EN LA PIEL DE Montse
Antes de que Montserrat Lourdes Socorro supiera que su vida estaba destinada a grandes proezas, ella se veía a sí misma como una chica ordinaria cuya naturaleza tímida e inocente no la llevaría más lejos del perímetro de su Monterrey natal; no obstante, la vida y el azar quisieron que fuera la protagonista de miles de portadas y campañas publicitarias, tema de conversación dentro y fuera del espectáculo y la encarnación misma de la sofisticación. Así fue que la hija mayor del industrial don Domingo Oliver y de doña Rosa María Grimau tomó por sorpresa al mundo en 1982.
Su rutina de belleza
Montserrat asegura que no tiene una rutina muy elaborada, pero sus básicos son: no dormir maquillada, aplicarse vitamina C y ponerse las cremas de su marca (que, asegura, son bastante efectivas, ¡y no lo dice por vender!). “Cuando amanezco hinchada o muy cansada suelo meter la cara en suero fisiológico con hielo, ¡y no saben lo extraordinario que es, te deja como nueva!”.
VANIDADES Creciste en una familia muy unida en Nuevo León, ¿qué recuerdos tienes de tu infancia y juventud?
“Me habría encantado ser niña
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