Entrar en la casa de Ágatha Ruiz de la Prada es como darte un chute de adrenalina. El color intenso de los muebles, en blanco, verde, o fucsia, la luz que entra a raudales por los grandes ventanales, las librerías atestadas de libros de arte, sobre moda, novelas, son el fiel reflejo de una mujer con una gran personalidad. Perteneciente a una familia de artistas y aristócratas, musa de la Movida madrileña, marquesa de Castelldosrius, baronesa de Santa Pau y Grande de España, diría que los títulos no le han cambiado su espíritu inquieto, excéntrico y disfrutón.
Divorciada del famoso periodista Pedro J. Ramírez, con el que tuvo dos hijos, Tristán y Cósima, fruto de una relación de más de treinta años, Ágatha ha dado un paso al frente para contar “Mi historia”. Unas memorias en las que se desnuda como solo ella sabe hacerlo.
-Ágatha se define como: Soy cualquier cosa menos una mujer invisible. ¿Lo es?
-Teniendo en cuenta que vengo de una familia en la que a nadie se le pasaba por la cabeza trabajar, fuimos poquísimos los que lo hicimos.
-Su padre