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Caprice No. 5

Summary:

"...toda esa escueta comunicación culminó durante los primeros días de otoño cuando Chifuyu le envió una carta.
Era corta a comparación de las que intercambiaron luego, pero fue significativa pues a Keisuke le gustaba mucho el detalle de escribirse con alguien."

 

AU inspirado en el universo de Bridgerton con clara referencia del libro de Eloise "To Sir Phillip, With Love"
Titulo inspirado en el Capricho No. 5 de Niccolo Paganini.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Work Text:

La noche se sentía cálida a pesar de la oscuridad que envolvía al jardín donde se encontraba. Algunas antorchas hacían el intento de iluminar su alrededor y la luna apenas y se asomó esa noche, así que estaba lo suficientemente oscuro como para esconderse de la multitud.

No le gustaban las fiestas, le incomodaba tener que compartir un salón con una veintena de jóvenes en busca de un candidato para casarse y de las madres o hermanos que observaban a cada hombre que entraba al salón como un posible prospecto para las chicas recientemente debutadas.

Keisuke juzgaba mucho todo eso y agradece ser hijo único en su pequeña familia y todo eso gracias al gran detalle que hizo su padre al morir antes de sembrar otra semilla.

Hubiese sido terrible tener una hermana a la cual cuidar de los depredadores que solían sacar a bailar a las chicas, aunque siempre ayudaba a Mikey y Sanzu a alejar a esas bestias de sus hermanas pequeñas. Esa fue suficiente experiencia para él y no le agradó jamás. Así que estaba agradecido de liberarse de ese peso después de que Emma aceptó la propuesta de Draken la temporada pasada y que Senju se convirtiera al catolicismo y se hiciera en una religiosa devota, aunque todos sabían que se casó con Dios nada más para evitar ser desposada por algún hombre. No la culpaba en lo absoluto, aunque Takeomi se opuso en un principio. 

Era la noche del primer baile de la temporada y, a pesar de no tener intenciones de casarse todavía, su madre insistió en que debía asistir, aunque fuese solo para divertirse un rato y comer gratis. Eso logró conquistarlo y el hecho de que sus amigos estarían ahí también. 

También porque Chifuyu llegó a Londres unas horas antes y prometió asistir para al fin conocerse en persona.

No es que no se vieran previamente, compartieron algunos bailes las veces en que Chifuyu asistía para cuidar de su hermana, pero no se dijeron más allá de algún saludo debido a que tenían a Takemichi como amigo en común. 

Aunque toda esa escueta comunicación culminó durante los primeros días de otoño cuando Chifuyu le envió una carta.

Era corta a comparación de las que intercambiaron luego, pero fue significativa pues a Keisuke le gustaba mucho el detalle de escribirse con alguien, más si esa persona no juzgaba sus evidentes faltas de ortografía.

En más de una ocasión le corrigió algunas palabras, pero no con afán de mofarse o hacerlo sentir mal por eso. Por un momento pensó que al haber sido estudiante destacado de Eton lo hubiese hecho un idiota, pero por fortuna no fue así. 

Un carraspeo interrumpió su línea de pensamientos y se giró de inmediato para contemplar la figura media que ahora estaba junto a él en el jardín, justo a un lado de la antorcha que iluminaba su noche. 

Lo reconoció de inmediato con ese particular corte de cabello que cubría su frente y dejaba al descubierto sus orejas.

—¿Lord Baji? —preguntó con voz temblorosa y su corazón comenzó a acelerarse. No recordaba su voz, siquiera estaba seguro de haberlo escuchado hablar la temporada anterior y aun así pensó que podía reconocer ese tono en cualquier lugar —. Takemichi dijo que estaría aquí.

—¡Ah, sí! El ruido… no. No es lo mío —respondió algo nervioso también. Intercambió tantas cartas con ese chico, tantas anécdotas y sentimientos que le parecía incluso tonto no poder hilar una frase sin trabar su lengua. Eso pareció divertir a Chifuyu, ya que pronto lanzó una corta carcajada que hizo vibrar aún más su sistema —. ¿Y tú? ¿Acompañas a tu hermana? 

—¡Sí! Es la primera temporada de Chiyo. Creí que me libraría de estas fiestas después de casar a Charlotte, pero aún me queda la menor.

—Si lo deseas podemos entrar —dijo poniéndose de pie al fin. El silencio y la oscuridad lograban calmar sus ansias, pero comprendía la importancia de todo eso para Chifuyu. En sus cartas le dejó en claro que a pesar de su corta edad era el patriarca de su familia. 

Chifuyu lo miró atento, con esos ojos grandes y de un color que no podía descifrar debido a la oscuridad o la lejanía en la que se encontraban. No dudó en acercarse entonces para poder comprobar que tan claros eran y que tanto brillaban. 

Con eso en mente al fin se atrevió a avanzar por el jardín hasta llegar a estar frente a él y sonrió con ternura cuando notó los nervios de Chifuyu. Aun así, no se alejó una vez lo tuvo enfrente. 

Chifuyu era más bajo que él, aunque solo por algunos centímetros. También lucía más ordenado y pulcro a comparación, eso también le causó algo de ternura. 

Chifuyu lo miró atento, aunque por varios segundos no fue capaz de hacer contacto visual. Tal vez tenía miedo de lo que podría llegar a pasar esa noche y es que ninguno podía ignorar los sentimientos que confesaron semanas antes de comenzar la temporada. 

Puede ser algo impulsivo la mayor parte del tiempo, pero siempre está seguro de qué lo lleva a actuar de esta manera y que de seguro conseguirá buenos resultados. Al principio dudó, pensaba que leer entre líneas no contaba como una muestra de interés. No obstante, no dudó demasiado en confesar que sentía cosas por Chifuyu y le escribió una misiva corta, pero no menos significativa, sobre las emociones que le hacía sentir desde hace varias semanas. 

Pensó por unos días en que Chifuyu no se tomaría bien la declaración, que de seguro dejaría de hablarle o lo rechazaría en su próxima carta. Para su fortuna no fue, así pues, si bien no se declaró en esa carta, le pidió tiempo para averiguar cuáles eran sus sentimientos y unos días más tarde confesó que también sentía lo mismo.

Reconoce que quizás manipuló un poco su respuesta al mandarle ciertos detalles como flores que hablaban sobre el amor y algunos dulces que sabía eran sus favoritos, pero quiere creer que conquistó a Chifuyu antes de esos gestos. 

—Mamá nos está acompañando, así que puedo desentenderme un rato de la fiesta —. Baji no fue capaz de ocultar su sonrisa y Chifuyu le devolvió el gesto. 

Se alejaron un poco más de la gran mansión donde siempre se daba la primera fiesta. Casi ya la conocía de memoria pues solía perderse por los terrenos en compañía de sus amigos. No es que ninguno se quisiera casar, pero por ese momento no parecían muy interesados en hacerlo. 

Con el conocimiento previo de los terrenos, llevó a Chifuyu un poco más lejos, casi por donde no llegaba la luz de las antorchas y se detuvieron cuando al fin encontraron el silencio que buscaban.

Hablaron de todo un poco. Del viaje reciente de Chifuyu, de sus negocios, sus estudios y su gato. Parecía que había tanto que decir y que ninguna pausa era aceptada en su conversación. No era incómodo, aunque Baji no era un gran conversador o alguien que diera muchos detalles de su vida, pero se sorprendió al ver ese lado parlanchín que pensaba no tenía y todo eso porque con Chifuyu era tan fácil hablar. 

Le gustaba escribir cartas porque no se sentía capaz de expresar con palabras las cosas que pasaban por su mente pues estas parecían enredarse entre sí y a veces también lo hacía su lengua cuando intentaba expresar algo. Solía molestarse y hablar más fuerte o enojado, pero por primera vez pudo decir las cosas con calma, hablar detalles de sí mismo sin miedo a recibir burlas de parte de Chifuyu por esa característica que tanto le incomodaba. 

Estuvieron sentados bastante rato en aquel prado escondido entre los árboles, totalmente absortos en su charla amigable pues ya sea por vergüenza o por algo más, no tocaron el tema de sus cartas. Por su parte fue porque no quería incomodar a Chifuyu, después de todo solo intercambiaron cartas y apenas podían conocer una parte de ellos en esas letras, muy diferente era el verse y hablar en persona pues podrían causar otra impresión. 

Cualquiera que fuese el caso, no hablaron de sus sentimientos, aunque sí compartieron un roce de manos cuando caminaban de regreso a la fiesta. Fue sutil y por un momento pensó en que Chifuyu no se daría cuenta, pero cuando lo miró notó la mirada fija en sus manos y una pequeña sonrisa dibujada en sus labios. 

No quería lamentarse mucho por lo que le estaba pasando, sabía que no estaba bien tener ese tipo de sentimientos por otro hombre, pero nunca fue del tipo que se fija mucho en las reglas de la sociedad. Desde pequeño supo que no quería casarse, no se veía compartiendo la vida con alguna mujer, ni tampoco le agradaba la idea de tener hijos a pesar de que con los niños se llevaba bien. Así que Chifuyu fue más una razón que un por qué, por eso no hizo fiesta de su desgracia, no se lamentó en lo absoluto por sentir cosas por un chico y eso lo llevó a declararse aun sabiendo que probablemente Chifuyu estaba en la línea contraria. 

En sus cartas nunca habló de tener intenciones de cortejar a alguna dama. Los hombres solían hablar de eso, de contar sus experiencias en burdeles, de sus deseos más sucios. Era algo asqueroso desde su punto de vista y por suerte encontró en Chifuyu alguien con quien salirse de la norma en todos los sentidos. 

Para su mala fortuna no pasó nada esa noche, cada uno se fue en su dirección y prometieron verse al día siguiente. Esperaba que para ese momento Chifuyu tuviera ansias de más contacto.

 

 

No muchas personas llegaron a visitar a Chiyo después del baile y se sintió algo mal por la situación. Estuvo tan ocupado conversando con Baji que olvidó que esa noche tenía responsabilidades con las mujeres de su familia y la mirada herida de Chiyo lo hacía sentir más miserable aún. 

¡Y ni siquiera consiguió un beso!

Entendía que todo era nuevo, que tal vez Baji quisiera ir lento, pero esperaba más que un simple roce de manos. No se quejaba del todo por eso, fue bastante bonito compartir esas sutiles insinuaciones, pero esperaba un poco más. 

Sacudió la cabeza intentando ignorar sus pensamientos. No debía ser tan intenso.

Para ignorar las miradas molestas de su hermana y su madre prefirió pasar el resto de la tarde practicando con su violín. No tenía mucho que hacer pues sus negocios estaban al día, habló con la mayoría de los comerciantes el día anterior apenas llegó a Londres, arregló la dote de Chiyo y se puso al día con Takemichi. Tenía una cita con Baji a eso de las cuatro y aún tenía tiempo para practicar con su violín e ignorar a su familia. 

De su viaje a Italia consiguió algunas partituras de un violinista conocido de la zona. Sus obras eran algo difíciles y apenas había logrado sacar una de sus partituras, la quinta para ser más exacto. Era una obra compleja y rápida, con movimientos que hicieron resentir sus muñecas por varios días, pero el resultado fue bastante bueno y fue aplaudido por su madre y la mayor de sus hermanas. Ese mismo día recibió la confesión de Keisuke. 

Gracias a eso se convirtió en una de sus piezas favoritas tanto por su complejidad como por las emociones que sentía al recordar la declaración de Keisuke y solía tocarla con mayor frecuencia que antes, eso también ayudó a mejorar su técnica y sentir más facilidad al momento de tocar otras piezas. 

Así que con eso en mente comenzó a tocar el Capricho No. 5 de Paganini y logró al fin ignorar las malas caras de Chiyo. 

Todo estuvo calmado hasta que el lacayo avisó de una visita para él. 

Su madre parecía feliz con la visita de Baji y no dudó en invitarlo a tomar el té y a comer alguno de los pasteles que hicieron para los invitados de su hermana. No pudo evitar reír un poco ante esa acción pues sabía que Baji tenía más intenciones de estar a solas con él que acompañar a Chiyo en el sillón. No culpaba a su madre, mucho menos a su hermana menor que miraba a Baji con demasiada atención mientras tomaba su té. Era inevitable no fijar la vista en alguien tan atractivo como él.

⸺¿Y a qué debemos su agradable visita, Lord Baji? ⸺. Intercambiaron un par de miradas con Baji y una risa traviesa escapó de ambos, pero eso no pareció dar una señal a su madre quien miró esa acción con una sonrisa dibujada en sus labios. Chifuyu la conocía lo suficiente para saber qué era lo que pasaba por su mente en ese momento y de seguro Chiyo seguía el mismo hilo de pensamientos que su madre.

⸺Estamos considerando algunos negocios con Lord Baji, madre ⸺se adelantó en decir ganándose una mirada curiosa de su madre y la sonrisa traviesa de Chiyo y Baji ⸺. Los Baji tienen el negocio de telas más grandes de la región, así que pensaba en invertir ⸺. Su madre asintió aun sonriendo.

⸺¡Eso suena asombroso! ¿No es así, Chiyo?

⸺Así es, madre. Chifuyu es un gran negociante, Lord Baji ⸺. Chiyo miró de inmediato hacia Baji, pero no recibió el mismo gesto de vuelta pues Baji parecía estar distraído mirando el fondo de su taza de té y a juzgar por sus labios apretados y una de sus mejillas hinchadas, de seguro estaba intentando ocultar su risa.

La acción pareció llamar la atención de su madre, ya que pronto carraspeó para llamar la atención de Baji y en respuesta solo obtuvo un asentimiento antes de girar la vista en su dirección.

No pudo evitar mirar el rostro de Keisuke pues la noche anterior no tuvo el placer de identificar mucho de su rostro gracias a la poca luz en la fiesta. Pudo identificar mejor el tono de su piel, la forma en que su cabello largo hasta los hombros enmarca sus facciones filosas y el color de sus labios ligeramente humedecidos. Su corazón comenzó a latir con fuerza y apretó el arco de su violín con demasiada fuerza. Era atractivo, fuera de lo común con aquellos colmillos filosos que se asomaban sin vergüenza cuando daba una mordida a su pastel de limón y, si hubiese podido hacerlo, habría abanicado su rostro en busca de un poco de aire.

De seguro se sentiría mejor si abrieran las ventanas.

⸺Lord Baji, ¿sabía que Chiyo y Chifuyu son unos excelentes músicos? ⸺. Esta vez Baji tuvo la delicadeza de mirar en dirección hacia su madre y asintió de inmediato. No era un dato que ignorase porque en más de alguna misiva le comentó sobre su afición a la música y cómo solía practicar con sus hermanos cada vez que tenía tiempo ⸺. Deberías tocar algo para Lord Baji, cariño ⸺agregó dirigiéndose a su hermana.

Chiyo se puso de pie de inmediato y caminó en dirección al piano. Por su parte comenzó a relajar sus hombros y muñecas antes de acomodar el violín y solo bastó un par de notas del piano para reconocer cuál melodía tocarían para Baji esa tarde.

La mirada de Keisuke estaba fija en sus movimientos, en su rostro. Mientras intentaba concentrarse para no cometer un error, Baji lograba crispar sus nervios cada vez fijaba sus ojos en los suyos y le sonreía con un gesto desconocido para él.

¿Qué emociones sentía al verlo así? ¿Acaso ternura? ¿Amor? ¿Lujuria?

No podía descifrar nada en ese momento donde intentaba concentrarse en que el agarre de su mano sobre el mango de su violín no se debilitara, que no cayera tan fácil como lo estaba haciendo él ante la mirada atenta de Baji. Ante sus muecas, su sonrisa, sus pestañeos lentos y los suspiros sonoros. Su piel cosquilleaba ante la imagen frente a él, lo único que veía en esa sala, sobre el sillón de brocado color celeste que contrastaba con el abrigo terciopelo de color azul profundo que llevaba. Era llamativo y difícil de ignorar.

Su mano en el arco tembló sin poder controlarlo y una nota demasiado aguda cortó el ambiente tranquilo de la sala. Baji cubrió sus oídos a modo de reflejo y su madre hizo una mueca graciosa. El ruido también desafinó la nota de Chiyo y la escuchó dar un pequeño suspiro de molestia.

Se sintió como un tonto. Era un tonto. Baji no hizo absolutamente nada para distraerlo, además de llevar su llamativa presencia hasta su sala. 

Chifuyu siempre ha creído que una de sus mejores características es la agudeza de sus sentidos y la calma que muestra incluso cuando las cosas no salen como espera. No obstante, Keisuke ha logrado que todo eso pareciera una tonta suposición de su persona en lugar de una realidad. 

Era un idiota o estaba demasiado enamorado. 

⸺Terminemos por hoy, Chiyo. Tengo asuntos que atender con Lord Baji. 

 

 

El pequeño concierto de los Matsuno duró apenas algunos minutos, pero fue el tiempo suficiente para que pudieran grabarse en su mente los movimientos delicados de Chifuyu. No sabía mucho de música, nunca tuvo un instrumento en sus manos, pero siempre se le hizo llamativa la forma en que las personas podían perderse tras sus notas ignorando el revuelo que causaron más allá del ruido de cuerdas o teclas. Dudaba entonces que Chifuyu hubiese notado todo lo que causó dentro de él aquellos gestos sutiles que hacía mientras tocaba, la manera en su sus largos dedos se movían sobre las cuerdas haciendo que se pregunte más veces de las que quisiera admitir cómo es que se sentirían sobre su cuerpo, si tocaría su cabello con la misma delicadeza, que si el suyo se agita de la misma forma al compás de sus movimientos. 

Quería ignorar todo eso. Debía ignorar esos pensamientos, pero ahora en la soledad del estudio de Chifuyu era más difícil de lo que pensaba.

Siguió a Chifuyu sin protestar, incluso sabiendo que no tenían ningún negocio que tratar, que todo eso fue un invento de Chifuyu para justificar su visita sin aviso. No es raro que dos hombres traten estos temas, así que no fue extraño para nadie y su madre no hizo muchas preguntas cuando Chifuyu avisó que estarían en su despacho. 

Se mantuvo de pie en medio del estudio esperando en silencio a que Chifuyu dijese algo. Por su parte, el joven estaba recargado en la puerta con la vista fija en el tallado de la madera. No se giró en ningún momento desde que entraron a la habitación y el ambiente comenzaba a ponerse tenso gracias a eso o será por sus enormes ganas de hacer algo más. 

No le molestaba solo hablar con él, de conocerse un poco más allá de la correspondencia que intercambiaron durante esos meses, pero Baji quería algo más. Las cartas estaban bien, confesar sus sentimientos a alguien cuyo rostro no podía recordar bien fue divertido, aunque era distinto el sentimiento al tener al cuerpo físico frente a él. 

Chifuyu era… llamativo. Lo era en todos los sentidos. La forma en que parecía flotar mientras caminaba, como su aspecto tan masculino escondía una delicadeza propia de alguna doncella, la manera en la que movía su boca al hablar, como asomaba su lengua para humedecer sus labios en medio de una conversación y por sobre todo, como lo miraba con aquellos ojos grandes y claros haciéndolo sentir que no había nadie más a su alrededor. 

¿Era una especie de hechizo? ¿Sus letras escondían algún tipo de seducción oculta? 

Baji lo amaba. Amaba al Chifuyu de las cartas, de las correcciones ortográficas, de las frases ingeniosas y las anécdotas interminables, pero al Chifuyu que tenía frente a él lo deseaba. Lo necesitaba de una forma que nunca lograría describir en sus cartas porque no tenía palabras para expresar todo lo que sentía al tenerlo frente a él, a su merced en la completa soledad de aquel despacho. 

⸺¿Lord Baji? ⸺. Keisuke lo miró de inmediato y a juzgar por el tono de voz que empleó, notó que no era primera vez que lo llamaba ⸺. ¿Está bien?

⸺Sí, Chifuyu. Estaba pensando ⸺. Asintió con una sonrisa suave en sus labios. Aún seguía pegado a la puerta, pero ahora estaba de frente mirando hacia su dirección. Tenía sus manos en su espalda en una postura que le recordaba a la de los lacayos y sonrió en respuesta.

⸺¿Desea salir? Podemos seguir con el paseo que me ofreció. El día está… ¿Bien? ⸺. Su voz sonaba temblorosa y su mirada iba de un lugar a otro intentando ignorarlo. No pasó desapercibido ese gesto para él y la pregunta logró hacer entender que la tensión era mutua.

⸺Preferiría que nos quedemos aquí. Tenemos negocios que atender, ¿no es así? —Chifuyu le dio una mirada indescifrable y asintió cuando al fin se alejó de la puerta. 

Se mantuvieron en silencio durante unos minutos. 

Aprovechó para acomodarse sobre el sillón azul cielo que se encontraba frente a la gran biblioteca de Chifuyu. Mientras tanto, el joven servía un poco de licor en un par de vasos antes de ofrecerle uno de ellos y ambos bebieron de un solo trago. 

Chifuyu seguía ignorando su mirada, aunque se sentó a su lado de todas formas. 

⸺Mamá se ilusionó un poco con su visita.

⸺¡Dios! Eso fue bastante incómodo ⸺respondió entre risas pues recordar ese momento fue vergonzoso. Chiyo era una chica bastante linda, pero lo creía de ese modo nada más porque se parecía a Chifuyu.

⸺Ni que lo diga, Lord Baji. No la puedo juzgar, pero hubiese preferido no presenciar eso ⸺. Esta vez por fin le devolvió la mirada, aunque fueron pocos segundos, ya que pronto volvió su vista hacia los vasos para comenzar a llenarlos nuevamente con más licor. 

⸺Keisuke —dijo con calma y Chifuyu lo miró nuevamente ⸺. Llámame por mi nombre ⸺. Chifuyu asintió antes de desviar la mirada y beber de su brandy ⸺. Fue algo gracioso, la situación y todo eso. No está tan equivocada. Es decir, de todos modo estoy cortejando a uno de sus hijos. 

Llevó el vaso de brandy a sus labios e intentó ignorar la imagen de Chifuyu a un costado de él, aunque fue difícil hacerlo cuando el chico comenzó a toser después de sus palabras. Tal vez no debió decir aquello en ese momento, pero era lo que sentía y su madre le enseñó a decir siempre la verdad de sus sentimientos. 

Al inicio intercambió cartas con Chifuyu para entretenerse durante su temporada de soledad en Londres. La mayoría de sus amigos volvían a sus casas fuera de Mayfair, así que encontró algo entretenido responder las misivas del amigo de Takemichi. Era raro que fuese un hombre quien confesó su admiración, pudo haber ignorado la primera carta sin sentirse culpable por ello, pero no lo hizo y ahora estaba ahí sentado acariciando la espalda del chico de las cartas, intentándolo ayudar después de casi hacerle perder la respiración con sus palabras. 

Se acercó un poco más a Chifuyu, incluso mantuvo su mano sobre su espalda baja cuando el chico logró calmarse y no hizo ningún movimiento para demostrar si es que ese acercamiento lo incomodó de algún modo. Fue todo lo contrario, ya que se quedó quieto y únicamente se movió para dejar el vaso sobre la mesita de centro. 

No pudo ignorar los centímetros que le saca aun estando sentado, más cuando Chifuyu al fin dio vuelta su rostro para mirarlo. Nuevamente, esos ojos grandes, claros y expresivos lo observaban como si no hubiese nada más a su alrededor, lo cual era cierto para su fortuna. Esta vez solo eran ellos dos, solos en una habitación con un sillón que de pronto parecía bastante cómodo como para hacer algo más que solo sentarse.

⸺¿No cree que hace un poco de calor aquí? Yo… em, sí. Iré a abrir las ventanas ⸺. Parecía que las palabras costaban salir de su boca, un gesto que le enterneció demasiado y pensó en alejarse para darle espacio, aunque a este punto sentía que no tenía control sobre su cuerpo así que se acercó un poco más, ahora haciendo que sus rodillas quedaran juntas ⸺¿No? 

⸺¿No sabes por qué hace calor aquí? ⸺preguntó en un susurro. Si Chifuyu mostraba inocencia ante esa pregunta, se alejaría. Una cosa es que Chifuyu confesara sus sentimientos hacia él, bien sabía que el chico era un romántico soñador que leía más libros de romances que de finanzas. Muy distinto sería si Chifuyu mostrase que sabía lo que estaba pasando en esa habitación. 

⸺Lord Baji…⸺ susurró también y volvió a mirarlo otra vez. Si algo más descubrió esa tarde fue la forma en que las pupilas de Chifuyu se dilataban casi ocultando el color de sus ojos. Era fácil de distinguir y ahora lo observaba de esa forma. Sus labios temblaban e intentaba ocultar lo agitado de su respiración dando algunos suspiros. Solo rogaba no recibir una respuesta inocente ⸺. Keisuke. 

Y antes de que pudiera responder a su nombre Chifuyu acortó la distancia besándolo con desesperación. 

Lo tomó de la cintura para llevarlo más cerca de su cuerpo y por voluntad de Chifuyu terminó con él sentado a horcajadas sobre su regazo. Sus labios parecían no querer separarse ni un centímetro, incluso cuando parecía que le faltaba el aire. Lo único que hacía para tomar un nuevo aliento era abrir un poco su boca y aprovechaba esas oportunidades para introducir su lengua y profundizar más el beso. 

Ambos parecían desesperados por el contacto físico, querían recuperar las horas que pasaron hablando sobre todo y nada. Tenían tiempo para hacer todo el resto del cortejo, como hombres ni siquiera tenían reglas que seguir ni etiquetas que cumplir. Así que por esa tarde se besaron por tanto tiempo que cuando se dio cuenta de la hora ya estaba atardeciendo. La luz se iba de a poco y casi no podía ver las marcas que dejó en el cuello de Chifuyu ni tampoco podía distinguir bien la hinchazón de los labios contrarios. 

Aun así, la imagen bajo él era estimulante y difícil de ignorar. 

Ambos abrigos terminaron tirados sobre la mesa de centro y los vasos de antes en el suelo. Su camisa de lino se mantenía en su lugar, aunque fuera de sus pantalones desabotonados y la camisa de Chifuyu colgaba del respaldo del sillón. Podía ver las marcas que dejó, la humedad de las mordidas más recientes brillando por el atardecer que se filtraba por el visillo de las ventanas y el bulto de sus pantalones oscuros asomado sin vergüenza aún erguido después de haberse ido un par de veces previamente. 

Se habían tocado tanto esa tarde y se besaron tantas veces que hasta había perdido la cuenta. 

No llegaron hasta el final por inexperiencia, eso era seguro, pero si hubiese tenido la oportunidad no hubiese dudado en tomar a Chifuyu sobre ese mismo sillón.

⸺¿Te sientes bien? ⸺ preguntó una vez comenzaron a vestirse. Estaban envueltos en un silencio bastante cómodo, incluso rieron un par de veces cuando se miraron. 

⸺¿Crees que hayan notado por qué nos demoramos tanto en nuestra reunión? —preguntó de vuelta en un tono bastante tímido. Muy diferente al que usó antes para decir su nombre y pedir más atenciones.

⸺Espero que no. Aunque tendremos que acordar una alianza para no levantar sospechas.

⸺De eso no tenga dudas, Lord Baji. Sería un honor seguir haciendo estos negocios con usted —. No pudo evitar reír con burla, ya sea por la broma de Chifuyu o porque había vuelto a emplear ese tono formal que se le olvidó por un tiempo mientras hacían negocios sobre el sillón. Chifuyu río también en respuesta —. Quédese a cenar, ¿sí? 

—También me puedo quedar a dormir si quieres. 

Fue una simple broma, pero olvidó por un momento que Chifuyu era demasiado inocente para entenderlas. Así que no pudo evitar reír con fuerza cuando lo vio salir del despacho aún sin arreglar bien su camisa y pantalones, seguro en busca de algún lacayo que ordenara una habitación para él.

Más tarde le diría que pedir una habitación aparte estaba de más.

 

Notes:

Al igual que el año pasado estoy subiendo un OS por mi cumpleaños jajaja. Estoy cumpliendo un patrón que no sabía que tenía. Espero que para el próximo año tenga una nueva idea para una historia por estas fechas.
Estuve muy pegada con Bridgerton estos días, vi algunos fanart bajifuyu que me dieron las vibras y me dije a mi mis -mi misma, falta un au de este tipo- así que aquí estoy.
Probablemente suba un extra con las cartas de Chifuyu, tengo algunas escritas ya que las hice mientras le daba forma a esta historia.

Superados los primeros treinta años de adolescencia xD