Chapter Text
Tal vez debería permanecer así pero necesitaba moverse, no importaba que tan lejos hubieran terminado sus pedazos ese maldito monstruo lo encontraría.
Juntar lo que quedaba de él había sido una agonía y obligarse a regenerarse para volver a tener forma humana no estaba ayudando: donde había cortado ese maldito cazador había grandes heridas sangrantes, heridas que se negaban a cerrar a pesar de sus esfuerzos.
Muzan rasguñó la tierra sintiendo el ardor debajo de sus uñas, todo su cuerpo temblaba y apenas había logrado tomar la forma de un niño. Su única ventaja era que estaba en un bosque frondoso donde la luz solar no llegaría incluso de día pero necesitaba moverse.
La sangre no dejaba de caer de su boca y sus ojos, las heridas que seguían abiertas casi despedazando su cuerpo otra vez y cuanto más intentaba curarse, más débil se sentía. Necesitaba seguir moviéndose, arrastrarse, alejarse.
¡Tamayo!
Pero no sintió ningún rastro del vínculo. Era como que si todo se hubiera cortado, estaba demasiado débil para tener poder sobre los demonios que había creado, probablemente la mayoría había huido.
Muzan trató de levantarse, haber logrado volver a una forma humana debía servir para algo pero cayó de bruces al suelo mientras la sangre corría como lágrimas. Le recordaba demasiado a cuando había sido humano: débil, impotente, con el dolor ardiendo desde su interior.
Quería gritar pero ni siquiera podía hacer eso: su cuello tenía la herida donde el cazador había cortado.
Su cuerpo se congeló por instinto al escuchar pasos cercanos y solo pudo reconocer quien era cuando el demonio se detuvo frente a él. Muzan apenas pudo levantar la mirada sintiendo cada parte de su cuerpo temblar.
Lo había convertido hacía tan solo unos días, apenas lo había mirado para darle un nombre.
Kokushibo.
El cazador con respiración que convirtió en demonio.
Con gran terror recordó que no le había borrado sus recuerdos, había pensado que no era necesario pero ahora se arrepentía profundamente. Kokushibo recordaba ser un cazador de demonios, el pilar de la luna.
Y de humano tenía el mismo maldito rostro que el cazador de pendientes Hanafuda.
Hermanos gemelos.
Se dio cuenta con un terror abrumador.
Muzan trató de incorporarse mientras pensaba rápidamente pero su cuerpo no le respondió. No debería haber creado a un demonio tan poderoso, en esa condición sin la maldición de su sangre estaba en una desventaja aplastante.
Él podría matarlo y seguir viviendo.
El poder y la promesa de seguir viviendo era lo que lo había atraído al antiguo pilar hacia él y ahora no lo tenía a su favor. Intentó hacer que su sangre que el demonio tenía en su interior reaccionara pero no respondió.
Estaba demasiado débil y el nuevo demonio no tardaría en darse cuenta.
Necesitaba que dudara un segundo, un momento para poder tener alguna oportunidad. A pesar del dolor agónico obligó a su cuerpo a cambiar, incluso cuando las heridas se agradaron y empezaron a sangran profundamente otra vez. Su cabello negro creció, sus labios se volvieron más rojos y sus gestos se volvieron más suaves mientras su cuerpo también cambió.
Su imagen de Kaguya-hime había logrado hacer dudar a los hechiceros más fuertes.
Y Kokushibo aún conservaba sus recuerdos humanos. Había sido un samurái, se había casado, probablemente había deseado mujeres. Si lograba que se agachara, si lograba llegar a su cuello, si inyectaba una gran cantidad de sangre directo al demonio lo mataría antes de que él pudiera pensar como matarlo.
El sonido de la espada desenvainarse hizo que un escalofrío lo recorriera de pies a cabeza, a pesar de ser un demonio aún se parecía demasiado a un cazador, las palabras se acumularon en su boca pero solo salió un gemido lastimero. Muzan sacó sus garras lo más que pudo, pensando en un segundo como podría moverse más rápido que él pero el corte jamás llegó, al menos no a él.
Kokushibo hizo un corte limpio sobre su propio brazo antes de arrodillarse, inclinándose sobre ella y acercándose lo suficiente.
⸺Puede alimentarse de mi mientras tanto, señor.⸺
Muzan mordió con fuerza, clavando sus garras y sus dientes mientras su cuerpo seguía temblando. El alimento se sintió como agua fresca y su cabeza empezó a dar vueltas mientras la carne se rompía bajo sus garras. Solo podía aferrarse, alimentarse.
Kokushibo ni siquiera se estremeció, se quedó quieto dejando su espada a un lado y apoyando su mano en los cabellos manchados y desordenados de Muzan, ayudándolo a presionarse contra su brazo lo suficiente como para seguir comiendo.
⸺Se regenera a un buen ritmo para solo tener unos días.
Muzan pensó. Podría absorberlo para recuperar su poder, comerlo completamente pero algo le decía que estaba demasiado débil por las heridas como para que eso lo ayudara considerablemente. Además, eso lo dejaría completamente solo.
Tal vez Kokushibo aún no se había dado cuenta que podía vivir sin mantenerlo vivo pero Muzan no sería quien lo sacara de su error.
⸺Luego le traeré Hashiras para que los consuma.⸺
Sonaba confiado y tranquilo, totalmente desapegado de los que habían sido sus amigos cuando era humano. Muzan sintió un pequeño escalofrío, Kokushibo no sería un peligro una vez que recuperara todo su poder y podría ser muy útil.
Se separó de su brazo, retractando sus garras y dejándose caer de nuevo en el suelo, demasiado cansado para cambiar su forma de nuevo, su cabello largo cayó a su alrededor mientras trataba de respirar lentamente a pesar de que las heridas dolían ante cada movimiento.
Podría no respirar pero en ese momento se sentía tan cansado que ni siquiera lo pensó.
⸺Necesitamos movernos antes del amanecer.⸺ Kokushibo habló mirándolo, manteniéndose arrodillado y con la cabeza lo suficientemente gacha como para no verse como un insolente.
Muzan no pudo evitar pensar que se veía como un samurái que está en frente de su señor enfermo. Sabía que ese demonio no era tonto, lo que lo hacía más extraño.
Kokushibo se mantuvo quieto, sin perturbar el silencio y Muzan se dio cuenta de pronto que estaba esperando una respuesta. Giró como pudo su rostro y solo asintió lentamente sintiendo que la sangre llenaba su boca de nuevo mientras las heridas sangraban.
Fue alzado con facilidad y Muzan sintió la necesidad de aferrarse, sintiendo que perdía el balance por un momento mientras todas las heridas ardían como que si fuera cortado de nuevo. Clavó sus garras con fuerza pero Kokushibo no detuvo su movimiento hasta agarrarlo firmemente como a una dama herida, ignorando la forma en que Muzan lo estaba lastimando.
⸺Me encargaré de sus heridas cuando lleguemos a un lugar seguro.⸺
Muzan ni siquiera se esforzó en preguntar a donde iban. Debería mantenerse despierto, alerta, a pesar de esa muestra de fidelidad ya no podía saber lo que el demonio estaba pensando ni de lo que sentía. Pero la inconsciencia lo alcanzó fácilmente.
Había pensado en aterrorizar a otra aldea aprovechando la forma en la que estaba pero muy pronto se dio cuenta que eso llamaría demasiado la atención. Aún estaba débil y sus ojos se veían demasiado rojos, no podía mantener sus pupilas redondas para hacerse pasar por humana y sus garras salían al azar.
No quería que los rumores de la dama cruel llegaran al cazador con aretes de Hanafuda y él uniera los puntos, así que permitió que se quedaran en una casa humana en medio del bosque, manteniéndose acostada sobre el piso de madera mientras Kokushibo la atendía.
Los humanos que vivían ahí habían sido un buen alimento pero las malditas heridas volvían a sangrar cada vez que Muzan dejaba de curarlas activamente, así que Kokushibo había empezado a envolverlas con vendas, con la presión justa para detener el sangrado y luego había decidido coserlas cuando notó que no se cerrarían.
Su forma femenina, pequeña y delgada, hacía que Kokushibo pudiera moverla sin problemas pero Muzan sospechaba que incluso podría haberlo hecho con su forma masculina. Pero se sentía demasiado aturdido para cambiar así que solo observó los movimientos del otro demonio en silencio.
Había sido bueno dejar que mantuviera sus recuerdos humanos, sus vendajes era cuidadosos al igual que sus puntadas, sus movimientos eran de alguien experimentado, acostumbrado a cubrir y coser sus propias heridas y a las de sus compañeros.
Y había traído los cuerpos de los pilares vencidos, como había prometido.
Eso lo había llenado de una sensación de triunfo, pero pronto eso se amargó. Su desconfianza no dejaba de crecer con los días, seguía casi en el mismo estado que el primer día y no podía leer las emociones de su subordinado. Su rostro tampoco ayudaba, Kokushibo no parecía reaccionar con nada, ni siquiera sus ojos, que eran seis, le daban una pista de lo que estaba pensando.
Cuando se iba Muzan se preguntaba si en ese momento el demonio se daría cuenta que era más fuerte, que no necesitaba mantenerlo con vida para seguir con vida.
Pero Kokushibo regresaba con más alimento y volvía a vendarlo, revisando los puntos de sutura, limpiando su sangre con paños antes de arreglar algunos. La aguja de hierro no dolía tanto como esperaría pero las heridas que tercamente se negaban a cerrar ardían como que si se estuviera quemando con el sol.
Muzan había tomado la costumbre de morderlo y comer de su brazo de nuevo porque había logrado empezar a sentir el vínculo cada vez que lo hacía, logrando leer sus pensamientos y sentimientos mientras se alimentaba, pero la mente de Kokushibo parecía increíblemente tranquila. Parecía que había un poco de preocupación porque sus heridas no sanaban pero estaba más concentrado en las estrategias para encontrar a los pilares que habían movido su base desde que él se había vuelto un demonio.
Kokushibo era un demonio extraño.
⸺Espero que pronto vuelva a tener la habilidad de leer mis pensamientos sin que tenga que morderme. ⸺
Muzan se estremeció de pies a cabeza y apretó más su mandíbula, rompiendo la carne con más fuerza, llenando de sangre su boca y dando un suspiro ahogado antes de tragar con fuerza, arrancando la carne. Kokushibo solo lo miró con indiferencia, sin estremecerse ni siquiera un poco, como que si Muzan no estuviera destrozando su brazo.
No había sido sarcástico.
Y eso era más extraño.
Aunque tal vez prefería que Muzan leyera su mente antes de que le arrancara el brazo, pero incluso él preferiría perder una extremidad y regenerarla todos los días antes de dejar que alguien esté dentro de su cabeza.
Había logrado dormir durante el día sin que las suturas sangraran profundamente aunque las heridas seguían ardiendo, haciéndolo sentir como que si se quemara. Pero que ya no sangraran tanto era un paso que le demostraba que ya estaba empezando a recuperarse y que volvería a la normalidad eventualmente.
Su cuerpo solo necesitaba tiempo.
La noche era bastante oscura y Muzan se había permitido dormir en el pabellón sabiendo que nadie se acercaría: a pesar de su debilidad los animales salvajes lo sentían y se alejaban.
Pero sus ojos se abrieron de pronto sintiendo un cambio en el ambiente y se obligó a levantarse, distinguiendo bastante rápido lo que había cambiado.
⸺Maldición.⸺ Insultó enojado mientras empezaba a moverse, no le importó que las suturas ardieran nuevamente mientras empezaba a moverse con más velocidad. Llegó bastante rápido sintiendo como que si sus pulmones estuvieran a punto de explotar y odió esa sensación tan humana.
Llegó al borde del acantilado y el sonido de los arboles cayendo fue ensordecedor y se obligó a levantar la mirada y mantenerse en pie. No había forma que se permitiera caer de rodillas en ese momento, no con la pelea desatada que había en el terreno menos elevado.
Pudo sentir el viento y ver como las lunas brillantes llenaron el lugar y contuvo el aliento por un segundo notando que nunca lo había visto pelear como un demonio. Lo había visto pelear con los ojos de otros subordinados cuando era el pilar de la luna pero no lo había visto pelear como demonio.
Todo estaba pasando a mucha velocidad.
Se quedó muy quieto incluso después de escuchar la risa conocida sintiendo que el poder podía sentirse en el ambiente. Cada choque era brutal y rápido y Muzan se sintió un poco débil.
Probablemente el rey de las maldiciones no estaba peleando en serio.
Kokushibo había sido convertido en demonio hacía demasiado poco tiempo y él, siendo el padre de todos los demonios, había tenido problemas con ese tipo. Pero el despliegue de poder de ambos podría haber puesto de rodillas a cualquiera.
⸺ ¡Kokushibo!⸺ Odió como su voz se partió, prefiriendo que sonara como histeria y no como verdaderamente se estaba sintiendo. ⸺ ¡Ven aquí!⸺ Las heridas ardieron y Muzan tuvo que esforzarse para mantenerse parado. En un parpadeo el demonio estaba al lado suyo, manteniéndose un paso al frente pero Muzan se adelantó, yendo más cerca del borde del acantilado y mirando con un enojo indescriptible al hombre que había quedado abajo.
Que él estuviera ahí significaba que en muy pocos días los malditos hechiceros aparecerían. Probablemente podría vencerlos incluso en su forma debilitada pero no podría con todos a la vez.
Si tuviera toda su fuerza, él mismo habría bajado.
⸺ ¡Muzan!⸺ Sukuna sonrió moviéndose muy rápido para subir, Kokushibo se movió como tratando de ponerse frente a él pero Muzan estiró su brazo para evitarlo.
⸺ ¡Quédate quieto!⸺ Ordenó a su subordinado sin mirarlo y en un parpadeo, el rey de las maldiciones estaba frente a él. Muzan no dio ni un solo paso hacia atrás, alzando su cabeza para poder mirarlo a la cara, sintiendo el ardor de sus suturas. Sukuna sonreía con una ferocidad sorprendente y Muzan pensó que le quitaría la sonrisa de la cara si no fuera por el voto vinculante.
Había olvidado lo pequeña que era comparado con él cuando estaba en su forma femenina, aunque cualquier humano era pequeño en frente del rey de las maldiciones. Pero tal vez si pudiera cambiar sin que fuera una agonía elegiría una forma más alta, para no verse tan ridícula entre medio de ambos.
⸺ ¿Qué haces aquí?⸺ Preguntó tratando de esconder su debilidad. Sus músculos dolían y Muzan podía sentir la sangre llenando su boca de nuevo.
Se había esforzado mucho para llegar ahí.
Sabía que Sukuna no había venido a verlo, probablemente esta era una sola coincidencia. Tal vez había visto a Kokushibo pelear contra los cazadores de demonios, tal vez solo se había acercado demasiado y Kokushibo había decidido que era algo que necesitaba detener.
Como odiaba no poder estar dentro de la cabeza de su subordinado, podría haber evitado ese maldito encuentro ordenándole que se retirara desde el principio.
⸺ ¿No puedo estar aquí? ¿Por qué no te apartas y nos dejas continuar?⸺ Sukuna sonrió, alzando su mirada para mirar detrás de él demasiado fácilmente, apoyando una de sus manos en su hombro sin presionar lo suficiente para evitar lastimarlo. Muzan siseó de igual forma.
Kokushibo no se movió de lugar pero envolvió su mano alrededor de la empuñadura de su espada, observando directamente los ojos de su oponente.
⸺Fue suficiente.⸺ Muzan trató de mantener la calma y disminuir la tensión, mostrarse alterado solo haría que la curiosidad de Sukuna aumentara. No tenía la menor idea de cómo hacerle irse lo más rápido posible y sus pensamientos eran lentos, demasiado concentrado en evitar que las heridas volvieran a abrirse.
Sukuna volvió a mirar atrás de él y Muzan supo que el maldito estaba pensando que sería bastante fácil simplemente pasarle por al lado.
⸺Ni siquiera lo pienses, me pondré en medio cada vez y veremos que sucede si me lastimas por accidente.⸺ Amenazó.
⸺Eres un aburrido cuando quieres.⸺ Sukuna se burló y parecía listo para decir algo más cuando pareció darse cuenta de algo. Muzan le devolvió la mirada tratando de no arrugar su rostro pero solo podía tragar su propia sangre en un intento que no empezara a caer de entre sus labios.
Uno de los brazos del rey de las maldiciones le rodeó debajo de sus muslos para alzarlo, sentándolo en su brazo, seguramente para no quitarle la cabeza por accidente mientras otras dos de sus manos agarraban su rostro, presionando uno de sus dedos sobre la sutura de su cuello haciéndolo tensarse como la cuerda de un violín.
El toque era una presión suave pero molesta, Muzan odió como todo su cuerpo se contrajo como que si quisiera escapar.
Debería haber impedido que lo agarrara pero apenas podía mantenerse parado y perder el piso bajo sus pies lo hizo sisear de vuelta. Muzan mostró los dientes y la sangre se deslizó entre sus labios bajo la atenta y cercana mirada del rey de las maldiciones.
⸺Oh, estás herido.⸺ La sonrisa de Sukuna no menguó, pareciendo divertido y Muzan apoyó su mano en uno de sus brazos para mantener el equilibrio y llevó la otra hacia el cuello del rey de las maldiciones, sacando sus garras pero sin lastimarlo, solo clavando mientras apretaba los dientes.
Gruñó por lo bajo manteniendo su mirada, decidido a no mostrar más debilidad de la que estaba exhibiendo pero sintió un ligero tirón sobre su brazo, los largos dedos su delgado antebrazo y notó por el rabillo del ojo lo que estaba pasando.
⸺ ¡Te he dado una orden! ¡No te atrevas a moverte!⸺ Gritó hacia Kokushibo antes de que pudiera sacar su espada. Debería ordenarle que se fuera pero no se permitió hacerlo, sabía lo débil que se vería si lo hacía, no iba a dejar que el rey de las maldiciones pensara por un solo momento que era capaz de obligarlo a hacer retroceder a sus subordinados.
La risita de Sukuna hizo que su sangre hirviera así que volvió su mirada al rey de las maldiciones.
⸺Señor.⸺ Por primera vez desde que lo conocía, Kokushibo sonó claramente confundido pero no retrocedió. Muzan odiaba la forma en la que estaba entre los dos, el agarre de Kokushibo en su brazo lo ponía más nervioso.
Necesitaba que alguno de los dos se alejara y sería muy bueno que fueran ambos al mismo tiempo.
Decidió que su principal problema era el rey de las maldiciones.
⸺Es bueno verte luego de tanto tiempo, querida.⸺
El sarcasmo goteaba en cada palabra y Muzan lo notó, apretó los dientes en un intento de calmarse pero la sangre volvió a llenar su boca y luego fluyó desde la comisura de sus labios, manchando los dedos del rey de las maldiciones.
⸺Estás hecha un desastre como para hacerte pasar como una mujer noble, Muzan.⸺ Tarareó, llevando su mano hacia su cabello y agarrándola casi por la nuca. Muzan clavó más sus garras sin rasgar la piel, sintiendo que sus propias venas se remarcaban debido a su enojo.
Oh, sin duda le arrancaría la cara si pudiera.
Deseaba poder hacerlo en ese momento y su ira se sentía como licor bombeando en su sangre. Pero su cuerpo no respondía, sus músculos estaban tensos y estaba temblando, sin poder dejar de sangrar.
Por un momento el dolor fue demasiado incluso como para responder.
Y luego los movimientos fueron bastante rápidos, de pronto el agarre desapareció, la espada creciendo y poniéndose entre ellos al mismo tiempo que Kokushibo lo jalaba hacia él, haciéndole imposible al rey de las maldiciones llevárselo con él sin estrellarlo contra la espada afilada.
Sabía que la única razón por la que Sukuna lo había soltado era para evitar herirlo y Muzan se sorprendió por un segundo de que Kokushibo hubiera notado ese patrón.
La reacción también fue demasiado rápida, Kokushibo no esperó al ataque y solo lo tomó con un brazo antes de elevarse en el aire, sin darle la espalda al rey de las maldiciones y sin guardar su espada, hasta que aterrizaron sobre una de las ramas del árbol. Solo ahí Kokushibo se atrevió a girar antes de seguir su camino rápidamente.
Muzan se aferró a Kokushibo con sus manos y miró sobre su hombro, mirando hacia el hombre que se había quedado en su lugar. Sukuna sonrió de lado y movió la mano como que si se estuviera despidiéndose, muy burlón.
Si quisiera seguirlos, lo haría.
Pero no lo hizo.
Kokushibo lo dejó en el piso cuando llegaron a la casa, teniendo cuidado con sus heridas antes de apartarse. Muzan giró, poniéndose de lado para poder mirar afuera mientras escuchaba al demonio arrodillarse cerca de él.
Sentía la vergüenza carcomiéndolo y sintió que no explicar sería terriblemente más vergonzoso.
⸺Es mi esposo.⸺ Habló llevándose la mano a la cara, tapando sus labios y clavando sus dedos sobre sus mejillas, como que si decirlo en voz alta doliera. Pero si no lo decía miles de ideas podían formarse en esa cabeza.
Tal vez Kokushibo podría creer que podría aliarse con Sukuna. Que podía traicionarlo. Tal vez incluso el respeto se diluiría luego de ver a su maestro dejándose maltratar de esa forma como que si fuera una mujer cualquiera.
Debía cortar todo eso de raíz.
Se había visto como una joven indefensa ante una fuerza de la naturaleza y esa sensación era degradante ¡Él también era una fuerza de la naturaleza!
⸺Oh.⸺
No hubo preguntas ni sorpresa y Muzan sintió que solo aumentaba su vergüenza. Se incorporó a pesar del dolor y se arrodilló respirando pesadamente, mirando hacia afuera.
⸺No vuelvas a enfrentarte a él, lo evitaras de ahora en adelante.⸺ El demonio asintió lentamente. ⸺Y Kokushibo, no vuelvas a desobedecer mis órdenes.⸺ Miró sobre su hombro, sacando sus garras y observándolo con toda la seriedad que podía. Normalmente sería aterrador pero su estado debilitado lo hacía ver como que si solo fuera una mujer enojada.
Pero Kokushibo se inclinó como disculpa, como que si Muzan aun tuviera todo su poder.
Samuráis.
Empezaba a gustarle eso.
Cambiaron de casa a la noche siguiente y Muzan supo que pronto habría rumores de que Kaguya-hime estaba por el área, solo era cuestión de tiempo antes de que más hechiceros aparecieran pero estaba seguro de que Kokushibo podría encargarse.
Muzan miró la espada que el espadachín había dejado atrás debido a su ausencia, la observó lentamente sin tocarla, notando los ojos y la forma de la sangre y carne endurecida. Crear espadas con su propio cuerpo parecía una ventaja y solo necesitaría tocarla para alertar a su subordinado que lo necesitaba en casa de vuelta.
Era una solución simple hasta que su control mental volviera.
Sus ojos se entrecerraron cuando un escalofrío demasiado conocido lo recorrió y miró hacia el bosque lleno de oscuridad y absolutamente silencioso. No podía escucharse ni un solo animal ni sonido, como que incluso el viento tuviera miedo de soplar.
Muzan dio un suspiro poniéndose de pie antes de empezar a caminar lentamente, alejándose de la casa y pasando las líneas de los arboles hasta llegar a un claro. Mantuvo su paso constante y no se molestó en llevar la espada, sabía que no lo necesitaría.
Verlo entre las sombras no fue difícil y no sintió sorpresa cuando Sukuna le sonrió, apoyado casualmente en un árbol con un par de sus brazos cruzados como que si lo estuviera esperando.
⸺Ya me estaba preguntando cuanto más tendría que acercarme antes de que te dieras cuenta.⸺