Sanidad Después del Divorcio

Sanidad Después del Divorcio

(Segunda Edición)

Gracia, Misericordia y

Nuevo Matrimonio

Bill Vincent

© 2016 por Bill Vincent.

Todos Los derechos reservados. Ninguna porción de este libro puede reproducirse, almacenarse en un sistema de recuperación de datos o transmitirse en ninguna forma o por ningún medio sin el permiso previo por escrito de los editores, a excepción de algún revisor que pueda citar breves pasajes en alguna reseña a imprimirse en algún periódico, revista o publicación.

Revival Waves of Glory Books & Publishing (Libros & Publicaciones Olas de Avivamiento de Gloria) ha permitido que esta obra se mantenga exactamente tal como el autor la tuvo pensada, literalmente, sin aportes editoriales.

Todas las citas bíblicas provienen de la versión Reina Valera Actualizada 2015, a menos que se indique lo contrario.

PUBLICADO POR REVIVAL WAVES OF GLORY BOOKS & PUBLISHING

www.revivalwavesofgloryministries.com

Litchfield, IL

Publicado en los Estados Unidos de América

Dedicatoria

Dedico este libro a mi esposa Tabitha y a nuestra bebé recién nacida Arianna Grace Vincent. Si no hubiese sido por el poder sanador de Dios para relaciones pasadas, mi esposa y yo no habríamos experimentado el gozo de esta bella niña. Te amo Arianna y te amo Tabitha, mi primer amor verdadero.

Introducción

La razón de esta publicación es porque Dios me ha estado instando por mucho tiempo a anunciar sanidad por medio de este libro. En muchas denominaciones cristianas se considera al divorcio como algo imperdonable. La elaboración de este libro ha tomado muchos meses. No solo va dirigido a la persona divorciada sino también a aquellos que quieren encontrar el corazón de Dios en lo relacionado a los temas del divorcio y el nuevo matrimonio. Antes de comenzar, quisiera que sepas que es verdad que Dios ABORRECE el divorcio y que jamás debemos lanzarnos a la primera oportunidad para divorciarnos de la persona que alguna vez amamos. Hay mucho material que vamos a tratar aquí así que mi deseo es que recibas revelación para ti y que esta te libere mientras lees SANIDAD DESPUÉS DEL DIVORCIO.

¿Qué dicen la Biblia y Dios en realidad acerca del divorcio y el nuevo matrimonio? Dios no nos quiere atados por las falsas tradiciones de los hombres, así que este libro ofrece detalles que ayudarán a cualquiera que esté buscando respuestas. La restauración de matrimonios aquejados de problemas sigue siendo la primera prioridad de Dios. También recibiremos respuestas bíblicas en cuanto a cómo podemos, con la ayuda del Señor, vencer las emociones negativas del dolor, la ira, la depresión, la amargura, la falta de perdón (o rencor) y el rechazo, ¡para que podamos vivir las vidas felices, fructíferas y abundantes que Dios desea para todos sus hijos e hijas!

Capítulo Uno

La posición de la iglesia

Este tema de la posición de la iglesia fue el propósito original de todo este libro. Quiero ayudarte dándote una imagen clara de algunas cosas que debes entender en tu proceso de sanidad. Existen miles de cristianos que luchan con el problema del divorcio a diario. Reciben información diferente y a menudo contradictoria de parte de sus amigos e incluso de sus pastores y sus iglesias. En medio de su dolor y confusión emocionales, también se encuentran luchando con la confusión intelectual. Si encajas en esta categoría, quiero asegurarte de que no estás solo. En este capítulo examinaremos la posición de la iglesia. Existen principios de interpretación de las Escrituras que quiero exponer antes de comenzar, ya que creo que son importantes para entenderlas correctamente. No debemos ser cerrados cuando Dios trae una visión fresca de su palabra.

En primer lugar, las Escrituras deben examinarse a través de los ojos de las personas a quienes iban dirigidas. Esto toma en cuenta tanto su lenguaje como su cultura. Piensa en los cambios que han tenido lugar incluso en nuestra corta vida. Este mismo concepto se aplica a lo que se escribió miles de años antes de nuestro nacimiento. Las enseñanzas de las Escrituras deben considerarse con relación a la cultura para la cual se escribieron. Debido a que ciertos conceptos ya se entendían en una cultura en particular, es probable que las Escrituras no mencionaran algún aspecto clave porque hubiese sido innecesario. Las Escrituras no son tan complicadas al punto que solo los intelectuales locales las podrían entender. El significado básico de las Escrituras es lo que claramente hubiese entendido una persona ordinaria que vivía en la cultura en la que se escribieron. 

En el jardín de Edén vemos el diseño claro y sencillo de Dios para el matrimonio.

Génesis 2:24, Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Dos personas se unen y se hacen uno. Ese es el trato. Y funcionó magníficamente hasta que a alguien no le gustó algo que su cónyuge hizo, algo que se dijo, un comportamiento constantemente molesto, y así sucesivamente. Entonces las personas comenzaron a buscar una manera de librarse de ser una sola carne. Una cosa que quiero que entiendas es que el significado fundamental de pacto durante esta época era un acuerdo entre dos partes que era mutuamente vinculante. Como parte de este pacto o contrato había un intercambio de dinero. El novio hacía un pago por la novia y el padre de la novia hacía una ofrenda, la cual a menudo se consideraba como la porción que ella recibiría de la herencia de su padre. Todo esto era parte de sellar el trato desde un punto de vista contractual. Ya en tiempos de Moisés las cosas se habían vuelto complicadas. En esa época, con raras excepciones, los hombres tenían el derecho a divorciarse de sus esposas. Pero una vez que las personas comenzaron a poner el divorcio en práctica y dañar la reputación de las mujeres, Dios permitió que Moisés le diera instrucciones al pueblo. Se había vuelto demasiado común que un hombre llegara a estar descontento con su esposa y luego la despidiera. Si la mujer era despedida, la gente creía que la razón para ello era que ella había sido infiel o había tenido un comportamiento indecente. Si una mujer era despedida, fuera por infidelidad o no, su reputación quedaba arruinada. Ya en tiempos de Moisés se había hecho necesario que Dios estableciera reglas en cuanto a las acciones a seguirse en situaciones en las que se diera el divorcio, porque los hombres ahora estaban ejerciendo la destrucción del matrimonio. Era evidente que algunos lo estaban haciendo de maneras crueles y despiadas, pues echaban a sus esposas sin darles un certificado de divorcio que les diera plena libertad legal.  Por ley, no se le permitía a la mujer casarse con otro hombre. Al quedar virtualmente sin derechos legales personales, estaba arruinada. Muchas mujeres en esa situación recurrían a la prostitución como un medio para sobrevivir. Así que Dios dio instrucciones por medio de Moisés de que, en el caso que un hombre decidiera repudiar a su esposa, este debía darle a ella un certificado o una carta de divorcio.

Deuteronomio 24:1, "Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, y sucede que ella no le agrada por haber él hallado en ella alguna cosa vergonzosa, le escribirá una carta de divorcio, la entregará en su mano y la despedirá de su casa".

El esposo ya no tenía demanda o reclamo sobre ella, no podía demandar que regresara y no podía deshonrar su reputación diciendo que se había marchado por su propia decisión. Una vez que la mujer había recibido este certificado, quedaba en libertad para poder volver a casarse. La única limitación era que no podía casarse con su amante o la persona con la que se sospechaba había cometido adulterio, si esto en efecto había sido la cuestión del divorcio.  Si bien encontramos las instrucciones de Moisés en cuanto a cómo manejar el divorcio, tenemos que recordar que Dios despreciaba lo que hombres y mujeres estaban haciéndose unos a otros. Hacia finales del Antiguo Testamento, la infidelidad estaba fuera de control y no solo en los matrimonios. Las personas habían hecho de la infidelidad - a Dios y unas a otras – un estilo de vida. Dios está siendo más claro que el agua cuando habla a través del profeta Malaquías.

Malaquías 2:16, ’Porque Yo detesto el divorcio’, dice el Señor, Dios de Israel, ‘y al que cubre de iniquidad su vestidura’, dice el Señor de los ejércitos. ‘Presten atención, pues, a su espíritu y no sean desleales’. (NBLA)

Malaquías 2:16 "Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales". (RVR1960)

Él detesta la infidelidad en los matrimonios. Malaquías incluso sugiere que cuando rompemos el pacto con nuestro cónyuge, Dios ya no prestará atención a nuestra ofrenda.

Después de haber mantenido una profunda observancia de las Escrituras, la ley del matrimonio cambió drásticamente. Tanto hombres como mujeres podían divorciarse a voluntad y no necesitaban razones para ello.  Una mujer podía perder su ofrenda si se divorciaba por adulterio y un hombre tenía que devolver la ofrenda más la mitad si cometía adulterio, pero el divorcio por otras razones no conllevaba sanción alguna. Todo esto contribuía a mucha inestabilidad dentro de la institución del matrimonio.

Basándose en un pasaje en Éxodo 21 relacionado con las obligaciones dentro del matrimonio, los rabinos en el tiempo de Jesús generalmente creían que las siguientes razones eran pertinentes para el divorcio: esterilidad, abandono material, abandono emocional e infidelidad. Luego de lo que se habría considerado un divorcio válido, generalmente se aceptaba un nuevo matrimonio. Si se celebraba dicho nuevo matrimonio luego de un divorcio inválido, se le consideraba adulterio.

Josefo reconocía que el único propósito de un matrimonio era procrear. Por lo tanto, basándose en esta premisa, algunos consideraban a la infertilidad una razón para el divorcio. Se esperaba que toda pareja que no hubiese tenido hijos en diez años de matrimonio se divorciara. Cada una de las partes habría de casarse de nuevo con alguien con quien pudieran ser fértiles. Sin embargo, algunos rabinos argumentaban contra esta práctica. La mancha del adulterio continuó en el Nuevo Testamento. Si bien un hombre podía volver a casarse con una divorciada o una viuda, si la mujer se había divorciado por causa de adulterio, entonces la pareja a menudo enfrentaba una gran vergüenza. Existían dos pensamientos fundamentales en cuanto al asunto del divorcio y estos adoptaban puntos de vista bastante opuestos. Como podrías esperar, esto llevaba a gran controversia, debate y, por supuesto, confusión e incertidumbre. Ambas posturas se desarrollaron fundamentalmente de diferentes interpretaciones de un mismo pasaje de las Escrituras en particular.

Deuteronomio 24:1, Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, y sucede que ella no le agrada por haber él hallado en ella alguna cosa vergonzosa, le escribirá una carta de divorcio, la entregará en su mano y la despedirá de su casa".

Las instrucciones continúan a partir de ahí. Las tres palabras que han formado la base para esta controversia son alguna cosa vergonzosa.

Jesús entró a este escenario de debate en Mateo 19, cuando los fariseos se le acercaron para preguntarle sobre este asunto. Querían saber si estaba bien que las parejas casadas se divorciaran utilizando el argumento de por cualquier razón. La respuesta de Jesús fue un rotundo ¡NO! Quiero que notes aquí que Jesús no le dio su apoyo al debate rabínico. Él puso la posición de Dios en claro desde el principio, tal como lo expuse en la cita de Génesis anteriormente. Jesús reconoció que Moisés permitió el divorcio por causa de los corazones duros y tercos de las personas, pero que el plan de Dios era que dos personas permanecieran juntas. Él permite el divorcio en el caso de adulterio, pero es interesante tomar nota que incluso en esa situación, no es algo que se mande, sino que