La América del triunfo
El cine americano, sobre todo el independiente, se ha acostumbrado en la última década a mostrarnos infinidad de familias disfuncionales que desmentían a las legiones de mentes biempensantes que pintaban su sociedad del mismo color que la valla y el jardín desde el que presumían de su irreprochable fachada. La prole de Pequeña Miss Sunshine, magnífico debú en el largometraje de los especialistas en videoclips Jonathan Dayton y Valerie Faris, es la última en llegar. Una película que destaca por tres aspectos: la profundidad de su discurso, más allá de su aparente excentricidad; la perfección de su sorprendente guión, escrito por el también novel Michael Arndt, y la sencilla complejidad de la dirección, tan funcional como elegante.
PEQUEÑA MISS SUNSHINE
Dirección: Jonathan Dayton y Valerie Faris. Intérpretes: Greg Kinnear, Toni Collette, Steve Carell, Alan Arkin. Género: comedia dramática. EE UU, 2006. Duración: 101 minutos.
Arndt, Dayton y Faris han armado una estruendosa crítica sobre el éxito a cualquier precio que pregona una parte de la sociedad occidental contemporánea. "En el mundo hay dos tipos de personas: los ganadores y los perdedores", proclama el padre de familia, uno de esos gurús de los libros de autoayuda, un mentiroso profesional que va de ganador y de ayudar a los demás en el camino hacia el triunfo, pero que en realidad no es más que un perdedor nato. Junto a él, una esposa adicta a la comida basura, un hijo adolescente obsesionado con la obra de Friedrich Nietzsche, un padre jubilado y cocainómano, un cuñado experto en la vida y la obra de Marcel Proust (¿hay mayor perdedor?), y una cría obsesionada con los concursos de belleza infantiles. Así, los autores cargan contra esas infames pasarelas de la belleza en las que se viste a las niñas con lencería fina ante los atónitos ojos de unos y las cómplices miradas de sus salvajes progenitores.
Pequeña Miss Sunshine utiliza para ello un lenguaje entre el desenfado y la hondura cargado de mala baba, y narra su odisea a través de una estructura de alocada road movie con diversas paradas en forma de vía crucis. Exhibida en el mercado independiente del Festival de Sundance, donde no participó en ninguna sección a concurso, la película fue comprada por la Fox para su distribución y gracias al boca-oído se ha convertido en una de las películas del año en Estados Unidos y en una aspirante a conseguir alguna candidatura para los Oscar, sobre todo en el apartado de guión. Fresco y profundamente divertido, crítico y al mismo tiempo tremendamente doloroso, el debú de Faris y Dayton viene avalado por el reciente Premio del Público en el Festival de San Sebastián.
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