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La amenaza extraterrestre: ¿Quién mueve el destino de la raza humana?
La amenaza extraterrestre: ¿Quién mueve el destino de la raza humana?
La amenaza extraterrestre: ¿Quién mueve el destino de la raza humana?
Libro electrónico369 páginas5 horas

La amenaza extraterrestre: ¿Quién mueve el destino de la raza humana?

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Información de este libro electrónico

En La amenaza extraterrestre, uno de los libros más célebres de Salvador Freixedo, se detallan algunas atrocidades que ciertos seres alienígenas han cometido contra la especie humana, con el beneplácito de las grandes autoridades del planeta. El engaño, el crimen, es triple: han encubierto unos hechos transcendentales, los han utilizado para conseguir tecnología bélica y han apartado a personas que podían haber sacado todo esto a la luz. En estas páginas se habla también de la labor de algunas sociedades o grupos secretos y selectos, que desde la prepotencia y las sombras, y con tecnología desconocida por la ciencia oficial, han modificado las bases por las que se regía la humanidad. Su objetivo: hacerse con el dominio del planeta e instaurar una tiranía mundial.
A pesar de que la primera edición de este libro se publicó hace más de treinta y cinco años, el fenómeno de los no identificados —y las entidades que se encuentran tras él— sigue siendo uno de los enigmas más inquietantes y encubiertos de la historia de nuestra humanidad. La amenaza extraterrestre forma parte de una trilogía que se completa con La granja humana y Defendámonos de los dioses. Los tres libros se han convertido en obras de referencia del autor y de la ufología mundial. 
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 jul 2024
ISBN9788419405296
La amenaza extraterrestre: ¿Quién mueve el destino de la raza humana?

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    La amenaza extraterrestre - Salvador Freixedo

    ¿Está la historia del ser humano dirigida por entidades extraterrestres? ¿Hay élites que lo saben y lo ocultan, movidas por sus intereses?

    En La amenaza extraterrestre, uno de los libros más célebres de Salvador Freixedo, se detallan algunas atrocidades que ciertos seres alienígenas han cometido contra la especie humana, con el beneplácito de las grandes autoridades del planeta. El engaño, el crimen, es triple: han encubierto unos hechos transcendentales, los han utilizado para conseguir tecnología bélica y han apartado a personas que podían haber sacado todo esto a la luz.

    En estas páginas se habla también de la labor de algunas sociedades o grupos secretos y selectos, que desde la prepotencia y las sombras, y con tecnología desconocida por la ciencia oficial, han modificado las bases por las que se regía la humanidad. Su objetivo: hacerse con el dominio del planeta e instaurar una tiranía mundial.

    A pesar de que la primera edición de este libro se publicó hace más de treinta y cinco años, el fenómeno de los no identificados —y las entidades que se encuentran tras él— sigue siendo uno de los enigmas más inquietantes y encubiertos de la historia de nuestra humanidad.

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    La amenaza extraterrestre

    ¿Quién mueve el destino de la raza humana?

    Salvador Freixedo

    www.ushuaiaediciones.es

    La amenaza extraterrestre. ¿Quién mueve el destino de la raza humana?

    © 2024, Salvador Freixedo

    © 2024, Ushuaia Ediciones

    EDIPRO, S.C.P.

    Carretera de Rocafort 113

    43427 Conesa

    info@ushuaiaediciones.es

    ISBN edición ebook: 978-84-19405-29-6

    ISBN edición papel: 978-84-19405-28-9

    Primera edición: septiembre de 2024

    Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales

    Todos los derechos reservados.

    www.ushuaiaediciones.es

    Índice

    DECLARACIÓN DE INTENCIONES

    INTRODUCCIÓN

    CAPÍTULO I. LOS MILITARES SE REBELAN

    CAPÍTULO II. TAMBIÉN LOS JUECES SE REBELAN

    CAPÍTULO III. LOS PRESIDENTES DE EE. UU. Y LOS OVNIS

    CAPÍTULO IV. LOS JUEGOS DE LOS OVNIS CON LOS AVIONES

    CAPÍTULO V. LAS EXPERIENCIAS GENÉTICAS DE LOS EXTRATERRESTRES

    CAPÍTULO VI. EBE MUERTAS Y EBE VIVAS

    CAPÍTULO VII. ESTRELLAMIENTOS DE OVNIS

    CAPÍTULO VIII. AZTEC. CÓMO MIENTEN LAS AUTORIDADES

    CAPÍTULO IX. SE DESTAPA EL SECRETO

    CAPÍTULO X. TAXONOMÍA Y ANATOMÍA DE LAS EBE

    CAPÍTULO XI. LA TERRIBLE VERDAD

    CAPÍTULO XII. ¿ACARREADOS?

    CAPÍTULO XIII. LA INVASIÓN SOLAPADA

    APÉNDICE I. MEMORÁNDUM AL GENERAL EISENHOWER

    APÉNDICE II. PAUL BENNEWITZ

    APÉNDICE III. PROYECTOS DEL GOBIERNO ESTADOUNIDENSE RELACIONADOS CON LOS OVNIS

    APÉNDICE IV. ACUSACIÓN PÚBLICA DE JOHN LEAR Y WILLIAM COOPER AL GOBIERNO DE ESTADOS UNIDOS

    APÉNDICE V. EL POPOL VUH Y LAS EBE

    APÉNDICE VI. EXTRATERRESTRES «BUENOS»

    APÉNDICE VII. EXPERIENCIAS GENÉTICAS DE EXTRATERRESTRE EN MIRASSOL

    APÉNDICE VIII. EXTRATERRESTRES Y SOCIEDADES SECRETAS

    APÉNDICE IX. PUNTOS RECOPILATORIOS

    REFLEXIÓN FINAL

    El autor

    A Magdalena,

    testigo presencial de hechos semejantes

    a algunos de los narrados en este libro.

    DECLARACIÓN DE INTENCIONES

    Este libro es un grito de protesta:

    • Contra los grandes políticos farsantes del mundo entero que cínicamente han engañado a sus pueblos, ocultándoles la visita de seres de otros mundos.

    • Contra la microcefalia y la paranoia belicista de los «pentágonos» de todos los países, verdaderos enemigos de la humanidad.

    • Contra la estupidez o la traición de la ciencia oficial que ha sido engañada o se ha puesto incondicionalmente al servicio del encubrimiento de los políticos o de la violencia de los militares.

    • Y contra los «illuminati» de todos los tipos que desde las sombras mueven los hilos que rápidamente están convirtiendo en un infierno a este desventurado planeta nuestro.

    Paradójicamente, este libro no es derrotista.

    El autor cree firmemente que, a pesar de los grandes males que en él se denuncian, todavía hay esperanza para la humanidad, pero solo si despierta del sueño en que la tienen sumida los que malgobiernan el mundo.

    INTRODUCCIÓN

    Reconozco que este libro es atrevido. Antes de nacer ya ha merecido la sonrisa de los científicos invertebrados y la excomunión de los «ufólogos serios».

    Hablar de los tripulantes de los ovnis o EBE (Entidades Biológicas Extraterrestres, tal como de manera oficial les ha llamado el Gobierno de Estados Unidos) con la decisión y la claridad con que en él se habla es caer automáticamente en anatema.

    Pero con anatema y todo, yo voy a atreverme a exponerle al lector ciertas realidades interesantísimas que la feroz censura gubernamental y militar —en Estados Unidos— y el borreguismo obtuso y facilitón de los grandes medios de comunicación —en España— no se atreven a presentar, estafándonos en cierta manera al privarnos de conocer unas realidades que tienen mucha mayor trascendencia que las mentiras de los políticos y las horteradas de las «estrellas» con que a diario llenan sus columnas o sus noticiarios.

    El fenómeno ovni ha llegado a su mayoría de edad y, tal como venimos diciendo desde hace ya bastantes años, tiene unas implicaciones mucho mayores de lo que a simple vista parece. Es en la actualidad el desafío más importante de la raza humana, si dejamos a un lado el ciego instinto suicida de nuestra sociedad. Esta tendencia a la autodestrucción se debe al precario grado de evolución de las grandes masas y a la desmesurada ambición de una minoría de «iluminados» —peligrosísimos enfermos mentales— que quieren dominar el planeta, convirtiendo al resto de los seres humanos en esclavos de su enfermiza pasión por el mando.

    El fenómeno ovni tiene que ver no solo con la manipulación de que somos víctimas por parte de seres inteligentes no humanos —extraterrestres o no—, sino que, además, en el fondo, está relacionado con los enormes cambios sociales, políticos, económicos y religiosos que estamos observando en nuestros días. Algunos de estos cambios habían sido predichos exactamente por los que en el mundo ovnístico se llaman «contactados».

    Algunos de los documentos transcritos en este libro y aducidos como prueba han sido declarados no auténticos por ciertos investigadores. Nosotros, tras haberlo pensado mucho, creemos que la mayoría son auténticos, y aunque algunos no lo fuesen, ello no quitaría nada de fuerza a la tremenda verdad que se expone a lo largo de todas estas páginas y que tiene tres vertientes, a cuál más inquietante:

    1. La presencia en nuestro planeta de seres inteligentes no humanos que interfieren negativamente en la marcha de la historia sin que la mayoría de los mortales se den cuenta.

    2. El conocimiento —y muy posiblemente los convenios— que las más altas autoridades de las grandes potencias tienen de/con estos misteriosos seres, manteniendo acerca de todo ello un humillante y criminal silencio.

    3. El uso que de la presencia y de las actividades de estos «extraterrestres» están haciendo ciertos grupos secretos, para lograr un control total del planeta entero.

    Hasta hace poco, estos grupos secretos, valiéndose de los grandes jefes militares que se creen los dueños del planeta, tenían oficinas especialmente dedicadas a acallar a todos aquellos que se acercaban demasiado a la «gran verdad» y que podían influir en el despertar de la raza humana. Pero desde hace muy poco tiempo, los cuidadores de la «gran verdad» han ido dejando que esta se filtre parcialmente, porque han descubierto que podría resultar un excelente instrumento para sus planes de dominio.

    Un ejemplo de esto pueden ser los famosos avistamientos de Gulf Breeze, en Florida (EE. UU.), en donde una multitud de residentes han visto y fotografiado repetidas veces un enorme ovni del tamaño de un edificio de varios pisos.

    Las investigaciones apuntan en la dirección de que todo no es más que una proyección luminosa hecha con una tecnología humana muy sofisticada, para confundir a los bien intencionados testigos. Las agencias de noticias se encargan de difundir el suceso hasta los últimos confines del planeta, manteniendo así en suspenso las mentes de los humanos acerca de la posibilidad de que se encuentren ya entre nosotros seres de otros mundos.

    Algo por el estilo se podría decir del reciente avistamiento del ovni en Rusia tan ampliamente difundido por la Agencia Tass. El desmentido que a los pocos días hicieron ciertas autoridades científicas era de esperar, pues ello ha ocurrido siempre que ha habido noticias de cierta resonancia. Las oficinas encargadas de desacreditar el fenómeno, desconocedoras de las últimas estrategias encaminadas a usarlo, siguen en su misión de desmentir todo aquello que puede desvelar la realidad del fenómeno.

    Es una doble estrategia: por un lado, los que secretamente llevan las riendas del mundo quieren mantener en la ignorancia a la raza humana acerca de las terribles verdades que se ocultan tras el fenómeno ovni y evitar así la ira del pueblo contra ellos por haberse portado de una manera tan irresponsable; y por otra parte procuran mantener la incertidumbre acerca de la posibilidad de visitas de extraterrestres para en un momento dado usarlas como elemento atemorizador en sus planes de dominio del mundo entero.

    El inexplicable y súbito entendimiento entre las dos grandes potencias y el inesperado derrumbe simultáneo de los regímenes comunistas de la Europa del Este son otras muestras de lo que estamos diciendo. Aunque hasta hace poco las disensiones y desconfianzas mutuas entre los dos grandes bloques eran cosa normal, la realidad era que, en la cumbre, ya hacía tiempo que los supremos responsables estaban de acuerdo, y de hecho practicaban conjuntamente secretas maniobras espaciales, tal como veremos en el libro.

    Sin embargo, habrá que tener presente que no necesariamente los líderes políticos que aparecen oficialmente al frente de sus respectivas naciones son los que en realidad planifican la marcha de los acontecimientos. En muchas ocasiones los gobernantes, por importantes y poderosos que parezcan, no son más que meros títeres de otros cerebros que desde las sombras dirigen el rumbo de la historia, aunque estos, a su vez, y muy probablemente sin percatarse de ello, sean dirigidos por otras inteligencias suprahumanas o «dioses», que son los que desde el inicio de los tiempos controlan este planeta que ellos consideran más suyo que nuestro.

    Cuando se habla de «dioses», de extraterrestres o de entidades no humanas, no hay que caer en la ingenuidad de creer que existe una sola especie de ellos o de que todos son, poco más o menos, lo mismo. Tratándose de entidades no humanas, las diferencias entre ellas son infinitamente mayores que las que se pueden hallar entre los mortales.

    Lo mismo que hay seres humanos buenos y malos —aunque estos términos tengan mucho de relativo— hay alienígenas que se portan bien con los hombres y los hay que nos tratan de la misma manera que nosotros tratamos al ganado. Y esto a pesar de los «Ramas» y los «Adonais» y demás ingenuos que todavía siguen pensando que los extraterrestres son los «buenos hermanos del cosmos» que vienen a salvarnos o a liberarnos de los holocaustos nucleares.

    Yo no niego —nunca lo he hecho— que haya «extraterrestres buenos» que tratan de ayudar y que de hecho a muchos humanos los han ayudado. Ese tipo de extraterrestres me preocupan menos porque no espero de ellos ningún mal. Lo que sí digo, y con total certeza, es que muchos de los tripulantes de los ovnis y muchas de las entidades no humanas que se nos presentan como benévolas no lo son a la larga, y de hecho han destruido las vidas de muchos seres humanos que se fiaron de sus palabras y promesas.

    Por eso afirmo que tenemos que estar muy alerta cuando nos relacionamos con estas entidades, porque no sabemos con quién estamos tratando. Y, aunque algunos no lo crean todavía, hoy sabemos con absoluta certeza que bastantes de estos seres mienten mucho, por muy avanzados que estén en tecnología.

    Otro caso muy diferente es el de los ufólogos «serios» y además «científicos». Estos no han pasado de la tabla de sumar de la ovnilogía y están todavía tratando de convencerse de que existen abducciones reales. Hay gente a la que el almacenamiento de información, en vez de darles nuevas ideas, los empacha. En lugar de descubrir la realidad se emborrachan con los mismos datos que reciben.

    Para estos técnicos de los «ufos» —do you follow me?— todo lo que yo diré en este libro es un puro delirio que según ellos no tiene base alguna. Pero lo que no tiene base es hablar y criticar desde una mesa, sin haberse tomado el trabajo de ir a los sitios en donde se podrían convencer de la realidad, a veces terrible, de los hechos.

    Nuestro planeta no solo es morada de muchos seres inteligentes además de los humanos, sino que es lugar de paso o de visita para muchos otros fuera de nuestro sistema solar.

    Esto es motivo de escándalo para los científicos de vía estrecha que piensan que las distancias que nos separan de otros planetas habitados son insalvables. Probablemente están pensando en los reumáticos cohetes que ellos disparan y su ciencia no les da para deducir que unos seres con la increíble tecnología que demuestran en sus aparatos —aunque los científicos de vía estrecha lo desconocen todo en cuanto a los ovnis— probablemente tienen otros métodos muy diferentes a los nuestros para desplazarse en el espacio.

    Usando un método muy poco científico, dicen: «Según nuestros cálculos, estos seres no pueden llegar hasta nosotros. Por tanto, aunque den la impresión de estar aquí, como teóricamente es imposible que estén, no perderemos el tiempo en averiguar si están en realidad». Y siguen rumiando la paja de sus fórmulas.

    Mi método es diametralmente opuesto al de los científicos: «Están aquí; luego se puede llegar. ¿Cómo? No lo sé». Lo único que sé con certeza es que están aquí, porque mis sentidos son tan veraces como los de los científicos.

    Pero como ya dije anteriormente, puede haber «suprahumanos» que hayan vivido aquí siempre, aunque en otros planos de existencia, y puede haber visitantes que vengan de fuera. Y ese es el caso del que nos vamos a ocupar en este libro. De ciertos visitantes enanos, lampiños y cabezones que desde hace varias décadas están haciendo horrores en nuestro planeta sin que la mayoría de los humanos, y mucho menos los científicos, se hayan enterado.

    Los que sí se han enterado han sido los militares de varios países y muy pocos políticos de las grandes potencias, como enseguida veremos. Pero unos debido a su paranoia belicista y otros por la borrachera que les produce el poder y el vivir en olor de multitudes, no le han dado al asunto la importancia que tiene o, lo que es peor, lo han convertido en una nueva fuente de desgracias para la humanidad.

    En este libro, pues, si bien vamos a tocar el tema de los visitantes espaciales —los ovnis en sí ya no nos interesan pues son únicamente un vehículo— no vamos a fijarnos en todas las especies que existen de ellos, sino únicamente en dos o tres, que son las que en la actualidad tienen mayor contacto con nosotros y de las que nos tenemos que defender, pues son altamente peligrosas.

    El lector podrá preguntarse por qué casi todo lo que digamos está ubicado en Estados Unidos. ¿Es que ellos tienen también el monopolio de los ovnis? Ciertamente, no. Creo que Brasil, por poner un ejemplo, es un país en donde la actividad ovnística ha sido enorme tanto cuantitativa como cualitativamente, pero mucho menos conocida que la de Estados Unidos. Es cierto que en este país ha habido muchos y muy interesantes casos que han dado la vuelta al mundo. Ello se debe a que, siendo el país muy extenso y poblado, es natural que se den más casos, aparte de que sus agencias de noticias difunden con más facilidad cualquier suceso que allí ocurra.

    Asimismo, estamos seguros de que en África la actividad de los tripulantes de los ovnis es aún más descarada, pero la ausencia de grandes agencias de noticias, y lo apartado de los lugares en donde muchas de estas cosas suceden, impiden que nos enteremos.

    Todas estas ideas podrán parecerle alucinaciones a más de un lector, tal como se lo parecieron durante muchos años al propio autor, endrogado como estaba con ideas religiosas absurdas y con el recuento oficial y falso de la historia humana que le habían dado en la universidad.

    Pero para corroborar estas ideas hay innumerables hechos que irán saliendo a lo largo de estas páginas. Que el lector los haya desconocido hasta ahora no es culpa del autor. Y si se negase a darles crédito, aunque estaría en su derecho, obraría muy sabiamente si, dada su enorme importancia, le dedicase un poco más de tiempo a todo este asunto para convencerse de si todos estos hechos son ciertos o no.

    CAPÍTULO I

    LOS MILITARES SE REBELAN

    La carta que a continuación transcribiré es altamente reveladora. Un grupo de militares de Estados Unidos, no corruptos pero ingenuos, escribe a su presidente Ronald Reagan para que reprima a la CIA en su afán por encubrir todo lo referente al asunto de los ovnis y les permita declarar acerca de todas las mentiras que le ha estado diciendo al pueblo norteamericano sobre el tema.

    Digo ingenuos, porque mal saben ellos que el expresidente Ronald Reagan seguía obedientemente las pautas de la CIA en este particular, aparte de que era capaz de mentir tanto como ella en este y otros temas de gran importancia para la nación, tal como se pudo ver en el asunto Irán-Contra.

    Por lo que podemos ver en el texto de la carta, los militares que la redactaron, si bien conocían el hecho de que estábamos siendo visitados por naves de fuera de nuestro planeta, desconocían las intenciones de nuestros visitantes y, a lo que parece, sus actividades nada legales en su propio país. Y menos todavía sospechaban el ignominioso pacto que su Gobierno había hecho con ellos, del que hablaremos con detención más adelante.

    Su ignorancia del aspecto más tenebroso del fenómeno ovni la podemos ver en algunas afirmaciones en la carta, como cuando dicen que «los accidentes fatales relacionados con ovnis son relativamente escasos». Sin embargo, aparte de los hechos de los que se confiesan culpables, hay que decir a su favor que se han rebelado contra un estado de cosas que ya se ha hecho abiertamente criminal.

    Carta del grupo Justicia para el Personal Militar (JMP) al presidente Ronald Reagan

    (Copia a los miembros del Congreso y a la prensa)

    PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS

    La Casa Blanca

    1600 Pennsylvania Ave

    Washington DC 20500

    4 de diciembre de 1987

    Querido señor Presidente:

    La CIA se está burlando de nuestra Constitución. Nuestros representantes y senadores no tienen idea de lo que los militares hemos hecho y continuamos haciendo, porque la CIA ha decidido que «ellos no tienen necesidad de saberlo». Por tanto, el grupo JMP le pide a usted, señor Presidente, que emita una orden ejecutiva que obligue tanto a los militares como al personal del Gobierno, activos o retirados, que tengan algún conocimiento sobre el asunto de los ovnis, que testifiquen con total inmunidad ante un comité congresional especial. La CIA no podrá objetar nada, porque según ella «los ovnis no existen».

    El encubrimiento que se ha estado llevando a cabo con relación a los ovnis no tiene por qué escudarse en la «seguridad nacional». Tiene que terminarse porque está minando la moral militar.

    Nuestro grupo JMP está formado por personal militar retirado que trabajó bajo órdenes de la CIA en el encubrimiento del fenómeno ovni. Amparándonos en la «seguridad nacional», nosotros colaboramos intencionadamente en el engaño de los ciudadanos de nuestra nación y manipulamos a la prensa, a los tribunales de justicia y a la mayoría de los políticos.

    El encubrimiento de los ovnis que lleva a cabo la CIA se está haciendo contra los intereses del pueblo norteamericano y no contra nuestros potenciales enemigos. La CIA insiste en que el encubrimiento tiene que ser mantenido por encima de todo, porque de otra manera todo el armamento militar sería inefectivo. Pero mientras tanto, los rusos tienen una ciudad entera dedicada a la investigación de los ovnis. La CIA sostiene que el personal militar a su servicio desobedecerá órdenes cuando se refieran al asunto de los ovnis. Por ejemplo, durante la guerra de Vietnam los pilotos se negaban a obedecer cuando recibían órdenes de atacar a los ovnis. Como los accidentes fatales relacionados con ovnis son relativamente escasos (excepto en la guerra de Vietnam), la CIA prefiere continuar con el encubrimiento.

    La NSA, NASA, CIA, RAND y los asociados con AFOSI nos han informado de que los ovnis tienen orígenes diversos. Algunos de ellos son de civilizaciones miles de años más avanzadas que la nuestra. La mayor parte de lo que a ellos se refiere, sus motivos y sus actuaciones son incomprensibles para nosotros. Poco es lo que podemos hacer para protegernos de ellos. La Fuerza Aérea está totalmente desprovista de recursos para enfrentarse a la situación debido a las increíbles capacidades de vuelo de esos aparatos.

    Tanto la CIA como el Pentágono están asombrados del poder que tienen para distorsionar el funcionamiento de todos los equipos electrónicos de aire y tierra, y para inutilizar los sistemas de control de armamento. La CIA se ha propuesto, cueste lo que cueste, llegar a conocer y reproducir el sistema de propulsión de los ovnis. Esto quiere decir que en ocasiones se han sacrificado vidas de pilotos tratando de perseguir y conseguir algún ovni para ver cómo es su funcionamiento.

    La RAND dice que no hace falta dar explicaciones porque hechos como los de 1952, cuando gran cantidad de ovnis volaron sobre Washington y la Casa Blanca, no van a volver a repetirse. En cambio, NORAD, al igual que muchos de nosotros en las Fuerzas Armadas, nos oponemos radicalmente a esta continuación del encubrimiento, señalando el posible pánico colectivo si se repite algo como lo de 1952.

    Creemos que ya han muerto demasiados militares como resultado de no haber sido convenientemente informados acerca de la existencia de los ovnis. Y es hora de decirles a nuestras Fuerzas Armadas la verdad. Es un crimen el continuar usando como conejos de Indias al personal militar.

    Crímenes que hemos cometido presionados por la CIA

    Hace cuarenta años el encubrimiento se reducía a unos pocos individuos dentro de la cúpula militar y el Gobierno, pero hoy son ya muchos miles los que están afectados o envueltos en él. Esta política engañosa de la CIA está creando resentimiento entre el personal militar porque se nos han dado órdenes que son contra la ley, contra nuestros compañeros militares y contra nuestra nación. Nuestro grupo está compuesto por muchos militares que están esperando el permiso para testificar.

    He aquí unos pocos ejemplos de las actividades engañosas que tuvimos que realizar mientras estábamos en servicio activo:

    1. Dimos orden a muchos pilotos para que disparasen contra los ovnis con la intención de derribar alguno para estudiarlo. Esto trajo como consecuencia, en algunos casos, la explosión del avión y la muerte de sus pilotos o su instantánea «desaparición» junto con la del aparato. Da la impresión de que los ovnis «monitorean» cada una de las acciones de nuestros pilotos. Hemos analizado cientos de fotos de ovnis y tenemos la impresión de que algunos se mueven por control remoto.

    2. Hemos hecho callar tajantemente a los pilotos que han dicho haber visto ovnis y no les permitimos que hablen de las persecuciones de ovnis ni siquiera entre ellos mismos.

    3. Hemos interrogado, intimidado y hostigado al personal militar de tierra que dice haber visto ovnis, hasta «convencerlos» (exceptuados los pilotos y astronautas) de que ellos «no vieron nada». Los hemos atemorizado con la amenaza de largas condenas de cárcel si contaban a alguien lo que habían visto. Los hemos trasladado sin sus familias a bases lejanas en el mundo entero, de modo que, aunque hablasen, nadie les iba a creer. Hemos encerrado a algunos en instituciones para enfermos mentales. Los hemos encarcelado. Hemos destruido sus carreras y hemos hecho todo lo posible por

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