Nostalgia de la muerte
4/5
()
Información de este libro electrónico
Lee más de Xavier Villaurrutia
Obras: Poesía, teatro, prosas varias, crítica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Relacionado con Nostalgia de la muerte
Libros electrónicos relacionados
Poesia completa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNuevo amor y otras poesías Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoesía completa (1964-2012) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAntología poética Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Me he querido mentir que no te amo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNueva escritura sumaria: Antología poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPaso de ciervo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoesías y sonetos (Anotado) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTextos y pretextos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesObras I. Narrativa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poesía completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Antología general de la poesía mexicana: Poesía del México actual. De la segunda mitad del siglo XX a nuestros días Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAntología poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTransa poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesObras II. Poesía, teatro y ensayo Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Antología poética Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Poesía de ayer y de hoy Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rompeolas. Poesía reunida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoesía: Notas sobre poesía, Canciones para cantar en las barcas, Del poema frustrado, Muerte sin fin Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Recinto y otras imágenes, 1941 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSalto de Mantarraya Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJuegos de inteligencia: Antología poética Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los ojos de la máscara: Antología poética Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ensayos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoesía no eres tú: Obra poética (1984-1971) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTren de ondas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRaz de marea: Obra poética (1975-1992) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa palabra sagrada. Antología Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mar y sus pescaditos Calificación: 1 de 5 estrellas1/5
Poesía para usted
Las cosas que dije en silencio Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Kamasutra (texto completo, con índice activo) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Valentía II Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La divina Comedia: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poemas de amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Valentía Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sabines a la mano: Poesía escogida Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mero Cristianismo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Te lo debes a ti Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Hojas de hierba Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Huellas del Amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cantar de los cantares. (Anotado): Traducción Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLibro de oro frases celebres Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Corazón de miel. Poemas de amor. Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Nostalgia y otros dolores Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Emocionario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Antología poética para jóvenes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMis ganas de volar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLo que escribí en mis días oscuros: Lo que escribí..., #1 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCrea Tu Mejor Año Un Día a La Vez: Una Guía Poética Para Inspirar Paz Y Conseguir Este Año Lo Que Mas Quieres Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Noche oscura del alma: Letra Grande Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mariposas rotas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Antología poética Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ensila ya Empica la Ruta del Esclavo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoemas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Podría estar hablando de ti Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mientras cae la ruina y otros poemas: Antología poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl pequeño libro de la vida de Rumi. El jardín del alma, el corazón y el espíritu Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poesía en las recónditas aguas de mi esencia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Todos nosotros: Poesía completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Nostalgia de la muerte
1 clasificación0 comentarios
Vista previa del libro
Nostalgia de la muerte - Xavier Villaurrutia
Xavier Villaurrutia (Ciudad de México, 1903-1950), uno de los escritores mexicanos más importantes del siglo XX, es autor de obras de teatro, prosa varia, crítica literaria y una breve pero intensa obra poética. Entabló amistad, desde la preparatoria, con Salvador Novo y Jaime Torres Bodet. Aunque inició sus estudios en la Facultad de Derecho, pronto los abandonó para dedicarse enteramente a las letras: publicó poemas desde 1919, codirigió la revista Ulises con Novo y fue becado por la Fundación Rockefeller para estudiar teatro en la Universidad de Yale. En 1928, con el patrocinio de Antonieta Rivas Mercado, Villaurrutia —junto con Novo, Gorostiza, Owen, Jiménez Rueda y otros— fundó el Teatro de Ulises, foro de teatro experimental, donde inició una larga labor como dramaturgo. Tras su muerte se institituyó un Premio Nacional, de escritores para escritores, que honra al mejor libro publicado durante el año editorial. Juan Rulfo fue el primer galardonado con esta presea en 1956.
LETRAS MEXICANAS
145
Nostalgia de la muerte
(poemas y teatro)
XAVIER VILLAURRUTIA
Nostalgia de la muerte
(POEMAS Y TEATRO)
Primera edición en Obras (Letras Mexicanas), 1953
Segunda edición (Lecturas Mexicanas), 1984
Tercera edición (Tezontle), 1995
Cuarta edición (Letras Mexicanas), 2014
Primera edición electrónica, 2015
Diseño de portada: Paola Álvarez Baldit
D. R. © 2014, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008
Comentarios:
editorial@fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.
ISBN 978-607-16-3158-9 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
SUMARIO
POESÍA
Primeros poemas
Reflejos
Suite del insomnio
Nostalgia de la muerte
Nocturnos
Otros nocturnos
Nostalgias
Canto a la primavera y otros poemas
TEATRO
La hiedra
La mujer legítima
Índice
POESÍA
PRIMEROS POEMAS
EN LA TARDE QUE MUERE…
En la tarde que muere con lasciva agonía
entreabriendo su manto para regar de flores
la campiña serena, la amada de un día
rememoró al oído los pasados amores.
Y el crepúsculo rojo que a lo lejos moría
en su último rútilo al hundirse en lo arcano
iluminó mi rostro. Yo sentí que vivía
y la besé en la frente, y la besé en la mano.
Y desde aquella tarde tan muda y tan serena,
nuestra vida tornóse como antaño había sido
sin que aquella alegría la nublase la pena,
descorriendo al pasado el velo del olvido.
COMO BARCA EN UN LAGO…
La tarde deslizóse lentamente
como barca en un lago de aguas quietas,
en tu pecho temblaron las violetas
acariciadas por un soplo ardiente.
Allí te murmuré junto a la fuente,
en el parque que guarda ansias secretas,
"Yo soy como el minero que las vetas
de tu cariño ansía reverente…"
Y turbóse la paz de la enramada,
y al decirme muy quedo ¡Yo te adoro!
se oyó un batir de alas sobre el oro
de tu cabeza tímida y ferviente,
orilló aquella tarde, y de repente
tendió la noche su ala desplegada.
TINTA CHINA
a Gonzalo E. de León
Es una inmensa hoja de biombo el cielo
y no hay luna en el parque, se ha borrado
el tenaz colorido de mi prado
que hermana su negror al desconsuelo.
En esta noche el musgo es terciopelo
y es tan grande el silencio y tan helado
que los búhos su canto han olvidado
y tienen miedo de lanzarse al vuelo.
El insomnio perdura entre la fiebre,
y quiero que la seda se deshebre
y que del biombo salga la oportuna
claridad, la ilusión de mármol blanco…
Alzo el rostro hacia el cielo y veo en su flanco
dibujarse la coma de la luna.
LE PREGUNTÉ AL POETA…
Le pregunté al poeta su secreto
una tarde de lloro,
de lluvia y de canción,
y me dijo el poeta: "Mi secreto
no lo dictan los sabios en decreto.
En la orilla del Nilo y en la aurora
interroga a Memnón…"
Le pregunté al poeta su secreto
una noche de luna,
una noche de augurios y de mal.
El poeta me contestó con una
mirada que era un reto
y me dijo: "Interroga
a la estatua de sal…"
Yo descansé la frente entre las manos
(un grupo de aves emprendió la huida).
Mis preguntas y anhelos eran vanos,
el poeta callaba su secreto
porque era ese secreto el de su vida.
SE NECESITA LUZ…
Se necesita luz en esta alcoba,
se necesita luz
porque nunca los dientes de la loba
hieren en plena luz…
Apagad vuestros rezos un momento
no vaya a despertar,
apagad vuestros rezos que presiento
que va a llorar…
Echad fuera esa negra mariposa,
es presagio fatal,
arrojadla a la noche tenebrosa
abriendo el ventanal.
Ya despierta el enfermo. Sus ojeras
se han señalado más…
Ojalá que no sean agoreras
del sueño de jamás.
Se necesita luz en esta alcoba,
se necesita luz
porque nunca los dientes de la loba
hieren en plena luz…
CON LA MIRADA HUMILDE
Esta vez serán mudas mis ansias,
y mis pasos velados, y nulo mi rogar;
extenderé las manos ayunas de fragancias
cuando tú no las mires, o cuando te hayas ido;
concentraré mis fuerzas, procuraré olvidar
todo lo no logrado y todo lo perdido,
y acallaré mis ansias insólitas de amar.
Si pues tú me lo pides
con la mirada humilde y la boca entreabierta,
seré bueno, no olvides
que dormiré mi angustia despierta,
que ahogaré el más fuerte latido,
y cerraré la confesión abierta
que debió haber salido…
Y sólo porque sea
tu vida una callada mansedumbre,
un solar, una aldea
donde no haya más lumbre
que la tranquila del hogar,
y en donde no se vea
ni la sombra inconfesa de un desear.
Y todo sin embargo
yo te lo sacrifico por la mirada aquella
tan humilde, que sella
mi espasmo y mi dolor,
y apaga mi más largo
y mi más hondo
soñar en el amor…
ELLOS Y YO
Ellos saben vivir,
y yo no sé,
ya lo olvidé si lo aprendí,
o nunca comencé…
Ellos saben besar,
y yo no sé lo que es.
Me da miedo probar
a saber…
Ellos saben reír,
Dios mío, yo no sé…
¡Y tener que seguir
así…!
Ellos saben hacer
mil cosas más
que yo no lograré
jamás…
Ellos saben vivir
y reír
y besar…
Yo: sólo sé llorar.
MIDNIGHT
En el parque
las puntas de los pinos
no tienen un final;
la fuente
dice mil desatinos
al llorar, al llorar.
La luna
quiere ver en el pozo
su palidez fatal,
pero un álamo
ha inclinado tedioso
su ramaje espectral.
Convidan
los perfumes eternos
del parque a respirar.
¿Para qué conocernos
si nunca me has de amar?
Desgarra,
en la torre, la rueca
un estambre de amor;
cruje la hoja seca,
y se enhebra en la rueca
otro estambre, otro amor.
YO NO QUIERO…
Yo no quiero llegar pronto ni tarde,
me dicta su tic-tac el reloj viejo,
y al par que inclina su candor la tarde
se amortiguan las aguas del espejo.
Yo ya sé mi dolor, mi dolor viejo…
¡Cómo se va entintando el aposento!
En el hogar, cenizas apagadas,
y va empujando lentamente el viento
a las puertas absortas y enlutadas.
Y después, una sombra me acaricia
como una mano…, otra sombra después
entrecierra mis ojos la delicia
y me vuelve a invadir la lobreguez.
El reloj se detiene al dar la hora,
ya inclinó su candor la mustia tarde,
enjugo el llanto al corazón que llora…
yo no quiero llegar pronto ni tarde.
PRESENTIMIENTO
a Carlos Gutiérrez Cruz
I
Como una voz que no oiré jamás
así tú me amarás.
Ya percibí tu voz,
pero tu boca nunca dejará
salir la voz, la única voz
que no oiré jamás.
Presentimiento hondo
cual lágrima cetrina
te ocultas en el fondo
de mi oscura retina…
Presentimiento
que el llorar ha dejado
este momento
en el papel mojado.
II
Se fue el presentimiento con la tarde,
el papel se ha secado,
pero sigue el faltar de
esa voz a mi lado…
III
Me estremezco, pues siento
vuelve el presentimiento.
CANCIÓN
Silencio, silencio
que todo lo oyes,
como los niños tímidos,
desde los rincones,
dame tu consuelo,
dame tu consejo,
¿qué haré si está Ella,
con el cuerpo cerca,
con el alma lejos?
Que al viento, que al viento
yo se lo decía,
y el viento, y el viento
por oír su son en las hojas,
por oír su son
no me oía.
Que al agua, que al agua
se lo repetía,
y el agua, y el agua
por verse en mis ojos
no me respondía…
Que al cielo, que al cielo
yo se lo gritaba,
y el cielo, y el cielo
no sé si me oía,
¡tan alto así estaba!
¡Silencio, silencio!
¿Qué haré si está Ella,
con el cuerpo cerca,
con el alma lejos…?
AL REPASAR EL LIBRO…
Al repasar el libro de mi amor no lejano
que la humedad del campo desentrañar me hizo,
a través de la lluvia veo el adiós de su mano
y el mirar de sus ojos como nocturno hechizo…
La humedad de este campo, silencioso, convida
a encender el recuerdo de mi amor olvidado
que comparo esta tarde con lluvia desteñida
cuyas ambiguas huellas por la senda ha dejado.
Y la frente anidada por tristeza importuna
descanso entre las manos que ya quieren temblar…
pero aún en mi noche no ha nacido la luna
y en los ojos se hielan las ansias de llorar.
LA VISIÓN DE LA LLUVIA
Va por el camino lodoso y helado
con los ojos fijos, sin volver al lado
la cabeza baja y las manos yertas
que parecen lilas marchitas o muertas…
La lluvia semeja sucia muselina
que se deshilacha en la hierba fina
y el sol desmayado se esfuma a lo lejos,
apenas enviando pálidos reflejos.
¡Visión de la lluvia tan lenta y tan triste
que cantando llora y de gris se viste,
que nubla el paisaje de la carretera
con las humedades de su cabellera…
Visión de la lluvia, la de manos yertas
que parecen lilas marchitas o muertas!
INQUIETUD
Te quejas. Qué ternura la de tu boca pálida
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Noemí que está enferma me mira tristemente.
Su boca está muy pálida, entreabierta, doliente,
sus dedos afilados han implorado tanto
que de lejos parece que son dedos de santo.
Ella toda se ha vuelto más devota y más triste
(Amor, en esta niña mira bien lo que hiciste).
La tarde con sus luces doradas nos azora
y sólo la vidriera permanece incolora
y es como ella tan frágil, tan fría y transparente,
que cuenta su dolor a través de la frente.
Ni una cobarde lágrima Noemí ha derramado;
calladamente sufre lo perdido, lo amado…
Ella toda se ha vuelto más devota y más triste
(Amor, en esta niña mira bien lo que hiciste).
La tarde con sus luces doradas nos azora
y sólo la vidriera permanece incolora…
VARIACIONES DE COLORES
para Hugo Tilghman
Rojo y gris,
verde y rojo,
y amarillo el tapiz
y rojo tu sonrojo.
Es este cielo gris,
la calzada de un rojo
húmedo, hojas muertas,
amarillo el tapiz
y verdes las ramas alertas…
Tu corazón es rojo,
mi pensamiento gris,
amarillo el crepúsculo,
amarillo el tapiz.
ESTA MÚSICA
Esta música tan sencilla
yo no sé por qué me conmueve.
Hasta los árboles se inclinan
como se inclinan cuando llueve.
Yo no quiero mirar al ciego…
Su violín es rudimentario,
pero las notas, aunque agudas,
no se han nunca desafinado.
Yo comprendo que el viejo llora,
su música lo hace sentir…
Serán sus ojos todo blanco,
no lo veo, no lo quiero oír…
Interminable la balada
que arranca del pobre violín,
interminable mi congoja.
¡Oh!, puede que no tenga fin…
REMANSO
a Guillermo Jiménez
Este jardín tiene alma melancólica, tibia
y perfumada como de humilde madreselva,
hay en sus callecillas una quietud que alivia
y es tan bueno que siempre me convida a que vuelva.
Yo persigo, sentado al borde de la fuente,
la calma que mitigue mi avidez de recuerdo
y brilla entre mis labios el rojo que no siente
el sangrar de una rosa que distraído muerdo.
Se va perdiendo el eco de la última llamada
al rosario en la iglesia cercana, húmeda, vieja;
yo salgo del jardín y me asusta la helada
sensación de los hierros en la intrincada reja.
Afuera todo cambia; hay bullicio y mentira,
siluetas de mujeres que a la capilla corren
y muchachos que juegan al afloja y estira
y ruidos y mentira…
Yo quiero que se borren
mis recuerdos en las calzadas del jardín,
y regreso y encuentro la reja menos fría,
y en la glorieta encuentro tranquilidad al fin.
Este jardín tiene alma idéntica a la mía…
PLEGARIA
Mon âme a peur comme une femme.
Voyez ce que j’ai fait, Seigneur…
MAETERLINCK
Mi mano está cansada de pedir,
ha recorrido ya todas las puertas,
se ha abierto en los umbrales al huir
las golondrinas, y cuando las muertas
aguas de los canales parecen revivir…
Mis pies no quieren ya peregrinar,
de todos los guijarros han sufrido la herida,
están tan destrozados que se niegan a andar…
Al fin, aun cuando inmóvil, siempre será la vida
un continuo, un cansado, un cruel peregrinar.
—¡Oh Dios! Dale a mi mano valor para extenderse.
Cuida de las heridas de mis pies desgarrados,
y sabré mendigar por entre los sembrados
cuando las hojas altas empiecen a mecerse…
BREVIARIO
a Luis G. Serrano
Este viejo breviario que fue de Sor María
Francisca del Santísimo Sacramento, y que
sin buscarlo se me apareció un día,
este viejo breviario que fue de Sor María
ha inundado mi espíritu