Chapter Text
Entonces mi cuerpo se calcinaba en temporada navideña, lo que debía ser fechas felices fueron reemplazados por horrores, las llamas se extendían violentamente por toda la habitación al igual que los gritos de aquellos que me vigilaban bajo un incendio incontrolable, todos los intentos para separarme del fuego fue en vano ya que daba la poca agua disponible no era suficiente para calmarlo mientras que los extintores se agotaban con facilidad solo para recibir fracasos, más de una persona me abandonó sin remordimientos, a simple vista parecía ser el final de mi vida. Nadie sabía el origen de este caos porque todo empezó a quemarse abruptamente, inventar teorías a este punto era innecesario, el calor era tan abrumador que los pocos que quedaban conmigo caían sofocados, estábamos condenados a descansar con el final, el humo concentrado era lo suficientemente potente para intoxicar a los únicos que podían moverse a la salida.
Así recordaba el relato de mi gracioso nacimiento que siempre me contaba mi padre en cada navidad, él también me comentaba otras historias cuando podía verme en la noche antes de dormirme, sus relatos iban desde sus experiencias con otras personas y cosas que no recordaba de infancia, la que más me llamaba la atención era aquella donde mencionaba trabajar como soldado de famoso King Arthur, cuando dudaba insistía en compartir recuerdos y una serie de pinturas elaboradas por él sobre el famoso rey aunque siempre le cuestionaba porque la hacía ver como una mujer. Pelo rubio, ojos verdes, una figura pequeña y no fornida pero con un vestir de armadura y vestido a la vez azulado, él me comentaba que tenía planeado traer de vuelta a Arthur y que sí no lograba verlo yo debería encargarme del rey.
Era algo que me molestaba por estar fuera de mi control, en algún momento de mi vida lo ignoré aunque siempre terminaba escuchando cosas sobre Arthur cuando una de mis amigas hablaba de él, me irritaba pero aceptaba escuchar para tener algo de diversión con ella. Recordaba que ella vestía de azul claro en un vestido lindo, sus ojos del mismo color combinaban con su pelo débilmente rubio, era como una hermosa doncella o una princesa mejor dicho.
—Leo, no me ignores. Me prometiste hablar conmigo todos los días—
—Pero siempre hablas de Arthur. Nunca me hablas de ti y eso es molesto, te hablaré cuando digas algo sobre ti—
—Bien, me gusta lo dulce, no tengo un dulce favorito pero amo los pasteles—
—¿Y ya? Pero eso ya lo sé princesa. ¿Por qué nunca me haces caso? Eres como mi papá cuando habla de Arthur sin escuchar lo que quiero—Me movía de un lado a otro entre los deseos de dejarla y quedarme.
—Leo-Chan. No te molestes por favor, ¿enserio te quieres enfadar con tú única amiga? Sabes que me cuesta venir sin que tu papá me noté—
—Lo siento. No quiero él me dé más problemas de los ya tengo en mi cuerpo, aún siento que esas cosas se mueven—
—Tengo una hermana —Me comentó de la nada con una sonrisa y sentí que podía seguir confiando en ella.
Ella era la única amiga que me ofrecía su amistad genuinamente y no por temas del estatus de mi familia, lo único que me molestaba a parte de que era evasiva fue que cada día sentía que ella era mas bajita aunque eso era mas por mi acelerado crecimiento. A veces me preguntaba si por ser tan pequeña podía esconderse cuando me visitaba o era una ilusión porque nadie mas que yo la veía aunque mi padre y mi sobrina siempre me miraban raro cuando la describía, siempre me preguntaban su nombre pero no lo sabía porque ella se había presentado como princesa aunque también la llamó doncella, me preocupa pero tenía miedo de perder mi amistad sí insistía a ella por lo que usualmente le seguía el ritmo. Esos pensamientos no dejaban de crecer así que decidí hacerle un pastel tan delicioso que ella no podría evitar ninguna de mis preguntas, emocionado me acerqué a ella con una sonrisa honesta y bajé la mirada para fijarme en todos los detalles del rostro al hablar.
—¿Si te hago el pastel más delicioso me dirás algo nuevo de ti?—
—Tienes mi palabra —Afirmaba a la par que colocaba una de sus manos en el pecho —¿Pero no me habías dicho que te llevarían a Chaldea pronto?—
—Sobre eso. Mi padre aun no termina de construirlo pero insiste en llevarme para ver cómo se mueven las cosas o algo así, no me interesa mucho—
—Tu familia es muy complicada —Reía un poco con la risa mas encantadora del mundo —Sí no logras ese pastel pronto me tendrás que escuchar siempre aunque hablé de Arthur—
—No me parece bien, pero acepto. Intentaré conseguir la cocina solo para mi o encontraré la receta del mejor en uno de mis viajes —Me agachaba para estar a su altura —También me sirve de excusa para demostrarle a mi padre que soy independiente —Me levanté para voltearme—Ya nos encontraremos en otro día—
Entonces cada uno tomó su camino, me dirigía a la entrada principal para encontrar a mi padre a paso apresurado pero cuando pasaba por los pasillos de mi mansión me encontré con dos caras conocidas para mi mala fortuna, se trataba de una mujer adulta rubia de ojos verdes que vestìa una blusa verde encima de una camisa negra junto a una enorme falda de un tono de café mientras la otra era una adulta menor que siempre cubría su rostro con el gorro de una chaqueta negra, a pesar de lo último ya conocía su pelo rubio por encuentros anteriores y porque tenía el mismo rostro femenino del Arthur de las pinturas que solía hacer mi padre en su tiempo libre aunque su vestir no era un armadura ya que usaba prendas negras, no me gustaba verlas pero no habìa mucho espacio en un pasillo así que sin mas opciones me acerqué a ellas.
—Tu padre pudo crear tu complejo diseño pero no replicar correctamente a Arthur, tienes suerte que no nos hayamos distanciado del todo de tu familia —Me decía la mayor con un tono tranquilo.
—No me interesan los problemas de tu culto. ¿No ibas a hacer un ritual para traerlo de vuelta? Todo lo que tenga que ver con eso lo discutes con mi padre. Deberías agradecer que por nuestra alianza tu gente se calmé un poco sobre crear sus recipientes, nos vemos otro dìa huésped fallido—
—Agradezco eso MorningStar. ¿Pero por qué tu padre se tardó tanto en retomar la alianza? Sí no fuera un irresponsable mi hija tendría su propio rostro—
—¿Crees que me importa? No. Chaldea va a existir y punto, no tiene sentido que me expreses tus rencores cuando se va invocar a tu rey cuando todo esté terminado —Miré a la menor para hablarle directamente al terminar mi diálogo —Y Gray, nunca dejes de cubrir tu cara, no te pasará nada sí cumples eso en mi presencia. Sí me disculpan tengo que ver a mi padre porque tengo planeado un largo viaje—
—MorningStar deberías tratar mejor a mi madre—Me comentó con un tono bajo de voz que apenas podía notar.
—Habla más alto—
—Perdón. Sabes que tampoco me gusta Arthur así que seguiré cubriendo mi rostro pero debes tratar mejor a mi madre —Hacía sus comentarios con cortes pero bajo una mirada firme a mi persona.
—No me interesan los Pendragon. Bueno, una rama lejana de la principal, eso da igual. Los asuntos de tu vida no me corresponde a mi Gray, mi padre es quien se acercó a los Pendragon y derivados, no yo—
—Señor MorningStar, lo entendemos pero sí no sabe cuidar su boca vas a romper la alianza —Me advirtió la madre cuando me retiraba.
Ese ambiente tenso era común entre nosotros desde nuestro primer encuentro porque su culto no solía hablar de otra cosa que no fueran temas relacionados con las leyendas artúricas y no ayudaba mucho que Gray poseìa el mismo rostro del rey de los caballeros. El trayecto no fue placentero al presenciar los mismos cuadros de arte que representaban esas historias en las paredes independientemente sí eran obras de mi progenitor o de otros, no creía que el futuro que me ofrecería un mejor panorama ante la construcción de Chaldea, un espacio con la capacidad de invocar seres de cualquier época y mundo, entonces simplemente fui con mi padre para hablarle sobre mi viaje el cual aprobó con la condición de integrarme como un miembro de su proyecto.
—Puedes retirarte Junior. Estoy ocupado, pero antes te adelanto tu regalo de navidad y cumpleaños —Me llevó a nuestro almacén de artículos de las leyendas artúricas, de ahí abrió un cajón de un mueble —Lo usarás cuando regreses —Tomó un pedazo de madera y me lo dió —Es un fragmento de la mesa redonda—
—Dejame adivinar, es para traer a tu rey. ¿Es una broma? De entre todos los regalos que me podrias dar me das esto —Guardé el pedazo en el bolso de mi pantalón de mala gana —Sí me vas a dar algo mejor dame uno de tus trajes formales, estoy seguro que de tanto poseer cuerpos alguno ya no te quedará como el café que nunca te pones—
—No es un capricho costoso así que lo puedo considerar. Tendrás mi favorito de esa categoría sí me muestras que eres capaz de lidiar las cosas tú mismo, la única ayuda que tendrás de mí es un depósito al mes a tu cuenta bancaria como presupuesto, sí lo gastas antes no será mi problema y tendrás que conseguir mas por tus propios medios —Se dirigía a mi con la voz mas serena que he escuchado desde que tengo memoria.
—Mientras Gray ni su madre nunca estén en mi cumpleaños aceptaré—
—No tienes derecho a elegir. Ahora lárgate, tengo terminar unas cosas para dar mi total atención a ellas —Lo escuché antes de largarme.
Había días donde las visitas de Gray y su madre como representantes de su culto me desanimaba. Aun siendo recurrentes en mi vida, no tenía claro cuáles eran los problemas de la mayor con su gente mas allá del cruel destino de su hija, sin embargo cuando ella hablaba sobre eso siempre estaba tensa y me era imposible no sentir lástima aunque era un sentimiento que odiaba.
A pesar de eso deseaba que Gray no viniera porque su aspecto hacía sentir incómodo, pensaba en romperle el rostro para escapar de la sombra del viejo monarca pero sabía que por la alianza no debía apresurarme. Es extraño, recordaba que adoraba las pinturas del famoso Pendragon de mi padre, intentaba imitarlas en dibujos mal hechos para él aunque nunca valoró ese arte del mismo modo que lo hacía con la pintura, también todas las historias que me contaban me inspiraban tanto que le pedí que me enseñara cómo blandir la espada como el regente y me divertía, sin embargo solo tener sueños donde yo complacía a alguien que no conocía era aterrador, suponía que mi papá debió encontrarle algo especial, quería creer que el catalizador de la mesa redonda que me otorgó me dará paz.
Todo aquello me traía recuerdos sobre una de las mujeres de mi familia intentaba enseñarme sobre el amor y el respeto. Nunca la tomé en serio pero ver la pasión de mi padre al hablar del monarca me daba curiosidad sí podía sentir algo similar si lo conociera, ella afirmaba ser mi madre pero eso es imposible porque nunca me desarrollé en un vientre y mucho menos poseía un código genérico que deriva directamente de ella aunque no negaba que tenía mis buenos momentos con ella porque era una de las humanas dentro de la familia que me prestaba mas atención aunque eso no duró mucho.
—Junior, ¿Qué te he dicho sobre tratar mejor a las mujeres? No puedo creer que le hayas cortado el pelo a una de las hijas de nuestros socios comerciales —Pedía después de azotar la puerta de mi habitación.
—¿Y? Ella comenzó, me molestó mucho —Era honesto sin prestarle tanta atención por estar leyendo un libro sobre las leyendas artúricas.
—¿Esa es tu excusa? Leo, no puedes hacer eso, recuerda todo lo que te enseñe sobre ser un caballero—
—Disculpe usted bella dama. Se que mis comportamientos han sido inadecuados pero marqué distancia que la joven no respetó—
—No te burles. Y se dice inadecuados. Junior, ¿por qué eres así con ellas? ¿No me dijiste que querías ser un príncipe azul? —No paraba de quejarse tanto verbalmente como físicamente al quitarme el libro.
—Solo con los míos, tú y esas tontas no son de los míos—
—Ojalá que un día trates a las demás como tratas a tus hermanas Jeannette. Sí sigues así nunca encontrarás al amor, me encargaré de arreglarlo, vas a llevarle un regalo a esa niña para navidad y pedirás una disculpa—
—¡Pero navidad es mi cumpleaños! ¡Es mi fiesta!—
—Pero también es una fecha para reunirnos con nuestros seres queridos, es para todos. No vamos a ver a nuestros socios en ese día pero tienes que hacer eso pronto, el cumpleaños de la hija es hasta el siguiente año—
Al principio le tenía cierto respeto porque era la que más se involucró en mis cumpleaños, en mis primeros tres años de vida se encargó de darme regalos mi día especial y navideños. Ella fue una de las mujeres que me crió, intentaba animarme ante todo como los gusanos que me regaló mi padre cuando llegué a este mundo o cuando las cosas no salían como las deseaba, pero un día cuando la seguí a escondidas por jugar conocí su verdadero ser al ver cómo maltrataba a las Jeannette, no podía entender todo desde mi posición pero lo siempre recordaré fue cuando les dijo que no importaban sí mi padre las amaba porque eran simples marionetas sin valor que perderían todos sus derechos cuando él falleciera en unos años. Y a partir de ese momento mi imagen de ella se rompía con cada nuevo día.
En esos momentos de mi vida no entendía muchas porque nací como un infante que en un trío de años ya había crecido lo suficiente para adentrarme a la adultez joven. Aunque en el presente no había tantas diferencias en ese aspecto porque las cosas eran complicadas, muchas veces pensé en reducir todos los problemas a nada sí tenían que ver con otras personas. Por un lado deseaba hundir ese culto a base de malentendidos e influencias para entretenerme aunque la idea de que navidad eclipsaba mi cumpleaños después de esas memorias me hacía imaginar diferentes escenarios donde las consecuencias de mis actos terminaban en la eliminación de la festividad y sonreí, una sonrisa que no duró mucho cuando me pregunté si en el caso que el gobernante resultaba ser mi agrado habría valido la pena recibir la mesa redonda como regalo.
Molesto me quedé encerrado en mi habitación mientras compré un boleto de avión via internet, suspiré por no poder conseguir un boleto vip para mañana pero aun así compré uno para clase turista en la noche aunque dudaba sí había conseguido el correcto. A lo largo del día ignoré los golpes de la puerta de los sirvientes de la casa quienes normalmente a estas horas limpiaban mi espacio, me quedé viendo las paredes rosas para evitar la puerta hasta que en unos de esos toques escuché una voz familiar y al reconocerla no tardé en abrirla
—Tardaste un poco en abrir hermano —Me reclamó una de mis tantas hermanas rubias —Gray me dijo que fuiste un grosero—
—Escúchame bien Jeannette. No me puedes obligar a tratarla mejor por ser el recipiente de Arthur —Ahora era yo quien le reclamaba sin importarme como su ceño se fruncía —Debes seguir las reglas. Papá puede morir pronto y tú debes estar a su altura—
—No me interesa Arthur. Es una estupidez fijarse en él o ella cuando tenemos planes más ambiciosos —Confesé mientras analizaba su rostro blanco con ojos verdes sin cambiar de expresión.
—¿Odias a Arthur? Pero eres papá y él la ama—
—No lo sé. Siendo sincero siempre pienso en esa figura, supongo que es por mi programación, a veces sueño con él o ella, pero me molesta que no pueda ver otras cosas, no quiero que ser el perro de King Arthur sea toda mi personalidad. Eso es todo, no sé si ya terminó el tiempo pero te quiero, tengo que atender a esos tipos cultistas porque nos darán una visita, se suponía que tenía que revisar otras cosas antes, haré eso para luego preparar nuestra nochebuena —Terminé de charla y cerré la puerta sin fijarme mucho en su vestido verde.
—Hermano no te molestes tanto, te quiero—
—Y yo tanto a ti como al resto de Jeannette. Solo no sigas ciegamente a papá, estoy seguro que podré crear algo superior para los nuestros y disculpa sí no considero mucho tus sentimientos hoy, solo no traigas a Gray —Cerré la puerta con fuerza y me fui a acostar sin dormir porque no tenía esa capacidad así que en vez de soñar solo fantaseé.
Al día siguiente me fui sin maletas porque no me dí cuenta que nunca las arreglé por todos los pensamientos de ayer. Ya molesto tomé el vuelo hacia Japón, no era mi primera opción porque desconocía la cultura japonesa ya que todo mi conocimiento eran las palabras que usaba la doncella y no me interesaba mucho conocerla, pero no tenía mas opción que entenderla para evitar problemas no deseados. La única razón de esa primera parada fue porque Arthur participó en la Cuarta Guerra del Santo Grial, en la quinta y en la sexta en aquella nación, mi menté me engañó otea vez cuando buscaba boletos ya que pensaba en el monarca en ese momento.
La última guerra fue en Hokkaido y no en Fuyuki como las otras dos. No todo era tan malo porque conocí a mi compañera de viajes de esa región, una una sacerdotisa de Japón que había dejado su templo para demostrarle a su padre que podía ocupar el rol de sacerdote principal del templo al encargarse de exorcismos, un sentimiento que podía entender aunque odiaba admitirlo por lo que tomé la decisión de ayudarla como guardaespaldas y ser quien se encargaba de los gastos de los viajes dentro del país a cambio de recibir lecciones de gastronomía en general aunque con un claro interés en la repostería, ella nunca dejó de enseñarme sobre eso y cosas relacionadas a su cultura, no la consideraba una amiga pero no podía negar esos momentos fueron agradables.
Fue el principio de un recorrido por el mundo que duró tres años. En algún punto podía llevar a la Miko a mi Inglaterra, unas de mis paradas fue en las zonas cercanas al culto aliado de mi familia porque ella tenía la capacidad de rastrear cosas sobrenaturales aunque a veces por eso en vez de encontrar personas poseídas por Daemon o espectros nos encontrábamos con usuarios de magia, tenía mis sospechas que no era el lugar correcto para cosas espirituales pero aun así le permito liderar aunque eso me molestaba, fue una caminata aburridas en el pueblo mas cercano de los cultistas hasta que mis ojos de la nada me señalaban a Gray hablando con un hombre en un callejón.
Entonces dejé a Miko para verlos de cerca, sin embargo parecía que me había detectado porque cuando entré ya estaban escalando las paredes al usar magia de refuerzo en sus extremidades. Esa categpría de magia de refuerzo por mucho tiempo no era muy apreciada, sin embargo gracias a la investigación de un mago sobre el como el entrenamiento y la búsqueda de conocimiento podía potenciar a los magus sin la necesidad de únicamente depender de la herencia familiar de magos de calidad aumentó su popularidad al aplicar la lógica de entrenar los cuerpos para conseguir mas fuerza.
No me quedé atrás y apliqué la misma estrategia, en un instante pasé del suelo al techo de una de las casas que conformaban una de las paredes tras cerrar algunos de los canales de mis circuitos mágicos para redirigir el maná de la zona en otros canales que lo transportaban tanto a mis brazos como a mis piernas donde cerré sus canales para siempre concentrar prana en esos puntos. La prana vulgarmente conocida como energía mágica se dividía en Odo y Maná, el primero era la energía que tiene cada uno pero muchos magos prefieran llamarlo maná por comodidad como lo hacía yo, mis estudios y mejoras en el Odo me daban ventajas ante otros gracias a aquella investigación. Mientras que el maná era la energía mágica que cubre el mundo naturalmente.
Así logré estar detrás de ellos sin perderlos, sabía que podía superarlos pero seguir su ritmo era divertido porque podía sentir su miedo así que con gusto no aceleré, desde esa vista noté el vestir del hombre quien traía puesto un abrigo rojo con cosas doradas en los hombros que no se podía apreciar del todo por su latgo pelo gris oscuro, eran claro signos de un tal ex Lord de la Torre de Reloj, una de las instituciones más importantes de la asociación de hechicería la cual mi padre había conseguido.
Mas emocionado empecé a activar un hechizo de baja categoría magia negra que consistió en formar unas plumas negras que fueron lanzadas en el instantes de ser creadas, estas pasaban a sus costados como deseaba para alimentarme mas de su terror. La distancia entre nostros eran tan poca que podía escuchar como una voz ajena a esos dos le mencionaba a Gray que le permitiera darle la lanza de King Arthur, pero ella se negó a pesar de la insistencia que me dejaba claro que era la única forma que tenían para hacerme frente y se limitó a escapar para saltar entre las casas con mas facilidad a lado del ex Lord.
Cuando esto se volvía repetitivo me aburrí así que absorbía maná del ambiente para aumentar mi velocidad de golpe, ya no tardé en cortar su paso al jalarles los brazos hacia atrás.
—Miren a quien tenemos aquí, el ex famoso Lord junto a su aprendiz. Me alegro de verlo por estos lares señor Velvet, su investigación descartada sobre cómo un Magus puede volverse mas poderoso mediante el esfuerzo, la experiencia y el conocimiento en vez de solo depender de la herencia de los circuitos mágicos de cada familia ha sido de utilidad para la nueva Torre de Reloj —Mostré una reverencia —Los MorningStar y sus aliados te lo agradecen, gracias a ti los mas fuertes seguiremos siendo los mas fuertes—
—Siguen sin respetar las patentes. No quiero problemas MorningStar, no esperes que esté organizado un complot —Pensé que me lo decía con un tono evasivo.
—Una respuesta inteligente. No tiene sentido sospechar de ti a este punto —Colocaba mi mano en el pecho —Veo que te acompaña Lady Gray, ella y yo compartimos un desagrado por la persona que representa su rostro así que seré breve, ¿qué tanto sabes del famoso rey? Sí me das una buena respuesta los dejaré en paz por un buen tiempo —Declaraba sin bajar mi mano.
—Sí conoces mi participación en la Cuarta Guerra del Santo Grial no creo poder aportar información relevante—
—Tan serio como siempre, me gustan los hombres como usted, sin embargo, debo recalcar que no estoy interesado por los detalles externos a Arthur —Mantenía el mismo tono de voz durante toda la conversación —Él está siendo muy evasivo. Dudo sacarles muchas cosas, pero quizás una opinión externa a mi familia y del culto me den una imagen mas exacta de Arthur—Pensaba al no recibir respuesta.
Se formó un silencio luego de aquel intercambio de diálogos, me fijaba en cómo su mirada se centraba en mi mano una expresión pensativa y a veces no podía evitar fruncir el ceño de su rostro agrio. Me limité a esperarlo a la par que retiraba mi mano y miraba su pelo sumamente largo grisáceo, no era el mejor cuidado aunque tampoco era el peor desastre. A pesar de su aspecto su investigación fue de vital importancia para el aumento brutal de mi poder, gracias a esos conocimientos me potenciaba cada día por entrenar y los aumentos que poseía naturalmente, también fue una gran ayuda para los aliados de mi familia quienes fueron los reemplazos de los Lords originales.
—Comprendo. Como sabrás fui un Master en esa guerra, mi compañero de ese ritual pereció ante el caballero, a parte de eso lo más interesante fue un banquete de reyes entre él, un tal Archer y mi Servant, no escuché cada palabras pero mi fiel aliado me comentó que intentaron refutar los argumentos del rey de los caballeros sin éxito—
—¿Cuál era el tema?—
—Un debate sobre el significado de ser un monarca—
—Ya veo. Gray me comentó que no fuiste el más amable al inicio pero que resultaste en alguien de confianza, quiero suponer que ese comienzo fue debido por su rostro. Alguien como King Arthur mayormente será un Servant clase Saber y creo que fue un Saber quien te venció—
—Sí conoces tanto detalles tal vez solo te haga perder el tiempo—
—No lo sabía. Fue una idea vaga, pero gracias por confirmar, ¿entonces cuál es su opinión sobre su enemigo como individuo?—
—No me gusta admitirlo pero el rey de los caballeros fue un buen rey a su modo, una figura seria y analítica que haría temblar a varios. Su aspecto no era de un adulto pero me queda claro que no es un crio que no conoce cómo funciona el mundo—
—Eso es todo. Espera, olvidé una cosa, no mentí sobre dejarlos por un tiempo, estoy en un largo viaje que aún no termina, espero que no crea que sea tan despistado como usar el mismo gesto cuando miento aunque por eso no puedo sospechar de usted ya que sí cayó en algo tan simple dudó que no pueda evitar las trampas de mi familia —Les daba la espalda —Y Gray, deberías hacerle caso a tu cubo mágico. La guadaña no te servirá contra mi—
Entonces me fui. Me hubiera gustado que ella se animará a atacarme, no importaba, siempre podía encontrar diversión en otra cosa y ya tendría otra oportunidad para obligarla a usar la lanza sagrada Rhongomyniad. Un objeto de gran poder del regente que el culto logró conservar en buen estado por un cubo mágico o Mystic Code para ser mas exactos. Era una de las razones por la que mi padre era cercano al culto antes del pequeño alejamiento, nunca la ví por lo que me daba curiosidad.
Desde que controlabamos la torre bajo un nuevo nombre siempre había rumores de traidores u organizaciones de los ex Lords en nuestra contra. No sabía qué filtros y medidas de seguridad se utilizarán Chaldea para evitar ese tipo de perfiles, pero dudaba que mi padre les dejará entrar y tal vez excluirá a las familias enteras juntos a sus aliados familiares. Aunque no estaba al tanto de los asuntos internos sabía que no debíamos descuidarnos.
Waver era el único ex Lord no perseguido por los MorningStar por su cercanía con Gray. Mi papá se encargó de incriminar a algunos para que el gobierno local los encerraran en prisión junto a unos cuantos acuerdos para mantenerlos ahí mientras que a otros fueron vetados de la torre o ellos eran quines renunciaron por no estar de acuerdo con la nueva administración.
Y con paso del tiempo luego de que terminó mi viaje mi padre seguía usando la fortuna de otros para dar los acabados finales de las instalaciones para una organización militar llamada Chaldea, un espacio apoyado por todo tipo de familias mágicas y la misma ONU con la supuesta finalidad de ayudar a preservar a la humanidad, él solo me llevó ahí cuando la construcción ya poseía dormitorios, red eléctrica, computadoras y demas cosas. Lo que no esperaba que a parte de él y los trabajadores que se presentaban mas personas como Mash, una hermana que desconocía por completo hasta ese día por estar lejos de la familia en mi último viaje. Solo son recuerdos que me pasaban en la cabeza al comenzar otro día en este aburrido lugar.
Bajo el clima nevado mi hermana se encontraba observando el exterior a través de las ventanas de las instalaciones, no era la primera vez que la veía así ya que le era un actividad común desde que la conocí, me quedé unos segundos sin moverme para comprobar si me había notado y cuando confirmé que no fue así sonreí con malicia para dirigir mis pasos a ellas que eran tan lentos que evitaban cualquier clase sonido, acortaba distancia hasta estar separados por un par de centímetros y entonces no esperé para tocarle el hombro, ella se sobresaltó aunque para mi decepción nunca me gritó, suspiré mientras ella se volteaba a mirarme con un rostro de enfado algo extraño por lo que le respondí con la misma sonrisa de antes esperando regaños pero tampoco los recibí, en vez de dar más suspiros simplemente moví mis ojos a un solo lado en señal de molestia.
—Mashy, ¿por qué no me gritas? —Cruzaba los brazos.
—¿Por qué debería hacerlo? —
—Estas molesta. Vamos, da el siguiente paso—
—Obvio que estoy molesta Leo, pero no puedo gritarte. Por favor, deja de asustarme así —Veía como se alejaba.
—Papá no está cerca, todo esta bien Mash, solo quéjate—
—No se porque siempre insistes con esas cosas —Apenas podía entenderla porque su voz perdía fuerza al retirarse.
—Siempre eres tan blanda, ¿no recuerdas qué pasó con el técnico ayer? Fue grosero contigo—
Por no recibir respuesta me acerqué a un ritmo acelerado para bloquearle el paso, fue fácil imponer frente a ella pero antes de reclamarle logré darme cuenta que sus lentes negros presentaban problemas, se los quité para revisarlos, sin embargo mis dedos atresaban el interior de los marcos de los cristales así logré darme cuenta de la ausencia de los lentes. Mash agachó la cabeza y me arrebató los lentes para volver a irse aunque me interponía nuevamente, me quité mis anteojos del mismo color frente a ella y se los ofrecí sin expresar palabras, ella abrió tanto sus ojos como su boca mientras soltó sus gafas, al presenciar aquello reaccioné igual por lo que los míos se escapaban de mis manos así que intenté recuperarlos pero ella fue más rápida al atraparlos en un instantes. Entonces un incómodo silencio nos envolvió, entonces me agaché para recoger los de ella y cuando nuestras miradas se cruzaban miraba como ya usaba mi regalo.
—Gracias. Nos vemos mas tarde, tengo que seguir con mi entrenamiento—
—Solo sabes hacer eso —Apretaba los puños —Escuchame Mashy, no podemos salir hoy pero haré que te diviertas sí o sí, vamos a celebrar navidad juntos—
—¿Navidad? Papá a veces me habla de ese día pero la verdad aun no lo entiendo—
—Bueno, lo mas correcto seria decir Nochebuena, pero lo que realmente importa es que te daré el mejor día de tu vida, seguro con eso mi hermana dejará de ser una herramienta obediente para volverse una persona rebelde—
—Galahad te lo agradece —Ella se iba con una sonrisa.
—Otra vez usando a Galahad como excusa para expresar tus sentimientos —Pensé cuando me dirigí a ver el avance de los constructores y técnicos de las instalaciones —Como sea, tenemos suerte de usar la misma graduación—
En mi trayecto en los pasillos largos azulados miré como en un habitación se reunían muchas personas que hacían el mantenimiento a la sala de invocación, no sé todos los detalles exactos pero mi padre me comentó que cuando él probó el sistema de invocación para traer el espíritu de Galahad las máquinas se sobrecalentaron tanto que muchos de sus componentes se quemaron. Entré a la sala para revisar y me encontré con una desgracia, las máquinas no seguían el mismo diseño que ideó Marisbury para este lugar, no tenía claro que hacían, me quedé analizando para entender pero no es algo que podía determinar de esa forma así que me acerqué al tipo con la edad más avanzada mientras él no me notaba del todo por estar de espaldas al trabajar con las maquinarias a diferencia del resto de trabajadores quienes se limitaban a guardar silencio.
—Buenos días, ¿cómo inició sus jornadas laborales de hoy? Les puedo traer algo de la cafetería sí me explican porque la maquinaria difiere con los planos—
—Pues no tan bien, aún nos llegan todos los componentes —Me comentó sin voltear a verme.
—Señor, no me has dado una explicación. No creo que deba recordarte tu lugar —Expresé cuando tomé el revólver que llevaba sin llegar a apuntar.
—Su padre insistió en abaratar costes —Me miró cuando escuchó como el más joven gritar —Cualquier cambio en el diseño no me corresponde —Con las piernas temblando a la vez que el resto retrocedió al mirarme con el arma aunque él no cambió su tono de voz.
—Buena respuesta. Sí no fuera por tus piernas pensaría que no tendrías miedo, asegurate de siempre responder cuando te hablé —Cerré uno de mis ojos en mi advertencia.
—Perdón, le prometo que no volverá a pasar. Sí algunos de mis hombres le causa problemas avisame para ponerlo en su lugar—
—Que fastidio. Sabes actuar y así no tiene gracia jugar contigo —Guardaba mi arma —Mi padre es un idiota, roba la fortuna de Marisbury y aun así es un tacaño, si lo ves antes que yo convecelo de retomar los planos originales —Simplemente retiré mientrase lamía los labios al ver el miedo los otros.
Ya afuera esperaba terminar con las revisiones pronto para preparar una excelente nochebuena para mi hermana aunque aún no tenía claro qué hacer porque estas instalaciones se encuentran en una zona montañosa nevada lejos de cualquier civilización. Buscar un regalo en medio de la nada era un desperdicio, consideraba que mis lentes tal vez eran el regalo pero pensé que era simple así me desvié de mis tareas para visitar la oficina de la dirección, en mi camino pocas personas entraban y salía de habitaciones con varias herramientas en mano, evité mirarlos directamente para centrarme, el pasillo era extenso y cuando llegué a un cruce tomé aquel que me llevaría a la sección donde se encontraba dirección, entre más cerca estaba menos gente me topaba, cuando llegué entré y encontré a la hija de Marisbury, Olga Marie Animusphere quien estaba sentada en una silla de plástico atras de una mesa pequeña del mismo material.
—¡Leo! ¿Qué te he dicho de tocar la puerta antes de entrar? —Sus ojos ámbar me miraban con irritación.
—¿Y yo qué te he respondido? Que me da igual, no tienes cosas que esconder aquí Olga. Mira, solo vine para preguntarte qué cosas que le gustan a Mash —Esperaba una respuesta a la par que ponía mi mano en mi cintura al doblar mi brazo.
—¿Y tus lentes? —Empezó a mirar hojas vacías fijamente mientras me fijaba en su saco negro no abrocado.
—No desvies el tema. A este lugar aun le faltan muchas cosas así que no podemos darle más cosas a nuestra hermanita y aún menos cuando la mayoría de técnicos y demás pasan navidad con sus familias, ¿cuántas personas se quedaron? Creo diez o quince como máximo—
—Leo, dime la verdad, ¿te importa Mash?—
—Lo dices por que apuntó a los demás con mi arma. Mashy no es como ustedes, mi gente y similares son superiores —Decía mientras miraba su pelo plateado largo bajo todo tipo de trenzas complicadas —¿Cuantas horas se tardará en peinarse? —Pensé.
—No creo que a ella le guste tu actitud, te diré lo que quieras pero creo que el mejor regalo que le puedes dar es cambiarla—
—Tranquila, no tengo nada contra ti. Aún no confirmamos si eres de los míos o no y aunque no lo seas no te dañare, somos familia después de todo—
Ella suspiró, entonces abrió el broche de oro de su bolso blanco de cuero para buscar algo, miraba como sacaba artículos de belleza, un monedero, una billetera, un espejo pequeño, algo de papel y por último sticky notes guardados en una caja de plástico, de ahí tomó una y me la daba, era una rosa con las palabras que formaban el nombre Fou. Antes de comentar me quedé mirando su rostro joven.
—¿Por qué sticky notes y no una libreta?—
—Leo, que te importa—
—Me parece raro que uses notas adhesivas—
—Leo, se que tienes un cerebro, piensa, sí son para pegarlos y los vea en cualquier momento ¿crees que pensé en regalarlas en vez de pegarlas en esta oficina o mi cuarto?—
—¿Y?—
—Leo, ¿crees que una libreta puede entrar en mi bolso? Te olvidas de que ya usé todas mis agendas y que no hay una tienda cerca ni ningún servicio de paquetería, estamos en medio de la nada—
—¿Qué es un Fou?—
—Mash siempre habla de ese animal. Eres un idiota—
—Yo también te quiero. De cualquier forma, ¿me regalas tu bolso? —Lo tomé sin permiso.
—Leo, no se suponía que habías superado una prueba de papá que tú te compres de esas cosas —Me quitó el bolso y lo dejó debajo de la mesa.
—Sí, viajar por el mundo para mostrar mi independencia y demás. Pero tu lo dijiste, no hay tiendas así que dámelo, puede ser mi regalo de navidad—
—¿Y sí mejor me dejas trabajar? Papá me dará la dirección, tengo que prepararme—
—Okay, iré a ver si el campo de entrenamiento ya esta listo, me vendrìa bien estirar los músculos, ya ha pasado un tiempo desde que me enfrenté a espectros y demonios en ese viaje y no quiero oxidarme —Así sin más me retiré —Sigue cuidando tu pelo, me gusta—
—Desde que llegamos estas infantil—
Mientras regresaba por donde me vine busqué en mis memorias a tal Fou, creía que Mash se refería a una ardilla o un conejo extraño, pelaje blanco tan esponjoso que parecía cabello o algo así era, ella lo mencionaba bastante aunque nadie lo vió, quizás sí tuviéramos cámaras podría comprobar su existencia, dudaba encontrarlo así que pensé en cosas relacionadas como esponjosidad y lindura pero no tenía nada de eso en este lugar, que mal, suponía que debía seguir actuando de esta forma. Tras minutos de trayectos que parecían eternos entré al espacio de entrenamiento para hablar con ella, lo único que me encontré fue a ella bajo una armadura oscura que cubría todo su cuerpo y esquivaba balas de mi padre, él cuanto vió que nunca acertó empezó con insistir con un hechizo de magia negra que consistía en traer plumas negras llenas de poder para lanzarlas en grupo como una rafaga, poco a poco la velocidad de los ataques aumentó por lo que la obligó a invocar un escudo gigante del mismo tono para cubrirse exitosamente.
Me cansé de esperar tras ver como aumentaba la cantidad de plumas en cada ataque bloqueado por lo que también usé el mismo hechizo para interrumpirlos, concreté maná en puntos fijos de mi cuerpo a través de cambiar las conexiones entre mis canales de magia para lanzar plumas negra en medio de ellos.
—¡Junior!. ¿Por qué decidiste interrumpirnos de esa forma? Espero una explicación decente para no castigarte —Mi papá se acercaba con un rostro de enfado en su rostro algo arrugado por la edad.
—Ya perdón. Buscaba una excusa para hablar con Mash-Chan—
—¿Chan? Otra vez usas palabras japonesas que no entiendo, debí quitarte el acceso a internet—
—No es la primera vez que te explico que significa pero no me prestas atención. Y fue la princesa que me enseñó esas cosas aunque también aprendí más en mi parada por Japón, no fue el internet—
—¿Cuántas veces te he dicho que eso es imposible? Manaka Sajyou murió, sabes que antes de tu nacimiento fui a buscarla para hacer una alianza con la familia pero ya había muerto—
—Que fastidio. Ni siquiera se sí la princesa se llama así, no te puedes quejar tanto, ya te demostré mi valor en mi último viaje, solo déjame hablar con Mashy—
—Cinco minutos. No abuses de tu libertad—
Esperé a Mash, tardó un poco en volver a ser ella tras quitarse la armadura y volver a su outfit normal de chaqueta blanca. Cuando ella asintió al mirarme salimos de la habitación para hablar a solas en la habitación, ella parecía esperar que yo tomará la iniciativa mientras a veces dejaba recargar su espalda en la pared hasta que me fijaba a ella, cuando la miro ella ponía la espalda recta.
—Mash-Chan, no puedo salir por un regalo genial así que recordé que sé hacer pasteles, aún no tenemos una cocina decente pero puedo hacerte uno como regalo—
—¿Qué es un pastel? —Se quedó callada y murmuraba —¿Leo-Chan? —Se fijaba en mí esperando una confirmación o negación.
—Es correcto. Es una palabra para aquellos que son cercanos a ti, como grandes amigos o un buen familia, puedes aplicarlo cuando quieras aunque los demás no lo entiendan. Y un pastel es una comida, un postre para ser más exactos, no necesitamos comer como los de aquí pero vale la pena—
—¿Qué otras palabras conoces?—
—Creo que el pastel es más importante pero bien, te diré una perfecta para ti, San, es para referirte a un superior que no sea el jefe como un compañero más antiguo o experimentado que te enseñe. Es mas universal que decirles a todos señor, señora y demás, como hija de un MorningStar todos lo aceptaran aunque no tengas nuestro apellido aunque para tus compañeros de trabajo con un grado puedes decirles Senpai—
—No quiero sonar abusiva porque ya me distes tus lentes pero ¿por qué no tengo ese apellido?—
—Mashy, tranquila. No soy como nuestro padre, no tienes que pensar que me puedes decir y que no. Y sobre eso, tus planos eran de Marisbury, papá adquirió muchas cosas de ese hombre y las ajusta a su manera, lo uso de referencia para crearte y por respeto de creador a creador te dejó el nombre que ese hombre planeó para ti o eso diría, pero también hay otra razón de más peso hermana, algunos de nuestra familia no se ponen de acuerdo sí te integras a la familia o no porque te la pasarás aquí en Chaldea por un buen tiempo—
—Leo-Senpai. Me gusta que me hagas un pastel ¿pero puedo elegir mi regalo?—
—Siempre y cuando no sea que cambie mi actitud con los demás. No pienso dejar de ver a los no nuestros como molestias que debemos tolerar a veces y eso incluye a las familias aliadas como esos falsos Pendragon. Por cierto, prefiero que uses chan conmigo—
—¿Por qué siempre que cuando te molestas me hablas de los Pendragon o King Arthur? —Se acercó a mí de tal manera que pensé que me estaba analizando.
Es complicado alejarse de las leyendas artúricas cuando mi hermana tiene a Galahad dentro de ella, me incomoda un poco y me desagrada cuando viste la armadura. Extrañaba a la princesa y a mis hermanas Jeannette sin importarme su insistencia de que debía seguir a Arthur, aun no podía hacarle pasteles a una de ellas pero tenía a Mash, suspiré al ser consciente de esas cosas y decidí explicarle porque me quejaba.
—Tú fuiste diseñada para una cosa y yo para otra cosa, también nuestras hermanas Jeannette tienen otras funciones. Mientras tú te encargas de mantener a tu otra yo y servir a Chaldea y nuestras Jeanette a ser los guardaespaldas de mi padre y de mi persona, mi objetivo programado es servir a ese fracaso de rey —Le aclaré con una sonrisa perfecta.
—Entiendo —Desvía la mirada y murmuraba —Mejor dime más cosas sobre las Jeanette, aun no las conozco—
—Antes no creía que mi padre fuera de esa época, pero lo es, de alguna forma tiene su adn. Lo que recuerdo de sus explicaciones es que trataba de revivirle, por eso había hecho un trato con ese raro culto al rey aunque nunca lo hizo al final, combino adn de una MorningStar con los de Arthur—
—¿Por qué? —preguntó mientras abrió los ojos y la boca de sorpresa por unos segundos.
—Por lo que entendí fue porque su aprecio tanto por él o ella que sintió que no sería lo mismo un clon, creo que buscaba poner a una ellas en el poder del culto pero ellos no le importaban sí fueran poderosas con capacidades similares o más porque querían al original. Entonces las familias se distanciaron por un tiempo hasta que Chaldea nos unió otra vez —Daba aquella información con la misma bajo un tono de tranquilidad —Ya no te molesto, iré a preparar el pastel —Cerraba la charla para irme a la cafetería ignorando el resto de mis labores.
Lugar donde mi sobrina Mary comía raciones básicas como arroz en un bandeja con otros alimentos ya consumidos. Ella me miró con el ceño fruncido y se levantó del asiento para acercarse a mí sin cambiar de expresión, su actitud calzaba perfecto con su uniforme militar verde y su pelo pelirrojo que ella no podía notar por ser daltónica. No podía olvidar todas las veces donde otros la adulaban por ese color y ella no comprendía qué tenía de especial.
Toqué el brazo de ella pero de un momento a otro ella alejó el brazo y frunció más el ceño, conocía esa mirada, buscaba una explicación de su joven tío. Que complicada era el árbol familiar de los MorningStar, nací después de ella pero aun así soy el tío, nadie externo podía saber nuestros roles a simple vista porque se notaba la madurez en el aspecto de ella lejos de una adolescente o una recién ingresada a la adultez.
—¿Qué haces aquí en vez de supervisar el avance de los trabajadores? No es tu hora de descanso—
—¿Qué tal sobrina? No esperaba coincidir contigo en tu hora del almuerzo luego de cumplir algunas de mis funciones del día de hoy como recibir a nuestro culto aliado. La razón de mi presencia es para acudir a la cocina y preparar un postre delicioso a Mash en nochebuena—
—No te molestes en eso. Mash no está acostumbrada con rasgos del exterior, veo innecesario que aprenda varios en tan poco tiempo—
—Que fastidio. Deberías ser mas considerada con Mash, ella es de las pocas personas dentro de la familia que te reconoce como una verdadera MorningStar —Le respondí cuando me acerqué a ella sin tocarla.
—Sabes que me importa Mash, mucho mas que las trollop de nuestra familia—
—Sigo sin creer que todas las mujeres de ahí sean unas rameras que nunca han sentido conexión emocional con sus parejas en sus encuentros sobrina. Lo de tu madre no es culpa de todas—
—Esa idiota, ¿cómo se le ocurre meterse con alguien para salir embarzada y no hacerse responsable?. Leo, no me agradas del todo, no es tu culpa, solo odio que mi madre te considere su hijo, no te haré nada porque tu padre fue quien me acogió cuando supo de mi existencia, el abuelo es uno de los pocos MorningStar que valen la pena—
—Entonces déjame ser un buen MorningStar para Mash—
—Junior. Ya dejaste muchas responsabilidades, no estuviste en los últimos cambios a la Torre de Reloj—
—Eso no me corresponde sobrina, mi padre fue quien organizó todo eso de cambiar la infraestructura de la Torre en vez de solo continuar la línea ya establecida por los nobles o los grandes señores—
—Ya no queda ningún lord de la vieja torre, pero Gray está aquí y sí no me equivoco fue cercana a Waver—
—Molly. Lo compensaré y no repetiré esto en los siguientes años. No pienses sobre Gray o su maestro cuando Mash trabaja más que nosotros dos juntos y casi sin descanso. De todas maneras ninguno Lord o sus familiares tendrán lugar en la convocatoria de Masters y dudo que el culto esté en estén en ese día—
—Tú ganas esta vez. Pero si vuelves a repetir esto no te dejaré respirar—
—Lo entiendo. Gracias, si gustas puedes unirte con nosotros para celebrar, no sé si mi padre tiene algo planeado—
—Mientras no me pidas regalos está bien—
—Entonces seré el favorito de Mashy, ya voy con dos regalos, mis lentes y este pastel—
—¿Por qué le diste tus lentes?—
—Los de ella estaban rotos, no sé cómo pasó eso—
—Quizás en algún entrenamiento o descuido. Y el abuelo sí tiene algo planeado, no es lo que tú esperas—
—A veces olvido que tiene sentimientos—
Ambos asentimos cuando mencioné aquello. Ella se volvió a sentar mientras yo me dirigí a la cocina en busca de ingredientes como huevo para cocinar, para mi mala suerte aún faltaban ingredientes para hornear variedades de sabores así que resignado me conformé con seis huevos, ciento ochenta gramos tanto de azúcar como de harina y de mantequilla, también esencia de vainilla y fécula de maíz, molesto por la falta de batidoras rompía los huevos mientras insultaba a mi progenitor en mis pensamientos, los quebré al usar el maná del ambiente al dirigirlo a cada huevo en puntos en específico que por presión de energía se partían, cuando terminé los deposité en un recipiente junto al azúcar y la esencia de vainilla para batir manualmente sin la herramienta adecuada. Con el paso de los minutos mi mano se cansaba por lo que decidí usar mi motor mágico al cerrar canales de mis circuitos para dirigir el maná en mi brazo derecho que como resultado empezó a batir con la misma velocidad que una batidora y para asegurarme mantener ese ritmo me concentré en los canales ubicados en mi cerebro, cambiaba los canales y concentraba puntos en determinadas partes de tal forma que empezaba a alterar las señales electromagnéticas indirectamente, tras prueba y error logré dar la orden de repetir la misma secuencia de batido sin variaciones.
Que fastidio. Me frustraba no dominar el control indirecto de mi cuerpo a través la manipulación de mis circuitos mágicos para programar acciones aunque eso no me ponía debajo de otros magus.
Desvié mis sentimientos al concentrarme en la manipulación para revisar mis fallos hasta que noté como los ingredientes estaban perfectamente mezclados y aquello me dibujaba una sonrisa, con nuevos ánimos miré la esponjosidad de la mezcla y pensé que sí no fuera tan esposo parecería espuma de algún café aunque apenas me daba cuenta que no había medido el tiempo. Ya luego ese descuido agregué la harina con fécula de maíz para volver al mezclar con el mismo proceso, entonces en el turno donde tenía que usar mantequilla en vez de derretirse con fuego de estufa preferí usar el maná del mundo para concentrarla en todo su volumen de tal forma que el calor de la energía aumentaba la temperatura del material equitativamente en su estructura y en cuestión de minutos se derritió lentamente para posteriormente unirse a la mezcla correctamente.
Algo orgulloso de mi trabajo dividí la mezcla en tres recipientes para posteriormente hornearlo a base de la misma técnica que usé en la mantequilla pero con menor intensidad por unos veinte minutos. Cuando terminé mi orgullo creció aunque sentía que faltaba una buena cubierta pero no habían los ingredientes necesarios para mas cosas mas elaboradas, ya terminados tomé uno por uno en varios viajes a una de la mesas de cafetería donde Mary ya no estaba presente, me preguntaba sí podía preparar algo más y lo único que se me ocurrió fue adornar muy mal la habitación.
Me quité mi saco azulado junto a la camiseta blanca que llevaba puesta, la primera la usé de manta para darle color a una de la mesas porque todas eran blancas aunque la mesa era mas grande que mi ropa, usé la camiseta para envolver mi cartera. Sin mas posibles agregados salí a buscar a Mash quien estaba afuera de la dirección, parecía que esperaba pero me daba igual porque tomé su mano para llevarla a la cafetería sim decirle mas que era hora de celebrar aun cuando la noche apenas se acercaba y ya dentro ella sonrió y simplemente se sentó a comer aunque por ser su primera vez destrozó un pastel con las manos para llevar algunos de pedazos a su boca, tal acto me hacía reír.
—No te burles, no me diste cubiertos—Decía con un tono de voz más agudo y algo de rubor.
Antes de responderle realicé magia de refuerzo en una de mis manos para partir perfectamente en rebanadas de lo que quedaba de ese pastel, esa parte de mi cuerpo era como un cuchillo en ese momento.
—Siempre te sonrojas por todo. Como sea, mañana debería ser el día de los regalos pero no puedo contenerme —Le dí mi saco —Abrelo, es otro regalo—
—¿Tu cartera? —La tomó y esperaba que le dijera algo a lo cual me limité a asentir —¿Por qué me das tu tarjeta de débito?—Preguntaba tanto que no le daba importancia a la nota de Olga.
—No puedo darte muchas cosas ahora ni decorar esto con un árbol de navidad pero podrás comprar cosas cuando haya internet, no llegarán pronto pero seguro llegan a nuestra mansión para luego ir para acá aunque tarden meses—
—Gracias —Su expresión era la más alegre que había visto —No sé que debería darte, mañana también es tu cumpleaños—
—No importa. Es más importante tu primera nochebuena y navidad —Me senté a lado de ella para escucharla mejor.
—Gracias. Pero ¿de verdad no puedes ser más humano con los demás como lo eres conmigo ahora?—
—No me gusta ser la persona más humana con todos Mashy, sí quieres tener a alguien con tanta humanidad espera el día donde recibamos los candidatos a Master porque vendrán todo tipo de personas. No me gusta esa palabra, soy un homúnculo después de todo y no cualquiera, soy quien será el rey de nuestra especie—
—¿Harás tu propio país?—
—Es algo complicado. Nuestro morirá, su alma está en las últimas así que tendré el poder sobre la familia y a partir de ahì los liberaré de nuestros humanos opresores, ellos solo son seres inferiores—
—Leo, eres tan agresivo que a veces dudo sí también te importa nuestra especie—
—Claro que me importan, pero todos son inferiores a mi por igual y eso incluye a los Servants, pero los nuestros y nuestra familia humana son los únicos que valen la pena —Sonreí diciéndolo con una voz dulce mientras volvía a colocar mi mano en mi pecho —Sabes, antes me gustaba ser un caballero con todos, ser un príncipe pero ¿por qué me conformaria con ser un poderoso y apuesto caballero britanico sí puedo ser un rey? Uno mejor que Arthur, aún me molesta ser su sombra, pero lo admiro bastante, creo que es el único humano que puede ser mi igual y eso me molesta y me gusta a la vez así que lo superaré—
—Hermano, agradezco todos tus regalos pero el mejor de todos sería si fueras el más humano con todos—
—Ya te dije que no soy humano. Mi cuerpo casi se perdía cuando nací por los Crest Worms y solo pude sobrevivir porque nuestro padre siempre manda a crear réplicas de Excalibur y su vaina, fue la vaina que me regeneró casi por completo, no tengo quemaduras de segundo o tercer grado pero quedé bronceado de por vida, fui diseñado para resistir esas cosas—
Ella solo me miró decepcionada y se levantó, entonces me levanté y tomé su mano para solo encontrar algunas lágrimas caer de su rostro. Todo mi ego me decía dejarla ir pero suspiré y la abracé mientras le pedía disculpas por arruinar la celebridad. Es un fastidio lidiar con los sentimientos de otros, son obstáculos que arruinan mis planes aunque a veces lo disfruté no podía evitar preguntarme cómo serían las cosas si no tuviera empatía porque era una de las razones por la cual no rompía mi palabra, sin embargo recordar mis buenos momentos con Mash me hacía dudar de eso y más cuando eran con mas personas, era algo que me frustraba.
—Lo siento Mash. Dudo poder ser el hermano que quieres que yo sea pero te prometo que no romperé a nadie de Chaldea por mis manos y cuando quieras no dañe a alguien te agrada lo protegeré y me tragaré mi orgullo para adaptarme aunque vaya en contra de mis gustos e ideales—
—¿Puedes intentar cambiar?—
—Nunca me vas a perdonar sí te digo no así que diré sí un día conozco a un humano que pueda verlo como un igual seré más considerado con ellos, no dudes de mi, sabes que puedes confiar en mí aunque no te diga todo, te amo hermana —No la soltaba —A este paso ella encontrará a un hombre o una mujer o yo qué sé que me va a desagradar —Pensé.
Nuestro abrazo continuó y ella poco a poco se calmó, nos soltamos para sentarnos a comer los pasteles. Por respeto no mencioné nada negativo y me centré en alegrarla, el sabor del postre la animaba en un ambiente de dos que se volvió de más individuos cuando mi padre junto a Mary y Olga entraban a la habitación con un pastel de chocolate, no lo esperaba porque nunca encontré los materiales para hacerlo y Mash abrió los ojos sin poder formar palabras. Mi padre era quien sostenía el postre mientras que Molly traía una funda de ropa.
—Te dije que él preparó algo que no esperabas pero tengo el suficiente aprecio para dejarte seguir con tus pasteles aunque este es para ti tío—
—Era para mañana pero cuando Molly nos dijo sobre lo que planeabas nos adelantamos —Comentó Olga antes de bostezar y una sonrisa forzada bajo el rostro cansado de antes —Quería terminar todo hoy para tu cumpleaños—
—¿Qué hora es? —Pregunté aún sorprendido.
—No lo sé, pero ya es noche. Solo preparé algp.de café para mantenerme despierta—
Ese escenario era uno de varios por el cual apreciaba empatizar aunque fuera algo que odiara, toda esta felicidad que sentía era tanta que me pregunté cómo serían las cosas sí tuviera más empatía, un dilema que siempre se presentaba en mi vida. Las memorias negativas importaban menos cuando sucedían estas cosas, me dejé llevar tanto que perdí control de mi cuerpo y algunos gusanos salían de mi cuerpo como consecuencia, miré a todos con vergüenza al sentirme humillado y creí que esta sería una nueva anécdota en mis malas memorias.
—Junior, no te preocupes. Sé que tienes mucho resentimiento por varias cosas, nunca te pediría que me perdonaras por crearte un cuerpo infestado de Crest Worms, pero no dudes que te amo —Me habló mi padre con total sinceridad antes de tocarme el hombro —El pastel no es mi único regalo, ¿recuerdas que siempre te prohibo entrar a mi habitación? Pues ahí guardé el traje café que te prometí dar —Me respondió previo a recibir la funda.
—Gracias papá. Te amo —Sonreía.
Me fui corriendo a la cocina para quitarme mi traje azulado, entonces me ponía la camisa blanca junto al saco café y el pantalón del mismo color, me quedé observando la corbata negra del conjunto, combinaba pero prefería la que llevaba originalmente, una roja por lo que la recogí de mis anteriores prendas ya tiradas para usarla aunque me quité el saco para hacerlo para luego volver a ponermelo, salí feliz al comedor.
—Padre. Aun no creo que Arthur sea un buen regalo, pero confío en ti —Me dirigí a Mash luego de esas palabras —Mashy, no se sí ya es madrugada pero feliz navidad, haré que ellos te compren regalos aunque lleguen tarde, es mi cumpleaños pero también es tu día —Entonces me centré en Olga —Marie, gracias por tu esfuerzo, seguiré tratando mejor a Gray y a Magdalena aunque nunca las aprecié y tenga deseos negativos —Caminé hacia Moly —Sobrina, te haré caso sobre lo que hablamos la última vez. Y ten claro que entre los miembros de nuestra familia tú eres una de mis favoritas y tendrás mi favor cuando sea el líder—
Dseaba contar con la presencia de las Jeanette y otros familiares y conocidos. Aún no tenía intenciones de ser una buena persona pero sabía que valía la pena ser amables con algunas aunque no recibiera cosas a cambio, el placer que daban estas cosas valían la pena.
—Padre, ¿puedes comprarme unos lentes rojos?—