Para entender el origen y posterior búsqueda de los tesoros malditos de los nazis debemos viajar hasta 1945, al momento en el que los más leales acólitos del régimen nacionalsocialista decidieron esconder las enormes riquezas que habían capturado, años atrás, mientras su ejército se paseaba invencible por un continente totalmente devastado ante el horror de la guerra. El oro de la reserva nazi, junto a los cientos de obras de arte extraídas de los principales museos europeos, no fue lo único que pusieron a buen recaudo los alemanes en 1945; según algunos investigadores, sobre todo los más imaginativos, los nazis hicieron lo mismo con las reliquias y objetos de poder que habrían capturado en alguna de las expediciones proyectadas por la Sociedad Ahnenerbe, tales como el Arca de la Alianza, el Grial e incluso la Mesa de Salomón, aquí en España.
Hoy sabemos que en 1945 el Ejército Rojo se apoderó de buena parte de los expedientes que se guardaban en la sede central de la Ahnenerbe, pero los documentos más comprometedores tuvieron que ser destruidos por los propios alemanes antes de que cayesen en manos de sus odiados enemigos. Muy probablemente, la destrucción de estos textos se puede explicar por el deseo de las SS de ocultar el lugar en donde descansarían sus tesoros más preciados. Por este motivo, con el paso del tiempo fueron apareciendo todo tipo de teorías sobre la posible ubicación de estas enormes riquezas de enorme valor crematístico y espiritual. Según el investigador Jean Michel Angebert, estos tesoros habrían encontrado cobijo en una base secreta situada en la Antártida, hipótesis esta que parece coincidir con una absurda leyenda que habla sobre la existencia de un reducto nazi en el continente helado, poblado por los últimos creyentes del nacio- nalsocialismo, los cuales estarían esperando el momento oportuno para fundar un nuevo Reich.
Según el famoso «cazanazis» Simon Wiesenthal, las SS ocultaron en los Alpes bávaros papeles y la mayor parte de su famoso tesoro
Más consistencia tiene la teoría que habla sobre la presencia de uno o varios emplazamientos entre los Alpes bávaros y la región austriaca de Aussee. Según el famoso «cazador» de nazis,