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Jigen despierta lentamente mirando el techo. Sintiendo la comodidad de la cama y escuchando a lo lejos a la rabiosa de Delta de seguro con otro berrinche e destrozando pilares o algo más.
–De nuevo esté sueño. –Piensa levantándose, sentándose en el bordé de la cama mirando la nada. ¿Quién era esa chica? Se endereza y se viste con solo la bata para luego irse e darse un baño.
El agua caliente lo envolvía aliviando el cuerpo, pensando aún en esa chica de ojos rojos anillados de cabello corto, oscuro y rebelde.
Nunca la había visto o conocido pero su vestimenta era similar a los trajes shinobis militar de konohagure. Siempre ha soñado o tenido visiones con esa mujer, siempre había visto esa imagen en mente mucho antes de ir a la tierra con la traidora de su ex compañera Kaguya.
Pero ahora, esas visiones eran frecuentes, le irritaba y más no saber quién era ella exactamente, sabía que era humana pero solo eso sabe. En ese sueño había intentado tocarla, pero nunca llegaba alcanzarla, interiormente anhelaba poder alcanzarla, sentirla.
Paresia que ella podía escucharlo, pero él no podía hacerlo. Lo único que pudo decirle a ella era su nombre, aunque no podía escuchar su propia voz, savia que ella podía escucharlo o algo así espera que sí.
Al a cavar de ducharse e secarse y vestirse, va a la cocina viendo que Amado estaba ahí, ve que le a preparado como siempre su Té mientras estaba apoyado en la pared fumando, podía notar que estaba de mal humor y la causante era nada más que Delta. Era obvió que ella era la única que hacía que el científico le saliera las venas por la cabeza y humo invisible por las orejas.
– ¿Otro sueño de tú novia misteriosa? –Pregunto indiferente e serio el científico terminando su cigarro y sentándose e sirviéndose un café, discutir con “su hija” Delta le daba jaqueca cada vez que rompe algo porque solo no le gustaba. En especial los pilares, de lo caros que son para reformarlos. Aunque para él no hay problemas, pero le quitaba tiempo para supervisar la puta construcción y experimentos.
Le sorprende que Jigen no la haya matado aún y en especial cuándo en una ocasión él estaba comiendo tranquilamente y ella toda berrinchuda e impacienté por noticias e tardanza de Kashin Kojí, tiraba la mesa con contenido aún de comida de una patada.
–Si, y no es mí novia. –Dice serio e indiferente tomando el Té que le había preparado Amado.
–Bueno… Según lo que me describiste, encontré algo curioso sobre tú nov… ¡La mujer! –Corrige rápido ante la mirada retadora de Jigen, era curioso que se ponga serio y molesto cuándo habla de esa chica.
– ¿Qué encontraste? –Pregunto serio, odiaba que se le insinuara que esa chica de sus visiones o sueños, aunque suene mal e cursi. Sea su novia, que estupidez.
Amado se levanta del asiento y le entrega unos papeles con una foto, abre un poco más los ojos en sorpresa ¡Era ella! Mira la foto de una Kunoichi con los mismos rasgos e apariencia de la chica.
Mira la foto: Agarrándola y mirándola detenidamente cada detalle. Era ella, estaba seguro, coloca la foto en la mesa y lee los papeles leyendo el nombre de susodicha Kunoichi.
–Mirai Sarutobi. –Dijo bajo siguiendo leyendo. Tenía razón, era de esa aldea, entonces la mujer de sus visiones existía.
– Edad diecisiete, rango Chunin, Clan Sarutobi y nieta del tercer Hokage. Je una princesa diría. –Piensa leyendo.
–Fue fácil encontrarla, no hay muchas mujeres con esas características tan precisas, Sarutobi Mirai e su Madre eran las únicas cercanas que vivían en konoha y precisamente Mirai era la que estabas buscando. ¿No? – Decía Amado viendo a Jigen con la foto de la muchacha.
–Agradezco tu cooperación, Amado. – Dice tranquilo, mirando con deleite la foto de la muchacha, haciendo que el científico frunce el ceño.
–De nada, ¿Y qué aras? ¿Envió qué la vigilen? Recientemente un culto la está buscando, al parecer creen que secuestrarla y matarla serian inmortales por ser la hija de un Shinobi llamado Asuma Sarutobi, hijo del tercer Hokage. –Decía terminando su café y sentándose e acomodando sus lentes naranjas retrovisores.
– Parece que alguien está enamorado o precisamente obsesionado. Es linda, Jigen, pero tú, eres viejo. –Pensó el científico, aunque si lo pensaba bien, Jigen tiene mil años e Isshiki tenía más de miles de años, la edad no cuenta en inmortales. ¿Por qué molestarse en intervenir si de todos modos esto no le incumbía? ¿Habrá sido buena idea haber encontrado a la chica y decirle a Jigen?
–No hace falta hacerlo, porque, iré personalmente yo a buscarla. –Dijo serio e ansioso gracias a está información y la hora exacta que estaba seguro que ella ya estaba en el bosque, patrullando sola. La traerá, será riesgoso por la vigilancia avanzada de Konoha pero no estropeará su plan, de todos modos puede recuperar a Kawaki por si mismo si quisiera.
Amado iba a protestar ante la falta de ética en traer de la nada a una Shinobi enemigo, pero se mantuvo callado, esto era tan raro, pero ventajoso a la vez, si esa chica se vuelve la distracción de Jigen o mejor decir, Isshiki, podrá mantenerlo distraído de ellos, desconcentrándolo un poco. Aunque estaba seguro que Jigen sospechaba algo de Kashin Kojí y él, sobre el sabotaje.
En Konoha
Mirai caminaba en el bosque patrullando el área, era témpano, las aves aún no salían de sus nidos y el cielo seguía un poco oscuro.
Bosteza con un poco de sueño, tuvo otro sueño extraño de un hombre de cabello de patrones de zig-zag. Con un largo cuerno que salía de su cabeza hacía la parte derecha.
Fue raro, paresia como un Ootsutsuki, al menos su ojo izquierdo era un byakugan, aunque sin cejas sobre si mismo mientras que su ojo derecho tenía un dojutsu o algo con un patrón similar a ruedas amarillas y negras y una ceja que tenía una forma similar a escamas de color lila.
Mira el cielo aún con unas estrellas visibles. Recordando la vestimenta tan similar e diferente a un Ootsutsuki, ni entendía porque lo comparaba a ellos ¿Era un Ootsutsuki qué estaba imaginando? Su vestimenta una larga túnica de cuello alto con rayas verticales en la parte posterior. Sinceramente él le daba algo de miedo, parecía tan frió y peligroso e impotente. Pero sabía que era nada más que un sueño, no era real. Últimamente ha estado soñando en aquel hombre. La primera vez que lo soñó fue cuándo cumplió doce años.
–Isshiki. – Piensa, era un nombre extraño no sabe como supo el nombre, pero le gustaba. Era muy alto e impotente, recuerda cuándo él quería tocarla, pero nunca llegaba a ella, pareciera que quería alcanzarla, y ella, bueno, quería acercarse también, pero algo le impedía hacerlo.
Salta entre un árbol parando de cuclillas en una rama grande viendo a lo lejos a un venado, se sienta un momento en la rama viendo sigilosa alrededor, bosteza cansada un momento hasta que en su comunicador contactan con ella.
– “¡Mirai sal del bosque rápido! ¡Reúnete con el equipo!” –Decía el del comunicador.
– ¿Qué? ¿Qué sucede? –Pregunto seria.
–“Un intruso acaba de entrar en tu zona, sal de ahí, es muy poderoso, los del clan Yamanaka acaban de advertirnos de un chakra maligno.” –Decía del comunicador.
–Iré enseguida. –Dice seria volteando a unirse a su unidad, pero al hacerlo ve a un sujeto en frente suyo acercándose con pasos casualmente a ella saliendo entre las sobras de los árboles, un hombre de ojos negros y cabeza rapada con excepción de la parte superior que ataba en una cola de caballo. Con una marca negra en forma de diamante negro en su barbilla, lleva unos aretes y cinco piercings rojos en ambas orejas.
–No iras a ninguna parte, Mirai Sarutobi. –Decía serio caminando en frente de la Kunoichi admirándola. Le molestaba esa cosa que ella tenía en la frente, tapándola de su vista, en sus visiones ella no tenía esa bandana. Que irritante.
Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo por la forma en que él mencionó su nombre, su mirada oscura le intimidaba, toma defensa mirando desafiante al sujetó.
– ¡¿Quién eres?! ¡Retrocede! – Demanda desafiante pero muy tensa a la vez. Pero el hombre se movió rápidamente en frente suyo sorprendiéndola y arrancándole la bandana de su cabeza, tirándola a un lado muy lejos. No sabe cómo, pero le arrebata las dos cuchillas de las mano tirándolas lejos también. Estaba desarmada, lo ataca con taijutsu, pero él repelía sus ataques con suma facilidad hasta que le agarra la mano que estaba en puño y la jala hacía adelante acercándola a él y chocar en su torso.
Se tensa mirando al sujeto, su mirada intimidante sin emoción le dio escalofríos, se retuerce intentando que la soltara, pero rápidamente él golpea su cuello hasta que cae inconsciente en los brazos del enemigo.
Jigen sujeta a la Sarutobi inconsciente, le saca el aparato comunicador del oído y lo rompe aplastándolo con su mano e tirando los trozos al suelo, levanta a la Kunoichi en sus brazos estilo nupcial hasta abandonar el lugar trasportándose a su escondite.
Al cabo de unos minutos los Shinobis, nakamas e un clon de Naruto estaban ya en la zona, ya rodeada. Pero ya no se sentía ese chakra, desapareció en un instante, Naruto mira una bandana y las cuchillas de Mirai en el suelo. Serio se arrodilla levantando la bandana y las cuchillas.
–Mirai-chan. –Dijo serio y preocupado sin comprender que ha pasado.