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Rating:
Archive Warning:
Category:
Fandom:
Relationships:
Characters:
Additional Tags:
Language:
Español
Stats:
Published:
2023-01-13
Words:
2,523
Chapters:
1/1
Kudos:
7
Hits:
289

¿Y Hinata?

Summary:

En el sueño, yo no comprendía qué había pasado. NI por qué Naruto estaba destrozado, por qué Sakura aparecía de su cuarto y lo peor de todo y que nadie respondía: ¿Dónde está Hinata? ¿Y Boruto?

Notes:

Este fic es una barbarie nacida de un sueño que tuve. Está narrado en primera persona justo por eso (¡Y yo odio los primera persona!) No sabía qué había pasado con Hinata, hasta que caí en la cuenta que era esto....
Por Wspp ya hablé que no es un fic para personas con corazón de pollo y añado que tampoco para personas cuerdas porque este fic no tiene en sí una planificación en trama especial y puede ser algo lioso. ¡Perdón! xD.
También es cortito.
Dato 1: En mi sueño se ve que tenía en mente el Naruto enfermo por lo de Sasuke retsuden.
Dato 2: Y enlacé un capítulo de Boruto al parecer…
Advertencias: Contiene OOC, y puede sentir que tiene NaruSaku.
ADVERTENCIA SPOILER: Muerte de personaje.

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

 

Cuando entré en el comedor estaba semi a oscuras y aún así fui capaz de distinguirle como si brillara. Pese a que la sensación que tenía de él no era buena. No recordaba cómo fui capaz de conocer a Naruto ni cómo llegué a ese grado de familiaridad como para que me permitiera entrar en su casa.

Sentía que el aire a mi alrededor me incomodaba. Era la sensación extraña de que estabas adentrándote en algo que no debías y era principalmente, peligroso. Aún así, sentía la confianza suficiente como para sentarme junto a él.

Naruto Uzumaki, el Hokage, estaba inclinando en el asiento, con los codos sobre las rodillas y la cabeza entre las manos. Sus rubios cabellos parecían algo más pálidos y por la forma en que sus hombros se agitaron cuando me senté a su lado, cosa que me resultaba realmente inquietante debido a quién era, fue como si no me esperase.

Me miró y suspiró agotado.

—¿Te encuentras bien? —le pregunté—. ¿Por qué estás en este estado? Se me hace realmente extraño no verte activo como siempre. Estás como deprimido…

Estiré mi mano con deseos de tocarle mas me detuve al notar que se tensaba y que sus ojos se entrecerraran.

—Estoy bien —mintió forzando una sonrisa difícil de creer. Porque yo sabía que mentía, era capaz de percibirlo.

Desvié mi atención al resto de la casa. La cocina estaba limpia y silenciosa. Las cortinas de todas las habitaciones estaban cerradas y había un mutismo que me pareció inusual.

—¿Y Boruto y Hinata? —cuestioné—. ¿Están de compras?

Él se incorporó, tenso y me miró como si fuera estúpida por hacer tal pregunta. Yo no entendía el motivo exacto de por qué se enfadaba conmigo. Sentí una necesidad irrefrenable de querer ver a Hinata, de preguntarle a ella qué estaba sucediendo y por qué su marido actuaba de esa forma.

—Que seas justo tú quien hagas esa pregunta… Ya sabes lo que pasa con ellos —recalcó. Dio un paso inseguro para volverse y aunque estuve tentada a levantarme para ayudarle, sus palabras me dejaron demasiado confusa.

¿Yo sabía qué pasaba con Boruto y Hinata? ¿Cómo iba a saberlo? No era capaz, por más que lo intentase, aunque él me mirara como si fuera la culpable de algo, no existía forma posible que en mi cabeza encontrara la respuesta.

Naruto se pasó una mano por los cabellos y me dio la espalda.

—Iré al cuarto.

Algo en mi cabeza despertó, un recuerdo extraño. Acaba de descubrir algo nuevo en todo aquello. Extrañamente, como si fuera un libreto ya escrito para mí.

—¿Sakura está allí?

Naruto se detuvo en seco y me miró con los ojos muy abiertos. De nuevo, parecía que hice una pregunta errónea cuya respuesta era obvia.

Carraspeé y sonreí lo más amable que fui capaz. ¿Por qué me miraba de esa forma?

—Sabes perfectamente que sí. Deja de hacer preguntas que son obvias, por favor. Estoy demasiado cansado.

Me quedé sin poder decir nada y permití que se marchara.

Sentía dolor y pérdida. Las preguntas continuaban debatiendo en mi mente incoherentemente. Y una de ellas se enfocaba en Naruto y… ¿Sakura?

Tenía recuerdos claros de Naruto emparejado con Hinata, de Boruto. Nada de eso era mi imaginación, estaba segura. Sin embargo, que Sakura estuviera presente en su hogar y Hinata no, me creaba cierto desasosiego y me hacía preguntarme también por Sarada y Sasuke.

¿Qué es lo que había pasado?

Me levanté para mirar a mi alrededor. Las fotografías de Hinata y Boruto continuaban ahí. Fotos que esbozaban sonrisas felices y un niño cargado de energía y repleto de amor. Naruto también resplandecía como le recordaba y no existía esa sombra oscura que ahora le poseía.

La única foto que demostraba que Sakura y Sasuke eran importantes en la vida de Naruto era su foto de infancia junto a Kakashi.

—Ah, estás aquí.

Di un respingo al ser capturada indagando por la casa. Sakura bostezó y se acercó hasta mi altura con el ceño fruncido.

—Por favor, intenta no ponerle al límite. Entiende que cuando haces esas preguntas siempre le duele y se hunde mal.

Me mordí el labio culpable. Era como sentirse una niña regañada sin comprender por qué.

Sakura caminó hasta la cocina y la seguí, preocupada.

—No lo hago queriendo. Intento comprender por qué todo el mundo parece entender algo que yo no. Sólo pregunté por Hinata y Boruto…

Sakura la miró desconcertada.

—Ya hemos tenido esta conversación antes. Debes de darle tiempo a Naruto a aceptar todo y… —Se mordió el labio inferior—. Hacer esas preguntas cuando sabes las respuestas me parece realmente hiriente.

—Me siento como si mi memoria estuviera fuera, lejos de mí.

—No sufres de amnesia —aseguró sacando dos tazas de café—. Te prepararé un té para relajarte. ¿De acuerdo?

Miré la taza y acepté.

—¿Vives con él? Con Naruto, digo. Hasta donde sé, Sasuke y tú…

Sakura dejó caer una de las tazas sobre la repisa y se disculpó rápidamente.

—No quiero hablar de eso ahora, por favor —me suplicó mirándome con ojos cansados—. Te aseguro que tú tienes todas las respuestas a estas preguntas y parece que lo haces adrede para hacernos más y más daño. Yo no soy como Naruto, ¿sabes? Seguramente yo sí pudiera herirte con una mala contestación y no quiero eso. Ni Naruto. Sólo no preguntes más ni por Hinata ni por Sasuke o Boruto.

Acepté en silencio sus palabras. Lo que menos deseaba era herirles y, claramente, quería ayudar y comprender qué sucedía. Si tenía que ir con pies de plomo, lo haría.

Acepté la taza de Sakura y soplé para enfriar un poco el té una vez estuvo listo. Sakura se colocó a mi lado y, en silencio, ambas observamos las fotografías una vez más.

—Está delicioso —le dije.

Ella sonrió en agradecimiento.

.

.

Tiempo después, Sakura y yo decidimos salir de compras. Ella alegaba que se sentiría mejor por salir y que Naruto necesitaba tiempo para él. Cuando le pregunté dónde estaba él me dijo que lo había dejado en la cama dormido y que esperaba que el sueño le reconfortara.

No quise inmiscuirme de nuevo sobre ello, pero algo continuaba haciéndome ruido. Por más que ellos parecieran continuar, yo no podía dejar de pensar en Hinata y Boruto. En por qué Naruto había retomado su vida con Sakura y, a su vez, qué pasaba con Sarada y Sasuke.

Puede que fuera una pesada, pero no podía dejar de pensar en que me gustaba mucho la pareja que hacían ambos, Naruto e Hinata, y consideraba precioso que de esa unión hubiera nacido Boruto. En alguna parte de mi mente o mi corazón los tenía como un ejemplo de felicidad a seguir y me dolía mucho que eso no estuviera pasando y que ninguno de ellos pudiera darme una explicación, asumiendo siempre que yo sabía las respuestas.

Tampoco podía encontrar conexión amorosa entre Sakura y Naruto. Especialmente, porque el sueño de su vida de casarse con Sasuke resultó y hasta donde yo sabía, ambos eran un matrimonio extraño a ojos de los demás, pero que se amaba y respetaba profundamente. De su unión nos llegó Sarada y eso, también alegró mi corazón en su momento. Así pues, no podía imaginarme que el amor se hubiera terminado y retomaran viejos sucesos del pasado.

Entonces, una loca idea pasó por mi cabeza y no pude contenerme a hacer la pregunta.

Estábamos en medio de la calle mirando un escaparate de ropa demasiado formal para mi gusto. Faldas largas y jerséis y camisetas. Muy aburridas.  Sakura las miraba con el ceño fruncido y yo sentía que esas cosas no iban con ella.

—Sakura.

—Dime.

—¿Hinata se ha ido con Sasuke?

La pregunta pareció una bofetada directa para ella. Se volvió hacia mí como si deseara estrangularme, pero se calmó al observar que mi rostro confirmaba la inocencia que sentía al preguntar algo así.

—Dios, por qué siempre haces las preguntas que menos deseamos escuchar.

—Porque nadie me dice nada y da por supuesto que lo sé. Y no es así. Eso trato de deciros. No sé qué ha pasado con Hinata y Boruto. Tampoco con Sasuke. Se me hace muy extraño que tú y Naruto estéis juntos y que ninguno de la otra parte esté presente.

Sakura se abrazó a sí misma, incómoda.

—Se decidió que era mejor que Sasuke no estuviera aquí —murmuró—. Así sería menos doloroso para nosotros.

—¿Y los niños están con él?

—Sarada sí —respondió apretando los labios.

Fruncí el ceño y sentí deseos de zarandearla. ¿Por qué no podían contarme las cosas una vez les decía que no comprendía nada? Pudiera ser que estuviera siendo egoísta, ya que Sakura aseguraba que era doloroso para ellos.

—Perdóname —me disculpé—. Lo que menos quiero es haceros daño.

Sakura me tomó las manos. Las tenía heladas.

—Lo sé, créeme que lo sé. Pero todos estamos muy sensibles. Y sé que suena mal diciéndolo, pero ni Naruto ni yo estamos haciendo nada malo.

Se colocó tras de mí y movió mis cabellos hasta que quedaron al gusto de ella.

—Vamos a divertirnos y dejar de pensar en cosas tristes.

Pude notar que estaba triste. Mucho. Me mordisqueé los labios, porque yo quería saber qué había pasado por más que ellos se empeñaran en negarlo.

—¿Qué tal si nos probamos algo de ropa? —ofreció Sakura.

—Vale, aunque creo que esta ropa no es mi estilo —dijo algo dudosa.

—Ya verás que te sienta bien —aseguró ella confianzuda.

La seguí convencida y entré en la tienda. Fue más divertido de lo que esperaba estar mirando escaparates y distraerse, aunque mis pensamientos continuaban volando con preguntas sin respuestas.

—Sakura. No creo que sea malo en sí que tú y Naruto estéis juntos. Creo que mi mayor dilema es preguntarme dónde están todos. Aunque reconozco que para mí, la idea de Naruto y Hinata era como un cuento.

Sakura se mantuvo a mi lado con la boca tensa. Pensé que quizás mis palabras herían por culpabilidad a Sakura. ¿Se sentiría ella culpable por estar con Naruto? Una parte de mí no quería que fuera así. Y la otra, sentía culpabilidad por pensar que sí quería.

—No fue de cuento —dijo Sakura entonces—. Hubo mucho tiempo de dudas, de aceptación y descubrimiento. Hinata lloró mucho, aunque se mostró firme frente a Naruto hasta que no pudo más y tomó decisiones duras. Naruto las enfrentó y ambos aceptaron sus sentimientos. Aún así, los matrimonios siempre tienen sus problemas. No existe la historia de amor de cuento, por más que quieran vendérnosla.

En eso tenía razón, no podía negárselo. Sin embargo, el valor de Hinata de conseguir a quien amaba, me parecía maravilloso. Y que ahora nadie pareciera estar dispuesta a hablar de ella y su existencia, me creaba dudas e inquietudes.

—¿Qué tal si te pruebas esto? —preguntó volviéndome al presente.

Asentí y entré el probador. Me desnudé rápidamente y probé la ropa. Continuaba sintiendo que no era para mí, pero fue como si mi cuerpo ya estuviera acostumbrado a ella.

—¿Estás visible?

—Sí.

Sakura entró con cuidado y observó mi reflejo en el espejo. La imité. Era curioso cómo me costaba reconocerme con ese tipo de ropa. Aparté mis cabellos a un lado y me moví para ver mi figura de perfil.

—Mis ojos siguen siendo lo que siento que no pegan conmigo —dije suspirando abrumada.

Sakura me acarició las mejillas y me abrazó.

—No. Tus ojos son lo que siempre nos recuerda quién eres. —Pegó su mejilla contra la mía—. Te diré una cosa. Naruto y yo no estamos juntos. Sólo soy su médico. El otro día dormía en su casa porque tuve turno de noche, pero nunca dormimos juntos. Nada más.

Parpadeé al mirarla. Sentí un alivio increíble, incapaz de describirlo correctamente, porque fue como quitarme un peso de encima. Noté la humedad en mis ojos caer por las mejillas y enredarse en los dedos de Sakura. Ella me besó la frente y me abrazó.

—Él está enfadado consigo mismo, cariño. Muy enfadado. Cree que es su culpa todo lo que ha pasado. Y sé que no comprendes a qué me refiero, pero se culpa. Él cree que destruyó la familia y que por su culpa él… murió.

Noté que me estremecía. No podía dejar de temblar y el llanto no se detenía.

—¿Sakura?

—Lo sé, lo sé —susurró sin dejar de abrazarme—, pero yo también te echo de menos. Mucho de menos.

—¿A qué te refieres? Estoy aquí contigo —balbucee.

—Tus preguntas hacen daño siempre por ser quien eres… Por favor, recuerda —me suplicó. Sus brazos me apretaron más fuerte pero yo continuaba sin comprenderla—. Naruto sigue esperándote, no puede pasar el luto él solo… Hinata.

Dicen que cuando mueres puedes ver tu vida pasar por delante de tus ojos como si fuera una película. Es algo que siempre pensé extraño, pues los ninjas siempre estamos cerca de la muerte debido a nuestros trabajos. Nunca imaginé que antes de morir, una tarde de compras, eso pudiera suceder.

Lo vi claramente. Un niño rubio sonriente que me dio la espalda. Notaba una punzada de dolor mientras lo veía alejarse. Un mal presentimiento que se hizo realidad. Lo sentí antes de que nadie me dijera nada.

—Boruto…

Sakura asintió frente a mí. Ya no sabía si mis lágrimas eran mías o de ella.

—¡Boruto…!

Sakura sollozó y su mano derecha subió hasta mi nuca.

—Siempre, siempre que te quito el bloqueo entras en shock y quieres matarte. Reunirte con Boruto. Hinata… tú eres fuerte, pero la muerte de tu hijo te destrozó. Nos destrozó a todos. Y lo entiendo… Pero no estás sola y sé que pedirte seguir viviendo es egoísta pero… no podemos perderte a ti también. Naruto no puede perderte.

Sacudí la cabeza y negué. Me aferré a sus ropas, llorando a mares, con el pecho desgarrado de dolor.

Naruto me trajo su cuerpo inerte. Lo vi y despedí bajo una tumba. Algo que jamás podría aceptar. Algo que no soy capaz de bloquear.

—Sarada tuvo que irse con Sasuke por esto mismo —continuó Sakura—. Ojalá pudiera cambiar lo desgarrador de esta vida.

Tomé aire en un sollozo y sentí que mi cuerpo aflojaba entre sus brazos. Luego, todo fue oscuridad. En lo lejos, mi hijo volvía a llamarme y esa felicidad, era un leve hilo que lograba sostenerme.

.

.

—¿Naruto?

Entré en el salón y descubrí que estaba sentado en las sombras. Con la cabeza entre las manos. Me miró con sus ojos tan azules y brillantes que sonreí.

—¿Por qué estás aquí? ¿Estás cansado o enfermo? —cuestioné sentándome a su lado—. ¿Quieres que avise a Hinata?

Él emitió un gemido de dolor y negó. Yo me acerqué un poco tímidamente a él y miré a mi alrededor. Lo que menos quería es que Hinata pensara lo que no era.

No quería robarle a su marido, pero alargué mis manos para estrecharlo entre mis brazos.

Naruto tembló y su cuerpo se tensó. Noté que cerraba los puños con fuerza, como si hiciera un gran esfuerzo por controlarse.

—Tranquilo. Yo estaré a tu lado hasta que ella vuelva.

Fin.

 

Notes:

Aviso: no me pregunten por Hima que mi mente la bloquea automáticamente xD