SIN LÍMITES
UN COACH PARA MARCO AURELIO
Ahí sigue, casi dos mil años después de ser escrito, anclado en las librerías de todo el mundo. Incluso, en ocasiones, una nueva edición salta al escaparate o incrementa su popularidad, nunca perdida, cuando nos enteramos de que personajes como Bill Clinton leen esas viejas páginas. Son las Meditaciones de Marco Aurelio, el emperador filósofo. Una serie de reflexiones que el romano comenzó a plasmar sobre el papel en la frontera norte del Imperio, probablemente el lugar más incómodo del momento para redactar cualquier cosa. Aunque, tratándose de uno de los tratados estoicos más relevantes de la historia, quizá el escenario no estaba mal elegido del todo.
Ese es también el gran legado de Marco Aurelio para la posteridad. Un libro breve, sencillo y siempre de actualidad, creado por el hombre más poderoso de su época. Un comandante implacable que, sin embargo, intentó manejar su imperio guiado por la virtud aprendida de la filosofía. Pero ¿cómo llegó un emperador romano a convertirse en referente filosófico? El culpable tiene nombre: Junio Rústico. Un político entregado de lleno al estoicismo que se convertiría en una especie de entrenador personal de Marco Aurelio a la hora de enfrentarse tanto al mundo como a sí mismo.
El niño más sincero
Marco Aurelio nació en 121, durante el reinado de Adriano, y pasó sus primeros años con su familia en un pueblo de la provincia Bética de Hispania, antes de mudarse a Roma. A edad temprana perdió a su padre, por lo que fue criado por su madre y por su abuelo paterno,
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos