SIN LÍMITES
COSAS QUE DAN SENTIDO A LA VIDA
LUIS LANDERO (ALBURQUERQUE, BADAJOZ, 1948) ESCRIBE sus novelas a mano, con pluma, como inicio de un metódico proceso en el que se suceden, con anotaciones en interlineados y márgenes, un lápiz negro para la primera corrección; un rotulador azul para la segunda; otro rojo para la tercera y, finalmente, uno verde si es necesaria una cuarta revisión. Los colores conviven además en este manuscrito con figuras geométricas y muñequitos que dibuja para concentrarse. Una auténtica fantasía artesanal cuyas prestaciones, dice, ningún tecnológico procesador de textos iguala.
No parece el extremeño, sin embargo, un hombre obsesivo. Es cierto que, después de haber vivido mucho hasta los 30 años, la literatura es ahora lo que da sentido a su vida, según sus propias palabras. A ella se entrega en cuerpo y alma. Pero, al menos aparentemente, exhibe cierta paz de espíritu sustentada, por un lado, en la satisfacción que le proporciona dedicarse a lo que siempre quiso, desde los 15 años; y por otro, en la convicción, teñida de más socarronería que fatalismo, de que la vida es absurda, pero puede dar muchas alegrías.
Procedente de una la novela que le abrió, casi de un día para otro, las puertas de la fama. o, más recientemente, o entre otras obras, le han confirmado unánimemente como uno de los grandes nombres de la narrativa hispánica contemporánea. Ahora, acaba de publicar con la editorial Tusquets un relato repleto de humor e ironía en el que Marcial, uno de esos hombres autodidactas que confunden curiosidades con conocimiento y creen que sus manías conforman un cuerpo filosófico, se enamora perdidamente de la mujer que no debe, por pertenecer a una familia culta y adinerada en la que, según sus temores, solo puede acabar haciendo el ridículo.
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