Chapter Text
La torre era un sitio misterioso incluso para sus mismos habitantes, pero, aun así, todos eran conscientes de que existían ciertos patrones, reglas y jerarquías que reinaban en este sitio, lo cual mantenía todo en orden. Así como suponían que el cielo era azul, todos sabían que un alfa siempre sería el líder de la manada, mientras que el omega era quien se encontraba en lo más bajo.
Sin embargo, existían personas que estaban dispuestas a romper las reglas.
—La próxima vez, piensa mejor antes de esparcir tus sucias feromonas cerca de mí.
—Ugh... pero eres solo un omega —la otra persona se encontraba herida mirando desde abajo a aquel temible demonio azul.
—Un solo omega que puede matarte en cualquier momento —el aire se sintió más pesado y aquel hombre comenzó a toser con más fuerza, ¿cómo era posible? Se supone que los omegas eran quienes sucumbían ante las feromonas, no al contrario.
Antes de desmayarse, presenció como aquel demonio se alejaba sin dedicarle otra palabra.
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Tirando una moneda al aire, Khun Agüero Agnis caminaba con tranquilidad a pesar de casi haber matado una persona hace unos minutos atrás, aunque en su defensa, era culpa de aquel idiota por creer que tenía oportunidad con alguien cómo él.
Omegas, aquellos enviados a lo más bajo de la pirámide, siendo oprimidos de cualquier forma posible, pero no era por su aparente debilidad, claro que no, los alfas temían que su superioridad fuera opacada si sus “incubadoras” personales descubrieran su verdadero potencial; algo que estaba ocurriendo en este momento. Khun no seguía ninguna regla, ni siquiera con respecto a su género, y la mejor forma de demostrar esto sería venciendo al alfa de la familia y ganar el liderazgo de esta. Ja, se imaginaba la cara de todos cuando supieran que un omega sería el líder de las 10 familias, simplemente sería hilarante.
Tiró la moneda una vez más antes de atraparla y guardarla en su bolsillo.
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—¡Khun! ¿Dónde estabas? —Shibisu se acercó a él al verlo llegar a su residencia, todos se encontraban en la sala haciendo una que otra cosa, era el momento ideal para relajarse, después de todo, habían terminado una prueba y recién habían llegado al piso.
—Mirando el lugar, fue entretenido.
—Eso me suena a que asesinaste a alguien....
—Lo dejaré a tu imaginación.
—Oh vamos, acabamos de llegar, no puedes causar problemas.
—Y por eso acabo con ellos antes de que se agranden.
—Siento que si fallamos en alguna de las pruebas será por tu culpa —comentó Hatz bajando su espada luego de estar practicando con la misma.
—Es por mí que estamos subiendo tan rápido.
—Tsk, ni sientes un poco de modestia o agradecimiento hacia nosotros, somos los únicos que pueden llevar a cabo tus arriesgados planes.
—Y hasta ahora todo ha resultado perfecto.
—Vamos, vamos, discutir no servirá de nada, mejor disfrutemos del momento —Shibisu intentó calmar las aguas.
—Como siempre tienen que meterse en peleas estúpidas —Endorsi rodó los ojos mientras se ponía unas gafas de sol.
—¿Vas a salir?
—¡Por supuesto! Hay tiendas grandiosas que no veré hasta que subamos más, así que aprovecharé —dijo con una sonrisa—. Vamos samurái, si quieres entrenar tus músculos, puedes hacerlo cargando mis bolsas.
—No me trates como a tu mula... —masculló por lo bajo.
—Y aun así la sigue —dijo Anaak recostada en el sillón apoderándose completamente de este.
—Bueno, su “honor” no le permite dejar a damas solas.
—Ella no es una dama, es una horrible bruja.
—¡Hey! Escuche eso.
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Por fin llegó a su cuarto y tuvo algo de tranquilidad, debería descansar un poco más, pero el descanso lo obtendría el día que muriera. Ser adicto al trabajo era una de las razones por las cuales todos permanecían vivos hasta ahora y se aseguraría que todo siguiera así.
Había conseguido el equipo perfecto, incluso a dos princesas de Jahad, lo cual era un logro del cual estaba ciertamente orgulloso y no dudaba en demostrarlo cada vez que tenía la oportunidad. Era un equilibrio perfecto, aunque su convivencia diaria más bien pareciera un sitcom de baja calidad con tantas peleas diarias.
Con su faro investigó unos cuantos lugares donde podría obtener información de sus posibles rivales, el conocimiento era poder, así que saber cuáles equipos habían, el tipo de personas que habitaban este piso y posibles contratiempos como asesinos de FUG, eran cosas a tener de cuenta para tener todo listo.
Sin embargo, se sentía frustrado, siempre era así luego de cada piso, no había mucho que hacer pero tampoco podía mantenerse quieto.
Por eso mismo, unas horas más tarde, se encontraba caminando por la ciudad viendo distintos sitios, su equipo igual se encontraba disperso así que tampoco es como si estuviera en desventaja si alguien pensaba en hacerle algo. Siempre tenía un sistema de alerta en su faro que le permitía comunicarse rápidamente con ellos. Esto fue una recomendación de Shibisu, no solo le preocupaba por su género secundario sino también porque se había ganado muchos enemigos en el proceso.
Desde que muchos se enteraron que el hijo exiliado de Eduan Khun era omega, muchos pensaban que podrían usarlo como un juguete de desahogo, lástima que se terminaban encontrando con su peor pesadilla. Por eso, a Khun no le daba miedo estar solo, más bien le permitía desquitarse mejor con aquellos torpes alfas sin tener a un pequeño ángel molestándolo sobre si eso era lo correcto.
Al final, terminó llegando a lo que parecía ser un mirador, estaba en las partes alejadas de la ciudad por lo cual se encontraba prácticamente solo, lo cual era perfecto. Apoyó sus brazos en el barandal, viendo como el shinsou cambiaba el cielo dejando ver un bello atardecer, intentó relajar su mente por un momento distrayéndose con la arquitectura del lugar, pero inevitablemente comenzaba a pensar en cosas innecesarias. Tsk, por eso odiaba quedarse sin nada que hacer, necesitaba otra distracción.
Por supuesto, tenía que tener cuidado con lo que deseara, porque justo cuando iba a moverse, sintió una presencia asesina detrás suyo. De acuerdo, esta no era el tipo de distracción que buscaba.
Fue muy tarde cuando sintió a alguien cerca de él, este ser tomó su brazo y lo dobló de forma dolorosa apoyándolo contra su espalda, y como estaba al borde del barandal, le quitó gran movilidad; necesitaría algo más que fuerza física para soltarse.
—¿Quién te envió? —una voz ronca preguntó, no podía ver quien era, pero parecía ser alguien joven y por la forma en que agarraba su brazo y el tenue olor a sangre, al parecer se había encontrado a un fugitivo.
—El guía turístico me comentó que era un gran lugar para apreciar el paisaje —el agarre se volvió más fuerte y ahora torcía su brazo de forma dolorosa, mierda, no soltaría ningún sonido de dolor. ¿Debería usar sus feromonas? Aunque ni conocía su género, con los alfas era más sencillo, pero si era beta u omega, era aún más complicado, tampoco podía mostrar sus mejores cartas tan pronto.
—Dime la verdad.
Joder, sí que comenzaba a doler.
—Mira, solo vine aquí luego de pasar la prueba del piso, puedes preguntarle a cualquiera, además, si te estuviera buscando ya estarías muerto en este instante.
Aprovechó que su agarre dejó de ser tan fuerte por un momento, para inclinarse de adelante para atrás, brindándole un cabezazo, usando luego sus faros para apartarse rápidamente, junto al cuchillo que siempre llevaba, ahora si la pelea sería más justa.
Sin embargo, se llevó una gran sorpresa al ver a su asaltante al borde de la muerte, tenía una gran herida en su costado y parecía a punto de desmayarse, aunque difícilmente podía ver su rostro debido a su largo flequillo.
—Por favor... sácame de aquí —por un instante aquel color dorado lo hipnotizó, a pesar de su estado tenía un brillo que gritaba que quería vivir.
Khun sabía que esto era peligroso, que rescatar a su agresor sería algo estúpido. Pero esa mirada... guardaba tantas cosas que su lado curioso no le permitía retractarse.
Y así, como si un extraño hechizo lograra su magia, terminó cumpliendo su petición.
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El extraño hombre despertó horas después en una habitación desconocida, sus sentidos de alarma se encendieron rápidamente, pero antes de poder hacer algún movimiento, se dio cuenta que una cárcel de faros evitaba cualquier movimiento.
—Hasta que, por fin despiertas, ¿sabes lo complicado que es traerte? Sin contar que esto no es para nada mi estilo, así que espero que tengas información valiosa que valga la pena.
Se mantuvo en silencio.
—¿Ni un gracias? No pensé que fueras malagradecido, incluso curé tus heridas. Bueno, no fui yo, pero por mí sigues vivo.
—¿Me entregarás? —fue lo único que murmuró.
—¿Entregarte? Uhm, no recuerdo haberte visto en alguna lista de búsqueda por parte del ejército real.
Soltó un suspiro de alivio extrañando al chico de ojos azules.
—Oh ¿acaso otra organización te busca? Parece que eres un desertor —ahora esos ojos dorados lo miraban con terror, ¿acaso lo había descubierto?—, Igualmente, aquí todos lo somos.
Se encogió de hombros levantándose de su asiento.
—No sé de qué huyes, pero mientras demuestres que no serás un peligro para nosotros, podría dejarte libre. Así que, ¿al menos me dirás tu nombre?
—Es B-Baam... Vigésimo Quinto Baam —respondió con cierta duda—. Y... muchas gracias por salvarme.
Khun sonrió ante esto, si era un enemigo, parecía demasiado suave para serlo. Aun así, si algo le había quedado claro en toda su vida era: jamás confíes en nadie.
Tendría que supervisarlo más de cerca.
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—¿Al fin nos dirás quién es ese extraño chico? —preguntó Shibisu.
—En primer lugar, ¿acaso soy la única sorprendida de que él tenga algo de humanidad?
—Secundo eso, aunque todavía no sabemos porqué aretes feos lo salvó, seguro quiere algo de él.
Solo podía soltar un suspiro ante esto, aunque no podía culparlos, desde que estuvo en el piso de pruebas se había ganado una fama no tan positiva.
—Yo tampoco sé quién es —confesó para sorpresa de todos—. Digamos que fue ¿curiosidad?
—No bromees con eso, ¿salvas a alguien solo por curiosidad? —Hatz dio un paso al frente.
—Claro, ustedes mismos lo dicen: no salvaría a alguien solo por amabilidad. Solo quiero saber un poco más de ese chico es todo, ¿quién sabe? Hasta podría ayudarnos a subir más rápido.
—Que molesto es este ambiente, como sea, ni que no hubieran pasado ese tipo de cosas antes —mencionó Anaak.
—Es verdad. Si no me hubieran ayudado hace unos pisos atrás, no estaría aquí —mencionó Verdi jugando con una de sus muñecas.
—Igualmente, si vemos algún comportamiento sospechoso, podemos deshacernos de él en cualquier momento ¿no creen? Ya tengo algo planeado por si llega ese momento —formó una sonrisa malvada, aunque no todos fueran Shibisu y lo expresaran abiertamente, cada uno sabía que era mejor tener a Khun Agüero Agnis de aliado antes que de enemigo.
Las heridas de aquel hombre llamado Baam curaron en cuestión de días, algo que lo extraño bastante, incluso aunque tuvieran al mejor doctor, habría tardado al menos un mes en moverse con normalidad. Definitivamente algo extraño ocurría con él...
Al principio todos estuvieron atentos a cualquier movimiento sospechoso, los primeros días no salió de la habitación y aunque varios intentaron hacerlo hablar, había decidido no decir nada más, a este punto Khun se preguntaba si no habría sido una víctima de la crueldad de la torre que había perdido su rumbo, pero su lado más racional le decía que debía pensar como si fuera el espía de algún enemigo.
Quien más intentó convencerlo de hablar había sido Endorsi, en parte porque su orgullo no le permitía aceptar que un hombre no cayera ante sus encantos, mientras que Hatz se sentía tranquilo al saber que no era alguien hablador y molesto. Shibisu por otro lado, tuvo un instinto paterno al verlo así e intentaba integrarlo más al grupo. ¿Acaso no tenía un instinto de supervivencia? Algún día su amabilidad lo terminaría matando, o tal vez estaba seguro que no haría nada sospechoso.
—Si lo acercamos al grupo podríamos saber sus intenciones más rápido ¿no crees? —eso fue lo que le respondió al preguntarle.
Khun había puesto un rastreador en Baam mientras este dormía, después de todo seguía siendo un extraño el cual encontró en circunstancias muy sospechosas. Desde el día en que lo encontró, no paraba de darle vueltas al asunto, ¿a qué grupo pertenecía? ¿Por qué decidió irse? ¿Obtuvo ayuda? ¿Tiene compañeros allá afuera? Pero entre más pensaba en esto, inevitablemente su cabeza daba por viable la opción de que Baam era la víctima en todo esto.
Simplemente increíble, se estaba ablandando por un desconocido.
Usualmente Khun era quien pasaba más tiempo con Baam, bueno, no es porque quisiera, sino que aprovechaba a planear o hacer otra cosa mientras vigilaba al castaño. Este solo lo miraba con interés sin decir ni una sola palabra, pero cada vez parecía estar menos tenso con respecto a la presencia de los demás.
Pocos días luego de su recuperación, por fin decidió salir del cuarto; todos estaban atentos a su siguiente movimiento.
Ese mismo día, casi todos los miembros del equipo pusieron su atención en él, haciéndole distintas preguntas, como: ¿de dónde eres? ¿Nombre completo? ¿cuál es tu posición? ¿Por qué no te cortas ese pelo? Entre muchas otras, pero este se negaba a responderlas ocultando su rostro bajo su largo flequillo; al final todos se cansaron y Endorsi soltó que les había tocado otro “aburrido misterioso”.
—Viéndolo así, hasta Hatz es más interesante.
—¿Ah?
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Los días transcurrieron, Baam seguía sin hablar, algo que le hizo a Khun preguntarse si no habría imaginado ese extraño suceso de cuando le agradeció días atrás.
A pesar de que Baam no era ya un “recluso” y tenía más libertad para moverse, extrañamente prefería seguir pasando tiempo al lado de Khun, incluso cuando este se quedaba horas enteras viendo la pantalla sin decir nada. Al principio Agüero pensó que algo escondía para este apego, incluso su lado más paranoico pensó que era alguien enviado de la familia Khun para poder matarlo mientras dormía o tal vez espía de un viejo enemigo que quería destruirlo. Pero, aunque fingió darle la espalda, dejó sus planes a simple vista, y forzó situaciones donde podría salir asesinado, Baam no hizo absolutamente nada.
No sabía si era tan buen espía como para no caer en sus trucos o si realmente ese no era su objetivo.
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—¿Cómo siguen tus heridas?
El castaño solo asintió haciendo un gesto de que estaba bien. Vaya, realmente solo hablaba cuando era necesario.
—Jamás había conocido a alguien que se recuperara tan rápido, ¿siempre ha sido así?
Ahora solo se quedó en silencio.
—Debe ser aburrido solo observarme mientras veo una pantalla ¿no crees?
Rápidamente negó con la cabeza con una reacción de preocupación, fue una expresión que lo hizo reír, al parecer no era tan indiferente como pensaba.
—Perdón, es solo que eres alguien interesante —dijo ante su mirada de extrañeza—. De acuerdo, entonces quédate todo lo que quieras, al menos no eres un acompañante molesto.
De alguna forma, se estaba comenzando a acostumbrar a su compañía.
“Que débil te has vuelto” y esa voz en su cabeza sonó como la de su madre...
Al final, su único objetivo era subir la torre, por más que se estuviera apegando al chico que salvó de la muerte, sus sentimientos eran insignificantes cuando se trataba de sus planes.
—¡¿En serio piensas dejarlo aquí?! —Shibisu se mostró impresionado.
—¿Qué otra opción tenemos? No conocemos sus poderes, ni siquiera nos dice su posición, por más buenos que sean mis planes al menos necesito esa información básica para proceder. No puedo arriesgar la formación del equipo por una sola persona.
—Pero está completamente solo, no podemos dejarlo, así como así.
—¿Cargarías con él, aunque signifique perder todo el progreso que hemos hecho? —el explorador se quedó en silencio—. Entiendo que estés preocupado, pero es la mejor opción, se ha negado a entrenar y ya estamos a punto de realizar la prueba, ¿qué beneficios nos traería alguien como él al equipo?
Sintió la presencia de alguien más afuera, pero apenas dijo estas palabras, aquella persona se fue. No podía ponerse sentimental ahora, no podía dejar que los sentimientos reinaran sobre su razón. No sería la primera vez que dejaba a alguien atrás a decir verdad...
Se repitió que era mejor así, si Baam escuchó toda la conversación, seguro se iría para no incomodar más. Eso sería lo ideal, ni él sabría como confrontarlo directamente.
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Gran fue su sorpresa cuando al día siguiente, el castaño sin decir nada (como siempre), lo tomó del brazo y comenzó a arrastrarlo.
—¡Oye! ¿Qué estás haciendo?
¿Joder, acaso ahora si pensaba matarlo como en venganza de lo que dijo ayer? Bueno, por eso agradecía estar siempre armado por más que los otros le dijeran que dormir con un cuchillo no era para nada saludable.
En serio, aquel chico tenía una fuerza bestial, porque en ningún momento logró librarse de él, hasta que este lo dejó libre, cuando miró a su alrededor se dio cuenta que estaba en el área de entrenamiento y había más de un par de ojos curiosos observándolo.
—¿Pero qué?-
En vez de obtener respuesta, el castaño se posicionó en el centro, donde habían varios muñecos de entrenamiento ya que ahí estaba practicando anteriormente Endorsi. Ahí mismo, para sorpresa de todos, invocó cuatro bangs de shinsou que utilizó para golpear a los distintos objetivos. Ahora su curiosidad era aún mayor ¿cuatro bangs? Solo los más experimentados controladores de onda podrían hacerlo en tan poco tiempo; bueno no conocía su edad pero realmente parecía alguien bastante joven.
Toda la sala de entrenamiento se quedó en silencio ante esto.
Baam dio la media vuelta dirigiéndose a Khun con pasos decididos, este retrocedió por inercia, sin embargo el extraño regular alzó su mirada mostrando nuevamente sus ojos dorados llenos de determinación.
—¡Déjeme ir con usted, por favor!
Una nueva sorpresa llegó para todos cuando alzó su voz de esa forma, mejor dicho, escucharlo hablar ya de por sí era algo muy nuevo.
—Soy un controlador de ondas, pero sé artes marciales y puedo aprender rápido cualquier cosa. Seré útil para el equipo así que… por favor, quiero seguir subiendo la torre con ustedes.
—Ehm, ¿de acuerdo?
Definitivamente este chico lo dejaba perplejo…