Las oscuridades de Calderón
Antes de la medianoche del 10 de noviembre de 2011, sonó el teléfono, atendí por inercia.
–Buenas noches, Olga, te llamo desde un celular encriptado, podemos hablar tranquilos…
La voz de Felipe Zamora Castro, subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, el funcionario a cargo de la investigación por las amenazas que recibía desde hacía meses, sonó extrañamente tranquilizadora.
Hablábamos casi todas las noches desde que me vi obligada a salir de México, para escapar de la muerte.
–Amenazaron a mi hija, estoy muy angustiada. Está embarazada, y dicen que la van a matar a ella y a su bebé. Tienen sus datos privados, conocen sus movimientos. Que me amenacen a mí, pero que no se metan con mis hijos. Por
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