Reflexiones en torno a la
Daniel Gutiérrez Martínez
coordinador
iblioteca
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L AUTÓNOMA DE Mtxlco
Dr. José Narro Robles
Rector
Dr. Sergio Alcocer Martínez de Castro
Secretario General
Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez
Secretaria de Desarrollo Institucional
Dr. Alipio G. Calles Martínez
Jefe de la Unidad de Apoyo a la Investigación
en Facultades y Escuelas
Programa Transdisciplinario en Investigación y Desarrollo
para Facultades y Escuelas
Dra. Griselda Gutiérrez Castañeda
Dr. Francisco Peredo Castro
Coordinadores del Macroproyecto 4:
Diversidad, cultura nacional y democracia en los tiempos
de la globalización: Las humanidades y las ciencias sociales
frente a los desafíos del siglo XXI
Línea de investigación 3: Estado-nación, globalización
y democracia
Subproyecto 6: Diversidad, identidades colectivas
y globalización
Epistemología de las identidades
Reflexiones en torno a la pluralidad
Daniel Gutiérrez Martínez
coordinador
Universidad Nacional Autónoma de México
México 2010
Epistemología de las identidades: reflexiones en torno
a la pluralidad I coord. Daniel Gutiérrez Martínez. México: UNAM, Secretaría de Desarrollo Institucional :
Programa Transdisciplinario en Investigación y Desarrollo
para Facultades y Escuelas, 2009.
481 p. ; 22 cm.
ISBN 978-607-02-1547-6
1. Identidad - Aspectos sociales. 2. Etnicidad - Aspectos
sociales. 3. Educación multicultural. 4. Cultura - Aspectos
sociales. 1. Gutiérrez Martínez, Daniel. n. Universidad
Nacional Autónoma de México. Secretaría de Desarrollo
Institucional. n. Universidad Nacional Autónoma de México.
Programa Transdisciplinario en Investigación y Desarrollo
para Facultades y Escuelas.
306-scdd20
Biblioteca Nacional de México
Primera edición: 31 de mayo de 2010
D. R. © UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE OClX~M
Ciudad Universitaria, 04510. México D. F.
Este libro fue publicado con el apoyo de:
Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNAM,
Programa Transdisciplinario en Investigación y Desarrollo
para Facultades y Escuelas; Unidad de Apoyo a la Investigación en
Facultades y Escuelas a través de su Macroproyecto 4: Diversidad,
cultura nacional y democracia en los tiempos de la globalización:
Las humanidades y las ciencias sociales frente a los desafíos del siglo XXI.
Linea de investigación 3: Estado-nación. globalización y democracia.
Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio.
sin autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.
ISBN: 978-607-02-1547-6
(UNAM) (SDEl-PTID-04-1)
Impreso en México / Printed in Mexico
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Contenido
Presentación
9
A manera de introducción: hacia una
dinámica de los umbrales de las identidades
Daniel Gutiérrez Martínez
11
1. Prospecciones: la interacción de las percepciones colectivas
La complejidad de la poli-identidad
Edgar Morin
43
Los tres ejes de la identidad
Danilo Martuccelli
61
Heurística de las identidades colectivas
y las identificaciones
Daniel Gutiérrez Martínez
77
Acerca de la construcción social de
universales morales
Jeffrey Alexander
105
Crítica de la fetichización de la cultura
única y la identidad universal
Pablo Lazo Briones
147
11. Comprensiones: la convergencia de las alternancias
Los infortunios de la integración
Michel Wieviorka
179
Identidades múltiples en la globalización
Héctor Díaz-Palanca
".
199
la . PRESENTACIÓN
y estimular la colaboración entre disciplinas y entidades académicas
de la Universidad Nacional Autónoma de México, en sinergia con
otros sectores sociales y académicos.
El Macroproyecto 4 forma parte del Programa Transdisciplinario
de Desarrollo e Investigación en Facultades y Escuelas, auspiciado por
la Secretaría de Desarrollo Institucional, y es coordinado por la Facultad de Filosofía y Letras y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Es un proyecto en el que se conjugan el esfuerzo de siete entidades
de la UNAM, la colaboración de académicos y estudiantes, y se convalida la necesaria articulación entre docencia e investigación como
prioridad de las facultades y escuelas, y de la Universidad misma.
La colección incluye productos tales como libros colectivos, libros
de autor y cuadernos de trabajo, que contienen investigaciones en
proceso. Ha sido organizada conforme a las convergencias temáticas
sustantivas alrededor de los importantes ejes que se investigan en el
Macroproyecto 4, de manera que los productos editoriales se agrupan
en cinco líneas de investigación:
1.
11.
III.
IV.
V.
Ciudadanía y cultura política.
Diversidad, desigualdad y exclusión.
Estado-nación, globalización y democracia.
Proyecto de nación y búsqueda de identidad nacional.
Nuevos paradigmas de investigación.
A manera de introducción: hacia una dinámica
de los umbrales de las identidades
Para contextualizar el debate de la(s)
identidad(es) en las ciencias sociales
La noción de identidades como unidad analítica y heurística de comprensión de lo social ha tomado una importancia considerable en las
ciencias sociales en razón de su potencialidad como descriptor de la
acción y de los modos en que ésta opera en los procesos relacionales.
En términos conceptuales o metafóricos nos conduce a revalorar la
existencia de una pluralidad de adhesiones y sentimientos de pertenencia que se intercambian en espacios determinados. Adhesiones
personales y grupales, que vislumbran diversas maneras de organizarse en sociedad, y que tienen como punto de partida la consideración de la existencia del Otro(s) en la conformación de los sentidos
en las acciones que emprendemos. Lo anterior permite dar cuenta
de una serie de fenómenos dispersos, relacionados con los procesos de
pertenencia en sociedad. En otras palabras, las identidades, como instrumento de reflexión, se han convertido en un instrumento concreto
para comprender la actividad ordinaria y compleja de los seres humanos en constante interacción. En este sentido, parece más que necesario separarse de las representaciones acostumbradas que se han hecho
de ellas, acerca de su heurística para designar un estado común yestable de representaciones. Nos enfrentamos con esto a nuevos desafíos
con respecto a la interpretación sobre los sentimientos de pertenencia
de grupos diferenciados y de aquellos que se encuentran al margen de
esta lógica relacional de lo estable, ya caduca, establecida con la filosofía del mundo moderno.
11
12 •
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
De manera cada vez más frecuente la aprehensión de las identidades se relaciona con el ámbito de la alteridad. De este modo, si el
proyecto de la modernidad tenía como palabra fetiche y problemática
de análisis la(s) identidad(es) desde su enfoque individual, hoy la alteridad toma lugar en este ámbito analítico. Hablar del Otro, de la
Alteridad es dar cuenta por tanto de la concientización de la existencia de formas diferenciadas de adscripción, y de la dificultad de
organizarlas en una sola forma política o cultural. También significa re-conocer la necesidad del intercambio en la diversidad, no sólo
como instancia política que se tenga que tolerar, sino como forma de
enriquecimiento societal.
Las identidades, como noción y construcción discursiva, no sólo
enuncian lo que un individuo o la colectividad se representan, sino
reflejan igualmente elementos dinámicos de la acción, que necesitan
de su operacionalización teórica para su acercamiento en los procesos de
comprensión de las interrelaciones humanas.
Durante mucho tiempo la construcción intelectual del término estuvo estrechamente asociada con la ambigüedad alrededor de la falsa
evidencia de lo "idéntico", que ya se había esbozado con la filosofía en
la Grecia antigua. La reflexión ha tendido a centrarse desde este eje reflexivo, principalmente, en el ámbito de lo existencial y de lo lógico, de lo
clasificable y lo cuantificable. Para algunos, los planteamientos de Aristóteles hasta Ricoeur, pasando por Kant, permiten comprender la herencia reflexiva que contienen las teorías sobre la(s) identidad(es) en
la actualidad. Este filo de ideas plantea la necesidad del Ser a partir
de la capacidad de concebirse en la sustancia constitutiva del Yo. Esta
sustancia es aquella contenida en el hexis y el ethos, es decir en las costumbres y las creencias, en el cuerpo y en la moral. Por tanto, se trata
de invariantes relacionales, que al permanecer como parte de la organización de un sistema combinatorio constante en el tiempo terminó
por convertirse en factor trascendental de la(s) mismidad(es). Así, la
discusión filosófica nos ha legado un impasse de saber si las identidades son una sustancia, un factor trascendental para el individuo o un
simple efecto de la percepción, o bien, se trata de un instrumento necesario de fijación en un universo inaprensible. Estas reflexiones son
precisamente las que heredaron las ciencias sociales y que alimentaron la idea estatutaria de las identidades como si se tratase de una
DANIEL GUTIÉRREZ MARTÍNEZ •
13
noción que encierra determinantes simbólicos marcando el mundo
interpretativo, relacional y representativo del grupo o individuo.
En la actualidad, las identidades como noción epistemológica, estimulan el ímpetu de comprensión, y el despliegue de numerosas y diversas interrogantes societales que por mucho tiempo se mantuvieron
velados por la obnubilación que provocaba el solo análisis de las representaciones identitarias, y las acciones que se le asociaban. Hoy las
identidades, en su más amplia interpretación conceptual y metafórica,
se ven enunciadas y/o manifestadas en todos los niveles del ámbito
social, al menos si lo vemos desde un primer acercamiento analítico.
No obstante, al hacer mención de ellas con tanta frecuencia e insistencia, tanto en el lenguaje común como en el académico, se puede
correr el riesgo de utilizárseles para enunciar casi todo aquello relativo a las relaciones humanas y por tanto nada a la vez, mostrándose
en su heurística propia, ineficaz en la comprensión de los fenómenos
sociales que hoy se nos presentan. Ahora bien, a pesar de constatar
su uso excesivo en todas las esferas del conocimiento (ordinario y/
o especializado), la noción de identidades en sí misma no muestra
una definición explícita y tangible establecida en un común consenso,
constituyendo así de manera paradójica, supuestas evidencias sobre el
comportamiento de los seres humanos en sociedad, que son aparentemente tan compartidas por los actores sociales y por los intelectuales,
que parece no haber cabida a su cuestionamiento de lo que describen y
explican como mundo real. Quizás, podríamos hablar de una fetichización de la noción de identidades que advino a partir de la llegada de
los tiempos posindustriales.
Al hacer referencia a la noción de identidades, sucede que nos situamos en una esfera en donde todos pareciésemos saber de lo que
se trata, de lo que se está hablando, alimentando al menos el intuicionismo comunicativo, pero sin encontrar, suponiendo que así se
desee, consensos claros en su definición. Hay una evidente ausencia
de definición del término de identidad. Al indagar de manera sucinta
la relación que la definición de identidad ha tenido en las diferentes
disciplinas podríamos darnos cuenta de la confusión que aún impera
en mayor medida en los análisis sociales. Se habla más de las significaciones implícitas que yacen en la conceptualización del término, que
de una real definición. Se trata sin duda de un término que se ha po-
14 •
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
pularizado a tal grado que parece ya no tener necesidad de definirlo.
De hecho, los primeros problemas a los que uno se enfrenta cuando
reflexiona en grupos intra e interdisciplinarios es el encontrar un patrón común definitorio que establezca al menos un punto paralelo de
arranque del análisis. Es decir, un parámetro de interpretación en el
que se pueda empezar la comprensión de la interacción social y de la
socialidad desde un mismo punto de flexión.
Ciertamente, cuando hablamos de identidades, se presiente de manera general aquello que se pretende significar, representar, reivindicar,
es decir, todo aquello con lo que quizás bastaría para lograr comunicar e intercambiar percepciones e interpretaciones del mundo. No
obstante, pensamos que en términos investigativos el estancamiento
reflexivo y analítico al respecto suele presentarse cuando se pretende
englobar toda la diversidad de percepciones, representaciones y caracterizaciones propias del comportamiento del ser humano en sociedad
(que con frecuencia se oponen entre sí), en una gran única dimensión
explicativa de lo que se supone es y está, desdeñando en cierta medida la dimensión comprensiva del suceso en su compleja y diversa
vastedad. Se puede hablar de representaciones en el interior de los
grupos, al exterior de los grupos entre ellos, así como de toda la gama
de combinaciones que hay en el mundo de las representaciones e interpretaciones dinámicas, que van desde la variable de lo exógeno, de
lo endógeno, lo intra, o bien lo inter grupal, pero ello no deja siempre
de designar un marco clasificatorio del comportamiento societal, de
las representaciones o interpretaciones que surgen (ciudadano, indígena, homosexual, mujer/hombre, religioso... ) En otras palabras, la
dimensión explicativa que ha predominado en los análisis vinculando
las identidades nos remite con frecuencia al aspecto funcional de las
mismas, y deja de lado en cierto modo el aspecto de los imaginarios
vinculantes que producen sentimientos de pertenencia de manera cotidiana, actual y constante...
Con ello, como sucede generalmente con los conceptos, seguimos
sin lograr comprender cabalmente la dinámica del ir y venir entre lo
fijo y lo movible, entre lo cambiante y lo estable, entre lo amorfo y
el formismo, que se presenta en todo intercambio de sentimientos
y acciones de pertenencia entre los grupos e individuos. Por mucho
tiempo nos encontramos obnubilados en las ciencias sociales por la
DANIEL GUTlÉRREZ MARTÍNEZ •
15
obstinación de explicar si las identidades se definen a través de bases
reflexivas o por el mero subjetivismo, a lo más nos aventuramos a saber si se explican por las emociones y/o las imágenes que vinculan a las
personas. En el mejor de los casos, nos imbricamos empecinadamente
en la reflexión de saber si se trata de una mezcla compleja y movible
de todo aquello que involucra el sentimiento de pertenencia, los lazos
sociales y la comunalización de la vida humana en sociedad; o bien si
se trata de representaciones propias de las mismas acciones.
Así, lo que la revaloración/recuestionamiento de la noción de las
identidades ha suscitado en el debate académico tiene que ver con la
sempiterna discusión sobre si las imágenes y los símbolos (imágenes
como vínculos de pertenencia) preceden las ideas, y por tanto las acciones vinculantes; o bien si las acciones son producto mismo de la
representación que se hace de las ideas emergentes, o en su virtud, se
trata de los dos a la vez. Quizás es en este debate que las identidades
como noción se pueden plantear en términos de epistemologías, pues
al reconstituirlas, al comprender cómo se constituyen, nos proporcionan un conocimiento sobre las sociedades en cuestión.
Independientemente de todo ello, lo que resulta de interés para
nosotros, es que en la vida de todos los días, la noción de identidades
desempeña un papel de primer plano en la comprensión del mundo
social tanto para los especialistas como para el vulgo en general, de ahí
que nos hayamos visto en la necesidad de tomar distancia, y acercamiento a la vez, de manera prospectiva y en perspectiva, sobre el uso
y desuso de esta metáfora de lo social. En efecto, las identidades como metáfora de lo social, y no sólo como noción conceptual, contienen
una tonalidad particular que permite la apertura de formas alternativas
de comprender el mundo que vivimos, sentimos, experimentamos y
compartimos; rescatando la potencialidad del intercambio en la diversidad presente en todos los tiempos y espacios: objeto político, hoy por
hoy, priorizado en las diferentes tecnologías de gobierno proliferantes
en el mundo contemporáneo. En la actualidad, no es algo relevante el
destacar la manera en la cual en el transcurso de una sola generación,
la noción de identidades ha tenido un impacto inconmensurable en el
lenguaje común, social, académico, político y cultural, convirtiéndose
en un suplemento intermediario de la interpretación de las relaciones
humanas. Hoy podemos hablar de identidades culturales, políticas, so-
16 •
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
ciales, hasta de identidades empresariales y administrativas, pasando
por las identidades latinoamericanas, europeas, etcétera, nacionales,
regionales, locales, identidades cibernéticas, intuyendo en la mayoría
de las maneras, la forma en la que se da este proceso, sin distinguir
entre los aspectos interiorizantes y exteriorizantes, las acciones y estrategias de lo subjetivo y lo emocional. En suma, se hace referencia
a la noción de identidades como modos de identificación, de adhesión,
y constitución de sentimientos de pertenencia, y poco se ha trabajado
desde la concepción de que la identidad es ante todo un proceso que
contiene una serie de dinámicas que pueden analizarse desde el nivel
individual hasta el colectivo, desde el local hasta el global, desde la
lógica de la homogeneización hasta la de la diferenciación; desde lo interiorizado a lo exteriorizado, desde el enfoque que analiza la relación
entre estas diferentes esferas, y su constitución de manera cotidiana en
el ámbito relacional y de los imaginarios colectivos. Al respecto, la
primera dificultad que se nos presenta empieza precisamente por
comprender la conglomeración que encierra la noción de identidad
al tiempo que se ve encerrada en una gran inflación en su uso yapropiación. Se trata de un término que ha llegado a ser tan manipulado
que el cuestionamiento en torno a su definición pasa a ser una ociosidad. Así, sería pertinente seguir la frase de Lévi-Strauss al advertirnos que "toda utilización de la noción de identidad comienza por la
crítica misma de ésta".l Sin duda, se trata de una de esas raras palabras
mágicas a las que parece permitírseles todo, hasta el punto de haber
logrado atravesar las barreras disciplinarias a veces tan hermetizadas por la tradición y las prácticas institucionales. Metáfora que obliga
a la búsqueda de la inter-trans-intra-disciplinariedad.
Es en este sentido, que se ha intentado llevar a cabo, en esta reflexión
general y colectiva, objetivo de este volumen, la comprensión integral
de los aspectos y factores que involucran las acciones, sentimientos e
imaginarios de pertenencia en los grupos humanos. Ello, sin duda, no
es menor si se toma en cuenta la reconsideración que se ha hecho de la
noción de la(s) identidad(es) como herramienta heurística de análisis
de lo social por parte de las disciplinas y corrientes de pensamiento
I
ef Claude Lévi-Strauss, I:identité, París, Grasset, 1977.
DANIEL GUTIÉRREZ MARTÍNEZ •
17
científicas. Así, lo que se busca en este libro colectivo es poder generar,
si el objetivo se logra, una herramienta propia de comprensión de la
interrelación humana en entornos de diversidad, que sea maleable y
utilizable en cada circunstancia dada, aunque lo anterior sólo permita
entender y presentar las vicisitudes y avatares que se generan alrededor de los llamados procesos de identificación y pertenencia, y lo que
pueda significar esto para el mundo y el conocimiento actuales, tanto
para el ámbito de lo cultural, lo político, lo simbólico, como económico y del mundo contemporáneo.
De este modo, se podrá observar a lo largo del libro que el tema
de las identidades en las ciencias sociales, no sólo se vincula con los
diferentes aspectos societales que constituyen las relaciones humanas,
sino también da cuenta de la historia misma de las disciplinas, de los
campos del saber y de las políticas que se aplican y se ponen en marcha,
resultado de dichos análisis en los diferentes regímenes de gobierno.
En este sentido, el libro se divide en tres rubros, cada uno buscando
converger, a través de la diversidad de planteamientos, en una idea
común. Se trata de vislumbrar con la noción de identidades un encuentro reflexivo hacia un paradigma que no deje de esbozarse como
ámbito ineludible de investigación académica en la actualidad. AsÍ, el
análisis en términos de identidades nos vincula con el entendimiento
sobre cómo se han conformado las diferentes disciplinas, corrientes
y tradiciones de pensamiento en las ciencias sociales, y cómo se ha
interpretado el mundo en diferentes ámbitos societales. Al respecto,
en nuestro rubro Prospecciones se busca, precisamente, dar cuenta de
la manera en que la conceptuación 2 de las identidades ha encontrado su mayor auge investigativo a partir del establecimiento, hace ya
2 Existe una diferencia entre conceptuación y conceptualización ta! y como lo propone Habermas; el primer vocablo da cuenta de una visión, de una manera de concebir, de una noción
que depende del contexto espacio-temporal y el posicionamiento epistemológico a! que se adscriba para determinar sus características, mientras que el segundo vocablo (el de conceptualización) significa la construcción teórica de una noción o un vocablo que busca agrupar todas las
diferentes posturas existentes en vías de concretizar una sola significación. Se trata de encontrar
una fórmula de interpretación global manipulable y utilizable para todos no importando el contexto en el que uno se encuentre. Así, una conceptuación sería un elemento más, un punto de
vista entre tanto otros imbricados en un concepto, es decir, en el proceso de conceptualización.
Varias conceptuaciones pueden formar una conceptualización, pero no a la inversa.
18 •
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
más de unos cien años, del solipsismo cultural de la llamada era de la
modernidad. Se trata precisamente de dar cuenta de qué manera la
interacción de las percepciones colectivas nos ofrece puntos divergentes con respecto al concepto, metáfora o teoría de la(s) identidad(es)
ampliamente predominantes en las ciencias sociales, al tiempo que los
enmarca en un espíritu del tiempo específico como lo es el de la modernidad, terminando éste por influenciar de manera global la construcción discursiva del mundo, su representación e interpretación. Un
espíritu del tiempo hay que entenderlo como aquellas atmósferas,
modus vivendi y cosmovisiones específicas que permean cada época
y que se van concatenando e interconectando con otras atmósferas
circundantes, sean éstas reconocidas o no. Asimismo, este ejercicio
de vinculación de factores en el tiempo con el auge heurístico de la
noción de identidad, nos permite observar la manera en la que se interrelacionan diversos aspectos en el proceso de constitución del conocimiento, desde las dinámicas internas características de las mismas
disciplinas (hablaríamos en términos de paradigmas en el sentido de
Khun), hasta aquellos factores externos al proceso del conocimiento
vinculados con la política, la economía, lo cultural, las relaciones de
poder, etcétera. Se trata pues, de pensar en aquellos ambientes-atmósferas que acompañan la constitución de una noción descriptora del
mundo que vivimos.
De hecho conocer las diferentes concepciones o conceptuaciones
de una noción que se van esbozando en el proceso del conocimiento
es, en sí mismo, un hecho que forma parte de la realidad social y que es
inevitable no desdeñar. Sin esta toma de conciencia, sería difícil entender todos los ámbitos que están involucrados en la noción de identidades y su conformación como herramienta de comprensión de la
realidad sociaP Los cinco textos muestran las posibles y concretas repercusiones que se dan cuando se impone el pensamiento de la unidad
en un contexto dado, como lo es el de las relaciones humanas, diverso
y maleable en tiempos de la modernidad.
3 ef Pierre Bourdieu, Science de la Science el reflexivilé, París, Seuil, 2001, donde habla de
la necesidad de tomar en cuenta el contexto en el tiempo y en el espacio donde se formulan las
concepciones teóricas y metodológicas.
DANIEL GUTlÉRREZ MARTÍNEZ •
19
De este modo Edgar Morin inicia el libro con el tema de la complejidad a partir de la enunciación del estudio del sujeto para mostrar que
detrás del problema de la identidad están las complejas relaciones entre la persona Ylos otros. Aquí despliega la idea de que el egocentrismo
puede llevarnos, a partir de la necesidad de los otros, a actitudes de tipo tanto egoísta como altruista, todo ello siendo puntos necesarios de
la aparente unidad que es el sujeto. Esta complejidad engloba las dos
visiones en la metáfora del doble programa informático, y reconoce el
carácter originario cuasi-simultáneo de la auto-afirmación del Yo y de
su relación al Otro. La complejidad del sujeto implica trilogías conceptuales tales como orden, desorden, organización, lo que nos permite
ilustrar el conocido ejemplo de la identidad compleja de los marranos
ayer y hoy, es decir, aquellos judíos convertidos por fuerza en Europa,
y que hoy se traducen por identidades como la de los beurs en Europa, o los mestizajes híbridos en algunas partes de Latinoamérica. Los
distintos personajes que a lo largo de la historia, como Spinoza, Bartolomé de Las Casas y Montaigne, por mencionar sólo tres, sirven de
apoyo a esta complejidad detrás de la identidad del sujeto, muestran la
heurística misma de las metáforas concretas que se pueden vislumbrar
con la noción de poli-identidades.
Por su parte, Danilo Martuccelli nos plantea, a partir de la constatación de que la noción de identidades parte de la articulación entre una
historia personal y una tradición social y cultural, "tres ejes reflexivos
en torno a la interrogante de la identidad". El primer eje es aquel que
opone a los partidarios de la concepción de un actor capaz de llegar
a dotarse de una identidad coherente y única, y los que, a la inversa,
preconizan la tesis de la diseminación de dicho actor. El segundo eje
distingue las perspectivas que plantean arreglos de pertenencia a partir de los grados de apertura identitaria que se plantean y se reconocen en el entorno social. Finalmente, el texto nos permite interesarnos
menos sobre el trabajo efectivo cumplido por el actor o sobre lo que es
la identidad, que sobre la diversidad de las consistencias constitutivas
de las diversas formas identitarias. Aquí se nota indispensable diferenciar las tres puestas constitutivas del espacio identitario, a partir de
las tensiones entre la unidad y la descentración; el esencialismo y la
contingencia; la solidez y la labilidad. De ahí se refuerza la importan
cia de extender y potenciar la noción de identidades con el término
20 •
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
de identificaciones, tal y como se vislumbra con la propuesta en el
mismo apartado sobre "la heurística de las identidades colectivas y las
identificaciones" de D. Gutiérrez Martínez. Aquí se esboza de qué manera las discusiones sobre las identidades, en el ámbito de las ciencias
sociales, se han centrado en enfoques psicologizantes y en la búsqueda
de que las políticas de reconocimiento de identidades diferenciadas
permitan una mejor convivencia social entre los grupos humanos. Lo
anterior ha posibilitado la ruptura entre lo nuevo y lo tradicional (surgida a través de la crítica entre lo que es y lo que no), característico
de la modernidad. Ello se asume como esencial en la comprensión de
la conformación de las sociedades con construcciones identitarias
modernizadas e individualizadas, o incluso a partir de la fragmentación de las adhesiones grupales en el pasado, incuestionables y predominantes. En este sentido la noción de identidades puede plantearse
como un parteaguas a doble movimiento que funge como herramienta de comprensión de la cuestión societal ayer y hoy. Esto termina por
movilizar las herencias adquiridas, las memorias, los imaginarios,
todos ellos alimentados por la socialización subjetiva construida en
el intercambio entre grupos y personas. Así, el proceso identitario se
transluce en un segundo movimiento que tiene que ver con el aspecto
reflexivo de todo acto social y que se da como reacción-retroacción
del proceso de interacción diario: se trata de una construcción, de una
actualización actual y cotidiana.
Lo anterior se engarza con la idea de captar los factores socio-históricos que han influido en el interés de la constitución de la noción
de identidades como herramienta heurística de análisis de lo social,
permitiendo dar cuenta igualmente de los diversos cambios de mentalidades y maneras de captar lo social que se han y van dando en el
tiempo. Esto es lo que nos permite dar cuenta de los diferentes espíritus del tiempo específicos que se han ido conformando en el mundo de
las ideas. Será precisamente en el espíritu del tiempo de la modernidad
que quizás podamos hablar de una fuerte intencionalidad, sobre todo
en el ámbito de las disciplinas llamadas científicas, de definición del
término de identidades en el sentido de dictaminar, designar e identificar comportamientos humanos de adhesión y pertenencia específicos estables, perennes y de larga duración. Se trata de un espíritu
del tiempo que tuvo precisamente su mayor auge cuando la sociología
DANIEL GUTlÉRREZ MARTíNEZ •
21
explicativa se posicionó en el ámbito del dominio del conocimiento
científico de lo social.
Como aspecto ilustrativo de lo anterior, Jeffrey Alexander reflexiona acerca de "la construcción social de universales morales': en donde constata, a partir de un suceso histórico específico, como lo es el
llamado Holocausto, la manera en cómo este suceso inflingido a un
grupo delimitado de individuos se transformó en un símbolo universal
de sufrimiento humano, al menos en el mundo occidental, y con el cual
se identifica gran parte de la humanidad. Así, mediante la revisión de
los hechos históricos inmediatos, relacionados con los juicios de Nuremberg, pero también otros no relacionados directamente, como la
Guerra de Vietnam, se observan los cambios paulatinos en la percepción de la idea del mal y su atribución en la construcción de morales
pretendidamente universales. Para ello, el autor hace uso del recurso
conceptual de narración progresiva para mostrar cómo esta estructura interpretativa permite observar que para que un suceso pueda afectar a un grupo alejado de aquel que sufre algún tipo de vejación, debe
haber una identificación simbólica que incluya la identificación tanto
con quienes sufren como con quienes infligen el sufrimiento, de modo
que eventualmente el mal pueda estar en todos lados o identificable en
todos los seres humanos, creando identificaciones universales. Así, el
Holocausto es mostrado como una experiencia de liberación a la vez
que de identificación, donde en ciertos lugares el sentimiento es menos
cercano a esta experiencia concreta como el Holocausto (en su sentido directo), pero se comprende y se identifica como una experiencia
propia que puede equipararse de alguna forma a aquélla experimentada
en un ámbito local.
Esta idea se refuerza con «la crítica de la fetichización de la cultura única y la identidad universal" que enfatiza Pablo Lazo Briones,
en donde a partir de una filiación intelectual puntual, proveniente de
Nietzsche principalmente, pero igual de sus seguidores, como Heidegger, se plantea la insuficiencia de la cultura única del humanismo en
nuestra sociedad para generar una identidad estable y cerrada sobre sí
misma. Se trata de un proceso de fetichización de la modernidad que
está representado por el proyecto moderno humanista de la edificación
de un mundo a la medida de la propia imagen del sujeto y su identidad, haciendo valer toda suerte de recursos racionales para conseguir
-,
22 •
A MANERA DE INTRODUCCiÓN
la calculada proyección de sí mismo y el aseguramiento de su mundo
en su percepción de todos los días. La crítica a esta visión universalista de la cultura única y la identidad universal retoma las críticas
hechas ya por Nietzsche tanto a la historia como al Estado autoritario
de su época. Así, parece que sólo a través de un acceso interpretativo a la cultura y al tema de la identidad, es decir un acceso crítico de sus fetichizaciones, se puede advertir el entramado múltiple de
nuestras formas del ser social.
En este sentido, una de las muestras de la visión universalista de la
cultura única reflejada alrededor de la noción de identidad ha tenido
como referencia la definición de la manera en la cual alguien se comporta con talo cual estilo concreto, y/o cómo éste se ve representado
en el ámbito interrelaciona!. Este primer umbral de posicionamiento
analítico definitorio de las identidades dejaría, si se puede decir así,
una huella indeleble en la manera de enfocar la identidad en las ciencias sociales modernas a lo largo de sus primeros setenta años, particularmente si el objetivo era entender las relaciones de intercambio
en un ámbito de diversidad social, cultural, histórica, simbólica... En
otras palabras, las reflexiones y concepciones al respecto se centrarían
en la idea misma del individuo y su representación, desdeñando de
manera sustantiva la interrelación entre personas, grupos y colectividades, y sus consecuencias instantáneas, efímeras, producto de esta
interrelación. Desde este punto de vista, para entender el entorno que
acompaña el análisis de la sociedad desde la mirada analítica de las
identidades, es necesario tomar en cuenta la influencia que han tenido, en un inicio, estas disciplinas de corte psicológico y psicoanalítico
en la conceptuación de tipo individualista de las relaciones humanas. 4
Es a partir de estos movimientos reflexivos que toda una serie de pro-
4 La "condensada historia de las tres fases del psicoanálisis nos proporciona un marco para
clasificar las teorías y situar la teoría de la(s) identidad(es) dentro de ellas. A cada una de estas
fases, la teoría de la(s) identidad(es) le aporta un concepto de identidad que es similar al concepto de "carácter" de la segunda fase psicoanalítica, véase Norman N. Holland, The 1, New Haven
y Londres, Yale University Press, 1985, p. 164 (versión en español on tine, http://www.clas.ufl.
edu/users/nholland/elyo/elyohome.html, trad. de Juan Vargas-Duarte). La definición clásica
le pertenece a atto Fenichel, 7he Psychoanalytic 7heory ofNeurosis, Nueva York, W. W. Norton,
1945, p. 467, "el modo habitual de armonizar los conflictos que presentan las demandas internas
y el mundo externo"; véase también www.clas,ufl.edu/users/nnh/elyo/elyo baclc.html.
DANIEL GUTLÉRREZ MARTí EZ •
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uestas, momentos y eventos alrededor de la noción de identidades
~an tenido lugar. Así, lo que pareció haber comenzado como un planteamiento de orden psicológico e individual, ha pasado a formar parte
de los intereses heurísticos de investigación de las ciencias sociales,
sobre todo después de la segunda Guerra Mundial, cuyo objetivo fue
por mucho tiempo el de enriquecer los análisis de la interacción de los
grupOS humanos, en especial en el campo de la sociología, la psicología
social y la antropología, partiendo de los enfoques de la conformación
propia del sujeto. La ambivalencia del sujeto como ente egocéntrico,
que actúa de manera individual tanto egoísta como altruistamente,
permite resaltar la importancia misma del sujeto en el proceso mismo
de conformación de las identidades.
Queda dicho que estas conceptuaciones no dejan de estar vinculadas asimismo con la manera en la cual las ciencias sociales se han
desenvuelto a lo largo de su proceso constitutivo, y en particular en las
últimas décadas. Lo anterior es importante, más aún porque el término o noción de identidades ha encontrado en la actualidad gran auge
y legitimidad para analizar diversos aspectos de la sociedad, pues es a
partir de su estudio que se han logrado vislumbrar no sólo los procesos
de socialización, sino los procesos políticos, económicos culturales,
religiosos que han impactado directamente en la planeación y diagnóstico de las políticas de Estado e institucionales, en la conformación
del mundo y de los intercambios, tanto como los comportamientos
cotidianos formales y los no formales.
En suma, partir del enfoque de las identidades como modo de comprensión de los fenómenos sociales, es partir de una mirada que se encuentra imbricada en todos los ámbitos estructurales de una sociedad
(economía, política, social, cultura, religión), así como asociada a los
ámbitos agenciales de un grupo o individuo(s) (vida cotidiana, pertenencia de grupo, lógica de la individuación, lógicaemocional. .. )Incluso,
como se podrá ver en este volumen, el análisis de la noción de identidades nos permite comprender fenómenos sociales involucrados con
la historia actual llamada "moderna y democrática': así como aquellos
procesos vinculados con la pertenencia a los llamados nacionalismos,
fascismos y genocidios característicos de los siglos XIX y XX, sin olvidar los llamados populismos de izquierda y derecha todas tendencias
incluidas, así como los movimientos colectivos de toda índole, desde
24 •
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
aquellos reclamando autonomía jurídica y territorial como los movimientos indios en América Latina (Yvon Le Bot), hasta aquéllos exigiendo servicios médicos para el tratamiento del VIH vinculando la
reafirmación de una identidad sexual específica, y pasando por los
movimientos políticos, culturales y sociales de la actualidad.
De ahí surge el objetivo del segundo rubro en este volumen Comprensiones: la convergencia de las alternancias cuyo objetivo se vincula
con la comprensión del fenómeno de las identidades desde un contexto específico en donde se ven involucrados procesos estructurales directamente influenciando los procesos agenciales. Aquí, no nos queda
más que confirmar que la importancia que tiene la noción de las identidades en la actualidad se debe en gran medida a la posibilidad que
existe para ser una herramienta de análisis del vínculo entre la agencia
y la estructura que está siempre presente en los procesos de interacción
de los grupos humanos. Va de suyo mencionar, precisamente, que esta
relación entre agencia-estructura conforma el pilar epistemológico de
la sociología y de los análisis en la ciencia social desde siempre. 5 Esta
relación constituye la mayor problemática de análisis que la sociología
se ha dado como desafío a comprender, por lo que las identidades se
convierten inevitablemente en la noción clave para este ejercicio de
comprensión. 6
Así lo manifiesta el tratado sobre los Infortunios de la integración
identitaria en el mundo occidental (Wieviorka), tanto como las implicaciones diversas que se vislumbran en las identidades múltiples en la
globalización (Díaz-Polanco). El texto sobre la religión de los europeos
(D. Hervieu-Léger) y su vínculo con la modernidad y el secularismo es
s cf Anthony Giddens, Central Problems in Social 7heory, Londres, Macmillan, Berkeley,
University of California Press, 1979; Anthony Giddens, La constitution de la société. Éléments de
la théorie de la structuration, París, PUF, 1991.
6 En la actualidad ya se puede incluso hablar de la demanda de derechos por la(s) identidad(es), lo cual no es más que un indicio de la importancia que está teniendo la cuestión de
la(s) identidad(es) para la buena relación entre los grupos humanos. Véase la página de internet:
http://conadi.jus.gov.ar/gsdl/cgi-binllibrary, donde se encontrará el sitio de la Comisión Nacional por el Derecho a la(s) Identidad(es), y en la biblioteca digital se pueden encontrar artículos
periodísticos, documentos testimoniales, legislación y bibliografía variada vinculada al derecho a las identidades. La misma constitución de Canadá, por ejemplo, resalta la importancia de
la identidad en sus consideraciones jurídicas, constituyendo el punto central de las políticas
de reconocimiento establecidas en ese país desde los años setenta.
DANIEL GUTlÉRREZ MARTÍNEZ •
25
mblemático para denotar esta relación sociológica. Del mismo modo,
texto que reflexiona sobre los mestizajes y el género en las Américas,
alrededor del tema de la sexualidad (c. Boidin) es ilustrativo para entender la construcción de formas tipificadas de sexualidad, producto
de un proceso histórico de colonización que se reconstituye en diversas formas a partir de su relación con los agentes sociales.
Así en el texto sobre "los infortunios de la integración': Michel
Wieviorka explica que en el mundo actual la perspectiva de la integración se ha debilitado, y la del individuo, la del Sujeto y de las interacciones se han vuelto cada vez más importantes. Se vive así un
replanteamiento a las formas que toma la nación y el Estado tanto
como sus instituciones y la sociedad en sí misma. De este modo las
formas de integración se desvanecen o se transfiguran favoreciendo ya
sea el aspecto estructural, ya sea el agencia!. Uno de los ejemplos paradigmáticos de esta transfiguración es el referido a la noción de trabajo,
el cual dejó de ser el modo de integración y de identificación social por
excelencia, ya que el empleo al sentirse y verse cada vez más inestable
o incierto, al verse involucrado en esta especie de nomadismo laboral,
donde se corre el peligro de cambiar muchas veces en la vida tanto de
empleador como de oficio, el aspecto flexible de las identificaciones
retoma fuerza.? A partir del estudio de los flujos migratorios, y del
uso de conceptos como nomadismo, diásporas y mestizaje, se plantean
las vicisitudes y avatares que acompañan los procesos de integración,
tanto en lo referente a las poblaciones flotantes como en la población fija y supuestamente estable.
Esta ambivalencia identitaria entre lo fijo y lo movible es plenamente observable en la propuesta de Héctor Díaz-Polanco a propósito
de las "identidades múltiples en la globalización", ensayo cuyos ejes
centrales giran en torno a las relaciones entre pluralidad sociocultural
y sociedad globalizada, donde parece ser errónea la idea de que la globalización conduce a una especie de homogeneización cultural de las
sociedades, pues no sólo no provoca la uniformidad cultural esperada
o anunciada, sino que complejiza el hecho cultural y en su seno se registra un fuerte renacimiento de las identidades, acompañado, como
:1
7
ef Michel Maffesoli, El nomadismo. Vagabundeos iniciáticos, México. FCE, 2004.
26 •
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
es visible en la actualidad, de luchas reivindicatorias en crecimiento.
Se concluye que el camino para la emancipación no puede ser la individualización que parece impulsar la estrategia globalizadora actual.
Estas reflexiones coinciden en parte con las esbozadas en el ensayo
anterior sobre la integración en el mundo actual. En los dos casos, los
desafíos que parecen afrontarse en torno al tema de las identidades se
encuentran en afirmar que la convicción de la construcción de comunidad debe expresarse en todo su ext~so
panorama.
Lo anterior encuentra más fuerza al verse ilustrado con el caso
de las identidades y la acción colectiva que se expresan en los movimientos indios en América Latina, tal y como nos lo plantea Yvon
Le Bot, en su aportación a esta "reflexión comunitaria'. Aquí se describe la manera cómo, en un mundo marcado por la dominación de
los mercados, la asunción de poderes y violencias neocolectivas, las
luchas indias en América Latina han podido reivindicar, a pesar de
los conflictos sociales, proyectos culturales con finalidades democráticas que parecían o pretenden ser las relaciones societales. La revisión
que se hace de los distintos movimientos de reivindicación indígena
en el continente muestra los distintos grados de penetración social y
política que dichas propuestas han podido tener, de acuerdo con las
diversas acciones emprendidas por los grupos indígenas en cuestión,
y ello no obstante el hecho de que los estados latinoamericanos suelen mostrarse refractarios a la diversidad étnica cultural. Del mismo
modo pero en una atmósfera más europea, Daniele Hervieu-Léger, al
partir de una crítica a la modernidad y a las pretensiones hegemónicas subyacentes con el establecimiento de la razón como única vía de
acceso para conocer y relacionarse con el mundo, reflexiona respecto
a cómo esta racionalidad científica, terminó por sustentar esquemas
similares de promesas intangibles de aquellas vertientes de las religiones históricas de salvación, que se deseaban confinar a la esfera de lo
privado. Su objetivo, durante el proyecto de la modernidad, fue superar el orden intangible de dichas experiencias religiosas, sin separarse
de manera particular de la tradición religiosa judeo-cristiana que le
precedió, más aún, dicho esquema religioso-cultural que se pretendió
combatir se halló en su misma base de proyección salvífica, siendo
ésta la que a la postre generaría las dudas y resquebrajamientos de las
identificaciones simbólicas y de creencias religiosas.
DANIEL GUTIÉRREZ MARTÍNEZ •
27
Desde otro punto de vista y latitudes, el texto sobre los mestizajes y
énero en las Américas, que se sitúa alrededor de algunas reflexiones
sad rtne~
en la sexualidad, Capucine Boidin revisa de manera cronológica -de 1492 a nuestros días- en América Latina y el Caribe, las
reflexiones académicas que se han hecho sobre el género, mostrando las dificultades, límites y avances que se han dado en este campo,
al desdeñar la dualidad reflexiva entre mestizaje y sexualidad. Ahí se
propone una investigación, así como algunas pistas para elaborar una
historia y una antropología de las sensibilidades sobre el rol de las mujeres en los mestizajes en América Latina, y su impacto evidente en los
procesos de identificación en las relaciones de género. Se busca comprender de qué manera los actores de diferentes épocas han percibido,
resentido y pensado las relaciones de lo femenino y de lo masculino,
de las mujeres y de los hombres en el mestizaje, de las mujeres y de
los hombres mestizos, creando, regenerando identidades complejas,
flexibles y estigmatizadas a la vez. Estas reflexiones convergen, con la
construcción de las identidades por parte de los seres humanos que al
definir su acometer en el mundo en tanto que organismos propios desde
una comodidad del ser, generan la existencia de muchos seres, de muchas definiciones y de comodidades de ser en el mundo, en donde
plantear cuál es la más óptima de ellas para una definición identitaria,
termina siendo una verdad imposible, al contar cada una con una lógica propia de ser y pertenecer en el mundo. De ahí se vislumbran las
desventuras de un mundo antípoda, tal y como lo esboza L. E. Ferro
Vidal en su reflexión, conllevando a la necesidad del abordaje de las
formas de ser y pertenecer en un mundo que es a la vez propio y ajeno,
con el fin de constituir una identidad latinoamericana que encuentre
posibilidades de ser una aventura en convergencia.
En este sentido, advertimos aquí la importancia para la reflexión
alrededor de la agencia y la estructura que esboza la noción de las
identidades, aunque sean precisamente esta duplicidad de dinámicas
las que se ven al mismo tiempo contenidas con la noción de identidades, es decir, con aquello que conforma, encierra y con aquello
que rompe, mueve e irrumpe. Todo lo anterior, nos permite pensar las
identidades como la metáfora simmeliana del puente y la puerta, es
decir, como algo que comunica a la vez que encierra. AsÍ, la identidad
como noción heurística nos permite encontrar una plausibilidad de
28 •
A MANERA DE INTRODUCCiÓN
análisis entre lo que significa la acción y las constancias, al tiempo que
se observa la problemática de querer concertar en las ciencias sociales una definición con posibles acuerdos de reflexión, en términos de
consolidaciones de plausibles teorías y conformaciones de efectivos
paradigmas.
Heurística de las identidades en las ciencias sociales
Vale recalcar que el término de identidad se había asociado hasta hace
poco tiempo con elementos analíticos fijos y estáticos productos de la
interacción humana, al tiempo que se había definido como un proceso
que se constituía día con día a través de la aprehensión a identificaciones específicas. En un principio se trataba de conocer el mecanismo
psíquico traducido a través de la noción de identificación: la operación
por la cual el sujeto humano se constituía en sí mismo yen su alteridad. Al respecto es conocido, como mencionado en este volumen, que
Erikson trató de llevar la noción subjetiva de las identidades a la cuestión del contexto social, a partir del sentimiento de la constitución de
un Yo organizado, fundado sobre una verdadera estima de sí mismo
en el marco de un contexto social. Con ello más que continuar con la
idea (planteada ya desde Freud) de que las identidades (identificaciones para su caso) tienen que ver con un proceso constante, continuo,
movible abierto a su entorno social, se planteó la idea de una concepción estática, fija. cerrada, estanca, con rasgos esencialistas, de permanencia y de totalidad, incluso de individuación. 8 Si bien no se desdeña
que los procesos identitarios necesitan de un elemento estable y fijo
para seguir constituyéndose. este proceso no encuentra continuidad
si no se combina con un dinamismo, con una flexibilidad cambiante,
efímera y retroactiva, a la vez que reactiva. Lo anterior no es menor si
se da cuenta de lógicas paralelas que se han esbozado de dicha noción,
sobre todo en el marco de la sociología. Propuestas que se han visto
acompañadas de políticas públicas concretas y que han colaborado al
8 Cf Erik Homburger Erikson. Enfance el société. Neuchatel, Delachaux et Niestle. 1986; y
también Erik Homburger Erikson. Adolescence el crise. La quéle de l'idenlité, París, Flammarion,
1972.
DANIEL GUTlÉRREZ MARTÍNEZ •
29
estancamiento reflexivo alrededor de los procesos constitutivos de los
sentimientos de pertenencia. Las nociones de cultura, de individuo,
de etnia, de raza, de ciudadanía, han sido por ejemplo en todas sus variantes, nociones que han consolidado esta idea de lo fijo y lo estático
de las identidades por lo mismo que dichas nociones fueron definidas
como tales, y sirvieron de legitimación para la construcción de los estados-naciones al asociarlas a la noción de identidad nacional.
A lo que se ha enfrentado el proyecto de la modernidad con respecto a la noción de identidades, es a esta tradición en la cual éstas ya no
representan, ni son vistas como formas necesarias de definir y criticar
la estructura del mundo, más aún, ni siquiera como algo que se deba
cuestionar en sí mismo, pues se sostiene la existencia por antonomasia
de una adhesión total de manera individual (es decir consciente) a
un grupo o a una serie de símbolos que permiten representarse en su
entorno y en su realidad, pero también de forma instantánea y efímera
a través de imaginarios vinculantes, que duran tanto como el símbolo
compartido genere un sentido colectivo. De este modo, los parámetros
de conformación de identidades están dados de manera individual o
grupal forzada u opcional, donde uno se involucra con su entorno
constituyendo elementos compartidos y vinculantes, creando comunalizaciones que van al encuentro del planteamiento de un individuo
autónomo y separado de sus grupos de pertenencia (etnia, familia,
religión, nación). Lo interesante con la noción de identidades en un
contexto de modernidad fragmentada y/o desgastada, es el hecho de
que los sentidos de pertenencia ya no se postulan como cuestionables,
sean dados, heredados, apropiados y/o aceptados en cualquiera de sus
formas: el Yo no existe sin el nosotros; el nosotros precede toda forma
de ser en el mundo. Es aquí donde, por efecto bumerang se vislumbra
la aceptación total de los elementos constitutivos del Yo que conformamos con nuestro entorno. Lo que el proyecto de la modernidad consolidó ha sido la adscripción a una forma de vida; a un parámetro de
interpretación y representación heredado de una visión soteriológica
del mundo, propio del discurso moderno. Nos referimos a un momento en donde la adscripción a elementos definitorios y constituyentes
del Yo, se estableció a través de una elección específica del individuo, y
no como la adhesión incuestionable a un grupo de elementos compartidos por una comunidad. Así, lo que se cuestiona en todo ello, y que
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A MANERA DE INTRODUCCIÓN
da pauta a los textos aquí presentes es que el individuo está integrado a
su comunidad de pertenencia, sintiéndose formante en ella, viviendo a
la vez como entidad particular, sin plantearse forzosamente problemas
identitarios tal y como se entienden con la noción de crisis o de saturación de identificaciones. Es precisamente porque hay una desestructuración de las comunidades, a raíz de la predominancia del discurso
moderno del individuo y su autonomía, que se genera una atmósfera
de individuación de la sociedad y, por tanto, una lógica de adscripción
identitaria desde una lógica selectiva, crítica y autonómica.
Se trata del fomento a la emancipación individual, a la elección/
adscripción voluntaria a parámetros interpretativos y de representación que se movilizan en la relación que se mantiene con la alteridad,
y que se pensaban establecidos y perennes de una vez por todas. Las
identidades desde este ámbito de reflexión hacen referencia a la parte
relacional de los grupos e individuos y de su interrelación y dependencia con el Otro para definirse a sí mismos, pero de igual modo da
cuenta de una lógica exacerbada de unidad, de homogenización,
de concentración inamovible en constante proceso de fijación, bajo el
auspicio del elogio a la emancipación individual.
El término de crisis adscrito a la noción de identidad (crisis de las
identidades) ha llevado a alimentar ineluctablemente la idea de una
adscripción final de parámetros de interpretación y representación de
las relaciones humanas y de los sentimientos de pertenencia. Como
si las identidades tuvieran un principio y un fin, una conformación
predeterminada y un objetivo final que termina por constituirse de
manera completa y de una vez por todas. Con ello, se hace alusión a
los discursos y narraciones fragmentados que se dan con el advenimiento de un suceso inesperado o por los avatares de cada época. Es
decir que se habla del rompimiento de una continuidad que parecía
irrompible e insuperable, cuando ya mucho se ha reflexionado sobre
la existencia de la continuidad en la ruptura. En otras palabras, decir
que se vive en una crisis de las identidades por el hecho de que en la
actualidad advienen discursos fragmentados, es negar que la existencia misma de lo social y de la interacción humana se lleven a cabo en la
concatenación de diversas formas de existencia, conviviendo paralelamente en la experiencia social. De ahí que la actualidad se defina erróneamente como una época que contiene una concatenación de crisis
DANIEL GUTlÉRREZ MARTÍ EZ •
31
de identidad, aunque en realidad se trate de lógicas diferentes de constitución que son necesarias unas y otras para consolidar un espíritu del
tiempo como lo es aquél en torno a la pluralidad. La visualización de
las identidades como proceso constante de una crisis de parámetros
de interpretación Yrepresentación del yo; como resultado mismo de
la crisis de la modernidad, ha colaborado a la revalorización de la noción de identidades, al tiempo que ha obnubilado también otro tipo
de acercamientos posibles alrededor de su proceso de conformación.
Aquí el cuestionamiento va en el sentido de la saturación de las representaciones identitarias, y de su necesario evacuamiento, para generar
procesos fluidos de identificación. Lo anterior ha motivado el interés
de valorizar la noción de identidades como herramienta heurística de
comprensión de lo social, pero al mismo tiempo, ha constituido y solidificado una interpretación casuística del mundo, de inicios, crisis
y finales, reinicias y refinales ... Esta interpretación está circunscrita
en una percepción unitaria de la identidad, lo que ha terminado por
influir en la interpretación de los procesos sociales en su globalidad, y
generado desde esta propuesta fragmentarista del mundo, una visión
esquizofrénica de las relaciones humanas. 9
Junto con la noción de crisis, se ha reflexionado también en torno al desarrollo conceptual de las identidades por etapas, por facetas.
Esto hace referencia al hecho de que llega un momento en que se fija
una identidad psíquico-fisiológica que supera la social. Al igual que la
noción de crisis, la noción de facetas identitarias ha tendido a mermar
las reflexiones de las ciencias sociales sobre la manera en la que las
identidades en nuestras sociedades se van conformando y se imbrican
con los procesos de interacción. En este sentido, si las identidades desde sus inicios son concebidas como un proceso, de manera continua,
abierta, en constante interacción, relacionista y basada en la relaciónintercambio con la alteridad, es un imperio de la lógica el querer definirla como noción fija, en crisis o en facetas, o incluso incurrir en
verdades últimas contenidas en la dinámica misma de la identidad. De
ahí que no es menor el impacto que tuvo el modelo de la ilustración en
la conceptuación de la identidad única e indivisible, y por lo tanto de la
9
el Peter Burke, 7heluture 01 identity 7heory and Research, EVA, Bloomington, 2001.
32 •
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
posibilidad de concebirla como fija e inamovible. Aquí observamos el
impacto del modelo de la modernidad y de su crisis sobre la percepción-conceptuación de la identidad en el mundo actual.
En suma, ya sea porque se asocian designaciones de identificación
política (pasaporte, credenciales de identidad, de elector, etcétera),
sea porque se le adjuntan características psicológicas que terminan
por designar un cenit de personalidad, sea porque se ve influenciado por los contextos histórico-culturales unitarios, y la consideración
de momentos de crisis que terminarán por asentarse en una armonía,
la reflexión sobre las identidades se ha quedado un tanto estancada,
pero es esto mismo lo que ha abierto los nuevos desafíos heurísticos y
epistemológicos en torno a las identidades, que hoy nos convocan en
esta reflexión colectiva. En esta comunalización del pensamiento.
La identidad como un proceso
El común denominador en los textos que aquí se reúnen es el hecho
de que las identidades han sido señaladas más que como una esencia,
como un proceso que encierra un sistema de relaciones complejas interactuando internamente pero enmarcadas en un contexto socio-histórica-cultural más vasto en el espacio social. Este principio reflexivo
de las identidades es el que no ha podido desplegarse a modo, y el que
se había relegado en cierta medida de los análisis sociales, debido a los
factores socio-históricos influyentes que se mencionan en el primer
rubro de esta reflexión colectiva. Este principio de interacciones complejas actuando internamente en un marco estructural y exógeno es
el punto sobre el cual cada una de las investigaciones aquí esbozadas
inicia y mantiene su reflexión.
Se toma conciencia de que las identidades como toda construcción sacietal son un término en constante actualización, reflejando
la movilidad de épocas, de pensamiento, de concepciones, y en ningún momento han representado un aspecto fijo e inmóvil. Esto no
significa que el término de identidad carezca de elementos que puedan
fungir como parámetros estables para la interpretación de realidades
complejas a nuestro entendimiento (como las identidades religiosas,
étnicas, que ya se han mencionado), no obstante la noción de identi-
DANIEL GUTlÉRREZ MARTÍNEZ •
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dad eS maleable, moldeable, permite el advenimiento de un proceso de
constitución de un Yo y de un nosotros en continua interacción acción
retroacción.
y La identidad definida como un proceso en constitución permanente hace loable el diálogo entre las diferentes disciplinas y corrientes que reflexionan en torno a la manera en la que las identidades se
conforman Y su impacto en la interacción social. Al mismo tiempo,
desde el ámbito de las ciencias sociales, la dificultad que se esboza para
el análisis del término de las identidades es la de su fixidad y la de su
versatilidad. Si bien las identidades tienen determinantes en el marco
de lo psicológico y subjetivo, son construidas a partir de una experiencia singular, estratégica, en donde no se puede perder de vista que el
individuo está insertado en instituciones o grupos de pertenencia que
canalizan su acción y le proporcionan justificaciones simbólicas. Las
instituciones de socialización y de identificación como la familia, los
partidos políticos, las iglesias, etcétera, parecen encontrar cierto declive en el mundo contemporáneo, aunque en realidad se trate de una
compensación entre el papel que tienen de socialización y sus aspectos
individuales. Después de muchos años de idas y vueltas entre las diferentes conceptuaciones, las identidades empiezan a ya no concebirse
como una sustancia, un atributo inmutable del individuo y de las colectividades, sino como la imagen, la estima de sí mismo, la estrategia
y la racionalidad electivas. Las identidades comunitarias o políticas se
elaboran, se construyen y se actualizan sin cesar en las interacciones
entre los individuos, los grupos y sus ideologías, y la socialidad institucional se confluye con la lógica interna. La tarea en la actualidad,
objeto de este libro es la de enriquecer la reflexión en torno a las identidades describiendo la relación que se genera en el interior y en el
exterior de estos procesos de constitución. La adecuación actualizción
o utilización de estos procesos a lo largo de las épocas, o los diferentes
umbrales histórico-geográficos son la preocupación de inicio. Estos
aspectos son los elementos reflexivos que se han abierto en torno a
la noción de identidades y de sus posibles utilizaciones en términos
políticos y sociales, ello ha sido el hilo de Ariadna del volumen que
aquí se presenta, y que pretende cristalizarse con los estudios de caso
que conforman su tercer apartado: Presentaciones e identificaciones en
el aquí y el ahora.
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A MANERA DE INTRODUCCiÓN
Identidades, pluralidad y políticas públicas
Los factores endógenos, coyunturales y epocales intervienen en el
auge de la noción de identidad como herramienta heurística de investigación de lo social, y como posibilización de políticas públicas
incluyentes. Así, la repercusión que ha tenido la toma de conciencia de
la alteridad en las ciencias sociales ha estado vinculada con la apertura
de una serie de decisiones políticas que se pueden sintetizar en las
llamadas políticas de reconocimiento de la diferencia. 10 Estas políticas
consideran los efectos perversos generados con el proyecto de la modernidad, de manera que se toman en cuenta las formas alternativas de
organización de la producción de sentidos. Para comprender el vinculo entre estas políticas y los planteamientos actuales de las llamadas
"ciencias del otro", es necesario tener en mente varios aspectos importantes: a) la distancia generada durante el predominio del proyecto
de la modernidad y presentida por los actores entre sus expectativas
y la realidad, esto tiene que ver con las decepciones que se tienen de
las expectativas creadas de la realidad producto de insuficiencias en la
producción de sentidos de pertenencia; b) la intención no lograda, por
parte de las ciencias sociales explicativas, de generar un relato comprensivo capaz de dar cuenta de lo vivido y al mismo tiempo de poderlo insertar en una estructura de interpretación que conglomere en un
común denominador las relaciones entre los grupos diferenciados, de
manera que haya una comprensión de la extrañeza de los fenómenos
sociales y de sus similitudes, cuando se encuentran sentimientos de
pertenencia diferenciados en interrelación.
Lo anterior se ilustra con los diferentes casos aquí presentados,
como lo son la política del Melting Pot y del mosaico cultural al inicio del siglo XXI, producto de ideologías de políticas étnicas estadounidenses en la llamada encrucijada cultural. Eero Carroll plantea el
modo en el que el concepto de las ideologías étnicas puede ser definido como sistemas de creencias políticas donde las clases de relaciones
de igualdad en Estados Unidos y Canadá se reflejan en las políticas
sobre etnicidad de ambos países. Se examina hasta qué punto las ideo10
ef Charles Taylor, Les sources du
marion. 1998.
moi. La formation de l'identité moderne, París, Flam-
DANIEL GUTIÉRREZ MARTÍNEZ •
35
logías canadienses y estadounidenses con respecto a la etnicidad (pertenencia étnica) se diferencian realmente proporcionando tensiones
e inconsistencias sobre la representatividad de los actores vinculados
y responsabilidades asimétricas de los funcionarios que toman las
decisiones con respecto a la opinión pública sobre las diferenciaciones étnicas y las políticas a aplicar. Esta reflexión se ve solidificada
con el texto sobre la etnicidad y el multiculturalismo en Canadá, en
donde Roberto Miguelez, retomando un aspecto de la problemática
de la multiculturalidad y la etnicidad, hace referencia a la forma o al
género de la ocupación pre-colonial que ha existido, es decir, la del indígena de los territorios norteamericanos. De esta manera plantea que
mientras el oeste tropical y semi-tropical de las Américas se encontró
ocupado y explotado por vastos imperios, el resto de las Américas lo
estuvo por poblaciones poco numerosas, dispersas en vastos espacios,
y todavía con economías, sistemas políticos y organizaciones sociales
que algunos sociólogos llamarían "subdesarrollados': A partir de semejante constatación, se explora la forma en que Canadá ha enfrentado una situación multicultural que incluye a poblaciones nativas, así
como poblaciones europeas de habla francesa y habla inglesa, y cómo
esta múltiple conformación ha dado en ese país políticas multiculturales no siempre exitosas, como se vislumbra de manera general en la
actualidad en los discursos oficiales.
El caso de Canadá y de los Estados Unidos es sumamente interesante para la comparación del caso de los judíos que llegaron de Alepo a México en términos de construcción de una la identidad en un
contexto migratorio. Aquí, Liz Hamui Sutton a partir de una investigación delimitada en tiempo y espacio, aborda la cuestión de la identidad colectiva del grupo étnico y religioso minoritario de los judíos
de Alepo en México, en donde a través de las particularidades de esta
población se muestran no sólo las diferencias, posiblemente obvias,
frente a una población no judía, sino incluso frente a otras poblaciones
judías igualmente asentadas en México. Es así que a través del análisis de algunas de sus particularidades intrínsecas, relacionadas con
las estructuras sociales y simbólicas que ordenan el tejido social en el
cual interactúan sus miembros, se da un repaso de su arribo a México,
de su asentamiento paulatino y de cómo se van constituyendo formas identitarias muy particulares en el lugar en cuestión. Con ello se
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A MANERA DE INTRODUCCIÓN
muestra la dificultad que representa este grupo judío en el marco de la
identidad cuando un grupo étnico se ve envuelto en un proceso de
integración e identificación en un nuevo destino migratorio.
Una reflexión similar es posible de encontrar con el análisis de las
identidades musulmanas en Europa, a partir de la propuesta de Farhad Khosrokhavar quien reflexiona sobre el imprevisto de la constitución en Occidente de las minorías musulmanas importantes, y
particularmente en Europa. Se observa aquí de qué manera se produjo una sensible descristianización de la mayoría de los países donde
el cristianismo solía ser la religión minoritaria. Lo anterior produjo
una serie de conflictos, no sólo en lo relativo a la identidad de los
nuevos pobladores respecto de sus nuevos asentamientos, sino en su
identidad particular con respecto al resto de sus similares que no se
movieron, y con respecto, también, de otros musulmanes asentados
en otras regiones de Europa. De esta manera se señalan tres categorías de musulmanes en Europa con identidades particulares, aquellos
que asimilan las normas europeas y los usos y costumbres y que acaban por parecerse a otros europeos, aunque cultivando en privado su
particularismo religioso; aquellos grupos, mucho más limitados, que al
identificarse con un islam "neocolectivo': se integran, pero no se asimiLan al mismo tiempo; finalmente un tercer grupo, mucho más restringido en número que Los precedentes, que se sitúa en una relación más
conflictiva frente al cuerpo social, pues adopta una identidad "hiperfundamentalista" que rechaza el Occidente pecador y desea convertirlo
a la religión de Alá, teniendo como consecuencias el mayor distanciamiento de una sociedad pensada como corruptora y corrupta.
De este modo, retomando la reflexión alrededor de los sentimientos de pertenencia religiosos, pero esta vez en la esfera educativa,
Franc;:ois Dubet en su texto Integración: clases, nación, y comunidades
en Francia, reflexiona en torno a la situación actual en este país, de los
jóvenes de 30 años de edad, comparándolos con aquellos del periodo
llamado "los dorados treinta", donde se percibe cómo una gran cantidad de jóvenes de esta edad parecen ver el mundo en permanente crisis. Aquí, sucede que en treinta años se ha pasado de la lucha de clases
a la lucha de las culturas y de las posiciones simbólicas identitarias.
Si bien esta situación de transfiguración de valoraciones simbólicas e
identitarias tiene efectos en todo tipo de poblaciones, tanto nacionales
DANIEL GUTIÉRREZ MARTfNEZ •
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omo de inmigrantes, es en particular con los musulmanes en Francia
~onde
existe mayor notoriedad, pues su situación de pobreza y marinación en la mayoría de los casos, parece proseguir una dominación
gue ya no se inscribe y se visualiza siempre y forzozamente por parte
de los jóvenes en las relaciones sociales y en los mecanismos institucionalizados. Así, la rabia y la cólera mostrada en algunos de ellos, no
encuentra un blanco específico sino es que en la policía y los símbolos
del orden. Se advierte que para salir de la idea obsesiva de crisis tal
vez se debería renunciar a algunos de nuestros mitos y nuestras representaciones y admitir que la sociedad francesa nunca reencontrará la
estructura surgida de los gloriosos treinta, pero conformará modos de
identificación y sentimientos de pertenencia complejos, no por ello
menos interesantes y enriquecedores.
Esta situación es comparable, desde el ámbito escolar, en el texto
sobre la etnicidad y la escuela en niños y jóvenes otomíes, mixtecos y
purépechas en México, propuesto por Regina Martínez Casas y Angélica Rojas. En este trabajo se contrastan tres estudios de caso de indígenas urbanos que radican desde hace al menos quince años en la zona
metropolitana de Guadalajara, lo que ha generado la escolarización de
las segundas generaciones de niños indígenas en escuelas urbanas. Este
fenómeno nos permite observar gran cantidad de negociaciones culturales y lingüísticas que se traducen en conflictos para la conformación
identitaria y la reproducción social de las familias de migrantes, quienes encuentran en la ciudad una opción ante el empobrecimiento, el
desmantelamiento del campo y la marginación de sus comunidades de
origen. Para ellos, la posibilidad de ofrecer a los niños y jóvenes una experiencia escolar de mejor calidad que la que encuentran en las zonas
campesinas ha condicionado la permanencia de muchas familias indígenas en las ciudades con la finalidad de garantizarles a sus hijos una
mejor capacitación para el trabajo que la que se tuvo en generaciones
precedentes. Sin embargo, esta situación ha generado fuertes tensiones entre los modelos culturales propios de las comunidades indígenas
y el transmitido por la escuela, donde las políticas educativas actuales
carecen de las herramientas pedagógicas para atender a la población
indígena urbana que crece cada año de manera importante.
Los casos anteriores describen el reviraje interpretativo enunciado en estas políticas de reconocimiento de la alteridad, es decir, hay
38 •
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
un sustento en el intento de tomar conciencia de la distancia entre el
presente y el pasado y de las diferentes formas que toma esta distancia en los grupos, adhesiones y sentimientos de pertenencia. De esta
manera, el contexto societal (relacional) visto como una fase interminable de transición, permite dar cuenta del presente contra el pasado,
del cambio contra la tradición, inculcando una forma de tradición de
lo diferenciado. En otras palabras, las reflexiones sobre el Otro y las
políticas de reconocimiento ofrecen la posibilidad de comprender los
diversos y múltiples procesos identitarios que se dan en la realidad social, sean éstos fragmentarios, englobantes o dispersos. Si bien la idea
de crisis de la que se habló antes da cuenta del sentimiento confuso y
múltiple de de-conexión del mundo con el otro y con los otros, no es
insuficiente para caracterizar la pluralidad de respuestas que advienen
en un discurso moderno que se ha y se ve saturado.
Lo que no se pudo contener y gobernar en los procesos identitarios
diferenciados y confinados a la esfera privada, ha sido la conciencia
histórica de una ruptura entre la adhesión identitaria tradicional y la
identificación ciudadana pretendida, y resolver con ello las cuestiones
de una diversidad de adscripciones incuestionables que se presentan
día con día en contextos de intercambio diferenciado. En suma, el
efecto saturación del modelo de la modernidad tuvo como corolario
la toma en cuenta de la posibilidad de una convivencia en una multiplicidad de formas diferenciadas. En este sentido, el impacto sobre
la consideración de una diferenciación en términos de identidades ha
sido sustantivo. Se puede decir que la epistemología de la diversidad
que se propaga en la actualidad hace referencia al reconocimiento
de la existencia de una pluralidad de formas de identificación que
conviven constantemente, y la necesidad de llevar a cabo una serie
de políticas de reconocimiento de esta pluralidad en el seno de los
estados-nación, hasta donde éstos se mantengan como legitimidades
identitarias válidas. ll
Los puntos revisitados nos dan cuenta de la dificultad de marcar la
noción de identidad como un concepto, una teoría, o quizás un paradigma. Al respecto, basta con tener en mente que difícilmente se trata
11 Daniel Gutiérrez Martínez (coord.). Multiculturalismo perspectivas y desafíos, México,
Siglo XXI. 2006.
DANIEL GUTIÉRREZ MARTÍNEZ •
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de un concepto, pues el hecho de definirla como un proceso no basta
para conglomerar una serie de interpretaciones que encierran las diferentes visiones de la realidad social. El que se mencionen diversas
características que se encierran en una noción e incluso en un consenso, no significa que se haya constituido un concepto en sí mismo,
quizás por el momento como metáfora nos permita tener amplitud
de entendimiento de los aconteceres que vivimos cotidianamente. No
parece tratarse tampoco de una teoría, aunque ha habido el intento
de llevarla a ese punto, pues una vez más en dichas teorías se trata de
adaptar concepciones y proyectos de sociedad a una noción en particular, en su caso a la de las identidades, y no se formula la dinámica,
la lógica y el proceso que se encierra y se abre en la conformación
de identidades-identificaciones. Finalmente no se puede decir todavía
que la identidad es un paradigma (en el sentido khuniano) aunque
quizá se puede vislumbrar la posibilidad de que así sea. Empero, para
ello, por el momento se asoman varios problemas: primero las diversas corrientes sociológicas y de las ciencias sociales, y los distintos enfoques contenidos en estas mismas corrientes hacen que no se pueda
considerar a una serie de investigaciones como teorías y reagruparlas
en un término analítico, pues antes que nada no hay claridad sobre los
términos de identidad, identidades, identificaciones, sentimientos de
pertenencia, o de las diferencias entre todos ellos. Estos factores son
sólo algunos de los elementos de reflexión que aquí se esbozan a partir
de los textos incluidos en el volumen, para comprender la manera en
la que se ha llevado a cabo el debate en las ciencias sociales en torno a la noción de identidades, de los desafíos y de los obstáculos a los
que nos enfrentamos, en términos de tecnologías de gobierno, y del
impacto que han tenido los aspectos estructurantes de los contextos socio-históricos en la conformación de los sentimientos de pertenencia.
Daniel Gutiérrez Martínez