LA SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA
EL AÑO 1909 SE INICIA CON ALFONSO XIII COMO MONARCA Y CON EL CONSERVADOR ANTONIO MAURA –DESDE EL 25 DE ENERO DE 1907, AL FRENTE DEL GOBIERNO–. España, que aún no se había recuperado del desastre militar y moral que supuso la pérdida, en 1898, de Cuba, Puerto Rico, Islas Filipinas, Islas Marianas e Islas Carolinas, que eran las últimas colonias de ultramar que aún poseía, vivía inmersa en un sistema político donde dos partidos, el Partido Conservador y el Partido Liberal, se turnaban periódicamente en el gobierno.
La alternancia política que se daba en España no era consecuencia del juego limpio democrático, sino de un sistema apañado de antemano, en el que el caciquismo y el pucherazo o adulteración de los resultados garantizaban el cambio entre conservadores y liberales en el poder, de modo que las corruptelas se sucedían y enmascaraban. Solo era cuestión de esperar turno para que cada partido tuviera su momento, y poco podían reprocharse el uno al otro. Ya decía Antonio Machado en su poema Del pasado efímero, que aquel hombre, protagonista de sus versos, auguraba:
. Y es que en ese sistema de alternancia acordada, la monarquía ejercía un papel de arbitraje. El resto de los partidos políticos quedaban marginados del poder, y solo conseguían representación en las zonas urbanas donde el caciquismo no lo tenía tan fácil. Aun así, los partidos que no eran el Conservador o el Liberal obtenían una representación
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