ESPAÑA
Política

Yolanda Díaz paga la factura de la investidura: "se moría por intervenir" y su elegida no convence

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La estrategia coordinada con el PSOE de no sacar a los líderes a confrontar para hacer de menos a Feijóo resultó perjudicial sobre todo para Sumar

La líder de Sumar, Yolanda Díaz.
La líder de Sumar, Yolanda Díaz.J.P. GandulEFE

La sesión de investidura ha consolidado los dos grandes polos de oposición al futurible Gobierno. El primero no sorprende. Pedro Sánchez tendrá encima a Alberto Núñez Feijóo. Y el segundo casi que ya tampoco lo hace. Yolanda Díaz se las tendrá que ver con el tándem Ione Belarra e Irene Montero. Y es que, una de las consecuencias que deja el debate de esta semana es que no ha hecho más que empeorar la tensísima relación que mantienen Sumar y Podemos después de que los morados no hayan podido intervenir en el pleno. Los agravios se amontonan y el desgarro comienza a ser insalvable.

Podemos sale de esta investidura como un animal herido y con una nueva constatación de que ha quedado completamente «invisibilizado» en el Congreso. El partido que hasta mayo lideraba el espacio de la izquierda alternativa al PSOE ha quedado borrado del mapa, sin protagonismo alguno y encerrado en sí mismo en el youtube y la web de Pablo Iglesias. Ha sido el primer gran hito político donde no se escuchó su voz desde diciembre de 2015, cuando sacó 69 diputados en sus primeras elecciones generales. Y antes competía ya en atención con el PSOE en debates de primerísimo nivel en los que no podía participar, como aquel sobre el estado de la nación en el que montó su propio show fuera de la Cámara para disputar a Sánchez la oposición a Mariano Rajoy. En su lugar, el martes, el día grande, vio como Sumar, primero, y luego figuras de IU y los comunes tomaban la palabra. Pero ellos nada de nada.

El enfado de Podemos con Díaz es gigantesco y no se quiere disimular lo más mínimo. Por eso tiene más valor lo que se dice en público que lo que se raja en privado. Porque los calificativos son igualmente duros y se quieren airear. Belarra misma acusa a Sumar de estar embarcada en una «estrategia errónea» para «silenciar» a Podemos y un portavoz oficial, Javier Sánchez Serna, recriminó que Sumar ha hecho en el debate de «mera comparsa del bipartidismo».


OPINIÓN

Las críticas son especialmente hirientes tras el desdibujado papel que tuvo Sumar en el cara a cara con Feijóo y la sorna con la que el candidato del PP se recreó en sus afiladas respuestas -«humillación» para fuentes moradas-. La estrategia coordinada con el PSOE de no sacar a los líderes a confrontar para hacerle de menos resultó sobre todo perjudicial para la coalición de izquierdas. Díaz perdió una oportunidad de oro aunque «se moría de ganas por salir» a debatir con Feijóo y Sumar quedó al desnudo con Marta Lois, que ha perdido la capacidad de pegada de Podemos. El desempeño de la debutante portavoz está siendo fuertemente cuestionado desde las filas moradas aunque también se reconoce como «flojo» desde las propias. De hecho, según la encuesta de Sigma Dos, para los votantes de Díaz no sólo fue mejor el socialista Óscar Puente (lo puntúan con 7,3) o el independentista Gabriel Rufián (6,7), sino quienes asumieron la representación de Sumar en la réplica a Feijóo, Enrique Santiago (IU) y Aina Vidal (comunes), valorados ambos con un 6,1 por el 5,9 de Lois.

Algunos de los rostros más populares de Podemos han sentenciado que fue una equivocación dejar al PSOE, con Óscar Puente, representar la crítica «dura» al PP y se han cebado con Sumar por sumir al espacio en la «irrelevancia» o en la «mera cosmética» para acabar adoptando el papel de «pagafantas» de Sánchez.

Esta escalada de reproches es sólo un ejemplo más de la trinchera interna que Podemos cava dentro y fuera de Sumar y que amenaza con ir desgastando el liderazgo y la paciencia de Díaz. Porque en esa estrategia está entregado en cuerpo y alma Pablo Iglesias, que desde sus altavoces acribilla a diario a la líder de Sumar entre la venganza y la acusación de que es una dirigente enemiga de Podemos, dócil y maniatada por el PSOE y que se ha resignado a un papel «en el que los socialistas parecen más de izquierdas» que los de Sumar.

La ofensiva de Podemos va a ser más asfixiante aún. Porque ahora llega el turno de Sánchez y hay que rematar tanto el programa de gobierno como el reparto de los ministerios. Dos focos más donde distanciarse de Sumar y marcar un perfil propio. El partido morado viene cuestionando la «ambición» y la «valentía» de ese futuro gabinete de coalición, pues son cualidades que, advierten, sólo las aportan ellos y no Sumar. Iglesias está presentando a la coalición como una fuerza que dejaría al PSOE «las manos libres para hacer» y que rehuiría el «combate ideológico». De ahí que las «propuestas» anunciadas hace unas semanas por Belarra parezcan más dirigidas a anticipar lo que no podrá conseguir Sumar.

Irene Montero

Mención expresa merece el apartado de los ministerios. Podemos exige que Irene Montero repita como ministra de Igualdad y ya está deslizando que todo lo que no sea eso significará una derrota del «feminismo». El asunto es aún más envenenado, porque los morados, que saben que Sánchez tiene sentenciada a Montero al margen de lo que opine Sumar, reclaman total autonomía para determinar qué persona del partido empuña una cartera. Descartan que sea Díaz quien nombre a alguien con carné morado. «Los ministros de Podemos los elige Podemos», sentencian fuentes moradas. Si no consideran que será «cuota» de Díaz y no suya.

Por eso, ante la hipótesis de que el negociador de Sumar con el PSOE, Nacho Álvarez, pueda ocupar un ministerio, desde la web de Iglesias han comenzado una campaña sucia para desacreditar ante la militancia al «todavía miembro de Podemos». Por, dicen, prestarse a asumir ese cargo «para excluir a Irene Montero» del Gobierno y por participar en una suerte de mascarada en la que Díaz aduciría que sí cuenta con alguien de ese partido. Álvarez es secretario de Economía de Podemos y número dos de Belarra en el Ministerio de Derechos Sociales y los morados consideran que su entrada en el Ejecutivo no le representaría en absoluto porque se encuentra alineado con Díaz y no ha sido designado por ellos.

Podemos, en paralelo, se encuentra embarcado en una plan de rearme estratégico que culminará el 4 de noviembre, cuando alumbrará un nuevo documento político que determinará de qué manera corrige su relación con Sumar y qué hace en el Congreso para desempeñar su «autonomía política». El horizonte de la ruptura no se verbaliza pero al mismo tiempo en el partido sobrevuela la pregunta de si las elecciones europeas de 2024 son una buena opción para presentarse separados de Díaz.