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Historia natural

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Tabla sobre historia natural, 1728 Cyclopaedia

El término historia natural se utiliza desde la Antigüedad clásica para referirse a un conjunto de disciplinas científicas que desde el siglo XIX son también en ocasiones referidas como ciencias naturales, principalmente la zoología, la botánica, la mineralogía y la geología. Ambos términos, «historia natural» y «ciencias naturales»,[1]​ pertenecen al mismo campo semántico, aunque una diferencia importante entre ambos es que «historia natural» hace más hincapié en la conservación de muestras y especímenes provenientes del mundo natural, mientras que «ciencias naturales» cubre un significado más general, incluyendo en su objeto de estudio entidades no coleccionables como astros o radiaciones, o principios físicos pretendidamente universales, propios por ejemplo de la física o la química, entre otras ciencias posibles.

El término «historia natural» proviene, por un lado, del griego ἱστορία (historia), traducible por «investigación» o «información», conocimiento adquirido por investigación; del verbo ἱστορεῖν, «investigar» conocimientos pasados; y, por otro lado, de la palabra latina natura, que significa «naturaleza», «perteneciente o relativo a la naturaleza, o conforme a la cualidad o propiedad de las cosas», «carácter natural».

Un término de difícil definición

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Debido a lo anteriormente expuesto, «historia natural» y «ciencias naturales» son por lo tanto términos cuya definición y diferenciación son problemáticas, en tanto que a veces abordan las mismas disciplinas, aunque de manera diferente. Muchas de estas concepciones incluyen el estudio de las cosas vivientes (por ejemplo, la biología, incluyendo botánica, zoología y ecología); otras concepciones extienden el término al campo de la paleontología, la geografía y la bioquímica, así como a la geología, astronomía, los estudios ambientales y la física. Una persona interesada o especializada en la historia natural es denominada naturalista. Inicialmente, actividad principal de los naturalistas consistía en una investigación aficionada, casi nunca profesional.

En los siglos xviii y xix, la historia natural fue un término que se usó con frecuencia para referirse a todos los estudios científicos, en oposición a la historia política o eclesiástica (teológica).

Hasta el siglo XIX, la historia natural había sido una ciencia eminentemente mucho más descriptiva que experimental, principalmente debido a la llegada en ese siglo de la especialización y fragmentación de las ramas del saber. Tanto es así que en el siglo XX la historia natural como disciplina autónoma tradicional ya había sido definitivamente superada por la práctica de las disciplinas que son la biología y la geología, para un estudio más pormenorizado de los objetos a los que siempre se había dedicado la «historia natural»: los organismos tanto vivos como fósiles por un lado, y los minerales y las rocas por otro lado. Sometida a ese mismo proceso propio del siglo XIX, la tradicional cosmología también en el siglo XX pasó a dividirse en disciplinas más especializadas como son por ejemplo la astronomía moderna y el origen y la historia del universo.[2]

Por otro lado, se concibe la «Historia» a la ciencia que estudia el pasado, tradicionalmente el pasado de la humanidad, en un marco de interdisciplinariedad. A su vez, llamamos «historia» al pasado mismo, e, incluso, puede hablarse de una «Historia Natural» en que la humanidad no estaba presente.

Historia

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Portada de una edición de 1669 de la obra Naturalis historia de Plinio el Viejo.
Los gabinetes de curiosidades, como el de Olaus Wormius, eran centros de conocimiento biológico en los inicios de la Edad Moderna que mostraban organismos procedentes de todo el mundo. Antes de la era de los descubrimientos, los naturalistas tenían poco conocimiento sobre la magnitud de la diversidad biológica.
Histoire naturelle expuesta en la gran galería de la evolución del Muséum national d'histoire naturelle de París.
Ernst Haeckel en 1908.

La historia de la historia natural hace referencia a la evolución de la concepción del mundo y de la naturaleza por parte de los hombres de ciencia. El término historia natural abarca varias disciplinas actuales: biología, geología, zoología, botánica, medicina, pero también paleontología, astronomía, física y química, entre otras. Desde la Antigüedad hasta el Renacimiento, todas las áreas de la historia natural se integraban en la Scala naturæ (o «Gran Cadena de la Vida»).[3]​ La filosofía de la naturaleza y la teología natural se habían extendido a las bases conceptuales de la vida animal y vegetal tratando de responder a la pregunta de la existencia de los organismos e intentando explicar su funcionamiento.

La historia natural comienza con Aristóteles y otros filósofos antiguos que analizaron la diversidad del mundo natural. La historia natural, como disciplina, ha existido desde tiempos clásicos, y los europeos del siglo XV estuvieron muy familiarizados con el primer trabajo que utilizó el término: la obra de Plinio el Viejo Naturalis Historia, del año 77, que trataba de zoología, botánica, agricultura, mineralogía, medicina e incluso de magia.[4]​ Desde los antiguos griegos hasta el trabajo de Carlos Linneo y otros naturalistas del siglo XVIII, el concepto principal de historia natural fue la Scala naturae, una disposición conceptual de minerales, vegetales, animales primitivos y otras formas de vida más complejas en una escala lineal de creciente "perfección", culminando en nuestra especie. De Materia Medica, de Dioscórides, se dice que es la obra más antigua y valorada en la historia de la botánica.[5]​ Un manuscrito griego de la obra de Aristóteles Trabajos Biológicos escrito en Constantinopla en el siglo IX y conservado en el Colegio Corpus Christi, Oxford, es probablemente el manuscrito fundador de la biología más antiguo que existe.[6]

Mientras que la historia natural permanecía estática en la Edad Media, en el mundo árabe continuó desarrollándose por estudiosos durante la Revolución Agrícola Árabe. Al-Jahith describió ideas tempranas de la historia natural, como la «lucha por la existencia» (concepto desarrollado por Thomas Malthus en su Ensayo sobre el principio de la población),[7]​ o la idea de una cadena alimenticia.[8]​ Fue un temprano adepto del determinismo medioambiental.[9]Abū Ḥanīfa Dīnawarī es considerado el fundador de la botánica árabe por su Libro de las Plantas, en el que describió al menos 637 plantas y discutió la morfología vegetal desde la germinación hasta la muerte, describiendo las fases del crecimiento de las plantas y la producción de flores y frutas.[10]Abu al-Abbas al-Nabati desarrolló un temprano método científico para la botánica, introduciendo técnicas empíricas y experimentales en la prueba, identificación y descripción de numerosas materias médicas y separando informes no identificados por aquellos basados en pruebas y observaciones reales.[11]​ Su estudiante Ibn al-Baitar escribió una enciclopedia farmacéutica describiendo 1400 plantas, de las que 300 eran descubrimientos propios. Una traducción al latín de sus obras fue muy usada por biólogos y farmacéuticos europeos en los siglos XVIII y XIX.[12]​ Algunas ciencias de la Tierra, como la geología, fueron también estudiadas por geólogos árabes, pero ya en la época de Avicena, alrededor del 1000, el Imperio árabe estaba en decadencia y los científicos dejaron de ser libres para difundir sus ideas.[13]

En el siglo XIII, el trabajo de Aristóteles fue rígidamente adaptado a la filosofía cristiana, particularmente por Tomás de Aquino, formando las bases de la teología natural. Durante el Renacimiento, estudiosos (humanistas y herbolarios principalmente) regresaron a la observación directa de plantas y animales para la historia natural, y muchos comenzaron a acumular grandes colecciones de especímenes exóticos y de monstruos inusuales. Andrea Cesalpino fue el creador de uno de los primeros herbarios y el inventor de la botánica sistemática. Leonhart Fuchs fue uno de los tres padres fundadores de la botánica, junto con Otto Brunfels e Hieronymus Tragus. Importantes contribuidores a este campo fueron también Valerius Cordus, Conrad von Gesner (Historiae animalium), Frederik Ruysch y Caspar Bauhin.[14]​ El rápido crecimiento en el número de organismos conocidos dio lugar a muchos intentos de clasificar y organizar las especies en grupos taxonómicos, culminando en el sistema del naturalista sueco Carlos Linneo.

En la Europa moderna, se establecieron como nuevas disciplinas profesionales independientes la fisiología, botánica, zoología, geología y paleontología. La Historia natural, era antes la única materia impartida por los profesores de ciencia en las escuelas, fue repudiada por los científicos, ya más especializados, y quedó relegada a ser una actividad de «principiantes», lejos de ser una actividad propiamente científica. En la Escocia victoriana, se creía que el estudio de la historia natural servía para tener un buen estado mental.[15]​ Particularmente en Gran Bretaña y en Estados Unidos, se convirtió en «hobbies» de especialistas, como lo fueron el estudio de los pájaros, de las mariposas, de las conchas marinas (conquiliología), o de las abejas y flores; mientras tanto, los científicos intentaban definir un concepto unificado de biología. Aun así, la tradición de la historia natural sigue formando parte importante del estudio de la biología, especialmente de la ecología (estudio de los sistemas naturales implicando organismos vivos y los componentes inorgánicos de la biósfera terrestre que los sostienen), de la etología (el estudio científico del comportamiento animal) y de la biología evolutiva.

A lo largo del siglo XIX destacados coleccionistas amateur y empresarios, jugaron un papel importante en la construcción de las grandes colecciones de historia natural que serán el núcleo de grandes museos, como el Museo Nacional de Historia Natural de los Estados Unidos o el Museo Americano de Historia Natural. Este siglo XIX puede considerarse verdaderamente la edad de oro de la creación de museos de historia natural, cuando la mayoría de las grandes ciudades tuvieron este tipo de instituciones. El número de museos disminuirá significativamente en el siglo XX debido a la creciente urbanización y el surgimiento de los medios modernos de transporte que facilitaban el acceso al conocimiento del mundo natural, así como los cambios en tipo de ocio y su disfrute.

Obras

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Sociedades de historia natural

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El término historia natural, en solitario, o en ocasiones asociado a la arqueología o a la paleontología, forma parte del nombre de muchas asociaciones nacionales, regionales y locales que se encargan del registro de aves, mamíferos, insectos, y plantas. Suelen incluir secciones dedicadas al registro de la vida microscópica y la geología.

Museos de Historia Natural

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Un museo de historia natural comprende todo lo referente a las ciencias naturales, así como los museos de botánica, geología, zoología o paleontología que puedan encontrarse en la actualidad.

Imágenes del Museo Americano de Historia Natural (EE. UU.)

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Bibliografía

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  • Reguant Serra, Salvador: Historia de la Tierra y de la Vida, Editorial Ariel. ISBN 9788434480711

Véase también

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Notas y referencias

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Referencias

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  1. En lengua española, los términos «historia natural» y «ciencias naturales» se escriben enteramente en minúsculas. Véanse «historia natural» y «ciencias naturales» en el Diccionario de la lengua española, Real Academia Española.
  2. David Christian, Mapas del tiempo: Introducción a la «Gran Historia», Editorial Crítica, Barcelona, octubre de 2010, título original en inglés: Maps of Time: An Introduction to Big History (2005), traducción del inglés al castellano por Antonio-Prometeo Moya, dos formatos posibles de edición: rústica y bolsillo, 230 x 155 mm, 736 pp., ISBN 978-84-9892-143-4
  3. Olsen Antonio Ghirardi (Julio de 1961). «LA "SCALA NATURAE" DE ARISTOTELES. SISTEMATICA ACTUAL y LA DISCONTINUIDAD NATURAL». Segundo Congreso Extraordinario Interamericano de Filosofía. San José, Costa Rica. Archivado desde el original el 24 de junio de 2021. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  4. Elórtegui Francioli, Sergio (2015) «Historia natural: La discusión. Una revisión del concepto, el conflicto y sus ecos a la educación de las Ciencias Biológicas». Estudios Pedagógicos, 41 (n.º especial): 267-281
  5. Ricardo H. Elía (2009). «Dioscórides rescatado por los árabes». Byzantion nea hellás (28). doi:10.4067/S0718-84712009000100002. 
  6. «Corpus Christi College, MS. 108 is the Earliest Surviving Copy of Aristotle's Biological Works». History of Information (en inglés). 
  7. Conway Zirkle (1941). «Natural Selection before the "Origin of Species"». Proceedings of the American Philosophical Society (en inglés) 84 (1). 
  8. Frank N. Egerton, "A History of the Ecological Sciences, Part 6: Arabic Language Science - Origins and Zoological", Bulletin of the Ecological Society of America, April 2002: 142-146 [143]
  9. Lawrence I. Conrad (1982). «Tāʿūn and Wabāʾ Conceptions of Plague and Pestilence in Early Islam». Journal of the Economic and Social History of the Orient (en inglés) 25 (3): 277-278. doi:10.2307/3632188. 
  10. Fahd, Toufic, "Botany and agriculture", pp. 815, in Morelon, Régis; Rashed, Roshdi (1996), Encyclopedia of the History of Arabic Science, 3, Routledge, ISBN 0-415-12410-7.
  11. Huff, Toby (2003), The Rise of Early Modern Science: Islam, China, and the West, Cambridge University Press, p. 218, ISBN 0-521-52994-8
  12. Diane Boulanger (2002), "The Islamic Contribution to Science, Mathematics and Technology", OISE Papers, in STSE Education, Vol. 3.
  13. Richard Myers (2003). «A Brief History of Chemistry». The Basics of Chemistry (en inglés). Greenwood Publishing Group. p. 13. ISBN 9780313316647. 
  14. "Natural History Timeline". HistoryofScience.com.
  15. Diarmid A. Finnegan (2008). «An aid to mental health': natural history, alienists and therapeutics in Victorian Scotland». Studies in History and Philosophy of Biological and Biomedical Sciences (en inglés) 39 (3): 326-337. PMID 18761284. doi:10.1016/j.shpsc.2008.06.006. 

Enlaces externos

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