Gil Cabrera y Rufino, 1991 Rueda Galán, 2008 Exvoto ibérico de bronce procedente de Albacete. Figurilla de bulto de bronce fundido en perfecto estado de conservación. Dimensiones: altura de 83 mm; anchura de 23 mm; profundidad de 24 mm. Cronología: siglos IV-III a. C. (pieza inédita). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 83 CABALLO IBÉRICO DE LA REGENTA Los esqueletos de caballos son muy escasos en los yacimientos de la Península en época ibérica. No sabemos hasta qué punto el caballo enterrado en la Regenta pudo ser resultado de un sacrificio o si simplemente se trata de un enterramiento de un caballo muerto. En el pecho y abdomen del animal había piedras, que pudieron haber sido introducidas después de la evisceración. Nada apunta en cualquier caso que estamos ante un depósito ritual, más bien podemos pensar que se trata de un simple enterramiento. Los caballos que se usaban como cabalgadura generalmente no eran comidos y por tanto sus huesos no aparecen en los basureros de los poblados sino que debieron de ser enterrados en otros lugares, como parece demostrar el hallazgo de este équido. En las tribus de Iberia el caballo tenía un gran papel como bien de prestigio de la nobleza íbera, es decir, era uno de los referentes más visibles del respeto y grandeza de las élites. La manutención del caballo era muy costosa y solo al alcance de estos dignatarios con el añadido de ser un instrumento de la aristocracia guerrera y de que la guerra es una de las principales plataformas de poder. Las fuentes hablan de que el comercio de caballos fue utilizado por las aristocracias de Iberia para atraer aliados y establecer lazos de clientela, asimismo citan el empleo de caballos como tributo o recompensa de guerra, Aníbal pagó con caballos a los jefes celtíberos y galos que se le habían unido contra Roma. Escipión el Africano premió de igual forma a los régulos ibéricos que habían contribuido al sometimiento cartaginés. La anilla de bronce, de sección circular, tiene paralelos en otros hallazgos procedentes de los poblados de la Serreta (Alcoi) y Puntal dels Llops (Olocau). Hay enterramientos análogos en Castrejón de Capote (Badajoz) y fuera de la Península en la zona de Sopron (Hungría noroccidental) y la zona véneta de los siglos iv y ii a. C. respectivamente. 84 Bibliografía García-Gelabert y Blázquez, 2006 Iborra Eres, 2004 Mesado, 2003 y 2004 Mesado y Sarrión, 2000 Quesada Sanz y Zamora Merchán (eds.), 2003 Sánchez Moreno, 2005 Esqueleto completo de un caballo de algo más de 4 años, tumbado sobre su lateral izquierdo, con la cabeza orientada al Suroeste y su freno o bocado de bronce. Fue hallado en un enterramiento premeditado en la zona de la Regenta (Burriana), a escasos metros de la torre medieval. Dimensiones: 136 cm de altura de cruz. Cronología: siglos IV-III a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 85 JINETE CON LANZA EN CERÁMICA IBÉRICA En los galbos se desarrolla la escena de jinetes con lanza montando un caballo, imagen cargada de una compleja simbología. En uno de los fragmentos el jinete está muy bien conservado. Parece llevar un bonete ajustado, tiras cruzadas sobre el pecho, viste pantalón y calza botas. No porta espuelas como sí ocurre en otros vasos ibéricos. Con la mano derecha empuña una lanza, mientras que con la izquierda sujeta las riendas del caballo. El animal está peor conservado ya que le faltan los cuartos traseros y las extremidades. Pese a ello presenta una excelente factura en los volúmenes y proporciones. Los ojos, la crin y las riendas están silueteados, salvo un espacio del cuerpo para el dibujo de las piernas del jinete que va montado a horcajadas. Estas piezas forman parte de un grupo de cerámicas que, a partir del siglo iii a. C., se decoran con figuras humanas o animales y ofrecen imágenes simbólicas de la sociedad ibérica. Los guerreros en estas representaciones tienen un protagonismo que nos lleva a una sociedad firmemente jerarquizada en la que posee el poder una élite guerrera. Esto explica la existencia de figuras humanas armadas o de escenas de lucha en las pinturas, esculturas o relieves ibéricos y las numerosas armas que se depositan en los ajuares funerarios. Los iberos en la iconografía aparecen generalmente vestidos con sus armas para ser reconocidos como guerreros, es decir, la facción dominante. La guerra además constituye uno de los principales trampolines para alcanzar el poder. Por último, el caballo además de estar relacionado con el reconocimiento social y la ostentación, cuando aparece unido a la imagen del guerrero podía tener implicaciones religiosas y un atractivo simbólico como animal psicopompo, es decir, un sentido escatológico como portador de las ánimas al Más Allá. Frente al caballo aparecen otros motivos vegetales y geométricos con paralelos cercanos en la rica decoración de los yacimientos de Sant Miquel (Llíria), la Serreta (Alcoi), la Alcudia (Elche) y del Tossal de Manises (Alicante). 86 Bibliografía Gabaldón, 2007 Mesado, 2004 Mesado, Gil Cabrera y Rufino, 1991 Ramos Folqués, 1961 Galbos pintados de cerámica ibérica procedentes del poblado del Solaig, Betxí. La decoración está compuesta por una escena figurada y bandas horizontales en la parte superior del galbo. Posiblemente esta escena se prolongaba en toda la circunferencia del vaso cerámico pues se conservan dos fragmentos. Dimensiones: altura de 8,5 cm; anchura de 10 cm; grosor de 0,2 cm. La superficie exterior presenta un engobe anaranjado con la decoración pintada en tono vinoso. Cronología: siglos III-II a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 87 PESA DE TELAR IBÉRICA La ropa, en época ibérica, podía realizarse con los paños de lana y lino que se obtenían en el telar. Las pesas son los únicos restos arqueológicos pertenecientes a telares que encontramos en las excavaciones arqueológicas. Su función es tensar los hilos del tejido en el telar para poder confeccionar las telas. Una pesa podía sujetar a la vez varios hilos y normalmente no se decoraban; sin embargo, está decorada con incisiones en una de sus caras. En primer lugar, había que conseguir los ovillos, para proceder después a la confección del tejido en el telar. Existían varios tipos de telar, que se fueron perfeccionando hasta conseguir un modelo que facilitara la labor y economizara el trabajo. En la Península Ibérica el modelo más utilizado es el denominado telar vertical (como el que está en exposición), formado por dos pies derechos paralelos unidos por una vara transversal en la parte superior denominada iugum. Los pies se clavaban en el suelo y el telar se apoyaba en la pared para obtener una inclinación adecuada. En el iugum se ataban los hilos que formaban la urdimbre y se comenzaba a tejer. Las pesas daban tirantez a estos hilos. 88 Bibliografía Inédita Pesa de telar o pondus, fabricada en cerámica. Tiene forma paralelepipédica y una perforación en el tercio superior para su sustentación. Dimensiones: Altura 13 cm, ancho 7 ,5 cm, profundidad 3 cm. Cronología: época ibérica (pieza inédita). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 89 PLOMOS CON ESCRITURA IBÉRICA La escritura fue el vehículo principal de expresión de la lengua de los iberos. Pero hasta la fecha ha resultado estéril la posibilidad de traducir una sola palabra y menos una inscripción ibérica y, por tanto, es igualmente infértil a día de hoy querer interpretar estas inscripciones. Sabemos, sin embargo, que esta escritura presenta signos de valor silábico combinados con signos de valor alfabético. Para algunos investigadores su origen está vinculado al alfabeto fenicio, mientras que otros opinan que está directamente influido del alfabeto griego. Es evidente que la aparición de la escritura solo se produce en aquellas sociedades que han alcanzado un alto grado de desarrollo social y económico y está atestiguada desde fines del siglo v a. C. Plomo ibérico del Solaig La inscripción del Solaig consta de 117 signos que compondrían 21 palabras. La cara A contiene dos líneas de palabras separadas por una tenue raya central que atraviesa la lámina en toda su longitud. Sus palabras están separadas por líneas verticales de puntos. La cara B también está dividida en dos zonas por una línea central, comenzando a escribirse por el extremo izquierdo superior. Las palabras que aparecen en el plomo son abundantísimas en las inscripciones ibéricas de Alcoi, Ullastret, Ruscino, El Cigarralejo, Llíria, Sagunto, Enserune, Ampurias, Ascoli, etc. La interpretación que se ha hecho del plomo por parte de D. Fletcher es la siguiente: Cara A: Línea 1: IUNSTIR BELESAIR CARCOSCAR BASTAIBAITIEBA BALCELACOSCA BITETUI BAR … Línea 2: IUNSTIR EGGIARTONE BELESTAR SENWRUN ETESILIR IUNSTIR ETETUR Cara B: Línea 1: SANER BURANALIR BITAN ACU? BALCELACU TAUTIBA Línea 2: BITEN 90 Bibliografía Fletcher Valls, 1967b, 1968, 1969, 1988 Fletcher y Mesado, 1967 Mesado Oliver, 2004 PLOMO IBÉRICO DEL SOLAIG Lámina de plomo con escritura ibérica por ambas caras, procedente del Solaig, Betxí. Uno de sus extremos está muy deteriorado. Mide 31 cm de longitud y 3,5 cm de anchura. Cronología: siglo II a. C. PLOMO IBÉRICO DE ORLEYL Plomo con escritura ibérica procedente de Orleyl. Mide 7,3 cm de longitud y 8,7 cm de altura. Cronología: época ibérica. Plomo ibérico de Orleyl Este plomo está catalogado como Orleyl X, porque este yacimiento ha proporcionado otros nueve textos ibéricos. El plomo está fragmentado en seis trozos y su texto totaliza 65 signos más dos conjuntos numerales. Se ha interpretado que tiene un contenido comercial, transaccional, relación de deudores o acreedores, lista de contribuyentes, etc., lo que puede Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 91 deducirse de los antropónimos que contiene: ISKENIUS, ABARS[…], BARSTIN[…], SOSINBELS, etc. La presencia del morfema –KA parece relacionarse con numerales. La interpretación del plomo es la siguiente: Línea 1: I . S . KE . N . I . U . S . KA … A . II Línea 2: KE . BE . L . S . I . L . U . [N?] … E . I . KU Línea 3: BA . I . TE . S . I . : A . BA . R . S . [KA] ... R . I . U Línea 4: BA . ‘R . S . TI . N . TI . KE . R. I . U Línea 5: KE . BE . L . S . I . L . U . N . I . N Línea 6: BO . KU … Plomo ibérico de la Muntanyeta de Sant Antoni Hoy en día, se conservan 41 signos incisos por una sola cara y repartidos en seis líneas, formando nueve palabras separadas por puntos. Ocho líneas incisas muy tenues atraviesan longitudinalmente el bronce. Pero debido a que está rota en su parte izquierda no podemos saber cual era su tamaño original ni el número total de signos. Paralelos de algunas de las palabras identificadas se encuentran en Castellón, Ampurias, La Bastida, Llíria, Ascoli, Ullastret, Enserune, Azaila, la Serreta de Alcoi, etc. La interpretación del plomo es la siguiente: 92 Línea 1: [A] L · O · R · S · I · N Línea 2: R·E·A·R·I·C·A·L·E·R·C·A Línea 3: TI · BA · S · E · R · TO · I · GI · A Línea 4: L · A · CU · GI · E · CE · N Línea 5: [S] O · S · I · N · TI · BA Línea 6: DU · I BRONCE IBÉRICO DE LA MUNTANYETA DE SANT ANTONI Pequeña plancha rectangular de bronce con escritura ibérica, con perforaciones circulares en los extremos superior e inferior derechos que servirían para fijar la lámina. Procede del poblado de la Muntanyeta de Sant Antoni, en Betxí. Está truncada por el extremo izquierdo. Mide 7,8 cm de longitud y 8,5 cm de altura. Cronología: época ibérica. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 93 VASIJA CON APLICACIÓN EN RELIEVE REPRESENTANDO A UNA DIOSA El asentamiento de Torre d’Onda, como se ha mencionado en otros apartados del catálogo, está localizado en un antiguo altozano junto al mar, al sur de la escollera de poniente del puerto de Burriana. Los restos constructivos se asientan sobre una plataforma de conglomerado fósil que queda un poco más alta sobre las tierras contiguas de la antigua marjal. Bajo las aguas también se han llevado a cabo hallazgos arqueológicos aislados. A pesar de la escasez de testimonios edilicios, en la bibliografía son notorias las referencias a la importancia de esta instalación portuaria en el siglo i a. C. Esta interesante pieza apareció en las excavaciones del año 1987. Se puede interpretar como una vasija cerámica de uso ritual relacionado con la solicitud a una divinidad femenina de abundancia económica y prosperidad para la población portuaria. No conocemos el personaje que representa el rostro, pues no hay ningún atributo que lo identifique con claridad, quizá Demeter, Ceres, Tanit u otra divinidad ibérica. En época iberorromana hubo una extendida representación de este tipo de terracotas sobre distintos soportes. Sus características nos acercan también a un momento tardío de connotación helenística. La pasta parece una producción ibérica pero los rasgos formales del rostro no corresponden a la estética ibérica, lo que podría interpretarse, como ya han apuntado otros investigadores, que los alfareros ibéricos usaron moldes provenientes de talleres de fuera de la Península. El molde podría proceder de Cales, pues la Campaniense B tardía de esta localidad es la producción foránea mayoritaria en Torre d’Onda y sabemos que incorpora relieves figurados en la vajilla. El paralelo estilístico más cercano es la vasija del silo 53 del Bosc del Congost en Sant Julià de Ramis. 94 Bibliografía Oliver, Melchor y Benedito, 2016 Fragmento de vasija a torno de 98 mm de ancho y 70 mm de alto. Tiene un relieve aplicado de terracota que representa un rostro femenino. El fragmento podría pertenecer a un recipiente cerrado a modo de lebes. Corresponde a la parte central del cuerpo de la vasija con el arranque del asa retorcida que crea una espiral, de la que solo se conserva un extremo. Debajo del asa se sitúa la representación de la cara de mujer. El rostro está hecho a molde y sujeto a la superficie de la vasija con pequeñas pellas que se han aplastado entre la vasija torneada y la parte moldeada. La cabeza mide 36 mm de altura, 27 mm de anchura y aparece ligeramente inclinada hacia su izquierda. El peinado se muestra con bucles cayendo a modo de flequillo por frente y occipitales, tapando las orejas. La cronología de la pieza se sitúa entre el siglo II y I a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 95 CERÁMICA DE GNATHIA Es una de las piezas más significativas de la colección de cerámicas mediterráneas. Se trata de un vaso para beber o skyphos apulitano de estilo Gnathia, así denominada por el nombre de la antigua Gnathia, actual Egnazia, unos vasos producidos en la costa adriática de la región de Apulia, en el sur de Italia. Aunque dentro del estilo de Gnathia nos referimos también a vasos que presentan una decoración semejante, pero producidos en otras áreas de la Magna Grecia, Etruria, Sicilia, el Lacio o incluso, como veremos, fuera de Italia. De forma refinada, la superficie se ha cubierto de un barniz de color negro con motivos ornamentales vegetales tricromos. A imitación de los recipientes metálicos, se han representado escisiones en la panza del vaso que se asemejan a una nervadura vertical. En cuanto a la decoración de esta pieza, en Egipto se ha descubierto cerámica similar atribuida al taller del grupo de Alejandría, que estuvo en funcionamiento a finales del siglo iii a. C. De finales del siglo iv y iii a. C. se ha encontrado en la provincia de Castellón otras cerámicas barnizadas; la fabricación de estos vasos se daba en Italia central, en la región del Lacio, pero también en el área de Populonia, Tarquinia, Vulci o Caere. 96 Bibliografía Arasa, 2017 Skyphos de cerámica helenística de barniz negro mate lucente y arcilla muy depurada y dura. Procede del yacimiento del Solaig de Betxí. El tercio superior de la cerámica está decorada de forma tricroma, en trazos fitomorfos pintados que van desde el naranja intenso al rojo, amarillo y tonos blancos. Entre las decoraciones están las franjas anchas que se acompañan de estilizados filetes. Dimensiones: diámetro del borde de 8,2 cm, altura conservada de 4,3 cm. Cronología: Siglos IV y III a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 97 ÁNFORA TARDOPÚNICA En el museo tenemos dos ejemplares de ánforas púnicas, uno parece ser que proviene del yacimiento submarino de Torre d’Onda y el otro fue hallado por el vecino de Burriana, D. Manuel Felis Gómez, frente al Grao de Burriana, a unos 400 m de la costa. La zona del puerto de Burriana aparece como un foco de comercialización de productos marinos desde al menos el siglo iii a. C. A partir del siglo iv a. C. se producen una serie de cambios importantes en la economía de las ciudades fenicias de la Península Ibérica gracias al desarrollo de las conservas de pescado que comenzaron a producirse de forma especializada para su comercialización. Las salazones de pescado, normalmente producidas con peces como las doradas, atunes y bonitos, eran conservadas y distribuidas en el interior de ánforas. Gracias al hallazgo de estos envases, sabemos que el comercio de salazones fenicias alcanzó en el siglo v a. C. lugares como Cerdeña, Sicilia, Etruria, el sur de Italia y Grecia. Estos productos tenían como destino los mercados locales de la Península Ibérica, tanto fenicios como iberos. El conocimiento sobre la importancia que en la Antigüedad tenían las actividades para la explotación, conservación y comercialización de los productos marinos y sus derivados va ampliándose gracias al estudio de este tipo de ánforas. El prototipo de estos envases parece encontrarse en el ámbito cartaginés. Este tipo de ánfora se ha documentado ampliamente en todo el Mediterráneo occidental en yacimientos tanto del norte de África como de la costa peninsular: Cádiz, Alicante, Ibiza, Cartagena, Ampurias, Mataró, etc. 98 Bibliografía Fernández Izquierdo, Wagner y Ramos, 1991 Lagóstena Barrios, 1996 Mesado, Gil Cabrera y Rufino, 1991 Ánforas de salazón tipo Mañá C de cuerpo cilíndrico, base acabada en pivote o apuntada que no se conserva y asas de sección circular pequeñas y robustas situadas longitudinalmente. El perfil de la boca con sección de perfil de trompeta. Un ejemplar carece de labio y ambas de la parte inferior. Siglos III a. C.-I d. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 99 LUCERNA REPUBLICANA Este ejemplar encontrado en Torre d’Onda está relacionado con las primeras producciones claramente romanas y se desarrollan en los últimos siglos de la República, etapa que en la zona del Levante peninsular coincide con la irrupción comercial y también política de Roma. Estas producciones se fabrican en Italia, pero todavía están influenciadas por la fuerte tradición helenística y en realidad son variantes de otras lucernas más lujosas como serían aquellas de bronce o en barnices negros. El yacimiento de Torre d’Onda es un extenso enclave junto a la costa que tiene una importancia notable a mediados del siglo ii a. C., justo cuando se había producido el abandono de otros centros urbanos costeros, como Torre la Sal, en la Ribera de Cabanes. Se conocen numerosos ejemplares en yacimientos de la costa mediterránea. Las fechas de estos elementos se sitúan en la República tardía. Es ahora cuando se van a generalizar la utilización de la técnica a molde para la fabricación de estas piezas, la decoración que aparece en el disco y la progresiva disminución del tamaño del orificio de alimentación. 100 Bibliografía Arasa Gil, 2001 Beltrán Lloris, 1990 Járrega, 2011 Oliver Foix, 2013 Lámpara de cerámica del tipo Ricci H, no presenta ningún tipo de barniz. Procede de Torre d’Onda, Burriana. Tiene cuerpo troncocónico alto y base discoidal de fondo plano. Disco rehundido cóncavo y gran orificio de alimentación. La piquera es corta y recta y el pico en forma de yunque. Dimensiones: altura de 37 mm, longitud de 85 mm y diámetro de 50 mm. Cronología: finales del siglo II-mediados del I a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 101 STRIGILIS DE ÉPOCA ROMANA El estrígilo se localizó en Torre d’Onda fruto de una de las excavaciones antiguas llevadas a cabo en este enclave costero, que a mediados del siglo ii o i a. C. reunía un carácter portuario. Este instrumento era usado a modo de cepillo o rascadera tanto por hombres como por mujeres, para quitarse el sudor y la suciedad, aplicarse ungüentos o aceites. Pero también lo usaban después de tomar un baño en las termas o realizar ejercicios físicos en la palestra, es decir, lo que los romanos denominaban cura corporis. En la cultura romana su presencia, según nos informan los escritores clásicos, indicaba la admiración que su poseedor sentía por la cultura helénica. La aparición en Italia, Ampurias o Valentia de estrígilos dentro de tumbas masculinas muestra el alto valor de estos instrumentos formando parte de ricos ajuares funerarios y su hallazgo se relaciona con el uso en los lugares en los que los hombres desarrollaban una práctica social y colectiva: el mundo de la palestra y el banquete funerario. En efecto, es un objeto muy representado en la iconografía funeraria. 102 Bibliografía Burillo, Cano, López y Saiz, 2008 García-Prósper, Polo, Romero e Iborra, 2010 Melchor, 2013 Instrumento metálico de hierro, compuesto de una espátula curva de sección semicircular (ligula), si bien está fragmentada y un mango de madera (capulus), que no se conserva. Debería tener originalmente una ranura por donde se pasaba el aro metálico que permitía llevarlo suspendido en el cinturón o colgarlo en una pared. Procede del yacimiento de Torre d’Onda, Burriana. Dimensiones: tiene 12,9 cm de longitud y 2,7 cm de anchura máxima. Cronología: tardorrepublicana (pieza inédita). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 103 ESTATUA FEMENINA CON MANTO Y CHITON Viste manto o pallium, que descansa sobre los hombros, se despliega por toda la espalda y se cruza diagonalmente por debajo de la cintura cayendo sobre el brazo izquierdo, y chiton o larga túnica con mangas cuyos pliegues, separados por profundas incisiones, pueden verse en la zona inferior. Bajo ella asomaban los pies, que hoy en día están perdidos. Desde la cadera derecha al antebrazo izquierdo se concentran los gruesos pliegues que constituyen el balteus. En el antebrazo se recogen ambos extremos del manto, que provienen del balteus y del hombro izquierdo, para caer desde aquí en largos plisados longitudinales. El brazo derecho con restos de la perforación para su ajuste, de sección cuadrada, pudo estar separado totalmente del cuerpo mientras que el izquierdo, con un orificio circular para la espiga, estaba doblado a la altura del codo en un ángulo casi recto y envuelto en el manto. Presenta un escote circular pegado al cuello y bajo este una serie de pliegues en V. Posee una composición muy cuidada y una ejecución detallada. Destaca el esmerado trabajo con el que ha sido realizado el chiton, abrochada con botones circulares que van desde el hombro hasta la altura del codo, donde se acopla el brazo derecho, así como, de los cordones sogueados abriéndose en abanico. El manto está realizado con gran minuciosidad, está realizado en un tejido tan fino que deja traslucir no solo los pliegues del chiton sino también detalles del cuerpo por él cubiertos, como el pezón del pecho derecho y el ombligo marcado con un suave rehundimiento. Sobre los pechos y el abdomen el tejido queda pegado y transparenta a través de las rugosidades la posición de estos. El escultor plasma con gran belleza la técnica de los paños mojados, que nos permite observar la anatomía femenina. Esta escultura presenta una clara influencia dentro de la tradición de los modelos clásicos del siglo v a. C. interpretados en el Helenismo. El equilibrio de esta escultura viene dado por la posición de la pierna izquierda, que soporta el peso de todo el cuerpo, mientras que la derecha es llevada hacia adelante. Este movimiento se transmite al resto del torso, así la cadera izquierda ha sido situada más alta y también el hombro izquierdo, más alto que el derecho, dando este movimiento lugar a una línea sinuosa que se desarrolla a lo largo de la figura. 104 Bibliografía Mesado, 1971 Mesado, Gil Cabrera y Rufino, 1991 López López, 1999 Figura femenina de bulto redondo cuya cabeza y brazos fueron elaborados aparte para encajar con el cuerpo. Procede de Talavera de la Reina. A esta pieza le falta la cabeza, que iba encajada en el hueco que se conserva entre los hombros. Tiene perdido el brazo izquierdo a la altura del antebrazo y el brazo derecho. La parte inferior se encuentra perdida con una rotura situada a mitad de las pantorrillas. En general, se conserva en buen estado. Mármol blanco de grano fino y cristalino con vetas grises. Altura 167 cm; anchura 64 cm; profundidad 36 cm. Cronología: siglos I y II d. C. La pérdida de la cabeza y la falta de atributos impiden la identificación de la escultura, sin duda relevante, que estaba destinada a ser contemplada desde numerosos puntos de vista, a juzgar por la calidad, esmero de los detalles y buen acabado final. Esta estatua es comparable a otras esculturas augusteas, como la estatua femenina con manto de Medellín (Badajoz), del siglo i y procedente del teatro romano, o las estatuas femeninas halladas en el espacio público de los Altos de Santa Ana en Colonia Patricia (Córdoba), la necrópolis de Carmona, la localidad de Bolonia (Cádiz), Río Tinto (Huelva), el foro de Tarraco y otras muchas halladas en la Península Ibérica. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 105 CERÁMICA ROMANA Una de las producciones cerámicas más importantes de época romana fue la de los vasos de paredes finas, su función sería la de vasos para beber, desempeñaban el mismo papel que después tendría el vidrio, pero la calidad de estos vasos nos permite incluirlas dentro de las «cerámicas de lujo», dedicadas también al servicio de mesa. Bajo este nombre se reúnen boles, tacitas lisas o decoradas, y también copas y botellas, todas ellas de paredes muy delgadas, que pueden estar recubiertas o no de engobe, pero sobre todo con reflejos metálicos, que en casos como el material de exposición se han perdido por su mala calidad. Estos vasos acompañan la vajilla de mesa romana, normalmente para beber, aunque en algunos casos se pudieron emplear para guardar o servir líquidos. El otro ejemplar, una botella globular con doble asa, apareció en la zona de La Regenta. Este tipo de botella tiene su origen en el Bajo Imperio romano como las formas como la Salom. ix o Salom. x del siglo iii d. C., pasando a la Terra Sigillata Hispánica Tardía y llegando a formas engobadas como la Unzu 14 (siglo iv-v d. C.) y fue adaptado por los visigodos. En esta época tuvo una presencia muy destacada en los ajuares funerarios. Esta tipología cerámica pasó posteriormente al mundo hispanomusulmán, pero solo con un asa, forma que conocemos con el nombre de redoma. Los materiales registrados en las excavaciones después de la conquista bizantina del sudeste de Hispania en el 552 demuestran que continúa habiendo un interesante volumen de importaciones en la costa este peninsular dentro del tráfico comercial del mediterráneo central y occidental. 106 Bibliografía Germán Rodríguez, 1996 Mayet, 1975 Vaso de cerámica de paredes finas. Bol con carena, la parte superior del cuerpo está curvada terminando en un labio redondeado, forma Mayet XLIII. La carena está señalada por dos acanaladuras. Reposa sobre un pequeño pie. Considerado una de las formas más típicas de los talleres emeritenses. Pasta dura de color ocreblanquecina. Engobe amarillo con irisaciones anaranjadas y decoración lisa. Cronología: segunda mitad del siglo I d. C. y principio del siglo II d. C. (pieza inédita). Botella globular con cuello estrecho, doble asa y pie anular. En la parte final del cuello falta el borde exvasado característico de este tipo de piezas. Procede del yacimiento de La Regenta (Burriana). Dimensiones: 45 cm. Cronología: Siglos IV al VI d. C. Inédito. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 107 LUCERNA DE VOLUTAS CON PEGASO Ejemplar completo de lucerna de volutas con piquera triangular. La lucerna conserva la orla, el disco y el rostrum. Las volutas forman una pelta y no tiene asa. Está elaborada a molde con decoración en el disco de Pegaso avanzando hacia la izquierda con las alas desplegadas dentro de tres círculos concéntricos, dos en relieve y uno inciso. Los modelos para estas lucernas hay que buscarlos en los ejemplares de metal, que estaban perforados a los lados del pico para sujetarlos mediante dos cadenitas. Son uno de los conjuntos de lucernas más numerosos y reúnen una gran calidad técnica y artística. El caballo alado es junto con el grifo el animal mitológico preferido por los alfareros romanos, que lo representaron de forma aislada o acompañado de otros personajes, preferentemente Belerophonte. Como ornamentación este fabuloso ser portador del rayo de Zeus aparece en los más variados objetos, como pinturas, esculturas, mosaicos y las monedas que lo utilizarían como tipo en época republicana e imperial. La producción de estas lucernas llega a todos los rincones del Imperio y aunque posiblemente son originales de Asia Menor muy pronto es adoptada por los itálicos. Esta decoración es muy corriente en los dos primeros siglos de nuestra era, durante el reinado de Nerón y comienzos de la dinastía Flavia. Entre los múltiples paralelos destacan las piezas de Mauritania Tingitana, Cotta, Bulla Regia, Carthago, Sevilla, Vindonissa, Mainz, Novaesium, Pisa, Cástulo, Pollentia, Tarraco, Mérida, Tarazona, Chao Samartín (Asturias), etc. 108 Bibliografía Amare, M.ª T., Bona, I. J. y Borque, J. J., 1981 Benedito, 2015 Cabrera, 2014 Morillo Cerdán, 1990 Posac Mon, 1981 Rodríguez Martín, 2002 Lucerna de volutas del tipo Loeschcke IC/Dressel 9C/ Deneauve IVC, que fue hallada en el yacimiento del Marjalet de Burriana. Presenta un diámetro de 78 mm, 112 mm de longitud y 24 mm de altura. Pasta de color ocre amarillento, blanda, fina y depurada. Cronología: Siglos I y II d. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 109 LUCERNA CON REPRESENTACIÓN DE DEXTRARUM IUNCTIO La excavación de la villa de Sant Gregori ha proporcionado una lucerna de disco completa con el sello C·OPPI·RES, una de las marcas de alfarero más difundidas en el mundo romano correspondiente al artesano Caius Oppius Restitutos. En el disco se reproducen de forma muy detallada dos manos derechas entrelazadas sosteniendo el cetro alado, elementos que hacen mención a la concordia y a la paz. Se trata en efecto de la dextrorum iunctio, las manos estrechándose son símbolo de concordia y de fides, el caduceo es símbolo de paz. Estrechar la mano derecha significa un gesto solemne de fidelidad mutua como una expresión de acuerdo o contrato. El mismo Tácito recuerda que la dextrarum iunctio era una vieja costumbre entre los romanos que simbolizaba la confianza mutua entre dos hombres. La unión de las manos derechas tiene una larga tradición en el arte griego, conocida como dexiosis, y también en el arte etrusco, y se utiliza para mostrar que existe una alianza. La lucerna conserva la orla, el disco y el rostrum. Este último es redondeado, separado del cuerpo de la lucerna por un surco horizontal y dos pequeños trazos oblicuos, con una pequeña incisión circular sobre cada uno de los vértices. Una moldura gruesa separa el margus del disco cóncavo. En el disco aparecen representadas las dos manos derechas juntas. Está elaborada a molde. La representación de las manos entrelazadas de forma simbólica es un modelo iconográfico casi idéntico al que aparece en alguna de las monedas tardorrepublicanas y del Imperio. El tipo de la mano derecha ocupa ahora todo el campo y lo podemos considerar como la síntesis de la amplia representación de dos figuras completas en actitud de dextrarum iunctio. Esta iconografía en las monedas se manifiesta a través de una leyenda. Esta misma imagen se ha documentado también en algunos productos de joyería como son los anillos. La marca C·OPPI·RES aparece impresa y bajo la forma abreviada del trianomina del fabricante, siendo uno de los sellos más extendidos en la primera mitad del siglo ii. La encontramos en la región de Campania, norte de África, Túnez y en la costa mediterránea peninsular en Valencia y en la villa romana de Tolegassos. 110 Bibliografía Balil, 1968 Benedito y Ferrer, 2012 Benedito, 2015 Casas Genover y Rocas Gutiérrez, 1989 Ferrer, Melchor y Benedito, 2013 Huguet Enguita, 2006 Lucerna de disco del tipo Dressel 20/Deneauve VIIA, con la marca C·OPPI·RES hallada en la villa romana de Sant Gregori, Burriana. Presenta un diámetro de 66 mm. Pasta de color naranja, dura, fina y depurada. Engobe de color castaño anaranjado. Cronología: 130-150 d. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 111 UNGÜENTARIOS DE VIDRIO Es un tipo de recipiente de vidrio soplado al aire más numeroso y extendido en el mundo romano, se destina a contener perfumes o ungüentos. Esta forma de ungüentarios de vidrio es una de las formas más comunes durante el siglo i, es muy frecuente y acompañan el ajuar de numerosas incineraciones de la Península Ibérica, algunas veces como único elemento de ajuar funerario. Por este motivo también eran conocidos como lacrimatorios, pues algunos piensan que eran utilizados para depositar las lágrimas de los difuntos. Asimismo, su tipología podía ser muy diversa: de cuerpo piriforme, cuello cilíndrico y vidrio coloreado se han encontrado varios ejemplares en el Tossal y Orihuela que han sido fechados hacia el 50 d. C. y otros hallados dentro de una urna cineraria de Elche, entre otros ejemplares. Otra de las formas más frecuentes en el siglo i d. C. en las necrópolis y yacimientos se caracterizan por presentar un cuerpo en forma de tubo alargado en los que apenas se distingue el depósito del cuello. 112 Bibliografía Almagro Gorbea y Alonso Cereza, 2009 Sánchez del Prado, 1984 Ungüentarios de vidrio, procedentes de Mérida, de color ámbar, verde azulado y muy claro y transparente, de tipo piriforme y depósito globular, cuello vertical, muy corto, y base plana reducida o circular y convexa; de cuerpo cónico y base circular ligeramente rehundida; de cuerpo troncocónico y cuello largo; y, finalmente, del tipo tubular. Tipos Isings 8; Isings 6/8; Isings 8/28 a y b. Terminan en una boca exvasada con labio fino. Cronología: siglo I d. C. (piezas inéditas). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 113 ÁNFORAS VINARIAS ROMANAS El interés de las ánforas reside en que son recipientes que se han relacionado con el comercio principalmente de vino, pero también con las importaciones de aceite y también existe la posibilidad de que fuera salazones o derivados de pescado (garum, muria y liquamen). La producción de los primeros contenedores de vino es abundante en toda la costa itálica, distribuyéndose entre los siglos ii y i a. C. por todo el Mediterráneo occidental, fundamentalmente en la Galia e Hispania. Algunos ejemplares tienen sellos impresos y tituli picti, que se refieren al vino producido en la zona de origen —como los famosos vinos itálicos de la zona de Campania, del sur del Lacio y Sicilia—, al propietario del envase, al alfarero, contenido, fecha de embotellado, peso, ciudades, etc. Las ánforas son un testimonio muy importante del comercio mediterráneo. Durante el gobierno de Augusto, la ampliación de nuevos territorios a consecuencia de la expansión del Imperio significaba que necesitaban mayores explotaciones agrícolas. En Sagunto sabemos que se producía vino porque se fabricaban ánforas. La elaboración de este contenedor se ha constatado en los alfares del Puig de Santa Maria, Els Arcs de Estivella y en la partida de Orleyl, en La Vall d’Uixó. En tiempos de Augusto se abren nuevos centros de producción, especialmente en la Galia Narbonensis, produciendo estos talleres nuevos tipos de ánforas que también se han encontrado en la costa de Burriana. El puerto de origen de estos barcos sería seguramente el de Sagunto y su destino podría ser el puerto de Roma, aunque algún problema motivó que no alcanzara la costa, hundiéndose cerca. 114 Bibliografía Aranegui, 1981 Fernández Izquierdo, Wagner y Ramos, 1991 Mesado, Gil y Rufino, 1991 Ánforas romanas procedentes de la costa de Burriana: Torre d’Onda y el Calamó. Tipología: Dressel 1. Cronología siglo II - I a. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 115 ÁNFORAS DE SALAZONES Y ACEITE Sabemos que el ánfora fue el envase más usado en la Antigüedad, se utilizaba para almacenar y transportar alimentos, en este caso aceite. La base terminada en punta permite hincar las ánforas en la arena y estibarlas en las bodegas de los barcos. Las asas facilitan su manipulación y traslado. Su difusión es amplísima por el Mediterráneo occidental y como hemos visto en las ánforas vinarias suelen llevar sellos inscritos en cartelas en las asas o inscripciones pintadas en los hombros y el cuello, que permite conocer la estructura de la producción y comercialización; había grandes familias en Hispania dedicadas a la exportación a gran escala, aunque en estos ejemplares no los encontramos. El aceite se envasó en las ánforas de la forma que se ha encontrado en el Calamó. Hispania desde el siglo ii se constituirá en la principal exportadora de este producto, el volumen de este comercio fue espectacular hasta el punto de que en el llamado Monte Testaccio, en la ciudad de Roma, se formó este montículo artificial mayoritariamente de ánforas procedentes de la Bética. 116 Bibliografía Mesado, Gil Cabrera y Rufino, 1991 Fernández Izquierdo, Wagner y Ramos, 1991 Ánfora de aceite. cuerpo globular, paredes gruesas y cuello y pivote corto. Tipo Dressel 20. Cronología: siglo II y III d. C. Ánfora de salazones Dressel 7-11, Borde exvasado y moldurado, Proceden del yacimiento del Calamó, Burriana. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 117 LÁPIDA FUNERARIA ROMANA En el mundo romano las inscripciones funerarias son el documento con testimonios escritos más importante que trata el tema de la muerte. Los romanos colocaban las tumbas a los lados de los principales caminos, en las cercanías de las ciudades, donde los transeúntes podían contemplarlas y admirarlas. El entierro de un romano se caracterizaba por la solemnidad del ritual y se celebraba públicamente, ya que estaban concebidos para que los difuntos fueran recordados por los vivos. Existían dos tipos de sepultura, la incineración o cremación del cadáver para después depositar sus cenizas en una urna, y la inhumación (de humus, tierra), que se generalizó durante el siglo ii. A partir de este siglo y durante el iii, el rito de la cremación fue cediendo ante la moda, cada vez más extendida, de enterrar inhumado el cadáver. Estos enterramientos llevaban una estela funeraria, ara, cipo, cartela o tabula ansata como señal exterior y en ella un epitafio, que se solía encabezar con las palabras «Dis Manibus» que hacían alusión a los dioses que debían proteger en la otra vida al difunto. Luego se ponía el nombre del fallecido, la filiación, la tribu, la edad a través de la fórmula «annorum», «vixit annos» o «annis», condición, profesión, méritos y glorias del difunto, el nombre de la persona que costeaba la inscripción y su relación con el difunto. Los hay breves y extensos, poéticos y narrativos. Podía finalizar con la fórmula «hic situs est», o esta otra, «sit tibi terra levis» (que la tierra te sea ligera), con la cual se deseaba al muerto paz en su tumba. En este epígrafe no aparece ninguna alusión a la muerte, muy común en otras inscripciones, tampoco aparece ninguna expresión afectuosa con el difunto, como queridísimo o «marito optimo fecit», ni termina con fórmulas de despedida. Es por tanto un epitafio breve, pero hay que tener en cuenta que muchas inscripciones romanas eran así. En este curioso epitafio el campo epigráfico está delimitado por una ranura y tiene forma de tabula ansata, es decir, con asas laterales trapezoidales. La parte superior de la inscripción sepulcral es un frontón truncado. La traducción que propone el epigrafista J. Corell es la siguiente: D(is) M(anibus) C(aius) Anton(ius) Le o Pardae uxori 118 A los dioses Manes Cayo Antonio Leo a Parda su mujer Bibliografía Corell, 2002 Fletcher y Alcácer, 1956 Járrega, 2011 Mesado, Gil Cabrera y Rufino, 1991 Ripollès, 1976 Sarthou, 1912 Utrilla, 1963 Ventura Rius, 1999 En el término de Les Alqueries se halló un epígrafe funerario dedicado por Caius Antonius Leo a su mujer Parda. Placa de mármol de Buixcarró, la cara anterior está pulida y la posterior alisada. Está fragmentada en el ángulo inferior derecho. Dimensiones: 46 x 32 x 5 cm. Cronología: Siglos II y III d. C. En el museo se expone esta estela funeraria romana junto a otras inscripciones aparecidas en Burriana. Una de ellas fue hallada en la partida de Cap de Terme y parece estar dedicada a Cornelia Nige [lla?]. La segunda inscripción está desaparecida y fue dedicada a una cierta Redempta. Otra inscripción se halló reutilizada en una torre situada entre L’Alter de Vinarragell y el mar y está dedicada por Lupinus a su madre y a su hermana Sicilia y Onesima. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 119 ENTALLE QUE REPRESENTA LA FIGURA DE MARTE El dios Marte es representado caminando sobre la punta de los pies hacia la izquierda. La cabeza y las piernas están de perfil, mientras que el resto del cuerpo ligeramente girado hacia la derecha. En el tórax aparecen cuatro abultamientos correspondientes a las costillas. Lleva un trofeo hacia atrás, apoyado en el hombro derecho y en la mano izquierda una lanza tirada hacia delante. Aparece desnudo con una pequeña pieza de tela alrededor de la cintura a modo de subligaculum. En la cabeza lleva casco con cimera. El tipo de Marte representado en este entalle es uno de los más populares dentro de la glíptica romana. Identificado con Mars Juvenis, dios imberbe y con casco vestido con un subligaculum, también se ha interpretado como Mars Gradivus, Mars Tropaiphoros o como una variante de Mars Ultor. 120 Bibliografía Benedito, 2015 Vicent Cavaller y Casal García, 1977 Vicent Cavaller, 1979 Entalle de forma ovalada de jaspe rojo para ser engastado en un anillo y ser utilizado como sello, que representa a Marte con lanza y trofeo. Dimensiones: 11 x 7,1 x 2,7 mm, la cara superior es plana, el reverso convexo y los bordes biselados. Procede de la Muntanyeta de Santa Bàrbara (la Vilavella). Está fechado en el siglo II y primera mitad del siglo III. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 121 ESTATUILLA DEL DIOS MERCURIO Bronce de larario doméstico que representa al dios Hermes-Mercurio con clámide sobre el hombro. Es una de las mejores representaciones de Mercurio que existen en la Península Ibérica. Mercurio es el dios romano asimilado al Hermes griego y aparece como un joven imberbe, totalmente desnudo, atlético, erguido, con clámide sobre el hombro que cubre parte de su cuerpo. El peso descansa sobre la pierna derecha, posición de armoniosa belleza. Lleva chlamys o tela caída enrollada al brazo, caduceus o caduceo en su mano izquierda, bastón o cayado hoy desaparecido que ha sido sustituido por otro de oro, y en la mano derecha sostiene el marsupium o bolsa de dinero que Mercurio solía llevar para las transacciones comerciales. Calza crepidae o sandalias aladas y porta un petasos, sombrero redondo típico de los viajeros griegos. Bibliografía Se trata de una estatuilla de bronce que podemos relacionar con los lararios y el culto privado a los dioses protectores de la casa. Los Lares suelen hallarse en los altares domésticos junto a otras deidades como Fortuna, Hércules y el propio Mercurio, mientras que otras divinidades también fueron objeto de devoción particular, como Júpiter, Minerva o Venus. Rodá, 1990 La representación de Mercurio con clámide sobre hombro posiblemente es la variante de la que se poseen más ejemplares. Se extiende no solo por la península, sino que se han localizado otros ejemplares a nivel continental. De menor tamaño es el Mercurio del larario de la villa romana de Vilauba, depositada en el Museu Arqueològic Comarcal de Banyoles. Procedente de la colección Miró, en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid se encuentra el denominado Mercurio de Zulema, hallado en la pedanía de Zulema, Alcalá del Júcar, hoy depositado en el Museo Arqueológico de Albacete. Y dentro del mismo grupo también está el Mercurio de Altamira (Pontevedra) encontrado en el Castro de Altamira en Taboexa, el Mercurio del Villar del Barrio, depositado en el Museo Provincial de Ourense y el Mercurio de El Villar de Coy depositado en el Museo Arqueológico de Lorca. 122 Abad, 1985 y 1987 Arasa, 1987 Baratta, 2001 Benedito, 2015 Fernández Uriel, 2007 Jiménez, 1994 y 2003 Llobregat, 1980 Mesado, Gil Cabrera y Rufino, 1991 Mesado, 1971 Utrilla, 1968 Pequeña estatuilla de bronce que representa a al dios Hermes-Mercurio. Procede del yacimiento de L’Alter de Xilxes. El bronce está fundido a la cera perdida. Mide 216 mm y se ha fechado entre los siglos I y II d. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 123 CUBILETE DE VIDRIO DE SANT GREGORI Este tipo de vaso forma parte de los servicios de mesa de lujo a finales del siglo i y en el siglo ii y debió de ser de los más costosos. El vidrio en este periodo había pasado a convertirse en un objeto habitual en la domus romana. Surgen en todo el Imperio numerosos tipos, como cuencos con acanaladuras, botellas cuadradas o cuencos con costillas. Bibliografía Hacia el segundo tercio del siglo i aparece el vidrio soplado a molde y durante el siglo ii se impone un tipo de decoración que imita a los vasos metálicos repujados. De esta época son características las aplicaciones en hilos de vidrio y las incisiones, como en el vaso de Sant Gregori. El vidrio pulido y esmerilado o abrillantado se reservó para las piezas más lujosas, que muestran colores variados, texturas y formas, hasta llegar a convertirse en el material suntuario por excelencia. Llegó a sustituir piezas de vajilla e incluso en algunos lugares alcanzó una predilección superior a la del oro. Ferrer, Melchor y Benedito, 2013 Los investigadores apuntan a un origen sirio para estos recipientes aunque también pudieron fabricarse en el norte de Italia. Desde allí las exportaciones llegarían a todos los sectores del Imperio. A partir del gobierno de Tiberio aparecen piezas de vidrio soplado en Tarraco, Caesaraugusta y Augusta Emerita, sobre todo durante la dinastía Julio-Claudia. En la península se han localizado fábricas de vidrio en la Bética y la Tarraconense desde la segunda mitad del siglo i d. C., probablemente como expansión de los centros ya existentes en el norte de Italia. Se han encontrado restos en la ciudad romana de Valentia, Tarraco, Augusta Emerita, Augustobriga, Calahorra, Celsa, Torre Llauder, Can Rafart (Mataró), Tortosa, L’Olleria (Valencia), etc. 124 Almagro Gorbea y Alonso Cereza, 2009 Alonso Cereza, 2005 Benedito, 2015 Sánchez del Prado, 1984 y 2008 Vaso cubilete de vidrio, procedente de la villa romana de Sant Gregori, Burriana, que descansa sobre un pie anular, con una elaborada decoración con líneas talladas y losanges o facetas romboidales realizadas con hilos finos de vidrio en relieve. Está elaborado por la técnica del soplado a molde. El cuerpo presenta un perfil convexo, la boca aparece exvasada con borde fino al exterior. Forma Isings 32. El vidrio se caracteriza por tener una tonalidad azulada y por ser de muy buena calidad, ya que el afinado es perfecto. Diámetro del borde de 6 cm; diámetro de la base de 4,2 cm y altura de 8,7 cm. Cronología: siglos I y II d. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 125 AMULETUM DE ÉPOCA ROMANA Los pequeños amuletos fálicos son una de las piezas más fácilmente reconocibles como amuletos romanos de todas las que se exponen en los museos. En época romana se generalizó su uso como objetos protectores para la persona que los llevara. Lejos de una intencionalidad erótica, todos los ciudadanos podían recibir el mal de ojo (oculus malignus o inuidus), la forma de denominar el daño provocado por la mirada de algunos seres, pero los portadores de estos amuletos fueron sobre todo ancianos, mujeres y niños, ya que eran los más débiles y receptivos del encantamiento (fascinum). Los romanos eran muy supersticiosos y temían el mal de ojo más que a la misma muerte. Las naturalezas profilácticas y fálico-apotropaicas de diversas divinidades como Pan, Silvano, Fauno y Priapo también se representaron en pequeños amuletos que se colgaban alrededor del cuello por medio de una anilla. Su virtud principal era la de proteger contra el fascinum o fascinación, pero también era símbolo de fecundidad fuera de la naturaleza. El signo de la higa tenía connotaciones sexuales, para el poeta Ovidio simboliza el coito, de hecho vendría a representar los órganos sexuales femeninos, el pulgar representa el pene introducido entre los labios vaginales, otorgándole unas propiedades protectoras contra todo tipo de males. Pero la reproducción de falos en la antigüedad romana iba más allá de la mera exhibición en los amuletos, se buscaba una protección contra todo tipo de influencias perniciosas cuando el falo aparecía en recipientes cerámicos, en las murallas y termas de las ciudades y en las esquinas, puertas y balcones de las casas. Por otro lado, algunas piezas con formas fálicas estaban concebidas para girar sobre su propio eje, como el ejemplar de la exposición. Algunos de ellos se han concebido como juegos sexuales. 126 Bibliografía Aurrecoechea, 2007 Benedito, 2015 Bishop, 1988 Del Hoyo y Vázquez, 1994 López y Delaporte, 2005 López Velasco, 2007-2008 Pozo, 2002 Colgante-amuleto fálico de bronce. Procede de la Regenta, Burriana. El pene está representado visto de perfil, en estado eréctil y con testículos. En el otro extremo hay un puño haciendo el signo de la higa, el gesto del dedo pulgar de la mano derecha introducido entre el índice y el corazón, o quizá una mano impúdica. Las dos partes se unen en un punto central con decoración incisa que simula el vello púbico. El ejemplar tiene una perforación de 6 mm en el centro. Dimensiones: 71 mm de longitud, 12 mm de anchura y 12 de altura. Cronología: siglos I y II d. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 127 EL INSTRUMENTAL DE PESCA DE ÉPOCA ROMANA Tradicionalmente, los hallazgos sobre actividades pesqueras de época romana en la provincia de Castellón han sido muy escasos. Sin embargo, en Sant Gregori este tipo de instrumental de bronce está muy bien representado, las enormes posibilidades de explotación que ofrecía la costa de Burriana, sin duda, potenció el consumo de pescado y lógicamente su captura y procesamiento. Respecto a los sistemas de captura de peces, los aparejos que se han hallado en el yacimiento nos permiten hablar, en primer lugar, de anzuelos (hamus), de tamaño y grosor variable dependiendo del tipo de captura que se quería realizar. Estos se liaban con un hilo y podían presentar un solo gancho, dos o cuatro, estos últimos para grandes peces. Todos tenían forma de U, en cuyo extremo había una prolongación en forma de pedúnculo para evitar que el pez se desenganchara. La utilización de anzuelos implicaba diversas variedades de pesca, siendo la más conocida el empleo de la caña. Las lanzaderas parecen evidenciar el empleo de redes, son unas varillas alargadas, con forma de horquilla en los extremos, empleadas para la recogida del sedal. Se pasaba la lanzadera a través de la trama, de izquierda a derecha y viceversa, y de esta forma se trenzaba la red. El iaculum consistía en una pequeña red arrojadiza o esparavel que se lanzaba al mar y que se iba hundiendo gracias a los elementos metálicos del que estaba provisto. La sagena verriculum o tragula era en una red de arrastre. La hypoché o red de mano, similar a un cazamariposas, permitía recoger pequeños peces, ostras, erizos o esponjas en la orilla. Los pesos o lastres de las redes eran de piedra o cerámica, aunque también usaban pequeñas láminas enrolladas de plomo, de las cuales salieron a la luz numerosos ejemplares en la excavación. Las agujas de cosido de las redes de pesca eran fabricadas en bronce. Presentaban un largo cuerpo y una cabeza plana con un agujero. Otras posibilidades de captura las ofrece la nasa (nassa), una jaula fabricada en mimbre o esparto que se depositaba en el fondo acuático en las zonas fluviales o de estuario. En ella se introducía un cebo para el pez, el cual quedaba encerrado en el interior. En la captura nocturna de peces de tamaño medio y grande eran empleados principalmente los arpones (harpago) o tridentes (tridens o fuscina). 128 Bibliografía Gracia Alonso, 1981 Ferrer, Melchor y Benedito, 2013 Martínez Maganto, 1992 Melchor, 2013 Colección de aparejos y artes de pesca metálicos: anzuelos, arpones, lanzadera y agujas para coser redes. Junto a estos instrumentos se ha encontrado gran cantidad de pesas de plomo y cerámica usadas en la pesca con red, y partes de trampas fijas o nasas. Proceden del yacimiento de Sant Gregori, Burriana. Cronología: siglos I y II d. C. (piezas inéditas). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 129 CEPO DE ANCLA ROMANA A comienzos del siglo xx, salieron a la luz cerca de la costa, recuperados de los fondos marinos de Burriana, algunos cepos de ancla de plomo. Algunas veces estos cepos se marcaban con los nombres de los navicularii (armadores), como el encontrado en Sagunto con el sello Gemini, familia preminente en la sociedad saguntina. El cepo de la exposición fue recuperado en el litoral de Burriana. Cotejándolo con otros cepos hallados en la zona, podemos considerarlo como de tamaño medio, lo cual nos hace presuponer que pertenecía también a una nave de mediano porte. Averiguar por qué se perdió esta pieza de la navegación y quizás también su nave es todavía un enigma. El tipo de ancla que se ha encontrado en el Mediterráneo desde el siglo ii a. C. está hecha de madera, con el cepo de plomo. Sobre las partes principales que componen el ancla, en la parte superior estaría el arganeo, que podía ser por argolla, cabo, o bien por orificio que se practicaba en la misma caña. Algo más abajo del arganeo y atravesando la caña del ancla se hallaría el cepo. El cepo consiste en la pieza de plomo que adaptada a la caña del ancla sirve para obligar a una de las uñas a clavarse en el fondo marino. La caña y los brazos de las anclas romanas eran de madera, el cepo era de plomo, mientras que el remate de las uñas y los zunchos, por regla general, eran de hierro. 130 Bibliografía Mesado, Gil y Rufino, 1991 Fernández Izquierdo, Wagner y Ramos, 1991 Cepo completo de plomo de ancla con anillo central atravesado por un asa de sujeción para el asta de madera. Procede del Calamó, Burriana. Dimensiones: 99 cm de largo, 17,5 de alto y 13,5 de ancho. 80 kg de peso. Época romana, siglo I d. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 131 MORTARIUM CON SELLO DE ALFARERO El mortero o mortarium es uno de los recipientes más característicos de la cocina romana. Se utilizaba para el triturado de alimentos sólidos y para la preparación de salsas. Los granos de mineral sobresalen en la superficie interior para facilitar el triturado del alimento. Si leemos al gastrónomo romano Marco Gavio Apicio, autor de De re coquinaria, la cocina romana no se entiende sin la presencia de salsas y probablemente el mortero de cerámica, como este, era uno de los envases en los que se elaboraban. La mano de mortero (pistillum) permitía triturar y mezclar cereales, carnes, verduras y sobre todo hierbas aromáticas y especias, muy utilizadas en la cocina romana. Una vez los ingredientes se habían triturado se procedía a incorporar aceite, vinagre, vino o garum, que era una famosa salsa de pescado. Se trata de un recipiente con paredes gruesas, perfil troncocónico al exterior y cóncavo al interior. El fondo no se conserva en uno de los ejemplares pero probablemente era plano. Este mortero dispone de un borde ancho vuelto hacia afuera, el alerón, que permitía coger con firmeza la vasija mientras se realizaba la preparación del plato. El alerón dispone de un apéndice, la vertedera, idónea para realizar el vertido de los alimentos triturados en el interior del envase. Sobre el borde del mortero y perpendicular a él, a un lado del pico vertedor lleva dos inscripciones realizadas con un sello rectangular. Aparecen incompletas, en dos líneas y con letras capitales romanas: statiae volutia priscus. Estos morteros son de importación centroitálica y la aparición en la costa de Castellón demuestra que eran muy estimados en este sector del Imperio. El sello de estos envases se puede considerar como una forma de controlar la labor de almacenaje y distribución, aunque no todos los ejemplares lo llevaban. Los talleres (figlinae) en los que se fabricaban los morteros se destinaban principalmente a la producción de material constructivo, ladrillos y tejas. Los morteros, acompañados de otras mercancías, generalmente vino o aceite, se difundieron por todo el Imperio a través del comercio marítimo. Este es un tipo que con pequeñas variantes morfológicas se encuentra muy extendido por toda la Península Ibérica. Se han encontrado mortaria en la Alcudia (Elche), Varea (Logroño), Tolegassos (Viladamat), Lucus Augusti (Lugo), Tiermes, Cástulo (Linares), Castro do Chao de Sanmartín (Asturias), campamento de Cidadela (Sobrado), Conimbriga (Portugal), etc. 132 Bibliografía Doval Galán, 1997 Fernández Izquierdo, Wagner y Ramos, 1991 Luezas Pascual, 1999 Pérez González y Fernández Ibáñez, 1989 Sánchez, 2005 Mortero de alerón, tipo Cap Dramont D 2, con la superficie interior granulosa cubierta con un engobe de color naranja. Procede del pecio de Benafeli que naufragó en la costa de Almassora. Pasta muy dura de color ocre-rojizo. El desgrasante es de granos de cuarzo de tamaño grande y minerales de origen volcánico de tamaño mediano. Dimensiones: diámetro del borde de 44,5 cm, altura de 13 cm. Cronología: Siglo I d. C. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 133 EPITAFIO ÁRABE El interés de la estela deriva más de la escasez de restos del periodo almorávide que se conservan en el museo que del contenido del epitafio. La forma trapezoidal de la inscripción y el espacio en blanco al final de la pieza nos muestran que se trata de una lápida que se clavaba en tierra para señalizar la cabecera de la sepultura (denominada šahidat), que se colocaba verticalmente. Los ejemplares más antiguos de la península pertenecían a este tipo de estelas, las cuales, se siguieron utilizando, junto a otros tipos, hasta los últimos años del dominio islámico en Al-Andalus. Se trata de una ru’ãsiyya, que significa cabecera, en la que se solía ubicar el texto del epitafio, que en nuestro ejemplar se desarrolla en seis líneas de escritura árabe del tipo cúfica, tipo que era muy frecuente en los enterramientos rurales. Respecto al lugar del hallazgo, no se puede establecer el lugar exacto donde apareció. Pertenecía a la colección de Joaquín Peris Fuentes, quien la donó al museo. Está claro que es un epitafio de un hombre, su nombre no se conserva pero sabemos que murió el año 1014, es decir, el momento en que el Califato de Córdoba desapareció y comenzó el periodo denominado de taifas. La inscripción comenzaba con la doxología «En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso», que era una fórmula introductoria obligada. Seguiría la expresión «esta es la tumba de» y el nombre del difunto; a continuación, venía la indicación «murió» que ya se conserva en la línea 1. Este epitafio es testimonio de la arabización de las zonas campesinas valencianas a inicio del siglo xi. La traducción que propone la arabista Carmen Barceló es la siguiente: … murió un jueves del mes de Dû-l-Qa’da de cuatrocientos cuatro [= 6-27 mayo 1014] Dios tenga misericordia de él y se apiade de aquel que pida para él la misericordia 134 Bibliografía Barceló, 1984 Barceló, 1991 Martínez Nuñez, 1996 Mesado, Gil Cabrera y Rufino, 1991 Estela de gres blanco, de forma trapezoidal, partida en la parte superior. La inscripción está incompleta, los lados superior y derecho se hallan muy deteriorados. Encontrada a principio del siglo XX, probablemente en el término de Cabanes o Benicàssim. Dimensiones: 43,5 cm de altura, 29-10 cm de anchura, 8 cm de grosor. Cronología: año 1014. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 135 LA CERÁMICA ANDALUSÍ DE BURRIANA La cerámica es uno de los capítulos más importantes de las artes suntuarias islámicas, con una extensa variedad de técnicas decorativas. En este caso, se trata de un grupo de características plenamente almohades, periodo en el que se observa un gran desarrollo de las producciones cerámicas que se traduce en una cantidad de hallazgos cualitativamente mayor en las excavaciones de la ciudad. Constituye uno de los conjuntos cerámicos almohades más interesantes hallados en la comarca de la Plana Baixa. Hay que subrayar el excelente estado de conservación de este material, la cerámica presenta una buena manufactura, siempre a torno y un repertorio formal y decorativo muy rico. Se observa un perfecto torneado en las jarritas decoradas con esgrafiado y manganeso así como en los jarritos. En estas jarritas se aumenta la calidad decorativa incorporando la cuerda seca, esgrafiado, junto con decoraciones en las que complejos temas geométricos o epigráficos se hacen frecuentes. Las piezas sin vidriar, simplemente bizcochadas o juagueteadas, son las más frecuentes, pero junto a cerámicas realizadas a torneta y otras con un torneado rápido y poco cuidado, existen otras formas como las jarritas de paredes finas y algunos ataifores sin vidriar que manifiestan una alta calidad técnica. Las piezas de cocina, como son los anafres y las ollas, están elaboradas con una arcilla refractaria. En la cerámica pintada sobre bizcocho, los colores utilizados son negro o rojo aplicados con pincel o con los dedos. Esta decoración está relegada a piezas de uso cotidiano vinculadas al transporte y almacenamiento de agua y a algunos tipos de ollas. La decoración incisa está realizada mediante una punta, fina, o a cuchillo, aparece sola o acompañada de escisión más profunda o estampillado. Suele tratarse de bandas onduladas, incisiones múltiples y sogueados. La decoración excisa suele emplearse para delimitar o rellenar espacios en piezas decoradas con otras técnicas. En los motivos impresos la forma más reproducida es el estampillado. Respecto a la cerámica con aplicaciones, adoptan sobre todo cordones, cordoncitos o bandas que se añaden a la pared del recipiente. La cuerda seca parcial combina vidriados de diversos colores separados por una fina línea sin vedrío de cerámica bizcochada o de pintura de manganeso. 136 Bibliografía Claramonte y Benedito, 2011 Martínez Caviró, 1991 Melchor, 2011 y 2013 La excavación arqueológica del solar de la calle Mayor, 26 esquina calle Forn de la Vila, de Burriana, ha proporcionado un interesante conjunto cerámico que recoge la práctica totalidad de las formas cerámicas propias del periodo almohade: jarritas, tazas, jarras, botellas con pitorro vertedor, ollas y cazuelas, tapaderas, ataifores vidriados y pintados con chorreones de manganeso, braseros con pared gallonada, anafres o fogones con parrilla cupular y una larga lista que muestra la diversidad de los hallazgos. Cronología: finales del siglo XII y primera mitad del siglo XIII. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 137 JARRITA ALMOHADE CON DECORACIÓN ESGRAFIADA En época almohade entre la cerámica de mesa destaca por su belleza la jarrita, un recipiente de gran calidad destinado al servicio de agua o líquidos. Esta jarrita tiene una rica decoración esgrafiada y pintada en la superficie exterior y signos epigráficos pintados en el interior. La ornamentación se desarrolla en casi la totalidad de la pieza; la superficie del cuello y del cuerpo está recubierta de un complejo programa ornamental con un fuerte sentido apotropaico recogido en la epigrafía y en el cordón de la última banda. El cuello está recorrido por tres bandas con motivos epigráficos entre los que se distribuye una exquisita decoración a base de ataurique. El cuerpo está ornamentado por dos bandas más. El cordón de la eternidad está representado en la última de ellas y enmarcado por otra banda pintada en negro. Es un elemento simbólico de carácter religioso que se utiliza para evocar al Paraíso, haciendo referencia a la idea coránica de atar el bien o el mal. En el interior se han trazado temas epigráficos en estilo cúfico, difíciles de leer pues se hallan incompletos, que se han interpretado como leyendas eulógicas. Las eulogias más comunes representadas en cerámica islámica del siglo xiii son «al-‘izza li-llah» (la gloria es de Allah), o mejor, «al-‘izza» (la gloria). Son también habituales las palabras «Allah» (Dios), «Al-‘izza» (la gloria), «Kamila» (completa), «Salima» (universal), «Al-yumm» (la felicidad), «wa-l-iqbal» (la prosperidad), «Al-baraka» (la bendición) «Al-salama» (salud y saludo), «Afiya»(bienestar). Las jarritas almohades con decoración esgrafiada han aparecido en Castellón, Valencia, Alicante, Mallorca, Málaga, Murcia, Almería, etc. 138 Bibliografía Claramonte y Benedito, 2011 Crespo Pascual, 2001 Martínez y Ponce, 2009 Melchor, 2011 Navarro, 1986 Pujante y Gallardo, 2004 Esta jarrita fue encontrada en las excavaciones de la nueva Casa Abadía de Burriana. Tiene cuerpo de tendencia globular, pie anular pequeño y dos asitas afrontadas. El borde sigue la dirección de la pared, con labio apuntado y cuello alto troncocónico invertido. Se ha elaborado con pasta clara de tonalidad ocre-blancuzca. Dimensiones: diámetro del borde de 7 cm, diámetro de la base de 4 cm, altura de 14,2 cm. Está fechada en la primera mitad del siglo XIII. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 139 JARRITA ALMOHADE CON DECORACIÓN PINTADA, ESGRAFIADA Y CUERDA SECA Son muchos los materiales arqueológicos provenientes de la Burriana islámica que se conservan en el museo. Numerosas cerámicas almohades salieron a la luz en los rellenos de colmatación tanto de las fosas como de los silos del solar de la calle mayor 26, que deben ponerse en relación con las prácticas agrarias de la época. La forma del borde de esta jarrita es abierta, con labio biselado, cuello bajo con un ligero éntasis y cuerpo carenado. La forma de la base varía de las otras, en este caso dispondría de una estrecha base con peana que ya no se conserva, a la que superpone en el cuerpo un saliente para sujetarla a un reposadero. La presencia de esta moldura facilitaría el acople de las jarritas en las torres de los reposaderos. En cuanto a la decoración presenta en el cuello, hombro y cuerpo diversos motivos geométricos pintados con óxido de manganeso que están enmarcados por bandas de cuerda seca parcial. En el cuello la técnica del esgrafiado, unas líneas horizontales delimitan bandas, rellenas de inscripciones de difícil lectura. En la panza otros temas epigráficos pintados con óxido de manganeso, seguramente la eulogia «al-yumn» (la felicidad), que se combina con motivos lineales y espirales. Se ha encontrado cerámica esgrafiada y combinada con cuerda seca parcial desde Castellón hasta Cádiz, así como en las Islas Baleares, Murcia y Alicante. Una jarrita de forma similar a esta se conserva en el Museo de Málaga y otra en el Museo Arqueológico de Estepona. 140 Bibliografía Claramonte y Benedito, 2011 Crespo Pascual, 2001 Melchor, 2011 Esta otra jarrita almohade procede de la excavación del solar de la calle Mayor, 26 esquina calle Forn de la Vila, de Burriana. Tiene dos asas, de bastante vuelo, que van de la mitad de la pared del cuerpo a la del cuello y peana anular, que no se conserva y que estaría separado del cuerpo por una moldura baja. La pasta es de textura bizcochada de color blanco con incrustaciones minerales y un baño de engobe. Dimensiones: diámetro del borde de 9 cm; altura conservada de 11,5 cm. Cronología: siglos XII y XIII. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 141 TINAJA ALMOHADE CON LETRAS CÚFICAS Esta tinaja se destinaría a la contención de agua, para lo cual precisaría de un segundo elemento cerámico que serviría como filtro. El agua, una vez vertida por la boca al interior de la tinaja, iría rezumando al exterior a través de las paredes y la base del recipiente, por lo que a su vez el agua se iría decantando al depositar en la base las impurezas que arrastrara con ella. La pieza complementaria a la tinaja, ubicada debajo de la misma, recogería el agua ya filtrada y a través de un caño la depositaría en un jarro. Bibliografía Álvaro Zamora, 2007 Barrachina Ibáñez, 2005 Cano Montoro, 2009 Claramonte y Benedito, 2011 Flores, Muñoz y Lirola, 1999 Melchor 2011 La cerámica presenta una pasta poco decantada predominando los desgrasantes gruesos. La decoración aparece en una única pieza y se trata de motivos estampillados con letras cúficas. Este fragmento formaría parte de una tinaja de base plana, cuerpo globular y cuello alto y estrecho que tiende a exvasarse ligeramente hasta llegar a un borde con labio vuelto. La evolución de la técnica decorativa que se da en época almohade muestra en esta pieza una solución singular, combinando la cuerda seca parcial con las decoraciones estampilladas e incisas. La estampilla epigráfica está realizada con caracteres cúficos. La inscripción repite una de las leyendas más comunes en la epigrafía almohade, tal como es «al-Tawfiq» (la asistencia divina, el éxito que da dios, la ayuda, la prosperidad, la suerte). Se podría traducir por «la buena estrella», en relación con el símbolo (la estrella de seis puntas) que le acompaña en este caso. Aparece en el Corán en dos aleyas: IV, 62 y XI, 88; en esta última se dice: «... Mi éxito no depende sino de Dios. En Él confío y a Él me vuelvo arrepentido». Otras inscripciones que aparecen con bastante frecuencia en este tipo de recipientes son «al-mulk» (el poder es de Dios) y «baraka» (bendición). Son numerosos los ejemplos de tinajas de gran formato con profusa decoración estampillada con motivos geométricos, vegetales, epigráficos, arquitectónicos, apotropaicos y zoomorfos, que se reparten por todo el territorio peninsular para época almohade. Se han encontrado otros fragmentos en Segorbe, Cádiz, Priego de Córdoba, Carrión de Calatrava (Ciudad Real), Jerez de la Frontera, Guájares (Granada), Córdoba, Mértola y Silves (Portugal), etc. 142 Fragmento de tinaja decorada con estampillas que proviene de la excavación de la nueva Casa Abadía de Burriana. Dimensiones: Altura conservada 15 cm, ancho conservado 17,5 cm. Está fechada en la segunda mitad del siglo XII y primera mitad del siglo XIII. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 143 TINAJA ANDALUSÍ DEL PALAU La época andalusí tiene en la tinaja una de sus cerámicas más características. Las tinajas son recipientes cerámicos de gran tamaño generalmente sin vidriar, simplemente bizcochadas, que por tanto no han sufrido más que una cochura, aunque en ocasiones, y como hemos visto en el catálogo, presentan una rica decoración estampillada. De formas y capacidades diferentes se destinaban a la contención de líquidos, como aceite, agua, y también sólidos como cereales. De factura muy diversa, en ocasiones las tinajas se encontraban enterradas en el interior de las viviendas con la boca a ras del suelo. Debieron de ser muy abundantes en la alquería del Palau, localizada en la parte de arriba de Burriana junto al río Seco, dado la gran cantidad de fragmentos encontrados durante las excavaciones arqueológicas. El Palau en época árabe era conocida con el nombre de Beniham y, según aparece reflejado en la documentación, en marzo de 1320 pasó de la orden del Hospital a la de Montesa. Desde el siglo xvi se conoce con el nombre de Palau o Palamarinar. 144 Bibliografía Melchor y Benedito, 2003 Melchor, 2011 y 2013 Tinaja de mediano tamaño, con borde saliente y decoración incisa en el labio, cuello cilíndrico corto con acanalados, cuerpo de tendencia elipsoide vertical con la superficie espatulada, base plana que no se conserva, dos asas planas y pitorro vertedor en la zona inferior. Proviene del yacimiento del Palau, Burriana. Pasta beigeanaranjada, desgrasante grueso. Dimensiones: diámetro del borde de 21,05 cm; altura conservada de 42 cm. Cronología: siglos XI-XII (pieza inédita). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 145 JARRITA DE CUERDA SECA PARCIAL CON INSCRIPCIÓN «AL-MULK» Esta pequeña jarrita, a la que le falta el pie anular, dispone de dos asas verticales que van desde el cuello a la panza. La técnica de la cuerda seca parcial se ha aplicado antes de cocer la pieza. Se trazan los contornos del dibujo con materia grasa o manganeso puro y el interior se rellena con barniz vitrificante de color verde claro. Una vez cocida, esta materia se ha quemado y los contornos quedan sin vitrificar ofreciendo ese característico aspecto que recuerda el esmalte de los metales. Esta técnica aparece por vez primera a finales del siglo x y fue fabricada en diferentes lugares del califato Omeya de Córdoba. Respecto a la composición de la decoración, el cuello está recorrido por dos bandas, con motivos epigráficos en la primera de ellas. La inscripción repite la leyenda «al-mulk» (la Autoridad, el Dominio, el poder pertenece a Dios o el Reino para Dios), uno de los mensajes religiosos más recurrentes que decoran las cerámicas de Al-Andalus, aunque cualquier soporte era bueno para transmitir los textos coránicos y difundir el mensaje de Dios en todos los ámbitos de la vida andalusí. Reducida a la expresión «al-mulk», son las primeras letras de la eulogia «al mulk li-llah», que aparece en el título de la Sura LXVII. Si seguimos el perfil de las letras, dibujadas en un cúfico lineal simple, observamos que las astas y los ápices superiores del artículo se funden en un grueso y solo trazo. El cuerpo de la jarrita está decorado con dos bandas más, una ornamentación ajedrezada con cuadros del mismo color en la parte superior y una faja de decoración floral y geométrica en la inferior, rasgos que revestían estas jarritas de una gran carga simbólica. 146 Bibliografía Claramonte y Benedito, 2011 Melchor, 2011 Jarrita decorada con la técnica de cuerda seca parcial procedente de las excavaciones del antiguo Ayuntamiento de Burriana, del año 1991. Tiene el borde recto, el cuello ligeramente ovalado, con la panza abombada y carece de base. Diámetro del borde de 9,5 cm; altura conservada de 18 cm. Cronología: siglos XI-XII (pieza inédita). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 147 CAZUELA DE BARRO La cazuela es uno de los recipientes básicos en la cocina andalusí, más ancho que alto, en ocasiones con asas y acompañado de una tapadera, su variedad morfológica responde a las distintas formas que se tenía en época almohade de preparar el alimento. Este ejemplar salió a la luz en las excavaciones de la calle Mayor, 26, esquina calle Forn de la Vila, de la localidad de Burriana, en el interior de un silo de almacenamiento de grano. Los siglos xii y xiii representan una disminución en la variedad formal de las producciones cerámicas de cocina. Los perfiles típicos de este siglo son casi exclusivamente de base plana, como en esta pieza, aunque algunos recipientes presentan una decoración más elaborada como las cazuelas denominadas de costillas. Sin embargo, como podemos ver en otras fichas del catálogo, el repertorio de formas para la época almohade es grande: tapaderas, ataifores, braseros, ollas, jarritos, jarros, tinajas, anafres o fogones, etc. 148 Bibliografía Melchor, Benedito y Pasíes, 2011 Cazuela de barro vidriada al interior con barniz de tonalidad melada, sin asas, con base plana y borde en ala. La pasta es de color rojizo y el desgrasante medio y grueso. Las cáscaras de huevo se encontraron en el interior de este recipiente cerámico. Diámetro del borde de 29 cm; diámetro de la base de 28 cm; altura de 16 cm. Cronología: siglos XII y XIII (pieza inédita). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 149 ESCULTURA ARQUITECTÓNICA PROCEDENTE DE LA TORRETA, EN ARTANA Bibliografía Esta pieza es una de las más singulares de los fondos históricos del museo. Muestra una piedra esculpida que tradicionalmente se ha interpretado como una figura humana representada muy esquemáticamente de época eneolítica. Esteve, 2000 A raíz de un proyecto de investigación desarrollado desde el Departamento de Historia, Geografía y Arte de la Universitat Jaume I, han surgido nuevas posibilidades de interpretación de la pieza. En primer lugar, debemos considerar que su descubrimiento se realizó en un nuevo yacimiento hispanomusulmán que se ha catalogado en Artana, la Torreta. Respecto a la morfología de la misma no se han documentado paralelos razonables fechados en contextos prehistóricos. Mesado, Gil Cabrera y Rufino, 1991 Junto a esta escultura, se encuentran depositados en los almacenes del museo de Burriana otros cinco fragmentos de toba calcárea, en su totalidad procedentes de yacimientos musulmanes. El primero de ellos apareció en un contexto de hábitat, concretamente entre los restos de una vivienda en el yacimiento del Palau; los otros cuatro tienen un contexto funerario, pues formaban parte de la cubierta de unas fosas de enterramiento en el yacimiento de la necrópolis de Calatrava. En estos momentos se está trabajando en la posibilidad de que en realidad nos encontremos ante una escultura arquitectónica de época hispanomusulmana. 150 Hernández, Ferrer y Catalá, 1988 Melchor, Benedito y Ferrer, 2016 Mesado, 2004 Escultura arquitectónica encontrada en 1913 en el yacimiento de la Torreta, de Artana. Está elaborado en piedra calcárea. Dimensiones: 52 cm de altura, 14 cm de grosor. Cronología: época hispanomusulmana. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 151 PLATO MUDÉJAR DE CABALLERO CON YELMO Los principales hornos mudéjares valencianos estuvieron en Paterna y Manises. La actividad cerámica de los hornos de Paterna data de 1285, solo cuarenta y siete años después de la conquista de estas ciudades por Jaume I en 1238. Se fabricaron cerámicas de distintas técnicas: simplemente bizcochadas, bizcochadas con decoración de manganeso, meladas con óxido de plomo y entre las más destacadas aquellas que estaban vidriadas en verde y manganeso sobre vidriado estannífero, sin duda las piezas más representativas de Paterna. Con esta técnica se fabricaron escudelles, bols, servidoras y sobre todo platos. Este plato corresponde a la producción más tardía de lozas decoradas en verde y manganeso de Paterna. Clasificada erróneamente en algunas publicaciones como «Dama de Paterna», es una arquetípica cabeza de un caballero con yelmo. La cabeza de guerrero está pintada en verde y manganeso en un plato con borde en ala. Los paralelos más próximos a esta pieza se encuentran también en una producción de Paterna, se trata de un guerrero a caballo de un plato de cerámica verde y manganeso expuesto en las vitrinas del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí de Valencia. Durante el último cuarto del siglo xiii y comienzos del xiv son más comunes en toda el área levantina las decoraciones radiales, palmetas, piñas, peces o la mano de Fátima. Pero a partir del segundo cuarto del siglo xiv predominan los motivos figurados, la escudilla con una dama coronada en actitud de danza o el plato de la dama y el monje o el de la dama y los peces, todas del siglo xiv. La cerámica mudéjar, que abarcaría desde la segunda mitad del siglo xiv hasta bien entrada la segunda mitad del siglo xv, se elabora en un espléndido momento en que predominan los motivos figurados, danzantes, cabezas de encapuchados y damas, donde es excepcional la representación del caballero con yelmo que presentamos en este catálogo. 152 Bibliografía Claramonte y Benedito, 2011 Martínez Caviró, 1991 Melchor, 2011 Loza verde y manganeso de Paterna. Procede de las excavaciones de la nueva Casa Abadía de Burriana. Dimensiones: diámetro del borde de 19,5 cm, diámetro de la base de 6 cm, altura de 4,7 cm. Esta pieza abarcaría desde la segunda mitad del siglo XIV hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XV. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 153 VAJILLA DE MESA DECORADA EN AZUL Y VERDE-MANGANESO La loza verde y manganeso y la loza azul en los alfares de Paterna y Manises tienen su propia personalidad y reúnen alguna de las series más características de los repertorios cerámicos medievales. Al principio del siglo xiv los temas decorativos son variados y los ceramistas continúan con la ornamentación andalusí basada en el horror vacui y la repetición de cenefas con motivos vegetales o geométricos: palmetas triangulares, ramas y hojas trilobuladas. Pero pronto aparecen ciertos elementos cristianos de influencia gótica como escudos heráldicos, hojas de helecho, cruces y estrellas de seis puntas, como las que aparecen en la exposición. En efecto, la conquista de Valencia el año 1238 por Jaume I impulsó la industria cerámica que desarrolló unos rasgos bien definidos en las ciudades cercanas a la capital. Las técnicas que utilizaron los alfareros para decorar las piezas cerámicas eran las que se pueden ver en la colección: decoración en verde y morado. Al recipiente se le da un barniz estannífero y sobre este se traza la decoración en verde para el relleno y en óxido de manganeso para delimitar el dibujo y cuando está ya decorado se introduce al horno por segunda vez. Mientras que con la decoración en azul cobalto mejora la calidad del barniz porque es más rico en estaño. El principal tema decorativo corresponde a vegetación geometrizada a veces acompañada de un escudo central. 154 Bibliografía Martínez Caviró, 1991 Claramonte y Benedito, 2011 Melchor, 2011 Utrilla, 1966b Cresol o candil de pie y de peana con cazoleta hexagonal, para la iluminación, al que le falta el extremo distal del asidero, cuencos, plato hondo y lebrillo con borde en ala. Proceden de la excavación de la calle Mayor, 26 y de la zona de la sinagoga de Burriana. Cronología: siglos XIV-XV (pieza inédita). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 155 LA «OBRA ASPRA» MEDIEVAL La «obra aspra», denominada de esta manera en el vocabulario de los alfareros valencianos, es aquella que carece de barniz. En este gran apartado está englobada la vajilla de cocina y almacenaje. La mayoría de los ceramistas trabajan por encargo y se especializan en la fabricación de determinadas piezas cerámicas, jarras de arcilla cocida, morteros, tarros de boticarios, aunque los nombres de canterers, ollers y gerrers que se emplean para denominar a los alfareros en los documentos son genéricos y se utilizan indistintamente sea cual sea la clase de cerámica que fabriquen. A partir de mediados del siglo xiv se comienza a llamarlos magistri operis terre. Los cántaros son piezas muy numerosas dentro del ajuar doméstico de un hogar medieval, pues además de su función primordial de contener líquidos se utilizaban también para trasvasar y almacenar. Al ser piezas corrientes de uso común su factura es algo tosca. Posee un característico cuello estrecho, el cuerpo es ovoide con el fondo plano y tiene dos asas. Sobre la arcilla se empleó el óxido de manganeso, mezclado con agua, que se aplicó con un pincel sobre la cerámica todavía cruda. Las cazuelas y ollas llevan a veces una capa de barniz transparente. Los lebrillos disponen de variados usos tanto dentro como fuera de la cocina. Una de las especialidades eran las jarras en sus diversos modelos que tal y como aparecen citadas en la documentación son: «gerres vinaderes», «gerres bladeres», «gerres per a mel», «gerretes d’estibar», «gerres per a olives», etc. Las podemos encontrar con boca ancha y estrecha, con o sin asas, de base plana y reducida o convexa, más esbeltas o más panzudas. También al ajuar doméstico pertenecen los candiles y los candeleros. La tradición cerámica en el territorio valenciano es una herencia de la época musulmana, destacan los centros de Paterna y Manises, que alcanzaron una gran difusión internacional, pero también la propia ciudad de Valencia, o los obradores de Cárcer y Alacuás tuvieron una incidencia especial, junto con las manufacturas de Ribesalbes, L’Alcora y Onda. Incluso varios canterers de Paterna se asentaron en Castellón para ejercer su oficio. 156 Bibliografía Coll, Martí y Pascual, 1989 Melchor, 2013 Soler Ferrer, 1988 Villanueva Morte, 2003-2006 Cántaro de cerámica valenciana y recipientes de cocina y almacenaje procedentes de distintas excavaciones de la ciudad de Burriana. El cántaro procede del Palau y está realizado en pasta de color ocre, con desgrasantes de cuarzo de pequeño tamaño, y acabado con engobe del mismo color. Cronología: siglos XIV y XV (piezas inéditas). Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 157 BROCHES DE CINTURÓN DE BRONCE DE ÉPOCA MEDIEVAL Los broches o hebillas de cinturón son elementos de ornamentación personal masculina. Reflejan la moda del momento, el nivel de vida del portador y le dota además de cierto prestigio. Los broches son la principal evidencia de un cinturón en una excavación arqueológica, pues las correas solían fabricarse con cuero y no se conservan. Ambos broches conservan restos de baño dorado que debía recubrir toda la hebilla. Como motivo decorativo el primer ejemplar presenta una estrella de tres puntas con una especie de cola luminosa. En el borde hay una especie de marco realizado mediante pequeñas incisiones en forma de zig-zag. La pieza procedente de Fanzara presenta como decoración dos rosetas estampadas inscritas en un rectángulo, otras dos rosetas se encuentran en los extremos de la cama así como aspas incisas en la parte frontal. Este tipo de broches es muy conocido en época medieval y se podrían relacionar con la llegada de los repobladores catalano-aragoneses a la geografía valenciana. El rey Jaume I había conquistado y repoblado esta parte del territorio debido al interés por tener una importante presencia cristiana en la zona. Recordemos que Burriana fue asediada durante dos meses, hasta que finalmente el monarca entró victorioso el 16 de julio de 1233, dejando paso a un rápido movimiento repoblador. El castillo de la Alcudia de Fanzara también fue conquistado por Jaume I el año 1238 y donado a Teresa Gil de Vidaura y a su hijo Pere el 1259. Posteriormente, en 1272 pasó de nuevo a la corona heredándolo Jaime de Jérica. 158 Bibliografía López y Delaporte, 2011 Broche de bronce encontrado en la excavación del solar de la calle Sant Joan, 16 de Burriana, tiene una hebilla rectangular con el arco de forma elíptica y pasador recto. Las placas son cuadradas y están fijadas por cuatro remaches que sujetaban la correa de cuero. Dimensiones de la hebilla: 25 x 35 x 6 mm. Dimensiones de la placa: 39 x 32 x 0,5 mm. En el broche procedente del castillo de la Alcudia de Fanzara, la hebilla es ligeramente rectangular con un arco de forma elíptica. Las placas son rectangulares y están unidas por doce clavitos de los que se conservan tres. Dimensiones de la hebilla: 20 x 29 x 6 mm; dimensiones de la placa: 40 x 22 x 0,5 mm. Cronología: siglo XIII. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 159 MANOPLA DE COTA DE MALLA DE ARMADURA MEDIEVAL Las manoplas de malla eran la parte de la armadura que protegía las manos. En época altomedieval existían los guantaletes de cuero y también se usaban los compuestos por un saco de malla, pero más tarde, hacia el siglo xv pasaron a confeccionarse con acero y algunas veces eran articulados. En algunos ejemplares de manoplas de cota de malla la parte de la palma de la mano quedaba cubierta por una pieza de cuero cosida a la manopla. Las manoplas acompañaban una camisa de malla que podía cubrir la zona púbica o la parte inferior de las rodillas y que podía ser de mangas cortas o largas. Alcanzaban 12 kg de peso. Para proteger el cuello y la zona posterior de la cabeza solían usar un caperón acolchado. Las calzas eran exactamente iguales, cubrían toda la pierna desde las ingles a los pies y podía usarse como calzado zapatos de lazo o botas, que podían llevar el empeine cubierto también de malla con el objeto de mejorar su protección. Por último, el almafre era el capuchón de malla que cubría la cabeza, los hombros y el pecho. 160 Bibliografía Inédito Lúa o guante de cota de malla de la armadura de la mano, sin separación de dedos, con argollas de acero templado de 8 mm. Dimensiones: 26 x 21,5 cm. Cronología: Alta Edad Media (pieza inédita) Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 161 COLECCIÓN DE NUMISMÁTICA 162 Desde la fundación del museo arqueológico de Burriana, el monetario de la colección se ha ido ampliando, en la actualidad sus fondos cuentan con aproximadamente 100 ejemplares, la mayoría monedas pero también instrumentos de fabricación y otros objetos relacionados con la numismática, como matrices. En los últimos años las excavaciones arqueológicas han enriquecido prácticamente todas las colecciones de los fondos numismáticos del museo, desde la época romana hasta la Edad Moderna y Contemporánea. Entre las piezas más relevantes destacan las emisiones provinciales de época romana, como por ejemplo el as de Augusto emitido en Caesaragusta con la cabeza del emperador y los símbolos de los augures (simpulum y lituus) en el anverso, mientras que en el reverso aparece un sacerdote arando con el nombre del magistrado monetal que acuñó la moneda hacia el 8 a. C. Al Alto Imperio pertenece el dupondio de Adriano con el busto radiado y la representación de Pegaso, moneda fechada del 125 al 128. Bibliografía Arasa 1987 Burnett, Amandry y Ripollès, 1992 Delaporte y López, 2011 Falcó Fuertes, 1986 O el as de Antonino Pío fechado en el 138 con la representación de unas manos entrelazadas en actitud de dextrarum iunctio, como un claro ejemplo de propaganda militar destinado a exaltar la estrecha vinculación del emperador y el ejército. Muy interesantes son las monedas del Bajo Imperio como la Maiorina, también denominada nummus centenionalis, a nombre de Graciano, quien tras unos años belicosos, mandó acuñar junto a su hermanastro Valentiniano II esta nueva moneda, con la que intentaban comparar los nuevos tiempos con la célebre República. El emperador lleva una Victoria sobre un globo, mientras alza con su mano derecha a una mujer torreada que representa a la República. Ripollès, 1979, 2005 Royo Ortín, 2011 De época almorávide es el dirham de bronce, con escritura nasjí, de tipo cursivo, que responde a la tipología habitual de las emisiones de este periodo. El dinar elaborado en oro llegará a ser la moneda más codiciada en todo el mundo medieval. A la Época Moderna corresponden los dineros con la imagen de un castillo dentro de una orla cuadrada y de león también dentro de gráfila. Muy interesante es el dinero de vellón de Jaume I acuñado en Barcelona, con la cruz pasante con anillos, y otro dinero esta vez acuñado en Valencia en 1271, ambas emisiones con el busto coronado del rey. En el siglo xvii, en tierras valencianas son muy frecuentes los «dinerets del ramet» o «menuts» de vellón acuñados en Valencia, como las diez monedas encontradas en Burriana en 1951 en la zona de les Moreres, pertenecientes a los reinados de Felipe IV y Carlos II. En 1845 se acuñó en Segovia el maravedí de Isabel II. Museo Arqueológico Municipal de Burriana • 163 BIBLIOGRAFÍA aBascal, J. M.; die, R. y ceBrián, R. (2009): Antonio Valcálcer Pio de Saboya Conde de Lumiares (1748-1808). Apuntes biográficos y estudios inéditos. Madrid: Real Academia de la Historia. alcácer Grau, J. (1947): Exploraciones arqueológicas en Bejís. Serie de Trabajos Varios del SIP, 10, Valencia. alGilaGa, M.ª A.; aGuilella, G. y Melchor, J. M. (1992): «Nuevos hallazgos arqueológicos en la Plana de Burriana y su contextualización histórica». Actas del III Congrés d’Història i Filologia de la Plana, Nules, 20-27. alMaGro GorBea, M.ª J. y alonso cereza, E. (2009): Vidrios antiguos. Museo Nacional de Artes Decorativas. Madrid: Real Academia de la Historia. alMarche, F. (1918): La antigua civilización ibérica en el Reino de Valencia, Valencia. alonso cereza, E. (2005): Vidrios. Antigüedades romanas II. Real Academia de la Historia, Catálogo del Gabinete de Antigüedades, Madrid. Álvaro zaMora, M.ª I. 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