Jesús Barbeito es un pintor enamorado de la pintura. Califica su obra como una mezcla de collage, pintura y reciclaje, con estos elementos, urde y teje composiciones sobre el lienzo, en el que a base de trozos de arpilleras, gasas, telas, pigmentos y pintura crea un universo plástico y matérico muy personal. Deshilacha, rasga y cose los tejidos, con ese tratamiento tan original, consigue que la visualización de su obra tome vida y nos deslumbre. Las texturas son toscas, primarias, y sus formas muy moldeables. En este aparente caos, hace una exaltación de la materia, ennoblece un humilde trapo o jirón de tela y trata de transferir al espectador la necesidad de tocar lo que esta viendo y sucediendo en el cuadro. Barbeito de esta manera, destaca las cualidades táctiles por encima de las visuales, produce una tercera dimensión, un relieve, aunque el cuadro no pierde su carácter de pintura bidimensional. La definición y lo figurativo están muy presentes en su obra, se aprecia su interés por la abstracción y el informalismo de Tàpies y al mismo tiempo se manifiesta la fuerza, energía e irreverencia del pop de Warhol.