Compraron una tablet y -con la mejor de las intenciones- se la pusieron al hijo delante de las narices a la edad de los pantalones cortos. Un poco como cuando nuestros padres le compraban el curso de inglés con casetes al vendedor que se presentaba en la puerta y luego pagaban a plazos. Porque todo el mundo lo hacía. Porque decían que era bueno para él. Porque el futuro era aquello y tu hijo no se podía quedar atrás.
Y también para que el crío les
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Si lo prefieres