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Para Porco el contacto sexual era sin duda un placer momentáneo, no había tiempo para algo más después de eso. Cada que terminaba con alguna persona que accedió a tener sexo con él, uno de los dos siempre se iba primero, siempre fue así.
Hasta este momento.
Con Floch aferrándose a él mientras duerme por el agotamiento, Porco mira lo que la poca iluminación de las antorchas le permite. Con un suspiro acaricia el cabello de Floch disfrutando de su suavidad. Momentos como este eran de los que no se permitía, podía hacerlo pero él era quien no quería. Lo íntimo que se sentía lo incómoda a tal punto que el desagrado se hacía más grande que el placer que antes había sentido, y todo se duplica cuando recordaba que, quien estaba acostado a su lado era un demonio y el líder de los Jaegeristas.
Dejó que el chico se aferrara a él unos momentos más dejando que su respiración le hiciera cosquillas en el pecho. Considerando que ya había sido suficiente, tomó el brazo que lo sujetaba por la cintura y lo apartó suavemente, una vez que se liberó se sentó al borde de la cama mirando con ojos culpables su ropa tirada en el suelo. Con un suspiro se levantó y se estiró para después comenzar a vestirse.
Una vez que estuvo listo camino hasta la puerta de la celda y sin poder evitarlo miró hacia atrás, donde el cuerpo cansado de Floch estaba, lo miró con dudas pero aún así se acercó y agradeciendo que había al menos un lavabo y un retrete (aunque de aspecto terrible), tomó un pequeño trapo descuidado y lo humedeció, se acercó a Floch y lo limpio lo mejor que pudo. Busco el boxer de Floch y se lo puso, lo acomodó lo mejor que pudo nuevamente sobre la cama descuidada y lo cubrió con la única manta, doblando con cuidado la camisa de Floch antes de irse.
Sabiendo que lo que hizo estaba mal, se convenció de que Floch había sido el culpable, lo encantó y lo sedujo. Si hubiera sido otra persona habría dicho que no, e incluso la habría asesinado ahí mismo. Apretó los puños con impotencia pero salió de la prisión dejando ambas puertas sin seguro.
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Encontrar a Pieck en todo el caos de afuera no fue tan sencillo, pero al final la encontró cerca de una fuente sentada. El sol apenas se asomaba y los destellos de luz comenzaban a iluminar el lugar.
—Hola Pieck — saludo sin ganas levantando su mano.
—hey Porco — Pieck se levantó y empezó a caminar en dirección a un callejón lejano para poder hablar más a gusto.
Porco la siguió poco después de eso de manera disimula, aunque a esas horas había pocas personas y claramente no estarían interesados en seguirlos.
—¿Encontraste algo? — preguntó con su típico tono monótono y su sonrisa cansada.
Porco asintió y se recargó en la pared del callejón cruzándose de brazos.
—encontré a uno de los líderes de los Jaegeristas, pero no había señal de Eren por ningún lado — informó suspirando cansado.
Pieck se mantuvo callada unos segundos, antes de poder decir algo ella estaba analizando sus palabras.
—Eren Jaeger, ¿No es el único líder? — preguntó la femenina.
Porco hizo una mueca y asintió, Pieck suspiro y entonces se frotó los ojos con sus puños cerrados.
—supongo que Zeke también es uno de ellos — concluyó con una mano sobre su mentón y la otra en su cadera.
Porco se quedó helado, ni siquiera lo había pensado, Zeke como otro líder era una opción tan factible como el que un chico menor que él lo fuera también. Maldiciendo en su mente su propia estupidez, Porco se dió cuenta de que había buscado en un solo lugar y a una sola persona solo porque la había visto dirigir durante todo este tiempo que estuvo analizando la isla, así que preguntas como: ¿Y si solo era un fachada? ¿Y si Floch solo era una distracción? ¿Y si realmente él no era el verdadero líder?, pensamientos como esos lo llenaron de ansiedad, porque mientras estaba distraído con algo tan banal, Pieck intentaba buscar información, Zeke estaba quién sabe dónde y Eren estaba en una de las celdas subterráneas fuera de su alcance.
Maldiciendo por dentro y más enojado que frustrado, Porco se limitó a asentir estando de acuerdo.
—Floch Foster también es un líder, él es quien los recluta y también los dirige — terminó por hablar, sabiendo que lamentarse y enojarse no serviría de nada, aunque dudando de seguir hablando, su boca se abrió antes de que él pudiera pensar bien—. Recientemente he podido hablar en persona con él.
Pieck asintió pensando unos momentos mirando el cielo.
—¿Puedes seguir a su lado? — pregunto.
Porco abrió los ojos un poco, los suficiente para verse sorprendido pero no de manera exagerada, aunque era una petición inofensiva no pudo evitar sentir su estómago contraerse y doler, su mente empezó a formar pensamientos nada bonitos y desordenados tan rápido que su cabeza empezó a palpitar de la frustración. Sin embargo su expresión dura no delataba nada (al menos eso es lo que esperaba, Pieck puede ser muy perspicaz a veces).
Aceptando de mala gana, Porco y Pieck decidieron separarse nuevamente para continuar con la búsqueda de los niños y de Zeke y Eren. Porco regresó a las habitaciones que les habían sido asignadas a miembros de la guarnición y de la legión (cortesía de Floch Foster) cansado y sobre todo lleno de emociones conflictivas hacia el líder pelirrojo de los Jaegeristas.
Sentado al borde de su cama con los codos apoyados en sus rodillas y con la cabeza oculta entre sus manos, intentaba regular su respiración y calmar el ritmo frenético de su corazón, sin embargo tenía trabajo que hacer, y para lograrlo tenía que hacer todo lo que estaba a su disposición y usarlo a su favor, incluso si eso significa utilizar a las personas y ser como el tipo de gente que más odia en el mundo.
Porque de eso se trataba esto, todos estaban haciendo lo posible para tener la ventaja, Floch Foster lo había hecho la noche anterior, así que él también lo haría.
Después de todo, tenían que sobrevivir.