NONNULLUS
Revista digital de Historia
Publicación Semestral
Nº4 Enero /Junio 2009
2009
Edita
Nonnullus.blogspot.com
Dirección
Esther González Solís
Consejo editor
David García Delgado
Sara Ortega Garrido
Rodrigo López Soriano
Neila Sanz Pilar
N
N
Consejo asesor
Enrique Cerrillo Cuenca (CSIC),
Julio Gómez Santacruz (Uex)
Francisco García Fitz (Uex)
Carlos Barros (Uni. Santiago)
Fernando Serrano Mangas (Uex)
Colaboran en este número:
Carlos Marín Hernández
Carlos J. Rodríguez Casillas
David García Delgado
Neila Sanz Pilar
José Carlos Gutiérrez Pérez
Carlos Barros
Álvaro Sánchez Climent
Manuel Jesús Segado-Uceda
Diseño y maquetación
Esther González
Correcciones
Sara Ortega Garrido
Esta publicación no se
responsabiliza de las opiniones
vertidas por sus colaboradores en
sus respectivos artículos.
DEPÓSITO LEGAL
BA-590-07
ISSN: 1988-5814
NÚMERO 4
Enero-Junio
2009
ÍNDICE
ÍNDICE
HISTORIA ANTIGUA
Actividad extractiva minera y acuñación de numerario en la Hispania del
siglo IV d.C.
Carlos Marín Hernández
HISTORIA MEDIEVAL
La época oscura de la moneda medieval castellano-leonesa
Carlos J. Rodríguez Casillas
HISTORIA CONTEMPORÁNEA
Pecadoras y bohemios. Un esbozo de la prensa sicalíptica en España a
comienzos del s. XX
David García Delgado
ARCHIVÍSTICA
Aproximación a los archivos: Los archivos administrativos
Neila Sanz Pilar
ARTE
Sobre el cuadro de San Francisco Solano situado en la ermita de la Fuente
de Jamilena (Jaén)
José Carlos Gutiérrez Pérez
HISTORIOGRAFÍA Y DIDÁCTICA
Primeras conclusiones del III Congreso Internacional Historia a Debate
(14-18 de julio de 2004)
Carlos Barros
Los primeros pobladores de España: Una visión “prehistórica” de los
historiadores del siglo XVI y XVII.
Álvaro Sánchez Climent
Nota arqueológica Manuel Jesús Segado-Uceda
NORMAS EDITORIALES Y COLABORACIONES
2
3
ARQUEOLOGÍA
HISTORIA
PROTOHISTÓRICA
ANTIGUA
4
3
La
Edad del Bronce
en la “Tierra
deyBarros”:
nuevos
Actividad
extractiva
minera
acuñación
de
ARQUEOLOGÍA
PROTOHISTÓRICA
hallazgos
en el Cerro
Castillo de
numerario
en la del
Hispania
delAlange
siglo(Badajoz)
IV d.C. *
Carlos
IgnacioMarín
PavónHernández
Soldevila
ÁreaDoctorando
de Prehistoria.
enUniversidad
Historia de
Extremadura.
Universidad
de Extremadura.
1. La Edad
El estudio
del Bronce
de los desde
escasos
el datos
occidente,
de queo sobre
gozamos
mitos
paray analizar
realidades.
la economía de la Hispania
bajoimperial ha revelado durante los últimos años unos resultados generalmente imprecisos y en exceso
controvertidos
La “Edad del Bronce”,
para losque
investigadores
discurre en la
tanto
Península
nacionales
Ibérica
como
a lointernacionales.
largo del II milenio
Las distintas
y los primeros
posturas
siglos
se
mueven
del Ier. milenio
en terrenos
a.C., visiblemente
se muestra como
divergentes
uno de los
que
períodos
no obstante
más mitificados
pueden aglutinarse
de la Prehistoria
en dos direcciones
en el entorno
mediterráneo.
.
Así ha sido, entre otros motivos, por la espectacularidad de su cultura material (González
Marcén,
LaLull
primera
y Risch,
tendencia
1992; Dickinson,
es producto
2000),
de la oherencia
por las reminiscencias
investigadora de
delos
susaños
sociedades
sesentaen
y setenta
la epopeya
del
homérica
pasado siglo,
(Chapa,
cuando
2003:
los primeros
104-105; Kristiansen
trabajos sobre
y Larsson,
la economía
2006:
del49territorio
y ss.), epeninsular
incluso endurante
los mitos
la
fundacionales
dominación romana
de la civilización
afirmaron que
occidental
todavía(Demakopoulou,
en el siglo IV d.C.
Éluère,
Hispania
Jensen,
era Jockenhöven
el distrito minero
y Mohen,
más
1999:
rentable
5). No
del en
Imperio
vano, ela Comité
juzgar por
paratodos
el Patrimonio
los datos Cultural
disponibles,
del Consejo
aunquede
asumían
Europala
designó
decadencia
a 1995en
como
sus
el
niveles
“Año Europeo
productivos
de layaEdad
desde
delcomienzos
Bronce”, y del
a ésta
Alto
como
Imperio
la “Primera
(incluso
Edad
desde
de Oro
finales
de Europa”,
de la República)
en función
al
del
mismo
nivel
tiempo
de desarrollo
que un palpable
y complejidad
desorden
alcanzado
monetario.
por Sin
su sociedad,
embargo, los
estas
avances
adversas
tecnológicos,
condiciones
o un
no
emergente
evitaron quemercado
la península
internacional
mantuviera
que
unas
preludia
fluidascon
relaciones
milenios
comerciales
de antelación,
con las
según
restantes
se haprovincias
llegado a
apuntar,
del Mediterráneo,
una de laslograndes
que le habría
aspiraciones
permitido
de lamantener
construcción
su hegemónica
europea (VVAA,
posición
1995:
como
9). abastecedora
Una fascinación
de
desde
productos.
el presente
En definitiva,
eurocéntrico,
la manifiesta
hemos de
actividad
convenir,
económica
un tanto “interesada”.
de Hispania para los siglos I-II d.C. habría
persistido en líneas generales en las postrimerías de la dominación romana.
Tal vez por ello, a nivel español esa valoración ha sido recogida con un cierto escepticismo –como
Desde
los años el
ochenta
hasta
actualidad
se ha alconformado
la tendencia
contraria
en suse
claramente
manifiesta
título de
algúnlatrabajo
publicado
hilo de ese evento
(Ruiz-Gálvez,
2001)–;
postulados.
defensores
han no
reiterado
persistentemente
en diversas publicaciones
las enseñas
incluso
en el Sus
suroeste
peninsular
ha merecido
mayores consideraciones.
Un Suroeste donde,
por el
fundamentales
de del
la Diocesis
Hispaniarum
para este
siglo: un evidente
que
contrario,
la Edad
Bronce constituye
un período
problemático
donde lo aislamiento
haya, y en el geográfico
que se dilucida
rápidamente
devaluó
su importancia
geoestratégica
par esque
la mantuvo
la
transición entre
el “Bronce
del Suroeste”
y “Tartessos”,ao la
lo que
lo mismo,
el pasoalejada
del finalde
de la
desestabilización
política del Imperio,
propiciando
una cierta estabilidad para el desarrollo económico
Prehistoria
a una Protohistoria
igualmente
mitificada.
interno. Sin embargo, han resaltado que esta coyuntura determinó una naturaleza autoabastecedora y
En
autofinanciadora
este trabajo vamos
de la Hispania
a centrar
tardorromana,
nuestra atención
ya que
principalmente
otras provincias
en del
algunas
Imperio
de habían
las novedades
tomado
producidas
entonces la delantera
en la investigación
en el sistema
referente
económico
a esosproductivo
últimos siglos
y comercial.
de la Prehistoria
Entre otros
en aspectos,
las tierraslainteriores
ausencia
de evidencias
documentales
y arqueológicas
sobre
cecas
(inexistentes
para estede
siglo),
trabajadores
del
Suroeste (la
actual Extremadura),
dejando
para
otra
ocasión el análisis
los comienzos
de en
la
las minas y funcionarios
encargados
de parecían
su explotación
custodia,
constituirían
pruebas
una
Protohistoria.
Dichos comienzos,
si bien
a prioriy mejor
conocidos
hace bien
poco de
(Pavón
Soldevila,
innegable 1999),
decadencia
probablemente
en las explotaciones
estén al díamineras.
de hoy necesitados
Consecuentemente
de la misma
la economía
revisión anatural
la que en
cobraría
todo el
Suroeste
fuerza al están
carecer
obligando
de un numerario
los recientes
quey no
es menos
necesario
sorprendentes
importar, con
descubrimientos
una administración
de Huelva
económica
(González
en
profunda
transformación
que incluso
se hayllegado
a describir
como prefeudal.
de
Canales,
Serrano y Llompart,
2004)
El Carambolo
(Fernández
y Rodríguez, 2007: 253). Una
revisión que, dicho sea de paso, necesariamente deberá hacerse no “en caliente”, sino desde la pausa y la
atención
Enaese
la integración
debate que se
deha
los
prolongado
nuevos datos
hasta
extremeños
hoy destaca(procedentes
un aspecto asumido
excavaciones
por ambas
recientes
posturas
cuyasy
que debió ser
de capital
devenir
históricoMagacela,
de Hispania:
la absoluta
de cecas
memorias
están
aún en importancia
elaboración,para
comoellas
de Logrosán,
Alange,
etc.) enausencia
los ajustes
bajoandaluces
duda sedurante
producirán
en los
años.
oficiales enque
su sin
territorio
el siglo
IVpróximos
d.C. La pregunta
que al instante surge es ¿por qué? Y, si
efectivamente no hay ceca oficial, ¿de dónde procedía todo ese numerario que tenemos atestiguado
arqueológicamente?
propuesto
numerosas
para responder
al porqué.
Entre
Pero
más allá de ello,Se
nohan
obstante,
tal vez
no esté de interpretaciones
más exponer de entrada
algunos de
los problemas
que
otras,
ofrece
la diócesis
el registro
no entró
regional
en los
deplanes
cara a de
la resolución
los emperadores
de esapara
transición
tal fin operada
por su lejanía
a finales
de los
de principales
la Edad del
centrosen
deel
poder,
porque no existía un destacable establecimiento militar al que remunerar y por el cese
Bronce
Suroeste:
de las principales explotaciones mineras peninsulares. Concretamente esta última hipótesis explicativa
la que
focaliza
la redacción
del presente
analizando
el rendimiento
de las
regiones
mineras
*esEste
artículo
constituye
una adaptación
deescrito,
parte de
la conferencia
titulada “La
Edad
del Bronce
en
más destacadas
en la de
extracción
de oro,
plata y bronce
para comprobar
su valía
como suministradoras
Extremadura.
Estado
la cuestión
y problemas
de investigación
en la región
extremeña”,
impartida en
de metalelde
Cáceres
22acuñación.
de noviembre de 2007, en el marco del XI Ciclo de Conferencias organizado por el Museo de Cáceres
y la Asociación “Adaegina” Amigos del Museo de Cáceres.
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3,
Mayo-Agostol
Mayo-Agosto
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LAS MINAS Y SU RENDIMIENTO
La drástica reducción en el rendimiento de los yacimientos mineros peninsulares en lo referente
a metales de acuñación (oro, plata y bronce) fue sin duda una de las causas principales para que
Hispania quedara relegada en la redistribución geográfica de cecas desarrollada en el Bajo Imperio.
Para afirmarlo se aporta la información que proporcionan las fuentes literarias, la documentación
oficial y las evidencias arqueológicas de las regiones mineras más importantes del solar hispano.
1. Las fuentes literarias
El poeta Claudio Claudiano y el panegirista Latinio Pacato Drepanio son las principales fuentes
clásicas y contemporáneas al siglo IV d.C. que recogen referencias directas sobre Hispania, de ahí que en
la bibliografía consultada las menciones más abundantes vinculadas a los textos sobre la minería y los
metales correspondan a sus escritos. Sin embargo, como se deducirá más adelante, ningún historiador
serio puede llegar a concluir absolutamente nada de sus obras.
Claudiano 1) vive a caballo de los siglos IV-V d.C., desarrollando una amplia y variada obra
poética, donde los panegíricos de contenido histórico han sido tomados como prueba irrefutable de la
abundante riqueza aurífera hispana. No obstante, sabemos que sus alusiones no deben ser tomadas
fielmente: Claudiano no estuvo nunca en Hispania, su carácter poético y panegirista condiciona la
información que nos proporciona y en su obra abundan los tópicos más frecuentes recogidos por la
literatura clásica (como el del Tajo aurífero). Véanse como ejemplo los siguientes versos, extraídos del
poema Laus Serenae, un elogio a la patria hispana de Serena, esposa de Estilicón:
(54-56) “…diues equis, frugum facilis, pretiosa metallis, principibus fecunda piis,
tibi saecula debent Traianum…”
…rica en caballos, pródiga en frutos, abundante en metales, fecunda en emperadores piadosos:
el tiempo te debe a Trajano…
(63-65) “…sola nuum Latiis uectigal Liberia rebus contulit Augustos.
Fruges, aeraria, miles undique conueniunt totoque ex orbe leguntur…”
…solamente Iberia hizo una nueva contribución a la causa latina, los Augustos.
Frutos, metales, soldados vienen de todas partes y son elegidos de todo el orbe…
(76-77) “…oblatum sacris natalibus aurum uulgo uena uomit…”
…a cada paso, la veta vomita el oro ofrecido para los nacimientos sagrados…
Pacato 2), que desarrolla su vida también entre los siglos IV-V d.C., es ante todo un panegirista,
destacando para nosotros su Panegiricus Latini Pacati Drepani dictus Theodosio, donde elogia la
figura de este emperador y su patria, Hispania. En el ejemplo seleccionado figuran igualmente muchas
de las expresiones que ya aparecen en panegíricos anteriores:
(II, XII, 4.2-5) “…terris omnibus terra felicior, cui excolendae atque adeo ditandae impensius
quam ceteris gentibus supremus ille rerum fabricator indulsit…”
…la tierra más afortunada de entre todas las tierras, que el supremo hacedor de las cosas se ha
complacido en embellecer y enriquecer mucho más interesadamente que al resto de
pueblos…
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Estos panegíricos no son todos los que han llegado hasta nuestros días, pero sí los únicos que se
redactaron en el siglo IV d.C. Aquellos que se enmarcan cronológicamente en siglos anteriores o
posteriores no pueden ser utilizados como prueba documental, sino eludidos. Como es perceptible,
estos extractos contienen recurrentes tópicos sobre la riqueza minera de Hispania, que se repiten en
semejantes pasajes redactados por estos y otros autores de la Antigüedad, razón por la que esta
sobreabundancia narrada por las fuentes debemos enmarcarla dentro de la clásica literatura poética
latina. Afirmar sobre esta base que la explotación de las minas era aún efectiva en este periodo no se
fundamenta en hipótesis precisas ni rigurosas.
2. La evidencia administrativa y legislativa 3)
Los estudios relativos a la administración y legislación tardorromana que versan sobre estos
aspectos nos proporcionan una información aún más determinante: no tenemos constancia de
actividad extractiva minera para Hispania, cuyo silencio es bastante significativo. Lo lógico sería que
una explotación para metal de acuñación, considerada por tanto de gran interés, hubiera dejado al
menos unas breves referencias en la documentación oficial, máxime en un periodo en el que sería
necesario el abastecimiento constante de moneda para sufragar un ejército cada vez más numeroso y
para pagar los tributos pactados con los pueblos asentados en los limes del imperio.
La Notitia Dignitatum es uno de los documentos oficiales que se refieren directa e
indirectamente a los rudimentos mineros durante el siglo IV d.C. En este sentido, C. Domergue ya
resaltó la existencia de un comes metallorum per Illyricum allí mencionado, pero ninguno semejante
para Hispania, una ausencia muy significativa 4). Ningún tipo de funcionariado ni ceca son citados para
este momento. El Codex Theodosianus es el otro documento que corrobora estos argumentos, donde se
alude a la multiplicación de funcionarios y sus principales atribuciones a partir de su puesta en vigor.
Entre esos cargos destacar la referencia a los procuratores encargados de controlar unas minas que en
este momento pertenecían al Estado romano, entre ellos los de Dacia y Macedonia, pero de nuevo no
aparece referencia alguna a los de Hispania 5). Este documento también acepta la posibilidad de no
pagar en casos excepcionales los impuestos en moneda (oro y plata), sustituyéndolo por el impuesto en
especie, hecho que para muchos investigadores ocurriría comúnmente en la península.
3. Los testimonios arqueológicos
Sin ninguna duda, los resultados obtenidos por la arqueología son razonablemente los más
fidedignos por su carácter científico y, al mismo tiempo, los más determinantes. Precisamente los datos
con los que contamos para el siglo IV d.C. apuntan a un cese absoluto en la mayoría de las explotaciones
o cuanto menos a una decadencia generalizada que habría impedido su aprovechamiento como
abastecedoras de metal para acuñación.
Los datos que poseemos para el Bajo Imperio son pocos y la bibliografía consultada los examina
de manera dispersa y regionalista, sin ánimo de acoplar los resultados en favor de una síntesis integral,
precepto que sí ha sido aplicado a periodos anteriores [Figura 1, página siguiente]. Con la intención de
evitar una exposición farragosa, se optará aquí por esquematizar la explicación mediante regiones
geográficas en función de los distritos mineros de mayor entidad, visión que permite ofrecer una
explicación más global y sintética. Dichas áreas son las riberas del Tajo a su paso por Lusitania, la
demarcación cántabra junto con la vasco-navarra y pirenaica, Cartagena y sus proximidades, las
regiones del Alto y Bajo Guadalquivir y el NO peninsular.
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Figura 1. Regiones mineras hispanas en actividad desde el final de la República (A) al Alto Imperio (B).
Au = oro / Ag = plata / Cu = cobre / Sn = estaño /
Fe = hierro / Pb = plomo / Hg = mercurio / Zn = cinc
Fuente: C. Domergue, Catalogue des mines et des fonderies antiques de la Péninsule Ibérique, Madrid, Publicaciones de la
Casa de Velázquez, 1987.
Los testimonios literarios sobre el Tajo aurífero, referentes a la búsqueda de oro nativo en sus
riberas, ya se ha visto cómo corresponden a la más clásica literatura panegirista romana, mientras que
los arqueólogos no han podido determinar en su área yacimientos mineros de gran entidad ni
explotados sistemáticamente.
En los territorios vasco-navarros y pirenaicos había algún que otro yacimiento a comienzos de la
conquista peninsular, pero no tenemos testimonios literarios ni arqueológicos que indiquen lo mismo
para el Bajo Imperio 6). Por su parte, los datos para la región cántabra quizás han sido interpretados
cronológicamente de forma imprecisa. En las minas de Reocín se han recogido diversos restos
(cerámica, monedas) que testimonian su aprovechamiento todavía en los siglos III y IV d.C., una
cronología que, en palabras del propio autor, es presumible y amplia 7). Con argumentos igualmente
aproximativos se ha asegurado que además de Reocín también debió continuar explotándose durante
estos siglos el yacimiento de Mina Numa 8). La realidad es que no podemos afirmar con rotundidad que
ambas áreas mineras continuaran en explotación a partir del siglo III d.C.
En Cartagena y sus proximidades se encontraban las minas de plata más importantes de la
península Ibérica durante la República, pero la arqueología ha determinado que ya se encontraban en
crisis en la segunda mitad del siglo I d.C. debido a la decadencia de sus explotaciones y la competencia
con las británicas, cesando en su actividad en el siglo II d.C. 9)
El potencial minero del Alto Guadalquivir, Cástulo y sus alrededores es seguro que fue ya
aprovechado por Aníbal en el contexto de la Segunda Guerra Púnica, prolongándose así en el Alto
Imperio. No está tan clara su explotación durante el siglo IV d.C. (la arqueología constata su
decaimiento a partir de mediados del siglo III d.C.) basándonos en la presencia de monedas recogidas
en sus alrededores datadas en el año 383, tal y como se ha afirmado en algunas publicaciones 10); la
presencia de monedas tardías en poblados y yacimientos mineros perfectamente podría deberse a
asentimientos posteriores, reutilizando sus estructuras de habitación 11).
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Algo parecido se puede deducir para el Bajo Guadalquivir. Sabemos de la exhaustiva explotación
de la zona hasta bien entrado el Alto Imperio, pero la abundancia de monedas de los siglos IV-V d.C.
(fundamentalmente de Constantino y Honorio) aparecidas en las áreas mineras de la actual provincia
de Huelva y proximidades es también el único y cuestionable argumento que se ha esgrimido para
confirmar su aprovechamiento hasta estas fechas.
Un comentario más detenido merecen las minas de oro del NO peninsular, verdadero caballo de
batalla por las contrapuestas opiniones planteadas en torno a su aprovechamiento, lo cual ha generando
una abundante bibliografía. Para el siglo IV d.C., tradicionalmente se ha asumido la gran concentración
de miliarios pertenecientes a esta región (especialmente en la vía Bracara-Asturica) y la reparación de
las calzadas como signos evidentes de mantenimiento de esas vías para transportar el oro hasta los
grandes puertos de la costa atlántica, donde pasaría a redistribuirse. Así, el sector minero del NO habría
sido una pieza fundamental en la economía imperial del siglo IV d.C. por la imperiosa necesidad que de
este mineral se tiene debido a la decadencia en la rentabilidad de los yacimientos auríferos del imperio
12).
Sin embargo, la abundancia de miliarios y la reparación de calzadas no pueden tomarse como
referentes inequívocos del transporte de mineral. La presencia de miliarios tardíos está atestiguada
para todo el imperio respondiendo a la restauración de las vías, pero también a su valor propagandístico
y político 13). Véase el caso de Magnencio (350-353 d.C.). Una vez que se ha hecho con el poder de la
prefectura de las Galias en su lucha contra el emperador Constante, sabemos que ejecutó un control
efectivo sobre Hispania. Así, de él conservamos una significativa cantidad de inscripciones epigráficas y
miliarios en la Gallaecia con una función que se ha estimado como política y propagandística
comprobada en sus emisiones monetarias, utilizadas para dar a conocer cuál era la nueva situación
política e imbuirle de legitimidad 14). Analizando la distribución geográfica y cronológica durante el
siglo IV d.C. de los miliarios peninsulares 15) obtenemos una información igualmente valiosa [Figuras 2
y 3, página siguiente]. La provincia Gallaecia nos ha legado una ingente cantidad de miliarios para la
primera mitad de siglo, constituyendo el área geográfica donde se concentran la mayor parte de estas
inscripciones. Pero para la segunda mitad de siglo vemos que, aunque mantiene la hegemonía como la
provincia con mayor frecuencia de hallazgos, su número se ha visto drásticamente reducido; esto
podría relacionarse con la progresiva decadencia minera de la región y su consecuente pérdida de
interés para la administración imperial. También llama poderosamente la atención que la expansión
geográfica de estos miliarios no alcance más que al entorno inmediato de Bracara, tendencia mucho
más acusada para la segunda mitad del siglo, no extendiéndose radialmente como sería lógico pensar
hacia las actuales regiones asturiana y leonesa, tradicionalmente las más rentables.
Finalmente, más certeros resultan los análisis proporcionados por la arqueología: para C.
Domergue la fecha del final de sus explotaciones no puede establecerse con certeza, aunque a partir del
siglo III d.C. la escasez de evidencias arqueológicas es palmaria 16), obviando los elogios de Pacato y los
hallazgos monetarios aislados, que como ya se ha visto son una premisa insuficiente.
En suma, el silencio que rodea a las fuentes literarias, la documentación oficial y la arqueología
sobre la explotación de los yacimientos mineros peninsulares a partir de los siglos II-III d.C. es bastante
significativo a la hora de establecer una relación directa con la ausencia de ceca oficial peninsular. No se
puede acuñar numerario con la ausencia del metal de acuñación. Las hipótesis tendentes a fijar las
causas directas de este abandono extractivo son muy variadas: el agotamiento del mineral, el final de la
rentabilidad de las explotaciones, el carecer de mano de obra y los desajustes que la crisis del siglo III
d.C. trajo consigo han sido algunas propuestas planteadas por la historiografía, aunque nada
definitivas.
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Figura 2. Distribución de miliarios de la dinastía constantiniana (312-364 d.C.)
Fuente: J.M. Solana Sáinz y L. Sagrado, La política viaria en Hispania. Siglo IV d.C.,
Valladolid, Servicio Publicaciones de la Universidad, 1998.
Figura 3. Distribución de miliarios de la dinastía valentiniana y teodosiana (364-395 d.C.)
Fuente: J.M. Solana Sáinz y L. Sagrado, La política viaria en Hispania. Siglo IV d.C.,
Valladolid, Servicio Publicaciones de la Universidad, 1998.
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Notas:
1. Ver J. Mangas y Mª del Mar Myro (eds.), Medio físico y recursos naturales de la Península Ibérica en la
Antigüedad, Madrid, Editorial Complutense, 2003, pp. 145-148 y 188.
2. Idem, pp. 162-164 y pp. 236-237.
3. Lo contenido en este epígrafe está detallado en J. Arce, El último siglo de la España romana (284-409), Madrid,
Alianza, 1986, pp. 119-124; del mismo autor, “La administración económica de la diocesis Hispaniarum en el siglo IV d.C.”,
Pyrenae (Barcelona), nº21, 1985, pp. 151-156.
4. C. Domergue, “Introduction à l´étude des mines d´or du nord-ouest de la Péninsule Ibérique dans l´antiquité”,
Legio VII Gemina, León, Diputación Provincial, 1970, p. 278.
5. Codex Theodosianus 1.32.5.
6. J.M. Blázquez, Historia social y económica de la España romana (siglos III-V), Madrid, Confederación
Española de Cajas de Ahorro, 1975, p. 76.
7. J.R. Vega de la Torre, “Cantabria en el Bajo Imperio: lo que dicen las evidencias arqueológicas”, en F.J.
Mingorance y Ricart (coord.), Actas del I Curso de Cultura Medieval, Aguilar de Campoo, 1989, pp. 153 y 155.
8. C. Pérez González y E. Illarregui, “El siglo IV en la antigua Cantabria según la evidencia material”, en R. Teja
Casuso y C. Pérez González (coords.), Actas del Congreso Internacional la Hispania de Teodosio, vol. II, Valladolid,
Universidad SEK, 1998, p. 620.
9. A. Fuentes Domínguez, “Aproximación a la ciudad hispana de los siglos IV-V d.C.”, Actas del Congreso
Internacional la Hispania de Teodosio, op. cit., p. 479.
10. J.M. Blázquez, op. cit., p. 76; L. Arboledas Martínez, “Fuentes para el conocimiento de la minería y metalurgia
romana en el Alto Guadalquivir”, Arqueología y territorio (Barcelona), nº2, 2005, p. 99 y 102.
11. El Codex Theodosianus recoge una reseña en la que se obliga a las familias de los mineros a residir en las mismas;
ver J. Arce, Pyrenae, op. cit., p. 155.
12. J.M. Blázquez, op. cit., pp. 73-75.
13. J. Arce, El último siglo de la España romana (284-409), op. cit., p. 123.
14. J. Cepeda, “La circulación de moneda de Magnencio en Hispania, 350-353 d.C.”, VII Congreso Nacional de
Numismática, Madrid, Museo Casa de la Moneda, 1989, p. 371; F. López Sánchez, “Tiranía y legitimación del poder en la
numismática de Magnencio y Constancio II (350-353 d.C.)”, Faventia (Granada), nº22, vol. II, 2000, passim.
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16. C. Domergue asegura que su explotación no superaría el año 200, en Legio VII Gemina, op. cit., p. 278.
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353
d.C.)”,
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(Granada),
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2000,
pp.
59-86.
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HISTORIA N
MEDIEVAL
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Mayo-Agosto 2008 ISSN 1988-5814
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La Edad
del Bronce
en la
“Tierra
de Barros”:
nuevos
La época
oscura
de
la moneda
medieval
hallazgos en el Cerro
del Castillo
de Alange (Badajoz)*
N
castellano-leonesa
Carlos
JesúsPavón
Rodríguez
Casillas
Ignacio
Soldevila
ÁreaDoctorando
de Prehistoria.
enUniversidad
Historia de
Extremadura.
Universidad
de Extremadura.
1. La Edad del Bronce desde el occidente, o sobre mitos y realidades.
El siguiente trabajo no trata de exponer una serie de monedas, en un frío estudio tipológico y
clasificatorio.
Lo que que
tratadiscurre
es de intentar
dar respuestas
laIIescasa
circulación
monetaria
La “Edad del Bronce”,
en la Península
Ibérica aacerca
lo largodedel
milenio
y los primeros
siglos
producida
en los
reinos
cristianos
alto medievales;
analizando
cómo esaenescasez
de
del
Ier. milenio
a.C.,
se muestra
comopeninsulares
uno de los períodos
más mitificados
de la Prehistoria
el entorno
circulación
se
debió
más
a
procesos
de
la
propia
dinámica
de
las
estructuras
sociales.
mediterráneo. Así ha sido, entre otros motivos, por la espectacularidad de su cultura material (González
Marcén, Lull y Risch, 1992; Dickinson, 2000), o por las reminiscencias de sus sociedades en la epopeya
otra parte,
se 104-105;
intentará Kristiansen
hacer un breve
recorrido2006:
por lo 49
queyfue
la evolución
moneda
homéricaPor
(Chapa,
2003:
y Larsson,
ss.),
e incluso de
en lalos
mitos
castellano-leonesa
en
sus
inicios.
Todo
ello,
enmarcado
con
los
propios
contextos
políticos
y
sociofundacionales de la civilización occidental (Demakopoulou, Éluère, Jensen, Jockenhöven y Mohen,
económicas;
sinvano,
los cuales,
pienso
que
explicaciónCultural
es insuficiente.
1999:
5). No en
el Comité
para
ella
Patrimonio
del Consejo de Europa designó a 1995 como
el “Año Europeo de la Edad del Bronce”, y a ésta como la “Primera Edad de Oro de Europa”, en función
del nivel de desarrollo y complejidad alcanzado por su sociedad, los avances tecnológicos, o un
DE LA NADA
ALinternacional
TODO: la edad
oscura de
lamilenios
monedade
medieval
cristiana
emergente
mercado
que preludia
con
antelación,
según se ha llegado a
apuntar, una de las grandes aspiraciones de la construcción europea (VVAA, 1995: 9). Una fascinación
Aloïss Heiss,
en su descripción
de un
lastanto
monedas
hispano-cristianas medievales, para el
desde el presente
eurocéntrico,
hemos degeneral
convenir,
“interesada”.
ámbito castellano-leonés, comienza a narrar su evolución a partir de Alfonso VI. Se alude al respecto a
que
antes
deello,
la conquista
de Toledo
existió ninguna
diploma,
contrato–como
u otro
Tal vez
por
a nivel español
esano
valoración
ha sidodonación,
recogida privilegio,
con un cierto
escepticismo
documento
anterior
a
dicho
suceso
que
hable
de
monedas
diferentes
a
las
que
se
utilizaron
en
el
periodo
claramente manifiesta el título de algún trabajo publicado al hilo de ese evento (Ruiz-Gálvez, 2001)–; e
romanoen
y visigodo,
como:
sueldos,
Peromayores
como seconsideraciones.
expone seguidamente
« desdedonde,
los tiempos
incluso
el suroeste
peninsular
nodineros...
ha merecido
Un Suroeste
por de
el
1)
Alfonso
VI
en
las
escrituras
de
privilegios
se
usa
promiscuamente
de
sueldos,
maravedíes
»
.
contrario, la Edad del Bronce constituye un período problemático donde lo haya, y en el que se dilucida
la transición entre el “Bronce del Suroeste” y “Tartessos”, o lo que es lo mismo, el paso del final de la
Ya acomenté
anteriormente
que mi mitificada.
interés no sólo se centraba en hacer una simple secuencia de
Prehistoria
una Protohistoria
igualmente
la acuñación monetaria en los inicios de la monarquía castellano-leonesa, sino también de tratar de
buscar
porqué de
este contexto
de alejamiento
de las prácticas
y usos monetarios.
En esteel trabajo
vamos
a centrar
nuestra atención
principalmente
en algunas de las novedades
producidas en la investigación referente a esos últimos siglos de la Prehistoria en las tierras interiores
En este
si queremos conocer
el porqué
de ocasión
la escasaelcirculación
durante
del Suroeste
(la sentido,
actual Extremadura),
dejando
para otra
análisis demonetaria
los comienzos
delos
la
inicios
de
la
monarquía
castellano-leonesa,
no
debemos
perder
de
vista
ni
el
contexto
histórico,
ni
las
Protohistoria. Dichos comienzos, si bien parecían a priori mejor conocidos hace bien poco (Pavón
realidades1999),
sociales
que lo enmarcaron.
Dedía
talde
forma,
resulta imprescindible
a laen
situación
Soldevila,
probablemente
estén al
hoy necesitados
de la mismaremontarnos
revisión a la que
todo el
inicial
de
la
Reconquista
para
poder
entender
las
estructuras
políticas,
socio-económicas
y
productivas
Suroeste están obligando los recientes y no menos sorprendentes descubrimientos de Huelva (González
de las
poblaciones
queyposteriormente
ocuparían
el espacio (Fernández
castellano. y Rodríguez, 2007: 253). Una
de
Canales,
Serrano
Llompart, 2004)
y El Carambolo
revisión que, dicho sea de paso, necesariamente deberá hacerse no “en caliente”, sino desde la pausa y la
Heiss de
aludió
en estedatos
sentido
a la antigua
teoría de laexcavaciones
reunificación
de la nobleza
atención aEllapropio
integración
los nuevos
extremeños
(procedentes
recientes
cuyas
visigoda
en
el
norte
peninsular
y
que
llevaría
aparejado
un
continuo
avance
de
conquistas.
Hoy
día,
la
memorias están aún en elaboración, como las de Logrosán, Magacela, Alange, etc.) en los ajustes bajohistoriografía
dedicada
a
la
época
medieval
tiene
más
que
superado
estos
horizontes
explicativos.
andaluces que sin duda se producirán en los próximos años.
Estudios posteriores, como el de Mínguez, aluden contra estos postulados clásicos « [la Reconquista] se
presenta más bien, como el resultado de las tendencias expansivas generadas en el seno de las sociedades que habitaban la
Pero
más allá de ello, no obstante, tal vez no esté de más exponer de entrada algunos de los problemas
franja montañosa del norte de la península » 2).
que ofrece el registro regional de cara a la resolución de esa transición operada a finales de la Edad del
Bronce enEstas
el Suroeste:
hipótesis, expuestas por el profesor Mínguez, las encontramos ya en los estudios clásicos
de Barbero y Vigil “Sobre los orígenes sociales de la Reconquista”. Según estos postulados, cántabros y
vascones
habrían
permanecido
totalmente
alejados
la romanización
impuesta
Roma,
*Este artículo
constituye
una adaptación
de parte
de la de
conferencia
titulada “La
Edad delpor
Bronce
en
permaneciendo
intactas
estructuras
productivas
de tradición indígena.
Extremadura.
Estado
de sus
la cuestión
y problemas
de investigación
en la región extremeña”, impartida en
Cáceres el 22 de noviembre de 2007, en el marco del XI Ciclo de Conferencias organizado por el Museo de Cáceres
y la Asociación “Adaegina” Amigos del Museo de Cáceres.
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Mayo-Agostol
Mayo-Agosto
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Aunque esta visión ha sido revisada con estudios arqueológicos recientes, entre los que se
encuentra el propio Blázquez 3), no podemos obviar que el proceso de aculturación en el norte
peninsular fue mucho más reducido que en la zona central y sur. Gonzalo Bravo se pronuncia en este
sentido aludiendo a que:
« los romanos se vieron obligados a dar nombres latinos a instituciones y situaciones indígenas ajenas a su sistema
de organización socio-política; además, aparecen formas nuevas como la gentilitas, desconocida en el mundo romano hasta
el momento, de carácter supra-familiar, sino territorial » 4) .
De igual forma piensa José Manuel Roldán, cuando alude que:
« en el norte o noroeste, a parte de unos pocos centros urbanos aislados, necesarios para la administración y sede de
los magistrados romanos, la organización político-social siguió siendo en gran parte de corte tribal » 5) .
Todo esto, dentro del ámbito monetario tendría su propio reflejo, ya que la menor romanización
de estos pueblos tendrá su correlación con una escasa circulación y uso de los sistemas monetarios. Una
idea que se corresponde con lo ya expuesto por Blázquez cuando aludía que: «parece más exacto hablar de
cierta utilización de monedas más que de circulación monetaria propiamente dicha » 6) .
La llegada de las invasiones
Con la llegada de las denominadas “invasiones”, el asentamiento de poblaciones godas en el
suelo peninsular no supuso un cambio radical con respecto a la tradición numeraria romana, como
expone García Moreno « con la entrada de los pueblos bárbaros en la península no se vino abajo el sistema monetario
constantiniano » 7) .
Más concretamente, María Ruiz Trapero 8) alude a que el sistema monetario visigodo adoptó el
sistema ponderal de la libra romana. Siendo en esencia monometalista, se basó en la producción áurea,
tomando como unidad el solidus de 4,45 gramos. También se acuñó otra moneda de oro, equivalente a
1,45 gramos de oro, el tremis o triente. El oro fue fundamental, ya que dicho patrón fue el más fiable de
cara el comercio exterior, junto a las relaciones internacionales.
Con respecto a la plata se acuñó una moneda, denominada siliqua y que equivalía a una vigésima
cuarta parte del solidus. Con respecto al bronce se correspondió en su mayoría a moneda fragmentaria
Para la acuñación de plata, y sobre todo para el caso del bronce, no se necesitó de una abundante
producción; debido a su profusa circulación durante el periodo tardo-romano. No obstante, pese a esta
relación con las formas romanas, los visigodos van a tratar de buscar su identidad en la producción de
sus monedas, quedando reflejado en la tipología y en las leyendas.
Con respecto a la tipología, éstas poseen cierta similitud con las realizadas en oriente. Debemos
señalar el predominio en los anversos del busto del rey con una figuración frontal y con rasgos simples y
que pueden llegar a resultar grotescos, si las comparamos con la riqueza iconográfica del periodo
anterior. El rostro aparece con rasgos simples, con la forma de arco para la composición de la cabellera y
simples líneas a modo de rasgos faciales, las formas triangulares servirían para la representación del
cuerpo. Las monedas también van a llevar el nombre del monarca. Para los reversos predominó la cruz,
leyendas en latín y en ocasiones el nombre de la ceca emisora.
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Mayo-Agosto 2008 ISSN 1988-5814
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Fuente: M. Ruiz Trapero. Op. Cit.
Sin embargo, este panorama monetario de época visigótica no fue homogéneo en todo el reino o
territorio hispánico. Un proceso que es debido al propio contexto socio-político. Si volvemos la vista otra
vez a las poblaciones del norte peninsular para observar lo que por estos momentos sucedía, la irrupción
en escena de las poblaciones bárbaras no supuso una ruptura con sus prácticas tradicionales. Unas
estructuras que, en líneas generales, se mantuvieron. El paulatino control de la antigua administración
romana, realizado por el poder godo, chocó con la tradición de dichos pueblos, surgiendo al respecto
toda una serie de sucesivas rebeliones que fueron respondidas por el reino toledano por la vía armada.
García Moreno y Juan José Sayás aluden a una campaña realizada por Leovigildo como intento de
“unificador” del territorio hispano bajo una única forma de poder. No obstante, esta campaña contra las
poblaciones rebeldes del norte no será la última ni la única, ya que con el paso del tiempo se continuaron
repitiendo dichas expediciones bajo los mandatos de Sisebuto, Suintila o Wamba (entre otros) 9).
Inicios de la reconquista
Por tanto, llegada la hora de la entrada de los contingentes militares musulmanes en la
Península, el panorama monetario de las zonas norteñas parece que se mantuvo mucho más alejado de
los circuitos económicos que las zonas más meridionales. Si a esto le añadimos que los musulmanes
intentaron aprovechar las estructuras político-administrativas existentes en los territorios que
ocupaban, como alude Mínguez; el contraste entre los fenómenos de control y de ocupación del
territorio resultó ser muy desequilibrado. De tal forma, la dominación de la franja norte resultaría
menos efectiva, y en muchos casos orientada hacia la obtención de unos tributos con los que poder
mantener dicha presión de una forma eficaz.
Y es en este punto donde tenemos que remontarnos a aquellos procesos expansivos de las
regiones norteñas al inicio del proceso de reconquista. No obstante, no debemos perder de vista las
estructuras económicas, políticas y sociales, ya que éstas resultan clave para el desarrollo del numerario
castellano-leonés. En este sentido, debemos recordar lo que expuso el profesor Mínguez:
« a partir del 800 tenemos noticias de una importante actividad colonizadora en la zona más oriental del reino astur,
al noroeste de la actual provincia de Burgos. Se trata de colonizaciones llevadas a cabo por pequeños núcleos familiares que
roturan las tierras incultas » 10) .
Y es que, como aludiría García Moreno en referencia a los territorios castellanos:
« Castilla, que va a nacer en los confines de la antigua Cantabria romana (...) Este hecho determinará que en su
repoblación intervengan sobre todo gentes provenientes de las zonas ultramontanas de Cantabria y del dominio lingüístico
vasco; zonas ambas de escasa romanización y que en el momento de iniciarse la Reconquista mostraban estructuras
socioeconómicas bastantes arcaicas » 11) .
Por tanto, el contexto socio-económico está enmarcado por una sociedad en expansión y que
provendría de una tradición productiva y de economía arcaica; por lo cual, la escasa utilización de
numerario provendría de la propia dinámica social.
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El nacimiento de la circulación monetaria castellano-leonesa
Llegados al X y XI, nos encontramos ante una sociedad que muta hacia unas estructuras de
crecimiento. En el plano socio-político se producirá un paulatino acrecentamiento del poder nobiliar,
que más tarde influenciará al ámbito económico y productivo al tener unas demandas que van más allá
de la la esfera de producción local. En el plano socio-económico, se producirá una reactivación de la vida
urbana y comercial por parte de la población, al ocupar ésta ahora una serie de espacios que resultan
significativos. En este sentido, no hay que olvidar las menciones que García Moreno hace sobre los
mercados producidos dentro del ámbito leonés en torno al siglo XI:
« León hacia el siglo XI contaba con un activo mercado semanal donde acudían mercaderes profesionales
procedentes de Francia y de la España musulmana (...) Estos hechos coinciden, pues, con el surgimiento en el reino de
centros urbanos, principalmente León, donde vive ya una población que podemos comenzar a denominar plenamente
urbana, compuesta por los miembros de la alta nobleza, de la corte, algunos mercaderes y artesanos profesionales y de
clérigos » 12) .
De lo que se puede extraer, que de aquellas sociedades que colonizaron el espacio castellano al
inicio de la Reconquista y que mantendrían unas formas económicas y productivas de corte arcaico, se
produjo un proceso mutacional en el que el sector económico vio un nuevo despertar. De tal forma, las
anteriores prácticas del trueque, intercambio o producción artesanal local, se pasó a un nuevo
horizonte. Unos procesos expansivos en todos los sentidos que van a tener su correlato dentro del
mundo monetario, como sigue exponiendo G. Moreno:
« este renacer de la vida urbana y del comercio tiene su plena correspondencia en la circulación
monetaria. En los primeros siglos la circulación monetaria debió ser escasísima (...) utilizándose con
mucha mayor frecuencia el simple intercambio de productos » 13) .
LA MONEDA CASTELLANO-LEONESA
Al principio del trabajo se aludía a que fue bajo el reinado de Alfonso VI cuando comenzó la
acuñación de numerario en el ámbito castellano-leonés. Con este periplo evolutivo de los aspectos
socio-económicos y políticos, se ha tratado de analizar cómo ese proceso de no circulación monetaria en
los periodos anteriores se debió, más que nada, a la propia dinámica interna de las poblaciones norteñas
que fueron colonizando el territorio castellano.
No obstante, frente a este punto de vista, habría que matizar que recientes investigaciones
abren la puerta a la hipótesis de posibles acuñaciones creadas por Fernando I. Una idea que resulta
viable, ya que si atendemos a diversos estudios sobre el contexto político de la época, observamos como
bajo el mandato de Fernando I se produjo un cambio en las relaciones políticas con el Islam andalusí;
como alude Mínguez en este sentido:
« quizás la obra más importante de Alfonso I es el haber inaugurado en la relación castellana con Al-Andalus la
política de parias » 14) .
No obstante, tanto los estudios clásicos como los actuales coinciden en señalar que será bajo la
figura de Alfonso VI cuando, sin duda alguna, nazca un tipo de acuñación propia para los reinos de
Castilla y de León. 15)
Analizando el contexto monetario del momento, esta naciente acuñación de moneda medieval
va a tener una doble influencia:
-La moneda carolingia: que provendría del contacto y de las necesidades con el exterior.
La moneda medieval hispánica se iría influenciando por el mundo carolingio, que era a su vez el modelo
monetario más extendido en el occidente cristiano europeo. No hay que olvidar en este sentido la cada
vez mayor presencia de comerciante francos o del paulatino asentamiento de éstos a lo largo del camino
de Santiago o en los núcleos más importantes, conocidos como “vicos francorum”.
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- Las parias musulmanas: Ya aludimos a la progresiva importancia que iba cobrando la
política de parias dentro de la dinámica expansiva de los reinos cristianos. No obstante, habría que
mencionarse otro hito importante en todo este proceso de desarrollo monetario, como fue la conquista
de Toledo, con la que se abrió todo un nuevo horizonte expansivo.
Pero quizás, de esta doble influencia exterior, habría que resaltar la importancia de la política
de parias, sobre todo en lo referente al patrón oro, ya que como afirma Glick en este sentido:
« el impacto de mayor alcance de las parias sobre las economías cristianas parece haber sido el de la introducción de
grandes cantidades de oro y, por consiguiente, el inicio de la circulación monetaria bimetálica, con la amplia circulación de dinares de oro
andalusíes (llamados mancus en latín), que aceleró la circulación monetaria ».
Y es que con respecto a la plata, el autor alude:
« aunque Alfonso II de León introdujo el patrón plata (siguiendo los criterios carolingios, pero sin duda, más
motivado por la directa influencia económica del dirhem andalusí) la moneda de plata era principalmente una moneda de
cuenta » 16) .
El patrón monetario a seguir
Las acuñaciones que comprendieron el patrón oro fueron los maravedíes (morabithis). Su vida
como moneda fue muy corta, ya que con Alfonso X se convertirá en una moneda de plata,
posteriormente de vellón y finalmente pasará a convertirse en moneda de cuenta o medida de valor. Su
acuñación nace de la fragmentación producida tras la división del imperio de Alfonso VII entre sus
herederos, acuñándose en cada uno de los territorios: León, Castilla y Portugal. Esta moneda, tratará de
imitar tanto el metal, como la ley, el peso (3.8 gr.) y el diámetro del dinar musulmán; incluso, en un
principio comenzarán a acuñarse llevando las leyendas y las nomenclaturas en árabe.
Con respecto a la plata y el bronce, se produjo una acuñación de dineros. Estas monedas,
provienen de la antigua influencia del denario romano y del dirhem andalusí. Pero hay que decir que
debido a la escasa circulación monetaria del momento, estás monedas se conocieron más como “dinero
de vellón”, con tan sólo un veinte por ciento de plata y el resto de cobre. Unas aleaciones que se medían
bajo el patrón de un sistema duodecimal, consistente en dar la equivalencia 12 dineros a la moneda de
plata que tuviera una “ley pura”. Una moneda con unas dimensiones de unos 17 mm de diámetro, menos
de 1 mm de espesor y de 0.5 gramos.
Pero además de encontrarnos con estos “dineros de vellón”, se dio a su vez una gran circulación
de moneda fraccionaria de cobre, como óbolos, cruzados, blancas, cuartos, Agnus dei...
De todo esto, se puede llegar a extraer una conclusión, que existió un doble patrón monetario y
que respondería a la utilización de una monedea de menor valor para la circulación interna (ya que
estamos ante una nueva sociedad con un mayor nivel de demanda). Por otra parte, existió una moneda
fuerte, de oro, reservada para las relaciones político-estatales. No debemos olvidar que estamos ante
una nueva realidad política, económica y demográfica, junto a un mayor acercamiento al contexto
europeo, sobre todo a raíz de la conquista de Toledo. Un hecho éste que hará que la corona necesite de
una moneda que le dote de prestigio.
Dentro de este patrón bimetálico, hay que destacar la falta de una normativa unificada para su
producción. En este sentido, la falta de la fecha de emisión, la constante repetición de nombres y tipos,
junto con la amplísima variedad de tipos monetarios en circulación como de centros de acuñación,
dificulta aún más el conocimiento de esta moneda.
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El número de cecas emisoras fue amplio, derivado de la falta de esa normativa, junto con las
concesiones reales que propiciaban la acuñación por parte de particulares, como los monasterios. No
obstante, se pueden indicar las cinco cecas que fueron más habituales:
- Noroeste: la ceca de La Coruña.
- Sur: la ceca de Sevilla, sobre todo bajo el reinado de Fernando III.
- Centro: con las de Burgos, Cuenca y Toledo.
La tipología
Permite entrever un interesante paso de un estilo artístico a otro, como es el del románico al
gótico. En cuanto a sus motivos, estos recogen una amplia variedad. En cuanto a sus anversos, destaca la
presencia de: bustos reales, castillos, leones, la simbología de los propios reinos...; con respecto a las
leyendas, éstas suelen ir en latín, aunque que hay que recordar que en las primeras emisiones de algunas
monedas fueron en lengua árabe. También suele aparecer el nombre de la ceca emisora, estando
indicado mediante la inicial de la ciudad correspondiente.
LA EVOLUCIÓN DE LA MONEDA CASTELLANA
Fernando I: comenzó el proceso de acuñación de una moneda propia castellana con
una moneda de vellón, en las cecas de León y Toledo.
Alfonso VI: acuñó moneda de vellón. La tipología que se recoge en estas monedas es la
siguiente. En sus anversos: cruz equilateral con la leyenda ANFVS REX. En los reversos:
monograma de Cristo, con el alfa y la omega atados a los brazos de la cruz; también lleva el
nombre de la ciudad emisora (LEO CIVITAS o TOLETO), lo cual nos indica la toma de esta
ciudad. De esta tipología podemos observar la clara influencia de las monarquías exteriores,
como el caso de la capeta. En este sentido, el motivo del alfa y la omega es de su tradición, lo que
habría que relacionar con Constanza, sobrina de Enrique I, tercer rey capeto.
Para no confundir las monedas entre los monarcas existentes, puesto que la tipología y la
nomenclatura son muy parecidas entre varios monarcas castellanos, como es el caso de los Alfonsos, se
han elegido varios patrones de medición cronológica. Muchos de ellos tratan de jalonar las monedas con
los hechos históricos, de tal forma, la división de coronas ya marca un verdadero hecho diferenciador y
que se termina plasmando con la alusión de los monarcas al espacio castellano-leonés. Pero, no
obstante, todavía hay muchas dudas al respecto; y es que aún quedan tres Alfonsos que tuvieron el poder
de Castilla y León con la monarquía unificada (Alfonso VI, VII y X). Para dilucidar la cronología, se ha
propuesto un análisis basado en el estado del metal, ya que algunos autores han planteado la hipótesis
de que en este periodo tan sólo se utilizó nuevo metal para el cuño de monedas cuando surgía un nuevo
tipo, mientras que cuando era la misma acuñación de numerario con otro rey diferente, se optó por el
resellado, no alterando el material, sino cambiando el nombre del monarca 17) .
Fuente: Aloïss Heiss. Op. Cit.
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Urraca: acuñó vellón y dineros. La tipología recoge en los anversos: cabeza frontal diademada,
la cruz equilateral, o el busto del rey coronado –izq.-. Con respecto a los reversos: cruz; dos alfas y
dos omegas; leyendas: TOLETVO, LEO CIVITAS, BANTONINI, BEATIANTONN,
LEGIONENSIS.
Para este periodo, destacar una serie de privilegios concedidos a algunos poderes, en su mayoría
clericales, para la fabricación de moneda propia. Unos privilegios, que llevaban también marcado el
peso y la ley a seguir. Uno de estos casos lo tenemos en el monasterio de San Antolín.
Fuente: Aloïss Heiss. Op. Cit.
Alfonso I (Batallador): acuñó vellón y dineros. En los anversos: busto de perfil –der.diademado, o la cabeza desnuda –izq.-. En los reversos: cruz latinas unida a un alfa y una omega con dos
estrellas en el margen superior; cruz equilateral; leyendas: TOLETA.
Se piensa que estas emisiones son castellanas ya que las monedas llevan el motivo del alfa y la
omega, inexistentes en la corona de Aragón. No obstante se observa la influencia de Aragón en la grafía
de algunas de las letras, como en el caso de la T.
Fuente: Aloïss Heiss. Op. Cit.
Alfonso VII: acuñó vellón y dineros. En los anversos: cabeza diademada –izq.-; cruz
equilateral, león con cabeza humana coronada y media luna; jinete con espada; leyendas: ANFVS REX,
LEON, ANFVS IMPERATOR REX, IMPERA. En los reversos: cruz; alfa y omega; cruz latina; leones;
leyendas: BEATI IACOBI, TOLETO CIVI, LEO CIVITAS, ANFUS REX.
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Son unas monedas fácilmente reconocibles ya que Alfonso VII tuvo el reconocimiento de los
grandes y prelados de España, con el consentimiento del Papa. De tal forma, aunque en Aragón también
le otorgó a Alfonso I este título, sólo el de Castilla tuvo el derecho de ostentar dicho título.
Además, señalar que muchas concesiones para la acuñación privada se mantuvieron, de tal
forma que en este periodo en algunos monasterios, como el de la Catedral de Segovia, lleva en su
leyenda: SOCOVIA CII. Los monarcas castellano-leoneses, por el contrario, llevaban en sus monedas las
leyendas indicativas a la acuñación en estas dos ciudades, por lo que la aparición del término Segovia
nos remite a una concesión al cabildo catedralicio de dicho lugar 18).
La variedad tipológica tiene uno de sus peores momentos a la hora de identificar una moneda,
tanto cronológicamente como geográficamente bajo la secuencia de la separación de coronas. El
análisis, llegado este punto va a consistir en un estudio por separado, según los nuevos territorios y
excluyendo las emisiones portuguesas.
Fuente: Aloïss Heiss. Op. Cit.
En el reino leonés:
Fernando II: acuñó oro y vellón. En los anversos: cabeza coronada –izq.- con cruz y
espada; leyendas: FERNANDVS : DEI : GRATIA : REX. En los reversos: león –der.- en su parte
inferior la leyenda: LEO, en su parte superior un globo con cetro, mas la leyenda: IN NE PATRIS :
FILIVS : ISP : SCI.
Fuente: Aloïss Heiss. Op. Cit.
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Alfonso IX: acuñó maravedíes y vellón. En los anversos: cabeza del monarca –der.- coronado y
barbado; cabeza –izq.- coronado y barbado; cruz; león –der.-; cruz floreada, leyendas:
ADEFONSVS R., ALFONS : SVS : DEI . GRATIA: REX, ADEFONSVS, ADEFONSVS RE.,
ANFONS REX, MONETA LEGIONIS, MONETA, TOLETA. En los reversos: cruz equilateral;
león –der.- sobre pedestal; árbol con cruz y enmarcada por florones con figura de leones.
Fuente: Aloïss Heiss. Op. Cit.
En el reino de Castilla
Sancho III: acuñó vellón y dineros. En los anversos: busto del rey cornado –der.-; leyendas:
TOLETA. En los reversos: cruz equilateral con dos puntos en cada uno de los ángulos.
Fuente: Aloïss Heiss. Op. Cit.
Alfonso VIII: acuñó vellón, dineros y maravedíes. En los anversos: rey estante con espada en
mano derecha y con palma en mano izquierda y la letra S; leyendas: ANFVS REX, ALFON,
TOLETAS, o las numerosas piezas que llevan escritura árabe. En los reversos: cruz y en el pie una
media luna; jinete a caballo con castillo con una o dos torres, leyendas: en árabe.
Fuente: Aloïss Heiss. Op. Cit.
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Unificación de coronas:
Fernando III: acuñó vellón y oro. En los anversos: castillo con tres torres y debajo cáliz o las
letras B o T; leyendas: F : REX : CASTELLE. En los reversos: león –izq.-, leyendas: ET
LEGIONIS.
Será en este momento cuando el maravedí deje de cobrar importancia a favor de la dobla de oro,
que se convertirá en la moneda de referencia.
Fuente: Aloïss Heiss. Op. Cit.
En todo este proceso evolutivo, muy esquematizado, se denota una gran disparidad en la emisión
de numerario, junto a una notable escasez del valor con respecto a las monedas en circulación. Habrá
que esperar a las reformas monetarias de Alfonso X, que obligado por la falta de dinero en que se
encontraba, alteró el valor de las monedas.
Prohibió la acuñación de algunas de las monedas predecesoras, como fue el caso del pepión.
En su lugar hizo labrar lo que se llegó a denominar como “las blancas burgalesas”. El cuadro de
valores resultaría entonces: 90 blancas = 1 maravedí; 6 blancas = a 1 sueldo burgalés; 15 sueldos
burgaleses = 1 maravedí.
Por su parte el maravedí también sufrió un proceso de mutación. Ahora, con Alfonso X se
emitió el “maravedí negro o prieto”, que resultaba una semejanza del pepión del periodo anterior.
Otros maravedíes que aparecieron fueron los “maravedíes noveles” (60 noveles = 1 maravedí de oro).
Para los pagos importantes se creó una moneda de plata, que aunque nacieron con Alfonso X,
se generalizarían bajo Pedro I y que eran conocidas como “el real”, cuya influencia en el sistema
monetario posterior será enorme.
Notas
1. A. Heiss. Descripción general de las monedas hispano-cristianas desde la invasión de los árabes (Tomo primero). Ed.
Luis Marquina. Zaragoza, 1962. (p. 3)
2. José María Minguez. La Reconquista. Ed. Alba Libros. Madrid, 2005. (p. 11)
3. J. María Blázquez. “La romanización de los satures, cántabros y vascones en el Bajo Imperio. Estado de la cuestión”.
Apud: Gerión, 2004, Nº 22 493-504 (passin)
4. Gonzalo Bravo. Hispania: La epopeya de los romanos en la península. Ed. Esfera. Madrid, 2007. (p. 131)
5. J. Manuel Rodán. La España Romana. Ed. Alba Libros. Madrid, 2005. (p. 77)
6. J. María Blázquez. “Astures y Cántabros bajo la administración romana” (43-56); Apud: Studia histórica, Historia
antigua. Universidad de Salamanca, Nº1 Año, 1983. (p. 56)
7. García Moreno. Historia de España: Romanismo y germanismo, el despertar de los pueblos hispánicos. Ed. Labor.
Barcelona, 1981. (p. 17)
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8. M. Ruiz Trapero. “En torno a la moneda visigoda”; Apud: , 1697-3798, Nº. 1, 2004, pp. 179-201.
9. García Moreno. Op. Cit. (pp. 307-377)
10. J. María Mínguez. Op. Cit. (p. 48)
11. García Moreno. Op. Cit. (p. 454)
12. García Moreno. Op. Cit. (p. 472)
13. García Moreno. Op. Cit. (p. 472)
14. J. María Minguez. Op. Cit. (p. 116)
15. En este sentido destacar los estudios de A. Orol y M. Rueda, recogidos en NVMISMA: Sociedad iberoamericana de
estudios numismáticos. Madrid, Nº 231. Año 1992.
16. Thomas F. Glick. Cristianos y musulmanes en la España medieval (711 / 1250). Ed. Alianza. Madrid, 2000. (pp. 163-166)
17. Aloïss Heiss. Op. Cit. (2-5)
18. Aloïss Heiss. Op. Cit. (p. 14-17)
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PecadorasN
y bohemios.
Un esbozo de la prensa sicalíptica en España a comienzos
delN
s. XX
David García Delgado
Licenciado en Historia
Resumen:
Este artículo pretende mostrar una imagen general sobre el nacimiento y la
naturaleza de la prensa sicalíptica, mediante el análisis de dos de estas publicaciones; La
Vida Galante y Sicalíptico. La recensión de estos semanarios ilustrados, permite obtener
observaciones sociales y culturales sobre el erotismo, el papel del hombre y la mujer, o la
sexualidad, en la España de finales del s.XIX y comienzos del s.XX.
Palabras clave: Prensa erótica, La Vida Galante, Sicalíptico, bohemia, pecadoras,
matrimonio, machismo.
Introducción:
Inicialmente puede parecer fuera de lugar un artículo que se dedica a analizar un par de revistas
subiditas de tono de fines del XIX e inicios del XX, sin embargo, cuando por pura casualidad conocí este
tipo de publicaciones, inmediatamente me percaté del potencial como fuente sociocultural que tenían, y
que sería un error despreciar o subestimar. Dirigidas a un público muy variopinto, pues abarcan en su
temática desde las artes más refinadas hasta el erotismo más burdo, el análisis de este tipo de
publicaciones permite percibir cómo hasta en una sencilla y popular publicación se ven reflejados
ciertos destellos de la mentalidad de una época, bajo un lascivo y divertido prisma.
En el desarrollo de este trabajo incluyo ilustraciones a modo de ejemplo, que pueden ser
examinadas en su contexto original, al igual que el resto de referencias, mediante su consulta en la
Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España 1), donde aparecen disponibles estas dos
revistas.
¿Sicalipsis?
No se asombren demasiado si desconocen esta palabra, pues es relativamente nueva, sólo unos
cien años dentro del castellano, y tiene un uso bastante restringido. El término fue creado ex novo en
1902 como ardid publicitario para promocionar una serie de fotografías eróticas, Las mujeres galantes,
en El Liberal 2). La sicalipsis 3) aludiría a una cualidad o condición entre lo picaresco y lo erótico,
significado que no sería aprobado por la Academia hasta la edición de 1936.
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Con este calificativo aparecieron durante los primeros años del s. XX una serie de publicaciones
socarronas y desvergonzadas como Sicalíptico, Chicharrito, Rojo y Verde, Iris, La avispa, Mundo
Galante y ¡Ahí va! Pero incluso a finales del XIX ya existían publicaciones de este tipo, estrictamente
sicalípticas, antes de la invención del propio término, como es el caso de La Vida Galante. Estas
revistillas eróticas tuvieron un rápido auge durante la primera década del siglo, para ir decayendo poco a
poco a partir de 1915, y desaparecer en la década de los años veinte. Su nacimiento e inicial expansión
hay que contextualizarla en el medio urbano, sobre todo en Barcelona y Madrid, grandes ciudades en las
que se gozaba de un grado considerable de libertad dentro del régimen de la Restauración. La libertad de
prensa, recuperada en 1885, fue la que permitió en las grandes capitales un crecimiento acelerado de la
prensa entre finales del XIX y comienzos del XX, con periódicos de primera línea como El Imparcial, El
Liberal, El Sol o ABC, pero también permitió la proliferación de todo tipo de publicaciones populares,
entre ellas las altamente sicalípticas que nos ocupan.
En cuanto al volumen de difusión de este tipo de títulos, tenemos pocos datos, ya que en esta
época no existía un registro oficial donde aparecieran los números de tirada 4). En los grandes
periódicos habitualmente se aludía en los editoriales a cifras maquilladas con fines publicitarios, pero
en el caso de estas pequeñas revistas eróticas no he hallado menciones de este tipo. En Sicalíptico sólo he
encontrado vagas referencias, como que sus lectores eran “casi todas las personas decentes de España y
América”, o que “cuando llega a Madrid y apenas se reparte, se vende al vuelo como pan bendito”5).
Alguna información más concreta aparece en un editorial de Sicalíptico en el que su autor irónicamente
argumenta que “es vergonzoso que un periodicucho de esa calaña (pornográfico) venda 25 ó 30.000
ejemplares, mientras El Gráfico (…) tire 9 ó 10.000 ejemplares”6). Con estos datos no podemos
hacernos una idea exacta de su éxito y difusión, aunque suponemos que su popularidad iría acorde con
su modesto precio 7), y que al ser un tipo de publicación de consumo rápido pasaría de mano en mano.
La Vida Galante y Sicalíptico
Las publicaciones elegidas, dos semanales ilustrados, si bien tienen en común el erotismo que
destilan, difieren sustancialmente en la calidad y variedad de su contenido. En el caso de La Vida
Galante, nos encontramos ante una de las primeras y más famosas revistas de este tipo. Fue fundada por
el editor Sopena en Barcelona en noviembre de 1898, contando con Eduardo Zamacois como director, y
escritores como Juan de Mañara, que le imprimieron a la publicación un espíritu germinalista, rebelde
política y estéticamente, y con el necesario toque erótico. Zamacois, en este sentido, haría una
declaración de intenciones en su primer número:
“(…) La Vida Galante cultivará el verso festivo, el cuento alegre, volteriano, la crónica que relata los
amoríos y enredos más sobresalientes de la sociedad que constituye la flor y nata de las grandes ciudades…
Pero sin rebasar nunca los moldes del más acendrado sabor literario, ni incurrir en alardes indecorosos ni en
chocarrerías bufas de mal gusto”.8)
Esta revista compaginaba detalladas descripciones de las más bellas bailarinas nacionales, como
la Bella Otero, con referencias cultas difícilmente asumibles para el público que compraba la revista por
sus sugerentes ilustraciones. Pues no hay que olvidar su importante peso literario, incluyendo cuentos
de Flaubert, Prévost o Victor Hugo. Incluso en su primera época llegó a tener una sección permanente,
Germinal, dedicada a aquellos nuevos literatos afines al espíritu de la revista. Esto hace que la
publicación encontrase su público predilecto entre estudiantes y bohemios, que abrazarían de buen
grado esta mezcla de cultura y erotismo. Dos ingredientes bien imbricados a lo largo de todas las
secciones, que empapan las crónicas de la bohemia parisina 9), las críticas de teatro, los relatos
desenfadados, las protagonistas de la sección “Pecadoras” e incluso la descripción detallada y
preciosista de desnudos en el arte. Atendido a esto, Juan de Mañara mostraba su sensibilidad artística:
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“Nos gustan las vírgenes de Murillo, las bacantes de Rembrandt, las Magdalenas de Boticelli, a pesar de la
disparidad de sus trajes y actitudes, porque en todas ellas hay rasgos de esa mujer ideal que todos llevamos
en el cerebro; (…) porque la mujer es arte hecho carne como la mujer es el arte hecha idea”.10)
En septiembre de 1900, la redacción de la revista pasa a Madrid, y se produce así la transición
hacia una segunda fase en esta publicación, en la que disminuye su ingrediente erótico y aumenta el
cultural, apreciándose un peso mayor de críticas de teatro y literarias, e incluso llega a incluir secciones
de moda y deportes.
Atendiendo a la segunda revista en cuestión, Sicalíptico, que empieza a publicarse en Barcelona
en 1904, hemos de decir que renuncia en buena parte al contenido cultural que caracteriza a La Vida
Galante. Si bien también incluye críticas teatrales y la descripción de obras de arte que tengan como
protagonista al desnudo femenino, está inundada de poemas y sainetes burlescos y eróticos de limitada
calidad literaria. También es reseñable que buena parte de los cuentos y las ilustraciones incluidas ya
aparecieron en La Vida Galante, a la que copia sin muchos complejos 11). Sin embargo son reseñables
algunas secciones propias, como “Manantial Sicalíptico”, donde una cascada de coplillas, poemas y
refranes fuerzan la sonrisa del lector actual, aunque sólo sea por el mal gusto que se desprende de
muchos de ellos. De igual forma es destacable la sección “Vida de pecadoras”, donde el entrevistador,
Alejandro Pita, consigue las confesiones más íntimas de actrices, bailarinas y vividoras, al tiempo que
las conquista. Por último, he de mencionar que las páginas finales de la revista albergan historietas
eróticas ilustradas con fotografías, y descritas con todo lujo de detalles, así en los primeros ocho
números de la publicación se narra con la palabra y con la imagen “el baño de una francesita”.
Los autores, entre el ideal de la bohemia y el disfrute del amor.
El final del siglo XIX, en toda Europa, y en España además aderezado con el trauma nacional de
1898, provocó toda una generación de autores que se caracterizaron por condenar la mediocridad
burguesa y criticar al hombre medio. Ante la crisis de los valores tradicionales aparecen ahora los
contravalores bohemios 12), aquellos que caracterizan un nuevo modelo de vida en el que se exalta el
individualismo y la libertad, se subvierten los valores morales aceptados y se ensalza a los personajes
que viven fuera de las normas establecidas por la sociedad. Además, la búsqueda de una moral
liberadora se produce de forma paralela al crecimiento a finales de siglo del interés por todo lo
relacionado con el sexo, lo cual conformará definitivamente el perfil de autores sicalípticos como el ya
mencionado Eduardo Zamacois, o Felipe Trigo. Este tipo de autores son los que sin tapujos muestran
sus provocadoras ideas acerca del amor o del matrimonio, aunque permanecen atados a los prejuicios
tradicionales cuando hablan de la mujer.
El amor supone una tabla de salvación para muchos de estos literatos, ya que se muestran
terriblemente pesimistas ante el mundo que les rodea. Practican una suerte de regeneracionismo
amoroso, para traer la alegría al hombre del nuevo siglo. Por eso se refugian en el arte de amar,
entendiendo la seducción como el recreo y divertimento supremo de la vida. Un amor entre romántico y
lascivo, al que sólo se llega conquistando con artes de galán. Se idolatra a la mujer, pero sólo como objeto
de deseo, por su capacidad para hacer enloquecer al hombre:
“(…) hay que confesar humildemente que la delicada belleza femenina es la única fuerza domadora de las
arrogancias varoniles; la sola fuerza triunfadora del mundo”. 13)
Además esta seducción no repara demasiado en los sentimientos de la conquistada, al menos así
lo ponen de manifiesto algunas argumentaciones misóginas, mezcla de los clichés habituales sobre las
limitaciones femeninas y probablemente de los propios tropiezos amorosos del autor: “(…) ya que la
mujer no ama, seduce a todas las que te plazca para satisfacer placer y juego”.14)
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En cuanto al matrimonio, aparece en estas revistas como una institución caduca, que encorseta y
limita el amor, pero sin embargo ineludible, sobre todo en el caso de las mujeres, que desde su más tierna
infancia han sido educadas para servir al hombre y prepararse para crear y cuidar una familia. Este
descreimiento en tan solícita institución, aparece condensado en la siguiente cita, procedente de
Sicalíptico:
“Para algunos individuos el matrimonio es un sainete, en el cual el marido se ríe de su mujer mientras ésta le
burla con un tercero; para otros es un drama con su carta delatora y su pistoletazo correspondiente; pero en
todos los casos el matrimonio es un enredo en dos actos (…) En el primer acto el hombre busca, persigue,
ofrece, suplica y alega cuanto puede por conquistar el corazón de la mujer. En el segundo, el esposo, dueño
ya de la plaza se duerme sobre sus laureles, sin acordarse de que el amor no permite descansos ni concede
treguas (…) y la mujer, que no gusta de los centinelas que se duermen, le desprecia y le engaña… O lo que
es igual, le pone los cuernos.” 15)
Lleno de faltas y de mentiras, se entiende el matrimonio como un trámite necesario para
sobrevivir socialmente, pues “El mundo es un lugar hipócrita, y hay que sacrificarse al buen parecer y
contentarse con una modesta medianía”.16)
Desde esta perspectiva, sólo se aprueba el matrimonio si se está seguro de que se ama con toda el
alma, ya que si no, se renuncia en vano a la mitad de la humanidad. En este sentido, la fidelidad no es un
valor en alza para estos escritores, ya que en nombre del amor libertino saltan las barreras del sagrado
sacramento y animan y justifican las infidelidades, como expresión de un deseo que no debe ser
reprimido (FIG. 1), sin embargo, las correrías femeninas están peor consideradas, sobre todo desde el
punto de vista del marido burlado, que suele ser blanco de todo tipo de mofas (FIG. 2). Además, el
adulterio parecía afectar sólo legalmente a las mujeres, por lo que se consolida la figura de la querida.
(FIG. 3)
La mujer: entre la admiración y la misoginia.
La idea de la mujer que recogen los autores sicalípticos no difiere en lo esencial del rol social que
se le atribuía al género femenino en la España de comienzos del s. XX, que no es otro que el de la esposa
obediente y la madre abnegada. La única excepción a la regla la constituyen las llamadas pecadoras, en
las que se perciben ciertos atisbos de liberación (aunque sólo en materia sexual). Salvo este caso, la
mujer aparece definida por una serie de características que determinarán su lugar en la sociedad.
Aparece esbozada como un ser débil, pasional, que no atiende a la razón, caprichosa, incapaz de
entender conceptos como el honor, el deber o la dignidad. Esta feliz irracionalidad, que según este
discurso engloba al género femenino, la incapacita para inmiscuirse en labores y pasiones masculinas,
lo que crea una acentuada diferencia vital entre ambos sexos:
“El hombre tiene multitud de quehaceres y de ambiciones que preocupan su atención; la lucha por la vida,
los ideales políticos, la sed de gloria, el juego… Pero ellas, creadas como fueron para el amor, viven
siempre pensando en nosotros (…)”17)
Entendiendo este amor femenino como completamente ajeno a la razón, más propio de
animales (FIG. 4). Estas características hacen que se considere que la mujer vive en una minoría de edad
perpetua, por lo que depende del hombre (padre, hermano, novio o marido), que la guía y cuida. Un
papel, de inferioridad y sometimiento al hombre, que era también apoyado por una institución con
tanto peso como la Iglesia Católica. En este contexto de dependencia patriarcal no es extraño por tanto
encontrar afirmaciones como que “las mujeres que se atreven a engañar a sus padres no merecen
inspirar confianza en sus maridos”.18)
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Al considerarse que a cada sexo le corresponden diferentes cualidades y valores,
consecuentemente le corresponderán diferentes objetivos. Como apunta Pilar Folguera Crespo 19) , se
pensaba que todas esas características que impiden que la mujer sea capaz de alcanzar las cotas de
protagonismo masculino en la política, el trabajo, o la cultura, la hacen sin embargo especialmente apta
para otras funciones, la maternidad y el matrimonio.
El matrimonio aparece así para la mujer española de inicios del s. XX casi como su única salida,
un destino ineludible para sobrevivir, ya que tenía muy pocas alternativas. Hay que tener en cuenta, que
no sólo necesitaba casarse para cumplir con la expectativa social, sino que además la mayoría de las
mujeres era incapaz de alcanzar la independencia económica. Una educación encaminada hacia el
servicio del hombre y al cuidado de la prole, hacía que fuera prácticamente ajena al mundo de la
educación reglada y del trabajo. En 1900 el analfabetismo femenino era muy superior al masculino (el
71% frente al 55% masculino)20) , y en cuanto al mundo laboral, apenas un 15% trabajaba fuera de casa
21) . La mayoría de las mujeres trabajaba en el servicio doméstico, pero también había comenzado a
incorporarse al proletariado industrial. En la industria textil trabajaban como lavanderas,
planchadoras, sombrereras, o modistas. Así mismo, atendían a otros sectores industriales como el de la
alimentación, o el trabajo en las tradicionales fábricas de tabaco.
Por otra parte, la legislación tampoco ayudaba a la emancipación económica de la mujer. Su
situación legal, reflejada en el Código Civil de 1889, mostraba una manifiesta inferioridad ante el
hombre. Las pocas prerrogativas recogidas a las solteras mayores de edad, desaparecían para las
casadas, que quedaban bajo la autoridad del marido. Es más, el acceso al matrimonio normalmente
suponía el abandono de la actividad laboral, pues la mujer en ese momento se debía por completo al
cuidado de su familia 22) .
La mujer aparece así, destinada a un matrimonio en el que siempre va a ser dependiente de su
marido. Esta dependencia, dentro de la crítica a la institución que llevan a cabo los bohemios, se puede
considerar como una carga, pues la esposa aparece simplemente como una adquisición obligada para
cualquier hombre, entendiendo el matrimonio como “(…) el mercado en que se tasan y se venden las
mujeres honradas”23) .Por otra parte, además de criticar la imposición social del matrimonio, también
cargan contra las mujeres que se muestran predispuestas por su naturaleza hacia él:
“¿Por qué se casó Juana?
Porque sí, porque sus padres se lo mandaron… porque deseaba vivamente descifrar el secreto del
matrimonio, esa X que llena con su voluptuoso misterio toda la existencia de la mujer, y creyó que
cualquier hombre serviría para aplacar la sed de amores que torturaba su inquieto corazón de
virgen…”24)
Además, la mujer casada para los escritores sicalípticos pierde buena parte de su atractivo, porque se
domestica y entrega al hombre, abandonando, sí alguna vez la ha tenido, su condición de pecadora,
porque “(…) ninguna mujer, ni la más gazñamona, querría casarse si supiese que legalizando su amor
empequeñece y desluce su propio valimiento.” 25)
Como ya he mencionado anteriormente, la mujer realmente atractiva es la pecadora innata, la
que hace frente al sexo de forma alegre e independiente, entregada al hedonismo y en la que no se puede
confiar (FIG. 5). Es aquella que no necesita esperar al matrimonio para disfrutar, y sobre todo para
hacer disfrutar de los placeres de la carne. Una buena definición es la que, dirigiéndose a una de estas
disolutas señoritas, afirma que: “(…) no siendo ni verdadera Amorosa ni verdadera Prostituta, vacilas
entre ambos puntos y te llamas Pecadora.”26)
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Sin embargo, también hay que tener cuidado con estas pecadoras, porque son capaces de engañar y
hacer enloquecer a los hombres sólo por divertimento, o lo que es peor, en busca de fortuna,
exprimiendo a los hombres para conseguir riqueza (FIG. 6).
Para finalizar, he de mencionar que muchas de las pecadoras más insignes pertenecen al mundo de la
farándula. Especialmente queridas son las actrices teatrales, que se amparan en la libertad del artista
para dar rienda suelta a sus deseos. Pues para ellas el teatro no es otra cosa que “(…) la máscara artística
del pecado”27)
Críticas, crisis y decadencia posterior.
Hoy puede parecernos estas publicaciones ingenuas y divertidas, pero entonces, a inicios del s.
XX, enfrentadas contra unos principios morales tradicionalistas, despertaron las más férreas
resistencias entre algunos opositores, que veían con desagrado el éxito de las revistas eróticas. Pero si los
columnistas de los diarios podían atacar la inmoralidad sicalíptica, no con menor fuerza se defendían los
autores de estos semanarios ilustrados. En el caso de La Vida Galante, Juan de Mañara, con una gran
elegancia, defendió su causa ante estas acusaciones:
“Nos consta de buena tinta que a estas horas son muchos los puritanos biliosos a quienes la cruzada del
amor está haciendo mascullar cebolla y beber zumo de agrio limón. Califican nuestra publicación
de atrevida, de impía… y los que tal dicen añaden (y esta concesión es la única merced que hemos
de agradecerles) que nuestras teorías son tanto más peligrosas cuanto tenemos la dañina
precaución de servirlas disfrazadas con la máscara del arte y sabrosamente escritas…”28)
Un continuo cruce de acusaciones al que se unieron intelectuales de primer orden como Ramiro de
Maeztu, que en 1907 pedía que se formase en Madrid una liga contra la pornografía con motivo de la
publicación en España de la revista Life, pues iba en ello “(…) la salud mental y material de la
raza”.29) Sin embargo, pese a sus críticos, no se puede igualar pornografía a sicalipsis, aunque en los
límites entre ambos géneros sean muy difusos. Se le atribuyen a la sicalipsis unas connotaciones más
desenfadadas y risueñas; en este sentido, en Sicalíptico se afirmaba unos años antes que:
“(…) la sicalipsis, la legítima y noble sicalipsis en su triple aspecto, (…) de educadora, recreativa y
regeneradora, es cosa necesaria para la vida. (…) He aquí el motivo de que aboguemos porque la sicalipsis
tenga sus órganos genuinos en la prensa ilustrada. En cambio, las revistas pornográficas que no tienen ni
arte ni ingenio, deben desaparecer. Su publicación, acabará por causar a la sociedad daños y pérdidas
irreparables. 30)”
Sin embargo, no fueron las críticas las que acabaron con este tipo de revistas, sino que su propio éxito fue
el que terminó extinguiéndolas. Su número no dejó de crecer, hasta que saturaron el mercado.
Monótonas y sin el encanto de La Vida Galante, comenzaron a disminuir en cantidad y calidad a partir
de 1916. A este hecho hay que sumar la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, y su actividad censora,
que apuntilló estas publicaciones. Pero, aunque la sicalipsis desapareció como tipo de prensa, siempre
permanecerá como el espíritu de la picardía erótica.
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FIG.1.
Texto:
Adán y Eva expulsados del Paraíso.
Sicalíptico, Nº8, 27-02-1904, p. 7.
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FIG.2.
Texto:
Venados en escabeche
y mansos al natural
son platos que ofrece al tonto
la vida matrimonial
“Vida bohemia”, Sicalíptico, Nº 18, 07-051904, p. 9.
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FIG: 3.
Texto:
-Te prohíbo en absoluto que tengas
queridas, ¿lo oyes?
-A mi edad, papá, creo que usted
haría lo mismo.
- No es cierto; nunca tuve queridas
hasta después de estar casado.
Sicalíptico, Nº2, 16-01-1904, p. 7.
FIG.4.
Texto:
-Todavía no he podido
consolarme de la pérdida de
aquel hermoso perro. ¡Oh!
crea usted, Pepito; hay
animales que sienten el amor
intensamente. ¿Cuál es, a su
juicio, el animal que más
quiere al hombre?
-La mujer…
La Vida Galante, Nº 3, 20-111898, p. 34.
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FIG.5.
Texto:
Llega ¡por fin!... ¡Si no fuera tan primo,
tan corto, tan panoli, tan… criatura!...
.
Sicalíptico, Nº8, 27-02-1904, p. 12.
Hoy le recibiré en esta postura
por ver, si de este modo, a
hablar le animo.
FIG. 6.
Texto:
Con un tonto y con un viejo
pasa la vida Pilar
y aun dice que no hay bastante
con dos bolsas que estrujar.
Sicalíptico, Nº 50, 17-12-1904, p. 6.
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Notas
1. Http://hemerotecadigital.bne.es/inicio.htm
2. Vid. M. Cruz Seoane y M. Dolores Sáiz, Historia del periodismo en España, Vol. 3. El siglo XX: 1898-1936. Madrid. Alianza Editorial,
1996, p. 184.
3. Existe una disputa etimológica sobre esta palabra entre Corominas y Ruiz Morcuende recogida en M. Cruz Seoane, y M. Dolores Sáiz,
M., op cit., p.184.
4. Disponemos de estadísticas oficiales para los años 1913, 1920 y 1927, aunque su fiabilidad es muy escasa, vid. M. Cruz Seoane, y M.
Dolores Sáiz, M., op cit., p.29.
5. R. Asensio Mas, “Carta abierta”, Sicalíptico, Nº 12, 26-3-1904, p. 3.
6. “Sicalíptico y el Gráfico”, Sicalíptico Nº 43, 13 29-10-1904, p. 13.
7. Diez céntimos por un semanal ilustrado, el mismo precio que se pagaba por la mayoría de los diarios.
8. “De oro azul”, La Vida Galante, Nº 1, 06-11-1898, p. 11.
9. París era considerada como una ciudad de ensueño, el ideal bohemio por antonomasia. Una visión menos idealizada de esta ciudad y
sus vividores la encontraremos en: I. López Lapuya, La bohemia española en París a finales del siglo pasado. Desfile anecdótico de
políticos, escritores, artistas, prospectores de negocios, buscavidas y desventurados, Madrid, Renacimiento, 2001.
10. J. de Mañara, “La Semana”, La Vida Galante, Nº7, 18-12-1898, p.74.
11. Muchas de las ilustraciones aparecen tal cual se publicaron en la mencionada revista, sólo en algunos casos se cambia el texto que las
acompaña.
12. Para una visión más detallada del mundo de la bohemia, atendiendo además a la singularidad española vid. J. Álvarez Sánchez,
“Bohemia, Literatura e Historia” en Cuadernos de Historia Contemporánea, Nº 25, 2003, pp. 255-274.
13. Sicalíptico, Nº 14, 09-04-1904, p. 13.
14. J. de Mañara, “La Semana”, La Vida Galante, Nº7, 18-12-1898, p.74.
15. “Cuernos”, Sicalíptico, Nº1, 09-01-1904, p. 9.
16. “Discreteos”, Sicalíptico, Nº 2, 16-01-1904, p. 3.
17. “¡Todo por nosotros!”, La Vida Galante, Nº3, 20-11-1898, p.31.
18. “Pecadoras”, Sicalíptico, Nº2, 16-01-1904, p. 2.
19. P. Folguera Crespo, “Revolución y Restauración. La emergencia de los primeros ideales emancipadores” en Historia de las Mujeres
en España, Madrid, Síntesis, 1997, p. 455.
20. J. Tussell, Historia de España en el siglo XX, Vol. I. Del 98 a la proclamación de la República, Madrid, Taurus, p. 15.
21. Hay que apuntar que en el mundo rural, dentro de las labores domésticas cabe situar la participación de la mujer en labores agrícolas.
22. La disyuntiva entre el matrimonio y el trabajo femenino aparece analizada en: F. Cavaillet, “Trabajo u honor. El trabajo femenino en
la economía contemporánea”, en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 1987, Nº 40, pp. 113-133
23. “Discreteos”, Sicalíptico, Nº 2, 16-01-1904, p. 3.
24. J. Jorquera, “Fidelidad”, Sicalíptico, Nº 36, 10-08-1904, p. 9.
25. E. Zamacois, “Tentación”, La Vida Galante, Nº3, 20-11-1898, p. 27.
26. E. Gómez Carrillo, “Tres sensaciones”, La Vida Galante, Nº 12, 22-01-1899, p. 137.
27. “La Interview”, Sicalíptico, Nº 10, 12-03-1904, p. 4.
28. J. de Mañara, “La semana”, La Vida Galante, Nº 7, 18-12-1898, p. 74.
29. Ramiro de Maeztu, “La liga antipornográfica”, La correspondencia de España, 3-10-1907, citado por M. Cruz Seoane, y M.
Dolores Sáiz, Historia del periodismo en España, Vol. 3. El siglo XX: 1898-1936. Alianza Editorial, 1996, Madrid, p.183.
30. “Sicalíptico y el Gráfico”, Sicalíptico Nº 43, 13 29-10-1904, p. 13.
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ARCHIVÍSTICA
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Aproximación a los archivos.Los archivos
administrativos
Neila Sanz Pilar
Licenciada en Historia
Cuando escuchamos la palabra archivo inmediatamente en nuestra mente se suceden distintas
imágenes de lo que entendemos como tal, desde un lugar medio derruido donde se amontonan en el
tiempo y en el espacio un sinfín de innumerables legajos hasta el edificio más moderno donde se guardan y
conservan los documentos. La noción de archivo está en estrecha relación con el concepto de documento,
entrar en el mundo de la archivística supone comprender, entender y manejar diversos tecnicismos que, a
simple vista, amilanan al aficionado, pues el archivo no es algo cerrado sino lo contrario, es algo vivo en
constante cambio.
Hay diversas definiciones según autores y obras, pero para introducirse de forma sencilla y tener
una percepción completa de este heterogéneo cosmos, se opta por el concepto sincrónico de archivo. En
primer término, el archivo se entiende como el conjunto orgánico de documentos o la reunión de varios de
ellos, reunidos por las personas jurídicas, públicas o privadas, en el ejercicio de sus actividades 1). Antes de
pasar a las siguientes definiciones, se ha de conocer el término documento. Según el Diccionario de
Terminología Archivística, el documento es la combinación de un soporte y la información registrada en
él, pudiendo ser utilizado como prueba o consulta. Sin embargo, en archivística, el documento consta de
unas peculiaridades: carácter seriado, su producción natural como reflejo de una actividad; su
exclusividad y su interrelación 2). El segundo concepto es el archivo entendido como institución cultural
donde se reúnen y conservan, ordenan o difunden los documentos en relación al servicio de su utilización
para la investigación, la cultura, la información y la gestión administrativa. Y por último, el archivo es el
edificio donde se conservan y se reúnen los documentos.
La labor principal del archivo es organizar y poner en servicio la documentación administrativa,
asegurar la transferencia periódica al archivo de los documentos generados por las oficinas una vez
cerrados; aplicar la valoración y selección de los documentos, clasificar los fondos y mantener ordenada la
documentación en sus distintas etapas o edades (edad activa3), edad semiactiva4) y edad inactiva 5)) ;6)
describir la documentación para facilitar la accesibilidad a la información e instalar adecuadamente los
documentos para garantizar su conservación.
Una vez conocido todo ello es imprescindible para la organización, descripción, catalogación y
valoración del archivo conocer su fundamento esencial, el principio de procedencia. El Consejo
Internacional de Archivos definió la procedencia como “institución, administración, establecimiento,
organismo o persona privada que ha creado, acumulado y conservado documentos de archivo, en el curso y
desarrollo de sus asuntos antes de su transferencia a un centro de prearchivo o a un servicio de archivos
[…] los archivos de una misma procedencia no deben ser mezclados con aquellos de otra diferente.7)”
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En conclusión, el principio de procedencia se basa en su doble valor. Por un lado, el respeto al
origen de los fondos y, por otro, el respeto a la estructura de aquellos fondos 8) y al orden de los
documentos en el interior de los mismos.
El archivo como institución se remonta al mundo antiguo 9), momento en que se dotó al
documento de autenticidad legal, aportando su fe pública y con un carácter sagrado, por lo que su
localización y conservación se llevó a cabo en los templos y palacios. En el período bajomedieval, los tres
reinos medievales difirieron en la creación de sus archivos. La Corona de Castilla no llegó a tener un
depósito central de carácter político-administrativo debido a ser una corte itinerante, aunque sí hubo
archivo parcialmente central en el aspecto económico, creándose la Real Chancillería de Valladolid por
la disposición de la orden del 24 de febrero de 1498. En Aragón hubo un archivo central que aglutinaba la
documentación de todos los territorios competentes hasta que se produjo la segregación de dichos
territorios y, por tanto, la dispersión documental, finalizando en la creación del Archivo Real de
Barcelona con su correspondiente reglamento archivístico 10). En Navarra, antes de su unión con la
Corona de Aragón, el archivo estaba disperso, encontrándose en distintos depósitos hasta su unificación
en archivo central entrado el s.XVI. El auge de los archivos se produjo en la época moderna con la
unificación de los territorios y su culminación en la formación del Estado. El archivo no sólo se convirtió
en una institución funcional del gobierno, sino también en un elemento de control ya que fue
considerado propiedad real con carácter secreto. Todo ello vino auspiciado por la aparición del
expediente como resultado de una frenética actividad administrativa, lo que produjo un aumento
cuantitativo de los documentos y, como consecuencias, la sedentarización de la corte y el
establecimiento fijo de las Audiencias 11). En el s. XIX, las instituciones del Antiguo Régimen quedaron
obsoletas, ya que la administración duplicó su actividad documental, así como su sistema de archivos,
por lo que surgieron nuevos planteamientos: el archivo se creaba con el fin de concentrar y distribuir los
documentos con un fin científico. Para ello se crearon los archivos históricos y provinciales y nació una
amplia historiografía, así como las ciencias auxiliares de la archivística. En el s. XX, se crearon nuevas
instituciones y organismos, implicando un aumento de la actividad administrativa y, por tanto, una
mayor cuantía documental. En el momento que la archivística se consolidó como ciencia histórica, su
metodología y su sistema de clasificación se rigió por el principio de procedencia.
En la actualidad, hay cuatro tipos de archivos en relación a las edades anteriormente mencionadas:
a)
Archivos de gestión o de oficina: los archivos que contienen los documentos en fase de
tramitación, así como los que son de uso frecuente para la gestión de los asuntos corrientes, están bajo la
responsabilidad y manejo directo de las unidades administrativas. Se ha considerado que la
documentación debe de permanecer en esta fase durante cinco años una vez finalizada su tramitación,
aunque en la praxis el plazo es más breve.
b)
Archivos administrativos o archivos centrales: los archivos que contienen la
documentación que deja de ser utilizada con frecuencia, de acuerdo con los plazos y procedimientos
establecidos por el archivero, las oficinas la remiten al archivo. Es la etapa de concentración de los
documentos cuyo uso para la gestión es hipotético pero no seguro y tras quince años de su conclusión,
pasan los documentos a la siguiente etapa.
c)
Archivos intermedios: los archivos que contienen la documentación que ha perdido
prácticamente su utilidad. El archivo intermedio asegura la instalación masiva de documentos a bajo
coste durante otros quince años más, procediéndose a la valoración, la selección y el expurgo.
d)
Archivos históricos: los archivos que contienen los documentos que por su valor informativo,
histórico y cultural se conservan a perpetuidad, formando parte del patrimonio histórico y de la
humanidad.
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Junto a la teoría, existe la praxis y buen ejemplo de ello es el Archivo Provincial de la Diputación
de Valladolid 12) por dos motivos, porque tramita los archivos de gestión y porque es un archivo
administrativo, dentro del cual encontramos los procesos de gestión y transferencia de los documentos
de las actividades administrativas de las oficinas pertinentes.
El cuadro de clasificación 13) se establece en torno a un único fondo, el Archivo Provincial de la
Diputación de Valladolid, que, a su vez, se divide en tres secciones 14):
a)
b)
c)
Achivo Central: Constituido por dos subsecciones, el archivo administrativo y el archivo
histórico.
Obras Pías: Contiene la documentación de cofradías y fundaciones existentes en la capital
y los pueblos del Arzobispado de Valladolid.
Depósito de Documentación Histórica Municipal de Castroverde de Cerrato.
La descripción 15) establecida por dicho archivo sigue las pautas de normalización descriptiva
aportadas por la norma ISAD (G) 16) en sus cinco áreas (área de mención de identidad, área de contexto
y contenido, área de condiciones de acceso y utilización, área de materiales relacionados, área de notas),
así como la descripción multinivel 17) en lo referente a la unidad de descripción, la gestión documental y
la clasificación archivística. El resto de normativa es aquella en relación a la organización de los archivos
de gestión y transferencias al Archivo Central y el reglamento del Servicio de Archivo, por tanto, las
prestaciones que ofrece.
En definitiva, el archivo es una institución con fines patrimoniales, culturales y sociales que, a través de
su accesibilidad a investigadores e interesados en la materia, así como el desarrollo de exposiciones fijas
o temporales, permite dar a conocer la documentación a un amplio y diversificado público.
Notas
1. Art. 19 de la Ley 16/85 de 25 de junio de Patrimonio Histórico Español.
2. CRUZ MUNDET, José Ramón Manual de Archivística, Fundación Germán Sánchez Ruipérez 2001
3. Refiere a un documento en plena utilidad para la finalidad para la que fue producido (su utilidad administrativa) tanto en el proceso de
tramitación como una vez tramitado si su consulta sigue siendo frecuente. Su conservación se produce en los archivos de gestión.
4. Refiere a un documento tramitado aún vigente su consulta aunque como antecedente de otro procedimiento administrativo posterior
que requiere la información de dicho documento. Su conservación se lleva a cabo en el archivo intermedio.
5. Refiere a un documento cuya actividad ha concluido definitivamente, consultándose para fines de investigación científica y técnica,
conservándose en el archivo histórico.
6. ALCALDE MARTÍN-CALERO, Carlos Manual de gestión de la documentación administrativa, Diputación de Valladolid.
7. MARTÍN-POZUELO CAMPILLOS, Mª Paz La construcción teórica en archivística: el principio de procedencia, Universidad
Carlos III de Madrid 1996
8. El fondo es la unidad mayor indisoluble del total de las partes que constituyen un archivo a partir del cual el propio archivo queda
estructurado.
9. Clases magistrales de HERRERO JIMÉNEZ, Mauricio, Archivística I, Universidad de Valladolid 2006
10. Incidir en que esta terminología es anacrónica, se emplea un símil teniendo en cuenta la información contenida en las ordenanzas del
12 de marzo de 1384 aportadas por Pedro el Ceremonioso.
11. GENERELO, Juan José y MORENO LÓPEZ, Ángeles Moreno Historia de los Archivos y de la Archivística en España, ACAL 1998
12. Archivo Provincial de la Diputación de Valladolid http://www.diputaciondevalladolid.es/archivo
13. Esquema que refleja la jerarquización dada a la documentación producida por una institución y en el que se registran las secciones y
subsecciones y las series y subseries documentales.
14. Unidad administrativa que refleja la estructura orgánico-funcional de una institución o entidad.
15. HEREDIA, Antonia Archivística General, teoría y práctica, Sevilla 1988
16. MUÑOZ FELIU, Miguel C. ISAD (G): hacia un estándar internacional de descripción archivística, 1995
17. La representación del contexto y la estructura jerárquica del fondo y las partes que lo integran. En el nivel del fondo se debe
proporcionar la información de las partes como un todo y, en los niveles inferiores, la información de las partes que se están describiendo.
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ENLACES DE INTERÉS:
Archivística: http://www.archivistica.net
Consejo Internacional de Archivos: Portal de Archivos Españoles:
http://pares.mcu.es
@
Federación Española de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios,
Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas (ANABAD): http://www.anabad.org
@
Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía,
Documentación y Museística (FESABID): http://www.fesabid.org
@
European Archival Network: http://www.european-archival.net/
@
Ministerio de Cultura: http://www.mcu.es
@
Mundo Archivístico: http://www.mundoarchivistico.com
@
UNESCO Archives Portal: http://portal.unesco.org
@
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Sobre el cuadro de San Francisco
Solano situado en
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la ermita de la Fuente
N de Jamilena (Jaén)
José Carlos Gutiérrez Pérez
Licenciado en Humanidades
Resumen:
Uno de los cuadros más significativos y poco conocidos en la provincia de Jaén es el de San Francisco
Solano en la ermita de de la Fuente de Jamilena (Jaén), la única o una de las pocas pinturas que sobre este
santo cordobés existen en la provincia giennense. Con este breve artículo intentaremos dar a conocer
algunos datos sobre el mismo, además de la ermita donde está ubicado y otros dos cuadros que lo
acompañan.
En una de las salidas del pueblo giennense de Jamilena, camino de la sierra, en lo que desde
principios del siglo XV se ha venido llamando Fuente Mayor, nos encontramos con una ermita
contemporánea de clara volumetría construida alrededor de la década de 1910. Dicha ermita es un
pequeño templo estilísticamente historicista que, como podemos ver tanto dentro como fuera, está
inspirado en la lexicografía del tardío barroco hispanoamericano 1) . Esta ermita fue mandada construir
por Felipe Martínez Garrido, rico hacendado de Jamilena, el cual tenía tierras en Jamilena y sus
alrededores, incluida esta zona, llamada la Huerta Mayor 2) , donde está construida la ermita y la casa
adjunta a ella 3) . Además, hay que decir que fue erigida con el fin de que ésta sirviera como panteón de la
familia Martínez. El motivo por el cual está bajo la advocación de San Francisco de Asís, tal vez se deba a
que dicho fraile italiano era el santo onomástico de Francisco Martínez Garrido, padre de don Felipe. De
hecho, la figura del santo aparece pintada en unos azulejos policromados situados sobre la puerta de
acceso al interior del pequeño templo.
Tras la muerte de su propietario la ermita pasó a manos de uno de sus herederos, los cuales se
hallaban dispersos entre Jaén, Córdoba, Andújar y Jamilena. Igualmente, hasta hace poco tiempo en
ella se venían celebrando las homilías religiosas de la Venerable Orden Tercera de N. S. P. San Francisco,
de Jamilena 4) . Hoy día, la pequeña ermita es propiedad del Excmo. Ayuntamiento de Jamilena tras
haber sido donada por los hermanos Martínez Cerezo, descendientes de don Felipe Martínez, en marzo
de 1989 5) . Pero la misma guarda dentro de ella algunas piezas artísticas de gran valor, que podríamos
denominar como excelentes obras pictóricas, sin olvidar también la belleza y excelente ejecución de la
fábrica de la misma.
Una de esas joyas corresponde a un cuadro muy curioso que hay situado sobre el altar principal de
esta ermita. El cuadro es un gran lienzo en el que aparece la figura de San Francisco Solano.
Ateniéndonos a un comentario estrictamente formal diríamos que el cuadro es una pintura de grandes
proporciones (205 cm. de ancho X 186 cm. de alto) en el que aparece la figura central del santo
franciscano ataviado con el hábito propio de su orden, sobre una especie de pequeño montículo,
sosteniendo con la mano derecha un pequeño crucifijo y, parece ser que, bendiciendo con la otra a los
indios que lo rodean. En la zona inferior de la obra nos encontramos con el grupo de indígenas
suramericanos arrodillados que rodean a San Francisco Solano y que miran con cierta admiración cómo
el santo los bendice.
Pero, ¿quién era exactamente San Francisco Solano y qué fue de su vida y obra? San Francisco
Solano fue un fraile franciscano, confesor y misionero que nació en Montilla (Córdoba) en el año 1549.
Éste a los 20 años de edad ingresó como franciscano de la Regular Observancia y posteriormente estudió
Teología en Sevilla en el convento de Nuestra Señora de Loreto. Ordenado sacerdote, fue maestro de
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Novicios en Arruzafa (Córdoba) y superior del convento cordobés de San Francisco del Monte. En 1589
se trasladó a las Indias, embarcándose en Cádiz, y tras un viaje lleno de graves incidentes, llegó a
Tucumán, en el virreinato de Perú, donde inició su labor evangelizadora que le llevaría también a los
actuales territorios de Ecuador y Argentina. Misionó a los indios lule y toconote, cuya lengua aprendió.
En 1601 fue enviado a la nueva fundación de Santa María de los Ángeles de Lima, donde residió hasta su
muerte acaecida el 14 de julio de 1610. Además, fue predicador popular, y ya en vida gozó de fama de
santo. Finalmente esa fama, su fe y sus buenas obras cristianas dieron motivo para que fuese beatificado
en 1675 y, más tarde, canonizado por el Papa Benedicto XIII en 1726.
Pese a que el cuadro actualmente está situado en la ermita de San Francisco de Jamilena,
probablemente su procedencia original fuese la de algún convento franciscano situado entre Córdoba o
Montilla, de donde era natural San Francisco Solano, como hemos dicho antes, y del cual la familia
Martínez lo obtuvo no se sabe por qué circunstancia. La hipótesis de que procede de algún lugar de la
provincia de Córdoba se debe a que la figura de este santo hasta el momento sólo se ha podido localizar
en iglesias y conventos franciscanos de dicha provincia, sin que en Jaén se dé el caso, a excepción, claro
está, de este cuadro que hay en Jamilena. Otro detalle que podríamos añadir sería la gran fe que a este
santo se le profesa por la campiña cordobesa. De igual forma, se tiene todavía la gran incógnita de cuál
pudo ser su autor y fecha de ejecución, que en opinión del recientemente fallecido Pr. Alejandro Recio,
arqueólogo y erudito franciscano, estaría entre los años 1600 y 1700 6) , correspondiendo su autoría tal
vez a algún pintor barroco de la escuela cordobesa.
En esta misma ermita no sólo se guarda el cuadro al que nos hemos referido, sino también otros dos
lienzos más. Por un lado está el cuadro en el que se representa la figura de un nazareno cargando con la
cruz (imagen que algunos han querido identificar falsamente como una copia del desaparecido cuadro
de Ntro. Padre Jesús, Patrón de Jamilena 7) ). Esta obra, actualmente, está en un lamentable estado de
conservación. De esta misma carecemos, al igual que ocurre con el lienzo sobre San Francisco Solano, de
fecha exacta de ejecución y autor, cosa que no sucede con el otro cuadro, realizado en 1868 por un pintor
llamado Francisco del Campo, en el cual aparece maravillosamente pintada una majestuosa Virgen del
Carmen.
Actualmente, estos tres cuadros han sido analizados para realizarles un completo proceso de
restauración debido a su mal estado de conservación que, como se ha comentado unas líneas atrás, en el
caso del cuadro del nazareno cabe calificarse como de lamentable. Respecto al cuadro de San Francisco
Solano también su estado es malo aunque no tan preocupante como el antes citado. El estudio de
restauración de ambos lienzos está corriendo a cargo de un equipo de restauradores enviado por la
Delegación de Cultura en Jaén de la Junta de Andalucía.
Notas
1. Ureña Portero, Gabriel (1998): «La ermita de San Francisco». En vol. IV de Jaén: Pueblos y Ciudades. Jaén, pág. 1557.
2. Dichos terrenos pertenecieron hasta la segunda mitad al Ducado de Abrantes, propietario en Jamilena de varias fincas de
olivar y cultivo de huerta.
3. Como dato anecdótico cabría mencionar que la enorme y fina casa donde residía una hija de don Felipe, doña Eufrasia con
su esposo, don José Cabrera, situada en la calle Llana nº 14, fue construida sobre la misma época tomando como modelo la
conocida Casa Espejo de Andújar (Jaén). De hecho se observa que, en dicha casa, parte los materiales de construcción son
idénticos o iguales a los utilizados en la ermita.
4. Segurado Cobos, Julio (2000): «Apuntes para la historia de la Parroquia de Jamilena». Programa Oficial de Fiestas de
Ntro. Padre Jesús 2000. Jamilena, pp. 17-18.
5. Ibíd., pág. 20.
6. Recio Veganzones, Alejandro, O.F.M. (2000): «Historia e iconografía de tres franciscanos andaluces, apóstoles en España
y evangelizadores en tierras de misión: Diego de Alcalá, Francisco Solano y Juan de Prado». En El franciscanismo en
Andalucía: conferencias del V Curso de Verano de San Francisco en la cultura y en la historia del arte español (Priego de
Córdoba, 1 a 8 de agosto de 1999). Vol. I. Córdoba, pp. 425-448.
7. El actual cuadro de Ntro. Padre Jesús Nazareno es una copia anónima realizada en la década de 1880, del antiguo cuadro
del siglo XVII, desaparecido en la Guerra Civil.
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Otra imagen de
S. Francisco Solano
Ermita de San Francisco
de Asís
Copia del cuadro de Ntro.
Padre Jesús, Patrón de
Jamilena
Bibliografía:
DÍAz, Álvaro, O.F.M. (1991): San Francisco Solano. Gloria de los misioneros de América. Córdoba.
Recio Veganzones, Alejandro, O.F.M. (2000): «Historia e iconografía de tres franciscanos andaluces,
apóstoles en
España y evangelizadores en tierras de misión: Diego de Alcalá, Francisco Solano y Juan de Prado». En El
franciscanismo en Andalucía: conferencias del V Curso de Verano de San Francisco en la cultura y en la historia
del arte español (Priego de Córdoba, 1 a 8 de agosto de 1999). Vol. I. Córdoba, pp. 423-450.
Segurado Cobos, Julio (2000): «Apuntes para la historia de la Parroquia de Jamilena». Programa Oficial de Fiestas
de Ntro. Padre Jesús 2000. Jamilena, pp. 12-22.
UreÑA Portero, Gabriel (1998): «La ermita de San Francisco». En vol. IV de Jaén: Pueblos y Ciudades. Jaén, pág.
1557.
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HISTORIOGRAFÍA
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Primeras conclusiones del III Congreso Internacional
Historia a Debate (14-18 de julio de 2004)*
Carlos Barros
Universidad de Santiago de
Compostela
El título de este trabajo, “Primeras conclusións do III Congreso Internacional Historia a Debate”,
tiene que ver con la tradición de pluralismo y discusión de HaD como red y tendencia historiográfica de
nuevo tipo: toda posible “conclusión” de cualquiera de nuestros congresos internacionales difícilmente
puede ser única o definitiva. Cada uno de los que siguieron el congreso de Santiago de Compostela (1418 julio 2004), de manera presencial o digitalmente aportará con seguridad otras miradas y matices,
acuerdos y discrepancias. Los debates y reflexiones sobre el III Congreso, incluyendo estas notas a vuela
pluma, permanecerán pues abiertas, como corresponde con nuestro estilo.
Congreso diferente
Vamos a hablar, pues, de los primeros frutos del III Congreso desde el punto de vista de su
coordinador. Insisto en el carácter provisional de estos apuntes, por dos razones: a) consideramos en
ellos más el congreso-acontecimiento que el congreso-actas; b) nos concedemos a nosotros mismos la
libertad de variar, modular o completar estas conclusiones después de una (re) lectura detallada de las
120 ponencias y de las trascripciones de las mesas redondas, materiales cuya publicación está en
marcha, así como de las reseñas que han ido publicando los congresistas más dinámicos. Habrá
posiblemente unas segundas conclusiones menos “impresionistas”, asimismo inacabadas y abiertas a
nuevas lecturas como parte del proceso de reconstrucción historiográfica en el que estamos
empeñados.`
Debemos informar primero, para quien no lo sepa, que cada Año Santo y jubilar celebramos en
Santiago de Compostela, desde el primer Xacobeo de 1993, una especie de peregrinación mundial de
historiadores para debatir y reflexionar sobre el estado de nuestra disciplina. En esta tercera edición
colaboraron 430 entidades de más de treinta países: se multiplicó por 10 la lista de colaboraciones
académicas que tuvimos en el I Congreso. Participaron unos 150 ponentes de los cinco continentes;
durante 5 días y 3 sesiones simultáneas, se desarrollaron 13 secciones temáticas y 17 mesas redondas.
Un tercio aproximado del congreso, las cuatro conferencias plenarias y una amplia selección de las
ponencias y mesas de mayor interés público (elemento diferenciador respecto del congreso-actas), fue
transmitido en directo a través de nuestra página web (), desde el Auditorio de la Facultad de Periodismo
de la Universidad de Santiago de Compostela, gracias al Centro de Supercomputación de Galicia
(CESGA), creado por la Xunta, el CSIC y las universidades gallegas, que dispone, como es sabido, de uno
de los principales ordenadores europeos para estos servicios de comunicación que combinan
multimedia e Internet. Unos mil profesores e investigadores de historia siguieron así, en tiempo real,
las diferentes intervenciones en español, inglés y francés 1) . Hasta donde nosotros sabemos fue la
primera vez que se transmite en directo a todo el mundo un congreso de historiadores por Internet.
Somos conscientes del salto cualitativo que esto supone en el uso académico de las nuevas tecnologías de
comunicación, hasta el presente restringido a videoconferencias puntuales. Es un gran paso adelante
para la nueva historiografía digital y global que estamos construyendo desde el espacio académico
latino. Y un buen ejemplo, desde la historia, para las otras ciencias humanas y sociales, si hacemos caso
de lo que nos dicen los colegas de HaD que están a caballo entre la historia y la filosofía, la sociología, la
politología, el derecho, la antropología, la geografía o la teoría literaria.
*Versión revisada, ampliada y traducida del gallego de la conferencia dictada a las 20 horas del 17 de noviembre de 2004 en la Biblioteca
de la Diputación Provincial de A Coruña (Galicia, España) en el marco de los actos del V Premio de Ensayo “Manuel Murguía” (archivo
de audio en “Presentaciones”, nº 52, www.h-debate.com).
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Los congresos de Historia a Debate son internacionalmente únicos en la temática de metodología
histórica, historiografía, teoría de la historia, historia y sociedad, problemas laborales y profesionales de
los historiadores, historia inmediata 2) ... Felizmente cada cinco años se celebran paralelamente
congresos de ámbito asimismo mundial organizados por el Comité Internacional de Ciencias Históricas
(nacido en 1926, vincula institucionalmente a unos 2.000 o 3000 historiadores, más o menos como
HaD). Si bien responden a un enfoque más tradicional, en el sentido de más empírico y menos reflexivo,
y desde luego más heterogéneo, reflejo de la atomización en auge de la disciplina, agravada por una
estructura de comisiones nacionales que multiplican las proposiciones de temas especializados pese a
las intenciones homogeneizadoras de las últimas directivas. Los órganos de dirección del CICH se
renuevan cada congreso, dificultándose objetivamente una orientación de conjunto, global. El factor
diferencial de la red temática Historia a Debate, respecto de esta y otras iniciativas y organizaciones de
historiadores, reside en que su rumbo está vinculado, desde sus orígenes, a un amplio proyecto de
investigación y reconstrucción de la historiografía actual. Por lo demás, los temas metodológicos,
historiográficos, teóricos, profesionales o de historia inmediata raramente se abordan en los congresos
del CISH-ISCH 3) , que vienen celebrándose un año después de nuestros encuentros en Compostela, de
factura más reciente y con una temática y orientación en todo caso importantes, necesarios y
complementarios con los nuestros.
Las diferencias de este congreso con los que lo precedieron residen en que hoy sabemos más de la
enredada tesitura de la historiografía internacional. HaD tiene hoy un mayor poder de
interpretación, y de convocatoria académica, al disponer de herramientas más ajustadas,
inéditas, organizadas justamente a partir del II Congreso, para articular de forma global el debate
y el consenso de los historiadores:
1) La Encuesta Internacional “El estado de la historia”, dirigida entre 1999 y 2001 a 50.000
historiadores y profesores de historia de todo el mundo 4) , cuyos resultados –colgados de la web
desde 2002- nos informan de que nuestras inquietudes historiográficas eran y son compartidas
por una amplia franja internacional de historiadores, confirmando así que lo que puede
representar hoy en día HaD está en sintonía, en su intención y contenidos, con los sectores más
avanzados y jóvenes -en beneficio de una continuidad futura- de nuestra disciplina en Europa y
América, de los cuales se viene nutriendo nuestro proyecto desde 1993.
2) En los anteriores congresos no existía HaD como “comunidad académica de nuevo tipo”, fue
creada en Internet de 1999 en adelante mediante dos listas de correo electrónico (HaD y HI), que
vinculan diariamente a más de 3.000 colegas, y una página web trilingüe (español, francés e
inglés) que recibió en estos primeros siete años más de tres millones de visitas de historiadores,
profesores y estudiantes de historia. Cantidad considerable si tenemos en cuenta que los
historiadores profesionales interesados por los debates y las reflexiones sobre el oficio somos una
amplia minoría, si bien cualitativamente decisiva en esta temática. Es difícil hoy que cualquier
colega que tenga alguna inquietud sobre el método, la historiografía y la teoría de la historia,
dentro y fuera del ámbito latino, no esté conectado con nuestra red historiográfica o no haya
mantenido en algún momento relación con nosotros.
3) En tercer lugar está la explicitación colectiva de nuestra propuesta historiográfica a partir del
Manifiesto historiográfico de Historia a Debate, que salió a la luz justamente el 11 de Septiembre
de 2001, con 18 proposiciones para la escritura de la historia en este siglo, firmado hasta marzo de
2007 por 478 profesores e investigadores de historia de 37 países. Estamos a la espera de la
divulgación de las Actas del III Congreso para hacer una revisión y actualización de este
Manifiesto académico global, cuyo texto actual fue redactado hace ya más de siete años. La
disposición de una plataforma historiográfica común ha contribuido altamente a evitar que el
temario de nuestro último encuentro adoleciese de la súper especialización y dispersión
habituales en casi todos los congresos de historia, o historiografía, que están teniendo lugar en
estos tiempos paradójicos y transitorios, entre lo pequeño y lo grande.
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Diez conclusiones
Hablaremos de aquellos avances, problemas y enseñanzas más significativos del congreso de
julio de 2004, sabiendo como sabemos, por las experiencias anteriores, que los Congresos
Internacionales de HaD son un excelente barómetro para medir la coyuntura historiográfica
internacional en un contexto si cabe más “académico” que los debates cotidianos en la red -a veces
irreverentes-, en un contexto más europeo y a la vez más americano, superando en buena medida el viejo
eurocentrismo, aunque somos conscientes de la todavía poca representación de los otros continentes.
El carácter abierto de nuestros congresos 5) viene produciendo, en lo tocante a espontaneidad y
representatividad, un resultado que sorprende desde el mismo momento de hacer las consultas
previas sobre la temática congresual, en esta ocasión a un elevado número de colegas por la
propia existencia de nuestra comunidad / red internacional, lo que nos lleva directamente a la
primera de nuestras diez conclusiones.
I.- La rampante fragmentación de la historia que se escribe. En flagrante contradicción con la
globalización histórica e historiográfica que estamos viviendo, observamos con cierta inquietud
que -desde 1993- no dejó de crecer el número de especialidades y micro especialidades
académicas, temáticas y cronológicas 6) , por efecto –negativo- del fracaso de la “historia total” y
la proliferación de las viejas, nuevas y novísimas “formas” de historia, lo que nos llevó a un gran
vacío historiográfico de comunicación y proposiciones que explica, por otro lado, el alcance de
HaD. La paralela y fulgurante expansión de HaD como red global, y de otras iniciativas
historiográficas de vocación asimismo transversal, es el síntoma y la consecuencia más claro de
los excesos de la fragmentación. A estas alturas tenemos ya claro que la hiperespecialización es el
mayor problema que tenemos que afrontar los historiadores en este nuevo siglo, al tiempo que la
mayor oportunidad para construir alternativas historiográficas realmente nuevas (y no de hace
20, 30 o 50 años), cuyo grado de innovación es directamente proporcional a su contribución a la
resolución práctica del grave problema de la atomización de la historia que se escribe.
La globalización y la fragmentación van tan juntas en esta transición historiográfica e histórica
que, estando HaD en el primero de los casos, no dejó de extrañarnos 7) el número de suscritos de
nuestra red temática - comprendidos firmantes del Manifiesto- que nos demandaron más de lo
normal en el proceso preparatorio del III Congreso, la “inclusión” de “ su” tema, interés o
especialidad en el programa 8) , que respondió finalmente como es habitual en HaD -más aún en
esta fase de maduración como tendencia- a una temática global, general y transversal. La óptima
respuesta obtenida 9) desde diversos países, continentes y especialidades, tocante a la globalidad,
novedad y calidad de las contribuciones, la participación física y el seguimiento por
videoconferencia, contribuyeron a una generalizada percepción de éxito 10) , incluso superior al
que tuvimos en el I Congreso de 1993, beneficiado por ser el primero, la falta de precedentes 11), y
la presencia -en aquel momento todavía factible- de “grandes figuras” 12) de los pasados Annales
y Past and Present 13). Vistas las dificultades, el hecho de haber conseguido en 2004 en
Compostela una respuesta tan global e innovadora, a contrapelo de una inercia académica tan
individualista, abre un camino de esperanza en el proceso emprendido, personal y
colectivamente, de recomposición paradigmática desde un ámbito académico latino.
El buen resultado del III Congreso alcanza toda su estatura si tomamos en consideración las
crecientes dificultades que suele tener un historiador profesional, aunque lo desee, para
participar como ponente en los congresos internacionales de HaD. Desde el I Congreso se
excluyen las ponencias puramente empíricas, independientemente de su calidad, teniendo que
versar las propuestas sobre el método, la historia y la teoría de la historia, el oficio y la sociedad...
Desde el II Congreso añadimos otra condición: no repetir temas y enfoques ya tratados
suficientemente en los anteriores congresos de HaD, con el objeto de recoger las verdaderas
novedades de congreso a congreso. Finalmente, desde la convocatoria del III Congreso, junto con
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lo anterior, nos autoexigimos trascender las puras especializaciones históricas o
historiográficas, interviniendo en cualquier caso desde éstas en las temáticas y enfoques
generales que nos son propios. Al imponernos de este modo una dinámica permanente de
renovación, reclamada por la inacabada transición historiográfica que estamos a vivir, y la propia
dinámica de la disciplina, no todos colegas están condiciones de seguirnos, al menos en esta
difícil cuestión. De ahí que, no por esperada, fuese menor la (otra) sorpresa de encontrarnos en
Compostela con tantos historiadores jóvenes, y menos jóvenes, dispuestos a acompañar la
innovación historiográfica desde una óptica global, a seguir tirando del carro renovador tres
décadas después de la hoy aparentemente agotada “revolución historiográfica del siglo XX”.
En HaD la inmensa mayoría somos historiadores que hacemos trabajo empírico, frecuentamos
una o varias líneas de investigación, pertenecemos a áreas académicas cronológicas o temáticas
(Historia Medieval, en mi caso, según ya se dijo en la presentación de esta conferencia),
participamos con gusto en los típicos seminarios y congresos especializados..., pero convergemos
y nos relacionamos desde hace años para estudiar y debatir asuntos actuales de metodología,
historiografía, teoría, relación historia / sociedad, historia inmediata y otros relativos a la
profesión de historiador y la escritura de la historia. Estamos empeñados, pues, desde hace más
de una década, en perseguir juntos lo nuevo, sin verdades preestablecidas, a fin de no retroceder,
reestructurando a tal fin en lo que sea preciso –que es mucho- los paradigmas heredados de la
vieja, nueva y novísima historia, por lo cual no tiene ningún sentido –ni compensa a los
organizadores el esfuerzo- vernos físicamente cada 5 o 6 años para solamente hacer currículo o
repetir lo dicho anteriormente 14), ignorando los avances diarios en los debates y en las
reflexiones en nuestra red, y fuera de HaD. Hubiese sido, por lo tanto, un paso atrás para la
globalización historiográfica que nosotros representamos “adaptarnos” a la inercia y
fragmentación académicas reinantes. Los logros obtenidos en el III Congreso habrán de
progresar los años venideros, en parecida dirección, para hacer del IV Congreso (2010) un nuevo
hito historiográfico, que Clío nos asista y venga pronto “la ciencia normal”.
II.- La segunda reflexión se refiere, por consiguiente, a los avances en la reconstrucción de la
alternativa historiográfica, que analizaremos más específicamente en los otros puntos, y
posteriormente cuando revisitemos, después de las actas, el Manifiesto-plataforma de 2001.
Decir de entrada que, con diferencia respecto de las ediciones anteriores, el temario del congreso
tuvo como guía un programa global más acabado de investigación e intervención historiográficas
(no es otra la clave del “éxito” del congreso). De modo que las aportaciones recibidas sirven
directa y/o indirectamente, desde el acuerdo o la discrepancia 15) , a nuestra intención de
reconstrucción paradigmática. Directamente, contribuyen a ello aquellas ponencias que
respondieron en una medida muy apreciable –para ser la primera vez- a nuestra “convocatoria
específica” destinada a desarrollar las 18 proposiciones historiográficas del Manifiesto de HaD e
investigar la propia experiencia de HaD entre 1993 y 2004 como comunidad académica, red
temática y movimiento historiográfico. Indirectamente, no ayudan menos el resto de textos e
intervenciones orales en los diferentes apartados de un programa, que es resultado de una
estrategia orientada a reunir novedades que nos permitan progresar en la reconstrucción plural
del consenso historiográfico en el siglo XXI.
III.- Una parte importante de esta reconstrucción alternativa son los adelantos conseguidos en la
definición y práctica variada de una nueva historia global. Cada vez se habla más, y se empieza a
practicar, desde lugares y posiciones diversas pero convergentes 16) , de una “nueva historia
global”. Urgido por la globalización, el concepto de “historia total” del materialismo histórico,
asumido por Annales y otras corrientes renovadoras en los años 60 y 70, sigue vigente
justamente porque está sin hacer, a causa de sus fracasos en los ámbitos metodológico,
historiográfico y epistemológico, y de sus incapacidades para evitar, o cuando menos frenar, la
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intensa fragmentación disciplinar habida en las décadas finales del siglo XX 17) . La vieja “historia
total” es hoy una asignatura pendiente para cualquiera que pretenda individual o colectivamente
renovar la historia que se escribe. En el congreso de julio de 2004 hicimos el esfuerzo por aunar
las nuevas iniciativas que tratan de investigar, y ofrecer al público lector, enfoques globales de los
hechos pasados en lugar de fragmentos de historia especializada. Son tres las vías
historiográficas -complementarias- que recientemente vienen reclamando la denominación de
“nueva historia global” 18):
A) La historia mixta como historia global, entendida como desarrollo del punto V del Manifiesto
de HaD “contra la fragmentación” de la historia. La “historia mixta” fue uno de los temas de
congreso, implica mezcla de temas, fuentes, métodos, líneas de investigación y especializaciones
académicas 19). Habremos de valorar hasta que punto se lograron con las ponencias
aproximaciones históricas globales, de todos modos es un comienzo. Lo que sabemos es que no se
trata tanto de una convergencia casual o circunstancial de enfoques o tipos de documentos en un
trabajo especializado, “concreto”, como de una nueva estrategia de investigación que, desde las
hipótesis hasta las conclusiones, procure explícitamente un resultado integral, no parcial, que
rebasando las especializaciones combine empírica y reflexivamente sujetos, objetos y enfoques.
B) La historia mundial como historia global. Lejanamente germinada en la Norteamérica de los
años 70, aparcada durante años, fue resucitada y desarrollada como propuesta de investigación
entre los historiadores de ámbito académico angloamericano, durante los años 90, al calor de la
globalización. Esta línea de investigación estuvo hasta hoy20) prácticamente ajena a la
historiografía española y latina. La incluimos en el III Congreso porque pensamos que la World
History es una novedad historiográfica que va con los tiempos que vivimos y que, llevada hasta
sus últimas consecuencias, ha de ayudar a definir el nuevo paradigma historiográfico. Esperamos
que la importante y diversa representación que tuvo la “historia mundial como historia global” en
el congreso de 2004 contribuirá a dotarla de una dimensión más teórica y global, más europea y
latina. Hay que incitar, pues, a historiadores españoles, latinos y europeos a llevar a cabo
investigaciones y reflexiones históricas de ámbito más internacional, siguiendo el propio
ejemplo de HaD en el campo de las investigaciones y reflexiones historiográficas. Nuestra
experiencia y propuesta como “historiografía mundial” habrá de servir para que esta reciente
historia mundial-global de base sobre todo empírica, definida por un ámbito espacio-temporal,
no termine reducida a un episodio más de “retornos”, a un cambio de etiqueta “útil” para
resucitar la historia positivista y descriptivista de siempre, como las viejas “historia de las
civilizaciones” e “historia universal”. El “peligro” que le vemos por lo tanto a esta joven “historia
mundial”, compartido con otras “novísimas” historias, es su poca o nula vinculación con el
cambio global de paradigmas en el que estamos insertos, quedando entonces limitada a una
moda anglófona o, en el mejor de los casos, a una especialidad historiográfica por renuncia o
incapacidad a una mayor influencia teórica (bilateral) sobre el conjunto de la comunidad
internacional de historiadores, limitando así su futuro como línea de investigación. Para HaD
como tendencia está claro que es menester cambiar de base los conceptos heredados sobre la
historia y la historiografía, pasando así efectivamente de la historia nacional del positivismo
(hoy, en pleno retorno), o de la historia regional de los “nuevos historiadores” (con incursiones
macro regionales), a una historia de ámbito de investigación y proyección realmente mundial. 21)
C) La tercera, y más exitosa, variante de estas historias globales emergentes está siendo,
evidentemente, la historia digital como historia global. Con el siglo ha nacido una nueva
sociabilidad académica aplicada a la historia por efecto, directo y transversal, de la globalización
de las comunicaciones sobre las viejas comunidades de historiadores. El ejemplo de Historia a
Debate 1999-2005 es, a este respecto, por el momento único en la historiografía internacional.
Nuestra perspectiva en los próximos años es llevar este revolucionario y consolidado ámbito
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mundial de relación académica de la historiografía a la historia, de la reflexión a lo empírico,
animando “grupos internacionales de investigación en red” alrededor de enfoques de
investigación histórica, e historiográfica, que nos permitan seguir avanzando en la definición, y
puesta en práctica, de una escritura de la historia adecuada al tiempo de la globalización, sin
abandonar en ningún momento el debate y el consenso sobre el método y la teoría como
orientación fundamental de nuestra acción historiográfica. 22)
IV.- La cuarta conclusión que sacaríamos es la consolidación de lo que en HaD venimos llamando
Historia Inmediata: en su origen, un espacio historiográfico de debate sobre hechos actuales de
relevancia histórica, con una significativa intervención latinoamericana, nacido en nuestra red
digital en enero de 2000 23). La Historia Inmediata de HaD supone historiográficamente la
culminación de un lento y difícil proceso de incorporación del tiempo realmente presente al
ámbito de trabajo de los historiadores. Iniciado en los años 70 en Francia -al margen de la escuela
de Annalesen el Institut d´Histoire du Temp Présent, no había logrado hasta ahora hacer honor
a su nombre al no rebasar en sus investigaciones y reflexiones los hechos acontecidos hace 50, 30
o 25 años: la II Guerra Mundial, la resistencia, la guerra de Argelia (franquismo y transición en la
versión española). La Historia Inmediata de HaD, muy presente en el congreso de 2004, inicia el
tránsito de los debates diarios entre historiadores sobre cuestiones de actualidad (lista HI), lo
que no es poca cosa, a las ponencias con reflexiones y resultados de investigaciones históricashistoriográficas sobre la realidad inmediata, esto es sobre lo verdaderamente presente, actual,
contemporáneo, coetáneo, y por lo tanto inacabado.
La condición sine qua non para entrar en esta segunda fase de la HI de HaD es la consolidación
de HI como espacio de discusión en HaD, por lo que supone de cambio de chip, tarea nada
sencilla que nos ocupó durante cinco años por lo “encendido” de algunas polémicas que casi nos
hicieron fracasar 24). Uno de los temas propuestos después del congreso de julio a discusión
(27/10/2004) fue, por ejemplo, la conferencia de José María Aznar en Georgetown donde
relacionó la llamada Reconquista española con Bin Laden, el terrorismo internacional y el
“choque de civilizaciones”, donde como es habitual en HaD las intervenciones se mantuvieron
formalmente correctas. Es fundamental que los profesionales de la investigación y de la
enseñanza de la historia discutan –entre sí, pero también con otros investigadores, profesores,
políticos y otros aficionados a la historia- sobre cuestiones del presente de importancia histórica
o historiográfica, o bien sobre cuestiones histórico–historiográficas de relevancia actual, sin
renunciar a priori ni al rigor histórico –opinable como bien sabemos- ni a las propias posiciones
personales, historiográficas y/o ideológicas. Inauguramos, pues, una ruta nada frecuentada en
nuestro medio académico para conocer y valorar en tiempo real, las conexiones entre
historiografía y sociedad, a la vez que se abre una interesante vía para aportar abiertamente –se
suele hacer a escondidas- nuestros conocimientos históricos al debate y la resolución de los
problemas de hoy. Queda, con todo, bastante camino por andar si queremos incluir en verdad lo
inmediato en el campo académico de los historiadores, independientemente de su
especialización, puesto que por supuesto todos estamos suficientemente formados, cualquiera
que sea nuestra especialización cronológica o temática, para investigar históricamente el tiempo
que vivimos.
Tenemos en HaD por costumbre plantear el problema epistemológico de forma inquisitiva: ¿Es
posible una Historia Inmediata? ¿Es posible tratar con el mínimo de rigor histórico
acontecimientos actuales? El historiador venezolano José Luis Monzant nos emplazaba pública y
personalmente en el Auditorio de la Facultad de Periodismo de la USC a sustituir, desde ya, en
HaD la interrogación por un enunciado positivo. Estaríamos de acuerdo, desde luego, en lo
tocante al ámbito de debate digital conseguido (constituido por opiniones más o menos basadas
en la historia, pero siempre académicamente significativas por el perfil académico y profesional
de la gran mayoría de sus protagonistas) a través de mensajes cortos, lo que no es poca cosa, pero
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si hablamos de investigaciones históricas más profundas sobre hechos actuales deberíamos
reconocer que estamos colectivamente en los comienzos, incluso valorando el paso que dimos en
el III Congreso. El 26% de del programa de julio de 2004 se refiere a cuestiones de actualidad por
vez primera en nuestros congresos; la novedad es todavía mayor si comparamos con los típicos
congresos especializados, incluidos muchos congresos de historia presente o actual.
Ciertamente el 74% restante del Congreso se corresponde con ponencias y mesas redondas sobre
metodología, historiografía y teoría de interés más general, donde participan colegas de historia
antigua, medieval, moderna, contemporánea, colonial, independencia, etc. No es mala
proporción, el historiador de oficio ha de seguir desde luego concentrando sus esfuerzos en el
pasado–pasado, si no fuese así poco podríamos añadir a la comprensión histórica de lo actual, a
la interpretación de las relaciones pasado–presente y pasado–futuro.
Lo más destacado de las jornadas de julio de 2004 para los medios de comunicación social fue el
Congreso–Acontecimiento (que solemos diferenciar del Congreso-Actas): las secciones o mesas
dedicadas al 11S y al 11M, a la globalización y la relación Oriente–Occidente, a la democracia y los
derechos humanos..., temas de hoy enfocados desde el punto de vista histórico e historiográfico.
Seleccionamos incluso, según este criterio de actualidad, una gran parte de las conferencias,
ponencias y mesas redondas que se transmitieron en directo del congreso a través de Internet.
Tanto acertamos que se generaron incluso demasiadas expectativas: los medios nos pedían
claves urgentes no sólo históricas para entender estos hitos del presente, si no también políticas,
económicas, filosóficas o sociológicas. Nos dimos cuenta que no sólo faltan congresos de
historiadores –en España pero también fuera de España- para analizar en tiempo real el
acelerado acontecer histórico que estamos viviendo, se hace notar incluso más la ausencia de
actividades ambiciosas –aunque posibles y necesarias- de otras ciencias humanas con mayor
“competencia” sobre el presente, lo que coloca a los historiadores de HaD, en este y en otros
aspectos, en la vanguardia (mundial) de las humanidades y las ciencias sociales en cuanto a
actualización de nuestros fines y nuestros medios.
Considero, en resumen, que estamos en el camino de demostrar palmariamente (los
neorankeanos y posmodernos que no quieren ser “convencidos” jamás lo serán, naturalmente)
que se pueden estudiar los hechos más recientes con el mismo grado de rigor, honestidad y
pluralidad que los hechos del pasado remoto, contribuyendo a desmentir así el mito positivista
25) que “asegura” que es preciso que pasen 50 años para que podamos analizar con
“imparcialidad” un hecho histórico. Tenemos en España, por desgracia, un claro ejemplo en
contrario con la guerra civil que aconteció hace más de esos 50 años, y con otros hechos aún más
lejanos de la historia de España –o de la historia de las nacionalidades y regiones- todavía
fuertemente polémicos. En cambio, hay acontecimientos próximos que no suscitan por su
naturaleza semejante polarización o pluralidad de enfoques e interpretaciones, entre los
historiadores y en la opinión pública, una cosa viene con la otra como sabemos.
V.- Nuestra quinta conclusión habla de la creciente aceptación en el ámbito académico
internacional del liderazgo latino que HaD representa, después de una década, en los debates y
propuestas sobre cuestiones actuales de metodología, historiografía, teoría de la historia,
relación historia–sociedad, etc. En la tercera edición de nuestro congreso hubo un incremento
cuantitativo y cualitativo 26) del número de ponentes de habla no hispana, especialmente
llegados de otros países europeos, y en menor medida de otros continentes, salvo el caso de
América del Norte y América del Sur. La traducción simultánea español–inglés–francés nos ha
permitido organizar debates comunes de mucho interés, igual o mejor que en los anteriores
congresos, cuestión esta del multilingüismo menos fácil de resolver de momento en las listas
digitales.27)
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Una clara demostración del presente “poder de convocatoria” de nuestra iniciativa
historiográfica, española y latina, en la América anglosajona, más allá de nuestras habituales
relaciones con académicos hispanos de las universidades norteamericanas, es la recepción que
está teniendo allí –y por extensión en el ámbito académico anglófono conectado con los EE. UU.la edición en inglés de una selección de ponencias del II Congreso de 1999, por parte de la editorial
The Haworth Press de Nueva York con el título History under Debate. International Reflection
on the Discipline 28), cuya salida a la luz hicimos coincidir con la realización del III Congreso. Las
reseñas de historiadores estadounidenses, o de habla inglesa próximos a la historiografía
norteamericana, solicitadas por la casa editorial fueron unánimes al evaluar History under
Debate como un libro important, stimulating and highly provocative, valuable and revealing…
También para nosotros es “importante”, “estimulante”, “altamente provocativo”, “valioso” y ante
todo “revelador” que en la historiografía norteamericana haya sectores que acepten que se puede
“aprender” algo 29) de una iniciativa académica que viene de Galicia, de España, del mundo
académico latino.30)
La globalización historiográfica está favoreciendo dos novedades interrelacionadas,
minoritarias pero preñadas de futuro: 1) una minoritaria historiografía norteamericana abierta y
plural dispuesta a cierto bilateralismo en sus relaciones internacionales, con todo el valor que
esto tiene hoy en día visto el lugar prominente de los Estados Unidos en la historia inmediata; 2)
la ruptura de la tradicional dependencia de las historiografías españolas y latinas -hablamos de
sus sectores más dinámicos y creativos- respecto de las historiografías de aquellos países que se
suponen teórica, política y económicamente más “potentes”. En la historiografía española la
novedad siempre estuvo relacionada con lo que venía de “fuera”, a veces con razón (auténticas
innovaciones), otras sin ella (esnobismo académico), cuando no las dos cosas –o ninguna- a la
vez. La situación está cambiando de raíz: desde hace una década o más los antiguos focos dejaron
de irradiar novedades, y por otro lado los tiempos revueltos de la globalización hacen posibles y
necesarias relaciones internacionales menos desiguales, por supuesto más sencillas de
implementar en lo académico que en otros ámbitos más cercanos al poder político y económico31)
VI.- El III Congreso Internacional de HaD viene a confirmar, en consecuencia, el dinamismo y la
autonomía de la historiografía española en la última década. No lo decimos sólo por Historia a
Debate, foro y movimiento historiográfico nacido en 1993; surgieron después otras dos
importantes iniciativas españolas sobre la escritura de la historia que apuntan en la misma
dirección, cuyos representantes más cualificados fueron invitados, lógicamente, al macro
congreso de julio en Compostela 32). Nos referimos a los promotores y practicantes –desde 1996,
sobre todo- de la “idea histórica de España”, y a los promotores y practicantes –desde 2000- de la
“recuperación de la memoria histórica”. En resumen, tres proyectos historiográficos tan
distintos como complementarios en contenidos, intereses, medios de comunicación y
dimensiones. Desde esta sana diversidad, antitética en algunos aspectos, las tres iniciativas en
marcha comparten elementos muy nuevos en el panorama historiográfico español, incluso
internacional: a) desbordan la dimensión de un mero equipo o grupo de investigación o
historiográfico, constituyendo corrientes historiográficas en las cuales participan, en diversa
medida, historiadores e historiadoras de áreas y especialidades asimismo diferentes,
conformando objetivamente auténticas “tendencias historiográficas actuales” (con
peculiaridades en el caso de la RMH de la participación directa de los agentes sociales); b)
responden a acciones académicas españolas –o latinas de origen español como HaD- con perfiles
propios, auto centradas, no miméticas, aunque conectadas con tendencias larvadas –organizada
en el caso de HaD- en el panorama historiográfico mundial; c) configuran tres formas diferentes
de recuperación y actualización de la vieja pero vigente aspiración al compromiso ético, social y
político de los historiadores con su tiempo (precisaremos más en el siguiente punto), a través de
una investigación participativa que está posibilitando saltar de una memoria pasiva, objeto
lejano de estudio, a una memoria activa, actual, coadyuvando a acreditar así la utilidad cultural,
social y política de la investigación histórica e historiográfica.
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VII.- En el III Congreso se hizo bien visible algo que ya había asomado en el II Congreso, para
desconcierto de algunos: el retorno del compromiso historiográfico, si bien con nuevos modos, lo
que tal vez no estaba claro en 1999. Cuando se habla, para bien o para mal, de “compromiso” se
tiene en mente el concepto y la experiencia militantes vividos en los años 60 y 70. El caso es que la
historia y la historiografía cambiaron enormemente en estos últimos 30 o 40 años, habiendo
abandonado la gran mayoría de los historiadores de aquella generación las “absorbentes”
militancias historiográficas y políticas (con la historia, cambiaron también las formas de hacer
política). Es por ello que el compromiso de los historiadores resurge hoy con rasgos nuevos que
conviene identificar:
A) El nuevo compromiso del historiador tiende a realizarse desde la profesión -incluso entre los
historiadores más politizados- sea con las instituciones, sea con la sociedad civil, o en ambas
direcciones. La separación esquizofrénica –por irreal e inútil- entre prácticas historiográficas e
inquietudes extra académicas, que siguió a la crisis en los nuevos historiadores, está siendo
reemplazada 33) por nuevas formas de hacer historia que muestran palmariamente la
compatibilidad (diversa) entre el rigor profesional y la utilidad pública de la historia investigada y
enseñada.
B) El compromiso que se impone hoy entre los historiadores más avanzados deviene
democrático, pluralista, tolerante con el “otro” historiográfico, más interesado en “convencer”
que en “vencer”, en contraste con el compromiso a menudo sectario heredado de las tendencias
historiográficas y políticas del pasado siglo “de los extremos”. Es de la mayor importancia para el
presente y el futuro de la historia como una disciplina empeñada en la reconstrucción de sus
paradigmas compartidos, que se acepte de forma natural el debate y el consenso, la legítima
multiplicidad de enfoques historiográficos e ideológicos, sin renunciar por descontado a la
propia posición, individual o colectiva, por regla general desvinculada de la disciplina “blindada”
de una tendencia historiográfica u opción política 34). Hablamos desde nuestra propia
experiencia como red temática “especializada” en el debate y en la reflexión historiográfica. Más
de 8.000 historiadores conectados –en 2007- con nosotros diariamente, a través de la web y de
nuestras listas, evidencian la posibilidad de normalizar aquí y ahora el respeto mutuo entre los
interlocutores de los debates historiográficos más comprometidos, incluso ideológicos, sin
menoscabo de los consensos productivos.
C) En sus versiones más adelantadas estas nuevas maneras de entender el compromiso
historiográfico tienden a ser solidarias según el signo de los tiempos. Los que no queremos -ni
debemos, por cuestión de rigor- ejercer el oficio de historiador al margen de la realidad histórica
vivida, tenemos que asumir la universalización de los grandes valores de la paz y de la justicia, de
la igualdad y de la democracia, escribiendo una “historia con valores” (punto XVI del Manifiesto
de HaD). Desde una aportación principalmente profesional y académica, la universidad ha
colaborado en España (voluntariado, Prestige, Guerra de Irak, etc.), y en otros lugares del
mundo, con las grandes causas humanitarias. La aportación específica de HaD, como se pudo ver
con el último congreso y diariamente en la red, consiste en operar cuando las circunstancias lo
exigen como una suerte de “historiadores sin fronteras”, lo que no tiene demasiados precedentes,
priorizando la solidaridad con colegas historiadores que sufren persecución en cualquier parte
del mundo en el ejercicio de su profesión: lo que venimos llamando y practicando, desde hace
años, como Academia Solidaria.
En las Actas del III Congreso encontraremos más elementos, respecto de los anteriores
congresos de HaD, sobre estos nuevos modos de llevar a cabo el compromiso historiográfico35).
Ello no quiere decir que hayan desaparecido las formas tradicionales, ubicadas a ambos lados del
espectro historiográfico y político: es menester que se manifiesten como parte esencial del debate
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y de su credibilidad. Uno de los logros inéditos de HaD está en que investigar y dar a conocer
“como realmente son” las comunidades de historiadores y sus tendencias más o menos larvadas o
organizadas, yendo más allá de los discursos historiográficos auto justificativos.
VIII.- En los cinco días de julio que compartimos en Compostela se evidenció un progreso insuficiente en mi opinión, pero anunciador- en la inaplazable tarea de ampliar la comunidad
académica de historiadores a la investigación y la enseñanza de la historia no universitaria. Una
de las señas de identidad de HaD en Internet es la participación, minoritaria pero viva, de
historiadores no vinculados a instituciones superiores de enseñanza y de investigación.
Contribución menos hacedera en congresos y otros formatos académicos de tipo convencional,
por mucho que HaD no lo sea tanto. La clara insuficiencia de esta incorporación activa, que
diferenciamos de la simple asistencia, nos impulsa a elevar a conclusión pos-congresual el
objetivo urgente de extender el concepto de historiador más allá del profesorado universitario,
acercando consecuentemente la historiografía oficial a la historiografía real. Puesto que una
parte nada despreciable de la investigación histórica –por no hablar de la enseñanza y de la
divulgación- se hace ya fuera de las plantillas docentes de las universidades y de los escasos
centros superiores de investigación 36). Hoy en día estos historiadores no profesionales – en el
sentido de que se ganan la vida al margen de la historia académica- tienen por lo general una
cualificada formación de base universitaria e historiográfica, y un fuerte carácter vocacional y
comprometido 37), algo de lo que estamos necesitados.
Historia a Debate no es el único ejemplo de esta apertura, compartimos con otros grupos, redes y
movimientos historiográficos esta nueva experiencia de abrirnos comunitariamente a
historiadores no generalistas, profesores de enseñanza media, estudiantes avanzados y otros
interesados en la historia, dentro y fuera de la universidad. Como HaD la diferencia reside en que,
a partir de este III Congreso, nos planteamos convertir una práctica espontánea en un
planteamiento consciente, reivindicando la (re) inclusión de la historiografía no universitaria en
las nuevas comunidades y paradigmas que estamos construyendo desde las universidades,
debiendo para ello estrechar relaciones con las múltiples asociaciones, fundaciones, webs, listas
y demás organizaciones o redes de historia –a veces con escasa o ninguna relación con la
academia- que están surgiendo como hongos en España, y en otros países, gracias al interés
social, cultural y político por la historia que está caracterizando este nuevo siglo.
IX.- La penúltima enseñanza que inferimos de nuestro último macro encuentro es la voluntad
demostrada, por tercera vez en lo tocante a congresos, de no hacer tabla rasa de lo que fueron las
vanguardias del siglo XX, ni de cualquier otra tradición historiográfica que haya aportado algo a
la definición -siempre en construcción, aunque algunos no lo sepan- del trabajo de historiador
desde los remotos tiempos de Leopold von Ranke. De ahí que la conferencia inaugural del III
Congreso fuese encomendada a Etienne Bloch, juez retirado, historiógrafo no profesional, hijo
del cofundador de Annalesy gran conocedor y albacea de su obra. En la recepción oficial de la
Universidad de Santiago de Compostela en el Palacio de Fonseca, cuna de nuestra universidad
hace quinientos años, nos pusimos en pie para cantar la Marsellesa un 14 de julio, que es cuando
los franceses celebran la toma de la Bastilla, en homenaje a Marc Bloch, ejemplo imperecedero de
historiador innovador y asimismo comprometido (políticamente) con su tiempo, justamente en
el sesenta aniversario de su fusilamiento por los nazis en Lyon. Otras dos conferencias plenarias
fueron impartidas por André Gunder Frank y Ciro Flamarión Cardoso, inolvidables
representantes latinos –el primero por adopción- de ese materialismo histórico que tanto nos
motivó y aportó en los años 60 y 70, referente historiográfico inexcusable para afrontar, crítica y
autocráticamente, los retos del presente y del futuro de la historia, para lo cual precisamos
todavía de los colegas representativos de aquella generación que sigan interesados todavía hoy
por los cambios y el porvenir. Es arduo -ya lo dijimos 38)- encontrar personalidades de las
corrientes historiográficas de la época dorada que hayan sobrevivido, y estén disponibles parar
otras renovaciones y otros compromisos resistiendo la natural tendencia a “vivir de las rentas” de
lo mucho que se hizo antes y después de 1968.
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Una de esas excepciones es André Gunder Frank, historiador y teórico, sociólogo y politólogo,
profesor emérito de universidades de varios países, que nos demostró en Compostela con su
propuesta de ReOrient (1998) tanto la necesidad de reorientar la escritura de la historia y de las
ciencias sociales, como el papel determinante que va a jugar Oriente en la historia del siglo XXI,
en un brillante ejercicio de historia inmediata y prospectiva, historia e historiografía mundiales,
de orden bien diverso, además, a su aporte antológico a la teoría de la dependencia en los
combativos años 70. Evolución ejemplar que justifica su relevante participación en el III
Congreso de HaD, incluidos en aquellos debates en los que su salud le permitió intervenir (murió
meses después). Nada más ilustrativo, pues, de la fuerza colectiva de las tendencias que hicieron
posible en el siglo pasado estas “grandes figuras”, está por ver si en el siglo que acabamos de
entrar seremos capaces de repetir la experiencia (“desde abajo”, no hay otro modo): HaD hace lo
posible.
Estamos orgullosos en suma de la herencia recibida, pero hay que reconocer que vivimos en otro
tiempo, en otra tesitura historiográfica. Necesitamos una “nueva nueva historia” que, sin dejar de
asumir (auto) críticamente las incapacidades pasadas y los retos presentes, reivindique lo que
tenía y tiene de justo, útil y necesario la “revolución historiográfica del siglo XX”. Por tal motivo
intentamos en nuestro pasado congreso recuperar y actualizar prácticas, debates y reflexiones
sobre historia total, formaciones sociales y transiciones, estado y sociedad civil, “grandes
hombres” y sujetos colectivos en la historia, “grandes historiadores” y tendencias académicas
colectivas, compromisos historiográficos y fines de la historia... En principio, tal como
esperábamos el resultado fue desigual pero indicativo. Conviene dejar claro ahora que los
historiadores marxistas y annalistes no se equivocaron tanto, hace 30, 40 o más años, como
pretenden algunos desde posiciones extremas neorankeanas o posmodernas. Tenemos
meridianamente claro que la recuperación de la meridianamente claro que la recuperación de la
memoria histórica no será ni eficaz ni completa 39) hasta que seamos capaces de recobrar,
simultáneamente, la memoria historiográfica, y viceversa. No se trata, por descontado, de
“repetir” la historia o la historiografía del pasado siglo, si no de llevar a la práctica una memoria
historiográfica y una memoria histórica activas, integradas en las nuevas tareas pasado /
presente / futuro, abandonadas precisamente por aquellos que las desprecian,
malintencionadamente, por “sabidas”.
X.- Termino con una reflexión dirigida a los que participaron en el evento de 2004, presencial o
digitalmente, y también a los que estáis siguiendo este resumen provisional, visualizando el vídeo
del Congreso o leyendo las Actas: ¿qué interés tienen nuestros trabajos académico - congresuales
de cara a la sociedad? Cuestión pertinente cuando se está ampliando enormemente la nómina de
los interesados por la historia, en España y en otros países. He dicho en una emisora de radio, que
me pidió un adelanto de lo que íbamos a departir en esta conferencia, que una cosa son los
“veraneantes” de la historia y otra los que nos quedamos “con ella” todo el año. A lo peor fui un
poco ligero, pero hay algo de verdad en lo dicho, es preciso distinguir. Para nuestra disciplina,
teóricamente con pocas salidas profesionales, es bueno que desde los gobiernos y otras
instituciones, políticas, aficionados más o menos serios y otros profesionales, se interesen,
hablen y escriban sobre la historia, que no es ni debe ser el monopolio de nadie, tampoco de los
historiadores. Es positivo asimismo que determinados medios de comunicación social 40) se
interesen por publicar cosas de historia 41). Es bueno que las grandes editoriales, y algunas
pequeñas, tengan gran afán por las biografías de los “grandes personajes” de la historia, novelas
históricas y otras demandas del mercado más o menos reales. Toda esta reciente atención pública
sobre la historia 42), no exenta de pluralidad, estímulo y novedad sirve, desde luego, como pasó
en otros períodos históricos, para formar mejor a la ciudadanía –otra cuestión es el debate de los
contenidos- y la generación de vocaciones de historiadores 43), pero también hay que denunciar
sus efectos perversos al “obligar” al historiador a trabajar “por encargo”, condicionando -a veces
sin disimulo- no solamente los temas históricos a escribir, si no también los enfoques
historiográficos, cuando no las interpretaciones históricas 44). Nonnullus. Revista de Historia n° 3,
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La pasada crisis de las nuevas historias, y subsiguiente aceleración fragmentadora, llevó a la
disciplina de la historia a una situación de debilidad que hizo factible que determinados “poderes
externos” ejerzan una influencia sobre una parte sustancial de la historia académica que no
conocíamos desde el siglo XIX 45). Debatir y consensuar entre historiadores el perfil de nuestro
oficio es vital, pues, en la actual coyuntura para restaurar nuestra autonomía, nuestra capacidad
para decidir libre y colectivamente el qué, el cómo y el porqué de nuestra aportación
historiográfica a la historia que vivimos, para desenvolver motu propio aquellas iniciativas
académicas que más convengan a la historia que escribimos y a la historia que compartimos en
este momento.
No fue eso lo que pasó en el “debate de las humanidades” que siguió a la victoria del Partido
Popular en las elecciones de 1996, que dio lugar a cientos de artículos de prensa, también de
historiadores, juzgando la intención gubernamental de incrementar la presencia de la historia, la
filosofía y las lenguas clásicas, en la enseñanza media. Iniciativa política institucional, no
académica, que tuvo como resultados más palpables el lograr atraer a importantes historiadores marxistas, annalistes y neopositivistas-, editoriales y medios de difusión, a la tarea de recuperar
la “idea histórica de España” y sus “grandes figuras”, sin conseguir tan claramente algo tan
fundamental como potenciar las horas de enseñanza ni tampoco la investigación (plural) de la
historia en España, algo distiendo del ensayo histórico y divulgativo, donde si hubo grandes
avances.
Está por ver que este remozado interés público por la historia común de los españoles se vaya
mantener, y con qué formas y contenido, después del cambio de gobierno del 14 de marzo de
2004 46). En cualquier caso, los historiadores conscientes no debemos “esperar a Godot” sino
utilizar las libertades de cátedra, investigación y expresión para decidir libremente y
promocionar públicamente la historia que queremos hacer según entendamos nuestra
responsabilidad científica y cultural, social y política, en los diferentes ámbitos territoriales y
sociales. El III Congreso de HaD ha de ayudar, sin duda, a que la escritura académica de la
historia sirva mejor al conjunto de la sociedad, que financia en última instancia con sus
impuestos la historia que enseñamos e investigamos. Sobre una base común deontológica los
enfoques historiográficos han de ser –insistimos- plurales y heterogéneos, también en su
relación política, institucional y social, pero decir que esto no llega: lo justo y necesario en este
momento es aplicar una “discriminación positiva” a favor de la relación entre historia académica
y sociedad civil, actualmente bastante desequilibrada a favor de las instituciones políticas,
mediáticas y editoriales, lo que se traduce historiográficamente en un abandono de los sujetos
colectivos a favor de las “grandes figuras”, con la distorsión subsiguiente que eso suponte para
una historia académica que se precie de rigurosa y para una historia vivida que se pretenda
democrática y fundada en grandes valores sociales.
Respondiendo a la pregunta con que iniciábamos esta X conclusión sobre HaD III, resumir que lo
que nosotros historiadores comprometidos podemos ofrecer, reflexionando y actuando
colectivamente, “hacia afuera” de la academia, es el rigor y la honestidad en el tratamiento de los
datos de una vieja profesión con una renovada vocación de servicio social y (re) asunción de los
valores éticos del mundo actual, en el cuadro de la autonomía que le es propia a la universidad institución más vieja que el Estado (moderno)- respecto de los diferentes poderes, a fin de que la
historia, sus practicantes y sus actores, disfrute en este nuevo siglo de una nueva primavera.
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Notas
1. A través del CESGA y el SERVIMAV de la USC hemos colocado permanentemente en nuestra página web la parte del congreso
grabada y trasmitida en directo: 48 horas de videos.
2. Escribimos “historia inmediata” en el sentido más riguroso, esto es, toda investigación e interpretación que trate desde un ángulo
histórico o historiográfico relevantes hechos o procesos coetáneos al propio historiador
3. Así y todo, el presidente (en 2004) del CISH-ISCH (www.cish.org), Jürgen Kocka, miembro del Comité Científico del I y del II
Congreso Internacional Historia a Debate (1993, 1999), continuó de manera meritoria los esfuerzos de actualización emprendidos por su
predecesor, François Bédarida, incluyendo “grandes temas” de interés actual , sin llegar todavía a lo que nosotros llamamos Historia
Inmediata.
4. A lo largo de la pasada década fuimos elaborando una base de datos con las direcciones postales y electrónicas de decenas de miles de
colegas, que viene funcionando al modo de una vasta lista de distribución (con la posibilidad de borrarse en cualquier momento) con
algunos mensajes al año para difundir nuestras grandes iniciativas y dar a conocer HaD.
5. A partir del II Congreso la presentación de ponencias está abierta a cualquier historiador, con independencia de su estatus académico o
nacionalidad (los colegas latinoamericanos raramente disfrutan de esta posibilidad en aquellos congresos de España, Europa y Estados
Unidos, que no versen sobre América Latina), en igualdad de condiciones por lo tanto con los restantes relatores, siempre y cuando la
propuesta se adapte a nuestro temario, lógicamente.
6. La cuestión no es tanto de fragmentación académica como de fragmentación mental: se puede y se debe “estar” por cuestiones
prácticas y/o vocacionales en una especialidad historiográfica pensando y trabajando globalmente, combinando y compartiendo
investigaciones y reflexiones.
7. La toma de conciencia de la trascendencia de esta dificultad historiográfica determinó el contenido de mi conferencia plenaria:
Historia a Debate, un paradigma global para la escritura de la historia (en imprenta en las Actas del III Congreso).
8. La razón académica –promoción curricular, sobre todo- que se suele aducir para explicar la agudización de la tendencia (tradicional y
también posmoderna) al individualismo historiográfico, después de la caída de las “grandes escuelas” del siglo XX que nos aglutinaban,
nos parece aun así insuficiente, cuando más si hablamos de una comunidad académica tan socializada como HaD: el problema de fondo es
metodológico, historiográfico y ante todo epistemológico.
9. La elevada cantidad de ponentes inscritos nos permitió una elección coherente con la pertinencia temática y el acostumbrado buen
nivel de nuestros congresos.
10. La elevada cantidad de ponentes inscritos nos permitió una elección coherente con la pertinencia temática y el acostumbrado buen
nivel de nuestros congresos.
11. Con el paso de los años todavía se fue concentrando más en HaD el interés nacional e internacional por la historiografía, a causa de la
limitación y discontinuidad de otras tentativas paralelas y de algo que supone nuestra mejor baza: la focalización de todos nuestros
esfuerzos y actividades en la tarea de la reconstrucción paradigmática de la historia como disciplina académica, mediante la reflexión y la
investigación, el consenso y el debate.
12. Once años después la mayor parte de las figuras representativas de las pasadas vanguardias ya no están entre nosotros, tienen
problemas para viajar y participar en grandes eventos o, en el peor de los casos, perdieron con los años el aliciente por el presente y el
futuro de la innovación, salvo excepciones como los conferenciantes plenarios del III Congreso o el propio Eric J. Hobsbawm (1917)
encarnación viva de lo mejor de la historiografía marxista del siglo XX.
13. Hobsbawm ha criticado justamente en noviembre de 2004, en la clausura de un congreso británico sobre la historiografía marxista, a
la escuela de Annales por haber renunciado (sus herederos institucionales) a la “reconstrucción de la razón” historiográfica e histórica, en
una suerte de Manifiesto personal por la renovación de la historia (publicado por HaD en “Mensajes Listas” 4/1/05), que tantas
semejanzas tiene con nuestro Manifiesto colectivo de 2001: ojalá encuentre seguidores activos de su posición reconstructora en
historiografía británica, repartidos hoy entre los partidarios la posmodernidad, los retornos tradicionales y el simple continuismo.
14. Tenemos ya nueve volúmenes publicados de actas de congresos sobre investigaciones y reflexiones historiográficas, pronto serán
doce; según los esquemas positivistas resucitados que tanto combatimos, estaría ya todo dicho, demostrar congreso a congreso que no es
así forma parte de la tercera revolución historiográfica que HaD anuncia y quiere contribuir a implementar.
15. Lo decimos así para ser pedagógicos, en realidad para nosotros no existe la diferencia cartesiana entre el acuerdo y el desacuerdo,
nutrimos el consenso del debate y del disenso, y ponemos a debate los sucesivos consensos.
16. Siguiendo con la nota anterior, nos interesan tanto las ideas “propias” como aquellas ideas “ajenas”, susceptibles de contribuir algo al
nuevo paradigma que pretendemos, pese a las acostumbradas deficiencias teóricas derivadas de sus dimensiones especializadas.
17. Conviene recordar que “la historia total como horizonte utópico” sirvió finalmente de coartada para el fraccionamiento disciplinar,
estructural en su origen y posmoderno en su desarrollo y cobertura teórica recientes.
18. El problema no es tanto de palabras como de contenidos, con todo nosotros reemplazamos usualmente “total” por “global” por la
finitud, “realismo” y actualidad del segundo término, cuyos diversos usos historiográficos se dilucidan sin dificultad de acuerdo con el
contexto, lo mismo que cualquier entrada de cualquier diccionario.
19. La propuesta deriva asimismo de mi experiencia personal, véase “Historia social y mentalidades: nuevas perspectivas”,
Medievalisme: noves perspectives, Lleida, 2003, pp. 81-108.
20. El 12 de enero de 2000 abrimos un debate “Historia mundial / historia global” que se puede consultar en la web, casi no tuvo
seguimiento, esperamos que las Actas del III Congreso lo reanime.
21. Lo mismo sucede con la historia inmediata, con la recuperación de la memoria histórica o –retrocediendo más en el tiempo
historiográfico- con la historia oral, la historia de las mujeres o la historia ecológica: encerradas y aisladas en sus especializaciones
empíricas y academicistas, pierden o pueden perder poco a poco sus potencialidades innovadoras, su compromiso con el futuro.
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22. Ante todo HaD es un proyecto metodológico, historiográfico y epistemológico, donde lo empírico está y estará subordinado a la
reflexión, lo que limita por un lado nuestro diálogo con los historiadores neorankeanos que ni “valoran” ni “aceptan” la importancia
creciente de la historiografía y la teoría para el presente y el futuro de nuestro oficio, y por el otro con los historiadores posmodernos que
en nombre de la reflexión más abstracta (antimarxista, antiannaliste y sobre todo pro literaria) niegan un futuro científico y social a la
historia profesional y académica.
23. El término “historia inmediata” se presta menos a la ambigüedad que el tradicional de “historia del tiempo presente”, equivalente en
la práctica a una historia del siglo XX, una historia con esa denominación a veces ha querido y no ha podido –por deficiencias que tienen
que ver con la epistemología y el compromiso- abordar histórica e historiográficamente el presente.
24. La falta de tolerancia y de respeto al interlocutor en los debates de actualidad, amparada en un sedicente anonimato o semianonimato,
es un problema constante en Internet, otros foros de historia tuvieron que cerrar por este motivo o renunciar a la polémica restringiendo
sus listas a la información académica, asimismo útil y necesaria (véase el tablón de anuncios de nuestra web).
25. El mito de la “neutralidad” del historiador, teórico “notario” ante unas fuentes supuestamente “inocentes”, fue en un principio –hace
más de 100 años- positivo en la lucha contra la historia-ficción, pero hace ya mucho que este positivismo viene obstaculizando la
adaptación de nuestra disciplina a la evolución histórica, historiográfica y científica, y arriesga con hacernos retroceder a la marginalidad
“erudita”.
26. La menor presencia del número de “grandes figuras” que estamos detectando de congreso a congreso (véase la nota 12), se vio
compensada en 2004 con una mayor y mejor participación de historiadores jóvenes y representativos de historiografías emergentes, lo
que resulta vital para el futuro de HaD y sus propuestas.
27. Con el tiempo el obstáculo lingüístico desaparecerá también en Internet, las posibilidades actuales para la traducción automática son
superiores a las que existían hace cinco años, compárese si no los traductores automáticos de Google y Altavista.
28. Los editores fuimos el profesor Lawrence J. McCrank y yo mismo, pero es justo reconocer que el mérito principal de su publicación
ha correspondido al editor norteamericano (hispanista y medievalista, además de especialista en bibliografía e información histórica
digital), de la propia editorial y de los informantes del libro profesores: Georg G. Iggers (Universidad de Búfalo), Ronald W. Davis
(Universidad de Michigan), David E. Thornton (Universidad de Bilkent, Turquía), a todos ellos nuestro agradecimiento público en
nombre de los autores y del conjunto de HaD.
29. Para encontrar formas de intercambio igual sirve de poco el “modelo” de las vanguardias del siglo XX: historiografías tan avanzadas
como la francesa de Annales o la inglesa de Past and Present, enseñaban más que aprendían de las consideradas “periferias”, que incluían
por aquel entonces las historiografías latinas y americanas, incluidos los Estados Unidos, lo que creó malos hábitos (“colonizadores” y
“autocolonizados”) entre los emisores y los receptores de aquel momento.
30. Otra evidencia más de los efectos positivos, democráticos e igualadores, de la globalización de las comunicaciones, en el ámbito de
las relaciones académicas internacionales, que tan bien conocemos, véase “Historia a Debate, tendencia historiográfica latina y global”,
Aula-Historia Social, Valencia, nº 13, primavera 2004, pp. 84-90.
31. Se valora mejor la excepcionalidad de la experiencia de HaD, si la comparamos –fuera del ámbito académico- con el intercambio
desigual y unilateral existente entre El País, la Republica, Le Monde y otros periódicos europeos con The New York Times: los primeros
están publicando semanalmente un suplemento con una selección de artículos del prestigioso NYT que, por supuesto, para nada
corresponde dando a conocer en los Estados Unidos, las noticias y opiniones de la prensa europea.
32. Véase la nota 16.
33. Los buenos historiadores saben, con Marc Bloch, que el profesional de la historia, queramos o no, se parece más a su
tiempo que a sus padres, verdad historiográfica si cabe más cierta ahora que nunca por la impregnación “inmediatista” de la
nueva sociedad del conocimiento.
34. La crispación política desatada en España después del 11-14 de marzo de 2004, es un ejemplo en contrario, más político
que académico, y desde luego transitorio, al menos en cuanto a su carácter “absorbente”.
35. En consonancia con las exigencias de la nueva sociedad y el dinamismo de un oficio centenario siempre fiel a su tiempo,
incluso cuando no se reconoce tal compromiso.
36. Es un efecto de la falta de plazas, situación que se va a aliviar en la próxima década con la jubilación del profesorado
perteneciente a la generación baby boom: fenómeno señalado (ver punto XII del Manifiesto de HaD) que afectará así y todo
escasamente a los actuales historiadores no universitarios, gran parte de la misma generación.
37. Seguro que no podemos decir lo mismo del espíritu renovador en los métodos y en los enfoques, aunque tampoco
andamos allá muy sobrados ahora en las universidades.
38. Véase la nota 12
39. Eficaz en el sentido de implicar más a la academia historiográfica; completa en el sentido de abarcar toda la historia, no
solamente el siglo XX.
40. Los media tradicionales pasaron de una función crítica como cuarto estado en los años del Watergate a su inclusión en
los años 90 en el poder establecido, aunque no todos los medios escritos, radiofónicos y televisivos sufrieron la misma
evolución, naturalmente.
41. Sobre todo si están enfocados a su gusto historiográfico y/o ideológico, el dirigismo de los medios más influyentes está
cambiando –para mal y para bien, según se mire- el contenido de lo que Gramsci bautizó como “intelectuales orgánicos”.
42.Auge relacionado entre nosotros por el retorno pendular de la historia de España, dos décadas después de que florecerán
las historias de las nacionalidades y regiones, quedando para un futuro (inexorable) la historia mundial.
43. Formaciones y vocaciones con cierta tendencia al conservadurismo historiográfico que, por el bien de la historia,
debemos matizar y combatir con la voz y la escritura.
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44. No lo fue el caso de la Xunta de Galicia que financió nuestros Congresos de Historia a Debate en los Xacobeos 1993, 1999
y 2004, sin condicionamiento alguno en cuanto a temas, enfoques, invitados, etc., como hemos puesto de relieve
públicamente en varias ocasiones.
45. Esta influencia política, mediática y editorial sobre determinada historiografía vino a reemplazar la influencia de otras
ciencias y movimientos sociales característicos del siglo XX, reflejando un nuevo presentismo institucionalista, que debe
tener otras lecturas compensatorias desde la sociedad civil y la globalización alternativa.
46. El nuevo gobierno del PSOE no parece tener el mismo interés que el anterior por la historia de
España (con la salvedad relativa del IV Centenario del Quijote), y no ha desarrollado hasta ahora
iniciativa institucional alguna a favor de una “historia plural de España”, lo que en principio se
correspondería con su proyecto político de resolución del conflicto vasco, reformas de los Estatutos, de
la Constitución, etc.; al contrario de lo que sucede con las propuestas para la recuperación de la
memoria histórica de la guerra civil y del franquismo, que están recibiendo un apoyo loable –aunque
tímido, en nuestra opinión- del primer gobierno de Zapatero.
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Los primeros pobladores
N de españa: una visión
“prehistórica” de los historiadores de los siglos XVI Y XVII
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Álvaro Sánchez Climent
Doctorando Universidad de
Castilla-La Mancha
Resumen:
Se estudia la visión que los historiadores hispanos de la Edad Moderna forjaron de la
época prehistórica. Al no estar desarrollada la arqueología como método científico,
utilizaron como fuentes incuestionables tanto la Biblia como los textos de autores
grecolatinos. Construyeron de este modo un relato historiográfico fuertemente trabado con
los objetivos políticos y culturales de la Monarquía católica de los Austrias hispánicos.
Palabras clave: Historiografía, Edad moderna, mitos, Prehistoria, Juan de Mariana,
Pedro Alcocer, Francisco de Pisa.
1. INTRODUCCIÓN: LOS SIGLOS XVI Y XVII. LOS “PRIMEROS PASOS” DE LA
ARQUEOLOGÍA.
El trabajo que se presenta ofrece una visión un tanto peculiar de la prehistoria analizando la obra
de tres historiadores del siglo XVI-XVII. Estos autores son el Padre Juan de Mariana, Pedro Alcocer y
Francisco de Pisa, autores con una trayectoria similar en sus escritos, pero que presentan algunas
diferencias reseñables entre ellos. Está claro que tenemos que tener en cuenta que la etapa histórica en
la que nos introducimos, el valor científico de esta historia que nos presentan es menor y actualmente no
tendría mucho sentido estudiarla, sin embargo, es curioso la manera que tenían de hacer historia en
aquella época, una historia que, no debemos olvidar, tenía un carácter completamente novelado y
literario. Hay que tener en cuenta que estos eruditos elaboran su historia en base a las fuentes
disponibles y aceptadas en la época, y en dicho momento comenzaron a proliferar toda una serie de
autores que estaban interesados en recoger en sus escritos todo lo que había sucedido en etapas pasadas,
sin embargo, las épocas más pretéritas se describían con mayores dificultades para ser estudiadas,
remitiéndose a las fuentes escritas como las de los autores grecolatinos o la Biblia, fuente inalterable de
verdad, de tal manera que en muchas ocasiones se producían importantes desajustes (Díaz-Andreu,
2002: 37).
El auge del interés por la historia no es casualidad, debemos tener en cuenta toda una serie de
antecedentes que propiciarán dicho interés por su estudio, estos antecedentes los encontramos a finales
del siglo XV con la aparición del Renacimiento. Esto supone una nueva admiración por la antigüedad
clásica y, por tanto, comienza a proliferar un cierto interés por los restos materiales (epígrafes,
monedas, etc.) dando lugar a la aparición de colecciones y al anticuarismo.
Gloria Mora (1998: 17) nos ofrece dos factores que influyeron en el interés de la antigüedad en España en
época renacentista:
El nacimiento de una conciencia “nacional”.1)
Identificación de la nueva sociedad con el mundo grecorromano.
A partir de dicho momento comienza a proliferar la aparición de historias generales, crónicas,
etc. con el objetivo de la exaltación de la patria a través de su pasado único, nexo común a todas las
comunidades hispanas (Gloria Mora, 1998: 19). Es por este motivo el que en muchas ocasiones se
produce la falsificación de la historia al servicio del poder (un ejemplo muy claro lo tenemos con los
linajes nobiliarios que inventan su pasado con el objetivo de conseguir un mayor prestigio social).
Podemos destacar el caso particular de un erudito italiano, Annio de Viterbio (1432-1502), Migister
Sacrii Palatii del Papa Alejandro VI. En su obra prácticamente se limita a la exaltación de su ciudad
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natal, Viterbio, y a la del Papa. A Annio de Viterbio se le concede el “honor” de encontrar una obra
perdida que pudiera justificar sus escritos, esta obra era la de un sacerdote del templo de Bel, en
Babilonia, de época de Alejandro Magno llamado Beroso. A partir de la obra de Beroso, que relataba la
historia de Babilonia desde los tiempos primitivos hasta Alejandro Magno, Annio empleó dicha obra
para justificar la supremacía de Viterbio por encima de otras ciudades italianas. En la obra de Annio nos
informaba de que Viterbio, junto con otras ciudades, fueron fundadas por Noé tras el Diluvio Universal.
Más común en los siglos XVI y XVII fue la creencia de convertir a los hijos y nietos de Noé en fundadores
de muchas ciudades y reinos de Europa; esta creencia perduró durante muchos siglos, a pesar de que
Annio fue acusado de falsario (Gloria Mora, 1998: 21), incluso se dio el caso de “emparentar” a los Reyes
de España con los descendientes de Noé en lo que se conoce como tubalismo 2) y que se empleará en
muchas ocasiones para entroncar un origen bíblico a la monarquía hispánica (Aranda Pérez, 2001).
Túbal se consideró durante muchos años como el primer poblador de España tras el Diluvio Universal y
se convirtió en el primer Rey de España, los íberos serán descendientes, por tanto, del pueblo que fundó
Túbal, los tobelas.
Sin embargo estas invenciones de Annio de Viterbio no calaron a todos los historiadores de los
siglos XVI y XVII, entre los que destacaron: el padre Juan de Mariana y Pedro de Medina, entre otros,
son autores que emplearon como fuente a Annio de Viterbio (de ahí la gran similitud en sus escritos que
provocó que alguno se quejara por plagio) a pesar de que mostraron un cierto escepticismo con sus
propios escritos. Por ejemplo, el propio Pedro de Medina (1493-1567), en su crónica Libro de grandezas
y cosas memorables de España publicado en 1548, desconfía de Túbal, Habidis y Gárgoris y los
considera como reyes mitológicos y fabulosos. Así surgirán toda una serie de leyendas en torno a los
orígenes en España que perdurarán durante siglos y no se desprestigiarán hasta bien entrado el siglo
XX.
En estos siglos también es frecuente la aparición de diversas colecciones de restos materiales,
fundamentalmente de época clásica, y que dará lugar al nacimiento de varias disciplinas como la
epigrafía o la numismática. Aparece el anticuarismo que es lo que podríamos considerar lo más próximo
a la arqueología. Dentro de esas colecciones privadas aparecen los llamados “Gabinetes de
Curiosidades” que contienen multitud de piezas entre las que podemos destacar: monedas, joyas,
fósiles, etc. (Gloria Mora, 1998: 24). Dentro de esta práctica de coleccionismo tan común en los siglos
XVI y XVII precedente al nacimiento de la arqueología como ciencia, en España podemos destacar a
Ambrosio de Morales y a Antonio Agustín, este último considerado como el fundador de la numismática
moderna.
1.
LOS PRIMEROS POBLADORES DE ESPAÑA.
Tras el Diluvio Universal, solamente sobrevivieron Noé, su esposa y los tres hijos que concibieron
ambos: Sem, Cam e Iaphet. De estos tres hijos proceden todas las etnias del mundo, por ejemplo, los
semitas son los descendientes de uno de los hijos, Sem. Estos permanecieron en las alturas y se
multiplicaron tal y como Dios lo ordenó. Con el descenso de las aguas bajaron y poblaron el resto de la
tierra. Comenzaron la construcción de la Torre de Babel por orden de Neroth. Dios se enfureció y mando
la destrucción de la misma y dividió las gentes en varias lenguas de tal manera que no se entendieran
entre ellos y se confundieran, que según Pedro Alcocer son 72 lenguas, de las cuales, cada una de ellas
fueron capitaneadas por un capitán, uno de ellos fue Túbal, nieto de Noé e hijo de Iaphet (Alcocer, 1554:
IV).3)
Para estos historiadores, Túbal fue el primer poblador de España (lástima que Atapuerca se diera
a conocer siglos después), de manera que se convirtió en rey, el primer rey de la monarquía hispánica.
Pedro Alcocer lo relata así: “El primero que a ella después d(e)l diluvio de Noé vino, y fue su primer
poblador, fue Túbal, quinto hijo de Iaphet, hijo 3 de Noé y los que vinieron a ella. A dónde escriven (sic)
que llegó a 143 años del diluvio, que fue 2166 años antes de Christo…” (Alcocer, 1554: IV). En este
párrafo, Alcocer incluso nos da una fecha exacta de la llegada de Túbal, 2166 a.C., es decir, que Túbal
llegaría durante la Edad del Cobre, justo en pleno fenómeno del vaso campaniforme. Alcocer dice que la
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llegaría durante la Edad del Cobre, justo en pleno fenómeno del vaso campaniforme. Alcocer dice que la
lengua que hablan en el País Vasco sería la lengua que hablaban los primeros pobladores que luego con
la romanización se perdería 4), para Mariana es una lengua “bárbara y grosera” (Mariana, 1845: 5).
Tras esta primera generación de “gentes extrañas” 5) tiene lugar una segunda generación en la cual llegó
el mismo Noé, que poblaron dos poblaciones: Noelas y Nogelas. Alcocer dice que cuando llegaron esas
poblaciones, Túbal aún vivía.
Tras este primer monarca “hispánico” le sucedería su hijo Íbero o Ybero, del cual da su nombre al
río Ebro (actualmente hay una controversia sobre si realmente el río Ebro-Iber se pone en relación con
el término Iberia designado para nombrar a la Península), reinó 37 años y este monarca es el que daría el
nombre al territorio peninsular de Iberia 6) (Mariana, 1845: 20).
Tras este Íbero le sucedió Iubalda, según Alcocer, o Idubeba, tal y como lo nombra Juan de
Mariana y Francisco de Pisa, llegó a gobernar 64 años. Tras Iubalda o Idubeba le sucedió su hijo Brigo
quien pone nombre a muchas ciudades: Arcobriga, Miróbriga, etc. El P. Juan de Mariana dice que el
sufijo –briga procede del vocablo “burgo” que en alemán significa pueblo siendo muy común en zonas
septentrionales 7)(Mariana, 1845: 21), a su vez Mariana añade que “si esto no es así no se conoce el por
qué, pero que no se falsifiquen ni se inventen fábulas e historia en la Historia”, esto deja entrever
claramente que era común las falsificaciones de la historia en la época.
Tras este rey Brigo le sucedió su hijo Tago, que puso nombre al río Tajo. Tras él reinó Beto o
Betho, que puso nombre al río Betis (actualmente el río Guadalquivir) y también a la zona más
meridional de la Península Ibérica, la Bética (Andalucia).
Tras Betho, reinó un hombre que según estos autores “tiranizó España” suponiendo un cambio
de generación, con Deabo llegaría la tercera generación de “gentes estrañas” según Alcocer, este rey
Deabo (nombre que especifica Alcocer) es el Gerión de Mariana y Francisco de Pisa, rey africano que
poseía grandes tesoros.
La cuarta generación de Alcocer relata la llegada de Osiris, rey de Egipto, en contra de Gerión, este rey
acabó con él en tierras tartesias 8). Dejó como monarcas a los tres hijos de Gerión bajo la tutela de un
tutor, ya que aún eran jóvenes cuando murió Gerión.
Para este Osiris nos encontramos una gran discrepancia entre Francisco de Pisa y Pedro Alcocer,
Francisco de Pisa identifica a este Osiris con Dionisio o Baco 9)(Pisa, 1605: II), mientras que Alcocer
comenta que este Baco llegó con los griegos en la octava generación.
Tras la marcha de Osiris (y en la quinta generación de Alcocer) llegará Hércules líbico que se
enfrenta en contra de los tres geriones. Esta parte no está exenta de mitología ya que la lucha por
recuperar los bueyes de Gerión, era una de las tareas de Hércules. Hércules, según el mito, una de sus
doce pruebas consistía en robar los bueyes 10) (Mariana, 1845: 23) a Gerión. Tras su victoria Hércules
colocó sus famosas columnas a ambos lados del Estrecho de Gibraltar y su vuelta por la costa
Mediterránea de la Península Ibérica es lo que se conocerá como vía Herculea o Heraclea.
Hércules dejó en manos de Híspalo el gobierno, fundó una ciudad llamada Hispalis (actual Sevilla),
también, según estos autores, debido a este monarca se puso el nombre de Hispania a la Península
Ibérica.
En dicho momento nos encontramos con una gran discrepancia entre estos autores, para
Alcocer, a Hispalis le sucedió su hijo Hispan o Hispano 11) (Alcocer, 1554: IV), mientras que para el P.
Mariana 12) (1845: 28) y Francisco de Pisa 13) (1605: II) coinciden que tanto Hispan como Híspalo son la
misma persona. Francisco de Pisa recoge una cita de San Isidoro de Sevilla que dice que Sevilla fue
fundada por Julio César 14)(Pisa, 1605: II).
Todos coinciden en que tras Hispalo/Hispan Hércules regresa y reinó durante 19 años.
Tras Hércules le sucede Hespero, hermano de Atlas Ytalo o Atlante, como lo llama el Padre Mariana,
¿estará este Atlante relacionado con el mito de la Atlántida?15) . Atlas destronó a Hespero por la fuerza y
le sucedió en el trono gobernando durante 12 años. Tras Atlas nos encontramos en el momento de mayor
confusión entre los autores analizados:
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Para Pedro Alcocer 16)(1554: V), Atlas deja a un hijo suyo como gobernador mientras éste se va a
Italia persiguiendo a Hespero, para este autor su hijo es Sicoro, tras Sicoro le sucede Sicano y luego
Sileceo. Tras Sileceo le sucede en el trono Luso, luego vendría Sículo, después Testa, luego Romo y por
último Palatuo.
Para Francisco de Pisa 17) (1605: III) y Juan de Mariana 18) (1845: 33), cuando Atlas se marcha a
Italia persiguiendo a Hespero deja como gobernador a Sículo, luego a este Sículo le sucede Luso, Testa,
Romo y por último Palatuo.
Como podemos observar existe una gran controversia entre estos autores, para Francisco de Pisa,
estos Sicoro, Sicano y Sileceo no existieron, sin embargo plantea la posibilidad de que estos reyes fueran
en realidad Sículo pero con otro nombre distinto, es decir, fueron la misma persona 19)(Pisa, 1605: III), tal
y como sucedía con lo planteado con Hispalo e Hispan.
Tras Palatuo le sucedió Eritreo o Erithro, en el cual vino con el linaje de los Heritreos.
Tras éste último le sucedió otro monarca llamado Belicosa (o Gárgoris, según la fuente), tras Gárgoris le
sucedió Habidis, el cual, según los autores, fue un buen monarca, proporcionó multitud de leyes y gobernó
muy sabiamente.
Para Francisco de Pisa, no existieron ninguno de estos reyes salvo Atlas y Sículo, ya que al resto los
considera sin ningún tipo de fundamento y los ve como “inciertos y fabulosos” 20) (Pisa, 1605: III).
Hay ciertas dudas de un rey llamado Pyrrus según Alcocer o Phyro según Francisco de Pisa. Este
Pyrrus yerno de Hispan y sobrino de Hércules. Nabuconodosor, según estos autores, pidió ayuda a este
Pyrrus para luchar contra los hebreos. Pyrrus trajo consigo muchos hebreos que fueron empleados para
poblar parte de España. Según Alcocer este rey Pyrrus no pudo existir por que no hay concordancia en el
tiempo entre este Rey y la captura de Jerusalén por los Babilonios.
Las siguientes generaciones de Alcocer nos describen la llegada de distintos pueblos que
colonizarán la Península Ibérica, son las generaciones de los griegos y de los fenicios que fundarán
diversas colonias por el mapa peninsular dando lugar a cambios en las poblaciones indígenas, es lo que
recibe en muchas ocasiones le término de orientalizante (no siempre exento de polémica). La sexta
generación que nos describe Pedro Alcocer es la de los griegos, que vinieron a España con un capitán
llamado Zaquinto, vino a España 200 años antes de la Guerra de Troya (paralelo al reinado de Sículo),
pobló y fundó la ciudad de Sagunto. También edificó el templo de Diana en lo que posteriormente se
conocerá como Denia. ¿Acaso nos está hablando de la llegada de griegos micénicos? . 21)
La Séptima generación es la de los Phenyces que vinieron con un capitán llamado Philistenes.
Alcocer ofrece una fecha, en torno al 1300 a.C. y que poblaron la isla de Cádiz. Se dice que Philistenes era
un sacerdote de Hércules y que llegó a Cádiz sabiendo que estaba allí enterrado. Dejó un hijo llamado
Sicheo que posteriormente se casaría con Dido y fundaría Cartago. Este Philistenes vino de Tyro y llegó a la
isla de Cádiz en el cual puso el nombre de Gadira 22).
Estos Phenyces poblaron varios lugares como Malaca (Málaga), Abdera, etc. Estos emplazamientos se ha
demostrado que son fundaciones fenicias tanto arqueológicamente como por medio de las fuentes
literarias.
En la octava y novena generación llegaron a la Península Ibérica los griegos, en primer lugar con Baco o
Dionisio, que como hemos visto anteriormente Francisco de Pisa lo asimila con Osiris, y también llegó un
griego llamado Teucro en el cual se asentó con sus compañeros en Galicia, con esta generación llegó
también Amphiloco; éste fue asesinado por Ferecio, y por el temor del enfurecimiento de Teucro huirá
llegando a fundar Toledo. Esta es una de las posibilidades para la fundación de la ciudad de Toledo según
Pedro Alcocer 23) (1554: XI).
En esta generación llegó Diomedes, pobló el puerto de Menester, posteriormente conocido como el
puerto de Santa María.
En último lugar llegó Ulyxes (Ulises) de Ítaca, pobló y edificó Lisboa, llamada antes Ulyxea. Según
el Padre Mariana es posible que Ulises no llegara a la Península Ibérica y por tanto no fundó la ciudad de
Lisboa, sino que se edificaron memorias a Ulises que pudo ser lo que fundó la ciudad, ya que en latín se
escribía Ulissipo 24) (Mariana, 1845: 42). .
La décima generación de Alcocer nos muestra la llegada de los Troyanos 25), que tras la última guerra de
Troya vinieron con un capitán llamado Anthenor, se asentó en Cantabria. También se dice que llegó otro
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capitán llamado Astur y que pobló la zona que actualmente se conoce como
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Más interesante, si cabe, es la Undécima generación, en esta generación Alcocer nos habla de la
llegada de galos o “franceses” a la Península Ibérica, y no siempre con motivos buenos, ya que llevaron a
cabo importantes guerras con los íberos o “españoles”26) (Alcocer, 1554: VII). Según Alcocer llegaron en
torno al 870 a. C. Los celtas establecieron relaciones con los iberos y pasaron a llamarse celtíberos o la
celtiberia según las fuentes clásicas.
Una segunda llegada de los fenicios (Fenices según Alcocer), volvieron a la Península Ibérica desde Tyro
regresando a la Península Ibérica en la duodécima generación de Alcocer. ¿Puede ser ésta la generación
de la fundación de Gadir por lo fenicios?.
En la decimotercera y decimocuarta generación llegaron más poblaciones procedentes del
Mediterráneo Oriental, en el decimotercera, estos autores nos cuentan la llegada de Tearcon, rey de
Egipto y de Etiopía, llegó hasta las columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar) y pobló la zona.
Alcocer, apoyándose en los cronistas, dice que este rey llevó a cabo con su barco un reconocimiento de
las costas de la Península Ibérica.
La decimocuarta generación es muy interesante, se produce la llegada de los griegos focenses a
las costas de la Península Ibérica, tuvieron contactos con un rey tartésico mítico, este rey era llamado
Argantonio, al parecer por que tenía una gran afición por la plata, ¿podría tratarse que Argantonio
procediera del vocablo latino argentum para designar al metal de la plata?
Lo más interesante de este monarca tartésico es la edad que presentan las fuentes clásicas 27) (Mariana,
1845: 56), según Silo Itálico, este Argantonio contaba con una edad de trescientos años, Plinio, por su
parte, nos hace llegar una edad un poco más “modesta”, ciento cincuenta años, existen algunas teorías
en relación con este rey “plateado”, una de las teorías que se plantean es que en realidad se tratase de
varios “argantonios” y que las fuentes clásicas acabaron por unificar en uno, o bien, estos autores
clásicos, probablemente, la información la obtuvieran de testimonios orales, o de otras fuentes,
¿problemas de interpretación?.
Este Argantonio ofreció territorios para que los griegos focenses se quedaran, sin embargo, estos
últimos no aceptaron y se marcharon a Massalia (actual Marsella).
La llegada de los Almonizes o Almonedes constituye la decimosexta generación, estas
poblaciones llegaron a la Península Ibérica por La Coruña. La decimoséptima generación es la
generación de los marsellanos, ocuparon Ampurias y también Cartagena e hicieron un templo dedicado
a Diana que posteriormente se conocerá como el cabo de Denia. Aquí Alcocer nos ofrece una
contradicción con la sexta generación, en el cual nos dice que llegaron griegos capitaneados por
Zaquinto y construyeron el templo de Diana. ¿Se trata de una reconstrucción en este decimoséptima
generación? O por otra parte, ¿se trata de un despiste del autor?. En cuanto a la presencia de estos
marsellanos, la presencia de cerámicas masaliotas en algunos enclaves como Ampurias, efectivamente
certifican la existencia de esos contactos. También en esta generación llegarán los Rodios, procedentes
de la isla de Rhodas.
Las dos siguientes generaciones coinciden con las famosas Guerras Púnicas que sostuvieron dos
potencias en alza en el Mediterráneo, es la decimoctava generación cuando los Cartagineses o Púnicos
llegaron a la Península Ibérica, vinieron en el 500 a. C. para ayudar a los fenicios asentados en Cádiz, sin
embargo en este momento los Cartagineses no pudieron “señorear” la Península. Estos Cartagineses
tuvieron varios enfrentamientos con los Carpetanos 28) (Alcocer, 1554: XVI) cuya batalla perdieron a
pesar de contar con el apoyo de otros pueblos, estos Cartagineses capitaneados por Anibal cruzaron los
Alpes para luchar contra los romanos en las mismísimas puertas de Roma, sin embargo no consiguieron
derrotar a los romanos, la Segunda Guerra Púnica estaba cantada para los romanos convirtiéndose en
los verdaderos dueños del Mar Mediterráneo, o como tan ciertamente lo llamaron “Mare Nostrum”,
puesto que era de ellos.
La decimonovena generación es la llegada y conquista de la Península Ibérica por los romanos
imponiendo sus ritos y costumbres durante muchos siglos, se produce la romanización de la Península
Ibérica y su división en distintas unidades administrativas, Hispania se convertía así en una provincia
más.
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Las generaciones de Alcocer no terminan aquí, puesto que siguieron viniendo “gentes estrañas” a
la Península Ibérica, son tres generaciones más, en el cual habla de la generación de los pueblos
bárbaros (Suevos, Alanos y Vándalos), la generación de los godos y la última la generación la de los
musulmanes “enemigos de nuestra sancta fe catholica” 29)(Alcocer, 1554: IX).
1.
CONCLUSIÓN: UNA VISIÓN PRECIENTÍFICA DE LA HISTORIA.
Como conclusión a esta visión un tanto peculiar de la historia de estos autores de los siglos XVI y
XVII podemos encontrar varios aspectos interesantes. Como podemos observar la historia que escriben
estos eruditos no deja de tener un cierto aire “mitológico”, retoman incluso historias míticas de otros
lugares, como por ejemplo, el caso de la visita de Hércules a la Península Ibérica para “rescatar” los
bueyes de Gerión. Esta visión particular de la historia, posee mayores dificultades conforme describen
una etapa más pretérita de la historia, toman como fuente principal la Biblia y otros eruditos (como
Annio de Viterbio) para poder explicar estos momentos más oscuros de la historia, hay que tener en
cuenta que la arqueología en este momento no existía como tal, como ya se ha comentado
anteriormente, solamente existían colecciones de piezas, que casi siempre, eran de época clásica. Es
conveniente señalar el grado de religiosidad de estos eruditos que veían la historia como una progresión
lineal de hechos que estaban en manos de un ser supraterrenal, que en el caso del cristianismo recae en
Dios. De esta manera estos autores consideraban que España se encontraría despoblada tras el Diluvio
Universal, un Diluvio del que solamente sobrevivió Noé junto con su familia, y a partir de ahí
comenzaron a poblar el mundo con sus descendientes. Es normal que las falsificaciones en dicho
momento proliferaran, como el caso que se ha analizado de Annio de Viterbio y su “tubalismo” como una
manera de engrandecer la monarquía hispánica y el poder entroncándolo con un origen tan honroso
como es con la misma Bíblia, y que en ocasiones se emplean como medio para justificar acciones
políticas.
También podemos destacar que existen importantes diferencias entre estos autores según el
momento en que escriben su historia. En este sentido Pedro Alcocer es el menos crítico de los tres
autores, ya que él no duda de ninguno de los reyes expuestos en su obra, ni siquiera de los reyes que los
otros autores consideraban que podrían tratarse como mitológicos o inventados. También hay que tener
en cuenta el momento en que fueron escritas cada una de las obras, Pedro Alcocer escribe su Historia de
Toledo en 1554, mientras que el Padre Juan de Mariana y Francisco de Pisa lo hacen en 1601 y 1605
respectivamente, por lo que, aunque no lo parezca, son cincuenta años de diferencia entre ellos y la
historia que escriben cambia ligeramente con el cambio de mentalidad, etc., es, sobre todo, en el siglo
XVII cuando los escritos de Annio de Viterbio se ponen en duda, es por ello, que el Padre Mariana y
Francisco de Pisa dudan de la existencia de estos primeros pobladores. Otra característica que hay que
tener en cuenta es la gran semejanza e influencia de los escritos de Mariana en Francisco de Pisa, que en
muchas ocasiones ronda prácticamente el plagio (mirar notas 17 y 18).
Una vez superados los problemas de la “prehistoria” con más o menos éxito, la cuestión de tomar como
referencias las fuentes escritas mejoraba considerablemente gracias a los escritos de los autores
grecolatinos. Estos autores para hablar del periodo comprendido entre los pueblos prerromanos (íberos
y celtíberos) hasta la romanización y posterior caída del Imperio Romano tomaron como referencia a
autores clásicos como Heródoto, Tito Livio, Polibio, Cicerón, entre otros, de tal manera que a la hora de
reflejar estos datos entre sus obras no era tan difícil para ellos, además las fuentes son las mismas en los
tres casos, por ello, las diferencias entre los autores son cada vez menores, ya que las fuentes son las que
son y las referencias son las mismas, de tal manera que estos eruditos no dudan de estos autores clásicos
a la hora de tomar sus obras como referencia.
En definitiva podemos observar dos momentos en la visión de los “Primeros Pobladores”.
Las etapas más pretéritas se influencian de la Biblia y de otros autores modernos como Annio
de Viterbio. Es en esta etapa cuando los autores presentan más discrepancias en su obra, así como dudan
de la existencia de algunos de estos primeros pobladores.
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Las etapas a partir de la colonización griega, fenicia, así como las Guerras Púnicas, ofrecen
una mayor riqueza en fuentes grecorromanas, estas fuentes serán las que condicionen las obras de
estos autores del siglo XVI y XVII y no dudan de la veracidad de estos escritos.
Esta visión precientífica de la historia es la predominante hasta mediados del siglo XIX, cuando
se produce un cambio con la aparición del positivismo, la historia condicionada por la religión se deja de
lado y aparece la Historia como ciencia, estos nuevos historiadores positivistas toman como principal
referencia las fuentes escritas (hasta el punto de desprestigiar las otras fuentes, como las materiales, las
orales, etc.), les interesa el hecho en cuestión con la particularidad de no someter los datos a crítica para
así evitar la subjetividad, la Historia nace como ciencia, sin embargo, eso ya es otra “historia”.
Notas
1. En España tiene lugar dos hechos importantes: en primer lugar la finalización de la Reconquista con la conquista de Granada junto con la
expulsión de los judíos en 1492 y la unificación de las Coronas de Castilla y Aragón.
2. Este tubalismo no es el único ejemplo de falsificación que tenemos en la historia. También se habló de la llegada a Britania de Samothes,
supuesto hijo de Jafet y nieto de Noé convirtiéndose en el primer rey de Britania (Gloria Mora, 1998: 21).
3. De estas 72 lenguas procederán todas las lenguas del mundo: “… Y sabemos que estos fueron 72 lenguajes por que la sancta escritura
hace mención de 72 guiadores y capitanes de esta división conviene saber 30 del linage de Ca(m) y del de Sem 27 y del de Iaphet 15…”
4. De nuevo podemos hacer hincapié en ese tubalismo, no es de extrañar que en ocasiones se emplee el tubalismo como una manera de
identidad, es decir, el tubalismo como el origen de una lengua y la forma en que se emplea para justificar su antigüedad.
5. Pedro Alcocer nos habla en su Historia de Toledo, de la llegada de 22 generaciones de “gentes extrañas” que poblaron España y
fundaron a su paso diversas ciudades. (Algunas generaciones las considera como enemigas, mientras que otras las considera como
favorables).
6. “… y fundado que hobieron la ciudad de Iberia, cerca de donde hoy está Tortosa, comunicaron su nombre y le pusieron al río Ebro,
después a toda la provincia de España”.
7. “… que en lengua alemana quiere decir pueblo, hicieron que las ciudades con poca mudanza de letras se llamaran acá brigas.” Hay que
mencionar que este topónimo briga, muy común en diversos poblados celtibéricos del norte de la Península Ibérica, haría una clara
referencia a un término de origen celta, cuya traducción sería “ciudad” y que posteriormente se transformaría en el término burgo.
8. Hace referencia a la cultura tartesica. Reino no exento de cierta mitología en torno a una ciudad perdida que jamás se ha encontrado a
pesar de los muchos intentos por encontrarla. Actualmente se entiende como cultura tartésica, cultura que abarcó una amplia zona del sur
peninsular y que pasó por dos fases: una fase “local” y una fase “orientalizante” (donde recibió influjos procedentes del Mediterráneo
oriental), en esta segunda fase, esta cultura experimento una colonización hacia el norte lo que supuso una importante aportación de dicho
fenómeno orientalizante a varias culturas de la Meseta Sur, e incluso dichas influencias revertieron hacia la Meseta Norte. Esa influencia
orientalizante junto con la llegada de los griegos posteriormente provocará la génesis de la cultura ibérica.
9. “… Hasta tanto que Osiris, por otro nombre llamado Bacho o Dionisio, el Egypcio, turbo la paz q(ue) España tenía, y el mismo Gerion
murió finalmente en la batalla.”
10. “Demás poseía muchos ganados, por la grande comodidad y aparejo de los pastos y dehesas, e industria que tenía que criarlos…”
11. “Muerto Hispano, reynó (sic) en España su hijo Hispan, que tuvo el señorío de ella 36 años hasta que murió…”
12. “… lo que algunos dicen que Hispano dejó un hijo por nombre Hispan (…) no lo recibimos ni tiene probabilidad alguna, antes
entendemos que a un mismo hombre diversos escritores llaman con ambos nombres, unos Híspalo, otros Hispan…”
13. “Este rey Hispalo a mi juycio es el mesmo que otros llaman Hispa(n), o Hispano y q(ue) no son dos reyes según vulgarmente los
no(m)bran, sino uno llamado de difere(n)te maneras por diversos scriptores.”
14. “… más S. Isidoro atribuye la fundación de esta ciudad [de Sevilla] a Iulio César…”
15. Actualmente existe una gran controversia en el caso del mito de la Atlántida, hoy se tiende más a opinar que la Atlántida se trataba de la
ciudad que sería la ciudad perfecta para Platón y que él mismo describe en sus diálogos, siempre con un cierto tono moralizante, y que la
arrogancia de estos atlantes les llevó a su propia destrucción. Los esclavos de estos atlantes, los seres humanos, sobrevivieron llevando
consigo la cultura que habían heredado de sus “amos” a distintos puntos de la tierra y que plasmarían en distintas culturas con semejanzas
entre ellas: Egipto, aztecas, mayas, etc. presentarían ciertas similitudes, como el caso de las pirámides (a pesar del lapso de
tiempo que a priori separaban la cultura egipcia de la azteca). Para Sánchez Dragó, en su libro Gargoris y Habidis: una
historia mágica de España postula que esta mítica ciudad de la Atlántida se encontraba frente a Cádiz y que las Islas Canarias
son, en realidad, los picos más elevados del desaparecido continente.
16. “… y dexó por governador de España a su hijo Sicoro, que la tuvo 46 años (…). Y muerto Sicoro sucedió en el reyno su hijo
Sicano: que reynó treinta y un año (…). Y después de Sicano reynó en España su fijo Sileceo, cuarenta y quatro años: al cual
sucedió su hijo Luso…”
17. “Puedese recibir por cosa verdadera que Sículo, hijo de Atlante, después que si padre partió de España, como
lugarteniente suyo y por su oren, governó por algún tiempo esta provincia…”
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18. “Por autoridad de Philisto Siracusano sin embargo de todo lo dicho se puede recibir como una cosa verdadera, que Sículo,
hijo de Atlante, como lugarteniente suyo, y por su orden gobernó esta provincia…” Nótese la similitud que existe entre las dos
citas de Mariana y de Francisco de Pisa.
19. “A este Sícolo llama Iustino Sicoro. Esto se avía por que la difere(n)cia del nombre no engañe a alguno para pensar que
sean diferentes reyes”.
20. “Cuentan así mismo algunos historiadores, otros reyes de España sin mejor fundamento que los de arriba. Estos son
Testa, Romo, Palatuo, Erythro y Melicosa”.
21. Un concepto muy asociado a la cultura micénica es la famosa “talasocracia micénica”, en el cual se piensa que los griegos
micénicos llegaron a dominar buena parte del Mediterráneo, esto se realizó en base al descubrimiento de piezas cerámicas
micénicas por buena parte del Mediterráneo, como es el caso de lo que denominaban Magna Grecia (Italia), sin embargo
actualmente se pone en duda hasta que punto se puede hablar de talasocracia micénica.
22. Las fuentes fenicias nos hablan de que Gadira se fundó en torno al 1100 a.C., siglo XI o XII, sin embargo esto no se ha
demostrado arqueológicamente ya que los restos más antiguos han sido fechados en trono al siglo IX-X a.C. Esta fecha que
ofrecen los textos fenicios es posible que se deba a la mera prospección del territorio en busca de yacimientos metalíferos
antes de un asentamiento estable.
23. “Y viniendo así de unas partes a otras, sin hallar en ninguna buen acogimiento: dizen que últimamente llegó con los
suyos al lugar donde esta ciudad fue fundada…”
24. “… y para honralle [a Ulises] en diversas partes edificaron memorias; los cual dicen pudo suceder en España (…) Lisboa
por esa causa tomase el nombre de Ulises”. El Padre Mariana con dicha propuesta niega que Ulises viniera a la Península
Ibérica, más bien, lo que viene a decirnos es que Lisboa toma el nombre de Ulises en honor a su memoria.
25. Esta generación podría entroncar claramente con la famosa obra de Virgilio La Eneida, donde un troyano, tras la
destrucción de Troya decide salir de la Troya derrotada y sucumbida en cenizas para fundar su propio imperio en Italia, esta
obra realizada por encargo imperial al poeta permite al imperio romano vincularse con un origen mítico como fue el caso de
la Guerra de Troya (la historia manipulada en pos del poder).
26. “La undécima generación fue la de los Gallos o franceses llamados Celtas, que vinieron a España en gran número (…) los
quales vinieron a España, casi ochocientos y setenta años antes del nacimiento de nuestro señor IESU Christo; y entrados en
ella tuvieron algún tiempo guerra con los Españoles, llamados Yberos, que morava(n) en la ribera del río Ebro”. Es curiosa la
generación, si vemos la fecha de publicación del libro, la principal nación rival del reinado de Carlos V, por aquel entonces,
era Francia, las guerras entre ambos reinos durante dicho reinado fueron muy comunes, por ello en esta generación Alcocer
ve a estos “Gallos” o franceses como los principales enemigos de los “Yberos” o españoles, de tal manera que sostuvieron
frecuentes enfrentamientos entre ellos (De nuevo la manipulación de la historia por intereses).
27. “… de quien Silo Italico dice que vivió no menos de trescientos años. Plinio por testimonio de Anacreonte le da ciento y
cincuenta…”
28. “… y torná(n)dose cargado de despojos le salieron al encuentro, los Carpetanos q(ue) era(n) ge(n)tes fuertes y esforzadas
(…) en que los españoles [de nuevo la identificación de los íberos con los españoles] por confiar en su esfuerzo y
muchedumbre, y en tener en poca a sus enemigos; fuero(n) ve(n)çidos, muchos de ellos muertos…”
29. “La 22 generación de gentes estrañas que a España ponemos que vinieron, fue de los moros, enemigos de nuestra sancta
fe católica…”
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NOTA ARQUEOLÓGICA
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Venate
Los Primeros Pobladores
de Arjonilla.
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Manuel Jesús Segado-Uceda
Estudiante Historia del Arte
(Arqueología) Universidad de Jaén.
Desde que se asentaran los primeros pobladores allá por el IV Milenio en el Calcolítico en las
inmediaciones del paraje de “Cerro Venate”, Arjonilla ha sido testigo, como así lo demuestran los
vestigios arqueológicos hallados, de la presencia de diferentes culturas que han estado presentes
durante los distintos periodos de la historia.
Me atreveré a escribir, aunque los datos que existen son escasos ya que se ha realizado
mínimos estudios e investigaciones, acerca del periodo que corresponde a la ocupación de Arjonilla en la
Prehistoria, etapa de la que se han hallado y se siguen hallando múltiples restos arqueológicos.
Situado a 1 Km de distancia del casco urbano de la actual Arjonilla frente al cortijo denominado
“Viña Garabata”.
Este poblado cuya ocupación nos lleva hasta la Edad del Cobre (Calcolítico hacia el 2500 a. C aprox.) se
encontraba situado estratégicamente sobre una pequeña elevación, y en una en cuyas inmediaciones contaba con
vías naturales de comunicación y la presencia de agua. Nos acerca a la forma de vida que se desarrollaba hace más
de 4000 años en el Alto Guadalquivir, basada y arraigada a la agricultura.
Ubicación del Poblado Neolítico de Cerro Venate
Situación del Poblado de Cerro Venate en Arjonilla
(Jaén)
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Cerro Venate. La sociedad de la Edad del Cobre.
Los restos hallados en este poblado, nos acerca a la forma de vida que se desarrollaba hace más de 4000 años en
el Alto Guadalquivir, basada y arraigada a la agricultura. Testimonio de ello son la gran cantidad de útiles
encontrados ligados a la actividad agrícola (elementos de hoz, hachas de mano, molinos de mano…), los
cuales nos demuestran que contaban con gran experiencia en el campo de la agricultura, especialmente
el cereal, actividad asociada con la ganadería (cerdos, cabras, ovejas, bueyes… y probablemente
caballos), aunque se han encontrado también útiles como las distintas puntas de flecha de diferente
factura que demuestran de una importante actividad cazadora y que hace 4000 años debía ser muy
copiosa dada la proximidad de la Sierra Morena y que funcionaría como complemento de la actividad
agrícola y ganadera.
También se han encontrado restos que demuestran la presencia de una actividad textil, como botones
de hueso, fusayolas, y pesas de telar en creciente, así como el comienzo de una nueva industria que
cambiará el modo de vida que hasta ahora el hombre había llevado, la metalurgia que se detecta en Cerro
Venate por la presencia de crisoles, y en el que también se han hallado diferentes útiles en cobre que
corresponderían a un momento inicial en la actividad del metal y que daría paso a la elaboración de
elementos en bronce (puntas y cuchillos), y posteriormente al hierro (Hacia el I Milenio a. C.).
En cuanto al modelo de vivienda que se daba en este poblado, podemos decir que se trataba de cabañas de forma
circular hechas de adobe, madera y elementos vegetales, y en cuyo interior se encontraba dotada de silos de
almacenaje, en los que se guardaba el cereal recolectado, y de las cuales sabemos de su existencia por el hallazgo de
algunos silos de almacenaje que contenían grano de cereal carbonizado, y que nos prueba que este tipo de vivienda
eran pasto de las llamas en numerosas ocasiones. Estas cabañas se hicieron más sólidas con la incorporación de la
piedra a la arquitectura, a modo de zócalo.
Hemos de destacar la elaboración de útiles y herramientas de distintos materiales, además de la piedra, también
se han encontrado elementos de origen óseo y posteriormente metálico, así como utensilios de cerámica con los
que satisfacían sus necesidades, destacando la cerámica de la “Cultura del Vaso Campaniforme”, la cual
pertenece a los denominados estilos putillado y Ciempozuelos y en la que encontramos decoración
incisa caraterística, formada básicamente por retículas, rizg-zags, espigas,… que en ocasiones se
rellenaban con pasta blanca y cuya superficie solía estar alisada o pulida y una serie de elementos varios
como brazales de arquero (elemento que se colocaban en el antebrazo para evitar el roce de la flecha al
ser lanzada), puntas de flecha, puñales de lengüeta, en sílex, punzones característicos de ésta cultura. En
cuanto al comienzo del horizonte Campaniforme en el Cerro Venate, podemos situarlo hacia el 1700 a.
C. aproximadamente, dando una nueva visión de planificación tanto económica como urbana.
La cultura de la cerámica Campaniforme en el Cerro Venate alcanzó un notable y desarrollo en la economía
existente en el poblado, siendo este yacimiento uno de los que mayor cantidad y diversidad de cerámica
campaniforme ha proporcionado en todo el Alto Guadalquivir.
En este periodo se dan dos variantes en cuanto al tipo de poblamiento, la ocupación en cuevas, y la ocupación del
poblado en extensión, siendo éste último tipo al que pertenecería el asentamiento de Cerro Venate. Si nos referimos
al tipo o grado de fortificación que se podía desarrollar, en el ámbito del Mediterráneo era frecuente además de
situar el asentamiento en una zona elevada, se produjera el desarrollo de fosos, empalizadas y murallas.
También en este periodo aparecen las jefaturas (de un modo muy evidente). Este modelo supondría la existencia
de un jefe (bigman), y que nos viene a mostrar un grado mayor de complejidad en la estructura de la sociedad.
En cuanto al ámbito funerario, se da un nuevo tipo de enterramiento, el enterramiento individual e incluso
diferenciando entre tumbas masculinas y femeninas, según el ajuar. En Cerro Venate se utilizaría la inhumación,
probablemente colectiva que serían recubiertas por túmulos, aunque no se han encontrado indicios de necrópolis o
tumbas.
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Fig. 1 Hacha de mano
Fig. 2 Piedra de moler
Paraje de Cerro Venate
Útiles hallados en Cerro Venate: elementos de hoz, puntas de
La cultura de la cerámica Campaniforme en el Cerro Venate alcanzó un notable y desarrollo en la
economía existente en el poblado, siendo este yacimiento uno de los que mayor cantidad y diversidad de
cerámica campaniforme ha proporcionado en todo el Alto Guadalquivir. Se tiende a decir que ésta
ocupación va a desaparecer entorno al siglo VII ó VI a. C. por causas que hoy aún se desconocen, aunque
lo cierto, es que en realidad lo que va a suceder es un cambio en la sociedad de la zona. Según Arturo Ruiz
Rodríguez (Director del CAAI, Centro Andaluz de Arqueología Ibera), los materiales arqueológicos
hallados nos están mostrando la existencia de una sociedad ibera en sus primeras fases, y que contaría
con una cronología aproximada de mediados del siglo VI a. C. En cuanto al tipo de asentamiento en
periodo ibero, lo que se reproduce es una tipología de asentamiento tipo torre, que podríamos comparar
en cuanto a morfología y funcionalidad a la torre de Cazalilla. Después de varios siglos el asentamiento
se abandonará, trasladándose el asentamiento a la zona del actual casco urbano de Arjonilla.
Todavía hoy, no se han realizado en Cerro Venate estudios en profundidad y que arrojen conclusiones
determinantes
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Puntas de flecha en sílex y piedra y elementos de cobre: flecha y
anillo.
Ejemplo de cabaña existente en Cerro Venate
Bibliografía
VVAA. ARJONILLA, Aspectos territoriales, históricos y socio-culturales. Concejalía de cultura del ayuntamiento de
Arjonilla, 1995.
MANUEL PELLICER CATALÁN, “Las culturas del neolítico-calcolítico en Andalucía Oriental”. Espacio, Tiempo y Forma,
Serie I, Prehistoria y Arqueología, t. 8, 1995, págs. 81-134
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