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El control de la geometría de la bóveda de crucería de ladrillo en el Aragón del siglo XIV: análisis gráfico de casos de estudio

2018, MARCOS, Carlos L. et. al. De trazos, huellas e improntas. Arquitectura, ideación, representación y difusión. XVII Congreso Internacional de Expresión Gráfica Arquitectónica. Alicante, 30 mayo-1 de junio. Alicante: Universidad de Alicante

El uso de métodos geométricos permitió en la Edad Media la correcta traza y montea de las bóvedas de crucería, elemento que definió la construcción gótica. La divulgación del estilo produjo numerosas variantes regionales que se tradujeron en una cierta variedad formal y también material. El presente estudio pretende caracterizar geométricamente dos bóvedas de crucería levantadas en el reino de Aragón durante el siglo XIV, ambas construidas con rejola y aljez —ladrillo y yeso—, con el objeto de profundizar en su conocimiento. La precisión que requiere un análisis formal exhaustivo, en el que se pretende huir de las simplificaciones, ha requerido de una metodología de levantamiento adecuada. Tras la obtención de datos tridimensionales se ha podido extraer la geometría de los arcos que definen las bóvedas para posteriormente proceder a su análisis geométrico. Como resultado se ha conseguido establecer sus curvaturas y la posición exacta de sus orígenes, lo que permitirá comparar sus trazados con los de futuros casos de estudio y, con ello, establecer la relevancia del trazado geométrico previo para su proceso constructivo.

El control de la geometría de la bóveda de crucería de ladrillo en el Aragón del siglo XIV: análisis gráfico de casos de estudio Miguel Sancho Mir (1); Beatriz Martín Domínguez (2); Juan Carlos Salas Ballestín (3) Área de Expresión Gráfica Arquitectónica, Universidad de Zaragoza (1)(3); Área de Construcciones Arquitectónicas, Universidad Politécnica de la Almunia (2) Resumen El uso de métodos geométricos permitió en la Edad Media la correcta traza y montea de las bóvedas de crucería, elemento que definió la construcción gótica. La divulgación del estilo produjo numerosas variantes regionales que se tradujeron en una cierta variedad formal y también material. El presente estudio pretende caracterizar geométricamente dos bóvedas de crucería levantadas en el reino de Aragón durante el siglo XIV, ambas construidas con rejola y aljez —ladrillo y yeso—, con el objeto de profundizar en su conocimiento. La precisión que requiere un análisis formal exhaustivo, en el que se pretende huir de las simplificaciones, ha requerido de una metodología de levantamiento adecuada. Tras la obtención de datos tridimensionales se ha podido extraer la geometría de los arcos que definen las bóvedas para posteriormente proceder a su análisis geométrico. Como resultado se ha conseguido establecer sus curvaturas y la posición exacta de sus orígenes, lo que permitirá comparar sus trazados con los de futuros casos de estudio y, con ello, establecer la relevancia del trazado geométrico previo para su proceso constructivo. Palabras Clave: Levantamiento arquitectónico; Aragón; bóveda crucería; análisis gráfico; siglo XIV. 1. Introducción En la Edad Media, la bóveda de crucería supuso un gran avance que facilitaba el proceso constructivo de los abovedamientos. Acerca de su importancia, Viollet (2000, p.44) indica que se estableció como el elemento articulador y generador de los diseños góticos, del que dependía la composición del resto del edificio, de tal forma que sería necesario elaborar la montea de las bóvedas para trazar definitivamente la planta sobre el terreno. Y aunque este extremo puede ser matizado, ya que todavía hoy se desconocen muchos aspectos del proceso proyectual de un edificio gótico y, además, tendría ciertas variaciones temporales y geográficas (García, 2012), era tal su trascendencia que sólo los maestros de cantería, como élite del gremio, conocían el “gran secreto”, que no era otro que los recursos geométricos que permitían obtener la montea de una bóveda de crucería, conocimiento que estaba prohibido divulgar (Palacios, 2009, p.97). Un procedimiento que estaba basado en una investigación geométrica previa que permitía la definición de un elemento tridimensional, como es la bóveda, mediante la montea de un elemento lineal, el arco (Rabasa, 2013, p. 17). De manera que la forma global era consecuencia del diseño de la red espacial de arcos que la componían, una idea que cambiaría con la vuelta a la bóveda clásica, donde se parte de una forma preconcebida y, por tanto, hay que trabajar desde las superficies (Palacios, 2009, p. 233). Aunque el empleo de algunos métodos o reglas geométricas se ha constatado desde fechas bastante tempranas (Willis, 2012 p.101), hay que enfatizar que de las primeras intuiciones se fue evolucionando hasta un control tal que permitió, por ejemplo, bóvedas en nuestro país de gran complejidad y sofisticación durante los siglos XV y XVI (Palacios, 2009, p. 17). En este sentido es destacable, por su singularidad, el virtuosismo de ciertos maestros en algunas obras realizadas en el Reino de Valencia durante el siglo XV, como la bóveda aristada con superficies de doble curvatura de la Capilla Real del convento de Santo Domingo (Navarro, 2016) o la que cubre la primera planta del Portal de Quart (Natividad, Calvo y Muñoz, 2012), ambas en Valencia; o el diseño de bóvedas de crucería con enjarjes de nervios convergentes que emergen del muro sin pilastra ni ménsula (Pérez y Zaragoza, 2013). En todos estos casos se ha 407 De trazos, huellas e improntas. Arquitectura, ideación, representación y difusión. constatado, gracias a los recientes estudios basados en levantamientos de precisión, la dificultad de su proceso constructivo, resuelto gracias a eficientes estrategias geométricas. Hay que aclarar, que muchos de los recursos geométricos utilizados por los maestros eran eminentemente prácticos, así que la justificación teórica propiamente dicha no llegaría hasta mucho tiempo después, y en ocasiones tampoco mejoraría el trabajo constructivo (Rabasa, 2013 p. 17). Figura 1. Dibujo del manuscrito de Villard de Honnecourt con la resolución de los distintos arcos de una bóveda de crucería con una única curvatura (Honnecourt, 12011300). El uso de la piedra para la formalización de los arcos daría lugar a diseños que permitirían una estandarización en el proceso de la cantería. Así, varios estudios han descrito distintos recursos para conseguir la homogeneización de las curvaturas de las nervaduras de una bóveda, en diversos lugares de Europa, como en Francia, Inglaterra, Alemania o España (Palacios, 2009, pp. 18-19). Este esfuerzo en la ideación geométrica de la bóveda era un hecho interiorizado por los maestros medievales, como demuestra el manuscrito de Villard de Honnecourt del siglo XIII (fol. 21r), donde quedó plasmada la resolución de todos los arcos de una bóveda mediante una única curvatura (Fig. 1), lo que permitía el máximo aprovechamiento del material, así como el trabajar con un único tipo de baivel para todos los arcos. Sin embargo, existió una amplia diversidad en la materialidad de las bóvedas de crucería, pues en su proceso de difusión contó con un gran número de variaciones regionales y locales (Zaragoza, 2008 p. 99). En el reino de Aragón también se utilizó la cantería para la materialización de las bóvedas, pero tuvo una gran profusión el uso de la albañilería. La especificidad del proceso constructivo derivado del uso de la rejola y el aljez —ladrillo y yeso— hace que algunas de las ventajas conseguidas, gracias a la geometría, en la estandarización de la cantería no tengan respuesta en la albañilería. Aceptado el papel fundamental que juegan los nervios en la definición formal de la bóveda de crucería, hay que enfatizar la importancia de realizar análisis geométricos rigurosos para conocer la naturaleza de sus diseños. Como ya apuntaba Willis en el siglo XIX (2012, p. 25, p. 34), es deseable averiguar las curvaturas exactas de las nervaduras, ya que estas son resultado de las distintas reglas empleadas para hallar centros y radios por las distintas escuelas de acuerdo con su época y nacionalidad. Esta afirmación respalda la necesidad de caracterizar geométricamente las bóvedas de forma precisa para analizar sus trazados reguladores, y comprobar si estos difieren en relación con su materialidad —Aunque se ha afirmado que, en el territorio de Aragón, ni los materiales ni las técnicas llegaron a definir formas generatrices de ningún estilo (Ibáñez, 2008, p. 44), esta generalización sólo puede ser corroborada mediante un análisis geométrico con la requerida precisión—, con la autoría u otros factores. La falta de estudios en el territorio aragonés en este sentido prescribe el interés de esta investigación, que forma parte de un proyecto más amplio y ambicioso, del que se esperan poder obtener resultados que no son posibles con el análisis de casos aislados. Como inicio del estudio se han elegido dos bóvedas de crucería simple materializadas con rejola y aljez como casos de estudio. La primera cubre el tramo contiguo al ábside de la nave central de la iglesia de San Pedro de Teruel, y la segunda ocupa la misma posición en la iglesia de San Félix de Torralba de Ribota, en la provincia de Zaragoza, ambos templos construidos en estilo gótico-mudéjar. La iglesia de San Pedro de Teruel responde a la tipología de nave única con capillas laterales entre contrafuertes y ábside poligonal, en el que continúan las capillas (Fig. 2). Una tribuna exterior recorre las capillas laterales y circunda el ábside, “dándole un carácter semi-defensivo que puede considerarse un 408 El control de la geometría de la bóveda de crucería de ladrillo en el Aragón del s. XIV: análisis gráfico de casos de estudio precedente estructural de las iglesias fortaleza” (Pérez y Sanz, 1997, p. 231). La nave central se cubre en tres tramos con bóvedas de crucería simple limitadas por arcos perpiaños, mientras que el ábside presenta bóveda de nueve nervios, uno de los cuales recorre el espinazo central de la nave para encontrar al primer arco perpiaño (Fig. 3). Exteriormente es destacable la decoración del ábside con composiciones formales de tipo mudéjar realizadas con ladrillo, material que será sustituido en el volumen de la nave por tapia de yeso. con capillas laterales, entre las que se encuentran alojados las torres-contrafuertes, y cabecera plana (Fig. 4). Sobre las capillas laterales y la cabecera, en la planta primera, existe una tribuna exterior, a modo de paso de ronda, con lo que responde a la tipología que se ha venido a denominar como iglesia fortaleza, “denominación que han recibido en atención al fuerte carácter militar que ofrecen sus compactos volúmenes exteriores, ritmados por torres-contrafuerte” (Borrás, 2006, p. 301). Aunque hay que apuntar que, a pesar de su nombre, se aprecia una escasa capacidad defensiva. Figura 2. Planta de la iglesia de San Pedro de Teruel. Simplificación del levantamiento realizado para el proyecto de restauración obra de los arquitectos Antonio Pérez y José María Sanz. Figura 3. Fotografía interior de la iglesia de San Pedro de Teruel (Elaboración propia). El primer dato documental sobre la actual fábrica data del 13 de junio de 1319: una carta de compromiso con fondos para la obra de la iglesia. Además, se sabe que en el año 1322 existían siete altares: Mayor, Santo Tomás, San Valero, San Blas, San Bartolomé, San Lucas y Santa Margarita (Pérez y Sanz, 1997, p.226); y que se consagró en agosto de 1392 (Almagro, 1991, p. 196). Desde su origen medieval, están documentadas intervenciones de diverso alcance durante los siglos XV, XVIII, XIX y XX. Unas de las más traumáticas para la fábrica original sería la sufrida entre 1740 y 1742 para adecuar la iglesia a los gustos barrocos de la época. En ella, el acceso original, en el segundo tramo de la nave, fue tapiado y se abrió una portada en el primer tramo del mismo lateral (Pérez y Sanz, 1997, pp. 226-230). No obstante, debido a que algunos de los elementos añadidos serían revertidos en reformas posteriores, la fábrica conserva visible su estructura y concepción espacial original. La iglesia de San Félix de Torralba de Ribota se basa en una organización en planta de nave única La nave está cubierta con una combinación de bóvedas de crucería simple y pequeños tramos con bóveda de cañón apuntado, cuyo trazado generatriz es el arco perpiaño de la bóveda de crucería. La cabecera recta está formada por tres capillas, cubiertas con bóveda de crucería sencilla (Fig. 5). En el año 1367, el obispo Pedro Pérez Calvillo dictó un decreto ordenando la edificación de una nueva iglesia para sustituir a la antigua parroquia destruida en la guerra de los dos Pedros (López, 1923, p. 126). Documento que permite hacer una aproximación a la datación de la fábrica original de la iglesia, junto con otro dato, este de tipo heráldico, que son las armas del obispo de Tarazona, Juan de Valtierra (1407-1433), situadas en el coro alto. Al haberse identificado este último como un elemento del momento final de la obra, se acota el periodo de construcción entre 1367 y 1433. Con estos datos y tras un análisis artístico tipológico y formal, Gonzalo Borrás (2011, pp. 84-88) propone dos periodos constructivos de modo que al primero, situado en el último cuarto del siglo XIV, correspondería toda la fábrica de la iglesia, 409 De trazos, huellas e improntas. Arquitectura, ideación, representación y difusión. probablemente obra del maestro Mahoma Calahorri, menos el módulo occidental que la cierra, con la fachada principal y las dos torres que la flanquean, que pertenecerían al segundo periodo, alrededor de 1420, obra atribuida al maestro Mahoma Rami. aljez de la fachada principal. También se añadieron nuevos elementos como el alero lignario que cubre el acceso barroco. Figura 4. Planta de la iglesia de San Félix de Torralba de Ribota (Agustín, Fernández-Morales y Sancho, 2017, p.570). Están documentadas un considerable número de intervenciones sobre la fábrica original entre los siglos XVIII, XIX, XX y XXI (Borrás, 2011, pp. 7173). Por su trascendencia, cabe destacar la sufrida en la primera mitad del siglo XVIII, cuando se cegó la puerta principal para la acomodación de un coro bajo, que sobresalía en planta con un cierre poligonal, y se abrió un nuevo vano mediante arco de medio punto como nuevo acceso al templo, ubicado en el lado del evangelio, entre otras actuaciones. El tiempo hizo mella en el estado del inmueble, principalmente por los acuciantes problemas de humedad, debidos tanto a filtraciones como a procesos de capilaridad. Ya en el siglo XX, frente a la insostenibilidad de la situación, se decidió intervenir. Desde 1953 hasta la década de los setenta, Fernando Chueca Goitia se hizo cargo de la restauración de la iglesia, interviniendo en diversas fases (Hernández, 2012 pp. 13-26). Se sustituyó completamente la estructura de la cubierta y se intentó devolver a la construcción el carácter unitario de la tipología original: se demolió el coro bajo añadido en época barroca, que cegaba el acceso original, se abrieron las arquerías de las tribunas exteriores y se restituyeron elementos prácticamente perdidos, como el rosetón tallado en Figura 5. Fotografía interior de la iglesia de San Félix de Torralba de Ribota (Fotografía de Luis Agustín). 2. Metodología Antes de enfrentar el trabajo de campo, se realizó una aproximación al estado de los estudios que han tratado los edificios a analizar, un trabajo que necesariamente había de partir del estudio documental basado en la revisión de las diferentes fuentes archivísticas y bibliográficas. Por suerte, tanto la iglesia de San Pedro de Teruel como la de San Félix de Torralba de Ribota han sido investigadas en profundidad desde el punto de vista histórico y artístico, estudios que incluyen las intervenciones y reformas sufridas durante la vida de los edificios, por lo que su revisión ha permitido enfrentar el análisis planteado con un adecuado conocimiento previo. 410 El control de la geometría de la bóveda de crucería de ladrillo en el Aragón del s. XIV: análisis gráfico de casos de estudio El estudio de las fuentes documentales es fundamental para evaluar la autenticidad de los elementos y valores dimensionales a registrar, para lo que ha sido de especial relevancia conocer las distintas actuaciones documentadas que ha sufrido el edificio. No obstante, se considera necesario complementarlo con el análisis crítico del edificio. Tras esta fase, se contaba con el conocimiento suficiente para planificar el trabajo de campo, imprescindible para una toma de datos efectiva. Se planteó un método de toma de datos diferente para cada caso de estudio, debido a las distintas necesidades exigidas por la investigación de cada uno de los edificios. En el caso de San Félix, en el que se pretendía realizar una caracterización formal de todo el edificio, objeto de otra investigación paralela, la toma de datos se realizó mediante una combinación de escaneado láser y fotogrametría área de rango cercano. Con la combinación de ambas, se pudo obtener el modelo completo del exterior y el interior del edificio —Para profundizar en la metodología de toma de datos y gestión de los mismos hasta la obtención del modelo tridimensional se puede consultar (Agustín, Fernández-Morales y Sancho, 2017, pp.568-570) —. Mientras que en la Iglesia de San Pedro, en el que la toma de datos se realizó exclusivamente para la presente investigación, se optó por el empleo de una estación total (Leica TS16), un método de captura selectiva que ha facilitado la posterior fase de gestión de la información, además de suponer un coste económico significativamente menor. El proceso consistió en la captura de coordenadas del intrados de todos los nervios y rampantes cada 5080 cm, en función de la exigencia de precisión de cada elemento, además del registro de la situación y dimensión de las claves e impostas, así como de la sección transversal de los nervios, captura, esta última, que se efectuó con una densidad mucho mayor de puntos tomados, para poder conocer su verdadera geometría con una precisión aceptable. Se registró, de forma complementaria, en un croquis, los números de identificación de cada grupo de puntos en relación con el elemento al que correspondían, con el objeto de facilitar la posterior gestión de los datos. En ambos casos, los datos obtenidos directamente del modelo tridimensional han servido como base para el redibujado de la geometría de la planta de las bóvedas y del alzado de sus nervios y rampantes en un programa de dibujo asistido por ordenador (CAD). Este método ha permitido realizar el análisis geométrico de los trazados, así como profundizar en el conocimiento del edificio, ya que el dibujo, que es un proceso analítico, permite y requiere un contacto intenso con la realidad estudiada. El modelo ha quedado como registro objetivo de las mediciones, mientras que la restitución planimétrica del mismo siempre tiene una componente subjetiva, de interpretación, por pequeña que sea la tolerancia admitida de los trazados respecto de los puntos, información que también ha sido archivada. Estos modelos, debido a la gran cantidad de datos son difícilmente publicables, como ya hiciera con sus tablas de datos Robert Willis (Willis, 2012 pp. 42-43), pero quedan debidamente registrados de forma inalterada para futuras investigaciones. En la interpretación de los trazados obtenidos hay que valorar la imprecisión en el proceso de ejecución, así como la deformación producida por los asientos (Willis, 2012 p. 43), que pueden producir importantes alteraciones respecto a la traza original. Para minimizar este error, en cada caso, se han comparado las curvaturas que por simetría se presumen iguales y se ha valorado si las discontinuidades en los trazados geométricos responden a las generadas por los procesos de deformación más comunes. Aun así, sólo del análisis de un número considerable de casos se podrán extraer reglas geométricas generales válidas. La forma de representar la traza y montea de la bóveda tenía que definir perfectamente su geometría, pero a su vez, servir como método gráfico fácilmente comparable con otros casos de estudio. Por lo que se ha decidido representar la curvatura de los arcos y rampantes en verdadera magnitud sobre un mismo plano y en correspondencia con la planta de la bóveda, metodología que emplea Juan Carlos Palacios en su imprescindible obra “La Cantería Medieval: la construcción de la bóveda gótica española”, publicada en 2009, y que ya había sido divulgada por diversos tratados del siglo XVI. En nuestro caso, cabe especificar que se ha representado el intradós de los arcos, debido a que este es el dato directamente registrado, y que se ha utilizado el sistema métrico para facilitar el análisis comparativo con casos de geografías donde la metrología medieval difiera. 3. Resultados y discusión Ambas bóvedas son de crucería simple, con ojivos apuntados y de rampante llano, con nervios de ladrillo 411 De trazos, huellas e improntas. Arquitectura, ideación, representación y difusión. aplantillado y plementerías también de ladrillo. Los arcos formeros no se expresan mediante nervios, sino que la plementería se encuentra con el muro formando una arista. Mas allá de estas similitudes es el análisis gráfico el que permite caracterizar correctamente cada una de las bóvedas. Figura 6. Análisis geométrico de la bóveda de San Félix de Torralba de Ribota (Elaboración propia). En el caso de San Félix de Torralba de Ribota (Fig. 6), la bóveda cubre una luz de 10,87 metros y una crujía de 7,30. Esto supone una planta con una relación prácticamente sexquiáltera (3:2), una de las más utilizadas en el gótico (Palacios, 2009 pp. 8687). El rampante trasversal, de forma ligeramente curva y en pendiente, tiene una diferencia de cota de 55 cm (pendiente recta =10,7%), mientras que el rampante del espinazo, con la misma definición formal, tiene una diferencia de cota de 23,4 cm (pte. recta =7,4%). El formero está muy peraltado con su centro a 2,68 metros de la línea de imposta, a diferencia de los nervios diagonales y los perpiaños, con los centros muy próximos a esta, aunque siempre por debajo, con el diagonal algo más alejado (33,9 cm), y con una curvatura que podría considerase igual. Todas las curvaturas de los nervios son segmentos de una circunferencia y han sido trazados con una tolerancia máxima respecto de los puntos medidos de 2,1 cm. Figura 7. Análisis geométrico de la bóveda de San Pedro de Teruel (Elaboración propia). La bóveda analizada en San Pedro de Teruel (Fig. 7) cubre una considerable luz de 13,30 metros y una crujía de 7,63. Esto supone una planta con una relación intermedia entre la sexquiáltera (3:2) y la dupla (2:1), que coincide con un rectángulo dinámico con relación √3. El rampante trasversal es recto y en pendiente, con una diferencia de cota de 1,10 m. (pte. =17,8%), mientras que el rampante del espinazo, prácticamente recto, tiene una diferencia de cota de 76,7 cm (pte. recta =22,7%). El formero está muy peraltado, con su centro a 2,12 metros de la línea de imposta, a 412 El control de la geometría de la bóveda de crucería de ladrillo en el Aragón del s. XIV: análisis gráfico de casos de estudio diferencia de los nervios diagonales y los perpiaños, con los centros muy próximos a esta, pero ligeramente peraltados y con una curvatura que podría considerase igual, aunque no se aprecia a simple vista por la diferencia de peralte. Todas las curvaturas de los nervios son segmentos de una circunferencia y han sido trazados con una tolerancia máxima respecto de los puntos medidos de 4,3 cm., con excepción del formero en el que se ha registrado un error de hasta 5,9 cm. fortaleza”. En: Di Lugo, et. al. (eds.). Territoi e frontiere della rappresentazione territories and frontiers of representation. 39º Convegno Internacionale dei docenti delle discipline della rappresentazione. Unione Italiana per il Disegno. Napoli 14-15-16 Settembre 2017. Nápoles: Gagemi Editore. 4. Borrás Gualis, G. M. (2011). “La iglesia mudéjar de San Félix de Torralba de Ribota”. En: Yagüe Guirles, A. F., Borrás Gualis, G. M. y Lacarra Ducay, M. C., Torralba de Ribota. Remanso del mudéjar. Zaragoza: Institución «Fernando el Católico» (CSIC), Excma. Diputación de Zaragoza, 2011, pp. 64-104. ISSN 0590-1626 Conclusiones En cuanto a la metodología, los dos procedimientos empleados en la toma de datos han resultado eficaces, y frente a la mayor precisión del escáner laser como método de captura masiva de puntos, donde también queda correctamente registrada la geometría de toda la plementería, la toma mediante estación total, como método de captura selectivo, ha permitido un procesado de los datos más ágil y de menor coste. Existen similitudes entre los trazados de ambas bóvedas, algunas apreciables a simple vista, pero otras solo gracias un análisis geométrico, como la utilización de la misma curvatura para los arcos ojivos y los perpiaños, que además tienen sus centros próximos a la línea de imposta, y en algunos casos esta diferencia puede deberse a los asientos sufridos. Sin embargo, la proporción en planta es mucho más alargada en el caso de San Pedro, con una relación de rectángulo dinámico (√3), frente al de San Félix, con una relación de rectángulo estático (3:2). Además, existe una gran diferencia en la formalización de los rampantes, que en San Pedro son rectos y con una pendiente considerablemente mayor. Cabe apuntar, por último, que el tamaño de la muestra analizada, reducido por el momento a dos casos, no permite obtener reglas generales, por lo que sólo la continuidad de la investigación con un número significativo de casos de estudio posibilitará plantear criterios o tendencias en la traza de este tipo de bóvedas. Referencias Agustín Hernández, L., Fernández-Morales, A. y Sancho Mir, M. (2017). “San Félix de Torralba de Ribota; caracterización geométrica de las iglesias Almagro, A. (1991). “Arquitectura mudéjar en Teruel”. En: Borrás Gualis, G. M. (coord.). Teruel mudéjar. Patrimonio de la Humanidad. Zaragoza: Ibercaja. Borrás Gualis, G. M. 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Tesis doctoral, titulada "Transformaciones urbanas en la ciudad de Teruel: reconstrucción y análisis gráfico" dentro del programa de doctorado "Patrimonio arquitectónico, composición y estudios gráficos" de la UP de Valencia, (Sobresaliente Cum Laude). La labor investigadora se ha centrado fundamentalmente en el estudio, representación y revalorización del patrimonio arquitectónico, incidiendo de especial manera en la importancia de un correcto análisis gráfico del mismo como parte indispensable para su profundo conocimiento. Beatriz Martín Domínguez. Arquitecta y profesora en el grado de Arquitectura Técnica de la Escuela Universitaria Politécnica de La Almunia. Arquitecta por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia (2008). Se encuentra desarrollando la tesis doctoral titulada "Arquitectura singular del Maestrazgo: un patrimonio en riesgo", en la UPde València. La labor investigadora se ha centrado en la conservación del patrimonio arquitectónico, en especial, en ese patrimonio más sensible que se encuentra en riesgo de desaparición o de alteración de sus valores. Tarea desarrollada en el Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la UP de València, (2008-2012). Desde 2013, vinculada a la Universidad de Zaragoza, en la que ejerce su labor docente. Juan Carlos Salas Ballestín. Arquitecto y profesor asociado en Expresión Gráfica Arquitectónica en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza. Arquitecto por la ETS de Arquitectura de Valencia (2009). Investigador en el campo de la fenomenología de la percepción, actualmente realizando estudios doctorales relacionados con la transmisión de cualidades sensoriales a través del espacio arquitectónico. En la práctica profesional como arquitecto, está desarrollando una obra construida paralela a su ámbito de investigación, galardonada con el primer premio en la XXXI edición del premio García Mercadal de Arquitectura, otorgado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón. 414