El caballero de Olmedo
Por Lope de Vega
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Historia, leyenda y literatura se han unido con singular maestría en este drama. La historia de un antiguo crimen cometido en el camino de Medina del Campo a Olmedo se convierte en leyenda y cristaliza en los versos de un cantarcillo popular que Lope recoge el momento culminante de la acción: 'Que de noche le mataron / al caballero, / la gala de Medina, / la flor de Olmedo'. Tales elementos bastaron para construir una trágica intriga de amor y celos, fundiendo leyenda popular y tradición culta y adaptándolo todo a la nueva fórmula teatral inventada por Lope. Así nació esta obra bellísima, colmada de intensa emoción lírica y patético dramatismo en la expresión de angustiosas vivencias y miedos del hombre ante su destino.
"El caballero de Olmedo" suele clasificarse como una tragedia (o tragicomedia), ya que introduce elementos propios de este género en su tradición clásica, como la presencia de un coro, un fatal desenlace o la temática del destino como fuerza inexorable que se impone a los personajes. Pese a ello, los dos primeros actos de la obra contienen muchos elementos en común con otras comedias lopescas de tema romántico.
Lope de Vega
Lope de Vega (1562-1635) was Spain's first great playwright. The most prolific dramatist in the history of the theatre, he is believed to have written some 1500 plays of which about 470 survive. He established the conventions for the Spanish comedia in the last decade of the 16th century, influenced the development of the zarzuela, and wrote numerous autosacramentales.The son of an embroiderer, he took part in the conquest of Terceira in the Azores (1583) and sailed with the Armada in 1588, an event that inspired his epic poem La Dragentea (1597). Among his many notable works are Fuenteovejuna (c. 1614) in which villagers murder their tyrannous feudal lord and are saved by the king's intervention, and El castigo sin venganza, in which a licentious duke maintains his public reputation by killing his adulterous wife and her illegitimate son.
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El caballero de Olmedo - Lope de Vega
TERCERO
EL CABALLERO DE OLMEDO
Lope de Vega
Personas que hablan en ella
DON ALONSO, caballero
Don RODRIGO
Don FERNANDO
Don PEDRO
El REY don Juan, el II
El CONDESTABLE
TELLO, criado gracioso
Doña INÉS, dama
Doña LEONOR
ANA, criada
FABIA, vieja hechicera y alcahueta
MENDO
Un LABRADOR
Una SOMBRA
CRIADOS
ACOMPAÑAMIENTO
GENTE
ACTO PRIMERO
(Sale don ALONSO)
ALONSO: Amor, no te llame amor
el que no te corresponde,
pues que no hay materia adonde
no imprima forma el favor.
Naturaleza, en rigor,
conservó tantas edades
correspondiendo amistades;
que no hay animal perfeto
si no asiste a su conceto
la unión de dos voluntades.
De los espíritus vivos
de unos ojos procedió
este amor, que me encendió
con fuegos tan excesivos.
No me miraron altivos,
antes, con dulce mudanza,
me dieron tal confïanza,
que, con poca diferencia,
pensando correspondencia,
engendra amor esperanza.
Ojos, si ha quedado en vos
de la vista el mismo efeto,
amor vivirá perfeto,
pues fue engendrado de dos;
pero si tú, ciego dios,
diversas flechas tomaste,
no te alabes que alcanzaste
la victoria que perdiste
si de mí solo naciste,
pues imperfeto quedaste.
(Salen TELLO, criado, y FABIA)
FABIA: ¿A mí, forastero?
TELLO: A ti.
FABIA: Debe pensar que yo
soy perro de muestra.
TELLO: No.
FABIA: ¿Tiene alguna achaque?
TELLO: Sí.
FABIA: ¿Qué enfermedad tiene?
TELLO: Amor.
FABIA: Amor, ¿de quién?
TELLO: Allí está,
y él, Fabia, te informará
de lo que quiere mejor.
FABIA: Dios guarde tal gentileza.
ALONSO: Tello, ¿es la madre?
TELLO: La propia.
ALONSO: ¡Oh, Fabia! ¡Oh, retrato! ¡Oh, copia
de cuanto naturaleza
puso en ingenio mortal!
¡Oh, peregrino doctor,
y para enfermos de amor
Hipócrates celestial!
Dame a besar la mano,
honor de las tocas, gloria
del monjil.
FABIA: La nueva historia
de tu amor cubriera en vano
vergüenza o respeto mío;
que ya en tus caricias veo
tu enfermedad.
ALONSO: Un deseo
es dueño de mi albedrío.
FABIA: El pulso de los amantes
es el rostro. Aojado estás.
¿Qué has visto?
ALONSO: Un ángel.
FABIA: ¿Qué más?
ALONSO: Dos imposibles bastantes,
Fabia, a quitarme el sentido;
que es dejarla de querer
y que ella me quiera.
FABIA: Ayer
te vi en la feria perdido
tras una cierta doncella,
que en forma de labradora
encubría el ser señora,
no el ser tan hermosa y bella;
que pienso que doña Inés
es de Medina la flor.
ALONSO: Acertaste con mi amor;
esa labradora es
fuego que me abrasa y arde.
FABIA: Alto has picado.
ALONSO: Es deseo
de su honor.
FABIA: Así lo creo.
ALONSO: Escucha, así Dios te guarde.
Por la tarde salió Inés
a la feria de Medina,
tan hermosa que la gente
pensaba que amanecía;
rizado el cabello en lazos,
que quiso encubrir la liga,
porque mal caerán las almas
si ven las redes tendidas.
Los ojos, a lo valiente,
iban perdonando vidas,
aunque dicen los que deja
que es dichoso a quien la quita.
Las manos haciendo tretas,
que como juego de esgrima
tiene tanta gracia en ellas,
que señala las heridas.
Las valonas esquinadas
en manos de nieve viva;
que muñecas de papel
se han de poner en esquinas.
Con la caja de la boca
allegaba infantería,
porque sin ser capitán,
hizo gente por la villa.
Los corales y las perlas
dejó Inés, porque sabía
que las llevaban mejores
los dientes y las mejillas.
Sobre un manteo francés
una verdemar basquiña,
porque tenga en otra lengua
de su secreto la cifra.
No pensaron las chinelas
llevar de cuantos la miran
los ojos en los listones,
las almas en las virillas.
No se vio florido almendro
como toda parecía;
que del color natural
son las mejores pastillas.
Invisible fue con ella
el amor, muerto de risa
de ver, como pescador,
los simples peces que pican.
Unos le ofrecieron sartas,
y otros arracadas ricas;
pero en oídos de áspid
no hay arracadas que sirvan.
Cuál da a su garganta hermosa
el collar de perlas finas;
pero como toda es perla,
poco las perlas estima;
yo, haciendo lengua los ojos,
solamente le ofrecía
a cada cabello un alma,
a cada paso una vida.
Mirándome sin hablarme,
parece que me decía,
"No os vais, don Alonso, a Olmedo,
quedaos agora en Medina."
Creí me esperanza, Fabia;
salió esta mañana a misa,
ya con galas de señora,
no labradora