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Una compañía recurrente dentro de la cocina que tenía Sanji desde que se unió a la tripulación, es Luffy, su capitán. Aunque le gustaría que fuera la compañía de la hermosa Nami, Luffy siempre lo acompaña en la espera de la siguiente comida.
Ha empezado a acostumbrarse a sus quejas impacientes o de sus comentarios tontos para llenar el espacio vacío entre él y el ruido que hace; al cortar, batir, freír y mezclar. Le recuerda un poco al Baratie, en como exigían ordenes listas en cuestión de minutos para alimentar a los clientes, pero aquí solo hay un cliente.
Pero cierto día, lo hace apreciar más la presencia de Luffy. Pronto sería la hora del almuerzo, y el chico de goma llega con antelación; solo están ellos dos solos. Justo cuando está a punto de saltear la carne en el sartén, se detiene al identificar las palabras de su capitán, más bien, la melodía que entona con desdén mientras espera aburrido por su comida.
¿Luffy… conocía esa canción?
Sus oídos zumban ante la entonación poco afinada, pero el arrullo que pone en su voz le trae recuerdos, de los pocos gratos recuerdos que tiene de su tierra natal. Sus acciones se detienen por unos instantes al querer seguir la pista, incrédulo que sea la misma canción.
De entre todos los integrantes de este barco, Luffy era el que menos pensó en que conociera aquella canción y más en ese idioma.
―Oye, Luffy…
― ¿Sí?
― ¿Sabes lo que significa esa canción?
―Creo que… de amor.
Se sorprende que la comprenda.
―Aunque no la entiendo, pero me dijeron que era de amor.
Retira lo dicho. De todas formas, es sorprendente que Luffy cante sin torpeza y en perfecta pronunciación, la lengua común que une todas las islas del Mar del Este y de los otros mares es muy diferente al español.
― ¿De dónde conoces la canción?
―Siempre la ponían en el bar donde siempre iba a comer de niño.
―Me sorprende que te aprendieras la canción. Y más cuando es un idioma que no es del Este.
― ¿A sí? Pero sé hablarlo.
―No seas mentiroso, Luffy.
―Te digo que sé hablarlo, no soy Ussop.
El rubio ríe, a la carne le falta unos cuanto minutos para agregar los demás ingredientes, por lo que puede aprovechar para molestar un poco al capitán de esta nave. Emboza una sonrisa descarada, a pesar de los nervios que se extienden por su estómago.
― ¿Es así? Entonces demuéstralo, dudo que me puedas entender―expresa con travesura en aquel idioma.
Luffy se levanta del lugar con el ceño fruncido, Sanji espera un berrinche de su parte sobre no entenderlo.
―No estoy pendejo, te puedo entender―responde en español.
El cocinero abre los ojos ante la perfecta pronunciación del capitán―No digo que seas tonto, pero no espere que lo hablaras.
Parpadea con clara confusión― ¿Por qué no lo haría? En la isla donde crecí todos lo hablan―afirma muy animado.
― ¿En serio? No lo sabía. Pensé que solo el mar de-…―corta sus palabras, no quiere hablar, el pasado es pasado.
―Oye, pero tienes acento―habla mientras vuelve a sentarse en su lugar.
Sanji gruñe― ¿Y eso qué? Tú también lo tienes.
―Nada, solo pienso que te queda bien―responde con una sonrisa.
Hace años que no habla con alguien en su lengua materna… se siente agradable. Su acento siempre fue algo característico de él, las mujeres siempre comentaron que lo hacía lucir exótico; pero que Luffy dijera con tanta simpleza y honestidad sobre ello.
La calidez de sus palabras le colorean las mejillas por la vergüenza, por lo que evita que vea su cara y vuelve a enfocar su atención para terminar de cocinar. El silencio se instala por unos segundos antes que vuelva hablar.
―Ey, Luffy…
― ¿Sí?
― ¿Puedes cantar otra vez… esa canción?
―Claro, también sé otras canciones.
― ¿También son de amor?
― ¿Quieres que sean de amor?
―Me encantarían que fueran de amor.
―Bien~
El cocinero siguió su labor mientras el capitán canta aquella canción de amor.