Work Text:
- ¿Seguro que no quieres descansar?
- Yami, por quinta vez, estoy bien - repite sin perder la sonrisa de su rostro - muchas gracias - agradece al vendedor, mientras guarda las compras en una bolsa que Yami le quita de inmediato.
- solo no quiero que te esfuerces.
- solo estamos haciendo la compra de la semana Yami - se pone de puntillas dejando un casto beso en la mejilla de su esposo - además, Owen dijo que tenía que mantenerme activo.
- bueno, si insistes ¿Ya nos vamos?
- No, todavía faltan retirar los nuevos libros de Letoide y Zora, un paquete de plumas para escribir de Langris, las pinturas de Gauche, las herramientas de jardinería de Mimosa y una ración extra de nobobatatas para Yuno, Asta y Charmy - repasa una por una, agradeciendo en silencio que no tengan que comprar la comida, esa es una tarea exclusiva de Charmy y Hamon.
- ¿Por qué ellos no van a comprar sus cosas?
- porque te negaste a que recibiera una nueva misión y no te gusta que esté todo el día haciendo papeleo.
- el papeleo no es sano para nadie.
- dile eso al joven Finral, estuvo por años haciendo él solo el papeleo de tu orden hasta que llegó Nacht.
- eso es diferente - se queja mientras pasa un brazo por la cintura pequeña de su esposo - solo te estoy cuidando.
- lo sé, y gracias, pero terminemos con esto primero y luego volvamos a la base - acaricia con sus dedos las grandes manos de Yami, repasando el contorno del anillo de oro que lleva el capitán en su dedo anular.
- bien, vamos - ahora es su turno de dejar un casto beso en el cabello blanco de su pareja, haciendo que los ciudadanos del Reino Noble se queden en shock, sin asimilar ver al capitán de la peor orden de todas, el llamado Dios de la Destrucción, siendo tan amable y blanda con su pareja.
Aún agarrando a su pareja de la cintura, caminan por el Reino Noble haciendo las compras para los miembros de sus escuadrones.
- ¡Ayuda! ¡Un ladrón! - el grito de repentino de una anciana hace alertar a ambos capitanes.
Un hombre montado en una escoba pasa rápidamente junto a ellos.
- ¡Yo voy! ¡No te m... !
Yami no termina la oración antes de que una raíz que sale del cielo tome al ladrón de la pierna, dejándolo boca abajo colgado del cielo.
- ¿Decías? - pregunta divertido, dejando a Yami algo perplejo - mi amor, estare embarazado, pero sigo siendo un capitán y esto no es nada para mí.
Yami se queda atrás mientras William entrega al ladrón a otros caballeros mágicos y le entrega a una anciana sus pertenencias que tomo el ladrón.
Sonríe mientras mira la vista de su esposo, con su traje de caballero mágico ligeramente abultado en el vientre, acariciar con sus manos el lugar donde está el fruto de su amor, dejando que el anillo que le entrego cuando le pidió que estuvieran juntos para siempre brille con el sol.
Realmente lo ama.
Se acerca una vez que su esposo terminó con su trabajo, envolviendo sus brazos alrededor del capitán de Amanecer Dorado y moviendolo ligeramente de un lado a otro.
- ¿Nos vamos a casa?
- Claro que sí.