Chapter Text
“Soledad”
Es lo que más ha sentido "él" desde hace bastante tiempo, desde qué la última persona que le importaba se fue de este mundo para ir a uno mucho mejor, siempre le dicen. Él nunca se ha tragado esa tontería pero no le queda más que aceptarla y digerirla.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que vino a este sitio?, está tan descuidado y casi todo está lleno de naturaleza, hace tanto tiempo que no ha venido a visitar una de las pocas cosas que afirma la existencia de "ella" y sus amigos. Soltó un ligero suspiro al caminar por el pastizal, miró las tumbas al ir acercándose y se posó frente a ellas.
Observó a una en particular por unos momentos y sus ojos reflejaron una gran tristeza, a pesar de que Kagome ya tiene mucho tiempo sin estar en este mundo aún no ha podido olvidarla y dejarla partir de su corazón.
Después de su muerte pudo a duras penas aceptar esa realidad y vino muy a menudo a visitar su tumba, a veces lo hizo solo y otras veces Shippo lo acompañó, incluso recuerda haberse topado a otros en estas tumbas, cómo a Koga qué a pesar de haberse casado con Ayame aún sentía algo por Kagome, incluso se había topado con el odioso de Sesshomaru, él por supuesto que no venía a visitar a las tumbas de sus amigos, él solamente venía a visitar la tumba de Rin, en compañía de Jaken qué siempre traía consigo flores para la tumba de la niña, esa chiquilla había sido enterrada en el mismo lugar que sus amigos, al igual que Kohaku y otros más.
Aún se preguntaba cómo fue qué esa niña pudo lograr entrar en el frío corazón de su medio hermano. Cuándo se enteró que Sesshomaru llevaba a una niña como acompañante no supo qué pensar, nunca lo imaginó, incluso pensó que era una broma de muy mal gusto y aún después de comprobarlo no terminó por creerlo, eso hizo que se preguntará algunas cosas al respecto, pero al final fue algo que sólo se preguntó por cortos momentos y luego decidió pasar de ello completamente para evitar hacerse más preguntas que seguramente nunca obtendrían respuesta.
Incluso hasta la fecha era así.
Soltó otro suspiro con un ligero pesar en sí, sacudió la cabeza y frunció el ceño un poco, cambiando la expresión de tristeza que había hecho unos momentos en su rostro. ¿Cómo podía pensar en el maldito de Sesshomaru ahora mismo? Se suponía que venía a visitar las tumbas de las personas qué fueron importantes en su vida y por lo tanto su mente debería estar hundida en un mar recuerdos de ellos y no pensando en el único misterio que tiene de interesante la idiota de su medio hermano. .
── ¡Ja! ── Refunfuñó el Hanyō entre dientes dirigiendo el rostro a otro lado.
Soltó un soplido por sus fosas nasales en forma de desagrado y después se inclinó a las tumbas que tenía enfrente, en sus brazos llevaba dos tipos de flores muy distintas qué le fueron difíciles de conseguir, sin embargo, unas fueron las flores favoritas de Kagome y Las otras eran las flores que Sango y Miroku se regalaron mutuamente durante el tiempo que estuvieron en vida. No importaba cuánto le costó conseguir esas flores, eran para la tumba de la mujer que siempre amará y eran para sus dos mejores amigos.
Puso las flores en cada tumba, poniendo unas cuantas más en la tumba de Sango qué en la de Miroku, a pesar de que siempre se regalaban las mismas flores; Miroku siempre se aseguró de darle más flores a Sango de las qué ella le daba a él. Inuyasha sabía qué Miroku hubiera querido que siempre fuera así, aún después de la muerte.
Sonrió con algo de nostalgia en su rostro y en su ser, mientras enderezaba su cuerpo apreciaba las tumbas unos momentos más y después bajó su mirada a sus manos que estaban extendidas para su vista, observó el daño que tenía en sus palmas, eran unas cuantas heridas, no eran la gran cosa. Sé las había provocado tratando de conseguir las flores, no recordaba qué salir lastimado en tratar de conseguirlas era algo que pasara, sí recordaba qué eran difíciles de encontrar pero tener que pelear con un ogro por ellas era algo nuevo, hacia algún tiempo había podido comprender qué era normal que algunas cosas se fueran perdiendo poco a poco con el paso del tiempo, pero nunca imaginó que esas flores fueran unas de ellas.
En definitiva ya no era cómo antes, sí antes eran difíciles de conseguir ahora era una pesadilla. “Todo se extingue tarde ó temprano...” pensaba con cierta melancolía.
Debía admitió que le costó un poco deshacerse del ogro pero se reprochó diciendo a sí mismo que era porque ha estado fuera de acción hace mucho tiempo, bajó sus manos y miró las tumbas una vez más, sonriendo y abrió la boca con intenciones de hablar aunque le fuera hablar a la nada.
── Perdonen que no haya venido a visitarlos en todo este tiempo, pero no podía hacerlo. ── Habló con su típico tono fuerte. ¿Qué se le podía hacer?, ese era su tono de voz normal y no podía hacer mucho por cambiarlo. ── Sé qué en un principio me era posible pero poco a poco se me fue volviendo algo más difícil de hacer... ── su forma de hablar a este punto cambió radicalmente, sí hablar de forma escandalosa era algo normal en Inuyasha había veces en que se deshacía de eso y hablaba con una tranquilidad y suavidad que estremecía a cualquiera. ── Como disculpas te traje tus flores favoritas, Kagome... Espero y me perdones... Y Sango, Miroku, les traje las flores que se regalaban el uno al otro... ── borró esa suave manera de hablar para volver a su tono habitual aunque sonando más agresivo y altanero como reprochando algo. ── ¡Debo decir qué me deben perdonar!, ¡Me costó mucho conseguir sus tontas flores!, ¡Sí antes eran difíciles de conseguir ahora es una completa pesadilla!, ¡No saben cuánto tuve qué buscar para al final encontrarlas y encontrarme a un estúpido ogro que se rehusaba a morir por Colmillo De Acero!, ¡Aaagrr!, ¡Aún después de muertos siguen siendo una molestia!, ¡¡Deberían perdonarme y no ser malagradecidos con las flores!! ──
El Hanyō después de pelear todo eso se cruzó de brazos metiendo sus manos en las mangas de su kimono rojizo, fue a un enorme árbol de cerezos que apenas estaba llamativo y para su suerte estaba relativamente cerca de las tumbas, en dicho árbol se subió para sentarse en una de sus fuertes ramas, todavía no quería irse, quería quedarse un rato más en las tumbas, haciéndole de guardián hasta el anochecer.
Cuándo se acomodo en la rama que escogió del árbol puso a Colmillo sobre sus piernas y lo sujetó con una de sus manos para no dejar que cayera, recargó su cabeza en el tronco principal del cerezo y cerró sus ojos, aunque no dormiría quería relajarse un poco, eso sí sin bajar la guardia por mera costumbre suya.
...
El Hanyō había pasado casi todo el día en las tumbas de sus viejos amigos, en un principio sólo se iba a quedar hasta mediodía pero se sentía tan a gusto estando allí, sobre ese árbol, cerca de las tumbas de quienes fueron importantes para él, era como si sintiera sus presencias ahí con él.
Esto no evitaba traerle recuerdos, recordaba las noches en que él se quedaba haciendo guardia mientras sus amigos trataban de dormir aún con el peso que llevaban, aún con el sufrimiento y el malestar que Naraku produjo en cada uno de ellos, claro qué durante esa época. Dormir por las noches era una tarea difícil de hacer para él, ahora no era lo mismo pero revivir esa época en su mente hacía que la paz qué tanto le costó obtener se fuera por unos minutos, en ese entonces sólo tenía a Kikyo y al maldito. de Naraku en su cabeza.
Es verdad que Kagome pudo hacerlo dormir tranquilamente un par de noches en esa época tan agitada que tuvieron, pero sólo fueron un par de noches y no fueron seguidas, sólo en momentos complicados se hicieron presentes esas noches, en ese tiempo creyó que cuando exterminaran a Naraku enseguida podría dormir tranquilo sin estar alerta todo el tiempo por temor a un ataque sorpresa del enemigo pero aún después de acabar con Naraku le costó tiempo tratar de conciliar el sueño ya que Kagome había regresado a su mundo y estuvo ausente por un largo lapso de tiempo, aunque sabía qué estaba en un lugar seguro no podía dormir por estar pensando en el bienestar de la chica, después de todo el mundo de Kagome no era tan seguro, él mismo lo comprobó cuando iba a buscarla para seguir en su búsqueda.
Cuándo tenía esos recuerdos era costumbre que su cabeza se llenará de cosas negativas y perdía por completo el sueño, llenándose de preocupación cómo acto seguido, pero automáticamente algo siempre pasaba por su mente, se trataba de Kagome resonaba en su pensar cuándo ya estaba más preocupada. que soñoliento, ella era una frágil humana pero no era común, se trataba de Kagome y ella siempre se las arreglaba para estar bien, podía tener una apariencia débil pero era fuerte en su interior, y estaría bien.
El día en que por fin pudo dormir tranquilo fue el mismo día en que Kagome regresó con él, aún después de tanto tiempo podía sentir en su interior todos los sentimientos que provocaron ver nuevamente a Kagome. Felicidad fue lo primero, seguido de tranquilidad, al saber qué hizo bien en confiar que ella estaría bien sin su ayuda, después de esos dos grandes sentimientos se hizo un revoltijo de emociones en él pero era agradable tenerlo y sentirlo, nunca se preguntó qué era ese revoltijo de emociones al ver Kagome una vez más, no era algo que le importara saber de todas maneras ya que eso era lo de menos, lo que más le importaba era qué le gustaba esa extraña sensación y le gustaría volver a sentirla, y no hacerse una falsa sensación al recordarla.
Abró sus ojos encontrándose con un intenso brillo proveniente de la luna, la observó en todo su esplendor y se gozó de su presencia, continuó observándola con tanta atención hasta que bajó la mirada directa a la tumba de la mujer que lo liberó de aquel sueño eterno. del qué estaba condenado en el pasado, una ligera sonrisa se le formó casi enseguida cómo se le borró.
── Creo que no volveré a sentir esa sensación que provocaste el día en que te volvió a ver, Kagome ── habló con el mismo tono de "tranquilidad" con el que habló esa misma mañana frente a las tumbas. ── Ni siquiera volveré a sentirla cuando te vea en el otro mundo, ya que yo no iré al mismo lugar al que tú te fuiste cuando moriste... Perdóname, no podrás verte otra vez. ──
Su mirar siguió apegada a la tumba de la mujer que no volvería a ver en su vida, algo dentro de él dolía, apartó el rostro a otro lado cabizbajo, su corazón sintió un ligero dolor, llevó una mano a su pecho y la apegó contra sí mismo aferrándose a su ropa y estrujándola. Se sintió tan impotente al no poder hacer nada para alterar ese destino qué le deparaba, tener el pensamiento de que no volverá a ver a Kagome ni a ninguno de sus amigos le causaba dolor en su corazón, en su sentir, en su ser. No era la primera vez que le pedía perdón a Kagome por no poder hacer nada respecto a eso, lo había hecho desde qué cada uno de sus seres queridos falleció.
La verdad era qué la razón por la que no había podido venir a visitar las tumbas de sus allegados era porque se había ido en busca de una solución para que él al morir pudiera ir con ellos, obviamente no encontró solución a eso y tomó la decisión. de venir a sus tumbas hasta que el día de su muerte se hiciera presente.
── Ya qué no puedo ir con ustedes sólo me queda venir a verlos hasta que muera y me vaya al lugar que me corresponde ir cuando el día de mi muerte se haga presente... ── habló con un inmenso dolor en su voz, a pesar de eso irritante y giró su vista a las tumbas. ── Espero y sea suficiente para ustedes. Por mi parte no me es suficiente pero debo conformarme, y debo decir que aún cuando no me agrada verlos así, estar cerca de sus tumbas me trae una inexplicable paz que no sentí hace bastante tiempo... ──
El híbrido testarudo deshizo su ligero sonrisa y se acomodo en la rama del árbol cómo antes, cerró los ojos echándole un vistazo rápido a la luna que tanto brillaba esa noche como última acción del día. Por alguna razón conciliar el sueño esa noche no le fue una tarea difícil, se hizo la idea de que era por la paz y tranquilidad que le provocaba estar cerca de las tumbas de sus seres queridos. Esta noche bajó la guardia por completo y estaba ridículamente expuesta a cualquier cosa, llevaba bastante tiempo sin hacer algo así, sin dormir tan despreocupadamente, tan irresponsablemente, tan a la ligera, algo en él le dijo que era mala idea dormir así pero decidió ignorarlo. por primera vez en mucho tiempo y durmió, durmió tan placenteramente esa noche.
Tuvo que pasar sólo un pequeño lapso de tiempo para qué de un momento a otro Inuyasha despertará, debía ser una broma, ¿Cómo es posible que sea tan terco consigo mismo?, Su cuerpo estaba tan acostumbrado a que durmiera alerta qué a estas alturas era imposible poder dormir sin preocupaciones, ¿Se había engañado a sí mismo ó qué rayos?, ¿Por qué aún durmiendo tan cómodamente ese maldito olor que detectó su olfato lo hizo despertar?, las expresiones en su cara se formaron casi enseguida que despertó por completo .
Enfado, sintió enfado consigo mismo en parte y enfado contra ese maldito, ¿Por qué debía aparecer ahora mismo?, cuándo por fin estaba durmiendo bien después de tanto sin poder hacerlo, cómo siempre ese olor era algo que no le agradaba percibir, igual que Muchas otras cosas eran un olor que no había percibido desde hace tiempo.
Bajó del árbol que había escogido en la mañana, de un saltó, traía en una de sus manos a Tessaiga y la colocado en dónde la llevaba siempre, llevó su mirar a unos arbustos de lejos y sólo tuvo que esperar unos cuantos segundos para poder escuchar insoportable, irritante y hostilosa voz que casi nunca dejaba de sonar, hace mucho tiempo que no la escuchaba pero seguía siendo igual de molesta, esa voz proveniente de aquel pequeño Yōkai verde que siempre estaba pegado al idiota de Sesshomaru.
── ¡Amo Sesshomaru!, ¡¿Ya vio?!, ¡Es el torpe de Inuyasha!, ¡¡Tenía razón ese híbrido estaba aquí!! ── Mencionó al pequeño Yōkai con asombro por el increíble olfato de su amo, hacia rato que le había dicho que había percibido el olor de Inuyasha en este lugar.
Él creyó que su amo podía estar mal con la ubicación del Hanyō y qué tal vez sólo estaba cerca del sitio pero al presenciar que su amo estaba en lo cierto se asombro de lo impresionante que era su amo Sesshomaru.
── ¡¿A quién llamas "torpe" y "híbrido", sabandija?! ── alardeó Inuyasha con su voz altanera.
── ¡A ti, chamaco malcriado! ──
── ¡¿A sí?!, ¡prepárate para las pataditas que te daré, enano verde! ── gritó Inuyasha amenazante como siempre y apretando una de sus manos en forma de puño dispuesto ir a donde Jaken para golpearlo.
── ¡Quiero ver qué lo intenta, híbrido del demonio!, ¡antes de qué lo intenta acabaré contigo y así mi amo ya no tendrá que lidiar con tu existencia! ── gritó el pequeño Yōkai moviendo el báculo que siempre llevaba consigo, de un lado a otro.
Inuyasha ya estaba más que dispuesto ir hasta Jaken para darle un buen coscorrón y hacerle entender quién era él, presionó su puño haciendo tronar los huesos de su mano antes de caminar amenazante en dirección a Jaken, éste por su parte alzó en brazos a su báculo. de dos cabezas con la intención de usarlo cuando tuviera al hanyō lo suficientemente cerca.
Antes de que ambos iniciaran una ridícula pelea algo los detuvo, una voz dominante y calmada a la vez se hizo resonar antes de que estuvieran a nada de batallar.
──Jaken. ── habló en alto con su voz rígida, cómo siempre la voz de Sesshomaru no expresaba mucho aún cuando hablaba fuerte. ── ¿acaso has olvidado a lo que venimos? ── recitó el DaiYōkai sonando esta vez un poco molesto. Parecía que enojo era una de las pocas cosas que podía expresar Sesshomaru.
Cuando el diminuto Yokai escuchó a su amo hablarle la piel se le hizo de gallina, por perder su atención en el torpe de Inuyasha había hecho enfadar a su amo bonito, sin mas pasó por completo del Hanyō para salir corriendo hasta su amo para hacerle varias reverencias pidiéndole, no, más bien suplicándole que lo disculpara por su insolencia. Él por supuesto que no quería hacer enojar a su amo pero ver al Hanyō le llenaba de molestia, le generaba molestia que esa bestia mitad fuera el medio hermano de su amo.
── ¡Amo Sesshomaru le pido me disculpe!, ¡amo bonito no se enoje conmigo!, ¡es culpa del torpedo de Inuyasha!, ¡¿por qué no aprovecha para matarlo de una buena vez?! ── dijo Jaken hablando de una manera rápida pero comprensible, fue suplicante en las primeras oraciones y después sonó más escandaloso en la parte en que se refirió a Inuyasha.
── ¡Ja!, ¿en verdad crees que el idiota de Sesshomaru puede matarme?, qué tonto. ── interrumpió creído y violento Inuyasha, se cruzó de brazos metiendo sus manos en las mangas de su kimono cómo siempre hacía, mirando a otro lado con su nariz alzada.
── ¡Ay!, ¡¿cómo te atreves a faltarle el respeto al amo Sesshomaru, híbrido del mal! ── Jaken se dio la vuelta levantando su báculo en una mano mientras le gritaba a Inuyasha con un muy notable enfado en sí. ── ¡mi amo acabaría contigo sin siquiera tener que usar su espada Colmillo explosivo!, ¡así qué cuida tus palabras, torpe! ──
── ¡Ja!, tonterías. ── mencionó en alto el Hanyō aún con su nariz alzada.
── ¡Ay!, ¡no tienes remedio! ── Jaken al decir esto volvió a girarse a su amo pero éste ya no estaba, se alarmó al instante que no lo vio dónde lo dejó y de inmediato lo buscó de un lado a otro hasta devisarlo del otro lado del campo. ── ¡Amo Sesshomaru, no me déjé con éste! ── Jaken corrió a su amo al momento de hablar.
Sesshomaru se había marchado de Jaken e Inuyasha desde el momento que le habló a su sirviente pero éste no lo había notado hasta no ver a su amo detrás de suya, cuando el Yōkai con baja estatura le habló claro que ignoró las palabras de su fiel sirviente cómo usualmente hacía y sólo seguido en lo suyo, qué consistía en apreciar con detalle la vieja tumba que yacía frente suya, aunque llevará años sabiendo cada detalle de esa tumba y aunque nada cambiará más que el desgasto en ella, siempre la apreciaba. Su rostro no reflejaba nada más qué calma, no sentía calma, en realidad no sentía nada pero su gesto siempre era calma, tranquilidad, nada.
Jaken no tardó en hacer aparición con su amo, estaba agitado por haber corrido tan rápido y por haber discutido con el Hanyō, pero sólo le bastó recuperar el aliento para sentirse mejor, llevó su mirar a su amo y después miró lo que su amo tanto apreciaba. .
Era la tumba de Rin, se acercó más a la tumba y la observó, desde que la chiquilla murió había estado viniendo con su amo a visitar su tumba, al principio casi no venían pero recuerda qué desde un día en particular comenzó a venir más seguido . Lo podía recordar muy bien, ese día se habían encontrado al torpe de Inuyasha en este lugar y después de eso sus visitas eran más continuas, tan continuas que se había vuelto normal encontrarse al Hanyō durante sus visitas, esto le generó cierto pensamiento qué luego no Pudo sacarse de la cabeza.
¿La presencia de Inuyasha ese día tendría algo que ver con qué su amo le naciera por visitar más este lugar?, ni siquiera se lo pensó bien en aquel entonces, se reprochó diciendo qué no era así, qué no tenía nada que ver, y Realmente no tenía nada qué ver porque sí lo tendría habrían dejado de venir al percatarse qué Inuyasha había dejado de venir por motivos desconocidos, pero aún así ellos siguieron viniendo cómo si nada.
Soltó un pesado suspiro cerrando sus ojos por unos momentos y después de abrirlos sólo se encargó de seguir admirando la tumba de la niña.
Mientras Jaken permanecía en silencio junto a su amo, Inuyasha no pudo evitar sentir curiosidad en ellos cuando los buscó con la mirada al oír lo último que salió de la boca del enano verde, le generó curiosidad lo que tanto veían, seguro se trataba de la tumba de Rin, cómo hacia mucho tiempo que no venía a ese sitio no recordaba cual era la tumba de la pequeña, a decir verdad cuando recién llegó en la mañana apenas podía recordar donde se situaban las tumbas de sus amigos.
Se lo pensó dos veces antes de encaminarse hacia su odioso medio hermano y sus lamebotas número uno, pero quería ver en qué estado se encontraba la tumba de la pequeña Rin, ¿tal vez Sesshomaru había hecho que Jaken la mantuviera en buen cuidado y está en buenas condiciones pesé a su tiempo?, pensaba en muchas opciones pero quería ver sí tan siquiera una de esas opciones era una realidad.
Al estar cerca de sus contrarios le sorprendería que el enano Yōkai no hiciera un escándalo por su presencia, no demostró su asombro pero algo le dijo que aún si lo hubiera demostrado no habrían mostrado interés en él. Se posó alado del DaiYōkai, no estaba tan cerca de su apersario, sólo un poco. Al igual que los otros dos se puso a apreciar la tumba que se encontraba enfrente, al contrario que el enano verde y al idiota aquel para al Hanyō era la primera vez en muchísimo tiempo que no veía esa tumba, al verla bien se dio cuenta qué de las opciones creadas por su cabeza anteriormente se hizo realidad, estaba casi igual de demacrada que las tumbas de sus amigos, al parecer el idiota de Sesshomaru había dejado que se echara a desgastar ninguna cuando tuvo la oportunidad de cuidarla para hacerla durar más, sin duda su hermano era una persona increíble. A él le hubiera gustado saber que alguien cuidaba las tumbas de Kagome y los demás cuando estuvo lejos pero no fue así, no tuvo a nadie quién pudiera haberle hecho ese favor, al contrario que su hermano, él tenía a Jaken, ¿Qué tan difícil? Era pedirle a esa sabandija verde cuidar de la tumba de Rin?, sintió algo de molestia y pensó que a la pequeña le había faltado entrar más adentro del corazón de hielo del idiota de Sesshomaru.
Cuándo el Hanyō creyó que ya había apreciado demasiado esa dicha tumba se estaba disponiendo a marcharse, pero antes de hacer un movimiento algo lo detuvo, más bien una voz fue lo que paró sus intenciones.
── Se puede saber dónde habías estado todo este tiempo, Inuyasha. ── Se trataba de la voz de Sesshomaru, Inuyasha por instinto lo miró pero su hermano seguía con la mirada fija en lo que llevaba rato admirando. ── desapareces y apareces como sí nada, dime qué es lo que anduviste haciendo que te mantuvo tan ocupado como para no venir a este lugar que tanto frecuentabas. ── a este punto Sesshomaru ya había cambiado de dirección su mirada a Inuyasha, en su rostro como anteriormente no mostraba ninguna expresión.
A Inuyasha esto le provocó más molestia qué sorpresa, no creía que de pronto a Sesshomaru le naciera el interés por lo que hiciera su hermanito, el Hanyō enseguida se hizo la idea de que ese maldito idiota seguro estaba sospechando algo. El menor se cruzó de brazos frunciendo el ceño, ¿qué se creía el bastardo ese?, él no le diría nada qué se fuera al demonio, además le habla cómo si le estuviese dando la orden de contestarle, al chaparro verde de su sirviente si Podía darle todas las órdenes que quisiera pero a él no. El Hanyō obviamente se calentó la cabeza rápidamente y no tardo en responderle al DaiYōkai.
── ¡Grrr!, ¡qué te importa!, ese asunto no te concierne, Sesshomaru. ── no evitó gruñir entre dientes antes de responderle de muy mala gana al Yōkai. ── ¡no me vuelvas a preguntar sobre eso porque no te responderé nunca, maldito! ── al decir esto el Hanyō gritó en alto con un tono amenazante.
El DaiYōkai como era de esperarse ni se inmutó ante las palabras de su inútil medio hermano y sólo lo miró con sus cejas ligeramente fruncidas, no lo inmutó para nada pero sí le había hecho enfadar con su insolencia. Normalmente Inuyasha no lo hacía enfadar tan fácilmente pero hoy no estaba de buen humor, así qué de manera veloz se fue contra Inuyasha para tomarlo de su cuello y alzarlo en el aire.
── No te he preguntado nada, querido hermano. ── habló con sarcasmo al decir las últimas palabras, a pesar de no ser muy expresivo el sarcasmo era algo que se podía percibir de él cuando lo utilizaba. ── te he dado la orden de informarme, así que responde de una vez, hermanito ó harás qué terminar con mi paciencia. ──
── ¡Aghr!, m-maldito bastardo, ¡su-sueltame! ── Inuyasha puso sus manos sobre el agarre de Sesshomaru y trató de forma inútil hacer qué lo soltara pero no logro nada. ── ¡Te he dicho que me soltarás, maldito! ── habló entre dientes al momento de utilizar sus garras para tratar de herir a Sesshomaru.
Éste por su parte esquivó alejándose de las garras de su hermanito sin problemas, Inuyasha por otro lado cayó al suelo por el obvio desagarre de parte de su hermano. Sesshomaru admiró como la mitad bestia recuperaba el poco aliento que le arrebato con su agarre, llevó la mano con la que estranguló a Inuyasha hasta la altura de su pecho y arqueo un poco sus dedos haciendo tronar instantáneamente.
── ¿Y bien ya hablarás, Inuyasha ó seguirás de desobediente con tus superiores? ── mascullo Sesshomaru con algo de ironía en su voz.
El Hanyō al oír esas palabras se levantó de a poco respondiendo con enfado y descaro ── ¡Ya te he dicho que no te diré nada, maldito imbécil!, ¡¡así que ya déjame en paz!! ── gritó fuertemente Inuyasha al desenvolver a Colmillo De Acero de su funda, lo sujeto firmemente con ambas manos apuntando contra Sesshomaru.
El pequeño Yokai verde que había estado solamente en silencio y observando todo esté tiempo corrió lejos cuando vio que su amo sólo se limitó a sacar a Colmillo Explosivo de su funda, sabía qué ahora se aproximaba una pelea feroz ya que su amo decidió utilizar a su Colmillo Explosivo, se preocupó un poco cuándo se percató del lugar donde estaban, sí Inuyasha y su amo peleaban en ese lugar todo terminaría hecho trizas y no quedaría nada de la tumba de Rin ni de ningún otro. Se comenzó a lamentar por su parte agarrándose la cabeza y dejándose caer de rodillas al pasto con su báculo aun lado suyo.
Al desenvolver a Colmillo Explosivo Sesshomaru enseguida lo arremetió contra Inuyasha, éste por su parte se cubrió con Colmillo De Acero haciendo chocar el filo de ambas espadas. No tardó nada para que comenzara a forcejear contra el otro, Sesshomaru fue el vencedor en ese forcejeo empujando a Inuyasha hacia atrás pero éste de un salto evitó caer. El DaiYōkai saltó igualmente arremetiendo nuevamente contra el Hanyō, Inuyasha esta vez apenas y pudo chocar ambas espadas otra vez.
── ¡grr!, maldito, tanto alboroto por una cosa, qué terco eres. ──
Sesshomaru no dijo nada, sólo miro con desprecio al mitad bestia empuñando más su espada
Ambos hermanos siguieron arremetiéndose un par de veces más hasta que Inuyasha se estalló en rabia y decidió dar un gran salto en el aire para hacer rápidamente su Viento Cortante contra Sesshomaru. Al DaiYōkai le dio tiempo para esquivar el ataque alejándose lo suficiente, se tomó la molestia de ver como el ataque del Hanyō destruyó todo lo que se le interponía inclusivo lo que habían dejado atrás, eso estaba algo alejado de ambos pero no lo suficiente para salvarse del Viento Cortante del legendario Colmillo De Acero. Al presenciar aquello sus ojos se abrieron en un acto de sorpresa, todo su rostro igual mostró sorpresa por el acontecimiento.
El Hanyō al estar aterrizando todo por un momento se volvió lento, logró divisar que su medio hermano pudo esquivar su Viento pero eso era lo de menos ya que también logró ver cómo su ataque destruía todo lo que se encontraba enfrente y ahí fue cuando se alertó , no podía ser, ¿cómo había sido capaz?, maldita sea, ¡¿cómo demonios había olvidado en donde estaba?!
Al aterrizar por completo en el suelo miró horrorizado lo que hizo por sus descuidos, corrió enseguida al lugar pero un inesperado golpe por parte de Sesshomaru lo detuvo en su andar, salió volando un poco lejos por el puñetazo que recibió de parte del DaiYōkai y al querer incorporarse tenía frente suya a Sesshomaru dispuesto a matarlo con su Colmillo Explosivo.
De un momento a otro sintió como un insoportable dolor cerca de su hombro derecho brotó y al soltar un grito ahogado de su boca miró a su hermano, él casi nunca expresaba nada pero esta vez, en este preciso momento pudo notar qué en cada facción de su rostro mostraba furia, no lo culpó de estar furioso, él también lo estaría sí hubiera sido Sesshomaru quién acababa de destruir todo el lugar dónde se encontraban las tumbas de quienes fueron importantes para él...