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El arte de calmar a mi langostita

Summary:

Una noche de insomnio lleva a Luca a buscar consuelo en Jorman, quien, con paciencia y cariño, lo ayuda a relajarse mediante abrazos, mucho amor y pequeñas distracciones.

Work Text:

La noche inquieta

La luna iluminaba tenuemente el dormitorio de Jorman y Luca, colándose entre las cortinas semiabiertas. Afuera, el silencio era interrumpido apenas por el sonido ocasional de un auto en la calle. La ciudad dormía, pero en ese cuarto algo no estaba en paz.

Luca estaba acostado boca arriba, mirando el techo con una mezcla de frustración y cansancio. Su respiración era entrecortada, no por angustia, sino por el fastidio de no poder cerrar los ojos y desconectarse. Llevaba días durmiendo mal, y esa noche parecía no ser la excepción. Intentaba no moverse demasiado para no despertar a Jorman, quien dormía a su lado. Bueno, dormía era un decir; con cada movimiento inquieto de LucaJorman despertaba un poco más.

Jorman, aunque con los ojos cerrados, podía sentir la energía nerviosa de su novio a centímetros de distancia. Dio un suspiro profundo, girándose hacia Luca y abriendo los ojos lentamente. Lo miró con ternura, su voz ronca y somnolienta.
Jorman:- Mi langostita... ¿otra vez no podés dormir?

Luca, sin girar la cabeza, respondió con un tono resignado.
Luca:- Parece que no es mi noche, papi.

Jorman se incorporó un poco, apoyando su codo en la almohada y mirándolo con esos ojos tranquilos que siempre tenían el poder de calmarlo. Con una mano, le acarició el cabello despeinado.
Jorman:- A ver, mi amor... decime qué te tiene tan despierto. ¿Estás pensando en algo o es solo que el sueño no te quiere visitar?

Luca suspiró profundamente, girando la cabeza para mirarlo. En ese momento, con la tenue luz de la luna iluminando el rostro de Jorman, sintió una mezcla de alivio y culpa.
Luca:- No sé, papi... capaz es todo junto. Estoy cansado, pero mi cabeza no para. Y encima te estoy despertando.

Jorman sonrió levemente, negando con la cabeza.
Jorman:- No te preocupes por eso, mi amor. Si no podés dormir, yo tampoco. ¿Cómo te voy a dejar así?

La calidez de sus palabras hizo que el pecho de Luca se aflojara un poco, pero el sueño seguía escapándosele.
Luca:- ¿Y qué hacemos, papi? Porque yo ya probé de todo...


Un remedio lleno de amor

Jorman se incorporó por completo, sentándose en la cama y extendiendo los brazos hacia Luca.
Jorman:- Venite pa' acá, mi langostita. Vamos a ver si con un abrazo de papi se te pasa.

Luca, con una sonrisa leve y los ojos llenos de cariño, se deslizó hacia él. Se dejó envolver por los brazos de Jorman, apoyando la cabeza en su pecho. El sonido del corazón de Jorman, rítmico y constante, tenía un efecto hipnótico.
Luca:- Me tenés paciencia, ¿no?

Jorman, acariciándole la espalda con movimientos suaves, soltó una pequeña risa.
Jorman:- Obvio, mi amor. Si no te la tengo yo, ¿quién?

El cuarto estaba en silencio, salvo por las respiraciones de ambos y el eco lejano de algún perro ladrando. Jorman, sin soltarlo, comenzó a hablarle en voz baja, como si le estuviera contando un secreto.
Jorman:- Cuando no podés dormir, pienso que tu cabeza está demasiado llena. Como cuando la tele no se apaga y se queda haciendo ruido. Por eso, yo siempre estoy acá para apagarla, ¿sabías?

Luca levantó la mirada, apoyando la barbilla en el pecho de Jorman y sonriendo con ternura.
Luca:- ¿Y cómo vas a apagar mi tele, papi?

Jorman, sin perder la compostura, se inclinó un poco hacia la mesita de noche, agarrando su teléfono.
Jorman:- Primero, te cuento un cuento. Después vemos si te canto algo.

Luca, sorprendido, soltó una carcajada baja.
Luca:- ¿Un cuento? Dale, quiero escuchar eso. Seguro es cualquier cosa.

Jorman, con su tono más serio, comenzó a improvisar.
Jorman:- Había una vez un langostino rebelde que no quería dormir. Siempre se la pasaba dando vueltas en su roca, preocupando al pobre pescador que lo cuidaba.

Luca, riéndose más fuerte, lo interrumpió.
Luca:- ¿Un langostino? ¿De verdad?

Jorman, fingiendo indignación, le dio un pequeño toque en la nariz.
Jorman:- Shh, dejame terminar. Este langostino tenía tanta energía que el pescador decidió hacer lo único que podía calmarlo: lo abrazó fuerte y lo llevó al mar más tranquilo del mundo, donde todo era paz y amor.

Luca, ahora con los ojos brillando por la risa y el cariño, se dejó caer contra el pecho de Jorman otra vez.
Luca:- Sos un boludo, papi... pero te amo.

Jorman lo besó en la frente, dejando que el silencio los envolviera por un momento. Pero al sentir que Luca seguía algo tenso, decidió tomar otra estrategia.


El arma secreta de Jorman

Jorman, siempre creativo, agarró su teléfono y puso una playlist con sonidos de lluvia y truenos suaves.
Jorman:- Escuchá esto, mi amor. Cerremos los ojos y dejemos que la lluvia nos lleve.

Luca, intrigado pero confiado, cerró los ojos. El sonido de la lluvia llenó la habitación, mezclándose con la respiración calmada de Jorman.
Jorman, susurrando:- Te amo tanto, mi langostita. No hay nada que me guste más que verte descansar.

Luca, sintiéndose envuelto en amor y calidez, finalmente comenzó a relajarse. El peso en sus párpados era cada vez mayor, y aunque no lo quería admitir, Jorman estaba ganando la batalla.

Jorman, al ver que Luca estaba casi dormido, no pudo evitar sonreír. Sabía que su amor era suficiente para vencer cualquier insomnio.


El descanso merecido

Cuando el reloj marcaba las cuatro de la mañana, Luca finalmente se quedó dormido, con la cabeza apoyada en el pecho de Jorman. Este, aunque cansado, no se movió ni un centímetro. Se quedó despierto un rato más, mirando cómo su "langostita" respiraba profundamente, con la cara relajada por primera vez en días.

Jorman, acariciando el cabello de Luca en un gesto automático, pensó en lo mucho que amaba esos momentos, incluso si significaban sacrificar horas de sueño. 

Jorman: "Todo por vos, mi amor", pensó antes de cerrar los ojos y dejarse llevar también por el sueño.