Y, luego, la noche
Me faltaba concentración hasta para leer. Veía a toda esa gente cocinando bizcochos, haciendo yoga, leyendo clásicos, viendo maratones de las series para las que nunca tuvieron tiempo. Yo respiraba en un rincón, en esteConversar bajito con mi marido. Y luego, por la noche, la preocupación. Eso es todo lo que fui capaz de hacer en las primeras semanas de la cuarentena.
