Terrace Plaza Hotel, a building with a brick image,
whose key elements –the raised lobby on the 8th
floor and the gastronomic room on the 20th floor–
were made however with fully glazed perimeters.
Similarly, its interiors were widely recognized
for the remarkable works of art they included.
Corporate art was consolidated in alliance with
the presence of glass, in the search for attractive
atmospheres for culture and commerce.25
Four years later, between 1953-54, in Manhattan,
with Bunshaft back, work was done on the ap-
proach of a bank, the Manufacturers Trust
Company (Figure 8). The radical idea to exhibit
all its activity, was one of the most outstanding
proposals, heiress to and with clear precedents of
the exhibition resources that had been applied for
the attraction of the public in the 1939 pavilion. In
this case, a roof providing shade on a certain plane
was not necessary to achieve the transparency
of the glass. The conditions of the block, with the
height of the neighboring building, made the site
an ideal place for the design of a glazed box that
would give prominence to the project of its interior:
planes, colors, textures, furniture, vegetation and
pieces of art that would make the street and the
citizens, direct participants of the banking activity.
The proposal took the visual limit to the bottom of
the plot.26 This building was intended to give the
public a panoramic view of the modern bank, as
well as serving as a framework to visualize the city
from the inside, being a showcase again, but in the
opposite direction (Figure 9). Glass curtains provide
the only protection against the morning sun. The
intervention was incorporated into its environment,
bringing the trend in contemporary shop window
design to perfection. In a note on current affairs,
the Manufacturers Trust Company had a renewal
in 2013 by Skidmore, Owings & Merrill (SOM). The
nature of the intervention, this time applied to a
desarrollaron el Terrace Plaza Hotel, que a pesar de
que su imagen fuera en ladrillo, los puntos clave del
vestíbulo elevado en la planta 8 y la sala gastronó-
mica en la planta 20, se realizaron con perímetros
totalmente acristalados. Del mismo modo, sus
interiores fueron ampliamente reconocidos por las
notables obras de artistas que incluyeron. Se con-
solidó el arte corporativo en alianza a la presencia
del vidrio, en la búsqueda de atmósferas atractivas
para la cultura y el comercio.25
Cuatro años después, entre 1953-54, en Manhattan,
con Bunshaft de vuelta, se trabajó sobre el plan-
teamiento de un banco, el Manufacturers Trust
Company (Figura 8). La idea radical de exhibir toda
su actividad, resultó una de las más destacadas
propuestas, heredera y con claros precedentes de
los recursos de exposición que se aplicaron para la
atracción del público en el pabellón del año 1939.
En este caso, para lograr la transparencia del cristal
no sería necesaria una cubierta que proporcionase
sombra sobre un plano determinado. Las condicio-
nes de la manzana, con la altura del edificio vecino,
convertían el recinto en lugar idóneo para el diseño
de una caja acristalada que cedería protagonismo
al proyecto de su interior: planos, colores, texturas,
mobiliario, vegetación y piezas de arte, que harían
de la calle y de los ciudadanos partícipes directos de
la actividad de la banca. La propuesta llevó el límite
visual al fondo de la parcela.26 Este edificio tuvo la
intención de dar al público una vista panorámica de
la banca moderna, así como servir de marco para
visualizar la ciudad desde su interior, siendo vitrina
nuevamente, pero en sentido inverso (Figura 9). Las
cortinas de vidrio proporcionan la única protección
contra el sol de la mañana. La intervención se
incorporó en su entorno, llevando próxima a la per-
fección la tendencia en el diseño contemporáneo
de escaparates. En apunte sobre la actualidad, el
Manufacturers Trust Company contó con una re-
novación en el año 2013 a cargo de la propia firma